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MIÉRCOLES 1 DE FEBRERO DEL 2012 502 Escrituras Franco entra en Barcelona La novela de Valentí Puig ‘Barcelona cau’ se sitúa en enero de 1939, con una historia pasional en un momento de terror y descomposición Página 6 Expuesto Retrospectiva Muntadas El Reina Sofía reúne la obra del artista conceptual y de los nuevos medios, con una interesante interacción entre autor e institución Página 18 Leer a Paul Auster Un mapa para un autor de valor reconocido, crucial, carismático, que se expresa en diferentes formatos Páginas 2 a 5 Pantallas El naufragio de Europa Godard había rodado con lúcido pesimismo su ‘Film socialisme’ en el ‘Costa Concordia’, una nave sin rumbo en una Europa en crisis de identidad Página 28

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MIÉRCOLES1DEFEBRERODEL2012

502EscriturasFranco entra en BarcelonaLa novela de Valentí Puig‘Barcelona cau’ se sitúaen enero de 1939, con unahistoria pasional en unmomento de terrory descomposiciónPágina 6

ExpuestoRetrospectiva MuntadasEl Reina Sofía reúnela obra del artistaconceptual y de losnuevos medios, con unainteresante interacciónentre autor e instituciónPágina 18

Leer a Paul AusterUnmapa para un autor de valorreconocido, crucial, carismático,que se expresa en diferentes formatosPáginas 2 a 5

PantallasEl naufragio de EuropaGodard había rodado conlúcido pesimismo su ‘Filmsocialisme’ en el ‘CostaConcordia’, una nave sinrumbo en una Europa encrisis de identidadPágina 28

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PAULAUSTER

MAPADE LECTURADE

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TEMA

ANTONIO LOZANOPasado mañana Paul Auster cum-ple 65 años. Coincidiendo con laefeméride, Anagrama y Edicions62 publican en primicia mundialsu último libro, Diario de invierno,un recuentode algunas de las expe-riencias y personas que más hanmarcado su vida, lo que es decir suescritura, un ejercicio memorialís-tico que va dibujando los surcospor los que ha transitado su obra.Como enLa invención de la sole-

dad, El cuaderno rojo o A salto demata, el autor neoyorquino va de-trás de su sombra y al rescatar epi-sodios biográficos –unas vecesanecdóticos, otros inauditos, perosiempre significativos– plasma eseasombro de vivir que ha alimenta-do a todas sus historias de ficción.No se cita en el libro la célebreapertura deRicardo III deWilliamShakespeare –“Ahora el inviernode nuestro descontento se vuelveverano con este sol de York”– perocapta su tono fluctuante: del pesarpor los muertos y los achaques delcuerpo, de la melancolía inspiradapor los recuerdos preciados, alagradecimiento por los dones con-cedidos y la determinación a se-

guir peleando. Además, el recursoa la segundapersona implica al lec-tor en los hechos y genera una inti-midadque convierten la obra en al-go parecido a Qué ha supuesto serPaul Auster.Sigue una invitación a repasar

los puntos de soldadura de lo ínti-mo y lo narrativo, que han hechodel autor de Leviatán no sólo unareferencia de la literatura america-na contemporánea sino el protago-nista de un mayúsculo fenómenofan en Europa. Las esencias de sucorpus narrativo, indisociables desus experiencias personales, con-densadas en diez apartados.

1. LA MÚSICA DEL AZAR. Pocas cosassoliviantanmás al escritor que le ci-ten el dichoso azar, esa etiquetaqueha venido a cumplir con la fun-ción de sinécdoque de su obra.¿Acasono es una perogrullada afir-mar que la casualidad nos gobiernaa todos? Sin embargo, parafrasean-do el título de una de sus novelas,su música sí que ha envuelto granpartede su literatura.Y elloporqueconanterioridad el azar ha cumpli-dounpapel destacado ensu forma-ción,deunmodo, cómono,particu-

larmente novelesco. Durante unaexcursión por el bosque cuandoera niño, se desencadenó una fuer-te tormenta y un rayo segó la vidadel compañero que, medio metropor delante suyo, reptaba bajo unaalambradaenbuscadeunclaro sal-vador (El cuaderno rojo, 1995).Puesto que sus padres no eran lec-tores, su primera biblioteca se laprocuró su tío Allen Mandelbaum,futuro traductor de Virgilio y Ho-mero,que ledejó lapropiaencusto-dia al marcharse un tiempo de via-je (préstamoqueAuster concedió asuvezaMarcoStanleyFogg, prota-gonista de El palacio de la lu-na(1981) y trasuntode susaños ado-lescentes desempeñando trabaji-llos como redactor de catálogos debibliofilia o revisor del censo deHarlem. Esta novela no únicamen-te supuso su primer gran éxito lite-rario, también su salto de un sellopequeño, Sun and Moon Press, auno grande, Viking, movimientoque luegose reproduciría enelmer-cado español, con Júcar y Edhasaantecediendo a Anagrama).

