balzac, h. de - prólogo a la comedia humana

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Prólogo a La Comedia humana q i I Al dar a una obra emprendida hace casi trece años el ltulo de La CometJia hummta es necesario expresar su espÍritu, contar su origen, explicar brevemente su plan, intentando hablarde estas cosas como si yo no estuüer¿ interesado en ellas.Esto no es tan dificil como el público podría pensar. Pocas obrasproeuran mucho amor propio; muchotrabajoprocua infinita modestia. Esta observación da cuenta de los exámenes que Corneille,Moliére y otros grandes autores hacian de sus obras:si es imposible igualarlos en sus bellas concepciones, quererparecefse a ellos en ese sentimiento es posible. La primera idea de Lo Comedia humona se me presentó al prineipio como un sueño, como uno de esos proyectos imposibles que se acarician y se dejanescapar; una quimera quesonríe, quemuestra su rostro de mujery quedespliega de inmediato sus alas remontándose a un cielo fanrásüco. Perola quimera, comomuchas quimeras, se vuelve realidad, tienesus exigencias y su tiranía, a las cuales hayqueceder. Esta ideasurgió de unaggúnparación entre la Humanrdad 1'la An d. Sería un (iror creerque produjo entre Cuviery Geoffroi Saint-Hilaire, sefundaba en rma innovación cientifica. La midqi de composici6n ocupaba ya bajo otrostérminos las mentes de los dossiglos precedentes. ñffido tas obras tan extraordinariás de los escritores místicos que sehan oeupado de las ciencias eÍ sus relaciones con lo infinito, tales comoSwedenborg, Saínt-Martin, etc., y los escritos de los mayores geniossn historia natur¿I, tales como Leibniz, Buffon, CharlesBonnet, etc., se eneuentran en las mónadas de Leibniz, en las moléculas orgánicas de Buffon, en la fuerza vegetatriz de Needham, sn las encajaduras de laspartes similares de Charles Bonnet queseatrevió a escribir en 1760: "EI animalvegeta comola planta";se eRouenhan, repito, los rudimentos de la bella lev dpl*sLpgfg;ipo._r-"e__l-1 que la unidsd de yU @ Efgsegeri"gbtrasüUa*b gl gl_wJ_g1sRqp-4l93-ua-ralpdps lo,g¡e1q¡-q{se!¡449: E1_gTlil-s*s-_q_r¡ng1p"r-g q"ge toma su forma exterioro, parahablarcon mayorexactitud, las üferenciasde su form4 -a*{,e_s-t*-qll?f'. LJE_AWI üÍta-ñüe y el sosfenimiertto de estesistema, en arrnonia, por dtrá=pattejln*tasideas que tenemos delpoderdiüno, seran el honor eterno de Geoffroi Saint-Hilaire, el vencedor de Cuvieren esté puniodé-h ¿ltacieneia, cuyotriunfo ha sido celebrado por el último arfículo queescribió el gran Goethe. CompeneFado con estesistema muchoantes de los debates a que h¿ dado lugar, vi que, desde estaperspeetiva, Je S"o¡iqd¿{!.9-pa-!9_e9""q_lg.rygtgttg"p. ¿Acasolla Socie4ad noügg9*q:9_1_Lomb{Lqegún 1o! ryedíos en qüe_sl¡ ggggq!9j9,_sglryg._Wg._Ugbres diferentes como variedades existsn en obrero, uf ddfrfrffisffi-dói un a6óE[do, uri"é-ditíso, un sabio, tm hombre de estado,un comereiante, rm marino, un poeta,tm poble, rm sacerdote, son,aúrquemás dificiles de

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Page 1: Balzac, H. de - Prólogo a la comedia humana

Prólogo a La Comedia humana

qiIAl dar a una obra emprendida hace casi trece años el ltulo de La CometJia

hummta es necesario expresar su espÍritu, contar su origen, explicar brevemente su plan,intentando hablar de estas cosas como si yo no estuüer¿ interesado en ellas. Esto no estan dificil como el público podría pensar. Pocas obras proeuran mucho amor propio;mucho trabajo procua infinita modestia. Esta observación da cuenta de los exámenesque Corneille, Moliére y otros grandes autores hacian de sus obras: si es imposibleigualarlos en sus bellas concepciones, querer parecefse a ellos en ese sentimiento esposible.

La primera idea de Lo Comedia humona se me presentó al prineipio como unsueño, como uno de esos proyectos imposibles que se acarician y se dejan escapar; unaquimera que sonríe, que muestra su rostro de mujer y que despliega de inmediato sus alasremontándose a un cielo fanrásüco. Pero la quimera, como muchas quimeras, se vuelverealidad, tiene sus exigencias y su tiranía, a las cuales hay que ceder.

