biografias sahaba

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Oficina de Cultura y Difusión Islámica • Argentina ﻣﻜﺘﺐ ﺍﻟﺜﻘﺎﻓﺔ ﻭﺍﻟﺪﻋﻮﺓ ﺍﻹﺳﻼﻣﻴﺔ * ﺍﻷﺭﺟﻨﺘﻴـﻦGlosario Indice Buscar Indice Libros Centro de Impresión Portal Biblioteca Salir ﺻﻮﺭ ﻣﻦ ﺣﻴﺎﺓ ﺍﻟﺼﺤﺎﺑﺔBiografías de los Sahabas Los Compañeros del Profeta Muhammad (ByP) (Dios se complazca de ellos) www.islamerica.org.ar

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    Biografas de los Sahabas

    Los Compaeros del Profeta Muhammad (ByP) (Dios se complazca de ellos)

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    Biografas de los Sahabas

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    Prlogo

    Dios eligi a un hombre para cumplir con todas las profecas anunciadas por los Profetas Moiss, David, Jess y otros (La Paz sea con ellos).

    Este hombre, Muhammad (La Paz sea con l), fue el ltimo Mensajero y Profeta de Dios. Cumpli con la mi-sin que se le encomend: Divulgar la Palabra de Dios.

    Dios concedi a Muhammad milagros sutiles, y a la vez grandiosos. Estaban dirigidos a la gente que medita y analiza las cosas.

    El primer milagro y ms importante que Dios otorg a Muhammad fue el Corn. Un libro maravilloso que es-cuch el mundo de la boca de un pastor rabe analfabeto, fue la luz que gui a millones de personas a travs de catorce siglos.

    Un libro, tan sublime y bello, que sorprende hasta a sus ms acrrimos y declarados enemigos. Presenta tam-bin, una inmensa cantidad de conocimientos cientficos, profecas y retos que la historia ha probado como ver-daderos hasta nuestros tiempos. Es el gran milagro de Muhammad, recibir un Libro que es cdigo penal y civil, que rige las relaciones internacionales, que aporta enseanzas morales y soluciona muchos de los problemas sociales que padecemos, adems de las profecas y datos cientficos que contiene. Todo esto, ...para la gente que medita y razona...

    El segundo milagro de Muhammad (P y B), lo vemos a travs de siglos de la historia islmica:Cuando el Profeta (P y B) inici su misin, lo hizo ante una sociedad idlatra, violenta, ignorante y llena de vi-

    cios. Al fallecer, 23 aos despus, dej un estado organizado, con leyes coherentes y lgicas.Pero, en s, el milagro radica en que dej una generacin completa de personalidades que alteraran el curso

    de la historia.Es por ello que:La Oficina de Cultura y Difusin Islmica de Argentina, presenta esta breve recopilacin, con algunas facetas de

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    la vida de estos forjadores de nuestra historia: Los Sahabas Los Compaeros del Mensajero de Allah (P y B), los que creyeron en l y que luego dedicaron su vida a compartir esta gua con toda la humanidad.

    Transformndose en verdaderos siervos de Allah, se convirtieron para siempre, en seores de la historia.Los Sahabas, la gente que conoci a Muhammad personalmente, creyeron en l y se mantuvieron en

    la fe hasta morir. Los que tomaron sus enseanzas directamente de boca y de los actos del Profeta; ellos son el otro milagro.

    Esta generacin fue elegida y elogiada por Dios, en Su Libro y a travs de Su Mensajero. Se formaron junto al Profeta de Allah, pasaron aos de persecucin, hambre y torturas. Sufrieron en carne propia toda la violencia de una poca oscura e ignorante.

    Sin embargo, es al morir el Profeta (P y B) que ste milagro se pone de manifiesto. Los Sahabas supieron ubi-carse al nivel de su misin histrica; entendieron que eran ellos los responsables por dar continuidad al mensaje iluminador y civilizador del Corn, seran ellos los responsables de mostrar al mundo que este mensaje es ver-dadero, aplicable, y que al practicarlo cabalmente, soluciona realmente los problemas que aquejan a la humani-dad desde siempre. Ellos deban demostrarle al mundo que el Islam ...transporta, de la oscuridad a la luz.

    Es as, que desde la humilde ciudad de Medina, desde la sociedad de Arabia, por todos desdeada, surge una nueva civilizacin. Con grandes estadistas como Abu Bakr, Omar, Ozmn y Al; generales como Jled Ibn Al-Ualid, sabios como Ibn Masd e Ibn Abbs. Hombres nuevos, graduados en la escuela del Profeta Muhammad (P y B), con altos principios morales, con gran temor a Dios y, sobre todo, valor y decisin para llevar el mensaje del Islam hasta los confines de la tierra.

    En menos de cien aos, hicieron or, alto y claro, el mensaje de la adoracin del nico y verdadero Dios desde China hasta Francia.

    La historia nos muestra que esta generacin traspas las barreras de la muerte misma para cumplir su misin. Su recuerdo permanecer a travs del legado que nos dejaron. Este legado se demuestra con la precisa y exacta forma en que se recopil y salvaguard el texto original del Sagrado Corn; en el cuidadoso y metdico modo en que se registraron los dichos y hechos de la vida del Profeta (P y B), haciendo de Muhammad, el Mensajero mejor conocido de todos los tiempos. Otro legado de vital importancia es el entendimiento de primera mano,

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    de las leyes islmicas contenidas en el Corn. Este esfuerzo hizo del Islam la religin mejor documentada que existe.

    Sin embargo, hay algo en su legado que concierne a la humanidad toda:Crdoba, Sevilla, Toledo, Marrakesh y Granada en Occidente. Damasco, El Cairo, Bagdad, Bujara, Estambul,

    Trpoli y Delhi en Oriente; todos mgicos nombres que evocan la vanguardia civilizadora en una poca oscura y violenta. Estas ciudades, que son orgullo de la humanidad, no tendran el lugar que se ganaron en la historia de las ciencias y las artes, no seran centros irradiantes de civilizacin y cultura, sino fuera por el arduo esfuerzo de la primera generacin de musulmanes por la causa de Allah.

    Pues fueron ellos quienes crearon el ambiente propicio para el desarrollo de estos centros civilizadores.Y es realmente penoso que los propios musulmanes de hoy no conozcan estos hroes; y lo poco que se los

    menciona, hecho muchas veces, con el objeto de desvirtuar sus ciclpeos esfuerzos e inteligentes medidas en favor del Islam y la humanidad entera.

    Pedimos a Allah que bendiga y exalte a Muhammad y que se complazca con todos sus Compaeros y con todos los que les sigan hasta el Da del Juicio Final!

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    Algunos elogios de Allah a los Sahabas del Profeta Muhammad

    Los primeros (musulmanes) son los primeros de entre los emigrantes (makkes), los secundadores del Mensajero (P y B), y quienes imitaron su glorioso ejemplo; Dios se complacer de ellos y ellos se compla-cern de l, y les ha destinado jardines bajo los cuales corren ros, donde morarn eternamente. Tal ser la bienaventuranza! (9:100)

    Dios qued complacido con los Creyentes, cuando te juraron fidelidad bajo el rbol. Bien saba cuan-to encerraban sus corazones, y por ello les infundi el sosiego y les recompens con una victoria inme-diata. (48:18)

    Muhammad es el Mensajero de Dios, y quienes estn con l son severos para con los incrdulos, pero compasivos entre s. Les vers orando prosternados, anhelando la gracia de Dios y Su complacencia. En sus rostros estn marcadas las huellas de su prosternacin. Tal es su ejemplo en la Biblia y tal es su ejem-plo en el Evangelio; como simiente que retoa, se robustece, se desarrolla y se afirma en su tallo; com-place a los sembradores para irritar a los incrdulos. Dios prometi a los Creyentes que practican el bien, indulgencia y una magnfica recompensa. (48:29)

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    Dichos del Profeta Muhammad elogiando a sus Sahabas

    La mejor gente, es la gente de mi generacin; luego estn los de la generacin que les sigue y luego los de la generacin siguiente....

    Ciertamente que Allah me eligi y eligi a mis Compaeros, familiares y auxiliadores....

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    Abdullah Ibn Rauuaha

    Alma ma, igual morirs... sea en la guerra o fuera de ella

    En una ocasin el Mensajero de Allah (P y B) se reuni a escondidas de los incrdulos de Quraish, a la entra-da de Makka, con los jefes de los Ansr (Musulmanes de Medina) a fin de acordar con ellos un pacto llamado: Primer pacto de AlAqaba.

    En esos das, Abdullah Ibn Rauuaha ya era uno de los lderes portadores del Islam a Medina. Este pacto fue el punto de partida para la Hgira, que, a su vez, fue un gran paso para la propagacin del Islam.

    Y cuando el Mensajero de Allah (P y B) se encontr con el grupo de setenta y tres personas que vinieron de Medina un ao despus, Ibn Rauuaha (RA) tambin estaba presente para cerrar el segundo pacto de Al-Aqa-ba.

    Tras la Hgira del Profeta (P y B) y sus Compaeros a Medina, Ibn Rauuaha se convirti en uno de los Ansr que ms trabajaba por el Islam y su afianzamiento en Medina. Era el que estaba ms alerta contra las intrigas de Abdullah Ibn Ubai. Este personaje estaba a punto de ser coronado rey de Medina antes de la llegada del Profeta Muhammad a la ciudad. Ibn Ubai se amarg mucho por la oportunidad perdida y empez a tramar intrigas con-tra el Islam. Ibn Rauuaha (RA) segua de cerca tales intrigas para hacerlas fracasar. Tuvo tal xito que hizo fracasar todas las artimaas de Ibn Ubai.

    Ibn Rauuaha (RA) se dedicaba a las letras en un ambiente que poco conoca sobre ellas. Era poeta, entonaba dulces y enrgicos poemas. Desde su islamizacin volc toda su inspiracin potica al servicio del Islam. El Men-sajero (P y B) amaba su poesa y siempre le peda recitar ms. En una ocasin, el Profeta (P y B) se encontraba con sus Sahabas y Abdullah Ibn Rauuaha (RA) se present ante ellos. El Mensajero (P y B) le pregunt:

    Cmo logras improvisar poesas cuando lo deseas?

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    Contest: Simplemente miro algo y luego digo...Y empez a improvisar:Oh buen Hshim! Ciertamente que Dios ha favorecido a tu familia sobre toda la humanidad.He visto el bien en ti; pero esta visin no es la de los tuyos.Si pides apoyo a alguno de ellos, en uno de tus asuntos, no respondern.Que Dios te d firmeza en el bien, como a Moiss (As) y a aquellos que se les ha escrito la victoria!El Profeta, se alegr con los versos y exclam: Que Dios te d firmeza!Y cuando el Enviado (P y B) circunvalaba en torno a la Kaaba en Umratul Qadh(1), Ibn Rauuaha lo acompaa-

    ba y, a la vez, recitaba lo siguiente:Allah! Si no fuera por Ti, no nos hubisemos guiado, tampoco habramos dado limosna ni habramos ora-

    do.Que Tu clemencia se derrame sobre nosotros, Y consoldanos en los combates!Si aquellos que nos han atacado desean tentarnos Resistiremos!Los musulmanes, al orlo, comenzaron a repetir estos bellos versos.El magno poeta se puso triste cuando se revel la siguiente aleya del Sagrado Corn:Y los poetas, ilusos, tambin les siguen. (26:224)Sin embargo, recuper el nimo cuando Allah revel otra aleya, que dice:Solo los Creyentes que practican el bien, alaban incesantemente a Dios y se defienden cuando son ata-

    cados inicuamente... (26:227).Y cuando los musulmanes se vieron obligados a luchar, Ibn Rauuaha no tuvo reparos en hacerlo. Particip de

    las batallas de Badr, Uhud, Al-Jandaq, Al-Hudaiba y Jaibar. Su lema eran estos versos: Alma ma, igual morirs... sea en la guerra o fuera de ella.

