de la dignidad y de los derechos humanos. una introducción al pensar analógico

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El libro que nos entrega Ilva Myriam Hoyos Castañeda es muy oportuno, por cuanto que es una pieza de filosofía del derecho, en un sentido realista, como hoy por hoy lo necesitamos. Abarca tres partes muy bien señaladas: la primera que es sobre el concepto de persona y su carácter dialogal; la segunda, de la dignidad humana, y un epílogo, sobre la nueva racionalidad del derecho como respuesta a los retos de la dogmática jurídica.Trabajo importante por su contenido jurídico y filosófico, que profundiza tanto en los temas, tan arduos, de la metafísica que sustenta el orden jurídico. Y oportuno por el servicio que seguramente dará a sus lectores. Me parece, pues, que es algo que debemos agradecerle, a la vez que algo por lo que hemos de felicitarla y felicitarnos.www.epigrafe.com/index.php?route=De-la-dignidad-y-de-los-derechos-humanos.55

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DE LA DIGNIDAD Y DE LOS DERECHOS HUMANOS

UNA INTRODUCCIN AL PENSAR ANALGICO

ILVA MYRIAM HOYOS

DE LA DIGNIDAD Y DE LOS DERECHOS HUMANOS

UNA INTRODUCCIN AL PENSAR ANALGICO

editorial TEMIS S. A.

Universidad de La Sabana

Bogot - Colombia 2005

ANTES QUE EL LIBRO CIENTFICO MUERA El libro cientfico es un organismo que se basa en un delicado equilibrio. Los elevados costos iniciales (las horas de trabajo que requieren el autor, los redactores, los correctores, los ilustradores) slo se recuperan si las ventas alcanzan determinado nmero de ejemplares. La fotocopia, en un primer momento, reduce las ventas y por este motivo contribuye al aumento del precio. En un segundo momento, elimina de raz la posibilidad econmica de producir nuevos libros, sobre todo cientficos. De conformidad con la ley colombiana, la fotocopia de un libro (o de parte de ste) protegido por derecho de autor (copyright) es ilcita. Por consiguiente, toda fotocopia que burle la compra de un libro, es delito. La fotocopia no slo es ilcita, sino que amenaza la supervivencia de un modo de transmitir la ciencia. Quien fotocopia un libro, quien pone a disposicin los medios para fotocopiar, quien de cualquier modo fomenta esta prctica, no slo se alza contra la ley, sino que particularmente se encuentra en la situacin de quien recoge una flor de una especie protegida, y tal vez se dispone a coger la ltima flor de esa especie.

Ilva Myriam Hoyos C., 2005. correo elec.: [email protected] Editorial Temis S. A., 2005. Calle 17 No. 68D-46, Bogot, D. C., Colombia www.editorialtemis.com correo elec.: [email protected] Universidad de La Sabana - Instituto de Humanidades Campus Universitario del Puente del Comn Km. 21, Autopista Norte de Bogot, D. C., Colombia correo elec.: [email protected] Ilustracin cartula: Jawlensky, Tte abstraite: Forme originelle, 1918. Hecho el depsito que exige la ley. Impreso en Editorial Nomos, S. A. Carrera 39B, nm. 17-85, Bogot, D. C.

ISBN 958-35-0522-6 2174 200500030300

Queda prohibida la reproduccin parcial o total de este libro, sin la autorizacin escrita de los titulares del copyright, por medio de cualquier proceso, comprendidos la reprografa y el tratamiento informtico. Esta edicin y sus caractersticas grficas son propiedad de Editorial Temis S. A.

De nuevo, a mis padres, Jorge e Ilva, en un acto ms de amor que de justicia, con ocasin de sus bodas de oro

Escribir, quiz, no tiene ms justificacin que tratar de contestar a esa pregunta que un da nos hicimos y que, hasta no recibir respuesta, no cesa de aguijonearnos. Los grandes libros quiero decir: los libros necesarios son aquellos que logran responder a las preguntas que, oscuramente y sin formularlas del todo, se hace el resto de los hombres. No s si la pregunta que ha dado origen a este libro les haya quitado el sueo a muchos; y es ms dudoso an que mi respuesta conquiste el asentimiento general. Pero si no estoy seguro del alcance y de la validez de mi contestacin, s lo estoy de su necesidad personal. OCTAVIO PAZ, Advertencia a la primera edicin de El arco y la lira, Mxico, agosto de 1955 Todos estos cambios indican que la pregunta a que alude la Advertencia a la primera edicin no ha sido contestada? La respuesta cambia porque la pregunta cambia. La inmovilidad es una ilusin, un espejismo del movimiento; pero el movimiento, por su parte, es otra ilusin, la proyeccin de lo mismo que se reitera en cada uno de sus cambios y que, as, sin cesar nos reitera su cambiante pregunta siempre la misma. OCTAVIO PAZ, Advertencia a la segunda edicin de El arco y la lira, Delhi, mayo de 1967

PRLOGO El libro que nos entrega ILVA MYRIAM HOYOS CASTAEDA es muy oportuno, por cuanto que es una pieza de filosofa del derecho, en un sentido realista, como hoy por hoy lo necesitamos. Abarca tres partes muy bien sealadas: la primera que es sobre el concepto de persona y su carcter dialogal; la segunda, de la dignidad humana, y un eplogo, sobre la nueva racionalidad del derecho como respuesta a los retos de la dogmtica jurdica. Por lo que hace a la primera parte, centrada en el concepto de persona, HOYOS CASTAEDA comienza con un exordio sobre un tema bsico: la persona humana y su dignidad, en el que examina la etimologa del nombre, su concepto filosfico y jurdico y de la razn de ser de la reflexin sobre este ltimo. El captulo primero viene muy a cuento, pues versa sobre la persona en el derecho como ciencia. Es la persona como ser humano, sujeto titular de derechos subjetivos, pero tambin como el yo que quiere y que tiene obligaciones. El captulo segundo est dedicado al concepto de persona en el realismo jurdico clsico, esto es, como sujeto de facultades morales y destinataria de la norma jurdica, que, adems, es el presupuesto de la justicia y del derecho, adems de ser el trmino de la relacin jurdica, la parte del todo social y el sujeto de la accin justa. Y, sobre todo, como fundamento del derecho y la justicia, por encarnar la naturaleza humana. Esto es ver el lado humano de la ciencia jurdica: el ser humano o persona humana como la base ontolgica de las relaciones y acciones jurdicas. Viene un tercer captulo en el libro de HOYOS CASTAEDA, consagrado a la persona como fuente esencial de la juridicidad. Se sostiene all una iusfilosofa ntidamente naturalista, ms precisamente el iusnaturalismo de JAVIER HERVADA. All se trata ese tema tan espinoso del paso del ser al deber ser, que se ha llamado falacia naturalista, y que poco a poco va perdiendo su carcter falaz y va siendo aceptado por los filsofos del derecho como un paso vlido. HOYOS CASTAEDA intercala entonces un interludio, en el que trata del arte de dialogar como medio de lograr la paz en una sociedad plural. Y es que el hombre es eminentemente dialogal, con el dilogo reconoce al otro como persona y se relaciona con l de manera tica y tambin jurdica. Es instrumento para respetar el derecho ajeno y lograr la paz. La segunda parte, dedicada a la dignidad humana, comienza con el captulo cuarto, que toca el fundamento de los derechos humanos en una sociedad plural. Estos derechos son los que evitan la violencia, pero estn en un momen-

