boletín interno tci - nº2, 30 de marzo de 1980

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Política Obrera, Jorge Altamira, Guillermo Lora

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  • Un proceso apasionante

  • INTERNO DE DISCUSION POLITICA DE LA TENDENCIA CUARTA INTERNACIONALISTA mmmmmmmmmmmrnmmmmmmmmmmmm

    Nmero 2 - 30 de Marzo te 1980

    SUMARIO Pgina Bolivie: Resolucin Poltica aprobada mi

    al XXVI Congreso dal POR. 3

    Palestina: La ciase obrara y mcotmmm __ .democrticas. l o

    Per:Ante la situacin poltica 29Resolucin de la V III reunin delCJC. del POR.Declaracin del POR 34Ante le constitucin del ARI 34Acta (OTR y JB ) 38Declaracin (PRT y PQR) 39Declaracin unitaria del ARI 40Acta unitaria UDP-ARI 43 ;Proyecto de Resolucin Politicepeni le II Conferencia Nacional del POR

  • SOLIVIA

    Resolucin PolticaAprobada en el X X V I Congresodel Partido Obrero Revolucionario (POR)

    I. ANTECEDENTES DE LA CRISIS ACTUAL

    1. La crisis que actualmente se vive y que abarca a las propias organizaciones nacionalistas, al ejrcito y a la misma izquierda, es el resultado da las contradicciones del pas y que corresponden a los males que emergen de la e- tanoma capitalista mundial en total decadencia y a la que Solivia ha sido incorporada desde fuera y violentamente y de su poco desarrollo en el sentido capitalista debido a la persistencia de modos de produccin precapitalistas. Tambin influencia en esta crisis la contradiccin que se da entre un proletariado que posee una importante experiencia y que ha logrado un sito nivel poltico que le permita generalizar las ad

    quisicionesde las masas en su lucha y expresar a- decuadamente sus intereses histricos.En esta rea lidad se nutre la quiebra y desintegracin del nacionalismo de contenido burgus, que tan dramticamente expresa la crisis poltica ms profunda de la historia boliviana.

    2. En el anterior fenmeno encuentra su explicacin la naturaleza y conducta de las actuales direcciones sindicales que tan violentamente han chocado con la poltica y objetivos de jactase trabajadora y de las masas en general.

    Con mayor precisin que en el pasado, aparece evidente que la burocracia laboral, enraizada en la clase revolucionaria, desarrolla una poltica burguesa avalada por la presencia fsica del stalinismo en el Comit Ejecutivo de la COB. En el plano terico esto, que es superficialmente considerado resulta inexplica-

    3

  • ln. es i5 corawcuenci de la propia lucha da ciases, Lat direcciones sindicales ms pa ia propia
  • aqm aer m ugar uaw u* d i pfcsralia a los o- bus tw rffe a t D w w cy i y fic ia w o n o a n T *q u e formal degotoierr que u til& M R delufc sede sus ueam uM a bu ifu rsa en ta-p de S llSUUC6lv lIn
  • conocer los beneficios de la democracia.4. La izquierda' que se reclama del marxis

    mo inclusive del trotskismo, se ha limitado a sumarse a las proposiciones que hace la burguesa democratizante acerca de las bondades milagreas de lo que considera la libre expresin de (a 'Voluntad popular . Ha concluido atrapada en las redes del legalismo y del reformismo sin atenuantes. Est segura que tanto los males nacionales como los de la propia clase obrera puedfen ser pacficamente solucionados en el marco parlamentario, es decir, sin tocar para nada la propiedad privada burguesa. Lo ms grave radica an que confunde la transformacin democrtica con la simple vigencia de las garantas constitucionales. Para ella estara consumada la democracia si gobernantes y gobernados cumpliesen ios mandatos de la constitucin, cq mo gustan decir los liberales. No. La democracia debe suponer la solucin de los problemas nacionales, es decir, de aquellos que histrica mente coincidan con los intereses de la burguesa revolucionaria, cuando sta se encontraba a la cabeza del "tercer estado**. La caducidad de la burguesa para cumplir sos propias tareas ya no permite la consecucin de ia revolucin democrtica clsica. Este es el meollo dal problema. La dase obrera cuando toma en sus manos los objetivas democrticos los utiliza an a i empeo por convertirse en caudillo de 1a nacin oprimida y de efectivizar sus tareas hist rica, de esta manera la lucha democrtica le sirve de palanca para impulsar a las masas hacia ia consumacin de la liberacin nacional y social. Los "izquierdistas" criollos se limitan a repetir mecnicamente los planteamientos que hace la burguesa en su afn de perpetuarse como dase dominante y, de esta manera se esmera an cerrar las puertas del poder a la dase Obrera. De esta actitud parte la contradiccin y el choque entre tos trabajadores radicalizados y la "izquierda", una parte de la cual es, ni duda cabe, ta direccin tradicional del proletariado.

    La forma en que se plantea el objetivo de la lim itacin de la lucha actual dentro del marco del llamado "proceso de democratizacin , tanto por parte de la "izquierda" como de la burguesa democratizante, importa un aspecto esencial del programa destinado a estrangular y desarmar polticamente a los explotados, lo que siempre consolida la hegemona de ios dueos de los medios de produccin sobre los trabajadores. Desde el momento en que la "iz

    quierda" se coloca detrs de la burguesa, el proletariado es empujado al campo de su enemigo de dase, pierde su independencia poltica y se empea por arrancar sus cadenas. Los frentes polticos democratizantes, organizados alrededor de enunciados abstractos e imprecisos de respeto y defensa del "proceso democrtico", concluyen colocndose, esto casi -Jg manera natural, bajo la direccin de la burgue- sin. La clase obrera ,si realmente quiere convertirse en caudillo nacional, no puede limitarse a la lucha puramente democrtica, lo que tie- iie que hacer,partiendo de la evidencia de que tanto la batalla por la vigencia de las garanta democrticas como por el logro de las grandes tareas nacionales son imprescindibles, es convertir esos objetivos, limitados por s mismos, en palanca impulsora de la lucha hacia la conquista del poder poltico.

    5. El planteamiento de la posibilidad de un amplio desarrollo de la democracia burguesa conlleva la tesis de que todava es posible el de- | sarro!lo capitalista independiente del pas, formulacin comn a las tendencias stalinistas y nacionalistas. Se trata de la revolucin por etapas y de la certidumbre de que Bolivia ha madurado econmicamente slo para hacer posible la revolucin burguesa, esto pese a que el nacionalismo a cumplido entre nosotros todo su ciclo. La irtviabilidad de la democracia burguesa es una de las consecuencias de la caducidad de la burguesa nacional, cayos intereses en Bolivia estn representados polticamente por la pequea burguesa. S i se diese una floreciente democracia formal es claro que el proletariado, condenado a educarse polticamente en esa escuela, no tendra ninguna posibilidad de plantearse la lucha por el poder de toda una etapa histrica, como parece creer la burocracia cobista.

    6. La democracia se da como un remedo, lo que se patentizaba al observar el papel que cum pen tanto el Ejrcito como el Parlamento, tan extrao a las normas que deberan regir en una forma estatal basada en et sufragiQ|iniversal y en la armonizacin de los tres poderes del Esta-

    E l Parlamento no ha logrado

    clara fisonoma de poder estatal, sus decisiones estn muy lejos de adqutifcgjte- eminencia frente al despotismo tampoco puede cumplir a pienKM jj^^^^^^^H de fiscal i zador de las acciones tes, porque para que esto necesario que pueda

  • de la poltica gubernamental. No es pues casual que el Legislativo corresponda con exactitud a ta chatura a la que queda reducida la clase dominante. Pero, donde ms se puede percibir la quiebra del rgimen parlamentario, ciertamente que una qiebra prematura, es en el terreno de la lucha de clases. Los intereses y las pugnas de los explotados por una parte y de la propia clase dominante y el imperialismo, por otra, no se resuelven dentro del mbito de las deliberaciones cama rales, sino en la calle, por lo que, al

    I reformismo tampoco tiene como su eje princi- ~| pal al Legislativo y s, ms bien, a la burocracia

    sindical. Para la propia burguesa nacional el Parlamento resulta una especie de adorno del que puede prescindir fcilmente y en cualquier momento, no es para ella un instrumento Irrem- plazable en su empeo de mantener a las masas dentro del marco de la legalidad y de las reformas graduales. El rol secundario insignificante que juega el Parlamento en el proceso

    J poltico salta a primer plano cuando tiene que I enfrentarse con el Ejercito. Segn la Constitu- I cin, a la que dicen someterse los llamados I gobiernos democrticos, las Fuerzas Armadas es I tn sometidas a ia Ley y, por esto mismo, at I propio Parlamenta La experiencia diaria nos

    ensea que en Bolivia, contrariamente, la Ley y I si Legislativo se doblegan sumisamente ante la

    espada desenvainada, lo que ya est demostrando que la democracia burguesa no ha logrado materializarse del todo. Las Fuerzas Armadas han concluido convirtindose en la fuerza poltica ms poderosa, mucho ms poderosa que el Parlamento, desde luego. Este fenmeno, que no es excepcional en los pases atrasados, es consecuencia de la caducidad del nacionalismo burgus, que se expresa con extrema agudeza en la bancarrota de los partidos polticos que o- bedecen a ios intereses de la clase dominante. La carta castrense es una de las alternativas ms eficaces en manos del imperialismo y de los explotadores nativos.

    E l que los militares aparezcan movindose por encima de los partidos polticos y de ais diferencias principistas, no quiere decir que propicien o ejecuten una lnea apoltica; contrariamente, en cierto momento son los nicos que pueden llevar a la prctica la poltica de la burguesa. El Ejrcito tiene una ventaja sobra las agrupaciones polticas para efectivizar determinados planes; su capacidad ejecutiva que proviene de su estructura vertical totalmente sometida al Alto Mando. Constituye un gravsi

    mo error la especie da que as posible anular a) Ejrcito tornndolo apoltico o marrndolo an sus cuarteles, porque parte de una incomprensin del procaso poltico qua vive el pas, marcado, repetimos, por ta desintegracin del nacionalismo burgus. No existan posibilidades para que las FFAA abandonen la poltica en al futuro prximo y, desde I punto da vista revolucionarlo, es preferible un Ejrcito que delibera que abiertamente toma posturas pol ticas, al que se limita a obedecer ciegamente a la alta jerarqua. Sin embargo, el derecho de deliberar daba alcanzar los niveles Ins bajos y ms amplios, es decir a los soldados y a las clases, que es esto lo que propone un partido revolucionaria.

    No se trata de tornar en apoltico al Ejrcito, sino de ganarlo, al menos a una parte de l, para la poltica revolucionaria.

    La subordinacin del Ejrcito al Parlamento resulta, en las actuales condiciones de nuestra poltica, una meta utpica. El objetivo de la dase obrera deber ser el de escindir desde dentro de tas Fuerzas Armadas y hacerles perder su capacidad de fuego, su capacidad represiva, co-

    - mo pilar fundamental del Estado burgus; entonces se abrir la posibilidad de que una parte de l sea ganada para las posiciones obreras.

    Hay que volver a recalcar que el actual Ejrcito, si bien puede jugar un rol poltico preeminente, reproduce las limitaciones orgnicas de la burguesa nacional. La fundn poltica qua pueda cumplir est determinada por esas limitaciones.

