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Barroco musical en los Andes Siglos XVI-XVII-XVIII
Henrique Urbano
Introduccin
En los ltimos aos se editaron algunos estudios importantes sobre msica barroca latinoamericana1. Algunos de ellos son de acceso difcil. El libro de Alain Pacquier y los discos compactos con sus comentarios y notas histricas de la coleccin Chemins du baroque son una excelente ocasin para iniciarse en el mundo an poco conocido de la msica barroca en Amrica Latina y en los Andes. Har de todo ello una breve nota de lectura.
l. Alain Pacquier y las investigaciones musicales sobre el barroco latino-americano
Alain Pacquier, Les chemins du baroque dans le Nouveau Monde. De la Terre de Feu a l 'embouchure du Saint-Laurent (Chemins de la musique), Fayard, Paris,1996, 392 p.
El libro de Pacquier abre una puerta que proyecta sobre el espacio de la produccin musical andina y latinoamericana, en general, nuevas luces y abre muchas posibilidades de investigacin. El proyecto es grandioso. Abarca toda la msica barroca desde Nueva Espaa
Juan Carlos Estenssoro, Msica y sociedad coloniales, Lima /680-1830, Colmillo Blanco, Lima, 1990; Carlos Seoane y Andrs Eichmann, Lrica colonial boliviana , Quipus, La Paz, 1993. Luis Szarn, Msica en las reducciones jesuticas, Asuncin, 1996.
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(1523), subiendo hasta las tierras fras del norte, Nueva Francia, y alcanzando las experien-cias musicales barrocas de los jesuitas de las misiones del Paraguay y el altiplano andino. Y va acompaado de una discografa importante y nica a que luego har referencia. Todas las expresiones seleccionadas por Pacquier y ejemplificadas en la coleccin de discos compac-tos que sirven de material a su estudio se enmarcan en el cuadro de la difusin del catolicis-mo en el Nuevo Mundo y acompaan el esfuerzo producido por los misioneros para hacer comprender a los indios la doctrina christiana. En consecuencia no es de extraar la impor-tancia dada a los contextos de culto litrgico catlico en que se desarrollan la gran mayora de estos textos musicales de la coleccin discogrfica Les chemins du baroque.
Forman parte de esta coleccin de discos compactos los ttulos siguientes: 1-Lima/ La Plata. Misiones jesuticas; 2-MxicoNersalles. Vsperas de la Asuncin; 3-Mxico-Misa de la Asuncin; 4-Zipoli: Vsperas de San Ignacio; 5-Msica de la ciudad de Los Reyes; 6-Zipoli: El Americano; 7-Zipoli: El Europeo; 8-EI oro y la plata del Alto Per; 9-Misa Corsica in Monticellu (Crcega); 10-Dominique Ferran: Organo de Tlacochahuaya; 11-Francis Chapelet: Organo histrico de Cholula (Mxico); 12-Vespro perlo stellario della Beata Vergine (Palermo); 13-El Canto de la Jerusaln de las tierras fras (Qubec-Montreal); 14-En torno al libro de rgano de Mxico: Gustavo Delgado; 15-Msica ba-rroca a la Real Audiencia de Charcas (Bolivia); 16-San Ignacio. La pera perdida de las misiones jesuticas de la Amazona (Bolivia). Los discos compactos que se refieren a la regin sudamericana que ms nos interesan son, pues, los del jesuita Zipoli y los cuatro con msica de Charcas y de la Ciudad de los Reyes. Todos estos materiales nos dan una excelente idea de lo que era la produccin musical durante la Colonia en las regiones servidas por las actividades jesuticas y, ms en general, por otros compositores ms pro-fanos, verbi gratia, Juan de Araujo (1648-1712), Torrejn y Velasco (1644-1728).
2. El barroco en el espacio musical colonial sudamericano
Con la llegada de los jesuitas al Per a fines de la dcada de 1560, la presencia catlica en el continente sudamericano transforma, poco a poco, su experiencia pionera y hesitante en una estructura eclesistica orquestada en torno a las instituciones catlicas definidas y reactivadas por el Concilio de Trento, llevado a cabo de 1545 a 15632. El Tercer Concilio Limense (1582-1583) es el gran artfice de esa magna transformacin. De ah en adelante la Iglesia catlica enfoca su accin en el espacio andino y sudamericano como nica expresin autorizada de lo que se podra llamar la experiencia religiosa en el Con-tinente. Y una de las consecuencias de esa decisin histrica es la de imponer el modelo institucional que la hace presente u omnipresente en los Andes en todos los campos de actividad3.
