antologia geopolitica

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    Toda antologa significa una toma de posicin y un riesgo. Conmayor razn, si ella se ocupa especficamente de materia tan contro-vertida, cual es la GEOPOLTICA.

    La toma de posicin, en este caso particular, tiene relacin conlos autores seleccionados, con las tendencias que representan, con lostemas elegidos, tal como se detalla poco ms adelante en el desarrollode este mismo Prlogo.

    Pero esta toma de posicin va mucho ms all de lo enunciado:ella involdcra a la misma materia GEOPOLTICA, sobre la cual existentodava ,no'pocas dudas como ciencia o an como disciplina. Al ma-terializar un trabajo de este tipo, se le otorga decididamente perso-nera cientfica, sin retaceo alguno, rechazando las opiniones encontrario que an hoy le niegan todo o determinado grado de validez.

    Por su parte, el riesgo es inherente a la difcil responsabilidadde pretender interpretar el momento histrico que se vive y las con.secuentes necesidades de todo orden que de l emanan. Entre ellas:

    la de bucear profundamente en las races del pensamiento universalms representativo en materia de GEOPOLTICA, lo que significa unretorno a sus orgenes, puesto que en la actualidad "se est devuelta" de un largo proceso de exaltacin y degradacin que procurahallar su sntesis en una concepcin equilibrada y desprovista deprejuicios.

    Y as como toda antologa obliga a tomar posiciones y a asumirdeterminados riesgos, un "Prlogo a una antologa" constituye -enla mayor parte de los casos- una suerte de explicacin por el cri-

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    terio adoptado para seleccionar el material que se brinda, una ciertajustificacin por el dejado de.lado y una especie de "mea culpa"anticipada frente al lector potencial.

    Este Prlogo no ser una excepcin. Por el contrario, tendr quesubrayar esas caractersticas, para poder ubicar al estudioso demanera adecuada ante los fragmentos incluidos.

    Ante todo, es necesario sealar que el lector encontrar conceptosunvocos materializados con vocablos diferentes. Tambin hallar elcaso inverso: una misma palabra asumiendo significados distintos.Freste a estos problemas se ha preferido aceptar el riesgo de laaparente confusin, antes que adulterar el pensamiento original deun autor determinado y su forma de expresarlo.

    Tentado se estuvo de uniformar la nomenclatura, a, la vista de lamanifiesta diversidad que ella presenta, inclusive dentro de un mis-mo autor. Pero la tentacin pronto cedi frente a la nocin cabalde aue las dificultades no slo aparecen en el vocabulario, sinotambin en los conceptos, como consecuencia de la evolucin naturalque sufren las ciencias. Y no debe olvidarse que la GEOPOLTICA,no bien nacida, fue arrastrada por la creciente aceleracin que desdeel comienzo de nuestro siglo caracteriza a la evolucin de todo cono-cimiento humano.

    Un ejemplo ser suficiente para ilustrar este aserto. Entre losprimeros conceptos acerca del espacio, figura el de "ambiente ueo-grfico y mundo circundante en que vive un estado".. . Actualmente,ayunos sostienen uue el espacio es un concepto dinmico "capazde ienerar imz>ortantes interacciones respecto de los pueblos y susformas de orvanizacin". El abismo entre ambos conceptos saltaa la vista, y as ocurre con muchos otros casos.

    Por eso, la presente "Antologa Geopoltica" tiene por finalidadprimaria proporcionar al estudioso de esta materia (o al meramente

    aficionado a la misma) una visin panormica con rigor formal ehistrico, a travs de los principales autores en el orden mundial.Se trata as de una antologa lineal que tiene la . pretensin de

    brindar directamente -sin la usual intermediacin interpretativa-el pensamiento Original de los geopolticos seleccionados, de maneraque se pueda conocer "lo que efectivamente escribieron" y no "loque quisieron decir".

    La ventaja de semejante enfoque es obvia, desde el momento quees muy difcil para el lector hispanoamericano recurrir directamente

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    a las fuentes, particularmente las de origen europeo y an las deEstados Unidos de Norte Amrica.

    Alguno objetar que la sola circunstancia de presentar en esta

    seleccin fragmentos traducidos representa, de alguna manera, unaadulteracin,, por aquello de "traduttore-tradittore". A ello es nece-sario responder que tal limitacin -que no se ignora- resultaineludible y que vale la pena correr el albur de conocer (por ejem-plo) un Ratzel de segunda mano, antes que una de tercera o cuarta,pasado adems par el cedazo de la interpretacin.

    Empero, ella no constituye la nica limitacin que afecta al pro-psito enunciado para encarar este trabajo. El espacio disponibleobliga a restringir el muestrario antolgico y cercena as tambinla posibilidad

    de un cateo profundo que ilustre suficientementeacerca del pensamiento de determinado autor.Por ello se han seleccionado captulos enteros o artculos com-

    pletos que de por s constituyen una unidad amplia y coherente comopara contribuir a la finalidad enunciada.

    Por otro lado, la imposibilidad de brindar ms de un tema enfo-cado por una misma pluma resulta de igual manera una desventajade la cual es necesario hacerse cargo.

    Y siempre en tren de explicacin, sigue ahora el criterio utilizadopara esta "Antologa Geopoltica" que se supone la primera (o de

    las primeras) en su gnero en Hispanoamrica.Tres fueron las pautas utilizadas para la seleccin que aqu se

    presenta:-nacionalidad de los autores;-su ubicacin en el tiempo;

    -diversidad de temas y tendencias.En cuanto a la nacionalidad de los autores, se ha tratado de diver-

    sificar al mximo el muestrario de los mismos, presentando autoresalemanes, franceses, suecos, ingleses y estadounidenses. Se pretende

    haber elegido las mejores plumas pertenecientes al hemisferio Nortey , dentro de l a Europa occidental y a los Estados Viudos, reasque mayor trascendencia han dado a la GEOPOLTICA, puesto que ledieron a luz o le hicieron dar los primeros pasos en su existencia.

    Alemania aparece representada por dos nombres bien conocidos( Ratzel y Haushofer), al igual que Suecia por Kjellen, Gran Bretaapor el no menos famoso Mackinder, Francia por Hillion y los Esta-dos Unidos por Weigert y Spykman.

    Todos estos escritores cubren los primeros cincuenta aos de vida

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    de la geopoltica con obras fundamentales que constituyen los ver-daderos cimientos de esa disciplina. Como se podr apreciar, a des-

    pecho de sus posiciones muchas veces encontradas, sus concepcionesconforman un sistema suficientemente coherente como para dar basea una disciplina que ha demostrado poseer asombrosa vitalidadfrente a un mundo cientfico muchas veces hostil y renuente a suaceptacin.

    Deliberadamente han sido omitidos autores publicados en idiomaespaol o portugus, por la mayor facilidad de acceso a los mismosy porque ellos -forzoso es confesarlo- no han adquirido la tras-cendencia internacional de los aqu seleccionados, aunque pudieran

    tener gran gravitacin en el medio en el cual actuaron. Se hace

    aqu expresa referencia a los numerosos autores latinoamericanoscuya enorme preocupacin por la problemtica continental mereceel ms elogioso reconocimiento, pero que son impensables sin lasbases geopolticas que esta antologa presenta a manera de mosaicoretrospectivo.

    En lo que hace a las tendencias, ellas resultan bien representadasa travs de los siete autores elegidos.

    Se tratar de sintetizarlas a continuacin.

    Ratzel, adems de ser el iniciador, apunta con su obra a destacar

    las relaciones hombre-suelo y a involucrar al estado dentro de unaconcepcin biolgica, calficada por algunos de determinista.Kjellen, padre virtual del trmino GEOPOLTICA, pone el acento

    en lo poltico y por ello exalta el significado del "poder" como atri-buto ms importante de un estado. Su obra, por ende, va en estesentido mucho ms all de la de Ratzel, a la cual perfecciona ydesarrolla en mayor amplitud.

    Mackinder, por su parte, tiene como punto de partida una con-cepcin "geogrfica" de la problemtica geopoltica, exaltando lai mportancia del poder terrestre y de sus concomitancias histricas.

    Haushofer, apoyado en los trabajos de Ratzel, Kjellen y Mackinderorigina una geopoltica no de carcter universal, sino una puesta alservicio principal de la conduccin de Alemania despus de la PrimeraGuerra Mundial. Esta tendencia, juzgada por muchos como "pococientfica" introduce una modalidad sectorial, adoptada luego porvarios autores de diversa significacin.

    Hillion, como surge claramente de sus trabajos, pone el acentosobre el aspecto econmico y en las relaciones que los grandes espacios econmicos tienen con el progreso y el accionar humano,

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    Weigert, pese a su origen alemn, representa una de las visionesnorteamericanas de la problemtica geopoltica, a la que enfoca, en

    muchos casos, con un criterio opuesto al de la geopoltica formal,propiciando ampliamente las tendencias afines con la geografa

    poltica.Spykman, finalmente, personifica una tendencia opuesta a la del

    autor anterior, ya que se aproxima a Haushofer y a los autores quepropician la "geoestrategia" con un enfoque cientfico de los casosconcretos.

    En cuanto a los temas elegidos, se presentaba una doble opcin:

    -o presentar un solo tema (por ejemplo: el espacio) tratado porlos diversos autores, para posibilitar un anlisis comparativo;

    - o diversificar los mismos, seleccionando de cada geopoltico eltema que mejor lo caracteriza y al cual l contribuy de ma-nera decisiva.

    Obviamente se adopt el segundo de los criterios, en el afn deofrecer al mismo tiempo un compendio de bases geopolticas, salidode las mejores plumas en la materia. La diversidad de temas tiene,adems, la ventaja de presentar aspectos que de todos modos resultaninterrelacionados y que presentan facetas que posibilitan un deter-minado grado de comparacin.

    Coronel AUGUSTO BENJAMN RATTENBAcu

    Buenos Aires, 1975

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    FEDERICO RATZEL

    Federico Ratzel naci en Karlsruhe (Alemania) el 30

    de agosto de 1844 y muri en Amnierland el 9 de

    agosto de 1904.

    Es el verdadero precursor de la geopoltica; como

    profesor de geografa y de antropologa dio los pri-

    meros pasos hacia una sistematizacin cientfica de

    l a ubicacin del hombre en el ambiente en que letoca actuar.

    Entre sus principales obras cabe citar: Prehistoria

    del hombre europeo (1874), Los Estados Unidos deNorteamrica (1878-80), Antropogeografa (1891),

    Geografa Poltica (1897), La Tierra y la vida (1901-02).

    Sus principales estudios trataron las causas de los

    asentamientos humanos, la estructura de los grupos

    sociales y sus relaciones con el medio fsico que los

    cobija.

