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INSTITUTO NACIO CIONAL DE ANTROPOLOGA E HISTO TORIA

Invest stigaciones recientes en el co conjunto arquitectnico ico de AtetelcoTeotihuacn

Ru Rubn Cabrera Castro Ver ernica Ortega Cabrera Coordinadores

Presentacinn el ao de 1945, tras la denuncia de saqueos de murales prehispnicos en un solar conocido como La presa de Atetelco, localizado en el Barrio de La Purificacin, en San Juan Teotihuacn, el arquelogo Pedro Armillas dirigi la primera excavacin arqueolgica en uno de los conjuntos arquitectnicos teotihuacanos que mayor cantidad de pintura mural han dejado al descubierto. Desde entonces, cada una de las intervenciones arqueolgicas en el sitio ha aportado informacin valiossima, tanto de la propia ocupacin teotihuacana, como de las subsecuentes, llmese fase Mazapa o perodo Colonial temprano, a travs de una arquitectura sobria, murales de variada iconografa, artefactos de cermica, ltica, concha, hueso, e incluso una figurilla antropomorfa de metal, ofrendada a un individuo inhumado en este lugar durante el posclsico temprano. A pesar de lo anterior, los estudios de sus materiales eran mnimos, as como las publicaciones al respecto, ya que muchos de los anlisis haban quedado documentados nicamente como informes tcnicos. Por esta razn, en el ao 2007 organizamos un Seminario de estudios sobre Atetelco, en el Centro de Estudios Teotihuacanos, con el objetivo de integrar por primera vez una mesa de discusin e intercambio de opiniones, principalmente acerca de los materiales arqueolgicos obtenidos en las exploraciones ms recientes en Atetelco, las de los aos 1997 y 1998. De esta manera los participantes del seminario presentaron una serie de estudios que incluyeron temticas referentes a las ocupaciones humanas mejor representadas en el sitio, los cuales se han incluido en esta antologa. A travs de cada artculo se dan a conocer nuevas perspectivas en el estudio iconogrfico, materiales arqueolgicos inditos as como los datos ms recientes de la arquitectura y planeacin del conjunto prehispnico. Estamos seguros que la presente edicin permitir mostrar la riqueza cultural de Atetelco y el enorme potencial que an guardan los materiales arqueolgicos en l recuperados, esperando que estimule la generacin de nuevos acercamientos, con los que se pueda lograr su conservacin integral y el entendimiento de su complejidad.

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Rubn Cabrera Castro Vernica Ortega Cabrera Teotihuacn, 2011

ndiceOcupacin Teotihuacana

Arquitectura y Planeacin El Conjunto Arquitectnico de Atetelco Excavaciones, estudios y resultados generales Rubn Cabrera Castro Iconografa El universo del Dios Mariposa Pjaro en la pintura mural de Atetelco .................. Zoltn Paulinyi Criterios eidticos en los programas pictricos de los tres prticos del Patio Blanco de Atetelco Jorge Arturo Zavala Arredondo

Pg.

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1-17

18-33

........

34-46

La pintura mural de Atetelco: revisando aspectos de la ritualidad teotihuacana ............ Rosalba Aguilera Muoz El chalchihuitl como elemento simblico en las pinturas murales de los patios Blanco y Pintado de Atetelco . . . . . . Gilberto Prez Rico Materiales arqueolgicos La cermica de la seccin sur de Atetelco Vernica Ortega Cabrera ...........

47-59

60-71

72-83

Los objetos de concha recuperados en el conjunto habitacional de Atetelco, aspectos de su manufactura . . . . Clara Paz Bautista

84-105

Pg.

La ltica pulida proveniente de Atetelco Gonzalo Morales Hernndez

..............

106-115

Comparacin socioeconmica de las industrias de ltica tallada teotihuacana y Mazapa en Atetelco . . . . . . . . David Andrade Olvera

116-128

Ocupacin Mazapa

Materiales arqueolgicos La cermica del Epiclsico y Posclsico temprano de Atetelco . . Claudia Mara Lpez Prez 129-144

Una figurilla de aleacin de cobre de la fase Mazapa encontrada en Atetelco, Teotihuacn. Datos y propuestas . . . . Rubn Cabrera Castro Dorothy Hosler

145-168

Ocupacin Colonial temprano

Materiales arqueolgicos Produccin de cermica de contacto en Atetelco Erika Carrillo Ruz .......... 169-179

El Conjunto Arquitectnico de Atetelco. Excavaciones, estudios y resultados generales Rubn Cabrera Castro1

El conjunto habitacional de Atetelco se ubica hacia el oeste del centro ceremonial de la ciudad de Teotihuacn, dentro del cuadrante N2W3 del plano de Millon, (1973), y segn Armillas el lugar era un solar conocido como La Presa de Atetelco situado en la margen izquierda de un arroyo que baja del rea de Oztoyahualco.1

Las excavaciones en este lugar se iniciaron desde hace ms de cincuenta aos, donde hasta esta fecha se ha explorado una extensin de cerca de 3260 m2, espacio en el que se han puesto al descubierto varias de sus secciones arquitectnicas situadas en diferentes niveles constructivos y claramente definidos por la estratigrafa. Tambin se han reportado en este lugar numerosos entierros humanos, cantidades considerables de1

Zona Arqueolgica de Teotihuacn. Director del Proyecto Atetelco

cermica, ltica, concha, hueso y otros materiales. En gran parte de las paredes de sus habitaciones y templos se conservan numerosos fragmentos murales que tratan temas diferentes, en su mayora refieren acciones blicas y del sacrificio humano, aunque como en otros murales teotihuacanos, en estos se muestran elementos del cosmos del agua y de la fertilidad. No obstante la cantidad de informacin de campo obtenida, son pocos los estudios realizados acerca de este conjunto arquitectnico, cuyos resultados han permitido conocer en trminos generales algunas de sus caractersticas, sin embargo, quedan muchos problemas pendientes por resolver para conocer mejor la funcin que desempe en el contexto de la ciudad. Por ejemplo no se cuenta con datos precisos acerca de su cronologa y de la secuencia que tuvo en su desarrollo; tampoco se conoce su extensin, total pues a la fecha solo se han despejado parcialmente tres de sus lados, adems de que no todo el material arqueolgico que proviene de este lugar ha sido estudiado. Se han dado a conocer datos acerca de su sistema constructivo, (Margain, 1951); y aunque de este lugar se han recuperado numerosos entierros no todos se han analizado, salvo aquellos provenientes de las excavaciones ms recientes, (Kanjou, 2002). Tambin se clasificado parte del material cermico y de la ltica (Ortega y Andrade, 1999), as como se ha referido en diversos estudios a los murales, principalmente en la magna obra de La Pintura Mural Prehispnica, publicada por la Dra. Beatriz de la Fuente (1996), as mismo se han dado a conocer otros estudios y se cuenta con algunas tesis con importantes aportaciones. En este compendio varios participantes retoman parte de la informacin que existe de este lugar para enfocarse a estudios especficos con diferentes metodologas. Esto es con la finalidad de actualizar la informacin existente del conjunto y continuar con su anlisis, para llegar a entender el significado que tuvo en el contexto de la gran urbe teotihuacana. As miso recientemente iniciamos un proyecto con excavaciones arqueolgicas tendientes a obtener ms informacin con el mismo fin, lograr un mayor conocimiento de Atetelco; definir sus lmites para conocer su extensin total y determinar su secuencia constructiva y su cronologa. En el presente escrito integro informacin general acerca de los datos que se tiene de Atetelco, sealando algunos de los problemas ms importantes pendientes de resolverse, con la finalidad de centrar nuestra atencin en aquellos temas de mayor prioridad.2

Excavacin del Patio Rojo En la lmina 2 sealamos las excavaciones llevadas a cabo en este conjunto arquitectnico. La primera fue dirigida por Pedro Armillas en 1945, excavacin motivada por la denuncia de hallazgos clandestinos en el lugar, derivados de la bsqueda de antigedades para la venta a turistas y traficantes de piezas arqueolgicas. En aquella fecha Armillas centr su excavacin en la seccin central de este conjunto arquitectnico, conocida como Patio Rojo.3

Armillas refiere que en los niveles superiores del rea excavada se hallaban rellenos de tierra removida de cerca de dos metros de espesor, con gran cantidad de tiestos, entre los que abundaba cermica teotihuacana, de la fase Coyotlatelco, as como restos seos y otros materiales posteotihuacanos. El Patio Rojo es la seccin ms grande de este conjunto arquitectnico, se ubica en su parte central y est formada por cuatro basamentos piramidales situados hacia los puntos

cardinales y orientados hacia una amplia plaza donde hoy se encuentra un altar con un pequeo templo en su parte superior, completamente reconstruido.

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Foto 1.El Altar central de la seccin del Patio Rojo.

Pedro Armillas comenta que este altar se hallaba desmantelado, y sus bloques de cantera labrada se encontraban esparcidos en torno a ste. Fue construido con bloques de piedra labrada, cubiertos de estuco policromado, con figuras de serpientes emplumadas, efigies de Tlloc y la repetida imagen del quincuncen que refiere al cosmos; datos con los que se hizo su reconstruccin policromada, como se ha dado a conocer en publicaciones. (Miller, 1973). La plaza del Patio Rojo limita hacia sus lados con una amplia banqueta, sobre la cual desplantan los muros en talud con tablero de los cuatro basamentos piramidales. Estos muestran abundantes restos de pintura mural, indicando que los edificios se hallaban profusamente decorados. En los muros en talud de las fachadas se representaban cuchillos curvos, colocados uno a continuacin del otro; las molduras de los tableros iban decoradas con figuras triangulares como flechas o puntas colocadas unas seguida de la otra, motivos iconogrficos que Alfonso Caso (1958:59) interpret como sendas de guerra y conquista (ver lmina 3). En cada tablero de los basamentos y en las pilastras ubicadas en el rea porticada de los aposentos se representaban figuras de serpientes emplumadas, con las fauces abiertas, segn dibujos elaborados por Don Santos Villasnchez ayudante del restaurador y dibujante Agustn Villagra.

