aion en manfredo tafuri

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    . Revista Internacional de Filosofa, n 56, 2012, 173-193ISSN: 1130-0507

    Aion e historiografa en la obra de Manfredo Tafuri

    Aion and historiography in Manfredo Tafuris texts

    JORGE LEN CASERO*

    Fecha de recepcin: 29 de noviembre de 2011. Fecha de aceptacin: 21 de abril de 2012.* Arquitecto, Licenciado en Filosofa, Doctor en Historia. Actualmente formo parte como joven investigador

    en el proyecto El Discurso de la Modernidad dirigido por el prof. Carlos Chocarro Bujanda desde el Depar-tamento de Teora e Historia de la Arquitectura de la Universidad de Navarra, financiado por el PIUNA. Lasprincipales lneas de investigacin en las que trabajo son Historia de la Arquitectura y el Urbanismo, y Filosofade la Tcnica en Paul Virilio y Gilles Deleuze. e-mail: [email protected] Recientemente he participadoen Dcima Conferencia Internacional sobre Nuevas Tendencias en Humanidades (Montreal, 14-17 Junio2012) con la comunicacin El Tiempo cinematogrfico. Un anlisis de los fundamentos ntico-temporales de

    la comunicacin pre-verbal en la obra de Gilles Deleuze, y en la Third International Conference on Heritageand Sustainable Devlopment, (Oporto 19-22 Junio 2012) con la comunicacin Towards an Aionic Conceptu-alization for the Preservation of Historic Buildings.

    Abstract: The work of Manfredo Tafuri canbe seen as a temporary theory of modernity (s.XV-XX) as opposed to other more purely rationa-listic theories such as those of Mumford or Weber.For its contruction within the sphere of the historyof architecture and of Art and carried out from aprominently temporary point of view, Tafuri usessome ontic-temporary categories which place hiswork within the sphere of philosophers such asAlthusser, Deleuze or Cacciari. All of them arepart of the histographic criticism carried outon the diverse sequels of the chronological andteleological proposals developed from Hegel andDilthey onwards.Keywords: Aion, Time, Modernity, NegativeDialectics, Crisis, Rhizome.

    Resumen: La obra de Manfredo Tafuri puedeser vista como una teora temporal de la moder-nidad (s. XV-XX) opuesta a otras versiones mspuramente racionalistas de la misma, como lasde Mumford o Weber. Para su construccin den-tro del mbito de la historia de la arquitecturay del arte, y realizado desde un punto de vistaprominentemente temporal, Tafuri despliegaunas categoras ntico-temporales que le sitandirectamente dentro del mbito de filsofoscomo Althusser, Deleuze, o Cacciari, todos ellosinmersos en la crtica historiogrfica realizada alas diversas continuaciones de los planteamientoscronolgicos y teleolgicos desarrollados desdeHegel y Dilthey en adelante.Palabras Clave: Aion, tiempo, modernidad, dia-lctica negativa, crisis, rizoma.

    1. Planteamiento de la cuestin

    Entre 1934 y 1938 Lewis Mumford esboz uno de los primeros intentos de relacionardirectamente el desarrollo tcnico-econmico de una civilizacin con su propia experienciay produccin del tiempo y del espacio. Concretamente, Mumford sita los inicios de la

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    produccin mecnica del tiempo y la consiguiente imposicin de Cronos sobre Aion, contodas las exclusiones de cualquier lgica que no atienda a las reglas de sucesin lineal yde causa-efecto que ello conlleva, en la rutina del monasterio.1 Segn l, esta imposicinde Cronos obedeca, antes que a una imposicin sobre el Aion, (tiempo hace mucho dejadoatrs y que Mumford ni siquiera nombra), a un olvido progresivo de la eternidad medieval. 2De este modo, el reloj, por su naturaleza esencial disocia el tiempo de los acontecimientoshumanos y ayuda a crear la creencia en un mundo independiente de secuencias matem-ticamente mensurables.3 El inicio del problema radica en que, como el mismo Mumfordafirma inmediatamente despus, el tiempo no se mide por el calendario sino por los acon-tecimientos que los llenan.4 Fuera como fuese, la cuestin es que, de un modo u otro, alfinal, alrededor de 1345, segn Thorndike, la divisin de las horas en sesenta minutos yde los minutos en sesenta segundos se hizo corriente [] ser tan regular como un relojfue el ideal burgus.5

    De modo anlogo, Mumford comenta los efectos paralelos que la perspectiva tiene parael espacio y los que la contabilidad por partida doble (Debe y Haber), significativamenteteorizada por Luca Pacioli, tiene para el dinero como medida universal de valor, que cuenta apartir de ahora con un mtodo de contabilizacin perfectamente racionalizado. De este modo,segn Mumford, espacio, tiempo, y dinero, comienzan a formar parte de un sis-tema mecnico caracterizado por ser entendido como autnomo, homogneo, e istropo. 6Y, como no poda ser de otra manera, para Mumford, el objeto predilecto de estudio dondepueden verse los efectos directos de este sistema mecnico, no son sino las ciudades. 7 En