    7. La inviabilidad de la democracia burguesa se prueba tambin por el ruidoso fracaso del intento liberal en la materia, en los primeros decenios del presente siglo, cuando las condiciones polticas y econmicas eran sumamente favorables al efecto: Botivia atravesaba un perodo de auge econmico y las inversiones llegaban como un torrente de capital financiero, la dase obrera y tas masas seguan entusiasmadas las directivas del partido de gobierno. El liberalismo se disgreg alrededor de las disputas sobre la manera de efectivizar ta pureza del sufragio, pese a que alcanzaba slo a una pequesima parte de la poblacin. Toda la historia posterior, la revolucin de 1952, tos intentos de los gobiernos castrenses, etc. corroboran nuestra tesis sobre la inviabilidad de la democracia burguesa.

    III. EL CUARTELAZO DE NATUSCH.

    1. El gobierno interino de Guevara nad sin

    a

  • (ue, gracias a la mediadn I nM lnitr indirecto de tas

    | electoral de las fuerzas limit las posibil ida-

    dfes del interinato. Guevara no pudo superar la de haber llegado a ia presidencia por y como punto de equilibrio gracias

    a m idadent poltico, de tes tendencias que pugnaban por ganar el podar. Su debilidad pal i tica se convirti an inope ancia administrati- m *< i te r ampemente y su actitud negativa te acarre te resistencia de las masas y tambin de tes empresarios deseosos de contar con un nSghnen suficientemente fuerte y capaz de imponer ta paz social.

    2- Pocos das antas del golpe putlo ganar el destecho a te convivencia con los generales ha-

    concesiones. En sus conque su actitud complaciente

    te conspiracin cuando esta se lanz a la accin el

    a responder con nterin ina- El presidente interino fue arras

    trado de un extremo a otro por tos democratizantes y por di gorilismo, se transform en objeto de odto pftra todos y no pudo jugar su rol

    |3L htwpratndc las deseos de la clase domi- L Guevara plante te salida de la "concen-

    de tes tendencias democrati- de te fasdsta (AON). Era una

    S a t t . E! MNRH y el MNRI esta- |en convertirse en ejes de un

    por esto no lescon-__cao ssjconsecuencias de la inope-

    del solitario Guevara; los que te tomaron te patafcra fueron tos banzeristas, porque as apocaban t e # m como fuerza "democratic*. Pese a lodo, aor una corriente interven- ctonpta. tmrmit en te ambicin y sed de po-1

    te a i t e movnientista da base y de los eauefiifes medias, lo que se tradujo en la frac- M d toa unwi i' i La unidad result proble- mbea porque supona meter en ei mismo saco tos que sirvieran a Banzer y a ios que lograron p re M m coma paiadmes de la demcrata Los tepnes frentistas l iituin de cobertura p n acuitar el drsptoz amiento de te ambicin mtummmtiftM hada tos jefes militares golpistas.

    * La s*tuacon poltica haba madurado para te reestructurado interna o para la susitubn * * gpbiarno Guevara, dentro del marco para-

    Sin Mbargo, no estaban dadas las polticas para te consumacin del

    cuartelazo, esto porque la dase media, cuy* desesperad n sirve de basamento para que fructifique el fascismo, vea con hormr la perspectiva de que el golpe de Estado se tradujese en caos y porque la presin de las tendencias burguesas democratizantes del continente po dan ayudar totalmente a cualquier gobierno de fuerza. Dentro de estas circunstancias la ambicin se troc en aventura.

    5. No bien se instal la junta cvico militar, disfrazada de democratizante, todas las datas de la sociedad, incluida la bur(pjesfs, fuertemente apuntalada por el Departamento de Estado de los EEUU se movilizaron activamente par derrocarla. Su calda se debi a la conjuncin de todos estos factores y bsicamente a la huelga general. Una vez ms como en otras oportunidades en este ltimo perodo la izquierda aval el intervencionismo imperialista en la poltica interna. Para al partido revolucionario la consecuencia antiimperialista nos conduce a repudiar lenergicamente toda intervencin imperialistaas sea para combatir al gorila Natusch.

    6. En ese momento el gobierno Natusch era extremadamente dbil y su cada estaba ya decretada; sin embargo la equivocada tctica utilizada por la burocracia sindical y por la "izquierda" prolong su agona y le dio tiempo a consumar una serie de maniobras destinadas a asegurar su permanencia en el poder. En el punto ms agudo de la crisis, los usurpadores del poder se convencieron de que tenan que afrontar una situacin econmica realmente catastrfica, sin tener ninguna posibilidad de contar con la ayuda de otros pases. Este hecho le convend que su permanencia en el Palacio de Gobierno era por dems crtica y le impuls a buscar un acuerdo con el Legislativo, a fin de poner a salvo la vigencia en el escenario poltico de las tendencias derechistas del Ejrcito, cosa que efectivamente ocurri.

    7. Lo anotado anteriormente demuestra que las condiciones imperantes en ese momento eran sorprendentemente propicias no slo para el estallido de la huelgB general indefinida tino para su propia victoria.Segu(amente nunca se dio una coyuntura excepcionalmente tan favorable para la dase obrera. Esta realidad fue ignorada por la burocracia sindical qM. |e dedic i administrar el epan recursocuentagotas. Aduciendodiversos, muchos de ellosgando la huelga general J^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ Imomento en que el

  • as -Kstsas ti-e Ewia t sfe. > fcl. > La laat^ gi la a n t tea desasada w im m y i a aowteioww m ok, e ia ri rss era pm W i I -SsS 6 aaa c?>scc3'- N rh . La prueba t t i aa a * >*k swasas m saeaep ^ n w a m n . paro i

    ; T* tienTeiifiiri ~~brwrtiri "iani erfaa I h ii ! Sebe * * aaedfeto A s hallada tsadeaam d 1

    " ; >o* 3>';:js gar tw p B p fM w g . I te n r aa w pnarbwMi w w bm k. Lee H an ai ; i Aasadte se srrsar?t' a fondo pan dvogar cu I a t M lM ilg a M B .

    a mam a ia (m o M a l de I* rapmtev los I aadadaasdataB pnaaba i>i apee aHaban deciifc- | i i ii f k ~.r11 n ia n n ii iT- ;a : y Tm r N h M M M ik toaawaaa sradaad y fe dhac- ! rcf~ iy adc sr~a de m jauntrda actuaron abierta- i * *0* eorasra o qwr **aBar * Jtss t*i tu t I se se p a h m i teud* para corar an 1 caacdfeaieaea aaa ta* gupn&ai y coa al Pafis- i aaaaaa,. ata ccaade tas gpfeaasestdban decid* ] dasaaa dhectegee-aas padetones. Soperamente I a aase ac&aMSe es cuando is trgicamente se | aaeantssa la adtafea ar la dveccin tradfciand , di > a ia i r m n lijin ! ifc a ita ria lrrfirrr b > La H l a S*kt X X . en Pd m . en Caique n*, m Targa y aa las manas dd sid , pan d a a * canastada paifdco a la iapeaaosa accin de se arases. Coa todo ai aeodaiesm . ai propio fesaesdo d i rs aooaaacBieHaos taaba asta patataBtal La mamona da' POR como -as- | afite de loa aaasas * dto - ~ con* aaa tanda- f ca a y ja a - a qpa n oy vaporar porque j gaaBase*= are asdac de fe pae ssr al fctou 1 dau d fc pe- te s s pas.

    3. Mb Icen Ntaoaadi aari pafeMcraneate sus : " s s s raoBRsar*., Ib 3-e demostraba ai ] grapaaadtbMda ^y lapastaac** de un convenio ] aaa :.m drw,nftn anaiata caa r arfanM a, la ] afgs-Krsrfe daaded se y * a taaansar la I

    arta cucado e gobtaraa pr setir anwrtr ; pecaba dr an M a Las asnearas dd Fardo j Wkmmtmm Isaensadanal ae mra gaiuw de facetar j a- Baadbr fe ~aaiti W iri dsoaan econtaics 1

    3taraa- ! TaanaanT feas m an tw mair. i irn m ricaf | sacaaa de a SaSd aicaaMtD jpaWioa. Es - | Mbgb qpe Wawr>i y al fnpD Mitiwm qce le i aagcisa acnas obfipdtaa a baaeaa ub maadi-' i watwBc *,^ rqrabeJ aaa al ffiataaMiaac y an fe I COB

    s s aaqpna d e fe fe a o tn t cebada, fe ] a p a F a jc de la ia a ip i daparafr la ~*b ij d e ia t |

    s?se fe a a a iB n ra a CBrcaaaatc y penaste j aa a aat t t i a a ap e ic de 'r ife ra ra c la c anfeetfar ; sniwi'-irae fe aac afe dfeaeSt. te 4 ae p raab i qu-1

    ic : a-^ toia>a ataban muy njos d* taw rM H D ldo n l> Kioha qw hdrfan antafecte. Ets xTiaud d* U buitxrac* quito m |uttifioada con d nu twBMw de que la huatge general - que d actual parlamento son ao muy dffarsnts a las waiWriaaafet nsHtucbnes burguesas. Qu seria entonces, desde d punto de vista desista, que es d tunda- memai para el marxismo? La " democracia** de auaeo t%x> Han im plcita la concepcin de que ea ligaran burgus puede trawdorwiaree desde dentro ea a i oontraro, efe decir, en la damo erada proletaria. No pueda dae otra inea pru tacn a ta espade de que estaramos ya dentro de ana " democracia social". La falsedad de este parto de vista ae debe a que se ha olvidado tas primer1 tobas dd marxismo y que ensean que una ctas social y su" Estado no pueden t jra ionnase cualitativamente sino que deben ser catotar lH imenu destruidos.

    2. La de =i*eg acin dd nacaondismo tiur- gads * expresa a travs de un conmtiawo proceso de sustrtadn de unos gobiernos por otros, que; a a i tumo, pretendan expresa a cabadad ios ntereses de la burgueda y aiecutar planea a cm a a d K d rumpSffiiewln da las tarace democrticas. Por sobrepasar d cuadro clasista taapair

    B gobierno acbid as incordamBile mu cones y su debHdad. Cuando ae trata de daltt un gran amplitud poltica, se habl de ta a aaewPiacin'i de todos ios partidas daBincri%

  • i eos; de todos aquellos que deliberadamente , limitaban sus objetivos dentro de la perspectiva I burguesa. Algunos de los ministros plantearon la

    posibilidad y la conveniencia de efectivzar la llamada cogestin obrera, agregando que se trata de una verdadera oorresponsabilidad de las ciases sociales que se las supone en pugna en la administracin estatal. Esta proposicin slo puede interpretarse como el propsito de subordinar polticamente al proletariado a los desig- nios de la burguesa, bsicamente para que aquel soporte todas tas consecuencias del descalabro nacional. Asf queda al desnudo el carcter reaccionario de la tesis sustentada por la bur* cracia sindical y que no es otra cosa que la colaboracin clasista en el manejo de las empresas estatizadas, cuya consecuencia inevitable sera el empeo por atenuar la lucha de clases.

