dessauer-discusion sobre la técnica

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  • FRIEDRICH DESSAUER

    DISCUSION SOBRE LA TECNICA

    EDICIONES RIALP, S A. M A D R I D . 1 9 6 4

  • COLECCION RIALP. DE CUESTIONES FUNDAMENTALES

    CONSEJO DE DIRECCION: Juan Jos Lpez-Ibor. - Rafael Calvo Serer. -Antonio Miilin PuelIes. Roberto Saumells. -- Gor.~dio Ferndndez de la Mora. - Antonio Fonrn. Jos Mara Desantes Gu~nter .

    Florentino Perez-Embid.

    1. La cuestin sociai, por JOHANNES MESSNER. 2 . Dinmica de la hisroria universal, por CHRlSTOPHER Di1 \VSOIV. 3 . F e y creacin literaria, por WILHELM G R E N Z M A N N . . La expresidtz artistica de las cultitras, por ALOIS DEMPF. 5. La forrnacidn de la pcrsotialidod humana, por AhJTONIO .\lILLAN

    I'UELLES. 6 . Historia de la I~,rsrruci~i en Occidente, por FNlTZ \ 'ALIAVEC. 7. La lnstiti~cirt Librc de E?isctia?zza. por V l C E N T E C.4CHO icios valiirnenes).

    3. Epocas y obras arti.rlicus, por H A h S SEDLMAYR (dos volmc:ies). 9. La Ciencia de la Ci~ltirra. por ELIGEN10 D'OlxS.

    10. D!scusidn sobre la t icnica. por FRIEDNICH DESSAUER.

  • Ttulo original: Streit um dio Technik

    @ 1958 bu Verlag Josef Knecht - Carolusdnickerei in Frankfurt am Main. @ 1964 de la versidn esparlola, realizada por ALVARO SORIANO y LUCIO G A R C ~ A

    ORTEGA, para todos los pases de lengua castellana, by EDICIONES RIALP, S. A. -Preciados, 44 - MADRID.

    Dep5sito legal: M. 6.068.-1964. N6m. de registro: 1.934-64 SxrZaX~m G R b x c u , Avda. dei Dr. Federicn Rubio y Gall. 181, MadrM.

  • P R E S E N T A C I O N

    Friedrich Dessmer -b en Aschaffenburg el 19 de julio de 1881. Tres ideales orientaron su uida fecunda y heroica.'bl ideal cientiftco. A ~ t i r del descubrimiento por Wilhelm Rontgen de los rayos que llevan su nombre, d Dr. Dessauer se dedicd a una serie de atrevidas experiencias e inventos cientificos que perjudicaron seriamente a su salud, llegando a poner en peligro su vida. Cuando todavia era colegial invent un complicado aparato Rontgen. En su juventud funda y di- rige e1 complejo industrid Veifa, Se doctora en Filoso\fUr natural, M- ~~ e Ingimiera. En 1920 la Universidad de Francfmt e nombra catertrdtico. Durante el pmz'odo 1921 -1923 es catedrtico de nlmtero g d&ctm del Instituto para los Fundamentos Fsicos de la Medicina en la Universidad Godhe de Francfort. En todo este tiem- PO abre nuevos campos 'a la observacibn rontgimuz y obtiene un h i t o w p & l e al estudiar las zonas imtt#tej entre Ciencia, Fisica y Me- dfcuta

    ~ t t l o # ; S o i E M i o o e n s u d u f u s s t t ~ ~ . N o p o d f a a c e p * pair xs fwmzs Mimr Fjs>rm vmcidas por los poderes demonta- m W t i m h z h n la tlbdtl pd?di~~. M, tras la: primera gum m n - dM @S Mzkdiav ibl R&&q hmt4 1933. S@v la p s t s e de la

    ~ Q a B r o f e ~ d B ~ d e R Q I a I W r t r c u W n W m g ~ & I w

    ~ d d e ~ . d e l a . U ~ d e ~ m S ~ R n I M

  • vuelve a su ctedra de Francfort con todos los honokes. Otra caracte- rstira de su vida fue su inquietud filosfica as como su preocupa- cidn por salvar la escisin entre Ciencia y Teologa.

    Su obra es muy extensa y abarca el campo puramente especula- tivo, la biografia y la novela. El profesor Dessauer mwid el 17 de fe- brero de 1963 vencido por el envenenamiento sufrido en stc jt

  • P R O L O G O S

    A LA SEGUNDA EDICION DE "DISCUSION SOBRE LA TECNICA" (QUINTA DE "FILOSOF~A DE LA TCNICA")

    El autor quisiera expresa su agradecimiento a todos los p con sus correccz'mes, sugerencias y consejos han contribuido al p- feeciECLunarm.ento de esta obra; y no en &timo lugar al VD1 pr la apt& prestada en la confm'dn del regfstro de nombres.

    A LA PRIMERA EDICION DE "DISCUSION SOBRE LA TECMCA" (CUARTA DE "Fux>s~Pfir DB U TCNICA")

    El 12 de .enero de I%aJ a raz de mi conferencia "Zukunft des Ak.ademlkt?rsW (pon>& del Universitario), se celebr en Kmlsruhe taur reunin de p e r s d i d d e s del VD1 a la que se me invit. PW &ntancesJ me encontraba ejerciendo mi actividad en Suiza El objeto de la ratnibn ma la situacin en que se encontraba la ani- RtWia # fl%mmtaerrte eionfwo l&$wih plwkx. &,la titfmkb iy al emwgo de e s r r i b & . ~ Ilro que, desde una di&mda * m e , ~~ d -0, resultado y pmqzcti~c~s ~ ~ s t 3 a ~ ~ d a ~ d . E ~ ~ < t c o $ contsrrfci q a v - - q w d m d l a ~ & I l l j r - P i Z e k --- ~ ~ * r ~ A ~ d s i&it?-~dd a ~lemzunia~ a mi ~niwnitid, a ~rmrfat ttd M., 8

  • 10 PRIEDRICH DESSAUEA

    u partir de 1954 pttde empezar a trabajar en el borrador, despus de estudiar a fondo una gran cantidad de material.

    La primera edicin de la Filosofa de la tCcnica haba apare- cido en un tiempo en qtce imperaba el menosprecio, el desconoci- miento y la remhninacidn hacia la tcnica. ?or ello, al refutar los errores y los ataques injustificados, esa obra tuvo que exponer el sentido, el valor y la dignidad de la tcnica. Y esta es la razdn de qite repetidumente sa me haya tachado de ser un optimista subjeti- 00 en este terreno.

    Y ahora, al final de una vida Wigosa y afortunada, quiero tambin hacer profesin de mi optimismo, es decir, de mi afirma- a'dn de ku Vida, de la Creacin y del Espritu, con plena concien- cia del Mal y del Peligro. Los fracasos han sido grandes, pero mayores y ms importantes los resurgimientos posteriores. El hom- bre est abierto al Espritu y ste es ms fitorte que sus adversarios.

    Qicero exp-es@ mi agradecimiento al presidente y a los partici- pantes de la conferencia de Karlsruhe por la confianza con que me han distinguido, as como al VDI , en especial a los profesores Platrk, Koessler y Kraerner, y al dil rctor Berendt, ing&iero diplo- mado, por ln valiosa y siempre solcita ayuda que me han prestado.

    Los profesores de filosofa Hirschberger y Brinkntann tuvieron la amabilidad de revisar algunas pmtes del original proponiendo me- joras. Tambin a ellos les expreso mi nsradecimiento, as como a mi editor y amigo, el Dr. Josef Knecltt, y al Dr. H. Scharp, que ley el original con ntima comprensin y me dio muchos y bue- nos c~nsejos.

    Francfort del M., julio de 1956.

  • D ~ S C U S ~ ~ N SOBRE LA T~CNICA

    DEDICATORlA DE LA PRIMERA EDZCZON DE "F1U)SOFIA DE LA TECNZCA"

    Hroes desconocidos que servs retirados

    sacrificados en la oscuridad, y dvidados

    que impulsis a la humanidad segn los planes del Creador,

    a vosotros est dedicada esta obra en agradecimiento

    A LA PRIMERA EDICION DE "FILOSOFIA DE LA TECNICA"

    Si el ttulo de un libro debe expresar su contenido, esta obra lleva injustamente el suyo. Pero iqu libros llevaran entonces sus ttulos con justeza? Sin embargo, si el titulo sblo significa lo que el libro aspira a ser, ella es ycz aceptable. As como antes de mi y a partir de Sdcrates, a pesar de ello siempre olvidado, han s i d ~ po- cos los que han emprendido b tarea de profundizar en la tcnica, despus de esta obra habrn de venir muchos dispuestos a pene- trar intelectualmente en ese fencmeno transformador del uniuerso, encwdrdndolo en el sentido de la vida y en el conocimiento cultu- ?d. +b poea 'ha llegado y ella suceder ... El mundo contemporti- neo slo conoce de la tcnica lo externo, lo que se encuentro en- trelazado con la economfa y el valor dtil de sus formas. Y as se cmptende la tremenda incomprm.dn y el menosprecio de lo opi- nidn pblica fi-ate a las profesiones thcnicas. El Zim17ntar~& a lo ex-

    en k cm@n de h t& priva t&n a h H ~ ~ t n ' d a d & g n r n ~ c u l a z s r o l ~ ? W s e ~ e n t r a e n l a s ~ o r m c r s e x t ~ d e l u t b c n i w , s b e n a e w & a

  • 12 FRIEDRICH DESSAUER

    A LA TERCERA EDICION DE "FILOSOFIA DE L,4 TECNICA"

    Muy a pesm rnio, tenso qtte ceder al deseo del editor, autorizan- do ttnu tercera edicr'n inalterada de nti Filosofa de la tcnica, agotatlcr. hace &os y esperada por centenares de peticionarios. M i proyecto era preparar una edicidn fundarnentalnze~zte nrteua para incluir en ella lo qzte entre tanto he profurzdizado en !a materiu, me- jorando en mi propia exposicin alglrnas cosas que, midentcmen- te, han inducido a m o r . La primera edicin del libro apareci el ao 1926, y entonces ya haban pasado veinte arios desde que por primera vez me enfrent con el conjunto de grandes problemas que plantea la tcnica en una serie de mtculos esm'tos en la revista "Hochland", y que ms tarde aparecieron en forma de libro. El pensumiento de mi obra se ha infiltrado entre tanto m cientos de libros y de artculos, frecuentemente deformado, md interpretada y mezclado con prejzricios y errores de todo gnero. Pero ste es sl sino de toda empresa espiritual cuando tierre un car~cter pre- cursor.

    . Noviembre de 1932.

  • INTRODUCCION

    Los hombres se encumtran con la teniea, a lo largo de su vida, en tres planos distintos. Todos se encuentran con ella en l+da cotidiana, en el uso, en la utilizacin, de objetos y procedimientos tcnicos. Casi todo lo que alcanza la mano y abarca la vista de la maana a la noche se debe a ella: muebles, luz, calefaccin, agua., correo, peridicos, libros, casas y calles, vehfculos y lugares de tra- bajo, vestidos y alimentos, pero tambin utensilios artsticos, igle- sias, esculturas, clices, cruces funerarias, neveras, de tal modo que la enumeraci6n no tendra fin. Lo que irrita en primer lugar es la variedad de formas y de finalidades que encubren h existencia de U a d deatro & Iri multiplicidad. Que tienen que ver un clavo de carpintera o una mquina de coser con un somnfero, un avin, una vidriera o un telescopio? Esta inmensa diversidad induce al profano que se sirve de las cosas a equivocarse sobre la tkcnica, considerhndola nicamente como algo al servicio de cada finali- dad posible, que c a r w e e&W, de valor propio, de relaci6n ordenada, de "&osw y de dignidad. L) El ekmum&~ rsaaka h eacubkto, ademb, la p&e&a cm-

    %a caico Todas las cosas que iiegrrn as hasta nosotros son cier- 3aaiente por ias que se ha pigao. Pero el objeto t6c- nico, considerado mercanda, es mudo, ya no habia, y d t a el aspecto hamano de los servidos pr-do8 a trar6s de ias cosas.

