alianzas intersectoriales para el desarrollo social. co
DESCRIPTION
alianzas intersectorialesTRANSCRIPT
Alianzas intersectoriales para el desarrollo social. Una perspectiva desde la
comunicación organizacional.
Adriana Reynaga Morales1
Resumen
Las alianzas intersectoriales han sido reconocidas como uno de los principales referentes para el
desarrollo de las sociedades modernas, sin embargo, partiendo de un referente de comunicación
interorganizacional, las relaciones que establecen los participantes en las alianzas, plantean un problema
de institucionalización. ¿Son capaces los actores de construir acuerdos basados en normas y en sistemas
de significación comunes?
A partir del estudio de las características generales de este fenómeno de colaboración, se propone recurrir
al análisis de marcos referenciales para conocer los significados que los actores le asignan a su
participación y a la de sus aliados, con el fin de determinar la posibilidad de que este tipo de relaciones de
cooperación se institucionalicen.
Palabras clave: comunicación organizacional, alianzas intersectoriales, institucionalización, colaboración
y filantropía corporativa.
Introducción
Una alianza intersectorial, puede ser definida como una red social de colaboración entre
organizaciones de distintos sectores (público, privado o no lucrativo) que busca el
beneficio de un grupo social determinado. Catherine Fox, desde el estudio de los
procesos sociales en las ciudades, se ha referido a ellas como “alianzas tripartitas”
(Fox 2005) y las describe como iniciativas que “dirigen su esfuerzo colectivo hacia la
revitalización de una zona espacialmente delimitada, buscando generar sinergias para
mejorar sus condiciones físicas, económicas y sociales”. Así, reconoce alianzas
formales (con reconocimiento jurídico) e informales en las que participan básicamente
tres actores definidos como:
1 Doctorante en Ciencias Políticas y Sociales con orientación en Ciencias de la Comunicación por el
Posgrado de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales en la Universidad Nacional Autónoma de
México. Catedrática de Comunicación Organizacional. Email: [email protected]
Sector público: representado por cualquiera de los diferentes niveles de
gobierno.
Sector privado: que incluye a los empresarios e inversionistas.
Tercer sector (al cual en esta investigación se le ha denominado sector no
lucrativo2) que incorpora a grupos comunitarios y organizaciones sociales o
no gubernamentales.
Las alianzas entre estos actores pueden ser consideradas como acciones colectivas y
como tales, tienen diferentes perspectivas de análisis así como distintas características
de los arreglos institucionales y de los problemas propios de la coordinación entre
actores. Pero antes de definir estas perspectivas, es importante clarificar el objeto de la
alianza (altruismo, desarrollo social o responsabilidad social), de manera que podamos
comenzar a dar respuesta a cuestiones tales como: ¿Cuáles son los marcos referenciales
que tienen los participantes en proyectos de colaboración en México? Estos marcos
referenciales ¿favorecen u obstaculizan la colaboración? ¿Cuáles son las reglas dentro
de la red de colaboración? ¿Son formales o informales y quién las define?
Esta ponencia incluye la primera parte de la investigación que responde a la revisión
teórica del fenómeno, así como al análisis preliminar del fenómeno de la colaboración
intersectorial en México a partir del diagnóstico de filantropía corporativa 2008
realizada por Alternativas y Capacidades A.C. (Carrillo Collard 2009) y de los aspectos
de interacción social que permiten la institucionalización de este referente en el
desarrollo social.
El objeto y los participantes de las alianzas intersectoriales
Contrario a lo que Milton Friedman expresó en la década de los 60´s (Friedman 1962),
actualmente la sociedad espera más de las organizaciones económicas que solamente la
generación de utilidades. Hoy, más que nunca, se observa un interés creciente por parte
2 Este actor (tercer sector, sector social o no lucrativo) tiene características muy diversas pero el
común denominador en todos los esfuerzos por definirlo es el no buscar una utilidad económica de las
acciones emprendidas.
de todos los sectores de la sociedad por evaluar el impacto que las organizaciones del
sector privado tienen a partir de sus actividades de producción de bienes y servicios.
