s kierkegaard
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El p r i m er ex ist enci a l i st aJoan Sol
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K I E R K E G A A R D
J O A N
S O L
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Joan Sol, 2015
de esta edicin, Batiscafo, S. L, 2015
Realizacin editorial: Bonalletra Alcompas, S. L
Ilustracin de portada: Nacho Garca
Diseo de portada: Vctor Fernndez y Natalia Snchez para Asip, S, LDiseo y maquetacin: Kira Riera
Fotografas: Todas las imgenes de este volumen son de dominio pblico.
Depsito legal: B 10503-2015
Impresin y encuadernacin: Impresia Ibrica
Impreso en Espaa
Reservados todos los derechos. Queda rigurosamente prohibida la
reproduccin total o parcial de esta obra por cualquier medio o
procedimiento y su distribucin mediante alquiler o prstamo pblicos.
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KierkegaardElprim er existencialista
Joan Sol
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CONTENIDO
La dimensin interior 9
Interioridad subjetiva: el individuo concretoirreductible al concepto 9
Subjetividad cristiana 13
Es Kierkegaard un filsofo? 18
Planteamiento del libro 20
Vida-obra de Soren Kierkegaard 23
La relacin con el padre 25
TI luteranismo dan s 29
La relacin con la amada 33
El destino de escritor 36
Zos seudnimos 39
El choque con la sociedad 41
Ataque a la cristiandad en nombre del cristianismo 43
Verdad y existencia 47
El trasfondo filosfico 49
M odelos filosfic os del ser humano 62
El ser humano existente, concreto y libre 63
Verdad subjetiva 65
Comunicacin indirecta 68
El devenir existencial 75
La forma del devenir existencial 75
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Acicates del devenir existencial 79
Las tres esferas del devenir existencial 85
'Percepcin de las tres esferas y de los dibujos de la Qestalt 87
La dolce vita: la m elancola del esteta 94
A Cloekwork Orange- reflexin lmite
sobre la libertad y la tica 102
El estadio religioso 109
Temor y tem blor 109
Los dos momentos de la experiencia religiosa 114
El caballero de la fe 116
Significacin de Kierkegaard 119
Kierkegaard en la filmoteca 119
Malentendidos acerca de Kierkegaard 120
Posteridad y vigencia de Kierkegaard 124
Obras principales 131
Cronologa 135
Indice de nombres y de conceptos 139
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Lo que cuenta es comprender a qu estoy destinado, percibir qu es lo que
la Divinidad realmente quiere que yo haga; la cuestin es encontrar
una verdad que sea verdadpara m,encontrar la idea por la que est
dispuesto a vivir y a morir.De qu me servira encontrar una verdad
llamada objetiva, abrirme paso a travs de los sistemas de los filsofosy ser capaz de pasarles revista cuando hiciera falta? [...] De qu me
servira poder explicar el sentido del cristianismo, poder exponer
muchos fenmenos particulares, si notuviera para m mismoy para
mi vidaun sentido realmente profundo? [...] De qu me servira que
la verdad estuviese frente a m, fra y desnuda, indiferente a que yo la
reconozca o no, y me produjera ms un estremecimiento temeroso que
una devocin confiada?
Sor f .nKi e r k egaa rd,Diarios
Kierkegaard fue de lejos el pensador ms profundo del siglo pasado.
Kierkegaard era un santo.
Ludwig W i t t gens t e in
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La dimensin interiorHe trabajado en pos de un desasosiego orientado
al ahondamiento interior.
Interioridad subjetiva: el individuo concreto
irreductible al concepto
Seren Kierkegaard es uno de los pensadores que ms han iluminado,
en cualquier momento de la historia, la dimensin interior humana.
Ya solo por eso la humanidad ha contrado una deuda insaldable
con l. Pero qu debemos entender por esta interioridad? No algo
etreo ni metafrico, no una figura retrica adecuada para versos
lricos, sino un estrato existencial muy real, aunque no cuantifica-ble ni reducible a frmulas cientficas o conceptuales. Conforme al
muy recomendable hbito filosfico de no dar nada por supuesto y
cuestionarlo todo de entrada, conviene hacerse una idea inicial de
aquello que Kierkegaard introdujo como novedad sustancial y ra
dical en el pensamiento. Un contraste entre el mundo biolgico y
esta otra realidad puede ayudarnos a situar el enfoque en la posicin
adecuada.
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10 'Kierkugaard
Los arenques son peces azules que forman grandes bancos en el
norte del ocano Atlntico y en el mar Bltico. Se alimentan de planc-
ton y de animales pequeos. Su desove primaveral tie de blanco elmar, le da una textura lechosa, por la gran cantidad de huevos que po-
nen. Los depredadores leones marinos, focas, garzas y gaviotas se
abalanzan sobre los huevos y los engullen mayoritariamente; se calcu-
la que sobrevive un arenque por cada diez mil huevos. Estos supervi-
vientes, una vez pescados por el hombre, se curan con sal y despus se
desalan para, condimentados con cebolla, ajo o mostaza, consumirse
acompaados de pan o patatas.
Ahora bien, desde el punto de vista del desmesurado universo, es
decir, desde una perspectiva exterior, qu diferencia sustancial pue-
de haber entre un arenque y un ser humano? Ambos son diminutos
organismos vivos que realizan funciones biolgicas durante un brev-
simo intervalo de tiempo entre dos eternidades, dos motitas de polvo,
dos gotas de agua en un mar infinito. Por supuesto, hay una diferen-cia cualitativa: mayor complejidad de un cerebro ms desarrollado,
ms capacidad cognitiva y figurativa, etctera. Pero, desde el punto
de vista del universo, esto es tan insignificante que no vale la pena ni
mencionarlo.
Y sin embargo, ninguna persona que no sea profundamente nihi-
lista admitir una equivalencia entre el arenque y el ser humano. Nola admitir por dignidad, por amor a otras personas y por el deseo
de que la vida tenga un sentido trascendente. Si desea argumentar
la negacin de esta equivalencia es muy probable que acabe dndose
cuenta de que la diferencia bsica entre arenques y humanos es que
los primeros estn condenados a ser nicamente, para siempre, pura
exterioridad, mientras que los humanos tienen abierta la posibilidad
de ser, adems de exterioridad, interioridad: conciencia, reflexin. El
arenque solo puede vivir fuera de s, entre las cosas y las situaciones: el
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'La dimensin interior II
ser humano, en su fuero interno, aspira a sustraerse a las determina-
ciones inmediatas para construir valores y captar sentidos.
Kierkegaard asumi como tarea de su vida comprender el carc-
ter humano tal y como l lo entenda: en su dimensin interior, en
su singularidad irreductible a conceptos; deseaba alcanzar la realidad
esencial de lo humano en su existencia particular y concreta, como
un yo vivo en el tiempo y abierto a la trascendencia, ms all de lo
biolgico, lo poltico, lo econmico y lo histrico. Ha habido poetas
capaces de penetrar y ver hasta estratos muy profundos de la interio-ridad humana: Shakespeare, Rilke y algunos ms han tocado fondo
en muchos momentos. Algunos pensadores se han adentrado en zo-
nas recnditas del alma, cada uno por sendas personales: Montaigne
por la naturalista, Nietzsche por la de los valores, Schopenhauer por la
intuitiva... Kierkegaard abre un camino personal en la espiritualidad,
que le llevar a situar al ser humano libre y responsable ante lo abso-
luto trascendente en su dimensin interior, la que le es ms propia y
consustancial.
El presente estudio est dedicado a observar el laborioso sendero
que abre Kierkegaard a travs de un denso y penumbroso bosque hasta
alcanzar su claro central, por fin iluminado desde lo alto. Lo decisivo
de su tarea es que no pretende salir del bosque, sino alcanzar su centro
cueste lo que cueste. Logra abrirse paso empleando los instrumentosque halla en la psicologa, la filosofa y la teologa. Demasiado intenso
y personal para conformarse a los rgidos lmites de una disciplina es-
tablecida, Kierkegaard es un autor inclasificable al que no cabe incluir
en ninguna escuela. Su inters, actualidad y vigencia consiste en haber
afirmado esa interioridad humana y abrirla en un sentido trascendente
a lo absoluto, desde el iluminado claro central del bosque.
La afirmacin del valor de cada existencia concreta, particular e
individual como centro no solo de su propia vida, sino de la vida, cho-
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12 'Kwrkdgruml
ca desde luego con toda la tradicin filosfica de ndole idealista que,
desde Platn a Hegel, confiere este lugar dominante al concepto gene-
ral abstracto. Se desarrollar con ms detalle a su debido tiempo, peroen este captulo introductorio vale la pena situar ya a Kierkegaard
como el creador de una nueva perspectiva en el pensamiento. Nadie
que tuviera algo que ver con la filosofa o la teologa se haba atrevido
antes que l a plantear con semejante conviccin la existencia indivi-
dual como el hecho bsico, el dato fundamental. El pensamiento occi-
dental se haba constituido como saber racional y discursivo, con pre-
tensin de objetividad, fundndose en la abstraccin supraindividual,
y esta tendencia abrumadoramente hegemnica lleg a su apogeo en
el idealismo alemn encabezado por Georg Wilhelm Hegel, creador de
una filosofa panlogista donde lo singular individual quedaba aniqui-
lado y borrado por el concepto absoluto universal. El hegelianismo fue
la filosofa dominante en la primera parte del siglo xix, tanto en Ale-
mania como en la diminuta y vecina Dinamarca, as que Kierkegaardse form durante sus aos de estudiante en la disciplina idealista. En
su madurez se rebel contra la abstraccin despersonalizadora.
Kierkegaard abre la senda de la subjetividad radicalizada, en la
que la persona descubre su propia dimensin espiritual. Cualquier
verdad que se busque y alcance tiene que ser por fuerza una verdad
existencial y subjetiva, hondamente personal. Para el pensador dans,
hay que intensificar esta subjetividad porque es la nica va del cono-
cimiento. Cualquier elemento extrao a esta singularidad es un enga-
o que aparta fatalmente de la senda. La existencia individual lo es
todo en el mbito humano, y no puede reportar ms que verdad sub-
jetiva, la verdadp ara m a la que se refiere Kierkegaard en el fragmento
de diario elegido como cita inicial de este libro: la verdad encarnada
y entraada, con la que se identifica el ms hondo, sincero y autn-tico deseo vital del existente real. Este compromiso absoluto con la
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l.a dinumsuin interior 13
existencia individual concreta y particular es lo que ha convertido a
Kierkegaard en el primer (y el gran) existencialista.
