cartas a dios desde el infierno

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CARTAS A DIOS DESDE EL INFIERNO

REINA ESPERANZA CRUZ HERNÁNDEZ

Oh, Dios, sólo puedo hablar contigo.

A mi hijo, por ser luz.A Raúl, que sin ser luzhace mi noche menos oscura.

A los amigos que meremiendan el corazón.

Mi corazón es tiesto regado de amargura.

César Vallejo.

Me falta el pan y el beso cotidiano,me faltan la belleza y la alegría,me falta el vino, el sol, la melodía,me faltan las monedas en la mano.

Me faltan las hermanas y el hermano,me faltan el jamás y el todavía,me falta la soñada lejaníade un sueño cada día más lejano.

Me falta luz, amor y mansedumbre,me falta sombra, paz y atrevimiento,me falta alguna puerta que se abra.

Me faltan los olores, la costumbrede ser feliz - al menos un momento -Sólo me queda, entonces, la palabra.

CARTAS

Mañana

Mañana puede estar tras el espejo.Puede ser este fuego que me alumbra.Puede estar en la luz, en la penumbra,o puede ser el tren en que me alejo.

Mañana puede ser la piel que dejosobre otra piel fugaz que me deslumbra,la vida que me entierra, que me encumbra,ser este corazón que hoy está viejo.

Para entonces la madre se habrá ido- habrán volado soles a la noche -el hijo habrá perdido la inocencia.

Para entonces podrá no ser presenciael camino, el obstáculo, la sombra,la estrella deshojada que me nombra.

Nunca

Tú y yo nunca tendremos una casa comúnuna puesta de sol, un aguacero.Nunca veremos juntos el alba y su lucero.Nunca disfrutaremos ese gesto común

de poner una mesa para doso alimentar el gato en la cocina.Nunca disfrutaremos la amorosa rutinaPorque públicamente nunca seremos dos.

Por eso disfrutemos la cita en pleno díael vaso de esperanza a pleno sol.Y disfrutemos juntos la alegría

de sabernos amor y poesía,los dueños de la luz y la armonía.Sembremos en el aire un girasol.

Amores sin historia, tan fugaces

Hay amores que nacen moribundoscon un hálito triste por bandera.Como año que no tiene primavera.Son obra de los dioses furibundos.

Amores sin historia, tan fugacesque nos hacen dudar de su existencia,atados siempre a la palabra ausencia,a los sueños sin nombre, a los disfraces.

Amores que no tienen una tumbadonde poner su nombre presentidoo grabarles un beso de homenaje.

Amores que se mueren en silencioporque silencio ha sido su lenguajey ellos deben morir como han vivido.

Razones del otro

Para Lourdes Campos

Porque mi pelo niega el amarilloy mi oficio no es ser adorno bello,porque en la oscuridad no soy destelloy tengo el grave olor de lo sencillo.

Por el gesto de amarte sin anillo,sin promesas ni cintas, sin el sellode leyes pasajeras. Es por elloque nunca seré reina en tu castillo.

Seré olvido prudente y necesariopara tu corazón necesario y prudente,un jazmín desechado por marchito.

Yo nunca volveré a cruzar el puente,tú no repetirás: te necesito.Y seguirás jugando al lobo solitario.

Soneto anacrónico

Una mujer - amor, tu nombre estrujaentre sus dedos tristes de poeta.Una mujer que no llegó a la metaentre sus manos solas te dibuja.

Una extraña llovizna desdibujaen la tarde de marzo su siluetay quiere ser perfume de violetapara volar a tí como burbuja.

Perdida en este puerto gris te miracon los ojos de ayer, llenos de asombro,mirando perecer la tarde mustia.

Y lejos la ilusión con que respirala mano de tu ausencia aquí en su hombroencuentra una razón para su angustia.

Claudico ante tu sombra

Claudico ante tu sombra y lo repitoen un rayo de miedo y de cordura.En polvo se convierte la armadura,la máscara sin lumbre me la quito.

Acaso pensaré que eres un ritoo tal vez la verdad, o la locuraanclada en el silencio que perduracuando la ausencia te convierte en mito.

Vuelvo a la adolescencia de paloma,rompo mi nido y lo construyo luego.Convierto en flor la espina malgastada

en torpes arañazos. Ven y tomaesta mano desnuda sobre el fuegoque quiere acariciarte, deshojada.

Sin respuesta

¿Qué puedo recordar sino la sombrade nuestros cuerpos juntos una tarde?¿Qué puedo recordar si ya no ardeel innombrable fuego que te nombra?

¿Qué puedo recordar si ya no asombraa mis ojos tu luz, si la cobardeinquietud de mis manos de esa tardenos convirtió por siempre en una sombra?

