david rock - el radicalismo argentino

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  • El radicalismo argentino 1890-1930

    David Rock

    Amorrortu editores

    C?4f _ 3 - 5 - 7 - I O // y 12

  • En 1916 -se celebraron por primera vez elecciones presiden-ciales regidas por la nueva ley. El resultado final fue la vic-toria de los radicales. Los viejos partidos conservadores que-daron con menos cargos nacionales y provinciales de los que ocupaban antes, vindose obligados a ejercer a travs, del Parlamento, y en particular del Senado --donde el penod? de duracin en el cargo era de nueve aos, lo cual les permi-ti conservar la mayora que haban obtenido antes de 1912-, la autoridad directa que retuvieron. Pero si bien la lite se haba visto forzada a ceder en su do-minio directo del Estado, la Ley Senz Pea no haba. hecho nada por afectar la distribucin del pod~r econmico. Y esto era fundamentalmente el conserv~dor1smo: represen-taba al estanciero, al poder financiero y comercial de Bue-nos Aires al vnculo con los mercados europeos y con el surriinistrd de bienes de capital britnicos; significaba una actitud explotadora y represiva frente a la clase obrera. Aho-ra el hecho de que las reformas brindaran o no una solucin permanente dependa del grad.o en que la lite se mostrara dispuesta a hacer otras conces10nes. Tanto p~a la clase me-dia como para la clase obrera, un mero cambio de la estruc-tura institucional no era suficiente: queran que estos cam-bios sirvieran de base a un sistema de distribucin de la riqueza ms equitativo.

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    3. El ascenso del radicalismo, 1891-1916

    La Unin Cvica Radical desempe un papel decisivo en la presin ejercida sobre la lite conservadora para que pro-mulgase las medidas de reforma. Cuatro aos ms tarde, mando obtuvo la presidencia, una nueva era se inici en la poltica argentina. El radicalismo fue la primera fuerza po-ltica nacional importante en la Argentina, y uno de los pri-meros movimientos populistas latinoamericanos.65 Su im-portancia derivaba esencialmente de su rol de agente de integracin poltica, guiado por los amplios objetivos esta-blecidos por los reformadores de 1912. No obstante, tenien-do en cuenta su posterior vinculacin con la clase media ur-bana, interesa recordar que el partido tuvo sus orgenes, en Ja dcada de 189,0, en una minora escindida de la lite; slo despus de iniciado el nuevo siglo desarroll sus rasgos po-pulistas, al convertirse en un movimiento de coalicin entre "ese sector de la lite e importantes sectores de las clases me-;dias. En los 25 aos trascurridos entre 1891 y 1916 pueden

    . ,~ealarse cuatro etapas fundamentf!es en la evolucin dei ,partido;_ 1891-96, 1896-05, 1905-12 y 1912-16. Su trayec-'toria a lo largo de estos perodos puede contemplarse desde ,distintas perspectivas: la composicin del partido y el grado

    pe apoyo popular que obtuvo, y, secundariamente, sus ca-}actersticas organizativas y conexiones regionales.

    ;Los orgenes del radicalismo

    ;Hasta 1896 el partido fue conducido por Leandro N. Alem; . i~steperodo coincidi con una sucesin de tentativas de re-)bdin para derrocar al gobierno. Los orgenes del partido se )enct:Ientran en la depresin econmica y la oposicin poltica

    ~iJurez Celman del ao 1890. En 1889 haba surgido un {gtupo organizado de oposicin a este ltimo en Buenos Aires, iton el nombre de Unin Cvica de la Juventud; al ao si-

  • guiente, al ampliar su base de apoyo, este grupo pas a Estos no perten~~an a la clase media urbana sino que eran denominarse simplemente Unin Cvica ( UC). En julio de ~n su mayor.fa hi1os de familias patricias, cuya carrera polti-1890 la UC prepar una revuelta contra el presidente en la e~ Y de .gobie,rno haba sido puesta en peligro por el sbito ciudad capital, que si bien no consigui apoderarse del go- lto hacia. ~ordoba de Jurez Celman en la concesin de bierno, oblig a aquel a dimitir. En 1891, con motivo de favores oflClales. las relaciones que deban mantenerse con el nuevo gobierno Un segundo grupo integrante de la coalicin estaba formado de Carlos Pellegrini, la UC se dividi y as surgi la Unin por varias facciones dirigidas por diferentes caudillos y que Cvica Radical (UCR) de Alem,. 9uien en los cinco aos si- ontrolaban la v~da. poltica en la ~apita! Federal y en gran guientes, hasta su muerte, trato mfructuosamente de alean- .arte de la provJ.ncia de Buenos Aires. Algunas de estas fac-zar el poder por la va revolucionaria. El fracaso tanto de la tones tamb~-? se haban enfrentado a Roca, pero, nuevamen-UC como de los radicales estuvo determinado por el hecho e, su pres~ig10 derivaba de su oposicin a Jurez Celman. de que al renunciar Jurez Celman, la faccin del PAN ';lu; :. mo los ~ltul. u.n. comenta~ista contemporneo, eran pol-responda a Roca, y que contaba con el apoyo de Pellegnm, tcos en dispomb1hdad umdos por el rasgo comn de no ampli su base poltica y se gan la simpata de la mayora ener cargos oficiales.67 Cabe distinguir entre ellos dos sub-de la lite. Los partidos opositores no estaban en condicio tupas; uno, conducido por el general Bartolom Mitre re-nes de contn1rrestar esto apelando al apoyo popull:lr. re~entaba a los principales exportadores y comerciante~ de Se ha dicho con frecuencia que la revuelta de la UC en ela ciudad de Buenos Aires; el otro era liderado por Leandro noventa fue la primera revolucin popular de la historia ar Alem,. Y contaba con el apoyo de cierto nmero de ha-gentina, pero pintar las cosas de este modo puede ser enga endados, aunque el propio Alem era un caudillo urbano cu-oso. Aunque los rebeldes estaban organizados en una mi a reputacin polti~a provena de su habilidad para organi-licia civil, su fuerza real derivaba del apoyo que tenan po r ,los votantes criollos en las elecciones.68 En tercer lugar, parte del ejrcito; el fracaso de la rebelin de julio de 189 .ab1a algunos grup.os clericales enfrentados con Jurez Cel-se debi a que a ltimo momento el general Manuel Campos . a~ a causa de ciertas disposiciones anticlericales que se comandante de los rebeldes, se ech atrs. Asimismo, el ori abian adoptado recientemente, la principal de las cuales era gen de la UC, de la que saldra el radicalismo un ao des Ley ,2393 de Matrimonio Civil. Finalmente, la UC conta-pus, no debe buscarse tanto en la movilizacin de sectote a con. algunos adherentes entre los sectores populares de populares cuanto en los aludidos sectores de la lite, cuy . Capital, sobre todo pequeos comerciantes y dueos de papel puede rastrearse en el resentimiento que alentaba )lere~ artesanales. ~ero la presencia de este ltimo grupo no contra Jurez Celman distintas facciones de la provincia d. pedrn gue el movimiento estuviese firmemente controlado Buenos Aires debido a su exclusin de los car~os pblicos,- orlos elemento~ patricios, a quienes los catlicos y los gru-del acceso al patronazgo estatal. Este denommador comu os de das~ media les estaban subordinados: Nuestro parti-de estar excluidos de los beneficios del poder y de canta~ h_a surg1?0 por un movimiento espontneo de la opinin con antecedentes patricios es evidente en muchos de los maniubhca,, temendo por vanguardia a la juventud y por cabeza fiestas de la UC: La Unin Cvica es la condensacin [ ... las mas altas y honorables personalidades del pas.69 de todas las fuerzas vivas del pas que no estn absorbida sto se reflej. tambin en la posicin de la UC en materia por el oficialismo.66 , onmica. Aunque intent capitalizar polticamente los efec-La UC era, pues, expresin de la imposibilidad de Jure s de la depresin y la crisis financiera de los sectores urba-Celman de instituir una relacin estable entre los sectore s, lo que ms la inquietaba era la forma en que la depresin politizados de la lite. Algunos de estos grupos se haba ba puesto de manifiesto las prcticas monoplicas de Ju-~puesto tambin a Roca en su primer gobierno, pero ~b z Celman en la distribucin de los crditos agropecuarios.10 vieron la mayor parte del sostn con que contaban gracias n :sta postura no haba traza alguna de nacionalismo eco-su enfrentamiento con Jurez Celman. El ncleo princip 'mico; su nica propuesta concreta de recuperacin finan-de la coalicin estaba integrado por jvenes universtario :r~ 7ra la ~egociacin de una deuda salvadora, con la casa los creadores de la Unin Cvica de la Juventud de 188 1tamca Barmg Brothers. Analizando la distribucin. de car-

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  • 'g~~~.en :el ~dbie~~o prc:>Visl.onal que, segn se planeaba, asu~ .niira el poderJuego.delirebelin de julio, uno de los lderes d'Ia UC,.Arist6bfo del Valle, declar:

    Mi 'opinin era. que debamos confiar el gobierno proviso-rio al Dr. Vicente F. Lpez, porque [ ... ] confiaba en que -su competencia y sus buenas amistades con los seores Bar-ing Brothe:rs nos ayudaran a salvar al pas de la bancarrota, mientras el gobierno se reorganizaba consttucfonalmente; se-gundo, porque pensaba que era conveniente ofrecer a los ele-mentos conservadores de la Repblica la garanta de la edad, respetabilidad nacional y aun de la tradicin histrica ... .71

    Sin embargo, lo novedoso de la UC radicaba en su tentativa de movilizar en su favor a la poblacin urbana. Acus al go; bierno de emitir papel moneda en forma clandestina y co-menz a bregar por la adopcin del gobierno representativo contra la dictadura de Jurez Celman. La campaa no tuvo un xito muy descollante; el apoyo popular con que contaba la UC era -en extremo incierto y no logr establecer una base institucional. Aunque cuando la depresin estuvo . en su ap0geo mucho pblico asista a sus asambleas, y en el momento en que Jurez Celman dimiti hubo un estallido de jbilo, en el alzamie,nto de julio de 1890 la combatividad popular fue escasa. La decepcin con respecto al gobierno pareca una expresin efmera de la crisis' econmica ms que una demanda autnoma en pro de los cambios institucio-nales que la UC prometa. Como dijo Francisco Barroetave-a, uno de los jvenes dirigentes del movimiento, el pueblo le dio su apoyo _menos para defender sus derechos que pa- _ ra conservar sus propiedades.72 El mpetu con que los gru-pos patridos procuraron crear una coalicin popular se es- trell contra la tibia respuesta de los habitantes de la urbe.

    Al~m trat de conquistar apoyo para la coalicin fuera de . Buenos Aires, pero todo lo que pudieron organizar all los ' revolucionarios de julio fueron pequeas manifestaciones ca-llejeras, quedando limitados exclusivamente a la Capital y sus inmediaciones. Su plan era apoderarse del gobierno cen~. tral primero y luego de las provincias. . Siendo tan dbil el desafo planteado por la UC, la revuelta de julio fracas, y en vez de producirse grandes cambios que~ d abierto el -camino Jara qu la solucin viniera por va de un simple 'ajuste de la distribucin del poder dentro de la: lite. Luego de l cada de Jurez Celman, el nuevo presidenc

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    . te,, ~ellegrini, se agenci la b:iena voluntad de los grupos m~s mfluyentes de la UC mediante el simple expediente de asignar de otra manera los cargos pblicos. Mitre, por ejem-

    . plo, qu.e~ muy ,satisfe:?o c?~ una solucin de esta especie. )?ellegnru adopto tambien rap1das medidas en el' frente eco-

    1~mico, que eliminaron en forma efectiva el descontento popular. Estos xitos eran un reflejo de la permanencia del

    . estilo elitista y negociador de la poltica tradicional. En 1891 el proceso de reorganizacin interna de la lite es-Jaba virtualmente concluido. Todas las facciones con real

    . pr~c;Ucamento haban sido atradas por el gobierno, que solo deio, fuera a ~os grupos carentes de poder. Fue en este mo-

    . n:ento que ':710 la luz la UCR: Alero y sus .partidarios se ,vieron excluidos del plan de Pellegrini y por consiguiente Jorzados a continuar su bsqueda de sustento popular y de na base de masas. Ale111 denunci los acuerdos entre Pelle-grini y Mitre, se retir de la UC y se proclam defensor de Ja democracia radical>~.

