cheon seong gyeong libro 007

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EN EL MUNDO ESPIRITUAL
 
Capítulo 1. La Naturaleza de la Vida y la Muerte ………………… 667
Sección 1. Las Tres Etapas de la Vida …………………………… 667
Sección 2. La Estructura Dual de los Seres Humanos ……… 676
Sección 3. El Signicado de la Muerte ………………………… 680
Sección 4. El Signicado del Cielo ……………………………… 686
Capítulo 2. La Naturaleza del Mundo Espiritual ………………… 693
Sección 1. La Realidad del Mundo Espiritual …………………… 693
Sección 2. La Vida en el Mundo Espiritual ………………………704
Sección 3. Los Ángeles y el Mundo Angélico …………………… 711
Sección 4. El Camino al Reino de los Cielos …………………… 715
Capítulo 3. La Vida Terrenal nos Prepara para la Vida Eterna … 724
Sección 1. Vida Eterna ……………………………………………… 724
Sección 2. La Preparación para el Mundo Espiritual ………… 729
Sección 3. Desarrollando Nuestra Espiritualidad ……………… 745
Sección 4. Familias Bendecidas y Vida Eterna ………………… 750
Capítulo 4. La Resurrección por Retorno y el Trabajo Espiritual ……………………………………… 759
Sección 1. Los Últimos Días y la Resurrección por Retorno ……………………………………………… 759
Sección 2. El Trabajo de los Espíritus Divinos y los Fenómenos Espirituales ……………………………… 764
Sección 3. La Resurrección por Retorno de las Personas en el Mundo Espiritual ………………………………… 769
LIBRO 7 LA VIDA EN LA TIERRA Y EN EL
MUNDO ESPIRITUAL
 
Sección 1. Las Tres Etapas de la Vida 1 Yo nací a través de tres grandespadres. El primer padre es el mundo material. Fui creado como el centro de la mate- ria, como un material complejo con todos los elementos extraídos del mundo material. Desde este punto de vista, estos elementos materiales son en sí los antepasados que me hicieron nacer y, al mismo tiempo, el mundo material es una expansión mía. El universo es tal que solo cuando se encuentra en el ideal de amor, la materia puede sentir satisfacción. Todas las células tienen la intención de vivir cómodamente en posiciones reguladas por el ideal del amor. Si llegaran a ser poco cooperati-  vos, todo se desviaría. El segundo padre son los padres que dieron a luz a mi cuerpo. Los padres que me die- ron a luz me permitieron nacer con una forma denida. Sin embargo, no importa lo mucho que lo intenten, los padres no pueden convertirse en los dueños del amor. Pueden ser los due- ños de mi vida, pero no pueden ser los dueños del amor. El dueño del amor es Dios. Dios existe en la universalidad y la eternidad del amor porque Él es el sujeto del amor, un padre centrado en el amor. Por lo tanto, el tercer padre es Dios. De esta manera, tenemos tres grandes padres.
El Sendero de la Vida a Través de Tres Eras: en el Vientre, en la Tierra y en el Cielo 2 Los seres humanos viven por espacio de diez meses en el vientre de la madre, cien años en el mundo físico y por la eternidad en el mundo espiritual. Nues- tra cara tiene tres niveles: la boca, la nariz y los ojos. Estas representan las tres eta- pas de la vida humana. Nuestra boca sim- boliza la etapa en el vientre, el mundo material. Nuestra nariz representa la etapa en la tierra, el mundo terrenal, y nuestros ojos representan la etapa del cielo, el mundo espiritual. El agua en el vientre de la madre es un universo de libertad para el bebé. A pesar de que el bebé tiene que estar encorvado todo el tiempo y no puede patear como le plazca, y su nariz y  boca están bloqueadas, ese lugar sigue siendo un universo de libertad para el bebé. El recipiente que suministra al bebé todo lo necesario está unido a su ombligo, y el bebé puede respirar solo a través de ese cordón umbilical. Aún así, ese lugar continúa siendo un universo de libertad para el bebé.
3 Cuando estaban en el vientre, ¿pensa- ban cosas como “voy a salir al mundo y  comer miel, tortas de arroz, arroz, carne y todo lo demás con esta boca”? ¡No! De hecho, estaban respirando a través del cordón umbilical y pensaban: “¡Si me
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 voy de este lugar, voy a morir!”. A nos- otros nos parece que un feto debe sen- tirse sofocado y sin embargo, el bebé en el útero se estresa por tener que salir, y  dice: “¡Me gustaría no tener que salir!”. Sin embargo, cuando llega el momento y la bolsa se rompe, todo sale rápida- mente. Naturalmente, junto con el cho- rro del líquido amniótico, el bebé nace con seguridad y todo está bien.
4 La vida en la tierra es análoga a la vida en el vientre materno, porque aquí esta- mos rodeados de aire así como vivíamos y nadábamos en el líquido del vientre. En otras palabras, estamos viviendo en una bolsa de aire. El momento que nosotros consideramos como la hora de la muerte es en realidad nuestro nacimiento a la tercera vida. Las libélulas comienzan como larvas y como tal, nadan en el agua; entonces, ellas salen a la tierra y se arras- tran por un tiempo. Luego vuelan libre- mente de aquí para allá, se alimentan de insectos que ni siquiera pensaban comer cuando vivían en la tierra. Vuelan alre- dedor con el mundo entero como su escenario. Muchos insectos se desarro- llan a través de tres etapas de la vida. La mayoría de los insectos tienen alas. Con- siderando el hecho de que incluso los insectos viven en el agua, en la tierra y en el aire, ¿le serviría a los seres humanos, que son los señores de la creación, vivir solamente en la tierra? Por lo tanto, tene- mos alas de una dimensión superior.
5 El período en el útero es la era del agua. Un bebé en el vientre de la madre está o- tando en el agua. Si lo miramos simple-
mente, podemos pensar que al bebé le resultaría difícil vivir en el vientre de la madre, ya que es muy estrecho. ¿No es obvio que el bebé tendría que tomar y eli- minar el agua, ya que está viviendo en el agua? Por esa razón, los bebés en el útero  viven en virtud del conducto conectado a su estómago. ¿Por qué medio se le sumi- nistra nutrientes al bebé en el útero? Es a través del cordón umbilical conectado al ombligo. Por lo tanto, para el bebé en el  vientre, el ombligo es la boca.
6 Un bebé en el vientre de su madre respira; pero, ¿a través de qué? Es a tra-  vés del cordón umbilical, que es un con- ducto conectado al cuerpo de la madre. Sin embargo, sabemos que el bebé tam- bién está conectado con el segundo mundo, el mundo del aire. Después de su tiempo de vida en el útero, el bebé sale, dejando atrás la destrucción. En ese momento, el bebé entona su primer grito; y, al mismo tiempo, su tráquea y  nariz, que fueron diseñados para respi- rar aire, abrazan el mundo del aire. Las fosas nasales están dedicadas a ser la ruta de suministros. Mientras está en el útero, el bebé se prepara para el mundo del aire; y, en el proceso de salir y conec- tarse a ese mundo, el cordón umbilical y el saco amniótico, en n, todo lo que le ha permitido vivir en el útero, se des- truye. El cordón umbilical en el útero se destruye. Al mismo tiempo, el bebé apa- rece en este universo y se encuentra con su Madre Tierra. Luego, comienza a  vivir de elementos suministrados a tra-  vés de su boca. El cuerpo respira a través del cordón umbilical mientras está en el
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útero; por eso, para poder respirar por la nariz, los tubos de aireación, el cuerpo los prepara para que, cuando el bebé lle- gue al mundo del aire, pueda cambiar su modo de respiración.
7 Ustedes nacieron en la tierra con el n de experimentar el amor. Deben respirar el aire que se llama amor. Deben respirar el aire de amor de su madre y su padre. Hay que ir a través de todo en la vida, mientras que sea suministrado con el aire de amor. Una vez que nacieron como un bebé en la familia, es necesario seguir una trayectoria similar a una curva sinusoi- dal, subiendo por la curva y bajando. Nacen como un bebé y, nalmente, con el tiempo, su cuerpo se acaba. Nacidos como un bebé, vuelven a ser un bebé de nuevo. Cuando esto ocurre, ¿que está por suceder? Se van a desapegar del mundo del segundo vientre y se conectarán con el órgano respiratorio del tercer mundo de amor. Dejan atrás sus amados padres y hermanos y entran en el mundo del amor que está en total armonía con el ser original del gran cosmos, Dios. El mundo espiritual está lleno de aire de amor. Por lo tanto, mientras viven en el mundo terrenal, deben equiparse con una línea de alimentación que les per- mita respirar el amor. Por lo tanto, nece- sitan experiencias del mundo espiritual, y realmente deben llegar a ser personas que pueden sentir el amor espiritual y  respirar el aire de amor.
8 Cuando dejamos este planeta tierra, que es como el vientre de nuestra madre, y avanzamos, respiramos con el órgano
respiratorio del amor; es decir, la tráquea del amor. Podemos conquistar la vida eterna solamente si nos conectamos a la tercera edad del amor. Al conectarnos a ese amor podemos volver a Dios. Volve- mos al mundo espiritual uniéndonos con el órgano respiratorio del amor. Sin embargo, todavía nos queda mucho camino por recorrer antes de que poda- mos volver al Ser original, Dios. Ya que el Ser original inició la semilla, esta debe  volver a él después de dar fruto.
