camou - el saber detrás del trono

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E L SABER DETRÁS DEL TRONO. Intelectuales-expertos, tanques de pensamiento y políticas económicas en la Argentina: entre el “Plan Austral” y la crisis de la Convertibilidad Por Antonio Camou [1] PRESENTACIÓN Este trabajo ofrece un análisis de la relación entre los saberes de los consejeros económicos y las decisiones de los Príncipes en algunos tramos de la historia argentina de las últimas dos décadas. De manera algo más precisa, su objetivo central es examinar -a través de la prensa económica especializada- la relación entre las redes de expertos económicos (vistos como productores, difusores y operadores de saberes expertos) y el proceso de elaboración de políticas económicas en dos momentos: el lanzamiento del Plan Austral en 1985 y durante la crisis de la Convertibilidad en 2001. El Plan Austral fue el intento más serio e integral del gobierno democrático del presidente Alfonsín (1983-1989) por derrotar el flagelo inflacionario, que afectaba a la Argentina desde la segunda posguerra. El fracaso de ese Plan, y los tímidos intentos posteriores por prolongarlo, desembocarán en la crisis hiperinflacionaria de 1989. Esa crisis recién será cerrada en 1991, con el lanzamiento del Plan de Convertibilidad. Elaborado por Domingo Cavallo, ministro de Economía de Carlos Menem, y lanzado en abril de 1991, el Plan consistía básicamente en fijar la paridad entre el peso argentino y el dólar en un valor de 1 a 1, estableciendo una caja de conversión por la cual el nivel de las reservas depositadas en el Banco Central no debían ser inferiores al 80% del total de moneda argentina circulante; de este modo, cualquier particular podía cambiar -libremente y sin ningún requisito especial- dólares por pesos a la paridad fijada. La crisis de 2001 cerrará también de manera abrupta la vigencia de este modelo. El trabajo que presentamos no procura realizar un análisis técnico de dichos planes, sino ofrecer una mirada sobre los cambios en la estructuración del espacio y el debate público en torno los problemas macroeconómicos de la Argentina. Para ello, nos apoyamos en un análisis sistemático de todas las intervenciones discursivas de especialistas económicos, tal como aparecieron en los Suplementos Económicos de tres diarios de gran circulación en el país que cubren un amplio espectro político-ideológico: La Nación , Clarín y Página/12 . Además de esta breve Presentación, el trabajo consta de seis partes: En la primera, resumo muy esquemáticamente el recorrido histórico que ha unido a expertos y decisores, y algunos de sus problemas más notorios; a continuación, presento las consideraciones analíticas y metodológicas básicas del enfoque elegido, destacando el hecho de que estas notas forman parte de un proyecto más general todavía en progreso; luego, se pasa revista al caso del Austral y dela Convertibilidad; posteriormente se resumen los hallazgos centrales, aunque todavía tentativos y sujetos a ulteriores revisiones, definidos por una serie de tendencias que emergen, se mantienen o acentúan en el período bajo análisis: concentración individual del expertise, concentración de género, concentración institucional, mayor calificación y “privatización” del debate público. El trabajo cierra con algunas notas polémicas en torno al rol del economista en los procesos de elaboración de políticas. 1) SABERES EXPERTOS Y POLÍTICA. UNA BREVE HISTORIA En una muy apretada síntesis, una historia lejana de las relaciones entre las esferas del conocimiento y el poder político recorrería la reflexión y las distintas experiencias que van desde la antigüedad clásica hasta los albores de la modernidad, con la obra de Maquiavelo y la vasta literatura sobre los “consejos” a los Príncipes; en estos casos, los vínculos entre la consejería política y las decisiones se configuran –al menos hasta Maquiavelo- a través de relaciones

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EL SABER DETRÁS DEL TRONO.

Intelectuales-expertos, tanques de pensamiento y políticas económicas en la Argentina: entre el “Plan Austral” y la crisis de la Convertibilidad

Por Antonio Camou[1] PRESENTACIÓN Este trabajo ofrece un análisis de la relación entre los saberes de los consejeros económicos y

las decisiones de los Príncipes en algunos tramos de la historia argentina de las últimas dos décadas. De manera algo más precisa, su objetivo central es examinar -a través de la prensa económica especializada- la relación entre las redes de expertos económicos (vistos como productores, difusores y operadores de saberes expertos) y el proceso de elaboración de políticas económicas en dos momentos: el lanzamiento del Plan Austral en 1985 y durante la crisis de la Convertibilidad en 2001. El Plan Austral fue el intento más serio e integral del gobierno democrático del presidente Alfonsín (1983-1989) por derrotar el flagelo inflacionario, que afectaba a la Argentina desde la segunda posguerra. El fracaso de ese Plan, y los tímidos intentos posteriores por prolongarlo, desembocarán en la crisis hiperinflacionaria de 1989. Esa crisis recién será cerrada en 1991, con el lanzamiento del Plan de Convertibilidad. Elaborado por Domingo Cavallo, ministro de Economía de Carlos Menem, y lanzado en abril de 1991, el Plan consistía básicamente en fijar la paridad entre el peso argentino y el dólar en un valor de 1 a 1, estableciendo una caja de conversión por la cual el nivel de las reservas depositadas en el Banco Central no debían ser inferiores al 80% del total de moneda argentina circulante; de este modo, cualquier particular podía cambiar -libremente y sin ningún requisito especial- dólares por pesos a la paridad fijada. La crisis de 2001 cerrará también de manera abrupta la vigencia de este modelo.

El trabajo que presentamos no procura realizar un análisis técnico de dichos planes, sino ofrecer una mirada sobre los cambios en la estructuración del espacio y el debate público en torno los problemas macroeconómicos de la Argentina. Para ello, nos apoyamos en un análisis sistemático de todas las intervenciones discursivas de especialistas económicos, tal como aparecieron en los Suplementos Económicos de tres diarios de gran circulación en el país que cubren un amplio espectro político-ideológico: La Nación, Clarín y Página/12.

Además de esta breve Presentación, el trabajo consta de seis partes: En la primera, resumo muy esquemáticamente el recorrido histórico que ha unido a expertos y decisores, y algunos de sus problemas más notorios; a continuación, presento las consideraciones analíticas y metodológicas básicas del enfoque elegido, destacando el hecho de que estas notas forman parte de un proyecto más general todavía en progreso; luego, se pasa revista al caso del Austral y dela Convertibilidad; posteriormente se resumen los hallazgos centrales, aunque todavía tentativos y sujetos a ulteriores revisiones, definidos por una serie de tendencias que emergen, se mantienen o acentúan en el período bajo análisis: concentración individual del expertise, concentración de género, concentración institucional, mayor calificación y “privatización” del debate público. El trabajo cierra con algunas notas polémicas en torno al rol del economista en los procesos de elaboración de políticas.

1) SABERES EXPERTOS Y POLÍTICA. UNA BREVE HISTORIA En una muy apretada síntesis, una historia lejana de las relaciones entre las esferas del

conocimiento y el poder político recorrería la reflexión y las distintas experiencias que van desde la antigüedad clásica hasta los albores de la modernidad, con la obra de Maquiavelo y la vasta literatura sobre los “consejos” a los Príncipes; en estos casos, los vínculos entre la consejería política y las decisiones se configuran –al menos hasta Maquiavelo- a través de relaciones

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personalizadas, escasamente sistematizadas en lo que hace a su estructura cognitiva, y con un muy bajo grado de institucionalización y profesionalización (DeLeón, 1999: 137). Una historia moderna, por su parte, reconocería su punto de quiebre en los comienzos de la constitución de las ciencias sociales como disciplinas autónomas y su articulación con las necesidades del Estado burocrático y racional, las exigencias de los mercados capitalistas, y las expectativas de justicia de nuevos actores sociales. Pensemos, por ejemplo, en los casos de Saint-Simon, Comte, Le Play o Durkheim en Francia; o el programa de la Sociedad Fabiana (1884), la obra de Sydney y Beatrice Webb y la fundación de la London School of Economics para el caso británico; o la labor de Max Weber, Edgar Jaffé y Gustav Schmoller en los trabajos de la renovada Verein für Socialpolitik (1873), algo que en el lenguaje de nuestra época consideraríamos un Think Tank[2].

Pero la historia contemporánea en la relación entre lo que comienza a definirse más claramente como conocimiento especializado (expertise), de un lado, y como política pública (public policy), del otro, no empieza a escribirse en sus nuevos términos hasta el período que va entre la crisis de los años ’30 y el final de la Segunda Guerra Mundial. Y en buena medida habrá que esperar hasta la crisis de los años setenta, y a la reconfiguración de las relaciones estructurales entre Estado, mercado y sociedad civil en el marco del proceso globalizador, para que vuelvan a replantearse en ese renovado contexto las complejas relaciones entre esas esferas.

En esta larga historia de encuentros y desencuentros entre el mundo del saber y la política las sociedades occidentales actuales le fueron incorporando sus propias características, y también sus propias tensiones. Entre las más destacadas, como ha señalado Lewis A. Coser, hay que anotar el hecho de que el vasto proceso de burocratización de la vida social ha llevado a que la "productividad cultural -que alguna vez pudo haber sido asunto de artesanías- se racionaliza de manera que la producción de ideas se parece, en los aspectos principales, a la producción de otros bienes económicos". Paralelamente, el lugar que detentaba el literato y el intelectual de tipo "generalista" es paulatinamente ocupado por el "experto", dotado de un dominio técnico sobre un campo del saber, y capaz de orientarlo a la solución de problemas concretos de elaboración de políticas (Coser, 1965: 284) (Brunner, 1996). En el mismo sentido, la vinculación entre los especialistas y la política se opera cada vez más al interior de redes de asuntos (issue networks), que conectan agencias de gobierno, tanques de pensamiento, centros de investigación, fundaciones privadas, organismos multilaterales, universidades, empresas patrocinadoras de proyectos, y otras organizaciones complejas, que dejan poco espacio a la figura declinante del intelectual "independiente"[3].

