concurso cuentos-collages

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Concurso de Cuentos-“collages” de la Biblioteca del IES Víctor García de la Concha de Villaviciosa de Asturias Muestra de los trabajos realizados por varios alumnos y alumnas de Tercero de Secundaria, incluyendo los relatos premiados en este Ciclo. Tema: “Collages” elaborados de forma colectiva por los alumnos de Primero de Secundaria de Plástica. Profesor responsable de los “collages” y promotor de la idea: Alberto Fernández. Jurado del Concurso: Equipo de Profesores de la Biblioteca. En Villaviciosa, a 1 de febrero de 2013.

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Relatos escritos tomando como punto de partida varios "collages".

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Concurso de Cuentos-“collages” de la Bibliotecadel IES Víctor García de la Concha

de Villaviciosa de Asturias

Muestra de los trabajos realizados por varios alumnos y alumnas de Tercero de Secundaria, incluyendo los relatos premiados en este Ciclo.

Tema: “Collages” elaborados de forma colectiva por los alumnos de Primero de Secundaria de Plástica.

Profesor responsable de los “collages” y promotor de la idea: Alberto Fernández.

Jurado del Concurso: Equipo de Profesores de la Biblioteca.

En Villaviciosa, a 1 de febrero de 2013.

Concurso de “relatos-collages” Biblioteca IES Villaviciosa

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Concurso de “relatos-collages” Biblioteca IES Villaviciosa

EL VIAJE EN GLOBO

Era un día de otoño, donde los árboles estaban pelados y los suelos eran marrones debido a las hojas que ya se marchitaban.

Un niño pequeño, llamado Raúl, paseaba solo admirando este paisaje. De repente, pasó un águila real por encima suyo.

Le gustaba imaginarse ser animales y así hizo esta vez. Intentó imaginarse siendo un águila real que volaba por encima de todos los árboles, riachuelos, casas de campo... Pero no lo consiguió, no se hacia la idea de todas esas cosas desde un angulo picado, además, era bajito, así que lo tenía peor. Esto le fastidio muchísimo e intentó encontrar una manera de poder imaginárselo.

Justo en este momento, pasó un hombre al lado suyo y le preguntó que en que pensaba, tan pequeño y ya rompiéndose la cabeza. Raúl se lo explico todo, y cuando acabó, al hombre se le pintó una sonrisa enorme en su cara y tan solo dijo una palabra: “sígueme”.

Le siguió, estaba atónito, no sabía porque se reía ni a donde lo llevaba, pero algo le decía que le siguiera.

Después de unos minutos caminando, apareció una figura enorme y redonda, ¿el qué sería? Cuándo llegaron justo en frente de este aparato, Raúl se quedo asombradísimo, nunca había visto nada parecido.

El señor siguió caminando hacia este artefacto y cuando llegaron los dos justo en frente de él, el hombre cogió a Raúl y se montaron en una especie de cesta que encima tenía este globo enorme. El hombre tiró de una cuerda y empezó a salir fuego por dentro del globo, y en unos segundos empezaron a notar como se despegaban del suelo. Raúl no se atrevía a asomarse pero después de un rato lo hizo.

No se lo podía creer, lo que estaba viendo le parecía imposible... ¡estaba volando! Podía ver los árboles, riachuelos, casas de campo... Y además de poder ver estas cosas, podía ver cosas que nunca había visto: las cimas de las montañas a lo lejos, la población que estaba a unos kilómetros de donde vivía él, como se escondía el sol por el horizonte...

Este viaje fue inolvidable para Raúl, se quedó tan impresionado, que este viaje en globo, se le quedó grabado para siempre.

Connor Abanades, 3º A

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VIAJE EN GLOBO / LA GRAN MAREA.

Hace tiempo en un país lejano en el que todo era desierto, Robin, un joven adolescente, quería conocer el mar.

Para ello, tomó prestado un globo aerostático que había pertenecido hacía mucho tiempo a su abuelo y, cuando acabó su puesta a punto, subió en la barcaza y echó a volar en él.