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PRLOGO

to de crisis. La autora aade un importante pargrafo sobre el pensar analgico como la forma de racionalidad adecuada para la determinacin de los valores fundamentales del orden democrtico. El siguiente captulo, el quinto, aborda un tema ontolgico: la dignidad como excelencia del ser, y, en verdad, metafsicamente la dignidad del hombre se funda en la excelencia de su ser, que sobresale por encima de los dems entes del mundo. Esta dignidad hace que haya derechos a la vez que obligaciones. HOYOS CASTAEDA aade un captulo, el sexto, sobre la dimensin prctica del principio de la dignidad humana, en el que se habla del reconocimiento del otro y del respeto por l. Accedemos entonces al captulo sptimo, que se consagra a la personalidad jurdica como expresin de la dignidad humana. Y es que, en efecto, all se relacionan adecuadamente el haber, el ser y el deber ser. Tambin se cumple la justicia, la cual implica algo que es del otro, suyo, y que se le tiene que respetar. Y es inevitable volver a considerar aqu el tema de los derechos humanos, pero ya como inherentes a la persona y previos a la ley positiva, es decir, en un nivel ms filosfico. Se pasa al asunto del cuerpo, esto es, a la dimensin jurdica de la corporeidad, lo cual constituye el captulo octavo, muy en la lnea de la antropologa filosfica o filosofa del hombre. HOYOS CASTAEDA aborda valientemente el problema de la disponibilidad y la indisponibilidad del cuerpo en relacin con la persona que lo posee. Y toca tambin algunos puntos derivados de all, relativos a la juridicidad de la corporeidad. El captulo noveno tiene que ver con la familia, esto es, la persona como ser familiar y la familia como comunidad de personas. La autora analiza los paradigmas cambiantes de la familia, y nos hace ver que se tiene que pasar de la persona como individuo de la especie humana a la persona como ser familiar, porque, tal como lo vemos en la sociedad y la cultura actuales, se est haciendo el proceso inverso: el hombre abandona el mbito de la familia y vuelve a ponerse como mero individuo de la especie, desligado de lo familiar. Eso la conduce a la familia como comunidad de personas y a la familia como vnculo jurdico, de acuerdo con las relaciones interpersonales que en ella se dan. El libro se cierra con un interesante eplogo acerca de la nueva racionalidad del derecho como respuesta a los retos de la dogmtica jurdica. Esta nueva racionalidad atiende a criterios no slo de efectividad, sino tambin de valor, axiolgicos, que no pueden dejarse de lado. Y viene, finalmente, un tema que me parece de suma importancia y que corona el trabajo, como conclusin lgica del mismo: el reconocimiento de la persona y de sus derechos como acto de justicia. ste es el sentido del derecho, esto es lo que tiene por cometido, es lo que aporta a la sociedad humana, y por ello es tan necesario e imprescindible. Y vuelve a aparecer la racionalidad analgica como una nueva racionalidad del derecho.

PRLOGO

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Trabajo importante y oportuno el de ILVA MYRIAM HOYOS CASTAEDA; importante por su contenido jurdico y filosfico, que profundiza tanto en los temas, tan arduos, de la metafsica que sustenta el orden jurdico. Y oportuno por el servicio que seguramente dar a sus lectores. Me parece, pues, que es algo que debemos agradecerle, a la vez que algo por lo que hemos de felicitarla y felicitarnos. MAURICIO BEUCHOT Ciudad de Mxico, D. F., noviembre 13 de 2004

PREFACIO Este libro ha sido escrito y reescrito en varios tiempos. Sera ms acertado decir que el libro mismo es la articulacin acompasada de tiempos: el tiempo personal y el tiempo de los dems. Por tratarse de un libro en movimiento, el tiempo personal no ha correspondido a una medida uniforme, por lo que no puedo presentarlo como la sucesin en porciones de los aos, las semanas, los das o las horas que han pasado al pensarlo y repensarlo, al escribirlo y reescribirlo, al leerlo y releerlo. Es una obra no de secuencia de tiempos sino de entrecruzamiento de tiempos. En efecto, en este libro mi tiempo personal se ha entrecruzado con el tiempo de los dems y se ha hecho vivencia compartida, que es lo mismo que decir convivencia. Por tratarse de un libro que recupera el tiempo, no debe sorprender que una vez ms reflexione sobre la dignidad personal, que ha sido la cuestin central de mi quehacer acadmico, tal vez por haber hecho propio aquello que ha expresado OCTAVIO PAZ sobre el acto de escribir. stas son sus palabras: Escribir no tiene ms justificacin que tratar de contestar a esa pregunta que un da nos hicimos y que, hasta no recibir respuesta, no cesa de aguijonearnos1. Parecera que, en mi caso personal, prosigo con la labor de escribir porque la pregunta por la dignidad humana, que ha dado origen a algunos de mis escritos, no ha cesado de aguijonearme. Antes, empero, de abordar la cuestin que me he propuesto desarrollar, quisiera presentarle al lector tres consideraciones preliminares que guardan ntima relacin entre el tema de la dignidad y los derechos humanos. La primera, relativa al tiempo en el que ha sido pensado y escrito este libro. La segunda, referente a la situacin en la que ha sido escrita esta obra. La tercera, sobre el modo en que he dialogado con otros sobre las ideas aqu recogidas. Las tres consideraciones tienen un carcter personal, lo que resulta inevitable al hablar sobre la dignidad humana. Primera consideracin: este libro ha sido pensado, repensado y escrito en su versin definitiva en medio de tres intervenciones quirrgicas y de una diagnosticada y no superada fatiga crnica. Creo que durante este tiempo ha primado la bsqueda del saber frente a las prescripciones facultativas, que me recomendaban, ante todo, reposo y descanso. En este tiempo, algo ms de quince meses,1

OCTAVIO PAZ, El arco y la lira, 13 reimpr., Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 2003,

pg. 7.