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    En la ubicacin de un territorio se halla comprendida, por depronto, la dimensin y la forma del mismo. Cuando digo extensin,me refiero tambin a magnitud de un territorio -es decir- a una

    ubicacin de determinada dimensin y forma. La ubicacin implicatambin pertenencia o vinculacin. Cada parte de la Tierra otorgaa los pases y pueblos determinadas caractersticas y -de igualmanera- cada parte de esa parte, segn su ubicacin. En sta sehalla incluido el clima, las plantas, la cultura y la situacin poltica;en todos esos factores residen los efectos que se producen por perte-

    necer a un determinado continente, a parte de l, a un ocano o porla vecindad de algn ro o montaa.

    La ubicacin produce tambin un efecto recproco. Nuestra con-cepcin orgnica de los pueblos desaconseja visualizar a la ubicacincomo un concepto pasivo en cuanto a proximidad; por el contrario,comprende una dinmica entrega y recepcin permanente. Desde elmomento que China, Japn y Corea rodean al Mar del Japn, existe

    entre los tres pases relaciones tan estrechas, que a sus respectivospueblos slo los podemos contemplar como miembros de un nico

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    crculo cultural. Por analoga, en la antigedad una sola comunidad

    cultural asoci a los pueblos del Mediterrneo. Pero no slo debe

    pensarse en efectos positivos. Existen ubicaciones relativas, entreestados tan distintos, que producen un resultado negativo; as la

    catlica Montenegro entre los pueblos eslavos de religin mahometana

    de Bosnia y Albania.

    Por eso la ubicacin constituye el concepto geogrfico ms rico

    en contenido. La mayor gravitacin de la ubicacin respecto de

    todos los dems factores que condicionan las relaciones de los pue-

    blos, fuerza a considerarla con prioridad uno. Muchos engaos y

    desengaos sobre las consecuencias de ciertos requisitos geogrficos

    se hubieran evitado si se hubiera tenido en cuenta lo- afirmado. Porejemplo: cmo desaparecen ciertas condiciones naturales de Grecia

    por su ubicacin en el umbral hacia el Oriente.

    Ante todo, el espacio -generalmente sobrestimado- debe ser

    colocado en segundo plano frente a la ubicacin. Esta puede ser tan

    slo un punto; sin embargo desde l pueden irradiarse efectos impor-

    tantes. Quin pregunta por el espacio cuando se refiere a Jerusaln,

    Atenas o Guanahani? La primaca de la ubicacin sobre el espacio

    se mide en la importancia histrica de pueblos pequeos o ea la

    insignificancia de igual gnero de pueblos grandes. Efectivamente:

    una gran parte de la antropogeografa est dedicada al estudio de

    las consecuencias de la ubicacin.

    La movilidad de los pueblos determina su expansin hacia lmites

    naturales o hasta lmites impuestos por otros pueblos. De esa manera,

    su ubicacin geogrfica est determinada por la naturaleza o por losvecinos. Por ese motivo un pueblo tiene siempre una doble ubica-

    cin: una natural y otra impuesta por la vecindad. La primera

    corresponde a un determinado hemisferio, zona, continente, pennsula,

    archipilago, isla, oasis; la ubicacin con respecto a un mar, lago,

    ro, desierto, montaa, valle o cerro. Cuanto ms fuerte resultara-

    ubicacin natural, tanto ms independiente es el pueblo que la ocupa.,

    "-Los- pueb los insulares o montaeses evidencian; en su carcter, lafortaleza del medio que los cobija. En cambio, cuanto ms fuerte

    es la ubicacin riel vetino, tanto ms dependiente es un determinado

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    pueblo de_ ese__vecino . .y . tanto ms fuerte puede influir-mo lJ,I,as

    ubiccines - naturales son tratadas detalladamente en el quint capi-tulo de este libro; en cambio, los diversos tipos de vecindades van

    a ser analizados en este captulo, en el orden que se establece msabajo. El prrafo que sigue pondr en evidencia que no es posibleseparar radicalmente la ubicacin natural de la vecinal.

    Nosotros distinguimos las siguientes ubicaciones vecinales:

    1 . Ubicacin interrelacionada:a) Ubicacin central. Por ejemplo: los magyares en la cuen-

    ca del Danubio; los makololo en el Sambesi central.b) Ubicacin perifrica. Por ejemplo: los griegos en Asia

    Menor, los vascos en el golfo de Vizcaya, los malayo-poli-

    nesios en las islas Melanesias.c) Ubicacin lineal. Por ejemplo: lapones en las montaasescandinavas.

    d) Ubicacin serial. Por ejemplo: los pueblos del Sudn Cen-tral entre los ocanos Atlntico e Indico.

    1 1 . Ubicacin dispersa, por la cual se pierde la coherencia comopueblo a consecuencia de la separacin espacial. Los mejoresejemplos lo proporcionan en todos los pases de la Tierra lasrazas dedicadas al comercio (judos, armenios, rabes en Afri-

    ca y otros) y los inmigrantes a Amrica que conviven ensingular mezcla con los aborgenes, y viceversa.

    La Historia ensea que los pueblos se pueden fusionar fcilmenteentre s por un acto de conquista, mxime si han sido vecinos. Peroesa fusin est totalmente condicionada por la naturaleza y por el

    grado de parentesco que liga a ambos pueblos.Un pueblo ubicado entre otros dos, constituye -desde el punto

    de vista espacial- una transicin y as acta aun en el rea cultural.Pero esa intermediacin depender de las condiciones del puebloque sirve de vehculo. Cuanto ms parecidos sean los tres pueblos,tanto ms fcil ser esa intermediacin; as ocurri cuando los ale.manes fueron durante largo tiempo intermediarios entre los puebloseuropeos del sudeste y los del oeste. Aun cuando slo haya identidad

    entre dos pueblos, la intermediacin suele ser eficaz; tal el caso de

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    los ingleses en el siglo xviiI que intermediaron entre Europa y lasmanifestaciones espirituales de la India. Pero si el pueblo "vehculo"resulta totalmente distinto a los pueblos que lo encuadran, entonces

    el resultado puede ser negativo. Tal fue el caso de los mongoles yturcos entre Persia y China.

    Los conquistadores trascendentes de la antigedad no tomaronrumbos "contra natura", aun cuando lo hicieron intuitivamente. Elimperio asirio se extenda desde los lmites con Persia hasta Egiptoy Chipre. Cuando cay bajo el dominio de Ciro, los persas aportaronsu pas y partes de la India. Y cuando Alejandro destruy Persiala anex a Grecia, formando una cadena de estados que se extendadesde el Adritico hasta el Indus, estado por dems heterogneo,pero ubicado -en general- entre los 30 y 40' de latitud N, exten.dindose del NO al SE, limitado al N por desiertos, y en el S porel mar, salvo en un sector que corra por el desierto arbigo.

    La cuna de todos los pueblos romnicos es el Mediterrneo, y alre-dedor de l y hasta, sus confines se desarroll el Imperio Romano,favorecido por la fuerza unificadora de ese mar interno. Las analogasgeogrficas y las facilidades para las comunicaciones contribuyeronpara que numerosos aunque diferentes pueblos se unificaran bajo elImperio. j

    Otra forma de esa conexin entre pueblos es la que surge de los

    que son vecinos, estn interrelacionados entre s y tienen elementosvitales en comn o complementarios. Numerosos pueblos costeroso lacustres, cazadores o agricultores del Africa mantienen estrechasrelaciones, pues unos dependen de los otros. Una situacin anlogatena a la vista Leroy-Beaulieu cuando afirmaba de la pequea ygrande Rusia: "sus habitantes estn unidos por la geografa, la queno hubiera tolerado las debilidades de una existencia aislada".

    Nadie duda con qu otro estado podra asociarse Portugal, puesdifcilmente exista una mayor unidad total como la que presenta lapennsula Ibrica. An la pintoresca abundancia de pequeos esta-dos en la pennsula itlica antes de 1860 poda hacer dudar de launidad de los italianos. Algo ms difcil es el caso de Siria, cuandola contemplamos entre las indvidualidades tan marcadas como lasque presentan Asia Menor y Egipto, y nos preguntamos a cul delas dos pertenece. En realidad, a ninguno de los dos: constituye unterritorio de por s y es -a la vez- el borde mediterrneo de Arabia.Edte caso nos recuerda a otras franjas costeras que, separadas de su"h lrl ", acli como islas o pcninsl~s c'n signifibt;in por.

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    tica. Semejantes sectores costeros tienen tales caractersticas natu-rales que pueden desenvolverse fcilmente con total independencia.La pertenencia de Dalmacia a la pennsula balcnica occidental no

    puede ser puesta en duda, a pesar de los seores de las ciudades y losocupantes de casas de departamento; y las provincias blticas consti-tuan para Suecia una posesin de segundo orden, mientras que paraRusia eran indispensables desde el punto de vista geogrfico. Tantoel Mediterrneo como el mar Bltico constituyen, por ser reas degran trnsito, puntos naturales de atraccin y motivan, por tal razn,la formacin de, grupos polticogeogrficos que se conocen comopotencias meditarrneas o blticas, aunque su mayor significadoradique en las relaciones culturales que provocan.

    Los pueblos siguen o procuran seguir leyes gravitacionales en losocial y poltico agrupndose alrededor de un punto central; o bien,de manera interrelacionada, con lo que aparecen expansiones inter.relacionadas, centrales o perifricas. Estas tres formas, en cuales-

    quiera de sus manifestaciones aparecen en los pueblos maduros o degravitacin histrica. Ellos procuran su seguridad y la satisfaccinde sus necesidades de intercambio en la unin, y poseen fuerza sufi-ciente como para mantenerse aglutinados o para expandirse de esamanera. En cambio, la ubicacin lineal o la dispersa la encontramosen pueblos fragmentados, o en aquellos que estn en plena evolucinpositiva o retrgrada hacia la desaparicin; frecuentemente -y conplena conciencia- se conforman con un mero ideal de unidad racial.

    Naturalmente, juega en este proceso un importante papel el con-cepto espacial de cada grupo humano. As, pueblos de horizontesestrechos se tranquilizan en situaciones difciles cuando se encuentranubicados en espacios restringidos. Una expansin carente de claros,capaz de ocupar todo un vasto territorio solo se da en los procesosculturales ms elevados y se concreta solamente con pueblos de granantigedad histrica. Cuando la expansin se ha detenido, las reascubiertas se redondean, mientras que contornos quebrados indican-para una expansin en pleno desarrollo- e l pasaje a fases deretroceso.