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Los aposentos localizados sobre los basamentos que limitan la plaza tambin estuvieron profusamente decorados con pintura mural, como se muestra en el aposento sur, donde an se conservan restos de figuras humanas asociadas con grandes caracoles marinos con boquilla en uno de sus extremos, representando instrumentos musicales. Y como se observa en el plano arquitectnico correspondiente, el conjunto de Atertelco tena su acceso principal en su lado oeste, adems de contar con otra entada por su esquina suroeste.

Excavacin del Patio Blanco Los estudios de Atetelco continuaron en 1947 con el arquelogo Carlos Margain y el restaurador Agustn Villagra. En esta fecha se sigui despejando la seccin central iniciada por Armillas, y la excavacin continu en la seccin conocida como Patio Blanco. Esta es de dimensiones menores y est situada en un nivel inferior, por lo que es ms antigua que el Patio Rojo.(ver lmina 2, figura b).

En este espacio se hallaron tambin numerosos murales, adems de una gruesa capa de escombro y cascajo, producto de las demoliciones de los edificios de esta seccin para dar lugar el siguiente nivel constructivo. El relleno all encontrado contena numerosos fragmentos de pintura mural que fueron dibujados por Villagra, cuyos datos fueron la base para reconstruir completamente los tres templos (Villagra, 1951). Son tres los basamentos piramidales de un solo cuerpo los que integran esta seccin, en cuya parte superior se encuentran los respectivos aposentos porticados. Las paredes de estas construcciones muestran un fino acabado de un blanco pulido, de aqu la denominacin de Patio Blanco. Se orientan hacia una pequea plaza en cuya parte central se encuentra un altar de planta cuadrada, que al ser explorado contuvo un entierro humano en posicin sedente. Por su composicin, esta seccin corresponde al complejo de Tres Templos, distribuidos stos hacia los lados norte este y sur de la plaza, y cerrada casi completamente en su lado oeste por un largo muro, salvo por su esquina noroeste donde se encuentra un angosto pasillo formado por muros con restos de pintura mural. La entrada principal a este recinto se haca por su esquina sureste, en donde se localiza una amplia escalinata. En las paredes cubiertas con murales de las tres reas porticadas se representan diversos temas: en la parte baja del prtico norte, hacia los lados del acceso central se muestran personajes ricamente ataviados, danzando sobre una plataforma, escena a la que Laurette Sjourn (1956) le dio el nombre de Danza de los Guerreros. stos portan grandes cuchillos curvos atravesando corazones y llevan un pao ritual de piel de coyote sosteniendo largas lanzas.6

Foto 2. Danza de Guerreros, prtico norte del Patio Blanco.

En la parte alta del mismo muro, hacia el interior de los rombos generados por las franjas diagonales, se muestran otros elementos iconogrficos que complementan el mismo discurso, relacionado con acciones militares y el sacrificio humano. En los taludes del prtico sur se muestran procesiones de coyotes alineados uno a continuacin del otro, con direccin hacia la puerta central del aposento (Foto 3). Llevan grandes penachos de plumas, elaboradas vrgulas de la palabra salen de su hocico, escudos o chimallis llevan colocados sobre sus cuerpos y devoran corazones humanos sangrantes. En los muros verticales de este prtico se representan en el interior de los espacios romboidales diversos elementos simblicos refiriendo el mismo tema.7

Foto 3. Procesin de Coyote y Jaguar (rdenes militares).

El aposento oriente de la seccin del Patio Blanco es el ms importante de los tres, por su ubicacin central y con direccin hacia el poniente. En su rea porticada se representan de perfil procesiones de cnidos seguidos de felinos, ricamente ataviados con exuberantes penachos. Llevan en sus hocicos figuras de corazones humanos, por lo que se infiere que representan un acto ritual vinculado con el militarismo y el sacrificio humano. Estas figuras van tambin enmarcadas con franjas de serpientes entrelazadas y adornadas con puntas de maguey y cuchillos de obsidiana; y como los felinos y cnidos, las serpientes tambin se alimentaban con corazones humanos (foto 4).

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Foto 4.Figura de gobernantes y procesin de Coyotes, prtico oriente del Patio Blanco

En la parte alta de este prtico, dentro de los espacios romboidales, aparecen figuras repetidas de un personaje que porta un cetro o bastn de mando, portan un gran caracol como pectoral y un elaborado tocado en el que resalta la cabeza de un ave. Estas figuras fueron interpretadas por Sjourn como el Seor Quetzalcatl (1956: 145), sin embargo por los elementos simblicos asociados Headrick (1996: 94) sugiere que se trata de un gobernante, cuyo rango es sealado por su bastn de mando y por los dems elementos iconogrficos con los que se asocia. (lmina 4).

Como ya lo he referido, los edificios del Patio Blanco fueron completamente reconstruidos y sobre las paredes de sus espacios porticados se integraron parte de los fragmentos murales encontrados en los rellenos. Esta reintegracin basada en los dibujos de Villagra fue continuada hasta la dcada de los aos 80 por Don Santos Villasnchez, quien fuera ayudante del dibujante Agustn Villagra. Don Santos, recientemente fallecido, dedic sus ltimos aos a la conservacin de este conjunto, y por el inters y dedicacin que mostr en el mantenimiento de este edificio ofrezco este artculo en su memoria. En cuanto a los dos murales hallados sobre las paredes del pasillo de la esquina noroeste del Patio Blanco, cada uno muestra un personaje con los ojos llorosos y con los pies deformes (Fofo 5). Por sus caractersticas Juan Vidarte (1968), los interpreta como Nanahuatzin, aquel personaje mtico de la leyenda azteca relacionada con la creacin del Quinto Sol. Los materiales arqueolgicos provenientes de las excavaciones de Armillas y Margain fueron estudiados por Laurette Sjourn (1956-57), quien detect cermicas correspondientes a las fases Teotihuacn II y III. Para corroborar esta informacin realiz otras excavaciones mediante pozos estratigrficos, donde encontr materiales de la misma temporalidad. Sobre la base de estos datos Sjourn consider que la construccin de Atetelco debi comenzar cuando la fase II de Teotihuacan an no haba terminado, por lo que su ocupacin mayor debi tener lugar durante la fase Teotihuacn III. Y como ya lo sealaba Armillas, Sjourn reporta tambin cermica de los periodos Coyotlatelco y Mazapa adems de escaso material azteca.9

Excavacin de la Seccin noreste Las excavaciones en Atetelco continuaron con Laurette Sjourn en el marco del Proyecto Teotihuacn 1980-82 dirigido por quien suscribe. En esa ocasin, con la ayuda del entonces pasante de arqueologa Manuel Noguern, la arqueloga pretenda encontrar la calle que debi comunicar este conjunto con los conjuntos de Tetitla y Zacuala, (Sjourn y Noguern, 1982). Su excavacin abarc una extensin aproximada de 700 m2, despejando la porcin noreste de Atetelco y parte de su limite este, donde dej al descubierto dos secciones del conjunto arquitectnico (ver lmina 2, figura 2c). La seccin del lado noreste se forma por aposentos ordenados hacia los puntos cardinales, orientados hacia un patio

central y aunque bastante mutilados, los muros de esta seccin an conservan restos de murales, donde se representan temas relacionados con elementos blicos: aves y cnidos sobre pedestales, adornados con biznagas, espinas de maguey y cuchillos (lmina 5). En los murales de esta seccin tambin se encuentran representaciones de guerreros vistos de perfil, portando lanzas y escudos; representaciones de flechas atravesando corazones sangrantes, datos iconogrficos relacionados con el militarismo, sealando posiblemente el papel que Atetelco desempe en la ciudad de Teotihuacn. En dos murales de esta seccin se detectaron restos de personajes mayas representados de perfil y con indumentaria de aquella regin; se hallan en posicin sedente con grandes vasijas colocadas hacia su parte frontal. Aunque no conocemos por ahora su significado, la presencia de estos personajes en el referido contexto seala las relaciones que Teotihuacn tuvo con la cultura maya como lo he planteado en otra parte (Cabrera, 1996). Adems de estos fragmentos murales, Sjourn encontr en asociacin numerosos entierros con ofrendas, algunos corresponden a la cultura teotihuacana y otros son de pocas ms tardas. Entre estos materiales abunda la cermica, la ltica y la concha. Sin embargo, ni los espacios arquitectnicos descubiertos, ni los materiales obtenidos han sido estudiados formalmente y por lo tanto no han sido dados a conocer.10