La puesta en primer plano de un sujeto real no supeditado a con
cepciones abstractas, la perspectiva de la subjetividad radical, es lo
que convirti a Kierkegaard en un pensador admirado a mediados de
siglo xx, tras casi una centuria de desatencin y olvido. Cuando a la
salida de la Segunda Guerra Mundial filsofos de la talla de Karl Jas-
pers, Gabriel Marcel, y J.-P. Sartre levantaron acta del fracaso de la
civilizacin occidental y trataron de fundamentar otro tipo de culturaen valores personales arraigados en la existencia, y no en las abstrac
ciones despersonalizadas que haban llevado a las matanzas masivas
y la barbarie, hallaron en Kierkegaard un referente distinto a todo lo
dems, una alteridad que abra una va verdaderamente humana. Es
ilustrativo de la fuerza de Kierkegaard que hoy, a principio de siglo xxi,
cuando ha menguado mucho la boga que tuvo el movimiento existencialista representado sobre todo por Sartre. el pensador dans siga
siendo ampliamente traducido a las principales lenguas, recibiendo
estudios serios e interesando a un pblico que va ms all del mbito
universitario.
Subjetividad cristiana
Kierkegaard se conceba a s mismo, ante todo, como un escritor
religioso. Si bien su obra diversa incluye libros que por s mismos no
parecen de materia devocional ni apologtica, en el conjunto global
de su escritura todos adquieren una significacin cristiana. Se aca
ba de mencionar la enorme repercusin que su obra tuvo entre los
pensadores de la corriente existencialista de mediados de siglo xx.
Algunos de ellos, en especial Sartre, de pensamiento ateo, hicieron
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I'l 'Kicrkitgnurti
una lectura irreligiosa del dans. Esta interpretacin es legtima en
el seno de un pensamiento creativo, que toma lo que quiere de don-
de quiere y como quiere, pero no es admisible como interpretacinseria de Kierkegaard. En el pensamiento de este hay un compuesto
de dos elementos que se implican recprocamente, como correla-
tos: el ser humano y Dios. El hombre tiene segn Kierkegaard una
proyeccin innata hacia lo absoluto, el espritu sntesis de cuerpo
y alma; al mismo tiempo, Dios lo absoluto, lo eterno cobra
sentido, desde el punto de vista humano, por su accesibilidad para la
subjetividad. La vivencia individual de la fe es el nico conocimiento
de Dios que le es dado al ser humano. La misin principal de toda
la obra kierkegaardiana es ayudar al individuo concreto y particular
a comparecer subjetivamente, en su dimensin interior, ante lo ab-
soluto de la divinidad. Si su leccin perdurable y decisiva es la afir-
macin de la subjetividad, tan desatendida en los largos siglos de la
filosofa, esta subjetividad tiene una insoslayable vocacin religiosa,cristiana. Se trata de un sujeto de proyeccin trascendente, que no
se circunscribe al mbito natural. La interpretacin irreligiosa de
Kierkegaard es, ms que sesgada, incompleta, parcial e infiel.
Veremos en la biografa que el cristianismo de Kierkegaard es el
luterano, que pone el nfasis en el contacto del individuo con la divi-
nidad ms que en la mediacin de la Iglesia entre ambos. Tambin se
expondr en la biografa que el modo en que Kierkegaard fue iniciado
de nio en el cristianismo fue sumamente traumtico, y le inculc
para siempre los elementos ms oscuros y mrbidos de la fe cristia-
na pecado, culpabilidad, en perjuicio de los ms amables. La bio-
grafa relatar asimismo el violento enfrentamiento de Kierkegaard
con la Iglesia Estatal danesa, a la que acusaba de haber corrompido
el mensaje del cristianismo. Todo en este pensador escandinavo tieneun fondo o un doble fondo religioso, por lo que ser obligado estudiar
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1.a dimensin interior 15
algunos de sus conceptos fundamentales angustia, desesperacin,
salto desde esta ptica.
Hay algo conmovedor en el tratamiento que Kierkegaard da al cris-
tianismo. En vez de pretender convencer a los agnsticos de que abra-
cen la religin, lejos de dedicarse a la apologtica y al proselitismo, lo
que desea es afirmar la dignidad y la dificultad de la fe. Aspira a recupe-
rar la vivencia del cristianismo como una experiencia lmite, vertigino-
sa, abismal, en la que no hay ninguna garanta verificable. Nos dice que
no se puede creer razonablemente ni con comodidad, sino solo a travsde la interioridad apasionada, a partir de la angustia y la desesperacin.
El cristianismo no puede ser un medicamento que uno se toma cuando
no se encuentra bien o anda bajo de energa o de defensas. Kierkegaard
se daba cuenta de que en su tiempo seguramente como en el nues-
tro la religin cristiana se hallaba en una profunda decadencia no en
el sentido de mengua de creyentes nominales o formales, sino en cuan-to a la prdida del rigor con que se vive en el corazn. Cuando Friedrich
Nietzsche, hijo de pastor protestante y espritu religioso muy a su pesar,
proclama que Dios ha muerto no quiere significar que un universo
antes divino haya pasado a ser solo fsico, sino que la gente ha dejado de
creer seriamente en la divinidad, y ha convertido el cristianismo en algo
blando, inconsistente, algo que en rigor no se sostiene ya. Unas dca-
das antes que Nietzsche, Kierkegaard hace el mismo diagnstico, pero
a diferencia de l no llega a la conclusin de que haya que suprimir el
cristianismo para crear nuevos valores (pasando por una dura etapa de
nihilismo), sino que se propone reinstaurar el cristianismo con toda su
vitalidad. Este es el sentido de su ataque a la Iglesia oficial. Prefiere que
los falsos creyentes se quiten honradamente las mscaras y admitan
en pblico su profunda irreligiosidad, para que permanezcan solo en eltemplo quienes viven el cristianismo con la radicalidad y la pasin que
le asigna Kierkegaard.
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16 'Kwrkegaard
Es posible leer con suma fruicin e inters la obra de Kierkegaard y
concluir que, si el cristianismo es lo que l afirma, uno prefiere no ser
cristiano. A esta conclusin llegar probablemente quien antepongael aspecto colectivo de comunidad al de la vivencia privada. Y quien
busque en la fe cristiana un consuelo o apoyo fcil. De ser as, Kier-
kegaard considerar que ha cumplido bien su cometido, en el senti-
do de aclarar a todos, incluso a quienes se den de baja de la religin,
en qu consiste ser cristiano. Este cristianismo no es nada razonable,
resulta muy poco inteligible, no convence al sentido comn, que no
puede por menos que sentirse escandalizado ante el dramtico carc-
ter emocional y espiritual de su voluntad trascendente. Kierkegaard
no es un filsofo al uso que sepa su doctrina y se mueva en el plano
terico de la teologa. A Kierkegaard no se le acepta por lo sensato de
sus ideas, sino porque sus palabras resuenan en la dimensin interior.
Desde luego, a muchos lectores les parecer mrbida y extremada
la interpretacin que Kierkegaard hace de la religin. La supresin del
aspecto comunitario y de la funcin consoladora es una visin del
cristianismo, pero no la nica posible. En la versin que nos ofrece
l, la pregunta no es qu puede ofrecer el cristianismo al individuo,
sino qu debe hacer este para alcanzar el cristianismo, para estar a la
altura de Cristo. La exigencia es grande, absoluta. La religin deja de
ser un alivio, un analgsico, y se convierte en un desafo y una apuestaa todo o nada. En este punto muchos creyentes tibios pueden optar
por abandonar. Y desde luego, como no ces de repetir Kierkegaard en
el ltimo ao de su escritura, aqu es donde la Iglesia oficial no tiene
nada que decir ni que hacer. Queda el individuo solo ante lo absolu-
to, lo que se haba propuesto Kierkegaard como misin de su obra. Y
este es precisamente el logro espiritual que debemos reconocerle, al
margen de la opcin que cada cual asuma frente al cristianismo: el
que establezca un planteamiento de mximo rigor e intensidad en la
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'La dimensin interior 17
vivencia religiosa, que delimite con precisin su mbito y su alcance.
I ,a lectura de Kierkegaard resulta conveniente, pues, no solo para los
creyentes, como piedra de toque y prueba de fuego; tambin es muyrecomendable para quienes renuncian a esta fe pero la respetan en
tanto que opcin de vida generosa.
Alguien dijo de otro alguien (quien no gozaba de sus simpatas) que
tena un vaco donde debera tener la conciencia. Parafraseando el
dictamen, cabra decir que el hombre contemporneo tiene un vaco
donde debera tener la espiritualidad. No surti efecto, a escala de
cultura general, el intento kierkegaardiano de retornar la cristian-
dad al cristianismo. Ms bien se ha producido el fenmeno de que
muchos cristianos formales hayan renunciado a su pertenencia no-
minal a la religin.
No es cmoda la conciencia de este vaco. A quien la experimenta
le ocurre un poco como a aquellas personas a las que les han ampu-
tado algn miembro del cuerpo y, pese a haberse quedado sin l, a no
tenerlo, sienten que les duele. Se trata del denominado sndrome del
miembro fantasma. Parece que el cerebro sigue recibiendo mensajes
de la parte del sistema nervioso que antes transmita los impulsos
desde el miembro ahora ausente, o bien que el cerebro conserva unaparte dedicada a ese miembro que se ha perdido, por lo que contina
sintindolo, y en concreto lo siente como dolor. Existe la sensacin de
que el miembro sigue unido al cuerpo, pero entumecido, o deforme,
o produciendo hormigueo o haciendo sentir un calor o un fro que
resultan exagerados.
Igual que el sndrome del miembro fantasma, la falta de espiritua-lidad produce dolor a pesar de (o precisamente por) la falta o ausencia.
Quien la padece siente el vaco que hay donde debera estar la espiri-
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18 'Kierkegaard
tualidad. Este vaco no se lo pueden colmar por completo los afectos
personales, los contenidos intelectuales y las actividades diversas. La
prctica cientfica tal vez se revele eficiente en el tratamiento de en-fermedades mentales dentro de un tiempo, pero no parece que pueda
tampoco solventar el problema del sufrimiento por esa ausencia; se-
guramente sea mejor as. La persona aquejada por este mal siente que
queda un espacio vaco, por colmar. Podra llamrsele sndrome de la
espiritualidad fantasma.
