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Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid (UPM) Grado en fundamentos de la Arquitectura Trabajo fin de grado Junio 2018 Arquitectura religiosa en Antequera: su influencia en la trama urbana Ana María Cabello Navas Tutor: Javier García-Gutiérrez Mosteiro AULA4 TFG Jorge Sainz Avía, coordinador Ángel Martínez Diaz, adjunto

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Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid (UPM)

Grado en fundamentos de la Arquitectura

Trabajo fin de grado Junio 2018

Arquitectura religiosa en Antequera: su influencia en la trama urbana

Ana María Cabello Navas

Tutor: Javier García-Gutiérrez Mosteiro

AULA4 TFG

Jorge Sainz Avía, coordinador

Ángel Martínez Diaz, adjunto

Arquitectura religiosa en Antequera:

su influencia en la trama urbana

ARQUITECTURA RELIGIOSA EN ANTEQUERA:

SU INFLUENCIA EN LA TRAMA URBANA

Estudiante

Ana María Cabello Navas

Tutor

Javier García-Gutiérrez Mosteiro

Departamento de Ideación Gráfica

Aula TFG 4

Jorge Sainz Avia, coordinador

Ángel Martínez Díaz, adjunto

Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid

Universidad Politécnica de Madrid

Antequera, la ciudad de las iglesias blancas y

gongorinas. Poesía, escultura, arquitectura de

los siglos XVI, XVII y XVIII…

Gerardo Diego

RESUMEN

El patrimonio anticariense que ha perdurado hasta nuestros días

nos muestra un recorrido de más de cinco mil años de historia. Desde

asentamientos prehistóricos, continuando con la ciudad romana, que

posteriormente sería de ocupación musulmana. Es en las trazas del re-

cinto musulmán donde comenzará a erguirse la ciudad cristiana, ob-

jeto de este trabajo.

En 1410 el infante don Fernando, toma la ciudad de Antequera, hasta

entonces de ocupación musulmana. En ese momento la ciudad se con-

vierte en un centro neurálgico y fronterizo, punto de partida para las

conquistas posteriores.

Su privilegiada situación geográfica, cruce de caminos entre Granada

y Sevilla o Córdoba y Málaga, le hicieron constituirse como un lugar

prolífico en lo que a órdenes religiosas se refiere.

A partir de este momento la ciudad experimenta un gran crecimiento

demográfico que se verá reflejado en la aparición de sucesivas cons-

trucciones religiosas. Sin duda, fue el siglo XVIII el de mayor esplendor

de la ciudad; cuando definitivamente terminó adquiriendo el concepto

de “ciudad convento”. Posteriormente tanto la invasión napoleónica,

como la desamortización de Mendizábal, tendrían sus efectos en estas

grandes extensiones de suelo conventual. La francesada arrasó y robó

la mayoría de los conventos y la desamortización privó de sus bienes a

las diferentes órdenes religiosas. El resultado fue la incorporación de

dichas grandes extensiones de suelo conventual, como solares para

edificar viviendas; sin que generasen nuevas plazas o espacios públi-

cos como ocurrió en otras ciudades.

El trabajo trata de analizar la transformación de la ciudad en base a

su hito por excelencia, la arquitectura religiosa.

PALABRAS CLAVE

Antequera ∙ Arquitectura religiosa ∙ Transformación urbana

Renacimiento ∙ Barroco ∙ Desamortizaciones religiosas

ÍNDICE

OBJETO DE ESTUDIO…………………………………………………………………………..13

ESTADO DE LA CUESTIÓN……………………………………………………………………15

MÉTODO…………………………………………………………………………………………..17

1.ANTECEDENTES HISTÓRICOS…………………………………………………………….21

2.LA CIUDAD ALTA……………………………………………………………………………29 2.1. Colegiata de Santa María la Mayor

2.2. Plaza del Portichuelo

3. NODO DE ARTICULACIÓN. COLEGIATA DE SAN SEBASTIÁN……………..…39

4. LA CIUDAD BAJA…………………………………………………………………………...45 4.1. Eje Málaga-Córdoba

4.1.1. Convento de Madre de Dios

4.1.2. Convento de Santa Clara

4.1.3. Convento de la Trinidad

4.2. Eje Sevilla-Granada

4.2.1. Calle Estepa

4.2.2. Calle Carrera

5. ARRABALES……………………………………………………………………………………59 5.1. Arrabal de San Juan

5.2. Arrabal de San Pedro

5.3. Arrabal de San Miguel

CONCLUSIONES……………………………………………………………………………….63

FUENTES

PROCEDENCIA DE LAS ILUSTRACIONES

ANEJO

Ana María Cabello Navas

12

ARQUITECTURA RELIGIOSA EN ANTEQUERA: SU INFLUENCIA EN LA TRAMA URBANA

13

OBJETO DE ESTUDIO

Este trabajo de fin de grado surge a partir de una inquietud desarro-

llada antes de comenzar mis estudios de Arquitectura, sumado al in-

terés que despiertan hacia mí la historia y conservación del patrimo-

nio. Además, a estos aspectos, se añade un valor sentimental, el cariño

que siento hacia mi localidad natal, Antequera. Como bien dice Ma-

nuel Barón en el prólogo del Callejero Histórico1: “es la propia Ante-

quera la que sigue inspirando la edición de más estudios, de más in-

vestigaciones, de más libros sobre ella misma.”

Antequera es conocida por la gran cantidad de arquitectura reli-

giosa que en ella se conserva, con relación a su número de habitantes.

Esta ciudad malagueña, consiguió que, tras los acontecimientos que

destruyeron la obra religiosa en la península o privaron a las órdenes

religiosas de su propiedad (la Invasión Francesa, la desamortización,

las diferentes guerras, etc.), las obras volvieran a manos de sus pro-

pietarios que, junto con la ayuda de las familias adineradas de la ciu-

dad, consiguieron reconstruir los templos afectados. Esto no evitó

que la extensión de los templos se redujera.

El trabajo aborda el estudio de la conformación de la ciudad, to-

mando como referencia su carácter por excelencia: la arquitectura re-

ligiosa. Para ello se establece un análisis histórico, partiendo del siglo

XV y llegando hasta nuestros días. En este análisis, tendrá especial

importancia, debido al gran desarrollo que experimenta la ciudad, los

siglos XVI a XVIII.

Apoyando el estudio en la cartografía como método de trabajo, se

analizará la importancia de estos edificios en la configuración del tra-

zado de la ciudad, pues hay que tener en cuenta que todas estas cons-

trucciones tienen una gran importancia en el trazado de las calles,

apertura de plazas y en la imagen global creada de la ciudad.

Al tratarse de un recorrido cronológico se mostrarán las sucesivas

transformaciones que sufren los solares conventuales debido a los

acontecimientos históricos antes mencionados y, por consiguiente, lo

que ello conlleva en la trama urbana.

1 MORENO GARCÍA, Juan Manuel: Antequera callejero histórico, CEDMA, 2013

Ana María Cabello Navas

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ARQUITECTURA RELIGIOSA EN ANTEQUERA: SU INFLUENCIA EN LA TRAMA URBANA

15

ESTADO DE LA CUESTIÓN

Son varias las publicaciones que hacen referencia a las iglesias an-

tequeranas, en su mayor parte desde el punto de vista de la historia

del arte, estética, patrimonio e incluso turismo; no siendo este el ob-

jetivo del trabajo, puesto que se pretende analizar la importancia de

estos hitos arquitectónicos desde el punto de vista de la configuración

de la ciudad, hasta la fecha aún sin analizar.

Se han consultado desde referencias a esta arquitectura en histo-

riografías de Andalucía, debido a la similitud e incluso por compartir

el mismo arquitecto en la construcción de los templos, ubicados en

las principales ciudades de la comunidad, a publicaciones centradas

únicamente en la ciudad o en alguna iglesia en concreto; por su gran

singularidad artística.

El primer libro en el que se trató de recopilar toda la información

existente sobre la arquitectura religiosa de la ciudad fue Las iglesias

de Antequera de José María Fernández en 1947. Posteriormente se han

publicado dos ediciones más del libro; en la segunda, de 1971, cabe

destacar, desde el punto de vista urbanístico, debido al peso que ha

tenido para este trabajo, la valoración urbana y artística que realiza

Antonio Bonet Correa. Haciendo referencia a la yuxtaposición de las

ciudades alta y baja y a la ubicación orgánica que han ido tomando

los monumentos.

Posteriormente, varios historiadores, entre los que cabe destacar,

por el volumen de publicaciones de libros y artículos para revistas, en

su mayoría para la Diputación de Málaga, a Jesús Romero Benítez y

Antonio Parejo Barranco. Estos historiadores siguieron también una

línea de descripción artística. De entre su numerosa bibliografía, se

ha empleado para este trabajo Historia de Antequera2 puesto que nos

pone en situación de todos los momentos por los que ha pasado la

ciudad y de la importancia que tuvo el clero tanto en la economía

como en la sociedad. En él, encontramos gráficas y tablas que nos

permiten conocer el crecimiento que tuvo la población en muy poco

tiempo y como este crecimiento fue siempre acompañado de un mo-

numento religioso. Siendo el clero, la clase social más abundante en

estos siglos3. Además, hace referencia de forma gráfica a la gran ex-

tensión de suelo que ocupaban dichos conventos, pudiéndose obser-

var como prácticamente todo el núcleo urbano era conventual.

Del mismo autor, La Antequera de Washington Irving4 nos traslada

al recorrido que realizó el escritor estadounidense por nuestra ciudad,

cuando se dirigía hacia Granada, la primavera de 1829, que entonces

se encontraba a medio camino entre el Antiguo Régimen y la Revolu-

ción Liberal.

Puesto que el primer plano que se conserva es posterior a este

viaje. La descripción que hace de su paseo por las calles de Antequera

2 PAREJO BARRANCO, Antonio: Historia de Antequera, Gráficas San Rafael, 1987. 3 Durante los siglos XVI a XVIII Antequera experimenta una brusca expansión, de-

jando atrás el recinto amurallado y expandiéndose hacia “lo llano”. 4 PAREJO BARRANCO, Antonio: La Antequera de Washington Irving, Antequera, Gráfi-

cas San Rafael, 2003

Ana María Cabello Navas

16

ARQUITECTURA RELIGIOSA EN ANTEQUERA: SU INFLUENCIA EN LA TRAMA URBANA

17

ha resultado de utilidad para poder entender como era la distribución

urbana durante aquel periodo.

Antequera ciudad monumental5 recalca una vez más lo ya mencio-

nado por José María Fernández y Parejo Barranco. Al ser una publica-

ción más reciente que las anteriores y estar pensada para ser una guía

monumental de la ciudad; aporta un gran archivo fotográfico, el cual

se incluye a lo largo del trabajo.