Al poner nuestra atención en los años cuarenta del siglo XX, lo que se quiere destacar es el hecho de que en ese período se anudan dos complejos procesos, cada uno de ellos con sus propias temporalidades y dinámicas, que contribuirán a definir los términos de la relación entre conocimiento especializado y políticas durante las tres décadas siguientes. Por un lado, asistimos a la emergencia de un Estado que se ubica crecientemente en el “centro” de la sociedad, tanto como regulador de la esfera económica como promotor de la integración social, y que será un creciente demandante de expertos y técnicos para cumplir las cada vez más diferenciadas tareas propias de su condición de Welfare State; por otro lado, las disciplina científicas, en general, y las ciencias sociales, en particular, experimentarán desde aquellos días un marcado proceso de desarrollo teórico-metodológico, de diversificación y especialización institucional, y de profesionalización de sus cuadros, en el marco de una modernización y expansión universitaria en gran medida sostenida por fondos públicos.

Simultáneamente, las usinas de pensamiento experimentarán un marcado crecimiento y una paulatina diversificación. En general, distintos autores coinciden en señalar que los centros de investigación y análisis de políticas públicas tuvieron tres grandes momentos de creación (Haass, 2002) (Abelson, 2002) (Stone, 1996:17). Para el caso emblemático de los Estados Unidos, una primera generación, hacia finales del siglo XIX y primeras décadas del XX, estuvo ligada a un movimiento orientado a profesionalizar el gobierno y mejorar la Administración. Algunos ejemplos serían el Instituto de Investigación Gubernamental (1916), antecesor de la Institución Brookings (1927), o la Institución Hoover (1919). Una segundo momento se produce a partir del final de la Segunda Guerra, cuando comienza a emplearse la expresión “think tanks”, y los centros de investigación se orientan fuertemente a analizar la agenda internacional en el marco de la

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Guerra fría y los desafíos del liderazgo mundial estadounidense. Un ejemplo típico de esta generación será la Corporación Rand(1948), vinculada a la Fuerza Aérea norteamericana, y que fue pionera en la realización de estudios sobre análisis de sistemas, teoría de juegos y negociación estratégica. Finalmente, una tercera oleada emergió hacia los años ’70: estas nuevas usinas estarán concentradas, tanto en la “defensa de causas” como en la investigación, buscando generar “asesoramiento oportuno que pueda competir en un congestionado mercado de ideas e influir en las decisiones sobre políticas” (Haass, 2002:2). La Fundación Heritage (1973) o el Instituto Cato (1977) serían ilustraciones típicas de esta nueva generación de Think Tanks.

Pero hacia finales de los años ’70, y comienzos de los ’80, se iniciará una época en la que comenzará a revisarse una cierta visión “lineal”, e incluso ingenua, de la relación entre producir conocimiento especializado y aplicarlo en el ámbito de la toma de decisiones. Los defensores de diferentes enfoques debieron abocarse a reconsiderar algunos de sus planteos originales: algunos porque no alcanzaron los objetivos prometidos en las áreas de defensa y seguridad con Johnson y en los sistemas de planeación, programación y presupuesto; otros porque tuvieron sus propios problemas al llevar adelante los programas de la “Gran Sociedad” y la “Guerra contra la Pobreza”. Comenzó a reconocerse entonces que los propios expertos habían recomendado políticas con información insuficiente, que se había subestimado el análisis de la implementación, o que se había descuidado la problemática de la evaluación(Pressman & Wildavsky, 1984).

Poco a poco, fue haciéndose manifiesto que era necesario revisar -con una visión integral- los problemas de la articulación entre conocimiento especializado y elaboración de políticas públicas. En esta línea, el actual interés por el estudio de la problemática es fruto, por un lado, del nuevo papel que cumple el conocimiento experto y las organizaciones productoras de expertise en el marco de las transformaciones globales entre Estado, mercado y sociedad civil, y por otro, de la autorreflexión crítica de los propios especialistas acerca de los usos y la influencia real del conocimiento científico en la toma de decisiones. En el primer caso, y como ha señalado James G. McGann al referirse a aquellas organizaciones comprometidas con el estudio de problemas globales,

...en el mundo ha habido una verdadera proliferación de centros de investigación y análisis

que comenzó en la década de los ’80 como resultado de las fuerzas de la mundialización, el fin de la Guerra Fría y el surgimiento de problemas transnacionales. Dos terceras partes de todos los centros de investigación y análisis que existen hoy se establecieron luego de 1970, y más de la mitad a partir de 1980 (2002:3).

Pero la referencia cuantitativa no debe hacernos perder de vista los cambios cualitativos que

comportan, y la percepción de frecuentes “cortocircuitos” entre la esfera del expertise y la esfera de toma de decisiones. Si durante las décadas del cincuenta y del sesenta existía una confianza casi ciega en la validez de la “cadena dorada” que unía el saber científico con las necesidades de elaboración de las políticas públicas en los países centrales, la situación actual ha cambiado de manera significativa. Rara vez, nos recuerda Björn Wittrock (1999: 408) citando a Carol Weiss (1977), alguien se atrevió a dudar de que “utilizar la investigación de la ciencia sociales para las políticas públicas es una cosa buena..., usarla más es mejor, y aumentar su uso significa mejorar la calidad de las decisiones gubernamentales”. Sin embargo, la expansión en los años siguientes de las propias ciencias sociales, de un lado, junto con los reiterados esfuerzos por vincular a éstas con los procesos de elaboración de políticas, de otro, comenzaron a evidenciar las limitaciones de la ingenua doctrina que predicaba cierto automatismo unidireccional en la relación entre saberes especializados y gestión estatal. En buena medida, las preocupaciones actuales sobre los usos sociales del conocimiento son una respuesta a las ayer infladas, y hoy devaluadas, “pretensiones de la revolución racionalista... de racionalizar todo plan y coordinar las políticas públicas en un número cada vez mayor de ámbitos, y cada vez más hacia el futuro, con ayuda de toda una variedad de técnicas de administración” (Wittrock, 1999: 410).

Estas constataciones nos dejan en las puertas de una paradoja. “Tanto el crecimiento de la investigación social como la cientifización del procesos de políticas son procesos sociales de

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importancia fundamental en...Occidente”, pero como contrapartida, “una y otra vez encontramos informes de científicos sociales que se quejan de que no se les escucha, y de responsables de políticas que se quejan de haber recibido muy poco que valiera la pena” (Wittrock, 1999: 409). La complejidad problemática de los vínculos entre la esfera del conocimiento científico especializado y la esfera político-institucional ha vuelto a estar en el centro de la escena.

2) ACERCAMIENTO AL CASO ARGENTINO ¿Qué papel juega el espacio público como ámbito de mediación entre el mundo del expertise

y el de las decisiones de políticas? ¿Hasta qué punto los medios masivos son -a la vez- actores con su propia agenda de políticas (con sus intereses y visiones particulares), y escenario o arena de confrontación de otras visiones e intereses? ¿Cómo es influido el proceso de elaboración de decisiones en su despliegue por espacios de debate público? Estas inquietudes forma parte de un proyecto más amplio cuyo objetivo central es analizar -a través de la prensa económica especializada- la relación entre las redes de expertos económicos (vistos como productores, difusores y operadores de saberes) y el proceso de elaboración de políticas económicas en la Argentinademocrática (1985-2005). Para ello se han tomado cuatro coyunturas críticas, las cuales fueron nudos significativos de articulación tanto desde el punto de vista de las políticas económicas como desde el plano político-electoral, ya que en todos ellos hubo elecciones nacionales. Las cuatro coyunturas son: la elaboración del Plan Austral en 1985, el lanzamiento del Plan de Convertibilidad en 1991, la crisis terminal de ese esquema durante el 2001, y la salida del default en el 2005. Si bien el análisis está acotado a esos cuatro años, se busca elaborar una cierta visión de conjunto sobre el período, presentando algunas hipótesis de índole más general. Reducido a su mínima expresión, el argumento empírico central que quiero defender enlaza tres proposiciones.

En primer lugar, parto de considerar que los procesos de ajuste y reforma económica desarrollados durante los ’80 y ’90 no se limitaron solamente a cambios en los “contenidos” de las políticas económicas, sino que involucraron sensibles cambios en la “forma” de vinculación entre conocimiento especializado y procesos de toma decisiones; en otros términos, se habrían producido transformaciones no sólo en el “qué”, sino también en el “cómo” y el “quién” de las políticas económicas, a partir de una pauta fundamental: la participación creciente de expertos y de organizaciones privadas productoras de conocimiento especializado tanto en el espacio público como en los ámbitos más altos y restringidos de decisiones gubernamentales. Si he elegido leer este proceso a partir de la prensa económica especializada, con todos los sesgos y limitaciones que esta abordaje puede implicar, es porque me interesa analizar cómo el espacio público sirvió de arena de construcción no sólo de determinadas visiones acerca de los problemas macroeconómicos, sino también cómo en ese mismo espacio se fueron (re)definiendo figuras, posiciones y relaciones entre los diferentes campos de producción de políticas públicas: el mundo del saber, la esfera administrativa, los partidos políticos, los actores privados, los organismos multilaterales y el Estado.