A todas las personas que sienten una comezn ms o menos in-
tensa por esta carencia les interesar Kierkegaard, porque les muestra
qu podra llenar ese vaco, y cmo podra llenarse. De no existir esta
comezn, lo que dice el pensador dans sonar como un lenguaje ex-
trao, de sonidos raros e incomprensibles: una lengua que no es que
no se entienda pero pueda aprenderse, sino que es incomprensible.
Lo decisivo es sentir la comezn, incluso suponiendo que el miembro,
efectivamente, ya no exista de un modo objetivo.
Es Kierkegaard un filsofo?
Se acaba de afirmar que la nica verdad que admite Kierkegaard es
la subjetiva y existencial, es decir, la que cada sujeto construye, acep-ta y aplica en su vida concreta. Por esto mismo se entender que el
pensador dans sea reacio a escribir tratados sistemticos con una
exposicin clara, abstracta y objetiva de sus ideas, al modo que de
costumbre caracteriza a los filsofos. No quiere darle a su lector un
producto acabado que solo haya que leer y asimilar intelectualmente.
Bien al contrario, le ofrece una obra abierta en la que hay que entrar
para completar sentidos. En vez de presentar ideas y convicciones
bien dispuestas para que el lector las absorba sin mayores dificulta-
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des, envuelve de misterio y ambigedad muchas de sus exposiciones,
que no admiten una recepcin fcil y rpida, sino solo una profunda
implicacin interpretativa por parte de cada individuo concreto.
Kierkegaard es el primer pensador de los considerados filosficos
que prescinde explcitamente del sistema. En cualquiera de los filso
fos clsicos sabemos en qu punto de la exposicin encontrar la teora
del conocimiento, la metafsica, la tica, la esttica. Todo est ordena
do, es accesible al lector disciplinado. Las nicas obras de Kierkega-
ard que cabe considerar tratados filosficos sonM igajas filo sficas, Elconcepto de la angustiayA postilla conclusiva y acientfica a la s Mi-
gajas filo sficas.En los dems libros predomina, o bien el enfoque li
terario, o bien la perspectiva religiosa. En ellos se entreveran multitud
de temas, como en los dilogos platnicos. El autor deja sin concluir
cuestiones filosficas bsicas cmo se experimenta la existencia si
no es conceptualmente, qu rasgos precisos tiene la divinidad, qu
conocimiento se puede tener del prjimo que un pensador sistem
tico dedicado a estos temas no podra dejar abiertas de ningn modo.
A Kierkegaard no le preocupa dejar cabos sueltos en la vertiente filo
sfica de su pensamiento; lo que s le obsesiona es profundizar en la
parte religiosa.
Ms adelante se describen las caractersticas principales de la es
critura kierkegaardiana, las cuales configuran lo que l denomina co
municacin indirecta. La obtiene mediante recursos como el empleo
de seudnimos, del humor, la irona y las parbolas, y la aplica con
el objetivo de incidir tangencialmente en el nimo del lector, en su
dimensin interior. Si la verdad cristiana es subjetiva y pasional, nada
ms inadecuado que las abstracciones tericas para transmitirla. En
vano se buscar en los libros del dans, salvo en los tres citados, un
tratamiento formalizado y conceptual. Por eso resulta lcito pregun
tarse hasta qu punto es un filsofo. Se ha dicho ya que l se conside
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20 'Kierkeganrd
raba un escritor religioso y que se impona como tarea revitalizar el
cristianismo dirigindose no a la razn (la instancia a la que suelen
dirigirse los filsofos) sino a la subjetividad pasional, que es ms bienel territorio de los poetas. Sin duda es mucho ms poeta que filsofo
en su preferencia por la intuicin y el sentimiento antes que por la
abstraccin.
Entonces, es acertado incluirle en una coleccin de autores filo-
sficos, ms all de sus tres obras homologables? No por todo lo an-
tedicho. S en la medida en que aspira a convertir la meditacin sobresu experiencia interior en un pensamiento vlido para los dems. La
vocacin ejemplar (aunque no modlica) de sus libros, su voluntad de
incidir en el nimo del lector, alcanza una generalidad performativa
que aspira a transformar la realidad interior mediante pensamientos
religiosos. En este sentido s puede considerarse a Kierkegaard un fi-
lsofo, si bien, desde luego, sumamente suigeneris.
Planteamiento del libro
El presente estudio se organiza en torno a unas cuantas ideas nuclea-
res que, segn la mayora de los lectores, estructuran globalmente
toda la obra del dans. El descubrimiento y la afirmacin de la inte-rioridad subjetiva en el mbito filosfico, la comunicacin indirecta
que dicho descubrimiento determina, la profundizacin en el sujeto
existente particular y concreto enclavado en el tiempo finito y sin em-
bargo abierto a un Dios que es a un tiempo trascendente y personal y
amoroso, el examen del devenir existencial desde el punto de vista de
su forma o estructura, de sus acicates y de sus tres esferas (esttica,
tica y religiosa): he aqu las principales ideas fuerza del pensamiento
kierkegaardiano que se tratan en este libro.
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'La dimensin interior 21
Por supuesto, se trata solo de una incitacin a la lectura de Kier-
kegaard. Nada puede sustituir esta experiencia directa, debido a la
intensa carga emocional de su obra, a su carcter abierto. Kierkegaard
rechaza explcitamente que se sistematice, se formalice y se abstraiga
su pensamiento vivo. Se niega a ser explicado, resumido, formu
lado. Convertir sus contenidos en ideas abstractas y fijas equivale
a desvirtuarlos, adulterarlos, vaciarlos, matarlos. La lectura de estos
libros, ms que comunicar ideas ajenas, produce el efecto de descu
brir al lector su propia interioridad. Expuesto a ideas lmite, descubreen su dimensin interior hasta qu punto las acepta, en qu lugar se
encuentra respecto a ellas.
Kierkegaard curs estudios superiores de Teologa y saba muy
bien respecto a qu se pronunciaba en materia religiosa, pero en esta
visin de conjunto no ha parecido que estudiar en detalle el enca
je de su obra en la historia del pensamiento cristiano contribuyeraa entender mejor sus ideas. S se ha juzgado necesario exponer la
relacin de Kierkegaard con algunas filosofas de su tiempo. Desde
luego con la hegeliana, puesto que, aparte de ser la disciplina en que
se form el dans, tuvo en el pensamiento de la poca (hasta los
aos cuarenta del siglo xix) una hegemona tan apabullante que casi
constitua un pensamiento nico decimonnico. Por aadidura,
Kierkegaard consideraba que el hegelianismo, entendido como filo
sofa y mentalidad esparcidas por toda la cultura ms que como la
doctrina de un filsofo concreto, era el responsable del clima moral
y religioso de su sociedad, un clima contra el que se rebel. El se
gundo filsofo que ms presencia tiene en estas pginas en relacin
con Kierkegaard es su contemporneo Arthur Schopenhauer, por
las fuertes afinidades que existen entre los respectivos pensamien
tos como mnimo en su tramo inicial. Kant, Nietzsche, Montaigne
y Pascal tambin tienen su lugar destacado en el presente estudio
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22 Kierkegaard
porque han dado a cuestiones esenciales un tratamiento que ayuda
mucho a comprender el pensamiento del dans.
Si bien sera un disparate maysculo pretender exponer objetiva-
mente el pensamiento kierkegaardiano, s es posible mostrar fielmen-
te unas ideas que, ya de origen, no son nada dogmticas. Kierkegaard
es muy capaz de persuadir de muchas maneras: por su perspicacia
psicolgica, por su inteligencia singular, por la fuerza con que sus pa-
labras sinceras resuenan en la interioridad de un lector predispuesto,
por su compromiso existencial. Pero, salvo en los escritos de su ltimoao, no es un autor que se imponga al lector por su estilo arrollador:
en esto est muy lejos de Schopenhauer y Nietzsche. No habra sido
adecuado, pues, adoptar un tono impositivo que no existe de origen.
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Vida-obra de Seren Kierkegaard
Mi vida entera es un epigrama concebido
para hacer consciente a la gente.
No es de extraar que exista gran inters por la vida de quien proclam que la nica verdad es la subjetiva, la construida en la existencia
concreta del individuo particular. Pero la de Soren Kierkegaard (nom
bre que se traduce al castellano como Severo Camposanto) fue una
vida escasa en aventuras exteriores y lances espectaculares; su inten
so dramatismo es de ndole mayormente interior. En su caso cuentan
mucho menos los hechos que las vivencias (repercusiones interiores
de los hechos).
Despus de Immanuel Kant, que apenas sali un poco de su Ko-
nigsberg natal, es el filsofo menos viajero: se alej de Copenhague en
seis ocasiones, cuatro a Berln para estudiar y escribir (una visita de
cuatro meses, otra de dos, y dos ms de pocos das), una al centro de
Dinamarca para visitar la zona natal de su difunto padre y una visita
de un da a la vecina Suecia. El resto de su tiempo lo pas en la capital
danesa, una ciudad de ciento veinticinco mil habitantes. Copenhague
era una ciudad provinciana de un pequeo pas situado en la periferia
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24 Kierkegaard
de Europa, donde se hablaba una lengua des
conocida para todo el mundo salvo para sus
habitantes. En la esfera cultural e intelectual,Dinamarca era un satlite de Prusia, el gigan
te vecino. La situacin remota y la lengua mi
noritaria explican en buena medida que Kier
kegaard tardara ms de medio siglo en ser un
poco conocido fuera de su pas, donde por
otra parte se tard bastante en prestar una
atencin seria a sus escritos.
Vivi cuarenta y dos aos (1813-1855);
entre los principales pensadores de la cultu
ra occidental, solo Blaise Pascal y Baruch de
Spinoza, en el siglo xvii, y Albert Camus, en el xx, perecieron tambin
antes de los cincuenta (Nietzsche abandon su mente pero sigui re
sidiendo en su cuerpo). Franz Kafka tambin muri a los cuarenta ydos aos; entre el escritor dans y el praguense hay semejanzas inten
sas: doble vida interior y exterior, fino sentido del humor, dedica
cin constante a la obra, sufrimiento por la relacin traumtica con el
padre. El otro escritor de personalidad muy afn a Kierkegaard, como
ya detect este mismo con sorpresa, es el mencionado Pascal, por su
personal sentido de la espiritualidad.
