bmenéndez pidal - manual gramática histórica española

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  • R. MENNDEZ PIDAL

    MANUAL GRAMTICA HISTRICA ESPAOLA

    ESPASA-GALPE MADRID 1985

  • CAPTULO I

    I D E A DE L O S E L E M E N T O S Q U E F O R M A N

    L A L E N G U A E S P A O L A

    1. E L ESPAJJOL ENTRE LAS LENGUAS R O M A N C E S . A l des-membrarse el Imperio romano se sigui usando el latfn en gran parte do l, sobre todo en el Imperio occidental, la mayora de cuyas provincias continuaron hablando dicha lengua, a pesar de las muchas invasiones de pueblos extra-os que sufrieron; y podemos decir que aun hoy da siguen hablndolo, claro es que muy transformado y de diversa manera en cada una de esas provincias.

    Los varios atados de transformacin a que en esas pro-vincias lleg el latn hablado, se llaman lenguas romances o neolatinas, Enumeradas de Oriente a Occidente, son: el RUMANO, hablado en la antigua Dacia, o sea en Rumania, y al sur del Danubio, en parte de Macedonia y Albania; el DALMATICO, lengua muerta, hablada antes en parte de las cos-tos de Dalmacia; el LADINO O RETO-ROMANO, hablado en la an-tigua Reta, esto es, en parte de Suiza y de Italia; el I TAL IANO, hablado en Italia; el SARDO, hablado en Cerdea; el FRANCS

    t-

  • x -Elementos del idioma. Lenguas romances. g i

    y PROVBHZAL, hablados en la antigua Galia, y el CATALN ( I ) ,

    CASTELLANO y GALLEGO-PORTUGUS , hablados en la antigua

    Hspanla. El castellano, por servir de instrumento a una li-

    teratura ms. importante que la de las otras regiones de

    Espaa, y sobre todo por haber absorbido en s otros dos

    romances principales hablados-en la Pennsula (el leons y

    el navarro-aragons), recibe ms propiamente el nombre de

    lengua espaola (2). Propagada a la Amrica, ha venido a

    ser la lengua romance que ha logrado mayor difusin, pues

    la hablan ms de 100 millones de hombres, rniontras el

    francs es hablado por 4 2 y el italiano por otros tantos.

    Todas estas lenguas son una continuacin moderna" del

    latinj-no tanto del LAT INVL ITERAR IO escrito-(vaser;3)^como===-del LAT IN VULGAR, hablado sin preocupacin literaria por los legionarios, colonos, magistrados y dems conquistadores

    que se establecan en Jas provincias ganadas, los cuales,

    gracias a su podero poltico, a su talento administrativo y

    a su cultura superior, romanizaban rpidamente las razas

    ( i ) Para el catatn considerado como lengua hispnica v a s * H. Moitr,

    Buttttin de DialectohgU Romane, I , .1909, paga. 3-4* y A . A L O N S O , La subagr uj>actin romnica dti cataln, en la Rtv. di Filologa Espaola, X I I I , 1 9 1 6 , p igs . 1 y 235.

    (3) Esta denominacin fue empicada durante Ja edad media en Castilla

    (aunque menos que la de lenguaje castellano), cuando ciertamente no era muy propia, por-no haberse confundido todava.lingsticamente Castilla y

    Aragn; en los siglos xvl y zvn fui ya bastante usada por los gramticos y los autores, alguno de los cuales rechaza expresamente el nombre de len-gua castellana como Inexacto. En el extranjero, desde la edad media, fu siempre general lengua espaola. La Academia empleo ambos nombres, aunque prefiriendo el de lengua castellana. Esta preferencia la he dis-cutido varias veces (v. por ej. J-fis/ania, publ, by ttie American Asso-cialion ofTeachera of Spanscb, I, 1918 , pdg. 3), y al fin fui abandonada por ta Academia, adoptando el nombre de lengua espaola para la edicin de su Diccionario, que apareci en 1925 .

  • .

    1 I I '

    I i

    i

    3 Latn vulgar, ! 3

    i ! sometidas y les hacan r olvidando su idioma; nativo, que no poda menos de resultar pobre e insuficiente para las complejas necesidades de la nueva vida que la colonizacin traa consigo. Adems, la imposicin de una lengua tan di-fundida como el latin, aunque molestara carios y vanida-des patriticas, resultaba cmoda y til para el comercio y la cultura; asi que los idiomas nacionales se olvidaron casi del todo, de tal suerte, que de ellos en el espaol slo se descubren algunos restos, a veces muy dudosos.

    2, E L LATN VULOAR O H A B L A D O . E l fondo,primitivo del idioma espaol, su elemento esencial, es el latn vulgar, pro-pagado en Espaa desde fines del siglo ni antes de Cristo, el guaj no debe confundirse con et latn que se escriba en la decadencia del Imperio romano, ni menos con Ybaj la-tn que se usaba en la Edad Media; aunque estos dos difie-ran a veces mucho del latn de Cicern o de Livio, siempre estn, al menos en cuanto a las grafas y formas, ms prxi-mos del latin clsico que del vulgar, si bien pueden acer-carse ms a ste en cuanto a la construccin. El latn vulgar no se diferencia del lsco por la fecha, pues es tan anti-guo, y ms, que el latn literario; vivi siempre al lado de l, aunque no siempre igualmente divorciado de I.

    Es difcil el conocimiento del latn vulgar, pues nunca se escribi deliberadamente: el cantero ms rudo, al grabar un letrero, se propona escribir la lengua clsica. Slo en los escritos menos literarios, sobre todo en las Inscripciones, se escapan, gracias a la incultura del escribiente, algunas formas vulgares. Tambin los gramticos latinos, al conde-nar ciertas palabras o expresiones, nos dan testimonio de alguna forma interesante; el tratado conocido con el nombre de Appendlx Probi, escrito probablemente en frica hacia

  • 4 j Etemtnloi def idioma. Lt n vulgar. 8 1

    el siglo m de Cristo, es uno de los mits ricos en indicacio-nes sobre tales vulgarismos. Pero fuera de estos escasos restos, la ciencia se tiene que valer, principalmente, de la restitucin hipottica de las formas vulgares, por medio de l comparacin de los idiomas neolatinos; pues claro es que Un fenmeno que ss halla a la vez como indgena en todos o en muchos de esos idiomas, provendr del latin hablado comnmente antes de la completa disgregacin dialectal del Imperio romano. Asi, si en vez del clsico acufire, halla-mos en espaol aguzar, en portugus agugart en provenzal ngmar, en francs aiguiser, en italiano agutzare, etc., pode-mos asegurar que en el latn vulgar hablado en todos estos pases se deca *acut iare , derivado de acutus, participio del clsico acuBra ( i ) . Por igual razonamiento se llega a concluir que la latina acentuada se pronunciaba en el latn vulgar con sonido abierto (v. adelante 8), el cual produjo el diptongo U (v, 10) en una extensa zona del territorio romanizado; asi, en vez del clsico frvis, so dice en espa-ol e italiano fiero, en francs fier, y fra en rumano fiar, etctera; lo mismo en vez del clsico pSdem, se dice en ilaliado piedt, en francs pied, en espaol pie, etc. Este latn vulgar se distingue principalmente en la tendencia a expre-sar por perfrasis ( 73) lo que en latn Clsico se expresaba por una sntesis gramatical: las preposiciones sustituan a la declinacin clsica que se servia'de' diversas terminaciones

    (1) Estas formas como ' o c u l t a r e , deducidas de la comparacin do loa romances (yen este caso, adems, de la existencia del substantivo acuiator\ las cuales, por muy seguras que sean, siempre son hipotticas, se suelen marear con asterisco, y asi se har en el resto Je este Manual. Tambin te marcarn con asterisco las formas hipotticas del fpafio[ que se supongajque existieron. i

  • 8 ' Latn vulgar. 5

    ( 74) , y en vez del genitivo plural sinttico ce rvorum, deca el vulgo: de cervos^ el comparativo sinttico, gran-d i o r e s , se perdi tambin y se sustituy por la perfrasis magis g randes ( 79); la terminacin pasiva, amaban-tur, s olvid para expresar la idea pasiva con el rodeo erant amati; el futuro cantabo desapareci ante canta-re babeo ( 103).

    Tambin por !a comparacin de los romances llegamos a conocer acepciones propias del lxico vulgar. Por ejemplo, sfirra para el latn clsico significa la sierra del carpintero, pero tina metfora vulgar aplicaba este nombre tambin a la cadena de montaas, el perfil de cuyas crestas semeja al instrumento citado, atestigundonos la extensin de esta vieja metfora el espaol sierra, cataln y portugus serra.

    Al lado de estos fenmenos, generales del latn vulgar, cada regin tena sus particularidades idoniticas, sin duda escasas en un principio. Pero cuando el Imperio romano se desmembr, constituyndose las naciones nuevas, cuando el mundo occidental cay en extrema postracin de incultu-ra y de barbarie, cesando las relaciones intimas entre las antiguas provincias, ahora ocupadas por suevos, visigodos, francos, borgoones, ostrogodos, etc., las diferencias regio-nales se hubieron de aumentar considerablemente 3' cada vez divergi ms el latin vulgar hablado en Espaa del ha-blado en Francia o en Italia; mas como esta divergencia se fu acentuando por lenta evolucin, no hay un momento preciso en que se pueda decir que nacieron los idiomas mo-dernos. Cuando stos empiezan a sernos conocidos en es-critos de los siglos x y x, los hallamos ya completamente, diversificados unos de otros. j

    Los hispano-romanos, bajo el dominio visigodo conti-

  • 6 Elementos del idioma. Latn vulgar. a

    nliaron hablando el latn; pero es igualmente difcil llegar a

    conocer el habla usual.en la poca visigtica, pues tampoco

    nos quedan monumentos escritos en el lenguaje entonces

    corriente, ya que no se escriba sino el bajo latn, ltima de-

    generacin del latin clsico, y muy distinto de la lengua

    entonces hablada.

    Dada la escasez de testimonios escritos, la nica fuente

    copiosa para el conocimiento de algunas particularidades

    del latn espaol es la comparacin de los romances mo-

    dernos de Espaa con el latn clsico. As deducimos que

    i mientras otras provincias romanas usaban el clsico cava

    {italiano y antiguo provenzal cava, etc.), en Espaa, como ~ cn'^tr^^TSgiones, ^se^Tisaba ~el^diVectalsmo^*cvar de

    i donde el espaol cueva (g 13) , el portugus y el cataln cova, y el be arns cobe; mientras en general se pronunciaba a lo clsico inodus y octBber (italiano nodo, ottobre; ru-mano nod; provenzal note, ochoure, etc.), en Espaa se deca *ndus y octber , acaso siguiendo la pronunciacin de

    colonos de la Italia meridional, pues en oseo la6 es ti, por

    lo cual el espaol dice nudo, ochttbre, octubre; el portugus outubro (pero ito, no), y el cataln , uytubre; contra todos los dems casos en que se conserva la o clsica ( 1 ) . Durante

    ( i ) La forma o c l u b o r no as hipottica, puesse Ice en una inscripcin de Pamplona del ao 1 1 9 y en otras de diversas provincias (vase CAXHOY, citado en la ola sigu un le, prtg. 64). Algunos, para explicar el espaol ocha-bre, suponen la base * o c t o b r i u s , poco cepUblo fonticamente. Satvio-ni explica la 11 del sardo meridional o campidans tutu por influencia del infinitivo annuari, explicacin que ciertamente podra oxtenderso al espa-ol; pero este cambio de la o protnica en es utporddico, y espordico tambin el reformar lus formas fuertes del verbo sobre las dbiles, por lo cual es difcil admitir esta explicacin para la u de nudo, dada la coinci-dencia del sardo, cataln y espaol.

