apuntes de ética 2014

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Ética y deontología profesional: Apuntes de cátedra 2013 1 “Somos nuestra primera tarea: formar nuestro propio ser.” Edith Stein. Texto N° I: La Filosofía Ática. Cumbres y abismos van juntos muchas veces en la naturaleza y en la vida. Acaso necesitaba el espíritu griego pasar por la depresión sofista, por su superficialidad, su ligero decir, su demoledora crítica, su relativismo y escepticismo, para, conmovido y amenazado así en su más íntimo ser, poder reaccionar con todas las reservas de fuerza y de vida escondidas en su seno. Y fue efectivamente una potente reacción la que siguió a la fase sofística. Los hombres que llenan este período, Sócrates, Platón y Aristóteles, llevarán la filosofía griega a su punto culminante clásico y crearán una obra de la que aún hoy, vivimos nosotros. En parte sostienen aún el diálogo con los sofistas, y se sitúan frente a ellos. Pero el verdadero eco de sus palabras rebasa el estrecho marco de su efímero adversario, salta hacia el futuro llega hasta nuestros oídos y resonará todavía durante siglos. Es filosofía perenne. - Hirschberger, Johannes. Historia de la Filosofía. Tomo I: Antigüedad, Edad Media, Renacimiento. Herder. Barcelona España 1954. Pág. 76 TEXTO N° II: Sobre el intelectualismo socrático. […] De este modo Sócrates lleva a cabo una revolución en la tabla tradicional de los valores. Los verdaderos valores no son aquellos que están ligados a las cosas exteriores, como la riqueza, el poder o la fama, y tampoco aquellos que están ligados al cuerpo, como la vida, la fuerza física, la salud o la belleza sino exclusivamente los valores del alma que se hayan todos incluidos en el conocimiento. Por supuesto, esto no significa que todos los valores tradicionales se convirtieran en antivalores, sin más; significa sencillamente que por sí mismos carecen de valor. Sólo se convertirán en valores si se utilizan como lo exige el conocimiento, es decir, en función del alma y su arete. E.E.T. N°3 “Enrique Carbó” 7° año ciclo superior. Técnico en indumentaria. Prof. Androsiuk Eliezer F.

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Page 1: Apuntes de ética 2014

Ética y deontología profesional: Apuntes de cátedra 2013 1

“Somos nuestra primera tarea: formar nuestro propio ser.”Edith Stein.

Texto N° I: La Filosofía Ática.Cumbres y abismos van juntos muchas veces en la naturaleza y en la vida. Acaso

necesitaba el espíritu griego pasar por la depresión sofista, por su superficialidad, su ligero decir, su demoledora crítica, su relativismo y escepticismo, para, conmovido y amenazado así en su más íntimo ser, poder reaccionar con todas las reservas de fuerza y de vida escondidas en su seno. Y fue efectivamente una potente reacción la que siguió a la fase sofística. Los hombres que llenan este período, Sócrates, Platón y Aristóteles, llevarán la filosofía griega a su punto culminante clásico y crearán una obra de la que aún hoy, vivimos nosotros. En parte sostienen aún el diálogo con los sofistas, y se sitúan frente a ellos. Pero el verdadero eco de sus palabras rebasa el estrecho marco de su efímero adversario, salta hacia el futuro llega hasta nuestros oídos y resonará todavía durante siglos. Es filosofía perenne.

- Hirschberger, Johannes. Historia de la Filosofía. Tomo I: Antigüedad, Edad Media, Renacimiento. Herder. Barcelona España 1954. Pág. 76

TEXTO N° II: Sobre el intelectualismo socrático.[…] De este modo Sócrates lleva a cabo una revolución en la tabla tradicional de los

valores. Los verdaderos valores no son aquellos que están ligados a las cosas exteriores, como la riqueza, el poder o la fama, y tampoco aquellos que están ligados al cuerpo, como la vida, la fuerza física, la salud o la belleza sino exclusivamente los valores del alma que se hayan todos incluidos en el conocimiento. Por supuesto, esto no significa que todos los valores tradicionales se convirtieran en antivalores, sin más; significa sencillamente que por sí mismos carecen de valor. Sólo se convertirán en valores si se utilizan como lo exige el conocimiento, es decir, en función del alma y su arete.