Esta idea surgió de una ggúnparación entre la Humanrdad 1'la An d.Sería un (iror creer que produjo

entre Cuvier y Geoffroi Saint-Hilaire, se fundaba en rma innovación cientifica. La midqide composici6n ocupaba ya bajo otros términos las mentes de los dos siglos precedentes.ñffido tas obras tan extraordinariás de los escritores místicos que se han oeupado delas ciencias eÍ sus relaciones con lo infinito, tales como Swedenborg, Saínt-Martin, etc.,y los escritos de los mayores genios sn historia natur¿I, tales como Leibniz, Buffon,Charles Bonnet, etc., se eneuentran en las mónadas de Leibniz, en las moléculasorgánicas de Buffon, en la fuerza vegetatriz de Needham, sn las encajaduras de las partessimilares de Charles Bonnet que se atrevió a escribir en 1760: "EI animal vegeta como laplanta"; se eRouenhan, repito, los rudimentos de la bella lev dpl*sLpgfg;ipo._r-"e__l-1 que

la unidsd de yU @ Efgsegeri"gbtrasüUa*bgl gl_wJ_g1sRqp-4l93-ua-ralpdps lo,g¡e1q¡-q{se!¡449: E1_gTlil-s*s-_q_r¡ng1p"r-g q"getoma su forma exterior o, para hablar con mayor exactitud, las üferencias de su form4

-a*{,e_s-t*-qll?f'. LJE_AWI üÍta-ñüey el sosfenimiertto de este sistema, en arrnonia, por

dtrá=pattejln* tas ideas que tenemos delpoder diüno, seran el honor eterno de GeoffroiSaint-Hilaire, el vencedor de Cuvier en esté punio dé-h ¿lta cieneia, cuyo triunfo ha sidocelebrado por el último arfículo que escribió el gran Goethe.

CompeneFado con este sistema mucho antes de los debates a que h¿ dado lugar,vi que, desde estaperspeetiva, Je S"o¡iqd¿{!.9-pa-!9_e9""q_lg.rygtgttg"p. ¿Acasolla Socie4adnoügg9*q:9_1_Lomb{Lqegún 1o! ryedíos en qüe_sl¡ ggggq!9j9,_sglryg._Wg._Ugbresdiferentes como variedades existsn enobrero, uf ddfrfrffisffi-dói un a6óE[do, uri"é-ditíso, un sabio, tm hombre de estado, uncomereiante, rm marino, un poeta, tm poble, rm sacerdote, son, aúrque más dificiles de

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abatcar, tan considerables como las que distinguen al lobo, al leén, al asno, al cuervo, altiburón, a la fbca, a la oveja, etc. Han existido y existiran siempre, por tanto, Etp.gg,Sociales, del mismo modo en que hay Especies Zoológicas. Si Buftbn a hecho un lrabajom7$ifi-co trutando de represenbar en un libro ei conjunto de la zoologra, ¿no debÍahacerse una obra de ese tipo para la Soeiedad? Pero la Na@lg44*tte{U1dq. para iasvariedades animales, limilgq_dentro de los cualeT la*Sociedad no debñ- r¡@1g[gFg.C¿¡¿o eurton?EscñEi-a ar reon, concluíl eon 1á leoila en"¡ocas-iiases, iriiffis que g¡Ia Sociedad.fa¡nqjer no siemple resqll jgl l?..!q*!r¿1.&l macho. Puede haberldos seresffietameoÉ-¿esiguales en unalri're¡a. La muler de üÑéméiCiánte a veees ej digna deun principe, y con freeuencia la de un príncipe vale menos que la de un artistaf El Estado

- < = ñJel { 6oeSocial tiene albures que no se permite la Naturaleza, pues es la Naturalffi, miis la t "

Soeiedg{ La descripcién de las Especies Sociales era, entonees, por lo menos doblerespecto de la de las Especies Animales, eon sélo tener en cuenta los dos sexos. Porúltimo, entre los animales, hay poeos drarnaS, l¿ eonlusión no interviene entre ellos;cotren unos tras offos, eso es todo. Los hombres también corTen unos tras otros, plelllu

¿ñoffiate mAfTomól,éw

mayor o meno¡ !99!!gg4e¡q tggl.-lre eñoffiate-niáf _._9.S8[g@. Aunqué algunos sabios1 r#affiílan to6áñ"1fi" G anñarnaA ren'a*ua;ou an Effitanidaá por una inrnensa/coniente de vida, no por eso el almacenero deja de eonvertirse en par de Francia, ni el) noble deja a veces de descender al ulümo grado soeial- Además, Buffbn ha enconúildo

que la vida de los animales es excesivamefite simple. El animal tiene poco mobiliario, no,tiene artes ni ciencias, mientras que el homls.(qor una ley que habría que investigarJt*19€ 3.Iep-res-gn_lar sus costumbres, su pensamiento y- su vi{1__e4 !o{q-!o, qEq_adecúa a susnéCéli¿aiies. düitue reuwnhocc, Swamme?darrr,5páiranzanilRéaumur,

-harles

Bónnet,hñiiü;Háler y otros pacientes zoégrafos hayan demostrado cuán interesantes eran,lascostumbres de los animales, los hábitos de eada animal son, al menos pafti nosotros,constantemente parecidos a 1o largo del tiempo; mientras que los hábitos, la ropa, laspalabras, las viviendas de un príneipe, de un banquero, de un iirtista, de un burgués, de un