    1 El nuevo concepto mecnico del tiempo surgi en parte de la rutina del monasterio. Alfred Whitehead ha recal-cado la importancia de la creencia escolstica en un universo ordenado por Dios como uno de los fundamentosde la fsica moderna [] bajo la regla del orden quedaban fuera la sorpresa y la duda, el capricho y la irregu-laridad. L. Mumford: Tcnica y Civilizacin, Madrid, Alianza Editorial, 1977, pp. 29-30. Edicin original, L.Mumford: Technics and Civilization, New York, Harcourt, Brace & World, 1934.

    2 Las campanas del reloj de la torre casi determinaban la existencia urbana [] al ocurrir esto, la eternidad dejpoco a poco de servir como medida y foco de las acciones humanas. El reloj, no la mquina de vapor, es lamquina-clave de la moderna era industrial. Idem, p. 31.

    3 Idem, p. 31.4 El pastor mide segn el tiempo que la oveja pare un cordero; el agricultor mide a partir del da de la siembra

    o pensando en el de la cosecha: si el crecimiento tiene su propia duracin y regularidades, detrs de stas nohay simplemente materia y movimiento, sino los hechos del desarrollo: en breve, historia. Y mientras el tiempomecnico est formado por una sucesin de instantes matemticamente aislados, el tiempo orgnico, lo que

    Bergson llama duracin, es acumulativo en sus efectos. Idem, p. 32.5 Idem, p. 33.6 Opinin que mantendr cuatro aos despus: The abstractions of money, spatial perspective, and mechanical

    time provided the enclosing frame of the new life. L. Mumford, The Culture of Cities, New York, Harcourt,Brace and Company Inc, 1938, p. 92. Por otra parte, esta es la definicin concreta que Mumford da de sistemamecnico: Se puede definir un sistema mecnico como aquel en que una muestra al azar del conjunto puedeservir en lugar del conjunto: un gramo de agua pura en el laboratorio se supone que tiene las mismas propieda-des que un centenar de metros cbicos de agua igualmente pura en la cisterna y se supone que lo que rodea alobjeto no afecta a su comportamiento. L. Mumford, Tcnica , p. 61.

    7 Cities are product of time [] In the city, time becomes visible: buildings and monuments and public ways,more open than the written record, more subject to the gaze of many men than the scattered artifacts of thecountryside, leave an imprint upon the minds even of the ignorant or the indifferent. Through the material factof preservation, time challenge time, time clashes with time: habits and values carry over beyond the livinggroup, streaking with different strata of time the character of any single generation. Layer upon layer, past

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    estas, cuyos primeros efectos mecnicos, segn Mumford pueden observarse a partir delos desarrollos urbanos de las ciudades del siglo XVII,

    el tiempo se expresa a s mismo, no como acumulativo y continuo, sino comodisyuntivo: deja de ser tiempo vivido. La forma social del tiempo barroco es la moda,que cambia cada ao; y en el mundo de la moda un nuevo pecado fue inventado, elde estar desfasado. Su instrumento prctico era el peridico, que trata con dispersos,lgicamente incoherentes eventos del da a da: ninguna conexin subyacenteexcepto la contemporaneidad [] Y respecto al culto arqueolgico del pasado, esteno fue una recuperacin planeada de la historia, sino un rechazo de la misma. Lahistoria real no puede ser recuperada. 8

    Como podemos observar en los anlisis de Mumford, el tiempo propio de la modernidaddesarrollado en las ciudades culmina propiamente en el olvido de la historia y, ms allan, en el olvido del pasado y la reificacin del presente como consecuencia directa de esacronologizacin de las categoras espacio-temporales.9 Concretamente, la historia realdesaparece diluida en el peridico en tanto que nico medio adecuado para dar testimoniode la sucesin crnica de eventos. De esta manera, y avanzando un poco ms en la lneadel tiempo, el historicismo positivista desarrollado durante el siglo XIX se configura comola tendencia primigenia de una historiografa mecanicista segn Cronos dada la relacincausal, homognea, directa, y lineal que supone entre pasado, presente, y futuro.