  • z Latn vulgar. 7

    la poca Imperial estas diferencias eran escasas en la pro-nunciacin ( i ) y en la sintaxis, salv en el vocabulario, co-mo vemos que hoy pasa en diversas provincias de Espaa, que, ms que por la pronunciacin o la construccin, se diferencian unas de otras por el uso preferente de tales o cuales vocablos y acepciones. Algunos vocablos de uso ^ preferente en el latin vulgar espaol son sealados por los autores. Plinio menciona una palabra usada especialmente en Espaa, donde, segn l, a las paredes las llamaban f o rmaceos ; y esta voz Ge conserva todava en la Pennsu-la, y no en otros pases neolatinos, llamndose'en espaol hormazo a la pared hecha de tierra. San Isidoro; de Sevilla, nos=da^precosas notiejas. del vocabulario espaolen la po-ca. visigtica; por ejemplo, el nombre de la lechuga silvestre serral ia (asi llamada, segn san Isidoro, eo q'uod dorsum ejus in modum serrae est), de donde derivan el espaol cerraja, el cataln serrallo y el portugus serraiha; tambin nos da san Isidoro el nombre del establo de bueyes, bos -tar, que nosotros decimos; hoy igualmente bostar, y los portugueses bosta!; y as otros trminos usados despus slo en nuestra Pennsula, y no en los otros pases latinos.

    Fuera de estos testimonios directos, podemos deducir que ei latin espaol, conforme con el latn de los ltimos tiem-pos, prolongaba con un sufijo muchas voces de la lengua escrita, y por l ongno l ongann i s deca l ongan i c i a , de donde el espaol longaniza, cataln llangonissa.; en vez del sustantivo clsico i lex i l i c em, sustantivaba el adjetivo

    ( i ) A. CAUCO Y , Le latin d'Espagtu d'apris Us inscriptins. tude pho-nitique, Bruxellss, 1906. No so halla en este latn rasgo ninguno .do lof que caracterizan e s e n c i a l m e n t e el romance espaol,

  • S j | Bltinetties del idioma. Lntin vulgar. 8 3

    i ,

    l c l n a ( i ) , .do donde el espaol encina (v. 5 4 b), alto ara-gons tecina, italiano eicina, etc.; junto a ca lcaneum cal-cao, usabaj*calcarieare, de'donde e\ espaol calcaar, portugus caleankar; en vez de ancthum decfa *ane-thu lum, de donde se deriva eneldo {v. 57,,). Esta tenden-cla es del latn vulgar general, que ol lado de miscSre de-

    ca *miscu lare , mezclar, italiano mescalare y m'tschiare, etctera; en vez de spes deca sperant ia , esperanrn, Tran-ces esperance, etc. Estos incrementos vulgares de las voces clsicas son importantsimos, porque sin ellos es imposible

    explicar las lenguas romances.

    * Tambin se puede observar el cambio total del vocablo:

    el clsico v e s p e r t i l i o {que se perpetu en Italia, vipislre-% lio, pipistrello) se us muy poco en Espaa,. quiz slo en

    Asturias (donde an se dice esperteyo por *vesperteyo), mien-tras en ol resto de la Pennsula se usaron otros nombres,

    ;especialmente m u r e c a e c u , de donde el portugus morce-go, espaol murego o murcilago (% 83i ) . El nombre de

    - la muste ia , conservado en varios romances, entre ellos en

    cataln (musteia), ribagorzano (iitnstre{a), asturiano y leons ( * m u s t 8 l - e l l a , mustuliella, mostolillo), fu sustituido en

    % varias regiones por diversos nombres, y en Espaa en esp-

    j e la ! por un diminutivo de commater , *commaterTcu-

    la (2), de donde comadreja. Este idioma hispano-rotnruio, continuado en su natural

    ^ evolucin, es el mismo que aparece constituido ya como

    ( t ) e x arbore ilcftm en una Inscripcin romana del siglo i. Ccrfus Inscript. Lat. VI , 3065.

    ( j ) Olttt Biyrn. WSrttrb?, 441 supone " e o i n m a t e r c u l a , que hubie-ra dado 'cc-madtreha. Claro es que el diminutivo pudn tambin sti for-mado j a en romance, directamente sobre la voz comadre.

  • g 3 Voces cultas; 9

    lengua literaria en el Poema del Cid, el mismo que perfec-cion Alfonso el Sabio, y, sustancialmente, el mismo que escribi Cervantes. !

    3. E L LATN CLASICO Y LOS CULTISMOS DEL IDIOMA ESPA-

    OL .Pero si el latn vulgar explica la parte ms grande y castiza de la lengua espaola, no puede explicarla toda. Gran porcin de nuestro idioma, como de todos los roman-ces, procede del latn literario,

    i ] Desde luego sera absurdo suponer qu el latn vul-gar viva en completo divorcio del latn clsico o escrito: nn se diferenciaban tanto como para eso; y el latn de los libros, como superior en ideas y en perfeccin, tuvo que influir continuamente sobre el latn ordinario, lo mismo en tiempos de Cicern, Csar y Virgilio que en los de Tertuliano, san Jernimo o san Agustn, y que en el periodo de origines de las lenguos romances. Hay, pues, voces literarias introduci-das en el habla vulgar en perodo muy remoto, y sas si-guieron generalmente en su desarrollo igual proceso que las voces populares. Pero adems, despus de la formacin de las lenguas romances, los pueblos nuevos creados sobre las ruinai del Imperio continuaron usando el latn como lengua escrita y jams dejaron de estudiar los autores clsicos; sobre todo se generaliz el estudio de stos con el Renaci-miento, en los siglos xv y x v i , as que en todas los pocas Xu abundante el influjo del latn escrito sobre el romance hablado.Las voces literarias de introduccin ms tarda en el idioma, tomados de los libros cuando el latn clsico era ya lengua.muerta, son las que llamaremos en adelante vocea cultas, y conviene distinguirlas siempre en el estudio histrico, pues tienen un desarrollo distinto de las voces estrictamente populares. Mientras stos son producto do una.

  • i o ! Eltmtntos dti idioma. V O C M culta*. 3

    evolucin espontnea y no interrumpida desde los perodos ms antiguos, las palabras cultas son introducidas cuando esa evolucin popular haba terminado o iba muy adelan-tada en su camino, y por lo tanto no participan de toda la compleja serie de cambios que sufrieron en su evolucin las voces primitivas del idioma. En general, las voces cultas apenas sufrieron modificaciones, como se puede observar en cualquiera de las muchas palabras latinas que, despus de haber sido usadas y transformadas por el vulgo, fueron segunda vez incorporadas al idioma por los literatos. Por ejemplo: el vulgo hispano-romano usaba el diminutivo ar-t fc lus en el sentido concreto de artus o nudillo del dedo, y de-ah se deriv-eUvocablo.popular-arW/o^segn, las leyes, esenciales del castellano (v. 1 1 1 y 5 7 , ) ; pero ms tarde los eruditos volvieron a tomarla voz, no de la pronuncia-cin, sino de los libros, y mantuvieron la I como i, y con-servaron la postnica, contra el 2 5 , ; en suma, conser-varon toda la palabra tal como la yefan escrita, sin alteracin: artculo; sta es pues, una palabra que entr en el idioma por la vista, mientras artejo entr por medio del odo. La misma diferencia se puede notar entre el vulgar teir de f i nge r e y el culto fingir, pues ste no cumple con los 9 181 y 4 7 n y slo modific la voz latina en la termina-cin, pasando et verbo de la conjugacin en -*;* a la en -ir. Intacto tambin queda,el culto sexto, sexta, de sgxtus, sin cumplir con los I D y 5 i a , mientras el popular siesta su-fri los cambios tradicionales. Igual observacin cabe hacer respecto del culto circulo y el popular cercha ( 6 i 3 ) , del culto ctedra y el popular cadera ( 6t y 4 0 , n.). Y advir-tase de paso, en cuanto a la acepcin, que. en los casos citados en que un mismo tipo latino produjo una voz en

  • g 3 Voces tul la . j I I

    boca del pueolo y otra en los escritos de los eruditos, la voz popular tiene una significacin ms concreta y material, mientras la culta la ticno ms general, elevada o| metafrica.

    2] Pero las voces cultas, aunque apenas sufren altera-cin en su paso al espaol, no pueden pasar inlactns; y da-remos aqui una idea de sus, mudanzas, para no volvernos a ocupar en ellas. Hemos notado el cambio de conjugacin do f ingere en fingir, y eslo es muy corriente ( m , n.). Otras terminaciones de voces cultas se asimilaron a las po-pulares, quedando intacto ci cuerpo do (a palabra. As, - tatem se asimil a la terminacin"popular -dad, y de amabi l i latcni se dijo amabilidad; cont inu i ta tem, couti-

    = unidad. Los adjetivos participiales hacen d su /: ducado, y oirs consnenles sordos de Ja teimnacin'xc hacen sono-ras: pr t l ca , prtiga.Como muchas voces cultas ofrecen grupos de consonantes extraos a la lengua popular, resul-tan de pronunciacin difcil, que se. tiende simplificar. Esla simplificacin fu admitida en el habla literaria; los poetas, hasta el siglo xvn hacan consonar dio (por digno), malino y divino; efeto (por rfecto), conecto (por concepto) y secreto; colima (por columna) y fortuna, etc.; asi en Gmez Manrique, Garcilaso, Cervantes, Quevedo, Caldern, Sols; pero en el siglo xviii reaccion el cultismo e impuso ja pro-nunciacin de todas las letras latinas, salvo en voces muy divulgadas, como delito, d l ic tum, luto frente a luctuoso, fruta frcnle a fructfero, respeto junio a respecto, sino junto a signo ())

    3] Enera de estos cambios ms sencillos que sufren casi . 1 ,

    ( i ) Acerca do los grupos de consonantes en voces cultas vase T. J. C I F V O , Disquisiciones sobre antigua ortografa y pronunciacin easttllauas, II, en )a Revue J/ispaniqur, V, 1

  • I I Elementos del idioma. Voces semlctilUs. g 3

    todas las veces cultas, sufren otros ms profundos aquellos

    cultismos que se introdujeron desde muy remotos tiempos

    en el romance, y que llamamos voces semlcultas. Por

    ejemplo: t l tuhim debi ser Importado por los doctos en

    fecha muy antigua, cuando aun haban do regir las leyes de

    la sonorizacin de oclusivas sordas ( 40) y de la prdida

    de la vocal postnica interna ( 26 , ) , y se lleg a pronun-

    cia]1 en el siglo x tdnlo, y luego +tt'd/o, *tildo, tilde; pero que a pesar de estos cambios bastante profundos, la voz no es

    popular, lo prueba la vocal acentuada; si t tulum no hu-

    biera ingresado ya tarde en la evolucin popular, si perte-

    neciera al caudal primitivo de la lengua, su i breve acentua-da hubiera sonado e ( 1 i j ) , como hallamos TETLTJ escrito en una inscripcin espaola; pero este TETLU vulgar, usado un

    tiempo por los hispano-romanos, cay luego en olvido (que

    a haberse conservado hubiera producido en rornance *tejo, como viejo y almeja, citados en el 5 7 , ) y los letrados tu-vieron que importarlo por su cuenta, tomndolo de los li-

    bros y no de la pronunciacin, por lo que la I se mantuvo

    como i. En igual caso que tilde estn varias otras voces se-micultas; v. gr.: cabildo,' molde, etc. ( 5 7 ^ n.); peligro, re-gla, ele. {"57 , y notas); nato, que perdiendo la v de na^ t vum como los voces populares ( 4 3 s ) , mantiene la /,

    contra el 4 0 , mientras que si hubiera sido enteramente

    populor habra;resultado *ttadh. Adems, muslo mtisclu, ^terciar misculare , y el anticuado malso masci l lu, que dan al grupo de consonantes sc'l tres soluciones diferentes, todas contra el;g 6 i .Alguna de estas voces semicutas es

    muy interesante para la cronologa fontica, pero las deduc-

    ciones en este: terreno son difciles y deben apoyarse en

    mltiples observaciones. Por ejemplo, saeclu, en vez de

  • j Voces semicullas. 13

    producir el popular *stjo {como espejo, lo, ) , dio siegto o siglo, y esta forma no nos puede servir por si sola para creer que la voz hubiese entrado en el idioma cuando ya c'l habra cesado de hacerse / ( 5 7 , ) , y cuando todava ae poda hacerse U ( I O J y , ) , acusndose as la ley del te como posterior a la de la j; en el punto siguiente veremos que la explicacin debe ser diversa. Por otra parte, el ie al-canz a otros derivados semicultos como el anticuado pier-tega per t ca {que no es popular por faltar al g 2 5 , , tan contravenido por los cultismos) o viespera} i o 3 . Tambin, a su vez, se halla j en voces semiculfas: clavija ( 39 , ) .