En segundo término, sostengo que al ampliar las dimensiones de este proceso de cambio no podemos explicarlo ni por el triunfo “objetivo” de un recetario técnico neutral, aplicado por especialistas sin intereses “políticos”, como querría hacerlo cierta hagiografía pro-mercado, ni por el carácter instrumental de los economistas como agentes del capital transnacional y el pensamiento único, como se haría desde el extremo opuesto; más bien, será necesario desarrollar una explicación que conjugue, por un lado, una cierta manera de entender el proceso de elaboración de políticas públicas, donde se destaca la articulación conflictiva entre diferentes actores y esferas socionstitucionales, con sus respectivas lógicas de acción, y por otro, una visión de la elaboración del conocimiento especializado, pensada a partir de las relaciones, no menos conflictivas y asincrónicas, entre un nivel discursivo, un nivel político-institucional y un nivel socioprofesional.

En tercer lugar, y mirando a la Argentina sobre un lejano telón de fondo conformado por otras experiencias latinoamericanas, señalo que esa articulación entre la esfera del expertise y otras esferas de producción de políticas públicas está todavía lejos de alcanzar un grado satisfactorio de

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institucionalización, y que buena parte del problema hay que buscarlo, tanto en los esquemas de imbricación entre producción de expertise y la matriz histórica de competencia político-partidaria argentina, como en las debilidades de los partidos y del propio Estado para generar capacidades técnicas autónomas[4].

Las notas que se leerán a continuación son sólo un fragmento preliminar de este proyecto más

general. Tomando como referencia ese marco de problemas, en este caso se analiza comparativamente la participación de expertos económicos durante el lanzamiento del Plan Austral en 1985 y durante la crisis de la Convertibilidad en 2001. Para ello, se ha realizado un análisis sistemático de todas las intervenciones discursivas de especialistas económicos, tal como aparecieron en los Suplementos Económicos de tres diarios de gran circulación en el país en 1985 y en el 2001. Se han elegido los Suplementos de tres periódicos que cubren un amplio espectro político-ideológico: La Nación, más tradicionalmente ligado a posiciones liberal-conservadoras, el Clarín, vinculado a posiciones de “centro”, y el Página 12, como una publicación de centro-izquierda. En virtud de que este último diario se fundó después del ’85, se tomó como fuente sustituta para ese año al semanario El Periodista de Buenos Aires, no solo por compartir un espacio político-ideológico análogo, sino porque además varios de los periodistas de este semanario serán los que luego formen el diario Página/12.

El contenido temático de las intervenciones se limitó a las que analizaron problemas macroeconómicos y de políticas económicas de la Argentina. Sedejaron fuera de consideración intervenciones referidas a la economía internacional, o relativas a capítulos específicos de la economía doméstica, por ejemplo: economía de la empresa, problemáticas sectoriales o segmentos editoriales dedicados a la asesoría financiera o bursátil.

En cuanto al formato de las intervenciones abarcó tres categorías: notas de opinión económica firmadas por especialistas, reportajes y “consultas”; en este último caso se trató de intervenciones generadas por preguntas o demandas específicas de los periodistas del diario. Estas “consultas” podían aparecer bajo un formato típico de un reducido conjunto de preguntas dirigidas a varios economistas, o intercaladas en el discurso periodístico, pero con expresa mención a la fuente consultada.

En total fueron relevadas 174 intervenciones (consultas, reportajes y notas firmadas) pertenecientes a 91 expertos para el año 1985, y 593 intervenciones (consultas, reportajes y notas firmadas) pertenecientes a 233 expertos para el 2001.

Los actores que habitualmente ocupan las páginas de los suplementos especializados en economía son de cuatro tipos: periodistas (en su mayoría parte del elenco estable del diario, y eventualmente algún periodista invitado), empresarios, dirigentes políticos y sociales, y expertos invitados que analizan diversas cuestiones económicas. Con algunas aclaraciones que haremos después, solamente nos concentramos en esta última categoría.

Un punto clave a considerar es la categorización de la pertenencia político-institucional de los especialistas, entendiendo por tal el ámbito en el que desarrollan su actividad profesional principal, y que a la vez es el espacio institucional en el cual producen conocimientos sobre problemas macroeconómicos y recomendaciones sobre políticas económicas, y desde el cual se vinculan con el proceso público-político de elaboración de políticas. Esta esfera del expertise, como también la hemos llamado, abarca desde instituciones centradas en la producción de conocimiento básico y formación de cuadros profesionales, como las universidades, hasta una amplia gama de espacios organizacionales orientados a la aplicación de conocimiento y elaboración de políticas, sin descartar el caso de consultores o expertos independientes. La denominación “esfera del expertise”, aún en su ambigüedad, busca ubicarse en un lugar intermedio frente a otras categorías similares pero no idénticas. Por ejemplo, hace referencia a un espacio relativamente más estructurado, con posiciones y relaciones en cierta medida estables, que la noción de “actores de conocimiento”, la cual se aplica a unidades de producción de saberes pero no capta el aspecto relacional que queremos destacar; pero por otra parte, “esfera del expertise” es una noción menos ambiciosa que la de “instituciones de conocimiento”, que estaría dando por sentado aquello mismo que hay que demostrar, esto es, que

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dichas unidades han alcanzado algún grado reconocible de estabilidad, previsibilidad, adaptabilidad, etc. De este modo, dentro de esa esfera de expertise encontraremos, por caso, tanques de pensamiento con una larga tradición de producción de saberes (casos como el CEMA, Fundación Mediterránea o FIEL), y con redes de relaciones estables hacia los sectores políticos-partidarios, el Estado o los medios, junto con fundaciones partidarias más improvisadas o efímeras, o expertos individuales formando “redes de asuntos” en determinadas áreas de elaboración de políticas.

En todo caso, la clasificación que se propone no pretende ser la última palabra en un universo de perfiles difusos y fronteras borrosas, pero al menos pretende aportar un mínimo orden para el análisis. En líneas generales hemos identificado 6 espacios institucionales básicos desde los cuales los expertos producen saberes acerca de la economía y las políticas económicas, son ellos: las universidades, los organismos multilaterales, los tanques de pensamiento, la consultoría profesional (sector empresas), los partidos políticos y el aparato tecno-burocrático del Estado (Cuadro 1).

Al realizar el análisis de las intervenciones se presentaron algunas dificultades al momento de caracterizar la pertenencia político-institucional efectiva de los expertos económicos estudiados. Por un lado, era evidente que varios de estos profesionales –de hecho, es éste justamente un rasgo de su peculiar inserción- podían aparecer en el mismo momento como adscriptos a instituciones muy diferentes (por caso, Roberto Frenkel, podía ser considerado economista del CEDES, profesor de la UBA o miembro del Directorio de un banco público). Por otra parte, al realizar un corte sincrónico y tomar las intervenciones de un solo año, podía perderse también otro rasgo característico de varios de estos expertos, a saber: el carácter fluctuante de su inserción profesional que los lleva a trabajar indistintamente en la Universidad (nacionales o extranjeras), los centros de investigación privados, el sector público, la empresa o los organismos multilaterales de crédito. Por ejemplo, a Federico Sturzenegger podemos encontrarlo, sucesivamente y en el lapso de pocos años, adscripto a una universidad extranjera dedicado a la investigación académica, luego de regreso al país como asesor de una gran empresa privatizada, posteriormente como funcionario público (durante la gestión Cavallo en 2001), y después como profesor-investigador de tiempo completo de una Universidad privada nacional, sin perjuicio de otras ocupaciones menores como consultor de organismos internacionales. Asimismo, se daba el caso de que algunos expertos –con pertenencias institucionales más constantes- estuvieran transitoriamente ese año, o un fragmento de ese año, cumpliendo funciones diferentes a las habituales: por ejemplo, Guillermo Mondino fue Jefe del gabinete de asesores de Cavallo durante los meses de su gestión, pero toda su labor profesional previa, e inmediatamente posterior a esa participación, se desarrolló en la Fundación Mediterránea; vale idéntica consideración con el efímero equipo de FIEL (Artana, Solanet y otros) que ocuparon el Ministerio de Economía por un puñado de días en los inicios del 2001 junto a Ricardo López Murphy; y otro caso no menos notorio es el de Mario Blejer, personal de planta permanente del staff técnico del FMI por largos años, y que pasó fugaz pero significativamente por la función pública, primero como asesor financiero de Cavallo y luego lo sobrevivió como Presidente del Banco Central. Sin ir muy lejos, y tomando en cuenta este tipo de consideraciones, ¿dónde ubicar al propio Domingo Cavallo a lo largo de 2001? ¿Cómo líder intelectual histórico de la Fundación Mediterránea, como inspirador de la más reciente Fundación Novum Millenium, como dirigente máximo del partido Acción por la República, o bien, durante algunos dramáticos meses, como Ministro de Economía?

Ciertamente en casos como estos, donde se trata de elaborar y analizar datos blandos, ninguna solución es sencilla, y se corre el riesgo de caer en una categorización absolutamente idiosincrática, o en el otro extremo, abandonar la tarea en pos de una interpretación meramente intuitiva del asunto. La opción tomada trató de evitar sesgos coyunturales en la caracterización institucional de estos expertos, aunque admitimos de entrada que ciertas categorizaciones serán muy discutibles. Por una parte, se optó por adscribirlos a aquellas pertenencias institucionales más estables a lo largo del período bajo análisis (1985-2001), por otra, se buscó ubicar al especialista en aquel ámbito donde dedicara la mayor “carga horaria” en su actividad profesional. Pero por sobre todas las cosas, se tuvo en cuenta una dimensión esencialmente cualitativa de la cuestión: se buscó caracterizar a los enunciadores por el lugar desde el cual legitimaban su participación en el proceso

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de elaboración de políticas, a partir de la disposición de algún recurso estratégico (saber, votos, poder institucional, etc), y como tales eran reconocidos, por otros actores claves, como partícipes válidos de dicho proceso.

