di meglio_un nuevo actor...(2003)

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Boletin del Institute de Historia Argentina y Americana "Dr. Emilio Ravignani"

Terccru serie. nurn. 24, 2"" scmcstre de 200 1

UN NUEVO ACTOR PARA UN NUEVO ESCENARIO.

LA PARTICIPACION POLITIC A DE LA PLEBE URBANA

DE BUENOS AIRES EN LA DECADA DE LA REVOLUCION

(1810-1820)

GABRIEL D: MEGLIO*

Es posible que el periodo abierto por la Revolucion de Mayo haya sido el mas estu-

diado par [a historiograffa argentina, pero hay aun varies aspectos de esa etapa fas-

cinante y compleja que no han recibido demasiada atcncion, Este trabajo sc centra en

uno de ellos: el destacado papel que curnplio la plebe de la ciudad de Buenos Aires

en el proceso politico iniciado en 1810. Los miembros de la plebe no dirigieron clproceso pero sf fueron actores de su desarrollo y se convirtieron en uno de los ele-

mentos inherentes a la polftica nacida de la Revolucion, Lo que se expone en este ar-

nculo es una aproximacion ala participacion de la plebe, una investigacion sobre el

surgirnicnto de un nuevo actor, importante para comprender la politica de [a epoca,

Hasta el ultimo tercio del siglo xx, la plebe portefia decimononica no constituy6,

practicamcnte, un objeto de estudio para la historiograffa argentina, aunque sf habra

ocupado un lugar rclcvante en sus ortgenes. Su actuacion ha side mencionada con

frecuencia, pero no analizada, en los escritos de Bartolome Mitre y Vicente Fidel Lo-

pez. los "padres fundadores" de la disciplina. Mitre sostuvo que el "populacho" per-mitio derrotar a los invasores ingleses y "asegurar con su decision la preponderancia

de los natives sobre los cspafioles europeos. Esla era la gran reserva de la Revolu-

cion", rnientras que Lopez Ie otorgo al misrno grupo -que "ofrecta una notable ana-

logfa con la picbe romana'<- un papel fundamental en las convulsiones politicas de

18[5 Y [820.1 La perccpcirin de Ia plebe urbana como partfcipe del proccso indcpen-

dentista se perdi6 lucgo can la profesionalizaci6n de la disciplina; la aparicion de la

* Institute de Historia Argentina y Americana "Dr, Emilio Ravignuni", lIBA-C'O(,;ICET. Agradezco los

corncntanos a una version previa de este trabaic. por parte de la Ora. Noemi Goldman. quien ademas di-

rigi6 mi tests de liceuciatura en Historia (l'£lA) que es base de estc artfculo, asf como las sugerencias de

los evaluadorcs anonirnos del 8oletin.

1 B. Mitre. Historia de Belgruno y de la lndependenci« argentina, Buenos Aires, Anaconda. 1950,

p 157: V . F Lopez, Histona de / < 1 Republica Argentina, vol, 8, Buenos Aires, G. Kraft, IYIJ. p c 103.



8 GABRIEL 01 MEGLIO

Ilamada Nueva Escuela H isto ric a, p reo cup ada p rin c ipalmen te p o r la evo lu c io n ju -

rtdico -in stitu c ion al. bo rro la referenc ia a lo s sec to res su baltern o s en gen eral de la

histo riograffa. E I R evisio n ismo , que en fren to su vision de la histo ria, no innov6 tam -

poco en esta cuestion, l irniuindose algun os au to res de esa lin ea a evocar celebrato-

riamen te la aparic ion del "p ueblo " u rban o en algun acon tec im ien to po lftico ." Den tro

de esta co rr ien te so lo Edu ardo A stesan o realiz6 un no muy p ro fundo analisis de las

"clases trabajadoras" dentro de u n estudio general de la so c iedad portefia en el mo-

men to rcvo lu c ion ar io . ' A su vez, lo s histo riado res agru pables -vagamen te- en la Iz-

qu ierda no revisio n ista con sideraron muy lateralmen te la acc ion de lo s sec to res

subaltern o s u rban o s, tema en el que no p asaron de algun a qu e o tra menc io n , Sergio

Bagu sostuvo qu e al en fren tam ien to en tre "el p oder imperial y lo s grupos socia les na-tivos qu e b usc ah an la indcpendenc ia politica" se sumo otro en tre "lo s p ro pic tar io s y

lo s in dio s y negros" en el cual n o aho nd6, m icn tras que Rodo lfo Pu iggr6s afirmo qu e

"las clases mas op rim idas del p ueblo anhelaban la emancipacion del yugo espafiol",

hip o tcsis combatida po r M ilc fades Perra, para qu i en las "rn asas" n o cu rnp lieron n in -

gun pape] en la independen cia.s

Con el su rgim ien to de n uevas ten denc ias en la histo rio graffa, qu e ganaro n fuerza

en lo s ano s sescn ta y fuero n lIamadas po sterio rmcn te la "Renovacion"," elementos

de la "histo ria p op u lar" p rac tieada en o tro s paises ingresaron a lo s estu dio s so bre c l

siglo XIX argen tin o . En 10 referen te a la p lebe p o rtefia, fu e Tu lio Halp er in Donghiqu icn destaco aJ comcn zar lo s seten ta la impo rtan c ia de su acc ion du ran te el p erfo do

revo lu c io nario , M as tarde, lo s trabajo s de Pilar Gon zalez Bern aldo tambien resalta-

ro n 1 3 partic ip ac io n p lcbeya, pew en ambo s au to res se trataba de investigac io nes que

ten Ian o tro o bjc tivo central.s La histo riograffa lo rn a como un dato c ierto las afirma-

2 Como ejemplo de In Nueva Escucla. vease Academia Nacional de la Historia, H istoria de 1£1N il'

("i,i,/ ArgellliJlil desde sus origcnes husta la organitacuin definitiva en /862, Buenos Aires, tomes IV

(1940t, v (1941) y V I (1948). Entre los revisionistas veanse E. Palacio, Historia argentina. /5/5-/93R.

Bucnox Aires. Alpe, 1954, Y J. M. Rosa. LII historiu de nuestro pueblo. 101110 I. Buenos Aires. Ed. Video.

19i16. Fuera de la histonugrafia, Jose Kamas Mejia fue quien mas considero el tcma en su lihro Las 111111·

titudesurgentinas. Buenos Aires. Tor. 1956

.1 E. Astesano, Coutenido social de la Revoiucion de Mavo, Buenos Aires. Ed. Problema. 1941

4 S. Hagu, Estrucnua social de 1 0 colonia, Buenos Aires. EI Ateneo, 1952. p. l4l: R. Puiggros, Los

caudillos de la Revolucion de Mayo. Buenos Aires. Ed. Problemas. [954. p. 240: M. Pena, Ames de Ma-

.1/1. Buenos Aires. Fichus, 1972. p. 93. Por su parte. Jorge Abelardo Ramos se preocupo por destacar el rol

del "gauchajc". sin atender al de la piche urbana, en UI.~ IIWUIS Y 1 "5 1 0 11 ": '0 .1 '. 1f/, IO·1862. torno J de su Re-

r(lil/ri"" Y contmrrevnlucion ell hi Argelltillll. Buenos Aires, Plus Ultra. 1974.

, T. Halperin Donghi. "Un cuarto de siglo de hisroriograffa argentina (1960·1985)". en: Desarrollo

F""III)lIIic(), vol, 2:;, nUIlL 100. Buenos Aires. 1986.

6 T Halperin Donghi. R ev oluc io n Y RUei'm. F orm uc uin d e UlW elite dirigent« ell la Argentina erio·

lla. Buenos Aires, Slglo XXI, 1972. y De la Revulucitin de Independencia a la Conjedenuion Rosista,

Buenos Aires. Paidos. 1985; P. Gonzalez Bemaldo, "Produccion de una nueva legitimidad: ejcrcito y so-

ciedades patrioticas en Buenos Aires entre l8 [0 Y 1813". en: AAVV . Imagen y recepcion de hi Rrvolucion

Francese ell 1 ( 1 Atgelltillll. Buenos Aires. GEL 1990; tambien, "La Revolucion Francesa y la cmergcncia



LA PARTICIPACION POLiTICA DE LA PLEBE URBANA DE BUENOS AIRES (1810-182U) 9

ciones del relevante rol de la plebe urbana en el proceso independentista rioplatense,

pero no se generaron nuevas producciones sobre ese punto.?En el ambito latinoamericano, la cuestion de los sectores subalternos urban os en

las independencias tam poco habra despcrtado demasiada curiosidad entre los histo-

riadores, pero en los anus noventa aparecieron diferentes trabajos que modificaron

esa tcndencia, Mientras miradas globules, como las de Tulio Halperin Donghi y

Brian Hamneu, han enfatizado la participacion popular en el proceso indepcndentis-

ta, una serie de libros y aruculos recientes que analizan la vida polftica de distintas

ciudades en la primera mitad del siglo .\IX -Mcxico, Arequipa, Cuzco, La Paz, Bo-

gota, Santiago de Chile, algunas ciudades brasileiias- han dcrnostrado que los secto-

res suhalternos urbanos fueron actores, y no simples espectadores, en la etapaformativa de los Estados iberoamericanos.! Pese a que algunas de estas investigacio-

de nuevas pracncas de la politica: la irrupcion de la sociabilidad politica en el Rio de la Plata revolucio-

nario (1810-1815)", en: Boletin del lnstituto de Histnria AI"Uellrilllly Americana "D,: Emilio Ravignani",

tercera serie, mim. 3. 1':)91.

7 Si hay vurios trabajos de Ricardo Salvatore sabre In participacion plebeya -urbana y sobre to-

do rural~ en cl pusterior periodo rcsista, por ejemplo "<Expresioncs federales': tormas poluicas del Ic -

dernlisrno rosistu", en: N. Goldman y R. Salvatore (ccrnps.), Caudillismos rioplatenses. Nuevas miradas

a (Ill viejo problema, Buenos Aires, El:DEBA. 1998, y "'EI imperio de la ley'. Delito, Esrado y socicdad

en la era rosista", en: DelitovSociedud, num, 4/5, Buenos Aires, 1994. Se han realizado varios apor-tes sobre aspectos socialcs de la plebe urbana durante la prirnera rnitad del siglo XIX: el de P. Gonza-

lez Bcrnaldo "Vida privada y vmculos comunirarios: formas de sociabilidad popular en Buenos Aires,

primera miiad del siglo XIX-', en: F. Devoto y M. Madero (cornps.), Historic de la vida privtula en Ar-

gentinu, tomo r. Buenos Aires. Taurus, 1999; sobre l a c u es ri on familiar. puedcn hallarse en R . C ic er-

chiao "Vida familiar y pnicticas conyugales Clases populares en una ciudad colonial. Buenos Aires.

1800-1810". en: Boletin del lnsntuto de Historia Argentin« Y Americana "DI: Emilio Ruvignani", terce-

ra serie, rnim. 2, Buenos Aires. 1990. y M. Szuchman, Order. family <lid community ill Bnenos Aires.

1810-1860, Stanford University Press. 1988: ace rca de las caractertsncas de los artesanos portcnos co-

loniales, en L. Johnson "The silversmiths or Buenos Aires: a case study in the failure of corporate so-

cial organization". en: JUiS. VO!. 8 (2), Cambridge. 1976, y "The reorganization of an artisan trade: the

bakers of Buenos Aires, 1770-1820", en: The America, 19liO: sobre las acritudcs sociales hacia los po-bres, en V. Paurn, "EI problema de la pohreza en Buenos Aires, 1778-1lilO". en: Estudios Sociales afio

IX. num. 17. Santa Fe. 1999.

R T. Halperin Donghi. Reiorma r disolurion de los tmperios tbericos, 1750-/850. Madrid. Aliuuza.

19li:i; B. Hamnett. "Process and pattern: a re-examination of the Ibero-Arnerican independence move-

ment" IS08-1826", en: JIA5. 29: 2. Cambridge University Press. E. van Young ha buscado exp licar po r

que en Mexico las ciudades fueron "is las en la tormenta" durante la etapa indcpendcnnsta, en contras-

re COil el c stallid o c am pe sin o. en La crisis del arden colonial. Estructura ugraria y rebeliones (l1I1'1I/lIrt.l·

de Iii N ueva E . I / 1 < 1 I 1 1 1 . /750-11',21, Mexico, Ahanza, 1992: la participaci6n polftica de la plebe de Ia ciu-

dad de Mexico rras la independcncia fue resaltada par R. Warren en "Elections and popular political

participation in Mexico. I WX-ISVi, en V . Peloso y B. Tenenbaum (camps), Liberals. politics and I'":

IOn: Stale Formution ill Nineteenth-Century Latin America, Arenas y Londres, The University of Geor-gia Press. 1996: S. Chambers [From Subjects to Citizens. H,IIIOI:Gem/a and Politics in AreqIlil'<l. Peru.

1780-/85.J. University Park. The Pennsylvania University Press. 1999) yC. Walker [Sl/lolderill/:AslI,'.\·

00'0 allli the Creation 4Republican Peru. /780-/840. Durham y Londres, Duke University Press.



1( ) GABRIEL DI MEGLIO

nes no se ccntran en la plebe de cada ciudad sino que tiencn tambien otros objctivos,

lc han otorgado a aquella un lugar en 1a historia de este continente, y a ello tarnbienha contribuido la aparicion de una cornpilacion sobre diversas revueltas popularcs ur-

banas en la Iberoamerica decimononica.?

En el casu porte n o sigue siendo poco 10 que se sabe acerca de como sc dio esa

participacion polftica de la plebe. cuales fueron sus caracterfsticas y que efectos tuvo

en el proceso politico. Este trabajo busca echar alguna luz sobre esos interrogantes.

I. LA PLEBE PORTENA

La plebe urbana de. Buenos Aires era en el memento de la ruptura del orden colo-

nial un conjunto social muy heterogeneo, etnica y ocupacionalmentc, formado por

jornaleros. changadores, vendedores ambulantes -de velas, de plumeros y escobas,

de comestiblcs-, artcsanos pobres y aprcndices.!v repartidores de pan, proveedores

-lecheros, aguateros-, peones del abasto de la ciudad, lavanderas, costureras, plan-

chadoras, prostitutas, pequefios labradores de las quintas perifericas, pescadores.

1999] han heche exhuustivos analisis de la politica en dos ciudades peruanas antes y despues de la In-

depcndencia. dcstacando la purticipacion popular; la ciudad de La Paz cs central en el estudio de M. Iru-

rozqui sobre el desarrollo de las eleccioncs en la historia boliviana ["A bala. piedra y palo ''. La

construccion de /£ 1 ciududania potitica erl Bolivia. 1826-1952, Sevilla. Diputacion de Sevilla. 2000]; el

papel de los artcsanos de Bogota y de Santiago de Chile en la polnica de mitad del siglo XIX es anali-

zado respecuvameme pOI' F. Gutierrez Sanin ["La literatura plebeya y el debate alrededor de In propie-

dad (Nueva Granada. IH49-1854)". en: H. Sabato (comp.), Ciudadania politica y [ormacion de las

nuciones, FeE. 19981 y L. A. Romero [;Que hacer ('011 los pobres? Elite y sectores populates en SWUi'l-

go de Ctii!e. IX~0-IR95. Buenos Aires. Sudamericana, 1997J : J. Murilo de Carvalho describe las vias

lortuales e informales de panicipacion popular en el Brasil decimononico lDesell\'o/l'imielllo de la ciu-

dill/Oil"" ell BI'<I5;I , Mexico. feE. 19951: aunque se ocupa del ambito rural. tambien 1. Tutino hace enfa-,IS en 10 ace Ion popular durante la lndcpcndencia, mostrando que los cambios introducidos de abajo

hucia arriba en los anos mexicanos que siguieron a 1810 fueron tan "revolucionarios" como los del pe-

nodo 1 91 ( )- 1 94 0 . en su trabajo "The revolution in mexican independence: insurgency and (he renege-

nation of properly. production and patriarchy in the BUJio. 1800-1855" (HAHR. mirn. 78, p. 3. Duke

University Press, 19',18).

9 S. Arrom Y S. Ortoll (comps.), Riots ill lite Cities: Popular Politu:s and the Urban Poor ill Latin

America. 1765-1910. Wilmington. Scholarly Resources, 1996.

10 Los a rte sa n o s e ra n un grupo numcroso en Buenos Aires Algunos e ra n v er dade ro s c r n p re sa ri o s que

p osc ian o brajc s y esclavos y, si bien no eran parte de la elite. no in tcgraban 10 que llamo la plebe. Si em -

bargo. la rn ayo ria de los artesan os era p obre, al igual qu e los oficia lcs y ap rendic es, e in c lu so rn u cho s eran

e-clavos [vease L. Johnson. "Artesanos". en: L. Hoberman y S. Socolow (comps.I]. Ciududes y Sociedaden Latinoamerira colonial. Buenos Aires, FeE, 1993). A estes ultimos los considero parte de la plebe por-

tcua, como hacian los con tcm po raneo s (aunque obviam cn te habia g ra nd es d ifc re nc ia s entre ellos y un

mcndigo . par ejemplo)



LA PARTICIPACION POLiTICA DE LA PLEBE URBANA DE BUENOS A IRES (1810-182 0 ) II

"chancheros", matarifes suburbanos, mOZDS de pulperfa, transportistas, botcros. ma-

rineros, mendigos y genre sin ocupacion fija. Eran, de acuerdo con las clasificacio-nes de la epoca, blancos, negros, pardos, triguefios, algunos indios. II Todos tcruan

en comun, adernas de una residcncia urbana 0 suburbana, su situacion subalterna en

la socicdad, su lejanfa de las areas de decision polftica, la mayorfa de sus costum-

ores y arnbitos de sociabilidad, y , habitualmente, su pobrcza material. En general no

se a nte po n fa a sus n om bres el d istin tivo don 0doiia, como se hacfa con la elite y los

sectores medios, Incluyo en la plebe tambien a los esclavos, quienes, aunque difc-

rcntes en el crucial hecho de no ser libres, compartfan estas caractensticas.