Asimismo, el Estado incapaz de hacer frente a todas las demandas sociales objeto de
las políticas asistencialistas que instrumentó durante las últimas décadas del siglo XX,
comienza a reformular su participación en las políticas de desarrollo social y abrirse a la
colaboración con otros sectores de la sociedad.
Las organizaciones civiles por su parte, encabezan acciones de desarrollo social siendo
coparticipes con los sectores económico y político del diagnóstico de necesidades para
la población, a través de la investigación y de su trabajo en campo, así como de la
ejecución y evaluación de programas sociales encaminados al bienestar de la población
(Butcher 2005).
La decisión de cómo se va a nombrar a los actores o grupos de actores que participan en
las alianzas intersectoriales, no es una cuestión menor. Derivado de la clasificación que
se haga y el nombre que se le dé, es posible integrar o no a una serie de personas,
grupos y organizaciones que de no encontrarse identificados en uno de los conjuntos de
participantes, podrían quedarse fuera y por lo menos en México, que ha tenido una
historia larga, singular y con muchos actores sociales, en cuanto a desarrollo social se
refiere (Verduzco Igartúa 2003).
Por ello, la conceptualización que North hace de los participantes en los procesos de
institucionalización como “organismos” es muy útil para esta investigación (North
1989). North propone una división de actores conformada por: cuerpos políticos
(partidos políticos o el Senado por ejemplo), cuerpos económicos (empresas,
cooperativas, etc.) y cuerpos sociales (iglesias, clubes, escuelas y hospitales, entre
otros) para hacer una distinción entre los grupos de individuos que se agrupan con
objetivos e identidades comunes. Para efectos de esta investigación, nos referiremos a
sectores:
Sector político. Este grupo incluye a personas, grupos y organizaciones
relacionadas de manera formal con el Estado, con el poder político y con el
establecimiento de normas y reglas de gestión social. Así, podremos incluir
personajes políticos (candidatos, representantes de partidos, funcionarios
públicos, etcétera), partidos políticos, municipios, organismos públicos,
ciudades y estados, entre otros.
Sector económico. Este sector da cabida a personas, grupos y
organizaciones que tienen actividades con fines de lucro y cuyas actividades
profesionales tienen repercusión directa en el contexto político, económico,
social y ambiental, en el que se desarrollan.
Sector social. Por último, este sector incluye a personas, grupos y
organizaciones, que establecidas de manera formal o informal, llevan a cabo
actividades sin fines de lucro y que tienen objetivos que impacten en la
mejor calidad de vida de ciertos grupos de población.
Así, esta definición de sectores un tanto apegada a la economía social, permite la
distinción de actores de acuerdo a sus objetivos de acción y no a particularidades
geográficas o morfológicas.
Los referentes del desarrollo social y las alianzas intersectoriales
Muy diversos son los escenarios que presentan la génesis de la participación de otros
sectores, además del político, en la protección de los derechos fundamentales de la
humanidad y en la preocupación por el desarrollo social global. Entre los más
destacados, a nivel mundial, están El Pacto Mundial y El Proyecto de los Objetivos del
Milenio, ambos programas de la Organización de las Naciones Unidas.
En México, existen marcos referenciales importantes extraídos desde diferentes
sectores. Así, en el económico, un marco referencial importante es el construido por el
Centro Mexicano para la Filantropía (CEMEFI) y por la Alianza por la Responsabilidad
Social (ALIARSE). En el sector político, la pauta la podemos encontrar en la Ley
General de Desarrollo Social de la Secretaría de Desarrollo Social, así como en los
programas del Instituto Nacional de Desarrollo Social (INDESOL). Por último en el
sector social, es posible vislumbrar referentes importantes para las organizaciones de la
sociedad civil, para fundaciones y para proyectos filantrópicos dentro del esfuerzo
emprendido por Alternativas y Capacidades A.C.