2 Pedro Borges, dir., Historia de la Iglesia en Hispanoamrica y Filipinas, 1-1/ (BAC-Mayor-5) , BAC, Madrid, 1992.
3 Rubn Vargas Ugarte, Los concilios limenses, I-II-III (1551-1772), Lima, 1951/1954.
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En la regin andina, la presencia de doctrineros y de las actividades espordicas de los religiosos conventuales, asientan paulatinamente las costumbres litrgicas en zo-nas alejadas de las ciudades, construyendo sus iglesias o capillas y activando el culto en medios culturales tradicionales. La experiencia de la sierra de Lima, donde se lleva a cabo el plan pastoral del arzobispo Lobo Guerrero para extirpar las idolatras es un proyecto local o regional. En la primera fase de esa accin represiva, participan el prroco de Huarochir, Francisco de A vila, bien escudado por los jesuitas. Sus acciones impiden que se desarrollen formas mixtas de arte musical o expresiones musicales donde se cultiven tanto los gneros europeos como indgenas. Asimismo, se definen los instrumentos musi-cales como formas de culto idoltrico. Por consiguiente, se marchitan las formas ms po-pulares y tradicionales. No se pierden totalmente, pero resultan bastante debilitadas por la guerra que promueve la Iglesia catlica4.
Pocos han sido los ejemplos de produccin musical que han llegado hasta noso-tros. Por eso estos que Pacquier y la coleccin Les chemins du baroque nos proporcionan son un importante aporte a nuestros conocimientos de la cultura musical desarrollada en el espacio andino, a partir del siglo XVII. La poca es barroca y es en ese contexto que se ubican los ejemplos del libro de Pacquier y de la discografa que se reuni en estos discos compactos. No hay muchos ejemplos que nos permitan comparar lo que existi antes del siglo XVII. Los testimonios sobre la existencia de formas musicales prehispnicas, de instrumentos y danzas rituales, son clarsimos. Pero no fueron integrados en los primeros aos de contacto al plan de colonizacin. En Mxico, por otras razones, se conocieron algunas experiencias de influencia mutua y enriquecedora. La organizacin ritual prehispnica empleaba personal especialmente convocado para cantar y tocar. En el Mxico central prehispnico se habla de escuelas y personal contratado para actuar en los actos sacrificiales. Pacquier recuerda los ejemplos ms conocidos. No es descabellado pensar que algunas de esas expresiones tambin existieron en el rea dominada por los incas. Sin embargo, los ejemplos conocidos en el siglo XVI vienen de artistas a sueldo de las auto-ridades civiles espaolas. Interesante el caso de Chuquisaca donde el gusto por la vihuela atrae a un mulato. Y Pacquier recuerda que Pizarro tena su propio vihuelista (pp. 224-225). El virrey Conde de Nieva entretena un grupo de msicos all por los aos 1561. Son datos un poco dispersos, pero que sealan que la msica espaola estuvo presente desde los primeros contactos entre espaoles e indgenas en los Andes. Se dice que un indio era el encargado de la msica en la catedral de Cuzco en 1550. Su presencia en las fiestas de Corpus Christi de ese ao lo sealan. Tambin el dominico Pedro de Vega en tiempo de La Gasea y el franciscano Gernimo de Or, en la segunda mitad del siglo XVI, cultivaron y defendieron la difusin musical en los Andes (p. 228).
4 Antonio Acosta, La extirpacin de las idolatras en el Per. Origen y desarrollo de las campa-as, Revista Andina, ao 5, n 1 (julio 1987) n 9: 171-195; Juan Carlos Garca Cabrera, Ofensas a Dios. Pleitos e injurias. Causas de idolatras y hechiceras. Cajatambo. Siglos XVII-XIX (Monumenta ldolatrica Andina, ]), Centro de Estudios Regionales Andinos Bartolom de Las Casas, Cuzco, 1994.
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3. Discografa del ba"oco latinoamericano y andino
a) De ['Altiplano a l'Amazanie. Lima-1.A Plata. Les missions jsuites. Coro de ni-os cantores de Crdoba (Argentina). Ensemble Elyma. Dir.: Gabriel Garrido. AFAA sur mesure K617: Juan de Araujo (Lima/Cuzco/La Plata: 1648-1712); Domnico Zipoli ( 1688-1726): Misa San Ignacio; Toms de Torrejn y Velasco (Lima, 1644-1728; Diego J. de Salazar, lA Plata).
