amor materno-amor alterno2

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s* ]-{; Amor materno 8 / amor alterno" Cultura, escasez y pensamiento materno Las prácticas maternales comienzan con el amor, un amor que para Ia mayoría de las muieres es lo más intenso, confuso, ambivalente y conmovedoramente dulce que vivirán jamás. Snnq Ruoolcx (1980: 344) Los siguientes capítulos tratan sobre cultura, escasez y pensamiento ma- ::ino. Exploran las creencias, sentimientos y prácticas maternas y su inciden- :-a sobre la supervivencia infantil en el Alto do Cruzeiro. Lo que aquí expongo =ttronca con un controvertido artículo anterior que escribí sobre el tema -985), el cual desde entonces he repensado y reflexionado junto a las mujeres :el Alto en tres viajes realizados al campo desde 1987.t Confío en que ahora po- ::é tratar el tema mejor que cuando comencé. No obstante, si aquí no consigo -lablecer cierta base para la empatía, para comprender prácticas y sentimien- ,-s que parecen muy diferentes a los nuestros y, por consiguiente, profunda- :--nte turbadores, consideraré que mi intención ha fracasado. Una de las prin- :-:ales dificultades que enfrento viene dada sin duda por el hecho de que a lo ':"o de los años he llegado a participar de la visión del mundo de estas muje- . =. r' ahora sus sentimientos y prácticas me parecen perfectamente normales y := sentido común. Debo esforzarme por recuperar la sensación de <extraña- -,-ento> para poderme identificar, al menos inicialmente, con los lectores y su :=---uencia a aceptar toda una serie de prácticas orientadas por una moralidad -:=lenina alternativa que para muchas supondrá una (experiencia distante>. Se -:=--a de un dilema presente en toda narración etnográfica: ¿cómo representa- -- - s el otro a los otros? Y en esto ciertamente es mucho lo que está en juego. El tema de mi estudio es el amor y la muerte en el AIto do Cruzeiro, espe- --' nente eI amor materno y Ia muerte infantil. Trata sobre los significados y la En eJ original (M)Other Inve: amor materno y amor diferente (N del t )

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Page 1: Amor Materno-Amor Alterno2

s* ]-{;

Amor materno

8

/ amor alterno"

Cultura, escasez y pensamiento materno

Las prácticas maternales comienzancon el amor, un amor que para Ia mayoríade las muieres es lo más intenso, confuso,

ambivalente y conmovedoramente dulceque vivirán jamás.

Snnq Ruoolcx (1980: 344)

Los siguientes capítulos tratan sobre cultura, escasez y pensamiento ma-::ino. Exploran las creencias, sentimientos y prácticas maternas y su inciden-:-a sobre la supervivencia infantil en el Alto do Cruzeiro. Lo que aquí expongo

=ttronca con un controvertido artículo anterior que escribí sobre el tema-985), el cual desde entonces he repensado y reflexionado junto a las mujeres

:el Alto en tres viajes realizados al campo desde 1987.t Confío en que ahora po-::é tratar el tema mejor que cuando comencé. No obstante, si aquí no consigo

-lablecer cierta base para la empatía, para comprender prácticas y sentimien-,-s que parecen muy diferentes a los nuestros y, por consiguiente, profunda-:--nte turbadores, consideraré que mi intención ha fracasado. Una de las prin-:-:ales dificultades que enfrento viene dada sin duda por el hecho de que a lo':"o de los años he llegado a participar de la visión del mundo de estas muje-

. =. r' ahora sus sentimientos y prácticas me parecen perfectamente normales y:= sentido común. Debo esforzarme por recuperar la sensación de <extraña-

-,-ento> para poderme identificar, al menos inicialmente, con los lectores y su:=---uencia a aceptar toda una serie de prácticas orientadas por una moralidad-:=lenina alternativa que para muchas supondrá una (experiencia distante>. Se-:=--a de un dilema presente en toda narración etnográfica: ¿cómo representa--- - s el otro a los otros? Y en esto ciertamente es mucho lo que está en juego.

El tema de mi estudio es el amor y la muerte en el AIto do Cruzeiro, espe-

--' nente eI amor materno y Ia muerte infantil. Trata sobre los significados y la

En eJ original (M)Other Inve: amor materno y amor diferente (N del t )

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328 LA MUERTE SIN LLANTO

incidencia que la privación, la pérdida y el abandono tienen sobre Ia capa..::-de amar, criar, confiary tenery mantener Ia fe. Trata de las dimensiones -..:viduales y personales, además de las colectivas y culturales, de las prácticas :: =,ternales dentro de un ambiente hostil a la supervivencia y al bienestar i- .dres e hijos. Mi argumento es que la alta expectativa de mortalidad infa: ...

=

un poderoso determinante del pensamiento y las prácticas maternas, als- :--en particular se evidencia en el retraso con que se manifiesta el cariño ha¡-. .

criaturas, a quienes a veces se piensa como "visitantes) transitorios de la :...Este desapego, que a veces puede resultar mortal, contribuye a una acrilL: :gligente en el cuidado de ciertos bebés y se manifiesta en la (ausencia) de : -.ante la muerle de los recién nacidos. No estoy diciendo que el amor ma:-.:tal como lo entendemos, sea deficiente o esté ausente en esta pequeña co::---dad amenazada, sino más bien que su historia de vida, su curso, es dife:=- -

modelado como está por constreñimientos económicos y culturales asola:-:.-,EI amor y la atención maternal va apareciendo gradualmente ura \'€Z C-: :

riesgo de pérdida (mediante una muerte caótica y prematura) parece hab., :.sado. Mi análisis se sitúa en el marco de los estudios sobre ia consrr*-: .-cultural de los sentimientos e intenta superar las distinciones entre el :.-=:-

"natural" y el nsocializado", entre sentimientos privados uprofundos,) \ >: -

mientos públicos usuperficiales>, entre expresiones emocionales conscie--.- =- .inconscientes. En la medida en que intenta mostrar cómo el contexto e. - - -mico, político y cultural dan forma a las emociones este análisis puede s-, =-tendido como una (economía política, de las emociones.2

Un segundo cometido de mi análisis es más abstracto y teórico. B-:--entablar un diálogo entre diferentes visiones del pensamiento y las pra;..-..maternas. Los resultados de mi análisis impugnan las teorías del uvi--:-emocional) y el apego psicológico maternal hacia los infantes, (tsí co,,: -.feminismo cultural que defiende la existencia de una concepción singu,=: -.Ios objetivos, intereses y concepciones morales de las mujeres. Me refi- , .quienes resaltan vn ethos esencialmente nfemenino" de devoción mater-" > -versión más reduccionista aparece en la bibliografía de la psicología ero--, :y clínica sobre "vínculos afectivosn, los cuales son concebidos como un =-- -

materno universal. En una versión más compleja y "socializada",los ,=-.. ,

feministas defienden la existencia de una upoéticao de la maternidad, d= ---voz y una sensibilidad moral específicamente femeninas que se manih=. .-en una "ética de la atención,. Esta última perspectiva, intentando recu:--:-las voces silenciadas y marginalizadas de las mujeres, puede paradójicar.= '.distorsionar las experiencias y sensibilidades diferentes de las mujeres I --..del Tercer Mundo, cuyas concepciones morales tal vez no encajen con - - :radigma feminista. Defendiendo una ética femenina común el análisis ,. ,

nista cultural puede marginar doblemente a las mujeres pobres. Sara F.-:dick, por ejemplo, ha postulado la existencia de unos (intereses [unir.er:..:-que parecen regir la práctica maternal en todas las especies) y que hacei : - =

nel amor materno apaÍezca como algo totalmente natural) (1980: 3-ll---::Sus persuasivos textos sobre el (pensamiento maternal, y la npráctica rr:. =-nal" (Ruddick, 1989) proporcionan la piedra de toque de las reflexiones : '

cas que siguen.

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AMOR MATERNO / AMOR ALTERNO 329

El amor materno no es un amor natural; representa más bien una matrizde imágenes, significados, prácticas y sentimientos que siempre son social yculturalmente producidos. En lugar de la poética de la maternidad prefiero lapragmática de la maternidad, porque, parafraseando a Marx, estas mujeres pe-riféricas crean su propia cultura, pero no Ia crean como les place o bajo las cir-cunstancias que ellas eligen. Por ello me parece mejor colocar al amor maternoentre paréntesis y añadirle esta acepción de namor alterno". No pretendo quemi análisis tenga validez universal. Tampoco considero que esta "cultura de Iapobreza, sea exclusiva de la situación de las madres y niños de la barriadanor-destina. Pero aunque descubriremos resonancias y semejanzas con practicasmaternas de otras épocas y lugares, de aquí en adelante nos ceñiremos a lasparticularidades de la situación brasileña.: Las mujeres y niños cuyas dolorosasr-idas me atrevo a exponer aquí son el fin en sí mismo de mi análisis.

En los años sesenta, cuando trabajaba en el ámbito de la salud en el Altodo Cruzeiro descubrí que al tiempo que era posible, e incluso no demasiado di-ficil, salvar de la muerte prematura a bebés e infantes con diarrea y deshidra-tación por medio de una simple solución de azicar, sal y agua (incluso la Coca-Cola podía ser efectiva en un momento dado), era bastante más dificil conseguir:ue las propias madres colaboraran en la recuperación de un hijo a quien ellas:onsideraban malhadado para la vida o juzgaban que mejor estaría muerto. To-iar.ía más difícil era lograr que algunas jóvenes madres desesperadas recibieranje r'rrelta en el seno de la familia a un bebé a quien se había considerado unangelito", un pajarito frágil, un huésped de la casa, un visitante más que un

riembro permanente de la familia. Así, había bebés del Alto que en la guarde-ja o en la sala de rehidratación del hospital se trataban y recuperaban (con:rito, y nada más volver a casa morían antes de que yo tuviera la oportunidad-= realizar una visita de seguimiento. Al final aprendí que antes de intervenir'::-a que preguntar con cautela: nDona Maria, ¿cree que debería intentar sal-'- a este niño?o o, incluso de forma más atrevida, nDona Auxiliadora, ¿vale la

-E--a que me ocupe de este niño?r. Y si la respuesta era no, como a veces ocu--:-= aprendí a mantenerme apartada.

Después descubrí que la alta expectativa de mortalidad y la capacidad de:-rrtDt?r a la muerte con estoicismo y serenidad producían pautas de cuidado--:=rtil diferentes para los niños (considerados) ovigorosos, y para los que na-- ::- ,\'a queriendo morirr. Mientras que las madres criaban a los que conside-

=:an supervivientes, permitían que los infantes estigmatizados o "condena-:-> murieran d míngua [de negligencia y descuido]. A veces las madres se-.---=ban y dejaban que la naturaleza tomara su curso. Esta conducta que pri-::.,_' denominé (bastante desafortunadamente) nnegligencia etnoeugénica se-:"-ir-r3.> (Scheper-Hughes, 1984: 540), hoy simplemente Ia llamo ndescuido-.:--a1,. Ambos son términos infelices, y no es extraño que algunos críticos se:'-,.:r sentido ofendidos por lo que consideran una caída en el relativismo cul-

--r o una falta de solidaridad con mis <sujetos" femeninos. El concepto pre-

-':--or de Claire Cassidy (1980) de nnegligencia benévola" quizá esté más pró-' :-. , a la percepción que las propias mujeres tienen de su conducta. No::=nte, trasladado al contexto norteamericano, el término nnegligencia bené--: Irae a la mente imágenes de golfillos de la calle descuidados y sueltos y,

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330 LA MUERTE SIN LLANTO

sin embargo, felices y despreocupados, cabalgando encima de Ios tren¡s := - -

tro en las calurosas noches de verano de Nueva York. Los niños v be'a-.talmente descuidados a los que me refiero aquí son a menudo (aunque r- - :.: --

pre) mantenidos con preciosismo: Iavados, con el cabello peinadpequeños cuerpos escuálidos empolvados con talco y rociados con un l:---agradable. Cuando mueren, normalmente les ponen velas en sus pálida. =

-

tas para alumbrar su camino a la otra vida. Al menos algunos de estos :=--,ños "ángeles, han sido nofrecidos, de buen grado a Jesús y a Su Madr¡ :. : -

ndevueltos, al lugar de donde proceden estaría más próximo al dicho l-. - .Debido a la dificultad que comporta el tema de investigación me -,.

gada a crear un pacto con el lector o lectora. Éstas que estoy describi..,: -

son vidas (normales>. Son vidas breves, violentas y famélicas. Aquí \o\ ; --:sentar la vida nordestina üsta a través de un cristal oscuro, lo que hace :-- ,.lectura suponga un descenso al corazón de las tinieblas de Brasil \, e:. -:-que toca y evoca, como señalaba Peter Homans (1987), algunos de n-=. -

peores miedos y terrores inconscientes sobre la "naturaleza humana,) \ - ::ticular sobre las madres y bebés, la lectora puede sentir una justificacia -.: -.nación. ¿Que sentido tiene pasar por este trago amargo? Por otra pañe i: . :la distancia apropiada y respetuosa que hay que tomar con los sujetos i; :, , -

vestigación? Una que no sea tan estrecha como para violar su propio sen--: : -

decoro ni tan distante como para hacer de ellas meros objetos de la , Fr,::--penetrante, y a veces comprometedora, de la antropología. Como sre:::-.comenzaré con relatos (algunos son relatos dentro de relatos) porque . -. -historias, algo intrínseco al arte etnográfico, ofrece la posibilidad de una .- .=-

pretación personal, y sin embargo respetuosamente distante, de los acl-..-mientos a partir del uérase una vez> o uhace mucho tiempo en un luea:distante,.

Lordes y Zezinho: las ambigüedades del amor materno

En 19ó6 me llamaron por segundavez para ayudar en el parto a nr, -

vecina Lordes: esta vez fue un pequeñín hermoso y robusto con un llar-,zano. Pero mientras que Lordes mostraba un gran interés por el recién :::: -ignoraba completamenle a Zé, quien pasaba sus días miserablemente en. - =,:en posición fetal sobre un pedazo de cartón mojado de orines bajo la ha::.,--de su madre. Los días pasaban y Lordes concentraba toda su atención r'la : -:.energía que Ie quedaba en el recién nacido mientras Zezinho parecía ten-: : - -

días contados. Hasta que al final decidí intervenir. Cuando fui a coger aZé:- -apartarlo de Lordes y llevarlo a la seguridad relativa de la guardería, repe- .-mismas palabras que solían usar las mujeres del Alto cuando decidían res.i.:auna crianga condenada de una pariente o vecina. nDame ese niño -le i -=-porque no va a salir vivo si se queda contigo.> Lordes no reclamó, pero las ::,-dres de la guardería se reían de mí por el empeño que ponía en un caso qr.-- -, '

pocas esperanzas suscitaba. EI propio Zezinho se resistía a sobrevir.ir coi: -r:obstinación sólo comparable a la mía. Rehusaba comer y gemía lastir::-.:-mente cuando alguien se le aproximaba. Las madres de la guardería me a¡ .

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"'"---

AMOR MATERNO / AMOR ALTERNO JJI

sejaban que dejara a Zezinho a su suerte. Decían que ellas habían visto muchosbebés como ése y que nsi el bebé quería morir, moriría,. No tenía sentido con-trariarle porque ese chico estaba completamente <sin vidao, no tenía ninguna(escapatoriau. Sus ojos ya estaban hundidos hacia dentro, una señal inequívocade que ya había comenzado el viaje a la otra üda. Y las madres de la guarderíame advertían que no era nada bueno luchar contra la muerte.

Como su filosofía me resultaba extraña, yo continué batallando con elchico hasta que finalmente desistió: comenzó a comer, aunque sólo era picar lacomida con falta de interés. Verdaderamente, parecía que Zé no tenía gosto porla vida. Cuando empezó a ganar unos pocos kilos Ia gran cabeza de Zé Enal-mente encontró algo sobre lo que sostenerse. Su pelo ralo comenzó a crecer ysu rostro arnrgado de hombre mayor rejuveneció en cuanto le salieron sus pri-meros dos dientes (largo tiempo prisioneros en las encías atrofiadas). Poco apoco, también, Zezinho desarrolló un apego extraño y ambivalente hacia su ma-dre suplente quien, cuando estaba descontenta,le forzaba a comer por la tre-menda. En esos momentos la lucha de poder iba en serio; una vez en la que Zéme escupió e\ mingau a la cara le di Ia 'r,r-relta y le pegué un cachete sonoro ensu delgaducho trasero. Él ni siquiera me dio Ia satisfacción de llorar. Las pier-nas de Zé estaban débiles y combadas, y antes de que él pudiera ponerse dere-cho estuvo mucho tiempo arrastrando cómicamente sus piernas ayudándosecon las manos. Zé se acostumbró a estar en mis brazos e incluso acabó gus-tándole; solía agarrarse con fuerza pasando los brazos larguiluchos alrededorde mi cuello y sus piernas en torno a mi cintura. Me recordaba a uno de esosatemorizados (monos araña> de Brasil. Su enfado, cuando le soltaba de esa in-cómoda posición de llave al cuello, era colosal. Zé aprendió a sonreír y todo,aunque su sonrisa se asemejaba más a una mueca de pena. Con todo, yo estabaorgullosa de mi néxito, y de demostrar a las madres de Ia guardería que se ha-bían equivocado. Después de todo, Zé viviría.

En Ia guardería había otros muchos pequeñines como Zezinho, pero nin-guno había llegado en un estado tan precario como él y ninguno me ocupó dela misma forma. Pero conforme se aproximaba la hora de devolver Zé a su ma-dre comenzaron a asaltarme las dudas. ¿Sería cierto, como insinuaban las ma-dres de la guardería, queZé nunca estaría lo nbastante bienr, que siempre iríaa vivir en las sombras nbuscando" la muerte, una muerte a la que yo había con-seguido engañar una vez pero a la que sería incapaz de adelantarme siempre?Estos sentimientos ufatalistas> no eran en modo alguno exclusivos de las ma-dres de la guardería. Un pediatra del Medio Oeste norteamericano que vino arisitar la guardería manifestó un parecer negativo. Al principio yo no entendísu reacción negativa. ¿Qué era lo que estaba mal? Cada uno de los treinta y tan-tos bebés de la guardería llevaba pañales de algodón con el monograma de laUPAC bordado que había que lavar a mano. Había cunas de lona hechas amano e incluso un parque donado por las monjas alemanas del convento. Enmedio del recorrido por las instalaciones, el doctor se apartó, apoyó el codocontra la pared y recostó cansinamente su cabeza sobre la palma de su mano.

"¿Qué crees que estás haciendo?r, preguntó.Tuve que sacudirme toda mi familiarización con aquello para ver lo que el

pediatra americano había visto: que los pañales, tan blancos como estaban de

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332 LA MUERTE SIN LLANTO

iraberlos sacudido contra las piedras y de haberse descolorido al sol, estaba.- --,briendo culitos sin carne. El punto álgido del día era el ritual del pesaje: sr-,=,mos gritar de entusiasmo cuando algún bebé de diez meses pesaba un qr¿r:por encima de los nnormales, seis o siete kilos: ugordinho lgordito]n o u9r,.

lglotón]r, decíamos en broma pero también para darnos ánimos. Los upeo-u-_ ,

nes) en su parque estaban sentados pasivamente, no lloraban pero tampoc.gaban. Se apartaban de los juguetes de plástico de colores vivos, objetos nad. ,-miliares para ellos. La guardería tenía algo de grotesco porque era un c€nrri -:atención infantil, un lugar donde niños sanos y activos deberían haber es:.:chillando y riéndose. Desde la perspectiva del médico visitante, prácticarn:- .todos los niños de Ia guardería estaban gravemente <retrasados, física v e-. .,-tivamente y lo más probable era que continuaran así, prolongando su anon-,: .iprematura en lo que sólo podría ser una vida adulta seriamente comprome:.::

¿Qué estaba haciendo yo entonces? ¿Zezinho se pondría obien, para s-.-pre? ¿Podría crecer normalmente después de los traumas que había e\;=-mentado? O, peor todavía, talvez quedaran más traumas por lle_ear.:-=pronto lo devolvería a Lordes y regresaría al miserable cuartucho del aurer.:.-vertedero de basuras que era el Camino de los Buitres. Después de todo k : -le hice pasar, ¿no habría sido mejor que hubiese muerto? ¿Y Lordes? ¿Era '*::para ella? Bastante tenía ella ya con sustentarse a sí misma y a su recien : =cido. Pero Lordes estuvo de acuerdo en recibir aZezinho y daba la impre., :

de que, ahora que parecía un poco más humano que un mono arana, se rn,. :.saba más por el chico. Mientras tanto, mi propio interés en el chico comenz -

menguar. Estaba comenzando a (pasar). A estas alturas ya estaba más soc-._zada en la vida del AIto. Nunca más pondría tanto esfuerzo donde las pos-:_.dades fueran tan pocas.

Cuando en 1982 volví al AIto, Lordes formaba parte de las mujeres i- :muestra. Ella ya no vivía en el mismo cuartucho aunque todavía pasaba :,.grandes apuros y luchaba para crear algo parecido a una vida para sus cincr,, --. -

jos vivos, el mayor de los cuales, Zé, era ahora un joven de diecisiete años Z=me pareció un joven callado y reservado, con una sonrisa irónica para sus aJ

= - -

tros y un gracioso sentido del humor. Tenía unos brazos largos, delgados r . .

embargo, obviamente fuertes; podía ver cómo le habían sido de utilidad, cr:----pensando sus piernas todavía algo arqueadas. Mi encuentro con Lordes t Ze:-=todo un acontecimiento. Una y otra vez se contó la historia de cómo se 1o -.=-bía quitado a Lordes cuando Zé había sido prácticamente abandonado a .:muerte v cómo le había forzado a comer cebándolo como un capón. Zé se p=,-tía de risa con todos estos (cuentos de superviviente> y de su propio casi =:-contronazo con la muerte por culpa de una madre <indiferente) que a menli*,se olvidaba de darle de comery lavarle. Zé y su madre disfrutaban a todas ---ces de una relación estrecha ¡z afectuosa. Mientras hablábamos, Zé se reclinai=sobre su madre pasándole su brazo protector por los hombros. EnZé no ha'¡.=acritud ni resentimiento, y cuando le pregunté a solas y en privado quién era . -mejor amigo en la vida, Ia persona con la que él siempre podría contar para :--cibir apoyo, le dio una profunda calada a su cigarro y contestó sin un atisbo ;-ironía: "Md.ezinhq, claro.> Lordes, por su parte, "honraba) a su hijo llamándc.-filho eleito, su hijo predilecto, sus obrazos ypiernas>, más importante para e.:

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AMOR MATERNO / AMOR ALTERNO 333

Inrdes y Zezinho (con un cigano): nEste chico es mis brazos y mis piernas.,

:-ue el hombre mayor y sombrío con el que entonces estaba viviendo y más.inado que cualquiera de los otros hijos vrvos.

