clastres la economia de la abundancia

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antropologia, Clastres. La economia de a abundancia

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  • Portada. talacha y fusile:": .Jorge Roble:3. ,Cictor Hugo v Ce~ar Pt:z:~:roZi2'aFoto Portada: Ludka De C;'ortan 1\:.

    Esta edi~i6n t'S suplemento de testimonz'osRe\ist:l de Coordinacin :"'ibertariaOctubre de 1987"

    CUlCI~l'rpartr:de .::3ta uublicacin incluido d dse(o dI? f.urtdd" ..J. 1.. l.

    J d .. 1 \ 'J l'DlJi-; e s

  • PIERRECLAST S

    FernandoSavater

    Cules son los puntos de vista fundamentalesdePierre Clastres, tal como los expone en su obra enaportacionestericas, Jlla sociedadcontrael Estaca"?En sustancia,podemosdecirquesetratade unacrticaradical de las opiniones habitualmente sostenidasrespectoa las sociedadesprimitivas.Desdehacepor lomenos cuatro siglos se sabeque hay numerosassocie-dades salvajes sin Estado ni cualquier otro tipo depoder institudo y separado,es decir, sociedadesqueignoran la divisin entre los especialistasen mandary los obligados a obedecer. Fueron precisamentelas.

    "tribus sudamericanaslas que brindaron los primerosejemplos de estas sociedadessin Estado y los misio-neros se asombraban de encontrar a unos pueblos"sans Roi, Foi ni Loi", en los que no poda sealarseni atisbo de una divinidad nica y creadora,ni tam-poco una jefatura establecidacon efectivasfunciones"de mando. Un filsofo del Siglo XVIii, el escocsDavid Hume, escribeen su "Tratado -dela naturalezahumana": "El estado de sociedad sin gobierno esuno de los ms naturalesestadosde los"hombres...las tribus de Amrica viven en concordia y amistadentre los miembros'de cada comunidad sin ningngobierno establecido". Los "jefes" que podemosencontrar"enestospueblossonsencillamentelosdeten-tadoresde la Palabra,es decir, algoas como oradoressagradosque repiten incansablementelos mitosfunda-cionales de la !ribu, pero carecende toda posibilidadindividual de modificar la tradicin o de ordenarefectivamentealgo a un sbito en provecho propio.Los salvajes, insiste Clastres, son, iguales porque nosoportan ninguna verticalizacindel poder, no hayentre ellos atisbas de la'oirmide burocrtica'.Hasta- .aqu todo armoniza ms o menos bien con lo yasabido. El contlicto se inicia cuando cpnsideramosdos de los ms caros dogmasde la teora marxista:

  • primero, que estas sociedadesviven igualitariasy sinjefes porque padecen la ms extrema indigencia, sueconoma est -reducida al mnimo imprescindiblepara la subsistencia; segundo, que en cuanto el desa-rrollo de las fuerzas productivas aumenta sus riquezasy permite una acumulacin de excedente, surgeninmediatamente los explotadores que se apoderan deste y establecen el Estado como forma de protegersu privilegio. Respecto al primer punto, la opinintpica es la expuesta por Ernest Mandel en su l/Tratadode economa marxista", donde afirma: "Cuando msprimitivo es un grupo, tanto mayor parte de su trabajoy de su existencia toda estocupada por la bsquedayproduccin de alimentos ... Si seadmite que la huma-nidad existe desde hace un milln de aos, ha vividopor lo menos 980,000 en nuestroestadode indigenciaextrema". Pues bien, Clastres, apoyado en los escritossobre economa primitiva de MarshaJI Sahlins, JacquesLizot y otros especialistas, niega precisamente estesupuesto. Los primitivos viven en la abundancia,si por tal entendemos el tener todas sus necesidadesperfectamente cubiertas con un mnimo de dos horasde trabajo diarias; incluso en las condiciones msduras, raros son los salvajes que deben trabajar mscuatro horas al da, incluyendo en stas lasactividadesde casa,pesca, recoleccin y fabricacin de instrumen-tos. Estos pueblos no producen ms y no acumulanexcedente porque no les da la real ganahacerla,aunque posibilidades materiales no les faltan; su idealeconmico es la autarqua, el bastarse a s mismos,

    .y en cuanto la alcanzan cesanel trabajo y se dedicanal canto, la teolog a o gastarsebromas unos a otros.y el Estado? Clastressostieneque el Estado no apare-ce como consecuencia de la divisin social en exp-ota-dores y explotados, para salvaguardar las riquezas ylos privilegios de los primeros, sino que es precisamentesu aparicin la que provoca la divisin social en clases,la acumulacin de excedente y el resto de lo quellamamos" Historia". La priI77eradivisinnoesecon-mica,sino poitica,'no separaa los quetienende losqueno tienen,sinoa los quemandande losqueobe-decen. Los salvajes procuran evitar Dar todos losmedios a su alcance la aparicin de u~ jefe que llsetome en serio", de un 1der que pretenda institucio-nalizar la primaca puntual que ha tenido en unas

  • cuantas expediciones de caza o en algunos encuentrosblicos; porque cuando tal jefe aparece por una u otrarazn de l derivan la obligacin de trabajar ms 21l,de lo imprescindible, !a glorificacin de unos interesesprivados como "bien comn" de un ente abstracto,el Pueblo o la Nacin, que el jefe encarna, y la buro-cratiz3cin progresiva de la sociedad. Consecuencia

    lgica de sto es suponer que mientras no se liquidenlas desigualdadesde poder, permanecer la exp;otacinen la sociedad, pues es imposible acabar con staconservando. aqulla, ya que las une una reaccinde causay efecto.

    No se crea que Pierre Clastres idealiza a los salvajesy predica una especie de retorno a lo primitivo. Por elcontrario, mostr muy bien la absoluta necesidadque tienen las sociedades primitivas de mantenersepermanentemente en guerra con sus vecinos, comomedio de asegurar su independencia, identidad ycohesin social. Tambin seal que " ausencia deEstado equivale a la perpetuacin r'~]urosade 10tradicional, que los individuos tienen que acatarsin intervenir en su modificacin para bie!! ni paramal. No obedecer al capricho de otro supone aceptarcomo norma lo establecido por los Antepasados.Con los primeros jefes naceel dominio del hombre porel hombre, la explotaCin y la burocracia, pero tam-bin la proclamacin de lo social con constante inven-cin humana, reconocimiento de que los actualeshombres, vivos y activos {no dioses o hroes funda-dores} tienen posibilidad, derecho y capacidad demodificar en cada Tic,mento lo establecido, sea por

    coaccin de unos pocos sobre os dems o por pactomayoritario. En una palabra~de la misma raz de laque surge el Estado,.brota tambin el proyecto de unaautonom a radical de la sociedad, autogestionadade modo igualitario y libre. El estudio de los p'ueblosprimitivos no brinda modelos a seguir, sino ilustra-ciones que nos permiten entendernos mejor y proyec-tar con mayor conocimiento de causa lo que deseamosalcanzar. En estos aspectos, la obra breve pero impor-tante de Pierre Cf~stresha de brindarnos ayuda deci-siva. Ojal que la tarea por l emprendida en buscade una antropologa- libre de los dogmatismos econo-mistas y preocupada por la gnesisdel poder poi tico,tenga continuadores lcidos y eficaces.