2. LOS MISTERIOS DE LA IDENTIDAD.Una mañana de principios de losochenta, Auster descolgó el teléfo-node su casa y una voz le preguntósi hablaba con el detective PaulAusterde laAgenciaPinkerton.Di-jo que se trataba de una equivoca-cióny colgó, pero lapregunta turbi-nade todo escritor, ¿Y si…?, ya esta-ba en marcha.En una realidad alternativa lla-

madaCiudad de cristal (primera delas historias reunidas enLa trilogíade Nueva York, 1987) la respuestaera afirmativa y un escritor llama-do Paul Auster se hacía pasar porinvestigador privado en un juegoque acabaría costándole la cordu-ra. (Como curiosidad, citar que laidea de un autor policiaco que sal-ta al otro lado de su mundo imagi-nario constituye el punto de parti-da de la serie de humor Bored toDeath, donde su creador, JonathanAmes, establece un juego paródicoy autorreferencial al bautizar consu nombre al patán de escritor/de-tective interpretado por JasonSchwartzman. No por casualidad,en la segunda temporada se cita aPaul Auster, aunque el inminentecameo se ve frustrado en el últimomomento).La suplantación de identidad o

el secretismo en torno a ella ha ad-quiridootras facetas en su trayecto-ria, como su condición de negro li-terario durante una de sus estan-cias de juventud enParís; residien-dounmes enCuernavacapara ayu-

dar desde las sombras a la mujerde un productor a redactar un li-bro sobre Quetzalcóat; escribien-do por dinero (concretamente por2000 dólares) y bajo el seudónimoPaul Benjamin la novela de miste-rioJugadade presión (1982), omos-trando la fascinación de algunosde sus personajes por lamalévola ymetamórfica naturaleza de otros(Peter Aaron con su amigo y futu-ro terroristaBenjaminSachs enLe-viatán o el estudiante Adam Wal-ker por el profesor de cienciaspolí-ticas Rudolf Born en Invisible).

3. EXTRAÑAS RELACIONES ENTRE VI-DA Y OBRA. Escasos años antes deaquella llamada de teléfono, el es-critor recibía otra en la que se lecomunicabael fallecimientodel pa-dre y el beneficio de una modestaherenciaque le regalaba tiempopa-ra escribir. La noche anterior ha-bía arrancado lo que se convertiríaen su primer libro (oficial) en pro-sa, La invención de la sole-dad(1982), que ejerció de cataliza-dor tras una década inmerso enuna aguda crisis creativa. Entre loque había dejado escrito antes deacostarse constaba la frase “Y lanieve cae sin fin en la noche de in-vierno”. Tres décadas ymedia des-pués, en la primera página de Dia-rio de invierno leemos: “Afuera caela nieve y las ramas de los árbolesdel patio se están volviendo blan-cas”.Hay otra curiosidad telefónico-

identitaria que muestra los extra-ños pasadizos subterráneos entresu vida y su obra. Durante un actoliterario, su editor polaco le entre-gó una guía telefónica anterior a laSegundaGuerraMundial en la queconstaba un individuo apellidadoAuster. Él bautizó al protagonistade su siguiente novela, La nochedel oráculo, Sydney Orr, una abre-viatura americanizada del apellidopolaco Orlovsky, e introdujo en latramaun listín telefónicodeVarso-via de 1938 al modo demecanismopara predecir el futuro.Lo que el escritor no pudo pre-

ver de su futuro es que su mujer ymejor lectora, Siri Hustvedt, du-rante una charla frente al públicoen el Festival Versiliana en Pietra-santa (Toscana), le dejara sin pala-bras al citar que su elección delapellido Orr debía remontarse a laimpresión que le causó leer de jo-ven el ensayo Either/Or (O lo unoo lo otro) de Soren Kierkegaard.

