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Cristóbal Suárez de Figueroa y la oratoria sagrada de la España de Felipe ITI. (En torno al alivio TV de El Pasajero) por F r a n c i s CERDAN (Universidad de Toulouse-Le Mirail) Aun no se ha escrito el pormenorizado estudio que merece- rían la personalidad y la obra de Cristóbal Suárez de Figueroa, si bien, en estos últimos años, interesantes monografías han ve- nido perfilando con mayor nitidez algunos rasgos del que la críti- ca ha tildddode "maldiciente universal" (1). Ni siquiera su obra (1) Sobre Suárez de Figueroa se puede consultar la siguiente bibliografía : H. A. Rennert, Some documents on the Ufe of Suaves de Figueroa, en Modem Langua- ge Notes, volumen VII, 1892, pp. 398-^10 ; J. P. Wickersham Crawford, Life and Works of Suaves de Figueroa, Filadelfia, 1917, traducida y añadida con numero- sas notas por Narciso Alonso Cortés, Valladolid, 1911 ; Narciso Alonso Cortés, Miscelánea Vallisoletana, 4a serie, Valladolid, 1926, pp. tl-5t3 ; A. R. Rodrí- guez-Moñino, Bibliografía inédita de Cristóbal Suaves de Figueroa, en Revista del Centro de Estudios Extremeños, vol. III, 1929, p . 265 ; Joaquín de Entram- basaguas, Una. guerra literaria del siglo de ovo, Madrid, 1932 ; John Dowling, Un envidioso del siglo XVII ; Cristóbal Suárez de Figueroa, en Clavileño, 22, 1953, pp. 11-16 ; María Ángeles Arce Menéndez, Cristóbal Suaves de Figueroa, Madrid, 1983 ; Emilietta Panizza, EX Pasajero de C. Suávez de Figuepoa, Padua, 1983. CESDAN, Francis. Cristóbal Suárez de Figueroa y la Oratoria Sagrada Je la España de Felipe III. £n torno al alivio IV de "El Pasajero". En Criticón (loulouse), 5P. 1987- pp. 57-99.

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Page 1: Cristóbal Suárez de Figueroa y la oratoria sagrada de la ... · SUAREZ DE FIGUEROA Y LA ORATORIA SAGRADA 59 Este pasaje, en la edición de Rodríguez Marín, ocupa doce páginas,

Cristóbal Suárez de Figueroa y la oratoria

sagrada de la España de Felipe ITI.

(En torno al alivio TV de El Pasajero)

por Francis CERDAN

(Universidad de Toulouse-Le Mirail)

Aun no se ha escrito el pormenorizado estudio que merece-rían la personalidad y la obra de Cristóbal Suárez de Figueroa,si bien, en estos últimos años, interesantes monografías han ve-nido perfilando con mayor nitidez algunos rasgos del que la c r í t i -ca ha tildddode "maldiciente universal" (1). Ni siquiera su obra

(1) Sobre Suárez de Figueroa se puede consultar la siguiente bibliografía : H.A. Rennert, Some documents on the Ufe of Suaves de Figueroa, en Modem Langua-ge Notes, volumen VII, 1892, pp. 398-^10 ; J. P. Wickersham Crawford, Life andWorks of Suaves de Figueroa, Filadelfia, 1917, traducida y añadida con numero-sas notas por Narciso Alonso Cortés, Valladolid, 1911 ; Narciso Alonso Cortés,Miscelánea Vallisoletana, 4a serie, Valladolid, 1926, pp. t l-5t3 ; A. R. Rodrí-guez-Moñino, Bibliografía inédita de Cristóbal Suaves de Figueroa, en Revistadel Centro de Estudios Extremeños, vo l . I I I , 1929, p . 265 ; Joaquín de Entram-basaguas, Una. guerra literaria del siglo de ovo, Madrid, 1932 ; John Dowling,Un envidioso del siglo XVII ; Cristóbal Suárez de Figueroa, en Clavileño, n°22, 1953, pp. 11-16 ; María Ángeles Arce Menéndez, Cristóbal Suaves de Figueroa,Madrid, 1983 ; Emilietta Panizza, EX Pasajero de C. Suávez de Figuepoa, Padua,1983.

CESDAN, F r a n c i s . C r i s t ó b a l Suárez de F igue roa y l a O r a t o r i a Sagrada Je l a España de F e l i p e I I I .

£n t o r n o a l a l i v i o IV de " E l P a s a j e r o " . En C r i t i c ó n ( l o u l o u s e ) , 5P. 1987- p p . 5 7 - 9 9 .

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maes t r a , El Poiajeio, v ivo cuad ro de l a soc iedad españo la d e l p r i -mer tercio del siglo XVII, puede ser adquirida hoy en librería,ya que todas las ediciones se han agotado desde hace ya muchosaños (2).

En esta obra, Cristóbal Suárez de Figueroa aprovecha lafecunda tradición de la l i teratura dialogística en España que,a raíz de la influencia de los Coloquios de Erasmo, produjo tantasobras cumbres como e l Diálogo de. la lengua o e l Viálogo de Ue>icu>Uo yCaftán de los hermanos Valdés, los coloquios sat ír icos de Torquema-da o El viaje entretenido de Rojas. En El Vaiajelo, en efecto, Figue-roa entronca su peculiar costumbrismo novelesco con formas desátira dialogada para presentar la realidad social en la que vi-vía, con el agudo propósito de enseñar y corregir a sus coetá-neos, induciéndoles a provechosa enmienda. Reunidos por el azar,cuatro personas caminan de Madrid a Barcelona donde piensan em-barcarse para I t a l i a . Discurren a lo largo del camino en "sabro-sos entretenimientos" y aprovechan los descansos de la etapa paraentrecambiar opiniones y relatos . De ahí nacen los diez "alivios"que componen la obra. El Doctor, que casi siempre lleva la vozcantante, es clara representación del propio Suárez de Figueroa,pero también son portavoces del autor el Maestro (teólogo, iden-tificado por la c r í t ica y en particular por Joaquín de Entramba-saguas (3) como Torres Ramila, el enemigo de Lope de Vega y autorde la Spongia), Don Luis (joven enamorado y aventurero que quierededicarse a la vida militar) e Isidro (orífice o platero). Estoscuatro personajes, que representan los estados, clases o tiposde la época, conversan sobre multitud de temas, pero preferente-mente los comentaristas modernos han querido destacar todo loque toca a perspectivas de cr í t ica l i t e ra r ia y, sobre todo, apoesía, prosa de ficción y teatro. No entraremos aquí en estedilatado campo ya recorrido por varios investigadores, sino quecentraremos nuestra atención en un punto particular que hastaahora no ha merecido el debido interés y que es la oratoria sa-grada. En efecto, gran parte del alivio IV versa sobre la predi-cación española tal como se ejercitaba en los años inmediatamenteanteriores a la publicación de El Paóajeao (1617) y que representanel período central del reinado de Felipe I I I .

(2) Las tres ediciones modernas y agotadas son las de Francisco Rodríguez Ma-rín (Madrid, Biblioteca Renacimiento, 1913), de R. Selden Rose (Madrid, Socie-dad de Bibliófilos Españoles, 1914) y de Justo García Morales (Madrid, Agui-lar, 19H5). Nuestra colega María Isabel López Bascuñana, de la Universidad delas Islas Baleares, anuncia una próxima edición crítica.

(3) Véase su estudio ya citado, una guerra literaria...j tomo I, pp. 2H8-249.

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Este pasaje, en la edición de Rodríguez Marín, ocupa docepáginas, de la 116 a la 129, y puede articularse en cuatro movi-mientos sucesivos :

1) Vienen, primero, generalidades sobre la predicación,la ignorancia del clero y los vicios modernos de la oratoria sa-grada, en particular la "impertinencia" de la elegancia.

2) En el segundo movimiento, más didáctico, el Maestro enTeología expone el arte y el método de formar un sermón, en undiscurso muy teórico al principio (pp. 117-121), llegando a pun-tualizar doce clases de sermones y entrando luego en la prácticay los ejemplos (pp. 121-124).

3) Después de una transición que reanuda con la realidadsocial contemporánea, se vuelve a las generalidades sobre la ora-toria sagrada y a las cualidades necesarias a un gran predicador :la dicción, la presencia, el "aparato" o pompa (pp. 124-126).

4) En fin, se discurre sobre la importancia "social" dela predicación, la "puesta en escena" y la "promoción" de un ser-món : el predicador y el artífice del éxito.

Antes de entrar en el análisis de estos cuatro movimientosy de comentarlos punto por punto, conviene recordar que en otrasocasiones Cristóbal Suárez de Figueroa dedicó su atención a laoratoria sagrada. En efecto, podemos señalar como antecedentedirecto de este pasaje el final del discurso I I I de la Plaza lurU.-vdteal (4), que, podemos recordarlo, es una directa adaptación dela Piazza anivélale, de Tomás Garzoni (Venecia, 1584). Si, en otrasocasiones, Suárez de Figueroa "adapta" su modelo toscano, aquí lotraduce fielmente, casi palabra a palabra, permitiéndose tan sólohacer a veces la economía de las citas lat inas. Así que no hayque buscar precisa originalidad a las opiniones desarrolladas porSuárez de Figueroa en la Plaza univeUal, ya que son, ni más ni me-nos, las de Tomás Garzoni. Para patentizar la fidelidad y losméritos de la traducción de Suárez de Figueroa, me limitaré atranscribir las primeras líneas del modelo toscano antes de co-piar a continuación el texto castellano. Garzoni escribe :

. . .Al ultimo (peA {¡inii qauto diAcuMo\ i. PKedicatoii de¿ Venbod'lddio iono pKuidenti d'un uf¡{¡i.cÁ,o pía p>U.ncA.patí, che. nella ChLe.iaiia, i¿ come, i'ha ni Canoni {Extia de Haeretici, capit. "cwr\ ex iniunc-ta") . Sonó chiamati pe-t ta loho zcc.eie.nza. Pho^eXi da San Gie.goiio net4uo paitoiate, iopia qutt poiAio di Hiexemia (Profetae tui videruntt ibí falsa) pilche, eai ph.enoncA.ano le coóe {¡utuAt, a¿oz la %la>ila di

(<0 El t í tulo completo es : Plaza universal de todas ciencias y artes, Madrid,1615.

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ed le pznz ai cattivi. Sono anco detti. Angelí dall'iAtUio netttigziJjnoquaM.0 de' iuol monali, peí eazn. noncll d'ldd¿o iecondo ÜLdztto dit PKo^Zta : Annuntiaverunt opera Dei et facta eius in te l l e -xerunt. Ed Quel iette Angelí, che pneao à GiovarU nell'Apocaliaecantano con le iettz tnombe., iigni.^lcano i Pnedicatoni ne'iette itatldelta Chima pnzúlcantl coa diveme, le qua.ll ion compneiz nelle pa-lote, dzlla pnedicatione. tolo, como in qu.il luogo iiponz beniaimo HugoCandlnale iono anco illuitnl peh quuto, che 1'uü-icÁo loto é un'uH-i-c-Lo Apoitollco, eióendo ¿tato -ímpo&to lo>io da. CkMito. Euntes in uni-versum mundum praedicate Evangelium omni creaturae. Anz-t (chí magg-ioAdlgnltii ed giandizza] i ítato u¿d-¿clo di CfoUéto -iitzno, che l'haUieicitato In quzito mondo con tanta gfiav-íta ed peidecXÁone quale aliogetto ed alVtxfá-icÁo conveniva.

Suárez de Figueroa traduce así :

. . . LOÓ Vuedi.cadoKeti di la. patabAa de V¿ot> pneí-iden en el m¿n¿t>te -Kio máó pxÁntlpal que ay en la Iglu-La, iegún ¿e colige de loi SacfioiCánonu. Llmóloi San Gtegonio poK ÍU excelencia, PtiodeXai, ¿andadoen el tugan de Jeiemía : Profetae tu i viderunt t ib i falsa ; polqueloi miimo-i pronuncian ¿ai COÍOÍ, venido.>uxi, eito e¿, la gloria a loibueno-6, y la. pena a loi mxlob. Tamblln loi llama kngzlei, po>i ieh Wun-doi de Vloi, iegún el Vw^eXa. : Annuntiaverunt opera Dei e tc . V aque-lloi ilete kngzlei quz en zl Apocalipi-i cantan con tai ilztz fiompe-tai, i¿gn¿i¿can loi miAmoi Vn.zdicadoh.ei en loi iizte eitadoi de laIgleiia, campnzhendldoi en IOA palahnai de m pn.edica.clan, como enaquel tugan, expone con agudeza Hugo Candenal. Son aii ituitnei, enKazûn de ien m oficio Kpoitólito, y ondenado pon Chniito, quando di-xo : "Id, y pnedicad zl Evangelio pon. todo el univemo a toda ciiatu-na". Antei [pana iu mayon. dignidad y gnandzza) ¿uz oficio del miimoChnÁAto Rzdenton. NueitAo^, quz le exencld en el mundo con la gnavedady pen^ecclón que convenía al iuj'eto y miniitenio.(Véase más abajo el apéndice n ' I I ,

Al e s c r i b i r El Paiajeno, inmedia tamente después de l a p u b l i -cac ión de l a Plaza UniveMal, Suárez de F igueroa t e n í a e l d i s c u r s ode Garzoni muy p r e s e n t e a l a memoria. Asimismo, y t a l vez en g r a -do aún mayor, v o l v i ó a v a l e r s e de l a s i d e a s de Garzoni muchosanos mas t a r d e , cuando e s c r i b i ó un ViiCuAiO iobne la pnedicaclo'n delSenon Van Fnay Diego López de Andnaaa, Anzobiipo de Otnento (5) , que s a l i ó im-

(5) Fray Diego López de Andrada (o Diogo Lopes de Andrade), nacido en Azambuja(Portugal) en 1569, había tomado el hábito de agustino en Perpiñán en 1590.Enseñó teología en Lérida y en Braga. Fue nombrado Predicador Real por FelipeIV y después obispo de Otranto.

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preso en los preliminares de un libro publicado en Ñapóles en1633 con el siguiente título : Th.aA.adoi, de ta puAÍH-íma. Concepción deta VÁigen Señoría, ñau fia... iacadoi de loi ienmone* que piedícó en ta Coitede \Aadhid Von Fiay Viego López de Andiada... y compaeitoi pan. et P. Maeít/iotiay GehórUmo de Kndiada..., en Ñapóles, por Lázaro Escorigio, 1633(véase más abajo el apéndice n° 2). No se necesita un minuciosocotejo para llegar a la conclusión que este dicurso, muy pocooriginal y de ninguna manera específico de la oratoria de FrayLópez de Andrada, está hecho de retazos de la obra anterior.