    . El i;iueyo partido se. ~allaba integrado bsicamente por grupos ;escmddos del patr1Clado y que por una u otra razn estaban '-~_esc~lifi~ados, a .c~usa de sus vnculos anteriores, para unirse

    . ~itre, J?ellegrm1 o ~oca. En trminos regionales o de po-.,s1c1on social, poco hab1a en ellos que los diferenciase de sus rivales. A lo sumo, daban la impresin de ser

  • del pas en que los radicales lograron verdaderamente pe- . netrar ms all de los hacendados de clase alta.75 De manera que pese a todos los esfuerzos de Alero, los re~ . manentes de adhesin popular que los radicales haban he-redado de la UC se diluyeron, y hacia 1896 no eran nias que un grupo minsculo en el extremo del espectro poltic~; Resumamos sus falencias a lo largo de este perodo:

    Primero, resulta claro que a la sazn los grupos de clase me~ da solo eran motivados polticamente durante pocas de crisis econmica extrema como la de 1890. La recuperacin de aos posteriores disip la inquietud popular0 y permitio, que la oligarqua se restaurase sobre la base de acuerdos ~ritre las facciones personalistas. El apoyo urbano obterudo por Alem provino fundamentalmente de los antiguos gru-pos criollos ms que de la nueva clase media formada por los inmigrantes y sus descendientes. . Segundo, la imagen nacional y revolucionaria que los radica-les trataron de presentar se vio afectada por su participa~ cin en disputas menudas en torno a subsidios, concepciones y prebendas entre las distintas facciones terratenientes pr~ vinciales. Esto origin una divisin entre los grupos que de-seaban honestamente superar la tradicin del personalismo y del favoritismo oficial, y aquellos que haban hecho de este sistema una cuestin de vida o muerte. En tal sentido, fa. ruptura ms significativa tuvo lugar con la fundacin del Partido Socialista por Juan B. Justo en 1894.76 Los radica~. les queran eludir el estigma de personalismo, pero nunca lo lograron plenamente. A despecho de su pronunciamient9 en favor de la democracia representativa, el radicalismo si-gui siendo en muchos aspectos un partido tradicional que procuraba apoderarse del Estado para recompensar a sus adictos. Tercero, la prdida de apoyo entre los grupos terratenientes no termin con la divisin de la UC en 1891; algunos sec-tores del propio partido radical fueron tambin ganados par~. su causa oor los sucesivos gobiernos nacionales mediante li-mosnas estratgicamente planeadas dentro de su sistema de patronazgo. La leccin que impartiera la cada de Jurez Cel-man haba sido muy bien aprendida; la oligarqua gobernan-te increment su establdad eliminando a sus oponentes ra-dicales por medio del ofrecimiento de puestos pblicos. La misma tcnica de cooptacin fue empleada con los grup0 universitarios.

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    Finalmente, el partido perdi p~~erb a causa de las disputas intestinas entre Alem y otros dingentes. Esto ya se puso en

    . evidencia en 1893, cuando el alzamiento nacional planead? por Alem no pudo ma.terializa~se debido a la fal~a ~e ~oord1-

    . nacin en~re algunos efes radicales. de las provmc1~s' en l_a de Bueno~\ Aires, Alem debi hacer frente a su prop10 sobn-. no, Hip6~to Yrigoyen, cuyas intrigas para imponer su v~

    ' luntad fueron en parte las responsables de que Alero se sm-cidara en, 1896.

    Durante casi todo el perodo que se extendi entre la muerte de Alem y 1905, ef radicalismo perdi posici~mes.77 Hasta 1900, los sucesos ms destacados fueron, en primer lugar, el surgimiento de Yrigoyen como sucesor de Aleo: y, en s~gundo lugar, el hecho de que el eje central del partido volv:er~ ~ situarse en la provincia de Buenos Aires. Esto tuvo s1grnf1-cacin porque cuando el partido .comenz fi~almente a _ex-pndirse, el grupo de Buenos Ai~es, conducido por Yngo-yen, lo mantuvo bajo su control, mco;:po~~ndo i:oco a poco a 1as filiales provinciales en una orgamzacion nac10nal.. En 1901, al abandonar Pellegrini la cartera del In tenor, la oligarqua sufri una nuev~ escisi1~i;_ a ~~rtir de ese momei:-to hubo indicios de la creciente pohtizacion de la clase media urbana, y en tal coyuntura el radicalismo emergi otra vez la superficie. Junto con la inquietud despertada en 1901 por el proyecto de Pellegrini de ofrecer las recaudaciones aduan~ras como ;garanta subsidiaria a l?s bancos ~urop.eos, aparecieron nue-vos signos de turbulencia en las un~ver?1dades, dond~ se efec-tuaron una serie de huelgas estudiantiles. En la decada ?~I noventa los estudiantes rebeldes pertenecan a la clase dm-gen te, criolla; diez. a_os m~s t~rde; buena parte de ellos pro-venan de las familias de mmigrantes urbanos. La luch_a no "iraba en este caso en torno a las relaciones entre el gobierno ; la lite terrateniente bonaerense, sino en torno al acceso a las profesiones urbanas. . . Las huelgas se declararon despus de qu.e l.o; conseos .duec-tivos universitarios, que estaban constitu10os por cnoll?s, resolvieron restringir el ingreso de lo? descend1en:es de m-migrantes. 78 El resultado fue una sene de campanas por la

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  • democratizacin de la estructura universitaria y de los pla-nes.-de estuQio. En los .. aos siguientes los estudiantes (en especiaLlos:de: Buenos Aires) pasaron a constituir un impor-tante .grupo de presin urbano en favor de la adopcin del sistema de gobierno representativo, con el fin de provocar cambios en las. universidades. Con estas seales ms propicias, Yrigoyen comenz, alrede-

    . dor de 1903, a planear otra revuelta. Revitaliz sus contac-tos con las provincias y retom la fundacin de clubes par-tidarios en la ciudad y la provincia de Buenos Aires y en Crdoba, Santa Fe, Mendoza y Entre Rfos. Sin embargo, el disconformismo se limitaba todava a ciertos grupos restrin-gidos; amn de los estudiantes, el nico mbito importante de inquietudes antes de 1905 se hallaba entre los jvenes oficiales del ejrcito, quienes tambin estaban empeados en una lucha contra la lite criolla para acceder a posiciones de mayor rango. Yrigoyen se dio a la tarea de organizar un golpe militar. Logr considerable apoyo estudiantil, y, significati-vamente, plane poner en la vanguardia del movimiento a un grupo de oficiales jvenes. Sin embargo, el intento de coup d'tat, que se concret en febrero de 1905, represent un fiasco todava mayor que los precedentes, poniendo de manifiesto que si bien los radi-cales haban conseguido cierto apoyo militar, los altos man-dos del ejrcito seguan adhiriendo al gobierno conservador. Tampoco consigui la asonada encender una. chispa de reac-cin en la poblacin capitalina. Desde el punto de vista tc-tico estuvo mal concebida, y el gobierno no encontr nin-guna dificultad para aniquilarla y capturar a la mayor parte de sus jefes.79 Pero si bien el golpe fall, tuvo vitales efectos a largo plazo. Sirvi para recordarle a la oligarqua que el rad~calismo no : estaba muerto ni mucho menos: de ah en adelante todos los; gobiernos que se sucedieron se vieron as.altados constante-

    m~te por el temor de que los radicales entraran en intrigas dandestinas para derrocarlos. El otro efecto positivo es que '. permiti que el radicalismo se diera a conocer a una nueva generacin para la cual los acontecimientos de la dcada del noventa se perdan en el borroso pasado. A partir de una ig-nominiosa y total derrota comenz el proceso que culmina- ra con la victoria de Y rigoyen en las elecciones presiden- ' ciales de 1916.

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    Desarrollo de la organizacin y la ideologa partidarias

    Entre el golpe abortado de 1905 y la Ley Senz Pea de 1~12 los radicales avanzaron a grandes pasos en el recluta-n:ie~to del favor popular. Esta .vez sus organizaciones pro-vmciales y locales no desaparecieron, como haba sucedido en las revuelt~s anteri~res, si?o. que comenzaron a expandir-se. En e.stos ano~ quedo constltUJdo un conjunto de dirigentes locales mtermedios, en su mayora hijos de inmigrantes el gruesa: ddos l~eres de clase media del part:do, que tend;an

    tant~ importancia despus de 1916, se afiliaron entre 1906 Y 1912. La mayor parte de ellos eran profesionales urbanos c~n ttulo universitario. Asimismo, los actos oblicos y ma-mfesta~iones d.el partido empezaron a contar ~on buena con-currencia. Hacia 1908 las organizaciones locales dejaron de

    llamar~e clubes y pasaron a ser conocidas como comits. ~r~amzadas antes a la manera de clulas clandestinas, se con-virtieron luego en organismos de conduccin en la tarea de la movilizacin popular. El crecimiento del ra~icalismo de comienzos del siglo xx _e?tuvo est~echam~nte ligado al p~oceso de estratificacin so-~ cial que conce:-itro los grupos .dmgentes de alta jerarqua en ! l~s clases medias urbanas dedicadas a las actividades tercia-

    n.~ Ad~ms de los universitarios, se contaban entre los dm?entes ~nter:n~dios algunos hombres de negocios que no habrnn temdo exlto en su actividad. Esto nos habla de la creci;nte tendenci~ de la clase media urbana a procurarse a traves de la ,Pl!t;c~ la riqu~za y posicin social que cada v~z le era mas ~ificil conseguJr por otros medios.81 Por aa-didura, ~n esta ~;ioca el problema educativo haba alcanzado proporciones criticas, en tanto y en cuanto las limitaciones .al desarroll~ in?ustral engen?:aban re~uerzos culturales para

    ,que las aspirac10nes de movilidad social se centraran en la J?nci~~ p~blica y las profesiones liberales. Refirindose a la : s1tu~c10n imperante en las escuelas primarias en 1909, el presidente Figueroa Alcorta seal:

    . .~s un. hec~o establecido por los especialistas que la instruc-c1on pnmana en nuestro pas acta fuera de sus cauces na-1~.rales .[ ... ] Se apodera como una fiebre maligna de los :bos de las clases trabajadors, quienes salen de las escuelas _desdeando el trabajo y aspirando a una vida de superior ni-

  • vel, a la cual no estn preparados por sus recursos ni por sm antecedentes. Esta desviacin de las corrientes populares del trabao de las artes y de los oficios, de la industria y del co, mercio para optar al magisterio v a los empleos oficiales, puede encaminarnos a una verdadera crisis social.82

