cáncer gástrico por helycobacter pylori

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Cáncer gástrico por Helycobacter Pylori Introducción Marco Teórico Cáncer: Bases genéticas y moleculares El cáncer es una enfermedad caracterizada por la proliferación anormal de células neoplásicas, dada en esencia por alteraciones genéticas y epigenéticas. El control de las diferentes funciones celulares está dado por los genes codificados en el ADN, por lo tanto algunas alteraciones en genes que codifican para las proteínas involucradas en el ciclo de proliferación celular pueden inducir una cascada de eventos que llevan a la producción del fenotipo cancerígeno. La transformación maligna requiere que ocurran alteraciones en genes específicos que controlan la proliferación celular, la apoptosis y el mantenimiento de la integridad del ADN en la misma célula. Las mutaciones tienen la posibilidad de aparecer de manera esporádica o de heredarse, pueden ser sustituciones de bases, adiciones, deleciones o cambios epigenéticos. Hoy en día, se conocen las diferencias genéticas y su expresión fenotípica entre las lesiones benignas y las malignas donde aparentemente el problema está en el número de mutaciones presentes y en los genes afectados, lo que se denomina “paradigma de las cuatro mutaciones” donde los atributos biológicos de una célula neoplásica, ya sea benigna o maligna (diferenciación y anaplasia, tasa de crecimiento, invasión y metástasis), son mediados por genes mutados. Entre la lesión más benigna y la más maligna existe un amplio y disímil espectro de comportamientos biológicos donde los extremos están bien definidos, pero existe una zona intermedia ocupada por lesiones cuya naturaleza es imprecisa y son llamados en ocasiones tumores de bajo grado de malignidad o lesiones benignas atípicas. Por último, existen lesiones benignas con tendencia a la malignización cuyos fenómenos a nivel genético se estudian hoy día.

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Cáncer gástrico por Helycobacter Pylori

Introducción

Marco Teórico

Cáncer: Bases genéticas y moleculares

El cáncer es una enfermedad caracterizada por la proliferación anormal de células neoplásicas, dada en esencia por alteraciones genéticas y epigenéticas. El control de las diferentes funciones celulares está dado por los genes codificados en el ADN, por lo tanto algunas alteraciones en genes que codifican para las proteínas involucradas en el ciclo de proliferación celular pueden inducir una cascada de eventos que llevan a la producción del fenotipo cancerígeno. La transformación maligna requiere que ocurran alteraciones en genes específicos que controlan la proliferación celular, la apoptosis y el mantenimiento de la integridad del ADN en la misma célula. Las mutaciones tienen la posibilidad de aparecer de manera esporádica o de heredarse, pueden ser sustituciones de bases, adiciones, deleciones o cambios epigenéticos.

Hoy en día, se conocen las diferencias genéticas y su expresión fenotípica entre las lesiones benignas y las malignas donde aparentemente el problema está en el número de mutaciones presentes y en los genes afectados, lo que se denomina “paradigma de las cuatro mutaciones” donde los atributos biológicos de una célula neoplásica, ya sea benigna o maligna (diferenciación y anaplasia, tasa de crecimiento, invasión y metástasis), son mediados por genes mutados.

Entre la lesión más benigna y la más maligna existe un amplio y disímil espectro de comportamientos biológicos donde los extremos están bien definidos, pero existe una zona intermedia ocupada por lesiones cuya naturaleza es imprecisa y son llamados en ocasiones tumores de bajo grado de malignidad o lesiones benignas atípicas. Por último, existen lesiones benignas con tendencia a la malignización cuyos fenómenos a nivel genético se estudian hoy día.

No existe un límite puntual entre benignidad y malignidad y ambas son muy relativas. Por otra parte, la enfermedad neoplásica debe analizarse como resultado de la interrelación tumor-huésped, ya que así como se dice que “no existen enfermedades sino enfermos” también se puede decir que “el cáncer no existe, sino pacientes enfermos de cáncer”. Otro aspecto importante es la participación de células normales del organismo que modifican el desarrollo de una neoplasia, como sucede en los tumores hormonodependientes. Hoy día, existe una explicación genética y molecular para muchas alteraciones que con frecuencia confronta el médico en su práctica clínica.

Carcinogénesis

Existe un equilibrio particular en cada órgano en lo concerniente a proliferación y muerte celular. A este estado fisiológico se le denomina cinética celular normal y se regula en cada tejido según su función. La ruptura de este equilibrio a favor de la acumulación de células, ya sea por mecanismos genéticos o epigenéticos, es la

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esencia del origen de las neoplasias. Este proceso durante el cual las mutaciones sucesivas convierten una célula normal en un clon de células neoplásicas se denomina carcinogénesis y su carácter escalonado ha sido demostrado en el modelo experimental y epidemiológico. El desarrollo de la biología molecular ha permitido descubrimientos espectaculares en el esclarecimiento de los procesos que a nivel genético y molecular provocan cáncer. Se conocen gran cantidad de genes y sus productos, así como las funciones de estas moléculas en el complejo engranaje intracelular.

La gran mayoría de las neoplasias se inician por mutaciones o expresiones anormales en genes que cumplen las funciones de proliferación celular, apoptosis, reparación del DNA y envejecimiento celular. Después, con las divisiones celulares sucesivas de esta población tumoral iniciada, se añaden nuevas mutaciones que alteran otras funciones celulares y otorgan nuevos atributos biológicos como: invasión, angiogénesis, motilidad celular, adhesividad celular, protección inmunológica y metástasis.

La afectación de cada función celular varía con el tipo de tumor. La gran mayoría requiere de inicio cuatro a siete mutaciones en genes claves para que se produzca la progresión neoplásica. El ritmo normal de mutaciones y sus mecanismos de reparación, así como las vías hacia la apoptosis, se ven afectados en el cáncer, ya que de forma habitual las células son capaces de reparar la gran mayoría de sus mutaciones. A esta peculiaridad se le denomina fenotipo mutador y es considerado un elemento crucial en la progresión de una neoplasia. También se considera que existe una mutación crucial en un solo gen que mantiene la estabilidad genotípica y fenotípica de la célula, lo que es el inicio del resto de la casaca de mutaciones. Existen aún muchos puntos controversiales en el tema de la carcinogénesis.

Mutaciones: Son cambios permanentes en el DNA y pueden ser congénitas o adquiridas. Las congénitas pueden ser hereditarias o inducidas por factores mutagénicos durante el desarrollo embrionario. Las adquiridas son producidas por diversos factores ambientales, destacando los agentes químicos, físicos y biológicos, que actúan de forma continua durante la vida del individuo; su vez, la adquisición de dichas mutaciones depende de factores endógenos que dan susceptibilidad del individuo al cáncer.

Las células cancerosas poseen todo tipo de mutaciones incluyendo las puntuales, que representan la pérdida de un pequeño segmento de ADN causal de un cambio mínimo en la estructura de la proteína codificada pero suficiente en ocasiones para alterar su

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función. Las mutaciones de estructura son las deleciones o pérdida de un segmento grande del cromosoma, y la traslocación, donde hay intercambio de material genético entre dos cromosomas distintos provocando los llamados genes de fusión. Otra clase de mutaciones son las aneuploidías, que afectan el número de cromosomas y son un fenómeno típico en muchos carcinomas que se considera un fenómeno típico en muchos carcinomas que se considera un fenómeno dinámico de mutación cromosómica asociado a la transformación maligna, ya que se han encontrado mutaciones en los genes que codifican proteínas reguladoras de la segregación cromosómica y que provocan inestabilidad del material genético durante la mitosis, lo que convierte al fenómeno en una consecuencia, no en una causa.

En el proceso de la carcinogénesis las mutaciones se van sucediendo de manera escalonada hasta un punto en el cual la proliferación se hace irreversible. La expresión continua a los agentes carcinógenos provoca variaciones genéticas progresivas en las células susceptibles. La mayoría de los carcinógenos no son activos en su forma inicial, pues requieren de una transformación metabólica en el organismo mediada por los citocromos P450, cuya expresión varía en cada individuo. Algunas personas no poseen las enzimas que metabolizan los pro-carcinógenos y esto los protege frete a su efecto mutagénico. Esto explica, en parte, la diferente frecuencia de tumores en individuos con el mismo grado de exposición a agentes químicos.

Proliferación Celular

De la misma forma que existen mecanismos normales de estimulación de la proliferación también existe la inhibición. Los mediadores de ambos procesos están regulados de manera fisiológica en los diferentes tejidos. La proliferación excesiva puede producirse de dos formas fundamentales: ya sea aumentando o estimulando los factores proliferativos con la activación de protoncogenes y disminuyendo o

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bloqueando los factores inhibitorios con la inactivación de genes supresores. Ambos fenómenos pueden estar presentes en el cáncer. Los genes de la estimulación de la proliferación en estado normal inactivo se les llaman protoncogenes y sus versiones mutadas se denominan oncogenes.

Existen múltiples mecanismos para la activación de los protoncogenes. Uno, es la mutación puntual. Este es el caso específico del oncogén ras, que resulta ser el más frecuentemente activado en tumores humanos. Ésta proteína está implicada en la transmisión de señales de proliferación de la membrana al núcleo y su versión mutada no responde a los mecanismos de regulación, manteniendo a la célula en una constante señal de proliferación. Tanto las radiaciones UV como determinados compuestos químicos carcinógenos pueden inducir a este tipo de mutación.

Otra mutación que con frecuencia activa oncogenes es la traslocación responsable de anomalías en el cariotipo que puede encontrarse en mucha células tumorales. Las traslocaciones presentes en el linfoma de Burkitt fueron las primeras en ser analizadas molecularmente y el resultado es la activación intensa de c-myc cuyo producto impide a la célula salir del ciclo convirtiéndolas en malignas. Otro ejemplo clásico de translocación es la t(9;22) (q34;q11) llamada cromosoma Filadelfia presente en la leucemia mieloide crónica, donde se fusionan una parte truncada del oncogén c-abl situada en el cromosoma 9 con el bcr situada en el cromosoma 22 resultando en una combinación abl-bcr dotada de una fuerte actividad de tipo tirosin-cinasa, que es una proteína transductora de señal de división celular, originando la mieloproliferación También la translocación puede afectar genes de la apoptosis y originar linfomas y leucemias.

