cómo hacer una reflexión teológica: introducción a la teología
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Rev. Dr. Pablo A. Jiménez
www.drpablojimenez.com
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El quehacer teológico es una empresa compleja. Quien desea hacer teología, debe saber usar toda una serie de herramientas de investigación.
Esto explica por qué es necesario usar un método teológico—un procedimiento de investigación—para estudiar los temas relacionados a la vida de fe.
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En esta presentación consideraremos los siguientes temas:Las fuentes de la teologíaEl modelo de “acción/reflexión” para
la análisis teológico desde una perspectiva pastoral
Diversos métodos de análisis teológico
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Biblia * Tradición * Razón * Experiencia
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En esta sección consideraremos, una vez más, las fuentes de la teología.
A diferencia de la conferencia anterior, en esta sección trataremos de profundizar un poco en cada una de las fuentes, considerando tanto su descripción como las herramientas de investigación que implica.
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El punto de partida para la reflexión teológica es la experiencia de fe.
Desde el punto de vista cristiano, esa es la experiencia de conocer, aceptar y confesar a Jesucristo como Señor y Salvador, como el enviado de Dios para para procurar la salvación de toda la humanidad, venciendo las fuerzas del mal, del pecado y de la muerte.
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Aunque es posible analizar una doctrina sin tener una experiencia de fe, sin fe es imposible hacer una teología pastoral que edifique a la Iglesia, como cuerpo de Cristo.
Para el creyente, pensar la fe es motivo de gozo, dado que le lleva a contemplar los misterios divinos y a discernir la presencia de Dios, nuestro salvador, en nuestros medios.
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La Biblia es el documento básico de nuestra fe, que proclama, enseña y describe cómo Dios se ha revelado en la historia del pueblo de Israel; en la persona histórica, palabra y ministerio de Jesús de Nazaret; y en el nacimiento de la Iglesia, comunidad que proclama a Jesús como Señor y Salvador.
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La Iglesia entiende que la Biblia tiene autoridad para regular la vida y el pensamiento de las comunidades de fe.
En este sentido, la Biblia es la fuente principal para el quehacer teológico desde el punto de vista cristiano.
Esa autoridad se basa en la afirmación de que la Biblia es un documento inspirado por Dios.
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Queda claro que las personas que escribieron las Sagradas Escrituras no caían en un trance que les llevaba a perder el conocimiento.
Por el contrario, Dios usó su conocimiento y experiencias de fe para transmitir enseñanzas doctrinales perdurables.
Afirmamos, pues, que la Biblia es autoritativa porque Dios la inspiró.
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Ahora bien, en la Iglesia coexisten varias varias maneras de entender dicha autoridad. La inerrabilidad o infalibidad de las
Escrituras.
La inspiración del todo el canon bíblico, orientada a la salvación.
La inspiración de sólo una parte del canon.
Y la Biblia como testimonio de fe.
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Esta doctrina que afirma que la Biblia no tiene errores algunos en sus documentos originales.
Afirma que la Biblia es fidedigna aún en los datos históricos e ideas científicas que contiene.
Usa la “apologética” para defender la veracidad de las escrituras.
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La segunda forma de comprender la autoridad de las escrituras afirma que todos los documentos contenidos en la Biblia tienen autoridad sobre nuestra fe, siempre y cuando sean interpretados correctamente.
Afirma que la Biblia contiene todo lo necesario para la salvación de la humanidad. No presta atención a las discrepancias, pues no ve la Biblia como un libro de historia ni de ciencias.
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Algunos sectores del cristianismo entienden que no todos los documentos bíblicos tienen la misma autoridad.
En su forma más sencilla, esta visión afirma la primacía del Nuevo Testamento sobre el Antiguo.
En su forma más radical, hay quienes rechazan o censuran partes de la Biblia, dado que discrepan de su contenido.
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La visión de consenso ve la Biblia como una colección de testimonios de fe, de personas trataron de ser fieles a Dios en diversos momentos de la historia y a través de los muchos problemas que presenta vida.
