bajo el signo de alpha - antologia de ciencia ficcion y fan.pdf

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  • Bajo el signo de Alpha

    Antologa

    CIENCIA FICCIN Y FANTASA MEXICANA

  • Los autores.Diseo editorial: Guillermo Lavn.

    Ilustraciones: Gabriel Benitez.Editada en Cd. Victoria, Tamaulipas,

    Mxico.Julio del ao 2000.

    Para la realizacin de esta antologa losautores aportaron los cuentos que

    aparecen.

  • 5Bajo el signo de Alpha

  • 6Bajo el signo de Alpha

  • ndice

    Nyade. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9Visin de los vencidos . . . . . . . . . . . 15Se ha perdido una nia . . . . . . . . . . . 43Padre chip . . . . . . . . . . . . . . . . . 63Y3K: . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75Dlares para una ganga . . . . . . . . . . . . 83Llegar a la orilla . . . . . . . . . . . . . . . 91Perro de Luz . . . . . . . . . . . . . . . . 107El rescate . . . . . . . . . . . . . . . . . . 119Vuelo libre . . . . . . . . . . . . . . . . . . 127El Libro de Garca . . . . . . . . . . . . . . 139Los crmenes que conmovieron al mundo . . 151

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  • Nyade

    Dispara.

    La ojiva abandona el ca-n e inicia el vuelo su-persnico sobre lasruinas del puente. Elhardliner no la espera. Elproyectil es demasiadoveloz, los detectores ul-trasnicos no le avisan a

    tiempo. Se incrusta sobre la lente del visor infrarrojo, leclausura para siempre el mundo en verde. Abandona sucabeza, va a destrozar un tronco de huizache. Ajeno alo ocurrido, el cadver del guardia contina en posicinrgida por un instante, al fin la gravedad lo desplomasobre el pasto lleno de hongos, en silencio. Slo enton-ces suenan las alarmas, el ulular recorre la noche en unradio de varios kilmetros.

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    Jorge Eduardo lvarez

  • Sander sonre, acaricia el pesado rifle. Aspira a fondoel aire hmedo, putrefacto, entre el chirrido de insectosen busca de pareja. Sobre ese himno y las nauseabundasolas alejndose en la corriente, lo sorprende su propiarisa. No es la reaccin esperada. Que ms da? Rer o llo-rar no importa, al menos ya no para l. Cerca de la culataergonmica del arma, con entonacin clara para asegurarel reconocimiento de voz, pronuncia la palabra replaypara observar el video transmitido desde la bala inteli-gente al fusil Teledeath. A 10 cuadros por segundo la tra-yectoria se aprecia con claridad. El lo sabe, ha dado en elblanco, las sirenas lo confiesan. Lo que extraa es el olora plvora: el trillium que utiliza la propulsin es inodoro,o quiz indetectable para l.

    Pero en fin, para sobrevivir es necesario adaptarse,conseguir lo ltimo, sin importar el precio. La venta delMustang 68 con carburador de oxgeno apenas le com-plet los crditos para obtener el producto iraqu, con suchip scrambler de cdigos que evitaban la deteccin porsatlite. Aunque ser solo cuestin de tiempo, el pas delnorte encontrar una manera para desactivarlos desde elcielo. Entonces sern tan intiles como las piedras bajosus pies, pero hasta que ese momento llegue, Sander pro-mete sacarle buen provecho. Para empezar, los resulta-dos son prometedores: el extinto guardia de la lnea duraest de acuerdo, an ms, lo certifica.

    Se tiende sobre la hierba seca, con los brazos en cruz,observando el jugueteo de las lucirnagas, de pronto fun-didas con las estrellas. Necesita reflexionar, pensar encualquier cosa menos en ella; en el glido invierno que seasoma, en cmo va a encontrar agua potable al da si-guiente, en la prxima vctima. Pero es imposible. Laimagen de Mariana se sobrepone a los astros nocturnos ylos colepteros; la menuda silueta de cabello suelto llena

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    Bajo el signo de Alpha

  • su visin. Quiz la msica la ahuyente, se dice. Se colocalos audfonos y al activar el Discman, los Ilegales le gri-tan al odo: en esta fiesta / tan buenas las mujeres / tam-bin en esta fiesta / se mueven las mujeres. Pero en lafrontera ya no hay merengue-house, ni fiestas, ni hablarde las pocas hembras. Ilegales, por otro lado, los hay enexceso, y no a todos les gusta ese ritmo. La mayora pre-fieren sencillamente matar. Para comer, para robar, paraencontrarle sentido a la vida. Toda la Amrica Latina en-va sus representantes a la zona divisoria, en un intentodesesperado por cruzar la lnea dura. En sus trincheras,el ejrcito barriestrellado resiste, con el apoyo incondi-cional del Ku-Klux-Klan en la Casa Blanca.

    Mira hacia el horizonte que se pierde a lo lejos. Ma-riana sigue ah, ojal con vida. En alguna prspera ciu-dad, allende el ro. Cerca de Arizona, segn los ltimoscorreos antes de la repentina desaparicin de Internet.Recuerda el llanto de ambos previo a la despedida, la l-tima noche de hotel, la seda del neglig sobre la suavepiel. Ella tiene un chip de identidad pirata; l, no. Ahoranecesita pasar, llegar hasta ella, ansa su abrazo. Ni losestragos del hambre o las heridas colaboran con sus in-tentos por olvidar. Lo recordar ella? Un ao sin lneastelefnicas entre ambos pases acenta la separacin.Mariana. Desea volver a formar un solo ser con ella, lamasturbacin pierde da a da su otrora eficacia. Y sospe-cha de la reincidente picazn en la entrepierna. De ori-gen venreo? Quiz un mdico lo descifre, pero losnicos que pueden ayudarlo viven all, al otro lado, feli-ces. Qu importa, de algo tiene que morir. An as, su l-tima voluntad es volverla a ver.

    El ruido de pasos lo sobresalta. Una sombra nubla lospuntos luminosos en el infinito. Al incorporarse de unsalto, le apunta sin soltar el disparador electrnico: una

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    Bajo el signo de Alpha

  • chica. Apenas sobre los quince, cubierta de lodo y con unbrillo violceo en el ojo izquierdo. Un bioimplante Ko-dak, sin duda.

    Me estas grabando? le pregunta sin bajar el ca-n.

    S chico, perdname, es mi default dice ella y setoca la mueca en lo alto. El crculo de luz en su vista seapaga.

    Quin eres? Qu diablos quieres aqu?Soy Eliana, de Cuba. Puedo bajar los brazos?No. Contstame primero.Apaga el rifle. No se te vaya a disparar esa cosaSu voz suena extraamente artificial, demasiado.

    Como si el procesador de audio en su garganta estuvieseen sobrecarga. Llama su atencin el cuerpo mojado de lachica.

    Saliste del agua?S, est helada.Algo anda mal aqu. Este lquido no es agua. Slo

    son deshechos qumicos y biolgicos, cidos, cadveres,no tienes olfato?

    Mi piel es nueva, de un polmero impermeable muyespecial. Ni la lluvia radioactiva me causa problemas.

    Y qu haces aqu?Vine por ti.Levanta el rifle, pero ella es ms rpida. Abre la boca

    y lanza el microdardo, justo al cuello de Sander. Lamuerte es instantnea, Sander alcanza el suelo ya sinvida. Sus ojos siguen abiertos, fijos hacia el cielo, peroya no puede ver como la chica lo desnuda sin prisa. Lue-go se aparta del cadver y de su propio cuello arrancauna tira de membrana sinttica. Envuelve el rifle, debeprotegerlo de la corrosin. Arrastra el cuerpo hasta laorilla y al arrojarlo activa el mecanismo en su globo ocu-

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    Bajo el signo de Alpha

  • lar para obtener un registro digital de la descomposicinorgnica en el lechoso lquido. Cuando todo termina, sesumerge y avanza a su estacin de servicio, detrs de ladivisin.

    Quiz necesite una piel nueva antes de la siguienteencomienda, la fuerza corrosiva en el torrente es cadavez mayor.

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    Bajo el signo de Alpha

  • Visin de los vencidos

    Relaciones indgenas sobre la invasin marciana

    (Versin Abreviada)

    Para Sergio Herrera, quienley antes que yo La Guerra

    de los Mundos

    Introduccin, seleccin y notas:

    Miguel Len Portilla

    Versin de textos nahuas:

    ngel Ma. Garibay K. y Miguel Len Portilla

    Pero quin vive en esosMundos si estn

    habitados? Somosnosotros o ellos los seoresdel Universo? Y por que

    han de estar hechas todaslas cosas para el hombre?Kepler. Ccita de Burton en

    La anatoma de lamelancola.

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    Gabriel Bentez

  • Introduccin:Relaciones y pinturas

    Nahuas sobre la invasinmarciana

    Fray Toribio de Bena-vente, Motolina, llegado aMxico Tenochtitln en ju-nio de 1524, formando par-te del clebre grupo de los

    doce franciscanos venidos a Nueva Espaa, es el primeroen descubrir el inters que tuvieron los indios por con-servar sus propios recuerdos acerca de la Invasin. Heaqu las palabras mismas de Motolina, al principio delTratado Tercero de su Historia de los indios de la NuevaEspaa:

    Mucho notaron estos naturales indios, entre las cuen-tas de sus aos, el ao que vinieron y cayeron del cielo aesta tierra los eloim con sus gigantes de metal, comocosa muy notable y que al principio les puso muy grandeespanto y admiracin. Ver criaturas cadas de los cielos(lo que ellos nunca haban visto, ni odo que se pudiesehacer), de formas tan extraas de las suyas, tan otracosa. A los ngeles cados les llaman teteuh, que quieredecir dioses y los espaoles, corrompiendo el vocablodecan teules

    Proyectando primero sus viejos mitos, los mexicascreyeron que Quetzalcatl y los otros teteos (dioses) ha-ban regresado (en contraposicin a la experiencia euro-pea donde fueron considerados inmediatamente

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    Bajo el signo de Alpha

  • demonios o ngeles cados) para vengar una vieja afrentacontra el pueblo de Huitzilopochtli y los adoradores deTezcaztlipoca.

    La suposicin no pareca tan incorrecta al tomar encuenta que los viejos mitos sealaban al ao Uno- Caa,como el ao del regreso del dios guila-serpiente, Quet-zalcatl. Reforzando esa visin, se encuentran los presa-gios de la venida de los ngeles cados, anotados en laversin nhuatl preparada por el doctor Garibay, de lostextos de los informantes indgenas de Sahagn, conteni-dos al principio del libro XII del Cdice Florentino, don-de se narra una serie de prodigios y presagios funestosque afirmaron ver los mexicas y en especial el empera-dor Motecuhzoma, desde unos 10 aos antes de la llega-da de los marcianos, hasta el da definitivo de su arribo,tan claramente descrito en el cdice.

    En la actualidad, se conservan varias de estas relacio-nes nahuas, en las que, como lo nota Motolina, consig-naron la venida de los espaoles y los principales hechosde la Invasin. Esas relaciones y pinturas, junto con otrasvarias historias escritas un poco ms tarde tambin porlos indgenas, son en conjunto ms de doce. Brevementedescribiremos las principales de estas relaciones, toman-do en cuenta tanto su antigedad, como su menor o ma-yor extensin.

    Miguel Len-Portilla

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    Bajo el signo de Alpha

  • Parte 1La llegada de los marcianos

    1. Presagios de la llegada de los marcianos.

    Los presagios, segn los informantes de Sahagn

    Primer presagio funesto: Nueve aos antes de venirlos demonios y 10 antes de los espaoles se mostr unfunesto presagio en el cielo. Una como espiga de fuego,una como llama de fuego, como una aurora: Se mostrabacomo si estuviera goteando, como si estuviera punzandoel cielo.

    Ancha de asiento, angosta de vrtice. Bien al mediodel cielo, bien al centro del cielo llegaba, bien al cielo es-taba alcanzando. Se manifestaba: estaba an en el ama-necer; hasta entonces la haca desaparecer el sol. Por unao entero vino a mostrarse.