Como criterio alterno, si no se obtenía suficiente información para alcanzar una definición precisa, se optaba por descansar en la propia caracterización que el diario hacía, incluso aunque fuera contradictoria (por ej. el mismo diario en 1985, y con pocos días de diferencia, ubica a un mismo economista como experto de la Ucedé o como economista de Bridas)

En tal sentido, y para definir los ejemplos presentados, Frenkel aparece como economista del CEDES, Sturzenegger como investigador en una universidad privada, Blejer aparece como vinculado institucionalmente al FMI, López Murphy, Artana y Solanet a FIEL, y en los casos de Guillermo Mondino y Domingo Cavallo se optó por dejarlos ligados a la institución con la que guardan lazos de pertenencia históricos: la Fundación Mediterránea.

Para finalizar, se impone también una aclaración bastante obvia. Este es una análisis político-institucional de la “oferta discursiva” de un conjunto acotado de medios, o dicho de otro modo, del grado de “exposición” mediática de un conjunto de expertos económicos. En ningún momento pretende especular sobre la “influencia” o las condiciones de “recepción” de esos discursos en los actores económicos, sociales o políticos; más bien, apenas busca mostrar el grado de presencia en el debate público acerca de las políticas. Como se sabe, la influencia o el impacto de un discurso no puede ser medido partiendo solamente de la “fuente de emisión”, sino que es necesario realizar una compleja indagación de diversas mediaciones que van constituyendo y condicionando el momento de la recepción de esos discursos, tarea ésta que excede los límites de este trabajo. Por otra parte, tampoco el análisis aislado de dicha oferta permite sacar conclusiones temerarias sobre el “peso relativo” de distintos factores en el proceso de elaboración de políticas. Por ejemplo, el estudio combinado de los Suplementos Económicos de los tres diarios durante 2001 nos informa que sólo el 4% de las intervenciones discursivas provinieron de expertos vinculados institucionalmente a organismos multilaterales de crédito. Sería a todas luces absurdo deducir de aquí que dichos organismos tuvieron una escasa participación en el proceso de elaboración de políticas económicas. Más bien, ese dato nos invita no sólo a dirigir una atenta mirada hacia la existencia de otros variados carriles de presión y mecanismos de “condicionalidad”, sino a generar hipótesis específica que den cuenta del fenómeno; en este caso, por ejemplo, quizá haya que considerar que la permanente aparición del discurso de los organismos de crédito en el cuerpo principal de los diarios lleva a los editores a una estrategia de reducción de la saturación discursiva, y de ahí la menor exposición en los segmentos especializados de la publicación, o bien que la estrategia de prensa de dichos organismos ha descuidado el segmento específico de los Suplementos Económicos.

CUADRO 1. ESFERA DEL EXPERTISE – PERTENENCIAS INSTITUCIONALES

A) Expertos académicos vinculados a Universidades (centros académicos y de producción de conocimiento básico y aplicado, formación de cuadros profesionales, docentes y de investigación, etc). Las universidades son vistas como el eje institucional de un espacio académico más amplio, en el que habría que considerar a otras instituciones académicas tales como la Academia Nacional de Ciencias Económicas o la Asociación Argentina de Economía Política (AAEP), el conjunto de publicaciones especializadas, y el extenso circuito de Jornadas, Congresos y otros eventos de legitimación científica.

A.1. Pública nacional;A.2. Privada nacional;A.3. Extranjera. B) Expertos vinculados a Organismos multilaterales (BM, FMI, OCDE,

CEPAL, BID, etc)

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C) Expertos vinculados a Tanques de pensamiento (Centros de investigación, fundaciones u organizaciones independientes del Estado, concentrados en la elaboración de conocimiento aplicado sobre problemas públicos y orientados a la toma de decisiones)

D) Expertos dedicados a la consultoría a través de Empresa consultora,

consultor/a profesional independiente o unidad de análisis económico del sector privado:

D.1. Empresa consultora o consultor/a profesional local independiente; D.2. Analista económico o equipo de análisis perteneciente a empresa,

organización empresarial o banco nacional; D.3. Analista económico o equipo de análisis perteneciente a empresa,

organización empresarial o banco internacional. E) Experto Partidario F) Experto que se desempeña como Funcionario técnico-estatal G) Otros

3) EL AÑO DEL PLAN AUSTRAL (1985) Comencemos por una visión general de la información recogida para los tres periódicos,

aunque aclarando de entrada que, sobre el total de las 174 intervenciones, cada publicación tiene un peso distinto: Clarín reúne el 55,17% de las intervenciones, La Nación 25,29% y por último El Periodista con 19,54%. Es para destacar que Clarín supera en 10 puntos porcentuales la suma de los otros dos medios. Por tal razón será importante no sólo considerar los registros en su forma agregada, sino desglosar los perfiles específicos de intervención de cada diario para tener un cuadro más adecuado del conjunto. Corresponde tener en cuenta, además, que en valores absolutos, La Nación y El Periodista presentan pocas intervenciones, lo cual implica que las categorías que tienen pequeños valores absolutos en estas publicaciones cuenten con una participación considerable en términos porcentuales.

Hay tres rasgos que se destacan al considerar el conjunto de la serie, podemos caracterizarlos como una triple concentración de individuos, de género y de instituciones.

En lo que hace a los expertos consultados por los tres medios, hay que hacer notar la concentración individual de los mismos. Las 174 intervenciones de los 91 especialistas fueron elaboradas a un promedio de 1,91 intervenciones por experto, pero la mediana de la serie es 1, y la desviación estándar 1,39. Esto nos lleva a ver que 22 expertos (el 24% de la serie) concentra el 50% de las intervenciones (87), mientras que hay 51 expertos que sólo tienen una intervención cada uno. El grupo más concentrado oscila entre las 3 y las 8 intervenciones, siendo esta última la puntuación más alta de la serie (Cuadro 2).

CUADRO Nro. 2. Listado de los expertos más

consultados (Ordenados por cantidad de menciones en 1985)

N Apellido y Nombre Valores Porce

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rontaje acumulado

Absolutos

Porcentuales

1 Curia, Eduardo 8 4,60% 2 Lascano, Marcelo 6 3,45% 3 Alemann, Roberto 5 2,87% 4 Alsogaray, Álvaro 5 2,87% 5 Ferrer, Aldo 5 2,87% 6 Lavagna, Roberto 5 2,87% 7 Brodersohn, Mario 4 2,30% 8 Caballo, Domingo 4 2,30% 9 Domínguez, Jorge 4 2,30% 1

0 Martelliti, José 4 2,30% 1

1 Ribas, Armando P. 4 2,30% 1

2 Rossi, Rodolfo 4 2,30% 1

3 Szewach, Enrique 4 2,30% 1

4 Dornbusch, Rudiger 3 1,72% 1

5 Frigerio, Rogelio 3 1,72% 1

6 Grinspun, Bernardo 3 1,72% 1

7 Monserrat, Miguel 3 1,72% 1

8 Prebisch, Raúl 3 1,72% 1

9 Sourrouille, Juan V. 3 1,72% 2

0Krieger Vasena,

Adalbert 3 1,72%47,70

% También hay que hacer notar que el mundo de los expertos económicos consultados por los

tres medios es básicamente un mundo masculino. Estaconcentración de género se hace evidente al considerar que el porcentaje de mujeres sobre el total de expertos es de sólo el 2% (2 sobre 91), mientras que el porcentaje de sus intervenciones es todavía menor, 1% (2 sobre 174), por lo que podemos decir que las expertas argentinas consultadas son pocas e intervienen menos.

El tercer rasgo destacable al considerar la serie completa es el de la concentración institucional. Una sola de las categorías, la de Expertos Partidarios (E), aglutina casi la mitad de toda la serie, 49% de las intervenciones, superando en 32 puntos porcentuales a la segunda categoría (D), referida a expertos vinculados profesionalmente a la consultoría privada, que en total reúne un 17% de intervenciones (Gráfico 1).

Grafico 1. Pertenencia Institucional de todos los expertos consultados

Page 10: Camou - El Saber Detrás Del Trono

La categoría que más menciones reúne es claramente la de Expertos Partidarios (E). Concentra el 49% de las menciones superando en 32 puntos porcentuales la segunda categoría más mentada (D), referida a expertos vinculados profesionalmente al mundo de la consultoría privada, que en total posee un 17% de intervenciones. Luego le siguen los expertos vinculados a instituciones universitarias (A), con el 14% en total, y más atrás aparece la categoría (C),Tanques de Pensamiento, que reúne el 13% de las intervenciones. El orden de la serie de los mejor posicionados es entonces: E>D>A>C

Pero al desglosar las diferentes subcategorías, notamos que la más alta puntuación detrás de los Economistas Partidarios son los Tanques de Pensamiento, y luego los consultores privados, siendo baja la incidencia de economistas vinculados a empresas que poseen unidades de análisis económicos. Por su parte, entre las universidades se destaca el papel de las universidades públicas, las cuales superan la incidencia que –en conjunto- tienen las universidades privadas y las extranjeras. Finalmente, corresponde anotar la escasa relevancia que poseen las categorías relativas al mundo de las organismos internacionales (B -Organismos multilaterales) y la esfera del aparato del Estado.

4) LA CAIDA DEL PLAN DE CONVERTIBILIDAD (2001) Comencemos por una visión general de la información recogida para los tres diarios, aunque

aclarando de entrada que, sobre el total de las 593 intervenciones cada diario tiene un peso distinto: Clarín reúne el 43% de las intervenciones, La Nación 32% y por último Página 12 con 25%. Por tal razón será importante no sólo considerar los registros en su forma agregada, sino desglosar los perfiles específicos de intervención de cada diario para tener un cuadro más adecuado del conjunto.

En el caso del 2001 vuelve a destacarse los rasgos de concentración de individuos, de género y de instituciones que habíamos encontrado en 1985, pero el sentido de esa concentración es ahora diferente.

