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cooperadores salesianos. vocacion y mision

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  • PLAN DE

    FORMACION INICIAL

    COOPERADORES SALESIANOS: VOCACION Y MISION

    Carpeta 2

    ASOClACION DE COOPERADORES SALESIANOS-ESPAA

  • Han colaborado en la preparacin de estos materiales Cooperadores. Delegados y Delegadas de todas las Inspectoras de Espaa.

    Redaccin final: Equipo Carpetas-92 Direccin del Equipo: Andreu Ibarz, Cooperador. Edicin: Jess Mairal, SDB.

    Edicin extracomercial (materiales para uso interno) O Asociacin de Cooperadores Salesianos - Conferencia Nacional, 1993.

    Reservados todos los derechos. Esita: Secretara Ejecutiva Nacional.

    cl Alcal, 211, of. 11. - 28028 MADRID. Composicin e impresin: M.G. Comunicacin Grfica - Madrid

  • Captulo Quinto

    PERTENENCIA Y FORMACIN

  • PERTENENCIA Y FORMACIN

    OBJETIVOS GENERALES

    1. Mantener una actitud de formacin inicial y descubrir el sentido de la formacin permanente como exigencias de la fidelidad vocacional.

    2. Tornar conciencia del verdadero sentido de la Promesa, como signo del seguimiento de Cristo al

    estilo de Don Bosco. METODOLOGA

    En las unidades de este Captulo notaremos algunos cambios y ciertas propuestas metodolgics que conviene tener en cuenta.

    En primer lugar, los contenidos fundamentales se exponen a travs de los diversos documentos. Les preceden unos esbozos o ideas bsicas, para ayudar a centrar las cuestiones ms importantes. Hay que insistir en el anlisis de los documentos.

    Por otra parte, se sugiere hablar de la formacin, de la Promesa, de la fidelidad..., desde una pers-pectiva tanto terica como prctica. Por lo que se refiere a sta ltima, es muy positivo partir de la propia realidad formativa (revisin del camino realizado, a raz del Plan de Formacin de los Coope-radores, por ejemplo), o bien, de la misma experiencia de Cooperadores con Promesa y, en alguna reunin, compartir unos momentos de comunicacin de vida. UNIDADES

    Unidad 1 : Formacin Inicial y Permanente (2 sesiones). Unidad 2a: La Promesa (2 sesiones). Unidad Y: Fidelidad y disponibilidad.(1 sesin).

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  • T e m a

    F O R M A C I N I N I C I A L Y P E R M A N E N T E

    L OBJETIVOS

    1. Revisar el proceso realizado durante la formacin inicial, previo a la opcin de ser Cooperador.

    2. Descubrir la necesidad de mantenernos en actitud de formacin permanente. II. MOTIVACIN

    El hombre es interpelado, en su libertad, por la llamada de Dios a crecer, a madurar. a dar fruto. En este proceso de crecimiento, la formacin, entendida como una realidad integral y permanente, permite un descubrimiento, cada vez ms claro, de la propia vocacin.

    En concreto, por formacin cristiana se entiende el proceso personal continuo de maduracin en la fe y de configuracin con Cristo, segn la voluntad del Padre, bajo la gua del Espritu Santo. As, para actuar con fidelidad a la voluntad de Dios, hay que ser capaz y cada vez ms capaz. Esta capacidad afecta a la totalidad de la persona en su ser de miembro de la Iglesia y ciudadano de la sociedad humana.

    Los Cooperadores nos comprometemos a seguir caminando, como Pueblo de Dios, en un mundo afectado por permanentes cambios. Por eso necesitamos una formacin seria y permanente. Para llegar a una opcin madura como Cooperadores, es necesario realizar un proceso de formacin ini-cial. Adems, la renovacin de la Alianza hecha con la Promesa, requiere seguir trabajando en nuestra formacin. No podemos quedarnos con la sensacin del deber cumplido, como si hubisemos llegado al final de una etapa. III. METODOLOGA

    El tema se desarrollar en dos sesiones. En la primera, nos centraremos en la formacin inic ial y en la segunda, en la formacin permanente. En esta segunda sesin, es importante la presencia de algunos Cooperadores que compartan con el grupo su experiencia personal sobre la formacin, tanto en una fase como en otra.

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  • Primera sesin: LA FORMACIN INICIAL

    IV. CONTENIDOS-1 4.1.

    Ideas fundamentales

    La formacin es un instrumento de identidad. La formacin inicial tiene como objetivo fundamental descubrir la vocacin. La formacin ilumina el compromiso.

    En el marco social y eclesial en el que nos movemos, existe un amplio pluralismo de modalidades

    de compromiso y de carismas. Lo cual exige tener una conciencia clara de la propia identidad, como enriquecimiento y aportacin a la Iglesia; y, al mismo tiempo, para dar razn de nuestro ser. Para lo cual, el mejor instrumento es una formacin adecuada y suficiente. Sin formacin. privaramos de la eficacia y la claridad necesarias a nuestra identidad y al esfuerzo apostlico.

    La orrnacia de los fieles laicos tiene como objetivo fundamental el descubrimiento, cada vez ms

    claro, de la propia vocacin y la disponibilidad, siempre mayor, para vivirla en el cumplimiento de la propia misin. Esta vocacin y misin personal define la dignidad y la responsabilidad de cada fiel laico y constituye el punto de apoyo de todo el proceso formativo (ChL 58).

    El cristiano que inicia el camino de Cooperador se compromete a profundizar en el proceso de maduracin cristiana, a conocer y asimilar los contenidos del itinerario vocacional del salesiano seglar y a crecer en la formacin, participando en la vida, los acontecimientos y la realidad de la Asociacin, convencido de que son elementos formativos importantes. 4.2. Documentos y textos: Documento 1: NECESIDAD DE L4 FORMACIN PARA EL APOSTOLADO

    (Apostolicam Actuositatem, 28)

    El apostolado solamente puede conseguir su plena eficacia con una formacin multiforme y com-pleta. La exigen no slo el continuo progreso espiritual y doctrinal del mismo seglar; sino tambin las diversas circunstancias, personas y deberes a los que tiene que acomodar su actividad. Esta formacin para el apostolado debe apoyarse en los fundamentos que este Concilio ha asentado y declarado en otros documentos. Adems de la formacin comn a todos los cristianos, no pocas formas de apos-tolado requieren, por la diversidad de personas y de ambientes, una formacin especfica y peculiar. Documento 2: DESCUBRIR Y VIVIR L4 PROPIA VOCACIN Y MISIN

    (Christifideles Laici, 58)

    Dios me llama y me enva como obrero a su via; me llama y me enva a trabajar para el adve-nimiento de su Reino en la historia. Esta vocacin y misin personal define la dignidad y la responsa-bilidad de cada fiel laico r constituye el punto de apoyo de toda la obra formativa, ordenada al reco-nocimiento gozoso y agradecido de esa dignidad y cal desempeo fiel y generoso de tal responsabilidad. (...)

    Y para descubrir la voluntad concreta del Seor sobre nuestra vida son siempre indispensables la escucha pronta y dcil de la palabra de Dios y de la Iglesia, la oracin filial y constante, la referencia a una sabia v amorosa direccin espiritual, la percepcin en la fe de los dones y talentos recibidos y, al mismo tiempo, de las diversas situaciones sociales e histricas en las que se est inmerso.