Este primer disco contiene cuatro autores mencionados, Araujo, Zipoli, Torrejn y Velasco y Salazar sobre los cuales volvern otros discos. Zipoli es muy conocido y difun-dido. Araujo y Torrejn y Velasco conocieron la regin andina. Los temas seleccionados de Araujo son Hola, Hala, que vienen gitana, Silencio pasito, Dixit Dominus, Salve Regina. Tanto por sus autores como por los temas tratados, ninguna de estas composicio-nes emplea rasgos de composiciones tradicionales indgenas. Al contrario, son las lneas maestras de las composiciones europeas, mejor dicho las espaolas, que se hacen presen-tes. Las dos piezas de Araujo que abren el lbum son hermosos ejemplos de la tradicin del villancico espaol. No son menos interesantes el Dixit Dominus y el Salve Regina, donde se estampa la riqueza del estilo de Araujo y la voluntad de seguir los pasos de las grandes escuelas barrocas.
Torrejn y Velasco es muy conocido en Lima en el siglo XVII y XVIII. Quiz el hecho de haber escrito la primera pera en Sudamrica sobre un texto de Caldern de la Barca le hya valido justa fama. Sucedi a Araujo en la Catedral de Lima y no se aleja de su estilo. Sus expresiones musicales no reniegan de sus orgenes espaoles. Sin embargo, nota Pacquier, se ve en su escritura un esfuerzo para adaptarse al medio cultural virreinal.
El caso de Domnico Zipoli es muy diferente. Jesuita italiano, discpulo de Alessandro Scarlatti cuya influencia en Espaa y Portugal ha sido muy grande, Zipoli entra en la Compaa de Jess en Sevilla y se embarca para las misiones de Amrica del Sur en 1717. Este disco compacto reproduce la Misa de San Ignacio. Por varias razones este tex-to musical es de gran inters para los estudiosos. Zipoli trata de adaptarse al desarrollo de la accin litrgica. Se preocupa por la participacin de los fieles, indios de las misiones. Y su esfuerzo se ve coronado por el apego que ellos le manifiestan durante varios siglos. Hasta hace poco la tradicin oral conservaba en la memoria estos textos musicales. Sin embargo, el texto original sufre de retoques que le dan una mayor capacidad de adapta-cin a la cultura indgena. Son estos aadidos los que actualmente son objeto de investi-gaciones por aquellos que descubrieron y estudian el archivo excepcional de la msica difundida por los jesuitas en las misiones entre los Chiquitos (Pacquier, p. 194 y ss).
b) Zipoli, L'Europen: Cantate Dell'offese a vendicarmi; Sonate d'intavolatura; Cantate, Ma bella Irene; Sonate d 'intavolatura; Sonate pour violon et basse continue; Sonate d'intavolatura. Ensemble Elyma, Dir. Gabriel Garrido. Participation de Dominique Ferran pour la Sonate d'intavolatura-Primera parte.
c)Zipoli, L'Amricain - Zipoli a Chiquitos: Misa brevis; Orgue: Retirada del empe-rador; O gloriosa virginum; Sacris solemnis; Tantum ergo; Orgue:Primavera; Letana 1 en do; Orgue: Del prncipe; Letana 11 enfa; Ave Maria stella; Zoipaqui; Deus in adiutoriuml Dixit Dominus. Dir. Gabriel Garrido. Orgue: Cristina Garca Banegas. Ensemble Elyma; Affetti musicali de Buenos Aires; Coro de nios cantores de Crdoba (Argentina).
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d) Domnico Zipoli ( 1688-1726): Vepres de San Ignacio. Coro de nios cantores de Crdoba (Argentine); Ensemble Elyma; Dir. Gabriel Garrido.
e) Domnico Zipoli, Martn Schmid et compositeurs indigenes anonymes: San Ig-nacio. L 'Opera perdu des missions jsuites de l'Amawnie. Bolivie, lndiens Chiquitos y Moxos. Ensemble Elyma, Ensemble Luis Berger; Capilla Cisplatina. Dir. Gabriel Garrido.
