c. fred dickason la posesion demoniaca y el cristiano x eltropical

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LH pmuln

D[ffiOnRCRlJ ELUNA NUEVA pE:RSPECTIVA

D{fflontncOlJ fLUNA NUEVA PERSPECTIVA

Lu pO~HIn

(. f R(D D I(K A~ O n

Contenido

Prlogo Prefacio Introduccin

11 13

17

Parte 1 Consideraciones preliminaresBETANIA es un sello de Editorial Caribe, una division de Thomas Nelson,Inc. 1999 Editorial Caribe Nashville, TN - Miami, FL E-Mail: [email protected] WWW.editorialcaribe.com

1. Qu son los demonios? Su realidadEvidencias del Antiguo Testamento' Evidencias de los autores del Nuevo Testamento' Evidencias del testimonio de Cristo

23

Su origenDeclaracin de su posicin Apoyo a esta posicin

Su naturalezaSeres personales Seres espirituales' Seres poderosos

Ttulo en ingls: Demon Possession and the Christian 1987 por C. Fred Dickason Publicado por Crossway Books

Sus actividadesPromueven el plan de Satans Se oponen a los propsitos de Dios' Oprimen a la humanidad Se oponen a los creyentes en Cristo Son limitados por Dios Conclusin

ex libris eltropicalTraductor: Eugenio Orellana ISBN: 0-88113-511-9 Reservados todos los derechos. Prohibida la reproduccin total o parcial de esta obra sin la debida autorizacin de los editores.

2. Qu es la demonizacin? Frecuencia de la demonizacin Definicion de demonizacionEtimologa' Uso' Trminos equivalentes Sntomas

35

Grados de demonizacion Alivio de la demonizacinLiberacin por Cristo Liberacin a travs de los creyentes Conclusin

Impreso en EE.UU. Printed in the USA

3. Qu es un creyente? La salvacion provista por CristoLa Persona del Salvador' La pasin del Salvador

51

Una salvacin personalizada por la feDefinicin de fe' Necesidad de fe Suficiencia de la fe Seguridad de la fe

Provisiones de la salvacinContenidoo

Pasajes que indican ataques demonacos63o o

Certeza o Conclusin

4. Qu es la guerra espiritual?

Efesios 6.10-18 o Efesios 4.26-27 01 Timoteo 3.6-7 1 Pedro 5.6-8 o 2 Timoteo 2.26

Pasajes que pudieran indicar invasin de creyentesGnesis 31.19; 34-35 o Nmeros 22.24 o Mateo 8.16 o Hechos 5.1-3 o Hechos 8.9-24 o 1 Corintios 5.1-13 01 Corintios 10.14-22 o 2 Corintios 11.3-4 o 2 Corintios 12.7-8 o El caso del rey Sal o El caso de la mujer encorvada o El caso de Judas Iscariote o El caso de los corintios que hablaban en lenguas o Conclusin

La carneDefinicin o Dinmicas de la carne Derrota de la carne

El mundoDefinicin o Dinmicas o Derrota

Satants y los demoniosRealidad de la guerra demonaca o Recursoso

Conclusin

8. Consideraciones teolgicas

135

Parte 2 Consideraciones principales5. Demonizacin de creyentes: Anlisis de la evidencia bblica Presuposiciones en cuanto a la EscrituraAutoridad o Revelacin e inspiracin

Argumentos contra la demonizacin77Consideraciones espaciales o Consideraciones de propiedad o Consideraciones de identidad o Consideraciones acerca de la presencia moral Consideraciones de presencia modificada Conclusin

Argumentos afavor de la demonizacin

.

La hermenuticaNuestro sistema o Nuestro mtodo

Prdida de la salvacin El poder de Satans o Castigo por el pecado o En busca de dones especiales Deduccin sensible Inters especial por lo oculto Resumen Conclusin

La lgica de la pruebaNaturaleza o Tratamiento o Problemas o Conclusin

9. Consideraciones clnicas

157

6. Evidencia bblica contra la demonizacin de cristianos Pasajes acerca de la derrota de SatantsJuan 12.31; 16.11 o Apocalipsis 20.1-3 Hebreos 2.14-15 Colosenses 2.14-15

El lugar de la razn y la experienciaValidez Limitaciones

85

Una analoga para aclararAnaloga con el cncer Aplicacin a la demonizacin o Objeciones a la analoga

Tipo de investigacin ci{nica necesariao

Pasajes acerca de la liberacin del dominio de SatandsColosenses 1.13o

Investigacin requerida o Confiabilidad de la investigacin Conclusin

Hechos 26.18

Pasajes acerca de la defensa de los santos por CristoJuan 10.22-29 Juan 17.15 o Mateo 6.13 o 2 Tesalonicenses 3.3 1 Juan 4.4 1 Juan 5.18

10. Estudio de casos de consejeros destacados PerspectivasUn cambio petsonal o Cambios paralelos o Limitaciones por prejuicios

179

Pasajes que niegan la participacin con los demoniosSalmos 5.4 1 Corintios 10.21 2 Corintios 6.14-16 sino

Conclu-

Testimonios de experienciasMerrill F. Unger. Ensign y Howe o Kurt Koch Marion Nelson Kent Philport Mark I. Bubeck El autor Conclusin

7. Evidencia bblica que confirma la demonizacin de cristianos Pasajes que indican influencia demoniaca2 Corintios 4.3-41 Tesalonicenses 2.18 o 1 Juan 4.1-4 o 2 Pedro 2.1-22 o 2 Corintios 2.11 o 1 Timoteo 4.1

107

Ejemplos especficosoo

Dick. HiIlis o Kurt Koch o W.L. McLeod o Mark I. BubeckGrayson H. Ensign y Edward Howe Conclusino

Relato de un pastor

11. Estudio de casos del autor

197

Objeciones a la consejeria Responsabilidades en la consejeria Conclusin

.

Ocho casos de estudioCaso 1. Enfermera confundida Caso 2. El squico Bun Caso 3. Una lengua confusa para Carla Caso 4. La atormentada princesa Dottie Caso 5. Un pastor atormentado Caso 6. Tribulaciones transferidas a un pastor Casos 7 y 8. Dos misioneras derrotadas Conclusin sobre la evidencia clnica Conclusin

Falta de respaldo bblico Que lo hagan los profesionales Posibles peligros

16. Reacciones ante la consejera a demonizados

339

Peligros que hay que evitar

Parte 3 Asuntos relacionados12. Dinmicas de la demonizaci6n 227

Desestimar la evidencia Desestimar la necesidad nfasis exagerado Simplificacin exagerada Restar imponancia Divisiones sobre el tema Parlisis y derrota

Responsabilidades a asumir17. Conclusin

,355

Descripcin generalLas causas El mtodo Los resultados

Deberes de los consejeros Deberes del oprimido Conclusin

Factores especiales con creyentesSusceptibilidad Las dos capacidades morales Uso demonaco de la carne Ejemplos de casos Conclusin

13. Defensa contra la demonizaci6n

253

Repaso del estudio Reafirmacin de lo encontrado Seguridad de la victoriaVictoria de Cristo sobre Saans y los demonios Nuestra posicin de victoria La prctica de la victoria

Forma apropiada de enfrentar la batallaReconocer que es una realidad Confianza en nuestra posicin Respuesta prctica

Respuesta de los justosRespuesta amplia Respuesta con compromiso Respuesta con confianza Una palabra final

Perspectivas en la guerranfasis principal El asunto milagroso nfasis mal colocado Conclusin

14. Liberacin de la demonizacin

281

Trminos biblicos usados en la liberacinAcciones de liberacin Agentes de liberacin

Resultados bblicos de la liberacinEfectos sobre los demonizados Efectos sobre los testigos de la liberacin

Resultados clnicos de la liberacinExperiencias inmediatas Prdida de poderes ocultos Alivio de problemas personales persistentes Libenad para crecimiento espiritual Restauracin del sentido personal Mayor respeto por Cristo Mayor conciencia y odio al mal Reaparicin de algunas enfermedades Beneficios para el consejero Conclusin

15. Conveniencia de la consejera

311

Respaldo a la conse}eriaBase bblica Bases prcticas

PrlogoPastor Bubeck, hace algunos afios, cuando le su primer libro cre que iba a extremos peligrosos. Lo estoy llamando para pedirle disculpas. En mi ministerio pastoral encuentro un nmero creciente de personas que parecen estar atribuladas por los poderes de las tinieblas. Estas palabras fueron dichas recientemente por un pastor del sur de los Estados Unidos que me llam buscando aliento y consejo. Si las llamadas telefnicas que recibo, y que aumentan constantemente, Son una muestra parcial, no podemos sino llegar a la conclusin de que el problema de la demonizacin en la iglesia cristiana experimenta un dramtico crecimiento. Desde que escrib mi segundo libro sobre la guerra espiritual, recibo entre seis y ocho llamadas diarias de personaS que buscan ayuda para enfrentar su propia batalla espiritual. C. Fred Dickason es un cristiano humilde y telogo con una excelente formacin. Aunque recorremos caminos diferentes en nuestro estudio de los problemas en la batalla del creyente con las tinieblas, nuestras conclusiones son muy similares. Es lo que se esperara. Por lo general, los que se aferran tenazmente a la autoridad final de la Palabra infalible de Dios llegan a conclusiones idnticas respecto de sus ensefianzas bsicas. Usando una excesiva carga emocional y prejuicios subjetivos, Satans procura echar sombras sobre el tema de la guerra espiritual. Muchos cristianos temen hablar de esto. Prefieren ampararse en la creencia de que los demonios no pueden hacer nada con ellos, lo cual es antibblico y muy peligroso. A medida que la batalla entre la luz y las tinieblas se intensifica en estos das finales, los creyentes necesitan como nunca estar equipados con un sano entendimiento doctrinal de su victoria. Este libro le ayudar a equiparse. El Dr. Dickason hace una contribucin muy necesaria para un estudio bblico coherente de lo que la Palabra de Dios ensefia acerca de la demonologa. Aborda el tema con amplitud, equidad e integridad. Su preparacin acadmica es obvia. Es impresionante ver sus esfuerzos para develar la ensefianza de pasajes bblicos importantes y mostrar lo que dicen ms que probar sus prejuicios personales. Sin

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La posesin demoniaca y el cristiano

embargo, no limita su trabajo al mbito acadmico. Su enseanza acerca del tema es probada en el laboratorio de la vida. Desde hace varios aos brinda consejera a ms de cuatrocientas personas que han experimentado la lucha espiritual del creyente. .. La primera vez que el Seor me llev a estudiar la guerra espmtual, me sent frustrado por la falta de preparacin que recib como estudiante de teologa. A pesar de ser graduado de una universidad y seminario cristiano, prcticamente no saba nada respecto de la batalla del creyente con el reino de Satans. En eso no estoy solo. A travs de los aos, al hablar con numerosos misioneros, descubro que la mayora salen al campo con muy poco, y a veces nada de preparacin en el tema de la guerra espiritual. A veces, los daos resultantes son desastrosos. Gracias a Dios que muchos en sus campos de trabajo han aprendido de otros misioneros veteranos la naturaleza y victoria de esta guerra. En nuestros pases, el liderazgo pastoral es igualmente dbil al entrenar y comprender esta batalla del creyente. Con cunta frecuencia escucho que me dicen a travs del telfono: Mi pastor no puede entender la angustia terrible que enfrento! Esto no debera ocurrir. Hay una necesidad desesperada de que las universidades bblicas y los seminarios evanglicos preparen a los lderes para que sin ningn tipo de temor ayuden a los oprimidos espiritualmente. Este libro del Dr. Dickason debera llegar a ser un texto de estudio y una lectura obligada para todos los que aspiren a ejercer un liderazgo espiritual. Pastores, misioneros, profesores, maestros, ancianos, diconos y padres cristianos necesitan estudiar este asunto. Satans temblar y Dios ser glorificado cuando las verdades que contiene este libro sean asimiladas y aplicadas. Sugiero que el pueblo cristiano haga de este libro una lectura obligada. Mark I. Bubeck

