aldo ferrer: desarrollo y densidad nacional

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· .. /rn,dorn• de '' m'''"· '' lllec""'"· '' '''"'" y'" m""''" ,.. presiones del ingenio humano. La densidad nacional, en cambio, abarca al conjunto"de cir- cunstancias que determinan la calidad de las respuestas de cada nación a los desafíos y oportunidades de la globalización. Y es determinante, por lo tanto, de su desarrollo o atraso, de su autono- mía o subordinación. Por la insuficiencia de las condiciones endógenas necesarias al desarrollo, una sociedad de baja densidad nacional puede, sin embargo, crear valores culturales de reconocimiento universal. Argentina y el resto de América Latina proporcionan ejemplos no- torios en tal sentido. El lector advertirá que atribuyo al comportamiento de nuestra densidad nacional la causa profunda de los problemas argentinos. 10 A\6o terrer 'Ld 6el)s;d8d ALDO FERRER PRIMERA PARTE DESARROLLO Y DENSIDAD NACIONAL 1. EL CONTEXTO EXTERNO LA GLOBALIZACIÓN Constituye un sistema de redes mediante las cuales se or!:Jatíi- zan el comercio, las inversiones de las corporaciones tratísr\aCÍtl' na les, las corrientes financieras, el movimiento de personas Y la circulación de información que vincula a las diversas civ.ilizaciones, Es asimismo el espacio del ejercicio del poder dentro del cual las potencias dominantes establecen, en cada período histórico, las reglas del juego que articulan el sistema global. Uno de los prÍtí' cipales mecanismos de la dominación radica en la construéci6tí de teorías y visiones que son presentadas como criterios de validez universal pero que, en realidad, son funcionales a los intereses ti!! los países centrales. LA DENSIDAD NACIONAL

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1.EL CONTEXTO EXTERNO• La globalización: - Inversiones privadas directas. - Migraciones internacionales - Capitales financieros - Real y virtual - Reglas del juego y distribución del poder• El cambio de paradigma• La deuda externa y el neoliberalismo en América Latina2. GLOBALIZACIÓN Y DESARROLLO:• La mundialización en la historia:• Relaciones entre mundo global y crecimiento

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  • .. /rn,dorn de '' m'''" '' lllec""'" '' '''"'" y'" m""''" ,.. presiones del ingenio humano.

    La densidad nacional, en cambio, abarca al conjunto"de cir-cunstancias que determinan la calidad de las respuestas de cada nacin a los desafos y oportunidades de la globalizacin. Y es determinante, por lo tanto, de su desarrollo o atraso, de su autono-ma o subordinacin.

    Por la insuficiencia de las condiciones endgenas necesarias al desarrollo, una sociedad de baja densidad nacional puede, sin embargo, crear valores culturales de reconocimiento universal. Argentina y el resto de Amrica Latina proporcionan ejemplos no-torios en tal sentido.

    El lector advertir que atribuyo al comportamiento de nuestra densidad nacional la causa profunda de los problemas argentinos.

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    A\6o terrer 'Ld 6el)s;d8d

    ALDO FERRER

    PRIMERA PARTE DESARROLLO Y DENSIDAD NACIONAL

    1. EL CONTEXTO EXTERNO

    LA GLOBALIZACIN Constituye un sistema de redes mediante las cuales se or!:Jati-zan el comercio, las inversiones de las corporaciones tratsr\aCtl' na les, las corrientes financieras, el movimiento de personas Y la circulacin de informacin que vincula a las diversas civ.ilizaciones, Es asimismo el espacio del ejercicio del poder dentro del cual las potencias dominantes establecen, en cada perodo histrico, las reglas del juego que articulan el sistema global. Uno de los prt' cipales mecanismos de la dominacin radica en la construci6t de teoras y visiones que son presentadas como criterios de validez universal pero que, en realidad, son funcionales a los intereses ti!! los pases centrales.

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  • Las redes de la globalizacin abarcan actividades que trascien-den las fronteras nacionales. Su peso relativo en el conjunto de la economa mundial ha crecido desde el fin de la Segunda Guerra Mun-dial. Sin embargo, la inmensa mayora de la actividad econmica se realiza en el interior de los pases y no en el mercado mundial.

    !;1 comercip internacional. Desde el fin de la Segunda Guerra JY!undial hasta la actualidad, el intercambio de bienes y servi-cios ha cre~ido el doble que la produccin de los mismos. Lasta-sas anuale~ promedio de aumento de largo plazo, desde 1945 hasta principios del siglo XXI, son del 4 por ciento para la produc-cin y del !l por ciento para el intercambio comercial. Al mismo

    tiempo, se produjo una transformacin profunda de la compo-sicin del cpmercio internacional. En el pasado, hasta la dcada de 1930, los productos primarios (alimentos, materias primas, combustibls) representaban los dos tercios del comercio mun-dial y el terqio restante las manufacturas. En la actualidad las par-ticipacione~ se han invertido y los dos tercios corresponden a manufacturas que incluyen, en medida creciente, bienes de alto contenido tcnolgico y valor agregado: maquinarias, material de transporte, microelectrnica, informtica, telecomunicaciones, biotecnoloa, etc.

    Al conv!jrtirse las manufacturas en el componente principal del comercio intemacional, las economas avanzadas acrecentaron su

    ~~rticipacin como origen de las exportaciones y como destino !'JI'llas importaciones mundiales. El intercambio de manufacturas entre las mismas economas industriales se convirti en el seg-mento princ;ipal del comercio mundial dentrc de un modelo de divisin internacional del trabajo de tipo intrai~dustrial.

    Esto implica el intercambio de bienes dentro de las mismas ramas, particularmente en bienes de capital, material de transporte,

    ,1c lecomunicciones, equipos elctricos y electrnicos. Ese i nter-,,

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    cambio desplaz al viejo modelo de divisin internacional dei tra-bajo entre pases industriales y paises productores de productos primarios, dentro del sistema centro-periferia.

    El nuevo modelo abarca al comercio entre las economas avan-zadas y, crecientemente, la presencia de las economas perifricas que se transformaron -en las ltimas dcadas- en economas industriales avanzadas y complejas, como Corea, Tawan, Mala-si a y, tambin, China. La prdida de participacin de Argentina y del conjunto de Amrica Latina en el comercio internacional en las ltimas dcadas obedece precisamente al hecho de que no han logrado superar su condicin de economas de escasa participacin en el comercio mundial de manufacturas.

    De todos modos, pese al crecimiento del comercio mundial de los ltimos 60 aos, la produccin que traspone las fronteras

    nacion~les representa actualmente alrededor del20 por ciento del producto mundial. Vale decir que los mercados internos de los pa-ses demandan el 80 por ciento de su produccin de bienes y ser-vicios. El comercio internacional coexiste as con el peso decisivo de los mercados nacionales como destino de la produccin.

