arango. poesía completa

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ESTE LUGAR DE LA NOCHE (1973) A Clara I los hombres se echan a las calles para celebrar la llegada de la noche un son de flauta entra delgado en el oído y otra vez son las plazas lugares de fiesta donde las niñas que cruzan con la espalda desnuda las miradas de los cajeros adolescentes repiten los movimientos de un antiguo baile sagrado y en la algarabía de los vendedores de fruta olvidados dioses hablan II repetido naufragio de los parques en el anochecer la hora en que cerrado por el roce de un ala sombría el corazón desciende a frías moradas III

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ESTE LUGAR DE LA NOCHE(1973)A Clara

I

los hombres se echan a las callespara celebrar la llegada de la noche

un son de flauta entra delgado en el oídoy otra vez son las plazas lugares de fiesta

donde las niñas que cruzan con la espalda desnudalas miradas de los cajeros adolescentes

repiten los movimientos de un antiguo bailesagrado

y en la algarabíade los vendedores de frutaolvidados dioses hablan

II

repetido naufragio de los parquesen el anochecer

la hora en que cerradopor el roce de un alasombría

el corazón desciende a frías moradas

III

ASILO

1

sentadosen círculo, el rostrocerrado por enigmática

Page 2: Arango. Poesía completa

sonrisa

los sordoshacen signos extrañoscon los dedos

2

y cuando la oscuridades silencio

oyencon la sien en el puñosus pensamientos

3

ardua vigilia de los sordos

en sus cráneoslos silenciosos hundimientosde los valles del mar

los ojosdolorosamenteabiertos

IV

aromas de distantes jardinesgritos remotosnotas de una cancióndicha en otra lengua

el viento con su sonora presenciahace más vasta la noche

V

la llama que una mano traslúcidadefiende del vientocuando por el claustro sombríova la aguda doncelladescalza

dos labios, dos senos, dos

Page 3: Arango. Poesía completa

nombres

y un cuerpo intocadoprometido a la tierra

en sus ojos llenos de cifrasesa luz interior de los acuarios

y su corazón de barroque será otra lámparacuando la llama se apoque, seapague

al finallas escalas del sueño

VI

ARMONÍA

perdidopor los ciegos senderosde la música

tienesel rostroque tendrás en la muerte

VII

VISITA

si en mitad de la nochenos despierta un olor de incendio

y abrimos la ventana y entre los árboleshechos de dura sombra está sóloel aroma de las frutas en sazón

qué más sino la dolorosa alegríade que nos hayan visitado una vezlos rojos querubines del fuego

Page 4: Arango. Poesía completa

VIII

HÖLDERLIN

quizá la locuraes el castigo

para el que viola un recinto secretoy mira los ojos de un animalterrible

IX

vagó toda la noche por calles desiertasmaldiciendo

alguien lo llamó por un nombre que no era el suyopero sabía que era a él a quien llamaban

X

CIUDAD

1

como repiten las manosdel ciego la formade una vasija

o recorren un rostro, minuciosamente

así voy, en la noche, porla ciudad

(mujerrencorosamente poseíday vasto territorio del tacto:

conozcoel sabor agrio de tu sexo)

2

rincones insidiosos, pasajes

Page 5: Arango. Poesía completa

ocultos, normasarteras

y en míun mapa de la oscuridad

3

y no cruzo el puente de piedraporque ya no hay piedra, no tocolos muros, piensootros muros vanos, descaminolos sitios, ya interiores, del hábito

4

plazas posiblesdonde el reloj marca otras horas

las calles que el ciego prefierey frecuenta

laberintos en la memoria

XI

en la mansafamiliaridad de las calles

la sombra de un árbol cuelgainmóvil sobre el muro blanco

yde prontosin raíz, el deseode quedarse en este día, siempre

XII

blancura deslumbrante de los murosen la iniciación de la tarde

un brote de hierba tierna renueva las ruinas

en el corazón dura el canto de los querqueses

Page 6: Arango. Poesía completa

esta ciudad donde no hemos vivido nuestra infancia

la ceja de árboles negros sobre el recodocuando brilla el ojo súbito de la serpiente

XIII

en la ventana de la torre apareceel búho de grandes ojos de plata

y es el frío del anochecercuando nada hay ya qué deciry aun los gestos, vanos, se borran

pasan mujerescon cruces de ceniza en los pechos

el viento ciego giraen torno a un solo árbol

XIV

muchachas que viajan dormidasen los trenes nocturnos

una ciudad partida por un ríoy el país de tu rostro

imágenesfieles a la tierra

XV

ROSTROS

detrás de los muros hay rostros

a esta hora en que la gente calla en muchos cuartosy los objetos se alargan para entrar en la noche

a través de las puertas de los hospitales las caras de los niñosy sus ojeras como gruesos trazos hechos con el índice

Page 7: Arango. Poesía completa

ancianos de cráneo sonoro, lleno de memoriay putas que tocan los diez pequeños desiertos de sus yemas

el ojoen el hueso

detrás de los muros hay rostrossobre las camas con ruedas de los hospitalesque viajan a la muerte

XVI

sentadas entre caracolasy lagartijas, ríenlas prostitutas

lugares que nos aguardan en viernes futurosy unos anteojos en la hierba

el mendigo orinacontra el paredón de los fusilamientos

ante los blancos ojosy las posturas eternas de las estatuas

es la ciudad de calles ilusoriasdestinada a la muerte

XVII

FÁBULA

para que mi deseo la sigacon la furia de un verano tardíoy la devaste

una muchacha viva pasa

ah tejer una fábula maravillosadelante de sus ojos abiertos

XVIII

Page 8: Arango. Poesía completa

ahora que las niñas se desvistencon un secreto temory en el fuego bailan duendecillos azules

por calles que tienen nombres de batallas voy, solitario y vano

y pienso en la dulce saliva de la doncellaque en algún lecho madura y gimey visita otro duro laberinto

como de una ahogadaveo su frente a través del aguadel sueño

de noche, en este parque donde tengo cuatro sombrasbajo el antiguo insomnio de las estatuas

XIX

la calle nace de un son de flauta

agostocuando el calor tuerce las puertas

y en este lugar de la nochepurificado por la lluviala memoria en las plantasde los pasos del día

y un oscuro animal en mi sangre

XX

en el mercado, entre sus jaulasel vendedor de pájarosvocea la lengua de los vencedores

pero tras su habla sibilantey las cópulas sorpresivasde palabras

se recata la antigua lengua armoniosamás clara, máscercana de las tortugas y el fuego

Page 9: Arango. Poesía completa

que piensa en ély le da otro orden al mundo

y cuando en la plazareal por un instante en el mediodíacoge los pájaros en su dedoy les habla

tal acto encubre otros actosde más viejo sentidoy a su mágico gesto de encantadorlos pájaros mueven los ojos dorados

XXI

IRONÍA

ante el obstinado embate del pájarocontra el cielo falso de la vidriera

no cabeironía

XXII

BALDÍO

1

en la carnicería cuelga el tronco de la res desollada

como un fuego vegetalpor la cara sombríade las vendedoras de floresrebrilla el rojo de las rosas

entre el griterío cantan los pájarosy la cáscara de plátano se tuesta bajo el sol de la tarde

bachué, señora del agua, enséñame a tocarla fina pelusa bermeja del zapotea ver la sal brillante en el oscuro lomo de la trucha

2

Page 10: Arango. Poesía completa

vestido con el pelo de las bestiaslos pies cubiertos de un retazode piel de toro

me detengo junto al baldíodonde el verde fértil de la malezaafirma, en el corazón mismo de la ciudaduna pervivencia salvaje

XXIII

un trueno en la mañana, súbitoy después el silencio filoso de los sueños

es la misma calle de siempre, los sitios familiares

qué extraños sin embargo de pronto como apariencias de un helado país de muerte

la rama de la ceiba —su sombra— tiembla sobre el muro

día a día debiste hacer tu jornada de lento viajeropara llegar a este minutoen que la radical extrañezade todo te hiere

y un trueno estalla en la mañana, súbitoy es después el silencio filoso de los sueños

XXIV

porque hoy el verano posee las plazasy en el muro de piedraavanza la erosión de la luzque también gasta mis ojos

mirando las colinas deseouna casa de tierra junto al mara la lengua del agua

XXV

NEGRURA AMENAZANTE DETRÁS DE LOS PÁRPADOS

Page 11: Arango. Poesía completa

entreel cerrary el abrir los ojosla nada

de nuevoeste desolado estupor

XXVI

AUGURIO

repentinala muerte cantaen los grifosdel agua

XXVII

INSOMNIO

aguas sombrías donde un pez de platacon su fosforescencia alumbra—para nadie— los restosde ignotos naufragios

toda la nocheel viento ha golpeadoen la ventana

toda la nochepasada en velatratando de recordar un rostro

XXVIII

la casa que reduce la noche a límitesy la hace llevaderacuando el rugido de una bestia en el sueñoo las palabras que sin sentido

Page 12: Arango. Poesía completa

despiertan con todo ese extraño temorsurgen como restos de una oscura lenguaque desvela el origen y la amenaza

el techo que cubría un fuego mansoarderá

y entonces nada habrá seguroy será necesario de nuevo cavarhacer

XXIX

DUERMEVELA

en el sueñoel golpeteo múltiplede la lluvia

mientras por los relojesel tiempo avanza furtivamentecon sus patas de insecto

XXX

ASCENCIÓN A LAS MONTAÑAS

el vuelo de un cóndoroscureceel blanco mediodía de los nevados

quemaduradel fríoque purifica nuestro corazón

XXXI

sombras de un limbo helado y blanco:

la semilla no oídaque estalla silenciosamentejunto al pozo seco

Page 13: Arango. Poesía completa

el mudo grito del cóndor en las soledades

la estrellaque mientras duermen hombres y bestiasarde en el cielo ciego

sombrasde un limbo heladoy blanco

XXXII

LA EMBOSCADA

mientras el viajerose calza para el camino

la muertese escondeen los espantapájaros

XXXIII

PRESENCIAS

sigues morosamentela curva orilla del lago

el silencio está en torno tuyoy dentro de ti, en tus huesos

los pájaros te lanzan a los ojossus figuras sucesivas

sobre la hierba nuevacae la luz como una espada

XXIV

PARAÍSO

Page 14: Arango. Poesía completa

infanciavuelta a encontrar, al morder una frutaen su sabor olvidado

XXXV

como tener algo vivo en las manos

una tórtola: su buche vibrantey en el ojo redondoun punto de fuego

y luego el aleteo contra el rostrosu urgencia alocada

y el vuelobello y curvo sobre los árbolesvencidos: memoria del viento

XXXVI

a vecesveo en mis manos las manosde mi padre y mi vozes la suya

un oscuro terrorme toca

quizá en la nochesueño sus sueños

y la fría furiay el recuerdo de lugares no vistos

son él, repitiéndosesoy él, que vuelve

cara detenida de mi padrebajo la piel, sobre los huesos de mi cara

XXXVII

hay huracanes en la siesta del caimán

Page 15: Arango. Poesía completa

y ciudades en llamas junto a los cerroscuyas enormes sombras danzancontra un cielo morado

la tierra, una piel tostadase agrieta

cruces, esqueletos de pájaros

el aire caliente maduraantes del verano los frutos

y ardeel fuego, lo más vivo

XXXVIII

OLEAJE

contra el acantiladoel mar como una bestia ciega

golpea

el mar el marcomo una

bestiaciega

XXXIX

frentes de cuero, rocasgastadas por los siglos

obras de la erosión en la durezade los acantiladoso en la seca llanura—textos o mapas—como si hubiese un designio en la olay fantasmas del viento

tal vez en otra lengua pueda decirsela palabracomo una moneda antigua

Page 16: Arango. Poesía completa

hermosa e inútil

XL

CIFRA

por un instanteen la retorcida raízque el oleaje abandonó sobre la arena negrase cifra el verano

XLI

los sueños del musgo en las rocasamarillas: recuerdosdel polvo que repiteantiguas formas

y por la playa difícilel cangrejo, como un oscuro signodel mar

XLII

no hay huellas: todopudo no haber sidoel mar repite su sílaba redonda

y sólo queda la piedraque soportó las migraciones de las aveslos giros del viento

desnudaen la roja mañanaa la que el jaguar despierta

XLIII

qué son los curvos caminoslas ciudades de piedra donde un mismo hombrecanta y maldice en cien lenguas diversas

Page 17: Arango. Poesía completa

si de ti mismo nacen la memoriay la fatiga de los viajes

y tras el último regresoenvejecido y solollegarás a saber

que no saliste nuncadel dédalode tu palma

XLIV

REGRESO

con una fina máscara de polvoregresode los caminos blancos

XLV

ESTAS MANOS DONDE EL HIELO DEJA SU FRÍO

el que después de una noche de terrordescubre en el espejo su cabezablanca

¿podrá cumplir sus oficios de hombre—empuñar el martillo, copular, dar la mano—como antes?