En resumen: riqueza, poder, fama, salud, belleza y otros factores semejantes “no parece que por su propia naturaleza puedan llamarse bienes en sí mismos, sino que más bien nos encontramos con esto: si son dirigidos por la ignorancia, se revelan como males mayores que sus contrarios, porque se hayan más capacitados para servir una mala dirección; en cambio si están dirigidos por el buen juicio y por la ciencia o el conocimiento resultan bienes mayores; por sí mismos, ni unos ni otros tiene valor”.

[…] La tesis socrática antes enunciada implicaba dos consecuencias que muy pronto fueron consideradas como paradojas, pero que resultan bastante importantes y que hay que aclarar del modo conveniente. 1) La virtud (todas y cada una de las virtudes: sabiduría, justicia, fortaleza, templanza) es ciencia (conocimiento) y el vicio (todos y cada uno de los vicios), ignorancia. 2) Nadie peca voluntariamente y quien hace el mal lo hace por ignorancia del bien. Estas dos proposiciones resumen lo que ha sido denominado “intelectualismo socrático”, en la medida en que reducen el bien moral a un hecho de conocimiento, considerando como algo imposible conocer el bien y no hacerlo.- Reale, G. Antiseri, D. Historia del pensamiento filosófico y científico. Tomo I. Antigüedad y Edad Media. Herder. Barcelona. 1988. pp. 88- 89

Texto N° 3: El problema del bien en Platón.

E.E.T. N°3 “Enrique Carbó” 7° año ciclo superior. Técnico en indumentaria.

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Platón dice que para afirmar que algo tiene una propiedad, esa propiedad debe existir. Pero si esa propiedad no está en ninguna parte ni es percibida por los sentidos, Platón dirá que la vemos “con el ojo de la razón”. Por ejemplo ¿cómo podemos reconocer ciertos actos como justos y otros como injustos? Platón indica que hay una idea de Justicia que no se agota en ningún acto particular, justo o injusto, si no hubiera una idea de justicia, no podría llamarse “justo” a ningún acto. Del mismo modo, podemos encontrar bellas diferentes cosas, pero coincidimos en la idea de belleza, que afirmamos de unas y que negamos a otras. Platón expone que el filósofo es quien puede progresar desde las cosas bellas hasta la idea de belleza, es el que puede ascender de un cuerpo bello a todos los cuerpos bellos y de éstos a las bellas normas de conducta, y de ahí a los bellos conocimientos, y terminar en el conocimiento de la belleza absoluta, de la belleza en sí. Si la idea de belleza fuera solo subjetiva, distinta en cada hombre, nadie sabría a qué se refiere otro al decir que algo es bello. Y la vida en común sería entonces imposible. Esa vida en común exige, según Platón, que podamos compartir algunas ideas que están a la base de toda comunicación. En particular, la idea de justicia. Pueden variar nuestras valoraciones respecto de qué cosas son justas y cuales no, pero no puede cambiar aquello por lo que persisto en llamar “justas” a algunas conductas. Entonces, hay una idea eterna, objetiva y universal de Justicia, por la cual es posible alcanzar consensos éticos o políticos. Otro ejemplo. Los triángulos concretos pueden ser imperfectos, y, dibujados en una hoja de papel, terminan por borrarse o desaparecer, pero la idea de triángulo, en cambio, es perfecta e inmutable. Es por la idea de triángulo que podemos reconocer que ciertas figuras geométricas, a pesar de lo diferente que puedan ser entre sí en tamaño y color, son, precisamente, triángulos. Lo mismo ocurre con otras ideas no geométricas.

Finalmente, en los diálogos tardíos o de vejez, Platón expresa una reformulación de su filosofía y advierte que las ideas no son estáticas y autosuficientes, sino que se atraviesan entre sí y remiten unas a otras. En este momento de su vida, se vio obligado a admitir que no podía pretender que los gobernantes fuesen lúcidos y desinteresados. En el último de sus diálogos, titulado Las Leyes, confió a la organización legal lo que ya no podía esperar de la sabiduría de los individuos. Este es un diálogo extenso, donde se ofrece un segundo modelo de Estado, pautado exclusivamente por leyes, a diferencia del modelo de los diálogos medios, donde importa sobre todo que los filósofos gobiernen. Pareciera que, esta vez, la ley no ocupa ya un lugar secundario. Podría decirse que en este último diálogo Platón deposita la esperanza de un orden político justo y armonioso precisamente en el adecuado ordenamiento jurídico. Platón comenzó ocupándose en sus primeros diálogos, muy a la manera de Sócrates de problemas éticos concretos. Y terminó ascendiendo, en sus diálogos de vejez, hasta la cuestión de la estructura misma de toda realidad y a la posibilidad efectiva de una sociedad justa. - Savater, Fernando. La aventura del pensamiento. Sudamericana. Bs. As. 2008. pp. 17-18

Texto N° 4: Aristóteles.