  • Edad de piedra, edad de la abundancia*

    IP I ROFESOR norteamericano de gran reputa-cin, Sahlins es un profundo conocedor de lassociedades melanesias.Perosu proyecto cient-fico no se reduce, en 3bsoluto, a la ~tnografa de unrea cultural determinada. Rebasando ampliamente elpuntillismo monogrfico, como lo atestigua la varie-dad transcontinental de sus referencias, Sahlins em-prende la exploracin sistemtica de una dimensinde lo social investigad3 hace ya mucho tiempo por losetnlogos, aborda de una maneraradicalmente nuevaelC3mpo de la economa~planteamaliciosamentela cues-tin fundamental: qu ocurre con la economa en lassociedades primi tivas: 1 Ya veremos que este interro-gante tiene un alcance decisivo. De ningn modo por-que otros no lo hayan planteado antesque l. Por quvolver, en tal caso, a un problema que pareca s0lucio-nado desde haca mucho tiempo? Se advierte pronto,si se sih,ruenlos pasosde Sahlins, que no slo la cuestinde la economa prilnitiva no haba tenido, en la medidaen que constitua un problema, una solucin digna deeste nombre, sino que, sobre todo, numerosos autoresla han tratado con una increb1eligereza,cuando no sehan entregadonada menos que a una verdaderadefor-macin de los hechos etnogrficos. Nos vemos enfren-tados de este modo no ya al error de interpretacinposible en el movimiento de toda investigacin cient-fica sino -aunque parezca imposible- a la' empresa

    * Prefacio de Pierre Clastres a la obra de Marshall Sahlins:StoneAgeEconomics("Economa dela Edad depiedra").

    1. Aclaremossin tardanzasun eventualmalentendido.La eco-noma de la edadde piedra de la cualhablaSahlinsno sere-fiere a los hombresprehistricossino -claro est- a los pri-mitivos observadosdesdehacevariossiglospor los viajeros,los exploradores,los misionerosy los etnlogos.

  • Una eCOl1om fadesubsistencia?

    todava i:1geniosa,como intentaremos demostrarlo,' Ide adaptar la realidad social primitiva auno.concepcin de la sociedady de la his- Adaptarlatono.adoptadadeantemano.En otros tr- realidada laminas, ciertos representantesde lo quese teorfa,envezllama la antropologa econmica no han deadaptarla's'abidosiempre(es lo menosque sepuede teor.{aa ladecir) establecerla lnea divisoria entreel realzdaddeber de objetividad, que obliga comomnimo a respetarlos hechos, y la preocupacinporpreservarsusconviccionesfilosficaso polticas. Y des-de el momento en que, en forma deliberadao incons-ciente (impor.tapoco), se subordina el anlisisde loshechossocialesa t:11o cual discursosobre la sociedad,mientrasque la ciencia rigurosa exigira muy exacta-mente lo contrario, nos vemosarrastradosde una ma-nerabastanterpidaa las'fronterasde la mistificacin.

    El trabajo ejemplarde MarshallSahlinsseconsagraadenunciar esa rnistificlcin. Y nos equivocaramossisupusiramosquesu informacinetnogrficaesmuchoms abundantc'que la de sus predecesores.Aunque esun investigadorde campo.no aportaningnhechoper-turbador, cuyo carcter novedosoobligaraa reconsi-derar la idea tradicional dc la economa primitiva.Se conforma -pero con qu vigor~- conreestableceren su realidadlos datos haceya muchotiemporecopi-lados y conocidos. opta por interrogardirectamenteelmaterial disponible.descartasin piedadlasideasadmi-tidas hasta entoncesa propsito de esematerial.Valedecir que la tareaque se asignaSahlinspodra habersido emprendidaantes que l: el leg:jo,en suma,ya,estabaall, accesibley completo.PerJ Sahlinsesel pri-mero que lo ha vuelto a abrir: correspondesaludarlo.como a un pIonero.

    De quse trata'?Los etnlogoseconomistashande-sarrollado incesantementela ideasegnla cual la eco-noma de las sociedadesprimitivases unaeconoma de subsistencia.Es del todo evi-dente que tal enunciado no quiereser lasimple repeticin de una perogrullada,a saber, que la funcin esencial.cuandono exclusiva.del sistemade produccin de una sociedaddadacon-siste, desde luego, en asegurarla subsistenciade losindividuos que componenla sociedaden cuestin.Delo cual ,esuIta que 31 c;SLi blecerquela economaarcai-

    /

  • " ,

    ca es una economade subsistencia,se designaen me-nor medida la funcin general de toc!osistemadeproduccin que la forma en que la economa primi-tivacumpleestafuncin. Se dicequeunamquinafun-ciona bien cuando cumple satisfactoriamentela fun-cin para la cual ha sido concebida. Mediante uncritero similar se evaluarel funcionamientode lamquina productiva en las sociedades primitivas.Esta mquina funciona de conformidadcon los ob-jetivos que le asigna la sociedad,asegurade maneraconveniente la satisfaccin de las necesidadesmate-riales del grupo? He aqu el verdaderoproblemaquese debeplantearcon respectoa la economaprimitiva.La antropplogaeconmica"clsica" lo solucionaconla idea de la economa de subsistencia:la economaprimitiva es una economa de subsistencia,en el sen-tido de que a duraspenasalcanza,en el mejor de loscasos, a asegurarla subsistenciade la sociedad.Susistemaeconmicopermite a los primitivos,a costadeuna labor incesante.!la morir de hambrey de fro. Laeconomaprimitivaes una economadesupervivencia,.en el sentido dequesu subdesarrollotcnicole impideirremediablemente la produccin dec.excedentes y laconstitucin de reservasque garantizaranpor lo me-nos el futuro inmediato del grupo.Tal es,en su pocogloriosaconvergenciacon la certezamstoscadelsen-tido comn, la imagen del hombreprimitivo transmi-tida por los "sabios": el salvajeaplastadopor su am-biente ecolgico, acechado sin cesarpor el hambre~atormentadopor.la angustiapermanentede procurara los suyos lo necesarioparano perecer.En pocaspa-labras,la economaprimitiva esuna economadesub-sistenciaporqueesunaeconomadela miseria.

    Sahlins opone a esta concepcin de la economaprimitiva no otra concepcinsino, muy simplemente,los hechosetnogrficos.Entre otras cosas,procedeaun atentoexamende los trabajosconsagradosa aque-llos entre los primitivos que es fcil imaginarcomolosms desprovistosde todo~al estarcondenadospor eldestino a ocupar un medio eminentementehostiLdonde la escasezde los recursossumarasus efectosala ineficacia tecnolgica: los cazadores-recolectoresnmadesde los desiertosde Australiay de Africa delSur, aquellosque precisamenteilustrabana la perfec-cin, a los ojos de los etnoeconomistascomo Hersko-

    g

  • Cinco horasdiariasparaencontraralimentos

    10

    ~, ' b .

    Vl1S, 13 nuSena pnmnlva. Anora bIen, qu ocurre enrealidad? Las monografasen que se estudian,respec-tivamente,los australianosde la Tierra de Arnhem ylos bosquimanos del Kalahari brindan la novedosacaracterstica de presentar datos cuantitativos: allse miden los tiempos consagrados-a las actividadeseconmicas.Y se advierteentoncesque,'lejos de con-sagrartoda su vida a la bsquedafebril deun alimentoaleatorio, estos pretendidos miserableslededicana lo sumo cinco horas por da enpromedio, y con msfrecuenciaentretresy cuatro horas. De lo cual resultaque enun lapso relativamentebreve, .australia-nos y bosquimanosasegurande un modomuy conveniente su subsistencia.Adems, hay queobservar,en primer trmino, que estetrabajocotidia-no rarasveceses persistente,pueslo cortanfrecuentesdetencionespara descansar;en segundolugar,no abar-ca nunca la totalidad del grupo: dejandode lado que'los nios y los jvenes participanen escasao nula me-dida en las actividadeseconmicas,ni siquierael con-junto de los adultos se consagrasimultneamentea labsquedade alimentos. Y Sahlinsseilalaque estosda-tos cuantificados, recopiladosen fecha reciente, con-firman en topa la lnea los testimoniosmucho msantiguosde los viajerosdelsigloXIX.

