7º Congreso “CU Henry Dunant” ¿Cómo aprende el cerebro? Neurociencia y Emociones en el aula

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Conclusiones

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CONCLUSIONES

Las funciones ejecutivas de la corteza prefrontal son más importantes para el aprendizaje que la

misma inteligencia. Fomentar la memoria ejecutiva de trabajo en el aula permite construir el aprendizaje y consolidar lo aprendido.

Cada mente es única y exclusiva. Percibe la realidad y construye el pensamiento de manera diferente.

Nuestro SER se configura, desarrolla y establece su potencial con: estímulos, la intervención de la educación y los educadores, los inputs de los sentidos, las capacidades innatas y adquiridas, y la actitud que adoptamos.

Podemos actuar sobre el SER a través de nuestro cerebro que es el órgano de la acción y gracias a la plasticidad de determinadas estructuras cerebrales. Podemos intervenir en: la alimentación, las relaciones sociales, el sueño, la calidad del pensamiento y/o el ejercicio físico.

La maduración cerebral es una constante integración de genes y experiencia. Los genes predisponen a cierta capacidad cognitiva, pero el ambiente y la epigenética modulan una gran parte la expresión o silenciación de dichos genes.

La epigenética está detrás de la creación de nuevas neuronas o sinapsis, del aprender y memorizar, de tener experiencias emocionales y de muchos desórdenes psiquiátricos y neurológicos.

No somos nuestro genoma, somos nuestro conectoma, nuestra capacidad de conectar nuestras neuronas y aprender.

Las emociones son biológicamente una respuesta psicofisiológica a un estímulo. Evolutivamente son inconscientes porque están localizadas en un nivel profundo del cerebro, las hemos conservado porque nos facilitan la supervivencia.

Existe una relación bidireccional entre la parte emocional del cerebro y la corteza donde reside la razón. Pero a la emoción le es más fácil invadir la parte cognitiva, condicionando la toma de decisiones y resto de funciones superiores.

Desde el punto de vista de vista del aprendizaje, las emociones suponen un potenciador de la consolidación de la memoria. Produce elementos químicos que graban a fuego las informaciones acompañadas de emoción.

El estrés es el gran enemigo de la educación. Perjudica la maduración de la corteza prefrontal donde se gestan las funciones ejecutivas de orden superior y otras estructuras subcorticales

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Conclusiones

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relacionadas con la empatía y la autoconciencia. En ocasiones puede activar un “apagado emocional” que dificulte el aprendizaje.

Para conseguir la motivación de los estudiantes debemos trabajar, tanto la motivación intrínseca o automotivación como la motivación extrínseca. Cuidar su autoestima, crear retos alcanzables y un adecuado sistema de recompensa, nos ayudará en ese proceso de generar motivación.

El cerebro humano es el órgano responsable del aprendizaje y su maduración es producto de la constante integración entre los genes y la experiencia.

Las etapas madurativas corresponden a conductas en sentido evolutivo. En las primeras etapas es donde se desarrolla el cerebro y las conexiones neuronales. Mientras que en la adolescencia es donde el cerebro adquiere un potencial extraordinario, a pesar de la desincronización entre los sistemas cortical y subcortical.

Los climas positivos en el aula son claves para consolidar el aprendizaje. Ante contextos emocionales negativos se activa la amígala. Pero en los contextos emocionales positivos se activa el hipocampo, donde reside la memoria. Esto nos permite recordar más y mejor la información.

Las emociones sirven para facilitar la atención del estudiante que, a pesar de ser un recurso escaso, constituye la puerta de entrada del aprendizaje. Conseguir la atención de los alumnos es un proceso complejo, pero si se consigue, el resto del proceso de enseñanza-aprendizaje es mucho más fácil.

Periodos de descanso en las aulas “descansos cerebrales”, realización de movimientos y, por supuesto, pudiendo beber agua, permite la recuperación de la energía en el cerebro, lo que supone reconectar con los contenidos con más atención y concentración.

Con el juego en el aula, activamos el sistema de recompensa cerebral, por el reto establecido y el feedback suministrado durante el juego. Sorprendemos al estudiante, pero también trabajamos contenidos que se fijan mejor en la memoria.

La curiosidad, la novedad y la imitación son los más potentes motores del aprendizaje. Promueven los procesos atencionales, que son la clave de la estimulación emocional y la consolidación de la memoria.

El cuidado del espacio y el ambiente, la reflexión en el aula, los descansos, las emociones positivas, la cooperación, las experiencias de éxito compartido, son fundamentales para crear aulas emocionalmente inteligentes.

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Gavà, 4 y 5 de Octubre de 2018 www.comoaprendeelcerebro.com

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