    En la vida de cada fiel laico hay, adems, momentos particularmente significativos y decisivos para discernir la llamada de Dios y para acoger la misin que El confa. Entre ellos estn los momentos de la adolescencia y de la juventud. Sin embargo, nadie puede olvidar que el Seor; como el dueo con los obreros de la via, llama - e n el sentido de hacer concreta y precisa su santa voluntad--a todas las horas de la vida; por eso la vigilancia, congo atencin solcita a la voz del Dios, es una actitud fundamental y permanente del discpulo.

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  • De todos modos, no se trata slo de saber lo que Dios quiere de nosotros, de cada uno de nosotros en las diversas situaciones de la vida. Es necesario hacer lo que Dios quiere: as nos lo recuerdan las palabras de Mara, la Madre de Jess, dirigindose a los sirvientes de Can: Haced lo que El os diga (Jn 2,5). Y, para actuar con. fidelidad a la voluntad de Dios, hay que ser capaz y hacerse cada vez ms capaz. Desde luego, con la gracia del Seor, que no falta nunca, como dice San Len Magno: Dar la fuerza quien ha conferido la dignidad!; pero, tambin, con la libre y responsable colaboracin de cada uno de nosotros_

    Esta es la tarea maravillosa y esforzada que espera a todos los fieles laicos, a todos los cristianos, sin pausa alguna: conocer cada vez ms las riquezas de la fe y del Bautismo, v vivirlas en creciente plenitud.

    Documento 3: UNA FORMACIN INTEGRAL PARA VIVIR EN LA UNIDAD (Christitideles Laici, 59)

    En el descubrir y vivir la propia vocacin y misin, los fieles laicos han de ser formados para vivir

    aquella unidad con la que est marcado su mismo ser de miembros de la Iglesia y de ciudadanos de la sociedad humana.

    En su existencia no puede haber dos vidas paralelas: por una parte, la denominada vida espiri-tual, con sus valores y exigencias; y, por otra, la denominada vida secular, es decir; la vida de fa-milia, del trabajo, de las relaciones sociales, del compromiso poltico v de la cultura. El sarmiento arraigado en la vid que es Cristo, da fruto en cada sector de su actividad y de su existencia. En efecto, todos los distintos campos de la vida laical entran en el designio de Dios, que los quiere como el lugar histrico de la revelacin y relizacin ele la caridad de Jesucristo para gloria del Padre y servicio a los hermanos. Toda actividad, toda situacin, todo esfuerzo concreto - c o m o , por ejemplo, la competencia profesional y la solidaridad en el trabajo, el amor y la entrega a la fcunilia y a la educacin de los hijos, el servicio social y poltico, la propuesta de la verdad en el mbito de la cultura-, son ocasiones providenciales para un continuo ejercicio de la fe, de la esperanza y de la caridad (AA 4).

    El Concilio Vaticano II ha invitado a todos los, fieles laicos a esta unidad de vida, denunciando con fuerza la gravedad de la fractura entre fe y vida, entre Evangelio y cultura: El Concilio exhorta a los cristianos, ciudadanos de una y otra ciudad, a esforzarse por cumplir fielmente sus deberes temporales, guiados siempre por el espritu evanglico. Se equivocan los cristianos que, sabiendo que no tenemos aqu ciudad permanente, pues buscamos la futura, consideran por esto que pueden descuidar

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  • las tareas temporales, sin darse cuenta de que la propia fe es un motivo que les obliga al ms perfecto cumplimiento de todas ellas segn la vocacin personal de cada uno (...). La separacin entre la fe y la vida diaria de muchos debe ser considerada como uno de los ms graves errores de nuestra poca (GS 43). Por eso he afirmado que una fe que no se hace cultura, es una fe no plenamente acogida, no enteramente pensada, no fielmente vividal.

    Documento 4: PROCESO DE MADURACIN Entrada en la Asociacin (RVA 36, 1-2)

    El compromiso de ser Cooperador Salesiano implica una eleccin libre, motivada y madurada pro-gresivamente bajo la accin del Espritu Santo. Por lo cual, quien desea ingresar en la Asociacin acepta un programa adecuado de preparacin, que dura el tiempo necesario para comprobar la propia llamada. Este programa comprende: oracin v profndiz.acin en la vida de.fe, reflexin y estudio de Don Bosco y de este Reglamento, as como participacin en la vida y actividades de un Centro local.

    Cuando ha alcanzado una madurez suficiente y ha cumplido, por lo menos, dieciocho aos de edad, el aspirante presenta su solicitud de admisin a los responsables de su Centro.

    Responsabilidad e iniciativas para la formacin (RVA 38)

    El Cooperador es el primer y principal responsable de su propia formacin. Convencido de que sta requiere docilidad al Espritu Santo, da la debida importancia a la vida de oracin y a la direc-cin espiritual.

    La Asociacin promueve y sostiene la formacin personal y en grupo de sus miembros, mediante la accin de Cooperadores cualificados v del Delegado o la Delegada, que actan correspon.sablenlenle.

    Entre las actividades especialmente formativas, se cuentan:

    las reuniones, por lo menos mensuales, y las conferencias anuales, establecidas ya por Don Bosco, u otras formas de encuentros;

    los momentos fuertes de oracin y discernimiento; los contactos, frecuentes con los Grupos de la Familia Salesiana, en todos los niveles;

    el uso de publicaciones y otros materiales prcticos de nuestra Familia, entre ellos, el Boletn Salesiano.

    V. PARA LA REFLEXIN Y EL DILOGO

    1, Despus de leer el tema y tomando como referencia el Plan de Formacin Inicial de los Coope-radores Salesianos (Carpeta O, Metodologa), vamos a revisar el valor que tiene la formacin (humana, cristiana y .salesiana) en lo personal, en el grupo y en el Centro, viendo los aspectos que se han potenciado personalmente o como grupo, cmo ha favorecido el Centro los encuentros de formacin y como ha seguido vuestro proceso formativo...

    ?. Comentar si descubrimos en nuestro grupo ciertas lagunas formativas que convendra subsanan

    3. De qu manera nos ha ayudado v nos ayuda la formacin a conseguir una unidad de vida. VI. BIBLIOGRAFA

    Apostolicam Actuositatem (sigla: AA). CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAOLA, Los cristianos laicos, iglesia en el mundo, 1991 (sigla:

    CLIM). JUAN PABLO II, Exhortacin Apostlica Christifideles Laici (sigla: ChL). Reglamento de Vida Apostlica (sigla: RVA).

    1 Juan Pablo lE 111 Congreso Nacional del Mor diiieno Eclesial de Acein Cultural (NI.E.I.C.), 16 enero 1982.

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  • Segunda sesin: LA FORMACIN PERMANENTE

    IV. CONTENIDOS-2 4.1.

    Ideas fundamentales

    La formacin permanente nos ayuda a vivir el Evangelio. La formacin permanente nos mantiene fieles a la Iglesia y a la vocacin. La formacin permanente hace posible una mayor eficacia en el apostolado.

    Nuestra sociedad vive inmersa en un perodo de cambios continuos y acelerados, ante los que la

    mayora se deja llevar. Nosotros no podemos hacer lo mismo: debemos interpretar, a la luz del Evan-gelio, los nuevos acontecimientos que se van sucediendo. Dicho de otro modo, debemos human izar al hombre nuevo. Si no nos adaptamos a la realidad actual, nuestra accin apostlica puede carecer de toda eficacia. Por eso, hemos de estar enterados de lo que sucede a nuestro alrededor y saber dar una respuesta, desde el Evangelio, a las situaciones que se nos presenten. Esta fidelidad a nuestra misin debemos alimentarla con la fidelidad al mensaje, para que, de este modo, seamos capaces de anunciarlo de una manera clara y persuasiva a los jvenes de hoy.