XLVI

ESCRITURA

la noche, como un animaldejó su vaho en mi ventana

por entre las agujas del fríomiro los árboles

Page 18: Arango. Poesía completa

y en el empañado cristalcon el índice, escriboesta efímera palabra

SIGNOS(1978)

I

es sólo la blancura de un torso en la oscuridady naciendo de unas manos dormidasese mundo de penumbra y silencio, de helados gestos

su rostro: el de la soledad, sin máscaras

es la quieta evidencia de un vientreque sin entregarse se entrega

umbral de lo visibleel espacio secreto que la miradacrea en torno a su cuerpo

II

qué poder ciego empujalos puñosy enfurece los dientes

en esta guerra dulceque hacemos en la oscuridadmás vieja

qué mano de raícestiende su cuerpocurvado en el amor como un arco

III

nos desnudamos, nosanudamos

Page 19: Arango. Poesía completa

cerramos los ojospara negarnos

y en el límiteentre su piel y la nochepuse mi mano

IV

una ráfaga de memorialos une, un silencio

su terror por el blanco

el grito repentinode los querqueses

V

como doncella que se adentra en el bosque en busca de miel silvestrey regresa trayendo en el pelo un extraño perfume de parásitasasí fuiste aquel año en que tu carne entraba en sazón

cuando en tu vieja ciudadlevantada entre un río y una colinavi tu cabeza oscura contra el muro de cal

cuando la inminencia del amor apuntaba en tu risamuchacha amarga

y tus senos latíanmaduros casi para ser acariciados

VI

y después de un vino negroel canto que haga vibrar la copavacía en la mesa

y despierte rumores en la guitarraque cuelga de un clavo en el muro

es la noche en que el forastero llama a la puerta

Page 20: Arango. Poesía completa

paises detrás de su rostroy sus zapatos puestos a secar junto al fuego

VII

bajo los ojos que oscurecenen oleadas lentas

blanquea todavía su sonrisaciegay alegre

oh el deseo a la orillade un anochecer tumultuoso

VIII

en dónde alienta ahoraqué afanes la gastan

a quiénes entregasus rostrosde asombro, de alegre ironíade hastío

qué ajenas voces la solicitana ella, la mía, la

marcadacon el vivo tatuaje de sangreque la boca vorazdejó en su garganta

IX

mientras la ciudad oscurecey contra la sombra azulada de los mangosel día ruidoso se apaga

adivinando sus gemidos entre el recio viento del anocheceriríamos por el linde del bosque donde se acarician los enamoradosy su fuego nos encendería

con los ojos ariscos del venado

Page 21: Arango. Poesía completa

que atisba por entre ramas oscurasun dios fugaz podría aparecer de pronto

y sería la fiebre de su mano en la míay en el peso del corazón el llamado de la tierra

X

como para cruzar un ríome desnudo junto a su cuerpo

riesgosocomo un río en la noche

XI

escribir en tu vientre un pensamiento delirantedibujar una flor, un pájaro en tus pechos

por entre las fisuras de la palabrasabertearmonía o agua primera

XII

porque esamadaotra vez el comienzosi

ebrios de un vino oscuro, poseídosde un fuego oscuronos damos a los fuegos sagrados de la noche

para que sean nuestros rostros máscarasque prefiguran rostrosy nuestros cuerpos sombrasque prefiguran cuerpos

XIII

muchacha

Page 22: Arango. Poesía completa

antiquísima

en el sabor a sal de los pechosen los dedos curvados en torno a una fruta

en el pubisherboso

XIV

éste es un país de sol y vientode acres montañas

como en los frescos antiguosla piel cuarteada de las mujeres

calladas y duras que parende rodillas a sus hijos

por las rocas acechanpumas sin sombra

y al fondo cantael mar, nacido de una calabaza

XV

qué solitariotu llanto silencioso

de miedo, de alegría

la noche que en tu lecho de niñay señalada con un trazo de sangreen una adolescente milagrosadespertase transfigurada

XVI

mientras bajo la tierra crecen las raíces del pinoy los muertos tranquilos pastorean los astros

mientras un hombre canta para espantar su miedopor un camino solitario

Page 23: Arango. Poesía completa

y sobre alguna ciudad desconocida cae la lluvia

túy yonos amamos

XVII

rompeen el lechoel oleajede su cuerpo

XVIII

píntate los senosde achiote y negro

nos amaremosen el mediodía amarillocomo en un desierto

en la raya del albacomo en la frontera de dos reinos

XIX

su frentecomo un racimo sobre el aguabajo el árbol múltiplede donde nace el viento

XX

es la lluvia en el dorsode la mano; el aromaacre, de tierra negra y muerteque despierta en el polvo

es la memoria transparentede la lluvia, cercándote

Page 24: Arango. Poesía completa

XXI

ambigua entre la presencia y la memoriaretrocediendo a una infancia de niebla y frutas doradassonríes ajena

perdida en las visiones llameantesque emergen cuando miras absortala tersa piel del agua

contra tu rostro entoncescomo una mariposa cogida con los dientesla alegría aletea

mensajera venida de un país de lagosque traes una caracola colgada entre los pechos

XXII

como una lluvia repentina vinistecomo una lluvia repentina y doradaen el mediodía

XXIII

qué se destruye en tiqué frágil esperanza, qué telade sueño y de memoria

cuando aprietas los párpadosy el trazo negro del relámpagoque acaba de alumbrar el cielohiende tu alma

XXIV

llega de pronto; nadalo anunciaes una hojaque se perfila en la mañana intensalimpia: su forma de cuchillo

Page 25: Arango. Poesía completa

y te miras las uñasdiminutos espejos de la muerte:en cada una un rostrode distinta edad y apariencia

XXV

estás tendida con la cabeza hacia el orientejunto al corazón helado del agua

un árbol derrama su sombra sobre tu vientre

entre tus dedos crecela hierba tierna

XXVI

tendidosobre la hierba ardidate deseo

XXVII

cerca del agua quieta un árboloscuro contra el cielo de cobre

en el frío recodo se detuvo un momentoel pez de ojos de fuego que rige el lago

leve desasociegode las ramas escuetasy un temblor en la piel: duro cráneovasija de sueño

descifrala escritura del viento, sus trazosen el agua nocturna

XXVIII

habla cerca del árbol y el viento

Page 26: Arango. Poesía completa

desde otra orilla, con los brazos alzados, te llamaportadora de un oculto sentidocanta cerca del canto desolado del agua

XXIX

una lluvia de tiza borra los techos

afuera por la calle desiertaoímos las palabraspulidas como negros cuchillosde piedra

de una lenta canciónque dice lo que ahora callamosy en la que alguien otrosin conocertete celebraba ya

hago de ellaun regalo imprevistopara tu corazón habituado a la lluvia

XXX

la manoque ha sopesado un pájarouna moneda

la que empuñó el cuchillo

es la misma que ahorate tocay te crea

XXXI

próximos en el amor qué vastos sus ojospoblados de arbustos lacustres

XXXII

Page 27: Arango. Poesía completa

tal vez en el origenlos liga un parentescosagrado

y no hay sólodeseoen el temblor de sus manoscuando la tocan

tal vezun miedo reverentelo agita, quiebrasu voz

porque en el laberintode las sangresél es su hermano y ellasu hermana

(del vientre de la nochecomo niños gemelosrenacen una y otra vezdesnudos

y el alba con su lechelos amamanta)

XXXIII

un asterisco, una estrella, un signoescrito con tiza en el cielo oscuro

la risa del adolescentepor primera vez ebrio, sobre el vinojunto al terco muñón de un brazocomido por la sombra

sangre florecida en amarillos pétalos, fiebre

las alas polvorientasde una mariposanocturnatraen el miedo de la muerte

XXXIV

Page 28: Arango. Poesía completa

sobresaltadacomo la prometida a la que un silbo secreto despiertaabre los ojos

oh sus pestañas blancas por el fino polvo del albay su sonrisa, traída del sueño como un regalo

XXXV

parecesa la vez tan distante de ti misma y tan próxima

cuando vuelves de tu silenciocomo de un retiro en el bosque

y la luz que te ciegate es una máscaratransparente

(los dioses que visitan su alma cuando calla

la blanca estrella que habitacuando se alegra

los monstruos que se disputansus sueños)

XXXVI

y ese fondo de hueso de sus ojoscuando a la hora del amor

se retuercepor breve instantesin finen un ñudo de sufrimiento

y su temblor se repiteel espasmodel animal sangranteenterrado bajo los cimientos

de esta casaque hice con mis manos

Page 29: Arango. Poesía completa

XXXVII

sus pechos crecen en mis palmas

crece su respiraciónen mi cuello

bajo mi cuerpo creceinconteniblesu cuerpo

XXXVIII

y después del amorsu silencio a mi lado como una sombra blanca

mientras fumo en silenciomaravillado, herido, triste

XXXIX

desnuda todavíaabre la ventana a la nochey un espeso olor de resinasllega con el viento salvaje

XL

desnuda eres más alta

desnudacuando cierras los ojosde cara al viento

esplendes como uncuchillo

XLI

unos breves sollozos convulsosal borde del sueño

Page 30: Arango. Poesía completa

dos astros lentamentecaen en un abismo blanco

y su carne se aquietacomo un temblor del agua

XLII

TEXTO

1

la ciudad: un desierto doradopor la lunalas callesson las líneas de una manoabierta

en algún lugar alguien leeun libro extraño como el silencio

ese rostro, la llama móvilque lo multiplica: los ojosque sostienen en vilola plaza desierta

2

una mujer en tantocon el pelo revueltoy los rasgos quebradosborrosos del sueño

habla: gritapalabras olvidadasy la boca se le llena de sombra

mundos de hielocrujeny se derrumbanen el origen de sus terrores

3

por la avenida de farolaslas copas de los cauchosme tiemblan

Page 31: Arango. Poesía completa

con un temblor de platabajo el viento, bajo la luzblanca

el índice entre el libro, ahoracerrado, no señala

4

cerca de la ventana iluminadaun aleteo roza el murode piedra

la mujer sueñasueños tranquilos

y en el silencio, extraño como un librotambién la ciudad es un texto

XLIII

oh las rojas cavernas donde habitanlas bestias terribles de un sueño

que es tuyo, que te signa

y a una hora prescrita de la nocheentre dos gritos, se repite

el sueño arcaicoque a la mañana no recuerdas

XLIV

verdad de la noche que ha borrado los árboles

un rostro absortodetrás de los cristalesmira caer la lluvia

un rostro absorto oyela vieja voz que hablacon el alfabeto de la gota en la piedra

Page 32: Arango. Poesía completa

XLV

borracho y taciturnome inclino sobre tu sueño

sobre el lecho en que yaces pura e inermeahora abandonada a la sombra

y largamentecomo un centinela solitariote guardo

XLVI

DESMEMBRACIÓN

su corazón arrojado al marpara que las olas no cesen

sus ojos enterrados bajo los pinos

su cráneo junto a la nuez de la fuentepara que brote el agua sagrada

su vientre para los cóndores de la noche

sus senos una figurade estrellas

XLVII

el viento trae una ráfagade rotas banderas

y los que se amaronhasta el canto del gallo

rendidos y desnudosde la mano

van por un mismo sueño

XLVIII

Page 33: Arango. Poesía completa

por qué arduos paísesen qué oscura guerrasin saberlo

he combatido y triunfadopara tenerte

mientras túretirada en tu adolescenciasorteando las pruebas de una soledadesplendorosa

te preparabas para mí

CANTIGA(1987)

Para RodrigoPara Tere y Gustavo Alberto

ALEGRÍA DE LOS SENTIDOS

Alegría de los sentidos: un viento áspero y secoque raje la pielsobre el murodos naranjas polvosas cuelgan

Sigo el suave declive de la calleDentro de pocos días será agosto

Esta luz que come, que duele en los ojos y gasta los murosY la tierra es corva bajo la planta, corva como un seno

Declive suave de la calle que lleva que arrastradeclive no advertido de la vida

FIGURA DE CIEGO CON GUITARRA

Page 34: Arango. Poesía completa

Los que lo oyen cantar todos los días —distraídamente, de paso para sus asuntos— tal vez no advierten el deterioro de la voz a medida que envejece, ni cómo el pulso es cada vez más inseguro en el encordado.

Pero yo, que sólo de cuando en cuando vengo a la plaza, y únicamente para averiguar si todavía sigue vivo, yo sí que lo advierto.