    Inversiones privadas directas. Son realizadas por 850 mil filiales de 65 mil corporaciones transnacionales. Esas filiales emplean 54 millones de personas y sus ventas alcanzan a 18 billones de dla-res. El total de activos de las filiales alcanza a cerca de 30 billo-nes de dlares y sus exportaciones a casi 3 billones. El crecimiento de las inversiones privadas directas en los ltimos lustros es su-perior al 20 por ciento anual. Esta expansin ha dado lugar a la transnacionalizacin de la produccin de las corporaciones ms grandes, concentradas en telecomunicaciones, equipos elctricos y electrnicos, automotores y petrleo. Las dos terceras partes de las operaciones de las cien mayores empresas transnacionales corresponden a las realizadas por sus filiales. El comercio intrafirma,

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  • es decir, entre unidades productivas de la misma corporacin, representa alrededor de un tercio del comercio mundial.'

    Pese a la creciente importancia de las operaciones de las corporaciones transnacionales, su participacin en el conjunto de la actividad econmica mundial es del orden del 10 por ciento. Tal es su contribucin a la acumulacin de capital fijo y al producto total en la economa mundial. O sea que el 90 por ciento de las inversiones reales se financia con el ahorro interno de los pases Y otro tanto de la produccin es realizado por unidades productivas correspondientes a cada pas.

    Respecto del financiamiento de la inversin de las filiales, cabe. observar que la mayor parte corresponde a la reinversin de utilidades. Es decir: ahorro generado dentro de los pases en los cuales operan. En resumen, el aporte neto de la transferencia de capital de las matrices a las sucursales financia el 3 por ciento de la acumulacin de capital en la economa mundial. El97 por ciento c.orresponde al ahorro interno de los pases.

    En realidad la importancia de las corporaciones transnaciona-les y sus filiales no se refiere principalmente a la transferencia de capital (o a la generacin del producto de la economa mundial) sino a la circulacin transnacional de la tecnologa y a la organi-zacin de los procesos productivos y las redes mundiales del comercio. Estas son cuestiones cruciales que hacen al desarrollo de los pases y a las que volveremos luego.

    Migraciones internacionales. Actualmente tienen menos importan-cia que las realizadas desde mediados del siglo XIX hasta 1914. En esa poca se desplazaron casi 40 millones de seres humanos des-de Europa hacia los "espacios abiertos" de Amrica y Oceana,

    1. UNCTAD, World fnvestment Report, Ginebra, 2003.

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    t . .'~ entre ellos Argentina. En las ltimas dcadas, en cambio, las princH pales corrientes migratorias van desde la periferia subdesarrollada de frica, Medio Oriente y Europa Oriental hacia los pases avn" zados de la Unin Europea. Tambin desde la periferia latinoameri-cana a Estados Unidos. En cualquier caso, las personas que residen fuera de sus paises de nacimiento representan slo el3 por ciento de la poblacin mundial. Esto significa que la inmensa mayora de los seres humanos nace, vive y muere en sus pases de origen.

    Capitales financieros. Sus movimientos internacionales constitu-yen un campo fundamental de la globalizacin. Probablemente sea el que provoca ms turbulencia y acontecimientos estrepito" sos. Su rasgo fundamental es que esos movimientos constituyen, en su inmensa mayora, transacciones de carcter especulativo que se desplazan en busca de ganancias a travs del arbitraje . de las variaciones en las tasas de inters, tipos de cambio Y co-tizaciones de los valores negociados en los mercados de capita~ les. Su dimensin es gigantesca y, actualmente, provocan opera-ciones en los mercados de cambio de divisas del orden de los dos billones de dlares diarios, equivalentes anualmente a 200 veces el producto y 1.000 veces la acumulacin de capital fijo en la eco-noma mundial. La tasa de crecimiento de las operaciones finan-cieras internacionales es alrededor de 10 veces mayor que la de la ef.;onoma real, vale decir, produccin, comercio e inversiones. Est$ auge de la especulacin financiera contribuy a dprimir las tas

  • a costos nfimos, las operaciones financieras transnacionales. De este modo, considerando las diferencias horarias entre las principa-les plazas financieras de Oriente, Europa y Amrica del Norte; el mer-cado global funciona 24 horas diarias durante 7 das a la semana.

    Alrededor del 70 por ciento de las operaciones est consti-tuido por transacciones entre las plazas financieras de los mismos pases desarrollados, las cuales, como consecuencia de la espe-culacin internacional y domstica, generan variaciones especta-culares en los valores de los activos financieros.

    En Estados Unidos, por ejemplo, la especulacin produce un aumento del coeficiente valor de las acciones/ganancias de las empresas que va mucho ms all de 15, estimado como normal.

    . Actualmente en la plaza de Wall Street ese coeficiente es de 30. Entre los puntos ms alto y ms bajo de las cotizaciones alcan-zadas en julio de 2002, el valor de capitalizacin de las acciones cay de 17,3 billones a 10 billones de dlares, es decir un monto superior a 7 billones de dlares, cifra comparable al PBI anual de Estados Unidos.

    En los pases avanzados este comportamiento del mercado fi-nanciero provoca perturbaciones que influyen en la economa real pero que no alcanzan para desestabilizar el sistelna. En los llamados mercados emergentes, en cambio, el peso relativo del financia-miento internacional sobre los mercados monetarios domsticos y .de los pagos externos es mucho mayor y somete a esas eco-npmas a fases de auge y contraccin, que trastornan a la economa

    r~al y naturalmente a la situacin social. Es, sin ir ms lejos, lo que sucedi en el caso de Amrica Latina desde el estallido de la pri-mera crisis de la deuda externa en agosto de 1982 hasta la ac-tualidad. En este escenario Argentina es uno de los casos ms notables, ya que culmin, a fines de 2001 y principios de 2002, con una cada de la actividad econmica y un deterioro social sin precedentes. La escalada finaliz, como se sabe, con la suspen-

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    sin del pago de los servicios por ms de la mitad de su deuda, equivalente a 100 mil millones de dlares; se trata del mayor de fault de la historia.

    La inestabilidad producida por la penetracin de los capitales especulativos en las econom~s perifricas deprime el ahorro y la acumulacin de capita l por varias vas. Por un lado contribuye a la concentracin del ingreso y al aumento del consumo suntua-rio, fenmeno caracterstico de Amrica Latina estudiado por Ral Prebisch en sus investigaciones sobre el capitalismo perifrico. Por otro lado, al aumentar los riesgos, reduce los espacios de ren-tabilidad y desalienta la inversin.

    Como resultado de este proceso se estimula la fuga de capi-tales, facilitada por las filiales de entidades financieras internacio-nales en las plazas perifricas. En el caso de nuestro pas los activos financieros existentes en el exterior -propiedad de residentes argentinos- son comparables al monto de la deuda externa. De este modo la mala insercin en la globalizacin financiera deprime las tasas de inversin y crecimiento econmico.

    En Argentina el extraordinario aumento de las inversiones privadas directas y de la deuda externa fue acompaado por una contracc in de la tasa de inversin del 30 al 50 por ciento por sobre la vigente hasta principios de la dcada de 1970, que era del orden del 22 por ciento del PBI.

