alcanzar la soberanía alimentaria

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Una Vía Campesina hacia el Buen Vivir Carlos A. Villalba. Miradas al Sur Del 10 al 17 de abril, Buenos Aires volverá a respirar aires de debate, propuestas y planes de acción. Tendrá lugar en la ciudad el VI Congreso de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC)-Vía Campesina, con la participación de más de 800 delegados, representando a un centenar de organizaciones de 18 países de América Latina y el Caribe junto a la V Asamblea Continental de Mujeres y la IV Asamblea de la Juventud del sector. El debate, esta vez, no se moverá alrededor de ideas como las de emancipación o igualdad sino que hincará sus dientes en la disputa con los agronegocios y buscará la construcción de una hoja de ruta que permita alcanzar “la Soberanía Alimentaria sustentada en la concreción de Reformas Agrarias Integrales y Populares, para producir los alimentos que nuestros pueblos requieren y que la humanidad necesita para garantizar su desarrollo por las tierras, los territorios y las semillas campesinas e indígenas, generadas en una relación de amor con la naturaleza, con la Madre Tierra, que nos indica los caminos para el Buen Vivir”, según expresa la convocatoria.

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Una Vía Campesina hacia el Buen Vivir Carlos A. Villalba. Miradas al Sur

Del 10 al 17 de abril, Buenos Aires volverá a respirar aires de debate, propuestas y planes de acción. Tendrá lugar en la ciudad el VI Congreso de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC)-Vía Campesina, con la participación de más de 800 delegados, representando a un centenar de organizaciones de 18 países de América Latina y el Caribe junto a la V Asamblea Continental de Mujeres y la IV Asamblea de la Juventud del sector. El debate, esta vez, no se moverá alrededor de ideas como las de emancipación o igualdad sino que hincará sus dientes en la disputa con los agronegocios y buscará la construcción de una hoja de ruta que permita alcanzar “la Soberanía Alimentaria sustentada en la concreción de Reformas Agrarias Integrales y Populares, para producir los alimentos que nuestros pueblos requieren y que la humanidad necesita para garantizar su desarrollo por las tierras, los territorios y las semillas campesinas e indígenas, generadas en una relación de amor con la naturaleza, con la Madre Tierra, que nos indica los caminos para el Buen Vivir”, según expresa la convocatoria.

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A los bifes. Los miembros de la Coordinadora Latinoamericana no andan por las ramas. Han desarrollado el repertorio de políticas públicas que consideran imprescindibles para fortalecer la agricultura campesina e indígena y lograr la soberanía alimentaria. Al tope de las mismas, instalan una Reforma Agraria “popular e integral”, con distribución de tierras y fortalecimiento del sector productivo; límites al tamaño de la propiedad; prohibición de la venta de tierras para extranjeros y expropiación de explotaciones con trabajo esclavo. Reclaman además una política de acopios que permitan la regulación, a través de compras estatales de la producción en período de zafra-cosecha, depósito y posterior colocación en el mercado en el período entre cosechas; precios mínimos, que garanticen la cobertura de los costos de producción y un margen de renta para las familias campesinas y limite los precios pagados por los trabajadores urbanos y créditos subsidiados para la producción de alimentos, que permita a las familias campesinas la producción de alimentos con obtención de renta y colocación en el mercado a precios accesibles para los trabajadores urbanos, además de compras estatales de esos productos, con destino a los programas de alimentación escolar, hospitales, asilos y al sistema previsional. La lista de medidas, legislaciones, estímulos, recomendaciones y exigencias es tan larga como un verdadero plan de gobierno para el sector, destinado a hacerlo sustentable y a contribuir al desarrollo de la soberanía alimentaria, contrario al modelo de los agronegocios, considerado socialmente injusto, económicamente inviable, no sustentable para el medio ambiente y su biodiversidad y con una producción mercantil de alimentos con graves consecuencias para la salud de la población. El concepto de Soberanía Alimentaria, desarrollado por la CLOC-Vía Campesina parte del principio de que los alimentos “no pueden ser una mercancía”, ya que la alimentación es un derecho de supervivencia de la humanidad y, por lo tanto, en todos los lugares del mundo cada pueblo “tiene el derecho y el deber de producir sus propios alimentos”. Agricultura Familiar. El 2014 fue declarado Año Internacional de la Agricultura Familiar (AIAF) por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), con la intención de visibilizar la agricultura familiar de los pequeños productores, “enfocado en la importancia de los mismos para la erradicación del hambre y la pobreza, destacando su capacidad de proveer alimentos, gestionar los recursos naturales y proteger el ambiente para el desarrollo sustentable puntualmente en las zonas rurales”. Esa intención dio marco a avances que se dieron en algunos países de la región en relación a la creación de espacios institucionales o al desarrollo de legislaciones, como las producidas en la Argentina con la sanción de la Ley de la Agricultura Familiar a fines de