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    Una expansin que afecta a un dilatado territorio sin cubrirlototalmente representa, por parte de una cultura superior, un procesohistrico incompleto (Alemania Oriental, Austria, Hungra, Pennsula$alcnica) , aunque normalmente se da en estadios inferiores. Seha llamado "expansin americana" a la forma en que los tup abar-can desde el Paraguay hasta el Amazonas, o en la forma en que lohicieron los cribes en el NE de Suramrica, los aimar en el AltoPer y Bolivia, ocupando vastos territorios y siendo los nicos dueosde los mismos. Pero semejante forma de expansin pertenece a los

    estadios culturales y no al terreno o a la raza. Es curioso destacarque los descubridores y conquistadores portugueses chocaron inicial-mente slo con los tupes, por lo que su idioma sirvi de intercomu-nicador entre europeos e indgenas.. El guaran fue empleado en elParaguay y en el sur de Brasil como lengua oficial y literaria. Investi-

    gaciones ms precisas determinan que existan bajo los tupes otrastribus y pequeas agrupaciones humanas; y que tribus muy expan-didas y que haban sido confundidas con otras razas pertenecan,efectivamente, a los tupes.

    Al norte del Amazonas encontramos una variacin de esta expansinque, injustamente, ha sido ubicada en oposicin a la descrita en elprrafo anterior. Se trata, en realidad, de una distinta etapa deevolucin. Una extraordinaria cantidad de pequeas hordas y tribus,con los ms variados nombres, aparecen como si los grandes gruposhumanos hubieran sido dispersados (por traslados, guerras y otrascatstrofes desconocidas) en pequeas y dbiles fracciones. En esazona existen grupos compuestos por una o pocas familias, totalmenteapartadas de sus vecinos, ocultos en la oscuridad de la selva y quesolo se dejan ver, presionados por acontecimientos exteriores. Se

    trata de la misma dispersin que Lauterbach comprob en muchomayor grado en la Guinea Alemana desde la base de las montaasBismark, como una dulas caractersticas ms salientes. "En uno delos grupos de esa gente se puede -junto a individuos delgados ygrciles- encontrar pesados, anchos de forma, con alturas que osci-lan entre los 4 1/2 y 6 pies. El color de la piel marca tambin diversasgradaciones que van de un poco comn tono bronce algo claro, haciael ms comn marrn oscuro. Yo considero que estos aborgenesson mestizos debidos a la mezcla de los primitivos pobladores de la

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    montaa con las tribus costeras que penetraron a lo largo de losvalles fluviales, no logrando constituir un tipo racial estable en sus

    conformaciones antropolgicas."

    Ambas ubicaciones se condicionan y se complementan. Un puebloocupa el interior de un continente o de una isla, cuyos bordes sonutilizados por otros pueblos; o, en otra situacin natural, totalmenterodeado por pueblos de otro tipo.

    Se puede asignar a esta forma de ubicacin un carcter totalmentepasivo, en la medida en que los pueblos implicados no se encuentrenen avance. De todas maneras, las situaciones vecinales se hallanafectadas de falta de independencia. Dada la flexibilidad implcitaen muchas caractersticas de determinados pueblos, no puede dezcar-tarse que vuelvan a resurgir; pero, normalmente, ello solo podrocurrir cuando se produzca la concentracin de toda la fuerza dis-ponible en una sola mano.

    Un ejemplo de ubicacin central de pequeos pueblos montaeses,lo proporcionan los reto-romnicos en los Alpes europeos, con unalto grado de pasividad. Cuando se trata de pueblos ms grandescon situacin central, por lo comn no puede saberse si se encuentran

    en expansin o en regresin. Ello nos recuerda a los tres gruposgermnicos de Siebenbrgen, a los checos de Bohemia; inclusive alos magyares. Normalmente; el encierro de un pueblo en una situacincentral representa -al mismo tiempo- la . declinacin de su senti-miento nacional, como lo atestigua el ejemplo actual de Polonia ylos escoceses en la antigedad. A la inversa, resulta mucho ms

    prometedor, cuando un pueblo consigue producir una brecha en el

    cinturn que lo rodea o cuando consigue manifestar alguna fuerzaexpansiva. No en balde fue durante un siglo el grito de "Al mar,magyares", uno de los estribillos polticos de la nacin hngara: deigual manera., los montenegrinos recin se pudieron considerar inde-pendizados cuando lograron salir de sus montaas y hacer pie enlas costas marinas.

    A la larga, la naturaleza no prmite que un pueblo permanezcainmvil; tiene que retroceder o avanzar. Esta ltima actividad apuntasiempre al accidente geogrfico importante ms prximo: sea el mar,

    un ro o una cadena montaosa que ofrezca proteccin.

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    La historia de los pueblos y la diseminacin de los mismos eviden-cian gran cantidad de hechos, que pueden ser considerados comouna consecuencia de la reaccin de la periferia contra el centro. Lahistoria de los descubrimientos nos muestra en Africa la famosa"mancha blanca" en la periferia de territorios conocidos; la historiade las colonias en zonas no europeas evidencia desde la poca de losfenicios y griegos hasta la reciente crnica australiana y norteame-

    ricana, una expansin en la periferia de las islas y continentes, a lacual sigui recin un avance hacia el interior. La expansin geogr-fica de los pueblos distingue claramente los lacustres de los costeros.A pesar de que no en todas partes (como ocurre en el Archipilago

    Malayo, Africa Occidental y Madagascar) se produce una diferen-ciacin tan clara entre pueblos costeros y lacustres, debe considerarsecomo una expansin perifrica a la de los griegos en la pennsulaBalcnica, y en Asia Menor, la de los normandos en Francia y Sicilia,v la de los moros en Francia meridional. Inclusive, la formacindel Imperio Chino es, en alguna medida, el envolvimiento perifricode los pueblos montaeses del interior, cuya unificacin y concen-tracin fue una de las ms importantes acciones de los ltimos dece-nios del desarrollo interior del Imperio Celeste.

    En la presin ejercida desde la periferia hacia el interior porpueblos venidos del mar, vemos la movilidad casi ilimitada queposibilita el mar y la disponibilidad de ricas posibilidades auxiliaresnue aporta la navegacin. No es necesario pensar, en este caso,solamente en conquistas lanzadas desde el mar hacia el interior deun territorio. Puede tratarse tambin de procesos culturales de ex-pansin, alimentados por la sensacin de independencia y por lasmayores posibilidades polticas y econmicas que se dan en la fron-tera, especialmente si es martima. As vemos a los misioneros cris-tianos en Africa y Australia- penetrar junto con las mercaderas

    europeas, mucho antes que la colonizacin y la formacin de estados.Quiz la perspectiva ms favorable nos resulta en la ubicacin

    perifrica de los estados gobernados despticamente, en cuya capitalreside un tirano, cuya maldad y arbitrariedad disminuyen a medidaaue uno se aleja de su asiento, y cuyo poder -afortunadamente-disminuye con la misma rapidez con que se aproxima a la periferia.Casi todos los imperios africanos constituyen un ejemplo de estetipo; pinsese en los pases como Luanda y Kasembe. Tambin elLejano Oriente es rico en tales, ejemplos. A estos pueblos sojuzgados

    suele llegarles la salvacin desde la periferia, donde existencofuni-

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    dades que se animan a respirar y, con el aire ms puro de libertad,aspiran capacidad de resolucin. En el Imperio Persa los levanta-

    mientos perifricos de los strapas, ms de una vez cobraron importan.cia histricomundial. Tambin la dinasta turco-persa de los Gash-riavidas (siglos x y xi), a quien el Islam debe la firme anexin deAfganistn y Beluchistn y la profunda penetracin hacia la India,se form en Ghasna, sobre la frontera irano-india. Basta recordar, depaso, al Anbasis y al joven Ciro. En menor medida, la Europa delsiglo xvui tuvo un panorama similar. Por diversos motivos, resultms eficaz hacer avanzar revoluciones desde "afuera" hacia "aden-tro"; de ah que en pocas aciagas para Alemania, los estadosfronterizos se convirtieron en asilo para hroes o perseguidos, adqui-riendo esos pases gran importancia -precisamente- por su posi.cin perifrica respecto de Alemania.

    Sobre semejantes fenmenos, cada vez menos frecuentes, se des-taca la nivelacin de las desigualdades nacionales en las zonas fron-terizas y perifricas, aspecto que ser tratado en el captulo "Fron-teras".

    Hemos visto en el captulo dedicado a los movimientos histricos,cmo un pueblo puede colocarse en el centro de otro, produciendo

    r ma cua en el otrora territorio cerrado. As, por ejemplo, lograron1

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    pambio convivan con los sandeh, pero en condiciones de inferioridad,

    pobres y hambrientos. En los relativamente pequeos territorios

    de los palembatas, limitados al Sud por Ndoruma, encontr tambin"la habitual mezcla de tribus dispersas y restos de otras agrupacioneshumanas. Aqu se ubicaban, copio sirvientes, las tribus de los _amad,baschir, aug y marango. A las rdenes de un cabecilla Robbia sehaba ubicado en su territorio toda una tribu de amadis. Por otra

    parte, stos han abandonado sus posesiones en el Este por pro-blemas polticos y se han dispersado ampliamente en el Norte, entrelos sandeh y al Sur de Nelle".

    Desde el informe Stuhlmann sobre los territorios al Este del WaHuma, sabemos de numerosas colonias que han emigrado desde lasmesetas hacia occidente. En las orillas meridional y occidental dellago Alberto vivan independientes una serie de caciques Wa Nyoro,que en parte haba abandonado sus anteriores posesiones por luchasintestinas. Ms hacia occidente haba otros caciques de la mismatribu, aislados entre s, pero ubicados en medio de otra, la de losWa Ssongora, en la meseta de Melindwa. La relacin con la "patria"sigue siendo tan fuerte que un cacique, llamado Kavali (hecho

    conocer por Stanley y Emin Pascha) y sus sucesores deban sersepultados en los territorios de origen. Los restos del tal Kavali

    debieron ser transportados sobre el lago hasta Bagoma.Ms al Este colonizaron los Wa Nyamwesi. Oscar Baumann, quien

    los conoci en Ussandini y Umbugwe, los calific de "portadoresde cultura o, mejor, semiportadores de cultura de primer orden". Los

    Unyamwesi tienen exceso de miembros, lo que los lleva a emigrar,dedicndose a la agricultura y al comercio (segn el modelo rabe).

    Otra fisonoma adopta la expansin fragmentada, que es la que leocurre a un pueblo de bajo nivel cuando penetra en otro de altonivel. El primero pasa a ocupar los lugares menos favorables delterritorio comn, lugares donde es arrinconado y donde pocas vecesse concentra masivamente. En Africa ecuatorial y meridional apenassi existe alguna tribu de gran magnitud que no albergue en su senofragmentos dispersos de los watwa, una pequea tribu de cazadores.Precisamente, por esta atomizacin es que muchas tribus pasaro~t

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    inadvertidas -a los ojos de los exploradores. Los relatos de Hans

    Stadens acerca de los wayganna, una tribu de cazadores de las mon-

    taas orientales de Brasil, hablan de seres hbiles con el arco y lastrampas que -temidos por las tribus ms grandes- se ubican entre

    ellas, llegando la similitud con el caso africano hasta en las carac-

    tersticas antropolgicas.