Apartándonos de las publicaciones bibliográficas que tienen como

tema principal la descripción de las construcciones religiosas. Ante-

quera callejero histórico6 recorre las calles de la ciudad; partiendo de

la primitiva ciudad islámica, hasta nuestros días. En él se destaca el

gran número de calles con nombres de Santos, muestra indudable de

la influencia cristiana en el trazado de estas. Este libro, ha sido de

gran ayuda a la hora de realizar las sucesivas cartografías puesto ex-

plica cómo fue surgiendo el callejero antequerano, recalcando, una

vez más, que cada avance que tuvo la ciudad estuvo marcado por un

hito religioso.

En cuanto a las publicaciones en revistas, Mercedes Fernández Pa-

radas7 explica los pocos inconvenientes que tuvo el clero en un primer

momento a la hora de adquirir solares, y, por consiguiente, cobra sen-

tido que en alguno de los conventos las capillas se adueñen de la vía

pública. También hace referencia al proceso desamortizador y las

apropiaciones y subastas que se produjeron tras este acontecimiento.

Por otra parte, se han tenido presentes los planes generales de la

ciudad; en especial, el elaborado por Luis Machuca Santa Cruz y Car-

los Berdú Belmonte al contener un catálogo del centro histórico.

Finalmente, y con una considerable importancia para el trabajo,

se ha realizado una consulta al archivo histórico de la ciudad, de

donde se obtuvieron diferentes documentos gráficos. Destacando que

son escasos los documentos que a día de hoy se conservan y relativa-

mente contemporáneos al datar el primer plano de 1864.

5 ROMERO BENÍTEZ, Jesús: Antequera ciudad monumental, Chapitel, 2012

6 MORENO GARCÍA, Juan Manuel: Antequera callejero histórico, CEDMA, 2013 7 FERNÁNDEZ PARADAS, Mercedes: “De apropiaciones y privatizaciones: El patrimonio

territorial del concejo de Antequera (siglos XVI-XIX)”, Jábega nº 93, Málaga 2003

Ana María Cabello Navas

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ARQUITECTURA RELIGIOSA EN ANTEQUERA: SU INFLUENCIA EN LA TRAMA URBANA

19

MÉTODO

Las fuentes bibliográficas ya citadas, visitas de campo, así como

los documentos de archivo histórico, han sido los principales recursos

empleados a la hora de abordar este tema.

El punto de partida fue la visita al archivo histórico de la ciudad;

con el fin de encontrar documentación gráfica, la cual era casi inexis-

tente. El primer plano en el que aparece cartografiada la arquitectura

religiosa data de 1864, fecha posterior a la desamortización de Men-

dizábal, por lo que algunos de los conventos ya habían perdido parte

de los extensos terrenos con los que contaban antes del aconteci-

miento histórico.

En este punto comienza mi trabajo; partiendo del callejero histó-

rico de la ciudad y de una serie grabados. Se trata de reconstruir la

forma primitiva de la ciudad, en la que la situación de iglesias tuvo

una influencia fundamental en el trazado de las vías. También se trata

de analizar las sucesivas transformaciones que han sufrido los solares

conventuales, hasta llegar al punto en el que se encuentra en la ac-

tualidad.

He tenido la oportunidad de poder contrastar la información ob-

tenida, además de ampliarla con Jesús Romero Benítez, gran conoce-

dor de la ciudad y escritor de numerosas publicaciones citadas en la

bibliografía.

Recopilada toda la información se procede a la realización del aná-

lisis de la influencia de la arquitectura religiosa en el trazado de la

ciudad. Partiendo de dibujos de análisis y trabajo referenciados en los

que hacía Camilo Sitte, a recomendación de mi tutor, el profesor Ja-

vier Mosteiro. Posteriormente, se elabora una serie de documentos

gráficos en los que se ven reflejados los cambios que ha ido experi-

mentando la ciudad y la gran importancia que tuvo la obra religiosa

en la extensión de terreno y, por consiguiente, la imagen que han ido

conformando de la ciudad.

Ana María Cabello Navas

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ARQUITECTURA RELIGIOSA EN ANTEQUERA: SU INFLUENCIA EN LA TRAMA URBANA

21

1. ANTECEDENTES HISTÓRICOS

La localización de la ciudad de Antequera en el borde sur de la

depresión que recibe su nombre aporta a dicha ciudad no solo una

notable centralidad espacial con respecto a la mitad sur de Andalucía,

sino también una importante situación estratégica.

Situación que ha favorecido el trasiego de pueblos y culturas, que

a lo largo de los años han ido transformando el espacio y dejando su

huella en él.

La historia de la ciudad comienza en la edad de Piedra y Cobre.

Estas primeras poblaciones se asentaron en las zonas más elevadas y

próximas a los recursos naturales como consecuencia a su forma de

vida. Por lo tanto, no quedaron incluidas en lo que posteriormente se

convertiría en el casco histórico. A continuación, la ciudad pasaría a

ser de ocupación romana, los restos arqueológicos que han llegado

hasta nuestros días, así como alguno de los sillares utilizados para la

construcción de Santa María la Mayor, nos han permitido conocer la

ubicación de esta ciudad; para así poder afirmar que, sobre las trazas

de la ciudad romana, posteriormente se erguiría la ciudad musul-

mana.

Durante la ocupación musulmana tienen lugar una serie de cam-

bios, puesto que el núcleo fortificado se convirtió en un importante

centro económico, administrativo, religioso y cultural. De este modo

la ciudad experimentó un gran crecimiento durante el siglo XIII, se

construyeron viviendas colindantes al recinto amurallado y se vio en

la necesidad de construir un nuevo anillo de fortificación, tal como

indica Leopoldo Torres Balbás.

Urbanísticamente destacaba la cerca militar que encerraba

63.140 m2. La cerca suponía el coronamiento del cerro de la

Alcazaba, para bajar después en un segundo anillo en el que

eran puntos de acceso a la medina las puertas de Estepa, Bas-

tidas y Málaga8

La herencia islámica fue importante, pero no decisiva; ya que el

espacio de la Medina sufrió fuertes cambios. De tal modo que el apro-

vechamiento urbanístico fue efímero, debido a que las nuevas necesi-

dades de la población hicieron destruir el estrecho e incómodo barrio

árabe; a pesar de que, en un primer momento, ocupasen sus viviendas

y sacralizasen la mezquita convirtiéndola en el primer templo de la

ciudad. (fig 1 y 2)

Quedaba, pues, bastante en pie de lo exterior pero muy poco

de la antigua medina musulmana, y lo restante tan pobre y

abandonado, que costaba trabajo imaginar aquel recinto pleno

de callejuelas sinuosas, ajimeces y otros salientes tan del

agrado de los creyentes de Alá9

8 Cita de Leopoldo Torres Balbás en: PAREJO BARRANCO, Antonio: Historia de Antequera,

Gráficas San Rafael, 1987 9 PAREJO BARRANCO, Antonio: La Antequera de Washington Irving, Antequera, Gráficas

San Rafael, 2003

Ana María Cabello Navas

1.Antequera Siglo XV. Dibujo de la autora 2. Antequera Siglo XVI. Dibujo de la autora

(Caminos aproximados, en función de las puertas y los actuales)

3. Antequera Siglo XVII. Dibujo de la autora 4. Antequera Siglo XVIII. Dibujo de la autora

ARQUITECTURA RELIGIOSA EN ANTEQUERA: SU INFLUENCIA EN LA TRAMA URBANA

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Tras la conquista, Antequera pasaría por tres etapas, tal y como

nos indica Antonio Parejo Barranco en su libro Historia de Antequera.

Un estancamiento e incluso retroceso durante el siglo XV (fig 1);

puesto que su incorporación a los reinos cristianos no fue del todo

positiva. Al convertirse en un núcleo fronterizo como puesto militar,

el miedo formaba parte del día a día de sus habitantes, por lo que

únicamente ocuparon el recinto amurallado del interior de la Medina

musulmana.

Si bien, esta situación cambia tras la conquista de Granada, pro-

duciéndose un crecimiento acelerado durante el siglo XVI (fig 2).

Tuvo un proceso de transformación urbana similar al resto de ciuda-

des españolas, a finales de la Edad Media, la cual en el momento en

que dejó de ser núcleo defensivo, comenzó a extenderse cerro abajo,

hacia su fértil vega. Y tal como hace referencia Francisco López Es-

trada en el libro de José María Fernández10 “No hubo ningún paso de

este adelantamiento que no llevara la marca insigne de un monu-

mento religioso”.

Durante los siglos XVII (fig 3) y XVIII (fig 4) tiene lugar un creci-

miento moderado de la ciudad, configurándose decisivamente la de-

finición de Antequera como “ciudad convento”. Había representación

de todo tipo de órdenes religiosas, que además contaban con la ayuda

económica de las familias acomodadas de la ciudad, para su manu-

tención; por lo que contaron con facilidades para poder construir sus

conventos. Estos, en un primer momento se encontraban en zonas

aun alejadas del centro urbano de la ciudad, pero la elección del lugar

para su asentamiento nunca fue aleatoria; las órdenes religiosas eli-

gieron emplazamientos destacables por su topografía o por su situa-

ción estratégica, situándose en los bordes de los caminos (las órdenes

mendicantes, en su mayor parte) ya que los viajeros debían cruzar

Antequera como punto intermedio para sus respectivos destinos; la

carretera provincial de Málaga a Córdoba (antiguo camino real) y la

que iba de Granada a Sevilla, se cruzaban en nuestra ciudad, pero

también un gran número de caminos vecinales de los alrededores,

transcurrían o arrancaban en Antequera.

Referencia a todo ello aparece citada en el libro Historia de Ante-

quera11, mencionando que, a finales del siglo XV, Antequera contaba

con tres parroquias, sin existir aun ningún convento, ni orden reli-

giosa establecida. Sin embargo, “dos siglos más tarde, la ciudad con-

taba con veintiún conventos, doce ermitas, amén de numerosas capi-

llas oratorias, hornacinas de pared, etc., diseminados por la ciudad”.

El clero contó con numerosas ventajas con respecto al resto de cla-

ses sociales, puesto que eran frecuentes las donaciones de los fieles,

así como cesiones procedentes del Concejo; pudiendo de este modo

adquirir grandes extensiones de terreno en los que instalar sus con-

ventos. Como consecuencia, Antequera fue adquiriendo una imagen

conventual, reflejada en una infinidad de valiosas construcciones re-

nacentistas y barrocas.