9 El vientre, en el que los seres humanos pasan un período de tiempo, es un mundo de agua. El cuerpo humano está com- puesto de tres cuartas partes de agua. Este mundo terrenal es el mundo del aire; pero sus ojos, oídos, nariz y otros órganos sensoriales diseñados para la vida en el mundo del aire no son necesarios mien- tras están rodeados de agua. ¿Respiraron siquiera una vez por la nariz durante los diez meses que estaban creciendo en el útero? Si lo hubieran intentado, habrían muerto. Habría sido una muerte instan- tánea. Entonces, ¿por qué el feto necesita una nariz? Está ahí porque se están pre- parando para el próximo mundo. En el próximo mundo, el mundo terrenal, ustedes viven en una bolsa de aire, no una bolsa de agua. ¿Qué deben hacer en una bolsa de aire? Así como prepararon sus cinco órganos de los sentidos físicos mientras vivían en la bolsa de agua, cuando viven en la bolsa de aire deben preparar los órganos de sus cinco sen- tidos espirituales. Ustedes preparan los órganos de los cinco sentidos espiritua- les, análogos a las orejas, los ojos y la nariz,
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a través de los cuales pueden absorber el amor cuando están en el mundo celes- tial. Al cruzar la colina de la muerte, esos órganos se abren. Necesitarán los órga- nos de los cinco sentidos espirituales en el mundo innito.
10 El agua simboliza la época en el útero. Después, la tierra es la época del aire. Hemos nacido del vientre de nues- tra madre y luego vivimos en la época de aire. Después, el mundo espiritual es la época de los ojos. Es la era del sol, la era de la luz solar. El amor puede decirse que es la luz, porque ilumina, así es un mundo de luz. De esta manera, la vida de los seres humanos pasa por tres eta- pas. Una libélula también; primero vive en el agua, después emerge y vive en la tierra y luego cambia de piel y vuela alre- dedor alimentándose de otros insectos. Por lo tanto, pasa a través de tres etapas. Esto también es así para el señor de la creación. Cuando terminamos nuestro tiempo en el vientre de nuestra madre, ¿nos agarramos a todo lo que usamos allí, o nos separamos de ello, destru- yendo nuestra conexión? Si permanece- mos atados de alguna manera cuando salimos, vamos a estar en serios proble- mas. Sin embargo, si el cordón umbilical se cortara mientras todavía tenemos que comer y respirar a través de él, moriría- mos. Pero cuando salimos del vientre, tenemos que cortar ese cordón umbili- cal. Se debe cortar sin piedad. Salimos destruyendo todo lo del pasado.
11 Cuando llegue el momento, todos los seres humanos tienen que poner n
a su vida en el vientre de su madre y  comenzar su vida en la tierra. Indepen- dientemente de si queremos o no, la ley  del universo funciona de esta manera. Entonces, un mundo nuevo, vasto e ili- mitado se abre ante nosotros, el cual nunca antes habíamos imaginado o soñado. Nuestra vida en el agua termina, y nues- tra vida en la tierra comienza a desarro- llarse. Los diez meses viviendo en el  vientre evolucionan en cien años de vida en la tierra. Los seres humanos llevan  vidas cambiantes y diversas y, mientras lo hacen, se preparan para el mundo espiritual; en otras palabras, el mundo después de la muerte, que es la etapa nal. Por eso les digo que no se preocu- pen por la muerte. Solamente se están mudando a un lugar mejor.
12 Del mismo modo que nunca nos imaginamos la vida en la tierra durante nuestra vida en el vientre, mientras esta- mos viviendo en la carne no podemos imaginar el mundo diferente, eterno e innito que nos espera. Este no es un mundo de desesperación. La vida de cien años vividos en este reino terrenal limitado se transforma en un mundo eterno que trasciende el tiempo y el espa- cio. Al vivir en el útero, se nos suminis- tran los nutrientes de nuestra madre a través del cordón umbilical, y nuestra  vida en la tierra depende de los tres ele- mentos básicos del universo: el agua, el aire y la luz, así como de los elementos nutritivos. Una vez que entramos en el mundo espiritual, sin embargo, ya no necesitamos nutrientes materiales, vivi- mos respirando el amor por toda la eter-
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nidad. En el mundo eterno, comemos, si queremos y no comemos si preferimos no hacerlo. Es evidente que quienquiera que seamos, todos vivimos nuestras  vidas en tres etapas: diez meses en el agua, cien años en la tierra y eternamente en el mundo espiritual.
13 Después de la época del agua viene la época de la tierra y la época de la luz. En este sentido, una persona vive a tra-  vés de tres épocas sucesivas. El sistema solar, con el sol en su centro, está siem- pre en la luz del día. Por otro lado, hay  día y noche en el planeta Tierra. El mundo espiritual siempre está en la luz. La etapa del agua y la etapa del aire con- ducen a la época del amor, y el amor nunca debe ser extinguido. Al igual que la luz del sol, el amor tiene que estar ahí en todo momento; día y noche, ya sea por la mañana, por la tarde o por la noche, ya sea en el polo norte, los trópi- cos, el Polo Sur o en cualquier otro lugar, el amor no cambia. Vamos al mundo espiritual en la época del amor. El mundo espiritual es como un almacén de frutas cultivadas y cosechadas durante las cua- tro estaciones del año. Brilla con una luz como la del sol.
14 Al principio, estábamos envueltos en la placenta de nuestra madre. Esa pla- centa era el recipiente en el que creci- mos. Tiramos todo al separarnos de ello, emergiendo de ese contenedor al nacer. Del mismo modo, nuestro cuerpo físico es el contenedor de nuestro ser espiritual y también vamos a separarnos de él y   volar lejos. En consecuencia, los seres
humanos pasan por el mundo del agua y de la tierra y, nalmente, llegan a vivir en el mundo eterno del amor verdadero, que es un mundo de luz en el cielo. Debido a que el amor en el mundo espi- ritual es el elemento de vida, llevamos a cabo todas las órdenes dadas por el amor de inmediato y nada es imposible. En ese lugar, aun cuando mil millones de per- sonas fueran a cenar a la misma hora y  lugar, la cantidad de alimentos necesa- rios para una esta de este tipo podría ser preparada al instante.
15 La luz que ilumina el mundo espiri- tual es la luz del amor verdadero. El amor verdadero es como la luz del sol, tanto en el mundo terrenal como en el mundo espiritual. Es por eso que deja- mos atrás el régimen de vivir a través de nuestra nariz y llegamos a vivir a través de nuestros ojos. Cuando están  vivos, a través de sus ojos conocen todo con una claridad cristalina y nada se les escapa. Después del mundo de la nariz nos adentramos en el mundo de los ojos, el mundo de la luz. El hecho de que es el mundo de los ojos nos dice que nuestros ojos ven este mundo y  también verán el mundo espiritual. A través de ellos, podemos ver todo lo que nos gusta. Podemos ver los Padres Celestiales, podemos ver a los padres en la tierra, podemos ver la inmensidad del reino de los cielos y compararlo con el reino terrenal. Comprendemos que el mundo espiritual y la tierra son un solo lugar, no dos lugares separados. Nuestros ojos están diseñados para ver ambos lugares.
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Preparando el Órgano Respiratorio de Amor Mientras Estamos en la Tierra 16 En el momento del nacimiento, tan pronto como el bebé nace y da su pri- mer grito, empieza a respirar por los ori- cios nasales y, por lo tanto, se conecta al segundo mundo, el mundo del aire. Cuando sale del mundo del útero y se conecta con el mundo del aire, primero debe perder el cordón umbilical y la bolsa amniótica que sustentaba su vida allí adentro. Estos son destruidos y, simultá- neamente, nace en esta Madre Tierra. Después de que nace, se alimenta a tra-  vés de la boca y respira por la nariz. Pero la comida que se come en la tierra solo contiene los nutrientes necesarios para la vida de la carne, no contiene los ele- mentos esenciales del amor. Por lo tanto, mientras vivimos en este mundo, tam- bién debemos respirar el aire de amor recibido por su madre y su padre.
17 La vida humana es muy corta. Diez años pueden pasar estando apenas cons- cientes de ello. Todo se decide en los treinta años después de su matrimonio. Por eso, el camino de la vida no les espe- rará por siempre. Todos tenemos que morir en algún momento. ¿Pueden uste- des estar seguros de que no van a morir? Ustedes inevitablemente mueren, y cuando se mueren, se van al mundo espiritual. La  vida en la tierra no es más que un instante. Es como los diez meses que llevan en el  vientre de su madre.
18 Dado que el aire en el mundo espi- ritual se compone de amor, si su ser espi- ritual no está preparado, no serán capaces
de respirar cuando entren en el Reino de los Cielos. El mundo aquí es un mundo de aire, pero el otro mundo es el mundo del amor. Deben preparar su ser espiri- tual para sentir amor. A menos que lo hagan, no pueden establecer relaciones en el mundo espiritual. Entonces, ten- drán mayores problemas que tomarán millones de años en resolverse.
19 Después de la vida física, los seres humanos que viven en la tierra vuelven a la tercera época, el mundo original, y   viven en ese mundo de amor. Por lo tanto, tenemos que dotarnos de los órga- nos respiratorios adecuados al mundo de amor y tenemos que salir de este cuerpo físico, al igual que un bebé que irrumpe desde el saco amniótico, destru- yéndolo para poder nacer. Es por eso que una mujer experimenta dolores de parto. De la misma manera, la muerte es como una segunda experiencia de dolo- res de parto. ¿Qué debemos preparar durante nuestra vida en este cuerpo físico? Durante nuestro tiempo en el agua del vientre, preparamos nuestros órganos respiratorios de aire. Del mismo modo, durante nuestra vida física debe- mos preparar la tráquea que respirará amor cuando vayamos al mundo espiri- tual. Cuando salen de su cuerpo, van más allá del entorno limitado de su vida pasada, respiran amor a través de la trá- quea y viven con libertad ilimitada.