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2014 o la creación de la Secretaría respectiva, en el seno del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, acciones que constituyen para los referentes agrarios “un avance institucional” y la posibilidad de que “el agricultor pueda sentarse, debatir y consensuar” políticas, con “la intervención del Estado en beneficio de los pequeños productores y los consumidores”. Evo Morales, presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, es uno de los líderes mundiales que articulan los conceptos de “vivir bien”, soberanía alimentaria y cambio climático y expresa la necesidad de promover transformaciones profundas. Llevó sus propuestas y mostró las acciones desarrolladas en su país ante la Conferencia Climática de Copenhague de diciembre de 2009, desde donde reclamó ese “vivir bien”, con solidaridad, complementariedad y reciprocidad, como antítesis del “vivir mejor” capitalista que, a su juicio, lleva implícito el “explotar seres humanos”, “agotar recursos naturales”, “siempre a costa de otro” y “de la destrucción del ambiente”, con “egoísmo e individualismo”. El presidente de Bolivia pidió que “no cambiemos el clima, ¡cambiemos el sistema!” apuntó al corazón del problema y, en simultáneo, abrió espacio para una agenda compleja y abarcativa, con muchos actores opuestos a su desarrollo. Esa visión, además de desnudar la responsabilidad negativa del cambio climático sobre la vida en la Tierra, avanza hacia el origen del mismo, concluyendo que es el propio modelo de desarrollo el que impulsa los eventos que generan los desastres socionaturales que sufren a diario los pueblos de la región, con inundaciones, sequías, incendios forestales que jamás son “naturales”. Los organizadores de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo, que se reunirá desde el próximo 10 en Buenos Aires, consideran que la CLOC expresa el ideario y las luchas organizadas de millones de campesinos y campesinas de América latina y el Caribe, muchas de ellas impregnadas de los legados de los pueblos originarios, de los trabajadores de la ciudad, de los pescadores, las batallas juveniles y las luchas estudiantiles y de las resistencias de los pueblos indo-afro-americanos, que rechazan los “sistemas productivos de monocultivos, el uso intensivo de tecnología y de agrotóxicos, que destruyen nuestra biodiversidad y acaban con la vida y la salud del pueblo”. Buenos Aires, entonces, será escenario del diseño de esa Vía Campesina.