Dejando atrás el desierto llegó a conocer, desde el cielo, el mar. Pero a él, eso no le bastaba, quería introducirse en sus aguas, nadar, probar su agua salada.

Descendió en una pequeña isla y, antes de sumergirse en el océano, preguntó a la gente que pasaba cerca de él si le podían explicar qué era para ellos el mar. Las contestaciones fueron cuanto menos dispares:

-A mí me parece un gran amigo en las noches de pesca en las que todo es soledad…- le comentó un viejo lobo de mar.

-…pero ten cuidado jovencito, puede ser tu peor enemigo. Lo que parece una ola inofensiva puede convertirse en una pesadilla- le advirtió un marinero que, por su apariencia, mostraba que él mismo había aprendido esa lección.

Así que aventurándose, Robin se metió en el mar y avanzó como pudo disfrutando del baño. Cuando quiso darse cuenta, aún veía la costa, pero lejos. El mar le arrastraba y a duras penas conseguía avanzar.

Cansado, así es como llegó finalmente a la costa. No se había dado cuenta de dos cosas muy importantes antes de lanzarse a la experiencia:

1º. No sabía nadar. 2º. No sabía absolutamente nada sobre el océano. No sabía que podía

ser realmente agradable y fiero a la vez. Que pasaba de ser sereno a peligroso en un momento…

Cosas que hicieron que añorara su desierto… Montó en su globo y voló de nuevo. Esta vez a su hogar.

Loreto López Candás, 3ºB

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LA CIUDAD DEL HUMO

-Señor presidente la ciudad de Alcafrán ha cometido un grave delito. Hay que proceder con un fuerte castigo para que ninguna ciudad la imite.-¿Para qué narices crees que te he contratado?-Ya señor presidente, pero…-Ni peros ni nada es su trabajo-Si usted solo tiene que escoger un sobre-Si es que tengo que hacerlo yo todo. Ni que fuera la máxima autoridad-Es usted la máxima autoridad-Ahora no cambies de tema. Trae aquí anda.-Tome.-Elijo este.Y así empezó todo hace una semana ahora todo es insostenible no hay comida no hay agua la gasolina empieza a agotarse…La ciudad está encerrada en una cúpula que no permite la entrada de agua, de luz y lo que es peor impide que el humo contaminado de fábricas e industrias salga de la ciudad. No se ve mucho debido al humo generado por la contaminación. Es difícil respirar y si esto sigue así pueden quedar horas de vida y siendo muy optimistas días.

-Señor presidente.-Ya estamos: ¿¡¡Que?!!-Si no cambiamos la cúpula por una que deje salir la contaminación morirán miles de personas-¿Cuánto cuesta eso?-100 millones-En pesetas no, dímelo en euros.-Se lo estoy diciendo en euros.-Pero, ¿Tú estas tonto chaval? ¿cómo vamos a gastar eso en una simple cúpula?-Pero si acabamos de gastarnos 200 millones en la otra.-Ahora no cambies de tema.-Pero morirán 500.000 personas.-Que más da si en Alcafrán nunca ganábamos….

Javier Miguélez, 3º A

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La gran marea

Vivía en un país donde había enormes olas, de cinco metros de altura. Ninguna ola destrozo nunca nada: ni una casa, ni un árbol. Supongo que sería por los acantilados o los arrecies de coral, que estaban cerca de la superficie. Ya que estos dos fenómenos de la naturaleza hacían que las olas fuesen más suaves y no llegaran a la ciudad.Bueno, ya os he hablado del mar tan bruto, y de las costas tan escarpadas que hay aquí; pues ahora iremos más al interior. La ciudad no se encuentra muy lejos de lo costa, en tierras fértiles. Como en una ciudad normal y corriente; hay edificios y carreteras, pero hay algo diferente, para dar esplendor: las carreteras están elevadas del suelo, para dar entrada a un futuro no muy alejado; las casas echas de paja y madera, para no olvidar el pasado que se está extinguiendo; y los coches, para representar al presente. Todo iba como siempre: las personas para aquí y para allá, las olas rompiendo con fuerza en los grandes acantilados, las aves volando por encima de mi cabeza. Mi abuela decía que la mar la traía y la llevaba la Luna, que la mar obedecía órdenes de la Luna, que la Luna nueva traía las más grandes mareas, y yo me reía de aquello. Como la Luna iba a obligar a la mar a ir y venir.