    Frente a esta concepcin reductivista de la historia vista como sucesin lineal de even-tos con un nexo causal, no tard en proponerse de manos de una mentalidad ingenuamenteestructuralista, la nocin de sincrona o estructura sincrnica como el modelo propio para

    times preserve themselves in the city until life itelf is finally threatened with suffocation: then, in sheer defense,modern man invents the museum. By the diversity of its time-structures, the city in part escapes the tyrannyof a single present, and the monotony of a future that consists in repeating only a single beat heard in the past.Through its complex orchestration of time and space, no less than through the social division of labor, life inthe city takes on the character of a symphony. L. Mumford, The Culture..., p. 4. Del mismo modo, Gregottien su artculo de 1995 sobre Manfredo Tafuri volva a sintetizar esta antigua opinin como tambin vlida parala obra del historiador italiano: Ma la questione della citt e del territorio rinvia anche al problema dei tempie della loro stratificazione con cui il progetto si confronta [] relativo alla pluralit dei tempi. V. Gregotti,Larchitettura del compimento, Casabella (Miln), n. 619-620, 1995, p. 8.

    8 L. Mumford, The Culture..., p. 77. (La traduccin es nuestra). Por otra parte, no es ocioso el recalcar que,tambin para Mumford, pese a que este site los efectos a escala urbana de la mecanizacin de la trada espacio-tiempo-dinero en el siglo XVII, estos no son sino la realizacin de lo que ya se intuy en tiempos de Alberti.En sus propias palabras: This did not occur until the seventeenth century. It was then that the insituttions ofprecursors like Alberti were finally expressed in the baroque style of life, the baroque plan, the baroque garden,and the baroque city [] None of this makes sense if one thinks of the baroque as a single moment in the devel-opment of architectural style. Idem, p. 77.

    9 Puesto que toda evolucin orgnica es acumulativa y llena de sentido, que el pasado est todava presente enel futuro, y que el futuro como potencialidad ya est presente en el pasado, el progreso mecnico existe en unasola dimensin del tiempo, el presente. Bajo la idea de progreso mecnico slo cuenta el presente y se necesitun cambio continuo para poder evitar que el presente se convirtiera en pass[] pero este antitradicionalismoimpuso una penalidad sobre la arquitectura moderna, y es que fue privada por sus propias presunciones de reco-nocer su continuidad esencial con el pasado o de construir sus propias tradiciones. L. Mumford, La carretera

    y la ciudad, Buenos Aires, Emec Editores, 1966, p. 220.

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    explicar un acontecimiento cultural. Ahora bien, un mnimo momento reflexivo tanto sobreel historicismo como sobre el estructuralismo en tanto que metodologas historiogr-ficas, nos permite comprender cmo ambos dependen de esa misma trada mecnica, yasea que se prevalorice los efectos crnicos del tiempo (historicismo) o los perspectivistasdel espacio (estructuralismo). Frente a esta bipolar situacin, el final de los aos sesenta ycomienzos de los setenta queda delimitado como un hito fundamental en la revisin de lospresupuestos ontolgicos que ambas posturas, estructuralismo e historicismo, comparten.As, por ejemplo, el trabajo de Althusser a partir de 196710 o el de Deleuze desde 196811indagan, en tanto que crticas paralelas al historicismo y al estructuralismo, la posibilidadde nuevas formas de temporalidad modernas. La obra de Tafuri debe ser situada en estecontexto crtico respecto a los fundamentos de la modernidad como conjunto.

    Ahora bien, pese a que la obra historiogrfica de Manfredo Tafuri no se produce de unmodo reconocido como investigacin explcita y sistemtica sobre el Aion, sino que se desa-rrolla como estudio de las paradojas producidas por las historiografas cronolgicas dentrodel mbito de la historia de la arquitectura, las conclusiones a las que llega son altamentesimilares a las propias del Deleuze de 1968. Adems, su conocida amistad con el filsofoMassimo Cacciari, con quien colabor desde 1969 junto a Antonio Negri y Mario Trontien la revista marxista Contropiano, permite que podamos afirmar expresamente el cono-cimiento directo que Tafuri posea del Aion, al menos desde 1990, fecha de la publicacindel libro de CacciariDellInizio,12 libro que ser una de las principales influencias para suposterior conferencia Le forme del tempo. Venezia e la modernit.13 En ella, pronunciadatan solo dos aos antes de la muerte de su autor, estn presentes a modo de presupuestosla mayor parte de las conclusiones a las que el historiador italiano haba llegado de formapaulatina a lo largo de su obra y que sern las condiciones sine qua non de la posibilidadmisma de una historiografa desarrollada bajo las categoras propias de una temporalidadainica. Ejemplo de dichos presupuestos seran las bases empiristas de una rudimentaria teo-ra del conocimiento encaminada a poner freno a las historiografas de corte estructuralistaque tendan ya hacia derivaciones propias de la teora de sistemas, el carcter construido deldocumento histrico, o la negacin radical del pasado en tanto que factum o hechohistrico completamente cerrado.

    Como es lgico, esta nueva figura del rol historiador-constructor, tiene ciertas repercu-siones sobre la metodologa historiogrfica. Concretamente, la metodologa historiogrficade Manfredo Tafuri consta de dos momentos principales: Un primer momento de fuerte

    10 Concretamente L. Althusser, Para Leer el Capital, Buenos Aires, Siglo Veintiuno editores, 2006. Edicin origi-nal L. Althusser,Lire le capital, Paris, Librairie Franois Maspero, 1967.

