jorge luis marzo por tjasa kancler
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8/2/2019 Jorge Luis Marzo Por Tjasa Kancler
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Entrevista a Jorge Luis Marzo por Tjasa Kancler
El 1 de junio de 2011 se public en el Diario Oficialde la Generalitat de Catalua (DOGC) el
Anteproyecto de ley de simplificacin, de agilidad y
reestructuracin administrativa y de promocin de la
actividad econmica, llamado tambin la ley
mnibus,- por la multitud de materias que regulabajo un mismo paraguas normativo. De acuerdo con
el Prembulo, el objetivo de esta legislatura es la
racionalizacin administrativa como tambin la
reactivacin y el impulso de la actividad econmica
para facilitar la competitividad y productividad.
Teniendo especial consideracin en la revisin yactualizacin de algunos aspectos de la estructura
del tejido productivo, la ley mnibus conlleva la
modificacin de normas relativas al medio natural,
cultura y deportes, derecho privado, economa,
seguridad, industria farmacutica y serviciossociales, territorio, y rgimen jurdico de las
administraciones pblicas.
Con este documento legislativo se pone de
manifiesto una clara voluntad privatizadora del sector
pblico. Obtener beneficios est por encima de
http://www.soymenos.net/http://www.tjasa-kancler.net/http://www.soymenos.net/http://www.tjasa-kancler.net/ -
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cualquier otra concepcin del contenido y carcter
de los derechos, determinados en base de las
relaciones sociales existentes. En el marco de estegran proyecto de reforma, que afectar gravemente
la sociedad en su conjunto, se replantea, entre otras
cosas, tambin el modelo de polticas culturales, que
ahora explcitamente puestas al servicio de las
empresas privadas favorecern an ms la
produccin cultural destinada a laespectacularizacin de la cultura y la ganancia
econmica en forma de industrias culturales y
creativas, para explotar al mximo los beneficios que
genera. La cultura en el rgimen neoliberal tiene
valor solo si contribuye a la economa. En medio deesta profunda crisis de legitimidad poltica y
econmica que estamos presenciando no solo en
Catalua sino a nivel europeo y globalmente, es
necesario replantear radicalmente la relacin entre
poltica y cultura, y preguntarse de nuevo porqu la
cultura se ha convertido en el principal instrumentodel capitalismo global. Cmo hemos llegado hasta
aqu? Qu hacer?
La poltica cultural no es la cultura. La cultura es un
bien comn y un proceso en constante
transformacin que refleja las dinmicas sociales, el
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resultado del cual no tiene que ser necesariamente
una obra o un producto mercantil. La poltica cultural
no puede estar orientada a una mera consecucinde beneficios econmicos(Declaracin de la
Comisin de Cultura de AcampadaBCN de Plaza
Catalunya de Barcelona (v Beta))
_______________________
Jorge Luis Marzo es historiador del arte, comisariode exposiciones, escritor y profesor. Sus ltimos
proyectos de investigacin y de comisariado son El
d_efecto barroco. Polticas de la imagen hispana
(2010) en el CCCB, Low-Cost. Libres o cmplices
(FAD, 2009), Spots electorales. El espectculo de la
democracia (La Virreina, 2008), Hempreslaradio(2006-2007) y Tour-ismos (2004).
Recientemente ha publicado los libros Puedo
hablarle con libertad, excelencia? Arte y poder en
Espaa desde 1950 (2010), Arte Moderno y
Franquismo. Los orgenes conservadores de lavanguardia y de la poltica artstica en Espaa
(premio Fundaci Espais a la creaci i a la crtica
dart, 2008), Fotografa y activismo social (2006),
Me, Mycell and I. Tecnologa, movilidad y vida
social (2003) y Planeta Kurtz (2002).