20 Los que respiran amor mientras están en la tierra no mueren, sino que  viven en el mundo espiritual. Mientras respiramos dentro del útero de nuestra
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madre, estamos preparando una tráquea adecuada para el futuro mundo del aire. A pesar de que estamos vivos, cuando nos separamos de la placenta que se conecta a nuestro estómago y salimos, somos transformados para existir en una nueva dimensión más elevada, y se nos suministran elementos de dimensiones superiores. Salimos recibiendo una infu- sión de aire. Después de emerger del  vientre materno, ¿para que se están pre- parando? Para el amor. No es solo el aire que se les infunde, sino el amor; ustedes reciben elementos del amor. No se debe comer solamente arroz. ¿De qué debe- rían llenarse durante sus vidas en la tie- rra? Deben formar un nuevo carácter de amor durante este período.
21 Hasta ahora, nadie notó que mien- tras están en el útero, en la era de agua, ustedes preparan los órganos de los cinco sentidos físicos que no necesitan allí. Estos órganos no son necesarios en el útero. Sin embargo, una vez que cortan el cordón umbilical y salen al mundo del aire, los necesitan. Del mismo modo, mientras viven en la era del aire, deben preparar los órganos de los cinco senti- dos internos, espirituales. Estos no son órganos externos. Deben preparar cinco órganos internos celestiales para que puedan llevar una vida ilimitada sin pre- ocupaciones a través de los cuales armo- nizar con el mundo del amor.
22 En la actualidad, tienen una nariz y  los ojos a través de los cuales pueden oler y ver el mundo natural, con algunas limitaciones, durante cien años. Pero
hay un ser eterno dentro de ustedes, permaneciendo inmóvil y esperando, con su nariz, boca y oídos cerrados hasta el momento de su nacimiento. De la misma manera, los sentidos que pueden  ver visiones eternas, escuchar los sonidos eternos, oler las fragancias eternas y degus- tar los sabores eternos están dentro de ustedes, esperando. Son los mismos, pero sin límites. Cuando llegue ese momento, cada uno de nosotros va a poder ir a todas partes, escuchar todo, oler todo y comer de todo.
23 Cuando vayan al mundo espiritual, cantarán canciones de amor y hablarán palabras de amor. Si alguien les habla en forma de ópera en el mundo espiritual, tendrán que responder del mismo modo. Si se les habla a través de un baile, ten- drán que responder con un baile. Se regocijarán eternamente y nunca se can- sarán de bailar. Cuando el baile se inicia en un lugar, todo el cielo baila; y cuando un canto comienza en alguna parte, can- tarán en todas partes. Bailarán con su amada esposa. Si bailaran con la pareja de otra persona, lo harían pensando, “estoy bailando contigo para poder amar cien veces más a mi amada esposa de lo que te amo a ti”. Si bailaran con la pareja de otra persona y se tomaran de las manos, los estimularía a amar a su amada esposa miles de veces más. Cuando van al mundo espiritual, no hay necesidad de que trabajen y no hay noches. Sus ojos están siempre abiertos. Sus órganos están funcionando en todo momento. ¿Y qué trabajo están haciendo? ¿Cuál es el trabajo que disfrutarán hacer, incluso
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cuando sus ojos están abiertos para siem- pre y nunca vayan a dormir? Es el amor. Cuando poseen tal ideal de amor, si dicen: “¡Que aparezca algo!”, aparecerá de inme- diato. Vivirán allí con el amor original como su centro.
El Mundo Espiritual es el Lugar Donde se Cosecha el Fruto del Amor 24 ¿Por qué nacimos? Nacimos por amor. Para producir el fruto del amor, nacemos a través del amor de nuestros padres y crecemos en el abrazo del amor. Después de eso, criamos hijos e hijas a quienes podemos amar en lugar de Dios. Entonces, ¿qué pasa después de que envejecemos? Sentimos todo lo que los padres pueden sentir en el mundo. A través de todo lo que experimenta- mos en nuestra vida en la tierra sentimos la presencia de Dios, y nos convertimos en un fruto de la unidad. Es similar a cómo los árboles dan frutos. Así como se cosecha una fruta que ha absorbido elementos de todas las partes de un árbol, tenemos que volver al abrazo de Dios, porque este es el propósito de nuestro nacimiento. Además, ese es el propósito de Dios para la creación de la humanidad. Podemos llegar a ser uno a través del amor. Por lo tanto, el amor es el estándar con valor innito que no puede ser igualado por el universo entero. Por eso, en el lugar donde nos hacemos uno con el amor no hay nada que no se pueda encontrar. Es un lugar donde todo ha logrado la perfección. Tal lugar es el mundo ideal en el que los seres humanos de hoy en día deben ir. Si llamamos a ese lugar el mundo espi-
ritual, entonces es el mundo espiritual; si llamamos a ese lugar el Reino de los Cielos, entonces es el Reino de los Cie- los. El fruto cosechado de esta manera puede entrar al Reino de los Cielos. No es un lugar donde cualquier individuo pueda entrar. Solo las personas elegibles como compañeros objetos de igual  valor, los que han dado frutos centrados en el amor y han heredado el derecho de dueño sobre el amor de Dios pueden entrar a ese lugar.
25 El primer padre son los padres que dieron a luz a ustedes, pero el segundo de los padres es la tierra. La tierra es el segundo padre de su cuerpo. La tierra les provee de los elementos que ayudan al crecimiento de su cuerpo. Después de pasar por el segundo padre, entran al ter- cer padre en el momento de la muerte. No se puede entrar al tercer padre sin estar preparado. Necesitan parecerse a la forma de Dios, nuestro Padre Original. ¿Por qué, entonces, nos casamos? Nos casamos para reejar la forma de Dios. Dios, como un ser de características duales, es un ser uni- cado que incorpora cada una de las características duales. Las características de Dios se dividen en dos entidades sepa- radas en la forma de un hombre y una mujer, quienes deben unirse llegando a ser como una semilla y volver a la posi- ción de la naturaleza original de Dios. Sin embargo, para perfeccionar esa semilla, deben recorrer el camino del deber del amor. Esto signica que deben nacer y  recibir amor, crecer con el amor como su objetivo, vivir su vida centrada en el amor, e incluso cuando mueren, deben morir
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con el n de volver al amor. A menos que establezcan la meta de vivir por los demás como su centro, su camino les llevará en la dirección equivocada.
26 Deben ser más fuertes que el medioam- biente que los rodea. Deben heredar todas las condiciones que puedan llevar a una satisfacción en el futuro, y su motivación para lograr esta satisfacción tiene que ser más fuerte. Solo entonces pueden com- pletar la satisfacción. Solo entonces se puede permanecer como un fruto que es indispensable para la sociedad humana, allanando el camino para un nuevo proceso histórico. Cuando una persona nace, esa persona tiene que superar el medio ambiente sin fallar. Eso no quiere decir que superar el medio ambiente por sí mismo es el n. Tiene que pasar a través de un proceso mediante el cual se hereda una nueva vida y alcanzar la satisfacción. Después de pasar por este proceso, tiene que ocupar una posición que pueda mos- trar resultados apropiados y prácticos. Por ejemplo, el propietario siembra semi- llas. Estas brotan, crecen y dan fruto; y  luego el dueño las cosecha y las almacena en un granero. Al igual que las semillas, deben pasar por un proceso de ser cose- chados, ya que son necesarios para un cierto propósito.
27 La vida en esta tierra es solo un momento fugaz. Por lo tanto, una per- sona que solamente llora y llora por un niño que ha ido al mundo espiritual, aún no se ha despegado del enredo del reino caído. Cuando esta persona va al mundo espiritual, se encontrará bloqueado por
una pared. Una persona que nace del amor, vive a través del amor y devuelve amor. Siendo su origen la semilla, el fruto producirá nuevas semillas. Cuando pre- guntan por qué nacen los seres humanos, la respuesta es que hemos nacido para el amor ideal. Ya que es un amor eterno, siempre tendrán a su madre y su padre, su esposo o esposa y sus hijos e hijas. Por lo tanto, el amor es precioso. Ya que el amor comienza en Dios y Dios es abso- luto, el amor no puede cambiar. Y porque el amor es eterno, la gente nace por el amor de Dios, viven por el bien del amor y después de vivir su vida de esta manera están en la posición del compañero objeto eterno de Dios, quien vive con Dios eternamente.
28 En el mundo del aire, el espíritu está pegado al cuerpo que lo nutre como si se tratara de un feto. Cuando el cuerpo envejece, el espíritu quiere patearlo e irse. Siendo este el caso, Si Dios observara el cuerpo físico insistiendo en que no quiere morir, ¿qué haría? ¿Se reiría, sen- tiría lástima o le regañaría? Así como nace un bebé y llega a ser el objeto de amor de sus padres, podemos concluir con base en el Principio, que debemos nacer de nuevo en nuestro cuerpo espi- ritual y convertirnos en un compañero objeto eterno de Dios, nuestro Padre espiritual. Así como un bebé nace en el mundo terrenal, donde puede compartir el amor con su madre y su padre, tenemos que nacer en el mundo espiritual donde podemos compartir el amor con Dios, nuestro Padre, que puede moverse por el mundo eterno e innito. Sin ocupar una
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posición como Su compañero objeto, no es posible llegar a ser Sus hijos.
29 El Dios invisible se desarrolla a tra-  vés del Adán visible. Cuando Adán se convierte en el primer dueño del amor y  da a luz y cría hijos e hijas, entonces él, por parte de Dios, puede sentir el reino en sustancia en sentido horizontal. Está la esfera del Dios incorpóreo, la esfera de sustancia de Adán y los nietos, quienes son el fruto de esas dos esferas. La sus- tancia del mundo espiritual y el mundo físico es este fruto. Esa sustancia, sin importar a dónde va, es el fruto perfecto del mundo espiritual y el mundo físico.