5 sacerdote y de un pobre son completamente distintas y cambian según el curso de la( civilización.( De estg;mqdo, la obnl por haeer debía tener un¿ tbrm¿ triple: los hombres, las IImujeres y las¡:osas).es decir, las personas y la representacién material que dan de sul

I pensamiento; polfhimo, el hombre y la vida, puesto que la üda es nuestravestimenta- IL Al leer las seeas y desagradables nomenelaturas,de los hechos llamadas historia{

quién no se ha dado cuenta de que los escritores olvidaron, en tod¿s las épocas, enEgipto, en Persia, en Grecia, en Roma, darnos la hstqfia dg.l¿fgostumhres El fragmentode Petronio sobre la üda privada de los romanos más que satisfaceg irrita nuestracuriosidad. Después de haber señalado esta inmensa laguna en el campo de la historia, elabate Barthélemy dedicé su vid¿ a escribir las costumbres griegas en Anae¿rsis.

Pero, ¿cómo volver interesante el üama de tres o cu¿ffo mil personajes quepresenta una Sociedad? ¿Cómo agradar a la vez al poeta, al ñlósofo y a las masas quequieren poesía y filosofia con imágenes emocionantes? Si concebia la importancia y lapoesia de esta historia del corazón humano, no veia ningun medio de ejecución; porque,hasta nuesfa época, los más célebres narradores habían agotado su talento en crear uno odos personajes típicos, en pintar una faceta de la vida. Fue con esta idea que leí las obrasde Walter Scott. Walter Scott, ese inventor (trovador)+ moderno, imprimía entonces un

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sesgo gigantesco a una fbrma de composición injustamente llamada secundaria. ¿No espor eierto más diticil compefir en el Estado Civil con Dafhe y Cloe, Roland, Amadis,Panurgio, Don Quijote, Manon Leseaut, Clarisse, Lovelace, Robinson Crusoe, Gil Blas,Ossian, Julie d'Étanges, mi tio Tobie, Werther, René, Corinne, Adolphe, Paul y Virginie,Jeanie Dean, Claverhouse, Ivanhoe, Manfred, Mignon, que poner en orden casi losmismos hechos en todas las naciones, ir en busca del espíritu de leyes caídas en desuso,redactar teorías que confunden a los pueblos, o como ciertos metafisicos, explicar lo quee-s? En principio, ca*si todos estos personajes, cuya existencia ¡esulta más larga, másautérÍica que la de las generaciones en medio de las cuales se los hace nacer, no vivensino bajo ia condición de ser una gran imagen ciei presente. Concebidos en ias entrañasde su siglo, el corazón humano se agita ba¡o su envoltorio, en el cual se oculta a menudotoda una filosofia. Walter Scott elevaba, pues, la novela al valor tilosófico de la historia;esa literatura que, de siglo a siglo, incrust¿ inniorF¿ies diamantes en la eorona poética delos paises donde se cultivan las lehas. Ponia á ella el espiritu de los tiempos antiguos,reunía alavezel drama, el diálogo, el retrato, el paisaje y la descripcién; haeía entrar lomaravrlloso y lo verdadero, esos elementos de la epopeya; voivía csrcaila la poeia por la

f'amiliaridad de los lenguajes rnás humildes. Pero habiendo mrís bien que inventado urtsistema, encontrado su tbrma en ta tbgosidad del habajo o por la légica de este mismotrabajo, no habia pensado en unir sus eomposiciones Lrna con otra, de modo de coordinaruri¿ historia cornpleh" de la cual cada capÍtulo habria sido una novela y cada novela tmaépoca. Al not¿r este detbcto de unién que, por offi parte, no hace al escocés meüosgrande, vi a la vez el sistema liavorable para la ejecucién de mi obra y la porlibilidad de

é¡.c,rturlu. Aunque, por así decir, cleslumbrado por la tbcundidad sorprendente de WalterSlott, siempre parecido a sÍ mismo y-siempre original, no desesperé, ya que encontrÉ la

l:lzót de ese talento en Ia infinita variedad de la naturaleza humana* El albur es elnovelista más grande del mundo: para ser fbcundo, sólo hay que estudiarlo. La Sociedadfiancesa sería el historiador, yo no debía ser más que su secretario. Al estableeerinventario de los vicios y de las virtudes, al reunir los principales hechos de las pasiones,

al pintar los caracteres, ai etegir los acontecimientos principales de la Sociedad, al

.u*pon". tipos por medio de la reunión de rasgos de varios caraeteres homogéneos, tal

vez podría llegar a escribir la historia otvidada por los histori¿dores, la de las costumbresCon mucha paciencia y valor, habria de realizar, sobre Francia, en el siglo diecinueve,ese libro que tanto nos hace fálta, y que Roma, Atenas, Tiro, Memphis, Persia, India,lamentablemente no nos han dejado sobre sus civilizaciones, y que a instancias del abateBarthélem¡ el vaieroso y paciente Monteil había intentado escribir sobre la EdadMedia,pero bajo una fbrma poco atractiva.