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Argentina, país de encuentros Carlos A. Villalba. Miradas al Sur La Argentina se ha convertido en un país de encuentros. No sólo en el espacio geográfico en el que se instalan “congresos” por decenas cada mes por la belleza de los paisajes, su oferta hotelera o las ventajas comparativas del cambio de la moneda local contra el dólar o el euro. Este país del “fin del mundo”, que no es escala de viaje alguno desde un país hacia otro, vive un momento especial, de construcción de opciones, en una región que respira una etapa también distintiva, de discusiones, síntesis y construcciones alternativas a las impuestas durante décadas y siglos. Del 12 al 14 de marzo funcionarios, pensadores, escritores, filósofos, críticos, activistas, latinoamericanos, norteamericanos y europeos, debatieron en el marco del “Foro Internacional Emancipación e Igualdad”, organizado por el Ministerio de Cultura de la Nación. Hubo participación y colas dignas de cualquier estrella internacional del rock para escuchar, aplaudir o dudar, ante las palabras de los expositores, fueran del vicepresidente de un país hermano o de académicos de prestigio mundial. Se produjeron programas de televisión y una verdadera multitud, joven en su mayoría, se reunió conferencia a conferencia frente a la pantalla gigante instalada en la plaza frente al Teatro Nacional Cervantes que mostraba lo que pasaba dentro del recinto. Un mes después, cerca de mil representantes de un espacio que se formalizó hace más de 20 años, las organizaciones que conforman la Vía Campesina, desembarcan con sus experiencias de campesinos y pequeños productores agrícolas, de indígenas y pescadores, de trabajadores de la ciudad, de las luchas de los pueblos indo-afro-americanos, de jóvenes y estudiantes. Estarán siete días discutiendo propuestas en favor de la naturaleza, de las semillas, del agua, la reforma agraria integral y popular, la soberanía alimentaria y del buen vivir y construirán herramientas para enfrentar a los agrohidronegocios, los mineralnegocios y los agrotóxicos. Buenos Aires, entonces, se convirtió en un lugar de encuentro de los protagonistas de los grandes temas de la región.

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Campesinos, una batalla cultural, política y económica Hernán Viudes. Miradas al Sur

Que más de mil delegadas/os de toda América latina y el Caribe, con representantes de África, Asia y Europa del Comité de Coordinación Internacional de la Vía Campesina (CCI) se reúnan a discutir sobre el destino de los campesinos, es un hecho político indiscutible en sí mismo. Más aún que el encuentro sea en el marco del “VI Congreso de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo-Vía Campesina (CLOC-VC), bajo el lema: “Contra el Capitalismo, por la soberanía de nuestros pueblos. ¡América Unida Sigue en Lucha!”. Y si a todo ello se le agrega que el encuentro se realiza en Buenos Aires, ya es inédito. “El Congreso lo convocamos cada cuatro años para acrecentar, renovar y acumular en función del Sujeto Popular de una economía que llamamos Popular y Solidaria, como ruptura de los parámetros mercantilistas con sus ganancias injustas”, según describe Ángel Strapazzón, referente de los Movimientos Campesinos de Santiago de Estero (Mocase) y del Nacional Campesino Indígena (MNCI). “Un Congreso que es memoria y desafío, ya que la CLOC-VC ha ofrecido cuadros y militantes a los procesos de cambios, tanto en los Estados como en muchos de los Gobiernos de América Latina”. Esta Coordinadora Latinoamericana nació luchando al enfrentar una concepción cultural que era hegemónica y reivindicaba la conquista de América. Continuó durante los años ’90 con la resistencia al neoliberalismo. “En la actualidad –cuenta Diego Montón, integrante mendocino del MNCI y de la Secretaría de la CLOC–, las/os campesinas/os estamos expuestos a violaciones sistémicas de nuestros derechos. El capital financiero, de la mano de empresas transnacionales, desató una gran ofensiva para subordinar los bienes naturales, la tierra y la agricultura, a los intereses de la banca internacional, destruyendo mercados locales, desalojando campesinos, desmontando millones de hectáreas de bosques,