Pasemos, pues, ahora, a Et Pa&ajeio. No se sabe, a cienciacierta, cuándo exactamente lo escribió Suárez de Figueroa. En1615 "...solicitó de las Cortes que le ayudaran pecunariamentepara imprimir un libro —acaso Et Paia/eto—, pero que le fue dene-gado, aunque don Lorenzo Ramírez de Prado y don Fernando Vallejoopinaron que se le diera lo que fuera el coste exclusivamente"(6). Pero lo seguro es que el libro acabó de imprimirse el 16 denoviembre de 1617, siendo la licencia del 24 de julio del mismoaño. Podemos suponer que hasta bien entrado este año de 1617,Suárez de Figueroa siguió completando y limando su texto, incor-porándole datos y alusiones a acontecimientos de la realidad so-cial muy contemporánea.

Para enfocar correctamente el alivio IV y lo que en éldice Suárez de Figueroa, conviene examinar un poco el marco his-tórico en el que se sitúa, y recordar, aunque sea rápidamente,la evolución de la oratoria sagrada en el Siglo de Oro. Si segui-mos el cuadro (todavía válido) propuesto por Miguel Herrero Gar-cía (7), que divide la oratoria sagrada del Siglo de Oro en cincograndes períodos, llamaremos "Edad heroica" la segunda mitad delsiglo XVI que abarca el reinado entero de Felipe II , "Edad de Oro"los primeros años del reinado de Felipe III (1598-1614), antes dellegar a la "Época de Paravicino" que empieza con los primeroséxitos del Trinitario. Se puede subrayar que la publicación de EtPaiajeio coincide exactamente con el nombramiento, en noviembre de1617, de Fray Hortensio Paravicino como Predicador Real por FelipeIII, nombramiento que era el reconocimiento de una fama ya bienestablecida (8). Cristóbal Suárez de Figueroa no es gran novador

(6) Véase Joaquín de Entrambasaguas, ob. cit., t. I, p. 191.

(7) Véase el Ensayo histórico sobre la Oratoria Sagrada Española de los siglosXVI y XVII que sirve de introducción a su Sermonario clásico, Madrid-BuenosAires, Escelicer, 19^1.

(8) Véanse mis trabajos : Elementos para la biografía de Fray Hortensio FélixParavicino y Avteaga, en Criticón, n° k, Toulouse, France-Ibérie Recherche,1978 y El predicador y el poder, en Áreas (Revista de Ciencias Sociales),n° 3-ií, Murcia, 1983.

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cuando enfoca e l problema de l a p r e d i c a c i ó n ; Podemos d e c i r que ,ya a lo largo del siglo XVI, la oratoria sagrada fue el objetode ininterrumpidas confrontaciones y discusiones de las que salie-ron muy abundantes obras de preceptiva. El examen de estos trata-dos del "Arte de predicar" es una excelente vía para llegar a com-prender lo que fue la predicación en el siglo de Oro. Remitimosaquí a los trabajos de varios investigadores (9). Podemos resumirdiciendo que, en una primera etapa, se creyó que para ser buenpredicador era suficiente estudiar y poner en práctica las pre-ceptivas de los grandes clásicos : Aristóteles, Horacio, Cicerón,Quintiliano... Luego, bajo la influencia del Beato Juan de Ávila,se inició una reacción anticlasicista, que insistía en el carác-ter divino de la predicación. Según la acertada fórmula de HerreroGarcía : "Como Lope se hizo su Nuevo Arte de hacer comedias, lospredicadores españoles se hicieron su nueva preceptiva oratoria"(10). Dentro de esta corriente, San Francisco de Borja escribióun Tintado bizvo, del modo de pKQdícan. el Santo Bvangutio. Pero e l verda-dero faro de la preceptiva oratoria del siglo XVI fue Fray Luisde Granada, quien llegó al mayor equil ibrio, armonizando las doscorrientes anteriores y aunando los preceptos clásicos con el fer-vor apostólico. La Re-to'̂ íca ectuíáitica de Fray Luis de Granada in-tegra perfectamente todos los tratados anteriores a e l la , escritostanto en la t ín como en castel lano, y servirá de matriz a todos losposteriores.

Los grandes nombres de la predicación de este período sonharto conocidos por t ra ta r se de santos varones llevados a losa l ta res . Acaudillados por el Beato Juan de Ávila, forman grupoSanto Tomás de Villanueva, San Pedro de Alcántara, el Beato Alon-so de Orozco y San Francisco de Borja. El gue domina toda estasegunda mitad del siglo XVI por su apostólica persona y su pala-bra de fuego es Fray Luis de Granada. Predicador por antonomasia,ese hijo de Santo Domingo ha dejado abundante posteridad. Susobras han sido difundidas por la imprenta. Influyó en sus herma-nos de hábito, Fray Alonso de Cabrera y Fray Agustín Salucio,

(9) Por una parte, se pueden consultar los estudios preliminares de MiguelHerrero García a su Sermonario clásico ya citado en la nota 7, del padre Ol-medo a su edición de la Instrucción de Predicadores, de Francisco Terronesdel Caño, en los Clásicos Castellanos, n° 126, Madrid, Espasa-Calpe, 1946, ydel padre Alvaro Huerga a la edición de los Avisos para los predicadores delSanto Evangelio, de Fray Agustín Salucio, Barcelona, Juan Flors, 1959, y porotra parte, los dos libros de Antonio Martí, La preceptiva retórica españolaen el Siglo de Oro, Madrid, Gredos, 1972, y de José Rico Verdú, La retóricaespañola de los siglos XVI y XVII, Madr id , C . S . I . C , 1973 .

(10) Oh. c i t . , p . IX.

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asi como en el mercedario Fray Hernando de Santiago (11). A lamisma época pertenecen los franciscanos Fray Antonio Alvarez,Fray Baltasar Pacheco y Fray Alonso de la Cruz. Podemos copiaraquí la opinión eje Herrero Garcia :

Tadoó Qóioó imigneipAedicadoKei deliiglo Xl/Z, poseen el iecie-to de pK.odu.oxK obiai a/rfiiticai iin pK.opon€uelo. Entonen no ie pen-iaba en uchibiK bien ; ie eiCAibia espontánea, e ingenuamente, y ie-iultaba bien y aichibién. Todavía aquel alte iin unte de. la primitivaohatoKÁa no canece de tunaAei que a^ean iu belliiima iaz. E¿ un to-hJiente que aiAait/ia muckai pepitai de OKO, zntKe ¿ai cuate-i naeda talcual pK.e.diwico dufia y t,in pulimento. Pelo eàtoi deicuidoi, ¿ cómo nopZAdonaAloi en compensación de tantoi adeKtoi ? 112)

Podríamos añadir algunos nombres de predicadores célebresdel reinado de Felipe I I , a veces pertenecientes a los círculoscercanos al soberano, como García de Loaysa, que murió Arzobispode Toledo, o Don Francisco de Terrones del Caño, que se distin-guió como preceptista y que tardó mucho en recibir una sedeepiscopal, porque Felipe II quería tenerle a su lado como predi-cador .

Poco después de la muerte de Felipe I I , un librero madri-leño, Juan de Lequerica, publicó un libro que reunía doce oracio-nes fúnebres predicadas en las diferentes ciudades de España paralas honras del difunto rey (13). Esta antología es muy represen-tativa del estado de la oratoria sagrada al finalizar el siglo yejemplifica las características de los principales predicadores.

Al subir al trono Felipe I I I , se inició otra etapa, sinque se notara verdaderamente una ruptura. Por lo general, lospredicadores siguen fieles a la línea trazada por Fray Luis deGranada. Empiezan a ser conocidos algunos religiosos que habían

(11) Para Fray Agustín Salucio, véase la nota 9. Los sermones de Fray Alonsode Cabrera han sido edi tados modernamente por Miguel Mir, en la N.B.A.E.n° I I I , Madrid, 1906. Sobre Fray Hernando de Santiago puede consul ta rse e lestudio del padre Quintín Pérez, Fray (fernando de Santiago, predicador delSiglo de Oro (15S7-1639), Madrid, C.S.I .C. (Anejo XLIII de l a R.F.EJ, 1949.

(12) Ob. c i t . , p . XXVII.

(13) Sermones funerales en las Honras del Rey Nuestro Señor don Felipe II,recogidos por Juan Xñiguez de Lequerica, En Madrid, 1599. Véase el estudio deAndrés Soria : Una antología de sermones fúnebres a Felipe II, en el Homenajeal Profesor Emilio Alaraos García, Valladolid, 1967, tomo II, pp. 455-182.

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emprendido el vuelo antes de la muerte de Felipe II. Nombremosa los principales : Fray Diego Murillo, Fray Basilio Ponce deLeón (sobrino de Fray Luis), Fray Martín de Peraza, Fray Jaimede Rebullosa, Fray Pedro de Valderrama, Fray Cristóbal de Fonse-ca, Fray Diego López de Andrada, Fray Tomás Ramón, Fray Cristó-bal de Avendaño... Todos estos predicadores, además de conocergran éxito de auditorio cuando predicaban, pusieron especial em-peño en dar a la imprenta importantes sermonarios que agrupabanlos sermones de manera temática (sermones de Santos, por ejemplo,o funerales) o según el desarrollo del ciclo litúrgico (Advien-tos, Cuaresmales, Fiestas de Cristo...). Pero el predicador quealcanzó entonces la mayor notoriedad fue el jesuita JerónimoFlorencia. Se había distinguido predicando las honras fúnebresdel Arzobispo de Toledo, Don García de Loaysa, en 1599, y, pocodespués, las de la Emperatriz María, en el Colegio Imperial, en1603. Se le encargaban muchos sermones de ocasión en los aconte-cimientos extraordinarios de la vida de la Corte o de la Villa.Fue nombrado, además de Predicador Real, confesor de los Infantesy él fue guien ayudó a morir a Felipe III, predicando despuéslas honras fúnebres.

La oratoria sagrada alcanza entonces el apogeo de lo quese ha llamado su "Edad de Oro". La floración de predicadores decategoría es más nutrida gue nunca y casi todos llegan a un nivelartístico muy satisfactorio. Por lo general, el estilo que culti-van es limpio y sencillo, lo que no excluye vigor y elegancia ;casi todos, en los prólogos a sus sermonarios, insisten sobrelos problemas de la expresión y de la expresividad, y casi todosoptan por una forma pulida, pero censuran la dificultad del len-guaje "crespo y oscuro". Y, no obstante, por aquellos años fuecuando se inició lo que había de ser la guerra de la "nueva poe-sía", verdadero incendio prendido a raíz de la divulgación delmanuscrito del Polisemo y de las Soledades de Góngora en 1613. Losprogresos de la predicación "culta" habían de ser rápidos y,aunque estamos bastante mal documentados sobre ello, podemos afir-mar que fueron el fruto de una evolución que, a buen seguro, ha-bía empezado muchos años antes de la irrupción de las novedadesgongorinas. Prueba de que el problema de la expresión culta sehabía planteado ya en la oratoria nos la proporciona, por ejemplo,uno de los más fecundos predicadores que hacen la transición delsiglo XVI al XVII, Fray Diego Murillo. En el prólogo a sus V-ÍÍCWL-i,0i predicable* (de Cuaresma), publicados en 1611 (y, en todo caso,escritos un poco antes), escribe :

Mai, ¡ &y, dotan. ! que &e oyen atgunoí ienmonei, y &e leen aígunot,tibsioi que, pon íei loi concepto* tan altane>ioi y tan eipecu.latx\jasnen-te tiatadoi, apenan, ÍZ entienden y, pon. t,ei tan b-izaiio el lenguaje

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y tan í¡¿n ne4.vj.oi la elocuencia c>i-í&£íana, no paàa de loi o-ídoi. (14)

Como lo notó Antonio Martí en su estudio sobre La p pAetOAÁca española en el Siglo de 0/io, "no s e puede f i j a r un momentohistórico en que el conceptismo en el pulpito comenzara de repen-te. En la segunda mitad del siglo XVI ya comenzaba a echar raí-ces" (15). Es interesante estudiar lo que asevera Cristóbal Suárezde Figueroa a este respecto, por boca de los dos personajes, Doc-tor y Maestro, dobles de su propia personalidad, en el momento(1614-1617) en que empieza a desarrollarse el debate en torno ala "nueva poesía". Entremos ya, pues, en el análisis del alivioiv de El P j

I - PRIMERA PARTE ; LAS GENERALIDADES.

SÍguense dos"discursos" o monólogos que alternan una moda-lidad interrogativa y su contestación, a cargo, respectivamente,del Doctor y del Maestro. El primero lanza el tema enfocándolode manera meliorativa, ya que habla del "grande y apostólico mi-nisterio de predicador". Pero, en seguida, pondera los riesgosde este "negocio tan difícil". El Doctor recalca la ambigüedadinherente a toda predicación : por una parte se trata de unatransmisión del mensaje evangélico destinado a "mover los corazo-nes" para que los oyentes pueàan "sacar de la plática algún cris-tiano aprovechamiento", pero, por otra parte, el discurso, median-te la voz o la dicción y también la acción y la presencia delpredicador, se dirige a un auditorio de numerosos "curiosos" mo-vidos por el deseo de "regalar los oídos".

Por cierto, el Doctor (o, mejor dicho, Suárez de Figueroa)subraya una característica importante de la predicación del Siglode Oro y tal vez de todos los tiempos : la indisoluble simbiosisentre el contenido predicado y la forma del discurso que lo ex-presa. Cuestión de dosificación. La importancia del impacto "so-cial" de la predicación a partir de los primeros años del sigloXVII es fenómeno harto conocido, y no es de extrañar que el Doc-tor lamente la equivalencia de los pulpitos sagrados con "las

(14) Fray Diego Murillo, Discursos predicables sobre todos los Evangelios quecanta la Iglesia, assí en las Ferias corno en los Domingos, desde la Septuagé-sima hasta la Resurrección del Señor, Zaragoza, 1601, prólogo al lector.

(15) Antonio Martí, La preceptiva retórica española..., ya. citada, p. 28t.

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s i l las de comunes conversaciones". Pero, a la verdad, la cuestiónno era nueva. El tema será desarrollado a continuación por elMaestro en su contestación.

Pasemos por alto otro tema lanzado por el Doctor y que nonos interesa aquí directamente : el de la ignorancia de muchosclérigos en lo tocante a la gramática y en el dominio del latín.Parece que esa plaga alcanzara más al clero secular que a las ór-denes religiosas y, en efecto, el problema de la elección y dela preparación al ministerio sacerdotal se planteaba con urgenciaa la Iglesia del siglo XVII (16). Pero repitamos que el tema nonos interesa aquí directamente y sigamos con el discurso delMaestro que reanuda con el tema de la predicación :

Vos eoi<M hatlo importantísimas para la pH.tdA.ca.cA.an •. la. de accio-nes virtuosas y la de prudente libertad pahxx pronunciar lo necesario.La. primera comía pon. si, pueito que es fuerza se menosprecie la pre-dicación de aquel cuya vida àe tiene en poco. Vébese, poi tanto, lim-piar piimeio el vaso del corazón, pana, que ¿a lengua sea órgano con-veniente, de las divinas alabanzas y humanas advertencias.