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Desde hace aos escribe sobre la situacin de las
polticas culturales en Espaa y en Catalua, que
segn sus anlisis comparten unas marcadastendencias de la instrumentalizacin de cultura y arte
por parte de las fuerzas polticas y mercantiles para
promover los imaginarios de crculos elitistas, ejercer
el control directo de los recursos en detrimento de la
profesionalizacin independiente y autnoma del
tejido cultural, como tambin de comprender lacultura como valor aadido, como el elemento de
mercadotecnia, con el nico fin de promover la
econmica turstica._______________________
A principios de los aos 80, despus de una
larga dictadura devastadora, se abra en Espaa
la etapa democrtica que ha sido determinante,
entre otras cosas, tambin para la formulacin de
una nueva poltica cultural. Cul ha sido la
relacin entre la poltica cultural franquista y el
arte moderno? Qu lectura del arte moderno (dela modernidad espaola) se plante durante la
poca de la transicin y cmo se ha definido el
nuevo papel de la cultura al respecto?
(democracia, ciudadana)
Durante el Franquismo, la cultura sufri un doble
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uso, pero con una misma funcionalidad: por un lado,
las elites del rgimen esgrimieron una visin
relativamente integracionista de la cultura como vaalternativa a la poltica: de ah pudo nacer la
vanguardia pictrica de los aos 50. Por otro lado, la
cultura fue blandida como el estandarte de la
resistencia: gracias a ella, se pudo mantener viva la
llama de la libertad y el sueo de recuperar las
libertades civiles. Llegada la democracia, se produjouna curiosa simbiosis: la cultura representaba una
suerte de lugar de encuentro, no tanto poltico, pero
s de ciudadana. El problema es precisamente este:
que las artes representan la libertad, pero nunca
nadie se ha preguntado sobre la funcin de esasartes en el marco de un sistema de libertades. La
garanta institucional ofrecida a principios de los
aos 80 en Espaa, en el sentido de dar cobertura
para que el arte se produzca en libertad ha venido
acompaada de un rechazo a pensar en la funcin
que tienen las prcticas culturales en unademocracia. Ha sido una poltica garantista, no
socialmente discursiva. Ello ha creado un monstruo,
que no es otro que la implementacin de la poltica
cultural como sustituto de la cultura: la derivacin del
necesario conflicto que genera la prctica cultural
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hacia el consenso impuesto que determina la poltica
cultural. En esa derivacin tortuosa se fue
escondiendo un recorrido neoliberal que garantizabala despolitizacin de las prcticas artsticas,
culturales y sociales.
La idea puesta sobre la mesa por la izquierda
durante los aos de transicin era que la cultura iba
a generar mejores ciudadanos y ms preparados. Atravs de la cultura, mejoraran los niveles de
educacin, igualdad, participacin y responsabilidad
social de los espaoles. Gracias al arte, los
espaoles accederan a un conocimiento global de la
informacin y a unas herramientas de expresin que
haban sido secuestradas durante 40 aos. Pero losresultados no han sido los deseados. Los niveles
tcnicos de educacin son de los ms bajos de
Europa; la igualdad, desde luego no ha venido de la
mano de la produccin artstica, sometida a la
constante precariedad y a la desigualdad degneros; la participacin ciudadana en la
construccin de los modelos culturales es
prcticamente nula -ya no digamos el acceso de los
creadores a mecanismos abiertos de produccin y
experimentacin-; y la responsabilidad social
comunitaria no ha venido por el mbito cultural sino
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por las luchas diarias de muchos individuos y
colectivos en diferentes mbitos sociales. Los libros
de historia nos dicen que las triunfantesmanifestaciones artsticas de los aos 50 se
justificaron por la creacin de liberalidad en el
estrecho marco de una dictadura de extrema
derecha. Este artilugio intelectual se adapt
rpidamente a principios de los aos 80 en un marco
de referencia a la hora de legitimar el arte y la culturacomo mecanismos generadores de ciudadana. Ese
deseado proceso ciudadano chocar con la propia
contradiccin de sus trminos fundacionales. No se
trata de una ciudadana participante y generadora de
poltica, sino un ciudadana basada en el bienestar yen la liberalidad, pero despolitizada: eso es herencia
del franquismo. La industria cultural ha devenido un
factor fundamental en la transformacin de los
imaginarios y las representaciones sociales, pero no
en la quimrica creacin de ciudadana, que
finalmente se ha convertido en un mero consumidorcultural. El valor de la cultura en Espaa ha
producido una comunin extraordinaria de los
intereses de estado -en sus variadas formas-, la
iniciativa privada, y los intelectuales empotrados en
el sistema, creando una profunda interiorizacin y
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subjetivacin del discurso del poder tanto en
creadores como en consumidores.La dinmica de
la poltica cultural en Catalua ha sido marcadapor la necesidad del establecimiento de un
mercado y la construccin de la identidad.