La proliferación genética es otra de las mutaciones causantes de activación de oncogenes y obedece a la multiplicación en el número de copias de un gen, lo que explica, por ejemplo, la acumulación del producto del gen myc que tiene un potente efecto mitógeno en muchos carcinomas de pulmón, ovario y cuello uterino. Otro gen frecuentemente amplificado es el del receptor de factor de crecimiento epidérmico (rEGF), presente en los carcinomas de cabeza y cuello entre otros.

Diferentes mutaciones presentes en tumores*

Tipo Cromosoma TumoresTraslocaciones 9-22 (cromosoma

Philadelfia)14-18 (gen Bcl)

Leucemia MieloideCrónicaLeucemia Linfática

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CrónicaDelección 13q – 14 (gen RB)

17p (gen p53)RetinoblastomaCarcinomasSarcomas

Amplificación 2p 24 (n-myc)c-erb-2

NeuroblastomaCarcinoma de Mama

La proliferación también puede ser mediada por los llamados mecanismos epigenéticos donde la falta de regulación no es causa por mutaciones en oncogenes o genes supresores sino por alteraciones en otros elementos que indirectamente afectan la función de las proteínas reguladoras. Este es el caso de la pérdida de la neurofibromina en la neurofibromatosis, donde se describe la aparición de schwanomas malignos, producto de la ausencia de esta proteína implicada en las vías de regulación negativa de la transducción de señales proliferativas. La p21 intacta es activada por la ausencia de esta proteína endógena que condena desinhibición de la cascada proliferativa. Otro mecanismo epigenético es causado por proteínas virales como la neutralización de la p53 y la RB por oncoproteínas virales E7 y E8 de los papiloma virus tipo 16 y 18, causales del cáncer de cuello uterino. También Helycobacter Pylori puede provocar linfoma gástrico de bajo grado (tipo MALT) sin mutación alguna. En respuesta a la presencia de Helycobacter los linfocitos T segregan citocinas estimulantes de la proliferación de linfocitos B, que se multiplican provocando linfoma de bajo grado. La simple erradicación de la bacteria con antibióticos es capaz de provocar la regresión de la enfermedad e incluso curación.

Los fármacos antiproliferativos convencionales actúan “saboteando” de alguna manera la división celular, ya sea por alquilación del ADN o por mecanismos de bloqueo competitivo, perjudicando también a las células normales. La inactivación de genes supresores o también llamado antioncogenes, se produce por deleción o por cualquier otro mecanismo que inactive su función. Los genes supresores son recesivos en su mayoría, por lo que deben afectarse ambos alelos para causar una alteración importante en su función reguladora. Estos genes intervienen frenando, de aluna manera, el ciclo celular. El más estudiado es el RB-1 o antioncogen del retinoblastoma, que codifica una fosfoproteína nuclear capaz de bloquear la progresión del ciclo celular en fase G1 gracias a su capacidad de bloquear los factores de trascripción E2F importantes para la replicación del ADN. La mutación en ambos alelos es causa de retinoblastoma y de tumores osteosarcomas y sarcomas de partes blandas. Muchas de estas mutaciones pueden ser adquiridas de forma hereditaria con

Traslocación Deleción

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transmisión de tipo autosómico dominante. Otros oncogenes y genes supresores son también responsables de síndromes hereditarios de predisposición al cáncer.

La inactivación del gen supresor p53 es un dato frecuente en muchos tumores. Este gen ha sido estudiado por sus funciones de regulación del ciclo celular, reparación del ADN y apoptosis. Los mecanismos de alteración de función reguladora pueden ser muy distintos según la neoplasia estudiada. En el caso del síndrome de Li-Fraumeni el individuo nace con una mutación constitucional hereditaria de un alelo y el segundo es inactivado frecuentemente por una deleción. También hay gran variedad de mutaciones puntuales sobre el p53 que generan un sinnúmero de formas mutantes de esta proteína que se encuentran en forma truncada o que en muchas ocasiones sólo difieren de la forma silvestre n un solo aminoácido. El tipo de mutación depende del agente carcinógeno que actúa sobre las células en que se han encontrado mutaciones diferentes del p53 en células de un mismo tumor, como ha sucedido con los carcinomas de cabeza y cuello. Otra forma especial de inactivación de la p53 es la “mutación dominante negativa”, donde la afectación de un alelo produce una proteína aberrante que forma un complejo con la forma producida por el alelo normal y la inactiva, adoptando la conformación de la forma mutante.

El gen mdm-2, cuyo producto es la proteína p90, es un regulador endógeno de la p53 y se encuentra sobrexpresado en muchos tumores humanos como los osteosarcomas, sarcomas de partes blandas y glioblastomas, donde la actividad de la p53 está bloqueada. De esta forma, la sobrexpresión de un ligando endógeno de la p53 intacta, inactiva su función normal. Por último, así como los mecanismo epigenéticos, la p53 también puede inactivarse formando complejos con oncoproteínas virales como las del VPH.

Apoptosis

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Término que representa la muerte celular programada. Difiere de la necrosis en dos aspectos fundamentales: 1) es un proceso activo que requiere de síntesis proteica y consumo de energía, y 2) es un mecanismo fisiológico inherente al desarrollo celular.

Se regula genéticamente y constituye un mecanismo fisiológico utilizado por el organismo para producir a conveniencia células muertas. Gracias al estudio de los genes del cáncer se han descubierto muchas vías normales de crecimiento y muerte celular.

Existen dos vías apoptóticas fundamentales: 1) la extrínseca mediada por receptores de membrana de superficie como de citocinas FasL y el resto de la familia de las factores de necrosis tumoral (TNF), y 2) una intrínseca mediada por las mitocondrias que liberan citocromo c, flavoproteínas inductoras de la apoptosis y activadores de las caspasas (enzimas que inician la autodestrucción celular). Las vías apoptóticas se regulan por medio de los productos de determinados genes que rigen el destino de la célula. Estos genes pueden sufrir mutaciones y originar desequilibrio en los mecanismos de muerte celular programada.

Reparación del ADN

La exposición del ADN a agentes carcinógenos puede ser dañino y se manifiesta en mutaciones que son habitualmente reparadas por enzimas pertenecientes a sistemas biológicos intrínsecos de la célula. Cuando los mecanismos fallan las mutaciones persisten y se transmiten a las células

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hijas lo que origina diferentes enfermedades, entre ellas el cáncer. Debido a la disección molecular de algunas neoplasias se ha logrado identificar genes responsables de la reparación del ADN y de mantener la estabilidad genómica. Las mutaciones son el origen de condiciones que predisponen al cáncer. Revelar los genes implicados en trastornos de la reparación del ADN ha sido difícil; la determinación de sus funciones fisiológicas normales, así como su papel específico en la oncogénesis ha resultado complicada.

Envejecimiento celular

El envejecimiento celular es un proceso ligado a la apoptosis. Todo lo que envejece de forma continua culmina con la muerte. Cuando una célula es capaz de tener una cantidad infinita de replicaciones sin afectar su esperanza de vida, se le llama inmortal. Esto es bastante común en el cáncer. Las células humanas tienen un reloj, llamado telómero, y se localiza en la punta del cromosoma. Las puntas no se replican y en cada división celular se pierde un segmento, acortándose progresivamente. Este fenómeno es la traducción molecular se la senescencia o envejecimiento celular. Cuando el telómero llega a un tamaño crítico se dispara el mecanismo de la apoptosis al detenerse el ciclo celular. En las bacterias los cromosomas son circulares y la ausencia de extremos y telómeros les permite ser inmortales. El embrión del mamífero resuelve su problema expresando la telomerasa que regeneran constantemente los telómeros, por lo cual la célula del embrión no envejece. En el adulto esta enzima no se activa en algunos tejidos como las células germinales, células madre de la médula ósea, piel y aparato gastrointestinal; sin embargo, en el cáncer alrededor del 90% de las células logran expresar telomerasa y el resto utilizan otro mecanismo para preservar los telómeros. Esto explica la capacidad de la célula cancerosa de dividirse indiscriminadamente sin envejecer. Otro trastorno en el mecanismo normal de envejecimiento se produce cuando existen oncoproteínas virales o mutaciones en los genes inductores de la senescencia. En este caso la célula no obedece al tamaño crítico del telómero y en vez de que se produzca apoptosis, continúa dividiéndose y el telómero se erosiona hasta un nuevo bloqueo de la división celular que se produce con un telómero extremadamente corto, lo que se denomina crisis de cromosomas. Las divisiones que la crisis produce hacen que los cromosomas seas propensos a ruptura y fusión de material genético con reordenamiento de genes, lo que genera todo tipo de mutaciones.

Displasia, Anaplasia y Adenocarcinoma

Displasia

Es la alteración en células de tipo adulto que se caracteriza por variación en volumen, forma y organización. Los cambios pueden ser reversibles y al eliminar la causa, el tejido puede recuperar el aspecto normal. Hay varios grados de displasia, según la gravedad, la lesión puede ser leve donde los cambios son mínimos; moderada (estado intermedio), y severa donde los cambios son mayores y ya podemos hablar de Anaplasia o cambio maligno. Observe en un extremo de la diapositiva una franja de epitelio plano estratificado, donde en un extremo de la diapositiva, vemos el epitelio bastante normal y en la otra vemos cambios de volumen, forma y organización de las

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células epiteliales. Note que dichos cambios van de arriba hacia abajo en la franja epitelial es decir, del estrato córneo al basal respetando el tejido conjuntivo subyacente el cual presenta infiltrado inflamatorio crónico. Este es un ejemplo de Displasia severa. En estas condiciones el fenómeno es irreversible aún eliminando el agente etiológico responsable de su aparición si este fuera posible de identificar.

Anaplasia

Cambio en la estructura celular y en su origen recíproco, caracterizado por la pérdida de diferenciación y la vuelta a una forma más primitiva. La anaplasia es característica de la malignidad.