Para denominur a este vuriado espectro, la historiografta ha ernpleado diversas ca-

regonas: sectores populates, clase obrera, clases populates, clase ba]a, capas pOpll-lares, populacho, multitud, pueblo, clases trabajadoras, grupos subalternos, masas,

plebe urbana.u Esta ultima, si bien no carece de problemas, como DCUITe con todo ill-

rente de clasificacion -y toda catcgoria es un poco arbitraria-, cs probablemente In

mas adecuada, La vaguedad de nociones como masas, capas o multitud es poco iitil

p ara u n an alisis, 1 0 que es extensible a la muy cmpleada pueblo, particularmente con-

tusa dada su polisemia en el lenguaje politico hi spano de la epoca (vease infra),

II To das esras catego rias o cu pac io nalcs y etn icas fu c ro n extru idas de Fuen tes judic iale , del p eriodo ,

V case ."G~. Sala X . Sumarios Militates -en adelan to SM~_ 32 legajo s y Sala IX. Tribunal C rim in al. No haydatos de su mirnero en el pcnodo abordado, pero se sabe que muchos de su integrantes habian migrado en

el pcriodo tardocoloruul desde otras regiones de lo s Virreinatos de l Rio de 10 Plata y de l P~rU; vease M.

Dial. "Las migraciones internus a la ciudad de Buenos A ires, 174 4 - 181 0 ". en : Boletin del Instituto de His-

toria Argentina r Alllericana "DI: Emilio Ravignani", tercera serie, n ums. 16 y 17 , 2 o lc , sernestre de 1997

y I'" Je 1998.

12 SpeW,.", popnlare« fue empleado por. entre OITOS. H alp erin D on ghi [Guerr,., vfinanza: ell /0.' orige-

n es d e! £ .\ "1 11 (1 0 r gr nt in o, Buenos Aires, Ed. de Bc lgrano , 1982 1 y R. Salvato re r"Canso lidac io n del re-

gimen rosisra : 183: '1-1852), ' . ell: N . G oldm an tcom p.). Revoiucniu. RqJliMiul. Confederaciou (/R06-/R52J.

IOIllU III de 10 Nuevu Histnrm A'gerlri,l<I, Bueno s A ires, Sudamerican a. 19981 ; clase obrera, po r L. John-

son r"La historia de prccios de B uen os Aires du ran te el p erfo do virreinul", en : L. Jonhson y E . Tandcter,

E,."lIom"JS coloniules. PH'cioSI' salarios ell Allleri"'1 Latina. .I' i810 XVI/I, B uen os A ires. FeE. 1992J ; clasespopularex, po r R. C ic erc hia, ["V ida fam iliar y p ra cr ic as c o ny ug al es "I; close baja. par G . Haslip V iera

I"La clast. ' baju", en : L . Hoberman y S . S oc olo w , Ciudades y sociedad Buenos Aires, F eE . 1 993 ]; C<lP(H

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A rgCJI {iI /U : d e /( 1 C onquista a fa lndependencia, Bueno s A ires, Hysparuen ca, 1986J; p leb » urb ana , po r cI

m ivm u Halperin Donghi [Rem/lleilin y Guerra .. 1 y po r C. Mayo, S. Mallo y O . Barren eche ["Plebe urba-

na Y justicia colonial: la s fuemcs judiciales. Notas para su manejo metodologrco", en: Estudios e lnvesti-

);(/CillllfS, num . I. F acu ltad de Human idadcs y Cien c ias de la Educac ion (en adelam c, FHyCEJ de la U t-<LP.

1t)~')1 Anteriormente. fl Mme [HiST(Jriu de B elgruno ... ] ulilizopopu/aci1o, mientras que 1 . Ramos Mejin

lob. c it. ] se refir io a la !tw/TiHu/. La m ayo na de lo s revisio nistas -solo Astesano [CO/ife!1itio social .. ] se re-

fifill a la s ctases trabajudoras-: Y de Ins miernbros de la Nueva Escucla Historicu hablaron del pueblo,

ru icn tras que en tre lo s au to rcx de izqu ic rda se en cuen tran gn,I'''s subalternos en S. A ssadouriu n ["M odosde p ro du ce io n. c ap italivm o y su bdesarro llo en America Latina". en: AAVV . Modos de prodw'ci<il l ell Ame-

rica lutin«, Cuadernos dL Pasado y Prcsentc, Cordoba. Siglo XXl. 1976] Y 1li<JS(IS en M . Pefia [A'lIe.~de Mu-

ro . B uen os A ires, F ic hu s. 1 ')7 21



12 GABRIEL DI MEGLIO

La no c io n de clase y su s di feren tes der ivado s arriba exp uesto s so n diffc iles de

ap lic ar en u na c iu dad dec imonon ica p rein du str ial. tJ Si se in ten ts 1a catego r i zac ionmedian te la c lasific ac io n de lo s lugares o cu pados en la estru c tu ra p ro du c tiva no

se podna pasar de u n analisis p ro fesio nal y se obviarfa el hecho de que en la cs-

tratificacion so c ial de la co lon ia jugaban otros c riter io s adem a s d el o c u pa ci on al .i -

Tom ar la menos rfg ida defin ic ion de clase ernp leada p o r Edward P . Thompson y

su s segu ido res -p o r la cu rd u na clase es tal cuando su s in tegran tcs, pm medio de

la expcrimentacirin de u na histo r ia en corruin, adqu ieren co nc ien c ia de cuales so n

sus intereses cornpartidos y cuales lo s opuestos a lo s de otra c lase- no perm ite su

uso p ara estc objcto de estudio , dado qu e en la Bueno s A ires de I R I a sc estaba le-

jo s de esas c aru crerfstic as.!sSectores populates es sin duda un a n oc ion u til y adap table, qu e a p r imera vis-

ta p arece ideal para definir a este objeto . Sin em bargo , su cmp leo es p roblernari-

co , dado qu e c l con cep to de clase social al que in rcn ta rc c rnp lazar -rn as alla de

lo s in co nven ien tes ya expu esto s- in c luye en su defin ic io n u n elem en to im po rtan -

te para el an alisis: la no c i6n de diferen c ia so c ial. Sectores pop IIlares carece de al-

go scmejan tc ; su merito es p oder aglu tin ar difercn tes cases, p ero ( ,que lo s unifica?

Su perten en c ia al con fu so rnu ndo de 10 popular p erm ite c on tern p larlo s COIllO un

su jc to independien te del resto de la so c iedad, sin in c lu ir n in giin c riter io relac io na-

do co n su co ndic io n subo rdin ada, co ndic ion qu e resu lta c lave p ara en tenderlo s, La

gcn eralidad de este term in o , que p erm ite abarcar un a vasta gam a de situ ac ion es,

es su vir tu d p ero tambien su dcbilidad: es p oco 10 qu e defin e.

La n oc ion de plebe, o r ig in aria de la An tigu a Roma, se u saba en la ep oca aqu f es-

tu diada: asf den om in aban lo s m icmbro s de la elite po rtefia a la poblac io n qu e o cup a-

ba 1 0 mas bajo de la p irarn idc so c ial, exc luyendo a lo s difu so s sec to res medic s qu e

rc cibian el ho no rffic o don/dona an tes de su s nombres (en tre lo s cu ales habfa p u lpe-

ro s, hacendados, duefio s de p an aden as. cu ras). Es dec ir que aqu i se ern p lea u na ca-

tcgo ria quc p rovien e de o tro ac to r so c ial ( pu esto qu e lo s m iembro s de 1 0 qu e la elite

llamaba p lebe no se reco no c ran como parte de esa agru p ac ion ), y esa es u na de su s

ven tajas: la carga despcc tiva qu e co n lleva plebe m uestra la p osic io n de subaltern idad

J. l Dificultad scnalada por E. Hobsbawm "baio el capualismo la clasc cs una reulidad historicu inrne-

diata que, en c ierto sen tido . se experimentu direc tarn en te, m ien tras qu e en las epo cas p rcc ap italistas pue-

de ser u n mero concepio unahtic o que sirve para dar sern ido a un comp lejo de hecho s que de 10 contrario

sedan inexplicablcs", en "Netas sobre la conciencia de clasc", £1 mundo del trnbn]o Estudios histoticos

sobre la formacion .l' cvolucio» de lu clase obrera. Barcelona. Cntica, 1987. p ..~3

1 - 1 Como advirtio Raul Fradkin en "i.Estancieros, hacendudos a terratenientes? La fonnaci6n de la clase

tcrrutcniente portena y d usa de las categonas hisuiricas y unaliticus (Buenos Aires, 1750·1850)". en: M. Bo-

naudo y A. Pucciarelli, LJ IJI(lh/emdriC(I a/varia. Nuevas aprosimaciones. rome I,Buenos Aires, CEAL. 1993.

I, Para la definicion de clase de Thompson vease el prologo a su obra LI.Ifurmacion de la clase obre-I" ("II lnelutcrr«. 101110 I, Barcelona, Critica, 1989. Un atnque a esta vision en defensa de la propuesra an-

r es evpucsta aparece en P . Anderson, "La accion", en: P. Anderson. Teoria, politu:« e historiu. VII debate

<"('/I E P TiWIIII'S(lli. Madrid, Siglo XXI , 198:;



LA PARTICIPACION poLinCA DE LA PLEBE URBANA DE BUENOS AIRES (1810-1820) 13

de quienes eran englobados en la denominacion; los patricios delimitaban claramen-

te las diferencias sociales.n A su vez, plebe es un termino que ha sido aplicado pordiversos historiadores en los ultimos afios para referirse ala misma cuesti6n en otras

ciudades hispanoamericanas de la epoca, e incJuso se 10 ha ernpleado para la Europa

del siglo XVlll, 10 cual otorga a la catcgorfa cierto anclaje espaciotemporal que pue-

de facilitar criterios comparatistas.!?

Los problemas para abordar historicamentc a este heterogeneo grupo son varies,

Los miembros de la plebe eran en su enorme rnayorfa analfabetos, con 10 cual s610

son aprehcnsibles a traves de documcntos producidos par la elite. El corpus de esta

investigacirin inc1uye tanto fuentes de este tipo -autobiograffas, relatos de via_jeros,

prensa, papeles adrninistrativos- como documentacion judicial -criminal y militar-en la que se logra una mejor aproxirnacion a los sectores subalternos, dado que pese

a que se produce en situaciones de gran presion para quicnes son interrogados, es po-

sible recogcr sus palabras mas directamente.tf

2. LA PARTICIPACION DE LA PLEBE EN LA POLiTICA

a) Los comienzos

Buenos Aires, modesta capital virrcinal de alrededor de cuarenta y cinco mil habi-

tantes hacia 1810,19 habfa exper irnentado cambios profundos poco antes de que la

crisis imperial en la Pernnsula Iberica diera inicio al fin del orden colonial. La vic-

toria sabre las invasiones inglcsas de 1806 y 1807 provoco un afianzamiento de la

If> Segun J. L Romero, "s610 para la 'gente decente ' el populacho era un grupo social coherente", en:Latinoamerica. Las ciudades y lus ideas, Buenos Aires, Siglo XXI , 1986, p. 140.

17 Para cl uso de plebe. veunse por ejernplo A. Flores Galindo, Aristocracia y plebe. Lima. 1760-

1830 testructuru de clases v sociedud coioniul], Lima. Mosca Azul, 1984; S. Chambers. From Suh

jects...: F. Gutierrez Sanin, "La litcratura plebeya ... "; M. lrurozqui. "A bola. piedra y palo ..... ; A.

Annino, "Cadiz Y la revolucion territorial de los pueblos mexicanos", en: Annino (camp, f. Historic de

lus elecciones ell lberoamericu .. siglo XIX. Buenos Aires. FeE. 1995; para Inglatcrra: E. P. Thompson.

"Parricios y plebeyos", en; E. P. Thompson. Costumbres ell comtin. Barcelona, Grijalbo, 1995.

IX Acerra de la utilidud de las fuentes judiciales y los problemas para trabajar con ellas veusc A. Far-

ge, La 11I1'<I<,('i(;/1 ,1£'1archivo. Valencia. Edicions Alfons el Magnanirn, 1991. Tambien hay breves referen-

cius al tema en e. Mayo. S. Mallo y O. Burreneche, "Plebe urbana y justicia colonial. .. "

I~ Siguiendo datos censales, L Johnson y S. Socolow sostienen la cifra de 43.000 hubitantes para 1810(en "Poblacion y cspacio en eI Buenos Aires del siglo XVIII-- . en: Desarrollo Economico, vel. 20. num, 19.

ocrubre-dicicmbre de I<)SOf:en utro trabaio se calculan entre 40.000 y 48.000 pobladorcs para el mismo

uno [C. A. Garcia Belsunee (comp.), Buenos Aires. Sa genie. 1800-1830. Buenos Aires. Emcee, 1976J.




identidad iocalista, de la exaltaci6n de la "patria" (en ese rnornento Buenos Aires),20

y a la vez implico la entrada masiva de miembros de la plebe en las milicias vo-luntarias que no Iueron desmovilizadas tras la dcrrota britanica, creando un nue-

vo canal de cornunicac ion entre la plebe urbana y la elite local por fuera de la

adm in istrac io n c olo nial.u Las mil icias se volvieron parte indispensable en cualqu ier

cnfrentamiento de podcrcs entre 1807 y 1810 Y su aecionar fue deeisivo para asegu-

rar el triunfo en mayo del ultimo ana y la ausencia de cualquier intento contrarrcvo-

lucionario posteriorrnente. La adhesion a la nueva situacion de los oficiales que

conducfan las rnilicias -rnuchos de los cuales habfan sido elegidos por sus soldados

y gozaban de prestigio entre cllos- rue una de las vias utilizadas por el gobierno re-

volucionario para lograr el apoyo plcbeyo, objeti vo al eual apunt6 desde un primer

momento. Otros medias ernpleados para ello fueron el uso de la amplia influencia

de los alcaldes de barrio -funcionarios del Cabildo- en sus rcspectivos cuarteles u r-

banos y suburbanos, la dif'usion de los comunicados de la Junta a traves de band os

y la p rc nsa o fic ial, que se lela en las iglesias obligatoriarnente -llegando a los anal-

fabetos-, la organizacion de fiestas revolucionai ius (vease infra) y el fomento de las

dclaciones contra los "cncrnigos del sistema del dia".12 Estes intentos fueron coro-

nados por el ex ito: la plebe apoyo, tacita 0 activarncnte, la nueva situacion.

EI nacimiento de una nueva po l iuca tras el fin del vinculo colonial in clu yo en to n-

ces, mediante una in terp clac io n "desde arriba", a 130plebe urbana entre sus actores.

Las forrnas de participacion plcbeya cn la pohtica durante los diez afios que durarfa

el gobierno central crcado en J 810 fueron principalmcnte tres: la presencia en las ce-

lebraciones publicas, la intcrvencion -preparada por miernbros de la elite y/o el Ca-

bildo- para dirirnir conflictos entre las faceiones que surgieron dentro dc los grupos

dirigentes, y los rnotincs "autonomos" -sin injereneia de miembros de la elite- en cl

ejcrcito y la milicia . Las tres se analizaran a continuacion.

b) La presencia constante: (asfiestas

EI rasgo mas constante de la pariicipacion plebeya en el periodo fu c su visible pre-

sencia en la nueva vida "publica" nacida en 1810, es decir, tornando parte de los

eventos introducidos por la Revolucion. Entre cllos, Jas fiestas fueron decisivas co-

~I) J. C. Chiaramonte, "Fonnas de idenudud en el R io de lu Plata lucgo de 1810", en : Boleti» del lnsti-

tUlu de Historia Argelililw _\'Americana "DI: Emilio Ravignani", B uen os A ires, terc era serie, num. I, 1 989.

~I P. Gonzalez Bern aldo , "Produc c io n de una nueva legu irmdad. . ,. . ,

2 2 Para I ;L, m ilic ias vo l u n tari as, vease T. Halperin Donghi, "M ilu arizu c ro n revo luc icn aria en Bueno s

A ires. 180 ( ]-J X I 5", en : T. H alp erin D on ghi. EI (/("(!.I·Odel orden colonial ell Hispanoamerica. Buenos A j-



LA PARTICIPACION POLiTICA DE LA PLEBE URBANA DE BUENOS AIRES (1810-1820) 15

mo medio de ganar la adhesion a la causa revolucionaria de sectores no pertenecien-

tcs a la elite, por 10 cual su organizacion fue muy cuidada por las autoridades y selogro una recepcion posit iva de la sociedad en general, que concurrio en bloque a

esos actos.