    El tcnico y dguaos profaaos tropiezan tambin con la t d -

  • FRIEDRICii DESSAUER

    ca en la produccidn, en su profesin y en la industria. Aqu nun- ca se encuentra sola Ia tbcnica, siempre est estrechamente entre- laza& con elementos sociales y, sobre todo, econmicos, requirin- dose cierta experiencia y cuidado para separar ideolgicamente los componentes en los distintos aspectos de la produccin. Cintas sin fin, automatizacin, lucha de clases, masificacin ... yy cuntos otros conceptos semejantes se dejan or aqu en la discusin! Cules de ellos tienen su origen en causas sociales, polticas o econmicas y cules en la tkcnica? Qu es lo que regula los fenmenos? ~ D n - de han de aplicarse los remedios en los casos anmalos?

    La tcnica permite una clara visin, que a la vez descubre me- jor su naturaleza en el aspecto de su origen, formacin y aparicin histrica, en la fase del descubrimierzto, la tercera de sus formas de encuentro con los hombres. En esta fase, se encuentra la tc- nica ms sola, ms ella misma, y podemos estudiar su naturaleza para, partiendo de ella, pasar a sus manifestaciones complejas y a SUS consecuencias.

  • I. YKlNLlYlU U C UNA LVlu l K U V E K 3 l A UNIVERSAL

    Hoy dia se ha producido mra c-rsta universal alrededor de la t b i c a . Todava hace cincuenta aos se hablaba de cons- trucciones, motores, productos qumicos, mquinas-herramientas, pero apenas de la "t6cnica".

    Esta palabra se usaba raras veces y en un sentido general, de manera semejante a como la empleaba Scrates en los Dilogos de Platn, es decir, como ea Irejwudh de &p.

    - En Kntik der U~@%&Y& (Critica del juicio) publicada en 1790, aparece 1- como "modo de-groceder de la natura-

    _ _ - -

    leza a causa del fi-semejante que encontrarnos en &S m p r o d ~ ~ s " , en la considemcin de "la naturaleza como arte" y en el sentido de " ~ ~ 0 - p r c t i c 0 " en contrap,sicih a lo "moral-prctico". En Kant aa se encuentra la. signicacidn actnAde la dcnica como usa po-

    En au obra ~etapfr~s~sche ~ & g s g & d e & det~at~senschzft (Principios metaffsicos de la den& W d ) aparecida en 1786, se encuentra la palabra "*i- aa" QefMda arms Ntui m m:-dPC1#- uwtriz depende d!

    -- --- - -

    8QmaJ). I&a el tomo 1 de CapW (1867), de

    - -daramente e1 ~a~la$o-dt-k N-

  • 16 FRIEDRICH DESSAUER

    no se emplea el trmino. En esa obra se t'rata de mquinas-herra- mientas y hlarx pensab.1, al referirsc a ellas, en las mquinas tex- tiles. Marx vea en estas maqulnas, cuya eficacia es cientos de ve- ces superior a la del trabajador manual, la primera posibilidad para el progreso de las clases oprimidas, que as podran participar en la vida cultural hasta entonces reservada a una clase privilegiada a costa de las masas necesitadas, y fundaba en esto su doctrina y su programa. En cualquier caso, Marx percibi el surgimienro de esa potencia mundial. aunque no la conceba en su conjunto y unidad. Ante sus sucesores, como es eI caso de Lenin, la ttcnica aparece ya como una potencia mundial unitaria y es considerad3 como una especie de dios de este mundo. Estas ideas precursoras de la tc. nica y la iiepadd de un3 nueva poca la encontrarnos tambiin en algunos poetas, todava sin que aparezca la nocin dc "tcnica".

    En el libro tercero (capitulo 13) de la obra Wilhelrn :tIeiste~s IVnrzderjalzre (aparecida alrededor de 1830) Goethe hace decir d Susana, propietaria de una fibrica de hilados: "El progreso de Ia mecnica me preocupa y asusta; se aproxima rodando lenta, len- tamente, como una tormenta, pero ya ha tomado su diresciijn y habr de llegar. Mi marido ya estaba penetrado por este triste sen- timiento. Se piensa y se habla de ello, pero ni hablar ni pensar puede servir de ayuda. ;Quin podra imaginar con agrado seme- jantes horrores! Piense que hay muchos valles que se enlazan en- tre las montaas, corno este por el que usted ha descendido; an tiene usted presente la vida feliz y agradable que ha contemplado estos das en todas partes, de lo cual le dio a usted ayer el ms satisfactorio testimoftio el limpio gento que afluy de todos los puntos; piense que, tras el paulatino desmoronamiento y extincin, este desierto, animado y poblado desde hace siglos, recaer en su antiqusima soledad. Slo hay dos caminos, tan triste el uno como e l otro: o adoptar lo nuevo, acelerando la ruina. o marcharse, emi- grando con los mejores y ms dignos a1 otro lado del mar en busca de un destino ms benigno, Uno y otro tienen sus inconvenientes, pero quin nos ayuda a pesar los argumentos que han de de- cidirnos? SI! muy bien que se est cerca de pensar en instalar sus propias mquinas, arrebatando a la masa su sustento. No puedo censurar a nadie por ocuparse en primer lugar de los suyos, pero me sentira despreciable si tuviera que despojar a estas buenas gentes, y por iiltirno, las viera emigrar pobres y desvalidas. Y tarde

  • o temprano tendrn que emigrar. Lo presienten, lo saben y lo dicen, pero nadie se decide a dar un paso que lo remedie, cualquiera que sea. Pero de dnde ha de venir la decisin? .No ser tan di- ffcil para todos como para m?" '.

    Hay, por tanto, preocupacin por la era de la mquina q u e ' se anuncia, no quedando ms que la alternativa de tomar parte o emigrar. Al viejo Goethe lo que se avecina le parece amenazador, inquietante e incalculable en sus consecuencias. Tampoco en l en- contramos "tcnica", sino mquina.

    Otra es la postura de Adalbert Stifter. Este autor austraco dice el ao 1857 en su obra Nachsomtner: "Nuestro tiempo me pa- rece una 6p&t de transicin, despus de la cual vcidr otra que superar ampliamente a la antigedad griega y romana. Trabaja- mos en una pesa especial del reloj del mundo que para los antiguos, cuyo genio se aplicaba sobre todo a !os asuntos del Estado, al De- recho y, a veces, al Arte, era an casi desconocida: las ciencias na- turales. Todada no podemos censurar la influencia que este em- peo pueda tener en la transformacin del mundo y de la vida. An estamos demasiado metidos en la etapa de efervescencic. de este proceso para poder juzgar sus resultados; ~610 estamos en los co- mienzos del comienzo. Qu ocurrir cuando podamos difundir no- ticias sobre la totalidad de la tierra con la velocidad del rayo, cuan. do nosotros mismos nos traslademos a los ms diversos lugares de la tierra con gran rapidez y en corto tiempo. o cuando podamos transportar grandes cargas con la misma celeridad? No harA el fcil intercambio que los bienes de toda la tierra pasen a ser comu- nes, que todo sea accesible a todos? Hoy da una pequea ciudad1 de provincias y su contorno pueden aislarse con lo que tienen, lo ' ' que son y lo que saben; pero pronto esto ya no ser posible, y se vern arrastrados por el trfico general. Entonces, para estar a tono; con esa relacibn universal, el ms pequeo tendr que poder y que saber mucho m-s .que ahora,

    Los Estados que primero adquieran esa ciencia, desarrollando la educacin y la inteligencia, se adelantarhn en gloria, poder y ri- queza, e incluso podrn poner en entredicho a los dems, Pero qu inadificticioncs habr de experimentar primero el esptritu on m naturaleza? Estc es, con mucho, el efecto ms importante ... La _1

    En --&ay tPmbi68 juicios positivos, sobre todo ea ci final del Fauno n.

  • 1 b PRlEDRlCH DESSAUER

    Iiicha en este sentido, que ya se ha iniciado, continuar, pues se han producido nuevas circunstancias humanas, y la efervescencia de que hablaba an ser mAs grande, sin que me sea posible decir cunto durar ni qu males se producirn; pero seguir una madurez del espritu, que, finalmente, vencer; la prepotencia de la materia se con\~r t i r6 en una simple potencia utilizable por aqul, y al reali- zar el espritu una nueva conquista humana vendr una poca de grandz~a como no se ha conocido todava en la Historia. Yo creo que as se jri ascendiendo p:ldao tras peldao durante milenios. Cun lejos se llegar, cmo ser y cmo acabar es algo que no lo puildc pcnctrar l a inteligencia humana; para mi slo es seguro que h ~ n de venir otros tiempos y otras formas de vida, por mucho que se resista lo que como ltima causa es inherente al cuerpo y al espritu de los hombres."

    Stifter, por ranto. saluda al futuro con el corazn lleno de esperanza; cree en un progreso sin lmites, presiente grandeza, per- cibe el prximo alivio para muchos padecimientos humanos y ofre- ce un cuadro proftico de los nuevos tiempos.

    Pani apreciar con justeza tanto la postura positiva de Stifter como la recelosa de Goethe hay que tener en cuenta el trasfondo histrico. Lo material, lo mecnico y, con ello, 1o.artesano-tcnico era poco estimado hace un siglo. Stifter escriba en la llamada "po- ca prerrevolucionaria austraca", es decir, en un tiempo en que el tiiovimiento del "tercer estado" (la burguesa) an luchaba dura- mente en su patria contra el ordenamiento absolutista, feudal y pro- fesional. En aquel tiempo Pj hasta en nuestros das) todava haba ideas gnsticas, profundamente arraigadas, sobre la vileza de la ma- teria; la materia era contrapuesta al espritu. Ciento cincuenta aos antes del pasaje de Goethe citado el primer diccionario de la lengua francesa, de Richelet, deca bajo la voz gua "mechanique": "Ce mot signifie ce qui est oppos A libera1 et honorable ... Le sens en est bas, vilain e t peu digne d'une personne honnete et liberale." (Citado segn A. Rstow, vase bibliografa.)

    Entre los primeros crticos de los nuevos tiempos y sus mqui- nas citemos a J. J. RQu;Cau (1712-1778), Herder (1744-1803). Schil- 1s (1 759-1805), Pestalozzi (1746-1827) y ~ b z r l i n (1770-1843). 5s- tos y algunos otros pez?ben el soplo de u n Z G infiltrante, extra- o a sus convicciones culturales tradicionales, que no distinguen claramente ni consiguen expresar con claridad. Y sufren por ello;

  • sus nianifestaciones son advertencias, preocupados gestos de resis- tencia, unidos algunas veces a otros de desamparo, de presentimien- to de lo inevitable, de resignacin. L;i palabra "tbenica", .. __- en el sen- tido que tiene para nosotros, no aparece todava (an habra de pasar largo tiempo) ni se encuentra un anlisis suficiente del fenme- no. Es como el temblor de la aguja imantada en un campo que su- fre una perturbacin. Algo hay, no cabe duda de ello. pero todava no se sabe lo que es ni de dnde procede.

    Esta era aproximadamente la situacin alrededor del aro @M. De cmo se progres en la primera mitad del siglo hablare- mos en seguida, al tratar de la obra de -6anz d e l primer

    .-_/ ---- historiador especializado, que expuso la tcnica como una G e n - A cia unitaria nformante de la historia.

    Ms tarde h a b W a 9r;lica en sentido propio otro poeta y profeta, que era a la vez un eminente ingeniero: Max Maria von Weber (1822-1881), el inteligente hijo del compositor Carl Maria von Weber. Sus cuentos, aparecidos aproximadamente en la misma poca que las poesfas de Stifter, han sido nuevamente publicados en 1926 por V. 9. L-Verlag, en una buena seleccin hecha por Carl Weihe (vase bibliografa); por ltimo, el ingeniero-poeta Max Eyth tambin saba lo que era la tcnica.