Cinco hitos fundamentales definen su breve existencia: la relacin
con el padre, la relacin con su amada, la consagracin al pensamien
to y a la escritura, y el violento enfrentamiento con las principales
instancias de su pequeo pas, primero con parte de la sociedad civil
y despus con la Iglesia.
Dibujo de Seren Kierkegaard,
hecho hacia 1840 por un
primo del escritor.
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Vida-obra de Sern 'Kierkcgaard f
La relacin con el padre
Desde el punto de vista humano, fue una locura de educacin.Un nio qu locura disfrazado de viejo melanclico!
S0ren fue el ltimo de los siete hijos de Michael Pedersen Kierkegaard,
un adinerado comerciante textil al que, en lo econmico y lo social,
hay que calificar con toda justicia de self-made man. De nio, hasta
los once aos, Michael Pedersen vivi en una zona inhspita y pobr-
sima de la pennsula de Jutlandia, donde pas los ms extremos ri
gores con sus ocho hermanos, sobreviviendo a duras penas mediante
el pastoreo. A esa edad se lo llev a la capital danesa un to materno,
que lo puso de aprendiz en una tienda de ropa. En el ramo del textil,
mostr un talento natural para los negocios que le permiti realizar
una insospechada ascensin meterica, hasta convertirse antes de al
canzar la cuarentena en uno de los comerciantes ms adinerados deCopenhague. Igual que Schopenhauer, Kierkegaard hered una buena
fortuna familiar que le permiti consagrarse exclusivamente al pen
samiento, sin tener que preocuparse por los medios de subsistencia.
La herencia paterna se completaba con graves problemas. La pri
mera esposa muri al cabo de dos aos de matrimonio, sin que la pa
reja hubiera tenido hijos, y Michael Pedersen dej embarazada a unasirvienta del hogar durante el ao de duelo prescrito en la Dinamarca
de entonces; la primognita naci a los cuatro meses de las segundas
y precipitadas nupcias. En un principio, Michael no pretenda casarse
con la sirvienta, por la que no senta nada profundo y a la que en aos
posteriores no llegara a considerar una verdadera compaera. La sir
vienta convertida en segunda esposa, Ane Sorensdatter Lund, sera la
madre de seis hijos ms, el ltimo de los cuales, Soren Aabye, naci
cuando el padre tena cincuenta y seis aos y la madre, cuarenta y cin
co. La edad avanzada de los padres pudo influir en ciertos problemas
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'Ktorkvgaurd2b
fsicos del benjamn, que tena la espalda muy encorvada y las piernas
desiguales y dbiles, lo cual le causaba un modo de andar irregular,
entrecortado. Ninguno de los muchos bigrafos de Kierkegaard ha hallado en los miles de pginas dejadas por este la ms leve referencia
a la madre, o reflexin alguna sobre la maternidad que no sea la de la
Virgen Mara. Resulta patente, pues, que Ane represent escasamente
la figura materna para Soren; tan poco como la de esposa para Mi-
chael, quien a pesar de la abundante progenie no dej de considerar
que su mujer de verdad haba sido la primera.
Entre los hermanos y hermanas Kierkegaard se dio una mortandad
que hace pensar en una extrema fragilidad fsica, pero que en la fami
lia se vivi, literalmente, como una maldicin divina. Cuando Soren
alcanz los veintin aos solo le quedaba un hermano; tres hermanas,
dos hermanos y la madre haban perecido muy prematuramente.
En 1819, el pequeo Soren Michael [hermano casi homnimo de S0ren
Aabye] muri a la edad de doce aos a raz de golpearse la cabeza con
la de otro nio. En 1822 Maren Kirsten muri de clico a los veinti
cuatro. Pero en 1832 las calamidades empezaron a precipitarse sobre
la casa en rpida sucesin. Cabra pensar que era una maldicin sobre
una familia que los dioses haban dedicado a la destruccin. El melan
clico padre vio en ellas la mano de un Dios iracundo. Primero Nicoline
Christine muri el 10 de septiembre de 1832, a los treinta y tres aos,
al dar a luz a un nio mortinato. Un ao despus, el 21 de septiembre
de 1833, Niels Andreas muri en su ao veinticinco en Paterson, Nueva
Jersey. Soren sinti mucho esta prdida, porque Niels era el hermano
ms prximo en edad a l. [...] Diez meses despus, el 31 de julio de
1834, el anciano perdi a su mujer al cabo de una dolorosa enfermedadde muchas semanas; y cinco meses despus, el 29 de diciembre, la ms
inteligente de las hijas, Petrea Severine, [...] muri a los treinta y tres
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'Vida-obra de Swen 'Kierkegaard 27
aos al dar a luz a un hijo. As, en dos aos, el anciano haba perdido
a tres hijos y su mujer; solo le quedaban dos de los siete hijos con que
Dios haba parecido bendecir su hogar: solo Peter y Soren, el hijo mayory el menor.1
Esta tragedia familiar por fuerza haba de hacer mella en los su-
pervivientes. Una anotacin personal de Soren escrita a los veintids
aos se refiere a un gran terremoto, un terrible trastorno que de re-
pente me impuso una interpretacin nueva e infalible de todos los
fenmenos; se trata probablemente de la revelacin paterna de que,
siendo Michael Pedersen un nio y estando pastoreando en los bre-
zales de la pennsula de Jutlandia, afligido por la pobreza extrema, el
hambre y el hasto, haba maldecido a Dios. El padre estaba convenci-
do de que las muertes de sus hijos eran un castigo por aquel acto im-
po, y de que su destino era sobrevivirlos a todos. Soren qued honda-mente afectado por la confesin. La longevidad del padre se converta
en castigo divino y en conviccin de una muerte precoz propia. Y en
efecto Soren muri joven, aunque super en nueve aos la esperanza
de vida que se conceda a s mismo, la cual cifraba como mucho en la
de Cristo al morir: treinta y tres. Sin embargo, hay confusin en cuan-
to al contenido efectivo del gran terremoto, pues Soren no lo revela
explcitamente. Algunos bigrafos se inclinan por vincularlo, ms que
con la maldicin, con el descubrimiento de que el padre haba abusa-
do de la sirvienta en el perodo sealado para el duelo por la esposa
difunta, y que este pecado original haba originado el matrimonio
en cuyo seno haba nacido l. En efecto, nadie en la era moderna se ha
tomado tan en serio como Soren el problema del pecado original, el
cual recibe en dans el nombre de pecado heredado.
1 Lowrie, W Kierkegaard.
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28 'Kiorkegaard
No acaba ah la abundante y pesada herencia paterna. Despus de
convertirse en prominente miembro de la clase comercial de Copen
hague y ascender desde la miseria de los solitarios cenagales de Jut-landia hasta la clase media-alta urbana, Michael Pedersen transfiri
su tienda de ropa a un sobrino y se retir de la vida laboral activa para
vivir de rentas y dedicarse al pensamiento. No cabe duda de su bri
llantez intelectual: si haba prosperado desprovisto de cualquier for
macin, tampoco tuvo dificultades para dominar la filosofa idealista
de su tiempo, sobre la que debata apasionadamente con invitados
que acudan casi a diario a su casa y mantenan animados coloquios,
a menudo hasta altas horas de la noche. Soren era testigo infantil de
aquellos debates de altos vuelos filosficos, cuyo contenido qued re
gistrado en su inteligencia precoz, y que su padre le haca repetir para
confirmar que los entenda. Oscar Wilde, cuarenta aos despus, en
Irlanda, tambin asistira como oyente infantil a debates intelectua
les de adultos en el hogar paterno. La comparacin no es ociosa: enambos autores se percibe una familiaridad aparentemente innata con
las ideas, una capacidad natural para examinarlas desde todos los n
gulos posibles, para manejarlas casi como nios que construyen con
piezas de madera modelos inventados por ellos mismos.
Soren no solo absorbi ideas filosficas en la niez, pues en su ho
gar tambin la religin se viva con intensidad. Decir esto es decir muchotratndose del Copenhague decimonnico, donde la religin tena una
presencia abrumadora y determinaba tanto las relaciones sociales como
la poltica. Imbuido de la permanente conciencia del castigo divino infli
gido a su descendencia, Michael Pedersen sufra la obsesin del pecado y
la culpa, que transmiti a su hijo pequeo a una edad en que este debera
haber estado jugando y desarrollndose en libertad en vez de consumirse
en la angustia religiosa. La religiosidad que el hijo absorbi fue de un ca
rcter bastante malsano, centrado en el Cristo sufriente y maltratado, y
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'Vida-obra deSoren Kierkegaard 29
El luteranismo dans
Las creencias religiosas de Kierkegaard se asentaban en el cristianismo
luterano, primera manifestacin histrica de la Reforma protestante ini
ciada por el fraile agustino Martn Lutero en la primera mitad del siglo xvi.
Los fundamentos doctrinales del luteranismo son el nfasis en la natura
leza pecaminosa y corrupta del hombre, en su abismal lejana respecto a
Dios y en la enorme compasin de Cristo al asumir el peso de todos los
pecados humanos. A diferencia de lo que se afirma en la confesin catlica, la salvacin personal depende de la fe (confianza absoluta) en la
gracia divina, no de las obras, puesto que estas podran infundir vanidad
en la persona En cuanto a la Iglesia, el aspecto fundamental del lutera
nismo es que limita su intervencin en la vida espiritual de los creyentes,
puesto que afirma que lo decisivo es la relacin personal y directa con
Dios, prescindiendo de la mediacin eclesistica. Lo fundamental es el
contacto con Dios a travs del Cristo descrito en el Nuevo Testamento;
el papel del clero, de los santos y de los telogos queda reducido al m
nimo frente a esta relacin bsica
El padre de Kierkegaard asista regularmente a los oficios y encuen
tros de los Hermanos Moravos, comunidad protestante fundada en el
siglo xvi en Bohemia, actual Chequia Los Hermanos Moravos subra
yaban el sufrimiento fsico y la humillacin moral de Cristo, las heridas
que se le infligieron en la crucifixin y, en suma, los padecimientos que
asumi para redimir a la humanidad. Con este carcter explcito y carnaldel culto a Cristo, los Moravos buscaban despertar la compasin y el
arrepentimiento de sus adeptos. Este enfoque ttrico era afn a la pro
funda melancola que domin a Michael Pedersen en su edad madura, y
probablemente la Intensific. No cabe duda de que todo ello repercuti
directamente en el joven Soren, quien al recordar ms tarde los aos de
formacin escribi: De nio recib una educacin severa y rgida en el
cristianismo. Desde el punto de vista humano, fue una locura de educa
cin. Un nio qu locuradisfrazado de viejo melanclico! Espantosol
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:w Kierkegaard
No es de extraar, pues, que el cristianismo me pareciera a veces la
crueldad ms inhumana. Y en una entrada del diario de 1846 reflexiona: El mayor peligro para un nio, en lo que respecta a la religin, no
es que su padre o su maestro sean descredos, ni siquiera que sean
hipcritas. No, el peligro es que sean pos y temerosos de Dios, y el nio
est convencido de ello, y aun as perciba que en lo hondo hay un terrible
desasosiego oculto. El peligro es que el nio sea empujado a concluir
que Dios no es amor infinito.
