botvinnik partidas selectas vol.1. 1923-1941

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ajedrez

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Partidas seleetas (1) 1923-1941

Colección Internacional de Ajedrez

Director: Antonio Gude

© M. Botvinnik © 1990 Ediciones Eseuve, S. A.

Sebastián Elcano, 30 - 28012 Madrid

Traducción: Manuel Suárez Sedeño Cubierta: Tomás López

I.S.B.N.: 84-87301-07-X. Depósito legal: M. 13.387-1990. Fotocomposición: Pérez Díaz, S. A. Madrid

Impreso en Ibérica Grafic, S. A. Fuenlabrada (Madrid)

Mijail Bot1'innik

Partidas selectas (1) 1923-1941

EDICIONES ESEUVE

INDICE

Del «Sh ajmatny Listok» de Chigorin al umbral del OUmpo ajedrecístico

Partidas selectas 1925-1941

N.• l . Rivlin-Botvinnik, 1925 N.• 2. Nadporobhsky-Botvinnik, 1925 N. • 3. Rivlin-Botvinnik, 1925 N.• 4. Botvinnik-Zverev, 1925 N.• 5. Perlilev-Botvinnik. 1925 N .• 6. Proskurin-Botvinnik, 1925 N.• 1. Capablanca-Botvinnik, 1925 N." 8. Botvinnik-Shebarshin, 1926 N." 9. Rojtin-Botvinnik, 1926 N.• 10. Botvinnik-Rabinovich, 1926 N.• 11. Go1ubev-Botvinnik, 1926 N." 12. Botvinnik-Stoltz, J926 N." 13. Botvinnik-Grigoriev, 1927 N.• 14. Botvinnik-Ragozin, 1927 N." 15. Rabinovich-Botvinnik, 1927 N." 16. Botvinnik-Nenarokov, 1927 N." 17. llin-Genevsky-Botvinnik, 1927 N." 18. Botvinnik-Jododkievich, 1927 N." 19. Botvinnik-Pavlov-Pianov, 1927 N." 20. Botvinnik-Yuriev, 1927/28 N.• 21. Botvinnik-Sharov, 1928/29 N." 22. Botvinnik-Go1dberg, 1929 N.• 23. Botvinnik-Sozin, 1929 N.• 23. Ragozin-Botvinnik, 1930 N.• 25. Botvinnik-Kubbel, 1930 N." 26. Rojtin-Botvinnik, 1930 N." 27. Botvinnik-Kan, 1930 N.• 28. Botvinnik-Kan, 1930 N.• 29. Botvinnik-Batuiev, 1930/31 N.• 30. Botvinnik-Miasoedov, 1930/31 N." 31. Alatorzev-Botvinnik, 1930/31 N.• 32. Yurgis-Botvinnik, 1931 N." 33. Botvinnik-Breitman, 1931

N." 34. Golubev-Botvinnik, 1931 N." 35. Botvinnik-Kasparian, 1931 N." 36. Botvinnik-Sorokin, 1931 N." 37. Kasparian-Botvinnik, 1931 N." 38. Botvinnik-Alatorzev, 1931 N:" 39. Botvinnik-Kan, 1931 N." 40. Rauzer-Botvinnik, 1931 N." 41. Botvinnik-Riumin, 1931 N." 42. Botvinnik-Miasoedov, 1932 N." 43. Botvinnik-Alatorzev, 1932 N." 44. Chejover-Botvinnik, 1932 N." 45. Botvinnik-Model, 1932 N." 46. Botvinnik-Savitsky, 1932 N." 47. Lisitsin-Botvinnik, 1932 N.• 48. Botvinnik-Ragozin, 1932/33 N." 49. Botvinnik-Alatorzev, 1932/33 N.� 50. Botvinnik-Nenarokov, 1933 N." 51. Lisitsin-Botvinnik, 1933 N." 52. Botvinnik-Sozin, 1933 N." 53. Rauzer-Botvinnik, 1933 N." 54. Botvinnik-Yudovich, 1933 N." 55. Botvinnik-Flohr, 1933 N." 56. Flohr-Botvinnik, 1933 N." 57. Botvinnik-Belavaenets, 1934 N." 58. Botvinnik-Alatorzev, 1934 N.• 59. Botvinnik-Rabinovich, 1934 N." 60. Yudovich-Botvinnik, 1934 N." 61. Botvinnik-Kmoch, 1934 N." 62. Botvinnik-Menchik, 1934/35 N." 63. M. Barry-Botvinnik, 1934/35 N." 64. Botvinnik-Spielmann, 1935 N.• 65. Capablanca-Botvinnik, 1935 N.• 66. Riumin-Botvinnik, 1935

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N: 67. Goglidze-Botvinnik, 1935 N.• 68. Botvinnik-Lasker, 1935 N: 69. Botvinnik-Chejover, 1935 N." 70. Botvinnik-Lilienthal, 1936 N." 71. Botvinnik-Kan, 1936 N: 72. Botvinnik-Capablanca, 1936 N: 73. Botvinnik-Riumin, 1936 N.0 74. Kan-Botvinnik, 1936 N.• 75. Botvinnik-Aohr, 1936 N.• 76. Botvinnik-Ragozin, 1936 N: 77. Bogoljubov-Botvinnik, 1936 N.• 78. Botvinnik-Tartakower, 1936 N.• 79. Alekhine-Botvinnik, 1936 N.• 80. Capablanca-Botvinnik, 1936 N.• 81. Lasker-Botvinnik, 1936 N.• 82. Botvinnik-Thomas, 1936 N: 83. Botvinnik-Vidman 1936 N." 84. Levenfish-Botvinnik, 1937 N." 85. Botvinnik-Levenfish, 1937 N: 86. Botvinnik-Levenfish, 1937 N.• 87. Sokolsky-Botvinnik, 1938 N.• 88. Botvinnik-Chejover, 1938 N.• 89. Botvinnik-Kasparian, 1938 N.• 90. Botvinnik-Budo, 1938 N.• 91. Botvinnik-Makogonov, 1938 N." 92. Botvinnik-Reshevsky, 1938 N." 93. Botvinnik-Alekhine, 1938 N.• 94. Botvinnik-Capablanca, 1938 N." 95. Alekhine-Botvinnik, 1938

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N." 96. Tolush-Botvinnik, 1939 N.o 97. Rabinovich-Botvinnik, 1939 N." 98. Dubinin-Botvinnik, 1939 N.• 99. Botvinnik-Kan, 1939 N." 100. Pogriebissky-Botvinnik, 1939 N.• 101. Kotov-Botvinnik, 1939 N.• 102. Botvinnik-Ragozin, 1940 N: 103. Botvinnik-Ragozin, 1940 N.• 104. Ragozin-Botvinnik, 1940 N: 105. Botvinnik-Ragozin, 1940 N: 106. Ragozin-Botvinnik, 1940 N." 107. Botvinnik-Bo1eslavsky, 1940 N." 108. Botvinnik-Levenfish, 1940 N." 109. Stolberg-Botvinnik, 1940 N.• 110. Panov-Botvinnik, 1940 N.• 111. Botvinnik-Boleslavsky, 1941 N.• 112. Botvinnik-Lilienthal, 1941 N: 113. Keres-Botvinnik, 1941 N.• 114. Smyslov-Botvinnik, 1941 N.• 115. Botvinnik-Keres, 1941 N.• 116. Bondarevsky-Botvinnik, 1941 N."l l7. Botvinnik-Boleslavsky, 1941 N: 118. Smyslov-Botvinnik, 1941 N.• 119. Lilienthai-Botvinnik, 1941 N.• 120. Bondarevsky-Botvinnik, 1941 Partidas de entrenamiento .................. 385 Apéndice .............................................. 394 Resultados de torneos y matcbes ........ 394 lndice de aperturas .............................. 397

DEL c<SHAJMATNY LISTO K» DE CHIGORIN AL UMBRAL DEL OLIMPO AJEDRECISTICO

Hace sesenta años, en septiem­bre de 1923, me enteré de que existía el juego del ajedrez. En­tonces no llegué a pensar que se convertiría en una «profesión». Siempre pensé, de acuerdo a mis propias deducciones, qué era lo que iba a estudiar, ajedrez, elec­trotecnia o cibernética, y desde luego en estas profesiones adqui­rí una cualificación bastante alta. En este libro (suponiendo que tras él vendrán otros) he reunido ciento veinte partidas jugadas en el período anterior a la guerra. Las partidas han sido selecciona­das con bastante rigor, y aunque tienen una importancia desigual, bajo mi punto de vista no hay par­tidas malas en este libro. Por re­gla general no son perfectas, pero cuando hay una verdadera lucha sobre el tablero, es dudoso que se puedan evitar los errores.

Después de que el amigo de mi hermano Lenia Basky me enseña­ra cómo se jugaba al ajedrez, em­pecé a buscar contrincantes con clase. En el otoño de 1923 tomé parte por primera vez en un tor­neo escolar y quedé bastante mal: obtuve aproximadamente medio punto. Me queda un vago recuer­do de aquel torneo. Sólo recuer­do que jugábamos después de las clases, en las mesas de la escuela.

De las partidas en sí me quedó un sentimiento de insatisfacción. A pesar de mi mayor edad, mis ad­versarios me ganaban con fre­cuencia: tenían más experiencia y conocimientos.

No recuerdo quién fue enton­ces el primero, probablemente Grisha Abramovich o Vitia Miliu­tin. Vitia Miliutin estudiaba en el último curso, y Grisha Abramo­vich ya había terminado la escue­la; era miembro de la asamblea ajedrecística de Leningrado y te­nía la tercera categoría. Y o lo tra­taba con gran respeto.

Por aquel entonces sucedieron en la escuela cambios importan­tes. Se organizó la célula del kon­somo1, empezó a publicarse un pe­riódico mural, y se organizaron reuniones por las tardes. Si ante­riormente después de las clases los alumnos generalmente se iban a casa, ahora nos retenían con fre­cuencia, y nos ocupaban en actos sociales, estudios políticos, en de­portes (generalmente jugábamos al baloncesto), y también en aje­drez.

En aquella época el ajedrez em­pezó a cobrar popularidad entre los escolares de Leningrado. Casi todas las escuelas celebraban tor­neos; era una práctica habitual los encuentros de escolares por equi-

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pos. Nuestra 157." escuela no fue una excepción: en casi todas las clases superiores se celebraban torneos. En nuestra aula, después de las clases, Shura Orlov, Vi tia Tabachisky y yo luchábamos dos o tres veces a la semana delante de un tablero de ajedrez.

Sin embargo a mí no me satis­facían estos encuentros. Me sabía de memoria el <<Shajmatny Lis­tok», del año 1876-77, de M. l. Crugorín, y destrozaba fácilmen­te a mis compañeros. Cuando se acababa de publicar el manual de aperturas de N. Grekov y V. Ne­narokov, me lo compré inmedia­tamente, y me leía cuidadosamen­te todas las secciones de ajedrez de los periódicos.

También aproveché la llegada a Leningrado del ex-campeón mundial Em. Lasker: copié todas las partidas de la gira de Lasker y las analicé, ampliando mis cono­cimientos.

Gradualmente comencé a supe­rar a alumnos mayores que yo, pero con Vitia Miliutin no pude conseguirlo nunca. Recuerdo que en cuanto me «aprendí» la aper­tura española, fui a jugarla inme­diatamente con blancas contra Miliutin. Sin embargo en algún momento (que era lo que yo ne­cesitaba) se desvió de la variante analizada por Grekov y Nenaro­kov, y ... ¡ganó rápidamente!

Se aproximaba el campeonato regular de nuestra escuela. A di­ferencia de torneos anteriores, en los que habían tomado parte 14 ajedrecistas, todos contra todos,

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e n este caso se decidió llevar a cabo un torneo cuadrangular a dos vueltas. No recuerdo por qué tomaban parte sólo cuatro ajedre­cistas. Creo que entonces estaba claro que el resto eran más flojos, pero el motivo principal probable­mente residía en Grisha Abramo­vich. Para atraer al torneo a los miembros de la asamblea de aje­drecistas, que estaba «totalmente ocupada», llegó a la disminución del número de participantes ...

El 22 de marzo de 1 924 empe­zó la primera ronda del campeo­nato. Por el sorteo me correspon­dió jugar con negras contra Mi­liutin, y gané. Esto fue un gran éxito, ¡la primera victoria sobre Miliutin! Gané seguridad en mis fuerzas, y en ese tiempo ya había desarrollado una valoración críti­ca sobre mí y mis adversarios.

Tengo un pequeño cuaderno de notas de esa época con la ma­yoría de mis anotaciones hechas a lápiz, por lo que están casi bo­rradas y se leen con dificultad. Ahí están las partidas de la gira de Lasker, los artículos de los pe­riódicos, y la tabla de resultados del match-torneo para el título de campeón de la escuela ... y una lis­ta de alumnos, con los pagos de las cuotas, en la caja de la mutua­lidad: en clase yo era el recauda­dor. En este cuaderno comento la partida con V. Miliutin.

Después jugué dos partidas con A. Zilberman y gané ambas. La primera (negras), bastante fá­cil; la segunda, después de una larga lucha posicional plena de

errores mutuos, en cuyas sutilezas casi no había progresado. Des­pués llegó la segunda partida con V. Miliutin: él ya estaba desmora­lizado y perdió rápidamente.

Grisha Abramovich no empezó el torneo: no encontró tiempo para venir a la escuela. Entonces acordé acercarme a su casa y le propuse jugar las partidas del tor­neo. Algo asombrado por mi de­cisión, Grisha estuvo de acuerdo, y probamos nuestras fuerzas so­bre la mesa de ajedrez. Sucedió el milagro; mi adversario no se acla­ró en las complicaciones y sufrió la derrota. En la segunda partida (blancas) perdí, en un final de to­rres en el que no ocupé la única columna abierta. Sin embargo, mi adversario perdió en el torneo medio punto, y finalmente conse­guí proclamarme campeón de la 1 5 7 ." escuela.

Por otra parte, no estuve muy afortunado en la comprensión po­sicional. Después de que el 1 de junio de 1924 me admitieran en la asamblea del círculo de ajedre­cistas de Petrogrado, tuve la po­sibilidad de cruzar armas con ad­versarios más fuertes. Jugué un match de entrenamiento con Se­rezhi Kaminer y ... perdí las tres partidas; no tenía experiencia po­sicional. Inscrito en un torneo sin categoría, ocupé el primer pues­to, obteniendo la 3.' categoría y (lo que era más importante) con­seguí superar a mis adversarios en la valoración de las posiciones. Por lo visto, el haber dispuesto de 1 O a 1 2 meses fue suficiente para

aprender de los ases del juego de posición.

Durante ese tiempo me suce­dió un caso aleccionador. Vivía en una casa en la Aldea Infantil (hoy la ciudad de Pushkin) e iba a jugar dos veces a la semana. Co­mía y, en el tren, a Leningrado. U na vez me fui temprano a la ciu­dad, para curiosear una partida de ajedrez viviente entre los maestros P. Romanovsky e' I. Ra­binovich en la plaza de Uristky (en la actualidad, del Palacio), si­tuada enfrente del Palacio de in­vierno. Después de estar sentado en la tribuna bajo los rayos del sol hasta el final, corrí hambriento, con la cabeza repleta de variantes ajedrecísticas, obtuve una posi­ción ganada ... ¡y perdí! Entonces no sabía que había que separar principalmente los asuntos ajenos durante una competición para no distraerse.

En seguida hubo otro torneo de 2." y 3." categoría. Obtuve el primer puesto y de nuevo una lec­ción útil. Concursaba conmigo el pintor sordomudo Folgy. Eviden­temente yo no le agradaba, y para demostrarlo se frotó alegremente las manos cuando caí en una po­sición difícil. Otra vez advertí que Folgy tenía una partida perdida. Amor con amor se paga, y decidí que mi adversario lo tenía todo claro, colocando su rey sobre el ta­blero ... Folgy se quejó, y por muy poco no fui excluido de la compe­tición. Y a no volví a repetir este grave error.

Inmediatamente siguió la com-

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petición de 2. • categoría; al prin­cipio del torneo caí enfermo de anginas. No sé cómo me levanté de la cama y llegué a jugar, por­que apenas podía arrastrar los pies. Conseguí posiciones gana­das (seguía progresando en el jui­cio posicional), pero me cansaba en seguida y «bostezaba». Resul­tado: no hay que jugar enfermo al ajedrez (últimamente sólo una vez infringí esta regla). Para mi suerte, el torneo no llegó a finali­zar. La federación soviética de ajedrez fue liquidada, y el círculo de ajedrecistas de Leningrado ce­rrado. La administración del «movimiento ajedrecista» (enton­ces se le llamaba así) fue traspasa­da al soviet de cultura física y sin­dicatos. En el Palacio de los tra­bajadores se inauguró un excelen­te club en enero de 1 925.

En seguida fui incluido en un torneo de 2. a y J .• categorías. Gané fácilmente el primer pues­to y obtuve la l . a categoría. La partida n.o 2 da alguna indicación sobre el nivel de mi juego. En el verano de 1 925 hubo un torneo clasificatorio para fuertes ajedre­cistas de J.• categoría. Los cuatro primeros se clasificaban para el torneo de la ciudad, en el que el vencedor obtenía el título de maestro convencional y automáti­camente se le incluía en el siguien­te Campeonato de la URSS.

Empecé con dos derrotas, pero después apreté y como resultado compartí el tercer-cuarto puesto. Posiblemente ésta fue la primera competición que se puede decir

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tuvo un carácter deportivo, sin el cual es dificil contar con el éxito. Las partidas n.o• 4 y 5 (con Zve­rev y Perfilev) las jugué al final de la competición. Además, este tor­neo confirmó que el avance de mis progresos frenaba algo. Esto era comprensible: mis adversa­rios eran más fuertes y más expe­rimentados. Sin embargo, con es­tas dificultades deportivas tenía algo a mi favor: mi carácter se for­talecía, e iba aprendiendo.

Razonablemente, esperaba con gran impaciencia el comienzo del torneo de la ciudad. «No, dijeron mis padres, te espera en la escue­la un dificil año escolar.» Y estoy agradecido y comprendo la deci­sión de mis padres, ya que en esos años, cuando el sistema nervioso aún no está formado, es necesa­rio evitar las pruebas difíciles. Pero es muy difícil que un joven ajedrecista siga estos consejos.

La fuerza de mi juego ya era co­nocida, y por eso cuando en el día de descanso del Torneo interna­cional de Moscú del año 1925 el campeón mundial Capablanca pasó por Leningrado para reali­zar una exhibición de simultáneas a 30 tableros, el organizador de la sesión A. Rojlin me incluyó en el número de participantes.

A propósito, mi madre estaba en contra de mi pasión por el aje­drez. «Tú, me decía, ¿quieres ser un Capablanca?» Pero cuando supo que efectivamente estaba cerca de jugar con Capablanca, debido a la solemnidad del acon­tecimiento del encuentro con el

campeón del mundo me compró una «kosovorotka» * marrón nue­va.

Así, el 20 de noviembre de 1 925, me dirigí a la Filarmónica de Leningrado; en la antesala ya se aglomeraban muchos aficiona­dos, en la misma sala hacía un ca­lor asfixiante, repleta de gente hasta los topes. Resultaba bastan­te difícil ocupar un sitio en la mesa. Pero dos ajedrecistas de 2.• categoría, que ya estaban senta­dos los dos juntos en mi silla, aceptaron con «benevolencia» mi compañía. Desde luego, Capa­blanca no se enteró en seguida de quién jugaba en ese tablero, ya que por todos lados salían las ma­nos para realizar la jugada. Mis compañeros me asediaban con su compañía, pero a los 1 4 años yo tenía un carácter firme, y jugué igual.

El .campeón del mundo era pre­suntuoso y bastante favorecido. Después de la presentación empe­zó el juego. Esta partida la pue­den examinar los lectores (n.o 7).

En la primavera de 1 926 pasé por una difícil situación durante el Campeonato de Leningrado. En la semifinal conseguí 1 2,5 de 1 3 (la partida dificil fue con She­barshin) (ver partida n.08), y en la final del campeonato gané al prin­cipio cinco partidas consecutivas, perdiendo con J. Rabinovich (con blancas en un gambito de dama aceptado, en el que revelé mi ig-

• Camisa rusa con cuello de tirilla que se abotona a un lado. N. del T.

norancia en una sutil posición, co­mún, de esta defensa) y finalmen­te compartí el segundo-tercer puesto. Sin embargo, por prime­ra vez se me reconoció como aje­drecista, como una futura prome­sa, como escribió Y. Rojlin en la revista nacional «Shajmatny Lis­tok». Gracias a Dios no lo cele­bré por adelantado, y en el futu­ro las alabanzas no me hicieron mella. ¡El ajedrecista· no es un ac­tor, y no necesita los elogios!

Si des{!ués del campeonato de la ciudad me sentí seguro, las di­ficultades de los torneos no me amedrentaban. Y en la semifinal y en la final del campeonato de la región noroccidental (entonces existía esta provincia) llegué con dificultades. Jugué buenas parti­das (n. os 1 O y 1 1 ), pero en esta oca­sión me contenté con el tercer puesto (detrás de l. Rabinovich y A. Ilin-Genevsky). Pero yo ya era uno de los ajedrecistas más fuer­tes de la ciudad, y a nadie le sor­prendió que se me incluyera en el equipo de Leningrado, que se trasladó a Suecia a disputar un match con los ajedrecistas de Es­tocolmo.

Esta fue mi primera interven­ción internacional con un equipo de ajedrez soviético. No se consi­guió reunir a todos los maestros más fuertes de Leningrado, el match transcurrió en una gran tensión y acabó con nuestra vic­toria por un solo punto de venta­ja. A mis 1 5 años observé con asombro e interés una vida inha­bitual para un escolar soviético.

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Y o mismo me transformé exte­riormente: aparecí con gafas de carey y un sombrero «borsalino». Como recuerdo, el presidente de la federación de ajedrez sueca, Ludvig Collijn, nos regaló a cada miembro de nuestro �quipo su co­nocido manual, elaborado conjun­tamente con su hermano Gustav, con la colaboración de A. Rubins­tein, R. Reti y R. Spielmann. Este libro viajó muchas veces conmigo por diferentes países ...

En el invierno y la primavera de 1927 jugué sólo una competi­ción por equipos (al terminar la escuela). Después, cuando com­probé que no dejaban examinar­se para el instituto a los jóvenes de dieciséis años, volví al ajedrez.

En el verano de ese año, en el club de ajedrez del Palacio de los t rabaj adores transcurrió un match-torneo a doble ronda con seis conocidos ajedrecistas. Fue­ron P. Romanovsky, S. Gothilf, A. Model, Y. Rojlin, V. Ragozín y el autor de estas líneas.

Para mí la competición tenía un especial significado, porque en el otoño de 1 927 debía celebrar­se el 5 .° Campeonato de la URSS; en caso de una actuación favora­ble en el match-torneo podría in­cluírseme en el número de candi­datos a participar en el campeo­nato.

Jugué el torneo con gran ener­gía, perdiendo solamente con Piotr Arsenievich Romanovsky, y gané a los restantes. Me sentía muy bien: vivía en una dacha en Sestropetsk (pasé todo el tiempo

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en la playa), dos veces a la sema­na iba a Leningrado, el estado fí­sico era perfecto, y la cabeza cla­ra.

Y por fin mi primera actuación en el campeonato de la Unión So­viética. Fue una competición muy dura: debía jugar veinte partidas. En la primera ronda perdí con A. Model. En la segunda, una bri­llante victoria sobre l. Rabino­vich (n.o 1 5), y después fui jugan­do con suerte variable, pero al fi­nal obtuve 5 de 6 (¡se reveló el ca­rácter deportivo!), compartiendo con V. Makogonov el quinto-sex­to puesto, superando en 2,5 pun­tos la norma para obtener el títu­lo de maestro, pero esto no des­pertó ninguna admiración... Por el contrario, la revista « Shaj­matny» de Moscú publicó sólo mis cuatro partidas perdidas, y Romanovsky en la revista nacio­nal «Shajmatny Listok» reseñó la «igualdad» de mi juego. Lo acep­té con serenidad, pues ya enton­ces confiaba fundamentalmente en mi propia opinión.

En el invierno de 1 928 prepa­ré el examen de ingreso a la es­cuela superior, hice el examen en agosto en la politécnica, pero sólo se me permitió asistir a clase en febrero de 1 929. Sin embargo, conseguí superar todas las prue­bas, y transcurrido el segundo curso, después de seis semanas en el campo de instrucción militar para estudiantes de Novgorod, viajé a Odessa para jugar en el p r ó x i m o c amp e o nato d e l a URSS.

En cuartos de final obtuve una fácil victoria, y en la semifinal fra­casé. Un duro reglamento, mala alimentación, fatiga, por no ha­blar de una insuficiente prepara­ción . ..

Finalmente, en la primavera de 1 930, jugué el torneo «abierto» de maestros de Leningrado (an­tes, incluso en el campeonato de la URSS, me había encontrado con maestros y con jugadores de l .a categoría), ¡pero, qué maes­tros! En la lista de participantes estaban P. Romanovsky, A. Ilin­Genevsky . . . Gané el primer pre­mio, que hoy en día sería más que modesto, un reloj de ajedrez ale­mán. Le di bastante trabajo, cuan­do en los años siguientes jugué partidas de entrenamiento.

Al principio del torneo, des­pués de un juego tenso aunque no exento de errores, aplacé la parti­da con V. Ragozín (n.o 24) en una posición muy difícil para mí. Me salvó un profundo análisis, y con cierta ayuda conseguí encontrar una posibilidad de tablas. Rago­zín no acertó en una posición complicada y perdió . . . El camino de la victoria en el torneo estaba abierto.

Si en el otoño de 1 924 ya supe­raba a mis adversarios poco cua­lificados, y en la primavera de 1926 ya era un jugador de l . a ca­tegoría, en la primavera de 1 93 0 era u n maestro muy fuerte. E s cu­rioso que para superar el primer escalón necesité un año, para el segundo dos, ¡y para el tercero cuatro! Cuanto más alto, más di-

ficil, la resistencia es más fuerte. Empezaba a estar cansado de

jugar, las competiciones reque­rían mucha energía, y las clases del instituto también. En el in­vierno de 1 9 3 1 sólo jugué el cam­peonato de la ciudad. No encon­tré nada nuevo en especial. Fácil­mente, con una gran ventaja ob­tuve el primer puesto, y jugué al­gunas buenas partidas. Necesita­ba prepararme con seguridad para el próximo Campeonato de la URSS, que debía celebrarse en octubre-noviembre en Moscú.

El torneo constaba de una se­mifinal y una final. En la semifi­nal perdí dos partidas seguidas, y era dudosa mi participación en la final. Pero reuní ánimos, asesté una derrota al líder, G. Kasparian (n.o 3 5) y ocupé el segundo pues­to, pasando a la competición fi­nal. Pero allí empezó la aventura.

En la l . • ronda perdí con A. Ilin-Genevsky, y en la séptima con V. Sozin. Parecía que ya no sería campeón, pero en las si­guientes diez rondas conseguí 9 puntos y me separé de lejos del principal competidor, N. Riumin. De nuevo el momento crítico de la lucha lo superé al final de la competición al asestar una derro­ta a mi adversario (partida n.o 4 1 ), lo que decidió el resultado de la competición.

Lo esencial es que quedar pri­mero era un verdadero resultado de gran maestro. Kasparian fue el primero en la semifinal, y el últi­mo en la final. A esto se presta el sistema de clasificación.

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Después de este éxito necesita­ba alejarme algún tiempo de las competiciones, en las que gastaba demasiadas fuerzas. Además, de­bía ocuparme del trabajo analíti­co. El primer libro en el que c<r laboré (por invitación de Leven­fi s h y R o m a n o v sky) fue e l «Match Alekhine-Capablanca»; yo comenté cuatro partidas. En la selección de partidas del Campe<r nato de la URSS de 1 93 1 escribí los comentarios de la mitad de las partidas, y el resto las analicé. El trabajo analítico es un medio ex­celente de preparación para la lu­cha práctica.

A finales del verano de 1 932 es­taba próximo el campeonato de la ciudad. Pasó a la historia como el primero jugado con la exención del trabajo de los participantes. Transcurrió según los requisitos habituales del campeonato sovié­tico. Yo decidí insistir en que se considerara que sólo con este re­glamento de torneo se podía crear un verdadero maestro profesio­nal. Tuve la fortuna de ofrecer un número de excelentes partidas y de nuevo (aunque por última vez) quedé campeón de la ciudad.

Tras eso inicié el duro año aje­drecista de 1 933, en el que jugué cuatro competiciones difíciles y «tropecé» en todas (aunque final­mente los resultados fueron bue­nos). Así, en el torneo de maes­tros en la Casa de los científicos, aunque ocupé el primer puesto, perdí dos encuentros (Roma­novsky e Ilin-Genevsky), que de ningún modo fueron la conse-

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cuencia lógica de l o sucedido en el tablero de ajedrez. En el si­guiente torneo de maestros de Le­ningrado compartí el primer puesto con Romanovsky sólo con la ayuda de la fortuna ajedrecísti­ca.

En esta posición de la partida Botvinnik-I. Rabinovich siguió:

1 1. d4! cd4

Las negras no tienen en cuen­ta en sus cálculos la 1 5 . a jugada de las blancas. También era mala para ellas l l. . . . lb xd4+ 12 . we3 lb xb5 13. lbxb5 �xf3 14. lbc7+ wd8 1 5 . llfxd7+ wxd7 1 6. lb x a8 R.xg2 1 7. li hg l �h3 1 8 . ll xc5. Podían jugar 1 1 . . . . ,i.xf3+. En­tonces a 1 2. c;t>xf3 las negras con­tinuarían no 1 2 . . . . lb xd4+ por 1 3 . 'ót>g3 lb xb5 1 4. lb xb5 1Ic8 1 5. 1Ihdlli'c6, 16. 1I xc5 sino 12 . . . . cd! 13 . ltJd5 1Ic8 14 . lbb4 h5! y, con la amenaza de mate, con­siguen defender el caballo con la torre h8.

Habría que jugar 1 2. gf lb x d4+ 1 3 . \txd4! (peor 1 3 . �e3 ltJ xb5 1 4. lb xb5 1Ic8 15 . li hdl 'fi'c6 y

las negras podrían mantenerse, ya que a 16. li xc5 seguiría 16 . . . . l!V xc5+!) 13 . . . . cd 14 . .i_xd7+ * xd7 15. lilb5, y las blancas tie­nen clara ventaja tanto en el caso de 1 5 . . . . a6 16. (i)c7 ll c8 17. (i)d5, como después de 1 5 . . . . 1I c8 16. (i)xa7 :axci 17. Itxcl e5 1 8. (i)c8 .i.d6 1 9. (f)b6+ *e6 20. ll c4 con la futura moviliza­ción de los peones del flanco de dama.

12. (i)d5 li c8 13. lilb4 a6 14. (i)xa6!

No daba nada a las blancas 14 . .i_xc6 be 15. li xc6 :a xc6 16. l!Vxc6 e5.

14. ... eS

Si 14 . . . . d3+ 15. <;t>d1 .i_xf3+ 16. gf �h3 entonces 1 7 . li xc6 l!Vxf3+ 1 8 . <t>cl ! , y las blancas ga­nan.

15. /Ob8!

Esta es la base de la combina­ción iniciada en la 11.• jugada. No es posible responder 15 . . . . li xb8 por 16. li xc6 .

15 . 1Wd6

Y esto no salvaba a las negras a causa de la sencilla continuación 1 6 . (i)xc6 be 1 7. :axc6 :a xc6 1 8. Axc6+ <t>e7 1 9. lic1 <t>f6 20. Ab5 Wb4 21. 1I c6+ .i.e6 22. Wxb4 A x b4 23 . .i.c4. Las blan­cas, sin embargo, cometen un error, al no advertir la evidente respuesta del adversario.

16 . .i_xc6+ *e7!

Más tarde jugué mal a causa de la amargura, pero me salvó un mi­lagro.

En septiembre se celebró el si­guiente campeonato nacional. El final que sigue es un certificado de técnica magistral.

2

Sobre el tablero me pareció que Kirilov, que jugaba con blancas, no debía perder, ya que la manio­bra (i)e 1 -f3-g5 con ataque al peón h7 parece muy fuerte. Pero a pe­sar de todo tuve la constancia de que en ese caso las negras después de 37. /0f3 <t>d5 38 . (i)g5 Afl 39 . g4 *c4! 40. <3le l Ag2 41 . <3lf2 d3 ! tenían todas las posibilidades para la victoria. La jugada secre­ta fue otra.

3 7. Af4

Y aquí se consigue la victoria con asombrosa rapidez.

3 7. ..• i.fl

Amenaza 3 8 . . . . /Oa5.

38. b3 (i)a5

¡Aun así!

17

39. 'i&c2 /Ob7

La maniobra decisiva, garanti-zando el avance del peón «d».

40. /Of3 'i&dS 41 . /Oel lOeS 42. b4 d3+ 43. 'i&b2 /Oe4

Ahora la pérdida de material es inevitable.

44. g3 45. /Oc2 46. 'i&cl 47. Ac7 48. /Oe3+ 49. Ab8

d2 dl=/0+! Ae2 /Odf2 �c6 Wb7

Las blancas se rinden, ya que pierden una pieza (50. Af4 g5). ¡Un final encantador!

En la partida con Levenfish,ju­gando con blancas, me tocó apun­tar la jugada secreta en esta posi­ción.

37. aS!

Esto resulta suficiente para obligar a las negras a abandonar. No pueden responder 37 . . . . f4 debido a 38 . ll xb6 (38 . . . . n, 39.

1 8

ll xf6+ y 40. <;Pe3), y después de 37 . . .. ba el peón «c» avanza im­placablemente a dama.

Para finalizar, a últimos de año la intervención más dificil, el match con Flohr. El era entonces la esperanza de Occidente, y el jo­ven gran maestro de mayor talen­to. Después de un intervalo de ocho años, cuando había surgido una nueva generación de maes­tros soviéticos, N. V. Krilenko de­cidió verificar nuevamente nues­tra fuerza internacional.

Lo primero era preparar siste­máticamente el match. Me hice una «fisonomía» ajedrecística de Flohr, y me pareció que iba bien preparado para la lucha. Pero las seis partidas de Moscú demostra­ron los defectos de preparación y forma deportiva. El match des­pertó un enorme interés, y apli­qué todas mis fuerzas, pero el re­sultado no fue bueno.

Sin embargo, en la mitad mos­covita del match me «familiaricé» con mi temible adversario, y las partidas de Leningrado demos­traron, a pesar de todo, que me había preparado bien. Me ayudó, desde luego, el optimismo infun­dado de mi adversario, su insufi­ciente estabilidad psicológica. En Leningrado recuperé lo perdido en Moscú (ver partidas n.o• 5 5 y 56). Nuevamente conseguí confir­mar mi fuerza de gran maestro. Krilenko lo celebró (y desde ese momento los maestros soviéticos se enfrentaron en más ocasiones con sus colegas del extranjero).

Después de este año de tensión

era necesario recuperar fuerzas, y sólo regresé a la competición práctica en agosto de 1 934.

Por primera vez Max Euwe vi­sitó la Unión Soviética. Dentro de un año iba a celebrarse su match con Alexander Alekhine, y el holandés decidió entrenarse con los maestros soviéticos. Con él vino el conocido maestro y es­critor de ajedrez, Hans Kmoch. Con su participación se celebró el torneo en la Gran Sala de la Fi­larmónica de Leningrado. Euwe no estaba en forma, y su actua­ción no fue muy buena. Ya en la segunda ronda me sentí mal, y me subió la temperatura. Sabía que era necesario abandonar el tor­neo, pero triunfó la pasión depor­tiva., Empecé a jugar detrás del es­cenario, y cuando me recuperé un poco, ¡entré en escena! El esfuer­zo fue alto, pero quedaban parti­das por jugar. La calidad del jue­go fue media, pero se manifestó 'la perseverancia en la lucha, ¡y me separé medio punto de los demás!

A pesar de que tuve una cura de reposo, mi sistema nervioso es­taba agotado. A finales de diciem­bre jugué mi primer torneo en el extranjero; aunque no parecía evi­dente, fracasé en Hastings. Pero tuve un gran placer al conocer allí a Capablanca, y en Londres a Las­ker.

Antes del II Torneo internacio­nal de Moscú descansé un mes en un sanatorio y recuperé las fuer­zas. Las primeras doce rondas transcurrieron muy fuertes. Des­pués, como en el campeonato na-

cional de 1 933, me sentí cansado. Me alcanzó Flohr, y compartí con él los laureles de vencedor. A me­dio punto de nosotros, con sus 66 años, quedó Lasker, una fenome­nal actuación del anciano ex-cam­peón mundial.

El torneo despertó más interés que la llegada de los grandes maestros a Moscú en 1 925. El pri­mer día se vendieron 5.000 entra­das en el museo de Bellas Artes (hoy Pushkin), después el núme­ro de aficionados fue decayendo. A mí se me concedió (después de consultar a Lasker y a Capablan­ca) el título de gran maestro de la URSS. Hay que decir con since­ridad que por aquel entonces na­die esperaba que yo pudiera supe­rar en el tablero a ajedrecistas de la talla de Capablanca, Lasker o Flohr.

A pesar del gran éxito obteni­do, no me sobrevaloré, y conside­ré que la auténtica maestría se for­jaba en torneos en los que no ha­bía ningún adversario relativa­mente flojo, y envié una carta a N. V. Krilenko proponiéndole or­ganizar un nuevo torneo interna­cional a doble vuelta con diez par­ticipantes. La proposición fue aceptada, y a finales de 1 93 6 de nuevo estaJió la guerra sobre el ta­blero de ajedrez.

Las condiciones del juego no fueron buenas: hacía ·calor (30 grados), ya que la Sala de las Co­lumnas por aquel entonces no te­nía climatización. Al principio tuve mala suerte al perder una partida ganada con Capablanca

1 9

(n.o 74) y finalmente quedé segun­do, ¡con Capablanca un punto por encima! Sin embargo, en la parte creativa el torneo fue un mal asunto, ya que conseguí crear muy pocas partidas buenas.

Dos meses después, de nuevo u na competición, Nottingham. El torneo fue muy fuerte. El cam­peón mundial Euwe, tres excam­peones mundiales, y como suce­dió después, un futuro campeón mundial. Había muchos pronósti­cos, pero sólo uno resultó exacto. Nuestra lucha con Capablanca en el torneo de Moscú produjo una fuerte i mpresión en Ili n-Ge­nevsky, tanta que manifestó fir­memente que sin duda repartiría­mos entre nosotros los dos prime­ros premios en Nottingham. Y así sucedió.

En Inglaterra acabé de con­quistar mi prestigio internacio­nal, y después del torneo el perió­dico «Manchester Guardian», por boca de Alekhine, dijo que Botvinnik tenía todas las cualida­des para ser campeón mundial.

Estuve alrededor de un año sin tomar parte en competiciones, trabajando en mi tesis de docto­rado. En otoño celebré un match con G. Levenfish, disputándole el título de campeón de la URSS.

No estaba en forma, y casi fal­to a una partida. Pero llevé a cabo intentos interesantes, como de­muestra el siguiente final.

(DIAGRAMA 4)

Levenfish tiene un peón de más, pero esto ya no tiene signi-

20

ficado, pues las blancas pueden dar jaque continuo. Pero a pesar de que las negras tienen un par de peligrosos peones pasados y li­gados, preferí intentar obtener la victoria.

45. g5!

Todavía tengo las tablas por ja­que continuo, y mientras tanto el peón «g» se pone «en prise».

45. •.. lldl+

El jaque perdedor. Sólo podía salvarse la partida mediante 45. ... e3! (introduciendo en el juego a la torre), y si 46. 11 xe3, enton­ces 46 .... ll f4! 47. g6 f2 48 . .llcl JI f5, y las negras no deben per­der.

46. �f2 47. wel 48. wn

lld2+ ll e2+ hg5

La única defensa contra el mate.

49. llxg7+

y las negras abandonaron la partida, ya que ahora no hay de­fensa contra el mate.

El match terminó en tablas, y Levenfish mantuvo el título de campeón.

En el otoño de 1938 se iba a ce­lebrar en Holanda un match-tor­neo con fuertes grandes maes­tros. Por eso en la primavera para entrenarme jugué en Leningrado la semifinal del Campeonato de la URSS. Como resultado, una vic­toria fácil y una sola partida inte­resante.

Y el 7 de noviembre empezó en Amsterdam la primera ronda del torneo A VRO, una de las compe­ticiones más famosas de la histo­ria del ajedrez. Hay que hablar de­talladamente sobre los aconteci­mientos de este torneo. Los ocho ajedrecistas más fuertes del mun­do se encontraron en un torneo a doble ronda. Hay que recompen­sar debidamente a los organizado­res holandeses, que supieron reu­nir a los ajedrecistas más fuertes, a pesar de que dos de los partici­pantes más famosos, Capablanca y Alekhine, estaban enemistados (no se hablaban el uno con el otro).

Pero tampoco hay que olvidar el inadmisible régimen del tor­neo, cuando en los días de juego los participantes frecuentemente se quedaban sin descanso. Ese tiempo se empleaba en viajes, ya que la competición transcurrió en varias ciudades holandesas. Sólo hay que fijarse en que los partici­pantes más viejos, como el cin­cuentón Capablanca, ocuparon los últimos puestos. Nunca había que­dado tan lejos en su vida deportiva

Los organizadores esperaban que del torneo saliera un adversa­rio para disputar a Alekhine un próximo match por el campeona­to mundial. El mismo campeón mundial protestó enérgicamente en contra. En la ceremonia de apertura declaró que se prepara­ba para jugar un match contra un conocido gran maestro que había reunido los fondos necesarios para el premio.

Después del torneo, por inicia­tiva de los organizadores, los par­ticipantes se reunieron para deli­berar sobre el derecho de organi­zación del match por el campeo­nato mundial (por primera vez desde la reunión de Londres de 1 922, en la que se suscribieron los famosos acuerdos sobre esta cues­tión). La discusión entre Alekhi­ne y Capablanca aún no se había arreglado (el campeón mundial manifestaba que el fondo de pre­mios debía ser igualmente de 1 0,000 dólares, pero para Capa­blanca hacía una excepción, insis­tiendo en una suma de 1 0 .000 dó­lares oro, que era lo que él había aportado en 1 927, y esto ya signi­ficaban 1 8 .000 dólares). Ninguno de los dos estaba presente cuan­do lo estaba el otro en la sala don­de se llevaba a cabo el debate. Sin embargo, se comisionó a Euwe y a Fine para que crearan un pro­yecto de «club de los ocho», ate­niéndose a un posible reglamento para el campeonato del mundo, en el que a cada miembro del club se le reconocía el derecho a retar al campeón mundial a un match.

2 1

Este proyecto fue elaborado y en­viado a los miembros del club.

Conseguí ganar las partidas a Alekhine y a Capablanca. Los úl­timos éxitos me permitieron si­tuarme muy cerca de los líderes, K eres y Fine, pero una derrota en la última ronda con Euwe (un des­cuido de calidad) me dejó en el tercer puesto. Aunque bajo una valoración deportiva el torneo no fue del todo favorable, después de las victorias sobre Alekhine y Ca­pablanca me atreví a entrar en las conversaciones para el match por el campeonato mundial. En pre­sencia de Flohr mantuve una en­trevista, delante de una taza de té, con Alekhine, en el Hotel Carlton de Amsterdam, en el que Alekhi­ne vivía aislado (para no encon­trarse con Capablanca).

Alekhine manifestó sus prefe­rencias por jugar en Moscú, con la condición de que tres meses an­tes del match jugaría allí en un torneo de entrenamiento. En ene­ro de 1 939, el gobierno soviético autorizó la organización y finan­ciación de este match, y empezó la correspondencia con Alekhine, interrumpida por la II Guerra Mundial.

En la primavera se disputó en Leningrado el campeonato nacio­nal. Me pareció que mi participa­ción fue modesta (8 ganadas, 9 ta­blas), pero en los tiempos actua­les 8 positivos, como se dice aho­ra, es un resultado excepcional. Conseguí jugar algunas partidas i nteresantes, pero lo principal consistió en que fue un sistema

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formal de preparac10n para las competiciones.

Como ya dije, este trabajo co­menzó en 1 9 3 3 , finalizado el match con Flohr. Ahora lo termi­né y se publicó junto a una selec­ción de partidas del campeonato.

U n año después jugué un match de entrenamiento con Ra­gozín. En las dos primeras parti­das estuve «pendiente de un hilo», y debí haber perdido la no­vena partida. Pero dominé en mu­chas otras, y finalmente el match terminó con una gran victoria a mi favor. Hay que advertir que este match transcurrió en condi­ciones ideales: tres partidas a la semana, absoluto silencio, aire fresco. Cuando yo insistía en esas condiciones, pensaba en gran me­dida en un entrenamiento de cara al match por el campeonato mun­dial.. .

¡Y he aquí que el Campeonato de la U RSS, celebrado en Moscú en el otoño de 1 940, transcurrió en otras condiciones! La gran sala de conciertos a causa de su exce­lente acústica contribuía a ruido­sos efectos. No se podía respirar. Este campeonato se distinguió por la inhabitual fuerza de su composición, ya que tomaron par­te por primera vez, P. Keres, V. Smyslov, I. Boleslavsky, A. Li­lienthal, y otros. A pesar de per­der en la primera ronda con I. Bondarevsky, en la décima ronda ocupé el liderato, pero después empecé a jugar mal, perdiendo tres partidas, y como resultado compartí el quinto-sexto puesto,

como hacía 1 3 años, cuando par­ticipé por primera vez en la final del campeonato nacional. ¡Jugué muy pocas partidas buenas!

En ese tiempo ya se había to­mado la decisión respecto a mi match para el campeonato mun­dial con Alekhine. Pero ahora, de­bido a la buena actuación en el torneo de Keres, y después de que Bondarevsky y Lilienthal su­peraran a todos los participantes, se decidió que en la primavera de 1941 se disputaría un match-tor­neo para el título de campeón ab­soluto de la URSS. La competi­ción la disputarían los seis prime­ros premiados del campeonato, a cuatro vueltas, y debía servir de respuesta a la pregunta: ¿Quién de los ajedrecistas soviéticos (Ke­res o Botvinnik, o quizá algún otro) debía disputar el título de campeón mundial a Alekhine?

Conseguí prepararme perfecta­mente con la ayuda de Ragozín.

·Lideré la competición del princi­pio al final, gané todos los mat­ches, y superé a Keres en 2,5 pun­tos. El resultado del torneo no ejerció una influe ncia directa para la celebración del match para el campeonato mundial, ya que estalló la II Guerra Mundial.

Esta competición fue la última antes del ataque hitleriano a la Unión Soviética.

Así, se puede llevar a cabo un resumen de los avances deporti­vos del joven ajedrecista soviéti­co hacia el Olimpo del ajedrez.

1923-1924. Empieza a ganar a ajedrecistas poco cualificados.

1 924-1 925. Llega a ser un fuer­te ajedrecista de l. " categoría.

1 925-1927. Llega a ser maestro de ajedrez.

1 927-1 930. Empieza a triunfar en las competiciones de maestros.

1930-1935. Empieza a vencer en los torneos internacionales.

1935-193 8. Consigue ganar a los excampeones mundiales.

1938-1941. Consigue excelen­tes resultados sobre los grandes maestros.

Estos son los éxitos exteriores. Otro fue el trabajo investigador (escribí algunos libros analíticos de ajedrez), creando un sistema de preparación, y también una en­trega hacia el ajedrez.

Debo decir que no fui el únic_o, ya que en esos años surgió un gru­po de ajedrecistas soviéticos, cada uno de los cuales podía pre­tender la participación por la lu­cha en el campeonato mundial: Keres, Smyslov, Boleslavsky.

Todo estaba preparado para la conquista del campeonato mun­dial. Pero para llegar a esta com­petición pasarían todavía siete largos y difíciles años ...

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PARTIDAS SELECTAS (1925·1941)

l. Apertura Española O B. RIVLIN e BOTVINNIK Campeonato por equipos Leningrado, 1 925

l. e4 eS 2. liJf3 liJc6 3. i.b5

Como la mayoría de los ajedre­cistas jóvenes, pasé por las dife­rentes etapas del desarrollo aje­drecístico, y por entonces no evi­taba las aperturas abiertas con ne­gras, y por eso durante algunos años la apertura española ocupó un puesto importante dentro de mi repertorio de aperturas.

3. •.. a6 4. i.a4 liJf6 5. 0-0 i.e7 6. l:Eel b5 7. i.b3 d6 8. c3 0-0 9. d4

Mi adversario se aparta de la continuación habitual 9. h3, no sólo por imitar el juego de las blancas en la partida Capablanca­Bogoljubov (Londres, 1 922), sino para evitar él mismo las posicio­nes cerradas.

9 . .•.

En caso de 9 .. . . ed 1 0. cd i.g4,

24

las blancas tienen la fuerte res­puesta 1 1. liJc3 (Lasker-Bogolju­bov, Mahrisch-Ostrau, 1923).

10. i.e3

No es favorable para las blan­cas sacrificar el peón mediante 10. h3 .,t.xf3 1 1 . 'fVxf3 ed 1 2. 'i'dl de 1 3. liJxc3. Analizando esta continuación en relación a la partida Bronstein-Keres (Buda­pest, l 9SO) me convencí de que después de 1 3 . . . . liJaS 1 4. i.c2 lle8 l S. f4 b4 1 6. liJdSliJxdS 1 7. 'ifxdS c6 18. 'iPd3 g6 19. �h1 .tf8 20. l:Efl las negras, jugando 20 . ... dS (en vez de 2 0 . . . . i.g7, como sucedió en la partida) 2 1 . e S liJc4 22. b3 liJa3 2 3 . .t. x a3 ba, obtienen una ventaja sustancial.

10. •.. ed4

Todavía hace poco que se con­sideraba precipitada la respuesta

1 0 . . . . d5 debido a 1 1 . ed ed 1 2. .i.g5. Pero la búsqueda incansa­ble de la novedad llega hasta es­tas viejas posiciones. Y en una partida reciente sucedió que des­pués de 1 2 . . . . �xd5! 1 3 . .i,xd5 §'xd5 14 . .i,xe7 .i,xf3 1 5 . §'xf3 §'xf3 1 6. gf 11 fe8 las negras ob­tuvieron ven taja.

1 1 . cd4 �aS

En este momento el contragol­pe 1 1 . . . . d 5 estaría fuera de lu­gar por 12 . e 5 �e4 1 3. �bd2 �xd2 1 4. §'xd2 y, de acuerdo a los análisis de R. Fischer, las com­plicaciones con 1 4 ... . ,t.xf3 1 5. gf .i.b4 1 6. §'c2 .i_xe} 17. §'xc6 .i.b4 1 8 . .i_xd5 son favorables a las blancas.

12 . .i.c2 �c4 13 . .i.ct

En los años 60, a R. Fischer y V. Korchnoi les gustabajugar con blancas de esta manera.

13. ... c5 14. b3 �aS

Es preferible 1 4 . . .. �b6. Por ejemplo: 1 5. �bd2 li c8, y las ne­gras consiguen crear contrajuego en el flanco de dama o en el cen­tro. Ahora el caballo permanece­rá mucho tiempo fuera de juego, y la única posibilidad que le que­da de entrar en acción es a través de la casilla f7. Pero e n ese caso la posición de los peones negros en el flanco de dama puede resul­tar vulnerable.

IS. dS!

En la partida mencionada ante­riormente, Capablanca jugó 1 5. .i.b2, y las negras consiguieron in­troducir al caballo en juego me-diante 15 . ... �c6 1 6. d5 �b4.

IS. . . . �d7

16 . .i.b2

Quizá sea preferible la conti­nuación 1 6 . �bd2, creando inme­diatamente la amenaza 1 7. h3 .i.h5 (el cambio del alfil por el ca­ballo también favorece a las blan­cas) 1 8. g4 .i.g6 19 . �n y des­pués �g3.

16 . •• .

17 . .i_xf 6 18. �bd2

.i.f6 1fxf6 �eS

Tras sólo año y medio de aprendizaje en el ajedrez un jo­ven de 1 3 años no podía tener, na­turalmente, grandes conocimien­tos del juego de posición. Para do­blar un peón e nemigo las negras cambian todas sus piezas activas, acentuando aún más la mala posi­ción del caballo en a5. Por eso era necesario agudizar la lucha me-

25

diante 1 8 . ... c4. Por ejemplo, 1 9. b4 c3 20. e5 (si no 20 . ... l!fJc4) 20 . ... l!fJxe5 2 1 . l!fJe4 'fff4 con complicaciones.

1 9. h3 .t.,xf3

Después de 1 9 . . . . .i.h5 20. g4 otra pieza negra más quedaría fuera de juego.

20. l!f)xf3 l!f)xf3+ 21. �xf3 'tlfxf3

Por lo tanto, hay que buscar la salvación en el final.

22. gf3 Itfe8 23. f4 f6 24. :a e3 It e 7 25. � g2 It ae8 26. :a a e l <3Jf7

Las negras sólo pueden jugar el rey, ya que las torres deben pre­venir el avance e4-e5, y el caballo la actividad de las blancas en el flanco de dama.

27. <3Jf3 g6 28. <3Jg4 �gl

Espera acontecimientos te­niendo en cuenta trasladar el ca­ballo a fl e n el caso de que las blancas avances el peón «h» (para abrir la columna lateral).

29. h4 i!fJb7 3 0 • .i.d3

Era lógica 30 . h5, ya que des­pués de 30 . ... c4 3 1 . b4 el caba­llo negro seguiría privado de la li­bertad. No obstante es posible di­ferir este avance durante algunas jugadas.

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3 0. .. . <3Jf7 3 1. a4

Las blancas olvidaron que esta jugada se produjo en la partida Capablanca-Bogoljubov antes ma­necionada. O no consideraron que la reacción de las negras en este caso sería efectiva. No había nada que impidiera continuar el plan mediante 3 1 . h5. Si ahora 3 1. R..fl, entonces 3 1 . . .. :a xe4! 32. lit xe4 f5+ 3 3. wf3 (pero no 33 . �g5 por 33 . .. . h6+! 34. <3Jxh6 Uh8+ 35. �g5 lih5 mate) 3 3 . . .. :a xe4 34. l!fJxe4 fe+ 35. �xe4 �f6 y debido a los defectos en la disposición de los peones blancos las negras tienen buenas posibili­dades de tablas.

7

31 . ••• c4!

Avanza el peón con ganancia de tiempo debido a la mala posi­ción del alfil e nemigo. Ahora las blancas están obligadas a capturar el peón c4, tras lo que obtengo por primera vez en la partida una buena posición para el caballo y un peón pasado.

3 2. bc4 ba4 33 . ..t.c2 liJeS 34. wf3

En caso de 34. El b l , las negras no deben dejarse seducir por la ganancia de peón (34 . . . . llJxe4 35 . ..t.xe4 Etxe4) por 36. li b7+, sino mantener al ahora excelente caballo mediante 34 . . . . f5+ 35 . ef Etxe3 3 6. fg+ hg 37. Etxe3, tras lo que el peón pasado «a>> es muy peligroso.

34. .•• llb8 3 S. e S

Un vano intento de obtener contrajuego.

3 S .. . . 36. fe S 3 7. lit xe s 38 . El xe s

fe S Etxe5 deS

Y el juego pasivo, 38. li al n b4, no conduce a nada bueno.

38. ... a3 3 9. lie3 a 2 4 0. lia3 llb2 41 • ..t.a4 lilb3 !

Un brillante golpe definitivo. Las blancas perecen a causa de la mala disposición de su rey y de su torre en la tercera ftla.

2.

4 2 . .i,xb3 43. nxb3

Ape rtura Es pa ñola

nxb3 + a l=�

O K. NADPOROZHSKY e BOTVINNIK Torneo de 1.• y 2.a categorías Leningrado. 1 92 5

l . e4 e S 2. lilf3 lilc6

3 . ..t.bS a6 4 . ..t.a 4 lilf6 S. 0-0 ..t.e 7

6. c3

Ahora las blancas pierden la ventaja de salida, y el cambio de su alfil de casillas blancas por el caballo es inevitable, con lo que las negras obtienen un juego fá­cil. ¿Por qué hicieron esta jugada? Aunque mi adversario tenía la 2. • categoría, era muy fuerte en el ataque, en posiciones abiertas. Precisamente algunos meses an­tes de este encuentro me había ga­nado en brillante estilo. Por eso elude los caminos trillados de la teoría y se esfuerza en obligar a su adversario a pensar por su cuenta.

6 . ... 7. �e 2

La variante 7. li e l ll:lc5 no permite a las blancas conservar el «alfil español»: 8 . llJ xe5 llJxe5 9. n xe5 llJxa4 lo. 1fxa4 0-0.

7. ... liJeS

U nos diez años después, K eres indicó que lo correcto para las ne­gras era 7. .. . lilf6, por ejemplo, 8 . ..t.xc6 de 9. llJxe4 0-0 10. d4 c5. Pero considerando el estilo de mi adversario, no podía quitarme el placer de obligar a las blancas al cambio de su alfil rey, con lo cual sus posibilidades de ataque quedaban sensiblemente dismi­nuidas.

27

8. _t x c6 dc6 9. lt)xe s 0-0

1 o. d4 li)d 7f

Y ahora es necesario cambiar el caballo centralizado de las blan­cas, y las negras obtienen el cur­so hacia el final, en el que Nad­porozhsky no era tan peligroso.

1 1. f4 lt)xe s 1 2. fe S

Tras la continuación, 1 2 . de �f5 1 3. ll d l .*.c5+ 1 4. �hl 'iWh4 la posición de las negras tampoco tiene peligro.

1 2. ••• .te6 13. lt)d 2

En caso de 1 3 . j.e3 las negras primeramente sacrifican peón, 13 . . . . c5, y después de 1 4. de 'iWd5 se desquitan con creces.

13. ... e S

Sólo con que las negras consi­gan cambiar su peón doblado por el peón central de las blancas ob­tendrán una configuración de peones algo mejor y mantendrán una pequeña ventaja de desarro­llo.

14. lt)f3 cd4 1 S. ti) xd4 'iWd 7 16. h3 e S

(DIAGRAMA 8)

1 7. tbf3

Desde luego era más razonable jugar 17 . li)xe6 "xe6, privando a las negras de la ventaja de la pa­reja de alfiles, y a pesar de la pre-

28

senda del peón central blanco ais­lado, es probable que obtuvieran tablas. Sin embargo, mi adversa­rio aún pensaba en el ataque y por eso elude el cambio de piezas.

1 7. ... 'iW bS

Y las negras lógicamente se di­rigen al final, en el que la ventaja de la pareja de alfiles y la mejor disposición de peones serán unos sólidos argumentos.

18. "e4 t 9. b3 20 . .i.e3 21 . 'iff4

h6 'ifd 7 .tf S j.d3

Con el pensamiento puesto en la caza de la dama enemiga.

22. ll f2 'iff S 23. "g3 �g6 24. 'iff4

Las blancas consideraron que dando a su enemigo la posibilidad de obtener el cambio de damas, más tarde caerían en la trampa preparada. Pero pasados algunos meses de nuestro encuentro pre­cedente yo había mejorado sensi­blemente en el cálculo de varían-

tes, y penetré en la posición me­jor que mi adversario.

24. ... 'tWe4

¿Es inevitable el cambio de da­mas? No, las blancas han prepa­rado un pequeño truco, que sin embargo no les resultará favora­ble. Parece que no es posible cap­turar el alfil, ya que las blancas perderían su dama, pero a pesar de todo . . .

25. �g3 26. lt el

�xe3! .ig5!

Las blancas ganan la dama pero a un precio muy elevado: Las dos torres y el alfil resultan considerablemente más activos que el caballo y la dama enemigos.

27. ]l xe3 R,xe3 28. ltlel .i,xf2+ 29. � xf2

A 29. !fxf2 las negras respon­den con ventaja 29 . . . . c4.

29. ... .ibS Sólo queda trasladar el alfil a la

activa y estable posición c6.

30. c4 31 . tiJd3 32. �e3

.ic6 llad8

No era posible tomar el peón (32. tiJ xc5) por 3 2 . . . . lld2+.

32. ... lld4

La manera más rápida de mo­vilizar las torres para el ataque.

33. ltlxc5 1Ud8

Con la horrible amenaza 3 4 . . . . b6 apartando al caballo del con­trol de la casilla d3.

34. e6!

Unica defensa. A 34 . ... fe se­guiría 3 5. 'f!/c7, y en caso de 34. . . . b6 35. ef+ �xn (35 . . . . 'ibh7 36. f8='f!/) 36. W/c7+ las blancas incluso ganarían.

34. .. . fS! Ahora surge la irresistibl e ame­

naza 35 . . . . f4+. 35. e7 ll 8d6

La jugada definitiva no necesi­ta un cálculo de variantes: no hay defensa contra 36 . . . . f4+.

36. 'WeS f4+

Es inevitable el mate o la pér­dida de la dama. Las blancas abandonan.

3. Defensa Nimzoiodia O V. RIVLIN e BOTVINNIK Match amistoso Leningrado, 1 92 5

2 9

l. d4 l0f6 2. c4 e6 3. �c3 b6

Una jugada bastante insegura, tras la que es difícil llamar a la apertura defensa Nimzoindia, ya que el autor del sistema no tenía in mente otra continuación que 3 . . . . ..i.b4. Sin embargo, en esos años yo podía fantasear, ya que la teoría de la defensa Nimzoindia, como las de las otras defensas in­dias, estaba empezando a crearse.

4. e4

Una transposición de jugadas extraordinariamente arriesgada: debió jugarse 4 . . . . i.b7 5 . ..i. d3 ..i.b4. Aunque la partida llegó a esta posición, se podía haber com­plicado si las blancas hubieran ju­gado aquí 5 . e5 l0e4, 6 . �g4 �xc3 7. a3. Ahora es desagrada­ble para las negras tanto 7. . . . .i.a5 8. Wxg7, como 7 . . . . ..i.f8 8 . ..i.g5 ..i.e7 (8 . . . . f6 9. ef gf 10 . 'i'h5+ <3;e7 1 1. ..t. xf6+!) 9 . ..i,xe7 �xe7 1 0. flxg7. La respuesta «automática» de las blancas per­mite a las negras librarse de los sustos.

5 . ..i.d3 ..i.b7 6. �e2

La segunda imprecisión de mi adversario: aquí la dama está mal situada, ya que se proyecta la con­traposición de la torre por la co­lumna en e8, y la dama y el rey en e l y e2 pueden llevar a dificul­tades a las blancas. Era mejor 6. 1i!fc2 ó 6. f3.

30

6 . .. . 7. d5

c5 0-0

Naturalmente, no 7 . . . . ed 8 . ed+ con completa igualdad, pero ahora el enroque es admisible, ya que a 8. e5 seguiría 8 . ... ed! 9. ef 11 e8 l O .te3 d4 que es menos pe­ligroso para las negras.

8 . ..i.e3

Por lo visto era imprescindible retirar al rey de la columna críti­ca, llevándolo a fl .

8. • . • ed5 9. cd5 lle8

1 0 . f3

Las blancas defienden esperan­zadoramente el peón e4, pero ya no es posible salvar al otro peón, d5.

10 . .. • ..i,xd5!

La negligencia posicional de las blancas ha «provocado» esta combinación.

1 1. ed5 12 • ..i,xh7+

Con la esperanza de 1 2.

w xh7 13 . !Vd3+ wg8 14 . !fxd5 li xe3+ 1 5. wf2, que sería bueno para las blancas, pero desde lue­go las negras no están obligadas a capturar el alfil.

12 . ... 13. �e4 14. bc3 15. wf2 16. � xas

whS! .!t)xcJ �xc3+ �xa1 �d4

La aciaga columna continúa proporcionando disgustos a las blancas.

17. J&.e4 d5

Como resultado de una varian­te forzada las negras recuperan pieza obteniendo ventaja mate­rial.

18. � xd4 cd4 19. h4 f5 20. f4

Las blancas buscan las compli­caciones, pero los dos peones ne­gros ligados y pasados, centraliza­dos y muy avanzados, garantizan la victoria.

20 . .• . 21. Wh5+ 22 . .!bh3 23. wg3

de4 �g8 e3+ .!bd7

Son raros los casos en los que un caballo abandona tan tarde su posición inicial, pero aquí llega a tiempo para contribuir a la defen­sa de su rey.

24. lil g5 lilf6 25. 'fi"f7+ wh8 26. h5 'f/e7 27. Wg6 e2

1 1 • • • • • � • !ft1i � íE - � íE � • �\Ult-� � � g � . . . � B d � .I. � A . � � . . � � � . . . � d � � � � � . . A � � .i B A � � � . � � • • � li Ahora las blancas tienen que ol­

vidarse del ataque, ya que des­pués de 28. h6 e l =W+ 29. Ji xe l 'fi'xe l + 30. wh3 Whl + 3 1 . wg3 .!bh5+ pierden la dama.

28 . .!bf7+ wg8 29 . .!beS

Finalmente, el caballo bloquea la fatídica columna, pero por poco tiempo.

29. • . . .!bg4 30 • .!bf3 'f/e6 31. WgS Wf6

Tras esto la lucha ha termina­do.

4.

32. ll c1 d3 33. 1fxf6 gf6

Las blancas abandonan .

Defensa Grünfeld O BOTVINNIK e Y. ZVEREV Torneo de 1 ! categoría Leningrado, 1 925

l. d4 .!bf6 2. c4 g6 3 . .!bc3 �g7

3 1

Las negras están de acuerdo con la Defensa I ndia de Rey, pero después de que las blancas no lo aprovechan, se produce so­lamente una transposición de ju­gadas.

4. lt)f3 d5 Siete años después, Ragozín en

esta posición contra P. Roma­novsky jugó 5. 'Wb3, que llevó a una nueva tendencia en la teoría de la defensa Grünfeld, pero an­tes no se conocía esta jugada, y yo elegí la jugada que entonces es­taba de moda.

5 . .i.f4 c6

Más tarde se consideró aquí más fuerte 5 . . . . 0-0, para en su caso tener la posibilidad de jugar c7-c5 sin pérdida de tiempo. Tras la jugada de la partida la posición de las negras es un poco peor. Ha surgido una posición característi­ca de la variante Schlechter de la Defensa Eslava (ver, por ejemplo, las partidas numeros 76, 85 y 1 02).

6. e3 ltJe4

Así las negras sólo facilitan el desarrollo de la iniciativa del con-trario. Era mejor 6 . . . . 0-0, o 6 . . . . .i.g4, e incluso, 6 . . . . 'W'a5.

7. cd5 lt)xc3

Las negras se apartan de 7. . . . cd, ya que por lo visto temían 8. ltJxe4 de 9. ltJd2 f5 10 . .l_ xb8 IE xb8 1 1 . Wa4+, y las blancas ga­nan peón. Si en vez de 9 . . . . f5 ju­garan 9 . . . . 'Wa5, entonces la

32

dama recibiría poco tiempo des­pués la presión de las piezas lige­ras.

8. bc3

En caso de 8 . . . . cd sería impo­sible evitar la pérdida de peón mediante 9. A xb8 11 xb8 1 0. Wa4+.

9. Ad3 10. 0-0

De lo contrario seguiría la de­sagradable 1 1 . c4.

1 1 . "Wxd3 1Wf5

Nuestra competición era clasi­fi catoria para el denominado «Torneo de la ciudad», donde con suerte se podía conseguir el título de maestro (convencional). Después habría que confirmarlo en el campeonato nacional, pero el acceso allí estaba garantizado. En una palabra, era necesario si­tuarse en los cuatro primeros puestos. Mi adversario, un expe­rimentado ajedrecista petersbur­gués de l . • categoría, práctica­mente ya se había garantizado un

puesto entre los preceptivos cua­tro primeros, y las tablas en su en­cuentro conmigo le eran total­mente satisfactorias. Por eso ofre­cía el cambio de damas. Pero, aunque después de 1 2. tWxf5 gf 1 3 . li ab l b6 (si 1 3 . . . . b5, enton­ces 1 4. c4 a6 1 5 . a4, ganando peón) las blancas tendrían alguna ventaja en el final, decidí rehusar mientras tanto este cambio. Re­sulta que había comenzado el tor­neo con dos derrotas (contra Yu­riev y Venalein), por lo que las ta­blas no me convenían.

12. '!Wc4

Era más sencillo. 12 . 1!fe2. Na­turalmente, no hice la jugada de la partida en cuenta a 1 2 . . . . 'ite4? (1 3 . . 1!fxf7+ �xf7 14. lbg5+), sino para obstaculizar la respues­ta 1 2 . . . . b6, a la que seguiría 1 3 . .a xb8 ji xb8 14. tWxc6+.

12. • • • � Quizá fuera mejor 1 2 . . . . lbd7

y después lbb6, esforzándose en bloquear la casilla c4, sin compro­meter la disposición de peones en el flanco de dama.

13. li ab1 b5 De lo contrario habría que re­

troceder con la dama e ir a una de­fensa completamente pasiva.

14. tWe2 lbd7 15. R.g3

Prepara el avance e3-e4 y dis­minuye la fuerza de la amenaza e7-e5. Puede ser que un j ugador más experimentado hubiera pre-

ferido 1 5 . c4, pasando inmediata­mente al ataque de las debilidades negras en el flanco de dama, jun­to a la solidez de la posición pro­pia en el centro.

15. . . • e5 16. e4 �h5

El intento de mantener la dama en el centro ( 1 6 . . . . tWe6) sería un acontecimiento dudoso debido a 17 . li fd l seguido de d4-d5 (si 17 . . . . ed , entonces 1 8 . et) xd4).

17. d5

De esta manera las blancas ac­tivan sus piezas y abren el j uego en el centro, donde mantienen una posición preponderante, de­bido a que la dama negra no está realmente en el j uego.

17. ••• cd5 18. li xb5 de4 18.1Wxe4 li ae8

Las blancas se aprovecharán de las desgracias de las negras debi­do a la insegura posición de su ca­ballo y las dificultades para defen­der el peón e5.

33

20. 'W'c6 li)b8 21 . 'W'b7 a6 22. il eS .i.f6

La alternativa era 22 . . . . f6, que sin embargo debilitaría catastrófi­camente la séptima fila y a la que s e gu i r ía inmediatamente 2 3 . 'iJ. c7 . Las negras prefieren que­darse sin el peón central, pero con alguna actividad para sus pie­zas.

23. ll)xeS 'iJ.e7

Si 23 . . . . .t. xe5, entonces 24. f4, o 23 . . . . lii: xe5 24 . .i_ xe5 _t xe5 25. f4; en ambos casos las blancas mantienen la ventaja.

24. 't'fd5 .i, xeS 25 . .i. xeS 'iJ.fe8

O 25 . . . . li)d7 26 . .i.d6 li) x c5 27. 'ii'xh5 gh 28. _i.xe7 'iJ. c8 29. .i. xc5 'iJ. x c5 30. 'iJ. el y este final de torres, aunque no sin ciertas dificultades técnicas, debe pro­porcionar a las blancas la victoria.

26. f4 'iJ. d7

. Las negras intentan crear con­trajuego por la segunda fila, pero el peón g2 se defiende fácilmen­te, mientras que es más dificil ha­cerlo con el peón fl .

27. '!Wc4 ll d2 28. ll c7

Naturalmente, no 28 . ll c8 por 28 . . . . ll x g2+ 29. � xg2 'W'g4+.

34

28. ... l'If8 29 . .i.d4 '!Wg4 30. 't'id5 ffe2 31 . f5

14

Ahora no es posible capturar el peón 3 1 . . . . li xa2 debido a 32. fg hg, y ahora no 33. li cxf7 (33 . . . . \lfxg2+! 34. \lfxg2 'iJ. xg2+ 35 . �xg2 l'I xfl), sino 33 . '!Wxfl+! (un magnífico sacrificio de dama, demostrando la fuerza de la posi­ción de las blancas), 33 . . . . li xfl 34. l'I c8+, y mate en dos jugadas.

31. ... 'iJ. dl 32. '4Wf3

Ahora las blancas no tienen in­convenientes contra el paso al fi­nal.

32. ... '!Wxf3 33. gf3 'iJ. d2

Después de 3 3 . . . . li xfl + 34. c;t>xfl gf, la igualdad de material no resulta suficiente.

34. fg6 hg6 35. l'I f2

Las negras s e rinden. L a victo­ria en esta partida me permitió in­gresar en el grupo de los líderes, y después de un afortunado final conseguí el éxito en el torneo: compartí el tercer-cuarto puesto y

me gané el derecho a jugar el tor­neo de la ciudad.

5. Defensa Dos Caballos O PERFILEV e BOTVIN NIK Torneo de 1 .• categoría Leningrado, 1 92 5

El torneo del que h e hablado en los comentarios a la partida pre­cedente continuaba, pero en este caso mi adversario debía ganar obligatoriamente, motivo que in­fluyó en sus decisiones, y me per­mitió aprovecharme de las cir­cunstancias. Además, a Perfilev, como a la mayoría de los demás j ugadores de l . • categoría, le irri­taba tener en su presencia a un mocoso advenedizo.

l. e4 2. �f3 3. �c4 4. d4 S. 0-0

eS �c6 �f6 ed4 �xe4

Las negras obtenían un juego totalmente satisfactorio después de 5 . . . . .i.c5, pero la jugada de la partida obliga a las blancas a una única continuación.

6. ll e1 7 . .t,xdS 8. � c3

dS 'ffxdS 'fi'd8

Otra jugada que iguala total­mente es 8 . .. . 'ffa5.

9. ll xe4+ .i.e7 10. � x d4 rs

Se ha llegado a una posición en

la que por los medios normales (1 1 . ll f4 0-0 1 2. � xc6 Wxd l + 1 3 . � xdt be) las blancas no pue­den aspirar más que a tablas. Me persuadió de esto mi compañero Serezhi Karniner (más tarde un conocido compositor de estudios) que había preparado la variante para las negras que yo estudié, y me dijo cómo jugar el final consi­guiente. A propósito, se encuen­tra en mi práctica en la partida n.o 24. Por consideraciones de­portivas, a las blancas no les con­venía este final, y se esforzaron en complicar a cualquier precio.

1 1. �h6

Esta jugada se cita en el libro de X. Tartakower, «La partida hi­permoderna de ajedrez», que yo había estudiado con entusiasmo. Ahora, efectivamente, la partida se complica, ya que en caso de 1 1 . . . . 0-0 1 2. �xc6 be 1 3 . ll d4 las blancas consiguen apartarse del final. Las negras aceptan la invi­tación.

1 1 . . .• 12. Jl..x g7

fe4 � xd4

3 5

Tras la continuación natural 1 3 . �xh8 ltlf3+ 14. gf fi'xdl + 1 5 . lil xdl e f 1 6. ltlb5 .i d 8 1 7 . �e5 �d7 1 8 . ltld4 las blancas final­mente se quedan con un peón de más, pero las posibilidades de vic­toria contra la pareja de alfiles ne­gros son mínimas. Por eso. . . ¡al ataque!

13. Wh5+ 14 • .txd4 15. 1I d 1 1 6. Wg4+

�d7 1I f8 �d6

Naturalmente, es dificil jugar sin una torre, pero si se quería continuar la lucha, entonces no se debería expulsar al rey a un sitio más seguro. Merecía atención 1 6. ltl xe4, para amenazar más ade­lante el asalto al punto d6.

16. ... �eS 17. 1Wh5+

Si su esperanza era el jaque continuo, las blancas van a sufrir una desilusión.

17. . .• 1I f7 18. ltld5 .i.g4

Una pequeña continuación para distender la situación. A las negras les queda sólo la calidad de más, pero en una posición simpli­ficada.

19. fi'xg4 Axh2+ 20. �xh2 1!fxd5 21 • .if6

No es difícil advertir que des­pués de 2 1 . fi'g8+ las blancas ga­naban la torre a8, pero después perdían la torre y el alfil.

36

21 . . • • t!fc6 22. �h4 �f8 23. Wg5 h6 24. l!VeS �g8

Así, después de una peligrosa travesía, el rey negro finalmente puede descansar en paz.

25. 1I d5 1Ie8 26. Wh5 �g7 27 . .ig3 1!1g6 28. 1!P'd1 c6 29. 1I d6 I! e6

S i ahora 30. \!Vd4+, entonces 30 . . . . 1!P'f6 3 1 . Wxf6+ � x f6 3 2. .i.h4+ we5! 33 . .i.g3+ �f5 .

30. 1I d8 c5!

Al tomar bajo control el punto d4, las negras ponen trabas a la iniciativa del adversario.

31. 1I a8

Y esto ya está jugado en el azar de la lucha y acelera la derrota. Permitía una resistencia más lar­ga 3 1 . Wd2 .

31 . ... e3

Finalización táctica de la lucha.

Después de 3 2. fe li xe3 33 . R.el 'fi'e4 34. j, c3+ li x c3 35 . be "f:fh4+ 3 6. <o!;>gl li e7 las negras ga­nan la dama.

32. Wd8 t!VhS+ 33. R.h4

O 33. �gl e2 34. "f:fh8+ � g6, 35. li g8+ �f5.

33 • •. . li e8!

Sin este golpe de efecto sería imposible refutar las intenciones de las blancas. Por ejemplo, 33 . . . . �g6 34. 'fi'g8+ <ot>f5 35 . g4+!

34. WxeS 35. �g1 36. �fl

'fWxb4+ ef2+ 'fi'c4+

Las blancas se rinden. Perfilev se quedó al borde de los premia­dos. El primer puesto lo ocupó Model, el segundo Zverev, y el tercero y el cuarto lo compartí con Venalien.

6. Apertura Española O N. PROSKURIN e BOTVINNIK Torneo de 1 .a categoría Leningrado, 1 92 5

l. e4 2. lbf3 3. R.bS 4. R.a4 5. 0-0

e5 lbc6 a6 lbf6 Ae7

Como habrá observado el lec­tor, yo tenia un repertorio de aperturas bastante modesto. A l. e4, l . . . . e5, y a la Apertura Espa­ñola, el sistema de Chigorín. Pero

lo que yo empleaba lo conocía a fondo, y por tanto no sufría sor­presas en la apertura (debido a que entonces no jugaba contra maestros).

6. lit e1 bS 7 • .ib3 d6 8. c3 0..0 9. d3

Esta variante tranquila fue más tarde el arma preferida de Ilin­Genevsky. Aquí no es tan senci­llo jugar con las negras. Yo, natu­ralmente, me apoyé en un esque­ma conocido.

9. ... lilaS 10 . .ic2 c5 1 1. li:Jbd2 Wc7 12. li:Jfl lbc6

La tentativa de mi experimen­to 1 2 . . . . h6 en la partida n.o 98, no sin motivos, no encontró se­guidores.

13. lbe3 .A.e6 14. h3

La teoría recomendaba 14. lbg5, pero la jugada de la partida es totalmente aceptable. Desde luego las negras en todos los ca­sos realizan el avance d6-d5, pero entonces las blancas tendrán la posibilidad de presionar sobre el peón e5.

14. ••• d5 15. We2

Y esto ya no es consecuente. Era imprescindible cambiar en d5, y las negras deben aprestarse a la defensa del peón e5, o regre-

37

sar a la idea teórica de cambiar el caballo por el alfil: 15 . liJg5 d4 1 6. lb xe6 fe 1 7. liJg4, con igualdad totaL Ahora las blancas tienen ya una posición peor.

15. . . • d4 16. lbf5 Ji.xf5 17. ef5 .id6 18 . .ig5

En caso de 1 8. liJg5 de 19 . be b4 las negras conquistan para el caballo la casilla central d4, que garantiza el contrajuego. La juga­da de la partida parece más fuer­te, ya que está ligada a la amena­za 19. Axf6 gf 20. liJd2. Sin em­bargo, resulta una pérdida de tiempo, y las negras conquistan no sólo la casilla d4 para el caba­llo de dama, sino también c3 para el de rey. Por eso debieron con­tentarse con la modesta continua­ción 1 8 . .id2, para en caso de 1 8 . . . . de 19 . be liJd5 poder respon­der 20 . .ib3.

1 8. • . . dc3 19. bc3

Si 1 9 . .t xf6, entonces 19. cb, y las blancas se quedan sin peón.

19. ... lbd5 20. Ji.d2

(DIAGRAMA 17)

20. • . . b4!

Demostrando una correcta comprensión de los métodos de lucha posicional.

21 . c4

38

Después de esto la posición de las blancas resulta desesperada. Era imprescindible 2 1 . cb, mante­niendo la actividad del alfil de ca­sillas blancas. Ahora se convierte en estático, y las piezas negras ocupan el centro sin oposición.

2 1 . . . . liJc3 22. 'ife3 liJd4 23 . .ib3 e4!

La jugada decisiva. Si 24. de, entonces 24 . . . . Ji.f4 25. 'fi'd3 (25. Wxf4 liJde2+) 25 . . . . liJ xf3+ 26. gf 1Iad8 27 . .txf4 'fi'xf4 28. W'e3 'fFxe3 (se puede 28 . . . . l!Fh4 29. �h2 :S: d4, etc.) 29. n xe3 U d2, y sencillamente lleva a la victoria

el avance del peón «a», y a 30. a3, 30 . . . . ll b2 3 1 . �dl :S: d8 .

24 . .i_ xc3 ti:) xf3+

Conduce a una debilitación irreparable de los peones blancos.

25. gf3 .i.f4!

Deja a las blancas con una es­tructura de peones doblados, a la vez que después de 25 . . . . be 26. fe, la posición tiene un aspecto to­talmente distinto.

26. 'tlt'xe4 27. �h l 28. f6

bc3 ll ad8 g6

Cuando no es peligroso debili­tar las casillas negras en la cober­tura de peones del rey, entonces, des�e luego, no hay motivos para estropear la disposición de sus peones (28 . . . . gf).

29. 'f!/e7

Era algo más tenaz 29. �a4. 29. • • . Wc6 30. �e4 �xf6 31 . 'f!/e2

Confusión total. Por lo menos era necesario aprovechar el alfil de alguna manera, en caso extre­mo incluso en c2, para defender el peón d3.

31. ... 32. 1!Vn 33. U e4 34. �g2

�f5 .i.d2 "fi'xf3+ "fi'xd3

Tras cinco jugadas las negras han aniquilado tres peones enemi­gos e incluso se han quedado con

el control de la casilla c2, a la que inevitablemente se dirige el peón pasado.

35 . .i.dl 36. �e2

c2 'f!/c3

Las blancas abandonan. Esta derrota dejó totalmente

abatido a mi adversario, y puede ser que por eso pronosticara que unos meses después Botvinnik ya no podría jugar al ajedrez, porque gastaba excesivas fuerzas durante el juego. Sin embargo, encontré mi defensor en otro de los parti­cipantes del torneo, Yurev. Ob­servando el transcurso de la par­tida, manifestó públicamente que le había gustado el juego de Bot­vinnik. «Sus piezas, dijo Yurev, parecen estar vivas.»

7. Gambito de Dama O J . R . CAPABLANCA e BOTVINNlk Sesión de simultáneas Leningrado, 1 925

l. d4 2. c4 3. ti:)c3 4 . .i.g5 5. e3

dS e6 ti:)f6 ti:)bd7 �b4

Por aquel entonces esta varian­te sólo empezaba a estar de moda . La preferí, entre otras razones, porque durante las sesiones de si­multáneas a Capablanca difícil­mente le gustaban las partidas en las que la lucha tomaba un carác­ter menos conocido.

39

6. cd5 ed5 7. tfb3

A CapabJanca le gustaba mu­cho hacer esta jugada en el Gam­bito de Dama, aunque él mismo enseñaba a los principiantes a de­sarrollar primero las piezas meno­res. Por eso yo habría pr�ferido 7. J.d3.

7. ••. c5 8. deS

No había ningún motivo para cambiar el peón centralizado d4 y perder el control de la casilla c5.

8. ... 1Wa5 9. J. xf6

Un cambio forzado (se amena­zaba tanto 9 . . . . �e4 como 9 . . . . ttJ xc5), tras el que las negras tie­nen un juego ligero.

9. ••• tt)xf6 10. 0-0-0

Capablanca vio que jugaba con un muchacho y decidió arriesgar­se. Sin embargo, el enroque largo con el juego abierto y el flanco de rey sin movilizar resulta muy arriesgado. Era necesario aclarar la situación mediante 10 . a3.

10. . . • 0-0 l l . .!Of3

Naturalmente, no era posible ganar el peón central, ya que des­pués de 1 1 . � xd5 ttJxd5 12 . Wxd5 Ae6 las negras ganaban fá­cilmente.

1 1 . . ••

40

12. llJd4 llac8 13. c6

La ambición natural de cerrar la columna «C)) lleva inesperada­mente a un final con peón de más para las negras.

13. ••. .i,xc3!

Las blancas no pueden respon­der 14. be, ya que después de 1 4 . . . . .!Oe4 su posición es indefendi­ble. Por lo tanto, hay que ceder el peón.

14. 1!Vxc3 15. J.d3 16. *c2

t!fxa2 bc6 c5

Para a 1 7. ll a l con la jugada 1 7 . . . . cd.

17. ttJ xe6 Wa4+

Una sutileza necesaria. En caso de 1 7 . . . . fe, 1 8 . li a1 las opera­ciones para salvar la dama (1 8 . . . . d4) en todos los casos llevan a la pérdida de la ventaja. Ahora se llega al final, que ya valoré en la 1 3 .• jugada.

18. b3 1ta2+

19. 'fWb2 20. � xb2 21. f3

'fWxb2+ fe6

De lo contrario seguiría 2 1 . . . . �g4.

21 . ••• íi c7 22. íi al c4

Creando un peón pasado y des­cubriendo la posición del rey blanco.

23. bc4 24 . .tc2 25. �el 26. lit el

dc4 Il b8+ lüd5 c3

La principal tarea de las negras es penetrar con las torres en la se­gunda fila.

27. íi a3 �b4

No era posible jugar 27. íi b2 por 28. íi xc3 , pero ahora se amenaza 28 . . . . �xc2 29. 'it/ x c2 íi b2+.

28. íi e2 lii d8

Las blancas no pueden mani­festar ninguna actividad. A 29. .ib3 seguiría 29 . . . . c2 30. J. x c2 íi dc8 .

29. e4

(DIAGRAMA 20)

29 . .. . íi c6

L a jugada decisiva. Aquí la to­rre está defendida por el caballo, y por eso en caso de 30 . . . . íi d2, 3 1 . íi xc3, es posible 3 1 . . . . íi xe2. No hay defensa contra la invasión de la torre.

30. lil e3 3 1 . fi ex c3 32. íi xc2

íi d2 fi xc2+ ]il xc2+

Aquí Capablanca mezcló las piezas {signo de que abandonaba) y continuó adelante. La expresión de su cara no era muy agradable. Por eso debo mencionar mi escep­ticismo sobre las historias de los testigos, en el sentido de que Ca­pablanca pronunciase grandes elogios sobre mis cualidades aje­drecísticas.

8. Defensa India de Rey O BOTVINNIK e M. S HEBARSHIN Semifinal del campeonato Leningrado, 1 926

l . d4 2. �f3 3. c4 4. �c3 S. e4 6 . .te2

�f6 g6 .ig7 d6 ()..()

Más adelante, generalmente, yo fianchetaba el alfil en la Defen­sa India de Rey, pero entonces

41

desarrollaba el alfil por e2, que en esos años era considerado como la mejor.

6. • • • �bd7 7. 0-0 c6 8. h3

Tenía sentido jugar h2-h3 en la 6." jugada, pero ahora es una pér­dida de tiempo. Lo lógico era 8. li e 1 ó 8. J.e3.

8. • • . e5 9. J.eJ We7

¿Para qué? Se imponía la idea 9 . . . . ed 10. � xd4 �c5, y si se de­fiende el peón e4 mediante 1 1. f3, entonces con la apertura del rey se debilita sensiblemente la casi­lla g3. Ahora las blancas eluden las desagradables consecuencias de su juego impreciso en la aper­tura

10. d5 c5 1 1. aJ �h5

Esta maniobra tiene sentido cuando las negras tienen tiempo d espués para jugar � h5-f4 y f7-f5. En este caso esto resulta im­posible, y el caballo, finalmente, tiene que regresar a su casa. Ade­más era posible preparar inmedia­tamente el avance del peón «f»: 1 1. . .. lbe8 .

12. li e1 �f4 13. J.fl h6

Mientras tanto las negras no pueden efectuar el plan exacto, ya que ahora no era posible jugar 13 . . . . f5 por 14. J. x f4 ef 15. ef. Sin

42

embargo, aún no era tarde para empezar la retirada del caballo.

14. gJ �h5 15. li el 'i!lh7 16. b4 b6 17. 'i!1 h2 �df6

Finalmente, comienza la rea­grupación de los caballos, pero ya se ha perdido mucho tiempo.

18. lbgl �g8 19 . .i.g2 .id7 20. beS beS

21 . .i.fJ

Las blancas ocuparán en segui­da la columna «b», pero cuando la torre e l ocupe la casilla e2, será el momento adecuado para el avance f7-f5, ya que la torre cie­rra la diagonal de ataque de la dama di sobre el caballo h5. Por eso este papel 1o ejecutará en su lugar el alfil.

21 . ... �f6

Y ahora el mismo caballo frena al peón «f».

22. li b1 lifb8

23. ll: e2 24. li eb2 25. n xb2

lhe8 n xb2 f5

Así, se ha llevado a cabo el avance temático con un retraso de 1 3 jugadas. Pero durante todo este tiempo han sucedido muchas cosas, y la principal, que las blan­cas han ocupado la columna abier­ta.

26. 't!Yd2 'i:!Yf6 27. lhdl

Retira al caballo de los golpes tácticos (en caso de 2 7 . . . . f4, 2 8 . g f e f) y al mismo tiempo defiende la torre.

27. ..• lhe7 28. 'iWa5 fe4 29 . .t. xe4 .i.f5

Es difícil decir si era mejor 29 . .. . lhf5, ya que en principio nada cambia sustancialmente.

30 . .t.xf5

La jugada 3 0. lhc3 era más co­rrecta para la lucha, por el blo­queo de la casilla e4.

30. ... lhxf5 31. r&>g2 'i:!Yf7

Tampoco se conseguiría impe­dir la invasión de las fuerzas ene­migas, pero era preferible in tra­ducir en juego al segundo caballo.

32. 'W'a6 lhf6

(DIAGRAMA 22)

33. Wb7

Las blancas rehusan la ganan­cia de peón para no dar al contra­rio posibilidades de contrajuego después de 3 3 . lib7 '*ff8 34. n x a7 1I b8 (35. lib7 lia8).

33. ... 'W'g8

En caso de llegar al final la ac­tividad de las n egras se reduciría al mínimo.

34. lhc3 li d8 35. a4 li d7 36. Wb8 Wf7 37. aS e4 38. li bl

Por motivos profilácticos es ne­cesario retirar la torre de la dia­gonal del alfil e nemigo, ya que puede abrirse en cualquier mo­mento.

38. ••. lhg4

Este cambio de operaciones no supone ningún alivio para las ne­gras, pero tampoco podían espe­rar, ya que se amenaza a5-a6 y libl-b7.

39. hg4 40. fe3

43

41. a6 .id2 42. 'i!Vb3

Las blancas no conseguían nada continuando 42. ll b7 .i_ xe3 43. n xd7 !fxd7 44. !t'b7 'flg7 45. � e2 por 45 . . . . .i.d2!

42. ... .i.b4

Las negras han conseguido pa­ralizar la actividad del adversario en el flanco de dama, pero el alfil en b4 está apartado del juego.

43. flc2 !feS 44. ll fl !feS 45. IH4

No encuentro inmediatamente el plan exacto: en esta casilla debe situarse el caballo blanco, para provocar el debilitamiento g6-g5.

45. ... ll e7 46. �h3 .iel 47. �e2 .ib4

Si no, 48. ll fl .i.b4, 49. �f4 y después �e6.

48. ll fl g5 Las negras toman bajo control

la casilla f4, pero crean un aguje­ro en f5.

49. �gl �g6 5o. 'flf2 wh7 51. �e2 'i!Vg7 52. !ff5+ 1Wg6 53. !ff8 'i!Vg7 54. 'flf6!

El peón d6 no tiene salvación, pero después de 54 . . . . 'flxf6 55 . n xf6 ll d7 5 6. ll e6 se pierde el peón e4. Las negras se dirigen a

44

la única posibilidad de mantener la igualdad material.

54 . ... 55. ¡t'xd6 56. 't!Yc6 57. 't!fe6 58. 't!Yf5+

.td2 .i,xe3 ll c7 ll e7 \'fg6

Al disponer por fin de la posi­bilidad de avanzar el peón pasa­do, las blancas no pueden aguan­tarse. Sin embargo, precisamente aquí mediante 59. ll b l seguida de ll bl-b7 se obtenía la victoria brevemente.

59. d6 60. I[ x/5 61 . ll d5

1fxf5 I[ d7 �g6

Tampoco salía bien el intento de conservar el peón e4: 6 1 . . . . .i.f2 62. Wg2 .tel 63. I[ xc5 ]% xd6 64. l% c7+ �g6 65. ]l xa7.

62. �c3 �f6 63. li) xe4+ �e6 64. �g2 .id4 65. �f3 I[ f7+ 66. lil:f5 lE g7

Todavía disponía de una buena

posibilidad: 67. li f8 con el trasla­do de la torre a b7, y si 67 . ... li f7+, 68. li xf] c;t>xf7 69. d7 c;t>e7 70. lbd6 � xd7 7 1 . lbb5, etc. Las blancas dejan escapar esta excelente continuación.

67. c;t>e2 68. t:Dxc5+ 69. ;¡¡¡: xcs 70. ¡¡: f5

No proporcionaba nada bueno el intento de defender el peón a7: 70 . ... Wc7 7 1 . li f6 li h8 ó 70 . ... li g7 7 1 . �d3 li h7. En ambos ca­sos decide el avance del rey blan­co y el peón «c».

7 1 . li ti 72. li xa7

Los requisitos de este torneo clasificatorio eran muy severos: sólo pasaba a la final el vencedor, y mi adversario, uno de los juga­dores de primera categoría más fuertes de la ciudad, había gana­do en todos los encuentros hasta nuestra partida. Yo ya tenía unas tablas, por lo que necesitaba ob­tener la victoria. Ya que no da

nada a las blancas 73. li a8 �b5 74. a7 Wb6 sólo quedaba ...

73. lii: c7+ r¿,bs

Las negras acercan instintiva­mente el rey al peón pasado, para que la torre resista la actividad del rey enemigo. Pero esto no es po­sible, y el rey negro se queda en una posición pasiva. Las blancas cambian el peón «a» por los dos contrarios, lo que lleva a una po­sición teóricamente ganada debi­do al alejamiento del rey negro. Era interesante y complicado el juego después de 73. . . . Wd4, pero de esto hablaremos después.

74. a7 li a6

Aquí se aplazó la partida por segunda vez, y Serezhi Kaminer me explicó todo inmediatamente. Mi adversario aún confiaba en mi ingenuidad, y a través de su inter­mediario me ofreció las tablas, manifestando la opinión de que si ambos terminábamos imbatidos, nos incluirían a los dos en la final. Sin embargo, tras las explicacio­nes de Serezhi, comprendí que la final sólo la jugaba uno.

75. Wf3 76. li h7 77. I;l xh6 78. c;t>e4

li a4 �eS I;I xa7

Ahora el rey negro queda apar­tado de los peones pasados tanto horizontal como verticalmente; algunos años después prestó su atención a este final de torres N. D. Grigoriev.

45

78. . .. 'iJ. g7 79. 'i!le5 'iJ. g8 80. 'iJ. e6 IU8 81. Jl g6 Jl e8+ 82. �f6 'iJ. e4 83. � x g5

En la jugada 97 las negras se rindieron.

Pero ahora volvamos a la posi­ción que se producía tras la res­puesta 73 . . . . 'i!ld4, que indudable­mente colocaba ante las blancas problemas más difíciles.

Más tarde. en el análisis case­ro examiné la continuación 74. a7 'iJ. a6, 7 5. � d2 'i!l e4 76. 'i!lc3 'i!l f3

7 7 . 'i!lb4. Si 77 . . . . 'i!f xg4 7 8 . 'i!lb5 'iJ. al 79. li c4+ y 80. 'iJ. a4, enton­ces ganan las blancas. Este resul­tado es el mismo después de 77. ... � xg3 78. 'iJ. c3+ e;t. xg4 79. li a3 l1 xa7 80. l1 x a7 'iJ. f3 (80 . ... h5 8 1. 'i!lc4 h4 82. �d3 h3 83. �e2 h2 84. ll h7 'i!l g3 85. 'i!lfl ) 81. �c3 g4 82. 'i!id2 g 3 83. � e l g2 84. 'iJ. a3+. Pero las negras tie­nen una astuta continuación 77. . . . � g2! (a 78. 'iJ. c2+ 78 . ... �h3 !) para dar la torre por el peón «a>>

46

sólo cuando el rey blanco se haya alejado de la primera fila. Por ejemplo, 78. 'i!lb5 li al 79. 'i!ib6 e;t. x g3 80. Jl c8 'ifl x g4 8 1 . a8=!r l1 xa8 82. l1 xa8 h5 83. *c5 h4 84. �d4 h3 85 . *e3 h2 86. l1 h8 *g3, y tablas. Si 80. 'iJ. c4, enton­ces 80 . . . . *h4 8 1 . 'i!ib7 h5 y las blancas tampoco pueden ganar.

Pero pasadas algunas décadas estudiando la partida se puso de relieve que la jugada 73 . . . . c;fold4 también llevaba a la derrota des­pués de 74. a7 'iJ. a6 75. �d2 � e4 76. 'iJ. f7! (en vez de 76. �c3), im­pidiendo la penetración del rey negro. Entonces sólo queda 76 . . . . c;fold4 77. c;folc2 c;folc4 78. �c7+ �d4 79. �b3 'i!le4 80. l1 f7!, y las blan­cas ganan aproximando el rey al peón «a».

9. Gambito de Dama O Y. ROJLIN e BOTVINNIK Campeonato de 1926

l . d4 2. lilf3 3. c4 4 • .ig5 5. lilc3 6. Jl cl

Leningrado,

lt)f6 e6 d5 lilbd7 c6

En ese tiempo se consideraba a esta jugada como la panacea contra l a variante Cambridge­Springs, pero todavía no se había adivinado que después de 6 . . .. de 7. e4 b5 las negras tienen un peón de más (ver. también, la partida n." 40) y la iniciativa de las blan-

cas no es tan peligrosa como pue­da parecer a primera vista.

6. • • • h6 7. �h4

Y esta retirada en esta y en otra serie de posiciones análogas pue­de llevar de nuevo a la pérdida del peón indicado anteriormen te. Era correcto 7. �xf6.

7. . . . dc4 8. e4 1Wa5

El lector ya sabe que se debía jugar 8 . . . . b5.

9. eS

Ahora las blancas recuperan el peón, obteniendo una clara ven­taja de desarrollo.

9 . .. . 10. � x c4 1 1. bc3

lbe4 lbxc3 .ia3

Todas las acciones emprendi­das por las negras no las ayudan ni en la lucha por el centro, ni a terminar el desarrollo del conge­lado flanco de dama.

12. It c2 lbb6 13. ltld2! ltldS

Ahora las blancas pueden pasar a las acciones decisivas, 1 4. 1!Fg4 (o 1 4. 0-0 y a 1 4 . .. . ltlxc3 1 5 . ti'g4). La decisión d e perder tiem­po en la defe nsa del peón c3 per­mitirá a las negras complicar el juego sacrificando dos peones.

14. �f3 eS! 15 . .i x dS

A propósito, la invitación de las negras podría rehusarse y or­ganizar mientras tanto el enro­que, manteniendo todas las ven­tajas de su posición.

15 . ... 16. 'fixdS 17. �xb7 18. 0-0

ed5 �e6! 0..0

Así, pues, ambos bandos han fi­nalizado el desarrollo, y las blan­cas poseen una sólida ventaja de material. Sin embargo, esta últi­ma circunstancia no se sentirá en la lucha posterior, ya que el juego abierto permitirá sacar el máximo provecho de la fuerza de los alfi­les y las torres negras.

18. • . . Itfc8 19. ltlb3 'fia4 20 . .ig3

Aún no es posible aniquilar el peón enemigo «C», y en el futuro resultará muy desagradable para las blancas.

20 • ••. 21. lbal 22. It d2

c4! �fS !faS

¿Cómo defender el peón c3? Desde luego si se e ntrega, enton-

47

ces no habrá quien detenga al peón c4. Ahora se empieza a de­volver poco a poco lo adquirido.

23. e6! � xe6 24. dS �rs

Perdía 24. . . . ¡f'xc3 debido a 25. 1I c2.

25. �es f6 26. �d4

Recuerde esta posición y pres­te atención, porque volverá a re­petirse, ya que las negras deciden economizar tiempo para el con­trol.

26. . . • 1I cb8 27. Wc6 ll c8 28. Wb7

La posición se produce en el ta-blero por segunda vez.

28. ... ll cb8 29. W'c6 ll c8 30. ft'b7

¡Y tercera vez! ¿Por qué las blancas no piden tablas ante esta repetición de jugadas? Porque en­tonces no existía la regla de la re­petición de posiciones, sino que la triple repetición debía produ­cirse tras una serie de jugadas de ambos bandos. ¡Y la serie sólo ha­bía sido de dos!

30 . .•• �d6

Las negras no querían las ta­blas, ya que prevén restablecer la igualdad de material junto a una ventaja posicional.

48

3 1 . ltJc2 1I ab8

32. Wxa7 33. � xa7

f:fxa7 1I b2

Así se asegura la invasión de ambas torres en la segunda fila.

34. li cl nas 35 . .ae3 naxa2 36. ltJd4!

Correcto, ya que mediante este truco táctico se salva la pieza.

36. ... ]I xd2 37. � xd2 .ie4 38 . .ie3 �xd5

Entonces yo jugaba sin ningún apuro para llegar al control de tiempo de 2,5 horas para 37 juga­das. Aquí se aplazó la partida, y las blancas ofrecieron tablas. Y o, n aturalmente, estaba seguro de poder realizar mi ventaja. Ade­más, ¿es posible que en una posi­ción tan llena de vida se pueda re­husar continuar la lucha?

39. f3 .an!

El alftl se traslada a una casilla más favorable, d3, desde donde podrá defender el peón c4 y difi-

cultará al máximo la movilidad de las piezas blancas.

40. lldl 41 . lbc6 42 • .i.d4

.i.g6 .i.d3

Las blancas no debían eludir el final con alfiles de distinto color: 42. lbb4 .i,xb4 43 . cb ll b2 .

42. ... ll b2 43. ll el *h7 44. lbe7 hS!

Las n egras tienen previsto avanzar los peones del flanco de rey para abrir Ja segunda fila.

45. lbdS h4 46. lbe3

Era imprescindible continuar 46. b.3, pero en este caso sólo se llegaría a una prórroga, ya que to­das las piezas blancas están con­denadas a la pasividad.

46. ... h3 47. g3 rs

Creando la amenaza 48 . . . . f4.

48. f4

Sólo queda jugar g7-g5 para ob­tener la victoria.

49. It al lftg8

Para que no haya ni jaques, aunque no salvarían a las blancas.

50. ll el

Las blancas han caído en el Zeitnot y en la desesperación.

50. .. . gS! 51. ll dl

Si 5 1 . fg, e ntonces 5 1 . .t_ xg3.

51. ... gf4 52 . .i.b6 fg3

Las blancas abandonan. Esta partida se jugó al princi­

pio, en el que conseguí cinco vic­torias consecutivas. Desde luego, mi humor era excelente, y con ello vino la seguridad en mi fuerza aje­drecística. Es cierto que después me llegó el turno de la desgracia, pero al final resultó vencedor Ilin­Genevsky y yo compartí el segun­do-tercer puesto con l. Rabino­vich.

10. Defensa Eslava O BOTVINNIK e l . RABINOVICH Campeonato de la región no­roccidental Leningrado, 1 926

l . d4 2. c4 3. lbf3 4. e3 S. lbc3 6 . .i.d3

d5 c6 lbf6 e6 lbbd7

Hay que advertir que ningún otro intento de obtener aquí el éxito mediante otros procedi­mientos conduce a resultados po­sitivos. Por ejemplo, después de 6. 1Wc2 .i.d6 7. J1d2 0-0 8. 0-0-0 c5 9. cd ed l O. lttb l a6 1 1 . .i.cl c4 12 . g4 l!Jb6 13 . h3 lle8 1 4 . .i.g2 .i.b4 1 5 . lbe5 J.xc3 16. 'fWxc3 lbe4 las negras tienen un

49

juego excelente (Taimanov-Bot­vinnik, match 1 953).

6. . . • dc4 7 . .txc4 b5 8 . .td3 a6 9. e4 c5

Más tarde, las negras eludían esta variante de la Merano debi­do a 10. d5. Sin embargo, la fuer­za de la jugada de Boleslavsky, 10. d5, en cierta manera fue pues­ta bajo duda debido a 1 O . . . . eS 1 1 . b3 c4 1 2. be .i.b4 1 3 . .i.d2 be 14 . .tc2 1!i'a5 1 5 . lbe2 l!)xe4 1 6 . .t x e4 c3.

10. eS lbg4

Entonces e n vez de esto se ju­gaba habitualmente 1 0 . . . . cd, al estilo de Sozin. Todos teníamos fresca en la memoria la victoria, con negras, en esta variante de Vilner sobre Bogoljubov en el Campeonato de la URSS de 1925. Sin embargo, mi adversa­rio, siempre a la búsqueda de pu­blicaciones teóricas, por lo visto quiso comprobar cómo me orien­taba en una situación poco fami­liar.

1 1 . .i.g5

Una jugada desagradable para las negras, que todavía era desco­nocida para la teoría en los años 60, cuando se publicó por prime­ra vez esta partida.

1 1 . ••• 12 • .i.e4

"'b6 .tb7

Las negras eluden la continua­ción 1 2 . .. . ll a7 13. d5, en la que

50

pueden caer bajo un peligroso ataque debido al retraso en el de­sarrollo. Pero ahora la dama ne­gra deja de controlar la casilla d4, y las blancas ganan tiempo para enrocarse.

13 . .i, xb7 14. 0..0!

1/lxb7 h5

Después de 14 . . . . cd 1 5 . 'f!t'xd4 habría que jugar igualmente 1 5 . . . . h5.

15. d5!

Cuando el rey enemigo está atascado en el centro no hay que tener miedo a sacrificar peones.

15. ••. lbdxeS 16. l!) xe5 l!)xeS 17. de6 f6

Las negras eluden capturar el peón e6, que ahora bloqueará la columna «e».

18. We2 .i.e7 19. li adl h4

Si 19 . ... c4, para cerrar la co­lumna abierta situando el caballo en d3, las blancas desarrollarían

el ataque mediante 20. lbd5 y 2 1 . �e4. También podrá haber efec-­tuado este plan ahora, pero pre­ferí llevar la partida a un final fa­vorable.

20. f4

Aún hubiese sido más sencillo la previa 20. h3, pero las blancas no querían desviarse de sus inten­ciones.

20 . ... h3

A la retirada del caballo deci­día 2 1 . li d? y 22. lt:ld5.

21. feS 22. 'fi'xg2 23. �xg2

�xg2+ hg2 fg5

Durante la partida valoré que esta, posición estaba ganada, pero a causa de mi juventud no encon­tré el camino correcto.

24. B: f7

Esta jugada gana pieza, y como todo iba a la perfección, no me preocupé de buscar lo mejor. Y como demostró A. Kubbel des­pués de la partida, la mejor con-

tinuación era: 24. lt:ld5! la: a7 (24. . . . �d8 25. e7 �aS 26. e6) 25 . lt:le3 ! g6 26. lt:lg4 i..d8 27. lt:lf6+ �e7 28. li d6, etc.

24. ... B:h6 25. li xe7+

Es evidente que ni siquiera me propuse la posibilidad de jugar primero 25. la: xg7. Desde luego la pieza no se va a escapar a nin­gún sitio: 25 . . . . la: xe6 26. Ir. g8+ �f8 27. li fl tJe7 28. lt:ld5+ o 25. . . . Wf8 26. li xe7.

25 . ... 26. lt:ld5+

�xe7 ..t>xe6

Es peor 26 . . . . �f8 a causa de 27. e7+.

27. lt:lc7+ 28. lt:J xa8

'i!fxe5 1I c6

Naturalmente, yo me había en­contrado en numerosas ocasiones con situaciones en las que, diga­mos, uno de los bandos perdía peón, pero tras esto conseguía una serie de factores positivos. Pero ganar una pieza, incluso por dos peones doblados y aislados, y después experimentar dificulta­des para realizar la ventaja, ten­go que reconocer que nunca me había sucedido. Y mientras tanto es posible que sólo en este mo­mento y con una única posibili­dad las blancas podían alcanzar la victoria. Para ello era necesario jugar 29. a4! , con la amenaza 30 . a5 y 31 . lbb6, y a 29 . .. . ba, 30 . li al . Dejé ir esta idea, y después ya fue imposible superar la resis­tencia del adversario.

5 1

29. li d7

29. ... li d6

Las negras podían continuar 29 . . . . c4 30. liJc7 b4 3 1 . liJd5 l!fe6 32. lil d8 c3 33. liJxb4 c2 ó 30. l!ff3 b4 3 1 . Ji c7 wd6 32. JI xc6+ w xc6 3 3 . we4 wb7 34. w d4 c3.

30. li xg7

Después del cambio de torres hay que salvar el caballo (3 1 . a4), pero entonces las negras pueden pensar incluso en posibilidades de victoria (31 . c4 32. liJb6 wc5).

30. •.. li d2+ 31. Wg3 Ji xb2 32. li x gS+ wd4 33. h4 Ji xa2 34. hS li al

Ha surgido una posición de do­ble filo, en la que es necesario pensar detenidamente. Por eso para ganar tiempo antes del con­trol me puse a repetir la posición, pero no una serie de jugadas (leer los comentarios a la partida n.o 9).

52

3s. wg2 lia2+

36. ct>g3 li al 37. Wg2 li a2+ 38. l!fgl

Ya no había ocasión de retirar el rey a la otra casilla, precisamen­te para que la serie de jugadas no sea igual a las precedentes.

38. ... lial+ 39. Wg2 li a2+ 40. l!fg3 li al

El análisis demostró que tras una defensa correcta del adversa­rio las blancas no podían ganar, pero se podía intentar, ya que no se corría ningún riesgo. Así...