Cmo se constituye el puente entre estos dos
registros y cul es su relacin con el intento de
separar los mbitos de cultura y poltica?
En Catalunya, la cultura ha sido siempre patrimonio
de alguien: el sentido poltico general est
fundamentalmente vinculada a la lengua catalana,
principal smbolo identitario en el marco de un
estado, el espaol, que ejerce una enorme presin y
represin lingstica. Por otro lado, para la burguesaintelectual catalana que ha mantenido vivo el tema
de la lengua a lo largo de los aos, la cultura ha sido
un lugar en el que manifestar la identidad en la
ausencia de un aparato administrativo propio: era el
territorio en donde manifestar la fuerza de lasociedad civil frente al modelo estatalista espaol o
francs. Por su parte, la izquierda catalana siempre
ha considerado a la cultura como patrimonio propio
frente a una derecha demasiado centrada en
esencialismos procedentes de los movimientos
culturales de finales del siglo XIX. En definitiva, la
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cultura ha sido el lugar en donde sublimar los vacos
polticos nacionales pero tambin en donde expresar
los anhelos liberales de una sociedad que se quieremoderna, y sobre todo civil. Ese ha sido el caballo de
batalla de la cultura catalana. Unos y otros han
enarbolado la idea de una sociedad civil, portadora
de las esencias culturales del pas. Durante los
ltimos treinta aos, con la progresiva
institucionalizacin de la cultura y la creacin de ungigantesco aparato administrativo que la gestiona
(tanto en la derecha como en la izquierda), el mito de
la sociedad civil se revel quimera. No existe una
sociedad civil, ni estructurada como tal ni consciente
de s misma, que haya sido capaz de generar unaconcepcin de la cultura independiente de la poltica
cultural. Y ello precisamente ha ocurrido por el
enorme peso que los mitos identitarios (y la creacin
de marcas asociada a ellos) han tenido: esos mitos
se han convertido en iconos tursticos, de un enorme
valor aadido en el mercado global de logosnacionales: se trata de dinero, de nada ms. Todos
se han encontrado en la poltica cultural,
ninguneando as la propia razn esgrimida como
objetivo: la sociedad civil.
La retrica de una poltica cultural al servicio del
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bienestar, la ciudadana y del consenso trasluce
el proceso del neoliberalismo emprendido
durante las ultimas dcadas en Catalua, quegarantiz la despolitizacin de las practicas
sociales, culturales y artsticas. Podras
explicarnos de qu manera los cuatro aspectos
de los que hablas en el texto Neoliberalismo y
cultura en Catalunya, es decir, la idea de
libertad asociada a la cultura, la confusin entre
modernidad y modernizacin, la subjetivacin
administrativa y la impotencia,- se relacionan con
la agenda neoliberal?
Respecto a la idea de la libertad asociada a la
cultura: Como explicaba antes, en el franquismo lacultura fue moneda de cambio y defensa tanto para
el rgimen como para sus detractores, pero llegada
la democracia, nadie se pregunt sobre el rol de las
artes en un rgimen de libertades: pareci darse por
sentado que del triunfo de la cultura sobre ladictadura se derivaba un estatus institucional que
deba ser la marca del nuevo pas. En ese punto se
secuestr la posibilidad generar nociones culturales
dinmicas, independientes y crticas. La cultura
deba ser protegida como un bien esencial de una
democracia liberal: para ello se constituy una
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poltica cultural dirigista y garantista. Pero el
liberalismo no garantiza la libertad sino que la acota
para que se pueda producir: de ello se ha derivadouna poltica cultural castradora de las realidades
culturales, sancionadora de los procesos sociales
que constituyen los productos culturales.