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no he estado exenta de ciertas preocupaciones, entre otras, de las relativas al modo de presentar este libro porque me preguntaba con frecuencia qu decir de nuevo y cmo decir algo nuevo sobre la dignidad personal. En cierto sentido, esta obra es tambin una respuesta a esa inquietud vital. La novedad en mi salud tambin ha implicado una novedad en mi reflexin sobre el tema de la dignidad humana. Antes de mis intervenciones quirrgicas y de la diagnosticada fatiga crnica, haba escrito varios libros sobre la persona y sus derechos y correga este nuevo libro sobre la dignidad y los derechos humanos. A raz de mis problemas de salud, la temtica de la dignidad y de la vida ha alcanzado un nuevo matiz: tiene un plus que denota, como la vida misma, movimiento, asimilacin y enriquecimiento, porque soy yo misma, ya no slo en mi condicin de profesora investigadora sino tambin de paciente, quien me exijo respuestas radicales para comprender la razn de ser de la enfermedad, pero tambin para captar ms plenamente el sentido de la propia vida. Este libro ha sido el fruto de estos meses de tensa calma en los que he compartido mis preocupaciones con los mdicos, a quienes agradezco el tiempo y el servicio que me han dispensado. Meses en los que he tenido que someterme a exmenes, a la espera no slo de resultados sino de citas mdicas, a una dieta rigurosa, a la expectativa de las cirugas, a los riesgos de adquirir infecciones intrahospitalarias y a los cuidados de posoperatorios. Pero tambin, es de justicia reconocerlo, meses en los que mis familiares y amigos han querido unir su tiempo con el mo. No podra decir, porque sera faltar a la verdad, que estas reflexiones han sido escritas en un tiempo de ocio, pues parecera que el otium romano, concebido en contraposicin con el negotium, estara excluido para quien tiene como actividad propia reflexionar sobre la razn de ser de las cosas y, ms exactamente, sobre la razn de ser de la vida. Y es que, en verdad, la actividad diaria de la persona intelectual es un afanoso y fatigoso negotium, que no produce ningn enriquecimiento econmico pero que s enriquece permanentemente el alma. Negotium, en el sentido de formar parte de mi quehacer diario, de esa actividad no exenta de preocupaciones y cuidados: pensar sobre los asuntos humanos. No es vita contemplativa propia; por eso no es autntico otium. Es una vita activa que, al perder su connotacin negativa de in-quietud, esto es, de nec-otium, adquiere el carcter de vita negotiosa o, si se prefiere, de vita praxica. Pero tampoco he de negar que, en este pensar pausado, he gozado y he sentido deleite, tal vez aquel que evoca la palabra otium. Ha sido un tiempo de gozo, esto es de sobreabundancia, que genera ahora el participar a otros lo pensado. El trabajo de reflexin, sin las premuras del quehacer diario, me permiti dar origen a un dejar de hacer y propici una actitud receptiva de la realidad, un poder soltarme y un poder abandonarme en la reflexin misma. Esa actitud, que no dudara en calificar de festiva, me ha permitido, sin remordimiento de culpa alguno, demorarme a pensar, releer lo ya ledo, reescribir lo ya escrito. S, ha sido un tiempo en el que me he demorado no en hacer las cosas sino en comprenderlas radicalmente, esto es en su raz, sin dogmatismos de ninguna clase, tal vez por

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XVII

recordar que la verdad busca ms verdad y que el encuentro con la verdad es personal, es decir dialgico. Este detenerme a pensar ha sido un recreo reconfortante frente al quehacer cotidiano, que podra asimilarse como dice PIEPER a la actitud abandonada del que duerme2, porque slo quien se abandona est en disposicin de dormir. El hombre, en el ocio, es afn a los que duermen, de quienes dijo HERCLITO que actan y cooperan en el acontecer del cosmos3. Cunta falta hace, tambin en la vida intelectual, aprender a demorarse, tal vez porque el demorarse as lo dice bellamente GADAMER sea la correspondencia adecuada a nuestra finitud para lo que se llama eternidad4. No pretendo, por lo menos en esta ocasin, suscitar controversias sobre si lo propio de la vida intelectual puede definirse como otium o negotium. Quizs sea ms apropiado hablar de un tertium genus, no exento de ocio y de negocio, sino propio de un tiempo vital, es decir biogrfico. Tiempo vital que en mi caso personal ha supuesto, por razones de salud, la interrupcin de algunas actividades ordinarias que, sin dejar de ser nobles, son fatigosas y tambin ocasionan ese cansancio acumulado ms conocido como fatiga o stress. No hay actividad humana que no est ante el horizonte de la fatiga, tampoco de las acciones que pretenden superarla. Esa superacin puede implicar se ha sido mi caso una interrupcin del pensar, pero no una liberacin total, porque con fatiga o sin ella no podemos dejar de ser quienes somos. El ser que piensa, a pesar de la fatiga, no puede dejar de pensar, as su pensar sea querer olvidar la fatiga misma. Cunta razn tiene LVINAS al afirmar que el hombre, en la fatiga, vive un presente retrasado respecto de s mismo5 , cuya superacin implica una redencin del tiempo del hombre, porque la fatiga, pertenece a la condicin humana6, como le pertenece su corporalidad. La fatiga no es, por tanto, una expresin de opacidad y desmoronamiento7 de la vida humana; por el contrario, es el mbito o lugar de revelacin de lo especficamente humano8. Pensar en la fatiga y padecerla es pensar en y desde el cuerpo, es insistir en la condicin humana, en su vulnerabilidad, en la temporalidad, medida por el ritmo de la vida, que es ritmo del trabajo y del reposo, de la vigilia y del sueo, de la palabra y del silencio. Si el ritmo vital no est fuera de nosotros mismos, tampoco ha de estar fuera de ese ritmo la fatiga, que, a su vez, como condicin humana, est sujeta a su propio ritmo.2 JOSEF PIEPER, Ocio y culto, en El ocio y la vida intelectual (trad. de Alberto Prez Masegosa et al.), Madrid, Rialp, 1983, pg. 46. 3 Fragmento, 75. 4 HANS-GEORG GADAMER, La actualidad de lo bello. El arte como juego, smbolo y fiesta (trad. de Antonio Gmez Ramos), Barcelona, Paids, 1991, pg. 111. 5 EMMANUEL LVINAS, De lexistence lexistant, Paris, Vrin, 1947, pg. 42. 6 HANNAH ARENDT, The Human Condition, Chicago-Londres, The University of Chicago Press, 1974. 7 DANIEL INNERARITY, tica de la hospitalidad, Barcelona, Pennsula, 2001, pg. 111. 8 Ibid.