El termino anaplasia se utiliza para describir la escasa diferenciación de las células que componen un tumor. Un tumor anaplásico es aquel cuyas células están poco diferenciadas o indiferenciadas, lo cual indica en general que su comportamiento es maligno, es decir tiene la capacidad de extenderse localmente a los tejidos vecinos y de diseminarse a otros órganos.

Las células normales están a la izquierda, y las células anaplásicas, a la derecha. Las células anaplásicas son mucho más grandes, el núcleo ocupa más lugar (y es mucho más grande). La forma de las células y el tamaño es más variable.

Los núcleos de las células anaplásicas a menudo tienen nucléolos muy prominentes y múltiples. Esto es consistente con una célula primitiva e indiferenciada.

La anaplasia es un cambio irreversible. Además, las células anaplásicas son siempre malignas. No todas las células neoplásicas son anaplásicas (pueden ser benignos células neoplásicas), pero todas las células anaplásicas son malignos.

Carcinoma

Neoplasia epitelial maligna que tiende a invadir los tejidos circundantes y a metastizar en regiones distantes del organismo. Se desarrolla con más frecuencia en la piel, intestino, grueso, pulmones, estómago, próstata, cuello uterino y mama. Típicamente

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tiene una consistencia dura de contornos irregulares y nodulares y con un borde bien definido en algunas localizaciones; en consecuencia casi nunca puede disecarse claramente y extirparse sin eliminar a la vez parte del tejido circundante normal. Macroscópicamente tiene una coloración blanquecina con manchas hemorrágicas oscuras y difusas y zonas amarillentas de necrosis en el centro. Microscópicamente las células tumorales se caracterizan por anaplasia, tamaño y forma anormal, núcleos desproporcionadamente grandes y acúmulos de cromatina nuclear.

Los dos grandes grupos de carcinomas son los carcinomas epidermoides y los adenocarcinomas. Constituyen el tipo más común de cáncer. Lugares comunes de carcinomas son la piel, la boca, el pulmón, las mamas, el estómago, el colon y el útero.

Histología del estómago

El estómago es la parte más extensible del tubo digestivo. Su función como reservorio de alimentos se facilita gracias a la distensibilidad de sus paredes, y la retención de su contenido por la presencia del píloro, esfínter prominente, en su extremo inferior. Las glándulas mucosas estomacales secretan el jugo gástrico, que contiene ácido clorhídrico, tres enzimas y moco. De las tres enzimas, la pepsina es la más importante. Se trata de una enzima proteolítica secretada en la forma de un precursor, el pepsinógeno. En el medio ácido del estómago, este precursor se convierte en pepsina, que realiza la digestión de las proteínas. Las otras dos enzimas son renina, que forma cuajos con la leche, y la lipasa, que degrada las grasas. Sin embargo, esta última acción no es considerable en el estómago. Sin embargo, esta última acción no es considerable en el estómago.

La combinación de ácido clorhídrico y pepsina en la secreción gástrica es suficiente para dar muere a las células vivas de alimentos no cocidos, por ejemplo, en frutas, ostras, etc., aunque el estómago se ulcera sólo en situaciones patológicas. Es evidente que existen mecanismos protectores de la mucosa gástrica, que normalmente evitan su ulceración. En alguna medida, la cubierta en especial gruesa de moco viscoso que secretan las células de la superficie epitelial del estómago desempeña funciones de protección, aunque no previene las lesiones tóxicas. Otra forma de protección es que el epitelio se renueva cada dos a seis días, aunque esto no es suficiente para compensar las lesiones tóxicas agudas. El análisis de este tema continúa más adelante, con el de la renovación de células en la parte del estómago productora de ácidos.

El estómago mezcla los alimentos de manera eficaz por sus contracciones musculares. Su contenido, diluido por el jugo gástrico, adquiere consistencia semilíquida y recibe el nombre de quimo. Además, el estómago produce un factor intrínseco necesario para la absorción de la vitamina B12 y, en alguna medida, es un órgano en que tiene lugar la absorción, aunque más o menos limitada a la de agua, sales, bebidas alcohólicas y algunos fármacos.

Desde el punto de vista anatómico, el fondo es la situada por arriba de una línea horizontal que se traza a la altura del extremo inferior del esófago. Unos dos tercios de la porción restante reciben el nombre de cuerpo del estómago. La parte distal del órgano incluye el antro pilórico, conducto pilórico y píloro, a los que también suele llamarse en forma conjunta píloro o región pilórica. En cuanto al aspecto histológico,

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se describen tres regiones: 1) la cardíaca, que rodea al cardias; 2) la fúndica o del cuerpo, secretora de ácidos y que incluye el cuerpo y fondo anatómicos, y 3) la pilórica, que consiste en el antro y conducto pilóricos, así como el esfínter denominado píloro.

Cuando se secciona un estómago vacío (es decir, contraído), su mucosa muestra pliegues ramificantes, la mayor parte de ellos longitudinales, que se denominan arrugas. Los centros de éstas consisten en submucosa. Sin embargo, cuando es estómago está lleno, estas arrugas se “aplanan” casi por completo. La mucosa gástrica, relativamente gruesa, incluye numerosas glándulas tubulares simples, que se describirán más adelante. En algunos sitios, la muscular de la mucosa se compone de hasta tres capas, en vez de las dos usuales. No hay glándulas en la submucosa, excepto por la región pilórica adyacente al duodeno. La muscular externa también incluye tres capas en lugar de dos; la interna es oblicua, la intermedia circular y la externa longitudinal, La superficie externa del estómago está recubierta por serosa.

Epitelio, depresiones y glándulas de la mucosa

Las células caliciformes se alternan con otras cilíndricas de absorción que no producen moco, en los intestinos delgado y grueso, mientras que el epitelio del estómago se compone de células cilíndricas mucosa, similares entre sí. La parte apical de estas células epiteliales de superficie está llena de vesículas secretoras que contienen moco. En la superficie epitelial, se abren depresiones o

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foveolas gástricas, que descienden hasta la lámina propia y se continúan con el extremo superior de las glándulas gástricas. Hay dos o tres glándulas que vacían el jugo gástrico en cada una de estas depresiones, que están revestidas por mismo tipo de epitelio secretor de moco que el resto de la superficie estomacal. Sin embargo, las glándulas gástricas presentan diferencia de una región a otra de estómago y; en concordancia, se subdividen en glándulas cardiacas, fúndicas y pilóricas. La lámina propia incluye fibras de músculo liso, vasos sanguíneos y linfático, y los componentes de tejido conectivo usuales.

Glándulas mucosas y mucoparietales del cardias

La región correspondiente al límite gastroesofágico se caracteriza por tener pequeñas glándulas mucosas, compuestas por células secretoras de moco con citoplasma que se tiñe de color claro. Sin embargo, algunas se conocen como glándulas mucoparietales porque también contienen un número variable de células parietales productoras de ácido.

Glándulas cimógenas de la región fúndica

Éstas producen la mayor parte del ácido clorhídrico y enzimas que se secretan en el estómago, además de un parte del moco. En el cuerpo del estómago, las glándulas van desde las depresiones hasta la muscular de la mucosa y parecen relativamente grandes, en proporción a las depresiones. Algunas se ramifican al aproximarse a la muscular de la mucosa. Cada una consiste en una parte profunda o base, otra intermedia o cuello, y la parte superior denominada istmo. Este último presenta continuidad con una depresión. Debe advertirse que las depresiones no son parte de las glándulas, sino pequeños hundimientos de la superficie revestidos por células epiteliales superficiales.

El istmo de una glándula cimógena incluye células epiteliales superficiales y parietales u oxínticas. A los lados de las depresiones, las células epiteliales tienen un contenido alto de moco apical, que no lo es tanto en capas profundas de las depresiones, mientras que en el istmo contienen vesículas de moco relativamente escasas, Entre dichas células, están dispersas las células parietales, grandes y característicamente redondeadas, que poseen núcleo esférico cuya posición suele ser central, cuya estructura fina y funciones se analizarán en la sección siguiente.

El cuello de una glándula cimógena consiste en células mucosas del cuello intercaladas con células parietales. Con frecuencia, el núcleo de las primeras parece estar presionado contra la base de la propia célula por el abundante contenido citoplasmático de moco.

La base de una glándula cimógena incluye principalmente células cimógenas o principales. El citoplasma basal de éstas es basófilo, mientras que el apical tiene aspecto granuloso cuando está bien fijado. Tales células producen las enzimas de la secreción gástrica. Dispersas entre ellas hay células parietales, productoras de ácido clorhídrico. Los demás tipos celulares forman únicamente moco.

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Células parietales

Con el microscopio electrónico, se observa que cada célula parietal tiene un conductillo ramificante que penetra en ella desde su vértice y transporta la secreción de la célula a la luz de una glándula gástrica. Además de estos conductillos, hay otros intercelulares entre células parietales adyacentes. Una característica notable de los conductillos intracelulares es que se proyectan numerosas microvellosidades en ellos. También hay invaginaciones tubulares entre las bases de las microvellosidades. Se ha planteado que tales invaginaciones quizá se volteen hacia la luz de los conductillos para convertirse en microvellosidades, y viceversa, según la actividad secretora. El citoplasma, relativamente escaso, presenta mitocondrias muy abundantes, además de unos cuantos ribosomas, algo de retículo endoplásmico rugoso y un pequeño aparato de Golgi.

El uso de indicadores ha demostrado que el citoplasma de las células parietales tiene pH normal. Sin embargo, los conductillos tienen pH 0.8 que, por supuesto, es muy ácido. La enzima anhidrasa carbónica, que cataliza la formación del ácido carbónico, abunda en las células parietales.

Las células parietales secretan el factor intrínseco, glucoproteína

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necesaria para la absorción de vitamina B12 en el intestino delgado, además de producir ácido clorhídrico. Las concentraciones adecuadas de esta vitamina son necesarias para la eritropoyesis normal en el tejido mieloide, mientras que su deficiencia origina anemia perniciosa. Por añadidura, se ha informado que las células parietales contienen altas concentraciones de histamina, que es por sí sola un estímulo de importancia para la secreción de ácidos en el estómago.