    (1) Fue la visita ritual a Makka que se hizo un ao despus de intentar los musulmanes visitarla y ser detenidos por los incrdulos de Quraish. Al ao siguiente, los musulmanes visitaron Makka para compensar la visita incompleta del ao anterior. Esto lo pudieron hacer por una de la clusulas del famoso pacto de Al-Hudaiba.

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    Durante la batalla de Muta, Abdullah era el tercer Emir al mando de las tropas musulmanas, despus de Zaid y afar (RA).

    Cuando los guerreros se preparaban para abandonar Medina, Ibn Rauuaha empez a recitar:Pido a Dios Su perdn,y un fuerte golpe que me acabe.O un flechazo de manos de un valiente, que penetre mis entraas.Para que se diga, al pasar por mi cadver: Ha sido un guerrero guiado por Dios.As es... slo deseaba el golpe de una espada, o una flecha arrojada, que lo lleve al mundo de los cados en la

    causa de Dios.Y el ejrcito march hacia Muta. Los musulmanes se encontraron con que el ejrcito enemigo superaba los

    doscientos mil guerreros. Divisaban filas interminables de soldados en grandes nmeros. Al constatar la gran ventaja numrica de los bizantinos, algunos musulmanes opinaron: Enviaremos uno de los nuestros al Mensa-jero de Allah (P y B) comunicndole el nmero de las tropas enemigas, y que l decida en mandar o no refuer-zos....

    Ibn Rauuaha se levant y dijo a las tropas, con voz clara y enrgica:Oh gente! Por Allah! No luchamos contra el enemigo con la fuerza o la cantidad. Luchamos junto a esta re-

    ligin con la que Allah nos favoreci! Luchad! Pues ganaremos una de las dos bondades: la victoria o la muerte en la causa de Allah. Los musulmanes, en inferioridad numrica pero con mucha fe, clamaron: Por Dios que Ibn Rauuaha ha dicho la verdad!

    El ejrcito emprendi, entonces, su camino hacia la muralla formada por las decenas de miles de soldados bi-zantinos. Ambos bandos se enfrentaron en feroz combate. Zaid, el primer Emir, cay mrtir en la causa de Allah; tras l, afar Ibn Abi Tlib (RA), el segundo al mando, alcanz el martirio con jbilo y arrojo. Ibn Rauuaha (RA), el tercero al mando, tom el estandarte de los brazos de afar. Mientras tanto, alrededor, la batalla arda, y los po-cos guerreros musulmanes parecan perderse entre el conjunto de soldados del ejrcito de Heraclio, Emperador de Bizancio. Mientras actu como soldado, Abdullah Ibn Rauuaha (RA) luch sin que temiese la muerte. Pero,

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    en su nuevo estado de Emir del ejrcito islmico, empez a moverse con cautela ante el duro embate bizantino. Cuando se dio cuenta del cambio en su actitud, grit con todas sus fuerzas:

    Juro, alma ma!, que luchar con todo. Por qu te veo desdear el Paraso?Alma ma, de todas maneras morirs, ante ti est acechando la muerte.Todo lo que deseabas te ha sido concedido, y si haces como Zaid y afar, realmente estars obrando bien.Ibn Rauuaha (RA) se lanz con todas sus fuerzas contra las compactas lneas bizantinas. Y si no fuese que su

    hora haba llegado, habra continuado combatindoles hasta acabar con ellos. Pero la hora de la partida lleg... Dios lo llamaba... Lo vimos caer como un mrtir. Su cuerpo cay, pero su alma ascendi, pura y decidida, hacia su Seor, el Altsimo.

    El ms inalcanzable de sus deseos se haba hecho realidad: Para que se diga al pasar por mi cadver: ha sido un guerrero guiado por Dios.

    Y en verdad as fue.Mientras la batalla arda en las tierras de Sham(1), el Mensajero de Allah (P y B) hablaba a sus Sahabas en Me-

    dina.De repente, cuando hablaba pausadamente, el Mensajero de Allah (P y B) cerr sus prpados, para luego

    abrir sus ojos con un triste y amargo brillo. Mir calladamente a sus Sahabas y dijo: El estandarte estaba en manos de Zaid hasta caer como mrtir. Luego lo carg afar, y a l tambin le toc la misma suerte... call por un instante, y luego dijo finalmente lo tom Ibn Rauuaha, luch con l hasta que cay tambin como mrtir....

    El Profeta (P y B) permaneci callado por un momento, sus ojos brillaban mostrando nostalgia y tranquilidad. Finalmente dijo:

    Les he visto en el paraso.

    (1) Sham: Regin situada al norte de la pennsula Arbiga. Incluye a Siria, Lbano, Jordania y Palestina actualmente. En ese entonces, era teatro de la guerra entre los musulmanes y los bizantinos.

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    Que hermoso viaje emprendieron al Paraso! Como si hubiesen hecho un acuerdo entre s! Salieron juntos a la guerra... y se elevaron tambin juntos al Paraso.

    La mejor evocacin de estos mrtires, para su eterna memoria, son las palabras del Profeta (P y B):Dios me los mostr en el Paraso.

    Que Allah bendiga a Abdullah Ibn Rauuaha!

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    Abdullah Ibn Masd

    El primer recitador del Corn en pblico

    Dijo el Profeta Muhammad (P y B):Quien desee recitar el Corn tal como fue revelado, que lo haga como Ibn Ummi Abd (1) (Abdullah Ibn Masd).Abdullah Ibn Masd (RA) es considerado la sexta persona en seguir al Profeta Muhammad (P y B) hacia el Is-

    lam. Es as, que este grandioso hombre fue uno de los primeros musulmanes.En su primer encuentro con el Mensajero de Allah (P y B), dijo:Siendo nio, era pastor de las ovejas de Uqba Ibn Abi Muit cuando se present el Profeta (P y B) con Abu

    Bakr (RA) y me dijeron: Oye, nio, Tienes leche para darnos de beber? Les dije: El dueo ha confiado en m, por eso no les dar de beber... El Profeta (P y B) dijo:

    Tienes alguna oveja que no se haya apareado nunca con un cordero?S, les contest y se las traje. El Profeta (P y B) la sostuvo, pas sus manos por sus ubres implorando a Dios...

    y las ubres se llenaron de leche. Abu Bakr trajo una piedra de forma cavada y el Profeta (P y B) orde la oveja all. Abu Bakr y yo bebimos... el Profeta, mirando hacia las ubres, dijo: Basta! ... y las ubres se secaron... Luego fui hacia l y le dije: Ensame eso. Me contest: T eres un nio sabio.

    Ibn Masd (RA) se asombr de aquello; no saba que estaba presenciando el ms comn y sencillo de los milagros y que, pronto, vera del Mensajero de Allah (P y B) milagros que sacudiran al mundo y lo llenaran de luz.

    (1) Ibn Ummi Abd; ste era el sobrenombre de Ibn Masd, significa: hijo de la madre de Abd

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    Tampoco saba que ese nio pobre, dbil y pastor de los rebaos de Uqba Ibn Abi Muit sera uno de esos milagros. El da en que el Islam hiciera de l un hombre creyente, con su fe, vencera la vanidad de Quraish y la tirana de sus seores.

    l, que no se atreva a pasar cerca de los seores de Makka sin bajar su cabeza, no saba que, despus de su conversin al Islam, ira a la junta de los nobles de Quraish en la Kaaba y recitara ante ellos, el Sagrado Corn:

    En el nombre de Allah, Clemente, Misericordioso.El Graciabilsimo. Ense el Corn. Cre al hombre. Le ense la elocuencia. El sol y la luna recorren su

    rbita sistemticamente. Y las hierbas y los rboles se inclinan ante l. (55:1 a 6)La recitacin continu y los lderes de Quraish quedaron atnitos, no crean en lo que sus ojos vean y sus o-

    dos oan. No podan imaginarse que este hombre, que desafiaba su poder y posicin, fuese el pastor de ovejas de uno de ellos.

    Az-Zubair (RA) nos describe la escena de la siguiente forma:El primero en recitar el Sagrado Corn en pblico despus del Profeta (P y B) fue Abdullah Ibn Masd (RA).

    Un da se juntaron los Sahabas del Profeta (P y B) y dijeron: Por Allah que Quraish nunca ha escuchado el Corn en voz alta... Quin puede hacerles or? Yo, dijo Abdullah Ibn Masd. Tememos por ti, queremos un hombre cuya familia pueda defenderle si le quisieran hacer dao, dijeron. Djenme. Allah ser mi defensor, dijo.

    Ibn Masd se present a media maana en el foro de los nobles de Quraish. All recit en voz alta:En el nombre de Allah, Clemente, Misericordioso. El Graciabilsimo. Ense el Corn...

    y les enfrent recitando estos versculos.Le miraron diciendo: Qu dice Ibn Ummi Abd? Est recitando algo de lo que Muhammad trajo! Y se levan-

    taron contra l, lo golpearon mientras l segua recitando, hacindole mucho dao.Cuando Ibn Masd volvi hacia sus compaeros, traa muy maltrecho el rostro y el resto de su cuerpo; le di-

    jeron: Esto es lo que temamos por ti!Los enemigos de Allah nunca fueron tan suaves como hoy! Y les dijo: Si ustedes quieren maana ir nue-

    vamente, dijeron: Basta, t les hiciste escuchar lo que odiaban.

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    As era Ibn Masd (RA), desde el da en que vio las ubres secas llenarse de leche; Ibn Masd no se percat que, desde ese da, l y la gente sencilla y pobre, formaran parte de los grandes milagros del Mensajero. El da haba llegado. Ya haba llegado la hora en que este joven sirviente y pobre, se transformara en uno de esos mi-lagros.

    Ibn Masd no llamaba la atencin de nadie, ya que no tena lugar entre aquellos con riqueza, ni entre los de superioridad fsica, ni entre los de prestigio. Careca de dinero, su cuerpo era dbil y delgado.

    Pero el Islam le dio una voluntad frrea, le hizo partcipe del cambio histrico que el Islam aport. Y, sobre todo le dio sabidura, honor y perpetuidad, pues Abdullah Ibn Masd precedi a la brillante cadena de sabios y doctos que adorna a la civilizacin islmica.