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provocando desplazados y desatando la mayor crisis alimentaria de la historia de la humanidad. La mercantilización de los alimentos y la concentración del sector agroalimentario permiten a los grupos corporativos manipular los precios y regular el abastecimiento de alimentos en los mercados, ocasionando, en muchos casos, que esos intereses condicionen y presionen a los gobiernos y lesionen las democracias”. Frente a esta situación, la organización política avanza dando una batalla cultural y política. Para Deolinda Carrizo, también integrante del Mocase y de la Secretaría de la CLOC, “es en esta última década que se va despertando la conciencia y la lucha en las poblaciones urbanas, por la tierra, el agua y el ambiente. Durante décadas habíamos luchado casi en soledad por los alimentos y la naturaleza. Hoy, varios de nuestros movimientos están integrados por organizaciones y movimientos urbanos, y desde las urbes se toma la Soberanía Alimentaria como paradigma de vida. Estamos integrando sindicatos heterogéneos de la economía social y solidaria”. Las organizaciones campesinas resistieron la globalización neoliberal con acciones de masas, pacíficas pero contundentes, frenando desalojos y realizando ocupaciones de tierras improductivas. “Siempre abiertos al diálogo para la construcción de alternativas, pero con la claridad de que la tierra no se negocia”. Se opusieron a quienes pretendieron responsabilizar del hambre al “atraso tecnológico y la escala de producción de los campesinos, y anunciaron “el fin del campesinado” como complemento del “fin de la historia”. La propuesta del capital para la agricultura fue la revolución verde en su versión transgénica”. Diego Montón explica cómo van a encarar la discusión que se viene: “El derecho a la tierra, por ejemplo, puede ser un aspecto determinante para el desarrollo de la vida y de muchos otros derechos. Así, una campesina, quien se siente parte/hija de la tierra y la naturaleza, al ser despojada de la misma pierde parte de su ser, además de su lugar de estar, queda con su identidad herida. Tanto las observaciones generales de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales (DESC), como las recientes Directrices Voluntarias de la Tierra que aprobó la FAO, van en ese sentido. Sin embargo, al ser sólo orientaciones, los Estados no están obligados a cumplirlas. El Poder Judicial, generalmente relacionado con el poder económico, desconoce todos esos instrumentos”. Hoy, con más de tres años de discusión en el Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas, en la CLOC “militan una Declaración de los Derechos de los Campesinos y otras personas que trabajan en el medio rural, una Convención Internacional de los Derechos Campesinos para jerarquizar los derechos existentes y consolidar los nuevos. El derecho a la tierra, la función social de la tierra y la necesidad de reformas agrarias como obligaciones de los Estados, así como la definición del sujeto de la declaración y la necesidad de garantizar la vida digna en el campo, en

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servicios, salud, educación. Esta Declaración será un momento histórico de América latina.” Y todo ello en el VI Congreso de la CLOC-VC en Buenos Aires, como un reconocimiento al MNCI por haber logrado romper con el mito de que Argentina era una excepción en América latina, porque supuestamente no existen campesinos. Es así que Strapazzón destaca que esta designación “honra al MNCI. Imaginen los grandes movimientos Latinoamericanos de Centroamérica y El Caribe dándonos este mandato”.

PROGRAMA DE ACTIVIDADES VI Congreso Continental CLOC-VC, del 10 al 17 de abril en CeReNa, Ezeiza, Buenos Aires. “Contra el Capitalismo. Por la Soberanía de Nuestros Pueblos. América Unida sigue en lucha.”

10 de abril. IV Asamblea de la Juventud Rural. Apertura y bienvenida. Panel: Luchas, resistencias y propuestas de la juventud rural en América latina. Presentación de la realidad por regiones del continente. Mesas de exposición sobre ejes transversales. 11 de abril. Plenario devolución de ejes transversales de la juventud rural y de la ciudad. Lectura de la declaración final. 12 de abril. V Asamblea de las Mujeres del Campo. Acto de inauguración. Panel: Análisis de coyuntura - Contexto político general. Presentación Subregiones. Panel: Capitalismo patriarcal y la opresión de las mujeres. Mística Campaña de Violencia Hacia las Mujeres. Campaña “Basta de Violencia hacia las Mujeres en el Campo”. 13 de abril. Panel: Feminismo campesino y popular. Declaración final de la Asamblea de Mujeres. 14 de abril. VI Congreso de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC)-Vía Campesina. Acto de apertura. Panel: CLOC 20 años. Debate de la situación de la CLOC-VC. Coyuntura política y agraria: Ofensiva del Imperio en América latina. 15 de abril. Panel: Agricultura campesina e indígena. Intervención del I Congresito. Trabajos en comisiones temáticas: Minería, asalariados, migrantes, soberanía alimentaria. 16 de abril. Panel: Socialismo y feminismo comunitario. Desafíos y lineamientos del movimiento continental. 17 de abril. Día internacional de la lucha campesina. Movilización callejera. Es necesaria acreditación previa en [email protected] o clocomunicació[email protected]