    Uno de los antecedentes ms lejanos del actual gobierno es, precisamente, el pacto tripartito que fue sellado subrepticiamente entre el Parlamento, el gorilismo golpsta y la alta burocracia de la COB. Desde el punto de vista poltico el proyectado gobierno tripartito no habra sido otra cosa que el acuerdo entre los diferentes sectores polticos que se muevan dentro del marco sealado por la burguesa democratizante. Algunos que sustituyen la poltica por la moral, se horrorizan ante la evidencia de que ios legisladores y los sindicalistas burgueses o proburgueses hubiesen buscado un entendimiento con ios autores del cuartelazo del 1 de Noviembre, olvidando que todos ellos estn unidos por su postura nacionalista y burguesa.

    En fin,un acuerdo entre el equipo de Natusch y el Parlamento desemboc en una solucin de la crisis poltica nada Constitucional, pues comenz desconociendo al Presidente interino que se deca era, en alguna forma, la expresin de la voluntad popular, esto para sustituirlo por quien deba desarrollar una poltica conforme a la orientacin impresa por el nacionalismo dere* chista aglutinado en la Alianza MNR. Hay que remarcar que el nuevo rgimen supuestamente constitucional naci da un contubernio entre los aMttantes del poder {que brutalmente desconocieron la constitucin) y el Parlamento que se arroga la representacin de la mayora nacional y que, n alguna forma, se ajusta al ordenamiento jurdico vigente. Puede pedirse una mayor prueba del carcter caricaturesco de la democracia criolla? Lo que no ofrece ia menor duda es la ninguna participacin de tas masas en la conformacin del nuevo gabinete. Ellas se batie*

    10

    ron en las calles y obligaron a retroceder a ios golpistas, se puede decir que lograron la victoria, pero la solucin de los problemas polticos qued en manos de los portavoces de la burguesa y de los burcratas sindicales que se dieron modos para sacar ventaja en su favor de la obra de los explotados."El papel de la izquierda" fue vergonzoso ya que permiti "legalizar" al nuevo gobierno sin que se oyese ninguna vozdiscordante que opusiese el parecer delas masas. Como se puede comprobar,la solucin no tuvo en cuenta para nada los intereses populares. Este gobierno no slo que estar obligado a administrar los intereses de 1a clase dominante sjno'que su destino depende de la tolerancia que frente a l pueda mostrar el Ejrcito, todo esto como consecuencia de su extrema debilidad. Las masas no tienen ms ca> ; mino que utilizar la accin directa en su empeo de arrancar a las autoridades concesiones de alguna importancia.

    3. Se ha definido al rgimen actual como un gobierno parlamentario, para dar a entender de que est conformado por los sectores mayorita- rios del Legislativo y de que de esta manera ind- recta,se asienta en el respaldo que le prestara casi todo el pas. Esto es pura ficcin, hemos visto que el verdadero demiurgo de la aparicin de tan curioso equipo gobernante es nada menos que la derecha militar, que dio su venia para que la unidad parlamentaria favoreciese con su voto a una dama. Sin embargo no pudo constituirse un "gabinete de concentracin nacional" con los representantes de todas las agrupaciones polticas que intervienen en el Legislativo. La Alian- za-MNR,que tanto vale decir el pazestensorsmo, concluy monopolizando los puestos gubernamentales. Esta constatacin nos (leva a concluir que el gobierno Gueiler es nada menos que burgus derechista, aunque sostiene que le animan propsitos democratizantes. Si la relacin de fuerzas dentro del Parlamento tuviese una significacin poltica real, a alguien se le ocurrira sostener que el gobierno es nada menos que el portavoz de la mayora nacional. Pero no es as. El pazestensorsmo rpidamente ha retornado a i condicin de resabio minimizado de un pasado esplendoroso, prcticamente no ref^ f senta a nadie, por esto tuvo que doblegarse atfH los generales insubordinados y se frustrarotdM maniobras encaminadas a controlar el Tambin es evidente que el Ejecutivo resultar hecho aicos anta a arremetida ~deMjK masas, porque no tiene ninguna inftueraM ^H

  • tiva sotn e ellas. Un gobierno es extremadamente dbil cuando est a merced de la buena voluntad de las fuerzas sociales mayoritarias del pas, como es el caso presente.

    Es por dems evidente que nos encontramos ante un gobierno que candentemente se coloca al servicio del imperialismo, no slo porque para existir precisa de la ayuda econmica que le presta aqul, sino porque vino al mundo bajo la inspiracin de la metrpoli.

    4. El Departamento de Estado se lanz publicamente a combatir al grupo golpista encabezado por Natusch y se emple a fondo en su derrocamiento, no porque este fuese contrario a sus planes o porque importase la amenaza de desencadenar un movimiento de masas, sino parque rompa sus planes de poner en pie un rgimen ms viable y ms capacitado para controlar a tos explotados.

    El actual equipo gobernante se esmer en sacar ventaja de esta actitud del opresor forneo y no bien lleg al Palacio Quemado invoc publicamente la proteccin del imperialismo. Esta inconducta descalifica al actual gobierno como portavoz no ya de la clase obrera, sino de la propia burguesa nacional que tenga capacidad para colocar en primer plano sus intereses.

    La actitud del gobierno coincidi desgraciadamente con la asumida por la llamada izquierda", que en los hechos sell un frente nico con la metrpoli contra los gorilas fascistizarrtes. Unos y otros olvidaron que constitua un deber elemental de los polticos de la nacin oprimida rechazar con toda energa la intervencin imperialista, an teniendo en cuenta que esta se encamnase contra un rgimen dictatorial y fascista, porque constituye una obligada actitud en favor tib la liberacin nacional. Rechazar la intervencin imperialista en la poltica interna del pas no supone solidarizarse con la poltica del gobierno nativo. En la prctica, la "izquierda" concluy un frente nico, con el Departamento d Estado, esto como en ios mejores tiempos del Pl R o del MNR timoneado por Hernn Siles.

    5. E l gobierno Gueler es burgus de derecha y poltica y socialmente extremadamente dbil. No representa ni al Ejrcito ni menos a la clase obrera y se ha convertido en portavoz de los intereses del pazestensorsmo, tan empeado en monopolizar el control estatal no importando en qu forma. El MNR se encuentra en un proceso de desintegracin y cada da se tornar ms y ms antipopular. Pese a su debilidad estar obligado a satisfacer las exigencias imperiosas tanto de los empresarios privados

    como del imperialismo. El Ejrcito, que apresuradamente va reajustando sus filas, ser quien defina, en ltimo trmino, la orientacin de la poltica gubernamental. La clase obrera no podr menos que desarrollar una lucha antigubernamental si quiere materializar sus objetivos.

    V - EL MOVIMIENTO CAMPESINO DE NOVIEMBRE

    1. Las medidas econmicas del gobierno, que determinaron el alza de las tarifas de transporte, de los precios de los carburantes y de las mercancas en general, tuvieron un efecto contraproducente sobre la masa campesina y una parte de esta se vio empujada a movilizarse en contra de ella. La confusin reinante sobre estos acontecimientos ha impedido su debida comprensin.

    2. La movilizacin campesina tuvo lugar en medio de la protesta generalizada contra dichas medidas econmicas. El proletariado y sus sindicatos las repudiaron de una manera concreta y enrgica. Estas circunstancias crearon condiciones favorables para hacer posible la coordinacin de movimientos entre los explotados de las ciudades.y del agro, es decir la efecti- vizacin de la alianza obrero-campesina.

    La explosin de la ira de los campesinos demostr que el grueso de stos estn virtualmente al margen de la COB y de las mltiples confederaciones campesinas. El movimiento que estall como instintivo y elemental, no perdi ese carcter a lo largo de su desarrollo y desde sus inicios desbord los lmites de la organizacin sindical y en ningn momento pudo ser controlado por la Central Obrera. Sin embargo, fueron abiertas las posibilidades para una efectiva incorporacin de los campesinos a la COB y para el fortalecimiento de las organizaciones de aqullos. Los sectores burgueses y el gobierno se esforzaron por desvirtuar la fisonoma del movimiento campesino y lo presentaron como a : la expresin acabada de la voluntad y decisiones de la COB.

    3. La accin de los campesinos adquiri J rasgos extremadamente violentos y la ocupacin de los caminos se convirti en un virtual j alzamiento, poniendo de relieve uno de losaras- J gos diferenciales del movimiento campesino. t Esta tendencia pudo desarrollarse en toda su amplitud como resultado de ninguna influencias de la burocracia sindical cobista sobre !ps.ej

  • Los tjimpesinos colocados ante te nacesi* dad de < las autoridades a tender susdemandas y seguros de que estaban actuando totaiwwtft >M os, descubrieron que la meior forma da presionar sobre aquellas era el inmovi* litar todo trfico por los caramas y e) cortar el atm^ro de alimentos a les ciudades. La accin fue en alguna forma novedosa y demostr que es pos&** potenciar la actividad campesina. No a cometi ai error de limitarse a declarar una huelga campesina, sino que la accin directa adquiri en asta oportunidad contornos muy preciaos y adecuados a las caractersticas del campesinado.

    El btoqueode caminos y la no comercializacin dr productos agropecuarios se incorpora- mil tapidamente al arsenal de conquistas de las mesas agraria ^como demuestran los acontecimientos que todava persisten,

    Una vez ms ha sido puesto de relieve que fe violencia es uno de los raagos diferenciales

    B imponente bloqueo de los caminos ha taido lugar cuando los campesinos todava no se toan liberado de la nHyanca que sobre eHos ejerciten los sectores burgueses democratizante*,

    parlamentarismo, cornos tos explotados no

    tes". El saldo positivo de estas ariw nt rampt- smas radica en que ha quedado plantearte la i posibilidad de que el agro ae emancipa de la burguesa y se encamina hacia te poaiciones del praletadD, pero hay que recalcar que se falft de una posibilidad y no de un proceso ya cunasmado y tampoco de algo que se dar mecnicamente. Si bien aparecieron n^osde aproximacin de los campesinos af proletariado particularmente en algunos centros mineros, como Colquiri, St&o XX, Matikie, etc. d grueso d i eHos continu movindose bajo la influencia de ios sectores burgueses democratizantes que tapidamente tomaron como su propia bandea las reivindicapiones del ape. La ciase obrera que en ese momento se expres a travs de la ODB no pudo vencer a la burocracia pora podar arrastrar detrs de s a los campesinos.

    Quede en claro que la agudizacin de Se lucha d i clases permitir que se avance en el camino de la aliaroa obrerocampesina, pero tan* bin en este terreno ser preciso aplastar pofth carnete a fas direcciones burguesas* lo que plantea un raaiuste en los cuadros de direccin da agro.

    4.Las reivindicaciones planteadas por el

    jagro correspondieron exactamentea as tendea leas bsicas que se agitan m el campo y de^. i dan la heterogeneidad que ae ira acentuando en f su seno.