Aquellos inmensos territorios conventuales, islotes rurales en

medio de la ciudad, se habían compuesto varios siglos antes,

10 FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, José María: Las iglesias de Antequera (tercera edición), Ante-

quera 2018. 11 PAREJO BARRANCO, Antonio: Historia de Antequera, Gráficas San Rafael, 1987

Ana María Cabello Navas

Fig 5. Representación del estado actual de la arquitectura religiosa. Dibujo de la autora

ARQUITECTURA RELIGIOSA EN ANTEQUERA: SU INFLUENCIA EN LA TRAMA URBANA

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algunos al amparo de la primera expansión urbana, después de

la caída del reino de Granada, en 1492; otros, un siglo más

tarde, al vuelco de la Contrarreforma. Desde entonces, calza-

dos y descalzos se habían hecho con gran parte del solar mu-

nicipal (entre el perímetro de sus conventos y lo que ocupaban

las casas, solares y corralones de su propiedad diseminados por

toda la población, puede que ms de la mitad), de manera que

más que como una ciudad Antequera parecía mostrarse al vi-

sitante como un gran y único convento.12

Tras estos momentos de esplendor, gran crecimiento y construc-

ción de edificios religiosos, vinieron otros no tan favorables para la

ciudad y cuanto menos para su gran patrimonio, hasta entonces cons-

truido; sin duda, fueron la invasión napoleónica y la Desamortización

de Mendizábal, las que mas efectos negativos surtieron en la ciudad.

La ocupación de los franceses y el gobierno de José I Bonaparte fue

quizá el periodo de la Historia de España en el que se produjo un ma-

yor saqueo y destrucción del patrimonio histórico y artístico. La des-

trucción por motivo de los asedios o de las represalias afectó notable-

mente al patrimonio arquitectónico y figurativo, pero también al do-

cumental y sentimental.

Santa María de Jesús fue una de las iglesias que sufrió mas de cerca

la invasión; fue bombardeada y saqueada, perdiendo de este modo

todo su patrimonio. El Carmen, San Miguel, San José… entre otras,

también se vieron sacudidas. Pero era tan fuerte el sentimiento cris-

tiano arraigado en la ciudad, que una vez las tropas francesas aban-

donaron sus dominios; las familias adineradas de la ciudad contribu-

yeron fuertemente con la Iglesia para poder reconstruir los edificios

devastados. Pudiendo “resistir” de este modo al ataque francés.

Por el contrario, no pudieron hacer frente a la Desamortización de

Mendizábal. A mediados del siglo XVIII la ciudad contaba con más de

2000 religiosos, cantidad que se vio reducida a no mas de 250 tras este

acontecimiento; que supuso la expulsión y expropiación de sus exten-

sos terrenos, en los que tenían grandes huertas que representaban el

sustento cotidiano de cada respectiva comunidad. Esta situación ya

se la anuncio Vicente Robledo a Washington Irving durante su viaje

“Creemos que más pronto que tarde se producirá la definitiva expro-

piación de las propiedades eclesiásticas…”

Estos extensos solares conventuales quedarán en manos del Con-

cejo de la ciudad, que los someterá a subasta. En ellos se construirán

tanto viviendas como edificios públicos, sin que ninguno genere es-

pacios abiertos en la ciudad. El resultado de este proceso creará una

imagen compacta, con pequeños inmuebles domésticos de pareja dis-

posición, entre los que sobresalen las inmensas moles pétreas de las

parroquias y conventos, junto con las esbeltas torres y campanarios.

La imagen que se configuro en Antequera en el siglo XIX es muy

similar a la que hoy podemos apreciar (fig 5). Puesto que se puso en

valor el gran patrimonio con el que contaba y durante la Guerra Civil

se pactó un acuerdo entre el sindicato obrero del campo y la patronal.

El sindicato se comprometía a custodiar el patrimonio de las iglesias;

de tal modo que, una vez llegaron los milicianos procedentes de Má-

laga

12 PAREJO BARRANCO, Antonio: La Antequera de Washington Irving, Antequera, Gráfi-

cas San Rafael, 2003

Ana María Cabello Navas

Fig 6. Fachada Iglesia de las Huérfanas

Fig 7: Interior Iglesia de la Caridad

ARQUITECTURA RELIGIOSA EN ANTEQUERA: SU INFLUENCIA EN LA TRAMA URBANA

27

estos se revelaron en su contra, evitando así que se destruyese una vez

más el patrimonio que hoy podemos conservar.

Antequera es una ciudad que desde el romanticismo comenzó a to-

mar conciencia de su carácter pintoresco y en menor medida de sus

valores monumentales. Ha sido durante las dos primeras décadas de

este siglo cuando se reafirma con mayor énfasis la consideración de

la ciudad como interés turístico y pintoresco.

Se puede decir que el conjunto de monumentos que ha llegado

hasta nuestros días es ciertamente importante, a pesar de los abando-

nos del siglo XIX y los destrozos interesados del siglo XX.

Si bien, durante el último siglo, han sido varios los edificios reli-

giosos que han desaparecido (fig 6-7); teniendo un fuerte peso las ra-

zones económicas a la hora de tomar estas decisiones. Es común, es-

cuchar entre los propios ciudadanos la frase “en Antequera sobran

iglesias”, que puede llegar a ser cierta desde el punto de vista de la

celebración del culto religioso, pero no si tenemos en cuenta el gran

valor patrimonial y el recorrido histórico que todas ellas nos permiten

contemplar.

Ana María Cabello Navas

Fig 8. Restos de la girola de la primitiva iglesia de Santa María

Fig 9: Ermita en recuerdo a la iglesia de San Salvador (ambas desaparecidas en la actualidad)

ARQUITECTURA RELIGIOSA EN ANTEQUERA: SU INFLUENCIA EN LA TRAMA URBANA

29

2. LA CIUDAD ALTA

En la zona alta de la ciudad, como ya hicimos referencia anterior-

mente, tiene lugar el núcleo originario de la población sobre las trazas

de lo que originariamente fue el recinto de ocupación musulmana.

Por este motivo poseía una unidad urbanística indudable.

Una vez reconquistada Antequera, la mezquita que se encontraba

dentro del recinto amurallado, fue consagrada. Construyéndose el

primer templo cristiano en la ciudad, San Salvador (1410-1667) dentro

del patio de armas. Quedando de este modo incluida en el primer re-

cinto amurallado. Su callejero comprendía, por tanto, las casas inscri-

tas en el recinto del Castillo, con un trazado de calles irregular. Rápidamente se construyeron dos templos más dentro, en la zona

alta de la ciudad, Santa María de la Esperanza y San Isidro (ambas en

1411). De gran fuerza durante los siglos XV y XVI ya que en ellas se

concentraba la mayor parte del vecindario antequerano.

San Isidro ocupaba la zona sureste, a espaldas del Castillo. Se es-

tableció en una casa de armas musulmana, con muy pocos medios y

una perdida de fieles progresiva hasta su demolición en 1679. En

cuanto a la primitiva iglesia de Santa María de la Esperanza, única-

mente se conservan las trazas de la girola (fig 8) junto a las ruinas

romanas. Situada en un punto clave, puesto que en el convergían tres

caminos de entrada a la ciudad. Esta posteriormente se remodelaría y

construiría la Colegiata de Santa María.

A comienzos del siglo XVI la ciudad extramuros se haba configu-

rado en sentido longitudinal, teniendo como arteria fundamental la

formada por las calles del Rastro, Pasillas y Peñuelas, en estas calles

se situaron los herederos directos de los conquistadores de la ciudad.

De este modo se constituía un nuevo centro neurálgico en el Porti-

chuelo. Y se terminaría de configurar la llamada “ciudad alta”.

A principios del siglo XVII, tanto San Salvador (fig 9) como San

Isidro, quedan convertidas en iglesias “fantasma” puesto que los ba-

rrios colindantes e interiores a la alcazaba habían quedado vacíos; la

población había descendido hacia la ciudad baja, en busca de la fértil

vega, como explicaremos más adelante. Fue entonces cuando el obis-

pado se planteó la extinción de ambas parroquias, dictando en 1610

una sentencia que ocasionó su expulsión definitiva. Únicamente

quedó en pie la parroquia de Santa María, que por aquel entonces era

sede del cabildo general.

Esta situación se ha ido manteniendo y potenciando con el paso

del tiempo; la topografía, en este caso, juega un papel importante ya

que las empinadas cuestas que dan acceso hasta este punto de la ciu-

dad resultan incomodas para los ciudadanos.

Por lo que paulatinamente ha ido sufriendo un proceso de despo-

blación, deterioro y abandono; referencia a ello, hace Antonio Parejo

Barranco13, narrando la impresión que se llevó Irving al llegar al punto

más elevado de la ciudad.

13 PAREJO BARRANCO, Antonio: La Antequera de Washington Irving, Antequera, Gráfi-

cas San Rafael, 2003

Ana María Cabello Navas

Fig 10: Fachada de la real hacia 1924

Fig 11. Puerta de la Villa, reconstruida con el nombre de “Arco de los Gigantes”

ARQUITECTURA RELIGIOSA EN ANTEQUERA: SU INFLUENCIA EN LA TRAMA URBANA

31

De tal manera, en aquel espacio irregular, como sostenido en el

aire por las ciclópeas pilastras que caían a pico desde el mirador

de las almenillas, había desaparecido todo rastro del hálito italia-

nizante que a finales del Quinientos animó a sus constructores.

Sólo permanecía como testigo mudo y deteriorado la puerta lla-

mada de los Gigantes…

Y aunque durante los siglos que estuvo en pie, fue considerada una

de las plazas más bellas de Andalucía. Su deterioro y abandono re-

sultó inminente. Resistiendo únicamente en ese entorno la Colegiata

de Santa María.

El trazado de la ciudad alta terminó de configurarse en el siglo XVI

y no ha sufrido modificación alguna hasta nuestros días.

2.1. Colegiata de Santa María la Mayor

Nos situamos ahora en el primer núcleo de población de la ciudad

de Antequera; lugar desde el que comenzaría a extenderse extramu-

ros del punto que a continuación vamos a describir.

Resulta fácilmente perceptible la antigüedad del entorno, puesto

que, en un espacio reducido, se superponen tres plazas a modo de

eslabón, para conducirnos al que, sin duda, es el lugar más represen-

tativo de toda la ciudad.

En primer lugar, parece conveniente señalar los cuatro momentos

históricos por los que pasó el entorno de Santa María:

El primer momento corresponde a los tiempos anteriores a la pri-

mitiva iglesia de Santa María, cuando aún el recinto era musulmán y

existía un espacio abierto reducido, en el lugar donde hoy se ubica la

Colegiata, que por aquel entonces estaba destinado al comercio.