    Real y virtual. En el plano real de los recursos, la produccin, la inversin y el empleo, el espacio interno tiene un peso decisivo. Sin embargo, en la esfera virtual de las corrientes financieras y de la informacin, la dimensin global es dominante. Respecto de esto ltimo, la revolucin tecnolgica en la informtica y lasco-municaciones ha reducido drsticamente los costos de circulacin de informacin e imgenes y ha construido un espacio global a travs de interne! y de los otros cauces del sistema planetario de

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    comunicaciones. Esto contribuye a generar la idea de que habita-mos una aldea global y sin fronteras.

    Segn esa visin los acontecimientos estaran determinados por el impacto de las nuevas tecnologas y, por lo tanto, por fuerzas ingobernables e incorregibles por la accin pblica o las organiza-ciones de la sociedad civil. Una de las expresiones de esta postura es la teora de las expectativas racionales segn la cual los actores econmicos anticipan e inhiben las decisiones del Estado que pre-tenden interferir. en el funcionamiento natural de los mercados.

    Esta imagen fundamentalista de la globalizacin es funcio-nal a los intereses de los pases y de los actores econmicos que ejercen posiciones dominantes en el orden global. En realidad la aparente ingobernabilidad de las fuerzas operantes en el seno de la globalizacin no obedece a fenmenos supuestamente in-manejables sino a la desregulacin de los mercados, que es una expresin transitoria del comportamiento del sistema mundial.

    Reglas del juego y distribucin del poder. En todos los casos las reglas del juego responden a los intereses de los pases domi-nantes del sistema. Estos cuentan con diversos instru.mentos para promover y coordinar sus intereses en el orden global, como el llamado G 7 (Grupo de los Siete), que incluye a las mayores eco-nomas del mundo.

    Actualmente, en el bloque de pases industriales, predomina una potencia hegemnica. La economa de Estados Unidos repre-senta cerca del 25 por ciento del PBI mundial y del 50 por ciento del correspondiente al G 7. El dlar es el principal activo de reser-va y de las transacciones monetarias y reales. con alrededor de dos tercios del total.

    En el plano de la informacin y la multiplicidad de medios au-diovisuales, la presencia norteamericana es tambin dominante. A su vez, desde el colapso de la Unin Sovitica, el podero mili-

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    tarde Estados Unidos convierte a este pas en la nica superpd' tencia del orden mundial contemporneo.

    La influencia de Estados Unidos en la organizacin del sistema internacional es as muy importante pero no excluyente de otras in' fluencias y realidades. En el plano militar la experiencia revela los limites al ejercicio de la fuerza como base de un sistema mundial estable y pacfico. En el terreno econmico Estados Unidos ejerce su influencia, en gran medida. desde el seno del bloque de paises industriales, cuya creciente interdependencia en la economa real Y las finanzas constituye el fenmeno dominante del sistema interna" cional desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

    Es principalmente a travs de los organismos multilaterales por ellos controlados que esos pases ejercen su influencia y es-tablecen las normas reguladoras de la globalizacin. En el plano det co;,ercio, la Organizacin Mundial de Comercio (OMC) promueve, administra y vigila el cumplimiento de los acuerdos alqanzados por sus miembros sobre la liberacin del cometcio internacional y otras reas, como la propiedad intelectual.

    La liberacin del intercambio antes del GATT (Acuerdo Generl sobre Tarifas y Comercio) y, actualmente, de la OMC, se refiere esencialmente a los bienes y servicios de mayor valor agregado y contenido tecnolgico, donde las economas avanzadas son ms competitivas. Estas ltimas, en cambio, mantienen altos arancele!l de importacin, restricciones no arancelariaS Y Otras normas COI" cebidas para restringir el acceso de productos prim.arios y ma-nufacturas, en las cuales prevalece la mayor competitividad de las economas perifricas. Uno de los casos ms notorios en este terreno es la poltica agrcola comn de la Unin Europea.

    En materia financiera es el Fondo Monetario Internacional el ent:argado de establecer las normas correspondientes. El Compot' tamiento del FMI es absolutamente funcional a los intereses d las plazas monetarias de los pases centrales. Este organismo ha pro

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  • movido, como lo prevn sus estatutos, la liberacin de las tran-sacciones del balance de pagos en cuenta corriente, pero, sin estarlo, tambin en la cuenta de capital a pesar de la abrumadora evidencia de las deletreas repercusiones de los movimientos internacionales de capitales especulativos.

    El Fondo, conjuntamente con el Banco Mundial, han sido los ,principales promotores de la implantacin del paradigma neoli-beral, conocido como el Consenso de Washington, en los pases perifricos ms vulnerables por el peso de su deuda externa, como los de Amrica Latina.

    EL CAMBIO DE PARADIGMA Un hecho de la mayor trascendencia se refiee a las ideas econ-micas dominantes, es decir, al paradigma terico que sostiene la poltica econmica de los pases. En Argentina, hasta la dcada de 1920, la teora neoclsica y el librecambio fueron el fundamento de la gestin fiscal y monetaria y de la insercin en el mercado mundial. Con el consenso de sus principales fuerzas polticas y so-ciales, el pas adhiri al corpus terico propiciado por los pases centrales y, en primer lugar, por Gran Bretaa.

    En las naciones industriales la crisis muridial provoc el aban-dono generalizado del enfoque neoclsico y del librecambio. Fue precisamente en Gran Bretaa donde el profesor de la Uni-versidad de Cambridge, John Maynard Keynes, sent las bases

    de un paradigma alternativo, fundado en la intervenCin del Estado, ra regulacin de los mercados y la administracin de la demanda agregada, para sostener la produccin y el empleo y salir de la peor crisis del capitalismo. Estas ideas se impusieron en la dcada de 1930. En Estados Unidos, el New Deal del presidente Franklin Delano Roosevelt recurri tambin a la intervencin ptblica para restablecer el sistema financiero y recuperar la actividad econ-mica y la ocupacin.

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    Durante la guerra, la intervencin del Estado abarc todas las esferas de la distribucin del ingreso y la asignacin de recursos y, a su fin, la presencia estatal se extendi a la nacionalizacin de servicios pblicos y entidades financieras. Es lo que sucedi, por ejemplo, en las principales economas europeas.

    Las consecuencias de la crisis de la dcada del 30 y la soli-daridad entre los diversos sectores sociales, engendrada en las sociedades que enfrentaron la guerra, sustentaron polticas distri-bucionistas progresivas del ingreso y redes de seguridad social, que seran denominadas el Estado de Bienestar.

    La ampliacin del mercado y la expansin de la demanda impulsadas por el keynesianismoy las polticas de la posguerra' fueron una de las bases de sustentacin del extraordinario desa-rrollo de la produccin y de las fuerzas globalizadoras del Perodo

    Dorad~ (de 1945 hasta principios de la dcada de 1970), el de ms rpido crecimiento de la historia econmica mundial.

