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  • BIBLIOTECA CLASICA GBEDOS, 51

    TRATADOS DE LGICA

    CATEGOR~AS - T~PICOS - SOBRE LAS W U T A U O N E S SOF~STICAS

    INTRODUCCIONES, TELADUCCIONES Y NOTAS DE

    AUGtlEL CAFJDEL SANMART~N

    EDITORIAL GREDOS

  • Se- las normas de la B. C. G., la traduccin de esta obra ha sido revisada por Jos MONTOYA.

    1NTRODUCC:IN GENERAL

    O EDITORIAL GREDOS, S. A.

    Snchez Pacheco, 81, Madrid. Espaa, 1982.

    Como es sabido, los ttulos de las obras reunidas en el Corpus Aristoteticum se &h, por lo general, a los recapUadore~ y editores antiguos, ea particular a An- dr6nic0 de Rodas. Por lo general, designan con propie- dad el contenido de la 0h-a (hay alguna clamorosa ex- cepcin, como la Metufsica.. .). En d caso del brgwzon, nombre @rico que designa g l o b k n t e las obras de lgica, la tradci6n es algo ms d e n t e , pero no por ello la designacin resulta menos atinada.

    En efecto, las seis obiras que lo componen (Catego- ras, Sobre Eu interpretw'n, AmStieus primeros, APutl- ticos segMPfffos, TL+icm y &&re ltzs re#utaclones softsti- cm) forman un conjunta de enmckdof mltkos, no ubicables en ninguno & los espacios epistmicos que el propio Aristteles dfimjta en sus obras teorticas, a saber: fkiw mtetffdIice, teofogfa. No son, pues, objeto de conocimiento fihsh. Y no lo son siquiera en cuan- to orientacin propedutjica para el que busca iniciarse en filosoffa. De ah que sea justo no haberles adjudicado el ttulo de Itztroducciho, de EisagOg4 (justeza que se le escap6 a quien, como Porlirio, vefa e1 mundo de lo tdgico,

    Depsito Legal: M. 18620 - 1982. a travs de su m-visin neoplatbica, camo -os ISBN 84-249-0232-7. sustantivo, emanacin de lo Uno elevado a categoria on- tolgica fundamental). NIO, la al6gicas de Mst6teIes es Impreso en Espaa. Printed in Spain. eso precisamente, logikd. es un decirt que de por sf no Grcas Cndor, S. k, !Shchez Pacheco, 81, Madrid, 1982.-5656. tiene m8s acuerpos que el que le da la referencia obje-

  • tiva de lo que se dice (lo cual puede, a su vez, ser cual- quier cosa). Para Aristteles, el intento de elevar el lgos al rango de objeto de conocimiento comparable a cual- quier otro, se salda con el vaco discurrir logikbs kal k e d s , verbalista y vacuamente, que caracteriza preci- samente a los antifilsofos, a los sofistas. L a algicas aristotlica no es, pues, epist8mE, conocimiento; es mero rganon, instrumento del conocer.

    S k q d i ~ n d o mucho -no hay ms remedio, aqu, que hacerlo- se podra decir que la lgica aristotlica supone, a la vez, un avance y un retroceso. Retroceso a los origems de una tcnica de discusin -la W c - . tia-, de tanto predicamento en la democrtica Ate nas, inmenso foro de debates. Retroceso, que implicaba. demxka el camino recorrido por Platn, quien habar convertido el instrumento, el medio dialctico, en fin1 supremo del saber humano. Pero Aristtefes no poda1 derribar el edificio platnico, restaurando en su lugar la lisa y llana gora de la discusi6n abierta, sin tomar y hruier tomar, a la vez, conciencia de Las normrts ele- mentales que deberan seguir futuros arquitectos cautas que stt maestro. Debia forzosamente hacer ver la rMuraiezit de los materiales (nombres, verbos, enuncia- dos) que iam toda estructura dialctica, as como las reglas de combinacin (silogismo o fazonruniento) pea -, a de ~~, h comtrucci~r (bta-toin) de un conocimiento o la destruccin (M-) de un m r . ConocIlniento y error, sus- CeytiW de toda una escala de grados de certeza, desde h absofuta convid6n (pistis) que. da la verdad auto+ evidente, pasando por lo demostrable como verdadero y fo mostrable amo plausible, hasta lo aparentemente phwibk.

    He ahi, pues, el avance: nada menos que una te~ria de ia significacin no superada, prcticamente, hastia Frege, y un &tema de forPliilizaci6n dd m e n t o

    no superado hasta De Aoiofgan y Boole. Porque, claro est, mal que les pese a los contumaces escolasticos y neoescolsticos tard~med~ievaies, la del Philosophtls no poda ser la itima palabra sobre el tema. Sus limita- ciones, obvias pera cuafqker lgico actual, derivan fun- damentalmente ds: que el grado de W n p i b k en su poca sobre el lenguaje y el p m u n h t o (los dos polos de toda lgica) no poda ir ms ail del marco impuesto por el lenguaje naturai. Marco, que Aristteles estuvo a punto de romper con la introduccin de varia- bles promminoles en los Tdpicos y de variables propia- mente dichas (sfmbolos Sitefales) en los Analftcos; pero que lastr6 inexorablmmkte su interpretacia del enun- ciado declaraSko, &&o el e8teg6rIco tx)m % zzmdd, asi como los sibgkmos o r a m ~ t e s amstruidos sobre l, d vincular i n d i s o l u b l c ~ ~ ~ la ~ I I a fa asypia- cin de referencia y, en definitiva, de unrt cierta fama de existencia (todada nio se habh btbierto el espacio triangular de la significitcc-ih con el ngttfo fregiano del sentido).

    Pero, como contrapartida a esas limitaciones, la 16- gica a r i ~ ~ OS brida, a diferencisr dei frio amo- nologismos de h sigtes~m sseckms, ins- trumentos de1 pensador solo frente a fgcoftados objetos artificiales, d dento cfido de una peripecia adialgicaa, en que ctos interiocutom bwafzan -4518tri sierto pua- t* sus argxm?&&OS, para mejur uxl- el uno 511 otro de cualquier intrascendente cuestib controvertida, o de la validez o imrafidaic & t~~ eeunciados comunes a todo oonocinliento o a tuda r#ama &h.

    Por eilu, los efemenltos fundamentales de h aristot4ica, cmvertidos m gua metuddwca, apmewn una y otravez en t ~ ~ ~ ~ ~ , ~ k re* rica hasta ia untologia pasando por k zwZagk La mo- desta diafctica, bien que cum& de &sme-&das pre- tensi- de la Academia, acaM siendo, con todo, lo ms

  • 10 TRATADOS DE L ~ G I C A (~RGANON) INTRODUC:CI~N GENERAL 11

    parecido al ideal -explcitamente declarado por Arist- teles como inalcanzable- de una ciencia de Ius CLemUtS.

    El texto del urganons Habiendo, como hay, ediciones crticas suciente-

    mente autorizadas y modernas de las tres obras que se incluyen en este volumen, nos hemos servido de ellas como punto % partida para nuestra versibn castellana. &stas las contenidas en la coleccin de la Universi- dad de Oxford (Classical Texts), debidas, respectivamen- te, la de las Categorus, a L. Wo-Pduello, y las de los Tdgicos y Sobre las refutaciones sqfkticas, a W. D. Ross. No obstante, en el caso de los textos preparados por Ross, hemos optado, no raras veces, por preferir, a la suya, la lectura bekkeriana, al anteponer los criterios es- trictamente paleogrficos cuando no hemos visto sufi- cientemente cargados de evidencia los argumentos de indole estilstica o hermenutica a favor de determina- das correctwnes, suppletiones o expunctiones: a este res- pecto, e4 1- debe afienew a h norma de que, ante: urnr ctisxepncia Ro5s-B&kera si ne k&- b wn- &aria en nuestra breve resea de fac variantes de lectu- ra reejsdae ea la traduccisn, debe prevalecer la lectura^ de 3kkkex. En &ganas &nes, 6 e w s aceptad9 va- s&as&s gpmpstas por J. ffruns~hwig~ que, en su &con- &use e&cin y traduccin de los Tdpicos por cuenta de fa a%errciatisn GuiilauineBud, maneja, con un &te- r2s -te arriesgado, a nuestro modo de ver, mammr&&ss poco o nada u&ikadcs anteriormente, a sa- ber, los Va tkms 297, Vaticanus Barberiniunus 87 y N e E & o r w e & Pierpont Morgan Lifirary 758. BOP nues- tra propia cuenta ya, hemos aplicado en los Tpicos, al igual que Wo-Paluello en las Categoras, e1 criterio de atribuir un cierto uvoto de calidad* a la lectuni bseciana ante discrepancias textuales entre maa~to!s

    de autoridad pahgrficzt equivalente; y ello, por pro- ceder de un prototipo grijego distinto tanb de los mane- jada pos Alejandro de Afrodisia (cuyos comentarios, por cierto, constituyen um punto de referencia privile- giado para decidir entre les- discodantea), como de 10s compsndientes a kts dos grandes fadias aBc y CDu: la coincidencia, pues, de Boecio con adquiera de los otros grupos de textos tiene para nosotros valor decisivo.

    Nuestra traduccin

    Por lo qm se refiere ;a ntpestra uachwiia, hemos de de&, ante todo, qw es exirewdansmte limz&. La ra- zn es que cmsictewmos la W g h az&&&ka, p o ~ las razones ya expuestas en estas pabbms htroductofias, inseparable en gran medida de fa sintaxis de Ia lengua griega en que est escrita: mposibk, p-, captar su especificidad sin salvar, en la medida de lo literariamen- te posible, la propia estructura interna del discurso en que esa 16gica se expresa. Ello nos ha llevado tambin a tratar de restabbr h etimologa de trminos hoy es- tereotipado~ y semnti~mente opacus tras veintitantos siglos de tradicin escolstica (silogismo, paralogismo, induccin, accidente, esencia, peticin de prtprtmrZC2pzio, ca- tegoriz, solecismo.. . ): t&rminos, que en Aristteles se hallan, por as decir, ue:n estado nacientes, esto es, to- dava no despojados de las connotaciones propias de su uso en el lenguaje comente, no cientffico.

    En aras de esa i i t ~ ~ i & a d -que, sin duda, hace nuestro texto estilsticamente aduro-, hemos mante- nido la ambig&d de los adjetivos sustantivaaOS en neutro plural con el viejo recurso escoiar de proveer el ncleo sustantivo mediante nuestro incoloro acosas. o, todo lo ms, acuestionesn. Hemos mantenido la vio- lenta -en castellano, no en griego- sustantivacin de

  • locuciones y frases (@S ti, ti esti, etc.), suhjr;ando la expresin, como en el caso de los t&minos umenciom- dos,, para evitar confusiones (por cierto, que la men- cin de trmiaos casi nunca es en Aristteles nitida y clara: tambin aqu mantiene siempre un cierto grado de Fefereaciatitidad en las pdabas; @riamos d& que, para Aristteles, mencionar uhombre. es mencio- nar la yalabra que significa ahombre*). Y en aras de la literalidad, por itimo, hemos sacrificado algo de la a&- dez del texto castellano no supliendo las frecuentes elipsis del original griego a no ser con &%-minos en- d o s en parntesis angulafes. 10 que motiva, en los pasajes maS elipticos, un profuso empleo de Ees mismos. Ahora bien, pensamos que, tanto &te como los 19sts~tea expedientes exigidos por el wcter literal de nuestra yersidrn, tienen la utilidad suplementaria de facitar una lectura bilinge sabiendo en cada momento a qu ex- presiitn griega amesponde cada expresin castellana

    VARIAPZTES TEXTUALES RESPECTO A LAS EDICIONFS SEGUIDAS

    1. 8bf9: ~ L V at6lvat (bvaylcctiv) Por r v ~ lb6var (-1 - -

    TOPICOS - REFUTACIONES

  • M y q pfi rarqyopairct~ pfi rqyopoi tar , ro- rdlvqa rtatqyop~i~ai. v q i a x q ~ i r a i . (A)

    (M) f6Wi52k frat ... ypa-

    Wivl sic ( W A L Z ~ ) 110b23. Cz~vod sic (WAITZ)

    1. Ediciones completar y grandes colecciones Aristotelis Opera, edildit Aciskmh Regia Bomsica,

    Berll, 1831-1970. Consta de cinw vo lbnes cuyo con- tenido es el siguiente: 1-11. Aristotelis & m e (tmct E. lWmat). IIL ~~ Lat& Cm- M knacllniento). IV. Scholia Vr Aris toteh I:texbs de wtrsentarios 9negos

    gidos por C. A. BBANDIS). V. Aristotelis gui ferebantur librorum fragmenta (colecci6n

    de -entos por V . ]&E). ScholiQ in Aristotetm (suple mggts por H . Uszmt). Index fistotdicus (por H. Wliunz).

