sta maria goretti

Santa Maria GorettiMártir de la pureza

Familia Goretti

Luigi Goretti Assunta Carlini

Angelo Marietta Mariano Alessandro Ersilia Teresa

Luigi (Padre) Assunta (Madre)

Casa Natal de María en Corinaldo

Imágenes de la película de Santa María Goretti

Fotografías que se atribuyen a la imagen real de María

Representación del brutal ataque. María le dice a Alejandro: “No lo hagas, es pecado, te irás al

infierno”.No pudiendo manchar su pureza, le da 14 puñaladas en su cuerpo.

Fallecida a los 11 años, muere perdonando a su ejecutor

• "Sí, lo perdono por el amor de Jesús, y quiero que él también venga conmigo al paraíso. Quiero que esté a mi lado... Que Dios lo perdone, porque yo ya lo he perdonado”.

• Se consagra como “Hija de María” justo antes de morir, y pide al padre pasionista que la atiende, usar la medalla celeste de la Pía Unión. Su petición es escuchada y muere mirando un cuadro de la Virgen y diciendo: “Nuestra Señora me espera”.

Lugar donde fue martirizada

Mesa del hospital en donde fue operada

Imagen que muestra cuando María se parece en la cárcel a Alejandro, le confirma su perdón, y le ayuda a perseverar. “Vi en sueños a María con catorce lirios blancos, uno por cada puñalada recibida.” Y le dice María: “Tú también puedes ir al Cielo.”

Alejandro se convierte y entra como terciario a un convento capuchino para reparar sus males. En la foto, arreglando flores y barriendo en dicho convento.

Alejandro rezando el Santo Rosario ante la imagen de María Goretti.

Imagen de Assunta, madre de María, y Alejandro. Assunta dijo: “Si ella lo perdonó, yo también lo

perdono”.

Su madre, Assunta, presente en el día de la canonización de su hija(1950). Hecho singular en la Iglesia.

Su hermano, Mariano, visitando la tumba y el féretro con la imagen de la santa.

Santuario de Santa María Goretti en Nettuno, Italia.

• Lugar en donde muere, perdona a Alejandro y ofrece su vida por su conversión. Ahora un altar donde se celebra la Santa Misa.

Reliquias de la Santa

Imagen del perdón

Santa María Goretti, ruega por nosotros