Este trabalo aún no era nada. Ateniéndose a esa reproduccién rigurosa, un esentorpodÍa convertirssen un pintor de los tipos humanos más o menos fiel, más o menos t.eliz,paciente o valeroso; el narrador de los dramas de la üda íntima, el arqueólogo delmobiliario social, el nomenclador de las prot'esiones, el registrador dei bien y del mai;

, pero, para mereCIer los elogios a los que debe ambicionar todo artista, ¿no debia acÍlso

\\ Lstu¿lat las razones o la razón de esos ef'ectos sociales, sorprender el sentido oculto en

ll.r. inmenso conjunto de figuras, pasiones y acontecimientos? Por úitimo, después de'haber buscado, nó Olgo encJnrado, esa razón, ese motor social, ¿no tenÍa que meditar

sobre los principios naturales y ver en qué las Sociedades se apartan o se acercan a la

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I

regla eterna cle to vercladero, de to bellgf A pesar de la amplitud de las premisas, que

puliun por si mismas consistir en una obrá, el trabajo, para estar completo, requería una

conclusión.fglgl-dll:tq].1!9r, io que 1o gonvlelle -+ !al' aquello que, no tento decirlo, lo

vuelve igual tlal vez supenor al hombre de estado, e¿g$*q995f9n, cualquiera que sea,

sobre tai eosas humanas, una enffega absoluta a los princip,io.s. ivlaquiavelo, Ho'obes,

¡ffi;S*fi-.bffiKán[lt{oiitésq'iéü, sú 1á Cienci¿ ü-tillól tróinures de estado aphcanS¿n pedro y San Pablo fueron sistemas ejecutados por los papas. "Un escritor dcbe tener ien moral yan polÍüea opiniones fbrm¿das, debe considerarsÉ como tm preceptor a¡ t9s Ihombres; pues-1os homúres no neeesitan maestros para dudar", dijo Bon¿ld- Ya desd{

temprano ile tomado por regia estas grandes palatrras, que eonstituyen la ley del escritsr

monárquico tanto como del escritor democrático. De mod.o que, euando quienin h¿cerme

objeeiones, seÉ porque habran inteqpretado mal algtma ironía, o bien volverán conha mí

ei üser¡rso de alguno de mis personajes, maniobru particular de los calumniadores- En

euanto al sentido íntimo, ai Jma de esta obra" he aqui los pnneipios que le sirven de

base.El hombre !g9..:-b:.-e1r-9-ff Lnalg, nF€*e-ggll i{L-st1-{t.tpsy. ap$itrdss; L4--$ocied¿4 leLos

ae aeprfrffico*-o Ha-pryiJ"¿i¿u iu'"sqü.!tJu pdlgelp¡a'j"-'-qepfai-éj-e,--dü"t*s'fl.sunu|Iá*"nt*CéJe**'-do enorme _s',q n4l4t ine!inac!9_q9,¡. El cristi¿nismo, y :ólreltóiio-ei-Cáióiiéiimo, ",

il *.yur elerriento de Orden Soeial, puesto que es, como io ire 1dicho en El métlic¿ ruraí, *, iirt-*u eompleto de represrén de las tendencias depravadas i

det hombre. iLeyendo atentamexte el euad¡o de la Soeiedad moldeada, por así deeir, a partir de

lo natural, con iodo lo bueno y todo lq rnalo que tiene, se deriva la enseñanza siguiente: si

el pensamiento, o la pasién, que compre.nd: ei.pen!4,mipnlp-y.*-qi-9-99-!iryie{!o,,es ei.

.1.*Atr,*iil, tu*Uie" es ¿r étetnento ciesttucior. El esio ia vida soeiai se parece aia

vf f i=e" iongé"id¿da1ospuebloimoderandosuaceiénvi ta i .Laenseñunr4; mejor, la educacién de ias Corporaciones Religirrsas es entonces ei gran

principitl de exisiencia para los puebios, ei únieo medio de disminuir ia eantid¿d de mai -vbe aumentar la cantidad de bien en toda la Sociedad. El perisamiento, principio de ias

eosas malas y buenas, no puede ser preparado, domadq@rl- La

ffier-msta¡iisma{véi "Iá-eáfiá esCrita désde Párís, en Louis

Lantbert, ¿onde el joven tilésot'o rnístico expiica, -a propésito de la doetrina de

Swedenbsrg, eómo ,ólu hubu urra reiigién desde ei origen del mundo). El Cnstianismo

creé a tos pueblos niodernos y ios eonserv-¿rá' De aiú siri 'iutül ia nccesid¡d dei principio

monfuquic'o. El Catoiieismo y la R.ealeza son dos principios gemelos. En cuanto a los

iímites en que estos dos prineipios de'oeri ser contsnidos por ias instituciones con Ei

objeiivo de no dejarios desa¡rollarse absoiuia¡nente, pues 'rpdo absoiufo jiryqlo, cada