    El comportamiento del Fondo Monetario Internacional en Am~ rica Latina en aquellos aos demuestra la ausencia de una pos-tura cntrica dominante respecto de la organizacin de la economa de los pases perifricos y su insercin internacional. Los acuerdos de asistencia del FMI con diversos pases de la regin se referan entonces exclusivamente a las variables fiscales, monetarias y al tipo de cambio.

    Las condiconalidades del Fondo en estas materias reflejaban un enfoque ortodoxo del ajuste pero no incluan compromisos estructurales respecto de la poltica de desarrollo e insercin in-ternacional. En aquel entonces la polmica entre la escuela estruc-tura lista latinoamericana y el FMI se concentraba en la estrategia de estabilizacin y el ajuste.

    En consecuencia, en 1930, cuando Argentina enfrent la necesi-dad inexorable de cambiar el rumbo, se encontr sin la referencia de un paradigma cntrico. En todo caso, con un conjunto de ideas

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  • predominantes en los principales pases que rechazaban el enfoque neoclsico y la estrategia librecambista . La poltiCa econmica argentina qued as librada a su propia suerte y a la capacidad de la sociedad y sus dirigentes de encontrar respuestas propias a pro-blemas inditos. Las mltiples, diversas y frecuentemente contradic-torias intervenciones del Estado argentino en todas las esferas de la

    actividad econmica, entre 1930 y mediados de la dcada de 1970, n resultaron as excntricas a lo que suceda en el resto del mundo.

    Observemos que fue precisamente en ese vaco de la hege-mona terica de los pases centrales, cuando en Argentina se ges-t, a partir de mediados de la dcada de 1930, un pensamiento alternativo. Su promotor, Ral Prebisch, lo proyect a escala lati-noamericana e internacional, desde fines de la dcada de 1940, desde su puesto de conduccin en la Comisin Econmica de Am-rica Latina (CEPAL), en el mbito de las Naciones Unidas.

    En el transcurso de la dcada de 1960 aumentaron las pujas distributivas del ingreso y las tensiones inflacionarias en las principales economas capitalistas. A principios de la siguiente, en el ao 1973, estall la primera crisis del petrleo y el aumento drs-tico de sus precios, impuesto por la Organizacin de Pases Expor-tadores de Petrleo (OPEP), lo cual provoc un salto inflacionario. Esto perturbaba la evolucin de la economa real pero, sobre todo, al mercado monetario en plena fase de crecimiento de la globali-zacin financiera.

    Una consecuencia del aumento de los precios del petrleo fue la' aparicin de un extraordinario supervit en los principales pases exportadores del hidrocarburo que fue reciclado a travs del mer-cado financiero internacional. Los petrodlares acrecentaron as la liquidez internacional inicialmente impulsada por el dficit de los pagos internacionales de Estados Unidos y el aumento conse-cuente de las reservas de dlares del resto del mundo, principal-mente en las otras economas industriales.

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    Las nuevas circunstancias creadas por la puja distributiva y la influencia creciente de la actividad financiera sobre la formulacin de la poltica econmica de los pases centrales, provocaron l.Jh cambio drstico respecto del paradigma econmico prevaleciente durante la dcada de 1930 y el Perodo Dorado de la posguerra,

    Los lderes de la transformacin fueron Margaret Thatcher, pri-mer ministro de Gran Bretaa a partir de 1979, y el presidente Ro-na Id Reagan, que inici su primer perodo de gobierno en Estados Unidos en enero de 1981. Ambos lderes pusieron en marcha polfticas fundadas en la hegemona del mercado, el abandono o recorte de las polticas sociales del Estado de Bienestar, refot' mas tributarias favorables a los altos ingresos, la privatizacin de la8 actividades a cargo de empresas del Estado, el recorte de la influencia de los sindicatos y la desregulacin de los mercados y de las actividades financieras.

    Este nuevo paradigma sustitutivo del keynesiano fue conocido como la reforma neo/ibera/. El paquete fue completado con pol' ticas ortodoxas de ajuste de la oferta monetaria y del gasto pblico. Los resultados fueron la contraccin de la actividad econmica eri ambos pases y el aumento del desempleo y la desigualdad eh la distribucin del ingreso. En Estados Unidos, bajo el impacto del aumento de los gastos de defensa y la rebaja de impuestos, fue-ron posteriormente abandonados los contenidos contractivos del paquete neoliberal.

    El cambio de paradigma terico en los centros, contempor-neo con la globalizacin financiera y el endeudamiento creciente de diversas economas perifricas, tuvo una decisiva influencia eh el curso de los acontecimientos de Argentina y el resto de Am-rica Latina. Tambin gravit en otros paises perifricos, pero en contextos distintos.

    Durante la euforia especulativa de la dcada del '70, Argentina y los otros pases latinoamericanos fueron un destino preferente

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  • de la penetracin financiera de la banca internacional. La abundan-cia del crdito provoc el abandono de la prudencia de las polticas de endeudamiento. Las fuentes tradicionales de recursos prove nientes de los bancos multilaterales -el Mund,ial, el Interamericano y el de crdito comercial del Eximbank norteamericano y entida-des semejantes de otros pases industriales-fueron sustituidas por los prstamos de la banca privada internacional, en operaciones ,normalmente realizadas a tasas de inters variables, ajustables a la evolucin de las mismas en el mercado internacional.

    lA DEUDA EXTERNA Y EL NEOLIBERAUSMO EN AMRICA lATINA La implantacin del modelo neolberal en Amrica Latina fue via-bilizada por el aumento vertiginoso de la deuda externa y sta, a su vez, se acrecent por la aplicacin de las polticas neoliberales.

    En el caso de Argentina la deuda pas de 5 mil a 44 mil mi-llones de dlares entre 1973 y 1982. Fue un aumento del800 por ciento, el ms pronunciado de Amrica Latina, a excepcin de M-xico, donde el mismo alcanz a casi el900 por ciento. En Brasil, el crecimiento fue tambin notable: 600 por ciento.

    Cuando las polticas monetarias de Estados Unidos y los otros paises centrales elevaron las tasas de iriters y declinaron los pre-cios de los productos primarios, la situacin de endeudamiento se hizo insostenible. La tasa de inters en Estados Unidos se .du-

    . plic en 1982 y elev drsticamente los servicios de la deuda e'xterna latinoamericana.

    En Argentina el sistema ya haba entrado eri crisis a fines del rgimen defacto (instalado en el poder desde marzo de 1976) con el derrumbe de la poltica cambiara, la fuga de capitales y el salto inflacionario. Poco despus, en agosto de 1982, la crisis adquiri alcance continental cuando Mxico anunci la moratoria de su deuda externa y se puso en marcha el primer gran programa de salvataje de los bancos acreedores, principalmente norteamerica-

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    nos, muchos de tos cuales tenan una exposicin en Amrica La-tina superior a su patrimonio neto.

    Los bancos formaron un Club de Acreedores y sostuvieron con xito la tesis de que tos dudores deban negociar separada-mente. El fracaso de Amrica Latina en establecer una negocia-cin ms equilibrada, negociando concertadamente, fue un nuevo ejemplo de la vulnerabilidad y dependencia de nuestros pases. El Fondo Monetario Internacional asumi la representacin de tos acreedores y negoci acuerdos de auxilio con cada uno de los pa-ses en problemas.