En cierto sentido, esta posición desarrolla una teología narrativa de las Sagradas Escrituras, estableciendo un lazo entre la Biblia y la vida.
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No importa la perspectiva sobre la autoridad de las Sagradas Escrituras, la Biblia debe ser interpretada usando las técnicas exegéticas más adecuadas y obedeciendo las reglas de interpretación bíblica (es decir, la hermenéutica).
Los textos bíblicos nunca deben ser leídos de manera acrítica ni citados fuera de contexto.
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La Iglesia es una institución muy compleja, cuya historia abarca casi 2,000. Además, la Iglesia tiene un alcance global, siendo una de las instituciones más diversas en la historia del mundo.
La tradición incluye la historia y el pensamiento teológico de la Iglesia. También incluye nuestras tradiciones denominacionales.
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La adoración cristiana es la cuna de la teología. Dicho de otro modo, primero la Iglesia desarrolla himnos de alabanza y rituales de adoración y después desarrolla declaraciones teológicas.
Esta regla de fe se expresa en la frase latina “Lex credendi, lex orandi”. Es decir, “la ley que se cree es la ley que se ora”.
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Los credos ofrecen un claro ejemplo de cómo la Iglesia ha desarrollado su pensamiento teológico.
En las confesiones de fe que presentamos a continuación podemos ver cómo las ideas y el lenguaje van complicándose.
Leamos y comparemos los siguientes credos:
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El Credo Apostólico surgió en el contexto de las ceremonias bautismales, como una herramienta para educar a los nuevos creyentes para contestar las preguntas que se hacían antes de celebrar el ritual.
Se supone que toda personas cristiana pueda afirmar el contenido del credo, no importa su tradición denominacional.
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Creo en Dios Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra; y en Jesucristo, su único Hijo, Señor nuestro; que fue concebido del Espíritu Santo, nació de la virgen María, padeció bajo el poder de Poncio Pilatos; fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; subió al cielo, y está sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso; y desde allí vendrá al fin del mundo a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Universal, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida perdurable. Amén.
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El Credo Niceno es resultado directo del Concilio de Nicea, celebrado en el año 325. Su contenido refleja los debates sobre la doctrina de Dios y la persona de Cristo que se ocurrieron en dicho concilio.
Creo en un solo DIOS, PADRE todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.
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Creo en un solo Señor, JESUCRISTO, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz. Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros los hombres y por nuestra salvación, bajó del cielo; y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre.
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Y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin.
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Creo en el ESPÍRITU SANTO, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo, recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas.
Creo la iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.
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Desde un punto de vista cristiano, la fe no está reñida con la razón, dado que Dios es el creador del intelecto.
Dios es la fuente de toda sabiduría y el Espíritu Santo da dones de sabiduría y discernimiento a la humanidad.
Por eso, todo acto de reflexión teológica debe ser coherente, siguiendo las reglas de la lógica.
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Por siglos, la filosofía se vio como una disciplina ííntimamente relacionada a la teología cristiana.
En general, la filosofía era vista como la disciplina que preparaba al ser humano para el estudio profundo de la teología cristiana.
La filosofía nos ayuda a examinar las realidades humanas, ponderando sus implicaciones para la vida.
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Finalmente, la experiencia humana misma es una fuente para la teología cristiana.
La reflexión teológica analiza la vida humana a la luz de la fe, buscando posibles avenidas de acción pastoral.
La experiencia debe analizarse usando las herramientas que nos dan las ciencias sociales, tales como la sociología y la antropología, entre otras disciplinas.
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En cierta medida, la mención de estos cuatro elementos como las fuentes de la teología cristiana se ha convertido en un lugar común en el estudio de la teología.
Algunos eruditos llaman a este cuarteto de ideas “El Cuadrilátero de Wesley” o “El Cuadrilátero Wesleyano”, pues la tradición wesleyana tiene la reputación de ser Bíblica, racional, tradicional y experiencial.
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Ver * Pensar * Actuar
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La Teología Pastoral parte del análisis de la realidad que viven nuestras comunidades de fe. Esa realidad incluye tanto las creencias y prácticas sociales de la Iglesia como las condiciones del contexto donde ministra.