    4] Otras veces la voz semiculta no puede decirse que sea de introduccin posterior a la popular. El cultismo no consiste siempre en introducir una voz o una acepcin an-tes inexistente, No se puede dudar que la voz saeclu fu continuamente usada por el clero en la predicacin ul pue-blo, pues tiene un uso frecuentisimo en el latn eclesistico; no pudo ser, pues, de introduccin tarda; el pueblo empez a transformarla znseglo *sejo, y no complet esta evolucin porque la pronunciacin de los eclesisticos seculu, sec lu, seg lu , oda de continuo por el pueblo, detuvo el proceso popular, y se produjo sieglo, siglo. Otros ejemplos aclararn esto. Es de toda evidencia que muchos nombres de lugar vienen transmitidos oralmente desde la poca latina has-ta hoy; pero la escritura y pronunciacin oficiales estor-baron a veces en ellos la evolucin popular. As!, Crdo -ba Crdoba, Emri ta Mrida, A v l a Avila, Ga l l l cs ro Gallego,. Font icla Qntigola. {Toledo), Sab in ian lcu Sabidnigo (Huesca), y otros muchos, faltan al 2 5 , ; Mete l l inum Medelln, Ant icar ia Antequera, faltan al 2 4 , ; Turge l ium, Trujillo, falta al 535, y en igual caso

  • M Elementos del idioma. Vocea semlcullas. 4

    estn nombres de santos por influencia eclesistica, como Aen i l l i anus Milln, etc. Otro caso notable es el de las terminaciones -ciot -icia, -ion { 5 3 , ) : as, codicia * cp l -d l t ia es voz rigurosamente popular en su primera mitad ( 2 0 j y 601); pero la terminacin -icia se mantuvo culta por la misma presin literaria que mantuvo justicia al lado de justeza1 malicia al lado de maleza, etc.; el lenguaje eclesis-tico, que empleara a menudo en la predicacin la voz cu-pidi t ia , fu el que impidi, sin duda, que el derivado totalmente popular fuese *codeza. En fin, tampoco puede dudarse que la V02 aqul la se us siempre en el habla vul-gar; pero por ser esa ave ensea de las legiones y emblema del Jmpero.que.subssti^ entre,algunos, caudillos^brbaros,. se detuvo la evolucin fontica y la voz tuvo un desarrollo anormal en los romances, dicindose en espaol guila, contra el 2 5 . Otros ejemplos, 2 B .

    5] En el estudio etimolgico del idioma hay que conce-der muy distinta importancia a estas dos clases de voces, Como las populares hoy usadas son la ltima fase evolutiva de las que componan el idioma latino vivo, merecen aten-cin preferente por su complicado desarrollo, por ser en ellas donde se manifiestan en modo ms completo las leyes fundamentales de la vida del lenguaje y por formar el fondo ms rico del espaol y su herencia patrimonial; las voces cultas, por la pobreza de su desarrollo, no ofrecen inters tan grande para la etimologa, y no hablaremos de ellas sino por nota.Mas por otra parte, en el estudio histrico-cultu-ral del idioma los cultismos tienen una importancia principa-lsima, siendo lamentable que su conocimiento est hoy tan atrasado. La ciencia habr de aplicarse cada vez ms inten-samente a investigar la fecha, causas de introduccin

  • If

    . I

    i

    I

    i

    4 Celtas e iberos. | ' 5

    i

    y destinos ulteriores de cada uno de estos prstamos, para qu& la historia lingistica adquiera su pleno valor.

    4. O T R O S ELEMENTOS DEI ESPAOL EXTRAROS AL L A T S .

    Adems de los elementos latinos, entraron a formar parte del idioma espaol otros muy extraos y en muy diversos tiempos. Y en el perodo romano, esto es, antes de la apa-'-^ licin de los romances, se incorporaron al latn elementos de otras lenguas, por ejemplo, lancea lanza, voz hispana segn Varrn; g i l rdus gorda, adjetivo que Quintiano da igualmente por hispnico; c e r v 5 s i a cerveza, que Plinio tiene como propio de la Galia; braca braga, cltico, tam-bin, voz usada por Ovidio, Propercio y otros, autores clsi-cos; camlsia camisa, vocablo cltico o germnico, emplea-d o primera vez "por sarTJeTniiho." Ests" VocesT^por su antU gua introduccin, participaron de la misma evolucin que las palabras vulgares. Los elementos incorporados al idioma despus du su perodo de formacin participan de esa menor mutabilidad que hemos sealado como caracterstica de las voces cultas.

    i ] La influencia-de las lenguan ibricas, no indoeuro-peas, que, salvo el vasco, perecieron con la romanizacin de Espaa, es an muy oscura por ser aqullas poco conoci-das ( i ) . Es ciertamente ibrica va ika vega, port. vsiga, del ibero va i 'ro''(vasco bai, ibai), mas el sufijo 'ka, 'regin del ro'; son tambin vocablos ibricos izquierdo, anlogo al vasco ozquerrn, o los de sufijo -rrox como pizarra^ cerro, cazurro, guijarro, vasco' egui jarr ia ; en fin, multitud de

    ( i ) E. HBUH , Monuintnla linguae ibricas, Berln, 1 8 9 3 . H . SCHU-CKAHDT, Dic iberische Deklination, Sltzungsbar, der K. Ak . W i en , tomo CLVII, J907; y Baskisch una" Romanisch, Halle, 1906,J. SAIIOYKAHPV, Vestiges dephonitique ibirienne en terrltoire romn, en la Rtvista in-ternacional de EsUtdiot Vascos, VI I , 1 9 1 3 , paga. 47S"49Z-

  • l6 -Elementos del Idioma. Lenguas ibricas. 9 4

    nombres de lugar, ora en territorio prximo al vasco, como Javier * exa berri , por echab 'err i 'casa nueva'; ora muy lejos de las provincias vascongadas, como Araduey arato i 'tierra de llanuras!, nombre ibrico de la que despus so llam Tierra de Campos ( i ) , o como I l iber is 'ciudad nueva', trasformado por etimologa popular en Elvira (junto a Granada), hombre anlogo al de Iriberri conservado en las provincias vascas. Uno de los rasgos de la lengua ibri-ca que pueden sealarse es la carencia de / y v en ciertos dialectos; la lengua neoibrica conservada, el vasco, carece igualmente de y la pierde o la trueca en una oclusiva /

    0 , lo mismo en prstamos antiguos del latn (orma < for-ma 'pared'; urca < f urca; iko,piko, biko, < f i cu ) que en prstamos romnicos (ulain < fulano, Faustino Faustino, psporo), y como los vascones habitaban al norte y sur de los Pirineos, es notable que los romances hablados en Gas-cua (=Vasconia, v. abajo, punto 6) y en el centro de Es-paa, pirdanla/inicial latina ( 3 8 , ) , debiendo achacarse esto a influencia ibrica (2).Adems de los iberos, hubo

    en Espaa una poblacin de procedencia centroemopea, 1

    1 - 1 i_

    -(1) Vase (t. Mmtttoxi P IDA I , en la Revisto de Filologa EtfaHota, V, 191 fe, Sobre tas vocales ibricas y t en los nombres toponmicos.

    " ^(2) Para esta influencia vase A. MBILLCT, en el Bulletin de la Sociti de Linguistiqne, XXVI I I , 1928, p g . 170 , y X X I X , pg. 1 5 3 ; V. BSRTOUH, Problimes de Subslrat, en el Bull. d'e la Soc. de t,ig. XXX I I , 1931 , pa-

    CS na 1 1 9 , con los dems autores que cita en la nota 3. La Idea del indujo

    del substrato tarda en difundirse. J . Q R R , F > HPklnomint iblre ou ro-man, an la Revue de Linguistioue romane, XU , 1 9 3 6 . p i g t . to - 3 5 , apo-yado principalmente en ingeniosas etimologas toponmicas, cree que

    I- > h- es de origen latino y que se practic en el norte de Calla, lo mismo que en Cantabria y en Gascua, pero que de all se desterro por influjos

    eruditos posteriores. Debe limitarse el problema a los dialectos donde el

    fenmeno ha tenido viabilidad.

    -

  • 4 Lenguas primitivos. El griego. ' 7

    anloga a la ligur, de origen mediterrneo, pero de lengua ya bastante indoeuropeizada, acaso por su mezcla con los lirios ( i ) . De este pueblo proceden varios toponmicos como Velaseo en lava, Logroo, Soria, etc., nombre repetido en el sur de Francia y norte de Italia, probablemente con sig-nificado anlogo a Corvera, de la voz mediterrnea ve l a 'cuervo' (conservada en el vasco beta); Coreante (Santander), donde se repite el tnico de los Kopxo'vtoi, pueblo protoilirio de la Germania Magna; Carabanzo (Oviedo), Carbanckei (Ma-drid), Caravantes (Soria), que reproducen nombres de perso-na y de lugar usados en la antigua lliria, Caravant ius , Ca-ravant is ; Badajos (Extremadura, Valladolid), anlogo a otros toponmicos del sur de Francia y norte de Italia, A esta poblacin centroeuropea se deben algunos nombres comu-nes como lama 'cieno', y pramo, tan peculiar de nuestra topografa, voz documentada ya en tiempo de Adriano, en la inscripcin votiva de una ara de Diana hallada en Len, en la que Tulio ofrece a la diosa la cornamenta de los cier-vos que caz IN PAR&MI AEQUORE *n la llanura del Pramo'.

    z ] Las voces de origen gr iego son de muy diferentes pocas: ora proceden del primer contacto da los romanos con los griegos de la Magna Grecia y de las otras colonias griegas del Mediterrneo, ora del posterior influjo del hele-nismo sobre la cultura latina, ora de la dominacin bizanti-na en Espaa hasta Suntila (624J, y del comercio medieval del Occidente con el Oriente del Mediterrneo.Asi, unas voces revelan la pronunciacin arcaica de los ;griegos de

    Italia y la que el pueblo romano dio generalmente a los so-i

    (a) Vase R. MEHHUE* PIOAC, Sabr el substrato mediterrneo occi-dental, en la Zeitsckri/tfr romanische Pbihlogie, L IX, 1938, pAginss 189-306. !

  • 18 Elementos dl idioma. El griego

    nidos griegos; ta u suena u. y por lo tanto . ( 8); la o era. tf, y por lo tanto igual a 5 , ; las fricativas jt 0 se repro-ducen con las oclusivas p, c, t, y x suena g; por ejemplo: opffpo purpura, ant.parpla, aljamiado J/olbra; fifio* tQ.-mum tom-illo (el Appendix Probi corrige thymum, non tumum), xupipvv gubernarc gobernar, xd|iu.apo; ga - y cammarus g- y cmbaro, aprn; gruta (lat. c ryp ta ) , Kp^tr] greda (lat crSta), xdXatpoi; cf i lpus, de donde el ver-bo anticuado colpar golpar y el moderno golpe ( 2 9 , ^ ) , Topvoc torno (el latino tOrnus hubiera dado *tuerno), xttaoc codeso (el clsico c^ t sum da el culto ctiso) ( 1 ) . Los le-trados latinos trataron de reproducir ms exactamente la p^^unciacin"griega;=e imitaron el-sonido^u-empleando- la y (la cual, al pasar al vulgo, fu tratada como otra cual-quiera); la o la pronunciaron 6, y las aspirados

  • 9 4 El griego. Lenguas Rrmini As j 19

    dado bodega), -atrfiov tapie, ilxvja acidia (para avjjtla otra explicacin, % w 9 ) , *\(t$u guitarra. Probablcmente| el griego medio xdi'na 'calor, ardor' (Ibrma documentada en un glosa-

    rio de la alta edad media) da origen al verbo quemar, gall. port. queimar, influido en su significado por el lat; c r ema-re ant. cremar; mientras la forma antigua xau.o calma retu-vo el significado etimolgico de 'sofoco, angustia' (en el

    esp. del siglo XVJI , y hoy dialectal) y el de 'calma marti-

    ma'.Para las voces griegas introducidas por intermedio

    de los rabes vase abajo, punto 4, y para el acento, 6 t .