Con estos discos compactos, el aporte de Zipoli a la produccin sudamericana queda bien demostrado. El jesuita italiano es indiscutiblemente uno de los grandes artfices de la tradicin musical barroca y tanto ms slida cuanto sus obras permanecen como herencia propia de la regin a cargo de los misioneros de la Compaa de Jess, que las difunden y utilizan en variadas circunstancias y acciones litrgicas durante siglos. En Italia, Zipoli gana notoriedad y es protegido por mecenas que le permiten desarrollar sus talentos. Por razones que se ignoran la vida del compositor cambia inesperadamente y abandona su medio familiar y artstico para viajar a Sevilla y entrar en la Compaa de Jess. En Zipoli, l'Europen se interpretan obras de esa gloriosa y mundana poca del compositor donde aparece la figura protectora de Mara Teresa Strozzi, en el entorno vivencial del artista. No es descabellado pensar que alguna relacin amorosa existi entre ella y el futuro je-suita. Prueba de ello seran algunas de las composiciones de este perodo donde la influencia del medio musical de la Arcadia Romana es patente. Corelli, Pasquini, Scarlatti, Haendel pertenecieron a este grupo de compositores. Strozzi era la animadora de las reuniones. Zipoli le dedica las obras de rgano y clavicordio publicadas en Roma en 1716.
Pacquier (pp.183-221) y los otros comentadores de estos textos musicales remarcan la importancia del entorno cultural y amoroso del artista para explicar su estilo y su selec-cin de los temas. Las piezas para rgano y clavicordio reflejan la influencia de Pasquini y Frescobaldi. Alternan lo esttico de las harmonas de la mano izquierda con la ligera brisa del floreo de la mano derecha. Ferrn es un excelente intrprete y no n~cesita de carta de presentacin. Su carrera y estudios son de gran rigor y concepcin. No poda Zipoli encontrar mejores dedos para sus partituras. El rgano es de Monticello. Es un regalo es-cucharlo.
Abandonadas las pasiones amorosas y volcando los ojos hacia el cielo, Zipoli se refugia en las tierras sudamericanas para entregarse totalmente a la obra musical de las misiones. Zipoli, l 'Amricain nos recuerda esta nueva fase del compositor. La ruptura de los contenidos de la produccin es radical. No tanto el estilo y las influencias sealadas en su anterior produccin. Predominan los textos litrgicos, Misa brevis, composiciones de culto religioso y rgano. En este disco el rgano est a cargo de Cristina Banegas, conocida intrprete y estudiosa de la tradicin organstica iberoamericana.
El disco compacto de las Vsperas de San Ignacio contiene interpretaciones de pie-zas existentes en el Archivo musical de Chiquitos y de Moxos (Bolivia). Los encargados de esta edicin seleccionaron varias obras, unas ms antiguas que otras, que los crticos atribuyen a Zipoli o a autores que se sirvieron de l para producir obras litrgicas. El que presenta estas obras, Bernardo Illari remarca que el estilo de estas melodas se va simpli-ficando y la parte retrica tan caracterstica de los jesuitas y del barroco se esfuma en la expresin musical misionera.
El cuarto disco compacto es excepcional por el concurso de varias circunstancias. Al comentar esta produccin, Bernardo Illari, quien eligi el ttulo para estos papeles,
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escribe: Es difcil exagerar la importancia histrica de San Ignacio de Loyola. No slo es una de las poqusimas peras coloniales hispanoamericanas, sino que es la nica obra dramtico-musical de la famosa repblica jesutica del Paraguay que ha llegado hasta nosotros completa. Aparte de ella, se conservan solamente La prpura de la rosa, de Toms de Torrejn y Velasco (Lima, 1701) y una pera-serenata cuzquea annima, Ve-nid, venid deidades (1749).
En primer lugar, San Ignacio de Loyola es escrita para ser representada. No es un oratorio. En segundo lugar, la participacin de los indgenas es evidente. Contrariamente a lo que algunos afirman, los Chiquitos leen, interpretan y actan. No es, pues, solamente el hecho de que se escenifica la obra en el medio indgena. No. Los indios son tambin actores y trabajan activamente en la produccin de la pera. En tercer lugar, como lo se-ala tambin Illari, ( .. . ) La diferencia ms importante entre pera europea y San Ignacio de Loyola no ocurri dentro de la pera, sino alrededor de ella o en otro plano. Es el agre-gado de una especie de drama paralelo en chiquitano, aparentemente hablado, que sirvi de marco a la representacin cantada.