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El estado de la salud se mantiene oculto en la fatiga y parece querer significar el redimir la temporalidad humana en la esperanza, al evocar esa capacidad natural del olvido. GADAMER recuerda que una de las fuerzas curativas del ser humano es, precisamente, la posibilidad de sucumbir, cada noche, al sueo reparador que permite el olvido. El no poder olvidar constituye un grave padecimiento; no es una facultad9 sino un sufrimiento. Algunos, incluso, han elevado el olvido a la categora de derecho y han propuesto considerarlo un derecho humano, unido a la intimidad y al habeas data: el derecho al olvido10, que tambin podra comprenderse en un sentido ms amplio como el derecho a olvidar todo aquello que impida al hombre rehacer su propia personalidad. Si el olvido para hacer uso del ttulo de uno de los libros de poemas de MARIO BENEDETTI11 est lleno de memoria y si la memoria es la actualizacin del ser, la fatiga no olvida al ser, porque est afianzada en el ser mismo. Lo que parecera querer olvidar la fatiga es la angustia ante el esfuerzo de la cotidianidad, que hace ver angostos los caminos y a veces sin salida alguna. El olvido es de la angustia que angosta el horizonte de la vida, pero tambin es recuerdo de las limitaciones de la vida humana. La fatiga y el olvido estn unidos como lo estn la temporalidad y la esperanza. Esta unin explica por qu la fatiga no sea un antes ni un despus del quehacer cotidiano sino un entre, el entre propio de la espera, el cual hace al hombre forjador de su propio camino y le otorga el carcter de homo viator. La segunda consideracin preliminar est de algn modo esbozada y hace referencia a la situacin en la que esta obra ha sido escrita, que no ha estado exenta de dolor, que ha implicado una cierta parlisis en el pensar y en la vida prctica y que me ha volcado a reflexionar sobre la ocupacin humana orientada a remediar el dolor: el arte de curar, es decir la medicina, que no es saber exclusivo de los mdicos ni del personal sanitario, por importantes que unos, los mdicos, y otros, el personal sanitario, sean para la salud pblica. El arte de curar incumbe, y de qu manera, a todos y a cada uno de los hombres, que en algn tiempo de su vida han sido o sern pacientes. La fatiga que produce la impaciencia conduce al hombre, ms tarde que temprano, a reconocer la necesidad de ser paciente, porque todo hombre as lo ha puesto de relieve VIKTOR FRANKL, como ser doliente, es homo patiens12. Cada ser humano es un doliente, el doliente, en el dolor de su cuerpo o de su alma. El arte de curar incumbe a todo hombre porque quien primero sabe de la enfermedad es el enfermo mismo: sabe auscultar sus propios sonidos, sabe escucharse a s mismo, sabe palpar su propio cuerpo, sabeHANS-GEORG GADAMER, El estado oculto de la salud (trad. Nlida Machain), Barcelona, Gedisa, 2001, pg. 153. 10 PIERRE KAYSER, La protection de la vie prive, Marseille-Paris-Aix-en-Provence, Ed. conomica y Presses Universitaires, 1984, pg. 130. En Colombia, este derecho fue reconocido por la Corte Constitucional en Sentencia T-414 de 1992. M. P.: Ciro Angarita Barn. 11 MARIO BENEDETTI, El olvido est lleno de memoria, 4 ed., Madrid, Visor, 2001. 12 VIKTOR FRANKL, El hombre doliente. Fundamentos antropolgicos de la psicoterapia (trad. Diorki), Barcelona, Herder, 1987.9

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conversar con sus propios humores, sabe ver su propia corporeidad y sabe estar alerta ante cualquier desequilibrio anunciado. Cada hombre hace suya, no siempre de manera consciente, esa prdida de equilibrio o de armona que es la enfermedad. Ese estado de desequilibrio se predica de la persona en su totalidad, no tan slo de una diversidad de rganos o de funciones, y como tal abarca toda relacin de la persona consigo misma y con su mundo13. Por eso, la recuperacin del equilibrio est ordenada no slo a sus facultades o a sus rganos sino a su ser. El secreto o la clave de esa armona, que es, a su vez, el secreto o la clave del arte de curar, radica en la unin entre el alma y el cuerpo. Esta idea no es propia del pensamiento cristiano, que la reafirma y le otorga un nuevo sentido trascendente. Parece ser ms bien una idea tradicional de la medicina, por lo menos de la medicina griega. PLATN, en el Fedro, escribe que, si se le ha de creer a HIPCRATES, para curar se requiere descomponer la naturaleza del cuerpo y del alma. Y la naturaleza del alma no puede entenderse sin entender la del cuerpo14. Por esta misma razn, la dignidad humana, como excelencia o merecimiento que se predica de un ser capaz de bien, es inseparable del cuerpo y del alma y se predica de toda la subjetividad encarnada, en sus dimensiones corporal y anmica. La tercera consideracin est, del mismo modo, implcita en las dos anteriores y hace referencia al modo como he dialogado con otros sobre las ideas recogidas en este libro. Durante este proceso vital he sido consciente de la dependencia que tengo de los dems, ya no slo para curar mi salud, para ponerme a pensar, sino lo que es ms significativo para vivir. Dependencia respecto de los mdicos pero tambin de todos aquellos que me han dedicado su tiempo y me han acompaado en estas reflexiones. Pero tambin dependencia respecto de los filsofos y de los juristas que he ledo y reledo y que me han precedido en las reflexiones sobre la dignidad, la persona y sus derechos. A stos, los grandes maestros, y a otros, mis grandes amigos, es mucho lo que les debo. Unos y otros han pasado a ser maestros-amigos y amigos-maestros. En esta doble condicin, he sostenido con ellos dilogos enriquecedores y he asumido ms plenamente ese rasgo decisivo de la vida humana: su carcter dialgico. Y el dilogo no es slo el inicio del tratamiento, sino que tambin forma parte de la recuperacin plena. Dependencia para vivir, porque, si bien es cierto que la persona es un ser incomunicable en sentido ontolgico, tambin es un ser coexistente. Persona significa personas, esto es co-ser o coexistir. De esta forma, si la vida es el ser viviente, la vida humana es algo ms que vida biolgica: es vida personal y, como tal, est llamada a crecer, a aadir, a redundar15. Esta dependencia en el vivir me ha animado ms a crecer en el coexistir.GADAMER, El Estado oculto..., cit., pg. 71. Fedro, 270 b a 270 c. 15 Sobre este tema consultar: LEONARDO POLO, Antropologa trascendental, t. I: La persona humana, Pamplona, Eunsa, 1999, y t. II: La esencia de la persona humana, Pamplona, Eunsa, 2003.14 13

