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Carta a Colombia de un Soldado Preso “Nadie más que el soldado ora por la paz, pues es el primero que sufre en el cuerpo y en el alma las más profundas heridas de la guerra” Douglas Mc Arthur Permítanme apreciados conciudadanos, hoy, cuando cumplo, sesenta meses en “Prisión Preventiva”, desde la oscuridad de las rejas por haber cumplido con la tarea constitucional de enfrentar al terrorismo para salvar a mis queridos compatriotas de las garras del secuestro, del abigeato, de la extorsión y los asesinatos, hacerles llegar este pequeño clamor: Al señor Presidente de la Republica: Su excelencia, son ya 76 meses, desde aquella mañana del 26 de enero de 2007, cuando usted como Ministro de la Defensa Nacional, desde la meseta de Tolemaida en rueda de prensa que recorrió el mundo en minutos, arrasó con mi vida y la de mis hombres y nuestras familias al afirmar que había recibido información sobre conductas criminales cometidas por Coronel Hernán Mejía Gutiérrez mientras fue Comandante del Batallón La Popa y por ello las pondría inmediatamente en conocimiento de las autoridades. Solo puedo al respecto decir: - La información que su señoría públicamente dijo haber recibido hace más de seis años, de la que nunca se supo el origen, aun no se conoce por las autoridades que me Juzgan. - El testigo de cargo a quien protegía el Ministerio de Defensa Nacional y luego la Fiscalía General de la Nación, no apareció nunca para ser contrainterrogado. - Sobre la verificación a la veracidad de la información recibida, que usted en audiencia privada me prometió realizar tampoco he tenido conocimiento.

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Page 1: Carta

Carta a Colombia de un Soldado Preso

“Nadie más que el soldado ora por la paz,

pues es el primero que sufre en el cuerpo y

en el alma las más profundas heridas de la

guerra”

Douglas Mc Arthur

Permítanme apreciados conciudadanos, hoy, cuando cumplo, sesenta meses

en “Prisión Preventiva”, desde la oscuridad de las rejas por haber cumplido

con la tarea constitucional de enfrentar al terrorismo para salvar a mis

queridos compatriotas de las garras del secuestro, del abigeato, de la

extorsión y los asesinatos, hacerles llegar este pequeño clamor:

Al señor Presidente de la Republica:

Su excelencia, son ya 76 meses, desde aquella mañana del 26 de enero de

2007, cuando usted como Ministro de la Defensa Nacional, desde la meseta

de Tolemaida en rueda de prensa que recorrió el mundo en minutos, arrasó

con mi vida y la de mis hombres y nuestras familias al afirmar que había

recibido información sobre conductas criminales cometidas por Coronel

Hernán Mejía Gutiérrez mientras fue Comandante del Batallón La Popa y por

ello las pondría inmediatamente en conocimiento de las autoridades. Solo

puedo al respecto decir:

- La información que su señoría públicamente dijo haber recibido hace

más de seis años, de la que nunca se supo el origen, aun no se conoce

por las autoridades que me Juzgan.

- El testigo de cargo a quien protegía el Ministerio de Defensa Nacional y

luego la Fiscalía General de la Nación, no apareció nunca para ser

contrainterrogado.

- Sobre la verificación a la veracidad de la información recibida, que

usted en audiencia privada me prometió realizar tampoco he tenido

conocimiento.

Page 2: Carta

Al señor Fiscal General de la Nación:

- Con Base en la edición 1291 de 29 de enero de 2007 de la Revista

Semana, “De Héroe a Villano” y la denuncia pública del entonces

señor Ministro de la Defensa, se inicia el proceso penal en mi contra.

- El testigo de cargo, a quien yo en desarrollo de mis tareas legales

investigue y capturé en flagrancia años antes, aparece de pronto

incluido por la oficina del Alto Comisionado de Paz de la Presidencia de

la Republica en un Bloque de desmovilizados de una estructura ilegal a

la cual nunca perteneció, fue sacado de una cárcel y traído con

protección del Ministerio de Defensa a una Guarnición de la Armada

Nacional. Desde allí, en evidente aleccionamiento, lanza sus falsas

versiones y es recibido por el programa de Protección a testigos de la

Fiscalía.