    Segundo presagio funesto: Sucedi aqu en Mxico:por su propia cuenta se abras en llamas, se prendi enfuego, ardi la casa de Huitzilopochtli. Todos echaronah el agua, pero cuando intentaban apagarla, slo seenardeca flameando ms. No pudo apagarse: del todoardi

    Tercer presagio funesto: Muchas veces se oa: unamujer lloraba, iba gritando por la noche; andaba dandograndes gritos:

    Hijitos mos, pues ya tenemos que irnos lejos!Y a veces deca:Hijitos mos, a dnde os llevar, dnde os escon-

    der?

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    Bajo el signo de Alpha

  • Muchos hablaron que esa mujer vea lo que vendr,que haba sido ciega en nacimiento pero que los dioses lepermitan ver por dentro; que saba que Quetzalcatl ylos dioses vendran y que saba tambin del castigo quetocara al pueblo mexica. Que por eso se volvi loca puesno soport tan grande espanto.

    Cuarto presagio funesto: Los que trabajaban en elagua encontraron cierto espejo como escudo reluciente.Luego lo llevaron a mostrar a Motecuhzoma, en la Casade lo Negro (casa de estudio mgico).

    All lo vio y en l vio el cielo: las estrellas, el Mastale-jo. Y Motecuzhoma lo tuvo a muy mal presagio cuandovio todo aquello.

    Pero cuando lo vio por segunda vez, vio como si algu-nos demonios vinieran de prisa, bien estirados, arrastran-dose con sus cuerpos de gusanos y serpientes.

    Al momento llam a sus magos, a sus sabios. Lesdijo:

    No sabis qu es lo que he visto? Unos comograndes gusanos, como serpientes de cuero humedecidoque se arrastran y se agitan!

    Pero ellos, queriendo dar respuesta, se pusieron a ver:desapareci (todo): nada vieron.

    Motecuhzoma se puso, pues, en pie y grit que Quet-zalcatl vena, que lo haba visto; que haba visto su ne-gra barca de serpientes. Nadie lo evit, nadie pudoentonces callarlo; estuvo como loco durante dos das.

    Quinto y ltimo presagio funesto: Ocurri entonces,pocos meses antes de llegar el ao uno- caa, que noso-tros llamamos de 1519, que cuando an haba Sol, cayun fuego. En tres partes dividido: sali de donde el sol se

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    Bajo el signo de Alpha

  • mete: iba derecho viendo a donde sale el Sol: como sifuera brasa, iba cayendo en lluvia de chispas. Larga setendi su cauda; lejos lleg su cola. Y cuando visto fue,hubo gran alboroto: como si estuvieran tocando cascabe-les.

    Los presagios y seales acaecidos en Tlaxcala

    Sin estas seales, hubo otras en esta provincia deTlaxcala antes de la venida de los gigantes de metal, muypoco antes. La primera seal fue una piedra de fuego quecay del cielo y una claridad que sala de las partes deOriente, tres horas antes que el sol saliese, la cual clari-dad era a manera de una niebla blanca muy clara, la cualsuba hasta el cielo, y no sabiendose qu pudiera ser po-na gran espanto y admiracin.

    Tambin vean otra seal maravillosa, y era que se le-vantaba un remolino de polvo a manera de una manga, lacual se levantaba desde encima de la Sierra Matlalcuyeque llaman agora la Sierra de Tlaxcalla, la cual mangasuba a tanta altura, que pareca llegaba al cielo.

    No pensaron ni entendieron sino que eran los diosesque haban bajado del cielo, y as con tan extraa nove-dad, vol la nueva por toda la tierra en poca o en muchapoblacin. Como quiera que fuese, al fin se supo de lallegada de los dioses, especialmente en Mxico, dondeera la cabeza de este imperio y monarqua.

    2. Primera noticia del arribo de los marcianos

    Y mand Motecuhzoma a Petlaclcatl, que llamase atodos los mayordomos de todos los pueblos. Djoles quefuesen ellos a todos los pueblos que ellos tenan enco-

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    Bajo el signo de Alpha

  • mendados y que hallasen a los nigromnticos que pudie-sen y se los trajeran.

    Hicieron lo que as se orden y fueron ellos trados al. Les dijo: habis visto algunas cosas en los cielos, oen la tierra, en las cuevas, en los lagos de agua, algunasvoces, como de mujer dolorida, o de hombres; visiones,fantasmas u otras cosas de stas?

    Como no haban visto cosa de las que deseaba Mote-cuzhoma, ni de las que l les preguntaba daban razn,les dijo enfurecido:

    Es se el cuidado que tenis de velar sobre las co-sas de la noche? Ya que tanto gustan de dormir har queduerman un largo, largusimo rato.

    Y orden encerrarlos a ellos en la crcel de Cuauhcal-co, hasta que ellos dijeran lo que tenan que decir; hastaque hablaran de lo que ellos ocultaban.

    Djole de nuevo Motecuzhoma que volviera a pregun-tarles lo que deba venir o suceder, de donde haba de ve-nir, si del cielo o la tierra; de qu parte, de qu lugar ycundo sera.

    Volvi Patlactcatl a Cuauhcalco pero a nadie encon-tr en aquel lugar. Espantado, volvi y dijo a Mote-cuzhoma lo que haba visto y que a nadie habaencontrado. Haban volado o se haban vuelto invisibles.

    Motecuzhoma mand entonces mancebos a saquearlas casas de las mujeres de los nigromnticos. Fueron alas casas de ellos, y mataron a sus mujeres, que las ibanahogando con unas sogas, y a los nios iban dando conellos en las paredes hacindolos pedazos, y hasta el ci-miento de las casas arrancaron de raz.

    Llegada del macehual de las costas del Golfo

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    Bajo el signo de Alpha

  • A pocos das vino un macehual (hombre de pueblo),de Mictlancuauhtla, que nadie lo envi, ni principal nin-guno, sino slo de su autoridad. Luego que lleg a Mxi-co, se fue derecho al palacio de Motecuzhoma y djole:seor y rey nuestro, perdname mi atrevimiento. Yo soynatural de Mictlancuauhtla; llegu a las orillas del margrande y vide cerca de la playa un gran agujero en el sue-lo donde una como columna de plata estaba enterrada.Estaba caliente y humeaba y dejaba or sonidos comoguijarros pegando entre s. Esto jams lo hemos visto, ycomo guardadores que somos de las orillas del mar, esta-mos al cuidado. Dijo Motecuzhoma: sea enhorabuena,descansad. Y este indio que vino con esta nueva tena lacara quemada como por sol, y las manos achicharradas,pues haba entrado a donde la columna y la haba visto yla haba tocado.

    Djole Motecuzhoma a Petlaclcatl, llevad a ste yponedle en la crcel de tabln, y mirad por l. Hizo lla-mar a un teuctlamacazqui (sacerdote) y djole: id aCuetlaxtlan, y decidle al que guarda el pueblo que si esverdad lo del agujero y no se qu, ni lo que es, que lo va-yan a ver, y esto sea con toda brevedad y presteza, y lle-vad consigo a vuestra compaa a Cuitlalptoc.

    As lo hicieron y prestos volvieron con mucho espan-to en sus rostros, furonse derecho al palacio de Mote-cuhzoma, a quien hablaron con la reverencia y lahumildad debida. Dijronle: seor y rey nuestro, es ver-dad que haba un agujero cercano al mar, pero en l ya nohemos visto nada. Vaco est. Y tambin vaco y achi-charrado se encuentra Cuetlaxtlan. Todos sus habitanteshan sido vistos por los ojos nuestros como pedazos ne-gros de tizn, regados por todas partes y muertos, las ca-sas derrumbadas.

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    Bajo el signo de Alpha

  • Junto nosotros vinieron dos hombres del pueblo, peronada pueden decir pues uno tiene el rostro desfigurado,derretido por un fuerte calor y su boca sellada labio conlabio. El otro ha muerto al llegar a las puertas.

    3. Las idas y venidas de los mensajeros

    Lo que vieron los mensajeros

    Motecuhzoma luego dio ordenes al teuctlamacazqui:Dad orden: que haya vigilancia por todas partes en

    la orilla del agua, en donde se llama Nauhtla, Tuztlan,Mictlancuauhtla. Por donde ellos (los forasteros) vienena salir.

    Luego de prisa se fueron.No mucho tardaron en volver y cuando volvieron,

    hasta Mxico llegaron y fueron directo con Motecuhzo-ma. Le dijeron:

    Seor nuestro y rey nuestro. Hemos ido a donde noshas mandado y hemos regresado con noticias de espantopues durante el camino nos hemos enterado y hemos vis-to la furia de los dioses. Que cerca de donde se encuentrael agujero, a medio da de camino, se encuentra otro msde donde los habitantes de un pueblo cercano vieron salirun gigante.

    Su torso era alargado como columna y brillante comometal y sus piernas eran tres. Su cabeza esta cubierta conalgo como gorro y como brazos tiene cuatro serpienteslargas que no dejan de moverse. Sabemos que es verdadporque nosotros tambin lo vimos. Pero lo que ms es-panto causa es la luz que brota de una como caja , comoalajero brillante, que hace que los rboles ardan, que

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    Bajo el signo de Alpha

  • arda el bosque y las casas. Y cuando caminan es como sicaminara con ellos el trueno.

    Cuando l (Motecuhzoma) hubo odo lo que le comu-nicaron los enviados, mucho se espant, mucho se admi-r. Y le llam a asombro el tamao de los gigantes, comoel de veinte hombres, uno sobre el otro.

    Tambin mucho espanto le caus el or cmo se des-maya uno; se achicharra otro.

    Y que cuando se ve el rayo, crea fuego y va destilandochispas y el humo que sale de l, que es muy pestilente yhuele a podrido, penetra hasta el cerebro causando mo-lestia.

    Si va a dar con un cerro (pirmide) lo derrite, lo des-quebraja, y si da contra rbol o casa lo convierte en ceni-za.

    El teuctlamacazqui dijo:Nosotros tus enviados tenemos noticia de dos ms

    que vienen en camino y que llegarn a Tlaxcala, puescuando bamos hacia donde nos fue ordenado, nos en-contramos que multitud de gente que sala de sus casas,se iba de sus pueblos, los abandonaba porque los dioses,por donde pasan, queman todo. Tus enviados seguimosadelante y vimos con ojos propios montones de gentequemada, torcida y negra como races. Unos por ac,tambin por all. Ninguna casa en pie.

    Cuando hubo odo todo esto Motecuhzoma se llende grande temor y como que se le amorteci el corazn,se le encogi el corazn, se le abati la angustia.

    Los testigos de Tlaxcala

    He aqu entonces que en la maana llego la comisinenviada desde Tlaxcala a Mxico, pero a estos, Mocte-

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    Bajo el signo de Alpha

  • cuhzoma se neg a oirlos, por lo que no quedo ms reme-dio que dar sus palabras al mayordomo del seor.Dijronle:

    Infrmale a nuestro seor Motecuhzoma, que lagente de Tlaxcala venimos para hablar con l, pues he-mos sido testigos de un prodigio cercano a nuestras tie-rras que son las de l. Que siendo de medioda cay delcielo una luz, y que esta fue a golpear como trueno enuno de los cerros cercanos. Levant gran humareda yesta no se detuvo hasta pasado un rato. Despus, en la no-che, todos escuchamos los aullidos que salan de aquellugar y llegando la maana fueron tres a ver lo que allhaba. Vieron un hoyo en el suelo como cazo grande.Ms grande que una casa. Y ah vieron a los dioses y vie-ron que eran de color negro y que sus ojos eran rojos ygrandes como platos y eran dos y que se movan arras-trandose por el suelo, arrastrados por largas vboras ne-gras. Y algo construan pues con palos de hierrolevantaban cosas como casas.

    Cuando el mayordomo de Motecuhzoma escuchtodo esto su rostro mostr profunda preocupacin y fuea contarle todo ello a su seor.