Hay aquí un claro eco de la Retórica eclesiástica de Fray Luis deGranada (17). Pasa después el Maestro a examinar el otro de losdos puntos que le parecían importantes :

Fúndase la segunda en el vigo>i y eticada de ¿a simple, palabrade Dios, con que, como en todo ¿o que se dijere se tenga poi blancopiincipal el {¡nato de las almas, vienen a parecer superitaos paAa suoinamento los estudios libélales y común erudición.

Este es un tema obstinado de todos los t ratadistas desde el sigloXVI, en particular desde Fray Luis de Granada, y que sigue repe-tido por Fray Diego de Estela, San Francisco de Borja, Fray Agus-tín Salucio y el Doctor Francisco Terrones del Caño. Todos insis-ten en esta finalidad esencial de toda predicación que es el

(16) Véase, en el estudio de Hilary Dansey Smith, Preaching in the SpanishGolden Age, a study of some preachers of the reign of Philip III, Oxford, 1978la p. 23 donde se remite al libro de F. Martín Hernández, Los seminarios espa-ñoles, Salamanca, 1961. El problema, que ya había preocupado al Concilio deTrento, se planteaba a toda la cristiandad ; famosa ha quedado, por ejemplo,la labor llevada a cabo en Francia por San Vicente de Paul a principios del s i -glo XVII.

(17) Véase particularmente el capítulo VI del libro primero de la Retoricaeclesiásticaj ed. de Buenaventura Carlos Aribau, Madrid, Ediciones Atlas,B.A.E. n° 3, reed. de 1945, pp. 500-502.

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cristiano aprovechamiento y el fruto que han de sacar las almas.Leamos por ejemplo a Fray Agustín Salucio en sus AvibOÓ, escritosa postrimerías del siglo XVI y que, seguramente, Suárez de Figue-roa no tuvo oportunidad de conocer :

Poique bien pnedican, ¿i pnopiamente. y de vendad hablamos, noebtá un dan. guato, ni docfiina, ni en decloAan. alguna coba obcuna, nien pKobah. bzn. vendad, ni en pzibuadinla, bino ew apnovichan. a ta baladebpinitual con la palabra divina y doctnina del Evangelio .(/£)

Al decir que "vienen a ser superfluos" para el ornamento de ladivina predicación "los estudios liberales y común erudición",Suárez de Figueroa no llega hasta una total censura y reconoce,en efecto :

Ho niego nequexin^e en el buen amonebtadok ciencia bien fundada,cabi univenbal, y, bobn.e todo, el conocimiento de la Teología Ebcoláb-tica y doctiina ebVUtuAal de lob Santob Padneb, cuyob penbamientob,poi tibiob o tundición, ion venenableb canaA de ¿a Iglebia.

Mas lejos, casi al final del discurso del Maestro, volverá a apa-recer el tema, tratado esta vez de manera muy positiva en esta forma :

No babta habei íbtudiado en la Sagrada Ebctituna ; no babta babenlab conbtítucioneb de lob Sumob Pontifiiceb, lab determinado ne b de lobbadob Conciliob, la Vilobo^ia, Lógica, Retórica -, minob teñen, conoci-miento univen¿al de lab cpbab del mundo, y en ebpecial de lob viciobdel pueblo, con que podnla pan.ec.en. cualquiei bujeto hábil y conbumadopana et pulpito.

No hay entre estos dos pasa jes ninguna contradicción, pero hay queseñalar que el segundo viene directamente de la Plaza Univeual yes traducción l i te ra l de Garzoni. Condena, s í , ahora, y condenaperentoria, es la que aparece en el final de esta intervencióndel Maestro :

mab condeno como no necebaniab otnab muchab bachillenÁab y capni-chob que bin ocabión bt tiaen al palpito, y no be buzltan de la bocacabi en todo el benmón. ¿ Puédtbe haltan coba tan molebta como laafectación de lenguaje y el paliado tebón de pudnin con la impenxi-nencia de e.legancian ? He oido decin be>i ebta {¡alta natwial en algunob -,mab o la debnian templan, cuidadobamente, o, cuando no, debibtin. de locomenzado, pon. no impedin el logan de quien [ocupado de otno) pudiera

(18) Fray Agustín Salucio, Guisos para los predicadores del Santo Evangelio,éd. c i t . , pp. 129-130.

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nesultan utilidad mayoK.

No se trata aquí de algo nuevo ni de una alusión a un caso espe-cial o anecdótico contemporáneo de Suárez de Figueroa. Esta pro-pensión de los predicadores a pulir el "bien decir" o a "elegan-ciar", como dice aquí el Maestro, es uno de los problemas clavesde la oratoria sagrada del Siglo de Oro. Podemos notar que elfenómeno es antiguo y podríamos decir de siempre. Ya en 1575, unpreceptista tan exigente como Juan Huarte de San Juan, si bienno rechazaba el "bien decir y hablar" en el pulpito, insistíasobre la finalidad evangélica del sermón y notaba con cierta iro-nía :

Esto no es menester, encanganlo a loi pnedicadones de nuestnotiempo... poique iu estudio pa.nzi.tmZ.aA... es buscan un buen tema aquien puedan aplican, a pnopósito muchas sustancias galanas... sinpenÁonai ciencia alguna, hablando copiosamente, con elegancia y dulce*palabnas ; con todo lo cual dilatan y ensanchan el tema ana hona ydos ¿i et, manuten. [79)

En 1586, Fray Diego Pérez de Valdivia preguntaba :

Peno ¿ qué ?, dina alguno, ¿ No se ha de adenezan un poco la pa-labna de Vioi pana que la neciban con más gusto los oyentes ?

Y contestaba :

No -, ponqué vendnemos a ponan, a lo de antes : los oyentes, engo-losinados con zl estilo, se pananán en él y no pnobanán el alimentosólido del Evangelio. [20)

Si, en 1589, al austero jesuita Juan Bonifacio piensa que

Es vengonzoso que un pnedicadon. ande buscanco ^lunecillas y pongaen eso todo su cuidado. La vendadena elocuencia no necesita postizosni colonetes... No es ¿a voz suave del pnedicadon ni su lenguaje falo-nido lo que cautiva al auditonio, sino la gnandeza y henmosuna de lascosas que. dice. 121),

(19) Juan Huarte de San Juan, Examen de Ingenios pava las Ciencias, edicióncomparada de la príncipe (Baeza 1575) y la sub-príncipe (Baeza 1592), por Ro-drigo Sanz, Madrid, 1930, p . 227.

(20) Citado por el padre Olmedo en su prólogo a la edición de la Instrucciónde Predicadores de Terrones del Caño,' pp. CXXIII-CXXIV.

(21) Juan Bonifacio, De sapiente fructuoso, Burgos, 1589, carta décima : c i t a -do por el padre Olmedo en su introducción a la Instrucción de Terrones del Caño,éd. c i t . , p . CXXXVI.

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la real idad de l o s hechos no l e da la razón. En 1S01 , "el Claus-tro de doctores y maestros en todas l a s facultades" de la Univer-sidad de Salamanca nota con t r i s t e z a

poca devoción el dio. de. oy en oyn los semones..., y los que vana oyn, muchos van pon curiosidad... o pon entnetenimiento y guato dellenguaje de las {¡lonidas nazones, como quien va oy*. un lato de. músicaque. iuena dutce y Suavemente, y no bu&can el espinitu y vendad delEvangelio.

Y los profesores, inquietos, añaden :

Loi discnetos pA.edlcadon.ei, con mucha nazón, temen ya el oficiode pnedican, lo ano ponqué apenas hallanán cosa que decin que no estée&cnipta en los tíhnoi di «imcrnce, y lo otno temen con mucha n.azón laczniuAa del vulgo, que como lo hallan todo e¿cA¿pto en loi tibno* de>wmanç.e todos ie. hacen censones di lo que el pnedlcadon dize. . (22)

La conclusión la sacará algunos años más tarde, en 1605, el sa-bio obispo de Tuy, Francisco Terrones del Caño :

...están ya los auditonios tan acicalados, que pned-icándoles co-sas muy comunes, las despiecÁjan. (23)

Este es un elemento importantísimo que no debe ser olvidado, por-que condiciona mucho la oratoria sagrada de todo el siglo XVII.Tendremos oportunidad de volver sobre este tema más adelante.

A continuación, el Doctor toma otra vez la palabra, cerran-do estas primeras generalidades con la siguiente conclusión :

Sobne las pontes que han de ¿ntenvenin en un buen pnedicadon hayescnxtos entenos volúmenes ; pon manena, que se debnla juzgan pontiempo pendido y vana fatiga tnatat de cefUn y embeben en hoyo limita-do la inmensidad de un piélago pno^undo.

Y, después de una breve transición, el Doctor va a precisar supregunta. La transición es la siguiente :

No {¡ue mi intento apuntan algunas de las niquezas de que debeestán dotado quien aspina al titulo y pnesidencia del ministenio más

(22) Citado por Pedro Urbano González de la Calle, Documentos acerca del usode la lengua vulgar en libros espirituales, en B.R.A.E., X I I , 1925 , p . 269 .

(23) Ed. c i t . , p . 5 8 .

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pivLncJ.pa.1 que. hay en la Tglei-ia, i-ino el ohdin que ie dzb'Ua guardanen la ionimcÁón tfei-tos

Una vez más, hay un claro eco de la Plaza. UnivUlbal, más exactamentede las primeras líneas del pasaje final del capítulo III dedicadoa los predicadores (24). Precisando su pregunta, el Doctor invitaal Maestro a que exponga detalladamente el "método y arte dignode ser observado en este linaje de oraciones". Aquí se abre lasegunda parte que hemos destacado.

II - EL ARTE Y MÉTODO DE FORMAR UN SERMON.

La contestación del maestro es un largo desarrollo quetotaliza ocho páginas (siempre en la edición de Rodríguez Marín)y que se subdivide en tres movimientos.

Primero, un discurso didáctico muy teórico expone las cla-sificaciones de la oratoria sagrada. Luego se entra en la prácti-ca y los ejemplos, llegándose a puntualizar doce clases de sermo-nes, y por fin se proporcionan los títulos de los libros que pue-den serle utiles al predicador.

Este largo discurso teórico que viene a ser como la parteprincipal y céntrica del alivio IV y en el que se podría ver labase de la doctrina que profesaba Suárez de Figueroa sobre lapredicación y la oratoria sagrada de su tiempo, no es, en absolu-to, la expresión de un pensamiento original, sino que es, unavez más, y en su totalidad, la traducción o adaptación de unaobra ajena, la del franciscano italiano Fra Francisco Panigarola,obispo de Verona. Afamado predicador, Panigarola (1548-1594) fuetambién un infatigable escritor y dejó impresas varias obras queconocieron múltiples ediciones en los siglos XVI y XVII. Gracián,en su Agudeza, cita y elogia dos veces a Panigarola (25). Ademásde una colección de sermones (26), fue conocido en Europa sobretodo por su extensa obra l¿ PAed-icaioie (27). En realidad, estegrueso libro es un enorme trabajo que toma como base una obraanterior, la Retái-ica de Demetrio de Falereo, escrita en griego

(24) Véase más arriba el pasaje transcrito, o, más abajo en el apéndice n° 1.

(25) Ed. de Arturo del Hoyo, Madrid, Aguilar, 3a éd., 1967, pp. 460 y t66.

(26) De sus sermones hay una traducción al castellano, Discursos, Salamanca,1601.

(27) Véase Joaquín de Entrambasaguas, La biblioteca de Ramírez de Prado, Ma-drid, 19U3, tomo I, p. 34.

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y traducida a l l a t í n por P ie r V e t t o r i . Panigarola sigue a Demetrio" p a r t i c e l a " por " p a r t i c e l a " (hay en t o t a l 71)y cada vez da :1) e l texto (en su traducción l a t i n a ) ; 2) una p a r á f r a s i s ; 3) uncomento l i b r e ; 4) un "discorso e c c l e s i a s t i c o " que se apoya ennumerosas c i t a s de la Sagrada E s c r i t u r a y de los comenta r i s t a s .

Durante mucho tiempo, c r e í que Suárez de Figueroa habíaido a buscar su in sp i r ac ión en II Pied-icatole de Panigarola (28) .Cuando, t r a s l o c a l i z a r un ejemplar en l a B. N. de Madrid ( s i g .2/30626), me puse a c o t e j a r e l extenso d i scu r so de Panigarola conel tex to de l a l i v i o IV de E¿ Paiajeto, tuve la desagradable s o r p r e -sa de comprobar que, fuera de muy vagas genera l idades sobre lar e t ó r i c a , no e x i s t í a n co inc idenc ias notables y aún menos superpo-s i c ión exacta de ideas y de f rases como era e l caso en la PiazzaurUvet&ate de Garzoni. Pero consultando el ca tá logo de la B. N. deP a r í s , vi que Panigarola había e s c r i t o , además de ít Vted-ícaXotd,ot ro t r a t ado t i t u l a d o Modo de compote una ptedíca ( s i g . D.15247 y 48 ) .La B. N. de Madrid no posee ninguna de l a s ediciones s u e l t a s dees ta obra ; no obs tan te pude dar con e l l a consultando una ampliaanto logía anónima de once tomos que l l e v a e l t í t u l o genér ico deVegCí auXoti del ben patlate, peí iecolafU 2 ie£¿gio&¿ ( 2 9 ) y q u e l a r e p r o -duce en su totalidad. Pude comprobar entonces que Suárez de Fi-gueroa, igual que había hecho con la Piazza univei&ate de Garzoni,sigue de cerca el texto original del Uodo di compote una ptedica, t ra-duciendo en general palabra por palabra y permitiéndose sólo a l -gunas adaptaciones en algunas ocasiones. Bastarán dos ejemplospara documentarlo. Pero antes, conviene notar que el Maestro sedisculpa con la convencional falsa modestia : "Pedís copioso fru-to a planta demasiado es té r i l " , que no deja de ser una como re i -vindicación (para sí mismo en el plano de la ficción, pero enrealidad para el propio Suárez de Figueroa) de la autoría de loque va a exponer. Dice en efecto : "con todo, por obedeceros dirélo que se me alcanzare, con la confianza de vuestra emienda".

A continuación, el Maestro abre su exposición repitiendola clasificación de los diferentes géneros de discursos :

(28) Hilary Dansey Smith también pensaba lo mismo. En su estudio Preaching inthe Spanish Golden Age , ya citado, escribe, p. 80 : "Suárez de Figueroa1sEl Passagero, alivio IV, contains almost word for word Panigarola's treatiseII Prediaatore".

(29) La serie lleva las signaturas 3/49171-81. El Modo di compare una predicaocupa las páginas 567-601* del último tomo, que lleva el subtítulo Parte ultimadell'Eloqvensa ecclesiastica.