30 Ya que nuestros antepasados huma- nos fueron criados en el seno de Dios, no podemos sino desear que Dios mismo  viva en comodidad y felicidad para siem- pre. ¿Sería bueno que Dios se sienta infe- liz? Deseamos que Dios siempre se sienta maravillosamente feliz. Un bebé en el  vientre desea lo mismo. Después de que el Dios absoluto creó a Adán y Eva, mien- tras estaban creciendo, Él debe haber estado en un estado de innita esperanza y felicidad. Debe haber tenido sueños para ellos. Esto también es así para nos- otros. Es similar al hecho de que vivimos por un tiempo en el vientre de nuestra madre, entonces nacemos y empieza nuestra vida en el cuerpo físico. ¿Cuál es la diferencia entre nuestra vida presente en la tierra y nuestra vida en el vientre? Es lo mismo, solo que ahora estamos cre- ciendo en el vientre del universo.
31 Hemos nacido en el amor que repre-
senta a Dios, vivimos en el amor, alcan- zamos el destino del amor al tener hijos e hijas y volvemos a Dios para vivir con Él eternamente. En otras palabras, nuestra  vida comienza con el amor, madura con el amor y se cosecha como el fruto del amor. La muerte es el punto en el que se cosecha el fruto del amor. Hemos reci- bido el amor de nuestros padres, com- partimos el amor de esposo y esposa y  amamos a nuestros hijos. Por lo tanto, tenemos que cosechar los frutos del amor de Dios que han madurado en el mundo interno del amor dispersos en toda nues- tra vida, y debemos llevarlos con nosotros al mundo espiritual. Cuando me uno completamente a través del amor, llego a reejar a Dios. Cuando marido y mujer se unen y realizan completamente las tres etapas del amor y van al mundo espiri- tual, se convertirán, por la eternidad, en el compañero objeto de Dios frente al compañero sujeto eterno que es Dios. Esto ocurre cuando un esposo y una esposa fallecen con el amor verdadero como su centro. Por lo tanto, comenza- mos con Dios y terminamos con Dios.
Sección 2. La Estructura Dual de los Seres Humanos 1 Los seres humanos fueron creados con una estructura dual. Esta doble estructura se compone del espíritu y la carne de una persona, mente y cuerpo. Entonces, ¿cuándo se convierten en uno? No se puede unir a los dos como uno solo cul- tivando la mente y ofreciendo oraciones, no importa cuán despiertos lleguen a ser espiritualmente. El cuerpo tiene cinco principales órganos sensoriales. La mente,
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incluido el espíritu, y la conciencia; tam- bién tienen cinco órganos sensoriales. Solo hay un poder que puede unir a las células de estos cinco órganos sensoriales externos y los cinco órganos de los senti- dos internos espirituales, para que resue- nen juntos y se llenen hasta el punto de estallar. Es el amor de Dios, que es el denominador común del universo. Sin ese amor, la unidad entre la mente y el cuerpo es imposible.
2 En la relación entre nuestro espíritu y  nuestro cuerpo, el más importante es el espíritu. El cuerpo físico persiste durante cerca de cien años y luego muere, pero el espíritu vive eternamente, trascendiendo tiempo y espacio. Independientemente de lo bien que se vista la gente y de lo lujo- samente que vivan en la tierra, al nal, todos los seres humanos mueren. Por lo tanto, antes de pasar al mundo espiri- tual debemos armonizar los estándares espiritual y físicos con éxito y lograr, como un estilo de vida, una unión sus- tancial perfecta del espíritu y la carne. En otras palabras, durante nuestra vida en el mundo terrenal limitado, tenemos la responsabilidad de perfeccionar el espíritu dentro de nuestro cuerpo.
3 Dentro de cada uno de nosotros hay  un yo espiritual y un yo físico. En la Igle- sia de Unicación, nos referimos a estos como el espíritu y el cuerpo. Original- mente, el espíritu y el cuerpo se supone que deben ser uno. Finalmente, deben convertirse en uno. ¿En qué lugar se convierten en uno? en un lugar de reso- nancia. Esto es como la vibración de un
diapasón. Al golpear una de sus puntas se produce un tono que resuena perfecta- mente en la otra. Al igual que un diapa- són, nuestro espíritu y cuerpo también deben unirse a través de la resonancia.
4 ¿Cuándo el ser espiritual y el cuerpo físico se hacen uno? Esta es la pregunta. Cuando el amor de Dios viene a nuestro corazón, nuestro cuerpo reacciona de forma automática y de forma activa. No es la sabiduría, la capacidad o el poder de Dios, sino solo Su amor nos puede llevar a un reino donde nuestro cuerpo y mente resuenen al 100 por ciento, unidos como uno. ¿Cuál es el enfoque, el punto están- dar ideal deseado por los órganos de los cinco sentidos físicos, tales como los ojos y la nariz, así como por los órganos de los cinco sentidos espirituales? No es ni el poder de Dios ni Su sabiduría. ¡Es el amor, el centro y el estándar de todo!
5 Cuando el yo espiritual y el yo físico simpatizan y resuenan entre sí con el amor de Dios en el centro, las células espirituales y las células físicas se juntan en un movi- miento perfecto. Cuando abrimos nues- tros ojos, podemos ver todo en el cielo y  la tierra por primera vez, ya que están liga- dos en un movimiento perfecto. Cuando se utiliza un micrófono de alta eciencia, su voz sonará plenamente en todas partes. Del mismo modo, una vez que nuestro yo físico y nuestro yo espiritual se hacen uno y alcanzan un estado explosivo a través del poder del amor, esta unión completa emite una luz que resuena con todo, ya sea con el mundo celestial, el mundo terrenal, o incluso con Dios mismo.
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6 Todo ser creado en este mundo existe en pares basado en el ideal de la recipro- cidad. Por eso es absolutamente necesa- rio el número dos, desde los seres más pequeños hasta los más grandes. En el caso de los seres humanos, la mente y el cuerpo en el individuo tienen que llegar a ser uno. Después, el marido y la esposa tienen que llegar a ser uno, y entonces el mundo espiritual y el mundo físico tie- nen que llegar a ser uno. Desde el princi- pio estaban destinados a estar unidos.
7 Entre el cuerpo y el espíritu, el más importante es el espíritu. Nuestra carne  vive durante cien años dentro de la esfera limitada de tiempo y espacio, antes de desaparecer en la nada; pero nuestro cuerpo espiritual tiene el poder de tras- cender el tiempo y el espacio. Por lo tanto, nuestro propósito esencial es reconocer nuestra responsabilidad histórica y cum- plirla. Independientemente de lo bien que se pueda vivir físicamente, al nal  van a morir. Entonces, ¿qué es más importante, los estándares espirituales o los estándares físicos? Nosotros no vivi- mos basados en estándares físicos. La carne existe para el espíritu, y no al revés. Ustedes no deben aferrarse a la forma de  vida que las personas seculares siguen. Deben encontrar una base que sea más importante para la existencia, con su cuerpo físico y su cuerpo espiritual sus- tancialmente unidos. Esto servirá para fortalecer su cuerpo físico también.
8 Desde el punto de vista de Dios, ¿hay  alguna diferencia entre una persona  joven, una persona de mediana edad y 
una persona mayor? Dios mira sola- mente el yo espiritual. Él puede ver si un yo espiritual es joven y activo y tiene un carácter disciplinado. Él no ve la cás- cara externa. Él ve lo que quedará en el interior después que se deseche la cás- cara externa.
9 ¿Qué pasa cuando vamos al mundo espiritual? Nos convertimos en el cuerpo de Dios. Una persona se convierte en el cuerpo de Dios. Lo leemos en el Evan- gelio de Juan 17:21 y en 1 Corintios 3:16: “¿No sabéis que sois templos de Dios?”. Los seres humanos son, pues, el templo, la casa donde Dios puede habitar. Enton- ces, ¿cómo podemos llegar a parecernos a Dios? Cuando lleguen a la etapa de cumplimiento de su parte de responsa- bilidad, Dios morará en ustedes. Se crea la Unidad entre ustedes y Dios y, a través de ese amor, se logra la unidad de la vida. Su vida es atraída a la vida de Dios. Un hombre y una mujer llegando a ser esposo y esposa y teniendo una familia signica que, por su amor, la unidad los atrae. De la misma manera, el poder de ese amor los atrae a Dios.
10 Los seres humanos tienen una mente y un cuerpo. Por encima de nuestra mente está nuestro espíritu, y por encima de nuestro espíritu está Dios. Es por ello que podemos llegar a ser perfectos cuando nos hacemos completamente uno con Dios. Aunque una persona es solo una pequeña entidad, debido a que él o ella representan toda la historia, así como todas las relaciones futuras, él o ella poseen un valor cósmico.
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11 ¿Les gustaría vivir eternamente en la tierra, o preeren vivir eternamente en un mundo sustancial de amor incorpó- reo? Se podría decir que preeren vivir eternamente en el mundo que se ha con-  vertido en la sustancia del amor incor- póreo. Así que, cuando Dios les dice que Él quiere mostrarles el mundo espiri- tual, ¿podrían seguirlo con su cuerpo físico? Es por eso que necesitan un espí- ritu. Esto no es una ilusión, sino un hecho. Si asumimos que Dios existe como el centro de la mente invisible y que Él requiere de un compañero objeto, ¿no desearía Él llevarse a los seres humanos, mostrarles cada parte del reino ideal eterno que Él creó, y darles todo?