Existen escasos estudios que demuestren el impacto que las acciones sociales de los tres
sectores en nuestro país. Sin embargo, es posible inferir algunos datos importantes que
nos ayudarán a analizar los incentivos de los participantes y las reglas de interacción
que se establecen entre ellos, a partir de algunas encuestas desarrollo social en México,
North, al igual que otros investigadores (Putnam 1993, Olson 1965), coloca como uno
de los principales focos de interés de la acción colectiva a los incentivos de
participación, los problemas y las reglas de cooperación entre individuos, como uno de
los principales recursos para comprender por qué las sociedades son conformadas de
determinada manera y cuáles son los elementos que las llevan a evolucionar de un
estado a otro.
Para abordar el problema de la cooperación, North hace referencia a tres teóricos:
Russell Hardin (1982) para hacer énfasis en la coacción y la vigilancia para resolver el
conflicto cuando la acción colectiva se presenta en grandes grupos; Michael Taylor
(1982, 1987) para explicar el orden social sin la presencia del Estado a través de
creencias o normas comunes compartidas, relaciones directas y complejas entre los
miembros y reciprocidad, así como para hacer hincapié en el altruismo como valor
esencial que puede ser minimizado o destruido por la acción coercitiva del Estado; y
finalmente, a Howard Margolis (1982) para reforzar esta idea del altruismo como
principal promotor de la conducta individual y también para insertar las dos funciones
de utilidad del comportamiento de los individuos, aquellos orientados hacia el grupo y
las preferencias egoístas, de tal forma que las personas se mueven entre uno y otro en
intercambios intermitentes.
En cualquiera de los casos, la información con la que cuentan los individuos sobre la
misma acción, sobre los participantes y sobre los costos y beneficios de la
participación, será determinante para el desarrollo de cualquier tipo de acción
colectiva. Así lo expresa Ostrom, al desarrollar su explicación sobre los experimentos
de manejo de recursos comunes y permitir el uso de la comunicación para la
información y los acuerdos requeridos por los participantes. (Ostrom 2005).
Pero no solamente la información cuenta con un papel fundamental en la conformación
de la alianza, también las normas y reglas de cada participante, así como aquellas que se
desarrollan dentro de la misma alianza, representan un factor importantísimo para el
desarrollo de las mismas.
En primer lugar, el análisis de los orígenes y de los incentivos de colaboración en la
alianza ha dado pie a distintas explicaciones así como al hallazgo de diversos problemas
de referencia.
En relación a estos problemas de referencia podemos citar como ejemplo, el diagnóstico
sobre filantropía corporativa que da cuenta de los incentivos, las formas y las normas de
colaboración que tienen las diferentes organizaciones mexicanas.
Diagnóstico de filantropía corporativa en México (Alternativas y Capacidades)
Este estudio, que comienza definiendo a la filantropía corporativa “como la donación de
recursos en efectivo o en especie por parte de las empresas. Concebimos esta
filantropía como un elemento importante de la Responsabilidad Social Empresarial que
ayuda a sostener a la Sociedad Civil, aportando recursos privados para causas
públicas y sociales” (Carrillo Collard 2009), consta de una encuesta aplicada a 92
empresas mexicanas con ventas desde diez millones de pesos a más de 5 mil millones,
la mayoría (46%) con un número de empleados entre 251 a 5 mil, cuyo fin era
determinar las variaciones en las tendencias filantrópicas de las empresas en México,
con respecto al año anterior. Asimismo, los autores del reporte distinguen entre
filantropía tradicional y filantropía corporativa al citar a Felipe Agüero (Agüero 2005)
y mencionar que en la primera, “los dueños de las empresas y sus convicciones
personales predominan en la elección de causas apoyadas, concibiendo la filantropía
sobre todo como un acto de caridad o de responsabilidad personal. En la segunda
(filantropía corporativa), tiene un sentido de profesionalización y planeación, con
presupuestos y beneficios esperados para la compañía, así como decisiones
estratégicas sobre el destino de los recursos, los procedimientos, la evaluación y la
comunicación de resultados”. (Carrillo Collard 2009)
Algunos de los hallazgos de este diagnóstico sobre filantropía corporativa, enfatizan lo
siguiente3:
- El 97% de las empresas encuestadas menciona que su incursión al mundo de la
colaboración para el desarrollo social, se debe a que el Gobierno no es capaz de
resolver todos los problemas sociales por sí solo.