El segundo momento, posterior a la conquista cristiana; corres-

ponde con la construcción de la primitiva iglesia de Santa María de la

Esperanza en el siglo XV. Se dejó un reducido espacio abierto en la

parte delantera del templo, el cual permitía su acceso, aprovechando

la plaza de comercio que tenían los habitantes musulmanes.

No debemos olvidar que, tras la conquista, únicamente se buscaba

sacralizar el entorno, por lo que esta primitiva iglesia se construyó en

las trazas del recinto musulmán, donde predominaban las calles es-

trechas y espacios abiertos inexistentes o muy reducidos.

El tercer momento, se inicia con la construcción de la Colegiata de

Santa María la Mayor, considerada la primera construcción columna-

ria de Andalucía, y una de las primeras en España, comenzó a levan-

tarse en 1514, ya que se consideró que la ciudad había adquirido un

número de habitantes suficientes para poseer un templo de semejante

envergadura. Es sin duda, el edificio más importante de la ciudad y su

fachada refleja por completo la constitución de la planta (fig 10).

Una vez finalizada la construcción de la Colegiata, se condicionó

la mejora de la plaza que se encontraba dentro del segundo anillo del

recinto musulmán. Ya que, a partir de ese momento se convertiría en

un lugar muy concurrido, por lo que se comenzaron a llevar a cabo

una serie de labores urbanísticas renacentistas, que pretendían dejar

atrás todo recuerdo del pasado recinto islámico.

En 1585 la puerta de la Villa (fig 11), que cumplió con su carácter

defensivo hasta la conquista de Málaga; se transformó según los

Ana María Cabello Navas

12

13

ARQUITECTURA RELIGIOSA EN ANTEQUERA: SU INFLUENCIA EN LA TRAMA URBANA

33

afanes de la cultura cristiana y renacentista. En su lugar se levantó el

“arco de los gigantes”, que dividía el terreno en dos plazas renacentis-

tas: la plaza alta y de los escribanos. La plaza alta (fig 12), se situaba

extramuros; junto a la primera arteria de crecimiento de la ciudad. Al

iniciarse el siglo XVI, dicha plaza resultaba estrecha e incómoda; para

darle mayor amplitud, el concejo de la época compro las tiendas ane-

xas a la plaza alta, para derruirlas y dotarla de un mayor espacio.

En ella se situaron el edificio de la audiencia o juzgado que tuvo

durante el antiguo régimen un alcance extraordinario en la adminis-

tración de la justicia y la casa de cabildos. Una vez pasado el arco de los Gigantes y extendiéndose hasta la

plaza de Santa María, nos encontramos con otra plaza; la de los Escri-

banos (fig 13) (en ella se reunían “los hombres de la pluma” encarga-

dos a la certificación de las mercancías entrantes en la ciudad) con

una geometría rectangular. Situada entre la plaza alta y la de Santa

María; cuya función reside en ser el eslabón enlazante entre el interior

y el exterior de la muralla. Fue una idea urbanizadora de la Antequera alta, convertida en un

centro vital de encuentro y reunión de los ciudadanos del renaci-

miento.

Por último, nos encontramos con la plaza de Santa María, acom-

pañando a la majestuosa Colegiata. En ella, se levantó un muro de

contención que permitió delimitar el espacio. Además, se abrió el ca-

llejón del aire; una arteria de comunicación entre la plaza en la que se

encontraba concentrada la vida de la ciudad y el creciente arrabal de

San Juan.

Todas estas mejoras y remodelaciones, que pretendían dotar al es-

pacio abrupto de las características idóneas para el auge de la pobla-

ción en ese punto de la ciudad; terminaron en menos de un siglo

abandonadas y en estado de ruina. Este abandono fue consecuencia

del traslado de la Colegiata desde la ciudad alta al punto más accesible

de toda la ciudad. Los sacerdotes encargados de dar culto en Santa

María solicitaron el traslado puesto que les resultaba “incomodo y pe-

ligroso” llegar hasta ella. Por lo que a partir de 1692 se concedió el

traslado; pasando Santa María en ese momento a ser una parroquia

de barrio, que finalmente termino clausurándose por su estado rui-

noso.

Sin culto, desmantelada y en ruina (hoy en día se han hecho

importantes labores de consolidación), pero acaso más noble

y hermosa en su decadencia, cuando la contemplamos larga-

mente destacando su silueta en el fino cielo de la tarde, hay

momentos en que casi la creeríamos sensible y viva, dotada de

alma, melancólica y añorante de los días lejanos de su pasada

grandeza.14

Esta situación de abandono y deterioro se extendió hasta el siglo XX;

así describe Antonio Parejo Barranco15, la llegada de Washington Ir-

ving a la plaza de Santa María en la primavera de 1829 “A sus espaldas,

14 FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, José María: Las iglesias de Antequera (tercera edición), An-

tequera 2018. 15 PAREJO BARRANCO, Antonio: La Antequera de Washington Irving, Antequera, Gráfi-

cas San Rafael, 2003

Ana María Cabello Navas

14. Dibujos de análisis. Relación de llenos y vacíos en torno a Santa María

15.

16.

ARQUITECTURA RELIGIOSA EN ANTEQUERA: SU INFLUENCIA EN LA TRAMA URBANA

35

empero, dominaba el silencio y el abandono. La propia plaza aparecía

como una sombra de su pasado esplendor”.

Finalmente, el cuarto momento tiene lugar en las décadas finales

del siglo XX; en las que se plantea una remodelación y reconstrucción

del entorno de Santa María (fig 15).

La plaza actual sigue un modelo similar al de la plaza de Pienza en

Italia. Además, se añade una escultura en la parte central de la misma,

elevada sobre unos peldaños. Dichos peldaños pretenden compaginar

los ejes que desembocan en la plaza y otorgar paralelismo a este es-

pacio.

2.2. Plaza del Portichuelo

Conocida desde tiempo inmemorial como Portichuelo, que signi-

fica pequeño puerto o lugar alto en el que confluyen varias calles.

En 1518 una Real Cédula de la Reina Doña Juana, establece la crea-

ción de dos plazas en la ciudad; estas se construirían en dos puntos

estratégicos de la ciudad.

El Portichuelo fue elegido por su situación; ya que desde que se

construyó la iglesia de San Salvador, este punto de la ciudad tuvo una

gran importancia, por considerarse como un “centro urbano distri-

buidor” de un sistema de calles importantes. Fue un espacio compar-

tido por las parroquias del Salvador, Santa María y San Juan. En esta

plaza se cobraban los impuestos a las mercancías entrantes en la ciu-

dad, procedentes desde Málaga.

Algunos autores describen el portichuelo antequerano como una

mezcla de altura, arquitectura, cultura, riqueza y originalidad.

En dicha plaza destacamos dos elementos singulares; la capilla tri-

buna del portichuelo y la iglesia de Santa María de Jesús. (fig 16)

Superada la cuesta, una amplia e irregular plaza se abrió a la vista

de los visitantes. En su arranque una pequeña capilla de ladrillo

rojo y mortero otorgaba a aquel espacio un aire muy distinto, que

a Irving le trajo recuerdos coloniales; en otro de sus extremos el

Colegio de Jesús…”

En 1520 los frailes Franciscanos Terceros, fundan su convento en

una de las zonas más altas de la ciudad, llamando al Convento por el

nombre de Colegio de Santa María de Jesús. De la primitiva construc-

ción no se conserva nada, ya que sufrió importantes daños con la in-

vasión napoleónica. Por lo que la iglesia que conocemos hoy en día

pertenece al siglo XIX.

La capilla-tribuna, obra anónima del siglo XVIII, fue construida

con la intención de sacralizar el entorno de una de las plazas ahora

aisladas de la ciudad. Contribuye de manera especial a sostener los

aires teatrales de la plaza. Creando tanto espacios exteriores, como

internos dentro de la misma. Al igual que la iglesia, sufrió fuertes da-

ños durante la invasión por lo que en 1963 fue restaurada por Fran-

cisco Pons Sorolla, encargado también de acondicionar y adoquinar

la plaza siguiendo su estética desarrollada durante el franquismo.

Ana María Cabello Navas

17-18 Dibujos de análisis. Iglesia adosada en la trama urbana y fluidez de espacios exteriores. Generación de

plazas irregulares

19. Fachada norte

20. Fachada Este

ARQUITECTURA RELIGIOSA EN ANTEQUERA: SU INFLUENCIA EN LA TRAMA URBANA

37

Tras analizar este espacio siguiendo la obra redactada por Sitte16 y

a pesar de que no existen dos ciudades iguales, pues sus patrones

siempre responden a parámetros incontrolados en donde entran en

juego las características del terreno y la forma de vida de sus habitan-

tes, de tal modo que son estos quienes condicionan, en determinada

manera la imagen que va adquiriendo la ciudad.

Pero podemos observar que, en el Portichuelo, podemos contem-

plar todos los patrones descritos por este autor hace ya más de un

siglo.

Como ya expliqué anteriormente, en este reducido espacio, en-

contramos dos monumentos de gran envergadura, que confieren al

entorno una imagen característica; referencia inmediata del Renaci-

miento, en la que se pretendía reunir en los puntos más importantes

de las ciudades sus edificios más significativos. Ya que según indica

Sitte, las iglesias con sus fachadas y puertas producen una impresión

tranquila y solemne.

La iglesia de Santa María de Jesús se encuentra adosada a la trama

urbana en dos de sus fachadas, lo cual permite centrar el interés del

edificio en dos puntos bien determinados. Estos focos de atención es-

tán potenciados por las desembocaduras de las diferentes calles, obli-

gando a una vista del edificio monumental.

Por otra parte, el Portichuelo cuenta con tres plazas enlazadas en-

tre sí; de forma irregular, muestra de su paulatino desarrollo histó-

rico. Estas plazas permiten realzar la belleza del monumento desde

diferentes perspectivas; creando por otra parte un conjunto aislado

en que todo se consagra al templo.

16 SITTE, Camilo; CANOSA, Emilio(tr): Construcción de ciudades según principios artís-

ticos, editorial Canosa, Barcelona, 1926

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21

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ARQUITECTURA RELIGIOSA EN ANTEQUERA: SU INFLUENCIA EN LA TRAMA URBANA

39

3. NODO DE ARTICULACIÓN. COLEGIATA DE SAN SEBASTIÁN

La rápida expansión de la ciudad durante el siglo XVI estaba siendo

más que evidente; la zona alta se iba despoblando paulatinamente y

sus vecinos se iban asentando en los puntos clave de la encrucijada

de caminos que poseía la ciudad.

El lugar que ocupa la Colegiata de San Sebastián es el punto más

estratégico de toda la ciudad; siempre ha sido considerado un nudo

urbano acogedor por excelencia, centro radial de todo el trazado de

la ciudad y punto de unión entre la ciudad alta y baja.