Para entender mejor a Lordes (y a Zezinho) le pregunté a mi vieja amiga=i estaría dispuesta a narrarme su historia de vida. Lordes accedió al instante,:unque se sonrojó cuando preguntó modestamente: "¿Crees que la gente deallí" encontrará algo de interés en mi vida?, Yo le aseguré que oellos> lo en-

:ontrarían. Cuando el sábado siguiente llegué a los bancos del río Capibaribe

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3 5¿+ LA MUERTE SIN LLANTO

en el Campo de Sete, donde Lordes estaba viviendo con un viudo mayor, SeuJaime, la puerta de su casa estaba cerrada con cerrojo y su hijo de cinco añose:taba encerrado dentro, llorando desconsolado y suplicándome que le sacarade su jaula oscura. Algunos vecinos que estaban sentados en un corro al finalde la calle me aseguraron que Lordes me esperaba y que pronto volvería del río.

conseguimos liberar al chico que, felizmente sentado en el regazo de unavecina, fue el primero en divisar a su querida mamá que subía por el caminodel río con su cabeza moviéndose arriba y abajo bajo el pesado balde de roparnojada que cargaba encima. Aunque Lordes se había pasado toda la mañanabajo el sol y estaba toda salpicada de pecas marrones, ella continuaba siendo 1agalega, nla rubiar, su apodo de la infancia. Lordes se parecía poco a Antonieta,de piel cobriza y pómulos amerindios salidos, e incluso menos todavía a su otrahermanastra, Biu, la más oscura de las tres, con la piel morena cálida, el pelocastaño oscuro y los ojos bien negros. Era como si Ias tres ((razas> del norestebrasileño se hubiesen unido bajo el estandarte de la notoria (promiscuidad, desu madre. <Md.e era fogo fnuestra madre era fuego],, solían decir las herma-nastras cuando hablaban de la despreocupada indiferencia de su madre conrespecto a la monogamia o cuando explicaban por qué cada una de ellas teníaun padre diferente.

Lordes y yo nos abrazamos y acto seguido entramos en su hacinada peroaseada casa de cemento. El tiempo había sido benévolo con Lordes, pues cuando1¡r conocí ella vivía en una barraca hecha con cartones, palos y sacos de frijole:de comida para Ia Paz y se deslizaba hacia el fondo de la pobreza, Ia pobridaoSu actual entorno, aunque simple en extremo, era agradable; los pocos mueblesy adornos de la pared estaban dispuestos con evidente cuidado. Una maralilladcspués de la indignidad que había sufrido en su acampamiento en el -{ltc,

u¿Así que quieres que te cuente la historia de mi vida? Pues mi historia e:casi un culebrón de televisión. Nací en 1948 en el Engenho Bela vista, pero n-,madre pronto me entregó a su hermana, mi tía, porque mdetenía que salir c=casa a trabajar. Mi padre fue bueno con mi mae hasta que se quedó preñad;.Fue entonces cuando comenzó a abusar de ella, y para cuando yo nací él ca.y¿i no tenía relación con nosotras. cuando nació el segundo bebé,pai nos aba:.-donó para el bien de todas. Desde entonces no hemos oído hablar de él; ni . -

quiera sé cómo se llama. De cualquier manera, el segundo bebé no estaba bie-,sólo vivió unas semanas. Pero mde salió adelante a pesar de todos los prob-=-rnas. Ella no era de sentarse a llorar por la leche derramada.

,Md.elavaba ropa siete días a la semana, y uno de mis primeros traba', :fue ir al río a su encuentro para llevarle el almuerzo. Ella nunca lavaba ropa -el mismo sitio, así que desde pequeña tuve que aprender a andar por Ia li,;Yo también tenía otros trabajos. A mí me tocaba recoger el capim (pasto) p;.r =los animales y buscar leña, todos trabajos fuera de casa. En las tareas dome.,.-cas no era tan buena. Antonieta era mejor en eso.

"Nunca aprendí a escribir ni a leer, aunque mamá y la tía intentaron :_:fuera a la escuela. Fue inútil. Aprendí a firmar mi nombre pero no mu\. ..:-porque es un nombre complicado y tiene muchas partes. Cuando tenía ci ,:años, mde me sacó de casa de la tía y me dio a otra mujer, una mujer que ',', ,cerca de nosotras en la plantación. Fue durante ese tiempo que mi tía enco::

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AMOR MATERNO / AMOR ALTERNO 335

-- :rabajo de criada en Recife, y sólo se llevo una niña consigo. Así que fuimos:-'. -jidas; mamá se quedó con Biu, la tía se llevó a Antonieta y yo me quedé en:"=.: \-i51¿ con mi madrina, Dona Gragas.

,\Ii madrinha fue para mí una verdadera madre. Dona Gragas me crió con-:-- \'sran sacrificio. En aquellos días la comida era escasa y había días que. ,,:, lo que teníamos para comer era harina de mandioca ordinaria, farinha de- '-; \'o casi no la podía tragar por una enfermedad que me había estropeado-' :arganta cuando no era más que una pequeña bebé. Mi madrina se entriste-- -' Ce verme esquelética, así que todos los días pedía unas cucharadas de fa-',':,-c refinada a su patroa para hacerme una natilla que pasara mejor. Cuando

- iabía otra comida , mi madrinha cogía una mazorca de maíz indio duro, la-.:aba y me persuadía para que comiera los granos uno por ung. Más de una=¿ estuve a punto de morir, pero mi madrina luchó conmigo para que conti-

.----ra viva. ¡Y ganó!,,.{ los quince años me casé por primera vez. Me convertí en la mujer legí-

---..a de Severino José da Silva. Pero fue un matrimonio desafortunado, pronto-. ieshizo. Vivíamos en un pequeño cobertizo construido al lado de Ia casa de-' ::a en el Alto do Cruzeiro, tan pequeño que dentro sólo podías estar echada.J;. erino fue muy desgraciado mientras estuvimos juntos. Él no había querido:-sarse conmigo; fueron mamá ylatía las que le obligaron a hacerlo. En esos- 's, cuando un chico arminaba la virginidad de una chica le obligaban a ca-:;rse cor ella, y si éI se negaba el juez lo ponía entre rejas. Así que cuando a mí

-= ocurrió eso, mde y latía fueron al juez y pusieron una denuncia contra Se-

=::no. Cuando él vio lo que mi familia se traía entre manos se escapó. Pero un-:--;o de quince años no tiene muchos sitios donde esconderse, así que en una>:r:lana ya estaba otravez en el Alto con sus amigos. José Leiteiro, elviejo pai:= satlto (sacerdote de Xangó), reconoció a Severino, corrió por el camino=:aio, lo agarró y lo amarró. Entonces José IIamó a mde y la tía y los tres lle-':on a Severino ante el juez. Como Severino se negaba a casarse conmigo, el

-=z lo metió en la cárcel. Severino estuvo en la cárcel dos semanas hasta que

--almente accedió a casarse. Cuando le dejaron salir, allí estaba yo con mi me-- i'estido y allí mismo nos casaron con dos policías como testigos. Fue un au-

,-rtico casamento matuto, una boda a punta de pistola.,A pesar de que no habíamos tenido un buen comienzo en nuestro matri-

-tnio, yo estaba determinada a que todo saliera bien. Trabajaba estando en--=lra. Hacía todo lo que podía para poner comida en la mesa, pero todo lo que>--. erino hacía era estar tumbado y deprimirse. Él estaba locamente enamo-- =Jo, pero no de su mujer. Para que veas, durante todo el tiempo que vivió con-:-'.-:go su corazón estaba con otra mujer, siempre estaba pensando en ella. Por:>o era que había opuesto tanta resistencia a casarse conmigo. Finalmente, me=:andonó y se fue a vivir con la otra mujer. Para entonces yo casi estuve agra-::;ida de poder librarme de é1.

,Bueno, después de que Severino se marchara yo tenía que resolver qué.:a a hacer con mi vida. Primero me fui a vivir con mi madre, después con la:-a \ por último con mi vecina Beatrice. Bea me encontró un trabajo de asis-:-rta interna en casa de un zapatero y su mujer. Viví con ellos dos años y des-:ués los dejé. Me fui de la ciudad a trabajar a una fábrica de cerámica y allí fue

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336 LA MUERTE SIN LLANTO

donde conocí a mi segundo marido, Nelson. El trabajo de Nelson era poner te-jas en el horno y era muy habilidoso en eso. Sin embargo, realmente no puedodecir que Nelson fuera mi "marido" porque yo todavía estaba legalmente casadacon Severino. Y ni siquiera puedo decir que "vivieramos juntos" porque Nelsonestaba muy apegado a su vieja abuela y nunca dejó de vivir con ella durantetodo el tiempo que estuvimos juntos.

,Al principio Nelson fue bueno conmigo. Cada sábado subía al Alto a visi-tarme y siempre traía una cesta con comida para la semana. Nunca venía conlas manos vacías. Así que todos pensaban en él como si fuese mi marido. Perodespués de quedarme embarazada todo cambió. Nelson comenzó a abusar demí. Parecía que yo iba a seguir los pasos de mi madre. Me alegré de verdadcuando murió mi primer hijo. Las cosas mejoraron un poco, pero entonces mequede preñada olra vez. Después de nacer Zezinho las cosas fueron de mal enpeor. Vivía en una casucha sin tan siquiera un techo sobre mi cabeza. Era peorque vivir al raso ¡Virgen Maria, las cabras del alto vivían mejor que yo! Pero meaferraba a Nelson pensando en que iba a cambiar. Yo pensaba que me maltra-taba sólo porque era joven y porque todavía estaba muy apegado a su abuelaPero finalmente comencé a ver que Nelson me pegaba por pura y simple diter-sión. Era como una especie de deporte. Lo que él quería era continuar deián-dome embarazada una y otra vez sólo para poder amenazarrne con dejarme \-r,,

era joven y sentimental, así que lloraba un montón, pero en cuanto vi cuál erasu juego me crecí y le puse de patitas en Ia calle.

>Eso estuvo muy bien, pero todavía seguía viviendo en mi casa destana-lada con mi hijo enfermo, Zezinho. ¡Qué situación! Y sólo tenía dieciocho añosEstaba claro que era la hija de mi madre. Entonces fue cuando decidí ir a Fe-rreiras a trabajar cogiendo tomates. Estuve tres meses trabajando en los car.-pos de tomates y allí fue donde conocí a Milton, mi tercer marido, ese que tani,-te gusta y que tiene la lengua tan pegada a Ia boca que nadie entiende Io cu=dice. Nos pusieron a trabajar juntos en el mismo quadro y él me miraba d-arriba abajo y yo igual a é1, y la naturaleza no tardó mucho en tomar su curs.Cuando me quedé preñada otÍavez me quedé aterrorizada porque mamá r l.tía estaban perdiendo la paciencia conmigo. Así qr¡e intenté esconderlo J-. nun.:'le dije nada a nadie sobre Milton.

,En aquel momento estaba desanimada y con Ia moral baja. Fue el úni::momento de mi vida en el que yo no tenía energía para nada. No ponía ninsL:.interés en Zezínho y no hice nada para prepararme para el nacimiento de \\'a.-ner. Así es cómo pasó que tuve que llamarte en el último minuto para cona: .,cordón. No me importaba nada. Yo quería que el bebé muriera y también Z=-zinho. Pero resultó ser un bebé precioso. Sin embargo, eran la causa de mi s--frimiento. Yo era tan desgraciada que no presté ninguna atención cuando te l---vaste a Zé para cuidarlo en la guardería. Podrías habértelo llevado y no habe: ,

devuelto nunca que a mí en aquel momento me daba igual. Oxentel, v hor =-día el chico es mis brazos v mis piernas, más que un marido, mejor que lo c-*.nunca un marido podría llegar a ser.

"Después de nacer Wagner no había razón para seguir escondiendo lo c.-=sucedía. Así que por fin Milton vino a visitarme con un gran saco de maíz fre::enlacabeza como presente para mamde. Amde y a la tía les dijo que él se.-=-

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AMOR MATERNO / AMOR ALTERNO 551

:13 responsable del niño. Se convirtió en mi tercer marido. Bueno, con Milton:,tr fin tuve un poco de suerte. Durante catorce años üvimos juntos y funcionó.\le quedé embarazada diez veces con é1. Tuve tres abortos espontáneos y siete.--rmbramientos, y de éstos conseguí criar a cuatro, así que no nos fue tan mal.

-rs tres hijos suyos que murieron lo hicieron rápido. El primero murió en la:.:maca mientras yo estaba fuera trabajando. Lo mató uno de los niños mayo-

=s: se Ie aproximó y le gritó al oído. Le dio un susto de muerte. Murió de susto::- menos de un día y no sufrió demasiado. Los otros dos eran débiles y enfer-::,:zos desde el momento de nacer. No tenían "arte" para la vida. Los otros cua-::,r \inieron al mundo dispuestos a enfrentar la dureza y el sufrimiento, así que,-,'.ieron sin dificultad.

,Aunque las cosas no iban mal con Milton, tuve el capricho de dejarle y'-:llarrne con Seu Jaime, el viejo viudo con el que vivo ahora. ¿Qué puedo de-:-:le? Primero quieres a uno, después a otro y después viene otro y le das tu co--=zón. ¿No nos hizo Jesús de esta manera? ¿No ha puesto esos sentimientos en:restros corazones? Si está mal, entonces ya nos castigará. Milton lo aceptó sin:.'-rntar demasiado escándalo. Se fue a vivir alamata y la gente dice que se ha:-.ado con otra mujer en el Engenho Votas y que ya tiene una nueva familia.-: diré una cosa de Milton: nunca se olvida de sus hijos, siempre nos envía pro-: -r.ros de su rogado.

uAhora hace casi cuatro años que estoy viviendo con mi viejo y no ha sido.=:il. Por culpa de nuestro pecado la üolencia ha entrado en nuestras vidas. El:imer problema real vino del lado de Jaime. Un grrpo de parientes de su pri---3ra esposa le apedreó una noche cuando volvía a casa del trabajo. Le dejaron..=:srando e inconsciente en la cuneta; "¡mi pobre viejo!", dije, "¿qué es lo que te,=¡ hecho por mi culpa?" De todas formas, ¿qué les importaba a ellos? La pri-

--era mujer de Jaime había muerto y él era libre para hacer con su üda lo que,= ',iniera en gana, incluso echarla a perder con una mujer como yo. Los ante-

-,,res parientes políticos de Jaime eran protestantes y ellos no querían ver a su

=:rilia con la mancha que les suponía la asociación con gente de mi especie.---.ciendo caer tan bajo a Seu Jaime yo también les llevaba la vergüenza a ellos.

"Seu Jaime estaba tan herido que no pudo volver a trabajar durante mu-::lo tiempo. Pensé que tendríamos que volvernos a mudar a alguna chabola delr-:o. Pero entonces quiso la suerte que mi primer marido, Severino, muriera de

=rente, y como yo todavía era su esposa legal y no la otra mujer con la que ha-:-a rir.ido todos esos años, yo tenía el derecho a cobrar la pensión de viudedad.1-;: que al final valió la pena y la pensión de Severino ha traído un poquito de-- -rtort a nuestras vidas. Ahora espero que entremos en un período de calma y-:-.nquilidad y que Dios finalmente nos haya perdonado.u

Nuestra Señora de los Dolores

Madre, he aquí tu hijo;Hiio, he aquí tu madre.

Juan 19: 25

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338 LA MUERTE SIN LLANTO

Sin embargo, el período de tranquilidad de Jaime y Lordes duró poco. Taivez Dios no los había perdonado después de todo. O quizá era que la mueneacechaba aZezinho porque quería saldar una vieja deuda. Cuando volví a Bon:Jesus en 1987 me dieron la noticia inmediatamente: <Ve a casa de Lordes, le haocurrido una tragedia terrible. Está destrozada., Encontré a Lordes en su casadesconsolada, sumida en un profundo dolor. Con las lágrimas corriéndole sr..parar por las mejillas había envejecido súbita y prematuramente. Lordes er-plicó que su hijo favorito, osus brazos y sus piernas,, había sido brutalmenr-asesinado la noche de la fiesta de San Pedro por el ex marido de su novia. L=habían engañado. Ni siquiera sabía que su novia tuviera un marido. Lordes .-golpeaba el pecho de dolor.

"Si mi hijo Zé estuviese vivo ahora mi vida no sería este amargo suir.-miento. Ningún otro hijo será como é1. EI día que murió se fue de casa deiá-dola llena de comida para un mes entero. Era como si supiese que iba a d--jarme. No pude comer durante semanas después de su muerte, me apenab:mirar toda la comida que é1 me había dejado: ñame, mandioca, pimientos, F--joles... Los otros hijos míos son unos inútiles, lo único que saben es volven:-.loca pidiéndome cosas. Tan pronto como Zé fue lo bastante mayor como pa::trabajar me dijo: "Mamita, ahora estás libre. Nunca tendrás que preocupar:más. No tendrás que depender de ningún vago inútil para que te alimente v p;' -

teja. Yo me ocuparé de que siempre tengas bastante para comer y una car.-.,:para dormir. Seré tu protector." ¡Y así fue! Él era como una madre para ¡:.-Nunca se olvidó de mí, ni siquiera cuando encontr:ó una mujer. ¿Cuántas r:-.-dres pueden decir eso de un hijo?,

Con Seu Jaime sentado a su lado, sosteniendo pasivamente la mano de s:consternada esposa, Lordes contó lo que había sucedido la noche que acatcon Ia vida de su hijo. nTuve una premonición de que algo malo iba a ocui:---Todos los días de las festas juninas le previne a Zé para que tuviese cuidado L-dije que durante los días de fiesta había gente que se aprovechaba de la coi r--sión para hacer cosas malas, para montar peleas, tomar drogas, robar v ha=-:matar. Zé se impacientaba con mis miedos. La víspera de San Juan Zé lleg'- ,casa muy tarde y yo estaba levantada esperándole, mordiéndome los nudi-l ,.Zezinho se puso tan furioso que me habló como nunca lo había hecho ar:r=.pues él siempre era muy respetuoso. Pero esta vez dijo: "Vieja, déjame en ¡a¿No puedes entender que ahora soy un hombre y que tengo mis propios as- .-

tos? Si llego tarde, ya sabes dónde puedes encontrarme: estoy en casa de R. -sita, mi novia."

,Al siguiente día de mercado, Ia víspera de San Pedro, Zé me trajo : :,aquella comida. Dijo que era una "cesta de día de fiesta"; quería compensa:-:por las malvadas palabras que me habíalanzado. Pero yo todavía me sentÍa : --lida. Se fue a trabajar ala fábrica en el turno de la tarde y llegó a casa de ,, -

che. En la radio sonaba forró y él la puso muy alta. Le supliqué: "Zeztnho : .

el amor de Dios, es tarde. Baja esa música. Tengo lacabeza como un bom:No quiso bajarla. Así que le grité otravez. Al final quitó la radio de malas ::-,'neras. Era la víspera de San Pedro, noche de fiesta, y antes de que se fue:= .cogí por los hombros y le supliqué que tuviera cuidado. Le dije que una rr.i--:no puede dejar de preocuparse y que aquella noche yo tenía una sensa..

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AMOR MATERNO / AMOR ALTERNO 339

- : j- Zé se rió y me dio un beso de despedida. Para dejarme tranquila me pi-

- -a bendición.'k "Ai, meu filho, es mi consuelo."\le eché en la cama con Jaime pero no podía quitarme a Zezinho de la

,,.:La. Finalmente conseguí dormitar un poco, medio despierta, pendiente de

-1 pestillo de la puefia y saber que por fin había llegado a casa sano y salvo.. : , no obstante, me despertó el sonido de un gr-r-rñido, "ugr, ugr", eJ ruido ho-

r-r que hace un cerdo cuando está furioso o amedrentado. Pensé que real-'.- .¡ debía ser algún puerco que se había acercado a la comida que tenía guar-

-.---- detrás de la casa, pero cuando salí afuera con mi linterna todo estaba-:=:,,. silencioso y tranquilo. Yaves, ese fue el momento de su muerfe.Zéme:: :rr haciendo saber su agonia final. Justo cuando volvía a la cama un mur-- :,;ro se me echó encima. Revoloteó por mi cabeza y mis hombros, después

: :r-ii barriga. NIo me dejaba. Moví los brazos para defenderme y dije: "Sa-

. ='la Yirgen María, protégeme de esta criatura enloquecida. Déjame; déjame

-: -l? r'e2." E igual de repentinamente que llegó, desapareció de mi vista en la.--rdad de la noche. Era su alma que me decía adiós.

Yolví a la cama y me medio dormí hasta que se oyó un clamor en la, .1a, Salté de la cama; 1o sabía, 1o sabía. Un dolor agudo me atravesó el pe-

\ entonces no tuve dudas. Jaime saltó de Ia cama y yo le seguí hasta la-:r-ra de casa. Cuando abrimos había una multitud afuera. En cuanto me vie-. :lguien dijo en alto: "¡Cuidado con la madre! ¡No se lo digáis! ¡Llevarla den-:or el amor de Dios!"

''\o", grité, "por el amor de Dios, decirme, decirme qué le ha pasado a mi- - ;Qué ie han hecho a mi hijo? ¿Está en la cárcel?"

'\o, Pequeña Madre Lordes, ha muerto", un chico tuvo coraje de decir.: -. ;uerpo está en el hospital. Puedes ir a recogerlo."

Eso fue el fin. Me caí redonda al suelo, completamente echa polvo. Jaime,' ,corriendo hacia el hospital. Me dejó allí en el suelo. No recuerdo qué me

..,, después de eso. De camino al hospitai, Jaime se encontró con un hombre- = rlevaba una larga capa de lana ¡r que le dijo: "Sé quién ha matado a tu hijo.- dónde se esconde." Pero Jaime estaba demasiado consternado para agarrar

. - ,,mbre y llevárselo con é1. En vez de eso, corrió hasta la otra punta de la ciu-:- para coger el cuerpo de Zezinino y traerme a casa Io que quedaba de mi

Lordes no pudo continuar. Después que se metió dentro para acostarse,. : :ne se puso el dedo en los labios para que yo guardara silencio mientras bus--::; en una caja escondida entre sus cosas. Dentro había una fotografía deZe-

- ro, tomada cuando fue hallado sangrando y ya muefto, desparramado en las:--.iinatas de la parte de atrás del Alto do Cruzeiro. Su ojos estaban abiertos y

= :inisa empapada en sangre. Volví la cabeza al instante sofocando un grito.,l: :omenzó a dar vueltas la cabeza.