    Las citas de Aristteles sueIen hacerse remitidndosg a las pginas, columnas ,y ineas de esta edicin.

  • 16 TRATADOS DE LOGICA (~RGANON)

    2. Lxicos P. F. R m , Index locupletissim duobus tomis digestus in A&-

    totelis Stagiritae Opera, Salamanca, 1540. H. Bowa, Index Aristotelicus, Berlin. 1870, 1955. (Continth sien-

    & un instrumento indispensable para el eshtdio de Arist& teles.)

    M. Kiwm~, AriStotelis Lecicott, Padertxrrn, 1894. TROY W m Oacm, An Inden to Aristotle in English Transtation~,

    P r i n i n l 1949. (Se basa en la traduccin inglesa de las obras de Arist6teles aingida por J. A. S m y W. D. ROS, OxforcL, 190$.*.]

    Los textos recogidos por C. A. Brandis y publicados ~ I X el vol. IV de la edicin de la Academia de Berllin quedaron desfasados tras la publicacin por Ia misma academia de la coIecci6n Cmzmsataria in A&t&&nri G- E-XXIII, Berln, 1882-1909, que recoge los a>- mentatios de Alejandro de Afrodisia, Fil6pon0, Temi:+ tia, Simplicio, etc.

    Dtros comentaristas medievales y renacentfsbs de i~ i - ten% son Averroes (Aristotetis Opera cum Averrois conz- mmtariis, 1-XII, Venecia, 1562-1574, y Francfori, 1%1), Santo Toxds de Aquino (pueden verse Opera Omnitz, 1, 11, III, ed. Leonina, Roma, 1882-1886, y los comen- ~ a d i k e m i s ohms b e ~ e ~ cxWdos= Tti- ri, 1915 ...), J . Pacio (ed. Francfort, 15!&16@1), G. Za- b I f a (d. Padua, 1587-lm), S i h ~ t r e WEUO (4. Pars, 1M5-1889), P. de Fonseca (ed. Roma, 1589).

    4. Edieionef biTingZes y comentarios modernos O r m , ttexta y ~

  • J. L. l&whm?z TRESPAULCIOS, ahbivaiencia de las categoriils en el sistema de Aristtelesie, Anales del Semin. de Metaf. ( 1 W . lW116.

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    Aristtelesm, Crisis 14 (1%7), 13.61. P. GoaLgs, De Entstehung der aristotelischen Logik, Berln, 1936. E.33AXdga&, hg%che Regeln der platonischen Schle in der

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    H. LXe Sytlogistik des Aristoteles (1-1111, Hildesheim, 1%9- 70 freimpr. de la ed. Tubinga, 18%).

    A. Wsm, L'origine du syilogisme et la tftorie de la sciwce ChgX -e,, en Arist. et les probl. de mthode (Sywzposium: ArZstotelicwnI, Lovaina, 1%0, pgs. 57-81.

    - k jugement d'existenc chez Aristote, Lovaina-Paris, 1%. M. bdrcwcc~, L'argomentazione dimostrativa in Aristotele, Padua,

    19%.

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    G. PA'IZIG, Die aristotelische Syllogistik, 3? ed., Gotinga, 1%Q. A. m Introduzione alla logica f o d e attraverso una lettura

    logica di Aristotele, Be, 194%. C. v. Pabbm, Vber &e Entwickfung der aristotelischen h g i k aus

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    chen d Romern mit b e d e r e r cksicht auf die h g i k , Hiidesheim, 1961 (reimp. de la 2.a ed., Berln, 1890).

    F. TRENDPLEN~URG, Geschichte der Kategorienlehre, 2.. ed., Berln. 1876.

    J. T a m , Aristote. Organon, 5 mis., Pars, 1951939. E. Tu~~imfhr, aTi krrtcf tindj*. EUne UntersucluMg m Stnrktw

    und Ursprung aristotelischer Grundbegriffe, 2.8 ed., Munic4 1%.

    E. Vofdsh~e, Studien zur hktegorienlehre des Aristotdes, h tingen. 1%9.

    W. W w , uDie aristotelische Theorie der Moglichkeitsschlsse~, Phronesis 17 (lmZ), i24-152.

    -, ~ D i e aristoteiische Theoriie der Notwendigkeitsschlssee, Phronesis 11 (19%)' 3560.

  • 20 TRATADOS DE LGICA (&GANON)

    6. Traducciones espawlas Conocemos tres traducciones espaolas del conjunto

    del Corpus. Son las siguientes: Obrtls de Arisldteles, en diez volmenes, traducidas par P. DE

    azcllstAt, Madrid, 1874, (Han sido reedtadas por sepawd~o en la col. Austral, ed. EspasaCaIpe. No es una tradufcciin able.)

    Obras m p l e t a s de ArLFttelar, en doce voimenes, traducidas por F. Gki.um P-, Madrid, 1931-34.

    atistbtefef. Obras, traduccin de F. S ~ ~ E W C B , ARedrid, 1Wl. (No inctrrye todo el Cmptts, pera s sf &m bdamentales del *o. Se trata de una traducci6n que no es en absofuto de fiar.)

    Las traducciones espaolas de tratados de lgica no son numerosas. Podemos citar las dos siguientes: AtistdteZes. Tratndos de lgica, por F. LAUEWO, MMexico, 1969. Adstdteles. Anatiticos post&es (Te& de la cien&), pctr

    J. D. OnaebA Birccs Caracas. 1968.

  • Este breve tratado incompleto establece algunas de las distinciones capitales del utillaje conceptual aristo- tlico, empleadas con pmEusi6n por el autor en todo e1 resto de su obra, y particularmente en Lss textos de ontolq@ (la mal llamada Metafsica).

    Su eje lo constituye, como indica d NO, la des- cripcin (que no dehicih) de las llamadas categoras o prdkaznent~s~ que, en una Esta m&xima de diez (en- tidad, cantidad, crsaidad, relacin, lugar, tiampo. sitw- cira, estado, accin, pasitjn; hay, en otras obras, listas ms cortas), aparecen en el cap. 4 del libro que comen- tamcrs.

    No obstante, a lo b-gp d d texto sirfu se tratan en extenso las cuatro primeras y en un orden distinto del que ofrece la Lista (entidad, cantidad, r&i6n, cualkki). Luego* bretreirrente (ocho lneas) y tras ua a s t e brusco q u e d m o t a k e x i s t = h d e u n a m a f M e e l q . 8 -dedicado a la cualidad--, se esboza el anilisis de la accibn o actividad y la pwi6n o pasividad (cap. 9), de las que &o se dice que admiten la csntrariedad (d m e r contrarios) y e1 ms y el #=nos (la diferencia de grados). Nuevo curte brusco y p i W o de tramici6a debido a una mano posterior (Ilb. 10-16), peco^^ a partir de claras diferencias estilfsticas. Dkho g#E&o de transi- cin introduce el anlisis de mevos wnceptrts funciona- les, distintos de las categoras propiameate dichas, a

  • 24 TRATADOS DE LGICA ( ~ R G A N O N )

    saber: los opuestos (subdivididos en cuatro clases de- talladamente estudiadas en los caps. 10 y 11: relativos, contrarios, opuestos por privacin-posesin, contradic- torios), la anterioridad (cap. 12), la simultaneidad (cap. 13), el movimiento (generacin, destruccin, aumento, disminucin, alteracin, desplazamiento -cap. 14) y el tener (dchein, homnimo con la categora estado -cap. 15).

    Ms interesante que este suplemento final de con- ceptos (llamados tradicionalmente postpraedicamenta), que reciben un tratamiento ms detallado en otras o h (con excepcin, quid, de los opuestos), son los tres captulos previos a la presentacin de las catego rfas propiamente dichas. En el cap. 1 se deike la home nimia, sinonimia y paronimia, de frecuente aplicacin ulterior en los Tdpicos, la kletaffsica y o t m s textos en que e1 anlisis semntica es temticamente relevante, En d cap. 3 se sienta lo que podramos llamar la obvia prepieaad transitiva de la predicaci6n (ctodo aquel101 que se dice de un predicado se dice tambin del sujo tos). Y en el cap. 2, sobre todo, tfas distinguir entre las acosas* (v. infra) que se dicen combinadas con (tCrminos inchtidos en un sintagma) y las que se dicen sin 00mbbr (t&minos aislados), aparece un interesante #rdu ea el qtte se s%bfeee una 8ivisin aaMpartita. Be esas mismes cosas c m arreglo O la CBrnbinaciQn de!

    des eriterios: d dectecttse (e toof de algo y d estar (o m) en algo. De efIa resultan: 3) Cosas que se dicen de $go y no es% en nada (v.g.: la especie hombref. 2) Cesas qtte m fe dicen de nada y estn en algo (v.g.: un 0 0 - T ~ amavto). 3) Cosas que se dicen de algo y estni en &lgo

  • puede dar entre sujeto y predicado, que con la mesti& de los diez predicamentos o categoras.

    Porque iqud son, en realidad. las categoras? Tipos de predicados? Si asf fuera, jomo explicar que la pri- mera acepcin de la primera categora (la entidad pri- lf~iria) no sea, por definicin, predicado de nada? En efecto, pertenece al tipo 4 de la divisin arriba comen- tada, en el cual no se da ningn grado de inclusin, es decirt de predicacin par parte de 10s tllLtiBOs co- rrespondientes. Por otra parte, tanto &ta como las de- m& categoras son, segn el propio ARstteles, acosas

    sin combinar* (katd mi5demkn symplok2!n lego- mhin): y puede ttn tnnino ser predicado sin combinarse con un sujeto?

    La solucin de semejante apora s61o se puede obte- ner profundizando en los propios trminos en que est dada (que es, por cierto, e1 mtodo empleado habit&- me&e por el propio Aristteles en obras como la F- sica, el tratado Acerca del alma, etc.). Por un lado, el trmino categork, predicacin, no deja lugar a dudas sot,re ia relacin de estos diez conceptos eon d enun- hado fea d cap. 4 de Categ. no se las llama directa- mente t.atego&, pero s indirectamen$e en otros pasa- jes be1 Ebro y, sobre todo, en TdpicQa I 9, donde vuelve a aparecer la lista compfeta). Y, por otro lado, no se las puede d d e r a f amu prdcados s tipos generales de p-edhtd-~, por las razones ya apuntadas.

    Ptmeis bien, pese a la aparentemente insalvable anti- nomia, b y una m e r a de conciliar ambos rasgos de las aeegorias: cmsidefarlas, en consonancia con nume- rogos textos de la Metaffsica referentes a la pluralidad de smtidus del ser, como los diversos esquemas a los que se ajusta la entanciacin del verbo 'ser' en los jui- cios. Ahora ben, el verbo 'ser', como explicd Arist- teles en otros muchos lugares (entre elkts, el tratado Sobre la interpretacin), no constituye por si mismo

    ningn predicado, ni siquiera en su forma participial bn, eentea (lit.: d o que ese). Cul es, pues, su funcin? La de mera cpula? No. Tambin Aristteles lo aclara en varios textos, especialmente de la ya citada Meta- fsica: k funci5n del de los enunciados, junto a la ciertamente copulativa de establecer un ciefto grabo de identificacin entre sujeto y predicado (analizado por l mediante los tradicbnalmente llamados upredica- blesn), es ante todo y sobre todo la de declarar la verdad (cuando aparece en forma afirmativa) o la fal- sedad (cuando en forma negativa) del comptejo sujete predicado. Ahora bien, la verdad o falsedad de un enun- ciado corresponde a la existttela o no de tcna referemiQ objetiva p m los te'rminos bt? dicho etluttsiado y su #m- tua relacin: al menos, ad es para el pmph Aristteles, como puede desprenderse de un somem w&lisis de sus textos sobre el concepto de verdad (Metafsica, tratado Sobre la iroterpretcacidn, e*.).