    No era la primera vez que los deudores ltinoamericanos re-curran al apoyo del FMI para enfrentar sus dificultades de balance de pagos. Desde fines de la dcada de 1940 hasta la de 1970 el FMI haba firmado convenios con diversos pases de la regin, inclu-yendo a Argentina. Se trataba entonces de acuerdos de corto plazo para resolver problemas transitorios de desajuste de los pagos internacionales. Frente a esta situacin el FMI impona condicio-nalidades limitadas al tipo de cambio, el ajuste fiscal y la restric-cin del crdito bancario.

    La consiguiente contraccin de la produccin y de la demanda de importaciones generaba un supervit en el balance comercial y el restablecimiento del equilibrio en los pagos internacionales. Esta estrategia del FMI gener una clebre polmica con los eco-nomistas latinoamericanos alineados con el enfoque estructura-lista 'del desarrollo y la inflacin. Estos calificaron demonetarista la visin ortodoxa del Fondo enfilada a reducir la causalidad de la inflacin y los desequil ibrios macroeconmicos a la dimensin monetaria; de tal manera se ignora, sostenan, la naturaleza es-tructural de tos fenmenos, como las rigideces de oferta Y la de-sigualdad en la distribucin del ingreso.

    Pero en la dcada del '80 la situacin era radicalmente dis-tinta. Los problemas del balance de pagos no eran coyunturales

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  • ni pasajeros sino de carcter estructural, endmicos ya a esa altu-ra, por un nivel de endeudamiento exagerado e inmanejable con las polticas tradicionales de ajuste del gasto y del tipo d~ cambio. Ahora la negociacin con el FMI sera permanente y se daba en el contexto de la reinstalacin, en los pases centrales, del paradig-ma ortodoxo en su versin neoliberal.

    Los acuerdos con el FMI, los prstamos del Banco Mundial y " los programas de salvataje de la crisis de l deuda estuvieron desde

    entonces atados a los programas de ajuste estructural, que poco despus un acadmico anglosajn, el profesor John Williamson, denominara el Consenso de Washington. Toda la estrategia econmica del deudor qued as sometida al paradigma cntri-co que, esta vez, incluy la apertura de la economa y la des regu-lacin de los mercados -especialmente del financiero- las priva-tizaciones y el achicamiento del Estado.

    El control de la liquidez y del gasto pblico continu siendo un componente de la estrategia del Consenso que, en su versin aca-dmica, inclua razonablemente la existencia de tipos de cambio competitivos. Este requisito del programa fue el nico desatendido en las condiciones impuestas por el FMI y el Banco Mundial, por-que privilegiaba el endeudamiento, la transferencia de recursos al exterior Y la fuga de capitales colocados en los mismos bancos acreedores. La sobrevaluacin del tipo de cambio provoc estra-~os en la economa real al sustituir produccin interna por impor-taciones, impulsar la contracc in econmica y el desempleo y agravar.el desequilibrio estructural de los pagos internacionales.

    Sobre la base del paradigma neoliberal se realizaron dos gran-des operaciones de salvamento de los ,bancos acreedores, lideradas por los secretarios del Tesoro de Estados Unidos. La primera, en 1985, durante el gobierno del presidente Reagan y promovida por el secretario James Baker, program una masa de recursos cerca-na a los 50 mil millones de dlares por un plazo de tres aos para

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    apGJyar a los gobiernos de los pases deudores que ejecutaran poll-ticas de ajuste estructural en lnea con el pensamiento dominante;

    Mientras tanto, la regin haba entrado de lleno en la dcada perdida de los aos ochenta, con una fuerte contraccin de la pro-duccin, el deterioro de las condiciones sociales y crecientes presiones inflacionarias. Estas ltimas eran derivadas de la impo-tencia de los gobiernos para generar excedentes primarios en las cuentas pblicas para transferir al exterior los servicios de la deu-da. Estos acabaron financindose con dficit pblicos y emisin monetaria crecientes que hicieron estallar la estabilidad de precios, multiplicar las presiones inflacionarias y, en algunos pases, como Argentina, desencadenar procesos hiperinflacionarios.'

    El Plan Baker fue un paliativo que resolvi transitoriamente los problemas de los bancos acreedores exageradamente expues-tos en Amrica Latina, mientras la situacin interna se agravaba con una transferencia neta de recursos al exterior de 220 mil mi-llones de dlares en la dcada de 1980 y sus secuelas sobre la economa real , la estabilidad y el bienestar.

    Cuando en febrero de 1987 Brasil rechaz las condiciones del FMI y declar la moratoria sobre su deuda, volvi a estallar la crisis. La segunda iniciativa norteamericana, esta vez bajo el gobier-no del presidente George Bush padre, correspondi al secretario del Tesoro Nicholas Brady, en marzo de 1989. El nuevo dispositivo estableci una reprogramacin de deudas a tasas ms bajas d! inters, sostenida por el apoyo financiero de los QG>bierrios de Estados Unidos y Japn.

    La conversin realizada bajo el Plan Brady alivi la carga de la deuda y ocurri en un contexto de reinicio del crdito hacia los pases emergentes. El aumento de la inversin privada directa

    2. Este fenmeno inflacionario desencadenado por la deuda externa fu~ expliB~ do en: Aldo Ferrer, Vivir con Jo nuestro, 1.a.. Edicin, El Cid Editor, BuenosA1reS, 1983.

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  • estuvo en gran parte vinculado a los programas de privatizacin de empresas pblicas. Cuando en Argentina conclua el gobierno de Alfonsn, comenzaba a cambiar el contexto internacional y a reiniciarse la corriente de recursos financieros hacia esta regin. La transferencia neta de recursos con el exterior cambi de signo: en la dcada de 1990 fue positiva por 175 mil millones de dlares.

    las fuentes de recursos dirigidas a la regin cambiaron de ori-gen conforme a la transformacin producida en los mercados financieros internacionales. Los intermedirios institucionales, como los fondos mutuos y de pensin, y los inversores privados, sustituyeron a los prstamos bancarios. La dcada del '90 fue de abundancia de fondos externos y colocaciones de papeles pbli-cos en los mercados financieros, algo suficiente para financiar el dficit del balance comercial impulsado por la sobrevaluacin del tipo de cambio, el fuerte aumento de las importaciones y los ser-vicios de la creciente deuda externa. El colapso de la confianza de los mercados volvi a estallar en Mxico en 1995, con una fuga ma-siva de capitales y la devaluacin del peso mexicano. Argentina, el ms vulnerable de los pases por la dimensin de sus pasivos y la rigidez de su rgimen cambiara de caja de conversin con tipo de cambio fijo, padeci el peor contagio de la crisis del tequila.