Glándulas mucosas y mucoparietales de la región pilórica

Las depresiones de la región pilórica son más profundas que las de la fúndica, y las glándulas que las acompañan también son, en concordancia, de menor altura. Además, la mayor parte de las células de las glándulas pilóricas son secretoras de moco similares, en lo esencial, a las células mucosas del cuello en la región fúndica. Sin embargo, en la pilórica de los gránulos secretores de moco presentan un centro proteico relativamente electrodenso que contiene pepsinógeno. En consecuencia su actividad secretora da por resultado la liberación de tal precursos, además de moco. Al igual que en la región cardiaca, entre las glándulas pilóricas también se incluyen algunas mucoparietales, distribuidas en el borde proximal de la región pilórica junto con las glándulas puramente mucosas.

También hay un número reducido de células enteroendocrinas en las glándulas pilóricas y, en número todavía menor, en el revestimiento de las depresiones en que se abren dichas glándulas. En general, entre ellas se incluyen células enteroendocrinas y otros dos tipos celulares. Las células secretan somatostaina, hormona peptídica que inhibe considerablemente la liberación de muchas otras hormonas, entre ellas la del crecimiento (somatotrofina), insulina, glucagon y gastrina, por lo que participa en la regulación de las secreciones endocrinas pancreática y gástrica. En el estómago, estas células tienen prolongaciones citoplasmáticas largas que llegan a otras células endocrinas, como las células G, producen gastrina, péptido que estimula la secreción de ácido clorhídrico por parte de las células parietales. Se piensa que la gastrina también induce la liberación de histamina, que es un estímulo para la secreción gástrica. Los gránulos secretores de las células G se tiñen característicamente de color claro y tienen una distribución relativamente uniforme en el citoplasma de tales células. Asimismo, hay unas cuantas células parietales en algunas glándulas pilóricas, aunque son relativamente poco frecuentes las células principales o cimógenas.

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Muscular externa del píloro

Regulación del acceso al intestino delgado por parte del píloro.

En el píloro, la capa circular intermedia del músculo liso de la muscular externa forma una banda engrosada, el esfínter denominado píloro, que rodea al orificio inferior del estómago. Esto hace que se eleven la mucosa y submucosa, que constituyen un engrosamiento transverso (circular) prominente de la pared estomacal. Las contracciones del peristaltismo surgen cerca de la porción media del estómago y se diseminan en dirección al píloro. Éste se abre de manera automática y permite el paso de alimento parcialmente diferido cuando incluyen líquido suficiente para que entren al intestino delgado, al tiempo que se retienen los alimentos que estén todavía en estado sólido y no digeridos.

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Cáncer gástrico y Helycobacter Pylori

Carcinoma Gástrico

Un carcinoma es una forma de cáncer con origen en células de tipo epitelial o glandular, de tipo maligno.

Los dos grandes grupos de carcinomas son los carcinomas epidermoides y los adenocarcinomas. Constituyen el tipo más común de cáncer. Lugares comunes de carcinomas son la piel, la boca, el pulmón, las mamas, el estómago, el colon y el útero.

Hay diferentes tipos de cáncer que pueden ocurrir en el estómago. El más común se denomina adenocarcinoma, el cual comienza a partir de uno de los tipos comunes de células en el revestimiento del estómago. Hay varios tipos de adenocarcinoma. Debido a que otras formas de cáncer gástrico se presentan con menos frecuencia, este artículo se centra en el adenocarcinoma del estómago.

El adenocarcinoma del estómago es un cáncer común del tubo digestivo que se presenta en todo el mundo, aunque es relativamente raro en los Estados Unidos. Ocurre con mayor frecuencia en hombres mayores de 40 años y es un tipo de cáncer gástrico extremadamente común en Japón, Chile e Islandia.

En los Estados Unidos, la tasa de la mayoría de los tipos de adenocarcinomas gástricos ha disminuido con el pasar de los años. Los expertos piensan que la disminución puede deberse a que la gente está comiendo menos alimentos curados, salados y ahumados.

El carcinoma gástrico es el segundo cáncer más común. A pesar de la dramática disminución de la incidencia de carcinoma gástrico en los Estados Unidos y Europa occidental durante los últimos 50 años ha llevado a algunos a proclamar un "triunfo imprevisto", en gran parte de América Latina y Asia, la incidencia sigue siendo muy alta.

Debido a que la incidencia de carcinoma gástrico puede cambiar drásticamente de un lugar a otro y de una generación a la siguiente, se ha planteado la hipótesis de que la incidencia está determinada en gran medida por los factores ambientales en la infancia.

Hasta hace poco, la investigación sobre las causas ambientales de carcinoma gástrico se centró principalmente en la dieta. La reciente identificación de Helicobacter pylori en condiciones inflamatorias crónicas del estómago, sin embargo, ha estimulado el interés en su posible papel en la carcinogénesis.

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Helicobacter pylori

Son bacterias gram-negativas espirales microaerofílicos que se han identificado y se cultivaron sólo en la pasada década. Pueden colonizar la mucosa gástrica por años.

En 1983 Marshall y Warren reportaron a la comunidad científica el hallazgo en el estómago de pacientes con gastritis y úlcera péptica de una bacteria espiralada Gram negativa a la que denominaron Campylobacter como organismo (organismo parecido al Campylobacter) y que hoy conocemos como Helicobacter pylori.

Esta comunicación fue recibida con gran escepticismo pues hasta entonces se afirmaba que “en el estómago no podía sobrevivir ningún microorganismo, debido al pH gástrico ácido, existiendo solo la posibilidad de que hayan gérmenes de paso y que los microorganismos descritos por estos autores australianos se debían a contaminación.

Pasó casi una década de incredulidad y controversias hasta que la evidencia acumulada durante ese tiempo sobre el rol patógeno de esta bacteria dentro de la multifactoriedad de la úlcera péptica, gástrica y duodenal, motivó que en el Congreso Mundial de Gastroenterología, realizado en Australia en 1990, se recomendara “la erradicación del Helicobacter pylori en todo paciente con úlcera gástrica o duodenal en que se demostrara su presencia"

A partir de entonces, vino una explosión de comunicaciones sobre resultados de investigación en diversos campos: Microbiología, Biología Molecular, Epidemiología, mecanismos de patogenicidad, métodos diagnósticos, esquemas de tratamiento, recurrencia, reinfección y vacunación.

De otro lado, frente a la heterogeneidad de resultados de las investigaciones en cada uno de estos campos, y por ende a las controversias resultantes, se iniciaron los consensos para unificar criterios sobre la acción patógena, métodos de diagnóstico,

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esquemas de tratamiento, entre otros aspectos: Consenso de los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos de Norte América (1994), Consenso Latinoamericano (1999), Consenso de Maastricht (1997, 2002 y 2008), Consenso de Colegio Americano de Gastroenterología (2007)

Es una de las muy pocas bacterias que son capaces de sobrevivir y crecer en el estómago. Alrededor de la mitad de la población mundial está infectada con H. pylori, las tasas más altas de infección que en los países pobres donde y es contratado principalmente en la infancia.

En 1994 el grupo de consenso de la Organización Internacional de la Salud y la Agencia Internacional de la Investigación del Cáncer establecieron que existen suficientes evidencias epidemiológicas e histológicas para clasificar al Helicobacter pylori (H. pylori) como un carcinógeno. En este sentido, varios metanálisis han sugerido que la infección crónica por H. pylori induce a un incremento dos o tres veces superior en el riesgo de desarrollar cáncer gástrico, y un reciente estudio prospectivo ha evidenciado que la infección por H. pylori está asociada con el desarrollo de cáncer gástrico.

Helycobacter y su relación en el desarrollo del cáncer

El papel del H. pylori en el cáncer del remanente gástrico se ha valorado en diferentes estudios, pero este no ha quedado aún clarificado. Existen estudios donde se describe que el reflujo biliar y el H. pylori tienen un papel sinérgico en la proliferación celular. Se ha sugerido que el pH alcalino intragástrico inducido por el reflujo biliar produce un microambiente desfavorable para la colonización por el H. pylori. En este sentido, se ha descrito que las sales biliares tienen un efecto bactericida en el H. pylori, y tras las resección tipo Billroth, la infección por H. pylori desaparece rápidamente del remanente gástrico. Estos datos, junto a la baja incidencia de la infección por H. pylori detectada en el remanente gástrico en estudios previos, apoyan la hipótesis de que la proliferación celular resultante del reflujo biliar es el principal factor implicado en la patogénesis de cáncer en el remanente gástrico.

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El objetivo de este estudio retrospectivo ha sido determinar la prevalencia de la infección por H. pylori en el remanente gástrico de los pacientes tratados quirúrgicamente por enfermedad ulcerosa péptica benigna.

Cómo H. pylori predispone a las células epiteliales gástricas para convertirse en cancerosa no se entiende completamente. Sin embargo, una pista es que sólo ciertas cepas de H. pylori, con un conjunto de genes adicionales implicados en la secreción de la proteína, se relaciona particularmente con carcinoma gástrico. Tales cepas son capaces de inyectar uno de estos productos adicionales de la proteína, CagA, en las células epiteliales, y los cambios celulares inducidos por esta proteína parece importante para el proceso oncogénico. Muchos estudios mostraron una correlación significativa de cáncer gástrico con la concentración elevada de anticuerpos IgG contra H. pylori. Los estudios clínicos basados en el examen histopatológico de biopsias gástricas mostró que la infección por H. pylori es más frecuente en los pacientes con cáncer gástrico que los pacientes sin lesiones patológicas. Atrofia severa del estómago y de los focos de metaplasia gástrica, que preceden al desarrollo de tumores gástrico resultado en reducir la colonización de H. pylori. En estas circunstancias, una muestra de la biopsia puede ser negativa, mientras que, desde hace varios anticuerpos IgG se mantendría prueba positiva indica una infección pasada.