    11 Especialmente G. Deleuze,Diferencia y Repeticin, Buenos Aires, Amorrortu Editores, 2006. Edicin originalG. Deleuze,Diffrence et rptition, Paris, Presses Universitaires de France, 1968 ;El Bergsonismo, Madrid,Editorial Ctedra, 1987. Edicin original, G. Deleuze,Le Bergsonisme, Paris, Presses Universitaires de France,1968; yLgica del Sentido, Barcelona, Editorial Paids, 2005. Edicin original G. Deleuze,Logique du sens,Paris, Les ditions de Minuit, 1969.

    12 M. Cacciari,Dellinizio, Milano, Adelphi Edizioni, 1990. Uno de sus principales captulos de este libro llevarel significativo ttulo de Chronos e Aion.

    13 M. Tafuri,La dignit dellattimo. Trascrizione multimediale di Le forme del tempo. Venezia e la modernit,IUAV, 1994. (Prolusione letta il 22 Febbraio 1993 per linaugurazione dellanno accademico 1992-93 dellIsti-tuto Universitario di Architettura di Venezia).

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    influencia estructuralista, centrado en la construccin de los discursos atendiendo a una filo-loga estricta en la seleccin e interpretacin de los documentos histricos, y un segundo ensintona con las crticas postestructuralistas al estructuralismo ms rgido (el orientado a lateora de sistemas y/o el funcionalismo de McNamara), dedicado, una vez construidos dichosdiscursos, a hacerlos chocar entre s con el objeto de descubrir las aporas crnicas. Espues en estas ltimas donde las contradicciones histricas se muestran en tanto que parado-jas, donde, adems de mostrar el carcter construido de la historia y/o el contradictorio dela realidad, evidencia precisamente los principales nodos donde esta ltima se muestra talcual es en su aspecto ntico-temporal, una vez despojada del armazn histrico-crnico quele confiere sentido y causalidad. Se establece de esta manera un mbito delimitado de formaprecisa al que Tafuri se refiere con la denominacin de lo real, y que se distingue netamentede todo otro mbito gnoseolgico o disciplinar en tanto que construccin terica. En otraspalabras: Tafuri trata de desmontar el prejuicio por el cual la realidad tiene en s misma unorden temporal causal y lineal segn la relacin causa-efecto. Para l, dicha concepcin esfruto de una identificacin de la realidad con el discurso de una historiografa construida enclave cronolgica. De este modo, dichos prejuicios crnicos sobre la realidad son caracte-rizados como el fundamento ltimo y condicin de posibilidad misma de las tan criticadashistoriografas teleolgicas que encuentran su primer precursor en Hegel y el historicismo.

    2. El Aion en Marx

    Respecto al origen de dichos presupuestos, el anlisis debe ser encaminado hacia losprimeros aos de colaboracin entre Tafuri y Cacciari, y la crtica que desde la revista decrtica marxista Contropiano, dirigida por Cacciari, realizaron a la obra de Barthes y Althus-ser. Respecto al ltimo, y en contra de las tradicionales referencias a la obra de Althusser porparte de la crtica norteamericana de Tafuri14 (comnmente referidas a una errnea atribucin

    14 Paradjicamente, pese a la reiterada opinin por parte de la crtica estadounidense acerca de Tafuri centradaalrededor de Fredric Jameson (Joan Ockman, y Carla Keyvanian en particular) segn la cual no existen tes-timonios escritos del conocimiento de la obra de Althusser por parte de Tafuri, un mnimo anlisis de unode sus tres artculos publicados en Contropiano, concretamente M. Tafuri, Lavoro intellettuale e sviluppocapitalistico, Contropiano 1970/2, demuestra lo contrario. En l, Tafuri, tras criticar las posiciones de Lukcsa propsito de la alienacin y el ideal tendente a la totalidad de la forma, procede al anlisis del concepto deideologa que Althusser realiza en Pour Marx. Concretamente, Tafuri cita textualmente: Unideologia, scrive