- El señor Denunciante desaparece por arte de magia; no fue posible

ubicarlo para ejercer el derecho de contradicción, pero emerge como

testigo estrella en 10 procesos donde fue rechazado por faltar a la

verdad en estrados desde la Corte Suprema de Justicia hasta el propio

Fiscal General en pronunciamiento público a través de los medios.

- Simultáneamente con la desaparición del testigo de cargo, el fiscal de

conocimiento, hace diligencia judicial de inspección y en ella sustrae de

manera ilícita la totalidad de los documentos originales que

soportaban la gestión legal del Coronel Mejía durante los años que fue

comandante del Batallón La Popa.

- Los documentos secretos sustraídos, nunca cumplieron la cadena de

custodia, no llegaron oficialmente a hacer parte de ningún proceso;

pero desde hace más de seis años han sido manipulados por

funcionarios de la fiscalía y delincuentes capturados, quienes con ese

conocimiento han adaptado versiones falsas para crear procesos

infames y dar fuerza a la por usted promocionada Unidad De Contexto.

- Con esos oscuros procedimientos y solo con ellos, he sido privado de la

libertad desde hace cinco años, y al igual que mis hombres, he perdido

lo más sagrado, mi familia y mi honor.

Page 3: Carta

A mis queridos Compatriotas:

Para dirigirme a ustedes hoy, he querido despojarme de la coraza del soldado

aquel que por casi siete lustros combatió a los terroristas en valles, selvas y

montañas; aquel que lleva en el cuerpo las cicatrices de siete proyectiles y

tres atentados con explosivos; y en el alma la terrible rasgadura de haber

tenido que recoger el cuerpo de su hermano amordazado, torturado y

asesinado por ser el pariente de un buen soldado; de no haber llegado al

entierro de su padre y al nacimiento de sus hijos porque primaba el

compromiso con la Patria; de sentir los colmillos del secuestro en mi propia

hermana y estar encadenado por la justicia del Estado que he defendido, sin

comprender aun, en que momento ser un soldado honesto se convirtió en

delito.

Todo se confunde más, cuando 47 millones de Colombianos y un mundo

expectante, vemos agotada la capacidad de asombro, presenciando a través

de los medios como desfilan en Cuba quienes fueron por cinco décadas los

secuestradores, los asesinos, los extorsionistas de la sociedad, los

narcotraficantes, los dueños del terror, enemigos del Estado. Descienden

ufanos de lujosos automóviles e ingresan con sus cortes a hermosos hoteles

como actores reconocidos y seleccionados para una entrega de premios.

La obra premiada se llama “Proceso de Paz”, allá se está decidiendo el futuro

de un país, no se conoce a ciencia cierta la trama, tampoco el desenlace y

menos podemos sospechar el final; pero los Soldados de verdad, los que

muchas veces pusimos el pecho a las balas y el cuerpo a las inclemencias del

tiempo para salvar a los Colombianos de bien, gritamos con el alma, desde lo

profundo de las selvas y la celdas, con esperanza, con el corazon que se

detenga el conflicto, ni un disparo más, ni una mina más, ni un mutilado más.

Por todo eso, llegar a este instante sin albergar odios en mi corazón no ha

sido una labor fácil, pero me brinda la serenidad y la autoridad moral para

hablarles con claridad.

Soldados y civiles sin excepción debemos asimilar y aceptar que la salida

para llegar a la tranquilidad de la paz, no es solamente cesar el fuego de las

armas, sino lograr que la Nación entera se reconcilie con su pasado y

accedamos todos a la única verdad. Lo aconsejo con el dolor y la experiencia

de quien vivió la guerra en su peor expresión.

