desporte, espectáculo y teatro político: una nueva visión del juego

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1 Figura 1. Congelados en acción, los jugadores se apresuran a golpear una pelota que se ha dejado caer para ponerla en juego. Vaso policromo del período Clásico tardío, Museo de Arte de St. Louis (K5435). Fotografía © Justin Kerr. Desporte, espectáculo y teatro político: Una nueva visión del juego de pelota maya en el período Clásico MARC ZENDER Peabody Museum, Harvard University Publicaciones en línea de P.A.R.I. 2009 Traducción de “Sport, Spectacle and Political Theatre: New Views of the Classic Maya Ballgame” en The PARI Journal 4(4):10-12 (2004). Mesoweb: www.mesoweb.com/pari/publications/journal/404/ Desporte.pdf. Aunque no siempre resulta obvio en las solemnes escenas de reyes y príncipes enfrentándose a ambos lados de una pelota de enorme tamaño, los campos para el juego de pelota del período Clásico solían ser ruidosos sitios atestados de gente, llenos de vociferante actividad y en los que se oía el atronador bote de la pelota, proyectil peligrosamente pesado y ocasionalmente impredecible. La nueva visión que tenemos de este viejo juego debe mucho a la aportación de información proveniente de recientes investigaciones arqueológicas, si bien la reconsideración de textos e imágenes conocidos también ha jugado un papel crucial en las continuas investigaciones de la tradición del juego de pelota (Coe 2003; Chinchilla 1992; Tokovinine 2002; Zender 2001a). Los divergentes papeles de jugadores, espectadores, músicos y árbitros son enfatizados en estas notables vasijas (Figuras 1 y 2), ambas de las cuales presentan un trasfondo de gradas escalonadas, que quizás constituyan una de las “plataformas para revista” típicas de los complejos palaciegos de incontables ciudades del período Clásico (Coe 2003; Chinchilla 1992) o aún escalones que subían desde alguno de los extremos de un campo hundido para el juego de pelota (Zender 2001a). Como lo han demostrado las investigaciones arqueológicas llevadas a cabo por John Fox (1996:485-93), en estos campos para el juego de pelota tuvieron lugar suntuosos banquetes, que han quedado en evidencia mediante vasijas de servicio rotas, conchas descartadas de caracoles llamados jute (que constituían uno de los bocadillos preferidos en la antigüedad) y, ocasionalmente, mediante la presencia de vestigios de comidas más formales, como huesos de venado o carapachos de tortuga. Sobre la línea del piso de ambas imágenes, vemos las representaciones de jugadores de pelota, equipados con sus características rodilleras, yugos para el juego de pelota y caprichosos tocados de animales. En las gradas, los espectadores llevan los tocados cilíndricos de papel de corteza que eran comunes entre los sacerdotes, en tanto que el árbitro lleva una gran concha de caracola, indudablemente utilizada para dar inicio a y suspender el juego. El ruido en un campo de juego de piedra debió ser ensordecedor, ciertamente cuando las trompetas rugían durante el espectáculo anterior al juego (Figura 2) o cuando éstas daban paso al rítmico sonido de las maracas y de las raspas de hueso de los espectadores (Figura 1), todo ello

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Page 1: Desporte, espectáculo y teatro político: Una nueva visión del juego

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Figura 1. Congelados en acción, los jugadores se apresuran a golpear una pelota que se ha dejado caer para ponerla en juego. Vaso policromo del período Clásico tardío, Museo de Arte de St. Louis (K5435). Fotografía © Justin Kerr.

Desporte, espectáculo y teatro político:Una nueva visión del juego de pelota mayaen el período ClásicoMARC ZENDERPeabody Museum, Harvard University

Publicaciones en línea de P.A.R.I.

2009 Traducción de “Sport, Spectacle and Political Theatre: New Views of the Classic Maya Ballgame” en The PARI Journal 4(4):10-12 (2004). Mesoweb: www.mesoweb.com/pari/publications/journal/404/Desporte.pdf.

Aunque no siempre resulta obvio en las solemnes escenas de reyes y príncipes enfrentándose a ambos lados de una pelota de enorme tamaño, los campos para el juego de pelota del período Clásico solían ser ruidosos sitios atestados de gente, llenos de vociferante actividad y en los que se oía el atronador bote de la pelota, proyectil peligrosamente pesado y ocasionalmente impredecible. La nueva visión que tenemos de este viejo juego debe mucho a la aportación de información proveniente de recientes investigaciones arqueológicas, si bien la reconsideración de textos e imágenes conocidos también ha jugado un papel crucial en las continuas investigaciones de la tradición del juego de pelota (Coe 2003; Chinchilla 1992; Tokovinine 2002; Zender 2001a).

Los divergentes papeles de jugadores, espectadores, músicos y árbitros son enfatizados en estas notables vasijas (Figuras 1 y 2), ambas de las cuales presentan un trasfondo de gradas escalonadas, que quizás constituyan una de las “plataformas para revista” típicas de los complejos palaciegos de incontables ciudades del período Clásico

(Coe 2003; Chinchilla 1992) o aún escalones que subían desde alguno de los extremos de un campo hundido para el juego de pelota (Zender 2001a). Como lo han demostrado las investigaciones arqueológicas llevadas a cabo por John Fox (1996:485-93), en estos campos para el juego de pelota tuvieron lugar suntuosos banquetes, que han quedado en evidencia mediante vasijas de servicio rotas, conchas descartadas de caracoles llamados jute (que constituían uno de los bocadillos preferidos en la antigüedad) y, ocasionalmente, mediante la presencia de vestigios de comidas más formales, como huesos de venado o carapachos de tortuga.