41. liJc7 c4 42. liJe6+ we3 43. liJf4 c3 44. li cS li gl+ 45. liJg2+ wd3

Ahora las negras ya están pre­paradas para entregar su torre por el peón, ya que sus peones pa­sados con la ayuda del rey son muy peligrosos.

46. h6 lihl 47. liJf4+

A 47. liJ h4 seguiría 47. li gl +, y debido a la maniobra 48.

. . . li g8 las blancas están obliga­das a volver con el caballo a g2.

47. ... wd4 48. ll c6 c2 49. Wg2 li b4

Si 49 . .. . el =!V, entonces 50. liJe2+.

so. Wg3 li hl

Tablas.

l. Rabínovich junto con P . Ro­manovsky, G. Levenfish y A. Ilin­Genevsky enseñaron mucho a los jóvenes ajedrecistas de Leningra­do. A propósito, antes del torneo yo era vecino de mi compañero, y lo visitaba a menudo. Ilia Leon­tevich estaba escribiendo enton­ces su conocido trabajo «Fina­les)), que desde hacía mucho tiem­po fue la única posibilidad de es­tudio de los finales de partida. Ve­rificamos conjuntamente sus aná­lisis de vez en cuando, con lo que conseguí hacer progresos que, no lo oculto, me proporcionaban una gran satisfacción.

1 1. Gambito de Dama O GOLUBEV e BOTVINNIK Campeonato de la región no­roccidenta 1 Leningrado, 1 9 26

1 . d4 2. c4 3. iL!f3 4. �gS S. iLlc3 6. e3

li)f6 e6 dS iL!bd7 c6 'iraS

En esa época estaba de moda la defensa Cambridge-Springs, y yo la empleaba con buenos resul­tados. Unos años después tam­bién la empleó Alekhine en Bue­nos Aires, en su match para el Campeonato del mundo contra Capablanca. Mi adversario nunca fue muy fuerte en la teoría de aperturas, y sus primeras jugadas resultan desafortunadas. Las con-

t inuaciones más convenientes son: 7. lL!d2 y 7. cd.

7. 'irb3 lL!e4

Ahora el alfil de g5 no es un adorno, sino un defecto en la po­sición de las blancas. Ya se ame­naza 8 . . . . de ganando pieza.

8. cdS edS 9. �f4 Ab4

10. ll cl eS El lector seguramente habrá

advertido que la idea principal de esta partida está relacionada con la idea de la partida n.o 7. La ini­ciativa está del lado de las negras, que ya quieren jugar 1 1 . . . . c4, para después capturar el peón a2. A las blancas no les favorece to­mar el peón dS: 1 1 . 'itxd5 iLl xc3 1 2. be .i_ xc3+ 1 3 .- 'Ctd l 0-0.

1 1 . a3 12. bc3 13 • .ie2 14. deS

�xc3+ 0-0 lL!b6

A 14. 0-0 seguiría 1 4 . . . . c4 1 5 . 'ti'b4 W xb4 1 6. cb (1 6 . ab lL!a4) 1 6 . . . . aS .

14. ... 1;\fxcS 1S . .teS

El traslado del alfil a la casilla d4 es del todo conveniente, pero ya era hora de que las blancas se enrocaran.

1S . •.. lL!c4!

El caballo ataca al alfil y al peón a3, pero todavía no se amenaza 1 6 . . . . iLJxf2 por 1 7 . .id4. Como el alfil lo defiende todo, es nece-

53

sario jugar 1 6 . a4. Sin embargo, las blancas deciden cambiar el al­fil por el caballo, lo que les crea dificultades suplementarias.

16 . .i_xc4 dc4

Ahora la posición del alfil en d4 no va a resultar tan fuerte, y lo que es más importante, las negras se han librado del peón aislado. Otro factor sustancial es la mala posición del rey blanco y la ame­naza de la maniobra lbe4-c5-d3 .

17. 1Wb4 .i.g4

Las negras se aprovechan de que el cambio 1 8 . �xc5 lLJ xc5 está unido a la amenaza de inva­sión del caballo en d3. Por ejem­plo: 19. .i.d6 lbd3+ 20. �d2 � fd8. En caso de 1 8 . .i.d4 1Wf5 el flanco de rey de las blancas se viene abajo. Por eso dan como bueno «agarrarse» al peón, pero caen de la sartén al fuego.

18. ffxb7 � xf3 19. gf3 lbxf2

La amenaza 20 . . . . tbd3+ es tan horrible, que no les queda otra

54

elección que capturar el caballo. Sin embargo, tras esto la resisten­cia llega rápidamente a su fin. Por eso puede ser que debieran con­formarse con la continuación 20. .i.d4 lbd3+ 2 1 . �di .. Entonces, por ejemplo, 2 1 . . . . 1Wf5 22. � hgl g6 23. � b l tbc5! , y el ataque al rey blanco se desarrolla por sí solo.

20. � xf2 �xe5 21 . f4

Desde luego no es posible man­tener ambas torres defendiendo a los peones c3 y h2.

21. ... Wf5

En el tablero el material está igualado, pero la insegura posi­ción del rey blanco hace de la de­fensa un problema insoluble.

22. 1!Vbl

O 22. lif3 � ab8.

22 . ... 23. tl:t'e4 24. � c2 25. �e2 26. 'f:ixc4

'fi'b3 li ad8 fih4+ � feS

Las blancas previenen la inva­sión de la torre en d3, pero ya se divisa otro golpe de las negras.

26. ... 'Wh3

No es posible defender al mis­mo tiempo el peón e3 y la casilla g2.

27. '!feS 'Wg2+

Las blancas se rinden.

12. Gambito de Dama O M. BOTVINNIK e G. STOLTZ Match Leningrado-Estocolmo Estocolmo, 1 926

l . d4 2. c4 3. lbc3 4. �gS 5. e3 6. l¿)f3

d5 e6 lbf6 J/..e7 � b6

Capablanca empleaba a menu­do esta defensa; por ejemplo, en su match de 1 909 contra Mars­hall. Más tarde prefirió las juga­das previas 6 . . . . h6 7. J/..h4, ya que es útil que el peón «h» en al­gunas ocasiones no esté atacado al mismo tiempo que el peón c7. Para el desarrollo de esta varian­te dieron una gran aportación Tartakower, Makogonov y Bon­darevsky.

7. 11 cl

Y o sabía que las blancas casi siempre jugaban inmediatamente 7. cd, pero entonces en la apertu­ra casi siempre procuraba desa­rrollar las piezas, y decidí aplazar el cambio.

7. .•. J/..b7 8. J/..d3 lbbd7 9. 0-0 lbe4

En esta posición las negras dis­ponen de otras decisiones acepta­bles: 9 . . . . de 10. �xc4 lbe4, o 9. . . . c5 1 O. �e2 cd 1 1 . ed de, ais­lando el peón blanco d4. Me pa­rece que el plan elegido en la par-

ti da también proporciona a las ne­gras un juego muy aceptable.

1 O. � x e7 flixe7 l l. cdS edS 12. li)xe4

Debo reconocer que yo no con­té con malas consecuencias en esta combinación, como así resul­tó. Por eso objetivamente las blancas hicieron una jugada nor­mal. Caso de retrasarme en el cambio hubiera seguido 12 . . . . f5 y las negras tendrían la iniciativa. Mucho más que después de 1 2. J/..b 1 f5 1 3 . lb xe4 fe 14 . 11 xc7 ef 15 . 11 xb7 flig5 1 6. g3 �g4 1 7. c;ft h l 1H6 1 8 . ll gl li h6 19 . flifl y después, como indicó Pilikin («Ajedrez en la URSS», 1 960, n .o 4) 1 9 . . . . flih5! 20. h4 1!f"xh4+ las negras ganaban inmediatamente.

12. ••• de4 13. 11 xc7 J/..c8

Reconozco que sólo calculé las respuestas 1 3 . . . . 11 b8 ó 1 3 . . . . J/..d5 . Entonces llevaba a la victo­ria 14 . lbe5. Ahora era necesario superar el efecto de la sorpresa y encontrar la mejor continuación, 14 . J/..e2 Wd6 1 5 . Wc2 ef ( 1 5 . . . . lbc5 16 . 11 xc5 ef 1 7. 11 c6) 1 6. Jl.. xf3 ll b8 ( 1 6 . . .. lbc5 17. 11 c6; 1 6 . . .. J/..a6 1 7. �xa8 J/..xfl l l!. 11 xa7 �b5 1 9 . a4) 17. 11 xa7 lbf6 1 8. �c7, y en todo caso las blan­cas no deben perder.

14. J/..bS ef3

E inmediatamente l lega el error de las negras. Después de

55

14 . . . . 1!fd8, 15 . 11 xc8 lt xc8 se quedaban con la calidad.

15. fi'xf3

Y ahora a la mejor 1 5 . . . . li b8 1 6. 1!fc6 li d8 seguiría 17 . 11 x a7, y las blancas no sólo tienen tres peones por la pieza, sino además una peligrosa presión. Las ne­gras, sin embargo, prefieren una continuación más activa, que se encuentra con un golpe táctico.

15. ... 'ifd6

16. 1!fc6 'i!ib4

Naturalmente no era posible cambiar las damas, ya que des­pués de 1 6 . . . . 'Bxc6 1 7 . .i,xc6, las blancas recuperaban la pieza y se quedaban con dos peones de más. Pero el truco de la partida no les salva.

17. 1!fxa8 .i.a6

Parece que las negras se que­dan con dos piezas por la torre y dos peones (1 8. 1!fd5 lilf6 y 1 9. ... .i, xb5). Pero el proyecto de las negras tropieza con un sacrificio de dama.

56

18. '§xf8+! lilxf8 19 . .i_xa6 hS

Resulta que la correlación de fuerzas es favorable a las blancas. Las negras no pueden emprender nada.

20. n xa7 21. .i.c4 22 • .t..b3 23. d5

!fxb2 lile6 h4 lild8

A otra retirada del caballo se­guiría 24. d6 y no se puede dete­ner al peón pasado.

24. 11 d7 'iff6 25. h3 bS 26. e4

También era posible 26. 11 el . 26. .•• �h7 27. eS 1!t'b6 28. 11 e1 b4 29. e6 fe6 30. de6 lilxe6 31. 11 Xe6

Las negras abandonaron algu­nas jugadas después.

13. Defensa India de Dama O M. BOTVINNIK e N. GRIGORIEV Match Leningrado-Moscú Leningrado, 1 927

Y a se hablaba de la organiza­ción del 5.° Campeonato de la URSS, y yo, naturalmente, espe­raba estar entre los participantes . Pero en mayo, cuando se celebró el match por equipos Leningrado­Moscú (los matches se celebraban

a menudo y despertaban gran in­terés), yo aún no había sido inclui­do en la lista de candidatos. Por eso la posibilidad de jugar dos partidas contra Grigoriev, uno de los ajedrecistas moscovitas más fuertes, era muy importante, pero además necesitaba jugar imperio­samente por la victoria.

t. d4 lbf6 2. c4 e6 3. ll)f3 b6 4. g3 �b7 5. �g2 �b4+

En esa época ésta era la conti­nuación más habitual, y más ade­lante desarrollamos una variante que yo conocía muy bien.

6. �d2 .i,xd2+ 7. 1Wxd2 O-O 8. 0-0 d6 9. �el

Si 9 . lbc3, entonces las negras generalmente aceptan la simplifi­cación con el cambio 9 . . . . lbe4. Pero las blancas quieren jugar ahora 10. lbc3, eliminando de raíz la idea habitual de las negras. Por eso, para ser consecuente, aquí mi adversario debió jugar 9 . . . . �e4, y a la retirada de la dama, 1 0 . . . . �b7, y de nuevo a 1 1 . lbc3 seguiría 1 1 . . . . lbe4. Ahora las blancas ocupan el centro.

9. ... lbbd7 10. lbc3 �e7 l l . e4 e5

Es difícil comprender por qué la teoría considera mejor para las n egras primeramente 1 1 . . . .

li ac8, y después de 12 . li fe l e5 1 3 . li ad l c6 1 4. a4 Ji c7, como su­cedió en la partida Reshevsky-Ke­res (Semmering-Baden, 1 93 7). Mi adversario se defiende de me­jor manera en esta apretada posi­ción.

12. li ad! g6

Siempre es útil abrir la casilla g6, y en ausencia del alfil de casi­llas negras enemigo no es tan pe­ligroso.

13. li fel c6

Imprescindible, ya que el cam­bio 1 4. lbd5 ll)xd5 1 5 . ed sería útil para las blancas.

14. b3

Una buena jugada, ya que en determinados casos tras el cam­bio en d4 el caballo negro cae so­bre e5 con ganancia de tiempo por el ataque al peón c4.

14. . . . lbe8

Las negras preparan el avance f7-f5, que puede resultar peligro­so, ya que abre la posición del rey. Pero a pesar de todo las blancas paran esta amenaza .

15. 1Wd2

(DIAGRAMA 33)

15 • •• . li d8

A 1 5 . . . . f5 seguiría 1 6. ef gf 1 7 . de lb xe5 1 8. ll)xe5 (es posi­ble 1 8. lbd4 con idea de 1 9. f4) 1 8 . . . . de 19 . �d7 li f7 20. �xc6 .

16 . �h3

57

Amen aza ganar peón: 1 7 . ,txd7 y 1 8 . de.

1 6. ... f6

Si 1 6 . . . . f5, entonces 17 . ef gf 1 8. de de 1 9 . lbxe5 lb xe5 20. Vxd8. Pero ahora las blancas de­bían incrementar la presión me­diante 1 7 . lbh4 y después f2-f4. Debido a la falta de experiencia prefieren un ataque pseudoacti­vo.

17. W'h6 lbc7!

¡Precisamente así! Las negras no sólo comunican las torres, sino que quieren llevar a cabo, si pro­cede, la maniobra lbc7-e6-d4. Yo calculé en vano 1 7 . . . . Vg7, que permiti ría la ganancia de un p eón: 1 8 . tf' x g7 + � xg7 1 9 . ,txd7 l:l xd7 20. de fe 2 1 . lbxe5.

1 8. lbh4 l:i:ti

Las negras pierden la posibili­dad de distender la situación me-diante 1 8 . . . . lbe6 con las amena-zas 1 9 . . . . lbg5 (encerrando a la dama) y 19 . . . . lb x d4. Las blan­cas tendrían que entregar el alfil h3 por este caballo.

58

19. d5 Pero no 19. f4 por 19 . . . . ed 20.

l:[ xd4 d5 .

19. . . . cd5 20. lb xd5 ,ixd5

Después de 20 . . . . lb xd5 2 1 . cd l:i: g7 22. b4 y después l:i: c l la ocu­pación de la columna abierta ele­vaba las posibilidades de victoria de las blancas.

21 . cd5 l:i: df8

Ahora ya no es lo mismo, ya que las negras mantienen el caba­llo controlando la casilla e6. A 22. lil c l seguiría 22 . . . . lbc5, y como las blancas necesitan prevenir 23. . . . lbd3, hay tiempo para reforzar la posición del caballo mediante 23 . . . . a5.

22. l:i: d2

Pero ahora se crea la amenaza 23. lil c2, que debería prevenirse mediante 22 . . . . a5 (23 . lil c2 lbc5). La decisión de realizar el ansiado avance es prematura.

22. .•. f5 23. ef5 gf5

Parece que las negras han con­seguido obtener buen juego, pero después de la siguiente jugada de las blancas todo se aclara inmedia­tamente y se confirma la valora­ción sobre la decisión de ruptura de las negras.

(DIAGRAMA 34)

24. 't!rh5

Las negras no tienen nada para defender la casilla f5 . A 24 . . . . tfe8 seguiría 25. J. xf5 ! (pero no 25. ltlxf5 ll xf5 26. 'W'g4+ Vg6) 25 . . . . ll xfs 26. 'Wg4+, y a 24 . ... ltl f6 25. 'fi'g5+ ll g7 26. ltlxf5 ll xg5 27. ltl xe7+ wfl 28. lllf5 ll d8 29. llle3.

24 . ... 25. lllf5 26 . .i, xf5 27. 'Wh6

f4 ll xf5 lllf6 �h8

El rey se aparta de las casillas blancas, ya que entonces sería inútil la variante 27 . . . . ltl fxd5 28. 11 xd5 ltl xd5 (28 . . . . 11 xf5 29. ll xd6) 29 . .i.e6+. Pero a esto se­guirá un ataque definitivo.

28. ll xeS! deS

O 28 . . . . \!fxeS 29. 1!fxf8+ lllg8 30. 'flfl.

29. d6 'Wd8 30. dc7 'fi'xd2 31 . 1!fxf8+ lllg8 32. c8='iW

Las negras abandonan. Nuestra segunda partida aca­

bó en tablas. Más tarde, Nikolai Dimitrievich Grigoriev ( 1 8 95-1 93 8), fue amigo mío. Fue un famoso especialista en el análi­sis del campo de los finales, crean­do estudios fantásticos de peo­nes y de torres, y consiguió al mismo tiempo que yo el título de maestro en el siguiente campeo­nato nacional, jugando un papel preponderante como difusor y or­ganizador en el proceso de forma­ción de la vida ajedrecística sovié­tica.

14. ])efensa Francesa O M. BOTVINNIK e V. RAGOZIN Torneo sextangular Leningrado, 1 927

l. e4 e6 2. d4 d5 3. lllc3 i.b4 4. eS f6

Ragozín siempre procuró apar­tarse de las continuaciones más conocidas, y mucho más en las partidas conmigo, ya que sabía que yo estaba muy bien prepara­do en aperturas. Además, en ese

59

tiempo se había propagado una valoración negativa sobre la juga­da 4 . . . . c5 después de la partida Lasker-Maroczy (Nueva York, 1 924). En ella se jugó 4 . . . . c5 5 . a3 cd 6 . ab de 7 . be 'flc7 8 . lilO lile7 9 . .td3 lilg6 l O. 0-0 lild7 1 1 . li e l 1!fxc3 12 . .i.d2 'flc7 con ven­taja de las negras, pero Alekhine en el libro del torneo indicó como una imprecisión de las blancas 7. be (era correcta 7. lilO) y por par­te de las negras la continuación 5 . . . . .taS, a lo que las blancas po­dían responder con ventaja la idea 6. b4.

5. lilf3 c5 Esto ya no es lógico. Desde lue­

go, si las negras hubieran jugado 4 . . . . eS su siguiente jugada no hu­biera sido 5 . . . . f6. Por otra par­te, ¿qué se puede recomendar para las negras? Todas las conti­nuaciones (5 . . . . b6, 5 . . . . lile7) ya no pueden darles un juego iguala­do.

6. a3

No es mejor 6 . . . . cd, 7. ab de por & . .td3, una jugada propues­ta por Alekhine en posiciones se­mejantes y desarrollada por Rau­zer en este sistema de apertura. Incluso la otra alternativa 7 . !fxd4 lilc6 8 . .ib5 .id7 9. ,t xc6 .t xc3+ 1 0. @'xc3 .t x c6 1 1 . .i.e3 es favorable a las blancas.

7. b4

(DIAGRAMA 36)

7 • •• . cb4

60

De nuevo era totalmente inade­cuado 7. . .. cd, a lo que las blan­cas pueden ofrecer hasta tres re­comendaciones: 8. ba de 9 . .i.d3 con un fuerte ataque por el peón sacrificado; 8. 'fl x d4 .i.b6 9 . Wg4, y 8 . lilb5 .t c7 (8 . . . . .ib6 9. lilbxd4 ó 9 . .ib2) 9 . .if4 lile7 10 . .ig3.

8. lilb5 lilc6

En caso de 8 . . . . ba+, 9. c3 seguido de lO. _áxa3 las blancas desarollan una fuerte presión. Es favorable a las blancas & • • • . b3+ (ver partida n.o 1 9).

9. ab4

Si ahora las negras descubren la diagonal a3-f8 (9 . . . . ,t x b4+, 1 0. c3 .te7), entonces después de 1 1 . .i.a3 se consigue la invasión del caballo en d6. Por eso las ne­gras deciden mantener el control de este punto crítico.

9. • . . .tc7 10. c3 lilge7

Después de 1 0 . . . . fe 1 1 . lil xeS .t xes ( 1 1 . ... lil f6, 12 . .i. f4r) 1 2. de lil xe5 1 3 . .áf4, lo mismo que

en caso de 1 0 . . . . f5 1 1 . .i.a3!, la posición de las negras se viene abajo poco después.

l l. ef6

De esta manera las blancas se quitan los quebraderos de cabeza de la defensa del peón e5. La po­sible actividad de las negras en el centro (el avance e6-e5) no es pe­ligrosa para las blancas.

1 1 . ... gf6 12 . .i.d3 0-0

Si, por ejemplo, 1 2 . . . . e5, en­tonces 1 3 . llJ xe5! fe 1 4. 't'fh5+ wd7 15 . .i.f5+ llJ x f5 1 6. l!fxf5+ �e8 1 7 . 'tirh5+ wd7 1 8 . 'Wg4+ we8 1 9. 'Wg7, y las blancas gana­rían.

13. 0-0 .i.d7

Ahora el avance 1 3 . . . . e5 se re­futaría de otra manera: 14. llJxc7 'iWxc7 1 5 . b5 e4 ( 15 . . . . llld8 1 6. de fe 1 7 . b6) 1 6. be be 1 7 . .t.c2 ef 1 8 . 'f!fxf3. ¿Es posible que para preparar esta variante se debiera jugar 1 3 . . . . .i.b8? De todas ma­neras, incluso si las negras consi­guen llevar a cabo el avance e6-e5, el número de_ debilidades de su disposición no disminuiría.

14 . .i.h6 li f7 15. 1!fd2 eS

(DIAGRAMA 37)

Como no es de extrañar, esta posición se decide por la fuerza.

16. deS llJxeS 17. llJ xeS feS

Después de 1 7 . . . . _i xe5 1 8 . f4 .i.b8 1 9. llld4 seguido de c3-c4 todo terminaba rápidamente.

18. llJ x c7 'f!/xc7 19. 'f!fgS+ wh8 20. 'WhS! .i.e6 21. li ael e4

No era posible jugar 2 1 . . . . lllf5 por 22 . .i.f4, pero ahora es como si las negras cortaran del flanco de rey a una de sus principales piezas atacantes.

22. c4!

Destruyendo el centro enemi­go. Después de 22 . . . . ed 23. li xe6 sólo haría faltar trasladar el

6 1

alfil a la gran diagonal y doblar las torres por la columna «e».

22. . . • 1U5 23. �e2

Con la amenaza 24. �b2+. 23. ... �eS 24 . .i.cl

En comparación con otra con­tinuación ganadora, 24. cd, ésta me pareció más enérgica y brillan­te.

24. . . • "Wd6 o 24 . . . . lit h5 25 . .i.b2 d4 26.

.i_ xd4! �xd4 27. �xh5 �xd3 28. �e5+.

25. cd5 26 • .i.b2+ 27. �g4+ 28. lit xe6 29. ll x g6+

ed3 <t>g8 lLlg6 .Wxd5

Ahora la huida del rey negro no le salva del mate.

29. ... hg6 30. fixg6+ <t>f8 31 . lli'g7+ weS

El rey enemigo recibirá mate en la casilla b8.

32. ll el+ 33. !fe7+ 34. lit el+

<t>d8 wcS

Las negras abandonan.

15. Defensa Holandesa O l. RABINOVJCH e BOTVINNIK 5.° Campeonato de la U RSS Moscú, 1 927

62

l . d4 2. c4

e6 f5

La firme aparición de la Defen­sa Holandesa en mi repertorio de aperturas no fue una casualidad. Durante el campeonato conviví con Model, y él me enseñó a ju­gar esta dificil apertura.

3. g3 lLlf6 4 . .i.g2 i.e7 5. t0c3

Y ahora raramente se juega así, ya que se considera que es mejor 5 . lLlf3, dejando la posibilidad de desarrollar el caballo dama por d2.

..

5. ... 0-0 6. l¿¡f3 d5

Y a entonces se utilizaba la ju­gada 6 . . . . d6, que más tarde fue desarrollada en todas sus sutilezas por Ilin-Genevsky. Pero yo desa­rrollé la Defensa Holandesa «al estilo Modeb> .

7. 0-0 c6 8. 1Wc2

Esta era considerada como la última palabra de la teoría, y aho­ra mismo está considerada en pri­mer lugar, pero yo considero que es más senciUa y mejor 8 . .i.g5, como continué en la 22.• partida de m i match-revancha contra Smyslov ( 1 958). O bien después de t0f6-e4 se produce el cambio de los alfiles de casillas negras, fa­vorable a las blancas, o bien las negras juegan h7-h6, y esto es una

debilitación de la formación de peones del rey.

8. •.• !Ve8 9 . .i.f4

En caso de 9. i.g5, como jugó Chejover contra Riumin (Lenin­grado, 1 936), 9 . .. . Vh5, antici­pándose a 1 0 . .t.xf6, ya que des­pués de 1 O • • • . .t. xf6 1 1 . cd cd las negras pueden igualar la partida.

9. • • . '§h5 10. I hd1 lDbd7 1 1. b3 lbe4

Era preferible 1 1 . . . . �h8 (ver partida n.o 60).

12. liJeS!

Si el caballo estuviera en f6, este asalto no sería favorable: des­pués del cambio en e5 seguiría lDf6-g4.

Ahora la iniciativa ha pasado a las blancas y las negras deben es­tar muy atentas.

1 2 . ... lDg5

No me convenía la continua­ción 1 2 . ... liJ xc3 13 . @'xc3 liJxe5

1 4 . .i_ xe 5 fi'xe2 1 5 . .i.f3 .i.b4 (1 5 . . . . @'xa2 16 . l::t a l ) 1 6. tyxb4 tvxn 1 7. W'd6 ó 1 2 . . . . g5 13 . liJxd7 .t xd7 14 . i.e5 lDd6 1 5 . cd cd 16. lDxd5 ed 17 . �c7, pero pa­rece ser que debía haber escogi­do 1 2 . . . . ..if6. Pero como yo sa­bía que a mi adversario no le agra­daban los ataques a su rey, pensé que no le gustaría recibir jaque, cambiando además uno de los al­files.

13. h4

Las esperanzas se confirman: las blancas rechazan la fuerte 1 3 . n lDh3+ 1 4 . .t xh3 tyxh3 1 5 . e4. Al eludir el cambio del alfil, debi­litan la fortaleza real.

13. . • . lbe4 14 . .tf3

Era mejor 14. liJxe4 fe 15. f3 , sin miedo al sacrificio de la torre por el alfil f4. Ahora las negras no tienen ninguna dificultad.

14. ... !Ve8 15. liJxd7 ,.ixd7 16. �g2 .i.b4 17. ,.ixe4

A las blancas les atacan los ner­vios injustificadamente. Después de 1 7. lDbl se mantenía la igual­dad. Sin el alfil de casillas blancas la posición del rey blanco puede ser muy peligrosa.

17 . . ••

18. l::t h1 fe4 1!1h5

La primera consecuencia: la dama negra regresa de nuevo al

63

flanco de rey, y no hay fuerza que pueda expulsarla.

19. f3 1tg6 Despué� de �9 . . . . e5, 2� . . �e

Wg6 se obtema una posicion como la de la partida. Pero aquí mi adversario podía eludirla, y por eso no debí dejar escapar esta continuación forzada. Ahora se ha creado la amenaza 20 . . . . ef+, pero se para fácilmente.

20. �fl

Merecía atención 20. �h2, sin descoordinar las torres, y al mis­mo tiempo el rey estaba más segu­ro.

20. ... eS

En caso de 20 . . . . ef 2 1 . 'tifxg6 hg 22. ll el fe+ las negras gana­rían un peón, pero el resultado de la lucha no estaría claro.

21. deS

Elimina la negligencia de las negras en la 1 9! jugada. Sólo era posible eludir la próxima jugada mediante 2 l . h5 1!t'f5 22. de (22. fe 1!t'g4) 22 . .. . ef 23 . 'tifxf5 .i,xf5 24. ll: c l d4 25. ltldl .i.e4, aun­que las blancas no pueden alegrar­se de esta posición.

(DIAGRAMA 40)

21 . ... 22. gf4

]l xf4! 'tifg3!!

Se amenaza 23 . . . . e3, y, por ejemplo, después de 23. cd, 23 . ... .i.c5 24. ltl xe4 i.h3+ 25. ll: xh3 'frgl mate.

64

23. lb xe4 de4

Así las negras consiguen un bo­tín mayor que después de 23 . . . . .i.h3+.

24. ]l xd7

En caso de 24. 'tifxe4 .i.c5 25. e3 la lucha termina con un golpe de efecto, 25 . . . . .i. f5 !

24. ... .i.c5

La aparentemente jugada deci­siva 24 . . . . e3 incluso llevaría a la derrota debido a 25. ll: xg7+!

2S. e3 't!Vxf3+ 26. !ff2 'tifxhl+

Con pieza de más no debería haber dificultades, pero las blan­cas tienen un peligroso peón pa­sado y la torre en la séptima fila, por lo que es necesario estar aten­to a las sutilezas.

27. 'ite2 1!fh3 28. fS

Naturalmente, las blancas no pueden ceder la columna «d» (28 . ll: xb7) .

28. . . • 'tifg4+

29. �d2 ll f8 30. e6 'lfxfS

Aún se podía perder todo lo conseguido jugando 30 . . . . l1 xf5 (3 1 . ll d8+ .t.f8 32. 1fxf5! fixf5 33. e7).

41

31 . fixfS l1 xfS 32. l1 xb7 llfl+ 33. wel lU6

34. b4 .A,xe3 3S. we2 R.gl 36. e7

Por este peón las blancas obtie­nen un par de peones enemigos, pero a las negras les es suficiente el avance del peón «e» para con­seguir la victoria.

36. ... <l;f7 37. e8=1t+ <l; xe8 38. l1 xg7 l1 g6 39. l1 xh7 .id4

Seguramente Ilia Leontevich no tendría muchas ganas de per­mitir que yo obtuviera mi prime­ra victoria sobre uno de los más fuertes maestros nacionales. De lo contrario, ya hubiera aceptado la derrota.

40. eS 41 . �n 42. </;el

llgl+ llf2+ e3

Las blancas abandonan. Entré en el campeonato por ca­

sualidad: al principio había cinco candidatos, pero después uno de ellos por algún motivo rehusó par­ticipar. La duración del torneo re­sultó tan larga (2 1 rondas), que al final conseguí ganar cinco parti­das de forma consecutiva. Supe­ré la norma para la obtención del título de maestro en 2,5 puntos, e incluso logré clasificarme en el quinto-sexto puesto (junto con V. Makogonov).

16. Defensa Eslava O BOTVINNIK e V. NENAROKOV 5.° Campeonato de la URSS Moscú, 1 927

l. d4 llJf6 2. c4 c6 3. lllc3 dS 4. e3 g6

El sistema Schlechter concede a las negras una posición apreta­da, pero sólida.

S. lllf3 R.g7 6. 1tb3

Para otro plan de desarrollo (sin el ataque de la dama), ver las partidas n.o• 76, 85 y 102. Cuan­do en la Defensa Grünfeld, que surgió a la luz después de la va­riante Schlechter, las negras jue­gan c7-c6 (ver, por ejemplo, la

65

partida n.o 4), entonces se produ­ce una posición idéntica a la lo­grada aquí con la Defensa Eslava.

6. • . . 0-0 7 • .id2 e6 8. �d3

Este sistema de juego para las blancas, incluidas sus últimas cua­tro jugadas, se ha empleado du­rante mucho tiempo en la prácti­ca de torneos, compitiendo de igual a igual con las continuacio­nes más actuales.

8 . ... 9. 0..0

llJbd7 llJb6

La teoría concede cierta prefe­rencia a la jugada 9 . . . . b6 segui­da de c6-c5 en comparación con la maniobra de caballo empleada en esta partida, recomendada por Grünfeld.

1 0. lLle5

Dejando de lado las continua­ciones más efectivas ( 1 O. ll acl , 1 0. ll fd l y 10. e4, que se consi­dera la mejor), las blancas juegan a las complicaciones, y en vano, ya que ello debe ser favorable a las negras.

10 . ... 1 1. f4 12. feS 13. �xc4

lLlfd7 lL¡xeS dc4

(DIAGRAMA 42)

13 . ... eS!

Había otra continuación para las negras: 1 3 . .. . �xe5, 14. de

66

Wxd2, pero después de 1 5 . ll f3! (es peor 1 5 . llJe4 'i!Va5 y el peón eS no tiene defensa) 1 5 . . . . \id8 1 6. lLle4 el ataque de las blancas consigue rápidamente su objeti­vo. En la partida las negras entre­gan la calidad, pero consiguen dos peones de más y mantienen la pareja de alfiles, lo que puede proporcionar muchos disgustos a su adversario.

14. llJ e4 15 . .ib4

cd4 _i xeS

Después de 1 5 . . . . ll e8 , 1 6. lLld6 la torre cae a manos del ca­ballo, y es más ventajoso acabar con el alfil enemigo.

16. �xf8 17. ed4 18. \t>hl

Wxf8 �xd4+ �h6

Una jugada superficial. Sólo quedaba jugar 1 8 . .. . �d7 y des­pués .id7-c6, para que yo tuviera que pasar totalmente a la defen­sa. Ahora las blancas irrumpen en la séptima fila, e inmediatamente colocan al rey negro en una situa­ción crítica. El ataque de las ne­gras no puede tener éxito.

19. It adl .teS 20. ll d8+ �g7 21 . g3

A 2 1 . h3 seguiría 2 1 . . . . W'h4 con ataque doble. Ahora ya se amenaza 22. "itb4 ll'l d7 23. W'e7. Sin embargo, uno tras otro van a seguir dos golpes inesperados. Empezamos por parte de las ne­gras con una ingeniosa defensa.

21 . . • • .i.d7

El sentido de esta jugada es que a 22. ll x a8 está la respuesta 22 . . . . ..t.c6!, tras la que surgen gran­des complicaciones. Aquí tene­mos algunas variantes posibles: 23 . ll xf7+ � x f7 24. "t!ff3 + .i. f4 (24 . . . . �e7 25. Wa3+ ct>d7 26. 'ffd3+ o 25 . . . . �f7. 26. 1Wf3+) 25. Ud8 �e7 (25 . . . . ll'J xc4, 26. lld4, pero no 26. gf Wh4 27. ll d l ll'ld2 28. 1I xd2 'fiel + 29. �g2 .i_ xe4) 26. gf (26. ll d4 .i.e5 26. ll d l ll'Jxc4 27. gf "ifh5) 2 6 . . . . �xd8 27. ,t xe6 g5.

Pero las blancas toman otra re­solución.

22. ll xd7! ll'Jxd7 23. A xe6 fe6

Si 23 . . . . ll'lf6, entonces 24. Wxb7 li f8 25. ll'J xf6 A xf6 26. 'ffxa7, y las blancas tienen peón de más junto a una excelente po­sición.

24. 1!f'xe6 �h8!

Un ingenioso recurso defensi­vo.

25. Wxd7 ll f8 26. ll xf8+ �xf8 27. �g2 "t!Vb8

Las negras se han defendido de las pérdidas materiales, y aunque parece que su rey está casi solo, y el ataque conjunto de dama y ca­ballo casi siempre resulta peligro­so, aquí no es posible conseguir nada.

28. ll'lgS .i.g7 29. ll'le6

O 29. ll'lf7+ ct>g8 , 30. We6 Wf8!

29. ... .i.f6

La codicia (29 . . . . Axb2) reci­biría su castigo: 3 0. ll'ld8 (con la amenaza 3 1 . � e 8 + � g 7 32.

67

llle6+) 3 0 . . . . h5 3 1 . lllf7+ ..tg8 (3 1 . ... W g7, 32. llle5+) 32. lllg5 �g7 33 . 'fif7+ W h8 34. ti'xg6, etc.

30. b3 �g8 31. h4 b6

Amenazando el jaque en a8, tras lo que la dama negra queda­ría en libertad.

32. Wf2 h6 33. lllf4

La última amenaza que se po-día crear.

33. ... �g7! 34. �eS+ Wh7 35. 1We4 �eS!

Defensa única, pero suficiente. A 3 6 . lll xg6 seguiría 3 6 . . . . � xg3+.

36. llld3 .td6

Tablas.

17. I>efensa Francesa O A. ILIN-GENEVSKY e BOTVINNIK 5." Campeonato de la URSS Moscú. 1 92 7

l. e4 e6 2. lllc3 dS 3. g3

Este sistema de desarrollo pro­puesto por Tartakower no puede pretender la obtención de venta­ja p�ra las blancas, pero lleva in­medtatamente la partida a cami­nos alejados de la teoría.

68

3 . ... �g2

de4 �d7

La decisión más razonable ya que después de 4 . . . . f5 5 . f3 �f 6. ll)xf3 las blancas obtienen una considerable ventaja de desarro­llo por el peón sacrificado, junto C?.

n un de�ilítamiento de la posi­cton enemtga.

5. ltlh3

El caballo ocupa una posición mala y con pocas perspectivas de cara a las próximas maniobras. Está claro que las negras no de­fenderán el peón e4, por lo que era preciso aniquilarlo. Es dudo­so inmediatamente 5. li)xe4 por 5 . . . . J.c6 con la amenaza 6 . . . . f5, q.u:= casi obliga a la jugada antipo­stctonal 7. f3 . Por lo tanto debía jugarse 5. d3 .tc6 6. de 'iYxdi + 7. ll)xdl lllf6 8. lllc3 .tb4 9 . .td2 con iguales posibilidades.

5. ... .tc6 6. 0-0 llld7!

Las negras, mientras tanto mantienen el control de la casill� g5, no permitiendo que el caballo se traslade a ella.

7. li)xe4 lllgf6 8. d3

Ahora 8. lllhg5 ya no tenía sen­tido, y el cambio 8. ll)xf6+ ll)xf6 9. J.xc6+ be llevaba a una posi­ción tan igualada como la de la partida, si no más favorable para las negras.

8. • . . J.e7 9. lllf4 0-0

10. Ad2 eS

El caballo de rey blanco no pue­de retirarse a una posición conve­niente, y la preocupación po� su destino fuerza a mi adversano a consentir los cambios. Tras esto los peones negros de la columna «C» quedan doblados, per? las ca­sillas blancas del rey enemtgo que­dan debilitadas. Además, tras esto casi se mantiene la igualdad.

1 1 . lb xf6+ lb xf6 12. _ixc6 bc6 13. lbg2 Wd7

Las negras comienzan la, reali­

zación de su plan, que esta re!a­cionado con el avance d el peon «f» a la quinta fila, lo que . debe molestar a las fuerzas enemigas.

14. lbe3 lild5 15. lilc4

Un tercio de las jugadas (¡S de 1 S!) las ha efectuado el caballo de g l , y mientras tanto ha ocup�do una posición más o menos activa, pero . . . alejado de su rey.

15. .•• f6

Se podía economizar tiempo jugando inmediatamente 1 5 . · ·: .id6, pero se ha creado una posi­ción de tal tipo, que las blancas es­tán obligadas todo el tiempo a es­perar.

16. Ae3 l he8 17. a3

En caso de 1 7 . .i xa7 eS el alfil cae en la trampa. Ahora ya se pue­de jugar 1 8 . _i xa7 y a 1 8 . . . . eS, 19. b4. Por eso las negras apartan el peón del ataque.

17. • . . a6 18. <t>g2

Todavía es posible que el mis­mo rey cierre las brechas de su fortaleza.

18 . .. . 19. f3 20. Ag1

.id6 f5 l:lf6

Empieza la realización de la se­gunda parte del plan. La torre e 8 todavía permanece a l a defensa del peón eS, y la segunda torre se apresta para apoyar desd� la re­taguardia el avance del peon «h». Mientras tanto las blancas rehu­san el cambio de su caballo por el alfil. Está a su favor la disminu­ción del potencial atacante de las negras, pero es difícil confor

_mar­

se con la posibilidad de mejorar la disposición de los peones ene­migos.

21. 1We2

En vista de la inminente mar­cha del peón «h» y la necesidad de entregar la casilla f4 al caballo

69

negro era mejor inmediatamente 2 1 . ¡yd2.

21. • • • h5! 22. �hl h4 23. gh4

No se podía permitir 23 . . . . hg.

23 . . .• lt:lf4

Siempre es necesario recelar de las jugadas demasiado evidentes: ahora este caballo centralizado puede cambiarse por el pasivo al­fil g l , por lo que era necesario elu­dirlo jugando inmediatamente 23 . . . . Et h6.

24. 1/f'd2 g h6 25 . ..t.e3! lit xh4 26 • .,t.xf4 lit xf4

Como resultado del error de las negras la posición se ha simplifi­cado, y objetivamente las blancas tienen suficientes recursos defen­sivos.

27. lit ael 'f!ff7 28. 1/f'g2 fi'hS 29. lit e3

Las blancas pierden la aguda posibilidad 29. 'itg3, impidiendo el inmediato traslado de la torre 29 . . . . Et e6 por 30. '(Wxf4. Sin em­bargo, la continuación 29 . . . . 1/f'h6 y 30. . . . lit h4 permitía jugar des­pués lit e8-e6.

70

29. . • • lit e6 30. g gl 1/f'h6 31 . b4 lit h4

(DIAGRAMA 46)

Así se crea la primera amenaza seria: 32 . . . . lit g6. Es necesario pa­rarla mediante 32. lit e2.

32. fi'e2

Como resultado la torre e3 que­da aislada de la lucha. Es cierto que las negras no pueden jugar 3 2 . . . . e4, por 33 . lt) x d6 ef? 34. lit xe6, pero consiguen reforzar la posición.

32. ... fi'f4 33. fi'g2

Tras una defensa sorda (33 . Et g2) seguiría 3 3 . . . . Et eh6, y aho­ra en caso de 34. lt) xe5, 34 . . .. lit xh2+ 35. lit x h2 li xh2+ 36. fi'xh2 Wxe3 y después de 34. lt) xd6 cd, también decidiría la toma en h2. Y las blancas no pue­den esperar, por la amenaza 34. . . . e4. La continuación de la par­tida lleva a la pérdida de la dama. Sin embargo, si se juega inmedia­tamente 33 . . . . lit x h2+ 34. fi'xh2 Et h6, entonces después de 3 5 . !fxh6 'f!fxh6+ 3 6 . 'i!ig2 e l rey está fuera de peligro, y las blancas aún pueden defenderse con éxito. La

siguiente maniobra es considera­blemente fuerte.

33. • . . li g6 34. 1Wf2 e4!

AL no convenirles la continua­ción 35. li e2 n xg l + 36. cct xg l ef, o 3 5 . li xg6 li xh2+ 36. � g l li x f2 3 7 . cct xf2 't!fh4+ 38. � fl .t. f4, las blancas deciden eliminar el alfil enemigo.

35. � xd6 li xh2+ 36. 'fixb2 li h6 37. li e2

No es dificil advertir que con­duce rápidamente a la victoria 3 7 . . . . li xb2+ 38. li xh2 wxn+ 39. li hg2 cd 40. 'Cth2 Vh5+ 4 1 . �g3 g5. Me pareció que también se lle­gaba a ello con la jugada de la par­tida, pero en este caso el rey blan­co va directamente a la casilla h2.

37. . . • 'fixf3+ 38. li eg2 li xh2+ 39. � x h2 WbS+ 40. �g3 cd6

Ahora ya no había tiempo para jugar g7-g5.

41. de4 42. �f2 43. �e2

Wg4+ Wf4+ 'fixe4+

Esta adquisición material es to­talmente imprescindible, ya que las blancas siempre pueden entre­gar las dos torres por dama y peón, y es necesario que tras esto se mantenga un peón de más .

44. c¡t¡d2 Wd4+ 45. 'Cte2 �17 46. li g6

Las negras querían trasladar la dama a h6, y después jugar � f6 y g7-g5. Mientras tanto las blan­cas lo evitan.

46. ... Wc3! 47. c¡i¡dl

Parece que se puede jugar 4 7. . . . f4, pero entonces después del c a m b i o de o p erac iones 4 8 . li x g7+ 1!fxg7 49. li xg7+ � xg7 las blancas consiguen crear con­trajuego en el flanco de dama: 50. c4! 'Ctf6 5 1 . a4 we6 52. a5!, y aho­ra tanto 52 . . . . c¡ild7 53 . � e2 d5 54. cd cd 55 . � f3 � c6 56. � x f4

7 1

<!lb5 57. <!le5 <!tc4 58. b5! como 52 . . . . d5 53 . b5! <!td7 (53 . . . . �d6 54. c5+! <3;c7 55 . b6+) 54. be+ <3;xc6 55. cd+ <!;l xd5 56. <!te2 lle­varía a tablas.

47. . . • dS

Ahora, junto a la amenaza de avance del peón «g», se añade la posibilidad f5-f4, y las blancas de­ben permitir una u otra.

48. iE 6g3 �d4+ 49. <3; e2 'We4+ 50. <3;d2 \'lf4+ 51 . <!le2 �h6 52. li lg2 g6

Es más sutil que 52 . . . . <!tf6, a la que había la respuesta 53 . n c3; tampoco era posible jugar 52 . . . . f4 53 . n xg7+ �xg7 54. n xg7+ � xg7 55. �f3.

53. a4 f4 54. li c3 gS SS. bS

Se amenazaba 56 . . . . �e6+ y 56 . . . . g4.

55 • ••. 56. coftd2 57. ab5 58. li c7+ 59. li c6+ 60. ll cS

W'hS+ cbS abS �f6 wrs W'f1

Cuando se ha roto la interac­ción de las torres se puede entre­gar el peón, pero probablemente aún terminaba más rápido la par­tida 60 . . . . �o. 6 1 . n e2 g4.

72

61 . li xbS g4 62. c4 f3

63. li gl f2 64. n n g3 65. li xdS+ <3;g4 66. ll d4+ <3;h3

Si 66 . . . . <bf3, 67. ll c l , enton-ces se podía perder: 67 . . . . g2??, 68. li c3 mate, pero 67 . . . . <3;g2 también llevaba a la victoria.

Las blancas abandonan. Al principio del torneo, Ilin­

Genevsky se situó como líder, pero luego atravesó una mala ra­cha, perdiendo algunas partidas. Esta fue una de ellas.

18. Defensa India de Rey O BOTVINNIK e J. JODODKI EVICH 5.° Campeonato de la U RSS Moscú, 1 927

l. d4 2. c4 3. ltlc3 4. e4 S. g3

ltlf6 g6 �g7 d6

En esa época ya utilizaba con­tra la Defensa India de Rey el fianchetto del alfil de rey. Pero en general la teoría de este sistema de apertura sólo estaba en em­brión.

S. ... 0.0 6. �g2 ltlbd7 7. ltlge2 eS

Mejor que la jugada preceden­te es necesario jugar aquí e7-e5, y entonces se puede demostrar (y esto lo hicieron Geller y Petro­sian) que la jugada que entonces

estaba de moda, 7. �ge2, es me­nos favorable que 7 . �t1.

8. 0-0 cd4

Ahora se elimina la impreci­sión del desarrollo del caballo en e2, y surge una posición similar a la variante Maroczy de la Defen­sa Siciliana. Sólo se diferencia en que el alfil blanco está en g2 y no en e2, y el caballo negro en vez de en c6 se ha desarrollado por d7, y especialmente esto último no les favorece. Era mejor para ellas intentar crear contrajuego en el flanco de dama: 8 . . . . %i b8, y después a7-a6 y b7-b5.

9. � xd4 �eS JO. b3 �d7 11 . � b2 �c6

Con un sencillo cálculo de ju­gadas este caballo les ha costado a las negras la pérdida de dos tiempos.

12. �d5

En los últimos años empleé a menudo esta maniobra, que copié de las partidas de Rubinstein. En

este caso hay que añadir a favor de esta maniobra que las blancas aventajan a su adversario en el de­sarrollo.

12 • • • . 13. ed5 14. ,i.xd4

�xd5 �xd4 b5

Las negras intentan manifestar alguna actividad y esto, por su­puesto, no hay que reprochárselo.

15 • .i. xg7 c!Jxg7 16. Wd4+ �g8 17. cb5

Tal vez fuera más fuerte 17 . c5, pero las blancas eligen un plan más común, prefiriendo obtener ventaja de peones en el flanco de dama.

17 . ... 18. It fel

El juego pasivo es contraindi­cado para las negras. Era necesa­rio avanzar inmediatamente el peón a a5, para no permitir el asalto de los peones blancos en este flanco. Como tras esto las blancas no aprovechan su error, 19 . a4 y 20. b4, era necesario ju­gar 1 9 . . . . a5 seguido de a5-a4.

19. It e3 f5

Las negras debilitan su posi­ción, para defender el peón e7 desde la casilla f7, aunque se po­día defender perfectamente des­de la casilla e8, y jugando a7-a5 desde la casilla a 7 . Al soltar la po­sibilidad de jugar a7-a5, las ne­gras reciben una posición pasiva. Los peones del flanco de dama

73

empiezan a movilizarse, y esto le da a las blancas una ventaja deci­siva.

20. a4 ..ia6 21. li a el li f7 22. b4 ..ib7 23. bS

Las negras ya casi no tienen ju­gadas, pues sus piezas están liga­das a la defensa de los peones a7 y e7. Cuando las blancas aseguren el peón b5 y avancen el peón «a>> a la quinta fila y luego a la sexta, el ataque será totalmente asfixian­te. El intento de evitarlo no pue­de tener éxito. Es cierto que las negras liberan una de las torres, pero a cambio las blancas consi­guen inmediatamente un peón pa­sado.

23. .•. a6 24. b6 li c8 2S. aS li cS

Las blancas cambian instantá­neamente esta activa torre.

26. li c3 li xcJ

Aún era peor 26 . . . . l!c8, 27. li ecl .

74

27. fixc3 ]If8 28. W"e3 lie8

Después de 28. . . . �fl 29. ffe6+ \te8 ganaba inmediata­mente 30. li c l .

29. li cl lic8 30. li xc8+ ..txc8

O 30 . . . . 't!Vxc8 3 1 . 'flxe7 'ifcl + 3 2 . ..ifl ,.i xd5 3 3 . b7.

31. ft'e6+! 32. de6 33. b7 34. ,.ixb7 3S. ,.ixa6 36 . ..ic8+

Wxe6 �g7 ,.i xb7 \tf6 wxe6

Las negras abandonan.

19. Defensa Francesa O BOTVINNIK e N. PAVLOV-PIANOV 5.° Campeonato de la U RSS Moscú, 1 927

l. e4 2. d4 3. �c3 4. eS

e6 d5 ..ib4 f6

Ya hablé de la inconveniencia de esta jugada en los comentarios a la partida n.o 1 4.

S. �(3 6. a3 7. b4 8. �bS

c5 ..ia5 cb4 b3+

En la partida mencionada las negras jugaron 8 . . . . i!!Jc6. La idea de la jugada de mi adversario en esta partida consiste en no permi-

tir que el alfil blanco vaya a a3, y además se queda con un peón de más. ¿Pero qué compensa la res­tricción de la posición?

9. c3 li:lc6 10. ft'xb3

No favorecía a las blancas 10. li:ld6+ wf8, ya que no habría tiempo para jugar 1 1 . a4 y 1 2 . .ta3, y a 1 1 . ft'xb3 seguiría de in­mediato 1 1 . . . . .tc7. y habría que entregar el activo caballo por uno de los alfiles.

10. ... .tc7 1 1 . .tf4!

Con la amenaza 12. lbxc7+ 'flxc7 13. ef 'flxf4 14. fg.

1 1 . ••• fS 12 . .id3 li:lh6

Era muy peligrosa para las ne­gras la variante 1 2 . ... li:lge7 1 3 . li:ld6+ J. xd6 1 4. e d li:lg6 15 . .te5.

13. 0-0 �

14. c4!

Un ejemplo típico de ruptura del centro enemigo.

14. .•. lLlaS 15. Wa2 dc4 16. J.xc4 lbxc4 17. Wxc4

Es necesario retirar el alfil, pero en esta situación el caballo blanco no puede situarse en d6, ya que después hay que jugar d4-d5.

17. ... .ib8 18. Ii acl li:lfi 19. Ii fd1 a6 20. li:lc3 b5 21 . l!t'b3

A simple vista las negras han hecho todo lo que podían, inclu­so han rechazado a las fuerzas enemigas, pero no pueden impe­dir el avance d4-d5. Incluso a 2 1 . . . . g5 seguiría 22. d5! gf 23. de .t xe6 24. 'fWxf6 �e8 25. �d5 .t xe5 26. Ii e l lii: d8 27. lit xe5, y en caso de 21 . . . . We8, 22. d5 ed 23. lb xd5 .te6 24. li:ld4 las ne­gras tampoco podrían mantener­se mucho tiempo.

21 . ..• �h8 22. dS edS 23. lb xdS Ae6

75

¿Es posible que la clavada per­mita a las negras simplificar la po­sición y obtener posibilidades de salvación? No, ya que las blancas la eliminan fácilmente.

24. '!Wb4! ";We8

En caso de 24 . . . . � xd5 25. li xd5 We8, 26. e6.

2S. li:Jc7 i. xc7 26. li xc7 li d8

A 26 . . . . �c4 27. li e7 'ft'c6 se­guiría 28. e6!, y a 27 . . . . !fc8, 28. li dd7.

27. li el 28. ]i xd7 29. e6! 30. eti 31. liJeS

li d7 �xd7 �c6 tvxn

Las negras abandonan.

20. Gambito de Dama O BOTVINNIK e B. YURIEV Campeonato del sindicato de metalúrgicos Leningrado, 1 927-28

l . d4 li:Jf6 2. c4 e6 3. li:Jf3 dS 4. �gS �e7 S. e3 0-0 6. li:Jc3 li:Jbd7 7. � d3 a6

Si las blancas hubieran jugado 7. li e l , entonces el sistema de las negras estaría justificado, ya que como resultado de todos los cam­bios de peones que se efectuarán

76

en la partida obtendrían a su fa­vor la columna «a>> . Después de 7 . �d3 deberían jugar otras con­tinuaciones, de las que la más di­vulgada es 7 . . . . de, 8. i.,xc4 c5.

8. eS c6 9. b4 aS

10. a3 ab4

Por otra parte, las negras están tan apretadas, que no pueden re­chazar una jugada de este tipo.

1 1 . ab4 li xa1 12. \'f l< a1 b6 13. i f4 !

Es evidente que las negras de­ben llevar a cabo el avance libera­dor e6-e5. Mientras tanto las blancas lo impiden.

13. ..• beS 14. beS li:JhS 15. !fa7

Una jugada primordial. Des­pués de que se cambie el alfil blan­co de casilJas negras, el control de la casilla c7 pasa a la dama como si fuera una carrera de relevos.

1S. .•• li:Jxf4 16. ef4 f6 17. 0-0 e5 18. �fS!

Las negras consiguen jugar e6-e5, pero este no es el principal objetivo. Su esperanza es liquidar el puesto avanzado en c5, pero para esto es necesario tomar el peón d4. De lo contrario seguiría 1 9 . � xd7 y se ganaría el peón e5.

18. . • • ed4 19. li:Ja4

53

Las blancas han cedido sin va­cilar el peón, pero el peón c5 está seguro ( 1 9 . . . . .!l)xc5 20. A xc8 lt)xa4 2 1 . Ae6+ llevaría a ganan­cia de pieza). ¿Y qué hacer con­tra la amenaza 20 . .!l)xd4 seguido de 2 1 . li)xc6 ó 2 1 . .!be6? Sólo hay una respuesta.

19. • . . .!bb6 20. cb6

Lo más curioso es que la posi­ción después de 1 9 . . . . .!bb6 se produjo en mi partida con Kan en el 1 4.° Campeonato de la URSS de 1 945, dándose el caso además que la partida contra Yuriev sólo fue p ublicada en el periódico «Pravda» de Leningrado y era poco conocida. Dieciocho años después jugué de otra manera, 20. Axc8, y también conseguí rá­pidamente la victoria.

20. . . . R_xf5 21 . li)xd4 .id7 22. f5 Wc8

(DIAGRAMA 54)

23 . .!be6!

Lo más importante es conquis­tar la casilla c5 para el caballo, y entonces el peón pasado resulta­rá imparable. Era precipitado 23. b7 inmediatamente por 23 . . .. Wb8, y posiblemente, 23 . . . . "f/c7.

23. . . . .,txe6 24. 1!fxe7

En esto consistía todo: era ne­cesario aniquilar precisamente el alfil de casillas negras, y entonces el caballo caerá sobre c5 sin obs­táculos.

24. . .. .,txf5 25. b7 tib8 26 . .!bc5 lU7

En caso de 26 . . . . li e8 sencilla­mente 27. fixe8+ fixe8 28 . .!ba6 R.d3 29. b8=1W fixb8 30. li) xb8 R_ xfl 3 1 . � xfl , y los peones pa­sados negros perecen inmediata­mente.

27. We2 �f8

En caso de 27 . . . . ll xb? 28 . .!l)xb7 ffxb7 seguiría 29. 1!f'e8 mate.

28. Wa6 ll e7

77

29. VAraS 30. 11fxb8 31. li al

Las negras abandonan. El primero de nuestros dos en­

cuentros con Boris Borisovich ter­minó a su favor, y por eso en esta partida me empleé con todas mis fuerzas.

21. Defensa Eslava

OTVINNIK e P. SHAROV Campeonato del sindicato de los trabajadores de la instruc­ción Leningrado, 1 928-29

1. d4 d5 2. c4 c6 3. l¡)f3 li.Jf6 4. e3 e6 5. li.Jbd2

Las blancas eluden la Variante Merano, que era posible tras. S . li.Jc3 (ver, por ejemplo, la part�da n.<> 1 0). A 5 . . . . de respondena� favorablemente 6. li:Jxc4. ¿Y que inconvenientes tiene la jugada 5 . li.Jbd2? Por Jo visto, iguala las po­sibilidades 5. . .. c5, como jugó una vez Vidmar contra Alekhine {Semmering, 1 926), y yo mismo contra Pachman en la Olimpíada de Munich de 1 9S8 . Las negras desarrollan inmediatamente el ca­ballo por c6 y obtienen un juego excelente incrementando la pre­sión sobre el centro.

78

5. . • . li.Jbd7 6. Ad3 .i.d6

Y ahora quizás sea mejor 6: . • . c5, y si aún no se quiere realtzar este avance, entonces 6 . . . . R..e7.

7. 0-0 � Después de 7 . ... eS (como jugó

contra mí Riumin en el 7.0 Cam­peonato de la URSS de 1 93 1 , par­tida n .o 4 1 ) 8. e4 0-0 9. cd cd 1 0. ed ed 1 1 . li.Je4 las blancas tienen una sensible ventaja.

8. e4 de4 9. li)xe4 li.Jxe4

10. R.,xe4

En esta posición (que puede producirse igualmente si las blan­cas desarrollan el caballo de dama por c3) las negras disponen de bastantes planes. Jugando 10 . . . . li:Jf6 rechazan el avance e6-eS a favo� de c6-cS . Continuando 10. . . . fS y después 1 1 . . . . eS, se refu­taría de diferentes maneras: 1 2 . li.JgS, 12 . eS , 12 . .i. g5 . A la res­puesta 1 0 . . . . eS las blancas orga­nizarían rápidamente un ataque, como demostró Rubinstein e n la partida con Bogoljubov (1 92 1 ) y Keres en la partida con Havski

( 1 974). En caso de 1 0 . . . . eS 1 1 . de lb xeS, las blancas, desde lue­go, ganan inmediatamente peón: 12. lb xeS J. x eS 1 3 . J. xh7+. Este

jaque me vino a la imaginación ya en 192S, cuando observaba una de las partidas de Gothilf en el Campeonato de la URSS. Sin em­bargo, la última posibilidad {1 O. . . . eS) se acerca a la solución óp­tima, pero es necesario preparar­la mediante la jugada profiláctica 1 O • . • • h6. En la partida prefirie­ron otra posibilidad, pero que es un intento insuficiente para igua­lar el juego.

10. ... Wc7 II. i.c2 li e8

Ahora a 1 1 . . . . eS seguiría 12 . eS i.e7 1 3 . Wd3.

12. 'ifd3 lbf8 13. li el

Así las blancas impiden final­mente el avance e6-eS, y las ne­gras sólo pueden romper el cen­tro mediante c6-cS. Por otra par­te, la teoría considera que es más fuerte 1 3. eS! i.f4 14. : el b6 15. i.xf4 ft'xf4 1 6. lbeS.

13. . • • eS 14. dc5

Después de 14. dS i.d7 la po­sición está casi igualada.

14. • . • J.xcS 15. a3 b6

Si l S . . . . aS, 16 . b3, las negras no conceden tanto espacio como en la partida.

16. b4 li d8

O 1 6 . . . . i.e7, 1 7. i.b2, y las blancas tienen ventaja posicional tanto en el flanco de rey como en el de dama. El intento de las ne­gras de tomar la iniciativa se basa en la continuación 1 7. 'Ve4 i.b7, que encuentra una refutación tác­tica .

1 7. i.f4! 'fle7

Después de 1 7. ... li xd3, 1 8 . J. xc7 y 19 . i.e4 las blancas gana­rían la calidad, y a la jugada 1 7 . . . . i.d6 ganaría el refuerzo d e la clavada: 1 8 . li ad l .

18. 'itc3 i.d6 19. J. xd6 li xd6

Era algo mejor 1 9 . . . . ft'xd6, después de lo cual las blancas no estarían tan activas como en la partida.

20. c5! beS 21. beS li d7

En principio las negras tenían la intención de atacar doblemen­te el peón eS mediante 21 . . . . l1 c6 ó 21 . . . . ll dS, pero ahora advier­ten que a esto seguiría 22. i.e4 l1 xc5 23. 'itb2 y las blancas ga­nan. La retirada 2 1 . . . . ll d8 esen­cialmente no cambiaría nada.

22. i.e4 llb8 23. lbeS Wf6

Parece que la clavada salva a las negras.

24. 'flg3! U c7

(DIAGRAMA 56)

79

56

Ahora ganaría la calidad la ju­gada 25. ltld7. Pero las blancas no pueden rehusar otra decisión más elegante.

25. ltlg4 Wie7

Esta y las siguientes respuestas de las negras son únicas.

26. ltlf6+ �h8 27. ltle8! 'ffxe8 28. 'f!lxc7 li b2 29. li adl

Las negras abandonan.

22. Gambito de Dama O BOTVINNIK e G. GOLDBERG M atch por equipos de los cen­tros de enseñanza superior Leningrado, 1 92 9

l . d4 2. c4 3. ltlc3 4. R.g5 5. e3 6. ltlf3

ltlf6 e6 d5 ltlbd7 c6 ltle7

Así varía la moda. Las blancas ya no eluden la variante Cambrid-

80

ge-Springs, y las negras no la uti­lizan. La continuación 7. li e l tie­ne sentido sólo con la jugada ne­gra c7-c6. Probablemente, la elec­ción debe estar entre 7. 1Wc2 y la efectuada en la partida.

7. R..d3 0-0 8. 0-0 dc4 9. R_xc4 bS

Todo esto está unido a un de­terminado debilitamiento de la es­tructura de peones. Después de la común maniobra simplificadora (9 . . . . ltld5) las negras tienen me­nos dificultades.

10. R..d3 R.b7 1 1 . ll cl a6

Si volvemos al pasado inmedia­to (Capablanca-Bernstein, San Petersburgo, 1 9 1 4 ), entonces en una posición análoga (sin los en­roques y las jugadas .i.b7, li e l ) el juego se desarrolló en el cen­tro: 1 0. e4 e5 1 1 . de ltlg4 1 2 . .if4 R..c5 y las complicaciones son fa­vorables a las blancas. Aquí Ja idea de Capablanca e3-e4 es du­doso que tenga efecto, ya que las

negras pueden responder 1 2 . . . . c5.

12. a4 li c8

Si 1 2 . . . . b4, entonces 1 3. ll:le4, y todos los peones negros del flan­co de dama son débiles. La tácti­ca no ayudaría a las negras: 1 3 . . . . ll:l xe4 1 4. � xe7 ll:l xf2 (totalmen­te sin perspectivas 1 4 . . . . 'flxe7 1 5 . �xe4) 1 5 . � xh7+ �h8 ( 1 6 . . . . � xh7, 1 7 . 'flc2+) 1 6. li xf2 1!fxe7 1 7. �e4.

13. We2 li e8 14. li fdl Yfb6 15. lbe5

Y aquí no pasaría 1 5 . . . . b4, 1 6. ll:l e 4 c5 debido a 1 7 . ll:l xd 7 ll:l xd7, 1 8 . � xe7 li xe7 1 9. de ll:l x c5 20. ll:l x c5 li xc5 2 1 . li xc5 1!fxc5 22. � x a6.

15. ••. h6 16. Ah4 ll:l xe5

De nuevo era malo 1 6. . .. b4 1 7 . ll:le4 ll:l xe5 1 8 . de ll:l xe4 1 9. .i, xe7 li xe7 ( 1 9 . . . . ll:l xf2, 20. �c5) 20. J. xe4 c5 2 1 . li d6.

16. de5 ll:ld7

En d5 el caballo estaría más ac­tivo, pero las negras necesitan te­ner atacado el peón e5.

18. � x e7 n xe7 19. f4 ll:lc5

Al obligar a las blancas a per­der tiempo con la j ugada 1 9. f4, las negras han impedido el trasla­do del caballo enemigo a través de e4 a d6.

20. �b1 21. 1i'c2! 22. ll:le2

b4 g6 ll:ld7

Así, sólo queda manifestar ac­tividad por la columna «d», a la vez que se cubre el peón e3.

23. ll d4 c5 24. ll d6 Wc7 25. h4 f5

Era mejor frenar el peón «h», 25 . . . . h5. Pero en este caso po­día seguir 26. lilg3 (con la ame­naza 27. ll:l xh5) 26 . . . . lbf8 27 . '@'d2 aS (de lo contrario 28. i.e4) 28. �d3, y la posición de las ne­gras poco a poco también resulta desesperada. Ahora se han debi­litado de una manera decisiva los peones e 6 y g6, lo que lleva a una rápida derrota.

26 . .t.a2

Sería erróneo 26. ef lb xf6 27. 1!f xg6+ por 27 . . . . ll g7.

26. . . • �f7 27. ll:ld4

Era buena 27. h5.

8 1

27. . • • ltlf8 28. l!Vd2 l!Va5

También perdía el sacrificio de­sesperado: 28. . . . cd 29. lE x c? lE e x e? 30. Wxd4.

29. li)xe6! 30. l[ xe6 31. 1\Vd7+ 32. Wxe6

Las negras abandonan.

23. Defensa Eslava O BOTVINNIK e V. SOZIN Match Krechevitsy-Novgorod Novgorod, 1 92 9

Después de terminar e l primer curso de electromecánica en el instituto politécnico de ]a Facul­tad de Leningrado, los estudian­tes fuimos a realizar la instrucción militar aeronáutica cerca de Nov­gorod. Nos encontrábamos un buen número de ajredecistas, y surgió la idea: ¿podría competir un equipo de estudiantes contra una selección de la ciudad de Novgorod? Nos dirigimos a la carga a la ciudad y me tocó en­frentarme con el conocido maes­tro de ajedrez V. Sozin en el pri­mer tablero.

Fue una partida original, la úni­ca en mi vida que jugué . . . ¡en con­dición de combate!

82

l. d4 d5 2. c4 c6 3. l¿jf3 llJf6 4. e3

En la Defensa Eslava yo evita­ba en aquel tiempo las continua­ciones complicadas unidas a 4. llJc3, así como la variante del cambio 4. cd.

4 • . . •

5 . .t.d3 6. 0-0

e6 llJbd7

Yo temía que Sozin conociera perfectamente la Variante Mera­no y por eso no jugué 6. llJc3 . Pero las negras debieron conti­nuar sencillamente 6. . . . de 7 . .t.xc4 .id6, después 0-0 y e6-e5 con todos los derechos del juego.

6. . .. .t.e7 7. ltlc3 0.0

8. e4 de4 9. ltlxe4 b6

Este sistema, conocido por aquel entonces con el nombre de «mejora de Bogoljubov», estaba muy bien recomendado. En esta partida las blancas consiguieron plasmar un buen método de jue­go.

10 . .i.f4 .t.b7 11 . llJc3! h6

A 1 1 . . . . c5 las blancas se pro­ponían continuar 12. d5 ed 1 3 . cd llJ x d 5 1 4 . llJ x d S ,i x d 5 1 5 . ,i.xh7+ � x h7 1 6. 1!Vxd5, y no hay nada especialmente terrible para las negras. Por eso parece ser que debieron encaminarse a esta va­riante, ya que en e] futuro no po­drán jugar c6-c5 por la respuesta d4-d5.

12 . .i.c2 ll e8

13. '4Wd2 14. l:t ad1 15. liJeS

lt:lf8 .i.d6 We7

Por lo visto las negras estaban a gusto con su partida; sólo les queda jugar l:t a8-d8, para des­pués tomar la iniciativa. Sin em­bargo, sigue una continuación inesperada, que cambia brusca­mente el carácter de la lucha.

16 . .i, x h6!

Un sacrificio de carácter posi­cional, ya que no es posible calcu­lar t od as sus consecuencias . Mientras tanto, las blancas tienen dos peones por la pieza, además de la posición abierta del rey ne­gro y la posibilidad de un trasla­do rápido de las piezas pesadas al flanco de rey, lo que les da dere­cho a suponer que el asalto se re­chazará a duras penas.

16. ... gh6 17. '4Wxh6 .i,xeS

El caballo de las blancas es una pieza atacante, y es necesario cambiarlo precisamente ahora,

para conseguir contrajuego me­diante la jugada 1 8 . . . . lt:l g4.

18. deS lt:lg4

E s necesario rechazar a la dama. A 18 . . . . lt:l 6h7 seguiría 1 9 . . . . lt:le4.

19. Wf4 fS 20. ef6

Se podía restablecer la igual­dad de material mediante 20. h3 lt:lg6 2 1 . '4Wg3 ltJ4xe5 22. f4 Wg7 pero, evidentemente, preferí con­tinuar el ataque como en una gue­rra auténtica.

20. . . . ltJxf6 21. li d3 e5 22. !P'h6 lil6h7

Después de 22 . . . . lil8h7 la po­sición resultante sería totalmente igual a la de la partida.

23. l:t g3+ �h8 24. lile4 li ad8

25. lilgS

Por lo visto, tenía todos los mo­tivos para obtener la victoria des-

83

pués de 25. f4! Debido a la fuerte amenaza f4-f5 las negras no tie­nen nada mejor que 25. ... ef, pero entonces 26. li xf4, con las amenazas imparables 27. lHg4 ó 27. lt:lf6. Al elegir la continuación 25. lt:lg5 dejé pasar la 30. a jugada de las negras.

25. . . . li d7 26. lfJxb7

Muchos años después de esta jugada se llegó a la continuación de ataque correcta. Mediante 26. B: h3 ! (indicado por V. Kaspa­rov, <<Ajedrez en la URSS», 195 1 , n.� 1) las blancas pueden terminar felizmente el asalto a la posición del rey enemigo.

26. . . . ltJxb7 27. �xb7 1Wxb7 28. ltf6+ li g7 29. li dl

Desde luego, no 29. li h3 ! por 29 . . . . �xh3.

29 . • •• 30. h4

�c8 lit eg8

Las negras amenazan tomar la iniciativa con la jugada 3 1 . . . .

84

1Wf5. Por eso es necesario aprove­char la oportunidad para ganar otro peón más.

3 1 . Wxe5 't!Yf5

Después de 3 1 . . . . 't!Yxh4 32. 1I d4 't!Yh6 (perdería 32 . . . . 'tWh7, 3 3 . lii xg7 y 32 . . . . 'We7 33 . �xe7 li x e 7 3 4 . li x g8+ w xg8 3 5. lii d8+) 33 . B: d6! la dama no tie­ne una casilla buena donde reti­rarse. Ahora ya se ha producido una posición aproximadamente igualada, pero la presencia de los tres peones blancos ligados y pa­sados obligan a las negras a luchar por la igt�aldad.

32. WxfS 33. li xg7 34. f3! 35. b3

�xf5 l:{ xg7 �e6 wg8

Las negras rechazan justamen­te el cambio de torres mediante 3 5 . . . . B: d7, ya que tienen más po­sibilidades de tablas con las to­rres.

36. :a d6 J.d7 37. g4 �f8 38. �f2 we7 39. 1I d2

La peor casilla para retirarse es la misma fila del rey, porque per­mite al adversario forzar sencilla­mente las tablas después de 39 . . . . Ji. x g4 40. fg }l xg4 ya que no es posible defender el peón h4.

39. •• • aS 40. <t?g3 Ji.e8 41. wr4 1If7+ 42. wg3 �f6 43. 1I e2 1I e7

Ya dije que el cambio de torres era favorable a las blancas. Debie­ron continuar 43 . . . . J.d7, aunque en ese caso los tres peones pasa­dos y ligados siguen siendo muy peligrosos.

44. li xe7 45. h5 46. c¡f¡>f4

c¡f¡>xe7 <;f;lf6 b5

Es evidente que las negras de­ben esforzarse por cambiar peo­nes.

47. cb5 cb5 48. g5+ w(T

No salvaba a las negras 48 . . . . c¡f¡>e6 49. Wg4 J.d7 50. f4 c¡f¡>d5+ 5 1 . wh4 <;f;le4 52. h6! J.f5 53. c¡f¡>h5 .

49. h6+ wg6 50. we5 J.fl 51 . f4 J.g8 52. <;f;ld6 a4 53. ba4 ba4 54. a3

Las negras se han salvado de la pérdida de peones en el flanco de dama, pero el desenlace debe pro­ducirse en el de rey.

54. ••• .i.h7

54 . . . . c¡f¡> f5 complicaba el asun­to a las blancas, y así jugarán las negras cuando se repita la posi­ción.

55. we7

Después de 55 . we6! J.g8+ 56. we7 .i.h7 57 . c¡f¡>f8 se obtenía la victoria de forma sencilla.

55. ... .i.g8 56. <;f;ld6

Las blancas intentan volver a la posición que se produjo tras la 54." jugada de las negras, pero mi adversario ya está alerta.

56. ... c¡f¡>f5 57. we7 <;f;lg6

La posición merece ser comen­tada. Es evidente que si les tocara jugar a las negras, éstas perde­rían. Por lo tanto, las blancas de­ben ganar un tiempo. Pueden conseguirlo de esta manera: 5 8 . w d7! c¡f¡>f5 (si 58 . . . . .i.h7, enton­ces 59. <;f;le6, y si 58 . . . . c¡f¡>f7, 59. f5 J.h7, entonces 60. g6+ J. x g6 6 1 . fg+ c¡f¡> xg6, y las negras no con-

85

siguen las tablas por un tiempo) 59. �e8! l&g6 60. l&e7! y la posi­ción de las negras es desesperada.

En lugar de esta jugada las blancas provocan a las negras para que trasladen el alfil a la dia­gonal b l -h7, esperando ganar de una manera más fácil, pero resul­ta que se produce una posición in­suficiente para ganar. De esta ma­nera las blancas dejan escapar la victoria por tercera vez en la par­tida.

58. �e8 59. <!.>f8 60. <!.>e7 61 . l&d6 62. �e6

.te6 .tf5 .teZ .td3 .tc4+

Sólo ahora vi que 63. <!.>e5 .td3 64. f5+ .,t. x f5 65. h7 cc& xh7 66. *xf5 llevaba sólo a tablas, ya que el rey consigue llegar a la casilla c8. Por eso después de algunas ju­gadas los adversarios acordaron las tablas.

24. Defensa Dos CabaUos O V. RAGOZIN e BOTVINNIK Torneo de maestros Leningrado, 1 930

l . e4 2. lñf3 3. R.c4 4. d4 5. 0-0 6. Ii el 7. lñc3

e5 lñc6 lñf6 ed4 li)xe4 dS

Bajo una valoración objetiva esta jugada de Canal es más débil

86

que 7 . .t xd5 (ver partida n." 5). Con 7. lñc3 mi ingenioso adver­sario intenta llevar el juego a una variante complicada, pero eviden­temente yo preferí un sistema que empleaba habitualmente, donde se obtiene un final prosaico.

7. ••• dc4 8. I[ xe4+ i.e7 9. li)xd4 fS

En esta misma posición, sólo sin el peón negro c4, Perfilev en la citada partida n." 5 probó la ju­gada 9 . . . . h6 .

10. lH4 1 1 . li)xc6 12. li)xdl 13. I[ xc4

0-0 �xd1+ bc6

En esta posición esta jugada es obligada, mientras que en la va­riante habitual (7 . .i, x d5) las blan­cas pueden elegir.

13. • . • .td6 14 . .te3

Como se suele decir, <<jugando con fuego». Era más lógica la con­tinuación 14. lñc3, y después .tf4. Es peligrosa 14. la xc6, a la que podía seguir 1 4 . . . . .i.b7 1 5. Ii c3 Ii ae6 1 6. Ii e3 f4 con fuerte presión. Si ahora 1 4 . . . . .i.f4, en­tonces las posibilidades estarían igualadas después de 1 4 . ... .i a6 1 5. lid4 c5 1 6 . lil a4 .i.b5 1 7. Ii a5 .

14. .•• f4 15 • .i.d4

Si 1 5 . .tc5, entonces 1 5 . ... li e8 1 6 . lñc3 i.e6 ganando cali­dad.

15 • . •. 11fS

Y en vez de esto las negras po­dían ganar calidad mediante 15. . . . c5 1 6. J. x c5 lit eS 17 . ll:lc3 .i.e6 1 8 . J. x d6 J. xc4 19 . .i, x f4, pero las blancas obtenían una equiva­lencia suficiente en vista de los dos peones.

Ahora la amenaza del avance 1 6 . . . . c5 hay que pararla median­te la jugada 1 6. f3 con lo que des­pués de 1 6 . . . . c5, 1 7 . Ac3 el ca­ballo entrará en juego a través de la casilla f2. Ragozín, como es ha­bitual en él, busca una decisión más enmarañada.

16. g4 11 g5

1 6 . . . . fg 17 . hg dejaba todo en manos de las blancas, ya que que­daría libre para el caballo un ex­celente punto de partida en e3.

17. f3 hS 18. h4

18 . .•. 11g6

No hay justificación para reh�­sar el avance c6-c5. Era necesano atreverse con la jugada 1 8 . . . .

11 d5. Si 1 9 . ll:lc3 .i.a6, entonces no es posible jugar 20. 11 a4 11 xd4 2 1 . lit xa6 (2 1 . 11 x d4 .ic5 22. ll d l 1l d8) por 2 1 . . . . hg 22. fg 11 e8, y la victoria de 1� negras está garantizada. Despues de 20. ll) xd5 .i, xc4 2 1 . ll:lc3 hg 22. fg .i.e6 23. g5 .i.f5 es dificil que las blancas puedan salvar el final. Sin embargo, también está la conti­n uación 20. 1l x c6 ll x d4 21 . ;a xa6 ll:lc5 (es más floja 21 . . . . hg 22. ll:lb5 11 d2 23. ll) xd6 cd 24. ll e 1 , y por lo visto las blancas ob­tienen tablas) 22. � fl hg 23. fg f3 24. g g6 ll e8 25. 11 e 1 ll x e l + 26. <,!;> xe 1 f2+ 27. '.t> fl 11 d2, y las negras ganan.

19. gS a5 20. ll:lf2 ll e6 21 . ll:le4 .i.a6 22. ll c3!

La brillante y limpia idea de Ragozín, que refuta la jugada 1 8 . . . . 11 g6, sacrificando calidad por una gran ventaja posicional. Ten­go que reconocer que confiaba en 22. It xc6 (22. 4:l x d6 :a xd6) 22 . . . . .i.b7 23. ll:lc5 (23 . ll c4 J. xe4 24. fe li[ xe4) 23 . . . . J.xc6 24. ll) x e6 11 e8 25. ll) x g7 ll e2 y las blancas tendrían una posición muy peligrosa.

22. • .. 23. 11 b3 24. c3

.ib4 .i.c4 J.xb3

No es posible retirar el alfil de casillas negras, dejando que la to­rre enemiga vaya a b 7.

25. ab3 .if8

87

26. b4 a4 21. �n liee8 28. 'it>e2 c5

Las negras se esfuerzan en ob­tener cualquier contrajuego. Pero este sacrificio es erróneo. Las ne­gras debían compre�der que no tienen ninguna ventaJa, y ofrecer tablas al contrario. Esto era muy oportuno.

29. beS li eb8 30. li a2 li b3

Una jugada innecesaria. Ya es hora de llevar el rey al centro.

31. lbd2 libS

Entusiasmadas con la idea de atacar el peón eS, las negras no ven la respuesta del contrario. Se debía retirar la torre a la octava fila.

32. b4!

Ahora la posición de las negras es crítica. Para salvar la partida hay que jugar con gran astucia.

88

32. ••• g6

Para cambiar el alfil pasivo.

En una posición difícil, incluso con apuros de tiempo para llegar al control, las negras no pierden el dominio de sí mismas.

33. �d3 R.g7 34. lbb3

Merecía atención otro plan de juego: 34. R_ xg7 w x g7 3S. lbb3 seguido de lbb3-d4. Las blancas se esfuerzan en situar el caballo en aS, para capturar el peón

_ «a».

Sólo se podría salvar mediante 34 . . . . � x d4, 35. lb xd4 (ya que no es posible jugar 3S . � x d4 por 35 . . . . li d8+ y 36 . . . . ab), pero en­tonces el caballo llega a d4 más rá­pidamente. Después de lñb3-aS las blancas ganarán el peón, pero su caballo se quedará en el borde del tablero y no podrá defender el peón f3 .

34 . ... 35. lbaS 36. �xd4 37. n x a4

li bb8 R_xd4 li e8 li e3

Este era mi primer torneo en el que sólo tomaban parte

,maes�ros.

Está claro que lo que mas ansiaba

era quedar vencedor, tanto más cuanto que tardaría bastante en tener otra oportunidad. Jugába­�os dos veces a la semana, y ha­bla bastante tiempo para analizar las partidas inacabadas. Por otra parte, es suficiente un simple vis­tazo a .la posición aplazada, para a.d�7rt1r las dificultades de la po­SICton de las negras. Su rey está alejado del flanco de dama don­de la amenaza b4-b5-b6 parece imparable.

Yo entonces ya era amigo de Ragozín, pero de ninguna mane­ra quería perder con él. Como re­sultado conseguí llevar a cabo mi primer gran trabajo analítico.

38. b5

Esta jugada única fue la secre­ta de mi adversario.

38 . ... ji xf3

La única posibilidad de las ne­gras reside en el avance del peón pasado «f» .

39. b6 40. cb6

cb6 ll d8+

Hay que dar este jaque inme­diatamente, ahora que el rey blan­co no puede retirarse favorable­mente a la casilla c5 . En caso de 40 . . . . li e3 41 . b7 li d8+ 42. �c5 ! f3 (o 42 . . . . li x c3+) 43. �c4 las blancas deben ganar.

4 1 . wc4

Sería favorable a las negras la continuación 4 1 . �e5 ll xc3 42. 'it' x f4 ll c5 43. b7 li b5.

41. • . • li e3

Deja el paso libre a su peón y amenaza el cambio de torres me­diante 42 . . . . lii: e4+, tras lo que el peón «f» resultaría imparable.

42. ltlc6

Parece muy fuerte, pero crea dificultades a las blancas. Para eludir el cambio de torres lo me­jor era jugar 42. li a2!, que des­pués de 42 . . . . 1I c8+ 43 . wb4 li e6 44. wb5 li e 5 + 45. wb4 (si 45. wa6, entonces 45 . . . . ll a8+) 45 . . . . li e6! nevaría a la repetición de jugadas y a las tablas.

42. ... li e4+ 43. ltld4

Finalmente el caballo ha llega­do a la casiiia central d4, pero las negras ya tienen el peón pasado «f» .

43 . .. • 44. li a2

45. wb4!

f3 li c8+

La única jugada que permite mantener el peón «b». Sería peor

89

45. 1Ct>d3 por 45 . . . . li e7 seguido de 46 . . . . li b7 ó 45. 1Ct>d5 li e7 46. l¡) xf3 l:i: d7+ 47. 1Ct>e6 Ei: b7. A 45. $>b5 seguiría 45 . . . . l:i: e5+ 46. � b4 Ei: b8, y una vez más las ne­gras ganarían el importante peón pasado.

45. ... l:l: el 46. c4

En caso de 46. b7 l:i: b8 47. l:i: a8 las negras responderían 47. l:l: ee8.

46. ... Ei:e4 47. �c3 li e3+ 48. wb4 li e4 49. wc3

Las blancas ya están prepara­das para aceptar el acuerdo de ta­blas. Examiné esta posición en el análisis casero y la valoré como ta­blas. Pero al producirce en el ta­blero comprendí que la partida es­taba salvada, y decidí verificar si sería posible intentar conseguir algo más.

90

49. . . . li d8

50. ltlc6

Una jugada que se impone a simple vista, pero que de una ma­nera sorprendente lleva a la de­rrota. Más tarde N. Grigoriev de­mostró que las blancas podían sal­var la partida sólo mediante 50. ltlb3 li e2 5 1 . li al f2 52. li fl l:i: f8 53. b7 lib8 54. ltla5, y el peón f2 queda detenido, a la vez que el peón «C)) retiene al rey ne­gro.

50 . .. . lii: e3+

Obliga al rey blanco a retirarse a la columna «b>>.

51. 1Ct>b4 li e2 52. li al f2!

Ahora perdería 5 3 . U fl ll f8 54. b7 li b2+, por lo que las blan­cas deciden complicar el juego como último recurso.

53. ll:J xdS Ei: el 54. li a8

Resultaría peor 54. b7 por 54. . . . li x al .

54. . . . fl='tff 55. ltlc6+

Después de 55 . ltle6+ �Ct>n 56. li f8+ � xe6 57. li xfl li xfl la victoria de las negras es evidente.

55 . •• . 56. li a7+ 57. b7 58. �eS

$>g/ wf8 li bl+ 'fff5+

Y las blancas se rindieron algu­nas jugadas después. Es curioso que las negras consiguieron obte­ner la victoria sin la participación en la lucha del rey, manteniendo

el combate contra fuerzas supe­riores enemigas.

25. Defensa India de Rey O BOTVINNIK e A. KUBBEL Torneo de maestros Leningrado, 1 930

l. d4 lbf6 2. c4 g6 3. lbc3 �g7 4. e4 d6 5. g3 0-0 6 • .i.g2 eS

En la partida n.o 1 8 indico por qué ésta es la mejor continuación.

7. lbge2 .i.g4

En nuestro tiempo ya nadie juega así, porque las negras obli­gan a las blancas a hacer una ju­gada útil. Hoy la teoría considera correcto 7 . ... ed 8. li:) x d4 lbc6 o la inmediata 7 . . . . lbc6.

8. f3

Era necesario retirarse directa­mente a d7, ya que la siguiente ju­gada de las blancas está incluida en su plan. Entonces las negras no habrían perdido un tiempo.

9. dS �d7 10 . .i.e3 b6 1 1 . W'd2 lba6 12 • .i.gS!

Una idea de Nimzovich, que adoptó de su partida contra Spiel­mann (Karlsbad, 1 929). Consiste en que si las negras retiran la dama de la clavada, después el ca-

bailo no podrá ir a e8 a causa de �e7 y las blancas ganan calidad. Mientras las negras desenredan este nudo, las blancas consiguen avanzar los peones del flanco de rey y crear así una posición ame­nazadora.

12 • • . . 13. g4

1Wc8 lbb4

Una jugada incomprensible, ¿pero no resulta más incompren­sible que las blancas no la aprove­chen mediante 14. a3 lb a6 1 5. b4, ocupando espacio en el flanco de dama? No era mejor 13 . . . . lbc5, a la que podía seguir 1 4. b4 ( 1 4. . .. lb a4 1 5 . lb x a4 .i, xa4 1 6. b5). Por lo visto, la única posibilidad era 1 3 . . . . c6, intentando compli­car el juego.

14. h4 aS 1S. a4

Un intento inoportuno de ce­rrar aquí la posición, a la vez que se imponía 15 . hS, la continua­ción natural por las acciones pre­cedentes. Las negras a su vez po­dían aprovechar este retraso: 1 5 . . . . h5!, y si 1 6 . .i,xf6 �xf6, 1 7. gh entonces 1 7 . . . . 1Wd8, con un contrajuego muy prometedor en el flanco de rey.

1S. ••. lba6

Ahora, en caso de 16 . h5 lbc5, las blancas son las primeras que tienen que rechazar las amenazas del enemigo. Por eso debí efec­tuar la útil jugada profiláctica 16. wdl ! (para que en su caso las ne­gras no puedan dar jaque en h4),

9 1

y después de 1 6 . . . . ltlc5 jugar 1 7. �c2, utilizando al rey ya en el me­dio juego como defensor de su po­sición.

16. b3 ltlcS 17. Ii: b1

Hay que utilizar la torre para la defensa, y las negras finalmente consiguen asestar un contragolpe.

17. . .. h5! 18 • .axr6 .t.xf6 19. gh5 �d8

Después de 1 9 . . . . gh sería de­sagradable 20. 'fi'h6.

20. �d1 .axh4 21. �c2

Las blancas rechazan prudente­mente ganar un peón mediante 2 1 . hg fg 22. ¡rh6, ya que las ne­gras jugarían de otra manera: 2 1 . . . . .i.g5 22. gf+ Ii: x f7 y después de la retirada de la dama a e 1 , el caballo enemigo caería sobre d3, y trasladar la dama de flanco se­ría muy peligroso, ya que quienes atacarían en el flanco de rey se­rían las negras.

92

21 . ... Wg5

Ahora a 21 . . . . .i.g5 las blancas responderían 22. 'i§'e l , mante­niendo la posibilidad de ataque al rey. Por eso las negras proponen el cambio de damas.

22. 'iWxgS .i_xgS 23 • .i.h3!

Las blancas de nuevo se apode­ran de la iniciativa, creando la amenaza 24. Ii: bg l . Después del cambio de alfiles las negras difí­cilmente defenderán su flanco de dama, ya que los caballos enemi­gos irrumpirán por las debilitadas casillas blancas. Además, estos ca­ballos resultan más fuertes que el restante caballo y el alfil de las ne­gras, los cuales no tienen objeti­vos de ataque en el campo de las blancas, estando condenados a «disparan> al aire.

23 • •••

24 . .i_xd7 25. lllb5 26. hg6 27. Ii: bg1

<J;g7 li)xd7 lhc8 fg6 Ae3

Si el alfil se retirara a e7, las ne­gras no podrían ni llevar a cabo el plan de defensa del peón c7 por la séptima fila, y por consiguien­te, liberar la torre c8.

28. 1[ g3 1[ f7 29. �d3 .i.f2

o 29 . . . . .i.f4 30. Ii: gh3 lllf8 3 1 . Ii: h8 .i.g5 32. li l h3 Ii: xn+ 33. Ii: xn <J; xh8 34. li f7, y la ventaja de las blancas en el final es evi­dente.

30. 13: gh3 lüf8 31. Ii: f1 R. eS

Ahora el alfil ya ha terminado de jugar.

32. f4

Cuando se ha conseguido una ventaja posiciona] suficiente, se impone crear brechas abriendo el juego. Las blancas amenazan se­guir avanzando el peón f.

32. ... ef4 33. llJxf4

¿Puede salvar a las negras la respuesta 33 . . .. li e8? Examinan­do la variante 34. ll g3 (a 34. li hf3 hay la defensa 34 . . . . �g8) 34 . . . . �b7 35. lha7, y después lüc6, libl + y lhe6, se aprovecha que después de lüxe6 de, el peón e6 es intocable por lhd8. Es pro­bable que el lector diga que las ne­gras tampoco pueden permane­cer en el sitio. Esto es exacto, pero ellas sólo tienen a su dispo­sición jugadas sin significado del tipo de �c5-a3-c5 y li e8-c8-e8. En la partida todo se decide de una manera más sencilla.

33. . . • g5 34. :a g3 lüh7 35. lhe6+ �g6 36. li xf7 *xf7

37. llJbxc7

Esto es más promisorio que 3 7. llJxg5+ lüxg5 38. Ii: xg5 Ii h8, ya que la torre de las negras no con­sigue libertad de acción, y por consiguiente no se les da ninguna posibilidad de salvación.

37. ... �f6 38. lübS .i.b4

o 38 . . . . li g8 39. iib3 \t>g6 40. llJ xc5 de 4 1 . eS g4 42. Il e3 , etc.

39. lübd4 Ii: e8 40. :a h3

A 40 . . . . � g6 ganaría inmedia­tamente 4 1 . lhf5.

Las negras abandonan. Ya en esta partida y más ade­

lante en la n.o 33 observamos las ventajas para las blancas en la De­fensa India de Rey del sistema ba­sado en retener al rey en su posi­ción original y la torre en h l para que tome parte en el ataque.

93

26. Apertura Cuatro Caballos O Y. ROJ LIN e BOTVINNIK Torneo d e maestros Leningrado, 1 93 0

l . e4 e5 2. lbf3 ll:Jc6 3. ll:Jc3 .i.b4 4 • .i.b5

A propósito, el orden de juga­das también tiene un importante significado. Jugando 3 . . . . .t.b4 (en vez de 3 . . . . lbf6), las negras deben estar preparadas para la respuesta no muy agradable 4. ll:ld5, y ya que las blancas en vez de esto jugaron 4 . .i.b5, la res­puesta análoga de las negras 4 . . . . ll:Jd4 igualaba las posibilidades. Ahora se llega a una posición su­ficientemente conocida de la va­riante española de la Apertura Cuatro Caballos.

4. .•. ll:lf6 5. d3

E inmediatamente otra infrac­ción, que permite a las negras su­perar todas las dificultades de la apertura e incluso obtener mejo­res posibilidades. Era necesario jugar 5. 0-0, tras lo que las negras no pueden aprovechar el asalto 5 . . . . ll:Jd4 debido a 6. ll:J xd4 ed 7. e5! de 8. be .i.e7 9. ef con una po­sición ganada para las blancas.

94

5. . •• lbd4 6. i.a4 b5 7 . .i.b3 d5

Las negras sólo deben jugar

así, ya que a la tranquila 7 . . . . d6 seguiría la preventiva 8. h3, y las blancas no tienen nada que te­mer. Y ahora es necesario recha­zar a la vez tres amenazas: 8 . . .. ll:J xf3 + 9 . 'iP'xf3 d4 8 . . . . .i.g4 y 8. . . . de, 9. de ll:J xe4. Sólo se consi­gue de una manera.

8. ll:J xe5 ll:J xb3

Jugado precipitadamente. Des­pués de la natural 8 . ... 'f!le7 es du­doso que las blancas se atrevieran a 9. f4, ya que seguiría el enroque e inmediatamente surgirían mu­chas amenazas. Si 9 . .t.f4, enton­ces tendría sentido jugar como en la partida, debido a que la dama en e7 defiende al alfil b4, y preci­samente 9 . . . . ll:Jxb3 1 0. cb d4 1 1 . a3 (a 1 1 . ll:Jc6, 1 1 . . . . de) 1 1 . . . . .t.d6 12. ll:lc6 1Wd7, y las blancas pierden pieza.

9. cb3 d4 Siguen las imprecisiones de las

negras, y se van por un camino equivocado. Mientras tanto des­pués de 9 . . .. de recuperaban el peón y con la pareja de alfiles en una posición abierta podían desa­rrollar la iniciativa.

10. ll:Jc6 dc3 ll . ll:J xb4

En caso de 1 1 . ll:Jxd8 c2+ las negras quedaban con pieza de más. Ahora ya no recuperan el peón. Esto sucedió a causa de un error mío. Cuando me paré en esta posición, tuve en cuenta 1 1 . . . . 1Wd4 y calculé que me quedaba con pieza de más ( 1 2. ll:J c2 cb!).

Pero más tarde advertí que las blan cas c o n t e starían 1 2 . be flxc3+ 13 . .i.d2 y el caballo b4 está defendido.

Necesitaba tomar medidas ex­tremas, para que el contrajuego compensara la pérdida material.

Junto a esto tuve en cuenta que mi adversario estaba capacitado para tomar buenas decisiones de carácter general, pero en el cálcu­lo táctico era visiblemente más flojo.

1 1. •.• eS! 12. lbc2 c4

Se ha creado un curioso ovillo de peones, que las blancas desen­rollan de una manera más racio­nal. Si jugaran 13 . de, entonces las negras incluso ganarían: 13 . . . . 1!fxd 1 + 1 4. � xd 1 lb xe4 1 5. Il: e 1 .i.b7 1 6. n 0-0-0+ 1 7. � e2 cb 1 8 . .t, xb2 ll d2+. A 13 . e5 cd! 1 4. ef d2+ 1 5 . .i, xd2 cd+ 1 6. ¡vxd2 fi'xf6, y aunque las blancas man­tienen el peón de más, ahora no tiene mayor significado. Los si­guientes cambios refuerzan la úl­tima variante .

13. bc4 bc4 14. eS!

Si ahora 14 . . . . cd 1 5. ef d2+ 1 6 . .i_ x d2 cd+ 1 7. fi'xd2 'frxf6, el peón de más de las blancas ten­dría pleno valor.

14 • • . • lS. d4 16 . .i. xb2 17. Wd2!

lbg4 cb2 'i'UaS+

En caso de 17 . <t>fl li b8! 1 8. .i. a3 .i.f5 las negras podrían crear una serie de peligrosas amenazas. Ahora las blancas devuelven el peón, pero consiguen un final to­talmente favorable.

17 . ... 18. w x d2 19. ll hfl 20. �e3 21. ll f4

�xd2+ lb xf2 lbe4+ .i.b7

Se imponía 2 1 . ll abl ! a5 (para que el alfil pueda retirarse a c6 o d5, sin temer al ataque lbb4) 22 . .i.a3 .i.d5 23. Jlb5 lbc3 (24. l:t c5 .i.e6) con juego complicado. Las blancas sin embargo eligen otra decisión más vulgar.

21. ... c3 22 . .i.a3

Después de 22 . .i.c1 lbg5 las torres blancas estarían descoordi­nadas .

22. ••• lbd2

(DIAGRAMA 73)

23 . .teS

La amenaza al peón a7 no difi-

95

cultará la actividad de las negras. Era mejor 23. h4, resguardando a la torre de los ataques (23 . . . . lbc4+ 24. wd3 n c8 25 . .i.c5 ltJ xe5+ 26. wxc3 f6 con un jue­go igualado). En caso de 23. wd3 g5 24. !l g4 .i.a6+ 25. c,t> xc3 h5 las negras tendrían calidad de más.

23. ... gS! 24. !l g4

En otras casillas la torre segui­ría sometida a persecución: 24. n f2 (f6) lbe4, o 24. n f5 .i.e4, que también sería malo.

24. ..• b6 25. Il cl Ii c8 26 . .i, x a7

Era imprescindible 26. h4 h5 (es malo para las negras 26 . . . . lbc4+ 27. c.t>f2! ltJ xe5 28. !l e l ) 27. n xg5 lbe4 28. ll f5 lb xc5 29. de Il xc5 30. c,t>d4 n c7, y parece ser que terminaría en tablas. Aho­ra las negras tienen la posibilidad de abrir el juego y lanzar la tota­lidad de las fuerzas sobre el rey enemigo. Parece ser que las blan­cas sólo tuvieron en cuenta 26 . . . .

96

Il a8, 27 . .i.c5 con probables ta­blas, pero sucedió totalmente lo contrario.

74

Si el alfil permaneciera en c5, ahora salvaría la jugada 28. i..e7. Mientras tanto con el sacrificio de un segundo peón las negras han abierto la columna «e», tras lo que la posición de las blancas resulta desesperada.

28 . .i.cS 29. lbb4 30. �d3 31. Ilfl +

wxf6 Itbe8+ lbe4 �g6

No hay defensa contra la ame­naza 32 . . . . h5. Si 32. h4, enton­ces es posible tanto 32 . . . . h5 33. !l xg5+ lLJ xg5 34. hg .t_xg2, como la más decisiva 32 . . . . wh5.

32. n xe4 .i,xe4+ 33. w x c3 .i,xg2 34. li f2 .i.b3

Un descuido totalmente repa­rable, ya que el alfil pronto volve­rá a la casilla e4, donde debe es­tar situado.

35. ll:ld3

Si se quiere continuar la lucha es necesario conseguir avanzar el peón pasado «a».

35 . •. . 36. li:lb4 37. �d2 38. a3 39. ll:la2

.tf5 .te4 h5 h4

Continúa el juego sin un plan determinado.

39. • . . g4 40. ll:lc3 .if3 41. i.d6 li cd8 42. i.c5 h3 43. li:lb5 i.g2

Es inminente un plan típico: g4-g3, h2xg3, h3-h2.

Las blancas abandonan.

27. Defensa Nimzoindia O BOTVINNIK e l. KAN Match por equipos de sindica­tos m etalúrgicos Le ningrado­Moscú Leningrado, 1 93 0

l. d4 2. c4 3. ll:lc3 4. 'ft'b3

ll:lf6 e6 .tb4

En ese tiempo la Defensa Nim­zoindia ya era popular no sólo por los aficionados a ella con las ne­gras, sino además porque las blan­cas dejaban de eludirla. La juga­da 4. �b3 se utilizaba bastante, y

estuvo en mi repertorio de aper­turas durante bastante tiempo.

4. . .. c5 5. deS .teS

Ya entonces se jugaba 5 . . . . ll:la6 (por ejemplo, Gothilf contra mí en el torneo de maestros de Leningrado que se celebró por es­tas fechas), pero yo consideraba esta jugada mala. Me formé esta opinión a causa de la 4. • partida del primer match Alekhine-Bogol­jubov ( 1 929) en la que Alekhine a 6. a3 continuó é . . . . .t xc3+ y ob­tuvo un juego difícil. Sólo contra Eliskases (Moscú, 1 93 6) final­mente jugué la correcta, 6 . . . . J. xc5, y las negras obtienen una posición igualada, ya que en esen­cia la jugada 6. a3 es una pérdida de tiempo.

6. ll:lf3 ll:lc6

Ahora era infructuoso hacer esta jugada: después de 0-0, b6, .tb7 podía resultar útil el desarro­llo del caballo de dama por a6.

7 • .tg5 b6

Una decisión desafortunada, tras la que las blancas toman la iniciativa. Quizá era correcto 7 . . . . Vb6, aunque las últimas expe­riencias prácticas han demostra­do que después del cambio de da­mas y del alfil g5 por el caballo f6 las blancas pueden obtener venta­ja. Desde luego es arriesgado 7. . . . ll:la5 8 . �c2 llJxc4 9. e4, y 7 . . . . ll:ld4 8. liJxd4 J.xd4 9. e3 es una pérdida de tiempo. La reco­mendación de la «Enciclopedia»

97

yugoslava (7 . . . . �e7 8 . e3 VaS 9. �e2 �e4) hay que ponerla bajo duda, ya que las blancas pue­den continuar 9 . .i.d3 y en caso de 9 . . . . �b4, 1 0. �e2, mante­niendo mejores perspectivas.

8. e4 �d4

Y si se espera para hacer este ataque, entonces después de 8 . . . . �b7, 9 . 0-0-0 es más prudente 9 . . .. .i.e7. En caso de 9 . . . . �xf2 1 0. e5 h6 1 1 . ef hg, 1 2. fg li g8 1 3. �e4 las blancas tienen un ata­que decisivo.

9. �xd4 .i,xd4 10. f3

Rechaza la amenaza 1 O. � xf2+ 1 1 . wxf2 �g4+, y conso­lida la ventaja de las blancas en el centro.

10. .•• h6

Este es el único medio para que las negras se libren de la clavada del caballo: a 1 1 . .i.h4 seguiría 1 l . . . . .i, xc3+, y no e s posible 1 2. l!Vxc3 por 1 2 . .. . � xe4, y después de 1 2. be las blancas empeoran la disposición de sus peones.

1 1. �f4 e5 12. �b5 �hS

Las negras estarían mal des-pués de 1 2 . . . . .i,xb2 1 3 . .Wxb2 ef 1 4. !ra3 ó 1 2 . . . . ef 1 3. � xd4.

13 • .i.e3

(DIAGRAMA 75)

Para hacer esta jugada desde luego era necesario tener en cuen-

98

ta la respuesta 1 3 . . . . 'fi'h4+. En ese caso después de 1 4. g3 �xg3 1 5 . hg '§xh] 1 6 . .i,xd4 ed habría dos continuaciones posibles. En una las blancas se quedaban con dos peones de más: 1 7 . �c7+ �d8 1 8. � xa8 .i.b7 1 9 . � xb6 ab 20. 'tWxb6+ wc8 21 . wf2. La otra continuación no es menos efecti­va: 1 7 . li:)d6+ � f8 1 8. c5 Wh5 1 9. g4 !rg6 20. W'd5 li b8 2 l . cb ab 22. li c l .

13. ... .i,xe3 14. �d6+ �f8 15. eS!

Con la ayuda de dos jugadas in­termedias las blancas refuerzan aún más su posición, a la vez que después de 1 5. t!fxe3 'i!Vh4+ 1 6. flf2 ( 1 6. g3 �X g3 1 7. Wf2 !rf6) 1 6 . . . . Wxf2+, 1 7. � x f2 las ne­gras llegaban a un final.

15. ... fle7 16. 'fWx e3

Ahora la respuesta 1 6 . . .. 'irh4+ no daría nada, ya que el caballo d6 está defendido: 1 7 . g3 � xg3 1 8. t!Yf2.

16. • • • �f4 17. 'fla3 beS

De lo contrario las blancas ju­garían ch. Las negras tienen una posición pesada, a la mayoría de sus piezas le falta movilidad, por lo que el ataque al alfil dama ne­gro es inminente.

18. l!f'xcs 'i!?g8

La única defensa contra 1 9. li c l , a la que seguiría 1 9 . . . . c&h7.

19. g3 �g6 20. �c4 'itth7

Cuando tienes a tu disposición un variado número de excelentes continuaciones, es muy dificil es­coger. Por ejemplo: 21 . � x fl li f8 22. �xg6+ <;!? x g6 2 3 . 0-0, y el peón de más junto con el caba­llo en d6 garantiza a las blancas una victoria rápida. El intento 2 1 . flc7 (con l a amenaza 22. �d5) después de 2 1 . ... �f8 ! 22. � xc8 (22 . .tdS �e6) 22 . . . . f/b4+ 23. wfl �e6 24 . .txe6 li hx c8 25. �fS+ Wg8 26. flxd7 lii: c2 lleva­ría a complicaciones.

Por eso las blancas eligen la continuación más prometedora.

21. 0-0-0 aS

Si 2 1 . .. . f6, entonces 22. f4.

22 • .txfl �a6

La amenaza 23. .. . li hc8 se basa en que la dama en eS está in­defensa. Aquí las blancas necesi­taban retirar inmediatamente la dama 23. 1!fa3, y al mismo tiem­po se defendería el peón f3. La ju­gada de la partida aligera la de­fensa de las negras.

23. �b1 24. li d5 25 . .t xg6+ 26. li xes

�e2 .txf3 �xg6 flf6

Ahora las blancas tienen que te­ner cuidado con la jugada 27 . . . . .txe4+, por ejemplo, en caso de 27. li f5 ó 27. li fl .

27. li e1 lihb8 28. �f5

Las blancas consiguen el cam­bio de damas, que con peón de más y una posición ventajosa les asegura la victoria.

28. • . . li a6 29. f/e7 flxe7

La jugada intermedia 29. li ab6 permitiría a las blancas la obtención d e otro peón: 30. �h4+ \t>h7 3 1 . l!f'xf6 ]i xf6 32. li xa5.

30. ]i xe7

(DIAGRAMA 77)

99

No se conseguiría nada del ata­que 30 . . . . li ab6 3 1 . b3 a4: 32. liJh4+ � f6 3 3 . Il: xd7 ab 34. e5+ �e6 35. li d6+, y las blancas ga­nan pieza. Si 3 l . . . . .t. xe4+, en­tonces 3 2 . Il: 7 x e4 � x f5 3 3 . Il: e5+ y 34. It x a 5 . Tras l a conti­nuación de la partida las negras al menos defienden el peón a5.

30. ... ,.t.xe4+ 31. It txe4 � xf5 32. It f4+ �g6 33. Il: g4+

Se aprovecha el Zeitnot para ganar tiempo, a causa de la impo­sibilidad de la respuesta 33. � f6 por 34. It e xg7.

33 . . . •

34. Il: f4+ 35. li g4+ 36. It 4xg7 37. li gfi+

Si ahora 38. Il: f2, entonces 38. . . . It d6, y la actividad de las to­rres negras da posibilidades de salvación.

1 00

38. li g7+ �f5 39. li efi+! �e5 40. It f2

Ahora ya no es lo mismo: a 40 . .. . It d6 seguiría 4 1 . It e7+ �d5 42. Ii:d2+ �C6 43. I[ Xd6+ WXd6 44. Il:h7.

78

40. ... d5

Aquí se suspendió la partida, y los árbitros del match (Grigoriev y Romanovsky) adjudicaron la victoria a las blancas, al estudiar la siguiente variante aportada por mí: 41 . li e7+ �d6 42. It a7 lib5 43. It h7 ó 41 . . . . �d4 42. li d2+ �c5 43. It c7+ �d6 44. It a7 li b5 45 . Il: h7. En la última variante va­lía 43 . It d7 � c6 44. It 7xd5 Il: xb2+ 45. I1: xb2 Il: xb2+ 4 6. � x b2 � xd5, ya que en el final de peones es suficiente un peón de más.

28. Defensa Holandesa O BOTVINNIK e l. KAN VI match Leningrado-Moscú Leningrado, 1 93 0

l. d4 e6 2. c4 f5

3. ltlf3 4 • .id2

.i.b4+ .i,xd2+

Aquí generalmente las negras juegan 4 . . . . fie7.

S. fixd2 lbf6 6. g3 b6

Ilin-Genevsky ya jugó entonces correctamente 6 . . . . d6. En la par­tida conmigo, en el torneo de maestros de Leningrado ( 1 930), desarrolló después las piezas así: fle7, 0-0, ltlc6 y llevó a cabo el importante avance e6-e5, tras lo cual la posición de las negras fue totalmente satisfactoria.

7. ltlc3 d6

La continuación natural 7. . .. .i.b7 llevaría a dificultades des­pués de 8. d5. Ahora a esta juga­da las negras ya pueden respon­der 8 . . . . e5. El intento de ocupar la casilla central (7. . .. ltl e4) con­ducía a la pérdida de peón: 8 . {tlxe4 fe 9 . ltlg5 d5 (9 . . . . .ib7, 10. fle3) 10 . .i.h3 fle7 1 1 . cd.