    Ibn Masd sola decir de s mismo:Recib de boca del Profeta de Allah (P y B) setenta suras (Captulos) del Corn....Esto fue como una recompensa de Allah, cuando puso su vida en peligro al recitar el Corn en pblico y di-

    vulgarlo en toda Makka durante los aos de tortura y persecucin. Le concedi, Glorificado sea, una recitacin excelente, y un entendimiento correcto de sus significados.

    El Profeta (P y B) aconsejaba a sus Compaeros tomar el ejemplo de Ibn Masd. Les deca:Aferraos a los das de Ibn Mas ud.Tambin les recomendaba imitar su recitacin del Sagrado Corn y que la aprendieran.El Profeta (P y B) deca:Quien quiera escuchar el Corn, en su esencia, como ha sido revelado, que lo escuche de Ibn Ummi Abd.Quien quiera recitar el Corn, en su esencia, como ha sido revelado, que lo escuche de Ibn Ummi Abd.Al Mensajero de Allah (P y B) le gustaba escuchar el Corn recitado por Ibn Masd (RA). Un da, el Mensajero

    (P y B) lo llam y le dijo:Recita para m, Abdullah.Quieres que te lo recite siendo que a ti te ha sido revelado, Oh Mensajero de Allah?, dijo Abdullah.Me gustara escucharlo de otros, dijo el Mensajero. Ibn Masd recit, hasta llegar a los siguientes versculos:

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    Qu ser de ellos cuando presentemos un testigo de cada nacin y te designemos Oh Profeta! testi-go contra ellos?

    En ese da los incrdulos, que desobedecieron al Profeta, desearn que se los trague la tierra; cuando no puedan ocultar nada a Allah. (4:41,42)

    Se le llenaron los ojos de lgrimas al Mensajero de Allah, e indic a Ibn Masd detenerse. Ibn Masd recono-ca el favor que Allah le haba concedido, y deca:

    Por Allah! De todo lo que ha sido revelado, yo s el motivo de su revelacin, nadie sabe mejor que yo sobre el Libro de Allah. Si supiera de alguien que conozca el Libro de Allah mejor que yo y tuviese que montar para llegar a l, tengan por seguro que lo hara. Y an as no soy el mejor entre vosotros.

    Los Sahabas tambin reconocan este favor de Allah con Ibn Masd. El Emir de los Creyentes, Omar (RA) dijo: Est colmado de conocimiento sobre la religin.

    Abu Musa Al-Ashar dijo de Ibn Masd (RA): No me preguntis nada mientras viva entre vosotros este sa-bio.

    Un da, un grupo de Sahabas se reuni con Al Ibn Abi Tlib (RA) y le dijeron: Oh Emir de los Creyentes! No hemos conocido un hombre igual a Ibn Masd. Tena la mejor conducta, el ms sutil modo de educar, era el me-jor compaero y tena una profunda fe....

    Al (RA) dijo: Me jurarais por Allah que esto surgi de vuestros corazones?S, le contestaron.Dijo: Dios mo! Que seas mi testigo... Por Allah que yo opino lo mismo, o mejor sobre l... recitaba el Corn,

    aclaraba lo que era lcito y lo que era ilcito. Era un conocedor de la religin (Alfaqu) y un sabio en la Sunna.Ibn Masd era muy querido por el Profeta (P y B) y frecuentaba bastante su casa. El Mensajero (P y B) lo apre-

    ciaba y se quedaba mucho tiempo conversando a solas con l, le confiaba muchos secretos; por eso le apoda-ban El guardin del secreto.

    Ibn Masd, a su vez, quera mucho al Mensajero de Allah (P y B). Le respetaba tanto que tema cometer el ms mnimo error al transmitir su mensaje. Despus de su fallecimiento, raramente sola mencionarlo; pocas veces

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    se lo oa decir: Escuch al Mensajero de Allah decir..., se estremeca severamente, se vea asustado, perplejo, te-miendo olvidar o cambiar una letra por otra.

    Este hombre fue Compaero del Mensajero de Allah (P y B) percibiendo su sabidura y su grandeza. Esto lo vemos en su tremendo respeto hacia l, en vida y despus de su muerte.

    No se separaba del Mensajero de Allah, ni en Medina ni durante sus viajes; asisti a todas las campaas y a todas las batallas.

    Y era tanto su mrito entre los Sahabas, que el Emir de los Creyentes, Omar (RA), le confiri el mando del De-partamento del Tesoro (Bait ul-ml) en Al-Kufa; al enviarlo, les mand un mensaje que deca: Juro por Allah, no hay ms Dios que l, que con este nombramiento os he preferido a ustedes sobre m mismo (quera Omar rete-nerlo consigo). Beneficiaros de l!

    Los habitantes de Al-Kufa llegaron a quererlo como nunca quisieron a autoridad alguna. Y esto era casi mila-groso, ya que era gente de rebelin y conspiracin, no se conformaban con nada ni soportaban la paz y la tran-quilidad.

    Lo queran tanto, que lo rodearon cuando el Califa Ozmn (RA) quiso reemplazarlo, y le dijeron: Vive entre nosotros.

    Ibn Masd (RA) les respondi con palabras que expresaban cabalmente su grandeza y lo profundo de su fe: Tengo que obedecerle, sucedern problemas y sublevaciones. Yo no quiero ser el primero en abrir sus puer-tas.

    Esto trajo, una posterior hostilidad que desencaden en la prohibicin de que se le pagase a Ibn Masd su sustento y su sueldo de la tesorera... Pese a todo esto, Ibn Masd no pronunci ninguna palabra en contra de Ozmn; al contrario, se convirti en su defensor al ver el murmullo que se converta en revolucin. Al llegar a sus odos la noticia del intento de asesinato de Ozmn dijo: Si lo matan, jams encontrarn a una persona igual.

    Allah le dio prudencia y una fe sincera. Tena la capacidad de ver ms all de los dems, y sola expresarlo con elegancia. Resumi la vida de Omar, por ejemplo, con una precisin extraordinaria. Deca: Su conversin al Is-lam fue un comienzo... su emigracin fue una victoria... y su mandato fue una clemencia.

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    Hablaba de lo que hoy llamamos Relatividad del tiempo. Dijo: Vuestro Dios no tiene noche ni da... la luz de los cielos y de la tierra surge de la luz de su faz....

    Hablando del trabajo y su importancia para elevar el nivel de quien lo realiza, deca: A mi no me gusta la per-sona ociosa... no hace nada, ni para esta vida ni para la otra.

    Entre sus enseanzas morales tenemos: La mejor riqueza es la del alma, el mejor alimento es la fe, la peor ceguera es la del corazn, el pecado mximo es la mentira, la peor ganancia es la usura, la peor malversacin es con el patrimonio del hurfano. A quien indulta, Dios lo indulta; y a quien perdona, Dios lo perdona.

    La grandeza de Ibn Masd era totalmente contraria a su pobre apariencia fsica. Un da subi a un rbol para obtener Arak(1) para el Mensajero de Allah (P y B). Los Sahabas vieron sus piernas tan cortas y flacas que se rie-ron. Entonces el Profeta (P y B) dijo: Os res de las piernas de Ibn Masd, el Da de la Resurreccin pesarn ms que el monte Uhud.

    Al tomar la gua y la misericordia de Allah, Ibn Masd (RA) alcanz el grado de ser uno de los primeros diez Sahabas del Profeta (P y B), aquellos que fueron albriciados con el Paraso y la misericordia divina, mientras an vivan en la tierra. Ibn Masd acompa al Profeta de Dios (P y B) en todas sus batallas y a sus dos sucesores despus de su muerte. Vio como los dos imperios ms fuertes de la poca abran sus puertas sumisos ante las victoriosas banderas del Islam. Vio las ciudades conquistadas por los musulmanes y la abundante fortuna que corri por sus manos. Sin embargo, nada lo cautiv, nada lo sedujo, ni lo alej del compromiso hecho ante Dios y Su Profeta. Nada pudo sacarlo de su modestia, sumisin y simple modo de vivir.

    Este gran hombre muri en Medina, en el trigsimo segundo ao despus de la Hgira. Dirigi las plegarias por su alma Az-Zubair Ibn Al-Auum (RA), y fue enterrado en el cementerio Al-Baqui. Contaba con ms de se-senta aos al fallecer.

    Tuvo un solo deseo en este mundo y, con nostalgia, lo repeta constantemente pues anhelaba mucho alcan-zarlo. Sola decir:

    (1) Arak: son las ramas de cierto rbol con las que se hacen cepillos para asear los dientes.

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    Me despert en plena noche, mientras acompaaba al Mensajero de Allah (P y B) en la batalla de Tabuk. Vi una antorcha en un extremo del campamento. Mir con atencin y vi al Mensajero de Allah (P y B) a Abu Bakr (RA) y a Omar (RA) que cargaban el cadver de Abdullah Al-Muzani. Le haban cavado una fosa y el Profeta den-tro de ella deca: Alcanzadme a nuestro hermano, mientras Abu Bakr y Omar (RA) lo sostenan bajndolo. Cuan-do ya estaba el cadver preparado para ponerlo en su nicho, el Profeta de Allah dijo: Dios mo! Yo estoy compla-cido con l, que T tambin ests complacido de l.

    Ojal deca Ibn Masd hubiera sido yo a quien introducan en esa fosa!Y ese fue el nico anhelo de su vida.Nada relacionado con lo que la gente acostumbra desear en este mundo: gloria, riqueza, cargos altos o pres-

    tigio.Era, pues, el deseo de un hombre de gran corazn, alma magnfica y fe certera. Un hombre para quien Dios

    era su gua, el Mensajero su educador y el Corn su conductor.

    Que Allah est complacido de Abdullah Ibn Masd!

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    afar Ibn Abi Tlib

    Muhammad (P y B) le dijo Eres como yo en conducta e imagen.

    Apodado por el Mensajero de Allah (P y B) Padre de los menesterosos y El de las dos alas. Estamos ante el ave del Paraso... afar Ibn Abi Tlib (RA), era uno de los excelsos hombres de la primera generacin islmica, los que lucharon firmemente por la transformacin de los conceptos de la vida.

    Lleg ante el Mensajero de Allah (P y B) ya islamizado, y de este modo, tom su elevada posicin entre los primeros Creyentes. Su esposa, Asm hija de Umis, abraz el Islam el mismo da que l. Ambos soportaron con coraje y valenta la opresin y la tortura. Cuando el Mensajero eligi Abisinia para que sus Compaeros emigra-ran y estuvieran a salvo, afar (RA) parti con su esposa hacia all.

    En Abisinia, afar Ibn Abi Tlib (RA) fue el portavoz de los musulmanes. Allah le haba dado entre muchas otras cosas, inteligencia, lucidez y elocuencia. El da de Muta(1) fue el ms glorioso, magno e inolvidable de su vida. Pero el da de su dilogo frente al Negus de Abisinia no fue menos glorioso. Fue, sin lugar a dudas, un da especial y una escena sin igual.

    La furia de Quraish contra los musulmanes no se calm, ni se apag su rencor, con la emigracin de los fieles hacia Abisinia. Al contrario, los quraishes temieron que all, la fuerza de los musulmanes aumentara y su n-mero creciera, o que, por lo menos, el prestigio de Quraish se viese disminuido porque los musulmanes haban escapado. Es as, que decidieron mandar dos mensajeros a la corte del Negus de Abisinia para convencerlo, por medio de costosos regalos, de expulsar a los musulmanes refugiados en sus tierras. Estos dos embajadores eran: Abdallah Ibn Abi Rabia y Amru Ibn Al-As, quienes an no eran musulmanes.