Desde las primeras escaramuzas victoriosas, y particularmente a partir del primer

aniversario de la Revolucion, cornenzo a cmplearse un modelo de festejo que se cen-

tralizaba en la Plaza de la Victoria y se extendfa por los barrios; inclufa un Tedium,

iluminaciones generales en toda la ciudad por cuatro noches consecutivas; muchas sal-

vas de artillcrfa, repiques de campanas, fuegos artificiales, rmisicas, arcos triunfales, y

otras infinitas divcrsioncs, como de rnojigangas, mascaras, danzas, y bailes [... J ardfan

en muchas partes hachas de cera, en otras vasos de colores, y en otras faroles de vis-

tosa construccion.T

Las fiestas mayas se convirtieron en las mas importantes y fueron institucionaIiza-

das en 1813. EI gobierno de turno y el Cabildo se encargaron, a 10 largo de toda la

decada, de ascgurar entretenimientos para el publico en cada aniversario de la Re-

volucion: la magnitud de las celebraciones muestra la importancia de este espacio

de convivencia social en el que el nuevo regimen afianzaba su Iegitirnidad. La ple-

be participaba acuvamente de estes Iestejos que igualaban simb6licamente a la 50-

ciedad portefia -un viajero dccia que el 25 de mayo "producfa entusiasmo tal y

cxaltaba de tal modo a iodas las clases sociales, que pOT esc momento no se hacta

diferencia de clases"-,24 No ha sido posible conseguir testimonios directos de inte-

grantes de la plebe acerca de las fiestas, pero su participacion es clara en su concu-

rrencia masi va a los eventos organizados 0 en la ilurninacion de sus casas que varios

res, Sudarnericana, 1978: la lectura de la Guceia en los temples en R. Di Stefano y 1. Zanaua. Historia

de la Iglesia Argelllj!llL Desde ia Conquista husta ftnes del siglo xx, Buenos Aires. Grijalbo-Mondndori,

2000, La formula "enemigos del sistema del dia" aparcce en diversos juicios.

1.1 J, M. Beruri, Meniorias curiosas, en Btblioteca de Mayo [en adelantc 8M]. torno IV, Buenos Aires,

Senado de la Nacion, 1lJ60. p. 3.788, La importancia de las fiestas en el periodo revolucionarto fue desiaca-

da por Halperin Donghi en Revolucion Y !iuerra.", y luego investigada por Lia Munilla, "Celcbrar en Bue-

nos Aires. Fiestas patrias, arte '/ poluica entre 1810 y 1830·', en: AAVV, El arte entre to privado y to publico.

V I Jornadas de Tcorfa e Hisioria de las Artes, CAIA, 1995. Recieruemente el tema ha sido retomado par Juan

Carl US Garavaglia en ··Ala nacion por la fiesta: las fiestas ruayas en el origen de la nacion en el Plata", en:

Boletin del lnstuuto de Histmiu Argentin« v Americana "Dr Emilio Ravignani ", tercera serie, Hum , 2l

2000: Rica rdo Salvatore ha anulizado la fuerte presencia popular en fiestas posteriorcs. la s del penodo rosis-

ta. en "Fiestas Federales: representaciones de la republica en el Buenos Aires rosista", en: Entrepasados,

ruirn. II. 1996.

2 -1 John Parish y William Parish Rober tson , Letters 011 South America. Comprising Travels on tile

Blinks ( I f th e P arana and R io de III P la ta , Londres, John Murray. 1843, vol. 3 [trad, esp.: Canas de S ud -

America. Buenos Aires. Emcee. 1950, lama 111,p. 77l.



16 GABRII:::L 1 )1 MEGUO

hacian en esas ocasiones. acornpafiando el alumbramiento extraordinario de los lu-

gares piiblicos que realizaba cl Cabildo.25

Nuevos y potentes sfmbolos comenzaron a ser utilizados por el gobierno y c l Ca-

bildo como medios de asegurar la adhesion a la causa revolucionaria: declaraciones

insertas en las comedias con tcrnaticas referentes a la Revolucion, inscripciones alu-

sivas ubicadas en distintos soportes -como bandcras 0 "arc os gallardetones"-, 0 el

usn masivo del gorro frigio tornado de la tradicion revolucionaria francesa. que pa-

so a ser una parte fundamental de las fiestas mayas en 18 I 3 -el momenta mas radi-

cal de la Revolucion-.» Estas acciones simb6licas se dirigran a toda la sociedad,

pcro si la el ite 0 los sectores medios letrados se Jigaban profundamente con los

acontecirnientos a traves de la prensa 0 de su vinculacion con intcgrantes de los cfr-

culos de gobicrno, los plebeyos tenfan menos canales de contacto can la dirigencia

revolucionaria y sus ideas; cl simbolismo de las fiestas era muy importante como

mensaje para ellos. En las fiestas may as de 1812 y 1813 se realizaron sorteos -suer-

res de cien pesos- entre familias indigentes y entre "honradas" j6venes pobres. Tam-

bien solfa darse dinero a familiares femeninos de los cafdos en la guerra (pract ica

que ya se utilizaba con casos similares tras las invasiones inglesas) y se liberaba a

algunos csclavos.t?

A la vez se siguieron festejando todas las noticias Iavorablcs y los acontecimicn-

lo s trascendentes para la Revolucion: batallas victoriosas, llegadas de banderas tom a-

das al enernigo, desfilcs de tropas, tratados con Montevideo, la declaracion de la

Independencia y otras. Tarnbien las celebraciones rcligiosas fueron imprcgnadas: in-

cluso la importante Cuaresma, entre el Carnaval y la Semana Santa, podia no ser res-

pc tada si se presentaba a lg u n a co n te ci rn ie n to favorable a ta causa, como ocur r io en

1813 con las cclebraciones por la victoria de SalLa.28

25 En una causa contra lin matrimonio acusado de ser oposiror al gobierno revolucionario, la testigo

Micaela Duarte declarn: "Que cuando las fuuciones publicus del Curnpleafios de la Excelcuusima Junta

pu so la que de clara las lu min aries qu e le p arec io co nvcn ieu te . y Casanovas y la Leonarda dectan qu e aqu e-

lias luces erun para los demonios": en AGN, Sala X. legajo 27 42. Causus Criminates. 1810-IRI5.

2(, En las fiestas de I ~ II se rcpresento un "melodrama" en la Plaza de la Victoria, en el cual un pri-

sionero rompta sus grilles y cadcnas rnientras algunos pdjaros emprendian vuelo, al tiempo que se esti-

rnulaba al entusiasrnado publico con arengas qu e este resp on dia. como " [Viva la l ib er tad c iv il!", en:

Nunez, "Noucias historicas", BM. tomo r, p. 831. En 18U. COlTIO parte de In celebracion se incendiaron

pubt icarnenre los rec iern cm en te a bo lid os in stru rn en to s de ro rtu ra y no se co lo co Ia bandera espanola en

cl Fuerte.

27 Acuerdos del Extinguido Cabitdo len adelante AEC]. scrie IV . torno V . Buenos Aires. 1927. pp, 200.

211. 212, 507, ~73 Y577. Todos los anos el Cabildo ernpleaba varies de sus acuerdos en prcparar las fies-

tus mayas.2R "Lo nunca vista eo estu capital, en un tiernpo santo como este de cuaresma se ha expernnentudo

hoy dia, can escandalo de In genie tirnorata, y es el haber habido en esta noche cornedias publicus en el

Colisco I .. alusivo a la libertad que defendcmos", J. M. Beruti. Menrorius curiosus.. .. p. 3.842.



LA PARTICIPAC!ON POLiTICA OE LA PLEBE URBANA DE BUENOS AIRES (1810-1820) 17

Si se suman las religiosas, las tradicionales y las revolucionarias, todos los ailos

habfa una gran caruidad de cclcbraciones que conmocionahan a la ciudad, transfor-mandose en un elernento caracterfstico de la dccada.29 Scgun un viajero:

Asistir a una neche de regoc ijo publico en Bueno s A ires es muy p lacen tero . Todos lo s

habitantes -literalmente todos, to n excepcion de uno 0 dos criados encargados de cu i-

dar las c asas- se dirigen muy bien vestidos a la p laza M ayo r. Dos 0 Ires bandas de rrui-

sica tocan generalmente bajo las arcadas de la alcaldfa, 0 Cabildo; y las bandas de

algunos regim ien to s dearnbu lan po r la c iudad, segu idas po r m iles de habitan tes de to -

das las c lases l...EI Cabildo esta ilum inado . A llf se br inda un gran baile, al qUI: se in -

vita a rnu chas personas, m ien tras que a o tras no ; pero no se le n iega la en trada a nadie,

si esta vcstido convcn icn tern en te [subrayado origin alj.J"

Como se vc , habia una difcrenciacion entre los asistentes: quicn era invitado al bai-

lc y quien no (obviamente era la elite la encargada de decidir que era estar vestido

convenientementes. Peru tarnbien cs claro que la plebe tenia un lugar visible en todas

las fiestas, fu eran religio sas, trad ic io nales a revolucionar ias , aunque de distinta ma-

nera en cada caso. En los dos primcros tipos su rol cstaba prccstablccido: se repetia

el modelo del perfodo colonial, en el cual habfa un ordcnarnicnto conocido par todos.

En el Ultimo, el modo de part ic ipacion de la plebe rue tam bien n ovc do so y gener6

resquemores entre In elite. Alguien amparado en el seudonirno de "el imparcial" pu-

blico en la CCIz.eW amargas reflexiones sobre el terna:

el rep ique general de campanas que a la s diez de la noche del vein te y ocho pasado pu -

so en movirniento a todos lo s habitan tes de estu ciudad [ ... ] como par encanto me ha-

lie en la callc , co rn como los dcmas a saber que nuevas habfa rec ibido el gobierno [ . . . J

dcscaba cncon trar p atrio tas con qu ienes pasar el resto de la neche. en tonando hymnos

de alegria y gratitud 31 Ser Sup remo po r la singu lar p ro tecc ion con que dec ididamen -

te protege nuestra suspi rada l ibertad: dirigime a In p laza m ayo r, pcro un gran peloton

L ie gen tes que ven ia L ie vueha encon trada, o cupando toda Ia callc , n o me dcjo pasar, tu -

be qu e retro ceder y csp c rar que pasascn las quatro esqumas, el p rimer tro zo se compo -

n fa de una multitud de so ldado s. chu sma y genre de co lo r. u no s y otros con visages y

dernostracioncs groseras, en vez de gritar viva la patria, llenaban el ayre de cxpresio-

nes groseras que ni el papel p uede su frir , ni cl dccoro permitc se rcp iran [ . . . ]Ios rno-

29 Los mgfeses J . P. YW. P. Robertson calculaban que habra al menos trcintu y c inco Mas al ann dan-

de las actividadcs se suspcndian por ser fiestas rcligiosas, si n con ta r los domingos [Carli/s .. J . En este

grupo se incJufan la Navidad, la Sernana Santa y las diez "funciones" rcligiosas que preparaba el Cabil-do: 11.Saenz Valiente. 8u)0 I" ('(InlT'WW (lei Cabiidn. Buenos Aires. Guillermo Kraft. 19)OJ. Entre las tra-

dicionales cstaban el pasu del Real Estandarte, suprimido ell 1812, y el Cnrnavul.

_ 1 0 J. P. YW P Robertson, Car/as .... vol. 2. p. 211 (traducci6n mia).




zos de tienda (eu ro p eo s los mas) y la s senoras que aun estaban en sus casas saliero n a

su s puertas, vcntanas y balcones. pero insultados aquellos co n c l fun esto epiteto de sa-

rraceno y avergonzadas estas al o rr las palabras indecentcs de la vanguardia, sc cnce-

r raron rcpentinamerne, pm no scr espectadores de u na csccn a tan desagradablcY

Las celebraciones revolucionarias. con excepci6n de las fiestas mayas, tenlan un al-

to componente de irnprovisacion, por In que los miembros de los distintos grupos so-

ciales se vefan rnezclados en la calle, permitiendo a la plebe -soldados, chusma y

genre de color (diferenciada de la chusma bJanca)- aduefiarse de la fiesta, Sus co-

rrompidas expresiones eran una consecuencia no esperada de la biisqueda del apoyo

pJebeyo por parte de los sectores dominantes. Lo cierto es que la preocupacion nun-

ca paso de eso y de los cuidados tornados por los gobiernos para evitar el estallido de

desordcncs. que se suscitaban en los festejos inorganicos e irnprovisados como en el

caso rccien descripto. La mayorfa de las veces las fiestas fueron una eleccion feliz

para sus organizadores, dado que consiguieron Ia identificacion popular con [a Revo-

lucien y jarnas devinieron en disturbios considerables: por eso continuaron cuando

ya la causa revolucionaria no coma pcligros serios y se transformaron en un ritual de

convivencia social.

La masiva presencia plebeya no se limite a los festejos coordinados por las auto-

ridades, sino que se dio tarnbien en otras ocasiones, como la asunci6n de nuevos go-

hernantes -al igual que ocurrfa en la epoca colonial-. la partida de tropas, el arribo

de un general victorioso 0 de diplomaticos extranjeros, las ejecuciones de contrarre-

volucionarios -como la de Alzaga en 1812-)2

Tomar parte de los cvcntos surgidos con la Revolucion fue un efcctivo vehfculo

de incorporacion de la plebe urbana al proceso polnico que comcnz6 en 1810. Sus

micmbros los adoptaron masivarnentc como una practice habitual y no dcjaron de

concurrir nunca a los fcstejos de las victorias 0 a los aniversarios de Mayo. pese ala

perdida de entusiasrno que se acrccentaba afro tras ano.·n Renovaban asf su identifi-

cacion con la causa y su presencia en la vida politica.

\1 Garetu de Buenos Aire,' [en adelante, GHAI.edicuin facsirnilar en 6 tornos. Buenos Aires, Junta de

Hisroria y Numismatic" Argentina y Americana, 1910, tomo Ill, p. 37 (3 de diciembre de 1811) . EI feste-

jo era par ln recuprraciun de Cochabarnba por parte del cjercito revolucionario .

.\2 Gervasio Posadas rcsulta la gran concurrencia el dia que asumio C0ll10 Director Supremo [en SI! "Au-

tobiogrutta". RM. tomo II. vol. L p. 1 . 4 271 . En una Gazeta de mayo de 1814 se describe cl rnasivo acompa-

namiento al ernbarquc de las tropas que partian a tomar Montevideo [ eBA. t omo IV . p. 861. J . M. Beruti

Me ll /( lr ia .\ " c ur io sa s ... P: 1"897J describe la gran algarabia popular en la llegada de San Martin a Buenos Ai-

r es tr as veneer en Maipu: h u bo v ar io s p le be yo s en e l r ec ib ir ru er uo a l os e n vi ad os e sta do u n id en se s en 1817

[veusc E . M . Brackenridge. La lndepeudenciu argentina. Buenos Aires, America Unida, 1927 , p. 271]. Vea-

se "La mult i tud en In ejecucion de Martin de Alzaga" en 1. M. Beruu, Memorias curiosas,). p. U130_

. 1 . 1 L. Muni l la , "EI nn e de las fiestas: Carlo Zucch i y et arte efimero festive". en: F. Ahara y L Muni-

lin. Carlo Zucchi v el neoclasicismo ell e! Rio de fa Plata, Buenos Aires. EliDEBA. 1998.



LA PARTICIPACI6l\ POLITICA DE LA PLEBE URBANA DE BUENOS AIRES (1810~1820 ) 19

c) La plebe desequilibrante:

1(1participacion ell los conflictos intraelite

Las disputas facciosas dentro de la fraccion de la elite que comenzo dirigiendo la po-

htica revolucionaria empezaron poco despues de la dcstitucion del ultimo virrey del

Rio de la Plata. De esa puja surgio la segunda via de participacion plcbeya, menos

armonica que las fiestas.

A principios de 1811, el enfrentamiento entre e! sector moderado -los saavedris-

tas= y el mas radical -los lIlorenistas- se agudizo, Su desenlacc fue forzado por los

saavcdristas mediante un rccurso inedito: convocar a miembros de la plebe de los su-

burbios y la zona de las quintas que rodeaba a la ciudad, mediante la inf1uencia de

los alcaldes de barrio de esos lugarcs. En la madrugada del 6 de abril

ocuparon la plaza Mayor cumu mil quinicntos hombres, pidicndo a gritos la reuni6n

del cuerpo municipal, para elevar pur su conducio sus reclamaciones al gobierno [ ... 1

cast todos no sabian escribir y necesitaban huscar (julenes firrnascn a su ruego [ ... ]Ios

que sabum cscribir no eran Ian cxpcrtos en cl manejo de la pluma como 10eran en el

de los instrumentos de Iabranza. [ ... ] Las gentes de la ciudad no hahian experirnenta-

do las sensacioncs afligentes 4ue causan estes uctos tumultuosos.>'

EI "pedir a griios" no era nuevo. EI 25 de mayo Iue de hccho una gritcna: los revo-

lucionarios cstaban en la plaza "pidiendo a la VOl. y con amenazas la dcposicion del

prcsidente y vocalcs de la junta, y que se reemplazasen con los que elias nombra-

ban")) La diferentc cran Ius protagonistas: ahora eran plebeyos de los arrabales, con

el discrete pero decisive soporte de las tropas, los que exigfan. La peticion se hizo en

nombre del pueblo, refcrcntc clave en cl problema fundamental introducido por la

Rcvolucion: cualcs eran las bases de la legitimidad del gobiemo. Aquella se inicio

como la reasuncion de la soberanfa por parte del Pueblo, cntendiendolo de acuerdo

con la tradicion pactista espanola, donde tenfa cl sentido de "toda la ciudad" como

una comunidad politica; los vecinos -propietarios con casa poblada en la ciudad- in-

tegraban cse pueblo. A esta concepcion comenzaba a oponersele otra, vinculada a las

ideas de la Ilustracion francesa, en la que el Pueblo es el conjunto de los ciuiladanos.