    St bien el grueso del carrqmiitadat sa*. 1 ao en la economa au insuficiente,' no fu lopafe i avanzar en al camino de la dferenciacifrianae | menufacturay agricultura, eseavanceesnotafafe 8para los asetores que se mueven alrededor fefes I centros urbenos (los Yungas. Valle cochawfti. i no, regin del Lago Titicaca, gacj* La aplaatai I te mayora de la gente empobrecida del campe | es pequea propietaria, rasgo esencial que fi- 8 ne sus caractersticas; a pesar de todos, d frute | de riqueza en las zonas alejadas est constr&ii- 1 da por la yunta de buey y en las proximidbdei !| de las ciudades por el camin

    Queremos subrayar que los campemos 1 ! que cotidianamente se vinculan con el mercado 11 de la ciudad se disttngjen por ser comenaeas I | y la divisin del trafago entre eHos ha conocido f

    un marcadao desarrollo. Estos agricufevei- 1 |j comerciantes producen valor de cambio, plus: producto, en proporcin considerable, lo que 1 tericamente podra permitirles ingresar a for- | mas elementes del capitalismo, eslo siempre I s hubiese an tiempo para ese desarrolla L - ;' Es esta pequea minora campesina laque

    plante de manera imperiosa, porque estaba es j juego la suerte de sus ingresos cotidianos, jtorj [ elevacin del precio de sus productos y la dfch i Irmnucin de las tarifas de transporte. O uraM |l el conflicto fue tambin cuestionado el na* f Ivo precio del kerosene, que muy sugestivamente ff les el nico combustible que se usa en bsproB^ | midades de las ciudades y se va tomando s e 1 cional a medida que los moradores del campa 1 se alejan de aquellas, esto pese a que B o fm # 9 es una excepcin en la acentuada crisis mundp i de la lea.

    Como se ve, fas reivindicaciones levanta' 1 das durante el ltimo conflicto, que bien puede* s ser consideradas generales, no fueron sentidas 1 y enarbotadascon la misma intensidad flor todo M el agro, su nperioaidad fue propia slo de una 1 minorfa, lo que ayuda a explicar por qu el grue- | so de tos campesinos hubiesen permanecida 1 inactivos mientras algunos actores b< copeaba* J tos caminas.

    ''Wf|rtatf cerco tendido a las ciudades d f ij mostr que un conflicto de grandes propow4^||

    agro tren.de a convertirte e n fjH ^ H blama capaz de arrastrar a las otras

    -re rn

  • S h te O T rti de m qans p acte i p iir if t Wccdaaena. u n o un wspfe euestio- | M nw t i dr< trate qut deban merece tes p*P- |

    o m s de dtenapat an atead i dess- j irado iM corrfUcao pgmwt6 tftse doren ^ y in a I *aaDSde motines oprwwdas que dstkigue ' I cpaanann de candaos*

    i Pm a fa tfefcsds en>n rnw n1ian*ni efe? aaalii rH fw irta rifa i funida ta sofera o t w d t a t i pasak\ f laprem ] a ss ratea iadu oa* 5=s otras ciases ana al praMaaaa de te so&ssp rred teteara i de te caedtaane* mridTt ar trena qpe part ' de i i aadancia o ta relsrte te adwnitea ; cate dd agre a la cantad a pw dr tacar ss at Macana por di tecte de qne di eene- pa a apta o te aae los cetro s tartanes * la* i canac an al ladea sanara de nwwlrinnH ancnsv ana paspas caos actos de h m a n i jo podrn oacanta repuestas farnkaona taa ae da at cobo de sae bi ctase laotocte a pctetadena tastana a aasaaaas.

    8 nado de padaccia capitalista fa s laprar as adecuado feanaonsaateaB ae r tp n pdjpwaa apaste la p n d p i f ^ p itiiffim l a d l ia ta pm ad ia. Es wa ad ya loa ppaaaae^aateananteatelayesdai naaea- da, a b a ate oaaado ae trata de ta prodadt capauteMOE da adarga. la nacteted de aaaiee-

    teas coalas de prodcete d Estado a sapte* oteados p d

    oMit ip ar H tas janeaos de i produc ayo- paaatenw te dnaBeaaaap loe te eanplade te n * d asonase eaasaaipdB de les pascas|>r |-- ----*- -|| n nnrf~n ~r~pp(aa*asdedo darta l ateas te te pw de de A asesantes pmmmmmm de teca ddd p ccem. losptaeka de las productos ayfcoia eenawaft%t qaa mm- fnaaao4teprt>daeMik dd ia . pan ae inters se tama imwdatu d io pa los que ae tidiananame comarcia t con ia ted. no mt pdr te que tana o dos wt d atesetednae en te te wf aeate. Esta radWdd se traHuse n k| tepiaeilidai de jnm aw an pariMaprif-dct> nackwal c-ampeasm.

    H um ane d pteedeteto piade te a tar t iwcoipota ' a le lad a a te canutedaed tacdanadowd.dertaawnar id a w a t ie dataai d peaacla poMiiea.

    L a Uudadet hdIMawai Ma se ptwiaan la ild wmH iita dinantn piiiiin ite le i d1 efm qai tas (raaadan. no * puede KaMat da aae dependan totd an ae ass>scttv Si e weaea te cost de prodcete*, seria ele eartew te aBperta toda Maspi adam e v a e d t lttac am flteo na * lia prowdda ad a d d p e te tmeanda difindtate Mnaecteea dd pafk

    TJLa COS no lam le aan a *aapoeaikd>- dedadaaadte>ddcwillte iFanpwiiae.pa>~ ai le pupa ai taapoca dearaaakatdeer' ralenawtean Toaeade de a p n a la tener ca dmlc d >= hd a *s orientacin preduryaaa aa atnftaadneane alacdN eeditecaaipad nos, lo que hadna gaadtMlo ted ittr I ate* de esm ean ted aa adrara.

    La acidad de la daroaaed Ide oaatm i' a te a w u de le aa te a y de Ineprapte^ caapeaaofc pues apoa& tadee te naaaae pare d tip rte a tean ta d tdaqpeaa de te aantaas aaando practteaaade el abisme no anta tal* R M d o y a oadar a ia daaaodeadd aro.

    Fana d edhlesaa oanavl de la paGAoa y aaaaiatrae dr Ipt priateda apapeiaMiB|: le tam o aia acm can aaa aanwddad Hpsca-

    aaade te ^ a a t oooeo d laaa lad eteap ad e | le oudad ew lw ansn la. B i ; a tb i ir a c a a d a a y i _____

    dd a ti a d a de dhaeda te dMadealsedM aaaariac ano de ap aa^a te daaanda cesa- gaadaa easaplaaaaadiatfte aaa le adpadd. m mmrnrnm aaeal de te aaeaaneA aaiy ddkteBdada de ia a n te aeAed de ad a ite

    La pabra de l i I1 n d h de di COB an asa mprneto aa as a te d*e* na m tep te le nranriitert a daa le feaapaeb a|;;

    Ladnracrteeas pteBcs caadepar lactes isiinpd saja te eaaaeate arfe Las r a te a ia te>

    'daaedddb a te peate adeana anetete aidM|

    y VH| a la pasaete teKjj

  • ella por la clase media.H i atomizacin del campesinado con ti-1

    | na exteriorizndose en los interrnitentes blo- B de caminos que todava estallan en algu- | regiones del pas. Su coordinacin no ser

    3} menos que el proletariado logre colo- la cabeza de los explotados del agro.

    El problema de los precios de los artculos agropecuarios no est an solucionado del todo pero corre el riesgo de extraviarse en los tortuosos caminos de las conversaciones entre las direcciones sindicales campesinas y el gobierno. La burocracia de la COB, como es ya habitual en ella, preferir las conversaciones a la accin

  • n. v aparecer as como popular. Se estn ando las condiciones sociales y polticas que

    tn permitir la aparicin de esta ltima va*

    La diferencia existente entre la situacin Sl mes de noviembre de 1979 y a acta), ra-

    precsamente en que el golpe de Estado de lunch qued totalmente aisfado de la clase

    Sa, de la burguesa nacional y del imperialls-V mientras c|ue los 90ipistas de hoy podran y* en la dase meda temerosa y domina* por la Histeria.

    4.Como se ve, la crisis de la burguesa en piano estatal y te actitud que viene asumiendo dase meda convierten en posible y viable

    n golpe gorila, que rpidamente podra estlucrarse como gobierno fascista.

    Como quieran que los explotados estn kvizados no deben descartarse su resistencia P nuevo intento que se baga por imponer un M iim i brutal destinado a acallar las deman lias populares.

    Toda la experiencia del pasado inmediato mrmea que s la lucha contra el golpistno gorila

    j t circunscribe a la defensa del orden democr- H ico y los explotados se subordinan a la direc- fcn burguesa, no har otra cosa que imponer p n a etjpa intermedia que servir para preparar Brmrtos intentos de implantacin de) fascismo. Hfto es posible olvidar que esta forma guberna* Im m sI no es ms que un recurso del que dispo- k tt dase dominante para preservar sus pr- Bego&.

    La tctica correcta debe consistir en que necesaria ludia contra el goipsmo y por la de* tensa de las garantas constitucionales y sindi-

    debe ser planteada de manera que permita las masas se vean obligadas a romper el es-

    rredto marco capitalista y aproximarse al logro fu objetivo estratgico.

    Ni duda cabe que fa verdadera contradic- es la que existe entre el fascismo y dctadu-* del proletariado, paro tambin es evidente |ue esa contradiccin se concreiiza en ciertos

    en la pugna que se entabla entra un |amo democrtico y otro fascista. La desvia-

    lr? reformista radica en convertir a la demo- mia burguesa en una finalidad estratgica.

    Ser necesario subrayar que la jucha par Piten tarta no tiene ninguna posibilidad de ex- 'V-T^r: el peligro del golptsmo gorila.

    Los trotskystes son los abanderados de la ucha anigorla y se diferencian de los demcra B** que deiarrollan esa batalla con los mto

    dos de la revolucin proletaria, es decir sofrlav dose con las masas y dirigiendo sus luchas diarias subordinando todas las formas de actividad a los mtodos del proletariado.

    El vigor y las emergencias de a huelga general de noviembre de 1979 ha llevado a t dos al convencimiento de que el rechazo a n golpe gorila se tendr que hacer siguiendo este camino, pero deber procurarse que la solucin J de los problemas polticos quede en manos de

    la clase obrera. El desarrollo mismo de los acontecimientos abrir la posibilidad onode instaurar la dictadura proletaria o bien* de pasar por la variante de gobiernos de breve duracin y que por su composicin popular y por su proyeccin hacia la dictadura proletaria pueden consi derarse como obrero-campesinos. Sin embargo no es esto lo que est en discusin, sino la for ma concreta en que puede aplastarse ?l golpk- mo gorila. 1

    VII-PERSPECTIVAS.

    1. La huelga general que emergi de ia en ir. poltica ltima tuvo la virtud de sacar a primar plano las tendencias que se agitan en medio do las masas y que pugnan por una poltica independiente de la ciase obrera frente a la burguesa democratizante, por imponer lapreeminenciade la accin directa, que es todo lo contrario del parlamentarismo; por estructurar los rganos de poder propios de las capas ms vastas de los explotados y por combatir y sobrepasar a la burocracia sindical. La quiebra de la "izquierda" tradicional se convierte en un factor que favoie- ce el libre desarrollo de estas tendencias. El futuro ascenso revolucionario de las masas no podr menos que potenciarlas y de esta manera se lograr el reencuentro con la poltica que fuera desarrollada en 1970-1971 por la Asamblea Popular.

    2,Todo hace presumir que la gran batallase r librada alrededor de las reivindicaciones salarial y no de la lucha parlamentaria, que para las masas hambrientas esta ltima no se da todava como una realidad tangible.

