ilustrar la brevedad

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Noveles Ilustradores Interpretan las minificciones del escritor Carabobeño Ramón Núñez "La ilustración puede ser una mera decoración o una expansión del texto. Es la versión del texto hecha por el ilustrador, es su propia interpretación. Es la razón por la cual uno es socio activo en el libro y no un mero eco del autor. Ser ilustrador es ser un participante, es ser alguien que tiene la misma importancia, al expresarse, que el autor del libro, y, ocasionalmente, más importancia que éste, pero ciertamente nunca es ser el eco del escritor". Maurice Sendak

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F M N - M U V A

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“La ilustración puede ser una mera decoración o una expansión del texto. Es la versión del texto hecha por el ilustrador, es su pro-pia interpretación. Es la razón por la cual uno es socio activo en el libro y no un mero eco del autor. Ser ilustrador es ser un par-ticipante, es ser alguien que tiene la misma importancia, al ex-presarse, que el autor del libro, y, ocasionalmente, más importan-cia que éste, pero ciertamente nunca es ser el eco del escritor”. −Maurice Sendak

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(Invitado Especial)

I l u s t r a d o r e s

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Yariana Oropeza

DOS A ella solo le gustaban los caramelos verdes:compraba el paquetico de caramelos,sacaba el verde y regalaba el resto a cualquiera.Entonces, a escondidas, yo comprabade aquellos caramelos y la besaba,la besaba largamente.

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Oswaldo Rosales

UNO

Me insistía: “Helena está llena de paisajes.En sus ojos encontré aquel camino al río (escapado de la escuela).

Y otro día la vi de espaldas y el viento descubrió su cuello,y justo allí pasé ante un portal entrañable una tarde”.

Para él, Helena era muchos lugares íntimos;no una geografía vasta y extenuante como lo es para mí,

que nunca pude acabar de desnudarla.

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Anniejulie Ambrosio

LA PITA

Mi tío abuelo Gregorio me regaló un centavo extranjero diciéndome que eso era una “pita”, es decir, una mone-da de la buena suerte. Entonces yo compartí esa posesión con mi mejor amigo de la infancia, para ver cómo nos iba con lo que más deseábamos, que era tener una novia. Y cuando llevábamos aquella moneda en el bolsillo, nos parecía que ya pronto las niñas se enamorarían de no-sotros. Pero un día mi amigo me aseguró que se le había perdido aquel centavo especial y yo me sentí desconso-lado. Aunque él lo tomó con más calma y seguía contán-dome de una amiga con la que hablaba mucho y que se reía bastante con él. Entonces le reclamé su traición, que se había guardado la suerte sólo para él. Y me confesó ape-nado que se la había regalado a ella y que ahora estaba hechizada. Que así lamentablemente funcionaba la pita…

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Luis Noguera

NUEVE

Pisé una de las tantas semillas que riega aquí este árbolde las mismas que se llevó Juancito para la casa y allá

desparramó en le suelo. Y fue la diaria cantaleta: “Juan, recoge las semillas”,y semillas debajo de la mesa, en la cocina, por el cuarto,

y “Juan recoge tus semillas”.Pisé entonces esa semilla, indiferente,

pero después la recogí, la limpié del polvola guardé, Juancito innumerable.

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Minerva Pereira

OCHO Yo la quiero para mí, así como quiero el triciclo.Pero no sé si pedirla también en la carta.No la puedo montar en el triciclo porque es muy grande,ni la puedo poner a que me empujeporque yo lo que quiero es ver su cara,verla y verla hasta que se ría y me dé otro beso,como el de la escuela.

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Luis García

Atar nuestras palabrasa una piedra y alejarla tanto

que no podamos atentar contra su voz.

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Moisés Martins

MITAYUCO

Cuando los tres hermanos mayores éramos niños jugábamos un juego con roles estrictos. La primogénita era la Mamá; yo, el segundo, era el Niño; y nuestra hermana la tercera era Mi-tayuco. Y Mitayuco era andrógino, aunque más lo recuerdo con pantalones de hombre y llevando sombrero sobre su pelo largo. En todo caso era fuerte y de voz bronca y nos protegía, sin que tampoco fuera un padre o un esposo. Entonces un día, Mitayuco entró a su habitación a cambiarse de ropa y yo sentí el impulso de asomarme para saber quién era en verdad; pero la Mamá me regañó: “¡Niño, no esté viendo a Mitayuco!”, y fue una orden definitiva, a partir de la cual nació el pudor y el miedo. Todo aquello fue como un origen y, quizás, así siguen las cosas: la Mamá andará en sus oficios, Mitayuco guardará la casa; y el Niño… ¿habrá crecido?

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Alejandra Ceballos

SIETE Él unía un grifo a un tubo cortoy con cemento fijaba esta conexión en la pared;creía que esto bastaba para tener agua.Quisimos advertirle, pero era tal su confianza,que aguardamos simplemente a que la decepciónle revelara un mundo más complejo, más laborioso, en suma.Con los días, imaginábamos frustradoa aquel ingenuo, pero no, se quejaba solode los duendes: “Malgastan el agua”.

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Orlando Oliveros

TRES

Cualquier pequeño envoltorio que llegara a sus manosse convertía inevitablemente en un barquito de papel.

Y se los encontraba después entre los libros, en los bolsillos…Era, en fin, una flota numerosa y ubicua,

y los incautos creían que sin rutas ni bitácoras.Pero se hacían a la mar desesperados,

hasta que el empapado barquito volvía a ser envoltorio,es decir, naufragio.

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