,La madre nunca debe ver esto -dijo Seu Jaime-. No debe saber que: :o esta foto escondida. Eso la acabaría de matar.,, Ojalá que Jaime se hu-

La .bendición, (benQa) es una especic de protocolo intcrgcneracional, sobre todo entre parienLes, propio del

' : -:il cspccialmcntc dcl norte La pcrsona ma¡or da su .bendición, (l,con ello su protección) a la persona mc. salrtdo o despcdida (N deL t )

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340 LA MUERTE SIN LLANTO

biese acordado de que una vez, mucho tiempo atrás, ese hombre muerto rarbién había sido mi uhiio,.

Amor materno y muerte infantil

EI amor es siempre ambivalente y peligroso. ¿Por qué iría a serlo mer. :entre una madre y su hijo? Y sin embargo, ha sido el destino de las madres a: j-recer a lo largo de toda la historia a través de imágenes extrañas y distorsic,..=-das. A veces las madres han recibido atribuciones desmesuradas, aparecre::como figuras todo-poderosas o todo-destructivas. O bien han sido represer-.:;-das como seres desvalidos, dependientes e indefensos, seres angelicales. Es: ,

viejos mitos y estereotipos culturales sobre Ia inocencia de la infancia 1'e. :,-riño materno, así como sus contrarios, han influido a historiadores, antrop- -

gos, filósofos y al opúblico, en general. El nterrible) poder atribuido a las :--,-dres se basa en la percepción de que el niño no puede sobreviür mucho rie:::,sin recibir amor y cuidado, normalmente responsabilidades de las madre. I :vida del infante es algo vulnerable que depende en gran medida de Ia buen:' -

luntad de la madre. Sara Ruddick (1989: 34-38) ha captado bien la conrr-: -

ción que supone el hecho de que las madres tengan totalmente el control ci.: '.vidas y el bienestar de sus hijos a \a vez que ellas mismas están bajo la c -:nación y el control de otros, normalmente hombres. Poderosas e impoten.-. -mismo tiempo, no es extraño que artistas, académicos y psicoanalistas : - -.se pongan de acuerdo sobre si la umadreo ha sido el primer agente o la pr-- ---víctima de varias tragedias domésticas. Los mitos del <instinto maternal ',

= - :.

mentemente protector han competido en diferentes épocas y lugares con -,-. -tos de la madre igualmente poderosa, pero devoradora e "infanticida".

Siempre que intentamos comprender el significado de vidas difere:.,=- -las nuestras corremos dos riesgos interpretativos. Por un lado, podemos Ssr ,:-.tadas a endosar nuestras propias formas de pensar y sentir a (otras) nrr;---:-Cualquier sugerencia de premisas existenciales radicalmente diferentes ipor ejemplo, las que guían la negligencia selectiva en el noreste de Brasii .- - -

sestima por imposible e inconcebible. Decir que algunas mujeres pobres ¿'.-- -- -

o inducen a la muerte de ciertos hijos suyos se considera (culpar a la r'í:-.:,Pero la alternativa es pensar a las mujeres como uvíctimas> pasivas de s.' -.tino, carentes de poder, voluntad, agencia y subjetividad. Parte del probie:--= --dica en la confusión enfÍe causalidad y responsabilidad. Tiene que hai:-. ---forma de mirar desapasionadamente el problema de la supervivencia -:-.:.para que podamos decir que un niño ha muerto por un descuido mc:':,cluso cometido por su propia madre, sin por ello culpar a la madre, o .=,hacerla personal y moralmente responsable.

En relación con esto está la idea persistente de que las madres.madres, deben sentir dolor, una (profunda aflicción>, ante la muerte ir--.-.cuando hay mujeres que no muestran el dolor (apropiado> se juz-ea por -: - -:psicoanalítico que están "reprimiendo" sus sentimientos maternales :.: - -

Ies, para cubrirlos con un estoicismo culturalmente prescrito pero ,s¡{-r: -: . -

si no, se las considera emocionalmente anuladas, uabrumadas, por c, ::

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AMOR MATERNO / AMOR ALTERNO 341

.r-aumatizadas por la conmoción. Pero era indiferencia más que desplome o,:-auma Io que yo observaba con más lrecuencia en el Alto. Una persona trau-

=tattzada no se encoge de hombros ¡tdice alegremente umejores que se muera. bebé que tú o yo> v al poco tiempo se r,uelve a quedar embarazada porque. rs niños pequeños son intercambiables v fácilmente sustituibles.

Una puede sentirse incómoda frente a las profundas diferencias humanas,:obre todo si amenazan nuestras concepciones culturales de lo unormalo y Ioético,. Pero endosar (unifomidad, a lo largo de divisorias sociales, económi-

,as r"culturales tan vastas es un grave error para una antropóloga, que debe co-:tlenzar, aunque pr-udentemente, con una asunción respetuosa de la diferencia.\quí queremos dirigir nuestra mirada a las formas que estas mujeres tienen de., er, sentir y pensar su experiencia de estar-en-el-mundo y, como creyentes ca-ó1icas, de estar-más-allá-de-este-mundo. Esto implica sortear la tentación de

-,rs discursos (esencjalizadores, y nuniversalizantesr, va provengan de las cien--ias biomédicas v psicológicas o del feminismo filosófico o cultural.

Por otra parte, existe el peligro de distanciarnos en exceso de las personas:r quienes estamos intentando comprender dando a entender que no tenemosrada en común con ellas. Esto ocurre con algunas teorías desconstrrrctivas yoosmodernas sobre la política del género, donde las categorías de umadre, ymujer, son rigurosamente problematizadas y desconstruidas.+ Aunque no deorma tan radical, el uexceso de diferencia, también se encuentra en los textos

ce historiadores sociales que han señalado que el amor materno constituye unarnr.ención del mundo umoderno, ¡, que hasta recientemente las mujeres apenas:abían Io que era amar a sus hijos (véase Aries, 1962; Badinter, 1981; De Mause,1974; Shorter, 1975). El lenguaje de estos historiadores puede llegar a ser ex-lremo y desalentador.

ul-a historia de la infancia -escribió

De Mause- es una pesadilla de lacual sólo recientemente hemos comenzado a despertar. Cuanto más nos re-montemos en el tiempo... más probabilidades habrá de que los niños sean ase-sinadc¡s, abandonados, golpeados, aterrorizados v sexualmente abusados,11974: l). En la misma línea argumental, Edr,vard Shorter escribía, en referen-cia a la Inglaterra de comienzos de Ia Edad Moderna, que ulas madres veíancon indiferencia el desarrollo y felicidad de los niños menores de dos años,, loque explicaba el porqué sus uhijos desaparecían en la espantosa mortandad deinocentes que causaban las prácticas tradicionales de cuidado infantiln (1975168, 204). Los autores de este género a menudo han apuntado la "hostilidad ha-cia los niñosu v el uinfanticidio, encubierto de instituciones culturales talescomo las (amas de leche,, las uinclusas, (Trexler, 1973),la introducción tem-prana de la upapillau de bebés y otras comidas poco nutritivas después del des-tete (Phillips, 1978; Fildes, 198ó), además del uso común de jarabe de láudano\ otros ucalmantes, narcóticos (Engels [1845], 1958: 161) durante los primerossiglos de la Europa moderna, todo lo cual habría contribuido a los altos índicesde mortalidad infantil.

William Langer (I974:3ó0-361), por ejemplo, se refería a las nodrizas eu-ropeas de comienzos de Ia Edad Moderna como ufabricantes de ángeles, ¡,nmatadoras de bebés,, las cuales habrían mantenido ocupados a los fabrican-tes de ataúdes infantiles de Italia 1' Francia desde el sislo xtv hasta el xrx. Las

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342 LA MUERTE srN LLANTo

nodrizas, reclutadas entre las clases sociales más pobres y mal pagadas por .=servidumbre que suponía prestar su cuerpo pur. áu. de mamai a los hij'os .=las clases más pudientes, estaban muy poco motivadas v raramente se las c¿._tigaba cuando moría un bebé confiado a su cuidado displicente. Maria pi-:.(1978) decía que la institución de las amas de leche era poco más que una ,.-cencia pública para matar bebés no deseados .v/o excedentes en sociedacles :las que el infanticidio activo estaba condenado moralmente por la Iglesia r

=.Estado. Thomas McKeown (1976) argüía que estas prácticas culturalmenre -._tablecidas aunque dañinas para los bebés y los niños habían servido párá -r:-nar el crecimiento demográfico en Europa durante muchos siglos.

De todas formas, los historiadores sociales continúan debatiendo si la,--diferencia observada en las madres ante la suerte de sus hijos a comienzos :_la Edad Moderna era meramente una reacción o una contribución real . .muerte de los niños pequeños. La mayoría de los historiadores han tendii _ ,rechazar la hipótesis de la negligencia mortal ¡, han interpretado la indite:=-_cia maternal no tanto como la causa sino como el efecto áe la alta mortali:._infantil. Según esta visión, Ia falta de sentimientos no es sino una (cor:-.emocional contra el riesgo de ver morir a los objetos de su afecto, (Baclin .1980: 58). Pero en las barriadas urbanas inhóspitas donde Ia vida es mur d..:.sobre todo al comienzo de la misma, la indiferencia materna (ya sea inten¡.nal o no) aumenta los riesgos y expone a los niños vulnerables a una r¡L:r :prematura. No obstante, una vez que hemos identificado el papel de la nc-gencia materna en la etiología de la mortalidad infantil debemos tener rrc .cuidado del mundo para no desligarla de sus causas sociales y económ--,-centrarnos en la maternidad v el amor materno no debe hacernos oh.ica:. .hecho de que las mayores amenazas para ra superwivencia infantil desde c :mienzo de la Edad Moderna hasta la actualidad (y a través de todas las....--de industrialización) ha sido la extrema pobreza y la explotación del trabai_ . .

menino asalariado.Talvez haya un terreno intermedio entre las dos perspectivas extrema.s _.-

amor materno: entre la sentimental npoética> maternal y los nvínculos n-..,,.-.nales, instintivos, por un lado, y los teóricos de la nausencia de amor :otro. Entre estos extremos está la realidad del pensamiento y la práctic. - _terna asentada en realidades históricas y culturales específicás v limitad¡r :.diferentes constreñimientos económicos y demográficás. Las prácticas r..;:nales siempre comienzan como una respues ta ali urealidad hisiorica de ui-. -.

biológico en un contexto social particularu (Ruddick, 19g0: 34g).Vista en su contexto social particular y en su realidad histórica especr _:

la historia de Lordes y Zé transmite las ambigüedades de la maternidad : . -Alto do cmzeiro, donde la negligencia selectiva mortal coexiste con u.n rñi;-:apego maternai. Las madres del Alto como Lordes a veces se evaden de su. :..,ponsabilidades con ciertos bebés malhadados y los abandonan a una m,---.prematura en ]a que su negligencia a veces juega un papel cr-ucial v defin.- .

Pero la indiferencia materna no siempre acarrea la mulne, y si un bebe _ -niño pequeño muestran, como Zé, tener un <talentoo ocultó para la r.ic:, :madre puede acoger con grata alegría v profundo y duradero uf".to el ca-:-.sorprendente experimentado por un niño <condenador. y estas mrsm¿r> -

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AMOR MATERNO / AMOR ALTERNO J+J

Jres unegligentes) pueden exclamar, como Lordes, que ellas sólo viven parasus hijos crecidos, algunos de los cuales han sobrevivido a pesar de ellas.Y esto no quiere decir en modo alguno que estas mujeres sean hipócritas o seautoengañen.

Una de las cosas buenas de retornar al Alto do Cruzeiro después de unapso de dieciséis años fue la oportunidad de observar el feliz desenlace de va-:os casos memorables de niños que después de padecer descuidos graves y se-

-ectivos habían sobrevivido y después habían conseguido granjearse dentro del:irculo doméstico la custodia protectora y el amor de sus padres. La prácticarabitual de la negligencia selectiva en el Alto do Cruzeiro no tiene nada que ver:on lo que en Estados Unidos llamamos maltrato infantil. No es algo que venga::rotivado por el enfado, el odio o la agresividad hacia los niños pequeños; la¡ente del Alto consideraría eso grotesco y antinatural. Ante los niños que estánruv enfermos y que dan mucho trabajo lo más probable es que las mujeres em-:obrecidas, desamparadas y muchas veces abandonadas del Alto expresenDena), más que enfado. Además, las madres del Alto no son en absoluto pro-

:ensas a pegar a quienes ellas consideran pequeñas criaturas inocentes e irra-::onales, y (a menos que sean psicópatas) nunca proyectan imágenes del mal en

-n infante.El amor materno es motivo de una rica elaboración en el Alto do Cru-

-:iro y en la culturanordestina y brasileña en general (véase Aragáo, 1983).Es un tema celebrado en el folklore y en el arte popular, en la música popu--.i- r en una intensa devoción a la virgen y a san Antonio, el santo patrón de--s madres y los hijos. Pero en esta comunidad es especialmente María viuda,.r llanto al pie de la cruz o sentada meciendo en sus brazos al Jesús adulto.:-,uerto, con su corazón (como el de Lordes) atravesado por una espada, la,:rasen popular de la sufrida maternidad y del torturado pero santificado':ror materno. Nuestra Señora de los Dolores, Nossa Senhora das Dores,,:ina sobre Bom Jesus como santa patrona del municíplo. Varios días festivos. año se baja su figura de la cavidad que hay encima del altar principal de la-=-esia, se la engalana con coronas de flores y se la saca en procesión por toda-= .-iudad. Pero las imágenes de María como madre en el pesebre, sosteniendo

=:: brazos a su hijito rollizo o dándole de mamar en sus pechos blancos, que-'r comunes son en la imaginaria y la iconografía católicas del norte de: 'ropa y América (véase Fernández, 1979:70-71; Kristeva, 1980:237-270) es-

':: curiosamente ausentes en Bom Jesus da Mata, incluso durante las Navi-:=ies. En el Alto do Cruzeiro, el nacimiento de un niño difícilmente puede ser

---1 nomento de celebraciones, y el amor materno sigue un tortuoso camino--'.: a menudo comienza con un inicio incierto y plagado de problemas, peli-.:r:, separaciones y muertes.

En el inhóspito promontorio pedregoso del Alto do Cruzeiro el amor ma--=rro crece despacio, tentativa y temerosamente. El jovial y fuerte (optimismo--ternaln del cual escribía Ruddick (1989: 74), q.ue permite a la madre recibir.:a de esperanza cada nueva vida que nace, cede el paso en la barriada a ne-

--s nubarrones de pesimismo, incertidumbre y desespero maternal enraizado. - la experiencia desdichada de muertes infantiles repetidas. n¿Es posible

-::eguntaba Margarita- que Jesús quiera que me vaya de este mundo sin ni

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AMOR MATERNO / AMOR ALTERNO 345

Sujetar y dejar. La pragmática de la maternidad

¿Qué madre que viva en una casa segura ¡r protegida no ha tenido alguna:z en su vida que reprimir el impulso violento de estrangular a un niño -in-:-.,rso a un bebé indefenso- que no para de llorar, de quejarse o de pedir co-

.:s?¡ ¿Y qué madre de clase media no se ha uolvidado" en más de una ocasión

-e un niño, dejando al pequeñín aterrorizado vagar por entre los percheros delpa en la planta abarrotada de unos grandes almacenes mientras ella está ab-

>lrta en el foenesí del consumo? ¿Qué madre no ha aplacado a un niño fasti-jioso e "hiperactivo, poniéndolo a echar un sueñecito más de una vez al día o

=n el invierno no ha enviado a los niños mayores afuera a jugar al uaire fresco",.ncluso aunque sus dedos enrojecidos estén a punto de helarse, para así poder:isÉrutar inintermmpidamente de una taza de café con la visita de una amiga:,uerida? Sí, todas hemos hecho estas cosas u otras parecidas con (al menos así-o creemos) poco daño.

Pero apesar de tales olapsus,, la mayoría de las madres entran en esa am-:lia e indulgente categoría que D. W. Winnicott llamaba (madres por Io gene-:al dedicadas, o bien madres usatisfactorias, o (razonablemente buenas,1987: 16). Para Winnicott, el acto de nsujetar, era la raiz o metáfora genera-

;iva de la crianza, el "prototipo de todo cuidado infantil, (37). Al satisfacer surecesidad básica de ser abrazado y nsostenido> protectoramente, el recién na-cido se siente Io "suficientemente seguro> y lo "suficientemente) real comopara empezar a desarrollar un ego autónomo. En términos de Erikson, uunabuena sujeción, ahanza Ia uconfianza básica, del niño en el mundo (Erikson,1950: 247-251). Para Winnicott, la maternidad normal y dedicada tenía un ca-rácter sobredeterminante y existencial. Es donde comienzan los humanos: unamadre y un hijo, cada uno adaptándose y confortando al otro (naturalmente,.En la mayoría de los casos las madres saben "intuitivamente, o descubren fá-cilmente con la experiencia cómo sostener y tratar a un bebé de forma que am-bos se sientan cómodos.

Como psicoanalista infantil, Winnicott se interesaba por los riesgos psico-Iógicos y evolutivos para el bebé que resultaban de extraños ofallosu en lo queél llamaba nel principio general de la maternidad dedicada,. Perturbaciones enIa atención que recibe el bebé en las primeras fases de su vida, lo que Winni-cott describía en términos reales y metafóricos como ndejar caer al bebé" en lu-gar de (sostener al bebé,, pueden producir (angustias inimaginableso en elniRo. Él se refería a los miedos de los niños a caerse, a upartirse en pedazosu,a (caer eternamenten y a sentimientos de profundo y total aislamiento. "Hevisto y he hablado con miles de madres

-escribía Winnicott-, ¿no has visto

cómo cogen al bebé sujetando 7a cabeza y el cuerpo? Si tienes en tus manos uncuerpo, tronco y cabeza, de un niño y no piensas en eso como en una unidad,y vas a agarÍar un pañuelo o lo que sea y Ia cabeza se te va para atrás, el niñose queda en dos pedazos: cuerpo y cabeza', el niño llorará y nunca lo olvidará.Lo terrible es que nunca se olvida nada" (1986: 55).

Si se quiebra la continuidad de su vida el niño saldrá de este drama desa-gradable

-nhaber sido soltadoD- con un residuo de ansiedad y falto de con-

hanza en las cosas e incluso de una creencia sólida en su propia realidad. Es-

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J¿I O LA A,IUERTE SIN LLANTO

tos casos de fallos inrportantes en la usujeción> protectora son, sin en'rbargo, =

tremadamente raros, y Winnicott, que más que cualquier otro psicoanalisi;, ,. .

fantil tendía a posicionarse con las madres, sttgerÍa que el desanollo nornta- --.niño recluiere sólo Llna maternidad normal y urazonableu, no perfecta ni er.:=-lente. Sr-rs experiencias clínicas como pediatra y después como psicoanalisr. . -

fantil trabajando con miles de madres e hijos ingleses llevaron a Winnicor: :. .-conclusión de que lo normal son Ios hogares urazonablemente bnenos'. Pe:' -

pesar de que la benévola teoría del celo maternal de Winnicott y su conil¡,::-innata en las madres sea reconfortante, ésta se basa en una visión por 1o se-...ral optimista de la adaotatividad del niño.

Vivir en una barriada como el Alto comporta ttna auténtica anenazr [rs. - -y se necesita abundante vigilancia para mantener a un niño con vida. Aqu: . -

cluso el descuido más pequeño en la atención de la madre puede a veces rq>,.-tar fatal. No todos los bebés de Ia guardería se salvaban como el pequeño Z.algunos no conseguían escapar a la murerte a pesar de todo el esfuerzo rea]rz::por Llna cooperativa maternal totalmente volcada en la supelivencia ini;., ,

En este contexto parecía justificada Ia percepción que las mujeres del Allc .-nían de sus hijos como criatllras Lln tanto extrañas, transitorias y con cLl\i :--per-vivencia no se podía contar. Marcelinho, el niño abandonado qne adc::-.-mos y criamos Nailza y yo en 19ó5, sufrió ttna serie de crisis intestinales :_-..le pusieron al borde de la n-u,rerte var.ias veces durante su primer año de'.--:Veíamos al niño con reservas y siempre con Lln atisbo de nsospecha,. El i.... .

pero ni férrea creencia norteanericana (basada en la calma tranquilizador* -:Benjan-rin Spock) en la dureza y capacidad de resistencia de los bebés se i::r--baleó para siempre.

Sin en-rbargo, Winnicott guardaba un extraño silencio sobre la cuestió:- -:los bebés usatisfactorios, o urazonablemente buenos), a pesar de que los n.:. - .

entermizos y discapacitados nanargan> razonablemente a menndo la er::.= -

cia de las madres. En las barriadas brasileñas, la nn'raternidad satisfac toria : - -

pone una carga terrible sobre mujeres qr,re, habiendo sido usoltadaso ellas:--...-mas y estando uamargadas) tan a menndo son a veces incapaces de reun.: .extraordinario coraje necesario para (agarraro y nasir, a los niños débiles :este contexto, una uatención infantil satisfactoria, requiere un estuerzo cas] : -

brehr,rmano. Como decía una mujer pobre brasileña a un etnógrato qure le ::-.guntó por qué morían tantos niños y bebés en su comnnidad: nMire, señol'creo que aquí unlquiera puede moriro (Nations y Rebhr"rn, 1988: 175). \-',=,.daderamente así es.

En el ambiente del Alto do Cn-lzeiro, las amenazas a los bebés y niños :=.qr-reños parecen venir de todas partes: el agua pública demasiado contanl:-.::-y ntratada,, la suciedad bajo los piececitos descalzos, los insectos en el aire - ,

lentos e insidiosos caracoles en los bancos lodosos del río, las garrapatcs €r. - :

animales don-résticos, los gérmenes (como la enfermedad de Chagas) esc;r:'--.dos en las paredes de barro de las casas, las lombrices en los hoyos cle las .-trinas, los perros rabiosos vagando por entre la basr-rra aclrmnlada, la lecl:. .mal estado porque no se ha conservado en Lln frigorífico, la carne salada \ s. : .

cr.rbierta de gusanos en r-rn plato sobre l¡na viga del techo, el vendedor de i:-. .,tubercnloso en el mercado púrblico, el niño con neumonía al lado... No es :.-

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a---

AMOR MATERNO / AMOR ALTERNO 347

cesario ir más lejos. Hay motivos suficientes para la mLrerte infantil en las con-diciones materiales de la vida de la barriada. Las diferentes campañas de sa-h-rd infantil de la OMS y la UNICEF se han centrado en combatir estos riesgosambientales para la infancia en las comunidades empobrecidas del TercerMundo. Pero lo que me interesa no es esto sino las dimensiones más existen-ciales del problema: la formación de la conciencia, la reflexividad y la acciónde estas mujeres qlle son forzadas a tomar decisiones y elecciones morales queningnna mujer debería tomar. ¿Qr"ré significa criar a un hijo para estas muje-res que son forzadas a tomar parte en la curltura y el espacio de muerte de labarriada? Si el pensamiento maternal es, como algunos sugieren, un guiónuniversal y natural, ¿cómo es el pensamiento materno de mujeres para quie-nes la escasez, la enfermedad y la muerte infantil han hecho de ese amor algodesesperado?