\.I I. Nunez, "Notic ias . . . ". pp. 4 52 Y 45 '1 .

< , Francisco de Orduna. "Inlonnc oficial del subinspecror del Real Cucrpo de Anillcna de Buenos Ai-

res", en: BM. 101110 V. p, 4.325.




considerados individuos igualcs en quienes radiea la Sobcranfa.ie Pero la tension el

5 y 6 el de abril de 18J

I no se planted entre dichas concepciones, sino dentro de unarnisma: los rcdactores del petitorio hablaban del pueblo en el sentido tradicional del

termi no , d ir ig ien do se al C abildo , o rgan o tradicional, para que a traves de el llcgasen

los reclarnos al gobierno. Lo que estaba en juego era quien integraba ese pueblo. Los

rcdactores del pclitorio 10 encontraron en la plebe suburbana y de las quintas. En

cambio para Juan Manuel Beruti, testigo de los aconteeimientos y opositor a los saa-

vcdristas,

el Cabildo debil otorgo cuaruo en nornbre de este supuesto pueblo pidieron los Iaccio-

nistas de la rnaldad [ .. . J Suponietulo pueblo a la infima plebe [... J ell desmedro del

verdadero vecindario ilustre que ha quedado burludo [ ... J bien sabian los facciosos

que si hubicran llamado al verdadero pueblo, no habria logrado sus planes el presiden-

Ie [subrayado mloV7

EI verdadero pueblo era el que cl integraba: cl de los vecinos, la "gente decente".

Otro opositor a los hcchos, Ignacio Nunez, sefialaba despeetivamente que fueron a

"ejercer en masa el derecho de peticion que por primera vez iba a resonar en sus 01-

d()s"}~ es dccir, que iban a hacer usa de un derecho traditional de los integrantes del

pueblo, pero jamas antes utilizado por los plcbcyos: se estaba ante una novedad.

i.Por que convocar a la plebe como pueblo? La pregunta vale, dado que todas las

tropas portenas, salvo un regirnicnto, respondian a la faccion saavedrista y con esa

Iucrza hubiese basiado para provocar los cam bios que se deseaba realizar en la Jun-

ta, puesio que ya en I X0 9 Y 1 81 0 las milicias habian demostrado su poder de deci-

dir el curso de los hechos. Sin em bargo, remover por la fuerza a vocales que

ocupaban legftimamente sus cargos era algo diffc il de hacer pasar por una accion va-

l ida aun en la tragil legulidad del momento. Por eso se apclo a la plebe =bien apo-

yada por las tropas, claro- para dar lcgitimidad al acto. EI pueblo, y no los militates.

exigfa cambios, "Dcsvalidos soberanos", habfa enunciado Nunez, pero soberanos al

fin; y numerosos, 10 que los hacfa peligrosos.w EI pctitorio exigfa que la J unta apro-

.1 6 L C Chiaramonte, "Vieja y Nueva kepresenracion: los proccsos elcctorales en Buenos Aires, 1810-

1820", en A . Annino (comp.), Historia de las elecciones. : venase iambicn Guerra. Modemulad e Inde-

pendenrias. Ensavos sabre / < 1 . 1 rrvoiuriones hispdnicas, Mexico, FCE, 1993, Y N. Goldman. "Crisis

imperial. Revolucion y guerra (1806-1820)", en: N Goldman (comp.), Revolucion. Republica. Confedera-

cion. Ell realidad, el vocable ciudadano ya existia en el Antigua Regimen, definido en terrninos corpora-

tivos, para rcferir al vecmo de una ciudad que tenia privilegios y cargus por su pertenencia a dicho cuerpo:

vcase Chiaramonre. C iu da de s. p ro vin via s. E sta do s: O I'lR fJ lfS d e 1 0N ucio n A rg en tin a (/8 00 -/8 -1 6), Buenos

Aires. Ariel. 19<)7.n J. M. Bcruu, Memoria: curiosas .. , r 3.7g6.

~s Nunez. "Noticias .. ", p. 452.

:1 9 I. Nunez, "Noticias ... ", p. 455.



LA PARTICIPACI()N POLinCA DE LA PLEBE URIiANA DE BUENOS AIRES (1810-1820) 2[

base todos los puntos y 10 publicase, 0 el pueblo no se irfa e .incluso podia adoptar

"medidas rnenos moderadasv.w La arncnaza estaba clara y el gobierno accpto todoslos puntas del petitorio.

Hay un elemento clave: como fueron rnovilizados los concurrcntes , Los historia-

dares que mas tarde defendieron la espontaneidad del acto la justificaron por la gran

identificacion del "pueblo" con el presidente Saavedra y sus ideas "nacionales", pe-

w esto no ha sido dcmostrado. Los sostenedores de la tesis de la manipulacion -con-

ternporaneos 0 no- consideraron que todo el acontecimicnto obedccio a un plan

cuidadosarnente orquestado en cl que la plebe juga un papel total mente pasivo.«

Aunque l a i n te rv cnci on del grupo saavedrista en la organ izac ion es indudable, puesto

que los u n ic o s p er ju dic ad os fueron los diputados morenistas el principal argumentoutilizado para la convocatoria figuraba como primer punto del petitorio:

Convcncido cl pueblo de Buenos Ayres de que las rncdidas adoptadas hasta el dia pa-

ra l a r ec o n c il ia c io n de los esparioles europeos can los americanos, son a mas de inefi-

caces, perjudicialcs a la gran causa y sistema de gobierno, que se sigue, y debe

abrazarse en 10 venidero: es su voluntad, que se expulsen de Buenos Ayres a todos los

europeos de qualquier clase 6 condicion.C

No sc trataba solo de una cxcusa que encubrfa el ataque al grupo morenista, sino queel hecho de que se 1 0 colocara en primer lugar marca su importancia. A principios de

1811 los morenistas se habfan dedicado a defender la situacion de los pcninsulares,

con 10 cual Saavedra y los suyos decidieron tornar la causa contraria para enfrcntar-

los. Pew 10 destacahle es que csta radicalizacidn, este paso adelante del grupo mas

conservador, se debio a que sc trataba de un lema capaz de rnovilizar a la plebe, y

este rue sin duda el principal media emplcado para ello, Se ape16 a la identidad ame-

ricana contra la peninsular, ante una plebe integrada casi exclusivamente por arneri-

canos, que habfa atravcsado la experiencia de las invasiones inglesas -con su

inyeccion de localismo y americanismo- y cuyos miernbros podfan depositar con fa-

cilidad el objeto de su odio en los tenderos y comerciantes de origcn europeo.v No

~o Ascguraban no "scpararse del puesto donde se halla. y que scnin imputubles a v E qualquiera me-

didas menos modcradas. que pudierun adoprarse en su execucion por el propio pueblo. que es arbitro de

tomarlas cunocieudo Ia voluntad general. pero can especialidad quando irucresa su hbertud, conservacion

y scgur idad", GIM. p . 2 82 .

4L Entre quicnes scsruvieron [a cspontuncidad se encuernran 1 . M. Rosa [La historia de nuestro pue-

i > / , , ] y M. Serrano [GII!{(I [u» Iii revo lucion de los orilteros porteiios. Buenos Aires. Plus Ultra. 19751.B.

Mitre [Hi.wi;" de Be/~I"rlI/o .. Iy R. Puiggros [Los caudillos ... ] se inclinaron por la tesis de la manipula-

c ion . El conrernporrinco opositor Posadas sostuvo que fueron "de los arrabales y quintas COIllO unos opas ysin saner a que fin eran alii citados y traidos por un tal Grigera condecorado por Saavedra con cl nombra-

micnto de alcalde mayor" ("'Autobiografia". p. I.4D).

42 ce«. torno IL . p. 282.



2 2 GABRIEL DI MEGLIO

en vano la exigencia era el primer punto del petitorio; que el desplazamiento de los

morenistas figurara rccien en el quinto no se debe a un mero enmascaramiento sinoque rcvela la irnportancia de cada elemento para quicnes firrnaron el petitorio =habil-

mente explotada por sus impulsores-.

La plebe adquirfa aSI una nueva funcion: dirirnir los conflicios internes de la eli-

te. En el contexte de yuxtaposicion de autoridades -gobierno central y Cabildo- que

sucedio a Mayo no habfa reglas claras para definir los conflictos dentro del grupo do-

rninante, como ocurnu en el perfodo colonial. en cl eual los enfrcntarnicmos sc dec i-

dian en marcos institucionales, La precaria situacion de legitimidad gubcrnamcntal

dcspucs de la Revolucion no dcjaba lugar a mecanismos de esc tipo y de ahf el recur-

so a la plebe.EI exito de la accion del 5 Yel 6 de abril cause un gran impacto entre la "genie

deccntc": los organizadores buscaron dcsvincularse del hccho+' y los damnificados

1 0 considcraron un acto ilegftimo: "cl pueblo ha tenido que callar. por temor ala fuer-

za", era el lamento de Bcruti.o Habfa tam bien un trasfondo de temor social. Al igual,

aunque menos intcnsamenre, que en otras areas de Iberoamerica, los Icvantamientos

de Tiipac Amaru y Tupac Catari. y. sobre todo, la sangrierna emancipaci6n de los es-

clavos haitianos tras la Rcvolucion Francesa preocuparon a una elite que era Lambien

propietaria de esclavos (en 1795, Buenos Aires habra vivido la lIarnada "conspira-

cion de los franceses", que castigo a algunos individuos a los que se acuso de envia-

dos de los revolucionarios franccscs para impulsar cambios sociales a favor de los

csclavos y la plebe)." Sin embargo, aunque presentc, cl ternor no pareee haber sido

dernasiado profundo. La cornbinacion plebc-tropas-Iraccion del grupo dirigente se

habia rnostrado incomrastablc y volverla a ser uiilizada -pese ala prudcncia que to-

dos aconsejaban- en el futuro cercano; se impuso "la escuela del 5 y 6 de abril":47

La siguientc intcrvencion plebeya fuc en septiembrc de ISII, cuando Saavedra

debio partir al norte ante la grave situacion rnilitar y la oposicion convoc6 a un Ca-

bildo Abierto para tratur la cuestion, dando lugar a un acto tumultuoso que desembo-

co en una modificacion gubernamental (fin de la Junta Grande y creacion del Primer

Triunviralo). Un partidario del cambio sefialo que piquctes de tropas se encargaron

de que "no entrasen ncgros, rnuchachos ni otra gentc cormin [... J a fin de que no hu-

bieren desordenes",« pcro cstc dato nos dice que habfa, aunque fuese tacita, una pre-

~_ l Como observe Halp erin Donghi en Revolucion Y f;lIerr(l ..

4~ vcunse C. Saavedra . "Memoria au to grafu ". en : 8M, 100no 11 . vn l. 1 . y G . Funes. "A pun tam ien to s pa-

ra una biogran a", en : 8M, torno 1I. vo l. 2 . p . 15 .19

.J ~ J. M. Beruti .. He /l1 or /u .\ · c ur io su s .... p. 3.786.

41 > B. L ew in , "L a 'c u'hsp lrac io n de 10 , francescs en B ueno s A ires (1795)" . en : A'III({ri" del lnstituto

de luvestiguciones Historicas. vol. 4, Rosario, 1960.

47 Posada" "A u tobiografiu ". p . 1 .416

4X J M. Bcruti, Meinorius curiosas .... p. J.HOO.



LA PARTIC IPACION POLiTICA DE LA PLEBE URBANA DE BUENOS A IRES (1810~182 0) 2 3

sencia popular ({para que apostar tropas, de no habcr exisudo la real posibilidad de

que alguien cfectivamente se presentase"). Un of usc ado Saavedra planteaba: "el go-bierno ejecutivo, que se establecio el 23 de septiernbre de 181l, i,tuvo en realidad

otro origen que un tumulto de la plebe? l,Y no se hizo 10 que ella quiSO?"49

Tanto en el recicn descripto como en los dos movimientos siguientes es diffcil en-

contrar informacion que perrnita aprcciar cual era la contribucion de la plebe en las

accioncs; fundamental mente, porque =aunque tal vez sea ocioso decirlo- todos fue-

ron exitosos, y por ello no generaron j uicios posteriores, que son las mejores Iuentes

para aproximarse al pensamiento de los plebeyos. De todas formas, la agitacion po-

lftica con su participacion no se detuvo: en julio de 1812, el gobierno advertfa que

habra intentos de desordcn y par cnde "que por ningun titulo se permitan reunionesdel populacho, ni en los Cuarteles, ni en los Cuerpos de Guardia, ni en algun otro

punto' (notese que se reficre al populacho, cs decir, la plebe), y "que los Gefes de

las Patrullas cuidcn de disolver las reuniones que adviertan".5o La prcocupacion era.

cvidcntcmente, fundada, porque poco despues, el 8 de octubre, "hubo otra revolucion

o sacudimiento volcanico tam bien hijo legftirno del 5 y 6 de abril de 1811", que pro-

voc6 la cafda de los prirneros triunviros, "y se nombraron en pueblada otros tres"51

Una nueva faccion, liderada por la Logia Lautaro, se apodcro aSI de la direccion de

la Rcvolucion, Otra vez los cuerpos rnilitares ocuparon la Plaza de la Victoria junto

a algunos plebeyos y un grupo de vecinos que lIevaha la voz cantante. EI rasgo repe-

tido rnoti V O otra protest a:

La deposicion de todos los gobernantcs el 8 de octubre de 1812; y la mutacion total de

personas. la dispersion de los diputados de todos los pueblos, de que se cornporua In

asamblca que se disolvio en aquel dia. i.no rue identicarnente 1 0 mismo que el 5 y 6 de

abril? Plebe en la plaza y tropas sosteniendola causaron aquella novedad I . . . J el decan-

tado 5 y 6 de abril a que dcspucs se llama sucio y despreciable, como si los del 23 de

septiernbre y 8 de octubrc hubicscn sido muy limpios, y decentcs.e-

La participacion de las tropas fue otra vez decisiva: la plebe aparecia como un apo-

yo cornplernentario, parte del "pueblo" Iegitirnante. Un plcbeyo, cl pardo Santiago

Mercado, alias Chapa, denuncio que se habian destinado veintiseis mil pesos al so-

borno de militares y otros para que participasen de la agitacion.v La cornbinacion de

49 C Saavedra . "In stru c c io n de Saavedra a Ju an de la Rosa A lba". en : BM. tomo n , vo l, I. P I 12 1 .

50 AEC, serie IV. 101110 v . p . 2 72 .

51 Po sad~s." Au tobingrafm". p . 1 .4 2 0 .

~2 C. Saavedru.vInstruccion. .", p. 1.122. Su afirrnacion es parte del descargo que dio al ser juzgado

en 1814 po r el movim ieru o dc l :I y 6 de abril de 1811 ,

~ _ 1 AG.'. ; , Salu x [en udc lan tc , solo x], legajo 2 9 9 8 [en udelan te . sdlo cI numeral. Sumuvios Militate»

[ell adelarne SM]. 8~a. Segun Halp erin Donghi. 105 partic ip an tes c ran habiran tes de Iu s arrabales rec lu ta-



24 GABRIEL])I MEGLIO

tropas, parte de la plebe y parte del pueblo se habra transform ado en el rnecanisrno

masefectivo

pararealizar modificacioncs

polfticas en BuenosAires.>

Una nueva aparici6n plebeya en la "alta politica" se dio cuando cl grupo radical

ascendido en 1812 entre en la crisis general=-desobediencia del cjercito del Norte, di-

sidcncia de todo el Litoral, la Banda Oriental y Cordoba tras la figura de Artigas, eco-

nomfa perjudicada por la guerra, auge legitimista en la Europa que derrotaba a

Napoleon- que descrnboco en eI fin del Directorio de Carlos de Alvear, en abril de

1815. EI desencadenante fue cl ejercito enviado a Santa Fe a reprimir a los disiden-

tcs, que se sublevo en la campafia bonaerense liderado por Jose Alvarez Thomas y

PfOVOCtl cl dcsplazamicnto de Al vear. Este se dirigio entonees al campamento de Oli-

vos, donde gran parte del ejercito allf acantonado seguia apoyandolo. Entonces,

el Cabildo , con sidc rando las m alas con secuenc ias que podrian sobreven ir, l lama al p ue-

blo a toqu e de c am pan a, y en seguida reasumio el mando en sf, disolviendo y quitando-

le la autoridad a la Asarnblea, 10 que hizo saber al p ublic o por un bando [ .. . J esta capital

se hallaba in dc fen sa, pues no tenfa mas tropas que los tercios cfvicos, y estos casi sin

arm as, sin rn un ic io nes. y sin artillerfa, por habersela llevado io da co n an ric ip ac io n Al-

vear al carnpamento, seguramente terniendose se armasen contra el los ciudadanos [... J

Soler, luego que fue nornbrado comandante de armas, puso la ciudad en defensa, ases-

tando artilleria en la s bocacalles de la en trada de la p laza Mayor. ayudando a ello cl Ca-

biklo con su s ordcncs, que mando a lo s alcaldes de barrio, y lo s de carnpafia, para que

todos concurricscn a su defcnsa, como 10 hicieron todos con la s arm as que ternan, co-

ronando las azotcas de la s inmediaciones de la p laza de ciudadanos armados.t"

Para Gervasio Posadas -tfo, antecesor en el gobierno y partidario de Alvear-, en esa

Iecha volvio "el despotismo de la rnultitud", que cl sufrio directarnente: "en 10 alto

de la neche del 15 al 16 de abril estropean mi casa a golpes, y continuo un tumulto

popular todo el dfa 16",~6 del cual se disculpo aiios mas tarde Alvarez Thomas, dado

que las "irrcgularidades [... J son debidas a la intervencion en ella de hombres exal-

tados que las circunstancias impedian reprimir, y que yo larnentaba como una fatali-

dos por Ju an Jo se Paso , e ll De I" Revotuciou ... EI recurso de cntusiasrnar a rruembros de 1 0 1 plebe con ga-

nancias materiales parece huber sido ernpleado en otras ocasiones. Por ejernplo. en 1819 un cabo de gra-

nadero s rue tcmado de panicipar en u n alzu miern o contra c l gobierno , le dijero n : "si quieres erurar en una

revulucion, ya VCS 'lU I. ' cstus pobrc y sicmprc tc ha de valer algo", en: AGN, X , SM, 30 I 5,641.