PrefacioNo lo puedo creer! Pensaba que nadie en el siglo veinte creera esas cosas! Supongo que.si regresramos a la poca de,la caza de brujas de Salem, a m me quemaran vivo! Con tales palabras, el preocupado creyente se quejaba despus de mi sermn titulado: Cristo vino a destruir las obras del diablo. Esas palabras reflejan la incredulidad generalizada de la sociedad secularizada de Occidente, incluyendo a la iglesia, en cuanto a la realidad del mundo de los espritus. El materialismo es una realidad. Todo lo que necesitamos o podemos saber est determinado por el mtodo cientfico. Le dije a aquel creyente que no aceptaba los extremos de caza de brujas ni materialismo. Que su verdadera queja no era contra m sino contra Jesucristo, cuyas palabras ~obre la realidad de los demonios se registran en las Escrituras, el mensaje autoritativo de Dios a los hombres. fntimamente relacionada con esta forma de incredulidad est la actitud de otro cristiano, siquiatra, que dijo; Debo creer que la posesin demonaca es una realidad porque as lo ensean las Escrituras. Sin embargo, nunca he visto un caso. Creo que esas cosas no son comunes, particularmente en las sociedades civilizadas. Aunque aceptaba la autoridad de la Biblia, el conocimiento y la experiencia de este hombre eran limitados. ~or 10 tant?, no estaba.en capacidad de decir nada acerca de la presenCIa o ~usencIa de demOnIOS en los Estados Unidos U otros pases en la actualIdad. Tampoco parece haber indicio alguno de que supiera qu sntomas detectar o cmo probar la presencia de demonios en una persona. Fue en el ao 1975 que enfrent mi primer caso de demonizacin. El mismo ao en que Moody Press public mi libro Angels, Elect and Evil [ngeles: Predestinados y malos], que ha sido muy ledo e incluso se usa como texto en universidades y seminarios. Fui testigo de un cambio de personalidad cuando un c?lega se dirigi a un de~o nio en una persona deprimida y confundIda. Despus de unos vemte

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La posesin demonaca y el cristiano

Prefacio

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minutos, la persona volvi a la normalidad y no poda recordar nada de lo ocurrido. El demonio declar que por ese entonces la ta de la muchacha participaba en espiritismo. Me sent un poco asustado por esa experiencia nueva, pero tambin pude ver cmo control Dios la situacin mientras mi colega ejerca su autoridad en Cristo. Desde ese tiempo me he relacionado con ms de cuatrocientos casos de personas endemoniadas, a muchas de las cuales aconsej en varias ocasiones. He consultado con otros que tambin brindan consejera en esta rea, incluyendo a algunos siclogos y siquiatras. Para tratar esos casos se han hecho presentaciones --de la realidad del mundo de los demonios, de la posesin demonaca, y de un mtodo bblico y clnico-, a pastores, consejeros profesionales ya estudiantes en cursos formales del Instituto Bblico Moody tanto para alumnos como para graduados, estos ltimos dados en colaboracin con el Dr. Mark 1. Bubeck. Los resultados son alentadores, confo que honran a nuestro Seor Jesucristo. A muchos les han ayudado permanentemente, liberndolos de la esclavitud de la influencia maligna. Un archivo de testimonios da fe de esto. Hay otros que ahora estn en capacidad de ayudar a otras personas necesitadas, gracias al entrenamiento recibido. Un pastor que tom un curso de consejera para posedos por demonios dijo: Este curso debera ser un requisito de la escuela graduada. En lo que a m respecta, ha sido quizs el ms urgente e importante que he cursado. Otro escribi: Estoy especialmente impresionado por el cuidadoso enfoque bblico de estos cursos y la presentacin de aspectos sanos y prcticos as como formas para usar el material en mi ministerio. Por eso estamos realmente agradecidos a nuestro Seor y confiamos que l recibir el crdito y la gloria por cualquier cosa buena alcanzada. Reconozco la necesidad de un libro que trate el asunto de la relacin de los creyentes con la demonizacin desde el punto de vista de la informacin bblica y desde la perspectiva de una investigacin clnica genuina. Con los antecedentes que el Seor me ha dado en teologa y exgesis bblica como en la consejera, me preguntaba si estara en condiciones de escribir tal obra. Despus de todo, estudi y ense algo en el rea de los ngeles, Satans y los demonios para un libro anterior y para ensear en el aula. Y si pensaba cumplir la responsabilidad bblica de ensear a creyentes fieles para que a su vez pudieran

ensear a otros, entonces quizs podra ir un poco ms all de mis contactos personales para ayudar a satisfacer las necesidades de un mundo que sufre bajo la opresin de Satans y sus ngeles. Cuando Moody Press me pidi por tercera vez que considerara la posibilidad de escribir un libro acerca de la demonizacin y los creyentes, entend que era el deseo de Dios que lo hiciera. Aunque la demonizacin es un tema controversial incluso entre los creyentes, creo que debe enfrentarse con objetividad y caridad (tanto como el asunto de la infalibilidad bblica o el tema del milenio). As que me he atrevido a entrar en un terreno en el cual los ngeles son expertos. Espero que los santos sean animados y equipados con la contribucin de este humilde esfuerzo. Oro para que as sea. Siento un profundo agradecimientos a quienes han estudiado yescrito antes que yo. Estoy en deuda con el Dr. Mark 1. Bubeck, el Dr. Kurt Koch, el Dr. Merrill F. Unger, con BenJohnson Yotros. Siento gratitud por el aliento que me dan mis colegas del Instituto Bblico Moody yen particular la gente de Moody Press. Quiero agradecer tambin las oraciones y el nimo de pastores, profesionales, amigos y especialmente mi familia. Espero que esta obra sea un aporte a la edificacin de la iglesia universal de Cristo, en contra de cuya autoridad las fuerzas del mundo invisible no prevalecern.

IntroduccinEl asunto que estudiaremos es muy serio, extremadamente serio. Atae al bienestar mental, fsico y espiritual de muchos cristianos. Mecta las disciplinas de los estudios bblico y teolgico, y se relaciona con las reas de la sicologa y la siquiatra. La pregunta es, Puede un cristiano ser endemoniado? Hay grandes desacuerdos entre los cristianos en cuanto a esta pregunta. A muchos los asusta, acelerndoles las emociones al punto de impedirles ver con claridad. Sin embargo, debe; buscarse una respuesta a la pregunta. Los cristianos no pueden seguir ignorando el tema por ms que algunos se sientan cmodos no prestndole atencin. Eso es el asunto ms discutido en nuestros tiempos. Este libro est dirigido al cristiano serio e informado, que considera a la Biblia como la Palabra autoritativa de Dios. Se escribi pensando en aquellos que quieren dedicar sus vidas a Cristo y discipular a otros para que hagan lo mismo. No est dirigido a eruditos exclusivamente. N uestra atencin se centrar bsicamente en el Nuevo T estamento, aunque consideraremos pasajes relacionados con el Antiguo. Analizaremos las evidencias bblicas, los argumentos teolgicos y la experiencia de consejeros y personas aconsejadas. Esta obra no es una gua de consejera, aunque puede ayudar a ello. El tema de consejera a las personas oprimidas por demonios requiere otro libro. Aqu no tratamos los problemas del cristiano con la carne y con el sistema del mundo, sino la relacin del cristiano con la demonizacin, llamada casi siempre posesin demonaca. Hay que enfrentar problemas. Y debemos atender a las preguntas preliminares: (1) Qu son los demonios? (2) Qu es la demonizacin? (3) Qu es ser un creyente y qu comprende la salvacin? (4) En qu consiste la guerra espiritual (la carne, el mundo, el demonio)? Tambin debemos atender a algunas consideraciones mayores. Buscaremos la evidencia bblica. Eso significa un acercamiento apropiado a la interpretacin bblica y a la evaluacin de la evidencia.

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La posesin demonaca y el cristiano

Introduccin

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Tambin implica analizar pasajes que se usan en pro yen contra de que los creyentes pueden ser demonizados. Una segunda consideracin relevante se refiere a los argumentos teolgicos a favor y en contra de la demonizacin de creyentes. La tercera ser la evidencia clnica. Aqu necesitamos analizar el lugar de la razn y la experiencia y el tipo de evidencia necesaria. Tambin se presentarn y evaluarn casos de estudio. . . , . N uestro trabajo no estara completo si no consIderara las dmamIcas de la demonizacin; es decir, qu implica la relacin y obra de un demonio en cuanto a su sujeto. Tambin debemos preocuparnos por la defensa contra la demonizacin. Es esencial un enfoque adecuado a la guerray a la perspectiva de esta. Trataremos la liberacin demonaca en general y la conveniencia de la consejera en tal situacin. Para completar nuestro estudio veremos la reaccin al asunto: los peligros de ignorarlo y las responsabilidades que se deben asumir. Debemos clarificar la forma en que abordamos este estudio. En aquellos casos en que aparecen involucrados especficamente asuntos de doctrina y prctica, ponemos la autoridad de las Escrituras como punto final. Tambin, lgicamente, aceptamos la infalibilidad bblica. Aunque cualquier posicin dogmtica o teolgica pudiera ser til si deriva genuinamente de la Biblia, no podemos permitir que gobierne nuestro acercamiento a la exgesis de la Palabra de Dios. Dios ha hablado en su Palabra. A nosotros nos corresponde someternos a su autoridad, interpretarla apropiadamente y aplicarla a nuestras vidas (2 Tim 3.15-17). La Escritura no tiene respuesta para todos los asuntos o preguntas que quisiramos tratar. No se pronuncia especficamente acerca de todos los temas. Pero a travs de principios bsicos provee el marco de modo que podamos obtener respuestas a algunas de nuestras preguntas. Debemos ser cuidadosos en este punto para no formular doctrinas all donde la Escritura no es especfica. Debemos formar opinin basados en los principios escriturales y particulares, y usar la razn y la experiencia como evidencia suplementaria. En este ltimo caso debemos cuidar de no exaltar nuestra argumentacin por encima de la evidencia bblica o experimental a la categora de doctrina bblica. Las afirmaciones teolgicas se considerarn vlidas si se basan en una adecuada exgesis bblica y entendida en la perspectiva histrica del progreso de la revelacin contenida en la Escritura. Debemos reverenciar

las Escrituras como provenientes de Dios y tratarlas de modo apropiado, y no buscar en ellas apoyo para nuestros prejuicios y predisposiciones. Debemos tratarlas con imparcialidad y aprestarnos con humildad a cambiar nuestras opiniones. En qu podremos beneficiarnos de este estudio? (1) Es posible que clarifiquemos las contribuciones bblicas y teolgicas que pueden resultar en respuestas en esta materia. (2) Tenemos la esperanza de. que ayude a cultivar una mente amplia para aprovechar otros materiales de discusin. (3) Esperamos estimular la preocupacin por tratar adecuada y compasivamente a quienes se encuentran esclavizados por la opresin demonaca. Apelamos a los profesionales en medicina, siquiatra, sicologa, consejera, y cuidado pastoral. No podemos seguir ignorando a los que sufren profundamente ni seguirlos tratando con criterios del mundo que ignora la realidad de la opresin demonaca. Debemos pastorear al pueblo de Dios. (4) Es nuestro deseo alivianar la carga de los afligidos y ayudar a los cautivos a alcanzar la libertad. Urgimos, por lo tanto, a ser receptivos y a evaluar con equidad el material ofrecido en este libro de modo que su presentacin y la respuesta de los lectores puedan redundar para gloria de Dios y bien de los seres humanos.