    En fin, hay que recordar los cultismos tomados de los li-

    bros, como monarqua, categora, drama, mecnica, crisis, y Has" formaciones^nuevas^del i-tecnicisino^cientlflcor^como

    telgrafo, telfono, aerstato, etc. 1 3] Parece que los elementos germnicos del espaol

    no proceden, en general, de la dominacin visigoda en lu

    Pennsula, como pudiera creerse: eJ nmero de los invaso-

    res era relativamente escaso para influir mucho; adems, los

    visigodos, antes de llegar a Espaa haban vivido dos si-

    glos en ntimo contacto con los romanos, ora como aliados,

    ora como enemigos, en la Dacia, en la Mesia, en Italia mis-

    ma y en Gala, y estaban muy penetrados de la cultura

    romana. As hay pocas voces tornadas por los espaoles en

    su trato con los dominadores germanos; palabras como uesa (v. abajo), por su diptongo ue prueban que no vienen de la forma especial gtica, sueva o vndala que tena u acentua-da, sino de la forma general germnica con o, y tambin por razones fonticas, fieltro y yelmo no son de origen gti-co. Alguna, por el contrario, revela ese origen, como triscar, y lo tendr tambin tascar, por no hallarse sino en espaol y portugus; adems muchos; nombres de persona, como

  • 1 0 Elementes del idioma. Lenguas germnicas. 4

    j !

    Ramiro, Rosendo, Gonzalo, Bernmdo, Elvira (1). En general, puede decirse;que el centenar escaso de palabras germni-cas que emplea el espaol es, en gran parte, de introduc-cin ms antigua que la dominacin visigoda; se incorpora-ron al latn vulgar antes de la desmembracin del Imperio, y por eso las vemos no slo e el espaol, sino en todos los otros romances. All en los cstros y en las colonias de las orillas del Rhln y del Danubio, el legionario romano vi-va en continuo roce con los guerreros germanos, ya ad-versarios, ya! auxiliares, y de este trato haba de resultar una jerga fronteriza, de la cual pasaron al latn vulgar gene-ral gran porcin de las trescientas voces germanas comunes a las diversas lenguas romances,'como ardido 'osado', falda, etctera. Vegcio, ya en la segunda mitad del siglo iv, cita una: b urg us, costellum parvulum quem burgum va-cant (2), que ya se latiniza en inscripciones del siglo n y persiste en nombres de lugar: Burgos, El Burgo, Burgohon-do, Burguillo, Burguel y en los derivados burgus y burga-es. Estos germanismos ms antiguos, ora procedan del

    ( t ) Para los nombres propios, poco estudiados en Castilla, Len y Ara-gn, vanse P. A . D 'AZEV IDO, iVomts depessaat e nemes de lugares, en la Rtvista Lusitana, V I , pags. 47 y sigs.; W . M I Y S - L U R K , Die alt/orfugle-tiscfien Personennamen germanisehen Urs/ntngs; en itzungsbcr. Atad, in Wien, Phl.-hst. Klasse, tomos 149* (1904) Y 1 8 4 " ( 1 9 1 7 ) ; J. JuNorin,

    O Oder Personennamen in den Ortsiiamen S/aniens und Portugals, Berln, 1903; G , SACHS, Die germanisehen Ortsnamen in fyanen und Portugal, Jen ii, 1932.

    (2) Debi haber existido cruce de genero gramatical y de significado entre el germnico b u r g a , femenino, 'ciudad, castillo', y el griego np-fO;, masculino, 'torre, ciudadela'; los derivados romnicos todos son masculinos como el laitn b u r g u s , pero vacnn en la vocal acentuada, unos con o, que es la vocal germnica, ftal. borgo, prov. berc, y otro ) con u, 1 I

  • 6 4 Lenguas germnicas 31

    fondo comn romnico, ora del gtico, siguen en general las mismas leyes fonticas que las palabras populares lati-nas; por ejemplo: la prdida de la vocal protnica: gtico har ibe rgo , provenzal alberc, esp. albergo, albergue, la diptongacin de la 9 ( 13), spora- espuela, hosa 'bota', ant. uesa, y la de la ej ( 10) en fieltro, yelmo; pero ns > s ( 47B) y a n 0 alcanz a Alfonso < funs 'preparado, pron-to', ni se verifica la sonorizacin de la oclusiva sorda (a pe-sar de que el francs la sonoriza), gtico *spl tus espeto, germnico rapon rapar, pues sin duda la oclusiva germ-nica haca a los odos romnicos el efecto de una conso-nante doble {comp 45) a causa de su explosin 'completa-mente sorda, a diferencia de la oclusiva latina con explosin sonora.Otros germanismos son tardos, y muchos de ellos vinieron a Espaa por intermedio del Trances o del proven-zal. La mayora de esas Voces de varios orgenes germnicos son militares, como guerra, heraldo, robar, ganar, guiar, gua-recer, guarnecer, y de origen godo tregua, guardia, espa {\)\ el vestuario y armamento de los brbaros sustituy, en par-te al de los romanos, imponiendo los nombres de yelmo, guante, cofia, dardo, brida, estribo, y de origen gado espuela, ataviar, ropa; nombres referentes a la vida domstica, cos-tumbres c instituciones: jaca, esparver, gerifalte, galardn, arpa, orgullo, escarnio, guisar, rostir, y de origen *godo ban-do, sayn, aleve, ayo, rueca, agasajar, escanciar. Ntense, es-pecialmente, adjetivos como rico, blanco, fresco, el sufijo -engo ( 84 , ) y la terminacin adverbial ant. guisa 1 2 8 5 ) .

    (1) Vase p^ra Iodo este prrafo E . GAMILLSCHO, Historia lingstica de ios visigodos, cu la Rtv, de Fitologa Espaola, X I X , 1932, pginas 1 1 7 - 1 5 0 ; y en su Romana Germnica, 1, Berln, 1934, p igs . 297-398, el capitulo Die Wesfgaten.

    i

    i 1

  • aa | Elementos del Idioma. El rabe. 4

    Aun debe sealarse una declinacin especial de los nom-bres de varn en -a, que hacan -a, -anis o a, -aui, junto a a, -ae ( i ) ; as, C in t i l a , C int l lam o C int i l anem; W a m -ba, W a m b a n e m ; W i t t i z a , W i t t i z a n e m ; algunos cdi-ces del Fuero Juzgo en romance usan Ciittilln, Egicn, aunque la mayora dicen Bamba, Vutfea, y el poema de Fernn Gonzlez usa Vauticanor, alteracin de Vnttsn; Fro i ia , Fro i lanen dio Frtela ant. y Frailanusual. Esta declinacin se aplicaba a nombres comunes: amita, ami-tanis; barba, -ans , y se refleja en algunas formas, como sacristn (

    4] La estancia de los conquistadores de lengua rabe en Espajm duj^urtejjeto siglos, no poda menos de dejar profunda huella entre los cristianos. Las relaciones polticas y matrimoniales entre las familias soberanas de ambas reli-giones empezaron ya en los primeros tiempos de la Recon-quista, y el trato guerrero y comercial de ambos pueblos no ces jams. Alrededor de las huestes cristiana y mora, que en la frontera vivan en continuo trato, habla una turba de enadados que hablaban las dos lenguas, gentes de mala fa-ma que hacan el oficio de mandaderos y correos entre los dos pueblos y servan de espas y prcticos al ejrcito que mejor les pagaba; y sin que constituyera una profesin co-mo la de stos, haba tambin muchedumbre de moros lati-nados o ladinos que "saban romanc, y cristianos algarabi-dos que saban rabe. Los conquistadores nos hicieron ad-mirar su organizacin guerrera y nos ensearon a proteger bien la hueste con atalayas, w enviar delante de ella algara-

    (1) Vanse Grundriss, de G R O B I R , 1, pg. 370, 4 4 ; Mrrin-LBKt, Gram,, II, pgj, 37 y 539 In ic , y JAHOB JUU, Recherehts sur la gtnise tt la dijfusion des acctisa/ifs en -AIM tt en - o , Halle .. S., 1907,

    1 i

  • I 4 El rabe. , 23

    tias, a guiarla con buenos adalides prcticos en el terreno, a ordenar bien la saga del ejrcito, a vigilar el campamento y los castillos con robdas o rondas, a dar rebato eri el enemigo descuidado, de donde formamos el verbo arrebatar; tambin mirbamos como modelos sus alczares, adarves, almenas y la buena custodia que saban mantener los alcaides de los castillos. Pero no slo en la guerra, sino tambin en la cul-tura general eran superiores los moros a los cristianos du-rante la poca de esplendor del califato; as que en sus ins-tituciones jurdicas y sociales nos parecan muchas cosas mejores, y por eso nos impusieron los nombres ido alcalde, alguacil, zalmedina, almojarife, albacea, etc. En esta poca de florecimiento, cLcmne^ciol^or^nos objigabaj a_comprar_ en almacenes, lhndigas, almonedas; todo se pesaba y meda a lo morisco, por quilates, adarmes, arrobas, quintales, azum-bres, almudes, cahces, fanegas, y hasta la molienda del pan se pagaba n maquilas. Y cuando la decadencia postr a los invasores, an nos daban oficiales y artistas diestros: de ah los nombres de oficio alfajeme, alfayate, albardero, alfa-rero, albe'itar, y sus albailes o alarifes construan las alco-bas de nuestras casas, los zaguanes, azoteas, alcantarillas, etctera, Los moriscos ganaron fama de buenos hortelanos: de ah los nombres de plantas y frutas como albaricoque, albrchigo, acelga, algarroba, altramuz; de su perfecto siste-ma de riegos hemos tomado aceqiq',~dljibe, dlberca, albufe-ra, noria, azuda. Continuar estas ljstas serla hacer el resu-men de lo mucho que nuestra cultura debe a1 la de los rabes. Los moros, adems, influyeron en la pronunciacin de la s como y en algunas voces sueltas ( 3 7 , b); nos die-ron el sufijo - ' ( 8 4 a ) . Notables son tambin las voces- lati-nas o griegas que recibimos por intermedio del rabe, don-

  • 14 Elementos del idioma. El rabe. Galicismos. 4

    de se halla la j representando una s; la b representando una /, por carecer de esa letra el alfabeto rabe; la s en ve?, de jr latina: p raecoquum al-barcoque, past inaca biznaga, saturnia ajedrea, Caesara(u)gusta (g 6 6 , ) Zaragoaa, Bast Baza, Cas tu lone Cazhna, Ost ippo Teba (en M-laga), 0p|i.oc altramuz, fifiStf; -ixoc alambique, %aay\vq adarme, prsIcum albrchigo, junto a la forma puramente romance prisco ( l ) . 1

    5 ] Lo que el espaol tom de otros idiomas extranjeros fu ya en poca ms tarda, y por lo tanto es menos impor-tante que lo que tom de germanos y rabes, pues el ido-

    ' ma habla terminado su periodo de mayor evolucin y era menos accesible a Influencias externas. El francs fu la

    a lengua que ms Influy: en los siglos xrn y xiv era muy co-& nocida la literatura francesa en Espaa; en el xv nuestros ^ caballeros admiraban la cortesa y lujo Trances, y es sabido * cunto libro de la nacin vecina se lee entre nosotros desde

    el siglo xvin. Asi, los galicismos podemos dividirlos en dos & principales pocas: unos muy viejos, que se hallan ya en el i f ' Diccionario de Nbrija, 1 4 9 5 , c o m o Paje, jardn, gan (ant.

    fr. gaaignant 'labrador'; de gaaignier 'ganar', especialmente con la labranza), cofre, trinchar, manjar, bajel, sargento (nt. sergente), jaula (fr. gedle, ant.jaole, de caveo la , que en portugus y antiguo castellano dio gayola, y cnst. cayuela).

    forja, reproche, etc., y otros modernos, como petimetre 'plsa-

    {1) R . D O I Y y W . EHOILMAKH, Gtossaire des mots espaguott et port. dirivis de l*rabe, Leydert, 1S69. L . DE Eg u ILAZ, Glosario etimol-gico, de las palabras espaolas de origen oriental, Granada, i S 8 6 . A - S I E I O I R , Contribucin a la fontica del hispano-drabe y del arabismo eA et bero romnico y el siciliano, Madrid, 19.3a (neJo'XVH de la Revis-de Filologa Espaola).}. O l i v i a Aslx, Origen rabe de rebate^ 193II.