Page 4: Carta

Sin embargo, aprecio que la tendencia que predomina, es ocultar jugadas y

permitir que solamente se conozcan ya tarde las decisiones que hace tiempo

se tomaron. El trámite de la partida, entregando clandestinamente trofeos y

concesiones uno al otro, para mostrar al final que hubo acuerdo o quedamos

en tablas, es una estrategia de poder, trazada y cumplida paso a paso desde

hace más de una década por indolentes que no saben del sufrimiento de una

guerra, lo grave es que más temprano que tarde abrirá más heridas e

impedirá que otras ya causadas cicatricen.

Los Soldados pedimos Paz, siempre luchamos por lograr La Paz, fuimos los

instrumentos legales del Estado para derrotar la violencia terrorista, y hoy sin

dejar de cumplir la misión, ignorando la oscuridad, renunciamos a todo por

lograr que este camino de negociación sea realidad de vida para la Patria.

Pues bien, aceptamos que los que fueron, no nuestros enemigos, sino los

enemigos del Estado y su sociedad sean perdonados, que les otorguen

beneficios jurídicos y políticos, que los escuchen, les crean, los reintegren a la

comunidad y negocien con ellos el poder político si así lo decide la Nación;

pero no nos nieguen el derecho a la verdad, a la justicia, a la imparcialidad;

no permitan que seamos acusados, juzgados y condenados por los medios

de prensa manipulados sin mediar un juicio justo.

La paz es nuestra mayor necesidad, los soldados de Colombia no son actores

del conflicto, son la extensión represiva de un Estado que les asignó una

misión Constitucional. Ningún Militar fue a la guerra por iniciativa personal,

nadie abandona a sus seres queridos para ir a arriesgar la vida batallando en

oscuros lugares si no hay un motivo inmenso; dejar sus proles repletas de

viudas y huérfanos indefensos no fue la voluntad del Soldado; comprendan

por favor, que somos seres humanos con familias, con necesidades y sin

recursos, a quienes nos han dado a lo largo de la historia mil tareas ingratas

para salvarlos a ustedes y luego de cumplirlas se nos han negado los

derechos.

Que la sociedad entera estudie, analice, reflexione y concluya quienes han

sido los señores de esta guerra, quienes se lucraron de dinero y/o de poder

con el conflicto, a quienes les convenía mantener el desequilibrio social y la

confrontación regional y nacional. Estoy seguro que llegaran a muchas

respuestas, pero la única que jamás podrán contemplar es que fueron los

Soldados.

Page 5: Carta

Es indiscutible que el panorama nacional en los últimos años recibe muchas

presiones, desde adentro y desde afuera, vienen de visita a Colombia los

Jueces y Fiscales de la CPI a pedir condenas contra los militares sin conocer

las dos caras de cada caso, la CIDDHH a pedir sentencias ejemplares contra

los militares en oscuros expedientes montados sin debido proceso, La Oficina

del Alto Comisionado de las Naciones Unidas a afirmar que los militares

deben quedar sin fuero y recibir condenas ejemplares para poder lograr la

paz, las ONG”S de todos los colores a presentar objeciones al Fuero Militar, y

muchos más afanados de protagonismo hablan irresponsablemente sin

conocer el fondo. La prensa dirigida nos aplasta sin contemplación en cada

evento y se niega a promulgar la verdad.

Las potencias que han rechazado acogerse a todas las formas de justicia

internacional y DDHH, exigen para las aprobaciones de los TLC que se

muestren resultados contra los militares por violaciones de Derechos

Humanos, nuestro país se obliga a entregar trofeos falsos a cambio de

certificaciones.

Pero Nadie, absolutamente nadie, se ha pronunciado para decir: - y si esos

soldados son inocentes? - y será que habrán tenido un debido proceso y

pudieron tener una defensa eficaz? - y si es un absurdo montaje contra los

Soldados? - Si llevan 60 meses en Prisión Preventiva no es signo que la

presunción de inocencia esta incólume? No, jamás, nadie lo hizo ni lo hará,

no tenemos dolientes ni garantías, somos los escogidos para pagar los

errores de otros con poder.