Posteriormente se recuperaron en el conjunto de Atetelco varios materiales arqueolgicos, producto de excavaciones motivadas por trabajos de restauracin y rescate. Entre estos

acondicionamiento, provienen por lo tanto de excavaciones de

materiales se cuenta con varios entierros, algunos son entierros teotihuacanos y otros de poca posterior. Una de estas excavaciones fue llevada a cabo por los arquelogos Vernica Ortega Cabrera y Javier Romero (1996), localizada hacia el lado sur del conjunto, donde encontraron dos esqueletos humanos en posicin sedente asociados con cermicas de la Fase Mazapa. Formaban parte de un pequeo asentamiento situado sobre las ruinas de Atetelco como se explica mas adelante. En las excavaciones de rescate realizadas en Atetelco se hall tambin un horno para la produccin de cermica de principios de la poca colonial (Cabrera 1988), dato que seala la continuidad de ocupacin humana en este sitio. Ms tarde en el ao de 1997, la arqueloga Vernica Rodrguez junto con las restauradoras Haydee Orea y Alejandra Alonso, exploraron con estudiantes de la Escuela de Restauracin del INAH, dos fosas con entierros y ofrendas cermicas. El espacio donde stas se hallaban haba sido explorado por Sjourn en 1980-82; sin embargo no se detectaron en aquel momento debido a que el lugar se hallaba cubierto de escombro. Al retirar dicho material se despej el piso sobre el cual se sealaron las siluetas de tres fosas an selladas. Dos de ellas fueron abiertas por los estudiantes de restauracin arriba referidos, y una tercera fosa se explor posteriormente en ese mismo ao por estudiantes de la ENAH, como se explica a continuacin.11

Excavaciones de la seccin sureste En el ao de 1997 la excavacin en Atetelco continu, con la participacin de estudiantes de arqueologa de la ENAH en sus prcticas de campo, dirigidas por quien suscribe y el arquelogo Sergio Gmez (Cabrera y Gmez 1998) Esta excavacin se ubica en la porcin sureste de Atetelco cerca del lugar donde consideramos debera encontrarse su esquina sureste (ver lmina 2, figura 2d). Adems de la realizacin de prcticas de campo de estudiantes de la ENAH y la atencin a trabajos de acondicionamiento, vinculados con el carcter turstico de la zona arqueolgica, el principal objetivo de este proyecto fue obtener informacin que permitiera

dar solucin a varios problemas del conjunto arquitectnico: conocer sus lmites a travs de excavaciones extensivas, buscar informacin mediante excavaciones profundas para conocer su secuencia constructiva y esclarecer la funcin que este conjunto desempe en el marco de la antigua ciudad de Teotihuacn. Esta excavacin abarc un espacio de 900 m, donde parte del equipo de estudiantes se aboc a la verificacin y exploracin de algunas fosas de entierros que haban sido detectadas con anterioridad en las reas ya despejadas. En estas se hallaron entierros teotihuacanos asociados con numerosas ofrendas cermicas. La otra parte del grupo se centr hacia el lado sureste del conjunto habitacional, donde una vez reticulado el terreno se excav de manera extensiva, dando como resultado el descubrimiento de una serie de cuartos y patios que se integraron a los espacios explorados con anterioridad. Denominamos este nuevo espacio como Seccin Sureste, y se integra por un patio central, cuyo lado norte se une con las reas exploradas anteriormente, mientras que su lado sur lo hace con varias habitaciones limitadas por el grueso muro que enmarca al conjunto arquitectnico. La seccin sureste est conformada por un patio central limitado en su lado este por un pequeo templo porticado y con aposentos igualmente porticados en sus tres lados restantes, orientadas todas las construcciones hacia el patio central, cuyo acceso se12

encuentra hacia su esquina noroeste, donde por medio de un angosto pasillo se comunica con la seccin del Patio Rojo. Ambas secciones son contemporneas, corresponden al ltimo nivel de ocupacin teotihuacano. Aunque la orientacin y el acomodo de los espacios y volmenes sigue el mismo patrn, por sus dimensiones es notable la diferencia de ambas secciones: en tanto que el Patio Rojo se forma de ostentosos y amplios espacios, la Seccin Sureste cuenta con espacios mucho ms reducidos. En este patio se practic una excavacin a mayor profundidad, detectando una secuencia de tres niveles constructivos, incluyendo el que se tiene a la vista.

El grupo de habitaciones con murales Hacia el lado sur de este patio se detectaron varias habitaciones con espacios reducidos, distribuidos a su vez alrededor de un diminuto patio, no obstante, en sus reducidos y

fragmentados muros se representan fragmentos murales con motivos iconogrficos de gran importancia (lmina 6 Nmeros 1- 5).

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Son cinco los temas representados en estos cuartos: 1) Felinos en posicin sedente colocados hacia los lados de un rea porticada. 2) Pequeas figuras humanas, donde se muestran nmeros personajes de tamao reducido que danzan y actan en torno a un altar sobre el que se representa un ave con las alas extendidas; 3) Aves con las alas extendidas como si cubrieran y protegieran a sus polluelos mostradas sus cabezas alrededor de su cuerpo; 4) Personajes con atributos de mariposa y pjaro representado en el marco de una montaa florida, portan trajes y yelmos de aves identificados como la deidad Xochipilli (por Zoltn Paulinyi en este compendio) y 5) la representacin de montaas.

Algunos de estos murales ya han sido referidos en una publicacin recientemente editada en homenaje a la Doctora De la Fuente (Cabrera, Gmez y Gazzola 2007), pero su estudio formal est pendiente llevarse a cabo.

Habitaciones con funciones domsticas Hacia el sur del grueso muro que limita al conjunto de Atetelco, se encontr otro grupo reducido de habitaciones que por su contexto y sus asociaciones constituyen un rea habitacional destinada para actividades domsticas. Se asocian a varios fogones colocados sobre los pisos quemados, con restos de vasijas rotas y calcinadas, carbn pulverizado y ceniza. El espacio cuenta con otros cuartos tambin de reducidas dimensiones, ocupados posiblemente como vivienda y para el almacn de los vveres. Esta evidencia de gran importancia, seala el lugar donde se preparaban alimentos, era seguramente ocupado por grupos sociales dependientes de aquellos otros que ostentaban el poder, datos que es necesario corroborar mas adelante con el estudio total de los materiales arqueolgicos hallados en esta seccin. Cerca de este depsito de elementos de carcter domstico, pero hacia el interior del conjunto residencial se detect una vasija del tipo Naranja San Martn incrustada en el piso y utilizada como posible almacn, cuyo estudio formal est pendiente de llevarse a cabo (lmina 7, figuras a y b ).

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Con las excavaciones de 1997 pudimos delimitar la esquina sureste de este conjunto mediante la deteccin y exploracin de las calles este y sur y sus ampliaciones. Con la liberacin en parte de estas dos calles fue posible conocer parte de los lmites de los tres conjuntos vecinos situados al otro lado de stas. Durante los ltimos aos, hemos avanzado un poco mas en la exploracin del conjunto, pero an est pendiente determinar su lmite norte y sus esquinas noreste y noroeste para conocer su extensin total y a la vez corroborar el sistema urbano, conformado segn Millon (1973) por miles de conjuntos departamentales. Con las excavaciones realizadas por Armillas, Margain, Sjourn y las efectuadas por nosotros en 1997 y 1998, se liber el conjunto arquitectnico que hoy conocemos (aproximadamente 3600 m), donde se hallan varias secciones de aposentos habitacionales, templos, plazas y patios, ordenados en un patrn cruciforme segn la clsica distribucin teotihuacana. De gran inters es la informacin obtenida acerca de las ampliaciones de este conjunto en los momentos finales de su desarrollo, y las modificaciones que tuvo en su lmite sur, sealadas con la existencia de angostos callejones o pasillos que separa el rea de carcter residencial y religioso del espacio habitacional que tuvo funciones domsticas.15

La ocupacin Mazapa en Atetelco De gran importancia es la deteccin de un asentamiento Mazapa hallado sobre las ruinas del conjunto teotihuacano; se asociaba a numerosos entierros, algunos con ofrendas cermicas caractersticas de esta cultura, como se explica en el escrito de la arqueloga Claudia Lpez. En asociacin a este asentamiento posteotihuacano se localiz una figurilla de cobre ofrendada a uno de los entierros de filiacin Mazapa. Los resultados de su anlisis se presentan en este compendio. El anlisis de la cermica obtenida en las excavaciones de 1997-98, fue llevada a cabo por Vernica Ortega Cabrera y el estudio de la ltica y los dems materiales obtenidos en esta excavacin fue realizada por David Andrade (Ortega y Andrade 1999); ambos arquelogos presentan en este compendio algunos de los resultados de su estudio.

En cuanto a los entierros del periodo clsico y los de la poca posteotihuacana, fueron estudiaron por Kanjou (2002) y ampliada la informacin por el Dr. Carlos Serrano.

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El universo del Dios Mariposa Pjaro en la pintura mural de Atetelco Zoltn Paulinyi1 Las excavaciones dirigidas por Rubn Cabrera en 1997-1998 descubrieron un conjunto de murales pintados con matices de rojo y de rosado en el sudeste del conjunto habitacional Atetelco, fechados en la fase Xolalpan (ca. 350 - 550 d.C.) (Figura 1). Los murales que ocupan la mitad oriental de un pequeo espacio arquitectnico, cerca del patio 7, han sido analizados slo de manera preliminar (Cabrera Castro et al. 2007). En los cuatro murales se repite una trada de motivos: en primer lugar, un personaje con atributos de mariposa y pjaro; junto a l una montaa con vegetacin, y un pjaro, cuyo cuerpo se encuentra cubierto por muchas cabezas. (En esta oportunidad, los murales de la mitad occidental caracterizados por escenas complejas en las cuales se observan pequeas figuras18

antropomorfas inmersas en una amplia gama de actividades - no sern tratados por m). En relacin con la trada mencionada, surge la pregunta: qu significado tienen estos tres motivos y qu tienen que ver entre s? En la bsqueda de respuesta, constataremos que el valor iconogrfico de estos murales es excepcional.

Figura 1. La ubicacin de los murales analizados en Atetelco, Teotihuacn, con la numeracin de estos ltimos (en base a Cabrera Castro et al. 2007: fig. 1).