  • g 4 ' 1 Galicismos. Itallanlsmoi. 5

    verde', coqueta, algo como 'casquivana, presumida', bufete 'escritorio o estudio', charretera, ficha, cors 'cotilla', tup 'copete', hotel Tonda'; sin contar otras voces menos arraiga-das, como parterre 'terrero', silueta 'perfil o sombra', soire 'sarao o serano', toilette 'tocado', avalancha 'alud', coupjet 'copla o tonadilla', pot-pourri 'olla podrida, revoltillo o cajn de sastre', que ininteligibles para la mayora del pue-blo iletrado, y anatematizadas por los puristas, llegarn tic aso a olvidarse, como se han olvidado, ya cientos de pa-labras que usaban los galicistas del siglo xvm, tales como remarcable 'notable', surtout 'sobretodo', chimia 'qumica', coelic < fr. coquelicot 'amapola', laau < fr. laquais, etc.; un idioma, como un cuerpo sano, tiene facultad de eliminar las sustancias extraas no asimiladas e intiles. Ntese que los galicismos anteriores al siglo xvi representan \*jg fran-cesa por/, que equivala a ella en castellano antiguo (g 3 5 , ) {jaula, ligero), mientras los galicismos modernos san la ch (charretera, pichn) o la s {bisutera), los antiguos asimilan mb { 4 7 , ) (jamn) (1).Despus del francs, el italiano es la lengua que ms enriqueci el espaol; explican esto la cultura superior italiana del Renacimiento y nuestra larga dominacin all; trminos de industrias y artes: fachada, es-coreo (scorclo, de scorciare 'acortar'), carroza, medalla, sone-to, terceto, piano, barcarola, etc.; milicia: escopeta (schiop-

    (1) Falta un estudio histrico de conjunto acerca de loa galicismos.

    Para el galicismo moderno vanse RAFAEL M A R I A BARALT, piecionario de galicismos, iSoo. y H. 'P ISEUX RICHARD, Qttelques remarques sur le Dic-cionario de galicismos de Barata, hn la Reuue Hispaniqut, I V , 3 1 . Para el galicismo medieval hay un estudio histrico de J. B . D I FOREST, Od french borrowed words in the od spanisch 0/ th twelfth and thirteenth eenturits, en la Romaiife Renitw, Vi l , MM

  • j t Eltmtntoi dtl idioma. Provincialismos, g 4

    petto, do schioppo o scoppio 'estallido, ruido1), baqueta, centinela, alerta (all'erta 'con atencin'), bisoo, parapeto, etc.; comercio: banca, fragata, galeaza, piloto; diversos; estropear, aspaviento, saltimbanqui, charlar, charlatn (ciarlare, ciarla-tano, ciarleria, ciarla, etc.), espadachn, sofin, gaceta,Del alemn y el ingls son pocas las voces introducidas en el espaol.

    ] Muy interesante para el estudio histrico son las palabras que el espaol tom de otras lenguas modernas de la Pennsula. Del gal lego-portugus tom voces desde muy antiguo, pues la poesa lrica en lengua gallega fu cul-tivada por los poetas castellanos en los siglos xin a xv; y, vi-ceversa, muchos autores portugueses de lossiglos xvjyjtyii escrtb/art en caste/iano. Por ejemplo, son gallegas o portu-guesas de origen morria, macho (contraccin de mulacho), follada, sarao ( i ) (cuya forma leonesa serano se usa en Sanabria), chubasco, chopo, achantarse, viga, chumacera, arisco (port. arisco, ant. areisco 'arenisco, spero, esquivo'), payo (contraccin de Pelayo, tomado cmo nombre rs-tico), Galicia (en vez del ant. Gallizia), Lisboa (en vez de Lisbona, usado an por Ercilla), Braga (en vez do Brdgana, corriente en el siglo xm), portugus (en vez del ant. portu-gals). Es portuguesismo tambin ta frase echar menos, que despus se dijo echar de menos, falsa interpretacin del por-tugus achar menos (correspondiente al castellano hallar menos, usual en la edad media y hasta el siglo xvn) ( 2 ) Del cataln o valenciano, retor, paella (en vez del caste-llano padilla), seo, nao ( 76, n. 2); capica (v02 que no est

    ( 0 Vanse C. M I C H A I U S D I VASCONCULOS, ta la Misctltaitta Caix Ca-milo, p g . i j a . y GOKIJAIVBS V I A H A , Revus fispanique, X , 61 o,

    {2} Vftso Cusavo, Apuntaciones, 1909, 398,

  • I 4 Provincialismos, *J

    n al Diccionario, pero se usa entre los jugadores de domin para indicar una jugada). En el siglo xm se deca Catalueua Cattalnia, como Gascuea, de Vascn i a , 1 3 S ; pero lue-go se adopt la forma propia de esos pases (cat. Catalua, gascn, prov. Gascuo, Cataluo, escrito Gascouulio; pero fr. Gascogne, Catalogue) y se dice Gascua, Catalua.Las otras hablas do Espaa ms afines al castellano y que se fundieron al fin con l para formar la lengua literaria, die-ron tambin a sta muellsimas palabras; poro son difciles de reconocer, pues como estos dialectos afines tienen la mayora de sus leyes fonticas comunes con el castellano, (ales palabras no llevan sello de evolucin especia). Por ejemplo, el vallisoletano Cristbal de Villaln tiene por vo-ces de las montaas, propias de los que no saben castellano, las de masera por artesa, o peera por cedazo, y, en efecto, esjis dos son voces muy usadas en Asturias y Len, pero que para su derivacin de massa * m a s s a r U y de penna pennar ia , siguieron iguales leyes que las del castellano (8 9 , para la terminacin era, 4 9 x y para la doble ss y mi). Los casos en que siguen las leyes fonticas algo dife-rentes son raros: podemos creer1 leoneeaB la voz cobra, cobre, 'soga, reata', de copula , pues en leons los grupos cuya segunda consonante es una / la truecan en r, contra 1 Q S 8 3?> 48 , 5 7 i , y dice brando, prata, mebra, puebro;

    ' sgro; tambin nalgas ( 6 o f l ) . Podemos sentar que es a r a g o n s el sustantivo fuellar, de * f are (por fo l ia -ceus, derivado de folia), pues este dialecto diptonga la 6 aun cuando le siga una yod ( 133), y en vez de la j caste-llana usa la // en fuella por hoja, ovella por oveja, etc-tera; obedece tambin a la fontica aragonesa pleito, de ptecta (pues en castellano hubiera sido *llecha, 3 9 , y 5 0 , ) ;

  • 28 i Elementos del idioma. Americanismos. 4

    i aragons tambin es /aja, de fas ca., pues el grupo conso-nantico - * J C - da en castellano c, haca, mientras en arago-ns da j ( 5 3 4 b). Son de origen andaluz jamelgo, jaca, jopo, jolgorio, ms . usual que 'holgorio', juerga 'huelga, diversin bullanguera' jalear, caajelga; todas estas voces revelan una pronunciacin andaluza de la / etimolgica, que se opone al uso general castellano ( 3 8 , ) .

    7] En fin, el descubrimiento y colonizacin de America; puso al espaol en contacto con la muchedumbre de len-guas del Nuevo Mundo. Claro es que por su inferior des-arrollo respecto del espaol y por su mucha variedad, las lenguas americanas no pudieron resistir la invasin de la cjspaola. sta se propag con relativa facilidad, pero sin eliminar por completo los idiomas indgenas, y claro es que los productos naturales, la fauna, los_ utensilios y las cos-tumbres de las tierras recin descubiertas influyeron dema-siado profundamente en el comercio 3' la vida, no slo de Espaa, sino d Europa entera, para que no se importaran con los objetos multitud de nombres americanos. Los pri-meros indgenas con que tropezaron los descubridores pertenecan a. la familia de los ARAHUACOS, extendida por la FJprida, las Antillas y regiones varias de Venezuela, Colom-bia, Brasil; ellos, a pesar de su estado de cultura, inferior ni de otras razas americanas, ensearon primero a los espao-les muchos vocablos de cosas de all, que no fueron despus

    Sustituidos por los propios de pueblos ms cultos, como los aztecas y los incas; de origen arahuaco son las primeras voces americanas que circularon en Espaa, y las ms arrai-gadas, como canoa (ya acogida por Nebrija en su Diccionario en 1 4 9 5 ) , huracn, sabana, cacique, maz, ceiba, colibr, gua-camayo, nigua, naguas, enagua, caribe, canbal. Mjico, por

  • 4 Americanismos. 39

    ta gran importancia que los aztecas tenan en la poca del descubrimiento, dio tambin muchas voces de su idioma NAHUATL (idioma perteneciente a una numerosa familia lin-gstica dilatada por territorios dispersos desde Oregn a Nicaragua): hule, tomate, chocolate, cacahuete, cacao, agua-cate, jkara, petaca, petate. Ms palabras d i o el QUICHUA hablado en el Imperio inca, desde el Ecuador hasta el tercio septentrional de Chile; los destructores de ese Imperio toma-ron all gran porcin de nombres, como cndor, alpaca, vi-cua, pampa, chacra, cancha, papa, puna, y los propagaron por toda Amrica y por Espaa. Estas son las tres principa-les procedencias de los americanismos; las dems tribus indgenas no estaban en condiciones de influir mucho, y alguna familia muy importante, como la guaran, que se extenda desde el Plata al Orinoco, fu explorada ms tardamente, as que no d i o muchos nombres de uso ge-neral ( i ) .

    No podemos estudiar despacio todos estos elementos que contribuyeron a la formacin del vocabulario espaol; slo

    ( i ) Sobre tos americanismos vase el Diccionario etlmeljtco de lat voces chilenas derivadas de lenguas indijenas americanas*, por el DOC-TOR R o p o u o L t M , Santiago do Chile, 1 9 0 4 - 1 9 1 0 , donde se hallar una

    bibliografa critica de obras similares.R. J. CUERVO, Apuntaciones criti-cas sobre el lenguaje bogotano*, 1914, pgs. 656 y sigs. P. HENKIQUEZ UREA, Palabras antillanas en el Diccionario de ta Academia, en la Re-vista de Filol. Esp XXI I , 1935, pig, 1 7 5 . E. TEJERA, Palabras indge-nas de la isla de Santo Domingo, Santo Domingo, 1935. G. FIUEDERICI, HUfswrtcrbuekfr den Amerihanisten, Halle, 1 9 2 6 . R. LOEWE, Obt>-einige europische Worter exotischer Herkunft, en la Zeii. fr verglei-ckende SprachfoKsekung, LX, pg, 144, y LXI.-pg. 37, Gullingen, 1 9 3 3 . M. L. WAGHER, Amtrtkano-Spanish und Vulg&riatcin, en la Zeit. fr rom. P/iitol., XL, 1920, pgs. a86 y 8 5 , traducido en las .Publicaciones del Instituto de Filologa de la Universidad de Buenos Aires*, 1 .1924-

  • 30 Elementos del idioma. Americanismo*, 4

    ser objeto de nuestra atencin preferente el elemento ms abundante, ms viejo, el que nos puede ofrecer la evolucin ms rica: el del latfn vulgar o hablado, que forma, por decirlo as, el patrimonio hereditario do nuestro idioma. A l consagraremos el resto de este Manual. Por medio de nota, y slo a titulo de contraste con el elemento vulgar, se harn algunas observaciones sobre las palabras lomadas por los eruditos del latn escrito.