PARTE 1

Consideraciones preliminares

1Qu son los demonios?No hay duda de que la Biblia, interpretada normalmente, da testimonio claro de la realidad y actividad de los demonios. 1

Su REALIDADEVIDENCIAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO

Los datos en el Antiguo Testamento son bastante claros. Los demonios son seres espirituales reales que se oponen a Dios y al hombre. En Gnesis 3, un ser espiritual habl a travs de la serpiente, provocando la cada de la raza humana en la culpar degradacin por el pecado. Satans puede ser considerado un demonio toda vez que se le denomina ((el prncipe de los demonios (Mt 12.24). l parece haber instigado el primer homicidio (Gn 4.1-6, cfln 8.44 Y1Jn 3.12). Segn Gnesis 6.1-8, parece que los demonios atacaron a la raza humana. Satans acus a Job ante Dios y trajo sobre l, con el permiso y las limitaciones fijadas por Dios, gran destruccin y dolor Oob 1-2). Un demonio se ofreci como voluntario para ser un ((espritu de mentira en Acab (1 R 22.20-22). En los tiempos de Daniel haba seres espirituales apoyando a los gobernantes del mundo (Dn 10.13, 20). No menos de cinco palabras hebreas de la versin griega de la Septuaginta (LXX) del Antiguo Testamento se traducen en el bien conocido griego del Nuevo Testamento daimon o daimonion. Ellas son shedhim (Dt 32.17; Sal 106.37), seirim (Lv 17.7), 'elilim (Sal 96.5; LXX 95.5), gad (Is 65.11), y qeter (Sal 91.6, LXX 90.6).Para una perspectiva ms amplia del tema, vase C. Fred Dickason, Angt'lr, Ekct

andEvil, Moody. Chicago. 1975. pp. 150-181.

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Qu son los demonios?

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EVIDENCIAS DE LOS AUTORES DEL NUEVO TESTAMENTO

Ms de cien referencias a demonios salpican el Nuevo Testamento. Cuatro trminos griegos se refieren sin duda a ellos. En las edicio-

nes crticas del Nuevo Testamento daimon se usa una vez (Mt 8.31). Daimonion aparece sesenta y tres veces, y pneumata (espritus) en cuarenta y tres ocasiones. El trmino genrico para ngeles, angelos, describe a los demonios en varios contextos (Mt 25.41; Ap 12.7,9). Es un testimonio significativo ante la realidad de los demonios que cada escritor (aunque no cada libro) del Nuevo Testamento, excepto el autor de Hebreos, menciona a demonios o ngeles malos. Incluso Hebreos, no obstante, nombra directamente al diablo (Heb 2.14).EVIDENCIAS DEL TESTIMONIO DE CRISTO

menciones de demonios relacionados con el ministerio de Cristo, yen nueve casos especficamente afirman que Jess ech fuera los demonios. Incluso un escritor que no interpreta como nosotros las Escrituras, escribe acerca de la presentacin del cuadro que hace la Biblia, y dice refirindose a la afirmacin de Pedro en Hechos 10.38:La afirmacin es clara e inequvoca. Eshecha por el apstol Pedro mientras predica en Cesarea, y enfatiza que la capacidad para liberar a los hombres del poder del diablo era central en el ministerio de Cristo. Todos los primeros predicadores insistieron en esta funcin mientras difundan la Palabra de Dios, usndola como una poderosa evidencia para afirmar la autenticidad de Cristo como el mensajero de Dios. La declaracin era literal y tena una base amplia: en los evangelios sinpticos los endemoniados son el ms frecuente objetivo de los poderes sanadores de 2 Cristo.

El testimonio de Cristo crucificado y resucitado tiene gran peso aun entre quienes pudieran poner en duda el resto del Nuevo T estamento. l es el camino; la verdad, y la vida On 14.6) y habla la verdad On 8.45). Jess acept el hecho de que Satans era el jefe de un ejrdto de demonios (Mt 12.22-28). Y los consider como moralmente responsables, culpables y destinados al lago de fuego (Mt 25.41). El Seor Jess hizo notar parcialmente su mesianismo en la milagrosa capacidad de echar fuera demonios de las personas endemoniadas: Pero si yo por el Espritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios (Mt 12.28). Esto exige el mismo nivel de realidad para los demonios que su identidad como Mesas. Les dio a sus discpulos autoridad para echar fuera demonios (Mt 10.1). Cuando sus discpulos le preguntaron por qu no pudieron echar fuera a un determinado demonio, l les dijo: Por vuestra poca fe (Mt 17.20). Ntese que no les corrigi su idea de que un demonio habitaba en el muchacho. Al contrario, aadi: Este gnero con nada puede salir, sino' con oracin y ayuno (Mc 9.29). El Seor Jess, creador de los cielos y la tierra, no estaba limitado a la ingenua perspectiva mundana. En efecto, en aquella ocasin ech fuera al demonio y habl en privado de lo real de ese hecho. Si hubiese querido corregir a sus seguidores, perdi una buena oportunidad de hacerlo. Una gran parte del ministerio de Cristo tuvO que ver con la expulsin de demonios. Los evangelios sinpticos registran diecisiete

No hay ninguna evidencia de que los demonios son entidades temporales que dejaron de existir despus del tiempo de Cristo y los apstoles. Al contrario, el Nuevo Testamento da testimonio de su continua actividad en la poca de la iglesia. Pablo y Juan advierten acerca de engaos futuros por parte de los demonios (l Ti 4.1; 1 Jn 4.1-3). En el periodo de la Gran Tribulacin, los demonios estarn extremadamente activos (Ap 9.3-11; 12.7; 16.13-14). Ellos continan su terrible trabajo y lo seguirn haciendo hasta que Cristo venga y los lance al abismo (Ap 20.1-3; Is 24.21-23). Aunque durante el reino milenial estarn totalmente incapacitados para actuar, despus sern soltados junto con Satans por un corto tiempo en el que engaarn a las naciones. Despus de eso, junto con todos los incrdulos sern lanzados para siempre al lago de fuego (Ap 20.7-10). La evidencia que ofrece el Nuevo Testamento de la existencia de los demonios es abrumadora. No podemos pretender que creemos en la Biblia si negamos la realidad de los demonios, tanto en los tiempos de Jess como ahora.

2

Roger Baker, Binding tbe Devil [Cmo atar al diablo], Hawthorne, New York, 1975, p. 35.

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La posesin demonaca y el cristiano

Qu son los demonios?

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Su ORIGENHay un problema respecto al origen exacto de los demonios, ya que la Biblia no lo establece con precisin. Podemos, sin embargo. decir algunas cosas con certeza. No son producto de una imaginacin superactiva, ni son espritus sin cuerpo ni pertenecen a una supuesta raza de hombres anteriores a Adn. Tampoco son la descendencia monstruosa de ngeles cohabitando con mujeres antes del diluvio (Gn 6.1-4). No hay evidencia que respalde esas opiniones.DECLARACIN DE POSICIN

25.41), el dragn y sus ngeles (Ap 12.7), YBeelzeb, prncipe de los demonios (Mt 12.24, 26) 10 respaldan. . Segundo,. cuando se seala a Satans como prncipe de los demo010S el trmlOo que se usa es archonti, cuyo significado bsico es primero. Como primero entre los demonios, l es su jefe: Esta misma relacin se observa en esos demonios langosta, liberados del abismo durante la tribulacin y que tienen sobre ellos a un ngelllamado Abadn o Apolin (destructor), quien es posible que sea Satans (Ap 9.11). Tercero, demonios y ngeles tienen esencia similar. A estos se les llama espritus)) (Sal 104.4; Heb 1.14), y as ocurre tambin con los demonios (Mt 8.16; Lc 10.17,20). Cuarto, llevan a cabo actividades similares. Los demonios tratan de entrar en los hombres y controlarlos (Mt 17.14-18; Le 11.14-15). Lo mismo hacen los ngeles malos como Satans (Le 22.3; Jn 13.27). Los ngeles malos, como los demonios, se unen a Satans en guerra contra Dios y el hombre (Ap 12.7-17; Mc 9.17-26; Ap 9.13-15). Quinto, los rangos de ngeles y demonios son similares, si no idnticos (Ro 8.38-39; Ef6.1O-12; Col 1.16; 2.15). Las razones expuestas parecen ser ms que suficientes para identificar a los demonios como ngeles cados, subordinados a Satans y ejecutores de sus planes. Si tal no es el caso, entonces tendramos que aceptar que no tenemos evidencia bblica para determinar el origen de los demonios.

Hay buena evidencia, sin embargo, de que los demonios son ngeles cados, leales a su lder y prncipe de los demonios: Satans. En su rebeljn orjgmal, este arrastr consigo a un gran nmero de ngeles menores, quizs una tercera parte de todos los creados (Ez 28.18; Ap 12.4).3 Estos pueden clasificarse en confinados y libres. Estos ltimos tendran su morada en los lugares celestiales con acceso a la tierra y sus moradores (Ef 6.10; 6.12). Otros estn confinados en uno de varios lugares. Algunos estn en el abismo (Ap 9.1-11), al cual Cristo manda a muchos (Lc 8.31). Este es el sitio donde ser encerrado Satans durante el reino futuro (Ap 20.1-3). Otros estn atados a la tierra. Cuatro grandes ngeles. y quizs sus ejrcitos, que destruirn a una tercera parte de la humanidad estn confinados en el ro ufrates (Ap 9.14). Judas 6 describe un grupo particularmente malo de demonios como guardados bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran da. Este es el mismo grupo que Pedro describe como en el infierno (2 P 2.4).APOYO A ESTA POSICIN

Su NATURALEZAPuesto que podemos identificar con bastante certeza a los demonios como ngeles cados, tambin podemos predicar acerca de ellos, igual que de los ngeles. 5

Hay suficiente argumento de que los demonios son ngeles cados. Primero, tienen una relacin similar con Satans como la de este con sus ngeles. Las expresiones paralelas el diablo y sus ngeles)) (Mt

3

En relacin con las afirmaciones de Ezequiel (captulo 28) e !saas (captulo 14) acerca del pecado original de Satans y sus ngeles. vase Dickason, Ange/s, pp. 127-137.

4

5

Charles R. Smith, La doctrina de los demonios en el Nuevo Testamento. GraceJournallO, 1969, p. 32. Para una mejor descripcin de la naturaleza de Jos ngeles. vase Dickason. Ange/s, pp. 26-27.