    (1) Muta, fue la batalla contra los bizantinos donde afar cay como mrtir.

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    El Negus, soberano de Abisinia, era un hombre de fe clara, profesaba un cristianismo puro y original, alejado de todo extremismo y fanatismo. Tena fama de justo y esa fama se divulg por todas partes. Por esta razn el Profeta (P y B) eligi su tierra para que los musulmanes se refugien en ella. Y por este motivo, los quraishes te-man de ello.

    Los embajadores enviaron muchos regalos a los obispos y a los sacerdotes de Abisinia, a fin de persuadirlos de apoyar la peticin quraish ante el Negus. Comenzaron a impregnar el corazn de los religiosos de rencor y odio contra los musulmanes emigrados; luego, les pidieron su apoyo para que el Negus los expulsara. Fijaron una reunin con l y con la presencia de los musulmanes perseguidos.

    Este en su trono, fue escoltado por los obispos y su corte, los musulmanes se ubicaron frente a l, en una sala amplia. Se les notaba tranquilos pues los cobijaba la clemencia divina. Los quraishes plantearon al Negus las mismas acusaciones que le haban presentado en una reunin anterior que tuvieron a solas con l. Oh rey!, le dijeron, han llegado a tu pas jvenes insolentes; dejaron la religin de su gente, y no abrazaron la tuya. Han inventado una religin que ni t ni nosotros conocemos. Por eso los notables de su pueblo, incluyendo sus fa-milias, nos han enviado para que t los devuelvas.

    El Negus volvi la cara hacia los musulmanes y pregunt: Qu religin os ha hecho abandonar las creencias de vuestra gente y os satisfizo en lugar de nuestra religin?

    afar (RA), se adelant para cumplir con la misin que los emigrantes acordaron encargarle antes de llegar a la reunin. Se puso de pie con respeto y calma y con una mirada amable hacia el rey que los haba protegido de buena manera, dijo:

    Oh rey! Eramos ignorantes, adorbamos dolos, practicbamos obscenidades, cortbamos los lazos familia-res, ramos malos vecinos, el poderoso de entre nosotros devoraba al dbil... as estbamos hasta que Dios nos mand un Mensajero de entre nosotros mismos. Conocamos a su familia, su sinceridad, su fidelidad y sus vir-tudes. Nos invit a adorar al Dios nico, y a dejar lo que adoraban nuestros padres de piedras e imgenes, nos orden ser sinceros al hablar, nos orden la lealtad, no cortar los lazos sanguneos, la bondad con los vecinos, abstenernos de lo ilcito y de la venganza, nos prohibi la obscenidad, el perjurio, la malversacin del patrimo-nio de los hurfanos, confiamos en l, le cremos y le seguimos para que nos ensee lo que Dios le revel. Enton-

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    ces hemos adorado al Dios nico, y no hemos asociado con l otra divinidad; obedeciendo Sus rdenes, hemos declarado prohibido lo que el Mensajero (P y B) nos ha comunicado que es ilcito y viceversa. Nuestro pueblo, por su parte, nos ha atacado, nos ha torturado queriendo alejarnos de nuestra religin y hacernos regresar a la idolatra... cuando nos hicieron sufrir injustamente, cuando nos hicieron la vida imposible, deseando separarnos de nuestro nuevo credo, emigramos hacia vuestro pas, esperando vuestra proteccin, deseando que la injusti-cia no nos alcance a vuestro lado...

    Las claras palabras de afar llegaron al corazn del Negus, dejndole maravillado y llenndole de emocin. Se dirigi a afar (RA) dicindole: Tienes algo de lo que ha sido revelado a tu Mensajero?

    S dijo afar (RA). Rectamelo dijo el Negus.afar comenz a recitar aleyas de la sura de Mara, de un modo dulce y con mucho respeto. Lo escuchado

    conmovi al Negus y a sus obispos. Al mirar a los enviados de Quraish les dijo: Por cierto que esto y lo revelado a Jess procede del mismo origen. Retrense! Por Dios que no los entregar!

    Ese fue un da victorioso para los musulmanes, pero Amru Ibn Al-As era un hombre astuto, no aceptaba la derrota ni se resignaba ante la misma. Apenas lleg a su residencia, medit un tiempo y luego dijo a sus amigos: Por Dios, maana regresar junto al Negus y le contar de ellos, algo que le har expulsarlos inmediatamente. Le dir que ellos creen que Jess es uno de los siervos de Dios como cualquier otro...

    De este modo, Amru pondra a los musulmanes entre la espada y la pared, ya que si ellos decan que Jess (AS) era uno de los siervos de Dios, el rey y sus obispos se enfadaran con ellos, y si negaban el carcter humano de Jess (AS), ira en contra de sus creencias.

    Amru fue a entrevistarse con el rey al da siguiente, le dijo: Oh rey! Ellos dicen cosas terribles sobre Jess. Los obispos se agitaron y se conmovieron bastante por lo dicho. Nuevamente llamaron a los musulmanes para que respondan. Los musulmanes, al saber de la nueva trampa, acordaron decir la verdad oda de su Profeta (P y B), y se encomendaron a Dios.

    El Negus pregunt a afar (RA): Qu dicen de Jess?afar (RA) se incorpor confiado y dijo:

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    Decimos lo que nuestro Profeta nos ha enseado:...es Siervo y Mensajero de Dios, y su verbo, con el cual agraci a Mara, y un espritu que emana de

    l....El Negus, con agrado, crey y declar ciertas las palabras de afar (RA), expresando que esto era lo que el

    Mesas deca de s mismo. Sin embargo, los obispos no aprobaron lo que oan. El Negus, un creyente iluminado, se dirigi a los musulmanes diciendo: Podis iros. Estis protegidos en esta tierra. Quienquiera que os insulte u os haga dao, deber pagar por ello... Luego dijo a sus guardias, indicando a los quraishes: Devolvedles sus regalos, pues no los necesito... Por Dios que me ha agraciado bastante! No soy de los que aceptan sobornos... Los embajadores quraishes salieron derrotados y retornaron a Makka.

    Los musulmanes, liderados por afar (RA), aseguraron su vida en Abisinia, hasta que Dios les permiti volver con su Mensajero (P y B), sus familias y sus hogares.

    El Mensajero de Allah (P y B) estaba celebrando la victoria de Jaibar(1) cuando vio a afar Ibn Abi Tlib (RA) lle-gar de Abisinia junto con los dems emigrantes. El corazn del Mensajero (P y B) se llen de jbilo, le abraz y le dijo: No s porque causa alegrarme ms: Por la llegada de afar o por la victoria de Jaibar....

    El Mensajero (P y B) fue luego a Makka, a realizar la Umra (visita ritual), para retornar todos a Medina. afar (RA) qued maravillado al escuchar las noticias de sus hermanos Creyentes, quienes junto al Profeta (P y B), lu-charon en las batallas de Badr, Uhud y otras. Sus ojos lloraron por quienes fueron sinceros en su promesa a Dios y perdieron la vida como mrtires honorables. Su corazn lleno de una dulce esperanza por alcanzar el Paraso, esper el momento y la oportunidad para dar su vida por la causa de Dios.

    La batalla de Muta estaba a punto de empezar. Las banderas ondeaban en el horizonte, los nimos estaban tensos por empezar la batalla. afar (RA) vio en esta batalla la oportunidad de su vida; ya sea por lograr una gran victoria para la religin de Dios o por ganar una gloriosa muerte en la causa de Dios. Se haba presentado al Profeta (P y B) pidindole fervientemente un lugar en la batalla. afar (RA) saba que no sera un paseo ni una pequea escaramuza, sino que era un combate en gran escala de los que el Islam no haba enfrentado jams.

    (1) Jaibar, victoria contra los judos que habitaban en la ciudad del mismo nombre. Fue despus del ao seis de la Hgira.

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    Se encontraran con el ejrcito de un imperio prspero y grande que posea armas, soldados, experiencia y el dinero que ni los musulmanes ni los rabes podan tener. Pese a la gravedad de la situacin, afar (RA) estaba ansioso de participar, por ello fue nombrado uno de los Emires del ejrcito. Las desiguales fuerzas se encontra-ron en un da terrible, afar (RA) al ver al ejrcito bizantino, se sorprendi y no sin razn.

    Era la primera vez que los musulmanes estaban frente a un ejrcito tan numeroso (algunas fuentes expresa-ban que llegaban a doscientos mil guerreros), tan bien equipados, profesionales y disciplinados.

    afar (RA) estaba feliz de todos modos, sinti placer, porque percibi que, con la dignidad del creyente sin-cero y la confianza en Allah, los combatira de igual a igual.

    Antes de caer la bandera de la mano inerte del primer Emir, Zaid Ibn Hariza (RA), afar (RA) la tom en su diestra y comenz a luchar con increble valenta. Tena la audacia de los que no slo buscan la victoria sino que tambin desean la muerte como mrtires. Pronto se vio rodeado por los guerreros bizantinos. Al sentir que los movimientos de su caballo se obstruan, desmont y empez a golpear a los enemigos con una furia sin igual.

    Despus de matar a su propio caballo, pues un bizantino lo estaba montando, se lanz en medio de las com-pactas filas bizantinas, para combatir contra ellas. Saba que era la victoria o la muerte. Los enemigos lo rodea-ron nuevamente, en la frrea lucha, cortaron su brazo derecho, donde llevaba la bandera. Antes que el estan-darte cayese, lo sujet con el izquierdo, el cual no tard en ser cortado. Entonces abraz la bandera con sus muones. En ese instante, su preocupacin se centr en no dejar caer este precioso estandarte del Mensajero de Allah (P y B) mientras tuviese vida. Cuando cay inerte, sus brazos an sujetaban fuertemente la bandera. Abdullah Ibn Rauuaha (RA) la vio ondear y, con rapidez, se dirigi hasta ella para elevarla y llevarla con firmeza hacia su glorioso destino.

    De esta manera, afar (RA) escogi para s una de las ms gloriosas muertes que un hombre pudiera elegir, al encontrarse con su Seor, por su propia audacia y valenta. Allah el Sapientsimo comunic el destino de la batalla y de afar (RA) a Su Mensajero (P y B), quien a su vez, se resign a la voluntad de Allah y llor la partida de su primo y Compaero.

    Muhammad se dirigi a la casa de afar (RA), llam a sus hijos, los mir tiernamente y los bes mientras llo-raba.

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    Los humildes lloraron la muerte de afar (RA), ya que era conocido como el Padre de los pobres. Abu Huraira (RA) dijo: afar Ibn Abi Tlib era lo mejor para los pobres. S, fue el ms generoso con sus posesiones en vida, y cuando le lleg la hora, fue el ms generoso con su sacrificio.