  • C A P T U L O I I

    L A S V O C A L E S

    1 i

    5. CLASIFICACIN GENERAL DE LAS VOCALES. Para estudiar lu'stricamente el idioma espaol Jiay^qu empezar por co-nocer los sonidos que forman sus palabras y los cambios que ellos han tenido desde la poca latina hasta' hoy da, Este estudio de los sonidos se llama Fontica. j

    La Fontica histrica, que estudia las transformaciones de la pronunciacin desde la poca latina a la actual se fun-da casi nicamente en el estudio de los sonidos tal como han sido escritos; los gramticos antiguos rara vez hacen un anlisis fisiolgico de las articulaciones que nos permita saber con toda exactitud cmo se pronunciaban. Este an-lisis, slo puede hacerse con precisin respecto de lu lenguu moderna ( i ) . j

    ( t ) El primar anlisis general de los sonidos del espaol moderno fu

    hecho por F IB .HADO ARAUJO, en las Rteherehes sur ta phonctique es-pagnolt (Phonetsche tiudi&n de Vietor, III, 1889, V i l , 1904), publicudit despus en espaol con el titulo de Estudios dcfonelika eastelana, 1894, impresos en ortografa fontica. (Vanse H . MUK, Littcraturhlatt fr germ. un rom, P/iihl,, 1896, pg. 15 y sigs., y -SAROHAMY Romana, XXIV , 3

  • 3 3 , ' VocaUx. Palatales y velares. 5

    Confrontando el anlisis de los sonidos modernos con las vagas indicaciones de los gramticos de tiempos pasa-dos y con las mudanzas de la grafa a travs de las diver-sas edades llegamos a conocer la evolucin que interesa a la fontica. J

    l ] Conviene estudiar aparte .las vocales y las consonan-tes. La vocal es la vibracin de las cuerdas vocales, sin que la columna de aire que produce esa vibracin halle en su salida obstculo mayor, ni por contacto ni por estrecha-miento suficiente de las partes del tubo formado por el pa-ladar, lengua y labios. Las vocales se dividen en dos serios. La serie a n t e r i o r o de vocales palatales se pronuncia ele-vando el dorso de la lengua en su mitad anterior para lo cual se baja la mitad posterior; as se producen, con menor o mayor elevacin, la e y la 1. La serie p o s t e r i o r o de vo-cales labiovelares se pronuncia elevando el dorso de la len-gua en su mitad posterior, para lo cual se baja y se retira en la parte anterior; los labios intervienen, por su parte, cerrndose y adelantndose; dos grados de estos movimien-tos producen la o y la . La a neutra o media, base del sis-tema voclico, no pertenece \ especialmente a una de estas

    SELYH, ttttes dephonitique espagnote, Pars, 1007. Despus, sin el auxi-lio de aparatos, M. A. C o i t o s , La phonitique eastillane, Pars, 1909 (re-seas de O . J . TAL IOBEH, Bnlletin-Hisfanique, X V I , 1 9 1 4 , pdgv 2 2 5 , y T . NAVAHRO T O M A S ; La metafena vocilka y otras teoras del Si. Coito, en la Revista de Filologa Espaola, 1933, 36-56).Vase especialmente T . NAVARRO T O M A S , Manual de pronunciacin espaola, 4," d Madrid, 193a (reseas de G. MILIJIRUET, Bultetin Hispaiiique, 1 9 2 1 , p i g . 6 9 - 7 6 ; E. KRKatK^rcMv fr das Studium der Veneren Sprachen und Litera-turen, 1 9 2 1 , 267-276; AURELIO M. ESPINOSA, Romanic Review, 1922,

    pg. 88-91) A . ALOSBO, Crnica de los estudios 4t Filologa- Espaola, I 9 i 4 - i 9 2 ( , : e n la Revue de Linguist(que remane, l\. 1925, -pig. 171 y siga.

  • JJ S Vocales abiertas y cerradas 33

    dos series, y se pronuncia con mayor abertura de los labios y con posicin de la lengua ms bajo, que para ninguna de las vocales de las dos series susodichas; su punto de ar-ticulacin, formado por la elevacin de la lengua, corres-ponde a un lugar intermedio entre el de las vocales palata-les y velares. \

    2] Se llama abierta la vocal que se pronuncia con ma-yor anchura del tubo de resonancia formado por tus rganos de la articulacin, y cerrada la que se pronunciu con me-nor anchura. Visiblemente la e es vocal mucho ms abierta que la dentro de las de la serie anterior; metiendo un dedo en la boca y pronunciando la serie a, e, i se notar cmo se va estrechando el canal formado por la lengua y el paladar; e introduciendo el dedo ms adentro para poder apreciar el orden posterior, se notar lo misino respecto de la serie a, o, u. Ahora bien-, cada una de estas cinco vocales funda-mentales puede tener varios grados de abertura;- aunque la escritura corriente no usa ms que una e o una o, tanto sta como aqulla pueden tener, adems de su matiz medio, un matiz abierto o cerrado, que suelen sealarse con una coma o un punto suscritos: p, e, e; 9 , o, 9; la c o la o tienden a la abertura de la.rt, mientras la e o la o tienden a la cerra-zn de la o la it. Pero debe advertirse que las vocales es-paolas tienen una pronunciacin ms relajada que las del francs, italiano, portugus y cataln, de modo que los di-versos matice* de e y de o son menos sensibles que en estas lenguas: en estas lenguas todo el que habla aprecia debida-mente diversas clases de ey de o, cuya confusin rechazar como una pronunciacin viciosa, pues la distinta obertura de ta vocal depende de la etimologa y puede cambiar la significacin de la palabra (port. sede < s l l im 'sed', sede

    j. '

    littli. ' -'H-'V-v

  • '"i'.Vii''- !f*!.

    34 Vocales. Abiertas y cerradas. Nasales. 5

    < s 6 d e m 'sede'; cor 'color', cor 'corazn'; cat. deu 'dios', deu 'diez'; 9 9 'oso', 9 8 'hueso'). Por el contrario, en espaol las diferencias de abertura en las vocales no dependen da la historia de la palabra, ni tienen valor significativo, sino que dependen slo de circunstancias fonticas, y sobre todo de los sonidos vecinos; as, la r y la / finales de silaba abren la vocal acentuada precedente: guerra g$fa t golpe glp't corte kyrts, sol sol, mientras las palatales la,, cierran: bello bt)lo, pea p$na, hecho v e o , olla v l a f hoyo pyoi esto nos ex-plicar algo de la evolucin histrica ( io a ) . Tambin in-fluye el acento: la e y o protnicas o postnicas internas son cerradas, porque teniendo por su posicin un grado de intensidad,escaso1: y^siendo^muy breves,^se reducen: intr-, prete Interprete, colocar koiokar, fenmeno que puede ayu-darnos a comprender la prdida de las vocales latinas en la referida posicin ( 2 4 y 25) . Tambin tenemos cerrada la final de husped wsped, que es postnica interna en el vulgar wspodc ( 2 B ) .

    3] Para pronunciar cualquiera de estas vocales, el velo del paladar se eleva, cerrando el paso por las fosas nasales a la columna de aire que sale vibrando entre las cuerdas vocales. Pero al lado de estas vocales, llamadas orales, que son las ordinarias, hay otras llamadas nasales, cuya articulacin se produce con el velo del paladar cado, de modo que no toda la columna de aire sale por la boca, sino que parte sale por la nariz, produciendo una resonancia nasal. Esta nasalizacin se indica generalmente por una tilde sobrepuesta a la vocal: & 6, etc. El espaol posee vocales nasales, aunque la escritura no las seale. Aparecen muy

    : frecuentemente entre dos consonantes nasales: mano mano, nio nno, nunca nr)ka; hallndose el velo del paladar ca-

  • i1

    i Vocales nasales. Retajadas. 35

    do para la articulacin que precede y para la que sigue a la vocal, queda inerte tambin durante la produccin de sta. Asimismo, cuando la vocal se halla en posicin inicial ab-soluta despus de pausa, como el velo del paladar;durante el silencio est cado, equivale a una articulacin nasal, y se nasaliza la vocal si le sigue una nasal, sobre todo agru-pada con/: enfermo fif^rmo, infinito finito. No abunda tan-to en otros casos, como canto, consejo, te.

    4 ] Hay tambin que sealar las vocales r e l a j a d a s , los cuales reducen su cantidad y se pronuncian con una ten-sin muscular menor que la de las vocales normales. Ocu-rren principalmente en las silabas protnica y postnica internas, y se representan as: e, Ti , n ( i ) . La escasa sonoridad dlTVocles "postnicas relajadas se aprecia en los asonantes del verso, donde la vocal postnica no cuenta para nada, cualquiera que sea,y as todo: abandono: des-pojo pueden tener por asonantes: o'valo; lbrego: j prfido; cmodo; proTugo, o bien giro; sino: albedrio pueden asonan-tar con p/caro: aurfero: c/nico: smbolo:-ridculo. La1 percep-tibilidad asonntica de la vocal final es algo mayor, pues slo san equivalentes las dos vocales palatales entre s, y las dos velares: spid." dtil, asonantes de embut: ae; Ado-nis asonante de dot (en el romance de Gngora Rn un pastoral albergue); metrpoli asonante de bronc; Wntta: manCbo; impetw: digo. Y la a final o admite ninguna otra vocal equivalente: jaspe no es asonante de casa. \

    (1) Sobre las vocales vase especialmente T . N A V * n a b T O M A S , Siete vocalts espaolan, en la Revista (te Fltoloza Espaola, 111, i o i 6 ( pagi-nas 5 1 - 6 2 , i

  • 36 Vocales. Acento. 5 Mu

    | A C E N T U A C I N

    5 bis. ACENTO CLASICO, CONSERVADO EN ROMANCE.Cada vocal tiene una historia bastante diferente, segn que est acentuada o no, y segn el puesto que ocupa respecto al acento de la palabra; asi que es necesario decir, a modo de preliminar en la historia de las vocales, algo acerca de la acentuacin.

    1 acento se mantiene inalterable desde el tiempo de Plauto, de Horacio, de Prudencio, hasta el de Cervantes y .hasta el nuestro, informando como un alma a la palabra, y asegurando la identidad sustancial de sta, a pesar de tos cambios ms profundos que sus dems elementos puedan sufrir: maritu marido, qu ndc im quince, p p l u pue-blo, comi t conde, comittu condado, * t r mlo tiemblo, tremulre ' temblar. Voces extraordinariamente desgasta-das por el mucho uso, apenas salvan ms que su silaba

    'acentuada y la inicial: vuestra-mercd> vuesa-mercd ( $i)t ,>vuesand>usarcd>ucd; o bajo otra forma: vuesa-mestd >vues~astd>vuestd>vustd>usted>, y lo mismo vuesa-

    ? Seora > usa; d m inu > dmno > don. Hay algunos cambios de acento, aunque raros: c l r c lnu fu cercen, y Cervantes, Lope de Vega o Quevedo pronuncian siempre

    , cortar a cercen; pero desde comienzos del siglo xvm se generaliza cercn, influido por la acentuacin verbal cerceno cercenas. Lo mismo Juan de Mena que Lope de Vega acen-tan pabilo p a p y r u , pero ''modernamente se profiere pabilo, quiz por influjo de pbulo. Estos cambios de acento son raros tratndose de vbces patrimoniales como esas

  • g 5 bis Acento latino. 37

    . . . . r-- i dos citadas, pero abundan en las voces de origen extico.

    Respecto a las palabras patrimoniales, slo es preciso hacer una advertencia sobre el acento de las voces que tienen una vocal breve en una slaba larga por posicin ( 7J). El latn coloca el acento en la slaba penltima cuan-do sta es larga, ya por naturaleza, ya por posicin (verbl gracia: vlrt f l te virtud, sagltta saeta), y lo coloca en la antepenltima cuando la penltima es breve, y no larga ni por naturaleza ni por posicin (arbOre rbol); es decir, que la cantidad breve de una vocal en silaba larga por posicin no influye nada en el acento clsico ni en el vulgar de una palabra, pero s influye en el sonido de esa vocal, segn el 8; por ejemplo: en sagitta, para el acento no nos importa nada conocer la cantidad de la penltima, pues nos basta saber que la slaba es larga por posicin para colocar sobre aqulla el acento; pero para el sonido de dicha vocal s nos importa conocer su cantidad propia, pues sabiendo que es breve, deduciremos el derivado espaol saeta (g I O J ) ; mientras que si fuera larga hubiera producido *safta ( 11 ) . Otro ejemplo: para la acentuacin de caepul la , medul la no necesitamos averiguar la cantidad propia de la penl-tima vocal, ya que la slaba es larga por posicin, y diremos caepul la , med la; verdad que hoy es corriente la acen-tuacin disparatada de la voz culta mdula, que se introdujo en el espaol muy larde, al lado de la correcta medula, usada por Cervantes, Caldern, etc.; pero no hagamos caso de esta voz culta; el derivado popular no se pudo equivocar tan groseramente, y dijo cebolla, meollo, atendiendo a la cantidad silbica por posicin en cuanto al acenlo, pero observando la cantidad propia de la vocal en cuanto al timbre del sonido, pues siendo en ambas voces breve la ,

  • 38 ! Vocales. Acento del taltn vulgar. - 6

    la pronunci ( 1 3 , ) , que a haber sido larga hubiera dicho *cebulla *meulto ( 1 4 ) .