54 EI acccso al poder en ocrubrc de 1812 del grupo mas radical dentro de los revolucionarios, organ i-

zado en la So cicdud Patr iouca que sc un i6 con la Logia Lau tu ro , no imp lic6 un in ten tu de amp liac ion L ie

Ia p.uticipacion p lcbcya en la po lu ica rcvolucionaria. pu esto que los sectores rudicales L ie Bue no s Aires

no dicron un lugar central a los sect ores subalternos en su proyecto revolucionario --excepto en l as f ie s-

tas-: no aparecieron clubcs, asamblcas o cualquier otro tipo de orgunizaciones populares que viabihzaran10intervencion plehcya en la polnica. Vease P . Gonzalez Bernaldo, "La Revolucion Francesa .. "

" J . M. Beruti. Memoria.' curiosas ... , p. 3.872.

5(, P osad as, "A u tn bio gr un a", p p. 1.46J Y 1.461.



LA PARTICIPACION POLITICA DE LA PLEBE URBANA DE BUENOS AIRES (1810-1820) 25

dad ajena a mi caracter".>" Alvear concito el odio plebeyo, en parte por el rechazo

gencralizado que su persona generaba entre muchos portefios, pero es muy posiblcque hayan influido la prolongacion del conflicto belico y el consiguiente aumento de

la presion estatal sabre la plebe urbana bajo su gobiemo y el de su antecesor, Aun-

que no es posible saber hasta que pun to pudieron cumplirse las disposiciones guber-

namcntales, desdc 1813 sc exigi6 repetidas veces a las patrullas urbanas que

arrestaran a los considcrados vagos, negros librcs (salvo "los que fuesen duefios de

tiendas, 0 talleres publicos siernpre que por si 10 manejen") y "los infinitos mucha-

chos que dibagan por la ciudad sin destino, exercicio ni education" para el servicio

de las armas. Incluso los peones de panaderfa, que producian un alimento esencial

cuya escasez podia crear problemas, fueron movilizados (al tiempo que aumentabacl uso de esclavos en las tropasj.v

Por primcra vez, la plebe sobrepaso durante el levantamiento de 1 8 1 5 los lfrni-

res de tranquilidad que habfa mantenido en 1 8 1 1 y 1 8 1 2 , pero tras la festejada de-

rrota de Alvear estc tipo de acciones desaparecio. EJ advenimiento de Juan Martin

de Pucyrredon, en jun io de 1816 , lermin6 con la agitacion constante ("desde la elcc-

cion del actual director, ninguno de estos tumultos, antes tan frecuentes, ha ccurri-

do")5g e inaugur6 un perfodo en el que los levantamientos no pasaron de intentos.

Rccien en 1820 volvcna a convocarse a la plebe para dirimir un conflicto faccioso.

J) Los lide res populates y el Cabildo de Buenos Aires

La participacion de los plcbeyos en los conflictos internos a la elite no fue espon-

tanea. Enlonccs, (.quicn los dirigfa? Tulia Halperin Donghi prcsenta una interesan-

te hipotesis sobrc este punto: los plebeyos primero se identificaron con la causa

revolucionaria y no con una faccion en particular, dado que por los constantes cam-

bios de gobierno del primer lustro despues de Mayo ningun grupo se habia con so-

57 J. Alvarez Thomas, "Memorandum para rni familia", en: 8M, torno II, vol. 2, p. 1.728.

5R Para rodos los casas vease AGN, x. 30 10 1, Policia - Ordenes superiores, pp. 42. 198, 123, 160 Y

I HR. EI rechaw a Alvear era amplio: los Robertson sefialan que "habta introducido una costumbre desco-

nocida inclusn en lu cpoca de los virreyes, la de aparecer en publico seguido de una irnportante escolta for-

mada par granaderos a caballo, y se renunciaba a concurrir a toda reunion que no fuera de canictcr oficial.

COli todo esto tcrruino disgustundo a los rcpublicanos y ahivos portenos", en: J. P. YW. P. Robertson, Car-

WI... p. 220 . En 1820 Tomas de Iriarte rnarcaba cl repudio a la Figura de Alvear, quien "sabfa las funcs-

tas impresiones que habiu hecho en eI pueblo de Buenos Aires la revolucion de abril del ano quince; sabia

cuanro era odiado pm In mulutud. las clases inferiores del pueblo", en: T de lriarte, Memorius , vol. 1 ("La

independencia y la anarquia"). Buenos Aires, Sociedad Impresora Americana, 1944, p. 253>

59 "Carta de Mr. Rodney al Secretario de Estado'. en: E. M. Brackenridge, La lndependenci« ... , p. 336.



26 GABRIEL DI MEGLlO

Iidado 1 0 suficiente como para generar 1ealtades duradcras, Luego, en la etapa del

gobierno de Pueyrredon, los plebeyos se habrfan identificado con el grupo que con-formaba la "oposicion popular" 0 el "partido popular"_('o Sin duda, las diferencias

entre las dos fases en las que comunrnente se divide la dec ada de la Revolucion y

la guerra implicaron distintas actitudes de la plebe, como marca Halperin, y hubo

un grupo formado por militares y publieistas que agito posturas belicistas en el

eonservador perfodo de Pueyrredon, que tambien ha sido lIamado "federal" 0 "con-

federacionista ' t .e: Los testimonies de la rclacion de intcgrantcs de esta facei6n

-Miguel Soler. Manuel Pagola y Manuel Dorrcgo- con la plebe provienen de los

acontecimicntos de 1820 (que seran tratados infra), Durante los sucesos de marzo

de esc ario, "Ia popularidad de Soler en la ciudad era tan extraordinaria entre la ple-he" que el hder era seguido ineondicionalmente y aclamado "con bacanal frcncsf"

aunque fuese derrotado.o- Cuando en junio Pagola intento hacerse del poder reeu-

rrio a la fuerza de los "dcscamisados", cl "populacho que 10 segufa",63 Ya en octu-

bTCDorrego "habia heredado la popularidad del fugit ivo Soler [... J teniendo en su

favor la gran mayorfa de los proietarios de la ciudad" ,64

Los tres Ifderes mcneionados se destacaran como militares y fue en el ejercito,

por el eual paso una buena parte de la plebe urbana a 1 0 largo de la decada, donde co-

rnenzaron a tener inf luencia sabre la tropa,65 Ahora bien. habfa rnuchos oficiales diri-

giendo a los soldados plebeyos, que al igual que los tres aquf considerados obtuvieronvictorias y derrotas. EI prestigio militar de Soler, Dorrego y Pagola era importantc

pero no alcanza para explicar por que eran ellos y no otros oficiales quienes tenian a

parte de la plebe a su favor, i.Que los disringufa entonees?

Por un lado, ciertos rasgos car ismat icos .ee Dorrego gano rapida fama de soldado

valiente en las carnpafias del Alto Peru -"su resuelta bravura ha admirado a nuestras

60 La prirnera denominacion ,e encuenrra el l Revolucion y guerra ... ; la segunda. en De le r Rcvolu-

C U ; " , . .

(,I Es llamado "federal" po r E. Barba en Unitarismo.Tederalismo. rosismo. Buenos Aires, CEAL, 1982:"confedcruciomstn" en la tesis doctoral de F Herrero: Federulistas de Buenos Aires. Una mirada sabre III

""Iilim posrevolucionuria, IXIO·fIl20. Facultad de Filnsotta y Letras. CHA. 20nO.

62 T de Iriarte. Memorios. pp, 281 Y 324.

63 lbid., p. 325: J. M. Beruti, Memorias curiosus ... , p. 3.927.

64 T de Iriarte. Memoria". pp. 354 y 368.

65 L. Sosa de Newton , Oorrego. B uenos A ires. Plus U ltra, J 967, Los dato s de Pago la y So ler estan en

P ic ci ri ll i ( comp. t. lJicl'irl!!ario Hisuiru»: Argenuno, Bueno s A ires, Edic ion es H isto ricas A rgen tin as. 1954 .

tomos V y V I.

66 El curisma, advic rte James Sco tt. es un term ino que "ilene un sospecho so aire de man ipu luc io n ",

es dcc ir qu e puede SCI' romado solo co mo el gran m agn etism o personal de un individuo , que hace que o tros

10 sigan , En cambia, dice Sco tt. el caris rna es p rudu c to de In rec ip roc idad. so n los o trcs lo s que atribuyena una figura su carisma; por eso un personaje puede ser can smauco en una cultura y n o serlo en o tra; vea-

sc J. Scott . Domination and rile Arts ojResistunce. Hidden Transcripts. New H aven y Londres, Yale UnI-

versity Press. 1990, p . 2 2 1 . Dos libros rc leridos a caudillos rio p latenses po sterio rcs trabajan COil el carisma



LA PARTICIPACION POLiTICA DE LA PLEBE URBANA 02 BUENOS A IRES ( l& 1O~1820) 2 7

tropas", dccfa su jefe cn lSI! 61- Y en las devastadoras expediciones que comando

contra los artiguistas de Santa Fe y la Banda Oriental; su indisciplina -que Ie valioser scparado del ejcrcito del Nortc- y sus bromas a cole gas 10 hacfan popular entre

los soldados, Estc tipo de actitudes parece haber sido fundamental en quienes tenfan

asccndendientc sobre la plebe, como Pagola, descripto como descnfadado y energi-

co, y Soler, conocido por su soberbia y muy respetado por haber organizado la de-

fensa de Buenos Aires cuando la cajda de Alvear.ss

Otro cJemento decisi vo para ganarse cl favor de los plebeyos fueron ciertos ges-

lOS, como la cesion que hizo Soler de seis meses de sus sueldos y gratifieaeiones en

bencficio de las familias perjudicadas por la gucrra.e" 0 su actitud hacia los sectores

subalternos:

Soler desde su infancia, bien pertencciese a una de las prirneras families del pals. siern-

pre se acornpano con la escoria del pueblo [ ... J no se dcsderiaba de alternar en los ca-

fes con los rnulatos, con la canalla mas soez, que lo trataba de igual a igual.??

Por su parte, Dorrcgo se mostraba to1erante hacia ciertos actos ilcgales de sus solda-

dos: en una campafia de 1820 contra los santafecinos, Dorrego y otros oficiales, en-

tre los que estaba el general Lamadrid, se hallaban descansando durante un alto,

cuando pasun pur delaruc de nosotros, como a des 0 (res varas de distancia, dos 0

ires soldados de la escolta del senor gobernador Dorrego, tan cargados de pavos, pa-

los y gallinas a las ancas de sus caballos, que venian cubiertos dichos hombres bas-

ta mas arriba de la cintura. Dicelcs Dorrcgo al pasar (haciendo con la mano la

indicacion de que eran robadas las aves) "las habran com prado. i,CUanto lcs han C05-

tado a ustedcs T".

"Sf, mi general. nos han costado cinco", le contcstaron, repuiendo la misma accion del

goocmador y en el misrno tono festive en el que el lcs hizo la pregunta, y pasaron."!

en estu linea relucional. COil muy buenos resultados: J. C. Chasteen, Heroes 011 Horseback. A Life and Ti-

mes aithe Last Gun ..hos Caudiltos, Albuquerque. University of New Mexico Press. 1995, y A. de la Fuen-

te. Children o r Facuntlo: Caudillo and Gaucho III.wrRelJO· ill the Argentine Suue-Formotion Process, 1 . . ( 1

Rio;". iR5U-/R70. Durham University Press, 2000.

(,7 El jete era Eustoqu io D iaz Velez; c it. en P ic cir il li. Diccionorio Historic» .... tomo Ill. p . 2 06.

(,K T. de lriarte y Beruti huhlan con horror y desprecio de las caracteristicas de Pagola. Brackenridge.

cnviado norteamericano. mcnciona la soberbia -penosa para 61- de Soler tLa Independencia .. ).

69 A prin c ip ir» de I X20 . en : AEC. serie IV . 101110 IX. p . 54 .

71) T. de lriarte. Memories, vol. J {"Rivadavia. Monroe y ln guerra argcntino-brasilefia"), Buenos Ai-

res. Sociedad lmpresora Amcncuna. 1945, p. 4.

71 G Araoz de Larn adrid . "M erno rias del general La Madrid", torno t, Campo de Mayo, Biblioteca de l

O fic ial. 1 94 7, p. 229 .




EI hecho provoco las protestas de los otros tres jefcs, que fueron desestirnadas por Do-

rrego. Este tipo de actitudes, claramente diferentes de las de otros oficiales -como sedesprende del enojo de los dernas ("en nuestra division no se cornen aves", dijo el

ofusc ado Larnadrid l=.t- eran importantes para conseguir la adhesion de los plebcyos.

Dorrego habrfa tarnbien de vestirse can "todas las apariencias del mas complete desa-

lifio: excusado es decir que esto era estudiado para captarse Ia multitud -los descami-

sados-"_73 No bastaba, cntonces, con pertenecer al ejercito para ser influyente, aunque

indudablemente era crucial para lograr movilizaciones efectivas como las que lidera-

ron Soler, Pagola y Dorrego en 1820: el carisma y los gestos hacia la plebe eran ele-

mentos decisivos.

EI otro factor que hacia "populares' a estos lfderes era la oposicion que manifes-taban a la rnodcrada poluica de Pueyrred6n para can los enemigos de Buenos Aires.

Dorrcgo, Pagola y Soler rcivindicaron la tradici6n guerrera de Ja primera etapa de la

revolucion, no s610 contra los espafioles sino tarnbien contra los disidentes del Lito-

ral y, sobre todo, la invasion portuguesa de la Banda Oriental, permitida tacitamente

pm cl director supremn'+ En el primer lustra revolucionario todos los gobiernos ha-

hfan lIevado adelanto una polftica activa y belicista hacia los enemigos de Buenos Ai-

res, y ahara que la actitud era mas conservadora "empczo a desaparecer el prestigio

del gobierno hasta en las masas''." Ello contribuyo a identificar a los plebeyos con

la faccion que buscaba enraizarse en esc cercano pasado guerrero.

Ahora bien, csta identificaci6n no alcanza para hablar de un "partido popular" an-

tes de la caida del Directorio, De heche, hasta 1820 los tres principales referentes de

la plebe en ese afio no se encontraban en Buenos Aires. Aunque lograron un accntua-

do liderazgo sobre la piche, y fueron un antecedente de Ia faccion dorreguista de la

dccada de 1820, mas cercana a un "partido popular", hay otros dos factores a tener

en cuenta para cntender la participucion pohtica de la plebe portefia. Uno es el rol de

72 Araoz de Lamadnd. "Mcmorias p. 230.

7. 1 T de lriartc. MC1!I(Jri<lS. vol. J, p. 216. La cita se refiere a cuatro aries mas tarde. pem es un huenmdicador de una prtictica que pudo huber sido previa.

74 Gran parte de csta lucha discursiva se libro desde las paginas de La Cronic a Argentina, publica-

da entre agosro de 1816 y fcbrero de 1817 (vease en 8M, torno VII). EI enviado norteurucricuno Brac-

kenridge cornento que ell 1817 "se daba a entender que una r evoluc ion , como las Haman . e sta ba a puruo

de producirse, reniendo por tin principal hacer la guerra contra Portugal"; veasc E. M. Brackenridge. La

Independenci« .... p. 286. Tres anus dcspues, otro nortcamericano, John Forbes. percibirfu la vigencia de

la oposicion a Ius portuguescs. cuando observe que en la dispute entre las facciones polnicas al finali-

zar I 82(), "Ia gran cam alia gue ambas partes exhiben para conquistar popularidad, es una guerra con

Portugal. para rcconquistar 1 . 1 Banda Oriental", para aiiadir que este heche "es el gran talisman de po-

pularidad en cstas Provincias y aqucllos que consiguieran esrar al [rente del gobierno cuando esas has-

ulidades se iniciaran, adquirinnn. sin duda, una autoridad de gran solidez y permancncia": cartasescritas el 29 de cuero y cl9 de febrern de 1821. en J. Forbes. Once aiios I'll Buenos Aires (1820-1831/,

Buenos Aires, Emece, 1956. pp. 88 Y89.

7) T. de lnarte, Menurrias: vol, I. p. 170.