Acerca de la confusin entre modernidad y
modernizacin: En los aos 80, el discursoposmoderno recal en Espaa, y en Catalunya,
como en muchos otros sitios del mundo. Fue un
debate asumido pero no reflexionado. La
posmodernidad permita hacer propia la modernidad
(que tan poco impacto haba tenido en la sociedad) y
la fuerza de la tradicin (que tanto peso tiene enCatalunya o en Espaa), pero en la ecuacin nadie
se dio cuenta de que para hablar de la modernidad
en clave real de conflicto y dialctica, era del todo
necesario hablar tambin de modernizacin. Aqu se
quera ser posmoderno sin ser postindustrial, y almismo tiempo, se quera ser postindustrial (industria
financiera, de servicios y turismo en el lenguaje
oficial espaol) para poder ser posmoderno. Lo que
ocurra es que muchos, demasiados, estaban
encantados con ser posmodernos (europeos,
internacionales, globales) porque as superaban la
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paradoja de un pas que nunca se haba encontrado
cmodo en la modernidad. Lo posmoderno era a la
cultura lo que lo posindustrial era a la economa:cmo alcanzar los estndares de produccin, cmo
adecuar estructuras obsoletas, cmo recabar
inversiones. Eso afect gravemente a la cultura:
conllev la pronta asuncin de la cultura en trminos
de marca, de logo productivo, de modernizacin,
pero nadie emprendi la penosa tarea de pensar quela modernidad es un conjunto complejo de tensiones
y contradicciones que en su misma vivencia la hace
productiva socialmente. Porque la economa se hizo
financiera y no productiva se lleg a la conclusin de
que tambin la cultura deba responder a los mismoscriterios, y ms cuando el producto interior bruto
depende tanto del turismo y de la marca identitaria y
cultural asociado a l. En pocas palabras, la poltica
cultural en Catalunya pas a ocultar las variadas
realidades culturales del pas.
Tercera cuestin: la subjetivacin administrativa. En
general, los sectores culturales han asumido que la
cultura es la poltica cultural. La ausencia de
inversin pblica y privada y de apoyo a plataformas
locales, pequeas y autnomas ha supuesto la
aceptacin implcita por parte de muchs creadors
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del restringido marco institucional para desplegar sus
investigaciones y sus fuentes de financiacin. Esto,
junto a la asuncin plena de los procedimientosadministrativos impuestos por las instituciones
pblicas, ha dado como resultado una nefasta
identificacin entre ciertas formas creativas y ciertos
modos de gestin, cuya conclusin ltima es que los
artistas trabajan para las instituciones y no al revs.
Este proceso, larvado y recreado gracias a lacondicin falsamente garantista de la administracin
pblica, ha sido inteligentemente aprovechado por
los discursos neoliberales para legitimar el hecho de
la supresin de toda ayuda a aquellos procesos
creativos que no sean capaces ni de producir directovalor mercantil ni de insertarse en los circuitos de la
industria cultural global. No se trata de someter a
ls creadores al efecto mercanca, sino a
someterlos a una dinmica competitiva, y ahora
global, precisamente gracias a los mecanismos
administrativos y de promocin. No se apuesta por elmercado, sino con la intencin de que ls
creadors comprendan que slo son mercado.