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Con amigos y enemigos precisos Agronegocios, hidronegocios y gran minería figuran en la agenda de las organizaciones campesinas que discutirán en Buenos Aires a partir del 8 de abril.

Semanas antes del comienzo del VI Congreso se reunió en Buenos Aires la Comisión Política de la CLOC-VC. Al término del encuentro preparatorio, Marina Dos Santos, miembro de la Coordinación Nacional del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) de Brasil, aseguró que “los campesinos latinoamericanos y caribeños vivimos un momento muy parecido en todos los países, en la resistencia al modelo del agronegocio y las transnacionales, por la soberanía alimentaria, lucha que debe interesar a la sociedad en su conjunto”. Explicó que “de un lado, están los agronegocios, los hidronegocios y la gran minería, que disputan el control de los bienes naturales para incrementar aún más sus ganancias”. Y del otro, “los campesinos, indígenas, afrodescendientes, trabajadores rurales, pescadores y todos los trabajadores del campo, con el desafío de resistir este modelo del agronegocio y las trasnacionales”. Dejó en claro que éste será uno de los temas centrales del Congreso que se realiza en la capital argentina. Del 10 al 13 de abril, sesionarán las asambleas de jóvenes y de mujeres del movimiento, y entre el 14 y el 17 se realizará el Congreso continental. Diego Montón, secretario operativo

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de la CLOC-VC, adelantó que el 17 de abril, Día Internacional de la Lucha Campesina, “vamos a hacer una movilización para sacar al Congreso de la CLOC a las calles de la ciudad de Buenos Aires”. Consideró que junto a la confrontación con el modelo de agronegocios, existen desafíos como la integración latinoamericana, la agroecología como componente de la producción campesina y la actualización de la reforma agraria, “no sólo la tierra para el que la trabaja sino también la vuelta al campo”. Por su parte, Eberto Díaz Montes, presidente de Fensuagro de Colombia, señaló que el agronegocio en sus diversas variantes (como la soja y el eucaliptus transgénicos) expulsa población rural hacia las ciudades y se refirió a la situación en su país, con secuelas del conflicto armado y el paramilitarismo. Enfatizó que “hay cerca de siete millones de pobladores rurales que han sido desplazados y diez millones de hectáreas expropiadas, en lo que algunos llaman el mayor proceso de contrarreforma agraria de América latina, ya que se les quitaron tierras a pequeños productores para engrosar la propiedad de grandes terratenientes”. Montón consideró que la realización del encuentro en la Argentina “viene a coronar una etapa de mayor visibilidad de un sujeto que estaba invisibilizado y sin voz”, con logros como el “espacio institucional en el Ministerio de Agricultura (con la constitución de la Secretaría de Agricultura Familiar, a cargo de Emilio Pérsico), una ley de la Agricultura Familiar y un Consejo de la Agricultura Familiar Campesino-Indígena”. Sobre el particular, destacó “el compromiso” de la Jefatura de Gabinete de la Presidencia de la Nación, que aseguró un presupuesto de 1.500 millones de pesos para el año en curso. A su turno, Marina dos Santos apuntó como importante la relación de la CLOC con gobiernos como los de Venezuela y Bolivia, “que tienen una posición en defensa de los territorios campesinos y de la soberanía alimentaria”. La dirigente del MST también consignó el “diálogo” que llevan a cabo en otros países con “gobiernos más democráticos que los del pasado pero que no hacen propia la agenda del campesinado, como en el caso de Brasil, donde el 1% de los propietarios tienen el 46% de las tierras productivas”.