    Por consiguiente, es por medio de la ignoranciavo-luntaria de informaciones seriasy conocidascomo al-gunos de los padres fundadoresde la antropologaeconmica han inv~ntadoen todas suspartesel mitode un hombre salvajecondenadoa una condicin casianimal por su incapacidadde explotarde una maneraeficaz el medio natural. Estamosmuy lejos de la reali-dad, y el gran mrito de Sahlinsha consistidoen reha-bilitar al cazador primitivo, restableciendo,contra eldisfraz terico (i terico!), la verdadde los hechos.Enefecto, de su anlisisresultaque no slo la economaprimitiva no es una economa de la miseria,sino quepermite, por el contrario, designarla sociedadprimi-tiva como la primera sociedadde abundancia.Expre-sin provocadora, que perturba el entorpecimientodogmtico de los seudosabiosde la antropologa,peroexpresinjusta: si en perodoscortos,y con intensidaddbil, la mquina de produccin primitiva aseguralasatisfaccin de las necesidadesmaterialesde la gente,

  • El capitalista.actual:idealymedidade todaslascosas

    ,,'S porque -como lo seala Sahlns- esa mquina fun-ciona sin llegar a agotar sus posibilidades objetivas;,,'s porque podra, si lo quisiera. funcionar durante unperodo ms largo y con may\; rapidez, producir ex-cedentes, constituir reservas. En consecuencia, si pu-diendo hacerla la sociedad primitiva no lo hace,espor-que no quiere hacerla. Los australianos y los bosqui-manos, no bien estiman haber recolectado una canti-dad suficiente de recurss alimenticios, dejan de cazary de recolectar. Por qu deberan cansarseen recolec-tar mucho m,sde lo que pueden consumir? Por qulos nmades deberan agotarse en transportar intil-mente pesadas provisiones de un punto a otro, dadoque, segn lo seala Sahlins. "las reservasestn en lanaturaleza misma"? Los salvajes no son tan locos co-mo los economistas formalistas, los cuales, por no ha-ber descubierto en el hombre primitivo la psicologade un empresario industrial o comercial, preocupadopor aun1entar sin cesar su produccin con miras aacrecentar su beneficio, deducen, como necios, la in-ferioridad intrnseca de la economa primitiva. Porende, es saludable la accin de Sahlins, quien desen-mascara apaciblemente esta "filosofa"que hace del capitalista contemporneo elideal y la medida de todas las cosas. Noobstante, cuntos esfuerzos para demos-trar que si el hombre primitivo no es unempresario. es porque el lucro no le inte-resa; si no '"r,'n tabiIiza" su actividad, como gustan de'decir los peJeLlltes,no es porque no sabe hacerla, sinoporque no se le da la gana!

    r S I AHLINS no se limita al casode los cazadores.Bajo el ttulo de Modo de Produccin Doms-tica (MPD), examina la economa de las socie-dades "neolticas", de los agricultores primitivos, talescomo se puede observarlos todava en la Melanesia,enVietnam o en"Sudamrica. En apariencia, nada hay encomn entre los nmades del desierto o del bosque ylos sedentariosque, sin descuidar la caza. la pescay larecoleccin, son tribu tarios en lo esencialdel productode sus huertas. Por el contrario, se podria esperar,en

  • El armaznde lasociedad:unaestructurainvariable

    funcin del cambio considerable que representalaconversinde un_aeconomia de cazaenuna economaagraria, la aparicinde actitudeseconmicasdel todonuevas sin hablar, se sobreentiende, de las transfor-macionesenla organizacinmismade la sociedad.

    Basndoseen una masamuy importantede estudiosllevadosa cabo en diversasregionesdel globo, Sahlinssomete a un examendetalladolas figuraslocales(me-lanesias, africanas, sudamericanas,etc~) del MPD,cuyas propiedades recurrentes pone de manifiesto:

    .predominio de la divisin sexual del trabajo;produc-cin segmentariacon fines de consumo; accesoaut-nomo a los medios de produccin; relacionescentr-fugasentre lasunidadesde produccin. Dando cuentale una realidadeconmica(el MPD), SahIns pone enJuego, con razn, categoras propiamente polticas,en el sentidode que afectanel ncleo mismode la or-gan:izacinsocialprimitiva: segmentacin,autonoma,relacionescentrifugas.Existe una imposibilidad esen-cial de pensarlo econmicoprimitivo al margende 10poltico. Lo que deberetener,por ahora,nuestraaten-cin, es que los rasgospertinentesmediantelos cualesse describe el modo de produccin de los agriculto-res de rozado permiten igualmentedelinearla organi-zacin socialde los puebloscazadores.Desdeestepun-to de yista,una bandanmade, al igual lIue una-tribusedentq.ria,est compuestapor unidades de produc-cin y de consumo-los "hogares" o "las casas"- encuyo interior predomina, enefecto,la divisin sexualdel trabajo. Cada unidad funciona como un segmen-to autnomo del conjunto, y si bien la reglade inter-cambio estructuraslidamente la banda nmade,nopor eso estausenteel juego de lasfuerzascentrifugas.Ms all de las diferenciasen el estilo devida; las representacionesreligiosas,la ac-tividad ritual, el armazn de la sociedadno varia entre la comunidadnmadey laaldea sedentaria.Que haya mquinasdeproduccin tan diferentes como la cazanmade y la agriculturade rozado y que seancompa-tibles con formacionessocialesidnticas: he aqu unpunto del cualconvendrmedirtodo el alcance.

    Desde el punto de vista de su produccin para elconsumo, toda comunidad primitiva a3piraa la auto-noma completa; aspira a excluir toda relacin de

  • dependenciarespecto de los gruposvecinos. Expre-sado en una frmula condensada,esel idealautrqui-co de la sociedadprimitiva: produceun mnimo sufi-ciente parasatisfacertodas las necesidades,pero selasarregla para producir la totalidad de esemnimo. Sibien el MPD es "un sistemacongnitamentehostil a laformacin de excedentes",no es menoshostil a de-jar que la produccin se deslicepor debajodelumbralque garanticela satisfaccinde:lasnecesidades.El idealde la autarqua econmicaes, de hecho, un ideal deindependenciapoltica, que estaseguradahastatantono se tienenecesidadde los otros.Naturalmente,esteideal no se realizani en todosladosni siempre.Lasdi-ferenciasecolgicas,las variacionesclimticas,los con-tactos o los prstamospuedenllevara unasociedadaexperimentarla necesidadde un determinadoproduc-to o material,o de un objeto queotrossabenfabricar,sin poder satisfaceresanecesidad.Por esemotivo, co-mo lo muestraSahlins~ciertosgruposvecinos,o inclu-so alejados, se encuentran empeadosen relacionesms o menosintensasde intercambiode bienes.Pero,como tamb-inlo precisaen el transcursodesupacien-te anlisisdel "comercio" melanesio,"las saciedadesmelanesiasno conocen 'mercados',y lo mismo ocu-rre, sin duda, con las sociedadesarcaicas".El MPDtiendeas, en virtud del deseodeindependenciadeca-da comunidad,a reducir en la mayormedidaposibleel riesgoen que se incurre en el intercambiodetermi-nado por la necesidad:"'lareciprocidadentreasociadoscomercialesno es slo un privilegiosino tambinundeber.En trminos especficos,crea la obligacinderecibir, as como de devolver".El comercioentre tri-busnadatienequever con el import-export.