12 Podemos ver el cuerpo incorpóreo a través de nuestros ojos espirituales. En el centro de ese cuerpo incorpóreo está el espíritu, y esta parte corresponde a la mente humana. Ese lugar es donde pode- mos encontrarnos con Dios en alegría y  sin que otras personas se den cuenta de lo que están haciendo. Si Dios y ustedes se aman en un lugar así, nadie puede sacarles ese amor. Ese lugar es el destino nal de amor vertical y el punto de par- tida del amor horizontal.
13 La mente espiritual es la unión de mente y espíritu, y se mueve hacia una sola meta. Por lo tanto, nuestra concien- cia centrada en Dios puede motivarnos a alcanzar la personalidad ideal basados en la unidad de nuestro espíritu y carne. Nuestra conclusión solo puede ser que si no tuviéramos una mente espiritual, seríamos incapaces de buscar el origen
que nos puede conectar con el mundo espiritual y el amor verdadero. Cuando la mente espiritual entra en nosotros, nuestro cuerpo se regocija y todo lo sigue. Los dos se hacen uno automáticamente. Hasta ahora, nuestro mayor problema ha sido la separación de la mente y el cuerpo. Cuando el poder espiritual de Dios entra en nosotros como el origen de nuestra mente espiritual, entonces nuestra mente y cuerpo se hacen uno de forma natural. A menos que se produzca una revolución en este nivel fundamen- tal, a menos que descubramos el origen que puede recticar todo lo posterior a ello, no tenemos ningún camino hacia el ideal. Solo mediante una fuerte motiva- ción puede haber un resultado.
14 La mente es vertical y el cuerpo es horizontal. La mente es el “yo” vertical y  el cuerpo es el “yo” horizontal. Hay dos. El “yo” vertical es la mente, y el “Yo” hori- zontal es el cuerpo. Su estructura es la misma. Todo en la creación comparte eso. Si uno sube, el otro baja. Consideremos el ejemplo de un árbol. Las raíces absorben elementos nutritivos y las hojas también producen elementos nutritivos. Las hojas reciben la luz del sol y, a través de la clo- rola, crean y suministran nutrientes. Sus raíces que se encuentran bajo tierra tam- bién absorben nutrientes. Estos nutrien- tes interactúan entre sí. En términos del Principio, ellos son el elemento de vitali- dad y el elemento de vida, siempre dando y recibiendo en una relación como la de la mente y el cuerpo.
15 Tenemos que comer alimento espi-
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ritual. Cuando tienen hambre, ¿qué debe- ría ser más sabroso: el alimento físico o el alimento espiritual? Con el n de sobrevivir y estar del lado de Dios, deben disfrutar más del sabor de la comida espiritual que del alimento físico. El sabor de una vida centrada en el poder espiri- tual debe sobresalir mucho más que la  vida basada en la fuerza física.
Sección 3. El Signicado de la Muerte 1 Deseamos parecernos a Dios, y es natural que Dios abrigara la esperanza de que nosotros nos asemejemos a Él como Sus hijos e hijas. Para ello, los seres huma- nos necesitan nacer de nuevo para asumir una forma que pueda parecerse a Dios. Dios y los seres humanos están esperando ansiosamente el día en el que puedan  volar juntos para siempre. El día en el que podemos nacer como esas personas que pueden volar, el día en que nacemos con un cuerpo de este tipo, ese es el día de nuestra muerte, cuando descartamos nuestro cuerpo físico. Siendo ese el caso; ¿deberían los seres humanos darle la bienvenida a la muerte, o llorar por ello? Por supuesto, debemos darle la bienve- nida. Y cuando morimos, ¿por qué esta- mos muriendo? Deberíamos declarar que nuestra muerte será por el amor verda- dero de Dios; es decir, amor por el bien de los demás. Si esto es así para nosotros, nos despojamos de nuestro cuerpo físico con el n de participar en el ámbito de la actividad del amor innito de Dios y por el bien del mundo del amor de Dios.
2 Si se enferman y están a punto de
morir, por lo general entran en coma. Están en un estado en el que no están seguros de si están muertos o no. Una  vez allí, pueden ver todo sobre el lugar donde van a vivir. Sus amigos y familia- res de ese lugar se están preparando para darles la bienvenida, y el vasto reino del cielo que se despliega ante sus ojos es tan deslumbrante y espléndido que excla- man: “Debería darme prisa y llegar ahí”. Por lo tanto, ustedes se mueven hacia ese lugar y, eventualmente, mueren. Cuando se dirigen hacia un lugar que se hace cada vez mejor y mejor, pasan a través de la primera, segunda y tercera puerta y luego entran al otro mundo, donde son recibidos. La muerte no es algo que les debería desanimar o desalentar. No están yendo hacia abajo; en su lugar, están haciendo un salto. En resumen, ustedes ascienden. Por lo tanto, no deben temer a la muerte. La muerte viene en conformidad con una ley cíclica natu- ral, como un proceso de traslado a un mundo mejor.
Empezando una Nueva Vida 3 La gente generalmente piensa que todo desaparece con la muerte, pero ese no es el caso. Debido a que existe un mundo espiritual, la vida continúa como está. Tenemos que prepararnos en la tierra para entrar al mundo espiritual. Debido a que se respira amor en el mundo espiri- tual, para poder respirar libremente allí, ustedes deben mantener el amor como el centro de sus vidas en la tierra. Si no se centran en el amor durante sus vidas físi- cas, no podrán respirar libremente en el mundo espiritual. Como consecuencia de
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que el mundo espiritual es un mundo en el que se respira amor, se puede pensar en él como un mundo en el que el amor es el aire. Su segundo nuevo comienzo se conoce como la muerte. Por lo tanto, no hay nada de que temer. La muerte abre las puertas a un nuevo comienzo.
4 Hablando de la vida y la muerte, ¿qué es más fuerte? ¿La vida es más fuerte que la muerte, o la muerte es más fuerte que la vida? En el mundo de Satanás, la muerte es más fuerte que la vida. Después de llegar a conocer la Voluntad de Dios, no deben despreciar el hecho de tener que morir. Solo muriendo pueden resucitar. Entonces, ¿Que signica la muerte que se menciona en la Biblia? No signica poner n a nuestra vida eterna que viene de Dios. En cambio, signica acabar con la  vida que hemos heredado a través del linaje caído del mundo satánico. Es por esto que los que tratan de perder su vida por la Voluntad de Dios, la hallarán.
5 Al nal de nuestra vida física, pasa- mos por un segundo nacimiento. Se trata de la muerte. El lugar donde experimen- tamos nuestro segundo nacimiento, el lugar donde vamos después de la muerte, es el mundo espiritual. Entramos en ese mundo y recibimos un suministro de amor verdadero de Dios, que es nuestro tercer padre representando todo el uni-  verso. En otras palabras, se nos suminis- tra amor verdadero ideal. Es por ello que la unidad solo se puede lograr en el mundo espiritual. En el momento de la muerte, dejamos atrás el segundo mundo, un mundo de aire, y debemos conectar-
nos con el tercer mundo, un nuevo mundo en el que estamos diseñados para respi- rar amor. Dejamos atrás el amor de nues- tros padres y de nuestros hermanos,  vamos al mundo espiritual y nalmente entramos en el mundo del amor verda- dero que está en armonía con Dios, el Ser Original. Ya que el Ser Original ini- ció la semilla, el fruto tiene que regresar al Ser Original.
6 La razón por la que tenemos que morir es porque nuestra capacidad de amar en nuestro cuerpo físico es limitada. Si que- remos poseer la verdadera autoridad del innito amor verdadero de Dios como Su compañero objeto, nuestro cuerpo físico limitado no será suciente. Por eso, necesariamente debemos transfor- marnos en un espíritu incorpóreo. Por otra parte, tenemos que hacerlo con el n de compartir el ideal del amor por igual con todo el cielo y la tierra. Por esta razón, el momento de la muerte no con- duce a un camino de dolor. Es el punto de partida que abre la felicidad como la puerta por la que podemos poseer el amor verdadero universal. La muerte sig- nica una transición del mundo terrenal, donde solo podemos gatear y caminar, a un mundo donde podemos vivir y volar libremente. Para calicarnos como un  viajero que puede disfrutar del amor ver- dadero con el universo entero como su escenario, y para entrar en un mundo así, caminamos el camino de la muerte. Por lo tanto, la muerte no es más que nacer de nuevo.
7 Algún día vamos a descartar nuestro
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cuerpo físico y pasar al mundo espiritual. Así, nosotros, como seres humanos naci- dos en este mundo, tenemos que estar preparados para la muerte. Por otra parte, tenemos que aguantar las di- cultades por las que desarrollaremos un buen carácter. Este se convertirá en nues- tro verdadero ser en el mundo eterno. Ustedes nacerán como un bebé bueno y  saludable solo si reciben una buena edu- cación prenatal dentro del vientre de su madre. Su vida en la tierra es similar a su  vida en el vientre materno. Así que, hay  que modelarse a sí mismo de acuerdo a la forma externa de Dios, así como Su corazón y Su carácter divino, para poder crecer adecuadamente. E incluso cuando hayan crecido, es necesario superar los obstáculos a riesgo de sus vidas.