LA PARTICIPACI6N POLiTICA DE LA PLEBE URBANA DE BUENOS AIRES (1810-1820) 29

ciertos individuos "interrnedios' que articulaban la relacion entre los plebeyos y

aquellos lfdcres. Pese a que han sido poco investigados, su papel fue crucial: los al-caldes de barrio y sus tenientes, los oficiales de policfa, algunos pulperos y. sabre to-

do, los capitanes milicianos aparecen en lugares de la dirigencia en todos los

movimientos polfticos en los que se involucraron plebeyos en las luchas facciosas;

sabfan escribir y eran llamados "don", aunque no eran parte de Ia elite. Un bucn

ejemplo 10constituyen los capitanes del segundo tercio civico Epitacio del Campo,

uno de los firmantes del petitorio antimorenista del 6 de abril de 1811, YGcnaro Sa-

lomon: participaron de intentos de lcvantamiento contra eI Directorio de Pueyrredon

y fueron cabecillas de las movilizaciones milicianas de 1820 (vease infra); un miem-

hro de Ia elite los llamaba "tribunes de la plebc".76Pero el eje principal de la participacion plebeya parece haber estado en el decisi-

vo rol de una de las corporaciones mas antiguas de la ciudad: el Cabildo de Buenos

Aires, la unica institucion colonial que sorteo casi indemne los cambios de la deca-

da abierta por la Rcvolucion. Mantuvo su importancia, su lugar de organa de repre-

sentacion del Pueblo, su capacidad de convocar a Cabildo Abicrto y de ocupar el

gobierno en caso de acefalla (funciones que cumpli6 repetidas veces en cl perfodo),

y logro ademas acrecentar sus atribuciones en ciertas areas."

EI ayuntamiento representaba a los vecinos de Buenos Aires (se autodenominaba el

"inrnediato representante de esta Ciudad Capilal"),78 aunque no de manera directa, yaque en el perfodo colonial el euerpo era designado por su antecesor y en 1815 paso a

scr elcgido por elccciones de segundo grado. Si bien incluia en su composici6n a un

grupo limitado de la poblacion, sc diferenciaba de otras corporaciones por el hecho de

que su gobierno alcanzaba a todos los habitantes de su territorio y no s610 a sus inte-

grantes -corno ocurria par ejernplo con una cofradfa-; era el encargado de adrninistrar

el "bien comun"."? En sus sesiones, llamadas "acuerdos", se explicitaba una intencion

7(, T. de lriarte. Memurius, vol. I: 10 hace repctidas vcccs, por ejemplo en la p. 244 para Del Cam-

po y en L a 271 para Salomon. Tambien sostuvo que Del Campo era "el hombre de mas ascendienre enel segundo rercio", T. de Iriarte, Memorias. vol. ~, p. 244. y vol. I, p. 275. EI petitorio de 1811, en G8A,

ob, cit .. p. 281: un mtcnto de lcvantamicnto en 1819 del que participaron esros capitanes en AGN. X, le-

gajo ~O I ), . I ' M , 641 En la decada siguicnte DeI Campo continuo actuando en Ia milicia y fue invitado

en t823 a tamar parte en lu llamada Conspiracion de Tagle pm su ascendencia sobre los cfvicos [AGN,

x. 13 ."16]: fue mas tarde juez de paz de una parroquia urbana [hGN, x. 32 l l 3) Y alcanzo a scr jefe de

la policia en 1831 [AGN. X. [614· Policia]. E[ capitan Salomon fue ajusticiado en 1820 pero su her-

mano, pulpero como el. rorno 5U Hombre y posteriorrnente fue el Hder de la rosista Socicdad Popular

Restauradora: vease Quiroga E. Micheo. "Los mazorqueros (.genle dccente 0 asesinos?", en: Todo es

Historia. rnirn, W8. 1993.

77 Saenz Valiente, Baj« ell/II/Wlli ...

78 At:C seric IV, torno VI. p. 4:'ic

79 A. Lemperiere, "Republica y publicidad a finales del Antigua Regimen (Nueva Espana!". en: F. X.

Guerra, A. Lernperiere et 1Ir. Los espacios IHib/ieos ell lberoamerica. Ambiguedades y problemas. Sig/OJ

XVII/-X/x, Mexico. FeE. 1998.




constante de promover 10 que fucra "de mayor conveniencia al bien publico".8o Asf,

cuest iones como el abasto de alimentos para la ciudad fueron una preocupaci6n centralde los capitulares a 1 0 largo de toda la decada, en particular los recaudos para "que nun-

ea se verifique que el publico sufra escasez de carne" n i que hubiese problemas con el

pan (causantcs de tumultos varios en otras ciudades iberoamericanas y europeas con-

temporaneasj.u EI Cabildo tambicn vestta a los presos, pagaba pensioncs a viudas y

huerfanos de cafdos en la guerra, asistia a familias que sufrfan una inundac ion , promul-

gaba los bandos destinados a la poblacion, sus funcionarios daban discursos en ocasion

de las celebraciones publicas -que como se vio eran preparadas por el ayuntamiento-

y era tarnbien la autoridad inmediata sobre los alcaldes y tenientes de barrio, de llega-

da directa a los habitantes de los cuarteles urban os y suburbanos.s'No es posible saber exactamente c om o evalu aban los plebeyos las acciones del

ayuntamiento, pero todo 10 antedicho parece haber sido percibido exactamente co-

mo el Cabildo In planteaba: la atenci6n del bien comun. No es extrafio entonces que

los miembros de la plebe se dirigieran a la corporaci6n municipal cuando fueron

convocados ala movil izacion politica (a la que adernas muchas veces concurnan en

tanto milicianos, y cuyo brigadier era prccisamentc el ayuntamiento): la pcrcibfan

como una autoridad legftima que tenfa por funci6n ocuparse del bienestar de toda la

comunidad, es dccir, tambien del suyo. De ahf la nocion del Cabildo como "padre"

de la poblaci6n. En Mexico se llarnaba "padres de la Patria" a los capitulares.e' rol

paternal que asimismo cxistfa en el imaginario portefio. EI propio Cabildo 10 exprc-

saba con claridad en 1813: habfa que incluir en las fiestas mayas mas "dernostracio-

nes que produzcan bicnes reales at Pueblo y Ie hagan conocer las ventajas de un

gobierno Paternal't.s- Aparcntemente la idea tam bien se extcndia entre la sociedad:

EI Cabildo era la autoridad mas inmediata del pueblo. era la cabeza, el padre, y sus hi-

jos COIllO a tal 10 adoraban, 10 respetaban, le tributahan un culto voluntario, una devo-

cion exaltada. R '>

80 Vease cl usn tie estu Frase en AEC. serie IV , tomo V I, p. 433. Pero existen varias forrnulacioncs st-

milures, como evuar 10que "pudicru rcsultar pcrjuicio al publico" (ibid., torno V, p. 223).

81 AE(", serie IV , tomo V 11812-1XI3), p, 601. Los acuerdos en cuestiones del abasto de carne y trigo

son rnuy nurnerosos. Veanse por ejemplo AEC. serie IV . tomo IV (1810-1811), pp. 280, 315.675.709. 719.

T!3. torno v. pp. 223. 441. 466. 617. 622 (en el que se expresu la preocupucion de "acallar el clamor dcl

Pueblo" que genera la escusez): tomo V I (1814-1815), pp 28.62.135.398,405; torno V II 0816-lgJ7),

pp. s o o , 528. 547. 572. 5X3; tome VII I (1818-1819), pp. 36,41, D7, 172, 219, : 183, 391,412.

~1 Veanse AEC. serie IV . tomo V . pp. 104 y 174; torno VII . 87, 189.434.636; asistcncia a inundados de

Barracas, en tomo VII. pp. 330-."1."14,S.'i y 384; un discurso del regidor Alvarez Jonte en mayo de 1812.

en r \t:C, torno v ; p. 216: los baudos, en MiN, x, 44 6 7 Y4468. Gobierno: todos los comienzos tic ano se

crupleaba bastante ticmpo en el nombramiento tie los alcaldes de barrio,S .1 A . Lcmperierc, "Republica y publicidad ,.

S~ AEC. scrie IV, tOIl lO v. p. 565.

s' T. tie lnurte. Memories, vol. \ p. 31.



LA PARTICIPACION POLiTICA DE LA PLEBE URBANA DE BUENOS AIRES (181 O - J 820) 31

Durante los conflictos de 1820, un oficial sostuvo que "el Excelentisimo Cabildo

es nuestro Padre, yael solo debernos obedecer" .~6 Esta funei6n paternal del Ca-bildo de Buenos Aires pareee haber sido decisiva para asegurarle la lealtad de la

plebe y ayuda a explicar su constante conexion a 10 largo de los diez afios conside-

rados en este trabajo. Rclacion fundamental: todas las peticiones de los movimien-

tos conternplados en la seccion anterior se enviaron a la institucion municipal.

Asf ocurrio en las jornadas del 5 y 6 de abril de 1811 -cuando, adcrnas, los ple-

beyos eoneurrieron liderados par los alcaldes de barrio de los cuarteles suburba-

nos~, y en las de septiembre de 1811 y octubre de 1812; en 1815 fue el Cabildo

el que condujo la resistencia a Alvear (cuando la institucion convocaba al pueblo

con su campana, el grueso de los portcrios acudfa a su Ilamado). Fue asimisrno elreferente de las agitaciones de 1820, que se abordaran mas adelante. La tradicio-

nal corporacion se vol via, en tanto instituci6n y mas alla de los nombres de sus

cambiantes i ntegrantes. en 1 a articuladora de una novedad: la participaci6n polf-

rica de la plebe urbana.

e) Los marines "autc51101110S"

Buena parte de la tropa para los ejercitos que el gobierno central utilize para

combatir a los realistas 0 a los artiguistas se recluto en la eiudad de Buenos Ai-

res y sus alrededores, Las primeras divisiones del ejercito regular creado en 1810

se formaron can base en las milicias surgidas de las invasiones inglesas, en las

que servia una porcion de la plebe urbana. Mas tarde, la ampliaci6n del cjcrcito

implie6 el alistamicnto de vastas cantidades de habitantes de otras regioncs del

ex virrcinato, muehos de los euales fueron enviados a servir a Buenos Aires, pe-

ro tambien acentuo la presion rcclutadora sobre los sectores bajos de esta. Los

miembros de la plebe portcfia fucron asimisrno un eomponente sustaneial de los

nuevos tereios cfvicos en que se dividi6 la milicia urbana una vez profcsionaliza-

do el ejercito, en la cual dcbfan servir todos los adultos vccinos 0 avecindados.

Los tercios, original mente organizados conformc a las zonas de la ciudad, se se-

pararon en un primero can una alta proporci6n de "gente decente", un segundo

formado sobre todo por plebeyos de los suburbios y un tercero integrado par par-

dos y morenos libres.s?

~6 I\G~, x, 2 '1 10 6, SM - Conspiracion del I" tic octubre tic I820,p. 279.

R7 Vicente Fidel Lopez, H istoria de ia Republica A rReJ!(iJU r; Felix Best, H is/orin de las guerras (11"-

gnuiurls, Buenos Aires, Pcuser, 1'160.




Tanto en el ejcrcito como en la milicia los plebeyos ocupaban los cargos mas ba-

jos de la jerarquia militar: eran soldados, cabos y sargentos. Se los reconoce en la do-cumentacion por no l levar el "don" antes de su nombre, por ser casi unanimernente

analfabetos y pur sus ocupaciones (peones, jornalcros, zapateros, "de oficio ningu-

no", ctc.), Ser sargentos era c1limite para su ascenso -salvo excepciones-: general-

mente los oficiales mas altos debian saber escribir y esto constitufa una barrera para

la gran mayoria de la plcbe.88

La experiencia militar hizo aparecer lazos horizontales inexistentes previamente

entre los miernbros de la plebe. que ernpezaron a identificarse como integrantes de

un misrno cuerpo: orgullosos granaderos, orgullosos cazadores, 0 husares 0 cfvicos,

Esta identificacion interior con los cuerpos militares devino en rivalidades entre losdiferentes regimientos, y en frecuentes rifias entre cllos.e' De estas identidades nue-

vas surgieron al mismo tiempo gavillas de desertores y/o ladrones -no tratare aqui

cste tema pur falta de espacio-, que se convirtieron en una caractenstica de la dec a-

da en la ciudad y la campafia.w

Otra consccuencia de csta convivencia militar fue la aparicion de 1 0 que denomi-

no "motines autonomos": movimientos con objetivos concretes. prornovidos y lide-

rados pur sargentos, cabos y soldados, sin intervencion de miembros de la elite. EI

primero fue protagonizado por el Rcgimiento de Patricios (pese a su nombre, corn-

puesto "en su mayor parte de jornaleros, artesanos y menestrales pobres" oriundos deBuenos Aires)?' en diciembre de 1811, en un intento de resistir cambios disciplina-

rios impucstos por el nuevo comandantc Manuel Belgrano cuando corncnzaba cl pro-

ceso de profesionalizaci6n del ejercito. Entonces,

se levantaron los sargentos, cabos y soldados, desobedecen a sus oficiales, los arrojan

del cuartel, insultan a sus jefes. y entre ellos mismos se nom bran comandantes y 011-

ciales, y se disponen a sostener con las annas, sus pcticiones, que hicieron al gobler-

no pm un escriro presentado, en donde pedfan una tracalada de desatinos, imposibles

de ser adrnitidos. sicndo entre cllos la mudanza de sus jefes, y nombrando a su arbitrio

otros92

R8 EI cargo de sargcnto 2° era el limite para los analfnbctos, nucntras que los sargemos I" sabian es-

cribir. Esto se explicua en un juicio en AG~, X, 2996, SM. p. 22.

8<) Los cases de "quirneras" entre integrantes de distintos cuerpos son muchos; veanse como ejernplo

AGN. x. legajos 29 9 6. 10 ~ 4 Y30 I 4, SM.

90 Como ejernplos consigno a la banda de soldados detenida pm robar una pulpcria cenrrica (AGN. x,

29 II 5. SM , p, 371) Y la tropa a bordo dc una fragata que saqueo a un lanchon en eI Rio de la Plata (AGN.

x. 29 9 6. SM. p. ~3)

91 Razon por la cual el Cabildo les costeo trescientos uniformes a poco de formado el regimiento. en1 . Bcverina, E I V ir re ill£ lr o d e I((.~Provmcias Unidas tiel R IO tie la P lata . Su organ/;:ill'/Iin mil/tar. Buenos

Aires. Circulo Militar. 1992, p. 336.

92 j M. Beruti, Memorias ,·lIrio JllL ., 380 9.



LA I'ARTIClPACION POLiTICA DE LA PLEBE URBANA DE BUENOS AIRES 11810-1820 ) 33

La reaccion de las auroridadcs fu e eficaz y muy veloz. Tras ver rechazadas las pro-

pu cstas de rendic ion atacaro n can o rras tro p as el cuartel don de sc atrin cheraban lospatricios. obligandolos a rendirse tras u n vio len to combatc.v' No hubo rniembros de

Ia elite cnndu c icndn a Ia tro pa, sino que fueron p lebeyo s (sargen to s, cabos y so lda-

do s) qu icn cs dirigiero n la p ro testa y dec idiero n u sar las anuas. A esto obedec ieron la

rapidez de la rcaccion del gobicrno y e l d ec id id o ataque a po co de haber cornenzado

c l levan tam icn to , asf como la luertc rcp resio n : lo s dicz cabec illas fu cron "degrada-

dos, pasados po r las armas, puestos a la espcctacion publica"; a otros se lo s sancio-

n ( l con penas carcelarias.s- EI regirniento, el mas prestigioso de Bueno s A ires, Iuc

disuclio y cl tcrmino "patricios" fu e cxicndido a todas las iropas.

Duran te toda la dccada, la rcspucsta de las autoridadcs a estes rnotincs fue vclozy contundcntc. Un intcruo de rcbclion de los granadcros de infantena en IS 14 fuc

violcntamcntc castigado con el fu silum ien to de trcs c ubec illas ado s horas de habcr-

sc in ic iado . Tambicn sc rcacc iono n ip idamen te ante lo s m otin es de lo s c ivic os y la

cornpafiia de pardos y morenos durante IS 13, el de los artillcros en IS 15, el del cjcr-

cito dc obscrvacion ell I g 16 Y cl de lo s granadero s p resos en Martin Garda en

IX1X.')' En todos cstos motines los hdcrcs Iucron sargentos, cabos y soldados: cl ori-

gcn fuc siempre algun rcclamo co nc reto . p ago s atrasado s n algun derecho no respe-

tado po r las autoridades. y nunca supcraron cl marco de un so lo rcgimicnto, pew

p rovocaron p rco cupac irin en lo s su ccsivo s go bic rn os y evidcnciaron la tension quecausaban entre la elite las accioncs plebcyas.