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SERES PERSONALES

Son personas, creados originalmente a la imagen de Dios (inferencia de personalidad), pero que al rebelarse contra Dios, cayeron y se mantienen irreversiblemente separados de l y en la depravacin del pecado. En los pronombres personales que uS Cristo para referirse a ellos y que usaron los demonios para referirse a s mismos se puede encontrar evidencia de esa condicin (Le 8.27-30). Ellos pueden adoptar nombres, como es el caso de ((Legin (Lc 8.30), hablan inteligentemente (Lc 4.33-35, 41; 8.28-30), reconocen la identidad de Cristo (Mc 1.z"3-24) y de Pablo (Hch 16.16-17). En este caso tambin adivinaron el futuro. Debe ser motivo de aliento para los santos saber que los demonios sienten treor y tiemblan al ser juzgados (Lc 8.28; Stg 2.19). Tambin es obvio que ejercieron su voluntad al rebelarse contra Dios y posteriormente al rogar a Cristo que no los mandara al abismo (Le 8.32). Sin embargo, tuvieron que someterse a la voluntad del Sefior cuando les orden salir de la persona poseda (Mc 1.27).SERES ESPIRITUALES

As como los ngeles, que son espritus por naturaleza, ocurre con los demonios. Son lo opuesto a los seres con carne y sangre, es decir, con cuerpo (Ef 6.12). Estn entre las criaturas invisibles de Dios (Col 1.16) aun cuando pueden, como los ngeles, hacerse visibles algunas veces. Cuando aparecen, pueden hacerlo como si fuesen ngeles de luz (2 Co 11.14) o como seres horrendos yaterrorizantes (Ap 9.7-10, 17; 16.13-16).SERES PODEROSOS

Los demonios tienen poderes de inteligencia y fuerza sobrenaturales. Satans tiene una vasta inteligencia (Ez 28.12). Los demonios son capaces de crear una red de informacin y llevar a cabo estratagemas tanto en el mbito local como mundial (Ef 6.11-12; 2 Co 2.11). Pueden ejercer control sobre los hombres y dominarlos. Un espritu maligno hizo que un hombre, sobre quien siete judos exorcistas incrdulos queran realizar actos mgicos usando el nombre de Jess, saltara sobre ellos, y dominndolos, pudo ms que ellos, de tal

manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos (Hch 19.14-16). El endemoniado gadareno estaba controlado por varios miles de espritus inmundos, y nadie poda atarle, ni aun con cadenas (Mc 5.1-4). El poder de este Legin llam poderosamente la atencin de aquellos que vieron el efecto producido por los demonios cuando salieron del hombre y entraron a dos mil cerdos hacindolos que se echaran desde lo alto del cerro al mar (Mc 5.12-13). Sus poderes son usados en una forma terriblemente perversa. Sus actos homicidas atormentan a los hombres hasta el punto de hacet:los preferir la muerte (Ap 9.1-11). Durante la tribulacin, algunos demonios lanzarn fuego por sus bocas para matar a una tercera parte de la humanidad (Ap 9.13-19). Los demonios pueden producir mlagros engafiosos. Como Satans, pueden interferir con las leyes de la naturaleza para producir sefiales y prodigios mentirosos (2 Ts 2.9). Sin embargo, Dios limita su accin. Los magos de la corte de Faran dieron la impresin de poder imitar algunos de los milagros que Dios hizo a travs de Moiss, pero hubo unos que no pudieron duplicar (x 8.5-7 y 8.16-19). Adems, todo lo que hicieron fue afiadir desgracias a Egipto en lugar de alivio. La ((magia y los ((milagros.> modernos pueden no ser simples engafios humanos. Es probable que sean producto de engafios de demonios. As como los ngeles se desplazan velozmente en el espacio y no estn limitados por cuerpos o barreras materiales, los demonios pueden usar su habilidad en este sentido para promover sus ardides. Sin embargo, son criaturas limitadas en tiempo, espacio, poder y conocimiento. Como parece que existen por millones' sus poderes e inteligencia combinados pueden manifestarse en muchos lugares casi al mismo tiempo. Sus engafios y poderes pueden parecer muy eficientes y efectivos. Pero nos conforta el hecho de que nuestro Creador y Defensor limita soberanamente los dafios que pueden ejecutar.

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Los demonios parecieran ser un tercio de los innumerables ngeles. Vase bid., pp. 85-86.

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Sus ACTIVIDADESLos demonios, en general, son secuaces incansables e incondicionales de Satans, organizados para llevar a cabo sus malvolos propsitos comunes.PROMUEVEN EL PIAN DE SATANS

Debido a sus limitaciones en cuanto a tiempo, espacio y poder, Satans debe extender su influencia usando a sus muchos ngeles. l es el dictador poderoso que exige y se asegura de su lealtad. All no hay oportunidad para un ejrcito dividido (Mt 12.24-26). Ellos estn constantemente ocupados, trabajando sin el descanso que requieren los humanos. Al combinar sus recursos de informacin y poder, planean poderosamente la promocin de la maldad en lo cual tienen milenios de historia triunfal. Tratan de controlar a los individuos (Ef 2.1-2), a los gobiernos (Dn 10.13,20) ya todas las filosofas del mundo y el curso de la historia On 12.31; Ef 6.11-12; 2 Ts 2.8-10).SE OPONEN A LOS PROPSITOS DE DIOS

7.12-13; 8.18-19; 9.11). En el Antiguo Testamento rendir culto a los dolos era adorar a los demonios (Sal 106.36-38). Al oponerse a Dios, los espritus malos promueven en el mundo las religiones falsas y una amalgama de cultos cristianos. Se trate de religiones animistas donde la supersticin, la magia y la adoracin de espritus esclaviza a los hombres, o de atractivos sistemas filosficos que en apariencia promueven 10 bueno, la dinmica es la misma: el trabajo de los demonios de apartar al hombre del nico y verdadero Dios y de su Hijo unignito, el nico Salvador para todo el mundo.OPRIMEN A LA HUMANIDAD

Los demonios promueven la rebelin contra Dios entre los hombres. Cuando Satans dijo: Ser semejante al Altsimo, introdujo entre los ngeles una filosofa centrada en la criatura (Is 14.14; Ez 28.16, 18). Y vino al hombre con la misma mentira: Seris como Dios (hebreo, elohm, poderoso o poderosos). Los resultados fueron idnticos: culpa, muerte y degradacin. El anticristo de Satans ser el eptome de la rebelin, ((el hombre de pecado... hacindose pasar por Dios (2 Ts 2.3-4). l reunir a los hombres para hacer la guerra contra Dios y Cristo en la tribulacin (Ap 16.14), despus de ser liberado de su prisin milenial (Ap 20.7-9). A los demonios les encanta denigrar el carcter de Dios. Quieren que creamos que Dios no es amoroso, amable, considerado, justo o fiel, sino que es limitante, severo y protector de su propia posicin (Gn 3.1-5). Los demonios llevan al hombre a la idolatra y lo mantienen engaado mediante el despliegue de poderes sobrenaturales, como es el caso de los dioses de Egipto. Las plagas fueron contra los dolos egipcios (x 12.12) y prevalecieron contra los magos egipcios (x

Los medios son el engao y la degradacin, yel objetivo es la destruccin. Los demonios odian a Dios y a los que fueron hechos a la imagen de l. Por eso tratan de arrastrar a los ms que puedan alIaga de fuego; los privan de disfrutar de la verdadera vida y de la gracia de Dios. Ellos son antagnicos y malvolos. A veces, los demonios afligen a los hombres usando la naturaleza Oob 1.12-19; 2.7). Para degradar al hombre hecho a la imagen de Dios, los llevan a filosofas humanistas centradas en la criatura (Ro 1.18-32; Ef2.1-3). Y esto conduce a la perversin y corrupcin de los poderes dados por Dios en la religin, la sociedad y el sexo. Ap>.IB Aqu, el problema es, cmo se puede fijar un aguijn en la naturaleza pecadora? Es posible que haya quienes vean aqu la posibilidad de un ngel de Satans viviendo dentro de la naturaleza pecadora, una ventaja natural del mal. (Cabe preguntarse dnde est localizada la naturaleza pecadora.) Esto no parece ser lo que Pablo enfatiza. En el contexto de carne parece ms natural como una referencia al cuerpo fsico, y el aguijn como un mal fsico localizado en el cuerpo por Satans. El trmino un mensajero de Satans (angelos satana) tiene ms de un significado, pero Pablo solo pens en uno. Pudo referirse a un demonio enviado por Satans, asI como l tiene ngeles que le sirven (Mt 25.41). En este caso el demonio podra considerarse un hostigamiento constante o intermitente a su cuerpo. El trmino angelos tambin podra referirse al propio Satans (mensajero de Satans pudiera querer decir el mensajero Satans). Sin embargo, el verdadero uso es al contrario, porque a Satans, como ocurre con frecuencia en el N uevo Testamento, nunca se le llama angelos.19 Aunque este no es el argumento ms firme, tiene su fuerza. Un segundo significado podra ser que el demonio realmente habitaba en su cuerpo (o, como algunos dicen, en su naturaleza pecadora). En este caso, Pablo habra estado demonizado. No hay indicacin, aparte de esta frase, de que pudiera indicar que Pablo estaba habitado por un demonio. Esto pondra su ministerio apostlico bajo sospecha. Un tercer y ms aceptado sentido es que Satans o un demonio le haban provocado una afliccin o enfermedad corporal. En este caso, no se tratara de un demonio habitando el cuerpo. Hay muchos in20 tentos de explicacin de cul sera la afliccin. Dos posibles razones18 bid19 bid., p. 476. 20 Arndt y Gingrich, pp. 441-42. Vase kolophizo.

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seran problemas con la vista, como oftalmia, o una fiebre re~~rrente, como malaria. Eso le provocara ciertas limitaciones al debIlitarlo e impedir su ministerio al punto de hacerlo clamar que se. le li~rara de ese problema. Sin embargo, el Seor le dijo: Bstate mI gracIa; porque mi poder se perfecciona en la debilidad (12.9). Vemos que no siempre es el plan de Dios quitar completamente los efectos de los ataques de Satans, pero s los puede anular con un buen fin. En este caso mantuvo a Pablo humilde y dependiente. El propsito de Satans, generosamente controlado por Dios para bien, era abofetear (kolaphizo) a Pablo. Dios evitara que se autoexaltara. La palabra griega quiere decir golpear con el puo, bofetn o maltratar.21 El tiempo presente del verbo indica que esta era una accin continua. No est claro si la accin es p.roducto de la obra constante del demonio o es la afliccin resultante que da a Pablo una tribulacin permanente. No podemos decir con certeza que el demonio segua estando con Pablo. No tenemos informacin suficiente para concluir qu Pablo tena un mensajero de Satans en forma de aguijn en la carne,). No podemos decir que haya sido un demonio que viva en l. No podemos decir que un demonio lo hostigaba intermitentemente. Lo ms probable y que podemos decir es que se trataba de un mal fsico recurrente originado por Satans o un demonio. Dios segua usando aquello como un beneficio espiritual saludable para Pablo. Los pasajes antes mencionados podran usarse para sugerir que los demonios pueden habitar en un creyente, pero la evidencia no es todo lo certera para hacerlo. Los casos siguientes tienen que ver con personas que parecen, parcial o totalmente, demonizadas. La pregunta que surge es: Son ellos verdaderamente creyentes?