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firman, como 6abéi6, loi, retùrico6, reducirle a tre6 todo6 loiginero6 de decir •• demorntrativo, con que 6e loa o vitupera -, judicial,con que ie acuia o defiende ; deliberativo, con que àe peuuade o di-iuade. El primero mira lo paiado y honro6o ; el iegundo, lo presentey ju6to, y el último, lo provecho6o y por venin.. Hallage iuera dûtoiotro géneio de oración, llamada pon. loi, griego6 didaicáiÁca, en queni 6e alaba, ni 6e defiende, ni <se peuuade ; 6ino, enseñando, 6e ex-pone arte o ciencia, texto6 o comento,

lo que es directa traducción de Panigarola :

Vicono i Rhetoni, che. tutti i genenx 6i liducono à tie •. Vimo6-tiativo, ove 6i loda, o 6i vitupera -, Giuditiale, ove 6i accuia, o 6Ídi{¡ende ; e Deliberativo, ove 6Í peuuade, o 6i di66uade. Ve i qualiel dimo6fiativo Ai6guanda el pa66ato,í Honorato -, il giuditiale elpre6ente e giu¿to -, il deliberativo el (¡uturo i utile.

Ha oltre tutti que6ti, 6i trova un genere di oratione, che doman-daremo alia greca, Vida.6ca.lXca, nella quale ne. 6i loda, ne 6i difunde,ne 6i persuade, ma 6'imegna, overo indignando 6i e6pone o arte, o6cientia, o te6ti, o comento, o altro.

Hay que señalar que Panigarola abría su Modo de compare una predicacon la siguiente frase :

Per {¡are una predica, la prima coia che 6i ha da {¡are i pencarein qual genere 6Í trova quello argomento che tu hai de trattare.

Suárez de Figueroa no ha desechado esta frase inicial , sino quela ha trasladado un poco más abajo, en la siguiente forma :

Lo primero que ¿e debe hacei para ordenar un 6ermón ei consideraren cual género dé6to6 <se halla el argumento de que 6e debe tratar.

Cuando, más abajo, empieza la clasificación de los sermones :

Tienen máó Io6 predicadore6 que Io6 retórico6 : que mucha6 vece66e obligan a tratar en junto Ia6 co6a¿ re^eridaó, iacándolca del Evan-gelio o Escritura, que corre en do6 maneras ¡ de todo el Evangelio,0 parte dit. Hacen de aquU otroó 6eió gínero6, que 6on •. tratar unamateria 6obre un pa6o del Evangelio, o 6acarla de todo el Evangelio -,loar un 6anto de un paso del Evangelio, o aplicándole toda6 ÍUÓ cláu-6ula6 -, reprobar una opinión herética por un pa60 del Evangelio, omo6trando que todo6 6U6 pa606 la reprueban,

es traducción directa de :

Ha que6to habbiamo di piu noi Predicatori, di quello, c'hebbero1 Rhetori, che alie, volte ci oblighiamo à trattare tutte le dette

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cote ; cavándote dat Vangelo, o datta SciittuAa che COXAZ : t> queitoin due modi, cioz tal ho>ia do. un iol paao del Vangelo, í tul hon.a datatto -il Vangelo.

E peno na&cono &ei att/U geneni, che áono Viattane ana materiaidpKa un pono del M angelo, oveio cavadla da tutto -il Vangeto : todaiun ianto da an pono del Vangelo -, ove>io applicandoli tutte le clauiu-¿e del Vangelo : abbatteie un'opinione faih.eti.ca peí an paiio del Van-gelo ove>io moi fiando che XuXti -i paai del Vangelo la con^utino.

No vale la pena seguir la compaginación. En todo punto,Suárez de Figueroa le sigue la huella a Panigarola y no vamos adiscutir la clasificación muy teórica en doce géneros de sermo-nes :

Ve iiieAie, que, quÁ/Uendo ¿cunaA iezmon, et meneitei iea de mate-nla o Evangelio ; y ai/lazando aquélla nueve géneioA y fiei ¿Ate, pane-ce ion doce loi que ie pueden o^iecen, y no mai.

Esta clasificación, quizás válida para el italiano, no correspon-de en absoluto a la realidad de la práctica española, ni del f i -nal del siglo XVI, ni de los primeros años del siglo XVII (30).

Suárez de Figueroa continúa siguiendo paso a paso a Pani-garola para entrar en los detalles y los ejemplos. Todos los ar-gumentos que toma y todos los autores que cita son, exactamente,los mismos que en el texto del original y no vale la pena comen-tarlos, así que iremos directamente al final de esta exposiciónteórica que corresponde con el final del capítulo II de Panigaro-la y que Suárez de Figueroa formula así :

Voi coiai ie han hecho -ímpottantei pata la diipoi-ic-ión de cual-qulen iemón -. emeñaA a conoce*, et género en que ie qwieie ded>i, ya ¿onmai en todo género la piopoi-ición que ha de dan. anidad al icmúny iobie que ie ha de levantan todo la máquina ; coia que ie puede ha-cei iin libio, iólo pencando ; &in haben. menettten. pala tal e{,vto deoVio que de i¿ miimo.

A renglón seguido, sin marcar ni siquiera la sangría de un nuevopárrafo, Suárez de Figueroa entra en la traducción/adaptacióndel capítulo I I I de su modelo que versa sobre lo que podríamos

(30) Véase el interesante estudio que hace de las diferentes estructuras retó-ricas en los sermones del siglo XVII Hilary Dansey Smith en su libro ya cita-do, capítulo II ("The sermon in print"), especialmente pp. 44-49.

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llamar "la biblioteca del predicador" y que es de sumo interéspara nosotros, porque tiene directa aplicación a todo el campo dela oratoria sagrada del Siglo de Oro.

Si inicia el desarrollo con una comparación o símil, caside parábola evangélica :

Conviene deipuú valeiie de cantidad de llbioi de que. iz puedaniacai loi concztoi que introducen y piueban la p>iopoilclón zíÁglda.Vel modo que. Vite nabzh. pn.opu.ei.to {¡abxÁcan. algún edificio, convieneie. buiquzn loi ¿agaAZi de piedla y tabla pcuia iacaA dzlloi loi matz-lialei que kan de lnte>ivenl>i en la obla, ail ZÍ menzitzn. znfiaA en zlluga/i de loi libioi, piocuiando iacai dzlloi y ponei apaMe cail unaizlva dz todoi loi concztoi que han de ieivli a la matzila piopueita.

Conviene notar que Panigarola y, tras é l , Suárez de Figueroa,recalcan la importancia de los conceptos ("concetti") en la ela-boración de un sermón. Sería preciso aquí hacer un amplio desa-rrollo para entrar en el estudio detallado de lo que era un "con-cepto" y del uso que hacían los predicadores del Siglo de Oro delos "conceptos predicables" que tanto se multiplicaron entonces.No es éste el lugar para llevar a cabo semejante estudio queproyecto realizar en breve plazo. En efecto, el estudio de los"conceptos" me parece la mejor vía (imprescindible) para llegara comprender el complejo desarrollo de la oratoria sagrada delsiglo XVII, desde los austeros predicadores de Felipe II hastalos extravagantes anunciadores de Fray Gerundio de Campaza. Lapolémica que se entabló a mediados de siglo entre los jesuitasJosé de Ormaza y Valentín de Céspedes (con la entrada a la pales-tra, poco después,de Ambrosio de Buendía) gira en gran parte alre-dedor de la noción de "concepto" y todavía no se ha proyectadola suficiente luz sobre los mecanismos de los "conceptos predica-bles" en relación con la teoría y la práctica ilustradas por Gra-cián en la Agudeza (31).

Panigarola y Suárez de Figueroa hablan aquí de ielva,y lo explican así :

(31) Véase el artículo de Luis López Santos, La oratoria sagrada en el seis-cientos. Un libro inédito del P. Valentín de Céspedes, en Revista de Filolo-gía Española, n° XXX, 1946, pp. 152-168. Recientemente se volvió a editar laobra del padre de Ormaza (publicada en 1648 bajo el seudónimo de González Pé-rez de Guzrnán) Censura de la elocuencia, edición de Giuseppina Ledda y Vitto-ria Stagno, con una introducción de G. Ledda, Madrid, El Crotalón, 1985. Esta-mos preparando la edición de la obra inédita del padre Valentín de Céspedes,Tveze por docenas. Censura censurae... firmada con el seudónimo de "GonzaloPérez, Canónigo de dignidad de la Santa Iglesia de León".

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Ni se ¿tama sin piopósito selva esta junta : poique, mientias sesaca, se va dilatando contai amen-te, como bosque o selva, en poco papel,hasta que con la disposición siguiente se vaya compartiendo y haciendojandJún.

La explicación nodeja de recordarnos lo que se hacia en el dominiode la poesía y el t í tulo dado a menudo a las colecciones de poe-mas y canciones de varios autores. Esta idea de antología, detrozos escogidos y reunidos, como un ramillete o un florilegio,es muy importante y desemboca en algo básico para la elaboraciónde un sermón, que era la constitución, por cada predicador, desu propio libro de apuntes o personal selva :

Cuanto al pizpaiaila, suele piocuiai cada uno sacan de los libiosque time. la. mayan cantidad de concetos que le. es posible. Quien mdstuvieie {paiticulaimente eclesiásticos), más ludid y se hanÁ más hon-ia.

La idea no es nueva y era tradición ya antigua entre los aprendi-ces de predicadores cultivar estos florilegios. Contemporáneo dePanigarola y de Suárez de Figueroa, el Dr. Francisco de Terronesdel Cano explica detalladamente este mecanismo en el tratado II(capítulo primero) de su Instiucción de Piedicadoies, escrito en 1605y publ icado en 1617 (e l mismo año que El Pasajeio) :

...aviso que. il que quisieie hallai cosas buenas, pala enniquecensu senmón, no ha de. aguandal a buscarlas cuando le encangan el senmón,poique con la apietuia de tiempo había de tonal lo que hállale, sinoque ha de estai, como dicen, alffinja hecha de atlas -, poique, al estu-dian, los libios s oble la Sagiada Esciituia, como dije atlas, ha deii notando y apuntando en sus lugaies comunes o Evangelios todo ¿oque hállale notable, cuiioso o piovechoso. [...] y así he ido poi otiocamino, de tenei libios blancos distinguidos poi abecedaiio, dejandopaia cada letia del a, b, c, cuafio, rfoce o veinte hojas, con̂ oAme acomo hay anas letias que comienzan más vocablos que otias ; y al&t encada letna iba poniendo loi vocablos de mátenlas piedicables, como enla A ponia en una plana : Ambitio discordiam pari t . Más abajo : Am-bit ios i sunt insatiabiles. V dista mcwe-'ia tengo puestas casi cuantasconsideíaciones se pueden piedicai. V acabando de pasan un libio oun autoi, volvía poi lo que dejaba notado a los máigenes, y apuntábaloen mis luganes comunes cada cosa en la letia y consideración dondetocaba. 132)

(32) Ed. c i t . , pp. 1(9-50.

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Lo que e x p l i c a a s i e l s ab io obispo de Tuy, l o mismo que Panigaro-la /Suárez de F igueroa , no es o t r a cosa que l a r e - e l a b o r a c i ó n ,por cuenta p r o p i a , de l o que e x i s t í a ya en e l dominio p ú b l i c o ,muy di fundido por la imprenta , o sea l a s obras de compilaciónllamadas PotianieaMPoít/aniheai), Concotdatai y otros diccionarios deci tas , obras muy socorridas desde el siglo XVI hasta el XVIII (yailn después). PolyanthQJi significa en griego "muchas f lores", lo queviene a ser casi sinónimo perfecto del la t ín floHÁlQ-Qium o "colec-ción de flores" y, recordémoslo, es la palabra empleada en el cé-lebre gr i to de Fray Gerundio : "¡ Viva el f lor i legio !" , como sím-bolo de la facilidad y del poco trabajo para la elaboración deun sermón. Si, en el Siglo de Oro, numerosos ingenios se han bur-lado de esas Potíantzoa,, otros, incluso los más grandes, no vacila-ban en hacer uso constante de e l las , por ejemplo Quevedo, como loha demostrado detalladamente Raúl A. del Piero (33) y ningún pre-dicador podía prescindir de semejantes instrumentos de trabajo.

Durante el s iglo XVI, la Potyanthea. por excelencia había sidola de Domenico Nanni Mirabellio (1507), que conoció varias refun-diciones y ampliaciones en sucesivas ediciones. La B. N. de Madridconserva dos ediciones de 1607 :

Polyanthea nova, hoc est opus suavissimi.s floribus celebriorum senten-ciarían tan graecarum quam latinavum refertum. Francofurti, 1607.

Nova Polyanthea... Venetiis, 1607.

Pero la B. N. de París posee numerosas ediciones del siglo XVIasí como de las "nuevas" del XVII. La más difundida parece habersido la de Lange (Josephus Langius), cuya edición de Lyon,1669 reza así :

Florilegii magni, seu Polyantheae floribus novissimis sparsae, libriXXXIII. Opus praeclarum, suavissimis celebriorum sententiarum vel Grae-carwn, vel Latinavum flosculis ex sacris et profanis Autoribus collec-tis refertum : a Iosepho Langio, post alios, meliore ordine disposi-tum... Lugduni, Sumptibus Ioannis Antonii Hvgvetan, et Gvillielmi Bar-bier. M.DC.LXIX.

Es ta s PoliantQai (o Fio-Uleg-i-i maQni como la llama Langio) sonobras de compilación muy amplias que alcanzan a veces cerca demil artículos, de extensión variada, que cubren los asuntos másdiversos. Cada artículo se divide en varias partes principales :

T) Vedínitioinzí,) e-t etymolog.,

(33) Raúl A del Piero : La fuentes del "Job" de Quevedo, en Boletín de Filolo-gía (Santiago de Chile), XX, 1969, pp. 17-133.

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2) LocÁ biblici,3) Sentencíete biblicat,4) Patnum ientenciae,5) Poëticae ientenciae,6) PhiZ.oiophic.ae ientenaiae,7) SimiUtudinei,i) Exempta biblica,9) Pno^ana

(A veces se añaden otros subt í tu los como "Oiviiio", "Apophthegmata","Bmblemmta", "Hienoglyíici", e t c . ) .

Bien se puede deducir el aprovechamiento que podían sacarlos predicadores de tales tesoros. No obstante, Panigarola/Sua'rezde Figueroa (lo mismo que Terrones del Caño) hacen un vibranteelogio de la lectura personal y de su continuo cultivo :

Regla ei centCiírna baitoK un libio a quien estudia, y quiete apren-día ; mai no mil a quien eicnibe y quiere emeñat. Vébeie pon e&o te-ñen, muchoi, y leeiie todo¿ ; que, al f¡in, todoi emeñan. Vemái, que t,ien cien vecei que ie haga ielva ie halla en una un conceto notable, elVJoh.o queda pagado y ta íatiga lecompemada con gAue-ia uiwia. 134)

Pero, a continuación, se reconoce que no todos los predicadorespodían disponer de un rica biblioteca y entonces, Panigarola/Suá-rez de Figueroa aconsejan algunos libros primordiales :

Sí poh. iuente no puede el piedicadoi teñen, tantôt,, antet, le {,alXacomodidad pana, loi doi que [iegún común opinión) contienen en mateiiade Eicnituna caii todoi loi demdi, eito u, el Tostado y Nicolao deLina.