Igualmente importante es el hecho de que la infección por H. pylori induce la inflamación del estómago, lo que conduce a la liberación de una variedad de mensajeros químicos (citoquinas) de las células inflamatorias entrantes. Las personas que tienen versiones 'productores alto' de los genes de citoquinas particulares se encuentran en riesgo especial de desarrollar cáncer, así que claramente el exceso de producción de estos productos químicos naturales afecta el medio ambiente local y aumenta las posibilidades de cambio canceroso. El desarrollo del cáncer es un proceso lento y por el tiempo de carcinoma gástrico parece, la infección por H. pylori en sí ha disminuido a menudo. Para entonces, el papel iniciador

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desempeñado por H. pylori en el proceso del cáncer ya está completo. Marshall y Warren descubrieron este bacilo curvo no identificado situado en el epitelio gástrico de los pacientes con gastritis crónica activa. El descubrimiento del Helicobacter pylori y su asociación con una serie de enfermedades gastrointestinales ha revolucionado el campo de la gastroenterología.

A pesar de un posible papel de Helicobacter pylori en el carcinoma gástrico (GC), su patogénesis no está clara. La integridad de los tejidos, incluyendo la de epitelio gástrico, se mantiene por un equilibrio entre la muerte celular por apoptosis o necrosis y regeneración. Este equilibrio puede ser alterado por la infección por H. pylori, ya que induce la apoptosis de las células epiteliales gástricas tanto in vivo como in vitro. Los estudios realizados en los países desarrollados sugieren que CagA portadores de cepas de H. pylori se asocia más a menudo con enfermedades gastroduodenales que CagA-negativos cepas. Cada vez es más claro que las cepas de H. pylori Cag funcional que llevan una isla de patogenicidad (cagPAI), que codifica el sistema de secreción de tipo IV (TFSS) y su efector CagA, desempeñan un papel importante en el desarrollo de carcinoma gástrico. Mecanismo patógeno de la carcinogénesis gástrica asociada con H. pylori incluye bacterias-host interacción que conduce a alteraciones morfológicas tales como la gastritis atrófica y metaplasia intestinal mediada por la sobreexpresión de COX-2, la invasión de células del cáncer, y neo-angiogénesis a través de TLR2/TLR9 sistema y factores de transcripción (por ejemplo, , NF-kappaB) activación.

H. pylori se ha relacionado con la gastritis crónica atrófica, un precursos establecidas del tipo intestinal de carcinoma gástrico. No es de extrañar entonces que varias áreas en los Estados Unidos y otras partes del mundo que están asociadas con un alto riesgo de carcinoma gástrico también tienen una alta prevalencia de infección por H. pylori, incluso entre los niños pequeños. Las altas tasas de infección también se han encontrado en pacientes con cáncer de condiciones precancerosas, y un estudio de casos y controles encontró que los pacientes con carcinoma gástrico tenían un riesgo relativo de infección por H. pylori del 2,7 respecto de los sujetos de control sanos. Un estudio relacionado con el H. pylori de tipo intestinal de la enfermedad más específicamente. Estas investigaciones de corte transversal y retrospectivo, sin embargo, sólo proporcionan eviden circunstancial de una asociación entre H. pylori y causar carcinoma gástrico. Una secuencia más coherente con la causa y el efecto, infección precedente cáncer - no se ha establecido.

La infección por Helicobacter pylori se asocia a una compleja interacción de factores genéticos, del medio ambiente (alimentarios) y bacterianos que explican los diferentes resultados a los que se llega con la infección. Un ejemplo de ello, es que existen algunos países con altas prevalencias de Helicobacter pylori que tienen una baja prevalencia de cáncer gástrico

Pese a la erradicación de la infección puede todavía producirse un cáncer gástrico debido a la continua progresión de las lesiones pre-cancerosas. Esto podría deberse a que toma un buen tiempo para que el cáncer gástrico adquiera suficiente tamaño para ser reconocido endoscópicamente.

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Estos cánceres pueden ya estar presentes antes de la erradicación. De otro lado la infección prolongada por Helicobacter pylori puede causar cambios irreversibles en la mucosa gástrica, caso en el que puede desarrollarse cáncer gástrico sin la presencia de la bacteria; por lo que sería óptimo erradicar la bacteria antes de la producción de dichas lesiones.

El ADCA es de dos tipos: Intestinal o diferenciado y difuso o no diferenciado los cuales tienen distinta apariencia morfológica, patogénica y genética

El tipo intestinal es el más frecuente en las poblaciones de alto riesgo. Mientras la infección empieza en la infancia, hay un largo periodo de latencia y los cánceres son clínicamente diagnosticados tres o cuatro décadas después. Durante este período tiene lugar un prolongado proceso pre-canceroso representado por una cascada de eventos, histopatológicamente secuenciales: gastritis crónica activa no atrófica; gastritis atrófica multifocal; metaplasia intestinal (completa y luego incompleta); displasia y carcinoma invasivo.

El cáncer de tipo difuso, al igual que el intestinal, puede también ser inducido por la infección por Helicobacter pylori.

Sin embargo hay diferencias importantes entre estas dos variantes, una de ellas es que el cáncer intestinal se caracteriza por una serie de estadios pre-neoplásicos que no se ven en el cáncer difuso. En contraste con el cáncer intestinal, los carcinomas difusos no tienen una lesión pre-cancerosa claramente definida, aún aquellos asociados con la infección por este micro organismo

Desde el punto de vista epidemiológico tanto el cáncer intestinal como difuso están disminuyendo en la mayoría de países, aunque la declinación es más marcada en los carcinomas intestinales.

Pruebas serológicas para H. pylori

Éstas han sido desarrolladas por investigadores de todo el mundo y muchos han demostrado ser una excelente herramienta para el estudio de la epidemiología de la H. pylori. En comparación con la endoscopia, inmunoabsorbente ligado a enzima como dice (ELISAs) han demostrado ser sensible y específico para la detección de la enfermedad activa. Estos ensayos no detectan anticuerpos de reacción cruzada con C. jejuni, Escherichia coli, o C. fetus. A pesar de las preocupaciones es que los resultados serológicos pueden reflejar pasado más bien que una concurrente infección, no hay evidencia hasta ahora de que los títulos positivos indican otra cosa que la enfermedad en curso, las personas con positividad serológica, incluyendo controles asintomáticos, se ha confirmado que tienen infecciones activas cuando la biopsia gástrica se ha realizado simultáneamente. Las pruebas serológicas ha demostrado éxito en la identificación de la infección en curso que se ha sugerido que el análisis serológico en lugar de la biopsia se considera el estándar de oro para el diagnóstico.

En la década de 1960, el Kaiser Permanente Medical Care Program recoge y congelaron el suero de una gran cohorte de pacientes que recibieron chequeos multifásicas de salud. Con esta cohorte, se realizó un estudio anidado de casos y

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controles para evaluar la asociación de los diferentes tipos de carcinoma gástrico con la infección por H. pylori antecedente determinado por ELISA.

ELISA

Las muestras de suero se ensayaron por ELISA para H. pylori IgG. La célula asociada alto peso molecular de proteínas a partir de tres cepas de H. pylori se eluyó en una agarosa A-5m columna se utilizaron como antígeno en el ELISA, como se describe anteriormente. Un microlitro de suero, diluido 1:100, se utilizó para cada ensayo; conjugado de peroxidasa de IgG antihumana se diluyó 1:1000. El umbral para un ELISA positivo fue establecido a dos veces el valor medio obtenido para 15 controles negativos conocidos. Estos 15 controles negativos y el control positivo se utilizaron para calibrar cada ejecución. En nuestro laboratorio, el ensayo tuvo una sensibilidad de 91 por ciento y una especificidad del 98 por ciento para la infección gástrica activa cuando se probó en 74 muestras de control (22 positiva y negativa 52) con infección por biopsia demostró. Todos los ensayos se realizaron por duplicado en tres días separados y se realizaron sin conocimiento del estado de casos y controles o los resultados histológicos.

Prevalencia de la enfermedad – Desarrollo en Japón

Desde el descubrimiento del Helicobacter pylori en 1983, el diagnóstico y tratamiento de enfermedad gastrointestinal superior han cambiado enormemente. Se ha reportado un mayor riesgo de desarrollo de cáncer gástrico en sujetos con pruebas serológicas positivas para H. pylori. La Organización Mundial de la salud y la Agencia Internacional para la investigación sobre el grupo de consenso de cáncer declaró en 1994 que había suficientes pruebas epidemiológicas e histológicas para clasificar H. pylori como carcinógeno definitivo. La mayoría pero no todos los estudios recientes han encontrado H. pylori asociada con cáncer gástrico. Las tasas de infección en pacientes con cáncer gástrico varían mucho entre los estudios. Estas variaciones pueden atribuirse a diferencias en los métodos de detección de H. pylori o en los grupos de pacientes. Mayoría de los estudios prospectiva ha utilizado grupos de control "anidados" cohortes de pacientes del estudio que se tomaron muestras de sangre años antes de la aparición de cáncer gástrico clínica. Varias pruebas diagnósticos para H. pylori pueden tener resultados falsos negativos, y el uso de múltiples pruebas puede ayudar a proporcionar un diagnóstico más preciso de la infección por H. pylori. En Japón, donde la incidencia de cáncer gástrico es alta, la endoscopia se realiza con frecuencia para la detección temprana de cáncer gástrico, incluso como parte del examen de pacientes sin síntomas de la enfermedad. Como resultado, cánceres de etapa temprana se descubren a menudo por endoscopia. Se realizó un estudio prospectivo, a largo plazo de un gran grupo de pacientes que fueron evaluados para la infección por H. pylori por endoscopia y biopsia, seguido por el examen histológico, una prueba de ureasa rápida y las pruebas serológicas para determinar a la relación entre la infección por H. pylori y el desarrollo de cáncer gástrico.