4. MAGIA SIN TRUCOS. La obra dePaul Auster nos recuerda que unopuede despertarse sin blanca

Cumple 65 años, y quien quieraconocer el estado actual de suespíritu puede recurrir al ‘Diariode invierno’ que publica estos días.Sus obras reaparecen en variosformatos. Excusas suficientes paraanimarnos a proponer un mapa delectura de uno de los autores másseguidos y amados por el público

BIBLIOGRAFÍARECIENTE

Paul AusterDiario de invierno/ Diari d’hivernTraduccion deBenito GómezIbáñez (castellano)y de Albert Nolla(catalán).ANAGRAMA /EDICIONS 62248 / 192 PÁGINAS18,90 EUROSDisponible en libroelectrónico a 10,99euros.

Recién recuperadosen la colección deAnagrama ‘Otravuelta de tuerca’:

La trilogía deNueva YorkTraducción deMaribel de Juan344 PÁGINAS17,90 EUROS

La invención de lasoledadTraducción deMaría EugeniaCiocchini240 PÁGINAS15,90 EUROS

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Paul Auster en eljardín de su casade Nueva Yorkdurante una sesiónfotográfica realiza-

da en octubre del2005FOTOGRAFÍAS: JEAN-CHRIS-

TIAN BOURCART / GETTY

IMAGES

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una mañana y a la siguiente en-contrarse levantando un muro sinsentido (Lamúsica del azar) o ama-necer con la intención de matarsey sorprenderte unas semanas des-pués visualizando en un ranchomexicano las películas silentes deunproscrito agonizante (El libro delas ilusiones, 2002). Su hipnóticaobra se sustenta pues en el conven-cimiento de que nuestro primermotor es el hecho fortuito, de quesomos producto de una improvisa-ción e incertidumbre perpetuas,que lo sepamos ononos abandona-mos en todo momento a una co-rriente retorcida e ingobernable.Auster no ha empleado apenas re-cursos fantásticos (la levitación enMr.Vértigo, 1994, la piedra con po-deres en Lulu on the bridge, 1998),pues la magia o el misterio de sushistorias se desprende del ordennatural de las cosas y, pese a que ensus libros hay peripecias y aventu-ras, todo acontece dentro de unmarco de excitante posibilismo.

5. LA PRIORIDAD, EL PERSONAJE. Lahumanidad de sus personajes, se-res con severas fracturas emocio-nales, a los que con frecuencia ungolpe del destino pone en el cami-no de una posible expiación, sibien la enfermedad, la locura y elfracaso asoman en cada recodo.Algunos son jóvenes pero están

desnortados (El palacio de la luna,Sunset Park, 2010), otros se sien-ten viejos y acabados pero encuen-tran el modo de sostenerse (El li-bro de la ilusiones,Lanoche del orá-culo, Brooklyn Follies, 2005), unosterceros ya no levantarán cabeza(Tombuctú, 1999, Un hombre en laoscuridad, 2008). “¿Qué es la fic-ción sino el intento de entender lasvidas ajenas?” y “Siento verdaderaempatía por mis criaturas, las veocomomuy reales”hadeclarado, pe-ro el escritor se ha reservado tam-bién el derecho a exponer en pri-merapersona y envoz alta sunece-sidad de hallar un cierto orden y

sentido en su trabajo (Viajes por elScriptorium, 2006) y su existencia(Diario de invierno, 2012).

6.MITOLOGÍA AMERICANA. Pese a suvínculo sentimental y literario conFrancia (ha traducido a numero-sos de sus poetas, coordinado unaantología lírica que abarca todo elsiglo XX, conducido a varios desus personajes a los escenarios queél frecuentó y recibido la Orden deCaballero de las Artes y las Letrasde Francia), Auster ha tenido a Es-tadosUnidos comomarcogeográfi-co ymitómano fundamental: los fe-lices años 20 y la Gran Depresiónpuntean Mr. Vértigo; el alunizaje

está presente enEl palacio de la lu-na; las protestas contra la Guerrade Vietnam discurren por Le-viatán, la cultura beatnik y el Balti-more de Edgar Allan Poe afloranen Tombuctú…Enalgunos libros la filiación con

su país llega por la vía cinéfila –ladescripción de las películas mudasde Martin Frost en El libro de lasilusiones, rebosantede ecos del des-aparecido guión para una comediaque completó de joven con BusterKeaton como inspiración, o el aná-lisis deLosmejores años de nuestravida de William Wyler en SunsetPark– o por la bibliófila –la re-flexión sobre los santuarios de las

letras americanas con Hawthornea la cabeza en Brooklyn Follies. Encuanto bilioso ajuste de cuentascon la administración de GeorgeBush Jr,Unhombre en la oscurida-docuparía un lugar aparte.