    6, A L G U N A S DIFERENCIAS ENTRE EL ACENTO CLASICO Y EL

    VULGAR . i j p o r e l prrafo anterior vemos que el latn no consenta dejar sin el acento la silaba penltima cuando estaba en posicin (el latn clsico no toler las acentuacio-nes arcaicas pr fc tum, fngstra ) ; empero vacilaba, es decir, no acentuaba necesariamente la penltima cuando estaba en lo que se llama'positio debil's, o sea en la posicin producida por una oclusiva ( 3 3 , ) seguida de la vibrante r (por ejemplo, p t r em, cuya & slo entre los poetas se contaba alguna vez como larga por posicin); el latn clsico poda acentuar ntgrum," tnbrae , y po-

    " da "tambin' redir^rntegrm." Pe?o^llatin7 vulgar sVaTiK vo siempre al principio del prrafo anterior aun en el caso de la positio debilis, y no consinti dejar inacentuada la vocal que preceda al grupo de oclusiva + y as acentu n t g rum, de donde entero; t enbrae , de donde tinie-bhs; cathdra, de donde cadera (en el sentido de 'asiento o caja del cuerpo'; aragons, cadiera 'silla'); culc tra, de donde coc/dra; son cultas las formas integro y ctedra.

    2] El latn vulgar tiende a formar diptongos con los grupos de vocales en hiato; de modo que si el acento cl-sico cae sobre la vocal ms cerrada ( 8), lo transporta sobre la-ms abierta para hacer posible el diptongo; cuando ambos vocales son igualmente cerradas, una do la serio anterior y otra de la posterior, lleva el acento la que va ltima; comp. abajo viuda y buitre. El latn clsico acenta f i l i -filum, pero el vulgar f i l i lu, de donde hijuelo (con ue de , 13); clsico put - lum, vulgar ptelu pozuelo; clsico ta lla, vulgar ta lela tajuela; de varus, pos.-

  • g 6 Acanto del Jan vulgar. I 3 9 ! 1

    tilla, se uac el diminutivo *var iO la ""varila, vir/la; cl-sico jnul f i rem, vulgar mul l e re mujer; par is te pared ( 1 0 ; ) . En poca posterior ocurri tambin esta dislocacin del acento: en espaol, antiguo se acentuaba reina r e g i n a , treinta (g 893), vaina v a g i n a , beodo ( 60^), Dios Dus , viuda ( 6 7J) , Hitre vu l f re , y hoy se acenta reina, treinta,, vaina, beodo, Dios, viuda,, buitre ( 1 ) . Para Caldern, desahucia era asonante -a; pero luego que se olvid por completo el valor de la A ( 38-,) so form un diptongo, dicindose desanda,. Hoy la lengua culta permite la disloca-cin de acento en los adverbios an, ah, ahora, por su carc-ter procltico o encltico nn no es tiempo anda por &i*

    - oraJlega;,esta,acentuacin de la a esen la parte leonesa de la pennsula menos usada que en Castilla. Para l imper-fecto deca, decid, ant. tevtkn, teniin, vase i i 7 a . i

    3] En las voces compuestas con un prefijo, el acento clsico se rige tambin por la cantidad de la penltima vocal: cncuba cue'ncoba ( 85J, r - c i t o rezo, c l l ca t cuelga, cm-p.tat cunia; pero la tendencia a acentuar no el prefijo, sino el elemento principal, es tan natural que la hallamos hasta en los derivados cultos, recito, coloco, com-puta, sobre todo cuando se conserva el valor significativo de la voz simple: impar, implo. El latin vulgar,, en muchos casos disloca de igual modo el acento, y en vez de rnSgo dijo r eneg , de donde viene reniego; en vez de rni ivo

    ( l ) La preferencia del habla vulgar por el diptongo ( 3 i a , n.) hace quo

    en ella abunde ms la dislocacin del Acento en favor de la vocal ms

    abierta; en Yizcnya, en Bogot, etc., ae dice miis, rit, bdttl, pdtt, maestro, ele. Se llega tambin a |U" supresin de una de las dos vocales: Sania T c s a deca an por adn\ y eL vulgo de Andaluca y de America, dice ande por ande, adonde, {

  • 4o . Vocales, Acanto del latin vulgar. g 6

    dijo r e n o v , de donde renuevo; por r t net dijo re tnet , de donde;7ViiW, etc. ( i ) . . . 4] Las voces de origen griego verdaderamente popula-

    res siguen el acento griego, desentendindose de la canti-dad, como ya hacan los autores latinos mas recientes, por ejemplo, Prudencio, que eioXov, Epvjiiot; los mide Id lum, r m u s , y d ah el romance yermo. En igual caso estn *]{Jr (poi; Ebro, 'Apompa Adra, 'lotSoipoi; Isidro, contra los clsi-cos Is dSrus (culto Isidoro), Abde ra , Ibfirus, e r e -mus {2). Se exceptan las voces en -la, que se amoldan al

    acento de las latinas en - la (3) por ser terminacin familiar _

    ( t ) Las voces cultas dislocan ei acento fuera di los tres casos seala-

    dos en esle prrafo, ton confusiones extraas que son muy raras en las

    voces populares; hoy s ha generalizado orga, cuando lo correlo es orgia; y se dfce hipgrifo, pimo, intervalo, debindose acentuar todas en la penltima, como hacen los buenos escritores. Modernamente han

    llegado a ser generales las acentuaciones viciosas frrago, pdico (tam-bin se Introdujo en portugus), cnclave, antes paroxtonos. Acaic- por seguir el acento griego s generalizaron tambin parsito, ciclope, pol-glota, epigrama, contra el acento latino que le daban nuestros clasicos. Entre las personas semicltas acta )n llamada mnnla esdrujulista que

    propaga el acento de las voc-ts cultas esdrjulas por el prestigio docto

    que las dignifica. A esta razn antepone A . AIOMSO (en la Biblioteca de dialectologa hispano americana, I ; Benoa Aires, 1930, pftg. 349 y si-guientes) la analoga particular de una terminacin que sirve de modelo.

    Esto es evidente en varios casos, como en el del abundante sufijo latino

    - l u , que atrae a mdula, Tabulo, y- ya influa en la poeo preliteraria del idioma (Orgenes del espaol, pgs. 343-344); pero tngase presente que las escasas terminaciones *sgo, *go etc., no podan vencer las muchsi-

    mo ms numerosas -dgo, -fgo, etc., sf no es por el prestigio del esdrjulo.

    ( 3 ) Es curioso que en la Edad Meda, y en el siglo xvi, el nombre de Daro siguiese la acentuacin griega de las voces populares: se acentuaba Ddrio. Verdad es que se halla D a r l u e en Sidonlo (AtfptoO, contra el clsico D a r l u s .

    {3) Aun en bastantes Y c cultas; prosodia, academia, tragedia, et*

  • Vocal larga por posicin.

    al odo: cojupuiva s ymphn la zampona, iglesia, acidia, jibia ( i u ) , lAotea patga plaza, y las voces oxtonas qilc rechazan este acento no latino: napaoX^ parbo la pala-bra, flaXXrfe, thal lus tallo. Asi, el vulgo vena a preferir el proparoxtono, ora lo hallase en la, acentuacin griega (re-mus), ora en la latina (parbola), y a veces contra ambas, como en xoipto', medido por Sidonio cQrytos, que explica nuestro goldre.Claro es que hay otros grecismos que, en-trados en el latin, se identificaron con la acentuacin de este idioma, como -purpura, icditupoc papyrum papel, XsTjHoavrj elBBms^na limosna, y con doble razn hur-fano y escuela, por ser oxtonos en griego.

    CLASE5 DE VOCALES } I D E A G E N E R A L DE SU E V O L U C I N

    7. VOCALES LAUCAS Y BREVES DEL LATS C L A S I C O . i ] El

    latn clsico distingua diez vocales: a\ 8., 6 6, 11, " , a ; es decir, cada una de los cinco fundamentales poda ser larga o breve, segn se pronunciaba en una unidad de tiempo o en ms. Esta cantidad de la vocal la marcan los Diccionarios comunes,.pero no sealan cantidad a las voca-les que van seguidas de un grupo de dos o ms consonan-nantes, pues la silaba trabada por una consonante agrupada con otra es siempre larga por posicin* ( i ) . En in te r , por

    clern, y hasta el siglo xvn se pronunci Alexdndria, Antiiquia; pero contra esta acentuacin, hoy se dice Alejandra, Autioquia, as como energa, fotografa, filologa, la ciudad colombiana se sigue llamando AnliSqua.

    (i) V ase F. r>'Ovtoro, Delta cuantito per natura delle vocali n pe-ticione, en la Miseellanea Caix c Canello, FIrenze, 1886, pg. 393.

  • 41 Vocales d ! latin vulgar. 8 7

    ejemplo, si bien, la silaba in- es larga por posicin, la vocal i puede ser independientemente larga o breve por naturaleza, y en efecto es bfeve. Esta posicin o esta cali-dad de larga que toma toda vocal ante un grupo de conso-nantes, tiene su aplicacin principal en la mtrica, aunque no en la de todos los tiempos; as!, en la mtrica arcaica de Plauto se cuentan como breves nter , Onde, sagl t ta , l i l e , fenfistra, y ya veremos cmo confirma esta medida la fontica de los idiomas romances. Adems, nos podemos convencer de la cantidad do la vocal en las slabas que la mliica clsica tiene como largas por posicin, ayudn-donos de la etimologa de las palabras: nada ms evidente que en cl l f ico, la slaba co l - , larga por posicin, ten-

    dr- Ia=5 brevepor naturalezaT'pus es^la^ y de igual modo el participio mortuus tendr la misma que el presente mSrlor ; o viceversa, el presente cresco tendr la misma que el participio c r tum; y s gnum tendr la t de s j g i u m . Otro testimonio nos lo ofrece la gramtica comparada: septem tiene su primera e breve, como breve es la vocal en el griego *ircd y en el snscrito sftpta, y en Igual caso est oc to , comparado con el grie-go OXT y snscrito asta . El conocimiento de la cantidad de Itis vocales, ora estn o no a ni o dos consonantes, es de absoluta necesidad para el estudio de la fontica histrica; se hallar marcada en el Romanisches etyvioiogisches W'r-terouch, de W . Meyer-Lbke, 3,* edic, Heidelberg, 1935.

    2) De Igual modo es tambin una regla principalmente mtrica la de vocal ante vocal se abrevia; en prosa, la vocal seguida de vocal poda ser larga o breve, y as tene-mos d ies , p lus , audl i ( u 8 a ) , g rem como el nomi-nativo gr

  • 8 Vocales del latn vulgai . 43

    ( I 2 s ) , Para la chocante diferencia de c entre ni cus y mea, vase 66p

    8. V O C A L S A B I E R T A S Y C E R R A D A S D E L L A T N V U L G A R

    La diferencia de cantidad del latin clsico fu en el - latn vulgar diferencia de calidad o timbre: no distingui, dos e o dos o por su duracin, sino por su sonido abierto o cerra-do. Los gramticos del Imperio nos dan noticias de este di-verso sonido de la e y la o; por ejemplo, Sergio: nam quan-do icorreptum est, sic sonat qupsi diphthongus, equus; quando productum est, sic sonat quas /,.ut d e m e n s , y en conformidad con esta indicacin, d graultico Pompeyo pone como ejemplo de confusin de silaba larga y breve el

    ^de .aequus-y . - .qus.^y las, inscripcio nes^desde^el siglo, i escriben a veces ae por (Naerva, trabaelis), y desde el si-glo ni aparece alguna vez i por e (ficei, cinsum), y ms abundantemente e por \ (tetlu, baselica, posuet, fecet). En suma, las vocales largas del latn clsico se pronunciaron en el latn vulgar ms cerradas que las breves, que eran abiertas. Esto sentado., tenemos que las diez vocales clsicas ft a, 6 , 1 , 5, fl n, haban de ser en latn vulgar a o, e c, 1 ii 9 9 V V I P e ' advirtase que las dos a ?, se confundie-ron desde luego en un mismo sonido; que la e cerrada (prxima a la i) y la \ abierta (prxima a la e) se confundie-ron luego en t}\ y que igualmente la 9 (prxima o la u) y la V (prxima a la 0) se confundieron despus tambin en 9 . Ocurridos estos cambios, el latn vulgar tuvo, en vez de las diez vocales del latn clsico, slo iete, a saber: a { = ii ),

    o H 6), P ( = 6 I). I ( I ) , 9 (=* ) V H 0 ), U ( = al. Fijndonos especialmente en la slaba a c e n t u a d a , el ro-

    mance espaol diptonga la e en ie, as como la 9 'en no ~> 110 y conserva las dems; a, 9, 1, 9, . El diptongo .latino ot

  • 44 Yoeatts del latn vulgar. S his

    se asimila a la e, y el diptongo oc a la 5. De este modo los siete sonidos voclicos , i, , i, u, , l, representan en el romance espaol las siete vocales' del latn vulgar.