Algunos se preguntan si Sal era en realidad un verdadero creyente. Parece haber suficiente evidencia de que s lo era. El Espritu de Dios vino poderosamente sobre l, fue cambiado en otro hombre y esto qued en evidencia cuando profetiz6 (1 S 10.6-12). Ms tarde fue capacitado por el Espritu de Dios para que defendiera a Israel (11.6-7). Dios lo escogi para que fuera rey (ante la insistencia del pueblo, 10.17-24) Ylo capacit de vez en cuando. Samuel nunca puso en duda su relacin con Dios. Cont con la aprobacin de Samuel y de Dios (12.17-18). Pero fall en su comportamiento y obediencia (13.8-14; 15.11, 22-23). Poco despus, Sal reconoci la providencia de Dios y le confes su error a David (24.16-22; 26.21-25). Si Sal era un creyente (y tenemos buenas razones para sostener que lo era), parece claro que por lo menos a veces era invadido por un espritu maligno que controlaba su comportamiento: El Espritu de Jehov se apart de Sal, y le atormentaba un espritu malo de parte de Jehov (16.14). El demonio sala de l cuando David tocaba su arpa para aliviarlo espiritualmente (16.18-23). Si el demonio invada a Sal, al menos dejaba de atormentarlo. Si solo lo atormentaba desde fuera del cuerpo de Sal, sencillamente se iba. La misma actividad demonaca ocurri en dos o tres ocasiones. En una de estas oportunidades Sal trat de matar a David, intentando clavarlo con la lanza contra.la pared. Fjese en el pasaje:Aconteci al otro da, que un espritu malo de parte de Dios tom a Sal, y l desvariaba en medio de la casa. David tocaba con su mano como los otros das; y tena Salla lanza en la mano. Yarroj Salla lanza, diciendo: Enclavar a David a la pared. Pero David lo evadi dos veces (1 S 18.10-11). Yel espritu malo de parte de Jehov vino sobre Sal; y estando sentado en su casa tena una lanza a mano, mientras David estaba tocando. YSal procur enclavar a David con la lanza a la pared, pero l se apart de delante de Sal, el cual hiri con la lanza en la pared; y David huy, yescap aquella noche (1 S 19.9-10).

EL CASO DEL REY SAL

El libro de 1 Samuel presenta el extrao caso de Sal, que tuvo problemas con la carne y con un espritu perverso. Aunque Sal comenz bien su reinado, debido a su autodependencia y rebelin ech a perder su comportamiento espiritual.

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bid.

Notemos que en el primer pasaje, el hostigamiento incesante del demonio provoc en Sal ul profundo cambio en su conducta, poniendo en su mente pensamientos homicidas, e impulsndolo a tirarle la lanza a David con el propsito de matarlo, al elegido de Dios para remplazar al rey. Este control de mente y cuerpo manifestado por el

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demonio pareciera ser interno y podra compararse a algunas caractersticas similares encontradas en el endemoniado gadareno (Mc 5.1-5; vase cmo se trata este caso en el captulo 2). El segundo ejemplo muestra mucho del mismo tipo de control. Algo tpico de quienes son controlados internamente por un demonio son los cambios repentinos de personalidad y comportamiento. El hostigamiento viene de afuera, pero el control de la mente y del cuerpo proviene de adentro. 22 Esto lo reconocen especialistas evanglicos. Por la evidencia parece claro que Sal estuvo invadido en una o varias ocasiones por un demonio como una manera de castigo divino por su rebelin, lo cual para Dios era tan malo como el pecado de hechicera o adivinacin (1 S 15.23). Tambin parece ser que era un creyente genuino aunque carnal. Aqu tenemos, entonces, un caso muy probable de un creyente invadido por un esp~ritu malo. . Algunos podran decir que tal cosa ocurna en aquellos tlempos, cuando el Espritu de Dios entraba y sala de los creyentes segn sus propsitos. Es cierto. El Espritu Santo no vino a habitar permanentemente en todos los creyentes sino hasta despus de la cruz y cuando descendi segn el Nuevo Pacto On 7.37-39; Ro 8.9). Se dice, adems, que el Espritu del Seor sali de Sal, y el espritu malo entr en l (1 S 16.14). Dndole validez a esta objecin, algunos niegan que tal invasin pudiera ocurrir en esta era de la gracia a partir de Pentecosts. Se basan en la suposicin de que el Espritu Santo y el espritu malo no pueden vivir en la misma persona. En el siguiente captulo someteremos a consideracin este argumento. Aqu solo diremos brevemente que este argumento no es tan fuerte como parece.EL CASO DE lA MUJER ENCORVADA

En Lucas 13.1 0-17 leemos que Jess san a una mujer que desde hada dieciocho aos tena espritu de enfermedad, y andaba encorvada, y de ninguna manera se poda enderezar (13.11). Jess, adems, la describe como una hija de Abraham, que Satans haba atado dieciocho aos (13.16).22 Henry A Wirkler y Mary B. Wirkler, Demoniac Involvement in Human Life and IIlness [Panicipacin demonaca en la vida humana y la enfermedad], Journal ofPsychology and Theology 5, 1977,2:95-102.

Obviamente, esta mujer estaba incapacitada por una enfermedad causada por demonios. Podra afirmarse que el espritu le produca la enfermedad y se retiraba, eso parece ms acorde con la idea de una atadura satnica durante dieciocho aos, que pensar que el espritu segua viviendo en la mujer agravando ms el problema. Por los trminos usados, es obvio que estaba habitada por el demonio. En griego, la expresin es pneuma echous astheneias, lo cual debera traducirse como tena un espritu de enfermedad. Podra ser una referencia a enfermedad o a afliccin, pero la expresin tena un espritu equivale a demonizacin. Sin duda que la mujer estaba demonizada. La pregunta es: Se trataba de una creyente verdadera? Los hechos siguientes parecen indicarlo. Primero, era bien conocida en la sinagoga como una persona atormentada por una enfermedad demonaca (nadie objet el diagnstico dado por Jess), y quizs asista regularmente a los servicios (13.10-11). Segundo, ella supo al instante que Dios la haba sanado y le dio la gloria a l (13.13) en lo que pareci una reaccin natural de su corazn. Tercero, Jess la identific como una hija de Abraham. La expresin hija de Abraham podra tener una connotacin tnica para sealar que era juda. Sin embargo, Lucas muestra a Jess aplicando este trmino al recin convertido Zaqueo: Hoy ha venido la salvacin a esta casa; por cuanto l es tambin hijo de Abraham (Lc 19.9). No podemos entender si eso quiere decir que fue salvo porque era descendiente directo de la lnea de Abraham. Jess advirti a la gente que no pensara de esta manera. Los judos que se le oponan eran descendientes de Abraham, pero no tenan la fe de su padre Abraham On 8.37-40). La conclusin apropiada es que Zaqueo lleg a ser creyente en Cristo aquel da, cuando la salvacin vino (egeneto) a l y as entonces lleg a ser hijo de Abraham. Entendido as, tenemos entonces respaldo para creer que en el caso de la mujer, la expresin hija de Abraham se refiere a que era una creyente verdadera. Encontramos confirmacin adicional en la expresin a esta (Lc 13.1-6), una frase afirmativa y clarificadora que quiere decir verdaderamente. El trmino griego ousan es similar al usado en el caso de las viudas que eran verdaderamente viudas, que en verdad lo son (ontos, 1 Ti 5.3, 5). Aqu tenemos un caso claro de un creyente que estaba demonizado. No se establece la causa. El punto destacado es la sanidad por la

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autoridad de Cristo y su poder milagroso. De nuevo, alguien podra decir que la demonizacin de creyentes poda ocurrir en los das previos a la venida del Espritu Santo a morar en los creyentes, y que la presencia del Espritu no permite la de un demonio en el mismo cuerpo. Como lo mencionamos antes, trataremos este asunto en el captulo 8. Pero no se podra sostener con propiedad que ningn creyente antes de Pentecosts pudo ser habitado permanentemente por el Espritu Santo. En los das del Antiguo Testamento hubo algunos en quienes viva el Espritu Santo. Por ejemplo, David con quien estuvo el Espritu despus de ser ungido por Samuel O S 16.13). Este tambin parece ser el caso de Daniel (Dn 5.14). Tambin al menos en algunos de los profetas del Antiguo Testamento habit el Espritu O P 1.11). Tuvo que haber otros. Entonces por qu no podramos suponer que esta querida hija de Dios, la mujer con escoliosis, tambin tena al Espritu Santo morando en ella?, Aunque no podemos llegar a la conclusin absoluta de que era una creyente verdadera que estaba habitada por un demonio, el peso de la balanza pareciera inclinarse en esa direccin.EL CASO DE JUDAS ISCARIOTE

perdicin Un 17.12), que obviamente fue seialado de antemano por las Escrituras para que fuera el traidor Un 13.18). Judas se perdi, nunca fue salvo, por lo tanto no se puede usar como evidencia de que un cristiano puede ser demonizado.EL CASO DE LOS CORINTIOS QUE HABLABAN EN LENGUAS

Judas, el traidor, era un discpulo en el cual Satans puso ideas para traicionar a su maestro Un 13.2). Posteriormente, en el aposento alto, Juan afirm que despus del bocado, Satans entr en l 03.27). U na fuente observa: Un apstol de Jesucristo, Judas Iscariote, estuvo con l hasta la ltima noche de su vida, pero Satans entr en l. Traicion al Hijo de Dios entregndolo en manos de sus enemigos. La misma fuente presenta esto como evidencia de que los creyentes en Dios son a veces invadidos por espritus malos.23 Aqu los que escriben la teologa los han llevado a una conclusin falsa en cuanto al tipo de evidencia. Parecen creer que un autntico creyente en Cristo puede perder su salvacin. Como lo seialamos en el captulo 3, donde tratamos de la seguridad del creyente autntico, eso es incorrecto. Adems, no hay una buena evidencia de que Judas alguna vez haya confiado realmente en Cristo. El Sefior llam a Judas: el hijo de23 Ensign y Howe, op. cit., p. 134.

Los creyentes corintios estaban confundidos por un extraio caso que ocurra en su congregacin. Entre ellos haba una persona que bajo la influencia de- un espritu, hablaba en una lengua extraia, diciendo: Jess es anatema O Co 12.3). Cmo poda esta persona, con un lenguaje sobrenatural, inducido a decir tal cosa? Cmo iban a entender esto a la luz del hecho de que Dios estaba por aquellos das dando el don de lenguas? Si el Espritu Santo daba el don de lenguas, cmo este hombre poda maldecir a Cristo? Los corintios no solo estaban confundidos, sino que tambin eran ingenuos y presumidos. Pensaban que todas las lenguas milagrosas eran de Dios. Pablo tuvo que recordarles que deban ser precavidos ante las lenguas inducidas por demonios, cosa que conocan desde su antigtJa vida: Sabis que cuando erais gentiles, se os extraviaba llevndoos, como se os llevaba, a los dolos mudos. Por tanto, os hago saber que nadie que hable por el Espritu de Dios llama anatema a Jess (l Co 12.2-3). (Este fenmeno sobrenatural es bien conocido en el da de hoy entre los religiosos paganos.) Ntense los verbos pasivos al referirse al extravo a que fueron llevados; indican control de demonios que inducan a la adoracin idoltrica. Esta pregunta, planteada al apstol por carta de los hermanos de Corinto (1 Co 12.1), le dio la oponunidad de poner todo el asunto de los dones espirituales en su perspectiva correcta. Los corintios lo necesitaban, ya que estaban ms interesados en los dones espectaculares que en los que edifican. Pablo tambin se concentr en el error en que haban cado los corintios de sobreenfatizar el don de lenguas, lo cual haca que descuidaran los mejores dones que edifican y daba a Satans la ocasin de infUtrar a estos creyentes con un engafiodemonaco. Es ampliamente aceptado que el control de la mente y de la voz es un sntoma de demonizaci6n, como es el caso de muchos de los endemoniados en los Evangelios. Lo mismo ocurre hoy. Kurt Koch da tres ejemplos de lenguas demonacas, y nos hace la advenencia siguiente:'