En el cristianismo de Kierkegaard hay unas convicciones fundamen
tales que determinan el conjunto de su pensamiento: Dios no puede
predestinar al hombre de modo que le arrebate su libertad, el acto de la
fe es libre, el Dios de los cristianos es personal, trascendente y alcan
zare por un intenso empeo moral, ms que por una piedad mstica
espontnea.
asimismo severo. Fue deseo expreso del padre que S0
ren cursara estudiosde teologa, a lo cual el hijo se pleg, pero a regaadientes.
El padre influy tambin decisivamente en otro aspecto de la ima-
ginacin de Soren, mediante la prctica, cuando el mal tiempo les im-
peda dar su habitual paseo por las calles de Copenhague, de hacer
juntos excursiones imaginarias por el interior de la casa, simulando
que encontraban a conocidos y los saludaban, y despus hablaban de
ellos. A veces imaginaban que paseaban por las calles de grandes ciu-
dades europeas, y el padre le iba describiendo escenas y situaciones.
Tal vez S0ren no tuviera una verdadera infancia y juventud, puesto
que la instruccin a la que le someti el padre no dej mucho espacio
para el desarrollo espontneo y los descubrimientos personales, sino
que ms bien impuso a un alma en construccin la angustia y la me-
lancola propias de una madurez torturada. De pequeo fue el raro
de la clase, tanto por su constitucin enclenque como por el modo
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'Vida-abra de Harn "Kierkegaard 31
un tanto extrao y austero en que le vestan
los padres en la escuela le llamaban el
nio del coro porque sus ropas se parecana las que llevaban los nios de la escuela de
beneficiencia, por su escasa participacin
en los juegos de grupo y por una temible ca
pacidad para localizar los puntos dbiles de
las personas y sacarlos a relucir con sarcas
mo. En una ocasin, ante un desorden colectivo, un maestro incapaz de imponer respeto
a los alumnos les amenaz con irse a quejar al
director. Todos los muchachos se acercaron a
su mesa, pidindole que no lo hiciera. Soren
permaneci sentado en su pupitre y le espet
con mucha tranquilidad: Venga, vaya a decir
le al director que siempre nos comportamos
as durante su clase. El profesor se sent y se
abstuvo de ir a presentar la denuncia.
En su primera juventud se interes por
cuestiones literarias y filosficas. Al ingresar en 1830, con diecisie
te aos, en la Universidad de Copenhague para estudiar Teologa (si
guiendo el camino de su hermano mayor), era un joven inteligente y
muy dotado para el estudio y para la escritura; su facilidad en esta
lleg a preocuparle, y en aos posteriores se referira al demonio del
ingenio como la expresin ms clara de su desafo a Dios y al hom
bre; en muchas ocasiones dud de que sus destacadas dotes literarias
y psicolgicas, su vocacin de escritor, resultaran compatibles con
una vocacin religiosa. Soren pareci un estudiante perpetuo, pues
permaneci en la universidad, y no como docente, hasta 1840, es decir,
toda una dcada. Aunque no se tom en serio los estudios acadmi-
Michael Pedersen
Kierkegaard. Retirado
voluntariamente de los
negocios a los cuarenta artos,
prefiri en adelante meditar
sobre cuestiones filosficas
y religiosas, asi como educar
a su hijo pequerto y favorito,
Seren. Su extrema y amorosa
dedicacin tuvo el gran
inconveniente de no respetar
la autonoma y la integridad
en el crecimiento del hijo, al
que traspas sus angustias
espirituales.
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eos hasta los dos ltimos aos, en los que tras la muerte del padre
se concentr en licenciarse como pstumo homenaje a su voluntad,
antes tuvo una intensa actividad intelectual: ley con entusiasmo aPlatn, a los poetas romnticos, a Shakespeare y a los filsofos mo-
dernos, en especial a Hegel. Antes de los dos aos de estudio discipli-
nado de la teologa, vivi durante un tiempo como un dandi, casi a lo
Oscar Wilde, en lo que despus calificara como la etapa esttica de su
vida. Se distingua por sus comentarios ingeniosos y se deleitaba con
la buena comida y la buena bebida, era un asiduo de los cafs y el tea-
tro, asista a fiestas en las que brillaba por su ingenio y, como mnimo
externamente, pareca encantado de la vida, si bien varias anotacio-
nes de su diario revelan la honda desesperacin que le produca lo que
en el fondo experimentaba como dolorosa vacuidad de su existencia.2
No cuesta percibir en esta poca un intento resuelto por sustraerse
al rigor luterano impuesto por el padre. En los primeros ocho aos
universitarios, Kierkegaard se alej mucho de l, que a pesar de todocorri con los gastos de su oneroso tren de vida. La alienacin entre
ambos aument tanto que Soren termin por abandonar el hogar y
residir en diversas pensiones y habitaciones.
Esta situacin dio un vuelco con el gran terremoto de 1835, alre-
dedor del vigesimosegundo aniversario. Le persuadi de que un castigo
divino pesaba sobre la familia debido, o bien a la sensualidad del padre,
o bien a la maldicin proferida por este en la Jutlandia de su niez. La
confesin paterna, sin duda catrtica, produjo la reconciliacin entre
ambos, el hijo prdigo volvi al redil y algo ms tarde, en 1838, pocos
meses antes de la muerte del padre, vivi la experiencia religiosa ms
2 Una anotacin de diario: Acabo de volver de una fiesta de la que he sido el alma: las
ocurrencias fluan de mi boca, todos rean y me admiraban, pero me he (aqu los guionestendran que ser tan largos como el radio de la rbita de la Tie rra )------------------------- ido,
y he tenido ganas de pegarme un tiro.
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Vida-obra de Seren 'Kierkegaard X\
intensa de su vida, que le llev a concentrarse en los estudios de teolo-
ga, licenciarse y, durante un breve perodo, prepararse para ser pastor
luterano, casarse y asumir la posicin de hombre maduro y responsable.Soren crey durante un tiempo que poda llevar una vida normal.
La relacin con la amada
Tendra que ocultarle demasiado,
basar el matrimonio entero en una mentira.
En agosto de 1841 alcanzamos el segundo hito: Soren rompe el com-
promiso de matrimonio que haba contrado once meses antes con la
jovencsima (dieciocho aos, nueve menos que l) y hermosa Regine
Olsen, hija de un alto funcionario del Estado dans. Desde que en 1837
se enamorara de la muchacha de catorce aos, haba tardado ms de
dos en ganarse las simpatas de la muchacha, que ya estaba prometida,
y de su familia. Tan pronto como obtuvo su mano, Soren fue presa de la
melancola, comprendi que no estaba hecho para el matrimonio, que
hara profundamente desdichada a Regine, a quien sin embargo amaba
apasionadamente. Estos once meses fueron el nico perodo en la vidade Kierkegaard aparentemente orientado hacia la respetabilidad pbli-
ca: se dispona a ser un hombre de provecho, til para la comunidad, a
realizar lo universal caracterstico de una vida tica. Se comunicaba a
diario con Regine, le escriba y le enviaba regalos, daba paseos con ella,
cenaba a menudo con su inminente familia poltica, tan devota como la
suya, y se preparaba en el seminario para ejercer como pastor.Pero el destino de Kierkegaard era muy otro, y l lo saba con cre-
ciente certeza. Despus de mantener una intensa correspondencia.
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M 'Kitirkvnaard
con cartas un poco demasiado literarias, de
cidi por fin interrumpir el noviazgo. Sabe
mos por las anotaciones de su diario cuntosufri con aquella decisin, hasta qu pro
fundidades lleg a torturarse. Pero de nada
valieron las splicas iniciales de Regine, ni
tampoco las del padre de esta. Simul ser vil
e insensible para que a la muchacha le resul
tara ms fcil aceptar la ruptura. Atendien-
Retrato de Regme oisen, do a[ honor de Resine, y en previsin de lasprometida de Kierkegaard c' y *
durante once meses y el gran inevitables habladuras que circularan por laamor en la vida del escritor. . _ , _
pequea Copenhague, Soren propuso prime
ro que anunciaran que era la muchacha quien
haba anulado el compromiso; al negarse ella a representar este apao,
simul ser en esa poca un hombre cruel y depravado, entregado a los
placeres sensuales, para cargar con el oprobio.
Consumada la ruptura, Kierkegaard march de inmediato a Berln,
donde durante cuatro meses asisti a clases en la facultad de Filosofa
y escribi gran parte de su voluminoso libro 0 b uno o lo otro. Despus
de aquel noviazgo romntico y desgraciado, Regine reanud la relacin
con su primer pretendiente, antiguo tutor y ya destacado abogado y
funcionario al que haba dejado en la estacada al aparecer Soren, y que
a diferencia de este sera muy capaz de desempear debidamente las
funciones de esposo maduro, responsable y fiable. El anuncio del nuevo
compromiso, al cabo de dos aos de la ruptura, fue un mazazo para
Kierkegaard, quien perdido en la abstraccin ensimismada de sus emo
ciones fue arrollado finalmente por el principio de realidad.