Aquella noche había Luna nueva, y me fui muy temprano a los acantilados. Me pareció raro que la marea no había bajado, a aquellas horas debía estar baja. Lo que yo no sabía es que era una gran marea. Cuatro horas después la marea había llegado a las puertas de la ciudad. Nadie había visto nunca una marea tan grande, ni siquiera mi abuela. No causo ningún daño importante, solamente, el valle del oeste se inundo y alguna cosecha se perdió, pero nada importante.

Desde entonces me dedico a contemplar la Luna y el mar; y darle la razón a mi abuela. La Luna obliga a la mar a ir y venir.

Pilar Piñera, 3º A

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REBELIÓN EN EL ZOO

En un pequeño zoo, de una ciudad cuyo nombre no quiero acordarme, había unos animales cada cual más extraño y exótico que el anterior, a consecuencia de que siempre había disputas por quien era el más importante y a quién le iba a visitar más gente.Había varios bandos: un jabalí verrugoso y un suricato, un león con una cebra, una jirafa y un hipopótamo, tres lémures y por último, cuatro pingüinos que eran los más neutrales.Siempre discutían y normalmente acababan en problemas más serios como peleas entre ellos. Por esta razón, los cuidadores del zoo decidieron separar los hábitat de cada uno de ellos lo más alejado posible para evitar las riñas. Esto ayudó un largo tiempo hasta que llegó un nuevo animal, un elefante con las orejas descomunales que era capaz de planear por el aire. Al ser el nuevo, la gente no paraba de ir en oleadas a ver a este elefante, lo que produjo el enfado conjunto del resto de animales excepto de los pingüinos que no parecía que les importase. Estos, al estar cansados de tantas riñas y peleas, decidieron plantearles al resto una idea que habían tenido: hacer una tabla de horarios para que cada uno hiciese una especie de espectáculo y la gente atendiera para ellos, turnándose para que cada uno tuviera el mismo tiempo de atención.La idea les pareció buena pero no tuvieron más remedio que volver a la misma historia de siempre, discutir para determinar los turnos de cada uno. Hasta que el elefante, tímidamente, propuso escogerlo al azar con unos papeles, al parecer no solo tenía grandes las orejas sino que tenía una gran inteligencia.Al resto le pareció bien, así que se pusieron a ello. Así, quedó establecido el horario de atención para los animales del zoo y puso fin a las disputas que ya tenían hartos a todos los habitantes del zoo tan exótico y con animales no muy usuales.

Ignacio Sánchez, 3º B

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¿Os habéis imaginado alguna vez un país sin color, sin vida, sin alegría e incluso sin un cielo azul? Pues bien ese país existe y por desgracia yo habito en el y se llama ‘’El país del Humo’’ Aquí la gente ya no sonríe ni se divierte como tiempo atrás, antes las cosas eran muy distintas a como son ahora, los parques ya no tienen vida y los colegios, no son colegios, si no cárceles para niños. Me llamo Anayo y tengo 11 años, vivo En el País del Humo junto a mis padres y mis abuelos, antes de que mi país se llamara Humo, se llamaba ‘’Color’’ porque las calles, los parques, el colegio, las tiendas, la plaza y todo lo demás tenia colores muy bonitos y llamativos, los turistas venían a visitar el país como locos pero por desgracia eso cambió el día uno de marzo de mil novecientos ochenta y ocho, cuando yo tenía nueve años.