*L au*p.anderá que un proiogo izri sucinio como ciebe serió éste, no podría corweriirse

en un tr¿tado poiíiieo. plr "ré,

no debo enrar en i¡is d.isensiones reiigiosas ni en las

disensione, puiiti.u, del momento. Escribo alaluzde dos -t'erdades eternas: ia Religién,

la Monarq,ria, dos necesid¿Ldes que los aeonteeimien'tos contrfiiporárrreos prociaman y

haeia i^ q,r" iodo escriior de seniido eornún de'oe i¡aiar de conducir a nuestro país' Sin

ser erre*igo de ia Eleccién, priricipio exceiente paft1 eorstituir ia iey, rechazo -iaEieeciénertteruiida co'mo úrtico medio sociui'y so-Dre toáo tari mai orgarúá¿"¡iqrq-t- 19-9s -ñóy'

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"'porquc no rcpressnf¿ las ideas de las imponentes nli¡rorías en cuy'o interÉs debe pensar unqgobierno monárquico. La Eleceión aplieada a todo nos da el gobierno de las masas, el

único que no es en absoluto responsatrle, y donde ia tiranía rto tiene iimites, puesio que sellama iey. ?or esto, considero a la Famrha y no al*I1dl*U_{g-o_-c_9mo.-ei verdadero eiementos.oeial. Bajo este asp@omo un espíritu retró-cado- me coioco ailado de Bossuet y de tsonaid, en l¡{gar de estar con los innovadores modernos. Como iaElección se ha convertido en el úr{9o medio social, si tuviera que recumr a ella por mímismo, no habría que int'erir la melno¡ eonfradiceión entre mrs actos \-mI p€nsamiento.Un ingeniero anuneia que tal puente eslá a punto de derrumbarse, que es un peligro piuatodos afavesarlo, y él mismo pasa euando ei puente es el único camtno para llegar a iaciudad. I.{apoleén había adaptado maravillosamente ia Elección al genio de nuesrro país-De este modo, ios diputados menos importantes de su Cuerpo Legislatir o han sido iosoradores más eélebres de las Cámaras dur¿nte la Rest¿uraeién- Ningune Cámar¿ r-aiiótanto eomo el Cuerpo Legislativo, al compararhombre por hombre. El sistema electo¡aldel Imperio, con las modificaeiones neeesaria-s por la dif-ererrcia de las épocas, es stnlugar a dudas el mejor.

Ciertas personas podrán eneonff¿r algo soberbio y ventajoso en esh decia¡acién-Se querra disputar al novelista su intención de convertirse en historiador; se ie pregunÍaAla razOn de su política. Obedezeo aquí a una obligcién: esa es la respuesta- L¿ obra quFhe emprendido tendrá ia extensión de una historia; debía dar sus principios, su morai 1-sufazon, hasta ahor¿ oculta. -

AI verme necesarramente tbr¿ado a suprimir los prélogos publieados porquÉresponden a eritieas en esencia pasajeras,. sóio quisiera conservar de ellos estaobservación.

Los escritores que tienen una meta" aun cuando ésla sea voiver a ios principios delpasado, preoisamente porque són erernos, deben ante todo desbrozar el terreno. Ahorabien, cuillquiera que aporte su piedra ¿1 dominio de las ideas, cuil^lquiera que descubra unabuso, cualquiera que señale lo malo eón una marüa para apart¿rse de é1, siempre queda

eomo un inmoral- EI reproche de inmoralidad del que nunca se vio iibre el escritorvaleroso es, por oba parte, el ulümo que se le hace, cuando ya no hay nada que decir a unpoeta. Si uno es verdadero en sus pinturas, si a t'uerza de fahajar día y noche se consigrreescribir la lengua más dificil del mundo, entonces le echan en cara a uno la paiabrainmoral. Sócrates tue inmoral; iesucristo tue inmoral; ambos f'ueron perseguidos ennombre de las soeiedades que derrumbabalr o que refbrmaban. Cuando se quiere matar a

alguien se 1o taeha de inmoral. Esa maniobra" tamiliar a los partidos, es la vergüenza detoáos ios que Ia emplean. Lutero y Calvino sabían bien lo que haeían al utilizar iosintereses materiales heridos eomo un escndo. De ese modo üvieron toda su üda.

Al copiar toda la sociedad, abaroarrdola en la inmensidad de sus agrtaciones.sucede 1o que debia sueeder: que ciert¿s eomposiciones ohecían mas mal que biea, que

tal parte del fresco representaba un grupo culpable, y que la erítiea gntaba contra lainmoralidaü sin haeer observar la moralidad de cualquier otra parte destinada a fbrmarun pert-ecto contraste. Como la crítica ignoraba el plan general, yo la perdonaba conmavor razón aún porque no se puede impedir el ejereicio de la critica, como no se puede

rmped¡ el ejercicio de la vrst4 del lenguaje y del juicio. Además, la época de la

irnparcialidad no ha llegado todar.ía para mí. Por otra parte, el autor que no sepa