La interrupcin del noviazgo obsesion a Kierkegaard el resto de su
vida, con diversos grados de intensidad segn la poca, y la relacin apa
rece recreada en Diario d e un seductory l a repeticin,dos historias de
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Vida-obra de Soren 'Kierkegaard 35
relaciones desdichadas, si bien de significacin muy diversa: presentada
desde la perspectiva donjuanesca en el primer relato, y desde la ptica de
una posterior crisis religiosa en el segundo. Muchas conjeturas se han he-cho acerca de las causas de la ruptura. Ms de un psicoanalista freudiano
ha aplicado sus esquemas al caso. Solo haba que encajar las piezas: padre
intensamente melanclico, dominante y al mismo tiempo sensual, hijo
disoluto vuelto al redil, con un carcter latente o ya patentemente obsesi-
vo y posibles disfunciones fisiolgicas reforzadas por un visceral rechazo
de la parte fsica de la sexualidad, todo ello sublimado en una religiosidadcada vez ms apabullante. El hipottico freudiano podra emitir ya aqu
su veredicto de neurosis incurable, e interpretara todo el pensamiento
del autor como manifestacin de esos traumas. Ya ha habido ms de uno
que as lo ha hecho. Una lectura no psicoanaltica de Kierkegaard no ir
tan lejos: tomar muy en cuenta todos los aspectos traumticos de su
vida como una de las causas de su pensamiento, pero no lo reducir amero sntoma o manifestacin de una neurosis. Hay entre las vivencias
y las ideas del dans una superposicin, pero tambin un desajuste, y es
por este por donde entran su sensibilidad, inteligencia y espiritualidad.
Lo que parece indudable es que Kierkegaard no quiso asumir una
posicin fija en la vida y la sociedad debido a una concurrencia de fac-
tores diversos: la conviccin de que hara desgraciada a Regine con suincurable melancola, con el carcter fantasmal que se atribuye a s
mismo, disimulado en el trato social; el rechazo visceral a desempear
el papel de miembro respetable de la sociedad cumplidor de los pre-
ceptos ticos universales; tambin es probable que deseara proteger
su doble vocacin literaria y religiosa; y que no pudiera transformar en
matrimonio burgus una relacin que l viva con intenso romanticis-mo, y que prefera mantener en un estrato idealizado.
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:w> 'Kierkegaard
El destino de escritor
Los aos siguientes a la ruptura son de una asombrosa produccinliteraria. En una dcada escribi una treintena de libros y veinte vo-
lmenes de diarios. Nada ms romper el compromiso en agosto de
1841, obtuvo el ttulo de doctor en Teologa con una defensa en la
Universidad de Copenhague de la tesis Sobre e l concepto d e la irona,
en constante referencia a Scrates (en septiembre), y en octubre se
march a Berln.
De vuelta a Copenhague, cuatro meses despus, dio inicio a esa
dcada en que su vigilia se redujo casi exclusivamente a escribir y a
leer libros necesarios para la composicin de los suyos; los nicos
recreos eran los paseos por la ciudad, las conversaciones con gente
del mundo editorial y la asistencia asidua a las representaciones del
Teatro Real (donde se dejaba ver incluso en las pocas en que ms
consagrado estaba a su misin, aunque solo fueran diez minutos du-rante el descanso, para hacer creer que segua llevando una vida de
esteta hedonista). Entre 1844 y 1848 volvi a vivir en la casa paterna,
de la que haba estado ausente desde la etapa de estudiante y que
haba quedado vaca al marchase el hermano mayor, Peter Christian,
para asumir la direccin de una parroquia.
En febrero de 1843 apareci el voluminoso 0 lo uno o lo otro,quecontiene sus ideas sobre los estadios o esferas esttico (hedonista)
y tico (basado en el deber moral y la responsabilidad) de la vida;
este grueso volumen contiene la ya mencionada narracin en pri-
mera persona D iario d e un seductor, apogeo de la visin esttica y
tal vez la obra ms conocida de Kierkegaard. aunque no desde luego
la ms representativa. El mismo ao se publicaron el clebre Temor
y tem blor (extensa reflexin sobre el sacrificio veterotestamentario
de Isaac por su padre, Abraham), l a repeticin y varios discursos
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'Vida-obra de aren Kierktigaard 37
de ndole religiosa (titulados Discursos edificantes), pensados para
ser ledos en voz alta, y que siguieron apareciendo en noviembre y
en aos posteriores (1844, 1847); el abanico temtico del conjuntode estos discursos es amplio: amor, bondad divina, contenido de la
fe... En 1844 public M igajas fi lo s fica s y un p oco d e filo so fa , que
distingue la verdad cristiana de la verdad filosfica tal como se ha
construido desde Scrates hasta Hegel, el famoso E l concep to de la
angustia(anlisis psicolgico de la relacin que el hombre tiene con
el pecado a travs de la angustia) y ms D iscursos edificantes.Al aosiguiente, A postilla conclusiva y acie n tfic a a la s M igajas filo s fi-
cas, su libro ms claramente filosfico y sistemtico, en el que se
ocupa principalmente de la idea de verdad subjetiva, un examen que
influira enormemente en la corriente existencialista del siglo xx (el
autor vincula la verdad subjetiva con la especificidad de la fe cristia
na). Tambin en 1845 apareci E stadios en el cam ino d e la vida,di
vidido en tres partes compuestas por diversos autores seudnimos,
una de ellas el dilogo In vino veritas,moldeado a partir del modelo
de "El ban qu ete platnico; la parte final de Estadiosplantea la decisi
va visin de los estadios o esferas -es decir, modos de vida- que pue
de adoptar una existencia humana; esttico, tico, religioso (vase
el captulo cuarto del presente estudio). Estadios puede entenderse
como una ampliacin de 0 lo uno o lo otro, tanto porque emplea similar estrategia literaria como porque aade la esfera religiosa a las
dos primeras ya expuestas en el libro primerizo.
En 1847 aparece la s obras del amor,libro devocional que algunos
comentaristas consideran su obra maestra a pesar de ser muy poco
ledo, en el que sostiene y ejemplifica que amar a los dems es lo defi-
nitorio del cristianismo. Obras posteriores, de contenido tambin religioso, son Discursos cristianos(1848), lo s lirios del cam po y las aves
del cielo, Tres discursos sobre la comunin en viernesy l a en ferm edad
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Kierkegaard:w
mortal (las tres de 1849) y Ejercitacin para el cristianismo (1850).
En estas tres ltimas obras Kierkegaard asume un tono muy crtico
con el cristianismo de su tiempo y con la Iglesia del Pueblo Dans, l a enferm edad m ortalexamina la condicin humana y el pecado desde el
sentimiento de la desesperacin, entendido como renuncia a la posi
bilidad de la trascendencia. Postumamente apareci E l punto de vista
sobre m i actividad d e escritor,donde Kierkegaard repasa su trayecto
ria vital y como autor, centrada en la meditacin religiosa, al tiempo
que ofrece una interpretacin global de su obra.
En el conjunto de todas estas obras discurren dos lneas parale
las: por una parte, las obras de tipo filosfico, firmadas con seud
nimo; por otra, los sermones y los libros teolgicos, firmados con el
nombre del autor. Las obras filosficas plantean el problema herme-
nutico de determinar en qu medida contienen ideas plenamente
suscritas por Kierkegaard o bien son experimentos intelectuales,
indagaciones serias desde el punto de vista filosfico pero no vinculantes en el plano existencial ni plenamente relevantes para el pen
samiento del autor. Este declar que las obras por l firmadas las
ofreca con la mano derecha, en oposicin a la obra de los seud
nimos, que se brind y se brinda con la izquierda. Es muy claro en
su valoracin; al final de laA postilla escribe con su propio nombre:
Mi deseo, mi ruego es que, si a alguien se le ocurriera citar un dicho
particular de los libros, me hiciera el favor de citar el nombre delrespectivo autor seudnimo, y en otros lugares sostuvo que su ni
ca relacin con lo afirmado por estos seudnimos era la de simple
lector. En verdad, cada seudnimo tiene un carcter, una voz y un
pensamiento propios y distintivos. Kierkegaard confera el mximo
valor a su obra firmada, los sermones o discursos edificantes, cris
tianos y piadosos, los que exponen las verdades ms sentidas sin la
irona propia de su produccin filosfica y seudnima.
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'Vida-obra de Seren 'Kierkegaard m
Los seudnimos
Kierkegaard firm con seudnimos sus obras ms filosficas y menos
religiosas. No pretenda con ello pasar desapercebido en la pequea Co
penhague, puesto que la autora de aquellos escritos era del dominio p
blico.Aposti lla co nclusiva y acient fica a lasMigajas filosficas(1846)
contiene una nota final, titulada Una primera y ltima aclaracin y fir
mada por el propio autor, en que reconoce ocho obras seudnimas que
van desde O lo uno o lo otrohasta esta. Lo que deseaba era distanciar
se de unas investigaciones filosficas que consideraba necesarias para
alcanzar la verdad existencial que persegua, pero con las que no se
identificaba por completo. Ide una amplia diversidad de psicologas algo
(o muy) distintas de la suya propia para poder examinar las cuestiones
desde ms puntos de vista que los que poda adoptar su personalidad
real. Resulta patente que se necesita una imaginacin privilegiada para
poder efectuar estos experimentos de perspedivismo.
Hay una conviccin esencial en la prctica de asignar un autor a
cada libro, incluso a partes diferentes de libros: la conviccin de que la
verdad no puede jams ser abstracta Siempre tiene que ser comunicada
por una voz singular, por un existente concreto. Aun cuando se adopta a
modo experimental una perspediva que no es la del autor, debe haber
una conciencia particular que la construya y transmita.
Si bien el autor no se identifica del todo con lo que sostienen esos
seudnimos, s muestra un profundo inters intelectual por las cuestiones filosficas que tratan estos, que es necesario examinar para abordar
los temas religiosos de los que se ocupa Kierkegaard con su nombre
propio. Su imaginacin cre psicologas y voces individualizadas que in
vestigan y exponen posibles soluciones para los problemas de la vida.
Estos autores imaginarios pueden expresar sus puntos de vista de modo
subjetivo y dramtico, y as implicar emocionalmente al ledor.