- El 89% tiene la percepción de que las necesidades sociales actualmente son
mayores que hace algunos años.
- Solamente el 5% considera que el papel de la empresa en el desarrollo social es
suficiente con el pago de impuestos y la creación de empleos.
- Un 39% considera que la principal motivación para realizar acciones de
filantropía corporativa es el compromiso y obligación con la sociedad; un 26%
considera que es la contribución a una relación armoniosa entre empresa y
comunidad y un 15% a que mejora la reputación y la imagen de la empresa.
- 21% de las empresas encuestadas afirmó que la mejor manera en que los
empresarios pueden contribuir con la comunidad es destinando parte de sus
ganancias a programas sociales, mientras que un 29% piensa que es realizando
acciones voluntarias junto con organizaciones sociales y un 20% ofreciendo
beneficios a sus empleados.
- En la pregunta sobre el destino de los recursos, en la cual era posible contestar
más de una opción, el 73% de las empresas contestó que prefiere destinar sus
recursos a temas que tengan que ver con la educación, 58% con el desarrollo
comunitario, 58% con el medio ambiente y otro 58% con temas relacionados con
la infancia, mientras que solamente 16% mencionó a los derechos humanos, 13%
a proyectos productivos o microcréditos y 9% al tema del VIH/Sida como temas
prioritarios en su agenda.
- 76% de las empresas dijo tener un presupuesto definido para las actividades de
filantropía, mientras que la mayor parte de las empresas (20%) destinó en 2008
3 Considero importante la mención sobre la posibilidad de que las empresas eligieran más de una
opción al momento de responder la encuesta y por ello los porcentajes no suman cien por ciento.
entre $200,001 y $700,000 pesos como presupuesto para actividades filantrópicas.
Esto es menos del .5% de la media de ventas de las empresas encuestadas.
- Tan solo un 24% señaló tener una convocatoria (que no necesariamente se publica
cada año en el mismo período) para la asignación de recursos filantrópicos. En el
28% de los casos, es la presidencia o la dirección general quien directamente se
encarga de lo relativo a montos y a temas específicos dentro de las convocatorias.
- Dentro del establecimiento de requisitos para las Organizaciones Civiles que
desean obtener los recursos donados por las empresas, se establece en primer
lugar con 77%, que las organizaciones civiles estén legalmente constituidas, es
decir, que cuenten con una personalidad jurídica que las acredite como
organizaciones sin fines de lucro. 52% de las empresas mencionó que deben
cumplir con las temáticas establecidas y un 48% dijo que las acreedoras a los
recursos deben ser organizaciones consideradas como donatarias autorizadas ante
la Secretaría de Hacienda.
- Dentro de los criterios más mencionados para la selección de proyectos apoyados,
se encuentran: el conocimiento previo de las organizaciones civiles (30%); la
viabilidad del proyecto (23%); la solidez y profesionalismo de la organización
(18%) y, la detección de pobreza o carencia en un grupo de una región en
particular con un 10%.
- La mayor parte de las empresas 42% reportó haber otorgado entre uno y cinco
donativos a organizaciones de la sociedad civil en el último año, y que la manera
en la que dan seguimiento a estos donativos es a través de reportes escritos por la
organización apoyada (66%); evaluación de objetivos logrados (64%); visitas a
proyectos (63%); y comprobación de gastos (51%) principalmente.
- Por último, en una sección destinada a la conformación de alianzas con otros
sectores (organizaciones civiles y gobierno) dentro de las acciones filantrópicas de
las empresas, se encontró que la mayoría (82%) de las organizaciones económicas
encuestadas reportaron haber realizado alianzas con organizaciones de la sociedad
civil para el desarrollo de proyectos sociales, mientras que 59% reportó haberlo
hecho con otras empresas y 54% con el gobierno. Sin embargo, el 27% de las
empresas dijo que el logro más significativo de las alianzas con organizaciones de
la sociedad civil es la donación a proyectos sociales, mientras que otro 27%
reportó que el alcance más importante de las alianzas con el gobierno, es la
realización de campañas en medios de comunicación masiva sobre temas sociales.