En trminos de proyeccin ideolgica de la pieza, Illari subraya acertadamente lo que ella representa: es el espejo de los jesuitas. Alrededor de las figuras cimeras, San Ig-nacio de Loyola y San Francisco Javier, se van tejiendo otras historias y de ellas se des-prende finalmente una visin de conjunto de las reducciones o misiones jesuticas. Desde el punto de vista dramtico, San Ignacio de loyola inventa una especie de jesuita en estado puro. Toda la primera parte puede considerarse como la escenificacin de un rito de pasaje, de la victoria de Ignacio sobre l mismo en pro de la perfeccin de su es-pritu -viejo tpico de la comedia de santos que aparece aqu, remozado y adaptado-. Pri-mero consigue superar su estado de crisis y depresin, a continuacin, vence el Demonio, vale decir, al hedonismo vuelto personaje, sobre el cual flota vaga pero perceptiblemente la idea del goce carnal. Liberado de su debilidad y de su carne, Ignacio en la segunda parte puede guiar a otros ( ... ) (Illari).
Hay que sealar la parte que corresponde a Martin Schmid ( 1694-1772). Jesuita como Zipoli, Schmid difunde, reinterpreta y agrega a las obras originales de Zipoli textos musicales complementarios. En ciertos casos no se sabe dnde termina la mano de uno y empieza la del otro. Pero tambin es un notable creador musical annimo. Se estudian hoy numerosos papeles de archivo donde l dej su marca. El Miserere que se incluye en este disco compacto es un buen ejemplo del trabajo llevado a cabo por este incansable y polivalente misionero.
4. Barroco en los Andes y en la Ciudad de Los Reyes (siglos XVII-XVIII)
a) Musique a la Cit des Rois. Torrejn y Ve/asco ( /644-1728): A este sol pere-grino; Cuando el bien que adoro; Es mi rosa bella; Si el alma sonora; Cuatro plumajes airosos; Nisi Dominus; Lamentation du Mercredi saint; Messe a six voix; Dixit Dominus.
La biografa de Torrejn y Velasco tiene sus lados oscuros pero se conoce gran parte de su actividad desarrollada al lado de un personaje que llegara al Per como vi-rrey, el Conde de Lemos (1632-1672). Siempre vivi en medios burocrticos y palacie-
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gos. Y por ello su creacin musical manifiesta las caractersticas de un ciudadano ejem-plar y socialmente aceptado. Respeta los gneros de la poca, es fiel cumplidor de los valores y normas de su tiempo. Sirve a la sociedad y su entorno social reconoce en sus expresiones artsticas las cualidades que definen los hroes. Torrejn y Velasco es admi-rado. La pera La prpura de la rosa ( 1701) marca la cumbre de su produccin artstica. Y sigue siendo uno de los rarsimos ejemplos de pera latinoamerica.
Sera injusto reducir su obra a La prpura de la rosa. El gnero tan espaol de los villancicos es cultivado por l de manera elegante y libre. Ah est el ejemplo de Es mi Rosa bella para celebrar a Santa Rosa de Lima. El gnero bailete cultivado para bailar en las procesiones aparece en Este sol peregrino. Otros villancicos y salmos dan una idea de lo que fue la produccin de Torrejn y Velasco, donde no son inusuales algunas intenciones de adaptarse al ambiente sociocultural del virreinato. No incluye formas ind-genas. Sera pedirle demasiado. Llama la atencin nuestro crtico musical, Illari, para la obra Dixit Dominus. Urio o dos villancicos son magnficas obras de madurez en que el maestro tiene el dominio perfecto de la forma y gran inspiracin meldica.
b) L'or et /'argent du Haut Prou. L'oeuvre de Juan de Araujo ( 1648-1712). Vaya de gira; Avecillas sonoras; Para arrullar al amor; Al sentido confuso; A recoger pasio-nes inhumanas; Nueva guerra de los campos; Alarma valiente; Caysele al alba; Corde-rito por qu te escondes?; Atencin a la fragua amorosa; Ah de la oscura, funesta pri-sin; Qu dulce, qu horrible estruendo; Lamentacin de Jeremas; Magnifica!. Ensem-ble Elyma; la Maitrise Borale. Dir. Gabriel Garrido.