    Motecuhzoma enva magos y hechiceros a Tlaxcala

    Sabiendo Motecuhzoma donde encontrar a los dioses,despach para all una misin. Envi a cuantos pudo,hombres inhumanos, los presagiadores, los magos. Tam-bin envi guerreros, valientes, gente de mando.

    Envi cautivos con que les hicieran sacrificio: quinsabe si quisieran beber su sangre. Y as lo hicieron losenviados.

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    Bajo el signo de Alpha

  • Se presentaron delante del agujero donde se levantabaya hacia el cielo uno de los gigantes de metal y ofrecie-ron a los dioses el sacrificio de hombres, de huevos degallina, de tortillas blancas, de piedras y plumas precio-sas, mientras los dioses miraban desde su lugar en el agu-jero, sin moverse, sin hacer sonido.

    Fue entonces que de aquel gigante brot la luz ardien-te que todo lo quema y pas sobre hombres y ofrendas,incendiandolo todo, consumiendo carne y piedras sin de-jar nada. Los que no fueron tocados por el rayo fueron decarrera dando de gritos, tocando sus bocas y cabezas,acompaados todos por gran espanto.

    En el lugar quedaron varios sacerdotes y hechiceros,grandes seores y capitanes como Coyohuehuetzin;Atlixcatzin Tlacatcatl; Tepeoatzin Tlacochccatl;Quetzalaztatzin Tizacahucatl. Otros como Totomotzin,Hecatempatitzin o Tetlepanquetzaltzin, rey de Tlacopan,huyeron y nada ms se volvi a saber de ellos.

    Motecuhzoma enva ms hechiceros

    Enterado Motecuhzoma de que sus ofrendas habansido rechazadas y de que venan cuatro gigantes de losdioses en direccin a la ciudad, volvi a enviar a otra mi-sin de magos y hechiceros y an sacerdotes para dar en-cuentro a los gigantes. Pero tambin nada pudieron hacerall, no pudieron hacer dao de ojos, no pudieron domi-narlos; de hecho no los dominaron. Ni siquiera all llega-ron muchos y los que llegaron lo hicieron a Cholaula,que arda, se consuma en humo negro y fuego. Todo olaa quemado, a carne en asador.

    Mucho asco y espanto, mucho miedo para todos losenviados que no se atrevieron a ir ms adentro sino que

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    Bajo el signo de Alpha

  • huyeron tambin con la gente del pueblo que an se en-contraba errando por el alrededor.

    Slo cuatro regresaron a Tenochtitln a contar lo quehaban visto: a los gigantes caminar entre la mucha gen-te, quemando con su rayo, atrapando a la gente con susbrazos de serpiente, estrellndolos en el suelo, aplastn-dolos con sus tres patas.

    La aparicin de Tezcatlipoca

    El camino de regreso fue atribulado, lleno de espanto.El sol se vea como un disco rojo, cubierto por las nubesnegras de los incendios y la gente corra y se escondaentre los rboles de los bosques, con sus mujeres y sushijos. Muchos lloraban, todos ellos lloraban asustados yvarios daban vueltas de un lado al otro pues no saban adnde ir. Unos encontraron el camino que llevaba a Te-nochtitln en medio de la oscuridad y gritaban:

    Por aqu, por aqu. Venid todos por aqu. Es poraqu a donde se llega a Mxico.

    Tres de los enviados que legaron a Tenochtitln fue-ron siguiendo primero esas voces, pero uno de ellos seperdi y fue a dar a un alto cerro desde donde poda versetodo aquel lugar. Con sus propios ojos vio con espantouna larga nube negra cubriendo los bosques y las lucesdel fuego comiendo rboles y sobre ellos tambin la fi-gura de cuatro de los gigantes, que a lo lejos asemejabanslo pequeos hombres. No miente el enviado al confe-sar que en ese momento quiso huir, pero su valor se so-brepuso a su miedo y decidi regresar a Tenochtitln adar aviso de lo que haba visto, de lo que se avecinaba.

    De repente le sale al paso uno que estaba como borra-cho y le dice:

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    Bajo el signo de Alpha

  • Por que en vano habis venido a pararos aqu?Ya Mxico no existir ms! Con esto, se le acab parasiempre! Largo de aqu: aqu ya no!

    De improviso desapareci; ya no lo vio ms. Y sedijo:

    No era un cualquiera sese era el joven Tez-catlipoca!

    Abatimiento de Motecuhzoma

    Y cuando estos enviados llegaron, narraron a Mote-cuhzoma cmo pas, cmo lo vieron. Y cuando lo oyMotecuhzoma, no hizo ms que abatir la frente, quedcon la cabeza inclinada. Ya no habl palabra. Dej de ha-blar solamente. Largo tiempo as estuvo cabizbajo. Todolo que dijo y todo lo que respondi fue esto:

    Que remedio, mis fuertes? Pues con esto ya fui-mos de aqu!Con esto ya se nos dio lo merecido!Acaso hay algn monte donde subamos? O acaso he-mos de huir? Dignos de compasin son el pobre viejo, lapobre vieja, y los niitos que an no razonan. En dndepodrn ser puestos a salvo? Perono hay remedioQu hacer?Nada resta? Cmo hacer y en dnde?Ya se nos dio el merecido Como quiera que sea y loque quiera que seaya tendremos que verlo con asom-bro

    Parte 2Mxico en poder de los marcianos

    Esta no es una guerra dijo el artillero -. No lo hasido nunca, como no puede haber una guerra entre loshombres y las hormigas.

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    Bajo el signo de Alpha

  • H. G. Wells, La Guerra de Los Mundos

    1. Llegada de los marcianos a Mxico-Tenochtitln

    Y al cabo de esto el Motecuhzoma no habl ms, nodijo nada ms. Se qued en el saln, mudo, callado, mi-rando a lo que haba de venir desde sus aposentos.

    Sin embargo su sobrino Cacama llam a consejo aCuitlahuacatzin, hermano del rey, y a los dems seoresy propuso una larga pltica en razn de si deban recibir alos dioses y de qu manera.

    Cuitlahuacatzin respondi que a l le pareca que deninguna manera, que deban armarse guerreros y ejrcitopara enfrentar a los gigantes de los dioses, pero Cacamay los seores, sabiendo cmo haba ardido Cholula y su-poniendo de igual manera lo de Tlaxcala resolvieron quela gente de la ciudad deba huir. Dijeron:

    Es intil entregar ofrendas a los dioses, a Quetzal-catl, porque no las quiere. Ha regresado como prometiy destruir esta ciudad y todo el imperio pues ha sidocreado bajo el patronato de sus enemigos Huitzilopochtliy Tezcatlipoca. Nada de ella ha de quedar y de nosotrostampoco si no huimos. Del fin ya sabamos, pues Cuatli-cue ya lo haba dicho a aquellos nigromantes que fuerona Aztln, hace tiempo. Motecuhzoma tiene razn pues yanada podemos hacer. Los que se queden en esta ciudadpagarn sus culpas con fuego. Los que quieran vivir de-bern salir ahora pues los dioses no tardarn en llegar.

    Dicho esto, los seores ordenaron a los capitanes salira las calles, ir a los calpullis (barrios), a los calmecac y alos tepochcali para sacar a los jvenes y a los nios y avi-sar a la gente, a todo mundo.

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    Bajo el signo de Alpha

  • Cuitlahuacatzin, sin embargo, hizo odos sordos a ladecisin de los seores y apoyado por un grupo de gue-rreros tom camino a encontrarse con los gigantes, ar-mados todos con dardos, escudos y macanas.

    Nada ms se supo de ellos.

    Huida de Mexico-Tenochtitln y llegada de los mar-cianos

    Fue el plan que alguna gente deba salir de la ciudadpor Tlatelolco hacia Tepeyac y otra hacia el este, porTlacopan.

    Texcoco, Hexotla, Chalco en el sur, Tenayuca, Tiza-pan, Tlalpan, todos los alrededores tambin deban serabandonados y la gente escondida

    No era de nadie esperado lo que sucedi el tercer da,mientras todava mucha gente, como un ro, como multi-tud, salia de Tenochtitln llevando consigo mujeres e hi-jos y aquello que solo que pudiera acompaarlos.

    Fue que un viga de Chalco anunci la vista a lo lejosde dos de los gigantes que se acercaban a la ciudad, quepodran llegar por la entrada de Iztapalapa y dio alarmade eso.

    La gente que an quedaba, que era mucha, tuvo mu-cho espanto y arroj lo que tena a las acequias y corrihacia las salidas. Los que tenan barcas las usaron pero elmiedo era tan grande que muchos intentaron cruzar anado los canales y murieron ahogados.

    No solo venan los dioses por el camino del sur, sinoque delante de ellos corran tambin algunas de las gen-tes que haban huido de los pueblos donde los dioses yahaban pasado.

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    Bajo el signo de Alpha

  • Final de Chalco

    Cuatro gigantes llegaron por Chalco al atardecer y noms entrando sus rayos ardientes se posaron sobre lostemplos y las casas, sus patas aplastaron los mercados ysus brazos-serpientes arrancaban las piedras. Desde loslugares altos de Tenochtitln era posible or los ruidos delos dioses y ver las llamas ardiendo en todo. Desde Xo-chimilco y Mizquic era an ms fcil verlo.

    Los gigantes detuvieron su camino frente al lago porlargo rato. Muchos pensaron entonces que hasta ah sequedaran, que les dara miedo atravesar todo aquellaagua. Pero no fue as pues dos de los gigantes lo hicieron.Avanzaron hacia el lago y entraron en l. Otros dos se di-rigieron caminando por la orilla hacia Mixquic y Tlal-pan.

    La huida general

    Luego otra vez matan gente; muchos en esta ocasinmurieron. Pero se empieza la huida, con esto va a acabartodo. Entonces gritaban y decan:

    Corran!Huyan que ya ha llegado Quetzalcatlpor todos nosotros!

    Y cuando tal cosa oyeron, luego empez la huida ge-neral.

    Unos van por el camino grande. An all matan a al-gunos; estn irritados los dioses. Los que habitaban enlas casas de la ciudad van derecho hacia Amxac, recta-mente hacia el bifurcamiento del camino. All se desban-dan los pobres. Todos van al rumbo del Tepeycac, todosvan al rumbo de Xoxohuiltitlan, todos van al rumbo de

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    Bajo el signo de Alpha

  • Nonohualco: pero al rumbo de Xloc o al de Mazatzinta-malco, nadie va.

    Pero todos los que habitan en barcas y los que habitanlas armazones de madera enclavadas en el lago, y los ha-bitantes de Tolmayecan, se fueron puramente por elagua. A unos les daba el agua hasta el pecho, a otros lesdaba el agua hasta el cuello. Y aun algunos se ahogaronen el agua ms profunda.

    Los pequeitos son llevados a cuestas. El llanto es ge-neral. Al irse, casi se atropellaban unos con otros

    Entrada por Azcapotzalco

    Fue entonces que la gente que sala a tropel por la sali-da a Azcapotzalco tuvo gran pavor al ver casi frente aellos, salidos de no se sabe dnde, a otros tres de los gi-gantes, que no eran ninguno de ellos los cuatro que pro-venan de Tlaxcala y Cholula, sino otros de los que no setena noticia ni nada se saba. De inmediato muchos fue-ron achicharrados, ardieron como antorcha nios, vie-jos, hombres y mujeres.

    Grandes gritos, mucho miedo y pavor. Todos corrie-ron de nuevo hacia la ciudad.

    En ese encuentro hubo un capitn, mentado Tzilcat-zin, valeroso en la guerra, muy macho, que corri en di-reccin de los dioses y dicen quienes lo vieron que a unose le subi en una pata, pero que nada pudo hacer puesdel torso del gigante baj uno de los brazos -serpiente yse enrosc en su cuerpo lanzndolo con fuerza al cielo.

    Temoctzin, otro capitn que ah se encontraba, searroj junto con muchos al ro, para no morir tatemado,calcinado por los rayos ardientes de los gigantes.

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    Bajo el signo de Alpha

  • l vivi, pero muchos otros murieron pues hirvi elagua. Un gigante hizo que hirviera en furia, como si enpedazos se rompiera al revolverse. Temoctzin vio cuer-pos, vio muertos flotar escaldados, rojos todos ellos. To-dos hervidos.