Los datos sobre la mortalidad por cáncer gástrico muestran un contraste similar. En 2002, la edad de normalización de las tasas de mortalidad fue del 24,1 por cada 100.000 hombres y 9,6 por cada 100.000 mujeres en Japón, en comparación con el 3,4 y 1,7 por 100.000, respectivamente, en los Estados Unidos. Por lo tanto, incluso si

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el cáncer gástrico es diagnosticado en exceso en Japón, tendría poco impacto en las tasas de enfermedad comparativos. Las mayores tasas de incidencia en las poblaciones asiáticas no son sólo la mitad de los de Japón. ¿Por qué el cáncer gástrico se presenta con tanta frecuencia en Japón? Los principales factores de riesgo establecidos para la enfermedad son la infección bacteriana por Helicobacter pylori, una alta ingesta de sal y alimentos en conserva, y una relativa falta de frutas y verduras frescas. Aunque la infección con H. pylori se considera generalmente como la causa principal y necesaria de cáncer gástrico que no implique la unión gastroesofágica, también se reconoce que otros cofactores que juegan papeles importantes en la progresión hacia lesiones premalignas y cáncer después de la infección relacionada gastritis. En muchas poblaciones, a pesar de una alta carga de infección, cáncer gástrico desarrolla sólo en una pequeña proporción de personas infectadas, y existe una variación geográfica en el riesgo de cáncer gástrico que no se puede explicar por la prevalencia relativa de la infección.

La infección crónica provoca una inflamación del estómago que en muchas personas pasa desapercibido, pero en otros conduce a las úlceras gástricas o duodenales.

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Resumen

Los pólipos hiperplásicos son los pólipos más frecuentemente encontrados y la ubicación más usual fue en el cuerpo y fondo gástrico. Se encontró una tendencia en la relación entre un mayor tiempo de consumo de bloqueadores de bomba y la variedad carcinoide del pólipo. La polipectomía endoscópica es una alternativa segura tanto para el diagnóstico como para el tratamiento de los pólipos.

La infección por Helicobacter pylori es frecuente en pacientes gastrectomizados por patología benigna. Los resultados de este estudio sugieren que la infección por Helicobacter pylori podría jugar un papel en el cáncer gástrico.

El H. pylori podría tener un papel en la carcinogénesis gástrica de los pacientes gastrectomizados.

Después de una gastrectomía parcial existe un riesgo aumentado de desarrollar cáncer gástrico y este riesgo parece aumentar proporcionalmente con la duración del intervalo de tiempo postoperatorio.

De la proliferación celular de las células de la mucosa gástrica asociado con un reflujo biliar crónico parece ser un factor carcinogénico importante (habiéndose descrito la presencia de metaplasia intestinal en asociación con el reflujo biliar tras una cirugía gástrica).

La metaplasia intestinal es una condición precancerosa, ocurriendo como resultado de la exposición a mutágenos en un jugo gástrico hipoclorhídrico.

Se ha encontrado cáncer gástrico en pacientes con infección por H. pylori pero no en los pacientes no infectados. Esto fue asociado en el aumento de H. pylori que por lo tanto aumento el riesgo de todos los adenocarcinomas, difuso o intestinal y se encuentra en el cuerpo del estómago o antro. El porcentaje de infectados en Japón, se ha informado de que cada año, cáncer gástrico se desarrolla en 300.000 de los 60 millones de personas. Una medida de prevención en Asia se dio a conocer.

El Té Verde parece ser una solución en la prevención del cáncer gástrico.

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Antecedentes

Té verde

En Japón, se ha planteado la hipótesis del té verde para tener un efecto protector contra el desarrollo de cáncer gástrico, la segunda causa de muerte por cáncer a lo largo de la estrella en una variedad de modelos animales, la administración de extractos de té verde o polifenoles inhibe la tumorigénesis en varios órganos, incluyendo el estómago, polifenoles del té verde tienen varios efectos anticancerígena, como actividad de fuerte antioxidante, inhibición de la proliferación de células y nitrosación y la inducción de apoptosis entre células de carcinoma.

Estudios de casos han encontrado un riesgo reducido de cáncer gástrico en asociación con el consumo de té verde. De siete estudios reportados hasta la fecha, dos estudios en China y dos en Japan encuentran una asociación inversa significativa entre el consumo de té verde y el riesgo de cáncer gástrico, y un estudio en China y en Japan una asociación inversa no significativas. Un estudio en Taiwan informó un aumento no significativo en el riesgo de cáncer gástrico entre sujetos que bebían té verde habitual, en comparación con quienes no lo hicieron.

Existe poca evidencia de estudios prospectivos. En un estudio de personas japonesas en Hawaii, el consumo de té verde se asoció con un aumento no significativo en el riesgo de cáncer gástrico — un resultado que es inconsistente con los resultados de la mayoría de casos de estudios. Para examinar más la asociación entre el té verde y el riesgo de cáncer gástrico, se realizó un estudio de cohorte prospectivo, basado en la población en la Prefectura de Miyagi, una región en el norte de Japón con una alta incidencia de cáncer gástrico (tasa ajustada por edad por 100.000 población, 82.7 para hombres y 32,8 para women13) y una variación sustancial en el consumo de té verde.

Las partes útiles de la planta de té verde son las yemas, las hojas y el tallo. El té verde es té no fermentado y se elaborara por cocción al vapor de las hojas frescas a altas temperaturas. Durante este proceso, el té verde es capaz de conservar las importantes sustancias químicas llamadas polifenoles que al parecer son las responsables de muchos de los beneficios del té verde.

Los polifenoles podrían ser capaces de prevenir la inflamación e hinchazón, de proteger el cartílago entre los huesos y de disminuir la degeneración de las articulaciones. También parecen ser capaces de combatir las infecciones producidas por el virus papiloma humano (VPH) y disminuir el crecimiento de células anormales en la cerviz (displasia cervical). Las investigaciones realizadas hasta el momento no pueden explicar cómo funciona esto.

El té verde contiene entre un 2% a 4% de cafeína la que afecta el pensamiento y el estado de alerta, aumenta la producción de orina y puede mejorar el funcionamiento de aquellas sustancias químicas en el cerebro que son importantes en la enfermedad de Parkinson. Se piensa que la cafeína estimula el sistema nervioso, el corazón y los músculos al aumentar la liberación de algunas sustancias químicas en el cerebro llamadas “neurotransmisores”.

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Los antioxidantes y otras sustancias químicas en el té verde podrían ayudar a proteger el corazón y vasos sanguíneos.

Las dosis de té verde varían en forma significativa, pero generalmente están en el rango de 1 a 10 tazas al día. La dosis que se usa está basada en la cantidad típicamente consumida en los países Asiáticos, la que es alrededor de 3 tazas por día, que proveen entre 240 a 320 mg de polifenoles que son los ingredientes activos

De hecho, la experiencia en el manejo del cáncer gástrico es de esperar en Japón, ya que ha sido conocido por tener una mayor incidencia de esta enfermedad que la mayoría de los otros países. Incluso en el siglo 21, después de varias décadas de disminución de la incidencia, el cáncer gástrico sigue siendo el tipo más comúnmente diagnosticado de cáncer en Japón, con más de 100.000 nuevos casos cada año. En cambio, los Estados Unidos tiene cerca de 20.000 nuevos casos por año en una población de más de dos veces el tamaño de Japón, los últimos datos de incidencia de cáncer en cinco continentes (que abarca de 1998 a 2002) indican que la anual estandarizada por edad las tasas de incidencia en Japonés registros de cáncer oscila entre el 50 y el 80 por 100.000 entre hombres y de 20 a 30 por 100.000 entre las mujeres, mientras que las tasas entre los blancos no hispanos en los Estados Unidos son aproximadamente 1/10 de esos: 5,9 por 100.000 para hombres y 2,5 por 100.000 para mujeres. Este grado de variación se ha mantenido durante al menos 30 años.

Las mujeres mayores que suelen consumir té verde tendrían algo menos de riesgo de desarrollar cáncer de colon, estómago y garganta que aquellas que no beben esa infusión. Un equipo halló entre más de 69 mil mujeres chinas controladas durante una década, que las que bebían té verde por lo menos tres veces por semana eran un 14 por ciento menos propensas a desarrollar un cáncer digestivo, es decir, de colon, estómago o esófago. Nadie puede decir si el té verde es la causa. Ninguna participante fumaba o bebía alcohol de manera regular. El equipo reunió información sobre la alimentación, la actividad física, el peso y los antecedentes médicos. Y aun con todos esos datos en cuenta, se dijo que el hábito de consumir té se mantuvo asociado con la disminución del riesgo de padecer cáncer.

Aun así, aclaró que este tipo de estudios no prueban una relación causa-efecto y pocos ensayos clínicos habían analizado si el té verde reduce el riesgo de desarrollar cáncer. El Instituto Nacional del Cáncer consideró inconsistentes esos resultados.

En American Journal of Clinical Nutrition, el equipo afirma que hay "pruebas sólidas" de ensayos con animales y células humanas de que el té verde puede tratar el cáncer.

La infusión contiene ciertos antioxidantes, en especial una sustancia llamada EGCG, que protegería del daño celular que influye en la aparición del cáncer y otras enfermedades. El té es una bebida rica en compuestos fenólicos, muchos de ellos, polifenoles. Estas sustancias orgánicas son las responsables del color verdoso y ese característico sabor astringente del té.

Entre los compuestos de los polifenoles destacan las catequinas, especialmente las epigalocatequinas galato-3 o EGCG, con gran capacidad antioxidante.

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Asociación entre infección por Helicobacter y el desarrollo del cáncer

En 1994 el grupo de consenso de la Organización Internacional de la Salud y la Agencia Internacional de la Investigación del Cáncer establecieron que existen suficientes evidencias epidemiológicas e histológicas para clasificar al Helicobacter pylori (H. pylori) como un carcinógeno. En este sentido, varios metanálisis han sugerido que la infección crónica por H. pylori induce a un incremento dos o tres veces superior en el riesgo de desarrollar cáncer gástrico, y un reciente estudio prospectivo ha evidenciado que la infección por H. pylori está asociada con el desarrollo de cáncer gástrico.

El papel del H. pylori en el cáncer del remanente gástrico se ha valorado en diferentes estudios, pero este no ha quedado aún clarificado. Existen estudios donde se describe que el reflujo biliar y el H. pylori tienen un papel sinérgico en la proliferación celular. Se ha sugerido que el pH alcalino intragástrico inducido por el reflujo biliar produce un microambiente desfavorable para la colonización por el H. pylori. En este sentido, se ha descrito que las sales biliares tienen un efecto bactericida en el H. pylori, y tras las resección tipo Billroth, la infección por H. pylori desaparece rápidamente del remanente gástrico. Estos datos, junto a la baja incidencia de la infección por H. pylori detectada en el remanente gástrico en estudios previos, apoyan la hipótesis de que la proliferación celular resultante del reflujo biliar es el principal factor implicado en la patogénesis de cáncer en el remanente gástrico.