Dentro de las conclusiones del estudio, los autores mencionan entre otras, que se
percibe un mayor interés por la colaboración entre sectores por parte de las empresas
para participar en proyectos de desarrollo social y aunque en mínima medida, que esta
colaboración ya no sea solamente del tipo filantrópico tradicional, sino que las empresas
están buscando otras formas de participación como grupos de discusión y de análisis
sobre temas sociales importantes y la incidencia en políticas públicas.
Los marcos de referencia como un problema de acción colectiva
Una condición indispensable para que cualquier proceso de comunicación pueda
llevarse a cabo, es la existencia de un sistema compartido de símbolos referentes o
comunes. Este sistema de referencias, ha sido denominado como “Campos de
experiencia” (Schramm 1971) para explicar el bagaje simbólico y cultural de cada uno
de los participantes en el proceso de comunicación y el cual permite, solamente si
encuentra áreas de similitud con el interlocutor o una “intersección en los campos de
experiencia”, que se realice dicho proceso comunicativo (Fig. 2).
Ilustración 1. Modelo de comunicación en donde intervienen los campos de
experiencia propuesto por W. Schramm (1954)
Intersección de campos de experiencia: SISTEMA COMPARTIDO
DE SÍMBOLOS REFERENTES
Este mismo concepto de “Campos de experiencia” ha sido estudiado por diversos
autores como el origen del proceso comunicativo que permite la construcción de
significados socialmente compartidos. Erving Goffman, estudió ampliamente el proceso
de interacción interpersonal como un tipo de orden social (Goffman, 1974). Para él, la
experiencia cotidiana de los individuos, se organiza con base en encuadres o marcos
(frames) que no son más que las construcciones de la realidad que cada persona hace a
partir de su relación con el mundo (campos de experiencia) y que al articularse entre sí
y relacionarse con los encuadres de los otros, dan sentido a las experiencias recíprocas y
forman el orden social. Así pues, el mismo modelo propuesto por W. Schramm, en el
caso de Goffman se traduciría como lo muestra la fig. 2, sin embargo, Goffman va más
allá del estudio de la sola interacción para evaluar como ésta relación de encuadres,
permite la construcción de significados comunes o de experiencias compartidas que dan
sentido a la realidad social.
Ilustración 2. Construcción del orden social a partir de la interacción
interpersonal y la “alineación” de marcos o “frames” (Goffman, 1974)
De esta manera, Goffman afirma que la organización de experiencias desde la
alineación de múltiples marcos entre las personas involucradas en la interacción, da
lugar a la acción social.
Proceso de interacción interpersonal. Construcción de experiencias que constituyen el
orden social.
Antes de entrar a detallar aspectos de la acción social y sus diferentes niveles de
influencia, es necesario hacer aquí una aclaración importante. Aunque Goffman declara
en su obra que sus estudios no pretenden referirse a la organización de la sociedad en su
totalidad, ha sentado algunos pilares fundamentales para comprender cómo, a partir del
discurso de los individuos participantes en las interacciones, se construyen relaciones
mucho más amplias, que permiten incluso hacer un análisis de los patrones existentes en
las redes sociales que construyen el mundo social.
Asimismo, es necesario hacer énfasis en la imposibilidad de comprender los símbolos
intercambiados durante la situación de interacción, sin antes reconocer los marcos
referenciales de cada uno de los participantes. Por ello, esta investigación contiene dos
momentos de análisis: el primero en el que se analizarán esos marcos de referencia de
cada participante, así como la disposición y motivaciones para la interacción y el
establecimiento de reglas y normas previas al encuentro. El segundo momento será
aquel en el que, con ayuda del análisis de marcos, se interpretarán los símbolos
lingüísticos intercambiados que reflejan reciprocidad, confianza, igualdad y
compromiso.