Muy conocido, el "Tostado" se llamaba Alfonso de Madrigaly fue obispo de Avila. En la B. N. de Madrid se conserva su obracompleta en 16 volúmenes :

Opera polarissima beati Alphonsum Thostati. e p í s . Abulensis... Vene t i j s .Per Gregorium de Gregor i js . In Edibus Pe t r i L i c h t e n s t e i n . . . 1507-1531.( s i g . R. 30.536-51).

En E s p a ñ a s e d i f u n d i e r o n t a m b i é n Lab XIIII queistionei del To&ta-do, con v a r i a s e d i c i o n e s : B u r g o s (R. 6 . 4 8 7 ) y A n v e r s o 1551

Todos los autores de tratados de "Arte de predicar" insisten en esto. Ci-temos por ejemplo a Terrones del Caño : "Yo no he hallado libro del todo malo,y he leído muchos destos. Bien pudiera decir los que me parecen y creo que sonlos mejores ; pero como hay diferentes gustos que pueden ser mejores que el mío,y también hay algunos de los autores vivos, no quiero señalarme. Leyendo todosestos dichos autores en tiempos desocupados, siempre he ido con la pluma en lamano notando y guardando" (éd. cit., p. 50).

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(R. 10.437 y R. 1 4 . 2 9 9 ) .

De Nico las de Lyre, l a B. N. de Madrid conserva l a s Expoii-ticnei moialei iuper totam BiblÁam, M a n t u a e , 1 4 8 1 ( I . 1 2 1 ) , p e r o e x i s t etambién un volumen de Poitilla iuper Biblim Sacram, V e n e t i i s , 1482.

Pero, tras la advertencia :

Se podid también dai traza para que con pocoi libioi y mena coita.ÍZ tenga con qué poden tioUbir en cualquier género de ieimón que. iehaga,

se proporciona una lista de libros imprescindibles :

Poique debiendo izr todoi loi concztoi de Eiorituia, o mateiia,o ianto, o contia herejei, iobre ticiituia, principalmente Nueva (piteóiobie ella ie piedica de ordinario], baitaid tenei doi libia •. Concor-data de Jamenio, y Catena Áurea de Santo-. Tomái, pudiendo ¿zi, la im-pieia en PanXi poi Somnio, que. tizne notadoi en tai márgenei no iólonombra, mai aun luganei menud-dimoi de autoiei. Poi eite camino ÍZZitudiaiá a un tiempo Eicrituia y Padrei, y iiendo aquzllai anotaciones{jideCúimai, con un libro ie podían alegan, mil.

La Concordata de Jansenio (Cornélius Jansenius, episcopus Yprensis,episcopus Gandavensis) se conserva en la B. N. M. en dos formas :

Concordia evangélica... cum ejusd. concordia vatione..., Lovanii, TypisB a r t h . G r a n i i , 1549 . ( 2 / 5 . 2 8 5 ) .

Comentaviwn in suam Corcordiam ac totam Historiam Evangelicam partesmi, Lugduni, Petrus Landry, 1577. (R. 20.394, 2/40.591 y 3/37.040,etc.).

La Catena Áurea de Santo Tomás de Aquino es obra conocidísima, fáci lde hallar en las bibl iotecas , así como, huelga decir lo, la Suma ala que se remite siempre para todas las materias, principalmenteescolásticas :

Cuanto a loi materiai , principalmente eicoliiticai [puei no iedeben predicar como ie diiputan) , parece baitará tener iólo el textode la suma de Santo Tomái.

A estas obras se añaden otras tres, respectivamente de Pel-barto, Galesino y Alfonso de Castro, que podemos reseñar más deta-lladamente :

y ii {¡uere poiible., el Rosario del Pelbarto, que tratan con ele-gancia y claridad de cualquier coia. Para ieimonei de iantoi [ya que

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con facilidad no ie pueden habei autoiei antigua que hablan delloien dive>uoà 6u.ga.iei), baitaAá teñen, acompañado con et bKevianÁo a¿danto y agudo Martirologio del Galeiino, y confia ke.fi.ejea, a Allomode Caifio.

Del franciscano Pelbarto (Pelbartus de Themeswar), en laB.N. de París, existen entre otras obras :

- Expositio compendiosa et fomiXiavis sensus látteválem et mysticwncomplectens libri Psalmorum qui... multifariam inscribitur. Hagueneau,150H. (Res. A. 1043)

- Rosarium théologie fratrie Pelbarti de Themeswar. Hagueneau, 1503-1504. 2 vol. (Res. D. 2253)

Tampoco la B. N. de Madrid conserva nada de Galesino (Pie-tro Galesini, Petrus Galesinius). En la B. N. de París existen deél :

- De Bibliis Gvaecis interpretum LXXII, Sixto V, ...auctore, oomenta-rius brevis ac dilucidus, a P. Galesinio... scriptus, Romae, 1581

-Martyvologiwn S. Romae Ecclesiae, Venitiis, apud J. A. de Antonis,1578.

El l ibro de Alfonso de Castro aludido aquí l leva el s iguiente t í -tulo :

- Adversus omnes haereses Libvi Xllll, C o l o n i a e , 1 5 3 9 , (B .N.M.R/26.195) ;

e x i s t e n t a m b i é n e j e m p l a r e s d e l a e d i c i ó n de S a l a m a n c a , 1556 ( R / 2 0 .148 y R / 2 6 . 1 9 5 ) , a s í como un e j e m p l a r d e :

- De justa Haeveticovvm punitions libri III, L u g d u n i , 1556 (B .N.M.R/26.287).

Antes de terminar la l ista propuesta por Panigarola, Suárezde Figueroa se aparta de su modelo para intercalar un desarrollode su propia cosecha que es el siguiente :

Loi ieimona'Uoi en lomance cauian genexaimente notable daño. QuÁ-tan la invención pKopia, la elegancia del lenguaje, la agudeza de loipeniamientoi y concetoi levantadoi. Son ocaiidn de que no eitudienloi piincipiantei, a¿idoi a ÍUÍ Komanciitai . Hacen dan a menudo encoiai comunei y thÁlLadat,, que todat, lo ion, poi andai en tantai ma-noi, y en ¿enguai de quien no lo/> entendiera en latín.

El debate sobre la licitud o la oportunidad de publicar libros de

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sermones en romance se había entablado ya en el s ig lo XVI y durohasta bien entrado el s ig lo XVII (35). Para muchos, la divulgaciónde sermones manuscritos (casi siempre en romance) podía presentar-se como un riesgo de divulgación de ideas he ré t i cas . En 1559, laInquisición prohibid

.. .todo-i y qualeiquUei Semana, Caita*, Tiatadoi, OiacÁonei, ootàa qua.iqtu.ei eiciituia a mano, que hable o tiate de iagiada eicUp-tuia, o de loi SacAamentob de la Santa Uadie Iglesia, y netig-idnCk/UitLana, poi iei aAt¿i¿cio del que loi heieje-t unan pala comunicai-¿e ÓUA etAoiei. [36)

En Junio de 1577 "apareció un edicto de la Inquisición mandandoque todos los que tuviesen en su poder sermones manuscritos deotros o exposición de la Sagrada Escritura los presentasen al SantoTribunal" (37). En realidad, estos edictos, que sólo alcanzaronmuy mediocre eficacia, favorecieron la publicación de sermonariosen lengua vernacular. Si, por ejemplo, Fray Luis de Granada siguiópublicando en latín los sermones que había predicado en castella-no, a partir de 1580 se multiplicaron los sermonarios en lenguavulgar. A principios del siglo XVII, el Claustro de Doctores dela Universidad de Salamanca se había reunido para examinar el pro-blema (38), emitiendo una opinión favorable a la publicación enlat ín. En 1604, el Padre Acquaviva, General de los jesuitas, es-cribía al Provincial de Castilla :

Va tengo eicUto a V. R. que en nenguna maneía conviene que loinueifioi ímpnlman ieimonei en tomance. khoia añado que no ¿e revean,diño deipaú que a hayan hecho en latín. (39)

Pero , no o b s t a n t e , muchos j e s u í t a s s i g u i e r o n dando a l a imprentalo s sermones t a l e s como l o s habían p r e d i c a d o ( 4 0 ) .

(35) Véanse, en el l ibro de Hilary Dansey Smith, capítulo segundo, las páginas35-H1, que resumen este debate.

(36) Index lïbvorum qui prohibentur (Valladolid, 1559). Citado por Hilary D.Smith.

(37) Véase el prólogo del padre Félix G. Olmedo a la Instrucción de Terronesdel Caño, éd. c i t . , p. CXI.

(38) Véanse, de Pedro Urbano González de la Calle, los Documentos inéditosacerca del uso de la lengua vulgar en libros espirituales, en B.R.A.E. , XII,1925, pp. 258-273, 470-497 y 652-673.

(39) A. Astraín, Historia de la Compañía de Jesús en la asistencia de España.(7 vols. Madrid, 1902-1925), tomo IV, p. 15. Citado por Hilary D. Smith.

(40) El caso más notable es el del padre Florencia, Predicador Real de Felipe

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Poco a poco vencieron los p a r t i d a r i o s de l a pub l i cac ión enromance, apoyándose en argumentos como los s i g u i e n t e s , emi t idospor Fray Diego Muri l lo :

que cada cual tenga en ÍU caia un piedicadoi que le emeñe elcamino del cielo (41) ,

o por Fray Miguel Ángel Almenara :

...que poi ventuAa. le-i ieiá de mdó piovecko un ietmdn delloi leí-do con coniA.dedación en t,u o/iato/Uo, que muchoi oldoi de paio y divei-tidoi en tai lgleiia&, y también pana de&te>w.a.>i con et¡toi libKOi deenfie loi ChnXitianoi, loi pio^anoi y {¡abalabais, que con loi amoieideihoneitoi de que tiatan, iuelen emponzoñan. la¿ alma* de loó que loileen con güito, paia podan, el tiempo. 142)

Los argumentos defendidos aquí por Suárez de Figueroa pare-cen pues poco pertinentes en 1617 (por no decir algo anticuados)y todos habían sido rebatidos por famosos y virtuosos predicadores,como, además de los dos ya citados, Fray Basilio Ponce de Leóny Fray Cristóbal de Avendaño.

Con cierta contradicción, Suárez de Figueroa vuelve a rea-nudar el hilo de la exposición de Panigarola, que aconseja, pre-cisamente, la lectura de libros de cosas comunes :

Ai-inuimo >>enXa bien tene/i algunoi libiilloi de COÍOÍ camunei, queapnoveckan infinito. Jalea ion : Exempla virtutum et vitiorum, Simili-tudines Sacrae Escripturae, Suroma Concilíorum, Exemplos de Marco Maru-lo, y iemejantei.

Confieso que no be conseguido aún h a l l a r r a s t r o de e s t o s l i b r o s

III y después de Felipe IV. No sólo dio a la estampa varias oraciones fiinebres,como las del Arzobispo de Toledo Don García de Loaysa (1599), de la EmperatrizMaría (1604), de la Reina Margarita de Austria (1611 y 1612), del Rey FelipeIII (1621), del Duque de Monteleón (1622) y del Conde de Leraos (1622;, sinoque publica un Navíal que contiene OCLTÍOS sermones de todas las fiestas deNuestra Señora (2 vols., Alcalá, 1625).

Fray Diego Murillo, Discursos predicables... de Quaresma, Zaragoza, 1605,prólogo al lector.(t2) Fray Miguel A'ngel Almenara, Pensamientos literales y morales sobre losEvangelios de las Dominicas después de Pentecostés, Valencia, 1619, prólogoal lector. Citado por Hilary D. Smith.

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fuera d e l de Marco Maru l lo (Marko Marul ic ) :

Dictovum factorumque memorabilium Xibvi sex, sive de bene beatequevivendi institutione ad normam vitas Sanctorum , Antverpiae, 1577.(B.N.M. 7/17261* y B.N.P. D.43567).

El Maestro termina su discurso volviendo casi al pr inc ip iocon estos consejos :

También, pon ¿a vaguedad de coiai que contienen, ienZandemachacón-iidenaciánel Decreto y la Bíblíotecade Sixto, y, i oble todo, ¿oi iummeite neceAaAÁoi Concordata de la Biblia y la mioma Biblia, COÍO que pueiien., de loi que tienen la tabla de mateniai llamada índex Biblicus.

El Vectieto es el Vecietum Glatiani, colección o tratado científicopráctico, elaborado en el siglo XII por Graciano ; contenía nume-rosos materiales de todas las fuentes del Derecho eclesiástico yconstituía la primera parte del Conpui iuAii canonici. En cuanto ala mencián a Sixto de Siena (o Sixto Senense) y su Bibliotheca Sanc-ta Sixti Seneniió es frecuente en los tratadistas y los predicadoresdel siglo XVII (43).

No sería ocioso hablar aquí de las diferentes Bibliai quepodían manejar entonces los predicadores, así como del Index BibCÍ-Clli y de las concordancias bíblicas, pero, para no exceder el es-pacio concedido, lo dejaremos para otra ocasión.

Terminada la exposición "magistral" muy didáctica, si nosiempre meramente teórica, del Maestro, el Doctor remata el puntoponderando de manera muy elogiosa lo que acaba de expresar el teólogo, lo que viene a ser, una vez más, un auto-satisfecit que sepropina Suárez de Figueroa. Y a continuación se introduce, mediante una hábil transición :

Bien pudiéladei ocupan mái de un palpito de la Conte, en quienie vee. no poca* vecei paiaA pon. &ino¿ doblonei chan^lonei ialioi.¿ Acaio habéii predicado en Uadiid algún ieimán ?

un nuevo rumbo de l d i á l o g o que va a ve r sa r ahora sobre la a c t u a l idad " s o c i a l " de la p red icac ión en e l Madrid de Fe l ipe I I I .

Véase por ejemplo en la Instrucción de Terrones del Caño, éd. c i t . , pp.30-31. También lo cita Fray Hortensio Paravicino, por ejemplo en el primersermón impreso suyo, A la Presentación de la Vivgen Nuestra Señora, Madrid,1616, p . 6.

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III - PAPEL SOCIAL Y ACTUACIÓN DEL PREDICADOR

Hay que señalar que Suárez de Figueroa abandona aquí, defi-nitivamente, el capítulo Iil del Modo di campóle una predica de Pani-garola que, en el original, sigue desarrollándose. Tras una pro-testa de (¿ falsa ?) modestia, el Maestro vuelve a tomar prestadoun trozo del discurso de la Plaza univemal de Garzoni sobre losconocimientos y estudios necesarios al buen predicador, para lainventio y pasa después a la actio o pnonuntiatio ••

...conviene nacen con cienta gnacia en ta acción, con ciento,enengía en la pnonunciacidn, con ciento (n{¡a*i en ti había, que no *ediga co*a menoi que. con prudencia y coniidenación.