Todo empezó cuando decidieron volver a abrir las fábricas, esa fue la perdición de mi país, el presidente decía que iba a ser un gran comienzo de nuevo para el país, pero se equivocó totalmente, poco a poco los días iban pasando y el país se iba contaminando cada vez más, mi país es muy pequeño y lo habitan pocas personas. Las calles dejaron de ser lo que un día eran y los parques ya dejaban cada vez y cada vez más de ser visitados por los niños y sus padres, las fábricas empezaron a contaminar cada vez más y más, e incluso hubo muertes trágicas. Pasaron meses y el pueblo fue quedándose sin niños y adultos, la gente se mudó y en el país ahora quedamos cuatro niños contados, la alegría jamás volverá a mi país y lo que mas echo de menos es su verdadero nombre: Color.

Yonairy Tamares, 3º A

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Érase una día normal en el zoo de Central Park, con sus animales, sus visitantes y sus guardas. Pero esa mañana no era como todas en las que todos lo animales salían a comer. Unos pingüinos no salieron, era algo extraño ya que ellos se morían por el pescado, un guarda se metió dentro del hábitat haber si les había pasado algo, pero ese chico no salio de allí dentro, de repente, los pingüinos salieron escopetados de allí, abriendo la rejas a todos los animales allí presentes, estos, empezaron a acorralar a la gente hacia una esquina. La gente corría despavorida hacia las puertas pero estaban cerradas. Los animales mas fuertes: los gorilas, los rinocerontes, los elefantes, etc….., comenzaron a llevar a las personas hacia los hábitats con rejas para dejarlos allí encerrados. Cuando ya acabaron de encerrarlos a todos, un suricito llamado Timón se les acerco a lomos de un jabalí llamado Pumba, ellos les explicaron que los animales habían desarrollado una mente excepcional incluso con mayor capacidad de aprendizaje que la humana, también les contaron que ellos eran los cerebros de aquel encarcelamiento a los humanos porque estaban hartos de que se les tratara como se les trataba así que ellos piensan hacer lo mismo con los humanos. Después de aquellas palabras la gente quedo atónita y al instante empezaron a entrar animales en camiones cargados de personas para echarlos en esas jaulas.

Nueva York quedo arrasada todas las personas de esas jaulas murieron por falta de nutrientes, varias expediciones militares fueron destinadas allí pero no consiguieron acabar con ellos ya que los animales eran mas inteligentes y tenían armas mas sotisficadas, desde aquel día hasta la actualidad Nueva York sigue siendo una ciudad animal. Según los expertos esta catástrofe podía haberse detenido porque los animales habían lanzado unos mensajes a través de la televisión y la gente lo había tomado a risa pensando que era un anuncio del zoo.

Víctor Gutiérrez, 3º B

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EL PAIS DEL HUMO

Había una vez un país que se llamaba Springfield. Allí todo el mundo fumaba, porque decían que alargaba la vida. La mayoría de los ciudadanos trabajaban en una central que echaba mucho humo.

Estaban ya acostumbrados a que el humo rondase por cualquier lugar hasta dentro de las casas. La edad máxima a la que llegaban los habitantes solía ser hasta los 40 años, cosa que ellos veían normal. Hasta celebraban el día oficial con humo.

Un día como otro cualquiera un niño de unos 10 años estaba harto de vivir entre humo y se manifestó. Al principio nadie le hizo caso pero a los pocos días varios niños de cualquier edad se unieron a la huelga. Esta consistía en ir por la calle y a la persona que viesen fumando le quitarían el cigarro de la mano y lo tirarían al suelo. Plantarían nuevas plantas, árboles, etc., ya que ni existían en esta ciudad. Los adultos hartos de tal comportamiento de sus hijos no tuvieron más remedio que dejarlo por ellos. Días más tarde se dieron cuenta que estaban respirando aire de verdad, aire limpio. Se sentían más relajados, más libres, más limpios y sin ganas de fumar.