7. EL EMBAJADORMUNDIALDE BROO-KLYN. Pero obviamente Auster esBrooklyn y viceversa (literalmen-te, ya que cada 27 de febrero se ce-lebra en sus calles el Día de PaulAuster). El escritor ha consagradogran parte de su obra ha convertirel condado en un inventario deluniverso, a hacer de ese espacio li-terario concreto un laboratorio dela experiencia humana universal.Igual que en la película Smoke

(1995) el estanquero melancólicoAuggie Wren se apostaba en unade sus esquinas para tomar cadadía unamisma fotografía que apre-sara los infinitosmatices de los co-lores del cielo y del trasiego huma-no, Auster ha hecho de su lugar deresidenciadesde 1980unmicrocos-mos a la vez autárquico y abierto ala renovación constante.EnLanochedel oráculo el conva-

leciente escritor SydneyOrr entra-ba en una papelería de Brooklyn ycompraba un cuaderno azul quede forma milagrosa le devolvía lasfuerzas y la inspiración para reto-mar su oficio. Para Auster, Broo-klyn simboliza ese cuaderno azul,la promesa de una fuente inagota-ble de estímulos, que llegan hastasu última novela, Sunset Park, am-bientada en unode sus barriosmásdegradados. Quizás El cuento deNavidaddeAuggieWren, que el au-tor escribió para TheNew York Ti-mes y que sirvió de base para suguión de Smoke, surgido de unaanécdota que le confió el estanque-ro que le vendía sus puritos holan-deses Schimmelpeninks, sacándoloasí de un apuro al estar seco deideas y con el deadline encima, si-gue suponiendoelmáximoconcen-trado de esencias austerianas: ungolpede suerte en formadeunape-

Descubierto entre nosotros por Ra-món de España, que en 1988 tradu-jo Ciudad de cristal, primer tomo dela Trilogía de Nueva York, y la incor-poró a a una colección que entoncesdirigía para editorial Júcar, PaulAuster se ha convertido en uno delos autores internacionales más se-guidos por el lector español. Su pau-latina pero siempre creciente difu-sión aquí venía precedida de la obte-nida en Francia, donde Actes Sud lelanzó como autor de culto en unaoperación paralela a la que realizócon Nina Berberova.Como suele ocurrir con estas figu-

ras de culto, algunos pensamos encierto momento que el verdaderoéxito le llegaba cuando ya había

dado lo mejor de sí. Ese punto ceni-tal lo habría marcado El palacio dela luna, su novela de 1989 traducidapor Anagrama un año después. Trasel afianzamiento de territorio, amedio camino entre el thriller y lanarrativa de vanguardia, que supusola Trilogía, y después del excursoapocalíptico de El país de las últimascosas, El palacio de la luna se presen-taba como un mecanismo de extraor-dinaria sofisticación. Una narraciónde elegante escritura con elementosautobiográficos, estructura de novelade aventuras, reflexión literaria ypsicoanalítica, y fuerte –pero muybien equilibrada– carga simbólica.Auster, un clásico liberal a la ameri-cana pasado por la revolución contra-

cultural del 68, entraba a fondo enel gran mito USA de la conquista delos límites, en su doble dirección: ladel Oeste y la de la Luna. Parecíadifícil superar esta obra maestra.Y efectivamente, al menos para

este lector, las novelas posteriores,aunque siempre sugestivas y definito-rias de un universo propio, no lohicieron: ni Leviatán, ni Mr. Vertigo,ni Tombuctú podían compararse alPalacio, siempre había algún elemen-to que se descompensaba y general-mente lo simbólico pesaba demasia-do sobre lo existencial. Durante untiempo Auster brilló sobre todo enlos guiones de cine. Por lo que a mírespecta tuve que esperar a Broo-klyn Follies para encontrar al autor

de Nueva Jersey en plena forma.Tras la confusa Un hombre en la

oscuridad sus últimas novelas vuel-ven a poner el listón muy alto, conun Auster revigorizado. Sin la granambición de El palacio de la luna,cierto. Pero de nuevo con una estruc-tura de gran precisión y un equilibrioperfecto entre lo vivencial y la fábu-la, como ocurre en Invisible respectoa la herencia del 68, o en SunsetPark con su crítica al sistema actual.También Diario de invierno es un

libro redondo, con sorpresas, comolas referencias a un judaísmo hastaahora poco visible en su obra, o aesa hermana discapacitada e interna-da que no impidió a su madre huir ala otra Costa. SERGIO VILA-SANJUÁN

Cómo superar ‘El palacio de la luna’

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queña gran historia que ocurre yse comparte en Brooklyn.