    Ahora bien, la voluntad de independencia-el idealautrquico- inmanenteal MPD en la medidaen queconcierne a la comunidad como tal, en su relacincon las otras comunidades,estavoluntadoperaigual-mente, en cierto sentido, en el interior de la comuni-dad, dondelas tendencias-centrfugasimpulsana cadaunidad de produccin, a cada "casa", a proclamar:j cadauno atiendelo suyo! Desdeluego,tal principio,de un egosmoferoz, rarasvecesencuentrala ocasinde ser llevado a la prctica: requierecircunstanciasexcepcionalescomo el hambre cuyos efectosobservFirth sobrela sociedadtikopia, vctimaen 1953-54de

  • Donesymalhumor

    El "nosotros"esfrgil

    ~Ur.l~anesdevastadores.EstacrisIs,escnbe53hlins, .Lrevella fragilidad del clebre'nosotros' -1Vosotros,los Tikopia- al mis-;no tiempo que demostr en forma evi-dente la fuerzadel grupo domstico.La 'casa' apare-:i como la fortaleza del intersprivado,el del grupodomstico, una fortaleza que en casode crisis se asladel mundo exterior, levanta sus puenteslevadizosso-ciales, cuando no se esfuerzaen saquearlas huertasde susparientes".Hastatantono seproduzcanadagra-ve que altere el curso normal de la vida cotidiana,]acomunidad no deja que las fuerzascentrfugasamena-cen la unidad desu enbdad, y secontinanrespetandaen su seno las obligacionesde la parentela.Por esemo-tivo, al final de un anlisismuy tcnico del caso de.vIazulu,aldea del valle de Tonga, Sahlinscree poder~xplicarla subproduccinde ciertas"casas"por la cer-teza de saberque la solidaridadde los mejorprovistosjugar a su favor: "pues si algunasfracasan,no esaca-so precisamenteporque sabende_entradaque puedencontar con otros?" Pero dejemosqueocurrade impro-viso-el

  • La sociedadprimitiva: unasOI~iedaddeabundancia,querechazalaeconomla

    su totalsatisfaccInnegndosea Ir masall,Los salv:.l--. - -- , .jes producenpara vivir~-oVIvenpara producir: "el:rIPD esuna produccinde consumocuyaaccintien-de a frenar los rcndi.rnientos y a inmovilizarlosen unnivel relativamentebajo". Tal "estrategia"implicaevi-dentementealgoas como una apuestasobreel porve-nir: a saber,que estar.hechoderepeticiny no ae di-ferencia,Y.quela tierra,el cielo y losdiosesvelarnpa-ra mantenerel ete:':1Oretorno delo mismo.Y, engene-ral, eseso lo queocurre: es excepcionalel cambio que(como la cat~strofenatural de la que fueronvctimaslos Tikopia) deforma las lneas de fuerzade la socie-dad. Pero es tambinen la rarezade estascircunstan-cias cuandoquedanal desnudolas lneasde su debili-dad: Hla obligacin de la generosidad,inscriptaen suestructura,no resistela pruebade la desgracia". Im-previsinincurable de los salvajes,como lo dicen lascrnicasde los viajeros?En estaindiferenciase puedeleermsla preocupaci~fundamentalpor su libertad,

    Es efectivamenteuna teora generalde la economaprimitiva la que nos propone Sahlinsa travsdel an-lisis delMPD, Del hechodequeenesaeconomala pro-duccin se encuentraexactamenteadaptadaa lasnece-sidadesinmediatasde la familia,el antfoplogonortea-mericanoinfiere con gran claridadla ley que sostieneel sistema:"" :el MPD entraaun principio antiexce-dentario;.adaptadoa la produccincre-bleesdesubsis--~encia,tiendea inmovilizarsecuandoalcanza.esepun-.to". La comprobacin,fundadadesdeel punto devis-taetnogrfico,dequepor unapartelaseconomasprimi-tivas son subproductivas(trabajo slo de una partede la sociedad,durante tiemposcortosy con intensi-daddbil)y dequepor laotrasatisfacensiemprelasnece-sidadesde la sociedad (necesidadesdefinidas por lamismasociedady no por una instanciaexterior), talcomprobacinimpone pues,en su verdadparadjica,la ideadequelasociedadprimi-tiva es,en realidad,unasociedaddeabun-dancia (con seguridadla primera,tal vezla ltima tambin),pues en su senosesa-tisfacen todas las necesidades.~Pero hace

    .aflorarigu,almente.jLJgi~~q~~~el corazndeestesistemasocial:estructu-

    -raTnie~.t~-(scribeSahlins)all la'econo"';ano existe.Equivale a decir que lo econmico,como unsec-for

  • q~c se ~_espliegasie_una....II1?ri~I.a.au.tnoma._~!J._~Lc.amp()social, estausentedel MPD; esteltimo funciona co-mo-produccin de consumo (asegurarla satisfaccinde las necesidades)y no comoproduccinde intercam-bio (lograr b~neficioscomercializandolos excedentes).Lo que seimpone''::[1resuT1!idas.cuent?s(lo que imponeel gran trabajode Sahlins),esel descubrimientock.9.y_~las sociedades!Jrlnitivassonsociedadesdel rechazodela economa.2: .... -. n

    - -..--.. -

    Los economistasformalistasse asombrande que el. .; '.- -~ .. --._- - - ----- .... ~ --hombre priIT1:ifi~,o'no est~mpulsado,como el capitalis-ta, po~el.gu_~!o_sieLbeneficio: en ciertosentido,setra-ta de eso. La sociedadprimitiv~_~signaa suproduccinuJ~,li.r:niteestrcf~'queseprohibea s mismafranquear,bajo pena de ver que lo econmic.o,escapede lo socialy se"vue1vacontra la sociedad,?briendo en stala bre-cha de la heterogeneidad,de la divisin entre ricos ypobres, de la enajenacinde los unos por los otros::Sociedad sin economa, SirL duda alguna;mejor toda-va, sociedadcontra la economa: tal eslaverdadmani-fiesta hacia la cual nos conducela reflexin de Sahlins

    sobre la sociedadprimitiva. Reflexin rigurosapor sumovimiento, que nos enseams sobre los salvajesque cualquier otra obra del mismognero.Pero tam-bin es una empresade verdaderopensamiento,puesal estar libre de toda dogmtica,abrepasoa las cues-tiones msesenciales:"En qucondicionesunasocie-dad es primitiva? En qu condicionesla sociedadpri-mitiva puedeperseverarensu serindiviso?"

    '[5]-- OCIEDAD sin Estado, sociedad sin clases;es as como enuncia el antroplogo las de-terminacionesque,hacenque se pueda llamar

    2. No se puede dejar de sealaraqu las.investigaciones,igual-mente ejemplares,que lleva a cabo desdehacemuchosaosJ acquesLizot en la ltima'granetnia amaznica,los indiosYanomami de Venezuela.Realizandocentenaresdemedicio-nes de tiemposde trabajoentreestosagricultoresderoz'acto,Lizot ha llegado a conclusionesque convergenexactanlentecon el anlisisde Sahlins sobre el ,MPD. Cfr. enparticularJ.Lizor, "Economa o sociedad?Algunos temasa propsi-to del estudio de una comunidad de amerindios", Jourrt.al, I (' ."" d .l " . IX 1 Q""''''''' 1...,..- -ae .2 ..,.o czete es 11.menean/stes, ., . / : ::;, pags, L.J; - i

  • La sociedadindivisanodelegaelpoderpol{tico

    El Uder: buenoradory IIOavaro,peroposeedordeunaambicindesenfrenada

    , ~ ....... ~ e U . c .'.pfllillYd ui\3. SOGi.su3. Yd 50....kuG,pues, sin rgano separado del poder po-ltico, una sociedad que impide de unamanera de11berada la divisin Jel cuerposocizil en grupos desiguales y opuestos:"La sociedad primitiva admite la penuriapara todos. pero no la acumulacin por algunos", Locual revela toda la importancia del problema que plan-tea la institucin de la jefatura en una sociedad no di-vidida: quocurre con la voluntad igualitarista ins-cripta en el corazn del MPD trente al establecimientode relacionesjerrquicas? El rechazode la divisin queregula el oruen econmico dejara de operar en elcampo de lo poltico? De qu manera el status su-puesto superior del jefe se articula con el ser indivisode la sociedad? Cmo se tejen, entre la tribu y su lf-dcr, las relaciones de,poder? Esta problemtica recorree1 trabajo de Sahlins. quicn la aborda de una manerams directa en su minucioso anlisis de los sistemas

    melanesios de "grandes hombres" donde se unen, enla personadel jefe, la poltica y la economa.

