definición y objeto de la criminología y de la naturaleza científica
DESCRIPTION
Criminología y su naturaleza científicaTRANSCRIPT
Definición y objeto de la Criminología y de la naturaleza científica
La Criminología es actualmente una disciplina en expansión tanto en su dimensión
científica como aplicada, existiendo cada vez más investigaciones en torno a
conocer los diversos factores relacionados con la delincuencia, así como para
evaluar los programas de prevención y tratamiento de la conducta delictiva. Esta se
centra en el estudio científico del delito, analizando por qué las personas los
comenten.
La investigación científica en Criminología tras casi dos siglos de estudio ha
llegado a conclusiones sobre la naturaleza de la delincuencia muy importantes para
definir la disciplina: que la delincuencia es un problema real, variable según los
tipos de sociedades humanas, pero que existe en todas ellas; y que la delincuencia
es, además de una realidad fáctica, un fenómeno construido a partir de la reacción
social de rechazo que suscita entre la ciudadanía. Por tanto, la criminología se
puede definir como la ciencia que estudia los comportamientos delictivos y las
reacciones sociales frente a ellos; o como señalan Hassemer y Muñoz Conde
(2001), que es la ciencia que estudia la delincuencia y los sistema sociales
empleados para su control. También es importante señalar que el análisis
criminológico estudia gran variedad de comportamientos humanos y de reacciones
sociales de rechazo, de diversa naturaleza, con conductas delictivas que dañan
gravemente a otras personas, y con consecuencias penales, y otras de menor
entidad, con unos mecanismos de control denominados informales, más
relacionados con las familias, los amigos, el vecindario, etc.
El espacio científico de la Criminología estaría por tanto encuadrado por dos
dimensiones: el comportamiento delictivo y la reacción social. La dimensión del
comportamiento delictivo es una magnitud conductual, de acción, y tiene a la ley
penal como un referente normativo ineludible, estudiando los delitos. Se dirige la
atención de la criminología hacia las conductos infantiles y juveniles antisociales,
que puedan predecir futuras conductas delictivas, y hacia los diversos factores de
riesgo biopsicológicos y sociales. En el caso de la dimensión reacción social, es esta
una magnitud eminentemente valorativa, de aceptación o rechazo de determinados
comportamientos, con un polo inferior, donde se encuentran los mecanismos de
control social informal, y otro superior, que lo limita los controles formales del
Estado.
La Criminología posee una sólida entidad científica , ni mayor ni menor que otras
ciencias sociales, con un objeto de estudio sustantivo y genuino, delimitado por las
magnitudes del comportamiento delictivo y la reacción social. Esta comparte
instrumentos de otras disciplinas, como lo hacen la mayoría de las ciencias,
utilizando algunas herramientas de trabajo usadas en disciplinas cercanas pero
adaptándolas a su objeto de estudio, la criminalidad; aunque con la particularidad de
que los fenómenos criminales suelen presentar más dificultades de acceso a datos
fiables que otras áreas de investigación y también plantean otros problemas éticos
que tienen menos relevancia que en otras ramas de las ciencias sociales.
Por otro lado, la fiabilidad y verificabilidad de los conocimientos que produce la
Criminología es constatable teniendo en cuenta los conocimientos sobre
delincuencia y prevención de delitos que se tienen gracias a las numerosas
investigaciones empíricas que se han realizado.
Como cualquier ciencia social, la Criminología aspira a lograr los cuatro niveles de
conocimiento de ambición creciente: descriptivo (cuantificar la criminalidad y
detallar las condiciones en las que se producen los comportamientos delictivos y
reacciones sociales), explicativo (teorías explicativas), predictivo (probabilidad de
repetición de las conductas delictivas) y aplicado (intervención y prevención de
comportamientos delictivos).
Carácter empírico y multidisciplinar de la criminología
La Criminología se inserta en el mundo de lo real, de lo verificable, y el método
empírico garantiza un conocimiento más fiable y seguro del problema criminal
desde el momento en que el investigador puede verificar o refutar sus hipótesis y
teorías sobre el mismo por el procedimiento más objetivo. El carácter
multidisciplinar de la Criminología le aporta un mayor marco conceptual, y un
manejo coherente e integrador de métodos de estudio provenientes de las ciencias
positivas y sociales.
La Criminología se apoya de otras disciplinas como la Biología, la Psiquiatría, la
Psicología, el Psicoanálisis, la Sociología y la Etología; incluso de ciencias
jurídicas, culturales y normativas, como el Derecho Penal y la Política Criminal.
Pero solo a través de dicho esfuerzo de síntesis e integración de las experiencias
sectoriales y especializadas cabe formular un diagnóstico científico, totalizador, del
crimen, más allá de los conocimientos fragmentarios, parciales e incompletos que
puedan ofrecer aquellas.
Tal vez es la Sociología la que ocupa un papel estelar en el capítulo de las
relaciones de la Criminología con otras disciplinas. El análisis sociológico cobra
progresiva importancia en la Criminología, pudiéndose constatar que ha desplazado
desde hace algunos lustros las tradicionales orientaciones biológicas o
biopsicológicas. En Estados Unidos, incluso la Criminología se autodefinió como
Sociología Criminal, definición no ha abandonado en ningún momento. La razón tal
vez estribe en dos factores, uno estrictamente criminológico, otro político-criminal.