    La participacin de los laicos en la vida de la Iglesia comporta y requiere responsabilidades. Como Iglesia que somos, actuamos en la sociedad y nuestra misin pastoral requiere un conocimiento profundo de lo que representa nuestra fe, hoy, en el mundo actual.

    Como salesianos, tambin necesitamos seguir en formacin para mantenernos fieles a lo que la Iglesia nos pide especficamente.

    Dios nos sigue llamando para que, da a da, sigamos dando fruto. El trabajo y el activismo pueden dejar sin motivacin y contenido nuestra accin pastoral. La formacin permanente fortifica nuestra relacin con Dios y nos permite crecer y madurar en la fe. Es importante que busquemos, ayudados por nuestro Centro local, una formacin integral. 4.2. Documentos y textos: Documento I : LA FORMACIN DE LOS FIELES LAICOS.

    MADURAR CONTINUAMENTE (Christifideles Laici , 57)

    La imagen evanglica de la v id y los sarmientos nos revela otro aspecto fimdamental de la vida y de

    la misin de los fieles laicos: la llamada a crecer, a madurar continuamente, a dar siempre ms fruto (...).

    La vitalidad de los sarmientos est unida a su esfuerzo por permanecer radicados en la vid, que es Jesucristo: El que permanece en m como yo en l, se da mucho fruto, porque separados de m no podis hacer nada (Jn 15,5).

    El hombre es interpelado en su libertad por la llamada de Dios a crecer, a madurar; a dar fruto. No puede dejar de responder; no puede dejar de asumir su personal responsabilidad. A esta respon-sabilidad, tremenda y enaltecedora, aluden las palabras graves de Jess: Si alguno no permanece en m, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca; luego lo recogen, lo echan al fuego y lo queman (Jn 15, 6).

    En este dilogo entre Dios que llama y la persona interpelada en su responsabilidad se s i t a la posibilidad -es ms, la necesidad - de una formacin integral y permanente de los fieles laicos, a la que los Padres sinodales han reservado justamente una buena parte de su trabajo. En concreto, despus de haber descrito la formacin cristiana como un continuo proceso personal de maduracin en la fe y de configuracin con Cristo, segn la voluntad del Padre, con la gua del Espritu Santo, han afirmado claramente que la fonnacin de los fieles laicos se ha de colocar entre las prioridades de la dicesis v se ha de incluir en los programas de accin pastoral, de modo que todos los esfuerzos de la comunidad (sacerdotes, laicos y religiosos) concurran a este fin.

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  • Documento 2: URGENCIA Y PRIORIDAD DE LA FORMACIN DE LOS LAICOS (CEE, Los cristianos laicos, Iglesia en el mundo, 70)

    La formacin de los laicos es una prioridad de mxima urgencia para toda la Iglesia, y no slo un

    inters nico de ellos solos. Adems, la actualidad de la formacin pone de relieve sus nuevas connotaciones segn el concepto de formacin permanente o continua, que, a su vez, juzga la fornnacin y educacin inicial. Esto quiere decir que la formacin implica un dinamismo, una actividad, una metodologa y una preocupacin que abarcan toda la vida y que estimulan la autofonnacin basada en la responsabilidad personal.

    Documento 3: NECESIDAD DE LA FORMACIN (Conferencia Episcopal Espaola, Los cristianos laicos, Iglesia en el mundo, 72)

    Es preciso sensibilizar a todos los cristianos -sacerdotes, religiosos v la icos- , sobre la impor-

    tancia de la formacin para reconocer ms plenamente y asumir ms conscientemente sus responsa-bilidades como laicos militantes en la vida v misin de la Iglesia; sobre la urgencia, especialmente grave en nuestro tiempo, de superar la ruptura entre fe y vida, entre Evangelio y cultura, y, en fin, sobre la necesidad de animar a todos a emprender - s i no lo estn haciendo y a - un proceso de formacin integral, espiritual, doctrinal y apostlica, a fin de ser y vivir lo que confiesan y celebran, y anunciar lo que viven y esperan. Documento 4: SENTIDO DE LA FORMACIN

    (CEE, Los cristianos laicos, Iglesia en el mundo, 76)

    Los cristianos todos, conscientes de la importancia, urgencia y necesidad de la formacin, deben conocer y profundizar su sentido: crecer, madurar permanentemente en la fe y dar ms fruto, celebrar y alimentar la fe en los sacramentos y en la oracin personal y comunitaria; configurarse con Cristo, v, como l, conocer y cumplir la voluntad del Padre, guiados por el Espritu Santo. En la formacin de los laicos, el cultivo de la espiritualidad ha de ocupar un lugar preeminente. Documento 5: OTROS ASPECTOS DE LA FORMACIN (CEE,

    Los cristianos laicos, Iglesia en el mundo)

    78. Cultura local: En los planes de formacin se integrarn, en lo posible, los valores y aspectos significativos de la cultura local, con su historia, tradiciones y manifestaciones de religiosidad popular, que hagan posible la adecuada sntesis entre la fe y la vida de cada cristiano laico, encarnado en su tiempo y en su espacio concreto.

    80. Formacin socio-poltica-Doctrina Social de la Iglesia: Hay que promover la participacin de los laicos en la vida piblica2. La comunidad eclesial les ofrecer - n o hay deber sin derecho - la debida formacin de la dimensin socio-poltica de la fe. Ms aun: los cristianos laicos tienen el deber y el correspondiente derecho de contribuir a la actualizacin y desarrollo, as como a la difusin y aplicacin de la doctrina social de la Iglesia, aportando su experiencia y conocimientos, y a proponer y participar en los procesos de discernimiento e implicarse en los juicios concretos y acciones pblicas de la Iglesia local.

    Documento 6: CONTENIDOS DE LA FORMACIN DEL COOPERADOR (RVA 37)

    1. La-forrnacin, especialmente intensa y a plena dedicacin durante el perodo inicial, prosigue tambin despus de la admisin, va que el Seor no deja de llamar nunca a travs de la evolu-cin de las situaciones personales y ambientales.

    , Ver la Instruccin pastoral de la Comisin Permanente de la CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAOLA, Los catlicos en la vida pblica, Madrid 1986, n. 6 (Sigla: c1`P).

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  • 2. El Cooperador, consciente de las exigencias de la formacin permanente,

    desarrolla sus dotes humanas, a fin de poder desempear; cada vez mejor; sus responsabili-dades familiares, profesionales y civiles;

    madura sitie y su caridad, creciendo en la unin con Dios, para hacer ms evanglica y sa-lesiana su vida;

    dedica tiempo a la reflexin y al estudio, para profiundizar en la Sagrada Biblia, la doctrina de la iglesia, y el conocimiento de Don Bosco;

    se cualifica para el apostolado y el servicio a que est llamado.

    V. PARA LA REFLEXIN Y EL DILOGO

    1. Comentar los documentos transcritos, sealando los aspectos que consideramos esenciales.

    2. Contrastar nuestra propia experiencia con la de los Cooperadores invitados a la reunin. Cmo cuidan su formacin en los distintos mbitos de su vida.

    3. La formacin de qu manera nos ha ayudado - y a y u d a - a conseguir una eficacia mayor en el apostolado.

    VI. BIBLIOGRAFA

    Apostolicam Actuositatem, Decreto del Concilio Vaticano II (AA). CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAOLA, Los cristianos laicos, Iglesia en el mundo, 1991. (Siglas:

    CEE, para la Conferencia; CLIM, para el documento). COMISION PERMANENTE DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAOLA, Los catlicos en la vida p-

    blica, Instruccin Pastoral, Madrid 1986 (sigla: CVP). JUAN PABLO II. Christifideles Laici, Exhortacin Apostlica, 1988 (sigla: ChL). Reglamento de Vida Apostlica, 1986.