    Al final de la ltima dcada del siglo XX y principios de la primera del XXI, Amrica Latina segua siendo .la regin ms en-

    . deuda da y vulnerable del mundo perifrico. Las reformas inspi-. n~das en el Consenso de Washington fueron transitoriamente

    exitosas en alcanzar los equilibrios fiscales y la estabilidad de precios. Pero despus de la recuperacin en la primera mitad de la dcada de 1990, posterior a la contraccin de' la dcada perdida de los ochenta, volvi a instalarse el estancamiento o lento crecimiento econmico con el deterioro simultneo del empleo y las condiciones sociales.

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    2. GLOBALIZACIN Y DESARROLLO LA MUNDIALIZACIN EN LA HISTORIA El inicio de la globalizacin se remonta al siglo XV. La expansin hacia ultramar de los pueblos cristianos de Europa fue iniciada en-tonces por los portugueses bajo el liderazgo del prncipe Enrique, llamado El Navegante. El objetivo era llegar a Oriente y acceder a su oferta de especias por rutas ms econmicas que las terres-tres, las cuales, adems, haban sido perturbadas por la ocupacin otomana de Constantinopla en 1453.

    En 1498 los navegantes portugueses culminaron el proyecto del Infante Enrique con el desembarco de Vasco da Gama en Ca-licuct, costa occidental de la India. Seis aos antes, un marino genovs a las rdenes de la Corona de Castilla y Aragn, buscando el mismo objetivo pero navegando hacia Occidente, haba trope-zado con un Nuevo Mundo que, hasta el final de sus das, sigui pensando que se trataba de las Indias Orientales.

    Fue entonces que, por primera vez, se form, bajo el liderazgo europeo, el primer sistema planetario. El suceso fue revelador del avance del conocimiento cientfico durante el Renacimiento. Uno de sus resultados fue, precisamente, la mejora en las artes de navegacin y militares y el reconocimiento de la redondez de la Tierra. Pero la ciencia y la tecnologa que, desde entonces, seran los motores impulsores de la globalizacin, planteaban en nuevos trminos las relaciones entre las diversas civilizaciones y el vnculo de cada una de ellas con su contexto externo.

    Suceda que, incipientemente, el cambio tcnico permita un aumento de la productividad en las actividades agrcolas que ocu-paban al 90 por ciento de la poblacin activa y en la produccin textil y de implementos diversos. Al mismo tiempo se amplia-ban los mercados por las nuevas vas de transporte y la circula-cin ms amplia y diversificada de excedentes.

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  • Anteriormente el progreso tcnico haba sido muy lento y la produccin por hombre ocupado en la agricultura y las otras acti-vidades permaneci prcticamente estancada a lo largo 'de los siglos. La productividad de un campesino francs en el siglo XVII era semejante a la existente en tiempos de Julio Csar. Lo mismo suceda con los medios de transporte: las tropas de Napolen a prin-cipios del siglo XIX avanzaron por Europa a la misma velocidad que, dos mil aos antes, haban marchado las legiones romanas.

    Hasta entonces el progreso tcnico fue no slo muy lento si-no que, adems, el conocimiento y las tecnologas disponibles en las diversas civilizaciones eran semejantes. As se explica que la productividad por persona ocupada y los niveles de vida de las diversas civilizaciones, desde la de China en Extremo Oriente hasta la de Europa Occidental, eran tambin semejantes. En tales condiciones, las relaciones internacionales y la conquista de unos pueblos por otros no modificaba el funcionamiento de la activi-dad econmica. Daba s lugar a la apropiacin de excedentes del conquistado por el conquistador o al sometimiento a la esclavitud y, eventualmente, a la destruccin de riqueza, pero no a cambios en el comportamiento de la economa.

    La situacin cambi por la irrupcin del progreso tcnico. Por-que entonces el vnculo externo, particularmente el comercio que dara lugar a la divisin internacional del trabajo, comenz a in-fluir en la posibilidad de aplicar las nuevas tcnicas en las diversas

    ~Ctividades. Surgieron as las primeras relaciones entre la globa-lizacin y el desarrollo. Estas relaciones se profundizaron y fueror'l cada vez ms complejas a medida que avanz el progreso tcnico. A fines del siglo XVIII se produjo una transformacin fundamental: la Revolucin Industrial iniciada en Gran Bretaa. Las nuevas tc-nicas en la produccin textil, la aparicin del vapor como fuente de energa y los avances en el manejo de los suelos provocaron un primer salto en la Jroductividad y ampliaron las fronteras del

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    l , , JI

    mercado y del comercio. Desde mediados ~el siglo XIX la avalti" ~~ cha tecnolgica fue incontenible: el ferroca~ril , los navos a vapor, el telgrafo, los cables submarinos, la comunicacin inalmbrita, la metalurgia, la qumica, la metal-mecnica y enseguida la ele-tromecnica, los fertilizantes y la maquinaria agrcola transforma-ron rpidamente la estructura productiva e integraron a los pases participantes de la onda expansiva en un mercado mundiaL Este inclua no slo el aumento y diversificacin del comercio de bie-nes, sino las inversiones orientadas esencialmente a abrir fuentes de aprovisionamiento de alimentos y materias primas en los nuevos espacios incorporados al mercado mundial.

    En estudios anteriores sobre la globalizacin ', identifique la existencia cie varias etapas. La primera, que puede denominarse Pdmer Orden Mundial, abarca desde la ltima dcada del siglo XV hasta l.os alrededores de 1800 cuando comienza la Revolutin Industrial. Ese Orden incluye la etapa del capitalismo mercantil bajo el liderazgo inicial de Espaa y Portugal, sucedido lUego j:JOt la hegemona de Gran Bretaa, Francia y Holand.

    Fue en ese perodo que se produjo la conquista y ocuj:Jaciti del Nuevo Mundo. En ese afn se registr tambin la itiplal'\ta' cin de factoras europeas en frica, Medio y Extremo btieiibi Y el inicio de la conquista de la India por Gran Breta. En tdas fl11F" tes, salvo en Amrica, sobrevivieron las culturas preexist!fltl~s pse a la presencia de las posesiones de Espaa, Portugal, draft Bietaa, Francia y Holanda.

    De un extremo al otro del continente americano: en cambio, se formaron nuevas civilizaciones asentadas en los sobrevivan" tes de la poblacin autctona, los conquistadores y pobladores

    3.:A. Ferrer, Historia de la g/obalizacin: orgenes del otden econmico mundiBI,_ FHi do de Cultura Econmica (FCE), Buenos Aires, 1996 e Historia de la globalizaciH lf: la Revolucin Industrial y el Segundo Orden Mundial, FCE, Buenos Aires; 2o0.

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  • europeos y la incorporacin masiva de esclavos africanos. Toda-va a fines de este perodo los niveles medios de productividad en-tre las diversas civilizaciones eran comparables. La relacin entre el ingreso por habitante y niveles de vida entre las naciones ms avanzadas de la poca, Gran Bretaa y Holanda y, por ejemplo,

    China, era de alrededor de 2 a 1. En ninguna otra comparacin era .superior a 3 o 4 a 1.