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Universidad de Chile

El dios Tal como fuera establecido por Cabrera y colegas (Cabrera et al. 2007: 132-137), el personaje mencionado corresponde a una de las figuras destacadas del panten teotihuacano, al dios que originalmente fue identificado por Sjourn (1959: 116-128; 1962) como el dios Xochipilli. Posteriormente, este mismo dios ha sido reinterpretado y renombrado varias veces (Caso 1966: 259-263; von Winning 1987, I: 111-124; Berlo 1983, 1992; Berrin - Pasztory 1993; Paulinyi 1995, 2006; Taube 2005; 2006: 164). En mi opinin, su iconografa muestra un dios solar y de la fertilidad de las plantas (Paulinyi 1995), y en consecuencia los rasgos bsicos de su naturaleza pudieron ser semejantes a los de Xochipilli. Lo llamar Dios Mariposa Pjaro por los motivos de mariposa y pjaro que se encuentran entrelazados en su iconografa. No cabe duda de que analizando la trada mencionada, exploraremos el campo de la mitologa teotihuacana, desconocida hasta hoy. La imagen del dios se conserv relativamente bien en el Mural 3 (Figura 2); este aparece en una de sus formas clsicas: tiene forma antropomorfa y se viste con un traje que rene rasgos de mariposa y de pjaro. Representaciones semejantes a la deidad de Atetelco existen solamente en vasijas (p. e. Sjourn 1966a: fig. 38; Conides Ms. 2001), en murales an no han sido encontradas. Como veremos a continuacin, en general ensea atributos constantes y bien conocidos de su iconografa. La cara del dios se encuentra destruida, el tocado de cabeza de pjaro que arriba remataba en una lengua de mariposa, sobrevivi slo parcialmente. Alas de mariposa se anexan a sus brazos, y detrs de la espalda tiene el ala posterior de la mariposa. Conviene destacar que las alas de su brazo exhiben aquellos ganchos que acostumbran tener las alas posteriores de las imgenes de mariposa en general en el arte Teotihuacano.19

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Figura 2. El Dios Mariposa Pjaro y la montaa frtil. Mural 3, Atetelco. (Cortesa de Rubn Cabrera Castro, dibujo de Vctor lvarez).

En su pecho porta un gran emblema del glifo Ojo de Reptil, rodeado de smbolos de fuego llamados "doble peineta". Dicho glifo es muy frecuente en las representaciones del dios, en algunas ocasiones parece reemplazarlo. El dios esparce con ambas manos, como en muchas otras ocasiones, aquellos smbolos que forman el grupo llamado conjunto medular (core cluster) por James Langley (1986: 103 - 107). En el arte teotihuacano se observa que el acto de esparcir con ambos manos, ya sean diferentes tipos de smbolos, objetos, ya sean gotas de agua, es un privilegio exclusivo de los seres sobrenaturales, frente a los ofrendantes mortales quienes pueden hacerlo solamente con una mano, sosteniendo en la otra alguna talega o contenedor ritual. Aparte de nuestro dios, tambin aparecen esparciendo con ambas manos la diosa de los murales de Tepantitla y el Dios de la Lluvia (Sjourn 1966b: lm. XCII). De su espiral de voz cuelga un motivo trbol con el smbolo "doble peineta" y otro motivo que corresponde al extremo distal de dardo en forma de rombo, que con muy pocas excepciones y alta frecuencia se observa en los incensarios de este mismo dios.

La montaa El dios se ubica en un ambiente acutico, tal como ocurre con frecuencia en sus

representaciones de vasijas. Detrs de l observamos una secuencia de amplias olas o franjas de agua diagonales, y del agua surge una montaa monumental, cuyos cerros constituyentes llevan smbolos semejantes a parches ovalados de significado desconocido. Los cerros se encuentran ordenados en hileras sobrepuestas. Del cuerpo de uno de los cerros nace una planta de dibujo borroso, la cual parece corresponder a una calabaza. La forma alargada y levemente encorvada de los cerros parece una hoja, lo que rara vez ocurre en el arte teotihuacano. Las plantas que crecen de la montaa del vecino Mural 4, el cual slo sobrevivi parcialmente, son claramente calabazas (Figura 3).21

Figura 3. La montaa frtil. Mural 4 (Cortesa de Rubn Cabrera, dibujo de Vctor lvarez)

Sus cerros son puntiagudos y alargados, nuevamente con parches. Es probable que en los dos murales nos encontremos frente a una mtica montaa frtil. En la cenefa del Mural 4, entre dos hileras verticales de flores de cuatro ptalos (este ltimo motivo frecuente de la iconografa del Dios Mariposa Pjaro), se observan mariposas en descenso con dentadura humana, lo cual les concede a las cabezas una aparicin de calavera, motivo vinculado con la muerte. Agua, fertilidad y muerte juntos parecen indicar que nos

encontramos en el inframundo acutico. La montaa es probablemente una versin elaborada del destacado motivo triple cerro de la iconografa teotihuacana; dicho motivo aparece frecuentemente junto con el Dios Mariposa Pjaro y posee caractersticas acuticas y de fertilidad vegetal (von Winning 1987, II: 11-13). Estas complejas representaciones de la montaa frtil de Atetelco son importantes, porque en ellas se establece por primera vez con claridad el vnculo entre el dios, la montaa frtil y la calabaza, aunque imgenes anteriormente analizadas ya hicieron sospechar esta relacin (Paulinyi 1995).22

Figura 4. El Dios Mariposa Pjaro surgiendo de una calabaza (Important Pre-Columbian Art: foto 191, dibujo del autor).

Por una parte, el dios a veces aparece con montaas, ya sea un cerro triple o mltiple. Por otra parte, lo podemos ver surgiendo de una mitad de calabaza (Figura 4), as como en otra ocasin observamos el glifo Ojo de Reptil - estrechamente identificado con esta deidad - apareciendo de entre las dos mitades de una calabaza rota, la cual se ubica en el borde de una representacin del dios y de smbolos de triple cerro (Sjourn 1962: Fig. 20). Segn el testimonio de estas imgenes, el dios nace de una calabaza. Por lo tanto, con las montaas de calabazas de Atetelco se cierra el crculo: es muy probable de que el lugar del nacimiento haya sido esta montaa frtil. Sin duda, se trata de un momento clave del mito del Dios Mariposa Pjaro, pero falta reconstruir, en la medida de lo posible, el resto de este mito.

En relacin con los parches que exhiben los cerros de la montaa frtil de Atetelco, podemos observar que en un mural del Palacio del Sol, el cual representa al Dios Mariposa Pjaro en descenso, las hojas de la planta ubicada debajo de l muestran parches semejantes a los de los cerros de la montaa de Atetelco, y tambin exhiben una forma parecida a dichos cerros (Figura 5). Por otra parte, la planta ubicada sobre el personaje tambin lleva parches. En otro mural del mismo Palacio, un jaguar reticulado muestra igualmente una versin de dicho parche, mientras abraza una planta de maguey de hojas parecidas a los cerros de Atetelco (Miller 1973: fig. 113). La semejanza de las hojas con parche y las de maguey del jaguar reticulado con los cerros mencionados no puede ser producto de la casualidad, sino ms bien una alusin a algn vinculo entre la montaa frtil y la planta de maguey. La propia montaa con cerros en forma de estas hojas causa la impresin de una planta de maguey.23

Figura 5. El Dios Mariposa Pjaro en descenso. Mural del Palacio del Sol (de la Fuente 2006 [1995]: fig. 6.4)

A propsito de esto, llama la atencin que en los relieves de la Cancha de Juego de Pelota Sur de El Tajn aparezca la imagen de una montaa mtica cubierta por magueyes (Kampen 1972:fig. 25). Dicha montaa ha sido comparada con Pozonaltepetl, el cerro donde los dioses inventaron el pulque segn la tradicin nahua (Wilkerson 1984: 126), as como con un cerro florido paradisaco, al igual que con Tamoanchan, lugar de creacin de la tradicin nahua (Koontz 2009: 276-282). Puesto que la montaa de El Tajn tambin se ubica en un contexto acutico, no es descabellado proponer que en ambos casos - Atetelco y El Tajn - se trate de la misma montaa frtil del inframundo. Por otra parte, podemos

preguntarnos si la montaa frtil de Atetelco asociada al maguey, no estara vinculada tambin con el pulque? En la bsqueda de un posible significado para los parches - que internamente poseen muescas en el borde y a veces tambin puntitos - la espuma del pulque me parece un buen candidato. El ave El tercer cono de Atetelco que analizamos es un ave sobrenatural. El Mural 1 presenta la figura entera de este animal (Figura 6), mientras que el Mural 2 solamente su parte posterior (Figura 7). La cabeza del ave del Mural 1 no sobrevivi, salvo su pico inferior. Su torso exhibe un emblema de Ojo de Reptil, igual al que el dios porta en su pecho en el mural cercano. Lo peculiar de este pjaro es que lleva cabezas de pjaro de perfil en sus alas abiertas, en sus patas y en su cola, en total once cabezas. Aparentemente, es un ave y al mismo tiempo un conjunto de muchas aves. De manera interesante, en el borde superior del mural se percibe un brazo sangrado, sostenido por el pico del pjaro en su pico:24

Figura 6. El pjaro con mltiples cabezas. Mural 1 (Cortesa de Rubn Cabrera, dibujo de Vctor lvarez).

debe ser un brazo cortado o arrancado. En el Mural 2 nuevamente aparece la cenefa de mariposas con dentadura humana, las cuales se encuentran esta vez en ascenso entre las hileras de flores. La posicin de las alas llama la atencin: su ala derecha mira hacia abajo, mientras tanto la otra se extiende hacia adelante. Las alas de los pjaros de un mural de Totmetla (Jurez Osnaya vila Rivera 2006 [1995]: lm. 10), presentan la misma posicin, y sus cabezas igualmente son parecidas a las de las aves de Atetelco. Adems, la composicin de la parte superior del mural de Totmetla se centra precisamente en glifos Ojo de Reptil. Puesto que el ave de Totmetla fue identificada como guacamayo verde (Navarijo Ornelas 2006 [1995]: 338-339), surge la sospecha de que el ave de Atetelco pudiese corresponder a alguna especie de guacamayo sobrenatural. Ms adelante veremos que esta sospecha es confirmada por otras analogas, que provienen tanto de Teotihuacan, como de fuera de l.25

Figura 7. Parte posterior del pjaro con mltiples cabezas. Mural 2 (Cortesa de Rubn Cabrera, dibujo de Vctor lvarez).