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  • LA PROMESA

    L OBJETIVOS

    1. Profundizar el sentido de la Promesa y cuanto supone.

    2. Tomar conciencia del hecho y del significado de la Promesa, no como final de una etapa, sino como continuacin de nuestro camino vocacional como Cooperadores Salesianos.

    II. MOTIVACIN

    En la vida, las grandes decisiones se rodean de una cierta solemnidad (Profesin religiosa, Matri-monio, Confirmacin, marcha a las misiones, toma de posesin de un cargo...). Son momentos fuer-tes e histricos en la existencia humana, y hay que celebrarlos. Despus se conservan el lbum con el reportaje fotogrfico, el vdeo... Y hasta algn recorte de prensa.

    El tema 2 se refiere a una de esas decisiones importantes: hacer la PROMESA como Coopera-dor Salesiano.

    Tras varios aos de formacin inicial, el candidato - o grupo de candidatos, segn los c a s o s - se plantea la conveniencia de hacer la Promesa, discerniendo vocacionalmente hasta decidirse. Para este proceso, existe una serie de criterios y pasos que hay que tener en cuenta. Desde esa perspectiva, es lgico realizar la Promesa en un ambiente celebrativo, aunque no siempre se configure de la misma manera.

    Estas grandes decisiones no son fruto'de un momento de entusiasmo. Es algo que va madurando a lo largo de todo el proceso formativo. La Promesa lleva consigo una continuidad posterior. Es un Si que se dijo, al principio. de forma tmida; que luego se pronunci en voz alta y que, posterior-mente, nos llena de satisfaccin en la vida, manifestndose en un compromiso real. III. METODOLOGA

    El desarrollo de este tema est pensado para dos sesiones de grupo. En la primera, se ver el sentido general de la Promesa, y en la segunda, se har un anlisis ms detallado de la misma.

    Se sugiere, especialmente en la primera sesin, invitar a algn Cooperador que vaya a hacer - o haya hecho y a - , la Promesa, para compartir ideas y experiencias.

    Por otra parte, recomendamos ampliar los temas, en la medida en que sea posible, con las corres-pondientes explicaciones del Comentario of ic ial al RVA a los artculos 39 y 40.

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  • Primera sesin: SENTIDO DE LA PROMESA

    IV. CONTENIDOS-1 4.1.

    Ideas fundamentales

    La Promesa es un signo de la opcin de vida. La Promesa es una expresin pblica de un proceso de discernimiento y un punto de partida

    para una nueva fidelidad. La Promesa es una celebracin comunitaria de la experiencia de Dios. La Promesa es una accin de gracias.

    No siempre se entiende qu es la Promesa, incluso entre los ms iniciados, quizs por las conno-

    taciones que el trmino tiene en la religiosidad popular: hacer una promesa a tal o cual santo...

    A veces, se reduce a la dimensin de comprometerse a hacer cosas: trabajar en la promocin de los jvenes, colaborar con la Iglesia local...

    La Promesa es algo ms del ser de la persona: Me has llamado y quiero corresponder a ese amor. No se trata de un voto religioso, sino de un s al camino evanglico salesiano, que se ex-presa pblicamente como punto de llegada de un proceso de discernimiento y punto de partida de la vivencia fiel de una opcin vocacional que quiere ser definitiva.

    Cada individuo, cada candidato o candidata, es quien pide, personalmente, hacer la Promesa; y el Centro de Cooperadores, quien examina su opcin y acoge la peticin. El Grupo comparte el proceso y ayuda en el discernimiento.

    Durante la celebracin de la Promesa, se vive comunitariamente esa experiencia fuerte de Dios, que, en adelante. con la fuerza del Espritu Santo, se va a continuar viviendo de forma permanente. Vivir desde esta opcin (la Promesa) significa:

    a) asumir la pertenencia a una Familia, la Salesiana, que se manifiesta y aporta a la Iglesia una espiritualidad especfica, definida por el estilo de Don Bosco;

    b) tener un compromiso serio, cristiano, social...: me comprometo a trabajar por tu Reino; el

    Cooperador, con su Promesa, acepta, desde un proyecto de vida peculiar, colaborar con los dems hombres en la transformacin del mundo, aportando un carisma y una misin especficos;

    c) formar parte de una Asociacin pblica de fieles, de la que el Cooperador tambin se com-

    promete a corresponsabilizarse activa y plenamente.

    4.2. Documentos y textos: Documento 1: ENTRADA EN LA ASOCIACION

    AUBRY J., Guida di lettura del Regolamento di Vita Apostolica. (Comentario al art. 36.3).

    El ingreso oficial en la Asociacin se realiza mediante la Promesa. Se trata de la oracin de r.in

    buen cristiano que quiere comprometerse. Es la expresin orante, libre y pblica, ele un candidato que manifiesta la voluntad de vivir como Cooperador.

    No es un voto. Reviste la sencillez, de un compromiso de conciencia tomado en dilogo con Dios Padre, en la comunin de la Iglesia, en vistas a la propia pertenencia a la Asociacin. Con este acto, el Cooperador se compromete libremente a recorrer el camino elegido, sintindose acompaa-do por muchos hermanos y hermanas y, sobre todo, fortalecido por la mediacin de la Iglesia v por el poder del Espritu.

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  • Es la conquista de una meta dichosa para quien, a travs del proceso de formacin, lleg a hacer madurar el propio Bautismo segn el proyecto apostlico de Don Bosco. A la vez, es el punto de par-tida de una vida entregada a Cristo en favor de los jvenes y de las clases populares.

    Es, adems, la expresin de un compromiso de fidelidad a Dios, que lo llam a vivir el Evangelio de modo concreto en la Familia Salesiana, despertando en l la caridad pastoral. El candidato reconoce este don y, agradecido, se compromete a hacerlo fructificar de tal modo, que su vida se convierta en un testimonio de amor operativo.

    Es, tambin, un compromiso de fidelidad a la Iglesia, que lo recibi entre sus miembros, aliment su vida cristiana y, ahora, le invita a participar; de modo corresponsable, en su misin de salvacin. Por su Promesa, hecha ante la comunidad, el nuevo Cooperador acepta con alegra crecer en la experiencia salesiana, considerada como un modo especifico de vivir el Evangelio y de participar en la misin de la Iglesia (art. 2.2).

    Por ltimo, es la expresin de la voluntad de pertenencia fiel a la Asociacin, en la que se inserta libremente porque le brinda un camino concreto de vida cristiana y de apostolado, en el contexto de la Familia fundada por Don Bosco.

    La Asociacin responde a la entrega del candidato acogindolo, fraternalmente y comprometin-dose con l a acompaarlo en su tarea formativa, apostlica y de fidelidad a los compromisos asumi-dos. As lo pone de manifiesto el certificado de pertenencia a la Asociacin, del que habla el prrafo 3 del art. 36.

    La idea de la Promesa se remonta a Don Bosco mismo. En el famoso captulo sobre Los miembros externos, que se encuentra en los primeros bosquejos de Constituciones, estableca cuanto sigue: El socio haga, al menos, una promesa, al Rector de dedicarse a aquello que juzgue ser para mayor gloria de Dios. En el proyecto titulado Asociacin de obras buenas (1875) y en las primeras ediciones del Reglamento definitivo de 1876, como apndice al texto, Don Bosco insert dos declaraciones que corresponden a la actual Promesa y al consiguiente certificado.