Aristóteles ha legado uno de los sistemas filosóficos más profundos y completos de la filosofía antigua. Su pensamiento se extendió a todas las ramas del conocimiento: lógica, física, biología, psicología, metafísica, ética, política, sociología y estética.

E.E.T. N°3 “Enrique Carbó” 7° año ciclo superior. Técnico en indumentaria.

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Aunque comenzó siendo discípulo de Platón1, muy pronto rompió con él y construyó su propio sistema, que tuvo una enorme influencia en la filosofía posterior, tanto en la del mundo árabe como en la del mundo cristiano: en este sentido, a partir del siglo XIII, gracias a la obra de Tomás de Aquino, dominó el pensamiento occidental, tanto el filosófico como el científico, hasta que en el siglo XVII, Galileo, por una parte, y Descartes, por otra, elaboraron una nueva ciencia (la física moderna) y una nueva filosofía (el Racionalismo)

La “Ética a Nicómaco”.Es la principal obra ética de Aristóteles. Escrita en plena madurez, la obra trata de

determinar cómo debe comportarse el ser humano. Aristóteles parte de que los seres humanos tienden, por naturaleza, a la felicidad. Sin embargo, la felicidad puede ser entendida de mucho modos. Así, para unos consiste en esculpir, para otros en amasar riquezas, etc. Para Aristóteles, la auténtica felicidad del ser humano dependerá del ejercicio correcto de la actividad propiamente humana.

Ahora bien, las actividades humanas son muchas, pero mientras algunas son comunes al ser humano y los animales, como comer o andar, otras son propias y exclusivas de los humanos, como estudiar. Pero, entre las actividades propiamente humanas destacan las racionales. Luego la felicidad consistirá en el ejercicio correcto de las actividades racionales.El ejercicio correcto de una actividad guarda una estrecha relación con la virtud pero, ¿en qué consiste la virtud? Según Aristóteles, la virtud reside «en un término medio entre dos extremos, determinado tal y como lo determinaría un ser humano prudente»2. A este propósito, distingue dos clases de virtudes: las éticas o morales y las dianoéticas o intelectuales.

- Virtudes éticas o morales son el valor, la templanza, la justicia, la amistad, etcétera.- Virtudes dianoéticas o intelectuales son la ciencia, el arte, la prudencia, la sabiduría,

etcétera.En consecuencia, dado que las virtudes dianoéticas son las más propiamente humanas, la

1 Al comienzo de la Ética a Nicómaco, Aristóteles indicó que, aunque fuera «amigo de los defensores de las ideas», o sea, amigo de Platón, era más amigo de la verdad. Por tanto, en caso de desacuerdo debía inclinarse por ésta. En efecto, Aristóteles se opuso a Platón tanto en su forma de concebir el mundo como en la de interpretar el conocimiento.

2 Según Aristóteles, la virtud «es un hábito selectivo que consiste en un término medio relativo a nosotros, determinado por la razón tal y como lo determinaría una persona prudente».Así pues, para entender correctamente esta definición, debemos tener en cuenta lo siguiente:• En primer lugar, que la virtud consiste en un término medio entre dos extremos viciosos, el uno por exceso y el otro por defecto. Así, por ejemplo, la valentía es un término medio entre la temeridad y la cobardía.• En segundo lugar, respecto a nosotros, la virtud en modo alguno supone una posición intermedia, sino que exige un esfuerzo constante para mejorar, o dicho de otro modo, para conseguir una mejora que nos aleje del peligro de caer en uno de los extremos.

Tenemos, pues, que la virtud, en tanto consiste en una elección, supone una dimensión intelectual: debemos elegir de modo racional y «prudente». Pero, al mismo tiempo, es necesario, también, «estar en forma», es decir, poseer la correspondiente fuerza de ánimo para vencer la pereza y las inclinaciones negativas.