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decidirse a aiirrntar el {Lego de la crítica, no debe ponerse a eseribir, oomo no debepon€ñe en camino un üajero que cuente eon un cielo siempre ser€no. Sobre este punto,sólo me queda hacer observar que los moralistas más conscientes dudan, notoriamente,de que la sociedad pueda oh"ecer tantas buenas acciones como malas; ir err el cuadre queyo hago de ella, hay más personajes virtuosos que reprensibles. Las acciones eensurables,las fdltas, los crímenes, desde los más ligeros hasta los más graves, encuenfran siempre,u

"fitigo hum¿no o divino, público o seereto. Yo he trabajado mejor que el hismriadoq

soy ñás libre. Cromwell no tuvo en la tierra más eashgo que el que le infligia elpensador. Aeerca de esto hubo disc'.riones de eseuela a escuela. El mismo Bossuet adulóa ese grarr regicida. Guillaume d'Orange, el usurpador, Hugues Capet, ese oro usurpador,murieron llenos de vida sin haber sentido mas desconñanza. ni iemores que Henri IV oque Charles I. La vida de Catherine II y la de Louis XVI, bien eonsideradas, fbllaríaitcontra toda espeeie de mor¿l si las juzgamos desde el punto de rtsta que rige la de losparticulares, pn€s para los Reyes y los Hombres de Estado hay, como ha dieho Napoieén,una moral grande y otra pequeña- Las Escenas de la vida palítica están basadas en est¿gran reflexión. La historia no tiene por ley-, como la novela, tender haeia la belleza ideal.La historia es o debeúa ser 1o que t-ue, mientras que la nsvela debe ser e[ mundo mejor,ha dicho lv{me Necker, uno de los espíritus más distinguidos del siglo pasado. Pero lanoyela no sería nada si en medio de esH aug'ustr nientir¿ no fuese verd¿dera en losdetalles. Obligado a estar de acuerclo con las ideas de un país eseneialmente hipécrita,Walter Scott ha sido tblso eon la humanidad al retr¿Nar a la mujer, pues srls modelos erancismáticos- La mujer protestante no tiene ideal. Puede ser casta, pura, virtuosa; pero suamor sin expansién siempre seÉ sereno y mes.uiado como uri deber eumplido. Pareceríaque la Virgen María hubiese enfriado el corazén de los sofistas, que la desterraron delcielo con sus tesoros de misericordia. En el protestariiismo, no hay nada posible para lamujer despues de la caída, mienffas que eü la Igiesia catélica la esperarua del perdón lahace sublime. De ahí resulta que para el escritor protestante no hay más que una mujer,mientras que el escritor católieo encuentía una mujer nueva en eada nueva situación. 5rWalter Scott hubier,¿ sido catélico, si se hubiese impuesto por tarea la descnpciénverdadera de las diferentes Socied¿des que se han sucedido en Eseocia, tal vez ei pintorde Ette y de Alice (las dos figuras que, €n sus últimos días, se reproché haber diseñado)habría admitido las pasiones con sus faltas, con sus castigos y con las lirrr¡des que elarrepenhmiento tes indiea. La pasión es toda la hurnanidad. Sin elia" ia i"eligiór,, tahistoria, la novela, el arte, serían inútiles. ¿

Viéndome amontoriar tantos hechos y retratarlos como soil, con la pasión porelemento, algunas personas han imaginado, erróne¿rmente, que pertenecía a ia escuelasensualista y materialista, dos aspectos de un mismo hechs: el panteísmo. Pero á't YEzcon ello han podido o debido engaRarse. No comparto en absoluto la creencia en un)progreso indefinido, en cuanto a las Sociedades; creo en el progreso del hombre sobre silmismo. Los que quieran ver en mi obra la intención de considerar al hombre comocriatura linita, se engañan de modo exü^año. Séraphita,la doctrina en acción d€t Budacristiano, me parece una respuesta suf-rciente a esa aci¡sacién demasiado ligera yanticipada-

En ciertos kagmentos de esta larga obra he intentado popularizar los hechosadmirables, los prodigios de la electricidad que se metamortbsea en el hombre en

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poteneia inealculable; pero ¿cómo ios fbnémenos cerebrates y nerviosos gus demuesilanla existensia de un nuevo mundo morai alteran ias reiaciones ciertas y necesarias entrelos mundos y Dios? ¿Cémo pocirian con ello que'orantarse ios dogma-s catéticos? Si pormedio de heehos irref'utabies, ei pensamiento se clasifirJa aigun dÍa entre los tluídos quesólo se revelan por sus efbctos, y arya sustancia sscapa a nuesiros senüdog aúnaumentados por taritos medios mecá¡icós, sucederá con esto como con Ia esf'ericidad dela tierra observada por Cristébal Colén, como son su rotacién, demostr¿da por Gaiiieo,iíuestro porvenir sera el mismo. El magnetismo animai, cón cuyos miiagros me hefbmiliarizado desde 1820;las hermosas investugaciones de Gall, continlador de Lav-ater,todos los que desde hace sincuenta años han tnbajado el pensamiento, como ios épticoshan trabajado lalvz, dos cos¿rs casi semejanieE han aiirmado io mismo para ios mÍsticos,esos discÍpulos del apéstol San Juan. como para todos los grancles pensadores que hanestablecido el mundo espirituari: que exis;te esa esfer¿ efi que se revetan tas reiacionesentre el hombre y Dios. \