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Estos ejemplos deberan servir como una advertencia a todos los que se esfuerzan por hablar en lenguas. Hoy hay en el mundo tanta gente poseda, mdiums espiritistas, que tienen la capacidad de hablar en lenguas derivadas de fuentes demonacas y no del Espritu Santo, que buscar este 24 don para nosotros mismos puede ser una tarea muy peligrosa. Es evidente que los corintios tenan como creyente al que hablaba en lenguas, porque le permitan departir con ellos en la congregacin y esperaban que los guiara en alabanza a Dios mediante el don de lenguas. Aqu, entonces, tenemos el caso de una persona que podra ser reconocida como un creyente que hablaba en lenguas controladas por demonios. CONCLUSIN Vimos los pasajes y casos ms importantes de la Escritura que se han usado o podran emplearse como respaldo al concepto de que los verdaderos creyentes pueden ser demonizados. Por varias razones en su contexto o por otra informacin bblica la mayor parte de estos casos no podran considerarse evidencia vlida. Sin embargo, hay algunos pasajes que ofrecen evidencia que no puede ser desechada a la ligera sino que habra que considerar como evidencias fuertes, tales como la hija de Abraham con un espritu de enfermedad y el corintio que hablaba en lenguas. Pero todava hay dudas legtimas de que esos sean ejemplos genuinos de creyentes en el Nuevo Testamento habitados por demonios. Por eso no podemos decir categricamente que la Biblia presenta evidencia clara de que los creyentes pueden ser demonizados. En el captulo anterior llegamos a una conclusin que podramos considerar definitiva en cuanto a la posicin opuesta. La Biblia no ofrece evidencia de que los creyentes no puedan ser demonizados. As que, tenemos que buscar otros tipos de evidencias que puedan contribuir a dar respuesta a la pregunta: Pueden los creyentes verdaderos ser demonizados?

8Consideraciones teolgicasUna vez examinados los pasajes ms importantes de la Escritura usados a favor y en contra de la posibilidad de demonizacin en los creyentes, consideraremos los principales argumentos teolgicos en cuanto a ambas posiciones. Al abocamos a esta materia, tenemos que reconocer que tras cada posicin hay ciertas presuposiciones teolgicas, y la lgica empleada en cada caso puede no ser la ms apropiada o exacta. Buscaremos una evaluacin justa de los argumentos utilizando la Escritura como base de la verdad, y un procedimiento lgico cual herramienta en el proceso. Para acercarnos a estas consideraciones teolgicas necesitaremos equilibrio y una mente amplia.ARGUMENTOS CONTRA LA DEMONIZACIN DE CREYENTES

Los argumentos lgicos y teolgicos presentados para apoyar este punto de vista pueden agruparse bajo las consideraciones de espacio, propiedad, identidad y presencia.CONSIDERACIONES ESPACIALES

24 Kurth Koch, Occult Bondagt and Dtlivtranu, Kregel, Grand Rapids, 1970, p. 134. Vase tambin Virkler y Virkier, p. 100.

Como ya lo sealamos en captulos ariteriores, hay quienes creen que el Espritu Santo y los demonios no pueden habitar el mismo cuerpo. Ya que los incrdulos no tienen el Espritu, pueden albergar a los espritus demonacos. Pero como los creyentes tienen el infinito Espritu de Dios dentro de ellos (Ro 8.9) no hay lugar para algn espritu maligno. Algunas consideraciones de tipo espacial, como las limitaciones dimensionales no aplican al mundo espiritual. Nos preguntamos:

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Cmo podran el Espritu de Dios y el espritu humano ocupar el mismo espacio? La pregunta no opera porque los espritus no ejercen ninguna presin, ni material ni corporal, contra otros espritus, ya que no tienen dimensin ni peso (Lc 24.39). No se aglomeran unos contra otros. La Biblia da fe claramente del hecho de que el Espritu infinito de Dios habita dentro de cada creyente pese a lo limitado de sus cuerpos (I CA 6.19). Tambin tenemos el caso del endemoniado de Gadara, en cuyo cuerpo habitaban suficientes demonios como para ser capaces de entrar en dos mil cerdos y hacerlos despearse al mar donde perecieron ahogados (Mc 5.13). El trmino Legin podra estar indicando entre seis mil y doce mil. Yel cuerpo del hombre endemoniado tena espacio para todos ellos.CONSIDERACIONES DE PROPIEDAD

limitaciones y su destino. Ellos fueron juzgados por la cruz de Cristo, derrotados en la cruz, y declarados perdedores. El argumento contradictorio en cuanto a propiedad no tiene peso pues es solo un problema aparente debido a una relacin errnea y a una comparacin deficiente.CONSIDERACIONES DE IDENTIDAD

Cualquiera podra preguntar: Cmo puede alguien posedo por Cristo, comprado con su sangre, ser posedo por demonios? Est claro que, una vez que creemos en Cristo, nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al Reino de su amado Hijo (Col 1.13). Adems, somos miembros de su cuerpo, que l gan por su propia sangre (Hch 20.28); Y nosotros, incluyendo nuestros cuerpos, [hemos] sido comprados por precio (l CA 6.20). El problema aqu es cuestin de semntica. Los trminos posedo por Cristo y posedo por demonios no se usan en la misma manera. Estar posedo por Cristo es pertenecer a l moral y espiritualmente por la compra que hizo de nosotros a precio de su sangre (Ef 1.7; 1 P 1.18-19). ~ora le pertenecemos a Cristo. Somos posesin suya por compra (TI 2.14). Tomar el trmino bblico traducido como posedo por demonios en el mismo sentido es un error grave que no tiene apoyo en la Escritura. . En el captulo 2 vimos que daimonizomenos no quiere decir propIedad de un demonio, sino simplemente demonizado. Esto describe bsi~amente la con?ici6n de una persona que es habitada por un demomo Q por demomos y que est en diversos grados bajo el control de ellos con varios efectos resultantes. La idea de propiedad no correspon~e a la palabra del Nuevo Testamento y su uso. Satans y los demomos no son dueos de nada. Dios es dueo de ellos. Son criaturas de Dios. Dios est en control de ellos y l es quien determina sus

Otros afirman que el que es escogido en Cristo antes de la creacin del mundo (Ef 1.4) Y puesto por el Espritu en Cristo habiendo credo en l (I CA 12.13; G13.26-27) jams podr ser desatado de esa unin con Cristo y su justicia como para llegar a ser posesin demonaca. Los autnticos hijos de Dios estn seguros a travs de la gracia de Dios, porque a los que justific, a estos tambin glorific (Ro 8.30). Es verdad que los verdaderos hijos de Dios estn seguros para siempre en su salvacin. Y sin excepcin llegarn a la gloria (Ro 5.1-10; Ef 1.13-14; 4.30). Ninguna fuerza demonaca, ninguna criatura de la categora que sea podr' separarnos del amor de Dios y de la vida del Salvador (Ro 8.38-39). Pero esw no tiene que ver nada con la demonizacin. De nuevo, tenemos que notar que daimonizomenos no significa posesin o propiedad, y evidentemente t~poco quiere decir que un demonizado no tiene salvacin o que ha perdido su salvacin. En el captulo 3 tratarnos con bastante amplitud el asunto de la seguridad de los autnticos creyentes. Esta obje!=in a la posible demonizacin de un creyente est fundamentada en un concepto errneo en cuanto al sentido de posesi6n demonaca. No puede significar sacar de la uni6n con Cristo y la subsecuente prdida de la salvacin.CONSIDERACIONES ACERCA DE lA PRESENCIA MORAL

Este es el argumento teolgico mS frecuente, y parece tener el mayor peso. Se basa en la aparente incompatibilidad del Espritu de Dios, que es santo, y los espritus de los demonios, que son malos, habitando en el mismo cuerpo. ParecemoraIy espiritualmente imposible tener a ambos presentes, residiertdo en el mismo cuerpo de una persona. Esto es algo muy serio y debemos evaluarlo con todo cuidado.

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Una presentacin ms formal y justa del argumento la encontramos en el siguiente silogismo: PROPOSICIN PRINCIPAL: Dios no puede habitar con el mal. PROPOSICIN SECUNDARIA: Dios habita en cada creyente. CONCLUSIN: Por lo tanto, un demonio (malo) no puede habitar en un creyente. El silogismo est bien construido. La palabra habitar se usa en las tres partes. Los trminos estn bien relacionados. Dios se utiliza en ambas proposiciones. Mal se emplea en la proposicin principal y en la conclusin (al usar demonio). Estas son afirmaciones simples. El silogismo tiene, sin embargo, algunos problemas. Problemas serios. Primero, en la proposicin principal el trmino habitar es ambiguo. Es verdad que el salmista dice: Porque t no eres un Dios que se complace en la maldad; el malo no habitar junto a ti (Sal 5.4). Aqu, la palabra habitar significa permanecer, y la expresin paralela (segn la estructura de la poesa hebrea) en la primera parte del versculo confirma que el concepto involucrado aqu es ms que solo presencia; significa compaerismo. Este es el nfasis en permanecer y complacerse.] De modo que si la proposicin principal est diseada para que signifique solo presencia, no compaerismo, deja de representar apropiadamente el texto general en el cual se basa. Segundo, la proposicin principal es claramente falsa si solo quiere decir presencia. Presencia es el intento usual de quienes elaboran este argumento. La razn de que sea falsa es que no se ajusta a los hechos tal como se presentan en la Escritura. Dios permite, es ms, llama a Satans a su presencia Uob 1.6; 2.1; Zac 3.1-2). Esto no contamina a Dios ni destruye a Satans. No hay incompatibilidad de presencia aun cuando haya incompatibilidad de naturaleza moral; por lo tanto, no hay confraternidad. Adems, Jess el santo comi con pecadores y publicanos y tampoco se contamin (Le 15.1-2). Adems, y ms afn con el asunto, est el hecho de que el Espritu Santo (en realidad tambin el Hijo yel Padre) vive en el creyente, aun cuando este contina con una naturaleza mala, pecadora. Esto se ve

claramente en Romanos 7y lo tratamos en el captulo 4 de este libro. No es imposible para el Espritu Santo vivir dentro de la misma persona con una entidad mala. Lo hace para ayudarnos y para controlamos' en nuestra lucha contra la naturaleza carnal y pecaminosa. El verdadero asunto, entonces, no es la presencia sino el control. Es asunto de compafierismo y cooperacin, lo que es imposible entre el bien y el mal, entre Dios y los demonios. La persona que es habitada por demonios tiene a uno residiendo temporalmente dentro de ella, pero no tiene que disfrutar necesariamente compaerismo con el demonio, cooperacin con el demonio, sobre todo si se trata de una persona creyente. Es comprensible, entonces, que un cristiano pueda caminar en compaerismo con Dios para resistir a la naturaleza pecaminosa, mediante la morada en l del Espritu Santo. Tambin es concebible que un creyente pueda caminar en compaerismo con Dios para resistir a un demonio en su interior mediante la habitacin en l del Espritu Santo. Alguien puede argumentar, sip embargo, que el demonio es diferente y est separado de su naturaleza pecaminosa, por lo cual no se les puede comparar. Hasta cierto punto este argumento es razonable. Son diferentes, pero ambos son malos. La introduccin de la evidencia que la naturaleza pecaminosa y el Espritu Santo viven en el mismo cuerpo del creyente es vlida al cuestionar la proposicin principal. Por necesidad, en la naturaleza de un silogismo, la proposicin principal debe ser general y no especificar la conclusin. Es impropio comenzar proponiendo que un demonio no puede habitar en elcfeyente y concluir con la misma afirmacin. Cada proposicin debe sostenerse por s sola y llevar a, no suponer,' la conclusin. Hacer tal cosa sera argumen~ en favor del punto o presumir su verdad arttes de tener ~ruebas lgl~. Otros objetan diciendo que la naturalezapec.ammosa ya fue Juzgada, y por eso es que el Espritu Santo puede habitar ~n el cr~ente. En realidad, el Espritu que mora en el creyente lo bautiZ en Cnsto, destronando as a la natur31eza pecaminosa. de su funcin autoritativa (Ro 6.1-14). Tambin debera notarSe que Satans y los demonios fueron juzgados por el mismo medio, la cruz de Cristo Un 12.31; Col 2.15). Por lo tanto, el Espritu puede habitar en un creyente para controlar cualquier mal que haya en l, incluyendo a un posible demonio.