    Abdullah Ibn Omar (RA) se lament: Encontramos en su cuerpo ms de noventa heridas de estocadas y fle-chas. Ms de noventa golpes de espada y lanza! Pero Acaso los que le mataron pudieron saciar su sed? Pu-dieron, acaso, ganar algo de su espritu y su glorioso destino? No. Sus espadas y lanzas fueron un puente por el cual el gran mrtir cruz para estar junto a Dios, El Clemente, El Supremo, en un lugar elevado.

    All estaba... en los eternos jardines del Paraso, llevando orgulloso las marcas y heridas de la batalla.El Profeta (P y B) dijo:Yo le he visto en el Paraso... tena dos alas, impregnadas de sangre y la parte delantera de su cuerpo, teida tam-

    bin.

    Dios bendiga a afar Ibn Abi Talib!

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    Hamza Ibn Abdel Muttalib

    El Len de Dios y Seor de los Mrtires

    Despus de un da lleno de actividad, duro trabajo, oracin y diversin, la ciudad de Makka reposaba en un profundo sueo.

    Los quraishes dorman profundamente en sus lechos, excepto una persona, que en ese momento aban-donaba el suyo, pues se acostaba temprano para luego levantarse con entusiasmo y acudir a su cita con Dios. Dedicaba parte de su tiempo en invocar a Dios y suplicarle continuamente... su esposa despertaba y le rogaba tener piedad consigo mismo y tomarse un merecido descanso. l responda con lgrimas que anticipaban sus palabras:

    Se ha terminado el tiempo de descanso, Jadiya!An no haba atrado la atencin de su tribu, pese a que algunos ya estaban al tanto de su secreta prdica.Hasta entonces, eran muy pocos los que haban aceptado su mensaje. Entre los que an no haban credo en

    l, haba quienes le tenan cario y respeto. Deseaban de todo corazn poder creerle y unirse a su prdica. So-lamente se lo prohiban las circunstancias, lo heredado, las presiones de las tradiciones ancestrales y esa indeci-sin entre el llamado del ocaso y el de un nuevo amanecer.

    Uno de esos indecisos era Hamza Ibn Abdel Muttalib (RA), to del Profeta (P y B) y su hermano de leche.Hamza conoca la grandeza y magnitud de su sobrino, por ello, estaba consciente de la veracidad de su men-

    saje y de todas sus caractersticas.Muhammad (P y B) no era slo su sobrino, era tambin un hermano y amigo... Ambos eran casi de la misma

    edad, jugaron, se criaron juntos y siguieron juntos paso a paso durante sus vidas.

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    Pero poco a poco tomaron rumbos distintos: Hamza empez a competir con los jvenes de su edad por gozar de la buena vida y por ganarse un puesto entre los nobles y seores de Makka. Muhammad (P y B), en cambio, se retrajo a la luz de su alma, la que lo ilumin hacia el camino de Dios; el llamado de su corazn lo llev lejos del bullicio de la vida diaria, hacia una profunda contemplacin y preparacin para el encuentro con la verdad.

    A pesar de tomar rumbos distintos, las virtudes de Muhammad (P y B) nunca escaparon a la atencin de su to y merecieron todo su respeto y el de los dems quraishes.

    Hamza sali aquella maana y, como de costumbre, se encontr con los nobles de Quraish ante la Kaaba... estos hablaban de Muhammad (P y B). Y por primera vez, Hamza (RA) not preocupacin en los nobles a causa del mensaje de su sobrino. En sus rostros se notaba enojo, envidia y amargura cuando lo mencionaban. Antes no se preocupaban por l. O sera que lo ocultaban? Ahora se vea en sus caras intensa preocupacin e impa-ciencia.

    Hamza (RA) se burl de sus temores... les acus de exagerar y de evaluar mal la situacin... Abu Yahl(1) asegur que Hamza saba la magnitud del peligro que significaba su sobrino y el mensaje que predicaba, pero que in-tentaba suavizar la situacin y dar tiempo al triunfo del Mensajero (P y B). Prosiguieron as, con gran alboroto y amenazas. Hamza (RA) sonrea a veces pero lo haca con cierta amargura. Y cuando se alejaron, qued solo con las nuevas ideas y conceptos que haba odo, y comenz a meditar profundamente sobre el asunto de su sobri-no.

    Con el pasar de los das, el murmullo de Quraish segua en aumento, hasta pasar a ser una clara provocacin. De lejos... Hamza vigilaba la situacin.

    La firmeza de su sobrino lo impresionaba... y su sacrificio por la fe y el Mensaje era algo novedoso para Qu-raish, a pesar de que la tribu era consciente del significado del sacrificio y de la firmeza.

    Pero la duda no podra alcanzar a Hamza (RA). l era quien mejor conoca a Muhammad, desde nio... hasta su honesta y sobria vida adulta. Llegaron casi juntos a este mundo, se haban criado juntos y juntos haban alcanza-

    (1) Su verdadero nombre era: Al-Hakam Ibn Hisham; el Profeta lo apod Abu Yahl, que significa Padre de la ignorancia, en vista de su terca y ciega resistencia al Islam. Era de sangre noble y muy poderoso entre la aristocracia de Makka.

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    do la madurez. La vida del Mensajero (P y B) era pura y transparente como los rayos del sol. Hamza no recordaba ningn episodio oscuro respecto a Muhammad; tampoco recordaba haberle visto furioso, desesperado, siendo injusto, o perdido sin rumbo.

    Hamza (RA) no solo era fuerte fsicamente, sino que gozaba de equilibrio mental y aguda razn. Sera na-tural seguir a un hombre conocido por su honestidad y su sinceridad... pensaba Hamza. Pronto se revelara la verdad.

    Y lleg el da...Hamza sali con su arco al desierto para practicar el deporte que tanto amaba y dominaba, la cacera.Pas el da cazando; al regresar fue, como de costumbre, hacia la Kaaba para girar alrededor de ella y luego

    ir a su hogar.Cerca de la Kaaba, alguien le dijo: Oh, padre de Umara! Si supieras lo que tu sobrino ha recibido de Al-

    Hakam Ibn Hisham... Lo encontr sentado y lo atac, lo insult y lo da en todas las formas imaginables.Hamza (RA) escuch atentamente, luego asegur su arco y se dirigi con pasos firmes a la Kaaba para en-

    contrar a Abu Yahl. Estaba decidido a darle su merecido. Lo encontr conversando con otros noble quraishes. Se acerc y framente le acert un fuerte golpe con el arco en la cabeza, hasta hacerla sangrar profusamente. Y antes que nadie pudiese reaccionar grit:

    Insultas a Muhammad siendo que soy de su religin y digo lo que l dice? Si puedes, responde a lo que te acabo de hacer.

    Todos olvidaron el golpe asestado a Abu Yahl, las palabras emitidas por Hamza (RA) fueron como un relm-pago, les anunciaba que perteneca a la religin de Muhammad (P y B).

    Hamza se convirti al Islam? El ms digno de los jvenes de Quraish? El indmito?La islamizacin de Hamza era una desgracia insoportable para Quraish. Tentara a muchos otros nobles, y Mu-

    hammad (P y B) encontrara quien le apoye y refuerce su posicin. Un da Quraish despertara por los golpes de quienes destruyen sus dolos y dioses!

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    Era la verdad: Hamza (RA) haba abrazado el Islam; declar pblicamente lo que esconda en su pecho, de-jando a los presentes asombrados. Hamza asegur su arco sobre su hombro y, tal como lleg, se march hacia su casa.

    Este valeroso guerrero tena un razonamiento agudo y una mente muy sagaz. Una vez en su hogar, pens en lo sucedido: Cmo y cundo haba declarado su Islam?

    Lo haba declarado en un lapso de vehemencia, nerviosismo y furia. Haba sentido pena por su sobrino, quien era oprimido por los quraishes sin tener ningn apoyo. Hamza (RA) se enfureci y quiso defender el honor de Bani Hashim, su clan; por eso haba herido a Abu Yahl en la cabeza y haba exclamado a todos su islamizacin. Pero... Acaso era este el mejor camino para abandonar la religin de sus padres y ancestros, la religin de siglos y siglos... Para adoptar un nuevo credo que an no probaba sus mandatos, del cual conoca muy poco?

    En verdad, Hamza (RA) no dudaba un instante de la sinceridad de su sobrino ni de la nobleza de sus inten-ciones. Pero... Poda recibir una religin con todas sus obligaciones y responsabilidades en un momento de ira como lo haba hecho?

    Respetaba de todo corazn la religin de su sobrino. Pero, si el destino le tena preparado ser uno de los se-guidores del Islam y su defensor, Cundo sera la ocasin adecuada para adoptarlo? En un momento de ira y vehemencia o despus de un lapso de meditacin y estudio?

    La rectitud y agudeza de su conciencia, obligaron a Hamza a someter todo el asunto a un nuevo estudio y una revisin detallada y minuciosa.

    Meditaba el asunto... Pasaron los das y su mente no conoca el sosiego y pasaron noches enteras sin poder conciliar el sueo.

    Cuando anhelamos conocer la verdad por medio del razonamiento, la duda se convierte en un medio para lograrlo. Hamza empez a usar la razn y la mente para analizar al Islam y establecer una comparacin entre la nueva religin y la antigua. En su mente afloraron dudas motivadas por la nostalgia y el apego a la religin de sus padres y ese miedo natural a todo lo nuevo.

    Sus recuerdos se concentraban en la Kaaba, sus dioses e dolos y las glorias que esos dioses labrados haban trado a Quraish y a Makka.

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    Apartarse de esta tradicin y esta religin de noble antigedad pareca un abismo difcil de salvar.Hamza (RA) se asombr de la facilidad con la cual haba abandonado la religin de sus ancestros... se lament

    de lo hecho... pero continu su anlisis. Lleg a la conclusin de que la mente no era suficiente... y se refugi en lo oculto con sinceridad y esperanza. Ante la Kaaba, dirigi sus plegarias devotamente hacia el cielo; pidi ayu-da a travs de toda luz y fuerza existente en el universo. Tal vez as llegase la gua hacia el sendero recto...

    Hamza relatara esto, despus, con sus propias palabras: Fui a la Kaaba y rogu a Dios que me gue hacia la verdad y aleje toda duda de m... Dios me escuch y lleno mi corazn con certeza.

    Me dirig al Mensajero de Dios (P y B) y le coment el asunto. l invoc a Dios para darle a mi corazn firmeza en el Islam.

    Y as acepto Hamza el Islam con total conviccin.Dios fortaleci al Islam a travs de Hamza (RA). Este se erigi como un gigante en defensa del Profeta (P y B)

    y los musulmanes oprimidos.Abu Yahl, al ver a Hamza entre las filas de los musulmanes, dedujo que se haba declarado la guerra y comen-

    z a incitar a los quraishes para atacar al Profeta (P y B) y a sus seguidores. Al mismo tiempo inici la preparacin de una guerra civil a fin de satisfacer su ira y envidia.

    Aunque Hamza no poda evitar todo dao contra los musulmanes, su conversin fue como una coraza para los Creyentes; y fue, a la vez, aliento para mucha gente que entraba en el Islam. l y Omar Ibn Al-Jattab (RA) hi-cieron que muchas tribus entraran en el Islam con su conversin. Por la fuerza y dedicacin sincera que Hamza puso en su fe, el Profeta (P y B) lo llam: El Len de Dios y de Su Profeta.