    La siguiente etapa, el Segundo Orden Mundial, abarca desde los alrededores de 1800 al estallido, en 1914, de la Primera Guerra Mundial del siglo XX. En ese perodo tiene lugar un salto extraordi-nario de la productividad en los pases industriales por la aplicacin masiva y generalizada en toda la estructura productiva del cambio tcnico. Surge entonces la evidencia contundente de la distinta ca-pacidad de los diversos pases de generar y asimilar el progreso tc-nico. El estilo de las relaciones con el contexto externo, es decir, con la globalizacin, es determinante del desarrollo en ese perodo.

    Gran Bretaa fue la potencia hegemnica de la poca y 'el origen de un pensamiento, en particular, la teora de las ventajas compa-rativas en el comercio internacional, que racionalizaba el predomi-nio de la economa ms industrializada y competitiva de aquellos tiempos. Ese pas y las otras potencias industriales trazaron las reglas del juego e implantaron el extraordinario acontecimiento del imperialismo, a travs del cual, hacia 1914, un tercio -es decir 5Q!) millones de una poblacin mundial de 1.500 millones de per-s9nas- habitaba en dependencias coloniales, la inmensa mayora bajo jurisdiccin del Imperio Britnico. Al final, la diferencia de la productividad y el ingreso por habitante entre las economas de-sarrolladas y subdesarrolladas haba aumentado de 1 a 20.

    Entre 1914 y 1945, apenas treinta aos, sucedieron tres acontecimientos extraordinarios: dos guerras mundiales y la gran depresin de la dcada de 1930. Fue un perodb de deterioro de las relaciones econmicas internacionales, de desglobalizacin

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    porque todos los indicadores representativos (comercio, inversio-nes, finanzas) declinaron respecto de la produccin mundial.

    Cuando no se haban recompuesto todava las reglas del juego de la preguerra, en 1930, estall la crisis, se instalaron las polticas del slvese quien pueda, se abandonaron las normas del comercio y las finanzas multilaterales, las principales monedas se devaluaron y desapareci el patrn oro como referencia monetaria. Las turbulentas polticas del perodo incluyeron el abandono de la democracia en Italia y Alemania, el surgimiento de la Unin Sovi-tica y la expansin imperial de Japn en Extremo Oriente.

    Mientras tanto la ciencia estaba abriendo nuevas fronteras con las teoras de la relatividad y cuntica en la fsica y los avances en la biologa y la gentica. A partir de la dcada de 1940 los nue-vos conocimientos impulsaron una renovada ola de innovaciones y provocaron una transformacin radical en la organizacin de la produccin y los mercados. El dominio de la energa nuclear, la biotecnologa, la microelectrnica y la informtica tiene su origen inmediato en los avances del conocimiento cientfico en aque, llas tres dcadas, de 1914 a 1945.

    En 1945 puede considerarse abierto un nuevo perodo de la globalizacin, el Tercer Orden Mundial, an vigente. Sin embargo, la situacin actual del mundo revela los lmites de un sistema de relaciones internacionales que profundiza la brecha entre las eco-nomas avanzadas y subdesarrolladas y hace ms manifiesta aun que en el pasado la diferente aptitud de los pases de participar en la asimilacin y generacin del progreso tcnico, vale decir, de ge-nerar desarrollo econmico y social.

    DESARROLLO La globalizacin no ha alterado la naturaleza del proceso de desa-rrollo econmico. Han cambiado s las condiciones en que se ve-rifica, las tecnologas de frontera de cada etapa, la organizacin

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  • de la produccin y los mercados, la complejidad de los vnculos con el contexto externo y los cambios al interior de cada sociedad resultantes de la aplicacin de las nuevas tecnologas. '

    De todos modos el desarrollo contina descansando en la ca-pacidad de cada pas de participar en la creacin y difusin de co-nocimientos y tecnologas y de incorporarlos en el conjunto de su ~ctividad econmica y relaciones sociales.

    El progreso econmico sigue siendo un proceso de transfor-macin de la economia y la sociedad fundado en la acumulacin de capital, conocimientos, tecnologa, capacidad de gestin y or-ganizacin de recursos, educacin y capacidades de la fuerza de trabajo, estabilidad y permeabilidad de las instituciones.

    El desarrollo es acumulacin en este sentido amplio. Y la acumulacin se realiza, en primer lugar, dentro del espacio propio de cada pas. Entre otros motivos, porque, como hemos visto, el ahorro interno es la fuente dominante de la formacin de ca-pital y el mercado interno se convierte en el destino principal de la produccin.

    La puesta en marcha de procesos de acumulacin en sentido amplio requiere la existencia de lo que Helio Jaguaribe denomina capacidad tcnico instrumental para organizar los recursos y do-minar y aplicar nuevos conocimientos al proceso productivo. Sociedades primitivas pueden carecer de estas capacidades y, por lo. tanto, tener restricciones intrnsecas para su desarrollo .

    . No es el caso de Argentina ni, en general, de Amrica Latina en ' donde los niveles culturales y las capacidades tcnico instru-mentales han demostrado su aptitud para incorporar y generar nuevos conocimientos, aunque no en la escala y amplitud sufi-cientes para poder salir del subdesarrollo y la dependencia. Pero sta no es una restriccin tpica de nuestros pases sino conse-cuencia de la insuficiencia de lo que ms adelante definiremos como densidad nacional.

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    1 ~; ~~-.-El desarrollo implica la orga~nizacin y la integracin de la cte!lli!,

    tividad y de los recursos de cada pas para poner en marcha el ptO" ceso de acumulacin en sentido amplio. El mismo es indelegabl en factores exgenos que, librados a su propia dinmica, slo p" den desarticular un espacio nacional y estructurarlo en totho de centros de decisin extranacionales y, por lo tanto, frustrar los pro' cesos de acumulacin, es decir, el desarrollo. Un pas puede ctetef1 aumentar la produccin, el empleo y la productividad de los fac" tores, impulsado por agentes exgenos, como sucedi con ArgElh' tina en la etapa de la economa primaria exportadora. Pero puede crecer sin desarrollo, es decir, sin crear unaorganizacin d la eco-noma y la sociedad capaz de movilizar los procesos de acumu" !acin inherentes al desarrollo o, dicho de otro modo, sin incorpotar los conocimientos cientficos y sus aplicaciones tecnolgicas en el conjunto de su actividad econmica y social.

    Los procesos de acumulacin pueden interrumpirse y retro-traer el sistema econmico a etapas previas de menor compleji-dad y productividad en el empleo de los factores. Argentina es un caso notable de interrupcin reiterada de la acumulacin eh seh'. tido amplio. Por ejemplo: el golpe de Estado del 6 de septiernbr!l de 1930 clawur el perodo de 70 aos inaugurado en 1862 --con la Presidencia de Bartolom Mitre- de acumulacin de estabilidad institucional y poltica. Desde entonces hasta diciembre de 1983 se registraron seis golpes de Estado y alternancia de gobiernos cvicos y militares. Otro ejemplo es la intervencin a las universi" dades nacionales, en 1966, que desmantel buena parte de la acu, mutacin de conocimientos en el sistema nacional de ciencia y tec" nologa. Un tercero: a partir del golpe de Estado del24 de marzo d 19761a estrategia neoliberal demoli la capacidad industrial y las redes instaladas y emergentes en diversos sectores de l economa, incluyendo sectores de frontera como la electrnica y la produccin de bienes de capital informatizados.