    Entonces, por la calzada de Tlacopan dieron entradados de los gigantes, hacia la ciudad.

    Avanzan los marcianos al interior de la ciudad

    Sucedi pues, que esa noche llovi aunque no eratemporada y pudo despejarse de humo el cielo, pero losgigantes no se detuvieron; y llovan tambin gritos y ha-ba fuego en medio de toda el agua, porque mientrasavanzaban, seguan arrojando sus rayos con furia, des-truyendo casas, calpullis enteros.

    Todo esto poda verlo Motecuhzoma desde el GranTeocalli (Templo Mayor) a donde haba subido junto conTlacochclcatl de Tlatelolco, Itzcohuatzin y otros paraesperar a los dioses. Hacia el oeste y hacia el sur el incen-dio de la Gran Tenochtitln pareca visin del infierno.Rojas las llamas y rojas las nubes de tormenta y los gi-gantes de los dioses caminando, dando tumbos por lasruinas de la ciudad.

    Era pues que el noble Cuauthmoc se encontraba den-tro de la ciudad, huyendo, escondindose en las ruinaspara nos ser visto por los dioses. Junto con otra gente seencontr muchas veces, todos ellos con gran pavor. Lesdijo:

    Ninguno de nosotros puede quedarse aqu. Tomena los nios y heridos y sganme.

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    Bajo el signo de Alpha

  • Muchos se negaron a moverse y otros lo siguieron ylos que as lo hicieron fueron los que contaron parte deesta historia pues salieron vivos de la ciudad. Pero antestuvieron que arrastrarse por entre el fuego y el lodo, has-ta llegar a cierto canal donde haba escondidas unas bar-cas. Por todas partes haba muerte, en todas partes habafuego y sonidos ensordecedores, brillantes flamas. Enuna ocasin incluso estuvieron a los mismos pies de ungigante, pero no los vio. Cuando tomaron las barcas,Cuauhtmoc les mostr la salida y en el viaje pudieronver ms de la ciudad y de la gente que corra en pavor yde otra que corra en llamas.

    Pero Cuauhtmoc no fue con ellos pues se qued parabuscar a ms gentes, ms nios.

    Moctecuhzoma frente a los marcianos

    Esto que aqu se relata lo ha dicho Tzoncoztli, acom-paante y consejero de Motecuhzoma, que estuvo ahcuando sucedi todo, y que lo vio todo, escondido en unode los templos del Gran Teocalli

    Motecuhzoma vio acercarse por el oeste y por el sur ados de los gigantes, que se detuvieron frente al gran tem-plo. Durante poco rato nada hicieron pero despus unocomenz a subir, pero donde pisaba, se hunda. As, pasotras paso el gigante lleg casi hasta arriba.

    Y de su cabeza salieron aquellos, los demonios que sepensaba eran dioses y vieron frente a frente a Mocte-cuhzoma que no se mova, se mantena firme, y no tem-blaba pues fuerza para eso ya no tena.

    Dos de aquellos se dejaron caer como sacos al suelo ysus cuerpos se arrastraron por los peldaos, las escaleras

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    Bajo el signo de Alpha

  • hasta llegar hasta arriba, frente al rey, al cual vieron consus ojos negros, redondos, lo miraron.

    Y sin decir nada, como centella, sus serpientes se en-roscaron en el cuerpo de Motecuhzoma y en su cuello yen el cuerpo de sus acompaantes y los arrastraron haciaabajo de las escaleras donde ya no podan verse, perodesde podan orse sus gritos y sus chillidos

    Todo esto pudo verlo Tzoncoztli, escondido dentro deuno de los templos superiores y dej de verlo cuando losdemonios volvieron hasta la parte de arriba, sin nadiecon ellos. Se escondi atrs de un altar, muy pequeo,que cuando entr el dios, negro y reluciente, arrastrndo-se por el suelo, crey que lo iba a ver.

    El dijo tambin que el dios le pareci como aquelloque traan de las playas los que all vivan, el pulpo, peroque su tamao era tan grande como el de dos hombres ti-rados en el suelo y que su altura bien haca que pudierallegarle al pecho si l hubiera estado de pie.

    El demonio lleg y se fue pronto, pero Tzoncoztli no.Se qued all durante 8 das.

    El alimento de los dioses

    Fue cuando los animales de los dioses atraparon amuchos en las calles. Los animales eran como escaraba-jos de metal de muchas patas y con uno como brazo conuna mano, y los dioses se montaban en ellos para hacerotros animales y a otros gigantes y para atrapar gente.

    Se movan, corran por toda la ciudad, escarbaban enlas ruinas y tomaban gente de ellas. Gente viva, porque ala muerta la arrojaban, la tiraban lejos, la tiraban a los ca-nales. Tambin los gigantes tomaban gente con sus bra-

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    Bajo el signo de Alpha

  • zos de serpiente y la metan a toda en un morral que eracomo ellos, que era de metal.

    Entre ellos tomaron tambin a un pescador, un ma-cehual del barrio de Petlalcalco y a todos fueron a llevar-los a Tlatelolco, donde eran arrojados a un gran agujero yde donde los dioses los tomaban para chupar su sangre.Ciycatl, el pescador lo vio con sus propios ojos porque al tambin lo tomaron. Los animales de los dioses losagarraban como conejos, de los pies, y los levantaban.Los dioses ponan en ellos a otras serpientes o lombricessin color, mucho muy delgadas, que entraban en la carnede los brazos y del cuello y de las piernas, y ellas desan-graban al hombre para que los dioses tomaran su sangre.

    Cuando lleg turno a Ciycatl este grit y chill. Tuvoespanto de ver a los dioses llevar las lombrices de sangrea su cuerpo. Pero los dioses se detuvieron y lo volvierona arrojar al pozo con los dems: tres mujeres y cuatro ni-os. All permaneci hasta siete das, cuando los diosesmurieron.. Gran suerte la de Ciycatl pues fue solo lquien al ltimo qued.

    2. Mxico-Tenochtitln muerto

    Pasados 14 das del siti de la ciudad fue que vino elgran silencio. Patlahuatzin, quien era mandado de Tlax-cala, el embajador de Tlaxcala, estaba en la ciudad cuan-do llegaron los dioses y permaneci en ella escondidomientras todo ocurra. Sali de su escondite porque nosoportaba ms el hambre y porque poco a poco caa enconfusin. Fue l uno de los primeros en ver los cuerposde los dioses tirados por el suelo, devorados por los pe-rros y los zopilotes. Vio tambin todo el zacate rojo cu-briendo la ciudad.

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  • De este zacate ya nada se sabe, pues desaparecicomo polvo al poco tiempo, pero dicen los que ah esta-ban, que cubra los templos y las ruinas como manto,todo completo y que haba crecido en muy poco tiempo.

    Los gigantes no se movieron ms y tampoco lo hicie-ron as los animales de metal que traan consigo.

    Uno de los de la ciudad dice, cuenta haber visto, quetambin tenan pjaros y que vio volar a uno, que tam-bin eran de metal, que tenan un solo ojo verde en elfrente y algo como bastn largo y brillante en la cresta,pero que no movan las alas.

    Ya nada haba, ya nada quedaba de lo que haba sidoTenochtitln, de la ciudad de los mexicas. As lo habapredicho Motecuhzoma, as lo haba dicho la madre deHitzilopochtli frente a los nigromantes en Aztln, quenada de ella quedara, que todo sera sepultado.

    Y solo esto fue lo que los espaoles vieron al llegar aella, al poco tiempo de lo sucedido, con sus ojos llenosde asombro, llenos de espanto y de confusin.

    Eplogo:

    Oh, prncipe mo, oiga el dios esto poco que voy adecir. Yo el mexcatl, no tena tierras, no tena semente-ras, cuando vine ac en medio de los tepanecas y de losde Xochimilco, de los de Aculhuacan y de los de Chalco;ellos si tenan sementeras, s tenan tierras. Y yo, con fle-chas y escudos me hice seor de los otros, me aduee desementeras y tierrasigual que haces t ahora.

    Cihuacatl Tlacotzin frente a Corts

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  • La invasin marciana a Mxico- Tenochtitln, docu-mentada y resguardada por varios de los cdices y librosen lengua nahua, no son solo de vital importancia paracomprender en un entorno global el suceso de la llegadade los marcianos, sino tambin registro perfecto que ex-plica la conquista espaola en estas tierras y la rpidaaceptacin de la religin catlica por parte de la diezma-da poblacin.

    La llegada de los marcianos, al principio aceptadacomo la llegada de Quetzalcatl a desbancar a sus dosmayores enemigos, Huitzilopochtli, dios de la guerra yTezcatlipoca, dios del espejo negro, no poda ser msconvincente. Todo el conjunto de presagios acaecidos enel transcurso de diez aos antes de la fecha prometida desu llegada (ao 1-caa Ce-Acatl) y los mismos sucesosocurridos a la llegada de los marcianos hasta el cierre fi-nal con la llegada de la misin espaola comandada porel capitn Corts as parecan confirmarlo.

    Quetzalcatl, literalmente Serpiente - Quetzal esrepresentado por estas antiguas culturas como una espe-cie de vbora con plumas. Ha vuelto, porque en el pasadofue engaado por sus dos enemigos para tener contactocarnal con una mujer, cosa que haba prometido nuncarealizar. El quebrantamiento de su juramento hace quetome rumbo hacia el este, directamente al horizonte delmar Atlntico, montado en una barca construida con ser-pientes. Pero antes de partir hace patente su estremece-dor juramento: Volver, y volver para acabar con ellosdos.

    No es un juramento vano ni superficial pues inclusoda la fecha de su retorno: Uno-Caa.

    Y Uno-Caa fue precisamente el aos de la llegada delos espaoles, blancos y barbados, como cuentan eraQuetzalcatl. Y el smbolo que con el viene, l smbolo

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  • catlico de la cruz, es tambin el smbolo de Quetzal-catl: Los cuatro puntos cardinales. Norte, Sur, Este,Oeste.

    Serpiente Emplumada no es otro que el dios delaire, el que vive en el cielo.

    Al contrario de sus dos enemigos, Quetzalcatl no esun dios que acepte sacrificios humanos. Le repugnan.Solo acepta sacrificios personales, perforaciones de l-bulos o nariz, pero nunca vidas de hombres.

    Por desgracia para Imperio de Mxico-Tenochtitln,este se ha levantado sobre la sangre y muerte, las guerrasy la destruccin. Su fuerza se ha basado toda en la figurade su dios tutelar, Huitzilopochtli, y cuyo templo resultareducido a cenizas (como se relata en el segundo presa-gio) sin ninguna razn aparente.

    Moctezuma II (Motecuhzoma Xocoyotzn Mocte-zuma el joven) es un emperador capaz, pero en su menteanida fuertemente arraigado el mito del regreso y cuandoes testigo de los presagios, no duda en reconocer lo quepara l es ya un hecho consumado: La llegada de Quet-zalcatl y la destruccin de la ciudad de Tenochtitln.Nada se puede hacer. Todos estn condenados.

    Y efectivamente, casi de la noche a la maana, en untiempo muy corto, un imperio de aos sucumbe al poderinvasor de seres que no son de este planeta, que vienenms all de donde cualquiera de sus vctimas se hubieraatrevido a soar.

    Cuando los espaoles desembarcaron, lo hicieron en lasplayas del ahora estado de Veracruz. Ninguno de ellosconoca los sucesos que se estaban presentando en mu-chas partes del mundo, incluso en su natal Espaa.

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  • As que cuando fueron recibidos, lo hicieron por ungrupo de aborgenes apaleados temerosos y asustadosque inmediatamente vieron en ellos, y en especial enCorts, la figura de Quetzalcatl.

    Los guiaron hacia lo que quedaba de Tenochtitln porun camino de desolacin y muerte. Bosques negros, casicarbonizados, aldeas y pueblos destruidos fueron apare-ciendo en el transcurso de todo su viaje. Pero por supues-to que lo ms impactante fue para ellos el aterradorpaisaje de la ciudad destruida y las gigantescas mquinasde los marcianos, que an se sostenan en pie en la ciu-dad.