Entonces se produce un cambio en el discurso que toma unsesgo satírico. Tal vez porque —por fin— Suárez de Figueroa ha-bla por sí mismo sin repetir un discurso ajeno (44) , el tono esmás convincente y suena como más auténtico o como informado poruna experiencia vivida. El autor se mueve en su terreno y presentauna realidad "social" de la que era fino analizador. El estilo seaviva y con altisonantes palabras y ritmo ternario armoniosamenteacompasado, se desarrolla un alegato a favor de la madurez de losaños como condición previa para una provechosa predicación :

Klguno*¡ he viito qaz pa&an toda ta vida en nzcogzn, iin *abeniembnan jama*. Bueno* apena* tatamente pana *í. Una¿ ancaza* antigua*embutida* dz ciento* joya* pzóada* y mole*ta*, iin que con zttat, &epueda lucin en ocaiionei. Al contnanio, otnoi, con caudal contúiimode àabidunla, oJinebatan £oi autuí y ¿levan tnat, 6¿ <¿¿ concun&o de¿pueblo. Bi de gnandz comidenadán pana hacen ¿ñuto ¿a madunez de ¿OÍañoi, y et ciédito de. \ienznablei canai, que obtigan iiempne a ne-ipectoy decono. Lai contei y univenàidadei peticionan ¿06 iujetoi pana ¿ainteligencia di negocio*, ejencÁcio de contu-Cai, despejo de accionei.Laà cÁznciai adetgazan los entendimiento*, sutilizan tai imaginacionay enniquecen ¿ai lengucu, de levantado* conceto* -, ma* la edad comunicaconduna, pnudencia, juicio, y lo demá* e*emÁal pana ¿o* aciento*. Unmozo en et tnono de un palpito diminuye gnandemente la devoción, *ien-do en cuanto dice (a lo meno* , con la pne*encÁa) poco eficaz pana lanepneheniidn, poco atractivo pana ¿a obediencia.

¿ Trátase de un discurso genérico ? ¿ de la afirmación, de alcancegeneral, de una convicción hondamente arraigada ? o ¿ ya esta pen-

(44) A no ser que se ma haya escapado otra fuente que no fuera Panigarola oGarzoni.

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sando Suárez de Figueroa en casos conc re to s y p r e d i c a d o r e s expre-samente des ignados ? La cons t rucc ión de l pasa je y l a ca ída no esinocen te (-en cauda vznznum) :

Sin uto, u mznuter granjear ventaba pot medio de amigoi y adi-cionados , que., encadzníndosz con otroi, y otroi con aquzlloi, componeny ¡j ornan una muchzdumbtz admitable.

Esto sí que es ya consumada sátira y puede empezar la cuarta partedel alivio.

IV - EL PREDICADOR Y EL ARTIFICE DEL ÉXITO

Por primera vez interviene el tercer personaje, Don Luis.Con fingido asombro lanza interrogativas falsamente ingenuas queintroducen, de manera más precisa, el tema de la "publicidad" yde la "promoción" (como diríamos hoy) del sermo'n. La visio'n esmarcadamente peyorativa y la censura se apoya en palabras negati-vas como "artificio", "ardides" y "estratagemas". Se alude a unpersonaje designado como un "mullidor famoso" y sobre el que seva a centrar, durante más de dos páginas, la conversación del Doc-tor, del Maestro y de Don Luis :

DON LUIS, i Qué dzc/i ? i Luego tambiín >>e halla artificio potaconvoca*, almai en ¿OÍ iztmonzi ? ¿ Que haita en mtetiai de devoción•intervienen ardides y z&&iatagema& pata zl conseguimiento de mayo*,apiauio ? No viene zn Zata con^otmidad a àaiit del todo vano lo que.oi platica* delta vez en tazón de un mitUdo/i ¿amoio. Contábate deitetenía pKzpaAado gtan númeto de auditorio, no vulgar, iino dzl máó gra-nado y ¿electo, ocho día& antzi quz aóomaóe el óermon. Para obligarmdi a ¿06 convidado* y zxcùiit cualquier ex.cu6a quz <se pudiziz alegar,fundada, o en ocupación de negocio, o zn perzza de madrugar, acetaba¿e (¡ue.iz tandz y ofarecXa acomodado lugar, porquz la incomodidad nodivirtiziz zl intento. En Zita {¡orma. miraba dz contino logtadai iuidiligznciai,.

Como lo veremos, este "mullidor famoso" ha sido identificado comoDon Andrés de Almanza y Mendoza. Pero, antes de hablar de é l , con-viene comentar el mecanismo de la actividad aludida aquí. Lo pri-mero que llama la atención es el carácter marcadamente tea t ra ldel acontecimiento y la similitud entre el caso narrado y el anun-cio de un espectáculo. Algunos investigadores han insistido ya enla teatralización de la función religiosa y en el parentesco queexiste entre el sermón y la comedia (45). Podemos encontrar otros

(t5) De particular interés son los siguientes trabajos de Dámaso Alonso, Pre-dicadores ensonetados (La Oratoria Sagrada, hecho apasionante en el siglo XVII),

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testimonios de esta afición del "auditorio" para el especta'culo(gratuito) que podía ofrecer la predicación. Véase, por ejemplo,este pasaje de El dio. de {¡ieita. poK la mañana de Juan de Zabaleta :

Va. ha llegado al Evangelio la. mi&a mayoi, y iube el ptedicadoial palpito. Vítenle [al cortesano] i-í quiete oitle, y il tei.pon.de queaquel padte piedica muy de veAai, que hace unaj, iemonei muy al alma,y que. quí&leia el palpito mcfe, entietenido. Señal coiteiano, no ha mu-cho que dijo v. merced que la comedia nueva le hab-Ca padecido mal poi-que eia ieimo'n, • y ahono. le paiece mal el ie/mdn poique na e<s come-día ? [46)

Más cercano a lo que satiriza Suárez de Figueroa, podemos aducirel siguiente pasaje en el que Fray Cristóbal de Avendaño presentaa otro predicador

iolidXando el auditoiio, violentando lob ánimoi de loi deudoi,patUente-i y amigoi pana que le oyan -, hace viiitai a SeñoMi con eíte(¡ín, y talvez le eó^uefiza bincan cochu y eicudeAoi pa/ia llenan, deaca-Vieo el auditorio. Éitoi tu/iban la Iglei-ia, puei compaMndot,e ella anave la truecan en goleta, metiendo en tila {¡oizadoi. [41\

Según insinúa Suárez de Figueroa, el "mullidor famoso" obra porcuenta propia, movido por su amistad y su afición para con el pre-dicador (presentado aquí de manera muy laudativa), el cual, lejosde estar conforme con semejante solicitud, intenta poner fin atales diligencias :

DOCTOR. Sigdn no, antei Kecih-Ca aqiavio que. amistad en lo queel tal iu adicionado i& abanaba poh au Ke&peto, paiecíendo ca/a todoiobne mendiguez de crédito ; iobie penuAia de. opinión.

VOH LUIS. V pot tal le rieconocXa., haciendo avióos mucha* vecaal diligenciero deiiitieie de aquella pei^ecacidn -, que tal nombie

en Del Siglo de Oro a este siglo de siglas, Madrid, Gredos, 1968, pp. 95-10H ;de Emilio Orozco Díaz, Sobre la teatralizaeión del templo y la función reli-giosa en el barroco : el predicador y el comediante, en Cuadernos para la In-vestigación de la Literatura Hispánica, I I - I I I (1980), pp. 171-188, y de JoséLara Garrido,ha predicación barroca, espectáculo denostado (textos y conside-randos para su estudio), en Analecta Malacitana, VI, 2, 1983, pp. 381-387.

(46) Juan de Zabaleta, El d%a de fiesta por la mañana, ed. de Cristóbal CuevasGarcía, Madrid, Castalia (Clásicos Castalia n° 130), 1983, p. 160.

(47) Fray Cristóbal de Avendaño, Libro intitulado Otro tomo de sermones, paramuchas festividades de los Santos, Valladolid, 1629, prologo al lector.

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daba a ¿u ciUdado&a iotitiJud.

Con estas palabras queda expuesto el caso y es de suponer que loslectores de 1617 no tuvieron ninguna dificultad en identificar alos dos protagonistas. El propio Doctor lo deja patente declaran-do :

VOCTOR. Tan añatado ¿e haita pon. lo que- dec-íi e£ convocadoi 4a-pueito, que me aViov-itha. a miúieitasi iu nombre.,

lo que no hace, sea dicho de paso, sino que entra en un largo de-sar ro l lo sobre la personalidad de este "convocador". Esta de ta l l a -da presentación del "mullidor", interesantís ima para el estudiode la vida l i t e r a r i a y cu l tura l del Madrid de Felipe I I I , sa le ,en gran par te , del marco que nos interesa aquí y que se ciñe alsolo campo de la predicación y de la ora tor ia sagrada. Como lohemos dicho más ar r iba , la c r í t i c a , con mucha verosimili tud, haidentificado a este personaje como Don Andrés de Almansa y Mendo-za, propagador de las copias manuscritas del Potísimo y de las So-tdd en 1613 (48).

De manera también muy verosímil, no es di f íc i l declarar laidentidad de este predicador "tan tínico en la predicación, que,como segundo Blas (49), hiciera en las soledades atentos oyentesde su palabra las fieras, las piedras y plantas". Todo permite nom-brar aquí al célebre t r in i tar io Fray Hortensio Félix Paravicino,amigo de Gdngora y que, junto con Andrés de Almansa y Mendoza, fueuno de los primeros en recibir, en 1613, copia manuscrita de losgrandes poemas gongorinos. Paravicino había comenzado a predicaren Madrid en 1606 . poco después de ser ordenado de sacerdote ycuando cuando tenía sólo veintiséis años. En menos de dos lustres había

(t8) Sobre Andrés de Almansa y Mendoza y sus actividades, se hallarán numero-sas indicaciones en el conocido estudio de Miguel Artigas, Don Luis de Góngoray Alegóte. Biografía y estudio crítico, Madrid, R.A.E., 1925, pp. 130-135. Pue-de consultarse también el nutrido artículo de Emilio Or-ozco Díaz, La Polémicade las "Soledades" a la luz de nuevos textos. Las "Advertencias" de Almansay Mendoza, en R.F.E., XLIV, 1961, pp. 29-62. Véase también e l ar t ículo de Ama-l io Huarte, El relaciónelo Andvés de Mendoza, en Revista de la Biblioteca,Archivo y Museo, I I , Madrid, 1925, pp. 20-30.

(49) Cuenta la Leyenda Dorada que San Blas, obispo de Sebasta, en Capadocia,se retiraba lejos de la ciudad para hacer vida eremítica en una cueva dondele alimentaban los pájaros y, cuando sal ía , se veía rodeado por toda clase deanimales.

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llegado a ser uno de los más destacados predicadores de la Villay Corte y quizá el más famoso de todos. Pocos días después de lapublicación de E£ Pa.iajeA.0 Paravicino recibía la calificación su-prema de Felipe III que le otorgaba el t í tu lo de "Predicador Real'a 19 de noviembre de 1617 (50). La rápida presentación que hacede él Suárez de Figueroa es muy laudativa, aunque no exenta desolapada socarronería. Porque, a pesar de todo, la visión sat í r ic ;que enfoca la relación de los "ardides y estratagemas" preparato-rios, no deja de comunicarse un poco a la propia predicación. Através de la alusión a San Blas, que justif ica el empleo de lapalabra "soledades", es más que probable que Suárez de Figueroaevoque aquí las relaciones existentes entre el cultismo que seiba difundiendo en la oratoria sagrada y la nueva poesía que sedesarrollaba desde la publicación de los grandes poemas de Góngor.Nótese que Suárez de Figueroa no habla aquí, de manera explícita,del es t i lo de Paravicino ; pero no se puede olvidar que al ini-ciarse el diálogo el Maestro había censurado "la afectación delenguaje" y "la impertinencia de eleganciar". Un poco más abajo,en la presentación del "mullidor", el Doctor lo satir izará en es-tos términos :

Váteie de exquÁi-ítOA palabrai : condensar, retroceder, equiparar,asunto, y otiai a&¿. Haye, cuanto puede ¿OA X.éAxú.not, humitdei, ¿-¿gañen-do clekta afectación ohtenta.ti.va.

Por aquellos anos, Fray Hortensio Paravicino conoció numerosassátiras y censuras, en verso y en prosa (51), contra su est i loculto. Es curioso que Suárez de Figueroa, que se oponía a la veza Lope de Vega y a Don Luis de Góngora, no salo no atacara sinoque tributara un muy claro elogio a Fray Hortensio, admirador yamigo a la vez de arabos ingenios.

Al llegar al final de esta lectura comentada de parte delalivio IV de E¿ PaiajeiO, podemos sacar la conclusión que Suárez deFigueroa, como teorizador, es muy poco original. Pero si el largodiscurso del Maestro tiene poca vigencia para la clasificación de

(50) Véase más arriba nota n° 8.

(51) Véanse mis estudios, Elementos para la biografía de Fray Hortensio FélixParavicino y Arteaga, c i t . , pp. H6-5<* y Paravicino y Calderón : religión,teatro y cultismo en el Madrid de 1629, en Calderón. Actas del Congreso Inter-nacional , Anejo n° 6 de la Revista Segismundo, 1982, pp. 1259-1269.

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los sermones tales como se realizaban en la realidad en la EspafTade Felipe III, sí puede, mediante lo que presenta de la manerade armar y formar un sermón, servir de útil vía de acceso al estu-dio de la oratoria sagrada de los albores del siglo XVII. El tes-timonio que ofrece, a través del caso de Almansa y Paravicino,sobre ciertas prácticas que se verificaban en torno a la predica-ción, invita a profundizar una investigación que llegue a esta-blecer con mayor claridad las relaciones que existían entre laoratoria sagrada y, no sólo la poesía, sino la literatura profanaen su totalidad, entre la predicación y la sociedad que la recibía(y que también la suscitaba). El testimonio de este alivio IV deE¿ Paiajetio puede y debe servir de incitador para llevar a cabo elestudio de tan interesante aspecto de la vida literaria y cultu-ral en tiempos del barroco.

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Cristóbal Suárez de Figueroa

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PASSAGERO.ADVERTENCIAS

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VIDA HVMANA.

PO\£L DOCTOT^CH^J S.toutl Suare\de figurina.

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APÉNDICE N° ? *

Cristóbal SUAREZ DE FIGUEROA : Ptaza LbUveuat de TodaiMadrid, 1615.