    Esta era la diferencia esencial entre la posicin de Yrigoyen luego de 1905 y la de Alem unos quince aos atrs: Alem haba actuado antes de que esta tensa situacin alcanzara un punto crtico, y su pedido de apoyo estuvo dirigido a los grupos criollos de Buenos Aires, mientras que Yrigoyen se dirigi a los argentinos hijos de inmigrantes, empleados _en su mayora en el sector terciario. El gobierno representativo cobr atractivo para estos grupos, que acusaban a la lite criolla de sus dificultades para ascender en la escala social ms all de las nfimas actividades comerciales e industriales propias de la primera generacin de inmigrantes. Los radicales ignoraron virtualmente a los inmigrantes mis-mos, pero los hijos de estos desempearon en cambio un pa-pel fundamental en su repentina popularidad. El 46 % de los funcionarios que se presentaron a las elecciones internas . de la ciudad de Buenos Aires en 1918 (primer ao para el cual se dispone de dicha lista) llevaban apellidos no hisp-nicos; si se incluyese a los descendientes de espaoles (la segunda comunidad de inmigrantes en el pas, por su tama- o), la proporcin sera mucho mayor.83 A los observadores no les pasaba inadvertida esta creciente vinculacin del radicalismo con los hijos de inmigrantes: Si en vez de observar a los dirigentes miramos a las masas, es fcil ver que las fuerzas de los partidos conservadores la constituyen los distritos de poblacin rural ganadera, enfeu-dada a la burguesa adinerada, mientras que el Partido Ra-dical muestra su vitalidad en las ciudades y en los. distritos agrcolas, en donde el aporte de extranjeros ha per~iti9o la formacin de una clase media de pequeos comerciantes y chacareros, cuyos hijos le ofrecen contingentes importantes y entusiastas.81

    Luego de 1905 los radicales comenzaron tambin a incre" mentar el volumen de su propaganda. El contenido efectivo de la doctrina y la ideologa radicales era muy limitado: no pasaba de ser un ataque eclctico y moralista a la oligarqua, al cul se le aada la demanda de que se instaurase un go-

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    b1crno representativo. El partido operaba sobre la base de cierto nmero de slogans: la abstencin o negativa a par-ticipar en elecciones fraudulentas, y la intransigencia revo-lucionaria o determinacin de repudiar el sistema poltico vigente y establecer una democracia represent~tiva p~; va de una revolucin. Se intent dar a las doctrmas rarucales algn grado de dignidad filosfica relacionndolas con las en-seanzas de Peter Krause, el escritor alemn del siglo XIX. La ideologa radical efectiva estaba fuertemente impregnada de un tono notoriamente tico y trascendentalista. Su nfasis en la funcin orgnica del Estado y en la solidaridad social presentaba un agudo contraste con el positivismo y el spe_n-cerismo de la oligarqua, y a menudo tena notables rerrums-cencias de Krause. La importancia de estas ideas, que ha-bitualmente se expresaban de una manera confusa e incohe-rente, era que armonizaban con la nocin de la alianza de clases que el radicalismo termin por representar, y que ha-bra sido mucho ms difcil de alcanzar si hubiera adoptado doctrinas positivistas.85 , . , Sin embargo, ms importante que lo que de,c1an los radicales era lo que no decan. Uno d~ los rasgos mas. de~~acados del radicalismo a partir de esta epoca fue su ev1tac1on de tsdo programa poltico explcito. Haba .slidas r~zo;ies estrateg1-cas para proceder as. Como el partido const1tuia p~r enton-ces una coalicin, sus Id~res no se mostraban mqy dispuestos a perder la oportunidad de granjearse adherentes a~ndose a determinados intereses sectoriales. En todas las circunstan-cias, el objetivo era evitar las diferencias .sectoriales y poner de relieve el carcter coaligante y agregativo del partido. En un manifiesto de 1909 Yrigoyen declaraba:

    La UCR no es propiamente un partido en el concepto .ID:i!i-tante. Es una conjuncin de fuerzas emergentes .d~ la. op:n10n nacional nacidas v solidarizadas al calor de re1vmd1cac1ones pblicas'. Servirla~ y realizarlas, -restableciendo l~ vida del pas en la integridad de su prestigio y de sus func10.nes, es el programa que formul al congre~arse, y q~e ,ha realizado con fidelidad hasta el presente. Ha sido y sera siempre el centro de los espritus independientes.86

    Y el mismo tema volvi a aparecer en aos posteriores:

    La UCR no es refractaria a ningn inters legtimo, y por el contrario caben en su seno todos los elementos que quie-

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  • ran ponerse sinceramente al servicio deJ verdadero. bienestar del pas. Si no exhibe seductoras plataormas de ciicuns~ancia, es porque al gran partido slo le preocupa e.L estr~cto cumplimiento del sagrado voto generador de su existencia y que seguir animndola perdurableme~te, a despecho de to-das las vicisitudes y de todos los obstaculos: salvar a la Na-cin de los males de todo orden que trae consigo la subver-sin de sus instituciones.87

    Los males de todo orden>> nunca se defini.eron cJaram~nte.: solo se afirmaba que la corrupcin de la oligarqU1~ habia li-mitado el desarrollo del pas. La libertad y expansin de las fuerzas productivas del pas nicamente se al~anzaran. me-diante la democracia presentada por los radicales casi co-mo una panacea para ~esolver los problemas nacio:iales. Su interpretacin del papel del Estado era e~ gran medida nega-tiva; vean en l a un mero agente destmado a ap~rtai: )os obstculos que se oponan al destino de autorteahzac1on de la nacin, como ellos decan:

    Si [el progreso material] no hubiera s~do .P.erturbado. po.r-desastrosas administraciones, y si en el eercic10 de las mstt-tuciones hubieran concurrido armnicamente pueblos .Y go-biernos, la Repblica tendra.~oy en el mundo u~a culmm~n~e representacin por su autonctad moral, y su :iqueza haona alcanzado proporciones que no pueden concebirse, pero ante las cuales seran insuficientes las que hoy reviste.88 .

    Aqu se deja traslucir tambin que los radical~s no a~u~taban a introducir cambios en la economa del pa1s; su obetivo era ms bien fortalecer la estructura primario-exportadora prdmoviendo ~n espritu de cooperacin entre la l~t7 y los sectores urbanos que estaban poniendo en tela de JUlClO su monopolio del poder poltico. Este pas a ser 9uizs el factor que ms alent a los reformadores de 1912 . mterpretar que . la poltica radical no representaba un ~el1gro fund~n;ental para los intereses de la lite, y que el peligro poda disiparse haciendo concesibnes en lo referente al gobierno represen-tativo. d' l di , ' Las metas de los reformadores y de los ra tea es vergian, en cambio en este aspecto: los primeros confiaban en que sur-giera u~ partido conservador rejuvenecido, en tanto que los segundos estaban resueltos ~.remplazar a sus pr~decesores. Y a establecerse como nueva elite gobernante. Teman poco m-

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    ters en el tipo de sistema multipartidario que introdujo la Ley Senz Pea; su propsito era crear un nuevo Estado uni-partidario, propsito que pas a constituirse en uno de los rasgos centrales del populismo radical:

    La UCR es la Nacin misma. [ ... ] La obra que habremos de culminar magnnimamente ha de ser para todos los ar-gentinos, coexistiendo dentro de la vida nacional destinada a imprimir rumbos fundamentales y grandiosos a' la marcha y al porvenir hasta hoy ensombrecido de la Patria.89

    Hiplito Y rigoyen

    La otra importante novedad que puso an ms de relieve e} carcter populista que el partido haba adquirido hacia 1912 fue el surgimiento de Hiplito Yrigoyen como lder. La oposicin de. y rigoyen a la oligarqua derivaba en buena me-

    . dida de las frustraciones personales que haba experimentado . a causa de Roca y sus aclitos. Nacido en 1852, era hijo

    natural de un herrero vasco de la ciudad de Buenos Aires. Su carrera poltica se inici en 1873, cuando Alem, que era tfo suyo, consigui para l el puesto de inspector de polica en el distrito de Balvanera, dentro de la capital. Sin embargo, fue despedido al poco tiempo, acusndoselo de participar en elecciones fraguadas. Reapareci en escena en 1879 como

    c~ndidato a diputado por la provincia de Buenos Aires, y en l:s80 sus servicios polticos fueron premiados con un alto ~argo en el Consejo Nacional de Educacin. Fue entonces gue Roca asumi la presidencia de la Repblica, y tanto Alem c~mo Yr~goyen se vieron impedidos de obtener cargos oficia-

    . les de mas alto rango. No obstante, cuando Yrigoyen conclu-.. y'' su mandato de diputado provincial en 1882 dej la po-. Jtica con suficiente capital cmo para 'instalarse' como inver-

    nador de ganado. Ms tarde adquiri considerables extensio-nes de tierra en Buenos Aires v San Luis.90

    . Palt'a la poca en que se sum a la UC, en 1890, y que co-m,enz a maniobrar con vistas a controlar la UCR, ya tena ?nstante prctica en las tcnicas usuales de manipulacin de letciones. En sus posteriores bravuconadas moraliStas con-fta la oligarqua no faltaba, pues, cierto toque de hipocresa,

    .. ~ 9ue l mismo haba recurrido durante mucho tiempo a nb1les tretas para abrirse paso y capitalizar beneficios entre

  • !as faccioneS' personalistas, explotando sus conexiones con. el fin de hacerse de una notable fortuna. Era un represen-! tante bastante tpico de los primeros radicales, que aspi- . ruban a crear una coalicin popular para restaurar su suerte

    po~. '. ~Q~ gan prestigio a partir de 1900 de una mar:_e:a has-. tante extraa. En lugar de presentarse como un poht1co ca-llejer que atrae constantemente la atencin pblica, como haba hecho Alem, se hizo fama d_~_f!gyra misteriosa. En su carrera se destaca este rasgo singul.ar: salvo en una ocasin intrascendente, a comienzos de la dcada del ochenta, nunca pronunci un discurso en pblico. Para realzar su reputacin de hombre de pueblo ocup en diversas oportunidades otras tantas casas modestas situadas en barrios pobres de Buenos.' Aires. Este hbito, y el apartamiento en que viva, le valieron

    1 el apodo de El Peludo, una especie de armadillo de mu-\ cho pelo y que vive en cuevas cavadas en la tierr~. Pero, ~or

    otro lado, haca todo lo posible para autoconfenrse .un aire de superioridad; entre sus seguidores de Buenos Aires era llamado el doctor Yrigoyen, aunque jams haba obtenido ningn ttulo universitario.91 , Su estilo_p_~lti~':?p~onsist~ e_J] __ l;itac_!g persa~~egociacin cara a cara, que Te permitieron exten er su do!iii-nfo-soEr Ta orgaiiTiacin partidaria y crear una cadena muy eficaz de lealtades personales. Esto estaba mechado con oca-sionales y providenciales gestos de caridad, calculados para apelar a los valores de la clase media de religin catlica ~amana; el mejor ejemplo fue el de las vsperas de las eleccio-nes de 1916, cuando Yrigoyen anunci que en caso de resu!-tar electo destinara su sueldo de presidente a obras de can-dad. Aparentemente, aparte de esto su nica contribucin al partido fue una serie de tortuosos manifiestos, en los cuales los lemas partidarios aparecan revestidos de un manto de retrica moralista. Sirva de ilustracin la siguiente cita, en que Y rigoyen ataca a las diversas facciones asociadas a la oligarqua:

    Todos son iguales, gobierno y grupos politiqueros compues-tos de elementos desechados de las camarillas predominantes y espiando el momento de volver a su se:io. Es :ina descom-posicin de mercaderes donde nada se agita por ideal alguno de propsito saliJdable, sino por mviles siempre menguados [ ... ] . Son reos de los ms grandes delitos que se hayan co-metido en las sociedades humanas [ ... ] . Esa es la Bastilla

    66

    argentina, sobre la cual estallan hoy las fibras ms sonoras del altna nacional. [ ... ] La opinin no le requiere ms que comicios honorables y garantidos [ ... ] como condicin in-4ispensable para volver decorosamente al ejercicio de sus de-techos electorales. Entonces, propios y extraos se asombra-