    En definitiva, las categoras aristotficas correspon- derian a los distintos tipus de &ten& que puede te- ner el referente de un tiaiino adquiera, predicado o sujeto, tal como se reftda a partir del anzisis de los enunciados en que dicho t & m h puede insertarse.

    De hecho, todo el angtisis al que Aristteles somete las cuatro categoras estiudiadas con un cierto detalle (adems de la accidn y 1;i pasin, tratadas mucho ms por encima, pero con identicos criterios) se timita a se- alar la cornbinatoriu sintdctico-semntica de que aque- llos conceptos son susceptibles (predicabilidad respecto a otros trminos, tipo de preguntas a las que responden, adverbios que admiten, tipos de oposicin en que en- tran, etc.).

    Con razn seala E. Benvniste, en un sugestivo ca- ptulo de su obra Probl2me.s de linguistiqge gknrale, que todas las categoras aristotlicas son reductibles a morfemas pronominahs (quk, cunto, c d ) , preposicio-

  • 28 TRATADOS DE L~GICA (~RG~PZON)

    nales (respecto a), adverbiales (dmde8 csufndo) y ver- bales (voz: activa, pasiva y media -la sit-n-; aspecto: perfectivo -el estado-). Elk, encaja perEecta- mente con h consideracin de que no son sino amoda- laciones~ de la ahnacin (o negacin, que, como Aris- tteles indica, implica la afirmaci6n) de &tencUl redizada por todo juicio declarativo; o lo que es lo mismo: esquemas referenciales sintcticamente condi- donados, pero formalmente aislables de su ucombina- ci& sintctica.

    La po1Wca que en un tiempo ellzarz6 a algunos sobre e# wcter intra- o extra-iingrstico, verbal o real, de ios conceptos categorhles (qson tipos de pdabras o tipos de objetos?.), polmica que se remonta a Tren- delenburg (ver Bibliografa), carece, pues, de sentido. Son, como reitera despreocupadamente Aristteles: co- sas que se dicen, verbales en cuanto reales. Por eso apa- recen tanto en un tratado disdctico, los Tpicos, como ea uno 6tn.tolQgico. la Metafisiccr, a la vez humde ins- trumento para desmmtar argumentos en un debate y feamdo criterio para ordemr nuestra f~neepcin del m-.

    1. Homdnimos, sinnimos, parnimos Se llaman homninoas las cosas cuyo nombre es lo 1.

    nico que tienen en comn, mientras que d correspon- diente &uaciedolm de la entidad es disthls, v.g.: vivo* dicho del hombre y dicho del retrato; en efecto,

    1 C a e i a e s s a b i d o , l o s a t r I l o s d e t o s ~ e s c ~ t O s - lares de Aristteles (tambin llamados ueSQi tos es~t&icos*, o de uso interno) responden al criterio de Los sucesivas editores y comentadores, empezando pDr el prime10 conocido: Andrnico de Rodas.

    lbir Ldm. La i m p d i 6 r i k%'r&d&b de Aristdteies (V.. infnr,1t5)&-pSeaursrt--gafglW&n de este t-o, que d wct &k%%eb, ea asp. 4 trrm- tado Sobre la interpretacin, dene, simplemente, como rvoe de signicacih compiejas, o sea, =divisible en partes con signi- ficada ppopi-. Le c k r b es que 1 6 ~ s puede Segar a sigskfmr definifien (en este caso. p. cj.) e. Wbiso, r f ~ e m k t o . Pero preferimos fa twdwbn, m8s -m, de emschdo, que tiene la rventsijos de pofeer la mhzm amtrigedad que el m- di& tekmiw griego. y m eja * a &das, @n el Ieetor intmsde en una fe&wa ttihgk, sobre es el t&mzbm griego rrsi tfertiCB0.

    2 Sabrayamos (a veces, d son -vos, nos liEaittmtos a anteponer el Suticulo neutro lo') fos &minos no sbq=kmente wads, amlqfse tampoco @xcM%e3mese - (m In- trodneci6n Genemi af bmmwrt. Por otro laste. en cate primer captulo, nos venws obligedo!~ a traducir ziaoft paz *vivo= para salvar su predicabilidad acerca de 'retrato', sin te que el juego de homnimos y sinnimos que Aristteles e s t a k quedarfa

  • 30 TRATADOS DE L~CICA (~RGANON)

    ambos tienen s61o el nombre en comiin, mientras que el correspondiente enunciado de la entidad es distinto; pues, si alguien quisiera explicar en qu consiste para

    s cada una de esas cosas el ser vivas, dara un enunciado propio para cada una.

    Se llaman simnimas Las cosas cuyo nombre es co- m h y cuyo correspondiente enunciado de la entidad es el mismo, v.g.: vivo dicho del hombre y dicho del buey: en efecto, ambos reciben la denominacin comn

    lo de vivos y el enunciado de su entidad es el mismo; pues, si alguien quisiera dar el enunciado de en qu consiste para cada uno de ellos d ser vivos, dara idn- tico enutfciado.

    Se llaman parnimas todas las cosas que reciben su denominacin a partir de algo, con una diferencia

    is en la inflexin3, v.g.: el gramtico a partir de la gra- dtica, y el valiente a partir de la valenta 4.

    roto. En lo sucesivo se le dar su traduccin habitual de 4- m& O usa- &m, seg&n el contexto.

    3 La expresi6n grkga pt8sis (iit.: ucaidit*) se suele traducir, a partir de su equivalente han0 (cnstls), por acaso*. Pero A&t& teles no &de exclusivamente por ptdseis las distintas formas dg la tarin aomiz& ( m s de la decaaci6e). sino cualquier

    fsrrgas derivadas de un mimo lexerna (Cf, H. Wi- I - M f & b I mlin, lrn, 1%* ad. Itrc.)

    4 C&&mee que, en a m k ejemplos, no se trata reahente de unos t~~ deriva& de otros. sino de pares de tdrminos dgnsadae de un tercer t&mim ms simple ( g m m c t t w y gram- di&? de g r w andrea y mtdreuls de andrds). La raz del error aristot&ico es su desconocimiento de positriiidad de a s a y manejar independientemente los lexemas de los t h i n o s

    de toda derivacih o composici6n l&a: ea lugar Cae e&, tie9ag ir tomar como ptinb de mida les tant ti vos, Wendo derimr de ellos los adjetivos: sigue, pues, no un cri- terio morfosintctico, ni siquiera propiamente sem8nti~0, sino ontofgico.

    2. Tminos independientes y trminos combinados De las e o w que se dicen5, unas se dicen en combi-

    nacin y et- sin combiear. As, pues, unas van en combinacin, v.g.: un homibre corre, m hombre triunfa; y otras sin combinar, v.g.: hombre, buey, mne, triunfa

    De las cosas que existen6, unas se dicen de un su- 20 jeto, sin que estkn en sujeto alguno7, v.g.: hombre se dice del hombre individuals tomado como sujeto, pero

    5 Conscientemente respetamos la vaguedad del Igesthai (decirse*, allamarsea) aristotdlico, pues ello responde perfecta- mente, creemos, a la tple ambigedad de su referencia. En efecto, idenota expresimes lingfsticas, objetos extrafingisticos o, lo que es probable, mis y otfas a la vez: objetos extra- lingiistifas en cuanto expresada lhgkhicamgnte? En -do lugar, descartando la referaoia exclusiva a objetos &: se refiere a las expresiones como tales, como meras palabras', o bien a stis COXZ~~&ISOS conazplbbaatea? Por ltimo, hay que ver en la propia expresin Igesthm' un uso termimlgico, es decir, con significado restringido por una definici6n, o bien w trmino genrico, del lenguaje cotidiano? Dada esta triple ambigedad (que Aristteles no resuelve porque ni siquiera la percibe como tal), que r-e en su totalidad el tratado de las Cntegotas, hay que descartar traduccatnes mQzdss y como la de Patricio de Azcrate (apidabrass), o fa de Eugen Rolfes (~Worten), o incluso la de Tricot (aexpressions=): es preferible a todas ellas ia de A&Ii (athings that are saidrp: acosas que se dicen*), que conserva el sentido pregnante genuinamente aris- totlico.

    6 E&a expresiitn merece un comentsvie perfectamente sim- trico al de la nota anterior: ni hace referencia a la reaiidad extralingstica ni a la mera iexp1~1~iSn lingiistim su referente solapa ambos planos sigdkativos (como lo rwe1e d d e d i a t o predicado verbal: tdgetai: ase &en).

    7 a. nota anterior y k pfopk explicacin de Astteles unas i xs ms abajo.

    8 Arist6tefes sustarrtiviza h expresin i&&&tta tk h t k r 0 p s (que no se puede, por ende, verter por =un hssbre, sin d a s ) ; el sentido de esta sustantiw:ibn m pede ser rttro que el de expresar la concreEi6n o ind i ad idad (ndenida en cuanto indefinible) que en otros textos encuentra una fomufacin ms

  • no est en sujeto alguno; otras estn en un sujeto, sin que se digan de sujeto alguno -digo que est en un sujeto lo que se da en alguna cosa sin ser parte suysl,

    2.s no pudiendo existir fuera de la cosa en la que es&-, v.g.: el conocimiento gramatical concreto est en el alma como eB un sujeto, pero no se dice de sujeto al- guno, y el color blanco concreto est en el cuerpo como en un sujeto -pues todo color se halla en algn

    1 b -+ pernm se dice de sujeto alguno; otras se dicen de un sujeto y estn en un sujeto, v.g.: el cono- cimiento est en el alma como en un sujeto, y se dice del saber leer y escribir como de un sujeto @; otras, ni estn en un sujeto, ni fe dicen de un sujeto, v.g.: el hombre individual o el caballo indivichial -pues ninguna de tales cosas est en un sujeto ni se dice de

    s un sujeto-; las cosas individudes y num&ricamenl:e singuiares, en general, no se dicen de ningn sujeto, pero nadrc impide que algunas estn en un sujeto: en efecto, el concreto~1 saber leer y escribir es de las cosas que estn en un sujeto U. 3. Trumitividad de la predicacin

    lo Cuando una cosa se predica13 de otra como de u n su+te, &de aquello que se dice del predicado se dice

    @ca -y sint&kamente menos forzada- en el &o to WMEtas tor t .

    9 L & d e rprk separabien. Cazno ratela el ejemplo, el sujeto m e que est una cosa

    de este tipo no coincide con el sujeto del que se dice. u ~ b m t o * es, en este cantexto, tradudn tambin del

    indefinido indkddualizedor tti, cuando d uso de aindividwln (ver n. 8) no se a fa norma IingSstica castellarta.

    A saber, en fa mente humana. 13 Katdgw&tai, de kutEgorefn (Et.: ~~, ~arg ib) , t&

    mino usuai en el lenguaje judicial. de donde deriva rcetegoriarp fHt.: aacusacions que se atribuye a alguien).

    tambin del sujeto; v.g.: {hombre se predica del hom- bre individual, y u n i d se predica de hombre; as que tambih hombre individual se p r e d i d anitsnal: en 1s efecto, el hombre iadaual es hombre tanto como animal.