EI mas significativo de lo s "rnotincs autonornos" Iue el o cu rrido en enero de

I X19, cuando, ausente la guam icion de Buenos A ires po r haber ido a cornbarir a lo s

artiguistas a Santa reo el tercer tercio civico. in tegrado po r pard os y morenos. fue

convocado po r c l Cabildo para acu artc larse, In cual iba en con tra de la tradic io n de

In m ilieia hispr in ica de rcalizar cl scrvicio si n abandonar 1 '1 rcsidcnc ia en lo s dornici-

lios pu nicu larcs.w R um orcs y carteles contra la rnedida comenzaron a c ircu lar en el

cuartcl del tcrcio y los sargentos, cabos y soldados se negaron a aeudi r a la plaza en

que c l Cabildo p laneaba rcalizar la revista de las tro p as y el an u nc io . En cambro, ne-

go c iaro n hacc r cI cn cucn tro en la Plaza Monsc rrat (en una zona habitada po r gran

parte de la poblac io n negra de la c iudad). A lii,

'i~ GBA. ob. cu., tOIlW III. p 49. Fueron ahorcados cumru sargcnros , dos cabos Y cuatro soldados. Otra

docena de insu rrccros fucru n ccndcnados a dislin la> pcna- de prision ,

I)' En orden de cxpo sic ion : Bcru ri, Memorias ( "UI"/I I. \" (I .I . .. , p . 3 .85 9: AU'!. x, 30 2 2 . SM - lenas "P-Q",

725: M,S, X. 111 I ], SA! - lerrn "M", W'i: '\(;.'0;, x, 10 I \ SM - letra "M", 601: A(,~, X, .IAI. 1() J 4 . letras

"S- 1"", 87'i.% J. Marchena Fernandez. Ejenit« \"milicias prj cl /II/(Jui" rolonut! umericano, Madrid. Maptre. 1992 .

Para lus ru ilic ias en Buenos Aires vcase C. Cansauello . "Las ru ilic ias ru rales honaeren scs en tre 1820 y

1XJO"" . ell: Rrvisu: tie ll istoriu Regiill/lil. nuru. I y, r::->u:, 1998 .




luego que llegaron a esia dispuso el Exmo Cabildo que sc formase quadro 1 0 que se veri-

fico y entrundo cl Cabildo en el Senor Alcalde de Primer Yoto tom6 la voz y arengo alTercio haciendole saber la resolucion Suprema y las razones podcrosas que havia para dis-

poner el que se aquartelasen al Sucldo, a 1 0 que todos contestaron tumultuosarnente que

no querian siguiendose a esto una descompasada griteria la que obligo a hacer tocar un re-

doble imponiendo silencio: que entonces dispuso el Exmo Cabildo que par medic de los

Sargentos y Cavos se presentasen y dijesen cuanto querian decir peru que se sosegasen y

guardasen silencio: que a esto salieron varies cabos y sargentos y hicieron presente que

de ningun modo querian los ciudadanos consentir en ser aquartelados que estaban hacien-

do un Servicio bastante activo pero que si era de necesidad aun se les pensionase mas que

10 harian gustosos menos perrnitir el ser aquartelados: que a esto accedio el Exmo Cabil-do y entonccs el Sargento Mayor despues de tomar la venia correspondiente rnando des-

filar la compafiia de Granaderos y a los dernas sovre esta para que se retirasen pero que

aunque asi 10 vcrificaron al poco rata se siruio un tiro a este se siguieron banos unos con

bala y otros sin ella como dando a saver que ya havian sido prevenidos.??

Segun un cabo que curnplio un rol activo en la protesta "la compafiia de Granaderos que-

na seguir haciendo eI Servicio como antes, y que aun Ie s recargasen el Servicio si e5to

era necesario pero que no combenian en ser aquartelados"," mientras que un soldado

cornento a su of usc ado capitan: "no es tumulto [ ...Jqueremos pedir 1 0 que es de dere-

cho"."? Otro sostuvo que en la plaza nadie 10 impulso a gritar, sino que "grito y desobe-

dccio por su propio motibo y por seguir a los de mas siguio con la grita y oposicion".loo

Los acontecirnientos no finalizaron con los hechos de la Plaza de Monserrat, si-

no que un grupo cornenzo a organizar una reunion armada por la noche para conti-

nuar con la oposicion a la medida. El conflicto dio lugar tam bien a expresiones

radicales: algunos qucrtan "resistir el que los desarmasen y para irse acia las quin-

las"lol ("sus miras se adelantaban a mas altos fines", dina Beruti).I02 Un oficial arres-

to al negro Santiago Manul, "quien en mi presencia exortaba a los negros a que

rnurieran en Defensa de su causa, ablando mil iniquidades del Govierno y dcmas au-

toridades't.iv' informacion corroborada por un tcndero, quien declare que

<]7 AGN. X , 30 3 3. SM. declaracion del [entente coronet Don Nicolas Cabrera. El capitan Sosa agrego

que la mayoria hablo "con modos al Exrno Cabildo rnenos el cabo Duarte que hasta lIego el extreme de

qucrcrle meter la mana par Ius ojos al Senor Alcalde".

98 AGN. X . 30 3 3, declaracion del cabo Pedro Duarte.

~0 AGN. X. 30 3 \ declaracion del capitan Sosa.

100 AGN. X, 30 3 3, declaraciun de un granadero del eual no consta el nombre, que em carpimero. Es

llamarivo que en una causa alguien asurnieru su actuacion de esc modo. cuando en general, al encontrar-

se ante los jueces, IDS acusados 0 testigos imenraban dcsligurse de 10 ocurndo: vcasc A Farge. ob. cit.1 0 1 AG~. x. 30 3 3. SM . declaracion del granudero Segurola.

102 J. M. Bcruti, Meniorias curiosas .... p. 1910.

10.' A(i~, x, 303 3. SM Informe al Gobernador lntendente.



LA PARTICIPACION POLiTICA DE LA PLEBE URBANA DE BUENOS AIRES (I~IO -I820 ) 35

habicndo visto rcunidos en la puerta de rru tienda varios negros changadores ablan-

do del succso acaccido cl 4 fixe mi atencion y presencie, que el negro Santiago Ma-xul, can rnucha energia, y bastante insolencia, mientras los otros estaban callados les

dccia "aqui, no tencmos Padre ni Madre, vamos a morir en defensa de nuestros de-

rechos, EI Govicrno es un ingrate, no atiende a nuestros scrvicios, nos quiere hacer

esclavos, yo fui con seis cartuchos al quarrel y pur el memento conscgui quien me

diose muchos", agrcgundo a esto mil cxprcsiones que la dcccncia no me permite es-

tampar.tv!

Aunque nadie tcrmino muriendo ell defensa de sus derechos, la idea circulo entre

miembros de la plebe =negros changadores-. Santiago Manul reclarnaba por los de-rechos no respetados y acusaba al gobierno de ingrate, (,por que ingrate? No atien-

de a nuestros servicios. Es decir, no rcconocia 10 que era de costumbre, pero

tampoco el papel que ell os habfan cumplido en los nueve afios de revoluci6n y de

guerra. AI idcntificar cl acuartelamicnto con la csclavitud -fIOS quiere hacer esc/a-

)'()S-, sc realzaba el antagonismo con el gobierno (sobre todo ante un auditorio com-

puesto por negros).

La reunion nocturna se efcctu6 en c1 hueco de Ia Concepcion -tam bien en la zo-

na de residencia de los morenos-, pero los asistentes fueron desarmados y presos

por civicos de caballeria y vecinos. EI hecho de que se tratara de un cuerpo inte-

grado por negros sin duda ayudo a crear un ternor que rnovilizo a aquellos iiltimos,

peru hay que enfatizar que las razones del conflicto no estuvieron relacionadas con

la cuestion etnica sino con el derecho de los milicianos. EI gobierno, extremada-

mente debilitado hacia el fin de la decada, solo him las averiguaciones pertinentes

pero esta vez no conde no a nadie. Este fue el ultimo motfn aut6nomo durante la

existcncia de esc gobicrno central. EI siguicnte, que ya se darfa en 1820 en combi-

nation con la otra practica de intcrvenci6n plebeya, tendrla efectos importantes en

la esccna pol uica.

3. OCTUBRE DE 1820: MIEMBROS DE LA PLEBE EN ARMAS

EI derrurnbc del Dircctorio tras la batalla de Cepeda dio lugar a una etapa de fuer-

tc conflicto politico en Buenos Aires. Ante el avance de las tropas suntafccinas y

entrerrianas que siguio a aqucl cornbatc, la poblacion portefia fue convocada por

el Cabildo para defender la ciudad. Varies miernbros de la plebe, dcntro de las rni-

l().l AGN, X. 30 3 ~, SM. declaracion de Manuel de lrigoyen.



.1 ( , GABRIEL LJ[ MEGLIO

lic iu s y lo s rc sto s del ejc rc ito , o cuparon eI cen tro de la c sccna al in stalarsc masi-

vamen te en la Plaza de la V ic to ria y su s cercan ias: So ler era en esc mo rncn to surefercn tc . En j un io se rep iti6 la situ ac ion an te un nuevo ataque de Estan islao L()-

pez (acompafiado po r Carlo s de A lvear); in c lu so cuando este fracaso en tomar

Buenos A ires, la agitac ion con tinuo al levan tarse el co ronel Pago la y hacerse con

cl poder duran te un par de dias, apoyado po r "los cxaltados descamisados -Ios ci-

viCOS-".I05

Pero la mas impo rtan te de las inicrvencioncs de la p lebe se dio en oc tubre,

cuando, tras haber sido rechazada la invasion santafccina a la provincia , la flaman-

Ie Jun ta de Rcp resen tan tes dcc idio no rnbru r gobernado r a Martin Rodriguez. La

pcrtcn cnc ia de este o fic ial al regimen direc to rial rec icn derrumbado gencro en trelo s rn ilic iano s de lu c iudad un descon ten to que estallo c l I" de octubre, cuando el

segundo y el tercer tercio ctv ico, mas cl bata116n Iijo (del ejercito regular), se su-

blcvaron dirigido s p \ ,r su s jefes. Se p ronunc iaron en con tra de la facc ion direc to -

rial y marcharon de IllS cuartc les de Retiro a la Plaza de la V ic to ria, lugar que

iomaron tras un breve I . . : UIIIhale. Rodriguez huyo y el Cabildo se hizo cargo de lu

su uac io n, desc on oc ic ndo c1 nombrarn ien to de aquel. Sc o rgan ize un Cabildo Abier-

to en c l que impero c l dcso rden , m ieru ras Rodriguez o rgan izaba fuerzas en la cam -

pafia y avanzaba sobre In c iudad refo rzado po r las tropas del comandan te de

milicias Juan Manuel de Rosas. Los cfvicos se atrin cheraron en la p laza p rin cip aly se dispusieron a resistir.

Estc ep isodic , adem .is de un cn fren tarn ien tu en tre sec to res de la elite, fu e cI rno-

m ente cu lm in antc de l a p ar ti ci pa ci ii n de la p lebe u rbana en el p ro ceso politico de

Buenos A ires que aho ra conc lu ia, No eran ya lo s pasivo s grupos que acompanaron

en I !-III a lo s alcaldes de barrio a la Plaza de la V ic to ria. sino un actor que habra vi-

vido una dccada de po lfrica y de partic ip ac ion en la m ilic ia y el ejerc ito . Esa expe-

ricn c ia pc rm itio a lo s micrnbros de la p lebe, en la p recaria legitim idad y el gran

dcso rden de 11QO. ocupar tcmpo rariamcn te un impo rtan tc lugar en la escenu pohti-

ca. Esto se hizo patcn te para la elite, que exp rcso esta vel una p reocupac ion mas mar-

cada que en an terio res "irrupcioncs" plcbeyas.

Los in tegran tes de las m ilic ias y c l batal16n fijo no tueron lo s un ico s p lcbeyos

que to rnaron parte del levan tam icn to . sino que tambien sc agregaron o tro s: se de-

nunc io que un esc lavo que trabajaba en una panadcrfa "fugo en la rcvo lu c ion del 1°

de octubre 1 . . . 1 y se incorporo en tre las gen tes que sc hallaban en la Plaza". 106 La

p resenc ia p lchcya en las calles po rtefias adqu irfa una dimension nueva. que alarrno

al cronista Bcruti:

li)5 T de lriurtc, Menu.ria», vol. L p ~2)

10<\ Pertenccu t a D. Pedro Bu rc nigo N;:\. X . 1244. S olic itu de s m ili ta re s, J ~21.

11 )7 J . 1 \ 1 Beruu, Menuntu» curiosas.. .. p. 3933.



LA PARTICIPACI()N POLiTICA DE LA PLEBE URBANA DE BUENOS AIRES (1810-1 820) ~7

La patria se ve en una verdadcra anarquia, llena de partidos y expuesta a ser vtctirna

de la Infima plebe, 'lue xe halla armada. insolente y dcseosa L Ie abatir a In genre deccn-

teo arruinarlos e igualarlos a su calidad y miseria.I'!'

La dec ision de lo s p lebeyos se exp lic ito en la reso lu c ion del con flic to . Los lidc rc s del

levantamiento -entre o tro s Pago la e Hilarion de la Quintana- depositaron su s csperan-

zas en que Do rrego , qu icn rec ien habia reto rnado del exilio que Ie impusiera Pu eyrrc -

don y habra gobernado po r unos dias. que era a qu ien lo s c ivico s qu erfan como

gobernador . tue acudiese a la c iudad con su s tropas y asegu rara su triu n fo . Sin embar-

go. Dorrego acato 10 rcsuclto por la Ju n ta d e R ep resen tan te s, cmpujando a lo s capitu-

lares y lo s jefc s rn ilitares del alzamiento --que se vic ron p crdido s- a buscar un pac tocon Rodrigu ez, qu ien habia en trada a Buenos A ires con su s fuerzas y sc dispoma a

atacar In Plaza de Ia V ic to ria . tin ico pun ta con tro lado po r lo s clvicos.tv? Se r ea li za ro n

ncgoc iac ion cs pero Rodriguez quena la rendic i6n in condic ional de lo s que ocupaban

la plaza.'!" Hilarion de la Q uin tan a sc cntrcvisto con cl gohernador y qu iso lu ego con-

veneer a lo s de la p laza para que marcharan bac ia lo s cuartc les de Retiro :

M e dirigf a 1<1ccova, y hablando con firmeza y reso luc ion a lo s civicos, les hice p re-

seme la necesidad que habia evitar mas derramamiento de sangre, y ellos, dcrnostran-

do mucha oposiei6n, se rcsisuan al abandono de sus puestos [ ... J Do n A ngel Pachecocon tuvo <1un c ivico que me iba a tirar.!' L

Micntras intentaba persuadirlos, Rodriguez ataco de imprnviso con su caballerta y

lo s c ivico s comcnzaron a resistir sin esperar o rdenes:

E l o fic ial Gada, e sta ba c o ntc n ien do los civicos del T erser terc io , que curgaban las ar-

mas sin su conosimiento y que parccia no le obedcciun.U-

Otro oticial no pudo "contener a la genre y privar que se siguiese el fu ego quecllos havian empesado si n su ordcn por hallarse comiendo't .u- mien tras que De la

Quintana Iue llamado "traidor" y varies cfvicos hicieron fu ego sobrc c l, p c ro sc

H)~ Asl 10 ex preso H ilar io n de la Quintana en "Manifiesto del coronet don Hilar ion de la Quintana. pa-

m jusnficur su conducia en 10"acaccimicntos de los dias J. 4 Y5 de octubrc de 1820. en la ciudad de Bue-

nos Aires, Copiado de los numcros 8 y 9 del Resraurador Tucuruauo" (de 182]). en: Biblioteca de Mavo,

tumo II. vo l. 2 . p. I .WS.

109 C. Hems. "Iniciacion del gobierno de Marlin Rodriguez. El tumulro del ]" al 5 de octubre de 1820".

en: Humanulades, La Plata. r uyrr.. l.I:-;LP. ]927.101110 VI.

110 Lamadrid, ( lb. c it . . p. 248 .

III H de la Quintana. ob. cit., p. 1.400.

112 Declaracion de un oficial del Presidio que cumbatio coruru Ius alzudos, en AGN. X. 2'1 10 6. SM.

11.1 Dcclaracion de Epitacio dd Campo (que intentaba desligarse de Ins hcchos), en AG~', X . 2'1 106. SM



J8 GABR[EL DI MEGLIO

sal V6.11~ A otro oficial se Ie ordeno "que todos se retirasen, y no obedeciendolo

los dernas, 10 executa cl que eonfiesa".IIS Tras un primer combate, hubo nuevastratativas de rendic ion con los cfvicos, pero

en vano algunos de su jefes y l o s p a rl amen ta ri o s Alzaga y Sauvidet manifestaban al a

chu srn a dcspechada que serfan p asado s a cuch i l lo : ella les amenazaba fusilarlos si n o

sc rctiruban.l!»

La lucha continuo dc forma cruenta, y cause entre trescientos y cuatrocientos muer-

tos, hasta que los civicos fueron derrotados.u?

El dcsenlacc del conf1icto ilustra el grado de movilizacion a la que habia lIegadouna parte de la plebe urbana: los jefes querfan negociar, la tropa no. La finneza del

gobernador para forzar la rcprcsion es otro dato clave: el peso de ella recay6 en la

tropa y no en sus lfderes. Es que la inestabilidad polftica que aquella significaba era

el principal enemigo de los ex directoriales en octubre de 1820. Los scctores dorni-

nantes de la economfa. que neccsitaban la paz para intentar una prosperidad que pa-

recfa posiblc, buscaron eliminar todo foeo de desorden y en su enfrentamiento con el

sector mas "avcnturero" surgido de la Revoluci6n (la faccion que contaba can apo-

yo popular) atacaron a 1 0 que 1 0 volvia peligroso: la plebe. IIS Porque el principal res-

quernor que los militates y publicistas que formaban ese grupo causaban a 10 masgranada de la elite respondia a su posibilidad de rnovilizar a su favor a una porci6n

de In plebe. De ahf que csa elite volcara su peso para procurar la victoria de Rodri-

guez y que las tropas de la carnpafia entraran en la ciudad. librando una batalla que

llama la atenci6n por 1 0 sangricnta,

(.Como se cxplica la rcsistcncia que la tropa miliciana (y la del batallon fijo) efec-

tuo frente a la voluntad ncgoeiadora de sus jeres') A difereneia de los anteriorcs mo-

tines militares dirigidos por plebeyos, en 1820 la rnotivacion mayor provino de la

pol Itica. Las raznnes del apoyo al Cabildo y a los oficialcs que lidcraron la asonada

han sido esbozadas arriba. Ahara bien, esto no explica la resistencia de la tropa cuan-

11-1 H . de la Qu in tan a. Db. c it., p . 1 .40 I.