¿Puedo acaso pensar que estás conmigo?¿A quién digo palabras que te aguardan?¿Qué sitio del planeta nos acoge?

¿Qué alborada nos sirve de testigo?¿Quién aguarda palabras que no digo?Las palabras que digo ¿quién recoge?

Precio

He de pagar el precio de un minuto:aquí traigo mis manos de ser tristey una frágil gaviota que resisteel olvido lejano y absoluto.

He de pagar el precio de mis dientesarañando tu sombra vagabunda,el precio de ser débil y profunda,creyendo tus palabras cuando mientes.

He de pagar por tanta lejaníapor tanta y tanta soledad tardíapor la bondad trocada en egoísmo.

He de pagar el precio. Estoy dispuestaa entregar sin cautela ni heroísmoun alto precio a tan pequeño abismo.

Septiembre

La mesa donde escribo y alimentola sed de hacer posible el imposible.La silla y el cuaderno, la terriblequietud de los objetos, el momento

de combatir los sueños, el intentode concederle vida al inserviblecalendario que marca el inasibletiempo que se ha fugado. El movimiento

de mi mano trazando aburrimiento:testigos de una tarde en que me abrumarecordar el azul, el mar, la espuma,

tan distantes ahora, tan queridos.Nostalgia del verano que se esfuma.Añoranza infantil de tiempos idos.

Leyendo un cuento de Hemingway

Como elefantes blancos las colinasen un cuento de Hemingway. Un cuentodonde la soledad y el descontentoson como viejas garras asesinas.

Son elefantes blancos las colinasque sueña el ser humano, descontentode la vida, que quiere sea un cuentocon el final feliz, con las colinas

por escenario eterno o momentáneode su viajar de eterno y momentáneovagabundo, que sueña con colinas.

Siempre la soledad y el descontento.No tengo como Hemingway talentopara un mejor final. Se acaba el cuento.

Identidad

¿Acaso soy esa mujer que curala furia gris de ajeno desconsuelo?¿Dueña de la tristeza y el desvelo?¿Acaso soy esa mujer impura,feroz en su corriente de agua oscuraque corre por sus cauces como tinta?¿Acaso soy una mujer distintao tan común como una hoja muerta?Será tal vez cada pregunta, cierta.Soy impura y feroz, igual, distinta.

Lejano rostro

Yo tuve un rostro que era mi alma Fina García Marruz.

Para María Liliana Celorrio.

Yo tuve un rostro bello alguna vez,otra sonrisa tuve, otro rebañoapacenté en las noches. Cada añoera un simple regalo que tal vezme enviaba la vida. Yo era un pezde plateadas escamas, y corríade un puerto hacia otro puerto, sonreíaa las aguas amargas, y hoy, perdido,anda ese rostro lejos, dando tumbos,esperando encontrar en otros rumbosel alma de ese rostro, su alegría.

Reiterando

Es que el olvido suele ser distintosi tenemos la luz, o si nos faltala oscuridad, la voz, si vuela o saltael pincel o el gorrión con que te pinto.

El gorrión o el pincel con que te pintopadecen este insomnio, nota alta,quebrando este silencio que me faltahaciendo que el olvido sea distinto.

Haciendo que el olvido sea distintojuego a llenar de versos la mañana,le cambio los colores a la espiga

porque un color errado no te digaque pongo el corazón en la ventanacon su cansada sed, su fuego extinto.

CARTAS A DIOS DESDE EL INFIERNO

Querido Dios, se me ocurre que,a lo mejor, podías enviarme unaseñal que me ayude a entenderlo que me está pasando.

Alice Walker. El color púrpura.

Querido Dios: sé que Alice te escribíadesde un sitio cercano de la Tierra:yo también quiero hablarte de una guerraen la que me desgasto cada día.Yo también tengo cruces en mi víacomo tu hijo amado. Yo te escribodesde el infierno, Dios. Tan sólo vivoinvocando tu nombre en cada hora.Envía una señal sin más demora.Recuerda, Dios: desde el infierno escribo.

Donde se explica a Dios por qué las cartas

Yo te escribo cartas, Diosporque no olvides mi ruegoy no dejes para luegolo que te pido. Mi voz

se esfuma, se pierde en loslaberintos del infiernoque al parecer es eterno.Para que me atiendas, Dios

y no olvides que te llamoescribo cartas y cartasmas respuesta no recibo.

No olvides que desesperoy aquí tu respuesta espero.Por eso, cartas escribo.

Los Poetas

Solamente hay en el mundo una soledadcomparable a la del Jefe Militar o la delJefe de Estado, y es la soledad del poeta.