Es notoria, sobre todo, la furia con que la vieja mano, terminada la canción, se aferra al hombro del lazarillo.

PERO EL OJO ENTERRADO BAJO EL CÉSPED

Pero el ojo enterrado bajo el céspedpuede verarribala torreque al paso al juego de la nubese vence

pero el ojo sin tiempo del que yacede espalda en el césped

LA TERCA VIDA

Los pichones de la nueva nidada ya empluman para el vueloEl muchacho apresta su honda

DONDE ESTUVO LA HERIDA

Donde estuvo la herida una piel nuevasonrosadacomo de niño

y las calles más anchas para el convalecientetras la certeza de que el díagiraba girará sin éljusto

CAVILACIÓN DE VIEJO

¿Es de veras ese moho invisible que todo lo comesólo a los ojos débiles del viejovisible

Page 35: Arango. Poesía completa

y que a los ojos del adolescenteesen la luzun resplandor?

APARIENCIAS

1

La frutasin por qué ni sentidoque se quema en su propio fuego

2

La semilla doradaque estalla silenciosamenteun mediodía justo(sobreel sendero de gravala vaina cuelga seca)

VER EL RECTÁNGULO DE LA TUMBA

Ver el rectángulo de la tumbareciente

—allí la hierbaes de un verde más oscuro más vivo—

y a la niña albinaque salta sobre ella jugando

HAY UN LUGAR

Hay un lugar —en la montaña, cerca del boquerón— desde donde el estrépito de la ciudad se oye con una nitidez alucinada

Posiblemente las paredes rocosas lo allegan por un efecto de caracola para devolverlo acrecido

Suena como un trueno, como el trote de muchas pezuñas, una recua de bestias en desbandada

Sentados a diez pasos del pinar, entre hongos, lo oímos largamente

Page 36: Arango. Poesía completa

MOMENTOS

1

Los carboneros sobre el ríoLos troncos negros brotan retorciéndosey avanzan desde las orillas

Un insecto de plata raya el agua

2

Mide un jeme tal vezEse cuerpo de forma de cuchillode cuarzoToda ella está hechapara predar: la bocael ojo vivo

La sabaleta: un ágil coletazo

3

Entonces hay un vuelo(brusco, rasante)como un tijeretazo sobre el agua

Un martín pescadorSólo veo su dorso azul oscurocuando se va

4

Soy un intruso en este reino de crueldad inocente

NARCISO

En cada escamade la anacondaNarciso cree ver su cara

FE DE ERRATAS

Ha equivocado la palabra

Page 37: Arango. Poesía completa

donde dijo síquizádebió decir noy tal vez un poco más tardedonde dijo nodebió decir sí

El carpintero —el lápiz en la oreja— toma sus medidas

Un helicóptero pasa volando sobre las terrazas

Soldados de cabeza rapada vigilan las calles

COMO PARA EL AMOR

Desnudalas piernas recogidas un tantola rodillas apartecomo para el amor

El inspector de turnodice ajusta los hechos a la jergade oficioel secretario—con dos dedos— teclea

Yo—también me he anudado mi pañuelo en la nuca—miro el pubis picoteado

CON UN SOLO OJO TORVO

¿Los gallinazos?Vaya si serántercos

Uno se llegaa dos pasos: no dejan la carroña

Y si entonces se hace el ademánde coger una piedra

se van algunosun trecho

Page 38: Arango. Poesía completa

saltando a su maneragrotesca

Los demás siguen sobre el vientre hinchadoDesde allí mirancon un solo ojo torvo

Basta que uno se vuelva: la bandadase cerrará de nuevo sobre el cuerpo

CIUDAD

Ciudad:la sombra del soldado se alargasobre los adoquines

RAZONES

1

No fue fácil soltar la lengua del que tocó el rayola lengua entumecidatartamudeante

2

La moneda no cae según nuestro pedido

Quizá tejimoscuando había que hilardelgado

3

El perro agudo —sólo piel y huesos— que trota las aceras husmeando¿qué olfatea en las calles de los hombresqué ventea en sus calcañares?

CANTIGA DE AMIGO

Y tras la incertidumbre de un instantefrente al desconocidoque luego por virtud del gesto recordado

Page 39: Arango. Poesía completa

vuelve a ser el amigo que después de la lluviallama a la puerta

lo ayudamos a desnudarsecolgamos sus ropas a secar junto al fuego

y oímos el relato de su viajereconociéndonos en sus manerasde náufrago

GUAYACÁN

El guayacánde copaahusadavencidode racimos de floresamarillasqué llamarada

PROPOSICIONES TONTAS ACERCA DE LOS ÁRBOLES

1

Los árboles no tienen caraLos árboles no hablanLos árboles no van de aquí para alládesasosegados

2

Un árbolun arrimo

GUAYACÁN

Alabo su manerade florecerdesnudosin una hoja

Las flores amarillasse apagan sin sonidosobre el asfalto

Page 40: Arango. Poesía completa

Después quedará sólocontra el muro de piedrasu tronco renegrido

UNA APARIENCIA MANSA

Una apariencia mansay un fondo de desasosiego

las cosassu fantasmagoría

APALABRAR

Pero al niño ciego le dicen ésta es la lluviay él la acepta en el dorso de la mano

y le dicen éste es el azulejoy él pasa suavemente las yemas por el cuellocorvo

Lluvia, azulejo: nombrespara las perplejidades del niñociego

CONSEJO PARA SÍ

Despacio: muro arribael caracol durante la mañanaavanzó un jeme

Mira el pimiento cuyos frutoslavados por la lluvia de la nocheson más rojosdos gajos cuelgansobre el muro encalado

Sin prisa:en el baldíomás allá de la última callejala planta tocará otra vez la tierradesnuda

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TIEMPO DE LOS PIMIENTOS

Tiempo de los pimientos:hasta los más menudoslos arbustos entecosse vencen de racimos

ELLA VIENE

Ella viene caminando en puntillasEl no la oyeDesde atrás unas manos lo vendanQuién soy es la pregunta la voz suena mudadaEl quiere responder y no atinaPero sonríe adivinando que es ella

VOTO

Que la cierta alegríate llegue

delgada, delicadacomo la flor —el copo de pelusa bermeja—del carbonero

EXTRAÑOS

O la cariciade una pareja anónima entre extrañosque miran

ADIVINA ADIVINADOR

Adivina adivinadoren tu palma traes la adivinanza

(Ellase ríecon todos sus dientes)

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CANTIGA PARA UN GIRASOL

Sabeque una noche los ojos con que mirael girasol serán el girasol

que la lengua que canta es también partedel todo

ACASO EL HUESO

Acaso el hueso sea furiauna furia calladasin grito

así se dan los días la fruta la bocase dan al tiempotragón

también el girasol es un encono íntimouna boca una herida

(quiero decirla voz de los amantesenronquecidapor el amor como por una oscurarabia)

DISTRACCIÓN

Lo he visto repasar morosamentelas yemas por el filo del cuchillo

No se da cuentaestá absorto en sus pensamientos

EN EL ANOCHECER INCIPIENTE

En el anochecer incipiente que pulula de rostrosverdor vagido de la carne

Page 43: Arango. Poesía completa

De la carne terrosa parda rehecha de ceniza

La ciudad levantada sobre huesos y huesosPor el polvo ha rodado el salivazo como una moneda

Que la lengua resientacomo la lengua seca y ávida de la fiebreel oscuro deseo que mueve las callesque hace los días

NOTICIA DE LA MUCHACHA AHOGADA

Fue cosa de un instantelos faros del automóvil la desnudaron

En el puente corvosobre el río que divide la ciudad de sí misma que arrastra sus heces

Adentro del vestido traslució el cuerpo negrolos pechos negrosel vientrelos muslos negros

EL ORO EN LOS DIENTES

Lo que los distingue es sobre todo su apariencia anacrónica. El corte de cabello recto y como hierático, los rapados parietales. Alguno lleva todavía una trenza de brujo que le cuelga sobre la nuca. Frecuentan las calles aledañas del mercado donde venden sus mercaderías.

Aunque hablan aún la vieja lengua de la tierra, se los oye vocear en el idioma de todos: el de la ciudad, el de los vencedores. En él aprendieron a tasar. Sólo un deje, un modo excéntrico de decir traiciona en ellos al extranjero.

En otros tiempos traían al mercado hermosos utensilios: cestas primorosamente labradas, mantas, vasijas. Bajaban de sus montañas a la ciudad con pájaros en el hombro y ofrecían sombreros tejidos de plumas de guacamaya. Hoy sus mercancías son bastas, pobres trebejos que incluso llegan a comprar en las tiendas de baratijas para revenderlos.

Por la noche se emborrachan en alguna taberna de mala muerte. Beben en silencio y las caras sin edad, como de niños viejos, tienen un aspecto que es curioso e indiferente a un tiempo. De tanto en tanto recuentan las monedas del día.

Luego, ya bebidos, hablan en su lengua. Como a retazos, como si recordaran a ráfagas hechos muy antiguos. Es un canturreo gangoso que por momentos llega a parecerse a un canto.

Y esa extrema risa de oro: el oro en la risa, en los dientes.

Page 44: Arango. Poesía completa

ACERCA DE LAS FLORES DE GUALANDAY

Pero ella hablaba de las flores del gualandayel árbol que en este tiempo, en esta estación, floreceContaba cómo alfombran la calle y las acerasy cómo son moradas y diminutascasi fosforescentes en el anochecerUno pisa: un reguero blandojabonoso de flores

MUCHACHA

Muchacha:entre los labios pintados brillanlos dientes

MONTAÑAS

Montañasy de trecho en trecho un relámpagodébilque las muestra de golpe

el cielo retiemblalejos

es el mar decía el ancianohay tempestad en el mar

no se oye truenolos picosde la cordillerase recortan un punto nítidososcurosy otra vez el cielo se cierra

el anciano decíaes el parpadeo del jaguar

ESTA NOCHE HE ENCONTRADO

Page 45: Arango. Poesía completa

Esta noche he encontradouna pareja que en el tramo oscurojunto al baldíose añudaba gimiendo

Por sobre sus cabezasun letrero cuelga del muroque se vencePeligro:Demoliciones

AVISO

De un tiempo a esta parte en nuestra ciudad prosperan las demoliciones. Las estadísticas anuales lo atestiguan, pero no es necesario conocerlas para darse cuenta: basta ir por ahí y echar una ojeada. Es difícil dar con una calle donde no se encuentre el escueto aviso: Peligro: Demoliciones, cuyo laconismo contrasta con los gárrulos letreros que son usuales en los muros.

Por la mañana, de camino para el trabajo, vemos los piquetes de demoledores. Algunos van también a su tarea, pero otros ya la han comenzado, han puesto cordones en torno de un edificio que parecía sano y sólido (y del que muchos habían opinado alguna vez que era bello además y merecía ser conservado), han colgado en los muros la consabida advertencia y atestado las calles adyacentes de parapetos que las hacen intransitables. Hasta han puesto ya sus andamios y escalerillas y están en pleno ajetreo.

Alzamos la cabeza, torciendo el cuello, y los vemos hacer y deshacer allá arriba. Van y vienen calmosamente, pero se diría que detrás de sus maneras lentas hay un tesón y una decisión implacables. Algunos silban o incluso cantan mientras le dan a la piqueta o se lanzan una teja tras otra de mano en mano. Así, en un santiamén, el techo entero ha sido derruido, y en pocos días los muros han desaparecido igualmente.

Un buen día pasamos, yendo entre los montones de escombros, y los vemos enmascarados de polvo dando remate a su obra. Arriba queda sólo el lugar en el aire que antes ocuparon cómodas oficinas y habitaciones confortables, y donde estuvo una esbelta edificación hay ahora un baldío en el que antes de una semana habrá comenzado a brotar una maleza fértil que ciertos pájaros parleros no esperan siquiera que acabe de crecer para instalar entre ella su algarabía.

EN EL CUERPO DEL BAILARÍN HAY UN DUENDE

El borracho baila en la tabernaEstá en ese momento de alcohol(un dedo en el botellón, dos arriba de las cejas)en que el corazón saltarín y el seso se encabritanQuiere pues bailarPero evidentemente nada en él está hecho para el baileNi la panza ni la espalda corva ni los hombros caídos

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Aun mantenerse erguido le cuesta trabajoLo vimos venir del orinalCamina bamboleándose a un lado y a otroY así pretende bailarY hasta alzarse en puntas de piesSólo que no tiene propiamente alas en los tobillosLas posaderas le pesan no es de la especie aérea del bailarínPor las cuatro paredes le remeda brincando su sombra de mono

EL VINO TRISTE

Tengo triste el vinotengo alegre la muerte

El dios de los borrachos—el dios borracho, el de pezuña hendida—¿será también en este vino triste?