Por ltimo, la impotencia. Esto est conectado con la
falta de comprensin del tejido creativo. Las elites,
cuando piensan en los artistas, son incapaces de
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escapar a los iconos mediticos, a los grandes
nombres, a las marcas consagradas, de las que
insisto, tanto abusan siempre. Son incapaces decomprender el tejido artstico en otras claves: como
motores de investigacin, que no siempre acaban
con la firma o con un producto; como motores de
disensin, articuladores de exploraciones diferentes
a las previstas; como formas de expresividad que
cultivan la imaginacin colectiva, esa facultad paradesarrollar miradas sobre las relaciones ocultas de
las cosas, lejos de fantasas espectacularizadas.
Son incapaces de pensar en la creatividad a largo
plazo, con inversiones no cortoplacistas, sino como
procesos en perptua gestacin capaces de irseadaptando a realidades cambiantes.
La progresiva sujeccin de la cultura a la
intervencin gubernamental y estatal a travs de
las polticas culturales, como tambin su relacin
cada vez ms estrecha con la industria privadacomo patrocinadora del sector cultural/artstico,
con su apuesta por la espectacularizacion y
mercantilizacin de la cultura, ha producido, tal y
como sealas, la doble crisis de la legitimidad,
simblica e institucional. Cules son sus
caractersticas y cmo se explica la creacin del
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Consejo Nacional de la Cultura y de las Artes
(CONCA) en el 2008 en Catalua, en relacin a
esta situacin?
Es evidente que ha habido una desplazamiento en el
lugar que ocupa el arte en el imaginario poltico y
administrativo. Hoy el arte representa bien poco en
las estructuras mentales institucionales. Para ellos,
no es vehculo de nada. Ello tiene mucho que vercon el hecho de que la pintura de los ochenta se
hundiera en el mercado a mediados de los noventa y
reventara el papel de las instituciones en los
mecanismos de creacin de opinin. Para el poder,
la cultura es una simple gestin de recursos, de
bienes inmuebles. Al poder no le interesa mucho elarte, pero s mantener el control sobre su valor
simblico como marca de pas y de gobierno. Es por
eso que gestiona la cultura como espectculo
captador de inversiones econmicas y polticas y
como mecanismo de transmisin poltica ydiplomtica. De ah parte el secuestro prolongado de
medios y recursos por parte de todas las
administraciones hacia el CONCA un organismo
pblico que deba ser autnomo en su gestin, y que
se encargara desde la independencia de criterios de
radiografiar la produccin cultural y de asignar
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recursos-: el arte no servir de nada, pero su valor
simblico es claramente cuantificable y
fervientemente deseado por los gobiernos.La dependencia de las artes con respecto a las
administraciones pblicas en Catalunya no es solo
un hecho irrefutable sino especialmente relevante:
adems de cuestionar las quimeras oficiales sobre la
sociedad civil, tambin ha acabado contaminandotoda la estructura creativa del pas: ha
institucionalizado la cultura y ha hecho que la
gestin cultural quede dominada por intereses
polticos y por sistemas burocrticos. Precsamente,
antes esta situacin, el CONCA tena su razn de
ser: ofreca la posibilidad de romper este marasmo yde convertirse en una nueva herramienta de
transformacin administrativa al servicio de la
creacin y no al revs. El CONCA poda representar
un nexo fiable y duradero entre las realidades
culturales del pas y los mecanismos de gestincultural, sin imposiciones ni ventriloquas. No ha sido
as.
El CONCA ofreca la posibilidad de convertirse
en el organismo independiente de
transformacin administrativa, en el puente entre
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el tejido creativo y la administracin. Cul fue
su apuesta y de que manera propona redefinir y
transformar las relaciones existentes entrepoltica y cultura? Qu dilemas han surgido?