La interacción y las redes de acción social
El “enmarcamiento interpretativo”, o framing como Goffman lo denomina, de una
situación de interacción4, quiere decir que el investigador pueda percibir, interpretar y
comprender los marcos referenciales de las personas implicadas en la situación, de
manera que sea capaz de definir las acciones que realizan a partir de las interpretaciones
4 Es importante distinguir entre el “frame” o enmarcado y la situación de acción, debido a que la
diferencia de conceptos ha producido una importante discusión en relación a si se puede considerar a
Goffman como “interaccionista simbólico” o es mejor situarlo como “estructuralista contemporáneo”
Gonos, G. 1977. '"Situation" versus "Frame": The "Interactionist" and the "Structuralist" Analyses of
everyday life.' American Sociological Review, 42, 854 - 57. En este caso, para los fines de esta
investigación, situaremos a Goffman dentro de la corriente Interaccionista y se diferenciará la situación
(razones y contexto del encuentro) del enmarcado (experiencias y procesos cognitivos previos del
individuo) como un asunto individual o colectivo.
que estos individuos realizan de la realidad, de sus procesos cognitivos y de la
perspectiva que tienen sobre las normas y las reglas de actuación5.
A pesar de que Goffman constantemente hace alusión a la existencia de varios marcos
interpretativos que se superponen unos con otros, presenta una estructuración más o
menos clara sobre la jerarquización que existe de los mismos en la realidad, es decir,
por qué algunos individuos priorizan la interpretación de la realidad con base en unos
esquemas o en otros. Esta estructuración Goffman la divide en dos principalmente y
denomina a la primera: marcos o esquemas primarios que consisten en “el mundo
natural de los objetos físicos en el que las personas viven (incluidos sus propios
cuerpos) y en el mundo social de las personas y de las relaciones sociales” (Caballero
1998). Con respecto al segundo nivel de estructuración de los marcos, denominado
transformaciones, se presenta la forma en la que los marcos primarios pueden
modificarse a partir de una secuencia clara de actividades, es decir, las transformaciones
se refieren al origen del cambio del marco referencial, o campo de experiencia para
Schramm, a partir de la interacción.
En este sentido, existe un tipo de transformación dentro de la clasificación que Goffman
realiza y que es especialmente interesante. Se refiere a las transformaciones
denominadas fabricaciones, aquellas que se refieren a los casos en los que los
individuos que interactúan intentan esconder la verdadera experiencia, simulando una
interpretación falsa o que puede considerarse más adecuada ante los ojos de aquellos
con los que interactúan. Tal es el caso del manejo de las impresiones, el cual “se puede
conseguir mediante un adecuado enmarcamiento de las propias acciones y de la propia
identidad. La capacidad para definir y para enmarcar una situación de modo favorable
a los propios objetivos y a la identidad personal es clave del éxito en la interacción
estratégica” (Caballero, 1998).
Goffman afirma que las personas suelen manejar con mucha facilidad las
transformaciones debido a que es una actividad constante en la vida social. Es innegable
que la existencia misma de una sociedad esté condicionada por la interacción de
5 Las reglas y normas de actuación en el momento de la interacción deben distinguirse de las reglas
de acción colectiva, concepto sumamente importante en el Análisis Institucional y que se desarrollará de
forma más profunda dentro del primer momento de análisis, es decir, el previo al encuentro.
individuos, ¿no es así? Pero no es precisamente este punto el que nos ocupa, sino la
posibilidad de responder a la pregunta sobre: ¿qué es exactamente lo que permite que
estos individuos transformen sus marcos referenciales, en vías de transformar la
interacción en acción social?
En este caso, Goffman indica que los individuos con más poder serán los que cuenten
con la capacidad de imponer su propia definición de la situación, mientras que los
menos poderosos tenderán a la utilización de esquemas de interpretación más débiles
que permitan la satisfacción de sus necesidades elementales y posteriormente “huirán”
de las confrontaciones directas.
Collins por su parte, se refiere a las situaciones de igualdad al mencionar que “cuando
el poder está más repartido, la interpretación de las situaciones se convertirá en una
contienda entre actores y grupos que utilizarán plenamente las diversas técnicas para
interpretar situaciones del modo más favorable posible para sus objetivos”(Collins
2004).