    Tambin los relatos de Martius refieren sobre un grupo humano

    menor (los mura) en Madeira y Solimoes, perseguido por todas las

    dems tribus, lo que lo obliga a vagabundear al estilo de los gitanos.

    Los punan de Sarawak tambin se parecen mucho a los bosquianos

    africanos, como slo se encuentran en Borneo septentrional; es decir,

    en permanente movimiento, viviendo de la caza y de los frutos dela selva, sin plantaciones, chozas o botes, temidos como excelentes

    guerreros y por conocedores de la selva. Naturalmente, deben ser

    contemplados como restos de los habitantes primitivos de Borneo;

    por sus formas precarias de vida tambin deben ser asimilados a

    los grupos africanos citados anteriormente.

    La expansin fragmentada significa para los pueblos as atomi-

    zados una marcada diferenciacin social y de trabajo muy singular.

    Por lo regular, ello ocurre con tribus de cazadores, pescadores o

    simples moradores de la selva que quedan dispersos y semisubordi-

    nados a los pueblos de agricultores o ganaderos que los superan encantidad y en nivel econmico y social.

    La diferencia entre un desarrollo histrico polifactico y uno

    unilateral estriba en el contacto de un pueblo con su vecino. Resulta

    de gran importancia para la caracterizacin de la historia de unpueblo, determinar de qu lado de su frontera se desenvuelven los

    acontecimientos histricos trascendentes; de esa manera, ser posible

    comprobar cmo tales acontecimientos trascendentes coinciden con

    cambios en la situacin del "lado histrico" de un determinadopueblo. El vecino ms poderoso ser el que condicione la situacin

    de la frontera ms importante e histricamente ms eficaz, en una

    determinada poca en la vida de un pueblo.

    Adems del vecino ms poderoso, habr siempre una influencia

    permanente, cual es la proveniente de la direccin adoptada por un

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    pueblo en procura de una cultura superior y de centros de podereconmico, todo lo cual influir decisivamente sobre un determinadosector del pas. Tal ocurri indudablemente con todos los paseseuropeos con respecto al sector occidental de Europa, donde la coin-

    cidencia del mar con los centros culturales y econmicos hizo deese lado la parte ms importante del continente. Que ello no siemprefue as lo ensea la historia a travs de las relaciones entre alemanese italianos, entre franceses y los pueblos mediterrneos. Hoy, porla presencia de Norteamrica, la importancia del sector occidental

    crece continuamente. En esta direccin tan gravitante hacia un de-terminado lado reside el germen de la dependencia, aspecto queresulta compensado, a la larga, por la multiplicidad de fronteras y

    por la propia magnitud de los pases considerados.Distinto resulta para pueblos ubicados unilateralmente, como el

    espaol, que para todos sus contactos con Europa continental debehacerlo a travs de Francia y slo conoce "lo francs", lo que 1oinduce a transformarse poltica y culturalmente en satlite de Franciay de los franceses. La historia de naciones de ubicacin "simple"resulta siempre impregnada con un cierto carcter unilateral. Lahistoria de Grecia cae bajo el concepto greco-asitico, la de Romacorresponde al momento ms rico en consecuencias para el rea

    talo-africana, los daneses estuvieron largo tiempo bajo influenciaalemana y lo mismo ocurri con los ingleses respecto de los franceses.Al analizar las principales direcciones de los movimientos hist-

    ricos, hemos visto cmo el lado privilegiado de un pueblo se muestrade esa manera hasta en los detalles menores. Ello lo comprobaremostambin al analizar la situacin de los pueblos costeros, en la con.traposicin costero-lacustre. Ella influye tambin preponderantementeen la ubicacin y conformacin de las colonizaciones, donde la pre-ferencia por determinadas direcciones cardinales surge con toda cla-ridad. En las ciudades europeas, por razones climticas, siempre se

    prefiri el lado Oeste; pero tambin los rabes y sirios esperan sushuspedes desde esa direccin, inclusive a sus enemigos; de ah quelos campamentos se abran hacia esa direccin y que la carpa delsheik sea la ms occidental.

    Para grandes agrupamientos que rodean un territorio central irra-diante, tal como Asiria y Babilonia o el Mediterrneo o todo uncontinente, existe siempre un "interior" y un "exterior". Con respectoa los espacios ecumnicos podra tambin involucrar a los continen-tes en un 'lado interior y en otro exterior; pero all e s necesario

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    destacar de inmediato que tales conceptos estn expuestos a loscambios que el tiempo impone. Africa occidental y ante todo Africa

    sudoeste fue "lado exterior" mientras la historia se desenvolvi enel Mediterrneo y en el Ocano Indico; pero se convertir dn "inte-rior" y en mayor grado en cuanto se desarrolle una historia atlntica.Para todo el pasado, hasta donde llega nuestra visin y an para unfuturo bastante lejano todava, semejante calificacin vale para Sud-frica y Australia, de cara al vaco. Los extremos australes de todoslos continentes ubicados o que se extienden en el hemisferio Surnunca tendrn resultados positivos con el intercambio con los pueblosrbicados enfrente, puesto que el campo de atraccin de sus relaciones

    se encuentra a sus espaldas. Lo mismo ocurre con las tierras delhemisferio Norte que se aproximan al Polo Norte, baadas por elMar Artico y que proporcionan el raro ejemplo de costas desiertasde gran magnitud. Pero aqu la situacin queda compensada por lamayor amplitud de las masas continentales en el sentido Este-Oeste,lo que facilita las comunicaciones laterales.

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    tal manera que exista la tendencia a dividir a los italianos en " -delNorte" o "del Sur" exclusivamente, con lo que resulta reforzada ladiferencia entre ambas zonas. Es importante destacar que no siempreel espacio resulta suficiente en todas partes como para estableceruna particin entre las diferencias. Entonces las diferencias tnicasse hallan tan prximas unas con otras y se radicalizan de tal manera

    que ya no pueden influirse recprocamente.De la misma manera que al sur del Ro Negro y de Chilo, las

    diferencias de las formaciones costeras y del suelo se aproximan,tambin se encuentran enfrentadas y prximas las diferencias antro-pogeogrficas y etnogrficas. Los pueblos pertenecen all a las clases

    de cazadores o pescadores, que ya conocemos. El borde occidentalpertenece a los pescadores, el Este a los cazadores. El territorio deestos ltimos es mucho ms extendido, pero -sin duda- con unamucho menor densidad de poblacin que las islas y franjas costerasocupadas por los que pescan.

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    A la inversa, un signo de retroceso est dado por la prdida, paraun pueblo, de los lugares que son especialmente valiosos para l.Una evidencia de la decadencia de los mongoles (en parte tambin

    de los kirguisos) se tiene en el hecho de haber sido desplazados delos mejores lugares de pastoreo que tenan en el desierto o en las

    partes semiridas. Un sntoma similar est dado para los indios deNorteamrica por haber perdido sus reas boscosas y praderas. Enestos casos es necesario tener en cuenta las diferentes exigencias quecada pueblo plantea al suelo.

    Sobre la costa o en las islas de un continente se considera quelos pueblos all estacionados han sido forzados a ello. Pues se piensa:pueblos dinmicos, disponiendo de reas tan favorables, seguramente

    hubieran penetrado hacia el interior del continente. Pero, es nece-sario considerar que para un pueblo de pescadores, tales lugaresson los ms deseables. Por eso no puede tomarse como un signode decadencia que los ingleses ocuparan solo las costas en los alre-

    dedores de la isla Terranova, mientras que los aldeanos francesesocupaban el interior de Quebec, Acadia, Nueva Escocia. Ambospueblos se hallaban en avance; en retroceso slo estaban los indiosque haban sido desplazados, por los ingleses de los lugares de pescay por los franceses de los de caza.

    Los restos de idiomas no arios de Europa (particularmente vascoy ligure en el sudoeste, etrusco en el sur, y finlands en el norte)constituyen prueba evidente de que las sucesivas olas de inmigrantesarios penetraron desde el este a Europa, y que desplazaron o absor-bieron a los ocupantes primitivos, hasta casi su total desapricin.Un idioma tom el vascuence, que cubre una reducida rea hoy(1899), formando una nsula idiomtica, como si fuera el pico msalto de una cadena montaosa hundida, necesariamente tiene quehaber cubierto anteriormente una superficie mucho mayor. Slo asse explica la gran cantidad de localidades y parajes espaoles quean hoy mantiene su denominacin vasca. Conocida es la demos-tracin realizada por W. von Humboldt acerca de la expansin de losvascos en Iberia, mientras que no pudo constatarse su afirmacin

    de que ellos tambin hubieran abarcado Aquitania. El proceso esconcebido por analoga con lo ocurrido en Britania; tambin es exten-sible a las migraciones continentales. Pero donde ello es inadmisible,es en el Mediterrneo; basta con mirar en derredor, para comprobarla expansin de pueblos activos a lo largo de las costas y de las islas.

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    O es suficiente con recordar a los griegos en la actualidad y a laexpansin romana (y de los pueblos a que dio origen) desde laperiferia del Mediterrneo hacia el interior del continente. Sin

    compartir las fantasiosas ideas de Sergis, consideramos como muyfactible una interrelacin de pueblos a travs y alrededor del Medi-terrneo, as como la de stos chocando con los pueblos que prove-

    nan del este. La singular situacin marginal de los celtas, oscurosy oprimidos, en Europa occidental y en sus islas escalonadas; nonos permite por ello deducir que se trata de uno de los pueblos ms

    antiguos de Europa, cualquiera sea su origen: autctono o inmi-grado. Cuando contemplamos la singular rea de expansin de losceltas recordamos un problema biogeogrfico de Irlanda que nosdice que en sus zonas meridionales encontramos plantas y animalesemparentados con similares de Europa sudoccidental.

    Y cabe preguntarse al respecto: se los encuentra en el sur deIrlanda porque emigraron desde el sureste? O fue el avance de loshielos de Irlanda septentrional el que desplaz a esas especies haciatales lugares? Cualquiera que sea la respuesta que se enuncie habrque admitir que entre la situacin actual y aquella migracin o des-

    plazamiento tiene que haber habido una gran cantidad de trasfor-maciones que seguramente oscilarn entre la total desaparicin delos inmigrantes entre la poblacin autctona y la vital propagacin

    en terreno sumamente apto.Cada territorio ocupado por un pueblo, que se distinga por ser

    angosto, fragmentado o marginal merece ser investigado si es aspor retroceso, estrechamiento o atomizacin. Generalmente, talessuposiciones se aproximan bastante a la verdad. Por ejemplo: debido

    a que la Galia aparece como el territorio ms cerrado de los celtas,en momentos en que stos aparecen en la historia, esa regin esconsiderada como el origen de los grupos clticos localizados enBretaa, Iberia, en los Alpes o Italia septentrional. Aun un investi-gador tan cauto como Freemann consider esta hiptesis como cier-

    ta. Pero, adems, supone que los restos de grupos clticos fuera dela Galia provienen de los que emigraron hacia el oeste. Freemannno cree en un espacio mayor, fragmentado posteriormente.