Comprendiendo bien ei sentido de esta composieiór, se recorocerá que concedo a \los hechos constantes, cotidianos, secrstos o evidentes, a los actos de la viü individuai, a jsus causas y a sus principios hanta imporhricia coffo hasta ahonr hari csnceüds ios/historiadores a Ios acontecimientos de

"ia viü pública de las naciones. La bataliá

desconocíd¿ que se libr¿ en un v-alle del Indra erh's Mrne- ds Mortsad y Ia pirsién, esacaso tan grande como la más ilustre de las bat¿llas cortocid¿s (El lirio del valle). En unase pone en juego la gloria de un conquisEdoq en la otra se trata del cielo- Los infortuniosde losiBirotteau, el cura y el perfumist4 son para mi los de la humanidad. En la Fosseuse(EI rnédico rurol) y en Mme. Gr¿slin (El cura de afdea) se encierra casi toda la mujerAsi sufrimos diariamente. Yo he terydo que hacer cien veces lo que Richardson no hahecho más que una sola. Lovelace tiene mil formas, pues la comrpcién social toma loscolores de todos los medios en que se desenvuelve. Por el eontrario, Clarisse, esa bellaimagen de la virhtd apasionada" tiene líneas de una pureza desesperante, Para erearmuchas vírgenes hay que ser Rafael- En este sentido, la literatura está, quizás, por debajode la pintura. Séame permitido, pues, haeer notar cuántas f,rguras irreproeirables (encuanto a virtud) se encuentran en las pafres publicadas de esta obra: Petrille Lorrain,Ursule Mirouét, ConsEnce Bi¡otteau, Ia Fosseuse, Eugénie Grandef Marguerite Claés,Pauline de Villenoix, madame Jules, madame de La Chanterie, Eve Chardon,mademoiselle dEsgrinon, madame Firmiani, Agathe Rouget, Renée de Maucombe; porultimo, muchas figuras secund¿-rias, que aunque de menos relieve, no dejan de ofrecer allector la práctica de virtudes domésticas. Joseph Lebas, Genestas, Benassis, el curaBonnet, el médico Minoret, Pillerault, David Séchard, los dos Birotteau, el cura .Chaperon, el juez Popinog Bourgeat los Sauüat, los Tascheron, y muchss otros, no iresuelven, sin embargo, el dificil problema literario que consiste en hacer tnteresante a /un personaje ürtuoso-

No resulta tarea pequeña retraHr las dos o tres mit figrrras sobresalienes de una-época, pues tal es, en definitiv4 la cantrdad de tipos que cada generación presenta y que lla Comedict Humana comprendera. Este número de figuras, de caracteres, esta multitud Ide existencias, exigian cuadros y, perdóneseme la expresión, hasta galerías. Pe ahi lasjdivisiones tan naturales, ya conocidas, de mi obra en Escenas de [a yÉg_pryygdg, gIprovincia, parisina, política, militar y rural. En esos seis libros están clasificados todos

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loÍ"lllydtgy lt ggylyf:lrey que fonnan la historia generat de la sociedad, la coleccién detodos sus hechos y gestas, cúmo dirÍan nuestros antepasados. Esos seis libros responden,por otra parte, a ideas generales. Cada urto de sllos tiene su sentido, su signiticado, yformula una époea de Ia vida humana. Repefiré aquí, aunque sucintamente, lo clueeseribió, después de meditar mi proyecto, Félix Daün, aquel juvrnil talento urebatado alas letras por una muerte prematura. Las Escenus de¿[a vida privada representan la]ínfancia, la adolessencia y sus fbltas, como las Esc'{nas de fs vida en provtnciaslrepresentan la eclad de las pasiones, de los cálculos, dellos intereses y de la ambición. iDespuós, las Escenqs de Ia vido pqrisina ofiecen el cu¿dro de los gustos, de los vicios y ide todos los desenfienos que excitan las costumbres propias de las capitales, donde se jencuentraÍ alavez el extremo bien y el extremCI mal. Cada g{p de

-estai"-ttg_s p4rtes lreneJ

su color local: París y las provinciás, esa antÍtesis sociaf,-harrsuministrado sus inmensosilcÑifiÑo sólo los hombres, sino también los principales acontecimientos de la vidaest¿n fbrfi-ulados por tipos. Hay situaciones que se presentan en todas las existencias, sust-ases tipicas, y ésta es unáde las exactitudes que he procurado alcanzat He tratado dedar una idea de las dit-erentes regiones de nuestro hermoso país. Mi obra tiene sugeogratia como su genealogra y sus tbmilías, sus lugares y sr¡s cosas, sus personas y sr¡shechos; del mismo modo que tiene sus blasonss, sus nobles y sus burgueses, susartesanos y sus campesinos, sus políticos, sus dafldys y su ejército; en fin, ¡todo unmundo!

