dardo scavino la palabra democracia

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Palabra: “Democracia”, por Dardo Scavino emocracia significa soberanía del pueblo, es cierto. Pero los griegos no entendían este vocablo como lo hacemos nosotros. En democracia, para nosotros, el pueblo se gobierna a sí mismo. Los griegos pensaban que gobernaba a los otros: a los nobles, los metecos, los esclavos. Los griegos conocían un gobierno de sí. Lo llamaban enkráteia. Pero no lo aplicaban a los pueblos sino a las personas. Había personas que se gobernaban a sí mismas. Otras, no. Entre estas últimas se encontraban los niños, los locos y las mujeres. Tenían que vivir entonces bajo la tutela de las primeras. Un pueblo, en cambio, no podía gobernarse a sí mismo. Porque un pueblo no era una persona. Ni siquiera era una unidad. Pueblo era sinónimo de multitud o de gran número por oposición a los “pocos” del régimen oligárquico. Había un gobierno de uno solo pero era, como todos saben, la monarquía. Habrá que esperar a Rousseau para que la democracia se defina como el gobierno del pueblo por sí mismo. El ginebrino convierte al pueblo en una persona: para él tiene un solo cuerpo y una sola voluntad. Es cierto que los filósofos griegos solían recurrir a la analogía entre la polis y el cuerpo, porque el soberano era a la cabeza lo que el pueblo a los miembros. Pero en esta analogía se hacía sobre todo hincapié en la división de las partes y las funciones: alguien manda y otro obedece. Cuando Rousseau explica, en cambio, por qué este gobierno de sí es el mejor sistema de gobierno, la comparación del pueblo con un cuerpo tiene un sentido distinto: “Como el soberano está formado solamente por los particulares que lo componen, no tiene ni puede tener un interés contrario a ellos”, de donde infiere que “el poder soberano no necesita una

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Texto sacado del blog de "Escritores del mundo" de marzo de 2015

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Palabra: Democracia, por Dardo Scavino

emocracia significa soberana del pueblo, es cierto. Pero los griegos no entendan este vocablo como lo hacemos nosotros. En democracia, para nosotros, el pueblo se gobierna a s mismo. Los griegos pensaban que gobernaba a los otros: a los nobles, los metecos, los esclavos. Los griegos conocan un gobierno de s. Lo llamaban enkrteia. Pero no lo aplicaban a los pueblos sino a las personas. Haba personas que se gobernaban a s mismas. Otras, no. Entre estas ltimas se encontraban los nios, los locos y las mujeres. Tenan que vivir entonces bajo la tutela de las primeras. Un pueblo, en cambio, no poda gobernarse a s mismo. Porque un pueblo no era una persona. Ni siquiera era una unidad. Pueblo era sinnimo de multitud o de gran nmero por oposicin a los pocos del rgimen oligrquico. Haba un gobierno de uno solo pero era, como todos saben, la monarqua.

Habr que esperar a Rousseau para que la democracia se defina como el gobierno del pueblo por s mismo. El ginebrino convierte al pueblo en una persona: para l tiene un solo cuerpo y una sola voluntad. Es cierto que los filsofos griegos solan recurrir a la analoga entre la polis y el cuerpo, porque el soberano era a la cabeza lo que el pueblo a los miembros. Pero en esta analoga se haca sobre todo hincapi en la divisin de las partes y las funciones: alguien manda y otro obedece. Cuando Rousseau explica, en cambio, por qu este gobierno de s es el mejor sistema de gobierno, la comparacin del pueblo con un cuerpo tiene un sentido distinto: Como el soberano est formado solamente por los particulares que lo componen, no tiene ni puede tener un inters contrario a ellos, de donde infiere que el poder soberano no necesita una garanta ante esos sbditos porque es imposible que el cuerpo quiera perjudicar a sus miembros. El Estado o la Ciudad, agregaba, no es sino una persona moral cuya vida consiste en la unin de sus miembros y su preocupacin ms importante es su propia conservacin, de modo que la voluntad general se definira por ser la fuerza que mueve y dispone cada parte de la manera que ms le conviene a la totalidad. La democracia es la enkrteia del pueblo que nunca se sublevara contra sus propias decisiones: si est en contra de una ley, se limita, como soberano, a suplantarla. Cuando Rousseau intercala en el Emile aquellos mismos pasajes del Contrato social consagrados a la soberana popular y el gobierno de s, les antepone una reflexin sobre la naturaleza de la autoridad paterna. Esta autoridad se justifica naturalmente, dice Rousseau, por la utilidad del nio, su debilidad y el amor natural que el padre siente por l. Si esta debilidad llegara a cesar, argumenta el ginebrino, y su razn a madurar, se convertira en su propio amo, independiente de cualquier otro hombre, incluido su padre, porque el amor del hijo por s mismo es ms seguro que el amor del padre por el hijo, razonamiento que Rousseau extiende a continuacin a ese individuo poltico llamado pueblo. Esta presentacin de un pueblo como un individuo capaz de auto-gobernarse esta definicin moderna de la emancipacin y la democracia no hubiera sido posible sin un desplazamiento previo de la idea de la enkrteia desde la rbita individual a la civil, o de la tica a la poltica, y este desplazamiento lo llevaron a cabo por primera vez los juristas espaoles que justificaron la ocupacin colonial de Amrica alegando que sus pueblos eran como nios incapaces de gobernarse a s mismos y necesitados, como consecuencia, de un gobierno ajeno. Ya no haba, para ellos, solamente individuos menores sino tambin pueblos menores. Entre la democracia griega y la nuestra se encuentra el hecho colonial. Esto explica en buena medida por qu la resolucin 1541 las Naciones Unidas aborda esta cuestin a propsito de los pueblos sometidos a una tutela colonial y por qu tiene tantas dificultades para establecer una diferencia neta entre la democracia y el principio de autodeterminacin de los pueblos. Esto explica tambin por qu, a raz de las controversias en torno a algunos movimientos de emancipacin recientes, los especialistas siguen interrogndose acerca de la extensin y los lmites de ese cuerpo popular, es decir, acerca de cul es la unidad que puede arrogarse el derecho a reivindicar una voluntad nica y, como consecuencia, un derecho a la auto-determinacin. Esto explicara, para concluir, por qu el presidente de la Generalitat de Catalunya, Artur Mas, le responda a un periodista alemn que lo interrogaba hace un ao acerca de la ruptura con Espaa: Los nios, cuando crecen, no quieren romper con sus padres sino vivir en su propia casa. Hicieron falta todas estas ficciones y estos desplazamientos metafricos desde el dominio de los derechos de los individuos a los derechos de los pueblos para que nuestras democracias fueran posibles, y para que muchos creyeran, adems, que esta frgil invencin histrica, y potica, era un principio indeleblemente inscripto en la naturaleza de la humanidad.

Dardo ScavinoBordeaux, EdM, febrero de 2015