8. LOS OJOS SIEMPRE EN LA NARRA-CIÓN. Cuando estudiaba en la Uni-versidad de Columbia, el autor deInvisible tuvo como profesor a Ed-ward Said, de quien recuerda quele comentó que con los años todoescritor tiende a la claridad. Él, encambio, no esperó a envejecer. Latransparencia siempre ha sido unrasgo característico de la prosa deAuster, quien ha comentado reite-radamente que el contenido deter-mina la forma de sus historias, quesu interés radica en el cuerpo de lanarración.Esta capacidaddenool-vidarse de dar cuerda al minuterointerno del relato, de que los acon-tecimientos se deslicen y el ritmose acompase a las expectativas dellector, explica buena parte de sudon para la hipnotización colecti-va.PosiblementeAusternoprospe-rara con su simbólica poesía y en-contrara en la dirección cinemato-gráfica su talón de Aquiles porqueno supo trasplantar esta capacidadde afinamiento a otros lenguajes.

9. NO PSICOANALIZAR LA OBRA. Co-mo si temiera deshacer el hechizo,Auster evita analizar la gestaciónde sus obras, limitándose a consta-tar la relevancia del inconsciente(“esos lugares oscuros a los que notengo acceso. El miedo, el riesgo,el no saber son las fuerzas que meempujan”) y el modo orgánico enque las ideas que lo cogieron a trai-ción van adquiriendo forma.

10. EL MANTRA. Su objetivo finalqueda sintetizado en esta aspira-ción del dramaturgo Peter Brookque Auster repite a modo de man-tra: “Crear una obra que tenga laintimidad de lo cotidiano y la dis-tancia del mito, porque sin cerca-nía no es posible el sentimiento ysin distancia es imposible el asom-bro”. Una definición impecable desu trabajo. |

Contiene Diario de invierno unadescripción de la biblioteca del au-tor. Los estantes abarrotados, laspilas de libros excedentarios dan ala estancia, nos dice Paul Auster,“un desordenado pero simpáticoambiente de plenitud y bienestar, laclase de habitación que todos losque vienen de visita califican deacogedora”. Igual que lo es paraAuster –y Siri Hustvedt–, podría seréste, también, el salón favorito delos crepusculares protagonistas desus últimas novelas, a quienes cree-mos capaces de realizar una descrip-ción semejante mientras, en el sofá,arreglan cuentas con su pasado.El amnésico Mr. Blank que busca

pistas sobre su identidad entre sus

propias notas en Viajes por el Scrip-torium podría ser el mismo Austerdocumentándose para regresar a supasado. O el sesentañero NathanGlass que en Brooklyn Follies vuelvea su barrio para morir. O el AugustBrill (72) de Un hombre en la oscuri-dad que en sueños reinventa lahistoria de su país como si el 11-Sno hubiera sucedido. Los personajesde Auster han envejecido con suautor y han dejado de tener el azarpor delante; ahora viven obsesiona-dos por identificar las decisiones delpasado que determinaron que supresente fuera éste, y no otro. Inclu-so Miles Heller, el joven protagonis-ta de Sunset Park, arrastra una pe-sada carga de vivencias mal resuel-

tas cuando inicia su vida de squatteren otro inevitable regreso a Broo-klyn.¿Qué fue de aquellos soñadores

con todo el futuro por escribir quepoblaban sus primeras novelas?¿Fueron los proyectos de auster queel auténtico Auster no llegó a serpor caprichosas derivas del destino,o están ahora contenidos en el mis-mo escritor de 64 años que nuncaha dejado de acompañarnos?Walter Claireborne Rawley, Mr.

Vertigo, levita hasta lo más altopara acabar perdiendo la magia ensu tránsito hacia la edad adulta.Pero, lejos de vivirlo como una des-gracia, considera el adiós a su donun paso necesario. Walt no será

nunca uno de esos personajes queperdemos de vista. En muchas desus novelas posteriores, mágicosejercicios de levitación, Auster será,él mismo, el Wonder Boy.Y ahora ya sabemos que esos

libros que pueblan su biblioteca deBrooklyn son los mismos que se ibavendiendo, tan pronto como acaba-ba de leerlos, su héroe de El palaciode la luna. La biblioteca que des-manteló Marco Stanley Fogg en unasuerte de rito iniciático (de aquellaaventura vital que le llevaría hastalos desiertos de Utah) es la que harecompuesto Paul Auster, quiénsabe si recomprándola libro a libroa pintorescos vendedores de cuader-nos verdes. MIQUEL MOLINA

La biblioteca deMarco Stanley Fogg