Sara Ruddick ha señalado qr-re allnque determinadas condiciones econó-micas y sociales, tales como la extrema pobreza o el aislamiento social, puedenerosionar el afecto materno, no acaban con ese amor. Su definición del amormaterno recuerda a la de Winnicott, especialmente cuando se refiere a la acti-ttrd metafÍsica de osujetar>: stjetar, sostener, abrazar, estinnr. El pensamientomaternal, explica ella, comienza con L¡na postura de protección, (una actitudpresidida, por encima de todo, por Ia prioridad de guardar sobre adquirir, deconservar lo frágil, de ocnparse de todo Io necesario para Ia vida del niño,(1980: 350). Es, continuaba, citando a Adrienne Rich (1977), (uDa actitud sus-citada por el trabajo de protecciót1 , preservqción, reparación... eI tejer invisiblede ttna vida familiar deshilachada ygastadao (1980: 350). Sujetar es Lrn intentopor parte de la madre de nminimizar el riesgo); es una oforma de estar atentapara que no falte la armonía mínima, los recursos materiales y las habilidadesnecesarias para mantener la segr-rridad de la criatura" (1989: 79). Ruddick re-conocía los uriesgoso y upeligros> qlle comportaba la posición metafísica de(slljetar>: su degeneración en superprotección maternal, mimando en exceso ysofocando la creatividad y la necesidad de aventura de los niños peqr:eños, es-pecialmente en ambientes acomodados donde los riesgos reales para la seguri-dad del niño son mínimos.

Pero ¿qué ocLlrre con el afecto materno en un ambiente como el del Alto,donde los riesgos para la salud y la seguridad infantil son innumerables, enrealidad tantos que las madres deben necesariamente asumir cierta nhumil-dadr, incluso upasividadu hacia un mundo que en tantos sentidos está más alláde su control? Entre las madres del Alto el pensamiento y las prácticas mater-nales suelen estar guiadas por otra posición metafísica más bien opuesta, unaque tal vez el término ndejar, le haga justicia, vista la propia elección metafó-rica de las mujeres. Si <sujetar> tiene la doble connotación de, por un lado, elamor y el cuidado maternal (tener y sostener) y, por otro lado, de sostener re-teniendo y restringiendo o conteniendo y frenando, udejarn* también tiene do-ble valencia. En su sentido más negativo, dejar puede significar dejar a sus an-chas el poder materno destructit,o, puede in-rplicar cosas tales como pegarpalizas a los nirlos y otras formas de maltrato infantil. Pero el abuso infantil

" ltttit¡g go En inglés en el original. (N. dal t )

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348 LA MUERTE SIN LLANTO

malvado es extremadamente raro en el Alto do Cruzeiro, donde los bebés v j,-.niños pequeños suelen ser idealizados como <inocentes> criaturas a quien..no se debería castigar o dominar físicamente. Pero dejar en el sentido de aba:,-donar no es tan infrecuente en el AIto. De vez en cuando ocurren casos de :=-cién nacidos que han aparecido solos en un montón de basura en el patio tr:-sero de una casa. El abandono de recién nacidos por sus madres desanimac..también se da en Ia maternidad del hospital local, tanto es así que fuera de -:enfermería siempre cuelga de una cuerda una libreta de registro donde se :.-cogen los datos de adopciones informales y abandonos. Abandonar a un n :.no es una actitud vergonzante, si bien el personal de enfermería del hospi:.-exige que la madre se quede en el hospital hasta que se encuentren a los tu---ros padres adoptivos. Pero la madre raramente tiene que esperar más de u:- .

pocos días. En cuanto aparecen los padres adoptivos -y no hay regulación ;=proceso, a excepción del criterio personal de la enfermera responsable qu. =,algunos casos rechaza a potenciales padres adoptivos porque no le gustan- -,madre biológica no necesita más que firmar su nombre (o hacer una Xr c-.-pués de declarar que ella ha dejado libremente a su hijo o hija nacida en -=

día a tal hora en el hospital. Los padres adoptivos, si así lo desean pueder, :=-gistrar al niño a su nombre en el cartório civil, y la mayoría así lo hace :.1986, doce recién nacidos, ocho varones y cuatro hembras, fueron abanci,:,=-dos en la enfermería por sus madres; en 1987 fueron diez recién nacidos, s....chicas y tres chicos. Todas estas madres biológicas eran pobres, algunas :=ellas hasta la miseria extrema, y sólo seis sabían firmar sus nombres: h.-.tantas madres mayores (de más de treinta) como jóvenes (de dieciséis a .;..-tinueve); y también había casi el mismo número de mujeres que vivían cc:. -esposo o amante que las que declaraban vivir (solteras>, (separadas) o ar. --donadaso.

Pero aquí quiero reflexionar sobre otro significado de udejaru. En:r.,..mujeres del Alto, dejar también implica una posición metafísica de calma ', , .,zonable resignación ante los acontecimientos que no pueden ser fácii:-..,

=

cambiados o superados. Esto se expresa en la frecuencia con que las muje:-. ..exhortan entre ellas, especialmente en tiempos de gran dificultad, a /, >r-.-.-

ndejar pasar>, udejar estar>: deixe, menina, deixe isso, deixe (rs coisas co,,'. -

para ver como ficam [deja, chica, deja las cosas tal como están para ler €-=. - -:resultan]. Esta actitud requiere mucha fe y confianza, algo que no es fáci :.grar para la mayoría de las mujeres. No obstante, la persecución de una ::- -bendita -lo que los primeros monjes cristianos y Padres de Ia Iglesia ila:--=:.--nla indiferencia sagrada))- en medio de la confusión y Ia adversidad :.-=. .continúa siendo un valor religioso estimado entre el campesinado no,j¿-.católico. Es un valor que los antropólogos laicos a menudo suelen malin:=- -.tar y reducir al referirse a éste como el nfatalismo campesino,. Algunas : -grafas que insisten en ver a las mujeres nordestinas pobres como iguale: : : :niegan incluso que esta postura particular existencial exista siquiera (r ea:= :.ejemplo, Nations y Rebhun, 1988). Pero este ethos de nresignación sa:.:-,ante nproblemas) crónicos existe y es relevante para entender las práct-;-. :

pensamiento maternal. Está presente cada vez que las madres del .\.: - -, -

que sus niños son como npajaritoso, criaturas nerviosas y volátiles que --- .

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AMOR MATERNO / AMOR ALTERNO 349

,án aquí y mañana en el más allá. Igual que liberaríamos a los cielos a un pa-;arito silvestre que bate sus alas contra una jaula, una madre perfectamenterormal puede de buena fe y con la conciencia tranquila ndejar, a un infanteque nquiere> escapar de la vida.

u¿Qué significa realmente -le pregunté a Doralice, una mujer mayor del,\lto que suele intervenir con frecuencia en las casas pobres para ayudar a lasmadres jóvenes en peligro y a sus hijos amenazados- decir que los recién na-¡idos son como pajaritos?,

nSignifica que... bueno, hay otra expresión que deberías conocer antes. Esque todos nosotros, nuestras vidas, son como velas encendidas. En cualquiermomento podemos apagarnos de repente la qualquer momento apagaf. Peropara los niños eso aún es más así. La persona mayor, adulta, está muy apegadaa la vida. Una no quiere dejarla de cualquier manera, sin luchar. Pero las cria-Iuras no están tan apegadas y su luz puede extinguirse muy fácilmente. En loque a ellos respecta, tanto fal vivir que morir, para ellos, tanto da una cosa queotra. No hay esa fuerte vontade lvoluntad] de vivir que caracteriza ala personaadulta. Por eso decimos que los "niños son como pajaritos"; en un momento es-rán aquí, al siguiente ya están volando. Así nos imaginamos sus muertes tam-bién. Imaginamos a nuestros hijos muertos como angelitos alados volando ha-cia el cielo para reunirse alegremente en torno al trono de Jesús y María,llevándoles placer a ellos y esperanza a nosotros en la tierra.>

Por tanto, en el Alto do Cruzeiro para criar a los hijos hay que sabercuándo hay que udejar, a un niño que da muestras de querer morir, así comocuál es el momento en el que una madre puede dejarse llevar y amar a un hijo,confiando en que él o ella estén dispuestos a entrar enlaluta de la vida.

Podemos pensar que estas mujeres tienen una visión del mundo existen-cialista, una visión que capta Ia vida y la muerte no como polos opuestos sinocomo puntos a lo largo de un continuo llamado caminho, el camino de existir.Sus palabras y acciones indican una concepción de la muerte como una partelegítima de la existencia, de forma que esa muerte, también, ha de ser vivida.Sobre algunos de sus hijitos se cierne una sombra, una <certidumbre mortal>(como lo llamaba Ludwig Binswanger [1958: 2941), que causa problemas y con-tinuamente perturba el desarrollo de sus fugaces existencias. Aquí, la pragmá-tica -en una prosa más hábil que la mía podríamos hablar incluso de una(poética) alternativa- de la maternidad requiere todos los recursos y fuerzasnecesarios para a¡rudar al propio bebé o niño pequeño enfermizo, incapacitadoo débil a que se suelte, es decir, a morir rápidamente y bien. Tal como Doralicev otras mujeres del Alto imaginan, aunque al morir la niña deje de existir en elespacio y el tiempo normales, ella pasa a la eternidad donde continúa exis-tiendo sepultada en un momento eterno de amor trascendente. o quizá deba-mos decir que Doralice lo ndeseabaD más que nimaginabar, porque ella añadíala siguiente matización: nBien, esto es lo que decimos, esto es lo que nos deci-mos las unas a las otras. Pero para decir la verdad, no sé si estas historias de laotra vida son verdaderas o no. Nosotras queremos creer lo mejor para nuestroshijos. ¿Cómo si no podríamos soportar todo este sufrimiento?,

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3s0 LA MUERTE SIN LLANTO

A crianga condenada

¿Qué significa odejar, a un bebé? ¿Cuál es la lógica que está detrás de esta

práctica tradicional? Las madres del Alto hablaban, al principio veladamente(bajando lavoz y echando miradas furtivas alrededor para ver quién podía estar

escuchando), de un síndrome folk, un conjunto de señales y síntomas temiblesque aparecían en el recién nacido o en el niño pequeño y que provocaba que las

madres (y los padres) se desentendieran de ellos. De alguna manera, la mueneprematura se ve venir en estos bebés, y los padres esperan que sea una muenerápida y Io menos (amarga) posible. Sin duda, no quieren ver sufrir a sus pe-

queñines. A estos casos sin remedio se les denomina con los términos mu]- ge-

nerales y eufemísticos de (enfermedad infantil" (doenEa de crianqa) y "ataque de

niio> (ataque de menino). Otras veces simplemente se refieren al síndrome comc,

¿sa enfermedad o como esa enfermedad horcible. Las madres rehúyen nombra:y describir las condiciones específicas y fuertemente estigmatizadas que estálsubsumidas bajo la nenfermedad infantil" o el nataque de niñor. Entre éstas es-

tá1¡ el gasto (el debilitamiento), batendo (conr,qlsiones), olhos fundos (ojos hun-didos), doenga de cdo (la locura rabiosa y espumeante),pasmo, roxo (rojol, p;-Iido, susto, corpo mole (cuerpo flojo) y corpo duro (cuerpo rígido).

En general se entiende que un niño que presenta uno o más de estos sÍn-

tomas (peligrosos) y uhorribles" está condenado, (está aSí como muerto" o, in-cluso, omejor estaría muerto>. Por consiguiente, la gente no se rompe la cabez=

para mantenerlo vivo. Lo que ocurre después de diagnosticar la enfermedad l::-fantil puede considerarse una forma de eutanasia pasiva que no es infrecuen:-en el Alto. Jóvenes y viejos, hombres y mujeres, de al menos cuatro generacir-nes de moradores del Alto do Cruzeiro reconocen la práctica de udejar, a u-

niño o bebé. Se produce dentro de un catolicismo (popular> independienre :-las posiciones formales de la Iglesia católica sobre estos asuntos.o

Debido a que no es fácil hablar de estas enfermedades horribles, ni : -

quiera entre mujeres, no sea que ello tenga el efecto de uinvocarlasu -adern-=

de porque hay muchas formas y variedades diferentes de enfermedad infanr: -,

ataque de niño-, es difícil calcular exactamente cuántos niños del Alto mue:--con sus madres sospechando lo peor y a veces precipitando el final. De las l::muertes de bebés y niños pequeños apuntadas por las mujeres de mi mues:,-:(véase tabl,a 7.6),39 fueron directamente atribuidas a Ia "enfermedad infanri,Pero, después de examinar los datos, también sospecho de otros 37 bebés c--=

al parecer murieron de "debilidad", 14 de susto y al menos algunas de las m.=--tes de enfermedad de dentición y muchas de las muertes calificadas de ucie -=-pente). En total, estos diagnósticos folk suman 110, el 43 o/o de todas las mL=:-tes registradas por las madres del Alto. Sea lo que fuere, la "enfermec--infantil, no era un fenómeno aislado en la barriada; las madres del Alto lo ¡ . -

sideraban una de las causas más habituales de muerte prematura de sus fri .Aunque la enfermedad infantil y el ataque de niño son dolencias que se lrla:--fiestan entre el nacimiento y los cinco o siete años de edad, en el ALto do C:--zeiro, donde Ia inmensa mayoría de las muertes de niños ocurre durante los ::--meros doce meses de vida, el síndrome del niño condenado es en realida: -síndrome del bebé condenado.

¡ *'

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A,\ÍOR T\,IATERNO / ANIOR ALTE,R\O

Los síntomas de la (enfernledad inf¿intil , colresponden a mnlti[ud de tr¿rs-: tros ir-rfantiles que si bien no necesariamcnle sori mortales, probablemente

.' -t.len orisinal que la madre se quede con el niño perrnaincntenrentc cleter-io,.Jo o discapacitado: excesivamente débil o endeble, retardado o loco, n-ir-rdo,

.:.lcprico, paralítico, lisiado: en delinitira, (no apt() para la rida,. Los princi--, c: sÍntomas que alarman v alenan a las nradres de que su hijo prr'5cnta Lrn

:,,sible caso de enfermedad o ataque infantil son un rápido adelgazamienlo,--ra diarrea vimlenta c incontrolada, una piel pálida o con manchas rojas, ata-

-llLes v convr-rlsiones con saliva o espuma saliendo por la boca, ojos r,idriosos o.rundidos; debilidad v letargo, un cLrerpo flojo v descoordinado, incapacidad de:nfocar la visión o estabilizar la cabeza. Dentro de esLe sistema etiológico folk:lLalcluier enfermedad uordinaria, puede udegenerar,' en lln caso de enfernre-iad de cricLngcL condenada; por consiguierrte, las r¡adres cleben saber diferenci¿rrintre un caso utrivial y corriente, de s¿.¿s1o v Llno clue ha nderrenido> en un casograve> y Lerminal de ataqr-re infantil.

Las mujeres dicen que hav siete, a \/eces hasta cal-or-ce o r¡eintifrn tipos di-ierentes de enfermedad infantil, cada uno de óstos agrr-rpado bajo uno de losdos polos principales: ei crónico (doenEa de crianga) ¡' el agudo (atoque de nte-rrlrzo). No eriste denasiado acuerdo entre las mr-rjeres sobre las uvariedades,identificadas y los subtipos Las parter-as, l¿rs rezadoras v otras curanderas tra-dicionales del Alto reconocen muchas más varicdades que las mujeres de a pie,por así decirlo. Dona Maria, la parlera, aseguraba que había hasta veintiún ti-pos reconocibles de enfernredad infantil, pero ni siquiera cnando se concen-traba podía recordarlos todos; ella sólo pudo identificar doce.

nPrimero está el gasto, cI tipo más corriente de enfennedad infantil. Muchosl-riños vienen al mundo así, enfermizos \' consllmidos. Después está el tipo dondecl cuerpo del niño aparece con magullacluras, con moratones o aplastado, v eltipo en el que el bebé llora v llora sin parar. Otro tipo lo produce un gran pavorque sobresalta al bebé v que nunca consigue superar. Dcspués está el tipo dondeei bebé tiene los labi<¡s v las uñas de las manos morados. ¿Cuántos van?,

uCreo que unos cinco, Dona Maria; todar,ía le quedan muchos.,uTodar,ía tengo más en la cabeza. Ha¡- uno que consiste r-n un no parar de

vomitar r. una diarrea verde hedionda. Está el tipo que se cletecta porque gritav pone caras horribles lella lo ilustrabal. Está otro cn qlre el bebé sc pasa la vidadurmiendo, con una pereza tan grande que ni siquiera se despier-ta para mamaro comer. Este tiene que ver con orro en el que el niño se vuelve estúpido def orma que se pasa ei liempo babando. Está el tipo horrible que pro\.oca ataqucsen ia criatura, sus ojos se le giran hacia atrás o empieze a parpadear mu1 rá-pido; así [ella Io ilustra]. Está el tipo en el quc el niño se golpea la cabeza y se

tira contra el suelo. Por írltimo, está el tipo en el que el niño es defectnoso, pa-ralizado o lisiado. Ya está.,

A pesar de Ia falta de acuerdo sobre lo concreto, todas las mujeres señala-ban dos variedades principales: 1) consumici¿in 1, pasividad v 2) convulsiones vataques salvajes. La tabla 8.1 recoge los principales subtipos identificados deenfermedad infantii.

Estos síntomas alerlan a la madre sobre el precario estatus ontológico desu hiio. uEristen r,arias características de la enfermedad infantil

-decía Ju-

351

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352 LA MUERTE SIN LLANTO

T¡nr¡, 8.1. Características y síntomas del síndrome del niño condenado

Enlbnneclad crónica í nlant il(Doenga de crianga)

Ataque de níño(Ataque de tneníno)

Consumición gradual; envejecimientoprematuro @asto)

Debilidad, escualidez (fraqueza)Discapacidad (aleíj ado) ; letargo,

inactividad, pasividad (preguiga)Retardo (boba); alterado, estúpido

(pasmo)Piernas flojas, flojera (corpo mole)Pálido, blanco, fantasmal (pálido)Dentición (dentigao), dientes atrofiados

(dentes recolhidos)Ojos hundidos, caídos hacia atrás

(olhos fundos)Fontanela abierta (moleira funda)

Aparición repentina (de repente)Chillar (gritar)', llorar (chorar)Ataques y golpes en la cabeza

(bater, bate-bate)Espumajear y babear (espumar)Cuerpo ríg\do (corpo duro)',

cuello tieso, cuerpo extendidoManchas rojas o moradas en la pie

en Ia barriga y en las uñas (ro-rr-r

uñas moradasRespiración superficial v rápida

(falta de ar)Impresión fuer1e (s¿.rs¡o)

De[ecaciones continuas, sueltas,verdes, y vómitos(obrar e vomitar direito)

rema-. Algunos mueren con marcas de color rosa por todo el cuerpo. O,: -

mueren con colores morados, casi negros. Es espantoso. Con estas enfern---..des, el bebé puede tardar mucho tiempo en morir. Extrae mucho de la ma- .Te pone triste. Pero de todos modos, estas enfermedades no las tratamos. S .-tratas, el niño nunca estará bien fbomzinhol, nunca valdrá nada. Algunr-: - -

'"'uelven locos. Otros son débiles y enfermizos toda su vida. Nunca podrár. , -

bajar o cuidarse de sí mismos.,Dona Norinha, la anciana partera, añadía lo siguiente: o¿Quién no -\a-:

que es esta enfermedad? Cuando el bebé recibe un susto mientras esrá. -

útero de Ia madre porque ésta se ha enfadado por algo. Su disgusto en\.::-lasangredelniño,aSíquenacepequeño,defectuoso,blando,estúpido'gre es toda floja. A veces la lengua le cuelga de la boca y su mirada rlrr--: :

centra en nada. Los meses pasan pero el bebé nunca aprende a sostener :-beza derecha." En respuesta a la pregunta de cuántos tipos diferentes de = -

medad infantil había, la vieja partera señaló a un grupo de niños eue e :-;-: .'la puerta y bromeando dijo: nVaya, hay un tipo para cada niño. Uno c,-:' -

uno como ella, uno como ese pequeño que está allÍ.' Y los niños gritar','-lieron corriendo.

Las criaturas que nacen pequeñas y (consumidasu sufren disturbic-,: -:cos. Suelen ser bebés tremendamente pálidos, dicen las madres, ademá. -. -sivos, y no reaccionan. Tales bebés no demuestran ninguna fuerza vital -..cidad. No succionan el pezón con vigor. Apenas lloran. Están <desinte r.;::-por la comida y, al parecer, por la propia vida. Esto es lo que algunas : - -

decían:uSon muy pálidos. Se asustan fácilmente.nnAlgunos bebés son muy perezosos. Les pones el biberón en la br-,:-

nen los labios blandos, no están tensos. Dejan escurrir elmingau poi .: -

sura de los labios. No tiran.,

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AMOR MATERNO / AMOR ALTI,RNO 353

(Vienen al mundo con una aversión por la vid¿i. Son den-rasiado sensiblesy enseguida se hartan fabusados) de la leche v el ntütgau; l¿r cor¡ida n<¡ les in-teresa, no mantiene su atención. No están ni aquí ni allá.,

Las mujeres dicen que esLos bebés ude transición, o liminares -bebés

queexisten en algún sitio entre este mundo ¡r el otro- sontlilicis de cricLr. Difícilesno porque pidan demasiado sino porque son mu) poco exigentes, demasiadodispuestos a morir; y es demasiado probable que nrueran. olros son difícilesporque si sobreviven causan muchas molestias a ia madre. Aunque nruchos sonasí desde que nacen, otros son bebés que, aunque nacen sanos, pronto mLleslranpoca uresistencia" y ninguna usalidau flente a ]os causantes de la monalidad in-fantil, especialmente las dian-eas, las infecciones respiratc-rrias, las enfermedaclescutáneas y ias fiebres tropicaies. Son bebés que se nvienen abajo, den-rasiado fá-cilmente; son demasiado moles. La debilidad es el síntoma más común de la cn-fermedad infantil <crónica>. Ellas me decÍan que los ricos podían criar a estetipo de bebés ndébiles, v udifíciles, pero que los pobres necesitaban bebés quefueran fuertes desde el principio. uMueren de esta enfermedad

-decía una ma-

dre- porque tienen que morir. Aden-rás, si fuesen a r¡ivir sería de aqueila ma-nera. Yo creo que si fi:esen a estar siempre débiles no serían capaces de defen-derse en la vida. Así que realmente es mejor dejar que los débiles mueran.)