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  • RELACIONES ENTRE MUNDO GLOBAL Y CRECIMIENTO La globalizacin y el desarrollo econmico de cada pas guardan estrechas relaciones. La mundializacin de los vnculos of~ece oportunidades como, por ejemplo, la ampliacin de los mercados o el acceso a inversiones y tecnologas. Pero plantea tambin ries-"gps y amenazas. La globalizacin no es en s misma buena o rnala . Su influencia en el desarrollo de cada pas depende de las vas por las cuales el mismo se vincula al contexto externo.

    En el comercio internacional, por ejemplo, eso ocurre a tra-vs del estilo de vinculacin con la divisin internacional del traba-jo. El desarrollo requiere que las exportaciones e importaciones guarden un balance entre sus contenidos de tecnologa y valor agre-ga.do para permitir que la estructura productiva interna pueda asimilar y difundir los avances del conocimiento y la tecnologa. En relacin a las inversiones de filiales de empresas transnacionales, es preciso que su presencia no debilite las capacidades endgenas de desarrollo tecnolgico. A su vez el financiamiento internacional pe be ser consistente con la capacidad de pagos externos y el equi-librio de los pagos internacionales. En resumen: el resultado, desde la perspectiva de cada pas, radica en el estilo de insercin en el orden global o, dicho de otro modo, en la cllidad de las res-puestas a los desafos y oportunidades de la globalizacin.

    Esas respuestas en los diversos campos (comercio, inversio-ne!' .. P.rivadas directas, finanzas, desarrollo tecnolgico) son mu-tu;!f.nente interdependientes. De hecho forman un bloque, un paquete de respuestas vinculadas unas a otras. No es posible, por ejemplo, el desarrollo de un sistema nacional de ciencia y tecno-loga sin un rgimen adecuado de tratamiento de las inversiones privadas directas ni una estrategia para cerrar la brecha del con-tenido tecnolgico entre importaciones y exportaciones.

    Tampoco es factible aumentar y retener el ahorro interno sin la creacin de espacios de rentabilidad y un tipo de cambio, entre

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    otras medidas, que aseguren la competitividad internacional de toda la produccin de bienes y servicios negociables internacio-nalmente. La seguridad jurdica y el respeto de los contratos son tambin esenciales para la iniciativa privada y, para ello, es pre-ciso que las reglas del juego sean consistentes con los equilibrios macroeconmicos del sistema.

    Una de las mayores amenazas a la estabilidad econmica son los capitales especulativos y su penetracin en las plazas nacio-nales. La crisis financiera de 1997198 en pases muy exitosos, como Corea y Malasia, fue el resultado del endeudamiento en divisas de sus bancos para financiar inversiones mobiliarias e inmobiliarias denominadas en moneda nacional.

    Cuando estall la burbuja especulativa en esas inversiones y cayeron sus cotizaciones, los bancos enfrentaron una situacin de insolvencia que contagi a todo el sistema a pesar de que los equi-librios fundamentales -presupuesto y balance de pagos- estaban en orden. Se trat en esos casos de una crisis estrictamente finan-ciera dentro de un contexto en el cual todas las otras respuestas a la globalizacin haban sido acertadas y las economas estaban fundadas en una estructura productiva diversificada y compleja, con el dominio nacional en la organizacin de los recursos y una insercin simtrica no subordinada en el orden global mundial. De este modo, en menos de un ao, esas economas remontaron la crisis financiera y recuperaron sus niveles previos de acelerado desarrollo y transformacin.

    Despus veremos que el carcter crnico de la crisis de la deuda externa en Argentina y la mayor parte de Amrica Latina radica en que las respuestas a la globalizacin fueron malas no solamente en el campo financiero. Tambin fueron inadecuadas las respuestas en el terreno comercial y en el tratamiento de las inversiones privadas directas. En el primer caso recordemos, por ejemplo, la persistencia de tipos de cambio sobrevaluados que

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  • debilitaron la competitividad de la produccin nacional salvo en las actividades ligadas a la explotacin de los recursos naturales.

    Las asimetras crecientes en el desarrollo econmico de los paises resultan del ejercicio del poder por las potencias dominan-tes pero, en ltima instancia, dependen de la aptitud de cada so-ciedad para participar en las transformaciones desencadenadas por el avance de la ciencia y de sus aplicaciones tecnolgicas. En este ltimo sentido puede decirse que cada pas tiene la globali-zacin que se merece.

    La cuestin puede tambin observarse desde la perspectiva de la organizacin de los recursos. La presencia de agentes for-neos en un espacio nacional y los lazos que lo vinculan con los mercados, las corporaciones y las finanzas transnacionales, pueden provocar que las decisiones sobre la organizacin de la produc-cin y los mercados, la asignacin de los recursos disponibles y la distribucin del ingreso sean tomadas por agentes externos en vez de internos. Para que esto suceda es preciso la formacin de una asociacin entre grupos dominantes domsticos con los ex-tranacionales, actuando los primeros como correa de transmisin de las decisiones forneas. Despus veremos que es ste uno de los rasgos caractersticos de las situaciones de baja densidad na-cional y un obstculo insalvable a los procesos de acumulacin en sentido amplio.

    El ejercicio efectivo de la soberana es un requisito ineludible para que un pas pueda dar respuestas propias al escenario global. En .el pasado los pases subordinados a la condicin colonial es-tuvieron sujetos a las decisiones de sus metrpolis. Su estilo de insercin con el orden global respondi a los intereses de las mismas. Pero incluso en situaciones de dependencia colonial, como por ejemplo en las trece colonias britnicas de Amrica del Norte o en los dominios britnicos de Canad y Australia, fueron posi-bles, por sus propias condiciones internas y su estilo de vincula-

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    cin con la metrpolis, respuestas compatibles con el dsartollb Y la acumulacin en esos territorios antes de su independencia.

    En sentido contrario, pases soberanos como los de Amrica Latina, que conquistaron su independencia en los albores de la Revolucin Industrial a principios del siglo XIX, desde entonces hasta ahora no han logrado erradicar el atraso y generar respues-tas a los desafos y oportunidades de la globalizacin coherentes con su propio desarrollo.

    El orden global proporciona un marco de referencia pata el desarrollo de cada pas. Pero la forma de insercin en sU con-texto externo depende en, primer lugar, de factores end!)enos, propios de la realidad interna del mismo pas. La historia del de" sarrollo econmico de los pases puede relatarse en torno de la calidad de las respuestas a los desafos y oportunidades dE! la cambiante globalizacin a lo largo del tiempo. Este enfoque es aplicable, por ejemplo, al estudio de la formacin de la econo-ma de los pases latinoamericanos.

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