    En otras circunstancias, particular* mente s su rasgo diferencial no hubiese sido la radicalizacin de la clase obrera, se.podra slo hablar de la posibilidad de la transformacin de Tas reivindicaciones econmicas en una batalla poltica; bajo las circunstancias imperantes hoy se torna inevitable la inmediata transformacin de las demandas salariales en lucha poltica. No11

  • bien los explotados ganen tas calles para imponer la mejora de sus remuneraciones se tornar inaplazable la organizacin de instrumentos populares de rasgos sovietistas, que no podr menos que proyectar la lucha ms all del parlamentarismo y de la democracia burguesa.

    Asf quedar abierta la perspectiva de la conquista de! poder por la clase obrera, actuando como caudillo nacional.

    3.Nuevamente se presenta ante las masas y ante el partido revolucionario el problema de cmo efectivizar la tendencia proletaria de transfor marse en direccin de las masas en general. De aqu surge la vigencia de la tctica del frente antiimperialista, como vlida para todo el perodo que precede a la conquista del poder. Es en el marco de este frente que el partido del proletariado podr ganar para sus posiciones el grueso de 'as masas actualmente controladas por el nacionalismo y por las tendencias "izquierdistas" qu le sirven, utilizando el mtodo de la cr tica y la demostracin de las traiciones al programa antiimperialista por parte de aquellos.

    El frente antiimperialista es un frente de dates y el propugnado por el POR se distingue porque demanda que se lo haga dentro de la estrategia del proletariado.

    La radicalzacin de las masas y la existencia del FRA pueden coadyuvar al fortalecimiento de la direccin revolucionaria partiendo de la disgregacin de la izquierda tradicional, disgregacin que es consecuencia de su aburguesamiento. S i bien la precipitada suspensin de la huelga general por parte de la burocracia sindical impidi a la clase obrera solucionar a su modo la crisis poltica, el desarrollo de 1a actual situacin se encamina a abrir nuevamente la perspectiva de 1a conquista del poder por la dase obrera. E l POR deber ajustar su trabajo organizativo y poltico dentro de esta tendencia.

    4. Cuando hacemos un pronstico poltico nos limitamos a sealar la gran tendencia dentro de la cual puede desarrollarse el acontecer poltico. Esta tendencia puede verse interferida por muchas circunstandas coyunturales antes de realizarse, pero, si coincide con las grandes leyes de la transformacin social concluir imponindose. Sostener la existencia de una tendencia en el proceso poltico significa que la realidad palpable del momento se proyecta en determinado sentido. No se trata de formular una utopa o algo que plo puede darse en el campo de Ja especulacin terica, sino de potenciar polticamente la actividad ootidiana en el seno de las masas.

    5. La "izquierda" est condenada a no salir ilesa de su periplo por las trincheras burguesas contrariamente, su atomizacin es ya cosa de la actualidad. De sus cenizas surgir el fortalec- miento de la direccin revolucionaria. El POR tiene la posibilidad de lograr la evolucin poltica de los sectores ms sanos y valiosos de los partidos de "izquierda", lo que puede conducir a su asimilacin. Las condiciones polticas que ya se perfilan hoy permitirn que el POR se convierta en el polo aglutinante y orientador de (a izquierda dispersa y de las masas radicalizadas; ser una de las consecuencias de que supo mantener en alto la bandera revolucionaria, luchando contra la oorriente.

    6. Las medidas econmicas dictadas por el gobierno burgus derechista y que responden a la imposicin de las condidones propuestas por el Fondo Monetario Internacional, tienden a agravar mucho ms an la miseria de las masas, esto porque no podrn menos que disminuir los salarior reales.

    As se abre la posibilidad inmediata de la lucha de masas por el logro de sustanciales aumentos salariales. Como hemos indicado ya, esta lucha se trocar de inmediato en poltica. Siguiendo este camino los explotados pueden orientarse hada la conquista del poder, lo que determinara la total caducidad del parlamentarismo. El POR debe ocupar la primera fila en esta lucha de los explotados.

    RESOLUCION SO BRE LA CUESTION ELECTO RAL

    1.-Considerando que las masas han iniciado el proceso de movilizacin y radicalizacin que han avanzado bastante en este camino, pero no lo suficiente para que pueda decirse que nos encontramos en vsperas de la insurreccin, resulta conveniente e imprescindible la participa- dn del partido revolucionario en el proceso electoral.

    2.-Sin embargo, el POR parte de la certi- dumbre de que actualmente la tarea prioritaria consiste en el logro del aumento general de salarios y en la implantacin de la escala mvil. Todo permite suponer que esta batalla se convertir en un gran enfrentamiento de las masas radicalizadas contra la clase gobernante, batalle que podra plantear el problema del destino del f

    16

  • aaaaM taay t a t w t ananair aa Mu Mi a iM H D M i M p w iy in i iAti por tgttm m r teatanoanaa generales

    3.-S. paMeaaawa Sana cerraeniens ia r-. --S7.-y- ta 3 iet 'TsEntc pa-teauila q

    'P A r mamr ssara. aaartnar as penetracin o | sssnte ta b e k gra* eSferfir srf das w pro-pan*. paa 3EK cueca Wjanii leu. njomSzar- la aritaata p PrtaM M k . Esta as I* tafear sransaraussas euesk cunapKrat taatiante la pre aaan ftn aaate a a iM n precias.

    1 I m m p rti llanta t * i h i im pe m rnmamrn a tem ante d? FUA y para espfi- o r a ta a s ta atetados cual es m wn lr ia i

    5t 4ta sarisa J para a is sbamtone- a a spapp aaa tmmma ate ta ra! y de- sa aaiam- a pa*** * a* a Ib mHgmamimmm y grapscufas dr t- pata*. Mi am/mUm aeetaraf A tar tambin amanara a panaisr pa prefunricerncs esa cri- a a* te te gradar gaw pera nwera m paconas m te apipaaafeWBOai 9 a an permanecen en esas antea pertaas

    T I U l f l H * HECOMENOAOONES BBLM O ft O iHfTO

    " -3a taas* aparar tas normas organizati va tetateaes fe soccss efe clandestinidad, p iteaaa ite r a a aa frmasete organiza- ate 2it aaa paaataa un cm ta te ta masivo, aaaaaapaafeaO acaa tt mrnmm mttmm pat f-

    m M a a p ii te a n lfe bata nuestras p M fe fe a

    Z-Cawa aado de a euperencia loya- te a*a et m p*t * nrabafo tantuta, se ancanaente te n te res asientes de In ta p en i& RpmcacapaMi te masas mando en cuerna aa* a ae tetan aaaimrth a *tas mijain mi ni ar atea lta paradtaafc En cal sentido, ia teteaontafe mmq/ammtm ta ia ta de fat pmante te taca 'wca ipararri ec rodo trabajo tai una cmmg rniftimn rnmmm foisfcysras. Ate- tais si te ta taar tm emmt ta lairrnrfcrano [^ saasafeSras- fe ases assam :

    fp aacamta* da pfaaaar m ui n

    tas programticas, e te condiciones actate 5 o

  • PALESTINA

    | La clase obrera y las consignas democrticasI Oocm*nto de la Liga Obrara de Palest ina

    Tomar este camino (el do la hegemona revolucionara de la vanguardia proletaria N, del T.) presupone, que los comunistas debern luchar con decisin, audacia y energa por las consignas democrticas...

    En la actual fase de la revolucin, el proletariado *e distingue, en el campo de las con! signas polticas, de todos los grupos pequeo burgueses izquierdistas no rechazando la democracia (como hacen los anarquistas y sindicalistas) . sino a travs de la lucha abierta y decidida por pila; y al mismo tiempo denuncia sin compasin las vacil?~ones de la pequea burguesa".

    Trotsky, "La* tareas de los comunistas espaoles".

    "Las masas de la ciudad y del campo aa i pueden unir, en este momento, slo bajo las

    consignas democrticas. Estas incluyen la eleccin de (as Cortes constituyentes travs del sufragio universal, igual, directo y secreto.

    "... La lucha por las Cortes en et prximo perodo, se convertir en el centro de toda la vida patita del pas.

    ^Contraponer, m estas circunstancias, la consona de soviets a la consigna de las Cortes, es incorrecto. Por otro lado, es obvio que ser posible construir ios soviets solamente a travs de la movilizacin de las masas sobre la base de las consignas demoa ticas

    *Es decir: para prevenir que ia monarqua convoque Cortes fraudulentas y conservadoras;

    para asegurar la convocatoria de Cortas damocif ticas y constituyentes y que ltai entreguen Ins tierras a los campesinos, y hagan otras cosas; daban ser creados soviets de obraros, soldados y campesinos que fortifiquen las posiciones da las masas trabajadoras."

    Trotsky, "Los soviets y la* Cortas constituyentes".

    "An en la noche del ltimo combate/iln- gn bando abondon el nombre de la asamblea constituyante, pero es un hacho de que la burguesa se dirigi de le asamblea constituyente a Kornllov y los bolcheviques al Congreso da los Soviet*".

    Trotsky, "Historia de la'Revolucin Ruuf.La relacin del marxismo y de la vanguar

    dia obrera, hacia la* tarea* democrticas, es uno de los atpectot del marxismo que ms sistemticamente han sido falsificados. Para los stalinist la democracia es bsicamente, un asunto burgus. De aqu, cambian el sentido de las cosas, ven en todo tugur corrientes democrticas en it burgumt y llegan a la conclusin que tn todos lot muntoi democrtico no hay una poltica obrera independiente tino apoyo v alineomienfjj trae las diferentes corran tas burguesas, -

    Diferente* grupos "iz q u ie r^ ^ ^ ^ ^ ^ H burguaaaa, aceptan ta posicin b

    un asunto a arriban, van

  • ta tas tareas democrticas de la dase obrera y la negacin de la democracia en nombre del socialismo puro; hasta el lado opuesto: la ilusin que es posible conseguir la realizacin de las demandas democrticas dentro del marco burgus. Porlo tanto llevan adelante la lucha democrtica sin darte una base clasista. El resultado as como la concepcin bsica es el mismo en todos los casos: negacin del rol independiente de la clase obrera en la mayora de las luchas polticas.

    BURGUESIA Y DEMOCRACIA

    La democracia nunca fue una caracterstica de clase esencial de la burguesa. En distintas pocas demostr la burguesa, su capacidad para desconocer a la democracia, e incluso convertirse en su enemigo directo (hasta llegar al punto de la barbarie nazi). La relacin de la burguesa a la democracia debe ser examinada a travs de sus caractersticas esenciales de clase que se desprenden del modo de produccin capitalista y de su situacin relativa: sus necesidades y la relg. cin a tas utras clases.

    An en su poca ms revolucionaria, durante la Revolucin Francesa, demostr la burguesa ser una clase opresora, cuya existencia es t basada en la explotacin de masas numricamente mayores que ella, y que su temor a estas masas es mayor que su decisin a luchar por la hegemona de la nacin, como organizadora de un nuevo orden social.

    Desde el comienzo dla revolucin.fueron las posiciones de la burguesa, conservadoras. Con respecto a la reforma agraria, la ley aprobada por la asamblea constituyente, aboli formalmente la servidumbre de los campesinos, pero para liberarse verdaderamente, tena este que pagar al noble un precio ms alto que el verdadero valor de la tierra.

    Mientras que el 4 de setiembre de 1789 se dict la Declaracin de los Derechos Humanos, no pasaron dos aos y el 14 de junio de 1791 se promulg una nueva ley sobre la "libertad del trabajo" que prohbe las organizaciones sindicales de los obreros.

