DANIEL Y MANUELA RUDA

En el ao 2001 en la pequea localidad alemana de Bochum tuvo efecto un extrao y horroroso crimen. A lo largo de su sensacional proceso penal, ventilado al siguiente ao, los acusados -el joven matrimonio formado por Daniel y Manuela Ruda- trataron de justificar la razn de su delito invocando haber recibido rdenes superiores provenientes -segn ellos- del propio Demonio.

Tambin mencionaron frases de famosos ocultistas como Anton Lavey y Alesteir Crowley, buscando de tal suerte ofrecer una perturbada explicacin a su brutal homicidio. Y es que el salvaje asesinato perpetrado por los cnyuges Ruda configur uno de los ms repugnantes y vesnicos que la mente humana soporta imaginar.

La presa humana del desalmado do devino ultimada en el mes de julio de 2001. Se trat de Frank Haagen, de treinta y tres aos, compaero de trabajo y amigo de Daniel Ruda. Los agresores lo haban invitado a su casa a pasar una velada nocturna, pero en cierto momento Daniel lo atac de improviso con un martillo, aporrendolo repetidamente en la cabeza. Manuela colabor impidiendo la huida del atontado y desesperado Haagen asestndole frenticas cuchilladas en el corazn antes de que ste pudiera trasponer la puerta en entrada.

Mientras su amigo agonizaba cado sobre el piso de la sala de estar, tras la tormenta de golpes y tajos padecida, los sdicos procedieron a quemarle la espalda con cigarrillos y bebieron la sangre que manaba copiosamente desde las numerosas heridas abiertas. Se ocuparon de dejar impresas en la piel de la fallecida vctima las marcas de la estrella de cinco puntas o pentagrama. En unas notas halladas entre sus pertenencias al momento de ser capturados la polica encontr prrafos que explicaban esta conducta en cuanto a los sangrientos grabados.

All se describa el valor mstico del pentagrama o telegramatn como smbolo de dominacin del espritu sobre los elementos de la naturaleza. El matrimonio Ruda comparta la creencia de que cuando se imprima, sobre la piel de una vctima, ese smbolo mgico dibujado con la punta hacia abajo, se invocaba y obtena la proteccin de los tenebrosos. De acuerdo refirieron los homicidas a sus aprehensores, el pentagrama: "Es la Estrella Flamgera, es el verbo hecho carne, y cuando su rayo apunta hacia abajo representa al Macho Cabro"

En su consiguiente juicio criminal estos enajenados insistieron en que actuaron dirigidos por las palabras de sus guas espirituales en materia demonaca inspirndose, en particular, en las ideas propugnadas por los aludidos profetas esotricos Anton Lavey y Alesteir Crowley.

No dieron muestra alguna de arrepentimiento porque estaban convencidos de haber obrado a modo de vehculo de irresistibles fuerzas que los trascendan. La mujer, con la testa rapada y una cruz invertida tatuada encima de su calva, proclam: "No fue un asesinato! Fue la ejecucin de una orden! Satn nos lo orden! Simplemente tena que ser hecho. Nosotros queramos que la vctima sufriera bastante antes de morir".

Ambos desquiciados aseguraron estar persuadidos que una vez fallezcan se trasmutarn en vampiros, alcanzando as la vida eterna. En una de las sesiones de su causa judicial Manuela rog que cerrasen las ventanas del tribunal porque no poda tolerar la claridad de la luz solar, puesto que ella era una criatura de la noche. Tambin relataron haber vivido durante largo tiempo en Escocia e Inglaterra, y detallaron cmo conocieron a vampiros reales en Londres.

Acostumbraban vagar en horas nocturnas por los cementerios en ruinas y por los bosques. Habran dormido dentro de atades enterrados, y disfrutaron con esa sensacin. La asesina, en especial, refiri que dos aos antes de cometer el crimen haba pactado con el Diablo, a quien entreg su alma en estricto acatamiento de los compromisos asumidos. El demencial asesinato por el cual fueron condenados representaba parte ineludible del convenio satnico arribado con el Prncipe de las Tinieblas.

El tribunal provincial de Bochum no tard en pronunciar sentencia. Se sancion a la perturbada pareja a purgar un total de quince aos de crcel, as como a recibir tratamiento psiquitrico hospitalario hasta que muestren sntomas de recuperacin de sus severos trastornos mentales; progreso que dara la impresin de resultar muy poco factible, a la luz de los hechos.

Sin embargo, algunas de las respuestas brindadas por los encausados al contestar preguntas del fiscal no parecieron sugeridas tanto por la locura cuanto por el cinismo. Por ejemplo, Daniel Ruda se declar inocente y requiri que lo dejaran en libertad en forma inmediata alegando constituir una mera herramienta del Maligno.

En apoyo de su peticin el imputado ofreci a jueces y jurados el prfido razonamiento de que: "Cuando un borracho provoca un accidente de trnsito, a nadie se le ocurrira acusar al automvil".