SON COMO RETAZOS DE UNA CONVERSACIÓN

Son como retazos de una conversación oída en la tabernaalguien pregunta algoalguien grita una maldiciónalguien dice sí contra alguien que niegay en medio de la fábula apócrifa hay de pronto una risa

por consiguienteme digoy las palabras se forman entre los dientes y salen silbandopero yo en tu pellejopero tú en mi pellejo

es que se podría llevar un sombrero amarillo todo el añomuchos cadáveres han pasado desde entonces bajo los puentes

mondos hechos que cuenten su propio cuentomondos hechos que canten si pueden su propio canto

son como retazos de una conversación oída en la tabernaalguien pregunta algoalguien dice sí contra alguien que niega

EL ALMA COLECTIVA

Ese rugido

Page 47: Arango. Poesía completa

que llega del estadio en la nocheEl alma colectiva se desfoga

GRAMMATICI CERTANT

El nosotroslo saben los gramáticoses un curioso pronombreQuiere decir tú y yosin ély también él y yosin tiy también él y yocontigo y contra el restoEn todo caso excluye siempre a alguienDe esta parte nosotrosde la otra los otros que nosotros

EN LA NOCHE DE CARNAVAL

En la noche de carnaval cada quien se hace una máscaranadie sabe quién es quiénnadie es nadie

en el paraíso del carnavalel tigre de talante apacible y colmillos que son un gozova a beber acompañado de la gacelay el lobo y el cordero se miran con un escalofrío

en la noche de carnaval la víctima y el asesinobailan

después iránun trechode la manosecretamente unidos en el pasocomo los amantesen el movimiento del amor

CANTIGA DE ENAMORADOS

O como dos que hablan después del amortodavía desnudostendidos de espaldas

Page 48: Arango. Poesía completa

fumando

y hablan de silencio en silencioy la voz es sosegada después del amory ya sin premura

y entonces ella se incorporay pone el codo en la almohaday pone la mejilla en la palma

y él ve su risa rápida y tranquilasu risay el temblor de sus pechos

ARCILLA

Amasamoldea con la palma los pechoslevanta con las yemas el pezónque se hinchase irguedibuja con el dedo los labiospasa la mano por el vientrepuliéndoloforma separa el barrolos muslos

CANTIGA DE ENAMORADOS

Para que ella baile sobre élpara élél la ve desde abajove la raja oscurave arriba los enormes pechos

que se seque la lengua y el corazón se enhueseque se sequen y se enhuesen los ojos

soy yo no te dé miedono ves éstas son mis manosno oyes ésta es mi voz ésta mi risatoca si quieres los huesos de mi cara

afuera en la noche lluviosa se funden agua y tinieblaafuera en la noche ventosa

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PALABRAS DE MENDIGO

Las palabras secretas oídas en el sueñoson acaso las mismasque alguien al otro día—por ventura el mendigo que pide una moneda—nos dice en una lenguausada

UNA LARGA CONVERSACIÓN

Cada noche converso con mi padreDespués de su muertenos hemos hecho amigos

EL SUEÑO RENCOROSO

Es la ciudad tragada por la junglaUno puede oír el sordo rumor de raíces que crecen cuarteando los murosFrondas voraces echaron abajo los techosLas aves de la selva ponen sus huevos en las torresPor el templo vacío piruetean los monoscomo dioses extravagantesen cuyos gritos nadie podría descifrar una prohibición o un mandatoEchado en el altar como un ídolo arcaicoun jaguar hace su siestaHombres sin habla—ambiguas criaturas mitad hombres mitad gatos—cazan entre las ruinas

LAS UÑAS

Las uñas se desmiden(ya se sabe, crecen aun en la muerte, son tercas)

sin podase curvarían otra vez en garra

SI ESTUVIERA DESPIERTO

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Si estuviera despiertooiría en la noche —brusco,hecho de muchos talonazos—un talonazo

son los soldados que se afirman parael simulacro de fusilamiento

ACERCA DEL NIÑO NACIDO EN LA CASA DE PUTAS

Y si en la casa de putas nace un niño

y si los hombrescuando acaban de desvestirsepara fornicar, en la noche,

lo oyen llorar al fondo de la casao de su corazón vacío

MADRUGADA

Y a la madrugadaabrazados tú y yoy cantando una canción entre dientesdamos con los cuerpos tendidos junto a los murosvemos las bocas entreabiertas en la oscuridadson máscaras te digoson borrachos que dejó el carnavaly tú: no sabemoscómo podríamos saberde modo que pasamos a zancadas sobre ellos para no pisarlosa la madrugadaabrazados tú y yoy cantando una canción entre dientes

CERTEZAS

La parte de su hueso que dudade sus certezas

la parte de su piel, de su carne,que se pone a temblarporque síporque no

Page 51: Arango. Poesía completa

de pronto

UNA BREGA DE VIEJO

Una brega de viejo

brega por calentar los zapatos heladoscon su propio vaho de viejo

(Amanece: los duendes silbanremedando a los pájaros)

AH Y ES DE NUEVO LA MAÑANA

Ah y es de nuevo la mañanatibia y azulEl que está señalado(en la lista hay una cruz después de su nombre)liviano todavíava por las calles

Trae la calavera llena de sueñosLimpio recién peinadova a sus negocios

Cuando el asunto se despache un nombrese tachará

Por ahora va por las calles

CON LA UÑA DEL ÍNDICE

Con la uña del índicecon la aguda y larga uña que sobrepasa la yema del índiceescribir en el hieloardor

ESTA PRIMERA HORA DE LA MAÑANA

Esta primera hora de la mañana es buena para ver la ciudadsalgo a primera hora y echo a callejear los ojoslas plazas todavía no están atestadas

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todavía no es la vida a codazos

las trampas aún no se han armadola muerte aún no se deja ver por las callesla muerte descansa a esta horaanoche tuvo mucho trabajomatar debe ser fatigoso

LOS QUE TIENEN POR OFICIO LAVAR LAS CALLES

Los que tienen por oficio lavar las calles(madrugan, Dios les ayuda)encuentran en las piedras, un día y otro, regueros de sangre

Y la lavan también: es su oficioAprisaNo sea que los primeros transeúntes la pisoteen

OTROS POEMAS

* * *

Es frecuente en este tiempo del año—yendo por esta calle, bajo ciertos aleros—encontrar en los caños pichones muertos.

Son pichones de golondrina.

Y uno se agachay recogey remira en la palma

esa cosita plumosa y rígidaque termina en un picoentreabierto, cartilaginoso.

La calle es una acaciay un canto de mujer oído al fondode un patio.La cosita plumosa hiede

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Uno la arroja.

* * *

Nada: blancura, frío.

Ramas endurecidasque una ficción de viento hace crujircon un ruido de vidrio.

Han bebido toda la nochepero una lucidez taciturnales llega con el alba.

Casi al anochecer un carriquí vino hasta el drago:fue un aleteo,y la cola, que osciló como un péndulo.

Abajo la ciudad brillaba. Era una telaraña de luces.

Malgastaron la noche en herirse.

Ahora, con los ojos ardidos,sintiendo la frescura del vaso en la mejilla, ven el amanecer.

Abajo, secreta, hervirá ya la vida.Un gallo habrá cantado en el suburbio.Los hombres comenzaron a volver de sus sueños.

Y ellos se quedarán allí—la espalda contra el muro, mirando el valle blanco—

hasta que la neblina suba,destape las laderas mondasy los techos cocidosde la misma tierra rojiza.

Las manos, heladas, llamean.

* * *

Estas cosas que la sorpresade una mañana clara—a veces una repentina zozobra—nos ilumina, nos devuelve.

El pichón emplumadoque asoma la cabeza

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en el palomar. La neblinaque se enreda en las ramas de los pimientos.

Cosas a un tiempo familiares y ajenascomo la risa del hermanovuelto a encontrar ya viejo.

* * *

Entonces una manote tocará en el hombro(Será verdad: habrás sentidola mirada en la nuca.)

Y te volverás. Y ese rostroserá por un instante—sólo por un instante—extraño.

* * *

COSTUMBRES DE LAS PALOMAS

1

Desde el palomar —la casetadesteñida, clavadaen la horqueta del troncodel pisquín— la palomase deja caer a la erade grava.

(Pájaro de ciudad la paloma:su huevo azultiene un pichón de sangrediminuto en la yema.)

2

Llovió duro anoche.Los senderos curvos del parqueestán fangososy en el pavimento, entre las eras,hay hojas amarillas,podridas.

3

El palomo sueltaun arrullo furioso

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y va a posarseen la cruceta del farol.

4

Un punto antes se haceequilibrio con la cola, agitándola,con las alas. Y el aleteopor un instante lo borra:ese vórtice blanco, frío.

Luego se quedainmóvil de pronto.

5

La paloma me miracon su ojo amarillo.El sol le poneen el cuelloun haz reverberantede reflejos cárdenos.

Ella me miracon su ojo amarillo

6

Ahora bebe aguadel pantano. El palomocercaescarba en un montónde tierra.

Ahorase espulga debajo del ala,busca saltamontesentre la hierba.

(Ese modo de andar,con paso torpe, venciéndosea un lado y a otro.Picoteando el aire.)

7

Sobre la tierra blanda,junto al pantano, quedacomo una estrella truncala huella de su pata

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roja.

8

Voló.La punta de la ramaretiembla

y un reflejo, un azogue vivode sol y sombra, se hacesobre el piso mojado.

(En la penumbra malvay transparente, bajola hoja tierna,

está, para ella, el gusanoque roela fruta.)

9

Ya vuelan enbandada. El vuelorecto, rasante. Oigo

el aleteo rumoroso, el azotede alas en el aire.

Qué alharaca. Se paranen la cornisa de la torre.

* * *

PENSAMIENTOS DE UN VIEJO

Para Fernando González hijo

1

Usa bordón: de guayacán o de guayabo.Todavía, con todo, es un viejo derecho y ágil.Quizá la mano tiemble un tanto, la mano de dedos nudosos,pero el bordón es sólo un resabio de caminante.

2

La boina cubre la gran testa pelada.Cabezón pero infiel, así me parió mi madre.

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Algunas hebras canas asoman en la nuca, en las sienes.

3

Dos rasgos, sobre todo, resaltan en el rostro magro:la quijada salientey los ojos de una inquietud atenta.Van del sarcasmo a la inocencia, al gozo, a la duda.Ya estudian burlones a la gente que pasa.Ya se fijan, mansos y lúcidos, en las palomas.

4

Y todo lo que ven es asunto de su lento monólogo,todo casa en la larga meditación que lo ocupa.En ella cada cosa tiene un lugar y un sentido.Es una pregunta, una señal.

5

Por ejemplo, esa muchacha que cruza. Una bella negracuyo paso está hecho del ritmo que marca un tambor lejano.Lo oye en sueños o ebria. Camina, danza.Es Eva, de catorce años y medio.

6

El viejo se apoya en su bordón, se detiene.Una sombra de triste avidez, de alegre avidez, le nubla la cara.En tiempos solía sorprenderse siguiendo a una muchacha.Dios es una muchacha, la muchacha de las muchachas.

7

Esos senos duros, erectos. Pero no, no es dureza.Es elasticidad.Uno hunde el dedo en la carne y la carne se hinche de nuevo.Hermosa, es decir joven.

8

Bah, puro misticismo, religión pura.Prédica de cura viejo, dijimos.¿Qué podría enseñarnos? preguntó nuestra desconfianza.

9

Vida, diosa de los ojos maliciosos.

10

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Nos pensó. Tuvo ojos para ver nuestro entorno.Conocía esta tierra.Una tierra como útero herido por el partero con la uña.

11

Y esa forma suya de hablar, con vocablos redondos, duros.Uno sabe: esto es mío. Se reconoce.Usó para pensarnos el dialecto que hablamos.

12

A veces saborea y saborea una palabra,una manera de decir oída en la niñez.Así se acaricia una teta de muchacha.

13

Porque sabía ver, palpar, olfatear.Oler es el primer acto del amor.¿No me deleito yo oliendo las cabezas de mis hijos?

14

Es preciso, dijo, acallar la propia algarabía—el silencio es una conquista, un fruto difícil—y quedarse donde lo coja a uno el amor,solo, despacio, paladeando, tocando.

15

Y allá va la negra. Va erguidacomo si llevara en la cabeza un cesto de fruta.La cadera es exacta, el vientre justo.Es Eva, grávida ya de Caín.

16

Porque el hombre, animal saltarín, animal triste,¿de qué puede ser medida?Como útero herido por el partero con la uña.Sabe: pasó por el infierno y las siete soledades.