8 Que la muerte sea el segundo naci- miento no es algo trágico. Si Adán y Eva no hubieran caído, habrían vivido en el reino de la resonancia con Dios. Su cuerpo y su mente hubieran estado en sintonía. Cuando vivimos en la tierra cen- trados en el amor, alcanzamos el amor con el mismo estándar de longitud de onda como el del amor del mundo espi- ritual. De esta manera, podemos percibir el mundo espiritual mientras vivimos en la tierra. Del mismo modo que hemos nacido de nuestros padres en la tierra,  viviendo juntos con ellos y aprendiendo de ellos y así perfeccionamos nuestra vida en la tierra, nacemos de nuevo centrados en Dios, el Padre de amor en el mundo celestial. Nosotros, que hemos perfeccio- nado los cinco sentidos espirituales vivi- mos junto con Dios en el mundo eterno
de amor como hijos e hijas de Dios, Sus amigos y Su cuerpo. Es por eso que la muerte no es la muerte. La muerte viene para que podamos eliminar las limitacio- nes que bloquean el camino que nos lleva desde el mundo limitado al mundo in- nito. Al morir, cruzamos esa cumbre, entrando en nuestra segunda vida.
9 La muerte es similar a cuando salimos del vientre, donde vivíamos en el agua, y  destruimos al salir el cordón umbilical y  el saco amniótico. Es un segundo naci- miento, nuestra partida de este mundo limitado en el que se respira por la nariz hasta el lugar donde podemos recibir el amor de Dios. Eso es la muerte. Es por eso que tenemos un primer antepasado y un segundo antepasado. Nuestro camino de la vida es tal, que dejamos este mundo donde recibimos el amor de nuestros padres y buscamos el lugar del amor de Dios, nuestro Padre innito y eterno. Abrazados en el seno de Dios, formamos lazos de la vida innita y el amor y volve- mos a la patria original donde podemos  vivir eternamente. Allí se respira amor como el aire que respiramos ahora. Vini- mos de Dios, y por alcanzar esta autori- dad real de amor podemos llegar a ser un segundo Dios. Basado en amor, nuestro  valor se iguala.
10 Ya que los seres humanos nacieron desde el mundo espiritual, no tienen más remedio que volver al mundo espiritual. La palabra coreana toraganda (a morir, literalmente volver) es interesante. ¿A dónde volveremos? No es un cementerio. Es nuestro lugar de origen. El lugar
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donde empezamos no es un cementerio. Signica cruzar las vastas extensiones de la historia, incluso más allá de su origen. Esto no signica volver como un coreano si uno nació en Corea, sino volver como un ser humano. Un coreano que muere no vuelve por ese camino como un core- ano. Vuelve al mundo original que dio a luz a los antepasados de la humanidad. Signica volver al lugar donde está el Creador. Siendo este el lugar donde nos originamos, es ahí que volvemos.
11 Si alguien muere de vejez, la expre- sión en coreano es que esa persona “vol-  vió”. Cuando alguien pregunta acerca de nuestros abuelos difuntos, decimos que “regresaron”, ¿no? ¿A dónde volvieron? Volvieron al mundo espiritual. Ya que originalmente vienen del Dios incorpó- reo, el mundo incorpóreo es nuestra patria original. Desde el mundo incorpó- reo venimos al mundo corporal, nos multiplicamos en la tierra y luego volve- mos al mundo incorpóreo. Este es el camino por el cual volvemos. Nos origi- namos del Padre incorpóreo; entonces, nacemos a través de nuestro padre cor- póreo unido al cuerpo de nuestra madre y vivimos en el mundo corpóreo. Más tarde, descartamos nuestro cuerpo físico,  volvemos a nuestra forma original y   vamos al mundo espiritual.
12 Una vez que nacemos, es inevitable morir. Pero, ¿a dónde vamos después de la muerte? ¿Nos disipamos como el humo? Vamos al mundo espiritual. En el mundo espiritual hay un reino. ¿Quién, entonces, es el amo del mundo espiri-
tual? Es Dios. Por lo tanto, debemos ser hijos e hijas de Dios. Si no nos converti- mos en hijos de Dios, no podremos entrar en el Cielo.
13 Quizás no conocen la realidad del mundo espiritual, pero yo sí. Disfruto de un don espiritual de Dios que me da una  visión clara de ese mundo desconocido. Excavando en la raíz de ese mundo, me di cuenta que sus principios son bastante simples. Solo los que vivieron por el bien de los demás alineados con los princi- pios universales de Dios; es decir, el ori- gen ideal, pueden entrar en ese mundo. Estructurado a lo largo de este linea- miento, ese mundo es el reino celestial ideal. Es la patria original que la huma- nidad debe buscar. Somos seres huma- nos caídos exiliados de nuestra tierra de origen, pero estamos destinados a volver. Sin embargo, debido a que no podemos  volver solo a través de nuestros esfuer- zos, Dios tuvo que crear un camino espe- cíco en el curso de la historia por el cual podamos volver.
Yendo al Mundo del Amor de Dios 14 Lo sepamos o no, nos dirigimos a un determinado destino. Nos estamos acer- cando a ese destino tanto cuando nos estamos moviendo como cuando esta- mos descansando. No solo ustedes, sino también este pueblo, este mundo y, ade- más, incluso el cielo y la tierra se dirigen hacia allí. Este es un hecho innegable. ¿A dónde irán después de haber vivido esta  vida en la tierra? Esta es una cuestión importante que todos debemos resolver. Las religiones se han movilizado para
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resolver este problema, como lo han hecho las losofías y la historia misma. Ustedes, además, no pueden negar que este destino los atrape y los maneje por completo. Resolviendo este problema o no, estamos destinados a seguir. Este cuerpo verá su n y será enterrado en el suelo en el momento de nuestra muerte. Ahora, ¿serán enterrados esta mente, esta  vida, este corazón y esta idea e incluso esta esperanza junto con este cuerpo? Una persona que no sabe nada de esto, y  quien no ha establecido una resolución fuerte con una visión clara de su obje- tivo, no puede sino sufrir una desafortu- nada existencia.
15 Si Dios es el Padre de los seres huma- nos, ¿qué nos dice eso acerca de cómo y  por qué los creó? Cuando el Dios del amor los creó, ellos empezaron desde el lugar donde Él los hizo participar en Su amor. Nuestro camino de vida es empe- zar desde el corazón de Dios. Crecemos en el abrazo de Su amor, alcanzamos la madurez y formamos una familia en el amor de Dios. Nos convertimos en per- sonas completas quienes pueden conec- tar la vida en la tierra con un amor de nivel mundial, para regresar nalmente al abrazo de Su amor.
16 Debido a que somos seres espiritua- les, nuestra vida es eterna. ¿Por qué algu- nas personas han practicado la lealtad ante el Cielo, caminando por el camino de la muerte por el Cielo con esperanza en su corazón, aún sin haberlo dese- ado? Lo han hecho porque sentían algo que la gente común no podía sentir y 
conocían los valores celestiales que la gente común no conocía. Fue por esa razón que pudieron pisar el camino de la muerte. Es posible que encuentren adversidad o tristeza en su vida real, e incluso la muerte. A menos que su mente se vuelva más fuerte que eso, solo senti- rán arrepentimiento ante la muerte y se retirarán con dolor y tristeza.
17 Ustedes han nacido de sus padres; pero, ¿de dónde vienen, fundamental- mente? Venimos de Dios. Nacemos de la semilla de nuestro padre y del vientre de nuestra madre. Su madre y su padre no los crearon a ustedes. Nacieron para que puedan buscar a los Padres Verdaderos, los padres que son verdaderos. Ustedes necesitan encontrar a los Padres Verda- deros a través del Padre Universal y a través de sus padres físicos. Por eso, el momento de su muerte es un momento de júbilo, cuando van para encontrarse con sus Padres Verdaderos. El amor ver- dadero de los Padres Verdaderos está ahí. Este es el Reino de los Cielos espi- ritual. Ese lugar se compone de amor. Es un lugar con abundante amor de los Padres Verdaderos. Este amor es un amor basado en el principio de servi- cio y sacricio, de acuerdo con la ley  absoluta. Para llegar a ser elegibles para presentarse a la prueba, deben amar el universo. Su vida en la tierra es el campo de entrenamiento para que amen a la humanidad y la sala de examen. Esta es la base del universo. Cuando una per- sona se somete a este tipo de experien- cias y vive con tal amor durante su vida en la tierra, y pasa la prueba, cuando
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mueren, regresarán sin falta a la presen- cia de Dios.
18 Las personas aspiran a parecerse a Dios. La idea de Dios es permitir que nos parezcamos a Él. Por lo tanto, tenemos que nacer de nuevo en un cuerpo que nos permita parecernos a Dios. Tanto nos- otros como Dios anticipamos ansiosa- mente ese día. El día en que nacemos como tales personas, ese es el día de nues- tra muerte. Siendo ese el caso, ¿debería la gente darle la bienvenida a la muerte, o no? Deberían darle la bienvenida. Cuando se nos pregunta por qué mori- mos, deberíamos responder: “Muero por causa del amor verdadero de Dios”. Entonces, descartamos nuestro cuerpo físico para que podamos participar en la esfera de actividad del amor innito de Dios, y por el bien del mundo del amor de Dios. Morir signica nacer en un estado de ser envuelto en el amor de Dios. Sin embargo, en este mundo, la gente hace un alboroto, diciendo: “¡Oh, me estoy muriendo!”. En el momento que transitan por el camino de la muerte, su segundo nacimiento tiene lugar. Pueden recibir la alegría de salir de la esfera del amor limitado y entrar en el reino del amor innito. A menos que se liberen del miedo a la muerte, no pueden establecer una relación con Dios.