Estos niños mueren, dicen las madres, a mútgua, de negiigencia gradual vlentamente. Este término, un vulgarismo, indica especílicamente una nrLiertepor debilitamiento. Su sentido literal es nrecular,), (malchitar,. Esta misma ex-presión se usa para las mujeres que han sido recientemenle abandonadas porsu nrarido o su amante. Dicen que su (rrrayor miedo, es morir a núngua, aban-donadas v hambrientas, vagando por las c¿rlles conro un triste perro callejero.La mayor parte de bebés afectados por una enfermedad infantil crónica v des-gastante son simplemente pequeñas víctimas del hambre, a1 cual se unen lasdiarreas v la deshidratación para terminar la faena. Las nuertes por hambrepueden llegar a ser dolorosamente lentas puesto que los bebés a veces reúnenuna energÍa increíbie para resistir al final, 1'los padres pueden suftir bastanteen el proceso. uA la madre le duele ver cómo se retrasa la muerte de su bebé

-comenta Seu Manoel en referencia a la muerte, el año anterior, de su hija deun año de edad a causa de una enfermedad infantil crónica-. La madre noIloró, pero yo lloré por elia al ver cómo nuestra pequeñina desaparecÍa lenta-mente. Pero Dios es Dios, y si no tuviésemos una tremenda l'e en El nos pon-dríamos una soga alrededor del cuello v nos mataríamos.,

Las personas que avudan a precipitar este tipo de muertes no expresancuaiquier sensación de culpa o responsabilidad, puesto que se considera que losbebés a quienes se deja morir d míngua en realidad están queriendo morir. Losque quieren vivir sobrevivirán pase lo que pase. una mujer joven hablaba de lamuerte reciente de su quinto hijo consecutivo, una pequeña de cuarro meses,de la siguiente manera: uEstuve enferma durante todo el embarazo v tambiéndespués de que ella naciera. No Ie presté atención ltrcm liguei, nao]. con todaslas cosas de las que me tenía que octlpar no me preocupé por ella. No podía ha-cerlo todo bien. No hervía su agua. No ponía mucho cuidado con su rrtingau.No Ie espantaba las moscas y mosquitos. Y no luchaba con los otros chicos ma-yores para asegurarme de que fue¡an calzados. Es dificil encontrar a un niño al

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354 LA MUERTE SIN LLANTO

que no le guste jugar en el barro. No puedo impedir que todo tipo de enferr--.dades vengan a mis hijos. Si elios tuviesen la fuerza, el coraje para la vida, ei-vivirían a pesar de todo. Y si no Io tienen, no importa io que te esfuerces, r,-rirán de todas formas. Eso es lo que yo creo. Julieta murió porque elia nu:-:agarraba el pezón. Ella misma nunca se sujetó [a la vida]. Si ella murió fue p :

que ella misma, al ver lo que le venía enfrente, lo que la vida le tenía resen'aidecidió morir.,

A veces una mujer mayor o una partera intervienen y ayudan a la madr=decidir en el mismo par-to si conservan al bebé (en el dicho popular, nlar.ar :-recién nacido) o Io ponen na un lador. La anciana partera Dona Maria erpi-:."Cuando nace una criatura saudável [sana y robusta] yo le mando a la ma:::que le dé al bebé un té de hierbas limpiador, un chá de erva santa. Eso le - :---pia el organismo y le da fuerzas. Pero si nace enclenque y gastado o incón¡,-.-mando que no Ie dé el té.'

u¿Por qué?,uPorque el té puede curarle.,n¿Y qué tiene eso de malo?onPues que en algunos casos es mejor que muera. Si lo cura será una := -

sona dañada. Nunca valdrá nada. Así que le digo a la madre que le pon.s; .bebé polvos Johnson para niños y que espere a que Jesús venga y se lo l1:'. =

(¿Y en ese caso ella le da algo de comer al bebé?'

"Nadie deja a un recién nacido morir de hambre. Lo que hacemos es i= ,-que Jesús decida la hora apropiada de acuerdo con Su plan, no con el nues::-

o¿Qué es lo que se le da de comer al bebé?,

"Un poquito de leche aguada, nada que refuerce o fortifique al bebé, ::-,fuerte, leche entera, sin vitaminas. Le da un poco de mingau de dgua [ea:. .,acuosasl. Con sólo probar un par de veces al día es suficiente. Y después : =.-perar que Jesús decida el resto.>

La madre, pues, se limita a permitir que la (naturaleza> tome su curso F-:piensa que está cooperando con el plan de Dios y no (como sería el caso cl- -aborto provocado) contrariando a Dios. Se considera que Ia causa real ]'\-::i-dera de Ia muerte está en alguna deficiencia del chico, no de su pobre madre ::-,tornada. Zulaide, de veintidós años y preñada por quinta vez,habla de su :.-':.- ,

tico hijito de un año que está sentado en su regazo. nTodavía vive, pero nc, >.-:por mucho tiempo. No puede levantarse; no dice una palabra. Se pasa la :: .' -

parte del día en el suelo porque yo no lo puedo tener aúpa todo el día. Tien. .,bre y diarrea, diarcea y fiebre. Los médicos dicen que seguirá así a menos c--=lleve al Hospital Pediátrico de Recife. Pero yo no puedo tratarlo de maner¿..-,-.cial. No le puedo dar de mamar porclue mi salud no es buena. Eso no S€r-.: -:ay'uda ni para él ni para mí, ¿verdad que no? No puedo hacerle comidas es:=: -les. Él no es mejor que los otros. Así que le doy la misma calidad de lech. ,- --rior que a los otros. Ya sé que es demasiado floja para él v que es por eso qr.^- :: -tan tonto. Pero si se muere, ¿qué le vamos a hacer? llo es él único que r-,,=

El otro polo, más extremo y pavoroso, es el de los bebés "condenado! -, :

mueren repentina y violentamente. A menudo se les reconoce porque sü l -: -

rojos o morados o les cambia el color de la piel o las uñas. Estos bebés sc:. :pensos a tener ataques, sus pequeños cuerpos se contorsionan, se les p,--.= -

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l--'

AMOR MATERNO / AMOR ALTERNO 35s

3ida la espalda y el cuello. A veces sacuden lacabeza con violencia uqueriendo"golpearse contra la pared o contra el suelo. Chillan, ponen caras horribles y a'. eces espumajean. Parecen animales furiosos, rabiosos, dicen sus madres. Los,rrcradores creen que las fases de la Iuna pueden tener algo que ver en esta afec-¡ión. Son descritos como bebés nrojoso, en contraste con los pálidos y crónicosrebés nblancos". Los niños que sufren ataques suelen morir rápidamente, a ve-¡es de un día para el otro. El bebé puede estar muerto antes de que la madre:e entere de que tiene algo malo. Los gemelos condenados de Célia, por ejem-¡lo, no le dieron oningún problemao cuando murieron. Simplemente (comen-zaron a temblar, los ojos se giraron hacia atrás y se quedaron tiesos>. Otros be-tés sufoen (ataques) sucesivos, lo que resulta particularmente uviolento) para-a madre porque ella puede llegar a tener que actuar de forma decisiva. Puede:ener que oeliminaro al bebé; hay otros en los que pensar y a quien proteger en-a familia. uCuando el bebé comienza elbqte-bate, golpeándose la cabeza,lo po-:emos en el suelo en la parte de atrás de Ia casa y Io dejamos allío, dice Zefinha,-a madre de dos bebés que murieron de ataque infantil. Las mujeres del Alto ha-:^an claramente de (poner al bebé aparte para moriro (a gente bota o menino-:ra pqra mourrer). Seu Zé de Mello, un cortador de caña de setenta años,:r'rentó tangencialmente el ataque de niño durante la narración de su historia de.-da en 1989. Él se refería al ataque infantil como la.enfermedad de los niños.aivajes, feroces y enloquecidos que se crían en el suelo [es decir, no en los bra-:rs; sin cuidadoslr. La fiebre alta suele acompañar las temibles convulsiones, y--. madres rezanpara que la muerte llegue pronto.

Aunque las condiciones habituales de la infancia en la barriada pueden:ausar por sí solas los síntomas del ataque de niño

-encefalitis, meningitis, té-

=nos-, la mayoría de los bebés que aparecen como víctimas de esta temible=riermedad son bebés cuyos cuerpos entran en shock debido al desequilibrio de

=.ectrólitos que acompaña a las diarreas y la deshidratación agudas.; Es el delí-':c da sede,la nlocura de la sedo. Todos estos trastornos que arnenazarr la vida

-pero especialmente la locura de la sed- son alteraciones virulentas pero mé-:^:amente tratables.a Y las madres del Alto saben perfectamente que existen tra-- -:nientos que pueden curar estas afecciones infantiles. <Si se trata, sí, el niño- -ede vivir

-concordaba Rosália- pero nosotras no los tratamos.) n¿Por qué

-. : "Nd.o adianta, fue su respuesta. nNo vale la pena, (es decir, aunque lo tra--:::.os, el bebé estará enfermo toda su vida).

Decidí profundizar la investigación. En la Fundagáo Joaquím Nabuco dei -:ie revisé los archivos para buscar referencias a la enfermedad infantil y el:-:-ue de niño, pero en ningún sitio encontré una referencia de la doenga de-'-.:''.Qa o el ataque de menino. Finalmente, en un manual de medicina popular,."'':¿dios Populares do Nordeste (Maior, 1986: 37), encontré una referencia a las- -.iulsiones infantiles", las cuales, el autor notaba, a veces se las denomina

:, :larrnente ataque de menino. Aunque las mujeres del Alto decían no cono--=, ::insuna cura, Mário Santo Maior enumeraba varias, entre ellas sumergir al- -,- - en agua muy fría o hirviendo, frotar vigorosamente el cuerpo del niño con.-:,rol, darle un té de hierbas hecho con hojas de eucalipto y semillas de san-: : '. provocar un shock en el bebé dándole unas buenas bofetadas en la cara:,=-: devolverle a la razón.

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Entre los curanderos populares de Bom Jesus, sin embargo, desde 1, ,. --boristas que trabajan en el mercado público hasta los sacerdotes de Xanq' . -sando por las viejas rezadoras del Alto, la respuesta a mi pregunta siemp:- . -Ia misma: <Esta enfermedad no la tratamos.) Dona Marcela, urá reZád'rr-, -:refería a los diferentes tipos de enfermedad infantil como doenQdo, una a --enfermedad,. Y su comentario repetía el de Dona Rosália. nSí

-decía eli:.-

=

posible que en algún sitio haya una cura para estas cosas, pero lo mejor-=. .

tos casos es no hacer nada., Dona Maria do Carmel recitó todas las en.: -..dades infantiles que Dios le había permitido curar: asfixia, mal de ojo r :.---ños s¿¿s/os. Entre las enfermedades que ella no trataba estaban los atac,-., -,niño, la locura ;,7a doenga de menino. u¿Por qué no?, nPues porque Dios .*, -' I

ha dado el poder para curarlos.,nSí, sé cól¡:.'o"rezar" todas las enfermedades normales de la infanci' --.cía la partera Norinha-.Yo "rezo" para curar fiebres, útero caído, fon:.. . -

abierta, y pequeños sustos, pero si quieres que te diga la verdad, no rer.- -.masiada fe en estos rezos. Y no quiero ser responsable por ias vidas i¡ : -Ios niños oue avudo a traer al mundo. Si lo hiciese sería madrina de todc, . --y mi casita estaría siempre repleta de criaturas. Sólo entono mls rezos pr-i: - -:los niños nazcan sanos y salvos, no para curarlos una vez que va estar- ::-En cuanto a la enfermedad infantil, Norinha replicó con bmsquedad: u-\' -.-nada que ver con eso. Ve a hablar con Nita la Marar''illosa; quízá ella ¡' . --alguna cura.> Pero Nita la Maravillosa, una seguidora de Xangó espec..en enfermedades pediátricas que trabajaba baio la protección espiritua --niños santos Cosmos y Damiáo, tampoco fue de avuda. Nita estaba de a: -. -con su mentora, Ia gran hechicera Dona Célia, en que ula única cura F.::doenEa de menino era la propia muerte>.

El doctor Raiz, el herborista que vendía docenas de hierbas curati',:: : :

mercado, fue franco. Sí, había una cllra para el ataque de niño, pero ha:., - -,aplicarla nada más comenzar ia enfermedad. ul-as madres con las que :::blado raramente prestan atención. Esta clase de mujeres va es lo basra,-..,- :bre como para poder cuidarse de sí mismas, cuando menos de un niñc -

salud arminada.,o¿Cuál es esa cura inicial?uoCuando el niño tiene la primera conr,rrlsión, la madre tiene que I - .- ,

sal en la boca y hacerle un corte en alguna parte del cuelpo. Debe coger --r.: - -labaza intacta, que no haya sido usada antes, v cortarla por la nritad ] . -.encima de la tripa del chico. Lacalabaza extraerá el mal si es que ésre r= , -causado por alguna maldad "colocada" en el niño fpor brrjería]. Es u:-:.simple. Pero las mujeres de las que estamos hablando no quieren saber -=..:- - ,

curar; elias tienen miedo de Ia cura.,u¿Por qué?,nHa.u* cura, pero no se trata de una cura contpleta. En el me.jor ci- . -

sos, el niño puede curarse un 40 a/o. La enfermedad infantil es como L1n ü:r- - -.en un camarada viejo. Cuando un derrame htrnde a una persona vieja -:.cosas que se puedan hacer?; falve'z no vuelva a estar completamente br---. :,.puede recobrar parte del habla y de la capacidad de moverse. Pero . - -, 'como estas mujeres, que dicen de sus hijos, "Ah, ndo tem jeito" lno'..-'

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- a---

AMOR MATERNO / AMOR ALTERNO 357

ción], claro que morirá, naturalmente. El viejo se quedará totalmente inútil, pa-ralizado y mudo. Lo mismo pasa con el ataque de niño."

Entretanto, la mayoría de los médicos de Bom Jesus no sabían nada de laenfermedad infantil o del ataque de niño, aunque unos pocos habían oído a lasmadres pobres usar esos términos: (¿enfermedad infantil?

-respondió el doc-

tor António, el director médico de la clínica municipal-. ¿No es sarampión ytos ferina, este tipo de cosa?, Otro médico de la clínica, el doctor Fernando,negó con la cabeza: (no, nunca he oído tal cosar. Pero durante un cafezinho enel hospital con la doctora Gloria y varias enfermeras, mi pregunta obtuvo porfin una respuesta positiva. uClaro que sabemos lo que es", dijeron las enferme-ras. Pero discrepaban de la doctora Gloria, cuyas palabras eran clínicas y frías:oEnfermedad infantil se usa en referencia ala crianga condenada, una especiede niño rechazado. La madre lo ha abandonado, ya no atiende a sus necesida-des. Ella viene a la clínica con un bebé que muestra síntomas de desnutricióny deshidratación de tercer grado. Le echo un vistazo y le digo que sólo podemossalvarlo si lo hospitalizamos. Pero Ia madre no quiere. EIIa dice que el bebétiene "aquella" enfermedad, ni siquiera la nombra, y que no hay solución. Nohay solución, es decir, a no ser Ia muerte. En su cabeza el bebé ya está mediomuerto. A ella ya no le interesa conservar al niño con vida. Quiere que se apa-gue la llama. El sentimiento maternal está ausente. No está allí. El niño en-fermo es como un objeto que está roto y no sirve para nada.u

oPero aun así, ellas vienen a la clínica. ¿No es contradictorio?,uA veces las mujeres vienen a la clínica porque buscan un pretexto. Quie-

ren evitar lafofoca, el cotilleo de los vecinos que tal vez digan que la madre hadejado morir al niño de negligencia. La madre viene a la clínica buscando me-dicinas para después poder decir "he ido a esta clínica y a esa otra, pero las me-dicinas que me han dado los doctores eran'flacas', no valían nada". O, si no,"me he gastado tanto dinero en medicamentos caros, y al final no han servidopara nada". Muchas veces ni siquiera me escuchan cuando les digo que las me-dicinas no son la solución real para su hijos."

Una enfermera intervino a favor de las madres: uPero es sólo porque tie-nen un auténtico pavor a esta enfermedad. A veces hay una "crisis" de fiebre yel bebé tiene una convulsión, y la madre inmediatamente piensa que son Ias se-ñales de la epilepsia. La gente pobre tiene un miedo realmente atroz a esa en-fermedad; tienen una especie de terror, como si fuese la enfermedad del mis-mísimo diablo. Ellas tienen tanto pavor de las con'u,ulsiones y de los ataques enel bebé que queman sus ropas y clavan clavos en el suelo de barro para impe-dir que vuelvan. Algunas madres esconden el hecho de que su hijo ha tenidoesta enfermedad; fingen que la enfermedad era de poca importancia. La lacra,la marca, es muy pesada."

Diferencia y pel¡gro: est¡gma, rechazo y muerte

Confieso que abordar el tema del estigma, en relación al ataque de niño ya la muerte infantil, me produce cierta aprensión, ya que no desearía aumentarel pesado fardo que recae sobre personas que viven tan cerca de los límites de

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lo soportable. Pero, como sugería la doctora Gloria, en la muerte infantil ¡=.Alto do Cruzeiro más que ocasionalmente está presente una actitud de a:r--tarse con rechazo y temor.

El estigma es la diferencia indeseable. Es todo lo que nos hace aparta::-::de otros seres humanos por miedo, disgusto, peligro, pena o aversión. E.:-=-rnatizar a otro ser humano es uno de los actos más antisociales, ya que .--,-signa a la víctima a una muerte en vida, a los márgenes de la interacción : --mana. En el caso de los bebés, el estigma nos permite decir con un consider=:-=riesgo para el bebé que él o ella todavía no es (o quizá nunca llegue a ser I '--- -

persona. "Hein, hein, coitado, mas o bichinho ndo sente nqda, ndo é2 [Pobre:- - -

pero eI bichito no siente nada, ¿verdad que no?l.oEl estigma es discurso, un lenguaje de relaciones humanas que pone ei- r-

lación el yo con el otro, el normal con el anormal, el sano con el enferm: :fuerte con el débil. Contiene todas aquellas oposiciones excluyentes v dicotc,-:--cas que nos permiten trazar los límites seguros de lo aceptable, lo permisib-: .

deseable, aplacando así nuestros propios miedos y fobias respecto a Ia enfe:-,.-dad, la muerte y el deterioro, la locura y la violencia, la sexualidad y el caos I =.

tácticas de separación nos perrniten decir que una persona es gente, una de -:-sotros, y que aquella otra es otra. Erving Goffman (1963) decía que cuar:j -

nnormal, se encuentra por primeravez con lo (otro) estigmatizado se pro;--:una escena sociológica primordial, un momento especial en que la econ'- - .

moral que gobierna las relaciones sociales se desenmascara y la sociedad se ---:-nifiesta a sí misma en los fenómenos que repudia, excluye y rechaza.

Nunca olvidaré una de estas (escenas primordialesr. Era febrero de -:*¡:y yo estaba junto a otros peregrinos en un autobús que cruzaba el árido -.:- =

de Pernambuco en dirección a la ciudad de Juázeiro do Norte, lugar de --=:miento del gran santo regional y hacedor de milagros, el padre Cícero rC-::-Romáo Batista). Desde que muriera el llamado padrinho da gente (padr.:.-

-=todos), Juázeiro do Norte se había convertido en un lugar famoso de pe:=--nación (véase Slater, 198ó). Estábamos todos muy animados después de', ----,horas de viaje por el interiory habíamos comenzado a entretenernos co:- :'-.ciones y bromas de excursión. Jarras de vino tinto barato pasaban ai-:.::abajo del autobús. Cada uno de nosotros llevaba secretas peticiones que.=:.-.sitaría a los pies de la gran estatua de cerámica del padre Cícero, solic:---.:curas milagrosas, recuperar objetos perdidos o personas desaparecidas o :Er-das, éxito en el amor, el matrimonio, los negocios, la educación de los ,- - ..,

etc. Era un momento especial, un tiempo fuera del tiempo.En un determinado punto de la inmensa y desierta carretera que se = -::

traba en el sertdo, una pareja que estaba bajo el sol brutal sin ninsuna r: -=:

ción, a excepción de un paraguas negro harapiento, hizo señas para que r:rr-iel autobús. Una mujer joven, una matuta, con un modesto vestido de -. .: -

de manga larga, extrajo de un saco de papel un par de zapatos y se los p-:- :-los pies justo cuando paró el autobús. Con ella estaba un campesino \ri-: :'-sandalias de plástico y un sombrero de paja. Al viejo se le veía mur.de l:.:extremadamente flaco. Su hija (o así creí) era solícita con él y le aruc - -- .

blemente a subir al autobús. Era un tramo de la carretera terrible, r'acíc, '. . '.

debían haber caminado una buena distancia para llegar hasta la car:;::-:

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AI4OR NIA'IE,RNO / AMOR ALTERNO 359

después haber esperado un buen l-ato hasta que pasar-a el autobús. Una vez ins-talados en la parte de atrírs del autobúrs no pudieron hacerse invisibles porqllepronto fi,re eridente que el viejo estaba enferr¡o, muv enfermo en realid¿id. ln-terc¿ilaba sr-Ls golpes de tos áspera con escupitajos er.r una lata de hojalata quellevaba con esc propósito. El espíritu jovial v cantarín de cam¿rradería sc rom-pió cor-r la tos tuberculosa incesante v asfixialrte

No había tr-anscurrido mucho tiempo cuando el conductor del autobúrsparó éste en sec(). Hizo un¿r señai a la parejzi par¿r quc pasara adel¿rnte. La chicase inclinó sobre él v le cuchicheó unas palabr-as, pero éste no respondió, sim-plemente abrió la puerta de adelante v ies conminci con un geslo a que descen-dier¿rn del autobús. Nadie de nosotros protestír cuando la pareja descendió des-pzrcio v con c¿rutela ¿1 otro pedazo de carretera desicrt¿i. Tr¿rnscurrirían horasantes de que pasara c¡tro autobúrs. Continuanlos cn silencio durante un buenraLo hasta clue Lln pasajero soltó un nen-ioso per-o sonoro ,r resquebrajantepedo. La tensión se rompió r nos reímos ¿rcusándonos unos a otros. Algunos sa-caron botellines de colonia barata \ rocial'on gotas por los asientos, "pur-ifi-cando, el aire. Las c¿rncior-ies v el ambiente jocoso se reanudaron conro antesdel uincidenter. Estábamos segLlros, éramos otra vez una (comunidad,.