    As pues, en la Familia Salesiana, el ingreso en la Asociacin de un nuevo Cooperador es motivo de gran alegra para todos. Y, en nuestra tradicin, constituye una oportunidad especial para una hermosa fiesta de familia.

    Dado que llegar a ser Cooperador es un opcin libre, que cualifica toda la existencia (art. 2.2), la Promesa se ha de hacer slo despus de la seria preparacin antes descrita. Se trata de un acto que no se puede improvisar ni realizar a la ligera o por motivos inadecuados; pero tampoco se ha de aplazar por tiempo indefinido, sin serias razones. V. PARA LA REFLEXIN Y EL DILOGO

    1. Qu significa para cada uno de nosotros, miembros del grupo, la Promesa? Qu sentido le daros? El hecho de emitir la Promesa, qu puede cambiar en nosotros?

    2. Seria importante hacer un reflexin sobre este punto con algunos Cooperadores que hayan rea-

    lizado va la Promesa: qu significa para ellos, experiencia en la vida de cada da, desarrollo de la vivencia de la Promesa en las diversas circunstancias, profmdizacin sobre la misma, etc.

    VI. BIBLIOGRAFA

    ALBRY J., Cuida di lettura al Regolamento di Vita Apostolica, Roma 1986. CONSULTA MUNDIAL. Reglamento de Vida Apostlica. Comentario oficial, Asociacin de Co-

    operadores Salesianos, Madrid 1993. JUAN PABLO II. Exhortacin apostlica Christif clele.s Laici, 1988.

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  • Segunda sesin: ANLISIS DE LA PROMESA

    IV. CONTENIDOS-2 4.1.

    Ideas fundamentales

    La Promesa es para el Cooperador:

    la interiorizacin (comprensin-asimilacin-aceptacin) de la obra de Dios y su accin en la vida personal; la respuesta consciente y pblica en el contexto, en el ambiente y ante las personas que Dios ha puesto a nuestro lado;

    una sntesis del Proyecto de vida evanglica.

    Las partes de la frmula de la Promesa son:

    accin de gracias; experiencia de implicacin personal; respuesta (aceptacin) y compromiso; oracin final.

    4.2. Documentos y textos: Documento 1: TEXTO DE LA PROMESA

    (Reglamento de Vida Apostlica, art. 40)

    La frmula de la Promesa es la siguiente:

    17

  • Padre, te adoro porque eres bueno y amas a todos. Te doy gracias porque me has creado y redimido, porque me has llamado a formar parte de tu Iglesia y porque, en ella, me has hecho conocer la Familia apostlica de Don Bosco, que vive para Ti al servicio de los jvenes y de las clases populares. Atrado por tu Amor misericordioso, quiero corresponder a ese amor practicando el bien. Por eso, despus de una seria preparacin, HAGO PROMESA de esforzarme por vivir el Proyecto evanglico de la Asociacin de Cooperadores Salesianos. As pues, me comprometo: - a ser fiel discpulo de Cristo en la Iglesia Catlica; - a trabajar por tu Reino, sobre todo en la promocin y salvacin de los jvenes; - a profundizar el espritu salesiano y dar testimonio del mismo; - y a colaborar, en comunin de Familia, con las iniciativas apostlicas de la Iglesia local. Dame, Padre, la fuera de tu Espritu, para que sepa ser fiel a este propsito de vida. Que Mara Auxiliadora, Madre de la Iglesia, me asista v me gue! Amn

  • Documento 2: LA PROMESA AUBRY L., Guida di lettura al Regolamento di Vita Apostolica, Roma 1986. (Comentario al art. 40)

    L.a frmula de la Promesa consta de tres partes:

    1. Accin de gracias a Dios Padre por los dones del pasado:

    Ser Cooperador es fruto de una llamada del Padre por medio de su Espritu. Hay que referirse, ante

    todo, a esta in i c i a t i va suya para darle gracias; tanto ms que este don particular forma parte de una larga cadena de regalos s u y o s : la vida, la redencin por Jess, la entrada en la Iglesia por el Bautismo, el encuentro providencial con la Familia Salesiana v, todo esto, como fruto de su Amor misericordioso. La Promesa e.s la expresin de un intercambio de amor: Quiero corresponder a ese amor.

    2. Promesa del compromiso salesiano mirando al futuro:

    Globalmente, se trata de vivir el Proyecto evanglico de la Asociacin, compromiso que apare-ce desarrollado, luego, en sus principales aspectos:

    ser fiel miembro de Cristo y de la Iglesia; --- cooperar con Dios, especialmente en la salvacin de los jvenes; vivir e irradiar el espritu salesiano: vivir la comunin salesiana y la colaboracin eclesial.

    3. Necesidad de la Fuerza de lo Alto para ser,fiel:

    Se pide la farerza divina del Espritu, sin la cual no se puede ser fiel, como ha advertido el art. 2.2.

    Aqu encaja el hermoso texto bblico que ambienta la frmula: Corro... porque t has ensanchado mi corazn, tomado del admirable Salmo 119, el ms largo de todo el Salterio, salmo del enamorado de la Ley, que repite 176 veces a Dios: Amo tu Ley, siempre hermosa y portadora de felicidad.

    Se pide, despus, el auxilio especial de Mara, Madre de la Iglesia y Patrona principal de la Aso-ciacin y de la Familia .5'a/es/ano. Sera igualmente cierta, aunque no se nombre aqu, la intercesin de los otros protectores de la Asociacin (art. 35) y la ayuda cercana de los hermanos y hermanas (art. 39.1). Una frmula para repetirla y meditarla con frecuencia, especialmente despus de la Comunin y de la Confesin?.

  • Documento 3: ESTADOS DE VIDA Y VOCACIONES I (Christifideles Laici, 55)

    Obreros de la via son todos los miembros del Pueblo de Dios: los sacerdotes, los religiosos y re-

    ligiosas, los fieles laicos, todos a la vez, objeto y sujeto de la comunin de la Iglesia y de la participacin en su misin de salvacin. Todos y cada uno trabajamos en la nica y comn via del Seor con carismas y ministerios diversos y complementarios.

    Ya en el plano del ser, antes todava que en el del obrar, los cristianos son sarmientos de la nica vid fecunda que es Cristo; son miembros vivos del nico Cuerpo del Seor edificado en la fuerza del Espritu. En el plano del ser: no significa slo mediante la vida de gracia y santidad, que es la primera y ms lozana, fuente de fxundidad apostlica y misionera de la Santa Madre Iglesia; sino que significa, tambin, el estado de vida que caracteriza a los sacerdotes y los diconos, los religiosos y religiosas, los miembros de institutos seculares, los fieles laicos.

    En la Iglesia-Comunin, los estados de vida se relacionan de tal modo entre s, que estn ordena-dos el uno al otro. Ciertamente es comn - m e j o r dicho, n i c o - su profundo significado: el de ser modalidad segn la cual se vive la misma dignidad cristiana y la universal vocacin a la santidad en la perfeccin del amor. Son modalidades diversas y complementarias a la vez, de modo que cada una de ellas tiene su original e inconfimdible fisonoma y, al mismo tiempo, cada una de ellas est en relacin con las otras y a su servicio.