19 Los seres humanos heredan un solo propósito para sus vidas, pero en reali- dad viven con diferentes propósitos. ¿Por qué razón se les pedirá que “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y  con toda tu alma y con todas tus fuerzas
y con toda tu mente?”. (Mateo 22:37) Es para llegar a ser hijos de Dios. Por lo tanto, ustedes deben estar dispuestos incluso a arriesgar sus vidas para amar a Dios. Esto es lo que estamos destinados a hacer, así que no podemos ir a morir en el más bajo de los lugares. En su lugar, tenemos que morir en el lugar más alto. Debemos morir centrados en la nación celestial. Debemos morir en el único reino celestial en el cielo y en la tierra. Incluso en la muerte, hay un método apropiado y un lugar apropiado. Algunas maneras comunes de morir en Corea no serán sucientes. Tienen que morir en la posición más alta, centrada en la nación del corazón de Dios, que pasa a través de los cielos y la tierra. Tienen que morir en el centro del reino de los cielos. Ustedes deben morir en un lugar donde el uni-  verso les dará la bienvenida con bande- ras al viento.
20 Una persona que vive valorando la esperanza del Cielo puede superar con alegría incluso el pico de la muerte; de lo contrario, será un objeto de pena. Por eso, cuando se enfrentan a la muerte, no deberían tener resentimiento nilamen- tarse por cosas de este mundo. En sulugar, deberían alegrarse y pararse delante del cielo, hablando conados del valor de su muerte. Dios está buscando a esos hijos e hijas de esperanza. Dios no puededejar de amar a una persona que siente la ale- gría del cielo estando en esa posición. Si hubiera una multitud de personas que levantaran sus voces al cielo desde tal posición, Dios no podría evitar respon- der a su clamor.
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Sección 4. El Signicado del Cielo 1 El cielo es un lugar vasto. Es un mundo que es más grande y más extenso que todo el universo. Pero, a pesar de que se trata de un mundo cuya inmensidad es indescriptible, si la persona que aman está en algún lugar en ese mundo, aparecerá instantáneamente cuando digan que quieren verlos, independientemente de dónde se encuentren. Y saben inmedia- tamente su estado de ánimo cuando lo anhelan. Tan pronto como llegan, les saludan, y sabiendo lo que está en su mente, dicen: “Gracias por pensar de esta manera acerca de mí”. Es por eso que no hay necesidad de explicar nada en el mundo de la mente. Sin una explicación, se puede sentir todo. Cuando van allí y  conocen a alguien, saben de inmediato que él o ella van a decir esto o aquello. A pesar de saber lo que va a decir, lo escu- chan. ¡Así de maravilloso es ese mundo! El amor verdadero pasa por el camino más corto, el amor verdadero es el más rápido de todos. Incluso si un hijo amado está en algún lugar en el extranjero, tan pronto como los padres piensan en ese hijo, ellos ya fueron allí, vieron a ese hijo, y regresaron. El amor trasciende la dis- tancia. Ya que el amor verdadero se des- plaza más rápido, este vasto universo entero puede ser el escenario para las acti-  vidades de su vida. Ya que trasciende el tiempo y el espacio, no hay sentido de la distancia. Es como si todo estuviera justo delante de sus ojos.
El Reino de los Cielos es un Mundo donde Abunda el Amor de Dios 2 El Reino de los Cielos es el mundo del
amor de Dios. Es un mundo en el que el aire que se respira es amor. Ese mundo está lleno de vida. No hay ningún lugar donde no se palpite la vida, y todos están unidos por vínculos de sangre. Ya que su pueblo son descendientes de un linaje de Dios, si Dios siente pena por algo, todo el mundo espiritual siente ese dolor como si fuera un solo cuerpo con Dios. Y cuando Dios siente alegría, todo el mundo siente esa alegría. De esta manera, el amor de Dios mueve el vasto reino de los cielos. En respuesta a este amor, el reino viviente de todo lo creado es arte bello centrado en la relación de pareja sujeto objeto. Así como estamos conectados por el linaje, todo está unido como un tejido; así que cuando Dios es feliz, somos felices; y cuando Dios está triste, estamos tristes.
3 Jesús dijo: “El Reino de Dios está entre  vosotros”, (Lucas 17:21) y este Reino de los Cielos se centra en el amor de Dios. En el Reino de los Cielos, las relaciones forma- das centradas en el amor de Dios, estable- cen un entorno universalmente bien ordenado. Entonces, ¿qué tipo de persona deben ser para residir en ese reino? Solo personas que armonizan con la esencia del amor de Dios pueden residir en él. Las personas que no son así, no pueden expe- rimentarlo. Entonces, ¿cuál es la esencia que puede armonizar con la esencia del amor de Dios? El egocentrismo es inútil. Solamente invirtiendo la vida por otros, siendo devotos, y dando todo lo que uno tiene nos permite vivir de forma continua en el reino del amor de Dios.
4 En el Cielo podemos tener la satisfac-
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ción por lo que hemos preparado al haber llevado una vida de servicio. Entonces, ¿qué tipo de personas pueden ir al Cielo? No serán aquellos que creían en el Señor con el n de recibir bendiciones; es decir, aquellos cuyo principal deseo era recibir bendiciones. El cielo es el destino para los que viven preparando sus corazones para atender a Dios. Es un lugar donde incluso los que mueren durante su tiempo de pre- paración pueden ir con alegría, porque dejan una vida de servicio. Allí toma lugar la Resurrección. Después de prepararse para servir, es necesario llevar una vida de servicio. El objetivo de la preparación es llevar una vida de servicio. Entonces, ¿cómo se puede llevar una vida de servi- cio? Traten de sentir lo que les rodea, exa- minen su entorno. Los detalles de la vida no aparecen fácilmente acerca de cómo llevar una vida de servicio que es el punto crucial. Debemos pensar en ello en nues- tra vida diaria.
5 El cielo es un lugar en el que no pode- mos entrar sin una relación de corazón. Es la nación original; o más aun, la nación de la naturaleza original que puede gobernarlo todo. No les puede pertenecer basado en un sentimiento personal. Más bien, se basa solo en un vínculo profun- damente sentido de corazón. Por lo tanto, en última instancia, es un lugar donde debemos ser capaces de comunicarnos en el nivel del corazón y no en el nivel de los sentimientos personales. El propósito de la providencia de Dios en la tierra es establecer el fundamento sobre el que podemos ir más allá de compartir los sentimientos sutiles, y más bien, cantar
nuestras emociones honestas y más sig- nicativas de las esferas más profundas de nuestro corazón.
6 A pesar de que Jesús vino a establecer la patria original, él falló en establecerla antes de abandonar esta tierra. Aunque, dijo: “El reino de los cielos está entre vos- otros”, Jesús mismo no pudo ver el reino de los cielos con sus propios ojos. Incluso nuestros antepasados más respetados y  los mártires, los sabios y los ilustrados que han ido y venido en la historia, no pudie- ron ver ese lugar o marcar el comienzo de ese día. Sin embargo, todos aquellos que heredaron el linaje del mal de los ances- tros caídos aún deben formar un vínculo con la patria original. Es por eso que todo el mundo está en busca del ideal. En rea- lidad, las personas están buscando la patria original. ¿Qué clase de mundo sería? No es un mundo donde las perso- nas son enemigos entre sí, envidiosos del éxito de los demás, o resentidos cuando otros se regocijan. En ese mundo, una persona que hace el bien representa el éxito de la totalidad, una persona que se regocija representa la alegría de todos. La patria original es el lugar en el que, cuando una persona se regocija, todos se regocijan, y cuando una persona se siente bien, todo el mundo se siente bien.
7 Hagan que sus vidas sea alegre con Dios en el centro, háganlas el Reino de los Cielos. En el Reino de los Cielos, ustedes practican una vida de dar. Dios también tiene que dar. Los padres tienen que dar a sus hijos. Incluso después de que el padre haya dado algo bueno, su
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corazón desea dar algo aún mejor. Como padres de familia, incluso si han vestido a su bebé con la mejor ropa y le han dado cosas buenas para comer, no están satis- fechos. Por el contrario, ustedes dicen: “Me gustaría poder darle mejores cosas”. Desear dar algo mejor después de que ya han dado, ese es el corazón de un padre y el corazón de Dios.
8 El cielo es el lugar donde los esposos y las esposas van después de criar a los hijos e hijas a los que han dado a luz. Es el lugar donde van mientras guían a sus hijos e hijas, sus nietos y sus clanes. Ade- más, es el destino de toda la nación. El cielo se realiza de esa forma. No importa lo mucho que los creyentes religiosos de hoy deseen ir al Reino de los Cielos, no es un lugar al que se puede entrar solo. Nunca pueden ir solos.
9 El Reino de los Cielos es lo que expe- rimentan después de haber nacido de los padres originales de bondad, después de haber formado una relación de marido y mujer y haber dado a luz a hijos e hijas, después de haberlos amado y haberles legado todo a ellos en un universo armo- nioso donde Dios puede regocijarse con todas las cosas creadas. El Reino de los Cielos no es un lugar donde el padre puede ir sin la madre. Es el lugar donde todas las personas, el padre, la madre y  los hijos e hijas están destinados a ir.
10 ¿Cuál es nuestro mayor deseo? Es poseer el amor de Dios. Incluso si hemos poseído a Dios, si no podemos poseer el amor dentro de Él, que es aún más pre-
cioso, Dios no puede ser nuestro. Por lo tanto, tenemos que poseer el amor de Dios. Cuando Su amor primero se con-  vierte en el mío y el mío se convierte en Suyo, lo interno y lo externo se hacen uno. Una nación basada en ese amor se convierte en una patria ideal sin clases superiores e inferiores. Cuando nos acos- tamos en un lugar así, sentimos que no hay nada en el universo que no parezca bueno y que no exista por nosotros. Puesto que el amor de Dios es así, el mundo celes- tial; es decir, el Reino de los Cielos, que debe ser el destino de la gente de hoy, está lleno de amor.