    En cuanto a las cosas de distiato *m y no bordinadas entre si, sus diferencias son tambih dis- tintas en especie, como en el caso de aIfimaf y de c e nocimiento: en efecto, las diferencias de animal son pedestre, alado, acutico y bpedo; las de conocimiento, ninguna de stas: pues un conocimiento no se diferen- cia de otro por sez bpedct. En cambio, de Ios gneros 20 subordinados entre sf mula impide que ias dikrewias sean las mismas: pues los gnem supgsiores se predi- can de sus inferiores, con 10 que tcrdag las diferencias del predicado lo serrn taxnbin de1

    4. Las Categ0ty'a.s o Pr&icame~tus Cada una de las cosas que se dicen fuera de toda 2s

    combinacin, o bien signjfica una entidud, o bien un cuanto, o un cual, o un respecto a dgo, o un donde, o un cuando, o un hI1arse s i t d o , o un estar, o un hacer, o un padecer ". Esi entidad -para decir10 con 2a un ejemplo-: hombre, caballo; es cuanto: de dos co- dos, de tres codos; es cmrl: blanco, letrado; es respec- to a aigo: doble, mitad, nayor; es donde: etz d Liceo, en la plaza del mercado; es cuando: ayer, d aAo pasado; es MIarse situado: yace, (estd sentado; es estar: va d-

    14 Damos la traducciffn fiteraf (subrayada, para e e@- vocos) de los bkninm empkedos m Arisittebs. B ~ A I meior

    cir, unvoco y bre de connotaciones). En el ordeat en qw apa- recen en este texto, wrmspandem a las tmdkhak e x p d nes: sustmdu (entidad en nustra ve&&>, ceiiM, &id&, rel&, ttrgar, tiempo, situaei3n. hito, ae&n g p&&.

  • zado, va armado; es hacer: cortar, quemar; es padecer: ser cortado, ser quemado. Ninguna de estas expresit,

    5 nes, por s misma, da lugar a afirmacin &una, pero de su mutua combinacin surge la afirmacin: en efec- to, toda afirmacin es, al parecer, verdadera o W a , mientras que ninguna de las cosas dichas al margen de t& combinacin es ni verdadera ni falsa, comlo,

    l o por ejemplo, hombre, blanco, corre, vence.

    5. La entidad Entidad, la as llamada can ms propiedad, ms

    p-nte y en ms alto grado, es aquella que, ini se dice de un sujeto, ni est en un sujeto, vg.: el horn- bre individual o el caballo individual. Se llaman enti- dades secundarias las especies a las que pertenecen las entidades primariamente as llamadas, tanto esas

    15 especies como sus gneros; v.g.: el hombre individual pertenece a la especie hombre, y el gnero de dicha es- pecie es animal; as, pues, estas entidades se llaman secundarias, v.g.: el hombre y el animal.

    to Resulta manEesto a partir de lo expuesto que, tk las cosas que se dicen de un sujeto, es necesario que tanto el nombre como el enunciado se prediquen de dicho sujeto; v.g.: hombre se dice del hombre ndivi- d d -o de un sujeto, y se predica de &te el nombre -pues del hombre individual predicar& hombre- y m predicar tambin el enunciado de hombre -pues

    2s el hombre individual es tambin hombre-: de modo que se predicarn del sujeto tanto el nombre como el esunckdo. De ias cosas, en cambio, que estn en im =jeto, ee h mayon'a de ellas no se predica del sujeto

    30 n e1 nombre ni el enunciado; pero, en algunas, nada impide que se predique del sujeto el nombre, siendo iin- posible predicar el enunciado; v.g.: lo blanco, que est en el cuerpo como en un sujeto, se dice del sujeto

    -pues el cuerpo se llama blanco-, mientras que el de lo blanco nulnca se predicar del cuerpo.

    Todas las dan& cosas,, o bien se dicen de las enti- dades p- como de sus sujetos, O bien es* en ellas como en sus sujeta;. Esto queda claro a partir 35 del examen directo de cada uno de loa casos; vg.: animal se predica de hombre y, por ende, tambin del hombre individual, pues, si no se predicara de Mguno de los hombres individuales, tampoco se predicara de hombre en general; volviiendo a un ejemplo anterior: 2b el color est en el cuerpo, por consiguiente tambin est en un cuerpo indiwidual: pues, si no estuviera en alguno de los cuerpos singulares, tampoco estara en el cuerpo en general; de modo que todas las dems cosas, o bien se dicen de fas entidades primarias como de sus sujetos, o bien e s l b en e- caz^ en sus su- jetes. M, pues, de no existir las entidades primafia~, s sera imposible que existiera nada de lo dems '5: pues todas las dems cosas, o bien se dicen de ellas sorno de sus sujetos, o bien estn en ellas como en sus sujetos; de modo que, si no existieran las entidades primarias, seria imposible q e existum ada de fa &m& E.

    Ahora bien, de entre las ent5tiade.s es ms entidad la especie que el gnero: en efecto, se halla ms prxima a la entidad primaria. Pues, si adguien lo expiica q& es la mtidart pnraria, darsr una explica- cin m& compmible y adecuada apUezwb la especie que qlicalndo el gnero; vg-: har ms cogmxcible d hombre individual darido la e x p l i d h kombre que La explicacin miid -en eEe&o, aqdl es &S ~ ~ ~ f , i o del hombre individual, ste, en cambio, es m& mm+, y al explicar el &rbl inldividual lo har & cqpos-

    15 El texto comprendido entre las dos Ilamadas de esta nota es, obviamente, una feiteracid~n del anterior prrafo, por lo que ya Simplicio propuso su exp~incibn.

  • cible dando la explicacin rbol que la e ~ p l b 5 6 n pla;rr- 15 tu. Ademh de esto, las entidades primarias, por subya-

    cer a todas las dems cosas, y por predicarse de &las o estar en ellas todo lo demh, por eso se bman enlti- dades en el ms alto grado; del mismo modo, precisa- mente, en que las entidades primarias se ~elaciomm con lo demis, as tambin se. relaciona la especie con el gnero: en efecto, la especie subyace al ghero: los g-

    ao naas se pPrtiran $g las eqxcks, pero no as, inye:r- mente , las especies de los gneros; conque tambith resulta de esto que la especie es ms entidad que el @=o.

    En cambio, todas aquellas, de entre las mfmas es- pecies, que no son gneros 16, no ssn en absoluto la uiia

    25 mits entidad que la otra: pues el que explica el hombre individual como hombre no dar una exglicrtcin rn&s adecuada que el que explique el caballo individual conlo eabalo. fle igual manera, ninguna de las entidades pri- maas es m& entidad que otra: pues el hombre ini- vidual no es en absoluto ms entidad que el buey intii- vidd .

    30 Vemhifmente, despds de las ~ ~ b a d e s PrfmaRrts, d o laf especies y los gneros, de entre las d& ooszls, se f1amzu-t entidades seamaarias; pues s61o ellas entre

    pradirndus mtteatmz la e ~ f t i d d prxrmk en efecto, d -q&9ael-iadimdlohar m& &-ente aplimdo la especie o el &neto, y le haz4 cofnpsewsible dando la explicacin frtmrbre que eq&aCibn cualquier otra explicacisn que

    35 w d *era de hrgar, v.g.: dando k expficaeih blmm o c w e o cualquier otra de este tipo; de modo m, -te, slo &as l7 entre las de& cosas se llaman entidades. Aparte de esto, las entidades pri-

    16 En relacin a otras especies inferiores. 17 Es decir, especie y gnero.

    se llaman entidades con la mxima propiedad por el hecho de subyacer a todo lo d d s ; del mismo 3a

    precisamente, que las entidades primarias se re- lacionan CESX torta lo Wba, aa tambi4n las especies y 10s gneros de las entidades primarias se r e l a c i m con & a s f;is cosas restaates: efecto, t& las cesas res- tantes se predicm de qtidllas ", pues al &&ir letrado 5 del hombre individual dirs tambin, conSecuentmen&, letrado de hombre y de atzimal; de igual modo tambin en los dems CWOS.

    Es c o a a toda entidad el hecho de no estar en un sujeto. Pues la entidad primaria 15 se dice de un sujeto n esa en rm sujeto. Y de irzs ent5dadm s e u d a d s lo igualmente es man&esto c p e no e s e en =jeta dgnno: en efecto, hombre se dice del hombre hdividd como de su sujeto, pero no esffi en ua s~.~j&e - o r P r h , en efecto, no est en el hombre individual-; de iggal reodo tambin animal se dice drd hombre indiwifkral como de su sujeto, pero atfimaf no est en el hombre individual. 1s Aparte de esto, de las cosas que estn en un sujeto nada imp* que el nombre se pmdiqae a veces del su- jeto, pera es h i p s h l e qttg se predique d ~ ~ E E & M ~ o ; en cambio, de fas aWk %sto b eerm- ciado como el nombre se predican del sujeto: en efecto, del honibfg individual pnx3icax-k tanto el enzxneiado de hombre som el de &mal. Acf que o haetd entidad m alguna 1s en21-e frIf cosas que atsm en pm ~~.

    Pero esto no es excli~sivo de la entidad, sino que tambin la diferencia es de las cosas que no esffi ea un sujeto: en efects, pdgsbre y bfpsds se cfiggn del hombre como de su sujeto, pero m eJtn en trn =jeto; pues lo -do y lo pedestre no es* en & hombre. Y tambin el enunciado dte la diferencia se predica acer- 2s ca de aquello de lo que la diferencia se &; v.g.: si

    18 Ni primaria ni secundauia.

  • pedestre se dice de hombre, tambin el enmci;tdo &e Lo pedestre se predicar del hombre: en efecto, el hombre es pedestre.

    30 NO debe preocuparnos, respecto a las partes de &as entidades que estn en los todos como en sus sujetos *, el vems obligados a declarar que no son entidades: en efecto, se dijo" que lo que est en un sujeto no debe entenderse como las partes que se dan en una cosa. -Es-mPpiadelas&dades y &las difereacias el cpe todo aquello que se dice a partir de ellasa se diga isi- n 6 h n t e *: en efecto, todas las predicad:iones que

    3s se heen a partir de ellas, o bien se predican de los jn- di&hma# o bien de las especies. Cierto qm a partir de la entidad primaria no hay predicacin alguna -en &x- to, no se dice de ningn sujet-; en cuanto a las ea- tidades secundarias, la especie se predica de1 individuo, el Wero se predica tanto de fa especie como del inc-

    3b viduo, y de iguai modo tambin las diferencias se pire- dican de las especies y de b s individuos. Y las entidades primar& admiten el enunciado, tanto de fas especies ewm de los gdnem, y la especie, por su par&% &&&e el emszzkdo del gnero. En efecto, cuanto se ctel

    S greacrrdo fe diz4 trIHtbIn del sujeto; del mismo modo tsmbikn las especies y los i$ividtt~f admiten d enun-

    & h dif~~@iias: p-a* & j h B qUe . .

    - aquellas sosfts myo nmbre es Mfrnin y cuyo atrnciacb es el mismo. De d o qae todo lo

    e Es aecit, en las entidades de las que forman parte. Gf-. zsp-u, cap. 2, faZ4-25.

    21 f j a decir, a q a o que se dice tomando a la d d a d o la diferencia como predicados (ntese la oposicin l g a t h d bzta tins = =decir sobre algo tomado como sujeto, / Idgesfhn wpb tins = decir a part' de aigo tomado como predicado>. 2 En el sentido explicado en el cap. 1.

    Cf., supra, cap. l.

    se dice a partir de 2 las entidades y h s difere~~:ias , dice sin6nimarnente.

    T& entidad parece si,gnificar un esto24. En el caso, 10 pes, de entkkdes p r j i s es indiscutible y ver- dadero que significan un esto: en efecto, lo d&gnadO es individmf y numdz-icarente mo. EB el cam de las

    secundarias parece, debido a la 0- de su denominacih, que significa tambin, de manera seme- jante, un esto, por ejemplo cuando se dice hombre o animal; sin embargo, no es del todo verdad, siw que 1s

    maS bien tan c~xd 25: en efecto, el sujeto no es uno, como la entidd primaria, sino que kQmbre y animal fe dicen de muchos; pero so & p i I i c ~ un cual sin ms, como blanco; pues blance no s@&~ e m& que cual, mientras la especie y d gagl.o dgtermian 20 lo cual por reerwda a la entidad: en -o, significan una entidad tal o cual. ]La determinacin se aplica a ms con el &nem que con la especie: ea decto, e3 que dice avtimal abarca ms que el que dice bmbre.