17

Me gusta imaginarlo sentado a la sombra de su ceiba.Pondera el tronco, grueso y negro, como de un vigor antiguo,pondera las raíces retorcidas.Remira el verde de la hoja, tan tierno contra el tronco sombrío.

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Esta vieja ceiba es casi toda raíces.

18

Y allá va la negra: senos altos, puntudos, que tiemblan al paso.Los senos, lo primero que se pudre.

* * *

1 P.M.

1

En la cuneta el perro envenenadomuestra sus dientes amarillos. Verano.

Un sol de cobreque aporrea la nucay las caras aniñadas de los soldados bajo los cascos.

Notarías, casas de putas, bancos, funerarias.

Los saltimbanquis,con sus ropas ceñidascomo de bailarines o de mimos,piruetean. Son los juglaresde hoy. Prepara una monedapara echar en la gorra.

2

Mira a los que los miran.Considera esos rostrosatravesadospor una mueca rencorosa.

Bajo la suelasentirás el asfaltoquemándote la planta.

Respira la aridez del aire,el olor a betún, el polvo.

3

El viento trae un olor nauseabundo de los basureros.

Mediodías como olas de fuego sobre los tejados.

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Un gallinazo vuela siguiendo la curva del río.

4

Párate a oír cantar a las dos ciegas.Sentadas en el borde de concretode la jardinera, remotas,rasgarán sus guitarras.

Fija el dúo de vocesnasales, agudas,el crotaloteo de las maracas.

5

En la acera de enfrente,con el barboquejo pegado al mentón,habrá un soldado inmóvil.

* * *

LIBRO Y CUCHILLO

1

Pensaba en un lenguaje secreto,inventado para asegurarse contra los desvaríos.

De noche, en la vasta sala,con la luz en el rostrosolía releer un grave libro.

La leyenda, no obstante,lo imagina sobre su caballo,detenido en un gesto de ira.

Era el señor.

Aún están sus huellasen la mesa, en las leyes,en los pechos de las doncellas,en el vaso que empañó con su respiración.

2

Señaló con su cuchillo la página(el cuchillo en el libro cerrado.)Entonces, frente al espejo,se pensó decapitado.

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* * *

MUCHACHA

Me dan una frutame dicen: cierra los ojos y muerde

y cuando abro los ojosen la fruta mordida se menea el gusano

pero todo es un juego cosa de risa

* * *

MÁSCARA

Me pongo pues la máscara delante del niñoSoy yoHe traído con mi mano su mano he hecho que toquePero él mantiene su desconfianzaAcaso teme que detrás de la máscarahaya un rostro deformeTal vez teme que detrás de la máscaraya no haya rostro

* * *

LOS BUITRES Y OTRAS CARROÑERAS

Los buitres y otras carroñerasLos conocían

Cuando los veían armados de sus armadurasCaracolear en sus caballosY veían ondear los estandartesSe juntaban en torno de ellos en densas bandadasY los seguían volando sobre ellosAcompañando sus expediciones

Sabían que habría matanza

* * *

CIVILIZADO

De nuevo esta mañana me atareo en adecentarlo:

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Le lavo la caraLe aliso con el peine las ásperas greñasLe cepillo cuidadosamente los dientesLe limo las uñas

Y lo vistoY trato de sacarlo de su modorra hurañaHago frente a él un gesto de prontitudEsbozo una mueca para que sonría

AsíAhora puedo presentarlo delante de los otrosLlevarlo a pasear por las calles

* * *

LA DIOSA NEGRA

Todos estos días lo ha acompañado el gesto de la muchachaEl gesto predado en un rincón del parqueY se ha demorado en él y se ha nutrido de él

La muchacha quizá sin saber que alguien otro la veíaO tal vez sabiendo y gozándose de ser vista por alguien otroSe levanta la falda y deja el muslo al descubiertoY coge la mano de su amigo y la lleva para que palpe

Todos estos días ha sentido en las yemas la lisa piel de un muslo de muchachaY ha visto una y otra vez la bella asechanza de aquel gestoY el brillo en los ojos del que la vida toca para usarloO para herirloPara perderlo

* * *

ADIVINANZA

Es una risa y unos ojos ciegos,adivinalá…

(Esta noche vendráy te desnarizorejará.)

* * *

PAISAJE

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Piedras,un retazo de muro.Y, entre las piedras, helechos.

Este es de veras un suelo ácido:roca y ceniza.

La adormidera invadió el barranco.Sus raícesse hincan en las grietas.Hasta en las rajas de la rocaparece que se aferran.La adormidera, la zarzaque sólo la cabra come.

Mimosa pudica:Ladera abajo rueda la flor lila,la florecita diminutay redonday alada.

Piedras,helechos.Y un retazo de muro derruidodonde el sol reverbera.

* * *

CANCIÓN

Y cuando comienza a caer la noche,cuando los turnos de la noche comienzan,los oficios nocturnos,y se ven, lejos, los reflectores del estadiocon su halo de niebla humosa,

en el pequeño parquey rodeado de curiosos,este vagabundo de dientes podridoscon una hoja trabada en la lenguasilba una canción—

Sí,algo se empeña en la alharaca de las callesalgo burlón y alegre.

De veras,se saca música de cualquier cosapor estas calles—

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* * *

NUDO

No, no es posible.Pero debería ser posible.

¿Y si fuera posibleque no fuera imposible?

Querré pues que sea posible,haré porque sea posible.

Tal vez es imposible,pero es necesario que sea posible.

* * *

VIENDO DORMIR AL HIJO

1Qué bello cuando duerme:De costado,una rodilla recogida,indefenso.

La mano palma arribaabierta,el pelo enmarañado.

2Pero ahora comienza a agitarse.La respiración se le ataranta.Es que sueña.

3Y esa queja en el sueño,desconsolada:¿en qué sueña?¿de qué se duele?

Yo, que soy su padre,no sé de qué se duele.

4Es, sobre todo, hermosasu mano palma arriba:abierta,

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vacía.

* * *

ABRIL

Ocre y verde: montañasy montañas detrás de montañasdetrás de montañas—

Es abril. Los rocosos declives han florecido,la hierba abunda en flores diminutas.

Caminos de azafrán, espigas y espartos.Abril es todo vuelos, todo gorjeos.En abril la montaña se aduenda, se aniña,en abril nos sorprende su apariencia ligera.

Una lagartija cruza —rayo, arco iris—por la base del muro:una lagartija de papada azuly fino dorso rayado.

El gavilán vino de lo alto del cerro,otea desde la copa del noro.

Ocre y verde.Montañasy más allá montañas: una fuga de formas.

Y por sobre ellas la luz,azul y dorada.

* * *

ES ASÍ

Es así: como una preñadade ocho mesesy medio—

El botón redondo de la rosaya casi estalla.

De la hoja del aguacate cuelgala oruga.Ya casi rompe,ya la cutícula está seca.

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En el huevo del azulejose figura tal vez un pico,se esboza un ojo.

Y ya apunta una garra,ya se trama un élitroya brota un diente.

La madre loca pare y parecon fertilidad insensata.

La tierra tiene ya el aromade frutos no nacidos.

* * *

ESCRITURA

Marcar una monedacon la uña,hacerle con la uña una rayay echarla a rodar por la ciudad

Tal vez la ciudad te la devuelvay quizá traiga dos rasguños,uno al lado del otro,hermanos.

Agradecido la recibiríasen tu palma—

* * *

NIÑA

Súbitamenteel viento aventó el polvo,le alzó la falda,le hizo cerrar los ojos.

Dice que no tiene miedo,pero tal vez tenga miedo.

Y cuando el viento amainave con ojos ardidosla delicada caracola—algo de algo de nada—que dejó el torbellino

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a sus pies,en el polvo.

* * *

GUAQUERÍA

Da y cava:son dos jemes de lodo.A dos jemes apenashay idolillos.

Una lluvia no demasiado recialos descubre. La hierbacrece a veces sobre sus flancos.

A menos de dos jemes bajo tierra,menos hondos incluso que los muertos.

Da y cava.Aruña en esta tierra:es la tuya.

Tal vez encuentres una máscara.

Y tal vez si te la probaraste vendría justa.

Así me digo,así le digo a mi esqueleto,en el vacío de este día de fiestasin dioses.

* * *LA FRENTE SOBRE EL ANTEBRAZO

Mientras el que duermecambia de postura en el sueño,hasta su puerta viene el animalque hoza en la tiniebla.

Gritos desde los trenes en marcha.Aun de noche la ciudad se atarea.

Un hombre, al cruzar la calle,se topa con su hermano asesino,mientras el que duermecambia de postura en el sueño.

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Mientras el que duermecambia de postura en el sueño,el comején trabaja la maderade su cama—

* * *TALLA EN MADERA

Ah, síla muchachasorprendidadesnuda

Y cómo se encorvalevementesíy cruza sobre los pechosel antebrazo

Y sonríesísonríecasi avergonzadacasi perversa

Y juntas las rodillasy deja una manosísísobre el pubisabierta

* * *

PAISAJE

Porque están los ojos,la luz está,las montañas.

Adviertesu riqueza de formas:redondeces que se perfilancontra un fondo de azuly rosa—

Quizá después de todo haya algo

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de femenino,algo de maternal en ellas.

Y sopésalas:por sobre su gravedadson leves.

La línea sinuosaque configura el horizonte,la dentada del dorso de la sierray luego un trazo brusco:el precipicio—

Tal vez aún los ojos estragadospuedan tocar esa armonía estricta,su claridad,su gracia.

* * *

INSTANTE

Es una mariposa bermeja—pero los bordes de las alas son negros—que vuela en círculoscomo una bailarina.

No hay hueso, todo es piel.Y no hay adentro: todo se figura, se juega en el afuera.

Viene,brilló,se deshará.

* * *

LOS AMANTES

En su burbujalos amantes

Flotandosobre la ciudad asesina

Y ellaaltalegrele alza la boca

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la boca otrasosteniendo el mentónBebe

Los amantes ensimismadossolos

Y élfieroniñole huele el pelolo coge entre las manosy lo acariciay lo revuelve como aguao como noche

El pelo negroel bienolienteel saborido

Y así vuelanpor sobre la torre fálicapor sobre la cúpula uterina

Los amantesen su huevo luminoso en su gotade mercurio

* * *

PALABRA DE HOMBRE

La palabracomo una monedasopesada en la palma,

lanzada contra el muro de piedrapara oír su timbre,

mordidapara saber su ley.

* * *

LA BAILARINA SONÁMBULA

Hay un texto de José Lezama Lima en el que aparece una bailarina sonámbula. La frase, como es frecuente en el escritor cubano, nos sorprende como destello verbal, como súbito. La

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bailarina no es asunto de una narración ni motivo de un poema. Es una imagen que cruza entre una sucesión de imágenes, un miembro singular en una enumeración de prodigios.Y, no obstante, resume y cifra la poética de Lezama. La poesía debe ser un baile. El ritmo, la música le son consustanciales. Si la prosa corresponde al caminar llano, la poesía corresponde a la danza. Debe pues empinarse, alzarse un tanto del suelo, levantarse sobre la prosa de la vida ordinaria como la bailarina se pone en puntas de pies.Pero no es un vuelo. La bailarina no vuela. Es casi como si fuera a volar, a despegarse del suelo, pero el gesto es a medias irónico, no trata de engañar, no sugiere ninguna elevación fingida. Así como el baile nace de la marcha, es como un andar tocado por la música y regulado por el ritmo, así la poesía debiera nacer de la vida común, de sus situaciones y experiencias. La bailarina, excepto por la breve duración de un salto, mantiene los pies en la tierra.Por otra parte están la hora, la oscuridad necesaria, el sueño. Es de noche, naturalmente. Sólo en la noche puede darse el baile de una sonámbula. Tal vez sale a bailar por las calles, aunque no se sabe de nadie que la haya visto. El baile comienza en el sueño y en cierto modo se mantiene dentro de él. Pero en cierto modo es también más que el sueño y se arranca de él. Es sabida la posición de Lezama frente al surrealismo, hecha de atracción y de desconfianza, de aceptación y negación. El no concebía el poema como fruto de un abandonarse al sueño, como una ganancia en aguas revueltas. Quería la vigilancia, la búsqueda activa. La bailarina sonámbula lleva los ojos abiertos. Y si es verdad que baila en sueños, también lo es que sus movimientos han sido disciplinados por un largo aprendizaje, por una cuidadosa artesanía podríamos decir con una palabra que a Lezama le era grata. Porque la poesía es como un baile sonámbulo, una conjunción de mesura y de sueño.

MONTAÑAS(1995)

MONTAÑAS / 1

1Nada en ellas es blando.No son éstas, por cierto,las formas de una tierrallana y amable.