    . '.f.~n .de la magnitud de ese solo acto, y as se ver la trascen-/'.qental diferencia que hay entre una nacin ahogada por todas ', ~as presiones que la circundan y una nacin respirando en to-. "9 la plenitud de su ser y difundiendo al bien comn su in-tpenso poder vivificante.92

    La constante reiteracin de este tema dot a Yrigoyen de ;~norme fama personal entre los grupos de clase media, ha-. tiendo que se olvidaran en gran parte los detalles ms des-

    dorosos de su pasado. Se convirti en el profeta del partido, .Y su aparente distanciamiento respecto de la lucha poltica

    . ~cotidiana pas a simbolizar la aplicacin de la UCR al ideal :c,lemocrtico y a la creacin de una nueva repblica. Hacia 1'912, Yrigoyen, que por entonces. tena ya sesenta aos, se qaba trasformado en un magnfico estratega poltico. Poco a poco oblig a la oligarqua a conceder la reforma mediante Ja amenaza de la rebelin, al par que ampliaba su control del 'partido gracias a su gran capacidad de persuasin personal y :a sus condiciones para organizar a las masas. El peculiar estilo de Yrigoyen imprimi al radicalismo buena

    . parte de sus connotaciones morales y ticas primitivas, que lr permitieron ganar adherentes en una ola de euforia emo-

    . Conal. Fue asimismo, un instrumento importante para la , ~bnciliacin' de los diversos intereses que el radicalismo haba

    Jh;gado a representar, un instrumento funcional en lo que : fespecta al objetivo partidario de reducir las fuentes poten-

    tiles de friccin entre sus sostenedores y obtener el mximo [poyo posible en distintas regiones y clases sociales. De

  • Estrategia. deda1 movilizacin de Iisas; 1'912..:1916

    .En , 1912, cuando los radicales abandonaron finalme~t!'! su poltica de abstencin y c.ome~~aron a po~~ular, cand1ctat~s para las elecciones, la organizacion del partldo aun no habia terminado. Cierto es que en la mayora de las zonas urb~nas v .rurales de la regin pampeana, y aun fuera de el}a, hab1a a a sazn dirigentes de primera o segunda categ?na, pero e~ partido segua falto de una coordinacin ce~tra'l, .Y; pese ~1 creciente prestigio de Y rigoyen, tampoco tema sufmentes c}i-rigentes aue contaran con reconocimiento en tod? el pa1s. Algunas de las filiales provinciales estaban todav1a ba10 el control de los rivales de Yrigoy:n, de la ~poc.a de Alem. Aun-que se haban establecido comites partidanos permanen~es, fuera de las grandes ciudades no contaban con una or~an!zi cin amplia a nivel local. De manera que ~l ras~': pr~~c1pa del perodo que va de 1912 a 1916 fue la mtensificac1on de la organizacin partidaria. . En este aspecto, la ventaja de los radicales era su vaguedad. El enfoque moral y heroico que tenan de los problemas po- . lticos les 'permiti a la postre pre~entarse ante. e~ el~ctorado como un partido nacional, por encima de las distmc~ones re-gionales y de clase. Todos y cada uno de sus opos~tores se estrellaron contra este obstculo. Haba otro~ parti~os f-pu1ares como el Partido Socialista en la Capital Fe e~a Y el Dem6crata Progresista en Crdoba y Santa F_e, pero nmgu- _ no de ellos pudo trascender, las fror:teras reg10nales, en un .. rada significativo. Fue aqm que y n~oyen. ~emostro su s~- _ .

    :kcidad poltica: luego de 1912 se ~as _mgemo para conve~tir . una confederacin de grupos provmc1ales en una org~mzacin nacional coordinada. Aunque en el pasado los radicales . haban subrayado su disgusto por l_os ac~erdos que c7lebra-bardas distintas facciones de_ la oh7ar9ma, ahora Y ngoyen . :ilic subrepticiamente esa misma tecmca en gran. es.cala pa-ra ganarse el apoyo de los terratenientes de provmcia Y sus seguidores. , 1 La fuerza del radicalismo estribaba en su o.rgantza~1on er; de . plano local y los ampliq contactos con la erarq~1a part1 ~; ria que le ofreca el eletforado. ?,n las ~randes dc1udadedllj) bre todo en Buenos Aires, surg10 un sistema . e. cau 07. de. barrio semejante al de Estados _Dnidos. S1 bien la Lel Senz Pea termin con la compra lisa y llana de los votos,

    68

    los radicales no tardaron en establecer un sistema de patro-nazgo que no era menos til a los fines de conquistar sufra-gios. A cambio del voto cada dos aos, los caudillos de ba-rrio -ncleos originarios del Partido Radical- cumplan gran cantidad de pequeos servicios para sus respectivos ve-cindarios en la ciudad o la campaa. Ligndose a aquellos los hacendados pudieron poco a poco sortear los escollos deri-vados de su falta de contacto con el medio urbano: aunque ellos no controlaran las ocupaciones urbanas, muchos de los dirigentes de segunda plana pertenecientes a la clase media podan obviar esta dificultad gracias a la influencia y el pres-tigio que haban adquirido en su zona. Por ejemplo, a travs de su vinculacin con los dueos de los conventillos tenan cierto manejo 'de la distribucin de las viviendas; su posicin relativamente acomodada haca que estuvieran en condicio-nes de ofrecer prstamos a negociantes en apuros; su carc-ter de abogados o mdicos los pona en estrecho contacto con distintos grupos pertenecientes al nuevo electorado. Ade-ms, se saba que tenan buenas relaciones con la polica 10-cal, y esto los facultaba para dispensar mercedes a todo tipo de pequeas infracciones a la ley. Junto con el cura de la parroquia, el caud]lo de barrio se convirti (sobre todo en la ciudad de Buenos Aires) en la figura ms poderosa del vecindario y el eje en torno del cual giraba la fuerza poltica v la popularidad del radicalismo. En esta tarea colaboraban los comits, organizados segn lneas geogrficas y jerrquicas en diferentes lugares del pas. As, haba un comit nacional, comits provindales (o, en el caso de Buenos Aires, el comit de la Capital Federal), co-mits de distrito y comits de barrio; en perodos de eleccio-nes se aadan una serie de subcomits que atendan zonas menores dentro de cada distrito. Una de las cosas de las que ms se jactaban los radicales era que sus representantes ofi-

    : ciales haban sido elegidos mediante el libre sufragio de los afiliados al partido, con lo cual se evitaban las tradicionales Prcticas personalistas de reclutamiento por cooptacin o

    por status adscrito. Sin embargo, al menos hasta 1916, la . Pauta ms corriente era que el comit nacional y los provin-ciales estuviesen dominados por los terratenientes, y los co-mits locales, por la clase media; en los primeros, el recluta-

    \miento se haca casi siempre por cooptacin, pero en los :comits locales se celebraban elecciones todos los aos, de fas cuales surgan el presidente del comit -en la prctica, .'.dcaudillo de barrio- y gran ni:nero de funcionarios subor-

  • dinados a l. En cada uno de los comits de la ciudad de Buenos Aires se elegan anualmente hasta 108 personas; con frecuencia estas permanecan en sus puestos varios aos se~ guidos, salvo que hubiera ms de un caudillo aspirando al control del aparato partidario, en cuyo caso se producan a menudo violentas luchas de facciones. Los caudillos de barrio explotaban la gran popularidad de los comits para retribuir a sus adictos con cargos fundamentalc mente simblicos, que podan ser utilizados para ampliar el nmero de adherentes. Asimismo, el sistema permita a los radicales extender sus actividades y conexiones a una vasta gama de grupos de cada vecindad, dotando as al aparato partidario de gran penetracin y flexibilidad, e incrementan~ do su capacidad operativa como mecanismo procesador de las exigencias particulares que presentaba el electorado. En 1916 la organizacin partidaria se haba convertido en \In eficaz sustituto de un inexistente programa polco bien de-finido, y, una vez ms, en un dispositivo conveniente para superar los conflictos objetivos de intereses entre los terra-tenientes y los grupos de clase media, y entre distintos sec-tores del electorado. En 1915, un gacetillero radical descri-ba as el papel de los com ts:

    Esa organizacin [la de los comits] efecta una constante propaganda oral que pone al partido en contacto con las ma-sas. As, garantiza, no solo la formacin oor seleccin de los leaders en las diferentes escalas, sino la constante comu-nin de estos con las masas.94

    La actividad de comit akanzaba su punto culminante en poca de elecciones. Amn de las tradicionales reuniones ca-llejeras., la fijacin de carteles en las paredes y la distribucin. de panfletos, el comit se converta en centro de distribucin de ddivas para los electores. En 1915 y 1916, los comits de Buenos Aires crearon cinematgrafos para nios, organi-zaron conciertos musicales, repartieron regalos de Navidad y contribuyeron a las celebraciones de las fiestas de Carna-val. Muchos de ellos tambin fundaron sanatorios centros de asesoramiento legal y bibliotecas, cuyo costo era 'financia-do por los miembros activos. Asimismo, suministraban ali-mentos baratos -el pan radical y la carne radical co-m~ dio en llamrselos-.95 Uno de los comits de la p~rroquia de Balvanera Sur resumi as sus actividades en el ao 1915: durante 37 das se haba distribuido pan en forma

    70

    tgratuita como paliativo frente a un sbito aumento del pre-~dp; la seccin de asuntos legales se haba ocupado de 172 ca-f~ps; se haban impreso 1.000 circulares y 6.000 panfletos de tgiversa ndole, y los edificios de la zona haban sido cubier-.}tos con 7.400 carteles.96 ;Estas actividades evidenciaban algunas de las caractersticas r~~ientes que haba adquirido el partido lUego de 1912. En J:rn91, se haba iniciado como un retoo, en buena medida, rde las facciones terratenientes; desde 1905 haba penetrado

    Y~n los grupos de clase media urbanos; luego de 1912 se con-~yirti en un vasto partido popular que abarcaba muchas re-

    .. giones del pas. Pero lo cierto es que estaba en gran parte gominado por los propietarios de tierras, conservando as su

    , ,carcter inicial de la dcada del noventa: era un movimiento ~e masas manejado por grupos de alta posicin social ms ,que un movimiento de origen popular que. operara impulsado por las presiones de las bases.