Somos los Mediadores entre el Reino en la Tierra y el Reino en el Cielo 11 En el proceso de la creación, Dios hizo a todas las cosas y a la humanidad. Todo comenzó con Dios en el centro. La Voluntad de Dios era la unidad entre Él y la humanidad y el equilibrio de todas las cosas en la creación. La humanidad se encuentra en el medio, entre Dios y el mundo creado. Así, podemos funcionar como mediadores entre los mundos espi- ritual y físico.
12 No hay duda de que Dios creó el cielo y la tierra para recibir gloria. Pri- mero creó el mundo espiritual sustancial. Luego creó el mundo físico sustancial como una representación del mundo espiritual sustancial. Entonces, creó a Adán y Eva como el centro del mundo físico y los representantes del mundo espiritual. Adán y Eva estaban destina- dos a moverse juntos al ritmo del cielo y  la tierra. Por lo tanto, si Adán y Eva cam-
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biaban, el cielo y la tierra también cam- biaban, y si el centro de Adán y Eva se rompía, el centro de todo el universo también se rompería. Si el centro de todo el universo se rompía, el centro del Cre- ador se rompería también. Estas eran las condiciones necesarias sobre las que se creó a Adán y Eva.
13 Hay una razón por la que Dios creó a los seres humanos como dos entidades separadas, hombre y mujer. Primero, Dios existe como el compañero sujeto con características duales armonizadas, pero debido a que Dios no tiene forma externa, Él necesitaba una forma a través de la cual podría relacionarse con el mundo sustancial. Ya que la creación incluye un mundo físico, Dios absoluta- mente necesitaba un cuerpo que le per- mitiera comunicarse y actuar libremente en ese mundo. No podría ser solo el cuerpo del hombre o el cuerpo de la mujer. Tenían que ser los cuerpos de Adán y Eva juntos reejando la imagen de Dios. Sin forma, Dios está limitado en Su capacidad de relacionarse con el mundo corporal sustancial. En conse- cuencia, si Adán y Eva hubieran llegado a ser uno mientras asistían a Dios y si, después de perfeccionarse, se hubieran casado y tenido hijos, se habrían conver- tido en los Padres Verdaderos sustancia- les horizontales y externos, mientras que Dios se habría convertido en el Padre Verdadero interno, vertical y sustancial. Si esto hubiera ocurrido, Adán y Eva habrían estado en la posición de Dios y  hubieran reejado a Dios en un 100 por ciento, tanto interna como externamente.
Y si Adán y Eva, reejando completa- mente a Dios, se hubieran convertido en los Padres Verdaderos de la humanidad, toda la humanidad habría llegado a reco- nocerlos como la forma sustancial de Dios. Segundo, Dios creó a los seres humanos como entidades separadas, hombre y  mujer, para perfeccionar el amor. Cuando Adán y Eva llegaran a ser las formas sus- tanciales perfeccionadas del amor y  alcanzaran la unidad completa, enton- ces Dios hubiera morado dentro de ellos y se hubieran convertido en los padres de amor verdadero de la humanidad. Adán y Eva, quienes, por ende, hubieran estado en la posición de la forma externa de Dios, habrían sido capaces entonces de reproducir hijos y formar una familia ideal y un mundo ideal. Una vez que esto sucediera, el mundo espiritual y el reino terrenal se conectarían a través de la humanidad.
14 Dios no tiene forma externa, Él es invisible. Incluso en el mundo espiritual, Dios no puede ser visto. Sin embargo, Dios necesita un cuerpo. Dios creó todas las cosas porque necesitaba un compa- ñero objeto. A través de ese compañero, Dios puede asumir una forma física. Adán y Eva perfeccionados deberían haberse convertido en el cuerpo de Dios. Originalmente, Adán y Eva deberían haberse convertido en el rey y la reina de la familia, la tribu, el pueblo, la nación, el mundo y el cosmos cuando fueran al mundo espiritual. Una vez allí, represen- tarían a Dios en el mundo espiritual.
15 La Visión del ideal de la creación de
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Dios incluyó al Reino de los Cielos en el mundo espiritual, pero Él creó todas las cosas porque deseaba un Reino de los Cie- los sustancial en el mundo físico donde Él personalmente podría residir. En otras palabras, Dios creó el mundo y todo en él para experimentar la gloria del Reino de los Cielos espiritual y físico, con Él y  Adán y Eva como el centro. No pensaba en el establecimiento del Reino de los Cielos en el cielo y en la tierra solo para Sí mismo; Él los creó también para la humanidad. El propósito de Dios para crear el cielo y la tierra era que los seres humanos pudieran vivir en el Reino de los Cielos en la tierra centrados en Adán y Eva, y después en el mundo eterno del Reino de los Cielos en el cielo.
16 ¿Qué tipo de personas pueden vivir en el Reino de los Cielos en la tierra? ¿Qué clase de espíritus pueden vivir en el mundo espiritual innito, el Reino de los Cielos en el cielo? Solo las personas que han recibido el amor de Jesús y el Espíritu Santo en la tierra y, yendo más allá, los que recibieron el amor del Padre directamente, convivieron juntos con Él y llegaron a ser victoriosos en armonía basados en el ideal del amor; solo ellos pueden vivir en ese Reino.
El Reino de los Cielos debe ser Establecido Primero en la Tierra 17 De acuerdo con el Principio de la Cre- ación de Dios, el Reino de los Cielos debe ser primero perfeccionado en este mundo terrenal. Originalmente, Dios nos creó de tal manera que después de vivir en el Reino de los Cielos en la tierra, mientras estamos
en la carne, es natural que descartemos nuestro cuerpo físico, avancemos hacia el Reino de los Cielos en el mundo espiritual y vivamos eternamente. Entonces, ¿cómo debería verse el Reino de los Cielos que tenemos que construir en la tierra? La familia original y el Reino de los Cielos tie- nen la misma estructura. Básicamente, en una familia hay padres originales, esposos originales, hijos originales y hermanos y  hermanas originales. Cuando esta familia se hace una centrada en el amor verdadero, la armonía y la unidad se producen de forma automática. Sobre este fundamento, con el amor verdadero, la vida verdadera y el linaje verdadero entrelazados, pue- den asumir un propósito aún mayor.
18 Si los seres humanos no hubieran caído, se habrían convertido en hijos ver- daderos de Dios perfeccionados con Dios como su Padre y su amor verdadero en el centro de sus vidas. Los seres huma- nos perfeccionados forman lazos conyu- gales verdaderos en unidad rodeados con el amor de Dios, dando a luz y criando a hijos verdaderos. Juntos deberían esta- blecer el Reino de los Cielos en la tierra y   vivir allí y, entonces, con toda su familia, algún día vivirían en el Reino de los Cie- los en el Cielo. Si su padre se fue al inerno y su madre al cielo, ¿cómo ella podría sentir que ese es el Reino de los Cielos? Si los padres se fueran al inerno y solo los hijos entraran en el Reino de los Cielos, ¿cómo puede alguien llamar a ese lugar el Reino de los Cielos? El Reino del Cielo es un lugar donde la familia entra junta y vive en un reino eterno de paz. Por consiguiente, Dios puede esta-
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blecer Su ideal de la creación primero en el lugar donde se ha establecido el Reino de los Cielos de una familia en la tierra. Aquí es donde Dios desea morar.
19 Después de darse cuenta de que necesitan absolutamente a su abuelo y su abuela, padre y madre, esposo y esposa e hijos, entonces deben amar a su país más de lo que aman a su familia. Deberían amar más al mundo que a su nación, a sabiendas de que toda la humanidad está comprendida en estas cuatro etapas. Para  vivir en el mundo espiritual, que reúne el pasado, presente y futuro, es necesario practicar un amor así. Es un lugar donde pueden ir las personas que han practi- cado estas cuatro etapas del amor. El Reino de los Cielos en la tierra se esta- blece aquí en la tierra, y el Reino de los Cielos en la tierra crea el reino de los cie- los en el cielo de forma automática.
20 Si los primeros antepasados no hubie- ran caído o pecado, sino que hubieran estado conforme a la Voluntad de Dios, Dios podría haberse alegrado cuando ellos murieran. Entonces, ¿hubiesen ellos tenido algún dolor o alguna amargura? Si han vivido sin amargura ni angustia, si han podido regocijarse y alabar a Dios, y  si Dios mismo estuvo contento con uste- des; entonces, después de su muerte, esta- rían en el Reino de los Cielos creado por Él. Ese es el Reino de los Cielos previsto originalmente. Las personas con profunda amargura no están destinadas a ir a ese Reino de los Cielos. No se puede entrar en el Reino de los Cielos mientras uno está en el tormento.
21 El Reino de los Cielos es el que Dios desea que no se establezca solo en el mundo espiritual. El Reino de los Cielos que Dios desea se debe establecer primero en la tierra y después en el mundo espiri- tual. El mundo espiritual, poblado por los espíritus de los seres humanos después de su muerte, y este mundo terrenal, no pue- den permanecer separados. Para asumir la forma sustancial victoriosa y practicar la ideología del Cielo, es necesario incor- porar las éticas celestiales y las éticas huma- nas simultáneamente. Es necesario vivir la ideología del Reino de los Cielos en sus  vidas diarias. Entonces, tanto las éticas celestiales como las éticas humanas pue- den reconocerles. Esa debería ser la ide- ología del Reino de los Cielos para las personas y, al mismo tiempo, para la familia, sociedad, nación, mundo y cos- mos. Su propio ser debe manifestar la ideología del Reino de los Cielos.
22 Como el Compañero Sujeto incor- póreo, Dios ansiaba con dolor tener un compañero objeto que pudiera pro- porcionar la estimulación universal del amor en la historia, el compañero que había anhelado desde el principio del tiempo. ¡Qué grande hubiera sido este estímulo al encontrarse con los seres humanos, quienes habrían ll