Este modo de actuar de las personas indiciadas en una interacción social, nos remite de
forma casi intuitiva a las diferentes posiciones que los individuos ocupan en una red de
acción colectiva, sin embargo, debido a que Goffman rechazó referirse a la interacción
entre individuos como la base de la acción social, y con ello impone un límite al análisis
de la construcción de orden social, es necesario ahora hacer referencia al trabajo de
George H. Mead para explicar el siguiente nivel en la conformación de acuerdos entre
individuos con el fin de organizarse y conseguir un objetivo común.
La acción de la persona sobre el grupo social
George H. Mead, definió a la psicología social como “el estudio de la experiencia y
conducta del organismo individual o persona como dependiente del grupo social al que
pertenece” (Morris 1934). Así, consideraba necesario dar explicación sobre la presencia
del individuo en la interacción, así como del impacto de la persona sobre el grupo de
pertenencia, como un requisito para comprender el orden social.
Para Mead, la definición de los actores, de sus formas de acción y sobre todo, de la
manera en la que estos actores perciben sus acciones y las de los otros, constituye el
campo de estudio a partir del cual es posible entender el mundo social.
La organización de este mundo social, está determinada por las interacciones que se
producen a partir de la experiencia de cada individuo, a esta experiencia, Mead la
denomina self.
Visto de esta manera, self equivaldría a los marcos de referencia de Goffman o a los
campos de experiencia de Schramm. Sin embargo, Mead proporciona una explicación
un poco más profunda de la génesis del self, el cual es resultado de la interacción o
convivencia social, es decir, al vivir en sociedad el individuo construye una visión
particular de lo que le rodea y de sus experiencias a partir de los símbolos que le son
dotados por su grupo social. Mientras más individuos y grupos sociales compartan estos
símbolos, se construyen “universos simbólicos” que se refieren a realidades que no
necesariamente provienen de la experiencia directa del individuo. Así, el universo
simbólico “aporta el orden para la aprehensión subjetiva de la experiencia
biográfica”(Berger 2003). El conocimiento y la percepción que los individuos tienen
del mundo entonces tiene dos fuentes de origen, por una parte la experiencia particular o
su relación directa con las cosas, los hechos y las personas; y por otra, a partir de la
transmisión de objetivaciones sociales impuestas por su grupo.
Además de permitirnos conocer el origen del self, Mead brinda una explicación bien
fundamentada del impacto que la interacción del self de diferentes individuos, tiene
sobre la generación de nuevas objetivaciones sociales o sistemas socialmente
compartidos de significación de la realidad.
A este tipo de objetivaciones sociales Berger & Luckmann las han insertado dentro del
último nivel de legitimación social o, dicho de otro modo, como el último momento del
proceso a través del cual se crean nuevos significados compartidos que se integran a los
que los individuos poseen, para dar sentido a sus acciones y explicarse el mundo.
Se crea así, a partir de un proceso de interacción individual, un sistema de
significaciones que lo mismo influye a la persona como elemento de un grupo social
que a la misma sociedad con las modificaciones en sus procesos de legitimación de la
realidad.
Conclusiones
Lo que sigue ahora, es el análisis de ambos caminos de ida y vuelta, el de la
construcción del self como producto de la experiencia social y el de la construcción del
orden social a partir de las interacciones interpersonales, para distinguir los elementos
significantes o símbolos presentes en ambos procesos y que permiten la construcción de
acuerdos, en donde a pesar de estar fuertemente reflejadas las identidades individuales y
colectivas de cada participante, se logran objetivos comunes a partir de las interacciones
y de la interpretación que los participantes hacen de la realidad.
Los resultados del Diágnostico sobre Filantropía Corporativa en México (2008) nos
permiten observar que a pesar de que la mayoría de las empresas muestra la disposición
de colaborar a través de las alianzas intersectoriales, en un menor número existe la
institucionalización de normas y procedimientos que permitan la generación de estos
sistemas de colaboración de forma persistente y sostenida.
Además de conocer las principales temáticas por las que se inclinan las empresas para
otorgar su apoyo, este análisis preliminar ha permitido conocer algunas de las
características de las empresas en las que es necesario profundizar a través del estudio
con métodos cualitativos.
De esta forma, los marcos referenciales que existen en el momento previo a la
construcción de las sociedades de colaboración quedarán de manifiesto al igual que el
proceso de alineación de marcos que se produce para que la alianza cobre sentido para
los participantes.