Todos hemos obsen,ado o incluso hemos parlicipado alguna qr-le otra vezen este tipo de escenas primordiales de inch-rsión/exclusión. Sin embargo, con laposible excepción de los niños cori SIDA, nr¡ estamos acostumbrados a asociarel estigma con los pequeñines. Pero lo ql-le vo quiero sugerir es que rechazar aniños umalogradosu es el prototipo de tctda estignratización. Mientras que ei es-tlgma puede condenar a un adtLlto repudiado a un¿r vida de crclusión v margi-naiidad, la estigmatización de un neonato, qLle es absolutamente dependiente,implica inevitablemente una sentencia de muerte. E,l bebé enlermizo, debilitadoo con deformidades congénitas desafía las fi'ágiles v tentativas fronteras simbó-lic¿rs entre lo humano v lo no-htLmano, lo natural v lo sobrenatural, lo normal vIo abonrinable. Estos bebés son inclasilicables v llegan a ser vistos con cautela cr

con repulsión corrro una fuente de polución, desorden ¡ peligro. Los nuer africanos estudiados por E. E. Er,'ans-Pritchard (195ó) se referían a los bcbés del'or-mes como niños ncocodrilo, r' a los gemelos (otro tipo de anomalía de naci-miento) como pájaros, Pocos gemelos nuer o bebés cocodrilo sobrevir.ían,'r'cuando morían, los nner decían qlre se habían ido unadando> o (\ol¿lnclor. Lospájaros vuelven (o son de."l-reltos) al aire, v los bebés anfibios rolvían (o er¿in de-rueltos) al agua, ¿il mcdio al cual pertenecían, r-espectivamente.

En otros lugares, los bebés físican'rente diferentes son rcchazados v cslig-uiatizados como ubebés brujos, o como uniños de hadasr. Entle los campesi-nos irlandeses de West Kerrr¡, la gente rn¿rvor habla dc pequeñas criltnras queal nacer- (son cambiadas por otras> rnhs enfermizas v gastadas, que las hadashan dejado en la cnna o en el catre del bebé humano sano (Scheper-Hughes,1979; Eberlv, 1988). A los niños ncambiados,, irl¿rncleses, conro a los npájaros-gemeios, nller, ¿r nrenudo se lcs "avndaba" a voher al mundo espiritual declonde habían venido, en algunos cirsos clucmándolos en la chimcnca de la c¿rsa.

Carol-r'n S¿rr,qent (1987) estr-rdió las puicticirs de alun-rbramiento entre los baribacle la Repúrblica Poptrlar de Benin, r-n Afi-ic¿r occidental, donde hasta rr-iur re-cientemente se practicaba e1 infanticidio con el objctiro de librar a la conruni-

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dad de la arnenaza de los brujos peligrosos a quienes se responsabiliz¿:= -",

todo tipo de desgracias humanas. Se creía que los brujos se presentabár =r :parto en forma de anomalías físicas, como venir de nalgas, deformidao-: : :l

génitas y anomalías faciales o dentales. Tradicionalmente, a estas cnar-:-=. ":

Ias dejaba al descubierto, se las envenenaba o se las dejaba morir de ina:-:, 1.

Cuando los bariba pasaron a vivir en comunidades urbanas pluriétnico. :menzaron a parir en los hospitales, la matanza de tales bebés esti-ema-.--. - "

fue, por supuesto, prohibida. En la nueva situación urbana estos bebés rr-: 'ldos seguían vivos, cargando con ellos el estigma y padeciendo en conse.-::r:una dosis nada despreciable de negligencia y agresión física. Los bebés ::--,.,,se convertían más tarde en niños brujos y después en chivos expiatorios .; ,ú:n

la comunidad, pues eran culpados por cualquier tipo de acontecimienr- -:alfortunado que acaeciese.

En la Amazonia brasileña, muchos pueblos amerindios practicabr- =. ,ifanticidio regularmente en interés de la higiene social. Hoy en día, cori--: ,-.,rre en la mayor parte del mundo, la Iglesia y el Estado intervienen proh-:-= ,:,

estas prácticas. Sin embargo, Thomas Gregor ha detectado que actualm¿:,-=indios mehinaku continúan practicando el infanticidio, aunque ercLrr-=-¿mente, con los gemelos y los hijos ilegítimos o con defectos de nacimie:---. :alumbramiento de bebés deformes se denomina kanupa, una cosa proh-:--*tabú, algo que cubre de vergüenza a los padres. En el nacimiento se erú-r,¿cuidadosamente al bebé: "Miramos su cara, sus ojos, su nariz y sus se:---i:"su recto, sus orejas, sus dientes y sus dedos. Si tiene algo malo, entonce! .- :-:*es prohibido. Nos repugna. Así que lo enterramos' (1988: 4).

Los mehinaku, además, contrastan Io acertado de sus prácticas natl', :. - -.

el comportamiento irracional de los brasileños urbanos que dejan cor- ,-.-j -sus hijos deformes. ul-os brasileños tienen muchas personas inútiles \ ';:,--inantes con ellos. Hemos visto a gente sin ojos, sin nariz, sin orejas, sin p,=-,:.En Sáo Paulo hay incluso un hombre con dos rectos. Si naciera aqui i*-- _-r

así lo enterraríamos inmediatamente. No por aquí cerca, no, sino allá, ;:-=- ,"

jos! Por eso es que somos bonitosn (4). Si bien los bebés estigmatizado: := -.r.,

barriadas urbanas no son envenenados ni enterrados en un hoyo, ? \'eCÉ> :- : ur

se les considera y trata como otabún, y algunos de ellos resultan, comc ..:- '

visto, gradual pero mortalmente descuidados.No obstante, no desearía insinuar que los brasileños son más pr-'E-'F l

que nosotros a estigmatizar al enfermo o al diferente. La vida social dej '::1-:i:de Brasil si se destaca por algo es porque es mucho más tolerante que -.- -

"

lugares con la diferencia humana. Los enfermizos y discapacitados qu- > :-1viven a la infancia están, con pocas excepciones, bien integrados en la'.::. :L-,

blica y comunitaria. Entretanto, la locura circula libremente por el merc:: - :1",

blico y las plazas del centro de Bom Jesus, donde los locos y payasos dei : -=':son conocidos y tolerados por todos. En Bom Jesus siempre pueden ve:>- - :

gos, sordos, lisiados y leprosos, particularmente el día de mercado, cua:,: ¡

mendigos profesionales vienen a Ia ciudad. Las enfermedades tropicale= --:.,-

ciosas y transmisibles no son infrecuentes, incluso entre la clase media-. --:-

generalmente no se intenta excluir a los enfermos de la participación a--- ,: 1-

la vida ciudadana.

g r*r+

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AMOR MATERNO / AMOR ALTERNO JOI

De todas formas, algunas enfermedades despiertan un temor particular yresultan difíciles de admitir, hasta el punto de que pocos se atreven si quiera amentar sus nombres. En los años sesenta, cuando todavía era incipiente en elnoreste, Ia tuberculosis era una de estas enfermedades fuertemente estigmati-zadas. Connotaba miseria, mugre, promiscuidad. Por Io general se solía ocultary de puertas afuera nunca se reconocía su existencia en una casa. Hoy en dÍa,la epilepsia, los trances psicóticos agudos y la rabia entran dentro de Ia catego-ría de enfermedades horrendas y profundamente estigmatizadoras y, en granparte por analogía, lo mismo ocurre con la enfermedad infantil y el ataque deniño, cuyos síntomas parecen una copia de los de Ia epilepsia y la locura.

No dispongo de datos sobre Ia extensión de la epilepsia en Bom Jesus,pero sí sé que la rabia constituye una amenaza real. En 1986 hubo hasta sietepacientes en el puesto de salud local de Bom Jesus que recibieron dolorosos tra-tamientos por vía intramuscular porque habían sido mordidos por animales ra-biosos. Cinco de estos siete animales fueron identificados y eliminados. Dificil-mente transcurría una estancia de campo en Bom Jesus sin que hubiera almenos un incidente de persecución caótica de un perro rabioso, que normal-mente culminaba con la lr:'alar.za colectiva del animal en las calles y pragas dela ciudad. La matanza llegaba a tomar un carácter festivo. A veces, un simpleperro callejero suelto y hambriento que no mostraba cualquier señal de enfer-medad era atacado y muerto por bandas callejeras de alborozados niños de lacalle armados con palos y piedras. Es lamentable que el ataque de niño sea amenudo identificado con la rabia e incluso se le denomine con repulsión doenEade cdo, uenfermedad de perrou (rabia). Maria Páozinho relataba una experien-cia triste: nNos dan mucho miedo los ataques de niño. Es una enfermedad loca,igual que la rabia de un perro. Es una moléstia mental. Mi hijo varón sufría ata-ques, y cuando le venían escupía la comida en el suelo. Mis otros hijos, que te-nían hambre, corrían a recoger los bocados contaminados para metérselos a laboca. Yo les gritaba para que no se acercaran. Y gracias a Dios, ninguno deellos los cogió.,

"¿Y qué le pasó a tu hijo enfermo?,<Estuvo enfermo mucho tiempo, desde los dos años. A consecuencia de un

sLt.t/o comenzó a golpearse contra la pared, se batendo, se batendo, sin parar. Yorogaba a Dios que se lo llevara y no me dejara con un chico así. Hice muchaspromesas a Jesús, a la Virgen y a san Severino de Ramos para que se lo lleva-ran. Pero no se murió hasta que tuvo diez años, cuando una fiebre por fin se lollevó."

"¿Quién puede criar a criaturas tan defectuosas?u, me preguntaban retóri-camente en diferentes ocasiones (con respecto al ataque de niño), y la respuestaque ellas mismas se daban era invariablemente osólo los santos>, santas vivastales como Dona Marta o Dona Amor (véase capítulo 3), esas mujeres ejempla-res y dedicadas que habían consagrado su vida a criar niños dementes (doidos),enfermizos (fracos),lisiados (aleiiados), paralíticos o salvajes (brabos) en el Altodo Cruzeiro. Los esfuerzos de estas mujeres, a la luz de las realidad social y eco-nómica de la vida del Alto, eran verdadaremente heroicos.

Joáo Fabiano, por ejemplo, era un chaval de doce años fisicamente sano ydesgarbado, un adolescente larguirucho, todo piernas y brazos. Sus movimien-

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tos son descoordinados; anda a trompicones y además es mudo y autista - :

vecinos dicen que está loco (doido), salvaje (brabo) y totalmente deforme ';=-,tuoso). Le tienen miedo. Pero para los chicos que viven cerca de su chabola :la otra punta del Alto, Joáo Fabiano es uno de sus principales pasatiempos \ . '-tretenimientos. Le tiran piedras en cuanto le ven aproximarse. Imitan sus :t--ñidos y salen corriendo berreando si él les hace caso. Dona Marta intenta =--tener a su hijo a salvo dentro de su pequeña barraca de dos cuartos, si bie:. .

resulta sencillo pues en casa también viven su marido, cuatro hijos más r - .:hija mayor con sus dos hijos respectivos. Prácticamente no hay espacio pa:e --ochico salvaje, como Fabiano, el cual se convulsiona violentamente, se go-:==la cabeza y chilla desde su lugar preferido, en el suelo bajo la mesa, cuani- .

está entre los brazos de su paciente madre examinando su cara como si f-=-=un mapa del tesoro. oEl no se cansa de mi cara -dice su madre, cansacs-Pero cuando le pido que me dé un abrazo de verdad, sale corriendo grita::Cuando le pregunto si me entiende parece que sí, que me entiende. Y, r,--=cuando le pregunto "¿me quieres, Fabiano?" se pone todo alterado intenra--.:hablar. Intenta decir "sí". Pero me temo que acabará matándome."

Dona Marta atribuye el trastorno de su hijo a un s¿¿s/o que tuvo cie :=-queño, cuando lo llevó a visitar la casa de una persona del Alto que estaba -:,:=Eldoido le asustó tanto a Fabiano que éste salió corriendo de la casa v se.:,en un pozo de barro. LIegó a casa empapado, sucio y farfullando idiotec-.desde entonces está enfermo. Antes de pasar tres años hospitalizado en e. :.quiátrico de Recife, añade Dona Marta, estaba incluso peor. Actualmente i _ . :noventa gotas de cloropomicina tres veces al día. El medicamento antipsicc:.:ncalma, a Fabiano lo suficiente como para dejarle dormir. Antes de medica:.=Fabiano gritaba y se tiraba al suelo golpeándose la cabeza. Era un bobo .. --bébedo (nborrachor, tarambana y descoordinado). Era un auténtico marT-:-- -

dice ella. n¡Qué desgracia tenemos en esta casa con un chico que anda per: - -

habla y otro fen referencia a uno de sus nietos] que puede hablar pero nc -darln Aunque las vecinas decían que Fabiano padecía la terrible enferme*:Dona Marta se resistió durante mucho tiempo a admitir el diagnóstico de :--que de niño> sin remedio, y lo intentó ntodo, para curar a su hijo, pero fu= --vano. Por supuesto, nunca Ie pregunté a esta pobre mujer trastornada si es:.:.de acuerdo con las vecinas que afirmaban sin pestañear que nhubiese sidc, : -jor que le hubiesen dejado morir cuando era un bebé en vez de dejarlo ci-.:-con esta horrible enfermedadr.

Se trata del mismo consejo que Dona Maria la partera da a las madres :.Alto cuando sospecha que un recién nacido presenta un caso de enfermeda: --,fantil o ataque de niño. Dona Maria se basa en su propia experiencia desa-tunada. uEs duro decirlo, pero hay veces que enseguida lo veo y le advienc, = ,

madre "a éste no hay que lavarlo".n

"Pero ¿siempre estás tan segura?>

"Sí, porque como ya me ocurrió a mí, pues ya sé lo que es. Nadie es ----mune a esta enfermedad. Puede atacar a cualquiera. Mi propia hija r:.: .

d'aquele ieito lde esa maneral, pequeña y débil, e inmediatamente decidí de'.-- =Pero no ocurrió de la manera que yo hubiese querido, no. Mi comadre r.--- -visitarme aquel mismo día v tuvo pena de la criaturita. Ella le dio un ré - -

G r+'r

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AMOR MATERNO / AMOR ALTERNO to-t

Amor matento: Dona Marta con su hiio autista.

piador y después un poco de mingau. Así que la chica vivió hasta los catorceaños, estúpida y mema todo el tiempo. Mi hija sólo gruñía. Nunca aprendió a

andar ni a hablar. Sobrevivió bastante tiempo pero al final murió. Ella "naciómoribunda" y por culpa de mi comadre tuve que sufrir un buen tiempo hastaque por fin murió.u

Lo que más teme la gente del Alto es un espectáculo público protagonizadopor un hijo. Cualquier cosa, incluso una muerte temprana, es meJor que en-frentarse con una escena como la que ocurrió en agosto de 1989 en el mercadode la mandioca el día de feira, cuando el hijo ndefectuoso, de Seu Daniel nse

desplomón, cayéndose al suelo con conr,'ulsiones (epilepsia/locura) a la vista decientos de personas del pueblo.

Cuando los vendedores estaban preparándose para guardar sus productosen sacos para llevárselos a casa, se produjo una algarabía en la entrada del edi-ficio del mercado y rápidamente se formó un gentío alrededor de un chico deunos quince años que o bien estaba en trance profundo o bien estaba sufriendoun ataque. Se con'"rrlsionaba violentamente, sacaba espuma por Ia boca y sus

ojos estaban desorbitados. nVirgen María, Nuestra Señora, protégenos -ex-clamó una mujer que estaba en la corona exterior del círculo de gente-, creoque es esa enfermedad, la enfermedad de desplomarse., El chaval, en un estadode semisonambulismo, temblando y bramando, embistió con los dientes des-nudos contra la garganta de una mujer. La gente empezó a gritar y salir co-rriendo en todas direcciones y se formó una estampida en la puerta del mer-cado. Marcelo, el joven y ágil gerente del mercado municipal, saltó a Ia espaldadel chico y lo inmovilizó en el suelo. Pero necesitaba ayuda. La frrcrza del chicoen pleno ataque parecía sobrehumana, prodigiosa. Golpeaba con manos y pier-

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364 LA MUERTE SIN LLANTO

nas mientras espumajeaba sin parar y tenía los ojos totalmente en blancc, L-gente iba alternando gritos de miedo y estupor por el chico y palabras de án-para Marcelo y otros dos hombres que intentaban sacarlo del mercado. \-, , .--guí al gentío. Primero llevaron al chico a Ia farmacia de Feliciano para c^L= :diera un tranquilizante, pero allí nadie se atrevía a acercarse al niño sal'.'

=

Tampoco ningún taxista quiso llevarlos al hospital. Finalmente, Ilegaro¡: , -

hermanos mayores del chico en una camioneta. Después de atar diestram.,-..=al chico como a un novillo Io echaron en la parte trasera de la camioneta. L '.; =

supe que lo habían llevado a casa de Dona Maria Umbandista en Ia rua do \i,-tadoro, donde se tranquilizó, al menos temporalmente.

Al día siguiente, acompañada de Marcelo, hice una instructiva rjs-:= .Dona Maria Umbandista. Después de recibir el permiso de Ogum (san Jo:--su espíritu doméstico, Dona Maria y su ohija, discípula salieron de su pec-*. '

salao de trabalho y manifestaron su acuerdo en hablarnos sobre el problen. :-chico. Ayudó el hecho de que el anciano padre de Dona Maria, aunque e>::--casi ciego, me había reconocido como (la moga del Alto,,.

El chico ciertamente estaba, comenzó Dona Maria, "tocado, por Ia : ,:.medad que derrumba (epilepsia), a causa de Ia posesión de un espíritu. Cua. :llegó al umbral de su casa el chico poseído gritaba: oSoy Zé Pilenta fel pen:= -

ciero espíritu mulato al que Ie gustan los cigarros, las mujeres y el aguardi-..:=y quiero beberme tu sangre. Quiero ver tu sangre derramada por el suelo -hermanos mayores del chico no se Io podían creer. Con anterioridad, orras :curandeiras se habían negado a tralar al chico alegando que se trataba de . '.enfermedad demasiado nfuerte" para ellas. Ellas eran las que habían prop'-:!:a Dona Maria como último recurso. La mujercita aceptó al chico como pac-= :y pidió que Io entraran dentro mientras ella se preparaba en la sala de rra:=A los pocos minutos salió vestida con sus ropas rituales, incluyendo la fur:,la espada de su protector, Ogum/san Jorge. Así, armada como un guerrero ; --corporada por Ogum, Dona Maria libró una batalla con el espíritu del cr,:Depositando sus manos y la espada de Ogum sobre la cabeza y los hombrc. :=chaval pidió al espíritu que saliera, lo que ocurrió casi al instante. El cht: -.dermmbó encima de la cama exhausto y sudando copiosamente. Come;-t .abrir y enfocar los ojos, y entonces pidió un vaso de agua. Después de be:,=-..tres tazas de agua azvcarada le preguntó a Dona Maria qué era lo que le h= -sucedido. Él no recordaba nada. EIIa dijo a los hermanos que se Io ller.ar.- .casa a descansar veinticuatro horas y que después lo trajeran otra vez pa::nalizar el diagnóstico y la terapia. Dona Maria tenía el pálpito de que el ;: :no estaba poseído por Zé Pilenta, un mero hacedor de travesuras, sino p.. --espíritu mucho más poderoso y peligroso, el mismísimo Exú de Ias Sier; E-.crucijadas.

El anciano padre de Dona Maria, que estaba sentado con nosotros en la .. .se agachó y con la punta de su bastón trazó en el suelo de tierra los cuatrc, :-..drantes de una encrucijada, nel lugar -explicó- donde se reúne todo lo r'Era el lugar donde las mujeres .vertían> Ios fetos abortados y donde las a - .-paganas y de los no bautizados se reunían para hacer todo lo que se le anrc-. -al Malvado. En el mismo centro de ntodo este mal>, continuó el viejo, riua E- -El desgraciado, hombre o mujer, que era poseído por Exú estaba en un serir : - -

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Dono \,Iaria {tmbatuiist,j; u,\.si io cL;ré: ",lere., L,rúl

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366 LA MUERTE SIN LLANTO

blema. Había tres posibles desenlaces: él (o ella) mataba a alguien, comer : -

cidio o era muerto por otros. Quien era poseído por Exú estaba conde:=:Con tales ejemplos aterradores no es de extrañar que las mujeres de- --

consideren que la única solución para ciertos niños marcados sea la n:----prematura. La enfermedad infantil, especialmente los ataques infantiles .¡,dos, tienen algo de asombroso. El infante parece <tocado> por una fuerzapoder innombrables. Se trata de una afección intensa, parece más prop , -,adultos que de niños. El ataque infantil agudo presenta unos síntomas m*-. :recidos a los de Ia epilepsia, Ia rabia, la apoplejía, la posesión de espÍritu. - -lignos y la esquizofrenia, todas situaciones fuertemente estigmatizadas . .

Alto do Cruzeiro. Con frecuencia suele sospecharse de la magia negra, pLl;: :tos trastornos nmalvados" y temblorosos recuerdan a los estados de trar::. -,Ios fieles de Xangó y sus espíritus. ¿No será que estos niños están uhe¡:., .dosu? ¿No será que alguien les ha lanzado una maldición? Los niños r -- -

que sufren ataques son fieros, sacan espuma por Ia boca y muerden cor:,animales. Por su parte, la enfermedad infantil crónica aparece corro ur ;. :jecimiento prematuro, como si el precioso pequeñín de una hubiese sido :.-biado por un viejo marchito y desdentado con el cuelpo flojo y las extre::..:.des sin tuerza ni definición. Sus pequeñas caras armgadas, pálidas y amar-:. : -

hacen que estos niños parezcan mucho más ajados y tristes que lo que en :--cipio se desprendería de sus pocos meses o años de edad. Todo esto acre.:-'-la percepción de uprematuridado e intensidad de su enfermedad.