    Althusser (L. Althusser, Pour Marx, trad. It, Roma, Editori Riuniti, 1967, p. 207), un sistema (che posiede lapropria logica e il proprio rigore) di rappresentazioni (immagini, miti, idee, o concetti, secondo i casi) dotatedi unesistenza e di una funzione storica nellambito di una data societ. Senza entrare nel prblema dei rapportiche una scienza ha col suo passato (ideologico), diciamo che lideologia come sistema di rappresentazioni sidistingue dalla scienza per il fatto che in essa la funzione pratico-sociale prevale sulla funzione teorica o fun-zione di conoscenza. Citado en M. Tafuri, Lavoro... , pp. 272-273. Respecto a la crtica que Tafuri realizaa este tipo de concepcin de la ideologa, si bien junto a Vacca (Vacca, Louis Althusser: materialismo storicoe materialismo dialettico,Angelus Novus, 12-13, 1968) entiende que el trabajo de Althusser se dedica a unadesmistificacin del humanismo socialista de Lukcs, considera las propuestas del filsofo francs como unacto de permanencia dentro de la ideologa burguesa en su intento de dotar a la ideologa de un estatuto derealidad que Tafuri, todava en 1970, le niega: Cos che il Vacca pu concludere criticando la confluenza, inAlthusser, di demistificazione teorica dellideologia dellumanesimo socialista e di permanenza dellideologiaborghese, ridotta a strumento di intervento pratico-politico. Ma non ci sembra che sia qui il nodo centrale dellenuove mistificazioni sul ruolo positivo della critica dellideologia. La radice del problema tutta nellafferma-

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    a Tafuri del concepto de ideologa propuesto por Althusser), el verdadero inters de lospuntos en comn entre el filsofo francs y el historiador italiano radica en su concepcinde la temporalidad como derivada de una inicial toma de postura gnoseolgica caracterizadapor ambos de empirista.15 Respecto a la obra de Althusser, este propone que su principiode distincin implica dos tesis esenciales: 1) La tesis materialista de la primaca de loreal sobre su pensamiento y 2) la tesis materialista de la especificidad del pensamiento y delproceso del pensamiento frente a lo real y al proceso real.16 Concretamente,

    cuando Marx nos dice que el proceso de produccin del conocimiento ocurre porcompleto en el conocimiento, en la cabeza o en el pensamiento, no cae, ni por unsegundo, en un idealismo de la conciencia, del espritu o del pensamiento, ya que elpensamiento de que se trata aqu, no es la facultad de un sujeto trascendental o deuna conciencia absoluta, a quien el mundo real hara frente como materia; este pen-samiento no es tampoco la facultad de un sujeto psicolgico, aunque los individuoshumanos sean sus agentes. Este pensamiento es el sistema histricamente constituidode un aparato de pensamiento, basado y articulado en la realidad natural. 17

    Es decir, en la lectura de Althusser, Marx rechaza la confusin hegeliana de la iden-tificacin del objeto real y del objeto de conocimiento, del proceso real y del proceso deconocimiento, verdadera inversin de la dialctica hegeliana.18 Y es a propsito de la crtica

    zione ralativa allirrealt delle ideologie. La differenza tra irrealt e ineffettualit infatti sottile. Privilegiandola prima interpretazione quasi inevitabile giungere direttamente a concludere con la disponibilit dellideolo-

    gia: e si tratta, si badi bene, di una disponibilit tanto maggiore quanto pi radicale e profonda stata la criticascientifica dellideologia stessa, che la restituisce al mondo trasformata in teoria positiva. Idem, p. 273. Y msadelante contina: Lideologizzazione del marxismo si presenta quindi, dal punto di vista capitalistico, comestrumento per far gestire alla controparte la soluzione dei problemi arretrati dello sviluppo: in tal senso essa sipone oggettivamente come uno dei mezzi sovrastrutturali di realizazzione della dialettica, di funzionalizza-zione del proprio negativo. Idem, p. 275.

    15 La nica forma de aproximacin no metafsica al estructuralismo es la emprica. M. Tafuri, Teoras e Historiade la arquitectura, Barcelona, Editorial Laia, 1972, p. 18. Edicin original, M. Tafuri, Teorie e storia dellarchitet-tura, Bari, Editore Laterza, 1970, (escrito en 1968), p. 219. Este empirismo de Tafuri se refiere primordialmenteal intento de escapar a toda estructura histrica a priori que pre-determine el sentido o adjudique una pre-esta-blecida orientacin al acontecimiento histrico: Toda estructura histrica slo revela la coherencia de las propiasrelaciones internas a la luz de parmetros definidos por las elecciones crticas del historiador. La periodizacin seconvierte de este modo en instrumento disponible para una lectura intencionada de la Historia. Idem, p. 265.

    16 L. Althusser, Para leer el Capital, Buenos Aires, Ediciones Siglo XXI, 2006, p. 96. Edicin original L. Althus-ser,Lire le Capital, Paris, Librairie Francois Maspero, 1967.

    17 Idem, p. 47. Desde aqu, como inevitable conclusin el conocimiento, al trabajar sobre su objeto, no trabaja,pues, sobre el objeto real, sino sobre su propia materia prima, que constituye, en el sentido riguroso del trmino,su objeto (de conocimiento), que es, desde las formas ms rudimentarias del conocimiento, distinto del objetoreal. Idem, p. 49.