Los resultados sobre el análisis cualitativo de los marcos referenciales permitirá
profundizar también en el estudio del continuo de colaboración propuesto por James
Austin, el cual distingue múltiples formas de colaboración entre organizaciones sin
fines de lucro y empresas para la ejecución de proyectos conjuntos de desarrollo (Austin
2000). Así, propone un modelo progresivo para observar cómo evolucionan las alianzas
entre estos dos actores sociales.
El continuo de colaboración de Austin establece tres etapas por las que transitan las
alianzas intersectoriales: etapa filantrópica, etapa transaccional y etapa de integración.
Cada uno de estas fases distingue diversas características que van desde la mínima
colaboración en la definición de actividades por parte de uno de los actores, hasta la
integración del deber ser (misión) de cada una de las organizaciones involucradas.
Aunque James Austin identifica algunas razones que motivan estas formas de
colaboración, entre las cuales distingue la sinergia y la buena reputación, entre otras; el
autor no explica cuáles son los marcos referenciales desde los cuales parten los actores
involucrados para el desarrollo de las alianzas.
Así, el análisis de los marcos de referencia resulta de especial interés porque para
lograr la institucionalización de las alianzas entre sectores, tal como la establece Austin,
es necesario que los actores partan de un terreno de motivaciones común y definan
formas de participación conjunta que expresen la confianza, el compromiso y el
reconocimiento que los actores tienen entre sí para participar en este tipo de redes de
colaboración.
Referencias
Agüero, F. 2005. 'The Promotion of Corporate Social Responsibility in Latin America.'
In S. Portocarrero (Ed.) Philanthropy and Social Change in Latin America.
Cambridge: The David Rockefeller Center Series on Latin American Studies.
Harvard University Press.
Austin, J. E. 2000. 'Strategic Collaboration Between Nonprofits and Business.'
Nonprofit and Voluntary Sector Quarterly:29.
Berger, P. L., T. 2003. La construcción social de la realidad. Buenos Aires: Amorrortu.
Butcher, J. 2005. 'Sociedad civil, participación ciudadana y desarrollo.' La investigación
sobre el tercer sector en México: reflexiones sobre su impacto en las
organizaciones de la sociedad civil. Lima Perú: ISTR International Society for
Third Sector Research.
Caballero, J. J. 1998. 'La interacción social en Goffman', Revista Española de
Investigaciones Sociológicas, 83, [online at
http://www.reis.cis.es/REISWeb/PDF/REIS_083_06.pdf].
Carrillo Collard, P. E. a. 2009. 'Diagnóstico sobre filantropía corporativa en México
(diciembre 2008).' 50 p.: Alternativas y Capacidades, A.C.
Collins, R. 2004. Interaction Ritual Chains. New Jersey: Princeton University Press.
Fox, C. 2005. Alianzas tripartitas: reconocimiento del tercer sector: cinco estudios de
casos en la revitalización urbana de América Latina. Washington: Banco
Interamericano de Desarrollo.
Friedman, M. 1962. Capitalism and Freedom. Chicago, United States.: University of
Chicago Press.
Gonos, G. 1977. '"Situation" versus "Frame": The "Interactionist" and the
"Structuralist" Analyses of everyday life.' American Sociological Review, 42,
854 - 57.
Morris, C. W. 1934. 'Mind, Self and Society.' Chicago: Chicago University Press.
North, D. C. 1989. Instituciones, cambio institucional y desempeño económico. México,
D.F.: Fondo de Cultura Económico.
Olson, M. 1965. The logic of collective action: public goods and the theory of groups.
Cambridge Mass.
Ostrom, E. 2005. Understanding Institutional Diversity. New Jersey: Princeton
University Press.
Putnam, R. 1993. Making Democracy Work. New Jersey: Princeton University Press.
Schramm, W. 1971. "The Nature Of Human Communication" in The Process And
Effects Of Mass Communications. University Of Illinois Press.
Verduzco Igartúa, G. 2003. Organizaciones no lucrativas: visión de su trayectoria en
México. México: El Colegio de México.