    .Estos elementos notorios de manejo y manipulacin desde ~ ~rriba tambin eran evidentes en el carcter amorfo de la

    : ipeologa radical, la cual estaba modulada de modo de ins-. ;pirar en los grupos urbanos la adhesin a una redistribu-

    cin mnima de la riqueza, en vez de inspirarles el anhelo de un cambio novedoso y constructivo: exiga una diferente

    : estructura institueional, la canalizacin de los favores oficia-. "les en direccin a las clases medias urbanas, mayor sensibili-

    1dad por las inquietudes de los consumidores, pero preservan-c:do el sistema social que haba surgido de la economa pri-

    . maria-exportadora. Dada la relevancia de los terratenientes . ,dentro del partido, no es de sorprender que el radicalismo

    no se trasformara jams en un defensor de la reforma agraria b la industrializacin. Su concepcin de la sociedad era una

    .amalgama eclctica de ideas liberales y pluralistas. Atacaba , a la oligarqua con argumentos liberales, porque, como dijo hl].plito Yrigoyen, ella le haba impedido a la nacin res-.pirar en la plenitud de su ser. Pero tambin vea en la co-.runidad un organismo casi biolgico, conformado por par-;tes funcionales interactuantes y obligaciones recprocas. As,

    ;~nnque los radicales proclamaban el precepto liberal de la competencia individual, haba en sus posiciones algo de las tradicionales actitudes conservadoras de jerarqua y armona social. ;~Sto se destaca mejor si se hace un examen ms detenido , pe las tcnicas de politizacin del partido. Como ilustran las

    . ~~c;tividades de los comits, los radicales se apoyaban mucho

    .71

  • en medidas paternalistas, cuya principal ventaja era que po-da emplerselas para quebrar los lazos de los grupos de in-tereses, generadores de divisiones, atomizando al electorado e individualizando al votante. Reflejaban tambin el tenue vnculO existente entre los grupos ms politizados -los ha-cendados y las clases medias dependientes- y las oportuni-dades de empleo productivo en las ciudades. En muchos as-pectos, el _paternalismo era simplemente el medio de hacer extensivas a las masas las tcnicas tradicionales de patronaz-go. Otra de sus ventajas era que permita maximizar los contactos entre el partido y los electores, favoreciendo un reparto de los beneficios, a la vez que minimizaba el conte-nido real de las concesiones. que se hacan. La apeladn a estas tcnicas muestra a las claras, una vez ms, el carcter de coalicin del radicalismo, as como tambin su intento de encontrar un denominador comn entre distintos grupos de clase:

    El pan radical, la leche radical, la carne radical, la semilla radical (y luego el alojamiento radical y el "homestead" ra-dical) demuestran bien que el partido desea esa moderada intervencin del Estado que corrige los rigores del "laissez /aire" econmico para los pobres, los desarmados en la lu-cha, moderada intervencin a la que los ingleses dan el acer" tado nombre de "paternalismo". Es tiempo que un partido poltico, organizado en todo el pas, trabaje por esas cosas y las lleve a cabo con eficacia.97 -

    Estos eran los principios rectores de la conduccin ra:Jic~L Ellos permitieron el mantenimiento de. una estructura e:ar-quica autoritaria en el partido, que constitua una rplica del< equilibrio preexistente de poder y de las estructuras de,status de la sociedad argentina, posibilitando la coexistencia de gru: . pos cuyos intereses eran a veces antagnicos. ~l par qu ofrecan ciertas oportunidades a las clases. medias urb:inas, preservaban la hegemona de l~s terratenientes. Gracias , ellos, los radicales ganaron predicamento en zonas del pa1s dominadas por relaciones cuasifeudales, catalizando al mismo tiempo las aspiraciones de los idealistas universitarios de cla' se media. _,, ! , Principalmente como consecuencia de su gran ubicuidad, l~, UCR gan las elecciones presidenciales de 1916. Sobre un total de 747.471 votos emitidos, obtuvo 340.802 (el 45,6 % ). Aunque no era mayora absoluta, su ms cercan

    72

    contrincante, el Partido Demcrata Progresista solo obtuvo 99 '.O~O v;itos (el 13 % ) . A los fines de la coi'uposicin del coleg10 e1ec~oral que, como en Estados Unidos deba nom-bra~ al presidente de la Repblica, los radicale~ fueron ma-yan~ en la Capital Federal, Crdoba, Entre Ros, Mendoza, Santiago del. Estero y Tucumn, y minora en la provincia de Buenos Aires (donde exista un poderoso aparato poltico controlado por el g?bernador conservador Marcelino Ugar-re ),' Catamarca, Corrientes, Jujuy, La Rioja, Salta y San Juan. As1 pues, los votos radicales se diseminaron ampliamente en todo el pas.

    Relaciones entre los propietarios de tierras y 1a clase media

    Sil.1. e~bargo, alg:inos importantes problemas asediaban al radic~h~mo, el f!rmcipal de los cuales era la rivalidad entre ' l~s distmtas facciones. qu;: procuraban alcanzar cargos gracias

    . l. Cuando se sanc10i;:io la Ley Senz Pea, el propio Y ri-'goyen s.e ~puso al comienzo a .que se abandonara la poltica

    .. abste?,ciomsta, y. durante un t~empo sigui adhiriendo a la rebehon Y a la, li.bertad de accin que esta le conferira en ~~so de lograr exito. ~o obstante, los miembros de su par-tido ? ,~ensaban lo mismo, y a la larga priv la opinin de estos ulttmos. 1a pres~n para participar en las elecciones provino en bue-

    .. na me~1da de. los grupos urbanos de clase media.98 Esto

    . planteo por primera vez la cuestin de si la autoridad den-, t~o del partido le corresponda a los viejos radicales o a )~s ~uev~s grupos de. clase media, y tambin el interrogante ~.e si Y ngoyen . se almeaba con los estancieros que haban ~poyado al partido en la dcada del ochenta o con los diri-gentes medios advenedizos. Por el momento los miem-?tos. ~e clase media ~staban controlados por lo; grupos del patriciado que emergieron a travs de la UC a comienzos de ,!~:dcada del noventa .. En vez ,d~ fundar un partido exclusi-~amente de clase media, esta ultuna haba entrado en com-P,?h~ndas ;on sectores de la aristocracia terrateniente; pero ~.adie pod1a asegurar que este arreglo fuera permanente. ~panto m~s ~reda la clase media, ms pr~visible era que qesarrollan~ . rntereses pro~ios y estara menos dispuesta a ~,ceptar pos1Clones secundarias. Ya en 1912 algunos profeti-

  • zaron que esto originara a la larga la quiebra del radicalism como coalicin: ,.

    Es p~obable que_[. .. ] la clase media llegue progresivamen: te a afirmar su solidaridad; pero su insuficiencia atual ha asegurar an por mucho tiempo el predominio de la das que hasta ahora ha dirigido el gobierno del pas. El otro fa. tor, que tambin impone un verdadero obstculo al triunf poht1co de. la ~lase media .es la falta de dirigentes que tengan c~ara conc1en~1a de sus mtereses. Nuestro partido populah siempre ~a a~:rmado s? credo de.mocr~tico; pero la vaguedad ~e ,la asptracion permite la coexistencia de intereses irreduc-. t1b1es, Y creo que la especificacin de la manera de realizarla producira una escisin dentro del partido. Y lo creo as por~ q.i:e mu~hos de sus dirigentes, por su origen, por su condii c~on social y por su temperamento, tienen intereses contra-' rtos al de la clase media. [ . . . ] El .triunfo del Partido Radical no ha de dar, al menos irt~ mediatamente, representacin legtima a nuestra clase media' Y en. este sentido es previsible que andando el tiempo, y ~ rr;edida que la masa electoral del partido adquiera la concien-. cia de.s,u clase, o bien_ir eliminando a los diputados que por. su acc10n parlamentana no respondan a su inters o bien se producir i:na divisin, dando lugar a la formain de un nuevo partido en el que se afirme su inters de clase.99

    Este probl~~a co~r relevancia en marzo de 1916, durante. l~ convenc1?n re.ahzada por el partido para designar su can, didato presidencial. A la candidatura de Yrigoyen se opusie- ron m:ichos de los antiguos adeptos de Alem en el noventa

    pe~o finalmente aquel logr el triunfo explotando la popu~ . landad de que gozaba en la clase media. Para demostrar c-mo lo apoY_aba est~, rechaz primero la candidatura cuando le f~e otrec1da, y ~~lo la acept cuando los delegados de clase med1.a .~e los co~1tes organizaron manifestaciones frente a su , dom1c1ho. Es:e uego estuvo destinado a reafirmar su Iideraz- go e~ el partido y poner perentorio freno a los esfuerzos de sus r~va!e.s P?r asegurarse posiciones claves.100 Este episodio fue s1grnf1cat1vo: puso de relieve las fricciones existentes en-tre las, dos alas del partido, y dej entrever que y rigoyen ya hab1a comenzado a apuntalar su posicin apelando a los grupos de clase media.

    74

    -i

    'stan adems signos de conflicto de tipo regional dentro partido~ En poca de elecciones no eran infrecuentes epi-

    .,, os tan extravagantes como el que sigue: Jl:i'' kEn la madrugada del da de la eleccin, el coronel Pereira. .~osas [ ... ] invade la poblacin de Villa Dolores ( Cr-doba) al frente de veinte hombres a caballo, procedentes de Jfa' provincia de Buenos Aires. Vienen de poncho colorado, vincha blanca lOl y armados de una larga lanza de caa de puntas afiladas. Despiertan al vecfudario con disparos de :evlver y vivas al Partido Radical e Hiplito Y rigoyen y . '!nueras a Crcano y los salvajes tiranos del gobierno. Esta-blecen guardias en los caminos de acceso y proximidad de las

    ;mesas receptoras de votos. [ ... ] Al principio la poblacin : se retrae de transitar por calles y caminos. Los partidarios . de la Concentracin consiguen instalar las mesas electorales, .logran que la polica arreste a tres o cuatro ponchos colora-, dos .que producan mucho ruido, y desaloje al coronel de la

    casa municipal,_ desde donde intenta ejercer el gobierno. Mu-~hos gritos, protestas y amenazas. Ninguna violencia mate-

    . j:ial. Las lanzas de .caa son un simple smbolo de las pocas ;menesterosas y sangrientas. Antes de medioda el vecindario pierde los temores y concurre tranquilo a las urnas: [ ... ] :~>Pocos das despus se verifica el escrutinio. La Concentra-

    , 'cin triunfa en Villa Dolores por muchos menos votos de los : 'que tiene calculados. Las amenazas, las protestas, el espec->;tculo circense ocasionan efectos en el pueblo.12

    :La invasin del distrito electoral, al paso que suministra un vvido ejemplo de los mtodos que se empleaban para el . sufragio, refleja e1 permanente intento de y rigoyen y sus adictos porrenos por controlar las filiales provinciales. Esto planteaba pocas diticultades en el interior del pas, donde las elecciones eran decididas en gran parte agencindose el favor ,del hacendado del lugar, quien intimidara a sus peones para

    que votasen como l quisiera; pero no ocurra lo mismo en las provincias pampeanas, en las que las filiales contaban con fuertes ncleos propios e independientes. All, la tradicional .rivalidad con Buenos Aires tena antiguas races histricas,

    . de modo tal que el grupo de Y rigoyen era visto como una fuerza extraa, que procuraba minar la autonoma de los 'intereses locales.