Thorton Wilder.

Ah, los poetas, Dios, esos malditosseres que se debaten en la sombracon una soledad que nadie nombracon llantos y poemas nunca escritos.Esos seres dolientes y proscritos,esos locos, absurdos, impacientes,esos dulces, amargos, indolentes,te necesitan, Dios, te necesitan.Por eso, Dios, atiéndeles si gritan:los poetas son reos inocentes.

Tristeza y Corazón(que son lo mismo)

Mi corazón es una acera rotaporque me siento enferma de tristeza,la incansable viajera que regresa,la que no admite nunca la derrota.

Ya vuelve destilando gota a gotael jugo amargo que en mi mano pesa.Viene callada y en su red me apresa,es una nube que en mi pecho explota

apagando la estrella de la tarde.Mi corazón es fuego que no arde,agua que no me calma la agonía,

una estrujada sombra que se enfría.Para que no lo acusen de cobardesigue latiendo en asombroso alarde.

Dónde

Dónde está la palabra que no digo,dónde la sorda fiebre de la entrega,dónde el azul, el verso que no llega,dónde la perfección que no consigo.

Dónde sombra del árbol que persigoa tientas en la luz como una ciega.Dónde está la alegría que me niegael pedazo de dicha que mendigo.

Seco se encuentra el cauce de mi ríosucia la red de capturar los sueñosperdidos como espuma en el vacío.

Sólo encuentro esta ráfaga de hastíoque agota los claveles más risueñosy pretende matarme con su frío.

Quién

Las mariposas negras del suicidio.

María Luisa Milanés.

¿Quién derramó su furia en mis raícespara secar el verde de mis hojas?¿Quién cortó de mi vida flores rojasy me dejó tan sólo cicatrices?

¿Quién arrancó de golpe horas felices?¿Por qué de risa, vida, me despojas?¿Hay sólo para mí pena y congojas?¿Soy poeta de versos infelices?

Sonrío a todos y recibo llanto.Me cercan mariposas de alas negras.Siempre hay un ave triste cuando canto.

El corazón se estruja tanto, tanto.Ya no es un corazón, ala que sube,sino la frágil sombra de una nube.

Soneto por el hijo

Nada ni nadie puede impedirque sufran.

Joan Manuel Serrat.

El hijo salió al mundo sin coraza,a limpio corazón adolescente;irresponsable pie, juego imprudente:así ha salido el hijo de la casa.

Sin flechas para el viaje, sin puñales,a simple y puro y amoroso pecho,confiando mansamente en su derechode amar, como los simples animales.

El hijo se marchó, y ahora regresaperdedor de aquel juego peligrosodonde apostó su corazón amante.

El hijo es una herida bajo el hombro:y confiando en mi fuerza de giganteme pide que le quite tanto escombro.

Imperfecta décima a mi corazón

Sobre la tierra se pudreun corazón, ya con canas,y en el corazón hay ganasde ser corazón de lumbre.Al corazón no lo cubrela tierra, y está enterrado.Reloj tan lento y gastadopor el amor y la muerte.Corazón débil y fuerte,sobre la tierra, enterrado.

Solo de tristeza en mi mayor

Sólo en lo oscuro se alzami voz, sólo la tristezaprovocando la torpezade que mi mano descalzaescriba versos; descalzamano que sacude el sismo.Sólo un oscuro espejismo.Sólo lo triste y lo oscuro.Sólo lo triste y un muro.Sólo el dolor y el abismo.Sólo la tristeza mía.Sólo lo oscuro y la sombra.Sólo lo triste me nombraentristeciendo este díay el azul de la alegría.La tristísima tristeza,la que termina y empiezaviene y de sombra me vistea mí, la tres veces triste,la tristísima tristeza.

La muerte es ...

La muerte es una salidaun silencio escandalosoel obligado reposoque nos depara la vida.La muerte es una mordidauna flecha envenenada.La muerte es una pedradaque desgarra lo que somos.La muerte guarda sus plomosy prepara la emboscada.

Sin tiempo

Debes saber: también pudemorir y seguir viviendo.Ahora soy lluvia cayendoárbol que nunca se pudre.Debes saber: nunca tuvecompletamente la vidamas después de esta caídatampoco tengo la muerte.Soy a medias. Flor ausente.Luz que vuela detenida.

Invitación a lo gris

La muerte ronda mi talle.La muerte me solicitay me ofrece su visita.Quiere que a mi voz, acallesu frío, que por mi calleno transiten alegrías.Le daré los buenos días,me prenderé de su mano.Oh, muerte, llega temprano,carga tu pena y las mías.Líbrame de las espinas.Libera de mí a las flores,borra mentidos amores,desolaciones, rutinas.Levanta sobre estas ruinastu monumento de humo.A tu oscuridad me sumo,a tu caricia me obligo.Ven, muerte, vive conmigo.Bebe de un trago mi zumo.