    Hamza fue el Emir de los musulmanes en la primera batalla que enfrentaron los Creyentes contra los idlatras. Recibi el primer estandarte que el Mensajero (P y B) entreg a sus generales. Y all estuvo El Len de Dios y de Su Profeta, en Badr, devastando las filas de los idlatras.

    Los restos del derrotado ejrcito quraish retornaron de Badr a Makka en un estado lamentable. Abu Sufyn retorn con el corazn derrotado. Haban dejado el campo de batalla plagado de cadveres quraishes. La gente ms noble y poderosa haba cado: Abu Yahl, Utba Ibn Rabia, Shaiba Ibn Rabia, Umaia Ibn Jalaf y muchos otros de lo mejor de la aristocracia de Quraish yacan en Badr.

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    Quraish no iba a dejar la situacin as... Comenzaron a preparar la venganza; reunan fuerzas y recordaban la derrota para darse valor en la venganza de su honor y sus muertos.

    Quraish insista en la guerra. Y as lleg la batalla de Uhud.Todo Quraish y sus aliados rabes salieron a combatir en esa batalla bajo el mando de Abu Sufyn. Los idla-

    tras tenan como objetivo eliminar a dos hombres: El Mensajero de Dios (P y B) y Hamza (RA).Los quraishes tenan un plan para eliminar a Hamza; antes de salir eligieron al hombre encargado de hacer-

    lo. Era un esclavo abisinio de una habilidad sobrenatural con la lanza. Su misin sera seguir a Hamza durante la batalla, no quitar de l la vista. Pasare lo que pasare, deba matar a Hamza. Le prometieron un magnfico premio si lo haca, lo haran libre. Su nombre era Uahshi, el salvaje.

    Lo enviaron con Hind bint Utba para animarlo ms e inducirlo hacia su macabra misin. Hind haba perdido a su padre, su to, su hermano y su hijo en la batalla de Badr. Se le haba dicho que Hamza (RA) fue el culpable. Por ello, entre todos los quraishes, Hind era la que ms deseaba acabar con Hamza y vengarse de l. Pagara cualquier precio por la cabeza del guerrero.

    Hind pas das alimentando el odio y la codicia de Uahshi para no fallar en su misin; lleg a ofrecerle todas sus joyas si asesinaba a Hamza. Todas las joyas de Hind, la esposa del jefe de Quraish! Esperaba impaciente la batalla que lo hara libre por fin y, adems, inmensamente rico. As era la conspiracin que rodeaba y cercaba al noble guerrero, Hamza, El Len de Dios.

    Al comenzar la batalla, ambos ejrcitos se enfrentaron con violencia en las afueras de Medina. Hamza se en-contraba entre ellos. Llevaba puesta su armadura completa y adornaba su pecho con la blanca pluma de un avestruz, como era su costumbre en las batallas.

    Su habilidad natural para el combate le haca causar estragos entre los idlatras.Los musulmanes estuvieron a punto de ganar la batalla, los quraishes ya se retiraban con estupor; sin embar-

    go, algo fall... los arqueros apostados en la montaa para proteger la retaguardia del ejrcito musulmn baja-ron en tropel para recoger el casi asegurado botn, desobedeciendo as la orden del Profeta (P y B), de cuidar esa retaguardia hasta el final. La ocasin fue aprovechada por los osados jinetes de Quraish para lanzar un ataque sobre los musulmanes por detrs y abrir una gran brecha en sus filas. Los musulmanes empezaron a reagrupar-

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    se, pero ya era tarde; algunos hasta haban dejado sus armas en el suelo al ver la batalla ganada. Y la sorpresa fue dura y violenta.

    Hamza (RA), al ver tal desastre, duplic sus esfuerzos y empez a golpear a diestra y siniestra con su espada. Mientras tanto, Uahshi lo segua paso a paso, esperando el momento adecuado para eliminarlo.

    Pero dejemos que el propio Uahshi nos describa lo sucedido:Soy de Abisinia... arrojo la lanza al modo de los de Abisinia, raramente fallo. Al enfrentarse los ejrcitos, sal a

    vigilar a Hamza de cerca. Lo vi entre los guerreros, derribaba violentamente a los hombres con su espada, nada se pona en su camino. Por Dios que estaba listo para tirarle y matarle; me ocult detrs de un rbol esperando una oportunidad, pero Sibau Ibn Abdel Uzza se me adelant y Hamza se encarg de acabarlo de una estoca-da...

    Entonces balance mi lanza, al encontrar el ngulo correcto la arroj, le acert en su vientre y lo atraves con ella... se levant hacia m pero no pudo avanzar y cay muerto...

    Me acerqu a l y tom mi jabalina. Luego volv al campamento, no tena ms que hacer, lo haba matado para obtener mi libertad.

    Cuando volvimos a Makka me liberaron y all me qued hasta que el Profeta (P y B) entr triunfante y la liber. Ese da hu hacia la cercana Taif...

    Cuando la gente de Taif se dirigi al Mensajero de Dios (P y B) para entregarse no supe que hacer. Ir a Sham o al Yemen era mi dilema. Por Dios, estando yo en esta encrucijada, un hombre se me acerc y dijo: Qu te suce-de? El Profeta de Dios no mata a nadie que entra en su religin...

    As fue que llegu a Medina, y me present ante el Mensajero (P y B) y declar el testimonio de la verdad. Al verme, dijo:

    T eres Uahshi?Respond: S, Profeta de Dios. Me dijo:Cuntame cmo mataste a Hamza. Y as lo hice; al terminar mi relato me dijo: Guay de ti! Aljate de mi vista!

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    Desde entonces hice lo posible por no cruzarme en su camino, para que no me viese hasta el da de su muerte.

    Cuando los musulmanes salieron a enfrentar a Musailama Al-Kaddhb(1) de Al-Iamama, sal con ellos. Llev la jabalina con la que haba matado a Hamza. Al enfrentarse los ejrcitos vi a Musailama Al-Kaddhb ubicarse blandiendo su espada; me prepar para lanzar, balanceando mi jabalina, al ver el ngulo adecuado la arroj y le acert de pleno...

    Luego pens:Si mat con esta jabalina a la mejor persona, que era Hamza... ruego a Dios que me perdone al matar con la

    misma a la peor persona: Musailama el mentiroso.Y esta es la historia de la muerte de El Len de Dios y de Su Profeta, un mrtir glorioso.Su vida impresion e impact a su generacin, tambin lo hizo su muerte. A sus enemigos no les bast con

    asesinarlo, despus de alistar todos aquellos guerreros para acabar con l y con el Profeta (P y B).Hind bint Utba mand a Uahshi extirparle el hgado a Hamza y trarselo. Uahshi no demor mucho en satis-

    facer su demencial deseo. Mientras le alcanzaba el hgado con la diestra, reciba las joyas de Hind, su recompen-sa, con la izquierda.

    Hind, hija de Utba, aquel que muri en manos de los musulmanes en Badr, y esposa de Abu Sufyn, jefe de los paganos e idlatras rabes, mordi el hgado de Hamza y lo mastic, como forma de saciar su venganza.

    Cuando acab la batalla, los idlatras volvieron a Makka. El Profeta (P y B) baj junto a sus compaeros hasta el campo de batalla para ver a los mrtires.

    All estaba, al fondo del valle, viendo los rostros de sus Compaeros, que haban cado por la causa de Dios, los que haban hecho un pacto con Allah y recibiran una gran recompensa. De pronto, se detuvo, mir, call y apret los dientes, cerrando sus prpados ante el horror.

    (1) Este fue un hombre de Banu Hanifa, que aleg ser un profeta y se puso frente a un gran ejrcito para acabar con los musulmanes en poca del Califa Abu Bakr. Muri en la Batalla del huerto. Le apodaron Musailama, el mentiroso de Iamama.

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    Nunca pens que la crueldad natural del ser humano llegara a esta brutalidad horrible, descuartizando el cadver de un hombre cado en batalla, como lo hecho con su to Hamza Ibn Abdel Muttalib (RA), El Len de Dios... y el Seor de los Mrtires.

    El Profeta (P y B) abri sus ojos brillantes y los dirigi nuevamente hacia el cadver de su to horriblemente despedazado y dijo:

    Jams me ocurrir una desgracia igual... nunca estuve ante una situacin que me enfurezca tanto como esta.Mir a sus Sahabas y dijo:Si no se apenase Safa, hermana de Hamza, y no llegase a ser tomada como una tradicin despus de m, lo deja-

    ra para que quede en los vientres de las fieras y los buitres... Cuando Dios me d la victoria sobre Quraish, donde sea, Me cobrar la vida de treinta de sus hombres!

    Los Compaeros del Profeta gritaban, a su vez: Por Dios! Si por su ayuda logramos vencerlos, aunque sea una vez en la vida, nos cobraremos de un modo que jams lo hizo rabe alguno!

    Pero Allah no solo agraci a Hamza (RA) con hacerlo mrtir, tambin hizo de l una oportunidad para ensear al mundo que la justicia debe prevalecer y que la misericordia es un deber y una obligacin en cualquier casti-go o talin.

    Ni bien termin su amenaza, el Profeta (P y B) recibi la siguiente revelacin en el mismo campo de batalla, ante el destrozado cadver de su to.

    Dios dijo:Invita a los humanos a la senda de tu Seor, con prudencia y con bella exhortacin; reftales de la ma-

    nera ms benevolente; porque tu Seor es el ms conocedor de quien se desva de Su senda, as como tambin es el ms conocedor de los encaminados.

    Cuando castiguis, hacedlo del mismo modo que fuisteis castigados, pero si perseveris, ello ser pre-ferible para los perseverantes.

    S constante, porque tu perseverancia slo ser con la ayuda de Dios; no te apenes por ellos, ni te an-gusties por sus acechanzas;

    Porque Dios est con los piadosos, que son benefactores. (16:125 a 128)

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    La revelacin de estos versculos, en ocasin de su martirio, fue el mejor homenaje que Hamza obtuvo de Dios como recompensa.

    El Profeta (P y B) decidi que, en esos momentos, la mejor despedida para Hamza era orar por el descanso de su alma tantas veces como mrtires hubo en la batalla.

    De este modo, el cadver del guerrero fue llevado hasta el lugar donde se realizaba la oracin por los mrti-res cados. All, en ese campo de batalla, que fue testigo de su herosmo y le vio caer ensangrentado, el Profeta (P y B) y sus Compaeros, oraron por Hamza. Luego, trajeron otro mrtir y el Profeta (P y B) or por los dos, lue-go se lo llevaron, dejando a Hamza (RA) en su mismo lugar. Trajeron a un tercero, lo pusieron tambin al lado de Hamza (RA) y el Profeta (P y B) rez por ambos. Y as se hizo con todos los mrtires. El Mensajero (P y B) rez setenta veces por su to en ese da.

