platero y yo fragmentos

Post on 03-Jul-2015

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Una aproximación a la inmortal obra de JUAN RAMÓN

JIMÉNEZ en el 125 aniversario de su nacimiento y en los

50 años de la concesión del premio Nobel de Literatura.

Juan Ramón escribió PLATERO Y YO en prosa poética

y la publicó en 1917 aunque llevaba varios años

escribiéndola.

Es una mezcla de realidad y fantasía en la que el autor

va contando las aventuras que le suceden con un

borriquillo pequeño, peludo, suave…

A continuación podrás descubrir algunos

fragmentos de “PLATERO Y YO”.

Platero es pequeño,

peludo, suave: tan

blando por fuera que se

diría todo de algodón,

que no lleva huesos.

Sólo los espejos de

azabache de sus ojos

son duros cual dos

escarabajos de cristal

negro.

Lo dejo suelto, y se va al

prado, y acaricia

tibiamente con su hocico,

rozándolas apenas, las

florecillas rosas, celestes

y gualdas…

Lo llamo dulcemente:

“Platero”… y viene a mi

con trotecillo alegre que

parece que se ríe…

Come cuanto le doy. Le gustan

las naranjas, las mandarinas, las

uvas moscateles, todas de

ámbar; los higos morados, con

su cristalina gotita de miel…

En un arroyo grande nos

encontramos atascada una

vieja carreta, perdida toda

bajo su carga de yerba.

Una niña lloraba sobre una

rueda queriendo empujar

para sacar a la carreta

ayudando al borricuelo, más

pequeño, ¡ay! Y mas flaco

que Platero.

Acaricié a Platero y, como pude, lo enganché a la carretilla.

Entonces, con un tirón, Platero sacó carreta y rucio del

atolladero y les subió la cuesta.

¡Qué sonreír el de la chiquilla!. Fue como si el sol de la tarde

le encendiese una aurora tras sus tiznadas lágrimas.

Platero, ella se iba en aquel tren negro

y soleado que, por la vía alta,

cortándose sobre los nubarrones

blancos, huía hacia el Norte.

Y las nubecitas de vapor celeste

entristecían un momento el sol y las

flores, rodando vanamente hacia la

nada…

Entre los niños,

Platero es de

juguete. ¡Con qué

paciencia sufre sus

locuras! ¡Cómo va

despacito,

deteniéndose, para

que no se caigan!

¡Cómo los asusta

iniciando, de pronto,

un trote falso!...

He parado a Platero en la vuelta del camino. He gritado

contra las rocas con todas mis fuerzas…. ¡¡¡Platero!!!.

La roca, con respuesta seca, endulzada por el contagio

del agua próxima, ha dicho… ¡¡¡Platero!!!.

Platero me ha mirado, ha mirado a la roca y, remangando

el labio, ha lanzado un interminable rebuzno…

Les dije a las niñas que aquella

carrera la había ganado Platero

y que era justo premiarlo de

algún modo.

Entonces, cogiendo un poco de

perejil hice una corona y se la

puse en la cabeza…

Encontré a Platero echado en su cama de paja,

blandos los ojos y tristes. Fui a él, lo acaricié

hablándole y quise que se levantara…

El pobre se removió… No podía…

A mediodía, Platero estaba muerto…

Por la cuadra en silencio revoloteaban

mariposas de tres colores…

Esta tarde he ido con los niños

a la tumba de Platero, que

está en el huerto de la Piña, al

pie del pino redondo.

¡Platero, amigo! –le dije yo a la

tierra- : si estás ahora en un

prado del cielo y llevas

angelitos sobre tu lomo, ¿me

habrás olvidado, Platero?.

Dime, ¿te acuerdas aún de

mi?

Y, como contestando a mi pregunta, una

leve mariposa blanca revoloteaba

insistentemente a mi alrededor, igual que

un alma, de lirio en lirio…

Esta presentación es un homenaje al autor de PLATERO

Y YO en el 125 aniversario de su nacimiento y forma

parte de un material didáctico sobre su vida y su obra.

Realización: Pedro A. López Yera

para

COLEGIO PÚBLICO NUESTRO PADRE JESÚS

Jabalquinto (Jaén). Curso 2005/2006

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