Tan bueno fue el resultado que ya no celebraban el día oficial con humo si no todo lo contrario.

María Toyos, 3º B

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La gran marea

Rick sabia que la única opción que tenían era liberar la gran presa de la ciudad. Si no, no podrían pasar entre todos los zombis que la asolaban. Tenían que ahogarlos.Optaron por la dinamita, ya hacía tiempo que la tenían y no le habían dado uso. Cuando esta explotó ellos ya estaban lejos, a los pies de la ciudad. No tenían mucho tiempo, debían encontrar un lugar seguro, si no les pasaría lo mismo que a los caminantes.Se dirigieron a un edificio alto, los zombis les rodeaban, y la gran marea se abalanzaba sobre ellos. Sin saber cómo llegaron al edificio, pero no hubo suerte para Rachel. Se quedo atrás y el grupo no pudo hacer nada, cerraron a tiempo la puerta del edificio. Eso retendría el agua, y así no se inundaría tan rápido. Subieron a la azotea por las escaleras de incendios. Allí había muchos zombis. Formaron y les atacaron, uno tras otro caían a los pies de los supervivientes. Ya en los últimos pisos creyendo que habían matado a un zombi, enganchó por la pierna a Mike y le mordió. Su gemido de dolor se oyó por todo el edificio alertando a más zombis. Rick propinó a Mike un balazo en la sien para que no se transformara en uno de ellos.Llegaron a la azotea y cerraron las puertas con un gran candado. Algunos se sentaron a llorar por Mike y Rachel. En especial Carl, el novio de ella. Otros miraron por la cornisa, una gran ola azotaba Kansas. Había cientos de cadáveres flotando… Era un horror. Rick no sabía que decir, dos miembros del grupo en un día. Opto por unas palabras secas y tajantes, “Hay que construir balsas con lo que hay por aquí, mañana partiremos”. Todos afirmaron cabizbajos. No habían tenido un día así desde la huida del centro médico.

Eloy González García, 4ºB

Tercer premio del Concurso

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El país de humo

Llevo aquí seis meses, concretamente desde el veintisiete de julio del pasado año. Ese día recibí una llamada inquietante, cuya voz anónima y desesperada me rogaba que acudiese en su ayuda. Tras coger el primer tren que pude, aquí estoy.Éste era un pueblo contaminado por tristeza. Puede sonar raro, pero así es. Nubes de desolación campaban a sus anchas cubriendo el valle (a los ojos de la gente de aquí) de un gris espeso, prácticamente opaco. La gente vagaba casi sin rumbo, sin ningún tipo de aspiración ni ilusión por la vida. No tenían fuerzas ni para el suicidio.Siempre he pensado que donde hay niños hay alegría. Son flores cargadas de polen que polinizan de ilusión todo lo que hay a su alrededor. Pero aquí no había niños y, quizás por eso, no había motivos para seguir adelante.A día de hoy aún no sé cuál fue el motivo de su desgracia.Nada más llegar y tras varios intentos fallidos de comunicación, conseguí hablar con Cecilia, una treintañera que aún conservaba esas brasas encendidas, resto de lo que un día se hizo llamar felicidad. Ella me ayudó a abrir los ojos a la gente, a hacerles ver que estaban en un pozo del que saldrían si lo intentaban.Decidimos hacer charlas y talleres de temas atrayentes, y así fue como empezamos a cocinar. La pasión por la comida nos une a todos, y placeres como comer los grumos del colacao, tocar legumbres o amasar pan pueden hacer que la vida sea algo menos mala. De niña me repetían que con la comida no se juega pero, dadas las circunstancias, era necesario.Tiempo después hicimos talleres musicales y les abrí los oídos a un mundo de melodías mucho más allá del sonido del teléfono o el claxon de los coches. Incluso algunos se atrevieron a tocar instrumentos, primero con vacilo y luego con decisión.En vista de que progresaban más rápido de lo esperado, seguimos con el humor. Recursos como la imitación o la repetición afloraron las primeras carcajadas entre los más jóvenes. Carcajadas contagiosas, para mi satisfacción.Cuando aquella espesa nube de amargura iba abriendo pequeños claros, traté de reintroducirles en el mundo del sexo. Quizás esté mal que yo lo diga, pero ha sido un éxito rotundo.Hoy, a 27 de enero, doy por finalizado mi trabajo. Cecilia está embarazada.