    Es propio tambin de las entidades no tgner ningiin contraPioO En efectof ~ q u d p d r k ser contrario de k 2s enti- p k a r k ? M nada hay CBB$Z&O del bsre- bre individua% as tampsl'~ hay d CXEE- &e Bom- &re o de animaf. Esto nio es exclusivo de la entidad, sino que tamblgn afecta a muchas otras casas, como por e&ssqAo al tl: izi &&O, no hay ning&i con- 30

    24 T& ti, expresin pronominal dectica ~~~~ sus- tantivada por el mismo Aristteles (t& tdde ti) para referirse al carcter de concrecin, a la vez formal y matenal, propio de la entidad.

    25 Poi& ti, expresith pmnontinat ind&&, l%m&ea& ea- pleada asi por Ai-&%eles; de ordhark se - = e c w W - cacih*, pitra distinguir este iiso de poidn del abitwril amo categora opuesta a la entirhd, cantidad, etc.. es deir, como =cualidada. La traducci6n litttral, no termnol~ca. c m que soslaya, con mayor fidelidad al p e s d e n t o iaistetliioo, esa e%a- cultad semntica.

  • trario de de dos codos, ni de diez, ni de ninguna C O ~ P semejante, a no ser que alguien diga que b mucho es contrario de lo poco o lo grande de lo pequeo; pero nada hay que sea contrario de ninguno de lrts cllentas detemimios.

    Parece, por otro lado, que la entidad no admite el 35 ids y el menos: digo, no que una entidad no sea ms

    entidad que otra - e n efecto, se ha dicho ya que esto es as-, sino que aquello que cada entidad es no fe dice que lo sea m h o menos; v.g.: si tal entidad es hombre, no ser& ms o menos hombre, ni con respggto a s mi:%

    4% mo ai con respecto a otro. En efecto, no hrty sihgn hombre que b sea mis que otro, mi COEBO gn lo blanco ea m9 blanco esto que aquello y en lo hemeso es

    hermoso esto que aquello; y tambidn de esto itimo se &ce que lo es ms y que lo es teno os con respecto a s mismo, v.g.: el cuerpo, si es blanco, se dice que e s

    Wmx~ ahora q w antes, y, si est cdknte, se dice que est ms caliente y tambin que io esa menos,;

    5 de h entidad, en cambio, nada de esto se dice: en - ,g idhombx.ese i fam;t lashEea;$o~agus

    , & ~ d e & Z a s o $ . a s - * - a f tidad As que la entidad no admitir d ms y el menas.

    lo Muy pmpio de la entidad parece ser que aquello qu.e es i&nk&e" y m&-ke uno aea c a p de admitir b ms&&osI as CQESO e ningunrt otra cosa Ede ttr das cuantas no son entidad] podra uno aducir que lo qae es nam-ricamente uno sea capaz de admitir las contrarios; v.g.: e1 color, que es uno e idntico numci

    1s ricamente, no ser blanco y negro, y una misma acci6n no sed Qgshonesta y ho-ta, al igual que en todas las otras msss qae no son entidad. La entidad, SMO nii- &-ente una e idntica, es capaz de admitir b ~ s

    16 rsiempre i n h a si mismos, es decir, = h a - riable en su esencia. (carcter propio de la entidad).

    contrarios; v.g.: el homblre individua& siendo uno e idntico, trnas vecef viene a estar blanco y otras negro, 20 a t e y fro, a ser deshctnesto y a ser honesto.

    E~ddelod&pit~gce&sebaZcrasa,ams que alguien ponga el enuncdado y fa opini6n como ejem p I o s m ~ n t t a , d g c ~ ~ q w f o f t o o s a s d e ~ ~ ~ : en efecto, tin mismo mua~eiado p a r e scs ~e- y fdso, v.g.: si es verdadera e1 enunciado de que alguien est sentado, al levantarse ste, aquel mismo munciado ser falso; de igual manera tambih en el caso de la 2s opini6n: m efecto, si unal opinara, conforme a la ver- dad, que alguien d sentado, al levantarse &te, opi- nar falsamente si so8tiene IB dsma opi9in &re ello. Quiz algtinu admitir% taimbSn esto, pera ha$ t ~ t a di- ferencia en d modo: en e 1 W . en lo tocan* a lits mti- 30 dades, al cambiar ellas mismas son capees de srdmit. los contrarios; pues 10 eio cambi al sufgir de lo a- liente (en efecto, qued alterado), y ambi& 10 negro al surgir de lo blanco, y lo honesto de lo deshonesto; de igual manera en cada luna de las otras cosas, al su- frir ellas mismas el cambio, se hacen capaces de admitir los cntrafios; m cambko, d enunciado y la opinin 3s permanecen por sT micriss h d & e s y por todo, pero, al variar el objeto, surge b contrario en torno a ~HOLK en efecto, p m una park ef enutlciado de qrte dg&s e& setdo pterriaanece W e e , pro, d 4b variar el objeto, tan greinto fesuita -rre- cwwr falso; de igual m- tambin m ef esso de la ogi- nin.

    Asi que ser propio be la entidad, al seg& el modo, ser capaz de adlmit. fos con- BirtUd de su propio c~~rBio . dg&m a- t=ambi&~ esto, qtre fa opih y el 1enzpcHid0 sun ettpces de ad- s mitir los contrarios; pero esto m es ver&&: pue~ el

    n Es decir, de Ias que admita los contrarfos.

  • enunciado y la opinin no se dice que sean capees de admitir contrarios porque ellos mismos admitan alguno, sino porque la modificacin se ha producido & e c W ~ a aIgttna otra cosa: en efecto, es por el hech de qze La cosa exista o no exista por lo que tambin el enunciado

    l o se que es verdadero o falso, no porque 61 mism~o sea capaz de admitir los contrarioc: pues absolutamente n h g h enunciado u opinin es afectado por nada, de -+al ir0 sobrevenir nin- cambio en ellos, no pueden ser capaces de admtir los contrarios. La en- tidad, en cambio* por e1 hecho de que ella misma admite

    15 1 s cm&azias, se dice que es capaz de admitirlos: en efeeto, a- la enfemedad y la salad, h b b m y la negrura, y por admitir cada una de tales cosas se dice que es capaz de admitir los contrarios. Asf que ser propio de la entidad el que aquello que es id&- tico y nurn6ricamente uno sea capaz de admitir lcrs w)trm-ios. Quede, pues, dicho todo esto acerca de la entidad.

    zo De lo ctu-lto, por su parte, lo hay discreto y lo hay m-; y 10 hay que conaa de partes componentes q p ~ ~ ~ ~ uae posicith ~~ltttus, como Eazr&in 1.0 &_e as eug~sta de prks que =t=eegrre pos& &. Es dkrew, por ejemplo, el n b m y el enuia- M o , mthua ta kea, la superficie, el cuerpo y aun,

    as aparte de esto, el tiempo y el lugar. En efecto, no hay ~ ~ c o ~ a f a o p a r t e s d e l n t S m e r o , ~ e l que cokzs5dan dkhas partes, v.g.: si el cinco es una paste del &a, 110 hay &ghn lmite comn en el que mncidan d cinco y el cinco, sino que estn separados; y el tfes y el siete tampoco coinciden en ningn lfmite

    jo comtn; y, en general, en ningn nmero podrs tomu un b i t e comn entre sus partes, sino que siempre

    separadas; asi que el nmero es de las cosas dis- cretas. De igual manera, tambikn est& entre las cosas discretas el enunciado (pues es evidente que el enun- cia& es un cuanto: en efecto, se mide por slabas lar- gas y breves; Efip tal af emmciado W u c i d o con la voz); en efecto, stts partes no c o i r t f a h en nh@n U- 3s mite somh; pues no hay' un limite comn en el que coincidan las slabas, sino que cada una est separada en si misma. La lnea, en crambio, es ccmtinua; en efec- 5a to, es posibfe tomar un Imite cemn en el que coin- cidan sus partes: el punto; y, de la superficie, la lnea=: en efecto* las del plano coinciden en un lmite comn. Be i g d manera, lambin en el Ctteqm po&h 5 tomar un limite comh, uria lnea o WM supexkk, en la que las partes del cuerpo minciitan. Son tambin de este tipo de cesas ef tiempo y d lugar: efecto, el tiempo presentew coincidie con el pr&&ito y con el futuro. El lugar es, igualmente, de las asas continuas: en efecto, las partes del cuerpo, que coinciden en un lmite comIt, ocupan un cierto lugar; aaf, pues, tan- lo bin las partes del fugar que ocupa cada una de las partes &el ctlerpe mh&k~~ en e1 z&smo lmite en que lo hacen f a s partes merpo; d c p ZSSS&&B el ser continuo: en efecto, sus partes coinciden en un lmite comh. &d. hay cxsas que constan de prute c m p 15

    rientes F e 1~1antienm m3 pssieih mutua .jr &ras que no constan de partes que mantengan p i c i h ; vg.: las m e s de h Enea mantienen ma p o s k i h mutua; en efecto, cada una de ellas se % d a en nn lugar, y podras distkgiiir y explhr dnde se W cada una en d plano y con a& de Ias r-ti~ntes partes se toca; de Iguaf manera zna&enen tambia fas partes m

    Lase: alas superficies tienen un limite c o m h fa liaea~. 29 Lit.:

  • del p l m una posicin: en efecto, se podria espbr de manera semejante dnde se halla cada una y W e s se tocan entre si. Y de igual manera las del espacio y

    as las del lugar. En el nmero, en cambio, uno no podr obsemar que las partes mantengan psici6n mutua al- guna, o que se halfa en un lugar, o cules de las partes m tocan entre s; ni tampoco las partes del tiempo: en efecto, ninguna de las partes del tiempo permanece; ahora bien, lo que no permanece jcmo mantendr una posicin? Ms bien podras decir, en cambio, que -1- tienen un ciesto orden, por ser una parte del tiempo

    30 aubzrior y otra posterior. Y en el ocurre &@, porque se cuenta el uno a t e s que el dos y d dos antes que el tres: y asf tendra, en todo caso, un ciefto ordai; una posicin, en cambio, no podrias determinarla. Y die igual manera el enunciado: pues ninguna de sus pmcs permanece, sino que se dice y ya no es posible cap

    3s *la, de m& que no habr una posicin de sus partes si &mente ninguna permanece. Asf, pues, unas cosas constan de m e s que mantiewn una poskibn, y otreis no c43nsan de parte que man- uaa posicidn.