La primitiva y muy reducida iglesia de San Sebastián, se construyó

en un entorno descampado, pero muy frecuentado por los viajeros;

puesto que era un punto de paso obligado para mercaderes y comer-

ciantes.

Fue en su principio ermita de dicho Santo en la parte que

hoy es Capilla del Sagrario y Altar Mayor, mirando sus

puertas a la villa, entre dos caminos reales, el de Estepa que

subía a la villa, y el de Archidona, que cruzaba por la calle

Encarnación, tomando algo de la nave de dicha parroquia.

En la encrucijada de los dos caminos había una venta… 17

Por este motivo, al igual que ocurrió con la plaza del Portichuelo,

en 1518 la Real Cédula de Doña Juana, otorga la creación de otra plaza

en la zona expansiva de la ciudad. A diferencia del Portichuelo, en San

Sebastián ya se venia intuyendo un espacio libre a modo de plaza;

consecuencia directa de su ubicación (fig 21).

Las primeras valoraciones urbanas de esta plaza tuvieron sus raí-

ces en una etiología religiosa. Por ello la iglesia de San Sebastián (fig

22) fue el primer elemento configurador de la plaza. Comenzó su

construcción en 1530, no llegando a concluirse hasta 1550.

En 1692 la colegiata, con sede en Santa María, fue trasladada a San

Sebastián, convirtiéndose ahora este nodo, en el más importante de

la ciudad. Destacamos las palabras en 1635, los canónigos leyeron al

obispo fray Antonio Enríquez, intentando conseguir este traslado que

no llego a efectuarse hasta años más tarde.

Bajar esta iglesia a la de San Sebastián, atento que

este sitio esta despoblado y sin gente. Así no goza el

pueblo de la predicación y administración de los sa-

cramentos, que fue el fin para el que se instituyo y

porque en el tiempo que se hizo, se erigió esta iglesia

por estar en el lugar más acomodado para 1ue el lugar

gozase de todo lo susodicho18

Con el traslado de la Colegiata desde Santa María a San Sebastián,

no se pretendía construir un edificio de mayores dimensiones, puesto

17 Texto fechado en 1730 que refleja el origen de la plaza. Bibliografía “Histo-ria de Antequera” de Antonio Parejo Barranco 18 PAREJO BARRANCO, Antonio: La Antequera de Washington Irving, Antequera, Gráfi-

cas San Rafael, 2003

Ana María Cabello Navas

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ARQUITECTURA RELIGIOSA EN ANTEQUERA: SU INFLUENCIA EN LA TRAMA URBANA

41

que la espalda de la colegiata, linda con el convento de la Encarna-

ción; pero se evitó que los sacerdotes tuviesen que desplazarse a la

ciudad alta, aportándoles comodidad y seguridad. Ya que esta había

quedado en un estado ruinoso y con falta de higiene desde que había

sido despoblada.

En la configuración de la plaza de San Sebastián, han intervenido

una serie de elementos que, si se analizan de forma individual, no tie-

nen valor alguno; pero en su conjunto hacen de este privilegiado lugar

un bellísimo tramado urbano, que le confiere su esencialidad. Se con-

vierte así en un paradigma de urbanización que siempre supo conjun-

tar historia, vida, religiosidad y cultura.

En primer lugar, el elemento fundamental de la plaza es la Iglesia

de San Sebastián(fig 23), comenzaron las obras en 1530 planteándose

como una iglesia de tres naves separadas por pilastras. Pero lo que

concede mayor interés a esta iglesia es su fachada, obra del plateresco

castellano. Compuesta por tres cuerpos decrecientes en altura y volu-

men.

Desde finales del siglo XIX y primeros años del siglo XX se adosaron

en el muro sur de la iglesia, por el exterior, hacia la calle, una serie de

capillas para la veneración de réplicas de imágenes religiosas conoci-

das en la ciudad. Con el montaje de estas casillas la calle quedó nota-

blemente reducida.

Estas capillas habían sido el resultado de los numerosos intentos

que se habían tenido por aumentar el tamaño de la colegiata de San

Sebastián. Finalmente fueron eliminadas, consiguiendo que la calle

tuviese las dimensiones que se merece

Otro elemento, en este caso, no tan favorable como la iglesia, fue

el arroyo de San Sebastián; descendía por la calle nueva y cruzaba en

diagonal la plaza hasta llegar al costado izquierdo de la iglesia, conti-

nuando por el Convento de la Encarnación; con el que era colindante

San Sebastián.

La existencia de este arroyo hizo que se viesen en la necesidad de

construir unas puentezuelas en la plaza, para salvar el paso de los pea-

tones. Estas estuvieron presentes hasta el siglo XVIII, durante el cual,

con las mejoras urbanísticas que aportó el barroco, se pudo poner fin

a este conflicto del paso de aguas. Para poner fin a este suceso, se vio

en la obligación de subir el nivel del suelo de la plaza; de este modo

la fachada de la iglesia perdió altura.

La torre de la iglesia no crea únicamente una imagen particular a la

plaza; además es la imagen de Antequera por excelencia (fig 24). “la

bellísima torre de la colegiata sobresalía, esbelta y orgullosa entre los

tejados de la empinada calle”19. Sin su existencia, la ciudad quedaría

“mutilada” o falta de semblanza. La torre es la mayor representación

del barroco de la ciudad, muestra ineludible del esplendor que allí se

vivió durante el siglo XVIII.

Por último, el arco del Dulce Nombre(fig 25); cargado de méritos

artísticos y religiosos. Se construyó en el siglo XVIII y marca la fron-

tera entre la ciudad alta y la baja; a modo de bisagra entre clases so-

ciales muy diferentes. Puesto que, en la ciudad alta, únicamente ha-

bían quedado las clases sociales con más carencias económicas

19 PAREJO BARRANCO, Antonio: La Antequera de Washington Irving, Antequera, Gráfi-

cas San Rafael, 2003

Ana María Cabello Navas

26-27. Análisis de los espacios de San Sebastian. Edificio colindante con las huertas del convento de la Encarnación

28. Estado actual de la plaza tras la última reforma llevada a cabo en 2018

ARQUITECTURA RELIGIOSA EN ANTEQUERA: SU INFLUENCIA EN LA TRAMA URBANA

43

mientras que la ciudad baja estaba repleta de casas palaciegas y per-

sonajes de la nobleza. (Hoy en día sigue existiendo esta diferencia-

ción, aunque en menor medida). En sus inicios fue un arco sencillo,

rematado por la imagen del Dulce Nombre; creando esta imagen el

signo de la totalidad del arco, modelo de resignación y penitencia.

Como ya se viene viendo, está claro que Antequera ocupó todos sus

huecos y vacíos con cuadros e imágenes de carácter religioso. Na-

ciendo de este modo las capillas y mosaicos callejeros. Que irían con-

figurando una imagen peregrina de la ciudad. Y una de las más im-

portantes muestras de esta situación, es el arco del Nazareno; que

aporta los siguientes valores a la plaza:

Valor religioso, estando ligado con la Cofradía de la Paz. En el arco

figura una de las imágenes a las que venera esta cofradía.

Solución de diseño urbano; estableciendo un nexo progresivo entre

la amplitud de la plaza y la calle estrecha y empinada.

Por último, contribuye a dar un carácter propio a la plaza de San

Sebastián.

La citada plaza, se convirtió desde el siglo XVII en el centro neurál-

gico de la ciudad; desde ese punto se desarrollan las vas principales

de expansión de la ciudad baja, siguiendo los caminos de Sevilla, Cór-

doba Granada y Málaga.

Justamente allí, donde confluían los caminos que venían de

Granada, Estepa y Lucena, donde los conventos fueron seña-

lando sus tapias y los mercaderes fueron abriendo sus tien-

das…20

Es un lugar de encuentro y cita para muchos antequeranos; pero sus

reducidas dimensiones la privaron de convertirse en plaza mayor. Se

configura como un espacio muy abierto, puesto que en ella desem-

boca hasta cinco calles.

Hoy en día la plaza es una mezcla de estilos artísticos: mudéjar, re-

nacimiento, barroco y modernismo; un punto con un gran valor pa-

trimonial, que ha sufrido numerosas remodelaciones (fig 28) todas

ellas pendientes de conservar y dar valor al patrimonio que en tan

reducido espacio podemos contemplar.

20 PAREJO BARRANCO: La Antequera de Washington Irving, Antequera, Gráficas San

Rafael, 2003.

Ana María Cabello Navas

29. Tapia del compás almenado del convento de San Zoilo

30. Antigua huerta del convento

31. Compás del Convento de San Zoilo

ARQUITECTURA RELIGIOSA EN ANTEQUERA: SU INFLUENCIA EN LA TRAMA URBANA

45

4. LA CIUDAD BAJA

La expansión fue derivando de la configuración del terreno y las

necesidades de la población, para comunicarse tanto al interior como

al exterior del núcleo urbano. Consecuencia directa de esto es que, la

trama urbana de la ciudad baja está determinada por los caminos que

la configuran.

Los últimos años del siglo XV, y fundamentalmente el siglo XVI;

fueron trascendentales para la configuración urbanística de la ciudad,

ya que una vez que Antequera pierde su valor estratégico-militar, se

motiva un nuevo cambio en el patrón de asentamiento de la ciudad.

Produciéndose entonces una expansión urbanística acelerada hacia la

Vega.

Desde las Almenillas contemplaron, hacia el norte y el este, la

ciudad extendida a sus pies, el sol recién levantado detrás de

la Peña y los hortelanos trabajando en la Moraleda, las campa-

nas llamando hacia la primera misa del día…21

En este proceso de expansión fue fundamental la construcción de

las iglesias de San Zoilo, San Sebastián y San Pedro; alejadas unas de

las otras y construidas para la ordenación de los barrios de la ciudad

creciente.

El Convento Franciscano de San Zoilo, se construyó en un lugar

todavía inhóspito a finales del siglo XV, ya que nadie era capaz de

exponer sus viviendas extramuros; sintiéndose aun la amenaza exte-

rior.

En una de las visitas de los reyes Católicos a Antequera, tras la

conquista; se previó el crecimiento de la ciudad extramuros. Y fueron

estos mismos quienes organizaron dicho crecimiento en torno a la

ermita de San Zoilo, convertida posteriormente en monasterio. En la

puerta del convento, colocarían una plaza por la que debían desem-

bocar los caminos que llegasen de Granada, Sevilla y Córdoba.