8 . .ig2 .i.b7 9. 0-0 1!t'e7

Tras otras continuaciones las blancas mediante d4-d5 excluían al alfil b7 del juego, lo que acen­tuaría el error posicional cometi­do por las negras.

10. dS eS No hay que permitir que el ca­

ballo f3 llegue a la casilla d4.

(DIAGRAMA 79)

1 1. e4!

Es necesario hacer esta jugada cuanto antes, ya que las negras es­tán retrasadas en el desarrollo. Es más enérgica que 1 1 . ltlg5, por­que después de 1 1 . . . . 0bd7 12. llle6 ltlc5 las negras consiguen defender la casilla e6.

1 1. • .• fe4

Si 1 1 . . . . .ic8, entonces las blancas pasan el juego a la colum­na «e»: 1 2. ef ,1xf5 1 3 . li ael 0-0 1 4. 0d4 .id7 1 5 . f4.

12. fOgS l0bd7 13. f0cxe4 0-0

Las negras tenían aún más di­ficultades después de 1 3 . . .. lll xe4 1 4 . .i_ xe4 lbf6, 1 5 . .if5, ya que su rey se quedaría sólidamente atascado en el centro, y la posi­ción se abriría con el golpe f2-f4.

14. f0e6 {tlxe4 14. ,i.xe4 liif6

S i 1 5 . . . . 0 f6 1 6. llJxf8 llJ xe4 1 7 . 'Ve3, entonces a 17 . . . . lbc5 seguiría 1 8. b4, y a 17 . . . . lbg5, 1 8. f4.

1 6. 'ffc2

101

Era precipitado 1 6. liJ xc7 por 1 6 . . . . Il c8 y 1 7 . . . . n xc4. Ahora que se ha defendido con ganancia de tiempo (gracias al ataque so­bre h7) el peón c4, las blancas pueden tomar más tarde sin nin­guna dificultad el peón c7. Ade­más, probablemente era mejor en­tregar el peón h7: 1 6 . . . . !Df8 1 7. liJfx 8 n axf8 1 8 . Axh7+ wh8 19 . Ae4 Ac8, y a excepción de la igualdad material, las negras tie­nen todo en orden.

16. ... Il h6 17. liJ xc7 Il c8 18. !Db5

En caso de 1 8 . lile6 lil f6 se amenazaba seguidamente 1 9 . . . . A xd5, o 1 9 . . . . /L) xd5, o 19 . . . . /L) xe4 20. "tWxe4 n xe6.

18. . . . a6 19. !Da7 Ilf8 20. lilc6 '!Wg5

A 20 . . . . '!Wf7 podría seguir 2 1 . f4.

21. A g2

Esperando la respuesta 2 1 . . . .

1 02

Ac8, y disponiéndose a continuar 22. Il ae1 !Df6 23. f4 Wh5 24. h4 ef 25. n xf4 g5 26. Af3! Parece ser que la innecesaria transposi­ción de jugadas realizada por las negras permite a las blancas deci­dir el resultado de la lucha aún más rápidamente.

21 . . . . lüf6 22. Wf5

Una jugada inesperada para mi adversario. Se pierden las espe­ranzas de ataque, y las negras de­ben pasar a un final sin esperan­zas.

22. .. . WhS

Era totalmente malo para las negras 22 . . . . '!Wxf5 por 23 . !De7+ Wh8 24. /L) x f5 y 25. ltJ xd6 .

23. '!Wxb5 /L) xh5

o 23 . . . . n xh5 24 . .an Il h6 (24 . . . . Ii h3, 25. wg2; 24 . ... Il g5, 25 . h4) 25 . !De7+, 26 . lilf5 y 27. /L) xd6.

24. f4!

Inesperadamente el peón e5 está atacado, ya que es malo 24 . . . . ef por 25. g4! Jugando 25 . . . . f3 las negras recibirían mate (26. gh fg 27. lile7+ <t>h8 28. n xf8 mate), y después del cambio pre­vio del peligroso caballo (25. . . . A xc6, 26. de) esta continuación permitiría a las blancas obtener dama (26 . . . . f3 27. gh fg 28. n xf8+ w xf8 29. c7).

24. ... lir e8 25. li ael � xc6

De lo contrario el peón no se salva.

81

26. dc6 lL!f6

27. g4

En la terminología de Capa­blanca, ((Una pequeña combina­ción»: las blancas ofrecen al caba­llo tomar el peón g4, para después abrir la columna «f».

27 . . • . 28. feS

No cambiaría nada 28 . . . . de.

29 . .tdS+ �h8 30. c7 lU6 31 • .tb7

Las negras abandonan.

29. Gambito de Dama O BOTVINNIK e A. BATUIEV Campeonato de Leningrado Leningrado, 1 930-31

l. d4 d5 2. c4 e6 3. lL!c3 lL!f6

4 • .tgS 5. e3 6. lL!f3 7 . .td3

.te7 � lL!bd7

Esta posición se encuentra en la partida n.o 20, en la que se men­cionó que estaba más divulgada la respuesta 7 . ... de (allí las negras jugaron mal, 7 . . . • a6). Así conti­núa nuestro encuentro, tomando la partida el carácter de un Gam­bito de Dama Aceptado.

7. ... dc4 8 . .t x c4 c5

La continuación elegida por las negras en la partida da un juego igualado. Aún era mejor la previa 8 . . . . a6, y en caso de 9. a4, 9 . . . . cS .

9. 0-0 cd4 10. ed4

Después de 10 . lL! xd4 se pro­duciría una posición simétrica de peones, pero las blancas tendrían una evidente ventaja en el desa­rrollo. Preferí, de acuerdo con la recomendación de Tarrasch, que­darme con el peón central, aun­que aislado. Este plan tiene ma­yor significado debido a que el ca­ballo negro en d7 no ejerce pre­sión sobre el centro y las blancas continúan fácilmente la moviliza­ción de sus fuerzas.

1 0. . • • lL!b6 1 1 . .tb3 lL!bdS

Esto significa que las negras quieren desarrollar el alfil eS por b7, y las blancas mientras tanto

103

ponen obstáculos a la jugada 1 2 . ... b6. Pero desde luego se podía

jugar 1 1 . . . . R.d7 seguido de R.d7-c6, que por lo visto era una decisión mejor.

12 . lbeS

Las blancas conseguían una sensible ventaja con otro orden de jugadas: 12. '1We2 (desde luego las negras deben fianchettar lo an­tes posible el alfil de dama) 1 2 . . . . b6 13. lLJ xd5 ed 1 4. S: fe 1 � e6 1 5 . lbe5 (Korchnoi-de Greiff, 1 963).

12. . • . lbd7

La única aspiración de simpli­ficar la posición: con el cambio de los alfiles de casillas negras se de­bilita el peón d4. Era posible 12 . . . . .i.d7.

13. J. xe7 lLJxe7 14. 'i!fe2

Se podía haber empezado el juego a través del complejo de ca­sillas negras débiles mediante 14. lbe4.

14. ••. lbf6 15. S:fd1 b6 16. 11: ac1 �b7

(DIAGRAMA 82)

17. f3!

¿Para qué se ha hecho esta ju­gada? En primer lugar, para crear un punto de apoyo para el caba­llo c3 en el centro, y para limitar la actividad del alfil b7. Al mismo tiempo hay que advertir que el ha-

1 04

bitual sacrificio de caballo en f7 ( 1 7. lbxf1 :ii[ xf7 1 8 . 'iWxe6 ó 1 8 . lbxe6) después de 1 8 . . . . lbed5 no ofrecía a las blancas ninguna ven­taja.

17. ... Ii: c8

Colocando la torre en c8, las negras sin darse cuenta echan leña al fuego, ya que ahora la com­binación indicada anteriormente lleva a las blancas a la victoria. Además las negras ya tenían la po­sibilidad de obtener una partida completamente igualada, jugando 1 7 . . . . lbed5 1 8 . lbe4 I! c8 19. :ii[ xc8 R_xc8 .

Todo consiste en que ahora no se puede cerrar la diagonal a2-g8: 19 . . . . lL!ed5 20. lt) xdS lt) xd5 2 1 . ,ixd5 ,i xd5 22. li xc8, y se pue­den deponer las armas.

19. . . . 1Wf8 20. lL!e4

¡Ahora es cuando se manifies­ta la jugada 17 . f3 !

20. . .. E[ xcl 2 1 . li x c1

Ahora se amenaza la captura doble en fl y después el jaque de caballo en d6 ó 22. 'S.c7 seguido de 23. "'xe7 'fVxe7 24. li xe7. Sólo queda la esperanza de limi­tar la actividad del alfil blanco. Es imposible 2 1 . . . . lfl xe4 22. fe abriendo la columna «f».

21 . ... lL!fdS 22. llld6 .ia8

23. ll el !

Esta jugada silenciosa decide el resultado de la lucha.

23. . . . g6 24. lLl xf7 "tWxf7

2S. "fWxe7

Las negras abandonan.

30. Defensa Nimzoindia O BOTVINNIK e G. MIASOEDOV Campeonato de Leningrado Leningrado, 1 930-31

l. d4 lllf6 2. e4 e6 3. lL!e3 .tb4 4. Vb3 eS S. deS llle6

Y a se discutieron las respues­tas 5 . . . . J. xc5 y 5 . ... llla6 (ver partida n.• 27). En el encuentro mencionado también se jugó lllb8-c6. pero después de 5 . . .. .t xc5. Esta combinación resultó infructuosa. En la forma que em­plea este sistema Miasoedov la ju­gada 5. . . . lllc6 es totalmente aceptable.

6. l¿)f3

Un año después preferí la juga­da 6 . .i.g5 (ver la partida n. • 42).

6. • • • lL!e4 7 • .i.d2 lfl xcS

Y esto es muy razonable, aun­que era del todo conveniente para las negras la respuesta 7 . . . . lfl xd2.

8. fiel 9. a3

10. J. x e3 1 1. b4

f5 j_ xcJ 0-0 lL!e4

Así t ranscurrió la partida

1 05

Stahlberg-Alekhine en la Olim­píada de Hamburgo (1 930). Des­pués de 12. e3 b6 13 . .i.d3 liJ xc3 14. \lrxc3 .i.b7 1 5. 0-0 ll:le7 16. .i.e2 la posición quedó totalmen­te igualada, pero como en �1 re­sultado final las blancas sufneron la derrota, la valoración de la va­riante se dio como favorable a las negras. Kmo�h, en 1�s . �omenta­rios a la partida, escnb1� que e� vez de 12. e3 era necesano conti­nuar 1 2 . .i.b2, aunque entonces seguiría 12 . . . . b6 con muy buenas perspectivas para las negras. Como yo empleaba regularmente esta variante con las blancas, lla­mó mi atención estudiar cómo se podía conseguir un plan de juego activo para las blancas.

12. �b2 b6

Es más sencillo 12 . . . . d6, al igual que en la partida Winter-Sul­tan Khan (Hastings, 1 930-3 1). H. Steiner empleó una idea afortuna­da en 1 930. Después de 1 2 . . . . aS 13 . b5 ll:le7 1 4. e3 b6 obtuvo una partida excelente. Sin emba�go, aquí en vez de 1 4. e3 era pos1ble 1 4. g4.

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13. g4

Reconozco que yo tenía prepa­rada esta jugada de antemano y la había investigado profundamen­te. Si hubiera previsto la tempes­tad que se iba a producir sobre el tablero al sembrar el viento . . . Aquí era más prudente 13 . g3 . . Ahora las blancas amenazan JU­gar 14. gf, para abrir la columna «g» tras lo que el ataque al rey ne­gro

'se desarrolla por sí solo.

13. ••. 4J xf2!

Una decisión correcta. Tenía previsto este sacrificio, y pensé que las neg�as no consegman �e­cuperar la p1eza, y en esto �ons�s­tía mi análisis. Pero en el Silencio del estudio a veces se llega a con­clusiones incorrectas. Son buenas cuando se muestran a los lectores tras su publicación. Malas, si las aprovecha el adversario.

14. wxf2 fg4 15. :ii gl �h4+

¿Qué hacer? La continuación 1 6. �g2 gf+ 1 7. �h1 l'Lld4! o 16.

li g3 gf 1 7. 'iflgl ltld4! son favo­rables a las negras.

16. l!te3 ffh6+ 17. �f2 1i'h4+

Era falso 1 7 . . . . gf 1 8 . li xg7+, etc., y sólo pueden ganar las blan­cas. También sería malo 1 7. . . . fixh2+ por 18. li g2. Por eso las negras están obligadas a ir al ja­que continuo.

18. 'i!le3 ff'h6+ 1 9. 'i!ld3

Mientras tanto las blancas no están de acuerdo con las tablas. Examiné en casa esta huida del rey y no vi ningún peligro, y so­bre el tablero me decidí a ella sólo tras largas vacilaciones. Si ahora 1 9 . . . . e5, entonces 20. fid2! 't'fd6+, 2 1 . l!tc2 ó 19 . . . . fig6+, 20. l!td2.

19. . . • d5!

Miasoedov lleva el ataque de principio a fin de manera irrepro­chable. En general, esta partida se distingue porque en las complica­ciones de la lucha ni uno ni otro

bando cometen en ella ningún error evidente.

20. 'fiel!

A la tentadora jugada 20. ii xg4 las negras responderían 20. ... e5! con muchas amenazas (2 1 . . . . .tf5+, 2 1 . . . . .i_ xg4, 21 . . . . e4+ ) . Era malo para las blancas 20. 1!f'd2 't'fg6+ 2 1 . �c3 1We4! 22. 1Wg5 e5 ! Ahora ya queda libre la casilla c2 para la retirada del rey. A pesar de todo no pueden recha­zar todas las amenazas, y una de ellas conduce al jaque continuo.

20. ... dc4+ 21. t!Vxc4

Después de 2 1 . 'i!tc2 las negras ya tienen tres peones por la pie­za, y continuando 2 1 . . . . fig6+, probablemente podrían esperar la victoria. Sería una locura enviar el rey hacia delante, 2 1 . c;f¡xc4, por 2 1 . . . . ii f4+ 22. �b3 e5 !

2 1 . ... iid8+ 22. 'i!lc2 .tb7

¿Quién tomará el peón g4? Si 23. li xg4, entonces 23 . ... li ac8

1 07

24. � xg7 (24. lt xg7+ "ffxg7 25. � xg7 ltJxb4+ 26. <t>b3 li xc4 27. � xc4 ltJc2 es favorable a las ne­gras) 24. . . . . ltJxb4+ 25. �b3 li xc4 26. �xh6+ li xg4 27. ab, y las blancas no pueden aspirar a la victoria. Es imprescindible tomar el peón con dama.

23. 'ifxg4 Inesperadamente, las blancas

pasan a la ofensiva, y el que debe salvarse es mi adversario.

23 . ... ltJxb4+!

24. ab4

Las restantes continuaciones eran favorables a las negras: 24. ftxb4 lt ac8+ 25 . .i.c3 � xf3 26. ll d l (26. ef a5! y 27 . . . . Wd2+, o 27 . . . . ll d2+) 26 . . . . li[ xc3+ 27. 1!fxc3 �e4+ 28. ll d3 li xd3! (pero no 28 . . . . �xd3+ 29. ed '9Jxh2+ 30. ll g2 'ith6 3 1 . �e2, y las blancas pueden jugar a ganar) 29. ed '9Jxh2+ 30. �g2 �xg2.

1 08

24. ••. llac8+ 25. �c3 ll xcJ+ 26. �xcJ '@e3+ 27. �b2 ll d2+!

Las negras llevan un sacrificio tras otro. ¡Ahora se quedan sin las dos torres!

28. ltJ xd2 29. �bl 30. �b2

flxd2+ 'W'dl+ 'it'd2+

Tablas. Una partida complicadísima.

Mi adversario (compañero de es­cuela de Ragozín) participó junto conmigo en la sesión de simultá­neas del 20 de noviembre del año 1 925 que dio Capablanca (ver partida n." 27) representando al club de ajedrez «Pishevskus».

31. Defensa Nimzoindia O V. ALATORZEV e BOTVINNIK Campeonato de Leningrado Leningrado, 1 930-31

l. d4 ltJf6 2. c4 e6 3. ltJc3 .ib4 4. ltJf3

En las partidas precedentes, en las que se daba la Defensa Nim­zoindia (por ejemplo, la n.o 30), las blancas jugaron 4. 1!1b3, que obligaba a las negras a tomar me­didas para defender el alfil b4 o a cambiarlo. Por eso generalmen­te respondían 4 . . . . c5 ó 4 . . . . ltJc6 o en caso excepcional 4. . . . �xc3+ o 4 . . . . 'f!/e7. En la actual partida las negras pueden sacar el alfil de dama en fianchetto.

4 • • •• b6

Es preferible primeramente 4 . . . . c5.

5. 'tifb3

Otras continuaciones aquí son: 5 . .ig5 ó 5. e3.

5. ... .,txcJ+

Como resultado de una serie de jugadas sin pretensiones las blan­cas mantienen una ventaja míni­ma. Merecía preferencia 5 . . . . c5 ó 5 . . . . �e7. Puede ser que mi de­cisión estuviera influida por la cir­cunstancia de que ya me había asegurado el primer puesto en el torneo.

6. 1!fxcJ .i.b7 7. g3 d6

De nuevo renunciando al avan­ce c7-c5, y en vano.

8 . .i.g2 9. 0-0

10. b3

lilbd7 ().() a5

Si las blancas no jugaron 10. a4, entonces no había ninguna ra­zón ahora para prevenir esta ju­gada. Se imponía el plan unido a 1 0 . . . . ll b8 (es necesario defen­der el alfil) o 1 0 . . . . fle7, y des­pués lt:le4 y f7 -f5.

1 1 • .ib2 lil b8 Era más sencillo 1 1 . .. . .-e7.

En este momento la jugada 1 1 . . . . n b8 resulta una pérdida de tiem­po.

(DIAGRAMA 90)

12. lild2!

Así las blancas ocupan el cen­tro, y el cambio de alfiles tras esto es útil.

12 • •.. 13. wxg2 14. e4 15. f4

.i,xg2 �e7 e5

A menudo se dice que el juego para tablas no lleva a nada bueno. Aquí las negras ya tienen que pa­sar totalmente a la defensa, ya que no disponen de ningún tipo de contrajuego.

15 • • .. 16. ll ael 17. h3!

lUe8 llbd8

Es útil quitar la casilla g4 al ca­ballo enemigo, y las blancas no tienen que apresurarse.

17. • . . �b8 18. deS

Y con todo las blancas se pre­cipitan. Jugando 1 8. ll f2 las blan­cas estarían preparadas, según las circunstancias, para doblar torres por la columna «e» o «f». Ade­más se pasaría el turno de juego a las negras y, tal como dijo Ta-

1 09

rrasch, en una posición mala to­das las jugadas son malas. Ahora a las negras ya les aparece una es­peranza de contrajuego por la co­lumna «d». Tenía buen aspecto para las blancas 1 8 . fe de, 1 9. d5 seguido de a2-a3 y b3-b4.

18. ... deS 19. lLlf3 ef4

Si no se podía defender el peón e5, esta concesión voluntaria del centro era obligada.

20. eS lLlb5 21. g4 lLlg3 22. e6

22 . . . . fe6

Esta defensa es la más efectiva. En caso de 22. lLlf6 sería dificil para las negras la posición surgi­da después de 23. l::t f2 (pero no 23. lLlh4 ó 23. lLlg5, a las que se­guiría 23 . . . . lLJxfl ). Pero enton­ces, por lo visto, las negras salían indemnes. Por ejemplo: 23 . . . . fe 24. lLlg5 h6 25. l::t xe6 hg (25 . . . . W'f8, 26. !:[ xf6 l!fxf6 27. l!fxf6 gf 28 . .t xf6+ �g8 29 . .t xd8) 26. ]¡[ xe7 !:[ xe7 27. 'i!fxf6 gf 28.

l lO

.t xf6+ �h7 28 . .t xe7 l::t d7 29. .tx e7 l::t d7 30 . .t x g5 lLle4 3 1 . .t x f4 lü xf2 32. � xf2 con un jue­go aproximadamente igualado. He aquí por qué era útil previa­mente jugar 1 8 . l::t f2.

23. l::[ x e6 �f8 24. lLlg5

Si se atacara sin el sacrificio, 24. l::t fe l , entonces 24. l::t xe6 (peor 24 . . . . lLlf6, 25. li xf6) 25. l::[ xe6 lLlc5 26. lLlg5 �g8, y las ne­gras también tienen todo en or­den.

24. . . . lLJxfl

25. Wc2

En un ataque con sacrificios la responsabilidad de cada jugada aumenta, y la última decisión de las blancas es desafortunada y por lo visto lleva a la derrota. Rago­zín indicó para las blancas una po­sibilidad curiosa e inesperada, 25. W'd3. Entonces seguiría 25 . . . . lLl f6 26. JI xe8 fi'xe8 (es peor para las negras 26. . . . g xe8 27. .t x f6 lbe3+ 28. � f3 'i!fg8 29. 'i!fd7 gf 30. lLlf7+ �g7 3 1 . lbd6+

�g6 32. ltl xe8) 27. 'fWxd8 11fxd8 28. ltlf7+ � g8 29. ltl xd8, y las ta­blas serían probables.

25. ... ltlf6

Por lo visto las blancas no vie­ron esto. Ahora a 26. ll x f6 segui­ría 26 . . . . ltle3+, y a 26 . .t x f6, 26. . . . ll d2+.

26. 'if;> xfl ll d7 27. ltl xh7

Esto no prolonga el ataque, y desde luego las blancas no recu­peran la calidad.

27 • •• • 28. ll h6 29. gS 30. g6

ltl xh7 'tWg8 ll e6

Amenaza ganar l a dama, pero cierra la diagonal c2-h7, de lo que se aprovechan las negras inmedia­tamente.

30 . •• . 1Wa8!

Cuando se extingue el ataque en un bando, generalmente la ini­ciativa pasa al otro.

31 . ll xb7+ 32. 'i!;>f2

'i!;>g8 'tWhl

Las blancas se rinden.

32. Apertura Inglesa O A. YURGIS e BOTVINNIK Campeonato por equipos de empresas de la industria eléc­trica Leningrado, 1 93 1

t. ltlf3 2. c4 3. ltlc3 4. g3

ltlf6 eS b6

Se empezó con una apertura Reti, pero pasadas cuatro jugadas ha tomado el aspecto de una Apertura Inglesa .

4 . • •• 5 . .tg2 6. cdS 7. 0-0 8. b3

.tb7 dS ltlxdS e6

Es como si las blancas ofrecie­ran tablas (8. . . . ltlxc3, 9. de 1lfxdi , 19. ll xd 1 ) contando por lo visto con el beneplácito del ca­pitán de su equipo. Sin embargo, con la buena posición que he ob­tenido con las negras, no quiero simplificar hasta tal punto el jue­go.

8. ••. .te7 9 • .tb2 0-0

10. ltl x ds

La seguridad de la posición de las negras la confirma el que toda la empresa de las blancas y todos los intentos en partidas posterio­res (1 0. fic2, 10 . d4, 10 . ll cl ) no les dé nada favorable.

10 • • .• 11 . d3

Mi vieja recomendación, 1 1 . \!'b1 seguido d e ll d 1 , s e encuen­tra en la partida Larsen-Smejkal (Reikjavik, 1 97 8), pero las blan­cas no llevaron a cabo la segunda parte de mi proyecto y en vez del

1 1 1

enérgico avance d2-d4 se limita­ron también a la modesta d2-d3, que naturalmente no les ofreció nada bueno.

1 1 . .. . llJd7 12. ¡vc2 l'i c8 13. l'i ael

Era hora de cambiar los alfiles de casillas blancas ( 1 3 . llJd2), para urfa simplificación, aunque no haya posibilidades de ocupar el centro, pero la iniciativa no pa­saría al negro.

13. ••. bS 14. e4 .i.b7 15. llJd2 llJbS

El caballo dirige sus pasos a la casilla d4.

16. f4 llJc6 17. a3 l!id7

No había por qué retardarse: se imponía 1 7 . . . . llJd4 con posibili­dades claramente mejores para las negras. En la partida podían reforzar gradualmente su superio­ridad.

18. llJf3 llfd8 19. ll dl .i.a6

Era correcto jugar primero 1 9. . . . a5, combinando los peones ne­gros.

20 . .i.al

A 20. llJe5 tendría la respuesta 20 . . . . llJd4 .

1 12

(DIAGRAMA 93)

20. ... b4!

93

Empieza la preparación de un sacrificio típico de calidad. Para ello es necesario abrir la columna «c» y situar los peones negros en b4 y d4.

21. a4 llJd4

N o era posible tomar el peón (21 . . . . .i,xd3), ya que esto costa­ba una pieza: 22. �b2, amenazan­do mate, seguido de 23 . llJel.

22. tlb2 .i.f6 23. eS R.e7

Las negras han provocado el avance e4-e5 para eliminar el ata­que al punto g7.

24. llJxd4

Las blancas cooperan con los planes de las negras; pero, ¿qué es lo que podían hacer? No po­dían aguantar eternamente el ca­ballo centralizado de las negras.

24. ... cd4 25. \We2 ll cS 2 6 . .i.b2 f5

Una jugada innecesaria, que podía haber llevado al debilita­miento del peón e6. Ahora las

blancas podían obtener contrajue­go: 27. ef .i xf6 28 . .ih3, y las ne­gras pierden su ventaja. Priván­dose de la captura en f6, mi ad­versario empeora sustancialmen­te su posición, ya que me cede el control de la casilla central e4. Fi­nalmente esto llevará a la pérdi­da del peón d3.

27. h4 Ii c3! 28 . .t,xc3 dc3 29. 1We3 .i,xd3

Quizá fuera más exacto 29 . . . . !Ve? 30. Iif2 ll d4! y después .teS.

30. Ii f2 @'d4 31. tlfxd4

A las blancas no les queda otra cosa.

31 . . . . ll xd4 32 • .ifl

Después de 32 . .tf3 .ic5 33 . �g2 c2 34 . Ji e l las negras ganan­bao con la misma combinación de la partida.

32 . ... c2

33. li cl

O 33 . li xc2 ,ixc2, 34. li xd4 .teS.

33. ... .t xfl 34. licxfl

También era desesperado 34. li fxfl ll d2 35. IHe l .i.c5+ 36. whi (36. �n ll h2) 36 . . . . .t.d4, y después .i.d4-b2xcl y Ii d l +. Después de 34. w xfl seguiría 34. li d l +.

Mientras tanto parece que las negras pierden su peón pasado sin ningún tipo de compensación.

Pero todo esto sólo a primera vista; a continuación me dispon­go a llevar a cabo una de las com­binaciones más hermosas de toda mi práctica de torneos.

34 . •. . li c4!!

Las negras sacrifican la segun­da torre, pero obtienen a cambio una nueva dama.

35. bc4 .tes 36. \t>g2 .txf2 37. w xf2 b2

Las blancas abandonan.

1 1 3

33. Defensa India de Rey O BOTVINNIK e V. BREITMAN Campeonato por equipos de empresas de la industria eléc­trica Leningrado, 1 93 1

l . d4 ltlf6 2. c4 g6 3. ltlc3 J.g7 4. e4 d6 5. g3 0-0 6. J.g2 ltlc6

Para la continuación más divul­gada, 6 . ... eS, ver la partida n.o 25.

7. ltlge2 J.g4

Repite el error cometido por las negras en la partida menciona­da. Desde luego, incluso en el caso de 7 . . . . J.d7, como jugó con­tra mí Norman, en Hastings ( 1 934-35), es útil para las blancas la jugada 8. h3, y aquí un control sobre la casilla g4, y de paso se ob­tiene la defensa del peón central e4 sin perder tiempo. En general, las negras no pueden jugar tan pa­sivamente, sin intentar conseguir nada. O era necesario elegir un plan de juego activo en el flanco de dama (a7-a6, U b8, J.d7 y b7-b5), o bien no dejar a un lado Jas operaciones en e l centro (e7-e5 inmediatamente o después de U e8).

8. f3 9. J.e3

10. g4

l l4

J.d7 1fc8 e5

1 1. d5 �aS

A excepción de algunos deta­lles, todo es parecido a la partida con Kubbel (n.o 25), pero allí co­metí más adelante un serio error y poco faltó para que sufriera el castigo. Pero esta vez tenía expe­riencia acumulada.

12. b3 b6 13. Vd2 �b7 14. J.g5

Y esta jugada de Nimzovich la expliqué en los comentarios a la partida mencionada.

14 . • .•

15. lbg3 16. h4

�eS a6 b5

Las negras no sólo llegan tarde con este avance, sino que lo efec­túan en el momento en que el ca­ballo será rechazado de nuevo.

17. b4 �b7

Era mejor consentir la propia dislocación de peones, después de 1 7 . ... ltla4, 1 8 . �xa4 ba, que retirar el caballo a una posición sin perspectivas.

18. cb5 19. h5 20. dc6

ab5 c5 .t,xc6

(DIAGRAMA 96)

21. J.h6 f!Jc7

En caso de 2 1 . . . . .t.xh6, ffxh6 las negras nunca podrían explotar la oposición de su dama y e] caba­llo c3.

22. li el "fJ/e7

Si 22 . . . . 'ti'd7, entonces 23. R._ xg7 <3;xg7 24. lllf5+ <3;g8 (24. . . . gf, 25. "flig5+) 25. '%lfg5 llle8 26. hg fg 27. llle7+ <31g7 28. li xh7+ con mate inevitable.

23. lllfS!

Las negras abandonan. Después de 23 . . . . gf 24. "fJ/g5

el caballo no puede retirarse a e8 por la clavada perdiendo la dama.

34. Apertura Española O l. GOLUBEV e BOTVINNIK Campeonato por sindicatos Leningrado, 1 93 1

l . e4 2. lllf3 3. R..bS 4. R._xc6

equipos d e

eS lllc6 a6 dc6

Gracias a la investigación de Romanovsky los ajedrecistas de Leningrado emplearon a menudo en estos años la Variante del Cam­bio.

S. d4

En la actualidad las blancas no descubren tan pronto sus inten­ciones. En muchos casos juegan 5. 0-0 y sólo después abren el cen­tro.

5. ... ed4 6. 'ffxd4 Wxd4 7. li:)xd4 R..d7

Aquí se encontraba 7 . . . . lllf6, 7 . . . . .id6 y 7 . ... c5, pero preferí el método de juego de Capablan­ca, que se dirige al enroque largo.

8. R..e3 Q-0..0 9. 0-0

Otros planes de las blancas son 9. lllc3 ó 9. llld2 seguido del en­roque largo.

9 . . .. 10. f3 1 1 . llld2 12. lll c4

lllf6 R..d6 ll: he8 R..f8

Ahora es el momento adecua­do para la jugada 1 3 . .ig5, ce­diendo al mismo tiempo Ja casilla e3 para el caballo. Tras el retraso de las blancas en las siguientes ju-

1 15

gadas la iniciativa pasa a las ne­gras.

13. ll fe1 eS 14. lbb3 �e6 15. lbcd2 b6

Tras sólo tres jugadas las pie­zas ligeras blancas han quedado inactivas.

16. li adl lbd7 17. �f4 g6 18. lbfl �g7

Las blancas no consiguen hacer nada más que crear juego en el flanco de rey, mientras las negras ya amenazan los peones del flan­co de dama, provocando el avan­ce de uno de ellos, y por consi­guiente, debilitando su configura­ción general. Aquí se debía haber dado preferencia a 1 9 . �g5, obli­gando f7-f6.

19. c3 aS 20. �g5

El principal objetivo de esta ju­gada es que ya es necesario cerrar Ia diagonal principal.

20. . . • f6 21 . .t.f4 a4 22. lbcl a3!

Un método habitual para des­trozar la posición de peones. ¡Pa­recían tan sólidos hace algunas ju­gadas, y cómo van a estar en se­guida!

23. b3 c4 24. lbe3

O 24. b4 f5 25. � g5 � xc3 .

1 16

24. ... cb3 25. lbxb3 fS 26. lbd4

De nuevo era imposible jugar 26 . .t.g5 por 26 . . . . � xc3, pero aquí las negras consiguen el éxito por un medio cortísimo, ofrecien­do e] sacrificio de la calidad.

98

26. ... fe4! 27. lbc6 lb eS

El peón c3 no se escapa. Des­pués de 27 . . . . � xc3 las negras se quedaban sin pieza.

28. 11 xd8+ JI xd8 29. lbxds w xd8

El precio para salvar el peón c3 es el peón a2 (30. lbdJ �xa2), y sería una insensatez. En caso de 30. c4 parece que se mantienen los dos peones, pero seguiría 30. .. . lbd3 3 1 . ll d l wc8 32. �g5 �d4 33. 'it>fl � xe3 34. �xe3 .t.xc4 3 5. Wgl ef 36. gf eS con grandes posibilidades de victoria.

30. fe4 �xcJ 31. li dl + 'it>c8 32. lbd5 �b2 33. �xc7

No era mejor 33. li:Jxc7 .t. xa2 ó 3 3 . e5 li:Ja4.

33 . ... 34 . .t. xb6 35. lit xd5 36. lit d6 37. lit e6

J.xd5 li:Jd7 li:Jxb6 c:J¡]c7 c:J;¡d7!

Las blancas abandonan. Esta dominación de la torre se

puede encontrar en los estudios.

35. Gambito de Dama O BOTVINNIK e G. KASPARIAN Semifinal del 7,° Campeonato de la URSS Moscú, 1 93 1

l . d4 2. c4 3. li:Jc3 4. ({jf3 5. Af4

d5 e6 li:Jf6 li:Jbd7

Ya jugué así con éxito contra Ragozín en el Campeonato de Le­ningrado de 1930-3 1 . Me llamó la atención esta jugada estudiando la partida de Alekhine contra Las­ker (New York, 1 924). La conti­nuación 5 . . . . de 6. e3 li:Jd5 7. J.xc4 li:J x f4 8 . ef J.d6 9. g3 0-0 1 0. 0-0 li:Jf6 1 1 . 'tte2 (ver la par­tida n.o 62) se considera desfavo­rable para las negras, por eso mi adversario escoge otra variante, que no obstante disfruta de peor reputación.

5 • •.• 6. e3

Era más fuerte 6 . cd! ed (6 . . . .

lt:J xd5, 7 . Ad2) 7. e3 , para que las negras no pudieran ejercer presión sobre c3 , aunque la teo­ría considera precisamente la ju­gada que yo hice en la partida.

6. ... ().O 7. 'ttb3 c5 8. a3

Ya podía continuar 8 . . . . �a5 y 9 . . . . li:Je4, a lo que seguiría una distensión de la situación.

8 . .. . 'itaS

Ahora las negras no consiguen doblar los peones blancos, lo que se obtenía mediante 8 . . . . .t. x c3+! 9. be (peor 9 . 'fi'xc3 por 9 . . . . li:Je4 y 10 . . . . 'tta5+ ).

9. litcl

10. 'ifxc3

Después de 10. be b6! las ne­gras desarrollan la iniciativa en el flanco de dama, pero ahora se produce un final en el que las blancas obtienen ventaja en el centro y pueden confiar en la fuerza de su pareja de alfiles. Es probable que mi adversario no ad-

1 17

virtiera mi disposición para el cambio de damas. En esta parti­da él sólo necesitaba las tablas, puesto que iba de líder en el tor­neo. Y yo después de dos derro­tas en la mitad del torneo debía lu­char por el segundo puesto, ya que de lo contrario no pasaría a la final. Para ello sólo me valía la victoria, pero un cálculo sensato demostró que las mejores posibi­lidades estaban en el final.

10. . . . '@xc3+ 1 1. bc3 b6 12. cd5 �xd5

Si 1 2 . . . . ed, entonces el peón centralizado de las negras dificul­ta la actividad del alfil de dama. Ahora ocupará la gran diagonal y se convertirá en una pieza presio­nante sobre el centro blanco.

13. i.g3

El intento de aprovechar inme­diatamente la actividad de los al­files mediante 13 . i.d6 li d8, 1 4 . ..i.b5 no Uevaría a nada positivo: 14 . . . . ..i.b7 1 5 . J. xd? li xd? 1 6 . de lic8 .

13. ... J.b7 1 4 . .ib5 �5f6

Las negras se defienden con precisión, eludiendo los numero­sísimos escollos submarinos. Por ejemplo, después de la natural 1 4 . . . . lHd8 seguiría 1 5 . .th4 �5f6, 16. �e5!

15. we2

Este es un factor importante, que otorga la ventaja a las blan-

1 1 8

cas: su rey ya está en el centro, mientras que el rey negro aún no está en juego.

15. ... a6 16. i.d3 lifc8 17. li hdl

Las blancas permiten a su ad­versario un ataque doble, que se evitaba con 17 . c4 ( 1 7 . . . . �e4, 1 8 . .tf4).

17. . .. Ce4

Y ahora está bajo ataque el al­fil magníficamente situado y se amenaza 1 8 . . . . cd, 1 9. cd �c3+. De las dos eludo la menos mala.

18. c4 .ic6

La decisión de las negras de no efectuar el cambio 1 8 . . . . � xg3+ no está justificada. En vez de con­seguir una posición casi igualada, dejan a las blancas con su princi­pal ventaja, la pareja de alfiles.

19 . .if4 f6

Se podría decir que las blancas ahora ganan pieza: 20. d5 ed, 2 1 . cd J. xd5, 22 . .i_xe4, pero la res-

puesta 2 1 . . . . �b5! mantendría la igualdad.

20. h4 h6 21 • .th2

Una retirada profiláctica, para restar eficacia a las negras en caso del avance g7-g5-g4.

21 . ... ll a7 22. �el fS

De lo contrario no se podría re­tirar el caballo, pero en la dispo­sición de peones de las negras sur­gen nuevas debilidades.

23. f3 lilef6 24. ll d2 bS

Naturalmente, la apertura de la posición sólo es favorable al ban­do que tiene en su poder la pare­ja de alfiles, y en este caso son las blancas. Pero por otra parte las negras no tenían a su disposición otro medio de activarse, mientras que las blancas sí disponían de va­rios planes interesantes. P or ejemplo, la preparación del avan­ce d4-d5, pasando el caballo a f4 (después de 'i!ff2 y �e2).

25. deS bc4 No se podía jugar 25 . . . . ltl xc5

por 26. cb, y es inevitable la pér­dida de material.

26. � x c4 ltlxcS 27 • .i.d6 lilfd7

La única posibilidad de salvar el caballo c5 sin ceder el peón e6.

28. li dc2 li e8

Una defensa graciosa: el alfil c4

no puede retirarse a ningún sitio (29. �a2 �h5+), y a 29. �xe6+ llJxe6 30. l1 xc6 seguiría 30 . . . . /Od4+.

29. ct>f2!

Las blancas renuevan amena­zas: 30 . .ta2 y 30 . .txe6+, y no se p ueden evitar ambas. Por ejemplo, 29 . . . . �a4 30. li c3 �fl 3 1 . .i.a2 lilb7 32. li c7, etc. La continuación de la partida acele­ra la distensión.

29 . .•• 30 • .i.a2!

lllb7 ltl xd6

O, como ya se advierte, 30 . . . . �b5 3 1 . li c7.

31 . li xc6 lllf7

El ataque planeado sobre el peón e6 se lleva finalmente a efec­to.

32 . .i. xe6 lileS 33. li c8 li ae7 34. li xe8+ li xeS 35. � xfS

Las negras abandonan. Y sin damas en la partida pude.

1 19

desplegar una lucha complicada y de doble filo.

En resumen, Kasparian fue pri­mero en la semifinal, yo segundo y ambos estuvimos en la fase si: g.uiente. Por desgracia, Kaspa­nan ocupó en la final el último puesto, pero yo defendí el honor de nuestro grupo de semifinal y por primera vez en la vida con­quisté el título de campeón de la URSS.

36. Gambito de Dama O BOTVINNIK e N. SOROKIN 7.° Campeonato de la URSS Moscú, 1 93 1

l . d4 2. lilf3 3. c4 4. lilc3 5 • .i.gS 6. e3 7 . .i.d3

dS lilf6 e6 lilbd7 .i.e7 0-0

Esta posición ya se dio en las partidas n.o 20 y 29. En la prime­ra las negras jugaron flojo, 7 . ... a6, y en la segunda de una mane­ra mejor, 7 . . . . de.

7. • • . c6

Parece ser que esta jugada es un error, ya que es necesaria sólo en respuesta a lit el . Sorokín per­tenecía a una generación de maes­tros sovi.éticos que habían pasado toda su JUVentud ajedrecística en la revolución, y por eso prefería algunos sistemas antiguos de de­fensa.

1 20

8. 0-0 a6

Y ahora, con pérdida de tiem­po, era mejor 8 . . . . de. Sin embar­go, probablemente, las negras se esfuerzan en la continuación 9 . . . . b5 10 . cd cd. En todo caso las b_lancas deben impedir esta' va­nante. Esto era posible mediante 9. c5, si no se temiera a la respues­ta 9 . .. . e5 . Hay otro camino só­lido.

9. a4 dc4 1 0. Axc4 c5

La habitual maniobra de sim­plificación, 1 O . . . . lild5, aquí sería favorable. a las. blancas, ya que no han perdido t1empo con Ja juga­da Il al-cl . La continuación 1 0. ·:· c5 está unida a una pérdida de tlempo, y las blancas la aprove­chan para las operaciones en el centro.

1 1. deS

Era mejor 1 1 . . . . lLl xc5 ya que el alfil tendrá que volver

' a casa

mientras que el caballo en tod� caso. puede trazarse otras pers­pectivas.

Desde Juego, la maniobra del alfil conduce a que la ventaja de las blancas en la movilización de fuerzas se incremente.

12. 'W'e2 h6 13 • .i.h4 .i.e7 14. li fdl lLlhS

(DIAGRAMA 102)

Si examinamos la posición des­pués de la variante casi forzada

1 5 . I.Oe5 R,xh4. 1 6. 1!Vxh5 1!Ve7 1 7 . f.O x d 7 R, x d7 1 8 . li x d 7 J.xf2+ 19. w xf2 1!Vxd7 entonces las blancas tendrían una pequeña ventaja de material, pero las ne­gras no tendrían debilidades en la disposición de sus peones, y las torres entrarían rápidamente en juego. Por eso en una posición igualada puede ser que las blan­cas fueran a la posición indicada, pero en esta situación aspiran a algo más.

15. J. x e7 1!Vxe7 16. li d2 I.Ob6 17. li ad1

Las blancas consienten el cam­bio 1 7 . ... f.Oxc4 1 8. 1!Vxc4, tras lo cual las negras casi no pueden moverse. Tampoco temen al ata­que 1 7 . . . . 1!Vb4 por 1 8 . li d4, y a 1 7 . . . . e5 se disponían a jugar 1 8 . I.Od5 f.O xd5 1 9. li xd5. S i 1 7 . . . . .2d7, 1 8. I.Oe5 I.Of6 1 9. a5 f.Oxc4 (algo mejor 1 9 . . . . I.Od5, entregan­do el peón) 20. li xd7 f.Oxd7 2 1 . li xd7 Vb4 22. f.O xc4, entonces las blancas se quedan con dos ca­ballos por la torre. Mientras tan­to se amenaza 1 8. li d6.

17. . . . VeS 18. R.a2 I.Of6 19. e4 e5

No era posible permitir el pos­terior avance del peón a e5. Aho­ra sólo queda jugar 20 . . .. J.e6 ó 20 . . . . R,g4, y parece que todas las dificultades quedan atrás.

20. 1!Ve3!

Esta jugada totalmente inespe­rada es muy fuerte. Después del cambio de damas, que es imposi­ble rechazar (20 . . . . 'W'c7 2 1 . f.O xe5), los defectos de la posición de las negras se ponen de relieve. La presión por la columna «d» es más fuerte de la que pueden opo­ner, el peón e5 es débil, y hay que defender necesariamente el pun­to n. En los siete años que lleva­ba jugando al ajedrez probable­mente ésta era la jugada posicio­nal más fina que había llegado a realizar.

20. . • • @xe3 21 . fe3 J.g4 22. aS I.Oc8

El caballo se dirige a f6, donde

121

podrá defender y activarse. Era peor trasladarlo a c5. Por ejem­plo: 22 . ... lf:Jbd7 23 . h3 ,i xf3 24. gf lt:Jc5 (o 24 . . . . It fd8 25. lf:Jd5 !) 25. b4 lf:Je6 26. ,i xe6 fe 27. lf:Ja4! y 28. lf:Jc5 con una dominación to­tal.

23. It cl i,xf3

De lo contrario, ¿cómo salvar el peón e5? Si 23 . . . . It e8, enton-ces 24. h3 .i e6 (24 . . . . .ih5, 25. lf:Jh4! con la amenaza 26. g4) 25. ,i xe6 It xe6 26. I! d8+.

24. gf3 lf:Je7 25. lL!d5

Forzando el cambio de uno de los dos caballos, las blancas libe­ran el control enemigo de la casi­lla de invasión a la séptima fila. En caso de 25 . . . . llJfxd5 las blan­cas no juegan 26. ed. lL!f5 27. e4 por 27 . ... lL!d6, y el caba11o blo­quea el peón d5, sino 26. ,i xd5 lfJ xd5 27. Ii xd5, tras lo que está garantizada la conquista de mate­rial.

25. ... lL!c6 26. lfJ xf6+ gf6 27. Ii d7

¡Por fin! Si 27 . . . . llJ xa5, enton­ces 28. Ii cc7, y no hay defensa contra 29. ,ixf7+, pero tras la continuación de la partida las blancas llegan antes al punto f7.

1 22

27. ... ll ab8

(DIAGRAMA 104)

28. wf2!

De repente se amenaza un gol­pe por el otro lado: 29. ll g l + y 30. ,ixf7. Como consuelo las ne­gras conquistan el peón a5 .

28. ... lf:Jxa5 29. Ii cc7 ll beS 30. It xf7

Llevaba a lo mismo 30. ,i xf7+ \t>h8 3 1 . .id5.

30. ... ll xc7 31 . Ii xc7+ 'itlh8 32 • .id5 b5

De otro modo, la pérdida de material es inevitable: 32 . . . . Ii b8, 33. ll f7; 32 . . . . lf:Jc6, 33 . lit xb7, pero ahora surge la posibilidad de atrapar al caballo.

33. b3 It d8 34. �g3

Si 34. Iif7 It d6, entonces las negras no están obligadas al avan­ce f6-f5 , y por el contrario el ca­ballo conseguiría la libertad, y es mejor no permitirlo.

34 . ... 35. wh4 36. fe4

f5 fe4 Itd6

37. �hS lU6 38. h3 ll d6

Ahora ya es totalmente posible realizar la maniobra ganadora 39. i.fl, 40. i.g6 y 41 . �xh6, pero las blancas no están obligadas a precipitarse.

39. h4 ll b6 40. 'itlg4 ll f6 41. ll a7

Esto no es un error, ya que en caso de 41 . . . . lüc6 42. l:i: xa6 las negras perderían pieza.

41 . . . . ll b6

Amenazando 42 . . . . lüc6.

42. ll e7 ll d6 43. ll c7 llf6 44. ll a7 l:i: b6 45. ll c7 ll f6 46. �bS ll d6

105 r----=·=!iiJJ.=---=·=�--=�----:·=v. � � � � � � . . a g � � � A � � � fiE � � � . � · ·..1t.f�E �� � � � � . - � - � � g � . � � - � .. · · � � � � � � � � � � . � � .

47. i.f7! llf6

Después de 47 . . . . 'itl g7 48. b4! lüc6 49. i.d5+ las blancas gana­rían el caballo.

48. i.g6 lLJxb3 49. 'it¡ xh6

¿Cómo defenderse del mate? A 49 . . . . �g8 seguiría 50. 'it>g5 liH8 (50 . . . . ll fl , 5 1 . i.f5) 5 1 . i.f5 ll e8 (5 1 . .. . lüd2, 52. J.e6+ y 53 . �g6) 52 . 'itlg6 lüd2 53. J.d7 ll b8 (53 . . . . lit d8 54. h5 lLJxe4 55. i.e6+ 'itlf8 56. ll fl+ <¡f¡e8 57. J.d7 , etc.) 54. i.e6+ �f8 55. ll fl+ 'itle8 56. i.d7+ 'itld8 57. n f8+ ganando.

49 . ... so. ll h7+ 51. ll g7+ 52. i.f7

llf8 'it>g8 'itlh8 n xfi

De lo contrario es mate.

53. lit xf7 'itlg8 54. <t>g6 lüd2 55. ll d7

Las negras abandonan.

37. Defensa Siciliana O G. KASPARIAN e BOlVINNIK 7 . • Campeonato d e la URSS Moscú, 1 93 1

l. e4 eS

En mi repertorio de aperturas apareció una nueva, la Defensa Siciliana, que empezaba a estar de moda. Además hay que advertir que en este mismo campeonato Sozin, en la partida con Kan em­pleó, después de las jugadas l . e4 c5 2. lüf3 lüc6 3 . d4 cd 4. lLJ xd4 lüf6 5. lbc3 d6, la continuación 6. J.c4, que se afianzó firmemen­te en la teoría de aperturas y en la práctica de torneos bajo la de­nominación de «sistema Sozin».

1 23

Por otra parte, en la partida en cuestión ambos bandos tomaron algunas decisiones que bajo el punto de vista actual se conside­ran ingenuas.

2. liJO e6 3. c4

Esta, por ejemplo, es una juga­da que la teoría actual ya no reco­nrienda.

3. ... ll:lc6 4. ll:lc3 ll:lf6 5. d4 cd4 6. ll:ld4 Ab4

Debido a esto las negras tienen ventaja de desarrollo (consecuen­cia directa de la pérdida de tiem­po en la jugada c2-c4), consiguen ser las primeras en crear amena­zas, y en caso de la defensa pasi­va 7. f3 ya pueden llevar a cabo un golpe favorable en el centro, 7 . . . . d5. Por eso las blancas se es­fuerzan en ir a las simplificacio­nes.

7. llJ xc6 dc6

Examiné p rime ramente las consecuencias de la otra captura, 7 . . . . be. Las blancas deben jugar 8 . .i.d3, a lo que podría seguir tan­to 8 . . . . d5 como 8 . . . . eS, con jue­go igualado.

¿Por qué las negras consienten el cambio de damas? Consideré que en este momento había supe­rado felizmente las dificultades de la apertura, la teoría había fi­nalizado, y en caso de cambio de damas podía aprovechar en el fi-

1 24

nal el debilitamiento de la casilla d4.

8. 't!fxd8+ 9 • .i.d2

w xd8 eS

Es del todo evidente que el al­fil de casillas blancas de las negras dispone de un amplio espacio, mientras que el blanco está obsta­culizado por su propio peón c4.

10. 0-0-0 we7

Parece que el rey estaría mejor en c7, pero entonces 1 1 . ll:lb5+ cb, 1 2 . .i.b4 y las blancas ganan la pareja de alfiles, y por esto pue­den incluso sacrificar un peón ( 1 2 . . . . llJ xe4, 13 . .t e l !) o senci­llamente 1 1 . f3. Ahora, con la po­sición del rey en e7, a 1 1 . ll:ld5+ segui ría 1 1 . . . . llJxdS! 1 2. cd .txd2+ 1 3. I[ xd2 cd! 1 4. :a xd5 f6 seguido de .te6, y las negras es­tán perfectamente.

u. n Ae6 Es una lástima que no fuera po­

sible ocupar la diagonal a7-gl me­diante 1 1 . . . . .i.c5 por 1 2. ll:la4 .i.d4 1 3 . .i.b4+ me8 1 4 . .i.c5. Por eso las mismas blancas toman esta diagonal bajo control, consintien­do en el doblaje de peones en la columna «C».

12 . .i.a3 ll:ld7

Ya que las blancas ahora po­dían simplificar considerablemen­te la posición ( 1 3 . ll:ld5+ cd 1 4. cd .i.c5! 1 5 . .i_ xcs llJxcS 1 6. de llJxe6) y, a pesar de que las ne­gras ocuparan la casilla d4, obte­ner grandes posibilidades de ta-

bias, es posible que hubiera debi­do preferir la variante 12. . . . j.xc3 13. JLc5+ �e8 1 4. be ltJd7 1 5 . �d6 f6. Aunque ... entonces las blancas no hubieran cometido el siguiente error.

13. a3

Es evidente que las blancas confiaban en l3 . . . . i.c5? 14. lit xd7+. Si hubieran jugado pri­meramente 1 3 . �c2, entonces después de 13 . . . . f6 ¡ 14. a3 las ne­gras ya no cambiarían el alfil.

13. . . . i.,xcJ 14. bc3

Así, las negras han conseguido todo lo que querían, y ahora pre­cisamente tienen un plan claro para reforzar la posición: f7-f6, c6-c5, b7-b6, ltld7-b8-c6-a5, y el peón blanco c4 perece. Después de 1 4 . . . . f6 es dudoso que las blancas pudieran jugar 1 5. c5 por 1 5 . . . . i.b3!, 1 6. lit d2 a5 seguido de a5-a4, ll a5, etc. Pero era ne­cesario ejecutar el plan en el or­den lógico indicado.

14. . • • c5 1S. f4!

Ahora en caso de 1 5 . . .. f6 1 6 . fe fe 1 7. i.g5+ el proyecto de las negras es irrealizable, pero a pe­sar de todo no había por qué apla­zar esta continuación forzada, realizando la siguiente jugada inú­til.

1S. •. . i.g4 16. ll d2 f6 17. feS feS 18. i.gS+ \t>e8

Después de 1 8 . ... ltlf6 19 . li d5 ! '2/e6 20. i.xf6 gf 21 . li xc5 las negras se quedan sin peón. La retirada 1 8 . . . . �f7 eran aún peor por 1 9 . i.e2! Así, como conse­cuencia de una transposición de jugadas aparentemente sin impor­tancia la iniciativa ha pasado a las blancas, que deberían continuar i nmediatamente con 1 9. li d6, previniendo tanto 19 . . . . ltJf6 como 1 9 . . . . i.e6.

19. b3 i.e6 20. li d6

Jugado con retraso.

20. . . . \t>ti! 21. i.e2 ltlf6 22. _txf6

De lo contrario no podrían mantener en sus manos la colum­na «d». Ahora no es posible res­ponder 22 . . . . �xf6 por 23. i.g4.

22. •.. gf6 23. i.g4

(DIAGRAMA 107)

1 25

23. .•. Iii ae8!

Después de 23 . .. . .i_xg4, 24. hg no es posible jugar ni 24 . . . . U ad8 (caerían los peones h7 y b7), ni 24 . . . . <J;;e7 25 . Iii d5 b6 26. g5! Pero ahora las negras mismas se disponen a cambiar los alfiles, para que los seis peones blancos se queden separados. No se pue­de permitir esto, y tampoco daría nada 24. i.h5+ <J;;e7, por lo tan­to, debería cambiarse en e6.

24. U hdl i_xg4 25. hg4 u hg8! 26. u n U e6

Las negras ya han decidido dar el peón f6, pero previamente si­túan la torre en la séptima fila.

27. U d7+ U e7 28. n d6 IZ +g4! 29. Itfxf6+

Después de 29. li dxf6+ �g7 las blancas se quedaban sin nin­gún contrajuego.

29. ... �e8 30. l:t dS

Desde luego el sentido de unir

1 26

las torres estaba en cambiar inme­diatamente un par: 30. Iil: de6 It xg2 3 1 . n xe7+ � xe7 y parali­zar las fuerzas enemigas median­te 32. Iil: h6, forzando 32 . . . . litg7, que crearía a las negras conside­rables dificultades para realizar su ventaja. Ahora el asunto se resuel­ve de una manera más sencilla.

30 . ... 31 . lUS 32. �c2 33. It dxes 34. * d3

b6 Iii xe4 Iii g4! Iii xg2+ Iii g3+

Antes de cambiar torres es im­portante rechazar el rey a la se­gunda fila.

35. �d2

Después de 35. �c2 las negras también ganarían: 35. . . . n xe5 36. It xe5+ wfl 37. Itd5 aS!! (no permitiendo el avance a2-a4-a5) 38. Iil: d7+ �g8 39. Iil: d8+ �g7 40. Iil: d7+ �h6 4 1 . Iil: d6+ Iil: g6. Sin embargo, la posición del rey en c2 no permitiría a las negras elegir el camino hacia la victoria que se demuestra en la partida.

35. ... Iii xeS 36. n xes+ �rT 37. n dS �g6!!

(DIAGRAMA 108)

Las negras consienten en ceder los dos peones del flanco de dama, para avanzar el peón <(h» hasta convertirlo en dama.

38. Iil: d7 h5 39. n xa7 h4

108

40. :ii b7 h3 41 . Ji xb6+ �gS

Ahora es evidente que las blan­cas no pueden retener el peón desde la retaguardia: 42. li b8 li g4! 43. :ii g8+ �h4 44. :ii h8+ �g3, y ya es necesario entregar la torre.

42. Ji bl �g4 43. �c2 h2 44. Ji hl �h3 45. a4

Volviendo a los comentarios después de la jugada 35.", hay que advertir que si entonces el rey se hubiera dirigido a c2 y, por con­siguiente, ahora estaría en b3, en­tonces, jugando 45. �a4 las blan­cas obtenían tablas. Ahora sólo es posible 45. �b3, y después de 45. .. . li g l 46. li xh2+ � xh2 47. �a4 li b l las negras ganan fácil­mente.

45. ... :ii gl 46. li xh2+ �xh2 47. �d3 . :ii el

Las blancas abandonan.

38. Defensa India de Rey O BOTVINNIK e V. ALATORZEV 7." Campeonato de la URSS Moscú, 1 93 1

l. d4 l!lf6 2. c4 g6 3. f3

Por aquel entonces la jugada 3 . f3 era un arma terrible, y ahora es del dominio público que des­pués de 3 . . . . d5! 4. cd llJ xdS 5 . e4 l!lb6 6. l!lc3 Ji..g7 7 . Ji..e3 0-0 las negras no tienen nada que te­mer (Euwe-Reshevsky, torneo A VRO, 1 938).

3. .. . Ag7 4. e4 d6 5. l!lc3

De esta manera, la imprecisión en la apertura 3. f3 {bajo la com­prensión actual) ha pasado sin de­jar huella, y en la partida ha sur­gido una posición habitual de la variante Samisch.

6 . .t e3 e5 7. ltlge2 ltlc6

Actualmente se considera co­rrecto 7 . ... ed, 8 . ltl x d4 c6, te­niendo previsto el avance d6-d5. Además, después de esto la prác­tica ha demostrado que las negras están próximas a superar todas las dificultades. La jugada elegida en la partida coloca ante las negras problemas más complicados.

8. 'Wd2 ltld7

Teniendo previsto a 9. 0-0-0

1 27

responder 9 . . . . ltJ b6 1 O. b3 ed 1 1 . l)) xd4 a5 o, en seguida, 10 . . . . a5 con iniciativa (la última jugada se dio dos meses después en la par­tida Euwe-Yates, en Hastings).

9. dS lbe7

Después de 9 . . . . lllb8 se podía llevar a cabo el traslado de este ca­ballo a la casilla c5.

10. g3!

Para el ataque de peones es útil avanzar el peón «g» dos casillas, pero entonces seguiría 1 0 . . . . [5, y la amenaza f5-f4 obligaría a las blancas a cambiar en f5, lo que da­ría a las piezas negras gran liber­tad. Es cierto que 45 años des­pués Petrosian en la partida con­tra Díaz (Biel, 1976) demostró que después de 10. g4 f5, 1 1 . g5 la ventaja está de parte de las blancas.

10. . . • f5 1 1 . i..g2 fe4

Mientras tanto las negras no consienten que sus piezas se en­cuentren en una posición casi

1 28

ahogada. Alatorzev en esos años jugaba extraordinariamente en las posiciones activas, pero en las pasivas era algo más flojo. Este cambio deja todo en manos de las blancas, ya que se aclara en segui­da la posición e n el centro. Preci­samente en una posición peor las negras debían esforzarse en com­plicar el juego, continuando 1 1 . . .. lllf6. Es cierto que seguiría 1 2. h3, y de nuevo no se ve ninguna actividad para las negras.

12. fe4 lllf6

En 1 965, en Hamburgo, Szabó jugó contra mí 12 . . . . a6, pero des­pués de 1 3 . h3 ll b8 1 4. i..a7 ll a8 1 5 . .if2 h6 16. 0-0 lb f6 1 7 . .ie3 �h7 1 8 . c5 no hay duda de que las blancas tienen ventaja.

13. h3

Ahora el caballo de las negras no puede ir ni a g4, ni a h5 por 14. g4.

13. ... b6 14. b3 wh8 15. g4!

¡Empieza el ataque! Las blan­cas no tienen prisa en enrocarse por el lado largo, ya que ello da­ría a las negras contrajuego en el flanco de dama. Si lo inician in­mediatamente, entonces las blan­cas pueden cambiar el plan, enro­carse por el lado corto y aprove­char las debilidades creadas en el flanco de dama.

15 . ... llleg8

Las negras se esfuerzan en de-

fender la casilla h6, pero la posi­ción del rey en la columna «h» es menos esperanzadora que en la columna «g», y el caballo en g8 no adorna la posición.

16. �g3 .*.d7 17. 0-0-0

Ahora era necesario empezar inmediatamente el contraataque incluso mediante 1 7 . . . . b5, para distraer de cualquier manera la ofensiva de las blancas.

17. ... h6 18. g5 hg5

Después de 1 8 . . . . �h7 1 9. gh .*.f6 perdían el peón, pero el rey conseguía encerrarse.

19. h4

Probablemente era más senci-llo 1 9. J. xg5.

·

19 . •.. J.g4

Con el único deseo de incluir al alfil en la nómina de defenso­res del rey. El osado crucero del rey, 19 . . . . g4 20. h5 �h7 2 1 . hg+ � xg6 22. ft dfl �f7 23 . �h5 no

le ayudaría a abandonar la zona peligrosa. Es cierto que en la úl­tima fila aún está peor.

20. hg5+ �h5 21. �ce2

Incluso con el sacrificio de ca­lidad {lH8-f4) las negras no pue­den parar el ataque.

21 . ... 22. li h4 23. li dh1

�e7 �d7 wg8

Ahora las blancas no dejan es­capar la oportunidad de conse­guir ventaja material.

24. li xg4 25 • .*.h3 26. li fl 27. i.e6+

�xg4 �13 �xg3

Las negras abandonan. Si 27 . . . . �h8 28. l'! xf3 Ji xf3

29. � xg3, las blancas no sólo tie­nen pieza de más, sino que ade­más tienen en reserva el inevita­ble jaque (30 . 'Wh2+).

39. Defensa Holandesa O BOTVINNIK e l. KAN 7.° Campeonato de la URSS Moscú, 1 93 1

l. d4 e6

Si se desea jugar la Defensa Holandesa la jugada l . . . . e6 es casi obligada. A la inmediata l . . .. f5 las blancas tienen a su disposi­ción el peligroso gambito Sttun­ton: 2. e4! fe 3 . li)c3 li)f6 4. J.g5 c6 5 . f3! ef 6. lb xf3 d6 7. i.c4!

1 29

con ventaja en el desarrollo y ata­que por el peón. La teoría actual considera que la respuesta 4. . .. l0c6 (en vez de 4 . . . . c6) o incluso 4 . . . . e6 es suficiente para la igual­dad. Por otra parte, después de l . . . . e6 las blancas pueden pasar a la Defensa Francesa.

2. c4 f5 3. g3 l0f6 4. �g2 Ae7

Esta continuación está unida a menudo al avance d7-d5 (por ejemplo, ver partidas números 1 5, 56 y 60). En esta partida las negras jugaron d7-d6, siguiendo el ejemplo de Ilin-Genevsky, que empleó este sistema con bastante éxito.

5. l0f3 d6 6. 0-0 0-0 7. b3

Esta jugada habitualmente se elige teniendo previsto desarro­llar el alfil por b2 y obstaculizar el avance e6-e5. Sin embargo, es más conveniente sacar el alfil por a3 (como en nuestra partida), para no sólo obstaculizar el avan­ce del peón «e», sino para desa­rrollar el caballo b l no por d2, sino por la posición más activa c3.

7. ... 1!fe8

La posición de la dama en e8, característica de la Defensa Ho­landesa, resulta un eslabón im­prescindible en el sistema de Ilin­Genevsky. El alfil, para la defen­sa de c7, puede después situarse en d8, permitiendo a la dama par-

1 3 0

ticipar en la preparación del avan­ce e6-e5.

8. 1!fc2 'tlfh5

Esta no es una desviación del plan, ya que después de l0c6, Ad7, li ae8, .td8 la torre ocupa el lugar de la dama y puede apo­yar en su lugar el avance del peón «e».

9. lilc3 l0c6 10 . .t a3 Ad7

Las negras ponen en práctica su plan y al mismo tiempo previe­nen la ruptura l l . e4 ( 1 1 . . . . fe 12 . JOxe4 lfl xe4 1 3. 1!fxe4 d5 ga­nando el alfil a3). Pero era nece­sario tener en cuenta las conse­cuencias del avance 1 1 . d5, que da sentido a la maniobra impres­cindible 1 0 . ... a5 (también idea de Ilin-Genevsky), preparando la respuesta 1 1 . ... lilb4.

1 1 . dS! l0d8

Después de 1 1 . . . . ltle5 1 2. ltl xe5 las negras perdían pieza.

1 2. ltle5

Esforzándose en obtener la ventaja de la pareja de alftles, las blancas conceden a su adversario una tregua. Era correcto 12 . li ad 1 , y si 1 2. ... I! f7, entonces se obtenía la posición de mi par­tida con Riumín (Moscú, 1 936), ver n.o 73 .

12. ... deS

Era pasiva 1 2 . . . . J.c8.

13. J.xe7 I!.n

Si ahora 1 4. J. xd8 Ii: xd8 15 . de J.xe6 16. J.xb7, entonces 16 . . . . lilg4, y el ataque de las negras es muy peligroso. En caso de 1 4. d6 las negras podrían casi igualar la partida ( 1 4 . . . . cd 1 5. J.xd6 J.c6 1 6. f3 e4). Por eso las blan­cas necesitan obrar con precau­ción.

14. J.a3 edS 1S. liJxdS f4!

¡Magníficamente jugado! Se amenaza 1 6. ... J.h3 y después lilg4; el peón c7 está defendido indirectamente (1 6. liJxc7 J.f5). A las blancas les es imprescindi­ble crear contrajuego con urgen­cia.

16. I! ad1 liJxd5

Era preciso plantear la amena­za 1 6 . . . . J.h3, y entonces después de 1 7. liJxf6+ Il: xf6 1 8. J.f3 'Wfl 19. li fe l el juego quedaba iguala­do. Ahora las blancas consiguen nuevamente tomar la iniciativa.

17. J. xdS J.e6 18. 'tWd3

Era débil 1 8 . 't!Ve4 por 1 8 . . . . c6!, forzando el cambio de alfiles. Las negras subestimaron la juga­da de la partida. Ahora se amena­za 19 . J.f3, y ya no son las blan­cas las que deben cambiar los al­files, sino las negras, después de lo cual el caballo no puede dirigir­se al flanco de rey.

18. ... J.xd5 19. t!fxdS

Naturalmente, no 19 . cd por 1 9 . . . . li f6! y después li:ld8-f7-g5 ó 20 . . . . li h6.

19. .. . li:lc6

El momento más dificil de la partida. Si 20. b4, entonces 20 . . . . I! d8, ya que el peón cierra la dia­gonal al alfil. A la jugada 20. fie6 seguiría 20 . . . . lild4.

20 . .teS!

La jugada parece sencilla, pero no fue fácil dar con ella. Ahora se amenaza 2 1 . b4 y 2 1 . 't!Ve6, y en caso de 20 . . . . fixe2 21 . 't!Ve6 t!Vh5 22. Ii: d7 ltf5 seguiría 23 . 1lfxf5 Ii: xf5 24. lit xc7 I! f7 25. li xfl

1 3 1

wxfl 26. gf ef 27. li d l con un fi­nal mejor para las blancas.

20. . . . li e8 21 . b4 a6

Ya que no se para el avance del peón «b», era más importante asegurar al rey mediante 2 1 . . . . h6. Entonces a 22. b5 sería posi­ble tanto 22 . . . . lbd8, como 22 . . . . li d8 23. be li xd5 24. cb lit xc5.

22. b5 ab5 23. cb5 llla5

A 23. . . . llle7 decidiría 24. 1Wd7.

24. @e6! 25. li d7 26. 1Wd5

l h8 ft'g6 h6

Es imprescindible abrir esta ventanil1a para parar la amenaza de mate (27. li d8+ ll xd8, 28. '9!fxd8+ li f8, 28. ffxf8 mate).

27. li xc7

Ha llegado el momento en que es preciso transformar la ventaja posicional en material y pasar la partida al final.

1 32

27 . ... 28 . .i.b4 29 . .i_xa5 30. b6 31 . t!fxe6

li e8 b6 ba5 'i!fe6

El peón b6 garantiza una fácil victoria para las blancas en el fi­nal.

31. ... ]I xe6 32. ll bl li e8 33. ]Ifx7 �xf7 34. b7 !'i:b8

Las negras están en una posi­ción sin recursos.

35. gf4 36. !tJg2 37. wf3 38. �e4

ef4 we6 g5

Las negras abandonan.

40. Gambito de Dama O V. RAUZER e BOTVINNIK 7,° Campeonato de l a URSS Moscú, 1 93 1

l. d4 2. c4 3. lllc3 4. �g5 5. lbf3 6. �b3

lllf6 e6 d5 lllbd7 c6

Hasta ahora me había encon­trado fundamentalmente con la continuación 6. e3 (por ejemplo, en la partida n.o 1 1 ) y una vez con 6. li cl (partida n .o 9). El sistema que empieza con la jugada 6. 'i.Yb3, fue analizado aislada y pro-

fundamente por el maestro Rau­zer. La idea de esta jugada (pero no todo el sistema, naturalmente) no es original: las blancas no per­miten la variante Cambridge­Springs, ya que a 6 . . . . Wa5 segui­ría 7. R.d2! En los años veinte se publicaron algunas partidas en las revistas nacionales soviéticas, en las que se empleaba la continua­ción recomendada por el maestro Rojlín 6. I! c l Wa5 7 . .i.d2, una idea análoga al sistema de Rau­zer. Como ya es sabido, la varian­te con 6 . lt c l fue refutada final­mente en gran medida gracias a que el peón c4 no está defendido. La jugada 6. Wb3 está libre fun­damentalmente de esta insufi­ciencia.

6. . • • .i.e7 7. e3 0-0 8 . .ie2

Es difícil estar de acuerdo con la opinión de la teoría actual, de que esta jugada sólo conduce a un juego igualado, mientras que des­pués de 9. R.d3 las blancas man­tienen la ventaja de apertura.

8. . .. b6 9. cd5

Más adelante se pone de relie­ve que el cambio inmediato en d5 no era necesario.

9. ... ed5 lO. 0-0

No pasaba la operación para cambiar los alfiles de casillas blan­cas, JO . Wa4 R.b7, 1 1 . .i.a6, por 1 ] . . . . b5.

lO. ... R.b7 l l. I! fd1

En el plan de las blancas entra el asalto del caballo a e5 . En ese caso podría ser necesario jugar f2-f4, y entonces la torre sería útil en la columna «f». Por eso era co­rrecto 1 1 . I! ad l .

l l . ... I! c8

¡Un grave error! Era impres­cindible 1 l . . . . lte8! , previniendo el asalto 1 2. l0e5, a lo que segui­ría 1 2 . . . . l0 xe5 1 3 . de l0d7 14. R.f4 (si 14. JJ.. xe7 !fxe7 1 5 . f4 en­tonces 1 5 . . . . f6) 1 4 . . . . JJ..f8! , y las negras ganarían peón.

12. lOeS lOxeS

De Jo contrario las blancas con­seguirían jugar f2-f4 y después ya tomarían en e5 con el peón «f».

13. deS �d7 14. R.f4!

¡Excelente! Las blancas no es­tán absolutamente obligadas a cambiar el alfil. Amenazan jugar 1 5. e4, contra la que las negras ne­cesitan tomar medidas urgentes.

14 • ••• R.g5

Después de 1 4 . . . . f6 1 5. ef � x f6 1 6. R.g3! ya no se puede prevenir el avance e3-e4. La juga­da de la partida se ha hecho de acuerdo a una valoración posicio­nal general. Las negras suponen que después del cambio de los al­files y el inevitable avance f2-f4 1a posición del trío e5, f4, e3 resulta i nsuficientemente defen dida.

1 33

Pero el cambio ofrecido está uni­do a un error táctico.

15 • .i, xg5

La combinación 1 5. ltle4 .t. xf4 1 6. ef de 17. e6 'ii. c7 1 8 . .i.g4 �h8! 1 9. ed f5 sería favorable sólo a las negras.

15. ... Wxg5 16. f4 !Ve7 17. e4!

Típico del estilo de Rauzer, quien siempre se esforzó por aprovechar al máximo la exten­sión del tablero.

17. ••• 1Wc5+

En esto basaban las negras sus cálculos. Ahora debían jugar 1 7. . . . ltlc5! 1 8 . 1!Va3 1I fd8 19 . ed cd y si 20. 1!Vxa7, entonces 20 . . . . d4 2 1 . ltlb5 1I a8 ! 22. fi'xb6 'ii. a6! 23. 'flc7 'Ji. d7 24. Wb8! li d8 con re­petición de jugadas inevitable.

18. wh1

Sólo ahora se dan cuenta 1as ne­gras de que la jugada que tenían pensada, 1 8 . . . . l!t'e3 con las ame-

1 34

nazas 1 9 . . . . d4 y 1 9 . . . . 1!fxf4 es i rrealizable por la refutación bas­tante evidente 1 9. � xd5. Hay que buscar una respuesta que per­mita aún «pescar en río revuel­to». Para ello no pasaría 1 8 . . . . d4 por 19. ltla4 We7 20. Ji xd4 c5 2 1 . li d6. Sólo queda la jugada de la partida.

18. ... licd8 19. ed5 We3

Después de 1 9 . . . . cd 20 . .i.f3 (pero no 20. � xd5 ltl x e5!) las blancas ganarían un peón junto a una posición tranquila. Pero aho­ra, jugando 20 . .i.f3! sin duda ob­tenían la victoria: 20 . . . . 'tffx f4 2 1 . d e �c5 22. !Val .i.c8 2 3 . fi"xa7. Sin embargo, las blancas por lo visto consideraron que después de ganar el peón el resto era «cuestión de técnica», con lo que cometen consecutivamente dos errores para la realización de la ventaja.

20. 1Jc4 cd5 21. � xd5

Era necesario jugar 2 1 . 1ld4 1lfxd4 22. 11 xd4 ltlc5 con posibi­lidades un poco mejores en el fi­nal.

21 • • . •

22. 1I xd5

(DIAGRAMA 115)

22. ••• ltlcS!

Sobre el rey blanco se cierne la amenaza de un ataque coordina­do con dama y caballo (23 . . . .

I IS

ll:le4), que seguiría especialmente a 23 . It ad l . El cambio en d8 de­jaría esta columna central en ma­nos de las negras. Sólo queda una defensa única.

23. Af3 ll:ld3

Es necesario salvarse del mate «de la coz» (24 . . . . ll:lf2+, etc.).

24. b3 It xd5 25. A x d5

Tras la captura con la dama caía no sólo el peón f4 (25. �xd5 lbf2+ 26. � h2 'ft'xf4+ 27. g3 ite3 , y después 28 . . . . lbd3), sino además el peón eS.

1 16

25. ... 't!fg3

Algunos años después de haber ganado esta partida un aficiona­do indicó que las blancas se salva­ban con 26. Axf7+!! (Rauzer se decidió por este golpe combinati­vo demasiado tarde). Después de 26. . . . li xf7 27. e6! lbf2+ 28. ct>gl li}xh3+ 29. ct>h l , las negras tienen que dar jaque continuo, ya que 29 . . . . I[ xf4 llevaría al mate (30. e7+). La jugada que hacen las blancas en la partida pierde forzo­samente.

26. li fl ll:lfl+ 27. �gl

Algo mejor era 27. I[ xf2 inme­diatamente, que sin embargo tam­poco salvaría la partida.

27. .. . llJ xh3+ 28. �hl ll:lfl+ 29. llJxf2

O bien 29. �gl lbg4! 3 0. It f3 (30. I[ cl ith2+, 3 1 . �fl ll:le3+) 30 . . . . W'el + 3 1 . Wfl (3 1 . I[ fl � e 3 + 32 . � h l !fg3 ) 3 1 . . . . W x fl + 3 2 . ]¡[ x fl (3 2 . <o& x fl lbh2+) 32 . . . . lbe3 !

29. • . • 'ft'xfl 30. A xf7+

Ahora esta combinación ya no sirve.

30. ... It xfl 31 . e6 ]¡[ xf4!

Las blancas abandonan. Después de 32. e7+ li xc4 3 3 .

e8=!V+ !Vf8 34. 'i!Ve6+ !Vf7, ¡la to­rre c4 defiende la casilla c8!

Rauzer fue uno de los ajedre­cistas-investigadores más profun-

1 3 5

dos. Inventó (para las blancas) gran número de sistemas de aper­tura, que perdurarol? .

a lo largo de muchos años. Tamb1en es famoso su análisis del final de alfil y peón contrá alfd de Horwitz y Kling, que provocó una general admira­ción y entró a formar parte de ter dos los manuales. Por desgracia, no disfrutó de un carácter ajedre­cístico fuerte y combativo, ni de un sistema nervioso incansable, lo que disminuyó sus resultados prácticos.

41 . Defensa Eslava O BOlVINNIK e N. RIUMIN 7.° Campeonato de la U RSS Moscú, 1 931

l . d4 d5 2. c4 c6 3. lñf3 lñf6 4. e3 e6 5. 1d3

En los comentarios a la partida con Sozín (n.o 23) ya dije que en ese tiempo eludía la Defensa Me­rano y por eso no jugaba 5. lñc3 .

S. ... lhbd7 6. 0-0 .i.d6

En la partida mencionada se in­dican las ventajas de la respuesta 6 . . . . de (así fue en la 23: partida del primer match Alekhine-Bogol­jubov, 1 929). En cua!lto a lajug�­da elegida por Riurmn, es un me­todo pasado de moda para desa­rrollar esta variante.

1 36

7. lhbd2

Ahora, tras el cambio en c4 las blancas entran con el caballo, y el peón negro «e» ya no puede avan­zar.

7 . . . • e5 Una decisión arriesgada. Me­

recía atención 7 . . . . c5 o la reali­zación del plan general 7 . .. . 0-0 8. e4 de 9. lh xe4 lb xe4 1 0 . .i_xe4, en ambos casos con una pequeña ventaja para las blancas.

8. e4 0-0 Después de 8 . . . . ed, 9. e5 las

blancas ganaban pieza, y en caso de 8 . . . . de 9. lñ xc4 recibirían una clara ventaja. Si ahora 8 . . . . de 9. lQxe4 li) xe4 1 0 . .t.xe4 ed (1 0 . . . . lñf6? 1 1 . _i xc6+ be 1 2. de; 10 . . . . 0-0 1 1 . de lQ xe 5 ] 2. li) xe5 .i_ xe5 1 3 . .t_xh7+), entonces 1 1 . lñ )(d4 0-0 1 2 . ltlf5 con iniciativa para las blancas.

9. cdS cd5 10. ed5 ed4

No era posible jugar 10. li) xd5 por 1 l . lbc4.

En resumen, se ha producido una posición complicada y total­mente simétrica, una rara combi­nación. Curiosamente, la colum­na «d» está recargada de piezas hasta los topes. Como sucede a menudo en este tipo de posicio­nes abiertas, el derecho a jugar tiene un significado especial.

1 1 . lüe4 li:)xe4

Las negras deciden ceder el peón d4 para tomar la iniciativa. Era malo 1 1 . ... lüc5 por 1 2. li:) x f6+ �xf6, 1 3 . .tg5, y si con­tinuara la simetría 1 1 . . . . l?le5 1 2 . .ig5 .ig4, entonces a 1 3 . .ie2 ya no hay la respuesta 1 3 . . . . i..e7 ( 1 4. i?J x e5 i?J xe4, 1 5 . .,ixe7), y después de 1 3 . . . . i?Jxf3+ 1 4 . .,i x f3 .t.xf3 1 5. �xf3 i..e7 gana­ría 1 6. d6.

12. i_xe4 l?lc5

Era más exacto 12 . . . . l?lf6, re­cibiendo en compensación por el peón la ventaja de la pareja de al­files. Por ejemplo, 1 3 . � x d4 lLJ x e4 (1 3 . . . . 3I e8 14. ,tg5 .ie7 1 5 . Il fe l ) 14 . �xe4 Il e8 ó 1 3 . .ig5 .ie7 1 4 . .i,xf6 .i, xf6 1 5 . li:) xd4 1Wb6.

13 . .ic2 .ig4

En caso de 1 3 . . . . d3 1 4 . .,i xd3 i?J xd3 1 5 . � x d3 las blancas gana­rían un tiempo en relación con la variante indicada en el comenta­rio anterior: la dama blanca ya no está en la columna «e», y la torre negra aún no está en la casilla e8. Pero ahora las blancas reciben la ventaja de la pareja de alfiles.

Esto se paga con el doblaje de los peones en el flanco de rey.

14. 1Wxd4 .i,xf3 15. gf3 I;[ e8

Ahora es necesario liberar a la dama de la defensa del peón d5 debido a la amenaza 1 6 . . . . i..e5 ( 1 7. 'flxc5 Il c8 ó 17 . . . . ";!Vh4).

16. Il d1 Il e2 17 • .if5 g6 1 8 . .ih3 lüd7

La jugada 1 9 . . . . .i.c5 se para sencillamente mediante 1 9. �d3 Il e8 20. f4, pero tras esto las ne­gras mantendrían alguna activi­dad. Por eso preferí devolver el peón, pero mantener la iniciativa.

19 . .ie3 .ie5 20. l!lc4 Il xb2 21. Ji acl

Una jugada automática. Conti­nuando 2 1 . d6, las blancas obte­nían una ventaj a decisiva. Por ejemplo, 2 1 . . . . lt c8 22. �e4 .i f6 (22 . . . . .ig7 23. l!le7) 23. ";!Vg4 ó 2 1 . . . . lLlb6 22. fite4 .,i x d6 23. 1t'd4. Ahora las negras ya consi­guen bloquear el peón «d».

1 3 7

21 • ••.

22. !Ve4 liJb6 !Vd6

Era imprescindible 22 . . . . ..id6, tras lo que el peón queda sólida­mente frenado, mientras que aho­ra puede encontrar de nuevo la movilidad.

23. f4 J.g7

Era algo mejor 23 . . . . .i f6, con­trolando la casilla e7, pero ya no se podría cambiar el resultado de la lucha.

24. J.c5 25 • .te7 26. d6

'8'd8 !VeS Wb5

El objetivo de los grandes es­fuerzos de la dama era mantener­se en libertad, pero ahora hay que entregar pieza por el peón pasa­do.

27. d7 28. J. xd7 29. 1!fe3 30. fe3

Jugábamos con el control del tiempo en 2 horas para 30 juga-

1 3 8

das, pero el Zeitnot con las prisas aún continuó.

31 . .tes h5 32. li d8+ �h7

Las negras abandonaron sin es­perar la respuesta del adversario.

A causa de esta partida mi ad­versario ocupó el segundo puesto en el campeonato, detrás de mí. Nikolai Nikolaievich Riumín (1 908-1 942) fue un gran maestro en ]as posiciones complicadas y de doble filo. Sin lugar a dudas, fue uno de los representantes más fuertes de la joven generación de maestros. Amaba el ajedrez apa­sionadamente y disfrutaba de un carácter atractivo. Cuando termi­nó nuestra fogosidad por la lucha del torneo, me besó con vehemen­cia en la velada de clausura.

Poco tiempo después de empe­zar la guerra, Riumín murió de tu­berculosis.

42. Defensa Nimzoindia O BOTVINNIK e G. MIASOEDOV Campeonato de Leningrado Leningrado, 1 932

l. d4 2. c4 3. ltJc3 4. "Wb3 S. deS

e6 liJf6 Ji..b4 c5 ltJc6

Casi se repiten las complicacio­nes de nuestro encuentro anterior (partida n.o 3 0), pero aquí en vez de 6. lbf3 las blancas eligen otra de mis variantes preferidas, en la

que algunos meses después Rago­zín demostró el método de juego correcto para las negras (partida n.0 48): 6 . . . . h6, 7 . .ih4 g5.

6 . .ig5 t'fa5

La idea de Savitsky, 6 . . . . lüd4, se refuta mediante 7. t'fa4 (ver partida n.o 46) en la variante ele­gida por Miasoedov las negras no tienen suficiente compensación por los peones doblados que va a recibir en el flanco de rey.

7. J. xf6 gf6 8. lüf3 t'fxcs

Ya que i ndudablemente las blancas jugarán a2-a3, a las ne­gras les hubiera sido más conve­niente retirar el alfil: 8. . . . .t.xc5.

9. a3

Las negras trasladan el alfil a una mala casilla. Era preferible 9 . . . . t'fa5, 1 0. It cl .ie7 seguido de d7-d6 y .ic8-d7.

10. e3 a6 1 1 . .ie2

Era más enérgica 1 1 . 0-0-0! , previniendo la posibilidad de que las negras reforzaran algo su po­sición mediante 1 1 . . . . d5 1 2. cd (1 2. It c l de) 12 . . . . J. xc3+ 13 . be t'fxd5, que en cualquier caso tam­poco resolvía todos sus proble­mas. Sin embargo, las negras ocu­pan rutinariamente la columna abierta, aunque esto no les ayuda en ninguna manera a resolver el principal problema de la movili­zación de sus fuerzas.

1 1. ..• 1I g8 12. 0-0 .ic7 13. lüe4 We7

¿Por qué no retiraron la dama por la 5 .a fila? Después de 1 3 . . . . Wf5 , 14. ifd3 ! jugarían segura­mente 14 . . . . we7 (es malo 14 . . . . d5 por 15 . cd ed 1 6 . t'fxd5). Y en­tonces 1 5. c5, y el flanco de dama negro se queda congelado con an­terioridad.

14. ifc3 1I g6

No era mejor 1 4 . . . . lbe5, 1 5 . c5 !, y las negras n o pueden defen­derse de la continuación n fl -d1 seguido de lbe4-d6+.

15. c5!

Ahora, después de 1 5 . . . . f5 1 6. ifh8+ 'tlff8 1 7 . li}f6+ we7 1 8. ifxf8+ � xf8 1 9. ltJxh7+ we7 20. lühg5 las blancas tienen peón de más. Y probablemente habría de­bido continuar precisamente así, ya que las negras obtendrían al­gún juego: 20 . . . . e5 2 1 . lüh3 d6, etc. El intento de liberarse me­diante 1 5 . . . . b6 después de 16 . cb J. xb6 1 7. It fd l .ic7 1 8 . l:t ac l

1 39

daba a las blancas una abrumado­ra ventaja posicionaL Lo realiza­do en la partida tampoco es satis­factorio para las negras.

15. ... dS 16. cd6 i,. xd6 17. lHd1 i.c7 18. lhc5 �f8

Ahora las blancas tienen que te­ner cuidado con la trampa 1 9. li)xa6 i[ xa6 20 . .t xa6 ba 2 1 . 1!lxc6 .tb7, y las negras ganarían, pero después de la siguiente juga­da las blancas ya amenazan jugar 20. li)xa6.

19. ll acl .teS 20. lh xe5 lh xeS

A 20 . . . . fe ganaría 2 1 . .tf3. Probablemente, era más enérgico continuar 2 1 . 1Wa5 lhc6 22. 'ffb6, y las negras no tienen una buena defensa contra 23. .t x a6. Por ejemplo, 23 . . .. 1[ x a6 24. li) x a6 ba 25. "fi'xc6 .J.b7 26. 'ffc5, y las blancas triunfan. Pero lo sucedi­do en la partida lleva al mismo re­sultado.

21. f4 lhc6 22 . .tf3 e5 23. b4

(DIAGRAMA 121)

¿Daría ahora a las negras con­trajuego la respuesta 23 . . . . f5? Después de 24 . .J.xc6 JI xc6 25. fe b6 26. e6 \t> g8 (26 . . . . f6 27. ll d7 ,i. xd7 28. lh xd7+ 1Wxd7 29. 1Wxf6+ \t>g8 30. ed i[ xcl + 3 1 . � f2 li dl 32. ife6+ y 33. �e2) 27. ef+ � xf7 28. 1Wb3+ .i.e6 (28 .

140

. . . �f8 29. lid5) 29. lh xe6 ..Wxe6 (29 . . . . 1[ xe6 30. 'ffd5) 30. JI d7+ �g8 3 1 . 'ffxe6+ g xe6 3 2. ll cc7 las blancas deberían ganar. A pe­sar de todo así se podría aumen­tar la resistencia.

23. ... lhd8 24. Wd3 \t>e8

O 24 . . . . i.g4, 25 . .t x g4 i[ xg4, 26. Wf5 y 27. ll d7.

25. f5 ll g5 26. lhe4 ll g8 27. lhd6+

Las negras abandonan.

43. Gambito de Dama Aceptado O BOTVINNIK e V. ALATORZEV Campeonato de Leningrado Leningrado, 1 93 2

1. lhf3 d5 2. d4 lhf6 3. c4 c6 4. e3 e6 5. i.d3 dc4

Otra respuesta conduciría a la

Defensa Eslava (ver, por ejemplo, las partidas n."" 23 y 41 ).

6. ,t.xc4 eS

Se ha llegado a una posición del gambito de dama aceptado con la única diferencia de haber empela­do una jugada más.

7. 0-0 liJc6

Las negras se privan inútilmen­te de la respuesta 7 . . . . a6, prepa­rando el avance b7-b5. Desde lue­go si las blancas quisieran preve­nirlo mediante 7. a2-a4, esto de­bilitaría su flanco de dama. Jugan­do con blancas me apoyé en todo este trabajo de Rubinstein duran­te décadas, incluso en el match para el campeonato mundial del año 1 963 .

8. �e2 9. ll dl

10. ed4 1 1. liJc3

cd4 Ae7 0-0 tbb4

Sólo de esta manera las negras pueden ocupar y mantener el pun­to d5, y esto es imprescindible para ellas. De lo contrario las blancas, en caso del avance d4-d5, se libran de su única debilidad, el peón aislado, y abren el juego, lo que es favorable para el bando que está adelantado en el desarro­llo.

12. liJeS

(DIAGRAMA 122)

12 • . . • tbbdS

Durante la partida esperaba la

jugada 1 2 . . . . .t.d7, a la que me disponía a responder 13. d5. Pero debido a este motivo Altorzev no jugó 12 . . . . .t.d7. Sin embargo, como demostró Chejover, tras esto las negras igualaban el juego: 1 3 . . . . ed 1 4. liJ xd5 liJbxd5 1 5. ,t.xd5 li) xd5 1 6. ll x d5 .ig4 1 7. 't!:Vc4 'fWxd5! (estajugada la encon­tró Chejover) 18 . 'fi'xd5 l:t ad8. Lo más interesante consiste en que algunos años después, cuan­do ya se había publicado el análi­sis de Chejover, se desarrolló esta variante en una partida de maes­tros, pero las negras no encontra­ron la jugada 1 6 . . . . .i.g4 y sufrie­ron la derrota.

13 • .i.g5

Se podía jugar 1 3 . �f3. atacan­do una vez más el punto d5. Pero las negras respondiendo 1 3 . . . . Wd6 seguido de .i.d7, por lo vis­to obtenían un juego satisfacto­rio.

13 • ••. h6

Después de 1 3 . ... liJxc3, 14. be tbd5, 1 5 . .i.d2, las blancas tie­nen un centro de peones sólido,

1 4 1

y a las negras no les resulta fácil terminar el desarrollo. Pero los méritos de la jugada de la partida son dudosos, y esto pronto se pone en evidencia.

14. �h4 �d7!

Ahora la continuación 14. lb xc3 15. be lbd5 1levaría al cam­bio de alfiles: 1 6. � xe7 lb xe7 ( 1 6 . . . . ffxe7, 1 7. i!Og6), pero no hay ninguna duda sobre la debili­dad del flanco de rey. Con la ju­gada de la partida las negras se di­rigen a una aguda variante, que por lo visto conducía a tablas (ver los comentarios a la 1 6.• jugada). Las blancas, naturalmente, sólo se desviarían hacia este camino de tablas en el momento necesa­rio. Ahora no quieren permitir la respuesta 1 5 . . . . �c6, con lo que tienen que consentir en alguna simplificación.

15. li) xd5 li)xd5

Peor 1 5 . ... ed por 16 . � xf6 gf 1 7. li)xd7 !fxd7 1 8 . �d3, y tras el debilitamiento de la posición de su rey las negras no podrán re­sistir mucho tiempo.

142

La idea de las negras consiste en la continuación 16. � x d5 ed (pero no 1 6 . . . . i_ xh4 debido a 1 7. � xb7, ganando peón) 17 . lO xd 7' que parece que termina la lucha, a lo que sin embargo segui­ría 1 7 . . . . :S e8 ! ! 18 . � xe7 !fxd7 19. :S e 1 Ii ac8 ! y después, por ejemplo, 20. Wf3 :S xe7 2 1 . li xe7 'fWxe7 22. 'fWxd5 :S c2 23. 1Wb5 1We4 con suficiente compensación posicional por el peón. Por lo tan­to, a las blancas sólo les queda una continuación.

16. �xe7 'fWxe7

Ahora ya es mala 1 6 . . . . lb xe7 por 1 7. d5 ed 18. � xd5 i!Oxd5 19. li xd5 �g4 20. !fc4!, y las blan­cas tienen pieza de más.

17. i!Og6

Estas son las consecuencias de la jugada 13 . . . . h6.

17. . . . fg6 18. �xd5

La ventaja de las blancas es evi­dente. Sus piezas están dispuestas con mayor actividad. Los peones enemigos están dispersos y nece­sitados de defensa. Estos factores destacan no sólo en el medio jue­go, sino especialmente en el final.

18. . . • Ii ae8 19. Ii el

Si 19 . � xb7, entonces 1 9 . . . . �a4 20. b3 � xb3, y se restable­ce la igualdad de material.

19. ... 1Wb4 20. �b3

20. • . . :iilf6

Naturalmente las negras no po­dían tomar el peón (20 . . . . !fxd4 2 1 . li ad l ), pero el plan de doblar las torres por la columna «f» es ineficaz. Quizá lo mejor fuera 20 . . . . ..*.c8 2 1 . d5 e5 (2 1 . . . . ed, 22. 'ffxe8) 22. d6+ 'i!?h7 23. li d l ..*.d7, después de lo cual el juego se agudizaba. Ahora las blancas tienen que esforzarse en el cam­bio de damas, ya que en el final su ventaja será más apreciable.

21 . li adl ll ef8 22. f3 �h7 23. Wd2 "ifb6

La renuncia de las negras de pasar al final lleva a una mayor ac­tividad de las piezas blancas.

24. li eS liif4 25. 'i!Ve3

La directa 25. 1!Ya5 no valía por 25 . . . . lil xd4!, o 25. "ifc3 (para 26. !Vc5) por 26 . . .. li c8. Por eso las blancas primero apartan a la to­rre enemiga de la 8.• fila.

25. ... 11 8f6 26. Vc3 ..*.c6

27. WcS

Naturalmente, no 27 . ..*.xe6 debido a 27 . . . . ..*.xf3.

27. . . . 'ffxcS

Ahora no se podía rehusar el cambio de damas porque llevaría a la pérdida del peón e6.

28. dc5

Realmente las blancas no tie­nen un peón de más, pero en esencia es decisivo el paso del peón al flanco de dama, y el peón de menos en el flanco de rey no tiene significado.

28. ... lil4f5

O 28 . . . . 11 6f5 29. li de l J:i xe5 30. li xe5 li d4 3 1 . 'C!?f2 li d2+ 32. li e2 11 x e2+ 3 3 . � xe2, y las blan­cas deben ganar.

29. li del l:l xeS

Si 29 . . . . ..*.d6, entonces 30. .á. xd5 ed 3 1 . l:t xf5 li xf5 (3 1 . . . . gf 32. lit dl ) 3 2. li e7 d4 33. b4.

30. l:t xes l:t rs

1 43

30. ... .td7 no salvaba. Las blancas primeramente llevarían el rey al centro, y después empeza­rían el avance de los peones del flanco de dama.

31. Ii xfS efS 32. lit?f2 g5

Básicamente ya es mala 32 . . . . f4 (33 . .t c2 y 34 . .te4).

33. we3 lit?g6 34. wd4 wf6 35 . .tdS

Como es habitual, la mayoría de peones se realiza más fácilmen­te en un final de peones.

35. • . . b5 36. h3 g4 37. hg4 fg4 38. fg4 hg4 39. g3

Las negras ya no pueden em­prender nada, y ahora está claro lo que vale el peón de más en el flanco de rey.

39. .. . 'it>f5 40. b4 wf6 41 . 'it>e4 we7 42. _l x c6 bc6 43. wrs a6 44. a3 Wf7 45. 'i!fxg4 we6 46. � g5

Las negras abandonan. Se ve claramente que a las blan­

cas las quedan ocho jugadas para conseguir una nueva dama, y a las negras diez.

1 44

44. Defensa India de Dama O V. CHEJOVER e BOTVINNIK Campeonato de Leningrado Leningrado, 1 932

l. d4 2. c4 3. l!lf3 4. g3 5 . .tg2

l!lf6 e6 b6 .ib7 .te7

Las negras se apartan de la va­riante con la jugada 5 . . . . .tb4+ {ver partida n.o 1 3 ), y esta tenden­cia se corresponde con el espíritu de la época.

6. 0-0 0-0 7. lllc3 d5

La teoría considera correcta­mente que es más fuerte 7 . . . . l!le4 (ver partida n.o 95).

8. cd5 ed5 Después de 8 . . . . tLi xd5, la dia­

gonal del alfil de casillas blancas queda abierta, y por lo general las n egras obtienen posibilidades iguales, pero la jugada de la par­tida conduce a una lucha más complicada, que era lo que yo pre­tendía.

9 . .tf4

Ahora las negras no tienen se­rias dificultades. Era obligatorio 9. llle5, para en caso de 9. l!lbd7 continuar 1 0. 1!Va4.

9. ... l!lbd7

Ahora, a 9 . . . . lLie4 seguiría l O . li el , con gran ventaja d e las blan-

cas (Abramov-Krasnov, Moscú, 1966).

10. lLlbS

Este salto sólo favorece a las negras, que trasladan su caballo a una posición mejor. Aquí era más fuerte 1 O. li el .

1 0. ... ltle8 1 1 . !I cl c6 12. ltlc3 ltld6

Como resultado de la maniobra errónea de las blancas el caballo negro ocupa una posición exce­lente.

13. Wc2

Las blancas no advierten la res­puesta del contrario. Era obliga­torio 1 3 . .i_ xd6 .i_ xd6, 1 4. e4 con posibilidades totalmente iguala­das.

13 . ... f5

Se ha excluido la apertura del juego mediante e2-e4, y el alfil fianchettado de las blancas tiene poca actividad.

14 . .i.h3

Las blancas juegan sin plan. La mala posición del alfil en h3 per­mitirá a las negras más adelante avanzar con ganancia de tiempo el peón «g».

14 . ... g6

Aún no se puede jugar 14 . . . . g 5 p o r 1 5 . .t. x d 5 .i. xd6 1 6. � xf5.

1s. n fdl ltlf7

Ahora surge la amenaza de ga­nar pieza mediante g6-g5-g4.

16. Ag2 g5 En adelante obligará la retira­

da de las piezas blancas.

17. �d2 ltld6 18. ltle1 !

Aunque hasta ahora las blancas no han jugado de la mejor mane­ra, se sitúan en el camino correc­to, y ahora tienen la posibilidad, después de e2-e3 y f2-f4, de tras­ladar el caballo de e 1 a e5, y en­tonces a las negras les será difícil desarrollar la iniciativa.

18. ... .i.f6 1 9. e3 'fle7 20. ltld3 ltle4 21. .i.el

Las blancas no advierten el pe­ligro. Como ya indiqué, aquí era obligatorio jugar 2 1 . f4 y después liJeS. Ahora las negras desarro­llan un ataque en todos los fren­tes. Más adelante la jugada f2-f4 ya no sería posible, porque en ese caso el peón e3 quedaría sin de­fensa.

1 45

ll. •.. liac8 ll. \!fb3 ll fe8

De lo contrario las blancas ju­garían 23 . .i,xe4 fe, 24 . .i.b4.

l3 . .i.h3

l3. ... g4!

Una decisión posicional correc­ta. El alfil de las blancas queda pa­sivo, y la casilla eS ya nunca la po­drán ocupar.

l4 . .i.gl �f8 15. �f4 �e6

La amenaza �e6-g5-f3+ obliga a las blancas a cambiar los caba­llos.

16. � xeS 1!fxe6 l7. �el .i.gS l8. \!fa3 aS 19. !Vb3

Acelera la derrota, pero des­pués de 29. �f4 .i,xf4 30. ef .i.a6 3 1 . fe gf 32 . .i,xf3 las negras ten­drían una gran ventaja posicional por su dominio de las casillas blancas.

146

19. ..• .i.a6

Ahora el caballo no puede ins­talarse en f4, ya que la variante 30. �f4 .i_xf4 3 1 . ef .i.e2 llevaría a las blancas a la pérdida de la ca­lidad.

30. �c3 lib8 E�ta jug�da sobra Se podía ju­

gar mmedtatamente 3 0 . . . . .i.c4 ya que después de 3 1 . !Vxb6 .i.d8, 32. 'f/a7 :a e7 las blancas perderían la dama.

31. fi'cl 1lbc8 3l. �el

¡Ay!, ya no hay nada que pue­da ayudarlas.

3l. . • • it'f7

Era más sencillo 32. . . . !Vh6, forzando la respuesta 33. lbf4 de­bido a la amenaza 3 3 . . . . .i,xe3, pero las blancas van al encuentro de los planes del enemigo.

33. lbf4 .i,xf4 34. gf4 WhS

Ahora la jugada f2-f3 es impo­sible, y no hay defensa contra la maniobra li e8-e6-h6.

Las blancas abandonan.

45. Defensa India de Dama O BOTVINNIK e A. MODEL Campeonato de Leningrado Leningrado, 1 932

1. lbf3 l. c4 3. g3 4 . .i.gl

liJf6 b6 �b7 c5

5. 0-0 g6

Ahora tiene sentido para las blancas pasar de una variante de la Apertura Reti a otra más cer­cana a la India de Dama.

6. d4 j_g7

Tras la continuación 6 . . . . cd, 7. lt) xd4 j_ xg2 8. <l,> xg2 j_g7 9. lt)c3 Wc8!, como jugó contra mí Capablanca en Nottingham (par­tida n.o 80), las negras pueden mi­rar tranquilamente al futuro. En esta partida permiten al contrario ocupar una gran extensión de te­rreno y recibir una ventaja peque­ña pero estable.

7. d5 b5

No era posible permitir a las blancas afirmarse tranquilamente en el centro. Las negras tenían que jugar 7 . . . . b5 ó 7 . . . . e6.

8. lt)fd2 bc4

En caso de 8 . . . . b4, 9. e4, el flanco de dama de las negras per­manece congelado.

9. e4 d6 10. lt)xe4 � 1 1. j. d2

El traslado del alfil a a5 reduce aún más el número de casillas dis­ponibles para las maniobras de las piezas· negras, y lo que es más im­portante, hace inaccesibles para las piezas pesadas Jas casillas c7 y d8.

1 1. ••• .t.a6 12. lt)ba3 lt)fd7 13. j.a5 'Wc8

14. :Et et

Se podía jugar primero 14. j,h3, y a 14 . . . . 'f.fb7, 15 . ll e l . Ahora las negras tratan de reali­zar cambios para aliviar su defen­sa.

14 . ... 15. lt) xe5 16. 1Jí'd2!

lt)eS .t.xes

Hagamos un resumen de la apertura: las negras no han con­seguido superar las dificultades, ya que están privadas de contra­juego, y no están en condiciones de impedir el asalto de peones f2-f4 y e4-e5.

16 • .••

17 . .i.h3 18. llab1

lt)d7 Vb7 .i.b5

Era mejor jugar previamente 1 8 . . . . .t.g7?, para eludir la res­puesta f2-f4, con lo que el juego se complicaba. Ahora las blancas se apartan de la actividad en el centro, ya que después de cam­biar en b5 consiguen un juego ex­celente en el flanco de dama. Tie-

1 47

ne una gran importancia el debi­litamiento de la casilla c6.

1 9. lt:lxb5 20. j,JI

'ti'xb5 'ff'b7

Si 20 . . . . tlle4, 2 1 . b3 'tlld4, 22. tllc2 J.g7, entonces 23. l:i e3, y la dama negra queda en una mala posición.

21. b4

Teniendo en cuenta la ventaja en el desarrollo, las blancas abren el juego a su favor.

21 . • . • W'c8

Se podía entregar la dama por las dos torres (21 . . . . It ab8 22. be 'f:Yxbl 23. II xbi I! xb l +), ¿pero cómo se para el peón pasado des­pués de c6?

22. li ecl n b8 23. a4 lllf6

Desde luego era más activa 23. .. . .i.d4!, aprovechando la posibi­lidad de responder a 24 . .ih3 24. . . . llle5! Después de 25. �g2 t!ra6 26. b5 1fb7 27. f4 llld7 las blan­cas pueden cambiar los alfiles de casillas negras (28 . .i.c3) y des­pués combinar el juego en el flan­co de dama con el avance e4-e5 .

24. f3 e6 25 . .i.h3

(DIAGRAMA 1 29)

Una clavada muy desagrada­ble, con la que las blancas en su caso pueden aumentar la presión sobre el peón e6 mediante 26. l!Va2. A 25 . . . . li e8 seguiría pri-

148

meramente 26. �hl , y si 25 . . . . 1Wd7, entonces 26. be It xb l 27. Il xbl de 28. .i.c3! .i_xc3 28. fixc3, ganando el peón c5. La de­cisión tomada por las negras no las salva.

25 . ... 26. de6

ffe8 .i.d4+

Esta réplica no cambia nada. En caso de 26 . ... fe 27. be li xbJ 28. Il xbl de 29. 1!Ya2! las negras perderían el peón y la partida .

27. �hl fe6 28. li.c7 lllxe4

Un intento desesperado para enredar el juego.

29. fe4 ll f2 30. tlld3 'ffx a4

La dama se dirige a la segunda fila, pero la única casilla disponi­ble para ella, a2, se toma ahora bajo control con ganancia de tiempo, tras lo cual cae la torre b8.

31. .i_ xe6+

Las negras abandQnan.

46. Defensa Nimzoindia O BOTVINNIK • L. SAVITSKV Campeonato de Leningrado Lening rado. 1 932

l . d4 lhf6 2. c4 e6 3. lhc3 .i.b4 4. !P'b3 c5 5. deS lhc6 6 • .i.g5

Esta posición se encuentra por última vez en la partida n.o 42. Allí indiqué la idea de Savitsky 6. ... lhd4 (o una jugada más tarde, lo que no cambia nada, como su­cede en esta partida) y para la re­futación de la de Ragozín (6 . . . . h6, 7 . .i.h4 g5), ver la n.o 48. Aquí las negras empiezan «a la Rago­zín», y continúan «a la Savitsky».

6. • • • h6 7 • .i.h4

El cambio 7 . .i,xf6 llevaría a la simplificación y a un juego igua­lado.

7 • • . • lhd4 'Wa4!

A 8. 1'id1 las negras podían res­ponder inmediatamente 8 . . . . lhf5, pero ahora para esto necesi­tan previamente cambiar el alfil b4. Pero no tenían nada mejor a su disposición, ya que a 8 . .i_xc5 seguiría 9. e3 lhf5 1 0. ,t xf6 1!fxf6 1 l . lhf3, y después el enroque lar­go con fuerte presión sobre la po­sición enemiga.

8 . .. . 9. bc3

1 0. J. xf6 1 1 . li! cl

.i,xc3+ lhf5 'ifxf6

Las blancas tienen peón de más, y aunque el amontonamien­to de peones en la columna «C» no produce una impresión muy buena, en primer lugar las negras no tienen con qué atacar la cons­trucción de peones, y en segundo lugar, sin el cambio de uno de ellos el alfil c8 nunca podrá obte­ner la libertad. Lo mejor era re­solver este problema mediante 1 1 . . . . 'f!e7 12. Wa5 d6, pero las negras eligen otro plan, que resul­tará irreal.

1 1. . . • Wg5 12. W'a3 b6?

Un error de cálculo. Las negras esperaban 1 3 . cb ab 14 . Wb2 lit xa2, ó 1 3 . lOO 'f!e7 1 4. e4 lhh4 1 5 . lt) xh4 1f'xh4, pero en la se­gunda variante pasaron por alto la respuesta del adversario. De­bieron jugar 1 2 . . . . fle7, etc. (ve-r los anteriores comentarios).

13. lhf3 fle7

1 49

14. g4!

A diferencia de la jugada ante­rior 1 4. e4, ahora después del cambio de caballos en h4 el peón e4 no está bajo ataque, y lo prin­cipal, el alfil fl tiene abierta la po­tente diagonal hl-a8.

14 • . .. 15. liJxh4 16. J.g2 17. �xa7

/t)h4 'ffxh4 lib8

A pesar de todo las negras con­siguen salvar su torre, aparente­mente condenada.

17. ... @gS 18. 0-0 !feS

Pero las blancas tienen ya tres peones de más.

19. cb6

Las negras abandonan.

47. Apertura Inglesa O G. LISITSIN e BOTVINNIK Campeonato de Leningrado Leningrado, 1 932

l. it)f3 2. c4 3. g3 4. cd5 5 • .tg2 6. 0-0

c5 lLlf6 dS li)xd5 lLlc6

Era más conveniente 6. d4! ó 6. it)c3.

6. ... eS

Así, las blancas juegan una Va-

1 50

riante del Dragón con un tiempo de más (gracias a los colores cam­biados), pero mientras tanto las negras han realizado una jugada muy importante en esta variante, c7-c5.

7. d3 J.e7 8. /t)bd2

Pasiva. Tenían que desarrollar­se normalmente después de 8 . /t)c3 J.e6, 9 . ft)g5 con un conoci­do cambio de operaciones.