El objetivo de este estudio retrospectivo ha sido determinar la prevalencia de la infección por H. pylori en el remanente gástrico de los pacientes tratados quirúrgicamente por enfermedad ulcerosa péptica benigna.

El cáncer gástrico se desarrolla en personas en infectados por H. pylori, pero no en personas no infectadas. Aquellos con los hallazgos histológicos de cáncer gástrico grave atrofia, gastritis corpus predominante, o metaplasia intestinal tienen un mayor riesgo. Las personas con infección por H. pylori y la dispepsia no ulcerosa, úlceras gástricas o pólipos hiperplásicos gástricos también están en riesgo, pero las personas con úlceras duodenales no lo son.

Desde el descubrimiento del Helicobacter pylori en 1983,1 el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad gastrointestinal superior han cambiado mucho. Un mayor riesgo de desarrollo de cáncer gástrico el cáncer se ha reportado en sujetos con pruebas serológicas positivas para H. pylori.

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Problema

¿T odos los pacientes con Helicobacter tienen riesgo de presentar cáncer gástrico?

Hipótesis:

Probablemente el cáncer gástrico se desarrolla en pacientes con infección por H. pylori, pero no en los pacientes no infectados.

Una estrecha relación entre la infección por H. pylori y cáncer gástrico, un gran número de pacientes con resultados serológicos negativos tenían cáncer.

El cáncer gástrico se desarrolla durante la progresión de gastritis atrófica en pacientes con infección por H. pylori y se asocia particularmente con gastritis activa.

La úlcera gástrica se asocia con un alto riesgo de cáncer gástrico, mientras que la úlcera duodenal se asocia con un riesgo bajo.

H. Pylori se asocia con un mayor riesgo para todos los adenocarcinomas, ya sea difusa o intestinal, y si se encuentra en el cuerpo del estómago o en el antro, aunque es posible que algunos errores de clasificación del tipo de tumor condujo a este hallazgo, las características de los pacientes con estos dos tipos histológicos de cáncer fueron consistentes con anterioridad errores de clasificación.

Objetivos

El objetivo de este estudio retrospectivo ha sido determinar la prevalencia de la infección por H. pylori en el remanente gástrico de los pacientes tratados quirúrgicamente por enfermedad ulcerosa péptica benigna.

Determinar el valor pronóstico de los datos clínicos y patológicos.

Mencionar el contenido en ADN y de la fase celular proliferativa de los tumores.

Correlacionar el contenido en ADN y la fase proliferativa con los datos clínicos patológicos.

Determinar el valor pronóstico del contenido en ADN y la fase proliferativa en el adenocarcinoma gástrico.

Determinar la incidencia del Cáncer Gástrico asociado al Helicobacter Pylori en los pacientes.

Interpretar el porcentaje de pacientes con Helicobacter Pylori positvo y/o negativo con relación al Cáncer Gástrico.

Determinar la incidencia de infección Helicobacter pylori según patología gástrica en pacientes estudiados.

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Analizar el porcentaje de pacientes que presentan CG-H. pylori positivos (+), según el sexo.

Establecer la relación entre la infección por Helicobacter pylori y los principales diagnósticos endoscópicos e histológicos de patología gástrica.

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Materiales y métodos

El estudio se ha llevado a cabo retrospectivamente, con el fin de detectar a aquellos pacientes sometidos a una endoscopia digestiva alta posteriormente a una gastrectomía parcial por úlcera péptica benigna, reclutando un número de pacientes.

Se reclutó a pacientes consecutivos con úlceras duodenales activas y activas úlceras gástricas, pólipos hiperplásicos gástricos, dispepsia no ulcerosa o. Ellos se evaluaron para la infección por H. pylori y se les realizó endoscopia de seguimiento para la detección temprana del cáncer gástrico.

Los pacientes intervenidos inicialmente por carcinoma de cardias y aquellos sometidos a una endoscopia digestiva alta en un tiempo menor a 10 años tras la gastrectomía han sido excluidos, también se excluyó a los pacientes con enfermedad subyacente grave, como el cáncer gástrico y adenomas, los que habían sido sometidos a resección gástrica, y los que tomaban fármacos antiinflamatorios no esteroideos.

En orden a establecer el papel de la infección por H. pylori en el cáncer gástrico tras una gastrectomía parcial, se han constituido dos subgrupos para el análisis: grupo 1 (pacientes con cáncer en el remanente gástrico) y grupo 2 (pacientes sin cáncer).

Se ha llevado a cabo una comparación de las principales variables clínicas (sexo, edad, causa de gastrectomía y tipo de reconstrucción gástrica) e histológicas (presencia de gastritis, metaplasia e infección por H. pylori).

Manejo histológico e identificación de Helicobacter pylori

Las muestras de biopsia y los especímenes obtenidos por gastrectomía han sido colocadas en formol al 10%, procesado de forma rutinaria y teñidos con hematoxilina y eosina. La tinción modificada de Giemsa y Tricrómico de Masson fue usada para detectar la infección por H. pylori. El tipo histológico de cáncer fue determinado usando la clasificación de Lauren (intestinal, difuso o mixto). La mucosa no neoplásica fue examinada, valorándose la presencia de inflamación crónica, atrofia glandular y metaplasia intestinal, de acuerdo con la clasificación de Sydney. El examen histológico y el estado de infección por H. pylori han sido evaluados independientemente por dos patólogos.

Todas las exploraciones endoscópicas se realizaron con anestesia local (lidocaína). Cuatro obtuvieron mediante biopsia, dos de la curvatura mayor del antro y dos de la parte superior del cuerpo del estómago (con lesiones que se sospeche que ser canceroso se ha señalado, se realizaron biopsias adicionales). De estos cuatro especímenes, dos fueron fijadas en formalina y se evaluaron para H. pylori (por tinción Giemsa) y el grado de infiltración de neutrófilos y en intestinal metaplasia (por tinción con hematoxilina y eosina). Los dos restantes se utilizaron para una prueba rápida de la ureasa.

El grado de infiltración de neutrófilos era clasifican según cuatro grados (0 denota ninguna infiltración, 1 leves,2 moderada y marcada 3) y se expresa como una puntuación por dos patología de acuerdo con la versión actualizada de Sydney system.

Page 31: Cáncer gástrico por Helycobacter Pylori

Gastritis activa se clasifican en cuatro categorías (sin gastritis, de predominio antral gastritis, pangastritis y gastritis corpus de predominio). Metaplasia intestinal se clasifican en dos grados (ausente o presente), porque la distribución multifocal de metaplasia puede conducir a errores de clasificación cuando sólo dos muestras de biopsia se obtienen. La mucosa gástrica en atrofia se evaluó y había tres clasificaciones (1 denota atrofia leve o ninguna, 2 moderada y severa 3). Los patólogos no tenían conocimiento de los datos clínicos o endoscópicos. Los resultados se puntuaron a ciegas con el uso de códigos de los pacientes.

La prueba rápida de ureasa se monitorizó durante un máximo de 24 horas. El cáncer gástrico se define como la invasión evidente de epitelio neoplásico en la lámina propia de la mucosa o más allá y se clasificó como tipo intestinal o difuso.

ELISA

Las muestras de suero se ensayaron por ELISA para H. pylori IgG. Relacionados con las células de alto peso molecular de las proteínas de tres cepas de antígeno, como se describe anteriormente. Un microlitro de suero, diluido 1:100, fue de USD para cada ensayo; conjugado de peroxidasa de IgG antihumano se diluyó 1:100.

El umbral para un ELISA positivo fue establecido a dos veces el valor medio obtenido para 15 controles negativos conocidos.

Estos 15 controles negativos y positivos de control se utilizan para calibrar carrera.

En nuestro laboratorio, el ensayo tuvo una sensibilidad de 91 por ciento y una especificidad del 98 por ciento para la infección gástrica activa cuando teste en 74 muestras de control (22 positivos y 52 negativos) con biopsia demostró infección.

Evaluación serológica

La sangre se muestreó inmediatamente antes de la endoscopia; se separó el suero inmediatamente. Una prueba serológica positiva para H. pylori fue definido como uno con un título de 1,8 o más.

La detección de la infección por H. pylori

La infección por H. pylori se identificó mediante el examen histológico, la prueba rápida de la ureasa y la evaluación serológica. Pacientes en los que cualquiera de estos ensayos fueron positivos fueron clasificados como H. pylori positivo. Aquellos en los que los tres fueron negativos fueron considerados H. pylori-negativos.

Análisis estadístico

Se calcularon los riesgos relativos de los hallazgos gástricos - tales como el grado de atrofia, el patrón de distribución de la gastritis y la presencia de metaplasia intestinal. El cáncer gástrico nos a demostrado que se desarrolla en pacientes con úlceras duodenales o en aquellos que son H. pylori-negativos (con o sin terapia de erradicación).

Después del análisis de suero, los datos epidemiológicos, patológicos, serológicos y entró y se analizaron con el programa Epi Info y programass Egret informáticos.

Page 32: Cáncer gástrico por Helycobacter Pylori

Pares de pacientes y sujetos control fueron excluidos de análisis, si el suero no estaba disponible a partir de ambos miembros de la pareja.

El análisis se hizo coincidir con la prueba de chi-cuadrado de McNemar con un 95 por ciento de los intervalos de confianza como se describe anteriormente, la prueba de pares, y un regresión logística condicional.