    En cuanto a la democracia forma!, la burguesa hizo valer todo su peso par a detener la revolucin: Por un acuerdo con el rey y la creacin de una monarqua constitucional; por el derecho del rey a vetar decisiones de la Asamblea Constituyente; por la creacin de una cmara A lta" ant democrtica; por la limitacin ddderecho de voto a travs del otorgamiento de este derecho a los propietarios y el derecho de ser elegi

    do a propietarios ms ricos. Segn decisin do ' Asamblea Constituyante, so limit d derecho cte ser elegido a la asamblea a propietarios d linu.^ y Desmoliere acot que Jean Jacquos Rustran no poda ser elegido.

    Slo los continuos levantamientos da tes campesinos lograron imponer una verdadera re forma agraria. Slo los Sant Culottes de Pars, la pequea burguesa que contena en forma gct minal al proletariado que todava no haba apa recido como una clase independiente, posibilita ron la conquista de una verdadera reforma agraria y realizaron la revolucin democrtica a pesar y contra la burguesa levantndote constan temante contra ella, utilizando al terror no solamente contra la nobleza, sino contra sectores de la burguesa.

    Las conquistas de la revolucin democrtica abrieron las puertas al gobierno de la burguesa, pero esta no era de por ti misma democrtica. Ya en la revolucin francesa la democracia poltica formal es en realidad una concesin da la burguesa frente a la movilizacin de las masas, que se realizaba contra su voluntad, pero e- ra imprescindible para conseguir tus demandas.El hecho.mismo que la revolucin se limit a la democracia burguesa demuestra los lmites de esta democracia: su incapacidad xt< a enfrentarse con la forma desigual del reparto de la riqueza. Las masas democrticas, locomotoras de la historia, hicieron proyesar a esta con su revolucin, pero todava no se haba creado la dase que las pueda dirigir a la efectiva toma del podar en sus manos.

    Si la esencia de la democracia es el poder del pueblo, es decir la existencia del poder real en las manos de las masas, entonces desde la revolucin francesa, con la aparicin de la date o- brera como dase independiente capaz de tomar el poder, como lo demostr en las revoluciones de 1848 y 1871, la democracia de este tipo no puede ya existir en las manos de la burguesa, sino por el contrario su significado es la total destruccin de esta.

    Pero, si dejamos de lado mientras tanto, este significado extremista" de la democracia, vemos que la burguesa puede pasar etapas donde se dan algunas condiciones democrticas; la democracia parlamentaria. Esta etapa permite a la burguesa liegar a un pleno desarrollo. Esto se debe a que-el parlamentarismo facilita la competencia ms o menos pacfica entre los distih- tos sectores de la burguesa. As llegan a un si* tema que representa un compromiso determinado de todos los elementos de la dase burguesa; m

  • m s w m * -sari 3Peesrcomo sistema acrck .vr -:-=5 d ^ s de ciase fueron drsmi-

    -- *MSpbttar _ faprass&n dirccsa con ios i M ^ a ria abram en su tucha oon-

    fe jaccM I fevguest, * * mdfterente al mg ^ de gobieeae de es. Denm de la democracia (MqpasL maman los faradios democrticos essrpdas atas abre'Tjsy a s masas trabajado a t ,ie n u i< rfo H Ba tad e fau en *m -

    D-'-ojes i. s-c.

  • dar una definicin histrica del periodo de! doble poder, sino como un argumento contra los que esperaban una segunda edicin, corregida, de una dictadura democrtica independiente. Su intencin era decir, que no hay ni habra ninguna dictadura democrtica salvo el triste aborto del doble poder. Por este motivo es que llam a ' armar de nuevo' al partido, es decir, 'cambiar la consigna" (Trotsky, "La Revolucin Permanente1*} .

    El acuerdo general, desde los sectores democrticos" de la burguesa hasta el partido ms revolucionario, el bolchevique, sobre el carcter democrtico de la revolucin, y la aceptacin ge neral de la consigna de la Asamblea Constituyen te; no impidi que se revelen profundas divergencias, inmediatamente despus de la revolucin de febrero, cuando la burguesa us el nom bre de la asamblea constituyente, conjuntamente con promesas de democracia formal, para postergar las tareas democrticas ms candentes, mientras los revolucionarios usaban la lucha por la asamblea constituyente como un medio para asegurar la alianza entre los obreros y los campe sinos, en vista a la toma del poder a travs de los Soviets.

    "Nuestra opinin es dijo Lenin el 28 de abril que hay que entregar inmediatamente las tierras a los campesinos, en base a un plan preconcebido. Nos oponemos totalmente a tas conquistas anarquistas". "Po r qu no acordamos esperar hasta que se rena la Asamblea Constituyente? A nosotros nos importa la iniciativa revolucionaria, y la ley tiene que ser la accin que sale de ella. Si van a esperar hasta que se publique la ley, sin aumentar vuestro mpetu revolucionario, no tendreis ni ley ni tierra". Los SR se asustaron y retrocedieron. A principios de Ju nio, en su congreso que se realiz en Mosc, denunciaron festivamente toda conquista de tierra sin ley y legislador: hay que esperar hasta la A- samblea Constituyente".

    La posicin de Lenn, a diferencia de la de los SR, no es sino la expresin de la posicin de los campesinos: "En la provincia de Uiatca embargaron los campesinos las haciendas de la familia Sk.oropedsky y hasta que.se aclare el problema de la propiedad privada de la tierra decidieron que nadie tocara el bosque, y las entradas producidas por la hacienda sern pasadas a la caja pblica. En otros lugares las comisiones de la tierra decidieron disminuir el importe de arrendamiento en cinco o seis veces, pero decidieron entregar los pagos, no a los hacendados, sino a las comisiones, hasta que se decida el s-

    sunto en la Asamblea Constituyente. No con hacan los magistrados, sino al estilo de los campesinos se trat la postergacin d la reforma a- graria hasta la reunin de la Asamblea Constituyente" (Trot Ay. "Historia de ta revolucin rusa").

    En la proximidad de octubre ae alistar, la gran mayora de los obreros al partido botchesri que, mientras tanto la lucha por ia tierra, an campo, toma el carcter de una guerra cari. Al mismo tiempo, el gobierno contina posteyan- do la reunin e la Asamblea Constituyente, e intenta preparar el terreno para la reunin de un *pre-Parlamento" al cual fueron invitados, y m elegidos, los representantes de los distintos partidos y organizaciones sociales. A les partidas "democrticos" les asignaron 306 delegados. S i de ellos bolcheviques. A las propietarios tes asonaron 156 lugares pero con los diferentes grupos sociales conservadores (cooperativas, cosacos, d ex. de Kerensky, etc.) tenan casi mayora. * Trotsky detalla as la situacin: "Como ios miembros del Pre-Parlamento no dependan de la casualidad de la competencia electoral, de influencias locales o pertenencia provincial, cada organizacin social y cada partido mand a sus ms ilustres representantes. La composicin era, citando a Sujanov, 'extraordinariamente brillan te'. Cuando el Pre cariamente se reuni para su primera sesin, se alivi una car9a, en M ichos de los delegados. Dice Maiinkov: 'Ser bueno si la Asamblea Constituyente no ser peor .

    El pre-par lamento tena una nica funeste consejero del gobierno. Los bolcheviques a- bandonar el pre-parlamento, en H camino s li toma del poder por medio de los soviets, no dudaron en descubrir y criticar, la nconsecueads de este sustituto de la democracia. En la sesin de apertura, el 7 de octubre "te fueran ccncssE- dos a Trotsky 10 minutos para una declaracin especial en nombre de los bolcheviques. La declaracin comenz estableciendo que ai 9ofcier- rto es actualmente irresponsable, en la monta medida que lo era antes de la Asssnbss O uno crtica, que se supuso que fue reunida para frenar a Kerensky, y que las clases propietarias.- t aban representadas en este congrso, an ton numricamente desproporciona! a ais derechos:Si la burguesa se hubiera preparado raftnaMM para la Asamblea Constituyente en un mesywd dio, ningn dirigente hubiera tenido ningn tvo para defender tan vigorosamente la Bfisjg ponsabilidad del gobierno, anrenteaj presentacin manipulada desde arriba. Et to principal aqu es que la dase bun i^esaj

  • i hacer fracasa) la asambloa constituyente... tras I noS retiramos del congreso provisional, nosotros I llamamos a los obreros, a los soldados, y a los | campesinos de toda Rusia, a estar prapurados y I ser valientes. IPetrogrado est on peligro! ... i La

    revolucin est en peligro! f pueblo est en peligro) ... Nos dirigimos al pueblo. Todo el poder a los Soviets! I

    El abandono del p reParlamento liquid, a los ojos del pueblo, los ltimos lazos que unen al partido de la insurreccin con la sociedad oficial .. Cuando se enciende la guerra campesina, cuan do la lucha del movimiento nacional se profundj za, cuando el derrumbamiento se agrava, el frente se desintegra y el gobierno se desarma, los soviets se convierten en la nica fuente de fuerza cteadora. Todas las cuestiones se convierten en la cuestin del poder, y la cuestin del poder

    IL conduce directamente al Congreso de los Soviets

    Este Congreso tiene que dar respuesta a todos I los problemas, incluso a la cuestin de la Asam- I blea Constituyente.

    "Ningn partido haba retrocedido de ia consigna de la Asamblea Constituyente, incluso los bolcheviques". "Incluso en la noche del ltimo combate, ningn lado abandon el nombre de la Asamblea Constituyente, pero el hecho es, que ta burguesa se dirigi de la Asamblea 3 Kor- nilov, y los bolcheviques al poder de los Soviets". ("La Revolucin Rusa").

    Como la lucha por las demandas democ ticas concretas, y principalmente, por la repart cin de la tierra, haba sobrepasado las esperan zas de una solucin por medio de la democracia formal, pudieron los bolcheviques, dirigiendo a la clase obrera, tomar el poder en la revolucin de octubre. Las elecciones a la asamblea constituyente realizadas un mes despus de la toma dd poder, dieron el 25 por ciento a los bolcheviques, 3 por ciento a los partidos de la burguesa y terratenientes (Kadetes, etc.), y el 62 por ciento a los partidos de la democracia pequeo burguesa (SR, Mencheviques, etc.). Esta eleccin "moderada", contradice totalmente a las relaciones de fuerza entre las clases, al borde de la guerra civil.

    Lenn explica la lgica de las relaciones de fuerza entre Im clases que, posibilit y justific la conquista del poder por el proletariado, y la forma que esto se refleja en la Asamblea Constituyente: "Los bolcheviques vencieron, ante todo, porque detrs de ellos estaba la gran mayo- ria del proletariado... El partido que competa con ellos, entre los proletarios, el partido menchevique fue derrotado (9 millones frente a 1.4 milln da votos)... Medio ejrcito era an octubw-

    | noviembre de 1917 bolchevique

  • dependencia poltica de la dase obrera, y asi' pKTTri a la burguesa conseguir la direccin fef movimiento para liquidarlo en manos del rrsperiaisma En lugar de ver en la organizaron de Sw ifls de obreros y campesinos, la bMe de la fuerza para la lucha democrtica, y as oisigar a ios demcratas pequeo burgueses del Kuomintang de izquierda a elegir entre la reaccin burguesa y el campo obrero y campesino, y quedarse en todo caso en la direccin del movimiento, a la cabeza de los cuerpos in- (kpndintet de la lucha, prohibi el Comin- tern, en nombre del Pacto con el Kuomintang, ia creacin de Soviets, y permiti asi al Kuo- mntang neutralizar a los obreros y a los campeamos. y convertirse inmediatamente despus sn mr arma de la contrarrevolucin.