Nacimiento en la lucha La Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo surgió en 1994 como resultado de la “Campaña Continental 500 años de Resistencia Indígena, Negra y Popular (1989-1992)” y, además de sostener sus movimientos de resistencia, ha elaborado una

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propuesta alternativa al capitalismo que quedó plasmada en los principios del “Manifiesto de la Isla del Sol”, leído por el presidente Evo Morales el 21 de diciembre de 2012 en el Lago Titicaca ante diez mil delegados de organizaciones de todo el mundo. Para la CLOC, el socialismo constituye un proyecto que hunde sus raíces en la historia de los pueblos y no el punto de llegada de un proceso regido por una noción acrítica de progreso. De este modo, constituye una expresión más del proceso de revitalización de la política en la región. En el caso de la Argentina, el Movimiento Nacional Campesino Indígena recupera las memorias de lucha y organización de las Ligas Agrarias, símbolo de las movilizaciones populares rurales de los años sesenta y setenta argentinos, perseguidas por la última dictadura cívico-militar. Si bien su origen se remonta a los años noventa, cuando surge el Movimiento Campesino de Santiago del Estero (Mocase), la organización más antigua del Movimiento, su consolidación es contemporánea de la recuperación política y económica de nuestro país durante la última década. Durante estos años, el MNCI ha ejercido una fuerte crítica al desarrollo del modelo sojero (monocultivo y tecnologías transgénicas), en tanto supone el desmonte sistemático de vastos territorios, la destrucción de la biodiversidad, la expulsión de los campesinos a las ciudades y la apropiación violenta de las tierras campesinas por los empresarios del sector, cuyas expresiones extremas han sido los asesinatos de los militantes del Mocase-Vía Campesina, Christian Ferreyra y Miguel Galván, entre numerosos hechos de violencia que se suscitan cotidianamente sin que alcancen estado público. En el contexto de este enfrentamiento con el empresariado, el MNCI ha sido un actor destacado durante el conflicto por la Resolución 125, disputando las rutas a los ruralistas, marchando junto a las organizaciones kirchneristas y emergiendo en la escena pública como la contracara del boom sojero. Del mismo modo, el Movimiento se ha pronunciado a favor de la recuperación del Predio de la Rural.

Negocios de nombres difíciles Unas pocas empresas agroindustriales de capitales nacionales y extranjeros dominan hoy prácticamente todo el comercio de materias primas denominadas “commodities” y concomitantemente se registró una creciente centralización del capital dedicado a la agricultura, estableciendo un control unívoco de semillas, fertilizantes, agroquímicos, comercio, industrialización de los productos agrícolas y comercio de maquinaria agrícola.