    Cuando los soldados volvan a Medina vieron a las mujeres llorar por sus mrtires. El Profeta (P y B), con tris-teza, dijo:

    Nadie llore por Hamza!Said Ibn Muadh, con intencin de satisfacer al Profeta, dijo a unas mujeres que lloren por Hamza y ellas lo

    hicieron. El Profeta (P y B), apenas escuch sus llantos y lamentos, sali y les dijo:No era esa mi intencin. Volveos y que Dios se apiade de vosotras. Desde hoy, no habr ms llanto.Muchos de los Sahabas dedicaron a Hamza (RA) elogios; sin embargo, el mejor elogio fueron las palabras del

    Profeta ante su cadver quin dijo:Que la misericordia de Dios te alcance, ya que t fuiste, segn s, bueno y generoso con los parientes y un gran

    benefactor...La pena que el Profeta (P y B) senta por la partida de su to era muy grande... consolarlo en ese momento era

    algo muy difcil. Sin embargo, el destino guardaba para el Mensajero de Dios (P y B) el mejor consuelo...Al regresar a su casa despus de la batalla, el Profeta (P y B) pas frente a una mujer cuyo padre, esposo e

    hijo haban cado en dicha batalla. Al ver a los soldados musulmanes retornar, fue a preguntarles sobre sus fa-miliares. Le comunicaron la noticia de la muerte de su padre, de su esposo y su hijo. Ella, sin embargo, pregun-

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    t ansiosamente: Y cmo est el Mensajero de Dios? Le dijeron: Bien, como es tu deseo, gracias a Dios. Dijo: Mustrenmelo para verlo.

    Los hombres se quedaron junto a ella hasta que el Profeta (P y B) se acerc. Al verlo, le dijo: Cualquier prdi-da, aparte de ti, es algo fcil.

    Esa escena fue un verdadero consuelo. El Mensajero sonri levemente ante tanta generosidad, obediencia y absoluto apoyo.

    Las palabras de esta pobre mujer que, despus de or semejante noticia que derrumbara montaas, pregun-t por el Profeta (P y B), fueron el mejor consuelo que el destino pudo dar al Profeta (P y B) por la prdida de El Len de Dios y el Seor de los Mrtires.

    Que Dios bendiga a Hamza!

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    Asm bint Abi Bakr

    Vivi Asm, hasta los cien aos, con plena lucidez

    La biografa de esta Compaera del Mensajero de Allah (P y B), es la de una mujer perteneciente a una de las familias ms importantes del Islam. Su padre, su abuelo, su hermana, su esposo, y su hijo, eran Sahabas. Esto se-ra suficiente para conferirle honor a cualquiera. Su padre era Abu Bakr As-Siddq (RA), amigo del Mensajero de Allah (P y B) y su sucesor (Califa), como lder de la comunidad, tras su muerte. Su abuelo fue Abu Atiq, el padre de Abu Bakr, su hermana fue Aisha (RA), la Madre de los Creyentes, su esposo Az-Zubeir (RA), discpulo del Pro-feta (P y B), y su hijo fue Abdullah Ibn Az-Zubeir, que Allah se complazca de todos ellos.

    Esta era la familia de Asm bint Abi Bakr (RA), una de las primeras mujeres en abrazar el Islam. Solo diecisiete hombres y mujeres abrazaron el Islam antes que ella.

    La apodaron La de las dos cintos, por lo sucedido el da en que el Mensajero de Dios (P y B) y su padre, Abu Bakr (RA), emigraron de Makka a Medina. Asm (RA) prepar un saco de comida para el viaje, y una vasija conte-niendo agua, pero al no encontrar con que atar las bolsas para que fuesen fciles de transportar, se quit su cin-to, y lo cort en dos; con una parte at el saco de comida y con la otra la vasija con agua. El Profeta (P y B) rog a Allah que la recompensara con dos cintos en el Paraso. Desde ese momento se la apod Dhat al-Nitakayn, La de los dos cintos.

    Se cas con Az-Zubeir Ibn Al-Awwm, un joven de escasos recursos, que no tena empleados que lo ayu-dasen con la casa, ni dinero para llevar una vida ms cmoda. Su nica posesin era una yegua. Asm era una esposa virtuosa y confiable, se ocupaba de las tareas de la casa, incluso ella misma sacaba a pastar al animal y recolectaba y preparaba el forraje. Hasta que, Allah cambi la situacin de Az-Zubeir, y se convirti en uno de los Compaeros ms ricos.

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    Cuando Asm tuvo la oportunidad de emigrar de Makka a Medina y de practicar su religin en libertad bajo la gua del Mensajero de Allah (P y B), estaba embarazada y en fecha de parto. Esto no la detuvo de emprender ese penoso y largo camino. Tan pronto lleg a Qub (una aldea en los alrededores de Medina) dio a luz a un nio, llamado Abdullah Ibn Az-Zubeir. Los musulmanes se alegraron y festejaron, ya que ste era el primer nio nacido de entre los musulmanes emigrados a Medina.

    Asm se apresur en llevar al pequeo ante el Mensajero de Allah (P y B), quien lo tom en sus brazos, frot la boca del nio con un bocado de dtil que l haba masticado antes, luego pidi a Allah que bendiga al peque-o. Es de destacar que lo primero en entrar en la boca de este nio, fue ese jugo de dtil de la boca del Profeta (P y B).

    Pocas personas tenan la calidad de carcter que distingua a Asm (RA), ya que ella era virtuosa y generosa.Su generosidad era proverbial, y se relata que su hijo, Abdullah, dijo de ella:Nunca vi mujeres ms generosas que mi ta Aisha y su hermana Asm, mi madre. Sin embargo, la forma en

    que expresaban su generosidad difera. Mi ta ahorraba, hasta tener suficiente para repartir entre los pobres. En cambio, mi madre, nunca ahorraba nada, ni siquiera para el da siguiente.

    Asm era una mujer, que an en las situaciones ms difciles saba desenvolverse. Cuando su padre, Abu Bakr, dej Makka, en compaa del Profeta (P y B) para emprender el trayecto de Makka a Medina, llev consigo todo su dinero. Sumaba 6000 dirhames, sin dejar nada en su casa. Su padre, Abu Quhafah, permaneca incrdulo por aquel entonces. Al enterarse que su hijo haba abandonado Makka, fue a su casa y dijo a su nieta Asm:

    Puedo jurar que no solo te ha afligido al abandonarte, sino que tambin lo ha hecho al llevarse su riqueza.No abuelo respondi Asm nos ha dejado mucho.Y llen con piedras el recipiente donde Abu Bakr (RA) acostumbraba ocultar su dinero y lo cubri con una

    tela. Luego, condujo a su ciego abuelo de la mano y le dijo:Toca abuelo, cuanta plata nos ha dejado. l toc con su mano y dijo:Veo que no hay de que preocuparse. Si ha dejado tanto, entonces est bien.

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    Asm hizo esto para darle seguridad al anciano, para que l no sintiese la obligacin de darles nada. Ella odia-ba deberle favores a un incrdulo, aunque fuese su abuelo.

    An as, si fuese olvidado todo lo que se conoci de Asm (RA), por la historia, su ltimo encuentro con su hijo Abdullah, fue inolvidable, debido al coraje, decisin y a la inmutable fe, que demostr en tal situacin.

    La historia es la siguiente:Luego de la muerte del Califa Iazid Ibn Muawiah (RA), todo el Hiyaz (zona comprendida entre Makka y Me-

    dina), Egipto, Khurasan y la mayora de Siria, haban jurado lealtad a su hijo Abdullah Ibn Az-Zubeir (RA), como nuevo Califa. Pero el clan de los Banu Umayya (Omeyas), haba formado un ejrcito enorme bajo el mando de Al-Hayyay Ibn Yusuf Az-Zaqafi para hacer frente a Abdullah. Sucedindose entre los dos grupos graves enfrenta-mientos. Abdullah Ibn Az-Zubeir (RA) haba demostrado su valor y dignidad como lder en el campo de batalla, pero sus seguidores lo fueron abandonando gradualmente, a medida que la guerra continuaba. Los que perma-necieron con l, se refugiaron en Makka, bajo la proteccin de la Kaaba.

    Horas antes de su muerte, Abdullah (RA) dej la batalla, para visitar a su madre, centenaria, ciega y dbil.Al verla le dijo:La paz, la misericordia y las bendiciones de Allah sean contigo, madre.Y contigo sea la paz, Abdullah. Qu te trae aqu en este momento, en que las piedras de las catapultas de

    Al-Hayyay estn cayendo sobre tus soldados en la zona de la mezquita sagrada y sacudiendo todas las casas de Makka?

    Vengo a solicitar tu consejo, respondi. Mi consejo!, sobre qu asunto?Todos me han retirado su apoyo por temor a Al-Hayyay o con la esperanza de compartir con l su poder y su

    riqueza. Hasta mis propios parientes e hijos me han abandonado. Slo unos pocos hombres permanecen con-migo, pero no importa qu tan decididos estn, slo podrn mantenerse en la lucha por una o dos horas ms. Los mensajeros de Bani Umayya estn prometiendo darme lo que les pida, si yo depongo las armas y juro leal-tad a Abdul Malik Ibn Marwan como nuevo Califa. Qu opinas de ello?

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    Su voz tom fuerza, y dijo:Esto es asunto tuyo, Abdullah, y eres t quin mejor debe saber qu hacer... Si ests seguro de obrar correc-

    tamente, y que invitas hacia la verdad, s perseverante y valiente, igual que los que te apoyaban y murieron por tu causa. Pero si solo persigues una gloria terrenal, acabars con tus hombres y contigo mismo.

    Pero voy a morir hoy, de cualquier modo, dijo.Es mejor morir de sta forma, que entregarte voluntariamente a Al-Hayyay para ser decapitado. Tu cabeza

    terminar rodando frente a los esclavos de Bani Umayya.No tengo miedo a morir, pero la idea de ser mutilado me horroriza, dijo Abdullah (RA).Una vez muerto le respondi su madre no tendr importancia. Una oveja, una vez sacrificada, no siente

    el dolor de ser despellejada.Abdullah (RA) pareca fortalecido por sus palabras, sonri diciendo:Que bendita eres, Oh Madre! Tienes tantas bendiciones, virtudes y cualidades. En realidad solo vine, porque

    necesitaba escuchar esto de ti. Allah bien sabe, nunca perd el coraje ni la fuerza, y l es mi testigo de que no he hecho esto persiguiendo poder o riquezas materiales. Sino, como un celoso protector de todo lo que Dios hizo sagrado. Me dirigir a un destino que t has consentido, as cuando muera, no te afligirs por m. Deja que Allah te compense por lo que puedas perder.

    Me afligira por ti, slo si murieses por vanidad, respondi ella.Debes encontrar tranquilidad en el hecho de que tu hijo nunca cometi a sabiendas, un acto inmoral o de

    libertinaje, nunca ha desobedecido las leyes de Allah, nunca traicion la confianza, nunca oprimi a un musul-mn ni a nadie que no lo fuera, y siempre ha elegido lo que ms complace a Allah. No digo esto para alabarme, ya que Allah sabe de mis actos, y que lo digo para consolarte.

    Alabado sea Allah, quien te ha hecho complaciente para l y para m. Acrcate a m, hijo mo, para que pueda tocarte y olerte por una ltima vez, dijo.