    -- -

    DEL PROBLEMA AISLADO A LA REFLEXI~N

    Las citas anteriores nos muestran que ~ ~ s h d m i del si@@ p- sade'eran ciertammt-& pacm los qm hA1.bWan de lp teenjPm ea el. sentido actual, pero que hubo- hombres como Carlos Marx, Goethe, Stifter, Weber y Eyth que percibiero el avance -de !a nueva poca, previCndoIa unos, como Goethe, con desconfianza, y otros, como Stifter, prof4ticamente y con esperanza, como una satudable trans- formacin del mundo.

    En aquel tiempo se hablaba y se escribia mucho de materias, te- mas y mtodos tecnicos aislados, . de tecnologa, cinentitica, med- nica, inventos, patentes, construccin de mquinas, y ms tarde, especialmente, de ia fioreciente dectrutmia ..-pero por d mcmca r

    Confrontar lsls expli~~cicmts a la obra Lkutsclic Gemhiohte n# 19. h h de Fkmz ScAn~~ss. en el pargrafo 13 de ate captplo.

  • 20 PRIEDRICH DESSAUER

    t o el trmino - "t6c&a", como expresi6n global d e un sector unita- rio, aparece raras veces. En el ttulo de un libro se encuentra por primera vez el ao UJ7, en la obra Glundlinien *ner Philosophie der Technik, del Dr. Ernst Kapp, profesor de geografa de Dussel- dorf, y en la disertacin ~ i l t u r tlnd Technik, del ao 1884, de Franz Reuleaux. En la primera dcada del nuevo siglo aparece el tErmino tcnica en su actual sentido en los ttulos de algunos tra- bajos (vase bibliografia).

    Este silencio sobre la tcnica como forma potenciBl ttnitaria tie- ne s~c fzrndamento histrico. Se trata del mismo fenmeno que se observa en el curso histrico de distintas actividadcs humanas. Pri- meramente se presentan problemas aislados, que de una manera pro- gresiva son solucionados total o aproximadamente. Un da se eIn- pez haciendo representaciones plsticas aisladas de objetos diver- sos. se comenz a estudiar problemas aislados de yometra y de anrilisis. hls tarde, despus de profundizar en una gran cantidad de problemas conexos, llega el momento del conocimiento del con- junto, la etapa ms reflexiva, que ya contempla a ese conjunto como algo uni~ario, y penetra en su naturaleza, sus mtodos y su sentido. Qu son y qu pueden ser las arte? plsticas? Qu es matemti- ca? [Qu es "existencia matemtica"? Para aducir un ejemplo fa- moso veamos el caso de dos contemporneos: Leibniz e Isaac NCW- ton. Este ltimo, al solucionar 13s cuestiones matemticas que le planteaba la fsica, adquiri fama entre sus colegas de ser un auten- tic0 'icascanueces'l en materia de problemas. Para realizar su gran idea de reducir las rbitas planetarias elpticas de Kepler a la teo- ra ~ravitatoria de Galileo tuvo que diferenciar dos veces la ecua- cin de la rbita segn el tiempo, descubriendo el clculo diferen- cial. Leibniz, por el contrario, tenia una mentalidad filosfi- ~a re- flexiva. Este tambin descubri por su cuenta el clculo diferencial, pero no como solucin a un problema fsico, sino en busca de un "ars magna" (un gran arte), un arte Ilico ', un mCtodo de pensa- miento. Y quien trata con ello sabe cun pronunciado es el carcter reflexivo y de autoconocimiento en las matemticas modernas (teo- ra de las funciones, "anlisis situs", geometra diferencial, etc.) y

    Raimundus Lunus (el espaiol Ram6n Llull) (1235-1315), mstico y fi6- sofo, buscada un emechanismus~ para la resoluci6n de problemas del pen- samiento, algo parecido al iogicismo o a las calculadoras electrnicas actuales.

  • D I S C U S I ~ N SOBRE LA TBCNICA 21

    en la investigacin de principios matemticos. Pero tambin las matemticas empezaron con los problemas aislados que plantearon la agrimensura, la astronoma y el trfico comercial.

    Lo mismo ocurre con la tcnica. Desde la primera aparicin del hombre en nuestro planeta qued expuesto a ciertos peligros, con- tra los que tuvo que luch-, . . y se enwntr can necesidades y de- seos que quiso satisfacer. As aparecieron las herramientas de pie- dra, los hogares, las chozas, los trajes, las armas, los medicamentos, los carruajes y !os aperos de labranza, miles de cosas y procedi- mientos creados par los hombres para resolver cada v a un p&e- ma aislado dentro de su medio ambiente. Y as sucede tambin hoy da. El que entre objetos tan hsterqneos como una pala, una cha- queta, un palacio, un vehculo, un libro, un instrumento musical, una navaja, un tubo de rayos X, un silln, un fusil, una pomada, una dnamo, unas gafas, un dique, la dinamita, el vidrio, la aspirina, e1 telgrafo y el microscopio haya una midad, aiaa afinidad esen- cial, una relacin interna, una intima unin de sentido, wigen, obje- V tivo y mtodo, y con una significacin ms profunda, incluso una fucin camn, el que, por tanto, se trate de algo unitario en su

    1 - - - - - --

    totalidad. de una potencia ---- histrica ----- y de un factor-transformador del mundo, todo esto, el verlo claramente, el realzar consciente- mente todas sus consecuencias, planteando con ello la cuestin de- finitiva, el hacer de ello una controversa universal y una demanda de la humanidad, todo esto es algo cuya comprensin ha quedado reservada a nuestro tiempo. La etapa de la reflexin sigui6 tambien en este caso con marcado retraso a la etapa del conjunto de proble- mas aislados y llev6 a la "discusin sobre la tcnica", que movili- z a todos los componentes de la controversia, provocando prejui- cios y prudentes ponderaciones, manifestaciones entusisticas o des- pectivas y toda clase de pasiones, que comprenden acusaciones, incriminaciones, alabanzas, recelos y esperanzas, que en cuanto a la cuesti6n definitiva explican la tcnica como enemiga de Dios y sustitutivo de la religin, como diablica, eticamente indiferente, infernal, creadora, religiosamente destructiva o -&va,

    Esto es siempre as. lQuC gran cantidad de obras di~srgefftm en prosa y poda abarca el concepto general de "lite~p&mt"l Y abundancia de reflexiones, juicios y vacilaciones se encueatra c8 la ciencia literaria, en la dirrcwia sobre la literatura ccmm unitario, sobre su historia, sus tendencias y sus doreul 1Qu4

  • 22 FRIEDRICH DESSAUER

    trovertidas las opiniones y qu llenas de contradicciones las crticas cotidianas! Esto es precisamente propio de la formacin de la con- ciencia social, y, por tanto, no debe asombrarnos ni espantarnos el que en la discusin sobre la tcnica se oigan tan distintas voces aun cn nuestro tiempo.

    I

    El comienzo de la controversia universal an se hizo esperar en nuestro siglo. Cuando hace cincuenta aos (1906) publiqu en la re- vista "1-Iochland", bajo el ttulo Gedanken iiber Technik, Kultur und Kunst (Reflexiones sobre In tholica, la cu?tzrrn y el arte), mi prime- ra serie de artculos, que mris tarde aparecieron en forma de libro con el titulo de Tcchnisclte Krrltttr (Citlttaa te'cnica), publicado por la misma editorial (Kosel, Kempten), me las tuve que ver con rnu- chos comentarios, asombros y estraezas. " L Q U ~ pretende ese tc- nico? Qu tiene que ver 13 tcnica con el arte y la cultuia?" Esta fue, ms o menos, la reacciin. En aquel tiempo yo me dedicaba a la construccin de aparatos cientficos (era el momento del des- arrollo de la totalmente nueva tcnica radioscpica), y me senta oprimido por la sumisin de la creacin tcnica ante la economa, por la falta de categora de los ingenieros en la vida social y por su escasa disposicin y capacidad para salir de su especialidad y ocupar el debido puesto en la direccin del acontecer social. Yo vea que nuestros aparatos radioscpicos salvaban o aliviaban anual- mente miles de vidas humanas. lo que a lo largo de las generaciones es ms de lo que daa o aniquila una guerra. Y quien se enteraba de que, en peligro, nosotros tambin trabajamos en el telar del tiem- po? Yo perciba que el "ethos" de este trabajo realizado, olvidn- dose de uno mismo, que disciplinaba e imprima sacrificios, psefa su dignidad y estaba emparentado con la creacin artstica. En una entrevista que tuve el ao 1905 con el director de la revista "Hoch- land" le expuse mi pensamiento. Esta entrevista con Carl Muth, reformador de la literatura cristiana, que entonces pasaba por una dpoca de clara decadencia o, en todo caso, de marcado estanca- miento, tuvo para mi un doble valor: el comienzo de una autntica amistad, que durb, durante cerca de cuarenta aos, hasta su muer-

  • ~rscusr~ SOBRE LA TCNICA 23

    te, y la invitacin para que escribiera en "Hochland" mis ideas. Cito a continuacin las palabras introductoras al primer prrafo, El pro- blema, por encontrarse bosquejada en ellas la situacin al comienzo de nuestro siglo.

    "El inexorable desarrollo de la tcnica, la abundancia en las for- mas externas de vida, la irresistibilidad con que se realiza este pro- greso de los poderes materiales y la ineficacia en s misma de todos los llamamientos y requerimientos para retroceder, ha provoca; do un profundo descontento, un menosprecio, emparcjado con ras- gos de tristeza, frente al principal contenido externo de nuestra poca.

    Se habla de una amplia- sobreestimacin de la tCcnica, de un des- arrollo excesivo de la cultura extern,a, que produce un gran vaco y un fuerte balance pasivo en la vida espiritual. Se dice que-la in- tranquilizadora precisin del trabajo de la mquina esclaviza el es- pritu del hombre e implanta formas de vida totalmente mecnicas. Y sta es precisamente la venganza de la materia, la de los genios de la naturaleza, que, aunque esclavizados por los hombres y arras- trando sus cadenas, sojuzgan a sus mismos domadores, obligndoles a ejercer el oficio de negreros, sin que tampoco a ellos les quede libertad para vivir una vida superior. Se consigue la perfeccin en las formas externas de la vida, pero, en ltima instancia, el anhelo de los hombres no se reduce a la vida acomodada. El hombre quie- re sc=r crpcJor, aunque slo sea en el ms pequeo terreno, aunque s6l0 sea en la vida de su pensamiento, y esto, por lo que parece, es precisamente lo que le arrebata &es60 fiempo, u n ~ & h l e . - - al servicio -- &-la m w .

    Estos pensamientos de muchos, y no de los peores de nuestros contemporneos, encuentran poco eco en los crculos tticnicos, y, lo que es ms importante, no causan impresin. El tiempo sigue inevitablemente su marcha por caminos que parecen constniidos con hierro y acero por las manos de los ingenieros, y a cada gto de exhortacin las tCcnicas responden: "No es cierto lo que decs de nosotras. No nos comprendCis porque no os tomis el trabajo de apiri~~-@&nos a nosotras ni a nuestro hacer, y porque por alEo

    - - ".-

    noO&nseg&s a d h r una partimi -tiva a t e ~ ~ e s t r o ~ tiempo. NQS dds que w l a 8 i m o s a los espritus. P m les qae ha bW xk kpx que liberara mbs esfiitus 7- Dods que M*, y no l o somos, pero nos i n c i i n ~ s ante Nu

    -- m - - . - -

  • 24 PRIWRICH DESSAUER

    decs que arrebatamos a los hombres el amor y la caridad. Es que alguna poca ha hecho ms por los pobres, los enfermos y los dolientes? Nos decs que achatamos y destruimos la personalidad. ES que alguna poca ha ofrecido ms medios y ms libertad que la nuestra para el desarrollo de la individualidad?