8. . .. 0-0 9. lLlc4 f6

10 . .te3 J.e6 1 1. e4

Las blancas refuerzan la posi­ción del caballo c4, pero debilitan la estructura de peones. El plan correcto en posiciones semejan­tes es la preparación del avance f2-f4 (como sucedió en las parti­das Kashdan-Nimzovich, Bled, 193 1 , y Botvinnik-Fine, Notting­ham, 1 936). Además, en nuestra partida las piezas blancas se dis­ponen de tal manera, que es muy dificil aprovechar esta recomen­dación.

1 1 . ... 12. l!fd2 13. li fcl 14. lWdl

1!fd7 b6 l:i ac8

Las blancas juegan sin plan. Además, esto sucedía frecuente­mente en las partidas de Lisitsin, que basaba sus éxitos prácticos en gran medida gracias a las posibi­lidades tácticas.

14 . ... 15. Ad2 16. Wb3 17. Ac3

�h8 li fd8 li:Jc7 li b8

La disposición de las piezas ne­gras es típica para esta variante de Rubinstein. Aprovechando la pasividad del adversario, no tie­nen que apresurarse, esperando el momento preciso para situar el caballo en la casilla d4.

131

18. "'c2 li:Jd5 19. li:Jfd2 li beS 20. li:Jfl

20. ... li:Jd4! 21. "'d1 Ag4

El proyecto de las negras está claro. El dominio sobre todo el ta­blero permite crear tal amenaza sobre el peón e2, que hay que cambiar el caballo d4, y esto abre la columna «e» para las piezas pe­sadas negras.

22. A xd4 23. 't!fd2 24. li el 25. h4

ed4 Af8 li e8

E n l a búsqueda d e libertad

para el caballo fl las blancas in­curren en otro debilitamiento más en su configuración de peo­nes.

25. ... Ah3 26. Af3

Conserva el alfil para la defen-sa del peón e2.

26. ... li e7 27. li:Jh2 lice8 2s. wh1

En caso de 28. g4 las negras siempre pueden liberar al alfil de su prisión mediante f6-f5.

28. ... Ae6

Tratan de trasladar este alfil a d5, donde ocupará una posición más fuerte. A propósito, cuando el rey blanco se retiró a h 1 , ya po­dían haber jugado g3-g4 y 11 g l .

29. b3 lbb4

Naturalmente, no 29 . .. . li:Jc3, que permitiría librarse del peón atrasado mediante 30. e4.

30. Ag2 Ad5 31. lbf3

Finalmente el alfil de casillas blancas no conseguirá librarse del cambio, pero las blancas todavía lo evitan.

3 1 . • • • lil7

Deja entrar en el juego al alfil f8.

32. wh2 Ad6 33 . .ih3 W'd8 34. li ab1 1lfe7

1 5 1

Amenazando el cambio en f3, la doble captura en e l y ganar e l peón d3, pero las negras no de­ben apresurarse con.esto. y�nde­rían su gran ventaJa posicional por un plato de lentejas.

35. Q)gl ,j_c7 36. Q)a3 .i.b7!

Ahora las blancas no pueden permitir la jugad� 37. ··: ft'd5 y ellas mismas estan obligadas a ofrecer el cambio de alfiles de ca­sillas blancas.

37 . .i.g2 38. �xg2 39. li)c2

132

.i,xg2 li)d5 "ti'd6!

No hay defensa contra 40 . . • . �e3+.

40. �a3 41 . �hl 42. 'fi'f4

�e3+ �g4

o 42. li n Wd5+; 42. � g2 � x f2 43 . � xf2 ';Wxg3+ 44. � n li e3 45. Q)f3 @h3+ 46. �gl .i.h2+.

1 5 2

42. • . . @xf4

43. gf4 44. wg2

Las blancas abandonan. Esta partida está unida a un

episodio divertido. Se jugó en !a última ronda, y yo ya me hab1a asegurado el �rirner puesto. Des,­pués de terffilnarla se me acerco N. E . Radlov, un conocido profe­sor de la Academia de Arte, y se manifestó incomodado porque yo no podía emplear tanto tiempo para ganar así. Educado en el aje­drez a la antigua usanza, prefería los ataques de caballería a la gue­rra de trincheras posicional.

48. Defensa Nimzoindia O BOTVINNIK e V. RAGOZIN Torneo de maestros Leningrado, 1 932-33

l. d4 �f6 2. c4 e6 3. �c3 .ib4 4. 'ti'b3 c5 5. deS Q)c6 6 . .i.g5

Ragozín seguía aten�amen�e mis partidas (entre los aJe.dre�Is­tas soviéticos era uno de mis pnn­cipales seguidores) y es dudoso que esta posiciót; le sorprendi�ra. Además, conoCiendo la partida n.• 46, podía esperar que a 6 . . . . h6 yo repitiera la posición e legi­da en la partida con Savistky, y re­tirara el alfil. Así nació la contra­rréplica a la jugada 6 . .ig5.

6. ... h6 7. �h4 g5!

Naturalmente, esto debilita algo el flanco de rey de las negras, pero mientras tanto toman inme­diatamente la iniciativa . . Enton­ces se puso de manifiesto la nove­dad.

8. �g3 9. e3

10. bc3

llle4 �xcJ+ 'fi'f6

Mientras tanto las blancas em­piezan a arrancar.

1 1 . ll c1 12. 'fi'c2

Otra decisión principal y poco evidente todavía: las negras debi­litan en su campo la casilla d5 (que, por otra parte, es difícil aprovecharla), pero encierran aún más al alfil g3 .

133

13. lllf3 d6 14. llld2

14 . • •• �f5

Una buena jugada, hecha con una intención errónea. Las ne-

gras provocan el avance e3-e4, y esto es bueno. Pero'el traslado del alfil a g6 es menos racional que su desarrollo por e6. Se podía jugar inmediatamente 1 4 . . . . �e6, tras lo cual el juego se igualaba.

15. e4 �g6

Aquí era más razonable la alter­nativa 1 5 . . . . .ae6 seguida de 'fi'f6-g6 y f7-f5.

16. f3 h5 17 . .ae2

Ahora las negras debían jugar 1 7 . . . . fi'e6 con la amenaza 1 8 • . . . f5.

17. ... b4 18. �f2 llle6

Ya era obligatorio 1 8 . . . . !fe6, para tener siempre a su disposi­ción la ruptura f7-f5. En la parti­da el caballo blanco finalmente se traslada a la casilla e3, desde don­de controlará las importantes ca­sillas d5, f5 y g4.

19. lllfl g4

Esencialmente es un error es­tratégico: como el caballo blanco es el único que se situará en d5, ocupará una posición dominante. La única manera de prevenir esto era mediante acciones enérgicas: 1 9 . . . . lllf4 20. llle3 h3 2 l . g3 lllg2+, cambiando el peligroso ca­ballo.

20. llle3 21 . llld5 22. gf3

gf3 '§gS

(DIAGRAMA 134)

1 53

Las negras se han dado cuenta de que las blancas ya han ganado la partida estratégicamente, y por eso se lanzan a la aventura. Para ser justos hay que decir que la continuación 22 . . . . 0-0-0 23. ll g l l!Vh6 concedía a las blancas una clara ventaja posicional.

22. •.. l!Vg2 23. ll gl 'ifxh2 24. ttlf6+ rJJe7 25. ttlg4 1Wh3

Las negras han realizado unas jugadas forzad

_as . . Ahora se sitúa

ante ellas un d1ficll problema: sal­var a la dama, que se ha metido en la trampa.

26. l!t'dl l'llg5 27 . .i.e3 ll h5

El problema para mantener la dama está resuelto, ya que a 28. .i_ xg5+ ll xg5 29 . .i.fl seguiría 29 . ... ll xg4 30 . .i_ xh3 ll xgl ;. Sin embargo, las negras perderan ahora una pieza.

1 54

28. liJf2 29 • .i_ x g5+ 30 • .i_xh4

l!Ve6 f6 ll g8

3 1 . Ag3

Y las blancas ganaron.

49. Defensa India de Dama O BOTVINNIK e V. ALATORZEV Torneo de maestros Leningrado, 1 932-33

l. d4 e6 2. c4 .i.b4+ 3 . .i.d2 A xd2+

El cambio inmediato de alfiles es favorable a las blancas, ya que ahora se fija la posición y pueden formar fácilmente un plan de jue­go. Por eso es necesario conside­rar como obligatoria la jugada 3. . . . Ve7, como jugaba Keres habi­tualmente.

4. fi'xd2 l'llf6

Aquí merecía atención pasarse a la Defensa Holandesa mediante 4 . . . . f5.

5. l'llc3 d5 No se puede permitir el avan­

ce e 2-e4 con evidente ventaja para las blancas.

6. e3 0..0 7. l'llf3 b6

Y después de 7 . ... c6 a las ne­gras no les sería fácil terminar la movilización de sus piezas.

8. cd5 ed5 Si 8 . . . . l'flxd5 9 . l'fl xdS ed que­

darían dos caballos menos sobre el tablero, y el cambio de piezas

generalmente alivia la defensa en una posición apretada.

9 • .id3 U e8 10. 0-0

A 1 0. t!Je5 podía continuar 1 0 . . . . t!Jg4.

10 . ... t!Jbd7

En caso de 1 0 . . . . t!J e4, 1 1 . 1!t'c2 .ib7 (1 1 . . . . f5, 1 2. t!J xd5) 1 2. t!Je5 las blancas dominarían en el centro y sería imposible expulsar al molesto caballo: 1 2 . . . . f6 1 3 . J. xe4 de 14 . 1!t'b3+. Por eso las negras !previenen la jugada 1 1 . t!Je5 · seguida de f2-f4. Ahora no pasaría la clavada 1 1 . .tb5, a la que jugarían 1 1 . . . . .tb7, y si 1 2. t!Je5, entonces 12 . . . . t!J xe5! 1 3 . .t xe8 t!Jc4.

1 1 . 1!fc2 a6

Esta jugada tiene sus motivos, ya que a 1 1 . . . . .ib7 seguiría 1 2. t!Jb5 (1 2 . . . . a6 1 3 . 'tlixc7; 1 2 . . . . c6 1 3 . t!Jd6; 1 2. . . . U c8, 1 3 . t!J xa7), y sobre todo las negras de­sean fianchettar el alfil. También tenían que rehusar 1 1 . . .. c6 por 12 . e4.

12. ll ac1 .tb7

Una jugada trivial, y puede ser que el error decisivo. Era impres­cindible 1 2 . . . . c5 con la amenaza 1 3 . . . . c4, y a las negras les que­daba la esperanza de crear algún tipo de contrajuego en el flanco de dama.

(DIAGRAMA 135)

13. t!Ja4 ll c8 14. �el c6

Naturalmente, ahora todos los peones de este flanco resultan dé­biles, pero, ¿qué podían hacer? A 1 4 . . . . ll a8 1as blancas podrían re­forzar la presión mediante 1 5. li c2 y 1 6 . ll fcl . Al mismo tiem­po las negras han colocado una pequeña celada: 1 5 . .txa6? .t x a6 1 6. fi xa6 ll a8.

15 . .tf5

Las blancas trasladan el alfil a una diagonal más importante, y debido a la permanente amenaza .t xd7 las piezas negras están ata­das a la defensa del peón b6.

15. ... g6 16 . .th3 ll a8

Se libra de la desagradable cla-vada.

·

17. llfdl lilb8

Las negras reagrupan sus pie­zas, para mediante f7-f5 limitar la actividad del alfil enemigo. Pero ya no es posible remendar su po­sición «desnudando a un santo

1 55

para vestir al otro»: después de f7�f5 se descubre la posición del rey, que adquiere un significado primordial por la disposición pa­siva de las restantes piezas.

18. 'fid3

La dama se lanza a la casilla b3.

ts. ... q:¡rd7 19. 't'Hb3 f5

Ahora las bJancas tienen un ob� jetivo claro, abrir el juego, para llevar a cabo el ataque al rey.

136 � iW'i - • z - � x •• • � A � � � -A.��· • . & � • • • & . - � � � - � � � . � - - · � · � lt:J. mi • � . � . . . . � ­•'if• �llJ M il..

� . � � i3. ?Cft. • � A � . � - � • � la: · �

20. q:¡es! rJ;g¡ En caso de 20 . .. . . q:¡xe5 2 1 . de

l'Dd7 22. f4 las negras tampoco conseguían evitar la demolición de su posición con la ruptura e3-e4. Por ejemplo: 22 . . . . <J;g7 23. e4 fe (23 . . . . de 24. e6) 24. .i_ xd7 'fixd7 25. fD xb6.

21. e4!

Un golpe efectivo, que materia­liza la ventaja posicional de las blancas.

1 5 6

2 1 . ... fDxeS 22. deS fe4

Tras otras respuestas las negras sufren pérdidas materiales. Si, di­gamos, 22 . . . . :El xe5, entonces 23. q:¡xb6 1I a7 24. ef gf 25. fi'g3+.

23. q:¡xb6 lii: a7 24. e6

La posición de las blancas es ganadora, y este es uno de los me� dios para alcanzar la victoria: las piezas negras no tienen ninguna posibilidad de interacción. Se p� día jugar 24. fi'e3 con la amena­za 25. fDxd5.

24. . .. .i.a8

Después de 24 . . . . .i.c8 las ne­gras perderían pieza por 25. e7. A 24 . . . . lii: e7, las blancas sin duda continuarían 25 . .,e3 .i.a8 (de lo contrario 26. fDxd5, y a 25 . . . . .i.c8, 26. lii: xd5) y ahora, natural­mente, sabe a poco ganar la cali­dad (26. l'Dd7), ya que el ataque continúa por sí solo. Por ejemplo: 26. f3 ef 27. 1I xd5 cd 28. 'fid4+ rJJh6 29. ll c8 't'Hd6 30. lii: g8 .

25. q:¡xaS ICÍ?g8

A 26 . . . . :a xa8 27. 't!t'b7+. Aho­ra las blancas tienen pieza de más, y el resto es evidente.

26. e7 :iil: axe7

Si 26. . . . :a exe7, entonces 27 . l'Db6 lii: ab7 28. J:I xc6! fDxc6 29. li xd5, y las blancas ganan.

27. 't!t'b6

Aquí ya no resultaría el sacrifi­cio 27. n xc6 por 27 . . . . e3 .

27. ... 'tWd6

28. �d4

Ahora no hay quién atrape al caballo, y lo que sigue ya no era necesario.

28. ... e3 29. fe3 li xeJ 30. li fl li 3e4 31 . �f2

Obliga a las negras a per�er tiempo en la defensa de la cas1lla f7.

31. ... �e7 32. t'Ob6 li e2 33. �d4 lie4 34. �c5

En el momento en que la torre no se encuentre en la segunda fila, se puede ofrecer el cambio de damas.

34 • . ..

35. ]i xc5 36. t'Od7 37 . .t.xd7

tüxc5+ lib4 t'Oxd7

Las negras abandonan.

50. Apertura Inglesa O BOTVINNIK e V. NENAROKOV Torneo de maestros Leningrado, 1 933

l . c4 e5 2. t'Oc3 t'Of6 3. t'Of3 t'Oc6 4. d4 ed4

Tanto en esta variante de cam­bio como después de 4 . . . . e4 5 . t'Od2 t'Oxd4 6 . t'Odxe4 t'Oxe4 7 .

1txe4 (o 7. lLJxe4) 7 . . . . tüxc3 8. 'ilxc3 la teoría considera que hay una igualdad total sobre el table-ro.

5. t'Oxd4 .ib4 6 . .t.g5

A 6. g3 las negras tienen dos respuestas activas: 6 . . . . t'Oe5 y 6 . . . . t'Oe4, a l a vez que l a tranquila continuación 6 . . . . 0-0 7. Ag2 d5 8 . tüxc6 be 9. 0-0 mantiene la pe­queña ventaja de apertura de las blancas.

6 . ... 7 . .t.h4

h6 ,i xc3+

La jugada 7 . . . . t'Oe4 es «b�ni­ta», pero las negras se quedanan sin pieza: 8 . .t. xd8, tüxc3, 9 . tüxc6.

8. bc3 lkle5

Es más popular la tranquila res-puesta 8 . . . . d6, ya que a 8 . . . . t'Oe5 se juega 9. f4 t'Og6 (9 . . . . tüxc4 l O. e4 t'Oe3 1 1 . �e2 t'Oxfl 1 2 . e5 0-0 1 3. t'Of5} 10 . .i, xf6 'fixf6 1 1 . g3 0-0 1 2 . .ig2 con ventaja de las blancas.

9. e3 JO • .t.g3 11 . �c2 12. hg3 13. li dl

t'Og6 lkle4 t'Oxg3 d6

Contra Levenfish en el año 1 940 (partida n.o 108), jugué �ás fuerte, 1 3 . f4, y obtuve ventaJa.

13. • • . �e7 14 . .i.e2

El intento de sacrificar peón

1 57

( 14. c5 de) para pasar inmediata­mente a acciones activas ( 15 . .i.b5+) se paraba mediante 1 5 . . . . �f8.

14. •.. a6 15. e4

Las blancas se ponen a realizar el único plan activo, el avance de los peones «e» y «f» con la inten­ción de apretar a las piezas ene­migas. A causa de esto las negras debieron decidirse por la respues-ta 1 5 . . . . �e5, para a 1 6. f4 jugar 1 6 . . . . �g4 (y a 1 6. ll h4, 1 6 . . . . �g6).

15. . • • i.d7 16. f4 ll d8

Las negras rechazan la posibi­lidad de enrocarse por el lado lar­go debido a las posibilidades de ataque: 1 7. wf2, .i.f3 (a 1 7 . . . . c5 seguiría 1 8 . �f5 J.xf5 1 9. ef �f8 20 . .i.f3), y después el doblaje de las torres en la columna «b». Pero el enroque corto también es peli­groso, a causa de que la torre ocu­pa la columna «h», y el peón «g» puede ser aprovechado como ariete.

1 5 8

11. wr2!

Hay que apartar al rey de la co­lumna «e», y para esto no servía enrocarse por la respuesta inme­diata 1 7 . . . . h5 con una posible ini­ciativa para las negras.

17. ... \!Vf6 1 8 . .i.f3 �e7

El intento de trasladar el caba­llo a c5 jugando 1 8 . . . . �f8 se re­futaba mediante 19 . e5 de 20. fe, y las negras perderían un peón (tras la posición del caballo en e7, el avance e4-e5 está unido a un sa­crificio de peón).

19. f!Vd2!

Ahora el peón «f» está defen­dido.

19. • • • b6 20. g4 g6

De lo contrario, 2 1 . g5.

21. ll h2

Amenaza 22. ll dhl \!Vgl 23. g5 h5 24. g4 ganando el peón.

21. • . . f!Jg7 22. ll dh1 f6

Se ha parado la amenaza, pero las negras han obtenido una posi­ción muy apretada. Es cierto que todavía es suficientemente sólida, y no es fácil perforada.

23. �c2 g5 24. �e3

El caballo defiende a la vez a los peones c4 y g4, y también ata­ca los puntos d5 y f5. Las blancas

no temen a la respuesta 24 . . . . gf debido a 25 . .!bf5 .,i xf5 26. ef, y después 't'fxf4 con un triple ata­que sobre el peón h6.

24. ... .ie6 25. g3 aS 26. a3

Cuando el adversario no tiene ni siquiera una insinuación de contrajuego, siempre son posibles e incluso útiles las jugadas de es­pera, para dar al otro bando la po­sibilidad de manifestarse, y para analizar una vez más la posición.

138

26. ... wd7 27. 1We2 llb8 28. \!Yd3 we8 29 . .idl

29. . . • .!bg6

Las negras podían impedir el jaque en a4 (29 . . . . .id7, pero en­tonces seguiría 30 . .iD .ie6 3 1 . .!bf5 (pronto saldrá a la luz este ataque) 3 1 . . . . lbxf5 (o 3 1 . . . . ltxf5, que esencialmente no cam­biaría nada) 32. ef .i.d7 33 . 1i'd4! (con la amenaza 34. fg) 33 . . . . �f8 34. fg fg 35 . f6! La jugada de la

partida simplifica el trabajo de las blancas.

30 . .i.a4+ c¡t>f8

O bien 30 . . . . .t d7 3 1 . .,i xd7+ �xd7 32. �f5 .

31 . c¡t>f3!

Para que en caso necesario el peón g4 esté suficientemente de­fendido.

31 . ... �g8 32. 1i'd4

Ahora está preparado el final, y prácticamente a cualquier res­puesta seguiría la invasión del ca­ballo en f5.

32. .. . 1I f8 33. �fS! .,txfS 34. efS �e7 35 . .td7 It h7

Si 35 . . . . c;!?h7, entonces 36. li x h6+ 't'fxh6 37. li xh6+ w xh6 3 8 . 1We4 1I h7 39. fg+ fg 40. 1We6+.

36. fgS! fgS

O bien 36 . . . . 1ffxg5 37. 1I h5

1 59

f!Jg7 38. g5 eS! (38 . . . . fg 39. .A.e6+ �h8 40. :S: xh6} 39 . .A.e6+ 'Ot?h8 40. gh f!Jxg3+ 4 1 . <;t? xg3 cd 42 . cd lt:lc6 43. Ii 5h4, etc.

37 • .A.e6+ lU7 Después de 37. . . . �h8 38.

:S: xh6! el mate es inevitable. Las negras abandonaron sin es­

perar la continuación 38. 1fxg7+ �xg7 39. Jl.xfl � xf7 40. :S: xh6.

51. Apertura Reti O G. LISITSIN e BOTVINNIK Torneo de maestros Leningrado. 1 93 3

l . lt:lf3 fS 2. e4

En esta posición es la respues­ta más razonable al intento de las negras de pasar a la Defensa Ho­landesa. El juego se abre, y las blancas se apoderan de la inicia­tiva.

2. ••. fe4 3. lt:lgS lt:lf6

Es mejor 3 . . . . d5, y a 4. d3 mi adversario Lane, en abril de 1 98 1 , cuando di una sesión de si­multáneas con reloj a 8 tableros contra unos juveniles ingleses, inesperadamente hizo la jugada 4. . . . ft'd6, definiendo la casilla g6. A 5. le siguió otra respuesta ines­perada, 5 . . . . h6. La partida con­tinuó así: 6. lt:lf3 de 7. lt:lfd2 lt:l f6 8 . lt:lc3 .A.f5 9. li:lb5 Wd7 1 0 . lt:lc4 't!f'xdl + 1 1 . wxdl lt:la6, y las ne­gras consiguieron igualar el jue-

1 60

go. Ahora me parece que después de 6. f!Jh5+ g6 7. 'ffh4 .A.g7 8 . li:lh3 .A.f6 9. Wg3 tfxg3 l O . hg de 1 1 . lt:lf4 la posición de las blancas sería preferible. Después de la ju­gada de la partida también tienen un juego bastante senciUo.

4. d3 eS

Se ha producido una especie de Gambito de Rey Rehusado, con colores cambiados. Las blancas (que ahora juegan como negras} naturalmente tienen un tiempo de más. Desde luego era peligro­so 4 . . . . ed 5. J.xd3, pero mere­cía atención 4 . . . . e3 5. ,i. xe3 e5.

S. de4 Jl.cS 6 . .i.c4 'f!/e7 7. li:lc3

Las blancas continúan el juego en el estilo de los maestros del si­glo pasado, pero desde luego la prosaica continuación 7. Jl.fl+ �f8 (7 . . . . �d8 8. lt:le6+} 8 . J4b3 aseguraba la ventaja de apertura debido a la desafortunada posi­ción del rey negro. Decidí acep­tar el sacrificio de peón, y me pa­reció que mi posición era defen­dible precisamente porque mi ad­versario se quedaba (después de mi combinación) sin su alfil de ca­sillas blancas.

7 . . •.

8. � xfl 9. �g3

10. Iifl

J.xfl+ f!JcS+ Wxc4

Surge la amenaza 1 1 . Ii xf6.

10 . ...

Las negras ya han conseguido enrocarse, y a primera vista se puede decir que el rey blanco ocu­pa una posición mucho más peli­grosa que su colega. Sin embargo, la pequeña ventaja en el desarro­llo permite a mi adversario conti­nuar el ataque.

1 1 . Ji xf6 gf6

Había que rechazar la conti­nuación 1 1 . . . . li xf6, ya que des­pués de 1 2. 1!Yh5 h6 1 3 . ltld5 hg 14. l¿)xf6+ gf 15 . Wg6+ �f8 1 6. 'fi'xf6+ l!Yfl 1 7. ft'd8+ l!Pe8 1 8. Wxg5 las blancas tenían un fuer­te ataque. Jugando 1 1 . . . . fg yo es­taba de acuerdo con las tablas . . .

12. l!Vh5 Iit7

Mediante 12 . ... fg se podía obligar a las blancas a dar jaque continuo, pero resulta que consi­deré que podía continuar la lucha sin peligro.

13. ltl xt7

Ya no era posible jugar 1 3. lild5 debido a 1 3 . . . . fg.

13. ... Vxt7 14. 1Wg4+ �h8

Después de 1 4 . . . . 'fi'g7 1 5. lild5 las blancas recuperaban el peón en una situación más favo­rable.

15. lild5 lila6 16. 1Wh4 d6 17 . .t.h6 .t.e6 18. tWxf6+ tWxf6 19. l¿)xf6

Se ha restablecido la igualdad material, y el resultado de tablas es lo más probable. Sin embargo, a las blancas les seduce la posibi­lidad de aprovechar la posición ahogada del rey negro, y deciden continuar la lucha. La primera preocupación de las negras es cambiar los caballos, para sacar al rey de su encierro.

19. ... ltlcS 20. �h4 ltld7 21. 'i!fg5 lt)xf6 22. � xf6 Ji e8

Aquí las blancas ya no debían tener ninguna ilusión al valorar la

1 6 1

posición. En el final la posición de las piezas y los peones negros

·es preferible. Además, la posición del rey blanco no resulta tan se­gura como parece a primera vista.

23. lit el

En todo caso defendiendo el peón aislado.

23. ... .ic4

Ahora el rey blanco debe vol­ver a casa.

24. g4 lit e6+

A 24 . . . . I! g8 podía continuar 25. g5.

25. 'it>gS lit g6+ 26. WhS lit f6

La posición de las negras ya es claramente preferible. Ahora, por ejemplo, se amenaza 27 . . . . lit f2.

27 . .te3 lU3 28. 'it>h4

Parando la desagradable ame-naza 28 . . . . lit h3+.

28. ... b6 29. a3 'it>g7 30. b3

La única posibilidad de defen­sa era 30 . .igl seguido de ll e3 .

30. ... .tn

Ocupando la casilla h3, que tie­ne un significado especial.

1 62

31. gS .ih3

(DIAGRAMA 142)

Inesperadamente, el rey blanco cae en una red de mate. Después de la retirada del alfil por la dia­gonal h3-c8 la casilla quedará li­bre para la torre.

32. g6

Ya no salvaba 32 . .tgl .te6 33. 11: e3 por 33 . . . . li n 34. g g3 11: f4+, pero aún se podía salir del paso con la pérdida de peones: 32 . .icl .te6 3 3 . g e3 g n 34. i.b2 lit f2.

3 2 . . . . hg6

Era malo tanto 32 . . . . h6 por 33 . 'it>h5, como 32 . . . . w xg6 por 33. I! gl + y 34. ll g3.

33 . .igl 34. ll e3 35. ll g3 36. wgs

.te6 ll fl llf4+ lit f8!

Con la amenaza mortal 3 7. . .. lit h8.

37. ll c3 c5

Las blancas abandonan. Des­pués de 38 . Wh4 ll h8+ 39. 'it>g3 ll h3+ se quedarían sin torre.

Un ejemplo clásico de coordi-

nación de acciones entre la torre y el alfil, acentuado por la presen­cia de alfiles de distinto color. A causa de estos alfiles las blancas no pudieron resistir el ataque del enemigo, ya que las negras prác­ticamente jugaban con pieza de más.

52. Defensa Nimzoindia O BOTVINNIK e V. SOZIN Torneo de maestros Leningrado, 1 933

1 . d4 lbf6 2. c4 e6 3. lbc3 Ab4 4. 'iWb3

La partida con Ragozín no lle­vó a desengañarme en esta va­riante, y sólo necesitaba cambiar mi decisión en la 7 .• jugada.

4. • • • c5 5. deS lbc6 6. Aog5 h6 7. � xf6

Así se sustituye la retirada del alfil por el cambio que, a propó­sito, ya tuvo lugar en una de las partidas del match del año 1 929, Alekhine-Bogoljubov.

7. . • • 'iWxf6 8. lbf3 � xc5 9. e3 0-0

10. 0-0-0

La teoría examinaba sólo las partidas con el enroque corto, y puede ser que no sin fundamen­to, ya que después de mi decisión

debía surgir un juego agudo, en el que las posibilidades de las negras son mejores. Sozin pasa a realizar inmediatamente el plan de ataque en el flanco de dama.

10. ... 'f/e7 1 1 . Ae2 a6 12. g4

Las blancas no pueden dar otra contestación más que el asalto de peones al flanco de rey.

12. .•. b5 13. g5

13. ... lba5 Si 1 3 . . . . hg, entonces 14 .

:¡¡[ dg l , y después h2-h4. La conti­nuación natural de ataque era 1 3. . . . be, 1 4. Wxc4 d5, abriendo in­mediatamente dos columnas {«b)) y «e») y ocupando el centro. La jugada de la partida gana el peón c4, después de lo cual esta casilla pasa a ocuparla un peón negro es­torbando el ataque al rey blanco, y el caballo a5 queda sin juego.

14. 'iWc2 bc4 Era más prudente 1 4 . . . . lb xc4.

1 6 3

15. gh6 g6 16. ll hgl �h7

Otro error consecutivo de las negras, y por lo visto ya decisivo. Ante todo es una pérdida de tiem­po, ya que más tarde el rey se ten­drá que retirar a h8. Pero lo prin­cipal es que las negras dejan esca­par la posibilidad, mediante 1 6 . . .. d5, de impedir de alguna ma­nera el ataque sobre su rey del ca­ballo c3. Además, defendiendo el peón c4, podían regresar después con el caballo a c6, para tomar el control de la casilla e5.

17. h4 ll g8 Ahora 17 . . . . d5 ya llegaría tar­

de por 18 . h5 ll g8 1 9. hg+ fg 20. itle5 Wf6 2 1 . lbxg6 l1 xg6 22. .th5.

18. h5 d6

De lo contrario (por ejemplo, a 1 8 . . . . .tb7) seguiría 19 . hg+ fg 20. itle5. Pero ahora las blancas ganaban forzadamente mediante 1 9. hg+ fg 20. l1 xg6! li xg6 2 1 . D g1 Wf6 2 2 . itlh4 1Wf5 ! 23. 1lfxf5! ef 24. ll xg6, y las negras están indefensas contra la manio­bra itlc3-d5-f6. Por otra parte, la continuación de la partida condu­ce a una rápida victoria.

19. itlg5+ wh8

Si 1 9 . . . . �xh6, entonces deci­diría 20. hg.

(DIAGRAMA 144)

Aquí busqué tenazmente el fi­nal en la variante 20. lb xf7+

1 64

fixf7 21 . hg fff5 22. g7+ Wh7 23. itle4 .i.b7, pero no lo encontré. Años después Levenfish consi­guió encontrar una brillante com­binación final, 24. .if3!! Todo consiste en que ahora el caballo e4 está defendido y la casilla h l es accesible para la torre. A 24. . .. � xh6 seguiría 25. D g3. En una palabra, se podía bajar el te­lón. Ahora, aunque no por mucho tiempo, la lucha continúa.

20. itlce4 e5 21 . lbxcs

Lo más sencillo: los peones do­blados negros defienden sólida­mente al rey blanco.

21 . ... 22. hg6 23. Wc3 24 • .i.f3

deS fg6 itlc6 itlb4

A 24 . . . . .i.b7 decidía 25 . .,i.xc6 .,i.xc6, 26 . D d6 !

25. 1lfxc4 llb8 26. itln+ �h7 27. itlg5+ wh8 28. itln+ wh7 29. itlg5+ �h8

El lector ya sabe que la repeti­ción por tercera vez de la posición (y no de una serie de jugadas) en esa época no era tablas (ver par­tida n.o 9).

145

30. a3 .i.f5

31. !Vf7!

Esta jugada es posible porque la casilla a2 está defendida, e in­dependientemente de que las ne­gras cambien damas o no, se que­dan sin pieza.

31 • ••• 32. !fxa2 33. �d5

lba2+ c4 li gc8

La reclusión de la dama no pue­de durar mucho; la siguiente ma­niobra conduce a ganar la calidad.

34. lbf7+ wh7 35. lbd6 .t.d3 36. lbxc8 n xcS 37. a4 'ffd6 38. 'ffa3

Aprovechando que el alfil es tabú (38. . .. 'ffxd5 39. !t'e7+ w xh6 40. lit h l +}, la dama recu-

pera la libertad, y ahora todas las piezas negras quedarán clavadas.

38. ... lic5 39. �e4 !f'f8 40. �xd3 cd3+ 41 . <Gt>bl e4 42. li cl

Las negras abandonan. Esta partida la jugué en un es­

tilo inhabitual en mí, con un ata­que insuficientemente preparado, y limitado por los defectos de mi forma deportiva, con muy poca profundidad combinativa, pero logré llegar a la tierra prometida.

53. Defensa Siciliana O V. RAUZER e BOTVINNIK 8.° Campeonato de la U RSS Leningrado, 1 933

l. e4 c5 2. lbf3 lbc6

Si las negras quieren jugar la Variante del Dragón deben elegir otro orden de jugadas (ver parti­da n.o 74).

3. d4 cd4 4. lbd4 lbf6 5. lbc3 d6 6 . .i.e2

En los últimos años, Rauzer in­trodujo en la práctica de los tor­neos el sistema con la jugada 6. .i.g5, no permitiendo la Variante del Dragón, empleada en esta partida.

6. ..• g6

1 65

7 . .i.e3 8. l!Jb3

�g7

Todo esto se publicó en ese año en la monografía de A. Becker, «La Defensa Siciliana». Entre las muchas recomendaciones conve­nientes que se incluyen, la jugada 8 . . . . a5, 9. a4 despierta dudas, ya que la debilidad de la casilla b5 es más sensible que la debilidad de la casilla b4.

8. • . . .t.e6 9. f4 0.0

10. 0-0 En relación a la jugada 10. g4,

ver las partidas con Kan y Alek­hine (n.os 74 y 79).

10. . . • liJaS

Otro plan posible para las ne­gras está relacionado con la ma­niobra 1 0 . . . . 1Wc8, estableciendo el control de la casilla g4, y des­pués 1 1 . . . . l:t d8 .

1 1. liJ xaS Se situaban ante las negras pro­

blemas más difíciles en caso de 1 1 . f5 .t.c4, 1 2 . .i.d3! (esta conti­nuación la encontró unos años después Spielmann), pero, como se demostró posteriormente, se salvan las dificultades mediante 1 2 . . . . .t. xd3 1 3 . cd d5 1 4. l!Jxa5 1Wxa5 1 5 . e5 d4.

1 1. ... 12 . .i.f3 13. l:t el 14. �d2

'W'xaS .t.c4 l:tfd8 1Wc7

Evita el cambio de damas tras la posible jugada l!Jc3-d5.

1 66

15. l:t ac1

Es más sencilla 1 5. 't!Vf2.

15. ••. e5 16. b3

Ahora las negras se apoderan de la iniciativa. Era obligatorio ju­gar 1 6 . fe de, 1 7. 'W'f2 con posibi­lidades totalmente iguales.

16. . . . d5!

Lleva a un juego complicado, pero por lo visto excelente para las negras.

17. ed5

Si 1 7 . fe , entonces 1 7 . l!J xe4.

17. ... e4!

Esta fue la primera de mis par­tidas que fue publicada por el mundo ajedrecístico, y precisa­mente esta posición la estudiaron analistas de la talla de Tarrasch y Becker, quienes examinaron las siguientes continuaciones:

1 ) 1 8 . .t.xe4 l!J xe4 1 9 . l!J xe4 .t xd5 20. 'i!fd3 (pero no 20. l!Jg3 .i.c3) 20 . .. . 1Wc6 21 . .i.f2 l:t e8, y

después de la retirada del caballo 22 . . . . .i_ xg2.

2) 1 8 . � xe4 � xd5 1 9. �hl li)xe3 20. Wxe3 �d4 21 . W'd2 �b2 (o 2 1 . . . . �e6 22. c4 .i.e5 23. W'e2 �xf4) 22. �b4 .i_ xcl (es posible 22. . . . .i.d5 23 . ll b l fi'xc2) 23. �f6+! Wh8! 24. �c3 �d2 25. �b2 �e6! 26. �d5+ (26. c4 fi'a5) 26 . . . . �c3 27. � xc3 �g8 28. �e4 fi'xf4 29 . �f6+ wf8, y en ambos casos las blancas no consiguen nada.

Rauzer elige la continuación más razonable.

18. bc4 ef3 19. eS fi'aS

20. It edl

Pero aquí esta decisión es un error. De la amenaza 20 . . . . � xd5 se defiende mal 20. d6 debido a 20 . . . . �g4 21 . �e4 'fi'xd2 22. .i_xd2 (o 22. �xd2 � xe3 23. l:t xe3 .i.d4) 22 . . . . f2+ 23. �xf2 .i.d4. La mejor jugada 20. W'd3 la indicó Grigoriev, el cual, como presidente del jurado, aunque ad­judicó el premio de belleza a esta

partida, tardó bastante en dar una decisión justa, ya que examinó la variante 20 . . . . �g4 2 1 . �e4 f5 22. �g5 f2+ 23. �xf2 � xf2 24 �xf2 'ffxc5+ 25. �g3 l:t xd5 26. '9Wb3 a favor de las blancas. No se podía jugar 25 . . . . 'ff'xd5 por 26. l:t e8+.

Sólo en los años sesenta conse­guí demostrar que respondiendo a 20. fi'd3, 20 . . . . b6!, las negras destrozaban el centro de peones de las blancas y después de 2 1 . gf be o 2 1 . cb ab obtenían en gran medida posibil idades iguales. Después de la jugada de la parti­da las blancas ya no pueden sal­varse.

20. . . . �g4! 21 . �d4

Lleva a una derrota inmediata, pero en el final después de 2 1 . �e4 fi'xd2 22. � xd2 �d4+ 23. whl fg+ 24. w xg2 l:t xd5 las blancas quedaban mal.

21. •.• f2+ 22. �fl

o 22. whl , g xd5! 23. � x d5 fl =fi'+ 24. ll xfl 'ffxd2.

22. ... �a6+ 23. W'e2

Después de 23. 'Wd3 � xd4 24 . �xa6 �xh2+ 25. c¡f¡e2 fl=D+ 26 . l:t xfl ba, las blancas podrían ren­dirse, y en el caso de 23 . �e2 ll xd5 24. c3 Ile8 no hay defensa contra �g4-e3+.

1 67

23. ... � xd4 24. ll xd4

24. .•• �f6!

El traslado de la dama concede a las negras ventaja de material. Por ejemplo, 25. �d3 ll e8 26. It e4 (26. g3 ll e3 27. �d2 It ae8) 26 . . . . li xe4 27 . .!bxe4 @xf4. La continuación de la partida no es mejor.

25. ll cdl 26. !Vd3 27. ll e4 28. ll e6

�h4 ll e8 f5 ll)xb2+

Lo más sencillo. Tarrasch indi· có un camino más complicado: 28 . . . . ll ad8 29. 1Wb5 (29. 1!Vg3 "tWxg3 30. hg lit x e6 3 1 . de .!be3+) 29 . . . . ll xe6 30. de Jit xd l + 3 1 . ll) x d l lb xh2+ 32. c;!le2 f1 =1!1+.

29. we2 @xf4

Las blancas abandonan. Después de 3 0. ll fl ll) xfl 3 1 .

c¡!¡xfl li xe6 32. de !reS las ne­gras ganan además el peón e6.

168

54. Defensa Grünfeld O BOlVINNIK e M. YUDOVICH 8.° Campeonato de la URSS Leningrado, 1 933

l. c4 2. d4 3 • .!bc3 4 . .!bf3 5. !Yb3

.!bf6 g6 d5 �g7

Esto es una recomendación de Ragozín. Se podía jugar 4. 1Wb3, que yo ensayé un poco después en este torneo contra Levenfish. Después de finalizar el 8.0 Cam­peonato el sistema con la dama en b3 fue sometido a una larga y pro­funda exploración, pero en mi opinión hasta ahora no se ha en­contrado un antídoto absoluta­mente suficiente. Una de las ré­plicas más serias, por lo visto, es la ideada por Smyslov: 5 . . . . de 6. !fxc4 0-0 7 . e4 �g4.

5. • . . c6 6. cd5 ll) xd5

Aquí la simetría no era conve­niente para las negras: 6 . . . . cd 7 . �g5, forzando la respuesta 7 . . . . e6, condenando a las negras a una defensa pasiva.

7. �d2

Antes yo consideraba que la continuación 7. e4 .!b xc3 8 . bc c5! llevaba a un juego igualado. Aho­ra la teoría indica que después de 9. �e3 cd 10 . cd 0-0 1 1 . ll d l .!bc6 1 2. d 5 ! las blancas obtienen ventaja.

7 . . • . 8. e4

(W lbb6

Como las blancas van a jugar inevitablemente �d2-e3, que está relacionado con una pérdida de tiempo, esto parece favorable para las negras. En realidad la po­sición del caballo en b6 es básica­mente mala, con lo que las blan­cas mantienen la ventaja. Tendría una pequeña ventaja después de 8 . . . . lbxc3 9. �xc3.

En sus tiempos, Tarrasch afir­maba que en el Gambito de Dama un caballo en b3 y en b6 siempre estaba mal situado. Aunque hace tiempo que esta afirmación ha de­jado de ser verdad, en esta posi­ción la actividad del caballo en b6 es realmente mínima. Sin embar­go, Smyslov encontró una intere­sante posibilidad para obtener contrajuego para las negras, ba­sándose en el ataque �g4, que es patente suya (ver los comentarios a la 9.• jugada de las negras).

9. li dl !

Las blancas no están obligadas a defender directamente el peón d4 (9 . .t.e3 .t.e6 y 1 0 . ... Ac4 ó lO . . . . lbc4), y pueden hacerlo in­directamente.

(DIAGRAMA 149)

Sobre esta posición escribí que no prometía nada bueno a las ne­gras 9 . . . . �g4 10. Ae3, ya que el cambio en f3 es favorable a las blancas, y recomendé la variante 9 . . . . �e6 10 . t!fc2 Ac4 1 1 . A xc4 lb xc4 12 . Acl lüd7, en la que las

negras obtienen una pequeña pre­sión. Smyslov unió estas dos ideas, e indicó correctamente en la «Enciclopedia de aperturas» que mediante 9 . . . . �e6 1 0. t!Vc2 Ag4 1 1 . �e3 e5 12 . de 'f/e7 1 3 . .i e 2 lb 8d7 las negras igualaban el juego.

9. . . . lü8d7

Teniendo previsto el avance e7-e5. Para prevenir esta jugada, las blancas fuerzan el debilita­miento del punto b6.

10. a4 aS

De lo contrario las blancas ju­garían 1 1 . a5.

1 1. Ae3!

Ahora es evidente que el desa­fortunado caballo b6 es objeto de todas las desgracias. No tiene una sola jugada, y es necesario defen­d_erlo doblemente, porque las blancas pueden jugar d4-d5 . En resumen, las cinco piezas negras del flanco de dama están atadas, y no pueden ni soñar con llevar a cabo el avance e7-e5.

Por otra parte , la posición de

1 69

las negras aún es sólida, y no es sencillo penetrar en ella.

1 1. . .. f!lc7 12. �e2 f!id6 13. ltla2

Sin permitir el ataque liberador 1 3 . . . . 'frb4, y teniendo presente responder a 1 3 . . . . 1We6 1 4. fflxe6 fe 1 5. b3 ltlf6 1 6. d5 ltlbd7 1 7. de ltlb8 1 8 . R.c4 con perspectivas posicionales.

13. . .. e6 14. 0-0 h6

¿Para qué han hecho las negras esta jugada? Necesitaban jugar f7-f5, para liberar el punto d5 para el caballo b6, pero inmedia­tamente 1 4 . ... f5 era malo por 15 . ltlg5 li e8 1 6. f3, y mediante el re­fuerzo del peón e4 se puede con­trolar como antes la casilla d5. Por eso las negras previenen 15. ltlg5.

Aquí las blancas podían me­diante 1 5. ltle5 ! ! y después 1 6 . f3 asegurar el control sobre la casi­lla central d5, manteniendo todas las ventajas de su posición. Sin

1 70

embargo, me pareció que la juga­da f7-f5 era absolutamente impo­sible, y cometí un error posicio­nal. Por desgracia, a causa de esto la partida perdió su valor.

15. licl f5 16. ltlc3

Las blancas se disponían a ju­gar 1 6. ltle5, pero ahora advirtie­ron que existía la sencilla respues­ta 1 6 . . . . f4. Si 1 6. d5, para ocu­par esta casilla con los peones enemigos, entonces 1 6 . . . . cd 1 7. eS � xe5! 1 8. l!J xe5 1Wxe5, y el al­fU e3 está clavado a la defensa del alfil e2. Por eso las blancas defen­dieron el peón e4 y el alfil e2.

16. ... �h7

Parando la amenaza 1 7. d5, a la que seguiría 1 7 . . . . fe! 1 8. de e f.

17. li fd1

Renueva la amenaza 1 8. d5 ( 1 8 . . . . fe 1 9. de, y la dama negra está atacada.

17. . . • fe4 18. ltl xe4 1Wb4

La persecución del peón, que lleva como resultado que la dama se quede fuera del juego, se ase­meja a una capitulación. La posi­ción del rey negro es tan peligro­sa, que era obligatorio jugar 1 8 . ... 'fle7, aunque tras la continua­ción 19 . 'flc2 ltld5 20. ltlg3! el de­bilitamiento del punto d6 se reco­nocía claramente.

19. fi'c2 20. b3

l!fxa4 'W'a3

Ahora no resultaría el sacrificio d e pi eza 21 . li:l e g5+ h g 22 . li)xg5+ 'it>g8 23. '9fxg6 por 23 . . . . lH6.

21. li:lh4!

Ahora no es posible defender el punto g6 (2 1 . . .. IH5 22. g4; 2 1 . . . . a4 22. li b l ab 23 . ]ii xb3 '9fa2 24. li b2 '9fa4 25. lWbl , y las negras no consiguen el cambio de damas).

21. ... 'f/e7 22. liJxg6

También ganaría 22. li:lg5+ hg 23. liJxg6 y 24. li)xf8+.

22. .•. <;t>xg6 23 • .Q.hS+!!

Las negras se rinden, ya que el mate es inevitable.

55. Defensa Caro-Kann O BOTVINN I K e S. FLOHR s.· partida del match leningrado, 1 933

l. e4 c6

2. d4 d5 3. edS cdS 4. c4

Esta jugada está unida legíti­mamente al nombre de Panov, que elaboró este sistema, relacio­nado con un ataque inmediato al peón central d5.

4. . . • li:lf6 5. li:lc3 li:lc6 6 . .Q.gS

Sin embargo, el Ataque Panov se basaba en la continuación 6. li:lf3 .Q.g4, 7. cd liJxd5, 8. ltb3, manteniendo en todas las varian­tes una pequeña iniciativa por parte de las blancas. La variante con la jugada 6 . .Q.g5 la preparé especialmente para el match con­tra Flohr, que empleaba sistemá­ticamente la defensa Caro-Kann. Consideré que el ataque al caba­llo, defensor del peón central d5 era sin duda más activo, y toda la práctica del siguiente medio siglo, y también la búsqueda teórica han demostrado la corrección de esta decisión. La jugada 6 . .Q.g5 la em­pleé ya en la l . • partida, pero las blancas no consiguieron ninguna ventaja, por lo que me preparé como antiguamente, no uniendo el sistema de apertura con los pla­nes del medio juego. El tenso tra­bajo anterior a la 9." partida de tres reputados analíticos, Model, Ragozín y el autor de estas líneas, dio resultado, con lo que espera­ba aprovecharme esta vez.

6 . •. . dc4

1 7 1

Era más prudente 6 . . . . e6; a grandes complicaciones conducía 6 . . . . 'i!Yb6, como jugó contra mí Spielmann en el año 1935 (ver partida n.o 64).

7. d5

Posteriormente se aclaró que después de 7 . A xc4 las blancas tienen considerable ventaja.

7. ... 'beS 8. Wd4 'bd3+ 9 . .t.xd3 cd3

10. lllf3!

Esta jugada fue descubierta en el análisis conjunto. En la prime­ra partida las blancas continuaron erróneamente 1 0 . .t. xf6. La fuer­za de la nueva continuación con­siste en que las blancas no se dan prisa en recuperar el peón, y se es­fuerzan en una rápida moviliza­ción de sus fuerzas.

10 • . . • g6

En caso de 1 0 . . . . e6 1 1 . ,t.xf6 'i!fxf6 12. Wxd3 las negras dificil­mente terminarían el desarrollo, pero puede ser que sea aún más fuerte 1 1 . 0-0-0. El intento de de­fender el peón mediante 1 O. . • . .i.f5 llevaría a las negras a gran­des dificultades después de 1 1 . 0-0 h6 1 2 . .t.xf6 gf 1 3 . 'fi'f4. Era un poco mejor para ellas jugar in­mediatamente 1 0 . . . . h6.

11 • .i_ xf6

Aquí esto, naturalmente, se im­pone. Las blancas consiguen rea­lizar el enroque corto, con lo que el rey estará fuera de peligro, y

1 72

las torres mostrarán su actividad por las columnas centrales.

1 1 . • . . ef6 12. 0-0 Wb6

Parece ser que perdía la juga­da evidente 12 . . . . .i.e7 por 1 3 . Ii: ad l ! {peor 1 3 . 'be4 1!fb6! 14. d6 !fxd4 15 . 'bxd4 f5 ! 1 6 . Ii: fe 1 fe 1 7. Ii: xe4 <i!i>d7) 1 3 . . . . 0-0 14. l:[ x d3 .t.f5 15. Ii: d2 .t.d6 (de lo contrario, 1 6. d6) 1 6. g4 .t.c8 1 7. llle4.

Flohr encontró un plan muy agudo. Mantiene su rey en el cen­tro en la casilla d8, donde su po­sición parece segura, porque la columna «d» está bloqueada por el peón blanco.

13. Ii: fel + <i!i>d8

14. fi'h4

En esencia, esta jugada decide la partida. Es curioso que la ma­yoría del grupo de maestros que se encontraban durante la partida en la sala de prensa del match es­taban de acuerdo en que la juga­da 14. fi'h4 era muy fuerte, pero consideraban que Botvinnik no la

advertiría. Sin embargo, como en la obra de Pushkin, «Boris Godu­nov», el padre fue obligado

_a Iee_r

por su mentalidad, yo me v1 obh­gado en la partida a descubrir esta única jugada ganadora.

Después de 1 4. l!fxd3 .id6 1as negras mantenían posibilidad de una defensa con éxito. Ahora de­bido a la amenaza 1 5. ltle5 las ne­gras no se salvan tanto con 1 4 . . . . .te7 15 . d6 l!fxd6 1 6. lt ad l ! .td7 ( 1 6 . . . . .tf5 1 7. ltld4) 1 7. lt e3 como con 14 . . . . ..id7 ( 1 4 . . . . .tg7 1 5 . ltle5 l[f8 1 6. 't!Vxh7) 1 5. lOeS .te8 1 6. ltlc4 't!Va6 1 7. d6. Por eso se atreven con la conti­nuación de la partida.

14. ... g5 15. Wh5

Las pérdidas materiales son inevitables para las negras. A 15. . . . 1!1c7 seguiría con gran fuerza 1 6. ltle4.

15. ... ..id6 16. fi'xf7 lif8 17. 't!Vxh7

Ahora las blancas ya tienen peón de más, y las negras no han finalizado el desarrollo.

17. ... g4

Lo mejor. El caballo debe reti­rarse ahora a d2, para bloquear el peón «d».

1 8. li:ld2 Vc7

(DIAGRAMA 1 53)

Es evidente que las negras quieren llegar al final (¡su rey está

en el centro!), pero para las blan­cas no tiene ningún sentido dis­minuir la intensidad de la lucha.

19. Wh6

Crea la amenaza 20. ltlb5.

19. ... Wf7 20. li:lc4 .teS

No sería fácil para las negras después de otras retiradas del al­fil: 20 . . . . .tb8 2 1 . d6 li g8 22. li e7 'Wg6 (22 . . . . l!fxc4 23. fixf6) 23. !ff4 ó 20 . . . . .tb4 2 1 . a3 .t x c3 22. ltld6 f/g8 23. be.

Ahora las blancas van al final con dos peones de más. Es una decisión natural, si se tiene en cuenta que en este momento Aohr lideraba el match con dos puntos de ventaja. Hay que con­siderar sin embargo que Tarrasch indicó la posibilidad de victoria en el medio juego mediante 2 1 . ltlb5.

21. lLJxeS feS 22. 'tfg5+ fie7

No hay otra cosa.

23. 'l!fxe5 !fxeS

1 73

24. la: xes .t.rs 25. li fl

Es curioso que tanto en el me­dio juego como en el final las blan­cas no tienen prisa por capturar el peón d3, que no les incomoda lo más mínimo. La principal cues­tión es efectuar el avance de los peones del flanco de rey.

25. • • . 'itld7 26. f3 b5 27. fg4 .t_xg4 28. h3 b4 29. ftJe4

Las blancas no quieren pasar al final de torres: 29. hg be 30. be 11 xfl + 3 l . <¡f¡xfl li1 c8. La victo­ria la garantizan los dos peones de más pasados, y una pieza en el centro juega un papel muy impor­tante.

29 . ... ¡t xfl+

29 . . . . .t.e2, entonces 30. li1 xf8 la: xf8 3 1 . d6 l Hl + 32. �h2 lil dl 33 . n e7+ 'it' c6 34. d7 'it'c7 35. �c5, y pronto aparecerá una nue­va dama blanca.

1 74

30. wxfl lt f8+ 31. 'itlel .t.rs

Si 3 1 . . . . .t.e2, entonces 32. ltlg3 .

32. g4 Ag6 33. ll e6

Las negras abandonan.

56. Defensa Holandesa O S. FLOHR e BOTVINNIK 1 o.a partida del match Leningrado, 1 933

l . d4 e6 2. c4

En la 8.a partida mi adversario jugaba a tablas y pasó la partida a la Defensa Francesa, eligiendo la Variante del Cambio. Ahora, después de la derrota en el en­cuentro precedente, el gran maes­tro se considera obligado a reha­bilitarse y busca la victoria.

2. ••• f5 3. gJ ftJf6 4 . .i.g2 .t.e7

Esta variante del «muro de pie­dra>> ya se había estudiado enton­ces de forma concienzuda, por lo que ahora, naturalmente, ya se puede sacar poco nuevo en su teo­ría. Sin embargo, en las partidas de Flohr se encuentra raramente, y por eso fue conveniente pertre­charse con esta apertura.

5. �c3

En esos años esta jugada se

consideraba obligatoria, pero des­pués se puso de manifiesto que 5. lL! bd2 es más peligrosa para las negras.

5. • • • d5 6. lL!f3 c6 7. 0-0 �

Aquí las blancas tienen un va­riado surtido de continuaciones, de las cuales las más populares son 8 . .i.f4, 8 . .i.g5 y 8. 1!fc2. S in embargo, por el desconocimiento de este sistema de apertura, Flohr escoge el desarrollo más modesto del alfil de dama por la casilla b2.

8. b3 9 • .i.b2

10. fi'd3

'ti'e8 lL!bd7

Probablemente, dejando esca­par la últi!Ila posibilidad de obt� ner buen Juego, que se consegma mediante 1 0. 11fcl seguido de .i, b2-a3. Ahora las blancas no pueden cambiar seguidamente los caballos en la casilla e4 (después de lL!f6-e4) porque la dama que­da atacada. Si jugase a tablas, en­tonces lo más sencillo sería llevar a cabo la maniobra 1 0. lL!g5 y 1 1 . f4. Es cierto que Flohr plantea con su jugada la amenaza 1 1 . cd ed 1 2. 'fi'xf5 , pero se para fácil­mente con una respuesta plena de ideas típicas de esta variante.

10. ... �h5 1 1 . cd5

Este cambio es fundamental, ya que a la inmediata 1 2. lL!d2 u 1 1 . lL!el seguiría e6-e5 .

1 1 . ... ed5

Ahora las negras tienen la es­peranza de incluir en el juego a su alfil de dama.

12. lL!d2

El caballo se dirige a donde no debe ir. En la casilla d2 sólo pue­de apoyar el avance e2-e4, pero este avance es prácticamente i naccesible. Y después de 1 2. lL!el lL!e4, 1 3 . f4 este caballo po­dría, a través de f3, llegar a la im­portante casilla e5 . En estas posi­ciones cerradas, pero de doble filo, es necesario tener un plan muy exacto, y está claro que las blancas no lo tienen.

12 . .• . 13. f3

Si 1 3 . f4, entonces 1 3 . . . . lLJ xd2 1 4. 'fi'xd2 lL!f6, y el caballo negro llega, con ventaja de tiempo, a la casilla e4, mientras que el caballo blanco aún no tiene ninguna pers­pectiva de saltar a la casilla e5 .

13. • • • li)xcJ

Ahora ya no es necesario cam-

1 75

biar caballos en d2, ya que éste no tiene ni una sola casilla libre (¡a excepción de b l !), y esto es sustancial, ya que las negras con­siguen empezar inmediatamente el ataque sobre el flanco de rey.

14. �xc3 f4 15. Ii: fe1

De pronto las blancas están congestionadas. Es necesario de­jar libre la casilla fl para el caba­llo, pero la casilla e l podría ser necesaria para el alfil. Las blan­cas han decidido utilizar la torre en la columna «e».

15. • • • .i.d6 16. ll)fl IUi

Si 1 6 . . . . lDf6, entonces 1 7. .i.d2, y las negras están obligadas a cambiar previamente en g3, tras lo cual las blancas consiguen ju­gar e2-e4.

17. e3

Era malo 1 7. e4 de, ya que no es posible jugar 1 8 . fe por 1 8 . . . . f3, y después de la captura en e4 con la dama o con la torre la po­sición de las blancas está destro­zada, y las negras tienen un exce­lente tiempo para el ataque, 1 8 . . . . ll)f6.

17. . . • fg3 18. lilxg3

En caso de 1 8. hg las negras pueden elegir entre una tranquila continuación de ataque ( 1 8 . . . . �g5) y una buena decisión com­binativa ( 1 8 . . . . ,ii xf3 1 9. � xf3 t!fxf3). Pero ahora la brecha en

1 76

los peones del rey es un debilita­miento aún mayor.

18. . . . 1fWh4 19. l¿)fl lilf6 20. li e2 Ad7 2 1 . i.el

El alfil de casillas negras viene finalmente a ayudar, pero va a ser cambiado, y las restantes piezas blancas están dispuestas con pasi­vidad.

21 . . . • 22 . .tg3 23. 4Jxg3

�gS .i_ xgJ

Y de nuevo era imposible to­mar con peón (23. hg) por 23 . . . . lllh5 24. g4 (24. �h2 lil xg3 25. wxg3 1fWh4+) 24 . . . . lilf6 seguido de h7-h5. Por otra parte, en la partida las blancas no están me­jor.

23. .•. hS! 24. f4 �g4 25. Ii: f2

Después d e 25 . li fl h4 26. �f3 �h3 27. Ag2 �e6 el caba-1lo blanco finalmente llega a reti-

rarse a h l , aunque en ese caso es probable que pudieran resistir más tiempo.

25. .•. h4 26. �f3

Era algo mejor 26. h3 'We6 (ó 26 . . . . lf1xg3 27. l! f3 lrfxf3 28 . ,txf3 � xh3, y el sacrificio de dama que recomendó Grigoriev también llevaría a la victoria) 27. �fl lbe4, tras lo cual las piezas negras dominan.

26 . • . . hg3

Un sacr ifi c i o e vidente de dama, con lo que todo queda cla­ro.

27. ,i xg4 28. �g2 29. h3 30. � xf2

gf2+ li) xg4 �f6 �e4+

Las blancas abandonan.

57. Defensa Eslava O BOTVIN N I K e S. BELAVENETS Match de sindicatos Moscú-Le­ningrado Leningrado, 1 934

l . li)f3 2. c4 3. d4 4. e3 S . .i.d3 6. li'lc3

dS c6 li'lf6 e6 li'lbd7

Me aparto de la jugada 6. lbbd2, permitiendo de esta mane­ra la Variante Merano.

6 . .. . 7. � x c4 8 . .i.d3 9. e4

10. e5

dc4 bS a6 eS

Por: aquel entonces aún no se había publicado el artículo sobre el ataque con la jugada lO. d5 que, como se consideró durante largo tiempo, da ventaja a las blancas. Por cierto yo ya conocía entonces esta jugada, pero pensa­ba que no era peligrosa para las negras. Después la reforzó sobre todo Boleslavsky, cuyos análisis llegaban hasta la jugada 26.a (!), y la Variante Merano fue rehabili­tada de nuevo (ver, también, la partida n .o 1 0).

Después de la continuación ele­gida por las blancas, las negras también obtienen un juego exce­lente.

10 . • . .

1 1 . ll:'l x bs cd4 � xeS

U na conocida jugada de Sozin. Es más fuerte que la respuesta 1 1 . . . . ab, empleada sin éxito por Euwe en una partida conmigo (Moscú, 1948).

1 2'. lL'l x eS abS

(DIAGRAMA 157)

13. 0-0

Las blancas eligen el ataque Rellstab; un poco más tarde ad­quirió popularidad la jugada 1 3 . 'Wf3. Sin embargo, después d e 1 3 . . . . .i.b4+ 14. �e2 l:I b8 1 5 . 'Wg3 (merece atención 1 5 . �c6, como

177

sucedió en la 8.• partida del match Botvinnik-Bronstein, 1 95 1 ) 1 5 . . . . Wd6 1 6. lbf3 Wxg3 1 7. hg R.d6! 18 . lbxd4 i.d7 es dificil com­prender por qué la partida de las negras es peor. . .

En la partida Reshevsky-Bot­vinnik (match URSS-USA, 19 55) en respuesta a 1 3 . 1P'f3 yo escogí 1 3 . . . . 1Wa5+ 1 4. �e2 .i.d6 1 5 . 1Wc6+ �e7, y después d e 1 6 . .i.d2 b4 1 7. '9Wxd6+ � xd6 1 8 . lbc4+ ��� surgió una posición con po­s1b1hdades totalmente igualadas. Era más fuerte para las blancas 1 5 . .i.d2 1Wa6 1 6. a4 0-0 1 7. ,i. xb5 .i, xe5 1 8 . .i, xa6 .i_ x a6+ 19. <t>d l .

En los años treinta yo conside­raba que la jugada 1 3 . 0-0 ofrecía más posibilidades a las blancas.

13. ... '9Wd5 14. lte2 lbS

Una novedad (entonces, natu­ralmente). Pero la torre aquí no está bien situada, ya que sólo aña­de leña al fuego del ataque de las piezas blancas. Es mejor 14 . . . . i.a6 (ver partida n.o 1 1 9).

15. f4!

1 78

Defendiendo al mismo tiempo la casilla g2 y el caballo centrali­zado, las blancas inmediatamente pasan a la movilización de sus fuerzas.

15 • . • . .i.d6

A la natural 1 5 . ... i.b7 segui­ría 1 6. a4 ba 1 7. R.d2, y tras la re­tirada de la torre por la columna «a>> las negras pierden el control sobre la casilla b5. Pero puede ser que siguiera el sacrificio de cali­dad ( 1 7 . . . . li c5 1 8 . i.b4 il.e7 19 . J.xc5 J.xc5), ya que ahora a 20. R.b5+ hay la respuesta 20 . . . . fj; e7, y las negras tienen «su» jue­go.

16 . .i.d2 b4 17. a3

Suele suceder que tras hacer un primer sacrificio de peón se ten­ga que hacer el segundo. Otra de­cisión, 1 7. lbc4 li a7 1 8. lbb6 1Wb7 1 9. R.b5+, mantendría des­de luego la iniciativa para las blan­cas, pero es dudoso que compen­sara la pérdida de material.

17. • • . .i,xeS

De lo contrario (por ejemplo, a 1 7 . . . . 0-0) seguiría 1 8 . lbc4, 1 9 . lbxd6 y 2 0 . ,i.xb4.

18. feS t!fxeS 19. '9Wf3

(DIAGRAMA 158)

19. ••• ti'dS

Las negras no encuentran la decisión óptima. En caso de 1 9.

. . . 1I a7 20. li ae l (es más floja 20. 1Wc6+ .i.d7 2 1 . 1Wb6 f'Jc7 22. ..Wxb4 lbd5 23 . 'fWxd4 0-0) 20 . . . . 1Wd5 2 1 . Wg3 J.b7 (peor 2 1 . .. . ba 22. li xf6 gf 23. 'Wg7 li f8 24. .ib4 li e7 25 . li c l J.b7 26. ba .i. c6 27. a4) 22 . .txb4 ó 22. Wb8+ \tld7 23 . .i.b6+ ..Wxb5 24. \1fxa7 1\td5 25. lif2 li a8 26. 'W'b6 ba 27. ba .i.c6 las blancas aún de­ben demostrar su superioridad.

20. 1\tg3 lia7

No es nada mejor 20 . . . . lbh5 2 1 . 1\tc7 0-0 22. J.xb4. Ahora la posición de las negras es tan mala, que si se les concediera el turno de jugar, tampoco se salvarían, como se desprende de los comen­tarios precedentes (la posición de la torre en a l en vez de e 1 no cam­bia nada).

21. li xf6 gf6 22. 1\tg7 li f8 23. J. x b4 'il. e7 24. lii cl .ib7 25. 'iJ. cS

Las negras abandonan.

58. Gambito de Dama O BOTVJNNIK e V. ALATORZEV Torneo de maestros, con la participación de M. Euwe Leningrado, 1 934

l . d4 e6 2. c4 d5 3. lbf3 .i.e7

Esta jugada la hizo Lasker en la partida con Alekhine en e] tor­neo internacional de Nueva York ( 1 924). Alatorzev la imitó. Algu­nas décadas más tarde surgió un nuevo sistema en el Gambito de Dama, cuando las negras eligen 3 . . . . .i.e7 a 3 . lbc3. Resulta que en esta situación esta nueva direc­ción tiene un gran sentido, como se ve a primera vista.

4. lbc3 lbf6 5 . .ig5

Al final se ha llegado a una po­sición habitual del Gambito de Dama.

5 . ... 6. e3

0.0 a6

Aquí esta jugada está fuera de lugar, mientras que después de, por ejemplo, 6 . . . . lbbd7 7. 'Wc2 c6 8. 0-0-0, sería una señal de ata­que.

7. cd5 ed5

Hay que recordar que en la par­tida n.o 49 mi adversario tampo­co aprovechó en una situación análoga la respuesta 7 . . . . lb xd5,

1 79

aligerando la defensa de las ne­gras.

8. �d3 c6

Y era mejor pasar esto por alto. Si las negras hubieran jugado 8 . . . . tL!bd7 seguido de 9 . .. . Ile8 y 1 0 . . . . tL!f8, entonces la posición del rey se podría considerar segu­ra. En ese caso yo me disponía a efectuar el plan habitual de ata­que de peones en el flanco de dama (después de la preparación b2-b4, a2-a4 y b4-b5). Añadire­mos que se obtendría la conocidí­sima variante de Karlsbad, pero las negras habrían perdido un tiempo con la jugada 6 . . . . a6.

9. 'frc2 tL!bd7

Ya se amenazaba 1 0 . �xf6 .i_ x f6 1 1 . .t xh7+, pero ahora las blancas obtienen la posibilidad de un juego activo en el flanco de rey.

10. g4!

En aquel tiempo esta jugada constituyó una sensación, pero en nuestros días apenas es un ejem-

1 80

plo típico. En caso de 1 0 . . . . h6 1 1 . �f4 ya se amenaza 1 2 . g5 abriendo la columna «g»; aquí las blancas se disponen a ganar un peón: 1 1 . .t xf6 tLJ x f6 12 . g5.

10 • . .. tLJ xg4

Una decisión muy arriesgada, ya que la posición del rey negro resultará muy peligrosa. La única defensa contra el ataque fulmi­nante consistía en lajugada 1 0 . . . . g6, pero esto también es un debi­litamiento al abrir la disposición de los peones del rey.

1 1 . �xh7+ �h8 12. �f4

Ahora las blancas no tienen miedo a entregar una pieza: l2 . . . . g6 1 3 . .t xg6 fg 14. \i'xg6, ya que las negras no pueden respon­der 1 4 . . . . 'We8, y el ataque es irre­sistible. Sin embargo, si las blan­cas hubieran jugado l2 . h4, en­tonces después de 1 2 . . . . g6 no les ayudaría ni 1 3 . h5 J.. xg5 1 4. hg f5 ni 1 3 . � x e7 fixe7 14 . h5 g5 ni 13 . .t xg6 fg 1 4. 'frxg6'fre8.

12. ... tL!df6 13 . .i.d3 tL!h5

Ninguna maniobra de ]as pie­zas negras puede impedir a las blancas que movilicen todas sus fuerzas para un exitoso ataque.

14. h3 l0gf6 15 • .teS tL!g8

(DIAGRAMA 160)

16. 0-0-0 tL!h6 17. lil dgl

Ahora a las blancas sólo les que­da jugar 1te2 y retirar eJ caballo f3 . El ataque sobre el caballo h5, defensor del punto g7, concluirá la ofensiva.

17. ... .te6 18. 1te2 .t.f5

Las negras llevan a cabo la po­sibilidad de cerrar la diagonal b l -h7, pero esto lleva a la pérdi­da de una pieza. Además, cual­quier otra jugada no cambiaría nada.

19 . .i,xf5 /¿)xf5 20. ll:lh4

Las negras abandonan.

59. Defensa Eslava O BOTVINNIK e l . RABINOVICH Torneo de m aestros, con la participación de M. Euwe Leningrado. 1 934

l . c4 c6 2. d4 d5 3. ll:lc3 ll:lf6 4. e3 e6

5. ll:lf3 ll:lbd7 6 . .t.d3 .t.e7

Las negras se apartan de la Va­riante Merano, que empieza con la jugada 6 . . . . de (ver, por ejem­plo, la partida n." 57) , teniendo in mente utilizar la defensa que en aquel entonces recibía el nombre de «mejora checa»: 7. 0-0 0-0 8 . e4 d 3 9 . ll:lxe4 b6 . Sin embargo, las blancas pueden rechazar la ju­gada 8 . e4, sin simplificar la posi­ción. Puede ser que se coloquen problemas más complicados ante las blancas después de 6 . . . . .t.b4.

7. 0-0 ().() 8. b3 b6 9. tve2 .i.b7

1 0. ll dl

Mientras no se abran columnas no está claro en qué casilla es ne­cesario situar las torres. En esta variante yo siempre las situaba en e l y d l , mientras qu� otros gran­des maestros prefieren la casilla e l , con el propósito evidente de efectuar el avance e3-e4.

10. .•• Wc7 1 1. .t.b2 ll ad8 12. ll acl

Como se verá más adelante, era más exacto inmediatamente 12 . h3.

12. ... �b8 13. h3

No ofrecía ninguna ventaja el ataque 1 3 . ll:le5 por 1 3 . . . . ll}xe5 1 4. de ll:ld7 15 . f4 ll:lc5 16 . .tb1 de 1 7. ti'c2 g6, y las blancas no

1 8 1

consiguen aprovechar el pequeño debilitamiento de la posición del rey enemigo.

13. ... .i.d6

Así, el alfil de casillas negras pierde la posibilidad de ocupar la casilla f6, desde donde neutraliza­ría al alfil b2. Un desarrollo lógi­co conforme a las acciones ante­riores de las negras lo constituía el avance 1 3 . . . . c5. Entonces po­dría continuar 1 4. liJeS cd 1 5 . ed de 1 6 . .i_x c4, pero en ese caso la disposición activa de las piezas blancas compensaría con creces el peón central aislado.

14. e4

Ahora el juego se abre y ambos adversarios d eberán demostrar su capacidad para el cálculo táctico, lo que consiguen hasta cierto pun­to.

161

14 . . .. de4

Un momento curioso. En caso de 14 . . . . �f4 las blancas jugarían 1 5 . eS, sacrificando la calidad, pero desplegando un enérgico ataque sobre el rey enemigo.

1 82

15. ltJxe4 .i.f4 Naturalmente, no 1 5 . . . . ltJxe4

por 1 6. \'fxe4 ll:lf6 1 7. 1i'h4 .i.e7 1 8 . d5. Ya se nota la ausencia del alfil en la casilla e7.

16. lt)xf6+

Aleja al segundo caballo negro del control de la casilla c5, lo que tendrá significado después del in­minente avance c6-c5 y el cambio de peones en esta casilla.

16. ... llJxf6 17. It bl c5

Esta jugada es imprescindible debido a la desagradable amena­za de avanzar b3-b4.

18. deS beS

Era precipitado 1 8 . . . . Jtxf3 1 9. 'fi'xf3 be, ya que jugando 20. It e l las blancas tomaban el con­trol de importantes casillas cen­trales.

19. liJeS 1Wa8

El principal defecto de esta j u­gada es que la dama ahora no pue­de tomar parte en la defensa de su rey. Las blancas pasan inme­diatamente al ataque, cambiando el principal defensor del rey ene­migo, el caballo f6.

20. ll:lg4 21 . tWxg4

llJxg4 ith6

Jugada única. En caso de 2 1 . ... eS 22 . .i.c2 las negras n o po­drían buscar la salvación en las simplificaciones (22. . . . n x d l + 23 . It x d l It d8? 24. i_ xh7+ o 22.

. . . .i.e4 23 . .i_ xe5, y se termina perdiendo el peón e5). A la vez es necesario tener en cuenta va­riadas amenazas (por ejemplo, 23 . .i.a3), y como sólo hay que destruir una batería (1!:fa8-.i.b7), seguiría g2-g3.

22 • .i.f6

De esta manera las blancas se apoderan de la columna «d».

22. ... It d7

Parece una decisión obligato­ria, ya que después de 22 . . . . It xd3 23 . I�: xd3 .i.e4 24. Ii: g3 ! .i.g6 25. Wh4 las blancas mante­nían la ventaja de material, y 22. . . . It c8, es entregar la lucha por la única línea abierta. Y a pesar de todo esta última jugada objeti­vamente era más fuerte que la de la partida, ya que como indicó Goldberg las blancas podían ob­tener una ventaja decisiva.

Esta es la combinación: 23 . .i_ xh7+ c¡f¡ xh7 24. :El: xd7 gf (24. ... .i. e4 25. It x a7; 24 . . . . .i.c6 25. It c7; 24 . .. . .i.c8 25. It d8 gf 26. Ii: bd l Wb7 27. It xf8 .i_ xf8 28.

Ii: d8 f5 29. �h4+ .i.h6 30. It e8 1:1t'd7 3 1 . 1!:fd8) 25. Wx e6 .i_ xg2 26. :El: xfl+ :El: xfl 27. 1!:fxf7+ Ag7 28. Ii: e l .te4 29. 'f!fh5+ c¡f¡g8 30. f3 .i.c6 3 1 . It e7 1:1t'f8 32. It c7!, y las blancas deben ganar.

Después de la decisión que tomé me dirijo a un largo final.

23 . .tfl Wc8 24. It xd7 1!:fxd7 25. It di 'f!fc7 26 . .i.g5

Debido a la amenaza 26 . .i.e4 (27 . .i_ xg7 .i.f5) y 27. .i.g6 las blancas no disponen de otro método más que jugar a la simplificación.

26 . ... 27. �xgS 28. 1:1t'd2

.i.,xgS h6 .i.e4

Una maniobra equivocada; en el final este alfil estará en una mala situación en la d iagonal b l -h7.

29. Wd7 It c8 30. f3 .i.c2 3 1 . :¡¡¡: d2 .i.bl

Las negras, naturalmente, no pueden cambiar ellas mismas las d amas, porque cederían a la torre blanca la séptima fila. Ahora son las blancas las que están obligadas a cambiar.

32. f!Jxc7 ll xc7 (DIAGRAMA 163)

33. a3!

Las blancas llevan a cabo el avance de los peones del flanco

183

de dama, ya que sería peligroso para las negras frenarlo mediante 33 . . . . a5: 34. l:I d8+, 35. l:Ib8 y 36. l:I b5.

33. ... l:Ib7 34. ll b2 R.g6 35. b4 �f8

Tanto después del cambio en b4 como después de la inmediata 35 . . . . a5 , 36. b5 las negras no me­joran en ningún modo su posi­ción. Por eso prefieren llevar mientras tanto el rey al flanco de dama.

36. �f2 �e7 37. �e3 'itd7 38. �e2 'itc7 39. bS ll b8

En caso de 39 . . . . a6 40. a4 ab 41 . ab las blancas ocuparían la co­lumna «a>>, ya que no hay la res­puesta 4 1 . . . . l:I a7.

40. a4 f6

No saldría bien el intento de penetrar con el rey: 40. ... 'itb6 4 1 . l:I d2.

41. aS

1 84

Era algo más exacto 4 1 . f4, ya que entonces el avance contrario e6-e5 no tendría ningún sentido.

164

41. . . • e5 42. ll d2 R..f7

� � � . � . � � � � � & � � � � .... �

.. . .. .. � � � � � � � ?-. �

- � - .. .. . � � � • • � � � �

. ��- � -� � � � . . .. �

43. f4!

Situados de la mejor manera posible los peones del flanco de dama, las blancas activan su alfil.

43. . . • ef4+ 44. � xf4 ll e8 45. Af3 R..e6

Después de 45 . . . . R., x c4 46. l:I c2 Ad3 (46 . . . . Afl 47. ll cl ) 47. :S: xc5+ �b8 el rey negro que­daría arrinconado en un extremo del tablero; después seguiría 48. R..c6 :S: d8 y el traslado de la torre a través de e l a la columna «e».

Ahora en caso de 46. b6+ las negras continuarían la resisten­cia: 46 . . . . 'itb8, pero no 46 . . . . ab por 47. a6 .tc8 48. a7 .tb7 49. ll d7+!

46. Ac6 gS+ 47. 'itf3 :S:f8 48 . .td5 :S:d8 49. 'ite3 Ac8

El final de peones que se prcr duciría tras los cambios, 49 . . . . � xd5 50. li xd5 li xd5 5 1 . cd, se­ría desesperado para las negras a causa de 5 l . . . . f5 52. a6, y des­pués d5-d6 y b5-b6.

50. li a2 �b7 51 . li d2 lie8+

Si 5 1 . . . . Ac8, las blancas natu­ralmente no repetirían jugadas, sino que pasarían a realizar la ven­taja con la misma idea de la par­tida. Las blancas tendrían un prcr blema más dificil después de 5 1 . . . . f5, ya que el cambio 52. � xb7 li x d2 53 . � xd2 fJ¡xb7 llevaría a tablas. Sin embargo, aprovechan­do que las negras están obligadas a esperar en su sitio, las blancas llevarían a cabo sin obstáculos este plan ganador: 54. li d3, 55. � d2, 56. �c3, 57. h4, y ahora 58 . hg hg 59. a6 Ac8 60. li h3 .

52. fJ¡f2 li d8 53. g4 -*.eS

Las negras no pueden resignar­se con el bloqueo de sus peones en el flanco de rey.

54. li d3 55. li e3 56. gf5 57. ct>g2

li f8 f5 li xf5+

Las blancas ganarían fácilmen-te después de 57. �g3 .

57. ... -*.d7 58. b6+ ab6 59. a6 �b8

Llevaba inmediatamente a la derrota 59 . . . . .t.c6 debido a 60.

li.e7+ � d8 6 1 . li h7 li x d5 62. cd � x d5+ 63. �f2 fJ¡c8 64. li h8+.

Parece que e n una situación de­sesperada mi adversario encuen­tra posibilidades prácticas para salvar la partida. En este momen­to, sin duda, se hace patente el ccr nacimiento fundamental de la teoría del final de I . Rabinovich.

60. li e7 fJ¡a7 61 . �b7 Ac6+

Esta es la sutileza. Con la posi­ción del rey en g3 (ver la jugada 57.") las blancas ganarían ahora la torre mediante 62. Ac8+. Ahora se quedan con alfil de más, pero tienen que eludir las posibilidades de tablas del adversario.

62. Axc6+ fJ¡xa6 63. -*.e4 li f4 64. Ad3 li f6

Naturalmente, no 64 . . . . g4 de­bido a 65. h4, y las blancas no sólo conservan el peón «h», sino que además llevan su avance más ade­lante.

65. Ae2 ct>a5

1 85

66. Wg3 wb4 67. lit e3 lU4

Demasiado generoso. Era más tenaz 67 . . . . �a5, a la que podría s�guir 68. Wg4. Si las negras man­tienen su torre en la sexta hori­zontal, entonces el rey iría a h5 , el alfil a g6 y los peones del flan­co de rey sucumben. Otra posibi­lidad de defensa era 68 . . . . lH4+ 69. Wh5 1I h4+ 70. wg6 Wb4. En­to��es, aprovechando la triangu­l�cJon, las blancas ganarían un tiempo (7 1 . �f6 1I f4+ 72. �g7 1I h4 73. Wg6 �aS), y ahora 74. .i.h5.

68. Il e6 �c3 69. Il xb6

69. • . . Il e4

Las negras quieren realizar el avance de sus peones, lo que úni­camente acelera la derrota. Había que crear una fortaleza mediante 69 . . . . Il h4, y sería muy difícil asaltarla: 70. Il c6 wd4 7 1 . Ii d6+ wc3 72. Il d5 wb4 73 . .i.fl Il f4 74. �g2 Il h4 75. wh2 Il f4 7 6. �gl Il h4 77. �g2 (de nuevo la

1 8 6

triangulación para ganar un tiem­po) 77 . . . . Il f4 78. li d6 li h4 79. li c6 (Zugzwang) 79 . .. . l:E h5 80. li b6+ �c3 8 1 . lit b5 wd4 82. li b3 lil h4 83 . liD �e5 84. lif8, y se ha conseguido el objetivo.

70 . .i.fl li f4 71 . wg2 b5 72. Il g6 g4 73. b4

Ef:1 est: tipo de finales hay que eludir pnnc1palmente el cambio de peones, ya que si desaparecen todos los peones del tablero la pieza de más lleva sólo a un re�ul­tado de tablas por lo general.

73. ... �d2 74. li g5 g3 75. Il xh5 IUl+ 76. \t>gl l'U4 77. li d5+

Las negras abandonan. Esta partida, aplazada debido

a mi enfermedad en la tercera ronda, se jugó al final y decidió esencialmente el primer puesto: conseguí superar en medio punto a Romanovsky y Riumin.

60. Defensa Holandesa O M. YVDOVICH e BOTVJNNIK Torneo de maestros, con la participación d e M. Euwe Leningrado, 1 9 34

l. c4 f5 2. d4 lbf6 3. g3 e6 4 . .i.g2 .i.e7

5. lDf3 d5

El ataque 5 . . . . lDe4 es posible, e incluso lo empleó más de una vez Ale hine. Ante todo está en contraposición con el principio clásico de no mover sin un obje­tivo concreto dos veces la misma pieza en la apertura, y de no lle­var a cabo acciones decisivas si el resto de las piezas no están desa­rrolladas.

6. 0-0 � 7. lDc3 c6 8. 1Wc2 ..We8 9 • .t.f4

Las blancas intentan claramen­te repetir mi partida de hace sie­te años con l. Rabinovich (n.o 1 5), ya que eluden la posibilidad de re­forzar el juego. Esto debía poner en guardia a las negras, y deben ser las primeras en intentar apar­tarse del camino trillado.

9 . . . •

10. b3 11. li ad1

tf'h5 lDbd7

Para enmascarar sus intencio­nes las blancas incluso cambian el orden de jugadas, pero sólo para llegar a esa posición en la que yo hice la jugada obligatoria para las negras 1 1 . . . . ltie4.

1 1. ... �h8 En general esta idea no es nue­

va: las negras quieren comenzar el ataque mediante li g8 y g7-g5. En esta posición esta jugada se encuentra raramente, y las blan­cas se ven obligadas a pensar por su cuenta.

12. �h1

Como resultado las blancas pierden un tiempo, y el rey en h l está peor que e n g l .

12 . ... 13. e3 14. Jl..c7

lig8 g5

La jugada correcta. En caso de 14 . .t.e5 g4 1 5 . lDe l liJ x e5 1 6 . de lDe4 las negras no tienen dificul­tades, y ahora a 14 . . . . g4 seguiría 1 5 . liJeS.

14 . ... liJeS

Es necesario cambiar el alfil, ya que puede reforzar sustancial­mente la actividad de las blancas en el flanco de dama después de 1 5. cd.

15. Jl..e5+ 16. lbxes 17. f3

li)xe5 lDf6

Las negras no pueden impedir el avance e3-e4 y la apertura del centro. En ese caso las blancas gracias a su mejor desarrollo de piezas y la ventaja de espacio pue­den tomar la iniciativa. Sin em-

1 8 7

bargo, las negras encuentran una posibilidad táctica para cambiar el juego mediante e] sacrificio de un peón, y ]as blancas están obli­gadas a tomarlo a causa de su de­safortunada jugada 12 . \ti h l .

17. .•. �d6 18. e4 li)d7

Sería favorable a ]as blancas 1 8 . . . . de 1 9 . fe i_xe5 20. de lt)g4 2 1 . i.f3. Ahora no pueden jugar 1 9 . lt) xd7 por ]a j ugada interme­dia 1 9 . . . . � xg3, por lo que nece­sitan expulsar previamente a la dama enemiga.

19. g4

Naturalmente, no 1 9 . . . . Wh4 por 20. lt)fl+.

20. ltl xd7 i_xd7 21. eS

Con la posición del peón en g3 las blancas no estarían obligadas a tomar decisiones inmediatas so­bre avances y cambios de peones. Ahora (cuando el peón está en g4) a1 abrirse el rey se ha debilitado (se amenaza, por ejemplo, el avance e6-e5 inmediatamente o después de los cambios) y cual­quier demora es inadmisible.

21 . • . • 22. gfS 23. cdS 24. dc6

ii.b4 efS �xc3

Después de 24. Wxc3 cd las po­sibilidades se igualaban totalmen­te, mientras que ahora mi adver­sario tiene peón de más como

1 8 8

compensación por l a actividad de ]as negras.

24. ... � xc6 25. �xcJ �e6

26. Wd2

Las blancas descartan 26. f4 porque después de 26 . . . . i_ x g2+ wxg2 :El ac8 28 . �d3 gf+ 29. whl :El g4 surgía la igualdad ma­teria] con juego recíproco. Ahora, a pesar del peón de más y los dos peones pasados y ligados, ]as pie­zas blancas ocuparán una posi­ción muy pasiva y las negras ob­tendrán un peligroso ataque so­bre el flanco de rey.

26 • • . •

27. :El cl 28. :El c2

�dS ng7 f4

Para que el asalto de peones tenga éxito, es necesario bloquear el peón f3 antes de la ruptura g5-g4.

29. '!Wcl n ag8 30. h3

Obligando a las negras a privar a su rey de toda la cobertura de

peones para poder organizar la ruptura.

30 . .•. 31 . �gl 32. hg4 33. �fl

h5 g4 hg4 ll h7

El ataque de las negras se ade­lanta al posible intento de las blancas de activar sus peones cen­trales.

34. Il: hl g3+ 35. �el

En caso de 35 . $>e2 1Wa6+, 36 . �d2 Il: h2 las blancas también caían en una posición apurada.

35. . . . ll xhl+ 36. J. xht 'ffh6 37 . .tgl .tc6

La última jugada antes del con­trol, y como suele suceder, una imprecisión. Después de 37 . . . . .ie6! en conjunción con la ame­naza 38 . . . . i.f5 (privando a la to­rre de la posibilidad de controlar al mismo tiempo las casillas g2 y c8) las negras obtendrían la victo­ria.

El lector puede comprender mi aflicción, cuando en el análisis ca­sero me dí cuenta de que había de­jado escapar la victoria. Pero la partida aún no había terminado, y tras la reanudación sucedieron bastante aventuras.

(DIAGRAMA 169)

38. a4

El temor a la respuesta 38 . . . . W"h2 39. �fl i.b5+ obliga a to-

mar bajo control la casilla b5. Pero ahora surge una situación propicia, para, reconociendo el error, volver con el alfil, 38 . . . . .td5, a lo que podría seguir 39. :il c8 J.xb3 40. :S: xg8+ i, xg8 4 1 . "tirc7 b6 42. @d8 ti'g6, y las ne­gras mantendrían la ventaja. En vez de esto. permitiendo el avan­ce de los peones centrales enemi­gos, se dirigen a grandes compli­caciones.

38. •.. .td7 39. d5 Af5 40. ll c7 Vhl 41 . "tirbl

Sin el error de las negras en la 3 7. a jugada, el peón blanco aún es­taría en d4 y no amenazaría el mortal jaque descubierto 42. e6+.

41 . . .. 'Wgl+ 42 . .tn 1Pe3+ 43 . .iel i.e6

La única defensa. En caso de 44. de, las negras ganarían me­diante 44 . . . . g2. Pero las blancas crean de nuevo una amenaza de mate.

44. ffcl ll g7

1 89

¡Ay!, después de 44 . . . . Vgl + 45. �d2 !Vh2 46. de g2 47. '@f5 ! gl =fl 48. flf6+ li g7 49. f:lf8+ (pero no 49. li xg7 por 49 . . . . We3+) 49 . . . . 'i!i>h7 50 l:l: xg7+ tyxg7 5 1 . e7 t!fxe5 52. 'i!it7+, las blancas, teniendo dama de me­nos, darían jaque continuo.

45. de6

Dejando escapar la posibilidad de alcanzar las tablas: 45. l:l: c8+ .ig8 46. !Vf5!, y ahora no se pue­de impedir 4 7. li xg8+ con jaque continuo.

45 . .. . 46. �d2

f:lf2+ Wd4+

Defendiendo la casilla d8, tras lo cual el peón «g» se transforma­rá en dama.

47. 'i!i>el l:[ xc7

Las blancas abandonan, ya que en caso de 48. 1fxc7 g2 sólo les quedarían dos jaques: 49. 'i!Vc8+ Wg7 50. 'i!Vc7+ �h6.

61. Defensa Caro-Kann O BOTVINNIK e H. KMOCH Torneo de maestros, con l a participación d e M . Euwe Leningrado, 1 934

190

l. c4 2. e4 3. ed5 4. d4 5. lüc3 6 • .ig5

c6 d5 cd5 lüf6 lüc6 e6

El lector ya ha podido familia­rizarse con esta apertura por la partida n.o 55 . Allí las negras eli­gieron la continuación 6 . . . . de, cediendo en seguida el centro a las blancas. Kmoch elige una con­tinuación más prometedora, basa­da en que después de 7. cd ed, 8. ,ixf6 Wxf6, 9. li) xd5 !fd8, 10. .ic4 .ie6 las blancas tienen que devolver el peón sacrificado.

7. eS

La continuación más complica­da y aguda. Por una parte, las blancas restringen la posición de su adversario, aunque por otra hay que tener en cuenta la posibi­lidad de la ruptura de peones e6-e5 y b7-b6.

7. ... .ie7 8 . .ib5 0.0 9. lüf3

Es probable que objetivamente fuera más preciso jugar 9 . .t x c6 be, 1 O. lüf3, pero no quería sim­plificar la posición.

9. ... ltle4 10 • .t.xe7 li)xe7

Unos años después, Alekhine (en la partida contra Keres en el torneo AVRO de 1 938) utilizó la respuesta 10 . . . . 'f§xe7. Su en­cuentro continuó así: 1 1 . f:lc2 (y aquí merece atención l l . li cl ) 1 l . . . . lüg5 1 2. li)xg5 fYxg5 1 3 . .txc6 b e 1 4. 0-0 e5 y después de 1 5. f4 las blancas tienen una mí­nima ventaja.

1 1. li el lüg6

Por lo visto era más fuerte 1 1 . . . . b6 (este es el resultado del re­chazo de las blancas al cambio 9. �xc6) 1 2 . lü xe4 de 13 . ltle5 be 1 4. li x c5 f5 con un juego total­roen te igualado.

12. 0-0 �d7 13. �d3 rs 14. b4

Ahora las blancas ya no temen la ruptura b7-b6 y tienen una só­lida superioridad de peones en el flanco de dama.

14. . . . �e8 15. g3 li c8 16. liel \\Yf6 17. a3

Las blancas están al acecho, ya que las negras tienen una posi­ción pesada y les es muy difícil mejorar la posición de sus piezas.

Ahora el n ombre de Hans Kmoch les sonará poco a los aje­drecistas, quizá sólo algunos re­cordarán que arbitró una serie de competiciones serias. Pero enton­ces, hace medio siglo, jugaba ha­bitualmente en torneos interna-

cionales con buenos resultados, fue un famoso comentarista y pe­riodista, pero no fue un ajedrecis­ta profundo. Ahora, por ejemplo, plantea a las blancas una celada, pero tras esto quita el control de la casilla e5, lo que desde luego no debió hacer.

17. . . . ltle7 18. fileS

Las blancas no sólo ocupan la casilla e5, sino que ahora el caba­llo negro será expulsado de su po­sición central.

18. ... \\Yh6 19. f3 lilf2

En esto consiste la astuta idea de las negras: 20. ct>xf2 1Wxh2+ 2 1 . ct>e3 f4+ 22. gf 'fi'xf4+, y ta­blas. Sin embargo, las blancas no están obligadas a aceptar e l sacri­ficio.

20. �e2 ltlh3+

A las negras no les favorece el cambio 20 . . . . filxd3 2 1 . 'ffxd3, ya que por la debilidad de las ca­sillas negras el caballo es una pie­za más valiosa que el alfil de casi­llas blancas. Pero tras la decisión que toman el caballo en h3 queda excluido del juego.

21 . ct>g2 gS

(DIAGRAMA 171)

22. lilbS!

El plan de las blancas es eviden­te : la amenaza 23. lild6 fuerza el cambio, y después el alfil se sitúa

1 9 1

sin oposición en d7, y con su ayu­da se ponen en movimiento los peones del flanco de dama.

22. ••• .,txb5 23 . .*,xb5 lif6 24. Ad7 li d8 25. b5 1fh5

La idea de la última posibilidad de las negras: 26 . . . . ll h6 y 2 7 . . . . lDf4+, pero las blancas pueden re­chazar esta amenaza en el último minuto.

26. c6 li h6 27. 'Ot>h1

Las negras abandonan. Comentando esta part ida,

Kmoch esGribió que Botvinnik en el ajedrez lo veía todo y un poco más.

62. Gambito de Dama O BOTVINNIK e V. M ENCHIK Hastings,1 934-36

1 92

l. d4 il)f6 2. c4 e6 3. lDc3 d5

4. et)f3 eDbd7 5 • .*.f4

Esta continuación ya se dio en la partida n.o 35 , en la que las ne­gras contestaron 5 . . . . .*.b4.

5. ... dc4 6. e3 et)d5 7. _txc4

En esto consiste todo: las blan­cas están de acuerdo en ceder su alfil f4 por el caballo. Bajo una va­loración dogmática toda la venta­ja estaría de parte de las negras: la pareja de alfiles y la estructura de peones del enemigo deteriora­da. Un enfoque concreto demues­tra que las blancas aventajan con­siderablemente a las negras en el desarrolJo y que tienen la posibi­lidad de crear juego en el centro, y estos factores prevalecen sobre los restantes.

7 . .. . 8. ef4 9. g3

et)xf4 .id6

Otra «infracción» a los cáno­nes: las blancas debilitan la diago­nal a8-h l . Pero siempre pueden cambiar los alfiles de casiJlas blan­cas, y las negras no tienen posibi­lidades de ataque.

9. ••• � 10. 0-0 et)f6 1 1 . 1We2 b6

En 1 93 1 , Ragozín jugó contra mí 1 1 . . . . a6, para no permitir a 1 1 . . . . b6, 1 2 . .i.a6, pero conside­ro que no hay que precipitarse en el cambio de alfiles, y que lo prin-

cipal es preparar el asalto al cen­tro.

12. li fd1 .tb7 13. ll a el f/e7

B e ck e r contra Capablanca (Karlsbad, 1 929) perdió tiempo en la respuesta 1 3 . . . . a6, y en se­guida estalló el ataque al rey: 14 . Ad3 �b4 15 . ltle4 1Wd5 1 6 . ltlfg5.

14. a3 li fd8

Si 1 4 . . . . :ii ad8, entonces 1 5 . ltlb5, y n o se puede responder 1 5 . . . . a6 por 1 6. lt) xd6 y 1 7 . .t xa6.

15. ltle5 c5 16. ltlb5 cd4 17. lü xd4

17 • . . .

La intención de las negras de simplificar la posición mediante cambios es comprensible, pero probablemente aquí daba mayo­res posibilidades para llevar con éxito la defensa 1 7 . . . . .2c5. Ade­más, las blancas no encuentran un solo camino para mantener la ini­ciativa, como, por ejemplo, 1 8.

lilec6 _2xc6 1 9. lt) xc6 :ii d l + 20. E: xdl 'f/c7 21 . ltle5.

18. flxes

Ahora es desagradable la ame­naza 1 9 . ltl f5 y 20. lild6.

18. ... f/d6 19 • .ib3

Una jugada importante: las blancas abren la columna «C» y defienden la torre d l . Las negras están obligadas a cambiar damas, pero sus piezas son rechazadas aún más lejos.

19. . .. flxe5 20. feS lile8

Mientras tanto consigue cerrar dos casillas críticas: c7 y d6.

21. f4 a6 22. <t>f2 wf8

Por regla general, los reyes de­ben tender hacia el centro, pero concretamente la casilla f8 no vale para ello, ya que permite la continuación de la partida. Lo mejor para las negras era 22. . .. �d5, a lo que podía seguir 23. _2 xd5 li xd5 24. lil c6 E: xdl 25. ll xdl �f8 26. b4 con una venta­ja considerable para las blancas.

(DIAGRAMA 173)

23. f5 .id5

O 23 . . . . ef 24. e6 f6 25. lü x f5 .

24. fe6 ,i.xb3 25. e7+!

Las negras abandonan. La muchos años campeona del

1 9 3

mundo, Vera Menchik, condujo bien el medio juego, pero su téc­nica en el final no estuvo a la al­tura de las circunstancias.

63. Defensa Francesa O P. M I LNER-BARRY e BOTVINNIK Hastings, 1 934-3 5

l . e4 2. d4 3. l!Jc3 4. e5

e6 d5 Ab4 c5

Hasta ahora me había encon­trado con la poco conveniente respuesta 4 . . . . f6 (n.o• 1 4 y 1 9). En esta ocasión ensayé la princi­pal respuesta de defensa y esta partida se convirtió en la base para el desarrollo de la teoría de esta variante.

5 . a3 6. bc3 7. l!Jf3

j_xc3+ l!Je7

En el año 1 946, Alexander me ganó una partida por radio, ju­gando 7. Wg4, y esta jugada, que

1 94

lleva a situaciones muy complica­das, se consideró durante mucho tiempo la más fuerte. Después los ajedrecistas de Alemania Demo­crática, y en especial el gran maes­tro Uhlmann, le quitaron peligro a la jugada 7. 'i!fg4, encontrando nuevos recursos para una buena defensa de las negras.

7. .. . l!Jbc6 8. j.e2

La alternativa es la jugada 8. R.d3, a lo que en algunos casos las negras pueden jugar c5-c4, con ganancia de tiempo.

8. ... Ad7 9. 0-0 Wc7

10. � b 1

Una maniobra desafortunada. Es más fuerte 1 O. a4, como jugó contra mí en una posición análcr ga Belavenets en el i L• Campeo­nato de la URSS, en 1939, y más tarde no habrá ocasión de reali­zar esta jugada. Es sustancial libe­rar la casilla a3 para desarrollar el alfil de dama.

10. ... c4 1 1. l!Jel o� 12. f4

Un error posicional típico en esta variante. El avance del peón blanco le quita al caballo una bue­na casilla para desarrollarse y dis­minuye la actividad del alfil dama blanco. El plan correcto consistía en jugar 1 2. g3 y después 1 3 . l!Jg2, como jugó contra mí en una posición parecida Antoshin en el año 1955 (22.• Campeonato de la

URSS). Más tarde este plan lo uti­lizó Fischer.

12. • . . f6 13. lbf3 lbf5 14. Wel

La continuación 14 . g4 parecía arriesgada, pero sólo por este me­dio las blancas podían obstaculi­zar la posterior actividad de las piezas negras.

14. . • . h5 15. lb h4 lbce7 16. llJxfS llJ xfS 17. �f2

No sin fundamento las blancas rechazan la pequeña combinación 1 7 . .á xh5 :S, xh5 1 8 . g4, ya que, digamos, después de 1 8 . . . . l:t h3 1 9 . gf ef la posición del rey que­daba totalmente al descubierto. Sin embargo, en otro caso esta continuación podía ayudar a las blancas, y la siguiente jugada de las negras hace esto imposible.

17. . • • Ae8 18 . .ád2 �aS 19. ll b4

Las blancas sacrifican peón

para complicar algo el juego. Des­pués de 19 . Ii: al Aa4 estarían condenadas a una pasividad total. Además, puede ser que ésta fue­ra la decisión óptima.

19. . . . 'fixa3 20. llfb1 'i!t'a6 21 . 'i!t'el

Naturalmente, no tenía ningún sentido cambiar las dos torres por la dama mediante 2 1 . li x b 7.

21 . .. . b6 22. Ii: al

A 22. i.f3 con las amenazas 23. ef gf 24. 1!t'xe6+ y 23 . Ii: a l !Vb7 24. ll x c4+ las negras se defende­rían con 1a j ugada 22 . . . . b5, pero después de 23. li a 1 @'b6 24. ll b2 las blancas mantendrían mejores perspectivas que en la partida.

22. . . . 'iWb7 23. Af3 We7

En comparación con la varian­te descrita en el comentario ante­rior, las negras rechazan la ame­naza 24. ll xc4+ sin debilitar la posición de los peones que cubren al rey.

24. li a6 Ac6 25. 'i!t'a1 Wb8 26. g3

Este avance «profiláctico» sim­plifica a las negras la apertura del juego en el flanco de rey.

26. . . . Wb7 27. :S. a2 llc8 28. 1We1 �t7 29. li b1

1 95

La retirada de las piezas blan­cas es tal, que la iniciativa de mi adversario en el flanco de dama ha entrado en vía muerta.

29. .. . �b7 30. �f2 l h8 31 . .i.cl I! hg8

Así, finalmente se crea la ame­naza del avance g7-g5. ¿Cómo pa­rarlo?

32. h4

¡Así no! Aunque aún es imper­ceptible, esto debilita irreparable­mente el peón g3, hasta el cual re­sulta que se puede llegar. Al mis­mo tiempo, después de 32. �e2, tendría que pensar la manera de materializar la ventaja, ya que 32. . . . .i.e8 es imposible por 33 . 1fxc4. Puede ser que regresara con la torre a h8, llevara al rey a c8, y después de defender el peón h5 con el alfil en e8 jugara de nue­vo U g8 .

32 . ... U h8!

Es curioso advertir que esta misma idea de ataque, debilitan-

1 96

do el peón g3 en una posición se­mejante, surgida de la misma va­ri�nte de la Defensa Francesa, conseguí llevarla a cabo cuatro años después en la mencionada partida con Belavenets.

33. �g2

Ahora las blancas pierden for­zosamente, ya que no consiguen descargar la columna «g». Sólo se podía resistir mediante 33 . �h2.

Milner-Barry siempre fue un táctico, y no podía evitar plantear una trampa al adversario aunque fuese evidente.

33. ... Wc7

Las negras eluden el último es­collo subterráneo: a 33 . . . . U h6 podría seguir 34. � h2 (pero no 34. U b4 �xh4 35 . gh I! h6), y no es posible jugar aún 34. . . . I! g6 por 3 5 . .i.xh5.

34. �h2 35 . .id2 36. ll gl 37. �xg3

I!h6 U g6 U xg3

En caso de 3 7. 'Wf2 U xg l 3 8.

r.tfxgl li h8 1as perspectivas de las blancas no serían mejores.

37. . • . itJxgJ 38. li xgJ 1Wf7 39. li al lig8 40. li agl feS

En base a las considerables pér­didas materiales las blancas po­drían continuar el juego sólo en una posición cerrada. Por eso es imprescindible para las negras abrir el juego.

41 . feS 1t'f5 42. �dl

Y d e spué s de 42 . li xg?+ Jii: xg? 43 . Jii: xg?+ �a6 las blan­cas no podrían defender el peón c2.

42. ... �a4 43. li f3 't!fh7 44. lii f7+ �a6

A cambio del peón h5 las ne­gras ganan el de c2, lo que es ren­table para sus objetivos.

45. lii gS � xc2 46. �f3 'tlrd3 47. li( g2 'ilrfl 48. � xhS �fS

Las torres enemigas están ais­ladas, y la torre negra entra en juego por la columna «h».

49. R.g4 li h8 50. hS 'ifd3 51 . � e2 1Wh3+ 52. chgl

(DIAGRAMA 177)

52 . •. .

Y para terminar, una pequeña combinación, basada en que gene­ralmente no hay una defensa efec­tiva al ataque en presencia de al­files de distinto color.

53. � x hS 1t'xh5 54. li( fxg7 �e4

Las blancas abandonan, ya que en el futuro las pérdidas materia­les son inevitables.

Es posible que esta fuera la pri­mera de una serie de partidas, en la que las negras demostraron la fuerza dinámica de su restringida posición, en esta variante que pa­rece modesta y peligrosa para ellas.

64. Defensa Caro-Kann O BOTVINNIK e R. SPIELMANN Moscú, 1 935

l . c4 2. e4 3. ed5 4. d4 S. i0c3 6. �gS

c6 d5 cdS i0f6 i0c6 't!Vb6

197

En relación a las continuacio­nes 6 . . . . de y 6 . . . . e6, ver las par­tidas correspondientes n.o• 55 y 6 1 . La jugada 6 . . . . '+Wb6 fue ofre­cida y publicada poco antes de nuestro encuentro por J. Rejfir. Leí su artículo, y por eso la con­tinuación de mi adversario no me pilló desprevenido.

7. cd5

7 • .. .

Mucho después se demostró que sólo la respuesta 7 . . . . llJxd4 podía conceder a las negras un juego de doble filo, aunque difí­cil. Por ejemplo, 8 . R.e3 e5 9. de �c5 1 0. ef+ �e7 1 1 . R.c4 Jid8 12 . ltlf3 ..t.g4, aunque Boleslavsky consideró que aquí después de 1 3 . R,xd4 JI xd4 1 4. We2+ �f8 15. R.b3 a5 1 6. 0-0 a4 1 7. R.d l ! las blancas recibían ventaja.

Por entonces, Spielmann se en­contraba bajo el efecto del artícu­lo, y por eso jugó como Rejfir.

8. JI el !

Una respuesta inesperada para las negras, que sólo habían prepa-

198

rado la variante 8. ltla4 'it"b4+ 9 . �d2 Wxd4 1 O. de ltle4 1 1 . R.e3 Wb4+ 1 2. �e2 be con un serio ataque para las negras. En el aná­lisis casero encontré una conti­nuación más fuerte.

8 . ...

Es fácil advertir que otra res­puesta llevaría a una sensible ven-taja de las blancas: 8 . . . . ltld8 (8. . . . ltla5, 9. 1!fa4+; 8 . . . . ltlb8 9. ltla4 'ifb4+ 1 0 . .t.d2) 9. R,xf6 ef 1 0 . .t.b5+ R.d7 1 1 . 1I c2 'i!Vb4 1 2. W'e2+ R.e7 (1 2 . . . . 'f!Je7 1 3 . d6) 1 3 . R,xd7+ �xd7 1 4. 'ftg4+.

9. ltla4 Aquí terminaba mi análisis. La

dama negra ha caído en la tram­pa, y las pérdidas materiales son inevitables.

9. . .. 1!fxa2 10. R.c4 .ig4 1 1. ltlf3 .t.,xf3 12. gf3

Aquí Spielmann pensó largo rato y abandonó la partida. Des­de luego, se podía continuar la lu-

cha mediante 1 2 . . . . '9Wa3 1 3 . li c3 ll:lc2+ (sin pieza), pero al parecer el gran maestro se quedó bastan­te abatido porque yo «cai» en la variante, y el atrapado fue él mis­mo .. .

65. Defensa Grünfeld O J . R. CAPABLANCA e BOlVINNIK M oscú, 1 935

1 . d4 ttlf6 2. c4 g6 3. ll:lc3 d5

Escogí esta apertura, ya que ad­vertí que mi adversario había combatido de forma poco convin­cente la Defensa Grünfeld en la partida con Flohr, en Hastings ( 1 934-35). En ese año se puso de moda la jugada �dl -b3 (ahora o en la siguiente jugada), ver parti­da n.o 54.

4. ll:lf3 5. cd5 6. ¡fb3

Ahora esto no es peligroso para las negras. Bajo el concepto ac­tual es mejor y más sencillo 6. e4, aunque después de 6 . . . . llJxc3 7. be c5, etc., la teoría considera que las negras obtienen un juego con todos los derechos, con lo que es dificil estar de acuerdo. Ya enton­ces (en los años treinta) la jugada 6, e4 se valoraba como muy peli­grosa para las negras.

Hablando en general, Capa­blanca se interesó poco por la teo­ría de aperturas, y al principio de

la partida hacía jugadas «norma­les» de desarrollo. Este era nues­tro segundo encuentro en un tor­neo. Dos meses antes, en Has­tings, Capablanca demostró su mejor comprensión posicional, y allí caí en una difícil posición. Aquí, en Moscú, y en esta parti­da la lucha se desarrolló más tem­prano.

6 . ... 7. bc3 8. e3 9 . .ie2

tt)xc3 c5 0-0 ll:ld7

En el plan de las negras se in­cluye b7-b6 y .ic8-b7, pero enton­ces por parte de las blancas segui­ría la marcha del peón «a>>, debi­litando la estructura de los peo­nes enemigos. (Esto es necesario preven irlo mediante b7-b6 y ll:lb8�6, ver partida n.o 67.)