Vase d tratamiento de Salmo 5.4.

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Para concluir nuestra evaluacin de este silogismo debemos declarar nula la proposicin principal; y por lo tanto, la conclusin, basada ntegramente en ella, tambin queda anulada. El argumento no prueba que un demonio no pueda residir dentro de un creyente verdadero. Tambin debemos notar que refutar un argumento en sentido negativo no significa aprobacin automtica de lo contrario. Al invalidar este argumento no establecemos que el creyente puede ser habitado por un demonio. Esto requiere una mayor y ms sustancial evidencia.

argumento contra la idea de que el Espritu Santo y un demonio pueden habitar en la misma persona. Unger presenta otra posicin. Aunque sostiene que los creyentes pueden ser demonizados o habitados, califica este punto de vista. Debe insistirse en que los demonios no pueden habitar a un cristiano en el mismo sentido que el Espritu Santo. El espritu de Dios entra a un creyente al salvarlo, permanentemente, y nunca para volver a salir On 14.16). A la inversa, el demonio entra como usurpador e intruso, y est sujeto a expulsin en cualquier momento. A diferencia del Espritu Santo, el demonio nunca habitar legtima o permanentemente a un santo, y ningn demonio puede tener la ms mnima influencia sobre alguna parte de la vida de un cristiano que es cedida al Espritu Santo: Debemos concordar con esto en gran parte. El demonio no tiene ningn derecho legal de residir en un cristiano, aunque pueda existir alguna razn moral para que Dios lo permitiera. Pero el asunto no es permanencia sino transitoriedad. El demonio, si se ha producido la invasin, vive dentro de la persoqa y trata de controlar cualquier rea de la vida o conducta que no est controlada por el Espritu Santo. El punto sigue siendo ~ontrol, como lo indica el trmino demonizacin, y no modificacin de presencia. Necesitarnos. clarificar aqu que la presencia del Espritu Santo en el creyente es una relacin fraternal (krJnonia) personal y eterna, una convivencia de acuerdo en una esfera moral. La morada del espritu malo ~ una invasin temporal y antinatural de antipata, una contradiccin de la esfera moral. Algunos desacuerdos y acciones humanas han permitido la invasin demonaca con el control parcial resultante y en diversas manifestaciones. Hay Ulla gran diferencia en las relaciones, y es posible sacar al demonio. El Espritu Santo nunca dejar o desamparar al creyente en Cristo. Bub~ tambin modifica el concepto de posesin segn el lugar en que resida el demonio; y d.ce: Estoy convencido de que ningn creyente puede ser posedo por un espritu malo como ocurre con el incrdulo. Es ms, rechazo

CONSIDERACIONES DE PRESENCIA MODIFICADA

Hay quienes aceptan que un demonio puede vivir en un creyente verdadero aunque restringen el concepto de posesin en trminos de tipo de residencia o lugar de residencia. Debemos notar esto como modificaciones del concepto de lo que significa tener a un creyente demonizado. Ensign yHowe sostienen que los creyentes pueden experimentar invasin, obsesin y opresin, pero rechazan la idea de que un cristiano verdadero pueda ser posedo: Una palabra muy fuerte que indica control casi comple.to del cuerpo, mente y voluntad de la persona como en el caso de Legin (Me 5.1-16)>>.2 Aqu, los autores presentan un concepto de posesin imperfecto. En el captulo 2 vimos que la demonizacin no significa ni penenencia ni una completa invasin de la voluntad y la conducta de la persona. El caso del hombre en quien viva Legin no es tpico, sino extremo. Los mismos autores aceptan que aunque los pecados de la carne no son necesariamente evidencia de demonizacin, cuando persisten y se transforman en algo habitual en la vida del cristiano pueden traer control demonaco e invasin a los hijos de Dios.3 Ensign y Howe, por tanto, aceptan la presencia de demonios en el creyente pero no posesin en forma de control total. Al evaluar esta posicin debemos recordar que el punto no es presencia sino control. Esto lo sefialamos en el captulo 2 y en este, cuando tratamos el

2

G~~on H. Ensign y Edward Howe. Bothtrtd?&wildmd?Bewitch(d?, Recovery, Cmcmnati, 1984, p. 142.

3

[bid.

4

Merrill F. Unger. o;. cit. Moody. Chicago, 1977, pp. 51-52.

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absolutamente e! trmino cuando se habla de un problema de! creyente con los poderes de las tinieblas. El creyente puede ser afligido e incluso controlado en ciertas reas de su ser, pero nunca puede ser propiedad de un demonio o totalmente controlado como lo puede ser un incrdulo ... En e! momento en que una persona se convierte en creyente, e! Espritu Santo produce e! nacimiento de su espritu .,. El espritu del cristiano nace de nuevo, es regenerado, posedo y sellado por el Espritu Santo de tal forma que el resto de! ser de la persona an no disfruta. El espritu renacido de la persona llega a ser e! nico centro de control y operacin del Espritu dentro de ella. No creo que un espritu malo pueda invadir jams e! espritu de! creyente. La obra regeneradora del Espritu Santo y su presencia selladora en el espritu de! hombre parece excluir cualquier presencia y control de un espritu malo en esa parte del ser de la persona. s Bubeck parece decir que el espritu del hombre est totalmente desarrollado. Sostiene que el alma del creyente que contiene su mente, su voluntad y sus emociones est en el proceso de ser transformada por el Espritu de modo que crezca en gracia; yel alma, junto con el 6 cuerpo, se completarn solo en la resurreccin. Bubeck sostiene que un demonio puede invadir el cuerpo o el alma de un creyente, pero no el espritu, la parte perfecta del hombre, dominio del Espritu Santo. Bubeck merece un reconocimiento por sus escritos y su trabajo porque ayudan a los hombres a combatir las fuerzas demonacas. Su presentacin y consejo son su mejor recomendacin a estudiantes e investigadores en esta rea del ministerio y la guerra espiritual. Sin . embargo, hay algunas partes en su punto de vista que citamos que consideramos cuestionables. Primero, toda su perspectiva se basa en un punto de vista dudoso en cuanto a la naturaleza de la composicin del hombre. Sostiene el concepto tripartito; es decir, que el hombre tiene tres partes: cuerpo, alma y espritu. La mayora de los telogos dice que este criterio tiene m.uy poco respaldo en la Biblia. Solo un pasaje pone las tres palab!as Juntas: 1 Tesalonicenses 5.23. Los que sostienen este punto de VIsta, como Bubeck, afirman que el alma contiene las capacidades

racionales para relacionarnos con nosotros mismos y con los que nos rodean y que el espritu provee el contacto con Dios. La Biblia no dice tal cosa en ninguna parte; Cmo podemos entender la referencia que hace Jess al mandamiento: y amars al Seor tu Dios con todo tu corazn, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas (Mc 12.30)? Por qu omite Jess la parte del hombre supuestamente ms importante en relacin con Dios, el espritu? Qu son estos otros trminos: corazn, mente, fuerza? Deben tomarse como parte del hombre? Es preferible pensar que tanto Pablo como Jess, al multiplicar los trminos, se referan a la totalidad del hombre. No estaban definiendo la composicin de la naturaleza del hombre. Si tal hubiese sido el caso, entonces Pablo habra omitido algunas partes. Mejor es entender que el hombre tiene dos partes: cuerpo yespritu, y que por alma se entiende su ser total. Esto se ajusta a Gnesis 2.7: Entonces Jehov Dios form al hombre [el cuerpo] del polvo de la tierra, y sopl en su nariz aliento de vida [espritu], y fue el hombre un ser viviente. [alma, hebreo neplesh]. Este ltimo trmino tambin se usa para referirse a la totalidad d hombre (Gn 12.5; 46.15, etc.), y a la vida animal (Gn 9.4). Gnesis presenta al hombre como un cuerpo material, conectado con la tierra, y como espritu, vinculado con

Dios.Segundo, es muy dificil establecer una diferencia entre espritu y alma. Segn la teora tripartita, ambos son espirituales en su natualeza. C;:mo podra haber dos entidades, ambas humanas, dentro del hombre? Pero algunos sealan a Hebreos 4.12, donde supuestamente la Palabra de Dios hace una divisin entre espritu y alma. Sin embargo, el trmino griego (diikneomai) significa penetrar o taladrar, como los proyectiles.? Esto no quiere decir separar en dos partes diferentes. La idea es que la Palabra de Dios penetra hasta las partes ms profundas del ser humano. Ntese el juicio de los pensamientos del corazn, otra referencia a las reas ms ntimas de la persona, una expansin del mismo concepto de penetracin que no deja oculto ningn secreto ante los ojos de Dios.

5

Mark I. Bubeck, op. cit., pp. 87-88.

7

6

bid., p. 88.

William F.Arndt y F. Wilbur Gingrich, A Greek-English Lexicon ofthe New TestamentU. de Chicago, Chicago, 1952, p. 194.