    En la mayor parte de las sociedadesprimitivas seexigen al je fe dos cualidades esenciales:talento orato-rio y generosidad. No se reconocer co-mo lder a un hombre inhibil parahablaro avaro. No se trata, desde luego. de ras-gos psicolgicos personales, sino de pro-piedades formales de la institucin: for-ma parte intrnseca de la posicin de l-der excluir la retencin de los bienes.

    Sahlirls examina en pginas penetranteselorigen y los efectos de esta verdadera obligacin degenerosidad. En el punto de partida de una carrerade "gran hombre" est "su ambicin' desenfrenada":gusto estratgico del prestigio. sentido tctico de losmedios de adquirirlo. Es por demsevidente que paraser prdigo en bienes el jefe debe ante todo poseerlos.Cmo puede procurarlos? Si se elimina el caso. nopertinente desde el punto de vista del problema plan-teado, de los objetos manufacturados que el lder reci-be, por ejemplo, de los misioneros o ue los etnlogos.para redistribuirlos enseguida entre los miembros de

    .la comunidad; si se tiene en cuenta,por otra parte. queen estas sociedadesopera constantementeel principiosegnel cual "la libertad de ganara expensasde otros

  • Explotacindelas fnujeres yacumulacinparael poder

    no est inscripta en las relacionesy las modalidadesdel intercambio", queda como saldque paracumplircon su obligacinde generosidad,el "granhombre"de-ber producir por s solo los bienesque necesita:nopuedecontar con los dems.Los nicosque lebrinda-rn ayuda y asistenciasernaquellosque, por diver-sasrazones,considerantil trabajarparal: lagentedesu parentela, que mantienecon l, desdeesemamento,una relacin de clientela. La contradiccinentrela so-ledad del jefe y la necesidadde sergenerososeresuel-ve igualn1entepor el caucede la poliginia: si bienenungran nmerode sociedadesprimitivasprevaleceengranmedida la reglamonogmica,encompensacin,la plu-ralidad de las esposases casi siempreun "privilegio"de los hombres importantes, es decir, delos lderes. Pero mucho rnsquecomo unprivilegio, la poliginia de los jefes revelaser una necesidad, pues constituye paraellos el medio principal para actuarcornolderes: la fuerza de trabajode lasesposassuplementariases utilizada por el marido con mirasaproducir los excedentesde bienesde consumoquedis-tribuir a la comunidad. En consecuencia.por el mo-mento queda slidamenteestablecidoun punto: en lasociedadprimitiva la economa, en la medidaen que-no se inscribe en el movimientodel \1PD, es tan sloun medio de la poltica; en esaeconoma. la actividadproductiva est subordinadaa la relacin de poder,yes slo al nivel de la institucin de la jefatura dondeaparecena la vez la necesidady la posibilidadde unaproduccinde excedentes..

    Con razn Sahlinsdescubre all la antinomiaentrela fuerza centrf!lga inmanenteal ivfPDy la fuerzain-versaque anima a la Jefatura; tendenciaa la dispersindel lado del modo de produccin, tendenciaa launifi-cacin del lado de la institucin. En el :ugarsupuestodel poder, en consecuencia,seubicara el centroalre-dedor del cual la sociedad,trabajadasin cesarpor laspotenciasde disolucin, seinstituyecomo unidady co-mocomunidad: fuerza de integracinde la jefaturacontra fuerza de desagregacindel MPD: "el 'granhombre' y su ambicin desenfrenadason otros tantosmedios gracias a los 'cualesunasociedadsegmentaria,'acfala' y fragmeritada en pequeas comunidades..~f'''!''',~n ..... - 1 p f'" {' t' nt r'~"';n --,.-.--_'-4;....oma;:, lesueY .. .::>u.....omparlme~H.a..V~. "c:.i,:1

  • El "granhombre"accedeal podercon elsudordesufrente

    constituirse en un campo de relaciones ms vasto yal-canzar niveles de cooperacin ms elevados". El "granhombre" ofrece as, segnSahlins, la ilustracin de unaespecie de grado mnimo en la curva continua del po-der poltico, que conducira progresivamente, porejemplo, hasta las monarquas polinesias: "en esasso-ciedades piramidales se ha logrado la integracinde laspequeascomunidades. en tanto que apenasse ha ini-ciado en los sistemasmelanesios que cuentan con un'gran hombre', y es rotundamente inimaginable en elcontexto de los pueblos cazadores". El "gran hombre"sera, pues, la figura mnima del rey polinesio, y esteltimo sera la extensin mxima del poder del "granhombren. Genealoga del poder desde sus formas msdifusas hasta sus realizaciones ms concentradas: en-contraremos all, en Sll poco misterioso secreto, el fun-damento de la divisin social entre amos y sbditos yel origen ms lejano de la mquina estatal?

    Consideremos lascosasdesdeun punto ms ct:rcano.Como lo dice Sahlins. el "gran hombre"accede al poder "con el sudor de su fren-te"; por no poder explotar a los otros conel objeto de producir excedentes, se ex-plota a s mismo, a sus esposasy a suspa-rientes-clientes:autoexplotacin del "granhombre" y no explotacin de la sociedad por el "granhombre", que evidentementeno dispone del poder deobligar a los otros a trabajar paral. puesprecisamenteese poder es el que trata de conquistar. En talessocie-dades, por consiguiente, no setrata de una'divisin delcuerpo social segn el eje vertical del poder poltico:no existe divisin entre una minora de dominantes

    (el jefe y sus clientes) que mandaran y una mayorade dominados (el resto de la comunidad) que obede-ceran. Es ms bien el espectculocontrario el que nosofrecenlas sociedadesmelanesias.En la medida en queall se puede hablar de divisin, se advierte, en efecto.que si existe es tan slo aquella que separa,en suma.una minora de trabajadores "ricos" de una mayorade "perezosos" pobres. Pero (y esaqu donde tocamosel fundamento mismo de la sociedad primitiva) los ri-cos lo son slo graciasa su propio trabajo, cuyos pro-ductos son apropiados y consumidos por la masa.ociosa de los pobres. En otros trminos, la sociedaden su conjunto explota el rrabajode la rninon'aque

  • Prestigioy poder:no confundir

    rodeaal "granhombre".En consecuencia)cmo ha-blar de poder a propsito del jefe, si,es explotadoporsu sociedad?es una paradjicadisyuninde las fuer~zasque toda sociedaddividida mantieneen la unidad:,por un lado estaraeljefe que ejercesu podersobrelasociedad;por el otro, la sociedadsometiendoa esemis-mo jefe a una-explotacin intensiva?Pero entonces,cul es b naturalezade eseextrao poder delcua:!sebuscaen vano la potenciaque lo habita? QLfocu;-re,enresumidascuentas,con esepoder para cuyo ejerci-cio la sociedad primitiva no brinda el menorasidero?Se puede todava hablarsimplementede poder?Esees,efectivamente,todo el problema: por qu Sahlinsllama poder a aquello que, segnlo demuestrala evi-dencia,no lo es?