De manera general se considera que la enfermedad infantil, especialr=. '=

el ataque de niño, es una situación <contagiosa" y contaminante, por Io qL-. - -madre diligente siempre intentará proteger a sus otros hijos del contacto . . :hermano contaminado. Si un hijo mayor come las sobras de un hermanirc, : -

taminado la enfermedad le pasará a é1. Por la misma lógica se cree eue - - : -etapas iniciales la enfermedad puede ser transferida mágicamente a los a:-,'. ..les callejeros. Cuando un niño está sumido en un ataque agudo, la madre ra- : -

coja un pedazo de carne fresca y lo pase por la boca del niño salvaje. Si des: -=de lanzar Ia carne (contagiada) a un perro callejero el animal comienza a =. ..

trar síntomas de rabia, su hijo se habrá salvado. La temible enfermedai =-,tonces, habrá pasado al cuerpo del animal uhechizado".

Los niños o bebés enfermos se mantienen aislados. Nadie intenta cocir. :

o llevarlos en brazos. Permanecen escondidos entre los pliegues de una sra:- .- :.maca. Nadie culpará a una madre por apartarse de un hijo tan desgraciaic -

",

madre tampoco se hallará responsable por una muerte provocada por fa^:= : =

comida v bebida. En el Alto, el criterio que orienta el cuidado materno S€ r.: -en la udemanda, que manifiestan los pequeños. Por eso no es extraño eüe . . :

niños hambrientos v deshidratados se les npermita> negarse a comer. Esrc: .

ños prácticamente se retiran y rehúyen el contacto humano. Se convlene:. =

criaturas fastidiosas v profundamente infelices, difíciles de atraer e impo-. :..,de satisfacer. Aunque lleguen a morir de inanición, raramente piden alime- -.,,o cuidados. Y como son tan pasivos parece que no hay ningún problema en ::-jarlos solos durante largos períodos de tiempo. Consecuentemente, puede --.nadie oiga sus gimoteos apagados que anuncian la crisis final mientrás Sr: rr.:dre está fuera trabajando en el ,oQado o en la casa grande. Muchos de tales

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3ó8 LA MUERTE SIN LLANTO

las esquinas y vigas del techo para purificar la casa. Si no se toman €Stá-i rr:-cauciones el pequeño finado puede regresar para ollevarse> otro niño -

=

tumba. Dona Xiquinha explicaba que (una vez un pequeño de la rua Fu:-. :-Mala murió repentinamente de la enfermedad maldita. Menos de un rrr€S -::pués su hermano también murió. El padre fue a enterrarlo en el mismo,-..-que su hermano y cuando descubrió la tumba se encontró con que el in-.-

=

muerto estaba totalmente intacto y sonriendo, esperando a su hermano. I :,gínate! Normalmente, con el calor de estos trópicos, un niño no tarda rná: -:seis o siete días en comenzar a desintegrarselestourar] en la tumban.

oPero, vamos a ver, ¿qué es realmente la doenga de crianEa? para qr-i:pueda explicárselo a Ia gente cuando vuelva a mi paísr, solicité a un pec'';.grupo de mujeres del Alto, dos de ellas curanderas. <¿Y por qué se le i-=

=

tanto miedo?, n¡Ya está! -contestó

Dona Maria chocando las palmas d- ..manos-' ¿No es la enfermedad infantil otra forma de llamar a Ia muene: ':

no es un ataque de niño la misma agonia da morte que todos sufrire :-- ,

cuando muramos? iQuién puede evitar que llegue la muerte? Cuanc .muerte venga a reclamar su deuda tu morirás y yo moriré. Nadie puede ;.::-par. Lo mismo pasa con nuestros hijos.o Parecía pues como si el ataq.= -.niño fuese ante todo la personificación de la muerte en su agonía final E. .-muerte marcada e inscrita en el niño, y es la muerte en su forma más c:--=muerte prematura, muerte acaecida antes de tiempo. Y es una muerte d-==-perada e uinmerecida" de un bebé inocente. La enfermedad infantil o e. ,-que de niño es liminaridad; no se trata sólo de la muerte sino de la m-=*-fuera de su propio tiempo y lugar.

Independientemente de cuál sea la trayectoria anterior del niño, en c*r-se le pone la etiqueta de la fatal enfermedad un manto de muerte soci:- : ,-mienza a envolver a Ia pequeña criatura y los padres empiezan a prepa:a:::para el final. El proceso no es demasiado diferente al de la muerte socia- . ..de la muerte por sugestión que están presentes en los fenómenos austrai:: , ,

del nbone pointing" y de la (muerte por vudú, en indiüduos otrora SároS --:han sido hechizados. W. Lloyd Warner describía una secuencia de ?co:--:-mientos que pasaban en Arnhem Land y que presentan ciertas semejanza-. : -

las reacciones sociales ante la enfermedad infantil en Bom Jesus: <Se cons::=-que el hombre [hechizado] está "medio muerto" y morirá en breve. EI efe:. -

es suficiente para que se produzcan ciertas reacciones psicofisiológicas a-: -destructivas. Entonces aumenta la presión a través de ritos mortuorios c-.'= ::practican con la función de intentar extraerle de la sociedad de los r,ivos '" :-varlo a la de los muertos, extinguiendo su deseo de vivir, (1959: 9). En los - --mos años se ha cuestionado el clásico argumento psicogénico (véase Ca.----- -

1942) en favor de una explicación más materialista que apunta a que el a*-,=.tico motivo de la muerte de individuos hechizados tal vez sea la deshidrau¡. -provocada por Ia privación de líquidos (Eastwell, 1982).

En el caso del síndrome del niño condenado no tiene ningún sentii. =-blar de que el niño en cuestión está sugestionado, si bien los niños en es-:avanzado de desnutrición llegan prácticamente a perder la voluntad de -.--' .-como tan prestamente notan sus madres. La analogía es más nítida con r=:,pecto a la resignación de la madre y el padre ante lo inevitable de la mue:-= :,

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AMOR MATERNO / AMOR ALTERNO 369

su hijo, con el consiguiente efecto añadido de desatención y descuido. Tampocose puede menospreciar el papel que cumple la privación de comida y líquido,especialmente en cuerpos pequeños ya deshidratados por ataques agudos dediarrea, como cuando Dona Norinha aconsejaba a las madres que acababan deparir que (no dieran más que un poquito a probar" de mingau al niño enfermoun par de veces al día. El bebé debe estar tan aprisionado en el complejo delnrendido que se rinde, (véase Engels, 19ó8) como los aborígenes hechizados deArnhem Land. Harry Eastwell (1982) se refería a las prácticas de muerte socialcomo una eutanasia aconsejable, especialmente cuando se trata de personasmuy enfermas o muy viejas cuya muerte nnatural, sería prolongaday dolorosa.Lo mismo puede decirse de algunos casos de síndrome del niño condenado enel noreste de Brasil.

Pero yo aún continuaba frustrada. La categoría folk de oenfermedad in-fantil, era imposiblemente vaga, fluida, elástica y nada concreta. Era ambigua.¿Cómo puede una madre esfar segura de que se trata de un caso sin remedio dega.sto y no de una simple diarrea infantil? ¿Cómo puede una madre distinguirentre la dentición corriente y los síntomas más temidos y potencialmente fata-les de los odientes atrapadoso? ¿Cuándo un sas/o deja de ser sólo un mal so-bresalto, un mero reflejo del miedo, y pasa a vaciar el alma del bebé? Nationsy Rebhun (1988) probablemente están en lo cierto cuando señalan que la ma-yoría de los casos de enfermedad infantil o de síndrome del niño condenado sediagnostican después de producirse la muerte del niño. Entonces puede con-cluirse con rotundidad: nNd.o teve ieito, [no hubo remedio]. La evidencia estádelante mismo, en un pequeño atatid azul. Se trata de un tipo de diagnósticoque encaja con el que, en general, realizan los brasileños pobres, es decir, a tra-vés de un proceso (véase Loyola, 1984) de oeliminación sucesiva,, un métodode prueba y elTor que va eliminando todos los diagnósticos posibles hasta quesólo queda uno, una especie de diagnosis diferencial.

Durante la grabación de un vídeo de carnaval en febrero de 1988 (De Me-llo y Scheper-Hughes, 1988), Neninha, que estaba posando graciosamente parauna entrevista frente a su casa, se enfadó con una niñita de cara triste que seinterponía en el foco de la cámara. Neninha finalmente salió corriendo tras ella,y la pequeña se refugió en un anexo dermido en la parte de atrás de la casitade Neninha. La pequeña pertenecía a una familia odesesperadao de inmigran-tes rurales que había llegado recientemente de la mata, Dentro del pequeño ha-bitáculo se sentaba una mujer de aspecto adusto de unos cuarenta años que te-nía en brazos a un bebé que parecía estar a punto de morir. La niña era muyblanca y estaba inmóvil, con los ojos hundidos y la mirada vacía. El marido, unhombre mucho más joven de ventipocos años que estaba sentado en el colchónde paja al lado de su mujer, dijo que esperaban que la niña muriera pronto. Ellaera su tercera hija. Una semana antes había muerto una hermanita de dos añosde edad. Pronto sólo quedaría una niña. Les pregunté si conocían el soro y medijeron que sí, y repitieron que hoy en día casi todo el mundo conocía el pre-parado de rehidratación. ¿Se lo daban a la niña?

<No, está muy enferma, con diarrea.,<¿Ni siquiera agua con arroz?,uNo. nada.,

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370 LA MUERTE SIN LLANTO

(¿Está bautizada?,

"La bautizaremos el domingo.,

"Tal vez no viva hasta el domingo.n*Como Deus quiser, pues.)Sin querer entrometerme más salí de la chabola, intranquila. Afuer:

pequeño grupo de mujeres mayores delacreche me hacían señales párá c,u= -:uniera a ellas. En voz baja comentaban la situación miserable de las ric--: ,

de Ia sequía. "Péssimor, decía Teresa, cuya propia familia tantas veces 1: :padecido el hambre. Estaban planeando recoger raciones de emergencia ¡.:-= -familia. n¿Y qué me decís de la bebé?,,, pregunté. Se hizo un silencio has:= :-.Marlene por fin lo rompió: <Van a dejar a la niña. El padre dice que ella :-=-

=

esa enfermedad; no hay cura. Le ha prohibido a su mujer que le dé el sorc : -:mejor, añadió, dejar a Ia niña morir. Las mujeres, conociendo mi descon----- -.-respecto al síndrome de la criange condenada, esperaban mi reacción. P-. -reaccioné, y no fue la primera vez. Ciertamente, toda aquella situación D¿:-- rcondenada, no sólo el bebé; era el síndrome de la familia condenada. E.:_

=

tentada a decir: (creo que padecen la doenga de família", pero ni siquiera .- - -mor negro parecía apropiado.

Al día siguiente volví a la chabola y me encontré con la situación--..-:rada. Mientras la cámara de vídeo rodaba le pregunté al padre: <¿Qué t..

=

hija?o

"Es aquilo mesmo.>><¿Cómo lo sabes?,nTiene marcas rojas en el cuerpo.u<Enséñamelas.>Con cuidado la madre levantó la pequeña camisita y el pañal del be.-e :'- -r

revelar un cuerpo muy consumido y pálido pero sin mancha alguna.<Pues yo no las veo.)nl-as marcas se han ido; se han retirado edentro del bebé,, erp--:: ,

padre.Decidí cuestionarle directamente: uEso son tonterías. Los hombres -= . '.

ben nada de la horrible enfermedad. Es algo que sólo concierne a las mu---:.nEstás equivocada. Muchos hombres saben de esta enfermedad. \-o :: .-

sólo era un chico de esta altura cuando enterré a mi hermanito en la "-:'; ,

¿Cómo podía haberme olvidado de que los chicos también formar- :,=--^.'

de la procesión de ángeles al cementerio? Me marché avergonzada, des-.::--:cien cruzados bajo :ur'ataza de café descascarillada. Pero nunca vohi a',= :,nuevo a la pareja. El bebé murió ese mismo día, sin bautizar, y ai ar-..-----los tres supervivientes liaron el petate y se volvieron al campo azotado :,- - :

sequía.Comencé a poner más atención en el papel de los hombres, y de los :,:-,,,

en particular, cuando a mi regreso en 1987 fui a casa de Terezinhá \'r--= :-contré con que Edilson, su pequeño (condenador, había decidido sorpri,--:- Itodo el mundo escapando a la muerte. La última vez que había üsto -- ---'zinha había sido en 1982.F,lla solía hablar continuamente de su peque:--.esperanza>, de la resistencia de éste a tragar no más de unas pocas cuc:::-:'-de mingau al dia, y de la necesidad que tenía de un tratamiento "caro,) cr-: :

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{¡,lOR \IATERNO / f \{OR ALTERNO 371

Terezinln ¡- Edilson: uSe conforma col1 sentarse en el sttelo 1' jt.tgar con las cucarac/'Las ,

se podría coltseglrir a expensas de sns otros hijos. Terezinha estaba segura deque Edilson se estaba muriendo de gcLsto v aunque a menudo decía que sentíarpena) de su hijito raramente 1o sostenía en brazos. uPara é1, pobrecito, va esbastante con sentarse en el suelo v jugar con l¿rs baratas lcucarachas grandes]r,decía. Le llevé algunos antibióticos para el rriño r Terezinha posó para unos fo-tos de recuerdo para cnando Edilson va no esturr,.iese.

Pero cuando volvÍ en 1987 allí estaba el pícaro char,alito jugando a fútbolcon un balón de trapo fuera de su casa. Aunque casi tenía siete años, Edjlsonparecía tener cuatro, si bien era mu\ r'ivaracho v pr-ecoz. Terezinha mc contólo que había suceclido: "Yo ra habra clesisticlo. Tú r,isre la situación en la que

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372 LA MUERTE SIN LLANTO

estaba. Entonces tuvo una última crisis terrible. Él estaba vomitando \'€rt:tenía la panza tan hinchada y sensible que no dejaba que nadie se la rc,:, .Simplemente se quedaba en el suelo hecho un ovillo y sufriendo. Tenía pe:-. _.é1, así que decidí llevarle una última vez al hospital clínico. Las enfermer-a> -:dijeron que lo dejara allí pero les dije: "No, me lo voy a llevar a morir ? !:::Estaba segura de que no duraría más de uno o dos días. Simplemente lo := -quieto en su hamaca. No quería molestarle más.

,Esa noche, cuando Manoel llegó a casa del trabajo preguntó por E,J.--. -y yo le dije que era inútil, que no había cura para el chico. Pero Manoel n _ -,cuchaba. Él es mucho más listo que yo. "Lo que no tiene remedio", dijo, := -.hospital. Tenemos que llevarlo a una clínica de verdad". Así que Manoel ab- =bien a nuestro pequeño montón de huesos y lo llevó a la clínica privada de : ,_

tor Francisco Melo. Ésta es una clínica para gente rica que pueda permitirs= :.gar bastante. Yo nunca hubiese tenido el coraje de aparecer por allí, perc l,l=.noel trabaja para el alcalde [de peón de albañil] y pensó que tenía el rr,-.,derecho que cualquiera a llevar a su hijo a la consulta, aunque no tur-ie:--. _-cmzado para pagar. Cuando finalmente le llamaron a la sala de consuha l.!=noel se vino totalmente abajo. Se emocionó y casi no pudo hablar. Dijo: - -

doctor, estoy desconsolado. Voy a perder a mi hijo. Le suplico que Ie mir= l-esposa ya se ha rendido. Ella no quiere hacer nada más por é1. No tengo uL -: -timo para pagarle, así que le pido, en nombre de su santo patrón y por el ._ -

que tiene por los pobres, que atienda a mi hijo moribundo." El doctor Frar_¡.. -

respondió: "Ouárdate tu dinero. No lo quiero." Y examinó a Edilson mu\ :::-tamente. Dijo: "Tu mujer tiene razón. Tu hijo está casi muerto. Tendrá qui ,. .

Hospital Infantil de Recife si quieres que se salve."oPero cuando Manoel llegó con Edilson alaplaza, la ambulancia mu--__-

pal se había marchado. Volvió corriendo a la clínica del doctor Francisco r =-'.le dijo: "Ahora lo único que podemos hacer es tratar al chico aquí." Le dio . l,l.noel una receta para un antibiótico y le puso al chico soro inyectable. Du:-- -'.diez días Manoel fue cada mañana y el tratamiento funcionó. Edilson cons-:_despistar a la muerte y se puso mejor, casi bien. No quiero ni pensar eur _

biese ocurrido si Manoel no hubiese insistido con el doctor santo.>Manoel permanecía callado mientras su mujer contaba la historia, áS. -_:

le pregunté cómo pudo ver algo de vida en el chico cuando su mujer sólo i.=: _

visto la muerte. Manoel contestó: nHay mujeres que no entienden mucho i= :=.bés. Ellas no saben, por ejemplo, cuándo un niño está mintiendo o no. A..=::.cuando el niño llora y llora, como hacía Edilson, ellas piensan que está llor.-. -sin razón y le pegan en la cabeza para que calle. Pero Edilson sólo lloraba :. -

que tenía hambre. Su única enfermedad era el hambre y la falta de cuida; _.Terezinha se inquietaba mientras oía lo que decía su marido, pero no le -tradijo en ningún momento.

Obviamente, estas prácticas de negligencia selectiva no son maniobra-. :=-,fectamente conscientes e intencionales. La conciencia oscila constanter¡,- . :entre diferentes niveles de aceptación. Una mañana, dos chicas vecinas m- .-:maron para que fuera al entierro de un bebé con cuya madre yo había lib:-.:una batalla infructuosa para que le diera de mamar. Las chicas me suplic=-que no (regañara) a la madre sino que le dijera que sentía mucho eu€ Sü --=:,:

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hubiese estado tan enfermo y que Jesús se lo hubiese tenido que llevar. Mien-tras me instruían sobre la etiqueta apropiada para los velatorios infantiles en elAlto las chicas tenían la mirada puesta en sus sandalias polvorientas. nSír, es-taba de acuerdo. Por supuesto. nPero ¿qué crees tú?",\e espeté a Xoxa, la másjoven de las dos. nDona Nancí, el bebé no se alimentaba lo bastante. ¡Peronunca debes decir eso!, Los altibajos, oscilaciones e intermitencias de la con-ciencia también aparecían en las reuniones de la comunidad de base, cuandome tomaba la libertad de proponer el tema de la enfermedad infantil como untema para la reflexión crífica, para la conscientizagdo.

Pero a pesar de que había muchas mujeres que como Terezinha (o la pa-reja de chicas de la escena anterior) estaban demasiado predispuestas (a versólo la muerte> en determinados niños, era igualmente probable que otras mu-jeres y hombres del Alto se negaran a reconocer la aparente falta de esperanzaen situaciones que parecían desquiciadas. Una tarde deprimente de lluvias to-rrenciales tomé un atajo que pasaba por casa de Teresa Gomes. Varios hom-bres estaban apoyados en el alféizar de su ventana aprovechando que Teresatenía una nueva televisión y podían ver el partido de futbol. Los hombres es-

taban bastante borrachos y uno de ellos comentó con brusquedad: ol-a únicaocasión en que los brasileños son felices es cuando ganan un partido de fut-bol. El resto es sufrimiento y decadencia.o Teresa me rescató de los hombresy me saludó afectuosamente insistiéndome para que entrara hasta que la llu-via remitiera. Dentro de la limpia barraca, con Teresa estaban sus dos hijasadolescentes, cada una con un recién nacido, y un pequeño grupo de mujeresvecinas. Teresa estaba sentada con sus dos nietos sobre su amplio regazo, su-jetando uno en cada brazo. Ella se mostraba cariñosa con ambos, pero mien-tras que uno de los bebés era rechoncho, bonito y sonrosado, el otro estaba ra-quítico y amarillento.

Mientras cambiaban el pañal aI bebé que a todas luces estaba enfermo, Te-resa comenzó una discusión sobre la enfermedad infantil. Todas tenían unaopinión, incluso hasta algunos de los hombres. Todos estaban de acuerdo enque el estado del niño era precario, pero discordaban sobre la causa y la cura.Los hombres eran de la opinión de que el deterioro del niño se debía al cambiode marca de la leche en polvo. En respuesta al congelamiento de los precios quese había decretado en todo el país para luchar contra la inflación los tenderoslocales habían acumulado provisiones de muchas mercancías populares y ca-ras, incluyendo el Nestogeno integral, el npreparadon infantil de leche enterapreferido por los exigentes padres y madres del Alto para sus bebés más pe-queños. Las madres ahora tenían que utilizar marcas nacionales de leche enpolvo de peor calidad, y desde entonces muchos bebés del Alto habían enfer-mado y algunos habían muerto. Un hombre apoyado en el alféizar de la ven-tana de Teresa se vanagloriaba de haber conseguido una gran lata de Nestogenopara su bebé de dos meses, aunque para su otro hijo de un año sólo había com-prado leche desnatada en polvo vendida a granel en sacos de plástico.

Las mujeres volüeron su atención hacia la bebé enferma. Teresa creía queel problema había comenzado con la erupción de un furúnculo en el pecho,cerca del corazón, que había afectado adversamente a todo su sistema. Despuésde la infección había venido la diarrea, y ahora la bebé se mantenía a base de

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paquetes de soro comprados en la farmacia. Teresa explicaba que había r=. -.gado un pollo por el furúnculo para exprimir la pus hasta que sólo habra .=-gre. Pero la bebé había continuado debilitándose. La llevó dos veces al:-=,-de salud pero nunca consiguió ver al médico, así que tuvo que volver a cas: : -

ser atendida. La madre del bebé inter-vino para decir que tal vez ella hr...responsable del problema del bebé porque durante el embarazo había rc,:.-.-muchas medicinas. uAhora la única solución -dijo ella- es reunir dinerc :, -

-

conseguir saber lo que tiene y curarla apropiadamente en la farmacia i- - -ciano. )

En ese momento las mujeres comenzaron a juntarse alrededor de. :,=_del bebé, examinando las heces con detenimiento: su consistencia, olor r : ' -

Teresa guardaba todos los pañales sucios apilados, para poder compar::. -

percibir los pequeños cambios de un día a otro. Todo el mundo hablab,: ,vez; cada una ofrecía un consejo. Una mujer recomendaba cambiar de::=--rado de leche en polvo; otra sugería dar a la bebé una banana escachada ---no estaba de acuerdo y decía que la fruta fresca podía matar a una bebé ra - -gil como ésa. Las mujeres se quejaban de que los médicos locales flo Se r-: :

ran de acuerdo entre ellos. Unos decían que durante una crisis aguda de i-.. . -había que quitar la comida al bebé, y otros decían que había que darle := -

mer. No sabían a qué atenerse; todas estaban confundidas.La bebé era todo piel y huesos; el esternón le sobresalía particulartr:r-:

Aunque tenía seis meses, sus movimientos eran los de un recién naciC,lengua le colgaba de su boca. Los ojos estaban desenfocados y no te sequ.,- :dedo si se lo pasabas por delante. Su cabeza desproporcionadamente gra,-.-. .-tambaleaba como la de'una muñeca de trapo. A este tipo de bebés norma,: = ',se les llamababobo y mole, seguramente síntomas del diagnóstico de la =-'.-medad infantil crónica. Pero ninguna de las mujeres mencionó esa posi':- ,:::En su lugar, intentaban ayr,rdar a Teresa y a su hija a encontrar una cu:3 :i--el bebé.