    As, el estado de vida laical tiene en la ndole secular su especificidad y realiza un servicio eclesial testificando y volviendo a hacer presente, a su modo, a los sacerdotes, a los religiosos y a las religiosas, el significado que tienen las realidades terrenas y temporales en el designio salvfico de Dios. A su vez, el sacerdocio ministerial representa la garanta permanente de la presencia sacramental de Cristo Redentor en los diversos tiempos y lugares. El estado religioso testifica la ndole escatolgica de la Iglesia, es decir su tensin hacia el Reino de Dios, que se prefigura y, de algn modo, se anticipa y gusta de antemano mediante los votos de castidad, pobreza y obediencia.

    Todos los estados de vida, tanto en su totalidad como cada uno de ellos en relacin con los otros, estn al servicio del crecimiento de la Iglesia; son modalidades distintas que se unifican profunda-mente en el misterio de comunin de la Iglesia y que se coordinan dinmicamente en su nica mi-sin.

    De este modo, el nico e idntico misterio de la Iglesia revela v revive, en la diversidad de estados de vida y en la variedad de vocaciones, la infinita riqueza del misterio de Jesucristo. Como les gusta repetir a los Padres, la Iglesia es como un campo de fascinante y maravillosa variedad de hierbas, plantas, flores y frutos. San Ambrosio escribe: Un campo produce muchos frutos, pero es mejor el que abunda en frutos y en flores. Ahora bien, el campo de la santa Iglesia es fecundo en unos y otras. Aqu puedes ver florecer las gemas de la virginidad; all, la viudez dominar austera como los bos-

    Este texto de la Chrisrifideles laici se cita porque la Promesa, en cierto modo, sita al Cooperador en el mbito de un estado peculiar en la vida laical general.

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  • ques en la llanura; ms all, la rica cosecha de las bodas bendecidas por la Iglesia colmar de mies abundante los grandes graneros del mundo, y los lagares del Seor Jess rebosar de los frutos de vid lozana, frutos de los cuales estn llenos los matrimonios cristianos'-.

    V. PARA LA REFLEXIN Y EL DILOGO

    1. Qu frases de la Promesa nos han llamado ms la atencin?

    2. Buscar en el Nuevo Testamento citas significativas que fundamenten los principales aspectos afirmados en la Promesa. Ponerlas en comn.

    3. Analizar el contenido de la frmula de la Promesa.

    4. Qu implicaciones descubres en ella para tu vida personal? Qu repercusiones tiene este te-ma en el proceso formativo que el grupo est llevando?

    5. Comentar los criterios y pautas para la admisin en la Asociacin, expuestos en la Carpeta O (Plan de Formacin Inicial, pp. 11 y ss).

    6. Qu aspectos de la Promesa estoy viviendo ya y cules, no? Por qu?

    7. Aadiras algn aspecto ms a los indicados en la frmula de la Promesa, que exprese la op-cin que la misma ,supone?

    VI. BIBLIOGRAFA

    AUBRY J., Guida di lettura al Regolamento di Vita Apostlica, Roma 1986. --- CONSULTA MUNDIAL Reglamento de Vida Apostlica. Comentario oficial, Asociacin de Co-

    operadores Salesianos, Madrid 1993. JUAN PABLO II, Exhortacin apostlica Christifideles laici, Roma 1988. Plan de Formacin Inicial de los Cooperadores Salesianos. Carpeta O: ver Criterios de ad-

    misin en la Asociacin de Cooperadores y Pautas para la solicitud y realizacin de la Pro-mesa, Madrid 1993, pp. 11-14.

    Reglamento de Vida Apostlica, Madrid 1986.

    SAN Afv1I3ROSO, De iilmr, V I. 34: I'L S . 9 396.

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  • FIDELIDAD Y DISPONIBILIDAD

    1. OBJETIVOS

    1. Plantearnos la fidelidad y la disponibilidad como dos exigencias fundamentales de los valores evanglicos que vamos a vivir en nuestra opcin vocacional como Cooperadores.

    2. Profundizar en el sentido de pertenencia y corresponsabilidad en nuestra Asociacin, como

    desarrollo de nuestro ser fiel discpulo de Cristo en la Iglesia (RVA 40), atentos a lo que Dios Padre nos pide.

    II. MOTIVACIN

    Las unidades anteriores indicaban que la Promesa es tambin, en cierto modo, un punto de partida. Es aceptar un camino. Consideramos conveniente, pues, reflexionar sobre las exigencias de fidelidad y disponibilidad que ese compromiso comporta.

    III. METODOLOGA

    Este tema lo trataremos en una sesin, durante la cual se har una reflexin sobre los dos aspectos mencionados.

    IV. CONTENIDOS 4.1. Ideas fundamentales

    La fidelidad y la disponibilidad son exigencias de la entrega generosa a Dios. La

    fidelidad tiene por objeto el proyecto de vida de y en Cristo .

    Se debe tambin fidelidad al proyecto de vida dentro de la Iglesia y en nuestra Asociacin; La

    disponibilidad se manifiesta mediante la entrega, en la Iglesia y en la Asociacin.

    Tenemos mucho miedo a contraer compromisos definitivos, dejamos una puerta abierta para dar marcha atrs... Qu valores prioritarios tomamos como base de nuestra opcin?

    Como creyentes, para nosotros el nico valor que fundamenta nuestra vida es la entrega gene-rosa a Dios, por encima de todas las cosas. Las exigencias de este valor como opcin de vida (compromiso vocacional) estn claras.

    Cuando alguien descubre la llamada de Dios en su interior, se compromete a conservar, de una manera estable y definitiva, lo que para l responde a su proyecto personal ms ntimo y profundo.

    La dimensin comunitaria de nuestra vocacin nos impide vivir por libre... Somos una Aso-ciacin de Iglesia; actuamos en su nombre. Esta Asociacin nos ayuda a ser fieles a nuestra propia vocacin-misin, y, a la par, nos exige sostenerla corresponsablemente con nuestra disponibilidad.

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  • Para el creyente, el nico valor es la entrega incondicional a Dios. La fidelidad, en s misma, no es un valor, sino una caracterstica, una exigencia de ese valor primero y supremo. La fidelidad hace que nuestra entrega dure y permanezca intangible. Por eso, tenemos que entender la fidelidad como algo dinmico y creativo, que no slo logre que ese valor exista en el tiempo, sino que se enriquezca y aumente, a su paso. El ejemplo lo tenemos en la misma Historia del Pueblo de Israel, en la fidelidad de Dios para con su Pueblo. El mismo se hace hombre como nosotros, nace en el seno de una familia pobre. Hasta los treinta aos de su vida aprende y , luego, hace de carpintero, como un hombre ms. Y. en la cruz, se entrega generosamente por todos nosotros. Esta es, sin duda, la historia ms grande de Fidelidad, de Amor. Nos dice: Yo estar con vo-. sotros hasta el fin de los tiempos..., y se queda con nosotros en la Eucarista y los Sacramentos. Dios Padre ha dado el primer paso, nos ha mostrado la grandeza con la que se entrega y cunto nos quiere. Ahora nos toca a nosotros saber responder generosamente a ese Amor. Por eso hemos hecho - o vamos a h a c e r - la opcin de vivir los valores evanglicos como COOPERA-DORES SALESIANOS. Nos comprometemos a ser fieles discpulos de Cristo en la Iglesia (RVA 40). He aqu la base fundamental para todos nosotros. Esta perspectiva es normal para quien ha entendido que SER COOPERADOR ES UNA VOCACIN: si Dios llama, tambin nos prepara para caminar, nos enriquece con los dones oportunos, nos sostiene en la fidelidad y la alegra. Nuestra vocacin, como respuesta de amor a Dios, exige un compromiso de: Fidelidad: Vivencia dinmica y creativa, que sostiene el proyecto de amor que nuestro Padre

    Dios tiene sobre y para cada uno de nosotros. Fidelidad: Vivencia dinmica y creativa, que sostiene el proyecto de amor que vivimos en el

    seno de nuestra comunidad-base (Grupo y Centro de Cooperadores) y, por lo tanto, de nuestra Asociacin.