    18 Idem, pp. 50-51. Derivado de este antihegelianismo del filsofo francs son su rechazo de todo historicismo yde todo humanismo en su lectura del materialismo econmico. A tal propsito afirma explcitamente: Quisieraadelantar que el marxismo, desde el punto de vista terico, no es ni un historicismo, ni un humanismo []naci de una reaccin vital contra el mecanicismo y el economismo de la II internacional. Idem, p. 130. Y msadelante: El proyecto de pensar el marxismo como historicismo (absoluto) pone en accin automticamentelos efectos en cadena de una lgica necesaria, que tiende a rebajar y a aplanar la totalidad marxista en una varia-cin de la totalidad hegeliana. Idem, p. 144. Cualidades todas ellas ya reconocidas por Tafuri en su artculo deContropiano.

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    a la temporalidad dialctica hegeliana, que Althusser (por cierto, de forma previa a Foucault,quien cita a este enLa arqueologa del saber) comenta y rechaza la teleologa del proyectohegeliano en tanto que un tipo de cronologa orientada: Que la historia de la razn no es niuna historia lineal de desarrollo continuo, ni es, en su continuidad, la historia de la manifes-tacin o de la toma de conciencia progresiva de una Razn, presente por entero en el germende sus orgenes y cuya historia no hara sino ponerla al descubierto. Sabemos que este tipode historia y de racionalidad no es sino el efecto de la ilusin retrospectiva de un resultadohistrico dado, que escribe su historia en futuro anterior, que concibe su origen como laanticipacin de su fin. La racionalidad de la filosofa de las Luces, a la cual Hegel dio laforma sistemtica del desarrollo del concepto, no es sino una concepcin ideolgica tanto dela razn como de su historia [] As se nos impone renunciar a toda teleologa de la razn.

    De forma paralela, respecto al concepto de estructura de Barthes, citado por Tafuri enTeoras e Historia, el historiador italiano mantiene que la estructura es, pues, en realidad unsimulacro del objeto, pero un simulacro orientado, interesado [] se produce algo nuevo, yeste algo nuevo es nada menos que el inteligible general; el simulacro es el intelecto aadidoal objeto [] la creacin y la reflexin no son, en este caso, impresiones originales delmundo, sino una autntica fabricacin de un mundo semejante al primero, no para copiarlosino para hacerlo inteligible.19 Es pues, desde este neto materialismo encaminado a marcardistancias absolutas con la gnoseologa hegeliana desde donde tanto Althusser como Tafurise proponen explcitamente construir el concepto marxista de tiempo histrico a partir dela concepcin marxista de la totalidad social.20 Para ello, el filsofo francs comienza porel texto de Marx en el que este, en respuesta a Proudhon, crtica el modelo de la sucesintemporal como lgica propia que explique los acontecimientos econmicos.21 Desde l,afirma Althusser que

    el soporte mutuo de sus relaciones, no puede pensarse en la lgica del movimiento,de la sucesin, del tiempo. Si tenemos presente que la lgica slo es, como loha mostrado Marx en La miseria de la filosofa, la abstraccin del movimiento ydel tiempo que son invocados aqu en persona, como el origen de la mistificacinproudhoniana, concebimos que haca falta invertir el orden de la reflexin y pensarprimero, para comprender la estructura especfica de la totalidad, la forma de lacoexistencia de sus miembros y relaciones constitutivas, y la estructura propia de lahistoria.22

    Pero una vez aqu, habra que evitar equivocaciones. nicamente porque la lgica desucesin cronolgica sea rechazada como forma de explicacin de los acontecimientoseconmicos no debemos adjudicar a Althusser un estructuralismo de tipo sincrnico quepermanezca preso de la trada mecnica. En realidad, segn Althusser, desde el punto de

    19 Citado en M. Tafuri, Teoras e, p. 232.20 L. Althusser, Para..., p. 107.21 Cmo puede la nica frmula lgica del movimiento, de la sucesin, del tiempo, explicar el organismo social

    en el cual todas las relaciones econmicas coexisten simultneamente, y se sostienen las unas en las otras?. K.Marx,Miseria de la Filosofa. Citado en L. Althusser, Para, p. 108.

    22 Idem, p. 108.

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    vista terico no existe ninguna diferencia entre la ciencia de la economa poltica y la cienciade la historia,23 y, por consiguiente, tanto a la economa como a la historia (conceptos porotra parte, excesivamente prximos el uno al otro en la interpretacin althusseriana), ya nose les puede aplicar, como antao, el concepto de causalidad lineal, se precisa otro conceptopara dar cuenta de la nueva forma de causalidad requerida por la nueva definicin del objetode economa poltica.24 Y ms adelante, afirma queEl capital muestra, por ejemplo, queel tiempo de la produccin econmica, siendo un tiempo especfico, es, como tiempo espe-cfico, un tiempo complejo no-lineal; es un tiempo de tiempos, un tiempo complejo que no