Quin es el pjaro con muchas cabezas y qu tiene que ver con el dios y su montaa frtil? Establecer la identidad del pjaro e insertarlo en la iconografa teotihuacana es la tarea ms difcil de este anlisis. El emblema del pjaro, elemento comn con el dios, indica algn vnculo estrecho con este. Para aclarar este vnculo, hay que volver al personaje en descenso y vestido de pjaro en los murales del Palacio del Sol (Figura 5). Su

vestimenta ornitomorfa es la nica analoga conocida en el arte teotihuacano para el pjaro sobrenatural de Atetelco. En cada una de sus alas vemos cabezas de pjaro de perfil semejantes a las del pjaro de Atetelco y dispuestas de manera parecida. En la cola aparece una cabeza frontal. La cabeza principal y todas las cabezas menores mencionadas fueron identificadas como guacamayos. Las cabezas del ave de Atetelco son suficientemente semejantes para afirmar que ellas tambin son de guacamayo (Taube 2003: 278-230). La identidad del personaje del Palacio del Sol es por lo tanto clara: se trata del Dios Mariposa Pjaro con sus atributos caractersticos; estos son la pintura facial escalonada, los ojos rectangulares, las orejeras con anillos colgantes, el color rojo del cuerpo y el carcter ornitomorfo de su vestimenta. Las lneas en forma de V que aparecen en las plumas de las alas del dios en el Palacio del Sol, cuando fue pintado con matices de rojo, son otro punto en comn con el pjaro de Atetelco. La punta y el resto de la pluma, separados por la lnea mencionada, presentan dos distintos matices, indicando que se trata de dos colores diferentes. Efectivamente, en los murales policromados el extremo de las plumas rojas de las cabezas de guacamayo es de un color diferente: azul (Miller 1973: fig. 109). Puesto que buena parte del plumaje de la especie del guacamayo rojo (Ara macao) es azul (Navarijo Ornelas 2001: lm. 14), es probable que el rojo y el azul de las cabezas de guacamayo del mural correspondan a dos colores caractersticos de este mismo pjaro. En base a los murales de Atetelco y del Palacio del Sol, no cabe la menor duda acerca de que el pjaro y la deidad se encuentran efectivamente vinculados. Lo que es obvio es que comparten el aspecto gneo. En el perodo Postclsico, el guacamayo rojo se asociaba con el fuego (Miller y Taube 1993: 131-132; Aguilera 2004), y es razonable suponer que esto ya ocurra en tiempos de Teotihuacn. De esta manera, el guacamayo parece expresar la naturaleza gnea de la divinidad, tambin encarnada por la mariposa, otro ser de importancia capital en la iconografa del Dios Mariposa Pjaro. Despus de todo esto, sera una opcin atractiva suponer que el pjaro de muchas cabezas es una manifestacin de dicho dios. Sin embargo, si traspasamos las fronteras de Teotihuacn, encontraremos evidencias que hacen difcil sacar una conclusin clara. En lugar de esto, ms bien se nos abre la oportunidad de plantear alternativas posibles para interpretar dicha relacin.26

Las aves de Xelh Revisaremos algunas imgenes provenientes de Xelh, Escuintla y Copn. Parecera que existe una analoga interesante en la ciudad maya Xelh, Quintana Roo, en un conjunto de murales con iconografa teotihuacana del periodo Clsico Temprano (Lombardo de Ruz 2001:106-109; Ruz Gallut 2001:289-291). En uno de estos murales se aprecia la representacin de un personaje vestido a la manera teotihuacana, quien porta un tocado en forma de cabeza de mariposa o de mariposa con dentadura de jaguar (vase Miller y Taube 1993: 49). En la misma pared, en un mural cercano se observa la imagen deteriorada, pero reconocible de una montaa, constituida por varias hileras de cerros sobrepuestos al estilo teotihuacano; se trata de una montaa de complejidad semejante a la de Atetelco. Sobre dicha montaa se observa una gran bandada de pjaros revoloteando; segn la identificacin de Navarijo Ornelas, la mayor parte de estos pjaros corresponden a27

guacamayos rojos (Ara macao), pero tambin aparecen loros verdes (Amazona), (Navarijo Ornelas 2001: 247-242 fig. 8). En estos murales de Xelh, el conjunto que forman el personaje con tocado de mariposa, la gran montaa y el grupo de guacamayos, es similar al conjunto formado por el Dios Mariposa Pjaro, la montaa frtil y el guacamayo con cabezas mltiples de Atetelco. Es plausible suponer que esta bandada de guacamayos y el gran guacamayo con muchas cabezas menores signifiquen lo mismo o algo parecido. El gran guacamayo de Atetelco podra estar representando a la bandada como una entidad. Tambin es posible que se trate de una bandada que surge del cuerpo mismo del pjaro, como en la mitologa huichol (vase Taube 2005: 40-41). Tal como ya hemos visto ms arriba, la deidad nace en la montaa frtil, por lo cual es posible que la bandada agitada de los guacamayos sobre el cerro sea una expresin visual de su nacimiento.

Los seres ornitomorfos de Escuintla y Copn Algunas imgenes de Escuintla y Copn fueron identificadas por Karl Taube como anlogas con la representacin del personaje en descenso del Palacio del Sol (Taube 2003 y 2005), en momentos en que todava no haban sido publicados los murales con el ave de Atetelco. Respecto de Escuintla, en varios incensarios de estilo teotihuacano provincial

aparecen representaciones del Dios Mariposa Pjaro con vestimenta ornitomorfa igual al del dios del Palacio del Sol (Figura 8).

Figura 8. El Dios Mariposa Pjaro con cuerpo cubierto por cabezas de guacamayo. Cermica escultrica, Escuintla (Taube 2005: fig. 6a)

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Es de notar que el brazo cortado que vimos en el pico del pjaro de Atetelco aparece junto con el Dios Mariposa Pjaro en dos de estos incensarios, aunque como adornos de techo en modelos de edificios aparentemente dedicados a este dios. Por su parte, en Copn encontramos una analoga especialmente interesante en forma de los guacamayos monumentales que adornaban la primera cancha de juego de pelota de la ciudad (aqu Figura 9; Fash y Fash 1996: 131-132). Esta cancha fue construida en el siglo V d.C., probablemente por el fundador de la dinasta de Copn, Kinich Yaax Kuk Mo, quien arrib de otras tierras, trayendo consigo un amplio uso de la iconografa teotihuacana. Los pjaros representados en cada ala de los guacamayos monumentales llevan cabezas menores, idnticas a la cabeza principal. Del abdomen del pjaro nace una cabeza de serpiente emplumada, parecida a las de Teotihuacn; dicha serpiente presenta un brazo humano atravesado en la boca, al igual que el pjaro de Atetelco en su pico. El brazo

ensea un crculo: probablemente se trate del brazo arrancado de Hunahp, uno de los hroes gemelos del Popol Vuh (Fash et al. 2004: 74).

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Figura 9. Guacamayo sobrenatural de estuco de la cancha de juego de pelota en Copn (Fash et al. 2004, fig.4.7, dibujo de Barbara Fash).

Aunque el guacamayo es de estilo maya, Taube (2003: 278-280) advirti que es anlogo con el personaje en descenso del Palacio del Sol. Sin embargo, su verdadero modelo en la iconografa teotihuacana es el guacamayo policeflico, cuya imagen se nos presenta en el mural de Atetelco; sera difcil no aceptar que en ambos casos se trata de la misma ave. Segn la versin del Popol Vuh del perodo Clsico el contrincante de los dioses gemelos no es un guacamayo, sino un pjaro monstruoso llamado por los investigadores como la Principal Deidad Pjaro, manifestacin zoomorfa del dios Itzamn. En Copn el guacamayo sobrenatural de origen teotihuacano aparece ocupando el lugar de la Principal Deidad Pjaro, ya que porta precisamente el brazo de Hunahp. Este reemplazo sugiere que para el artista y su pblico los dos pjaros sobrenaturales eran seres anlogos. Por lo mismo, el reemplazo de la Principal Deidad Pjaro del Popol Vuh por el guacamayo sobrenatural teotihuacano plantea la alternativa de que este ltimo no habra sido una manifestacin del Dios Mariposa Pjaro, sino un ser mtico diferente - aunque estrechamente vinculado con l - , el cual tambin habra sido un actor del mito del dios.