    Nos reproch3is amargamente que nos falis la ambicin noble y viva, el clido ardor del amor a !a humanidad y e1 alto vuelo del ideal. Pero os respondemos: Est bien, nos despreciis; pero, a pesar de ello. nosotras ayudamos a la humanidad ms que vosotros, ms qi?c todas las pocris a las qiie os refers y en las que os b3siis; ayudamos a la humanidad eficazmente sin vosotros. porque as lo queris. inc!uso a pesar de vosotros."

    Recuerdo bien una conversaci6n que sostuve con un renombra- do historiador de la cultura en casa de Carl Muth, en Solln bei Mnchen, despiis de aparecer mis artculos. Este historiador no sa- ba a punto fijo qu hacer conmigo y mis esplicaciones, y trataba la cuestin con benvola irona. La "tcnica" no era para l una cuestin cultural. Naturalmente, haba toda suerte de "m,lquinas", demasiadas, en verdad, pero esto, para 61, no pasaba de ser algo externo, sin apenas relacin con lo espiritual gr lo cultural, y que a sus ojos tambin careca de unidad. Algo que perrnanecia ntima- mente ligado a lo "material", sin avanzar en ningn punto hacia lo esencial y lo verdadero. El que se ocupara de la materia tendra que rebajarse a si mismo y a su espritu, tendra que dirigir sus ojos hacia abajo, sin poder levantar la vista hacia la luz, hacia el ele- vado campo del espritu. Los tcnicos, naturalmente. eran necesa- rios, pero estaban y seguirn estando en un orden subalterno. Y del mismo modo pensaba el mundo ilustrado.

    Reproduzcamos aqu algunas de las ideas de mi pequeo libro: La tcnica allana obstculos que se oponen al progreso cultural del gknero humano. El trmino medio de la humanidad se eleva cultu- ral y -espiritual en la misma medida en que progresa la tcnica. Lo que antes era accesible a unos pocos y ahora a algunos ms, fi- nalmente ser accesible a muchos, a muchsimos, a casi todos ... La

    , tCcnica es interpretada como el fructfero hacer humano por el co- i . nocimiento de la naturaleza, que tiene como consecuencia ia libe-

    raci6n frente a la miseria y Ia lucha contra lo abyecto, pudiendo asf desarrollarse la cultura espiritual. Esto no quiere decir que la cui- tura deja d e existir por obra de la lucha y el dolor, sino que estos

  • (la lucha y el dolor) son transportados a un plano ms elevado. La "lucha proporcionari4 a los hombres alas ms fuertes, en lugar de cortrselas". Una tecnica altamente desarrollada hace que el indi- viduo BO necesike t i t o de la riqueza para poder tomar parte en la cultiira. Esto puede demostrarse con ejemplos. La misma Europa, que se queja de la tdcnica, la lleva a cualquier punto donde se in- tenta ayudar a algn pueblo atrasado, pues s610 as puede quedar liberado su espritu. El apartado siguiente se ocupa de la desigual- dad que se observa al comparar la estimacin que se hace de la obra y del hombre en la tdcnica con la de la obra y el hombre en otros terrenos, como la literatura, el arte, la administracin, la filo- sofa, la poltica o la diplomacia. Entre los ejemplos que prueban la existencia de ese menosprecio se seala que Alemania vive gra- cias al intelecto de sus ingenieros. Cuando, por ejemplo, se exportan productos de gran valor no es tanto la materia prima contenida en ellos lo que les hace ser apreciados como el intelecto tcnico que se les ha aplicado. Es ese intelecto el que, por tanto, sufraga 1% gastos y el que &termina decisivamente el tenor de vida. Sigue un examen sobre la psicologa del trabajo tcnico. Sus caractersti- cas son la renuncia al propio yo y la dedicacin al objeto ,y a a / obm, puss e1 trabajo tcnico no permite ni egosmo ni mentira. De aqu la influencia educativa que se ejerce sobre el tcnico, que pe- netra profundamente en el campo de la creacib .artstica. En el captulo final se trata del papel de la religin, que ha de dar conte- nido a nuestro tiempo, y de la tcnica, como liberadora del hom- bre, que, exige el reconocimiento positivo de nuestra &poca y nues- tro destino y la recusacin del menosprecio actual.

    COMIENZA LA DISCUSI~N SOBRE LA TCNICA. LOS TECNCRATAS. FILOSOF~A DE LA TCN~CA

    En aquel tiempo suceda algo especialmente vejatorio: los mis- moo tcnicas, en su mayora, permanecan encogidos aisladunente en slte fugcionfs qeciaits, de ttti mala que le sit td6a de la pro- f e s i n e n ~ d y l a E i s i n p l a a ~ d e h t O c n i c a e n i f r e -

    m dh8 a0 m' y S h l lbdS. &Cha~ COElVW- sacianes decepbanta Bie crwiittilc~n hasta qu punto perahaba

  • 26 FRIEDRICH DESSAUER

    el miedo al conocimiento y a la reflexin, la adhesin a la especia- lidad y al problcma aislado, y tambin, en muchos casos, la postura de los tknicos economistas 4. Por ello las mismas o~iniones proce- dentes de la propia esfera eran dbiles y aisladas. En la vida social era tambin muy poco, desproporcionada~ente poco, lo que se ad- verta en presencia del tcnico. En la mayora de los casos ste no qucri:~ sobresalir ni intervenir en la sociedad, se sentiz inseguro y preicria permanecer en la concha de su especialidad. Mis adelante hemos de hablar aiin de las causas de esta situacin, que hoy toda- va no ha sido comptetamente superada.

    Aun cuando en aquellos tiempos (de los que ya nos separan cin- cuenta aos) el problema de la tcnica como potencia histrica to- dava era algo extrafio no faltaron totalmente opiniones sobre ello, y Ia bibliografa cita diversos trabajos, como el de A, du Bois-Ray- mond sobre invenciones, el de Wendt y E. v. Mayer sobre tcnica y cultura, el de West sobre tcnica e industria, el de Geitel sobre el proo,rcso triunfal dc la tcnica y el de Beyel sobre tica, tcnica y cristianismo. Todas estas obras y otras que aparecieron ms tarde no acertaron, sin embargo, totalmc,ite, a pesar de lo mucho de vs- lor que se encuentra en ellas. Esto tambiCn es aplicable a los tra- bajos histricos y a las raras contribuciones hechas al tenia por los filsofos y socilogos, a pesar del inters de sus obras. En 1912 apareci un buen trabajo de Julius Goldstein, profesor de la Escue- la Tcnica Superior de Darmstadt, publicado en la serie'! "Die Ge- sellschaft ("La sociedad"), de Martin Buber, y tambin el mismo ao un artcuio de W. Sombart sobre tcnica y cultura. Max Schnei- der es autor de una disertacin, Uber Technik, techtzisclres Denken und technische Wirkungen (Erlangen, 1912), excepcionalmente rica. La postura crtica de Waiter Rathenau tambin mereci atenci6n.

    Un ao antes de la primera guerra mundial Eberhard Zschimmer hizo el primer intento serio de escribir una Filosofa de la tcnica. Pero la tcnica todava no era tema de una controversia universal. La conciencia de que a Occidente se le avecinaba algo grande y uni- tario, una potencia transformadora del universo, estaba slo des- pierta en algunos individuos, y no en la sociedad europea o norte- americana. Se adverta ya en lo individual, pero todava no en el

    Un destacado tecuico y literato defendi tenazmente en su corres- pondencia conmigo la concepci6n de que la temica no es otra cosa que un sector de la economa.

  • D I S C U S I ~ N SOBRE LA TCNICA 27

    conjunto. Tena que presentarse un acontecimiento que dirigiera hacia la tbcnica la mirada de muchos, y ese acontecimiento se pro- dujo en 1914 con la primera guerra mundial.

    La generacin que tena suficiente edad para vivir consciente- mente el principio y el curso de aquella guerra desaparece hoy da, pero an quedan entre nosotros algunos testigos que recuerdan cmo variaban entre vivas discusiones los juicios sobre las condiciones necesarias para llevar la guerra con xito. El contenido de este cam- bio encontr su expresin en una frase frecuente en aquel tiempo, con algunas modificaciones: "Los tcnicos han arrebatado a los ge- nerales el bastn de mando." La decisin fue impuesta por los ca- rros de combate. la navegac'in, la artillera de largo alcance (Gran Berta), la aviacin, los servicios informativos inalmbricos. la capa- cidad industrial ("poteacial de guerra tcnico"), las bases nacionales de materia prima y el rendimiento del mbajo. Y despus del de- rrumbamiento de 1918 se vio claramente que sera necesario el esfuerzo de todos los elementos thcnicos para poder salvarse de2 caos econmico. Los &pi->s de t d o gnero fueron llamados. Y respondieron al llamamiento.

    Esta fue una poderosa y eficaz enseanza objetiva, hacindose universal la controversia sobre la "tcnica". Los mismos tcnicos se hicieron ms conscientes de su unidad y de su misin. Junto a la a c t u a 1 m ente centenaria Asociacin de Ingenieros A 1 e m a n e S (V. D. L) se formaron otros grupos. La Unin Tcnica Alemana ("Reischbund deutscher Technik"), fundada en los meses del derrum- bamiento, busc asi la formacin de una conciencia propia entre las diversas clases tdcnicas, a la vez que intervenfa a favor del pres- tigio del tcnico, de su dignidad y de su participacin en la vida social. El papel dsl t h i c o en k rw:onstm&n de Alemania se csnvirti un asunto. de primer o~den, movilizndose asimismo el escepticismo y la oposicin. Ailn era frecuente el hablar, tanteando imprecisamente, de "algo" que se presenta, de lo que se conocfan algunos aspectos y con lo que se tena algunos encuentros, a lo que generalizando, "pars pro toto", se le daba el nombre de "tCcnica". La bibliografia, ordenada por aos para hacer visible la acumula- cin de opiniones sobre la tcnica entre ias dos guerras mundiales, contiene autores de los m& diversos ramos cientficos y las opi- niones ms opuestas.

  • dencia filos6fico-teolgica (Lilje, M. Schroter), la incom~rensin ra- dical (Rd. Spranger. V. Gott!-Ottlilierifeld, Teop. Ziegler, P. Feidkcl- lerj, la apreciacin sociolgico-~daghgica de fil6sofos y economistas (Kautz, Rosenstock, H. de Man, HmmIer y e:ros) y la apologia de la tcnica (Coudenhove-Kalergi) han sido, en su mayora, contribu- ciones de personas ajenas a la tcnica. Ahora bien, los t6cnicos yiie intervienen en la contro.rrersia se esfueizan visiblemenre por 1 ~ g d r el conocimiento de la naturaleza, la d i~nidad y la misitn de la tec- nica. En artcuIos y discusiones se manifiesta algunas veces lo difci! que resulta para los especialistas llegar a una visi6n de conjunto' partien60 de lo aislado, conocer la tcnica en su pura esencia y no verla desfigurada en sus relaciones con la economa, los mercados y el dinero o con circunstancias sociales temporales y con frecuencia escabrosas. Las obras sobre la historia de la Tcnica (Matschoss, Weihc, Darmstadter y otros), as como algunas biografas, contribu- yen a aclarar este punto, siendo los ms considerados Max haria von Weber y Eyth. Kollman y Anders serialan la relacin existente entre la perfeccin tcnica y la belleza. En algunas obras, como en os libros de Henry Ford, se encuentran pasajes que se aproximan a la esencia de ia tCcnica.

    T a m p c o falta la oscilacin pendular contraria, la acentuacin unilateral de la tcnica.