(Prólogo)

...passado los ojos por el libro en Toscano de Tomás Garzón, título Plaza Uni-versal de todas profesiones, me aficioné a su variedad juzgándole digno de co-municacio'n como careciese de algunas cosas por ventura no bien corrientes ennuestro vulgar. Estas no puse, eligida la traducción, y añadí otras donde mepareció convenía. Publícase pues aora traducido, cercenado y añadido. Oxaláfuese antídoto contra el veneno de la crassa ignorancia.

(Capítulo III).

Los Predicadores de la palabra de Dios presiden en el ministerio más principalque ay en la Iglesia, según se colige de los Sacros Cánones. Llamólos San Gre-gorio por su excelencia, Profetas, fundado en el lugar de Ieremía : Profetastui vid&Funt tibí- falsa ; porque los mismos pronuncian las cosas venideras,esto es, la gloria a los buenos, y la pena a los malos. También los llama An-geles, por ser Nuncio de Dios, según el Profeta : Annuntiaverunt opera Dei etc.Y aquellos siete Ángeles que en el Apocalipsi cantan con las siete trompetas,significan los mismos Predicadores en los siete estados de la Iglesia, compre-hendidos en las palabras de su predicación, como en aquel lugar expone con agu-deza Hugo Cardenal. Son así mismo ilustres, en razón de ser su oficio Apostóli-co, y ordenado por Christo, quando dixo : "Id, y predicad el Evangelio por todoel universo a toda criatura". Antes (para su mayor dignidad y grandeza) fueoficio del mismo Christo Redentor Nuestro, que le exerció en el mundo con lagravedad y perfección que convenía al sujeto y ministerio. Para predicar estosdignamente, han menester tres cosas principales, caridad ardiente, vida ejem-plar, y ciencia de muchas cosas bien fundada. Queriendo apuntar estas tres,dixo Christo nuestro bien en favor de San luán Bautista luz de los Predicado-res : "Era aquel càdela encêdida y luciente". Donde se llama candela, por elconocimiento de la divina ley q tenía infusa. Y por esso : "Tu palabra es luzde mis passos". Encendida, por su singular caridad, luciente, por su honestaconversación ; en que cumplió el precepto de Christo : sic luceat lux vestra,etc.. Debe pues el Predicador predicar sobre todo por Caridad, no por remune-ración. Mas no por esso quiero negar dexe de ser digno de premio qualquierobrero : porque también San Pablo protesta, no se impida la boca del buey tra-bajador. Lo mismo San Gerónimo quando dize : "Es género de condenación, negarlo necesario a los varones Apostólicos y predicadores", verdad que también

* En los siguientes apéndices reproduzco fielmente la ortografíade las ediciones originales, actualizando la acentuación y la pun-tuación .

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confirma el Derecho Canónico. Por el consiguiente ha de predicar, sólo por ha-cer fruto en las almas, no por deseo de opinión. Assí (según San Gregorio) deveel que professare espíritu, poner particular cuidado, en no desvanearse con loque rectamente dixere. Y añade el mismo santo, que aunque se deva guardar deno hazer sermón nacido de arrogancia y vanagloria, si, movido de buena inten-ción mientras predica, le acometiere algún desvanecimiento, no deve desampararlo que tiene entre las manos, porque, como está escrito, nunca siembra el qrepara en vientos. Y tráese el exemplo de San Bernardo, que tentado de vanaglo-ria mientras predicaba, dixo en su coracón : No lo comencé por ti, ni por tilo dejaré. Y assí con justa causa dezía el Profeta al Señor : "Inspirad a vues-tro siervo palabras nacidas de vuestro temor". Y el Apóstol San Pablo : "Elque se gloría, gloríese en el Señor". No es bueno, no es aprovado el que seensalza a sí mismo, sino aquel a quien Dios hace virtuoso y bueno. Con todoeso, dada la primera gracia a Dios, puede el Predicador apetecer la gloria quesuele acompañar a la virtud. Así Marco Tulio dixo : "No se debe seguir lo buenopor ocasión de ser alabado", mas si a lo bien hecho se sigue loa, dóblase lavoluntad para apetecerlo y continuarlo. Y anduvo acertado Ovidio quando celebróla gloria que nace de la virtud, con estos versos :

Excitât auditor studium, laudatque virtusCrescit et inmenswn gloria calcar habet.

Y añadió el mismo Tulio : "El honor alimenta las artes", y la opinión y gloriason causa de encenderse en los estudios. Y aunque el Predicador no haga fruto,no se debe entristecer, ni perder de ánimo, que, como dice el Apóstol, recibiráel premio según el trabajo. Debe así mismo ser ejemplar en la conversación,tocándole el dicho del Eclesiástico : "Pareció sol resplandeciente en el templode Dios". SÍmaco Papa dice : "Solo aquel ejerce dignamente el oficio de admo-nestar, que con sus acciones virtuosas condena las faltas agenas, descubriendoel amor q lo mueve con la sinceridad de su plática". Y como dice San Juan Chri-sóstomo : "Viviendo bien y hablando bien, instruyes al pueblo cómo deba vivir;mas enseñando bien y viviendo mal, adviertes a Dios en q forma te deba casti-gar". Y San Gregorio dize : "Es fuerza se menosprecie la predicación de aquelcuya vida se tiene en poco". Mas el Real Profeta al Predicador que hace lo con-trario de lo que predica recita las siguientes palabras del Señor, ásperas porextremo : "Dixo Dios al pecador : ¿ Porqué haces ostentación de mi justicia ytomas mi palabra en tu boca ? Tu aborreciste la enseñanza y virtud, y prevari-caste mis documentos ; fuiste a medias cô el ladrón y adúltero ; tu boca abundóde malicias, y tu lengua predicaba indecencias". Y el Apóstol dice : "Tú queenseñando a otros no te enseñas a ti ; tú que en el pulpito abominas el robo,y después le sigues". Y Nuestro Señor les arguye con aspereza en el Evangelio,diziendo : "Decid, generación de víboras, ¿ cómo podéis hablar bien, si soismalos ? "y de nuevo dice : "Hipócrita, quita Io la viga de tus ojos, y despuésquitarás la paja de los de tu próximo". De aquí es haber definido Catón sabia-mëte al Orador, diciendo ser varón bueno y platico en decir y obrar. MarcoTulio dixo, era la cabeza y principio de la oratoria enseñar lo mismo que seobraba.

Así que es necesario sea el Predicador de buena vida, de verdade-

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ra y no aparente virtud, como son los hipócritas, de quien nos aparta el Señorquando dize : "Guardaos de los falsos Profetas, que vienen a vos con vestidurasde ovejas y dentro son lobos robadores, por los frutos los conoceréis". Grego-rio Nazianceno dice a semejante propósito : "Conviene limpiarse a sí antes delimpiar a otros ; hacerse primero sabio y luego comunicar resplandores ; lle-garse a Dios para hacer que otros se lleguen". También se requiere en el Predi-cador ciencia bien fundada y casi universal, por eso dice San Pedro : "Preve-nios para dar cuenta a cualquier Potentado de la fe y esperanza que asiste envosotros". Y por esta causa exorta San Pablo a Timoteo, que atienda a la lec-ción, exortación y doctrina. En figura desto partió Nuestro Señor primero loscinco panes, que significan los cinco libros de la ley Mosaica, y después losdio a los Apóstoles para que los distribuyesen entre la turba. Toca al mismoel conocimiento de la Teología Escolástica, y doctrina espiritual de los SantosPadres y saber las constituciones de los Sumos Pontífices, las determinacionesde los Sacros Concilios, la Filosofía, Lógica, Retórica y Poética. Porque,quanto más fuere instruido y ejercitado en las ciencias y artes liberales, enel conocimiento universal de las cosas del mundo y en especial de los viciosdel pueblo, tanto más parecerá en el pulpito hábil y consumado. Su materia pro-pia y principal es la sagrada Escritura (como dice San Antonio) y si tal vezquisiere introducir, para prueba de conclusiones escritúrales, los DoctoresÉthicos, Históricos y Filosóficos Gentiles, no se debe tachar del todo (diceel mismo santo) porque también el Apóstol en sus epístolas y predicaciones sesirvió de tales cosas. Y Clemente Papa en semejante ocasión : "Después que elPredicador hubiere recibido de las divinas letras la forma y regla de la cari-dad y verdad, no será absurdo valerse también de aquella erudición común y li-berales estudios que por ventura habrá aprendido en la puericia, para confir-mación de la verdad ; mas de tal modo que la siga siempre y se aparte de todoaquello que fuere falso y fingido. Mas querer precisamente llenar el sermónde Filosofía, de Astrología y de otras ciencias semejantes, es cosa del todoindigna, porque la esclava no se debe anteponer a la Reyna, de quien está es-crito : "Assistió la Reyna a tu mano derecha con un vestido recamado de oro,cercada de variedad y hermosura". A este propósito dice San Agustín : "Lo quede verdad hubieren dicho la Sibila, Orfeo, y otros poetas y Filósofos, podráservir para convencer la vanidad de los paganos, mas no para abrazar su auto-ridad". Por tanto Gregorio (como se halla en el Decreto) reprehende a ciertoobispo que predicaba al pueblo la Gramática, concluyendo con que no se admiten,ni caben bien en una boca, las alabanzas de Cristo y las de Júpiter. Donde laglosa dice : recitaba el tal obispo las fábulas de los Poetas y los moralizaba.Esto no conviene, como tampoco que se prediquen cosas apócrifas, y no auténti-cas. Y asi Sto. Tomás en cierta Epístola arguyo con modestia a uno que habíapredicado que la estrella aparecida a los Magos tema forma de un niño pequeñoy que la Virgen meditaba siete veces cada día la Pasión de Cristo, no faltan-do infinitas cosas q decir en la Escritura, sin divertirse con fábulas incier-tas y no conocidas. Débese guardar el Predicador principalmente de decir cosasfalsas en el sermón y en particular en las cosas tocantes a la Fe, y particu-larmente a los vicios y a las virtudes, por no hacer sospechoso todo su sermóny dar ocasión de que le juzguen por ignorante y malicioso. También se debeguardar grandemente de la blandura en las cosas que merecen severa reprehensión.

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Debe asimismo huir mucho de la jactancia y ostentación por no hacerse digno demenosprecio con los doctos y bien entendidos, porque éstos, al instante, perci-ben el valor del sujeto y reconocen hace junta de cosas para que sirva sólo deaparencia y no de mostrar que sabe con fundamento. El buen predicador no ha dereprehender sin modestia a las personas supremas, por no provocar el pueblo aescándalo y alboroto, porque de aquel acto antes procedería daño que provecho.No debe amar la competencia con los otros predicadores, porque siempre de talescontiendas nacen cismas entre los oyentes y sirve sólo de turbar la paz popular.Procure no ser demasiado largo, no enfade con la prolixidad. También la exqui-sita brevedad (dice San Gerónimo) destronca y mal logra el deseo de los curio-sos. Deseche la demasiada velocidad en el decir, asi como la tardança, porque,según Séneca, la pronunciación debe ser compuesta como la vida, donde ningunacosa se halla bien ordenada con precipitación. Es también reprehensible la co-pia de infinitas alegaciones y la de muchas divisiones, porque ni el oyentepuede encomendar lo que escucha a la memoria, ni el mismo predicador puede huirla nota de ostentación. Es necesario evitar las palabras ociosas y vanas, porno parecer ligero. San Gerónimo dize : "Buen predicador es el que provoca alpueblo antes a tristeza que a risa". No ha de predicar siempre la misma mate-ria en todas partes, sino sujeto diverso a diversos, midiéndose con la diversi-dad de las condiciones, costumbres y estados. A este propósito dize San Jeróni-mo del Apóstol : "Este, a imitación de médico perito, no quiere sanar con uncolirio los ojos de todos, sino que va curando las heridas de cada Iglesia par-ticular" . En suma, al mismo pertenece no predicar a idiotas y simples cosassutiles ; no proponer a doctos cosas vulgares ; no engrandecer las cosas lige-ras como algunos ; no inducir desesperación en los pecadores con la ira de Dios,ni tampoco hacerlos confiados con la misericordia ; no predicarles cosas nuevasy capricho de su cabeza ; no ser abundante en su sentido para exponer la sagra-da escritura ; argüir los defectos públicos como conviene ; celebrar las verda-des según el lugar y el tiempo y en todas las cosas procurar el fruto de lasalmas,teniendo sólo esto por blanco principal. Las partes sobre todo que deseanCicerón y Quintiliano en un famoso orador se requieren también en el predica-dor, esto es naturaleza, arte, imitación, exercicio y memoria. Naturaleza, por-que , como dice Horacio :

Tu nihil invita faciès, dicesve, Minerva.

Es bien verdad que no ha de perder el ánimo, aunque al parecer no latenga. Porque no hay cosa en la aparencia tan difícil a quien no deje de vencerel estudio y continuación. Y si la picaza, si el papagayo y otros pájaros apren-den a hablar, ¿ por qué no aprenderá el hombre, teniendo lo propio por natura-leza ayudándolo la divina gracia y el estudio con su continuo ejercicio?Demós-tenes nos sirve de ejemplo,pues con ejercicio emendó y reformó su lengua queera en el pronunciar algunas cosas tartamuda, gruessa y repugnante. Requiéreseel arte, porque si bien dice Séneca no deleiten sino aprovechen nuestras pala-bras, si bien en S. Mateo maldijo Nuestro Señor la higuera que tenía hojas yno frutos , si bien San Pablo escribe : "Mi palabra, mi predicación no tienepuestas sus fuerzas en la persuasión de la humana sabiduría, sino en la demos-tración de espíritu y virtud". Y poco después añade : "Nosotros no disponemosJas cosas con el espíritu deste mundo, sino con el de Dios, para q sepamos lo

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que el mismo Señor nos concedió ; y esto no lo expresamos con las doctas pala-bras de la humana sabiduría, sino con la doctrina del espíritu, etc...". Sibien digo se opone todo esto en razón de que no debe el Predicador darse todoa las flores de la eloquencia y dejar por el deleite del auditorio el provechode las almas : ninguno negará se requiere en el sermón singular artificio, yaun, si se mira bien, tal fue el del mismo Apóstol. Así lo afirma S. Gerónimoescribiendo a Famachio y Océano sobre su ilustre y preclara arte en el predi-car, donde dice : "Trataré del Apóstol Pablo, a quien todas las veces que leono rae parece oír palabras sino truenos. Leed sus epístolas y en particular lasque embió a los Romanos, a los Galatas, a los Efesíos. Todo está puesto en con-tienda : en sus alegaciones descubriréis cuánto se aprovecha del TestamentoViejo. ¡ Qué artificioso! ¡ Qué prudente ! ; Con qué disimulación procede !Parecen sus palabras simples, y casi como de hombre inocente y rústico queignora hacer y evitar assechanzas, pero en cualquier parte que las miréis, ra-yos son. Insiste en la causa, cumple con todo lo que toca, vuelve el rostropara esperar, finge fuga para oprimir. Y aunque S. Pablo no quiso confesar desí estas circunstancias, antes como vaso de sabiduría y humildad quería edifi-car a los Corintios y confirmarlos con su divina doctrina, mostrándoles queenseñaba más con el espíritu que con la ciencia del mundo persuasoria, deseosaber qué arte no muestra él mismo en aquella defensa que hace acerca de Festoy del Rey Agripa, cuando procuraban los judíos fuese condenado. ¿ Por cuántoscaminos procura captar la benevolencia de los jueces ? ¿ Con cuánta prudencia,agrado y modestia se defiende de todos ? ; Qué colores, qué artificios no usa ?¿ Qué arte le falta en sus descargos ? Asi, quien no poseyere un artificiosodecir, ¿ qué espera conseguir de bueno ?¿ Qué cosa sin él persuadirá al audi-torio que no resulte en enfado del uno y en menosprecio del otro ? ¿ Qué exor-dio, qué narración, qué confirmación, qué confutación, qué conclusión, qué epí-logo podrá hacer que sea bueno ? ¿ Quién podrá jamás aplicar el oído a sujetotan incapaz que no comienza bien, que prosigue mal y peor desata y concluye ?