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El razonamiento con otros es propio del pensar prctico que se da en el mbito de las relaciones sociales. La racionalidad de la convivencia, de la dependencia y la reciprocidad, no se identifica con la autodeterminacin, la autonoma, el dominio o la disposicin de s, sino con la apertura, la receptividad, el asombro y el riesgo. Esta racionalidad parte de la vulnerabilidad de la vida, realza la cotidianidad y rescata bien lo dice TAYLOR nuestro incrustamiento en las urdimbres de la interlocucin16. De manera tal que el bien personal se busca a la vez con el bien de todos aquellos que participan de esas relaciones de dependencia. Ese bien personal es bien comn en la medida en que los dems tambin lo hacen un bien suyo. Es en el mbito de las relaciones de reciprocidad, moldeadas por la racionalidad prctica, donde han de ejercerse las virtudes del reconocimiento de la dependencia, esto es las virtudes del dar y del recibir. Aprender a vivir en convivencia exige actividades cotidianas compartidas, en las que tambin se ha de aprender a estar al cuidado de una persona y ser responsable de su bienestar. Estar al cuidado de alguien, ser mirado por otro, ser respetado por los dems, son modos de vivir la relacin de dependencia, de ser conscientes junto con otros del carcter quebradizo y frgil de la vida humana, necesitada y dependiente de cosas que no estn bajo el dominio de la persona autnoma, ni tampoco bajo el de la persona doliente. Todo ser humano necesita del otro, cada persona busca el reconocimiento inexigible de los dems: ser reconocido como persona supone un darse y aceptarse como ser personal. Aqu radica la clave del reconocimiento o del modo especfico de darse recprocamente las personas17. La relacin de dependencia, como relacin de reconocimiento, es una afirmacin de la dignidad de la persona y una exigencia para que pueda configurarse una comunidad de personas. Entre esa afirmacin y esa exigencia se da el amor, fuerza que une y liga: don de s mismo, compromiso de libertad. Para decirlo con las palabras que recuerda OCTAVIO PAZ en La llama doble, el amor es la libertad en persona. La libertad encarnada en un cuerpo y un alma18. Sin libertad no hay amor y no hay persona. La libertad est creada para el amor; gracias a ella se explica la dinmica del perfeccionamiento humano: la persona puede abrirse y participar del bien, porque el ser donado que la persona es acta cabalmente en el don. El ser de la persona tiene que ver con lo dado y con lo recibido: toda persona se da en su darse y en su recibir a otros como don. El amor, como la vida humana, es interpersonal, y lo es porque la persona es el ser capaz de amar. La fuerza unitiva del amor permite encontrarles sentido a la fatiga, al dolor y al sufrimiento, porque amar a otro es la manera ms ntegra de reconocerlo como16 CHARLES TAYLOR, Fuentes del yo. La construccin de la identidad moderna (trad. Ana Lizn), Barcelona, Paids, 1996, pg. 55. 17 ROBERT SPAEMANN, Personas. Acerca de la distincin entre algo y alguien (trad. Jos Luis del Barco), Pamplona, Eunsa, 2000, pg. 179. 18 OCTAVIO PAZ, La llama doble. Amor y erotismo, 13 reimpr., Bogot, Seix Barral, 2003, pg. 147 (cursivas en el texto).

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persona, al aceptarlo en su singular e irrepetible condicin humana. Slo olvidndonos de nosotros mismos, que es una manera de relativizarnos, podemos comprender lo que significa desvivirse por los dems. Y es que la enfermedad y el dolor fsico o moral son situaciones de convivencia, de trato, que hacen propicio ya no slo el dar a otros sino tambin el recibir de otros. Sin trato no hay amor y el amor exige trato. Toda dolencia es ms llevadera con amor. De forma potica, san JUAN DE LA CRUZ expresa esa ntima relacin entre la cura del dolor y el amor. Sus palabras estn centradas en el dolor de amor, pero cabra ampliarlas a cualquier clase de dolor: la dolencia de amor se cura con la presencia y la figura. La dolencia personal de estos meses, dolencia espiritual y corporal, me ha permitido ser consciente de que, si la vida personal aspira a ms vida, lo que quiere el ser viviente es ms vida; por eso, su ansia de mejorar y de crecer. De ah que el tiempo del dolor sea momento oportuno para recuperar el tiempo. No se trata, sin embargo, slo de mirar atrs para enmendar lo que haya de ser enmendado sino tambin de inaugurar futuros ms armnicos, ms rtmicos, si se quiere ms musicales, ms acordes con la realidad misma del ser personal. Bien puede decirse que ser persona es trascenderse o recrearse. Esa trascendencia y esa recreacin tienen un ritmo propio, porque les corresponde un tiempo original, que es tiempo personal, esto es coexistente. Tiempo de plenitud y tiempo de dolencia; tiempo de correccin y tiempo de esperanza. Tiempo de armonizar el alma con el cuerpo, de hacer que el cuerpo se albergue donde la armona mora19. Este esfuerzo es un logro, porque con l se conquista a la persona que somos y se descubre a la persona que con la ayuda de los dems podemos ser. En ese tiempo de dolencia, la persona no puede reducirse al silencio, porque, adems, de comprender la vida recibida, ha de manifestarla y reforzarla. As entiendo la transparencia de la vida: un nuevo buscar-se, que es, a la vez, un nuevo ser buscado, pero tambin un nuevo buscar-nos. En el novum radica la clave para comprender la libertad humana, apertura al futuro desde la vivencia del ser. Porque la persona es y no acaba de ser, ella ser. En el entre del ser y del ser est la clave para comprender la vida humana. Las tres consideraciones preliminares tienen como centro la dignidad humana, que es, a su vez, el pilar de este libro, en el que, por las razones ya expresadas, he sido consciente de que en algunos de mis escritos ya publicados deb haber dicho mucho ms de lo que entonces pens y escrib. Y como amigos, estudiantes, profesores y directivos de la Universidad de La Sabana me haban solicitado la segunda edicin de uno de mis primeros libros, El concepto de persona y los derechos humanos, me puse en la tarea de releer lo escrito y decid, ms que reeditar una versin corregida de la publicada en 1991, repensar las cosas y escribir un nuevo libro, que tiene como base la obra ya mencionada, pero con un nuevo alcance. sta es la razn de que el libro que el lector tiene en sus manos19

JOS LUIS DEL BARCO, tica para la libertad, Crdoba, CajaSur, 1998, pg. 146.

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lleve un nuevo ttulo, De la dignidad y de los derechos humanos, porque se trata reitero una vez ms de una nueva obra, pensada y enriquecida por las reflexiones que durante estos ltimos aos he hecho sobre la dignidad y los derechos humanos. Los cambios en relacin con el libro de 1991 y la adicin de nuevos captulos a esta obra estn plenamente justificados por el movimiento de la vida misma y porque no poda perder esta oportunidad de enmendar los errores y las limitaciones de los escritos ya publicados. No se trata, sin embargo, como el lector tendr la posibilidad de comprobarlo, de una recopilacin de escritos independientes, sin mayor conexin entre s; por el contrario, en todos los captulos y en el libro mismo puede advertirse una unidad no slo temtica sino en el modo de abordar la dignidad y los derechos humanos. La mayora de los captulos se han elaborado, en sus primeras versiones, en los ltimos tres aos, pero han tenido una versin definitiva en el ao 2004. Todos los escritos del libro El concepto de persona y los derechos humanos que se han incluido en esta obra tienen una nueva redaccin, por lo que sugiero al lector y a las personas interesadas en mi obra que tengan como base para su lectura este nuevo libro. Hay otros escritos de la obra de 1991 que han sido actualizados en el libro de mi autora La persona y sus derechos. Consideraciones biotico-jurdicas. Otros, como, por ejemplo, Presupuestos metafsicos para el estudio de los derechos humanos y La persona y el fundamento de los derechos humanos se han fusionado en diversos captulos de este nuevo libro. He preferido repensar el escrito titulado La libertad jurdica y darme ms tiempo para comprender en qu sentido la posesin del futuro como tal tiene dimensin jurdica. Porque la cuestin es compleja, he de demorarme ms pensando de manera radical la libertad; eso me exige tiempo, aunque no por ello pueda decir que la libertad es una dimensin del tiempo. Desde luego, tambin he de reconocer que siguen sin resolverse muchas cuestiones relativas a la dignidad y a los derechos humanos, pero no he de perder la ilusin, ni tampoco he de hacrsela perder al lector, de tener la oportunidad de volver a pensar y a escribir sobre estas cuestiones, que no han cesado de aguijonearme. Con base en las precedentes consideraciones, creo que puede entenderse, a su vez, la razn del subttulo de la obra: Introduccin al pensar analgico. Introduccin, en el estricto sentido del trmino, a travs de la cual el lector ha de dejarse conducir al pensar de la razn prctica. Este dejarse conducir no es una actitud meramente pasiva, porque tambin el lector ha de introducirse en lo comn a travs de las diferencias. sta es la terminologa utilizada por ARISTTELES20 para describir el modo analgico del pensar, que se mueve se es su sentido etimolgico de abajo hacia arriba. Se trata de un logos, que viene de abajo y que recoge lo que est abajo hasta llegar al pensamiento. El razonar analgico no excluye ni lo comn ni lo diferente; es actividad de recogimiento de la realidad en una correspondencia de las proporciones captadas contextualmente. Negar20

