Desánimo Apóstol Sergio G. Enríquez O. Primer Servicio Guatemala, 14 de mayo del Año De La Revelación

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Hace algunos días estuvimos estudiando respecto a la irreprensible forma que estamos llamados a ser, no solamente en espíritu, sino también en alma y cuerpo; aunque la ciencia diga otra cosa, acepte y no lo que dice la Biblia, para nosotros es suficiente con que Dios lo diga. Por eso podemos decir que a pesar de todo, el conocimiento que tengamos de nosotros mismos, es muy poco, de tal manera que cuando Dios nos dejó un cuerpo, fue para que tuviéramos contacto con lo material, sin embargo existen situaciones en las que a pesar de estar en ambientes espirituales, de alguna forma podemos decir que tenemos la experiencia física de poderlo palpar, de igual forma lo podemos decir con las cosas del alma cuando alguien se enamora; porque entonces el alma lleva a que nuestro cuerpo tenga la experiencia de palpar lo que amamos, abrazar y besar a la persona que amamos, lo que se convierte en un círculo virtuoso porque vamos de más a más en un conocimiento santo por supuesto. Pero resulta entonces que cuando Dios se refiere a nuestro cuerpo, está hablando de aquello que es considerado como lo poco; y aunque es lo poco, igualmente conocemos muy poco, aun la ciencia con todo el avance que haya alcanzado en este tiempo, sigue teniendo mucho desconocimiento de las cosas del cuerpo; claro que con lo poco que puedan saber, han logrado hacer mucho, pero aun así desconocen el control de muchas enfermedades, más aun la gente que no es profesional en la medicina, por eso es que la mayoría, tiene una mala dieta y al final terminamos con enfermedades que quizá no imaginamos que algún día tendríamos. Pero todo eso es en cuanto al cuerpo, a lo poco como ya lo dijimos, a lo palpable, a lo que se puede ver, pero aun así tenemos poco conocimiento; ¿cómo será con lo que no se puede ver? Hablemos entonces específicamente del alma, en realidad un mundo desconocido si Dios no nos revela, aunque aun así muchas veces no logramos comprender lo que está sucediendo en nuestro interior, incluso desconocemos el por qué a veces tenemos cambios de carácter radicales, pero la realidad es que en esos momentos debemos estar atravesando batallas internas que nuestro cuerpo sencillamente refleja. Empecemos por ver entonces lo que significa Desánimo:

• Estar sin fuerzas para seguir adelante. Esto lo podríamos ejemplificar con una pelea de boxeo, algunos han logrado llegar al final, por la fuerza que tienen en su alma, aunque pierdan la pelea, pero lograron levantarse de muchas caídas.

• Falta de ilusión o ánimo hacia alguien o para hacer algo.

• Desfallecer.

• Rendirse. Quizá un ejemplo es cuando alguien se rinde en el momento en que le informan que está padeciendo silenciosamente de una enfermedad terminal y que no tiene mucho tiempo de vida; muchos se rinden, se desaniman y por ese desánimo es que terminan muriendo.

¿QUÉ COSAS PUEDEN DESANIMARNOS?

Desánimo Apóstol Sergio G. Enríquez O. Primer Servicio Guatemala, 14 de mayo del Año De La Revelación

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Parecerían contradictorio el hecho que para evitar una enfermedad en el cuerpo debemos llevar una dieta balanceada; el problema es que muchas veces sabemos qué nos puede estar dañando y no lo evitamos, la pregunta es, ¿cómo estaremos alimentando el alma que no vemos si no actuamos a favor de cuerpo que sí vemos? Éxodo 6:9 (BLA) Así habló Moisés a los hijos de Israel, pero no le hicieron caso, porque estaban desanimados y agobiados por sus duras labores. Cuando vemos desde el primer capítulo del libro de Éxodo, notamos lo siguiente: el pueblo de Israel, representante de la Iglesia, estaba en Egipto, figura del mundo; agobiados por las duras laboras que el Faraón, figura del diablo; estaba poniendo sobre el pueblo de Dios para que no salieran de la Tierra, como hoy el diablo está trabajando para que la Iglesia esté desanimada para que al momento en que debamos salir de la Tierra en el arrebatamiento, no escuchemos la trompeta; no obstante que Moisés, representante del Señor Jesucristo; nos está hablando de muchas promesas que alcanzaremos al salir de la Tierra. Hoy lo que necesitamos es botar las duras cargas que el enemigo nos haya impuesto, quizá hemos sido víctimas de caer en el juego de los afanes de este mundo; lo que nos corresponde hacer entonces, siendo hijos de Dios, es reposar en El y no dejarnos esclavizar por nadie ni por nada.