El brazo sangrante introduce un elemento de violencia en la escena. Si el ave es la manifestacin del Dios Mariposa Pjaro, el brazo significara lucha contra un tercer personaje mtico. Si no lo es, pero a pesar de esto tiene un vnculo iconogrfico estrecho con el dios, entonces surge la posibilidad de que se trate de una contienda entre los dos: el brazo en este caso sera del dios. No obstante, si el guacamayo sobrenatural pudiese haber sido el enemigo del dios y si entre ellos se hubiese dado una confrontacin, cmo podramos explicar que las caractersticas corporales del guacamayo sobrenatural a veces aparezcan como atributos del Dios Mariposa Pjaro? Por el momento, podemos preguntarnos acerca de si los atributos mencionados del Dios Mariposa Pjaro podran estar indicando su victoria sobre el guacamayo, por medio de la apropiacin de los atributos o facultades del enemigo.30

Conclusiones El anlisis de los murales de Atetelco ha resultado ser una incursin explorativa en la desconocida mitologa teotihuacana. Hemos encontrado que el Dios Mariposa Pjaro de carcter solar naci - o renaci, si tomamos en cuenta que contamos con representaciones de su descenso al inframundo - de una calabaza en la montaa frtil del inframundo acutico. La montaa se vincula con la planta maguey, al igual que su contraparte de El Tajn, que con sus cerros en forma de hoja parece una gran planta de maguey. Por otra parte, se ha aclarado que el guacamayo de muchas cabezas es un actor sobrenatural que hasta aqu no se conoca en Teotihuacn; adems, es altamente probable que se trate de un personaje del mito del Dios Mariposa Pjaro. Ya sea la manifestacin zoomorfa del dios, ya sea su enemigo, el brazo sangrante que el pjaro sostiene en su pico habla de un acto de agresin, lo cual incluye la posibilidad de que sea el brazo del dios mismo. El ave es un punto de contacto entre el Popol Vuh y el mito del Dios Mariposa Pjaro teotihuacano; investigar la naturaleza de este contacto es tarea de extrema importancia.

Agradecimientos Vayan mis agradecimientos en primer lugar al Mtro. Rubn Cabrera Castro, quien me ensease en el ao 2005 los murales de Atetelco que analizo en este trabajo, y posteriormente me invitase a estudiarlos, poniendo a mi disposicin generosamente todas

las fotos, dibujos e informaciones arqueolgicas necesarias para realizar esta tarea. Por otra parte, agradezco a Helena Horta la correccin estilstica del texto original de este artculo.

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Criterios eidticos en los programas pictricos de los tres prticos del Patio Blanco de Atetelco Jorge Arturo Zavala Arredondo1 Introduccin Desde 1947 se iniciaron exploraciones en un sitio, conocido entonces como La Presa (Villagra, 1997b: 567) pero que a la postre sera denominado por Carlos Margain como Atetelco. El inters por este lugar se comprende en medio de la efervescencia suscitada en esa poca por las pinturas, lo cual, si bien gener investigaciones arqueolgicas, tambin foment prcticas de saqueo y trfico. Agustn Villagra, restaurador del INAH, haba trabajado en Tepantitla y se encontraba realizando lo propio en Tetitla, cuando fue enterado de la existencia de evidencias pictricas en el lugar recin descubierto, las que debieron ser consideradas muy relevantes, porque se distrajo de Tetitla y se incorpor a los trabajos all. Particularmente importante es su labor en el espacio arquitectnico conocido ahora como Patio 1 o Patio Blanco, el cual est constituido principalmente por tres edificios, que son cuartos porticados sobre una base piramidal y que fueron liberados y reconstruidos casi completamente. En lo que a pintura mural se refiere, la reconstitucin se circunscribi a los muros de los tres prticos y se trat de un proceso que a pesar de haberlo dejado inconcluso, ahora aporta valiosos referentes para inferir aspectos en esa materia. Uno de estos aspectos tiene que ver con la forma, analizada aqu bajo el concepto eidtica y respecto de los cuales se va derivando su implicacin con el caso de las pinturas del Patio Blanco.

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Eidtica? Para comprender el sentido que para este escrito tiene el concepto de eidtica, hay que asentar algunos antecedentes. En la antigedad griega se discuta que los objetos tienen no slo una forma patente y visible, sino tambin una forma interna e invisible, pero latente y captable por la mente. Para describir esa creencia, Platn en numerosos pasajes de los Dilogos, emplea usualmente la palabra eidos (ei3do), con la cual refiere a veces a la idea y otras a la forma. (Ferrater Mora, 1979: 1269-1274). De esto se derivara la nocin de que1

Doctorado en Historia del Arte. UNAM Agradezco al Arqlgo. Sergio Gmez la lectura a este texto

la captacin de la forma en las cosas ocurre por medio de una intuicin; nocin que, por cierto, resucitara Edmund Husserl en el siglo XX, con la expresin intuicin eidtica. Aristteles, por su parte, utiliza tambin esta palabra en muchos pasajes de sus obras Fsica y Metafsica para diferenciar la causa formal de la causa material (Idem). Para l, la captacin del eidos es una elaboracin abstractiva de la forma a partir de la materia. Ms recientemente, en semitica, Louis Hjelmslev (1984: 72) estableci que todo signo tiene un plano de expresin y un plano del contenido. A su vez, diferenci que cada uno de estos planos se constituye de forma, materia y sustancia. En lo que respecta a la forma, comprenda la existencia de figuras que llam no-signos o formantes, bajo la premisa de que a partir de ciertas figuras se forman signos. En esa lgica se entiende que hay figuras correspondientes para los dos planos del lenguaje. En lo que corresponde al plano de expresin, esta teora ha sido seguida, entre otros autores, por Algirdas Greimas de la Escuela de Pars que los llam formantes figurativos y que se caracterizaran por tener rasgos figurativos para constituir signos, si el nmero de rasgos que rene es mnimo, pero necesario y suficiente para permitir su interpretacin como un objeto del mundo natural (Greimas, 1983: 25). Esto es algo que puede ser ilustrado, por ejemplo, cuando en el siglo XIX Cezanne deca que se podan comprender las cosas del mundo a travs de figuras bsicas como el cilindro, la esfera y el cono. Pero tambin es posible identificar formantes figurativos en culturas antiguas como Teotihuacan, en tanto podemos aproximarnos a sus propias interpretaciones del mundo natural. El ejemplo por35

antonomasia es lo que se puede denominar figura-pirmide, la cual, en la lgica hasta aqu trazada, puede ser considerado un no-signo porque es patente que su contorno sirve para generar signos propios de la cultura teotihuacana, precisamente porque es un formante figurativo comn a toda la Mesoamrica que alude a un objeto del mundo natural comn: la montaa, el cerro. Ahora bien, es evidente que en Teotihuacan, como en todos los casos, la correlacin figurativa entre los objetos culturales y la naturaleza no es tan clara y es un hecho que muchas formas no coinciden precisamente con el mundo natural. Es posible comprender ese alejamiento del referente natural, debido particularmente a la intermediacin de recursos plsticos empleados para formar las cosas y para crear discursos. As las lneas, los colores, los relieves etc., son elementos que por s mismos son capaces de desviar el sentido

de las producciones figurativas y crear ambigedad discursiva; una de las caractersticas claves para reconocer al arte. Por eso, Heinrich Wlfflin (1988: 13) estableca que por principios fundamentales de la historia de la arte entendemos lo siguiente: en toda obra de arte se puede distinguir una forma externa y una forma interna. Misma inercia de los estudios ms avanzados en semitica que refieren que los discursos artsticos se distinguen precisamente por la presuposicin reciproca entre los dos planos del lenguaje (Jakobson, 1981; Della Volpe, 1966; Lotman, 1982): a un cambio en la forma de la expresin corresponde un cambio en la forma del contenido. Pero volviendo a lo plstico, Flix Thurlemann y Jean Marie Floch, de la Escuela de Paris, elaboran una semitica plstica y postulan ciertas categoras para el plano de expresin. Entre estas, se encuentra una categora denominada precisamente eidtica que, en sus trminos, designa todas las categoras que sirven para definir una configuracin plstica en el nivel de la forma(Thurlemann, en: Greimas y Courtes, 1991: 82). Lo importante de esa propuesta radica en la clarificacin de que los elementos plsticos pueden funcionar, a su vez, como formantes plsticos (Greimas: 1983:40); es decir, modelos que, desligados de su referente figurativo, sirven para la creacin de otros lenguajes. Por esa razn se puede asegurar que la comprensin discursiva, por ejemplo, en ciertos edificios teotihuacanos va ms all del formante figurativo montaa del cual proceden y se puede apreciar que los elementos plsticos que los constituyeron, adquieren cierta autonoma discursiva. Tal es el caso de esquema talud-tablero de las bases de los edificios, el cual puede ser considerado formante plstico porque, en perspectiva, su comprensin va ms all de ser mero revestimiento de la pirmide, convirtindose en generador, a su vez, de otros lenguajes. Entonces es soporte para discursos diversos, mediante colores, relieves, etc., adquiere una vasta autonoma que vale para advertirlo tan alejado de la pirmide y encontrarlo expresado, entre otros objetos, en el contorno de las placas nasales y bucales de mscaras y personajes de incensarios y ser relacionado entonces con discursos que hablan de mariposas y de muerte.36