La creacin del CONCA, en mi opinin, responde a
varias lneas de fondo: en primer lugar, es fruto del
progresivo desplazamiento del arte como fuerza
motora de las relaciones sociales: los polticos cadavez saben menos del arte, y el CONCA supona un
depsito donde aparcar a la gente de la cultura,
aunque controlando el aparato administrativo (el
control de las ayudas y subvenciones). Poca gente
oficial imagin el CONCA como un organismo de
verdadero debate, reflexin y participacin. Ensegundo lugar, el CONCA nace de la necesidad de
destramar los argumentos polticos en la gestin
profesional de los recursos creativos en un mercado
contradictorio como el cataln, que es
fundamentalmente institucional pero que se quiereliberal: las endogamias son muchas y el CONCA
poda ayudar en ese sentido. En tercer lugar, el
CONCA tambin surge de la necesidad de
profundizar en posibles soluciones a la deriva social
del arte; para algunos, se trata de encontrar frmulas
de intercambio entre el arte, el diseo, la tecnologa,
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la ciencia; algo que, de hecho, ya se practica en
muchos mbitos creativos; para otros, se trata en
realidad de convertir al arte en industria cultural,apelando a la inversin y utilizando hipcritamente la
solucin del I+D, al falsear lo que de I+D real tiene
hoy la produccin artstica. Por ltimo, la
independencia del CONCA poda servir para
recuperar una nocin conflictiva de la cultura, ms
alejada de la nocin consensuada de la misma quesiempre promueve el poder. Desde luego, no ha sido
as.
El rgimen de derecho neoliberal, como seala
David Harvey en el libro Breve historia del
neoliberalismo, no ofrece otra alternativa que
vivir bajo un sistema de incesante acumulacin
de capital y crecimiento econmico en el que no
importan sus consecuencias sociales,
ecolgicas o polticas. Cuestionar los derechos
concretos nos permite cuestionar los procesossociales a los que son inherentes. El nuevo
ataque neoliberal viene impulsado por el
Gobierno de la Generalitat de Catalua en mayo
de 2011 con el Anteproyecto de ley de
simplificacin, de agilidad y reestructuracin
administrativa y de promocin de la actividad
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econmica, conocido como la ley mnibus,
por la multitud de materias que regula bajo un
mismo paraguas normativo (economa,seguridad, servicios sociales, cultura,) La
intencin de reactivar la economa y agilizar la
administracin catalana encubre las reformas
con una clara voluntad privatizadora de servicios
pblicos, desproteccin del medio ambiente en
beneficio de lobbies empresariales o la
empresarializacin de la cultura. Qu
competencias asumir el Instituto Cataln de la
Creacin y de las Empresas Culturales (ICCEC)
que se propone a crear? Qu significa llamarse
empresa cultural a titulo individual y qu impactotendr la ley mnibus en las prcticas
culturales/artsticas del futuro prximo, en caso
de tramitarse?
En el redactado del Anteproyecto de Ley de
Simplificacin, de Agilidad y ReestructuracinAdministrativa y de Promocin de la Actividad
Econmica propuesto por Convergncia i Uni al
parlamento, conocido como las Leyes mnibus, se
declaran una serie de cosas: la remodelacin del
Consell Nacional de les Arts, que pasara a
depender directamente de los puntuales criterios de
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la Conselleria; la anulacin de la autonoma de los
centros culturales adscritos a la Generalitat; la
desposesin de ciertos derechos de algunasentidades de gestin cultural y de actividades. La
aplicacin de todo esto crear un enorme dao a la
independencia de las programaciones, a la
salvaguarda de las manipulaciones polticas y
administrativas y a la salubridad del tejido cultural.