Artículos:

1. Infección por Helicobacter Pylori y el desarrollo del cáncer gástrico.

2. Papel del Helicobacter pylori en el cáncer gástrico tras gastrectomía parcial por úlcera benigna

3. Helicobacter pylori y el riesgo de carcinoma gástrico

4. Helicobacter pylori y cáncer entre los estadounidenses de origen japonés en Hawaii

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Resultados

Helycobacter pylori y el desarrollo del cáncer gástrico

En una prueba realizada con un número X de participantes se encontró:

Helycobacter Pylori Positivo Negativo TotalHombres 46.78% 10.15% 56.94%Mujeres 34.86% 8.19% 43.06%Total 81.64% 18.36% 100%

Fuente: Infección por Helicobacter Pylori y el desarrollo del cáncer gástrico.

Porcentaje del total de varones y mujeres que presentaban las siguientes enfermedades con Helycobacter Pylori positivo.

Dispepsia no ulcerosa

Úlcera Duodenal

Úlceras Gástricas

Pólipos Gástricos

0.00%

5.00%

10.00%

15.00%

20.00%

25.00%

30.00%

35.00%

40.00%

HombresMujeres

Fuente: Infección por Helicobacter Pylori y el desarrollo del cáncer gástrico.

Distribución de la gastritis en H. Pylori.

H. Pylori +

AntroPangastritisCuerpo

Page 34: Cáncer gástrico por Helycobacter Pylori

Fuente: Infección por Helicobacter Pylori y el desarrollo del cáncer gástrico.

En la década de 1960, el Kaiser Permanente Medical Care Program recoge y congelaron el suero de una gran cohorte de pacientes que recibieron chequeos multifásicas de salud.

De los estudios realizados se obtuvo lo siguiente.

Diagnósticos Histológicos

Adenocarcinoma de estómagoAdenocarcinoma gas-troesofágicoLinfoma gástricoOtrosIndeterminadoResultados no revisados

Fuente: Helicobacter pylori y el riesgo de carcinoma gástrico

Tipo intestinal

Tipo difuso

0.00% 10.00% 20.00% 30.00% 40.00% 50.00%

Adenocarcinoma de estómago

Adenocarcinoma de estómago

Fuente: Helicobacter pylori y el riesgo de carcinoma gástrico

Page 35: Cáncer gástrico por Helycobacter Pylori

En un estudio realizado en pacientes japoneses americanos en Hawaii se obtuvo lo siguiente para la asociación de Carcinoma gástrico con H. Pylori seropositivo. Acordado con el tipo histológico de cáncer.

Tipo de tumor

Todos los tiposIntestinalDifuso

Fuente: Helicobacter pylori y cáncer entre los estadounidenses de origen japonés en Hawaii

Page 36: Cáncer gástrico por Helycobacter Pylori

Discusiones

Se encontró cáncer gástrico desarrollado en pacientes con infección por H. pylori, pero no en los pacientes no infectados.

En anteriores estudios epidemiológicos que muestran una estrecha relación entre la infección por H. pylori y cáncer gástrico, un gran número de pacientes con resultados serológicos negativos tenían cáncer.

En nuestro estudio, muchos de los pacientes con cáncer gástrico difuso tipo tenían moderados cambios atróficos y gastritis. El cáncer gástrico se desarrolla durante la progresión de gastritis atrófica en pacientes con infección por H. pylori y se asocia particularmente con gastritis activa.

Se ha demostrado que la úlcera gástrica se asocia con un alto riesgo de cáncer gástrico, mientras que la úlcera duodenal se asocia con un riesgo bajo. Los pacientes con úlceras gástricas suelen tener gastritis atrófica y gastritis corpus predominante. Por lo tanto, debería haber una mayor tasa de cáncer gástrico en pacientes con úlceras gástricas que en aquellos con úlcera duodenal. El tipo difuso de cáncer gástrico es predominante en los pacientes con úlceras gástricas, muchos de los cuales son relativamente jóvenes. No hay cáncer gástrico desarrollado después de la erradicación de H. pylori. Se ha demostrado previamente que en pacientes con cáncer gástrico precoz que es tratado por resección endoscópica de la mucosa, la erradicación de H. pylori evita el desarrollo de un nuevo cáncer o el crecimiento continuaron de cáncer oculto (es decir, cáncer indetectable por endoscopia en el momento de tratamiento inicial).

La inflamación crónica, con o sin infección, ha sido causalmente relacionada con el desarrollo de cáncer. Los ejemplos incluyen la esquistosomiasis vesicular y el cáncer de vejiga, inflamación causada por el drenaje conductos sinusales y el carcinoma de células escamosas, y la colitis ulcerosa y el cáncer de colon. Nuestro estudio demostró una fuerte asociación entre la infección por H. pylori - un organismo que uniformemente causa inflamación gástrica y adenocarcinoma gástrico. Por personas seropositivas H. pylori fueron aproximadamente tres veces más probabilidades de tener adenocarcinoma gástrico en los siguientes 1 a 24 años de seguimiento que los sujetos control emparejados por edad, sexo y raza.

Sobre la base de estudios previos y de las conocidas características epidemiológicas de adenocarcinoma gástrico, se sospecha que el cáncer de tipo intestinal pero no el tipo difuso estaría vinculado a H. pylori.

Esto resultó no ser el caso. h. pylori se asoció con un mayor riesgo para todos los adenocarcinomas, ya sea difusa o intestinal, y si se encuentra en el cuerpo del estómago o en el antro, aunque es posible que algunos errores de clasificación del tipo de tumor condujo a este hallazgo, las características de los pacientes con estos dos tipos histológicos de cáncer fueron consistentes con anterioridad errores de clasificación. Por lo tanto, llegamos a la conclusión de que la infección por H. pylori se asocia con un mayor riesgo de todos los adenocarcinomas gástricos que se producen distal al cardias.

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Helycobacter pylori y el desarrollo del cáncer gástrico

Del 100% de pacientes, el 81.64% fueron H. pylori positivos y 18.36% H. pylori negativo.

No se encontraron diferencias significativas entre los dos grupos en cuanto a edad, sexo, o el número medio de los procedimientos endoscópicos.

Con una dispepsia no ulcerosa, el 23.7% del total de hombres y el 36.37% del total de mujeres, con una media de edad de 54 años; con úlcera duodenal el 22.78% del total de hombres y el 11.71% del total de mujeres con una edad media de 48 años; con úlceras gástricas el 26% del total de hombres y el 10.8% del total de mujeres con una edad promedio de 52 años; con pólipos gástricos el 9.44% del total de hombres y el 22.07% del total de mujeres y una edad media de 56 años.

Aquellos pacientes con H. Pylori negativo, todos presentaban una dispepsia no ulcerosa. Atrofia y metaplasia intestinal de cualquier grado se encontraron en el 4 por ciento y 2 por ciento de H.

Los cánceres eran visibles en la endoscopia y fueron identificadas histológicamente en la biopsia.

En el estudio realizado por el Kaiser Permanente Medical Care Program se obtuvo que:

Del 100% de pacientes elegibles y sujetos de control, el 93% había depositado muestras de suero y se incluyeron en el análisis.

Muestras de tejido y los informes de patología fueron revisados en el 80.1% de las personas, el 12,9% no tenían confirmación patológica de cáncer. Del 81% para que alguna información patológica estuviera disponible, el 58.6% eran adenocarcinomas de estómago (43.5% del tipo intestinal y 15.1% del tipo difuso), 14.5% eran del tipo de adenocarcinoma gastroesofágico.

El 5.9% padecía de linfoma gástrico, mientras que el 3.8 % tenían otra patología, en el 4.3% no se pudo determinar que cuadro presentaban.

Las características epidemiológicas de los casos de tipo intestinal y el cáncer de tipo difuso sugieren que la probabilidad de error de clasificación fue baja. La edad media de los pacientes con adenocarcinoma de tipo intestinal fue de 68,7 años, en comparación con 65,6 años para los pacientes con adenocarcinoma de tipo difuso. El setenta y tres por ciento de los casos de cáncer de tipo intestinal ocurrió en los hombres, en comparación con 61 por ciento de los casos de adenocarcinoma de tipo difuso.

La infección por H. pylori es un factor de riesgo para el desarrollo de los adenocarcinomas.

Infección por H. pylori no se asoció con tumores de unión gastroesofágica. Aunque el rango de posibilidades elevado en el linfoma gástrico sugiere una posible asociación con la infección por H. pylori, el número de casos era demasiado pequeño para un

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análisis preciso. Entre aquellos en donde el diagnóstico histológico no se pudo confirmar, la infección por H. pylori también fue significativamente más frecuente.

Los datos fueron estratificados por sexo y raza. La infección por H. pylori es un factor de riesgo significativo para el adenocarcinoma en mujeres pero no en hombres. En las personas de tez negra, la infección por H. pylori parece ser un factor de riesgo más importante para el adenocarcinoma que en los blancos, pero se superponen los intervalos de confianza. Ni el grupo sanguíneo ni riesgo de fumar historia afectada en condicionales modelos de regresión logística.

En el estudio realizado por Infección por Helycobacter Pylori y Cáncer Gástrico en japoneses americanos en Hawaii se obtuvo que:

Del 100%, el 51.63% presentan todos los tipos de tumor, el 37.2% presentan el cáncer gástrico del tipo intestinal y el 11.12 % presentan el cáncer gástrico del tipo difuso.

Estas pruebas fueron llevadas a cabo en un estado apareado de pacientes y el número de controles.

Page 39: Cáncer gástrico por Helycobacter Pylori

Conclusiones

La infección por Helicobacter pylori es frecuente en pacientes gastrectomizados por patología benigna.

El incremento en la proliferación celular de las células de la mucosa gástrica asociado con un reflujo biliar crónico parece ser un factor carcinogénico importante.

La metaplasia intestinal es una condición precancerosa, ocurriendo como resultado de la exposición a mutágenos en un jugo gástrico hipoclorhídrico.

El H. pylori podría tener un papel en la carcinogénesis gástrica de los pacientes gastrectomizados.

Se ha encontrado cáncer gástrico en pacientes con infección por H. pylori pero no en los pacientes no infectados.

H. pylori fue asociada con aumento en el riesgo de todos los adenocarcinomas, difuso o intestinal y se encuentra en el cuerpo del estómago o antro.

El Té Verde parece ser una solución en la prevención del cáncer gástrico.

Page 40: Cáncer gástrico por Helycobacter Pylori

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