    Como ejemplo de la sobreestimacin de la tcnica ha sido adu- cido repetidas veces el del movimiento norteamericano llamado tec- nocracia, una especie de doctrina sociolgica de la gracia, que ataca el sistema capitalista privado, calificado por los tecnjcratas como un "sistema de precios". Este movimiento comenz despus de la primera guerra mundial, alrededor del ao 1920, alcanzando su pun- to lgido ante la atencin pblica unos j i ez aos despus, cuando se produjo en los Estados Unidos, extendindose despus sobre el mundo, la gran crisis econmica, con su tremendo paro forzoso, y muchos aceptaron con 0. Spengler que no se trataba, como en otras crisis, de un fenmeno peridico pasajero, sino de la quiebra definitiva del ordenamiento econmico y social.

    El punto d e partida de la tecnocracia era bastante terico. Alre- dedor del ingeniero Hiyard Scott, n hombre de la mejor volun- tad y un idealista, se reuni un grupo de ingenieros, cientfficds y especialistas econmicos, dispuestos crticamente (como Thorstein Veblen), a1 que la Universidad d e Columbia ofreci temporalmente

  • asilo y la posibilidad de trabajar en su seccin tecnolbgica. El di- rector de esla secciin, el profesor Rau:ensrraiich, protegi primcra- mente el trdbajo del grupo. pero mi.s tarde se zpart6 de! movimieri- to. v sl yritpo se diiolvi. al pc.rdcr su l u ~ a r de trabajo. El punto de partiL1a de! estudio, reali~ndo al principio czlladaniente. fue el hecho ;e31 del fuerte aumento onse:uido a travs de la tcnica cn !a capacidnd yrodiictiva, dc !o que, ,-ntre otros, era un c i em~lo for- rnidablc !s transformacin de la 1;ldlistria norteamericsnd drtrance la guerra n~u:ldial para fabric.ir armas y municiones, as como el convencimiento de que estas posibilidades dc producci3n podricin ser medidss, y, por tanto. podran calcularse los gastos de ener- ga, dc :n,iteris prima y de tienipo de trabajo. Estos calculos deban servir de base despus para uria produccin y distribuciSn sistem- tica, que sustitu~cra a !a esplotacicn sin planificacin tcnica di- rigida por el afn de lucro. Por ello el primer trabajo del grupo fue una E ~ I c ~ c ~ S ~ ~ r ~ * t ? r j / 0f ATorth -\~?t(~ricct, que deba abarcar tres iiiil asuntos y aportar dociimcntacin siificiente y exacta sobre ellos. El lenia de los tecncratas erd: "Yd es hora cie que nos hagamos conscientes de cmo viviinos y de cmo podra~nos vivir."

    Y cuando se rrodujo la pran crisis este acontecimiento pareci se: una confirtnacirin para ellos. pues lo haban profetizado sobre la base de sus investigaciones. Tenan por cierto que su causa estriba- ba en la capacidad de la produccin tcnica en masa, que haca superflua a ia enorme masa obrera permanentemente y no slo du- rante una crisis pasajera. Segn sus clculos, eran suficientes pocas horas de trabajo y cn la pIanificacicin, ejecucin y distribucin de la produccin los tcnicos deban sustituir a los economistas y a los polticos. Tambin pensabari en un nuevo sistema de intercarn- bio y valoracin, basado en "certificados de energia", que sustitu- yera al dinero. Queran ser apolticos.

    La gran sensacibn y la apasionada discusibn alrededor de la tec- nocracia se produjo cuando un inteligente periodista, Wayne W. Parris, expuso a la luz del da, en tres artculos publicados en la revista "New Outlook", el pensamiento y la obra del movimiento, que hasta entonces haba permanecido oculto. El momento era opor- tuno para lograr un Cxito, pues la crisis econmica haba hecho ascender a doce millones el nmero de los parados en los Estados Unidos, y la quiebra de bancos, industrias y empresas comerciales y de transporte era cosa corriente. La crisis era tan grave que mu-

  • chos la consideraban insuperable. Su aparicin se produjo en contra del parecer y los pronsticos de los economistas de relieve y de las proclamas de la administracin Hoover, provocando una acalorada discusin pblica J- muchas propuestas, frecuentemente utpicas.

    Este sensacional trastorno econmico, la superabundancia de bienes en los almacenes, cuando millones de personas no podan comprar y vivan en la indigencia, y la falta de rentas, que condu- ca a echar cai6 al mar y a quemar cereales cuando en China y cn la India se cnseoreaba el hambre, pareciij ser la quiebra de todo el sistema capitalista privado. Los tecncratas culpaban-de ello exciu- sivamente a la escesiva produccin lograda por la tcnica, y calcu- laban que, en n~neros redondos, seiscientas horas de trabajo por ao y trabajador (o sea unas tres horas diarias) bastaran pronto pcira proporcionar a toda la poblacin el ms alto nivel de vida. La fbrica automtica sin trabajadores, que tan frecuentemente apare- ce c.n la literatura actual, ya fue anunciada entonces por los tecn- cratas. En sus ejemplos &tos aducan datos sugestivos, que con frecuencia slo eran exactos en sus principios, y no numricamente. "Un zapatero de la antigua Roma tardaba cinco das y medio en confeccionar un par de zapatos. As que los 7.200 zapateros que aproximadamente haba en Roma hacan en el mismo tiempo 7.200 pares. En una fbrica moderna el 'mismo nmero de obreros pueden fabricar en dicho tiempo 595.000 pares." Es decir, que esto signifi- ca una capacidad productiva ochenta veces superior con el mismo esfuerzo humano. Eran muchos los ejemplos como este que se pre- sentaban. En la fabricacin de tejas y ladrillos la productividad por hombre y hora haba aumentado 650 veces; en la produccin de hierro fundido el aumento era de 600 i7eces, y de parecidas propor- ciones era el progreso en laminacin, en la produccin de lmparas incandescentes, en la fabricacin de botellas y en otros terrenos. Adems de esto citaban las, en su opinin, posibles producciones fundamentalmente tkcnicas que hasta entonces no haban sido rea- lizadas tcnicamente, como trajes casi irrompibles, hojas de afeitar prcticamente sin desgaste, automviles capaces de rodar ms de 600.000 kilmetros, calzado de piel artificial, con una resistencia muy superior, etc.

    Aun cuando en las duras rdplicas hechas a los tecncratas (par- ticularmente por parte del director de The Iron Ags, John H. van Deventer) se sealan errores, y sobre todo generalizaciones excesi-

  • vamente primitivas, fue exacta sureferencia al enorme aumento ex- tperimentado por las posibilidades de produccin, a la ganancia de tiempo disponible y a la necesidad de una explotacin ms sistem- tica, e incluso ocasionalmente dirigida. Pensaban en una especie de dirigismo realizado por ingenieros sobre la base de un amplio y exac- to estudio de los antecedentes, aunque no llegaron a presentar su plan sobre ello, pues antes de elaborarlo queran reunir datos estadsti- cos obtenidos mediante el cdlculo sobre algunos miles de artcu- los. Tambin en esto era exacto que el ingeniero mereca una ma- yor influencia en la organizacin de la produccin. Mucho de lo que aquellas gentes sealaban y queran se ha realizado en tiempos posteriores. As, la conciencia del aunaento en la capacidad produc- tiva, el posible acortamiento de los tiempos de trabajo, el problema de los tiempos disponibles, los aspectos tcnicos del dirigismo y la posible automatizacin progresiva. Pero el grupo de los tecncratas se qued en el camino. Simplific y generaliz demasiado, consi- guiendo con ello, ciertamente, un xito de principio, pero haciendo a la vez muy fcil el de sus contrarios. En este movimiento unila- teral de honrados entusiastas haba tambin una semilla sana. So- bre esto no puede darse por bueno un juicio como el emitido por el profesor Rstow ("Ordo" Anuario IV, 1951, pg. 384), al decir: "Esta desenfrenada exaltacin por el progreso tcnico, e incluso por el mero progreso como tal, prescindiendo de toda finalidad y de toda utilidad, toma justamente el carcter de un r e d e n , & n o re- ligioso demonaco y funesto, de una cruzada inquietante y vaga por la exaltacin rabiosa del rendimiento mximo a cualquier precio. Y, como toda teologia, tambiCn esta religin atea del racionalismo desenfrenado exige, por ltimo, de manera paradjica y fantstica, el sacrificio del intelecto. Cudqek pmgmta sobre el sentido del conjunto, cualquier duda &&re si ccmpema el esfuerzo y d sacri- ficio, se convierte en pecado contra el espfritu, y en una imperdo- nable debilidad. El frenesi religioso se_ convierte en un deber, y s610 existe una consiipa: ~ ~ d o l a n t e ! ~Siernpfe adelante!

    En la cumbre de este proceso estaba, por ltimo, cierto grupo -- := - -- -

    de tCcnicos . de tal manera persuadidos _I_- sobre la -. uaabs91u t2 -~&~~ rio~idad de su me-nt -d~f.&da-&.que, siguiendo la mi- xirna: "El hombre es noble, d t a t i v o y baesio"; se sentan oMi-

    ....._d* ---cc gadus a configurar segn su m&& -te WOS ---- los - - . . de la vida y,- sobre todo, a la econonila p o U t h , y qac predieabam

  • 32 FRIEDRICH DESSAUER

    el ideal de la tecnocracia con el fanatismo d e los iluminados y los elegidos como nico camino autntico para la rendicin del mundo: Y an hoy en da quedan rezagados de esta extraordinaria secta."

    As escribe Alexander Rstow en un artculo titulado Kritik des technischen Fortschritts (Crricrr de! progreso tcnico).

    Incidentalmente: ;Qu es "mentalidad de fotoccilco azul"? El error de los tecncratas es m9s profundo y, tntrtatis mictandis, tam- bin ha sido cometido por otros. Su base de partida era demasiado debil, pues, si se quiere actudr cori utilidad en la vida de Ia sacie- dad, hay que partir de un amplio movimiento y no slo del de una especialidad; tiay que conccer 21 complcio jucgo de ~riuchos fac- tores que existen y considerar cl rango de su importancia. Hay que separarse lo suficiente para lograr una visin de conjunto. El mejor especialista no puede conseguir nada bueno cuando quiere dirigir el acontecer gcnerxl slo, o demasiado, segn las reglas de su especialidad, seii este cspcci~lista ticnico, filsofo, economista, pol- tico, teloso o lo que fuere. Muchos errores de todos los tiempos se han hecho culpables de pnrtir de una base excesivrimente dbil. y e1 mismo Rstow, en su critica. no est libre de ello.

    Pero los tecncratas, que (sin hablar de ello) vean ante si algo parecido a lo soado por sir Francis Bacon en su obra Nova Atla?ttis (1624), que esperaban la grandiosa utopa de un estado racionalizado basado en el perfecto conocimiento de las ciencias y de la tcnica, quisieron empezar a realizarlo con bastante precipitacin, con bue- na intencin y con miras excesivamente estrechas. Y Eracasaron, pero lo que haba de bueno en su ambicin qued y fue eficaz en el correr d e los ticmpos.