Metafsica, V, 6, 1016 b, 34-35.

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el conocimiento analgico como conocimiento prudencial y diferencial es reducir el pensamiento a una estructura de identidad unvoca y negar la posibilidad del otro, de la diferencia y de lo extrao. ste sera un pensar del absolutismo, cualquiera que sea la calificacin que pretenda drsele, y estara en contrava de la dimensin prctica de la condicin humana. El pensar analgico es el modo ms adecuado de que el lector de la realidad respete lo que es. Se trata de un pensar que, al no excluir la aleatoriedad, no est exento de riesgo ni de incertidumbre. Pensar flexible, no continuo sino discontinuo. Esa discontinuidad se introduce, precisamente, en el proceso de ir entre lo de abajo y el modo de hacerlo llegar arriba. Ese proceso es una afirmacin de la vida corriente. Parte de una ontologa que, en este caso, no slo sera ontologa moral sino tambin ontologa jurdica, y stas requieren de la ontologa de lo humano, es decir de la antropologa. En esta dinmica, propia del pensar prctico, se inscribe la problemtica de la dignidad y de los derechos humanos, a travs de lo que no dudara en llamar una aproximacin probable o conjetural abierta al dilogo y a configurar las urdimbres de interlocucin. Esa aproximacin es la que he querido llamar Introduccin, en el sentido de que no est terminada pero tampoco est todo por hacer. Esta obra cumplir su cometido si propicia el dilogo y abre nuevos espacios de reflexin. Creo que el lector podr comprender por qu este libro no ha sido pensado ni redactado en un tiempo total de otium ni tampoco en un tiempo total de negotium, sino en un tiempo vital en el que he pretendido integrar el tiempo de otros con mi propio tiempo y que ha hecho mucho ms evidente, en la enfermedad, la unidad entre el alma y el cuerpo. Sea sta la oportunidad de hacer pblico mi agradecimiento a las directivas de la Universidad de La Sabana, as como a la Directora del Instituto de Humanidades, por el tiempo y la colaboracin que me han brindado para poder pensar y escribir este libro. Ese tiempo lo he hecho compatible con mis das de descanso, que tambin han estado dedicados a pensar y a escribir esta obra. Ese apoyo institucional, adems, ha sido clave para hacer ms llevadera la recuperacin de mi salud. De manera especial expreso mi agradecimiento al que fuera Director del Departamento de Ciencia Poltica de la Universidad de La Sabana, profesor Joaqun Polo, por la colaboracin que siempre me ofreci para dar forma a las ideas aqu recogidas y presentadas. Apoyo invaluable recib, del mismo modo, de la actual profesora de la Universidad Industrial de Santander doctora Mara Elvira Martnez Acua, con quien mantuve durante su permanencia como profesora del Departamento de Filosofa de la Universidad de La Sabana y con quien sigo manteniendo dilogos fecundos sobre las ms diversas facetas de la vida humana. A ella le expreso mi sentida gratitud por haber ledo la obra una vez terminada, as como por las oportunas observaciones que me hizo, las que enriquecieron, sin duda alguna, el libro que el lector tiene ahora en sus manos. De mis alumnos siempre he aprendido, y tambin a ellos les expreso mi reconocimiento porque me han motivado no slo a escribir sino a procurar ser clara

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y profunda en mis escritos y en mis exposiciones. Espero haber logrado esa claridad y profundidad. Esta gratitud la hago extensiva a los alumnos que me han colaborado como monitores en mis ctedras de Filosofa del Derecho y de Derechos Humanos. Mis amigos bien saben que no los nombro, pero que han estado presentes de muy diversas formas en el tiempo que ha durado esta aventura de pensar y repensar, leer y releer, escribir y reescribir esta obra. Agradezco, del mismo modo, las palabras elogiosas de Mauricio Beuchot, que sirven de Prlogo a este libro. Los dos desde caminos muy prximos del conocimiento nos hemos acercado a la verdad a travs del pensar analgico. A mis padres, Jorge Hoyos e Ilva de Hoyos, en deuda ms de amor que de justicia, est dedicada esta obra. Es mi regalo ms preciado con ocasin de sus bodas de oro. De ellos he aprendido que el amor es desvivirse por ratificar en el ser a la persona amada y que a la persona sin amor se le hiela el corazn. En verdad, en sus cincuenta aos de vida matrimonial han logrado irradiar a sus hijos, a sus nietos y a sus amigos ese certero principio de unin que es el amor, don de vida que se dirige siempre a un t, a un quien, a una persona. Con ellos como con los versos de SALINAS he sido plenamente consciente de que amar es vivir en los pronombres, es entregarse a un irreductible: t. Es querer sacar de ti tu mejor t21. A mis padres les agradezco la vida, el amor y tantas y tantas otras cosas Los quiero, en verdad, con las entraas. Quedan, pues, en manos del lector estas reflexiones personales con las cuales he querido expresar de manera pblica las inquietudes que han motivado que escriba y edite este nuevo libro. Al lector le ha llegado la hora de dialogar con el autor; para m sta es la riqueza de la complementariedad es el momento de escuchar el ritmo de las palabras ya escritas sobre la dignidad y sus derechos y de avanzar en una nueva obra que con seguridad me reformular la cuestin de la persona humana, que, a veces, me aparece como el mismo interrogante de hace algunos aos, pero que tambin, a veces, lo considero distinto. Hoy puedo advertir con ms claridad que la respuesta cambia porque la pregunta cambia. Y que ese cambio es posible porque cambian quien pregunta y quien responde. Cambia el ser personal, abierto a ser ms con los dems. Espero haber dejado abierta en esta obra la va de las preguntas, as como abierta la va de las respuestas. Ms que de hablar de preguntas y respuestas, ha llegado la hora de dialogar. ILVA MYRIAM HOYOS Profesora Titular de Filosofa del Derecho Instituto de Humanidades Universidad de La Sabana Bogot, Semana Santa, 2005

21

PEDRO SALINAS, La voz a ti debida. Poesas completas (2), Madrid, Alianza, 1995.