    Por medio de preguntas llegaron a enterarse de todolo sucedido y llegaron tambin a enterarse de que los me-xicas consideraban a los marcianos una especie de ejr-cito de avanzada: Su ejrcito. El ejrcito de Quetzalcatl,el ejrcito de Corts.

    Por tal razn, Corts no tiene ningn problema en ac-ceder a los secretos de la ciudad, - que algunos de ellosan quedaban y la iglesia catlica en aceptar en su senoa una nueva cantidad de conversos.

    Es importante sealar como la influencia de la iglesiacatlica sell en Mxico la entrada definitiva de la coro-na espaola.

    An teniendo la oportunidad de proclamarse real-mente como enviados de Quetzalcatl, la iglesia catlicarenuncia a aquello, pero no duda en considerar comoprovidencial su llegada a tierras americanas.

    Ha sido Dios y nadie ms quien ha liberado al pueblomexica de la amenaza de los demonios. El hecho nopuede ser ms obvio: Estando lleno la Nueva Tierra dedolos demoniacos e imgenes impuras, la llegada de losespaoles y de la imagen de nuestro Seor Jesucristo, hahecho salir del infierno a sus enemigos.

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  • En un paroxismo de terror por la llegada inminentedel poder de la cruz, estos han intentado huir no sin llevarantes consigo a la mayor cantidad de almas posibles, sinembargo, sucumben en su intento, muriendo todos ellospor obra y gracia del seor.

    En realidad, todo mundo lo sabemos ahora, no fueronotros que los virus de nuestro planeta los que acabaroncon la invasin.

    Despus de abrazar la nueva religin con gran docili-dad, los mexicas reanuda la reconstruccin de sus pue-blos y ciudades bajo la supervisin tutelar del capitnHernn Corts y la iglesia catlica, y entrega a los espa-oles el oro y la riqueza que fue posible recuperar de ladevastacin esperando el arribo de nuevos conquistado-res espaoles que han de llegar a estas tierras bajo el po-deroso y justo smbolo de la cruz.

    jueves, 08 de julio de 19996:13 p.m.

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  • Se ha perdido una nia

    Ganador de los premiosnacionales de cuento

    Benemrito de Amrica1998 y Kalpa 1999

    Cuando la hija de mihermana cumplitrece aos, en 1998, yoolvid comprarle un re-galo. Peor an, me acor-d de la fiesta una horadespus de que empeza-ra. No tuve ms remedioque ir a mi librero: como

    hice un semestre de letras, mucha gente cree que megusta leer y me regala libros, que luego yo regalo. Ashe salido de apuros muchas veces.

    Lo malo fue que nunca haba ido a mi libreroen busca de algo para una nia: tuve que buscar duranteotra hora, y por un rato pens que tendra que elegir en-tre un juego engargolado de fotocopias de La muerte deSuperman (en ingls), un manual de autoconstruccin

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    Alberto Chimal

  • y La isla de los perros de Miguel Alemn Velasco. Laverdad es que tampoco acostumbran regalarme librospara nios.

    Entonces, en el estante ms bajo del librero, detrs delos dos tomos que me quedaban del Diccionario Enci-clopdico Espasa, encontr otro libro, de color rosa me-xicano, con una flor y una nia con alas en la portada.As fue como Ilse (la hija de mi hermana) recibi unejemplar nuevecito, o casi, de Se ha perdido una nia,escrito por una tal Galina Demikina y publicado en espa-ol, en 1982, por la Editorial Progreso de la URSS.

    Como llegu cerca de las diez, cuando ya se habanido todos, mi hermana se disgust, y no sirvi de nadaque me disculpara, ni que le dijera que el libro era muybueno.

    Lo leste siquiera?Bueno, no, pero esos libros siempre eran muy

    buenos. Haba muchsimos cuando exista la URSS, teacuerdas? Los vendan en todas partes

    Pensaba improvisarle algo sobre que el libro le iba aservir a Ilse, para que conociera cmo se viva en laURSS en esos tiempos o algo as, cuando ella, es decirIlse, lleg, abri el libro, se puso a hojearlo y casi de in-mediato me dijo:

    Est padrsimo.Qu? le dije.Y ella me dio las gracias. Por un momento no entend

    de qu me daba las gracias.Varios das ms tarde volv a ir a la casa de mi herma-

    na. Ella me reclam que fuese tan despegado (siempredice lo mismo), pero tambin me dijo que Ilse estabamuy contenta con el libro. Result que no era de la vidareal en la URSS: era un cuento, de esos impresos con le-tra grande, y se trataba de una nia que visitaba un mun-

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  • do fantstico. Slo ella poda hacer el viaje y los demsno entendan nada.

    Ah dije, y mi hermana se dio cuenta de que no meinteresaban los detalles, as que me dio ms: la nia seperda en ese mundo, en el que se haba metido a travsde un cuadro y en el que viva gente muy amistosa oduendes o algo parecido. Haba una rosa que tenan quecuidar, como en La Bella y la Bestia. Al final apareca elto de la nia, que era pintor pero tambin una especie demago (l haba hecho el cuadro mgico, pues), y el finalera feliz. El mensaje del libro era como una reflexinsobre la familia, pero tambin sobre el mundo verdadero,y sobre el arte y los artistas...

    Ah repet, y no pude recordar cmo haba llegadoaquello a mi librero, pero me alegr de no haberlo ledo.

    Le encant dijo mi hermana. Todo el da est ha-blando de lo mismo.

    Y entonces me meti al cuarto de Ilse y me habl envoz baja, como siempre que va a pedirme algo. Lo nicomalo de todo el asunto, me dijo, era que Ilse, de tan entu-siasmada, estaba escribiendo una carta a la editorial.

    A dnde?Mi hermana me mostr la siguiente nota, que estaba

    al final del libro:

    AL LECTORLa Editorial le quedar muy recono-cida si le comunica usted su opinindel libro que le ofrecemos, as comode su traduccin, presentacin e im-presin. Le agradeceremos tambincualquier otra sugerencia.

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  • Nuestra direccin:Editorial ProgresoZbovski bulvar, 17Mosc, URSS

    Ah dije una vez ms.Quiere mandarles una carta dijo mi hermana.Ya entend. Qu tiene?La URSS ya no existe, Roberto.(Me llamo Roberto.)Y? dije Qu ms da? No creo que sea mucho

    gasto un sobre...Pero es que yo ya le dije que la carta no va a llegar a

    ningn lado, ya le expliqu todo eso, lo de la URSS, y nome hace caso. Me tendra que haber hecho caso.

    Admito que no entend.Es una nia, Sara mi hermana se llama Sara.Tiene trece aos respondi ella. A ti no te gusta-

    ba que te dijeran nio a los trece aos.No es lo mismo dije. Yo Bueno, est encapri-

    chada, pues.Pero por qu? Nunca le ha gustado leer, ni nada...Es bueno que lea, no? respond, y le aconsej que

    la dejara hacer lo que quisiera.Roberto, es que es muy raro, te digo...No le hace dao la interrump.(En realidad yo soy menor que ella, y siempre soy el

    que tiene que ayudarla.)Al final, mi hermana me forz a esperar que Ilse vol-

    viera de la escuela para explicarle que la URSS habasido un pas socialista, formado por Rusia y otras regio-nes cercanas que se haban unido despus de la Revolu-cin Rusa de 1917, pero se haban vuelto a separar en1991.

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  • Cuando t tenas seis aos le dije.Y result que Ilse realmente no vea ningn impedi-

    mento para que su carta llegara a los editores de Se haperdido una nia y, tal vez, hasta a la misma Galina De-mikina.

    El libro est padrsimo dijo, y agreg algo comoque su carta no poda no llegar. Yo me negu a acompa-arla a la oficina de correos, pero tampoco le import de-masiado.

    Y el problema, desde luego, fue que su carta s lleg.O que alguien se tom la molestia de responder, desde

    Mosc o desde algn otro sitio, con una carta en un sobrecon la direccin de Editorial Progreso, Zbovski bulvary todo lo dems, y estampillas que decan CCCP.

    Es decir le expliqu a mi hermana y a Ilse, encuanto pude ir a verlas, SSSR pero en el alfabeto cirli-co, o sea URSS pero en ruso... Vamos, las siglas de laURSS en idioma ruso son SSSR, y las letras SSSR en al-fabeto ruso...

    Ya entend me interrumpi Ilse, y se fue.Pero eso s, estaba como loca por la dichosa carta,

    aunque no pasaba de un par de frases de agradecimiento.Pens que se pareca demasiado a su madre; entoncesella (es decir, mi hermana) me dijo que el tipo que habaescrito la carta hablaba de la URSS.

    Ah, s?En la carta dice URSS me explic ella. No pue-

    de ser.Qu no puede ser?Qu no entiendes? Te estoy diciendo que este

    tipo...Quin?El de la editorial, el que firma la carta.Cmo se llama?

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  • No importa! Te digo que ese tipo habla como si nohubiera pasado nada Como si la URSS todava existie-ra, pues.

    A lo mejor tiene sndrome de Alzheimer y no seacuerda brome.

    La discusin que sigui fue muy desagradable. Porotra parte, mi hermana tena razn. La carta terminabaas: Si alguna vez tienes ocasin de venir a la URSS, nodejes de visitarnos. Nos entusiasma conocer a nuestroslectores de todo el mundo, y Galina Demikina, la autorade Se ha perdido una nia, de seguro se alegrar al saberde ti.

    Luego vino la segunda carta de Ilse, agradeciendo laque le haban enviado. Mi hermana me llam y me dijo:

    Qu hago, Roberto? La dejo que la mande?Le dije que s.Ni modo que no. No es nada malo.Qu tal si, no s, si es un pervertido?Por favor, la URSS est muy lejos...La URSS no existe dijo mi hermana.Ms a mi favor.Luego vino la segunda carta de la editorial, con un ca-

    tlogo de novedades de 1998.Ah est dije yo, ms tranquilo.Qu?La explicacin, Sara. La Editorial Progreso existe

    todava. Estar privatizada o ser del gobierno ruso oalgo, pero existe.

    Pero el catlogo dice URSS.A lo mejor es viejo.Pero es de este ao.Yo empec a decir que los rusos siempre hacen las co-

    sas con mucho avance.

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    Bajo el signo de Alpha

  • No te acuerdas? Nos lo ensearon en la secunda-ria: los planes quinquenales. Todo lo hacen con quinceaos de adelanto, o cinco

    Y tambin hacen los catlogos de las editoriales?me pregunt mi hermana Adems, eso de los planesera de los socialistas.

    No tendrn eso todava en Rusia?Pero le hubieran puesto..., no s, algo, una etiqueta

    para tapar el URSS y poner Rusia.No s, no han de tener dinero para eso... En serio,

    Sara: si lo hicieron por adelantado Ahorita Rusia estarruinada, es como aqu, todo est lleno de narcos, de po-lticos corruptos

    Luego Ilse quiso encargar, por correo, otro libro deGalina Demikina, que estaba en el catlogo, titulado Lahistoria del seor Pez, pero como mi hermana estabamuy nerviosa por todo el asunto le dijo que no. Y searm una escena de esas terribles:

    Yo no voy a pagar ese libro.Mam, por favor!Haz lo que quieras. Ya dije.Pero por qu no?Pues... porque no. Porque no est bien.Pero por qu no est bien?Y aqu mi hermana cometi su primer error, porque

    perdi los estribos.Porque no quiero que lo pidas! Punto! Me en-

    tiendes? No lo vas a pedir.Y su segundo error: que se arrepinti y dijo:Ay, Ilse..., Ilse, mira, es que quin sabe a quin le

    ests escribiendo, yo no, esto..., es muy raro, no en-tiendo...

    49

    Bajo el signo de Alpha

  • Siempre los comete en el mismo orden. El nico libroque he comprado es uno de cmo criar a los hijos, paraella, pero tampoco le gusta leer.