    Entre ambas guerras mundiales, yo tambin tom parte repe- tidas veces en la discusin y nunca hice nada por acallar esta con- troversia en ini ambiente. En una amplia correspondencia con muchos de los autores de entonces, expres algunas veces mi con- formidad, aunque en la mayora d e los casos trat de precisar las opiniones contrarias. As llegu a escribir un libro sobre Filosofa de la Tcnica, el problenla de la realizacin, intentando atraer Ia atencin d e los interesados, pertenecientes o ajenos a las profe-

    isiones tcnicas, sobre la esencia de la tcnica y presentando sta como la realizacibn de ideas de un gnero especial, esencialmente unitarias a pesar de su multiplicidad. Esta esencia de la tcnica se advierte con !a mayor claridad y pureza en el momento en que -

  • D ~ S C U S I ~ N SOBRE LA TBCNICA 3 3

    se produce por primera vez el paso a la realidad sensible y palpa- ble desde el mundo de las ideas, cuando, siguiendo a Du Bois-Ray- mond, se realiza el "descubrimiento" de la "jnvencin", en ese momento en el que, partiendo de una idea inmanente cada vez ms acrisolada, se produce por vez primera un invento, que, a travs de su elaboracin intelectual y manual, en adelante existe como un objeto en el mundo sensible, de una manera autnoma e inde- pendiente de su creador, comafin de lo que en la conciencia del inventor era objetivo. Una vez visto en su punto de origen lo "propiamente" tcnico en su pureza, ya es pequeo el peligro de confusin al contemplar la tcnica unida a otros fenmenos en la fbrica, en el ejercicio de la profesin, en la investigacin, en la agricultura, en las artes industriales, en la medicina o en el trfico comercial. Y ya se est libre de caerxn identifimcisnes.tan radicdmente falsas como las de igualar a la tdcnica con la m- y quina, la industria, la produccin, el trabajo en serie, la mecani- zacin, la explotacin del hombre o la masificacin.

    El libro, escrito el ao 1926 y publicado a principios de 1927, alcanz rpidamente tres ediciones y, despus de la subida ai poder de Hitler, fue prohibido como todas mis otras obras. Un segundo trabajci, mds pequeo, escrito en colaboracin con Carl August Meissinger, que llevaba el ttulo Befreiztng der Technik (Liberacin de la Tcnica) (liberacin frente al prejuicio, a la incomprensin y al abuso econmico), sufri la misma suerte. El nuevo rgimen y la guerra mundial de Adolfo Hitler acallaron en Alemania casi por ca~ip1eko !a discusin sobre la tdcnica. En otros pases, tambiCn perdi intensidad. La guerra haba acaparado la atencin de los hombres: "inter arma silent Musae."

    En la discusin, y como personas ajenas a la tcnica, intervi- nieron con frecuencia socilogos, historiadores de la civilizacin, economistas, literatos, telogos y filsofos, resultando sorprendente que apenas [email protected] e k s b u b i i axnacb neta Qe k, que 1Qs mi- &cnlcos hablan m i t o en almdmrtes trabajos sobre su p r a f d n y su m4si6n. El au toconocim~& &ea tkaiico tiese por / p u w de p&da el aamtecer t k x b , pathmh, pee taa* de d e W y no se basa m ~ t e en los encuentra externos con los fenmenos complejos, dormados socialmente, en ia mayoda de los casos, a rmbs de la econoda. Entre esres tbcnicos que hablaban y d b f a s sobre la tmica haba autores

  • importantes y de relevante inteligencia. Si se les hubiera atendido, hubieran podido evitarse algunas desagradables inconiprensiones, pero no se les conoca. La postura original de los no interesados y de los negligentes se convirti inmediatamente, en aquellos crti- cos, e l escepticismo, recusacijn e inculpacibn: Utilizaban la tc- nica como algo natural que tuviera que estar a su disposicin. como In luz. la conduccin de agua. el telfono, las medicinas. el ferrocarri:, el papel o los libros; no renunciaban a ella, pero la encontraban mala, de poca categora, peligrosa y amenazante. la calificaban de signo de la decadencia. e incluso de genio malfico de la rebelibn, de lo antiespiritual. de lo material y como obra de la serpiente del Paraso, viendo en ella, por tanto, la rebelin contra lo que pasaba por ser tradicin sacrosanta e inapelable. Queremos citar algunas de estas opiniones. pero an'tes hay que sealar que esta ienorancia de lo que los tcnicos de profesin han aportado 31 csc1arecimicnto de la cuestin sigue siendo corriecte ho~7 en da. Los crticos, con pocas excepciones. no saben nada de la obra de los mistnos tcnicos o, al menos, no la consideran. Naturalmente este es un frecuente abuso que no se encuentra slo en nuestro te- rreno. En riiis tiempos de estudiante, y tambin ms tarde.'he odo con frecuencia opiniones que rechazaban, por ejemplo, la totalidad de la filosofa. Como es natural, tambin en esto se tra- taba de ignorancia. Y de la misma manera, las ciencias naturales eran entonces, para algunos crculos que no se entregaban a ellas, algo de poca categora. Haba otros que declaraban a la teologa ridcula j1 anticuada. He odo juicios negativos de algunos filsofos sobre las matemticas como ciencia cuantitativa y numrica sin profundidad. Y, hace doscientos aos, los cirujanos tenan que luchar duramente para conseguir el reconocimiento de su ciencia. Todo esto pertenece a la inclinacin humana a buscar las solucio- nes de menor dificultad. Si also es despreciable, no hay por qu ocuparse de ello. Por tanto, cuando aparece algo nuevo en el hori- zonte, puede uno dispensarse de molestarse seriamente por ello, en tanto sea considerado poco importante y de baja categoria. Por supuesto, que, con frecuencia, esto dura poco tiempo.

  • D J S C U S I ~ N SOBRE U TCNICA

    CONTRIBUCIONES A LA DISCUSI~N HASTA EL FIN DE ~ . 4 SEGUSDA GUERRA MUNDIAL

    Sigue a continuaci8n una seleccin de las numerosas opiniones aportadas al problema de la tcnica hasta el final de la segunda guerra mundial. Estar opiniones se comprendern ms fcilmente si se tiene en cuent que muchos autores del mundo entero se sin- tieron sorprendidos por el poder de la tcnica. "Lcr_.Tcnica" se hizo de pronto sen.ible para ellos. Inadvertida hasta entonces en mltiples individualidades, considerada "natural" y sin cohesin, es contemplada de golpe como una totalidad inquietante que se expande. Se espantaron, como al despertar de un sueo, ante la nugx,z-potencia configurante de nuestro destino. que. inadvertida- mente, haba penetrado en la sociedad por mil canrinos distintos. Encontramos algunas veces expresiones de ese espanto ante lo in- comprendido, con i:l que han tropezado desagradablemente en todos los aspectos dg: la vida. Es digna de mencin en muchos cr- ticos de la poca la seguridad con que se expresan. el tono pro- ftico, la formulacir;~~ apodctica de sus juicios que, sin embargo, no son ms que op:*,iones profanas, el amplio eco que sus acusa- ciones encontraron , encuentran. Esto es vlido tambin para la crtica posterior. Sin embargo, tampoco esto es sorprendente, pues en todo tiempo ha sido ms fcil, atrayente y seductor criticar defectos que elogk*, Los crticos acerbos siempre habran tenido ms seguro el xito si hubieran aportado un mnimo de ingenio y suficiente agudeza y conciencia individual. Esto ya lo sabia el joven Sneca, un cwjtemporneo de Cristo. En este sentido, deca que toda poca ha rido declarada por los crticos contemporneos a e& como espedalmente mala y pobre en valores autnticos, llena de signos que anuncsban el desmoronamiento total, degenerada y pervertida. El hombre est sujeto a las imperfecciones de su poca y, adems, proyecta' subre Csta su propio fracaso. De las circiuis-. tancias del pasado ss poco lo que sabe, pues ya no le afectan. Lo que los 11% y mwms emeIin mbre ello son fragmentos escogi- dos a los que 9e g g m q d h . El recuerdo de las desgradas pasadas no se conserva con -do. Por d o encuentran dificultada los tm-

  • 36 FRiF,DRlCH DESSAUER

    bajos de investigacin que, con serena ponderacin, intenta mos- trar las circunstancias de un suceso sin deformaciones, tal como fueron y con autentico conocimiento del fenmeno. Estos trabajos no alcanzan las grandes tiradas que, por ejemplo, consiguieron las feroces obras de Oswald Spengler, cargadas de resentimiento; y ello es as porque no hacen concesiones al impulso que dormita en todos nosotros: aumentar la importancia de nosotros mismos, mien- tras que, con10 jueces enojados, lamentamos los defectos de nues- tro ambiente. Es un fenmeno universal el estimar tanto menos una cosa cuanto menos se la conoce. Entonces puede fluir sin trabas. irresistible, brillante, y con rica fantasa, el curso de los sentimien- tos, de los prejuicios y d e los simplificaciones, mientras que, por el contrario, el conocimiento de causa ata, modera y refrena.

    Sin embargo, es tambin cierto que semejante crtica, a pesar de todo. tambin puede ser til. Estimula, obliga a reflexionar. despierta espritus indblentes, provoca oposiciones, mantiene la controversia, y as conduce al autoconocimiento. Y es de esto de lo que se Trata. La existencia de una conciencia despierta sobre los poderes de su poca pone a una generacin en el camino de frecuentes y repetidas discusiones, y hace que acumule experiencias frecuentemente dolo- rosas. La misma abundancia de repeticiones, que algunas veces repugna, es un fenmeno que acompaa a la formacin de la concien- cia social.

    $ 6 AUTORES DE NITESTRO SIGLO

    En los tiempos anteriores a las guerras mundiales y entre kstas y la aparicin del nacionalismo, se publicaron obras cuya lectura, en la actualidad, ms realista y desengaada, resulta extraa. Su ]en- guaje es autoritario, pretencioso y algunas veces, proftico. Sus auto- res se muestran- coma hombres que saben cmo son las cosas y cmo debieran ser, como soberanos de la reflexin y de la crtica que exi- gen la adhesin de los lectores; ciertamente, encontraron esa ad- hesin. La Decadencia de Occidente, de Spengler, alcanz una tirada de seis cifras. Su obra El Hombre y la Tcnica fue, durante algn

  • tiempo, la novedad del da en salones y clubs, y ha contribuido con- siderablemente a la incomprm~6n sohe la tcnica.

    Ernst IUnfer escribi una obra con el ttulo Der Arbeiter (El Trabajador) en la que tambien se considera la tcnica desde un n- gulo particular.

    De este ltimo quiero citar tres prrafos. El mismo Ernst Jnger ha resumido a1 final del libro su contenido. Transcribimos, a conti- nuacin, lo que dice sobre la tcnica.

    "Llamamos tcnica al modo y manera en que la figura del tra- bajador pone en movimiento el mundo. La tCcnica, como iui medio aparentemente neutral, que, sin embargo, slo estj sin protesta a dispocici& del trabajador, comprende el ataque contra los sis- temas histricos y los pderes culturales.

    La tcnica no es el instrumento de un progreso ilimitado, sino que conduce a una situacin totalmente determinada e inequvoca que se caracteriza por una creciente constancia y perieccin de los medios, paralela a la formacin de una nueva raza, pero esto no puede conseguirse de una manera arbitraria. Todava vivimos en un mundo excesivamente cambiante que empieza a separarse del carcter dinmico-explosivo de los antiguos talleres a travbs del perfeccionamiento de los mCtodos y del clculo en las procedi- mientos.

    Aun en aquellos casos en que la tcnica suministre los medios autoritativos, s610 ser posible la terminacin de los preparativos cuando el trabajador la sustraiga a la concurrencia y a la iniciativa nacional y estatal, y estabilice y legitime los cambiantes medios revo- lucionarios.

    Esto s610 es posible cuando el trabajador se sirve de los recur- sos que s610 a 61 le estn subordinados no en un sentido liberal,

    ' sino en el de una raza superior." En la obra de Ernst mer, que 8 w - e l:, v i s h Sgt&zada,&l

    obseso el pomdor de Ia Uf-' hmws, se roza, pero no ".a-- -- .?.-l. - - p . - - 2 "

    se comprende, el p r o b l e a Ia t h i c a . La obra misma, como suele suceder con las obras profticas, ha sido superada por los acontecimientos y, por ello, incluso sus mejores pasajes son de escasa trascendencia.

    Por e coutrario, todava se deja sentir con frecuencia la influencia de otra autor, que tiene dentemeate su origen en Nietesche y que se ha expresado on urna extraodiada obra sobre la tbcnica.

  • 2. Oswald SpengEe7.