Sobre la línea del piso de ambas imágenes, vemos las representaciones de jugadores de pelota, equipados con sus características rodilleras, yugos para el juego de pelota y caprichosos tocados de animales. En las gradas, los espectadores llevan los tocados cilíndricos de papel de corteza que eran comunes entre los sacerdotes, en tanto que el árbitro lleva una gran concha de caracola, indudablemente utilizada para dar inicio a y suspender el juego. El ruido en un campo de juego de piedra debió ser ensordecedor, ciertamente cuando las trompetas rugían durante el espectáculo anterior al juego (Figura 2) o cuando éstas daban paso al rítmico sonido de las maracas y de las raspas de hueso de los espectadores (Figura 1), todo ello

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contrapunteado con el rítmico atronar de una pelota de casi cinco kilos de peso (Coe 2003). En algunas escenas, el furioso sonido del juego se ve reflejado en las docenas de vírgulas de habla incorpóreas, que llenan todo el espacio disponible (Figura 1), lo que hace pensar en la legendaria ira de los Dioses del Inframundo, despertada por el hecho de que el ruidoso juego se jugaba justo sobre sus cabezas (Tedlock 1996:91, 112-13).

Probablemente encargada para conmemorar un juego de pelota conjunto de El Pajaral y Motul de San José (Stuart 2004:8-9), esta vasija (Figura 3) muestra a los reyes de estas dos ciudades enfrentándose ante una enorme pelota

marcada con el texto glífico 12 na-ba o lajchan nahb “doce palmos.” Además de su parafernalia de juego, los dos señores llevan elegantes representaciones de colibríes en sus emplumados tocados, en tanto que sus segundos llevan tocados algo más cómicos, que representan un venado y un buitre. A juzgar por los jeroglíficos asociados a la escena, el señor que se halla más próximo a la pelota era el rey de Motul de San José, en tanto que el señor que se halla frente a él era el rey contemporáneo de El Pajaral, quien con mayor probabilidad fue quien encargó la vasija. Si bien la falta de conocimiento sobre su origen hace de la biografía de este objeto saqueado algo frustrantemente incierto, es

Figura 3. Un regalo para el Señor Sak Ch’een de Motul de San José. Vaso policromo del período Clásico tardío, Museo de Arte de Dallas (K2803). Fotografía © Justin Kerr.

Figura 2. Parlamento previo al juego o posterior a éste, con interludio musical. Vaso policromo del período Clásico tardío, Museo Peabody, Universidad de Yale (K3814). Fotografía © Justin Kerr.

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muy posible que el señor de El Pajaral hubiere obsequiado este vaso como regalo o como tributo al rey de Motul de San José (Tokovinine 2002:5).

Originalmente del poco conocido sitio de La Corona (Stuart, en Graham 1997), este tablero cuyo origen se desconoce (Figura 4) fue encargado a finales del siglo VII por el señor local Chak Ak’aach Yuhk y registra un juego de pelota en el que este personaje jugó a la pelota contra una escalinata de sacrificios en Calakmul, en Abril del año 687. Chak Ak’aach Yuhk aparece a la derecha, aparentemente en el acto de lanzarse para contestar una pelota gigantesca que bota hacia él. Su proximidad con el texto principal,

junto con el pavo (AK’AACH) que aparece en su tocado, lo identifican de manera inequívoca como único miembro del equipo ‘visitante.’ Sin que sepamos por qué, no está jugando contra el rey de Calakmul, sino que compite contra el sacerdote de alto rango Aj ?-K’inich, quien es el ti’sakhuun del rey gobernante (Zender 2001b). Como lo han señalado Martin y Grube (2000:110), “este tipo de registros nos permiten asomarnos a las grandes reuniones de señores que tenían lugar en estas ocasiones, pues en ellas la nobleza de sitios subordinados viajaba a la capital para participar en ritos solemnes, festines suntuosos y grandes espectáculos públicos.”

Figura 4. Chak Ak’aach Yuhk, de La Corona, golpea una pelota de “catorce palmos.” Tablero 1 de Jugadores de Pelota del Sitio Q, Instituto de Arte de Chicago (K2882)

Referencias

Chinchilla Mazariegos, Oswaldo1992 El juego de pelota en la escritura y el arte maya clásico: intrepretaciones recientes. In El juego de pelota en Mesoamérica: Raíces y supervivencia, edited by M. T. Uriarte, pp, 157-67. Siglo XXI, Mexico.Coe, Michael D.2003 Another Look at the Maya Ballgame. In Il sacro e il paesaggio nell’America indigena, edited by D. Domenici, C. Orsini and S. Venturoli, pp. 197-204. CLUEB, Bologna.Fox, John G.1996 Playing with Power: Ballcourts and Political Ritual in Southern Mesoamerica. Current Anthropology 37(3):483-509.Graham, Ian1997 Mission to La Corona. Archaeology 50(5):46.Martin, Simon and Nikolai Grube2000 Chronicle of the Maya Kings and Queens. Thames and Hudson, London.

Stuart, David2004 Looking for Jaguar Hill: The Identification of a “Lost” Maya Kingdom. Smoking Mirror 11(7):7-10. Newsletter of the Pre-Columbian Society of Washington, D.C.Tedlock, Dennis1996 Popol Vuh. Simon and Schuster, New York.Tokovinine, Alexandre2002 Divine Patrons of the Maya Ballgame. Mesoweb: <www.mesoweb.com/features/tokovinine/Ballgame.pdf>Zender, Marc2001a The Ball’s in Your Court: Rulership, Religion and Recreation in Classic Maya Ballgame Texts. Paper presented at the 8th Annual UCLA Maya Weekend, Cotsen Institute of Archaeology, Los Angeles. 2001b Lords of La Corona: Reconstructing the Historical Documents of ‘Site Q’. Paper presented at the 6th Annual European Maya Conference, Hamburg.