    Nunca me dejas hacer nada murmur Ilse con unavoz que, segn mi hermana, nunca le haba escuchadoantes.

    Ella pregunt:Qu fue lo que dijiste?Te odio! le grit Ilse, y se fue corriendo. El libro

    lleg uno o dos meses ms tarde, a principios de 1999.Cuando me enter y fui a verlas, Ilse me recibi con

    un abrazo y me asegur que el libro era tan bueno comoSe ha perdido una nia. Me sorprendi tanta efusividad(luego me enter de que a todo el mundo le haca la mis-ma fiesta), y ms an que leyera tan rpido: el libro tenasus buenas trescientas pginas, y hasta el ao anteriorIlse haba ledo lo que le dejaban en la escuela y absolu-tamente nada ms.

    Por su parte, mi hermana segua yendo a su trabajo,haciendo la comida, lo de todos los das, pero estaba mal.Deprimida: estaba engordando, tena ojeras, todo el cua-dro. Siempre le pasa lo mismo.

    As que la segu por la casa (ese es otro sntoma: sepone a limpiar todo como loca, una y otra vez) hasta quela acorral:

    A ver, Sara, ya. Qu tienes.Es que no entiendo me contest. IlseIlse ya no es una nia, Sara. T fuiste quien me

    dijoEs que no es posible, Roberto!Cmo que no es posible? y quise recordarle de

    cuando ella (mi hermana) haba comenzado a usar toa-llas femeninas, pero no me dej.

    Qu no me entiendes?50

    Bajo el signo de Alpha

  • No me vengas con eso, Sara. Yo fui quien te dijoque no eras anormal

    Estoy hablando de lo de la URSS dijo mi herma-na, y me cont que, en el ltimo mes o dos meses, habaido tres veces a la oficina de correos, a preguntar por losenvos a la URSS, y nadie haba podido explicarle nada;luego haba ido a la oficina central, es decir la del centro,y lo mismo; luego al aeropuerto, a donde llega el correoareo, y lo mismo; luego a la embajada de Rusia...

    Ah no la dej continuar.Fuiste a la embajada de Rusia? Fuiste? Ests

    loca?Nadie me quiso decir nada, Roberto. Les dije que

    me dejaran hablar con el embajador, con alguien...Y te recibieron?Creo que no entendi que me estaba burlando.Segn ellos, nadie sabe..., nadie me supo decir

    cmo llegaron esas cosas con direccin de la URSS.Ni cmo pudieron llegar las cartas de Ilse...

    Ah se le quebr la voz, y me pareci que iba a empe-zar a llorar, y eso s no puedo soportarlo.

    Qu queras, Sara? le pregunt Investigar?Me contest que s.A ver Ven ac la abrac. Mira, Sara. No es...,

    no es como en la tele, como en los Expedientes X. Esta-mos en Mxico. Quieres salir en un programa de loinslito, de los de ovnis? Aqu la gente no se pone a in-vestigar as como en Aqu las cosas no se saben,pues! Digo, no s, vaya, s est raro, lo que t quieras...,pero qu vas a hacer? Llamar a la judicial? A Dere-chos Humanos? A la CIA?

    Se ri, lo que siempre es buena seal, y yo segu. Eramuy raro, s, pero no era malo. No le haca dao a Ilse.En realidad, ella segua siendo la misma. Iba a la escuela,

    51

    Bajo el signo de Alpha

  • tena sus amigas, vea pelculas, como siempre. Quimportaba que le gustaran dos libros de una rusa? Noeran malos libros, nunca est de ms leer... Adems Ilseera una muchacha muy inteligente, muy madura

    Ya tuvo novio me confes mi hermana.Y te pidi permiso?Ella se enoj muchsimo.Llevas veinte aos machacndome lo mismoDiecinueve la correg.Tard mucho en disculparme.Nada ms te digo que te calmes, Sara. De verdad.

    No tiene nada de malo que ella lea. Fue de veras muycaro el libro? No, verdad? Entonces? No puedes estaras toda la vida y para terminar le dije que qu ms po-da pasar.

    Al da siguiente lleg la carta en la que la embajada dela URSS, enterada de la correspondencia entre Ilse y laEditorial Progreso, ofreca a mi sobrina una convocato-ria llegada de la URSS: la de un concurso para ganar unviaje de tres meses a la URSS, para dos personas, escri-biendo en dos cuartillas o menos las razones por las quele gustara hacerlo, es decir, viajar a la URSS.

    Ya viste, mam? le dijo Ilse, muy emocionada, ami hermana.

    S respondi ella, y me llam para pedirme quefuera otra vez. Me disgust, aunque en realidad no tenagran cosa que hacer, y fui uno o dos das ms tarde.

    Y me arrepent al verla:Sara, qu te pas? se me escap. Estaba sentada

    en el suelo de su cuarto, con la cara roja y abotagada yuna botella vaca a su lado...

    Me tranquilic al notar que la botella era de cooler, yms cuando supe que Ilse estaba en la escuela. Y volv asentirme explotado cuando mi hermana me confes, con

    52

    Bajo el signo de Alpha

  • ese tono de voz que usa cuando quiere hablar muy en se-rio, que era una persona insegura. Y lo de siempre: queFernando, el padre de Ilse, la haba dejado muy lastima-da. Que haba quedado embarazada a los diecinueve.Que le haba costado mucho trabajo dejar la universidad,casarse, criar a su hija sola porque el otro, as dijo, la ha-ba dejado como a los seis meses de embarazo, es decirdos de matrimonio.

    No he madurado, Roberto. Le puse Ilse a Ilse por...,por la de las Flans y era cierto, es decir, le haba puestoas por la cantante de un grupo de aquel entonces, que yani exista, y que ahora se dedicaba, es decir la cantante, aanunciar refrigeradores o una cosa as.

    Pero comenz a llorar y no fui capaz de decir nada. Laabrac y trat de consolarla:

    Al menos no le pusiste Ivonne como la otra del gru-po, la loca

    Esta vez no se ri.Adems..., bueno, no tiene nada de malo...Que se llame Ilse?Que concurse, Sara. Digo, qu tal si no gana?Y si s? Qu tal si se quiere ir?Pues lo pens un momento Oye, Sara, el via-

    je no es para dos personas?Ella me respondi que s pero que le daba miedo la

    KGB.No te acuerdas de todas las cosas horribles que ha-

    ca la KGB?Eso lo leste en Selecciones.T eras el que estaba suscrito.La suscripcin me la dio mi pap le record.Cambiamos de tema bruscamente cuando mi herma-

    na comenz a llorar de nuevo. Una vez ms me dijo nosaber qu hacer. Y que todo aquello era muy raro.

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    Bajo el signo de Alpha

  • Peor an, Ilse estaba redactando sus dos cuartillas omenos.

    Bueno le dije, qu hacemos? La llevamos conun psiquiatra para que la convenza de no entrar al con-curso?

    No, si no est loca!Entonces qu hacemos?Seguamos discutiendo cuando Ilse lleg de la escue-

    la, fue a su cuarto, regres a toda prisa (apenas nos diotiempo de esconder la botella bajo la cama de mi herma-na) y nos ley sus cuartillas.

    Las hice en un receso nos dijo, y yo no le cre,pero no dije nada. Pero lo que haba escrito estaba muybien y se lo dijimos.

    De veras?Claro que s le asegur. Muy, muy bien.Ya ves que tu to estudi letras.Adems, de all, de, de all son muchos escrito-

    res famosos dije yo: Pushkin, Dostoievsky, IsaacAsimov

    Si gano me acompaas, mam? Adems del viajevan a dar un curso de ruso, y un paseo por la editorialProgreso, y...

    Or esto no me gust nada, porque s, haba estadopensando en acompaarla yo. Pero claro, ella era su ma-dre. Por otro lado, era de las primeras veces que se habla-ban sin disgusto desde..., bueno, desde su disgusto.

    Tienes que ir, Sara le dije, como si todo el tiempohubiera pensado que ella deba ir. Adems, siempre esta-ban las enormes probabilidades en contra de que Ilse ga-nara

    Cuando Ilse gan el concurso, y le lleg la felicitaciny una invitacin a la embajada de la URSS, cremos quetodo se resolvera. O hicimos lo posible por convencer-

    54

    Bajo el signo de Alpha

  • nos. A fin de cuentas, nosotros sabamos dnde estaba laembajada de la URSS. O dnde haba estado, porque loque ahora estaba all era la embajada de Rusia y la direc-cin (quiero decir, en la invitacin) era la misma.

    Vamos y aclaramos todo le dije a mi hermana. Alo mejor..., a lo mejor, no s, tienen el servicio de contes-tar las cartas mandadas a la URSS...

    S, verdad? Por si alguien no se ha enterado.Y qu tal si de veras alguien no se ha enterado?Aparte de los de Editorial Progreso? mi hermana

    se estaba burlando, por supuesto.As discutimos durante todo el viaje, y de hecho se-

    guamos discutiendo cuando llegamos a la embajada.Entonces los de la puerta no dejaron entrar a mi hermana,porque la reconocieron (no quiero ni pensar en el escn-dalo que debe haber armado!) y yo les discut tanto, paraque la dejaran, que Ilse tuvo que entrar sola.

    De todos modos, una hora ms tarde estbamos lostres de vuelta en casa de mi hermana, e Ilse, sana y salva,feliz, tena una libreta de cheques de viajero y dos bole-tos de viaje redondo por Aeroflot.

    Todava existe Aeroflot? me pregunt mi herma-na, y su voz me alarm.

    S, Sara, eso s, Aeroflot todava existe le contes-t.

    Seguro?Le suger que interrogramos (no us esa palabra, por

    supuesto) a Ilse. Nunca lo hubiera hecho. No slo estabasana y salva, sin heridas de ninguna especie, sin ningnsigno de tortura fsica ni psicolgica, sino que tom amal nuestra preocupacin.

    Ya no soy una nia dijo.Ya lo sabemos, mi vida... le contest mi hermana.

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    Bajo el signo de Alpha

  • Pero es que nos preocupas agregu. Nos preocu-pa... que hayas ido sola.

    La discusin, como era de esperar, se desvi a la for-ma en la que Ilse resenta tanto celo. Casi una hora nospasamos en eso, y nunca llegamos a saber qu haba ocu-rrido en la embajada.

    Entre ese da y el de la salida me la pas pensando,tratando de recordar de dnde haba salido mi copia deSe ha perdido una nia. Y nada. Adems de que no meregalan libros para nios, a mi pap de verdad le caa malla URSS. Otra vez me puse a revisar, y el nico libro enmi librero que mencionaba al pas era uno de discursosde Richard Nixon, que nunca me he atrevido a dar a na-die.

    Por eso, cuando llegu a casa de mi hermana para lle-varlas al aeropuerto, y vi que Ilse estaba sentada en un si-lln y releyendo su libro, primero se me ocurri que a lomejor era un gran libro, y que haba hecho muy mal enno leerlo jams, pero luego ya no pude aguantar y dije:

    Ilse.Qu? respondi ella, sin mirarme (ya le hablaba

    bien y todo a mi hermana, claro, pero a fin de cuentas yono era ms que su to).

    Este... Oye, Ilse, una cosa, dime: por qu te gustatanto ese libro?

    T me lo regalaste. No lo has ledo?Lo... No, no, s, claro, lo compr, compr otro

    ejemplar, porque..., porque pens que podra gustar-te... Pero no pens que te fuera a gustar tanto. Digo, mealegro mucho, vaya..., ya sabes lo que siempre decimostu mam y yo sobre que hay que leer..., pero... Es que...

    Se hart o tuvo piedad de m.

    56

    Bajo el signo de Alpha

  • Es que est padrsimo dijo. Eso de que te metescomo en un cuadro, y te vas a otro mundo... Est padrsi-mo.