Nieves del Valle, 3º A

Segundo premio del Concurso

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Un viaje en globo por el país del humo

Corrían los años 90, cuando una revolución industrial cambió todas la maneras y formas de vivir en las ciudades más desarrolladas de Francia. Los pueblos también empezaban a notar tales cambios, aunque como veréis ahora, no todo era para bien. Obviamente estaban que trinaban de felicidad y entusiasmo, una felicidad que pronto quedaría nublada por la ambición. ¡Sueños cumplidos! ¡Peticiones aceptadas! Mas nunca nadie pensó en lo negativo... Todos los bares llenos de gente, entre ellos yo, Luciana; una joven intrépida, atrevida, descarada con respecto a la vergüenza, morena, alta e inteligente. Cualidades que mas tarde, me ayudaría sin a salvar muchas vidas, sin que yo, tan incrédula a vece, lo predijera. Así pasaron cinco años en Francia, cambios aquí y allá, comodidades para todos, excepto para la naturaleza que empezó a quejarse. Comenzó con pequeñas advertencias, aunque por desgracia, fue a más. De llover poco paso a no llover nada; de ver el sol a menudo, paso a que n¡ si quiera se supiera que existía, algo que sin duda, es imprescindible para la vida humana.El sol dejo de brillar porque el humo de las fabricas y todos los demás residuos que se desprendían de la intensa actividad humana, humo que formo una densa nube impidiendo ver el sol durante meses. Entonces fue cuando todo el mundo quiso comprobarlo y yo, que ya lo estaba viendo en silencio, desde hacia tiempo, se los mostré: mi invento, mío, un globo con el que cualquiera se podía mover por el aire, ver todo desde arriba...Muchos expertos y curiosos quisieron viajar y yo los acompañe a todos, mostrándoselos que no siempre explotándolo todo a la vez es algo positivo, no al menos para el bienestar colectivo. Vimos varias ciudades y pueblos de las fronteras francesa. Eran todos coloridos, alegres, con ganas de vivir, felices,... Nuestro país se había vuelto triste, austero, gris, muy gris, oscuro, sin ganas de vida.¡Decisiones! ¡Medidas!... Eran los titulares de los principales periódicos. Y si, las había, yo las tenía. Pensé, deliberé y volví a pensar, hasta llore de rabia, impaciencia y miedo. Miedo a la burla. Miedo al rechazo. No los tome en cuenta y lo hice, propuse las siguientes ideas:1º. Cerrar varias fábricas.2º. Que parte de la gente se fuera a vivir a pueblos cercanos.3º. Que disminuyera esa necesidad de consumir todo y de todo.4º. Utilizar más el transporte público y menos el coche o demás vehículos particulares.En fin, controlar la avaricia que se estaba apoderando de todos, y así, destruyéndolos por igual poco a poco. No todo se cumplió, pero años después logramos, con mucho trabajo, esfuerzos y sacrificios, ver, ahora si con entusiasmo, nuestra Francia así; así como la soñamos, alegre, dulce, colorida, feliz, con sus avances, sus construcciones..., lo tenía todo, pero eso sí, moderado.Los viajes en globo se pusieron muy de moda, todos querían ver cómo con esfuerzo, conciencia y buenas formas, podrían tener un país fantástico, moderno y extrovertido. Así fue como "Un viaje en globo por el país del humo" pasó a ser "El viaje en globo", sin más.

Nairobi Hiraldo Morfe, 3º B

Primer premio del Concurso

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