Hay que asociar el nombre de Araujo al de Torrejn y Velasco aunque se trate de dos personalidades muy distintas. Aquel era clrigo, ste seglar. Sin embargo, los cargos en que se desarrollaban las actividades artsticas y musicales eran de orden litrgico y cultural. De manera que clrigo o no los compositores profesionales desarrollaban sus actividades en los crculos eclesisticos.
La produccin musical de Araujo se desarrolla de la forma ms lgica y sin sobre-saltos. Son formas peninsulares, algunas de ellas con fuerte sabor popular. Como en otros casos, el villancico es la forma privilegiada. Araujo compone varios y con xito. Msica para varios coros, con dilogos ricos en color y variedad de tonos. Como es natural en esta poca y en la cultura religiosa y profana de influencia espaola, la Navidad es pre-texto para una gran produccin musical. El estilo es sencillo y transparente. Otros villancicos son ms complejos. Algunos de ellos sobrevivieron por mucho tiempo des-pus del deceso de Araujo ocurrido en Sucre (Bolivia).
c) Musique baroque en la Real Audiencia de Charcas. Le style italien a La Plata (XVllle siecle): Juan de Araujo (1646-1712), Roque Cerruti (?-1760), Antonio Durn de la Mota (XVllle s.), Bias Tardio y Guzmn (XVllle s.), Roque Jacinto de Chavarra (XVllle s.). Ensemble Elyma, Ensemble Luis Berger, Coro juvenil de la Fundacin pro arte de Crdoba (Argentina). Dir. Gabriel Garrido.
En torno a la catedral de Sucre (Bolivia), a la sombra de la no muy lejana ciudad de Cerro Rico o Potos se cultivaron, con cierta pompa, las artes musicales, y en ella se escucharon algunos de los ms famosos cultores de estilo barroco en la regin andina. Son ellos tambin los testigos de una cierta ruptura de influencias musicales provocada por la llegada de Cerruti. Sus formas y estilos se imponen. Y con l se marchitan, no total
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pero s parcialmente, las expresiones espaolas como las de los villancicos vigentes hasta ese entonces. Dieciochesco ser el nombre que segn dos historiadores de la msica boliviana define mejor esta produccin variada de formas musicales.
Pacquier escribe que este cambio profundo se debe en gran parte al virrey Manuel de Oms y Santa Pau, personaje poltico preminente. Muere en Lima en 1710, luego de ms de dos aos de gran actividad poltica y cultural. Representaba en el virreinato los gustos que estaban de moda en Espaa con Felipe V. Rondaba por ah Scarlatti, omnipre-sente en la Pennsula. Hasta el Padre Soler le pag tributo. En el Per, el virrey y Cerruti componen una nueva pera para celebrar el nacimiento del prncipe Luis. El xito es to-tal. De ah en adelante no pocas expresiones musicales creadas por Cerruti servirn de modelo a los compositores de la regin andina.
S. Barroco en Cuzco en el siglo XVI-XVII
La Municipalidad de Cuzco public hace unos aos una antologa de piezas musi-cales de la poca colonial. Pero los investigadores que hayan profundizado estos materia-les y estudiado su importancia todava estn por aparecer. Pacquier hace referencia a la famosa pieza incluida en el Ritual formulario e institucin de curas ... ( 1631 ), de Juan Prez Bocanegra (Pacquier, pp. 234). Es Hanaq Pacha. No se sabe si Prez Bocanegra cultiva-ba la msica o no. Por eso, se dice que es una obra annima. El grupo cuzqueo Expre-sin la interpreta y edita en aupa-Taki. Remarca Pacquier la importancia de la forma-cin franciscana de Prez Bocanegra. Es manifiesto error o por lo menos no se verifica tal influencia. Hay una clara confusin en estos prrafos. Pero parece cierto que el cura de Andahuaylillas era terciario franciscano . Habr sin duda ocasin de volver sobre este tema de la msica cuzquea, injustamente olvidado.
6. Investigadores e intrpretes
Hay que elogiar el magnfico y gigantesco trabajo desarrollado por Pacquier, Illari y Garrido con los intrpretes argentinos de Crdoba. Sin ellos no hubiramos podido co-nocer y apreciar tan extraordinaria herencia. Cierto, hay otras ediciones discogrficas. Pacquier hace el inventario de las ediciones en su libro (pp. 355-371).
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Henrique Urbano Universidad Laval
Qubec, Canad
Centro Bartolom de Las Casas Apartado 477 Cuzco - Per
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