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“¡¡¡NO!!!” Y lloraba, lloraba, lloraba...

“¡Que disgusto! ¡ No está a su gusto!” “¿Habrá sido un susto?”, dijo un soldado robusto.

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Y justo en ese mo-mento, la Princesa (sin esperar siquiera a que le preguntaran) se puso de pataleta. Un bufón desespe-rado al sentir en sus pro-pias carnes las piernas de la Princesa que le patale-aban, dijo: “Yo, yo, yo, yo,yo ...”

No podía salir de esa monotonía palabrerística, pues su tartamudez se lo impedía . Le bastó un solo bastonazo del Rey, en el suelo, para tran-quilizarse y cantar: (a ritmo de Rap): “Humor has de tener Para la sopa poder comer”.

Aquel bufón acabó con el cuerpo magullado y por separa-do.