Los programas figurativos Con tales antecedentes me refiero a la eidtica como un concepto que designa al problema semitico de la construccin discursiva del eidos, de la forma. En tanto construccin, se

entiende tambin como un proceso dinmico, que alude a una dialctica contina y tensin permanente entre lo interior y lo exterior en los aspectos de la realidad que se perciben. En este caso, dado que las pinturas del Patio Blanco corresponden a un lenguaje plstico, se trata de de comprender a los elementos y asociaciones plsticas con su interior figurativo. Para apoyar esa intencin, traigo a colacin propuestas tericas que he realizado en otro lado . En primera instancia refiero la categora de programa figurativo que se define como El proyecto que contiene un conjunto de informacin, de instrucciones o reglas de asociacin de las partes o condiciones mnimas a que se sujeta toda produccin figurativa. De all se deriva la distincin de cuatro tipos de programas figurativos de naturaleza plstica con que mediante diversas materias y varias formas se construyeron en Teotihuacan: programas arquitectnicos, pictricos, grficos y escultricos. Varias cuestiones se implican de esas categoras, debido a que es un intento de cobertura conceptual tendiente a sistematizar en un futuro, bajo criterios comunes, los estudios de todas las manifestaciones comprendidas bajo el rubro de lo plstico. Se entender pues que no me detenga aqu a pormenorizar sobre todo eso y remito a consultar en su momento al estudio ya mencionado. No obstante, es necesario adelantar que derivado de esa propuesta, y en tanto un problema eminentemente semitico, es decir de construccin discursiva, es necesario llamar a las pinturas murales, por tanto en este caso a las de los prticos de Atetelco, como Programas Pictricos que se constituyen de ciertas partes que responden a un interior figurativo. En esa lgica hay que resaltar el vnculo que tienen entre s este tipo de programas con otros, principalmente con los arquitectnicos. Y es que hay que entender que los edificios del Patio Blanco, en cuyos muros se encuentran los Programas Pictricos que nos interesan, debieron de corresponder, a su vez, a un Programa Arquitectnico. Esto es importante ya que cualquier interpretacin que se haga de los Programas Pictricos debe de realizarse teniendo en cuenta que es solo una parte de un programa ms amplio. As pues, hay que mencionar que en su estatuto de programa figurativo cada edificio tiene sus partes constituyentes: base, cuarto y techo (lmina 1) los cuales son elementos mnimos, invariantes, pero al mismo tiempo tienen cierta autonoma figurativa y tambin plstica. Autonoma figurativa porque la base puede adquirir la forma de una banqueta, un2

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Es la investigacin, en proceso, para la tesis de doctorado en Historia del Arte por la UNAM que se titula Esttica y cambio en el arte Teotihuacano. El caso del signo trapecio-y-tringulo.

basamento piramidal o una plataforma; un cuarto puede desplantar sobre cualquiera de estas posibilidades, o incluso desplantar slo del suelo y puede o no tener un prtico y; un techo puede constituirse de cornisa, sostener remates arquitectnicos e inclusive elementos arquitectura efmera que lo coronaba en fechas especiales. Autonoma plstica porque cada uno de sus componentes puede ser pintado o esculpido, en fin, en mltiples y variadas formas plsticas. Como parte de un cuarto, un prtico tambin presenta, por su cuenta, partes y variantes. Se constituye de tres muros y columnas cuadrangulares o cilndricas para apoyar el techo. En los muros de los tres prticos del patio blanco de Atetelco se comprende, para cada uno, un Programa Pictrico constituido tambin de ciertas partes figurativas las cuales hoy son visibles casi completamente. Pero antes de decir cuales son esas partes, dado que su apreciacin se debe, en buena medida, a la reconstruccin de Agustn Villagra, es pertinente revisar, en el marco del contexto de su realizacin, cual fue la ruta seguida.38

TECHO

CUARTO

BASE

Lmina 1. Modelo de un Programa Arquitectnico

Un breve recuento Acerca de los trabajos de Villagra en el sitio de Atetelco, antes que nada, hay que apreciar que all encontr la oportunidad de realizar lo que por encargos sucesivos no haba podido en ninguno de los sitios donde haba trabajado. En Tepantitla, realiz la consolidacin de los fragmentos del mural Tlalocan; aunque, haba proyectado reconstruirlo al fresco. En sus palabras, eso le servira para ensayar la tcnica prehispnica de la pintura mural. Pero tal reconstruccin no se planeaba realizar in situ, sino en un muro sobrepuesto que estara

colocado en el interior del saln, con objeto de que se pudiera comparar con el original, (Villagra, 1997b: 565). En Tetitla, si empez a practicar: en diferentes tcnicas: al fresco, al seco, mezclando estas dos, con aglutinantes y sin ellos, etctera) (Villagra, 1997b: 566). Y tambin en ese sitio, empez a ensayar un procedimiento que practicara en Atetelco y que consiste en consolidar en la parte posterior con cemento los fragmentos de pintura mural. Asimismo por ese tiempo realiz un trabajo en la casa de un particular, el general Ignacio Beteta, quien segn la narracin de Villagra, era dueo de los terrenos de Tetitla y los haba cedido al INAH a cambio de que se les pintaran algunas copias en su casa. Finalmente el trato con el instituto no se logr, pero Villagra si hizo el trabajo por su cuenta. Paradjicamente all es donde pudo explayar sus pretensiones de emular la tcnica pictrica teotihuacana: Us materiales modernos y me serv de la tcnica prehispnica, mezclando cal a los colores y aplicndolos pastosos, logrando as que el color quedara adherido al mortero y obteniendo la misma calidad de los antiguos, con lo cual confirme mi creencia de empleaban colores cargados de cal en la tcnica de la pintura al fresco (Villagra, 1997b: 567). Seguramente, lo ejercitado pretenda plasmarlo en Tetitla; pero los trabajos all fueron interrumpidos por el descubrimiento de Atetelco a donde fue comisionado. As pues, hay razones para creer que en Atetelco Villagra se empe en realizar, ahora s, una reconstruccin total de la pintura mural. Su labor se concentr en el Patio Blanco, porque era un espacio con condiciones para sus pretensiones; en su narracin: Esta construccin la encontramos cortada y rellena de escombros, sepultada por una estructura posterior. El reconocimiento por medio de tneles nos mostr las paredes pintadas y en el enorme ncleo de tierra que cubra el patio encontramos innumerables fragmentos, tambin pintados. Al ver tal cantidad de material decorado tuve la impresin de que se podran reconstruir los murales y pusimos manos a la obra (Villagra, 1997a: 555). Lo que se conserv de las paredes pintadas en realidad corresponden a slo un parte, la ms baja, de algunos muros que constituyen los prticos del Patio Blanco. As pues, fue trabajo de reconstruccin principalmente la parte alta de los muros, que corresponde a ms o menos tres cuartas partes de la superficie total de los muros. Los pasos que sigui en su tarea fueron varios. Se calcaron y numeraron todos los fragmentos encontrados con la finalidad de identificar y completar los diferentes motivos de la composicin. Por ejemplo,39

en esta decoracin se vio que haba personajes, rosetones y bandas que formaban la red, aunque todo estaba incompleto (Villagra, 1961:1). A partir de eso, se hicieron croquis y luego un dibujo al tamao real. Sobre este, se fueron colocando las calcas de los fragmentos originales, teniendo como las referencias particularmente los accidentes arquitectnicos: puertas, molduras, esquinas y taludes, cuyas huellas se conservan en muchos de esos fragmentos (Ibdem: 2). Despus se re-dibuj todo para adecuar las plantillas a los fragmentos de estuco pintado originales. Sobre el muro del prtico se estarci el dibujo final, para pasar el dibujo con color rojo, marcando con un contorno y con el nmero correspondiente, el lugar de los fragmentos originales. All se horadaba para incrustar los fragmentos que previamente haban sido consolidados por atrs con cemento. Despus se incrustaran los fragmentos originales y en el resto del muro se pintara con el procedimiento prehispnico pero sin dar el pulido original, para diferenciar los antiguo de lo reconstruido (Idem). En realidad este ltimo paso solo se cumpli en el muro frontal del Prtico 2, por lo tanto es el nico que ahora esta completo y que muestra los tres tonos de rojo, evidentes en las partes originales: un tono esta dado por el color puro; otro mezclado con cal, y el tercero est rebajado con agua, dando un color rosa muy claro (Villagra, 1997a: 556).40

Los programas pictricos del Patio Blanco de Atetelco En base a la reconstruccin de Villagra hoy es apreciable, en los muros de los tres prticos, las siguientes partes que constituyen su Programa Pictrico: Parte Superior; Parte Inferior. Cada una de estas, a su vez, refiere una Superficie Enmarcante (SEE) y una Superficie Enmarcada (SEA). Adems, en lo que respecta a los muros frontales, el vano de acceso a la habitacin puede presentar una Superficie Enmarcante como en los prticos 2 y 3. Hay, asimismo hay otro elemento que caracteriza a estos programas pictricos y que atrae la atencin cuando se ven, es lo que contiene la Superficie Enmarcada de la parte superior de cada uno de esos Prticos, la cual he llamado Reticulado Diagonal. Desde un principio tuve la intuicin de que todas estas partes que constituyen los programas pictricos de los tres prticos respondan a un orden interior. La hiptesis era que se trataba de una cuadricula vertical/horizontal que como figura interna subyace a lo que ahora vemos. Para demostrarlo, he vuelto a dibujar los programas pictricos de los tres

prticos de esta plaza. Las referencias primigenias fueron las medidas de lo original, que corresponden a lo largo de la base de los muros, las cuales fueron despus cotejadas con las medidas de la reconstruccin de Villagra que fundamentalmente dieron la altura.