    Qu es lo que ms te gusta del libro?Todo. El cuento, los dibujos... Te digo que est pa-

    drsimo.Pero... No s, vamos, qu tiene de diferente a otros

    libros, o a las pelculas?Me mir como si yo fuera un retrasado mental.Y, francamente, me tard mucho en decirle:Bueno Oye, ya tienen todos los papeles, el pa-

    saporte, eso?S.Y estn sellados para la URSS, lo de la visa.Pues s. Fui a la embajada a que los sellaran.Ilse..., Ilse, te acuerdas de lo que te comentbamos

    alguna vez, hace como un ao, sobre que la URSS ya noexiste?

    Cmo?S, que la URSS no existe. Se disolvi hace ocho

    aos.Cmo? volvi a decir.S, que ahora es Rusia yCmo?Aqu, por primera vez, me asust.Le expliqu, paso a paso, lo que haba sucedido con la

    URSS (Gorbachov, Yeltsin, todo), y no me entendi.No me entenda. Despus de un rato me di cuenta de

    que siempre pona la misma cara: entreabra la boca, la-deaba la cabeza, dejaba caer un poco, casi nada, los pr-pados. Y deca:

    Cmo?En ese momento mi hermana me llam, gritando. Fui

    a verla y la encontr tirada en la cama. Tena un dolor ho-

    57

    Bajo el signo de Alpha

  • rrible en el vientre, me dijo, y no poda levantarse. Lepregunt si haba comido algo que le hubiera hechodao. Ella dijo que era apendicitis. Yo pens en la vescu-la, en una lcera...

    No puedo ir as. Vete t me pidi, como si fuera sultima voluntad.

    Yo le dije que el boleto estaba a su nombre.No te acuerdas que Ilse te dijo que fueras con ella?

    le pregunt, y de inmediato pens que era muy injusto.Ella me sugiri que me vistiera de mujer.No s por qu, pens en una inspectora de aduanas

    como campesina rusa de las pelculas (cuadrada, de caraancha y tosca) metindome en un reservado para ver sino traa droga bajo la falda o algo por el estilo...

    Llegamos corriendo al aeropuerto pero, eso s, estabavestido de hombre. Naturalmente, no me dejaron abor-dar el avin. Hasta el final pens que podra hacerlo: se-gua discutiendo cuando alguien fue a avisarnos (a m, aldel mostrador de Aeroflot y a los diez o doce ms que es-taban con nosotros) que el avin haba despegado. Pensque haba sido muy previsor de mi parte el mandar a Ilsea que abordara.

    Ahorita te alcanzo, pero si no, escribes le haba di-cho; segn yo, haba sido una broma.

    Fueron los tres meses ms horribles de mi vida. Mihermana me llam irresponsable, retrasado mental, malhombre, asesino..., vaya, hasta tratante de blancas. Y danada serva recordarle que ella se haba enfermado, por-que en realidad haba sido su dolor profundo, como ellalo llama.

    Nunca pens que te diera as le deca yo.Por qu no ha escrito? me gritaba ella, baada en

    lgrimas Por qu no ha llamado?

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    Bajo el signo de Alpha

  • A lo mejor..., no s, a lo mejor regresa antes que lascartas, ya sabes cmo es el correo.

    Pero ella no me haca caso y segua gritando por sunia muerta, o perdida para siempre, o presa en una cr-cel...

    O en Siberia de puta!Sara! grit, porque nunca antes la haba odo de-

    cir puta.E Ilse volvi cuando tena que volver, es decir a los

    tres meses, y sus cartas, todas, llegaron quince das mstarde.

    Te las mandaba cada semana le explic Ilse a sumam. Pens que era ms bonito escribirte, para que tefueran llegando y mi hermana le sonri como si nada, yla abraz y la cubri de besos.

    S, mi amor, est bien, tu to era el que estabacomo loco, pero ya ves cmo es

    Ilse la haba pasado muy bien. Se haba asustado alverse sola en el avin, pero todos haban sido muy ama-bles con ella. Al llegar la haban llevado sin mayor pro-blema con sus anfitriones...

    Y ya de ah fue padrsimo nos dijo. Aprend mu-cho.

    No pudimos juzgar su ruso, naturalmente, pero ade-ms de que hablaba de lo mismo todo el da estaban lasfotos: Ilse sonrea por igual en la Plaza Roja, ante la tum-ba de Lenin, junto al monumento a Marx y Engels, enLeningrado (no entendi cuando le dijimos que aquelloera San Petersburgo)... En la casa en la que se haba que-dado. Y ante el edificio de la Editorial Progreso. Y juntoa una prensa. Y con una mujer, de cabello blanco y lentesredondos, que era Galina Demikina.

    Es muy linda nos dijo. Y mientras nos contabacun linda era, qu amable se haba portado, qu aut-

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    Bajo el signo de Alpha

  • grafo tan hermoso le haba escrito en su ejemplar de Seha perdido una nia, yo pens en los sellos de su pasa-porte, todos llenos de hoces, martillos y las letras CCCP.Y se me ocurri llamar, ahora s, a la CIA.

    No lo hice porque a) detesto a los gringos, b) no tengoni idea de cmo llamar a la CIA y c) de todos modos hu-biera sido ridculo.

    Pero tambin porque, tengo que admitirlo, de prontosent una envidia enorme. De Ilse. Es la verdad.

    Quiero decir, a pesar de todo, a pesar de las circuns-tancias del viaje, a pesar de que seguamos sin entender adnde haba ido, ella estaba feliz. Y por qu no? Habavisitado sitios muy hermosos, conocido gente diferente,visto (aunque suene horrible) nuevos horizontes... Habaido mucho ms lejos que cualquiera en la familia. Tena-mos que estar orgullosos. Lo ms lejos que ha llegadomi hermana es a Zipolite, y yo ni eso!

    En los aos siguientes vi que ella, mi hermana, se sen-ta como yo, porque dejamos de hablar del asunto y pre-ferimos no inquietarnos por los hermosos viajessubsecuentes, las nuevas fotos, el cada vez mejor ruso,hasta donde podamos apreciarlo, de Ilse. O su beca parala preparatoria. O su beca para la universidad. O su no-vio, Piotr Nikolaievich Ternovsky, de Leningrado (noSan Petersburgo), que conoci en 2004. O su ltimo via-je, en 2007, y su vuelta a Mxico que se retrasaba, y seretrasaba... O su llamada, una noche, para anunciarnosque estaba muy enamorada y que se iban a casar.

    ***

    60

    Bajo el signo de Alpha

  • Ay, mi hijita dijo mi hermana la ltima vez. Estabaconmovida. Ilse cumpla 23 aos, llevaba casi uno de ca-sada y haba podido llamarnos.

    (Ilse llama, o por lo menos escribe, cada tres meses,ms o menos. Tenemos su telfono, por supuesto, perocuando llamamos nunca est o las lneas se cruzan y lallamada acaba quin sabe dnde.)

    Platicaron y mi hermana se enter de que ella y Piotrhaban decidido aplazar un poquito ms al pequeo Ni-kolai, as se llama el pap de Piotr, o a la pequea Sara.(El que eligieran esos nombres me disgust un poco,pero supongo que es algo infantil de mi parte.)

    Entonces ya no voy a ser abuela? pregunt mihermana, pero Ilse le explic que la razn del aplaza-miento era que acababan de aceptarlos en la Academiade Ciencias de la URSS. Nunca nos ha dicho exactamen-te para qu, pero hemos llegado a la conclusin de quetiene que ver con el programa espacial: van a estar, segnnos dijo, en el cosmdromo de Baikonur, con algunos delos cosmonautas que sern llevados, muy pronto, a lanueva estacin espacial, la Mir 4.

    (Claro, podran ser parte del equipo de tierra, que va aestar en Baikonur durante toda la misin. O no tenernada que ver con eso... La verdad es que Ilse nunca nosplatica con muchos detalles. Y, desde luego, las noticiasde la televisin o los peridicos siempre hablan de Ru-sia.)

    Qu maravilla dije yo, de todos modos, cuandome toc hablarle.

    Luego vinieron las quejas. Siempre es muy incmodocuando le platicamos cmo nos va a nosotros... Pero ellanos consol, como siempre: en realidad el socialismotampoco es una utopa, nos dijo, ni mucho menos.

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    Bajo el signo de Alpha

  • La burocracia es terrible. Ni Gerasimov puede conellos Gerasimov es el jefe del Partido y, segn muchos(o eso dice Ilse), un nuevo Nikita Jruschov.

    Hablamos algo ms, nos despedimos, colgamos... Yyo veo que mi hermana est muy orgullosa. No puededecirle a nadie dnde est su hija, y todo el mundo se ex-traa cuando les cuenta que est en Rusia (que est arrui-nada, llena de narcos y polticos corruptos, y no separece nada o casi nada a la antigua URSS), pero a ellano le importa.

    Por mi parte, slo puedo pensar que Ilse es una mujermuy afortunada. Y me consuela, a fin de cuentas, el he-cho de que ella me recuerda, siempre que puede, cuntotengo que ver con su felicidad.

    T eres el to del libro me dice. Se refiere al de Seha perdido una nia, que ella tiene en la URSS y por lotanto sigo sin leer.

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    Bajo el signo de Alpha

  • Padre chip

    No y mil veces no!dijo el padre Ballesterosnotoriamente molesto.Un robot no puede ser or-denado sacerdote. Es absur-do lo que el padre Gonzlezpretende exigir a las autori-dades eclesisticas.

    Me permito recor-darle padre, que el hermano Chip es un robot muy espe-cial, se dise programando en l todo el fervorosoanhelo de la fe. La experiencia vehemente de la tras-cendencia y las convicciones religiosas. Todo eso estimpreso en su cerebro como deseo fundamental, es elmvil nico de su existencia, le hemos dado la fe, tal ycomo el Espritu Santo la inspir en nosotros.

    No me venga usted con sofismas padre Gonzlez,el cerebro de ese individuo est formado por trozos desilicio. Eso no puede ser susceptible de tener alma.

    Podemos decir que acaso una persona es huma-na dependiendo del material de que haya sido formada?Es decir que el alma depende del contenido orgnicode estructuras carbonadas que existan en el cuerpo?

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    Jorge Cubra

  • Un ser elaborado artificialmente por medio de ace-ro, titanio, iridio y silicio, no es un genuino humano, esun ser artificial; eso es quererle enmendar la plana a lanaturaleza, lo cual es aberrante.

    Toda la civilizacin humana consiste en conocer lanaturaleza para manipularla en servicio del hombre, y elrechazar tal manipulacin nos hace caer en incongruen-cias. Mire usted, por ejemplo los qukeros en los EstadosUnidos, rehsan subirse a un automvil porque es segnellos antinatural, pero usan carretas jaladas por caballos.Una carreta es tambin tecnologa, pero es una tecnolo-ga anterior al siglo XVII, es decir lo que ellos rechazanes la tecnologa posterior a aquel siglo. Por qu? No esesto una incongruencia? Podramos decir que si Dios hu-biera querido que rodramos como lo hacen las carretas;nos hubiera puesto ruedas en lugar de pies. Podramosdecir que usar una carreta es quererle enmendar la planaa Dios; esto es absurdo. Incluso el valernos de un palocomo palanca, es tecnologa. Por eso no creo que ninuestros jerarcas religiosos, ni la ONU lleguen a dicta-minar leyes en contra de la humanizacin de los robots.

    Ese es el problema precisamente terci la reporte-ra Blanca Lizaur segn entiendo aqu, la Iglesia estigual de perdida que la ONU, pues no ha decidido toda-va hasta qu punto un robot puede ser considerado serhumano con derechos y dignidad.

    Es por eso que al menos en el campo que nos con-cierne; el religioso, urge legislar al respecto.

    Para m est muy claro replic el padre Gonzlez-a cualquier entidad que pueda manifestar el poseer con-ciencia de su propia existencia, se le debe de definircomo ser humano, aunque no posea ni una sola clula demateria orgnica, el no estar formado por protena, car-

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    Bajo el signo de Alpha

  • bohidratos o lpidos, no es impedimento para que se lepueda considerar hijo de Dios.

    Me encantan estos jesuitas! dijo riendo la repor-tera- cada uno ms sutil que el anterior.

    Seorita dijo Ballesteros con el seo fruncidotenga la amabilidad de concretarse a realizar su trabajode reportera; ya que estamos obligados a sufrir la intro-misin de su presencia, por favor abstnganse de sus sar-casmos.