    Fidelidad: Vivencia dinmica y creativa, que sostiene el proyecto de amor que vivimos como Iglesia.

    Ese compromiso se traduce en disponibilidad: Disponibilidad: Entrega generosa a nuestra misin; darse, incluso con la radicalidad que nos

    propone el Evangelio: Si alguno quiere venir en pos de m, niguese a s mismo, tome su crr.rz, y sgame (Me 8, 34). Y, todo esto, al servicio de los jvenes, predilectos de Don Bosco.

    Disponibilidad: Entrega generosa a nuestra Asociacin; corno Asociacin Pblica de la Igle-sia, es la que nos prepara, forma y ayuda a mantenernos fieles a la misin. Por tanto, debemos estar dispuestos a atender solidariamente sus necesidades y a enriquecerla con nuestras aportaciones, tanto de tipo espiritual como de tipo material.

    Disponibilidad: Entrega generosa a la llamada de Dios. El nos llama, da tras da, desde la cotidianidad de las cosas terrenas. Debemos estar atentos a lo que nos va pidiendo...

    Como modelo de identificacin, tenemos un testimonio vivo de AMOR FIEL Y DISPONIBI-LIDAD: MARA, Madre nuestra, con su s, nos ensea el camino y nos AUXILIA para poder superar nuestras limitaciones.

    -o)

  • 4.2. Documentos y textos:

    Documento 1: LA FIDELIDAD A LOS COMPROMISOS DEFINITIVOS LOPEZ AZPITARTE E., La fidelidad a los compromisos definitivos, en: Revista Proyeccin, n. 33, 1986, pp. 210-211.

    Fidelidad radical y fidelidades secundarias

    A partir de este presupuesto, habra que decir; entonces, que como para el creyente el nico valor incondicional es la entrega y abandono a Dios por encima de todas las cosas, la nica fidelidad absoluta y bsica del cristiano consistir en mantener ese amor como valor supremo de toda su existencia. El esfuerzo estar orientado a que su opcin religiosa permanezca intangible, a recrearla de manera constante para que, en medio de las tensiones y dificultades, de la evolucin de los cambios necesarios, de los cansancios e incertidumbres, la amistad con Dios se conserve y contine para siempre. Las dems fidelidades no son sino expresin y smbolo de esta otra ms radical, y quedan, por tanto, subordinadas a ella. Si se conservan es porque as se manifiesta y explicita la primaca de Dios en la vida.

    Subrayar la importancia de esta fidelidad primera, como punto de partida y explicacin de todos los dems compromisos, no supone menospreciar o disminuir el valor de estos ltimos. El hombre no puede, en verdad, sentirse satisfecho con una entrega abstracta a Dios, si no la traduce en otros gestos ms particulares. La vida se configura de una manera determinada, se adopta un estilo concreto, se toma una orientacin particular porque se quiere simbolizar as, como en todos los dems actos pequeos, el cario que se experimenta por una persona, aunque sea en la lejana y penumbra de la.fe.

    Parece coherente, por tanto, que, cuando alguien descubre, por una llamada interior; que su opcin preferente puede vivirla a travs de un camino especfico -------------matrimonio, vocacin sacerdotal o religiosa, por citar los ms generales e institucionalizados-, tambin se comprometa a conservar; de manera estable y definitiva, lo que para l responde a su proyecto personal ms ntimo y profundo. Una urgencia que, aunque para cada uno se traduzca de formas muy distintas, se convierte en una autntica vocacin, porque inclina e impulsa hacia un gnero de vida concorde y en armona con el s radical a Dios. Se escoge un camino o se elige una determinada opcin, con la que uno desea comprometerse definitivamente, no por fidelidad a unas leyes, por conservar unas normas o por apego a unas costumbres o ideas, sino porque as, conservando con ilusin y cuidado ese compromiso, se mantiene algo mucho ms importante: el amor a una persona. La dimensin personal contra la inercia de la costumbre

    Ninguna fidelidad tendra sentido, por tanto, si no estuviese, de una forma ms o menos directa, en estrecha relacin con el amor personal. En el fondo de esa ilusin por la perseverancia, se refleja siempre el rostro de un alguien, que para el creyente se escribe con mayscula, cuya mirada ilumina la existencia y hace soportable la larga y costosa espera del caminante que an no ha llegado a la meta final. Es la fidelidad que llena de contenido las otras fidelidades ms pequeas, como el corazn cuando se hace presente en los detalles sencillos de cada da. Aqu radica su verdadera naturaleza y significacin, para distinguirla de otras falsas imitaciones y caricaturas, que no tienen ningn parecido con su autntico rostro. La promesa se cumple porque, como la palabra sincera, revela la verdad interior de una entrega ms honda. Es el signo que manifiesta que aqulla an resiste y renace en cada momento con una ilusin inextinguible.

    Por eso, no tiene nada que ver con la costumbre, que se genera, muchas veces, por la simple repe-ticin de actos y se mantiene ya por una cierta inercia, como un reflejo condicionado que forma parte de los propios mecanismos y hasta facilita las reacciones y movimientos humanos. Las dos limitan con una,frontera comn, - l a perseverancia-, pero la forma de vivirla impide el paso de un reino al otro y las separa con claridad. La costumbre es una perseverancia que inclina a continuar en la misma direccin de manera rutinaria, por pereza y comodidad, para no cambiar los hbitos adquiridos y hacer el esfuerzo ms llevadero; por cobarda y miedo, para no enfrentarse a la novedad de lo desconocido. La mera repeticin degenera, incluso, en una ms de las muchas manas que amenazan al hombre. Pero, a una esclerosis como sta, nadie la llama fidelidad. Resulta demasiado fra y estril, porque en tal permanencia no existe capacidad para recrear ahora el pasado ni para quedar abierto a la novedad del futuro con una nueva ilusin. No es la rontona repeticin de actos lo que adjetiva como fiel un comportamiento, sino la decisin renovada de expresar con ellos el cario de siempre.

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  • Documento 2: L4 FIDELIDAD DINMICA AUBRY J., Cooperadores de Dios, pp. 199-200.

    A partir de entonces, empieza la vida salesiana del Cooperador: La vida es historia, dinamismo,

    reaccin vital curte los sucesos siempre nuevos, a menudo imprevistos... A la responsabilidad personal del Cooperado,; a su decisin y generosidad, dira que a su imaginacin espiritual y apostlica, se confa la propia perseverancia y fidelidad. No se trata slo de durar. Se trata de trazar el propio camino salesiano, de inventarlo da a da, provocado y sostenido (as lo esperamos!) por el afecto, la oracin y el testimonio de los propios hermanos y de los otros miembros de la Familia Salesiarur; y ms profundamente todava, inspirado e impulsado por el Espritu Santo.

    Comprometerse a un futuro desconocido quiere decir creer e imponerse unos medios prcticos para mantener vivo en el corazn el ideal al cual se ha consagrado: el amor a Cristo y a los hermanos, con estilo salesiano. Sera infantil y absurdo creer que la fiierza de la fidelidad dinmica bajar mila-grosamente del cielo cada da como el mim en el desierto. Por tanto, el Cooperador; basndose en su Reglamento, se traza (en el corazn o por escrito) un plan personal de vida que abarque:

    su ritmo de oracin y de vida sacramental; los momentos de lectura y estudio personal, y de examen de la propia vida; su participacin activa en los encuentros, retiros, ejercicios, reuniones ofrecidas por la Asocia-cin y por la Iglesia local; y, sobre todo, su voluntad de permanecer abierto a toda sugerencia nueva por parte de Dios, quien, normalmente, no deja tranquilos a sus discpulos.