    23 Idem, p. 120.24 Idem, pp. 198-199. Esta aplicacin de una causalidad histrica no lineal a la metodologa historiogrfica ya fue

    ensayada en primer lugar por Demetri Porphyrios en 1981 mediante el anlisis del concepto althusseriano de lo

    problemtico. Afirma Porphyrios: It is the field of the problematic that defines and structures the invisible asthe defined excluded, excluded from the field of visibility and defined as excluded by the existence and peculiarstructure of the field of the problematic [] Thus, to study the problematic of an architectural discourse meansto study, at a given moment, architectures field of knowledge: that is, its constitutive axioms; the specificarticulation and hierarchy of its concepts; the tensions which contradictory survivals introduce; or the bounda-ries within which the discourse exercises its debate, and which assure and define its specificity as a domain ofknowledge. To study an architectural discourse on the level of its problematic does not mean to analyse it on thelevel of its formalisation. The rules to which the concept of the problematic refers should not be confused withthe rules of design which characterise an architectural discourse, one has to ask a different question; namely,what are the rules which, once assumed, give to such design tools their posture as theoretical instruments andtheir credibility in everyday life as relevant or problem solving methods? For example, instead of asking whatare the compositional principles (grid, rotation, procession, etc) which govern a given architectural work, we

    will as a different question: say, what is the peculiar classificatory mode (for example, homotopic reasoning)which allows for the grid, procession, rotation, etc, to be conceived in the first place? [] Such a historyof architecture, therefore, is interested not in categories that would describe a building, but in categories thatwould describe the production of a building. D. Porphyrions, Notes on a Method,Architectural Design n.50 (Profile: D. Porphyrios (ed), On the Methodology of Architectural History), 1981, p. 100. Ahora bien, comose puede ver, dicha aplicacin, ms que a la temporalidad histrica como ocurre en el caso de Tafuri, afecta a lare-definicin del objeto de la crtica arquitectnica, es decir, al concepto althusseriano original de una tempora-lidad problemtica no basada en la sucesin lineal. En lugar de afectar a la concepcin de la historia de por s,se limita, bajo obvias influencias de la arqueologa de Foucault, a mutar el objeto de la crtica de arquitecturadesde la critica a los procesos de composicin hacia la crtica al discurso arquitectnico en tanto que iden-tificacin de lo problemtico con lo invisible. Por otra parte, este concepto de lo problemtico en tantodiscurso, poco, o nada, tiene que ver con el concepto de lo negativo en tanto que imposibilidad de sntesis,que ser el punto desde donde parta Tafuri en su caracterizacin de ese original tiempo complejo no lineal.

    Por el contrario, toda la problematicidad de lo negativo tafuriano queda eludida mediante la alineacin dela temporalidad problemtica con el tpico por excelencia de la crtica arquitectnica norteamericana de estosaos: la ideologa. De este modo, todo intento de introducir una autntica problematicidad temporal tanto enarquitectura como en historia quedar reducida al nivel de discurso y/o psicologa del autor: One would, thus,assume that there exist casual relations between political changes, economic processes, institutional or patron-age practices and architectural discourse, and that these causal relationships determine the consciousness of thearchitect/author, his world-view and his mentality. Such a history, however, is primarily a search for influ-ences: it ascribes irrevocable causal hierarchies between political, economic and architectural events, throughthe mediation of a transcendental consciousness, the subjectivity of the architect author. The study we have inmind is situated on a different level [] we will not trace the simultaneity of context; we will not decipher theexpressive, analogical or symbolic pacts between architecture and society; we will not account for the forceswhich influenced the consciousness, intention, or world-view of a constitutive subjectivity [] We will askwhether, to what extent and in what manner, political practice, economic practice and institutions intervened inthe formulation of the problematic of an architectural discourse. Idem, p. 102.

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    se puede leer en la continuidad del tiempo de la vida o de los reflejos sino que es precisoconstruir, a partir de las estructuras propias de la produccin.25

    La afirmacin de un tiempo complejo en s, pues, va dirigida como crtica a la teorade la superposicin de tiempos cortos, tiempos medios, y tiempos largos propuesta porBraudel desde la Escuela de los Annales. A este propsito hace Althusser hincapi en queno basta decir, como lo hacen los historiadores modernos, que hay periodizaciones dife-rentes segn tiempos, que cada tiempo posee sus ritmos, los unos lentos, los otros largos,tambin es necesario pensar estas diferencias de ritmo y de cadencia en su fundamento, enel tipo de articulacin, de desplazamiento y de torsin que enlaza entre s estos diferentestiempos.26 Y ms adelante cierra su argumentacin: Este tiempo no es accesible, comoentrecruzamiento complejo de diferentes tiempos, de diferentes ritmos, rotaciones, etc., delos que acabamos de hablar, sino en su concepto [] es preciso renunciar a los prejuiciosideolgicos de la sucesin de lo visible [] sta es una de las tareas esenciales de todotrabajo terico de produccin del concepto de historia: dar una definicin rigurosa del hechohistrico como tal.27 Punto este de la definicin del hecho histrico como tarea primordialde la historia en que se produce una confrontacin de opiniones entre el pensamiento deAlthusser y el de Tafuri. Pues si como hemos visto, Althusser mantiene la necesidad de unaTeora en el sentido estricto del trmino que no sea mera metodologa para que la historiapueda construirse desde unos parmetros no cronolgicos, Tafuri en cambio mantendr noslo la primaca de la prctica histrica sobre la Teora, sino que adems, su radical empi-rismo le lleva a negar toda metodologa historiogrfica formal establecida a priori antes deentrar en materia.