La imitación asimismo es necesaria en el predicador, porque imitandoa los varones de ingenio y acomodándose a su modo se hace también él ingeniososingular. Importa sobre todo el ejercicio para la pronunciación, con quien po-drá adquirir aplauso, mover a tristeza, a lágrimas, a admiración, a benevolen-cia, a odio, a espanto, según lo que se ofreciere. Ésta es aquella por quienpreguntado tres veces Demostenes qué cosa más esencial se requería en el ora-dor, respondió otras tres que la pronunciación. Con ésta movió Cicerón tantoel ánimo de César que, queriendo condenar a Ligario, quedó por la fuerza deldecir el ardor de su ira tan templado que tuvo piedad de su enemigo, concedien-do a él IB vida y a Cicerón la palma de haber vencido su enojo. Con ésta EgesicCirenaico (admirable orador) persuadió y puso delante tan vivamente las mise-rias humanas, que provocó la voluntad de muchos a desear la muerte. Con éstafue tan único Pisístrato en Atenas, que no obstante tuviese por contrario aSolón (varón tan insigne), fue elegido a la suma dignidad del Imperio, medianteel ímpetu del decir que con eminencia resplandeció en él. Con ésta el severoCatón fue llamado en Roma el Romano Demóstenes, pudiendo su elocuencia lo quequiso con el pueblo. Y si el que predica tuviese tal memoria que con facilidaddiscurra por el espacioso campo de la Escritura y de las otras ciencias (siem-pre a proposito) no perdiendo uno de muchos lugares, no faltando apenas en una

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sílaba, no olvidando casi un punto, entonces se llamará con justa razón predi-cador famoso ; porque la acción del movimiento, la fuerza y energía de las pa-labras , la gravedad en los períodos, la copia de las cosas, la abundancia delos conceptos, la facilidad de los discursos, la bondad de la doctrina, el so-noro metal de la voz, la suavidad de la lengua, el espíritu en la acción, laalteza del sujeto, el orden de la materia, el adorno gracioso, la forma apaci-ble, la ingeniosa invención, el exceso de la memoria, la facilidad en exponer,la reprehensión levantada, el blando amonestar, el amenazar terrible, el confu-tar severo, el instruir fácil, el enseñar dócil, el deleitar agradable, el con-mover afectuoso, el fervor sumamente inflamado, hacen cumplido y perfecto aun predicador para que sea semejante a un padre Lobo, Capuchino, a un Fr. Se-bastián de Bricianos, Francisco, a un Don Francisco Terrones, Obispo de León,a un Jerónimo Florencia, de la Compañía de Jesús, a un Fray Plácido de Tossan-tos, Benito, a un Fr. Alonso de Cabrera, Dominico, a un Fr. Gregorio de Pedre-sa, Gerónimo, a un Fr. Francisco Tamayo, Mínimo, a un Fr. Ortensio Paravicino,Trinitario, a un Fr. Christóbal Duarte, a un Fr. Francisco de Jesús Iodar, Car-melita, a un Fr. Diego de Jesús Salablanca, del mismo orden, Descalzo, a unFr. Ángel Manrique, Cisterciense, a un Fr. Ambrosio Machín, Mercedario, y aotros muchos antiguos y modernos, gloria de sus religiones y luces de eloquen-cia y doctrina.

(Anotación sobre el III discurso)

Quanto a los Predicadores, quien quisiere notar cosas curiosas y masdilatadas, lea las Retóricas Eclesiásticas del Cardenal Valerio y de Fr. Luisde Granada, junto con la obra de Fr. Lucas Valón, que todos enseñan copiosamen-te las partes que debe tener. Puédese ver así mismo el tratado de Panigarola.Mas sobre todo, no se aparte el Predicador de la Retorica de Giulielmo Pari-siense, cuyas famosas obras tiene el olvido indignamente sepultadas.

APÉNDICE S" 2

En los preliminares de la siguiente obra :

Tiatadoó de ta pwU¿i¿ma Concepción de la ViKqen Señoaa Nue-i-Ow. ..óacadoi de. loi iemonei que piedicó en la Cuite de UadrUd Von FiayiV-iego López de. Kndkada... i¿ compueátoi pot el V. uaeifio F-tay Gerónimode kndKada.... en Na'poles, por Lázaro E s c o r i g i o , 1633,

aparece e s t e

DISCURSO SOBRE LA PREDICACIÓN DEL SEÑOR DON FR. DIEGO LÓPEZ DEANDRADA, ARZOBISPO DE OTRENTO, ESCRITO CUANDO VIVÍA POR D . CHRIS-TÓVAL SUÁREZ DE FIGUEROA.

Los Predicadores de la palabra de Dios presiden el cargo mas principalque ay en la yglesia. Llamólos S. Gregorio: Profetas y Angeles. Son ilustresen razón de su oficio, Apostólico y ordenado por Christo. Antes, para su mayordignidad y grandeza, fue ocupación del mismo Salvador, que la exerció en el

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mundo con la gravedad y perfección que convenía âl sugeto y ministerio. En es-tos, para predicar dignamente, han de sobre abundar caridad ardiente, vidaexemplar y ciencia de muchas cosas bien fundada. Es iusto limpiar primero elbaso del coracón, para que la lengua sea órgano conueniente de las diuinasalabanças y humanas aduertencias. SÍmaco Papa : "Solo aquel exerce deuidamentepuesto de amonestador, que con sus acciones virtuosas condena faltas agenas,descubriendo el amor que le mueue con la sinceridad de su plática". Nazianzeno :"Conuiene hazer-se primero bueno y sabio, y luego comunicar su bondad y sabidu-ría, boluiéndose antes cimiento de las dos Theologías y la doctrina de los San-tos Padres". Deuen saber las constituciones de los Sumos Pontífices, las deter-minaciones de los Sacros Concilios, Filosofía, Lógica, Retórica etc. Porquequanto más fueren instruidos y ejercitados en las ciencias y artes liberales,en el conocimiento vniuersal de las cosas del mundo, y en especial en los vi-cios del pueblo, tanto más parecerán en los pulpitos hábiles y suficientes.Condénase la blandura en las cosas que piden rígida reprehensión y aduiértese-les apliquen ésta con artificio a las personas supremas, por no provocar en elpueblo escándalo y alboroto, acto de quien resultaría antes daño que provecho.No a de ser demasiado largo, porque no enfade con la prolixidad, ni exquisita-mente breue según San Gerónimo, porque no se destronque y mallogre el desseode los curiosos. Ha de euitar la demasiada velocidad en el dezir, assí como latardança, porque, según Séneca, la pronunciación dcue ser compuesta como lauida, donde ninguna cosa se halla bien ordenada con precipitación. Es tambiénreprehensible la copia de alegaciones porque ni el oyente puede encomendar loque escucha a la memoria, ni el mismo Predicador huir la nota de ostentación.Es necesario deshechar las palabras ociosas y vanas, por no parecer ligero,deuiendo mouer antes a tristeza que a risa. Encárgasele el cuidado de acomodar-se a la capacidad de los oyentes, midiéndose con la diuersidad de las condicio-nes, costumbres y estados. En suma, al mismo pertenece no predicar a idiotasy simples cosas sutiles ; no proponer a doctos puntos vulgares. No inducir de-sesperación en los pecadores con la ira de Dios, ni tampoco hazeries confiadosco la misericordia. No traer ni exagerar caprichos de su cabeza. No ser abundan-te en su sentido para exponer la Sagrada Escritura. Argüir los defectos públi-cos con prudencia. Celebrar las verdades según el lugar y el tiempo, y en todoprocurar el fruto de las almas, teniendo solo esto por blanco principal de suocupación. Requiérense finalmente en él, según Cicerón y Quintiliano, lo quevn famoso orador, <a saber : Naturaleza, arte, imitación, exercício y memoria.Todos estos requisitos, que por breuedad dexo en silencio, concurren con gran-des ventajas de perfeción en nuestro Arçobispo, ya que, dexando aparte su zeloy vida, aquél conocido por feruoroso y santo, y e'sta por virtuosa y exemplar ;y supuesta la nouedad y sutileza de su doctrina cuyo caudal es copioso, rayosson sus palabras de luz y de fuego ; de fuego, en la seuera reprehensión deluz, en la clara suauidad con que atrae las almas a los fines que le endereçan.Con ellas mueue y persuade viuamete. Discurre con felicidad por el espaciosocampo de la Escritura, siempre a propósito, no perdiendo vna de muchas conside-raciones, no faltando a penas en vna sílaba, no oluidándose casi de un punto.Es amable la acción de su movimiento, apacible el sonido de su pronunciación,marauillosa la fuerça y energía de sus razones. Son sus contraposiciones inau-ditas, escogida la copia de ponderaciones y concetos, rara la facilidad de los

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discursos, superior la bondad de la doctrina, sonoro el metal de la voz. Seguresto, no dificulto, le ceden y veneran todos, por la alteza del sugeto, por eJorden exquisito de la materia y por la ingeniosa inuención. Es su memoria excesiva, blando su admonestar, el amenazar terrible, el conmover afectuoso, elferuor sumamente inflamado, y, en fin, singularíssimo el vigor y eficacia dequanto piensa, dispone y dize. Parece elige por particular assumpto imitaral Doctor de las gentes, que escriue de sí : "Mi palabra, mi predicación notiene puestas sus fuerças en la persuasión de la humana sabiduría, sino en lademostración de espíritu y virtud". 0, quando por ventura sea imitable el ce-leste estylo deste gran baso de elección, qualquiera juzgará se alza por lomenos nuestro Don Fray Diego con toda la excelencia del dexir que vsaron losGriegos. Representa la vehemencia de Demóstenes, la abundancia de Platón y lagracia de Ysócrates. Y si se considera bien, no sólo adquirió con estudio loque de acendrado y notable se halla en qualquiera, si no quantas virtudes esposible imaginar produce la felicíssima fertilidad de su agudo ingenio, nacidcpara que la Christiana eloquencia muestre en él toda su fuerza, toda su galla)día. Por tanto ¿ quién con más diligencia pudo enseñar ? o ¿ quién con más ar-dor conmouer ? ¿ Descubrióse iamás alguno en la habilidad de orar tan decoradty agradable ? Puédese creer, impetra a viua fuerça lo que consigue con blandu-ra, lunto con la vehemencia con que trasporta al oyente, interuiene en quantohabla suma autoridad. Son todas sus palabras formadas sin afectación, dichascomo al descuido : al parecer, antes o no reconocidas, o no limadas, mas contanta excelencia y propiedad colocadas y repartidas, que en mucho tiempo nopuede el más perspicaz con altos grados de imaginatiua igualar las cláusulasque él forma al improuiso. Así ¿ qual superior alabança se le podrá atribuirque no la exceda ? Sólo le quadra dignamente la conferida por los dilatadossufragios de nuestra España y de sus maiores supuestos, pues vnánimes confiesan ser él solo el Maestro de la predicación y el de quien es iusto aprendan,assí como el arte primores, los más consumados aumentos. Del se puede afirmarlo que de Cicerón César, tras auer obtenido tantas prerrogatiuas, tantos triuifos : " ; Quanto es más auer acrecentado los límites del humano ingenio que lo:del Imperio Romano ! " .

CERDAN, Francis. Cristóbal Suerez de f igueroa y la Oratoria Sagrada de la CspafTa de Felipe I I I .En torno al a l i v i ~ I V de "El Pasajero". ín C r i t i cón (Toulouse), 58, 1987. pp. 57-99

Res une íi- in esta lectura comentada del a l i v i o IV de El Pasajero, se analiza lo que expone Sua'rezde Figueroa, a través del diálogo de sus personajes f i c t i c i o s , sobre la ora tor ia sagrada y lapredicación en tiempos de Felipe I I I . Corno teor izador, Sua'rez de Tigueroa es poco o r i g i n a l y eiestudie de las fuentes muestra que no pasa de traductor (o de p lag ia r io ) de los i t a l i anos (ornasGarzoni y Francesco Panigarola. No obstante, ls exp l i c i tac ión de los consejos que da sobre lab ib l io teca del predicador permite reseñar con precis ión los instrumentos de trabajo que se mane-jaban en el s ig lo XVII . El f i n a l del pasaje es un testimonio sobre las pract icas "soc ia les " quepodían acompañar a veces 13 actuación de c ier tos predicadores célebres.

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Résumé. Cette lecture commentée de ¿-'alivio IV de il Pasajero analyse ce pue Sua'rez de figueroa,à travers le dialogue de sus personnages f i c t i f s , expose sur l'éloquence sacrée et la prédicationau temps de Philippe I I I . Comme théoricien, Suárez de Figueroa n'est guère original et l'étudede ses sources montre qu' i l n'est que le traducteur (ou le plagiaire) des italiens lomas Garzoniet Francesco Panigarola. Cependant, 1'explicitation des conseils qu ' i l donne au sujet de la b i -bliothèque du prédicateur permet de préciser les instruments de travail qui étaient util isés auXl/IIe siècle. La f in du passage est un témoignage sur les pratiques "sociales" qui pouvaient en-tourer parfois l'intervention de certains prédicateurs célèbres.

Sunoary. This commentée1 reading of al ivio IV frorn El Pasajero analyzes what Suárez de Figueroahas to say through the dialogue of his f ict i t ious characters about sacred éloquence and preachingin the days of Felipe I I I . As théoricien, Suárez is not very original and a study of his sourcesshows that ne is but the transistor (or the plagiarist) of the I tal i an at/thors Tomás Garzoni andFrancesco Panigarola. However, the commentary on his advice about the preacher's library providesuseful information about the working tools used in the XVIIth. century. The end of the passageis good évidence of the social practices that sometimes accompanied the performances of some fa-mous preachers.

Palabras clave : Suerez de Figueroa. Oratoria Sagrada. Predicación. Paravicino.