    75

  • La importancia de este problema tambin se puso de mani-fiesto (aunque no por primera vez) en 1~16. Al queda.r constituido el colegio electoral, se comprobo que los parti-darios de Yrigoyen no alcanzaban, por escaso margen, la ma-yora necesaria. Fue . preciso negociar los. votos de un g~po de disidentes radicales de la provincia de Santa Fe, quienes antes se haban negado a apoyar la frmula presidencial ~el partido. La cuestin solc: que~~ zanjada despu~s de vana_s semanas de intrigas,103 ejemplificando hasta que punto pn-maban dentro del partido las tensiones re~ionales. La caus~ subvacente en la defeccin de ios santafesmos era que esti-maban que el partido favoreca a los ~ruJ?OS porte~os: De este modo en 1916 se comprob que sl bien el rad1cahsmo era un pa;tido nacional, an no haba logrado superar por completo los antagonismos regionales del pasado. ;

    El radicalismo en la sociedad. argentina: la inmigracin y el capital extranjero En 1916 el radicalismo era en muchos aspectos una especie de partido democrtico conservador, 104 que combinaba la adhesin a los intereses econmicos de la lite con un sentido de identificacin con la comunidad en general. Esto hizo que en el plano ideolgico estuviese im~r~gnado de i.d:a.s , paternalistas y comunitaristas, que le confineron la pos1b1li-dad de proyectarse como una alianza entre 'distintos sect?res. Asimismo, la posicin personal de Yrigoyen le daba cierto aire cesarista y plebiscitario. Tena estrechos vnculos con. las instituciones tradicionales del rgimen conservador, como la Iglesia. Su influencia solo era pequea en e~ eii;cito, ins- : titucin en la que los viejos conservadores segu1an firmemen-te establecidos. . Pese a los indicios de conflictos regionales en sus filas, y aunque slo consigui granjearse las simpatas de una mino: ra de terratenientes, la UCR se aproximab:l' bastante a la alianza que los conservadores haban estado buscando en~re,, los magnates de la lite y los profesi~~ales de clase rn.ed1~, . provenientes en gran medida ?e .fam1has urban~~ de mm1- . grantes. Estos dos sectores prmc1pales eran ~oaugados ~or ' un tcito acuerdo quid pro qua: los terratementes quenan medidas conservadoras y estabilidad poltica, a cambio de

    76

    lo cual se mostraban dispuestos a ampliar el acceso de la cla-se media a las profesiones liberales y a la burocracia. Esto prometa acelerar el proceso de cambio en las universidades y ofrecer una respuesta ms flexible y liberal a los grupos de clase media en la distribucin de los cargos pblicos. Los radicales haban establecido vnculos con la clase media dependiente, compuesta en su mayora de hijos de inmi-grantes, pero no con los inmigrantes mismos, ya se tratase de los pequeos industriales y comerciantes o de los obreros. Esto era en parte un reflejo del hecho de que los viejos ra-dicales del noventa compartan los prejuicios culturales de la ~lite contra los inmigrantes y su agudo temor y desconfian-za hacia los obreros. Ilustraba tambin la forma en que los radicales haban conquistado adictos en el pueblo. Entre los grupos industriales y comerciales haba escasos signos de la creciente presin econmica y social que haba politizado a los profesionales. La pauta general del perodo posterior a 1900 sugera que los grupos de clase media estaban relativa-mente contentos con el papel secundario que les haba tocado

    , en suerte en la vida empresarial. Los problemas se plantea-ban con los grupos de ms alto status, y fue sobre estos que se lanzaron los radicales principalmente. Digamos, por lti-mo, que la posibilidad de establecer lazos efectivos con los

    . inmigrantes tambin estaba desalentada por la Ley Senz. Pea, que haba excluido a estos del derecho al sufragio, de-

    ' jndolos por consiguiente fuera del sistema poltico. En lneas generales, las relaciones entre los radicales y los inmigrantes fueron bastante buenas a causa de que gravita-ban, de algn modo, en la situacin y en las lealtades pol-ticas de los hijos de aquellos; pero, en ocasiones, cuando pen-saban que ello poda beneficiarlos, los radicales no se abste-nan de explotar los sentimientos xenfobos latentes de Ja

    , sociedad nativa. En una proclama previa a la eleccin final . de 1916, El Radical, principal rgano del partido en la ciu-

    dad de Buenos Aires a la sazn, defina en parte al radicalis-mo como ... la lucha del Pueblo Argentino contra el ex-tranjero ingrato, . desagradecido con esta tierra que lo aco-

    . gi.15 Poco despu~ un integrante del Centro de Alma-ceneros de Buenos Aires, formado predominantemente por inmigrantes, declar:

    ... creernos que [para el Partido Radi

  • tal como si ellos fueran los de casa, los aborgenes, cuand son solamente hijos de otros que llegaron primero que n SOtrOS .16

    Finalmente, el radicalismo surgi como el principal movi miento poltico del pas en un momento en que la econom primario-exportadora ya haba alcanzado la madurez. Los la zos institucionales y polticos entre el capital extranjero y l: lite se haban establecido mientras los radicales se hallaban) todava en la oposicin; carecan, por lo tanto, de un contac-' to organizado con los representantes del capital extranjero( pero no hay razones que permitan inferir automticamente( que sus actitudes hacia este deban diferir de las de la oligar"'c qua. Los radicales no eran nacionalistas en lo econmico;i aceptaban y reconocan la dependencia del pas de sus cone-~ ~ xiones en ultramar para contar con mercados y fuentes de inversin. En 1919 un radical prominente se refiri en estos .. trminos, en el Congreso Nacional, a las relaciones comer-ciales de la Argentina con Europa:

    Si por alguna desgracia esas naciones sutrieran un pro- ' longado perodo de depresin [ ... ] cul sera el destino . de la Argentina? [ ... ] Podramos acaso aspirar a ser ricos mientras quienes compran nuestros productos permanecen en la pobreza?.17

    Para los radicales, las cuestiones referentes al capital extran-jero eran las mismas que a veces haban provocado friccio-nes dentro de la oligarqua. Fuera de los beneficiarios direc-tos de las distintas prerrogativas que otorgaba el capital ex-tranjero (prstamos preferenciales y cargos en los consejos directivos locales) , varios otros grupos de la lite sostenan a veces que el precio que pagaban por sus servicios e inver" siones era mayor que el debido. Un ejemplo de este tipo de conflictos fue el surgido en 1915, cuando las empresas bri-tnicas de ferrocarriles elevaron unilateralmente los fletes para trasporte de animales y carga. Ms o menos por la mis-ma poca hubo otros conflictos secundarios semejantes, el principal de los cuales fue la cuestin de si las empresas fe-rroviarias deban abonar las tasas municipales de alumbra-do, barrido y limpieza, de acuerdo con lo establecido por la Ley Mitre de 1907, que rega la administracin de los ferrocarriles.108 Los radicales tuvieron un papel destacado en la campaa sub-

    7&

    . uiente contra las empresas ferroviaria~, y lo justificaro:r; co-0 una variante dentro de su ataque .mas general a la oligar-' a. No es que el capital extranjerc;i fuera en s ,mismo :n~lo .:argumentaban-, sino que la oligarqua. habia penrutido e se estableciera un sistema corrupto de mtereses creados, cual conspiraba contra los grupos nacionales. La cita que roducimos a continuacin, aunque corresponde a una_ fe-

    a algo posterior, ofrece un buen resumen de la actitud redominante:

    !':kos directivos [de las empresas ferroviarias britnicas] (\iempre han tenido en /~u~ ~aja estima la moral de los ~o;.fernos sudamericanos, mchnandose a ver en todos sus ~ctos 'hn mero despliegue de apariencias _que. ocultan la realidad. Recordemos que cuando se estaba. discutien~o la. pres~nte le-:gislacin que regula los ferrocarriles, los. ;li~ectivos i?gleses :inanif estaron en las columnas de los penodicos londmenses 'que los polticos argentinos exigan. un _pre.do excesivo por .su apoyo [ ... ] . Es obv~o que la mfluen.cia preponderante ejercida por los ferrocarriles en la Argentma fue pagada en .suculent~s cheques, pero si tal cosa ocurri, ello pertenece :al pasado .109

    Pese a esto, antes de 1916 los ingleses no consideraban que los radicales pudiesen constituir. una ~1?enaz~ ,fr?ntal a sus intereses. A fines de 1915 un diplomatico britamco, a todas

    . luces ms intrigado y desconcertado por lo que era el ra-dicalismo y por la personalidad enigmtica de su lder. que por cualquier otra c~sa, describa. de esta manera la creciente influencia y popularidad del partido:

    Hiplito lrigoyen brill como un c?m;pirador que exhibi indiscutible habilidad poltica combmada con una notable pertinacia. En los ltimos veinte aos, sus segu~dores lo, han considerado casi como un profeta. Su personalidad esta en-vuelta en un velo de misterio, pero casi todos concuerdan en que sobresale netamente respecto de todos los o~ros adeptos al credo radical. Su poder descansa en el fanatismo que. le profesa la juventud 'del partido. [ ... ] Aparece en pb~ico lo menos posible; jams acept los muchos cargos de gobier-

    . . 1 / f d 110 ... no y otros puestos que e tueron o rec1 os.

    . Esto sugiere que los ingleses adoptabl1!1, en general, las mis-mas actitudes que tenan hacia los radicales los grupos de la

    79

  • lite nacional. ?1 radicalilis.mo ert v~~~ ~~~bl~~d:,~::c;~~ no poroue pusiera en pe gro. e ?r il ltico es-que sus caractersticas orgamzattvdas ly su est ~o~~ca hasta

    b do contraste con to o o que se ta an en aEgul grado en que estas interpretaciones eran acber-entonces. d "f 1 0 de octu re tadas o errneas solo se puso . e mam iest~ ueg esidencia de de 1916, momento en que Yngoyen ocupo la pr la Nacin.

    Sl

    4. Actividad poltica de los obreros en Buenos Aires, 1890-1916

    Los inicios de la historia de la clase obrera en 1a Argentina estn bien documentados por lo que respecta a los principa-

    les acontecimientos en que participaron los trabajadores, pe-ro hay muy poca informacin sistemtica sobre el desarrollo

    . de las condiciones de vida de esta clase. Hay datos parciales .. q superficiales en cuanto a salarios, situacin en las fbricas , i\.vivienda,111 pero tales datos nunca se elaboraron lo suf-. e/ente como para permitir algo ms que simples generaliza-! Ciones acerca de las cuestiones bsicas del nivel de vida de

    ,fo~ obreros o la forma en que este evolucion en funcin de j~riables como el ciclo econmico, la inmigracin, las inver-sones extranjeras y el comercio de ultramar. El resumen ge-hral de este perodo es que las condiciones de vida de la

    ~/ase obrera en Buenos Afres, sobre todo en materia de vi-YJ,enda, dejaban mucho que .desear, si bien los salarios medios

    ~hm comparables a los que se perciban en muchos lugares ~~ Europa occidental y haba en 1a Argentina oportunidades ilativamente mejores para la movilidad social. Pero hacia 'i:'.910, cuando desapareci la frontera contra el indio y la }t~rra comenz a escasear' las oportunidades que se ofrecan f)os inmigrantes declinaron marcadamente. El o.tro factor !)Jtportante que debe tenerse presente es el alto .mvel de as-piraciones de los inmigrantes y la enorme importancia que ~oncedan a la movilidad social, que, aunque exista, muchas ""'" ales permiten inferir que no bastaba para satisfacer tales

    iraciones de manera cabal. Por ltimo, muchos inmigran-ran ex campesinos, y su comportamiento en Buenos Aires

    ede atribuirse en parte a las dificultades que encontraron ra asimilarse a la cultura capitalista urbana. Sin embargo, 'nfasis en la movilidad y en la asimilacin no significa ne-. que para muchos inmigrantes las condiciones de vida eran qsas y en algunos casos miserables, existiendo ciertos gru.-

    .. (en especial los provenientes de las regiones ms atrasa-: de Europa oriental) que ganaban muy bajos salarios. : . es nuestro propsito analizar con detalle en este captulo

  • 5. El primer gobierno radical, 1916-1922

    El curso general seguido por los acontec1m1entos polticos posteriores a 1916 estuvo signado por la relacin entre los ' sucesivos gobiernos radicales y los grupos conservadores de la lite a los que aquellos remplazaron. En un principio, l~ victoria electoral de los radicales en 1916 pareci reflejar 1~ capacidad de repliegue y autoconservacin de la clase gober~. nante tradicional. Aunque fracas el objetivo primitivo de . crear un partido conservador mayoritario acorde con los li; neamientos fijados por Pellegrini y Senz Pea, y el control directo del gobierno pas a nuevas manos, no haba motivos para creer que el poder real de la lite hubiera desaparecid~ o disminuido en grado significativo. El ejrcito y la marina. tenan los mismos comandantes que antes de 1916; los prin; cipales grupos de presin, como la Sociedad Rural, seguan intactos, y miembros poderosos de la lite conservaban arl posiciones estrechamente vinculadas a las empresas forneas,

    El gobierno radical en 1916

    En muchos aspectos, se dira que la oligarqua implemente haba cambiado de ropaje. En el primer gabinete de Yrigo-yen, cinco de los ocho ministros eran ganaderos de la provin .. ca de Buenos Aires o estaban ntimamente conectados con el sector exportador. El ministro de Hacienda era Domingo ;E;, . Salaberry, quien se dedicaba a las exportaciones y a los asun1 . tos bancarios e inmobiliarios.113 El ministro de Agricultura ' designado posteriormente ministro de Relaciones Exteriores, Honorio Pueyrredn, era un gran terrateniente patricio de la provincia de Buenos Aires. El ministro de Marina, Fede-rico Alvarez de Toledo, posea tambin grandes exteQsiones . en Buenos Aires y Mendoza. El de Obras Pblicas, Pablo .. Torello, era un destacado hacendado, e iguales antecedentes tena Carlos Bec, el primer ministro de Relaciones Exterio-

    108

    . .res, quien, al igual que, Pueyrred?-, haba per~enecido ~asta ,:Poco tiempo atrs a p~tidos opositores al radical ~ ~ecu era :el protegido poltico de Estanislao Zeballos, mtru?tro ?e . Relaciones Exteriores de Roca en su segunda presidencia, en tanto que Pueyrredn haba integrado el partido d,e Mi-. tre la Unin Cvica hasta despus de 1912). De ongenes :m~ humildes eran l~s tres ministros restantes: Ra;nn G~-mez (Interior), Elpidio Gonzlez (Guerra) y Jase P. Sah-

    ;nas (Educacin), todos los cuales deban .el ~argo a su con-,.trol del aparato part}dario radic~l en provm~ias claves 1~~an

    . : .tiago del Estero, Cordoba y Ju.uy, resl?~ctlvamente). .~l _vicepresidente, Pelagio Luna, qmen muno en 1~19, tambien

    U;f,ue nombrado gracias a las conexiones que tema en la pro-. :vincia . de Salta. . , .