    ~ ~ S f O s e I ~ ~ t ~ a l t t S ~ q ~ se han rmeaciemde; todas las dems, en cambio, lo son

    5b mih-entes: pues al considerar aqullas Ilama- mes tambih ctrsfftcrs a h otras, v.g.: le b h :;e a- psr ser ha su supdde, y h acci61n se Dasea b g a pur ser mucha su duracisn y muchio tambk sir naovimienk>: en efecto, cada una de estas

    s casas se Ilania m.atiz en s r&m; v-S: si a lgu ien e z p b es una accin, la definir comio m d per e1 tiempo, o dasi una explicacin de este tipo, yde~@csbirlo blanca comouncs~anto lo d&h por fa cmgmficiie: en efecto, mmta sea a sflperficie, tanta dir que es 10 blanco; de modo que s61o se iiarna Cuan-

    tas con propiedad y en si mismas a las cosas niencio- de las dems, ninguna lo es en s a m a , sino, lo

    en todo cafo, accidentalmente. Adems, lo cuanto nct tiene ningn contrario (en

    efecto, en l a cwmtos d a d o s es evidente que no hay contrario ninguno, v.g.: en lo Be dos codost o de tres codos, o en la superficie, o en adquiera de las cosas de este tipo, no hay efectivamente ningh contrario), a no ser que diga uno que lo mucho es contrario de lo 1s poco, o lo grande de lo pteueo. Pero ninguna de estas cosas es cuanto, sino de lo respecto a algo: en efecto, nada se dice en s mismo grande o pequeo, sino que se toma por referencia a otra cosa, v.g.: se dice que un monte es peque60 y un grano de mijo es $ra8de por ser &te mayor qaie los de su ntisrno g k o , y aquel ms pequeio: as, pues, la r e f e r e d es a c&a cosa, 20 ya que, si se dijera pequeo o grande en si mismo, nunca se diria que e1 mcmte es peqwo y el gram de mijo grande. Igualmente decimos que en la aldea hay muchos hombres y en Atenas, en cambio, pocas, aun siendo mucho ms numerosos stos que aqu~llos; y que en la casa hay mudhos y w el teatro pscos, aun siendo stos muchos mk. Adeaias, la de &S codos 2s y lo de tres codos, y cada una de las oosas de este tipo, significan cuanto, mientras que lo grande o pequeo no significan cusrrto, sino nrs bien respecto a dgo: pues lo grande y kt pq+zGo m conternpb en refaciQn a otra cosa; as que es evidente que estas oosag so de lo respecto a &o. Adema&, tanto si uno sonsidera estas 30 cosas cuantos como si no, no tienen txmtrario: en efecto, aquello que no es posible tomarlo en si mismo, sino refiridndolo a otra cosa, &o ten& dgn con- trario? Adems, si lo grande y lo peqwiio feeran con- trarios, se seguira que 11% misma cosa admitida a la vez los contrarios y que esas cosas serian ~~lltriLzias a si mismas. En efecto, ocuirre que la misma cosa es a la 35

  • 46 TRATADOS DE LGICA (RGANON)

    vez grande y pequea -pues esto mismo es, con res- pecto a aquello, pequeio, con respecto a esto, grand+-; conque ocurrira que la misma cosa fuera gran& y pe- quea al mismo tiempo, admitiendo simultneamente

    6 8 los contrarios; v.g.: en el caso de la entidad, parece que sta es capaz de admitir los contrarios, pero en ni~il- gn caso est a la vez enferma y sana, ni es a la vez blanca y negra, y ninguna de las otras cosas admite a Ila vez los contraros. Y ocurre que las mismas cosas san

    s -rwR.arim &E s mismas: en efecto, si To grande es contrario de lo pequeo, y la misma cosa es a la vez grande y pequea, la misma cosa ser contraria de s m-: pero es imposible que la misma cosa sea con- traria & s misma. Luego lo grande no es contrario

    10 de lo pequeo, ni lo mucho de lo poco, rtsf que, aun en ef caso de que alguien diga que estas cosas no son de Ilo respecto a algo, sino de lo cuanto, no tendrn contrario aigmo.

    Pen, donde mis parece darse realmente la contra- riedad de lo cuanto " es en el largar; pues se suele poner el wriba como contrario de1 abate, H a m d abajo a Ila regin prxima al centro, debido a que fo diatanrnn en- tre el ce~tfO y los W t e s & mundo es la m k i m a .

    1s Y, al parecer, incluso la definicin de los otros contra- &S defitt de esto &lho: en &eeto, k~ ccuitfario~ Zie dehe~~ como aquellos qee gaardan fecsprocamente Ila xxS&%zsp- dentro deT mismo gdmro.

    No parece que lo cuanto admita el ms y el menos, m cixxm b & dos CUBOS* por ejemplo: en efecto, una a i a

    no es de dos codos que otra; o en el caso del n- mero, v.g.: d tres no se dice para nada que sea tres en maym zeedkb de L qae el cinco es c i m , ni que un tres lo sea ms que otro; ni un tiempo se llama ms

    31 A saber, el hecho de que lo cuanto admita contrarios.

    e m p o que otro"; ni, en. resumen, se dice el ms y el -os de ninguna de las cosas mencionadas; as que 2s 10 cuartto no admite el nas y el menos.

    Lo m& propio de lo manto es que se lo llame igual y desi@ En efecto, cada uao de los cuantw mencie -dos se llama i g d y tiesigual, v.g.: el cuerpo tanto se Sama igual como desigual, y el nmero tanto se Uama igual como desigual, y tambin el tiempo; de la misma 30 manera, tambikn en las dems cosas mencionadas se dice de cada una, tanto que es igual, como que es des- igual. En cambio, de t s d ; ~ las dems que no son CM- tos, no parecera en absoluto adecuado llamarlas iguales y desiguales, v.g.: la dspici6n no se iiama en abso- Iuto i d y desi@, sino ms bien semeja%r&; y lo blanco, en abxhto igual y sino femejante. De modo que lo ms pmpio de lo c m l o se& Uamarlo 35 igual y desigual.

    Se dicen respecto a dgo todas aquellas cosas tales que, lo que son exactamente ellas mismas, se dice que 10 son de oras cosas o respecto a otra cosa de cual- quier otra manera; v.g.: lo myor, aquello que es exac- tamente, se dice que lo t:s comparado con otro, pues se dice mayor que dguna cosa, y lo doble se dice que es lo que es comparado ctm otro, pues se dice doble de algum cosa; de Ia misma manera tambin tudas las 6b dems cosas de este tipo. Tambih son de lo respecto a algo cosas como estas:: estado, disposicin, sensacn, conocimiento, posicin; en efecto, tDdzrs las cosas m- cionadas, lo que son exactamente ellas mismas, se dice

  • 48 TRATADOS DE &ICA (~RGANON)

    5 que lo son de otras, y nada ms; en efecto, gl eats&e se llama estado de algo, y el conocimiento, concdmimto de algo, y la posicin, posicidn de algo; y de la d s m a manera el resto. As, pues, son respecto a algo todas aquellas cosas que, lo que son exactamente das mismas, se &e que lo son de otras, o respecto a otra de cml- quier otra manera; v.g.: una montaa se llama grande respecto a otra cosa - e n efecto, la montaa se. llama grande respecto a algo-, y lo semejante se dice semre-

    lo -a Cg6, y las demh cosas de este tipo se dicen de manera respecto a algo. Pur otra parte, tanto d &sdMto, como la erec&n y d asientu, son unas dertas posiciones, y fa posidn es de lo respecto a algo: en cambio, el estar en decbito, atar erecto o estar ~~, de por si, no son posiciones, sino que se 1ktm:m asf pardnimamente a partir de las posiciones menda- nadas.

    is Tambin la contrariedad se da en lo respecto a algo, v.g.: la virtud es lo contrario del vicio, y el cono& miento, de la ignorancia, siendo cada uno de ellos respeto a sigo. Sin embargo, no a todo kt r a p t o a algo le pertenece contrario: en efecto, zm% hay contzwio a lo doble, ni a lo triple, ni a nada de todo ato. Parece, en cambio, que lo respecto a algo es capaz

    m de admi* d REAS y el menos: en efecto, lo semejanite se diez o menos, y lo desi@ tambin se dice ms o-%xT&Ss, ii ser-&& una de estas cosas respecto a algo: en efecto, 10 semejante se dice semejante a algo, y lo des&& a lo desigual. Pen, no todo admite e1 m& y

    w el mencw: en efecto, lo doble no se dice ms o menos dobIe, as como nigguna de las cosas de este tipo.

    Tode fo mspecto a algo se dice respecto a un reccf- prscao, v.g.: el esclavo se llama esclavo del seor y el

    30 seor se llama seor del esclavo, lo dobb se llanna doble de h mitad y la mitad se llama mitad de lo doble, lo mayor se dice mayor que lo menor y k, menor se

    dice menor que lo mayor: de la misma manera tambin ea las dems cosas; salvo que a veces se diferenciarn vertralmeffte por la inflexin, v.g.: el conocimiento se -a emocimienb de k~ cognoscible, y lo cogmscible, qposcible para el amoci~~knto; lo feasacin, sensa- 35 cin de b sensible, y b sensible, senal%le para k ten- sacin.

    Empero, algunas vea% no parecer que haya m i - procidad, si no se da con propiedad aquella respecto a lo que algo se dice, sino que se equivoca el que b da; v.g.: si uno da e1 ala de iave, no existe el dp roeo : ave de ala; pues no se ha dado con propiedad lo primero: 7. ala de ave: en efecto, no es en cwmto ave que el ala se dice que es de ella, sino en cuanb &do: pues tam- bin existen &S de mtxhas o t m oosas q w no son aves; de m& que, si se da afgo csn prq3ia?ad, Wn- bin se da la reciprocidad, v.g.: el afa como ala del alado S y e1 &do como dado en virtud de1 aba.

    Tambin a veces es sin duda necesario imrentar nombres, si no hay disponible nombre alguno respecto al mal se d {tal referencia) con propiedad; v.g.: si se da el tlln6n de m lave, no se da con p-opi&d: en efecto, no es m m n o mwz spe d &X%R se dice que es de ella: pues hay naves que no tienen timones; lo por elfo no hay &prot:idad; la nave, en efecto, no se dice nave del timtin. Pero quizs5 se ha* con mits pre piedad si se &a, gor ejemplo, el M a +emo tkdn de lo timoneado, o alga as, pues no hay nombre d h ponibk; y tm~bin b y recipKICiW si se da sigo propiedad: pues le tiploneado es Z i m o n d gzsch al m timn. De igual manera tambin en las &S& cesas, v.g.: la cabeza se explicara con ras propiedad demdo lo acabemdo que d mimal: pues ste no t h e cabeza en cuaato animd; en efecto, muchas de &as nnimales no tienen cabeza. Qttiz asi es como axpkwh um ms facilidad aquellas casas para las p no hay nom-

  • 50 TRATADOS DE L ~ I C A (~RGMON)

    20 bres disponrbles, si, a partir de las primeras, estabkc ciera artificialmente" los nombres tambin para a q w tlas que son sus recprocas, como en los casos a n t e s mencionados: lo alado a partir del ala y lo timoneah a partir del timn. As, pues, todo lo respecto a aIgo, con tal que se d de forma apropiada, se dice con res; pecto a un recproco; ya que, si se da algo al azar respecto a cualquier cosa, y no respecto a aquello que

    2s se dice, no hay reciprocidad. Quiero decir que, en CCF - sZsgm es comfmmente admitido que se dicen con res-

    pecto a recprocos, y para las que hay nombres dispci- &les, ni siquiera en ellas se da reciprocidad si se dan respecto a algo accidental y no respecto a aquello que se dice; v.g.: el esclavo, si no se da como esclavo de

    30 un senor, sino de un hombre, o de un bipedo, o de cualquiera de fas cosas de este tipo, no tiene recproco: en efecto, no se da con propiedad.

    Adems, si est dado con propiedad aquello respecto a k, 6 se dice una cosa, una vez eliminado todo lo dems que sea accidental, y quedando slo aquello res- pecte a lo -1 se dio algo con propiedad la cosa en

    js ae&h se dir siempre respecto P ~SQ; v.g.: si el esefItwe se bice respecto al seor, uie vez elunlaiado tedo lo que es accidental al seor, como, por ejemplc~, gf ser Mpedo, el ser capaz de msmunient~, el ser homl-

    y qpedmdn s610 d ser d r , siempre se did e:l p g a p t o a esto Wkm en efecto, d esclavo

    7b se 11- w l ~ v o del seor. En cambio, si no se da co~n prepk&d rrq* ~ p e c h a lo que tma cosa se dice,

    . .

    elmmmwb lo c h d s y dejando d o aquello rerr pstQ a lo que se da, no se dir respecto a eso: en

    33 El verbo titheE, aqu empleado, connota una cierta arbi- ariedad inherente a la acc6n de establecer aigo por propia iniciativa, sin tomarlo de lo ya establecido. Se &e oponef, en d vocabuIario de la ilustracin ateniense, t a e i (= *por arbi- ~ n ) a phjrsei (= u p t x n a t d e z a n ) .

    efecto, d&e el esclavo a m o esclavo de ua hombre y ala como ala de un ave, y elimnese del hombre el ser

    &or: ya no se dir el esclavo respecto a un hombre; s en efecto, al no haber seimr, tampoco hay escfavo; de igual manera tambidn, eliminese del ave el ser alada: el ala ya no sera respecto a algo; en efecto, d no exis- tir lo alado, tampoco existir el ala de nada. Asi que es lo necesario dar aquello respecto a lo cual se dice con p-opiedad una cosa; y, si hay dispnible un nombre, es fcil darlo; en cambio, si no lo hay, acaso sea n e cesario inventarlo. Dado de esta manera, es evidente que todo lo respecto a algo se dir respecto a un rec- proco.