En lo que hace a los expertos consultados por los tres medios, hay que hacer notar la concentración individual de los mismos. Las 593 intervenciones de los 233 especialistas fueron elaboradas a un promedio de 2,55 intervenciones por experto, pero la mediana de la serie es 1, y la desviación estándar 2,95. Esto nos lleva a ver que 56 expertos (el 24% de la serie) concentra el 61% de las intervenciones (363), mientras que hay 133 expertos que sólo tienen una intervención cada uno. El grupo más concentrado oscila entre las 4 y las 20 intervenciones, siendo esta última la puntuación más alta de la serie (Cuadro 3).

También hay que hacer notar que el mundo de los expertos económicos consultados por los tres medios continúa siendo básicamente un mundo masculino. Esta concentración de género se

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hace evidente al considerar que el porcentaje de mujeres sobre el total de expertos es de sólo el 6% (14 sobre 233), mientras que el porcentaje de sus intervenciones es todavía menor, 3,5% (21 sobre 593), por lo que podemos decir que las expertas argentinas consultadas son pocas e intervienen menos.

El tercer rasgo destacable al considerar la serie completa es el de la concentración institucional. Una sola de las categorías, la de consultores del sector privado (D), aglutina casi la mitad de toda la serie, 46% de las intervenciones, superando en 23 puntos porcentuales a la segunda categoría (C), referida a expertos vinculados tanques de pensamiento, que en total reúne un 23% de las intervenciones.

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Cuadro 3. Planilla Completa 2001: Listado de los expertos más consultados

Ordenados por cantidad de menciones

Número

Apellido y NombreValores Porce

ntual acumulado

Absolutos

Porcentuales

1Remes Lenicov,

Jorge 20 3,37%

2González Fraga,

Javier 17 2,87%

3Broda, Miguel

Ángel 15 2,53% 4 Pérez, Carlos 15 2,53%

5Cachanosky,

Roberto 13 2,19% 6 Frenkel, Roberto 12 2,02% 7 Redrado, Martín 12 2,02% 8 Lozano, Claudio 10 1,69% 9 Peirano, Miguel 10 1,69% 1

0 Ávila, Jorge 9 1,52% 1

1 Valle, Héctor 9 1,52% 1

2 Lacoste, Pedro 8 1,35%25,42

%1

3 Mondino, Guillermo 8 1,35% 1

4 Rabassa, Pedro 8 1,35% 1

5 Rodríguez, Carlos 8 1,35% 1

6 Artana, Daniel 7 1,18% 1

7 Bein, Miguel 7 1,18% 1

8 Cottani, Joaquín 7 1,18% 1

9 Ferreres, Orlando 7 1,18% 2

0 Gaba, Ernesto 7 1,18% 2

1 Poli, Federico 7 1,18% 2

2 Porzecanski, Arturo 7 1,18% 2

3Sturzenegger,

Federico 7 1,18%

Page 13: Camou - El Saber Detrás Del Trono

24 Blejer, Mario 6 1,01%

25 Cavallo, Domingo 6 1,01%

26 Kosacoff, Bernardo 6 1,01%

27 Marx, Daniel 6 1,01%

28 Bocco, Arnaldo 5 0,84%

29 Finkman, Javier 5 0,84%

30 Kiguel, Miguel 5 0,84%

31 Kritz, Ernesto 5 0,84%

32 Abram, Aldo 4 0,67%

33 Alemann, Roberto 4 0,67%

34 Arranz, Juan 4 0,67%

35 Bouzas, Roberto 4 0,67%

36 Calvo, Guillermo 4 0,67%

37 Edwards, Sebastián 4 0,67%

38 Fuente, Ricardo 4 0,67%

50,33%

39 Levy Yetati, Eduardo 4 0,67%

40 Llach, Juan José 4 0,67%

41

Marco del Pont, Mercedes 4 0,67%

42 Ochoa, Raúl 4 0,67%

43 Rubinstein, Gabriel 4 0,67%

44 Solanet, Manuel 4 0,67%

45 Vicens, Mario 4 0,67%

En lo que se refiere a la pertenencia institucional, conviene destacar algunos matices en el marco de una visible concentración de expertise (Gráfico 2).

Grafico 2. Pertenencia Institucional de todos los expertos consultados

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Como se ve, el orden de las categorías con más menciones es el

siguiente: D>C>A>E. De acuerdo con esto, los expertos provenientes del sector privado aglutinan el 46% de las intervenciones, desglosadas del siguiente modo: D1 (Consultor profesional independiente o empresa consultora local) abarca el 27%, D3 (Expertos pertenecientes a empresas, organizaciones empresariales o bancos internacionales) reúne el 15% y más atrás D2 (Expertos pertenecientes a empresas, organizaciones empresariales o bancos nacionales) con el 4%. La categoría que sigue en orden de menciones es C (Tanques de pensamiento) con 23% de las intervenciones. Luego encontramos a los expertos del mundo académico, que reúne a diferentes tipo de instituciones universitarias A1, A2 y A3(Universidades Pública Nacional, Privada Nacional y Extranjera respectivamente) con valores entre 5% y 6%, y más atrás tenemos el caso de los expertos partidarios (E), con el 6%, luego los organismos multilaterales (B) con 4%, y otras categorías menores.

Dentro de la categoría con más menciones (D), es de destacar la diferencia entre (D3), los analistas económicos o equipos de análisis perteneciente a empresas, organizaciones empresariales o bancos internacionales (15%), y (D2), donde encontramos a los analistas económicos o equipos de análisis perteneciente a empresas, organizaciones empresariales o bancos nacionales (4%). Esta amplia brecha que separa a los analistas que pertenecen a empresas internacionales respecto de los nacionales puede tener, al menos, dos lecturas, que a su vez pueden combinarse: por un lado, reflejaría el dato de la marcada transnacionalización de la economía argentina durante los ’90, pero por otra parte, también puede estar relacionada con el hecho de que los grupos que operan a ese nivel tienen una escala suficiente como para poseer unidades de inteligencia económica propias. Estas cifras son todavía más contundentes si pensamos que la segunda categoría en orden de importancia, los “tanques de pensamiento”, con el 23% de las intervenciones, también pueden ser asociados a las principales empresas del sector privado.

Las universidades ocupan el tercer lugar, con el 16% de las intervenciones, y con un reparto parejo entre universidades públicas (6%), privadas (5%) y extranjeras (5%), que puede ser leído, al mismo tiempo, como de una escasa incidencia por parte de las universidades públicas nacionales.

3.1. El perfil de un experto Regresando al cuadro 3, que nos muestra el lote de los expertos más citados entre los tres

diarios, podemos trazar de una manera algo más genérica el perfil de los especialistas más requeridos por los principales medios del país. Notaremos que existen entre ellos una serie de características coincidentes. En principio, la enorme mayoría de los especialistas consultados son argentinos (95%); sólo hay registrados dos extranjeros, el uruguayo Arturo Porzecansky, que

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revistaba en el 2001 como Director de Mercados Emergentes del ABN AMRO, con sede en New York, y el chileno Sebastián Edwards, también con residencia en los Estados Unidos, por largos años Economista Jefe para América Latina del Banco Mundial, ligado académicamente a la Argentina a través del CEMA y la Universidad Austral, y a la sazón profesor de Economía Internacional en la UCLA. Por otro lado, y como se adelantó, en el lote de expertos más citados hay solamente una mujer, Mercedes Marcó del Pont (C1), con tres intervenciones en Página 12 y una en Clarín.[5]

Cuadro 4. Formación de grado: título

Graduado en Ciencias Económicas

Abogado

Ingeniero

Otros TOTAL

Porcentajes

90% 2% 5% 2% 100%

Cuadro 5. Formación de grado: institución de formación

Universidad Nacional Universidad Extranjera

Otros TOTAL

Pública Privada

Porcentajes

83% 10% 7% 100%

Cuadro 6. Formación de postgrado en Economía: título

Con Maestría o Doctorado aprobado

Sin Maestría o Doctorado

Otros TOTAL

Porcentajes

61% 37% 2% 100%

Cuadro 7. Formación de postgrado: institución de formación

Universidad Nacional Universidad Extranjera

Otros TOTAL

Pública Privada

Porcentajes

20% 4% 76% 100%

Cuadro 8. Expertos más citados graduados en universidades Extranjeras (con Maestrías o Doctorados).

Universidad Casos País Total País Porcentajes

Chicago 5 USA 5 26%Yale 4 USA 9 21%Harvard 3 USA 12 16%

(63%)

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Columbia 1 USA 13 5%Pittsburg 1 USA 14 5%MIT 1 USA 15 5%UCLA 1 USA 16 5%Pennsylvani

a1 USA 17 5%

(90%)York

(Toronto)1 Canadá 1 5%

Cambridge 1 Gran Bretaña

1 5%

Total 19 - 19 100% Cuadro 9. Desarrollo de Actividades Académicas (Docencia y/o investigación en instituciones

de Educación Superior) Sí No Otros TOTALPorcent

ajes85% 12% 2% 100%

Cuadro 10. Experiencia previa en el sector público (línea administrativa; cargos de

responsabilidad política o asesoramiento de altos cargos políticos) Sí No Otros TOTALPorcent

ajes68% 29% 2% 100%

Cuadro 11. Vinculación laboral con organismos multilaterales

Sí No Otros TOTALPorcent

ajes81% 17% 2% 100%

Cuadro 12. Vinculación laboral con empresas privadas

Sí No Otros TOTALPorcent

ajes76% 24% 100%

Cuadro 13. Vinculación orgánica con sindicatos:

Sí No Otros TOTALPorcent

ajes2% 95% 2% 100%

Cuadro 14. Vinculación orgánica con partidos políticos:

Sí No Otros TOTALPorcent

ajes15% 85% 100%

A partir de la información consignada en el Cuadro 3 y en los Cuadros 4 a 14, podemos

dibujar el perfil dominante del experto más citado hacia el 2001. Se trata de un graduado argentino en ciencias económicas (90%), que hizo sus estudios de grado en una universidad pública (83%); en

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una amplia mayoría completó estudios de Maestría o Doctorado (61%)[6]; sus Maestrías o Doctorados fueron preferentemente completados en instituciones extranjeras (80%), y dentro de ellas, las universidades norteamericanas fueron las más requeridas: como indica el Cuadro 8, el 90% de los expertos más citados graduados en universidades extranjeras, lo hizo en alguna universidad de los Estados Unidos (preferentemente en Chicago, Yale o Harvard); el 85% de los especialistas más citados desarrolla o desarrolló regularmente actividades académicas (docencia y/o investigación en instituciones de Educación Superior); el 76% poseía o había tenido vinculación laboral con empresas privadas; el 68% poseía experiencia previa al año 2001 en el sector público (línea administrativa; cargos de responsabilidad política o asesoramiento de altos cargos políticos); el 81% había tenido o tenía hacia el 2001 vinculación laboral con organismos multilaterales; el 95% no poseía ningún tipo de vinculación orgánica con organizaciones sindicales, y el 85% no tenía vinculación orgánica con partidos políticos.