10. 0-0 '9Wc7 ll. a4 b6

12. a5! ba5

Si se permite el cambio a5xb6, entonces las negras tienen débil el peón b6 y ningún contrajuego.

1 99

Las blancas pueden presionar li­bremente en el flanco de dama. Por eso las negras deciden que­darse con el peón aislado a7, con la esperanza de crear contrajuego por la columna «C», aprovechan­do también la actividad de sus al­files.

13. W'a3 .i.b7 14. Wxas lHc8

Las negras ya tienen práctica­mente presente llevar a cabo la ruptura en el centro mediante e7-e5 a cualquier respuesta del ad­versario.

15. Wxc7 ll xc7 16. :!l aS eS 17. ll dl cd4

Al iniciar este cambio de ope­raciones era necesario calcularlo exactamente hasta la posición fi­nal.

18. cd4

18 . .. • ll ac8!

Todo consiste en que el alfil e l no tiene buenas casi1las para reti­rarse. Si, por ejemplo, 1 9 . .i.a3,

200

entonces 19 . . . . .i,xf3 20 . .i_xf3 ed 2 1 . ed .i.f8! 22 . .i.b2 lbb6 con la amenaza 23 . . . . lbc4, y la posi­ción de las negras en todo caso no es peor.

19. ll xa7! Ahora a la respuesta natural

1 9 . . . . ll xcl seguiría 20. ll xb7 ll xd ] + 2 1 . .i_xdi ll cl 22. wfl ! ll xd l + 23. �e2 y 24. ll xd7 con peón de más para las blancas. Sin embargo, mis cálculos se centra­ban en otra continuación.

19. ... .i,xf3 20. ll.xc7 ll xc7 21 . gf3

Después de 2 1 . .i_xf3 todo se­guiría exactamente igual hasta el final de la partida.

21 . ... 22. ed4 23 . .i.f4 24. :S: xd7

Tablas.

ed4 .i_xd4 .i.eS .i,xf4

Si las negras intentan obtener posibilidades de victoria median­te 24 . . . . :S: xd7 25 . .i. xe5 ll e7 26. f4 f6 27 . .i.c4+ �g7 28 . .i.d6 ll d7 29 . .t.a3 Il a7 30 . .i.b2 Il b7, la partida rápidamente termina­ría en tablas.

66. Apertura Española O N. RIUMIN e BOTVINNIK Moscú, 1 935

l. e4 eS 2. lbf3 lbc6

3 • .i.b5 a6 4 • .i.a4 .!Df6 5. 0-0 .i.e7 6. 'fWe2

Riumín siempre se inclinaba por las variantes menos conoci­das, para obligar al contrario a pensar por su cuenta.

6. . . . b5 7 . .i.b3 d6 8. c3 0-0

9. d4

Parece ser que era más fuerte jugar previamente 9. a4, ya que entonces a 9 . . . . .i.g4 es desagra­dable 1 0. h3 .i.h5 ( 1 0 . . . . .!D a5, 1 1 . .i, xf7+; 1 0 . . . . .i.d7, 1 1 . d4; 10 . . . . .i, xf3, 1 1 . fWxf3 son favorables a las blancas) 1 1 . g4 it.g6 12 . d3 .!D a5 1 3 . .i.c2 (Alekhine-Samisch, 1 937). Si 9 . . . . :S: b8, entonces 10 . ab ab 1 1 . d4, y e l debilitamiento de la columna del extremo juega su papel. Sin embargo, las negras tienen la respuesta 9 . . . . b4, como jugué contra Chejover en 1 945 ( 14.° Campeonato de la URSS), e incluso si las blancas no siguen la

partida mencionada ( 1 O. aS :S: b8 1 1 . .i. c4 d5!), y juegan 1 0. d4 (Hübner-Portisch, torneo interzo­nal, 1 970) las negras pueden as­pirar a la igualdad.

9 . .. . 10 . :S: d1 1 1 . cd4 12. eS

.i.g4 ed4 d5

En el espíritu de la posición, in­dudablemente, está abrir el juego: 1 2. ed .!Db4, 1 3 . .!Dc3 con posibi­lidades mutuas. Tras la continua­ción elegida por las blancas las ne­gras no tienen d ificultades, como demostró Stoltz en la partida con Reti, jugada siete años antes en Estocolmo.

12. ... .!De4 13. h3 .i.h5 14. a4

Ahora las negras consiguen to­mar bajo control la casilla c3, y la posición de las blancas se agrava. Era obligatoriamente necesario 14 . .!Dc3 .!D xc3 1 5 . be, aunque después de 1 S . . . . .i.g6 seguida de .!Da5 ó l S . . . . ffd7, como sucedió en la partida mencionada, las ne­gras reciben perspectivas algo mejores .

14. . • • b4 15. a5

Quitando al caballo la confor­table casilla aS. En caso de I S . .i.c2 ( a 1 5 . .i.e3 seguiría l S . . . . .!Da5, 1 6 . .i. c2 f5, y tras l S. g4 en principio se crearía la misma s i­tuación que en la partida) 1 5 . . . . f5 1 6. ef :S: xf6 1 7 . .i, xe4 de 18 .

20 1

!fxe4 .,ixf3 1 9. gf!f'd7 1as negras tienen un fuerte ataque por el peón sacrificado.

15. . . . �h8 16. g4

De lo contrario las blancas no se libenirían. Tras la continuación 1 6 . 'ffc2 liJa7 seguirían con todas sus preocupaciones.

16. ... Ag6 17. liJh2 .ih4 18 • .ie3

1 8. ... fS

El ataque de las negras se de­sarro11a impetuosamente. Ahora se amenaza 1 9 . . . . f4.

19. f4 .i.g3

Parece peligrosa, pero es el me­dio más sencillo de influir poste­riormente en la posición del ad­versario. ¿Cómo defenderse aho­ra del cambio en g4, que llevaría a la pérdida del peón f4? Si jue­gan directamente 20. %[ n ' enton­ces las negras ganarían así: 20 . . . . rg 2 1 . hg .txf4! 22. U xf4 (no cambiaría nada 22 . .txf4) 22 . . . .

202

U xf4 23 . .i_xf4 ti)xd4 24. fi'dl (24. fi'e3 c5 25 . liJf3 1Wd7) 24 . . . . c5 25. liJd2 liJxd2 26 . .,ixd2 .i.e4 27 . .te3 \!fh4 28 . .if2 1Wh3. Si 2 1 . liJxg4, entonces además del camino combinatorio existe la maniobra decisiva liJc6-e7-f5 .

Por eso las blancas intentan ce­rrar la posición, pero, ¡ay!, en vano.

20. gS h6

En vez de la columna «f» se abrirá la no menos importante co­lumna «g».

21 . gh6 gh6 22. liJd2 tüe7

Libera a la dama de la defensa del peón d5. Ahora las blancas no pueden cambiar el caballo e4, ya que esto activaría al otro caballo negro. Por ejemplo: 23. liJ xe4 fe 24. liJg4 liJf5 25. liJf6 U xf6 26. ef c6, y después Vd8xf6-h4 ó 24. \i'g4 U g8 25 . \i'xg3 .i.h5 26. tüg4 liJf5 27. \!ff2 .i xg4 28. hg U xg4+ 29. �n ll g3 .

23. �hl !VeS 24. U gl .ih5

25. lbhf3 li g8 26. lbfl

En caso de 26. li g2 decidiría 26 . . . . �f2! 27. � x f2 llJ xd2 28 . tfxd2 � xf3.

26 . ... 27 • ..idl 28. li cl 29. li c2

1Wf7 ll g7 c6 l hg8

Era más sencillo 29 . . . . b3, se­parando las torres por la segunda fila.

30. ll g2 �xf4

Y ahora se podía jugar prime­ramente 30 . . . . b3. En la pasión de la lucha las negras pasan inme­diatamente a las acciones decisi­vas en el flanco de rey.

3 1 . ¡fxa6

Desde luego esta jugada no produce ningún efecto, pero ya no había nada mejor. Por ejem­plo: 3 1 . ¡fd3 Axe3 32. l!Vxe3 f4 3 3 . !fd3 lbf5 Ó 3 1 . :Ei xg7 'f!xg7 32 . Axf4 � xf3+ 3 3 . 'fi'xf3 'fi'gl mate.

Ahora las blancas se quedan sin pieza.

3 1 . ... 32. li xg2 33. w xg2 34. whl 35. llJ xe3 36. �h2

]i xg2 ]i xg2 1Wg6+ � xe3 lbf2+ llJxdi

Las blancas abandonan. La partida fue galardonada con

el premio a la brillantez.

67. Defensa Grüofeld O V. GOGUDZE e BOTVINNIK Moscú, 1 93 5

1 . d4 lbf6 2. c4 g6 3. lbc3 dS 4. lbf3 �g7 S. cdS llJ xdS 6 . 1Wb3

Goglidze repite mi partida con Capablanca (n.065) por los co­mentarios señalados sobre su ine­xactitud, esperando que yo caiga de nuevo en una posición peor. Tras esto no advierte que las ne­gras pueden mejorar su juego.

6. ... llJxc3 7. bc3 0-0

En la partida mencionada yo jugúe 7 . . . . c5, y ahora las blancas podrían mediante 8. Aa3 obsta­culizar el avance c7-c5.

8. e3 eS 9. Ae2

Si 9. Aa3, entonces 9 . . . . cd,

20 3

1 0. cd �c6, y se amenaza 1 1 . . . . itaS+.

9. . . . f/c7

En esto consiste todo. La inme­diata 9 . . . . � c6 no es muy buena por 10 . .t.a3, pero ahora las ne­gras llevan el caballo a c6. Si 1 0. .t.a3, entonces 1 0 . . . . b6.

10. 0-0 b6

1 1. a4

El avance de Capablanca aquí ya es totalmente inconveniente. La siguiente jugada de las negras impide el posterior avance del peón «a». Por eso era correcto ju­gar 1 1 . .t.b2, y después c3-c4, te­niendo en el punto de mira cam­biar los alfiles de casillas negras.

1 1. . . . �c6 12. t!:fa3 �aS 13. �d2

Las blancas llevan a cabo el úni­co plan razonable, cuyo objetivo es cambiar al bloqueador del peón «a>>, el caballo a5, u obligarlo a re­tirarse de esta casilla.

204

13. ... .t.b7

Se podía obstaculizar aún la maniobra del caballo enemigo me­diante 1 3 . . . . .t.e6. Entonces, des­pués de 1 4 . .i.b2 l:i fd8 1 5. li aé l li ac8, l a posición d e las negras FS algo más agradable . En caso d'el ataque al centro, 1 3 . . . . cd 1 4. cd e5, después de 1 5 . �f3 las posi­bilidades de ambos bandos serían aproximadamente iguales.

14. �b3 cd4 15. cd4

Después de 1 5 . � x a5 d3! 1 6 . .t. xd3 ba 17 . Ab2 �c6 1 8 . e4 Il fd8 las negras tomarían la ini­ciativa.

15 . . ..

El intento de aislar el peón d4 mediante 1 5 . . . . � xb3, 1 6. fl xb3 e5 se refutaba con la jugada 1 7 . .t.a3.

16. �b4 Ilfc8 17. aS

Las blancas consiguen librarse de su única debilidad, el peón a4, y a pesar de cierto retraso en el desarrollo, pueden contar con un resultado de tablas.

17. • . . e5

(DIAGRAMA 187)

De lo contrario nunca se reac­tivará al alfil g7. Ahora las blan­cas deberían ir a las simplificacio­nes: 1 8 . .i,xc4 Wxc4 1 9. 11fxc4 l:i[ xc4 20. ab ab (20 . . . . li b4 2 1 . �c5 ab 22. li xa8+ .t, xa8 23 .

l0d3 ó 20 . . . . I! c3 2 1 . l0c5 ab 22. �b2! ) 2 1 . I! xa8+ � xa8 22. de � x e5 23. I! dl � c6 24. l0d4!, que llevaría, probablemente, a ta­blas. Apartándose de esta conti­nuación, las blancas se complican la existencia.

18. ab6 �xb6!

Las negras, naturalmente, se apartan de los cambios.

19. lOaS

Las blancas podían impedir el aislamiento del peón d4 jugando 1 9 . .i.d2 l0d5 20. \1fa5, pero en­tonces 20 . . . . l0c3 2 1 . � xc3 (21 . � a6 � xa6 22. �xa6 I! ab8) 2 l . . . . �xc3 22. lOc5 1fVxa5 23. I! x a5 �c6, y las negras gracias a la pa­reja de alfiles mantienen alguna ventaja.

En caso de 19. l0c5 �c6 20. .i.b2 ed 2 1 . .i_ xd4 � xd4 22. ed, el caballo de las negras se trasla­daría, vía d5, a f4, y su ventaja po­sicional aumentaría. En la partida las negras también podían aislar inmediatamente el peón d4 {ju­gando 1 9 . . . . ed, ya que después de 20. ltJxb7 d3 ganarían la cali-

dad), pero prefirieron activar más sus piezas.

19. . . . �d5 20. �b2

Ahora las blancas casi pierden forzosamente, pero tras la mejor continuación 20 . .i.a6 lii d8 2 1 . R.b2 (o 2 1 . �c5 �d7 22 . .i.b5 We6) 21 . . . . ed 22. �xd4 � xd4 23 . ef �f4! (y en todo caso 24 . . . . .i_ x g2) e l juego se inclinaba clara­mente a favor de las negras.

20. ... �f8 2 1 . 'tifbS

Otras retiradas de la dama lle­vaban a la derrota: 2 1 . !P'd2 \1fc2 22. :!I fd l \1fxd2 23 . li xd2 �b4 24. I! dd 1 lii c2 ó 2 1 . W'el 1Wc2 22. �a3 .i, xa3 23. li xa3 !P'b2 24. It a 1 ed.

2 1 . • • • a6 22. 'Nd3 e4 23. 'ti'b1

A 23. l!Vcl , por lo visto lo más fuerte era 23 . . . . .i.b4! 24. li c l (impidiendo 24 . . . . 'Nc2) 24 . . .. \1fd7. Por ejemplo: 25. l0b3 lLla4 26. �al li xci 27. ltJxc] a5, con gran ventaja de las negras.

Y a pesar de todo las b1an cas debieron jugar precisamente así, evitando algo peor .

23. • • • 1Wc2!

(DIAGRAMA 188)

¡No hay salvación! Si 24 . .i.d1 'fWxbt 25 . I! xb l l0c4, entonces es desesperado tanto 26. l0b3 ll ab8, como 26. ltJ x c4 .i_xc4 27.

205

ll e l .ib4. En la partida las ne­gras recibieron la posibilidad de finalizar efectivamente la lucha.

24. i.a3 25. li x a3 26. Wxb6 27. Wd6 28. w xfl

i_ xa3 11fxe2 li: ab8 'i!fxfl+! ll bl+

Las blancas abandonaron, ya que seguía mate a la jugada si­guiente.

V. Goglidze fue el primer gran importante ajedrecista georgiano que participó reiteradamente con éxito en los campeonatos naciona­les y en los torneos internaciona­les. Hay que decir en su honor que fue el fundador del ajedrez en Georgia.

68. Gambito de Dama Aceptado O BOTVINNIK 8 E. LASKER Moscú. 1 93 5

206

1. d4 d5 2. c4 dc4 3. lbf3 .!bf6 4. 11Va4+

Así jugó Bogoljubov en una de sus partidas del segundo match con Alekhine ( 1 934). Es dudoso que esta jugada sea más fuerte que la habitual 4. e3, pero enton­ces tuvo la ventaja que siempre acompaña a una novedad.

4 • • •• lbbd7

E n l a p artida mencionada Alekhine respondió 4 . . . . c6, que la teoría considera suficiente para igualar, pero lo mejor por lo visto es 4 . . . . .!bc6 ! 5 . .!bc3 .!bd5 (o 5 . . . . i.g4), como continuó contra mí Petrosian en el match por el campeonato mundial (Moscú, 1 963) . La jugada elegida por Las­ker goza de mala reputación, pero él se aprestaba naturalmente a di­rigirse a una variante análoga de la Apertura Catalana.

5. 11fxa4 En la actualidad se considera

que las blancas obtienen ventaja jugando 5 . .!bc3, y a 5 . . . . e6. 6. e4 y sólo en caso de 5 . . . . c6, 6. 11fxc4.

5. ... e6 6. g3 c5

Con el cambio del peón central de las blancas la posición se sim­plifica.

7. deS .t xcS 8. J.g2 0-0

Lajugada 8 . . . . flc7 con la ame­naza 9 . . . . J.xf2+ encontraría la réplica 9 • .ie3 11Va5+ l O . .id2 1Wb6 (1 0 . . . . 1Wc7, 1 1 . lba3) 1 1 . 0-0, y en caso de 1 1 . . . . 11fxb2 1as

blancas obtendrían una conside­rable ventaja en el desarrollo por el peón sacrificado: 1 2 . l!Jc3 li'b4 1 3 . � xb4 � xb4 1 4. lbb5.

9. 0-0 'ti'e7 10. l!Jc3 h6

Lasker siempre desarrolló el inicio de la apertura muy sencilla­mente; no le interesaba la inves­tigación de las aperturas. A causa de esto cayó a menudo en posi­ciones difíciles, en las que sin em­bargo encontraba buenas decisio­nes gracias a su extraordinaria fuerza práctica. La jugada del tex­to es expectante, pero hablando en general es útil para las negras.

1 1. e4 e5 No era posible realizar esta ju­

gada por la presencia de la dama en c4, y sólo después de 1 1 . . . . l!Jb6, 1 2 . 'ti'e2 podía efectuarse; inesperadamente las negras caen en una difícil posición.

12. l!Ja4

La principal cualidad de esta jugada es que toma bajo control

la casilla b6. Ahora las blancas se disponen a jugar 1 3 . l!Jh4 con las amenazas 1 4. l!JfS y 14. l!Jg6, que las negras consiguen rechazar de una única manera, no cayendo in­mediatamente en mayores com­plicaciones.

12. • . • li e8 13. l!Jh4 lbb6

Lasker se consideraba hasta tal punto fuerte en el final, que no lo temía. Esta partida, en la que el ex-campeón mundial se salva cam­biando las damas, demuestra esa verdad.

14. lrfxcS 15. lrfxe7 16. b3

l!Jxa4 n xe7 l!Jc3

Después de 1 6 . . . . l!Jb6, 1 7. j.b2 en seguida se reconocería la debilidad del peón «e». Por eso las negras se esfuerzan en cam­biarlo, aunque tras eso la posición se abra algo más y se acrecienta la fuerza de la pareja de alfiles blancos.

17. �a3

Si 1 7. j_ b2 li c7, es posible que no se consiguiera expulsar al ca­ballo c3; ahora 1 7 . . . . li c7 ya es imposible por 1 8. j.d6.

17. ... li e8 18. �b2 l!Jcxe4 19. li fe1 g5

Las negras consienten en debi­litar sus peones del flanco de rey, para mantener el punto e4, que a propósito cubre al peón b7. Y si, por ejemplo, el caballo se retirara

207

a c5, entonces después de 20. li xe5 lit xe5 2 1 . �xe5 los alfiles dominarían en las principales dia­gonales.

20. ti)f3 �f5 21. tiJxeS

De nuevo las blancas se prepa­ran para expulsar de la casilla e4 al caballo enemigo, que es el prin­cipal bastión de la defensa de las negras. Sólo se puede mantener el caballo en el centro al precio de un mayor empeoramiento de la estructura de peones: 2 1 . .. . g4 22. f3 gf 23 . .i_ xf3 ll ad8. Pero con esto las negras ya no están de acuerdo.

21 . . . . li ad8 22. g4 i.h7

Perdería 22. ll d2 por 23 . tbc4. Ahora las blancas siguiendo la maniobra empezada con la juga­da 22. g4, tuvieron en cuenta la posición después de su 27." juga­da. Pero por lo visto era más fuer­te la jugada preparatoria 2 3 . ll acl , privando al caballo e 4 de la retirada a la casilla cS.

208

23. f3 liJeS 24 . .i.fl lild5 25. Ac4 ttle6 26. ll adl ttlef4 27. ttld7!

En esto consistía la maniobra y la única posibilidad de reforzar la presión. Las negras también tie­nen una única elección.

27 . ... ll xel+ 28. n xet

28. .. . Ad3

Si las negras jugaran 28 . ttld3, entonces después de 29. � xd3 .i, xd3 30. lilc5! su posición sería muy pesada. Por ejemplo, 30 . . . . Aa6 3 1 . 1t d l .ie2 32. ll d2 �xf3 33 . <31f2 i_ xg4 34. .i. f6 ll d6 35 . .teS ll d8 36. ti) xb7 ll d7 37 . liJ eS ll d8 38 . �f6 ll d6 39 . .i.e7 ó 30 . . . . ttlf4 3 1 . tiJxb7 li c8 32 . ttld6 ll d8 (en caso de 32 . . . . ll c2 las negras recibirían mate en 5 jugadas) 33 . Aa3 �g6 34. ttlc4.

En esta variante las negras en la pi mera jugada atacan con el ca­ballo la torre y el alfil, y el cam-

bio del alfil de rey de las blancas es obligatorio. Después de la ju­gada de la partida las blancas tie­nen varias posibilidades, pero por lo visto se enredaron, confirman­do el cálculo de Lasker.

Las blancas rechazaron juicio­samente la variante 29. � xd5 � xdS 30 . Ii e5, ya que las negras responderían no 30 . . . . :S: xd7 (3 1 . :S: e8+ cc!i>h7 32. ll h8+ cc!i>g6 33 . ll g8+ '.t>h7 34 . ll g7+ ganando), sino 3 0 . . . . �b5 3 1 . :S: xd5 ll xd7 32. ll xb5 Ii d l + 33 . '.t>f2 Ii d2+, recuperando la pieza. Pero desde l uego después de 2 9 . � x d5 � xd5 30. �eS! se obtenía una posición similar a la que surgía tras 28 . . . . �d3, que examinába­mos al principio de estos comen­tarios. Ahí era donde había que b_uscar las posibilidades de victo­na.

La continuación elegida por las blancas en la partida es errónea.

29. �f6+ � xf6 30. � xf6 1lc8

De nuevo las blancas tienen ante sí tres caminos, de los cuales

sólo uno es correcto: 3 1 . h4! �xc4 (o 3 1 . . . . gh 32. �eS ll e8 33 . cc!i> f2 �h3+ 34. '.t>g2) 32. be (amenazando 33 . hS) 32 . . . . gh 33 . :S: e4 �e6 34 . f4, y las tablas es­tán garantizadas.

Las blancas examinaron que después de 3 1 . � xd3 � xd3 22. ll d l ll cl 33. li xcl � xci per­dían peón, pero la elección que to­maron no es correcta.

31 . �d4 �xc4 32. bc4 b6

Amenaza 33 . . . . �e6.

33. ll e4 �e6

A 22 . . . . a: x c4 las blancas da­rían jaque continuo: 34. 1l e8+ ct>h7 35. ll h8+ Wg6 36. Ii g8+.

34. �f6 Ii c5

Llegó el turno de equivocarse para las negras. Debieron preve­nir el avance del peón «h», lo que conseguían mediante 34 . . . . '.t>h7 35. h4ct>g6 36 . �e7 Ii: c6! 37 . h5+ r3Jg7 38 . .i.a3 f6, o después de 36. i.b2 ll d8 la torre negra ocupaba la columna «d» e irrumpía en el campo de las blancas, lo que más adelante no se podrá conseguir por la posición del rey en fl .

35. a3

A 3 5 . . . . :S: a5 es necesario te­ner la posibilidad de defender el peón «a>> con el alfil.

35. . . . '.t>h7 36. wn wg6 37. �b2 ll c7

(DIAGRAMA 193)

209

38. h4

Sólo creando la amenaza 3 9. h5+, tras la que crearía alrededor del rey negro una curiosa red de mate, las blancas pueden obtener las tablas. Perdería, por ejemplo, 3 8 . �e2 lil d7 39 . .i.e5 f6.

38. ... h5

O 3 8 . . . . gh 39. f4 (fjg7 (no de-jando a la torre blanca llegar a e8) 40. fS+ �h7, 4 1 . 'it>g2.

39. hgS hg4

Si 39 . . . . (fj xg5, entonces 40. 1I f4. Ahora a las blancas sólo les quedaba mantener el control de la casilla fS : 40. fg!, y a 40 . . . . 'fWxg5 4 1 . �e l + �g6 42. �e3 ll d7 43. 'it>e2 con tablas. Erró­neamente las blancas permiten que el rey de las negras se active.

40. 1I x g4 'it>fS! 41. lilh4 (fjf4 42. 1I h7 'it>e6

¡Las blancas tienen de nuevo una inmejorable ocasión de salvar la partida! Después de 42. . . . w xg5 43 . .te5 (43 . .i.cl n xc4)

2 1 0

43 . . . . n xc4 44. It xf7 1I c 1 + 45. wf2 (fjd3+ perdían una pieza, y de lo contrario (sin 43. �e5 ó 43. �el ) el rey negro defendía el peón f7, como en la partida, pero las blancas ya no tienen el peón g5.

194 ,----,�=:-:---�=�:-=:---=-�-=-= - � � �

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. . -�-43 . .tcl ! (fjg6

Había tablas en otras variantes: 43 . . . . (fjd3 44. �d2 li xc4 45. g6! o 43 . . . . ll xc4 44 . .i. xf4 ll x f4 45. g6! ll x f3+ 46. we2 1I xa3 47. ]¡I xf7.

44. f4 bS

Si 44 . . . . ]I xc4, entonces 45. f5+.

45. we2 bc4 46. 'it>dl �fS 47. �c2 (fjf8

Después de 47 . . . . (fjxf4 48. .t xf4 c,t>xf4 de nuevo salvaba a las blancas 49. g6!

48. n h6 (fje6 49. It f6+ we4 50. g6!

Lo más sencillo, pero también era posible 50. 'it>c3.

50 . ... 51 . �c3 52. l1 xg6

ltJd4+ fg6 ltJe2+

A 52 . . . . ll b7 seguiría 53 . ll g8.

53. �c2

Tablas, ya que después de 5 3 . . . . ltJxc l 54. � xcl w x f4 55 . ll e6 el rey negro está cortado.

U na partida tensa. Lasker tenía 67 años. Su juego

no fue perfecto, pero hay que asombrarse ante su inmutable sangre fría y su gran fuerza tácti­ca. El II Torneo internacional de Moscú fue un increíble logro de­portivo de Lasker. No perdió ni una sola partida, y quedó a sólo medio punto del vencedor. Esta competición fue el último éxito del poderoso y sabio luchador del ajedrez. Al año siguiente, en el III Torneo internacional de Moscú y en el torneo de Nottingham ya jugó sin brillo, y ahí terminó su cincuentenaria carrera ajedrecís­tica.

69. Apertura Reti O BOTVINNIK e V. C H EJ OVER Moscú, 1 93 5

t. l¿¡f3 d5 2. c4 e6 3. b3 ll:!f6 4. -*.b2 �e7 5. e3 0-0 6. �e2 c6

Chejover siempre se distinguió p or una ejecución original de la

apertura, pero en este caso eligió una variante pasiva. En los años sesenta este sistema alcanzó gran popularidad y sufrió la verifica­ción de los torneos, determinán­dose que es preferible 6 . . . . b6.

7. 0-0 liJbd7 8. lbc3 a6 9. lbd4

Esta maniobra se dio antes en una de las partidas de Nimzovich. Las blancas quieren jugar 1 0. f4, y si las negras expulsan en segui­da al caballo a f3 mediante 9 . . . . c5, entonces más adelante se po­drá realizar e l plan general con el cambio en d5 y el avance d2-d4. Sin embargo, esto sería más con­veniente para las negras, que el si­guiente cambio del peón central d5 por el peón del flanco de dama b3 y el salto sin objeto del caba­llo. Todo esto es un error posicio­nal, y como resultado las blancas obtienen una sensible ventaja.

9. ••. dc4 10. bc4 ll:!c5 11. f4

2 1 1

N aturalmente , es necesario prevenir el avance e6-e5 . Además no me fue dificil decidirme por la jugada 1 1 . f4, ya que fue probada por Nimzovich en una posición si­milar.

1 1 . ... 'f!/c7 12. lbf3

Las blancas vuelven al plan ha­bitual. Crean un centro de peo­nes, y el caballo ocupará un im­portante puesto avanzado en la casilla central e5 .

12. . • . ll d8 13. 'f!/c2 lL'lcd7 14. d4 c5

Ahora esta ruptura no puede disminuir la ventaja de las blan­cas en el centro del tablero.

15. liJeS b6 16. �d3 cd4

Sería peligrosa para las negras la posición que se produciría des-pués de 1 6 . . . . �b7 17 . d5 Por ejemplo, 1 7 . . . . liJxe5 1 8 . fe 'f!/xe5 1 9. lL'le4.

17. ed4 i.b7 18. �el lL'lf8 19. lL'ld1 li a7

Las maniobras en un campo tan reducido no llevan a nada bue­no. Jugando 1 9 . . . . lL'lg6, las ne­gras tomaban bajo ataque al peón f4, y el caballo d i no podrá caer tan rápido y tan sencillamente so­bre g5.

2 1 2

20. lj]f2 �b8 21 . lL'lh3 h6

En esta jugada basaban las ne­gras sus esperanzas, pero sólo contribuye al ataque de las blan­cas debido a la siguiente combi­nación típica. Por otra parte, ya no hay defensa contra lL'lh3-g5, y por eso las negras no consiguen terminar la reagrupación de sus fuerzas en el flanco de dama me­dian te t!Vb8-a8.

22. lbgS! hgS 23. fgS 'D8d7 24. li] xf7

Las blancas omiten el camino más sencillo hacia la victoria: 24. lL'l xd7 li] xd7 (24 . . . . l1 xd7 25. gf �xf6 26. Il: xf6 gf 27. ff'g4+ Wf8 28. �a3+) 25. 'il xf1 wxf7 26. �h5+ wf8 27. 'ffh8+ wf7 28. g6+ wf6 29. Wh4 mate. Esto dis­minuye algo el valor artístico de la partida. Al menos lo que sigue también es muy ameno.

24. ••. w xf7 25. g6+

(DIAGRAMA 197)

25. •.. wg8

Esto simplifica el desarrollo del ataque de las blancas. Era más fuerte la jugada 25 . . . . <!>f8 indi­cada por Vukovic en la revista «Sahovski Glasnik» . En su opi­nión las blancas estaban obligadas a dar jaque continuo: 26. 1Wxe6 li)eS 27. de ( 27 . �h3 lt)f3+) 27. . . . .i. c5+ 28. <!>h l .i.xg2+ 29. � xg2 ll xd3 30. \t>xf6+, etc. Sin e mbargo, más tarde encontré aquí la victoria: 27. l1 xf6+! gf28. 1Wh3 J. b4 29 . ll el ! .t c8 30. 1Wh6+ �e8 3 1 . de J. x e l 32. 'ffh8+ �d7 33. 1!Vg7+ <!>c6 34. Wxf6+ <!>c7 3 5 . e6, etc.

26. ffxe6+ Wh8 27. Wh3+ �g8

28. J.fS lt)f8

Las negras están obligadas a defender la casilla e6, pero esto lleva al inevitable debilitamiento del punto f6.

29 . .te6+ 30. 1Wxe6+ 31. 1!Vh3+ 32. :ii xf6

li)xe6 �h8 �g8

Ahora el rey negro debe salir para un largo viaje, que no podrá terminar felizmente.

32. • . . J.xf6 33. 'Wh7+ <!>f8 34. l1 el .teS 35. 'Wh8+ �e7 36. 1!Vxg7+ �d6 37. 'ifxeS+ <!>d7 38. 1!Vf5+

Como suele suceder, las blan­cas entre un gran número de ja­ques casi siempre tienen que en­contrar e l único que 11eva al obje­tivo.

38. . .. �c6 39. dS+ <;&eS 40. J.a3+ <;&>xc4 41. 1We4+ <!>c3 42. J.b4+ <!>b2 43. t!lbl++

Esta partida es una rareza en mi práctica de torneos, porque, si­guiendo los consejos de Capa­blanca, siempre me esforcé por elegir el camino más sencillo, si se encontraba. Pero a pesar de todo se encuentran algunas, y puedo referirme, por ejemplo, a mi par­tida con Portisch ( 1 968). La par-

2 1 3

tida con Chejover causó tal im­presión, que incluso hubo «espe­cialistas» que afirmaron que fue preparada de antemano.

Supongamos que yo pudiera encontrarme bajo sospecha, pero, ¿es posible que esto fuera justo para la intachable honradez de Vi­tia Chejover?

70. Apertura Reti O BOlVINNIK e A. LILIENTHAL Moscú, 1 93 5

l . lüf3 lüf6 2. c4 b6 3. g3 R.b7 4. R.g2 c5 S. 0-0 g6 6. d4 cd4 7. lü xd4

Más tarde se introdujo en la práctica de torneo la jugada 7 . 't!Vxd4, dirigida principalmente a un juego más complicado.

7. .. . J. xg2 8. 'ifl xg2 J.gl

La fuerza de Lilienthal nunca residió en una correcta compren­sión de la teoría de aperturas. Daba a las negras mayores posi­bilidades para el contrajuego la maniobra 8 . . . . Wc8 9. b3 1Wb7+ 1 O. f3 d5, que en ese tiempo aún no se encontraba en la práctica de torneo, pero después se convirtió en la respuesta habitual.

9. lüc3 0.0 Y aquí era más útil 9 . . . . Vc8 .

214

Así, por ejemplo, jugó contra mí Capablanca un año y medio des­pués, en N ottingham. Ahora las blancas toman el control del cen­tro y terminan rápidamente el de­sarrollo.

10. e4 lüc6 11. R. e3 'iW c8

Sería peligroso 1 1 . . . . lbg4, 1 2. ifxg4 lüxd4 por 1 3 . lil ad l .

12. b3 Wb7 13. f3

La dama negra ha llegado a b7 demasiado tarde, ya que las blan­cas consiguen afianzarse en el centro y el avance liberador d7-d5 no es posible.

199

13. . • • lilfd8 14. l:t el li ac8 15. �d2

- � . � d .E ía! • •• .... .. . .. . ..

.l.&\ . • .. .. .. .. .. ..

. � � . d A � 8 B. • � � w.41 � � A � � A rt.lí1 A � � � �� o . � . � . � � . . � · � ·

15. ... a6

Las negras superan el avance b6-bS� para obtener contrajuego en el flanco de dama, el plan pre­dilecto de Capablanca en posicio­nes similares. Esto está más que justificado, ya que no resultaría

llevar el juego al centro. Por ejem­plo, 1 5 . . . . e6 1 6 . li fd l d5 1 7. cd ed 1 8 . liJxc6 ll: xc6 1 9. A_g5.

16. lHdl liJxd4

La inmediata 1 6 . . . . b5 después de 1 7. cb liJxd4 1 8. ba, llevaría a la pérdida del peón.

17. A_xd4 d6

Y puede ser que ahora sin em­bargo fuese preciso 1 7 . ... b5 . Después de 1 8. cb ab 1 9. A_xf6 A_xf6 20. li:ld5 (con la amenaza 2 1 . e5) sería inevitable el cambio en f6, y las negras obtendrían un final peor, pero en la partida las blancas cortan de raíz la posibili­dad del avance de peones en el flanco de dama.

1 8. a4 liJeS 19. li:ldS l:i c6

Se dirige a defender el peón b6, porque tras su avance ( 1 9 . . . . b5) las blancas obtendrían un peón pasado alejado: 20. cb ab 2 1 . a5.

20. A_xg7 liJxg7

2 1 . h4

Una maniobra típica, pero de­sagradable para las negras. La res­puesta 2 1 . . . . h5 llevaría en todo caso al ataque mediante g3-g4. Si las negras quitan el control de la casilla h5, entonces las blancas pueden atacar mediante h4-h5.

21. . . . lie8 22. ll: c3 li:lhS 23. ¡fd4 b5

Las negras se apartan de nue­vo de la posibilidad de doblar peo­nes en la columna «f», y ante todo esto conducía a un final inferior, pero no exento de esperanza. Por ejemplo, después de 23 . . . . li:lf6 24. liJ xf6+ ef, no se podría ganar el peón 25. 1!fxf6 por 25 . . . . d5. Por eso las blancas, naturalmen­te, rechazarían el cambio en f6, que sólo reforzaría la posición del rey adversario, y continuarían 24. li dcl liJ xd5 25. ed li c7 26. h5 con el posterior desarrollo del ata­que.

Ahora el intento de las negras de activarse se corta en seguida; las blancas consiguen un peón pa­sado alejado y dej an al enemigo en una posición de impotencia. La jugada de la partida es un error posicional, ya que el caballo negro se queda fuera de juego, y las blancas tefidrán pieza de más en el terreno en el que se van a de­sarrollar los principales aconteci­mientos.

24. cb5 abS

En caso de 24. ]i xc3, 25.

2 1 5

llJxc3 las negras se quedaban sin peón.

2S. 1t del

Las blancas doblan por la co­lumna «C» , lo que tiene un signi­ficado decisivo.

25. ... I[ xc3 26. lit x c3 ba4 27. lit c7 �b5

Naturalmente, no 27 . . . . fixb3 por 28. lbxe7+, y el mate es ine­vitable.

28. ba4

Las blancas rechazan la ganan­c i a de calidad mediante 2 8 . llJ xe7+ fJ. xe7 29. I[ xe7, ya que después de 29. . . . ab el peón pa­sado da a las negras a1gún contra­juego. Ahora es obligatorio el cambio de damas, y el resultado de la lucha lo determina el incon­tenible peón «a».

28 . .. . 29. "irf2 30. w xf2

2 1 6

\'ie2+ �xf2+ a6

O 30 . . . . lii a8, 3 1 . 1I c8+.

31. fiJb6 lllf6 32. aS lii b8

33. 1I c8+

Esta simplificación es favora­ble a las blancas. Sería considera­blemente difícil materializar la ventaja en e l caso de ganar la ca­lidad por el peón después de 33 . a6 n xb6 34. a7 1I a6 35 . fJ. c8+, etc.

33. . . . li xcS 34. llJ xcS fiJeS 3S. a6 /iJc7 36. a7 fiJaS 37. fiJxd6 wrs 38. eS we7 39. �e3 f6 40. �f4

Se podía jugar inmediatamen-te 40. lllc8+ �f7 4 1 . wd4.

40. • . . h6 41. llJcS+ wf7 42. �e4 wg¡ 43. �d4 /iJc7 44. liP eS

Las negras abandonan. La partida obtuvo el primer

premio de belleza. En esta oca­sión nadie sospechó que estaba pre�arada de antemano, ya que la par�1da fue típica del ajedrez que yo Jugaba en aquella época.

Este fue nuestro tercer encuen­t�o. En los dos primero (en Has­tmgs, 1934-35, y en Moscú, 1 93 5 ) no encontré las continuaciones más fuertes y las partidas termi­naron en tablas. Fue un resultado normal, ya que el talento táctico del ingenioso gran maestro hún­garo era sorprendente. Es sufi­ciente recordar su famoso duelo c o n C a p a b l a n c a (Hast ings , 1 ?34-35 ), donde e l genial sacrifi­CIO de dama por dos piezas meno­res de Lilienthal obligó a capitu­lar al célebre cubano.

Pro�ablemente, el mayor logro deport1vo y creador de Lilienthal fueron los dos primeros puestos compartidos en el Campeonato de la URSS, de 1 940, un torneo que se distinguió por su fuerte participación.

En los años cuarenta, Andrei Arnoldovich Lilienthal (nacido en el año 1 9 1 1 ) vivía en Moscú participó en la formación dei equipo de la URSS y aportó su grano de arena en la creación de la escuela soviética de ajedrez. En 1 976, regresó a su querida Buda­pest.

En esta partida conseguí obte­ner �1 éxito sólo porque la lucha tomo un carácter posicional y la maestría táctica de mi adversario no pudo manifestarse.

71 . Defensa Nimzoindia O BOlVINNIK e l. KAN Moscú, 1 93 6

l. d4 ltif6 2. c4 e6 3. ltic3 .i.b4 4. 'm'c2

Ya no podía jugar 4. 'm'b3, pues las negras en la partida jugada un poco antes contra Eliskases, de­�ostraron finalmente que se po­dia obtener un buen juego en res­puesta a 4. 'i§'b3.

4. . . • ltic6

La respuesta 4 . . . . d5 lleva a un ju7go más _ri�o, pero exige am­phos conoc1m1entos de las conti­nuaciones teóricas.

5. ltif3 � A simple vista es necesario ha­

cer la jugada temática de esta va­riante, 5 . . .. d6, preparando el avance e6-e5.

6 . .ig5 ll e8

Las negras podían jugar previa­mente 6 . . . . h6, pero no para in­tentar ganar un peón después de 7 . .ih4: 7 . . . . g5 8 . .ig3 g4 9. ltid2 lt)x d4 1 0. 1Wd3, y el flanco de rey negro está muy débil.

7. e3

�n caso de 7. e4 las negras po­dnan ocupar el punto d4, 7 . . . . e5 8. d5 ltid4 9. 11t'd3 c5.

7. • . . d6

2 1 7

8 • .t e2 9. 0-0

eS �xc3

Es necesario cambiar el caballo por la amenaza 1 0. lt:ld5.

10. bc3

A 1 0. �xc3, naturalmente, se­guiría 1 0 . . . . lt:le4.

10 . ... h6

Sin el debilitamiento del flanco de rey las negras no conseguirían librarse de la clavada del caballo f6. En caso de 1 O . . . . .tg4 las blan­cas podrían elegir esta variante forzada: 1 1 . lt:lxe5 lt:l xe5 1 2. de J.. xe2 13 . J.. xf6 gf 1 4. 'ffxe2 fe 15 . c5. Debido a que las negras no pueden responder 1 5 . . . . de por 16 . Wg4+ Wg8 1 7. l[ d l y 1 8 . };[ d 7 s u posición resulta muy difi­ci1.

1 1 . ..t.h4 'We7

Ahora era necesario cambiar el alfil de dama de las blancas me­diante 1 1 . . . . g5 12 . J.g3 lt:lh5; ya que las blancas no jugaron 1 2. h3, entonces era necesario hacer esta operación en la siguiente jugada.

2 1 8

12. I! ael Ad7 13. lt:ld2

Previene 1 3 . . . . lt:lh5 y prepara el avance f2-f4, tras el cual es di­ficil librarse de la clavada sobre el caballo f6.

Es necesario hacer un resumen de la apertura: las blancas han ob­tenido una clara ventaja. Este sis­tema con las jugadas 5 . lt:IO, 6 . k.g5, 7 . e3, 8 . ..t.e2 y 9. 0-0 resul­ta, bajo e l punto de vista de la práctica, completamente satisfac­torio, y en adelante lo empleé rei­teradamente.

13. ... gS 14. k.g3 wg7 15. f4 e4 16. h3

Previene el salto del caballo ne­gro a g4.

16 . .. . lt:lh7

Debieron preferir 1 6 . . . . lbg8, ya que ahora la posición de las ne­gras empeora.

1 7. gfS

A 1 7. lbxe4 seguiría 1 7 . . . .

J.f5, por eso a las blancas les es imprescindible tomar previamen­te bajo control la casilla f5 .

17. - · hgS

Parece que no cambiaría nada en caso de 1 7 . . . . � xg5 1 8 . h4 �h7, pero esto no es así: la va­riante 1 9 . � x e4? 1lfxe4 20. A.d3 '!!Vg4 llevaría a la pérdida de pie­za. Sin embargo, tenía un aspec­to bastante convincente 1 9 . .i.h5, ya que a 1 9 . . . . �f6 ( 1 9 . . . . �d8, 20. :El f4 �f6 , 2 1 . �e2) es posible 20. :El xf6 1}Yxf6 2 1 . :El fl . En la p artida las negras quedan sin peón inmediatamente.

18. � xe4 fS

O 1 8 . . . . 1}Yxe4 1 9 . �d3 fle7 20 . .i,xh7.

19. �d2

Es posible que las negras con­sideraran recuperar el peón me­diante 1 9 . . . . 1}Yxe3+, pero es evi­dente que después de 20 . .i.f2 no hay una buena retirada para la dama (20 . . . . '!!Ve7, 2 1 . J.h5; 20. . . . 1!ff4, 2 1 . g3) y tendrían que en-

tregarla por torre y alfil (20. . .. �xe2, 2 1 . g xe2 n xe2), pero en­tonces seguiría 22. d5 �a5 (22 . . . . �e5, 23 . �dl ) 23 . .i.d4+ wg6 24. g4 li f8 25. �d3 :El e? 26. gf+ � xf5 27. liE xf5 :El xf5 28. �fl y 29. �g3 con evidente ventaja de las blancas.

19. . . . �f6 20. �d3 �e4 21. J.h2 �d8 22. c5

Crea al adversario la debilidad del peón d6, se libra de los peo­nes doblados y obtiene una gran libertad de movimientos para sus piezas.

22. -· �f7 23. cd6 cd6 24. c4 li ac8 25. t!fb2 �xd2

Se amenazaba 26 . .i_ xe4 fe 27. t!fxb7, y a 25 . . . . b6 sería desagra­dable 26 . .i_ xe4 fe 27 . d5+ � g8 (27 . . . . Wg6, 28 . � xe4) 28. :El f6.

26. Wxd2 �h6 27. flb4 li c6 28. 'ifxb7 li b6

Entregando el peón b7 para salvar el peón d6, las negras aho­ra se deciden por un contraataque desesperado, sin reparar en las pérdidas materiales.

29. flxa7 :El eb8 30. t!fa3

Era más sencillo 30. � xd6 1!fxd6 3 1 . c5, ganando además la calidad .

2 1 9

206

30 . ... 31 . eS 32. ,.t. x d6

g4 lil b2

32. ... .tc6

Rechaza el asalto de las negras tras la respuesta relativamente mejor 3 2 . . . . 'i!fg5. Por ejemplo, 3 3 . h4 ¡rxh4 34 . .i, xb8 li xb8 (34 . . . . g3 35 . � xg3 ftxg3 3 6. tfxb2 lbg4 37. li f2) 35 . �a7 1I d8 (35 . . . . g3 3 6. �xd7+ �h8 37 . li xf5) 36 . c6 g3 37. li f4.

33. dS ,txdS 34. e4 �gS

Con la amenaza 3 5 . . . . li xg2+.

35. h4 1Wxh4 36. li e3

La victoria de las blancas está garantizada. El ataque ha sido to­talmente rechazado, y las negras no pueden eludir posteriores pér­didas materiales, aunque quizá no tan importantes como después del siguiente error en Zeitnot.

220

36. . . • Ii xa2 37. �cJ+ Wh7

38 . .i, x b8 39. �xe4+ 40. 1I xe4

fe4 �xe4 �d8

Las negras abandonaron sin es­perar la respuesta.

72. Defensa India de Dama O BOTVINNIK e J. R. CAPABLANCA Moscú, 1 936

l. lbf3 llJf6 2. c4 e6 3. gJ b6 4 . .tg2 .tb7 5. 0-0 c5 6. b3

En esa época estaba más exten­dida la continuación 6. lbc3; la ju­gada 6. b3 resulta más actual.

6. ... lbc6

Las negras debieron responder 6 . . . . .te7 7 . .tb2 0-0, esperando el desarrollo de las acontecimien­tos.

7. �b2 ..t.e7 8. lbc3 0-0

Si 8 . . . . d5, entonces 9. cd ed 1 O. d4, y el peón centralizado de las negras d5 es débil.

9. d4 llJxd4

A las negras les favorece cam­biar los alfiles de casillas blancas, más que después de 9 . ... cd 1 0. liJxd4 llegando a un juego más complicado.

10. liJxd4 _txg2

1 1 . � xg2 cd4 12. 'f!fxd4 !Yc7

Capablanca indicó justamente que después de 1 2 . . . . .i.c5 1 3 . �d3 d 5 1 4 . cd lt) xd5 1 5 . lt)xd5 �xd5 1 6 . �xd5 ed, a las negras les sería difícil conservar el peón «d». Sin embargo, ahora este peón es débil, y las blancas han ga­nado espacio.

13. e4 llad8

Las negras retienen su torre en f8, por lo visto esperando crear contrajuego en el flanco de rey, pero no Jo conseguirán, por lo que era más exacto 1 3 . . . . ll fd8.

14. lii: adl 15. f3 1 6. ll d2

�b7 lbe8 fS

Para defender el peón d7 con la torre desde la casilla fl y ganar algo de espacio para las manio­bras.

17. lHdl �g5

De esta manera las negras fuer­zan en las siguientes jugadas el avance e4-e5 , pero ayudan al ad-

versario a acelerar el traslado de todas sus piezas pasadas a la co­lumna «d». Si inmediatamente 1 7 . . . . .i.f6, entonces las blancas pueden elegir entre el plan indi­cado, y por lo visto la continua­ción con mayores perspectivas 1 8 . �e3 fe 1 9. 'f!fxe4 �xe4 20. lD We4, ya que en el final la debi­lidad del peón «d» resulta catas­trófica.

18. :iii: d3 Af6

Ahora las blancas no tienen elección: después de 1 9 . �e3 fe 20. 'i!fxe4 �xe4 habría que tomar en e4 con peón, Jo que disminui­ría la ventaja posicional.

19. eS .i.e7 20. Wf2 ll f7

Capablanca consideró después de l a p art ida que m e d iante g7-g5-g4 conseguía atar algo a las piezas blancas, pero pensó que esto llevaría solamente a un pos­terior debilitamiento de la posi­ción negra.

21 . Wd2 .i.b4

Para provocar aunque sea al­gún debilitamiento en los peones de las blancas.

22. a3 23. lbe2 24. lDf4 25. h4

�f8 llJc7 g6

(DIAGRAMA 208)

Las blancas tienen una abruma­dora ventaja posicional, que debe llevarlas a la victoria después de

221

208

cualquier continuación del adver-sario, Por ejemplo, 2S . . . . 1Wc8 26. a4 .ih6 27. li d6 (27 . . . . li:le8 28. li xe6). No es posible jugar 2S . . . . ii.h6 por el golpe táctico 26. liJ xe6 li) xe6 (26 . . . . Ji. xd2, 27. l[)xd8 y 28. l[) xfl, y después aún, li x d7) 27. �xh6 f4 28. li d6 li e8 29. g4. El siguiente intento de las negras de obtener contrajuego aún es menos afortunado.

25. . . . b5 26. cb5 �xbS 27. li cl ! 1Wb7

Ahora las blancas podían ganar inmediatamente: 28. �aS dS (28. .. . li c8 , 29. li dc3) 29. ed .i_ xd6

222

(29 . . . . li xd6, 30. �eS) 30 . .ieS con una considerable conquista material. La combinación prepa­rada por las blancas también de­bía llevarlas a la victoria, pero en la complicada posición que surge las negras obtienen algún contra­juego.

28. li xc7 29. li)xe6 30. JI xdS

'f/xc7 de6 f4

Quedándose sin peón, las ne­gras se esfuerzan en complicar el juego al máximo.

31 . g4 1We7 32. \fth3 'i!Vb7 33. fid3 rt/g7 34. b4 aS

Ya que la dama y la torre ne­gras deben controlar la séptima fila, toman medidas para liberar al alfil encerrado.

35. b5 a4 36. g5 liJeS

Característico del estilo de Ca­pablanca: cuando sólo lo permi­ten las circunstancias activa su al­fil, justo en el momento más de­sagradable para su adversario, cuando ha caído en el Zeitnot.

(DIAGRAMA 210)

37. 1I d6

Un sacrificio correcto, como resultado del cual las blancas de­ben ganar. Y a pesar de todo no debí efectuarlo cuando me queda­ban para el control solamente al­gunos minutos para cuatro juga-

210

das. No costaba mucho aquí en­contrar una jugada de espera (aunque fuera de rey).

37. . . . � xd6 38. cd6+ <;f;>f8

Y ahora no tuve tiempo sufi­ciente para pensar las dos jugadas siguientes. Si las blancas jugaran 39. �c3 (amenazando mate) ten­drían tiempo para trasladar la dama a c6. Por ejemplo: 3 9 . . . . we8 40. 'iffc6+ � d7 41 . �e5 ó 39 . . . . e5 40. �c6 e4 4 1 . fe f3 42. �d4 ! con ventaja decisiva. Sin embargo, las blancas primero de­jan escapar ]a victoria . . .

39 • ..tf6 �eS

Y finalmente las tablas, que se conseguían mediante 40. <;&g2 <;i>d7 4 1 . ifc4.

40 . ..te7 lU5! 41 . 'iffc3 �d7 42. b6

(DIAGRAMA 211)

42. ••. 1Wc6!

Es un caso rarísimo que el fa-

moso Capablanca se equivoque en el análisis (¡pero no en la par­tida!). Escribió que decidía aún más rápidamente 42 . . . . li b5, pero en ese caso las blancas ha­cían tablas: 43. 'f!c7+ 'f!/xc7 44. be, y el peón a3 está seguro (44. . . . li b 3 4 5 . <;i> g2 ]I x a3 4 6 . c8='f!/+ <;f;> xc8 47. d7+ <;&xd7 48. � x a3).

43. 'i!Yg7 44. wh2 45. whl

'i!fxf3+ �g3+ 'iffxh4+

Un momento característico: después de 45 . . . . 'fie l + (y des­pués como en ]a partida) yo ten­dría que abandonar una jugada antes. Pero en este caso Capa (como le llamaban familiarmente sus amigos al cubano) gana aún otro peón.

46. Wgl ifel+ 47. Wg2 wc6 48. 'iffb2 li dS 49. ifc2+ <;&b5

Las blancas abandonan.

223

73. Defensa Holandesa O BOTVINNIK e N. RIUMIN Moscú, 1 936

1. lbf3 fS 2. g3

Sobre la jugada 2 . e4, ver la partida n.• 5 l .

2 . ... 3. �g2 4. 0-0 S. c4

lbf6 e6 i..e7 0-0

Aún {hasta d2-d4) no es esto la D e fensa Holandesa, sino una Apertura Inglesa, y si las blancas quieren jugar en el espíritu de esta apertura, entonces tienen a su disposición la jugada d2-d3, y después el juego, bien en el cen­tro (e2-e4), bien en el flanco de dama.

6. b3 ffe8 7. lbc3 WbS 8. ffc2 lbc6 9. d4 d6

Ahora en el tablero hay una po­sición característica del sistema Ilin-Genevsky (ver la partida n.• 39, en la que, en especial, se in­dica por qué a 10 . J.a3 las negras tienen que responder 1 O . . . . a5).

10. J.a3 lit7 1 1 . li ad1

En la partida mencionada no se realizó esta útil jugada. Ahora las negras debían abrir el juego. Des­pués de 1 1 . . . . e5 12 . de de 1 3 . �xe7 li xe7 14 . lbd5 llJxd5 1 5 .

224

cd lbd8 1 6. �c5 'i:fe8 1 7. e4 lbfl tenían una posición bastante sóli­da, aunque las posibilidades de las blancas son preferibles. Atenién­dose a la disposición de las piezas elegida por Kan (en la partida n.• 39), mi adversario cae en una po­sición preparada.

1 1. . . . �d7 12. dS lbd8 13. de6

Es imprescindible demoler la cadena de peones negros, aunque no jugaran e6-e5. Aquí es flojo 1 3 . lbd4 e5, corno se jugó en la partida M akogonov-Alatorzev { 1 933).

13. ... llJxe6

Es peor 1 3 . . . . �xe6 por 1 4. lbd4.

14. eS!

Esta es la sutileza preparada en el silencio del análisis casero. Para evitar la creación de un peón débil en la casilla d6, las negras es­tán obligadas a ceder el control sobre la casilla e5 .

14. ... deS

En caso de 14 . . . . � xc5 1 5 . .t.xc5 de 1 6. �e5 las negras per­derían calidad, y en la partida consiguen cerrar a tiempo la co­lumna «d».

15. �e5 �d4 16. \'fd3 lüg4 17. �xg4 fg4

Después de 1 7 . . . . 't!Yxg4 1 8. e3 las blancas ganarían, y ahora a 1 8 . e3 seguiría 1 8 . . . . .tf5.

18. ,.txb7

Aquí terminaba el análisis case­ro. Queda un juego prosaico para explotar las debilidades de peo­nes en el campo de las negras.

18. ... ll af8 19 . .td5

El cambio de los alfiles de ca­sillas blancas simplifica la trans­formación de la ventaja posicio­nal.

19 . ... .te6

Las negras aceptan con resig­nación el plan de las blancas. Pue­de ser que debieran complicar e l juego sacrificando la calidad, 1 9 . . . . wh8.

20 • .t_xe6 21 . � e4

Una jugada importante, previ­niendo la posibilidad de la ame­naza de captura con la torre en f2 o el traslado de la torre a h6. Ade­más, las blancas se preparan para acciones posteriores por la colum-

na «d». Para cerrarla, las negras sitúan el caballo en d4; en caso de cambiarlo las blancas corregirán algo la estructura de peones del enemigo.

21. ... �d4 22 . .tb2 ll d8 23. 1Wc4 We5 24 . .t xd4 cd4

Después de 24 . . . . Wxe4 25. .t xc5 Wxc4 26. n xd8+ .txd8 27. be las blancas tienen peón de más. Si 24 . . . . n Xd4 25. n xd4 cd, entonces 26. f3 gf 27. ef, con una dominación clara sobre las casi­llas blancas.

25. f3 gf3 En caso de 2 5 . . . . ll d5 26. ll d3

gf 27. ef las negras no mejorarían su posición.

26. n xf3

Una jugada inesperada y pare­ce ser que antiposicional (en vez de 26. ef), basada en un cálculo concreto; las blancas ganan peón, ya que a 26 . . . . .i. f6 seguiría 27. ll f4.

225

26. ... 'YWd5 27. JI xf7 � xf7

O 27 . . . . 'flxc4 28. JI xg7+.

28. JI x d4 'flxc4 29. l[ xc4

El cambio de damas es otro éxi­to para las blancas: ahora ya no tienen que temer a cualquier tipo de sutileza táctica por parte de su ingenioso adversario.

29. ... eS 30. wf2 Ji d5 31 . Ji a4 Jid4

O 3 1 . . . . ll d7 32. ll a6 y des­pués lbe4-c3-b5. Sin embargo, el cambio de torres priva a las ne­gras de todo contrajuego.

32. lbc3 JI xa4 33. lb xa4 �e6 34. we3 �f5 35. �n weS 36. e3 .td6

Aunque las blancas son las due­ñas de la posición, no es tan sen­cillo ganar este final. Por eso es­peran a que se llegue al control de tiempo, para encontrar el camino hacia la victoria en el análisis ca­sero.

37. lbb2 wd5 38. lbc4 .tc7 39. we2 �e4 40. ltld2+ wrs 41 . �f3 weS

Las blancas continúan esperan­do con la esperanza de cualquier error por parte del adversario, un método de juego en e l final que observé del mismo Capablanca.

226

42. lbc4+ �d5 43. �e2 �e4 44. lbd2+ �f5 45. wf3 �eS

Ahora las blancas quitan al rey enemigo una de sus casillas.

46. g4 �d5 47. h3 .td8

Ahora el rey blanco se dirige a la casilla más vulnerable de la po­sición de las negras, c4.

48. �e2 .tc7 49. �d3 .tg3

Las negras no aguantan su im­paciencia, y rechazan una base para el alfil, pasiva pero más es­peranzadora en d8. El «sistema>> de Capablanca ha funcionado. Prestó mucha influencia en mi juego, y especialmente en el final. Cuando un poco antes en este tor­neo Capablanca, después de ter­minar la partida con Ragozín, conversaba conmigo, yo no podía comprender por qué el ex-cam­peón mundial había jugado con tanta cautela en un final aparen­temente sencillo. Y él respondió:

«en un final con un peón de más no hay que apresurarse, hay que esperar, hasta que llegue el mo­mento propicio para ganar un se­gundo peón». Aquí conseguí apli­car el consejo recibido.

50. lDe4 .i.el

Después de 50 . . . . ..ih4 las ne­gras controlarían la casilla g5, pero seguiría 5 1 . lDc3+, como se jugó más tarde en la partida; aho­ra las blancas consiguen debilitar la casilla g6.

51. lDg5 52. lDe4 53. lDc3+

h6 ..ih4 wc6

De lo contrario, 54. lDb5, obli­gando al avance y debilitamiento del peón negro «a».

54. \t>e4 55. lDbl 56. lDa3

R.f6 \t>d6 we6

Ahora a 5 6 . . . . wc6 sería posi­ble la penetración del rey por la casilla f5.

57. lDb5 aS 58. lDc7+ Wd7 59. lDd5 .i. b2 60. lDb6+

Las negras abandonan, ya que han caído en Zugzwang. Podía continuar 60 . . . . «tlc6 6 1 . lDc4 ..tc3 62. a3 g6 63. a4 ó 60 . . . . �e6 6 1 . wd3 Aa3 62. wc4 we5 63 . �b5 .t.b4 64 . lDc4+ �e4 65 . liJxa5 �f3 66. a4 \tlg3 67. lDc6 ..id2 6 8 . a5 .t. xa5 69. w x a5 wxh3 70. lDe5, y no tiene utili­dad continuar la lucha.

74. Defensa Siciliana O I . KAN e BOTVINNIK M oscú, 1 936

1 . e4 c5 2. lDf3 d6 3. d4 cd4 4. lD xd4 lDf6 5. lDc3 g6

En comparación con la partida n.o 53 (Rauzer-Botvinnik) las ne­gras eligen otro orden de jugadas, que les permite desarrollar sin obstáculos la Variante del Dra­gón.

6. R.e2

La actual teoría de aperturas conside ra más fuerte para las blancas el sistema relacionado con las jugadas 6 . .i.e3 .t.g7. 7. f3 seguido de ..ifl-c4. La jugada 7 . f3 fue introducida en la práctica de torneos por Rauzer a finales del año 1936 en su encuentro con Goglidze. En esta partida las blancas eligen otro camino.

6. . . • .t.g7 7. R.e3 lDc6 8. lD b3

De esta manera las blancas pre­vienen mientras tanto el contra­golpe de las negras en el centro d6-d5.

8 . ... 9. f4

Después de 1 O. 0-0 lDa5 se lle­garía a una posición conocida de la monografía de Becker, «La De-

227

fensa Siciliana» (ver n.o 53). La ju­gada del texto fue propuesta por el moscovita de 1 ." categoría, P. Rabinovich. Esta jugada me era desconocida, pero no para el mos­covita Kan.

10. g4

10 . .. . lOaS

En este torneo empleé más tar­de contra Levenfish la enérgica respuesta 1 0 . . . . d5: al ataque de flanco de las blancas es imprescin­dible responder inmediatamente con un contragolpe en el centro. Además, las posteriores investiga­ciones, que transcurrieron a lo lar­go de un cuarto de siglo, demos­traron que la jugada 1 O. .. . lOaS tampoco es mala.

1 1 . g5 li:le8

Jugado con la idea de utilizar después provechosamente el ca­ballo para la defensa de la posi­ción en la casil1a g7. Sin embar­go, en 1 944, Ragozín, en una par­tida con Bronstein, jugó 1 1 . . . . li:ld7, y a 1 2 . .i.d4, 1 2 . . . . f6!, y después, si las blancas avanzaran

228

el peón «f», el caballo tendría una excelente base en eS.

12 . �d2

Las blancas determinan previa­mente la posición de su dama. Era correcto 12 . Ad4, como jugó en ese año Foltys contra Eliskases (Podebrad).

12. . . . li c8 13. i.d4

La aceptación del sacrificio de peón ( 1 3 . R, xa7) permitiría a las negras después de 1 3 . . . . i.c4 apoderarse de la iniciativa.

13. . . . li:lc4

Jugado trivialmente. Después de la partida recomendé 1 3 . .. . .tc4, que fue aprovechado en el encuentro Louma-Alster (Bratis­lava, 1 948). En ella las blancas conti nuaron pasivamente : 14 . i_ xg7 li:\ xg7 l S . i.f3 ke6 16 . 0-0-0 li:lc4 1 7. �e2 1!rb6 1 8. li d3 , y después de 1 8 . . . . lOaS la inicia­tiva de las negras aumentó. Pero tras lo mejor para las blancas 1 4. 0-0-0 {si 14 . li:\ xa5 1!fxa5, enton­ces ya es malo l S. 0-0-0 por l S . . . . i,xd4 16 . tpxd4 i, xe2 1 7. lt::l xe2 tpxa2) 14 . . . . ..txe2 y 1 S. . . . li:lc4 la fuerte posición del ca­ballo concede a las negras posibi­lidades de contraataque.

14 . .t x c4 li xc4 15. 0-0-0 ti'd7 16. tvd3 li c8

Después de esta jugada pasiva las blancas tienen la posibilidad de activar su juego. Debieron

continuar 1 6 . . . . b5, tras lo cual la torre mantenía también presión por la horizontal, y el peón b5 , si fuera conveniente, podría conti­nuar su marcha.

17. h4 �g4

Previniendo el posterior avan­ce del peón «h», que llevaría a la apertura de la columna del extre­mo.

18. ¡¡: d2

La torre era más útil en la co­lumna «e» que situada en la mis­ma diagonal del rey.

18. ·- b6 19. ltldS

Si cambiaran previamente los alfiles de casillas negras, entonces después de 19 . JLxg7 ltlxg7 20. lbd5 �e6 2 1 . ltld4 Ii: c5 las ne­gras tendrían un juego excelente. Ahora tienen a su disposición un enérgico contragolpe de peón, obligado, precisamente, por la amenaza f4-f5.

19. • . . eS 20. �c3

Otra continuación, 20. f5 po­dría llevar después de 20. . .. ed (pero no 20 . ... f6 21 . li gl �h6 22. JLe3 y las negras no pueden moverse) 2 1 . f6 ltl xf6, por lo vis­to, a una posición segura para las negras. Por ejemplo, 22. gf �h6 23. ltle7+ 'iflh8 24. ltlxc8 li xc8 ó 22. ltlxf6+ JLxf6 23. gf 'Ve6 24. li f2 �h8.

20. ... fS

Se ha creado una posición agu­da y complicada. A 2 1 . fe segui­ría 21 . . . . de, ya que no es peligro­so 22. ltlf6+ ltlxf6. Es posible que lo mejor para las blancas fuera 2 1 . e f �xf5 22. 11Pe2, manteniendo el caballo en d5. En la partida la ventaja pasa a las negras.

21. gf6 ltlxf6 22. ltlxf6+ li xf6 23. 'VdS+

En caso de 23. fe Ii: f3 24. 1§'d5+ lLe6 25. 'ifxd6 JLh6 26. ltld4 li h3! las blancas no tienen suficiente compensación por la calidad perdida.

23. .•. ll f7

Después d e esta desagradable réplica las blancas no pueden ju­gar 24. fe por 24. . . . JLe6 25. 'ifxd6 .i.h6 y si 24. 'ffxd6 'ifxd6 25. li xd6 ef 26. �xg7 � xg7, y el final es desfavorable para las blancas. Por otra parte, parece que esto daba mayores posibilida­des de salvación que el sacrificio de peón.

24. hS ghS

229

Puede ser que las blancas con­taran con restablecer la igualdad de material mediante 25. fe de 26. Wxd7 .,t xd7 27. l'ii xh5, pero ahO­ra advirtieron que perderían en­tonces la torre: 2 7. . . . l'ii fl + 28. l'ii d l l'ii xd i + 29. wxdl Ag4+; hay que conformarse con la pér­dida del peón.

25. l'ii gl f:fc6 26. feS

Ahora naturalmente se podía ganar la calidad (26. . . . Ah6), );!ero empeoraría la posición del rey negro, y las blancas en segui­da obtendrían contrajuego. A la vez una continuación tranquila es garantía de éxito gracias a la fuer­za del peón pasado «h».

26. ••. deS 27. �xc6 l'ii xc6 28. l'ii dS l'ii cf6

Defendiendo indirectamente el peón e5 (29. Axe5 Ah6+, 3 0. lhd2 li fl + ) .

29. lhd2 J..h6 30. b3 l'ii f2

De la ventaja de las blancas en el medio juego sólo queda el re­cuerdo. Ahora se presenta ante ellas una penosa defensa y es du­doso que tengan éxito.

(DIAGRAMA 217)

31 . �b2

A 3 1 . l'ii xe5 seguiría 3 1 . li h2 (defendiendo el peón h5), y después 32 . . . . Ii ff2, y la clavada por la diagonal c l -h6 termina la

230

lucha. Las blancas no pueden des­hacerse de ella, pero sí podían im­pedir el doblaje de las torres ene­migas en la segunda fi la.

31 . ... ll e2 32. lhc4 JI ff2 33. l'ii d8+ Af8 34. b4

Después de 34. lite! (que era preferible) decidía el avance del peón «h>>, y a 34. iild2 seguiría 34 . . . . Wf7 y después 3 5 . . . . Ah6.

34. ... n xc2+ 35. �b3 li g2 36. li fl 1I cf2 37. JI xf2

El cambio es obligatorio: de lo contrario surgiría una nueva cla­vada (sobre la tercera fila o sobre la diagonal a2-g8 ) .

37 • . . • 38. li)xe5 39. �a4 40. <&>b5

Ji xf2 J..e6+ ll xa2+ ll c2

Han terminado los últimos pre­parativos, y ahora se introduce en la lucha el peón pasado h5.

41. 1I d3 h4 42 . .td4 .tg7 43. 1I a3 h3

A pocos pasos de su objetivo.

44. 1I xa7 h2 45. 1I a8+ .teS 46. 1I al .th3 47. lLlf3

o 47. li hl .tg2.

47 . ... 48. lt:l xd4

Las blancas abandonan. Esta partida tuvo un significa­

do importante en la lucha por el primer puesto, para el que sólo había dos aspirantes: Capablanca y el autor de estas líneas. Está cla­ro que N. V. Krilenko seguía con gran atención nuestra lucha en esta partida y después de termi­nada me reprendió porque mi jue­go le hacía agitarse.

75. Defensa Alekhine O BOTVINNIK e S. FLOHR Moscú, 1 93 6

l. e4 lLlf6 2. eS lLidS 3. d4 d6 4. lLi f3 .t g4 5 . .te2 c6

En esos años se reconoció que después de 5 . . . . lLic6 las blancas tienen perspectivas algo mejores. Del mismo modo valoraba la teo­ría la variante que surge después de 5 . . . . c6. Sin embargo, aquí, en

respuesta a la receta de Flohr, las blancas pueden, probablemente, obtener ventaja mediante 6. lLlg5. Yo, basándome en consideracio­nes generales (¡no queriendo ju­gar dos veces en la apertura la misma pieza!), hice una jugada más débiL

6.0..0 deS

Esto entra en contradicción con los principios del desarrollo de la apertura. Era correcto 6 . . .. .t xf3 7 . .t xf3 de 8. de e6 con po­sibilidades totalmente igualadas, como jugó Flohr algo más tarde en nuestra partida de Notting­ham. Ahora las blancas consiguen ventaja en desarrollo y una exce­lente centralización del caballo.

7. lLi xes .t xe2 8. Wxe2 lLid7

Alekhine indicó que después de 8 . . . . e6 9. b3 (es posible 9. c4) 9 . . . . lLld7 1 0 . c4 ltJ5f6 l l . lLic3 las blancas tienen ventaja.

9. f4

La posibilidad de hacer impu­nemente en un estadio tan tem­prano esta activa jugada es un sín­toma más que evidente de la erró­nea estrategia de apertura de las negras. Mientras tanto el caballo en e5 es invulnerable, porque su cambio llevaría a la apertura de la columna «f» .

9 . ... e6 10. c4

El ataque prematuro 1 0 . f5 liJxe5 1 1 . fe lLlg6 1 2 . ef+, no es

23 1

peligroso para las negras a causa de 1 2 . . . . <l;d7.

lO • • . •

1 1. J.e3 12. �c3 13. ll f3

�5b6 J.e7 0-0

Un plan natural, pero es dudo­so que sea el mejor (era más sen­cillo inmediatamente 1 3 . ll ad l ). Las negras toman bajo control la casilla h5 y con el avance temáti­co f7-f5 liquidan el intento de las blancas de atacar al rey enemigo.

13. •• • 't1Ve8 14. ll dl

Es dudoso que se pudiera tener éxito en el flanco de rey median­te 14. ll h3 f5, 1 5 . </; hl , después li g l y g2-g4. Y a pesar de todo esto era lo lógico.

Ahora empieza una larga lucha de maniobras, que hasta un mo­mento determinado transcurrirá con fortuna variable.

14. ••• ll d8 15. b3 f5

Flohr se defiende perfectamen­te, y ahora ya piensa en trasladar

232

el caballo a la casilla central e4. Por eso las blancas toman la im­portante decisión de mantener el caballo, que deberá controlar esta casilla, ya que el caballo c3 siem­pre puede estar bajo el ataque del alfil de casillas negras.

16. �d3 J.f6 17 . .tf2 't1Vf7 18. �el

La mejor base para este caba-llo es la casilla f3.

18. . . . llfe8 19. li fd3 �f8 20. �f3 't!Vc7 21. �eS

Ya que el caballo negro no ame­naza por el momento ocupar la ca­silla e4, no pude abstenerme de esta jugada errónea. Desde luego, era necesario jugar sencillamente 2 1 . g3 .

21. • • • �bd7 22. fi'd2 .te7

23. �f3

Antes de reconocer mi error precedente, gasté mucho tiempo

en el cálculo de las variantes rela­cionadas con la ruptura en el cen­tro: 23 . d5 li) xe5 24. fe 'fWxe5 25 . d6 (25 . Jl.g3 �c5+ 26. ct> h l 't!f6) 25 . . . . � x d6 26. li xd6 li xd6 27. 1txd6 1txc3. El resultado fue evi­dente: el juego activo es prematu­ro.

23 . . . . li:lf6

En caso de 23 . . . . �b4 las ne­gras debían tener en considera­ción la respuesta 24. Ah4, pero ahora las blancas ya necesitan to­mar medidas para preservar al ca­ballo c3 de los cambios.

24. 1Wcl ltle4

Un grave error posicional. Se imponía 24 . . . . �b4, y después de 25. ltlbl las negras tenían un jue­go excelente. Las negras «aprove­chan» el momento favorable (el caballo en e4 aún es invulnerable) para cambiar el caballo por el al­fil, lo que libra a las blancas de la preocupación por el caballo cen­tralizado e4 y las permite pasar a acciones decisivas. ¡Era mejor acabar con el caballo c3!

25. li:le5 li) xf2 26. � xf2 li:ld7 27. f!/e3 li) xes 28. feS

En esta posición cerrada el ca­ballo blanco es más fuerte que el alfil negro.

28. ... Wa5

Flohr ya ha comprendido esto, y quiere cambiar el alfil por el ca­ballo jugando 20 . . . . �b4. Las

blancas, desde luego, no lo permi­ten.

29. a4! li d7 30. g3 '!Wd8 31 . �g2 Jl.g5 32. f!/f3 f!/e7 33. eS!

Esta jugada extraña a primera vista ( ¡desde luego debilita la ca­silla d5 ! ) coloca a las negras en una posición crítica. Amenaza el traslado del caballo a través de b l , a3 y c4 a d6. Pero después de c4-c5 las blancas tienen otro plan, el avance del peón «b». Esta idea se la observé a Romanovsky en una de sus partidas del 5 .° Cam­peonato de la URSS (contra Se­lezniev). Flohr previene la segun­da amenaza, pero las blancas lle­van a cabo la primera.

33. ... a5 34. ltlbl wrs 35. ltl a3 Ad8 36. ltlc4 Jt.c7 37. li:ld6 1I b8

Mientras sea posible las negras se abstendrán de cambiar en d6, ya que llevaría a la creación de un peón pasado.

(DIAGRAMA 220)

38. I! bl

Con el sacrificio de pieza (38 . li)xb7 :ti xb7 39. l!fxc6 Jt.b8 40. 1!fxe6+ ), las blancas obtendrían tres peones pasados y ligados, pero como ya indiqué, yo siempre seguí el consejo de Capablanca de

233

elegir en una posición ganada el camino más sencillo.

3S. ... 1WdS 39. b4 ab4 40. ll xb4 .i_ xd6

Ahora el cambio es obligatorio.

41. ed6 1Wa5 42. ll db3 ll eS 43. We2

Naturalmente, las blancas pre­fieren no abrir el juego antes de tiempo (43 . ll x b? ll xb7 44. ll xb? flxa4).

43. .•• '!faS

Una jugada característica de Flohr de esos tiempos, una sutile­za táctica. ¿Se puede suponer que la oposición de la dama a8 y el rey g2 se pondrá de manifiesto más adelante?

44. ll e3 �f7 45. flc4

Empecé algo tarde a jugar al ajedrez (a los doce años), y en la edad madura caí frecuentemente en errores infantiles. Era más sen­cillo jugar previamente 45. <bf2.

234

Por otra parte, por suerte para las blancas, su error acelera el desen­lace.

45. • . . b5

Muy ingenioso (46. cb c5+; 46. ab cb+ ), pero nada más, ya que las blancas encuentran una juga­da para mantener su ventaja.

46. �c2

46. ... n xd6

Flohr continúa jugando a las complicaciones tácticas, de las que debería haberse abstenido. También era malo para las negras 46 . . . . ll a7 47. ab ll a2 48. ll b2 cb+ 49. W h3. Sin embargo, la sen­cil!a respuesta 46 . . . . ba, era algo mas tenaz (yo probablemente ju­garía 47. ll a3 lil: a7 48. ll bxa4).

47. cd6 eS+ 4S. 'ith3 cb4 49. l!fc7+

Ahora es inevitable el avance del peón «d» .

49. ... 'iftgS 50. d7 llf8

51 . Wd6

Como indicó Goldberg, aún era más enérgico 5 1 . li xe6 g5, 52. Wd6 y después 53 . li e7 .

51. .. . h6 52. tlfxe6+ �h7 53. "W'e8 b3

Si 5 3 . . . . Wd8, entonces 54. �xf8 y 55. li e8, y a 53 . . . . Whl seguiría 54. li e l , y la continua­ción de la partida al menos tiene una celada.

54. Wxas ll xas

Aquí está: 5 5 . li e8? b2 5 6. n xa8 b l =W 57 . d8=W tlrfl +, y las blancas reciben mate en dos ju­gadas. Sin embargo, ya se puede continuar sin damas.

55. ab5 56. I[ xb3 57. b6

li d8 ll xd7

Las negras abandonaron sin reanudar el juego, al menos por el siguiente motivo: 57 . . . . ll b7 58 . �g2 �g6 59. �f3 �f6 60. li b5 We6 6 1 . �e3 �d6 62. c;ftd3 c;ft c6 63. � c4 �d6 64. ll d5+ c;ft c6 65 . ll c5+ �d6 66. �b5.

76. Defensa Eslava O BOTVINNIK e V. RAGOZIN Moscú, 1 93 6

l. lbf3

Antes de esta partida se creó una atmósfera enrarecida. Tuve bastantes presiones para acordar

tablas de antemano en este en­cuentro. En ese caso Ragozín se situaría en una posición algo más alta en la tabla de clasificación. Yo tenía otra opinión, conside­rando que a mi amigo no le era imprescindible ocupar el cuarto o quinto puesto. Tanto más cuanto que la lucha con Capablanca por la victoria en el torneo continua­ba. Después de consultar con A. V. Korasiev *, decidí jugar a ga­nar. Mi adversario, naturalmen­te, no sabía nada de estas conver­saciones.

l . . . . lbf6 2. c4 c6 3. llJc3 d5 4. e3 g6 5. d4

Probablemente la decisión más razonable en esta situación sea pasar a la Defensa Eslava.

5. • . . R.g7 6. Ad3

Sobre la jugada 6 . Wb3 , ver la partida n.o 1 6. Otro plan acepta­ble de desarrollo sería 6 . R.e2.

6 . . •• 7. 0-0

La teoría de preferencia a la respuesta 7 . . . . Jt.f5 , consideran-

• A. V. Korasiev fue uno de los funda­dores del Komsomol, y en ese año era Se­cretario general del Comité Central de la Unión de Juventudes Comunistas Leni­nistas de la URSS. El cooperó con todas sus energías en el desarroUo del ajedrez en nuestra nación.

235

do que las negras de esta manera obtienen posibilidades iguales; esto no resulta totalmente claro.

8. We2 U e8 9 . cd5 cdS

Después de 9 . . . . lLJ xd5 1 0. e4 lLJ xc3 1 1 . be las blancas mantie­nen un centro estable.

10. b3 a6 1 1. �b2 b5 12. U fd1 �b7 13. lbe5 lLJxeS

Las negras eligen un método de juego muy peligroso, ya que descubren la columna «d» con la oposición en ella de la torre blan­ca y la dama negra. Es cierto que en una situación apretada ya no tenían continuaciones satisfacto­rias. Por ejemplo, a 1 3 . . . . Wa5 se­guiría sencillamente 14 . a3 a fa­vor de las blancas. Se imponía 1 3 . . . . e6.

14. deS lbd7 15. f4 f6

Ragozín consideró justamente que quizá éste fuera el error deci­sivo. El indicó que era necesario jugar 1 5 . . . . Wb6 y sólo a 1 6. 'i&h1 , 1 6 . . . . f6. Entonces no sería posi­ble la respuesta 1 7. e6. Sin embar­go, en la variante examinada por él, 1 6. a4 b4 1 7 . a5 Wc7 las blan­cas, desde luego, no deben retirar el caballo a b l , y podían permitir­se el siguiente sacrificio de peón: 1 8. lba4 t!f"xa5, 1 9. �d4 con gran ven taja. Ahora las blancas pasan a las acciones decisivas.

Para ser justos hay que recono-

236

cer que Ragozín jugó mal al final del torneo.

222

16. e6! liJeS

17. fS!

Las n egras no valoraron la fuerza de esta jugada. Se prepa­raban a sacrificar la dama a 1 7. � e4 ( 1 7 . . . . d e , 1 8 . U x d 8 U axd8). Cómo no recuerdo las numerosas combinaciones origi­nales y efectivas de Ragozín, y en especial un sacrificio de dama, en nuestras partidas de e ntrena­miento en el año 1 936 (blancas: 'i&g1 , We2, U a l , U c l , .t.f2, �g2, lbd4, peones a4, b4, c2, e5, f4, g4, h2; negras: 'i&g8 , fic7, U c8 , IU8, �d5, J.e7, lbc5, peones a6, b6, e4, e6, f7, g7, h7. 1 9 . . . . lbd3! 20. cd 1Wxcl + 2 1 . li xc1 U xcl + 22 . .t. fl U fc8 23 . Wb2 ed 24. b5 ab 25. ab U dl 26. lbc6 .i.f8 27. � xb6 d2 28. 1Wc2 �f3, y las blan­cas abandonaron).

Sin embargo, a las negras les era más sencillo responder a 1 7. �e4 1 7 . . . . lb x e4 1 8 . lb xe4 t!lb6 con buen juego.

17. ... b4 18. lba4 li)xd3

Las negras están obligadas a eliminar este alfil, ya que en caso de 1 8 . . . . ltJxa4, 1 9. ba tendrían que jugar 1 9 . . . . g5 y después con­tinuar la lucha prácticamente sin el alfil de rey.

19. �xd3 d4

Intentando activar su alfil de dama.

20. liJeS

Se podía tornar inmediatamen­te con el alfil en d4, pero las blan­cas eligen una continuación más fuerte y astuta.

20. ... .i,xg2

Después de 20 . . . . .i.c6 2 1 . � xd4 �d5 22. e4 las negras ten­drían que deponer inmediata­mente las armas. Por otra parte, el truco táctico no las salva.

21. e4!

Naturalmente, no 2 1 . � x g2 por 2 1 . . . . 'tifd5+ 22. lbe4 gf. Aho­ra se ha creado una situación

poco frecuente, en la que el alfil se eHcuentra cautivo en el campo enemigo.

21 . ... liteS 22. lba4 gf5 23. � xg2 fe4 24. �xe4 f5

Cuando se tiene una pieza de menos no hay que escatimar los peones, aunque sólo sea para avi­var el juego.

25. �xf5 n rs 26. �e4 �as

27. li[ fl

En caso d e 27. ,t xd4 Ji c2+ 28. <3Jhl ! (librándose de la celada 28. 'i!f'xc2? �d5+) las blancas tam­bién ganarían, pero acosado por el tiempo simplifiqué la posición.

27. ... fi'gS+ 28. chh1 1Wd2 29. lit ad 1 Ji xfl+ 30. n x fl 1Wc2

Las mismas negras están obli­gadas a ir al cambio de damas por la amenaza 3 1 . lit gl .

237

31 . 1!fxc2 32. li c1 33. li c8+ 34. li d8 35. Af6

l:[ xc2 lit d2 .tes d3

Lo más sencillo.

35 . . • • 36. J4xe7 37. tl:lb2

1U2 d2

Las negras abandonan.

77. Defensa India de Dama O E. BOGOLJUBOV e BOTVIN N I K Nottingham, 1 936

l . d4 tl:lf6 2. tl:lf3 b6 3. e3

En esos años Bogoljubov ya no conocía muy bien la teoría de aperturas y eligió una continua­ción sencilla. Es cierto que este sistema no se había dado antes en su práctica de torneo.

3. . . • c5 4. c4 Ab7 5. tl:lc3

Las blancas preparan el avan­ce d4-d5, que no era favorable in­mediatamente: 5 . d5 b5, 6 . tl:lc3 b4, 7. tl:le2 e6. Ahora las negras deben impedir la marcha del peón «d».

238

5. ... cd4 6. ed4 e6 7. Ad3 Ae7 8. 0-0 �

Era mejor 8 . . . . d5, como jugué (dejando escapar, e� cierto, .el im­prescindible cambio previO de peones realizado en esta partida) contra Kotov en el 1 3 .° Campeo­nato de la URSS ( 1 944). Des­pués, este avance antes de

_en:o­

carse se introdujo en la practica de torneo.

9. b3

Una jugada errónea. Las blan­cas aún podían situar a las negras ante un serio problema después de 9. d5, ya que no es favorable 9 . . . . ed 1 0. cd ttJ xd5 1 1 . ttJ xd5 J4 xd5 por 1 2. A xh7+. La En­ciclopedia indica que si 9 . . . . h6, entonces 1 O. tl:ld4 Ac5 1 1 . tl:lc2 tl:la6 1 2. 't!Vf3. Ahora las negras re­suelven satisfactoriamente sus problemas de apertura.

9. ... d5 10 . .te3

De nuevo jugado inconvenien­temente. El caballo negro no de­bería llegar a e4 ( 10. �e2 tl:lc6 1 1 . li d 1 ). O era necesario fianchettar el alfil de casillas negras.

10. .•• tl:le4 1 1. Il cl tl:ld7 12. 1We2

Ya que se ha perdid� la ve�ta­ja de la apertura, era mas sencillo mantener la igualdad mediante 1 2. cd ttJ xc3 1 3 . ]il xc3 Jl. xd5, y t ienen suficiente compensación por el peón aislado. Polugaievsky recomienda la jugada 1 2. tl:le5, que también es preferible a 1� con­tinuación elegida en la partida.

12. . . . Ii c8

Ahora el cambio 1 3 . cd ya no es posible.

13. ]¡¡ fd1 f5

Mientras tanto las negras re­fuerzan el caballo centralizado, pero después de la respuesta co­rrecta 14 . ll:lbl ! seguida del cam­bio de peones en dS las blancas de nuevo mantenían la igualdad.

14. �f4

Bogoljubov está haciendo todo el tiempo jugadas naturales (las blancas quieren tomar el control de la casilla eS), pero una de ellas resulta, finalmente, un grave error. Ahora las negras pasan al ataque decisivo.

225

14. . . • g5! 15 . .lle5

Naturalmente las blancas no quieren regresar con el alfil a la posición precedente (e3), y perde­ría 1 5 . .t.g3 �b4! 1 6. ll:lbl f4, así como I S . lLd2 g4 16 . ll:l e l ltJxd2 17 . 'fWxe6+ �h8 1 8 . Ii xd2 .t,gS,

con lo que sólo queda ocupar con el alfil la casilla central.

15. ... g4 16. ll:le1 ll:l xeS 17 . .t. xe4 de4 18. deS �c7

El peón eS perece, el caballo de dama de las blancas no consigue mantenerse en la casilla d6, y los dos alfiles negros desarrollarán una actividad decisiva.

19. ll:lb5 'fWxeS 20. D d7 .llg5

Esta sutileza, evidentemente, no fue advertida por las blancas cuando jugaron 15 . �es. El alfil negro se retira con ganancia de tiempo, y las blancas se quedan compuestas y sin novio. Perdería tanto 2 1 . ll:ld3 '!Wf6 como 2 1 . D xb7 ,llxcl 22. Wdl (22. ll:ld3 Wal ! ) 22 . . . . .t.h6 23. �d7 .t.g7.

21. D cd1 ltc6 22. D x a7 D cd8

Además, ahora se apoderan de la columna «d».

23. h4

239

El último intento de complicar el juego.

23 . • . . 24. ifxdl 25. 1Wc2

li xdl :a: d8 .i.d2

Las blancas abandonan (a 26. 1Wdl , 26 . . . . e3).

Este fue el primer enfrenta­miento de un ajedrecista soviéti­co con Efim Dimitrievich Bogol­jubov ( 1 889-1 952) después de su pérdida de la ciudadanía soviéti­ca en el año 1 926. Fue precedida de grandes discusiones. N. V. Krilenko, dirigente del ajedrez soviético en los años veinte y treinta, tomó una clara posición: los ajedrecistas soviéticos conde­naban a Bogoljubov por senti­miento patriótico, pero le recono­cían su gran maestría ajedrecísti­ca (este fue el mismo sentimiento hacia A. A. Alekhine).

El talento de Bogoljubov fue considerable, y en e l período 1 925- 1 929 fue sin duda uno de los ajedrecistas más fuertes del mun­do. Tendía a la lucha táctica, y por eso, cuando con la edad fue dis­minuyendo la capacidad para el cálculo de variantes, también dis­minuyeron los logros deportivos.

En Notthingham nunca discri­miné a mis antiguos compatrio­tas, Alekhine y Bogoljubov, de los demás participantes. Cuando du­rante esta partida Bogoljubov hizo una jugada y se olvidó de pre­sionar el botón del reloj, yo le puse en conocimiento de ello.

«Was?», me preguntó Bogolju­bov en alemán (por lo visto ya no

240

pensaba en ruso). Después me dio las gracias y apretó el reloj .

Por lo visto, Bogoljubov apre­ció mi conducta y en la última ron­da ofreció una d igna resistencia al gran maestro cubano, hacién­dole tablas, lo que me permitió compartir con el mismo Capa­blanca el primer puesto.

78. Defensa India Antigua O BOTVINNIK e X. TARTAKOWER N ottingham, 1 936

l . lüf3 lüf6 2. c4 d6

Aunque Tartakower escribió muchos libros de ajedrez, no fue tan fuerte en la teoría de apertu­ras como Bogoljubov. Aquí esco­ge la variante primitiva de la De­fensa India, con la esperanza de superar en el medio juego a su jo­ven adversario.

3. d4 4. g3 5. �g2

lübd7 e5 .i.e7

Ahora ya no se juega así. Des­pués de 5 . . . . g6 se llegaría a la de­fensa India de Rey en su aspecto actual.

6. 0-0 ().0 7. lilc3 c6

Las negras han empleado una especie de defensa Philidor con la diferencia de que las blancas han fianchettado el alfil de rey y han hecho la jugada c2-c4, y sin duda

esto es un factor importante y po­sitivo para las blancas.

8. e4 'f/c7 9. h3 lle8

10 . .i.e3 lilf8 1 1. ll cl h6

En la defensa de Philidor el plan con las jugadas h7-h6, g7-g5 y lilf8-g6 es perfectamente aplica­ble, pero allí el alfil enemigo se de­sarrolla por e2 o por c4. Era lógi­co 1 1 . . . . lil g6, 1 2. ll e 1 'fi'a5, aun­que entonces la posición de las blancas sería más libre.

12. dS .i.d7

Era peligroso jugar inmediata­mente 1 2 . . . . g5 por 1 3 . h4 lilg4 1 4. hg lLJ xe3 1 5 . fe hg 1 6. lilh2 lilg6 17 . 'f/h5. Es dudoso que sea conveniente la jugada 12 . . . . c5 (previniendo la ruptura c4-c5), tras la cual las blancas atacarían así: 1 3 . a3 y 1 4. b4 ó 1 3. lild2 y 14. f4.

13. lild2 gS

Jugado al azar. Las negras cuentan con el milagro de que las

blancas permiten la jugada lilg6, tras la cual sería imposible el avanée f2-f4. Pero las blancas, na­turalmente, no esperan. Era me­jor y más prudente 1 3 . . . . lilg6, y la continuación 1 4. f4 ef 1 5 . gf lilh4 no estaría exenta de peligro para las blancas. Por eso yo pre­feriría 14. b4.

14. f4 gf4 1S. gf4 �g7

Una decisiva pérdida del pre­cioso tiempo. Después de 1 5 . . . . ef 16 . .i,xf4 lilg6 las negras entre­gaban el peón h6, pero obtenían algún contrajuego.

16. feS deS 17. eS

Ahora la posición de las negras es desesperada debido a que las blancas controlan todas las casi­llas importantes.

17. ... cd5 18. lLJ xdS f:lc6 19. lilc4 lilg6 20. lild6 .i.e6

La desgracia de las negras con­siste en que a 20 . . . . .i, xd6 hay la respuesta 21 . l1 xf6, y a 20 . . . . ll f8 2 1 . lLJ xe7 lLJ xe7 22 . .i, xh6+. Por eso sacrifican la calidad, para defender el punto fl (por ejem­plo, en caso de 20 . . . . It h8 se ame­nazaba 2 1 . lLJ xe 7 lLJ xe7 22. n x f6 <;!¡l xf6 23. l!Vf3+), pero las blancas no pueden resistir la tentación de decidir el resultado de la lucha al ataque.

21 . lLJxe7 lLJ xe7

241

O bien 2 1 . . . . lit xe7 22. lüf5+ Jl.xf5 23. ef, ganando pieza.

228 'l!r . � 'l!r . • A � � A� �

� & � � & � � - � RJ¡ a � -��.... ..

- � � � � wt3. � � . � � . . � � - �

• • � - � � � . - �-

� �\Wt� � • � ªm li � 22. 1i xf6 \tlxf6 23. 1Wh5 11Jg6

Esperando escapar con el rey a través de la casilla e7.

24. lüfS!

La principal sutileza del ataque iniciado por las blancas en la ju­gada 2 1 .a Es malo 24 . . . . .i, x f5 por 25. ef, y a 24 . . . . 1i h8 ganaría tan­to 25. h4 Jl.xf5 (25 . . . . .,t x a2 26. li d! 1i ad8 27 . .i.g5+ hg 28. !fxg5+ \tle6 29. 11Jg7 mate) 26. ef 11Jf4! 27. Jl.xf4 1i ag8 28 . .ig5+ hg 29. hg+ �e7 30. f6+ �d8 3 1 . 1!fxh8 JI xh8 32. .i. xc6 be 33. li e l , como 25. J. xh6 IE xh6 26. 'fi'xh6.

24. ... 1i g8 25. !,txh6 Jl.xa2

Sólo llevándose el alfil las ne­gras pueden dejar libre la casilla para la retirada de su rey.

242

26. IE dl 1i ad8 27. 1!fg5+ �e6 28. ]i xd8 f6

29. ]i xg8 lüf4 30. 'iWg7

Las negras abandonan. A la partida se la reconoció

como la más bella del torneo. Profesional del ajedrez, gran

maestro de talento, fértil e inge­nioso autor, Xavielly Grigorie­vich Tartakower ( 1 887-1 954) fue muy popular y querido e n el mun­do del ajedrez. Llevó una vida in­teresante; nacido en Rostov del Don, tenía, si no me equivoco, sólo dos nacionalidades (austro­húngara y francesa). Combatió en las filas de De Gaulle bajo el nom­bre de teniente Cartier.

Como persona fue bueno, ama­ble e independiente. En el table­ro de ajedrez destacó por su inge­nio, pero la falta de una profun­da comprensión posicional dismi­nuyó sus resultados p rácticos. Esta insuficiencia la ha podido ob­servar el lector en la partida pre­cedente.

79. Defensa Siciliana O A. ALEKHINE e BOlVJNNIK Nottingham, 1 936

Y llegó en el torneo la siguien­te partida, en este caso con el mis­mo Alexander Alexandrovich Alekhine ( 1 892-1 946), un admira­ble maestro, cuyo talento admiran los ajedrecistas soviéticos. El sig­nificado de este encuentro se re­cordó en todo el mundo del aje­drez, pero durante la partida in­tenté no pensar en ello.

Alekhine realizó el sueño de los ajedrecistas rusos y en el año 1 927 conquistó el título mundial. La brillantez combinada con el ta­lento le dio a esta partida un atractivo especial. A Alekhine como ajedrecista siempre me re­feriré con una respetable admira­ción. El comprendió esto, y aun­que su carácter era «espinoso», a mí no me lo pareció en mi convi­vencia con él.

Nuestra partida, borrascosa, pero corta, causó una fuerte im­presión en especial porque, como dice el refrán, «no hay profeta en su tierra», y a mí en cierta mane­ra no se me daba importancia en mi país. Es suficiente decir que surgieron especialistas que dije­ron que yo había podido conse­guir algo interesante con un tra­bajo tenaz, pero que no era apto para hacerlo sobre el tablero.

l . e4 eS 2. l.bf3 d6 3. d4 cd4 4. ll)xd4 lbf6 5. l.bc3 g6

Para los comentarios relaciona­dos con ésta y posteriores posicio­nes de apertura, consúltese la par­tida n.o 74.

6 . .te2 7 . .te3 8. llJ b3 9. f4

10. g4

.tg7 l.bc6 ..te6 0.0

Así continuó contra mí Kan en el Torneo internacional de Mos­cú del año 1 9 3 6 (ver la menciona-

da partida n.o 74), y después de la respuesta 1 O . . . . liJaS las blan­cas obtuvieron mejor juego.

10. . .. d5

Así mejoré la variante jugada con Levenfish en la última ronda del torneo internacional de Mos­cú. No hay duda de que Alekhine conocía nuestra partida y podía esperar cualquier sorpresa. Así sucedió, y la rapidez con la que mi adversario realizó las próximas jugadas, me obligaron a suponer que desde luego esta aguda va­riante la preparó con antelación.

1 1 . rs

Aquí está la novedad: Leven­fi sh jugó 1 1 . eS, y después de 1 1 . . . . d4, 1 2. llJxd4 f.b xd4, 1 3. i_xd4 llJ xg4 las negras ya tenían venta­ja.

1 1 • . • • i.c8

La propuesta de Lipnitsky de incluir el cambio 1 1 . . . . gf hasta ahora no ha sido verificada en la práctica.

12. ed5 l.bb4

243

i3. d6

Se puede decir que la posición del diagrama fue muy analizada más adelante y no se volvió a dar en la práctica de torneos. La últi­ma palabra de la teoría está a fa­vor de la continuación 1 3 . .i.f3 (esta jugada fue indicada poco después de terminar la partida) 1 3 . . . . gf 1 4. a3 fg 1 5 . .i.g2 l1Ja6 1 6. �d3 e6 1 7. 0-0-0, que se pro­dujo en la partida del match Fis­cher-Reshevsky ( 1 96 1 ). Fischer consideró que las blancas tenían excelentes perspectivas de ata­que.

Pero el proyecto de Alekhine era más agudo. Las blancas se es­fuerzan en debilitar la casilla e6, para «emparedar» al alfil de casi­llas negras jugando g4-g5 y f5-f6. Más tarde examiné otra continua­ción, 1 3 . fg hg 14 . .i.f3 .i, xg4 1 5 . .i, xg4 l1J xg4 1 6. 't!Vxg4 _i xc3+ 1 7 . be l1J xc2+ 1 8. \tf2 lb xa} 1 9 . li x a l 1Wxd5 20. li d 1 1!Ve5, y la posición de las negras es preferi­ble. En caso de 20 . .i.d4 't!Vf5+ las negras también tienen como mí­nimo un juego igualado; los tres

244

peones ligados y pasados hacen la cuestión dificil para las blancas (no les da nada 21 . 'ffxf5 gf 22. li gl + \th7 2 3 . li g7 + \th6). Euwe consideró que aún era me­jor para las negras 14 . . . . e6. Por ejemplo, 1 5 . .i. c5 l1Jfx d5 1 6 . lb xd5 l1Jxd5 1 7 . 0-0 ll e 8 1 8. c4 lbf4.

Aquí, naturalmente, me puse a meditar. Rechacé la respuesta 1 3 . . . . ed por 14 . g5, pero después se demostró que en ese caso 14 . . . . .i,xf5 llevaba a una situación con­fusa (al igual que la continuación 14. a3 li e8). ¿Pero podía dirigir­me a estas complicaciones contra un adversario que había prepara­do magníficamente esta variante? Después de veinte minutos de meditación observé que podía forzar tablas por jaque continuo, y me dirigí sin vacilar a esta con­tinuación.

13. ... 1!Vxd6

Ahora, después de 14. 1Wxd6 ed, las blancas no consiguen jugar 15 . g5 por 1 5 . . . . l1Jfd5. Pero mi adversario había preparado un

nuevo golpe, que ya no resultó inesperado para mí.

14 . .ácS 'fff4

N a t u r al m e n t e , n o 1 4 . 'ffxd l + 1 5 . ll xd l l!Jc6 debido a 16 . gS l!Jd

.7 1 7. f6 .áh8 1 8. l!JdS.

Ahora, para ganar pieza, las blan­cas están obligadas a ceder el im­portante peón h2.

1 5. I!fl '4Wxh2 16. _á xb4

16 . . . . l!Jxg4

Esto resulta inesperado para las blancas. Era insuficiente para igualar tanto 1 6 . . . . Wg3+ 1 7. ll f2 l!Jxg4 1 8 . l!Je4!, como 1 6 . . . . J..xfS 1 7. gf 't!fh4+ 1 8 . llf2 't!fxb4 1 9. J..d3. Debido a la amenaza 1 7 . . . . 1!f'h4+ las blancas están obli­gadas a aceptar el segundo sacri­ficio.

17. J..xg4 18. ll f2 19. ll fl 20. ll f2

'fi'g3+ 'ffgl+ 1\Vg3+

Aquí me permití un pequeño truco, que más tarde lamenté.

Después de las jugadas 1 4 . . . . 1!f'f4 y 1 6 . . . . l!J xg4, Alekhine estaba claramente agitado. Examinando este contrajuego, estaba dudan­do: ¿no pasaría algo por alto, al no excluirse la posibilidad de que yo tuviera intención de seguir la lucha? Y no pude contener el pla­cer de dejarle pensar aquí cinco minutos para que comprendiera lo que me había hecho sufrir cuan­do él jugó 1 3 . d6.

20. .. . 'ffg1+

Tablas. Parece que el gran maestro, e l

genio de la combinación, como llamaban a Alekhine, sufrió en esta partida una desgracia relati­va (su preparación teórica resultó refutada con la ayuda del sacrifi­cio de dos caballos), y algunos afi­cionados de Alekhine se sumie­ron en la perplej idad. Y entonces nació la fábula de que Alekhine encontró sobre el tablero un nue­vo método de juego para las blan­cas, pero cayó en una combina­ción preparada por Botvinnik en el análisis casero. Este punto de vista lo manifestó durante el tor­neo V. N. Nenarokov. Aunque él coincidió parcialmente con lo que después dijo y escribió Alekhine, sin embargo la verdad fue otra.

80. Defensa India de Dama O J . R. CAPABLANCA e BOTVINNIK N ottingham. 1 93 6

l . l!J f3 l!Jf6

245

2. d4 b6 3. g3 .*.b7 4. �g2 eS 5. 0-0

Capab lanca d ed i caba muy poco tiempo al análisis y no se­guía la literatura ajedrecística, ya que confiaba en superar siempre a su adversario sobre el tablero gracias a su talento. Sin embargo, durante el torneo vigilaba atenta­mente todas las variantes de aper­tura empleadas en las demás par­tidas, las valoraba críticamente, y si lo consideraba necesario, las utilizaba en el momento oportu­no contra el adversario apropia­do.

Algunos meses antes, en Mos­cú, había experimentado serías di­ficultades al elegir en la partida conmigo la defensa India de Dama. Por eso ahora con gran placer repitió esta apertura con las blancas.

5. ... cd4 6. t'bx d4

A una lucha más complicada llevaba, naturalmente, 6. 1!Vxd4, conservando el alfil de casillas blancas, pero a Capablanca le gus­taba cambiar piezas, porque en el final era muy fuerte.

6 • • • • 7. � xg2

.*.xg2 g6

La primera desviación sustan­cial de la mencionada partida, en la que las negras desarrollaron el alfil de rey por e 7.

246

8. c4 �g7

9. t'bc3

233

9 . .• • 1'/c8!

Las dificultades de las negras en la partida mencionada surgie­ron porque jugaron en la apertu­ra la imprudente t'ilb8-c6. A las negras les es imprescindible llevar a cabo lo más rápido posible el avance d7-d5. Inmediatamente no era posible por 1 0. 1!Va4+. Por eso provocan primero la respues­ta 1 0. b3.

10. b3 l l . f3

"i!Vb7+ d5

En opinión de los teóricos, esta posición apenas apareció a lo lar­go de los cuarenta años después del torneo de Nottingham. Pero esto, naturalmente, no es lo esen­cial, ya que en vez de la última ju­gada de las negras se recomienda jugar 1 1 . . . . t'bc6, 12 . Ab2 0-0, permitiendo el avance 1 3 . e4. Pienso que entonces las blancas consiguen una sustancial ventaja de espacio.

12. cdS t'bxd5

13 . .!b x d5 �xd5 14 . .ib2

Es posible que haya que estar de acuerdo con Polugaievsky en que es más fuerte 1 4 . .ie3, como jugó él contra Spassky (Manila, 1 976). En todo caso, sólo así pue­den las blancas luchar por la ini­ciativa.

14. . . . � 15. �d3 l! d8 16. l! fd1 .!ild7

Ahora ya es evidente que las negras han conseguido un juego igualado.

17. í! ac1 .!DeS 18. �b1 �b7

A primera vista parece que las negras tienen ventaja posicional, pero cuando jugabas con Capa­blanca era difícil comprender qué era más necesario para una valo­ración global de la posición. Y e n esta partida recibí una buena lec­ción.

19 . .!Dc2!

Capablanca está muy atento: sí l a s n e g ra s c o n s i gu e n j ugar l! d8-d7, entonces su presión por la columna «d» puede ser un fac­tor ponderable. Ahora las blancas tienen las mismas posibilidades por esta columna.

19. . . • �a6 20. �fl .ih6 21. lb b4 \lfb7

Expulsando a la dama negra, las blancas están totalmente fue­ra de peligro.

22. ll xd8+ 23. It d1 24 . .!ild3 25. ]i xd3 26. _i xg7-

ll xd8 It d7 .!bxd3 .ig7

Ahora es suficiente tomar el al­fil con el rey para acordar segui­damente las tablas (26 . . . . w xg7 27. �di l! xd3 28. �xd3 Wc7). Sin embargo, yo estaba tan segu­ro de que este resultado era ine­vitable, que sin ninguna medita­ción decidí cambiar inmediata­mente las torres, pero tras esto las

247

negras ceden al adversario la ca­silla d8.

26 . .• • 27. Wfxd3 28. Wfd8!

En este momento me atreví a ofrecer tablas, pero para mi es­panto, Capablanca las rechazó. Efectivamente, la dama blanca es más activa, y si quiere puede «ex­primir» la victoria durante un buen rato s in ningún riesgo espe­cial: desde luego en estas posicio­nes Capa era esencialmente muy fuerte.

28 . .. . 29. b4

b5 a6

Después de una larga medita­ción el mismo Capablanca me ofreció las tablas; por lo visto de­cidió que las posibilidades de vic­toria eran pocas y que no valía la pena fatigarse.

Sin embargo, no se tranquilizó con esto. Durante treinta minutos me demostró que las blancas te­nían posibilidades de victoria, y me hizo la pregunta de cómo ju­garía yo en uno y otro caso. Evi­dentemente, aprobé este examen, ya que la cara de mi adversario es­taba radiante y me estrechó la mano con visible satisfacción, y me dejó admirado por su profun­da comprensión de los finales de dama.

-Sí, tablas, dijo Capablanca. -Usted hoy no me podía ga-

nar, respondí yo. La cara de Capablanca enroje­

ció de cólera.

248

-¿Por qué? -Porque hoy cumplo 25 años. Y todo terminó con una carca­

jada.

81 . Defensa Grünfeld O EM. LASKER e BOlVINNIK Nottingham, 1 936

l . d4 2. c4 3 • .!bc3 4 • .!bf3 5. �g5

.!bf6 g6 d5 �g7

Entonces esta jugada me pare­ció una extravagancia del viejo ajedrecista, pero esta impresión estaba equivocada. El sistema ele­gido por Lasker tiene un sano fundamento posicional: se limita la acción del alfil g7, y el asalto de peones en el flanco de dama es muy desagradable para las ne­gras. Por eso, con mano ligera, el ex-campeón mundial jugó 5. Ji..g5 y obtuvo un pasaporte para el fu­turo.

5 . ... 6. cd5 7 • .!b xg5

.!be4 .!bxg5 e6

(DIAGRAMA 236)

8 • .!bf3

Después de la partida Lasker se censuró por no haber jugado 8. Wa4+ �d7 9. 'tfb3 . Posterior­mente uno de los ajedrecistas le­ningradenses demostró que des­pués de 9 . . . . 't]fx g5! 10. Wfxb7 0-0

1 1 . e3 eS 12 . l!fxa8 cd 1 3 . lbd1 de, las negras obtenían un fuerte ataque por la calidad. Pero los analistas yugoslavos Trifunovic y Bojic indicaron que las negras pueden jugar también 8 . . . . c6 9. de lbxc6 1 0. lbf3 .i.d7 (también es bueno 1 0 . . . . .i_ xd4) con inicia­tiva por el peón sacrificado.

8. • • . ed5 9. e3 0-()

10 . .i.e2

Es interesante comparar esta posición con la 1 1 . • partida del match Karpov-Spassky (Lenin­grado, 1 974), en la que se jugó l . d4 lDf6 2. c4 e 6 3 . lDf3 d S 4 . lDc3 .i.e7 5 . .i.gS h6 6 . .i.h4 0-0 7. e3 b6 8 . .i.e2 .i.b7 9 . .t x f6 ,i. x f6 10 . cd ed 1 1 . 0-0. Las piezas de Kar­pov están dispuestas exactamente como las de Lasker. Parece que Spassky tuvo más tiempos que yo, ya que él ya tiene fianchettado el alfil de dama. Pero mientras tan­to yo hice la útil jugada g7-g6 en vez del avance menos convenien­te h7-h6, y el alfil de rey negro se encuentra en g7, y no en f6. Es cu­rioso advertir que después Kar-

pov y Spassky aprovecharon va­rias ideas de nuestra partida.