A este respecto, conviene tener en cuenta que, dado que la virtud es un término medio, resultará difícil acertar y fácil equivocarse, pues existirán muchas maneras de ser vicioso y sólo una de ser virtuoso. Además, sucede que en el vicio «caemos» fácilmente, mientras que en la virtud nunca se «cae», sino que a ella sólo se llega, cuando se llega, mediante el correspondiente esfuerzo.

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auténtica felicidad humana—el bien supremo del ser humano— dependerá del uso correcto de la virtud suprema. Ahora bien, ¿cuál es esa virtud suprema? La sabiduría. ¿Y en qué consiste su uso correcto? Para Aristóteles, la sabiduría consiste en la contemplación.Luego la auténtica felicidad del ser humano consistirá en la contemplación,pero ¿contemplación de qué? Pues la contemplación de la belleza y el orden del cosmos.

Estructura de la “Ética a Nicómaco”Aristóteles escribió esta obra que consta de diez libros, dedicados respectivamente a:1. La felicidad. 2. Las virtudes.3.Las acciones voluntarias.4.Las virtudes éticas.5.La justicia.6.Las virtudes intelectuales.7.Las virtud y sus problemas.8.La amistad (el VIII y el IX).9.La amistad.10.La naturaleza de la auténtica felicidad humana.

Características de la ética aristotélica.Ética teleológica: todos los seres humanos tienden por physis a la felicidad, por esta razón se la conoce con el adjetivo de “eudemonista”3. La felicidad del ser humano es el bien propio del ser humano, es decir, el ejercicio concreto de las facultades propiamente humanas.

• Virtud: Hábito positivo. Consiste en un término medio. • Justicia: Justicia universal y particular (distributiva, correctiva y conmutativa).• Felicidad: contemplación de la auténtica verdad. Para llegar a ella no bastan las virtudes éticas, son también necesarias las intelectuales o dianoéticas.

«Entonces, si toda ciencia cumple bien su función, mirando al término medio y dirigiendo hacia este su obrar (de ahí procede lo que suele decirse de las obras excelentes, que no se les puede quitar ni añadir nada, porque tanto el exceso como el defecto destruyen la perfección, mientras que el término medio la conserva; y los buenos artistas, como decíamos, trabajan con los ojos puestos en él); y si, por otra parte, la virtud, como la naturaleza, es más exacta y mejor que todo arte, tendrá que tender al término medio. Estoy hablando de la virtud ética, pues esta se refiere a las pasiones y acciones, y en ellas hay exceso, defecto y término medio. Por ejemplo, cuando tenemos las pasiones de temor, osadía, apetencia, ira, compasión y placer y dolor en general, caben el más y el menos, y ninguno de los dos está bien; pero si tenemos estas pasiones cuando es debido, y por aquellas cosas y hacia aquellas personas debidas, y por el motivo y de la manera que se debe, entonces hay un término medio y excelente, y en ello radica, precisamente, la virtud. En las acciones hay también exceso y defecto y término medio.»Aristóteles, Ética a Nicómaco, libro II.

- The McGraw-Hill Companies, Capítulo 2 “Aristóteles” (Fragmentos seleccionados) Copyright © 2005

3 Eudemonismo: Del griego "eudaimonía" (felicidad) el término se aplica, en general, a toda teoría ética que considera que la felicidad es el bien que buscan por naturaleza los seres humanos. En este sentido, todas las éticas de la antigüedad clásica comparten dicha característica, diferenciándose a la hora de determinar en qué consiste la felicidad, de la que ofrecen distintas concepciones: la fortuna, la abundancia de bienes materiales, el placer, la dicha interior, la rectitud moral, la sabiduría o la serenidad de ánimo...No obstante, el término se asocia preferentemente a la teoría ética de Aristóteles, a la que habitualmente se denomina, sin más especificaciones, eudemonismo. Según él, la consecución de la felicidad (la vida buena, la vida feliz) es el resultado de la acción humana, a la que se puede acceder por la práctica de las virtudes éticas (regulando la conducta por la regla del término medio) y las vitudes dianoéticas (de las que la forma parte la prudencia) que conducen a la sabiduría, el estado ideal de felicidad. En: Glosario de Filosofía. Disponible en: http://www.webdianoia.com/glosario/display.php?action=view&id=125&from=action=search|by=EE.E.T. N°3 “Enrique Carbó” 7° año ciclo superior. Técnico en indumentaria.

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