    Mu amerite no la democracia formal es lo esencial, sino ios intereses reales de las masas. Ea rti li de! camarada Chi-du-Sin del PC Chino, que fue publicada en Pravda, l present so prinespai del problema: "E l movimiento carn pean se convierte en una lucha por la tierra.B campesino se despierta espontneamente y quiere solucionar por s mismo el asunto de la tena_ nosotros llevamos adelante una poltica demasiado pacifista. Ahora es necesario expropiar las gandes haciendas..." (Trotsky, "La w w fifa china y el camarada Stalin"). Pero esta poskan correcta de un miembro del PC C hin en la poca entre el golpe de Ching-Kai- Chok yeldeWang-Teng-Wei no concuerda con b lnea dsl Cmante n, y por lo tanto queda o- Uipdo a retractarse inmediatamente "a pesar de s o es necesario esperar a un nuevo desarro- .. lo de la actividad militar an para expropiar a las yandes haciendas. La nica decisin correcta, en este momento, es el principio de profund a r la resolucin slo despus de expandirla". N m el nico camino para expandir la revolucin y an para reforzarla en el sentido militar es despertar al campesinado a rebelarse en apoyo d ste.

    Cuando el movimiento de las masas llega a tata etapa, de una lucha real por sus demandas, nuestra relacin a la democracia formal, a la ronrijna de la Asamblea Constituyente, queda subordinada a esta lucha. "Las tareas burgue tas pueden solucionarse por varios caminos, la aoraagne de la Asamblea Constituyente se convierte en un abstracto vacio, y muchas veces mafikmmte en un engao, cuando no se dice quin ta convocar, y con qu programa. Chiang Ka-Ctefc puede levantar contra nosotros la con gna de la Asamblea Constituyente maana

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    mismo, como recin ahora dirigi contra nosa- tros su 'programa obrero-campesino. No quert 1 mos una Asamblea convocada por Chiang-Ka). 1 Chek, sino la que ser convocada por el Cornil* j Central de los Soviets de Obreros y Campesinos" (Trotsky, "La revolucin china y las tesis f del camarada Stalin").

    LA POSICION DE TROTSKY EN LA REVOLUCION ESPAOLA (1930-39)

    La revolucin espaola, que comenz con la renuncia del dictador militar, Primo de Rive-1 ra en Enero de 1930, y que contina hasta la victoria final del fascismo franquista en Marzo de 1939, hizo lentamente su camino de monarqua a repblica, de Repblica a la guerra civil, y de la guerra civil b la victoria de la reaccin franquista. Las lecciones de la revolucin espaola, fueron vistas por Trotsky, como uno de los medios principales, en la construccin de las secciones de la IV Internacional en todo el mundo. El desarrollo lento de los sucesos, que permiten diferenciar las diferentes etapas", nos dan la posibilidad Je observar el desarrollo de las funciones de las consignas democrticas.

    La renuncia de Primo de Rivera, en el marco de la crisis econmica de 1929, fue resultado del voto de desconfianza hacia l, por parte de sus oficiales colegas. El rey Alfonso X III nombr un gobierno provisional dirigido por el General Berenguer, como preludio a la monarqua constitucional.

    Pero la inestabilidad de la monarqua, y de todo el sistema, se hizo sentir tanto en el a- poyo de los partidos burgueses, que se convierten del da a la noche en republicanos, como tambin en el comienzo de cierto "movimiento" en las masas.

    La primera erupcin de este movimiento tuvo lugar entre los estudiantes, y Trotsky, no olvidndose del carcter clasista de los sucesos y que "La burguesa evala el movimiento de los estudiantes medio con acuerdo y medio con cuidado", no llega, de ninguna manera, a la con j clusin que la dase obrera debe adoptar una posicin neutral: "apoyando al movimiento estudiantil demostraron los obreros espaoles un instinto revolucionario totalmente correcto. Por supuesto, que deben actuar bajo su bandera, b( jo la direccin de su organizacin proletaria".

    "E l hecho que los obreros manifestaran conjuntamente con los estudiantes, es el primer paso, aunque an dubitativo, en el camino de

  • I la vanguardia proletaria a la hegemona revolucionaria . 'Tomar este camino presupone, que los comunistas debern luchar con decisin, audacia, y energa por las consignas democrticas .. No entender esto es cometer un error sectario"

    ..."En la actual fase de la revolucin, el proletariado se distingue en el campo de las consignas democrticas, de!1todos los grupos pequeo burgueses ' izquierdistas', no rechazando la democracia (como lo hacen los anarquistas y sindicalistas), sino a travs de la lucha abierta y decidida por ella; y al mismo tiempo

    I denuncia sin compasin las vacilaciones de la pequea burguesa".

    "Levantando las consignas democrticas, el proletariado no dice, de ninguna manera que Espaa se dirige a la revolucin burguesa. Espaa ya pas la etapa de la revolucin burguesa y la dej muy por detrs... Pero en esta etapa puede, el proletariado, dirigir la revolucin es decir reunir a su alrededor a las grandes masas de los trabajadores y los oprimidos, y convertirse en su lder, slo con la condicin que presente ahora, sin vacilar, todas las tareas democrticas, junto a sus exigencias de clase".

    "Primero, estas consignas tienen una importancia decisiva para el campesinado. El campesinado, no puede depositar su confianza en el proletariado de antemano, aceptando la consigna de la dictadura proletaria, cuando esta es un llamado de palabra nicamente. El campesinado como una enorme clase oprimida, e inevitablemente, en un momento determinado, en las consignas democrticas, la posibilidad de los explotados de derribar a los explotadores. El campesinado inevitablemente, relacionar la consigna de la democracia formal, con la consigna de la reparticin radical de la tierra. El proletariado apoyar abiertarnente ambas exigencias" (Trotsky, "Las tareas de los comunistas espaoles").

    La determinacin que el proletariado debe luchar en primer lugar, por las consignas democrticas, no contradice la perspectiva de la toma del poder. Por el contrario, este es el camino ms seguro. Ya en la lucha democrtica ms simple, por elecciones realmente libres, encuentra Trotsky el camino para comenzar la construccin de soviets. Durante la lucha contra las elecciones organizadas por Berenguer, l escribe: "S i hay que boicotear las cortes, en nombre de qu? en nombre de los soviets? Pienso que ser un error presentar la cuestin " de esta manera. Las masas de la ciudad y l

    campo se pueden unir, en este momento, slo bajo las consignas democrticas. Estas incluyen la eleccin de las cortes constituyentes a travs del sufragio universal, igual, directo y secreto"

    "...La lucha por las cortes en el prximo perodo, se convertir en el centro de toda la vida poltica del pas. Contraponer la consigna de Soviets, en estas circunstancias, a la consigna de las cortes, puede ser incorrecto Por otro lado, es obvio que ser imposible construir soviets, en el futuro prximo, solamente a travs de la movilizacin de las masas sobre la base de las consignas democrticas. Es decir: para prevenir que la monarqua convoque cortes fraudulentas y conservadoras; para asegurar la convocatoria de cortes democrticas y constituyentes y que estas entreguen las tierras a los campesinos, y hagan otras cosas; deben ser creados soviets de obreros, soldados y campesinos que for tifiquen las posiciones de las masas trabajadoras". (Trotsky, "Los soviets y las cortes constituyentes") .

    "La consigna de la Repblica, es, por supuesto, tambin la consigna de los obreros. Pero para ellos, la creacin de la repblica no es simplemente el cambio del rey por un presiden te, sino tambin liquidar todos los restos de la sociedad feudal. Aqu la relacin es ante todo a la cuestin agraria... En las condiciones actuales, en Espaa, el capitalismo est obligado a u- sar medios feudales para explotai a los campesinos. Apuntar las armas de la revolucin contra los restos de la edad media en Espaa, significa apuntar exactamente contra la raz de la dominacin burguesa".

    "La cuestin tctica del boicot se decidir en base a las relaciones de fuerza en la etapa determinada de la revolucin, pero tambin cuando se boicotea a las cortes de Berenguer, los obreros progresistas debernlevantar contra l, la consigna de Cortes Constituyentes Revolucionarias. Debemos descubrir el engao de la consigna de cortes constituyentes en boca de la burguesa 'izquierdista', que en realidad desea cortes conciliadoras con el rey y Berenguer... Una verdadera Asamblea Constituyente pude ser convocada nicamente por un gobierno revolucionario, como resultado de la insurreccin triunfante de los obreros, soldados y campesinos".

    "Pero ser incorrecto, en la etapa actual, renunciar a la consigna de las cortes revolucionarias y oponer la consigna de la dictadura proletaria a los problemas y a las consignas de la democracia revolucionaria (por la Repblica,

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  • pni i.s revolucin agraria, separ acin de la igle- %m (VI Mario, nacionalizacin de la propiedad tei claro, .utodetermlnacn nacional, Asam. Mee Comtmiyente revolucionaria). La lucha por una representacin democrtica en las cor- c',. puede facilitar de gran manera la unin de toamaiaa tras ai partido democrtico dirigente" (Trotsky, La revolucin espaola").

    E l camino aa claro: la burguesa est atada totalmente todo lo reaccionario de la sociedad. La clase obrera es la nica clase total- mam revolucionaria, paro para al triunfo de la i d udan tiene que unir detrs de s, y bajo su direccin a todas las masas oprimidas y principalmente al campesinado. Estas masas, no puedan depositar su confianza, en la revolucin pro tocarte, sino aomo fruto de su experiencia Cam prende que, le nica solucin para las tareas democrticas de nuestro tiempo, es la revolucin proletaria, permite a la vanguardia obrera luchar hasta el final, en (a forma ms concluyante, por todas las exigencias democrticas, para no n su forma exterior, formal, sino como expresin de los intereses de las masas oprim id. En esta lucha, confa la clase obrera slo en ai organizacin independiente y en los madkx revolucionarios d las masas. Durante ta lucha, se convertirn los soviets, de medios para la unin de las luchas parciales y democrticas, en ai instrumento que tomar el poder, para tos matas, bajo la direccin de la clase o- brera.

    La ludia de las masas, inclusive la preparante para ai boicot de las elecciones, obligan a Bcrenguer a renunciar. Las elecciones municipales en toa cuales ganan los republicanos en todas toa grandes ciudades, traen la renuncia del rey, que dactora "no gozo ms del amor de mi pueblo , y la repblica es declarada. Toda la IxrrguBSa republicana, demuestra inmediata- HNe, que no puede encontrar el punto de rrmewenrta, entre su inters de clase y la democracia. Aqu se encuentra un nuevo frente pan la propaganda del proletariado: "La burguesa ae mantiene no slo por la buena voluntad sino tambin por la violencia organizada qu? hered del viejo rgimen. No teneis lber tad total e irrestricta, da reunin, palabra,pren v*. etc. Los nuevos consejos municipales estn lejos de ser democrticos, y en este momento, en la apoce revolucionaria, las masas son espe- iatonante sensibles a toda desigualdad de dere . 'ros y a toda forma de gobierno policial. Esto imy que aprovecharlo. En otras palabras, los comunistas deben ahora salir como el partido

    de los defensores ms consecuentes, y ms decididos de la democracia. Por otro lado, hay que comenzar inmediatamente, la construccin de Soviets de obreros. La lucha por la democracia, es un punto de partida excelente para esto ellos tienen su gobierno municipal, nosotros los obreros necesitamos a las juntas de las ciudades para defender nuestros derechos e intereses."(Trotsky, "Los medios de represin del gobierno republicano").