Justo entonces Biu se asomó por la puerta de la casa. Acababa de '. :-de Recife y quería hablar conmigo (urgentemente>. Normalmente eso :-:-- -

decir que necesitaba dinero, así que intenté desviar su atención hacia.a =:.-enferma. Biu no era de andarse con rodeos y cuando daba consejos so5:= .

bés Io hacía con la autoridad de alguien que había perdido muchos hijos ---.que llevarla al hospital de Recife -dijo-. Debes ir inmediatamente a ve: . S,. -Félix y pedirle una plaza en la ambulancia. Mi hija Sonia murió con un a>;---parecido al de ésta., Biu se volvió hacia Ia joven madre y preguntó'. u;_L= -,algo de comer?, La hija de Teresa se sintió ofendida. La escualidez de -: :-.tura no se debía al mal trato (mala atención), dijo ella, sino a la propia -- -'medad. El furúnculo del pecho le había envenenado la sangre. ¿Había te:,.:'madre algún sobresalto grande durante el embarazo? uNo", contestó s -

normal, pequeños disturbios cotidianos que siempre ocurren, nada que h-: --,podido causar un problema así en el feto.

o¡La bebé está tan gastada!>, intervine usando la palabra clave, gas: :.--ver si alguien me cuestionaba. La madre le dio la r,rrelta al bebé para r: :.-que no tenía carne en las piernas y nalgas. o¡Ay!

-suspiró con tristeza- .

huesos., Las mujeres, lnavez más, volvieron al montón de pañales sucic= - ,

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menzaron a cotejar observaciones. Conforme se aglomeraban más mujeres enla pequeña habitación la escena iba tomando el aspecto de una ugran consulta,etnomédica. Biu frotó las heces con los extremos del pañal para juzgar su tex-tura y declaró que eran (verdes y tenían olor a queso>. Otra mujer encontró res-tos de sangre y mocos en el pañal, lo que indicaba que la diarrea había tomadoun cariz serio. Pero la madre hizo notar, un poco de mala gana, que lo querealmente Ie preocupaba a ella no era ni la sangre gastada ni la calidad delas heces sino más bien el meneo de la cabeza. "Alguna cosa no está bien -de-cía-. Su cabeza sólo da tumbos y siempre está con la boca abierta. ¿No se ten-dría que cansar de tenerla abierta así?"

uBueno, si quieres saber mi opinión -dijo Biu-, eso es parálisis." Pero lasotras mujeres reaccionaron airadas defendiendo a la bebé. oMira -dijo Te-resa-, si no estuviese tan delgada tendría mucha fuerza en las piernas), y con-forme hablaba puso de pie a la pobre criatura sobre su regazo para demostrarel poder de sus piernas consumidas, pero no resultó ser muy convincente. Otramujer de mediana edad añadió con un extraño giro de lógica: nSi esta bebé nofuese todo pellejo sería un menindo [una chicarrona]., Y Biu de nuevo exhortóa la madre a llevar al bebé al gran hospital clínico de Recife. La madre se re-sistía al consejo de Biu porque, decía, no sabría orientarse en la ciudad y se ate-rrorizaría dentro de aquel hospital gigante. Pero Biu contó 1o bien que la ha-bían atendido en urgencias cuando llevó allí a su hija Sonia. De todas formas,esto no era un argumento muy convincente que digamos, puesto que Sonia ha-bía regresado a casa muerla.

Cuando estaba a punto de irme, uno de los hombres de la ventana se meaproximó. Sus ojos estaban enrojecidos y su respiración olía a aguardiente ba-rato. nDiscúlpame, Dona Nancí -dijo-, pero tengo algo que decirle. Yo hicetodo, todo lo que pude contigo para salvar a mi bebé hace muchos añoscuando tú todavía vivías en esa pequeña cabaña allí arriba. Pero si Dios quierellevarse a un niño no hay nada que pueda hacerse para impedirlo. Después queDios se llevó a mi pequeña Gragas hice una promesa a la Sagrada Virgen. Juréque nunca más en la vida volvería a acostarme con otro hombre. Y he cum-plido mi promesa, ¿no es verdad?o Los hombres asintieron. Mi confusión seconvirtió en embarazo cuando me di cuenta de que oéln era una mujer traves-tida. La muerte de su pequeña niñita había hecho que la mujer (a quien de re-pente reconocí como mi antigua vecina Irma) se revolviera contra su género ysu sexo hasta el punto de atravesar la línea divisoria y unirse a los hombres delAlto en lo que ciertamente era una de las reacciones de ira y duelo más extre-mas que encontré.

El sacrificio y el chivo exp¡ator¡o generat¡vo

Y así, después de todo lo dicho y hecho, todavía no sé exactamente qué es1o que da lugar a que una madre o un padre determinen que un bebé es víctimade una enfermedad infantil o de un ataque de niño y por consiguiente lo sen-tencien a muefie. De todas formas, la flexibilidad de la diagnosis ofrece a lasmadres y curanderas un alto grado de autonomía a la hora de juzgar las posi-

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bilidades de supervivencia de una criatura. Los principales síntomas de la er.-fermedad infantil son extremadamente generales y abiertos, abarcan la marc:parte síntomas de trastornos infantiles habituales: vómitos, diarreas, alergia.taras de nacimiento, problemas de dientes, irritabilidad, pasividad, endeblez -.

el problema obüamente alarmante de las convulsiones infantiles. Pero las co:--tingencias externas (domésticas) son al menos tan importantes como la ucua---

dad, del infante a la hora de diagnosticar una enfermedad infantil.Acordémonos de Lordes en los momentos en que estaba tan apurada '"

--

viendo (en su casa de palos con su pequeño bebé-palo, Zezinho". Su novio c=entonces la había abandonado cuando estaba a punto de parir otro niño no C--seado. Ella apenas eracapaz de tenerse en pie. ¿De dónde podía sacar la ene:-gía para luchar por un niño aparentemente tan <sin remedioo como Zezinhc:Este tipo de situaciones son nidealeso para la aparición del síndrome del ni¡- -

condenado. El síndrome del niño condenado transfiere la responsabilidad sob:=el futuro del niño a las manos de Dios. Es como una especie de programa l-vino de seguridad social.

A veces pienso que los bebés condenados, considerados (casos desespe:-=-dosr, del Alto do Cruzeiro son como los chivos expiatorios de los sacrificios :-.-

tuales analizados por René Girard (1987a, 1987b). Girard construyó su teor-'de la religión en torno a la idea de la violencia propiciatoria y la víctima s,--plente o uchivo expiatorio generativoo, uno que (como Jesús) tiene la misión c=asumir la culpa por los pecados de los otros (1987a:73-lO5). Lo que ocurre -i--

el sacrificio ritual es un asesinato, por eso la violencia y la muerte, argüía G--rard, son las piedras angulares de la religión y la vida social. En la cultura p"--

pular, el chivo expiatorio generativo es la víctima cuyo sufrimiento o muer-ayuda a resolver insoportables <tensiones, conflictos y dificultades de roc -

tipo> (74). Es importante que la creación de chivos expiatorios sea un acto :-,-consciente y que se los busque en los márgenes, entre la gente que de algu--,:manera está <imperfectamente asimiladao, ya sean extranjeros, discapacitad,:.enfermos o, como en este caso, infantes.

En cierto sentido, podemos considerar a los bebés-ángeles de Bom Jes'-.abandonados y ofrecidos en sacrificio como chivos expiatorios generativos p:'--totípicos, sacrificados en medio de terribles conflictos domésticos causados e::la carestía y la supervivencia. Y así es cómo sus madres, a veces, hablan :=ellos. La noción cristiana del cordero propiciatorio proporciona una manera :.conferir significado a las afirmaciones por otra parte nsin sentido> que las n--jeres hacen al efecto de que sus bebés (tengan) que morir. En una reunión c=la comunidad de base de la UPAC utilicé este tema con las mujeres del Alto pa:-.guiar la reflexión crítica. La presencia de la hermana Juliana, la monja franc:s-cana descalza, ral vez confirió a la discusión un cariz más "teológicoo de lo q*=hubiese tenido si ella no hubiese estado. Después de una oración de apertur.por parte de la hermana, planteé la primera cuestión: n¿Qué significa decir qu:un bebé tiene que morir o que muere porque se quiere morir?o

Terezinha fue la primera en hablar. nSignifica que Dios los toma para aho-rrarnos sufrimiento.,

"Lo que significa -intervino

Zefinha- es que Dios sabe el futuro mejo:que tú o yo. Si el bebé viviera, a Io mejor causaúa más sufrimiento a la madre

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Podría acabar siendo un ladrón o un asesino o un cabo safado, un inútil. Asíque si se mueren cuando son bebés es para ahorrarnos dolor y sufrimiento, nopara darnos dolor."

Luiza añadió: nYo continué teniendo hijos y ellos continuaron muriendo.Pero nunca desistí de tener esperanza. Qttizá tenían que morir los nueve pri-meros para que los cinco últimos pudieran vlvrr.)

nYo misma -dijo Fátima-, no albergo muchas esperanzas respecto a estade aquí [Ia enfermiza y lánguida niña de un año en su regazo]. No tiene sangre.Si Dios la quisiera, yo estaría contenta por ella y por mí. Yo estaría feliz de te-nerun coragdo santo en el cielo. Mi abuela dice que un niño que muere sin ha-ber tocado el pezón de su madre lsin haber mamado] está sin pecado originaly va directo al cielo. Es muy grato a la Virgen. Y esta mía de aquí es pura,pura.)

oSí, estoy segura de que tu pequeña es pura y grata a Dios y a la Virgen,pero ¿por qué Dios quiere que los bebés sufran tanto al morir?,, pregunté.

nA mí no me preguntes -respondió

Edite Cosmos-. Yo hice todo paramantener sanos y vivos a la míos, pero Dios no quiso que así fuera. Yo creo queDios envía estas horribles enfermedades para castigarnos por los pecados delmundo. Y sin embargo los bebés no merecen eso. Nosotras mismas somos pe-cadoras, pero el castigo cae todo sobre ellos.,

nCállate, Edite -dijo otra-. Mueren, como murió Jesús, para salvarnosdel dolor y el sufrimiento. ¿No es así, hermana Juliana?"

Pero Juliana, nativa del árido sertd.o, donde los bebés, según dijo ella, nomorían como moscas como pasaba en la zona aztcarera, no estaba tan segurade que las mujeres tuviesen razón. "Yo no creo que Jesús quiera vuestros bebés

-dijo-. Creo que lo que Él quiere es que vivan.o Pero Ia hermana Juliana erauna monja y las mujeres del Alto no Ie prestaban demasiada atención. ¿Qué sa-bría ella de hijos?

El tema del bebé propiciatorio aparecía de muchas otras guisas: en lacreencia, por ejemplo, de que los infantes que se llaman como santos patronespoderosos se convierten a menudo en las (primeras frutas, ofrecidas a ellos.Los santos pueden reclamar a los recién nacidos como su (cuota> legítima, un(pago>) a cambio de protección para la casa familiar. Así, una estrategia <pro-tectora> para la familia consiste en poner el nombre del mismo santo a todauna serie de hijos sucesivos que han ido muriendo. A la postre, el santo se que-dará satisfecho y dejará tranquila a la casa. Una madre angustiada explicaba:.Le dije a san Sebastián que no fuese avaricioso. Le recordé que él yahabiato-mado bastantes hijos míos, que buscara en otro sitio y que me dejara a mÍ estepequeño, último Sebastiáo nacido.o

Pero no todas las mujeres del Alto se resignaban tan fácilmente ante lossantos avariciosos o ante la hambrienta Deidad. A veces surgían blasfemiasairadas de los labios de las mujeres dolientes. Una mujer, arrasada por eI dolor,gritó a Dona Amor, la vieja rezadora piadosa: (¿Para qué sirvió, meu Amor,ha-ber dado aluz a un hijo, con tanto dolor y sacrificio, sólo para que Dios vinieraa buscarlo para comérselo?o

u¿Dios, comérselo?" Nunca antes había oído a nadie utilizar esta expresión.u¡Sí, senhora! ¿No es horribie que ella maldiga a Dios de esa manera?

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Sólo una persona loca usaría esas palabras. Ella debería haberse acordaj. _,las palabras de Sáo António: "No te apenes. Dios tiene el poder; Él sabe -, _ _,hace.",

Amor entonces se puso a contar un Iargo relato popular que narró en ._ =

tilo nasal de los cantantes repentislas pernambucanos. Ella lo llamó 1a uOi-.: -

a Sáo Antónior. Empezaba con la historia de un próspero y feliz hombre ' .-devoto de san Antonio que puso su casa, su mujer, sus hijos y todas SUS I - :

siones bajo la protección del santo: uYo amo a Sáo António; es un Sánro t ,_:roso.) Pero las cosas comenzaron a pintar mal para el protagonista. Comc - :él sufrió una serie de tragedias domésticas. Primero murió su cabaiio ia.. _ahogado en su establo. Enfadado, el hombre maldijo a su santo patrón: ._,'_,=

clase de patrón eres? No tienes poder., Su esposa, asustada por la blasfen_= _.su marido, elogió al santo: nSáo António es un buen santo y debe ser ala:=:Mejor que muera el caballo que cualquiera de nosotros.)

Pero al año siguiente la pareja perdió a un hijo varón, y de nuevo ei : _ -bre maldijo al santo patrón: "Yo confiaba en ti. Puse todas mis posesiorrc: : -_

cuidado, mi caballo favorito y mi propio hijo, y mira qué has hecho.,, Pe. , _

mujer le desautorizó de nuevo diciéndole: <No te importe lo que ha pasaoc _hijos pueden ser reemplazados. Mejor es que muera un niño que tú o ] c-)

_

lhor mourer o menino do que um de nós1." Esta vez el marido no se conso- - . -

fácilmente: uDi lo que quieras, mujer, pero yo estoy perdiendo mi fe., Al ai- :

guiente su mujer, también, murió. El marido regresó del campo y se en. . -

su cuerpo ya Érío. Enfurecido derribó el altar doméstico, y la estatua de sa: --

tonio se hizo trizas en el suelo. El hombre salió todo afligido para prepa:. - :entierro de su mujer.

En el camino se encontró con un sacerdote que pasaba montado €n Lr- r=queño burro. El sacerdote le preguntó al joven por qué estaba tan aba:- -

el hombre le explicó lo sucedido: uHe perdido todo lo que más querÍa ._ -mundo.> El sacerdote saltó de la burra y comenzó a caminar al lado dei ¡ . -bre y a revelarle por qué habían ocurrido estas cosas. EI sacerdote extraic _ _

foto y mostró al hombre qué era lo que la suerte le tenía reservado: su._:roto por una caída del caballo. nEl caballo hubiese tropezado y tú no ha:. .

escapado a la muerte. Sáo António, como buen santo que es, te salvó de e.-= -nal. E igual que lo ocurrido con el caballo, Io mismo con tu hijo." El S?cer'- :sacó otra foto; ésta de su hijo ya crecido, preso y rodeado de guardias mir.:. .furiosos y burlones. El sacerdote rogó al hombre: oMira bien. Aquí tienes r , : _.hubiese pasado. Tu hijo a los quince años se hubiese convertido en un la¿:,.robando todo lo que tuviera a la vista, trayendo deshonra a tu nombre. Hu: =-.sido ejecutado en el cuartel. Pero Sáo António, como buen santo que es ::_dió librarte de esa afrenta., Y, por supuesto, igual que lo que ocurrió al hr'_mismo con su madre; y de dentro de su casaca negra el cura sacó la tercs::más inquietante foto: su mujer, con su precioso cabello largo todo alborc,._en un desenfreno pasional, entregada en brazos de un hombre desnui, _hombre preguntó al cura con temor: (¿Este hombre soy yo?, y el cura re;-.-con tristeza: <No, hijo mío, no eres tú. Tu mujer se hubiera fugado conhombre y se hubiese dado a una conducta disipada. Pero Sáo António, ¡buen santo que es, la mató antes para salvarte de tanto dolor venidero :

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-e

AMOR MATERNO / AMOR ALTERNO 379

hombre se quedó atónito y sin saber qué decir, y el sacerdote, revelándose comoel mismísimo Sáo António, pasó su brazo sobre el hombro del hombre y con-cluvó: uAhora que finalmente has oído todo, resígnate y confórmate. No hagasningún pacto con el diablo. Corre a casa y enciende una vela a tu buen patrónque te ama y se preocupa por ti.>

En este motivo popular, no sólo el hijo pequeño sino también el caballo yla mujer de un hombre se transforman en vÍctimas propiciatorias para preser-var la seguridad, la sensatez y la fe del protagonista. Pocos moradores del Altopierden un animal querido y sólo algunos han experimentado la pérdida de unaesposa joven, pero prácticamente todos han perdido un hijo ¡r muchos han per-dido varios. Y el eco de las palabras de consuelo de la balada folk de Amor amenudo resuena en el Alto. nMejor es que se muera un bebé,, suelen decir lasmujeres, uque tú o yo,.

El asunto de la muerte infantil como sacrifico religioso finalmente pasó a unprimer plano mientras discutía con Dona Maria do Carmel, una rezadora del.\lto, sobre la uinutilidad, de intentar curar la enfermedad infantil. <¿Cómo:uede, Dona Maria, una beata, una mujer religiosa como tú, decirme que no-'rÍa nada para salvar a un niño condenado, para rescatarlo de los padres que- -.n decidido abandonarlo? -pregunté-. Me has dicho que no crees en el

Ctrru ¡tor ctLttif ixiótt: lu Littica c.\l)cralr-.a ¡ntu el nitlo condetttttlL¡.

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aborto, que es el mayor de los pecados, y que sin embargo tú, una mujer. - ,'-dora, permanecerías ajena si vieras a un niño enfermo morir a míngua?

Se acercaba el fin de mi estancia en Bom Jesus y estaba arriesganc .

zando todo lo que podía, apelando a nuestra ncoincidencia, de católica. - -,cada domingo se juntaban frente al altar. Ella se quedó silenciosa, r'. . -

dome fijamente, lo cual resultaba bastante desconcertante puesto que r - -

Maria tenía un ojo que se negaba a mirar fijamente y seguía una tra\-.. --independiente del otro. Ella fue lo bastante rápida como para voh'er l:. .

nas contra mí.nYa sé lo que piensas tú -dijo-. Tú piensas que todos estos bebe: :-

brientos y enfermizos del Alto estarían mejor si nunca hubiesen nacidc - .-nosotras, la gente de fe, creemos que todos nacen en este mundo con u-=. :'pósito, incluso aunque ese propósito sea morir. ¿Dónde está tu fe en -. --vida?"

Visto que yo no respondía y parecía algo arrepentida, ella decic. - -

ciarme en uno de los secretos de Ia enfermedad infantil. "No, no hav cur: :: -

la enfermedad infantil -dijo-, pero hay algo que una mujer rezadora cc,:-puede hacer si la enfermedad todavía no se ha extendido por todo el c*=::,sólo está comenzando a mostrar su faz. Si Ia madre viene a mí al orinc-:.puedo hacer algo. Pero no hay ninguna garantia.>

niQué puedes hacer?unNo puedo hablar de ello, especialmente de una mujer a otra mui¡

poder se romperá.,n¿Puedes mostrármelo entonces?>nVuelve mañana, muy temprano, antes de que nadie se levante, incl';.

tes de que las portadoras de agua hayan ido a Ia fuente pública. Tráeme r---. =

pequeño, y yo te mostraré cómo impedir que la temible enfermedad se e].:-:- -

sobre é1. Pero debes prometerme que no me harás preguntas ni antes :-. -.pués.>

A la mañana siguiente llegué con un chico de un año que opedí pr;:,j -a Nininha en el camino hacia la chabola de Dona Maria. El pequeño toia...- :

nía los ojos somnolientos. Era un poco antes del amanecer. Dona Maria ::-:- -

esperándonos. Ella sonrió al pequeño y fue a una habitación trasera. Sa--

una sábana blanca que extendió en el suelo de tierra e hizo gestos p?fá *,: :

chico se echara sobre la sábana con las piernas juntas y los brazos e\t€:,: -Luegosacóunmartillobastantegrandeycuatrograndesclavosorida:->puso los clavos en la boca, se inclinó sobre el chico e intentó poner un. ::clavos cerca de su mano derecha, pero el chico se puso tenso y comenz, :rar histéricamente. Dona Maria movió Ia cabeza indicándole qlue no ,-miedo, que se estuviese callado, pero fue inútil. El pequeño rehusaba perr:-:cer inmóvil. Atravesé un barranco y encontré una casa con un chico mar . -,masiado mayor en realidad, pero al menos él estaría más tranquilo. E, - -

sonrió nerviosamente pero obedeció las instmcciones de Dona Maria r':-'-se estremeció cuando le uclavaba,) sus manos, sus pies y su cabeza a ur: - --

simbólica e invisible mientras recitaba el Padrenuestro y el Ave MariaDespués de la crucifixión, Dona Maria pidió al chico que se pusiera := :

Ella lo movió y le quitó la camisa y los pantalones. Hizo un fajo apreta:

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ia ropa y dijo que la quemaría lejos en la mata. nY ahora --dijo al chico-, de.hora en adelante tu nombre será Joáo. No debes decir a nadie lo que has'.isto.n Me quedé, como prometí, sin hacer una sola pregunta, pero sopesé losliferentes significados de esta representación simbólica de la crucifixión y re-surrección. El niño condenado, como el Cristo condenado, (necesitaba, morir:)ara que otros pudiesen vivir. Me pregunté, también, si este simple ritual sig-r^-rficaba para las mujeres del Alto la comprensión dolorosa, aunque tal vez sólo:arcialmente consciente, de que a veces deben sacrificar a sus propios hijos. Me

"cuerdo de haber leído no hace mucho tiempo que Jesús de Nazaret no murió:or las heridas infligidas por los soldados romanos que lo azotaror' y cmcifica-:on, sino más bien, como tantos pequeños ángeles del Alto do Cruzeiro, de sed'. deshidratación.