NDICE GENERALPG.

Prlogo ....................................................................................................... XI Prefacio ....................................................................................................... XV

PARTE PRIMERADEL CONCEPTO DE PERSONAEXORDIO DE LA PERSONA Y DE LA DIGNIDAD HUMANA 1. De la etimologa de persona al concepto jurdico de persona ........ 2. Del concepto filosfico y jurdico de persona .................................... 3. De la razn de ser de la reflexin sobre el concepto jurdico de per sona ...................................................................................................... CAPTULO I DEL CONCEPTO JURDICO DE PERSONA EN LA CIENCIA DEL DERECHO CIVIL 1. De la persona como ser por el derecho ............................................... A) De la persona como el hombre considerado en su estado ............ B) De la persona como el sujeto titular de derechos subjetivos ........ a) De la persona como el yo que quiere ....................................... b) De la persona como el beneficiario del inters jurdicamente protegido ................................................................................... c) De la persona como el sujeto centro de intereses .................... d) De la persona como el sujeto desmaterializado ....................... C) De la persona como el ser capaz de adquirir derechos y contraer obligaciones .................................................................................. a) De la persona como el ser capaz realmente ............................. b) De la persona como el ser capaz formalmente ......................... c) De la persona como el ser capaz real y formalmente ............... 16 16 18 22 23 24 25 27 27 30 35 3 6 12

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NDICE GENERAL

PG.

2. De la persona como el ser ante el derecho .......................................... A) Federico de Castro y Bravo ........................................................... B) Jos Antonio Doral ....................................................................... C) Karl Larenz .................................................................................... 3. De la doctrina civilista colombiana .................................................... CAPTULO II DEL CONCEPTO DE PERSONA EN EL REALISMO JURDICO CLSICO 1. Del concepto de persona en el realismo jurdico en sentido amplio A) De la persona como el sujeto de facultades morales y la destina taria de la norma jurdica .............................................................. a) Del concepto de persona en sentido filosfico ......................... b) De la persona como el sujeto de facultades morales ................ c) De la persona como la destinataria de la norma jurdica ......... B) De la persona como el presupuesto de la justicia y del derecho .. a) De la juridicidad de la persona humana ................................... b) De la persona como el sujeto de derechos subjetivos .............. 2. Del concepto de persona en el realismo jurdico en sentido estricto A) De la persona como nocin ajena a la ciencia jurdica ................. B) De la persona como el trmino de la relacin jurdica, la parte del todo social y el sujeto de la accin justa ................................. a) De la persona como el trmino de la relacin jurdica ............ b) De la persona como la parte del todo social ............................ c) De la persona como el sujeto de la accin justa ....................... C) De la persona como el fundamento del derecho y de la justicia a) De la persona como el ser dominador y digno ......................... b) De la persona como la protagonista del orden jurdico ........... c) De la persona como la realizacin individual y concreta de la naturaleza humana .................................................................... CAPTULO III DE LA PERSONA COMO FUENTE ESENCIAL DE LA JURIDICIDAD 1. Del derecho natural a la filosofa del derecho .................................... 2. Del realismo jurdico hervadiano ........................................................

37 39 39 40 42

47 47 48 49 50 50 50 52 53 53 57 58 59 60 65 65 67 71

74 77

NDICE GENERAL

XXVIIPG.

3. De la persona y de su dignidad ........................................................... 81 A) De la persona y de su dignidad en la Introduccin crtica al De recho Natural ............................................................................... 81 B) De la persona y de su dignidad en las Lecciones propeduticas de la Filosofa del Derecho ......................................................... 83 4. De la dignidad en el pensamiento hervadiano .................................... 87 A) De la dignidad en sentido absoluto y relativo .............................. 87 B) De la dignidad y de la metafsica de la creacin .......................... 93 C) De la dignidad cristiana y de su carcter absoluto ....................... 97 5. De la interrelacin entre el ser y el deber-ser ..................................... 100 6. De la persona y del derecho natural .................................................... 104 INTERLUDIO DEL ARTE DE DIALOGAR COMO MEDIO DE LOGRAR LA PAZ EN UNA SOCIEDAD PLURAL 1. 2. 3. 4. 5. Del dilogo como reconocimiento del otro como persona ................. Del dilogo como actividad tica ....................................................... Del dilogo como reconocimiento del otro en su libertad ................. Del dilogo como respeto al otro en sus derechos ............................. Del dilogo como medio para alcanzar la paz .................................... 109 111 113 114 116

PARTE SEGUNDADE LA DIGNIDAD HUMANACAPTULO IV DEL FUNDAMENTO DE LOS DERECHOS HUMANOS EN UNA SOCIEDAD PLURAL 1. De la violencia al fundamento de los derechos humanos ................... 2. De nuevo sobre el fundamento de los derechos humanos .................. 3. De la poca de crisis y de la poca de los derechos ........................... A) De la pluralidad en la sociedad y del pluralismo del Estado ........ B) Del sistema democrtico como medio para defender la libertad 4. Del pensar analgico como forma de racionalidad adecuada para la determinacin de los valores fundamentales del orden democrtico 123 126 133 137 141 143

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NDICE GENERAL

CAPTULO V DE LA DIGNIDAD COMO EXCELENCIA DEL SERPG.

1. De la bsqueda del fundamento como medio de superar la crisis de la sociedad actual ................................................................................ 2. De nuevo sobre la dignidad humana ................................................... 3. De los diversos modos de hablar sobre la dignidad humana .............. A) De la dignidad funcional ............................................................... B) De la dignidad referida a la autonoma ......................................... C) De la dignidad referida al ser ........................................................ 4. Del carcter absoluto de la dignidad humana ..................................... 5. Del carcter teleolgico de la dignidad humana ................................. 6. Del carcter debitorio de la dignidad humana .................................... CAPTULO VI DE LA DIMENSIN PRCTICA DEL PRINCIPIO DE LA DIGNIDAD HUMANA 1. De la redefinicin de la dignidad humana .......................................... 2. Del respeto por el otro ......................................................................... 3. Del reconocimiento del otro ............................................................... 4. Del principio del respeto y del reconocimiento en la Constitucin Po ltica de Colombia ............................................................................... CAPTULO VII DE LA PERSONALIDAD JURDICA COMO EXPRESIN DE LA DIGNIDAD HUMANA 1. De los trminos de la relacin jurdica ............................................... 2. De los niveles de apropiacin ............................................................. A) Del nivel corpreo-prctico .......................................................... B) Del nivel inmanente ...................................................................... C) Del nivel trascendente ................................................................... 3. De la interrelacin entre el haber, el ser y el deber-ser ...................... A) Del haber ....................................................................................... B) Del ser ........................................................................................... a) De la subsistencia ..................................................................... b) De la naturaleza racional .......................................................... C) Del deber-ser .................................................................................