10. . . . c6 1 1. 0-0 We7

Smyslov se hizo rápidamente con la iniciativa, jugando con ne­gras contra Saborido (Tel-Avív, 1 964): 1 1 . . . . .i.e6 1 2. :S el lbd7 1 3 . lDa4 fS 1 4. g3 gS 1 S . lDe1 f4. Continuando 1 2. b4 lbd7 1 3 . a4 fS 1 4. 't'ld2 g5 1 S . bS, se obtenía a tiempo contrajuego (Ree-Uhl­mann, Amsterdam, 1 970).

12. a3!

Las blancas juegan sencillo y sin prisas; más adelante avanza­rán el peón a b4, un plan que des­pués empleó en esta variante todo el mundo sin excepción.

12. ••. .i.e6 13. :S el lbd7 14. lDe1 !

El caballo se lanza a la casilla d3, desde donde controlará las ca­sillas eS, eS y f4. Esta centraliza­ción del caballo en posiciones si­milares siempre es favorable a las blancas.

249

14 . . • . 15. lbd3 16. lbc5 17. b4

lbb6 l hd8 Ac8

Característico del prudente Lasker, que realizó esta jugada sólo cuando la torre negra se ha­bía retirado de la casilla a8, y la jugada a7-a5, por lo tanto, no es posible. Mi adversario deja ir al caballo negro a c4, ya que la casi­lla c5 tarde o temprano está ase­gurada para el caballo blanco. Y no obstante, quizá debiera espe­rar un poco para realizar este avance, trasladando previamente el caballo c3 a través de b l a d2.

17. . . . lbc4 18. lbbl b6

Merecía atención la sencilla 1 8 . . . . lbd6.

19. lllb3 J.a6 20. li el lUe8 2 1 . lb l d2!

Las blancas fuerzan la respues­ta b6-b5, y el caballo ocupará nue­vamente la casilla c5.

21. ••. b5 22. li a1

Ahora ya no es útil mantener la torre en la columna «e», y aquí en cualquier caso apoyará la ruptura a3-a4, que Lasker realizará, lo que es más curioso, sólo diez ju­gadas después, en el momento oportuno.

Ahora yo estaba seguro de que la iniciativa y la ventaja posicio­nal estaban de mi parte; por lo vis-

250

to, porque había conseguido ha­cer en esta partida algunas juga­das activas. Más adelante, sin em­bargo, las negras aguardan razo­nablemente. Lasker demostró su sagacidad.

22 • . .•

23. J.fl 24. lbc5

J.c8 'ird6 'ii e7

Aquí comprendí que el doctor me había enredado entre sus hi­los: el caballo c4 es muy bonito, ¿pero, qué más? Por eso es nece­sario doblar las torres por la co­lumna «e» seguido del avance de los peones «f» y «g». Tras esto, naturalmente, la posición del rey negro se debilitaba sustancial­mente.

25. l!Jdb3 26. 'ircl 27. lbd3 28. 1!Vc3

li deS f5 g5 f4

El plan indicado se ha realiza­do, y de nuevo me gustaba mi po­sición, aunque Lasker, probable­mente, hacía tiempo que soñaba con esta «actividad» de las ne­gras.

29. ef4 gf4 30. ll xe7 ll xe7 31 . a4!

La ruptura se realiza totalmen­te a tiempo, precisamente en este momento, cuando la octava fi1a está debilitada.

31 . ... a6 32. ab5 ab5 33. ll a8 liteS 34. "i!fcl llf8

Ahora el peón f4 está defendi­do i nd irectamente: 3 5 . lb xf4 �h6.

239

35. �dl �f5 36. ll xf8+ R. xf8

Aquí la partida fue suspendida, y durante las dos horas de descan­so no vi nada bueno para las ne­gras. Lo que más me sorprendió es que la disposición de las piezas negras es muy activa y tienen la ventaja de la pareja de alfiles.

Algunas de las posibles jugadas secretas de las blancas me pare­cían que inevitablemente condu­cía a tablas, pero otras permitían aún continuar la lucha. Por eso

busqué a Lasker veinte minutos antes de que terminara la i nte­rrupción de la comida y le ofrecí tablas. . . si él había hecho la juga­da secreta que me parecía única. Lasker se desconcertó, pero res­pondió que había escrito otra ju­gada, que a su parecer también era suficiente para tablas. Llegó mi turno de desconcierto. Lasker me animó, pero convino conmigo en que yo no debía continuar el análisis, ya que indirectamente se había descubierto la jugada secre­ta. Es cierto que él rehusó tomar mi ajedrez de bolsillo, que le ofre­cí para no tener la posibilidad de continuar el análisis, haciéndome ver que confiaba plenamente en mí.

Después nos sentamos uno frente al otro ante el tablero.

37. 1th5 Esta jugada me pareció mala,

ya que el final que se produce hay que valorarlo a favor de las ne­gras.

37. • • • �g6 38. 1!fxg6+ hg6 39. lb xf4!

25 1

Esto fue totalmente inesperado para mí: desde luego se cambia el peón débil f4 por el importante b4, tras lo cual las negras obtie­nen el peón pasado alejado «b». En realidad los peones negros del flanco de dama se han deprecia­do, y los peones blancos del flan­co de rey pueden ser muy peligro­sos.

39 . .. . 40. �d3!

¡Aquí está la cuestión! Las ne­gras pierden la ventaja de la pa­reja de alfiles, y el caballo blanco b3 no se mueve de su sitio, y lle­gará a cambiarse. Tras esto el peón pasado de las negras deja de ser peligroso.

40 . ... 41. liJxd2 42. � xfS 43. liJe6!

liJd2 �xd2 gfS �c3

N o se puede impedir que el ca­ballo llegue a b3, por ejemplo des­pués de 43 . . . . �a5, 44. liJeS.

44. <t>fl

Aquí me armé de valor y con voz tímida ofrecí tablas. Lasker aprobó moviendo la cabeza. En caso contrario podría salvarme mediante 44 . . . . b4 45 . we2 b3 46. Wd3 b2 47. <t>c2 wh7 (47 . . . . <t>f7 48 . liJd8+ we7 49 . liJc6+ ct>d6 50 . liJ a7!).

¡Una magnífica partida de Las­ker a sus 67 años!

252

82. Gambito de Dama O BOTVINNIK e G. THOMAS Nottingham, 1 936

En Hastings ( 1 934-35 ), Sir George Thomas había consegui­do la victoria en nuestra partida. Por eso mi acompañante en la lu­cha por el liderazgo, José Raúl Capablanca, probablemente, te­nía fundadas esperanzas en mi ad­versario que, a propósito, era su adversario habitual en el juego por correspondencia.

l. c4 2. liJf3 3. liJc3 4. d4 S. e3

e6 liJf6 d5 liJbd7

Otras continuaciones posibles son 5. �f4 y 5. cd ed, 6. �f4. La jugada de la partida la hice bajo el influjo de Fine, que jugó así en Nottingham algunas veces. Puede ser que en esta variante a las ne­gras les sea difícil conseguir la simplificación.

5 . ... a6 6. eS

En otras situaciones (cuando las negras han jugado c7-c6 en vez de liJb8-d7) jugó así con éxito Euwe contra Alekhine en la 8.• y en la 1 0.• partidas del match para el campeonato mundial ( 1 935).

6. .•• c6

Ahora se ha producido la mis-

ma posición que en la segunda de las partidas mencionadas.

7. lba4

Hay que estar de acuerdo con Alekhine. en que la jugada de Euwe 7. b4 es más fuerte, ya que consolida inmediatamente la ca­dena de peones blancos.

7. ... lb e4

E s dudoso s i será conveniente, como recomienda la teoría, fian­chettar previamente el alfil de rey.

8 • .itd3

Era más lógica 8 . lbd2, ya que la casilla d3 no le servirá de mu­cho al alfil en esta posición. Des­pués las negras obtendrán la po­sibilidad de ganar tiempo gracias a esto.

8 . ... 9. lbd2

eS lb xd2

Generalmente no resulta favo­rable cambiar una pieza activa. Se podía jugar 9 . . . . f5 o, como acon­sejó Alekhine, 9 . . . . lbg5 seguido de lbg5-e6.

10. §J. x d2 e4 1 1 . .i e2 �e7 12. 0-0 0-0

(DIAGRAMA 241)

Ahora las blancas tienen que abrir la columna «f» no para el ataque, como sucede habitual­mente, sino para aliviar la impres­cindible defensa del flanco de rey.

13. f3 14. fe4 15. :S: xf8+ 16. Aa5

f5 fe4 "fWxf8 lbf6

Una jugada vulgar. Está claro que más adelante seguirá el asal­to al peón b7 y las fuerzas negras se quedarán atadas. Por eso era necesario aprovechar inmediata­mente la posibilidad de crear amenazas opuestas, 1 6 . . . . �h4, y si 1 7. �el , entonces 1 7 . . . . �g5 .

17. §J.c7 �e6 18. 'ifb3

Las piezas blancas señorean au­toritariamente en las casillas ne­gras del centro y del flanco de rey. El peón b7 perece, y a mi adver­sario le queda «soltar las rien­das» .

18. ... �g4 19. §J. xg4 lbxg4 20. �f4

(DIAGRAMA 242)

20. . . . 'ift7

Después de 20 . . . . g5 2 1 . Ag3 la actividad de las negras se ago-

253

ta, y si primero 20. . .. �h4, en­tonces, probablemente, 2 1 . h3 g5 22. hg gf 23 . l1 fl , aunque no es mala la variante de Alekhine: 2 1 . 'tifxb7 (2 1 . lHI .i.f2+) 21 . . . . .i.f2+ 22. �hl � xe3 23 . .i,xe3 li:Jxe3 24. "!:\Yxc6.

21. h3

Se podía jugar 2 1 . "tWxb7 ll f8 22. h3, pero, ¿por qué hay que darle el ataque al enemigo en una posición ganada? En la partida las negras de todas maneras para esto están obliadas a entregar pie-za.

2 1 . . . . .i.h4 22. hg4 gS 23. g3

Era más sencillo, desde luego, 23 . �h2, tras lo cual las negras (como en la partida) no tienen ningún tipo de compensación por la pieza sacrificada. Por ejemplo: 23 . . . . lH8 24. �hl �f2 (24 . . .. "iWf2 25. �gl ) 25. l1 f1 1We6 26. 'YWd l 1!Wh6 27. g3 � x e3 (27 . . . . j_xg3 28. l1 xf8+ � x f8 29. 1We2) 28. l1 xf8+ 'tlf'xf8 29 . .i.gl .

254

23. . • • gf4 24. gh4 1We6 25. �h2 ll f8 26. llfl f3

Aquí resulta que el caballo de más de las blancas aún no juega un papel importante, y con el ata­que de las negras el peón g4 está condenado.

27. �c2 �h8 28. �f2

A 28. g5 seguiría 28 . . . . h6.

28. . . . 'fWxg4 29. l1 gl 'fWd7 30. lilc3 llf6 31. ltJdl 1We7 32. \\t'g3 ll g6

Ahora era necesario cambiar las damas (33. 1We5+ "!Wxe5 34. de), después de lo cual a las ne­gras no las salvaba ni el cambio de torres (34 . . . . JI xgl 35. � xg l �g7 3 6 . ttJ f2 �g6 3 7 . ltJg4 �f5 38 . h5), ni rehusarlo (34 . . . . ll e6 3 5 . ll g5 h6 3 6. ll f5 �g7 37 . h5). La razón consiste en que el peón pasado blanco que aparece en e5 tiene un gran significado.

33. �b8+

Esta imprecisión no deja esca­par la victoria, aunque alarga el camino para alcanzarla. Además, es dudoso que debamos lamentar­lo, ya que en resumidas cuentas se obtiene un final más interesan­te.

33. • • • <!Jg7 34. l:l xg6+ �xg6 35. <!Jg3

Los reyes se colocan en oposi­ción.

35. . . . 'Wg7

¡Emboscada!

36. <!Jh2 <!Jh5 37. 't!lg3 �g4 38. 1Wxg4+ <!Jxg4 39. l!Jf2+ �xh4

Así, las blancas tienen ventaja de material, caballo por dos peo­nes, pero están lejos de progresar y la prometedora defensa del peón f3 encadena a una de las pie­zas blancas, por lo que el camino hacia la victoria no es evidente.

Sin embargo, durante el descan­so, después de tragar rápidamen­te la modesta comida (el torneo transcurría en un viejo edificio de la universidad, en el arrabal), con ayuda de mi ajedrez de bolsillo trabajé en un camino claro hacia la victoria. Sólo quedaba decirme a mí mismo que todo estaba en or­den, y partí hacia la sala del tor­neo.

40. b4

Las blancas quieren trasladar el caballo a f4 (paralizando al peón enemigo c6 en la defensa del peón d 5 ), y después tras a2-a4 y b4-b5-b6 amenazar el sacrificio e n d5. Por eso las negras están obli­gadas a trasladar su rey al flanco de dama, para prevenir la posibi­lidad de avance del peón «b» a dama.

40. • • • <!Jg5 41 . <!Jg3 �f5 42. l1Jh3 wf6 43. a4 �f5 44. l1Jf4 'éflf6 45. b5 ab5 46. ab5

255

Ya se amenaza 47. � xd5+ cd 48 . c6 be 49. b6, y el peón se transforma en dama.

46. • . • �e7 47. b6 cJ;d7

De lo contrario 48. � xd5+ cd, 49. c6.

48. �h5 !

Las blancas conquistan el peón «h», y las negras no pueden de­fenderlo, ya que su rey está priva­do de la posibilidad de abandonar el flanco de dama. Por ejemplo: 48 . . . . cJ;e? 49. QJg7 <i&d7 50. � f5 �c8 5 1 . �d6+ �b8 52. �e8 cJ;c8 53. � f6, y después como e·n la partida.

48. • . • cJ;d8 49. �f6 h6 50. �g4 h5 51. Qjf2

Ahora el caballo contiene al peón f3, y el rey blanco se ocupa del peón h5.

51. ... <i&d7 52. �h4 <i&d8 53. cJ; xh5 cJ;e7 54. �g4

El rey blanco ha cumplido su objetivo: aniquilar al importante peón enemigo, y ahora vuelve atrás para dar libertad de acción a su caballo.

256

54. ... cJ;e6 55. e¡¡ g3 �d7 56. l0h3 cJ;d8

(DIAGRAMA 246)

57. QJf4 cJ;d7 58. �h5

Surge una posición examinada anteriormente, pero ahora sin el peón «h». A través de la casilla g? el caballo blanco penetra en f5 (o eS), y el rey negro deberá reti­rarse para defender el peón b7.

58. ... cJ;e6 59. QJg7+ <i&d7 60. �r5 wc8 61. �d6+

Las blancas repiten jugadas para ganar tiempo.

61. •.• cJ;b8 62. �f5 �c8 63. �f4!

El rey y el caballo blancos de nuevo se transmiten uno a otro sus «plenos poderes», y como en los columpios, cambian de sitio. Ahora el caballo detendrá el peón «f», y el rey se encargará de aho­gar al rey enemigo.

63. ... �b8

Y después de 63 . . . . <i&d7 64. �eS las blancas conseguían su ob­jetivo.

247

64. <;!?eS e;!? eS 65. IC!?e6 �b8 66. �d7 �a8

67. l0g3!

Razonablemente, no inmedia­tamente 67. 'i!?c7 por 67 . . . . f2 68 . l0g3 fl =W 69. lt)xfl , ahogado.

67. ... IC!?b8 68. lt)fl 'i!?a8 69. �c8

Las negras abandonan. Es evidente que después de 69.

. . . f2 las blancas, continuando 70. 'i!? d7 �b8, 71 we6, regresarían con el rey, capturarían el peón y ganarían sin dificultades .

Sir George aguantó con digni­dad la derrota, y procediendo como un verdadero gentleman, se ofreció a llevarnos a mi mujer y a mí en su antiguo automóvil hasta el hotel (de lo contrario tendría­mos que alcanzar el autobús urba­no). Junto con él entramos en el hall del hotel, donde en la sala de juegos se celebraba habitualmen­te una partida de bridge. Capa­blanca se volvió con la esperanza

de ver a su amigo. Thomas sólo abrió las mano, y todo estuvo cla­ro . . .

En interés de la verdad añadi­ré que Fine al día siguiente de­mostró otro plan para ganar, y precisamente así (ver diagrama después de la jugada 56.a): 57. l0g5 'i!?e7 58. lt)xf3 ef 59 . c;!?xf3 �f6 60. e4 de+ 6 1 . �xe4 �e6 62. d5+ cd+ 63 . c;!?d4 �d7 (per­dería 63 . . . . 'i!?e7 por 64. c6!}, 64. IC!? xd5 �c8 65 . �e6 'i!?d8 66. �d6 �c8 67. we7 'i!?b8 68. IC!?d7 'i!?a8 69. c6 be 70. 'i!?c7, y las ne­gras deben rendirse.

Gracias a Dios, el tiempo para analizar fue poco, y supe encon­trar sólo un camino suficiente­mente prometedor para la victo­ria, y así no tuve que dudar para escoger el mejor.

83. Gambito de Dama O BOTVINNIK e M. VIDMAR Nottingha m, 1 93 6

Este fue mi primer encuentro sobre el tablero con uno de los grandes maestros más fuertes del mundo en los años veinte y trein­ta. La segunda y última vez se pre­sentó diez años después, ya tras la guerra, en Groninga.

Milan Vidmar ( 1 885- 1 962) pa­seó su figura singular por e l mun­do del ajedrez. Estudió poco el ajedrez, pero gozó de una excep­cional fuerza práctica y a menu­do conducía con brillantez el ata­que al rey. Además, con sus libros

257

(fue un eminente electrotécnico, especialista en el campo de los transformadores) instruyó a mu­chos estudiantes, entre ellos de la Unión Soviética.

De elevada talla, grueso, inva­riablemente amable, Vidmar en­contraba relaciones amistosas con todos su colegas profesionales del ajedrez; esto no lo impedía su tí­tulo de profesor. Gozó de un res­peto y simpatía general. Y cuan­do la FIDE por primera vez en el año 1 948 llevó a cabo una com­petición para el campeonato mun­dial, todos los participantes en el match-tor n e o e s t u v i e ro n d e acuerdo con l a designación del candidato para árbitro principal, el gran maestro yugoslavo M ilan Vidmar.

l. c4 2. lDf3 3. d4 4.lDc3 5 • .tgS 6. e3 7 • .td3

e6 d5 lDf6 .te7 0-0 lDbd7

En esos años esta jugada me gustaba no sólo porque estaba me­nos estudiada, sino porque las blancas rehusan la jugada automá­tica 7 . I! c l , ya que la posición de esta torre en su casilla inicial pue­de ser útil tras un asalto de peo­nes al flanco de dama (c4-c5, b2-b4, etc. Ver partida n.o 20).

7. ... c5 8. 0-0

Ahora surge una posición ca­racterística del gambito de dama

258

aceptado, con la diferencia de que el caballo negro se ha desarrolla­do no por c6, sino por la más mo­desta d7.

8. • . . cd4 9. ed4 dc4

10 . .t x c4 lDb6

Empiezan a ponerse de mani­fiesto las lagunas en los conoci­mientos profesionales de mi vene­rable adversario. Sin duda, era más exacta 1 0 . . . . a6, provocando la respuesta 1 1 . a4, lo que ofrecía a las negras la casilla b4.

1 1 . .tb3 .td7 12. Wd3 lDbdS

De nuevo una imprecisión. Las negras deben esforzarse en sim­plificar el juego, y para esto era útil 1 2 . . . . lDfd5 ( 1 3 . .t c2 g6! con la amenaza 1 4 . . . . lDb4). Hay que indicar que después de 1 3 . .te3 lüxc3 14. be .ta4 1 5 . c4, aunque la posición del rey negro es segu­ra, las blancas mantienen alguna ventaja.

13. lDeS .tc6 14. I! adl

Las negras están ya en una po­sición apurada, y no es fácil dar con la respuesta correcta. La con­secuencia de la decisión de per­mitir el cambio de alfil por el ca­ballo c3 es que sólo ayuda al de­sarrollo del ataque de las blancas.

14. ... l0b4

Las cosas irían mejor para las negras, si en este momento su peón estuviera en a6, y el blanco en a4.

15. 1Wh3 16. fO xdS

Reiteradamente mi adversario comete un error posicional tras otro; ahora lo hace estableciendo en la casilla d5 este caballo. Des­pués de 1 6 . . . . l0fxd5 1 7 . .t c l ll c8, las negras se defendían de las amenazas directas, aunque su posición continuaría siendo apre­tada.

17. f4

El descubrimiento de la colum­na «f» es inevitable, ya que en caso de 1 7 . . . . g6 1 8 . .th6 ll e8 1 9 . .i.a4 las negras pierden cali­dad. La sutileza táctica de la ju­gada 1 7 . f4 consiste en que a 1 7. . . . l0e4 seguiría 1 8. f0xf7! cá¡xf7 ( 1 8 . . . . ll x f7, 19 . ..W xe6) 1 9. ll del !, y el ataque de las blancas no se puede rechazar sin serias pérdidas materiales.

17. . .. ll c8 18. f5 ef5

Un descuido posicional. En caso de 1 8 . . . . W'd6 19. fe fe, la

diagonal a2-g8 estaría cerrada por el caballo d5, apoyado por el peón e6.

19. ll xfS

249

1 9 . ... W'd6

Lleva a una derrota inmediata, ya que la torre c8 queda insufi­cientemente defendida. Pero des­pués de la que parece la mejor continuación , 1 9 . . . . ll c7 20. ll dfl las negras no pueden salvar la partida. Por ejemplo: 20. . . . l0b6 2 1 . W'b4 (amenazando el sa­crificio de torre en f6) 2 1 . . . . l0db5 22. l0xf7 ll x f7 2 3 . .i_ xd5 f0 xd5 24. ll xf7 .i, xg5 25 . �xg5! o 20 . . . . a6 2 1 . l0xf7 ll xf7 22 . .i, xd5 l0 xd5 23 . ll xf7 .i_ xg5 24. W'e6! (algunas de estas variantes las indicó V. Panov) .

20. l0 xf7

O b i en 2 0 . .i, xd5+.

21. .t xf6

11 xn

<2¡ X f7 , 21 .

.txf6

Obligatorio: a 2 1 . . . . f0xf6 se­g u i r ía 2 2 . ll x f6 .i. x f6 , 2 3 . 'fWxc8+.

259

22. li xdS 'TWc6 23. li d6 'TWe8 24. li d7

Las negras abandonan. A la partida se le otorgó el pre­

mio a la belleza.

84. Defensa India de Dama O G. LEVENFISH e B OTVINNIK 1 .a partida del match Moscú, 1 937

El destino quiso que los ajedre­cistas rusos más fuertes de la ge­neración de maestros anteriores a la revolución (A. Rubinstein, A. Nimzovich, E. Bogoljubov, A. Alekhine) se encontraran después de la Revolución de Octubre en . e l extranjero. Pero hay que reco­nocer que los maestros que trans­mitieron su experiencia a los jó­venes ajedrecistas soviéticos te­nían mucho talento y cumplieron perfectamente con su misión do­cente. De entre ellos el más peli­groso adversario fue, probable­mente, Grigory Yakovlevich Le­venfish ( 1 8 89- 196 1 ) .

Estudió · profesionalmente el ajedrez, a pesar de que durante muchos años trabajó como inge­niero químico. Levenfish fue un maestro de formación universal. Tuvo una elegancia natural para la combinación, para los inespe­rados golpes tácticos, y una gran energía en la dirección de la lu­cha. Condujo los finales con ex­cepcional profundidad y sólo fue

260

relativamente débil moviéndose en las sutilezas posicionales.

El mayor éxito deportivo de Levenfish fue su triunfo en el Campeonato de la URSS de 1937, en Tbilisi . Después de esta competición, en el otoño, se cele­bró nuestro match por el campeo­nato nacional. Bajo el punto de vista de la práctica ajedrecística llevé el match desafortunadamen­te, pero en el plan creativo la com­petición no estuvo privada de in­terés. Mi experimentado adversa­rio se manifestó en su mejor for­ma, obteniendo un resultado de empate (+5, -5, =3), mantenien­do el título de campeón de la Unión Soviética, y demostrando que su victoria en Tbilisi no fue una casualidad. Este éxito del gran maestro a sus 48 años fue el último de su carrera ajedrecística, aunque en partidas aisladas aún durante muchos años brilló con su anterior esplendor.

l. c4 2. �c3 3. �f3 4. g3 S. Ji..g2 6. 0-0 7. b3

�f6 e6 b6 Ji..b7 Ji...e7 �

Una pérdida de tiempo, espe­cialmente en el caso de que las blancas se dispongan a jugar des­pués d2-d4. Entonces deberían hacer esta jugada inmediatamen­te. A propósito, a 7 . d4 se consi­dera que es malo 7 . . . . d5 por 8 . �eS �bd7 9 . cd e d 1 0 . 'fi'a4. Sin embargo, en los últimos años las

negras han conseguido un juego excelente después de 8 . . . . lt:la6. Hay que anotar también, que otro plan, relacionado con la continua­ción 7. Ii e l , no permitió a las blancas recibir la ventaja de aper­tura en la partida Petrosian-Por­tisch (Palma de Mallorca, 1 9 74) después de 7 . . . . �e4, ni en la par­tida Portisch-Karpov (Milán, 1 975) después de 7 . . . . d5 8. cd � xd5.

7. . . . dS 8. cdS edS

La lucha tiene menos conteni­do en caso de 8 . . . . � xd5, 9. J.b2.

9. d4

En una posición similar jugué en una partida con Petrosian (Moscú, 1 964) 9. e3 , y al realizar esta jugada ahora, las blancas po­dían no apresurarse con la res­puesta lO . d4 después de 9 . . .. eS, y jugar previamente, digamos, 1 O . J. b2. Resulta que el avance d5-d4 no es favorable a las negras.

9. ..• �bd7 10. J.b2 Ii e8

Parece que las negras han con­seguido superar las dificultades d e la apertura. Sin embargo, como se verá en los siguientes co­mentarios, la posición esconde muchas sutilezas.

(DIAGRAMA 250)

l l. I[ cl

En la partida con Padevsky (Montecarlo, 1 968) continué con

blancas 1 1 . �e5, y después de 1 1 . . . . .i.d6 1 2. f4 �e4 1 3 . � x e4 de 1 4. e3 �f6 1 5 . a3 c5 1 6. 1We2 cd 1 7 . ,i xd4 1We7 1 8. b4 a5 1 9. b5 la posición de las negras está res­tringida. Unos años antes, en el match de Bronstein (Moscú, 1 95 1 ) también jugué 1 1 . �e5 y a 1 1 . . . . .if8 sacrifiqué peón ( 1 2. I[ cl lt:l xe5, 1 3 . de I[ xe5). Des­pués empecé un correcto plan de ataque ( 14 . �b5 I[ e7 1 5 . .i_ xf6 gf), pero más tarde me apresuré a cerrar la posición ( 1 6 . e4), te­niendo excelentes perspectivas tanto en caso de 1 6. �d4 segui­do de 1 7. lt:lf5, como tras la pre­liminar 1 6. b4 con idea de 1 7. lt:ld4 y 1 8 . b5.

1 1 . • . • c6 12. Wd2

Era más precisa 12 . Wc2, con­trolando la casilla e4 para la ma­niobra posterior I[ fl-e 1 y e2-e4.

12. . • • �e4

Jugado con la intención de que en caso de 1 3 . �xe4 de 1 4. � e l .i.g5 1 5. e3 .i.a6 las blancas pier­den calidad. Sin embargo, era

261

preferible 1 2 . . . . �d6 (pero no 12 . . . . �b4 1 3 . 'Wd3 lt:Je4 1 4. lt:Jd2 f5 por 1 5 . lt:Jdxe4 fe 1 6. lt:Jxe4 de 17 . \1fc4+).

13. 'Wc2 l¿¡xcJ

Al realizar la jugada preceden­te, tuve en cuenta la continuación 1 3 . . . . f5, pero después encontré que a 14. lt:J xe4 es malo tanto 1 4 . . . . de 1 5 . \1Vc4+ �h8 1 6. lt:Je5 lt:J xe5 17. de, como 14 . . . . fe 1 5 . liJ e S lt:Jxe5 1 6. d e 'Wd7 1 7. f4 con la amenaza f4-f5.

14. � xc3 �d6 15. li fel lt:Jf6

Las negras previenen a tiempo el avance e2-e4, y a 1 6. lt:Je5 se disponen a responder 1 6. .. . li c8 y después c6-c5 con presión sobre el centro blanco.

16. lt:Jd2 �f8 17. �b2

L as blan cas prepararon e l avance e2-e4, pero no se sabe por qué se abstienen de hacerlo.

17. • • • li c8 18. 'Wd3

Ahora 1 8 . e4 llevaría después de 18 . . . . c5 a complicaciones poco claras.

18 . ... 19. li cd1

li c7 g6

(DIAGRAMA 251)

Las negras ya están preparadas para encontrarse armadas de pies a cabeza con el avance e2-e4. Des­pués de 20. e4 de, 2 1 . lt:J xe4 lt:Jd5

262

251

(o 2 1 . . . . lt:J xe4, 22. �xe4) el pun­to h7 debe ser defendido, y en ese caso el alfil desde la casilla b7 y a través de c8 pasa a ocupar una ex­celente posición en f5. Y a pesar de todo las blancas, al no obtener ventaja en la apertura, debían ha­ber abierto el juego de la manera indicada, y continuando 22. lt:Jc3, buscar posteriores simplificacio­nes.

20. lt:Jbl

La maniobra del caballo persi­gue el objetivo de complicar el juego, pero las negras consiguen establecer un control total sobre la casilla e4, tras lo cual su posi­ción es preferible.

20. ... �c8! 21. �a3 �f5 22. �a6

Había que desechar dos retira­das de la dama: 22. �f3, perdien­do pieza (22 . . . . .t,xb l 23 . � xf8 �e4), y 22. �d2, las blancas se quedan sin peón (22 . . . . � x b l 23. �xf8 �xa2). Pero aunque la res­puesta 22. 1Wc3 ocupa la casilla a donde se dirige el caballo, era pre-

ferible, ya que en la casilla a6 la dama no hace absolutamente nada. Entonces la continuación 22 . . . . Ji. xb ] 23 . .t. x f8 no daría nada a las negras.

22. .•. Ji.g7 23. li:lc3 hS

Una jugada habitual, aseguran­do al alfil f5 contra el ataque de peones y amenazando en algunos casos la jugada hS-h4. Si, por ejemplo, 24. h3, entonces 24 . . . . 1!Yd7 2S. �h2 .t.h6 y en caso de 26 . .t.cl Ji. x c l 27. li xci las ne­gras pueden pasar al ataque deci­sivo al rey: 27 . . . . h4 28 . g4 .t. xg4 29. hg ltJxg4+ 30. �gl �d6 3 1 . ll:Vd3 ll:Vh2+ 2 1 . � fl li e3 ! 33 . fe h3.

24 . .icl li:le4!

Forzando el cambio de caballo, ya que a 2S . lba4 es posible 25. . . . b6 26. lOeS lbc3 27. li d2 Ji.xd4! (pero no 27 . . . . lbbl 28 . li dd l Ji. c2 29. Ji.b2 Ji. x d l 3 0. li x d l y el caballo también cae) 28 . li xd4 li xe2! 29. li dd l li xa2 30 . .ia3 liJxdi 3 1 . ]i xd l b4. Era

totalmente pasiva 25. li:lbl , a la que las negras jugarían 25 . . . . gS, impidiendo la jugada 26 . .t.f4 y preparando el ataque.

25. ltJxe4 de4

Pero el último cambio es poco agradable para las blancas. Se ha abierto la columna «d», el peón d4 va a ser objeto de presión, y el campo de acción del alfil g2 ha quedado muy limitado. Si, por ejemplo, intentan reforzar la de­fensa mediante 26. h3 , entonces 26 . . . . li d7 27 . .ie3 Ji.xd4 28 . .t,xd4 li xd4 29. ll xd4 1!fxd4 30 . ll:Vxa7 y el golpe 30 . . . . e3 ! destru­ye la fortaleza real Por eso inten­tan buscar la salvación en los cam­bios.

26. h4 li d7 27. Ji.gS Ji.f6 28. � xf6 ll:Vxf6 29. ll:Vc4

A 29. e3 podría seguir 29 . . . . gS con ataque o 29 . . . . Ji.g4 3 0. li c l eS 3 1 . de lid2 32. 'iWfl be 33 . li xcS li x a2, y las blancas tie­nen una posición difícil. En la par­tida consiguen mediante los cam­bios eliminar el peligroso ataque directo al rey, pero el final al que se ven obligadas a pasar no les es favorable.

29. . • . li ed8 30. li el li d6 31 . 1Wc3

Las blancas han preparado a 3 1 . . . . g5 (que hubiera seguido tras 3 1 . e3) la respuesta 32. hg WxgS 33 . We3. La continuación

263

3 1 . f4 ef 32 . �xf3 11 xd4 33 . 'f;Vxc6 debilitaba mucho el flanco de rey de las blancas, por ejem­plo, 3 3 . . . . 'i!Ve5 34. 'i!Vc7 11 8d6 35 . 'it>g2 �e4.

31. ... ';!Vxd4 32. ';!Vxd4 11 xd4 33. 11 xc6 11 d2

Como es habitual, la invasión de las torres en la segunda fila jun­to a una posición activa de las res­tantes piezas asegura una consi­derable ventaja.

34. a4 ll b2 35. 11 c3

Mejores chances para la defen­sa concedía 35 . 11 c4 e3 36 . b4 .te6 3 7. ll f4 Il dd2, aunque las negras mantendrían una posición mejor.

35 • •• •

36. 11 e3 37. 11 cl 38. Il x b3

Así, las blancas han perdido un peón: no pueden evitar el cambio

264

de su peón «a» por el enemigo «e», y generalmente es imposible luchar contra dos peones pasados y ligados.

39. 1I c4 40. \t>h2 41 . �n

ll bl+ 11 b2 11 a2

La jugada secreta. Este final es inevitable: 42. \t>gl :S a l (necesa­rio, para que el rey blanco se di­rija a la casilla g2) 43 . \t>g2 e3 44. fe .td7 45. 11 c7 � x a4, y no hay la respuesta 46. 11 xa7 por 46 . . . . i_ xc6+.

Las blancas abandonan. Levenfish llevó a cabo este en­

cuentro en un estilo tímido poco natural en él, lo que facilitó el tra­bajo a las negras. Quizá se debie­ra a que en esta partida no consi­guió crear complicaciones combi­nativas, en las que era muy fuer­te. No hubo en la partida posicio­nes sencillas con ventaja para las blancas, en las que podría llevar a cabo su excelente técnica. Las complicaciones de la lucha posi­cional no eran su elemento.

85. Defensa Eslava O BOTVI N N I K e G. LEVENFISH 8. • partida del match M oscú, 1 937

1 . d4 2. c4 3. lLlc3 4. e3 5. lLlf3 6 . .i.d3

d5 c6 lLlf6 g6 j.g7

La jugada 6 . fib3 se empleó en la partida n.o 1 6.

6. . . . ().() 7. 0-0 b6

En relación a 7 . . . . lLlbd7, ver los comentarios a la partida n.o 76.

8. b3

Después de la 1 0: partida del match, en la que la respuesta 8 . . . . c5! permitió a las negras obte­ner contrajuego, el orden exacto de jugadas lo mostró Kotov, tam­bién contra Levenfish (Moscú, 1 949): 8. cd cd 9. b3.

8. ... .i.b7 9 • .i.a3

Esta idea la empleé por prime­ra vez en una partida con Goglid­ze (Moscú, 1 93 1 ). Es más débil 9 . .i.b2, como se jugó en la 2.• par­tida del match.

9. . . • li e8 10. IE el e6

En caso de 1 O . . . . lLlbd7 seria desagradable para las negras la

continuación 1 1 . cd cd 1 2. lLlb5. Ahora se subrayaba la ventaja de desarrollo de las blancas en la va­riante 1 1 . lLle5 lLlbd7 2 1 . f4 llJ xe5 1 3 . fe lLld7 14 . 1!t'e2.

11. tWe2 lLlbd7 12. Ii: fdl

Las blancas debían jugar 12 . lLle5 ( 1 2 . . . . llJ xe 5 1 3 . de lLld7 14 . f4 ) . Ahora las negras retiran la dama del campo de acción de las torres blancas y al mismo tiempo toma bajo control las casillas d6 y e5.

12. . . . fib8! 13. h3 a6 14 . .i.b2

Se imponía la continuación e3-e4, como último intento de olr tener ventaja. Ahora las negras reciben posibilidades para igualar el juego.

14 . •. .

15. cd5 16 . .i.bl

c5 ed5 fia7

Parece que la dama está aquí fuera de juego, pero cede el paso a la torre a la columna «c», y en caso del avance p osterior c5-c4 y b6-b5 puede cooperar activamen­te en el flanco de dama.

Las blancas deciden cortar de raíz inmediatamente estas inten­ciones.

17. dc5 beS 18. lLla4

No debieron resignarse a per­mitir el avance d5-d4, con lo que las negras se apoderan de la ini-

265

ciativa. Era necesario retroceder 1 8. fUI.

18. . • . d4 19. li)d2

La desgracia de las blancas con­siste en que en caso de 19 . lt) xc5 llJxc5 20. � xd4 las negras con­servan pieza de más: 20 . . . . �xf3 21 . 1Wxf3 lüfd7.

19. . .. llJdS 20. lüc4

La defensa 20. lt)fl era más efectiva, ya que no disminuía la presión sobre el peón c5. Ahora las negras no pueden ganar peón: 20 . . . . �h6 2 1 . 1Wg4 li)7f6 22. 'Wh4 ó 20 . . . . lü f4 2 1 . ffg4 li)xg2 22. e4! (peor 22. 1lfxd7 por 22 . . . . lt)h4). En ambas variantes resul­ta que el caballo d7 está poco de­fendido. Este defecto lo eliminan las negras en la próxima jugada.

20. ... �c6 21. �f3

Con esta posición comienza el turno de cometer errores para las negras. Aquí, por ejemplo, era

266

más fuerte defender previamente al alfil, 2 1 . . . . 'ffic7. Entonces no salvaría 22. ed li)e3 23. d5 lt) x d l por la amenaza de mate o 2 2 . .te4 1I xe4 23. 1Wxe4 li)xe3. Habría que jugar 22. e4 lil5f6 23 . :il e l , pero entonces 2 3 . . . . .t x a4 con evidente ventaja de las negras.

21 . ... 22. 'fffg3 23. ba4

lt)b4 J.xa4 de3

Jugado precipitadamente. Era algo mejor 23 . . . . lilc6, reforzan­do el punto d4.

24. �xg7 �xg7

Las negras rehusan acertada­mente ganar el tentador peón (24. . . . ef+ 25. �xf2 �xg7), a lo que seguiría 26. li)d6 li e7 27 . .te4 y después a2-a3. Pero dejan esca­par una continuación más raci� nal 24 . . . . e2 25. lii: e l r3Jxg7 con juego absolutamente igualado. Es posible que no esperaran la res­puesta de las blancas.

25. fe3

Establece el control sobre la ca­silla d4 y mantiene una cómoda base para el caballo en c4. Enre­dadas después de una apertura fa­vorable, las blancas mantienen la mente clara y en una complicada lucha posicional aumentan poco a poco su ventaja.

25. ... li)f6 26. a3 lübd5

Si 26 . . . . lbc6, entonces 27. ll d6 ll ac8 (27 . . . . ll e6 28 . ]l xe6 fe 29. 'fffd6) 28. l!t'f3! ll e6 29.

ll xe6 fe 30. li:ld6 ll c7 3 1 . ll fl con la derrota.

27. e4 li:lb6 28. li:ld6

Pero no 28. e5 debido a 28 . . . . li:lh5 y 29. li)xc4.

256

28. ... ll e6 29. eS li:le8 30. a5

30 . ... li:la4

Era preferible 3 0 . ... li:ld7, a lo que, probablemente, lo mejor para las blancas sería responder 3 1 . li:lc4, manteniendo la presión, pero no 3 1 . ..tf5 'i!.. e7 32 . ..te4 por el sacrificio de calidad indica­do por Belavenets y Yudovich: 32 . . . . li:l xd6 3 3 . ..t x a8 l1Jf5 34. \1t'f3 li:l xe5 . En la casilla a4 el ca­ballo ya está fuera del juego, y como su colega en e8 es pasivo, entonces la ventaja posicional de las blancas puede ser decisiva. Ahora, en especial, había que ga­nar la calidad mediante 3 1 . ..tf5 ll e7, 32 . l1J c8 .

31 . ltlc4 ll b8

32. 'ift'f2

Las blancas pensaron sólo en el control de la casilla b2, pero pa­saron por alto una sencilla combi­nación, gracias a la cual las negras consiguen su caballo. Este mo­mento es característico de mi jue­go en el match: obtenía buenas posiciones, pero después cometía errores. Por lo visto, las conse­cuencias del trabajo sobre mi te­sis doctoral se dieron a conocer medio año después.

Después de 32. ll d2 las dificul­tades de las negras eran insupera­bles.

32. • • • ll Xbl 33. ll xbl li:lc3 34. ll cl lt)xdt 35. ll x dt

¿Por qué se ofrece esta partida plena de errores? Dentro de cin­co jugadas se habrá aplazado, tras lo cual en el silencio del análisis casero las blancas asegurarán la victoria en un interes·ante final. Lo curioso es que los peones do­blados de las blancas a3 y a5 son más fuertes que los peones negros a6 y c5. Además, el peón blanco a3 y el negro c5 aseguran de ex­celente manera al caballo blanco c4.

35. • . . Wc7 36. ll d5 ll c6 37. \1t'd2 'fie7 38. 'iJ. d7 fi'e6 39. 'itd5

Parece que el cambio de damas debe ser favorable a las negras, ya

267

que son el bando que se encuen­tra en una posición más apretada. Sin embargo, en este caso favore­ce a las blancas para la realización de la ventaja, ya que en presencia de las damas no es posible consi­derar segura la posición del rey.

39, , . , \WXd5 40. li xd5 wf8

41. li d7!

Al rey negro no le será tan sen­cillo llegar a e7. Ya perseguí este objetivo con la jugada secreta.

41. ... li c7

Las negras, naturalmente, tra­tan de conseguir el objetivo indi­cado. En el análisis conseguí esta­blecer que las blancas ganaban después de 4 1 . . . . f6 42. li x h7; 4 1 . ... liJe? 42. li d8+ �g7 (42 . . . . �e7 43 . li d6; 42 . . . . li\e8 43. llld6) 43. li c8.

Las negras obtenían las mejo­res chances continuando 41 . . . . h5 , pero en este caso la variante 42. �f2 f6 43. �f3! li c7 44. li d8 fe 45. li a8 da a las blancas pers­pectivas reales de victoria.

268

42. li d8 �e7 43. li d6!

Ahora se comprende que todas las maniobras de la torre blanca (4 1 . li d7 y 42. li d8) e staban di­rigidos a este agudo golpe decisi­vo (a propósito, no lo advirtieron todos los analistas, que indicaron que en la posición aplazada las blancas no tenían ventaja). Aho­ra la torre negra se retira a la ca­silla a 7 , ya que la pérdida del peón a6 llevaría a la derrota: 43 . . . . li d7 44. li xa6 li d4 45 . li\b6 li\c7 (o 45 . . . . c4 46. li a8 liJe? 47. li c8 liJa6 48. li)xc4) 46. li a7 �d8 47. a6 c4 48. li xc7 �xc7 49. a7 li d8 50. a8=\W li xa8 5 1 . liJ xa8+ Wb7 52. �f2, y el rey eli­mina al peón c4.

43. •.. li a7 44. li c6 �d7 45. li b6

En caso de 45. li xc5 li c7 46. lllb6+ �e6 las blancas ya deben conformarse con las tablas.

45. ... �e7 46. �f2 f6 47. �e2 li a8

El acercamiento del rey blanco al centro ha creado la amenaza li b6-c6xc5 , ya que el rey consi­gue defender al caballo (ver los comentarios anteriores). Por eso ya no tiene sentido para las ne­gras mantener la actual disposi­ción de piezas, y la torre abando­na las casillas peligrosas.

48. li c6 feS 49. ¡[ xcs ll:ld6 50. li c7+ 'it'e6 51 . lbxd6 w xd6 52. li xh7 li b8

A 52. .. . �e6 las blancas res­ponderían 53 . g4, no dejando lle­gar al rey enemigo a f5.

53. ¡[ g7 ¡[ b2+ 54. �n e4 55. I[ xg6+ �eS 56. li xa6 li a2

Aunque formalmente las ne­gras tienen tres peones menos, no se les puede reprochar el que con­tinúen la partida, ya que la activi­dad de sus piezas les da alguna po­sibilidad práctica.

57. li a8 58. a6 59. '<f.ie2 60. �dl 61 . a7 62. b4

�f4 I[ al + li a2+ I[ xa3 �e3

Ahora ya no hay mayores pro­blemas: e l rey negro ya no puede abandonar su escondite, y la to­rre no puede «dividirse» en dos partes.

62 . ... I[ d3+

63. �c2 li d7 64. g4 lic7+ 65. �b3 li d7

Las n egras intentan j ugar �e3-d3, pero ni siquiera esto con­siguen.

66. �c3 li c7+ 67. �b4 li d7 68. '<f.icS

Y ahora a 68 . . . . 'it'd3 seguiría 69. �c6.

Las negras abandonan.

86. Apertura Inglesa O BOTVINNIK e G. LEVENFISH 1 2! partida del match Moscú, 1 937

l. c4 2. ll:lc3 3. g3 4 . .i.g2 5. e3 6. ll:lge2

eS ll:lc6 g6 .i.g7 d6

Este sistema de desarrollo ya lo empleé con colores cambiados en la partida con Alexander (Not­tingham, 1 93 6). Pero lo que es bueno para las negras, no siempre lo es para las blancas, ¡aunque ten­gan un tiempo de más!

6 . ... .te6 Un ataque prematuro. Aquí

era correcto 6 . . . . ll:lge7, como jugó conmigo un año después Reshevsky en el torneo A VRO, obteniendo una partida igualada. Ahora las blancas pasan a accio-

269

nes decisivas en el centro y se apo­deran de la iniciativa.

7. d4! J.xc4 Debido a la amenaza 8. d5 (con

ataque doble) parece que esta res­puesta es obligada, ya que en caso de 7 . . . . ed (calculando a 8. ed J.xc4 9. d5 ltle5) sigue 8. ltl xd4 .t xd4 (no es mejor 8 . . . . ltlxd4) 9 . ed .txc4 lO. Wa4 d5 1 1 . b3 J.a6 1 2. ltlxd5. Sin embargo, la modesta retirada 8 . . . . .td7 deja­ba a las blancas con menos venta­ja, de la que reciben en la partida.

8. d5 ltlb8 En caso de 8 . . . . .txe2 9. fixe2

ltlce7 1 0. !rb5+ surgía una situa­ción similar a la de la partida.

9. !ra4+ b5 10. ltlxb5 J.xb5 1 1. 'flxb5+ ltld7

12. e4

Una jugada automát�c.a. L� blancas no debieron deb1htar sm necesidad la casilla d4 y restringir su flanco de rey. Era mejor 12. ltlc3.

270

12 . .• . 13. 0-0 14. ltlc3 15. 1We2

ltle7 0-0 1Ib8 c5

Si las blancas no toman este peón, las negras tienen un juego totalmente libre , y después del cambio el caballo negro cae sobre la casilla central d4. Estas son las consecuencias de la 12 .a partida.

16. dc6 ltlxc6 17 . .te3 lLlcS

Un claro error posicional. Uno de los caballos negros deberá ocu­par la casilla d4, y el otro, contro­lar las casillas c4 y d5 (desde b6). De esta manera, continuando 1 7. . . . ltld4 1 8. !rd2 \i'a5 seguido de ltlb6, las negras obtenían una par­tida igualada.

18. !rd2 ltle6 19. li ad llled4

Parece que las negras han jug�­do juiciosamente, para o.cupar so­lidamente el punto d4. Sm embar­go, el cabailo en c6 no hace nada, la debilidad de la casilla d5 no está cerrada, y la única pieza ac­tiva de las negras, el caballo d4, no ataca casillas por las que las piezas blancas pasarán sin dificul­tad.

(DIAGRAMA 260)

20. f4

El avance del peón «f» es muy desagradable para las negras.

20. • . . !raS 21. {5 f6

22. lH2

La torre libera a la dama de la defensa del peón b2 para que pue­da trasladarse al flanco de rey.

22. ••• �h8 23. 'iWdl :;¡[ bd8

Naturalmente, a las negras no les favorece el cambio 23 . . . . gf 24. ef, ya que tras esto se activa­ría el alfil de rey de las blancas. Sin embargo, ahora las mismas blancas cambian los peones y de­bilitan la estructura de peones del rey enemigo.

24. fg6 hg6 25. 'iWg4 &iJe7 26 • ..ifl d5 .

No se puede permitir que des­pués de 27 . .i.c4 las blancas ocu­pen la diagonal a2-g8, quitando al rey enemigo el camino de huida.

27. &iJxdS &iJxdS 28. edS &iJfS 29 . .teS

Un error típico de mi juego en este match. Ganaba elemental­mente la continuación 29. :ii xf5

gf 30. 'iWh5+ �g8 3 1 . d6 I!. n 32 . ..ic4 :ii d7 33 . ..txn+ n xn 34. d7.

29. . . . ..ih6

30. b4

También era suficiente para la v ictoria 3 0 . ..t x f8 ..t xc l 3 1 . 'iWxg6 I!. xf8 32. :El xf5 ..ie3+ 33 . <2¡g2 'iWxd5+ 34. ct>h3.

30 . . . • 31 . 'iWxg6 32. :E[ xfS

'ffa3 'fVxcl ..igS

A 32 . . . . ..tg7 decidiría 33 . d6. 33. h4 :iig8 34. 'ifhS+ ..th6 35. li xf6 �h7

Después de 35 . . .. n xg3+ 36. �h2 'ffd2+ 37 . wxg3 :ii g8+ 3 8. Wh3 'iWc3+ 39. Ii f3 no hay más ja­ques.

36. \!ff5+ �h8 37. 'ffhS �b7 38. 'fffS+ ct>h8 39. Wh5 ct>h7

Esta jugada la realizaron las ne­gras cuando ya habían propasado

27 1

el tiempo. Sin embargo, su posi­ción es desesperada. Por ejemplo: 40. :!i f7+ li g7 41 . Ji xg7+ �xg7 42. 1!Vxe5+, y el mate o posterio­res pérdidas de material son ine­vitables.

Probablemente el lector habrá observado que hubo una triple re­petición de l a posición, pero como ya dije (ver los comentarios a la partida n.o 9), en ese tiempo la regla se refería a una triple se­rie de jugadas. Por eso mi adver­sario no pudo reclamar tablas.

87. Defensa Grünfeld O A. SOKOLSKY e BOTVINNIK Semifinal del 1 1 .° Campeona­to de la URSS Leningrado, 1 93 8

Quisiera llamar la atención a Jos ajedrecistas jóvenes sobre este asunto: aunque había conseguido algunos éxitos en los campeona­tos soviéticos e internacionales, no consideré vergonzoso el jugar en la semifinal del Campeonato soviético, ya que esto era muy útil desde el punto de vista del entre­namiento. Este criterio siempre debe prevalecer sobre otras con­sideraciones personales, en rela­ción a los planes más convenien­tes para la participación deporti­va.

272

l . c4 liJf6 2. liJc3 d5 3. d4 g6 4. clñf3 Ji..g7 5. e3

En comparación con las conti­nuaciones 5. Wb3 (partida n.o 54) o 5. cd liJ xd5, 6. Wb3 (n ... 65 y 67) y también 5 . i. g5 (n.o 8 1 ) la jugada del texto bajo el punto de vista de la lucha por la iniciativa, naturalmente, es un paso atrás. Si quieren tranquilidad y solidez, en­tonces 5. e3 es lo más adecuado. En este caso la tensión de la lu­cha pasa al medio juego.

5. • . . � 6. i. e2

Es más enérgico 6 . b4, como jugó Troianescu conmigo ( I 952), aunque entonces las negras tie­nen un camino para la igualdad.

6 . .. . e6

En respuesta a 6. "b3 la juga­da 6 . . . . e6 se encuentra en la par­t ida B acker-Grünfeld (Viena, 1 923). Después jugó así Alator­zev contra Levenfish (Leningra­do, 1929). Sin embargo, si a 6. '!Wb3 no es posible responder 6. . . . c5, ahora esto era lo más sen­cillo para llegar a una posición to­talmente igualada (7. de Va5). En este caso las negras unen la juga­da de la partida al fianchetto del alfil de dama, pero continuando 7. cd ed 8 . b4!, 1as blancas podían sin duda obtener ventaja en el flanco de dama.

7. 0..0 8. cd5 9. b3

b6 edS

Aún no era tarde para, median­te 9. b4, llevar a cabo la idea in­dicada en el comentario anterior.

En el peor de los casos se podía jugar 9. fib3 seguido de 1 0. �d2 manteniendo alguna presión en el flanco de dama negro, lo que aho­ra ya está excluido.

9. ... �b7 10. �b2

Es posible que sea mejor 1 O. �a3.

10 . . . . l!Jbd7

1 1 . 'itc2

Con 1 1 . �d3 y 12 . l!fe2 aún se podía buscar el control de la dia­gonal fl-a6, y después de 1 1 . l!Je5 las blancas, ocupando la casilla central, mantenían en la lucha in­mediata posibilidades iguales. Después de un par de jugadas esto resulta imposible, y el control sobre las casillas centrales pasa a las negras. Gradualmente se pone en evidencia que las blancas no tienen un plan general de juego y que se ocupan sólo de «desarro­llar» las piezas. Tal vez se pudie­ra jugar así a principios de nues­tro siglo, pero en la actualidad, cuando cualquier maestro ya en la

6.•-8.• jugada establece un plan de juego para el medio juego, el «me­jor» método para caer en una po­sición restringida es realizar sen­cillas jugadas de desarrollo.

1 1 . • . • a6 12. lit acl li c8 13. :S fdl 'f!Je7

Es interesante advertir que más adelante las blancas no pasa­rán sus piezas de la cuarta fila. Es más, las piezas blancas se situa­rían al fondo de la retaguardia.

14. l!fb1 :Elfd8 15. �fl c5 16. deS

De nuevo un error posicional. La debilidad de los peones col­gantes c5 y d5 no se puede apro­vechar con un número elevado y denso de piezas ligeras, y tampo­co atacando estos peones desde la primera fila. Ante todo las blan­cas se separan de su último apo­yo en el centro, el peón d4, los al­files negros se reaniman, el ritmo del combate se acelera, y ya es ne­cesario considerar la posibilidad de avance de los peones negros, y en primer lugar d5-d4.

16. ... beS 17. l!Je2

Las blancas deciden correcta­mente que el principal golpe de las fuerzas enemigas se dirigirá al flanco de rey, y trasladan allí sus reservas; por eso era peor 1 7 . l!Ja4.

(DIAGRAMA 263)

273

17 • • •• Ah6!

Se crea la primera amenaza so­bre los mal defendidos peones blancos e3 y f2 en unión de d5-d4. Al mismo tiempo el caballo f6 tie­ne libertad de acción {�f6-g4), porque ya no está atado al cam­bio de los alfiles de casillas negras lo que, naturalmente, aligeraría la posición de las blancas. La ame­naza prácticamente se puede re­chazar sólo de una manera, y esto ya es un mal presagio para el ban­do defensor.

Efectivamente, el ataque ad­quiere un carácter impetuoso, lo que lleva a una posición ganado­ra para las negras.

18 . .i.a3 �g4

De nuevo el peligro se cierne sobre las blancas, recibir el mate «de la coz»: 19 . . . . J. xe3 20. fe 1!fxe3+ 2 1 . 'Cffh l �f2+ 22. �gl �h3+ 23. �hl Vgl +. También es bastante desagradable el sacri­ficio del caballo negro por el peón f2.

274

19. 'itd3 �deS 20. � xe5 1!fxe5

21. �g3 fi'f6!

Atacando el peón f2 y ganan­do tiempo para un posible trasla­do de la dama a la casilla h4. Aho­ra no es posible defenderse de la clavada mediante 22. 'Ve2 por 22 . . .. 'ffh4, 23. h3 � xe3. Por lo tan­to, el caballo de las blancas es em­pujado hasta la esquina.

22. �ht d4!

Amenaza 23 . . . . de.

23. 'lie2 �eS

Siete jugadas después de haber empezado, el ataque resulta bas­tante tranquilo, ya que las negras no amenazan nada directamente. Aunque si se les deja jugar 24 . ... lil eS, el peón blanco «e» no ten­dría salvación. Por eso se impo­nía 24. f4 �d7 25. ed, pero en­tonces 25 . . . . J.xf4 26. lii c2 lii e8 y 27 . . . . .ie3+. ¿Y si intentaran capturar el peón negro c5? Des­pués de 24. 1I xc5 li x c5 25. J.xc5 �f3+ 26. gf J. xf3 27. ft'c2 ,txdl 28. 'i!fxdl ft'g5+ y 29 . . . . tvxc5 las negras tendrían calidad de más. Si 24 . .txc5 (esto es me-

jor), entonces 24. . . . .t.f3 25. tfxa6' (25 . gf d3! 26. li xd3 �xd3 27 . .i.d4 �xc l ) 25 . . . . 1!fxa6 26. .i,xa6 .i,xd l 27 . .i,xc8 li xc8 28. g xd l g xc5 29. ed li d5, y la po­sición de los peones no compen­sa suficientemente la pérdida de la pieza.

24. ed4 cd4 25. Ii: xc8 .i,xc8!

La última jugada difícil de la partida. Si 25 . . . . :il xc8, entonces 26 . .i.b2, y las blancas aún pue­den resistir. Ahora la torre en d8 apoya al peón pasado y asegura su posterior avance, porque ya hay la amenaza 26 . . . . .i.g4 (por eso no se puede jugar 26 . .i.b2). Las blancas podrían aguantar algo más continuando 26. h3 d3 27. 1!fe4, aunque después de 27. . . . d2 su posición no tiene pers­pectivas. Cuando la torre de las blancas abandone la columna «d», el desenlace no se hará espe­rar.

26. li el

26. ..• d3 27. ttdl

No resultaría 27. 1fi'xe5 1!fxe5 28 . g xe5 por 28 . . . . d2 29 . .i.e2 dl =1!1+ 30 . .i,xd l g xd] + y mate a la siguiente jugada.

27. ... .i.g4 28. 'i!!fal

O bien 28. f3 �xf3+ 29. gf .i,xf3 30. 'tirbl d2 3 1 . li d l .ie3+.

28. . • . d2 29. l:l: xe5 dl=W 30. li e8+ l! xeS 31. �xf6 .i.e2 32. 'Llg3 .ig7

En caso de 32 . . . . i_ xfl 33 . �xfl :!I e l las blancas tienen su­ficiente defensa, 34. 'i!fxa6 .

33. Wc6 i.b5 34. 1!fcl

De lo contrario, 34 . . . . h5 35 . h4 li e l .

34 • •• •

35 . .t. xcl 36. Ae3 37. a4 38. f4

'ifxcl :ilel lial Ad3 li bl

La manera más breve de mate­rializar la ventaja de material.

39. ®f2 i_xfl 40. � xfl g xb3

Las blancas abandonan.

88. Defensa Nimzoindia O BOTVINNIK e V. CHEJ OVER Semifinal del 1 1 .° Cam peona­to de la URSS Leningrado, 1 93 8

275

l. d4 lllf6 2. c4 e6 3. lllc3 �b4 4. lllf3 0-0 5 . .t.g5 d6 6. e3 'f!le7

Ambos adversarios desarrollan la apertura sin grandes pretensio­nes, esforzándose sólo en desarro­llar las piezas. Pero si las blancas pueden ser tolerantes con que la clavada de su caballo de dama im­plique el doblaje de su peón «C», las negras deben resolver el pro­blema de liberar de la clavada al caballo f6. En la partida n.o 7 1 se ofrece un esquema análogo de de­sarrollo de piezas.

7. �e2 e5 8. Vc2

En caso de 8 . 0-0 las negras des­pués de 8 . . . . � xc3 9. be h6 10. .t.h4 g5 1 1 . .t.g3 llle4 obtenían un juego libre, y su rey está en se­guridad. Antes del enroque de las blancas es peligroso para las ne­gras decidirse por esta variante.

8. ... ll e8 9. 0-0 .t.xcJ

10. bc3

Naturalmente, no 1 0. Wxc3 por 1 0 . .. . llle4.

10. . . . b6 11 • .t.h4 c5

Puede ser que fuera más con­secuente 1 1 . .. . g5, 1 2 . .t.g3 lllh5.

12. ll ael

Prepara la maniobra stándar

276

lllf3-d2, y f2-f4; a las blancas les resulta imprescindible defender previamente el alfil e2.

12. . .. .t.g4 Previene la actividad indicada

( 1 3 . lbd2 .t. xe2 14. 11 xe2 ed 1 5. cd cd). Sin embargo, ahora se de­bilita el peón b7, y las blancas pa­san a otro plan, también desagra­dable para las negras.

13. Ji.xf6 Aparta a la dama de la defensa

del peón b7. 13. . . . Wxf6 14. �e4

Con ataque doble al alfil g4 y al peón b7. Parece que las blan­cas deben obtener una apreciable ventaja. Pero. como se verá más adelante, las negras disponían de una fina defensa .

14 . ... .t.xf3 ¿Quién podría pensar ahora

que el alfil blanco resultará consi­derablemente más fuerte que el caballo enemigo? La superioridad

de las blancas es evidente después de 14 . . . . .i.c8 1 5 . lüd2 lüc6 ( 1 5 . . . . fid8 1 6. dc dc 1 7 . Ii d1 ) 1 6. f4 j.f5 17 . fe, pero no sería clara la continuación 14 . . . . .i.f5 1 5 . fixb7 l0d7, ya que e l peón de más de las blancas no tiene espe­cial significado, y las negras pue­den activar las torres por la co­lumna «b)).

15. �xf3 lüc6 16. deS

Así las blancas reciben un buen punto de apoyo en d5 en la co­lumna central abierta.

16. . • . deS

17. Ii dl Ii ad8 18. Ii d5 b6

En caso de 1 8 . . . . Ii xd5 1 9. cd lüe7 ( 1 9 . . . . lüd8 20. �a4) 20. d6 1!fxd6 2 1 . �xb7 las blancas s e li­brarían de los peones doblados, y la superioridad del alfil sobre el caballo aumentaría. Si 1 8 . . . . 1!fe7 1 9. l:lfd 1 g6, entonces 20. g4 y la posición de las negras queda muy apretada.

19. lUdl lOaS 20. h3 I(xd5 21. Ii xdS

A 2 1 . cd igualaba el juego 2 1 . . . . "!Wd6, pero no 21 . . . . lüb7 por 22. Wa4.

21. ..• 'fle7

No era mejor para las negras 2 1 . . . . Ii d8 a causa de 22. I( xe5 , y ahora perdería 22 . . . . lüxc4? 23 . Ii e8+ I( xe8 24. 'flxe8+ �h7 25 . We4+.

22. �g4 Wb7 Previniendo la inmediata inva­

sión 23. Ii d7.

23 . .i.fS! Ahora la ventaja posicional de

las blancas resulta decisiva: se amenaza tomar con la torre la sép­tima fila, y en caso de 23. . .. g6 las blancas ganarían inmediata­mente: 24. �xg6 fg 25 . ¡yxg6+ 'it>f8 26. Ii d6.

23. ... Wb8 24. Ii d7 Ii d8

Se amenazaba 25 . .i.h7+ �f8 26. �d5, pero así se llegará a un final ganado.

25. �xeS lüxc4 26. ltxb8 'flxb8

(DIAGRAMA 268)

27. j.e4! En caso de 27. Ii x a7 las negras

podrían manifestar alguna inicia­tiva: 27 . . . . lüd6 28 . .i.d3 c4 29. Ii d7 (29. �fl lüb5 30. Ii a6 Ii c8) 29 . . . . cd 30. Ii xd6 Ii a8 3 1 .

277

E: xd3 Ii xa2 con buenas posibili­dades de tablas.

El alfil blanco se ha trasladado en esta partida con Ja lentitud de un peón (�fl -e2xf3-g4-f5-e4-d5 ), pero atacando como alfil (ahora, por ejemplo, las blancas quieren jugar 28 . .i.d5).

27. . . . te.a3 Las negras defienden indirec­

tamente el peón a7 (28. E: xa7 i1Jb5 y 29 . . . . i1Jxc3) e intentan con ayuda del caballo aprovechar su ventaja de peones en el flanco de dama. Pero el peón de más de las blancas en el centro resulta más ponderable.

28 • .tdS lif8 29. e4 aS

Si 29 . . . . c4, entonces 30. E: xa7 lC.b5 3 1 . li b7 i1Jxc3 32 . �xc4 ltJ xe4 3 3 . Ji xb6, y las negras se quedan sin peones.

278

30. c4 31 . cbS 32. e5 33. f4 34. �f2

bS ltJxbS a4 i1Jd4 gS

3S. g3 gf4 36. gf4 lC.e6

O bien 36 . . . . �g7, 37 . e6. 37. �g3 c4 38. f5 ilJcS 39. Il c7 i1Jd3 40. e6 fe6

Aquí se puso bajo sobre la ju­gada

41 . fe6

Las negras abandonaron debi­do a la inevitable 4 1 . . . . Il e8 42. e7+ �g7 43 . .tc6.

89. Apertura Inglesa O BOTVINNIK e G. KASPARIAN Semifinal del 1 1 .° Campeona­to de la URSS Leningrado, 1 93 8

1 . c4 2. i1Jc3 3. il)f3 4. cd5 S. e4

i1Jf6 c5 d5 il)xdS

Por lo visto esta jugada la in­trodujo en la práctica de torneo, Nimzovich en la partida contra Rubinstein (Dresde, 1 926). Yo ya conocía este sistema por la parti­da Tak:ács-Rubinstein (Rogatska­Slatina, 1 929), que comenté para la revista «Ajedrez en la URSS». Aún antes, en 1 928, Takács jugó así contra Spielmann.

S. ..• i1Jb4 6. �c4 i1Jd3+

Este cambio está unido a una pérdida de tiempo. Las negras se retrasan en el desarroJio también después de 6 . . . . e6. Por ejemplo, 7. 0-0 lb8c6 8. d3 JL.e7 9. a3 lba6 10 . �e3 lbab8 1 1 . li c l , como su­cedió en la partida Botvinnik­Menchik (Moscú, 1 935). A un juego complicado lleva 6 . . . . �e6 7 . .txe6! lbd3+ 8. ct>fl fe .

7. 'i!?e2 li)xcl+ 8. lil xct e6

No era mejor para las negras 8 . . . . lbc6 debido a 9. JL.b5 (o 9. 1!fb3 e6 10 . �b5 ) 9 . . . . JL.d7 1 0. JL.xc6 JL.xc6 1 1 . d4 cd 12. "tWxd4.

9. d4 cd4 10. 1\fxd4

La teoría considera que aún es más fuerte incluir la jugada 1 0. JL.b5+ tl)c6, como sucedió en la partida Aronin-Mikenas ( 1 947), o también jugar 1 0. li)xd4.

10. • . • 1\fxd4 11 . li) xd4 a6 12. tl)a4

Y o «confié» en Rubinstein, que no encontró aquí una defen­sa satisfactoria en la mencionada partida con Takács, y copié el jue­go de las blancas. Ante todo hay que tener en cuenta lo que podría pasar en la partida si hubiera es­cogido la continuación 1 2. e5 ! con clara ventaja blanca.

12. ... lbd7 13. lilhd1

(DIAGRAMA 269)

En esta posición, Rubinstein jugó 1 3 . . . . b5 . Siguió 14 . lbxe6 fe 1 5 . �xe6 ba 1 6. Jil xc8+ Jil xc8 1 7. �xd7+ Wd8 18. JL.g4+, y las negras se quedaron en una posi­ción desesperada. No las salvaba 1 5 . . . . tl)e5 1 6. n xc8+ n xc8 1 7. .t. xc8 ba 1 8. �xa6 y las negras tras la ventaja material están fuer­temente retrasadas en el desarro­llo. Kasparian eligió otra vía. pero la decisión del problema re­sultó la misma.

13. ... Jl.e7 14. li)xe6

Ahora a 1 4 . . . . fe seguiría 1 5. A xe6 con la amenaza 1 6. : xc8+,

279

y si 1 5 . . . . lbc5, entonces 1 6. lbxc5 R_xc5 1 7. ,áxc8 lil xc8 1 8 . b4, etc. Por eso las negras aban­donaron.

Sin embargo, la historia de esta partida tiene continuación. Algu­nos días después encontré que las negras jugando como Takács y Rubinstein 1 3 . . . . b5 1 4. lLJxe6, mediante 14 . . . . 1I b8! (una juga-da que no advirtieron antes en n inguna medida cuatro maestros, participantes en las partidas pre­cedentes y en la nuestra) queda­ban con pieza de más.

Por eso lo mejor a 1 3 . . . • b5 es jugar no 14 . lLJxe6, sino la más modesta 1 4. lLJ xb5 ab 1 5 . R_xb5 R.a6 1 6. ,áxa6 1I xa6 1 7. 1I c8+ �e7, y las blancas no se arriesgan a perder. Después podría seguir: 1 8 . 1I c7 1I d6 1 9 . .!bc5 n xd l 20. � xd i �d6 2 1 . 1I xd7+ <t>xc5 22. 1I xf7, pero no es peor 1 8. llJc3 , que e s l o que recomienda l a ac­tual teoría.

90. Defensa Caro-Kann O BOTVINNIK e A. BUDO Semifinal del 1 1 . o Campeona­to de la U RSS Leningrado, 1 938

l . e4 c6 2. d4 d5 3. ed5 cd5 4. c4 i!bf6 5 . .!bc3 e6

Es posible que esta jugada sea mejor que 5 . . . . llJc6 (ver partida n.o 55). En ambos casos las blan-

280

cas mantienen la pequeña venta­ja de apertura, y por eso la elec­ción de una u otra continuación es cuestión de gustos.

6 . .!bf3 R.e7 7. R.gS

7. c5 lleva a complicaciones a las que aún no se les ha dado una valoración final.

7 . ... dc4

Ahora el juego se dirige a una posición del Gambito de Dama Aceptado que se valora como pa­sable para las blancas. Sin embar­go, la teoría considera prematuro en esta situación el ataque del al­fil en g5. Lo mejor para las ne­gras era terminar tranquilamente el desarrollo mediante 7. .. . lbc6 ó 7 . . . . 0-0.

8 . .i, xc4 0-0 9. 0-0

9 . .. . i!bbd7

Las negras eligen un plan erró­neo. Era correcto 9 . . . . lbc6 au­mentando la presión sobre el peón d4. A propósito, entonces

se daría una posición que se ha­bía producido antes en la partida B o tv i n n ik -Euwe (Has t ings , 1934-35), en la que las blancas te­nían 1;1na mínima, casi simbólica, ventaJa.

10. 'f:Ve2

Merecía atención 10 . �d3, análogamente a la partida n.o 83 .

10. ... ll:lb6 1 1 . �b3 �d7 12. E: ad1

Una maniobra empleada en la p a rt i d a S tah lbe rg-Kin inger (1 955), 1 2 . lt)e5 .i.c6 13 . l[)xc6 be, es dudoso que pueda tener más fundamento posicional que la retirada que se hizo en la 1 0.• par­tida del match Lasker-Capablan­ca (La Habana, 1 92 1 ).

12. • . . .i.c6

Es posible que debiera preferir 1 2 . . . . E: c8, y a 1 3 . lt)e5, 1 3 . . . . .te8.

13. ll:leS .tdS

En este estilo en una posición análoga jugó Vidmar (ver partida n.o 83), y esta decisión hay que considerarla desafortunada. En el momento necesario las blancas siempre cambiarán este alfil en la casilla d5 .

14 . .tc2 lt)fd7

Temiendo el ataque sobre su rey, las negras se lanzan a la sim­plificación, pero esto debilita aún más su posición.

1S . .i.f4 lt)xeS 16. deS

Las blancas se libran del peón aislado «d» , y el peón en e5 aprie­ta a las negras. Además, se abre la columna central.

16. ..• .tgS 17. 'tWhS h6 18 . .i.g3 '9Wc7

Ya no era posible jugar 1 8 . . . . g6 por 19 . .t xg6 hg 20. '9Wxg6+ ®h8 2 1 . f4.

19. h4 .td8

Después de 1 9. . . . g6 las blan­cas podían pasar al final con peón de más: 20. _ixg6 fg 2 1 . '9Wxg6+ l!lg7 22. '9Wxg7+ wxg7 23. hg, o continuar el ataque mediante 20. 't'f'g4.

20. l::t d4 �eS 21. ¡[ g4 fS

Si 2 1 . . . . �h8, entonces lleva­ba a la victoria 22. Af4, pero aho­ra la posición de las negras es de­sesperada.

22. ef6 li xf6 23 . .teS .tc6

Las negras clavan al alfil ene­migo, pero pasan por alto la com­binación de las blancas.

(DIAGRAMA 272)

24. l:I xg7+! Las negras abandonan, ya que

a 24 . . . . � xg7 seguiría 25 . ,txf6+ ganando la dama.

28 1

91. Apertura Catalana O BOTVINNIK e V. MAKOGONOV Semifinal del 1 1 .° Campeona­to de la URSS Leningrado, 1 93 8

l . l0f3 lilf6 2. c4 e6 3. d4 d5 4. l0c3 Ji.e7 5. g3

Las blancas pasan a los esque­mas de la Apertura Catalana, y no sin fundamento suponen que las negras los conocerán menos que la defensa Makogonov-Bonda­revsky.

5 . . . . 0-0 6 . .tg2 c6

Se considera que tras 6 . . . . de 7. lOeS eS 8. de flc7 9. lO><c4 �xcS las negras consiguen un juego excelente. En lo que con­cierne a la continuación de la par­tida, dificulta la acción del alfil da casillas blancas enemigo, pero Jle­va a las negras a una posición algo apretada.

282

7. � b6

Esencialmente es una impreci­sión. Era necesario jugar primero 7 . . . . lilbd7, para no dejar ir el ca­ballo blanco a e5. La respuesta 7 . . .. de cambiaría poco.

8. liJeS .i.b7 En caso de 8 . . . . lilfd7 las blan­

cas ganarían: 9. cd cd 1 0. l0xd5 ed 1 1 . J.xd5, etc. No aliviaba la posición de las negras 8 . . . . a6 (9. cd cd 10 . .tf4 lilfd7 J I . l::t c l con gran ventaja en el desarrollo de las blancas).

9. e4

273

9 . ... dc4

Esta jugada se encuentra en la partida Kmoch-Romanovsky (Le­ningrado, 1 934). No se puede aconsejar nada mejor para las ne­gras. Seguiría una interesante combinación a 9 . . . . lilbd7 J O. lO><c6 .txc6 J I . ed ed 12. cd .i.b7 1 3 . d6, y las blancas ganan peón. A favor del conocimiento ajedre­cístico habla el hecho de que Riu­mín indicara esta variante, co-

mentando una partida inmediata­mente después de que la hubiera perdido. También se encuentra exactamente esta continuación en la partida Ribli-Radulov (Amster­dam, 1 973).

10. lh x c4 .i.a6

¿Pueden las negras contar con contrajuego? Si 1 0 . . . . c5, enton­ces seguiría 1 1 . d5. Por eso en casi todas las partidas en las que se ha dado esta posición, las es­peranzas se han fundado en e l avance del peón «b» (en la 1 0.• o posteriores jugadas). Esta manio­bra expulsa al mismo tiempo al ca­ballo blanco, y el caballo negro re­cibe la casilla b6, pero . . . en la es­tructura de peones surgen eviden­tes debilidades.

1 1. b3 lhbd7

Romanovsky en la partida mencionada jugó 1 1 . ... b5 1 2. lhe5 b4, pero después de 1 3 . ltle2 lhfd7 14. lhc4 lhb6 1 5 . !fc2 las blancas tienen ventaja, que puede ser más apreciable si en vez de 12 . lhe5 jugaran 12 . lhe3.

12. I! el .t.b4 Sólo se puede impedir tempo­

ralmente e l avance de los peones blancos en el centro.

13 • .i.d2 b5

En caso de 1 3 . . . . Ia: e8 , para ju­gar e6-e5 , las blancas serían las primeras en llevar a cabo e4-e5 después de 1 4. a3 .t.f8.

14. lhe3 lhb6

15. eS

De lo contrario a la retirada del caballo 1 6. lhe4.

16 . .i_xc3 lhfd5 17. 1td2

Las blancas no tienen nada en contra del cambio del alfil c3 por el caballo enemigo; entonces la presión por la columna «c» y por la diagonal h 1 -a8 sería muy im­portante. Sin embargo, tampoco tienen nada en contra de conser­var este alfil, que al no tener opo­nente, puede campar por sus res­petos a través de las casillas ne­gras.

17 . ... lhd7

274

Ya que las negras quieren ju­gar 1 8 . . . . I! c8 y después c6-c5, es necesario ocupar inmediata­mente las casillas negras (ver el comentario anterior).

18. lh x dS 19 • .t.b4 20. I! acl

cdS Ia:e8 I! c8

Y a se amenazaba ocupar la co­lumna abierta: 2 1 . .t.a5 lhb6 (de

283

lo contrario, 22. li c6 �b7 23. li c7) 22. I! c5 y 23. li ec l .

21 . .i.aS 'f/e7 22. �fl

La necesidad de defender el peón b5 deja a las piez� negra� con una libertad de mamobra ml­nima.

22. ... lllb8

El caballo se dirige a c6, pero no conseguirá llegar a esta casilla.

23 . .i b4 't!t'b7 24. �d6 h6

La continuación 24. . . . lbc6, 25 . li c5 sólo contribuiría a la ocu­pación por las blancas de la co­lumna «c».

275

25. a3 li c6

Un intento desafortunado de ocupar la columna «c». En este momento cuando las blancas ha­cen jugadas de espera, lo mej?r para las negras era hacer lo mis­mo.

284

26 . .i_xb8 li xb8 27. li xc6 't!fxc6

28. li el 't!t'b6

Si 28 . . . . ';Wd7, entonces 29. l!Va5.

29. 'i'lb4 �eS 30. 'fle7

Las negras abandonan, ya que no pueden impedir la pérdida de material por las amenazas 3 1 . ';We8+ y 3 1 . li c7.

V. Makogonov es uno de los más fuertes maestros soviéticos; se desenvolvía perfectamente en las posiciones agudas. Esta parti­da indudablemente, no pertene-, . . ce a sus meJores creaciOnes.

92. Apertura Inglesa O BOTVJNNIK e S. R ESHEVSKY Torneo AVRO Hola nda, 1 93 8

l . c4 eS 2. lllc3 lllc6 3. g3 g6 4 . .i.g2 �g7 5. e3

En ese tiempo me aficioné a esta continuación, que esencial­mente es una variante de la De­fensa Siciliana con los colores cambiados, pero después me pasé a las jugadas 5 . d3 e incluso 5. e4 que indudablemente, colocan ant� las negras problemas más di­fíciles.

5. ... d6 6. lllge2

Así había jugado poco antes en

el match con Levenfish (ver par­tida n.o 8 6), de lo que Reshevsky, naturalmente, se había informa­do, y en vez de 6 . . . . .i.e6 elige la respuesta correcta.

6 . .. . 7. d4

lbge7 ed4

Un buen plan, aunque las ne­gras cambian el peón central. La ausencia de un peón fuerte en el centro lo compensan con la pre­sión de piezas sobre la casilla d4.

8. ed4 0-0 9. 0-0

9 . . . . ltlf5 La regla dogmática de la supe­

rioridad del alfil sobre el caballo está extendida hasta tal punto, que las negras rehúsan la conti­nuación 9 . . . . �g4, que igualaba completamente las posibilidades. Si 1 0. h3, entonces 1 0 . . . . J.xe2 1 1 . ltJxe2 ltlf5 1 2. d5 ltle5 1 3 . fi'c2 lite8 (actualmente esta va­riante la confirmó la partida rela­t i v a m e n te mode rna S a i dy­Gheorghin, Los Angeles, 1 974). Si ahora 1 O. f3, entonces 1 O . . . .

.tc8! es dudoso si es necesario, ju­gando 1 0 . . . . .tf5 , provocar la ju­gada 1 1 . g4, como sucedió en la partida Larsen-Spassky, Belgra­do, 1 964) 1 1 . .te3 (no da nada 1 1 . d5 lbe5 1 2. b3, como jugó Averbaj contra Bannik en 1 954). 1 1 . . . . d5 12. c5 b6 y las negras no tienen dificultades. En la par­tida las negras no consiguen aho­ra resolver el problema del desa­rrollo del alfil de dama.

10. d5

Merecía atención 1 0 . .i.e3 , y s i 1 0. . . . :S e8, entonces 1 1 . �d2 ( 1 1 . . . . ltJxe3 1 2. fe �h6 1 3 . ltlf4; 12 . . . . 't!Ye7, 1 3 . lbd5).

10 . . .. lbe5 La teoría considera que es más

fuerte 1 0 . . . . ltlcd4, de la que, sin embargo, se puede dudar, ya que después de 1 1 . ltJxd4 ltJxd4 1 2. lbe4 ó 1 2 . ..i.e3 'bf5 1 3 . .i.d2 se­guido de IL!c3-e4 las blancas ob­tienen ventaja.

1 1 . b3 aS

La intención de las negras de asegurar para el caballo un pues­to seguro en la casilla c5 es ·com­prensible, pero irrealizable, ya que las blancas se preparan para realizar el avance b3-b4. En vez de este plan estandarizado era ne­cesario intentar crear contrajuego mediante 1 1 . . . . a6 1 2 . .ib2 b5 1 3 . cb ab 14 . 'it'c2 b4 1 5. lbe4 .ta6 . Además, no se puede repro­char esta especie de negligencia, porque encuentro un plan mejor en el análisis casero, tras el cual

285

la partida terminaba más rápida­mente que sobre el tablero.

277

12. �b2 lbd7 13. a3 �eS 14. b4

Las negras no tienen tiempo para terminar el traslado de] ca­ballo, que tiene que partir de nue­vo de viaje, regresando otra vez a su campo. La tentadora conti­nuación 14 . . . . ab 1 5. ab 11 xa l 1 6. �xat lba6 (atacando al peón b4) llevaría a la desviación del caba­llo de la defensa de la casilla f6. Por ejemplo: 1 7. ltle4! llJxb4 1 8. g4 ltlh6 (o f8 . . . . ltle7 19 . Ji.. xg7 <tJ x g7 20. Wal + f6 21 . ltJ x f6 11 xf6 22. g5) 1 9. Jt..xg7 (pero no 19. g5 .t xal 20. fHxai lbg4 21 . h3 f5) 1 9 . . . . <tJxg7 20. tlfd4+ f6 2 1 . g5 ltlg8 22. lbf4 con la ame­naza 23 . gf+ ltJxf6 24. lllg5.

14. • • . ltld7 ts. Wb3 llld4

Es natural dirigirse a los cam­bios en una posición peor, pero las negras podían y debían cam­biar primero las torres (1 5 . . . . ab

286

1 6 . ab Ji xa] 1 7. Ji xa l ), ya que la ocupación de las blancas de la columna abierta no jugaría un pa­pel esencial.

16. li) x d4 �xd4 17. 11 ad1

Ahora las blancas evitan el cambio de torres y en la siguiente jugada ocupan las columnas cen­trales. Las negras no consiguen li­berar sus torres hasta el final de la partida.

17 . ... 18. 11 fel 19. ab4 20. h3

Jl.g7 ab4 ltlf6

De esta manera se quita la ca­silla g4 al alfil enemigo de casillas blancas. Para su desarrollo a f5 necesita previamente impedir el avance g3-g4. E igualmente pue­de ser expulsado de la casilla f5 con la maniobra ltlc3-b5-d4, y en la casilla d7 no le dará respiro el peón «C».

20. . • • hS 21. eS Ji..f5 22. ltlb5 �d7

Tan pronto como se fue de via­je el caballo de dama de las ne­gras, así lo hará ahora su alfil de dama. Mientras tanto podía ase­gurarse una posición en la diago­nal b 1 -h 7. Es cierto que para ello tendría que jugar 22 . . . . g5, pero Reshevsky, por lo visto, no pudo decidirse por esta jugada «deses­perada».

23. c6 be6

No debieron abrir voluntaria­mente la columna «d» para ]as blancas, lo que lleva inmediata­mente a la pérdida de peón. Des­pués de 2 1 . . . . .teS 22. cb Jl.xb7 23. llc l ll c8 24. It c2, etc. , la po­sición de las negras sería poco en­vidiable, pero aún mantendrían la igualdad de material.

24. dc6

24. .. . .teS Si 24. . . . Jl.e6, entonces 25.

ll xe6 fe 26. �d4 "f§e7 27. � xe6 Vf7 28 . ..txf6 .fl.xf6 (28 . . . . flxf6 29. li)xf8+ *xf8 30. ll d3) 29. ..td5 wh8 30. tnf4 \lf'g7 3 1 . Wd3, y las blancas obtienen la victoria.

25. �xd6 La posición de las blancas, des­

de luego, es ganadora, pero sólo me pude decidir por la jugada de la partida tras largas vacilaciones. Resulta que en caso de 25 . . . . cd 26. c7 flxc7 27 . .t xa8 .txh3 28. Jl.hl las negras tienen peón por la calidad y cierto contrajuego. Y a pesar de todo el peón pasado «b» debe decidir el resultado de

la lucha, ya que no se consigue fre­narlo sólidamente.

25. ... Jl.e6 Como era habitual, Reshevsky

se encuentra en un fuerte Zeitnot, y como suele ocurrir, esto incide en el juego de ambos bandos. Las negras se dirigen a ganar pieza considerando, por lo visto, que las blancas deben retirar la dama, y yo, decido en vez de la natural 26. l!Jc4 sacrificar la calidad.

26. li xe6 fe6 27. li)f5

Era erróneo 27. \lf'xe6+, ya que después de 27 . . . . Wh7 las blan­cas pierden el caballo.

27. ... \lf'e8 Los aficionados a sacrificar la

dama preferirían sin duda la con­t inuación 27 . . . . 1t'xd ] + 2 8 . Wxd 1 ef, pero el peón blanco del flanco de dama empezaría inme­diatamente a avanzar (por ejem­plo, 29. b5 ll ab8 30. 1Wb3+ y 3 1 . .td4, y después b5-b6), y es du­doso que se prolongase la lucha .

28. li)xg7 wxg7

279 ,.. m � rtlll� � ... � � 'El'� • � � m � � � � �

· 8 · � - � -� � � � � .. . � � � � � � � � � � -.w-. B. n /j

� B. D iiB. � � ]¡ � � � � � �

287

El último problema, la conquis­ta del peón c7, se decide fácil y rá­pidamente. El final de la partida es un ejemplo demostrativo de la gran fuerza de la pareja de alfiles en una posición abierta.

29. Il d7+ I:t f7 30 • .t eS!

A 30. 1Wf3 había la respuesta 30 . . . . e5 , y ahora se amenaza 3 1 . 1Wf3 y la captura del peón c7. La respuesta 30 . . . . n xd7 no es po­sible por 3 1 . cd, y cae la torre a8.

30. ... ci;g8 31 . I:t xc7 I:[ xc7 32. JJ.. xc7 I:t al+ 33. �h2 I:t a7

El Zeitnot es hasta tal punto cruel, que Reshevsky no consigue rendirse.

34 . .i.eS Il f7 35. c7 lbd7 36. tfc2 I:tf8 37. c8=�

Las negras se rinden.

93. Gambito de Dama O BOTVIN NIK e A. ALEKHINE Torneo AVRO Holanda, 1 93 8

l . lb f3 dS 2. d4 lbf6 3. c4 e6 4. lbc3 eS

El año anterior en el match-re­vancha por el campeonato mun­dial este sistema se produjo cua-

288

tro veces, y lo emplearon indistin­tamente Euwe y Alekhine. Natu­ralmente, elegí la variante que se encuentra en sus partidas, y una continuación que llevaba a una posición característica del Gam­bito de Dama Aceptado.

5. cd5 llJxdS 6. e3 lbc6 7 . .i.c4

Parece que no se emplea esta jugada tan pronto. Si las negras respondieran 7 . . . . i0f6, entonces el juego se dirige a una variante conocida del Gambito de Dama Aceptado. Es posible que a mi ad­versario se le pasara esta circuns­tancia, y puede ser que prefiriera una continuación menos tortuo­sa.

7. .. . cd4 8. ed4 JJ..e7 9. 0-0 0-0

10. I:t el

Y esta posición se puede pro­ducir en el ataque Panov de la de­fensa Caro-Kann. Las blancas es­peran mientras las negras descu­bren sus intenciones en relación al desarrollo del alfil de dama.

(DIAGRAMA 280)

10 • • • . b6

Es difícil decir si esta jugada natural puede ser el error decisi­vo. Para la intención de fianchet­tar el alfil era obligatorio 1 0. . . . llJxc3 1 1 . be, y sólo ahora 1 1 . . . . b6, como se encuentra reiterada­mente más tarde en la práctica de

torneos (por ejemplo, en la parti­da de entrenamiento Botvinnik­Ragozín, Moscú, 1 947).

También es posible 1 O . . . . lilf6, 10 . . . . Af6 ó 10 . . . . a6. Ahora las blancas cambian caballos en el centro, tras lo cual el peón e6 pasa a d5, y el desarrollo del alfil por b7 pierde su sentido, y la posición del peón en b6 debilita esencial­mente las casillas blancas.

1 1. li)xdS edS 12. AbS .id7

Así el cambio de los alfiles de casillas blancas resulta inevitable, y se ponen de relieve las insufi­ciencias de la jugada 1 0 . . . . b6. Debieron intentar jugar 1 2 . . . . lilaS, que llevaba a un juego más complicado (sería desagradable la respuesta 1 3 . lile5). La continua­ción 1 2 . . . . Ab7 1 3 . '!Wa4 li c8 1 4 . .if4 que se dio en la partida Nei­kirch-Siiwa (Sofía, 1 957), no ali­vió a las negras.

13. '!Wa4 lilb8 En caso de 13 . . . . li c8 1 4. Ad2

(es malo 14. A xc6 J.xc6. 1 5. "i!fxa7 por 1 5 . . . . .ib4 con la ame-

naza 1 6 . . . . li a8) la respuesta 1 4 . . . . a6 lleva a la pérdida del peón ( 1 5. Axc6 A xc6 1 6. Wxa6), y después de 1 4 . . . . a5, como en la partida las blancas refuerzan su presión posicional.

14 • .if4 J.xbS 15. 1!fxbS a6 16. 1!1a4

Manteniendo el control sobre la casilla c6 y al mismo tiempo amenazando mediante 1 7. A xb8 ganar e l peón a6. A las negras sólo les queda buscar la simplifi­cación.

16. •.. Ad6 17. Axd6 1!fxd6 18. li acl

Las blancas controlan ambas columnas abiertas; se puede supo­ner que una de ellas será invadi­da sólidamente.

1 8 . ... li a7

281

1 9. 1!fc2

La columna «c» es más impor­tante que la columna «e», porque la casilla e7 puede ser defendida

289

en el futuro por el rey, y la casilla c7 permanece vulnerable.

19. ... 'iie7

Si 1 9 . . . . f6, entonces 20. �f5 con la amenaza de cambiar damas en la casilla e6 y pasar a un final ganado.

20. ll xe7 2 1 . fJc7 22. 'ii xc7

'f!/xe7 'f!lxc7

La ventaja posicional de las blancas en el final es evidente. Se­ñorean sin oposición por la co­lumna «C», y por la columna «e» la torre negra no tiene posibilidad de desarrollar actividad. En una posición difícil Alekhine encuen­tra la mejor posibilidad, desaloja a la torre blanca en la séptima fila.

22. ... f6! 23. �fl

Naturalmente, sería un error 23. 'iib7 'ii c8! 24. wfl b5, y las blancas pierden el control de la columna «c».

23. ... 'iir7 24. ll c8+ lU8 25. 'ii c3!

Aunque las blancas no tienen ninguna ventaja material y la po­sición de los peones es casi simé­trica, debido a la diferente posi­ción de las piezas las negras se en­cuentran al borde del Zugzwang. Así, por ejemplo, en caso de 25. . . . �d7, 25 . . . . 1I e8 ó 25 . . . . �f7 la torre blanca regresa favorable­mente a la casilla c7. Por eso las negras están obligadas a ir al de-

290

bilitamiento de su estructura de peones, avanzando los peones «g» y «h», para liberar al rey de su defensa.

25. ... g5 26. �el h5

En resumen, esto lleva a que el peón hS sea un cómodo objetivo de ataque. Sin embargo, después de 26 . . . . h6 27. �c2 wf7 28. �e3 �e6 29. g4 las blancas manten­drían una clara ventaja posicio­nal.

Ahora ya después de 27. �c2 rJ:Jf1 28. l:I c7+ we6 1as negras re­forzarían sustancialmente su posi­ción.

27. h4!

282

27 . ... �d7 Las negras se encontraban ante

una desagradable elección: ¿to­mar el peón o no? En las varian­tes 27 . . . . gh, 28. �f3 ó 27 . . . . rJ:Jf1, 28. �f3 (Aiekhine temía la continuación 28. hg fg 29. �f3 g4 30. �e5+, pero esto se presenta­ba menos convincente) 28 . . . . g4

29. /Oe l we6 30. /Od3 wf5 3 1 . g3 (o 3 1 . f3) 3 1 . . . . we4 32. /Of4, la posición de las negras resulta­ría crítica.

28. ll c7

A la primera oportunidad la t� rre blanca regresa a la séptima fila.

28. ... nn 29. /Of3 g4 30. /Oe1 f5 31 . /Od3 f4

Sólo así se puede impedir que el caballo blanco ocupe la casilla f4. Sin embargo, ahora el peón f4 necesita ser defendido constante­mente. Para fijar ante todo esta debilidad, las blancas rehúsan ga­nar peón, 32. /Ob4.

32. f3 gf3 33. gf3 a5

P re vin iendo la jugada 34 . �b4.

34. a4 <t>f8 35. n c6 <t>e7 36. wf2 llf5 37. b3 <t>d8 38. �e2 /Ob8

Una picardía transparente. En caso de 39. li xb6 wc7 seguido de 40 . . . . /Oc6 las negras al precio de un peón reforzarían la posición de mis piezas.

39. ll g6 �c7 40. lOeS �a6

(DIAGRAMA 283)

Aquí la partida se aplazó, y las

blancas escribieron la secreta. An­tes de la continuación, Alekhine me comunicó a través de un inter­mediario que abandonaba la par­tida si había escrito la jugada 4 1 . ll g5 . Yo no iba a discutir este ofrecimiento, y le comuniqué a mi adversario que si él pensaba que yo había escrito una jugada mala, entonces en realidad él no debía hacer esta proposición, la cual permitía infringir el secreto de la jugada.

Las blancas tienen aquí más de un camino hacia la victoria . . .

41. ll g7+ wc8 42. 10 c6

Ahora las negras no pueden mantener la igualdad de material.

42. . .. llf6 43. �e7+ �b8 44. /O xdS li d6 45. llg5 /Ob4

La última esperanza de las ne­gras es el final de torres. Pero su posición es hasta tal punto desfa­vorable, que sin caballos no en­cuentran la salvación.

291

46. � x b4 ab4 47. It xh5

47 . .. . Ii: c6

Era desesperada 47 . . . . li xd4, por 48. IH5! wb7 49. lH6 wc7 50. h5, y las negras están parali­zadas.

48. li b5 49. li xb4 50. li b5 51 . Wd3

�c7 li h6 ]I xh4

Las negras abandonan, ya que pierden otro peón más.

Uno de esos finales, en los que no hay jugadas bonitas ni cálculos complicados; todas las jugadas pa­recen sencillas, pero no es posible excluir ninguna de ellas, porque todas están unidas sólidamente entre sí. En esto se basa su origi­nal fuerza.

Sin esta partida, no me habría atrevido a empezar después del torneo las conversaciones sobre el match con e l campeón del mun­do.

292

94. Defensa Nimzoindia O BOTVINNIK e J. R . CAPABLANCA Torneo AVRO Holanda, 1 93 8

J o s é R a ú l C a p a b l a n c a ( 1 888- 1 942) siempre fue un ídolo para mí. Cómo referirse si no a una persona, que desde que em­pezó y mientras fue . campeón mundial sólo perdió ¡un total de ocho partidas de torneo!

Su fenomenal algoritmo en la búsqueda de la jugada en su ju­ventud, cuando gozaba de una asombrosa capacidad de reacción para el cálculo de variantes, le hizo invencible. La figura de Ca­pablanca siempre causó un gran efecto, y esto incluso en las posi­ciones más sencillas le daba a su juego una impresión de elegancia.

Cuando sólo habíamos trabado conocimiento en diciembre de 1934, en Hastings, ya éramos amigos, a pesar de la diferente educación y la diferencia de edad, y no nos traicionamos el uno al otro a lo largo de los cuatro años en los que nos encontramos en las competiciones internacionales.

Capablanca mantuvo relacio­nes calurosas con los ajedrecistas soviéticos y siempre viajaba con gran placer a Moscú.

l . d4 2. c4 3 . �c3 4. e3

�f6 e6 �b4

De esta manera no es posible

refutar la Defensa Nimzoindia, pero la práctica ha demostrado que la refutación d� esta defen�a, por lo visto, no ex1ste. Con la JU­gada 4. e3 las blancas tratan sólo de reforzar el centro, esperando que este fuerte centro sea útil en el medio juego.

4. ... dS

Esta continuación siempre fue muy popular, pero la I?resente partida demuestra que t1ene de­fectos evidentes. En caso de 4 . . . . 0-0 (o 4 . . . . c5) a las blancas pue­de no series favorable la variante 5 . a3 ,.ixc3+, 6. be por la debili­dad del peón c4; ahora no sirve esta continuación, ya que el peón c4 siempre se puede cambiar.

5. a3 .txcJ+ Si 5 . . . . ii..e7, entonces 6. lüf3

con lo que se obtiene uno de los sistemas del Gambito de Dama con una jugada de más (a2-a3) para las blancas.

6. bc3 c5

La respuesta más natural. El plan principal de las blancas es ju­gar más adelante f2-f3 y e3-e4, para ocupar las casillas centrales . Su realización no es fácil, si las ne­gras a su vez organizan la presión sobre el peón d4, a lo que contri­buye la jugada 6 . . . . c5 .

7. cdS ed5

U n a p r egun t a d i scut ib le , ¿quién toma en d5? Las negras deciden tomar con peón, lo que

impedirá el desagradable avance e3-e4.

8. ii..d3 0-0 9. lbe3

De esta manera nuestro en­cuentro recuerda a la partida Li­lienthal-Ragozín (Moscú, 1 935); sin embargo, allí el peón f2 ya en la apertura había avanzado a f3 . En e l sistema empleado por las blancas en esta partida no están obligadas a hacer esta jugada anunciada. El tiempo economiza­do lo aprovechan las blancas para el desarrollo.

La p ieza más desagradable para las negras es el alfil blanco d3; por eso intentan cambiarlo.

9. . .. b6 10. 0-0 .t.a6 1 1. j, xa6

¿Acaso debería conservarse el alfil retirándolo a c2 (así, por ejemplo, jugó Stahlberg contra Keres en Bad Nauheim, 1 936)? Sin embargo, entonces el alfil ne­gro también estaría bien. Si hay que cambiar alfiles, lo mejor es ha­cerlo precisamente así, ya que con el caballo en a6 es difícil llevarlo a la mejor casilla para él, en c4 .. A propósito, hay que advertir que después de la partida to�a esta variante (¡con fortuna vana­ble!) se empleó reiteradamente en la práctica. En especial, la jugada 1 1 . f3 la probó Ragozín en su en­cuentro con Taimanov (Moscú, 1 948), y después yo jugué así con­tra Kurajica (Hastings, 1966-67).

293

1 1 . . •• ll:lxa6 12 • .i.b2

Jugado con pasividad. Era co­rrecto, naturalmente, 1 2. 1!Yd3 !, obligando a las negras a las res­puestas 1 2 . . . . 1!1c8 ó 1 2 . . . . li:Jc7 (es más floja 1 2 . . . . c4).

1 2. . • • l!Vd7! 13. a4

A las blancas les es difícil co­rregir la falta cometida en la juga­da precedente. A 1 3 . l!ld� segui­ría 1 3 . . . . l!Ya4!, por eso es Impres­cindible prevenir esta maniobra de la dama negra.

13 • . . . ll fe8

¡Un error increíble en Capa­blanca! No era difícil encontrar la continuación 13 . . . . cd, y después 1 4. cd lUc8 y las blancas experi­mentan dificultades por la colum­na «C». Por otra parte, las blan­cas disponían de suficientes re­cursos defensivos.

285

14. l!fd3 c4

Esto ya es un error posicional más grave. Las negras, desde lue-

294

go, piensan que las blancas no conseguirán más adelante avan­zar el peón «e», y en el flanco de dama la ventaja de las negras es evidente; Capablanca tiene in mente la maniobra lLla6-b8-c6-a5-b3, tras lo cual es difícil defen-der el peón a4. . .

Sin embargo, la supenondad de las negras en el flanco de dama no tiene mayor significado, a la vez que la ruptura e3-e4 resulta totalmente decisiva. Era impres­cindible realizar la modesta, pero por lo visto suficiente defensa 14. . . . l!Yb7.

15. \tc2 li:Jb8 16. ll ael

Una decisión psicológica: las blancas se esfuerzan por demos­trar que no tienen ninguna inten­ción de defender el peón a4. En honor a la verdad hay que indicar que este peón se podía salvar fá­cilmente, 1 6. i.a3 li:Jc6 1 7 . .i.b4, y las posibilidades de ambos ban­dos están igualadas.

Aún era más exacta 16 . li:Jg3, previniendo 16 . . . . li:Jh5.

16. . . . li:Jc6

Las negras piensan equivoca­damente que la ganancia del peón a4 les dará ventaja. De lo contra­rio jugarían obligatoriamente 1 6. . . . lLlh5!, previniendo la jugada 1 7. li:Jg3 (el cambio de caballos es desfavorable para las blancas); en este caso el juego tomaría un ca­rácter más complicado; por ejem­plo, 1 7. h3 f5 1 8. J..c l li:Jc6 1 9 . f3 liJaS 20. g4 fg 2 1 . hg, y l a po-

sición de las negras en el flanco de rey está fuera de peligro.

1 7. lt:lg3 lt:laS

Un momento curioso: las ne­gras ya no pueden impedir la rup­tura e3-e4. A 1 7 . . . . lt:le4 las blan­cas retiran el caballo a h 1 (!) y si­guen con f2-f3.

18. f3 lt:lb3 19. e4 1Wxa4

En el diagrama superior, nues­tra posición con Capablanca; en la inferior, una posición idéntica de la partida Botvinnik-Alexan­der {radiomatch URSS-Gran Bre­taña, 1 946). La única diferencia

consiste en que en el diagrama in­ferior el alfil de las blancas no está en b2, sino en a3. Por una parte, esto es favorable a las blancas, ya que su alfil es más activo. Pero, por otra parte, las blancas ahora deben perder tiempo en la defen­sa de este alfil.

Así continuó la partida Botvin­nik-Alexander: 20. 1Wb2 a5. 2 1 . e 5 b5 22. �d6 (es más fuerte 22. ef! b4 23. Wf2) 22 . . . . li e6 23. ef! li xd6 24. fg b4 25. li eS! li ae8 26. f4! 'f:Vd7 27. 'f:Ve2 li de6 28 . f5 li xe5 29. de be, y ahora, en vez de 30. f6, a lo que podía continuar 30 . . . . lt:ld4!, las blancas mediante 30. e6 ó 30. lt:lh5 obtenían una clara superioridad.

Volvamos a la partida Botvin­nik-Capablanca.

20. eS lt:ld7

La continuación 20 . . . . lt:lc5? 2 1 . li e2! llevaba a la pérdida de pieza.

21 . Wf2

Obligado, debido a la amenaza 2 1 . . . . lt:lbc5, con lo cual se mejo-

295

raba la posición del caballo de dama negro. Sin embargo, el tras­lado de la dama al flanco de rey está incluido en el plan de las blancas. Ahora las negras deben defenderse tanto de lDg3-f5-d6 como del avance del peón «f». Las piezas negras no pueden acu­dir rápidamente en defensa de su rey; la realización de su peón de más aún está muy lejana. Con la s iguiente maniobra Capablanca consigue abrir la columna «e», con la esperanza de que la simpli­ficación deje el juego en manos de las negras.

21 . ... g6 22. f4 f5 23. ef6

El único camino para continuar el ataque.

23. ... lt)xf6 24. f5 ll xel 25. ll xet

25 . ... J:Ee8 Lo demás es obligado. Las ne­

gras defienden indirectamente el caballo f6 (26. fg hg 27. ll xe8+

296

ltlxe8), pero esto resulta una im­precisión.

¿Podían salvar la partida des­pués de 25. . . . 1l f8 26. 'Vf4!? Pienso que no. He aquí unas po­sibles variantes:

l ) 26 . . . . 'Va2 27. fg! 'i!fxb2 (27 . . . . hg 28. 'W'g5) 28. g7 �xg7 29. lt)f5+ 'sth8 30. 'i!t'd6 (indicada por A. Fedorovich, «Shajmaty v. URSS», 1 953, n.o 12), y si 30 . . . . 1l f7, entonces 3 1 . Wx f6+, y a 30. . . . *g8 seguiría 3 1 . Wg3+.

2) 26 . . . . 'i!fd7 27. J:E e6 lDa5 (o 27 . . . . lDe4 28. W'e5 lt)xg3 29. ll e7) 28. i.a3 ll f7 29. 'i!fg5!

26. 1l e6! 11 xe6 Unica. La continuación 26 . . . .

�f7 27. 11 xf6+ �xf6 28. fg+ c;!¡xg6 (28 . . . . *e7 29. 'i!ff7+ 'std8 30. g7) 29. 'fff5+ *g7 30. lDh5+ *h6 3 1 . h4 I:E g8 32. g4 "itc6 33 . i.a3! conducía a l mate inmedia­to. Ahora las blancas reciben el amenazador peón e6.

27. fe6 *g7 28. W'f4 1i'e8

No sería 28 . . . . 1Wa2 debido a 29. ltlf5+ gf 30. @g5+ *f8 3 1 . 't!rxf6+, y mate e n dos jugadas.

29. W'e5 W'e7

Las negras van al encuentro de las intenciones de las blancas; sin embargo, la jugada W'e7 tarde o temprano e ra inevitable. Por ejemplo, después de 29 . . . . lDaS 30. i.c l ! con la amenaza 3 1 . i.h6+ (o 3 1 . Wc7+ seguida d e 32. .ih6) las negras estarían obliga­das a jugar 30 . . . . W'e7, y las blan-

cas podrían llevar a cabo la mis­ma combinación de la partida.

30 . .i.a3!

La posición reproducida en el diagrama ha quedado para la his­toria del ajedrez. Los espectado­res que observaron la combina­ción de las blancas aplaudieron, y fue el único aplauso durante el torneo A VRO a un participante extranjero. En el año 1 954, du­rante la Olimpíada de ajedrez en Amsterdam, un confitero-ajedre­cista expuso en la vitrina una tar­ta en la que estaba reproducida esta posición. Pero a esta posi­ción el destino le reservó un pa­pel más importante.

Durante el trabajo de creación de un maestro de ajedrez artifi­cial, el programa ejedrecístico Pioner para computadora, recor­dando nuestro encuentro con Ca­pablanca, siempre pensaba no sin inquietud: «¿Si Pioner analizara esta posición, pensaría lo mismo que yo durante la partida con Ca­pablanca?»

En la primavera de 1 979, el

programador B. Shtihlman, mi jo­ven colega, fue a la máquina y le dio a Pioner la tarea de empezar el análisis. ¡Ay!, la primera juga­da que Pioner introdujo en el aná­lisis, para mi aflicción, fue 30 . lbf5+.

Entonces busqué la respuesta a la pregunta: «¿Por qué en lugar de la jugada lbf5+ preferí anali­zar Aa3?» Y entonces empecé a recordar lo que había escrito en el libro «Algoritmo del juego de ajedrez» (Editorial Nauka, Mos­cú, 1 968): «en mi opinión, el pro­greso del juego del ajedrez (y, probablemente, de otros juegos) consiste en un cambio generaliza­do. Llamando cambio generaliza­do al cambio en el que varía (por lo general) la valoración tanto ma­terial como posicional (coyuntu­ras 'imperceptibles'). El objetivo del cambio generalizado está rela­cionado con la obtención de estos valores (coyunturales) materiales o posicionales. Otro objetivo no tiene razón de ser».

En esta posición el mayor va­lor coyuntural recae sobre la dama negra, y para las blancas el menor valor es el alfil b2 (de en­tre las piezas que el maestro in­cluye en sus cálculos ajedrecísti­cos).

Hay que advertir, que para el cambio de estos valores coyuntu­rales (a diferencia del cambio del valor material de las piezas) no es obligatorio retirar las piezas del tablero, sólo deben abandonar la casilla en la que están situadas. Por eso en la variante 30 . .ia3

297

Wxa3 el cambio del valor coyun­tural aumenta la fuerza posicional de las piezas blancas.

Y empecé a pensar: ¿no sería posible formalizar esto e introdu­cido en el programa Pioner? Y, ¡oh, fortuna!, resultó que el pro­grama casi estaba preparado para todo esto. Para la prueba de esta idea fundamental, B. Shtihlman formuló esto de la misma manera primitiva y de nuevo lo introdujo en la máquina.

El 5 de julio de 1979, a las ca­torce horas de Moscú, después de una pequeña «meditación», la computadora indicó como prime­ra jugada del análisis 30. �a3 . . .

Pero regresemos a la partida.