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Todo esto, ha provocado serios cambios y consecuencias estructurales en la propiedad de la tierra, la producción, el empleo y los ingresos de los trabajadores del campo y de la ciudad, ya que con estas características de producción y una correlación de fuerzas favorables, el agronegocio continúa su mecánica de concentración de los bienes de la naturaleza y disputa territorial, utilizando los medios de comunicación masivos –a los que muchas veces está asociado– para publicitar sus logros y descalificar a los trabajadores. Según Marina Dos Santos, el agrohidronegocio y mineralnegocio se convirtieron en hegemónicos y dieron prioridad a las inversiones en la producción de soja (transformándose en los mayores productores y exportadores del mundo), maíz, caña de azúcar (con sus plantas de azúcar y etanol), el cultivo extensivo de madera de eucalipto para la producción de carbón vegetal (para las fábricas siderúrgicas que exportan mineral de hierro) y la ganadería extensiva. Unas pocas empresas agroindustriales de capitales nacionales y extranjeros pasaron a dominar prácticamente todo el comercio de commodities y, en simultáneo, se registró una creciente centralización del capital dedicado a la agricultura, estableciendo el control de las semillas, fertilizantes, agroquímicos, el comercio, la industrialización de los productos agrícolas y el comercio de maquinaria agrícola. Todo esto ha provocado serios cambios y consecuencias estructurales en la propiedad de la tierra, la producción, el empleo y los ingresos de los trabajadores del campo y de la ciudad pues en esta correlación de fuerzas, el agronegocio continúa su ofensiva en la concentración de los bienes de la naturaleza y en la disputa territorial, utilizando los medios de comunicación hegemónicos, a los que muchas veces están aspciados, para publicitar sus logros y criticar a los trabajadores. A partir de la realidad agraria actual, los miembros de la CLOC-Vía Campesina consideran que la reforma agraria clásica, bajo la hegemonía de la burguesía, que sólo pretendía dividir la tierra para desarrollar las fuerzas productivas del campo y el mercado y servir para el desarrollo del capitalismo, “es inviable, ya no es necesaria, a pesar de haber sido muy importante para la humanidad, especialmente en los países donde se ejecutó”. Con el sistema financiero en vigencia, los gobiernos no han logrado resolver los conflictos sociales y naturales de la sociedad capitalista: de los sin tierra, de las comunidades indígenas, los cimarrones, de los afectados por la minería y las represas, de la deforestación, de la contaminación del agua y de las fuentes, de la contaminación de los alimentos por los agrotóxicos, de la destrucción del medio ambiente, de la falta de perspectiva de la juventud del campo, de la explotación y violencia contra las mujeres, de la eliminación de la biodiversidad, de la concentración de la tierra y de todos los bienes de la naturaleza, entre tantos otros problemas.

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De allí la postulación de la Reforma Agraria Integral y Popular, que se basa en la democratización de la tierra, organización de la producción agrícola, desarrollo de una nueva matriz tecnológica de producción y distribución de la riqueza en la agricultura, industrialización y la política agrícola, acceso a la Educación y un proceso de lucha y organización del conjunto de la sociedad.

Algunos de los objetivos

Durante el VI Congreso, los más de 800 representantes de toda Latinoamérica y el Caribe debatirán de manera horizontal una serie de temas surgidos del diálogo directo con sus comunidades y con las poblaciones afectadas por los procesos denunciados, como son los pueblos indígenas, los asalariados y los afectados por grandes obras de ingeniería. También se disponen a intercambiar experiencias sobre temas como soberanía alimentaria, agroecología, feminismo popular y socialismo, y acerca de las formas de encarar luchas concretas en defensa de la tierra, el agua y la Reforma Agraria. Están previstas mociones sobre la realización de misiones de solidaridad a los países con más conflictos en las problemáticas de tenencia de la tierra, como Guatemala, Honduras, Panamá, Colombia y Paraguay, como así también una presencia especial en Brasil en 2016, al cumplirse 20 años de la masacre de Eldorado dos Carajás, cuando la Policía Militar del Estado de Pará masacró a una marcha de 1500 trabajadores pertenecientes al Movimiento de los Sin Tierra (MST), asesinando a 19 de ellos, mientras se manifestaban en la carretera en protesta contra los gobiernos estatal y federal por la demora en la expropiación de tierras. En memoria de esos mártires y en homenaje a quienes “han ofrendado su vida en la lucha por la Soberanía Alimentaria, la defensa y cuidado de la naturaleza, de las semillas, del agua y la reforma agraria”, la Vía Campesina Internacional eligió el 17 de abril como el Día Internacional de Lucha Campesina. Por otra parte, se exigirá que los gobiernos cumplan, en cada país y a nivel internacional, con las resoluciones de la Conferencia Internacional sobre Reforma Agraria y Desarrollo Rural (Ciradr), celebrada en Porto Alegre, Brasil, en marzo de 2006.

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También se preparan recomendaciones para masificar el proceso de formación de la juventud del campo y coordinar con la juventud urbana, buscando fortalecer los lazos de organización y acciones conjuntas y mantener los trabajos vinculados con los Derechos Campesinos para garantizar que en el año 2016, sean aprobados por la ONU.