Para terminar de cercar aquel recinto los monarcas ordenaron

a los frailes franciscanos que, tomando como centro su propio

convento, midiesen hacia el sur cincuenta canas de cinco varas

cada una, y veinticinco hacia el norte, levante y poniente, el

resultado era una imaginaria y enorme cruz. Pues bien, allí

donde culminaban las medidas tomadas por los monacales, el

documento regio ordenaba la construcción de un determinado

edificio religioso, que años más tarde fueron construidos22

Fue entonces el monasterio franciscano de San Zoilo el primero en

fundarse en la ciudad. El 18 de septiembre de 1500 y a petición de An-

tequera, despachaban los reyes católicos una cédula de licencia para

que la ciudad pudiese ceder terreno a los franciscanos para edificar

21 Descripción de las vistas que tuvo Washington Irving desde la ciudad alta, hacia la

ya extendida ciudad baja en PAREJO BARRANCO, Antonio: La Antequera de Washington Irving, Antequera, Gráficas San Rafael, 2003 22Estos templos serán Santiago, San Pedro y Madre de Dios. Cita en: PAREJO BA-

RRANCO, Antonio: La Antequera de Washington Irving, Antequera, Gráficas San Rafael, 2003

Ana María Cabello Navas

32. Proceso de Desamortización del Convento de San Zoilo (Siglos XVII,XVIII y actualidad) Se señala el claustro del

Convento; en la actualidad reside la biblioteca municipal.

33.

ARQUITECTURA RELIGIOSA EN ANTEQUERA: SU INFLUENCIA EN LA TRAMA URBANA

47

un monasterio de su orden; sobre la ya mencionada ermita de San

Zoilo. El ayuntamiento planeaba, a principios del siglo XVI la creación

de un nuevo espacio abierto en una zona llana, bien comunicada y

con posibilidades de crecimiento. Por lo tanto, tal y como hace refe-

rencia Antonio Parejo Barranco23, “se emprendió un largo pleito con

la orden franciscana, por el que se logró el espacio necesario”; en este

momento perdieron una parte no muy significativa de solar, en rela-

ción a la totalidad con la que contaban. De este modo se consiguió

tener una plaza de grandes dimensiones (la mayor de Antequera)

junto a las grandes y extensas tapias con las que contaba el monaste-

rio.

Este punto de la ciudad fue cobrando importancia, a partir del siglo

XVII acompañado con el traslado de la Colegiata desde Santa María a

San Sebastián; se instalaron todos los edificios de control de la ciudad,

que anteriormente habían estado en la plaza Alta y comenzaron a rea-

lizarse todas las actividades que allí antes habían tenido lugar. Con-

virtiéndose en el centro activo de la ciudad. En cierto modo la plaza

de San Zoilo se convirtió en la plaza Mayor de Antequera; en ella se

celebraban espectáculos, corridas de toros, pregones, etc.

Tras la Desamortización (fig 32), la imagen del convento franciscano

sufrió fuertes cambios. Sus grandes extensiones de terreno quedaron

fuertemente reducidas; saliendo dichos terrenos a subasta.

La plaza se vio reducida, construyendo en ella un mercado de Abas-

tos; se redujeron las tapias del convento, las cuales rodeaban prácti-

camente la iglesia, claustro y unos pequeños terrenos para sus culti-

vos; y en los solares colindantes se fueron construyendo edificios re-

sidenciales. Generándose de este modo una densificación importante

de la ciudad; que incluso había reducido el tamaño de una de las pla-

zas mas importantes con las que había contado a lo largo de la histo-

ria.

En la actualidad, del Convento Franciscano de San Zoilo única-

mente conservamos la iglesia, un fragmento de las reducidas tapias

que lo acompañaron; que dan acceso a la iglesia. Y el claustro (fig 33)

, muestra del estilo gótico de los reyes Católicos; en el que reside la

biblioteca municipal.

4.1 Eje Málaga – Córdoba

Este se desarrolla entre la ciudad alta y la baja, por lo tanto, fue

configurando el trazado de la ciudad de forma muy escalonada en el

tiempo. Ya que como hicimos referencia anteriormente, la ciudad alta

quedó prácticamente configurada y abandonada en el siglo XVI;

mientras que la baja, comenzó su desarrollo en el XVI y tendrá gran-

des aportaciones urbanísticas y de embellecimiento de sus espacios

durante los siglos XVII y XVIII.

Se proporcionará higiene vial, fundamentalmente en las dos arte-

rias principales; puesto que se habían convertido en los ejes principa-

les del trazado de la ciudad.

Para explicar el desarrollo de este eje, es conveniente hacer refe-

rencia a los edificios religiosos que fueron configurándolo; ya que su-

pusieron un punto de partida decisivo para el trazado. Y

23 PAREJO BARRANCO, Antonio: Historia de Antequera, Gráficas San Rafael, 1987

Ana María Cabello Navas

34-35. Transformación solar Convento de Madre de Dios

36-37. Transformación y cambio de uso en el Convento de Santa Clara

38-39. Transformación del solar del Convento de la Trinidad.

ARQUITECTURA RELIGIOSA EN ANTEQUERA: SU INFLUENCIA EN LA TRAMA URBANA

49

posteriormente con la desamortización y expropiación en sus solares

se crearon nuevas vías secundarias.

Hecho a destacar de los edificios religiosos de este eje es que todos

ellos se encuentran adosados a la trama urbana, como hacia referen-

cia Sitte, de este modo se concentran el iteres del edificio en puntos

determinados

4.1.1. Convento de Madre de Dios

En 1520 las Religiosas Agustinas, trasladan su convento muy cerca

del de San Zoilo y en un camino que estaba comenzando a generarse.

Tuvo un gran crecimiento y cada vez, eran más las religiosas que se

unían al convento, por lo que en 1574 se llevaron a cabo gestiones para

adquirir unas casas colindantes al Monasterio, donde se levantaron la

Iglesia, Capilla Mayor y se abrió una puerta nueva, en la calle perpen-

dicular.

Al igual que todos los conventos, en su inicio contó con un exten-

sísimo terreno, que fue perdiendo paulatinamente tras la desamorti-

zación. En un primer momento, contó con su propia iglesia, además

de con una capilla situada de manera opuesta a la iglesia principal,

que posteriormente pasaría a ser la Escuela de Cristo.

En la actualidad, se mantiene en pie únicamente la iglesia, que

además está cerrada al culto. En las huertas del convento y frente a

esta, una capilla; reflejo una vez más de la fuerte religiosidad que pre-

sentó Antequera en sus años de riqueza y esplendor.

4.1.2. Convento de Santa Clara

Es necesario hacer referencia a este convento, por las múltiples

variaciones que ha sufrió a lo largo de los años.

En sus inicios, tras su construcción en 1603, dispuso de una extensa

superficie. Pero en 1841, tuvo lugar la exclaustración de las monjas

clarisas. Los terrenos pasaron a un adinerado de la ciudad y fueron

utilizados como graneros, cambiando radicalmente su utilidad.

Del grandioso convento, hoy en día solo podemos disfrutar de su

fachada. Siendo en la actualidad un espacio de actividades culturales.

Se está planteando el proyecto para reconstruir el claustro valiosísimo

con el que contaron las hermanas clarisas.

4.1.3. Convento de la Trinidad

El convento de la Trinidad comenzó a construirse en 1672. Du-

rante todo el siglo XVIII el convento y la iglesia buscaron una solución

para poder encontrarse con la amplia plaza y con el desnivel de la

calle colindante. Pretendiéndose enlazar moderadamente el edificio

con el conjunto de casas.

Para ello se creó un atrio, que funciona como una antesala a la

entrada del convento. La Capilla Votiva de la Cruz blanca, enfrentada

al convento de la trinidad, guía el descenso de la salida hacia Córdoba.

Interpreta dos papeles, el de mirador y mirada. Mirador cuando

desde ella observamos el convento de la trinidad y la salida de la ciu-

dad, mientras podemos pasear por sus arcos. Y mirada en la dirección

contraria. La capilla es obra del siglo XVIII, momento en que se co-

menzó a embellecer la ciudad, en sus orígenes se encontraba una cruz

blanca de mármol, que obligaba a santiguarse a los viajeros en su en-

trada por el primitivo camino de Lucena.

Ana María Cabello Navas

42. Calle Estepa en 1920

ARQUITECTURA RELIGIOSA EN ANTEQUERA: SU INFLUENCIA EN LA TRAMA URBANA

51

4.2 Eje Sevilla – Granada

El camino de Sevilla a Granada fue el más transitado desde los

inicios de la ciudad. Parte desde la Alameda, siguiendo una línea más

o menos recta por la calle Estepa hasta llegar a la plaza de San Sebas-

tián para allí continuar hasta la plaza de las Descalzas, donde sigue

un trazado ligeramente curvo de la calle Carrera.

La extensión de la ciudad, siguiendo como arteria este eje, tendrá

lugar durante los siglos XVI y XVII. Durante el XVI, muestra del Re-

nacimiento, se aportarán calles con trazados anchos, pero sin grandes

geometrismos, puesto que las curvas de nivel y las construcciones ya

preexistentes jugarán un papel fundamental.

Sin embargo, el siglo XVII, no traerá ningún aporte urbanístico

destacable. Si bien, en este eje, es necesario destacar la construcción

de dos elementos, enfrentados entre sí, que recalcan una vez más la

sacralidad de la ciudad. La Capilla Tribuna de la Virgen de los Reme-

dios y la Puerta de Estepa encargadas de recibir y despedir a todo

aquel que visitase la ciudad.

La segunda parte de este eje es una calle trazada en una de las

zonas más llanas y de ensanche de la ciudad, junto a la puerta de Gra-

nada. Zona en la que desde principios del siglo XVI es palpable un

constante movimiento de construcciones artísticas, asentamientos

religiosos y gran número de mejoras en el sistema urbanizador.

Para la descripción de este eje, tomaremos como guía sus dos ca-

lles principales; articuladas entre sí en la plaza San Sebastián, junto

con los sucesivos conventos e iglesias, que del mismo modo que en el

eje Málaga-Córdoba, se encargaron de dar forma a la ciudad. Encon-

trándose, de igual forma que en el eje ya mencionado, adosados en la

trama urbana.

4.2.1. Calle Estepa

Desde sus inicios, hasta la actualidad ha sido la calle principal de

la ciudad (fig 42). En ella residían las familias de la nobleza anteque-

rana. Presentando una imagen durante los siglos XVI, XVII y XVIII su

imagen resultaba pictórica, puesto que se encontraba repleta de edi-

ficios religiosos, y junto a ellos, siempre una casa palaciega.