Monólogo del suicida.

A Raúl Hernández Novás y Ronel González.

Es mi mano quien escribemuerte muerte muerte muerte.Es mi mano la que viertecartas que nadie recibe.Es mi mano la que vivela muerte cada segundo.Mi mano es campo infecundo,pedazo de sueño roto,sueño que se fue, remoto,torpe pedazo de mundo.Mundo, abandono tu casa.Casa, me iré de tu sombra.Este nombre que me nombra,esta cálida mordaza,esta congelada brasadejaré. De antiguas vocesescucho el eco. Mil vocesme conducen al vacíoy me alejan por el ríodonde navegan los diosesoscuros. Me alejaréde falsas luces, del miedo.Me alejaré. Sé que puedomarcharme, me alejaré.Esperanza, amor y feson tres pájaros sin alas.Me alejaré. Tengo balasde luto para mi sien.Muerte, si te llamo, ven.Muerte que todo lo talas,ven, tala el sueño y la lira,el verso y la luz y el aire.Lanza mi cuerpo al desgaire,ven, rompe mi cuerpo, y gira;a esta mano que respiraamordázala. No tardes.Mira que serán cobardesmis ojos si te demoras,mi pecho si tú lo ignoras.Aquí estoy, muerte. No tardes.

Otra vez la muerte

Quiero reír, pero la muerte rondala cabeza sin culpas de mi hermana.Un espectro se posa en la mañanay deja una tristeza larga y honda.

Todo mi azul es ya melancolíaporque es muerte presencia cotidiana,porque la eternidad pálida y vanasiega con otro golpe mi alegría.

Otra vez amenaza la más fuerte.En el fondo del miedo, en la penumbra,otra parte de mí se queda inerte.

Y es inútil decir palabras tristes:no precisa el dolor de la palabra,ni conjuran palabras a la muerte.

Ella cree en los milagros

Haz el milagro, Dios, de regalarmeun día sin angustia ni mentira,de brindarme la dádiva de un sueño.Haz que retorne a mí la primavera.

Haz el milagro de arrancar prisionesa la carne que duele aquí en mi carne.Devuelve, por favor, lo que perdí:el tiempo de vivir sin noche eterna

un puente de valor sobre el abismo,un pedazo de amor y de cordura.Devuélveme la paz (si es que la tuve).

Resucita el milagro, y resucitaa este, mi corazón, que te reclama.

Sor Juana habla con Dios. Afuera llueve

Dios, a veces, me prefiere:me trae el sol y la nube,la belleza que no tuve;a veces Dios no me hiere,(a veces casi me quiere)a veces me da la flor,me da el verso y el amor.Dios, a veces, se me escapade las manos, se me escapadel corazón, y una espinadeja en mi pecho: la finasaeta del desamor.Dios alguna vez escuchay a veces se queda sordoa mis quejas, mientras bordosoledades, mientras luchami corazón, mientras luchami cuerpo, mientras no creoen la suerte, mientras veoablandarse mi coraza,deteriorarse la casa,no cumplirse mi deseo.¿Me librarás, oh Dios, alguna vezdescansaré de la pesada cargade mi nombre, palabra tan amarga,y de esta inmerecida desnudez?Líbrame, Dios: yo sé que tú me ves.Aunque te escapes, Dios, yo sé que existetu voz y tu silencio, sé que existeun lugar en tu reino para el mío.Aleja de mi pecho este vacío.No me abandones, Dios, aquí tan triste.

Reina: ¿dónde está la esperanza de tu nombre?

Tú corazón vallejiano es tiesto regado de amargura, pero acá, a mis ojos - corazón, llegan

todos tus muertos, los amores perdidos, ese sabor a nostalgia y a lo oscuro.

Es una raíz tu verso, Reina, una resina, un vino tinto de tristeza; pero salgo limpia de

escombros, desde la luminosidad de tu palabra.

María Liliana Celorrio.

Reina Esperanza Cruz Hernández (Puerto Padre, 1956. Poetisa y narradora).

Miembro del Grupo Iberoamericano de la Décima Espinel - Cucalambé.

Ha publicado De amor y otros abismos (Editorial Sanlope, 1993). Aparece en las

antologías Ebria de Sol y trinos y Poesía Puertopadrense. Poemas suyos han sido

publicados en revistas nacionales y extranjeras. Actualmente trabaja como animadora

cultural en el Museo Polivalente �Fernando García Grave de Peralta�, de su ciudad natal.

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