    La enorme cantidad de fragmentos y grupos menores de pueblos

    que pueden ser comparados con escollos marinos que apenas sobre-salen del agua, proviene del hecho de que cuando un determinadoterritorio es reducido, no se contrae simplemente, sino que se frag-

    menta en islas u oasis que pueden dar la impresin de haber sido

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    instalados desde el territorio madre. En ello reside la diferencia entreislas de avance e islas de retroceso; estas ltimas evidencian normal-mente las huellas del angostamiento o fragmentacin de un deter-

    minado territorio. Las islas idiomticas alemanas en Moravia evi-dencian, por su ubicacin entre el compacto territorio alemn deAustria y Bohemia, a primera vista manifestaciones de retroceso.Tambin donde el territorio de un pueblo presenta caractersticasde istmo, aparecen en su proximidad "islas".

    Un pueblo que penetra en otro vive desperdigado en islas: lascolonias europeas en Norteamrica de los siglos xvi y xvii tuvieronesa caracterstica, aunque posteriormente se fundieron y se unieronpara la expansin.

    El anlisis espacial tiene que partir de los 510 millones de kil-

    metros cuadrados que posee la superficie terrestre. A pesar que buenaparte no est habitada por el hombre y que 21 millones pertenecena las desconocidas zonas polares, y que slo el 28 Jo es tierra habi-table, sin embargo, a pesar de todo ello puede considerarse a laTierra como el planeta del Hombre. Aquellos 510 millones de kil-metros cuadrados constituyen la mxima dimensin para la vidahumana, para los desplazamientos de los pueblos y para la concepcinespiritual. Los restantes cuerpos celestes pueden influir sobre noso-tros por medio de la luz o del calor; pero aqu (en la Tierra) estnlas races de la vida y aqu las mximas posibilidades de expansin

    vital. Las expresiones ms antiguas de vida dependen de este espa-cio, tanto como las formas nuevas; aqu cumpli su desarrollo elgnero humano. El espacio terrestre es la primera e inmodificablecondicin para la vida. Es posible imaginar a un pueblo en uno uotro lugar; pero para la Humanidad slo hay un espacio posible.

    La multiplicacin de los habitantes de un pas modifica su rela-cin espacial; a medida que crece la cantidad, disminuye el espacioal que tiene derecho cada individuo y con ello se modifican las dems

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    condiciones de vida. Cada pueblo ha vivido este proceso y ha expe-rimentado las mismas circunstancias. De igual manera, la Humanidadcomo suma de todas los pueblos, ha vivido un proceso similar y ha

    sufrido por ello las consiguientes modificaciones. Por eso es quelas modificaciones espaciales constituyen importantes sntomas enla evolucin de los pueblos y de la Humanidad.

    El primero y ms importante problema biogeogrfico relacionadocon el espacio es el que liga a la vida con el espacio terrestre. Espa-cios pequeos se aglomeran en el seno de uno mayor y se modificanen f a misma relacin en que el mayor permanece inalterado. Sicontemplamos con perspectiva la vida de un determinado lugar, vere-

    mos que l ha sido distinto en momentos diferentes. As, las zonaspolares no siempre fueron desoladas y reducidas. La Tierra ha

    conocido mayores temperaturas en los polos, con una vegetacinsuficientemente importante como para formar carbn de piedra.Tambin hay carbn en las islas Kerguelen, donde hoy la vida esmenos que incipiente. En tales tiempos la Tierra ofreci mayor

    espacio a las manifestaciones de vida, de lo que lo hace hoy. Locontrario lo brinda la historia de nuestro planeta durante las glacia-rizaciones, las que obligaron a retroceder hasta el Ecuador a lasmanifestaciones vitales que haban avanzado hasta el Polo. Con ellofue disminuido el espacio disponible para la vida; la bioesfera fue

    reducida a un cinturn.La determinacin del "lebernsraum" que la Tierra ofreca en undeterminado momento, o su mera estimacin, es vista como unai mportante tarea, no slo porque de ese espacio depende la magnitudde vida posible, sino porque aparecen distintos motivos de diferen-ciacin relacionados con su. magnitud. El desarrollo de nuevas formasde vida siempre depender del espacio disponible (se coincida o nocon Moritz Wagner en la dependencia de las especies naturales deltipo de espacio o se coincida con Darwin en atribuirle solamente unarelativa influencia). El perodo de la historia de la Tierra durante

    el cual el espacio vital qued reducido, vio el desarrollo de la vidaoperarse con mayor lentitud, por la necesidad de crear nuevas formas.Pero siendo la superficie terrestre siempre distinta, de acuerdo conlos testimonios de geologa (tanto en altura, como en conformacin),resultan las ampliaciones del espacio vital como ,motivadoras de ma-yores diferenciaciones frente a un mayor espectro de suelos dispo-nibles.

    Un espacio amplio acenta estas diferencias, tanto desde el punto

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    de vista espacial cuanto geogrfico. Basta pensar en Groenlandialibre de hielo, para imaginar cunta y diferente vida podria onte-

    ner; lo mismo respecto de la Antrtida. Pases pletricos e ida,prximos a los polos, conservan (como lo hace Australia) f rmasarcaicas de vida o deben haber facilitado la propagacin d rmasnuevas a travs de caminos naturales que hoy no existen.

    El anlisis del espacio no nos autoriza a ver en la cre cin unasimple acumulacin de hechos. Una forma de vida no d plaza sim-plemente a otra para luego desaparecer. Toda nueva fo ma necesitaespacio para realizarse; ms an: para consolidar y ropagar suscaractersticas. La creacin se nos aparece como compu sta de hechos

    sucesivos; pero necesariamente tiene que haberse d sarrollado en

    espacios vecinos, en cada etapa. La creacin necesito espacio y laTierra lo brinda de manera limitada. Cuvier pas por alto estadificultad al establecer un estricto orden cronol~gico de sucesivascreaciones. A la primera la hace aniquilar; a 'la segunda la haceaparecer sin problema de la nada, suponiendo un desarrollo a partirde cero. Cuando sta sucumbe, aparece la tercera, y as sucesiva-mente. Cada creacin encuentra as un espacio vaco. Nosotros nopodemos tomar el espacio ni a su problemtica de manera tan simple.

    En todo tiempo hay formacin y destruccinf Aqu se produce vida;

    all desaparece. Por todas partes conviven ejemplares jvenes conviejos. Cada punto de la Tierra ha sido al upa vez origen de crea-ciones, dando lugar a formaciones que lueg e e rcieron en rrayo~o menor espacio. Un nuevo producto c vive con uno anterior.Cuntos pueden hacerlo depende del es el i onible. Si en elterritorio de un pueblo penetra uno ms fue entonces ste seapodera del territorio y lo presiona de tal manera e el primitivo

    ocupante pierde su agarre al terreno y desapar ce (por ejemplo:los tasmanios, muchas tribus indgenas). La uperioridad de un pue-blo sobre otro se materializa en el espaci al que rp_damente

    ocupa, explora, puebla, aprovecha, acelera tos procesos; y comola superioridad siempre es privativa de las cult as superiores, stasdesplazan a las inferiores. Por eso el ascenso y desaparicin no

    afectan solamente a los pueblos, sino que involucr tambin a lasculturas y a las circunstancias espaciales, por lo que problemtica

    del espacio domina toda la historia.

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    El espacio abarcado por la Humanidad se llama ecumnico. Elforma un cinturn que abraza la Tierra entre los polos, cubriendolas zonas templadas, subtropicales y tropicales, y parte de las fras.Cubre 5/6 parte de la superficie total de la Tierra. La parte cono-cida es ms grande, por lo que hoy (1899) slo restan 21 millonesde kilmetros cuadrados como desconocidos (5 en el hemisferionorte y 16 en el opuesto). Expediciones exitosas al Polo Sur redu-ciran sensiblemente estas cifras, sin por ello acrecentar la partehabitable del planeta. Si consideramos al hombre como especie biol.

    gica y la comparamos con las plantas y los animales, comprobaremos

    cun grande resulta el espacio que abarca. Algunos espacios dedeterminadas variedades vegetales o animales tienen una magnitudcasi igual, debido a que se expandieron como acompaantes delhombre. Debemos suponer que primitivamente el espacio abarcadopor el hombre fue reducido por la glaciarizacin, partida desde ambos

    polos. Tambin debe contarse con que hubo pocas de mayor tempe-

    ratura: En la actualidad, 125 millones de kilmetros cuadrados sirven

    de asiento de la Humanidad, y en ellos se desenvuelven los pueblosy los estados. Poco entenderemos a un pueblo si, adems de su

    asiento fsico, no tenemos en cuenta su rea de influencia. Tampocoentenderamos a la humanidad si slo tuviramos en cuenta el espacio

    habitado y no considerramos que toda la tierra es su rea deinfluencia. Hoy no puede imaginarse a un pueblo civilizado que nocubra al planeta en el orden cultural y econmico.

    Como todos los seres vivientes, tambin el Hombre procura expan-

    dirse. Cuanto ms movilidad y capacidad de adaptacin posea unorganismo, tanto ms lejos se expander y tanto ms rpidamentedesplazar a los dbiles. As puede apoderarse de toda la Tierra yno dar lugar a grupos que se repliegan. Entonces solo pueden pro-

    ducirse segregaciones superficiales por no haber espacio suficientesobre la Tierra para desarrollos especiales. Por eso las diferenciasgrupales no residen en el acondicionamiento interior que influyensobre el curso de la vida, sino en la misma piel, o sea, exactamente,en la superficie. As se forman solamente razas; ni siquiera especies.

    Y tales razas son escasas en relacin con la superficie terrestre.Nosotros vemos desaparecer a las tribus australianas, de la mismamanera que ocurre con las norteamericanas; y cuando hayan desapa-recido habr desparecido tambin una diferencia humana sobrante.

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    De tal suerte avanza un proceso de igualacin; aqu por simple des-aparicin y all por mezcla e. incorporacin en la sangre ms

    fuerte. Las nuevas formaciones, hay que destacarlo, reclaman cada

    vez m.

    es -espacios para su desenvolvimiento.- . , regeneramiento de una tribu por exogamia ser factible enaquellos casos donde sea posible tomar mujeres de territorios dis-

    tantes. En pequeos, en cambio, particularmente islas reducidas, noser posible aportar nueva sangre. Ello puede ser la causa de laretrogradacin de un pueblo.