3.2. Los “Tanques de pensamiento” El Cuadro 14 nos muestra cuáles son los “tanques de pensamiento” más consultados por los

tres diarios. Otra vez vuelve a notarse la concentraciónde un reducido número de organizaciones que, a través de sus expertos, han ocupado los mayores espacios en la prensa económica especializada. Así, sobre 135 intervenciones pertenecientes a expertos que trabajan en diferentes “tanques de pensamiento”, las 4 primeras organizaciones explican el 57.03% del total de las intervenciones, mientras que 115 de ellas (85%) es explicado por 7 organizaciones.

Cuadro14. Tanques de pensamiento más citados

Organizaciones (año de fundación)

Intervenciones Porcentajes

Fundación Capital (1994)

27 20 %

CEMA (1978) 21 16 %Fund. Mediterránea

(1978)15 11 %

FIEL (1963) 14 10 % (57.03 %)FIDE (1978) 13 10 %IDEP-ATE/CTA 13 10 %CEDES (1975) 12 9 % (85.18 %)Otros (Fundación

Novum Millenium, IEFE, Grupo Sophía, Fundación Atlas, etc)

20 15 %

Total 135 100 % Dentro de las intervenciones generadas por los “tanques de pensamiento” se observa

una clara supremacía de aquellas organizaciones ligadas más directamente al sector empresario, en particular a las grandes empresas. Como vimos, estas cuatro organizaciones explican el 57.03% de las intervenciones (Capital, CEMA, Mediterránea y FIEL), mientras que FIDE, más vinculada al sector de pequeñas y medianas empresas y la banca cooperativa, el IDEP, orgánicamente dependiente de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE y Congreso de Trabajadores Argentinos), y el CEDES, con una larga tradición de investigación como institución independiente, explican el 28.14%[7].

Un punto que merece consideración es el de la “longevidad” institucional como factor

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relevante que contribuye a explicar su mayor presencia en el debate público. En este caso observamos que la mayoría de los centros con más alta presencia en los medios son también longevos. Una excepción parece ser el caso de la ascendiente Fundación Capital, liderada por Martín Redrado. Un elemento a tener en cuenta en la alta exposición mediática de la Fundaciónquizá haya que atribuirlo al hecho de que Redrado era hacia 2001 un economista de consulta del jefe de la oposición partidaria al gobierno radical, el ex gobernador de la Provincia. de Buenos Aires, Eduardo Duhalde.

Un elemento adicional a considerar es el número de especialistas que explican el total de intervenciones de cada una de los “tanques de pensamiento”. No podría ser tomado ese mayor número de especialistas como un indicador directo de la mayor densidad de su staff técnico, cuestión que debe analizarse por separado, pero al menos nos da alguna indicación sobre el grado de exposición de sus diferentes investigadores de planta (Cuadro15).

Cuadro 15. Intervenciones de especialistas por tanques de pensamiento

Organizaciones (año de fundación)

Intervenciones Intervenciones por Especialistas

Fundación Capital (1994)

27 Carlos Pérez (15 intervenciones), Martín Redrado (12)

CEMA (1978) 21 Jorge Avila (9), Carlos Rodríguez (8), Carola Pessino (2), Pedro Pou (1), Roque Fernández (1),

Fund. Mediterránea (1978)

15 Guillermo Mondino (8), Domingo Cavallo (6), Gabriel Casaburi (1)

FIEL (1963) 14 Daniel Artana (7), Manuel Solanet (4), Abel Viglione (2), Nuria Susmel (1)

FIDE (1978) 13 Héctor Valle (9), Mercedes Marcó del Pont (4)

IDEP-ATE/CTA 13 Claudio Lozano (10), Martín Hourest (3)

CEDES (1975) 12 Roberto Frenkel (12) Naturalmente, la distribución de las apariciones de expertos de estos distintos tanques de

pensamiento es desigual según tomemos los diferentes diarios. El Cuadro 16 nos ayuda a ver el acceso a los medios de los principales “tanques de pensamiento”. Leyendo los porcentajes en el sentido de las filas, podemos apreciar cómo la Fundación Capital tiene un acceso parejo a Clarín (44%) y a La Nación (41%), pero menor penetración en el Página 12 (15%). El CEMA concentra buena parte de sus intervenciones en Clarín (57%), mientras que el 38% de las mismas aparecen en La Nación, y cayendo a un exiguo 5% en el caso de Página 12. La Fundación Mediterránea casi invierte la pauta del CEMA en lo que hace a Clarín (33%) y a La Nación (53%), pero tiene un acceso levemente mayor al Página 12 (13%). FIEL, por su parte, agrupa casi dos tercios de sus intervenciones en La Nación (64%), repartiendo el resto de sus intervenciones en Clarín (21%) y Página 12 (14%). FIDE es otro caso de alta concentración, pero en Página 12 (62%), mientras que el resto de sus intervenciones están repartidas entre La Nación (23%) y el Clarín (15%). En lo que hace al IDEP encontramos un caso de muy alta concentración en elPágina 12 (85%), un relativamente bajo acceso a Clarín (15%), y un acceso nulo a La Nación.

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Mientras que el CEDES, a través de su columnista invitado, Roberto Frenkel, registra una muy alta concentración en La Nación (83%), y un parejo reparto entre Clarín y Página 12 (8% en cada caso).

Cuadro 16: Acceso a los medios de los principales “tanques de pensamiento” (total de

intervenciones distribuidas por diario) CLARÍN LA

NACIÓNPAGINA

12Totales

Fundación Capital

44% 41% 15 % 100%

CEMA 57% 38% 5% 100%Fundación

Mediterránea33% 53% 13% 100%

FIEL 21% 64% 14% 100%FIDE 15% 23% 62% 100%IDEP 15% - 85% 100%CEDES 8% 83% 8% 100%Totales 37 49 29 115

El Cuadro 17, por su parte, nos permite ver lo que podríamos llamar la apertura de los

medios hacia distintos “tanques de pensamiento”[8]. Leyendo los porcentajes en el sentido de las columnas podemos mostrar el ordenamiento que cada uno de los diarios hizo respecto de las contribuciones de los tanques de pensamiento seleccionados.

Cuadro 17: Apertura de los medios hacia distintos “tanques de pensamiento”

CLARÍN LA NACIÓN

PAGINA 12

Totales

Fundación Capital

32% 22% 14 % 27

CEMA 32% 16% 3% 21Fundación

Mediterránea14% 16% 7% 15

FIEL 8% 18% 7% 14FIDE 5% 6% 28% 13IDEP 5% - 38% 13CEDES 3% 20% 3% 12Totales 100% 100% 100% 115

En el caso del Clarín nos encontramos con un orden de preferencias idéntico al de la

serie general de intervenciones de tanques de pensamiento (Cuadro 4), aunque con órdenes de magnitud un tanto diferentes. El Clarín abrió casi dos tercios de las páginas de su Suplemento Económico a la Fundación Capital y al CEMA (32% cada uno), un 14% a la Fundación Mediterránea, un 8% a FIEL, un 5 % a FIDE y al IDEP, y un 3% al CEDES. La Nación, en cambio, tuvo preferencias más repartidas en un rango de seis puntos entre el 22% concedido a la Fundación Capital y el 16% de apariciones de la Mediterránea, pero desplazando a un lejano 6% a FIDE y sin

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ninguna intervención del IDEP. El Página 12, por su parte, presenta un perfil análogo al de Clarín, aunque con preferencias distintas. El IDEP (38%) y la FIDE (28) ocupan los dos tercios de sus páginas, ubicando más atrás a la Fundación Capital(14%), la Mediterránea y FIEL con 7% cada una, y cerrando la lista el CEMA y el CEDES (3%).

5) DESDE EL PLAN AUSTRAL AL FIN DE LA CONVERTIBILIDAD: ¿PRIVATIZACION

DEL DEBATE PUBLICO? Los datos provisionales relevados hasta aquí nos permiten extraer algunas

conclusiones tentativas al comparar la participación de los expertos económicos en el espacio público a través de medios especializados. Tomando los dos años de la comparación hay tendencias que se mantienen o acentúan, y otras que emergen como novedades.

En primer lugar, se acentúa la concentración individual del expertise. Hacia 1985, 22 expertos (el 24% de la serie) concentraba el 50% de las intervenciones (87), pero en 2001 el 24% de la serie (56 expertos) concentra el 61% de las intervenciones (363).