    La concepcin de Oswald Spengler "rocede de su misma pos- tura general. En el hombre ve a un animal carnicero y, en la tcnica, "la tctica de la vida en su totalidad", "la forma intrnseca del modo -- d e proceder en la lucha, que se identifica con la vida misma". En su amplsimo y nebuloso concepto de la tcnica entra tanto "la tcnica del len que sorprende a una gacela", como "la tcnica diplomitica", la tcnica de la equitacin o la del pincel; en resu- men, al principio del libro habla de una actividad que se dirige hacia un fin. Y, al final, al hablar de tcnica, se refiere a la me- cnica.

    Spengler est en el bando de Nietzsche; la vida es "la lucha cruel e implacable por el poder, una lucha sin cuartel". "El hombre es un animal carnicero." "Los ideales son cobardas." "El animal carnicero es la forma superior de la vida cn libertad." "El ser un animal carnicero otorp,~ al hombre su alto rango." "Un herbvoro, segn su destino, es una presa." "Un animal carnicero hace botn." Todo esto se expone biolgicamerite de uria manera, en cierto modo, profana. "Listo en sentido humano, actica?ncnte listo, slo lo es el aninial carnicero. En comparacicin con l, el herbvoro es tonto." "El mundo es el botn, y de esta realidad se deriva, en ltima ins- tancia, el desarrollo de la cultura Iiumana."

    En su confrontacin de los animales carniceros (a los que perte- nece el hombre) con los herbvoros. Spengler llega a decir: "Qu es lo contrario del alma de un len? E1 alma de una vaca." En sus argumentaciones sobre carnvoros y herbvoros mezcla la anttesis . de lo masculino con lo femenino. Si esto no le hubiera ocurrido, hu- biera tenido que escribir len y toro, lo que, como historiador de la cultura, hubiera sido ms propio de l, pues en los juegos cir- censes romanos se soltaban leones y toros en tiempos del Imperio (y en otros), venciendo algunas veces en la lucha el le6n y perdiendo otras. Pero esto no se hubiera ajustado a sus propsitos. Por la misma razn, pas6 tambiCn por alto la fortaleza del rinoceronte y la as-

    ' Todas las citas han sido tomadas de la edici6n de 1931 de la obra de O. S P ~ ~ L E ~ , Der Mensch und die Technick, Beitrag zu einer Philosophie des Lebent, publicada por C. H. Beck, Munich, con el nombre de Zwotftes bis zwanzigstes Tausend.

  • tucia y la fuerza del elefante, ambos herbvoros, as como otras cosas que no servan para sus propsitos.

    "Cuando se comprende acertadamente, se observa la existencia de una tica de los carnvoros y de los herbvoros," sigue diciendo Spengler. La lucha es para el animal carnicero, segn Nietzsche, "el mayor sentido de la vida, que le ennoblece, amor fati. Y el hom- bre pertenece a esta especie". "El hombre no es simple, tonto y bueno por su naturaleza ... Por e! contrario, la tctica de su vida es la de un animal carnicero esplndido, valiente y astuto. Vive ata- cando, matando y destruyendo. Quiere ser seor desde que existe."

    Ahora bien, la diferencia entre la tcnica humana y la animal es demasiado grande. Spengler lo toma en cuenta y, abandonando provisionalmente el tipo de animal carnicero, dice: " - -$cn ica de estos animales es una tcnica genrica. No _ es ___. iriy&a, no puede aprenderse ni es capaz de desarrollarse. La abeja ha construido sus panales siempre igual desde que existe y los seguir constru- yendo as hasta que se extinga." Y an menciona termitas y cas- tores: "Todo lo que puede el hombre, lo han conseguido tambin algunas especies de animales." Estas son afirmaciones algo temera- rias, a las que sigue un brusco cambio: "Y, a pesar de ello, todo esto tiene, en rigor, poco que ver con la tcnica humana. La tcnica del g6nero es inmutable ..." Sigue ahora una serie de frases dignas de atencin:

    "La tcnica humana, y slo ella, es andependiente de la vida del gnero humano. Es el nico caso en toda la historia de la vida en que el individuo se su t ra a la presida dsl gnero. Hay que re- flexionar largamente para comprender lo prodigioso de este hecho. En la vida de los hombres, la tcnica es cansciente, arbitraria, mu- dable, personal e inventativa. Es apcgac&Qa-, y el hpm- se ha convertido en el cwdot de su propia tctica vital. ~ i l a es su grandeza y su fatalidad. Y a la forma intrnseca de esta vida creador* Is lhnazws &RE, poseer cultura, crear cultura, padecet por la cultura. Las creaciones de los hombres son expresin de esa existencia en forma pwscmd."

    Spengler ofrece despues, tambiCn con gran seguridad, sus opi- niones sobre los orgenes - - del - - hombre, da- mmarr y de los h a niimsot~. " ~ e & no $k, las qg~A&-actCvidad_g la -&di

  • sido notado por nadie. La mano desarmada, poi si sola, noitiene ningn valor. Exige el arma para ser arma ella misma." "Ningn otro animal carnicero ha elegido el arma, pero el hombre no s610 la elige, sino que la produce reflexivamente." Y ahora sigue una observacibn caracterstica: "Con ello ha conseguido una tremenda superioridad en la lucha contra sus semejantes y contra la totalidad de la naturaleza." Ntese que dice "superioridad contra" y no. como pudiera esperarse, "superioridad sobre" la naturaleza. "Esto es la li- beracin frente a la coaccin del gnero, algo nico en la historia de la vida en este planeta. Con ello ha nacido el hombre. As ha Ilega- do Spengler. a su manera, al concepto de la capacidad de realzacin inventiva, que ya haba sido expuesta haca tiempo por otros autores con mayor prudencia. Spengler no conoca los trabajos de otros en este terreno. (Entre unos 26 pasajes que cita en sus notas, se refiere a s mismo veinte veces y ninguna a personas familiarizadas con la tcnica.

    "Al pensar del ojo, a la aguda e inteligente mirada de los grandes animales carniceros, se suma ahora el pensar de la mano. .. Pero el hombre, el animal creador, ha derramado sobre el mundo una abun- dancia de accin y de pensamiento creadores ... Bajo el poderoso efec- to del acto individual libre y consciente ... Se configura ya la autn- tica alma humana ... Con la mirada orgullosa y melanclica de los iniciados sobre su propio destino, con el indomable sentimiento del poder en la mano acostumbrada a la accin, enemiga de todo el mundo, matando, odiando y decidida a vencer o morir." En esto se advierte el rgimen hitleriano, lo que an resulta ms claro en sus siguientes palabras sobre el fuerte solitario, cuya "alma total- mente guerrera, se siente celosa y desconfiada del propio p d e r y botn". "Esta alma conoce el xtasis cuando el cuchillo se hunde en el cuerpo enemigo, cuando el olor de la sangre y los gemidos excitan los triunfales sentidos," As se imagina Spengler un alma humana primitiva a la que el ojo, la mano y el arma le otorgaban la supremaca, diciendo sobre esto que "todavia en las ciudades de civilizaciones posteriores, todo verdadero hombre siente, de cuando en cuando, el rescoldo de esta alma primitiva". Pero el es- tudio de la prehistoria no ha confirmado esta teora sdico-fants- tica (confrontar en este punto, entre otros, los trabajos de Portmann).

    Esta -- almz ad dibujada p r Spengler y, a travs de la mano del hombre, dotada "con el arma elegida reflexivamente y produci-

  • da artificialmente", se rebela contra la naturaleza, a la que ha "arrebatado 4 privilegio de la creacin". Esto es lo que integra la "Historia Universal", al mismo tiempo que la tragedia de los hom- bres, porque la naturaleza es ms fuerte.

    La mano y el instrumento caracterizan en O. Spengler el primer peldao de la evolucin. El segundo peldao se llama Lengua y Empresa. . -

    "Se-muncia un mundo nuevo de procedimientos y pensamientos tcnicos." El principio de esa poca se fija con igual arbitrariedad en unos cinco mil aos antes de Cristo, mientras que la investigacin lo fija mucho antes. SpengIer escribe: "Qu es en todo esto lo psi- quicamente revolucionario?" Yo doy la contestacin: "La conducta sistemtica de los ns." Aqu podemos pasar por encima de algunos prrafos sobre el nacimiento del lenguaje y la formacin de la sociedad. "El animal carnicero llamado hombre quiere aumentar

    - - -

    conscientemente su superioridad muy por encima de los lmites de su fuerza fisica" y sacrifica una parte de su libertad personal a la reflexin y al clculo de la mayor eficacia, convirtindose en "esclavo de su penszmiap". En sus consideraciones sobre la mano y el instrkento, Spengler distingue entre fabwcacin y utilizacI6n. dando la mayor importancia a la utilizacin, En la seccin que de- dica al Lenguaje y a la Empresa, distingue entre trabajo de di- rec;cfb~_y trabajo - - de ejecucibn, siendo ms importante el primero. Para ambos existe una tcnica, "impuesta y obedecida por la natu- raleza". Esta es "la forma primitiva de la vida humana, que tan mltiples aspectos ha adquirido, ciertamente artificial y antinatu- ral. pero em ss la cultura".

    "Las luchas de los animales carniceros entre si produjeron la guerra ... El derecho humano es siempre un derecho de los fuer-

    -- -

    tes... Antes, como ahora, la Historia es la historia de la guerra." El hombre, - - - --. "este pequeo crea_r-frente a la naturaleza ..., se ha

    . - e. -- a .- - - - - - .

    convertido en e s c c o de su propia crw&6n". "El animal carnice- ro ... se ha cazado a sf mismo. G s casas de los hombres son el gran smbolo de' esto." ''No es cierto que la thcnica humana -ahorre trabajo."

    La concepcin de la*= como_reb1dk- -c~g&~~bra leza es 7con&~k-en el capitulo final, titulado Auge y ocaso de la poca da las mdqztim~ &l6 - - - d= las ciudades (Atmas, Bagdad) '(- por m A e t o lujo ..., por completo artificial". "Y. en este sentido,

    - - - --.-

  • 42 PRIEDRICH DESSAUER

    los procedimientos tecnicos que han ido madurando en esas cul- turas son tambin lujo ..." Esta exposicin se convierte en el tema ideolgico del libro spengleriano La decadencia de Occirfertte, al que tanta atencin se ha prestado. .. "una voluntad de poder ... en- :.uelve, por ltimo, a nuestro planeta y lo transforma s travs ... de la monstruosidad de sus procedimientos tcnicos". El experi- mento es la "estratagema del ariimal carnicero intelectual". Como antes a la materia y a los animales, hay que sub!ugar ahora n los elementos. "Crear un mundo, scr tino rnisrno Dios, fue el sueiio fustico, en el &al, desde entonces, tienen su or i~en todos los proyectos de mquinas que se aproximan en todo lo posible a la meta inalcanzable del Perpetriu~n mobiie." "El que no estuviera posedo por el deseo de omnipotencia sobre la naturaleza, tendra que considerar diablico todo esto y, siempre, la mrquina ha sido considerada y temida como un invento del diablo."

    Tambin encontramos algunas frases caracteristicds sobre la psi- cologa del invento: "En realidad, la pasin del inventor no tiene absolutamente nada que ver con las consecuencias del invento. El inventor quiere gozar del tritino sobre difciles pioblemas, disfru- tando de la riqueza y de la gloria que Ic produce el xito. Ei que su invento sea til o funesto ... no Ic inquieta." "Es que tales con- siderdciones (sobre trgicas consecuencias) han hecho alguna vez que un inventor destruya su obra? Esto sera desconocer la natu- raleza de animal carnicero que tiene el hombre." Spengler repite aqu nuevamente su afirmacin de que, a jxsar de los inventos, "no se ahorra nada de trabajo humano". Aduce despus el corio- cid0 argumento de la despersonalizacin, de la distancia entre el hombre y sus acciones, y su ttrica profeca desemboca cn una irrecusable decadencia: "El seor del universo se convierte cn esclavo de la mquina." "Los caballos enfurecidos arrastran a la muerte al vencedor cado." "Un mundo artificial adultera y enve- nena al natural. La civilizacin misma se ha convertido en una mquina ... Tan slo se en caballos de vapor." Sigue des- pus una descripcin de los supuestos sfntomas del derriimbaniien- to. "El tercero y ms grave de los sfntomas estriba en lo que yo llamara la traicin de la tcnica." "En lugar de mantener ocultos los conocimintos tcnicos, el mayor tesoro que posean los pue- blos blancos, fueron.. . arrogantemente ofrecidos al mundo entero.. ." "Esta tcnica mecnica termina con el hombre fustico y un da

    --

  • ser reducido a escombros y olvidada." "La historia de esta tcni- ca se aproxima rpidamente a su fin inevitable ..." "Slo los so- adores creen en posibles soluciones. El optimismo es cobardta."