    En s i l a b a t o n a las siete vocales se redujeron a cinco cuando son i n i c i a l e s de palabra, y a tres cuando son f i n a -l e s , segn muestra el siguiente cuadro:

    Canil- 1 dtd y (Irobte

    Vocal ccittudJn i.

    V e i a l lona InlcUI V o e i l tuna ( Int l '

    & a

    il a a

    l&tus lado

    grnu grano a

    artru arado

    panaria panera a

    causftm cosa

    causas cosas

    ie j t&rra tierra

    e

    tGrrenu terreno

    sccurii' seguro

    pilcare llegar | e

    patrfim padre

    patrgs. padres

    legltlee

    dixl dije

    t rEte red e i

    \ cbu cebd

    e

    tGrrenu terreno

    sccurii' seguro

    pilcare llegar | e

    patrfim padre

    patrgs. padres

    legltlee

    dixl dije i i i\ flou higo i j fcaria higuera

    | e

    patrfim padre

    patrgs. padres

    legltlee

    dixl dije

    0 o. ue j nova nueva

    o

    dlore dolor

    sSlanus soano

    lucrare lograr

    [ amo- amo

    lsSrviJs siervos 0 {

    Jsrvm siervo

    i lacfis lagos

    3 9 0

    leone len

    b3cca boca

    o

    dlore dolor

    sSlanus soano

    lucrare lograr

    [ amo- amo

    lsSrviJs siervos 0 {

    Jsrvm siervo

    i lacfis lagos II u | u cpa cuba u| dOrltia dureza

    [ amo- amo

    lsSrviJs siervos 0 {

    Jsrvm siervo

    i lacfis lagos

    8 b i s . L A YOD Y EL W A U ; SU INFLUJO.La serie de vo-

    cales expuesta en el cuadro anterior se altera mucho cuan-do a cada una de ellas le sigue el sonido palatal que llama-mos yod. Esta^yod es anloga a la consonante y del latn majore , j e junare , o del espaol mayor, ayunar, etc., pe-ro no se halla intervoclica como la yt pues no es propia-

  • I i I

    . . i

    9 8 bis. L* yod. . | 4S i

    mente una consonante, sino una semiconsonante, como la 1 de pi, radio, articulacin explosiva agrupada con la conso-nante anterior, o una semivocal, como la i de baile, peine, articulacin implosiva agrupada a la vocal que la prece-de ( i ) .

    i ] Esta yod, que escribiremos i o y, no exista origina-riamente en latn, pero se produjo de diversas maneras. Primero, la i o la e en hiato con una vocal siguiente, que formaba slaba por s en la pronunciacin cuidada, tenda en la pronunciacin corriente a perder su carcter silbico, ha-cindose semiconsonante; en los poetas, lo mismo en Plau-to que en Virgilio, se hallan casos de silabeo dor-mio, deor-sttm, por dor-mi-o, de-or-sum, y en el siglo ni de Cristo, esta pronunciacin era muy comn, por lo que el Appendix Probi la corrige reiteradas veces en casos como lancea non lamia, linteum non lintinm, vinea non vinia, cavsa non cavia*, etc. La yod surgi tambin por vocalizacin de una consonante velar agrupada: factuvt > fa{tn; o por prdida de una vocal o una consonante: tnajorinum > maj(o)rinli > ma[riuu, sartagbtem > sarta(y)ine > sartafye, canta(v) > cantal; o por atraccin de una vocal de la slaba siguien-te: caldaria > calda[rat segn vamos a especificar.

    2] La yod, como es articulacin semivoclica extrema-

    * (1) La yod implosiva puede parecer mis enciente que la explosiva, se-gn nota G . MILUAROIT, Rev. des Langues romanes, LVII, 1 9 1 4 , pg, 1 2 4 , H causa del distinto silabeo ( b a 5 i u , hecho b a i s u Inflexiona la a, besa, mientras r a d i u no la inflexiona, rayo, silabedndose baj-su, ra-d{u, com-parable este segundo a M a - i u Mayo); pero vamos A mostrar que lo de-cisivo en la inflexin es la fecha o duracin de la yod y el timbre diverso de la vocal precedente. La implosiva producida en c'l no inflexiona in a, mientras en ct si: novac (u ) t a navaja, pero t rnctu trecho. La explosiva inflexiona la e en v i n d f m i a vendimi, pero no la

  • 46 Vocahs. Efectoi de la yod . 8 bis,

    i mente cerrada (es ms cerrada que la ; vocal), suele con-tagiar su cerrazn a la vocal precedente, cerrndola un gra-do. En la serie de las vocales anteriores o palatales, la a pasa a e, la 5 pasa 9, la 9 pasa a 1; y en la serie de las vocales posteriores o velares, la o pasa a 9 , y la o pasa a n; en cuanto a la 1 y la u, siendo las vocales ms cerradas, no pueden sufrir, inflexin ninguna. Asi pues, bajo el influjo de una yod, las siete vocales acentuadas quedan, reducidas a cuatro: e (procedente de a y de 5), i (procedente de 9 y de 1), o (procedente de o), y u (procedente de 9 y de o). La accin de la yod es menos sealada sobre la vocal tona inicial, caso en que las cinco, vocales inacentuadas quedan reducidas a tres: e (procedente dea ) , * (procedente de e u 9, i ), u^(procldcntetle 9^9 u).Esta inflexin voclica ocurre de un modo anlogo en los dems romances, pero en espa-ol es ms frecuente, y est an poco estudiada. Tratar de clasificar histricamente los fenmenos, poniendo un poco de orden en tan difcil materia. La gradacin cronolgica que establezco en la persistencia o duracin de la yod espe-ro dar claridad a la materia.

    3] La yod no slo influye en cerrar o inflexionar la vo-cal, sino que palataliza adems la consonante inmediata, y su influjo sobre la vocal est subordinado a su accin sobre la consonante, Cuando la yod palataliz muy pronto la con-sonante, absorbindose en ella, no tuvo tiempo para influir sobre la vocal; y cuanto por ms tiempo se conserv la yod sin ser absorbida en Ja consonante, tanto ms influy sobre las varias clases de vocales.Tngase presente en lo que vamos a decir que la yod flexional de los verbos -ere, - i r o, 1 1 3 y 1 1 4 , presionada por la analoga de otras for-mas verbales, 104, sigui caminos muy apartados, tanto

  • 8 bis. Cuatro clases de yod. 47

    en la inflexin voclica como en la palatalizacin de las consonantes, por lo cual slo rara vez echaremos mano de ejemplos sacados de la conjugacin. |

    a) Yod primera; la que produce las consonantes.romni-cas 9 y z. La palatalizacin del grupo latino TY O CV en c o z es de las ms antiguas.de todas, 5 3 ^ v t t iu veso, acariu acero; habindose formado muy temprano las con-sonantes f o s, la yod dosapareci, sin haber ejercido influjo alguno sobre la vocal. Ntese como los verbos -er, -ir, si-guen normas aparte: met i uiido, inflexion la vocal y no palataliz la consonante, todo lo contrario que en las pala-bras no conjugables, 1 1 4 inic. 1

    b) Yod segundadla que da prigen a las consonantes ro--mnicasll->>J;.Y-fi.^Atribuimos_a^una_segundapoca_ dos clases de grupos consonanticos con yod. En primer lugar los que produjeron el sonido palatal 11, despus hecho J, a saber: L Y , 5 3 a : c onc l l iu > concello > concejo; y c't, a'r., T ' L , por vocalizacin de la consonante velar agrupada, 5 7 : aptc()ta > *abeg*/a > *abeyla > abella>> abeja. En esta poca hay que colocar la yod que produjo fl, esto es, los grupos latinos HY , 5 3 s , GN, 5 3 , , y N Q \ 4 7 s * : ins i gn ia ensea.Estas clases de yod inflexionan las vocales abier-tas e y o, impidiendo su diptongacin, salvo la yod de , que no inflexiona la 9; y a l Inversa, no inflexionan las vo-cales cerradas e y 9 , salvo la yod de que inflexiona Itt 9 . Nunca inflexionan la a.

    c) Yod tercera; la que produjo la consonante romnica y, o no alter la consonante. En primer lugar la yod que da siempre y, o sea, los grupos latinos GY, DY , 5 3 , : radia raya. Despus, la que vacil, no alterando la consonante unas veces, o produciendo otrap veces y, 5 3 , : p luv ia

  • 4tS Vocales. Cuatro dates de yod. 8 bis. t

    lluvia, f vea hoya. Esta yod inflexiona regularmente las vocales abiertas e y 9 , impidiendo su diptongacin, y vacila respecto a las vocales cerradas, inflexionando unas veces 9 > i, 9 > u y otras veces no. Nunca inflexiona la a.

    d) Yod cuarta; I O , la que produce dos consonantes rom-nicas, la eh y la antigua x, moderna J, y 2 0 , la yod procedente de mettesis o sincopa de algn sonido latino. Primero, la CT latina, que vocalizando la c, produjo la ch espaola, 50^ semejantemente ui/""-, 4 7 i , : lcta lucha; y KS o x, que por igual vocalizacin d i o la palatal x del espaol anti-guo, hecha J en lo moderno, 50,: taxu tejo. A stos hay que sumar el grupo GR (no CR) cuya g, hecha fricativa, se vocaliza: in tegru agru, 5 4 8 n. 2. Despus tenemos la yod de los grupos R Y , SY, P Y , 5 3 , , a veces hecha implosi-va, alfaida de la silaba postnica a la silaba acentuada: ca l -dar > caldairo > caldairo > caldero. A esla ltima po-ca pertenece tambin la yod producida por sincopa de soni-dos latinos, ora por prdida d la vocal protnica, 2 4 , o postnica, 25: maj (o)r inu > mairimt > meirino > me-rino', ora por prdida de una consonante: f a r rag ne > ferra(y)ine ">ferrein> herrn; :proba(v) >proba\ > pro-ei > prob( iiSt). A estas casos son semejantes los rar-simos que tenan en latin un hiato como el grecismo l l cus , trislabo que con el tiempo pas a bislabo, la\gu > lei-go > lego.Constitumos con esta cuarta yod una ltima poca; es la-yod ms persistente, la que opera sobre toda clase de vocales Inflexiona regularmente las vocales abier-tas 9 > o y 9 > o; inflexiona casi regularmente las voca-les cerradas I > t y 9 > u, salvo la excepcin -ect- cuya e permanece intacta; en fin inflexionis a, nunca inflexio-nada antes J i

  • 8 bit. Cuatro clases fie yod. 49

    4] El siguiente cuadro puede servir como gula de con-junto para la lectura de los prrafos que citamos en el mis-mo. En la palabra puesta como ejemplo, la vocal inflexiona-ba Va en tipo negrita; cuando la inflexin ocurre regular-mente en los dems casos anlogos, se indica con un trazo vertical; y si la inflexin es vacilante, se ndica con un trazo discontinuo. Como se ve, estas indicaciones de inflexin aumentan conforme el cuadro desciende hacia su base, con-firmando la serie cronolgica que establecemos respecto a las cuatro clases de yod.

    C U t t i d* yod

    2.

    53, T V , C Y

    9. *

    L Y , C*L

    0 ' J i

    fortla

    Tuerza

    I folla

    IhOja

    N Y , G N somniu

    mtfto IIngSniu engeflo cunea cufia Hgna lena arae* arana 33:

    3.'

    G Y , D Y

    y

    I pfidiu

    I poyo

    pulegu

    poleo

    a tt&o

    huyo

    S fallid lu

    I hasto

    exaglu

    ensayo

    S3i B Y , M Y

    hrjyn

    nftrviu

    nervio

    robeu

    rityo royo Ivndcinfn vendimii

    lablu

    l ib io

    C T , X

    c h , x > j

    nocte

    I n o c h e IICclu I!! lecho I

    trcta

    (rucha

    slrlctu

    estrecho

    fictu

    hecho

    4. ' S3, RY, S Y , PY

    ir, 8, fp I COI iu I cUcro

    materia

    m a d e r a

    augriu

    agero Iccreu III cirio I riparia ribera sincopas

    varias

    t=oft((g)o

    cojo IcofgJItot cuida