En segundo lugar, podemos decir que en términos generales se mantiene la concentración de género. En 1985 el porcentaje de mujeres sobre el total de expertos es de sólo el 2% (2 sobre 91), mientras que el porcentaje de sus intervenciones es todavía menor, 1% (2 sobre 174). Para 2001, por su parte, el porcentaje de mujeres sobre el total de expertos sigue siendo muy bajo: el 6% (14 sobre 233), mientras que el porcentaje de sus intervenciones es más bajo aún, 3,5% (21 sobre 593), por lo que podemos decir que en ambos casos las expertas económicas argentinas consultadas son pocas e intervienen menos[9].

El tercer rasgo destacable al considerar ambas series es el de la concentración institucional: en los dos casos hay categorías que aglutinan un gran número de intervenciones y que aparecen como las dominantes de la época. En 1985, esa categoría es la de Experto Partidario (E), que reúne casi la mitad de toda la serie, 49% de las intervenciones, superando en 32 puntos porcentuales a la segunda categoría (D), referida a expertos vinculados profesionalmente a la consultoría privada, que en total reúne un 17% de intervenciones. En el 2001, en cambio, los consultores del sector privado (D), concentran el 46% de las intervenciones, superando en 23 puntos porcentuales a la segunda categoría (C), referida a expertos vinculados a tanques de pensamiento, que en total reúne un 23% de las intervenciones.

Un cuarto rasgo se refiere a la mayor calificación del expertise. El perfil de los especialistas más requeridos por los tres diarios hacia 1985 se identificaba en un 63% con un graduado en Ciencias Económicas, 84% se habían graduado en universidades públicas y sólo un 32% tenía Maestrías o Doctorados en Economía (de los cuales un 55% había obtenido postgrados en el extranjero (todos USA). Hacia el 2001, en cambio, los especialistas más convocados son, en un 90%, graduados en ciencias económicas que hicieron sus estudios de grado en una universidad pública (83%), y una amplia mayoría (61%) completó estudios de Maestría o Doctorado; estos estudios de postgrado fueron preferentemente completados en instituciones extranjeras (80%), y dentro de ellas, las universidades norteamericanas fueron las más requeridas.

Finalmente queremos destacar un quinto rasgo, el de la creciente privatización de las pertenencias institucionales de los productores, difusores y operadores de conocimiento experto sobre los problemas económico (Gráfico 3)[10].

Gráfico 3. Pertenencias institucionales de los expertos económicos (1985-2001)

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Como se ve en el gráfico el orden de las categorías de pertenencia institucional se modifica al

considerar los dos años de la comparación. En el año1985 el orden de las categorías más mencionadas era : E>D>A>C, mientras que en el año 2001 el orden de la serie es D>C>A>E.

De acuerdo con lo señalado en una sección anterior, durante el año del Plan Austral la categoría que más menciones reúne es claramente la de Expertos Partidarios (E). Concentra el 49% de las menciones superando en 32 puntos porcentuales la segunda categoría más mentada (D), referida a expertos vinculados profesionalmente al mundo de la consultoría privada, que en total posee un 17% de intervenciones. Luego le siguen los expertos vinculados a instituciones universitarias (A), con el 14% en total, y más atrás aparece la categoría (C), Tanques de Pensamiento, que reúne el 13% de las intervenciones. En el año del fin de la Convertibilidad, en cambio, los expertos provenientes del sector privado aglutinan el 46% de las intervenciones, desglosadas del siguiente modo: D1 (Consultor profesional independiente o empresa consultora local) abarca el 27%, D3 (Expertos pertenecientes a empresas, organizaciones empresariales o bancos internacionales) reúne el 15% y más atrás D2 (Expertos pertenecientes a empresas, organizaciones empresariales o bancos nacionales) con el 4%. La categoría que sigue en orden de menciones es C (Tanques de pensamiento) con 23% de las intervenciones. Luego encontramos a los expertos del mundo académico, que reúne a diferentes tipo de instituciones universitarias A1, A2 y A3 (Universidades Pública Nacional, Privada Nacional y Extranjera respectivamente) con valores entre 5% y 6%, y más atrás tenemos el caso de los expertos partidarios (E), con el 6%, luego los organismos multilaterales (B) con 4%, y otras categorías menores.

En atención a esto observamos algunos rasgos destacados al comparar ambas series de datos.

En primer lugar y a simple vista resalta el descenso que sufre la categoría E -Expertos Partidarios-. En el año 1985 ocupa el primer lugar de la serie con una participación del 49% mientras que en el 2001 su importancia se diluye pasando a tener sólo un 6% de las intervenciones. Y correlativamente se observa el ascenso de las categorías más ligadas al mundo privado: empresas, tanques de pensamiento, e incluso universidades. Es notorio también que no haya en el 2001 expertos pertenecientes a Tanques de Pensamiento partidarios. Es decir que la presencia que tenían en 1985 los Expertos partidarios en la recomendación de cursos de acción no se tradujo en la formación de centros especializados de formulación de políticas en el 2001.

La esfera de la Consultoría privada -D- experimenta un considerable crecimiento a lo largo del tiempo. En primer lugar, en conjunto obtienen unaparticipación mucho más importante: de un 17% ascienden a un 46% del total de los datos en el 2001. Sin embargo, esta importancia se no distribuye en forma despareja entre las tres categorías. En la Planilla Completa de 2001 llama la atención que mientras que los Consultores independientes -D1- y los Expertos de empresas o

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organización empresarial o banco internacionales -D3- aumentan notablemente su participación, los Expertos de empresas, organizaciones empresariales o bancos nacionales -D2- no logran despegar de la misma manera.

En el año 2001 aumentan su participación las categorías C -Tanques de pensamiento- 10 puntos porcentuales, D1 -Consultores independientes- 15 puntos porcentuales y D3 -Expertos de empresas, organizaciones empresariales o bancos internacionales- 12 puntos porcentuales. Aunque hay que aclarar que tanto los Consultores independientes -D1- como los Tanques de pensamiento -C- tienen en el año 1985 una presencia considerable, entre ambos explican un 25% de los datos.

Con relación a los Tanques de Pensamiento -C- observamos que avanza en la serie de los mejor posicionados, aumentando su participación 10 puntos porcentuales alcanzando un 23% de los datos.

En relación a las Universidades -A- advertimos que, en términos generales, esta esfera del expertise aumenta su participación con el paso del tiempo. En el año 2001 abarcan un 16% de las intervenciones. No obstante vemos que cae la participación de los expertos de Universidades Públicas Nacionales -A1-. Esto puede deberse, entre otros factores, por la mayor oferta de universidades privadas y al adelanto tecnológico de las comunicaciones que acercan a los expertos de universidades extranjeras.

Más atrás, encontramos que la participación de los expertos de Organismos multilaterales -B- no tiene en términos porcentuales mucha relevancia en los años analizados. Esta categoría no solo adopta un porcentaje pequeño en las Planillas Completas de 1985 y 2001, sino que en la mayoría de los diarios se mantiene esta situación. Podemos mencionar como una excepción de lo anterior a El Periodista en 1985 y a Clarín en 2001 donde los porcentajes aumentan a 6% y 7% respectivamente. En relación a los Funcionarios técnico-estatales -F- observamos que esta categoría presenta una participación residual en los dos momentos analizados.

6) NOTAS FINALES: REDISCUTIENDO EL PERFIL DE LOS EXPERTOS

ECONOMICOS Adolfo Bioy Casares solía decir que cuando los hombres hablan genéricamente de “las

mujeres” sólo hacen referencia a las mujeres lindas; algo de eso viene pasando, pero en sentido inverso, con la expresión “los economistas”, que sólo haría referencia a los economistas ortodoxos o neoliberales (es decir, los “feos”). Sin duda, cuando hablamos de los economistas como tipo profesional cualquier rasgo que podamos atribuirles debe valer por igual para los de izquierda y los de derecha, para heterodoxos y ortodoxos, de lo contrario estaríamos generalizando características –por significativas que fueran- que solo corresponden a una porción de esos actores.

En un reciente libro, Federico Neiburg y Mariano Plotkin han realizado un sugerente esfuerzo por analizar los rasgos que singularizarían a los “economistas profesionales” dentro del más amplio mundo de los científicos sociales. En primer lugar, nos dicen los autores, “son los únicos especialistas formados específicamente para desarrollar su actividad cerca del poder, ya sea económico (trabajando en empresas, consultoras y financieras) o político (trabajando para el Estado)”; en segundo término, esta presencia cercana al poder “se fundamenta... en la posesión de conocimientos técnicos especializados,basados en el uso exclusivo de una jerga propia, adquirida y legitimada en un mundo académico intensamente internacionalizado”; de este modo, la economía “se presenta a la vez como una ciencia sobre la sociedad y como un conjunto de herramientas operativas al servicio del poder”. En tercer lugar, “los economistas construyen un poder singular a partir de su capacidad para transitar entre medios y actividades diversas, haciendo valer, en cada una de ellas, los capitales acumulados en los otros”; finalmente, “algunos economistas” suelen ocupar una posición de “mediadores entre el campo económico nacional y los flujos de dinero en el plano internacional” (pp.231-232, las cursivas son mías).