SEE

41RETICULADO DIAGONAL

SEASEE VANO DE ACCE SO SEE SEA

PARTE SUPERIOR

SEE SEA

PARTE INFERIOR

Lmina 2. Modelo de un Programa Pictrico en el muro frontal de un prtico

Lo que proceda era dividir en n partes la longitud de la base, en lo que inherentemente es un problema de determinacin de la proporcin utilizada para disear estos programas. Despus de algunos ensayos, encontr que la medida del ancho de la Superficie Enmarcante de la Parte Superior, -de lo que por cierto hay fragmentos originales en los tres programas pictricos-, fue la medida de referencia, aunque no en s misma, sino en su mitad y por tanto, esa es la unidad de proporcin de la cuadricula base. Hay dos aspectos que debe corroborar la correspondencia entre esta cuadricula interior y lo que se conserva en lo exterior. Una es la adecuacin de la Parte Inferior de los Programas Pictricos a la cuadricula. Como se aprecia en las lminas 3-5, la Parte Inferior de los Prticos 1 y 3 coincidi perfectamente con el cuadriculado, y en el Prtico 2 la altura tiene una relacin proporcional de 3 y el largo de 10 debido a la saliente en talud de esta parte de muros laterales. El segundo aspecto que corrobora la relacin forma interior/exterior en la construccin de los Programas Pictricos del Patio Blanco, es la coincidencia entre el cuadriculado base y la retcula diagonal que, en cada uno de stos, constituye la Superficie Enmarcada de la Parte Superior. De los ensayos en los dibujos que realic result que, efectivamente, dicho cuadriculado interior es la base para la proyeccin de las lneas que configuran ese reticulado diagonal tan caracterstico de las pinturas de

Atetelco. En los muros frontales de los Prticos 1 y 3 esas lneas se proyectan exactamente de la esquina de la base y coinciden con las bandas del reticulado diagonal de la Parte Superior. En el Prtico 2, la cuestin es algo ms compleja, ya que all las bandas diagonales no son rectas, sino curvilneas; no obstante, como se aprecia en la lmina 4, la disposicin de stas franjas corresponde tambin con las lneas imaginarias que se proyectan de las esquinas de la base. Hay que sealar que los datos para sustentar estas afirmaciones corresponden a lo que se alcanza a ver en los fragmentos originales que se conservaron en los tres prticos, donde se aprecia el lmite de la parte inferior y el desplante de la parte superior, donde precisamente se pueden corroborar los puntos de las intersecciones y las medidas de las franjas del reticulado diagonal. Cabe mencionar ahora los criterios para calcular el lmite superior del Programa Pictrico. Hay que considerar al respecto que el primero de los prticos que reconstruy Villagra es el Prtico 2, a partir de lo cual extrajo un patrn que reprodujo en los otros dos prticos y que tiene que ver con los espacios romboidales que van trazando las franjas diagonales en su entrelazado. All Villagra se dio cuenta que repitiendo las figuras de rombos dos veces le daba all una altura de 3.32 mts., (Villagra, 1997a: 555), lo que sumado a lo que mide el ancho de la cenefa (SEE, en nuestros trminos) coincida mas o menos con la altura que haba observado en los muros de Tepantitla de 3.50 m (dem). Adems de este criterio, resulta claro que ViIlagra pens en cierta simetra en la relacin izquierda/derecha y arriba/abajo para comprender la manera como se distribuyen los elementos pictricos. Eso explica, entre otras cosas, que la Superficie Enmarcada esta traslapada por la Superficie Enmarcante en reas similares y que tambin debi de ser un referente que repiti en la reconstruccin de la Parte Superior de los otros dos programas pictricos.42

Conclusin Con la nocin eidtica se describe la relacin exterior/interior que existe en la comprensin de la forma, y que en este caso ha pretendido ofrecer algunas aproximaciones a la cuestin Qu hay al interior de pinturas como las del Patio Blanco de Atetelco? Inevitablemente una pregunta de este tipo hace patente la relacin platnica entre forma e idea del eidos que dio origen al concepto, porque no se trata de comprender la forma por la forma misma,

por el contrario se trata de profundizar hasta encontrar la correspondencia adecuada entre el pensamiento que hizo posible esa obra humana y el pensamiento cientfico actual esforzado en comprenderlo y traducirlo en nuestros trminos, en un discurso como el nuestro. Por eso me ha parecido pertinente la derivacin de eidos en eidtica, como un concepto que tambin designa un problema semitico, porque en aras de articular un discurso, as como los conceptos ltica y cermica, aunque en un sentido distinto, aluden a la construccin de la piedra y de la arcilla, as eidtica describe que, en trminos discursivos, la forma tambin debe ser construida. Aqu yo he ofrecido algunas aproximaciones eidticas para la comprensin de los Programas Pictricos del Patio Blanco de Atetelco, pero desde luego la profundizacin puede ser mayor. De acuerdo con la teora de los formantes, arriba expuesta, toda forma tiene un precursor figurativo que, a su vez, es producto de una interpretacin de la naturaleza. Por esto, son aspecto pendientes, que las partes y elementos de cada uno de los programas pictricos proceda de un modelo natural o imaginario y que su ubicacin en el espacio pictrico corresponda a una concepcin en el orden del mundo. Por esto ltimo, prefer denominar, por ejemplo, como superficie enmarcante a la parte a la que suele llamarse cenefa, cuya connotacin puede reducir a mera decoracin, una figura que en su calidad de formante plstico, pudo tener su equivalente figurativo en alguna interpretacin teotihuacana de la naturaleza. Con todo, precisar esas y otras suposiciones implica la comparacin eidtica con otros programas pictricos similares, tales como son el Patio 25 de Tetitla, el Corredor 9 de Tepantitla y el Prtico 1 de Totometla, a fin de identificar constantes y variantes. Asimismo es importante relacionar las partes de cada programa pictrico con los personajes antropomorfos, zoomorfos y dems figuras que las componen, lo cual no hice en esta oportunidad sobre todo por que supone empezar a entrar en terrenos del contenido, lo que rebasa los fines y espacio de que esta exposicin. Adems, no profundizar hacia esos niveles puede ser tomado tambin como un exhorto para prestar mayor atencin los criterios formales en arte teotihuacano. En la investigacin esa consideracin procede de hechos concretos, ya que es un hecho que lo que en primera instancia se percibe es la forma, por ms que la muy arraigada tendencia contenidista en la investigacin del mbito de prehispnico conduzca a reconocer, antes que nada, los significados.43

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Lmina 3. Muro Frontal del Prtico 1 del Patio Blanco de Atetelco

Lmina 4. Muro Frontal del Prtico 2 del Patio Blanco de Atetelco

45

Lmina 5. Muro Frontal del Prtico 3 del Patio Blanco de Atetelco

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La pintura mural de Atetelco: revisando aspectos de la ritualidad teotihuacana Rosalba Aguilera Muoz1 Teotihuacn ha sido descrita como una de las ciudades ms importantes del periodo Clsico, enfatizando su planeacin y la perfeccin de su traza urbana. Los complejos47

arquitectnicos han sido estudiados tomando en consideracin el uso y funcin que pudieron haber tenido cada uno de ellos, de acuerdo a la ubicacin, forma arquitectnica, decoracin y acabados de superficie, planteando la presencia de palacios, conjuntos

residenciales, conjuntos de casas, conjuntos de cuartos y templos. De estos ltimos tanto la arquitectura como las concepciones estticas bien pueden comprenderse como sagradas, pues en la metrpoli teotihuacana abundan las

manifestaciones pictricas en las que se expresan imgenes, ritos, colores, texturas y smbolos utilizados para acceder a lo divino:La funcin de los templos religiosos tiene un objetivo bien definido: el culto y la liturgia, entendiendo por el primero un servicio para la divinidad, eventualmente presente bajo la forma de una imagen, para esta eventualidad no se requiere demasiado espacio y puede ser realizado por un solo oficiante especializado. As en el plano arquitectnico la construccin y distribucin del lugar o espacio sagrado no exige amplitud a diferencia de un edificio destinado a la liturgia en donde se requiere de un espacio con mayor dimensin o amplitud para la realizacin y predicacin de La ceremonia comunitaria en donde la circulacin del ritual involucra todo un pueblo o una comunidad de mayor numero. De tal forma que la funcin primaria de un templo religioso es mostrar una imagen u objeto sagrado para su veneracin (Delahoutre, 1995: 130-132).

Rasgos que bien se pueden observar en el denominado Patio Blanco ubicado en la parte noroeste del conjunto arquitectnico de Atetelco. Este espacio se conforma de tres templos porticados, localizados en torno a un patio central con un altar-adoratorio; estratigrficamente corresponde al segundo nivel constructivo de una secuencia de cuatro superposiciones arquitectnicas. En cuanto al estilo pictrico se ubica en la fase Xolalpan, comprendida entre los 450 a 600 d.C. (Cabrera, 1996).

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Zona de Monumentos Arqueolgicos de Teotihuacn

El presente trabajo expone los rasgos caractersticos de la pintura mural del Prtico sur mural 1, en el que se representa la llamada Procesin de Coyotes. En los muros se representa una procesin de cnidos (coyotes o lobos) de perfil, colocados uno a

continuacin del otro en un plano horizontal, estos estn expresados en los muros laterales. Parecen dirigirse en el sentido exterior y los que se ubican en los murales centrales parecen dirigirse hacia el rea central del acceso al templo. Cada una de las imgenes cuenta con delgadas y pequeas lneas en las patas, cuerpo, cuello y orejas, que parecen representar el pelaje del animal, que remata en plumas cortas y por debajo de la mandbula un mechn de pelos a manera de barbilla. Muestran el hocico abierto, exponiendo parte de sus dientes y colmillos, del que emana la vrgula de la palabra, canto u oracin. Sobre la cabeza portan un rico tocado de diademas onduladas que finalizan en largas plumas; a la altura del vientre del animal se observa un crculo con tres lneas en diagonal. La cenefa que enmarca la escena central de la procesin de los cnidos se conforma por dos bandas, en la parte superior una serie de trapecios, uno a continuacin de otro, que rematan con plumas cortas. La segunda banda se conforma por lo que parece ser la representacin de la piel del