153 157 162 162 164 168 173 178 181

185 188 194 199

204 208 209 210 211 212 212 214 215 217 221

NDICE GENERAL

XXIXPG.

4. De lo suyo de alguien y de su referencia a la persona ........................ 5. De la persona y de su derechos ........................................................... A) De si los derechos humanos son inherentes a la persona ............. B) De si los derechos humanos se tienen no slo por ser persona sino tambin para ser mejor persona .................................................... C) De si los derechos humanos son preexistentes a la ley positiva .. CAPTULO VIII DE LA DIMENSIN JURDICA DE LA CORPOREIDAD 1. Del principio de la no disponibilidad del cuerpo al principio de la disponibilidad del cuerpo .................................................................... A) De por qu a nadie se considera dueo de sus miembros ............. B) Del dominio relativo del hombre sobre su propio cuerpo ............ C) De por qu el hombre no es dueo de su vida .............................. a) Guillermo de Ockham .............................................................. b) Escuela espaola del derecho natural ....................................... 2. Del derecho absoluto a la disposicin del propio cuerpo ................... a) Ren Descartes .............................................................................. b) John Locke .................................................................................... c) Samuel von Pufendorf ................................................................... d) Emmanuel Kant ............................................................................. 3. De algunas cuestiones sobre la juridicidad de la corporeidad ............ CAPTULO IX DE LA PERSONA COMO SER FAMILIAR Y DE LA FAMILIA COMO COMUNIDAD DE PERSONAS 1. De la determinacin de la perspectiva de estudio .............................. 2. De la necesidad de un cambio de paradigma ...................................... 3. De la persona como individuo de la especie humana a la persona como ser familiar .......................................................................................... A) De la persona como individuo de la especie humana ................... B) De la constitucionalizacin del concepto de persona ................... 4. De la familia como comunidad de personas ....................................... 5. De la familia como vnculo jurdico ................................................... a) De la relacin familiar en el matrimonio y de la distincin sexual entre los contrayentes ................................................................... b) De la relacin de parentesco .........................................................

222 225 225 229 230

232 232 234 237 237 239 243 243 244 246 247 253

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NDICE GENERAL

CAPTULO X DE LA BSQUEDA DE LA IDENTIDAD DE LA FAMILIAPG.

1. De la necesidad de volver sobre la nocin de familia ........................ 2. De la experiencia de la familia y de lo familiar ................................. 3. Del papel del Estado en relacin con el modo de concebir la familia 4. De la dimensin tica de la familia .................................................... 5. De la familia como realidad jurdica fundamental ............................. 6. De los radicales antropolgicos de la familiaridad ............................ 7. De la estructura mimtica de la unin matrimonial ........................... EPLOGO DE LA NUEVA RACIONALIDAD DEL DERECHO COMO RESPUESTA A LOS RETOS DE LA DOGMTICA JURDICA 1. De la justificacin del derecho segn la jurisprudencia de la Corte Constitucional ..................................................................................... A) Del ncleo de la juridicidad .......................................................... B) Del criterio de la autojustificacin formal .................................... C) Del criterio de los principios extrasistemticos ............................ D) Del criterio de la efectividad ......................................................... E) Del criterio axiolgico .................................................................. F) De la recapitulacin en torno a los criterios ................................. 2. Del reconocimiento de la persona y de sus derechos como acto de justicia ................................................................................................. A) Del reconocimiento de la persona ................................................. B) Del reconocimiento de un modo especfico de tener ................... C) Del reconocimiento de la persona como ciudadano ..................... D) Del reconocimiento de la coparticipacin en una accin comn E) Del reconocimiento de la dignidad como trascendencia comuni taria de lo individual ..................................................................... 3. El pensar analgico como nueva racionalidad del derecho ................

277 281 282 285 286 291 294

301 301 304 304 307 309 310 312 316 317 318 319 320 321

Bibliografa ................................................................................................. 325 Fuentes ........................................................................................................ 351 ndice de autores ......................................................................................... 355

PARTE PRIMERADEL CONCEPTO DE PERSONA

EXORDIO DE LA PERSONA Y DE LA DIGNIDAD HUMANA 1. DE LA ETIMOLOGA DE PERSONA AL CONCEPTO JURDICO DE PERSONA Para el saber jurdico, la pregunta acerca del significado que tiene el trmino persona es la pregunta de las preguntas1. Qu es la persona en sentido jurdico? He aqu el interrogante que, durante siglos, ha preocupado doblemente al jurista. El problema de la nocin jurdica de persona dice LEGAZ Y LACAMBRA posee el inters intrnseco de constituir uno de los temas ms importantes de la ciencia y la filosofa del derecho2. Presenta, a su vez, un inters referente a la realidad del hombre, esto es, un inters que sobrepasa los marcos puramente cientficos para integrarse en el rea de la problemtica especficamente humana3. No slo se trata de un problema importante y significativo para el jurista, sino que es una cuestin que afecta otros saberes que tienen por objeto el estudio de la realidad humana. A pesar de la importancia de la nocin de persona en la historia del pensamiento jurdico4, no siempre se la ha considerado una realidad onJOS ANTONIO DORAL, La personalidad jurdica (de la libertad formal a la libertad civil), en Revista de Derecho Privado, LXI, 1977, pg. 109; CARLOS FERNNDEZ SESSAREGO, Derecho y persona, Lima, Inelsa, 1990. Del mismo autor y sobre el mismo tema: La persona en la doctrina jurdica contempornea, Lima, Universidad de Lima, 1984. 2 LUIS LEGAZ Y LACAMBRA, La nocin jurdica de la persona humana y los derechos del hombre (se citar NJPH), en Revista de Estudios Polticos, IX, 1951, pg. 15. Tambin se encuentra recogido en la obra del mismo autor: Humanismo, Estado y Derecho, Barcelona, Bosch Casa Editorial, 1960, pg. 107. 3 Ibid. 4 FRANCISCO CARPINTERO, La dimensin pblica de las personas entre el positivismo y el iusnaturalismo, en Persona y Derecho, 42, 2000, pg. 33. Del mismo autor y sobre el mismo tema: Persona humana y persona jurdica, en Renato Rabbi-Baldi Cabanillas (coord.), Las razones del derecho natural, Buenos Aires, Editorial baco de Rodolfo Depalma, 2000, pgs. 137 y ss.; La independencia y autonoma del indivi1

9 789583 505225

Universidad de La Sabana

editorial TEMIS S. A.