    Me doy cuenta de que a la joven generacin le resulta hoy di- fcil de comprender que las duras palabras de Spengler causaran entonces semejante impresin, que sus libros fueran "best sellers" y que su concepcin de la tcnica como arma del rabioso, posedo por el ansia de poder y cruel, pero admirado, animal carnicero llamado hombre, en su rebelin contra la naturaleza, influyera tan ampliamente entre las clases intelectuales y seudointelectuales. Pero as fue y su nihilismo y su total negacin estuvo de moda, ha-

    ' ciendo escuela & juiio sobre la tcnica. Cierto que si el hombre -..

    : no es otra cosa que un soberbio animal carnicero. la tcnica ser un'arma asesina y la cultura, saqueo. Un biologismo primitivo y

    -_ 3.- - -. . -

    tosco conduce al fracaso, como cualquier intento de explicar todo unilateralmente partiendo de un punto, por mucha confianza que se ponga en s mismo al intentarlo.

    Sin embargo, tambi6n es cierto en este caso que incluso de la exageracin puede surgir una u otra verdad; en nuestro caso, la verdad percibida por Spengler es que la importancia de la tcni- ca no es fundamental para el desarrollo del hombre y de su espe- cie, y el hecho dc que en los abismos secretos de la persona huma- na tambin se encuentran los grmenes de ese animal carnicero. Si estos grmenes se desarrollan nace el peligro, y si consiguen la supremaca se produce la catstrofe tal como la hemos experimen- tado.

    3. Friedrich Georg Jnger A principios de la segunda guerra mundial, Friedrich Georg

    Jnger " hermano menor de Ernst Jnger, escribi un libro de doscientas treinta pginas con el ttulo de La perjecgC6n-de ja tc- nica, que, segn hacen suponer ciertas manifestaciones y publica- ciones de los aos siguientes, caus impresin a muchos lectores. Su lectura resulta instructiva tambiCn hoy da para comprender cmo el correr del tiempo barre afirmaciones y desmiente prons- ticos expresados enfticamente y con seguridad apodctica. (Las citas siguientes han sido tomadas de la segunda edicin ampliada.)

    Poeta y ensayista nacido m 1898.

  • 4.) FRIEDRICH DESSAUER

    F. G , Jiinger ve en la tcnica un antagonismo contra la naturaleza y una explotacin exhaustiva de sta. Segn l, se yerra cuando se espera algo de la tcnica que no sea tcnico en s misnio, por oiern- plo, una reduccin del trabajo o una ganancia en tiempo libre.

    "Incluso el menor de los procedimientos tcnicos de trabajo coristirne ms energa de la que produce." ";Cimo, pues, podra r::oi:.:uirse un exceso a travs de la suma de esos procedimientos?"

    "De lo que se trata es, ms bien, de un consumo cada vez mis intenso y de una explotacin exhaustiva como hasta ahora no se haba conocido en la tierra. La explotacin sin consideraciones y

    . .

    ~;!~i: i vcz rn:i.; ;ritensa es la caracterstica de nuestra tcnic a..." "La c.-$otacin del trabajador tchico es un fen6meno que acompria rit.ces;irinrnente a la explotacin universal a que la tknica somete 2 !J i.i?rra.''

    E n las pginas siguientes se arnpla esro con rotundas afirma- ~iidne.;: 1.3 mquina, cuando est perfeccionada. consume "iricom- :; :;clblemente nihs". Cuanto mns perfecta sea, tailto mayor ser& su coiisi.lmo. "La tcnica 20 crea nueva riqiiez'i. sino que destruye la esi.;tc:~t,.:, v, a travs dc !a esplotacinn exharistiva ..., agota con su itro+:i;:l.;i, i:ts rescrvas dc ias que depende."

    ,. . :,,i;cr: dc;pi;i una (errnnea) caracterizaci6n del setitido de la

    ccor~orriiri como afn de lucro. "El bienestar o la desgracia del ca- pl!:li.;ta es, para l (para el tcnico que aspira a la prfecci3n), tan Ir;(.iilerente como el bienestar o la desgracia del proletario."

    "La tcnica como conjunto ... se desarrolla a costa de la econo- mla, agudiza ia precaria situacjn econmica y conduce a una eco- rioii:ia deficitaria tanto ins evidente cuariio ms progresa el afn .' .. .:- ;..:r.fc:cihn tkcnica."

    i ; ~ pasajes en que F. G . Jnger habla de la tcnica como de la "m3s grosera forma de la mala administracin", c3!ificrinJol3 "de explotacin exhaustiva" y cosas semejantes, son tan frecuentes que no hay espacio para citarlos. Pero ni una sol2 vez cncontra- mos una fundamentacin a travCs de !os hechos, de las cifras o de la estadfstica, y en ningn lugar nos ofrece una prueba.

    Sigue la caracteriza-cin de la tcnica . como . automatizaci6n, -c.--.-

    con la consecuencia para el hombre de que "e! automatismo hace presa en 41 y ya nunca le suelta".

    F. G . jnger trata de la relacin entre tcnica y organizacin, que se fortalecen mutuamente. Para el progreso tcnico, es fun-

  • DISCUSION SOBRE LA TECNICA 43

    damental un concepto del tiempo mecnico-relojero, un "tiempo muerto".

    "El progreso de trabajo tcnico no ~ermi te descanso ..., pues el reloj es un conjunto de ruedas", lee el asombrado lector ".

    ''Quin es capaz ... de contemplar una rueda parada sin expe- rimentar una sensacin de fro al reconocer en ello el smbolo del tiempo muerto ... ? Pero el filntropo que en la poca del progreso tcnico compadece a aquellos esclavos que trabajaban en la rueda del molino, es un loco si no comprende que el progreso tcnico no trabaja en otra cosa que en la construccin de un molino de tam- bor de dimensiones monstruosas, basado en el principio de la rue- da." "Rueda ... smbolo de la muerte...", etc.

    Sigue despus la afirmacin de que "el trabajo manual no es aliviado por .1 progreso de la mecinica" y de que con el r.vance del tcnico especializado aumenta el "funcionalismo" y la "depen- dencia del trabajador frente dispositivo y a la organizacin del trabajo", "perdindose el derecho a la libertad".

    Al hablar de las relaciones entre los trabajadores y la mquina dice: "... a travCs de la mquina siempre se producir ;ina prdi- da de trabajo y nunca una ganancia. Ciialquier mquina.. . trabaja con prdidas fijas ..." "El progreso pretendido por los tkcnicos con sus crecientes procedimientos de trabajo, es semejante a un fuego que arrasa todo a su paso."

    El autor habla seguidamente de la influencia de la tecnica per- feccionista sobre el trabajador. "En el raciocinio del obrero existe un defecto, que se refleja en el ciispositivo. La manifestacin de este defecto del raciocinio es su receptividad para la ideologa."

    "Fuera del progreso tcnico no puede haber un socialismo." "...Llega el instante en que socialismo y tcnica se confunden."

    Como ocurre con la mayora de los autores tampoco aqui en- contramos una verdadera definicin de la t~cnica. Algunas veces se la identifica con la mecnica y otras con la mquina. A veces parece mencionarse con eilo algo general. Al tratar de las relacio- nes existentes en la naturaleza entre finalidad y causalidad encon- tramos una formulacin que limita con una definicin, aunque falta

    Todos los relojes se basan en e1 principio de los "tiempos propios" como los del pendulo en los relojes verticales y los del volante en los de bolsillo. Las ruedas se utilizan para servir fines secundarios (transmisin del movimiento a la esfera, etc.).

  • 46 FBIEDRlUi DESSAUER

    la afirmaci6n expresa: "si partimos de que la ticnica es una imita- ci6n de la naturaleza ..."

    El autor aborda tambin b que es con\-eniente para la tcnica. Sobre esto dice: el tcnico "tiene un inters directo en que en 1.1 explotacin haya tantos automviles como sea posible, pues esta mecanizacin del trfico responde a sus exigencias y pretensiones". "Exige que cada uno posea por lo menos un automvil ..., pues la mecanizacin del trabajo y la orgrinizacin del hombre estan inse- parablemente unidas." "El pensamiento tcnico, al que es inherente una ilimitada ambicin de poder, surge aqu imperioso j7 sin con- sideraciones."

    "La mdquina es un invento imitativo." "La explotricin exhaustiva, prctica impulsada por 13 tcnica.

    tiene su correspondencia en el pensamiento del mismo tcnico. Y cuando este pensamiento se convierte en funcional, la consecuencia es una avanzada destruccin, una desolacin como la que podemoq apreciar en el campo de la industria." Las afirrnicionzs de este gnero se repiten con frecuencia en el texto del libro.

    "La ambicin d2 poder del tcnico termina por querer subordi- nar al Estado, sustituyendo con su tcnica a la organizacin es- tatal."

    Sigue una pinttira del tcnico como enemigo del derecho y dc Id propiedad. "En genera:, puedz ilccii.5~ de estas intrusiones en el terreno del derecho lo mismo que sobre las intrusiones en otros terrenos, pues el progreso tcnico se dirige contra todo lo iniiivil, contra lo que tiene permanencia y estabilidad, contra lo que se Ie cierra y le excluye."

    Sigue ahora el ataque contra la intervencin de la tkcnica en la medicina. "Hay que hacerse la pregunta de si los institutos de iu- cha contra el cncer, que se encuentran en todos los pascs. no contribuyen en mayor medida a la propagacin de esa enfermedad que a su curacin."

    La tcnica, se dice despus, tambin perturba con su progreso la estabilidad de ia moneda. "La desvalorizacin de la monecia no es un fenmeno local ni pasajero, sino que ha sido provocada en una fase determinada del progreso tcnico.. ."

    Despus se denuncia la intrusin de la tcnica en la organiza- cin universitaria y escolar; mientras esto ocurra, la universidad se convertir en una escuela tcnica de ingenieros. En el terreno

  • de la alimentacin, la tCcnica provoca sucedneos y escasez, de tal manera que "las dificultades de alimentacin son tanto ms graves cuanto ms gane la tCcnica en perfeccin".

    Las inculpaciones se dirigen despus-tambin sin intentar una fundamentacin documental-a la indiferencia de la tcnica fren- te al individuo y a su oposicin frente al derecho y al Estado; el producto tcnico carece de clase, de calidad, de bondad y slo tiene uniformidad. La tcnica sustituye en la ciencia las grandes concep- ciones del pensamiento intuitivo por la "actividad mecnica" y por "la fra capacidad acomodaticia que acecha a los fenmenos". Des- pus se dirige la polmica contra las ciencias naturales, que "in- terpolan" "comprensibilidad" en la naturaleza. "Pero la demostra- bilidad, la comprobabilidad y !si repetibilidad no son caractersticas de la verdad."

    "El creciente conocimiento de procedimientos mecnicos exac- tos est en conexin con que el hombre se convierta de un modo particular en algo sin limites y sin fondo."

    Sigue ahora la relacin de la tcnica con la naturaleza: "El tcnico ha perdido aquel viejo respeto que impeda a los