    Aqu sedescubrela confusin,casigeneralenla lite-teratura etnolgica, entre el prestigio yel poder. Qu es lo que hace correr al"gran hombre"? Con qu fin transpira?De ninguna manera, con seguridad,conmiras a un poder que -aun si soara con ejercerlo-L1 gente de la tribu se negara a soportar, sino conmirasal prestigio,con mirasa la ventajosaimagenquele refleja el espejodeunasociedaddispuestaacelebrara coro la gloria de un jefe tanprdigo y tan trabajador.Es estaincapacidadparapensarel prestigiosin el poderlo que hace.pesados t::1nIOSanlisis de antropologapoltica y lo que demuestrasersingularmenteengao-so en el caso de las sociedadesprimitivas. Al confun-dir el prestigiocon el poder, no se apreciaensuvalor,en primer trnno, la esenciapoltica del podery delas rel:lcionesque instituye en la sociedad,y luegoseintrG~lCeen la sociedadDrimitiva una contradiccin

    .1-

    que no se puedeab.rirpaso. De qu manerala volun-tad de igualdadde la sociedadpodra adaptarseal de-seo de poder, que quiereprecisamentefundar la desi-gualdad entre quienes mandan y quienes obedecen?Plantear la cuesIn del poder poltico en lassocieda-Jes primitivas obliga a pensarla jefatura en el exte-rior del poder, a meditar este dato inmediato de lasociologa primitiva: all el lder carecede poder. Acambiode su generosidad,qu obtieneel "granhorn-

    bre"7 No la realizacin de su deseode poder, sirlo lafrgil satisfaccj.nde su amor propio; no la capacidadde mandar,sino el goceinocentede una gloriaque se

  • La deuda,categorpo/fricay econlnicafundamental

    agota por mantener.Trabaja, en sentido propio, porla gloria: la sociedadsela concedede buenagana,ocu-padacorno estensaborearlos frutosdel trabajodesujefe. Todo aduladorvivea costadequienlo escucha.

    Por el hechode que el prestigiodel Hgranhombre"no-leprocuraningunaautoridad,sedesprendedequenose puedelocalizarenl el primrgradoenla escaladelpoderpoltico y deque,muyerrneamente,secreaveren l el lugarrealdel poder. Por ende, cmoestable-cer una continuidad entre el "gran hombre" y lasotras figurasde la jefatura? Aqu apareceuna conse-cuencianecesariade la confusin inicial entre presti-gio y poder. Las poderosasmonarquaspolinesiasnoprovienende un desarrollo progresivode los sistemasmelanesioscon "grandeshombres", porque ep talessistemasno hay nadaquepuedadesarrollarse:la socie-dad no dejaque el jefe transformesu prestigioen po-dr. Como consecuencia,es menesterrenunciarresuel-tamentea estaconcepcincontinuistade lasformacio-nes sociales,y aceptarel reconocimiento del cortera-dical que separalas sociedadesprimitivas,donde losjefes carecende poder,de las sociedadesdondesedes-pliegala relacinde poder: discontinuidadesencialdelas sociedadessin Estado y de las sociedaslesconEstado.

    Ahora bien, existe un instrumentoconceptual,des-conocidogeneralmentepor los etnlogos;que permiteresolvermuchasdificu1tad~se trata de la categorade la deuda.Vol-vamospor un instantea la obligacindegenerosidada laqueno puededejardeso-meterseeljefe primitivo. Por qula insti-tucin de la jefaturapasapor estaobligacin?Expre-sa segu'ramenteuna especiede contrato entre el jefey su tnbu, de acuerdocon cuyostrminosrecibegrati-ficacionesque son aptasparasatisfacersu narcisismo,a cambio de un flujo de bienesque derramasobre lasociedad.La obligacinde generosidadcontieneens,segnse ve bien,un principio igualitaristaque colocaen posicin de igualdada los asociadosque intercam-bian: la sociedad ofrece" el prestigio,el jefe lo ad-quiE~ a cambiode los bienes.No hay reconocimientode prestigiosin provisin de bienes,Pero sera desc-nacer la verdaderanaturalezade la obligacindegene-rosidad ver en ella slo un contrato que garantizala

  • La sociedadprimitiva eslasociedadconTrael estado

    igualdadde las partesen cuestin.Ba.ioestaaparienciase disimula la profunda desigualdadde la sociedadydel jefe, porque su obligacin de generosidades, enrealidad, un deber, es decir, una deuda. El lder esten situacin de deuda con respectoa la sociedadjus-tamenteen la medidaen que esel lder. Y estadeudano puede satisfacerlanunca, por lo menosduranteelperodo en que quiere continuar siendo el lder: nobien deja de serIo, la deuda queda canceladaen elacto, pues marca esclusivamentela relacin queune lajefatura y la sociedad.En el coraznmismode la rela-cin depoder se establecela relacinde deuda.

    S d b t h ~h ~-,'~-;r. ,....,.:>n.,.~j. -; h'p,..,e escu re en oncesun 1el,l.Oi'-'iiL...:L,,,,.11dl.::'1vklllas. sociedades primitivas son sOi2i~dad~ssin rgano--parado del poder pso ""0 '-l'onir-;e'-"';p ~;"""~"1n ~".-1""~e ., ..... 11 ~ ::>...L 1........:1 ~_ .........:;'-lL ~..ilv\,..i.\Jque seansociedadessin poder, soci~dadesdondeno seplanteala cuestinde lo poltico. Por el contrario,es elhecho de rechazar la separacindel poder respectodela sociedadel motivo por el cualla tribu mantieneconsu jefe una relacindedeuda,pueseslapropia tribu laque contina haciendousodelpodery ejercindoloso-bre eljefe. La relacindepod,erexiste,por cierto: asumela forma de la deudaque debepagarel lder a perpe-tuidad. El eterno endeudamientodeljefe garantizaa lasociedadque el jefe permanecerexterior al poder,queno se convertir en su rganoseparado.Prisionerodesu deseode prestigio,eljefe salvajeaceptasometersealpoder de la sociedad,pagandqla deudaque instituyetodo ejercicio del poder.Al atraparaljefe en la trampade su deseo, la tribu seaseguracontra elriesgo mortal de ver el poder polftico se-pararsede ellaparavolversecontraella: lasociedad primitiva' es la sociedadcontrael Estado.

    Comq la relacin de deudacorrespondeal ejerciciodel poder, hay que estaren condicionesde descubnr-la en cualquier parte en que se ejerzael pod~r.Es ]eque nos ensean,en efecto, las monarquas.JOlir-l-=siasu otras. Quin pagaaqu la deuda? Qu:1~S50r-.~csendeudados?Se sabebien: son aquellosque 105r~yes.los grandessacerdoteso los dspotasllaman "la g~nt~comn", cuya deuda toma el nombre de [n'buro quedeben a los dominantes.De esto resulta que, en ver-dad, el poder no va sin la deuda,y que,a la inversa,lapresenciade la deuda significa la del poder. Aqu~llos

  • All dondevala deuda,allivaelpoder

    que en una sociedad,cualquieraque sea,detentanelpoder, marcan su realidad y pruebanque 10 ejercenimponiendo a quienes lo padecenel pagodel tributo.Detentar el poder, imponer el tributo, es na sola co-sa, y el primeracto del dspotaconsisteen proclamarla obligacin de pagarlo.Signoy verdaddel poder, ladeudaatraviesade partea parteel campode lo polti-co, esinmanentea lo socialc.omotal.