El empleo de los seudnimos debe relacionarse con la idea de
la comunicacin indirecta que Kierkegaard mantuvo sobre todo en la
\ V
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10 'Kterkegaanl
etapa inicial de su escritura. El presupues
to fundamental es que si no se presentaal lector la verdad como producto acabado
que este deba limitarse a aceptar pasiva
mente, como sucede con el tratado filosfi
co abstracto, sino que se le hace participar
activamente en un proceso dialctico con
varios portavoces, ser posible facilitar el
surgimiento de la verdad subjetiva en su di
mensin interior, el nico modo de adquirir
conocimiento existencial.
Vctor Eremita es el editor que organiza
los materiales heterogneos de O lo uno o lo
otro ; A es el autor de muchos de los escritos
que componen la parte esttica del libro,
mientras que el Juez William compone los
que afirman el posicionamiento tico en su
segunda parte. Johannes de Silentio es el
autor de Temor y temblor,la intensa reflexin acerca del sentido religioso
que encierra el sacrificio de Isaac por Abraham. Constantin Constantius,
hombre maduro y escptico, fino psiclogo, es autor de la primera parte
de La repeticin,cuya segunda parte est compuesta por cartas dirigi
das a l por un Joven que se ha enamorado apasionadamente, pero en
abstracto, de una muchacha antes de vivir una honda crisis religiosa V-
gilius Haufniensis firma El con cepto de la angustia,prolongada reflexin
ensaystica acerca de este sentimiento entendido como vrtigo ante la
posibilidad de libertad personal. Nicolaus Notabene firma los Prefacios
Hilarius Bookbinder es el editor de Estadios en el camino de la vida.El
filsofo pagano Johannes Climacus responde por Migajas filosficasy
Aposti lla co nclusiva y acientifica ,mientras que Anti-Climacus (como su
propio nombre indica, el reverso del anterior) se presenta como el autor
de La enfermed ad m ortal y Prctica d el cristianismo.
Portada de O lo uno o lo
otro,editada con el seudni
mo Vctor Eremita.
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'Vida-obra de Saren 'Kierkeguard 41
Los textos firmados por Kierkegaard tratan abiertamente temas
religiosos. Son o bien sermones o bien escritos apologticos que es
clarecen fundamentos teolgicos y exponen el contenido del cris
tianismo. En ellos el autor abandona las perspectivas parciales que
caracterizan a las obras apcrifas y asume una mirada global y com
prometida. Sin embargo, resulta esencial entender que las obras seu
dnimas no son de segunda categora respecto a las firmadas con
el propio nombre. En el conjunto del pensamiento kierkegaardiano,
iluminan aspectos (por ejemplo, la diversidad de los estadios de laexistencia, el enamoramiento, el estatuto de la verdad en relacin con
la existencia) necesarios para acceder a los grandes temas religiosos.
Desde los veinte aos, Kierkegaard escribi unos "Diariosbsicos
para comprender su pensamiento desde dentro. En estos escritos (una
muestra de los cuales figura como lema al principio de este libro), el
autor se dirige a s mismo, a veces para aclarar las ideas, a veces para
examinar desde un ngulo privado un punto filosfico, a veces para
desahogarse en un momento de angustia. No todos se han conserva
do, pero s una parte sustancial. Como siempre en estos casos, queda
el escrpulo moral de decidir si es lcito leer lo que no fue escrito para
la publicacin. Pero el riqusimo contrapunto a los libros publicados
que ofrecen estos diarios, y el hecho de que el propio autor supiera
perfectamente que algn da su vida sera tan estudiada como su obra,
justifican el estudio de los miles de pginas de este material privado.
El choque con la sociedad
Probablemente era considerado un personaje un tanto excntrico porsus ideas radicales, y sin duda se conoca la autora de sus obras seu
dnimas, pero tiempo despus de la polvareda que levantara la rup-
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tura con Regine Olsen, Kierkegaard viva tranquilamente en Copen-
hague, donde daba paseos cotidianos y charlaba con gentes de toda
condicin que encontraba por las calles. Esta vida tranquila acab en1846, a raz de un conflicto en apariencia bastante absurdo. Un cr-
tico literario public una resea de "Estadios en e l cam ino d e la vida
en la que no dio muestras de haber entendido el libro, y en todo caso
no lo elogiaba; Kierkegaard replic con un artculo en un peridico
en el que relacionaba al crtico con una revista satrica del momento,
E l Corsario, publicacin semanal que ridiculizaba a personajes pbli-
cos de la sociedad danesa, pero que hasta entonces no se haba metido
con l porque su director le respetaba. En el artculo de rplica Kierke-
gaard ret con sarcasmo a la revista a que le convirtiera en blanco de
sus ataques. No debi mostrarse tan despectivo. A principios de 1846
empezaron a aparecer en E l Corsario caricaturas que le presentaban
como un personaje deforme, con joroba (los aos haban intensificado
la malformacin de la espalda), las piernas de extensin desigual quele causaban un andar irregular y. en conjunto, una figura desgarbada.
Aunque el semanario dej de publicarse en octubre de aquel mismo
ao, el perjuicio que le caus a Kierkegaard fue enorme: le convir-
ti en un hazmerrer. Muchos le reconocan por las caricaturas sa-
tricas, y se burlaban de l cuando lo vean en la calle. El autor, que
haba buscado su propia ruina al desafiar a E l Corsario, de repente
perda uno de sus grandes placeres: pasear por su ciudad. No tard
en transformar la amargura por esta situacin desagradable en una
intensa conciencia de martirio, a imitacin del que haba padecido
Cristo. Reforz su conviccin de ser un individuo aislado enfrentado a
la masa, y de que no haba mediacin posible entre los dos trminos.
El patronmico Sorensen (hijo de Soren) es uno de los apellidos
ms comunes en Dinamarca. Sin embargo, el nombre Soren, que en
tiempos fue de los ms corrientes en este pas, dej casi de utilizarse
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Vida-obra de Saren 'Kierkegaard 4 :i
despus de la campaa difamadora de TI Corsario.El incidente lo con-
virti en un nombre maldito.
Ataque a la cristiandad en nombre del cristianismo
Hay que intentar introducir el cristianismo en la cristiandad.
Durante muchos aos Kierkegaard se mostr insatisfecho con la versin
edulcorada del cristianismo imperante en la Dinamarca de su tiempo,
que a su juicio haba perdido todo el dramatismo y la trascendencia de
la religin original. Pero esta insatisfaccin se expresaba solo en ideas
desarrolladas en libros, y el autor contemporizaba con la institucin:
durante gran parte de su vida asisti a los servicios de la Iglesia pro-
testante, y a pesar de que no lleg a ejercer como pastor, s predic en
algunas ocasiones. La crtica adquiri un tono ms concreto y speroa partir de 1848, cuando el autor emprendi un ataque contra la Igle-
sia del Pueblo Dans (tambin llamada Iglesia Evanglica Luterana de
Dinamarca) en libros como el ya citado Tjercitacin p ara el c ristia-
nismo, T ara el autoexam en y Juzgad vosotros mismos!,en los que se
produce un giro hacia la sociedad concreta del momento.
Pero la crtica al orden establecido, a la religin estatal que haba
desembocado en un cristianismo solo nominal, se intensific has-
ta un grado acerbo durante los ltimos aos de Kierkegaard. Este
public desde mayo de 1855 la revista 0jeblikket (TI Instante o TI
M omento),escrita y firmada exclusivamente por l mismo, y en cuya
financiacin invirti buena parte de lo poco que le quedaba de la
herencia paterna. Aparecieron nueve nmeros de la publicacin, conun tono dursimo, en los que acusaba a la Iglesia de haber convertido
el cristianismo en algo afeminado, en una religin de eunucos, de no
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Kirrkvgtiaril44
predicar ya el evangelio cristiano, de haber olvidado el compromiso
y la responsabilidad del individuo ante Dios y limitarse a dar blan-
dos y cmodos mensajes de consuelo, de haber eliminado todas lasdificultades y exigencias del cristianismo hasta desvirtuarlo y de-
bilitarlo. Atacaba con crudeza a pastores concretos de la Iglesia y a
sus familias. Prescindiendo ya por completo de seudnimos, lanzaba
todo tipo de diatribas, deseaba sacudir la cristiandad (la comuni-
dad, la Iglesia) para que resurgiera el verdadero cristianismo (la fe, la
religin); una arriesgada apuesta personal en la que se elega el tipo
de existencia que se quera llevar y el tipo de persona que se quera
ser, mediante un salto inexplicable para la razn que haca compare-
cer a la interioridad subjetiva ante lo absoluto de Dios.
Agotado por la violencia de la contienda y la intensidad de su im-
plicacin, Kierkegaard se derrumb fsicamente. El 2 de octubre de
1855 se desmay cuando andaba por la calle y fue trasladado a un
hospital, donde muri al cabo de seis semanas, el 11 de noviembre. El19 de octubre, su nico amigo personal, Emil Boesen, le haba pregun-
tado si deseaba recibir la comunin. Kierkegaard contest que s. pero
que por medio de un seglar, no de un pastor. Boesen le respondi que
aquello no era posible, y Kierkegaard concluy que en ese caso morira
sin recibir la eucarista. Y as fue.
Aquel mismo da Kierkegaard se haba negado a recibir a su her-
mano mayor, Peter Christian, telogo, pastor, obispo y ministro del
Estado, del que no solo le separaba la explcita controversia con la
Iglesia, sino una tensa relacin mantenida a lo largo de los aos. Pe-
ter Christian haba medrado en la jerarqua eclesistica, haba hecho
cuanto se esperaba de l sin ocasionar problemas, era un respetado
miembro de la Iglesia y de la comunidad. Pero careca de aquello que
tena su hermano menor: fe en Dios. En el entierro de Soren queacab en escndalo, porque un sobrino protest porque Kierkegaard
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'Vida-obra de Seren Kierkegaard 45
Dibujo de Kierkegaard en
1853, dos aos antes de
morir, por H, P. Hansen.
El escritor tenia por aquel
entonces cuarenta afloa,
habla quedado serialado
por la camparia satrica del
semanario El Corsario y
estaba prximo a enzarzarse
en una agria polmica con
la jerarqua de la Iglesia del
Pueblo Dans.
no habra deseado que le dieran sepultura segn los ritos de la Iglesia
que tanto haba atacado, Peter Christian, en su panegrico, hizociertas alusiones veladas a la escasa cordura de su hermano y lleg a
poner en duda que pudiera responder no solo de sus publicaciones
seudnimas, sino de las que haba firmado con su propio nombre.