    El mbito terrestre es dividido por el mar en espacios menores demagnitud variable, que surgen como islas de su seno. Las mayoresde ellas son las islas mundiales de Eurasia (con Africa) de 83 millo-nes de kilmetros cuadrados, Amrica con 38 y Australia con 7,7.A partir de estas masas terrestres siguen las grandes islas propia.

    mente dichas: Groenlandia (2,2), Nueva Guinea (0,8), Madagascar(0,6), las islas del Japn (excluyendo Formosa, Liukiu y otras)

    378.000, Gran Bretaa e Irlanda (314.000), Nueva Zelandia (268.000)

    hasta llegar a las ms pequeas como Ascensin (88 km cuadrados),o aun Helgoland (0,6) que puede ser contemplada como un pequeo -espacio independiente, restando infinidad de islotes deshabitados.Aunque la magnitud de las islas no es un ndice definitivo para las

    condiciones de vida en ellas, es, sin embargo, un condicionante dela cantidad de poblacin que puede contener. As viven sobre lamayor isla mundial (Eurasia-Africa) cerca de .1350 millones deseres, 130 en Amrica, 5 en Australia, 3,5 en Madagascar, 0,5 en

    Nueva Zelandia, mientras que en Ascensin slo hay 140 habitantesy en Tristan da Cunha, 97.

    La pertenencia a un continente como Europa o Australia no per-mite a los pueblos una expansin tan grande como la de continentesmayores; pero, en cambio, le permite gozar de una mayor diversidadde situaciones geogrficas cuyas condiciones naturales no pueden

    repetirse tan frecuentemente; as como una mayor participacin delos pases en las reas perifricas. De ah que en continentes menoreslas regiones centrales casi desaparezcan; razn por la cual en Europano puede haber una zona central como la tienen Asia y Africa.

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    Todas las expansiones son influidas por la naturaleza del suelo

    que utilizan. Ellas pueden avanzar rpidamente en amplios espacios

    donde no hay obstculos y se ubican seguras en reas reducidas,

    donde la naturaleza ha colocado obstculos de proteccin. Esa esla razn por la cual numerosos pueblos pequeos se ubicaron inicial-

    mente en islas, valles, bosques intransitables, etctera. Los grandes

    espacios abiertos son ocupados, en cambio, por pueblos de magnitud

    o por pases integrados por varias agrupaciones humanas menores.

    Las masas continentales de Eurasia y Norteamrica, ubicadas con

    relativa proximidad, constituyen los mayores territorios disponibles

    para el hombre. Europa septentrional, Asia central y del norte y

    Amrica estn ocupados por mongoloides, mientras que las reas

    meridionales muy separadas entre s estn pobladas por negros oscu-ros y claros, australianos, tasmanios y americanos.

    De las razas humanas, es la mongoloide la que mayor expansin

    ha tenido. Ella cubra antiguamente Eurasia septentrional desde el

    Atlntico al Pacfico, adems de Asia central, oriental y sudoriental,

    toda Amrica y la mayor parte de las islas del Ocano Pacfico. Por

    los vastos territorios abarcados, es la raza que mayores diversidades

    presenta; cubre desde las culturas de Asia oriental, hasta los esqui-

    males y ocupantes de Tierra del Fuego y no hay forma o nivel de

    cultura que no haya sido asumido por ella. El espacio cubierto habla

    tambin del espectro de situaciones culturales abarcado. A la inversa,el mbito abarcado por los negros es ms reducido y, por ende, ms

    uniforme; abarca casi exclusivamente el cinturn tropical. Por ese

    motivo la cultura de los negros se apoya principalmente en los

    cultivos tropicales. El territorio de la raza blanca fue originaria-

    mente Europa, ubicado totalmente en la zona templada; slo algunos

    grupos blancos se radicaron en los trpicos, en Africa septentrional

    y en Asia Menor. Esta raza tuvo, junto a grupos culturales signifi-

    cativos, tambin grupos nmades y de cazadores. Hoy se ha cons-

    tituido en su totalidad en portadora de la cultura. Finalmente, laraza australiana vive slo en Australia en un territorio en parteestepa pobre, en parte con caractersticas tropicales, y tiene mani-

    festaciones culturales muy primitivas.

    La clasificacin antropolgica, subrayada por la dimensin espa-

    cial, corresponde a las diferenciaciones fsicogeogrficas de los con-

    tinentes, las islas, los ocanos y de los mares secundarios, los que

    tambin influyen por sus dimensiones. En cualquier caso, existe una

    relacin directa entre la magnitud y la independencia, la duracin,

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    el efecto y -al mismo tiempo- la diversidad. Las razas australiana

    y negra presentan caracteres diferenciales ms acentuados que la

    monglica; pero como sta abarca un espacio diez veces mayor quela australiana, ofrece mayores modificaciones y ha alcanzado en laevolucin cultural una mayor riqueza.

    El crecimiento de los territorios ocupados por los pueblos noocurre por simple yuxtaposicin y posterior integracin de pequeosespacios, los cuales -de esta manera- se agrandan por un proceso

    mecnico. El fenmeno ocurre por el desarrollo de espacios mayoresque, al crecer, absorben los territorios menores y los penetra por

    tener una evolucin mucho ms rpida; los pueblos jvenes penetran

    a los viejos y las viejas formas y estructuras son reemplazadas porotras ms nuevas. Los nmades desbordan a los agricultores, losmarinos a los pueblos terrestres, los ms avanzados culturalmente alos ms primitivos, las ciudades al campo. De igual manera, los

    espacios polticos penetran los espacios idiomticos y stos, a su vez,

    en los espacios raciales. Con independencia de la potencia de cre-cimiento de un pueblo, existe en todas partes de la Tierra una ciertarelacin entre espacio y durabilidad y entre espacio e independencia.

    Cuanto ms grande es el espacio, con tanta mayor libertad se desen-vuelve en l una parte de la humanidad y menor peligro corre deser presionado desde afuera; pero mayores son las motivaciones para

    establecer contactos con otros grupos. Eurasia es el continente msgrande y al mismo tiempo el ms rico en contactos y relacionesentre los pueblos.

    Con el crecimiento mismo se modifica su propio proceso y sucondicionamiento: muy distinto es un desarrollo en un territorio

    nuevo, sin barreras, a tener que efectuarlo de manera penosa enEuropa central, donde cada palmo de terreno cost sangre y el es-fuerzo de sucesivas generaciones para poder mantenerlo.

    No es posible afirmar hoy de la Humanidad que su origen radicaen tal o cual lugar, como puede hacerse de determinadas plantas oanimales. La Humanidad constituye una mezcla de descendientes

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    de diversos tipos, cuyas diferencias se han ido limando como con-secuencia de los cambios exteriores, los deplazamientos y mezclas.

    Los pequeos espacios de desarrollo se han separado entre s; peroen cuanto empiezan a crecer, se superponen, se desplazan recproca-mente y las diferencias comienzan a desaparecer. No existe, empero,ninguna duda que cada raza o cada pueblo ha partido de un rearestringida y que se fue expandiendo hasta que un obstculo naturalo la resistencia de otro grupo humano se le opuso. Este proceso fueseguido por un retroceso que lleg -en muchos casos-- hasta ladesaparicin. Este avance de reas reducidas hacia otras mayoreslo evidencia cualquiera de las grandes razas que hoy pueblan la Tie-rra, ocupando la mayor parte de las tierras habitables. Todos losgrandes agrupamientos humanos fueron, en su origen, de reducidamagnitud. El rea de Roma, sobre el Tber inferior, que originaria-

    mente no sobrepasaba algunos kilmetros cuadrados, hoy (1899) al-canza ms de un milln y medio de kilmetros cuadrados de Europa,cubrindolas con su idioma, costumbres, criterios y sangre latinas.Esta expansin fue precedida por una ampliacin del rea de influen-cia hasta Britania meridional, Africa y Asia Menor. Desde los chinos,

    pasando por los alemanes o ingleses, vale la regla, que si exploramosen su antigedad nos encontraremos siempre con espacios cada vez

    ms reducidos. Por ello la expansin territorial constituye la mate-rializacin ms evidente y concreta del xito histrico. Esta afirma-cin no vale solamente para las distintas razas sino tambin para lasmanifestaciones espirituales o materiales de la Humanidad. An enlos primeros estadios de las ideas religiosas el dimensionamientoespacial es reducido, limitado al horizonte y -al final- por la pe-queez de la Tierra. En general, a un mayor dimensionamiento co-rresponde una mayor antigedad. Todos los pueblos que permane-cen en las manifestaciones culturales ms primitivas tienen, al mismo

    tiempo, un dimensionamiento espacial reducido: pequeas reas ha-bitacionales, pequea rea de influencia y horizonte limitado. Al es-tudiar un determinado pueblo hay que tener en cuenta que son de

    especial valor todas las caractersticas que lo impulsan a la formacin

    de grandes espacios de manera permanente.Los estadios inferiores de ndole cultural nos muestran pueblos

    cuyo nmero crece lentamente o permanece estable y ubicados enespacios pequeos pero amplios en relacin con ese nmero. De ahnace la tendencia a la asociacin de pequeos espacios dbilmente

    ocupados. Su magnitud depende, de los medios de subsistencia que

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    ofrezcan; de ah que pueblos pequeos se vean obligados a una ma-yor expansin debido a climas rigurosos y tierras improductivas. EnNorteamrica, por ejemplo, a medida que se avanza hacia el Norte,los indios ocupaban mayores espacios cada vez con menor nmerode cabezas. Al crecimiento del espacio abarcado le preceda siempre

    el del rea de influencia y ste -a su vez- era precedido por elcrecimiento del horizonte. Un espacio, una vez conocido, originaria-

    mente slo se lo conoca espiritualmente o se lo intua, tarde o tem.prano tena que ser dominado y ocupado.

    La ampliacin del horizonte no consiste solamente en el descubri.

    miento de comarcas desconocidas, sino tambin en el conocimientoexhaustivo de las ya conocidas. En ello estriba todo el progreso ocu-rrido acerca del conocimiento del mundo. Por ello, esto no slo

    significa para los pueblos en movimiento objetivos ms lejanos, sinotambin mejores caminos, audacia, movimientos sin lmites, etc. Lamovilidad estuvo restringida all donde los estados pequeos queda-ron aislados del resto del mundo por obstculos difciles de salvar,o escondidos en reas inaccesibles. Alrededor de las pequeas ciu-

    dades quedaba "todo el mundo". El crecimiento de la poblacin, elcomercio y an las gueras rompieron las fronteras naturales y abrie-ron cmino para avances ms lejanos. Seguramente habr pesadoen estos desplazamientos la atraccin de suelos ancestrales o la exis-

    tencia de antepasados.A la luz de este desarrollo se nos aparece la autoeducacin de laHumanidad como las ramas y los brotes de un rbol, cuyo troncocrece lentamente en altura, mientras su copa se densifica paulatina-mente. Tambin en el rbol de la Humanidad brotaban -con cadaprimavera histrica- hojas nuevas que acrecentaban su vitalidad.