30. . . • fi'xa3

Razonando que 3 0 . . . . fi'e8 3 1 . f!Jc7+ �g8 32. �e7 li:lg4 33 . fi'd7 no era mucho mejor.

31 . li:lh5+! gh5

También es malo 3 1 . . . . �h6 32. ll:l xf6 ..Wcl + 3 3 . �f2 Wd2+ 34. �g3 fixc3+ 35. �h4 1Wxd4+ 36. li:lg4+!

32. 1Vg5+ 33. Wxf6+

A 33 . . . . '\t>e8 las blancas darían mate en dos jugadas.

(DIAGRAMA 291)

34. e7

Durante mucho tiempo se con­sideró que también ganaba 34. fi'f7+ �h8 3 5. e7 'tlfcl+ 36. '\t>f2 'fi'd2+ 37. '\t>g3 1!fxc3+ 38. �h4

298

�xd4+ 39. <t>xhS �eS+ 40. '\t>g4 'fi'e4+ 4 1 . '\t>h3 We3 + 42. g3 'fi'h6+ 43. '\t>g2 'fi'd2+ 44. �f2. y el peón e7 se convierte en dama (indicad9 por E. Baum). Sin em­bargo, a 37 . '\t>g3 las negras tie­nen la continuación 3 7 . . . . �g5+ 38 . <t>f3 li)xd4+! 3 9. cd 1!Vg4+, y tablas por jaque continuo. A la victoria lleva 3 5 . g3, ya que el rey se escapa de los jaques por la ca­silla h3 (indicación de E. Sergeie­vich y M. Shatylovich).

34. •.. Wcl+ 35. Wf2 �c2+ 36. �g3 Wd3+ 37. '\t>h4 'fi'e4+ 38. � xhS �e2+

Tampoco salvaría 3 8 . . . . 1!Vg6+ por 39. Wxg6+ hg+ 40. � x g6 y 4 1 . e8='fi' mate. Muchos años después de la partida comprendí por qué el cubano, cuando daba jaques al rey blanco, prefería es­perar con la dama en las casillas c2, d3 y e4. Con genialidad prác­tica esperaba que las blancas en el Zeitnot rechazasen el cambio de damas y se conformaran con el ja­que continuo.

39. wh4 40. g4

We4+

Lo más sencillo. Pero era sufi­ciente para ganar 40. 1Gt>h3 h5 4 1 . 't!Yf8+ wh7 42. �n+ wh6 43. 'i!f'f6+ �h7 44. Wg5, y si 44 . . . . We2 45 . wh4 '4Wf2+, entonces 46. w xh5 1!fe2+ 47. 1Gt>h4 1!ff2+ 48. <t>g4 '§'xg2+ 49. 1Gt>f5 'i!f'e4+ 50. � f6 y las negras están indefensas.

40. . • . fiel+ 41. �h5

Las negras abandonan.

95. Defensa India de Dama O A. ALEKHINE e BOTVINNIK Torneo AVRO H olanda, 1 93 8

l . d4 lüf6 2. c4 e6 3. lüf3

Alekhine estaba cerca de los 50, y ya se le hacía muy pesado se­guir la búsqueda de las novedades en la apertura. Por eso se aparta de la Defensa Nimzoindia (des­pués de 3. lüc3 .i.b4), aunque en ella las negras tienen mayores di­ficultades que en la Defensa In­dia de Dama, en la que las blan­cas obtienen una posición sin ries­gos especiales.

3 . .. . 4. g3 5 • .i.g2

b6 .i.b7 .i.e7

En relación a la continuación 5 . . . . .i.b4+, ver la partida n.o 13 .

6. 0-0 7. lü c3

0-0 lüe4

Es más floja 7 . . . . d5, como se jugó en la partida n.o 44.

8. t!fc2 lt)xc3 9. t!fxc3 f5

Se ha llegado a una posición bastante conocida, que ya se veía a mitad de los años veinte. En es­pecial, aquí Freymann jugó con­tra mí algo artificialmente 1 0. li d l .i. f6 , 1 1 . 1!fe3 (Moscú, 1 927), y las negras consiguieron igualar el juego sin dificultades: 1 1 . . . . '§'eS 1 2 . .i.d2 d6 1 3 . .i.c3 lüd7 14 . 'ild2 .t.e4.

10 . .t.g3

Quizá aquí sea más lógica 10 . lüe1 (a lo Rubinstein). Valorando las decisiones de uno u otro ban­do en esta partida, hay que tener en cuenta que se celebraba en la última ronda. Las blancas se es­forzaban por la victoria, lo que cambiaría sustancialmente el puesto de Alekhine en la tabla de clasificación, y las negras podían conformarse con un resultado de tablas.

10. • . . .i.f6 1 1. �d2 d6 12. d5!

Empieza una interesante ma­niobra. En caso de 1 2. lüg5 .i_xg2 no se podría continuar 1 3 . ltJxe6 'ile7 1 4. lt) xf8 por 14 . . . . .i,xfL

12. .. . e5 Una respuesta obligada, ya que

299

de lo contrario seguiría 13 . lbd4. Además, hacia el punto e6 hay que pasar por la casilla g5. Aun­que la c�stodia el alfil negro, tras el cambio las blancas consiguen la ventaja de la pareja de alfiles.

13. lbg5 ,ixgS 14 . .i_ xg5 1We8 15. e4

Puede verse que esto es un �rror, ya que las negras tienen la Imponente respuesta 15 . . . . f4. Efectivamente las blancas aprove­chan un astuto método para com­P!i�a.r el juego; 1 6. gfh6 "t?. fe {es dificil contar con el éxito después de 1 7 . .ixh6 gh 1 8. fe de). Mu­chos analistas estudiaron la conti­nuación 1 7 . .. . hg, 1 8. e6 1H4 19. h4 �h5 20. hg 1fxg5 2 1 . b4, y aqu1 B. Voronkov propuso la in­teresante decisión 21 . . . . lbc6, que, probablemente, es favorable a las negras. Esto era la correcto y por lo visto, influyó psicológica:

mente: desengañado Alekhine . , , ' comet10 mas tarde un error ele-mental.

300

15. ... fe4 16. ll ael

Las blancas trasladan la torre por el medio más rápido a la co­lumna «h)).

16. ••• lbd7 17. ll xe4 �g6 18. ll h4 lbf6

19. f4

Era necesario jugar 1 9 . .txf6 !t'xf6 {1 9 . . . . It xf6 20 . .ie4) 20. f4, y las blancas mantenían una pequeña iniciativa. Ahora sigue un �r3:n núlll:ero �e cambios, y la posicJon se s1mphfica.

19 . •• . 20. ,ixf6 21. ll hxf4 22 . .ie4

ef4 I[ xf6 Itaf8 ll xf4

Lo más sencillo. Las blancas no pueden capturar la dama, 23. .i_ xg6 por 23 . . .. ll xfl+, con lo cu� las negras tienen pieza de mas .

23. li xf4 'ti' eS 24 • .ifS .ic8

2S. i_xc8 26. 1I xf8+

1!fxc8 ffxf8

Ahora las blancas no tienen ni la ventaja «teórica», ya que el rey de las negras está mejor situado.

27. We2 h6 28. We6+ Wt7 29. 'W'c8+ 'it>h7 30. Wg2 'W'g6

Las blancas ya no pueden evi­tar el j aque continuo. Por eso Alekhine miró una vez más a su mujer, que estaba sentada en la sala del hotel «Krasnopolsky», donde transcurría la ronda defini­tiva, abrió las manos, demostran­do que ya no podía hacer nada, y . . . ofreció tablas, las cuales, na­turalmente, fueron aceptadas.

96. Defensa Grünfeld O A. TOLUSH e BOTVINNIK 1 1 .a Campeonato de la URSS Leningrado, 1 93 9

Alexander Kazimirovich To­lush ( 1 9 1 0-1 969) fue un ajedrecis­ta original. No se movía bien en las posiciones agudas, pero tenía un talento brillante y original. Fue un sobresaliente maestro del ataque, como llegué a experimen­tar contra él en el 1 3 .° Campeo­nato de la URSS (Moscú, 1 944). Algunas de sus decisiones sor­prendían por lo inesperadas que eran.

l . d4 2. c4

lbf6 g6

3. lb c3 dS 4. j_f4 j_g7 S. e3

Es más peligrosa para las ne­gras 5 . lbf3.

S . ... a... 6 . 1I c1

Así jugó Capablanca en el tor­neo A VRO contra Reshevsky, pero no obtuvo una ventaja real. Por eso imité el juego de Res­hevsky, lo que fue un poco inge­nuo por mi parte.

6 . ... 7. deS

eS WaS

Las negras no sospechan el pe­ligro. Un año después empleé aquí la jugada 7 . . . . j_e6 (ver par­tida n.o 1 04), que da a las negras un juego igualado.

8. cdS 1I d8 9. 1Wd2

Capablanca, en la mencionada partida con Reshevsky, ensayó la jugada 9. !fa4 y después de 9 . . . . 'ifxa4 1 0. li) xa4 li) xd5 cayó en una difícil posición. Durante la partida v i otra continuación, 9 . .Ac4, y no pude encontrar una respuesta satisfactoria, lo que más tarde se confirmó en el trabajo analítico. Tolush, s in embargo, encontró su «mejora», totalmen­te de acuerdo a su estilo de juego.

9. . . • li) xdS 10. i.c7

Un truco característico de To­lush. Bajo el punto de vista tácti-

30 1

co es irreprochable, pero desde el posicional . . . , resulta erróneo.

10. ... 'f§xc7 1 1 . llJxdS

Ahora es evidente que en caso de 1 1 . . . . �d7 1 2. ll d l e6 ( 1 2 . . . . lll c6 1 3 . l!t'c2) 1 3 . llJ c7 {1 3 . llJe7+? wf8) las blancas deben ga­nar.

1 1 . .. . l:[ xd5!

Después de este imponente sa­crificio de calidad a las blancas sólo les queda luchar por unas perspectivas de tablas, las cuales no podían contentar a Tolush des­pués de haber conseguido hacer una jugada tan bonita corno 10 . �c7.

12. �xd5 i.e6

Es más floja 12 . . . . � x b2 1 3 . ll c2 �e6 14. 'fld2, pero puede ser que debiera preferir la jugada 12 . . . . lll c6, para en caso de 1 3 . fi'd2 continuar 1 3 . . . . �f5, y sólo a 1 3 . .t c4, 1 3 . . . . .te6.

302

13. \\fd2 llJc6

Las piezas negras entran rápi­damente en juego, a la vez que el flanco de rey de las blancas aún está sin movilizar. Y ahora no era posible desarrollar el alfil: 14 . .td3 ( 1 4. �c4 ll d8 1 5. tlfc2 fi'a5+ 1 6. ct>fl ll d2} 14 . . . . ll d8 1 5 . �e2 (de Jo contrario 1 5 . . . . �f5} 1 5 . . . . lOeS 1 6. ll dl �a5+ 1 7. wfl ll xd3 1 8. n xd3 �c4.

14. ll d1

Una decisión desafortunada. La continuación más fuerte era 14. ll c3 , para después de 14 . . . . .!,xc3 ( 1 4 . . . . ll d8, 15 . ll d3) 1 5. �xc3 J.xa2 1 6. llJD respirar por fin libremente. Pero yo, segura­mente jugaría 14 . . . . l0b4 y des­pués de, por ejemplo, 1 5 . llJf3 ll d8 1 6. llJd4 J. xa2, mantendría la iniciativa.

295

14 • . . . 15. V c1 16. ll d2

l:E d8 VaS+

16. ••• ll d5!

En resumen, la ventaja de ma­terial pasa a las negras, ya que

consiguen aniquilar todos los peo­nes enemigos del flanco de dama.

17. lbe2 Jl xc5 18. lbc3 _i xc3

La atrayente variante 1 8. Ji xc3 1 9. be .t xc3 era menos convincente por 20. Ad3 .i_xa2 2 1 . �e2.

19. bc3 lit xc3 20. Wb2 Ii a3 2 1 . WbS

Un intento vano de conservar el peón a2 o provocar la simplifi­cación.

21 . • . • Wc3 22. Wb2 Wc5

Las negras no temen a la res­puesta 23 . !Vxb7 debido a la con­tinuación forzada 23 . . . . t!fcl + 24. c;!?e2 .ic4+ 25 . <i&f3 t!fxd2 26. j,xc4 lbe5+ 27. <;&g3 ll xe3+! 28. f3 li) x c4 29. t!fc8+ c;!?g7 30. l!f xc4 li e2.

23. Wb1 _i xa2 24. li xa2

Una decisión obligatoria, ya

que de lo contrario las negras pro­gresarían en el ataque.

24. ... !VaS+ 25. ll d2 li al

En estas posiciones se suele de­cir: el resto es cuestión de técnica.

26 • .id3 27. R.. xbl

Ji xbl+ lb eS

Aquí las negras cometen un error técnico. Era mejor avanzar peones, manteniendo las piezas menores, pero no podía aguantar el cambiar el caballo por el alfil.

28. <o&e2 WbS+ 29. Ad3 li)xd3 30. li xd3 aS

La mala posición del rey blan­co permite el avance de los peo­nes negros.

3 1 . li hdt 'i!Yc4

También la «técnica» exige que los peones no se queden retrasa­dos el uno respecto al otro.

32. �f3 bS 33. li d7 b4 34. Ii a7

Las blancas ya no se distraen capturando el peón e7, aunque de todas maneras no consiguen rete­ner a los peones pasados.

34. ... a4 35. lii d8+ c;!?g7 36. li da8

El peón a4 es intocable por 3 6. . . . Wc6+.

36. ... a3

303

37. g3 ti'bS

Las blancas abandonan. Con­tra 38 . . . . b3 (38. 1;:[ a5 l!Vb7+ y 39 . . . . b3) no hay defensa.

97. Defensa Francesa O l. RABJNOVICH e BOTVINNIK 1 1 .° Campeonato de l a URSS Leningrado, 1 939

l . e4 2. d4 3. ll:lc3 4. eS 5. a3

e6 d5 �b4 c5 � xc3+

El mérito exclusivo de la inves­tigación de esta variante de la De­fensa Francesa para las blancas pertenece al maestro Rauzer.

Desde la partida Lasker-Ma­roczy (Nueva York, 1 924) las ne­gras jugaban 5 . . . . cd, ya que la continuación que en ella se pro­dujo 6. ab de 7. be 'f!lc7 8 . lbf3 ll:l e7 9 . �d3 lb g6 10 . 0-0 ll:ld7 1 1 . I[ e l 'f!lxc3 1 2. �d2 'flc7 clara­mente no podía convenir a las blancas. Sin embargo, en el año 1933, Rauzer demostró que me­diante 7. lbf3 Wc7 8 . 'f!ld4 ll:l e7 9 . .id3 lild7 1 0. 0-0 se podía crear un fuerte ataque.

6. bc3 lbe7

Rauzer investigó esta posición. En 1 934 propuso 7. l!Vg4, que conduce a un juego muy agudo. Esta jugada atemorizó un tanto a algunos ajedrecistas, que incluso rechazaron la defensa 6 . . . . ll:l e7

304

en favor de 6 . . . . W/c7, ya que en este último caso la continuación 7. 'fJg4 es menos peligrosa debi­do a 7 . . . . f5 . En los comentarios a la partida n.o 63 ya hablé del éxi­to de la jugada 7. 'f!lg4 en mi en­cuentro por radio con Alexander ( 1946). Por eso algo más tarde, en la partida con Reshevsky (Moscú, 1946), continué 5 . . . . .i.a5 . Sin embargo, como ya advertí, W. Uhlmann y otros ajedrecistas de Alemania Democrática reforza­ron la jugada 7. 'f!ig4 encontran­do nuevas posibilidades.

7. li:lf3 El sistema de desarrollo vincu­

lado a esta jugada también perte­nece a Rauzer. Es significativo que Fischer, a quien le era impo­sible rechazar una aguda idea aje­drecística, prefirió la tranquila continuación 7 . lbf3 , y no la agu­da 7. 'f!ig4. En efecto, ¿están las blancas obligadas a forzar el jue­go? Tienen una posición más li­bre y la pareja de alfiles, y en al­gunos casos uno puede aprove­char el punto d6.

Por otra parte, las blancas tie­nen peones doblados, y jugando en el momento preciso c5-c4, las negras le dan a la partida un ca­rácter cerrado, en la cual ]a ven­taja de la pareja de alfiles no se manifiesta. ¿Es posible que por eso toda la varían te sea ideal para las negras desde el punto de vista de aquellos ajedrecistas que se es­fuerzan por una lucha auténtica? El juego con contrachances igua­la la ventaja de la primera jugada.

7. • • . lt:lbc6 8 . .fl.d3

Ahora las negras pueden jugar c5-c4 con ganancia de tiempo. Tras la jugada 8 . .fl.e2 (ver parti­da n ." 63) las blancas no pierden tiempo, pero entonces las negras no tienen que apresurarse con el avance del peón «c>>.

8 . .. . Wa5

297

9. 1'Hd2

Es evidente que a las blancas no les convienen las tablas, y re­chazan la continuación 9. 0-0 c4 1 O. �e2 \1f'xc3 1 1 . .fl.a2 Wb2 1 2. li b l \1f'xa3 1 3 . :S: a l , que lleva a la repetición de posiciones.

9. • • . c4 10. � e2 A.d7

E s considerablemente más fuerte la continuación 1 O . . . . !Ya4, que elegí más tarde (ver partidas n."' 100 y 1 14), ya que previene la respuesta 1 1 . a4. Ahora el alfil blanco llega a a3, y las negras se quedan con un juego pesado.

1 1. a4 f6

12. �a3 0-0-0 Naturalmente, no era posible

aceptar el sacrificio de peón ( 12 . . . . 1f:Yxa4 1 3. 0-0), y había que prescindir del enroque corto por 1 2 . . . . 0-0 1 3 . ef :S: x f6 1 4. Jl.xe7 lt:Jxe7 1 5 . lt:le5.

13. 0-0 lt:lf5

Para ratificar el caballo en la ca­silla f5, parece ser que previamen­te había que llevar a cabo el avan­ce 1 3 . . . . h5, pero entonces 1 4. ef gf 1 5 . lt:lh4, y no hay la respuesta 1 5 . . . . lt:lg6, que es posible con e l peón en h7. ¿Por qué las negras han realizado el salto del caballo, consintiendo perder tiempo des­pués de 1 4. g4? Cuando se jugó la partida, muchos (y yo entre ellos) consideramos que la deci­sión de las negras era equivoca­da, pero más tarde llegué a la con­clusión de que la jugada 1 3 . . . . lt:lf5 es totalmente lógica. Las blancas están obligadas a debilitar su posición continuando 1 4. g4 (de lo contrario seguiría 1 4 . . . . h5), y esto es esencial. Además es necesario tener en cuenta que la posición de los peones en la co­lumna «e» dificulta las maniobras de las blancas, ya que para comu­nicarse entre los dos flancos sólo pueden aprovechar la casilla e l .

Más tarde encontré aún otro plan posible, que comienza con el traslado de la torre d8 a f7. Tras esto la actividad de las negras en e l flanco de rey puede aumentar.

14. g4 lt:lfe7 15. :S: fbl 't!Ya6

305

Esta jugada «profiláctica» fa­vorece a las blancas, que aún no amenazaban nada, y el peón b7 en adelante siempre se consigue defe nderlo satisfactoriamente. Las negras debieron dirigir su atención al otro flanco, jugando 1 5 . . . . :a df8, y no tardaría en ma­nifestarse la debilidad de la casi­lla f4.

298

16. aS!

Tras esta excelente jugada las negras caen en una pesada posi­ción. Su dama está atrapada, ya que no se puede tomar el peón a5. Por eso surge la amenaza ltlf3-el­d3!-c5, que obliga a ambos bandos a pasar al cálculo de variantes concretas. Parece que dos juga­das insignificantes (1 5 . . . . !Va6 y 1 6. a5} le han dado a la partida una nueva dirección._

16 • • .•

17. ltlel

Esta jugada empieza la manio­bra indicada anteriormente, y es aún más lógica porque la eligió e l metódico Ilia Leontevich. Es cier-

306

to que la mayoría de los partici­pantes (incluyéndome a nú) con­sideramos que la partida de las blancas se ganaba fácilmente y al­gunos propusieron jugar 1 7 . .i.d6 para la consecución de la victoria. Cuando me puse a estudiar dete­nidamente la posición cambié de parecer. Las negras sólo necesi­tan decidirse por el sacrificio de calidad, si se escogía ese camino. Después de 1 7 . .i.d6 fe 1 8. de (o 1 8 . ltl xe5 ltl xe5 1 9. de ltlg6 20. ,ixf8 l;I xf8 2 1 . 'ife3 lH4} 1 8 . . . . ltlg6 19. ,i xf8 :S: xf8 20. \!fe3 lit f4, las negras tienen compensa­ción por la calidad entregada.

299

17. • . . feS

18. ltld3

Jugado consecuentemente; si 1 8. de, entonces las blancas no consiguen llevar a cabo la amena­za ltle1 -d3 (a c4xd3, .ie2xd3 es posible la respuesta ltlc6xe5}. Sin embargo, la efectividad de la va­riante necesita una comprobación profunda en cada jugada, y tras este cuidadoso con trol las blancas se han convencido de que en esta

situación la ganancia de calidad llevaba inesperadamente a una posición difícil. La continuación correcta para las blancas la indi­có Alatorzev: 1 8 . de Ii: f7 (aquí no es posible sacrificar la calidad: 1 8 . . . . lbg6 1 9 . .,áxf8 ]l xf8 20. lbg2 llJcxe5 2 1 . f4, y las blancas gra­cias a la posición abierta tienen todas las chances para la victoria) 1 9 . .ád6 lbg6 20. 'i!fe3 lLlf4 2 1 . AO, pero terminó equivocada­mente la valoración de la varian­te, diciendo que «las negras no tienen coordinación entre sus pie­zas». Después de 21 . . . . g5 la lu­cha sigue adelante, aunque la mala posición de la dama negra da pie para afirmar que las blan­cas tienen mejores perspectivas de juego.

18 . ... 19. ,txd3 20 . .i_ xe7

cd3 '9:!fxa5 Wc7

Mi adversario indicó después que a 20 . . . . llJ x d4 las blancas ga­naban inmediatamente: 2 1 . .i.e2! llJ xe2+ 22. Wxe2 Wxc3 23 . .t xf8 Ii: xf8 24. Ii: xa7 con las amenazas 25. Ii: a8+ y 25. Jl bxb7.

21 . .i. xf8 Ii xf8 22 . .i.b5

La posición se ha simplificado, pero esto sólo acentúa las nume­rosas debilidades del campo de las blancas. Por eso, a pesar de la ventaja de material, sus chances son peores. Hay que prescindir de la continuación 22. de wxe5, ya que aumenta la iniciativa de las negras; por eso las blancas prepa-

ran el cambio de las piezas meno­res, para eliminar al caballo ene­migo, que es el más peligroso en esta situación.

22 • . . . 23. b3 24 . .i_xc6

25. Ii: el

Ii:f4 a6 .i_xc6

¿Podían salvarse las blancas tras la mejor continuación 25. de? Por lo visto, no. Es cierto que a las negras no les favorece respon­der 25 . ... 1f:V xe5 por 26. Ii: e l \!Vf6 27. ]l xe6 Jl xg4+ 28 . hg �xe6 29. 'W'd4, pero jugando 25 . . . . li O 26. 'W'd4 Ii: xh3 con la amenaza 'W'c7-e7-h4, creaban un ataque de­cisivo. Hay que advertir que a 27 . �g2 se tiene la respuesta 27 . . . . li xc3! La continuación de la par­tida aún es mejor para las negras, ya que tienen la posibilidad, me­diante e5-e4, de disminuir sustan­cialmente la actividad de las to­rres blancas.

25. .•• e4 26. Ii: e3 .i.b5 27. Ii: g3 g5

307

Para conseguir la victoria las negras deben actuar en los dos flancos, pero antes de empezar el avance de los peones «a>> y «b» deben cortar cualquier actividad de las blancas en el flanco de rey y bloquear aquí la posición.

28. <itg2 9/Kr7 29. 9/Ke3 9/Kf6 30. Et el

Es posible que fuera un poco mejor para las blancas aprovechar su última posibilidad, jugar 30. f3 , pero, por otra parte, después del cambio f3xe4-d5xe4 deberían de­fender además de los puntos f2 y f3 también la casilla fl .

30. ••. .t.e8

Ahora a 3 1 . f3 ya seguiría 3 1 . . . . .t.g6, y cuando el alfil caiga en la casilla e4, todo habrá termina­do.

31 . 9/Ke2 wb8 32. li bl .i.b5 33. 9/Ke3 .i.e8

Un medio legítimo para ganar tiempo y acercarse al aplazamien­to.

34. 1te2 <itc7 35. lit hl .i.g6 36. 1I el .t. eS 37. Et hl

(DIAGRAMA 301)

37. . . . h5! El avance del peón «h» a la

cuarta fila restringe aún más la posición de las blancas, y no es

308

301

posible frenar a este peón: 38 . gh .i,xh5! 39. �xhS ll xf2+ 40. <itgl Et fl + 4 1 . �h2 1Wf2+ 42. ll g2 fi'f4+ 43. llg3 It f2+ 44. wgl fixg3 mate.

38. wgl 39. fiel 40. lle3 41. Il h2

.t.b5 h4 .i.c4

La torre se queda encerrada, pero es necesario aprovecharla aunque sea para defender el peón f2, para liberar a la dama, que no es libre para ir al otro flanco.

41. ... b6 42. ft'al ft'f8

No dejando llegar a la dama blanca a a3.

43. 1I g2 aS 44. fia4 We7 45. 9/Kal <itb7 46. fia4 ll f8

Un nuevo reparto d e las obli­gaciones: la torre se coloca de guardia en la casilla e8, la dama toma bajo su responsabilidad el control de las casillas c6 y d7, y entonces el rey podrá ir a a6.

47. li el tifd6 48. tifal

Todo consiste en que es malo 48. li al por 48 . . . . 1I f3.

48. ... wa6 49. lt e3 b5 50. tifb2!

Muy bien jugado. Después de 50 . . . . a4 5 1 . Wb4 W"xb4 52. eh 1I f3 53 . Wh2! (pero no 53 . 1I xf3 ef 54. li h2 .t . .fl ! ! , y las negras ga­nan) 53 . . . . a3 54. li x f3 ef no se ve cómo ganar, ya que el rey ne­gro no puede penetrar.

50. ... IU3 5 1 . whl

¡Jugada única! Después de 5 1 . li xf3 ef 52. 1I h2 a4 5 3 . Vb4 !fxb4 54. eh, como se indicó an­tes, lleva a la victoria 54 . . . . �fl !! Ahora las negras esperan ganar tiempo para la reflexión.

51 . ... li f6 52. Wgl wb6

Al mismo tiempo se mejora la posición del rey.

53. li h2 1I f7 54. li g2 1If3 55. whl 1I f8

Si e l lector se hace la pregunta de por qué no es posible ganar mediante 55 . . . . �fl . es necesario dirigirse a los comentarios a la ju­gada 60, y quedará claro que aún no había llegado su hora, ya que el rey negro debe estar situado en la casilla c6.

56. Wgl 1I f6 57. li h2 \flc6 58. li g2 li f3 59. whl

Las blancas no podían prevenir la siguiente combinación, ya que e sencialmente están en Zugz­wang: la dama debe vigilar la ca­silla b4 (para e l caso de a5-a4-a3) y a3, y a 59. 1I h2 decidiría 59 . . . . li xe3 60. fe Wg3+ (el cambio de torres en f3 ya no lo consideré).

303

59. ... �fl!

¡Un golpe mortal! Las blancas están obligadas a cambiar torres, porque después de 60. li h2 a4 el peón «a>> ya no se puede parar, y

309

a 60. lt g l seguiría 60 . . . . J:t xf2 con la amenaza 61 . . . . fi'h2 mate.

60. ·lt xf3 ef3! Si ahora 6 1 . ltg1 � xh3, enton­

ces 62. 1Wc1 .i.g2+ 63. lt xg2 fg+ 64. � xg2 Vf4!, y el final de da­mas es desesperado, y en el de peones (65. 1!Vxf4 gf 66. g5 wd6) el peón «g» lo detiene el rey. Para eso era necesario llevar el rey a c6.

En caso de 62. lt b l .i.g2+ 63 . Wg1 b4 64 . lt e l (de lo contrario, h4-h3-h2 mate) 64 . . . . h3 65 . lt e5 h2+ 66. w xh2 Vf8 67. lt xe6+ <2;;c7 no hay defensa contra el mate. Tampoco salva la continua­ción de la partida.

61 . lt h2 62. �gl 63. Vct 64. \lt'xgs

a4 a3 .tc4

La captura del peón ya no cam-bia nada.

64. ... a2 6S. Vcl eS 66. deS

De l o c o n t r a r i o s e g u i r í a e 5-e4-e3 y a fe, Vg3+, wh1 , f2 .

66. • . • ¡fxeS 67. '!i'al We2

Las blancas abandonan: no hay defensa contra 68 . . . . Vfl +.

98. Apertura Española O P. DUBININ e BOlVINNIK 1 1 .° Campeonato de la U RSS Leningrado, 1 93 9

3 1 0

l. e4 eS 2. ltlf3 ltlc6 3. lt b5 a6 4. �a4 ltlf6 S. 0-0 .te7 6. lt el bS

Las aperturas abiertas se en­contraban raramente en mis par­tidas porque yo casi no jugaba l . e4, y con negras había estudiado menos esta jugada que las posicio­nes con la Defensa Francesa o Si­ciliana. Cuando llegaba a la Aper­tura Española, como en esta oca­sión, siempre depositaba mi con­fianza en el clásico sistema de Chigorin.

7 . .i.b3 d6 8. c3 0-0 9. d3

También continuó así (a lo Ilin­Genevsky) la partida n.o 6, y en la n.o 1 las blancas jugaron 9. d4.

9. ... lilaS 10 . .i.c2 eS 11 . ltlbd2 !lc7 12. ltlfl h6

Son continuaciones habituales 1 2 . . . . ltlc6, 12 . . . . Ií: e8 , y final­mente 12 . . . . .td7 ó 1 2 . . . . �b7. La idea empleada en la partida puede justificarse sólo en el caso de que las blancas permitan al ad­versario llevar a cabo su plan li­bremente, incluyendo el desarro­llo del alfil por e6, la torre de dama en d8, y después la ruptura d6-d5. Este proyecto se para sen­cillamente mediante d3-d4, pero no se puede dar carpetazo tanto

tiempo a esta acción, como el que se permite mi adversario.

13. h3 �e6 14. llle3 It ad8 15. lllf5

Dejando escapar la última po­sibilidad para jugar favorable­mente d3-d4, las blancas empren­den un cambio totalmente desfa­vorable para ellas.

15. ... �xf5 16. ef5 lllc6 17. d4

Ahora este avance llega tarde. Las negras consiguen superiori­dad de peones en el flanco de dama, y el ataque convencional de peones de las blancas en el flanco de rey no tiene posibilida­des de éxito.

17. ... ed4 18. cd4 d5 19. �c3 It fe8

Las negras podían jugar inme­diatamente 1 9 . . . . c4, pero no tie­nen ningún riesgo: en caso de 20. de d4, se crearía una situación pe­ligrosa para las blancas.

20. It c1 c4 21 . g4

Sólo de esta manera se puede demostrar actividad, y las blancas van a esta continuación, aunque su posición se debilita, y no se ve un provecho real.

21. .•. llle4 22. �b1 �d6

El alfil de casillas blancas ene-

migo no participa ni en el ataque, ni en la defensa, y es necesario cambiar el de casillas negras. Este es el objetivo de la maniobra ini­ciada anteriormente.

23. lbh4 �f4 24. 'it'f3

24 . . . . �g5!

Puesto que a las blancas no les es posible cambiar los alfiles, por­que perderían el peón d4, con su jugada las negras expulsan el ca­ballo enemigo a la casilla g2, que será útil más adelante para el rey blanco.

25. ltlg2 J.xe3 26. W'xeJ

O bien 26. fe lbg5, ganando el peón h3.

26. .. . It e7 27. 1Wf4

Ya no es posible evitar las pér­didas materiales (se amenazaba incluso 27 . . . . lllg5), pero las blan­cas consideraron después de 27. . . . t§'xf4 28 . lfJ x f4 llJ xd4 29. � g2 ó 27 . . . . llJ xd4 28. flxc7 It xc7

3 1 1

29 . .i_xe4 de 30. Jit xe4 que man­tendrían posibilidades de resis­tencia. Van a sufrir un amargo de­sencanto.

27 . ... 28. �xc7 29. 'otfl

tbxd4 tbf3+ tbed2++

La posición final merece un diagrama: no es muy frecuente conseguir terminar la partida con mate.

99. Defensa Nimzoindia O BOTVINNIK e l . KAN 1 1 .° Campeonato de la URSS Leningrado. 1 93 9

l . d4 tbf6 2. c4 e6 3. tb c3 .i.b4 4. tt)f3 c5

Junto a 4 . . . . b6 es una de las respuestas más fuertes a la tran­quila continuación 4 . tbf3.

3 1 2

5 . a3 .i.xc3+ 6. bc3 l!VaS

Evidentemente, a las negras no les gustaba la variante 6 . . . . d5 7 . e3 tbc6, aunque tiene todos los derechos a la existencia. También es completamente posible 6 . . . . b6 7. e3 .ib7. La jugada de la parti­da es algo extravagante, ya que el ataque de la dama no ofrece nada a las negras más que la posibili­dad de cambiar el caballo por el alfil, para no dar a las blancas la ventaja de la pareja de alfiles. En todo esto, sin embargo, se gasta mucho tiempo.

7 . .i.d2 tbe4 8. \Wc2

¡Imprescindible! Después de 8. e3 lb xd2, 9. '{Wxd2 cd, las negras obtienen fácilmente un juego ex­celente.

8. ... tt) xd2 9. tt) xd2 d6

Esta jugada es pasiva. Era más fuerte 9 . . . . cd 10 . cd tbc6 1 1 . e3 e5!, y las negras tienen contrajue­go.

10. e3 eS

Ahora las negras no pueden eludir grandes dificultades. Han debilitado la casilla d5, que a fin de cuentas será un punto de apo­yo para las piezas blancas. Ade­más, se ha perdido un tiempo im­portante para el desarrollo, lo que no hubiera sucedido después de la respuesta correcta 1 0 . . . . lbc6.

11. deS deS

Una posición típica. A simple vista las blancas tienen una peor estructura de peones y, por lo tan­to, las negras pueden mirar con optimismo. Esto sería correcto, si quitáramos del tablero todas las piezas. Pero sobre el tablero aún hay muchas, y por eso la mencio­nada debilidad de la casilla d5 en el campo de las negras es más apreciable que el defecto de los peones doblados y aislados en la columna «c». Además, estos peo­nes incluso favorecen a las blan­cas. Cuando para instalarse sóli­damente en la casilla d5 avancen el peón e3 a e4, el peón c3 defen­derá oportunamente la casilla d4 de la invasión de las piezas enemi­gas.

Las ventajas de este tipo de es­tructura de peones conseguí veri­ficarlas en una serie de partidas, por ejemplo, con Sorokin (n.o 3 6) , con Chejover (n.o 88 ) y con Pa­nov, en este mismo Campeonato (Leningrado, 1 93 9).

12. �d3 h6

De lo contrario las negras no podrían enrocarse corto, y en al­gunos casos, si las negras no se en-

rocan las b lancas capturan el peón h7, sin temer a la respuesta g7-g6. Otra jugada profiláctica, 1 2 . . . . g6, sería muy peligrosa por 1 3 . ll:le4 (¡la debilidad de las casi­llas negras!).

13. 0-0 0-0 Y esta posición es instructiva.

El plan natural de las blancas con­siste en el traslado del caballo a d5. Pero en caso de 1 4. e4 ll:lc6 1 5 . lHdl .i.e6 1 6. ll:l fl ll: ad8 1 7. ll:le3 ll:le7, las blancas no consi­guen nada especial. A 1 8. ll:ld5 se­guiría 1 8 . . . . J. xd5, y después las negras trasladarían su caballo a la casilla d6. Si no se juega ll:ld5, en­tonces por la columna central abierta se producirá el cambio de torres, y esto contribuye a un re­sultado de tablas.

Por eso las blancas necesitan crear juego de otra manera.

14. f4 ll:ld7 Después de 1 4 . . . . ef, 1 5 . ef se

abría la columna «e», y las blan­cas gracias a su mejor desarrollo son las primeras en poder sacar ventaja de esto. Era más pruden­te 1 4 . . . . ll:lc6, pero las negras te­nían previsto el traslado del caba­llo a f6, y bajo este punto de vista obraron consecuentemente.

De todas maneras aquí come­ten un error psicológico. Cara a la táctica era más conveniente huir del juego cerrado y continuar 1 4 . . . . ef.

15. f5 ll:lf6

(DIAGRAMA 307)

3 1 3

¡Quizá éste sea el error decisi­vo! Las negras quieren impedir el futuro avance del peón «f», pero debieron hacerlo mediante 1 5 . . . . f6, no dejando esta preocupación a una pieza. Pero el principal error de las negras consiste en que ahora no pueden evitar el cambio de caballos, con lo cual el alfil blanco en el centro, desde las casillas e4 y d5, puede campar por sus respetos.

1 6. llle4! 'ii'd8 17. ll) xf6+

Librándose de una pequeña ce-lada: 1 7. l1J xc5 'ii'b6.

17 • •. • 18 . .i.e4 1 9. li adl

'l!Pxf6 li b8 b6

¿Cómo pueden materializar las blancas su evidente superioridad? Si juegan directamente 20 . .id5, entonces después de 20 . . . . .ib7 no da nada tanto 2 1 . .i e4 .i,xd5 22. li xd5 Il: bd8 ! , como 2 1 . J. xb7 li xb7 22. 'l!Pe4 lil bb8 23. li d7 li bd8! En la última varian­te e s cierto que las blancas ganan un peón, pero ceden la iniciativa

3 1 4

al adversario. Por otra parte, las blancas pueden hacer otra jugada preparatoria, para en caso de 2 1 . . . . i.b7 elegir la segunda variante con un tiempo de más. El avance a3-a4 no es útil para este plan, pero siempre e s conveniente abrir una «ventanilla» para el rey.

20. b3 .ia6!

Las negras deciden apartarse de la continuación examinada y responden a la estrategia central del adversario con un golpe en e l flanco.

21 . .id5 22. cb5

b5 li xbS

Y ahora no valía olvidarse de la lucha por la gran diagonal blan­ca. Jugando 22 . . . . .i. xb5, las ne­gras a 23. c4 responderían 23 . . . . i.c6! En caso de 24 . 1We4 .i xd5, 25. li xd5 cederían peón, pero de­bido al cambio de los alfiles la co­lumna abierta «b» daba contra­juego a las negras. Ahora el alfil d5, la gran esperanza de las blan­cas, se conserva, y las negras que­dan mal.

23. c4 li b6 24. li bl

(DIAGRAMA 308)

No permitiendo la jugada 24. . . . .ib7, y también arrebatando a las negras la columna «b». A 24 . . . . li fb8 seguiría 25. li xb6 ll xb6 (peor es 25 . . . . 1!Vxb6 por 26. f6 con la amenaza mortal 27. 'l!Pg6) 26. 1Wa4 (no es mala 26. ll b 1 ) 26. . .. �f8 (26 . . . . 1We7 27. f6 gf -27.

lit x f6 2 8 . lit x f6 1:W x f6 29. 1We8+ �h7 30 . R_xf7- 28. 1Wc2 Wg7 29. Il: f3 con fuerte ataque) 27. 1Wa5 ff/e7 28. f6 l:t xf6 (28 . . . . gf, 29. We l ) 29 . li xf6 ff/xf6 30. ff/xc5+ 1Jle7 3 1 . ff/c6! 1:Wxa3 32. 1:Wa8+. Las negras eligen otra con­tinuación, que sólo aligera el pro­blema de las blancas.

24. • . . Ii d8 25. lii x b6 ab6

En caso de 25 . . .. Wxb6 las blancas no jugarían 26. f6 por 26. . . . I;[ xd5 27. Ii b l li! d2 sino 26. l:t b l ff/f6, 27. e4 con una restric­ción total, y seguido por la inva­sión por la columna «b».

26. e4

Parando la amenaza 26. . . . li xd5, y s i 26 . . . . b5, entonces 27. cb Jt. xb5 28. Ii: b l , ganando el peón, y a 28 . . . . i.c6 decidiría 29. Ii b6!

26. ... Ac8 27. ff/a4

De lo contrario después de 27. .. . �d7 esta casilla sería inaccesi­ble para la dama.

27. . . . Ad7 28. tlfa7 R.e8 29. ll bl ll d6

Puede verse que las negras han construido una fortaleza inexpug­nable, pero las blancas están en condiciones de crear la llave que abra la puerta de esta fortaleza.

30. a4 Wh7 31. aS baS 32. ff/xaS

Ahora el peón negro «e» está condenado, a la vez que en caso de 32. \lfxc5 aún surgían compli­caciones.

32. ... Iia6 33. ff/ xc5 ll a2

Una torre activa no es peligro­sa para las blancas. Sólo es nece­sario impedir que la dama negra llegue a la casilla g5.

34. 1We3 35. Ii b8

1Wa6 1!fa4

Y aquí las negras, conforme a su estilo de juego, intentan crear amenazas tácticas, pero, ¡ay!, de­masiado tarde.

Este intento de pasar al ataque se refuta sencillamente.

36. �h2

(DIAGRAMA 309)

Ahora a 3 6 . . . . ff/c2 seguiría 37 . ff/g3 ll al 38 . I;[ xe8 ff/dl 39. ff/g6+! fg 40. i.g8+ �h8 41 . Af7+ cbh7 42. fg mate. Por eso las negras no consiguen doblar las piezas pesadas por la primera fila.

3 1 5

36. ... lla3 37. �es ll a2 38. Jl aS fWxa8

Ya era totalmente desesperado para las negras 3 8 . . . . 11t'c2 39. l1 xa2 �xa2 40. �e?.

39. � xaS li xa8 40. WxeS .i.c6 41. Wc7

Las negras abandonan.

100. I>efensa Francesa O l. POGREBISSKY e BOlVINNIK 1 1 .° Campeonato de la U RS S Leningrado, 1 939

l. e4 2. d4 3. l!Jc3 4. e5 5. a3 6. bc3

e6 d5 �b4 c5 J.xc3+ l!Je7

Cuando se repite una partida, jugada poco antes en el mismo torneo (n.o 97), está claro que se espera en cualquier momento una mejora. En esta situación, cuan-

3 1 6

do en la partida anterior, Rabino­vich-Botvinnik, mi posición des­pués de la apertura era poco en­vidiable, era evidente que las pri­meras en desviarse de la repeti­ción debían ser las negras. Y a causa de esto mi decisión ya esta­ba tomada.

7. lt:lf3 lt:lc6 8. J.d3 WaS 9. Wd2 c4

10. J.e2 1Wa4

Así se corrige el error ( 1 0 . . . . J.d7). Las blancas ya no pueden realizar sin obstáculos a3-a4, y su alfil de casillas negras no va a a3 y, por consiguiente, a d6.

Ahora las blancas podían pro­vocar la respuesta 1 1 . . . . b6 con la jugada 1 1 . l1 b 1 , pero en esen­cia, no cambiaba nada. Uhlmann, el gran especialista de la Defensa Francesa, recomienda 1 1 . ft)gS, lo que mi adversario hizo en la si­guiente jugada. En la partida n.o 1 14, Smyslov continuó 1 1 . h4 .t.d7 1 2. h5, pero después de 12 . . . . h6 1 3 . lt:lh4 lt:l f5, las posibili­dades de las negras no son peo­res.

1 1. 0-0 .i.d7 12. lt:lg5

Una buena jugada, que casi es una continuación stándar en po­siciones semejantes. Las negras, indudablemente, debieron res­ponder 1 2 . . . . 0-0, que igualaba to­talmente el juego. Después de mi jugada instintiva la partida de las blancas, por lo visto, merece pre­ferencia.

12. . • . h6 13. lüh3

Ahora no es posible enrocarse corto por la maniobra lilh3-f4-h5xg7! Era posible 1 3 . . . . tbg6, pero las negras eligen el enroque largo.

13. • . . 04-0 14. f4

Yo esperaba, desde luego, otra respuesta: 14. lüf4, a la que segui­ría 1 4 . . . . ll df8, 1 5 . tbh5 It h7!, y las negras mantienen con éxito la defensa. Sin embargo, resulta que las blancas se dirigen a otra con­tinuación. Empezando con la ju­gada 12 . tbg5 han trazado una ruta para el caballo f3-g5-h3-f2-d l -b2 para conseguir el avance del peón «a»; no merece la pena gastar tanto valioso tiempo para realizar esta maniobra. Además, para realizarla es necesario jugar 14. f4, y la actividad del alfil el aún queda más restringida.

14. . . . f6 15 . ti)f2 h5

La principal señal de que las

blancas han elegido un plan equi­vocado, es que las negras consi­guen una excelente posición para el caballo en la casilla f5 .

16. lildl lüf5 1 7. lüb2

La combinación 1 7 . i_ xh5 Ji xh5, 1 8 . g4 11evaba a un debili­tamiento irreparable del flanco de rey de las blancas.

17. . . . "1Wa5 1 8. a4

En la variante 1 8 . . . . ii..e8 1 9 . lüdl ii..g6 20. 1Wel estudié las consecuencias del sacrificio 20 . . . . ltJfxd4 2 1 . cd 'fWxeJ 22. JI x e l tt) x d4. Aunque las negras obtie­nen tres peones por la pieza, la posición, en todo caso, no les fa­vorece. Por eso realicé sin vacila­ción la continuación de la partida.

18. . . . g5!

Esta maniobra se me quedó marcada en la partida con Mílner­Berry (n.o 63). La posición de las negras ya es algo mejor, por lo que no tienen que temer a que se abra el juego.

3 1 7

Es malo para las blancas jugar tanto 19 . ef g4 (esto se verá más adelante), como 1 9 . . . . fg por 1 9 . . . . fe! 20. · de W'c5+ 21 . � h l h4, con la amenaza 22 . . . . lhg3+. Por eso no es posible impedir la juga­da 1 9 . . . . g4, tras lo cual se le qui­ta al alfil e2 toda su actividad.

19. lhdl g4

Las negras tienen ganada la partida posicionalmente. La úni­ca pregunta es dónde tienen que romper. Lo más probable es que en el flanco de dama, ya que aquí la ruptura está facilitada por la mala disposición de los peones blancos. Sin embargo, este razo­namiento sólo tiene un valor teó­rico, porque las negras en segui­da cometerán un grave error po­sicional.

20. ef6

Ahora la tarea de las negras se simplifica notablemente, ya que el caballo a través de la casilla d6 siempre puede llegar a e4. Es cier­to que las blancas ganan un tiem­po para el desarrollo de su alfil el, pero esto ya no tiene importan­cia. Por otra parte, ¿qué podían hacer las blancas? Si 20 . .i.a3, en­tonces 20. . . . lhfxd4, y es muy triste 20. 'Wel . Quiere decir que queda 20. lhe3 lb xe3 2 1 . 'fi'xe3 lhe7! 22. ef lhf5 23. �d2 lhd6, y ya el otro caballo llega, a fin de cuentas, a e4.

20 . .. . 21 . �a3 22. �b4

3 1 8

l1 df8 � xf6

Ahora era necesario retirar la dama a c7.

22 • •• •

Esto es un error, tras el cual el juego casi se iguala. El peón «e» se desdobla, y las posibilidades de las negras en el flanco de dama son prácticamente nulas. En el flanco de rey las blancas aún no tienen debilidades. Además, se reaviva el alfil e2. Naturalmente esta jugada no es un adorno par� la partida, pero a pesar de todo es aleccionadora, y en ella están contenidas ideas estratégicas, que las negras consiguen demostrar. E l i n tríngulis psicológico del error consiste en que en la men­cionada partida con Rabinovich estuve sufriendo a causa del alfil de casillas negras blanco, por lo que aquí decidí e1iminarlo a la pri­mera oportunidad.

23. cb4 W'b6

Era mejor retirarse inmediata­mente a c7.

24. c3 §c7

La única posibilidad de las ne-

gras es la ruptura por la columna «h». Para ello es imprescindible provocar la jugada g2-g3, que es lo que las negras intentan, orga­nizando el ataque sobre el peón f4.

2S. lüb2

Inútilmente las blancas apartan el caballo del teatro de operacio­nes. Por el contrario, debieron lle­varlo más cerca, jugando 25. ltie3 e incluso 25 . ltif2. Además en b2 el caballo no hace absolutamente nada.

2S . ... 26. �dl 27. g3

ll hf8! ltie7

Se ha realizado la primera par­te del plan, y la jugada g2-g3 era obligada. Ahora hay que volver a la columna «h».

27 . ... 28 . .i.c2 29. <i!?g2

ll h8 h4 ltifS

El doblaje de torres sobre la co­lumna «lm no es suficiente para la victoria, y las negras dejan li­bre la séptima fila para trasladar la dama a h7.

30. � xfS

Debilita la casilla e4, a la que se dirigirá poco después el alfil ne­gro, pero al menos quita el ataque del caballo al peón g3, que podía tener un significado decisivo tras la apertura de la columna del ex­tremo y el cambio por ella de las torres.

30. • . . li xfS 31 . tfe2 IUbS 32. li:I hl

32. . . . eS!

Un golpe táctico que termina la lucha. El alfil irrumpe en el campo de las blancas.

33. deS �f5 34. ll agl hg3

Algo tan mezquino como la ca­lidad (34 . . . . .te4+) ya no le inte­resa a las negras.

3S. �fl li xh2 36. ![ Xb2 lit Xb2

Las blancas abandonan.

101 . Defensa Ragozín O A. KOTOV e BOTVINNIK 1 1 .a Campeonato de la URSS Leningrado, 1 939

Llegamos a la última ronda, y solamente había dos líderes. El debutante en el campeonato, Ale­xander Kotov, que sólo hacía muy

3 1 9

poco había conseguido el título de maestro, sorprendió a todos con su juego. El destino quiso que nos tocara jugar la partida decisiva, y la agitación en torno a la partida llegó a1 límite. El administrador del 1 1 .0 campeonato, L. Abra­mov, recordaba que sólo se había dado una afluencia de espectado­res igual en los matches por el campeonato del mundo. Por el ta­blero de demostración, situado en el balcón de la Casa del deporte y la cultura, se observaba el gen­tío a ambos lados del paseo. Se ha­bía suspendido todo movimiento no sólo en los transportes, sino a pie .

En los años cuarenta-cincuen­ta, Alexander Alexandrovich Ko­tov ( 1 9 1 3-1 9 8 1 ) fue uno de los ajedrecistas más fuertes del mun­do. Se distinguió por la compren­sión de las posiciones y su buen cálculo de las variantes. Su espíri­tu práctivo jovial y un eminente sentido del ataque le dieron gran­des éxitos deportivos.

La víspera de la partida y la ma­ñana antes de la ronda estuve pensando largo tiempo en esta de­cisión: ¿qué jugar con negras con­tra un adversario que entonces aún era bastante inexperto? Elegí la defensa de Ragozín, que en mi opinión, es favorable a las blan­cas, pero posee muchas sutilezas posicionales. Además, pensaba que un joven maestro (¡que ade­más podía proclamarse campeón nacional!) buscaría enérgicamen­te la victoria, sin prestar atención a la rigurosa observación de los

320

principios posicionales. En esto consistía mi esperanza en el éxito.

l. d4 lL!f6 2 . c4 e6 3. lL!c3 il.b4 4. "@c2 lL!c6 5. lL!f3 dS

Hablando con propiedad, sólo c u a n d o l a s n e g r a s j ug a r o n lL!b8-c6 y d7-d5 s e llegó e n e l ta­blero a una posición de la defen­sa Ragozín. Continuando inme­diatamente o más tarde d7-d6 y e 6-e5, las negras realizaban la idea de la Defensa Nimzoindia (ver, por ejemplo, la partida n.o 7).

6. e3 7. a3 8. 1!fxc3

� ,axcJ+ il.d7

Parece que es más enérgico el ataque 8 . . . . lbe4 9. 1!fc2 f5, pero llevaría sólo a un debilitamiento de las casillas negras debido a la ausencia del alfil de casillas de este color.

9. b3

En una partida con Riumín (Leningrado, 1 934), Ragozín re­futó el asalto 9. b4 mediante 9 . . . . a5 1 0. b5 lba7 1 1 . a4 c6 1 2. ,aa3 Ii: e8 1 3 . li bl de 14. b6 lbb5.

9. . .. aS 10 . .id3

Está claro que Kotov no está familiarizado con las sutilezas de esta apertura. Después de la ine­vitable a5-a4 lo mejor para las blancas es responder b3-b4 y des-

pués, a d5xc4 tomar este peón con el alfil sin pérdida de tiempo. Por eso ahora debieron jugar 1 O. �b2.

10. . . • a4 11 . li)d2

Intentando elegir el mal me­nor: 1 1 . b4 llevaba a la pérdida de tiempo indicada, pero la jugada de la partida debilita el control so­bre la casilla e5. Yo consideré que el primer mal era menos esencial.

1 1. . . . li e8

12. 0-0

Aquí la insuficiencia posicional de mi adversario muestra su cara buena. Indudablemente, está so­portando una lucha consigo mis­mo, para no impedir la ruptura por la columna «e» mediante 12 . f4. Pero entonces podría conti­nuar 1 2 . . . . li)a5 1 3 . 0-0 ab 14. lt) xb3 ltJxc4 1 5 . .,i x c4 de 1 6. tffxc4 .ic6, y las negras señorean por las casillas blancas de la posi­ción enemiga.

12 • . . . e5

El avance programado de la de­fensa Ragozín se ha llevado a cabo sin especial perjuicio para las negras, y desde este momento toman la iniciativa, que ya no sol­tarán hasta el final del encuentro.

13. deS

Una decisión característica de Kotov, que siempre fue partida­rio del j uego abierto. Sin embar­go, no consigue aprovechar la gran diagonal negra, y por eso, es­tando retrasado en el desarrollo, era más prudente conformarse con un juego cerrado después de 1 3 . .i.b2 e4.

13. ... lt)xeS 14 . .i b2

Las blancas ya no tienen tiem­po para tratar de mantener la pa­reja de alfiles: a 14 . .ie2 seguiría 1 4 . . . . ltJe4 1 5 . ltJ xe4 de y des­pués 1Wd8-g5 con ataque.

14. • . . ab3

Ya es hora de romper los peo­nes enemigos del flanco de dama. En caso de 1 5 . 'fWxb3 advirtieron que no sería posible después ocu­par la casilla d 1 con la torre por e l ataque �d7-a4. Pero esto son dificultades temporales. Permitir a las negras que ocupen la casilla e4 con el caballo, significa entre­gar su carta más importante.

15. lt) x b3 li)e4 16. 'ffc2

Y aquí después del cambio 1 6. .t xe4 de, el peón negro e4 ahoga las fuerzas del enemigo y favore-

321

ce la realización del ataque al rey blanco.

16. ... ll)xc4

¿Por qué se dirigen las negras a una posición con alfiles de dis­tinto color? Para un final esto se­ría una posibilidad de salvación para el bando débil, pero cuando se dirige un ataque directo, es muy importante, porque la activi­dad del alfil no tiene oponente.

17 . .t. xc4 dc4 18. 'ifxc4 'irg5!

Las negras crean inmediata­mente dos amenazas: 1 9 . . . . .t.h3 y 1 9 . . . . Ab5. No es posible res­ponder 1 9. 'irc2 con la esperanza de 1 9 . . . . .t.h3 20. f4, ya que des­pués de 1 9 . . . . .ta4 20. li adl ll a6, las blancas finalmente debi­litarían sustancialmente la cober­tura de su rey.

19. f4 'irg6 20. Il fdl

En esta y en las siguientes ju­gadas las blancas no pueden acep­tar el sacrificio del peón c7. Si 20.

322

flxc7 .t.h3 2 1 . Wc2 1I ac8 22. 1f'e2 ll)d6, entonces es necesario rechazar las amenazas 2 3 . . . . li xe3 y 23 . . . . li c2, pero a la úni­ca respuesta 23. li f2 decidiría 23 . . . . .t.g4 24. 1!fel ll)e4 25 . li fl li c2. Ahora las negras no pueden ocupar inmediatamente la gran diagonal blanca, ya que después de 20 . . . . .tc6, 2 1 . 'i!i'c2 el caballo negro está clavado, y el blanco desde la casilla d4 rechaza al alfil c6.

20. . .. ll)d6 21. 1!fd3

A 2 1 . 9c7 es posible 2 1 . . . . .t.c6 22. li d2 ll)c4, etc.

21 . • • . .t.rs 22. Vc3

¿Ocupar la casilla e4 con el al­fil o dejarla para el caballo? Por lo visto, lo último era más fuerte, ya que a 22 . . . . .ih3 no hay la res­puesta 23. ff xg7+ debido a 23 . . . . ffxg7, 24. ,t. xg7 Ae6 ó 23. 1I d2 (23 . . . . ll)e4}, y a 22. g3 seguiría la marcha triunfal del peón «h». ¡Pero finalmente me sedujo el

traslado del alfil a la gran diago­nal!

22. • . . J.e4 23. li d2 �c6 24. �d3 lhf5

En caso de 24 . . . . �e4 25. �c3 lhf5, las blancas encuentran la ac­tiva respuesta 26. lllc5. Y ahora se amenaza no sólo 25 . . . . li xe3, sino también 25 . . . . �e4 26. �c3 lhh4.

25. �eS f6 26. � x c7 Jl xe3

Un cambio formal de peones, pero tras esto las piezas negras se activan aún más.

27. �c4+ �h8 28. J.b6 li 3e8

La jugada 28. . . . n e4 se veía activa, pero cerraba la gran dia­gonal, y después la torre tendría que retirarse a algún sitio, y en e8 defiende la octava horizontal.

29. �fl

De lo contrario seguiría 29.- . . . lhh4, a la que ahora hay la res­puesta 30. lhd4.

29. . . • h5 30. lhd4 ltJxd4

Era insuficiente 3 0 . . . . lhe3 por 3 1 . �d3. Ahora las blancas no quieren tomar el caballo con la to­rre, para no debilitar la segunda fila debido a la respuesta 3 1 . . . . Wc2 con la amenaza 3 2 . . . . ll e2.

31 . A xd4 .1Ie4 32. li et

En caso contrario después de 32 . . . . .1I ae8 la toma de la colum­na «e» auguraría a las blancas nuevas dificultades. Por eso por el cambio de un par de torres con­sienten en dar un peón.

32. ... ,li xet 33. �xel Ji xaJ 34. �hl ll a8

Tal vez sea la primera impreci­sión de las negras en esta partida. Continuando 34. . . . n f3 conse­guían ganar un segundo peón. De todas maneras, este error no cam­bia nada.

35 . .1I e2 �h7 36. h3

36 . .. .

Es necesario defenderse de la amenaza 37 . . . . � xg2+ mediante 37 . 'tlfd2. Pero entonces después de la tranquila 3 7 . . . . l1 d8 38. fi'e3 1Wf5 39. �gl b5, la victoria está garantizada gracias a la ven­taja de material junto a la pasivi­dad de las piezas enemigas. En la partida, frustrado por el giro ne­gativo que tomó la lucha para él,

323

Kotov pasa por alto la trampa que le he colocado. Es cierto que al­gunos años después, en Gronin­ga, lleno de experiencia obtuvo algún consuelo, atrapand� en una celada parecida a Guimard. Allí la clavada no fue por la diagonal sino por la vertical.

'

37. W'f2 38. W"xg2

�xg2+ It xe2

Las blancas abandonan.

1 02. Defensa Eslava O BOlVINNIK e V. RAGOZIN 3.• partida del m atch leningrado, 1 940

l. d4 d5 2. c4 c6 3. ll.Jc3 li.Jf6 4. e3 g6

Tras el orden de jugadas elegi­do por las blancas (3 . ll.Jc3, y no 3 . ll.Jf3) es malo jugar 4 . . . . i.f5 por 5 . cd cd 6. '9Wb3.

5. ll.Jf3 �g7 6. i. d3

En la partida n.o 1 6 se encuen­tra la continuación menos conve­niente (después de que se hayaju­gado c7-c6) 6. 'ffb3.

6. . • . 0-0 7. 0-0 i.g4

La teoría da preferencia a la ju­gada 7 . . . . j.f5, lo que no resulta tan convincente (ver, también, la partida n.o 76).

324

8. h3 Axf3 9. �xf3 dc4

Naturalmente , no era necesa­rio apresurarse a abrir el juego, ya que esto favorece al bando que tiene la pareja de alfiles. General­mente, aquí se juega 9 . . . . e6.

10. i.,xc4 lllbd7 1 1 . lt d1 e5

J?n Baden-Baden (1 925), Bo­goiJubov empleó contra Marshall 1 l . . . . llle8, para trasladar el ca­b�llo a d6 y jugar c6-c5, pero se­gun el parecer general, no igualó la partida. La jugada 1 l . . . . e5 se dio un p�co después en la parti­da BogolJubov-I. Rabinovich {Le­ningrado, 1925).

12. dS c5

Rabinovich jugó 1 2 . . . . 'f!lc7 si­guió el cambio 13 . de be, y las 'ne­gras no consiguieron obtener un juego totalmente igualado. En los comentarios, Bogoljubov escribió que el intento de cerrar el juego en el centro mediante 1 2 . . . . c5 y lllf�-e8-d6 es dudoso que pudiera reahzarse, ya que las blancas pue­den agravar fuertemente la posi­ción con la jugada d5-d6 . En esta partida las blancas aprovechan este consejo.

{DIAGRAMA 318)

13. d6

Avanzando el peón «d» la dama. blanca ataca al peón b7 y ga­nan tiempo. Por eso era más floja la inmediata 13. e4.

13. ... li b8 14. e4 lOeS

Sería excelente para las negras situar uno de sus caballos en la ca­silla d4, pero aún o se ve cómo pueden conseguirlo. Por eso pa­san al intento de ganar el peón d6, pero esto no lo consiguen. Además, aunque lo consiguieran, las blancas estarían claramente mejor, porque tienen líneas de ataque para todas sus piezas.

15. �e3 a6 16. a4 li c8

No era posible jugar ahora (o antes) 1 6 . . . . Wb6 por 1 7. lbd5, y si 1 7 . . . . Wxd6, entonces 1 8 . �g5, y las blancas obtienen ven­taja de material.

17. li d2

(DIAGRAMA 3 1 9)

17. . . . h6

No saldría bien trasladar el ca­ballo por la ruta d7-b8-c6-d4, ya que sería peligroso quitar el blo­queo al peón d6. El ataque al peón d6 nuevamente no daba

319

nada: 1 7 . . . . Iic6 1 8 . li ad l lbb6 19 . .i.d5 l!)xd5 20. Ii xd5 l!)xd6? 2 1 . .i_xc5.

Por eso las negras preparan la ruta para e l otro caballo (e8-f6-h7-g5-e6-d4), y ante todo aseguran la jugada 1 8 . . . . lbf6, para no perm­tir la clavada 19 . .i.g5.

18. Ii ad1

Tal vez fuera más fuerte 1 8 . Wd 1 seguida d e 1 9 . a 5 y después lbd5 . Ahora el peón «a» ya no puede avanzar.

18. ... l08f6 1 9. lbdS

Las blancas fuerzan el cambio del caballo f6, previniendo de esta manera la maniobra citada, y también aumentan la fuerza del peón d6, a quién favorecen los cambios.

19. ... l!)xdS 20 . .i_xdS Ii b8 21. We2 'i!?h7 22. li c2 'i:i'f6

Las negras, por lo visto, calcu­laron justamente que después de los cambios 23 . .i_xc5 l!)xc5 24.

325

li xc5 1!tx d6 25. lil del aunque las blancas tienen una considerable superioridad posicional, ha desa­parecido del tablero su principal enemigo, el peón d6. En caso de 22 . . . . �a5 (que era relativamen­te mejor) me disponía a jugar 23. b3; las negras habrían eludido el peligro inmediato, pero gracias al fuerte peón d6 no se puede dudar de la victoria de las blancas.

23. �a2 Ii bc8

De lo contrario 24. � x c5 . Aunque la superioridad posi­

cional de las blancas es evidente, parece que las negras han conse­guido parar las amenazas inme­diatas. Sin embargo, sacrificando un peón, las blancas empiezan la acción decisiva.

320

24. b4

No se puede defender el peón c5, y las negras están obligadas a dejar entrar la torre enemiga en la séptima fila.

326

24. . • • cb4 25. 11 c7 li xc7

Ya era desesperado entregar el peón b7 y tras él, sin duda. los otros peones del flanco de dama.

26. dc7 l!Jb6

Si 26. . . . 1!9c6, entonces 27. 11 cl ó 27. 1!fc4.

27. �xb6 28. 1!fc4 29. 11 d7

1!fxb6 3I c8

Desde luego, no hay salvación.

29. . . . 1!fc6 30. 'fi'xc6

También llevaba a la victoria 30. 'i!fxf7.

30. •.. bc6 3 1 . 11 xn c5 32. i.e6

Las negras abandonaron.

103. Apertura Inglesa O BOTVINNIK • V. RAGOZIN s.· partida del match Leningrado, 1 940

l . c4 2. l!Jc3 3. l!Jf3 4. d4

e5 lllf6 lllc6 e4

Esta jugada merece que se la someta a crítica: el lejano avance del peón e4 le cuesta a las negras muchos quebraderos de cabeza, y las blancas reciben un juego muy sencillo. Las negras están más li­geras después de 4 . . . . ed (ver par­tida n.o 1 08), y ahora en esencia se ha producido una variante de

la Defensa Francesa con colores cambiados, que generalmente es favorable para las negras, y aquí las blancas juegan con un tiempo de más.

S. liJd2 .t.b4 Esta jugada, empleada antes

por Ragozín contra Riumín (Mos­cú, 1 935), permite a las blancas mantener un sólido centro de peones. Es más conveniente con­tinuar 5 . . . . liJxd4, como sucedió en la 5: partida del match Botvin­nik-Flohr (Moscú, 1933).

6. e3 0-0 7 . .i.e2

En la partida mencionada, Riu­mín continuó 7 . �c2; después de 7 . . . . ll e8, 8 . a3 .i,xc3 , 9. 'ffxc3 d5, las blancas más tarde enroca­ron largo con juego recíproco. En nuestro encuentro las blancas rea­lizan otro plan. Enrocan corto e inmediatamente rompen con el peón el punto de apoyo de las ne­gras en el centro. Lajugada 7 . a3 fue una pérdida de tiempo, ya que las negras tarde o temprano tie­nen que cambiar el alfil b4 por el caballo.

7 . .. . lle8 Se podía jugar 7 . . . . d6, como

continuó más tarde Ragozín con­tra Herstenfeld (Moscú, 1 940).

Muchas ideas originales de apertura pertenecen a Ragozín. Al principio parecían infundadas, pero él las sacaba a la luz con éxi­to en la lucha de los torneos.

8. 0-0 9. bc3

10. f3

.i,xc3 d6

El plan indicado antes se reali­za convenientemente, y se ataca reiteradamente al peón e4. Las negras pueden continuar la lucha por el punto e4 mediante 1 0 . . . . .i.f5 , pero a esto seguiría 1 1 . fe i_xe4 12. �xe4 liJxe4 1 3 . .i.d3. Si ahora 1 3 . . . . g6, para a 14. ll f4 asegurar al caballo con la jugada 1 4. . . . f5, entonces 14 . i_xe4 ll xe4 1 5. Ji xf7 � xf7, 1 6. 'Wf3+ 'Wf6 17 . "Wxe4. Y a pesar de todo esta continuación merecía prefe­rencia, ya que con ella se obtiene contrajuego.

10. .. . ef3 1 1 . .t. xf3!

Precisamente esta jugada la te­nían in mente las blancas cuando jugaron 7 . .i.e2. Se arrebataba al punto e4 a las negras, las cuales en calidad de compensación to­man el peón sacrificado, lo que es claramente imprudente. El alfil de dama de las blancas entra en juego con gran fuerza. Por otra

327

parte, a 1 1 . . . . &iJe7 seguiría 12. &iJe4 &iJ x e4 1 3 . ..i. xe4, y puede ser que también 1 2. e4, y las blancas mantienen la iniciativa. Todo esto resulta menos peligroso.

1 1. . .• li xe3 12. lLlb3 li e8

Se podía tomar otro peón más ( 1 2 . . . . li xc3 ), pero entonces des­pués de 1 3 . ..i.g5 y 14. 'ti'd2 las ne­gras estarían totalmente indefen­sas.

13. Ag5 li:Je7

El doblaje de peones en la co­lumna «f» no se puede evitar, por eso las blancas no se apresuran con el cambio en f6, para no sim­plificar el juego, y esperando tran­quilamente, lo guardan en la re­serva.

14. 'ti'd2 c6

Defendiendo el peón b7 (para liberar de esta responsabilidad al alfil) y el punto d5 (aquí, por ejemplo, no era posible jugar 14. . . . lLld7 por 15. i.d5!). Hay que advertir que a 14 . . . . lLlg6 segui­ría la marcha decisiva del peón «h» a la sexta fila.

1 5. li ael Af5

A 15 . . . . lLld7 era posible 1 6 . ..i.h5.

16 . ..t xf6 gf6 17. h4 (DIAGRAMA 322)

Impidiendo la reagrupación de dos piezas ( 1 7 . . . . i.g6 y 1 8 . . . .

328

lLlf5), a la que hay la respuesta 1 8. h5. Las piezas negras no tienen ahora ningún punto de apoyo en el flanco de rey. Las blancas quie­ren jugar 1 8 . ..tdl (con la amena­za 19. li[ xe7), y si 1 8 . . . . 'ti'd7, en­tonces 1 9. 'ti'f4. Por eso las negras toman bajo control la casilla e4, para en caso de 1 8 . ..tdl ocupar­la con su alfil.

17. . . . d5 1 8. cd5 cd5

Naturalmente, no 1 8 . . . . li:J xd5 por 1 9. li xe8+ Vxe8 20. A xd5, y las blancas se quedan con pieza de más.

19. Ad1 ..te4

Las negras devuelven alegre­mente el peón de más, confiando en la fuerza de su alfil centrá.liza­do.

20. li xf6 lLlg6 21 . 11i'f2 :a e6

De lo contrario 22. h5 (pero no 22. li xf7 'l:fxh4) y 23 . lLlc5.

22. li x e6 fe6

(DIAGRAMA 323)

¿Qué es lo que conduce más rá­pido a la victoria? En caso de 23. l!JcS �xh4 24. 'iWxh4 l!J xh4 2S. lf:l xe4 de 26. li xe4 y 27. li xe6 aún es necesario ganar el final con peón de más. En la partida todo termina en el medio juego.

23. h5 l!Jf8

O bien 23 . . . . l!Jh4 24. liJeS ,t x g2 2S. �g3+, y las negras es­tán indefensas.

24. �g3+ wf7

Después de 24 . . . . wh8 2S. �e5+ Wg8 26. li e3 es inevitable la jugada 27. li g3+.

25. li fl + �f5 26. �f4

Sólo queda eliminar la última débil barrera por la columna «f».

26. . • . l!Jd7 27. Ac2

Se podía jugar también 27. g4 �h4 28. �h2 �gS 29. whl . Al manifestar ciertos apuros de tiem­po para la meditación, las blancas eligen otro camino, libre de cual­quier riesgo.

27. . . . �b8

Si 27. . . . 'fff6, entonces 28 . flc7 f/e7 29. i., xfS ef 30 . fixb7.

28. �h6 �g8

O bien 28 . . . . lbf6 29. ,t x fS ef 30. li x fS fih8 3 1 . liJeS (es posi­ble 3 1 . g4).

29. � xf5 ef5 30. li xf5+ we7 31 . li g5 fle6 32. li g7+

Las negras abandonan. A 32 . . . . �d6 seguiría 33 .

li xd7+! Después de que las ne­gras aceptaran el peón sacrifica­do la presión de las blancas fue au­r:tentando gradualmente. La par­tida no estuvo exenta de sutilezas.

104. Defensa Grünfeld O V. RAGOZIN e BOTVINNIK 8. • partida del match Leningrado, 1 940

l . d4 l!Jf6 2. c4 g6 3. l!Jc3 d5 4. Af4 i.g7 5. e3

No es raro que Ragozín copie el juego de Tolush, ya que con éste {ver partida n.0 96) pude en­contrarme en una posición apura­da. Como indiqué en la partida mencionada, es más peligroso para las negras S. l!Jf3.

5. . . • 0-0

3 29

6. li cl c5 7. deS

Y o repito mi juego sólo porque mientras tanto busqué un refuer­zo para las negras y lo encontré. Es necesario rechazar la idea de Reshevsky (7 . . . . 't!Va5), y organi­zando el sacrificio de un peón, es­forzarse en una rápida moviliza­ción de las fuerzas.

7. . . . �e6 8. /¿jf3 /¿jc6 9. "9Wa4

Las blancas impiden la jugada �d8-a5 y defienden el peón c4, pero tras esto quitan el ataque so­bre la casilla central d5, lo que las negras aprovechan inmediata­mente. Además, a 9. �e2 tam­bién es posible 9 . . . . /¿je4, y si 10 . cd entonces 1 O. . . . /¿j x c3 1 1 . be .2.�d5, con juego activo por. el peón sacrificado. En una partida con Gligoric (Tel-Aviv, 1 964) hice un experimento desafortuna­do: 9 . lbg5 �g4 1 0. f3 e5 .

9 . • . . l¿je4 10 . .2.e2

Finalmente, las blancas toman la decisión de terminar más apri­sa el desarrollo. Era más flojo tan­to 10 . li)xe4 de y l l . . . . �xb2, como 10 . cd ll)xc3 1 1 . be fqxd5, con la amenaza 12 . . . . 1!fxa2.

(DIAGRAMA 324)

1 0 . •.. �xc3+ Las negras llegan a la difícil

conclusión de que para luchar por

330

el centro el alfil g7 es menos fa­vorable que e l caballo e4. Esto se deduce además de que las blancas no están preparadas para aprov�­char el debilitamiento de la posi­ción del rey negro. En resumen, las negras reciben posibilidades de obtener ventaja material.

1 1 . bc3 dc4

¿Qué hacen las blancas? Des­pués de 1 2. 0-0 ll:lxc5 1 3 . 1!fb5 1Wa5 14 . �xc4 �xb5 1 5 . �xb5 .2.xa2 se quedan sin peó�. Aú� ;s peor para ellas la contmuac10n 1 2 . .2.xc4 li)xc5 1 3 . 1!fb5 .2.xc4 1 4. 1!fxc5 1Wd3 1 5. lllg l l:tad8, que lleva al mate. Pero la que ha­cen las blancas en la partida es menos convincente. Por eso lo menos malo era 12. 0-0.

12. /¿jd4 .2.d5 Amenazando 1 3 . . . . e 5 14 .

ll)xc6 .2. xc6. 13. �h6 l:t e8

La mejor jugada. Rechacé el avance 1 3 . . . . e5 por 1 4 . .2.xf8 ed 1 5 . cd fqxf8 16 . .2. xc4.

14. 0-0 e5 15. ll:lf3

A otra retirada seguiría 1 5 . . . . Wh4.

15. • • • ll)xcS 16. 'tWb5 b6

Arriesgada, pero es la conti­nuación más racional. En caso de 1 6 . . . . 1!Va5 1 7. Axc4 11fxb5 1 8 . ,.áxb5 ,.áxa2 las negras s e queda­ban con peón de más, pero las blancas obtenían algunas esperan­zas de tablas.

17. 1Ifd1

Naturalmente, no era posible tomar el peón con el alfil debido a 1 7 . . . . a6, pero ahora esto ya es una amenaza.

17. • . • a6 18. Vb1 b5 19. Ag5 W'd7!

El sentido de esta jugada resi­de en que las negras no temen a la respuesta 20. e4 por 20. . . . Axe4 21 . 11 xd7 Axb l 22. 1I d5 (22. 1I c7 Ae4) 22 . .. . ll:l e4 23. 11 xb 1 lLl x c3 . Se puede advertir

que sí las blancas en la 1 7. a juga­da hubieran situado en d l 1a otra torre, entonces las negras no po­drían ya jugar 19 . . . . W'd7 (20. e4 .i_xe4 2 1 . Wxe4 Wxdl 22. 1fxc6 1!fxe2 23. 11fxc5), pero podrían acomodarse a la variante 1 9 . . . . f6 20. �xf6 Wxf6 2 1 . li xd5 ll:la4 22. 1tc2 e4 23. ll:ld4 ll:le7 24. I!d7 ll:lc5 25. 1I c7 '9We5, quedán­dose con calidad de más.

Lo que significa que no se pue-de impedir la jugada 20 . . . . e4.

20. a4 e4 21 . ab5 ab5 22. ll:l d4

No era posible jugar 22. W'xb5 por 22 . . . . li a5.

22. ... ll) xd4 23. ed4 ll:lb3 24. Wc2

Es malo, naturalmente, 22. n c2 por la extrema pasividad de la posición de las piezas blancas. Más adelante, aunque las negras no juegan de la mejor manera, -no dejan escapar su ventaja.

24. • . • �xct 25. W'xcl I! a2 26. W'e3 'trc6 27. h4 f6

Las blancas no consiguen apro­vechar el debilitamiento de las ca­sillas negras en el campo del ene­migo, ya que su dama, que está atada a la defensa del alfil e2 y al bloqueo del peón e4, no puede ir a la casilla f4.

28. �h6 I! ea8

3 3 1

29. �h2 li b2 30. Ag4 b4

Las negras no quieren debilitar la octava fila y rehúsan la jugada 30 . . . . li aa2, prefiriendo realizar el peón pasado.

31. cb4 32. li cl 33. f3 34. fe4

c3 c2 libl .t, xe4

Como se ve, las blancas no tie­nen ya nada que hacer, pero más de una vez Ragozín demostró sus increíbles dotes combinativas.

35. d5

La última posibilidad. En caso de 3 5 . . . . 'ft'xd5, 3 6. li xc2 (36 . . . . .i,xc2 37 . .i.e6+) o 35 . . . . .t,xd5 36. !Ve7 Af7 37. i.f3 las blancas están bien.

35. . • . 'ffd6+ 36. Af4 1!fxb4 37. �e6+

Perdería también 37. li xc2 .t.xc2 38 . !Ve6+ Wg7 39. 't!f'd7+ �h8 40 . .t.h6 li hl +! 4 1 . wxhi

332

\!'el + 42. �h2 !Vxh4+ y 43 . . . . 'fWxh6.

37 . •. .

38. d6 39. \!'xcJ 40. d7

�h8 n xcl 't!fd4 Ac6

Las blancas abandonaron sin continuar (habían escrito la juga­da 4 1 . h5) .

Esta partida ejerció una in­fluencia decisiva en el desarrollo de la variante, introducida por Capablanca en la práctica de tor­neo.

105. Defensa Holandesa O BOTVINNIK e V. RAGOZIN s.· partida del match leningrado, 1 940

l . c4 2. lt)f3 3 . g3 4 . .t.g2 5. 0-0 6. d4

f5 lt)f6 e6 d5 c6 .i.d6

Yo generalmente desarrollaba el alfil por e7 (ver partidas n.o 1 5 y 60). Parece ser que en d6 el al­fil controla la casilla e5 , pero las blancas en seguida tienen la posi­bilidad de cambiarlo, bien a tra­vés de f4, bien por la casilla a3.

7. lbc3

Es mejor 7 . b3 seguido de 8. Aa3, como jugué contra Ragozín en el 1 1 .° Campeonato de la URSS (Leningrado, 1 939). En la partida con Flohr (Moscú, 1 955)

resistí a este plan mediante 7 . . . . W/e7 , pero las blancas lo realiza­ron en seguida, mediante la ma­niobra 8 . �b2 0-0 9. W/c1 b6 1 0. .i.a3 .

7 . • . . 0-0

Si 7 . . . . de, entonces 8 . l2Jd2, y no hay la respuesta 8 . . . . b5 por 9. l2Jxb5.

8. cdS

Petrosian recomendaba jugar aquí 8 . W/c2 W'e8 9. c5 .i.c7 1 0. �f4. Esta es una de las posibles ideas para las blancas.

8. • • . edS 9 . .i.f4

Una continuación de doble filo y en cierto grado discutible. Tie­ne a su favor que después del cam­bio de alfiles de casillas negras las blancas ocupan el punto eS . Uno de sus defectos consiste en que el plan natural con la ruptura en el centro (f2-f3 y e2-e4) debido a los nuevos requisitos es antiposicio­nal por el debilitamiento del peón f4.

9. . • • .,ixf4 10. gf4 l2Jbd7 1 1. e3

Las blancas empiezan el trasla­do característico del caballo de c3 a d3, para lo que es necesario de­jar libre la casílla e2.

1 1. . . • l2Je4 12. l2Je2 'f!le7 13. ll cl

Es imprescindible tener bajo

control la columna «C», para difi­cultar a las negras la maniobra b7-b6 y .ic8-a6, pero esto se de­bía hacer mediante 1 3. 'f!lc2, no ocupando la casilla e l . A partir de este momento las blancas juegan sin un plan claro.

13 . .. . l2Jdf6 14. Wie1

Era conveniente 14. 11 c2, sin temer a 1 4 . . . . l2Jg4 1 5 . lL'!cl l2Jexf2 1 6. 11 cxf2 'f!lxe3 ( 1 6 . . . . l2J xe3, 1 7 . Wie2) por 1 7 . W/d2.

14. . . . .ie6 1S. liJeS

Precipitado. Este salto de caba­llo sólo tiene éxito cuando el se­gundo caballo controla el punto eS .

lS. . . . l2Jd7 16. 'i!i>h1 aS

Es más lógico inmediatamente 1 6 . . . . l2J xe5 .

17 . ll c2 'f!lh4

Gracias a este dudoso ataque de la dama las blancas pueden

333

p re s i o n a r aún mediante 1 8 . iLJ xd7 .i,xd7, 1 9. lLJ gl y después con ganancia de tiempo 20. iLlf3 y 2 l . iLle5 . Esto demuestra que las negras inútilmente no cambiaron caballos en e5, creando allí, en la terminología de Bogoljubov, un «punto muerto». Sin embargo, ]as blancas dejan ir esta posibilidad, y las negras consiguen cambiar en el momento conveniente en la ca­silla e5.

18. iLlc1 iLJ xe5 19. deS

También era favorable a las ne­gras 19 . fe f4 20. f3 iLlg3+ 2 1 . �gl iLl f5 22. 11fxh4 iLJ x h4 23. ef iLlg6 24. iLle2 li)xf4 25. iLJ xf4 li xf4.

19. • • • 'f!/e7 20. lLJe2

Ragozín sólo calculó que a 20. iLld3 con la amenaza 2 1 . f3 tenía la respuesta sencilla 2 1 . . . . c5, y después de 2 1 . f3 c4 22. iLlcl iLlc5 23. lLJe2 iLld3 24. 'f!/bl b5 25. iLld4 b4, la ventaja de las negras es evidente. Por otra parte, él no tuvo dudas tras la continuación de la partida.

20 . ... 21. li g1 22. f3 23. li d2

.i.d7 b6 iLlc5

Algo mejor era 23. lLJd4.

23. . .. iLle6 24 • .i.h3 <i1h8 25. iLlg3

Y ahora era obligatoriamente

334

necesario jugar 25 . iLl d4 y cam­biando caballos, simplificar la po­sición. Después de que el negro avance c6-c5, ya no es posible eli­minar los caballos y la superiori­dad de las negras aumenta.

25. • • • g6 26 . .i.fl li ad8 27. 'f!/f2 .i.c8 28. iLle2 c5 29. JLg2 .i.b7

Las negras trasladan el alfil a una mejor posición, para empezar el avance de los peones del flan­co de dama, lo que restringe aún más las fuerzas de las blancas.

30. li gdl .i.c6 3 1 . h3 b5 32. �h2 b4 33. h4 lLJg7

Es muy razonable la decisión de ganar tiempo para pensar an­tes de pasar a la acción decisiva, teniendo en cuenta que las piezas blancas están en la más completa pasividad.

34 . .i.h3 JLa4

35. Ji el .t.b5 36. Ji cdl i.c6

Razonablemente, en el plan ga­nador debe incluirse el regreso del caballo a e6, el cambio en e2 y la ruptura d5-d4, pero las negras continúan esperando no porque duden de la corrección de esta de­cisión, sino porque quieren anali­zar profundamente en casa lo que puede surgir tras estas complica­ciones.

37. li c l .t.b7 38. Wg3 �e6 39. 1Wf2 .t.a6 40. Ji cdl d4!

Y esta es la prueba de que todo el plan lo trazaron las negras con anterioridad: pasan a realizarlo justo en la última jugada antes del control. Aquí se aplazó la partida, y me tocó poner bajo sobre una ju­gada muy evidente.

4 1 . ed4 ,i.xe2

Ahora a las negras les queda un caballo activo contra e l mal alfil de las blancas.

42. Ji xe2 � xf4

Llevaba sencillamente a la vic­toria 42 . . . . Ji x d4 43 . Ji x d4 cd 44. �g3 li d8 45 . li d2 lii: d5 (con la amenaza 46 . . . . �xf4) 46. 'We l �g7. La continuación de la par­tida debía dar el mismo resulta­do, pero el hecho de que las ne­gras se metan en la variante más complicada, demuestra que no analizaron en casa con la suficien­te atención.

43. dS

Objetivamente es la mejor po­sibilidad, que es cierto que no po­día cambiar nada, pero el adver­sario pasó por alto esta posibili­dad en la preparación para la con­tinuación, produciéndole una im­presión de pánico.

43. ... �xd5

Decidía 43 . . . . � xe2 44. Wxe2 Wxh4, y ahora a las blancas no les ayuda ni 45. e6 'Wf4+ 46. �gl li fe8 47. i. fl c4 48. Wxc4 We3+ 49. Wg2 li[ x e6 , n i 45. d6 li fe8 46. d7 Wf4+ ó 45 . 1We3 f4.

44. f4!

3 3 5

El alfil de las blancas se reacti­va, y todas sus piezas empiezan a funcionar con coordinación. El peón de más de las negras no tie­ne mayor significado. El lector sabe que, en opinión de Capa­blanca, las torres con el alfil tra­bajan mejor que las torres con el caballo. Así, las blancas ya están fuera de peligro, y las negras tie­nen poco tiempo para pensar, ya que lo gastaron en las meditacio­nes a la 43.• jugada.

44 . • . . 45. 1I ed2 46. 1I xd2 47 . .i.fl

liJc7 II xd2 liJe6

Trasladando el alfil a una digo­nal activa.

47 • . . . 1I d8!

Ragozín sabía que la dama y el caballo, en opinión de Capablan­ca, actúan mejor que la dama y e l alfil, pero en este caso el alfil de las blancas por su largo alcance es más activo.

48. �g3 �g7 49. � c4 1I xd2

A un juego más complicado lle­vaba 49 . . . . liJd4 con la esperanza de levantar el centro de peones de las blancas mediante h7-h6 y g6-g5, pero las negras ya sólo piensan en las tablas y por eso cambian piezas.

50. "Wxd2 1/ld8 51. '1Wf2

Razonablemente las blancas re­chazan el cambio de damas.

336

51 . • . . liJd4

Así las negras dejan entrar a la dama enemiga en su campo y caen bajo ataque. Entregando peón (5 1 . . . . 1/ld7 52. Axe6 tvxe6 53 . 'iWxc5), las negras, por lo vis­to, conseguían las tablas.

52. �g2 'Wd7 53. 1Wa8

53. ... a4

La última posibilidad de eludir la derrota residía en la jugada 53 . . . . 'ii'c6.

54. 'Wg8+ c.tb6 55. �f8+ c.th5

Se podía evitar el mate jugan­do 55 . . . . 1Wg7, pero después de 56. llfxc5 las negras sufrían pér­didas considerables.

56. �f6 h6

O bien 5 6 . . . . Wh6, 57. h5, y no hay defensa contra 57. Wg5+ �g7 58. h6+ �f8 59. 'Wf6+, etc.

57. e6

Las negras abandonaron sin es-

perar la posterior 5 8 . Y!fxd4 y 59. �e2 mate, y pasamos a analizar la partida. En este momento su­cedió un episodio divertido. Sólo se presentó en la escena nuestro árbitro Abramov, que tomó parte en el estudio de los acontecimien­tos sucedidos en la partida, segu­ro de que las negras habían obte­nido una fácil victoria. Cual no se­ría su sorpresa, cuando el análisis llegó a la posición final. . .

Esta partida demostró visible­mente la agudeza del proyecto es­tratégico de Ragozín, así como los defectos de su carácter depor­tivo. Por otra parte, demostró que yo a veces desarrollaba las po­siciones de forma poco conve­niente, pero sabía aprovechar en los momentos difíciles una peque­ña posibilidad táctica, fundada al­gunas veces en el análisis casero.

106. Apertura Española O V. RAGOZIN e BOTVINNIK 1 o. a partida del match Leningrado, 1 940

1 . e4 2. I.Llf3 3 . i.bS 4. �a4 S . 0-0

eS I.Llc6 a6 I.Llf6 �e7

Desde luego, no hay otra aper­tura que se repita sin modifica­ción hasta la 1 4.• jugada de las blancas en un período de tiempo tan largo (casi un siglo), y se haya difundido entre los partidarios

tanto de las blancas como de las negras.

6. li e1 bS 7. �b3 d6 8. c3 0.0 9. h3

A las blancas les resulta útil perder tiempo en esta jugada pro­filáctica si quieren jugar d2-d4, ya que de lo contrario es posible la clavada �c8-g4. El sistema cori 9 . d3 ya se vio en las partidas n ."" 6 y 98.

9. . . . lilaS 10. �c2 eS 1 1 . d4 Wc7 12 . I.Llbd2 cd4 13. cd4 I.Llc6

La sabiduría de la maniobra de Chigorín I.Llc6-a5, c7-c5 y li:Ja5-c6 consiste en obligar a las blancas a pronunciarse. Sólo mantendrían favorablemente la tensión en el centro con lajugada 1 4. li:Jb3 (por lo visto, la mejor continuación), pero, generalmente, este caballo se dirige al flanco de rey. De lo contrario o bien hay que cerrar el centro ( 1 4. d5), o bien crear una configuración de peones simétri­ca ( 1 4. de). Muy raramente se em­plea el sacrificio de peón, que ya se encuentra en el match Lasker­Tarrasch (Munich, 1 908); este sa­crificio nunca ofreció el éxito a las blancas, pero a pesar de todo mi adversario lo eligió en esta parti­da.

14. lilfl ed4

Ragozín conocía claramente

337

mi aprensión al juego abierto, donde lo más importante es el cál­culo exacto de variantes; por otra parte, él temía a las posiciones ce­rradas, en las que yo era más fuer­te. Sin embargo, en esta partida supe «medir» a mi adversario en la táctica.

1S. �f4

Una recomendación de Tarta­kower, pero por lo visto lo mejor para las blancas es seguir la pro­puesta de K eres: 1 5 . 11 e2 �b6 1 6. ll d2 d5 1 7 . ed ltJ xd5 1 8 . lt) xd4 R.b4 1 9. ll d3 ltJe5 20. ll g3 �c5 2 1 . ltJe3. Para los afi­cionados a analizar situaciones agudas les ofrezco esta variante: 1 9. � xh7+ <,!;>xh7 20. 1Wh5+ �g8 2 1 . ltJ xc6 .i_xd2 22. frxd5.

lS. . • • �b6 16. eS

Sólo se debe cambiar el peón e4 por el peón d6 cuando esto lle­ve forzosamente a la obtención por parte de las blancas de deter­minada compensación por e l peón sacrificado. En la partida

338

Kasparian-Panov (Tbilisi, 1 937) las blancas llevaron a cabo con éxito la maniobra lLlfl-g3-f5, pero más tarde la práctica demostró que las negras podían impedirla jugando g7-g6.

16. . . . deS 17. ltJxeS .i.e6

Desarrollándose y cubriendo al alfil e7.

1 8. ltJ xc6 �xc6 1 9 . .i.eS 1Ifd8 20. ll cl �d7

Las blancas no pueden conse­guir la repetición de jugadas: 2 1 . .i.c7 ll e8 22 . .i.e5 (22. �b6 .i.b4 23. ll e2 _i.xa2) 22 . . . . ll ad8 23. �c7 I! c8 24. �e5 ll ed8. Toman una decisión ingeniosa que, sin embargo, de forma sorprendente lleva a la derrota. Es cierto que las negras para las próximas juga­das tuvieron que calcular varian­tes bastante largas.

21 . 1Wd3 .i.c4 22. ffxd4

En esto consiste todo. Con la

amenaza 22. �xf6 las blancas for­zaron lajugada 2 1 . . . . �c4. Y des­pués de los cambios la torre e l va a amenazar al alfil e7. Gracias a esto pueden eliminar el peón cen­tral enemigo.

22. . . . �xd4 23. � xd4 I[ xd4

La única jugada que lleva de nuevo a ventaja material de las negras.

24. ll xe7 .t..xa2

Inesperado, ya que parece que el alfil queda excluido del juego y cae en una trampa. Sin embargo, las restantes piezas negras consi­guen llegar a tiempo en su ayuda.

25. b3 lLldS

Sólo llevaría a tablas la conti­nuación 25 . . . . ll c8 26. ,t. xh7+ �f8 27. l! xc8+ r3;; xe7 28 . .ic2.

Ahora las blancas están obliga­das a clavar el caballo, para no permitir 26 . . . . lbb4.

26. g d7 ltJc3 27. Ii xd4

Si 27. ll e7, entonces 27 . . . . b4.

27. . . . lbe2+ 28. � h2 lb xd4

(DIAGRAMA 334)

Como antes, el alfil es invulne­rable. Por ejemplo: 29. lLld2 f5 30 . J.dl ll e 8 3 1 . ll al ll e l 32. lit x a2 lit x d 1, y las blancas, por lo visto, no pueden evitar la derro­ta. Por eso se esfuerzan en tomar la iniciativa.

29 • .ie4 ltJxb3 30. ll c7

Parece como si las piezas ne­gras estuvieran en una posición peligrosa, pero se pone de relieve que no es posible aprovecharse de esto. Si 30. ll c3, entonces 30 . . . . ll b8 3 1 . � d 5 b4, y por l o visto, las blancas perderían tanto en caso de 32. ll c2 Jtbl 33. ll b2 .id3 corno después de 32. ll xb3 J. xb3 3 3. J. xb3 ll d8 .

30. ... Ii b8 31 . Ad5 ltJcl 32. Jtb7

O bien 32. J.e4 lbe2.

32. ... Ae6 33. J. xa6 lba2

Llegando a un final en el cual parando las amenazas tácticas, técnicamente no existen dificulta­des.

34. lbd2 35. Ab7 36. J. xd5 37. f4

lbb4 lbd5 J. xd5 g6

No sólo es una ventanilla útil

339

para el rey, sino que además no permite el avance f4-f5, quitándo­le al alfil su excelente punto de apoyo en e6.

38. It c5 39. g4 40. It c2 41. It b2

Las blancas anotaron la última jugada, pero abandonaron sin continuar el juego.

Parecía que las piezas ligeras negras se encontraban en gran pe­ligro, pero su acción coordinada las llevó a un victorioso final.

107. Defensa India de Rey O BOTVJNNIK e l . BOLESLAVSKY 1 2.° Campeonato de la U RSS Moscú, 1 940

l . d4 2. c4 3. lllc3

lllf6 d6 e5

Después de las n umerosas par­tidas en las que Boleslavsky y Bronstein emplearon la Defensa India de Rey, estuvo claro cuán­tas sutilezas se escondían en esta apertura. Entonces yo sólo sabía (este fue mi primer encuentro con Boleslavsky) que a los ajedrecis­tas ucranianos les gustaba jugar esta apertura y que por lo visto te­nían nuevas ideas relacionadas con el avance d6-d5.

La jugada 3 . . . . e5 tiene senti­do en el caso de que las negras tra­ten de eludir la configuración de peones blancos e2-e4 y f2-f3, que

340

puede obtenerse tras la continua­ción 3 . . . . g6 4. e4 j_g7 5. f3. Aho­ra el cambio 4. de de 5. 'ifxd8+ w xd8, lleva a una igualdad total.

4. lllf3 lllbd7 5. g3 g6 6 • .ig2 j_g7 7. 0-0 o-o 8. e4 Ite8

Si llega e l caso las negras ame­nazan tomar la iniciativa, 9 . . . . ed 10. lbxd4 lbc5 (o inmediatamen­te 1 0 . . . . c6 seguido de d6-d5), pero después se estableció que era mejor jugar inmediatamente 8 . . . . c6.

9. d5 Las blancas cortan de raíz la

amenaza indicada, y ya que des­pués la torre tiene que regresar a f8, el avance d4-d5 tiene mayor sentido, pues la respuesta f7-f5 no debe tener tanta fuerza. Y a pe­sar de todo no debía forzar los acontecimientos, y jugar 9 . .ie3, como demostré algunos meses después en la partida n.o 1 1 2 con­tra Lilienthal.

9. ... lbc5 10. lL!e1 a5 1 1. h3 It f8

Las negras ya pasan al plan con el avance f7-f5. Más tarde, Boles­lavsky escribió que merecía aten­ción 1 1 . . . . .id7.

12 . .i.e3

A 12 . ltid3 seguiría, natural­mente, 1 2 . . . . ll)xd3 1 3 . 'ifxd3 ltid7, y el segundo caballo se ins-

tala en la excelente posición c5. Tal vez por eso fuera mejor jugar ahora 12 . . . . lb fd7, pero al mismo tiempo las negras no quieren cor­tar a su alfil de dama.

12. . . . lbe8

13. lbd3

Las blancas se apresuran para aprovechar el momento más favo­rable (cuando el caballo e8 está le­jos de la casilla c5) para ofrecer el cambio de caballos. Pero desde luego ya no era posible tomar in­mediatamente la iniciativa en el flanco de rey después de 13 . f4 f5 14. ef gf 1 5 . fe .A,xe5. Por ejem­plo: 1 6. wh2 seguido de lbel-f3.

13 . ... b6 14. 'i?d2

Ahora 1 4. f4 ya no era tan con­vincente, ya que en caso de 1 4 . . . . ef 1 5. gf f5!, surgirían grandes complicaciones. No daría ventaja a las blancas 1 4. lb xc5 de 1 5. tfd2 lbd6 1 6. b3 .A.d7, como se jugó en la partida Eliskases-Peli­kan (Podebrad, 1 936).

14. ... f5 15. ef5 gf5!

Es favorable a las blancas 1 5 . . . . j_xf5 1 6 . lb xc5 de 1 7. g4!, como demostró en una situación análoga la partida Flohr-Lilient­hal (Moscú, 1 936).

16. f4 it)xdJ

Boleslavsky juega muy atento, ¡si no demasiado atento! Eviden­temente, temía que a 1 6 . . . . e4 si­guiera 17 . lbfl con la posible ame­naza g3-g4. Pero entonces man­tendría el poderoso caballo c5 , y el avance del peón «g», incluso si se llegara a realizar, llevaría a un juego de doble filo.

Más tarde, además de un gran i nvestigador del ajedrez, Boles­lavsky fue un gran maestro en el juego posicional. Pero en la épo­ca del 1 2.° Campeonato de la URSS sólo tenía 2 1 años . . .

17. t!fxdJ e4 18. 'iftd2

Todos los comentarios valora­ron esta posición a favor de las ne-

341

gras, pero, según mi punto de vis­ta, es una incomprensión.

En el flanco de dama las blan­cas son lás únicas que pueden e fectuar un ataque de peones (a2-a3, b2-b4, c4-c5), y allí su ven­taja es evidente. El peón pasado e4, mientras la partida no llegue a un final de peones, no tiene un valor especial . Aunque parece que el peón g3 es débil, no se vé cómo organizar un ataque efecti­vo contra él.

18. ... 1i'f6 19. lH2 .i.d7 20. :a: d1 l!Vg6 21 . llle2 l!Jf6

Por ambos bandos empieza una tendencia a trasladar sus pie­zas cerca del flanco de rey o al me­nos dirigir allí sus golpes. No obs­t�nte todas las maniobras que se tienen en cuenta en una posición de carácter cerrado, transcurren con un tiempo pausado.

22 . .td4 :S: ae8 23. 1fe3 h6 24. lllc3

Las blancas sólo necesitan tras­ladar el alfil de g2 a e2, y las ne­gras ya deben prepararse para el traslado de las piezas pesadas a la columna «g».

24 . .. . 2S . .tfl 26 . .te2

:S: f7 �h7 h5

Ahora a las blancas sólo les que­da asegurar el flanco de rey, si­tuando de la manera más favora­ble las torres.

342

27. :S: g2 .th6 28. :S: fl :S:g8 29. :S: ff2 .tg7

Sólo queda esperar que las ne­gras trasladen el alfil de h6 a e7 y jueguen :S: fg7 y 1Wh6, tras 1¿ cual en cierta manera mantienen a las blancas en tensión. Sin em­bargo, Boleslavsky por lo visto es­taba algo desorientado por la len­titud de las maniobras blancas y se encuentra bajo la impresión de que su posición es mejor. De re­pente pensó que seguiría h3-h4, y entonces ya no sería posible abrir la posición. Quizás fuera necesa­rio hacer esto antes. Las blancas en su flanco de rey son suficien­!emen!e sólidas .Y en las jugadas mmedtatas . emptezan la prepara­ción de la ruptura en el flanco de dama.

30. a3 h4

Ahora las blancas son las pri­meras en aprovecharse del fruto del juego abierto.

31 . gh4 32. :S: g5

33. � fg2 ..i.e8

Ya se amenazaba 34. _ixf6 � x f6 3 5 . li h5+ , ganando la dama, por lo que es necesario to­mar bajo control la casilla h5.

34. � xf5 Ah6

De esta manera las negras es­peraban tomar la iniciativa, pero las blancas tienen preparado un sacrificio de calidad, como resul­tado del cual se encuentran con superioridad tanto material como posicionaL

35. l:Hg5 ..i,xg5 36. fg5 �h5

A la retirada 36 . . . . �d7 deci­d i rí a 3 7 . � x e4 segui do de ..i.e2-d3 ó 37. li: g4, y después del jaque de la agonía (37 . . . . W'e l + 38 . Wg2) no habría defensa con­tra 39 . "Wxe4+ (o 38 . . . . � e7 39 . 'Wf4 y 40. � h4+).

37. A x h5 38. 'fVxe4+

'fVxh5 � g6

No había la respuesta 38 . ti'g6 por 39 . \th4+.

· 39. W'xe8

Ya que la torre g6 está clava­da, ganaba inmediatamente 39. � g4 (39 . . . . Wg8 40. 'fi'xe8+ � f8 4 1 . 'W'e3).

39 • • . . � xg5!

Una decisión audaz, pero no salvadora.

40. 'ft'h8+ Wg6 41.

.ti'g8+ wf5

42. 'Wc8+

Esta fue la secreta, y la retira­da del rey (tanto en la partida, como en las variantes) la analicé tan profundamente, que no dejé sin prever ni una sola jugada des­pués de la continuación.

Si ahora 42 . . . . Wg6, entonces 43. 'We6+ Wh7, y aquí no 44 . 'fVxf7+ flxf7 45. � xg5 que lleva a dificultades técnicas debido a la posición abierta del rey blanco, sino 44. ll g4!!, una astuta jugada que tenía preparada. Se amenaza 45. �e4, y la continuación 44 . . . . � xg4+ 45. hg 'Wg6, no puede im­pedir la jugada 46. �e4. Y en caso de 44 . . . . ll fl + 45. wxfl flxh3+ 46. we l !Vxg4 47. l!Vf7+ 'Ct>h6 48. Ae3 las blancas tienen pieza de más. En la partida el fi­nal llega de otra manera.

42. • . • 'itlf4 43. 'W'e6

¡Una jugada divertida! El volu­ble rey blanco consigue defender­se del jaque continuo, a la vez que es imposible salvar del ataque al rey negro.

43. ... :¡[ xg2+

343

44. �xg2 45. <t>gl

O bien 45 . . .. <t>g5 47 . .ie3+.

46. �fl 47 • .tf2

Wf3+ Wg3+

It f8 46. lbe2+

Wf3+ Wh5

A 4 7. . . . Ji[ f8 había preparado 48. t'lh6+ �e5 49. 't!Yg5+ 1Wf5 50 . 1We7+ �f4 5 1 . We3 mate.

48. lbe2+ �g5 49. h4+

Las negras abandonan.

108. Apertura Inglesa O BOTVINNIK e G. LEVENFISH 1 2.° Campeonato de l a URSS Moscú, 1 940

l. c4 2. lbc3 3. lbf3 4. d4

e5 lbf6 lbc6 ed4

Sobre la jugada 4 . . . . e4, ver la partida n.o 1 03 .

5. liJxd4 6 . .ig5 7 • .th4

.ib4 h6 j_xcJ+

Y así jugó conmigo N enarokov en el torneo de maestros (Lenin­grado, 1933), ver partida n.o 50.

En este sistema las negras con­siguen e l cambio del alfil ?4. A.I}li vez yo empleé esta contmuacJOn con negras contra Levenfish en el torneo de maestros con la partici­p ación d e Euwe (Leningr�do, 1 9 34) e hice tablas. Por eso m1 ad-

344

versario, naturalmente, consideró que este sistema era plenamente satisfactorio. El no podía saber que yo había preparado una con­tinuación, muy desagradable para las negras.

8. bc3 liJeS 9. e3

En la mencionada partida n.o 50 se indicó que las blancas po­dían obtener ventaja mediante 9. f4 lbg6 (9 . . . . lb xc4, 1 0 . e4) 1 0. .i, x f6, etc.

339

9 . • . . 10 . .tg3 11 . Wc2 12. hg3

lbg6 lbe4 lbxg3 d6

La partida con N enarokov con­tinuó así: 1 3. li d l "ff/e7 1 4 . .ie2 a6 1 5 . e4, y después llegué a la conclusión de que jugando 14 . . . . lbe5 las negras igualaban las po­sibilidades. Por eso decidí que se debía limitar inmediatamente al ágil caballo g6, dejándolo en una posición desafortunada.

13. f4! 'fle7

Las negras empujan al rey ene­migo a ocupar una casilla, a la que de todas maneras iba a dirigirse. Puede ser que Tolush jugara más fuerte contra Mikenas en el año 1 946. Trasladó inmediatamente el caballo a través de f8 y d7 a eS, y más tarde después de 'fld8-e7 y .i.c8-d7 se enrocó largo. Si a 1 3 . . . . lüf8 las blancas continuaran, como en esta partida, 14 . eS de I S . _¡_bs+, entonces después de 1 S . . . . lüd7 1 6. llJfS las negras ten­drían más posibilidades de una buena defensa.

14. wf2 lilf8

La respuesta natural. Las ne­gras se esfuerzan en mejorar la posición de su caballo y trasladar­lo a la casilla eS . Pero las blancas contaban con esta jugada. El ca­ballo le quita al rey negro una im­portante casilla para la retirada, y las blancas pasan al ataque decisi­vo.

15. c5! dc5 16. �b5+

16 . • . . lüd7

Conduce a la derrota, pero tras otras respuestas las blancas man­tendrían la ventaja: 1 6 . . . . c6, 1 7. lüxc6; 1 6 . . . . Wd8 1 7. li ad l cd 1 8 . li xd4+ �d7 1 9 . .i_ x d7 liJxd7 20. li hd l wc8 2 1 . li xd7 ifxd7 22. li xd7 w xd7 23. �fS+; 16 . . . . _¡_d7 1 7. llJfS 'W'f6 1 8 . �e4+ lüe6 ( 1 8 . . . . �d8 1 9. li hd 1 c6 20. li d6) 1 9 . _j_ x d7+ w x d 7 2 0 . li hd l + wc8 2 1 . li ab l li b8 22. Wa4 li d8 (22 . . . . Ii a8 23. 'fld7+ wb8 24. li xb7+) 23 . li x d8+ lü xd8 24. li d l 'i'ixfS 2S. tlfe8.

17. lüf5 tlff6 18. li adl g6

Las negras entregan un peón, pero expulsan al caballo blanco de su posición dominante. Perdía in­mediatamente 1 8 . . . . a6 por 1 9. tlfe4+ Wd8 20. Axd7 _¡_ xd7 2 1 . tlfxb7 li c8 22. li xd7+.

19. lü xh6 lif8

A 19. . .. 1te6 decidiría 20. lüxfl (20 . . . . li xh i , 2 1 . lDgS).

20. g4

Las blancas se apoderan de la casilla f6·para su caballo, y la po­sición de las negras resulta deses­perada.

20. ... a6 21 . g5 lli'e6 22 . .i.e2 lüb6 23. lüg4 we7 24. lüf6 1Wc6 24. li h7

También se podía jugar 2S . g4, restringiendo al alfil negro.

34S

25 . ... 26. e4

.t.f5 .t.e6

Acelera la inevitable derrota.

27. f5

Las negras abandonan. Levenfish se interesaba viva­

mente por las novedades teóricas y en este aspecto jugaba muchas aperturas interesantes. Induda­blemente, a causa de esto él mis­mo tenía que sufrir caer en las preparaciones de apertura, y en este caso no ejerció una resisten­cia digna.

109. Defensa Nimzoindia O M. STOLBERG e BOTVINNIK 1 2.° Campeonato de la URSS Moscú, 1 940

l. d4 ltlf6 2. c4 e6 3 . ltlc3 /Lb4 4. e3 0-0 5 . .t.d3 d5 6. ltJge2

La teoría ha demostrado que está más dentro del espíritu de la ape rtura 6 . ltl f3 . La j ugada ltJgl-e2 está dirigida a eludir el doblaje del peón en caso del cam­bio en c3 . Pero en esta situación (después de d7-d5) esto ya no es una a�enaza para las blancas, ya que siempre puede cambiarse el peón c4 por el peón d5.

346

6. ... c5 7. 0-0 ltJc6

8. cd5 9. a3

ed5 cd4

Durante la partida me pareció que las negras habían igualado to­talmente : después de 1 O. ab de 1 1 . be, la ventaja de la pareja de alfiles no tiene especial significa­do por la pasividad del alfil de dama de las blancas. Sin embar­go, resulta que la inesperada con­ti�uación 1 1 . b5, por lo visto, per­mite a las blancas obtener la ini­ciativa. En caso de 1 1 . . . . cb 1 2. R. xb2 ltJe7 1 3 . ltld4 la actividad de las piezas compensa el peón sa­crificado. Si ahora 1 1 . . . . liJeS, en­tonces 1 2. ltl xc3 .