Al cabo de veinte aos, Peter Christian se sumi en una profunda
melancola, hasta el extremo de que renunci al cargo de obispo y se
declar oficialm ente incapaz de asumir las responsabilidades de una
persona adulta. Parece que el remordimiento por el trato que habadado a su hermano le acab empujando de la melancola a la locura.
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4f> 'Kwrkugaard
Es probable que Soren Kierkegaard tambin hubiera admitido que
no estaba completamente cuerdo. Y que a continuacin hubiera pre-
guntado: Pero quin lo est?. Si es cierto que nadie es normal,que todos estamos ms o menos desplazados del centro, de ese claro
en medio del bosque hacia el que Soren se empe en avanzar, no
es lo ms cuerdo admitir que el ser humano no es verdaderamente l
mismo hasta que se entrega desde su propia y autntica subjetividad
a algo que es superior a s mismo?
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Verdad y existencia
Sin duda, la idea ms conocida de Kierkegaard, y tal vez lo que ande
buscando de entrada el lector, es la ya mencionada visin de la existen
cia humana en tres esferas o estadios. Desde luego, esta percepcin de
la trayectoria moral y espiritual humana es enormemente sugerente
como interpretacin del paso de la persona por esta vida, y recibir el
tratamiento debido en el captulo siguiente. Pero su comprensin ade
cuada requiere que examinemos antes varios presupuestos filosficos
implcitos en toda la obra del pensador dans, sin una conciencia de
los cuales se pierde el sentido de su coherencia y originalidad.
Kierkegaard sita al ser humano, el existente real, particular y
concreto, como centro y origen de todo pensar y sentir. Tal posicio-
namiento es revolucionario en la historia de la filosofa. Esta haba
mantenido a lo largo de los siglos un fuerte carcter idealista, obser
vaba la realidad desde una perspectiva conceptual, tena una visin
abstracta del ser humano previa a la vida de este. La esencia preceda
a la existencia: se saba de antemano, a priori, desde la eternidad, quera y deba ser lo humano, y el individuo de talante filosfico aspiraba
a realizar el modelo arquetpico mediante el ptimo funcionamiento
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de la razn, que guiara a su persona por el camino de la tica y el co
nocimiento hacia ese modelo de sabidura preestablecido. Platn ha
ba instituido tempranamente la imagen bsica de este planteamiento
al encomendar al alma racional la tarea de alcanzar las Ideas eternas
e inmutables, las Formas arquetpicas que han existido desde siem
pre, donde residen la verdad, la belleza y la justicia. Toda la corriente
racionalista e idealista de la filosofa, la predominante hasta el siglo
xix, aceptaba la concepcin bsica de esta verdad abstracta, accesible
para el ser humano, que no poda construirse sino descubrirse. Todo
se define por lo universal y lo necesario.
Kierkegaard le da la vuelta a esta concepcin. Con l, como dira
J.-P. Sartre en el siglo xx, la existencia precede a la esencia. El ser hu
mano no aspira ya a alcanzar una verdad previa, universal, vlida para
todos y en todo momento, sino que se esfuerza en construir en su
propia vida, en su existencia, una verdad, una esencia, que no puede
comprenderse al margen del sujeto que la crea. Kierkegaard hace des
cender de las nubes a la verdad y el conocimiento y los lleva al mbito
de la subjetividad individual y la historia personal. La verdad pasa a
ser existencial.
Immanuel Kant crea con razn que haba introducido un giro
copernicano en el pensamiento por haber establecido el sujeto cog-
noscente y no el objeto conocido como lo determinante en el acto
de conocer (anlogamente a como Nicols Coprnico haba situado
el Sol, y no la Tierra, en el centro del cielo). El giro copernicano que
imprime Kierkegaard al pensamiento es igual de fundamental, si bien
tiene otro sentido. La razn queda destronada, ya no es el poderoso
instrumento capaz de elevar al ser humano hasta el Olimpo de las
Ideas, deja de ser ese auriga platnico que conduce el carro tirado por
dos caballos hacia aquellas eternas Formas de verdad, belleza y justi
cia. La emocin subjetiva, la interioridad apasionada, pasa a ocupar el
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Verdad y existencia W
lugar dominante en la construccin del conocimiento. El sujeto ya no
se limita a asentir a dictmenes objetivos de la razn, asume otro tipo
de participacin, implica la totalidad del ser en su pensar. Se la juegaa todo o nada en su dimensin interior. Ni la filosofa, ni la teologa ni
ninguna metafsica dogmtica pueden convencerle en un estrato pro
fundo. Es implicacin subjetiva global del ser humano como existente
lo que legitima la verdad. Hemos pasado de la racionalidad, incluso de
la razonabilidad, a la subjetividad existencial. Este giro kierkegaardia-
no tiene unas consecuencias tan profundas en la concepcin del co
nocimiento que debemos detenernos para apreciar en la justa medida
sus implicaciones de fondo.
El trasfondo filosfico
En sus aos de estudiante de Teologa, Kierkegaard se form en la
disciplina filosfica a travs del idealismo absoluto de Georg Wilhelm
Hegel. No poda ser de otro modo, pues, como sabemos, el pensamien
to hegeliano era abrumadoramente dominante en aquella poca. In
cluso los que se oponan a su sesgo especulativo le conferan una po
sicin prioritaria, puesto que se publicaban tratados antihegelianos.
Entre 1837 y 1839, Kierkegaard estudi a fondo la filosofa y la teologaalemanas contemporneas, en especial el idealismo absoluto, lo cual
terminara por llevarle a desconfiar de todos los usos sistemticos del
mtodo y de los conceptos filosficos. Para entender el alcance de su
rebelin frente al sistema hay que hacerse una idea general de la filo
sofa hegeliana. Y tener muy presente que cuando se habla de hege
lianismo no se alude solo a la filosofa de un autor individual, sino auna tendencia general del pensamiento. De hecho, contra lo que Kier
kegaard se alz en armas no era tanto un sistema filosfico concreto
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so 'Kierkegaani.
como una situacin filosfica, un clima, que a su juicio socavaba la
vida moral y los fundamentos del cristianismo.
Empecemos por decir que Hegel es uno de los pensadores msoscuros, densos y de lectura ms penosa que haya habido jams. Scho-
penhauer escribi acerca de l: Es insoportable el aburrimiento que
produce la huera palabrera de este repugnante filosofastro, autor
de los galimatas ms absurdos jams odos, al menos fuera de los
manicomios. Es cierto que sus crticas son un poco ad hominem,y
que la inquina contiene algo de agravio personal, pero cualquiera que
se haya aplicado en algn momento de su vida a leer la Ciencia d e la
lgicahegeliana se sentir tal vez legtimamente vengado por estas
pullas. Kierkegaard, ms moderado en la formalizacin, anota tras
una poca de sobreexposicin al idealismo absoluto: Si Hegel hubie
ra escrito la totalidad de su l g i ca y en el Prefacio hubiera revelado
que solo se trataba de un experimento del pensamiento (en el que sin
embargo en varios puntos haba eludido muchas cosas), sera uno delos pensadores ms grandes que jams hayan existido. Pero tal como
es, resulta meramente cmico. Tambin advierte que para criticar a
Hegel hay que estar provisto de una buena dosis de sentido comn,
bastante sentido del humor y algo de ataraxia griega.
Qu hizo Hegel para merecer tales comentarios (aparte de culti
var la ya mencionada opacidad estilstica, lo cual ya de por s es bas
tante censurable)? Su pensamiento lleva al apogeo la tendencia espe
culativa de la filosofa, la pasin por el Sistema. Si filosofar es pensar
el mundo conceptualmente de manera formalizada y estructurada,
Hegel fuerza esta actividad intelectual hasta su extremo, lo convier
te todo en pensamiento. Una frase de su Tilosofa del derecho se ha
convertido en emblema de toda su obra: Lo que es real es racional, y
lo que es racional es real, por cuanto expresa su visin hiperraciona-lista y panlogista. Todo es razn, todo es lgica. Hegel crea una teora
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'Verdad y existencia 51
unificada de la realidad, un sistema conceptual omniabarcador que da
cuenta de todo, desde los fenmenos naturales hasta las formas de or
ganizacin social y poltica, el arte, el Estado, la religin y la filosofa.Postula una razn universal que se expresa en todo, con lo que, como
reza la cita, equipara razn y realidad. La realidad es racional, de lo
contrario no podra conocerse.
Hegel tiene una concepcin muy peculiar de la realidad. La en
tiende como un proceso inmanente y orgnico en el que un espritu
absoluto (logoso razn) se autoexpresa y desarrolla a lo largo y ancho de la historia universal a fin de conocerse a s mismo en un grado
elevado de autoconciencia. La historia general es el proceso de au-
toconocimiento de la razn. Esta razn, adems de omniabarcadora,
es omnvora, lo devora todo. Y adems lo justifica todo. Todo cuanto
sucede, incluyendo las mayores atrocidades que el hombre perpetre
contra el hombre y contra el mundo, est justificado en un nivel ra
cional, est racionalizado. Claro que el desarrollo triunfal de la ra
zn tiene efectos colaterales: por ejemplo, la gloriosa Revolucin
de 1789 deja Francia sembrada de cadveres y de menesterosos sin
ningn porvenir, y Napolen lleva a la muerte a centenares de miles
de hombres en la campaa de Rusia: pero el panlogismo hegeliano
racionaliza todo el sufrimiento particular mediante la idea general.
Lo bsico del hegelianismo es concebir toda la actividad humana
como un proceso histrico con sentido y finalidad (es decir, como un
desarrollo teleolgico), en el que cada individuo participa tanto si lo
sabe como si no, lo quiera o no. El proceso general absorbe todo lo
particular. La filosofa es el saber supremo que capta la estructura y
la direccin de este movimiento global, y lo capta mediante un siste
ma dialctico inclusivo que abarca todo lo natural y todo lo humanocomo un desenvolvimiento histrico, puesto que todo forma parte del
movimiento general del espritu. Si uno se fija bien en la descripcin
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'Kierkegutin52
de la realidad hecha por los hegelianos, detectar una letra pequea
que incluye elementos tan problemticos como:
Pantesmo: todo es Dios, es decir, espritu o idea o razn o logosabsoluto, qu
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