    Las reglas que determinan el crecimiento espacial de los pueblosson, en general, las mismas que rigen para el crecimiento espacialde los estados, que ya he desarrollado en la tercera parte de la Geo-

    grafa Poltica. La diferencia fundamental reside en que el creci-miento de los pueblos depende de su capacidad de multiplicacin,mientras que el de los estados est condicionado a la voluntad deun conquistador de llevar su dominio mucho ms all de sus fron-

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    teras, (cupndo no ocurre exactamente lo contrario). Por lo dicho,el crecimiento poblacional ser siempre ms lento que el espacial;de ah surge la importante ley, segn la cual un estado es tanto ms

    fuerte y duradero, cuanto ms armnico haya sido el crecimientodel binomio pueblo-estado, y cuanta ms correspondencia haya exis-

    tido entre su territorio poltico y el ocupado por su poblacin.Una mayor diferenciacin exterior se nota en las fronteras dentro

    de las cuales se enquista un estado, mientras que la expansin de unpueblo en crecimiento no conoce ese tipo de limitacin, ni tampocola tiene en cuenta. Una frontera podr circunscribir a un pueblo auna determinada rea por decenios o an siglos; pero, cuando llegael momento histrico, su desarrollo hace quebrar esas barreras. Elmayor ejemplo de un caso as lo brinda Japn, pas que permane-ci artificialmente encapsulado en s mismo desde 1634 hasta 1854.Sin embargo, y pese a la presin exterior de los pueblos occiden-tales, su natural desarrollo llev al Japn a buscar nuevos lugaresde colonizacin -o sea, espacios para el crecimiento- tal comolo evidencian sus tendencias ms recientes.

    A pesar de que algunas fronteras pueden restringir el crecimien-to de un pueblo, hay que considerar que el crecimiento como es-tado no es ms que un recurso de su crecimiento como pueblo; re-curso que se utiliza para hacer frente a los obstculos que se

    presentan al desarrollo. El estado conduce y facilita los impulsosque parten de los pueblos. Todo progreso que acusa una estructuraestatal, lo es tambin para el pueblo al cual sirve. El mayor dimen-sionamiento espacial de un estado, el consiguiente aumento del tr-fico, as como el cultivo de las reas limtrofes incultas, han favo-recido la comunicacin de los vecinos.

    Esta relacin entre el desarrollo espacial de los pueblos y el di-mensionamiento de los estados, es general. Ella aparece con mayorclaridad en los pases negros. Los pequeos estados de la zona delNilo y de Uelleson, al mismo tiempo, la mayor rea de dispersinpoblacional. Aqu jams hubo un estado poderoso que unificaratodos los agrupamientos humanos. Los pequeos estados noslo se caracterizan por una enorme dispersin, sino tambin porhaber impregnado de esa caracterstica a las tribus que se hanmezclado con ellos, como los Momf. En Mangballe ha comprobado

    Junker "una tribu no muy numerosa al Sur de Uelle, pero total-mente dispersa". En la poca de Junker, estas tribus -por impo-sicin de una guerra- haban sido arrinconadas contra la margen

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    Norte del ro, entre Sandeh y Amad, para luego desplazarse nue-

    vamente hacia el Sur. El cacique Mambang unific al Sur de

    Uelle, en su pequeo territorio, junto con su tribu original (los

    Mangbattu Barmb) a los Sand (provenientes del Norte) y a los

    Bissanga (originarios de Uelle-Bomokandi). Un rea idiomtica en

    Nueva Guinea alemana tiene una dimensin de unos 15 km coste-

    ros como promedio; ya 25 km resultan demasiado. El territorio de

    Tanna, con 7.000 habitantes tiene segn Campbell 6 idiomas, se-

    gn otros, tan slo 3.

    El desarrollo de una cultura puede ser gestado en un territorio

    pequeo, para despus crecer hasta ser gran potencia. Pero un de-

    sarrollo de esta naturaleza no podr permanecer en estrecho espa-

    cio por tanto tiempo como puede soportarlo un desarrollo poltico.

    Grecia, por ejemplo, solo pudo brindar a la cultura oriental un

    lugar de paso y un rea de insercin; pero no territorios de mag~nitud estable. Un historiador de la capacidad de Ranke observ laimportante circunstancia histrica de que Grecia nunca estuvo en

    condiciones de desarrollar ciudades de gravitacin mundial comolo haban logrado Asia Menor, Africa o Italia. Ello no impidi a

    la cultura griega abrirse camino en el mundo, de una manera tanrpida y eficaz como ninguna otra antes. El reducido espacio grie-

    go condicion favorablemente esta proyeccin, obligndola a anti-

    ciparse; en cambio, perjudic desde el punto de vista de la poten-cialidad poltica. Los portadores de la expansin cultural fueron

    numerosos grupos pequeos que ya no constituan una unidad racial.

    A la larga, la cultura no puede ser patrimonio de un solo pueblo

    ni puede estar circunscripta a un espacio reducido. En su natura-leza misma hay una tendencia a la propagacin, puesto que sus

    portadores son seres que se desplazan; adems, porque ejerce su

    dominio tambin sobre seres qu nunca son tan negados, que no

    sean capaces de utilizar su dominio, aunque ms no sea circunstan-cialmente. An en aqullos lugares -como la India- donde ladiferencia entre dominador y siervos es muy grande, los segundos

    procuran asimilar los niveles culturales del primero, procurando

    conocer e imitar los motivos de semejante poder.

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    Ah donde las circunstancias son particularmente favorables, lapropagacin cultural se produce de manera muy rpida, como ocu-

    rri con muchos de los pueblos sojuzgados por Roma.En relacin con lo afirmado al final del captulo quinto acercade la persistencia y parcial reforzamiento de las condiciones natu-rales que reclama un desarrollo cultural, queremos destacar breve-mente la creciente importancia de los intereses econmicos (par-ticularmente los del intercambio comercial) en detrimento de las

    diferencias nacionales basadas exclusivamente en razones idiom-ticas. Con ello se devuelve, a la par, una mayor influencia de lascondiciones naturales en la formacin de los estados, concedindo-les superior importancia de la que se les quera atribuir, especial-

    mente en reas como Europa Central y Oriental, donde las distri-buciones territoriales son decididamente anti-nacionales.

    En todas las investigaciones destinadas a determinar el origende los pueblos, el espacio debe ser tenido particularmente en cuen-

    ta, pues sin l la vida no puede desarrollarse. Cuantas ms dife-rencias presentaba un determinado espacio vital, tanto ms espaciorequera para establecer y mantener tales diferencias. Con excesi.va frecuencia se ha ignorado que el desarrollo de un determinadagrupo idiomtico constituye un hecho ebtrictamente geogrfico,desde el momento que requiere espacio para desenvolverse. Unslo idioma puede mantenerse y an desarrollarse parcialmente enespacio restringido; pero ser anlogo a una planta bajo una cam-pana de vidrio. Para que alcance su desarrollo natural, tiene queromper las barreras que se oponen a l. Si no lo logra, morir r-

    pidamente por ahogo y sofocamiento. Porque tambin con las len-guas se cumple la regla de que lo que no avance, de hecho, retro-cede. Cada idioma es como una ramificacin singular de un desa-rrollo que posee otras ramas; por ello, la primera, slo es explica-ble dentro de un marco de conjunto y no como un producto aislado.Los idiomas indogermnicos tuvieron, para su desarrollo, un reamucho mayor que el Indu-Koh o "territorios de origen" similares.

    Cuanto ms antiguos son los rasgos caractersticos de un pueblo,tanto mayor profundidad alcanzan y, normalmente, tanto mayor di-

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    fusin han tenido. De ah que los rasgos raciales abarquen terri.torios _ ms dilatados que los rasgos idiomticos. Por la manera

    en que se diseminaron las razas y los pueblos, puede afirmarse quelos que abarcaron grandes reas continentales o martimas presen-taron una problemtica racial, mientras los que lo hicieron en es-pacios reducidos enfrentaron cuestiones idiomticos. Frente al pro-blema del negro empalidecen los peores procesos de consolidacinde las nacionalidades en Europa; ante los millones de mestizos ymulatos que habitan Centro y Sudamrica pierde sentido el hablarde una unidad americana. Porque, a pesar de que el continente e suno solo, las diferencias raciales presentan abismos insalvables.

    En medio de las mayores posibilidades de expansin y comunicacin

    que pueda presentar el continente, los diferentes pueblos presentanexclusiones raciales. Esta verdad incuestionable suele ser omitida,cuando solo se estudia el espacio.

    La formacin de pueblos ocupantes de grandes espacios solo pudoser posible por la unin de diferentes razas ocupantes de distintasreas. Dado que semejante asociacin no es posible pensarla sinfusin de razas, (an cuando una muy dbil sea absorbida o eli-minada), resultan los mayores estados o territorios de pueblos, losmedios ms favorables para la igualacin de las diferenciaciones

    raciales. Las colonias espaolas y las rusas brindan los mejoresejemplos.

    Si se tienen en cuenta las caractersticas de ocupacin de espa-cios por parte de los grandes y pequeos agrupamientos humanos,se comprobar de inmediato las consecuencias de la miopa lings-tica en la limitacin de la bsqueda del origen de la raza blancarestringindola a los pueblos indogermnicos. Muchos parecen ha-ber olvidado que Africa septentrional posee indicios de importantescomponentes de la raza blanca, tanto por su antigedad como porsu significado histrico.' An los pueblos de origen distinto, al in-

    dogermnico, tanto europeos como asiticos (los vascos.. por ejem-plo) quieren ser tenidos en cuenta. Los semitas han sido conside-rados de vez en cuando: pero ms en contraposicin con los indo-germanos que en funcin de una hermandad racial. Slo as seexplica que el gran problema de las razas haya quedado relegadodetrs del pequeo que originan los grupos idiomticos.

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    Sudamrica como son las proporcionadas por una mayor disponi-bilidad de reas templadas. El predominio de los alemanes del Sur

    radica ms en la expansin territorial que en la idiomtica de lalengua alemana del Norte. Similar es el predominio de los fran-ceses septentrionales en su pas, de los ingleses en todo el archipi-lago britnico, y de los eslavos septentrionales dentro de toda lafamilia eslava. De los grupos humanos radicados en pennsulas,suele tener preponderancia los que se encuentran ms prximos ala amplia base contigua al continente: disponen de mayor espaciocomo para adquirir gravitacin. Tambin es posible comparar alos italianos del Norte con los que ocupan el centro de la pennsula,a los eslavos y rumanos de la parte septentrional de los Balcanes

    con los griegos y ocupantes de Albania, o Rumania con Grecia. Lacircunstancia de que el territorio ocupado por el pueblo alemn seael doble del de los franceses, tendr su efecto cultural y econmico,al que se agregarn, alguna vez, el poltico, a pesar de que Francia-por disponer de menor espacio- tuvo inicialmente un desarrolloms acelerado.