Después de haber retratado en estos tres libros la vid¿ socíal, faltaba presentar lasexistencias excepciorrales que resunerr los intereses de muchos o de todos; y que encierto modo se eneuentran fuera de la ley corqún: de ahí las Escenas de la vida poÍítica.IJnavez terminada esta vasta pintura-de la sociedad ¿no era-ñéGaarTlmostrada en suestado más violento, saliéndosé de etia, ya pafa d.etbnderse , ya para conquistar? De estaconsideración nacieron las Escenqs de Ia vida miíitm,la pa*e todavía menos completade mi obra, pero royo p.r".íu q"e¿urá reiervado én ésia edición, a tin de incluirla en ellacuando la haya terminado. Por ultimo , las Erc_enas .45_f-q ,!{gruf son en cierto modo lanoche de tan largo dí4 si se me permite llamar así al drama social. En este libro seencuentran los earacteres más puros y la aplieación de los grandes principios de orden, depolítíca y de moralidad.

Ta[ es Ia base, llena de figuras, llena de comedi¿s y de tragedias, sobre la cual seelevan los Estudios fifosóJico^r, segunda parte de Ia obra, en la que se ertcuentrademostrado Af-inédíb---sóciál de todos los efeetos, donde se pinen los estragos del

. pensarniento, sentimiento por sentimiento; y auya primera obra, Ls pieí de Zopo, tme en

-\cierto modo los Estudios de costumbres alss Estudiosfifosóficos, por meüo del anillo de,' una fantasía c¿sí oriental, en que Ia Vida misma aparece pintada en lucha con el deseo,',principio de toda pasíón.

Ademas se encontrarátr lss Estudios qnafíiicos, de los cuales no drré nada" puessólo se ha publícado uno, LoJisiofogío def motrimonio.

De aquí a algun tiempo, debo publicar otras dos obras de este género. Primero, .L¿zpatología de [a vida social después, La qnatomía de fos cuerpos insfrtrctores y Lomonografiu de la virtud.

Viendo todo lo que me queda por haceq tal vez se me diga lo que mis editores yame han dícho: "iQue Dios Ie ofrezca una largp vida!". Lo ¡lnieo que deseo es no verme

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atonneniado púr los hombres y Wr las cosas coÍno lo estoy desde que comencé este

tremendo trabajo. iengo ei beáeicio, por io que agrade'Co a Dios, de que ios iaientos

más grandes de esta épu"u, las personalidades más beilas, los amigos sinceros' tan

grarrdls unos en la l-ida^privada como otros en la t-ida pública, me estrecharon ia mano,

ái"iéndo_e: ,,¡valorl". ¿po, qué no conÍ'esaria que estas amistades y que testimonios

otieeidos aqui y allÍ por"desconoCidoS, me sostu!'ieron en rni carrera, eontra mi mismo -vcontra ataquff injustás, contra la calumnia que tan a menudo me ha perseguido, contra el

desaliento y contra .ru arp"ru*a tan fbrvorosa cuyas palabras son tomadas por las de un

*o. p.upiu excesivo? uáuia tomado la deeisién de oponer a los ataques y a las injunas

unu iÁpuriuilidad estoica; pefo en dos ocasiones, las calumnias cobardes obtu'eron su

répiica necesari¿. s¡ to. iurtia*ior del perdón de ras injurias lamentan que yo hay'a

mostrado *ri saber en los heohos.cle esgrima literaria, muchos cristianos piensan que

vivimos en ufia époea en la que es bueno á"*o=tt* que el sileneio posee generosidad-

A propósito de esto, debo aclarar que sóio reconozco como mias aqueiias obras

que llevan mi nombre. Ademas de La comedia lzumana sélo he escrito los cliez c1¿entas

droláricos,dos obras de teatro y artículos aisiados que, por otra parte, están Íirmados'

utilizo aquí uri dereeho inefutable. Esta observaeión, aunque at-eete a las obras en que he

colaborado, es imprescindible, no tanto para satisfbcer el amor propio como p¿fa

atenerme a Ia verdad. si continuasen atribuyéndome libros que, riterariamente hablando'

no reconozco oomo ñíos, pero euya propiedad me t-ue oonfiada, los dejaré h¿blar por Ia

misma razé¡por la que dejo el terreno libre a las calumnias..

La irimensiá¿ ¿e un pkim que abarca a ia ve¿ la historia y la crítica de la

Sociedad, el analísis de sus maies y ia discusién de sus pr\ncipios, creo que rne udgT* 1 idar a mi obra eI título bajo el cu¿l se presenta hoy. La to*uá¡o humana' ¿Es ambicioso? i

¿Acaso no es jusio? Eso es algo que, una vez terminada la obra, el público"decidirá' -l

París,ju1io dE1842

*N de los T: En el original'. ce lroweur (trou'*ére)'

Traducido por Emilio Dí.azyyareria casteiló Jouberr para ra cátedra de Líteratu¡a del síglo )(D(' Ei ie'tto

original fue tomado de f,a'comédie hurnaine, edición revísada y anotada por Mareel Boutcron y Henri

Longnoq París: Louis Conard' 1912'