II:' Fuc cl iambor FdlPC Gutierrez . Los jueces no le creyeron qu e se hubicsc reurado y 10 condcnaron

a muerte, pero es destucablc que cxisno una orden no obedecida. En AGN. X. 29 ]() 6. SM - Conspirucion

del I" L ie octuhre L ie [810. p. 275.

116 "Carta de Jo se Maria Roxas a M anuel Jose Garda" (15 de o c tubre L ie 182 0 ). en : A . Saldiu s. Buc-

1/(1.\ ' iliro' ('11 ( 'I Centcnntio; Bueno s Aires . H ysp am eric a, to rn o I.

117 Segu n lriarre, ru ero n JOO [Memorias, vo l, I. p . J681 ; la o ira c itra [a dio Fo rbes IOllce aiios .... p . 851 ·

En ambos casus se truta de un numero alto para la p oblac io n de [a c iudad.

118 No me (KUrO aqu i de l o s mo ti ve s de [a dispu ta facc io sa in traelite en 1820c Estes han sido explora-dos po r F . Herrero. quien ubica el confl icto en el enfremamienro e n tr e c o n fe de ra ci o n is tn s y centralisias.

p rovcn iern e de [a decada p revia: en "Una revo lu c io n federal en Bueno s Aires: o c tubre de 182 0", cap. 8 L ie

su tests do c to ral. o b. c it.



LA PARTICIPACI(m POLiTICA DE LA PLEBE URBANA DE BUENOS AIRES (j8jO~j820) 39

do el Cabildo y los oficiales iniciaron tratativas. Aqui hay que centrarse en la expe-

ricncia de los diez anos de guerra y politizaci6n, en las nuevas identidades generadasen el ejercito y la milicia, En un afio tan complejo como 1820, donde hubo por mo-

mentes vacros de podcr, la plebe enrol ada en los cuerpos militares lorna como pro~

pias las posicioncs politicas de los capitulares y los oficiales de la oposicion, y luego

de una cxpericncia de diez afios de practicas de movilizacion, lIcg6 a defcnderlas in-

transigentemcnte mas alla de la voluntad de sus dirigentes. Este fen6meno super6 el

ambito militar, scgun se percibe en el caso del esclavo fugado para incorporarse a los

amotinados. Es que la politizacion habla alcanzado a una buena parte de la sociedad

portcfia, 10 que se pcrcibe en la aparicion de algunas peleas entre plcbcyos par moti-

vos politicos, como la que envolvi6 ados clientes de una pulpcria par criticar uno ydefender c1 otro a Artigas 0 la que se dio entre dos sold ados por haber insultado uno

de elias al gobierno.L 19Tambien se advierte en la circulacion de rumores, que hadan

que una conspiracion facciosa se dcscubriesc a raiz de 10 que un "dependiente" escu-

cham en una barberfa 0 In que un pulpero oyera hablar micntras trabajaba, y en la en-

ronacion de cantos patrioticos -rnezclados can "cxpresiones indecentes"- por parte

de nifios y jovcnes a los que se recibia en las pulperfas (para preocupacion del Cabil-

dO).120 Otros datos son la sorpresa de un visitante norteamericano por la gran circu-

Iaciun de periodicos y por la actitud de quienes los cornpraban: "si no saben leer,

rcquerir del primero que encuentren cl hacerles ese favor", 1210 el uso por parte de

plebeyos de elementos de la nueva realidad, tal como hizo cxitosarncnte la esposa del

granadero negro Manuel Pintos, cargado con grillos durante el proceso por la con-

rnocion de los cfvicos de 1819, para pcdir que se los sacaran:

Yo cntiendo. senor Exmo. que esas duras prisiones que habia antes inventado Ia Tira-

nia, como instrumcntos a proposito para afligir la hurnanidad, las ticnen ya proscrip-

las y derestadus solemnernerue nuestras Lcyes Sabins, y libcrales. adoptando solo las

que pucdan bastur ala seguridad de un reo de consequcncia.it-

En octubre de 1820, la presencia de la plebe inquieto verdaderarnente a la elite y de

ahf la alegria de qu ien es triu nfaro n (ademas de que pareee haberse vivido un fogona-

zo de temor social -al saqueo, al "desorden"- entre la gente decente):

11'1 "Sumario formado contra Anicero Martinez... ''. i\G~, X. 27 4 2a. Causas Criminalcs 1816·1822;

AG~·. X. JO 2 I. 5,11.

120 Vease la denuncia de una conspiracidn contra la reunion de la Asamblea de 1813en AGN, x. 29 < )

8. SM. HJ'; para los cantos painoricos veusc AEC. serie IV . lorna v, p. 19-1 (j 9 de agosro tie 1812).

121 "Carta de M. Rodney al Secretario de Estado", en: E M. Brackenridge. Lt1 lndependencia ... , p.

Jl:! AGS, X, 30 j 3, .S;\-!.Obviaruerne sc recurr in . en estos casas, a letrados que redactaban las peti-

ciones.



.1 0 GABRIEL DI MEGLlO

Esta ha sido la Ieliz term inac ion del 5 ; pero ~cua l habna sido si vcncen lo s co mrario s?

Ell poras palabras: I" EI saqueo de Buenos A ires. rues la c h u S H 1 ( 1 estaba ago lpada enlas esqu in as cn vu elta en su pon cho . esperando el exito : Y SI la in trep idez de lo s co lo -

rados no ven cc en e! dfa. csa m isma noche se lcs unern 46 6 mil hombres de la ama-

lla yes heche de nosotros [subrayado original], m

Pro n to se in ic iaron su rnario s a lo s o fic iales irnp lic ado s, que en su mayo rfa no fueron

inculpados, mientras qu e Pago la se fugo a Mon tevideo y De la Qu in tan a fu e pcrdo-

nado. Entre los escasos condenados estuvo e1 ya m enc io nado cap itan Epitacio del

Campo (a p r isio n en las Islas Malvin as). qu ien busco dcsvin cu larse de 10 acaecido

so sten iendo que partic ipo obligado po r la tropa y acep to "p o r con siderarsc capaz de

impedir lo s dcso rdenes que p udieran ocasion arse, y sc amenasavan . con el in flu xo

que sobre c llo s ten ia". D ijo que al co nc lu ir el levan tam icru o no se p rcsen t6 an te las

au to ridades p o rque "ternero so de ser in su ltado po r la p lcve trato de o cu ltarse en su

casa".1~4 Aunque hubo dos lldc rc s co ndenados a ruucrtc.l-> la rep rcsion Iue mas fuerte

con lo s miernbros de la p lebe que con lo s conductores, dado que las p enas p ara estes

fuero n cscasas p ero la matanza de la trupa en 141Plaza de la Vic to r ia fu e im p o rt a nte.

R odriguez sc consolido como gobernador y, poco dcspues, e1 Cabildo dejo de tener

ju risdicc ion sobrc las m ilic ias c fvicas,

Lo que la elite qucna destru ir era la movilizac i6n p lebeya a favo r de una Iacc ion :

"si en tre no so tro s hay algu no , como ha habido en tiempos an terio res, que qu iera eri-

girse en tribune de la p lebe [",1 qu e tremble". 12() Encon tran a u na so lu c ion a c lio en

la po lftica del Partido del O rden . que Sf: afian z6 en el p odc r tras lo s acon tec im ien to s

d e o ctu bre.

4. CONCLUS10NES

La n cgativa de lo s so ldados c iv ico s =mayo ritariamcn te p lcheyos- a term inal' co n 1£1

ocupac ion ann ada de la Plaza de la V ic to ria, llevada a cabo po r ell o s el 5 de o c tubre

de 1820 , fue un simbo lo : lo s m iernbro s de la p lebe, ernpec inados du e nos transitorios

del espac io po litic o de Buenos A ires po r excelcn c ia, exp lic itaban el impo rtan tc lugar

12_l "Carta de Jose Maria Roxas. .", on, lit. VCJse tarubicn la nota 104,

12~ A G:-;. X . 2') 10 n . S.lt - Conspiracion del I" de octubre de IR20,

12~ El capuan Genaro Salomon y el tambor 11layor licenciado Felipe Guticrra tueron "senrenciudos a

ruuertc por cl gravisimo dclito de principalcs Iautorcs, y cooperadorcs ell el rumulto", en: (;8.4. ob. cit., 10'Ill" VI. P 27R "

Ic(' Prospccto sin Iec ha c it. en F H errero . "U na revo lu cio n federal en Buenos Aires: o c tu b re L ie 1 1 -1 2 0 ".

ob. cit., p, 36,



LA j';\RTICIPACIt)i'\ POUTICA DE LA PLEBE URBANA DE BUENOS AIRES 11810-IX 20J 41

que lu R cvo lu c io n , lo s cn fren tam ieruo s Iacc io so s y la m ovilizac ion rn ilitar les dic ron

den im de la p o lu ica po rtcn a de la dccada de 1810 . An tes de Mayo era impcnsableuna situ ac ion semejan te en la pcquefia cap ital virrein al, E I nuevo esccnario c reado

po r la Revo lucion habla dado Iugar a un nuevo ac to r jun to a lo s que 10 o c up ar on des-

de el p rin cip io .

E I com ienzo de la Revo lu c ion y la gu erra que Ie sigu i6 gcneraron una p o liti-

lac io n qu e abarco a ioda la so c icdad y no so lo a la el i te y lo s scc to res medias; se

c lio en lo s am bites de soc iabilidad p opu lar, como pu lperias y p lazas, y no alcanzo

so lamcn te a lo s p lcbcyos que fo rrnaron parte de lo s cuerpo s militates 0 de ep iso -

dios facciosos, sino tarnbien a algunos qu e no In hicieron, como varios cscluvos y

rnuJeres.Aho ra hicn , no todas las p rac ticas po lfticas de in tcgran tes de la p lebe tu vieron el

m isrno sen tido , La p resenc ia en las fiestas y ceremon ias o rgan izadas par las au to ri-

dades se convirtio en un canal de coop tac ion po r parte de la elite que llevo adelan te

el p ro cc so rcvo lu c ionario , asegu rando la adhesio n masiva de la so c iedad po rtefia a la

nueva su uac io n p oln ica. p ero esc hecho no tran sfo rmaba a la p lebe en u n "a cto r". Es-

to p rovin o de o tro s dos elemen to s: la co nvocato ria po r par te de la elite p ara dirimir

su s con fl ic to s in tern es y lo s efec to s de la guerra. En el p rimer caso , in ic iado con la

apclac ion . en ahri I de 1X I L a m iem br os de la p lebe subu rban a po r parte de un a de

las fn cc ion cs en las que se habla dividido el gru po revo lu c ionario para dcsp lazar delgohicrno a la otra, la cau sa fue la imposibilidad de "desernpatar" lo s cnfrcntarnien-

to s emp lcando lo s mcdio s in stitu c ionales p rop io s del o rden co lon ial -en un momcn to

de gran precaricdad de la legitimidad-. EI exito del recurso a lo s scctorcs subalter-

no s n ac ido de la coyun tu ru ascgu ro su con rinu idad, p rop ic ian do la partic ip aei6n de

m icmbro s de In p iche en la nueva esccna po lftica como un fac to r de p odc r, subo rdi-

nado pero po r mementos fundamen tal. Aho ra bien . esa p r imera movilizac ion de

I X II . aunquc dirigida "dcsde arriba", dcbio acudir a un argumen to que fucru popu -

lar entre lo s plcbcyos -Ia exp u lsion de lo s espatioles p en in su lares- p ara c on cretarsc .

Y . a partir de cn tonccs, en todas las in tervcnc ion cs de m icmbro s de la p lebe hubo un a

rac ionalidad de su p arte para ac tuar: la p crcepc ion de una paga, el desco de exp u l-

si6n de un gobcrn an te impopu lar, la o bcdienc ia al Cahildo en tan to auroridad legui-

rna, la protcsta por un derccho ultrajado, el sosten de oticiales carismaticos y

propulsorcs de pohticas agrcsivus.

E ll cuan to a la guerra, en la m ilic ia c ivica que reernp lazo a la aparc c ida tras lo s

ata qu c s b riu in ic o s, y en c l c jc rc ito que se c reo , basado en esta, in tcgran tc s de la p le-

be trabaro n rc lac io nc s in cxistcn tcs en l a so c icdad colonia l , generando nuevas identida-

des y so lidar idadcs. De ahf su rgieron lo s mo tin es autonornos que jalonaron la dec ada

y fo rjaro n u n ejcrc ic io de movilizacion que, au nquc ajeno a motivos pol i t icos direc-

lOS, excl u ia la m tcrvc ncion de la elite y se c o nv ir tio en u na pract ica. La cornbinacion

de am bas p racticas el l I X20, con la realizac ion de un moun au tono rn o dcn tro de u n

ep isodio Iacc io -,« in ic iado p o rla elite, co n so lido a la p lebe como UT I ac to r po litico in -



42 GABRIEL Dl MEGLIO

soslayablc de la polftica portefia, J2 7 y la preocupacion generada con ello en la elite

dcsernboco cn una violenta represion.La participacion polftica de la plebe se gest6 en el ambito de las jcrarqufas de la

sociedad colonial: en abril de 1811 fueron los alcaldes de barrio, notables de cada

cuartel, dependientes del Cabildo, los que condujeron a unos moderados plebeyos su-

burbanos a presentar cl pctitorio. Pero luego las nuevas practicas se fonnaron a tra-

ves de lazos igualmente novedosos, que provenfan de nuevas situaciones y no de

relaciones sociales preexistentcs: fue cl casp de los contactos entre plcbeyos en la mi-

licia y el cjercito y de la influencia de oficiales carismaticos que no contaban con

clientelas antes de la Revolucion, Estas relaciones que posibilitaron la movilizacion

de los sectores subalternos, emergidas de la flamante vida polftica, cncontraron su re-ferente legitime en una de las instituciones mas antiguas de la ciudad, el Cabildo, Es

dccir que el nuevo actor de un escenario politico a su vez novedoso ingres6 en estc

por medio de una scric de lazos en buena parte tam bien ineditos, pew articulandose

al mismo tiempo a travcs de una legitimidad tradicional.

Terrninada la dccada de 1810 tuvieron lugar varios cambios dccisivos: la crcacion

de un regimen rcpresentativo de alcance provincial y no solamente urbano, la supre-

sion del Cabildo de Buenos Aires, la desmovilizacion de gran parte del ejercito y la

milicia al concluir los conflictos, la aparicion de un nuevo conscnso entre la elite. To-

do csto modi fico las practicas plebeyas de la decada pero no las elimino; la decada

de 1820 aparecenan otras. La participacion de la plebe urbana sc transform6 en un ele-

menlo constitutive de la poJftica portefia en los cornienzos del perfodo indepcndiente.

127 Es precise recordar que no se trataba de toda la p lebe sin o de los m tegran tes de ella qu e se m ovili-

zaban No es posible saber qu e ocurria con el resto a este respecro,



LA I'ARTICIPACI()N POLiTICA DE LA PLEBE URBANA DE BUENOS A IRES ( 18 10~ 1~20 ) 4 3

RESUMEN

Con la Revoluci6n de Mayo de 1!lIO surgio una inedita vida polftica en la ciudad de Buenos

Aires. En ella imervinieron diversos rniembros de Ia plebe urbana, un grupo sumarnente hetero-

gcneo que ocupaba el escalon mas bajo en la esrrarificacion social de la ciudad. Este arttculo

dclinca las di versas forrnas de participacion plebeya: su presencia en las fiestas revoluciona-

rias, su movilizacion por parte de integrantes de la elite para dirimir conflictos dentro de esta,

su vinculacion (on el Cabildo, la aparici6n de motines militares dirigidos por plebcyos. Me-

diante cstos canales la participacion de Ia plebe urbana se transformo en un elcrnento consti-

tuuvo de la politica portefia en los comienzos del perfodo independiente.

The May Revolution of 1810 gave birth to a new political life in the city of Buenos Aires. in

which different members of the urban plebe took part. The plebe was a highly heterogeneous

group thai occupied the lowest step in the social stratification of the city. This article outlines

the di verse aspects of that plebeian participation: its presence in the revolutionary celebrations,

its mobilization by members of the elite to adjust conflicts inside it. its relationship with the

Cahildo, the appearance of military mutinies led by plebeians. Through these ways the parti-

cipation of the urban plebe became a constitutive clement of the Buenos Aires' politics in the

beginnings of the independent period.

Palabras clave: Plebe urbana, Revolucion, Participacion polftica, Conflictos intraelite, Cabil-

do. Motines rnilitarcs.

di meglio_un nuevo actor...(2003)

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