Abundaban los frailes, tantos que Irving no atinaba a saber

si eran los mismos que se movían con una inusitada rapidez,

o por el contrario abundaban como las setas24

Al comienzo de la calle, entrando desde Sevilla, se encuentra el

convento de los Remedios; los frailes pertenecientes a la orden fran-

ciscana terceros comenzaron las obras de su convento en 1628 y a pe-

sar de que esta orden se caracterice por buscar lugares lejos de la po-

blación para asentarse. En este caso, una vez que vieron que la ciudad

estaba comenzando a extenderse por lo llano, y con el traslado de la

Colegiata a San Sebastián, fue que mandaron su construcción.

24 PAREJO BARRANCO, Antonio: La Antequera de Washington Irving, Antequera, Gráficas

San Rafael, 2003

Ana María Cabello Navas

43-44. Transformación y cambio de uso en el Convento de los Remedios

45 46

47-48 Expropiación en el Convento de San Agustín

49

ARQUITECTURA RELIGIOSA EN ANTEQUERA: SU INFLUENCIA EN LA TRAMA URBANA

53

En 1845, tras la desamortización, todo el edificio del Convento fue

adquirido por subasta pública para ser usado como Palacio Munici-

pal.

Cambiando su fachada para adecuarse más a su nueva función y

siguiendo el modelo de inspiración local.

Se conserva un pequeño tramo de las tapias del convento; paralela

al eje de la calle(fig 45), que da paso a un breve compás por el que se

accede al templo. La iglesia y la sacristía fueron las únicas pertenen-

cias que los Terceros Franciscanos pudieron conservar.

En la actualidad, nos encontramos con el ayuntamiento de la ciu-

dad; que conserva el claustro con su patio de columnas(fig 46) y la

caja de la escalera conventual, ambas de una monumentalidad extra-

ordinaria. El resto de las pertenencias se remodelaron durante los si-

glos XIX y XX.

Como ya hice referencia anteriormente, en 1750, al inicio de la ca-

lle. Se construyó una Capilla-Tribuna dedicada a la Virgen de los Re-

medios, siguiendo la forma de las que ya había construidas. Se con-

virtió en un centro de atracción devocionaria, atrayendo a multitud

de personas.

En 1864, debido a su deterioro fue sustituida por un estableci-

miento de madera, destinado a la venta. En la actualidad, encontra-

mos un edificio de carácter civil de finales del siglo XIX. Pero aun se

sigue manteniendo la solemnidad de entrada a la calle.

Acercándonos a la plaza San Sebastián, se encuentra el Convento

de San Agustín; fue construido tras la permuta de unas viviendas y

financiada por familias adineradas de la ciudad para que los frailes

pudiesen asentarse en el centro de la ciudad que estaba comenzando

a extenderse y desde ahí poder desarrollar mejor su labor social.

De aquel extenso solar conventual, solo se conserva el templo

construido entre 1550 y 1556; puesto que tras la desamortización se

privo por completo de sus terrenos.

Hoy en día se encuentra adosado a la trama urbana en dos de sus

fachadas. Se presenta, como la mayoría de los templos antequeranos

como un buque de piedra en el que destaca su torre-campanario, fun-

cionando como guía de este eje.

Una vez llegamos a la plaza San Sebastián, el camino desciende

hacia la izquierda. En este punto, colindante a la colegiata de San Se-

bastián se edificó el Convento de la Encarnación. Con el asentamiento

de las Monjas Carmelitas Calzadas, en el año 1580 comenzó a desa-

rrollarse esta parte de la ciudad, con dirección hacia el pueblo vecino,

Archidona. Siguiendo el eje de camino que comunica con Granada. Si

bien, el convento comenzó a construirse en 1536.

Fue el exponente referencial más significativo de la calle, a pesar

de ser colindante con la Colegiata de San Sebastián. Con una fachada

sobria. En el ultimo cuarto del siglo XVIII se levantaron dos cuerpos

de miradores con celosías sobre la sencilla fachada, creando una

nueva imagen al exterior.

Eran monjas de clausura, por lo que contaban, y por suerte siguen

contando con una gran extensión de terreno, necesaria para sus huer-

tos. La dimensión que ocupa el monasterio es inapreciable desde la

calle y únicamente nos damos cuenta al estudiarlo en planta.

Esta parte tuvo importantes problemas de higiene, puesto que, por

las espaldas del convento y el interior de sus huertas, pasaba el Arroyo

de San Sebastián. Finalmente, en el siglo XVII se realizaron las obras

Ana María Cabello Navas

Primer tramo de la Calle Carrera con las

iglesias de La Victoria (51) y las Descalzas (52)

50

51

52

ARQUITECTURA RELIGIOSA EN ANTEQUERA: SU INFLUENCIA EN LA TRAMA URBANA

55

convenientes, una vez más para dotar de la higiene suficiente. Como

dato curioso fueron las Carmelitas quienes acarrearon con los gastos

generados por el empedramiento de la calle25.

En la actualidad es uno de los conventos que menos ha sufrido las

vicisitudes de la historia, reduciendo muy levente la extensión de sus

dominios.

4.2.2. Calle Carrera

En el primer trayecto de la carrera (fig 50), se ubican dos conven-

tos a lo largo del siglo XVI y XVII; el Convento de la Victoria y el Con-

vento de las Descalzas.

El Convento de la Victoria pasará por dos etapas. En un primer

momento se instalan los frailes mínimos en 1669 quienes estarán en

el convento hasta 1832, desde esa fecha sus instalaciones permanece-

rán desiertas hasta que en 1884 es ocupado por las Franciscanas Ter-

ciarias.

De la primera ocupación conservamos la iglesia, singular con res-

pecto al resto de las existentes en la ciudad, puesto que tiene grandes

influencias italianas. Al estar adosada por tres lados a la trama urbana;

toda su belleza se concentra en un solo punto(fig 51), en el que se

otorga gran importancia al balcón.

A la transitada carrera únicamente daba la puerta de la iglesia con

una fachada solemne, con piedras blancas. En 1720, consta en archivo

histórico que el convento recibió una donación económica que le per-

mitió adquirir unas casas colindantes para ampliar la iglesia26

Sin embargo, debido a los asaltos que el convento sufrió, se hizo in-

viable su situación, por lo que en 1777 se determina la clausura del

convento. Siendo reabierto en el siglo XIX a cargo de las monjas fran-

ciscanas.

El Convento de las Descalzas (fig 52) comenzó su construcción en

1632. La localización del convento favoreció al edificio, puesto que las

casas colindantes junto con la construcción de la iglesia actuaron a

modo de “barrera” impidiendo que se viesen las instalaciones conven-

tuales desde la calle. En lugar que ocuparon esas viviendas, hoy en día

encontramos una de las pocas y pequeñas plazas de las que consta la

ciudad, en un primer intento de aportar amplitud a la ciudad. Fue

construida en 1941, y hasta ese momento, la fachada del convento se

encontraba oculta tras unas viviendas. De su primitiva construcción

solo se conserva la portada manierista.

La segunda parte de la calle Carrera se configuró una vez se cons-

truyó la iglesia de Santiago. Ya que durante principios del siglo XVI

esta zona estuvo despoblada y en su lugar se encontraban unas huer-

tas. La iglesia fue en sus inicios una pequeña ermita, que fue adqui-

riendo valor con el transcurso del tiempo por la situación en la que se

encontraba; además de por la gran cantidad de fieles que atrajo a su

alrededor.

Al finalizar el siglo XVI se produce una sobrepoblación de esta

zona, consecuencia de la construcción de la ermita en un privilegiado

lugar.

25 MORENO GARCÍA, Juan Manuel: Antequera callejero histórico, CEDMA, 2013 26 ESCALANTE, JOSÉ, “La primitiva casa de la orden de agustinas en la ciudad”,Má-

laga; Julio 2003

Ana María Cabello Navas

53-54. Trasformación de los solares e iglesias del barrio de Santiago. (Siglo XVIII-Actualidad)

55 56

58 59

57

ARQUITECTURA RELIGIOSA EN ANTEQUERA: SU INFLUENCIA EN LA TRAMA URBANA

57

Su construcción estuvo acompañada de una plaza, que fue siempre

una encrucijada de caminos por donde confluyeron las calles más im-

portantes hacia la salida para Granada.

La instalación de Santiago (fig 55), llevo implícita consigo otro

convento; Santa Eufemia (fig 56). En 1601 se instalaron en las huertas

de la carrera en la ciudad las Religiosas Mínimas, para fundar el mo-

nasterio de Santa Eufemia.

Estos dos edificios fueron fundamentales, ya que supusieron el

avance del camino que llevaba hasta Granada y la necesidad de unir

esta zona de Antequera con el arrabal de San Pedro. “Todo ocurrió

como una especie de regalo para dárselo a Dios” 27

A comienzos del siglo XVII comienza a urbanizarse esta zona.

Hoy día la plaza de Santiago (fig 57) es uno de los escenarios ba-

rrocos de la ciudad, en el que se contrapone la fragilidad exterior de

Santiago, con las grandes masas de los volúmenes de santa Eufemia.;

una estampa popular, junto con el Portichuelo y Santa María.

Por último y cercano a la puerta de Granada, se sitúa el convento

de Belén (fig 58); los carmelitas descalzos compraron en 1640 unos

terrenos para instalar su convento, si bien no siendo consagrado hasta

1709. Desde el momento de su construcción el vecindario aumento.

Puesto que este en un espacio mínimo se encontraban tres conventos

y la población veía la necesidad de buscar esos espacios para sentirse

consagrados.

En el momento de su construcción no se puso impedimento nin-

guno a los frailes por excederse de los limites de los terrenos que ha-

bían adquirido. Consecuencia de ello, es que el camarín de la Virgen

de los Dolores (imagen fuertemente venerada en el barrio) se intro-

duzca en la calle colindante al convento (fig 59).

Su fachada reproduce el modelo de las iglesias conventuales del

siglo XVII y refleja los tres cuerpos que en su interior se encuentran.

.

27 MORENO GARCÍA, Juan Manuel: Antequera callejero histórico, CEDMA, 2013

Ana María Cabello Navas

58.Crecimiento del Arrabal de San Juan (Siglo XVI-Actualidad)

59. Crecimiento ortogonal del Arrabal de San Pedro (Siglo XVI-Actualidad)

60. Crecimiento del Arrabal de San Miguel (Siglo XVI-Actualidad)

ARQUITECTURA RELIGIOSA EN ANTEQUERA: SU INFLUENCIA EN LA TRAMA URBANA

59

5. ARRABALES

Un arrabal es una agrupación de viviendas o comercios, no sujeta

a ninguna norma urbanística, ya que surgían como formaciones ur-

banas extramuros, expandiéndose desde las puertas o caminos prin-

cipales del recinto amurallado.