    En las elecciones de fas Cortes Constituyentes,, sale el partido socialista como el ms grande, y por lo tanto, el responsable principal del orden republicano burgus, de ac tambin que este partido va en contra de la democracia.

    "Los dirigentes socialistas se alegraron de no tener mayora en las Cortes, ya que as su coalicin con la burguesa se justifica por la estadstica parlamentaria... debemos descubrir el plan de los socialistas que juegan para perder. Los socialistas dirn que, no pueden evitar la coalicin por no tener mayora en las Cortes. Nuestra respuesta es llamar a elecciones democrticas, basadas en el derecho al voto general y realmente igualitario, para hombres y mujeres desde los 18 aos".

    "En otras palabras, contra las cortes antidemocrticas y fraudulentas nosotros proponemos en esta etapa cortes realmente populares, realmente democrticas, elegidas honradamente... no hay ni un comunista en las cortes. La debilidad del comunismo espaol se rebel totalmente. En estas condiciones, hablar de la liquidacin del parlamentarismo burgus, y la instalacin de la dictadura proletaria, sera simplemente jligar el papel de charlatanes e imbciles. La tarea es juntar fuerza para el partido en base a la fase parlamentaria de la revolucin y atraer hacia nosotros las masas. Este es el nico camino para derrocar al parlamentarismo. Justamente para eso es vital desarrollar una fuerte agitacin por las consignas democrticas ms decisivas y extremistas". (Trotsky, "El resultado de las elecciones y la tctica que ellas indican".).

    La falta de un partido revolucionario que pueda aplicar esta lnea en la realidad espaola, permiti a la crisis revolucionaria desarrollarse en otro camino. Con la ayuda de los partidos obreros traidores y principalmente los socialistas, logr la burguesa estabilizar momentnea,, mente, al rgimen republicano. Pero este siste^ ma se estabiliz desde el principio, contra las masas. Menos de dos meses despus de sej||{ ciones a las Cortes en Junio, fue quebrada lj

  • Ipueiga general de Sevilla por los caones republicanos. Salvo la separacin formal de la iglesia del estado, no trat la repblica de solucionar ninguno de los problemas democrticos canden* tes, y en especial la reforma agraria. Ante la tal' ta de una alternativa obrera leal y cuando la repblica "izquierdista" oprimi ms y ms a I las masas, el resultado de las elecciones a las I Cortes de noviembre de 1933, fue un xito pa- I ra la derecha y la monarqua. La nueva ola del [ levantamiento de masas, trae al poder al Frente

    Popular del 16.2.36. La repblica no logra estabilizarse. Las masas se dirigen ms y ms a la izquierda. Los dirigentes del Frente Popular hacen lo imposible para asegurar a la burguesa que pueden mantener a las masas en el marco del estado burgus, pero sta ya se dirigi al Fascismo y el 12.7.36 comenz el levantamiento fascista en Marruecos.

    Desde el comienzo de la revolucin, las masas pasaron muchas experiencias. La guerra civil del 36/9 no es sino una edicin tarda de esa revolucin que poda haber nacido directa* mente de la cada de la dictadura y la monarqua, s hubiera habido un partido revolucionario consecuente que hubiera sabido convertir a ia revolucin democrtica en el triunfo de ia dase obrera. Pero la democracia, como fue realizada por la burgues/a, se demostr en bancarrota. Las masas tambin sin direccin revolucionaria, pasaron en un tiempo ms largo y con un precio mucho ms alto, la experiencia de perder las ilusiones en la democracia parlamentaria. El Frente Popular del 36', fue slo un intento tardo de revivir estas ilusiones, e impedir a fas masas pasar a la "fase"' socialista. Ahora las exigencias socialistas son necesarias para sal* var a la repblica democrtica. Es necesario de clarar que desde ahora en adelante ta tierra, las fbricas, y las manufacturas pasarn de manos de los capitalistas a las manos del pueblo. Es necesario actuar ahora para conseguir este plan en ios sectores que se encuentran bajo el poder de ios obreros. l ejrcito fascista no podr sostenerse bajo la influencia de este plan ni 24 horas, an los ministros burgueses no podrn recibir este plan'". (Trotsky/'Las lecciones de Espaa").

    Para Sos revolucionarios lo esencial, son las demandas concretas de las masas: ia demanda de la tierra a los campesinos, que fue al principio la base para ia ilusin parlamentaria, puede ser abastecida nicamente por medio de la revolucin socialista. La falta de una relacin directa, por intermedio de un partido revolu

    cionario que sepa levantar las consignas democrticas consecuentemente, hasta su conclusin revolucionaria, trajo como consecuencia que la burguesa, que se opuso al principio a la repblica, pudo despus aprovechar las ilusiones democrticas, en nombre del frente popular, contra la reforma agraria y las otras demandas.

    CONCLUSIONES

    LA CLASE OBRERA Y LAS CONSIGNAS DEMOCRATICAS

    1) La democracia no es una caracterstica de clase de la burguesa. Aquella parte de tas libertades democrticas burguesas, que toca a tas masas , son logros de la clase obrera y de tas ma, sas trabajadoras en la sociedad burguesa. La dic tadura de la burguesa que se basa en el dominio de los recursos materiales de la sociedad, siguen existiendo tambin en los marcos demo* crticos de la sociedad, pero se encuentra en constantes choques internos. Defendiendo sus conquistas democrticas, se prepara la clase Or brera a la guerra contra el dominio burgus de los medios de produccin.

    2) Las consignas democrticas, que son levantadas por el partido revolucionario, tienen una funcin importante en la atraccin del resto de la ciase obrera hacia el comunismo. En el "Plan de accin para Francia", que fue escrito en julio de 1934, Trotsky levanta entre otras consignas de llamado a la clase obrera, la demanda a una Asamblea nica: "Nosotros somos los combatientes ms consecuentes por el estado obrero y campesino, que tomar el poder de los explotadores. Conseguir la mayora de nuestros aliados de la clase obrera, para este proyecto, ste es nuestro principal objetivo. Mientras tanto,mientras la mayora de la clase obrera contina en el terreno de la democracia burguesa, estamos dispuestos a defenderla con todas nuestras fuerzas contra los ataques violentos de los bonapartistas y los fascistas burgueses. De todas maneras, nosotros exigimos d nuestros hermanos de clase que estn relacionados at socialismo "democrtico , que sean fieles a sus ideas, y que se inspiren de las ideas y mtodos, no de ia tercera repblica, sino de la convencin de 1793. i Abajo el Senado, basado en el derecho de eleccin limitado! i Abajo la presi- de nci a, foco camuflado de las fuerzas del militarismo y la reaccin!Por una Asamblea Unica^ que una el poder legislativo y ejecutivo,que sus miem-

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  • II bros sean elegidos cada dos aos,por medio del de- I recho de eleccin general desde los 18 aos, sin discriminacin de sexo y nacionalidad. Los de- I legados deben ser elegidos por asambleas loca- ' les, podrn ser siempre revocados por sus electores y recibirn el sueldo de un obrero especia- ! lizado"."Estos son los nicos medios que condu

    cirn a las masas adelante en lugar de empujarlas atrs. Una democracia ms generosa, facilitar la lucha de los obreros por el poder".

    3)En los pases donde las libertades democrticas escenciales son reprimidas, o cuan fo es necesario realizar las reformas demcr ticas para liquidar los restos del feudalismo, y principalmente la reforma agraria, o en los lugares donde existe opresin nacional la clase obrera ser el ms consecuente combatiente por las demandas y consignas democrticas. E- ila luchar por la movilizacin de las masas y

    I su organizacin independiente para la lucha por esas demandas. Siendo conciente que la burgue-

    I sa, en todo pas atrasado, est atada a los res- I tos feudales y at capital extranjero, y teme, la I movilizacin de las masas que pueden dirigirse I inmediatamente contra ella.

    4) La exigencia de una Asamblea Consti- I tuyente, no es una demanda clasista del prole-

    xariado. Ella es principalmente un llamado de la dase obrera, al resto de las masas trabajadoras, principalmente, al campesinado, y en cierta medida a los sectores menos concientes de la dase obrera. El objetivo de este llamado es fortalecer la confianza de estas piases en el proletariado, como el combatiente ms consecuente por us derechos. Esta confianza, no .puede ser despertada de antemano, sino por medio de su experiencia. En su lucha consecuente por una Asamblea Constituyente, el proletariado desnuda frente a la pequea-burguesa, a la burguesa, y a los polticos pequefio-burgueses con sus miedos a la democracia, indusive la formal.

    5)Contra el "teatro" burgus de la Asamblea Constituyente, que la burguesa puede u- sar para presentar la "voluntad popular" en las elecciones, como velo para ocultr las contradicciones de clase materiales, la dase obrera relaciona a la Asamblea Constituyente con dos demandas principales:

    a)Existenda de una fuerza real en manos de las masas, sobre la base de su organiza-

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    cin en cuerpos independientes pre-sov,ticos o soviticos, que los liberarn de la dependencia, de la buena voluntad de los polticos burgueses.

    h) En la realizacin de las demandas democrticas materiales. Estas demandas democrticas son: por lo general, la reforma agraria y en Palestina, el retorno incondicional de los refugiados palestinos, se encuentran por lo general en total contradiccin con las condiclo Ins de existencia y gobierno de la burguesa, y [tocan profundamente a la vida de las masas o- pr imidas.

    6) El modo de lucha por la Asamblea Constituyente depende de las relaciones de fuerza de clase, en cada momento. Cuando la burguesa estabiliza su poder, cuando las masas estn deprimidas y derrotadas o en las primeras etapas del despertar de la crisis, la defensa de los derechos democrticos mnimos de fas masas, as como la lucha por la democracia formal, parlamentaria , constituyen el centro de la lucha poltica. Cuando ms se fortalece la con fianza de la clase obrera y el resto de las masas, cuando ms pueden defenderse, los obreros pueden levantar ms la lucha inmediata por las demandas democrticas materiales, as como las consignas clasistas-socialistas.

    7) La lucha por la Asamblea Constituyente y las consignas democrticas, se hace al mismo tiempo que la preparacin del proletariado para la toma del poder. Al mismo tiempo que consolida sus organizaciones de clase (sindicatos , comisiones internas, partido obrero, soviet) lucha por sus demandas de clase socialistas (demandas econmicas, nacionalizacin, control obrero, etc) y se comienza a presentar frente a la burguesa como una dase que exige el poder (gobierno obrero, todo el poder a los soviets). Mientras la clase obrera se prepara para la toma del poder, estimula a las masas trabajadoras a aumentar su lucha por lasdemandas democrticas. Estas demandas conducen a las masas, a una confrontacin constante con la burguesa y en una etapa determinada, esta confronta-, cin permite a la clase obrera, si prepar suficientemente su posicin independiente, tomar el poder y aparecer ante las masas como realizador de sus demandas democrticas, y as presentar frente a la Asa