    Documento 3: LA ORACIN DE DISPONIBILIDAD AUBRY J., Cooperadores de Dios, p. 218.

    El deseo nos lleva a la accin: hacer la voluntad del Padre, aceptar humilde y valientemente esta

    voluntad, sintetizada en el nico mandamiento ele amar como Jess ha amado (Mt 22, 36-40; Jn 15, 10.12.17). Se puede decir que es Dios el que pide y nosotros tenemos el terrible poder de no hacerle caso. Recordemos la queja del mismo Jess: Jerusaln, Jerusaln, cuntas veces he deseado recoger a tus hijos..., y vosotros no habis querido (Le 13,34). Una ltima cosa: lo nico que hay que pedir: con una oracin humilde y perseverante, es fuerza para responder fielmente a su llamada salvadora y que le dejemos entrar dentro de nosotros (ver Ap 3,20).

    Pero esta manera de rezar es muy dura. Basta fijarse en Jess, cuando reza en Getseman. l mismo, el Maestro, ha tenido dificultad para rezar esta parte de la oracin que ha enseado a los otros. No tenemos, pues, que extraarnos si nos cuesta o nos resistimos a la hora de dar un s a nuestro Dios. Lo que importa es perseverar: como persever Cristo en la oracin y, de este modo, llegar a una oracin ms autntica: seca, rida y, tal vez, sin ganas, pero fiel y signo de un amor muy grande. Slo las almas vigilantes y retadoras saben aceptar la cruz. - Fundamentos bblicos de la disponibilidad:

    Por eso, al entrar El en el inundo, dice: Sacrificios y ofrendas no los quisiste; en vez de eso, me has dado un cuerpo a m; holocaustos y vctimas expiatorias no te agradan; entonces dije: `Aqu estor, Dios mo, pena hacer tu voluntad'. Primero dice: 'Sacrificios y ofrendas, holocaustos y vctimas expiatorias ni los quieres ni te agradan', -o sea, las mandadas por la ley-; y despus aade: `Aqu estoy, Seor; para hacer tu voluntad' (Hb 10. 5-9).

    Y se puso a orar de rodillas diciendo: Padre. si quieres, aparta de m este cliz; sin embargo, que no se haga mi voluntad, sino la tuya'. Se le apareci entonces un ngel del Cielo que lo animaba. Al entrarle la angustia, se puso a orar con ms insistencia (Le 22, 42-44).

    No basta decir ';Seor; Seora' para entrar en el reino de los cielos; sino que hay que poner por obra la voluntad de mi Padre (Mt 7, 2 1 ).

    Y para manteneros en mi amor, cumplid mis mandamientos; tambin yo he cumplido los manda-mientos del Padre y me mantengo en su amor (Jn 15, 10).

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  • VI. PARA LA REFLEXIN Y EL DILOGO

    1. Cmo vivimos las exigencias de nuestra opcin, expuestas en el tema?

    2. He descubierto que mi exigencia de fidelidad y disponibilidad me hacen crecer en el sentido de pertenencia y corresponsablidad en la Asociacin?

    3. Cmo nos ayudan en nuestra fidelidad el Centro local y los dems miembros de la Asociacin y de la Familia Salesiana, y cmo ayudamos nosotros a los dems miembros de la Asociacin?

    4. Hacer una valoracin objetiva de cmo se vive la disponibilidad dentro de la Asociacin, como personas y como Centro.

    VI. BIBLIOGRAFA

    AUBRY 3., Cooperadores de Dios, Madrid 1982. LOPEZ AZPITARTE, E., La fidelidad a los compromisos definitivos, en: Proyeccin, n. 33.

    1986. Reglamento de Vida Apostlica, Madrid 1986.

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  • Casi todos nosotros trabajamos con grupos y conocemos la fuerza y extensin del asocia-cionismo, en todos los campos. Don Bosco mismo se sirvi de l en su accin pastoral y nos quiso unidos..., hasta el punto de que sta es una de las intuiciones que le llevaron a fun-dar a los Cooperadores.

    Como bien sabemos, la Iglesia es tambin, entre otros aspectos, comunin de personas.

    Esta comunin se expresa, no slo en las dicesis y en las parroquias, sino en cualquier forma de asociacin de cristianos, segn las palabras de Jess: Dondequiera que haya dos o tres reunidos en mi nombre, all estoy yo... (Mt 18,20). Los grupos, movimientos y asociaciones de cristianos estn viviendo un gran momento en la Iglesia.

    Muchos fieles, deseosos de una mayor participacin en el misterio y misin de la Iglesia, se

    constituyen en grupos. Estos, no pocas veces, se unen pblicamente a la accin de los Pasto-res; otras, tratan de satisfacer necesidades de sus miembros y del pueblo cristiano, segn una iniciativa o carisma propio, aprobado por la Iglesia.

    Las finalidades de esos grupos son mltiples, pero todos convergen en el esfuerzo por

    difundir el Evangelio (cfr AA 18-19). Entre esos grupos y asociaciones, est la Asociacin de Cooperadores Salesianos.

    En este cuadernillo hemos hablado de cmo llegar a ser Cooperador y de la pertenencia a la

    Asociacin, que es una Asociacin pblica de Fieles en la Iglesia. Para comprender mejor nuestro tipo concreto de pertenencia, sabernos situar en el contexto eclesial y dar razn de nuestra identidad, a modo de APNDICE, reproducimos aqu estos sencillos esquemas grficos sobre el Asociacionismo en general'y las Asociaciones en la Iglesia y en la Familia Salesiana, que no necesitan mayores explicaciones.

    Los esquemas son del salesiano ANGEL LARRAAGA y estn tomadas de la obra Comunidad

    Educativa en formacin - Guiones para educadores: El seglar en la Iglesia (n 4, seccin 4a), fruto de un trabajo conjunto de los Centros Internacional y Nacional Salesianos de Pastoral Juvenil (Roma-Madrid), y publicada en la Editorial CCS de Madrid, en 1991. Al autor y editores, nuestro agradecimiento por su gentileza y colaboracin.

    Nota de la Redaccin

    El Asociacionismo de los Seglares __

    2 6

  • LOS DIVERSOS TIPOS de AGRUPACIONES en la Iglesia:

    "Donde dos o tres estn reunidos en mi nombre, all estoy yo en medio de ellos"

    2 ASOCIACIONES ECLESIALES EN EL ORDEN TEMPORAL

    Para difundir el EVANGE-LIO:

    --- COMUNIDADES DE BASE

    COOPERADORES SALESIANOS (CC.SS.)

    COLABORAN CON LA JE-RARQUIA

    Propugnan soluciones Promocin de determina-a problemas temporales: dos VALORES: EMPRESARIOS - INICIATIVA DE MAESTROS PARTICULARES --- TRABAJADORES

    Propuestas AVALADAS SINTONIA CON LA DOC-por la Jerarqua. TRINA ECLESIAL

    CAMPO ECLESIAL

    EL ASOCIACIONISMO en la Iglesia es a la vez:

    UNA MANIFESTACION DE LA COMUNION UNA EXIGENCIA DE LA ACCION UN LUGAR DE FORMACION

    29