    Eso equivalea decirque,comocategorapoltica, ladeudabrinda el criterio seguromedianteel cualsepue-de evaluarel ser de las sociedades.La naturalezade lasociedadcambiacon el sentidode ladeu-da. Si la relacinde deudavadelajefatu-ra a la sociedad,significaque staperma-nece indivisa,significa que el poder per-maneceremachadosobreel cuerposocialhomogneo.Por el contrario, si la deudacorre de lasociedada la jefatura,significaqueel poderseha sepa-rado d~la sociedadparaconcentrarseentrelas manosdel jefe, significaque el ser enlo sucesivoheterogneode la sociedadencierrala divisinentredominantesydominados. En qu consisteel corte entre socieda-des no divididas y sociedadesdivididas? El corte seproduce cuando hay una inversindel sentido de ladeuda,cuando la institucin desvaen beneficio pro-pio la relacin de poder paravolverlacontra la socie-dad, divididadesdeentoncesentreunabasey unacs-pide haciala cual asciendesin cesar,bajo la formadeltributo, el eternoreconocimientode la deuda.La rup-tura en el sentido de circulacin de la deuda operaentre las sociedadesuna particin tal que resultaim-pensableen la continuidad: no hay desarrolloprogre-sivo, no hay figurasocial intermediaria.entre la socie-dad no dividida y la sociedaddividida.La concepcinde la Historia como un continuum de formacionesso-cialesque se engendraranmecnicamente,unasa par-tir de otras,se inhibe,en su ceguera,anteel hechoma-sivo de la ruptura y de lo discontinuo,de formularlos verdaderosproblemas:por qu la sociedadprimi-tiva, en un momento dado, deja de codificar el flujodel poder? Por qu deja que la desigualdady la divi-sin anclenen el cuerpo social la muerteque exorci-zabanhastaentonces?Por qu los salvajesrealizaneldeseode poder del jefe? Dndenacela aceptacindela servidumbre?

  • La lecturaatentadel libro de Sahlins suscitaa cadainstante semejantesinterrogantes.No los formula deuna maneraexplcita l mismo,puesel prejuicio conti-nuista opera como un verdaderoobstculoepistemol-gico para la lgicadel anlisisrealizado.Pero sevebienque su rigor 10 aproxima infinitamente a tal elabora-cin conceptual. No ~ engaade ningn modo en lotocante 3. la oposi~inentre el deseode igualdadde lasociedad y el deseo de poder del jefe, oposicinquepuede llegar hasta el asesinatodel ld eL Fue 19queocurri con la gentede Paniai que,antesde matara su"gran hombre", le haban explicado: " ... t no debesser el nico rico entre nosotros;deberamosser todosiguales; entonces, t, es necesarioque seas nuestroigual". Es el discurso de-la sociedadcontra el poder,del cual sehaceecoel discursoinvertido del podercon-tra la sociedad, claramenteenunciado por otro jefe:"Soy un jefe no porque la genteme rrme,sinoporqueme deben dinero y tienen miedo". Primero y nicoentre los especialistasde la antropologa econmica,Sahlins pone las basesde una nuevateora de la socie-dad primitiva, al pennitirnos medir el inmensovalorheurstica de la categoraeconomlcopoltica de ladeuda.

    I P I OR ltimo, esnecesariodestacarque la obrade/' Sahlins suministrauna pieza esencialal legajode un debate que, si bien furtivo hastaahora,no tardar mucho, no obstante, en inscribirseen elorden delda: quocurrecon el marxismoen la etno-loga, y con la etnologa en el marxismo?Interrogantecuyo alcancees tan vasto que va mucho msall dela apaciblepalestrauniversitaria.Recordemossimple-mente aqu los trminosde un problema que seplan-tear, tarde o temprano. El marxismo no es slo ladescripcin de un sistemasocial particular (el capita-lismo industrial): es igualmenteuna teora generaldela Historia y del cambio social. Esta teora sepresentacomo la cienciade la sociedady de la historia, sedes-pliega en la concepcin materialistadel movimientode las sociedadesy descubre la ley de esemovimieno.

  • El marxislnopretendesometerlasociedadindivisaasuspropias/e~ves

    Existe, pues, una racionalidad de la Histo-ria; el ser y el devenir de lo real sociohist-rico responden, en ltima instancia, a lasdetenninaciones econmicas de la socie-

    dad: en resumidas cuentas, el juego y eldesarrollo de las fuerzas productivas son los que de-terminan el ser de la sociedad, y es la contradiccinentre el desarrollo de las fuerzas productivas y las re-laciones de produccin aquello que, enganchando elcambio social y la innovacin, constituye la sustan-cia misma y la ley de la Historia~La teo- La teon'ara marxista de la sociedad y de la historia 'marxista:unesun determinismo econmico que afirma determinismoel predominio de la infraesuuctura mate- econmicoconria1. La historia es pensable porque es ra- predominiodelacional, y esracional porque es,por decirlo infrae~tructura-as, natuf3.!. tal como lo dice Marx en matenalEl Capital: "El desarrollo de la formacin econmicade la sociedad es asimilable a la marchade la naturale-

    za y a su historia... " De ello resulta que el marxismo,como ciencia de la sociedad humana en general,esap-to para pensar todas las formaciones sociales de lascuales la historia ofrece el espectculo. Aptitud, sinduda, pero ms an, obligacin de pensar todas las so-ciedades, para que la teora encuentre en todas partessu convalidacin. En consecuencia, los marxistas nopueden no pensar la sociedad primitiva: se ven obli-gados a hacerla por el continuismo h)strico afirma-do por la teora de la cual se valen.3

    Cuando los- etnlogos son marxistas, someten evi-dentemente la sociedad primitiva al anlisisque convo-ca y permite el instrumento del cual disponen: la teo-ra marxista y su determinismo econmico. Poi con-sit,ruiente,deben afirmar que aun en las sociedadesmuy anteriores al capitalismo la economa ocupa unlugar central, decisivo. En efecto. no hay ningn moti-

    3. Mucho msqueen el "marxismo" de Marx, aqu pensamos,por supuesto,en el marxismo de aquelloshacia los cualesMarx no ocultabasu desprecio,cuandodecaa Engels:"Tsabesque, en cuanto a m, no soy marxista".(Citado enMaximilien Rubel: l1arx ar'tico del marxismo,pg. 21,Payot, 1974.)Epgonos sin talento,los marxistascontempo-rneosproclamanorgullosarnentequesu pensamiento(nnotienenadaquever con el marxismo"vulgar". El suyo,pues,seratan distinguido?

  • En lasociedadindivisalaeconomlano esautnoma:esunamquinadeantiproduccin

    ...j

    va por el cual las sociedadesprimitivas,por ejemplo,seanunaexcepcina la ley generalqueenglobaa todaslas sociedades:las fuerzasproductivastiendena desa-rrollars. De estemodo nos vemosllevadosa planteardos preguntasmuy simples:la economa escentralenlas sociedadesprimitivas? Se observaall la tendenciade las fuerzas productivas a desarrollarse?Son muyexactamentt las respuestasa estaspreguntaslas queformula el libro de Sah1ins.Nos enseaqve en las sociedadesprimitivasla econo-ma no es una "mquina" de funciona-miento autnomo: es imposiblesepararlade la vida social, religiosa,ritual, etc. Noslo el campoeconmico no detem1inaellugar y los lmites del campodela econo-ma. No slo las fuerzasproductivasnotienden al desarrollo sino que la voluntad de subpro-duccin es inherenteal ?vIPD. La sociedadprimitivanoes el juguetepasivodel juego ciegode las fuerzaspro-ductivas sino que, por el contrario, es la sociedadlaque ejercesin cesarun control riguroso y deliberadosobre su capacidadde produccin. Es lo.social lo queregula el juego econmico; en ltima instancia,es lopoltico lo que determinalo econmico.Las socieda-des primitivasson "mquinas"anriproduccin. Cules, entonces,el motor de la historia? emo deducirlas clasessocialesde la sociedadsin clases,la divisinde la sociedadindivisa,el trabajo alienadode la socie-dad que slo alienael trabajo de!jefe, el Estado de lasociedadsin Estado? Misterios. Resulta de todo esoqueel marxismono puedepensarla sociedadprimitiva,porque la sociedadprimitiva no es pensableenel mar-co de estateora dela sociedad.El anlisismarxistava-le, tal vez, para sociedadesdivididas o para sistemasdonde aparentemente,la esferade la economaescen-tral (el capitalismo).Tal anlisises, msque estrafala-rio, oscurantistacuando se quiere aplicar a las socie-dadesno divididas,a las sociedadesqueseplanteanend rechazode la economa.No se sabesi es fcil o noser marxistaen filosofa; se ve bien,en cambio,que esimposibleserioenetnologa.