Aquí hay breñas y riscos, no redondascolinas. Su aparienciahace saber la rocade la entraña: osaturas,declives mondos.

Ya los mismos nombrescon que hablamos de ellasdicen lo que son: una sierra,el boquerón, el cerro,la cuchilla.

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Líneas secas,tajantes.

Y esa luz,esa reverberación de la luz,esos desfiladeros deslumbrantes.

2Dame, dios,mi dios,mi diosecito pequeño,rústico:

tú,a quien creo acariciarcuando le paso por el lomola mano a mi perro,

dameesta dura apariencia de montañasante los ojossiempre.

FIGURA DE MENDIGO

1Ahí está,sentadoen las gradas del atrio,de espalda al templo.

Al lado suyo,un escalón abajo,el sombrero.

Y el codo en la rodillay el carrillo barbudoen la palma,

¡en la posturadel pensador!

2Este mendigo sabe,conoce a su gente.

En la mañanasu lugar es el atriode la catedral.

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De noche uno lo encuentraacurrucadoa la puerta de algún burdel.

LA FURIOSA ALEGRÍA

Con qué furiosa alegríaestalla la rosa,sola en la punta de su varajunto al muro,y amarilla, ¡amarilla!,rodeada de una penumbramalva—

Qué gozo ebriohay en el pasode la desconocidaque cruza el puentecon el viento en la cara,el pelo en el viento,y la sonrisa delicadamenteferoz—

MEDIDA

Frente a la gravedad de la montañaqué liviano resulta el gesto del niño

siguiñando un ojola mide con el jeme

HORA

1Sí,tocarte.Pero todos esos muertos rondando.Sus sombras oscurecen los vanos de las puertas.Son una algarabía silenciosa.

2Te desnudas y ellos te miran,todas esas calaveras mironas.

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Te rodean, se apiñanen torno tuyo.

3Alzo la mano para acariciarte.Y los muertos acuden,manotean sobre tus pechos.

4Pongo mi mano en tu cintura.Y ya, debajo de la mía,hay otra mano.

5Tantos muertos.Y qué hacen aquí,quién los ha invitado.

ELLA

De qué manera silenciosatrabaja.Sin dejarse oír,como si fuera—lo mismo que una bailarina—en puntas de pies.Sin dejarse ver,como si no fuera.

Ella,la que poco a poco lo ensordece,la que imperceptiblemente lo ciega,la que, delicadamente,le tuerce los huesos.

EN CAMINO

Para Gustavo Zuluaga

1Y, a lado y lado del camino,ralos matojosde helechos,en este mes del año requemados,resecos.

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2Un alud, en invierno,en el lomo del montedejó algo así como una dentelladade barro rojo.

Ahí queda por meses,tal vez por años.Es una cicatrizbermeja.

3O manchones—aquí y allá—de un pardo rojizo.Allí donde la pobre vegetación de zarzasy malezas se agosta,

como si un terco malde la tierra, un matizdel rojo de la tierrasubiera por sus tallosy se mezclara al brunode la maleza ardida.

4Un ronroneo de colmena:lo oye el caminante.

Más allá,entre musgos,hay un nacimiento.

5 Qué el caminante bajehasta aquella hondonada donde el verdese hace más oscuro.

Encontrará, entre piedras,un hilo de agua fría,podrá beber un puño de agua fríapara la sed.

6Y después el caminose pierde en un parajearbolado de búcarosy más allá reaparecepara trepar por un costillar mondo.

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Sólo un camino: una delgadaincisión en el lomode la montaña: un arañazoo la huella de un arañazo.

7Ese huevo sonrosado entre la maleza.El caminante lo alza pararemirarlo contra la luz.

8Y, por fin, una redondez.Pero de ningún modo la redondez de un seno.

Más bienalgo como un muñón,como el esbozode un cráneo.

Quizá una giba.Sí: una giba rocosa.

9Y otra cumbre.Otra hermosa perspectivade despeñaderos.

AZULEJO

¿Qué tanto pesa el cuerpo diminutodel azulejo?

Pero la rama del ciruelo quedameneándosesihace pie en ella para el vuelo

PRESENCIA

Cien pasos doy de para atráspero la muerte los advierte.ROGELIO ECHAVARRÍA

1Si estoy, está conmigo.Si me atareo en mis asuntos,

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me sigue.Ojea por sobre mi hombro si leo,atisba por sobre mi hombro si hago.

2Con un sobresalto,de un salto,me pongo de pies.¿Quién era?Miro en torno mío.Nadie, nada.

3Acaso, cuando girosobre mi calcañar,gira tambiéncon una pirueta,con un esguince silencioso.

4Y si voy va detrás,si vengo viene,si me detengo se detiene.Siento sus artejos en mi nuca,su acezo en mi oreja.

5Hago, pues, que voy y vengo,hago que estoy,hago que hago,que me atareo en mis asuntos.

6Y si también esto que digo,este verso que hagofuera tan sólo,y de nuevo, la viejamentira del lobo.

PINO

Estas raíces—en parte cercenadas—del pinoque un tajo en la montañaal bordedel camino dejó desnudas

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Estas raícesobstinadas y corvasque se aferrancomo uñasal suelo

HAY GENTES QUE LLEGAN PISANDO DURO

Hay gentes que llegan pisando duroque gritan y ordenanque se sienten en este mundo como en su casa

Gentes que todo lo consideran suyoque quiebran y arrancanque ni siquiera agradecen el aire

Y no les duele un hueso no dudanni sienten un temor van erguidosy hasta se tutean con la muerte

Yo no sé francamente cómo hacencómo no entienden

EURÍDICE

Bajó al heladodepósito de la morgue,en el sótano oscurodel hospital.

Allí la halló,desnuda.Una etiqueta en el tobillocon un número.

BLANCO

1Un ojo entreabiertoy el otro entrecerrado en un guiño.¿Dará en el blanco?

2O la ciudad, medidadesde la garita del guardia,

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con ojos estragados por la vigilia.

El cielo blanco,los techos negros.

Es un lluvioso amanecer.

Tizne y herrumbre. Murostraseros, patiostraseros.

Otra vista de la ciudad.Como el revés de un sueño.

3Y el mundo visto desdedetrás de la mira de un fusil,con un solo ojo.

OCUPACIONES APACIBLES

Un café, un periódico, un cigarrillo.

Y las acciones suben en la bolsa,los aviones salen a la hora prevista,los oidores oyen,los asesinos asesinan.

Hay camiones cargados de frutaque hacen cola en la calle del mercado.Un perro orina contrael grueso tronco de la acacia.

En fin, las ocupaciones apaciblesde un momento antes del acabose.

CIUDAD

Y salí al balcón, melancólicamente,para cambiar de pensamientos, mirando al menosun poco de la ciudad que amo...C. KAVAFIS

1Como si se desprendiera de las montañas,de sus flancos que a esta hora

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son de un violeta muy terso,

la sombra comienza a descender sobre la ciudad,rueda por los tejados, caeen las calles.

Es como un derrumbamiento.Las montañas rodean,hoscas,erizadas de puntas.

Así llevamos en el corazón el peso de estos montes.

Que ahora caen sobrela ciudad,hechos de tiniebla, deshechosen tiniebla.

2Esta es una ciudad amuralladaentre montañas. Uno mira en torno,alzando la cabeza, y ve sólola línea azul de los montes, lejos,sus picos.Es el borde de una copaquebrada.

Y en el fondo de la copa está la ciudad,ensimismada, dura.

3Hablo de la ciudad que amo,de la ciudad que aborrezco.

Mientras anochece sobre los búcaros,en las laderas,en la boca del perro, en sus dientes.

Mientras anochece en el huesoseco del corazón.

FERVOR

La furia con que hierven las plazas.He tocado el buche de la palomacuando suelta el arrullo.

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BAILA CONMIGO, MUCHACHA

(Al modo de Anacreonte)

La muchacha, de pelo casi azuly largos ojos chispeantes,se agita, azogada por la música.

Hace girar las esbeltas caderas,sacude los hombros desnudos,menea los pechos.

He estado, con el vaso en la mano,morosamente viéndola bailar.

Hasta que me decido y me levantoy extiendo el brazo invitándola,y diciendo, entre el alboroto de la música,para mi capote:

Baila conmigo, muchacha.No te dejaré ver mis dientesflojos y quebradizos,no repares en mis sienes canosas.

Y ella vuelve los ojos sonrientesy viene hacia mí bailandoy pasa al lado mío y

va a abrazarse con un adolescentede dientes espléndidos.

RISA

1Duele esa risarápida, joven.Hiere, punza la memoria.

Era la vida, erala juventud.

La hora en que una risa de muchacha,para el corazón firme,fue reposo a un tiempoy acicate.

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2Pero a qué se debe (a Quién se debe)esa risa que estalla brusca,entre la tiniebla que se amontonacontra los muros blancos,y me devuelve una alegríaya casi olvidada—

(Una silga medrosa vuela chillandodesde el pimiento.)

DUETO

1Son un borracho y un ciego,un ciego y un borracho.

El borracho canta en la tabernapor un vaso de ron.Lo acompaña el ciego.

2Los vi llegar.El ciego trae la guitarracogida del cuello.El borracho lo lleva del codo.

3Un desconocido que bebe a mi ladopregunta entre dientes:“¿Y qué pasa cuando un borrachoconduce a un ciego?”

4El borracho hace, gesticulando,la primera voz.El ciego le hace dúo,canturreando por lo bajo.

5Después de medianocheme los encuentro por la calle.

Ese modo de ir del ciego:rígido,con la cabeza alzada.

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Ahora es el ciegoel que guía al borracho.Lo lleva del brazo,a su derecha.

6El desconocido me pide fuego.Y, mientras le alumbrocon una cerillala cara desolada,dice entre dientes:“Un ciego guiando a un borracho.Los dos irán a dar a la hoya.”

POR EL OJO DE LA CERRADURA

Ahí están, destrozados,como mordidospor las pirañas del amor.Rojos, sanguinolentos.

Los dientes son pirañas del amor,las uñas tigres del amor.

Ahí están abrazados,ajenos en el sueño,apaciguados en el sueño.Son ya el hermafrodita.

Y en el sueño comienzana rehacerse.Las heridas se cierran.

Estarán prestoscuando despiertenpara otro asalto,para una nueva guerra.

Las dos naturalezas,los dos dragones.

Y todo es cópula.El cuchillo y la heridacopulan.El ojo y lo mirado.

LLUVIA

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1Y,de pronto,sin aviso, la lluvia.Gruesos goterones comienzana rodar en el polvo.

2El olor de la tierra cuando viene la lluvia,ese olor íntimo de hembra.(El toro echado alza,ávido, la cabeza.)

3La lluvia:un librolomo arriba, dejadosobre el muslo, abierto.

4Llueve,sobre un párpado llueve;llueve en los huesos,en el silencio de los pájaros.

5Acurrucado dentro de sí mismo,el niño ciego oye la lluvia.

6Qué demonios tiene la lluvia, qué duendes,que así los ensimisma.Qué tiene en su meollo,que así les desafiebra las manos.

7Como niñosencerrados por la lluvia en los cuartos.

8Y la cara que ponenpara mirar la lluvia:como una máscara.

9 Los lienzos de la lluvia en la ventanacopian tus sueños.

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10Repentinos embates, ráfagasbruscas: hay timbales en ella,voces.

11La lluviasobre el caparacho del armadillo.

12Bajo el alero,por sobre tu hombro,miro la lluvia.

13Quizá no es más que esto:la criatura de cabeza hinchada,el grotesco niño hidrocéfalo.

Tiene en los ojoslegañas todavíade agua materna.

14Como niños que ruegan:Aguamadre,aguamuerte.

15Pero la lluvia amaina.Algo en su ritmo diceque va a cesar,que está completa.

16Y me levanto,como después de haber oídouna música. El librocae al suelo, cerrándose.

MONTAÑAS / 2

1O la familiaridad de las piedras.Con frecuencia el espinazo de la montaña se arquea bruscamentecomo para hacer fácil el trabajo del viento.En esas descarnadas jorobas aparece la roca viva.Son grandes piedras carcomidas por la erosión.

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El camino pasa entre ellas.

2Cirros livianos sobre la ladera.Ni siquiera parecendar sombra.

3Y a cada vuelta del camino,otras lindes, una nueva apariencia.

Y esa luz, el azoguede la luz: una lavapor la ladera abajo.

4De niño era un juegode niño:

Cerrar los ojoscontra la luzy ver, a contraluz, el rojode la sangre a travésde los párpados.

5Un racimo bermejo,picoteado ya de los querqueses, cuelgasobre el desfiladero.

REGRESO

Para Gloria

1Otra vez, esta noche,sentados a la mesa,a la larga y angosta mesa de pinode la cocina.En torno,dos lugares vacíos.