    Abdullah (RA) se inclin sobre ella, besando sus manos y los pies, mientras ella, busc su cabeza con sus ma-nos, oliendo su pelo, besndolo y acaricindolo, le dijo:

    Qu es lo que tienes puesto, Abdullah?

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    Mi armadura, respondi.Esta no es la vestimenta adecuada, para quin desea caer por la causa de Allah, objet.Solo me la puse para darte seguridad, para que no te preocupes por m, explic.Qutatela dijo Asm (RA) eso te har ms valiente y ms digno. Mejor, viste pantalones largos, pues si

    caes abatido, no permanecers en el suelo, mostrando tus partes pudendas.Abdullah satisfizo el pedido de su madre, quitndose la armadura y vistindose los pantalones. Luego se di-

    rigi a la zona de la Kaaba para finalizar la batalla, diciendo:No dejes de orar por m, madre.Ella elev sus manos al cielo diciendo:Oh Allah! Ten misericordia por quien pasaba las noches alabndote, con sus ojos colmados de lgrimas,

    cuando todos los dems dorman. Ten misericordia de quien, soport hambre y sed, bajo el calor de Makka y Medina, cuando ayunaba. Y ten misericordia de l por su consideracin para con su padre y su madre. Oh Allah! Te lo entrego a ti, y estoy complacida con lo que decretes. Concdeme la recompensa de los que son pacien-tes.

    Para el anochecer, Abdullah Ibn Az-Zubeir (RA) haba encontrado su muerte. Antes de los veinte das, su ma-dre Asm bint Abi Bakr (RA) se reunira con l. Ella tena cien aos, y total lucidez cuando muri.

    Dios bendiga a Asm bint Abi Bakr!

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    Abdurrahmn Ibn Auf

    Que Allah bendiga cunto das y bendiga cunto guardas

    Nos referimos a uno de los primeros musulmanes y uno de los diez albriciados con el Paraso; uno de los seis que formaron el consejo para elegir al Califa despus de Omar Ibn Al-Jattab y uno de los que podan emitir ve-redictos legales (Fatwas) en Medina, en vida del propio Profeta (P y B).

    Antes del Islam, se llamaba Abd Amr (Siervo de Amr), ya musulmn, el Profeta (P y B) lo llam: Abdurrahmn, siervo del Misericordioso.

    Abdurrahmn Ibn Auf abraz el Islam antes de comenzar el Profeta (P y B) las reuniones en Dar Al-Arqam (La casa de Al-Arqam); y dos das despus de convertirse al Islam, Abu Bakr As-Siddiq.

    Por la causa de Allah fue perseguido, como todos los musulmanes al principio, pero Abdurrahmn (RA) per-sever, al igual que los dems, y se mantuvo firme y fiel a su Seor. Despus de un tiempo emigr a Abisinia (Etiopa) con otros musulmanes para poder profesar su religin en paz y libremente.

    Cuando Allah permiti que los musulmanes emigrasen a Medina, Abdurrahmn fue de los primeros en dejar su tierra por Allah y Su Mensajero.

    Una vez que llegaron los emigrantes a Medina, el Profeta (P y B) comenz a hermanarlos con los Ansr(1). De esta manera, herman a Abdurrahmn Ibn Auf y Sad Ibn Al Rabi Al Ansr (RA).

    Sad, dijo a su nuevo hermano: Soy de los ms ricos de Medina; tengo dos huertos, dime cul de los dos te gusta y te dar sus frutos...

    (1) Los Ansr: Los auxiliadores, son los habitantes de Medina, que auxiliaron y dieron refugio al Profeta y a sus seguidores de la cruenta persecucin que sufran a manos de los idlatras de Makka.

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    Abdurrahmn respondi a su hermano: Que Allah te bendiga a travs de tu propiedad y tu familia...! Es me-jor que me gues hasta el mercado.

    Y as lo hizo Sad (RA), Abdurrahmn comenz a comerciar; compraba y venda, ganaba y ahorraba, hasta jun-tar suficiente dinero para casarse. As lleg al Profeta (P y B); perfumado y con aires festivos.

    Dijo: Me he casado.... El Profeta (P y B) respondi:Qu le diste a tu esposa como dote?Dijo: Le di algunos gramos de oro. El Profeta (P y B) aadi: Festjalo... Que Allah bendiga tus bienes.Desde ese momento se abrieron todas las puertas con tanta facilidad, que hasta llegu a pensar que si levan-

    taba una piedra encontrara debajo de ella, oro o plata, coment Abdurrahmn.En la clebre batalla de Badr, Abdurrahmn combati con todas sus fuerzas y mat a Umair Ibn Ozmn, uno

    de los enemigos del Islam.Luego en la derrota de Uhud, Abdurrahmn se mantuvo firme cuando flaquearon los dems; resisti valien-

    temente mientras la gente hua despavorida. Esta batalla dej en su cuerpo ms de veinte heridas.No se destac en los combates, tanto como lo hizo en la caridad y en el esfuerzo econmico por la causa de

    Allah. En una ocasin, el Profeta (P y B) se aprestaba a enviar una expedicin militar; frente a los Sahabas les dijo:

    Tendris que donar algo para esta expedicin.Abdurrahmn fue rpidamente a su casa y volvi con la misma rapidez. Luego dijo al Profeta (P y B): Oh

    Mensajero de Allah! De estos bienes, sern la mitad para este ejrcito y la otra mitad para mi familia.El Profeta (P y B) le dijo:Que Allah bendiga cunto das y bendiga cunto guardas...Cuando el Profeta de Allah decidi lanzar un ataque sobre la ciudad de Tabuk(1), su ltima expedicin, necesi-

    t mucho dinero y soldados. Enfrentara al famoso ejrcito bizantino, mucho ms numeroso y mejor equipado

    (1) Tabuk, una ciudad al noroeste de la pennsula arbiga, cerca de Jordania. Estaba en manos de los bizantinos en esa poca.

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    que el islmico. Complic esta situacin una terrible sequa producida ese ao en Medina, ese viaje sera duro y largo; contaban con pocas provisiones y el principal problema era la falta de caballos y camellos para transpor-tar a los soldados. Un grupo de Creyentes pidi al Profeta (P y B) que les permita marchar con el ejrcito, a pesar de su voluntad tuvo que rechazarlos, pues no tena en qu transportarlos. Este ejrcito fue llamado El ejrcito de las dificultades.

    Ante esta situacin, el Profeta (P y B) pidi a los Sahabas que donasen algo de sus bienes por la causa de Allah, recordndoles que la recompensa del Todopoderoso sera magnfica. Los musulmanes se apresuraron a presentar sus donaciones, encontrndose Abdurrahmn Ibn Auf (RA), entre los primeros, quien don 200 pie-zas de oro. Al ver esto, Omar Ibn Al-Jattab dijo al Profeta (P y B): Pienso que Abdurrahmn est cometiendo un pecado, pues no est dejando nada para su familia.... El Profeta (P y B) dijo entonces a Abdurrahmn:

    Habrs dejado algo para sostener a tu familia?Este respondi: Si, les he dejado algo mucho mayor y ms valioso que lo que he donado.Cunto?, pregunt el Profeta (P y B).Abdurrahmn respondi: Las recompensas y bendiciones que Allah y Su Mensajero nos han prometido.El ejrcito avanz hasta Tabuk... Y fue precisamente all que Allah distingui a Abdurrahmn (RA) con algo

    que ningn musulmn haba gozado. La hora del Salat (oracin) haba llegado, el Profeta (P y B) estaba ausente. Abdurrahmn fue elegido Imam para dirigir la oracin comunitaria.

    Cuando estaban por completar la primera raka, el Profeta (P y B) se present y se uni a la oracin dirigida por Abdurrahmn (RA).

    Habr una distincin mayor y un honor ms grande que el haber sido Imam del ms noble entre las criatu-ras?

    Despus del fallecimiento del Mensajero (P y B), Abdurrahmn Ibn Auf (RA), se encarg de asistir a las Madres de los Creyentes (las viudas del Profeta). Traa cuanto necesitaban, las acompaaba en la peregrinacin y se en-cargaba de preparar el transporte que las llevara.

    Esto significaba un honor para Abdurrahmn y era algo muy loable de su parte. Adems de la confianza dis-pensada por las Madres de los Creyentes, era para l, suficiente motivo de orgullo y alegra.

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    Era tanto el cario que Abdurrahmn (RA) senta por las Madres de los Creyentes, que al vender una parcela de tierra por 40.000 dinares, el dinero obtenido lo distribuy entre la tribu de Bani Zuhra, los pobres, los emi-grantes y las viudas del Profeta (P y B). Cuando Aisha (RA), Madre de los Creyentes, recibi su parte del dinero dijo: Quin lo enva? Le informaron: Abdurrahmn, contest ella:

    El Profeta (P y B) nos dijo: Slo los pacientes y perseverantes os tratarn con bondad despus de mi muerte.La plegaria del Profeta (P y B) a favor de Abdurrahmn (RA) lo acompa durante toda su vida y la bendicin

    de Allah lo cobij siempre. Lleg a convertirse en el ms rico de los Sahabas con sus bienes y propiedades. Sus caravanas entraban y salan constantemente de Medina, portaban trigo, granos, vestidos, harina, utensilios, per-fumes y muchas otras cosas para los habitantes. A la vez, estas caravanas sacaban la produccin excedente de Medina y la vendan en otras regiones.

    En una ocasin, a la entrada de Medina, una caravana de Abdurrahmn compuesta por setecientos animales cargados de productos, hicieron estremecer la ciudad. Se escuchaba un tremendo bullicio debido al ruido pro-ducido por los animales y sus cargas. Aisha (RA) pregunt: Qu es todo esto?

    Le respondieron: Es la caravana de Abdurrahmn... setecientos camellos cargando trigo y otros tipos de ali-mentos para la gente de Medina.

    Aisha (RA) dijo entonces: Que Allah lo bendiga por todo lo que dio en esta vida y, ciertamente, la recompen-sa en la otra vida ser mayor. Yo o al Mensajero de Allah decir:

    Abdurrahmn entrar en el paraso.Rpidamente, quien escuch las palabras de Aisha (RA), las transmiti a Abdurrahmn y lo felicit por lo di-

    cho por sta.Este se present con toda prisa ante Aisha y le pregunt: En verdad oste eso del Mensajero de Allah

    (P y B)?Ella respondi: As es.S testigo Oh Madre de los Creyentes! Toda esta caravana, con su carga, sus equipos y sus jinetes Todo lo

    donar por la causa de Allah!

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    Desde aquel da feliz, en que Abdurrahmn (RA) supo que entrara en el Paraso, aument sus esfuerzos por ganar dinero y donarlo a los necesitados.

    Empez a dar en pblico y en secreto. Don 40.000 dirhames de plata; luego los acompa con 40.000 dina-res de oro. En otra ocasin don 200 piezas de oro por la causa de Allah.

    Don tambin 500 monturas equipadas para transportar a 500 muyahidines en la causa de Allah, y en otra oportunidad don 1.500. Y cuando estuvo en su lecho de muerte, mand liberar a decenas de esclavos.

    En su testamento, encomend que se repartiera de su fortun