    Iconoclastay saludable;fue as como alificamoselgran trabajo de Marshall Sahlins, que derribala5mis-tificacionese imposturascon las cualesse conforman,demasiadoa menudo, las cienciasllamadashumanas..

  • Ms preocupadoen elaborarla teora a partir de loshechosque en adaptarlos hechosa la teora, SahliI1snosmuestraquela investigacinslo puedeservivientey libre, puesun granpensamientopuedeperecersi sedegradaenuna teologa.Los economistasformalistasylos antroplogosmarxistastienenalgoen comn: sonincapacesde reflexionarsobreel hombrede las socie-dadesprimitivassin inc1uirlo en los marcosticos yconceptualessalidosdel capitalismoo de la critica delcapitalismo.Sus emprendimientosinsignificantestie-nen el mismolugar denacimiento,y producenlos mis-mos efectos:hacen,unos y otros, una etnologade lamiseria. Y es el gran mrito de SaWinsayudarnosacomprenderla miseriadesu etnologa.

  • .. .;IDvaClonA 500la~anos de

    Jorge Robles y Ricardo FlawersM

    El nacimiento formal de la antropologacomodisciplinasocial esal mismo tiempo que la conquistadelmundo por el hombreblanco.Laconquista con la espaday el mosquetefue acompaadapor la obliga-cin de una nuevamoral, una nuevaforma poltica, unarazndesery\ivir acorde con el conquistador. Y los pueblos fueron sojuzgados,masacrados,exterminadosy esclavizados... pero la vida, la libertadpermanecienmucho"sdeellos.

    Los iroquesesrecibieron al blanco con buen humor y gusto, cons-truyeron para ellos sus primerascasas,los aceptaronparacompartirsumundo. El blanco los admir, seinspir ensuorganizacinfederalpararedactar algunos de los principios constitucionalesde los Estado;,;Unidos de Amrica. Pero tambin fueron masacradosy encerradosenreservaciones.Otros pueblosseenfrentarona laviolenciadelblancoconla violencia del indio, y tambin fueron aniquilados,y encerradosenreservaclOnes.

    En sudamricala cacera del indio es aun un gran negocio.Se les.bombardea,se les infectapor medioderopa y cobertorescontaminadosprovocandoepidemias;en mesoamricade unos 20 millonesdeindge-nas a los pocos aos de la conquistaespaolasolo quedabaunos dosmillones.

    Portugueses,holandeses,ingleses,espaolessurcaronlos maresy secomieronal mundo. Pero la libertadsobrevivi.

    An en 1\iJxicola resistenciaindgena se deja sentir cuando lascomunidadesindias imponen sus normasy criteriosensu organizacin,en el reconocimientode sus lenguas(En la EscuelaNacionalde Antro-pologa e Historia no es reconocido el nhuatl como segundoidiomaopcional, por increble que estopuedaparecer.)

    Los mayas, los mayos, los yaquis, los zapotecosy as podemosenumerarlas decenasde pueblosexistentesenla reginmexicanaqueapesarde todo y contra todo viven la libertad,su libertady asu manera.

    En el estadode Oaxaca, existenaproximadamentemil municipios,organizadosensu mayora de maneraautnomadelestado.Legalmentese necesitapor los menos cinco mil habitantespara formar un muni-cipio, pero en la regin zapotecael nico criterio vlido es el de lacomunidad: existenmunicipiosde quinientoshabitantes.Es la voz de lacomunidadla que mandasobre su propiaorganizacin.Tienensus for-mas polticas de organizacinindependientedel juego poltico de par-tIOOS.

  • Generalmenteel concejo municipalconsta de cinco elementos;elpresidentemunicipal,el sndico y tres regidores.El msimportanter'Sel presidente.Son nombradospor un periododeuno a tresaos,segnla comunidad,sin posibilidaddereeleccina menosquepasen"muchosnulOS". Ser pre3identemunicipal trae consigo muchos problemas,sibien para lograrel puestohay quetenerunai'magende recto,el puestono escodiciadopor nadie,puesel presidenteno tienederechoa ordenar

    nada a nadie, no tiene autoridad algunadentro de la comunidad;"Anadie le gusta limar un cargo;simp'lementeno nosgusta.Slo por lafuerza nos obligana hacerla.Las gentesquevotanpor un candidatonosestncastigando.Es un castigo.,,1

    Se nombrana los miembrosdel consejomunicipalensamblea,sin laparticipacin1 de ningn partido P91tico. Los elegidostienen la obli-gacin de representara la comunidad'ante los de afuera, ya sea otr-comunidad, las autoridades del estado o las federales.No puedenocupar su tiempo lib~ementeparaejercerotrasactividadesajenasa su

    cargo. 0.-!uchosde ellos(no recibenpagoalgun02)contraendeudasquetardan en pagartoda la vida. La vigilanciasobre ellos por partede lacomunidades muy estricta,cuando alguno de ellos es sospecho50dehaber,sidosobornadopor el estado,son destituidos,castigadoso expul-sados de la comunidad.. Ha habido casosde presidentesmunicipalesmuertospor la comunidad.3

    La jefaturaesun cargosin autoridady demucharesponsabilidad.La cohesininternade la comunidadla dan dos actores,uno esel

    continuo enfrentamientocon las autoridadesestatales,paramantenervivasu propiacultura,enfrentamientoqueexigedeellosunacohesinyunidad a toda costa, convirtiendo los problemasinternos en asuntossecundariosv el mantenimientode un frente comn en contra del

    poder. El ot;o factoresel "apoyo muto" o en~apotecoel GWZO':-;o laGuelaguetza4, que consisteen colaborarcon trabajo y comidao leaaquien lo necesite,seapariente,vecinoo amigo.

    Las laboresdel campo,ensu mayora,serealizande estamanera.A.s podemosrastrearcasosen las diversascomunidadesindias del,

    palS.

    1 PabloMartnez, regidorenIJ;tepejicit. por]osephW. Whitecotton.Los:::apotecas:prncipes, sacerdotesy campesinosFCE Mex.d.f. 1985.pago277.

    2 OsearAlvaroCruz Daz La solidaridadsocialcomobasede la resistenciaapartir del intercambio(GWZOi\) Tesis de tic. en EtnolingilistaINICentro deInvestigacionesy estudiossuperioresenantropologasocial.Patzcuarot\Iich.1982pag.55.

    3 IdemPg.278

    4 FilemnBeltrn~lorales.JJedicinatradicional en la comunidad =apotecadeZoogocho, Oaxaca.TesisdelicenciaturaenEtnolinguistaINICIESAS, Ptzcuaro,\1ich.1982.pago31.