    :En tales circunstancias los grupos mfluyentes de la elite, . , que finalmente se hab~n resignado al c,am~io de &obierno,

    se vieron alentados a pensar que no habian necho smo dele-gar en la nueva adminiStracin el po?er directo que antes tenan. Los radicales parecan estar gmados, en muchos sen-tidos, por los mismos objetivos generales '!ue , ello? .Y. ser merecedores de continuar el proceso que habia sido iruciado por Senz Pea. El radicalismo an mantena sus rasgos ms conservadores.

    ;Por ejemplo, gran parte de los nuevos gobernantes, y en ~ar. ticular el propio Yrigoyen, eran ms marcadamente clenca-. .ies que la mayora de sus predecesores, muchos de. los cual~s . :haban sido francmasones. En 1918, La Van guardia declaro:

    Nunca como en este momento ha sido mayor la influer:cia de la Iglesia. [ ... ] El props~to . d~l gobierno [es] r.eahz.ar .una poltica inspirada en los prmc1pios de la dem~cracia cris-tiana: de paternal prot7ccin pa~a los obr;;_~os, siempre que

    . estos permanezcan sumisos y resignados.

    1

    Por lo dems, Yrigoyen no se h.aba apod~rado del gobierr:o . : por la fuerza: si ocupaba la primera magistratura, lo debia >'a la cortesa de Senz Pea y de su sucesor, De la. Plaza, tanto '.:.0 ms que a su propio empeo. En 1916 los .radicales apenas .i;i obtuvieron algo ms que el c~rg? de pr~s1de~te de la f;-/ :pblica. En casi todas las pro;rmc~as segu1an siendo oposi-.'; cin, y tambin estaban en m~no~ia en el Cong;eso: en la '' \Cmara de Diputados no cons1gu1eron la mayona hast~ las '.elecciones de 1918, mientras que en el Senado, cuyos miem-.'.J,ros duraban nueve aos en el cargo y eran normalmente

    109

  • elegidos por las legislaturas provinciale.s, los conse:va?ores 1a retuvieron hasta 1922 y aun despues. Por cons1gu1ente, amn de las otras prerrogativas de que todava gozaban, los conserv:;idores seguan manteniendo su predominio en ma-teria legislativa. En 1916 la posicin de Yrigoyen era, pues, bastante. ~bil, y sus medidas de gobierno estaban fuertemente condiciona-das por su relacin con la lite. Tena como mandato lograr dos objetivos generales: en primer lugar, deba apuntalar los intereses econmicos de los grupos terratenientes; en se-gundo lugar deba establecer una nueva relacin con los sec-tores urban~s, que haban sido la mayor fuente de inestabi-lidad poltica desde comienzos de siglo. La razn p~incipal de que los conservadores hubieran fracasado en orgamzar un partido de masas era que haban sido incapaces de adaptar su posicin como productores al imperativo de ofrecer algo con-creto a los grupos urbanos. En apariencia, solo los radicales eran capaces de superar esta dificultad: ellos se haban con-vertido en un partido inorgnico, eludiendo trazar un pro-grama concreto, envolviendo sus objetivos con un velo de re-trica moralista y cubriendo sus compromisos reales con eflu-vios de un paternalismo engaosamente generoso. A esto se : haba aadido la insinuacin continua de que los grupos de clase media tendran en su gobierno un acceso ms amplio a los cargos oficiales. Este principio, que llevaba a los radicales a mediar entre ls; intereses de la lite v los de las capas medias urbanas, fue el que confiri su carcter a la lucha poltica luego de 1916. No es que el nuevo gobierno se lanzara deliberadam:nte a : atacar los intereses econmicos de la lite en forma directa:, como sus predecesores, el gobierno radical evalu sus pro'-'} pos xitos en trminos de su car~cidad para exp~ndir. y c~rt solidar ms bien que para modificar, la econom1a pnmano; export~dora. Es difcil sealar algn cambio sustancia~ en lf trama profunda de la sociedad argentina cuando Y ngoyetl dej6 el gobierno en 1922: el sector exportador segua d.; minando la economa del pas, los sistemas financiero, tribtf"

    : tario, aduanero y el rgimen de la tierra haban permanecid6 inclumes, y las conexiones con los ingleses continuaba. siendo tan slidas como en el pasado. Las realizaciones neC del gobierno radical fueron en verdad muy. pocas, y si . ,,; hubo, o bien complementaron lo hecho anteriormente o bien. fueron meras maniobras que fcilmente podan revertirse. '-'' La ineptitud de los rad.cales para comprometerse en est~ 110

    . poca Coi; .c~mbios ms sustanciales derivaba de que por ser una ~oalic10n de terratenientes y de grupos de da' d' . ~o vJ.culados a la industria, ellos mismos eran ben~fi:~i~~

    mmie iatos de la e~onoma primario-exportadora como . ro-\ . du~tores y consumidores: Apuntaban a fines redistriburivos , : mas. que estru.cturales, siendo su objetivo primordial demo- , ' ?ratizar la s?ciedad de los estancieros racionalizando y ine-{f rando 1 sistema de relaciones polticas y sociales que ha-

    . ta surg~ o de e~la. Lo mximo que se atrevieron a hacer fue , ~nr~duc1r cambios .secundarios en la pauta de distribucin ... e mgreso y u~a i:ueva relacin entre el Estado y los sec-. !tares. m,banos,. fmalidades que se desprenden claramente de .. as s1gu1entes declaraciones del ao 1920:

    [La, ~onstitucin social del pas] no se alcanzar mientras )os gooiernos 1:. se compenetren de su esencial deber de pro-.pulsd lls med10s para. que la justicia discierna sus beneficios . ~ to os os rangos social es. [ . . . ] La democracia no consiste ) rolo e~b.l~ garanta de la libertad poltica: entraa a la vez ~ &. posi ihd~d ?e todos para poder alcanzar un mnimum de ;;.1enestar s1qmera.11a

    En cont~c~o asiduo y directo con el pueblo, con las activi-ades ostt1vas de la nacin, el presidente Yrigoyen dem-rat~ d e verddad, logra lo que nunca pudieron obt~ner los res1 entes e clase; la confianza y el amor de los c; .. d

    ..anos.111 "" a~ stbl doble nfa~is ~1.1 el bienestar y el contacto con el e O ~os esta. ~hc1endo que los radcales apuntaban a lo-

    una mteg:ac1on poltica y una situacin de armona de s, mant~ruendo la es.t~ucti:~a socioeconmica existente 1 1 '

    o pdromov1endo la partic1pacion poltica institucionalizada j ~ra. e los marcos ?e la clase gobernante tradicional. Estos }et1vos cor;npromet1er~n al gobierno con dos grupos claves:

    ~dase media ~e profes1~nales dependientes, que ya antes ,,1916 se .ha~ia convertido en un elemento importante den-

    del rad1cahs~o, y la clase obrera urbana. Los contactos tu':. el gobierno co.r; estos grupos modelaron su relacin

    n la elite 1'. con el capital extranjero. La cudruple relacin .1u7 esto dio .lugar en definitiva pas a ocupar el proscenio tico argentmo hasta 1930.

    . )robl~ma central deriv de la tendencia del gobierno ra-. a a almearse en demasa con los grupos urbanos; cuando

    1,

  • gunda presidencia, a fines de la dcada del veinte, los mi-nistros se quejaran de que los haca esperar das enteros para recibirlos, mientras se ocupaba de una cohorte de j-venes yiudas que venan a reclamar pensiones del gobierno. Era rarsimo encontrar una fotografa suya anterior a 1916. En ocasin de la muerte de su hermano en abril de ese ao, la prensa pudo tomarle algunas fotos que revelaban incon-fundiblemente su gran estatura, aunque el rostro estaba de propsito casi totalmente cubierto por el sombrero; se dice que se opona a que se le tomaran fotografas a causa de sus principios kraussianos, que vedaban reproducir su. alma, pero lo ms probable es que se tratara de una pequea tra-ma urdida para explotar la curiosidad del pueblo. Cuando

    de~cubri la importancia electoral de los medios masivos de .. comunicacin, estas pequeas peculiaridades prontamente : desaparecieron: en 1919 su retrato apareci en carteles pe~ gados de uno a otro extremo del pas. Un militante sindical de esa poca recordaba que durante un viaje que haba reali-zado a las plantaciones de yerba mate, en el norte de las pro-vincias de Chaco y Misiones, con el fin de afiliar gente, sus esfuerzos tuvieron escaso xito debido a que los trabajadores indgenas afirmaron que su corazn estaba nicamente con el Padre de los Pobres, Hiplito Yrigoyen, cuya efigie conservaban como un tesoro en medallones de quincalla que les haban regalado los agentes radicales.182 Algunas ancdotas y habladuras populares servirn para ilustrar mejor el misterio y la adulacin que rodeaban a Yri-goyen. El siguiente relato, proveniente de la provincia de Mendoza, fue puesto en circulacin por un opositor en 1919; se refiere a la relacin del Presidente con el lder radical de esa provincia, Jos Nstor Lencinas. Parecera que solan propalarse versiones como esta, que fomentaban en zonas de poblacin semihispnica, como Mendoza, la visin de su lder nacional y de su caprichosa poltica en estos trminos. anrquicamente apocalpticos:

    Hace ms o menos tres aos, cuando se iniciaba una disi~ dencia con el seor Irigoyen, el doctor Jos Nstpr Lencinasr actual gobernador de Mendoza, cuya amistad fraternal con el presidente de la Repblica es bien conocida y apreciada po todo el pas, ante mis protestas contra el mal gobernante m hizo una revelacin; me dijo textualmente: "Yo tambi .. protestaba contra,Irigoyen, pero hace cuatro noches, cuando me estaba quedando dormido, me habl al odo la voz de un

    114

    . alma muy que~ida: la de mi ~ermano Santiago, y esa voz, en. la forma eterea del magnetismo, me dijo: 'El presidente

    In~oyen no es Hiplito Irigoyen. Nuestro .naestro nuestro a.migo, nuestr~ ~ps~ol, se encuentra actualmente ;n el par-tido de Gualillm, cmdando una majada de ovejas. El 12 de octubre d~ 191~ termin su misin partidaria y patritica.