    Otra ventaja que deriva de la lucha por el espacio lo proporcionala disminucin de las fricciones anteriores. Al ampliarse las zonasde lucha por el progreso cultural, segn la ley del crecimiento de

    los pueblos y los estados, entonces las reas de lucha son llevadascada vez "ms afuera", los combatientes son separados y su canti-dad, disminuda paulatinamente. En el territorio norteamericano,donde hace 400 aos pululaban las luchas entre pequeas tribus,hoy solo existe el enfrentamiento pacfico de dos estados -hijosde paises europeos que se han repartido el continente entre s.

    La transitoriedad de los grandes imperios constituye una de lasgrandes enseanzas de la Historia. Ellos se derrumbaron al perderel asidero con el espacio que -precisamente- les otorga la mayorparte de su podero. La Historia tambin nos ensea de la transi-

    toriedad de los grandes pueblos. Tambin ellos desaparecen alperder territorio. Por ello vemos desaparecer con mayor velocidada aquellos grupos humanos a quienes la naturaleza misma les niegaposibilidades de expansin: pueblos insulares o aqullos que se con-formaron con pequeos territorios, (por ejemplo: los fenicios cos-teros) o, finalmente, agrupaciones humanas reducidas que abarcanamplios espacios sin explotarlos totalmente (indios americangs,australianos y grupos de Asia septentrional). En cambio, en la com.petencia de pueblos que han alcanzado los mismos niveles cultu-

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    rales y similares estadios de expansin, las influencias espaciales noson tan determinantes.

    No hay que confundir el espacio habitacional con el correspon-diente ocupado por un pueblo. En ello habra una contradiccincon la naturaleza mvil y de accin lejana propia de los agrupa-mientos humanos. Adems, con ello restringiramos el concepto deespacio habitacional. Este constituye una manifestacin pasajera.An hoy vemos como se ampla el espacio disponible para la Hu-

    manidad por nuevos descubrimientos; de igual manera se amplia-ron los territorios de pueblos dinmicos a costa de otros menosemprendedores. Tales desplazamientos estn tan' generalizados yocurren en tantas partes, que es difcil dar con toda precisin elespacio habitacional de cierto pueblo en un momento determinado.Cada cambio de ubicacin, cada desplazamiento, genera cambios.Por eso slo se pueden materializar fronteras generales para los es.pacios habitacionales y las reas de influencia. Por ejemplo: los31.000 km 2 de islas ubicadas entre Nueva Zelandia y Hawai y entre

    Palau y las Islas de Pascua constituyen el territorio de los malayosy polinesios; sin embargo, sus contnuos desplazamientos por gue-rras o en la paz, para colonizar, procurarse alimentos o para robarcubren un rea doscientas veces mayor, que involucra ms de untercio del Ocano Pacfico.

    Los amplios espacios otorgan a las distintas formas de vida quelos utilizan para expandirse, de la proteccin que dan las grandesdistancias, (al dificultar la agresin de otros entes y al facilitar ladefensa. Por eso vemos que la competencia entre pueblos fuertes ydbiles se resuelven ms rpidamente en espacios pequeos, porqueellos no proporcionan posibilidad de eludir una decisin. Los tas-manios no eran mucho ms atrasados que los australianos. Sinembargo, los primeros han desaparecido, mientras que los segun-dos pudieron replegarse hacia el Norte y Este. Tasmania tiene solo

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    68.000 km 2 frente a los 7,6 millones de km2 de Australia continen-tal, o sea ciento doce veces mayor. Eran dos territorios desiguales,

    pero con idntica densidad de poblacin; el ocupante del mayorde ellos tuvo la capacidad de supervivencia equivalente al de unagran masa poblacional.

    La capacidad de absorcin de las grandes masas acta de mane-ra natural. Daro evidenci buen golpe de vista cuando se neg atrasladar su residencia desde las inhspitas mesetas persas haciala ciudad de Babilonia, recin conquistada. Su pueblo se hubieraperdido entre las masas de habitantes babilnicos. No se trata aqu,naturalmente, de grupos de magnitud absoluta. Por el contrario,el concepto tiene valor relativo. A pesar del largo dominio que los

    vikingos noruegos ejercieron sobre las Hbridas, el elemento ger-mano sucumbi ante el gals, porque sus colonizadores eran pocosy las mujeres extranjeras tambin escaseaban. Recin a travs delos ingleses pudo volver a surgir. Por siglos, la inmigracin ger-mana hacia Irlanda se perdi en el predominio numrico de losceltas. El destino de los compaeros de Coln en Hait, despusde su primer viaje es uno de los tantos ejemplos que presenta lacolonizacin de territorios recin descubiertos. Existen en la Huma-nidad suficientes restos donde se corroen los flujos de pueblos que

    otrora debieron ser de mayor magnitud.En todos los espacios, la seguridad se acrecienta para los pue-blos que los ocupan de manera densa y uniforme, aferrados mejora ellos, que si los ocuparan de manera irregular y poco densa.

    La magnitud del horizonte geogrfico influye sobre el criterio y

    la voluntad de los pueblos, al conformar pautas acordes con los es-pacios que sern abarcados. En todos los estadios de la culturaobservamos cierto disgusto de los pueblos en sobrepasar sus fron-teras, las ventajas de los espacios pequeos fueron formuladas hastafilosficamente por los antiguos griegos, quienes -por sus extra-ordinarios logros en el campo cultural- parece que no necesitaronde grandeza poltica por no haber sabido independizarse de la pe-queez del territorio que les sirvi de cuna. Mayor pequeez terri-torial evidencian los pueblos naturales que se encierran en pequeos

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    espacios y en organizaciones tribales o familiares, con horizontes

    geogrficos que no exceden un par de das de marcha. Como con.

    secuencia de ello, tienen un cabal concepto acerca de su magnitudy poder; pero ningn entendimiento para un gobierno unitario de

    un territorio mayor. Con tales condiciones de aislamiento, apenas si

    aparecen otras relaciones que un comercio autctono, y contactos

    que no sean los familiares.

    El temor ante el invasor o intruso separa en el orden moral tanto

    como las fronteras separan en cuanto a espacio. Al penetrar el

    comercio a cargo de extranjeros en esas nsulas, destruye infalible-

    mente su consistencia. Lakengo fue suficientemente astuto cuando se

    asegur las ventajas del comercio con mercados fronterizos, sin de-

    jar por ello penetrar en su pas a los comerciantes extranjeros. Porlo general, los extraos solo entran como huspedes de los prn-

    cipes, no sin recurrir al consejo de los ms ancianos. Nosotros con-

    sideramos que esas medidas de proteccin son necesarias en espa-

    cios tan reducidos. Se mezcla con estas consideraciones un motivo

    profundo, que acta de manera poderosa e instintiva a la vez. En

    estadios inferiores de cultura los pueblos procuran aislarse para

    formar su personalidad, ya que las corrientes interiores que ms

    tarde darn origen a las nacionalidades, no poseen fuerza suficiente.

    Los .pueblos primitivos necesitan de espacios reducidos para ence-rrarse en ellos y dominarlos, para tener conciencia de s mismos y

    para poder continuar de esa manera. Ellos sienten instintivamente

    que si modifican las reas que ocupan,, penetran, en su agrupa-

    miento humano elementos nocivos con consecuencias imprevisiblespero siempre negativas. Un pueblo montas no podr anexar unterritorio llano sin sufrir perjuicio, as como un pueblo originario

    de bosques no puede salir a campo abierto sin debilitarse en la

    fuerza natural que la montaa o el bosque otorgaron, respectiva-mente.

    El espacio naturalmente pequeo tiene la ventaja que el puebloque lo ocupa lo conoce temprano en toda su magnitud, lo asumetotalmente, explota todos sus recursos y por esos motivos se iden-

    tifica plenamente con l. Adems, los pequeos espacios densificanla poblacin, ponen anticipadamente en contacto a los seres, los

    fuerzan a la cooperacin y a la coordinacin de sus elementos cul-

    turales, todo lo cual genera una anticipada madurez de esa cultura,que puede luego proyectarse exteriormente con gran fuerza. El po-

    der poltico involucrado en el mismo proceso apoya esa expansin y

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    as vemos en islas, oasis, franjas costeras, y valles a pequeos pue-blos crecer con plena conciencia tribal o nacional que, cuando lascondiciones se presentan favorables, se proyectan sobre espaciosmayores. Si a estar madurez sigue un proceso de decadencia, man-tiene empero la conciencia tribal fundada sobre elementos geogr-ficos y su capacidad de renovacin, como ha sido demostrado porlos italianos, griegos modernos y daneses. A pesar de muchos aosde dominacin extranjera, Italia mantuvo firmemente su idea deunidad a lo largo de siglos.

    Una forma comn de expansin menor la constituye la fundacinde ciudades, las que -bajo la proteccin de sus murallas y puer-tas, frecuentemente en combinacin con obstculos naturales- for-

    maban centros de colonizacin en territorios extraos. Precisa-mente, la proteccin que brinda la concentracin impeda dimeu-sionar a las ciudades ms all de ciertas magnitudes. Por eso lapresencia de alemanes en la mayor parte de los pases del Esteeuropeo se limit a pequeas localidades, frecuentemente dispersas.Un anillo de ciudades alemanas como el que conjugan Olmtz,Brnn, Iglau y Budweiss no es lo normal. Efectivamente: ciudadesalemanas aisladas en Bohemia pagaron su tributo ya durante lasguerras husitas. Sobre la importancia histrica y las caractersti-cas polticas de las ciudades, ver en la Geografa Poltica el cap-

    tulo "La ciudad-estado y la ciudad en el estado".

    El espacio en el espritu de los pueblos

    Todos los pueblos que se autoimpusieron la misin de expandirseen grandes espacios, tuvieron -en su lucha por impedir la dismi-nucin de su poder como consecuencia del aumento de las distan-cias- una idea amplia del espacio en su concepcin espiritual. Ellovale tanto para los pueblos pastores que inundaron amplios terri-

    torios, como para los modernos pueblos colonizadores que en pocosdecenios hicieron sentir en medio inundo la presencia del arado, la

    locomotora y el buque a vapor. Esta gran concepcin espacial, queentre los pastores nmades es slo una fuerza primitiva, facilitadapor su mayor movilidad debida a la crianza de ganado, cobra entrelos representantes de las culturas superiores el carcter de sntesisde todas las conquistas cientficas y tcnicas; inclusive, entre pue-blos ubicados a la fuerza en espacios estrechos, esa sntesis cons-tituye una caracterstica ineludible del nivel cultural.

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    Los norteamericanos y australianos de origen germano-clticoposeen el tipo de los pueblos conquistadores de grandes espacios

    en una magnitud nunca conocida. Cuando Ralph Waldo Emersonse jact