Haber dejado trozos de existencia en los campos, haber perdido los brazos,

las piernas o los ojos en combate contra los terroristas no ha sido suficiente,

ahora debemos agotar nuestras vidas y escasos recursos desde la penumbra

de las celdas, impotentes ante la injusticia.

Propicio en nuestra amada Patria del Sagrado Corazón, regresar en reflexión

a ese pasaje cruel de la historia sagrada:

Jesús fue objeto de un juicio de la sociedad manipulada, en

donde muchos presentes del pueblo tenían que decidir. Un

juicio definitivamente injusto. En ese proceso aparentemente

popular, un gobernador, Pilato, hace también una

comparación injusta. Compara a Jesús, el salvador de muchos,

con un delincuente malvado y famoso por sus prácticas

inhumanas de maldad: Barrabás.

Page 6: Carta

Allí se nos presenta una escena terrible: Jesús, el Dios tres

veces santo, fue comparado, equiparado, con un delincuente,

un malhechor famoso por sus actos atroces y malvados; Pilato

se dirige a esa especie de jurado engañado y aleccionado,

preparado para ser injusto: “¿A cuál de los dos queréis que os

suelte?”. El jurado invadido de odio grita con ojos inyectados

en sangre por la inducida crueldad: “¡Suéltanos a

Barrabás!” . Y con respecto a Jesús? gritaban todos a

una: “¡Sea crucificado!” .

Jesús, injustamente juzgado por este especial tribunal de la

infamia, fue torturado, crucificado y muerto. Barrabás, el

ladrón, el malhechor, el delincuente violador fue injustamente

liberado.

No hay oposición ante el camino de la paz, no puede haberla por parte de los

Soldados de Colombia. Que se den indulgencias para aquellos Barrabaces que

tienen la voluntad de corregir su camino y enmendar sus errores, está más

que asimilado, pero que simultáneamente el Estado por el cual entregamos

lo más sagrado, nos torture y crucifique con penas de muerte como son las

sentencias superiores a 35 años en su mayoría injustas, por haber cumplido

la misión que el mismo nos encomendó, no es buscar justicia ni anhelar la

reconciliación.

Jamás como soldado pediré impunidad, ni que me tapen conductas

criminales, ni me perdonen hechos atroces, ni que la justicia negocie la

verdad y mi honor, colocando mi hoja de vida frente a las versiones de

delincuentes capturados, solamente clamo el derecho universal al debido

proceso, a la aplicación de una justicia recta, eficiente y al principio de

igualdad ante la ley.

Es una táctica remunerativa hoy, que todos los que quieran brillar en el

panorama político abracen la manipulada bandera de los Derechos Humanos

y caigan contra los Soldados inocentes e inermes aniquilándolos en un

escenario desconocido para ellos como es la guerra jurídica, asegurándose

que jamás se podrán defender. Con ello, esos ídolos de barro salvaran

muchas culpas ante la sociedad y perpetuaran sus errores.

Page 7: Carta

Dios quiera que la sociedad un día, de nuevo por las curvas del destino no

tenga que acudir a su Ejército como única esperanza para salvar sus vidas, sus

bienes y su dignidad; y que ese día los Soldados no estén tan dispuestos a

ofrendarlo todo por una causa que antes los asesinó en vida.

Yo ya morí, fui aniquilado por la infamia, mi último deseo es que mis hijos

accedan a la verdad y sepan que su padre fue un buen soldado, no un villano.

Prométanme compatriotas que así será; que aunque muy tarde eso recibiré

a manera de epitafio al final.

Acudiré a la cita con lo inevitable plenamente convencido que la verdad no

naufragará por muy poderosos que sean los que tratan de ocultarla.

Dios bendiga a mi Patria e ilumine el sendero de la paz, sin aniquilar a los

Soldados que lucharon con honor y coraje sin más ambición que un mañana

mejor.

Mil gracias por haberme permitido ser su Soldado y compatriota.

Patria – Honor - Lealtad

Coronel Hernán Mejía Gutiérrez

Soldado – Abogado – Detenido

Bogotá, Mayo 02 de 2013