    Parece que las cosas que son respecto a dgo existen 1s sirnultbeamente p01: naturaleza. Y esto es verdad en la mayora de los casos: en efecto, lo d&k y la d t a d existen a la vez, y, de existir la mitad, existe kt doble, y, de exst. el esclavo, exse el seor; de manera seme- jante a estas se dan tambin liis otras cmas. Y se anu- lan simultneamente las unas a las otras: en efecto, m de no existir lo doble, no existe la mitad, y, de m existir la mitad, m existe lo doble; be i g d manera tamttih en td;if las oh-as cosas cow =&as.

    Con todo, no parece ser verdad que todas las cosas que son respecto a algo existan simultneamente por naturaleza; en efecto, lo c:o~osclile parece existir antes que el coMtcimien&: pws, es la ifpfilyeria d- h casos, adquirimos nuestros conctcimientos sobre cosas p& 2s tentes; en efecto, en pocc3s o en nUigUn aso vez-& uno el conocimiente surgiendo a fa vez que 10 mgmsd.de. AdemBs, la supresin de lo eegn8cct'BEe fuprrinre s W theamente el conocimiento; en txmbk 4 ~ d d e n - to no supfime slmufffiieame.nte k> ~ ~ F K s E & ~ : ea efecto, de no existir b cmgnuscibk, no &te el co- cimiento, pues serfa conocimiento de nada, en cambio, m de no existir el conocimiento, nada impide que exista lo

  • 52 TRATADOS DE L()GIcA (~RGANON)

    cognoscible; v.g.: en la cuadratuni del chulo, s u p niendo que sea cognoscible, su conocimiento no existe en parte alguna, lo cogmscible mismo, en cambio, is existe. Ms an, suprimido el ser vivo, no hay cono& miento, sin embargo, cabe que existan muchas de las cosas csgnoscibles.

    35 De manera semejante a esto ocurre en lo tocante a la sensacin; en efecto, lo sensible parece ser anterior a la sensacin: pues la supresin de lo sensible su- - -ente la semacih, mientras qne Iia semaciQn no suprime simultneamente con ella lo sen-

    8a sible. En efecto, las sensaciones son acerca del aerpo y estn en el cuerpo, y, suprimido lo sensible, qiredla supf..ni& tambin el cuerpo, pues el cuerpo ea de 121s cosas sensibles; y, de no existir cuerpo, queda supri- d& tambign la sensacin, de modo que lo semiblle suprime con l la sensacin. La sensacin, en cambio, no suprime con ella b sensible: en efecto, suprimido el ser vivo, ~ t t & suprimida la sensacin, pero seguir

    s existiendo lo sensible, como, por ejemplo, el cuerpo, b d e ~ t t e , b dulce, b amargo y dsdas las &znh cosas 9eagitfes. A&&, la sensacin, por su parZe, se origina juntamente cen le dotado de aeneibiEdad, pues nacen a la vez el ser vivo y la sensacibn; en cambio, lo wn- &de &te antef de que exista sensacin: en efecto, d hqp y el agua gr Zas cosas de este tipo, de las que

    10 eesead ser viw, e&axk ~~ de qae &ton en abw- lutu el ser MVO O h sensacin; de modo que, al parecer, le d t d e &e aa&s que la sensacin.

    Q h s z ~cuf tz rd saber si ninguna entidad se cuenta entre lo respecta a algo, como parece, o cabe esta posi-

    is Mid& en dgmas de las d d a d e s secirndarias, pues en lo fecante a las entidades p r h d a s s qae es verdad; eg efecto, ni loa todm ni las partes se dicm mpecto a &o: pues d hombre individual no se ltama hombre individual de algo, ni el buey individual, buey individutd

    da algo; de la misma mainera tambidn las partes: pues fa mano individual no se llama rizmu, indiotidual de al- guien, sine - de alguien, y la c a a individual no 20 se llama cabeza individual de alguien, sino cabeza tae al- g im . Ife i@ manera &mbi&A 9n lo -te a les en- tidada secundarias, al meMIs k - & e b , v.g.: el hombre no se llama hombre de &&, ni d buey, buey de alguien, ni el le~o, leo de algacien, sino propie- dad de alguien. As, pues, en lo tocante a las cosas de este tipo34, es manifiesto^ que no son de lo respecto a algo, pero en el caso de tdgunas de las entidades secun- w darias hay dsms16n; v.;g.: la cabeza se llama cabeza de alguien, y la mano, muna de: &*m, y y b i & cada una de las cosas de este tipo, de mede que ata9, al parecer, son de lo w p : t o a &p.

    As, pues, si la defini~%n de lo rezpgcfo a algo est adecuadamente dada, es una de las cosas ms difciles, 30 0 imposible, resolver si ninguna entibd se cuenta en- tre lo respecto a algo; en cambio, si h definicin no est adecuadamente dada, siio que son respecto a cllgo aquellas cosas a y o ser es idkntim a estar de a@h m& enreh56n caz dgp 35, se pttdiera de& algo al respecto. La p r b s a de&&& i fas cosas que son respecto o algo, pero e1 que aquello que 35 ellas son exactamente se diga en relacin a otras cosas no eq~vale a que su daten& sea wp30 a algo.

    A*&a@eseMden&q=siueo-osa precisin alguna de las cosas que son respecto a algo, tambi-n conmd c m gmiaiitn aguefle mpe9k, a 10 cuai se dice. As, pues, es tambin por si mismo: si uno sabe ds im esto que ea B Z S ~ & ~ g algo, Ib y el ser de lo respet@ a dgo es idntioe a ese de algn modo en relacin con algo, tambh sabe @lo

  • 54 TRATADOS DE LGICA (~RGANON)

    con lo que esto est de aign modo en relacin: p u q si no supiera en absoluto aquello can lo que esto se relaciona de al* modo, tampoco sabra si est de a l e modo en relacin con algo. Tambin es esto evidente er los casos singulares; v.g.: si uno sabe con precisin de

    s un esto que es Wle , tambin sabe inmediatamente con precisin de qu cosa es doble: en efecto, si no supiera si es doble de ninguna de las cosas definidas, tampoco S&&& es gi sigisiera doble; de la misma manera tam- bign, si supiera de un esto que es ms hermoso, tambikn sabria necesariamente con precisin, a travs de esto, mspecto a qu es ms hermoso (en cambio, de manera indefinida, no sabr si esto es m& k m o s o que aquello

    lo que lo es menos; en efecto, esto se convierte en una suposicin, no en conocimiento: pues no se sabr con exactitud si esto es ms hermoso y aquello menos, dado que podra darse el caso de que no hubiera nada menos ftermeso que esto); conque, evidentemente, es necesa- rio que, de lo respecto a algo que uno sabe con preci- sin, sepa tambin con precisin aquello con respecto

    ts a lo qque se dice. En cambio, de la c z t b , la mano y ea& una de las cosas por el estifo, que son entidades, es p 2 M e saber con precisin aquelio que son, sin que ses maswio saber aquello con respecto a lo que se &eex p s no es mcesarbjb s a k con precisibn de ~ ~ ~ ~ o d e q u i n e s l ~ m r t o ; &que

    m estas wsas no serkm respecto a dgo: y, s no son res- peeb a alga3 sera vepditd decir que ninguna entidad es resgie&e S dge. Sin duda ea difcil hacer aseveraciones Sinmes acera de. tales cuestiones sin haberhs exami- nado zxmebs v e s ; sin embargo, no es inhtii el haber penetrado en 3a di5eultad de cada una de ellas.

    36 Ver variante nm. 1: sin la suppletio propuesta por Ackrill (incomprensiblemente ignorada por Mini~paiueiio), h lectura del pasaje es casi contradictoria con el resto del pargrafo, como pude constatarse en la d n de Tnmt.

    8, La cualidad Liam~ cualUla83 aquello segn lo cufif algunos se w

    tales o &es; ahora bien, la cualidad es de las cosas que se &cen de -S.

    Asf, pues, unrt especie de la cuaWad psdrirt Uammse estado y disposicick, El estado difiere de la diSpsic3Qn por ser ms estable y duraclero: tales son los conoc- dentos y las virtudes; pues el conocireiento parece ser de las cosas permanentes e inamovibles, aunque 30 uno adquiera un conociniiento pafco, y Yernpre que no se produzca un gfan cambio por efeeto de una enfer- medad o de alguna otra cosa sg:mja~&; de ma- nera tambih h M, vg.: Ia jas- g k t- y cada una de las cosas por el e&k I#, pixeee~ ser &&d- mente mudables ni sbtaceptiik Qe C S S E S ~ ~ Se 35 disposiciones, en cambio, aquehs cosas que con fcil- mente mudables y cambian con rapih, v.3: & &r y el enfriamiento y la enferm~xiad y k salud y todas las dems cosas de este tipo; en efecto, el hombre se halla ea tma cierta disposicin en virtii8 de estas cosaf, y pasa t.apidameMe 4s es- c W t e a peneme fro, y de estar sano a e n k m de la misr;t masem tslmbkk 9a en las dems cosas, a no ser que alguna e estas mif- mas, al cabo de mucho tiempo, llw ya a hacerse na- tural e i-ble o totalmente iaamcwibte, en a y o c a s o q ~ ~ l a ~ a y a ~ ~ ~ E n ~ c a s o , es manifiesto que se tiende a llamar e s W a que3.b cosas que son ms duraderas e hszsm&-: m efecto, s los que no dominan totalmente los cinr, que son fcilmente mudabk~ al respeeb, m se &e que posean un estado, si bim se halian en e k h dis-

    a Aqu emplea ya Arist6ele; un tmino f ~ n &logia de sustantivo, derivado por sufijacidin del pronombre podn: poidteS.

  • posicin, peor o mejor, respecto a1 conocimiento. M que el estado diiere de la disposicin en que sta es

    ro fcilmente mudable y aqul ms duradero e i n d b l e . Por otro lado, los estados son tambin disposicio~~es, mientras que las disposiciones no son necesariamente estados: en efecto, los que poseen ciertos estados tiun- b i h se hallan, en virtud de ellos, en una cierta diqm sicin; los que se hallan en una disposicin, por el con- trario, no poseen tambin mrtrrdos los cases ttn estada

    Otro gnero de cualidad es aquel por el que llama- mos a algunos pugilistas, o cormdores, o SCLIIOS~ o m-

    is femas, y, en resumen, cuanto se di= sqgh una capa- cidad o incapacidad natural. En efecgo. d una de estas coaas no se dice por hallarse en una cierta dspo- sicin, sino por tener capacidad natural para hma algo con facilidad o para no padecer nada; v.g.: los pugilistas o corredores se ilamart d, no por kal$arse es utlct a-

    a0 ta drspogicin, sino psr tener capacidad natural para k r algo con facilidad, y se llaman sanos por tener capcidad natural para no padecer f&ihente nda por efee-to de k, que f e s sobrevenga, y errfennrao pm fener incapacidad pira no padecer m&. Algo semejante m- rre tambidn con lo duro y lo blando: en efecto. lo duro ge h a as p r tezser fa capacidad de no ser dividido

    2s &.chme, y Io b b d o por tener la baqxiddad de eso ai8wna

    Un tercer gnero de cuafidad lo constituyen las m- liddes ~ c t i ~ y a f i s c d ~ : son txdes, por. ejemplo,

    30 la shlmm, la amsgma, la acritud y todas las eosais del mifme m, como tambitn d d u r y el frio y la b~~ Es -a. he &&as, pues, son d a d e s , es Ipiomfief- m efecto, aquellas cosas que ias poseen se llaman cuales por si mismas; v.g.: la miel, por poseer dulzura, se llama dulce, y el cuerpo se llama b h c o

    35 por poseer blancura; de igual manera ocurre tambin

    con las demss. Se llaman carnl iues aft%twaS, no por- que las cosas mismas que pocoen ks CtfalfQabes se vesua afectadas en algo; en efecto, ni la miel se llama ddce 9b por verse afectada en algo, ni ninguna de las otrgts cosas de este tipo; de foffga sem!&nte a esto, tambi&n el calor y el fro se Uaman cWrkuZe.5 afwtwas, no gwqle las cosas mismas que las poseea se v a s afec&idas m algo, sino que, por el hecho de que cada una de las cualidades mencionadas es productora de una afeccin en los sentidos, es por lo que se llaman cuat#iadas afec- tivas: en efecto, la datfiura produce una cierta afeccibn en el gusto, y el calor en el tacto, y de manera seme jante las dems. En cambio, la bbmxzm y k negnurit y ro las dems dures no se llaman cz&%&m &Mivru Qel mismo modo que las menchzmh, sio p r e- ellas a partir de una afeociSn. M, pis, es evidente que por medio de una afeccidin se originan m& cambios de dores: en efecto, une d esesgpazame se suele poner rojo, al tener &3, pilitdo, y as en cada una de fas cosas de este tipo; cb modo que, si aiguien 1s experimenta por naturaleza algima de tales afecciones, es vem&& que ksga un d o ~ r semejante: en %ecto, cuaIquier disposicin de La emdhtra ceqywd que fe produzca momentneamente en uno al a-, tarnbitin padria producirse por Ia constituci6n natural, de modo que por nstturaEeza se dada tambi UB color semejante.