Tenemos constancia de que en Antequera existieron diez arraba-

les; todos ellos se organizaron en torno a una iglesia. Y debido a la

rápida expansión que tuvo la ciudad, rápidamente estuvieron integra-

dos en la trama urbana.

A continuación, vamos a describir los tres arrabales mas destaca-

bles dentro de la configuración de la ciudad.

Los tres presentan la misma característica; en la fachada principal

se abre una pequeña plaza. Dichas plazas, son una pieza de gran im-

portancia dentro del arrabal; puesto que por una parte servían para

abastecer a los vecinos de agua, y por otra eran su lugar de encuentro

y relación.

5.1. Arrabal de San Juan

La expansión urbana de Antequera fuera del recinto amurallado

comenzó por la puerta de Málaga; dando paso al barrio de San Juan.

Por este motivo es considerado el arrabal más antiguo de Ante-

quera, probablemente surgiese por su proximidad a la ya antes men-

cionada “ciudad alta”. La documentación existente a cerca de este

arrabal surge tras la construcción de su templo en 1582. Alrededor de

esta iglesia se levantaron un conjunto de callejuelas, heredadas de la

época nazarí, que progresivamente se fueron extendiendo hasta los

puntos clave de su entorno: el Portichuelo (conexión con el nodo de

articulación de la ciudad alta), la puerta de Málaga y la Ribera del Río.

La iglesia dedicada a San Juan Bautista se convirtió en la pieza fun-

damental del arrabal; se ubicó en el lugar que abrió camino a la cris-

tiandad y comenzó a ser el motor económico y social del barrio.

El edificio, de fabrica compacta construido posiblemente con pie-

dras cercanas de la fortificación; resulta destacable por su gran senci-

llez, reflejo del barrio en el que se sitúa. En sus orígenes contaba con

tres portadas, pero tras la desamortización dos de ellas han sido ta-

piadas, puesto que se ha visto considerablemente reducido su solar,

quedando únicamente la iglesia.

La iglesia de San Juan, ha resistido desde sus orígenes en un en-

torno sujeto a poblaciones y despoblaciones constante y violentas.

5.2. Arrabal de San Pedro

La construcción y ubicación de San Pedro, estaba pensada desde

principios del siglo XVI, cuando los reyes católicos previeron la ex-

pansión que iba a sufrir la ciudad y determinaron los puntos clave de

crecimiento de esta.

La iglesia se construyó en 1518, para atender las necesidades pas-

torales del nuevo barrio; en la zona de expansión delimitada entre el

monasterio de San Zoilo y la puerta de Lucena (camino de Córdoba)

Ana María Cabello Navas

61. Arrabal de San Juan durante uno de sus fuertes despoblamientos en el siglo XX

62. Iglesia de San Juan

63. Iglesia de San Miguel

ARQUITECTURA RELIGIOSA EN ANTEQUERA: SU INFLUENCIA EN LA TRAMA URBANA

61

Se constituía entonces, la quinta parroquia de la ciudad, que venia

a demostrar el crecimiento urbanístico de Antequera, apenas trans-

currido un siglo desde la conquista musulmana.

El templo primitivo tuvo unas dimensiones reducidas en altura y

fue consagrado en 1522. Medio siglo después, tras el gran crecimiento

del barrio, se planteo su ampliación.

Se dobló la altura de la nave central, intentando conseguir que el

traslado de la colegiata fuese a su templo y no a San Sebastián.

El resultado de todo ello fue un edificio de grandes dimensiones;

un buque de piedra, que emerge entre las casas que lo rodean.

Edificada en un punto alejado del centro vital de aquella época y

en una zona aún despoblada. Tras su construcción se edificaron una

serie de viviendas, esparcidas por los alrededores del arrabal. Sin se-

guir ninguna ordenación; como estaba pasando en toda la ciudad.

Esta situación cambió durante el siglo XVII; ya que el arrabal de

San Pedro estaba experimentando un crecimiento muy fuerte y cada

vez contaba con más vecinos.

Por lo que, en este siglo, el arrabal se organizo de forma regular;

con un conjunto de plazas, calles y callejas siguiendo un trazado or-

togonal.

Resultado de esto, perceptible a simple vista en el plano de la ciu-

dad; es que san Pedro es el único barrio que sigue un trazado precon-

cebido, reflejo del urbanismo barroco en la ciudad.

5.2. Arrabal de San Miguel

A comienzos del siglo XVI se levantó una ermita dedicada al ar-

cángel San Miguel; extramuros y en un lugar que comenzaba a urba-

nizarse, entre la zona alta y el poniente de la ciudad.

La primitiva iglesia de San Miguel tuvo un tamaño reducido, ya

que estuvo pensada para ser un ligar para el ejercicio de la devoción,

más que para celebrar solemnes celebraciones; de esta fábrica nada se

conserva, ya que ha sido uno de los templos más reconstruidos de la

ciudad. La primera reconstrucción tuvo lugar en 1785; la siguiente, en

1954 por encontrarse en estado de ruina. En esta reforma se incorporó

la portada de la iglesia de las Huérfanas.

Haciendo esquina entre la calle San Miguel y la plazuelilla de la

iglesia, se levanta la singular espadaña referencia clave del paisaje ur-

bano del barrio.

El arrabal de San Miguel fue uno de los más reducidos, en tamaño,

pero que enlazó la ciudad alta y la baja, al encontrarse en un punto

intermedio entre ambas. Carece de ordenación en su trazado, pues

fue el resultado de la construcción de viviendas y comercios, en torno

a la iglesia y la plaza que delante de ella se generó. Convirtiéndose la

plaza en el centro vital del barrio, constantemente frecuentada.

En la actualidad, el arrabal de San Miguel refleja todo lo explicado,

pues sus calles estrechas e irregulares abriéndose a una plaza de muy

reducidas dimensiones, son el vivo reflejo de un barrio configurado

de manera azarosa.

Ana María Cabello Navas

62

ARQUITECTURA RELIGIOSA EN ANTEQUERA: SU INFLUENCIA EN LA TRAMA URBANA

63

CONCLUSIONES

Tras el análisis de las diversas modificaciones que ha sufrido la

ciudad en cuanto a su desarrollo y crecimiento, y partiendo de los

hechos redactados en el trabajo, se pueden concluir las siguientes

afirmaciones concretas:

• El trabajo reuniendo y sistematizando por primera vez docu-

mentación que se encontraba, hasta la fecha de manera dis-

persa cosas; ha tratado de cubrir los vacíos anunciados en el

estado de la cuestión. Esto era debido a que no se habían es-

tudiado las iglesias como conjunto urbano, sino cada una de

ellas de manera particular.

• Se ha aportado documentación gráfica, realizada por la au-

tora; de utilidad tanto como elemento descriptivo del desarro-

llo de la ciudad, como analítico en los puntos clave de esta.

• Se ha realizado un análisis de los lugares que constituyen un

hito en la ciudad, de una manera no ajena al método que fue

señalado en su día por Camilo Sitte; observando diferencias

significantes entre la ciudad alta y la baja (§ 2.2.)

• Se ha llevado a cabo un análisis crítico de los valores patrimo-

niales (arquitectónicos, histórico-documentales, de paisaje

urbano) que presentan los edificios religiosos. Constatando

diferentes cambios de actitud de los ciudadanos en una hor-

quilla de tiempo relativamente pequeña.

• El trabajo, aportando la valoración de las dimensiones patri-

moniales que generan las iglesias, se incorpora a una cultura

de preservación del patrimonio pretendiendo sensibilizar en

la medida de lo posible a sus habitantes. Ya que es en cierto

modo cuestionable, el desinterés que reflejan.

FUENTES

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PROCEDENCIA DE LAS ILUSTRACIONES

Fig 1-5-14-17-18-26-27-32-33-34-35-36-37-38-39-43-44-47-48-53-54: Dibujos de la autora

Fig 6-9-10-11-29-30-31-40-42: PAREJO BARRANCO, Antonio y Jesús ROMERO BENÍTEZ: Antequera,

memorias de una época, Gráficas San Rafael, 1992.

Fig 7: ROMERO BENÍTEZ, Jesús: “Monumentos de Antequera desaparecidos”, Jábega nº 15, Málaga

1976

Fig 8: http://www.viajerosencortomalaga.com/015005002c04t06.html

Fig 12-13: PAREJO BARRANCO, Antonio: La Antequera de Washington Irving, Antequera, Gráficas San

Rafael, 2003

Fig 15: ROMERO BENÍTEZ, Jesús: Antequera ciudad monumental, Chapitel, 2012.

Fig 16-24: CORDERO, Mikel

Fig 19-20-49-50-51-52-55-56-58-59: Fotografías de la autora

Fig 21-22: https://manuelrodriguezgarcia105.blogspot.com/2017/10/la-torre-de-san-sebastian-de-

antequera.html

Fig 23-57: ÁLVAREZ DÍAZ, José Luis

Fig 25: https://las4esquinas.com/concluyen-las-obras-restauracion-recuperacion-del-arco-del-

nazareno-antequera/

Fig 28: http://turismo.antequera.es/place/iglesia-de-san-sebastian/

Fig 33: https://las4esquinas.com/la-biblioteca-supramunicipal-de-san/

Fig 41: https://conoceantequera.wordpress.com/2011/05/13/antequera-es-esa-esplendida-ciudad-

tranquila-como-un-sueno-en-la-costa-del-sol-de-interior/

Fig 45-46: http://antequeraenlared.com

ANEJO

Escala 1:7000

Iglesias

Recinto urbano

Ocupación religiosa

ANTEQUERA SIGLO XV

Sevilla

Córdoba

Granada

Málaga

San

Puerta deEstepa Puerta de

Puerta deMálaga

Granada

Salvador SantaMaria

SanIsidro

Escala 1:7000

SevillaCórdoba

Granada

Málaga

ARRABAL DE SAN MIGUEL

ARRABAL DE SAN PEDRO

ARRABAL DE SAN JUANIglesias

Recinto urbano

Ocupación religiosa

ANTEQUERA SIGLO XVI

Escala 1:7000

Iglesias

Recinto urbano

Ocupación religiosa

ANTEQUERA SIGLO XVII

Sevilla

Córdoba

Granada

Málaga

ARRABAL DE SAN MIGUEL

ARRABAL DE SAN PEDRO

Escala 1:7000

Iglesias

Recinto urbano

Ocupación religiosa

ANTEQUERA SIGLO XVIII

Sevilla

Córdoba

Granada

Málaga

ARRABAL DE SAN MIGUEL

ARRABAL DE SAN PEDRO

Escala 1:7000

Iglesias en su estado original

Iglesias reconstruidas

Cambio de uso

Iglesias destruidas

Recinto urbano

Ocupación religiosa

ANTEQUERA ESTADO ACTUAL