El primero deriva de un significativo cambio de paradigma: el crimen no se
contempla ya hoy como expresión de una personalidad patológica del individuo,
como hecho individual, singular y aislado, sino como hecho social, normal, como
magnitud colectiva. El segundo factor, político-criminal, es la particular idoneidad
de las teorías sociológicas -frente a las biológicas o biopsicológicas- para servir de
soporte a los imprescindibles programas de prevención del delito, anhelo de todo
Estado social como el de nuestro tiempo.
Áreas de estudio criminológico
Existen principalmente cuatro áreas de interés criminológico: delitos, los
delincuentes, las víctimas y los sistemas de control social.
Los delitos se definen como concepto criminológico en contraste y también relación
con la concepción jurídica de delito. El derecho define legalmente los delitos desde
el punto de vista del Código Penal. Esta visión del delito es de tipo circular, ya que
es delito lo que dice la ley, no explicando los elementos que caracterizan el
comportamiento delictivo. Es el legislador el que dicta las leyes y establece para
cada caso los tipos de delitos y su gravedad. También hay que subrayar que la
política punitiva es realmente el resultado legal de una confrontación democrática
entre distintos grupos de presión, como ocurre en otros ámbitos de la política.
También se puede hablar de delitos “reales” y “socialmente construidos”, tomando
por tanto en cuenta tres dimensiones interrelacionadas: el grado de consenso social
que puede existir acerca de la gravedad de un delito; la gravedad de la pena
asignada; y el nivel de daño real y directo que se le atribuye a la conducta en sí.
Por tanto, los comportamientos delictivos se pueden asignar por su categoría
criminal a tres categorías de rechazo social: los comportamientos penalizados y
castigados por (casi) todas las sociedades modernas; los comportamientos
penalizados pero sobre los que la ley se aplica con escasa frecuencia, con conductas
penalizadas pero que se realizan con frecuencia e impunidad; y, por último,
comportamientos en vía de penalización o despenalización, donde estarían incluidas
las actividades ilícitas para las que hay una cierta ambigüedad legislativa y falta de
consenso global acerca de su carácter inequívoco, como regulaciones que cambian
según la época o los países.
Es difícil englobar en una sola definición todas las conductas que pueden ser delito,
por lo que es mejor realizar definiciones que engloben partes relevantes de las
actividades que puedan ser delito. Algunas retoman la concepción clásica de la
conducta criminal orientada al logro de beneficios (Grottfredson y Hirschi); otras
señalan el delito como una conducta identificable que un número de gobiernos han
prohibido específicamente y se han castigado formalmente (Felson); también las
hay que, retomando el concepto tradicional de daño, señalan que los delitos son
conductas que son realizadas intencionalmente y que producen algún daño físico o
económico a otra persona (Robinson y Beaver); y hay definiciones que enfatizan el
resultado de “daño”, señalando que los delitos son conductas de agresión o engaño,
cuyo propósito es lograr un beneficio o satisfacción propios sin tomar en
consideración el daño o riesgo que causará a otras personas o a sus propiedades
(Redondo).
También hay que señalar que el delito no se puede definir bajo la consideración
exclusiva de la conducta del infractor, sino como la interacción de varios actores y
elementos (autor/delincuente, objeto/víctima, control formal y control informal).
Posiblemente, los delincuentes constituyen el área de estudio criminológico que ha
suscitado mayor número de investigaciones, estudiándose los factores que influyen
en su conducta, tanto los biológicos como los de personalidad, familiares,
educativos, sociales, económicos, culturales, etc. Se ha estudiado sobre todo a los
delincuentes detectados, pero hay que también estudiar la idiosincrasia de la
delincuencia y los delincuentes desconocidos.
También se han realizado bastantes estudios sobre las víctimas, para conocer los
efectos de los delitos sobre estas, las consecuencias de su paso por el proceso penal,
las características de las víctimas que puedan ayudar a prevenir los delitos, etc.;
apareciendo por ello un nueva disciplina: la victimología. La víctima es un pilar
básico en el sistema penal porque lo activa con su denuncia. El estudio del coste
social y económico de la delincuencia también se vincula a la victimología.
En cuanto a los sistemas de control social, hay que distinguir entre control social
formal (lo realizan las instituciones y personas encargadas de la seguridad) y el
informal (lo llevan a cabo organizaciones o personas que actúan contra la
delincuencia pero sin que esta sea su actividad profesional específica). Estos dos
controles no operan en la sociedad independientemente sino que suelen entrelazarse
en la prevención delictiva. El control informal ha incidido en el estudio de la mejora
de los ambientes físicos que puedan ser facilitadores de delitos, y el estudio de
oportunidades para el delito ha mostrado gran utilidad para la prevención delictiva.
Hay que señalar que el control informal suele ser más activo y eficaz contra la
delincuencia que el formal. En definitiva, la prevención de estos actos es mucho
mejor que la represión a la hora de llegar a poder erradicarlos.