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Tercero, cuando Jess dijo: Lo q~e es nacido del Espritu, espritu es, no defini la parte del hombre que estaba perdida o dafada sino que describa la naturaleza del nacimiento. No debe confundirse con el fsico o meramente humano. El nuevo nacimiento es de Dios, no del hombre. En realidad, ese renacimiento crea dentro del creyente una base moral renovada que comprende su persona completa y que le permite ejercer sus funciones racionales, emotivas y volitivas en armona con Dios al dejarse habitar por el Espritu Santo, que lo hizo de nuevo. Ahora Dios puede trabajar en nosotros al igual que nosotros queremos (mediante una decisin racional) trabajar con l (Flp 2.13). No tenemos base para decir que el espritu del hombre no posee razn, emocipnes o voluntad sino que ellas son capacidades de una entidad separada llamada alma. Qu es el espritu si no el reflejo de la naturaleza divina, creada por Dios en Adn y nacida de l e involucrada en una renovacin moral cuando el hombre cado confa en Cristo (Ef 4.24)? Nuestras naturalezas espirituales completas, no solo parte de nuestra persona, son nacidas de nuevo. La Escritura nunca afirma que solo el espritu, y no el alma, se renueva. Bubeck se refiere al punto de vista errneo de Watchman Nee para apoyarse, el cual es llevado a extremos lgicos por algunos que han terminado en prcticas diversificadoras y destructivas que Bubeck jams ha tenido o 8 respaldado. . Cuarto, no podemos apoyar con la Biblia la idea de que el espritu del hombre no exista antes del nuevo nacimiento o que era totalmente inoperante. El hombre total est muerto con respecto a Dios y la verdad espiritual es que est separado de l y no opera en la esfera moral de Dios (Ef2.1-3). Son los hombres menos que humanos completos hasta la regeneracin? Tampoco la Biblia sugiere que todo en el ser humano es ahora perfecto. Nuestra situacin legal y nuestra aceptacin es perfecta, mediante la provisin de la justicia de Cristo, pero8 Vanse Watchman Nee, &iease ofthe Spi,;t [La libertad del Espritu]. Sure Foundation. Indianapolis. 1965; y Witness Lee. The Key to Experimcing Christ-The Human Sp;r;t [El espritu humano: clave de la experienCia cristiana], The Stream. Los Angeles. Fl punto de vista tripartito de la naturaleza del hombre es llevado al extremo de negar la legitimidad de los poder~s racionales. Son considerados emotivos y carnales. Fl espritu del hombre debe ejercitarse e irrumpir a travs de la barrera emotiva para hacer la obra de Dios. y eso en forma mstica. no racional.

ahora debemos desarrollarnos en la totalidad de nuestra persona mientras esperamos el rapto o la resurreccin para alcanzar la perfeccin tanto del cuerpo como del espritu (l Jn 3.1-2,5; Flp 3.20). Unger sostiene un punto de vista similar en cuanto a la tricotoma, o posicin tripartita, del hombre e indica que un demonio podra invadir y causar trastornos y caos en el creyente a travs de su cuerpo y su alma, pero ((que la nueva naturaleza y el Espritu morando en el espritu humano no puede ser invadido por poderes demonacos.9 Consideramos todo ese material mencionado debido a que hay quienes sostienen que un demonio puede invadir el cuerpo y el alma, pero no el espritu del cristiano. Esto sugiere una diferencia de ubicacin que es espacial y que es explicada por las diferentes partes del hombre. Aunque a algunos eso pudiera parecerles una ayuda para explicarse el mecanismo de la demonizacin de los creyentes, a otros pudiera ser causa de confusin. Habr quienes, como los seguidores msticos de Watchman Nee, darn incluso la oportunidad a los demonios para insertar impulsos irracionales al espritu desviando la . mente y su uso racional de la Biblia. De nuevo debemos recordar que el asunto no es cunta presencia hay en determinada parte de una persona, sino el control de la persona en algn grado que evidencie demonizacin.CONCLUSIN

Ninguno de los argumentos lgicos ot~olgicos considerados excluyen la posibilidad de demonizacin de un creyente. Nuestras emociones pueden decirnos que hallamos algunas pruebas contra esa posibilidad, pero la evidencia escritural y teolgica no es su~ciente para permitirnos que la excluyamos. Algunos tratan de modificar el efecto, y quizs la inquietud y el temor al limitar el lugar en el creyente donde un demonio puede habitar. Pero la cuestin bsica que debemos seguir confrontando es si un demonio en realidad puede habitar a un creyente y en qu grado controla sus pensamientos y acciones.

9

Unger. op. cit. p. 77.

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La posesin demonaca y el cristianoARGUMENTOS A FAVOR DE LA DEMONIZACIN DE CREYENTES

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Los argumentos aqu no estn bien organizados. Son expresiones generales en cuanto a la posibilidad, a menudo basadas en supuestos ms que en sana teologa. Pero algunos tienen ms base para considerarlos que el resto. Por eso estos deben tomarse en cuenta, ya que los hombres los presentan como evidencia de que los cristianos pueden ser demonizados.PRDIDA DE lA SALVACIN

U na alegacin es que si un creyente persiste en el pecado y ese pecado lo lleva a perder su confianza y por lo tanto a dejar de creer en Cristo, el resultado ser el rechazo de Cristo y la prdida de la salvacin. Este punto de vista tiene su origen en varios conceptos errneos. Primero, la creencia de que alguien que una vez crey en Cristo puede perder su salvacin est construida en un concepto falso de la grada de Dios, de la situacin legal de los creyentes ante Dios, de la clara afirmacin de la Biblia respecto de la seguridad de los verdaderos creyentes, y de la experiencia de los creyentes. Todos estos son asuntos a los que damos suficiente respuesta en los captulos anteriores. Segundo, de nuevo, este punto de vista toma la posesin demonaca como que significa propiedad de Satans e imposibilita la salvacin o el derecho de propiedad que Cristo tiene en la vida del creyente. Ya demostramos que esta es una comprensin incorrecta de la demonizacin (daimonizomai), la que bsicamente es una invasin y resulta en algn tipo de control con diversas manifestaciones. Eso nunca significa propiedad. El problema es semntico tanto como teolgico. Tercero, si la persona est poseda, segn esta posicin, ya no es ms cristiana. Suponiendo este punto de vista por el inters del argumento, nuestra respuesta sera que si tal fuere el caso, no podemos tener a un cristiano que estuviera posedo.EL PODER DE SATANS

Satans la oportunidad de enviar un demonio a habitar en ese cuerpo, como ocurri en el caso del rey Sal. Por tal razn, los creyentes deben estar permanentemente vigilantes para evitar que tal cosa ocurra. En el captulo anterior consideramos 2 Timoteo 2.26. Este pasaje no habla especficamente de demonios que entren en el creyente, ni tampoco se refiere a la cautividad que puede llevar a cabo Satans. Es posible que se refiera a la liberacin de Satans hecha por Dios. Adems, no hay una declaracin especfica en el sentido de que los creyentes no deben pecar para que Satans no los invada. Aprovecharse, confundir, engaar, acusar, tentar, s, pero invadir? Ningn pasaje de la Escritura puede legtima y definitivamente interpretarse en este sentido. Si los demonios invaden a un creyente, no es solo porque Satans es tan poderoso que Dios no pueda evitarlo o que el creyente no pueda resistirlo (Stg 4.7). Como sucedi con el rey Sal, la invasin puede producirse despus de persistir en el pecado y solo cuando Dios lo permite en casos muy especiales. No deberamos vivir en lamentable temor del poder de Satans. Ningn ataque de Satans dejar de tener el total control de Dios; l est limitado en lo que puede hacer, como en el caso de Job Oob 1.12; 2.6). Es comprensible que si un cristiano vive en la carne y participa en actividades promovidas por Satans, tenga la puerta abierta para la opresin satnica. Pero si el cristiano camina en el Espritu, obedecela Palabra de Dios y no intenta probar al Seor, entonces el Seor lo proteger del enemigo y, obviamente, de la invasin de espritus malignos. La armadura de Dios es la provisin por la cual podemos enfrentar a las fuerzas de Satans en este da nalo (Ef6.10-12). En cualquier caso, nada nos podr separar de Cristo ni de su amor (Ro 8.38-39).CASTIGO POR EL PECADO

Hay quienes creen que Satans tiene tanto poder que puede tomar cautivas a las personas segn su voluntad y capricho (vase 2 Ti 2.26). La receptividad producida por el pecado del creyente podra dar a

Algunos sostienen con ejemplos bblicos que es teolgicamente rawnable que Dios puede castigar a los creyentes que pecan de manera continua y escandalosa envindoles demonios que los invadan. Y usan como respaldo el caso de Sal. En el captulo 710 analizamos con algunos detalles. Recordemos que no est claro si un demonio invadi realmente a Sal, aun cuando pareciera que tal fue el caso. Alguien puede argumentar que fue una situacin especial ya que, como rey que era, su responsabilidad era mayor. El punto que importa, sin embargo, es que

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Sal era creyente y pareciera que al menos en ocasiones lo habitaba un espritu de maldad enviado por el Seor (l S 16.14; 18.10). Este es, obviamente, un castigo de Dios por el pecado de Sal. y esto da pie para pensar que Dios puede usar este mtodo para disciplinar a otros creyentes. Otros ven el principio disciplinario a travs de la invasin de espritus llamados atormentadores. W. L. McLeod escribe: En la enseanza de Jess hay una indicacin clara de que si Dios nos deja a merced de poderes demonacos en algn grado podemos ser vctimas de un espritu implacable '" En este caso, los atormentadores seran poderes demonacos.1O l se remite a Mateo 18.21-35, y particularmente a los versculos 34 y 35, donde Jess cuenta una historia de reprensin y castigo:Entonces su seor, enojado, le entreg a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le deba. As tambin mi Padre celestial har con vosotros si no perdonis de todo corazn cada uno a su hermano sus ofensas.

Aqu tenemos una forma cultural de hacer que alguien pague una deuda. Se le entrega a un carcelero o verdugo (basanistes), que tratara de obtener del deudor lo ms posible.'1 Esta palabra solo se usa aqu, en todo el N uevo Testamento, por lo cual no hay una norma bblica que permita decir que la emplearon ngeles o demonios. Aparece en el Apocalipsis de Pedro, un libro extracannico y se aplica a ngeles 12 vengadores. Esa no es una gua confiable para saber cmo debe tomarse en el relato de Mateo. Es claro que Jess estaba contandouna historia terrenal, y los atormentadores eran humanos. La pregunta es, en este caso: Quines eran los atormentadores que su Padre usara con creyentes no perdonados? Tal parece ser el creyente descrito por Jess. Su gran deuda haba sido perdonada, la paga por la culpa del pecado. La respuesta de Jess a Pedro es para ilustrar la necesidad de perdonar al hermano. Debemos notar con cuidado que Jess no dice especficamente que los creyen.tes son entregados a los atormentadores para saldar la10 W. L. McLeod, D(monism Among Evangt/icaIJ and th( Way to Victory [Demonizaci6n entre evanglicos y el camino a la vicroria], Western Traet Mission,Saskatoon,

deuda. Solo afirma que: As tambin mi Padre celestial har con vosotros~. En la parbola, el pagQ.~ra la pesada deuda original, no la del perdn. El deudor no le deba perdn a su amo, sino a su compafiero esclavo. No hay un paralelo directo. Nuestra deuda original de peca~ do fue perdonada completamente por la sangre de Cristo, de modo que no perdonamos para que se nos perdone nuestra culpa. Ese perdn se ofrece libremente mediante la fe en el Salvador y su pago perfecto por nuestra deuda en la cruz. Debemos perdonar a los dems en vista de que se nos perdon una deuda tan grande. La falta de perdn puede darle una oportunidad a Satans (2 Co 2.10-11; Ef 4.26-27). Pero no se dice nada de la demonizacin como consecuencia. Esa es una presuncin importante. Qu est diciendo el Seor acerca de la forma en que el Padre trata a los creyentes que no se perdonan mutuamente? Hay una prdida de compaerismo y cierta forma de aislamiento de esa confraternidad cuando no confesamos nuestros pecados ni perdonamos a los dems. Esto trata con el perdn en la familia y la restauracin al compaerismo tal como el Seor lo ense en su oracin modelo: y perdnanos nuestras deudas, as como nosotros perdonamos a los que nos deben. y no nos dejes caer en tentacin, mas lbranos del mal (el malo, Mt 6.12-13). Quizs le demos al enemigo una oportunidad para que nos tiente, pero en ninguna parte se habla de invaSin o de asaltos terribles en los que Dios usara a los demonios como atormentadores. No hay demonios en el contexto de la parbola que Jess cont. Homer A. Kent explica que este pasaje n9 podra referirse