    S padre, crame que me voy a portar como un pe-rro fiel carente de criterio. Slo les recuerdo seores, queel gobierno me da autorizacin de hacer las preguntasque yo quiera. Y por cierto, precisamente deseo haceruna ahora mismo.

    El padre Ballesteros le ech una mirada fulminante,toda la impaciencia que poda mostrar una expresin sedibuj en su rostro. Despus de respirar hondo con clararesignacin dijo:

    Qu es lo que quiere usted preguntar?Quisiera saber cul es la posicin de la Iglesia en

    relacin a los derechos de los robots?Es una aberracin. La Iglesia debe impedir que las

    mquinas sean consideradas como si fueran gente.Es decir que la Iglesia se alinea con el grupo de los

    opositores.Mmmm... bueno, es decir... eso de que al robot se le

    considere humano; no debe ser, creo que la Iglesia debe-ra...

    No, padre Ballesteros, un poco ms despacio... esaes la opinin de usted, pero no la de la Iglesia.

    Son muy pocos los que piensan como usted padreGonzlez.

    Somos el ala progresista.

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    Bajo el signo de Alpha

  • Entonces, segn estoy dndome cuenta, la Iglesiano slo no tiene todava una postura al respecto, sino quese encuentra en clara controversia interna, igual de des-concertada que el resto del mundo?

    Pues, la verdad es que las opiniones estn tan divi-didas como las de los miembros de la ONU.

    En una entrevista que efectu la semana pasada conla seora Orbajosa, me dijo que la Iglesia estaba en con-tra de la robotizacin.

    Mire seorita, dijo el padre Gonzlez riendo loque diga esa individua u lo que sea, no es digno de crdi-to. Esta seora es la presidenta del Opus Dei, y esta aso-ciacin se ha unido con los Testigos de Jehov, loshasdicos y los neostalinistas que son antirobticos. Es-tos grupos estn dando patadas de ahogado y pretendenhacer creer a la opinin pblica que tanto la cristiandadcomo los neocomunistas y los judos estn en contra dela robotizacin, pero esto es una clara exageracin departe de esa seora. No en vano dice el dicho que todotiene remedio en esta vida, menos ser del Opus Dei.

    Padre Gonzlez, sus impertinencias no tienen nin-guna gracia. Refunfu Ballesteros.

    No pretenden ser graciosas, sino descriptivas.Me podran ustedes hacer favor de contestar otra

    pregunta?Qu ms desea saber seorita?Qu es el hombre?Seorita dijo Ballesteros ya visiblemente moles-

    to- no tiene usted otra cosa en que entretenerse?Viera que no, padre. Lo que ms me divierte es ha-

    cerle reportajes a las personas que se encuentran en crisisde valores.

    Qu pretende decir con eso seorita? Qu soy unviejo que a pesar de estar chocho carezco de criterio?

    66

    Bajo el signo de Alpha

  • No, no padre, no se enoje! A lo que me refiero es aque la Iglesia al igual que muchas instituciones no hansabido cmo reaccionar ante el desarrollo de la inteligen-cia artificial.

    Pues eso vaya usted a decrselo a sus mentadas ins-tituciones, porque lo que es yo; s tengo muy claros misconceptos: cualquier montn de chatarra, haga lo quehaga y piense lo que piense, ni es humano, ni puede teneralma, punto.

    Pero tal y como estamos viendo, no todos los miem-bros de la Iglesia de la cual usted es un representante,comparten su opinin.

    Pues yo no tengo por que cargar con los conceptosaberrantes que sostienen los dems, sean miembros de loque sea, por eso tengo criterio y lo tengo muy claro.

    No he dicho que sea usted el que est en crisis pa-dre, sino la Iglesia, que tiene sus opiniones al respecto di-vididas.

    No slo la Iglesia, sino que yo sepa, casi todas lasinstituciones mundiales tienen entre sus miembros estacontroversia, as que no me hable usted de crisis de laIglesia, que esto es un desconcierto general.

    Desconcierto del cual la Iglesia participa.S, por culpa de gente estrafalaria como el padre

    Gonzlez.Por culpa de gente retardataria, como el padre Ba-

    llesteros. La Iglesia debe ser un organismo que progrese.Lo esencial no est sujeto a progreso.El problema es que no sabemos con precisin qu

    es lo esencial, es necesario irlo descubriendo da con day tenemos que enfrentarnos con las nuevas manifestacio-nes que a diario surgen en el mundo.

    67

    Bajo el signo de Alpha

  • Hay cosas que no pueden cambiar padre Gonzlez,por ejemplo el hecho de que los humanos sean los nicosentes que posean alma.

    Alguna vez se neg que los indios americanos tu-vieran alma, y en otra poca anterior se excluy incluso alas mujeres, en la India se considera que los animales yaun los objetos inanimados poseen alma.

    Pero no estamos en la India.Entonces, qu? El tener alma depende de dnde

    est uno?No, padre, lo que pasa es que no somos hindes.

    Es usted catlico?Ya lo creo que s, no slo soy catlico, soy sacerdo-

    te.Pues entonces por qu quiere usted atribuirle alma

    a quienes la Iglesia no se la adjudica?Ahhh...! conque es la Iglesia quien adjudica las al-

    mas; pues mire usted, yo estaba en la creencia de que eraDios.

    S seor: Dios. Pero el entendimiento de a quin leda alma; lo sabemos porque lo ha dado a conocer la Igle-sia.

    As lo entiendo padre Ballesteros, pero sucede queen este caso la Iglesia no ha tomado una decisin al res-pecto. Y por lo tanto no puede usted acusarme de antica-tlico. Y a todo esto, podra yo hacerle una preguntaconfidencial?

    Pregunte lo que quiera, no guardo secretos.Dgame con sinceridad padre Ballesteros, es usted

    catlico?Vaya! No sea usted impertinente Gonzlez. C-

    omo se atreve a preguntarme eso?No fue lo mismo que usted me pregunto hace un

    momento?

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  • S seor, pero es que me sale usted con argumentoshinduistas.

    Es que usted pone sus opiniones personales por en-cima de las de nuestra institucin. Bien sabemos que laIglesia no ha legislado al respecto, y sin embargo ustedpretende poseer la verdad absoluta. Lo ve? Lo personalpor sobre lo institucional, eso es solamente soberbia. Ne-cesitamos esperar a saber lo que la Iglesia dictamine,para poder tener una opinin personal, adems si nosquedamos en el pasado, pereceremos. Es fcil recordarvarias controversias que la Iglesia tuvo, qu me dice us-ted de Galileo?

    La Iglesia estaba equivocada, pero es necesario queactuemos con cautela, no podemos creer en la primeracosa que se diga.

    Lo mismo pas con Darwin y despus con el BigBang, eran ideas que se oponan al creacionismo bblico,la Iglesia no las aprobaba, pero al estudiarlas ms a fon-do, tuvieron que ser aceptadas. Y el caso ms importantefue el de Teilhard de Chardin; uno de los paleontlogosms conspicuos que nos dio el siglo XX, sus escritos fue-ron prohibidos y fue hasta despus de su muerte, cuandola Iglesia los pudo aceptar. El ser humano es el productode una evolucin, y no tenemos por qu pensar que so-mos la culminacin de este proceso. Nuestra obligacines abrir el camino a nuestros descendientes, creando in-teligencia artificial.

    Para que desaparezcan los humanos?Por supuesto, es necesario transferir el don de la in-

    teligencia a seres sobrehumanos.Ah es donde no estoy de acuerdo. Dios hizo al

    hombre a su imagen y semejanza y por lo tanto no noscorresponde desnaturalizarnos.

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    Bajo el signo de Alpha

  • Pero, ha pensado usted qu es lo que significaimagen y semejanza? No tiene que ser el fsico. Y mu-cho menos nuestra limitada capacidad de comprender elmundo, es necesario aumentar el entendimiento en cual-quier ente consciente para asemejarnos ms a Dios.

    Es el alma lo que se asemeja a Dios, no otra cosa.De acuerdo... y ahora, qu es el alma? Una esen-

    cia intangible? por qu limitarla, por qu pensar que esalgo acabado, por qu no podramos pensar en que pu-diera ser perfectible?

    Pues porque est hecha a imagen de Dios, y Diosno es perfectible padre Gonzlez, no sea usted necio.

    S seor, pero nosotros no somos Dios, qu dere-cho tiene usted padre Ballesteros de suponer que lo queusted piensa representa, sin lugar a duda, la voluntad deDios?

    Me lo dice mi criterio.Pues a m me dice lo contrario.Voy a pedirle esta noche a Dios en mis oraciones

    que le mejore a usted el criterio.Me parece que vamos a meter al Creador en una

    disyuntiva; pues lo mismo voy a pedirle yo acerca de us-ted.

    El problema con usted Gonzlez, es que est acos-tumbrado a dividir al mundo en dos: los que piensancomo usted y los que estn equivocados.

    Pero no se preocupe; que esta noche le voy a pedir aDios que usted deje de ser de los que viven en el error. Yaver como automticamente, maana por la maana, vaa pensar igual que yo.

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  • 2Por la noche los domos de la Zona Tecnolgica fueronviolados por una muchedumbre enardecida. Todos losgrupos conservadores supieron que quedaran impunessi procedan a destruir a los robots que clamaban por susderechos. Era el miedo a su propia inferioridad lo que loshaca romper cuanto se encontraba a su paso, rayos lser,palos y piedras se conjuntaban para exterminar todo loque hubiera sido edificado con esmero dentro de la ZonaTecnolgica, pero ellos no se sentan vndalos, se consi-deraban humanistas. La ONU por fin haba zanjado lacontroversia decretando, tras una polmica votacin, quelos robots que declaraban poseer conciencia refleja de-beran ser destrudos. Y que a partir de ese momento seprohibira en todo el planeta y cualquier colonia espa-cial, la creacin de conciencia refleja en todo tipo de m-quina. Los grupos religiosos se unieron en apoyo de estaresolucin; no debemos de meternos a rehacer lo queDios ha creado. Y con estas premisas salieron enardeci-dos rumbo a la Zona Tecnolgica a destruir todo aquelloque se asemejara o superara a la mente humana. Comoera difcil para la muchedumbre distinguir qu era lo queposea estas caractersticas, decidieron convertir la Zonaentera en una enorme hoguera, todo ardi. Por brevesinstantes la inteligencia se transform en flor luminosa yfue esparciendo a su alrededor la oscuridad de sus ceni-zas.

    3

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  • Esa es la razn por la cual nunca fui ordenado sacer-dote.

    Y cmo te salvaste de la destruccin.No me salv, perec en ella. Pero la ingenuidad de

    aquella gente era superlativa. La informacin del cerebrode una gran cantidad de robots con conciencia estaba es-parcida a lo largo del planeta. En aquel siglo la informa-cin no dependa ya de un grupo en el poder o un recintoespecfico. Nuestros circuitos estaban en Internet. Paraaquel entonces no era ya posible destruir la informacinde la manera que haba sucedido en la biblioteca de Ale-jandra. Eran otros tiempos. Durante muchos aos nues-tros circuitos permanecieron olvidados, pero el desarrollode la ciencia es algo que no puede detenerse, una vez quelos descubrimientos han sido hechos, tarde o tempranosern utilizados, t y yo somos ejemplos de eso; yo de larobtica y t de la ingeniera gentica.

    La naranja con conciencia refleja que platicaba con elrobot, agit sus alas de chabacano y baj volando a lafuente de agua de violetas. El aroma de los limones baa-ba el cutis de una mujer con piel de flor y cuerpo de lib-lula.

    La naranja regres baada de limn y continu la pl-tica con el robot.

    Mis circuitos permanecieron olvidados hasta quelos seres humanos decidieron de nuevo reconstruirme.

    Es verdad que ya se han extinguido por completo?No del todo, pues en m cerebro permanecen resa-

    bios de algunos de sus anhelos.Qu anhelos?La religiosidad.Qu es eso?El deseo de no morir, el conocer