Afuera, el vientoamontonó las hojas secascontra el umbral.Y otra vez,hasta el corredor que da al campo,llegó en la oscuridad el aromade las flores del limonero.

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2Mientras la sopa servida humeay la conversación, un momento agotada,no se reinicia,mientras vuelvo a sentir en el tobilloel hocico helado del perro,me demoro en las lentas maneras del hermanoreconocido con sorpresa en un gesto.

3Volver a la casa,como el que vuelve, ya viejo, a una mujer.

4También el rostro del hermanoes como el de quien vuelve de algún camino,las hirsutas pestañasblancas de polvo.

Ahora, en su tranquila madurez,un ademán de pronto,un matiz de la voz,un treno de la risatraicionan en él al padre.

5Después es el temor de tenderse en el lechoen el que aquella nochevimos agonizar a nuestro padre,el oscuro temor de calzar en la hormade su muerte.

OBSTINACIÓN

1Porque así de obstinadosson los muertos, así de duratienen la calavera.

En las tardes solasvienen los muertos. Hablanmientras callamos, nos dictanademanes, memorias.

Los muertos de risa amarilla.Un adentro dentro de otro,

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dentro de otro adentro.

2O en las noches heladas,cuando desde sus cobijoslos animales oyen la lluvia,llegan los muertosy nos miran mientras dormimosy su mal de ojo nos gasta,nos envejece.

3Quizá creemos iry los muertos nos llevanlos pies,creemos hacer y los muertosnos empujan las manos,creemos deciry los muertos nos dicen,se nos adelantan en la risa.

Compartimos con elloslos gestos, los guiñosde los que hablan una misma lengua.

GALLINAZOS

Junto a la carroñadel perro,dos gallinazos,como encapuchadosde negro.

Los espanto:su vuelode recios aletazoshace sonar el airecomo una carcajada.

REGALO

1Aquel que esperaba y esperabapero no sabía lo que esperabay era la muerte.

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2Porque en fin viene el tiempo con un paloy le muele los huesos.A saber: con el tiempo y un palito,con el tiempo y un palo llegaráa saber,a saber.

3Un escorpión en lugar de un huevo:También, a su modo,un regalo apreciable.

CARACOLA

He oídoen el entresueñoalgo como un rumor de marque amaina y arrecia.

Me han llegadoen el entresueñovoces como de mujeres en el amoro como de sirenas.

Pero sé que el oídoes una delicada caracolametida dentro de mi cráneoy que en ella hay un arpa diminutade vivas pestañas.Qué agua, qué risa.

Sé que es sólo, desde mi torre,ese rumor oscuro de la ciudadque es como el ronroneo de una fiera dormida.

SONÁMBULOS

Te hablo y mis palabrasse rompen en el borde de tu sueño,se entretejen con él,se mudan.

Me das la manoy no recibo tu mano en mi sueño,porque allí no penetra tu manoque se hace otra para ser mía.

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Alguien dice algo según su sueñoy alguien otro lo oye desde el suyo.Alguien entrega algo a algún otroy este otro recibe otro algo.

Si me contaras tu secretono lo comprendería.Paso mi palma delante de tus ojosy no me reconoces.

MINIATURA

Las patas largas,finas,hechas para la huiday el salto.

Las ancas esbeltas,delicadamente labradas.El ojo vivo, alertaal riesgo.Las orejasnerviosas, prontas.

La remiro en la palma.

Una gacela, una criatura,una cría del miedo.Diminuta, como copiadadel ojo del tigre.

DESLUMBRAMIENTO

En la noche se veía ya el oroinagotable de otros mundos.Elkin Restrepo

1Así el niño que se extravía en el límite del poblado,más allá del suburbio,donde el descampado comienza.

Y repentinamente sobreviene el anochecer,alucinado de luciérnagas.

Y un temor deslumbrado lo invade,

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un pánico dulce,gozoso.

Frente a la noche,frente a la maravilla de la noche.

2Quizá lo único decible,el arcaico miedo del niño a la oscuridad.

LIBÉLULA

Ligereza del vuelo—un vuelo contra un fondo de montañas—de la libélula

UNA SEÑAL

Para Juan José Hoyos

Una señal una flecha tosca un pedazo de tabla clavada en un paloSe encuentra al borde de la carretera veredal que se anuda al riñón de la montaña

Antes indicaba el caminoAhora —torcida— apunta al desfiladero

Yo que voy a pie que no tengo prisaDebo acaso detenerme y enderezarlaEs asunto mío será útil a algunoTal vez

VISIÓN

Cada poema un lento naufragio del deseo...Álvaro Mutis

1Tiene algo de felinocuando está así, sentadamedio desnudaen su cama revuelta.

Recogidas las piernas,se abraza las rodillas.

Y va pintándose—una por una—

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las uñas de los piescon esmero de gata.

Sí, tiene algode gata o de tigrillaque se lame la garra.

Y en tanto canturreacomo ronroneandoy mueve la cabezamarcando un ritmo suyo,

los pechos aplastadoscontra los muslos.

2Y ahora acaba de pintarsemorosamentelas uñas de la manos.

Y para que se sequenlas menea en el airecomo iniciando un pasode danza.

EL CENTAURO

Desde la ventanadel hospital,

por sobre la laderay el aviso luminoso de la ladera,

por sobre la ciudady el estertor oscuro de las calles,

en el cielo de juniolímpido por esta noche,

como una ironíadel cielo,

robusto y hermosoEl Centauro.

PÁGINA EN BLANCO

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Escriboy la mirona, por sobre mi hombro,escruta lo que escribo.

Siento en la espalda el tactode sus manos calizas,adivino la muecade su ironía silenciosa.

Escriboy la mirona, por sobre mi hombro,leey al leer borra lo que escribo.

LA MARIPOSA

Sobre una calavera de monose ha posado un momentola mariposa

SEÑOR Y PERRO

1El señory —echado al lado suyo— el perro.Han terminado por parecerse, el señor y el perro.

Y, de pronto, el perro se alebresta,las orejas se paran.Una mariposa lo incita,sale ladrando.

La mariposa llega,llega y se alza,va y viene. Vuela,traza anchos círculos,baila.

Parece divertirse burlándolo,se sabe lejos de su alcance.

2Ahora el perro gruñe entre dormido.Quién sabe qué sueños lo inquietan.

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(Rilke veía una máscaraen la faz peluda del perro.)

BUSCADORES DE ORO

Estos buscadores de oro.Se juntan cada noche en el tamboque está en el cruce de caminos.

Hablan y beben,beben y hablan.Cada cual cuenta del grano entrevisto.

Luego, a la hora de callar,callan pensativos,mientras la llama azul del alcoholarde levemente.

Muchos se han desvivido.Algunos han hallado algún oro.Los más envejecieron buscándolo.

AMANECER

Nieblay arbustos embozados en la niebla.

Sin vernosmanoteamos en la niebla.

Hablamosy el vaho de la boca va a añadirse a la niebla.

REENCUENTRO

Ese rostro que la costumbreque el desapegohizo invisible

y es de nuevovisibleen la muerte

JORNADA

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Para Ángela María

Y cada noche—al cabo de cada jornada—voltea del revés los bolsillosde su capote

para encontrar en ellosese poco de polvoque no sabe de dónde salepero que recibe como un aviso

QUEJA

Para Guillermo Baena

Ya no veréallá por sobre el filo de la montañaasomar a Orión

Ya no verédesde aquí desde este refugioel anochecer

LECCIÓN

Y nos mostró en la palma un huesecillo de pájarocomo si en él hubiera alguna lección

AGUA

Después pusieron al ahogado en la arena,de espalda sobre la arena blanca,de cara al cielo.

Apretaba el puño cerrado,como si trajera del aguaalgo: una concha, un huesode pez—

La boca comenzaba a desleírseen una muecay tenía lodo en los dientes,en el cabello endurecido.

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Lodo en las uñas:había manoteado en el lodo.

DEL CAMINO

No hay camino, dijo el maestro.

Y si acaso hubiera un caminonadie podría hallarlo.

Y si alguien por ventura lo hallarano podría enseñarlo a otro.

SOLAR

Una flor amarillaque arde en la mañanaamarilla

La flor en formade copadel lirio de monte

¡altay esbeltay aguda!

Y el olor en elladel semen del sol

RECUENTO

Vi aquellos pechos jóvenesen el antepecho de la ventana.

Vi la risa del locoque cantaba en la calle del anochecermostrando sus dientes cariados.

Y ahora,en mi rincón,veo la llamaque va de una figura a otra figura,como la manoque deletrea un alfabeto

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de sordos.

Está bien.Ha sido otro díaque le robo a la muerte.

MONTAÑAS / 3

1Con el vaso en la mano, mirando las montañas,le acaricio el lomo a mi perro.

Estas montañas nuestrasdel interior,casi olvidadas de tan familiares,casi invisibles de tan vistas,no es seguro siquiera que no seanenseres en un sueño.

Estas montañas hoscasque se adelgazan,que se ensimisman en nosotros.

Ya sólo acaso una manerade la voz,del paso,del gesto.

2Me gusta acariciarlas siguiendo con los ojosmorosamentesus líneas abruptas,mientras en sus dorsos la luzde modo imperceptibleva del verde al azulal violeta.

Me gusta acariciarlas con los ojos,como acaricioel lomo de mi perro con la manolibre.

PÓSTUMOS(2002)

RITUAL DE INICIACIÓN

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Porque sabe que ha llegado su horaEl muchacho se busca un lugar en lo más apartado de la casaAllí se ha recluido a ayunar y a fumar

Allí se le obliga a estar solo por meses y mesesLe dejan la comida en suelo junto a la puertaEs como si estuviera prohibido hablarleEs como si le hubiera caído la peste

Que esté lo bastante cerca para que pueda ser vigiladoY lo bastante lejos para que apure solo la prueba

El ritual está hecho menos de actos que de omisionesMenos de palabras que de ademanes y silencios

Y él en su rincón se desnuda y observa y palpa su cuerpo El cuerpo que ahora le queda estrecho le es extraño le desobedeceComo si dentro de él hubiera aparecido un extrañoOtro que medra alimentándose del niño que fuePalpa y examina los largos brazos las piernas largas y torpesConsidera su prepucio irritado

Así lo encuentra su hermana cuando va a escondidas a visitarloFlaco marcado por la soledad

Algunos días al anochecer sale de su encierroSe reúne con los otros sus iguales en los extramuros Donde hablan y fuman fuman y bailan

Ellos mismos no saben si saldrán vivos de la ordalíaSi sacarán alguna sabiduría de su infierno

Así pasan el tiempo de su pubertadSolos Ayunando y fuman

SALUDO

Este es el tiempo del año en que vienen las golondrinas migrantes las veranerasCientos y cientos atestan las cuerdas del alumbrado al atardecerY sus vuelos oblicuos llenan el aire Sus gritos nerviosos llenan el aire

Hay una que pasa cerca de mí chillando y casi roza mi hombroYo sé que su chillido no es un saludoNo vino de quién sabe qué clima helado para saludarme

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Tal vez chilla de gozo por el aire cálidoO de celo o de sobresaltoO simplemente porque sí

Pero yo urdo para mí el engaño de que me saludaCon ese grito suyo desapegado y vivo

Aunque sea un saludo casual como nuestro encuentroO como su estar aquí a esta hora de esta tardeO como mi propio estar aquí en este instante de este día

UN NIÑO DE LA MANO

Ese que pasa llevando un niño de la mano.Y a esta hora.Y por estas calles.

No parece ser el padre, hay algo en él de huidizo:mira a un lado y a otro alerta, va como quien cruza una ciudad enemiga.

Quizá el uso de un nombre falso, de falsos papeles, no bastaba,y el trecho a recorrer es riesgoso, con ellos al acecho por todas partes.

Éste es mi voto: que no tenga tropiezo,que el propio peligro sea su fuerza. Si le dieron un niño para que lo resguarde,si algo grave depende de él,que se haga invisible para los que lo buscan.

Porque si lo distinguen está perdido.

No soy persona que no sepaque en estos tiempos,por estas calles,a esta hora,

nadie es más sospechosoque alguien que lleva un niñode la mano—

DIJO NO

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Dijo no, no quiero ver la cara de la muerte en mi sopa, no quiero que mi sopa me devuelva la cara del asesino.

Pero ¿a quién engaña el martillo usado por descuido para cuñar una puerta?

DUDA

Ir y venir fijar sostener

Tan fácil en el día tan hacedero

Pero en la noche cuando a un jeme del dintel de tu casa corre una grieta invisible y afuera crece un árbol de sombra que cuartea con sus raíces los cimientos cuando los techos están hechos de alas de murciélago...

pero en la noche pero en el insomnio...