10. ed4 .t.d6

Es cierto que las blancas han conseguido hacer la útil jugada a2-a3, pero la posición de su ca­ballo en e2 es peor que la del ca­ballo f6 (en especial, no es posi­ble jugar 1 1 . .i.g5 por 1 1 . . . . .t xh2+). En resumen, las negras han dejado atrás las dificultades de la apertura. En esta posición se ha probado jugar 1 l . � h l y 1 L .*.f4; parece ser que la última es

la mejor. La jugada de la partida sólo debilita el flanco de rey.

11 . h3 h6 12. b4

Una jugada inútil.

12. . . . It e8 13. 'tWb3 .te6 14. j.d2 �d7 15. f4

Las blancas cierran la posibili­dad del jaque en h2, digamos en el caso de 1 5 . . . . .i_ xh3 1 6. lL)xdS lL) xdS 1 7. 'fWxdS. Sí ahora 17 . . . . .te6, entonces 1 8. 1We4.

15. . • • .tf5

Las negras no quieren simplifi­car la posición, a lo que nevaba la variante indicada en los comenta­rios anteriores, y empiezan el jue­go por la columna abierta «e». Además, debilitan las casillas blancas en el campo del enemigo y se esfuerzan en ocuparlas con los caballos.

16. 1Vc2 .te4 17. b5

17. . .. _txd3 18. 1Wxd3 lilaS 19. lilg3

Era peligroso 1 9. lL) xdS lL) xd5 20 . .t xa5 It e3 2 1 . 'i\Vc4 1We6.

19. .. . lilc4 20 • .tcl

Una penosa decisión, pero, ¿qué hacer? Sí 20. ll:l xd5 lL)xdS 2 1 . 1Wxc4 lile3 22 . .t xe3 li xe3 23 . � h2, entonces 23 . . . . li c8 24. �a2 (24. \1Vd5 li xg3) y, por ejem­plo, 24 . . . . li cc3 25. lile2 li x a3 26. �c2 li xh3+ 27. gh "ffxh3+ 28. Wg1 1Vg4+ 29. wf2 li f3 + 30 . � e l .tb4+.

20 . .. . 2 1 . li a2 22. a4 23. li'ld1

li ac8 il.f8 .tb4 lile4

Era más fuerte jugar previa­mente 23 . . . . lil d6, y entonces el segundo caballo relevaría al pri­mero en la casilla e4.

24. f5 lLl xg3 25. 'i\Vxg3 il.d6 26. 1Wf3 .te7 27. �g3 .tf6

En caso de 27 . . . . Wh8 es nece­sario tener en cuenta el ataque después de 28. f6 j_ xf6 29. ]l xf6. Ahora las blancas tienen la posi­bilidad de librarse del débil peón d4 y mejorar algo su posición, pero este peón jugaba un papel útil: bloqueaba al peón central enemigo y controlaba la casilla eS .

28. iJ.xh6 j. xd4+ 29. wht f6

347

Esta jugada es obligatoria, ya que se amenazaba 30 . JJ. x g7 JJ..xg7, 3 1 . f6.

30 . .tcl 31. 'ffd3 32. "'bl

li e4 lb eS li c4

Las piezas blancas han caído en una posición pasiva. Las blancas ya deben cuidar de los peones dé­biles a4 y f5. Ahora llevan a cabo un intento para cambiar la situa­ción en el flanco de dama.

33. aS JJ..c5 34. b6 a6 35. ltlb2 li c3

Las negras señorean e n todo el tablero, y el traslado de la torre a la tercera fila es una señal de alar­ma para el rey enemigo.

36. Ji.d2 li b3 37. 1i'c2 'ffbS 38. li el .tf8

La imposibilidad de impedir la invasión de las torres negras por la segunda fila significa el fracaso de las esperanzas blancas (39 . liel li xe l + 40. JJ.. xei Wfl + 4 1 . wh2 Ji.d6!).

348

39. li dl 40. \i'cl 41 . gh3

lit e2 lit xh3+! d4

Las blancas abandonaron, ya que no se puede cerrar la gran dia­gonal blanca.

1 1 0. Ataque Indio de Rey O V. PANOV e BOTVINNIK 1 2.° Campeonato de l a URSS Moscú, 1 940

l. e4 e6 2. d3

Vasily Nikolaievich Panov (1 906-1 973), años más tarde fue el autor de un curso de aperturas, pero en esa época no era un gran especialista en el campo de la teo­ría de las aperturas, y por eso en nuestra partida intenta ir por ca­minos poco conocidos. Hay que decir, no obstante, que en nues­tros días esta apertura conocida bajo el nombre de Ataque Indio de Rey ya es muy conocida.

2. ... c5 3. ll:lf3 ll:lc6 4. ltlbd2 d5 5. JJ.e3

Sin duda era más fuerte 5 . g3 y 6 . .tg2.

5. ... .id6 6. c3 ltlge7 7. ltlfl

Una continuación rebuscada. Por lo visto, las blancas conside­raron que conmigo precisamente

era necesario luchar de esta ma­nera. Era más sencilla y mejor 7 . d4.

7. ... 0-0 8. 'be3 f5

Las negras se apoderan de la iniciativa. No fue difícil decidirse por esta jugada: en una situación parecida jugó así Capablanca con­tra Ni mzovich (San Sebastián, 1 9 1 1 ). Naturalmente, mi adversa­rio no esperaba esto . . .

9. edS ed5 10. g3

Muy bien jugado. Ahora las blancas se disponen a continuar 1 1 . 'bg2 y ocupar la casilla f4, pero las negras, desde luego, im­piden esto.

344

10. ... f4 1 1 . lbg2 lbg6 12. '1Wb3

Ahora lo más sencillo era de­fender el peón d 5 mediante 1 2 . . . . il..c7, pero las negras consideran

justamente que la ventaja en el de­sarrollo les da el derecho a atre­verse a sacrificar el peón.

12. ... il..e6 13. li) xf4

Si inmediatamente 1 3 . 1!Vxb7, entonces 1 3 . . . . lb a5 14. 'Ba6 .i.c8 1 5. '1Wb5 il..d7 1 6. �a6 lH6, llevaría a las blancas a la pérdida de la dama o a mayores pérdidas materiales para su salvación. Cambiando el alfil enemigo de ca­sillas negras, las blancas tienen la posibilidad de tomar el peón b 7.

13. ... li) xf4 14 . .i,xf4 iJ..xf4 15. gf4 li xf4 16. �Xb7

Las blancas decidieron tener peón de más a pesar de las difi­cultades que van a soportar por el retraso en el desarrollo.

345

16. . . . lba5 17. "e'a6

17. . .. .i.c8!

La residencia de la dama blan­ca en b5 creará más adelante la amenaza ll a8-b8.

1 8. �b5 �g4 19. lbgl 'f!c7

349

La posición de las blancas pa­rece desesperada: se amenaza ga­nar la dama de dos maneras, 20 . . . . a6 y 20 . . . . li b8 . Aquí hay que recompensar debidamente la as­tucia táctica de Panov, que supo reavivar el juego (¡y cómo!) en una posición penosa.

20. b4

Las blancas han salvado la dama, pero ahora no está claro, donde cubrirán al rey del ataque. Ni en una ni en otra diagonal, n i por e l centro, tiene esperanzas de refugio.

20. ... �b7

Se libraba fácilmente de la ju­gada 20. . . . cb debido a 2 1 . Wxd5+ y 22. Wxa8+.

2 1 . bc5 �d6!

Esta astuta respuesta es un ha­llazgo. A 2 1 . . . . �x c5 seguiría 22. d4. Ahora las blancas ya no pue­den tomar el «obsequio>>: 22. cd? Wxc3+ y 23 . . . . Wxal +.

22. Wb2 WxcS 23. _axg4

Las blancas razonablemente evitan la jugada d3-d4, ya que esto afianzaría la ventaja posicio­nal de las negras.

23. ... lii xg4 24. �e2

(DIAGRAMA 346)

24 . ... li e8!

A primera vista es una jugada

350

vulgar, pero su sentido oculto es obligar a las blancas a enrocarse largo, tras lo cual decidirá el ata­que por la columna «b>>.

25. 0-0-0 a5 Rechacé 26 . . . . li e7 porque me

pareció que era posible la varian­te 26. �d4 (si 26. 1!Vb8+, enton­ces 26 . . . . wf7) 26 . . .. li b7 27. .lüb3. Para eso incluyo en el ata­que al peón «a>> . Ante todo la ju­gada 26. �d4 era totalmente im­posible por 26. . . . lii xd4. Ahora la lucha se complica algo.

26. <l.>bl

Mi adversario, naturalmente, sí vio que no podía jugar 26. �d4, y retira el rey, rechazando la ame­naza 26 . . . . li b4 27. 't!t'c2 lii xe2 28. 't!t'xe2 Wxc3+ 29. Wc2 Wa3+ 30. <l.>d2 li b2 .

26. ... a4 27. �d4 li e7

Y ahora esta jugada decide la partida No salva a las blancas 28. <l.> al ;¡¡ b7 29. ifd2 (29. �e6 Wc8)29 . . . . li xd4. Sin embargo, Panov en su búsqueda encuentra

una genial combinación, la cual, por desgracia, resulta defectuosa.

28. f3

Ante todo hay que apartar a la torre negra de la columna «g».

28. ... li h4 29. li hel

La última posibilidad, sacrifi­cando la dama.

29. ... li b7 30. li e8+ �f7

No es posible dejar la torre b7 sin defensa (30 . . . . l!J xe8?).

31 . lH8+!

N o es posible la respuesta 3 1 . . . . � x f8? por 32. ltle6+, y a 3 1 . . . . � g6 seguiría 32. li g l + (¡he aquí por qué era necesario expul­sar a la torre!) 32 . . . . Wh5 (32 . . . . �h6 33. Wxb7) 33 . Wxb7! l!J xb7 34. li f5+ �h6 3 5 . li f6+! gf(o 3 5 . . . . g6) 36. ltlf5+ wh5 3 7. ltlg7+ con jaque continuo. Este brillan­te proyecto tiene, sin embargo, una prosaica refutación.

31. ... we7 32. li el+

32 . ... li e4!

Las blancas tienen tantas pie­zas atacadas, que las negras pue­den desprenderse gustosamente de una torre, tanto más que en caso de 32 . . . . Wd7 33 . li f7+ las blancas incluso ganarían.

33. fe4 it xb2+ 34. w xb2 11í'b6+ 35. �c2 wxf8

Se ha agotado el tiempo para los golpes tácticos, y el balance de fuerzas es tal, que la resistencia posterior de las blancas no tiene sentido.

36. edS 37. li fl + 38. ltle6 39. �di 40. we2 41 . we3

ltlbS we8 l0a3+ lllbl+ lllb2+ 'ifxc3

Las blancas abandonan.

1 1 1. Defensa Francesa O BOTVINNIK e l . BOLESLAVSKY Match-torneo para el título ab­soluto de campeón de la U RSS leningra do, 1 941

1. e4 e6 2. d4 dS 3. ltld2

En todas las partidas vistas an­teriormente, en las que se encon­traron con la defensa francesa, las blancas jugaron 3 . ltlc3 . El siste­ma de Tarrasch, caracterizado por la jugada de la partida, natu-

3 5 1

ralmente ya se conocía entonces, pero recibió una amplia divulga­ción mucho más tarde.

3. •.• eS 4. edS edS S. J.bS+ li:le6 6. li:lgf3 ..t.d6

Los intentos de las negras de evitar la pérdida de tiempo des­pués del cambio de peones en c5 no tienen éxito (6 . . . . a6, 6 . . . . c4, 6 . . . . .i.d7, 6 . . . . We7+, 6 . . . . cd), por eso la jugada 6 . . . . d6 hoy en día se considera la más fuerte.

7. deS � xeS 8. 0-0 li:lge7 9. li:lb3 Ab6

10 • ..t.e3

En cierto modo esta jugada no ha arraigado, y es posible que se abran mejores perspectivas ante las blancas después de 1 O. li e 1 0-0, 1 1 . Ae3.

10. . . . Axe3 1 1 . fe3

Simplifica sustancialmente el problema de las negras. A 1 1 . Axc6+ n o podrían tomar con ca­ballo por los motivos expuestos en la partida n.0 1 1 7 (1 l . . . . llJxc6 1 2. li e l d4? 1 3 . llJfxd4). Y en caso de 1 1 . . . . be se debilitaba la casilla c5 .

1 1. ••. 0-0 12. '§d2

Ahora a 1 2 . . . A xc6 las negras ya pueden responder 1 2 . . . . llJ x c6.

352

12 . ... 13. a4 14. li:lfd4

'ifb6 AfS

Un momento importante para la lucha posterior. Después de 14. . . . .i.e4 este alfil estaría magnífi­camente situado y compensaría el fuerte caballo blanco d4.

14. ••. llJxd4

Mejora la estructura de peones de las blancas. Ahora tienen dos «islotes de peones» (en la termi­nología de Capablanca), y las ne­gras se quedan con tres, y además el peón d5 puede ser sometido a presión.

1S. ed4 li ac8

Era tarde parajugar 1 5 . . . . Ae4 por 1 6. itlc5 con la amenaza 1 7 . li:ld7. Además, e l salto del caba­llo a c5 está garantizado por la aparición del peón blanco en d4, que ahora es útil. No obstante, por lo visto lo mejor para las ne­gras era 1 5 . . . . '§g6 1 6. c3 J.e4.

1 6. li:lc5 a6 17. li ael

Otra idea, después de 1 7 . .td3 .t xd3 18. 'jWxd3 'fkc7, es cerrar la posición del caballo c5 con la ju­gada 1 9. a5 . Sin embargo, conti­nuando 1 9. .. . l!lc6, las negras creaban inmediatamente dos de­sagradables amenazas: 20. liJxa5 y 20 . . . . liJ xd4.

1 7. • • . 'S.c7

En caso de 1 7 . . . . '§. xc5 1 8 . de ( 1 8 . '§. xe7 '§. xc2) 18 . . . . 1lfxc5+ 1 9 . �f2 las negras se quedaban sin calidad .

18. �d3

Las blancas rehúsan la varian­te 1 8 . �d7 .te4! 1 9 . l!Vf4 lilg6 20. �g3 'S. d8 2 1 . a5 't!fxa5 22. �d6, ya que las negras se salvaban del golpe 23 . b4 mediante 22 . . . . 'S. c6.

18. ... �xd3 19. 'fkxd3 1/:Vd6

El peón b2 todo el tiempo es in­tocable. Ahora, por ejemplo, por 1 9 . . . . �xb2 20. 'S. b l 1Wa2 2 1 . 'S. b3 l!lc6 22. �c3.

20. c3 aS

Las negras finalmente expul­san al caballo c5, pero tras esto sus peones del flanco de dama no son muy fuertes.

21. 'lff3

Con la amenaza 22. lbe6.

21 • . . • lilg6

Las negras no quieren dejar lle­gar al caballo enemigo a la casilla f4, desde donde apoyaría el ata­que de las otras piezas sobre el

peón d5, y en todo caso podría emplearse en el ataque al rey.

22. 'S. e3 b6 23. ltld3 l:I d7

No conseguían luchar por la co­lumna «e» (23 . . . . lii e7 24. ll x e7 liJ xe7 25. ll e l ), por eso la torre releva a la dama en el papel de de­fensa del peón d5, para liberarla para acciones más activas.

349

24. 'S. fel 1!t'c6

Las negras quieren atar a una de las piezas enemigas a la defen­sa del peón a4. Si las blancas lle­garan a esto, entonces en cierta medida las negras se apuntarían un éxito moral, y el desarrollo de la iniciativa de las blancas cambia­ría. Sin embargo, tienen un plan de ataque claro, consistente en la expulsión del caballo g6, para li­berar la casilla e7 para las torres, y las casillas e5 y f4 para el caba­llo. Por eso ignoran la banal ame­naza del adversario.

25. g3! 'S. d6

El rechazo a la captura del

353

peón está fundado: 25 . . . . 'fWxa4 26. h4 IHd8 27. h5 tüf8 28. h6, y el ataque se desarrolla solo.

26. h4 f6

Las negras cubren la casilla fl, y también el punto de invasión del caballo enemigo que más les desagrada. Si, por ejemplo, 26 . . . . IHd8 27. h5 tüf8 28. tüe5 f!/c7, entonces 29. tüg4, y después, de­pendiendo de las circunstancias, 30. Ii: e7 ó 30. h6 .

27. f!/fS

Esto es más enérgico que la im­ponente 27. h5 tüh8 28. tü f4 tbfl 29. tüe6 tüg5 (29. . . . li e8 30. f!/g4) 30. tD xg5 fg 3 1 . f!/g4.

27. ... f!lc8

En esta posición un tiempo es más valioso que un infante. Por eso el final sería más penoso para las negras después de 27 . . . . f!/xa4 28. h5 tüh8 29. tüf4 f!/d7 30. f!/xd7 li xd7 3 1 . li e7 .

28. f!/xcS 29. h5 30. li e7 3 1 . tbf4

I[ xc8 t¿)f8 li cd8 li 8d7

En la 32. a y 34. a jugada las blan­cas cometen dos errores esencia­les, permitiendo al adversario ob­tener buenas posibilidades de sal­vación. Ahora, por ejemplo, era necesario jugar 32. \t>f2, cubrien­do la casilla de invasión por la co­lumna «e», que sería útil en la va­riante 32 . . . . li xe7 33. li xe7 g5 34. tüg2 :S e6 35. Ii: b7.

354

32. g4 33. :a xe7 34. hg6

Ji xe7 gS

Y ahora debían conservar el ca­ballo, ya que su cambio aumenta las posibilidades de resistencia. Después de 34. tbg2 li e6 35 . ll b7 ll e4 36 . E[ xb6 Ja xg4 37. li xf6, la superioridad de las blan­cas en el flanco de dama les ga­rantizaba la victoria.

34 . ... 35. tDxg6 36. li b7

tDxg6 hg6

Previniendo la maniobra libe-radora 36 . . . . b5 37 . ab li b6.

36. ... \t>f8 37. \t>f2 \t>e8 38. c;!le3 gS

Las negras rechazan infunda­damente 38 . . . . \t>d8, temiendo, por lo visto, la respuesta 39. wf4 seguida de 40. :S g7. Pero tenían la continuación 3 9 . . . . li e6 40. ll g7 ll e4+ 4 1 . \t>f3 g5, y la torre consigue volver a la sexta fila.

39. ct>d3 li[ e6 40. b4! ab4 4l. cb4 \t>d8

(DIAGRAMA 350)

Sin la pérdida de tiempo de la jugada 38. a las negras ahora ya ju­garían 4 1 . . . . ct>c8, pero es eviden­te que han dejado escapar las po­sibilidades de tablas.

42. aS \t>c8

O bien 42 . . . . ba 43. ba \t>c8

350

44. li b5 , y les da poco a las ne­gras tanto la defensa activa: 44. . . . li e l (44 . . . . 1I e4 45. a6) 45. li xd5 li gl 46. li c5 + �b7 47. d5 li g3+ 48. 'it> c4 li xg4+ 49 . 'it>b5 li d4 50. a6+, como la pasiva: 44. . . . Ii d6 45. �c3 'it> c7 46. �b4 f5 47. gf g4 48. �c5 li f6 49. li b6 li x f5 50. li g6 lH4 5 1 . a6.

43. a6 bS 44. li xbS li xa6 45. It xdS lit a l

Si 45 . . . . li a3+ 46. 'it>e4 li g3 4 7. 'it>f5 li f3+ 48. 'it>e6 li f4, en­tonces 49. li c5+ y, en caso de la retirada del rey por la columna «d» o «b», más tarde se pondrá en movimiento el peón corres­pondiente «b» o «d».

46. li cS+ 47. d5 48. li c4

'it>b7 lifl fS

Un error curioso, «preparado» por Boleslavsky durante el análi­sis casero, quien estaba seguro de que después de 49. gf li xf5 , las tablas eran inevitables. En honor a la verdad hay que decir que las

negras tenían perdida la partida aún sin este descuido.

49. 'it>e2

Las negras abandonan.

1 12. Defensa India de Rey O BOTVINNIK e A. LILI ENTAHL Match-torneo para el titul o de campeón absoluto de la U RSS Leningrado, 1 941

l. d4 2. c4 3. ltJc3 4. lt)f3

ltJf6 g6 �g7

Puedo advertir que el apartar­me de la serie de encuentros con el sistema Samisch (4. e4 d6, 5 . f3), que, por ejemplo, empleé en la partida n.o 38, no se debía a que estuviera desengañado de él. Más tarde ocupó de nuevo un lugar preeminente en mi repertorio de aperturas.

4 . . . • S. g3 6 . .t.g2 7. 0..0 8. e4 9 . .t.e3

d6 ltJbd7 0-0 eS li e8

Esta jugada la preparé especial­mente para el match-torneo. Ha­cía poco (ver partida n.o 1 07) ha­bía jugado contra Boleslavsky 9 . d5 , que va contra el plan de las ne­gras relacionado con las jugadas e5xd4, c7-c6 y d6-d5 . Este en­cuentro demostró que la jugada 9 . .te3 e s aún más efectiva.

3 5 5

9 . ... ed4

La continuación 9 . . . . �g4 1 0 . .i.g5 f6 1 1 . j.cl es dudoso que mejore la posición de las negras. En esto estaba de acuerdo un es­pecialista tan famoso de la Defen­sa India de Rey como Boles­lavsky, que probó contra Ragozín en el año 1 944, 1 1 . . . . c6, y con-tra mí, en 1 952, 1 1 . . . . ed, y con-tra Lilienthal, en 1 94 1 , y Brons­tein en 1 950, 1 1 . . . . �h6.

10. � x d4 �eS 1 1 . b3 �fg4

Puede verse que las negras tie­nen iniciativa, pero es una cir­cunstancia temporal, y más tarde sus piezas serán rechazadas.

12 . .i.f4 �c6 13. �de2

Huyendo de los cambios.

13. • • . fS

Las negras eliminan el peón e4, molesto para su juego, pero este debilitamiento que parece insigni­ficante de los peones que cubren al rey tendrá un significado im­portante.

14. h3 �f6 15. efS .i_xfS

(DIAGRAMA 351)

16 . 'Wd2

Inconsecuente. En esta posi­ción se impone la continuación 1 6. g4, y ya que el sacrificio de pieza por los peones «g» y «h» les da a las negras sólo una iniciativa

356

temporal, tendrían que retirarse, resignándose con una sólida ven­taja de espacio de las blancas.

16. ... hS

El método natural para preve­nir la expulsión de las piezas.

17. :S ael "1Wd7 18. �h2 �h7

No era posible 1 8 . . . . �e4 por 1 9. "1Wd5+.

19 . .i.gS �eS

De nuevo no era bueno 1 9 . . . . �e4 por 20. � xe4 .t xe4 2 1 . f3 j_f5 22. g4 Ae6 23 . � f4, y des­pués de eliminar al alfil e6 o de su retirada el ataque al rey negro por las casillas blancas sería irre­chazable.

20. �f4

Tras esta jugada aparentemen­te activa las negras consiguen elu­dir el peligro más inmediato. Era correcto 20. �d4, sin miedo a la respuesta 20 . . . . Ad3 debido a 2 1 . li g l �fg4+ 22. 'itlhl ! {pero no 22. hg � xg4+ 23. �h1 Axd4), las piezas negras ocupan una po-

sición inestable, y no pueden elu­dir las dificultades.

20. ..• c6 21 . .i,xf6 .t.,xf6 22. lbe4 .i.e7

En caso de 22 . . . . .t., xe4 23 . .i,xe4 rt/g7, la posición de las blancas sería algo mejor debido a la debilidad del peón g6 (en pri­mer lugar) y d6.

23. ffc3 "f!lc7 24. lbe2

Con retraso las blancas quieren corregir su error y trasladar el ca­ballo a d4, para cambiarlo por el alfil f5. Pero precisamente en este momento las negras debían apro­vechar la tregua para mediante 24 . . . . Axe4 25 . .t., xe4 .i.f6 26. "f!lc2 1Wf7, aligerar su defensa.

24. • • . l hd8 25. f4 lbf7

Finalmente en esto termina la ingeniosa maniobra y las blancas reciben posibilidades de crear amenazas reales. Este juego nun­ca fue del estilo de Lilienthal, y en seguida comete un error deci­sivo.

(DIAGRAMA 352)

26. lbd4

Ahora a las negras les queda una posibilidad para luchar por las casillas blancas mediante 26 . . . . Wc8. Después del cambio 27. ll:) xf5 'JWxf5 a las blancas no les daba nada 28. lbg5+ .t., xg5 29. fg "flld1, ya que e1 caballo negro des-

de la casilla e5 lo defiende todo. Sin embargo, si se jugara 28 . lbf2 .tf6, 29. 1Wd2, entonces las ame­nazas 30 . .J.e4 y 30. g4 manten­drían para las blancas una venta­ja sustancial.

El siguiente error de las negras acelera el desenlace.

26. • . . lbh6 27. lbgS+

Después de 27 . . . . rt/g8 28. lbde6 las pérdidas materiales son inevitables, y en caso de 27 . . . . .t., xg5 2 8 . fg lb f7 2 9 . ll:)xf5 gf, las blancas pueden elegir gustosa­mente entre 30. 'W'f6 y 30. :El x f5 .

Las negras abandonan.

l l3. Defensa Nimzoindia O P. KERES e BOTVINNIK Match-torneo para el título de campeón absoluto de l a U RSS leningrado, 1 941

P a u l P e t r o v i c h K e r e s ( 1 9 1 6-1 975) fue uno de los más grandes ajedrecistas de nuestro siglo. En el período de 1 93 6 a

3 5 7

1 975 fue, sin duda, el más fuerte luchador de torneos. Cuatro ve­ces Keres ocupó el segundo pues­to en las competiciones de candi­datos al título mundial, fue tres veces campeón de la Unión Sovié­tica y desde el año 1 93 6, en Nau­heim (donde «para empezar» compartió el primer premio con Alekhine), coronó una innumera­ble serie de éxitos en los torneos internacionales.

Fue un brillante conocedor de la teoría de los finales y de las aperturas, autor de muchos li­bros, compositor de ajedrez, toda la vida de Keres estuvo consagra­da al ajedrez. Dominó a gran al­tura la técnica posicional y se dis­tinguió por su olfato combinativo. ¿Por qué el gran maestro estonia­no no fue campeón mundial?

Por desgracia, en los momen­tos decisivos de la lucha, K eres no manifestó el debido carácter, la imprescindible estabilidad psico­lógica. Así sucedió en esta parti­da. En el match-torneo para el tí­tulo absoluto de campeón de la URSS se decidiría, en esencia, la pregunta: ¿quién de los dos aje­drecistas soviéticos, Keres o Bot­vinnik, debía representar a la Unión Soviética en la lucha por el campeonato mundial? Y los ner­vios de Paul no aguantaron .. .

l . d4 liJf6 2. c4 e6 3. liJc3 Ab4 4. Wc2 d5

Ambos nos dirigimos a la va­riante que habíamos empleado en

358

la práctica de torneos con anterio­ridad a nuestro encuentro.

5. cd5 ed5 6 . .i.g5 h6 7 . .i.h4

Es interesante advertir que después de nuestra partida esta jugada recibió en la teoría de aperturas un sólido signo de inte­rrogación, y casi quedó totalmen­te fuera de la circulación. Las blancas tienen que jugar sólo 7 . A x f6 y más tarde después de 7 . . . . 1fxf6, como e s habitual, 8 . a3 Axc3+ 9. Vxc3 , manteniendo una pequeña pero estable ventaja de apertura.

7 . •• . c5

Así jugué yo en el último cam­peonato del año 1 940, en Moscú, contra Kotov y Mikenas, de modo que Keres, naturalmente, se había preparado esta variante.

8. 0-0-0

Kotov continuó 8 . e3, y des­pués de 8 . . . . cd 9. ed liJc6 1 0. Ab5 0-0 1 1 . liJe2 Wb6 1 2. Wd3 A x c3+ 1 3 . be Foe4 14. 0-0 .i.f5, las negras tienen clara ventaja.

8. . . . .*,xcJ

Una mejora sustancial en com­paración con la jugada 8 . . . . 0-0, que hice contra Mikenas cayendo en una dificil posición. Así jugó Simagin contra Belavenets {cam­peonato de Moscú, 194 1 ), y su partida fue publicada en la revis­ta «64». Las negras eliminan al

caballo enemigo, para tomar el control de las casillas centrales.

9. 'lfxc3 gS

Las negras tienen que conser­var el caballo f6. En la lucha por las casillas centrales juega un pa­pel más significativo que el apar­tado alfil blanco.

10. �g3 cd4

Estajugada, desde luego, resul­tó inesperada para mi adversario. Analicé profundamente esta con­tinuación en el silencio del estu­dio. Las negras descubren la co­lumna «e» y ganan tiempo para la movilización de sus fuerzas. Sima­gin en la partida mencionada con­tinuó 1 0 . . . . lüe4, tras lo cual las blancas recibieron un juego exce­lente.

1 1 . 'lfxd4 lüc6 12. 'ffa4

Clavando al caballo c6, las blan­cas tienen la posibilidad de preve­nir las operaciones del enemigo por la columna abierta «e».

12. ... Jl.fS

13. e3

Ya en la apertura se manifies­tan los defectos del carácter de Keres. No puede aguantar estoi­camente las dificultades imprevis­tas y deja escapar la obligatoria posibilidad para agudizar el jue­go: 1 3. f3 !fb6 1 4. e4 de 15 . c;Pbl , resguardando al rey de los golpes de las piezas enemigas.

13. ... ll c8 14 • .ád3

Esto lleva a fatales consecuen­cias, pero después de 14. lüe2 a6 1 5 . lüc3 b5 1 6. �xa6 b4 1 7 . il.b5 .ád7 las negras obtenían ventaja de material.

14 . • • . �d7 Amenazando ganar la dama

con el jaque a la descubierta.

15. c;Pb1 Jl.xd3+ 16. li x d3 �fS 17. e4

Aquí este sacrificio de peón ya llega tarde, y el bloqueo de la dia­gonal b l -h7 resultará sólo tempo­ral.

17 . •.• 18. c;Pal

Sólo ahora se enrocan las ne­gras, y sólo con el objetivo de li­berar al caballo c6 de la clavada. La apertura de la columna «c» es inevitable. En caso de 1 8 . . . . .!DeS seguiría 19 . ll e3+. Cuando fui un maestro más maduro, entonces habitualmente aproveché el retra­so del enroque para ganar tiempo en operaciones activas.

359

19. Il: dl

19 . .. . bS

Asegurando la casiHa d4 para el caballo c6, con lo cual la parti­da se decidirá con un ataque de mate.

20. WxbS it . Wd3

�d4 �c2+

Un caso curioso: la partida fi­naliza, y las piezas blancas del flanco de rey aún están atascadas.

22. <&>bl �b4

Las blancas abandonan. A mí nunca se me valoró como

maestro de ataque. Keres, por lo visto, se encontraba bajo la in­fluencia de esta extendida opi­nión, y consideró que en las posi­ciones agudas debían encontrarse mis defectos ajedrecísticos . . .

lt4. Defensa Francesa O V. S MYSLOV e BOlVINNIK Match-torneo para el título ab­soluto de campeón de la URSS Leningrado, 1 941

360

l . e4 2. d4 3. �c3 4. e5 5. a3

e6 d5 �b4 dS � xc3+

La valoración de esta variante de la Defensa Francesa fue ex­puesta detalladamente en los co­mentarios a Ia partida n.o 97. Aquí quisiera añadir, que en los años siguientes empecé a utilizar también otras continuaciones: la retirada 5 . . . . �a5, y después de 5 . . . . �xc3+, 6. be, en vez de 6 . . . . �e7, 6 . . . . Wc7.

6. bc3 �e7 7. �f3

La continuación a3-a4 en la 7 .• jugada, por lo visto, la empleó por primera vez Smyslov en la parti­da conmigo en el año 1 944. Esta, a propósito, es la continuación predilecta de Fischer.

7 . ... 8. �d3 9. Wd2

10. �e2

�bc6 WaS c4 Wa4

Así se jugó en el encuentro Po­grebyssky-Botvinni k (n.o 1 00). Smyslov se dirige a esta variante, para en vez del esquema de ata­que empleado anteriormente me­diante 1 l . 0-0 y �f3-g5-h3-f4-h5 (y puede ser que sea mejor inme­diatamente �g5) llevar a cabo una idea nueva. Consiste en el ataque inmediato de peones al flanco de rey, pero, por Jo visto. las negras en este caso reciben po­sibilidades de igualdad.

1 1 . h4 .i.d7 12. hS h6 13. lL!h4

Era correcto jugar primera­mente 1 3 . g4, no dejando ir al ca­ballo enemigo a f5, ya que con el cambio de caballos las posibilida­des de éxito de las blancas dismi­nuyen.

13. . . . lL!fS 14. ltJxfS

Aún se podían rehusar el cam­bio 14 . lLIO, y después 1 5. g4 y 1 6. lL!h4. Tras esto las blancas no habrían perdido tiempo, ya que las negras gastaron dos jugadas en el traslado lL!e7-f5-e7.

Las blancas confían en abrir la posición con la jugada g2-g4 (tras lo cual el peón negro e6 pasará a la casilla f5), pero entonces entra en juego el alfil d7, que general: mente en la defensa francesa esta largo tiempo limitado en sus ac­ciones.

14. . . • efS 15. li g1 lL!e7 16. g4

¿Cómo valorar esta posición? Las blancas tienen muchos defec­tos: alfiles insuficientemente acti­vos, y no es pos�ble �ctivar1?s. de­bido a las defictenctas orgamcas de su estructura de peones (de la que ya hablé), consistente en que el flanco de rey y el de dama sólo se pueden «comunican> a través de la casilla e l .

En lo que respecta a las negras, disponen ahora en la casilla f5 �e una excelente base para sus pte­zas, lo que se ponía especialmen­te de relieve, jugando ahora 1 6. . . . g5 . Por ejemplo: 1 7. hg fg 1 8 . gf .i,xf5 .

16 . • . . 17 . .*_xg4

fg4 .i,xg4

¡En una jugada las negras pier­den toda su ventaja! Resulta que la torre blanca en seguida llega a la cuarta fila, mientras que en el caso de la continuación 1 7. . .. Af5 1 8. Axf5 ltJxf5 19 . lig4 las negras ganaban un importante tiempo.

18. li xg4 1 9. 1We2 20. li f4

lL!fS �d7

Si las negras no hubieran per­dido el tiempo, su dama ya esta­ría en e6, y mediante 20 . . . . g5 2 1 . hg fg, recibirían una posición ganada gracias al peón pasado «h» y al fuerte caballo f5. Ahora esto ya no es posible: a 20 . . . . g5 seguiría 2 1 . e6, y las blancas ga­narían pieza.

Ya que el peón g7 no consigue cambiarse por el peón h5, la po-

36 1

sición del caballo no resulta tan inaccesible, como puede parecer a primera vista, ya que el caballo no se puede defender con las t� rres y esta tarea va a estar siem­pre encomendada al peón «g».

20. ... 'We6 21. fi'f3 g6 22. a4 0-0-0 23. R. a3

Las negras no pueden empezar ningún tipo de acciones activas, ya que están obligadas después de c;!le1 -d2 y l hl -gl a tener en cuen­ta la amenaza hg fg, li xg6 fitxg6, lit xf5 . Las negras siempre deben estar preparadas para este sacrifi­cio. Por otra parte, tras una de­fensa atenta este sacrificio puede llevar a un juego de doble filo y no siempre favorable a las blan­cas.

Las negras ofrecieron tablas, que las blancas rechazaron.

362

23. ••• b6 24. c;!ld2 :¡¡ hg8 25. :a bl 10tlb7 26. a5

El intento de las blancas de li­brarse del peón débil «a>> antes de empezar las operaciones en el flanco de rey está totalmente jus­tificado.

26 . .. . lideS

Para que después de 27. ab ab 28. R.c5 se pueda defender el peón b6 con la jugada 28 . . . . It c6.

27. ab6 ab6 28. Wg4

Las blancas no advierten que jugando 28. ¡¡: gl , recibían inme­diatamente la posibilidad del sa­crificio 29. hg fg 30. li x g6, y lle­van a cabo el innecesario y volu­minoso traslado de la torre b 1 a f3 para . . . crear precisamente esta amenaza.

28. ... �c6 29. li hl c;!ld7

Es necesario defender la dama, ya que de lo contrario sería posi­ble 30. hg fg, 3 1 . :E! xh6.

30. li h3 li ce8 31. It hf3 c;!lc7 32. fi'h3

Razonablemente, el sacrificio de la calidad está unido a ciertos riesgos: después de 32. hg fg 33 . l[ xf5 gf 34. 'ft"xf5 f!. g7 35. 'fWxe6 ¡¡: xe6, el final sería bastante com­plicado.

Por eso las blancas, por lo vis­to, emplean una decisión típica en estas posiciones: mantienen e l contorno de ]a posición invaria­blemente hasta la jugada 40, para aplazar la partida y analizar las

consecuencias del final que se produce tras el sacrificio.

32. . . . 1I g7 33. �hl 1I a8 34. �el

Es inútil, ya que aquí no se ne­cesita la dama para nada, y en el flanco de rey en cierta manera mantiene a las piezas enemigas en tensión.

34. . • . ll 7g8 35. 'iffb2

Las blancas se sienten seguras, pero imperceptiblemente realizan una jugada perdedora. Ahora las negras se aprovechan de la mala posición de la dama enemiga y con ganancia de tiempo llevan a cabo un ataque de mate, trasla­dando las torres por la columna «a» a la primera fila Tras esto las torres blancas juegan un papel es­tático.

35 . .. . li a4

La dama está atada sólidamen­te al alfil, si este último permane­ce e n su sitio. Entonces la conti-

nuación 36. ";!Vcl li ga8 37. �b2 ll a2, no les prometía a las blan­cas nada bueno por la posible ma­niobra 1We6-d7-b5. Por eso las blancas deciden liberar a la dama de su principal preocupación.

36 . .i.d6+ wc6 37. 1Wbl li gaS 38. 1Whl li al 39. 1Wh3 li gl

No hay defensa satisfactoria contra la amenaza l:I aal , ll ge l y li adl mate. Por ejemplo, 40. lit x f5 lit aal 4 1 . We3 ( 4 1 . lit e3 gf) 4 1 . . . . I! ge l + 42. �f4 li e4+ 43. 'Ct>g3 li g l + 44. Wh2 li! ee l .

40. hg6 li aa l 4 1 . lii e3 li adl+ 42. �e2 ltl xd4+

Las blancas abandonan debido al mate inevitable.

1 15 . Gambito de Dama Aceptado O BOTVINNIK e P. KERES Match-torneo para el título de campeón a bsoluto d e la URSS Leningrado, 1 941

l . d4 d5 2. c4 dc4 3. lilf3 a6 4. e3 lilf6

Hay que advertir que a la res­puesta más divulgada anterior­mente, 4 . . . . .i.g4, la teoría la con­sidera con cierto escepticismo, al igual que a otras continuaciones del Gambito de Dama Aceptado. Es cierto que no se ha conseguí-

363

do rechazar a esta apertura de la práctica, con lo que mantiene toda su vitalidad.

5. i., xc4 e6 6. a4

Este sistema no estaba de moda, aunque la experiencia de los torneos había demostrado que el juego de las negras no era fá­cil, incluso si avanzaban b7-b5 .

Esta partida demostró que las blancas mantienen alguna venta­ja tras 6. a4. Esta variante se plan­teó de nuevo en el match Botvin­nik-Petrosian (Moscú, 1963).

6. ... c5 7. 0-0 li:lc6 8. \'fe2 i.e7

O bien 8 . . . . cd, 9. Ii d 1 Ji.e7, 10. ed.

9. li! d1 Es más aguda la continuación

9. de. Entonces a 9 . . . . li:le4 segui­ría 10 . li:ld4! con juego complica­do, y a 9 . . . . Ji.xc5, 1 0. e4, como sucedió en la 8 ." partida del match mencionado.

9 • ••• W"c7 10. b3

Las blancas impiden la jugada 1 0 . . . . li:lg4, contando con 1 1 . de Ji. x c5 1 2. e4. Era más sencillo ju­gar inmediatamente 1 O. li:l c3, como sucedió en la partida Bot­vinnik-Euwe (Groninga, 1 946).

10. • . • 0-0 1 1. li:lc3

A 1 1 . de las negras podrían res-

364

ponder favorablemente 1 1 . li:le4.

1 1. .. . lid8!

Keres jugó la apertura con gran precisión (especialmente, si se tiene en cuenta el nivel de la teoría de los años cuarenta). Aho­ra a las blancas no les favorece cambiar peones en c5 por el cam­bio de torres. Por eso toman la de­cisión de fianchettar el alfil de dama; se pone de relieve que las negras aquí difícilmente igualan el juego.

12. b3 Ji.d7

Era necesario dar preferencia a la continuación 12 . . . . cd 1 3 . ed lbb4 14. Ji.b2 li:lbd5, aislando el peón blanco d4 y ocupando el punto d5, aunque se retrasara en el desarrollo. Esta posibilidad no se volverá a presentar.

13. i.b2 Ji.e8

En la nueva situación era erró­neo 1 3 . . . . cd 1 4. ed li:lb4 por 1 5 . d 5 ed 1 6 . 'fJ!/xe7 li:lc6 1 7 . ll:l x d5 lb xds 1 8. 'fJ!/g5, y las blancas ga­nan.

Ahora las blancas le dan a la partida un nuevo rumbo, em­pleando una maniobra, cuya idea pertenece a Alekhine.

14. dS ed5 15. J. x d5

Así continuó Alekhine en una posición análoga en una de sus partidas del año 1 929. Esto es mucho más fuerte que 1 5 . lb xd5, ya que las blancas eluden la sim-

15. ... ltld4!

Muchos se asombraron porque Keres rehusó la sencilla continua­ción 1 5 . . . . ltlb4 1 6 . .ilc4 :S x d l + 17 . :S xd ] li d8, que parece igua­la totalmente el juego, y en vez de esto se dirigió a una más compli­cada, como resultado de la cual obtuvo forzosamente una posi­ción algo peor.

Desconozco el sentido de la ju­gada de K eres, pero tengo que ad­vertir que continuando después 1 8. :S xd8 'fWxd8 1 9. e4!, las blan­cas obtenían buenas posibilidades debido a la amenaza e4-e5. Me parece que la maniobra de Keres cumplió con su papel, ya que per­mitió a las negras dirigir la parti­da a tablas.

1 6. llJ x d4 17. ltlfS 18. R_ xc3

ll) xd5 ll)xc3 f6

En caso de 1 8 . . . . R.f8 la si­guiente jugada de las blancas ga­naría más fuerza.

19. ti'g4 20. RoaS

R.g6 :S xdl+

Otras respuestas confirmarían el ataque de las blancas: 20 . . . . J.xf5 2 1 . �c4+ o 20 . . . . 1!fxa5 2 1 . llJxe7+ W f7 22. llJxg6 hg 23. li d?+.

21. :S x dl 'fNeS

En una posición difícil , Keres demuestra no sólo su maestría táctica, sino también su extraor­dinaria comprensión del final, y gracias a esto consigue salir impu­ne.

22. llJ x e7+

Mediante 22. li d5 R_xf5 23. :S xe5 R,x g4 24. :S xe7 .t d l 25 . :S xb7 las blancas resultaban con peón de más, pero la palabra de­cisiva quedaría para los alfiles de distinto color: 25 . . . . li c8, y des­pués de c5-c4 las tablas son inevi­tables.

22. . • . 'flxe7 23. li d7 1We4 24. 1!fg3 1Wc6

Ahora la dama blanca puede

365

llegar a la séptima fila sólo para cambiarse.

25. fic7 26. I[ xc7

'flxc7 li b8

En analogía con los comenta­rios a la 22." jugada llevaría más sencillamente a tablas 26 . . . . .*.c2 .

27 . .llb6 28. a5 29 . .i_ xcs 30. f3 31. �b6

.*.c2 � xb3 .*.dS .*.c6

Era más fuerte 3 1 . J.e7, no dando a la torre negra libertad de acción, pero entonces 3 1 . . . . J.e8 con la amenaza 32 . . . . b6. En ge­neral, las tablas ya son inevita­bles, y por eso no tiene especial sentido considerar las diferentes variantes, dirigidas a uno u otro objetivo.

31 . ... li f8 32 . .t.cS

De lo contrario las negras orga­nizarían una «presión continua>> sobre la torre: 32. . . . li fl 33 . li c8+ li f8, etc.

32 . .. . 33. e4 34. li c8+ 35. � h2 36. �g3 37. f4

ll d8 li d7 �f7 li d2 J.bS

Las blancas tientan al enemigo con la continuación 37 . . . . .llfl , para intentar crear una red de mate (38 . f5), pero las negras, na­turalmente, rehúsan todo tipo de complicaciones.

366

37 . .. . 38. fS 39. efS 40. <t>f4 41. li c7+

g6 gfS .*.c6 li dS

Tablas.

1 1 6 . Defensa Francesa O l. BONDAREVSKY e BOTVlNNIK Match-torneo para el título de campeón absol uto de la U RS S Leningrado, 1 941

l . e4 e6 2. d4 d5 3. eS

lgor Sajarovich Bondarevsky ( 1 9 1 3-1 979) recuerda en cierto modo a Levenfish por su estilo y carácter deportivo. Su principal éxito fue compartir el primer y se­gundo puesto en el Campeonato de la URSS de 1 940. Sin embar­go, no le dedicó tanto interés al trabajo analítico y al campo de la teoría de aperturas, como lo hizo Levenfish. Esta insuficiencia de Bondarevsky se manifiesta en esta partida.

A principios de nuestro siglo, Nimzovich interpretó la variante con la jugada 3 . eS según su sis­tema, no defendiendo los peones centrales eS y d4, y cambiándolos para ocupar el centro con piezas. Sin embargo, en la 9.a partida del m at c h L e v e n fi s h-Botv innik ( 1 937) las negras encontraron un procedimiento de lucha contra el método empleado por Nimzo-

vich y Bondarevsky, como es evi­dente, no conocía esta partida.

3. ... c5 4. tl)f3 tDc6 5 . .i.d3

En caso de 5. de .i_ xc5, el alfil negro sin pérdida de tiempo llega a esta posición, desde donde con­trola la casilla central d4.

5. . . • cd4 6. 0-0 .i.c5

En esta situación, cuando las blancas sacrifican el peón d4, el alfil debe encontrarse en la diago­nal a7-g l . Desde luego tarde o temprano las blancas recuper�n el peón, y entonces el alfil estara en su sitio.

7. a3

Una pérdida de tiempo, ya que las blancas pronto rechazan el de­bilitamiento de su posición con el avance b2-b4. Lajugada 7. a3 ten­dría sentido sólo en el caso de que las negras respondieran 7 . . . . a5, pero en correspondencia con el plan, que encontré en el año 1 937 no se molestan en mante-' . . ner el peón central, smo en movi-lizar sus fuerzas.

Era correcto inmediatamente 7 . ti) bd2, como jugó contra mí Le­venfish en la partida mencionada.

7. ... tDge7 8. it)bd2

Puede que sea más exacto pre­viamente 8 . .i. f4.

8 . ... . . it)g6

9. ti)b3 .i.b6 10. li el .i.d7 11 . g3

Un debilitamiento obligatorio de la posición. No era posible re­cuperar el peón, 1 1 . .i. x g6 hg 1 2. it)bxd4 it) xd4 1 3 . ti)xd4 por 13 . 'ffh4; ¡he aquí por qué las negras no se apresuraron con el enroque! Ahora las blancas ya quieren to­mar el peón d4, pero las negras ganan un tiempo importB:Dte para el ataque al centro enem1go.

1 1. ... f6 12 • .i_xg6+

De lo contrario no se manten­dría el centro de peones.

12. ... hg6 13. 1Wb3

Y después de 1 3 . it)bxd4 la ventaja estaría de parte de las ne­gras. Por ejemplo, 1 3 . . . . tl) xd4 14. tl)xd4 fe 1 5 . ]I xe5 fi'f6 1 6. f4 g5 1 7. c3 0-0-0 1 8. ]I xg5 li h3 y 1 9 . . . . li dh8. También sería bue­no para las negras 1 3 . • . . A x d4 14. tl) xd4 tl)xe5 1 5 . f4 it)c6 1 6. it) xe6 .t.xe6 17 . li xe6+ wf7.

13. . .. �f7

Todos los elementos funda­mentales del plan de las negras ya los había pensado durante la �a:­tida con Levenfish. Era muy facll jugar.

14. h4

Las blancas quieren desarroll.ar el alfil por f4 y para ello previe­nen la respuesta g6-g5. Y tampo-

367

co era posible recuperar el peón, ya que después de 14. ef gf 1 5 . it)bxd4 it) x d4 1 6. it) xd4 e5, el centro de las negras empieza a avanzar.

14. ... l!fg8! Una astuta maniobra, basada

en el objetivo de preparar el cam­bio de damas. Cuando se consiga esto, a las blancas les será muy di­fícil mantener el centro, y la po­sición del rey negro aumentará su fuerza. Al mismo tiempo se han creado obstáculos para la jugada 1 5 . .if4 ( 1 5 . . . . l!fh7 1 6. ltJbxd4 ltJxd4 1 7. /t) xd4 g5!).

15. �d2 1!Wh7 16. �b4

Ahora las negras llevan a cabo su plan fundamental.

16. • .• gS 17. �xh7 ii xh7 18. ef6

Y después de 1 8 . hg fe 1 9 . /t) xe5+ /t) x e 5 20. ii x e5 Jl..c7 2 1 . li e 2 e5, las negras ocupaban só­lidamente el centro.

368

18 • ••• 19. hg5 20. gf6 21. Jl..d6 22. /t)h4 23. wh2

gf6 e5 10f.>xf6 li e8 li g8

Sin duda, era mejor 23 . W fl , manteniendo la resistencia. Aho­ra las blancas están atadas de pies y manos.

23. .•. .ifS 24. lil: e2 d3 25. :il d2

También perdería 25. cd Jt xd3 26 . li d2 .ic4 27 . it)cl it) d4.

25. . . • dc2 26. f4 .ie3 27. R, xe5+ ltJxe5 28. feS+ We7 29. li fl

Intentando defender la casilla f4, ya que se amenazaba 29 . . . . li xh4+ 30. gh .if4+, etc.

29. . • • e l =�

El medio más sencillo para apartar a la torre de la casilla f4.

Las blancas abandonan.

Este encuentro adquirió más fama que la 9 ." partida del match con Levenfish, y el número de se­guidores del sistema de Nimzo­vich con la jugada 3 . e5 disminu­yó. Mi amigo Ragozín me ayudó durante toda la competición y es­taba presente en todas las rondas del match-torneo. Observó con especial atención este encuentro, ya que antes yo caía frecuente­mente contra Bondarevsky en po­siciones d ifíciles. Inmediatamen­te después de la partida, Ragozín vino hasta mí y me preguntó: «Misha, ¿cómo te vino a la cabe­za la jugada 29 . . . . c l ='if?»

1 17. Defensa Francesa O BOTVINNIK e l . BOLESLAVSKY Match-to rneo para el título de campeón a bsoluto de la URSS Moscú, 1 941

l. e4 e6 2. d4 d5 3. �d2 c5 4. ed5 ed5 5 . �b5+ �c6

Boleslavsky no tenía ningún in­conveniente contra la continua­ción de nuestra partida de la t .• ronda (n.o 1 1 1 ), ya que en ella ob­tuvo en la apertura un juego to­talmente aceptable.

6. �gf3 7. 0-0 8. deS 9. �b3

lO • .i.e3

i.d6 �ge7 �xc5 �b6 �xe3

l l. Axc6+

A propósito de esta jugada se manifestaron profundas conclu­siones. Ya que en vez de 1 1 . fe ju­gué al contrario, los comentaris­tas entendieron que Botvinnik no quería repetir la variante, que pa­rece ser temía a una mejora pre­parada por su adversario, etc. Todo esto, naturalmente, es ple­na fantasía, y para llegar a la res­puesta, habría que atenerse a la comparación de ambas continua­ciones.

Todo consiste en que después de 1 1 . fe en general no conseguí una ventaja apreciable, y si repe­tía la partida precedente, enton­ces las negras con la elementa1 1 4. . . . �e4 igualarían totalmente las posibilidades. Por eso sencilla­mente no busqué «otra>> conti­nuación, sino una más fuerte. Y en seguida llegué a la cuenta de que la jugada 1 1 . fe era un error. Cuando examiné la variante 1 1 . _tx c6+ � xc6 12 . li e l d4, enton­ces pasé de largo la posibilidad de quedarme con peón de más me­diante 1 3 . �fxd4, y en la posición después de 1 3 . fe de 1 4. l:E xe3+ .fi.e6, no encontré nada atractivo para las blancas. En caso de 1 1 . . . . be se debilita la casilla c5, y la posición puede considerarse favo­rable a las blancas sin un análisis especial.

Así apareció en esta partida la jugada 1 1 . � xc6+. De esta mane­ra, ni Botvinnik se apartó por miedo a una mejora preparada por Boleslavsky, ni mi adversario,

369

que aún no tenía la suficiente ex­periencia, había analizado atenta­mente nuestro encuentro anterior y no estudió la posibilidad de que preparara mi mejora.

1 1. ... bc6 12. fe3 0-0

Jugado equivocadamente. En caso de 1 2 . . . . .i.g4 13 . "W'd4 .i_ xf3 14. El xf3 0-0, como demostró la p a rt i d a G e l l e r-I vkov (Susa , 1 967), las negras casi tienen buen

juego.

13. 'i!fd2 'i!fb6

A. Matanovic ofreció un plan de juego interesante para las ne­gras: 1 3 . . . . a5 14 . 'i!fc3 a4 1 5 . lLlc5 Wa5 1 6 . Wa3 lLlg6, pero en él se puede introducir un cambio para las blancas, por ejemplo, 14. lLlc5 a4 1 5 . b4.

14. \1fc3 li b8

Las negras previenen la ocupa­ción del punto c5 , pero sólo mo­mentáneamente.

370

15. li ab1 D eS

16. li fel

Esta jugada al estilo de Nimzo­vich, «sobrecarga» la defensa del peón e3, deja escapar la mitad de la ventaja. La evidente 1 6. lLlc5 lLlf5 1 7. El fe1 era una continua­ción más lógica.

16 . ... lLlg6

El plan correcto. Junto a la si­guiente jugada las negras ganan para el caballo la casilla central e5 .

17. lLlc5 .tg4 18. lLld4

No se podía permitir el cambio del alfil por el caballo, ya que em­peoraría la cobertura de peones del rey. Incluso la variante con ga­nancia de calidad, 1 8 . b4 .l, xf3 1 9. lLld7 �c7 20. llJxb8 lLlh4 se­ría peligroso permitirla.

18. ... lüe5 19. b4 Ei bd8 20. e4

Tal vez fuera más conveniente 20. lüde6 .l,xe6 2 1 . ¡fxe5. En­tonces la posición se habría sim­plificado, pero las blancas se han afianzado sólidamente en las ca­sillas negras.

La continuación elegida en la partida lleva a un j uego vivo de piezas, que es lo menos apropia­do al carácter de la posición. Es cierto que las blancas descubren la columna «e» para presionar so­bre el caballo e5, pero al mismo tiempo las negras obtienen la co­lumna «d» para el contrajuego.

20 . ••• de4

Un ejemplo típico de pérdida de tiempo. Jugando 20 . . . . f6, las negras retrasarían el desarrollo de la iniciativa de las blancas.

21 . li x e4 aS

L as consecuencias d e esta arriesgada jugada tenían que ana­l izarla cuidadosamente ambos bandos. Después de 22. W'g3 {ata­cando a las dos piezas menores) no salvaba a las negras ni 22 . . . . ab por 23. ll xe5 , ni 22 . . . . ll xd4 23. li xd4 ab, por la clavada con 24. W'c3 !

Había que optar por la varian­te 22 . . . . f6 23. 1I xg4 lLJxg4 24. 'iP'xg4, en la que después de 24. . . . ab 25 . lLlde6 los asuntos de las negras tampoco van bien. Pero tienen la aguda intermedia 24 . . . . h5 !, salvándose del infortunio. Por ejemplo, 25. �xh5 li e5, ó 25 . 'iP'f4 ab 26. lLlbd3 'iP'b5 .

22. a3 ab4 23. ab4 f6 24. li bel �h8

Parece que sea una jugada nor­mal, pero inesperadamente lleva a las negras a la derrota. Resulta

que las blancas se disponían a re­tirar al rey, para librar a los caba­llos de la clavada, y después jugar h2-h3. Entonces, tras la retirada del alfil a h5, la casilla e6 se que­daría sin defensa suficiente con­tra la invasión de los caballos, y en otro caso seguiría lLld4-f3 y el juego sería muy desagradable para las negras por la clavada del caballo e5 . Por eso a las negras les era imprescindible aprovechar la tregua y jugar 24 . . . . .i.h5 {aún no es posible la jugada 25 . lLl de6) seguido de 25 . . . . .i.f7. Aquí el al­fil está idealmente situado, cu­briendo la casilla e6 y defendien­do a la torre e8 (en caso de una posible apertura de la columna «e»).

25. Whl Ad7

Hay que precisar que a 25 . . . . .ih5 seguiría 26 . lLlde6 ll b8 27 . li xe5 fe 28. 1!Vxe5 y debido a las amenazas 29 . ..Wxg7 mate y 29. 'iP' xh5 las negras perderían. En caso de 25 . . . . li b8 las blancas po­drían continuar el ataque median­te 26. lLld3. Tras la continuación de la partida las negras pierden peón.

26. lLJ x d7 27 . ..Wxc6 28. lLlf3 29. lLJ x eS

li xd7 YWd8 ll c7 feS

O bien 29 . . . . li xc6 30. lLlf7+ Wg8 3 1 . lLJ xd8 li xd8 32. c4, y los dos peones pasados y ligados llevan rápidamente a la victoria (32 . . . . f5 , 33 . li f4).

Ahora sigue una combinación

3 7 1

con una maniobra forzada, y como resultado se llega a un final de torres ganado, aunque con sólo un peón en el flanco de dama.

30. �xe8+ 31. 'i&xe5 32. B: e8 33. lii: xg8+

Ahora las blancas mediante el peón pasado inmovilizan al rey y a la torre enemigos, y después de­sarrollan la iniciativa en el flanco de rey.

364

34. li bl <i;f7 35. b5 '.te6 36. b6 li c8

Las blancas pueden elegir en­tre el avance del rey por la ruta es­cogida en la partida, o por las ca­sillas gl-f2-g3. Sin embargo, sería un error jugar 37. b7 li b8 38. '.tgl <i;d6 39. '.t f2 <3Jc7 40. <i; g3 li xb7 4 1 . li xb7+ w xb7 42. 'i!ó>f4 '.tc6 43. we5 por 43 . . . . <i;d7 con tablas probables.

372

37. h3 lib8 38. 'i!ó>h2 <i;d5 39. wg3 wc6

40. 'i&g4 <i;b7

Tal vez las blancas lo tendrían un poco más dificil después de 40. . .. li b7.

41. li el li g8

No era posible 41 . . . . w xb6 por 42. li b l +, y el final de peones se gana fácilmente.

42. li e6

Ahora la torre no sólo defien­de al peón «b», sino que toma par­te en las operaciones en el flanco de rey.

42. • . . wa6 43. wg5 '.tb7

Ha llegado el turno de avanzar los peones «g» y «h», ya que sin su ayuda no se puede acceder a los peones negros.

44. h4 '.ta6 45. h5 '.tb7 46. g4 �a6 47. 'it>h4 '.tb7 48. h6 gh6 49. li xh6 li g7 50. 'i!ó>h5 'it>a6

Acelera la pérdida inevitable del peón h7, que estaría condena­do después de g4-g5, li h6-e6 y '.th5-h6.

5 1. li c6 lie7 52. 1I c7 li eS+ 53. g5 � xb6 54. li xb7 �c6

Naturalmente, Boleslavsky pone a prueba mis conocimientos en este final, en balde porque yo

ya lo había estudiado hacía 1 5 años, cuando aplacé mi partida con Shebarshin (n.o 8). Parece que las blancas no pueden ganar sencillamente esta posición, ya que las negras no están obligadas a perder tiempos en la continua­ción del juego.

55. 1Ct>h6 56. g6 57. :E[ f7

wd6 :Et el

Este, por así decirlo, es el ca­mino «científico» para materiali­zar la superioridad, pero aún ha­bía otro «fortuito»: 57. g7 n h l + 58 . wg6 li gl + 59. �f7 :Et fl + 60. 1Ct>g8 y 6 1 . wh8.

57 • ••• 58. I! f2 59. g7 60. 1Ct>g6 61. 1Ct>h7 62. �g8 63. :Et e2+ 64. :Et e4 65. 1Ct>f7

1Ct>e6 ll al ll hl+ :Et gl + :Ethl+ �e7 1Ct>d7 :Et h2

Las negras abandonan. A pesar de una fina compren­

sión del ajedrez, como deportista Boleslavsky tuvo poca fuerza en el aspecto psicológico. Soportaba con dificultad una presión dura­dera.

1 18. Apertura Española O V. SMYSLOV e BOTVIN NJK Match-torneo para el títul o de campeón absoluto de la U RS S Moscú, 1 941

Vasily Vasilievich Smyslov (na­cido en el año 194 1 ) fue el sépti­mo campeón mundial en la histo­ria del ajedrez. En el aspecto de su juego ajedrecístico recuerda a Capablanca. Al igual que el cuba­no, su principal arma es el algo­ritmo de la búsqueda de la jugada en una posición original. Al igual que el cubano, siempre conoció la fuerza de su método, y por eso despreció algo la investigación en el campo de la teoría de las aper­turas. Por el contrario, como el tercer campeón mundial, Smyslov es un destacado maestro en los fi­nales.

Fue invencible durante cinco años, de 1 953 a 1 958 . En esa épo­ca Smyslov consiguió una notable maestría en la técnica posicional, lo que unido a su evidente supe­rioridad en los finales le llevó ine­vitablemente a éxitos prácticos. En gran medida esto sucedió du­rante nuestro segundo match en el año 1 957, cuando Smyslov se proclamó campeón mundial.

He jugado con él casi cien par­tidas. Naturalmente, cuando ha­bía competencia entre nosotros, las relaciones se agravaban algo, pero siempre nos inspiramos sim­patía e l uno al otro, y en la actua­l idad somos amigos. Personal­mente recuerdo con satisfacción nuestros viajes comunes a los tor­n e o s d e P al ma d e M allorca ( 1 9 67) y Montecarlo ( 1 968).

Aunque después del campeo­n ato nacional de l año 1 940, Smyslov fue incluido en el núme­ro de los ajedrecistas soviéticos

373

más fuertes, no gozaba aún de una elevada técnica posicional, como el lector percibirá.

l. e4 eS 2. lt.)f3 li)c6 3 . .i.b5 a6 4 • .i.a4 lt.)f6 5. d3

Con ayuda de esta vieja conti­nuación- Smyslov se aparta de las variantes más conocidas, pero esto no puede llevar a una sensi­ble ventaja en la apertura.

5. . . . d6 6. c3 .i.e7 7. 0-0 � 8. li el b5 9. i.c2

Después de 9. i. b3 surgía una variante, que en su tiempo la uti­lizó con éxito Ilin-Genevsky (ver partidas n.os 6 y 98).

9. ... d5 10. li)bd2

La alternativa era 1 O. ed fitxd5 1 1 . lt.)bd2. Ahora las negras ya no pierden la oportunidad de limitar la actividad de la torre blanca con el cambie en e4.

10. • • . de4 ll . de4 .i.e6 12. h3

Preparando el ataque 1 3. �g5, que aún no pasaría debido a 12. . . . .i.g4.

12 • ••• h6 13. li)h2

Es más habitual el plan con 13 .

374

li)h4. Las últimas maniobras de restricción no dan superioridad ni a uno ni a otro bando.

13. •.• li)h7 14. li)g4 i.g5 15. 1We2

En vano eluden las blancas el cambio de damas, rehusando la jugada 1 5. �b3 con el objetivo de controlar la casilla cS.

15. • • . 'frd6 16. li)e3

Las blancas quieren conservar su alfil de casiiJas negras, porque puede ser necesario para el ata­que al flanco de rey.

16. . . • li fd8 17. lt.)f3 ,t xeJ

El caballo e3 era la pieza más activa de las blancas, y era nece­sario eliminarlo. Ahora a 1 8. .i. xe3 seguiría 1 8. . . . .i.c4, y el cambio de damas es inevitable.

18. fi'xeJ 'fle7

Ahora lo más peligroso para las negras es el caballo restante, por e so p r e v i e n e n l a m an i obra lLlf3-h4-f5.

19. lLlh2 �f8

Si las negras ocuparan la co­lumna abierta, 19 . . . . ll d7 y 20 . . . . ll ad8, mantendrían fácilmente el equilibrio. La últimajugada en­trega la iniciativa a las blancas: co­locan )a dama en n, para que des­pués del traslado del caballo a la casilla f5 las negras no puedan responder Ve7-f6 por �f5-h6+.

20. 1Wf3 li d7 21 . lDfl

Smyslov encuentra un medio para ocupar la casilla f5 . Las ne­gras deben jugar con gran preci­sión.

21 . ... lDh1

Resulta que es necesario asegu­rar la posición de la dama en la ca­silla f6. En resumen, dos pérdidas de tiempo.

22. lbg3 23. lDfS 24. g4

lit ad8 'W'f6

Esta j ugada aparentemente enérgica no es muy fuerte. Des­pués de 24. tlr'g3 tlr'g6 (de lo con­trario 25. f4) 25 . 'fi'xf6 gf26. lDc3 las blancas mantenían la ventaja.

24. ... lbe7 25. 'W'g3 �c4

Así las negras reciben un con­trajuego real por la columna «d». La posición del alfil enemigo en d3 será muy molesta para las blan­cas.

26. f3

Smyslov no quiere cambiar los alfiles de casillas blancas. Y para llevar el alfil de casillas negras a e3, es necesario defender el peón e4.

26. . . • �d3 27. �b3 c5

Si las blancas permiten esta ju­gada, significa que no han encon­trado un plan de juego correcto. Después de c5-c4 las negras ocu­pan una gran extensión. Por otra parte, esto aún no representa un serio peligro para las blancas, ya que la posición tiene un carácter cerrado. La jugada 27 . . . . c5, es posible gracias a la siguiente suti­leza táctica: 28. lb xe7+ "fi'xe7 29. �d5 �c4!, y la superioridad po­sicional de las negras es evidente.

28. � e3 c4 29 . .adt lbg5

El caballo se traslada a e6 con el claro propósito de dirigirse a la casilla f4.

30. h4

Una pérdida de tiempo. Era mejor activarse inmediatamente en el flanco contrario.

30. ... lDe6 31 . a4 b4

Jugado no sólo con miras al ata­que, sino también para la defen­sa. Si las negras permiten el cam­bio de peones 32. ab ab, entonces las blancas obtienen contrajuego por la columna «a>>. El peón de

375

más no tiene especial importancia en una posición cerrada, y la su­perioridad de las negras aumenta.

32. cb4 li:lf4

Ahora en caso de 33 . A xf4 ef, las blancas se desprendían del al­fil bueno, y el peón f4 es intoca­ble, ya que es necesario defender el peón b2. Además, se amenaza la combinación 3 3 . . . . l2Jxf5 34. gf � xe4 35. fe li xd l 1 6. li ax d l Ii: xd l 3 7 . li xd t li:le2+. Por eso las blancas prefieren esperar, y re­chazar la amenaza táctica.

33. <t>hl g5 34. b5 a5 35. �c5

Aquí el alfil tiene una aparien­cia activa, pero en realidad no tie­ne nada que hacer. En vano ha de­jado el flanco de rey, donde la po­sición de las blancas resulta in­quietante.

35. • • . l2Jxf5 36. gf5 �h7 37. �g4

L. Abramov recomendó la ju-

376

gada 37. �h2 (es malo 37. hg hg. seguido del ataque por la colum­na «h» ), que, desde luego, tampo­co salvaba a las blancas debido a la respuesta efectiva 37 . . . . �c2 ! Por ejemplo: 3 8 . h g ffxg5 39. �e2 l2Jxe2 40. It xe2 It d l + 4 1 . li xdl ,axd l 42. �e3 1Wf6 43 . 1H2 lt d3 44. li fl li xe3 45. li xdl li xO.

37. .. . gh4 38. li g l

Las blancas no pueden jugar 3 8 . .af2 li g8 3 9 . .a xh4: después de 39 . . . . �b6 perderían la dama.

38. ... h5

Antes del control las negras empiezan a equivocarse en una posición totalmente ganada. Ga­naba sencillamente 38 . . . . �fl (39 . Ii: xfl li g8) con las amena-zas 39 . . . . ];! x d l y 39 . . . . .i.h3 . Si 39 . .if2, entonces 3 9 . . . . .i.g2+ 40. �h2 li d2.

39. ffg5 40. li xg5

1flxg5 f6

Y en el Zeitnot se equivocan en la última jugada (de nuevo gana­ba fácilmente 40 . . . . � fl ) .

41. 11 gl li:lh3

La jugada secreta. Ahora pare­ce evidente que ocupando la co­lumna «g» la lucha termina rápi­damente. Smyslov demuestra la falsedad de esta idea, concebida en el análisis casero.

42. li el Itg8

(DIAGRAMA 367)

367

43. li a2!

Jugado con asombrosa preci­sión, la segunda fila e stá defendi­da. No era posible jugar 43. b3 c3 44. ll a2 por 44 . . . . li c8 .

Ya que e l doblaje de torres por la columna «g» no puede dar a las negras, están obligadas a rechazar el plan ganador preparado en el análisis casero.

43. •• • .i.bl 44. I! al ..id3 45. n a2 ltJf4 46. b4

De esta manera las blancas agu­dizan el juego, y cada bando ob­tiene en el flanco de dama peones pasados y ligados.

46. • . . li c8 47. b6 li b7

Debido a la amenaza 48 . . . . ab, el alfil blanco debe retirarse.

48 • .i..e3 ab4 49. aS b3 50. I! a3

Es un honor para un joven aje­drecista esforzarse por la victoria,

pero en este caso resulta erróneo. En vez de una posición activa para las torres era necesario ele­gir una pasiva, 50. 1i b2, y en caso de 50 . . . . c3 5 1 . 1i x b3 c2, las blan­cas gustosamente entregan el al­fil, y después de 50 . . . . I! a8 5 1 . .i..d2 todo está bloqueado y defen­dido.

Ahora, como es natural, los peones negros resultan más peli­grosos.

50. ... b2 5 1 . ..ta4 c3

Defendiendo la casilla a6.

52. li b3 ltJe2 53 . ..ibS ..t xbS 54. 1i x bS ltJd4

Justo a tiempo. Para activar su peón «a», las blancas están obli­gadas a cambiar las piezas meno­res (o 55 . n b4 n a8), pero tres peones pasados y ligados, ¡son una fuerza demasiado grande!

368

55 . .,t xd4 ed4 56. aS

56 • . . . n xb6!

377

U na desagradable sorpresa. El único peón pasado «a>> no resulta muy peligroso, pero uno de los tres peones pasados negros inevi­table me nte se convertirá e n dama.

57. li xb6 d3

Aquí Smyslov pensó cincuenta minutos antes de jugar, pero in­cluso tras su prolongada búsque­da no pudo encontrar nada. Sólo pudo tramar una astuta celada.

58. :il gl d2 59. ltJ xf6 lii c7

La errónea jugada 59 . . . . c2 lle­varía a las tablas por repetición de jugadas: 60. li f7+ 'i!?h8 6 1 . Ii: f6 'i!?h7 (6 1 . . . . 11. c7? 62. Ii h6+ ll h7 63 . a7).

60. li fg6

Y ahora no ganaría 60 . . . . c2 debido a 6l . li 6g5 Ii c6 62. li g7+ 'i!?h6 63. li g8 .

60. ... di='@

Las blancas abandonan. Uno de los finales más origina­

les que haya conseguido jugar en la lucha de torneos.

1 19 . Defensa Eslava O A. LILIENTHAL e BOTVINNJK Match-torneo para e l títul o de campeón absoluto de la U RS S Moscú, 1 941

378

l. d4 d5 2. c4 e6

3. lilc3 c6 4. lilf3 lt:lf6 5. e3

P_ara esta competición me pre­

pare con negras la continuación 5 . li g5 de, 6. e4 b5, que en ade­lante se conoció con el nombre de «sistema de Botvinnik». Hablan­do con propiedad, así ya se había jugado anteriormente (por ejem­plo, Szabo y Euwe, Hastings, 1 93 8-39), pero fue necesario un gran trabajo analítico para descu­brir todas las sutilezas de este sis­tema. Sin embargo, sólo conseguí emplearlo en la práctica por pri­mera vez en la partida con Zhivt­sov, jugada en el campeonato de Moscú en diciembre de 1 943. Li­Iienthal pasó de largo la jugada 6 . .ig5.

5 . ... 6 . .id3 7. il,xc4 8 . .id3

lübd7 dc4 b5 a6

Así se ha desarrollado la Va­riante Merano, cuya idea princi­pal no es nueva: las negras se es­fuerzan en desarrollar el alfil de dama por b7 y atacar el centro de las blancas con el peón «e». Como siempre en estos casos, las negras ganan tiempo mediante el cambio de peones en c4. De esta mane­ra, en e l torneo de M erano ( 1924), Rubinstein sólo empleó una idea conocida anteriormente en la Defensa Eslava.

Aprovechándose de que, a di­ferencia de otras continuaciones, las blancas no pierden tiempo

para el desarrollo del alfil a g5, or­ganizan inmediatamente un peli­groso ataque en el centro, y la lu­cha toma un carácter extraordina­riamente agudo.

9. e4 10. e5 1 1 . ltJxb5

c5 cd4 ltJxe5

La última jugada de las blancas es de Blumenfeld, la de las negras, de Sozin.

12. ti)xe5 ab5 13. 0-0

Yo ya había jugado así (ver par­tida n." 57). Pero esto fue en e l año 1 934, y ahora, siete años des­pués, la posición del diagrama se podía encontrar en cualquier ma­nual de aperturas. ¿Por qué llegó Lilienthal a todo esto? Los acon­tecimientos posteriores de la par­tida no dan respuesta a esta pre­gunta. Probablemente esperaba encontrar algo sobre el tablero. Pero en estas variantes agudas sólo se puede inventar con un buen conocimiento de la búsque­da teórica y de las partidas juga-

das anteriormente, y esto, por lo visto, no era así.

13. .. . �d5 14. �d2 �a6 15. a4

Al empezar en la 1 3 ." jugada el «Ataque Rellstab», las blancas de­bían jugar 1 5 . .i.g5 y a 1 5 . . . . �e7, 1 6 . f4, y después 1 Ul -f3-h3, que además, llevaría sólo a una posición totalmente igualada. Ahora, sin embargo, se obtiene una menos favorable, ya que la iniciativa pasa a las negras.

15. . . . il..d6 16. ab5 �b7 17. :S: xa8+ i. xa8

Si 1 7 . . . . cZ1e7, entonces 1 8 . lt:lc6+ Jl..x c6 1 9. :S: a7+, y las blan­cas se quedan con calidad de más.

18. tbc6

Después de 1 8 . f4 .i_ xe5 19 . fe tbd7 20. il..f4 tbc5 2 1 . :S: f2 0-0, la estructura de peones de las blancas no es satisfactoria, y es­tán condenadas a una defensa pa­siva. Por eso deciden entregar el peón para al menos cambiar el al­fil a8, y quedándose con la pareja de alfiles, tienen la esperanza de crear contrajuego.

18 . .. . 19. bc6

(DIAGRAMA 370)

19 . .. . r3;e7

Esta jugada del rey resulta in­conveniente. Las negras espera-

3 79

ban que en la variante 1 9 . • . . 0-0 20 . .ib5 U b8 2 1 . �a4 d3 22. !YO después del cambio de damas las blancas podían llevar la partida a tablas, mientras que con la posi­ción del rey en e7 las posibilida­des de salvación se reducían al mí­nimo. Ante todo en ambos casos decidía 22 . . . . "iWd4. Si ahora 22. 1!fd l , entonces 22 . . . . lL!e4, 23 . .i.e3 (de lo contrario 23 . . . . d2) 23. . . . U xb2, y las blancas tam­bién tienen un juego difícil. Por eso el enroque era la jugada me­jor y más natural.

Ahora en el tablero ya quedan los alfiles de distinto color, y como el rey negro no está dispues­to de la mejor manera, esto difi­culta la obtención de la victoria.

20. i.c4 'fí'xc6 21 • .igS 't!VcS

Las negras consiguen forzar los acontecimientos . Debido a la amenaza 22 . . . . 1!fe5 con el cam­bio de damas las blancas no tie­nen tiempo para la jugada 22. Ah4.

380

22 • .i_ xf6+ � xf6

Para llevar a cabo la realización de la superioridad de peones, a las negras les es imprescindible conservar la mejor disposición de los mismos, y la salida del rey a la sexta fila no representa ningún peligro.

23. b3

A 23 . 1!VO+ las negras podian responder 23 . . . . 'lWf5 .

23. • • • g6 24. Udl U d8 25. g3 ct1g7 26. 1!Vf3

El plan más natural para las ne­gras es el avance e6-e5-e4. Sin em­bargo, para esto es necesario no sólo defender la séptima horizon­tal, sino avanzar fl-f5, que debili­ta la posición del rey. Al mismo tiempo las blancas ocupan la co­lumna «a», invadiendo con la to­rre el campo enemigo y obtenien­do contrajuego.

Por eso las negras en adelante deben esforzarse en asegurar la ventaja, y en primer lugar tienen previsto apoderarse de la colum-

na abierta del extremo. A propó­sito, en su última jugada las blan­cas podrían haber competido por ella, si hubieran jugado 26. Et al . Ya no se les presentará esta opor­tunidad.

26 . • . . �eS

Liberando a la dama y a la to­rre de la defensa del peón d4 y cuidándose del bombardeo de la casilla a l .

27. �b7 l:i: b8 28. �e4 �f6 29. Wg2 �aS

Así, la columna «a» es de las negras. Ya que las blancas eluden el cambio de damas (injustificada­mente, ya que cuantas más piezas haya en presencia de los alfiles de distinto color, generalmente au­mentan las posibilidades de victo­ria), se llevan la dama de la dia­gonal h l -a8.

30. \We2 31 . It d3

l:i: a8 �eS

Las negras se reorganizan, ya que es recomendable mantener a la torre delante de la dama, y sólo en el momento decisivo del ata­que a la fortaleza real la dama ge­neralmente debe encontrarse en la vorágine del ataque.

32. �e4 :Et al 33. li d2 'fia5 34. 1We2

La inconsistente maniobra de las blancas empeora su posición. Ahora, por lo visto, de nuevo les inquietaba la posibilidad del cam-

bio de damas (34 . . . . �a8) y lo elu­den, aunque las negras no pensa­ban en esto.

34 . ... 35. wh3

�aS+

Naturalmente, no 3 5 . '4Wf3 por 35 . . . . li gl +. Era posible 35 . f3, aunque era un debilitamiento, pero, probablemente, llevaría a la posición que se produce en la par­tida.

35 . ... 36. f4

l:i: gl 1'ic8

Amenazando el jaque a la des­cubierta 37 . .. . e5+, pero aún las blancas eluden el peligro inmedia­to. Sin embargo, a Lilienthal nun­ca le gustó una defensa difícil en el final.

37. i.a6 �c5 38. �d3 9&'d5

Las negras urden una celada. Continuando 39. �c4 ó 39. b4, las blancas podrían resistir tenaz­mente, pero intentan cambiar to­rres y pierden un segundo peón, lo que decide el resultado de la lu­cha.

3 8 1

39. Ii dl li g2!

¡Una desagradable sorpresa!

40. '1We4

O bien 40. Wel li b2.

40. .. . li xh2+ 41 . 'i!? xb2 �hS+ 42. <JJg2 IJWxdl 43 . .tc4 bS

Con la amenaza 44 . . . . h4.

44. 'tlff3 'ilfxf3+ 45. w xf3 ,_e7 46. we4 .teS 47 . .tbS

La actividad del rey blanco es aparente, y ahora se dispone a aguardar los acontecimientos.

47. ... wf6 48 • .te2 'i!?e7 49 . .tbS .tb4

Cambiando el peón d4 por el peón g3, las negras aceleran la construcción de tres peones liga­dos y pasados.

so. wxd4

O, por ejemplo, 50 . .tc4 .tel 5 1 . 'i!?f3 f5 52 . .i.b5 h4 53. gh .txh4, etc.

so . ... 51 . we4 52. wf3 53 . .tc6 54 . .ta4 55 . .tc6

.tel _t xg3 .tel .ib4 .td6 f5

Las blancas abandonan. No hay defensa contra 5 6 . . . .

e5.

382

120. Defensa Eslava O l. BONDAREVSKY e BOTVINNIK Match-torneo para el título de campeón absoluto de la U R S S Moscú, 1 941

l . d4 dS 2. lt:lf3 c6 3. e3

Efectuar esta jugada, cuando las negras aún no han jugado e7-e6 y pueden desarrollar sin dj­ficultades el alfil c8, significa re­nunciar a la lucha en el estadio ini­ciaL

3. ... .ig4 4. c4 e6 5. llJc3 llJd7 6 • .td3 lt:lgf6

No es sorprendente que las blancas obtuvieran esta posición en una de las partjdas de Em. Las­ker; desde luego él no le daba una importancia esencial a la lucha por la ven taja en la apertura.

7. 0-0 .te7

Si las blancas ahora juegan 8. e4, entonces después de 8 . . . . de 9. lbxe4 lbxe4 10 . .t xe4 llJf6 1 1 . .tc2 ,i.xf3 12 . gf, las posibilida­des de las negras serían claramen­te mejores por la posición destro­zada de los peones blancos del flanco de rey. S in embargo, las ne­gras tienen que privarse de la ju­gada 7 . . . . .id6 precisamente de­bido a 8. e4.

8. b3

373 9 . .A.b2 eS

Como resultado las negras son las primeras en emprender accio­nes activas, pero el análisis de­muestra que no pueden conseguir ventaja. Por ejemplo: 1 O. cd ed 1 1 . ed li)xd5 12 . lb xd5 cd con po­sibilidades iguales . En caso de 1 0. de li) xe5, las blancas pueden ele­gir entre una continuación tran­quila 1 1 . .A.e2 li)xf3+ 1 2. ,á x f3 ,á xf3 1 3. 1Wxf3 d e 1 4 . JI ad1 l!fc8 ( 1 4 . . . . 1Wb6, 1 5 . lbe4) 1 5 . bc 1We6 1 6. We2 con una posición satis­factoria, y la aguda 1 1 . lb xd5 li) xf3+ 12 . gf �h3 1 3 . lü xe7+ 1Wxe7, tras lo cual es peligroso 14. ll e 1 lbe4 r 5. f4 ll ad8, pero con el sacrificio de la calidad ( 1 4. �hl ) las blancas reciben suficien­te compensación.

La decisión de las blancas de apartarse del juego abierto, tam­bién es un plan totalmente acep­table.

10 • .A.e2 e4

Si 1 0 . . . . ed 1 l . lt) xd4 .A,xe2, entonces se debilita el punto f5, sobre el que intentará caer el ca­ballo blanco.

1 1. lb d2

Era más activa 1 1 . lbe5, ya que el cambio de caballos no favorece a las negras, y después de 1 1 . . . . .A.e6 1 2. f4 ef 1 3 . .i_xf3 las blan­cas tienen buenas perspectivas en el centro.

1 1 . . . . 12. f¡xe2

Sin esta jugada las negras no podrían luchar por el punto e4 después de 1 3 . f3 . Cambiando el caballo c3, una de las piezas ata­cantes, las negras conservan el punto e4.

13. e3 14. Jt.xc3 15. f3

.i_xc3 li e8

A menudo sucede que nos apartamos de nuestro plan. Aun jugando 1 O. �e2, las blancas cal­culaban que después del avance e 5-e4 podían levantar el centro de peones enemigo. Mientras tanto las negras se preparan para esta ruptura, y el cambio en e4 no sólo no las amenaza, sino que resulta a su favor.

Por eso las blancas debieron re­chazar su plan inicial y jugar 1 5 . f4, teniendo i n mente e l posterior avance f4-f5 . Puede ser que las ne­gras eludieran esto jugando 1 5 . . . . ef 1 6. gf ltlf8, con posición total­mente igualada. Ahora se ve que las blancas ya están en el camino equivocado, y es dudoso que si ju­garan 1 6. f4 con pérdida de tiem­po las negras decidieran abstener­se del cambio.

383

15. ... tt)f8 16. lU2

Como se indicó en el comenta­rio anterior, era obligatoriamente necesario jugar 1 6. f4.

16. . . . 'fi'd7

Ahora las negras ya no temen al avance 17 . f4, a lo que respon­derían 1 7 . . . . �f5, obteniendo un juego muy cómodo.

17. lit afl ef3 Justo a tiempo. Después de 1 8 .

gf tbg6 1 9 . �d3 1We6, las blancas se quedaban sin peón, ya que a 20. D e2, y a 20. 1l e l las negras ganarían calidad, 20 . . . . tb f4. Por eso las blancas están obligadas a tomar con torre, dejando retrasa­do al peón e3 y ofreciendo a las negras un punto de apoyo en la casilla e4.

18. ll xf3 D e6 19. 'f9d3 D ae8 20. ltJbl llJg6

Las blancas retrasaron el caba­llo para liberar al alfil, que debía aprovecharse para el reforza-

384

miento de la posición, 2 1 . .i..d2, y después jugar 22. tbc3. Esto, no obstante, las condenada a un jue­go pasivo, y las negras podrían de­sarrollar sin obstáculos una pre­sión con todas sus fuerzas sobre el peón e3 y el rey enemigo.

Por eso las blancas deciden trasladar el alfil a la defensa del flanco de rey, lo que lleva a la pér­dida del peón y a una rápida de­rrota.

21 . .tel dc4 22. �xc4

Después de 22. be tbe5, las blancas perdían la calidad.

22. . . . lit xe3 23. D x e3 lit xe3 24. .if2 tbd5

Una buena posibilidad para evitar la pérdida de tiempo con la retirada de la torre. En caso de 25 . .t..xe3 ti)xe3 26. 'fi'd3 tt)xfl 27. w xfl tbf4 , y 28 . . . . tbe6 las blancas perderían el segundo peón.

25. tbd2 tbgf4

Amenazando jugar 26 . . . . Wg4.

26. h3 ll c3

Las negras atacan a la dama, para que más adelante las blancas no puedan prevenir el mate sacri­ficando la dama.

27. �a4 tbe2+ 28. Wh2 . ll xhJ+

Las blancas abandonan. Después de 29. gh tbdf4, es

inevitable 30 . . . . �xh3++.

PARTIDAS DE ENTRENAMIENTO

Aquí ofrezco sólo (pero desde luego no todas) las partidas de en­trenamiento del período anterior a la guerra, que luego aproveché en la lucha de torneos de esos años.

El trabajo de investigación en el ajedrez no tiene sentido sin las partidas de entrenamiento. Allí se puede probar la forma deportiva, la maestría en el final, y sobre todo, las ideas de apertura, estre­chamente ligadas con el medio juego.

En dos de las partidas publica­das ensayé la Defensa Francesa y la Defensa Grünfeld, y en la ter­cera conseguí exponer una proba­da maestría en el final. Sin embar­go, se tarda para aprovecharlas en la práctica, a veces incluso pasa­dos algunos años. Por eso estas partidas de entrenamiento se pu­blicaron bastante tarde.

Defensa Francesa O l. RABINOVICH e BOTVINNIK luga, 1 93 7

l . e4 2. d4 3. eS 4. fig4

e6 dS c5 WaS+

A diferencia de las partidas con V. Ragozín, de las que, en esen­cia, no tenía ningún secreto, en

las partidas de entrenamiento con I . Rabi novich no probaba varian­tes teóricas. Esta partida se jugó sólo para recuperar algo la forma deportiva después del año sabáti­co de la práctica del torneo, em­pleado en la preparación de mi te­sis doctoral. El maestro Rabino­vich se prestó amablemente a ayu­darme.

No obstante esta partida pre­senta un interés teórico: me obli­gó a valorar nuevamente la anti­gua jugada 4. �g4. Las blancas p rácticamente están obligadas aquí a responder c2-c3, tras lo cual tendrán que tomar en d4 con la dama, perdiendo un tiempo im­portante.

5. c3 6. fi'xd4 7. fif4 8 . .i.d3

cd4 li'Jc6 li'Jge7

Resultaba poco atrayente para las blancas la variante 8 . li'Jf3 li'Jg6 9 . Wg3 'f!/c7 ó 9 . . . . d4. Por eso cambian su alfil de rey por el ca­ballo, con lo cual las negras dejan atrás las dificultades de apertura, y a las blancas se les presenta una lucha pesada en el medio juego.

8. • . . li'Jg6 9. _ixg6 hg6

1 O. li'Jf3 fla6

Así las negras impiden el enro-

385

que corto de las blancas. El si­guiente ataque de caballería al punto fl se rechaza sin ningún es­fuerzo.

375

1 1. c!bg5 c!bd8 12. c!bd2

Las blancas tienen previsto después de 1 3 . c4 asegurarse la posibilidad de enrocarse corto, lo que yo consideré obligatorio im­pedir con la siguiente jugada.

12. • . • 'i\Vd3 13. lllb3 b6

Jugado con pasividad. Sólo diez jugadas después las negras se aperciben de la necesidad del avance fl-f6. Ante todo era mejor 1 3 . . . . �e7, y después de, por ejemplo, 1 4 . .i.d2 f6 1 5. lllf3 g5, a las blancas les sería dificil man­tener el control sobre el centro.

Hay que advertir, que la expe­riencia recibida en esta partida me fue útil algunos meses después en la novena partida del match con G. Levenfish. Y algunos años después, en el año 1 94 1 , aprove­ché esta idea en mi partida con I. Bondarevsky (n.o 1 1 6).

386

14 • .ad2

Las blancas conciben la posibi­lidad de llevar su rey al flanco de dama, pero esto no alivia su posi­ción. Por eso los dos tiempos gas­tados por las negras en la manio­bra 1Wa6-d3-a6 (la dama finalmen­te tiene que regresar) no se hicie­ron en balde.

14. ... .i.d7 15. 0-0-0 li c8 16 • .i.e1 Va6 17. <itlb1 .i.e7 18 . h4

Tomando medidas de preven­ción contra el posible asalto de peones fl-f6 y g6-g5 ( 1 8 . . . . f6, 1 9. lllh3).

18. ... li c4 1 9. Wfg3 li a4 20. c!bc1 lbc6 21 . .i.d2 lilaS 22. lllf3 .i.b5

Las blancas amenazaban la rup­tura 23 . h5, y ahora esta jugada ya es imposible debido a 23 . . . . .i.d3+ 24. lLJ xd3 (a 24. <itlal , 24. . . . li xa2+ Ó 24 . . . . lbb3+) 24 . . . .

"tWxd3+ 25. 'it>cl c!Db3+ 26. ab li xal mate.

Probablemente, las blancas de­bieron responder 23. c!Dd4, y el re­sultado de la lucha no sería claro. Hay que reconocer a mi adversa­rio, el cual, maniobrando hábil­mente sus piezas, casi supo salir de una situación desfavorable.

Sin embargo, con la siguiente jugada natural las blancas al mis­mo tiempo quitan el ataque sobre el peón g6. Aprovechándose de esto las negras reciben finalmen­te la posibilidad de jugar f7-f6 y llegar a una cómoda posición para su rey.

23 . .i.g5 f6 24. R.f4 <3/17 25. c!Dd4 c!Dc6

Razonablemente, no se puede soportar mucho tiempo al caballo centralizado de las blancas.

26. c!D xc6 R_xc6

27. ef6

Y esto ya es un error decisivo. No debieron buscar este cambio, cuyo resultado es que las negras

reactivan sus peones. Y e l cambio posterior de alfiles no compensa esta grave deficiencia posicional.

27. . . • gf6 28. R.d6 R_xd6 29. "tWxd6 'tWc8

En primer lugar (y no por últi­ma vez) las negras amenazan con­quistar el peón h4.

30. li d4 \lfd7 31 . \lfg3

Las blancas consideran justa­mente que el final no les sería fa­vorable, ya que las negras tienen una disposición de piezas más ac­tiva (incluyendo al rey). Sin em­bargo, ahora llega el avance de los peones negros.

3 1 . ... 32. li xa4 33. b3 34. c!Dd3

e5 j,xa4 R.c6

No sería 34. f4 por 34. Vf5+.

34. • . . 'iWf5 35. <3Jb2 We4

Las blancas se apartan de un di-

387

ficil final, pero tras esto su dama está falta de armonía; sus piezas están atadas a la defensa del peón h4, y se amenaza la ruptura d5-d4. Por eso intentan abrir el juego, para aprovechar cierta inseguri­dad de la posición del rey enemi­go, pero esto sólo conduce a la pérdida del peón y al cambio de damas.

36. f4 37. lhb4 38. 'Wf2 39. t'fxe2 40. llJ xdS

.i.bS ef4 1!r'e2+ Axe2 f3

Por lo visto, a mi adversario se le escapó esta posibilidad, al ha­cer su 36.a jugada. Parece que al recuperar el peón, las blancas lo pierden nuevamente.

41. lhf4 42. li gt 43. llJ xg2 44. lit xg2

fg2 Af3 Axg2 lii: Xb4

Un peón de más en un final de torres no siempre lleva a la victo­ria, pero cuando el bando fuerte tiene dos peones pasados y liga­dos, esto sí asegura una fácil vic­toria.

388

45. c4 gS 46. 'itlc3 we6 47. b4 'itleS 48. bS g4

(DIAGRAMA 379)

49. c5 50. wc4 51. w xcS

beS g3+ 'itlf4

Ya podían dejarse las siguien­tes jugadas, tanto más cuanto que es una partida de entrenamiento.

52. li gl lih2 53. a4 It c2+ 54. 'itldS g2 55. aS Wf3

Las blancas abandonan.

Apertura Reti O l. RABINOVICH e BOTVINNIK Luga. 1 937

t. lüf3 lhf6 2. c4 b6 3. e3

Un procedimiento de desarro­IIo tranquilo, al que mi adversario era muy aficionado.

3 . ••. 4. Ae2 5. b3 6 . .ib2 7. 0-0 8. lüc3

Ab7 g6 Ag7 eS fW

Merecía preferencia 8. d4, ya que ahora las negras igualan total­mente el juego.

8. ... dS 9. lüxd5 li)xd5

10 • .,ixg7

Y ahora con ayuda de una ju­gada intermedia las negras debili­tan la cadena de peones de las blancas en el centro.

10. • . • li)xe3 1 1 . fe3

Después de 1 1 . de, e l juego no presentaría mayor interés, pero las blancas se habrían librado de todo tipo de dificultades.

11 . . . . f3Jxg7 12. d4

Se impone este avance, pero no se ve cómo las blancas más ade­lante manifestarán actividad en el centro.

12. ... lüd7 13. lüg5

La amenaza 1 4. l1 xf7+ l1 xf7 15 . lüe6+ es evidente, y se recha­za con facilidad.

13. . • . lüf6 1 4 . .if3 .,ixf3 15. ll xf3

Era más prudente 1 5 . li)xf3 con juego totalmente igualado. Ahora la torre le quita al caballo una cómoda casilla para la retira­da, y resulta rechazado al extre­mo del tablero. Y esto, a su vez, va a dificultar a las blancas la de­fensa del peón d4.

1 5 . ... 16. lüh3 17. Wd2 18 . :S d1

h6 Wd6 ll ad8

18. • . . e5 La jugada más desagradable

para las blancas. A la respuesta natural 1 9. d5 seguiría 1 9 . . . . e4 20. l1 f4 g5 2 1 . l1 f5 lüg4, y las blancas empiezan a experimentar dificultades. Por eso, l. Rabino­vich decide sacrificar temporal­mente un peón. Después las blan­cas recuperarán la igualdad mate­rial, pero obtendrán un final des­favorable para ellas.

19. lüf2 20. ed4 21 . ll f4

cd4 ed4 ll fe8

Aún no es posible recuperar el

389

p e ón : 22 . l1 x d4 ? ft' x d4 2 3 . � x d4 l1 x d4 24. li x d4 li e l mate.

22. g3 ll d7!

Las negras amenazan median­te 23 . . . . li ed8 asegurar su venta­ja .te material, con lo que la si­guiente simplificación es inevita­ble.

23. l1 xd4 24. W'xd4 25. l1 xd4

E inmediatamente las negras toman la iniciativa.

25. • • . ll el+ 26. Wg2 ll e2

¿Qué hacen las blancas? En caso de 27. a4 l1 b2 no tienen la j ugada 28 . ll d 3 por 28 . . . . lbe4. Por eso aprovechan la mejor po­sibilidad: de nuevo entregan el peón, para cambiar un par de peo­nes en el flanco de dama, lo que alivia algo su defensa.

27. eS Si ahora 27 . . . . be, entonces 28.

390

l1 a4, y la torre negra debe aban­donar la segunda fila.

27 . .. . 28. cb6 29. �f3 30. li b4 31 . h4 32. �e4

I:I xa2 ab6 ll b2 lbd7 lbe5+ f6!

Y ahora el caballo centralizado de las negras, recibiendo un pun­to de apoyo, toma parte activa en la lucha. ¿Y qué pueden hacer las blancas con su caballo? Es malo 33 . lbd3? por 3 3 . . . . li e2+ ganan­do pieza; no es mejor 3 3 . lbdl ? ll e2+ 34. �f4 lbd3+ 3 5. �f3 ll el 36. ll d4 I:I xd l 37 . �e2 lb b2 con una fácil victoria en e l fi­nal de peones. Hay que retirar el caballo a la desgraciada casilla h3, donde ya había estado de visita . . .

33. lbh3 ll e2+ 34. �d5 g5 35. g4

La última posibilidad. En caso de 35. l1 xb6 Wg6, las blancas no tenían defensa satisfactoria con­tra la amenaza 3 6 . . . . l1 h2.

35. ... �g6 36. h5+ �fl 37. li xb6 lbxg4 38. ll b7+

(DIAGRAMA 383)

Las blancas intentan aprove­char la mala posición del rey ene­migo .. .

38. . . . �f8 39. b4 f5

40. bS 41 . lilgl 42. b6

li e3 f4

Y también el avance del lejano peón pasado.

42 . .• .

43. �d4 44. li a7 45. �es

lilf6+ g4 li b3

A 45. b7 seguiría 45 . . . . lile8, y aquí las negras no persiguen al peón «b» (han preparado entre­gar la torre por él), pero es obli­gatorio conservar sus peones pa­sados.

45 . •. . 46. b7 47. Ei: a8+ 48. b8='W 49. li[ xb8 50. li bl

li) xhS! f3 �g7 li[ xb8 f2 lilg3!

(DIAGRAMA 384)

¡ Una posición pintoresca! La base del proyecto de las negras consiste en que a 5 1 . �f4 sigue 5 1 . . . . fg='fW 52. El: xg} lile2+. ¡Significa que el rey blanco sólo

puede alejarse del teatro de ope­raciones!

51. � dS �g6

Las blancas abandonan. Senci­llamente llevaba al objetivo el avance del peón «h».

Defensa Grünfeld O V. RAGOZIN e BOTVINNIK Leningrado, 1 938

1. d4 li)f6 2. c4 g6 3. lilc3 d5 4. li)f3 J.g7 5. e3 0-0 6. J. e2

En los años treinta empleé a menudo la Defensa Grünfeld, y antes del torneo AVRO convine con Ragozín en probar también esta apertura en las partidas de entrenamiento. Entonces la últi­ma jugada de las blancas me pa­reció inofensiva, pero no exenta de veneno. Es curioso que veinti­cinco años después también jugó así contra mí T. Petrosian en la

39 1

quinta partida del match por el campeonato del mundo.

Lo más sencillo para las negras es igualar el juego mediante 6 . . . . c5, pero elegí contra Ragozín otra continuación, que poco después de esto la empleé en la partida con A. Sokolsky (n.o 87).

6. ... e6 7. 0-0 b6 8. a4

Tras esta jugada las negras efectivamente obtienen una exce­lente partida debido al debilita­miento del punto b4. Sokolsky continuó 8 . cd ed, y en caso de 9. b4 (en vez de 9. b3, como jugó él) las blancas mantendrían la venta­ja de apertura.

8. ... aS 9. b3 lLla6

10 . .i.a3

Y esta maniobra es errónea, ya que la diagonal a3-f8 se bloquea sólidamente, y el alfil en a3 no tie­ne nada que hacer.

10 . . .. 1 1. liJeS 12. ¡¡: el

13. cdS

lLlb4 c5 i.b7 lLlfxdS

(DIAGRAMA 385)

Las negras aprovechan la posi­bilidad de abrir la diagonal al alfil g7. Se pone de relieve que la ju­gada 1 1 . liJeS sólo facilitó el avan­ce c7-c5.

14. lLJ x dS

392

Razonablemente, no tiene sen­tido para las negras tomar en d5 con peón, limitando la actividad de su alfil de dama. Si las blancas se hubieran abstenido de su si­guiente jugada, entregando al enemigo la pareja de alfiles y de­bilitando las casillas negras, me hubiera sido difícil encontrar el camino para aumentar mi supe­rioridad.

15 • .t x b4 ab4 1 6. lLld3 cd4 17. ed4 lWd6 18. lLlb2 Wf4

Se han creado un gran número de debilidades en la posición de las blancas, y es imposible defen­derlas.

19 . .i c4 20. lLld3 21. g3

.ib7 !VgS li ad8

Las negras sin dilación introdu­cen en el juego a las piezas pesa­das, y es imposible impedir su in­vasión.

22. lb xb4 li xd4 23. We2 It: d2

386

24. h4 'ti'h6 25. 'ti'g4

25. . . • It xf2!

La combinación decisiva. Si 26. w xf2, entonces 26 . . . . 'ti'd2+

27. �e2 (o 27. 'ti'e2) 27 . . . . �d4+.

26. li xf2 27. �fl

'tf'xcl+ h5

28. 'ti'f4

Sin el cambio de damas las blancas aún perdían la calidad (29 . . . . R..d4).

28. ... 'tf'xf4 29. li xf4 li d8 30. R..g2 li dl+ 31. 'it'h2

Desde luego es un descuido, pero la posición de las blancas ya era totalmente desesperada.

31 . ... :!I d2

Las blancas abandonan.

393

APENDICE

Resultados en torneos y matches

Año Competición + - = Puesto

1 923 Campeonato escolar, Petrogrado (se jugaron 1 5 partidas)

1 924 Campeonato escolar, Leningrado 5 1 I Torneo sin categoría, Leningrado 1 1 1 1 I Torneo de 2.• y 3 ." categorías, 7 1 3 I Leningrado Torneo de 2. • categoría, Leningrado 2 *

1 925 Match con N. Liutov, Leningrado 3 Campeonato por equipos del sindicato de la industria eléctrica, Leningrado 2 - - **

Torneo de 1 .• y 2.• categoría, Leningrado 9 1 - I Match con B. Riblin, Leningrado 3 -Torneo en la Aldea Infantil 9 - 1 I Torneo de 1 ." categoría, Leningrado 7 3 1 III-IV Torneo de 1 ." categoría, Leningrado 7 1 *

1 925/26 Campeonato por equipos de sindicatos, Leningrado 1 1 **

1 926 Semifinal del 5.° Campeonato de Leningrado 1 1 - - 1 Match Moscú-Leningrado 1 1 3 5.° Campeonato de Leningrado 6 1 2 II-III Semifinal del Campeonato de la región noroccidental, Leningrado 8 1 2 II-III Campeonato de la región noroccidental, Leningrado 4 1 5 III Match Estocolmo-Leningrado 1 - 1

1 927 Match por equipos metalúrgicos, Moscú-Leningrado 1 - 1

* Torneo no finalizado. ** No hay datos completos.

395

Año Competición + - ;; Puesto

Match LeningradcrMoscú 1 - 1 Campeonato por equipos de sindicatos, Leningrado 1 **

Torneo sextangular, Leningrado 6 1 3 II 5.° Campeonato de la URSS, Moscú 9 4 7 V-VI

1 927/28 Campeonato de metalúrgicos, Leningrado 7 1 3 I

1 928 Match de escuelas superiores, Leningrad<r Rostov 1 -

1 928/29 Campeonato de los trabajadores docentes, Leningrado 8 - 5 1

1 929 Match por equipos de escuelas superiores entre cuatro ciudades, Moscú 1 - 2 Campeonato por equipos de escuelas superiores, Leningrado 1 - - **

Match Krechiebitsy-Novgorod 1 Cuartos de final del 6.° Campeonato de la URSS, Odessa 6 - 2 1 Semifinal del 6.° Campeonato de la URSS, Odessa 2 2 1 III-IV

1 930 Torneo de maestros, Leningrado 6 1 1 I Match de escuelas superiores, Leningrado 2 - -Match metalúrgicos-construcción, Leningrado - 1 -Match por equipos metalúrgicos, LeningradcrMoscú 1 1 -Match LeningradcrMoscú 2 - -

1 930/3 1 8 .° Campeonato de Leningrado 1 2 1 4 I 193 1 Campeonato por equipos del sindicato

de la industria eléctrica, Leningrado 4 - -Campeonato por equipos de sindicatos, Leningrado l - - **

Semifinal del 7 .O Campeonato de la URSS, Moscú 6 2 1 II 7." Campeonato de la URSS, Moscú 1 2 2 3 I

1 93 2 9 . o Campeonato d e Leningrado 9 - 2 I Match LeningradcrK.iev l

1 932/33 Torneo de maestros en la Casa de los científicos, Leningrado 6 2 2 1

1 933 Torneo de maestros, Leningrado 7 - 6 I-11

396

Año Competición + - = Puesto

8 .° Campeonato de la URSS, Leningrado 1 1 2 6 I Match con S. F1ohr, Moscú-Leningrado 2 2 8

1 934 Match por equipos del sindicato de la industria eléctrica, Leningrado-Moscú 2 - -Torneo de maestros con la participación de M. Euwe, Leningrado 5 1 5 1

1 934/35 Torneo Internacional de Hastings 3 2 4 V-VI 1 935 II Torneo Internacional de Moscú 9 2 8 I-II ! 936 III Torneo Internacional de Moscú 7 1 1 0 II

Torneo Internacional de Nottingham 6 - 8 I-II 1 937 Match con Levenfish 5 5 3 1 938 Semifinal del 1 1 .° Campeonato de la

URSS, Leningrado 1 2 1 4 I Torneo A VRO, Holanda 3 2 9 JII

1939 1 1 . o Campeonato de la URSS, Len in grado 8 - 9 I

1 940 Match con V. Ragozín, Leningrado 5 - 7 1 2.° Campeonato de la URSS, Moscú 8 4 7 V-VI

1 94 1 Match Leningrado-Moscú (telefónico) 1 Match-torneo para el título de campeón absoluto de la URSS, Leningrado-Moscú 9 2 9 I

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lndice de aperturas

(Según la codificación de la «Enciclopedia de Aperturas» yugoslava. Las cifras se refieren al número de la partida)

Aperturas abiertas Apertura Cuatro Caballos . .. . . . ...... . .. C49- 26. Defensa Dos Caballos . . . ... . . . . . . .. . . . . . . . C56- 5, 24. Apertura Española . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . C68- 34; C84- 2; C86- 66; C90- 6,

98, 1 18; C91- 1; C99 106. Aperturas semiabiertas Defensa Alekhlne . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ....... . BOS- 75. Defensa Caro-Kann . . .. . . . .. . .. . . . . . . . . ... . . Bl3- 55, 64; Bl4- 61 . Defensa Siciliana .. . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . .... . . . B44- 37; B72- 53, 74, 79. Defensa Francesa . . . . . .. . . . . .. . . .. . . . . . .. . . . . COO- 17; C02- 1 16; C09- 1 1 1, 1 17;

Cl6- 14, 19; Cl9- 63, 97, 100, 1 14. Aperturas cerradas Apertura Inglesa . . .. . . . . . . . . .. . . .. . . . .. . . . .. . . A25- 86, 92; A28- 50, 103, 108;

A3032, 47; A34- 89. Defensa Holandesa . . . ... . . . .. . ... . . . . . ... . . . A84- 28; A90- 105; A95- 15, 56, 60;

A98- 39, 73. Apertura Reti . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . A04- 51; Al3- 69; A30- 70. Defensa Grünfeld ... . . .... . . . . . . . . .... . . . . . . . D83- 96, 104; D90- 65, 67, D91- 8 1 ;

D92- 4; D94- 87; D96- 54. Defensa Nimzoindia . . . . .. . . .. .. . . . . ... ... . . ASO- 3; E21- 31; 88; E22- 27; E2330,

42, 46, 48, 52; E24- 99; E33- 71 ; E35- 1 13, E48- 109; E49- 94.

Defensa Ragozín ... . . . . . .. . . . .. . . . .. . .. . . . . . . E33- 101. Defensa India Antigua . . . . . .. . . . . .. . . . . .. . ASS- 78. Apertura Catalana . . .. . . . .. .. . . . . . .. . . . . . . .. . E06- 91. Defensa India de Dama .. . . . . . . . .. . .. . . .. A30- 45, 72, 80; A40- 49; El4- 77;

E16- 13; E17- 84; E18- 44, 95. Gambito de Dama Aceptado . . .. . . .. .. D23- 68; D26- 43, 90; D27- 1 15. Defensa Eslava .. . .... .... . . . .... . . . . . . . .. .. .. . Dl l- 120; D30- 21, 41; D46- 23, 59;

D49- 10, 57, 1 19; D94- 76, 85, 1 02; D95- 16.

Defensa India de Rey . .. . . . . . . . . . .. . . . . . . . E68- 107, 1 12; E72- 18, 25, 33; E8538; E91- 8.

Ataque Indio de Rey . . ... .. . . . .. . . .. .. . .. . . COO- 1 10. Gambito de Dama . . . . . .. .. .. . . . . .. . .. . . . . . . . D37- 35, 62; D41- 93; D45- 82;

D517, 9, 40; D52- 1 1; D55- 1 2, 58; D6020, 22, 29, 36, 83.

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