    As, pues, %das las circuns~mcias &e ea- tipo ~ f f e m se originan a partir de af&ncrs inamovibks y pefmar- nentes se bman catalulades: en ef-, si k palidez o la negrura se dan en la cmstituc:ibn natural, se ltaman cualidades -pues en virtud de stas somos b m d o s tales o cuales-; y si circmstanc-ente, fzof wm larga

    38 Lase: uaialidades de este tipo..

  • 58 TRATADOS DE LGICA (~RGANON)

    enfermedad o calor ardientes, sobreviene una galid- 2s O una negrura, y no se retiran fkilmente o incluso per-

    manecen de por vida, tambin se llaman cdidadef : en efecto, de manera semejante somos llamados &des o cuales en virtud de stas. En cambio, todo lo que se ofigifta a partir de cosas que se descomponen fcilmente y se retiran con rapidez, se llaman afecciones: en efecto,

    30 nadie es llamado tal o cual en virtud de estas cosas; pwg ni del que se sonroja al avergonzarse se dice que es de color rojo, ni del que palidece por tener mierial se dice que es de color Mido, sino ms bien que ha sido afectado en algo; de modo que las cosas de este: tipo se llaman afecciones, no cuaidudes.

    De forma semejante a lo anterior, tambin en el 35 alma se habla de cualidades afectivas y de afecciones.

    Y, m efecto, todas las cosas que se originan ya en el na- cimiento, a partir de ciertas afecciones, se llaman cua- Hd*, v.g.: el arrebato de locura y la clera y las cosas p>of e1 estilo: pues en virtud de stas son Ilamados~~ tales o cudes, 46ricos y focos. De modo semejantt: tambi& todas aqu&as pe~.Purba&nes M, apufaes, &o originadas a partir de otras eirnuistancias d e s - &-, &ficiles de eliminar o incluso taahente ina-

    s movibks, sofl tarrmMn, como tales, malidades: pues en wktad de &tas fort b a d u s * tdes o &es. En cam- ~,~ bque seorigba a p r t i r d e cosas que cesar1 rpidamente se llama afeccimes, como el caso en que z&gukns al sentiae afligido, est ms colrico: en efectat, qd qtte es& ms drico con una afeccin de ese tipu no se Iba MdPic~+~, sino que ms bien se dice

    9 Seguimos en este caso la lectura de Waitz y Minio-Paiuellc), con preferencia a la de Bekker, dando como aqullos preferencia al cdice Arnbrosianus L 93 sobre el Marcianus 201.

    40 Lease: alos hombres,. 41 LRase: .de temperamento colricow.

    de l que ha sido afectadlo en algo; de modo que las lo cosas de este tipo se llaman afecciones, no cardidades.

    Un cuarto gnero de cualidades es h figura y la forma que envuelve a cosa, y adems la derechura y la curvatura y cualquier posible cosa del mismo tipo: pues en cada una Be estas, cosas se h b k &e m cierto c ~ ; en efecee, por ser triangular o cttadrailgutar se dice de algo que es tal o cual, as como por ser recto 0 curvo. Y cada cosa se llama tal o cual segn la forma. 1s LO raro y lo denso, lo rugoso y lo liso, podria parecer que s igd ican tal o cual, pero las cosas de este tipo,

    quedan al margen de la divisin de lo d: en efecto, cada una de d a s parece indicar ms bien una posicin de las partes; ~pbtes es & par 20 estar las partes pr6ximas unas a otras, =O por estar separadas unas de otras; y. liso por yacer de modo &vi partes en lnea recta, rugoso por sobresalir una parte y estar hundida otra. Asi, pues, qekl pueda aparecer 2s algn otro tipo de cwlidad, pero los que se ii- as con ms propiedad son todos estos.

    Son cm&&&es, pues, 1 s mencienadas, y son &es las casas que se &cezt pm-ea& acuerdo con aqudbs o cuanto se dice rk al- -riirre~t a de ellas. As, pues, en la mayora y prcticamente en la totalidad de los casos, se disen parnimamate, vg.: 30 de la blmewm, e1 blanco, y del conocbimftt grama-, el gramtico, y de h jusiticia, el jtsstU, y de fa misma manera en 40s dems csrsos. Pero en aigmm, por no haber nombres para las cwdidades, no es mipf- brw pdnhamonte a p&r de elfsts, v.g.: ef mnxdor o el pugilista, que se llaman as de acuerde una fa- cultad, no se dicen parnimamente a partir de ninguna 3s cualidad: en efecto, no hay nombres para fas facuftade le b de acuerdo con las cuales stos son ll&t)3 tales o

    a Cf. cap. l.

  • cuales, as como si los hay para km COlfOCimiea- se& los cuales se llaman pugilistas o aptos para la pa-

    5 lestra los que tienen disposicin para ello: en efecto, se habla de un conocimiento pugilistim y un amo& miento de Ia palestra, y los bien dispuestos para ellos son --te llamados tales Q cuales a partir de esos conacimientos. Algunas veces tambih, aun habien- do nombre para la cualidad, lo llamado tal o cuat de acuerdo conpella no se dice par5nimamante, v.g.: el hoaesto no se llama as a partir de la virtud ": en efecto, d honesto se llama as por tener virtud, pero no par- simamente a partir de virtMd; con @do, esta no se da

    l o ea mucf#rs essos. As, pues, se llama t& o c d e s las cosas que se dicen parnimamente a partir de ias cua- lidades mencionadas, o de cualquier otra manera a par- tir de das.

    Se da tambin la contrariedad en lo cual, v.g.: la jaa%i& es 10 contrario de la injusticia, y la blancura de h negnua, y de igual manera lo dems, as como las cosas que se llaman tales o cuaIes de acuerdo con

    1s &asu, v.g.: lo hjltsto respecto a lo jmte y b Manco ~ a l o r r e g r o . b ~ ~ ~ m t d o s l o s ~ o n i r r e tal cosa: en dects, de lo rojo intensa o de lo p&ii6Lo, s de los deres p r el estilo, no hay ningn contrario, auzx skz& d e s ' Ad&, si uwt de Irtc contmarios es d e - d w ~ u e - d a & n u z t . E s t e a & h t e

    a0 ei qtie a a m b e las dems predisaciones, vg.: si k jw&&a es fe contraaio de ia injusticia, y la justicia es -S, &m.&iek lo es Ia in&&&: en efecto, ninguna de ks &res pmdidones -caja en la iajnstieirt, ni lo cauato, d iifo respecto a ago, ni el donde, ni, en con-

    43 En griego: spoudruos y are?& El ejemplo no es adecuado en castellano, por manto existen los dos pares de par6nimos: .virtud* - evirtuoson y ahonestidad~ - =honesto*.

    *o Es decir, las cualidades.

    jmto, ninguna de las cosas de este tipo, a no ser lo de la misma manera tambin en las dems cosas 2s

    contrarias se* lo cual. Los d e s zxhiten tambin el ms y el menos: en

    efecto, una cosa se Ifama O m ~ s Mama que otra, y una mbs justa que otra. Y lo mismo peeae tomar in- cremento: en efecto, siendo blanco, puede hacerse a6n ms blanco; pero no todas las cosas, sino la mayora: es, en efecto, muy dudoso si una justicia se puede decir 30 que lo sea m& que otra45, y algo semejante ocurrirfa con las dems disposiciones. Pues algunos discuten acerca de estas cosas: declaran, en efecto, que una jus- ticia no se dice en absolutct que lo sea rns o menos que otra justicia, ni una salud ms o menos qne o- salud, 3s pero que, con todo, uno tiene menos salud que otro, y uno menos justicia que otro, y de &id mmera el 11. conocimiento gramatical y las dems disposiciones. Pero, en cualquier caso, b que se dice &e acuerdo con estas (cualidades) admite, indiscmtiblemnte, el m& y d me- nos: en efeco, uno se dia: m6s letrado que otro, y ms justo y ms sano, y de igual m e r a en los otros casos. s En carnWo, b trianguiiu :y lo m pareen admitir el. ms, como tanq##xt dqpma &e m %ga- ras: en efecto, todas las cctsas que admiten el enunciado del tfingu1oq o el del tkculo son igualmente trin- gulos O crculos, y, de qw no 10 a--, nigrma

  • 62 TRATADOS DE L&ICA (~RGANON)

    lo se dir que lo es ms que la otra; pues el cuadrado no es en absoluto ms crculo que el rectnguio: en efecto,, ni uno ni otro admiten el enunciado del circulo. En resumen, si ninguno de los dos admite el enunciado de lo previamente establecido, ninguno se llamar as ms, que el otro. As, pues, no todos los cudes admiten el ms y el menos.

    15 Ninguna, pues, de las cosas mencionadas es exclusivai de la cualidad; en cambio, lo semejante y lo deseme. jante se dicen slo de las cualidades: en efecto, una. cosa no es semejante a otra ms que en la medida en que es tal o cual. De modo que ser exclusivo de la cua. Edad el que se diga en relacin con ella 10 semejante y le desemejante.

    20 No hay que inquietarse porque alguien nos diga que, habiendo hecho una exposicin acerca de la cualidad. hayamos contado en ella muchas de las cosas que son respecto u algo: en efecto, los estados y las disposiciu. I#~S es& entre lo que es respecto a algo. Pues en casi todas las cosas de este tipo los gneros se dicen res. pef3.a a algo; de fas s&gahes 47, en cambio, akguna; ea J caso df on-b, en efecto, q e es un g6-

    w =m, aquello mismo que es se dice de otra cosa -pues el conmimiento se dice de algo-. De las singulares ",

    fdunbio, Eiqpna se dfcg de &a en aqufdl~ mismc~ qm - m u*: el coawirmento gramatical 4e se l h a r -miato gramatical de algo, ni el conocimiento mu- sical, c-eate mushd de algo, s b que, en todo

    30 casa, es* cosas se pueden decir respecto a algo con arreglo d gnero, vg.: el conocimiento gramatical se llama conocii&rtto de algo, no conocimiento gramatical de dgo, y el conacimiento musical, conocimiento de algo, m conocimi~to masicaf de algo; de modo que Ias cosas singulares no son respecto a algo. ahora bien, nos lla-

    Q Quiere decir: las cualidades concretas.

    mm tales o cuales por las singularidades: en efecto, son stas las que poseemos: pues nos llaman conocedores por tener dguno de los cconocimientos singul