HABLA EL PODER

Lo que importa una ostra más, una ostra menos.También tú eres una calavera más, una calavera de más.

APRENSIÓN

Aquel seco pellejo de culebrahallado entre las piedras de orilla

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qué le dijo ya al niño —en su perplejidad, en su miedo de tocarlo— qué le insinuó ya sinuosamente

VIEJA ESTACIÓN

Más allá del anuncio de la Esso y del tramo de rieles oxidados, entre manzanas derruidas y ventanas tapiadas, el balcón florecido—

Y desde él —en el trasueño—el diálogo que duró toda la mañana de una incauta pareja de sinsontes, su música deleble—

DICE EL AMANTE

Éste es tu cuerpo, tuyo, ajeno y tuyo.

Y ésta tu piel, tatuada de estrellas diminutas, que se abrirá en aromas en la caricia.

La piel que te hace tuya y sola.

Y éste mi cuerpo, mío, ajeno y mío. Esta armazón que anda, que dulcemente pesa.

El que engendró mi padre con gemido. El que mi madre dio desnudo y claro.

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Polvo heredado, huesos heredados, sueños.

JUNTO A LA CHIMENEA, EN LA NOCHE

Basta un poco de fuegoy el chisme roto reverbera de brillos

Pero es necesario un poco de fuego

CAUTELA

Sé cuidadoso: distingue el hálito que aviva una llama del soplo que la extingue

VIGILIA

Aquella puerta que se abría en el sueño con la mirada ¿era parte del sueño o llevaba fuera del sueño?

EL REGALO

Cada mañana vuelves en ti y de la tierra de nadie del sueño regresas al mundo

La noche te devuelve las manos: te palpas estás vivo. La noche te devuelve los pies

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para andar por el mundo

Y la lengua para que agradezcasLázaro el regalo del cuerpoel regalo del mundo

Retoma tu nombre y con él otra vez la grima el desasosiego

Pecho al nuevo día

MIRA

Ése que dentellea una fruta.Míralo, mira.

Un vagabundo.

Nunca serías él, no podrías ser como él.

Sabe morder con dientes nuevos.

FRAGILIDAD

Se hace todo tan frágil, tan de cristal como aquel timbre claro que hiere todavía la memoria

para el que vuelve a ver el rostro de la hermana súbitamente avejentado en la risa

DESHORA

En este díade este siglo del cáncer

En esta esquina de esta plaza de esta ciudad

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de este rincón del mundo

Y remiro en la palma —despacio— la flor niña recogida del pavimento la flor rizadade un rosado liladel guayacán rosado

Acababa de abrirse para arder como un ascua y un viento la aventó a deshora

En este día de este siglo del cáncer

En esta esquina de esta plaza de esta ciudad de este rincón del mundo

PROMESA

Mientras arrastra aquí y allá el desorden de su corazón

mientras va temeroso por mitad de la calle y ya siente la punta del cuchillo en las falsas costillas

ha sonreído para sí ponderando el anuncio escrito a la puerta del cuchitril del buhonero:

“Su llave en un minuto”

MENSAJE

He escuchado el gorjeo del pájaro migrante escondido en la copa de la ceiba

(No sé su nombre: paró en estas tierras sólo por unos días el viaje)

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Y me parece que descifro su canto hermético

Decía: el todo es un desensimismarse

El todo es un no echar raíces: mis huesos en la muerte tus huesos dichosamente no echarán raíces

FINEZA

Habría entonces que alegrarsesin hallar asidero.

Habría que arañarle al día un fugaz instante de gracia.

Por qué no fincar allí donde no somos.

Y decirle, cuando llegue, a la Flaca:Adelante, señora. Bien sea venida.

INDICIO

El largo trueno que hace retemblar los cristales lo saca de su ensimismamiento.

Leía crónicas antiguas, escritas en legajos amarillos como con sangre seca.

Se asoma a la ventana: en la oscuridad incipiente brilla a intervalos una luciérnaga.

La luciérnaga anuncia la noche, es la noche que viene.Bien llegada, luciérnaga.

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TRAMPA

1Qué sosegado duerme.No quisiera estar en su pellejo cuando despierte.

2No, no está dejado de la mano de Dios: es Dios quien lo empuja para que se despeñe con su mano.

ENGAÑIFA

Un hueso.Y lo atrapó saltando ávido como un perro

ES EL VERANO

Esta calle de árboles rojos que se queman por días y días en un lento incendio Contra muros se queman construidos de calaveras calavera sobre calavera Hay gritos en la plaza una carcajada de burla una blasfemia quizá también a su modo un cantoSi el guayacán es árbol de recio meollo ¿de dónde entonces saca su dureza esta muelle floración deslumbrante?

Es el verano: el viento ardido da en plena cara como la vaharada de una boca de horno

Y se diría que todo quiere arder quemarse llegar a ser la espiga del fuego

HAMBRE

Cada forma una máscara

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y una avidez

La culebra se arrastra por la maleza niñaEl gusano mordisquea el capulloEl sapo en su rincón junto al estanque infla la papada al acecho

Es abril es octubre

Y la culebra en fin devoró al sapo: el abultado vientre aprieta exprime

El sapo entre salto y saltito dio cuenta del gusano

El gusano se ensañó dulcemente en el capullo tierno mientras el capullo se hartaba de luz de aire

Es como si Dios engullera al capullo al gusano al sapo y la culebra la luz y el aire

El gran tragón

BALANZA

El hueso no la pulpa la muerte no la vida

Así en una palma un seno de muchacha en la otra una calavera

Y el sí y el no como contrarios movimientos del corazón—sístole y diástole—que se abre aceptando que se niega encogiéndose

¿Dónde está el fiel de la balanza si no en el no

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en el centro justo del corazón?

¿No pesaría más lo mas liviano?

AGRAZ

Una risa de niño ciegosentado frente al fuego

Y el rojo del fuego en la risa en los dientes

GUIÑO

El punto de la tarde en que su bordón y la sombra de su bordón, sobre el polvo blanco del camino, son de una misma medida.

El punto de la tarde en que el sol, ya a su espalda, le alarga por delante —en el camino y a sus pies—una sombra yacente de su tamaño.

(Y el caminante se detiene por un momento.

En la vega del río los chamones —esos pájaros enlutados de pico corvo—escarban entre la maleza buscando saltamontes.

Entre la maleza, olorosa todavía, recién cortada.)

GARRULERÍA

Habla y habla de la muerte

Tiene en su escritorio como pisapapeles

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una calavera

Y ni siquiera sabe qué gesto qué mueca tendrá ante la muerte

HIMNO AL SOL

Porque sí porque aún no apareces por sobre el filo de la montañay ya los pájaros te saludan ya sus gargantas qué algarabía se han desentumecidoy la escarcha que agravaba las hojas del arbusto comienza a desleírse y ya brillan con destellos de plata las telarañas del rocío

Aquí vengo temprano en la madrugada a darte mi saludo vengo porque sí con mi perrotraigo todavía la botella en la mano mi perro y yo venimos a alabarte entre el alboroto de los pájarosya mis amigos se durmieron pero yo esperé que albearas para venir a verteniño niño sol y aquí me tienes sentado en esta piedra

La neblina se abre una mirla cruza una flecha de fina punta amarilla como si llevara un brillo tuyo en el picoy ahora sí asomas por sobre el filo negro de la sierray de las rocas del asfalto de la carretera se alza un vapor blanco montañas que una tras otra van oscureciendo puertos que despiertan uno tras otro has venido has venido

Ahora la culebra en el arenal te alaba desenroscándosemostrando para nadie para ti su dorsoy en el caballete del tejado un gallinazo te recibe con las alas abiertasy todo se desentumece se hace tibio se hinchala tierra mi escroto que tu rayo toca cuando separo las rodillas

Los filósofos dicen que no eres un diosdicen que no eres más que una piedra ardiente un globo de fuegoque no eres tú quien engendra y hace brotar la vida en el pantanoni crías el oro en la veta del recoveco de la montaña

Pero yo te saludo como a un diosporque sé que eres tú y nadie más que tú abuelo sol quien ahora mismo está engendrando en el aire los bichos y haciendo nacer la gusanera en la podre del lodo y engendrando las pepitas de oro en el recoveco de la roca

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Como eres tú quien saca los seres y las formas de la noche de la nada de la nochey urdes la fantasmagoría de las cosas y creas de la oscuridad los colorestocas con tu luz la hoja del drago y la hoja enrojecey a tu roce la hierba verdea y la espiga del maíz amarilleaahora que tu rayo oblicuo dora a lo lejos la neblinaahora en esta hora en que todo es azul y dorado

Porque sí porque yo sé que el oro de la espiga es tuyoy que la alabanza de los pájaros es para ti siempre solde los pájaros que ya desde el alba comenzaron su algarabíaporque eso es lo primero que tu calor desentumecelas gargantas las lenguas de los pájaros

Eres sobre todo semejante aun dios por tu indiferenciaalumbras por igual a la víctima y al victimario y no distingues entre el enemigo y el amigo ni entre el enemigo del amigo y el amigo del enemigohaces crecer el tronco recto de la palma y el tortuoso del terebintoy brillas igual sobre las cúpulas doradas de las catedrales y sobre la miseria de los leprocomios

Por eso pongo la botella entre los muslos y extiendo los brazoscomo el gallinazo del caballete del tejado abre las alas para alabartemi perro se alebresta se levanta de un salto comienza a ladrarmey hasta me parece que los pájaros me silban sus burlas

Porque sí porque haces madurar la fruta verdibermeja del mangoy podrir todo sol la carroña de la comadrejafermentas el vino y haces agriar la leche al oso que sale de invernar en países de nievele calientas el escroto para que busca a la hembray aquí mismo ante mis ojos tocas la flor diminuta del diente-de-leóny la florecita amarilla comienza a abrirse

Porque si los gusanos se alegran se menean en el pantano y te saludany en el monte los monos saltarines te alaban con sus piruetascómo no he de alabarte yo que tengo entendimientocómo no he de arrodillarme en esta piedra para hacerte zalemasaunque los pájaros burlonamente me silbenaunque me ladre alebrestado mi perro

ÉGLOGA

“El azulejo lleva el firmamento a sus espaldas.” H.D. Thoreau, en fragmentos de su diario traducidos por Fernando González Restrepo para la revista Acuarimántima.

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1

Pongo la olla en el fogón y mientras hierve atisbo por la ventana para el cebadero de los pájaros

Ahí está el carpintero de nuca rojaTrataré de verlo con los ojos del amigo que ya no pueden ver

Tan cómico su modo de aferrarse —sí, con las uñas—al borde del tablón

Y su picoteo: precipita de un envión amplio y rítmico la cabeza

Es un tic, el de hender cortezas, es un troqueo

El carpintero nuquirrojo con su vestido abigarrado parece un arlequín

2

Y, siempre ante los ojos, las montañas

Irónicas, astutas

Fueron para el joven llamada, incitaciónSon para el viejo, apenas,triste pasto de la mirada, lejos ya el sudor cálido, el galope del corazón cuando escalarlas era hacer el amor

3

Y la silga que se suspende

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en el aro de la taza para beber el aguadulce

Silgas y mieleros: qué criaturas delicadas

Puedo ver allá lejos la costilla descarnada del monte

Pero las silgas pero los mieleros

Necesito limpiar mis anteojos en la faldilla de mi saco de arlequín

La silga sigue ahí colgada del aro del tazón, bebiendo

Es un duendecito

4

Estas montañas de apariencia tranquila sabe Dios qué de formas se habrán engullido

Cuántas veces, frente a ellas, hemos bailado, hemos pirueteado frente a ellas, las que no bailan y si les diera por bailar bailar sería el acabose

Cuántas veces sentados frente a ellas —las silenciosas—hemos hablado ¿De qué? De los pequeños asuntos que encubren nuestras quiebras íntimas

Charlábamos hasta la náusea, hasta la indiferenciaSolamente al amanecer nos callábamos, la hora en que la borrachera se hace lúcida, termina en mutismo

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Hablamos en exceso como si estuviéramos segurosEs tan sobria la callada ironía de las montañas para el palabrero, tan irónica su quietud para el atarantado

5

Para más son los azulejos

Dos —qué rabiosos—luchan: pico con pico y aleteando se sostienen en el aire

El ganador, entre picotazo y picotazo a su ración, atisba a un lado y a otro Cualquier sombra lo asusta, es todo él un miedo: picotea y vigila, vigila y come

¿Cómo es entonces que canta —chillido o grito—en su vuelo al noro cercano?

Para más son los azulejos: dejan ver su miedo, su rabia

A la memoria de Fernando González hijo, en lugar de una necrología.