    En ese mismo dia lleg de la India para reencarnarse en su ~nvoltura hum~na Joaqun Chrisnamurty, alias Alcione, un . JOV~n d~ 28 anos, un verdadero pozo de ciencia, que en la . U;iiversidad de Oxford, a los 14 aos de edad escribi en 8 d~s un marav~lloso libro cientfico, en cuya ;edaccin cual-quier otro hubie;a ,necesitado 3.000 aos; este Chrisnamurty

    es el_.segu~,do D10~. Puede usted creerme", agreg el doctor Lencma~;. cualquier cosa que haga desde la presidencia ser para felicidad de todos nosotr?s; El podr destruir al pas, pero se~uramente lo reconstrmra meior. Es posible que las generacione~ actuales no .le comprendan, pero cuando dentro de, 2.00.~ anos la ,humamdad estudie historia argentina, ten-dra nocion verdadera de este milagroso mandatario".183

    ; Estas ext~avagandas eran poco frecuentes, pero hasta en Buenos Alres aparecan con cierta asiduidad en las reunio-nes pblicas, f.anticos que gritaban frenti~amente: Cuando fu.e presi~ente la primera vez, dej de concurrir,

    ~ramente abs~rbido por la atencin de sus tareas. [ ... ] arios de sus amigos continuaban concurriendo en su calidad e clientes del establecimiento. Entre ellos se contaba el se-

  • @4JJLJ$.ii;;

    ll est~ come~ . poner en peligro la relacin de la lite- con ir cap;tal extran1e~o y 'los mercados de ultramar, desencader

    ommosas expresiones de conflicto poltico. Las dos crisis f e dam~ntales q?e sufri el gobierno radical, en 1919 y 19f se;: vl?culan cU:ecta~ei:te ~ ,un proceso de esta ndole. Al pr pio tiempo, dicha mclinacion de los radicales hacia los sedt res urb,:tnos motiv la supervivencia del conservadorismo' estos anos Y fue la causa de que el intento de la lite d.elegar en aquellos la supervisin de sus intereses termina' finalmente en el fracaso. ri.

    Las tcnicas del liderazgo popular ;A Ha~, sin em~argo, un aspecto en el cual el advenimiento .,Ji gob,i~rno radic~l marc un cambio revolucionario en el estilo polltl~o argentino. La atmsfera cerrada y formal de la oli; garqma fue muy pronto barrida por una oleada de eufori~ popular. Cuar:do Yri~oyen prest su juramento, el carruaj~

    r

    que lo condu~ia fue tirado a lo largo de las calles por adictos suyos proveruentes de los comits de la capital.178 Por su

    : empleo1 de mtodos. no:redosos de conduccin y su dominio so~re una masa p~rttdana co:i ra1:1Jficaciones en todo el pas:

    Yngoyen se hallo en una s1tuac10n muy diferente que sus antecesores. Ya con Roca, Jurez Celman y Figueroa Alcort'a~ -y .en el pasado con Rosas- se haba esbozado una ten-'

    I!) denct~ a la personalizacin de las cuestiones polticas pe. ro .. el estilo de Y ri~o~~n confiri a este elemento una p~sicir . cen~ral. Se conv:1rt10 en convencionalismo aceptado que io~.: radicales prelu~t~ran todas , sus declaraciones y acciones con extensos panegmcos ~.~u hder. Asimismo, los ataques ms. mordaces de . la oposicion estaban reservados al . presidente\ En ~uenos Aires haba un peridico, La Maana (conocido~: partir de 1919 como La Fronda) que se dedicaba exclusiva{ mente a comentar los errores y defectos de El Peludo ccV mo todo el mundo llamaba ya a Yrigoyen: ' ::

    El ~eor Irigoyen ~79 es un simple boss, hbil y sagaz en la~ m~ruobras del comit. Orador, escritor y pensador! [No es' n:,as que] ~.ma .leyenda de mistific~cin que despus de 3Q ?nos de .misterio estalla en ~l gobierno como exponente d ignorancia, de regresin y de caudillaje.180

    112

    mismo tiempo, la personalidad de Y rigoyen siempre cau-gran fascinacin. A pesar del desagrado que les producan mtodos y de la envidia que tenan a su sagacidad pol-

    _, muchos opositores dejaban traslucir una actitud que no \de mera incredulidad por la manera en que el nuevo pre-

    _,t)nte se defenda y manejaba. Un lder de 1a oposicin . servadora, Rodolfo Moreno, declar en 1918:

    .n hombre que no poda salir al debate pblico como con-cuencia de su incapacidad y que necesitaba, para acrecentar ~:u prestigio, rodearse de misterio y esconderse rehuyendo el ~plisis. He ah que la fantasa popular hizo un estadista de ien jams pronunciara un discurso, escribiera un libro, ,P:azara un programa, tuviera un ttulo universitario, hiciera .Yida social [ ... ] poseyera, en fin, alguna de las cualidades qiie destacan en la vida democrtica, que es de discusin y de Jfre examen.181

    ~};: Yrigoyen era, en verdad, un elemento extrao y novedoso en la poltica argentina. Aun despus de ocupar la primera ma-

    gistratura se neg a pronunciar discursos pblicos; durante fo mandato se abandon la costumbre de que el president He la Repblica dirigiera personalmente su mensaje al Con-greso al iniciarse el perodo de sesiones legislativas, para gran

    disgusto de los elementos formalistas de la oposicin conser-Y.adora. En lugar de ello, Yrigoyen redactaba un prembulo al mensaje, lleno de divagaciones en su mayora ininteligibles para los polticos corrientes (esto era a menudo intencional), y que el vicepresidente o algn otro delegado suyo leera an-

    . te el Congreso. Pareca dedicar la mayor parte de su tiempo a confabulaciones con sus colaboradores del partido, las cua-

    ' les no tenan lugar en el palacio de gobierno (la Casa Ro-:: 'sada) sino en su vieja y modesta casa cerca de Plaza Cons- fucin. Sus presentaciones en pblico seguan siendo muy limitadas; casi las nicas oportunidades en que se poda ver-lo era cuando concurra al funeral de algn personaje parti-dario en apariencia secundario. Los partidos opositores lla-maban a esto su necrofilia, aunque puede explicarselo por el

    alto valor que asignaba Yrigoyen a la lealtad para con sus , amistades polticas y por el nfasis que pona en las relacio-,_. nes personales en su conduccin del partido. : Tambin era muy conocida su intensa vida sexual. Aunque nunca contrajo matrimonio, dej por lo menos una 'docena . de hijos, que tuvo con sucesivas seoras. Durante su se-

  • or Crovetto, que fue gobernador de la provincia de Buen Aires y presidente del Banco Hipotecario Nacional. ; Trabajaba como pedicuro en la casa un hombre joven ape llidado Guarino, quien no era el menos expresivo en sus roa; nifestaciones de adhesin al personaje. En circunstancias eni que atenda al Sr. Crovetto, se lament de su inasisten1) cia. . . "Y precisamente ahora que lo necesito", agreg, ~y con seguridad me hubiera atendido en el pedido que desea hacerle". "Si es algo que yo pueda trasmitirle ... ", se ofreciq[ cortsmente el cliente. Guarino, animado con eso, se atrevi\ a explayarse. Una hermana suya se haba recibido de maes~1. tra normal, y haca meses que ambulaba intilmente en su~ gestiones para conseguir una suplencia que le diera ttulos; para poder despus aspirar a un cargo de estabilidad. . . l. Dos das despus de esto, lleg con apuro a la casa de baos el influyente personaje y dirigindose a Guarino le dijo: "S' quese inmediatamente el delantal, pngase el saco y el som-; brero y vngase conmigo" ... Un instante despus, Guarinof que no saba lo que pasaba, iba repantigado en el asiento del lujoso automvil ocupando la diestra .de su protector, rumbo a la Casa de Gobierno. ' Llegados a ella, se dirigieron a la presidencia, y entraron. por una puerta especial sin tener que pasar por la "amansa''; dora", bullente en ese momento, como siempre, de postulan1 tes, funcionarios y legisladores que a veces tenan que esperar meses para ser recibidos. El presidente los aguardaba y al verlos entrar se dirigi rpidamente hacia Guarino y estre" chndolo en un abrazo, le daba palmaditas al mismo tiempo que ]e deca, "Mi querido amigo, no sabe cunto gusto me da verlo por ac .. Y sobre todo sabiendo por lo que me h dicho Crovetto que me necesita y que puedo atenderlo en, el pedido que viene a formularme". ,; Mientras tanto el otro. embargado por la emocin que le. causaba tal recibimiento nada menos que del excelentsim; seor presidente de la Repblica, lloraba como una Magda, l1~na y no atinaba a pronunciar palabra alguna. Cuando logr.. calmarse algo y balbuciente an, pudo dar detalles de lo qu{ quera. Al llamado del primer magistrado acudi un secreta';. ro de Educacin. Fue sacado este .de la "amansadora" en la. que haba recibido la indicacin de permanecer hasta que se ; le necesitara. Una vez en presencia de su jefe, este le present: a su "gran amigo Guarino" en trminos encomisticos, ala: bando su fidelidad y sus condiciones. En seguida le orden; "Vuelva a su despacho y acompese con este sem, a quien

    116

    le, entregar el nombramiento de directora de la escuela N'!. . . para su seorita hermana, fulana de tal". >>.'La cabeza le daba vueltas al protagonista. Se crea soando 'pn un cuento de Las mil y una noches. Y ms cuando al despedirlo, su poderoso amigo agreg: "Mndem~ con Cro-;vetto una lista de parientes que necesitan empleo, y los datos 'gue les correspondan". No fue lerdo el susodicho en el envo que se le haba en-ggmendado, y desde entonces l y su beneficiada parentela, !pdividual y colectivamente, aumentaron el nmero de los f!Ue, como deca antes, gustosos se haran matar en defensa qe su dolo.184

    ~te nuevo estilo de poltica popular ib~ acompaado de na participacin mucho mayor de los grupos urbanos, que a,ntes haban sido relegados a un papel indirecto o slo oca-

    . sional. Los radicales vean en ello el sntoma de un nuevo 'espritu democrtico; la oposicin, en cambio, incluidos los socialistas, solan describirlo como el gobierno de la plebe, ..y aludan a los adeptos de los comits radicales como la .: chusma, afirmando que sus rasgos distintivos eran una ve-nalidad totalmente fuera de lo comn y .un insaciable afn

    de corrupcin. Sea como fuere. la presencia de estos grupos contribuy a

    acelerar la lenta trasformacin que vena producindose en ios partidos polticos desde la dcada del noventa. En todos

    los planos de la poltica, introdujo nuevas pautas y estilos de eontacto entre los polticos y el electorado. Si se exceptan algunas zonas remotas del interior del pas, que vivan en una economa de subsistencia, en todo el resto la actividad dectoral dej de ser cuestin de simple soborno y evolucio- hasta cep.vertirse en un problema de organizacin. de roa- (

    sas; una revolucin paralela tuvo lugar en el arte de la pro-.. Jaganda poltica, y surgi un nuevo estilo de periodismo po-, puiat. Por ltimo, como reflejo de la gama mucho ms am-1plia de demandas articuladas dentro del sistema poltico, el

  • ' tidos personalistas del pasado y comp~rtiendo :n~cha~ de , 1 las caractersticas . autoritarias de los gobiernos oligarqwcos; 1 El medio heterogneo en que le to.c ac?ar y las deman- , das conflictivas a que estaba sometido deaban una perdu- .

    rabie impresin de