Pero lo ms preocupante, si es que ya no lo es loanteriormente dicho es este prrafo: Se entiende
por empresas culturales las personas fsicas o
jurdicas dedicadas a la produccin, la distribucin o
la comercializacin de productos culturales
incorporados a cualquier tipo de soporte, y tambinlas dedicadas a la produccin, la distribucin o la
comercializacin de espectculos en vivo. Se
incluyen dentro de este concepto las personas
fsicas que ejercen una actividad econmica de
creacin artstica o cultural. Segn este texto
propuesto, los artistas pasan a ser consideradosempresas culturales, incluso a ttulo individual, por
lo que se deduce con claridad que slo recibirn
financiacin pblica aquells creadors que sean
capaces de producir obras comercializables:
Queremos acabar con la subvencin e impulsar la
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inversin, dijo el Conseller de Cultura, Ferran
Mascarell, en una clara alusin a que las
subvenciones las entiende como a fondo perdido ylas inversiones como formas de productividad
econmica. La ausencia de dinero en la caja pblica
evidentemente supone la adopcin de discursos
justificadores de nuevos criterios de distribucin de
recursos, en los que naturalmente, todos sabemos
quienes saldrn malaparados y quienesbeneficiados: la subvencin pasa simplemente a
asociarse a los vestigios de una prctica artstica
gremial, incapaz de conectarse con la ciudadana,
obsoleta en sus criterios funcionales: a la inversin
se le concede el beneficio del beneficio: lacapacidad para explorar los terrenos de lo
autnticamente moderno, de lo que est al da, de
las conexiones con las nuevas industrias creativas y
tecnolgicas, repletas de pblico entusiasta. La
inversin (industria cultural) pasa a denominarse I+D
en detrimento de la subvencin (arte), subvirtiendo,como antes deca, el papel de ese mismo I+D propio
de la creacin contempornea y de su capacidad,
ahora injustamente ninguneada, para definir
imaginarios colectivos, que a la postre, son lo que
usan las elites para ponerse medallas y generar
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marcas. En esa direccin es necesario interpretar
unas recientes palabras de Ferrn Mascarell hacia
los crticos de la situacin: Sois conservadores.Impeds el crecimiento y la transformacin del
sistema cultural.
Contra los recortes masivos en cultura y la
mercantilizacin de las practicas
culturales/artsticas, se abri un espacio de luchapoltica y de bsqueda de alternativas dentro del
marco de la Acampada 15M en Plaza Catalunya
de Barcelona. A lo largo de los ltimos dos
meses La Comisin de Cultura de Acampada
BCN ha redactado asambleariamente La
Declaracin de la Comisin de Cultura de
AcampadaBCN de Plaza Catalunya de Barcelona
(v Beta), un documento que se considera
permanentemente abierto y en proceso. Cul ha
sido/es la dinmica de trabajo, qu idea de la
cultura y modelo de poltica cultural defiende ycon qu finalidad se esta elaborando este
documento?
Ha sido un proceso lento, propio de una dinmica
asamblearia. A ttulo personal, lo ms interesante ha
sido poder debatir con numerosas personas a las
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que no conoca y que probablemente nunca hubiera
conocido si no hubiera sido precisamente ah. Eso
ha tenido un valor enorme, porque nos hademostrado que habamos olvidado muchos
procedimientos de reflexin bajo la constante
cobertura institucional. Respecto a lo que me
preguntas sobre el modelo de poltica cultural que
promovemos, te dirijo directamente al documento en
s, que sigue abierto a aportaciones y debates, y quepodis consultar aqu: HYPERLINK
http://culturaacampadabcn.wordpress.com/declaraci
o-declaracion/
Cmo redefinir los lugares de lo poltico y de lo
cultural para acabar con la instrumentalizacin
del arte y de la cultura por las fuerzas polticas y
mercantiles, y volver a politizar la cultura?
Lo poltico no es un fsil que admiramos en una
vitrina como una conquista ya realizada: es un
proceso en constante movilidad, transformacin. Lomismo la cultura: no es un lugar para cobijarnos de
los sinsabores del sistema social y econmico
actual: es precisamente un lugar en donde
cuestionar esa situacin. Ya est bien de bonitos
cuadros que nos reconfortan de los dolores: es el
http://culturaacampadabcn.wordpress.com/declaracio-declaracionhttp://culturaacampadabcn.wordpress.com/declaracio-declaracionhttp://culturaacampadabcn.wordpress.com/declaracio-declaracionhttp://culturaacampadabcn.wordpress.com/declaracio-declaracion -
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lugar en donde visualizar los conflictos, compartirlos
e incluso combatirlos frontalmente. Y a quien le
pique, que se rasque.(Barcelona, septiembre del 2011)
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