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A la luz del análisis realizado en las páginas precedentes, creo que esta caracterización capta algunos puntos claves, pero entremezclados con rasgos circunstanciales o con calificaciones que merecerían una mejor elucidación. Dejando por un momento de lado la última mención, que sólo abarcaría a “algunos economistas”, me concentraré en los otros tres. En primera instancia, me parece discutible la afirmación según la cual son los “únicos” especialistas formados específicamente para desarrollar su actividad cerca del poder, un poder que, además, tiende a ser homologado, en el contexto discursivo, con el poder dominante (o para mejor decir, los poderes dominantes). En este punto no habría que perder de vista, por ejemplo, que también los abogados podrían ser englobados en análoga caracterización (curiosamente el libro no incluye ningún trabajo sobre el Derecho, disciplina de la cual surgieron algunas de las ciencias sociales analizadas); y si nos extendemos un poco más, tal vez habría que incluir a “politólogos” o especialistas en “relaciones internacionales”, aunque estos dos últimos no hayan adquirido una posición preeminente en el mundo del poder real. En cualquier caso, la cuestión de fondo hay que buscarla en otro lado. No es que los economistas se forman para el poder, se forman académica y profesionalmente para resolver problemas bajo restricciones (un estilo de formación que también comparten los abogados, los médicos o los ingenieros, pero no los historiadores o los sociólogos). Y como una parte fundamental -aunque no la única- del ejercicio del poder (de cualquier poder: financiero o sindical, conservador o revolucionario) requiere resolver problemas bajo restricciones, los economistas brindan respuestas –por simplificadoras que puedan serlo en algunos casos- allí donde el historiador, el sociólogo o el literato estamos más acostumbrados a acercar dudas, preguntas, paradojas o críticas.

En segundo lugar, esa capacidad para resolver problemas se funda en el desarrollo de principios, modelos teóricos y herramientas analíticas poderosas, con capacidad descriptiva, explicativa, y bajo ciertas condiciones, predictiva, que le sirve de sustento a una intervención “ingenieril” en el mundo de las decisiones. Esta idea según la cual el desarrollo científico de una disciplina puede ser explicada –en un grado significativo- por razones “internalistas”, ha sido desacreditada por largo tiempo entre los sociólogos, pero yo estoy entre los que cree que debe ser reconsiderada, al menos en una versión moderada[11]. Como contrapartida, no deja de ser curioso que mientras en los últimos años el resto de las ciencias sociales tendieron a desperdigarse, y más bien a fragmentarse desde el punto de vista teórico, los economistas, en cambio, tendieron en general a reforzar y pulir sus modelos y principios analíticos básicos, haciéndolos crecientemente consensuados dentro de la profesión, e incluso evidenciando capacidad, y ambición, para extenderlos y “exportarlos” –con suerte diversa- a otros ámbitos de la vida social, política e institucional en las sociedades contemporáneas (Coats A. W., 1981). En este sentido, ha de quedar claro que no son los conocimientos técnicos especializados de los economistas los que están “basados en el uso exclusivo de una jerga” internacionalizada: más bien es a la inversa. Todos los profesionales usamos jergas, el punto es si esas jergas están fundadas, y en qué grado, en principios epistémicos sólidos. En otras palabras, la idea clave aquí -otra idea que ha tenido mala prensa en las ciencias sociales desde finales de los sesenta- es si un lenguaje acerca de la realidad social se fundamenta, o no, en un sistema teórico, esto es, en un conjunto lógicamente articulado y empíricamente contrastable de hipótesis, y no en un mero agregado de “teorías” (uno puede tener muchas ruedas, volantes y carburadores, pero un auto es otra cosa). Y entiendo que esos principios, para el caso de la economía, conforman un sistema riguroso, aunque obviamente falible, criticable y perfectible, como en toda disciplina científica. Por aquello que decía Kurt Lewin, “no hay nada más práctico que una buena teoría”, es aquí donde hay que buscar algunas de las razones fundamentales acerca de la consolidación profesional de la economía como una “ciencia sobre la sociedad” y como un “conjunto de herramientas operativas”, que en muchos casos estará al “servicio del poder” dominante, en buena medida por la capacidad de dicho poder para comprar el saber de aquellos que solucionan problemas, y en otras ocasiones podrá estar en su contra.

En tercer lugar, también habría que matizar la idea según la cual los economistas “hacen valer”, en diferentes campos, “los capitales acumulados en los otros”. En cierto sentido, podría argumentarse que otras figuras de las ciencias sociales (Gino Germani o Ricardo Levene, por

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ejemplo) han evidenciado idéntica capacidad. Pero de todos modos, el punto fundamental aquí es que las intersecciones por las que transita, y los capitales que intermedia, un antropólogo o un historiador, son un tanto diferentes (en volumen y composición) a los que intermedia un economista; incluso podría decirse que mientras los primeros están más acotados a intermediar –fundamentalmente- variadas formas de capital cultural, los economistas (como los abogados) operan efectivamente en las intersecciones entre diferentes esferas sociales, actuando como intermediarios entre distintas “fuentes de poder”. Los tipos de capital puestos en juego e intermediados, desde Bunge a Cavallo, muestran claramente esta particularidad, con la salvedad de que los economistas están apoyados en una modelística analítica poderosa, de la que obviamente carecen los juristas. Por otra parte, esta intermediación está orientada a resolver lo que la literatura sobre toma de decisiones ha denominado “problemas retorcidos” (wicked), esto es, cuestiones que “no tienen un conjunto enumerable (o exhaustivamente representable) de soluciones potenciales, y tampoco... existen criterios que permitan establecer que todas las soluciones a un problema enredado han sido identificadas y tomadas en cuenta”(Rittel & Webber, 1973). Por lo tanto, una función crucial que cumplen los economistas –y que están dejando de cumplir los abogados- es la de reducir la complejidad de las interacciones, en el marco de restricciones e incertidumbres, definiendo los medios y los fines de la acción, como lo reconoció el mismísimo Hayek alguna vez, descartando de paso cualquier ilusión ingenua de asepsia tecnocrática.

Por cierto, esta intermediación entre esferas, también se traduce en la relación entre lo nacional y lo internacional, y de ahí, entonces, que “algunos economistas” ocupen una posición de “mediadores entre el campo económico nacional y los flujos de dinero en el plano internacional”. Una posición que, a su vez, hunde sus raíces en los cambios estructurales en la matriz de relaciones de poder entre Estado, mercado y sociedad civil a escala global, las cuales han ubicado las decisiones económicas como un eje estratégico en las redes de vinculación entre personas, organizaciones o regiones (Centeno & Silva, 1998). En la dinámica de estos cambios, y en su compleja interacción con las características disciplinares apuntadas, hay que encontrar algunos de los factores principales que han catapultado a los economistas al centro de la escena transnacional.

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[1] Departamento de Sociología de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Profesor de la Maestría en Administración y Políticas Públicas de la Universidad de San Andrés. Agradezco la excelente tarea desempeñada por Laura Paonessa (UDESA) como Asistentes de Investigación.[2] Hay que anotar como curiosidad histórica que estos primitivos “tanques de pensamiento” creados en Europa fueron obra de socialistas y reformadores, y no tenían ligazón con los sectores dominantes; más bien, se originaron a partir de iniciativas de intelectuales y políticos preocupados por las condiciones de vida de los sectores populares.

[3] Una buena descripción del proceso de creciente especialización, profesionalización y "jergalización" de la vida intelectual americana en comparación con otros casos de países desarrollados se encontrará en Bell (1993). Para la noción de “redes de asuntos” véase Hugh Heclo...[4] Estas preocupaciones son coincidentes con las analizadas recientemente por (Stein et al. 2006), en el sentido de privilegiar el análisis de las instituciones y los procesos de elaboración de políticas, más que los “contenidos” específicos de las mismas.[5] La información que se detalla a continuación está referida a un universo de 41 expertos, y no de 45, como aparecen en el Cuadro 2, ya que sobre Juan Arranz, Pedro Lacoste, Carlos Pérez y Pedro Rabassa no fue posible reunir información fehaciente sobre los distintos ítems. Toda la información se basa en datos de los CV de los expertos obtenidas en diversas fuentes institucionales.[6] No se contabilizaron en este punto “estudios” o “cursos” de postgrado, sino programas regulares de Maestría o Doctorados finalizados. [7] De las 7 organizaciones consideradas el CEDES es el que –por su perfil- ha estado menos comprometido con la elaboración de políticas, en particular en el ámbito económico, aunque sus estudios e investigaciones de carácter aplicado pueden ser consideradas en muchos casos insumos para la toma de decisiones; a esto habría que agregar que algunos de sus miembros tuvieron alguna participación en diferentes elencos gubernamentales y en distintas áreas de gestión de políticas. Por otra parte, al momento de la crisis del 2001el CEMA era, en realidad, UCEMA, esto es, Universidad del CEMA. Se lo considera como “tanque de pensamiento” ya que éste es el carácter distintivo que mantuvo por varios años, desde su creación en 1978 hasta 1995, cuando se transforma en Instituto Universitario, y después cuando se convierte en Universidad (1997).[8] Hablamos de “apertura” en un sentido figurado para referirnos a la política editorial del diario,

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aunque el hecho de que una determinada organización o experto aparezca o no en la prensa obedece a muchos otros factores, incluyendo su propia disposición a colaborar con un medio. Por ejemplo, y para considerar el único caso nulo de la muestra, no resulta tan fácil establecer si la no aparición del Claudio Lozano en La Nación se debe a una determinación del diario, de Lozano o de ambos. Como contrapartida, el hecho de que Página 12 albergue entre sus páginas a representantes del pensamiento liberal-conservador, podría estar significando que el diario tiene una mayor amplitud para el debate, o que los especialistas liberales tendrían más predisposición a dialogar con sectores de izquierda, o ambas cosas.[9] Una referencia comparativa útil que demuestra la subrepresentación femenina la obtenemos del Censo Poblacional del 2001 (INDEC). Del total de Licenciados en Economía registrados el 71,65 son varones y el 28,35 son mujeres.[10] Habría que destacar un quinto rasgo que no podemos desarrollar aquí: el de la creciente cualificación del expertise, tomando como referencia el grado de formación de los expertos más citados. [11] En este punto, y frente al ahora dominante enfoque bourdiano de los “campos”, me parece más prometedor explorar estrategias alternativas como las propuestas por Oscar Nudler en torno a los “espacios controversiales” (2004).