Dicho de otro modo, la Teología Pastoral hoy sigue un modelo de “acción-reflexión”. Es decir, de reflexión crítica sobre la práctica de la fe.
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En términos generales, ese modelo incluye la consideración de tres componentes básicos:
1. La experiencia que viven nuestras comunidades, analizada a la luz de las ciencias sociales.
2. Las tradiciones de fe, partiendo de la Biblia y pasando por la historia y la doctrina cristiana.
3. Las implicaciones prácticas y razonables para la Iglesia y la sociedad.
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Este modelo también se conoce como el método de ver, pensar y actuar.
1. Ver: Se refiere al análisis tanto de la Iglesia como de la sociedad, usando las ciencias sociales.
2. Pensar: Reflexiona sobre la realidad a la luz de la Biblia, la historia de la Iglesia y las doctrinas cristianas.
3. Actuar: Propone una práctica pastoral derivada de la reflexión sobre la realidad.
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Este método supone movimiento constante, donde la Iglesia analiza su fe continuamente con el propósito de desarrollar una práctica pastoral cada vez más efectiva.
Algunas personas hablan de una circularidad o de una espiral hermenéutica, donde se pasa de la acción a la reflexión, de la reflexión a la acción y así sucesivamente.
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Ministerial * Educativo * Liberador * Práctico
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A continuación presento otros modelos teológicos que también buscan motivar una reflexión teológica sobre la práctica de la fe que conduzca a una acción pastoral cada vez más efectiva.
Recuerde que todos los modelos presuponen la interacción de las cuatro fuentes para el pensamiento teológico: la Biblia, la tradición, la razón y la experiencia.
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El propósito principal de este modelo, que se divide en tres etapas, es facilitar la toma de decisiones:
1. Un grupo de líderes de la Iglesia escuchan información pertinente sobre el asunto bajo consideración.
2. Una conversación vigorosa sobre los elementos escuchados.
3. La toma de una decisión informada.
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Este modelo tiene cinco etapas:
1. Identificar el “tema generador” en el cual se ha de enfocar la actividad.
2. Involucrar a las personas participantes en un proceso de reflexión crítica.
3. Hacer referencia a la historia bíblica y a las visiones que surgen de ella.
4. Pedirle a la audiencia que compare su historia con la historia bíblica.
5. Decidir qué acción se debe tomar en respuesta al al problema planteado por el tema generador.
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Este modelo se basa en la sospecha de que la tradición recibida ha omitido elementos importantes para facilitar la liberación del pueblo. Tiene cuatro etapas:
1. Descripción de la realidad.
2. Análisis de la tradición recibida.
3. La búsqueda de elementos importantes, suprimidos por razones ideológicas.
4. Un nuevo análisis de la realidad, a la luz de los nuevos datos encontrados en nuestro estudio.
5. El desarrollo de nuevas prácticas pastorales que promueven la autodeterminación del pueblo.
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Este modelo, que se concentra en la relación entre la Iglesia y la sociedad, tiene cuatro etapas:
1. Descripción del significado religioso de las prácticas personas y sociales actuales.
2. Consideración de lo que la historia de la teología de la Iglesia dice sobre el tema.
3. Articulación de nuevas ideas teológicas sobre el tema.
4. Formulación de nuevas estrategias para la acción pastoral
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Ref lexión continua
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La consideración y el desarrollo de nuevos modelos para la reflexión teológica sobre la acción pastoral de la Iglesia es crucial para el futuro de la fe cristiana.
Esperamos que esta breve reseña sobre el método teológico sea de alguna ayuda a la hora de analizar la vida y la obra de la Iglesia hoy.
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Kinast, Robert L. What are they sayingabout theological reflection? New York/Mahwah, NJ: Paulist Press, 2000.
Libanio, J.B. y Murad, Alfonso: Introducción a la teología: perfiles, enfoques, tareas. México, D.F.: Ediciones Dabar 2009.
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