    Lo importante una vez llegados a este punto es que la temporalidad no-cronolgicacon la que median tanto Althusser como Tafuri no es simplemente una superposicin dediferentes ritmos o velocidades al modo de los Annales, sino que se hace referencia a unaconcepcin de la causalidad temporal compleja y no lineal que (a)parece indisoluble res-pecto a esa estructuracin cronolgica del tiempo28que segn Mumford se produce desde lamecanizacin de la vida monacal. Concretamente para Tafuri, una vez separadas historia yrealidad (conocimiento y realidad en trminos althusserianos), y negadas todas las relacionesteleolgicas o lineales, emergen las interrelaciones temporales de presente, pasado y futuroque, a partir de ahora no debern ser entendidos ms como factums. Respecto al pasado,mbito primordial para el historiador, este ya no puede estudiarlo bajo el prisma del des-cubrimiento de una verdad metahistrica a la que accedemos desde el presente, sino que,con objeto de llegar a estructuras ms profundas de realidad, el pasado es entendido como

    25 L. Althusser,Leer, p. 111.26 Idem, p. 111.27 Idem, p. 112.28 A este respecto afirma Tafuri en 1992 que continuidad y discontinuidad, en las reconstrucciones historiogr-

    ficas, no constituyen hiptesis de trabajo alternativas; a menos que no se crea en significados trascendentesque sera deber de la historia descubrir. M. Tafuri, Sobre el, p. 29. Y ms adelante, concluye que no estarea de la historia recomponer lo roto, pero tampoco le es lcito identificarse con los vencedores, defectotodava activo, complementario de la apologa del presente. En cambio, le sera posible prestar su voz a unadialctica que no diera por descontado el xito de las batallas descritas, con el resultado de mantener suspensoslos veredictos. Nada es, de esta manera, dado por pasado. El tiempo de la historia es hbrido por constitucin.Idem, p. 39.

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    presente-pasado. Ahora bien, cul es la diferencia primordial entre un pasado entendidocomo factum y el presente-pasado? La respuesta no es complicada. Tafuri mantiene queel pasado como factum es una consecuencia de las historiografas cronolgicas que venel pasado como algo inmutable y cerrado sobre s.

    Adems, este pasado como factum adquiere sentido nicamente en funcin de lo queha sucedido con posterioridad, dando a su vez un horizonte de sentido al futuro por-venir.Pero si rompemos esta causalidad pasado-presente-futuro y entendemos el pasado comopresente-pasado, es decir, como un presente que sin saber lo que va a ocurrir despus evitadichos horizontes de sentido creados a partir de documentos del pasado, entraremos en unanocin que entiende 1) el futuro en tanto que definido a priori como aquello imposible depreveer, es decir, como aquello que no depende de la ley de causalidad, de modo que 2)el presente pasa a ser aquel instante de posibilitacin de la entrada de la novedad absolutaimposible de preveer, o la apertura infinita de todo horizonte de sentido hasta su autoaniqui-lacin; y por ltimo 3) el pasado comienza a ser visto en tanto que presente-pasado comoinstantes no actuales que posibilitaban cada uno de forma distinta la entrada de lo absolutoimposible de preveer en cada momento de la historia. As, en lo que se refiere a la laborpropia de la nueva figura esbozada por Tafuri para el historiador, ste debera intentar recons-truir el pasado en tanto que construccin del contexto pasado como presente-pasado y, evi-tando todo conocimiento deducido a partir de datos ocurridos con posterioridad, re-construirel mbito de indeterminabilidad e inestabilidad propia de todo presente-acontecimiento, seavisto desde el presente como presente-pasado, o no.

    3. La concepcin griega del Aion segn Cacciari y la aplicacin de Tafuri

    Ahora bien, pese a que las primeras consecuencias que la ruptura de la absolutizacinde Cronos tiene para la historiografa ya han sido explayadas, queda an por dilucidarcul es el modo concreto en que ese tiempo-complejo-uno del Aion se relaciona con laracionalizacin de la sucesin temporal segn Cronos. Para poder llegar a ello debemos, aligual que hizo Tafuri, partir del anlisis de lo problemtico, de lo negativo en tanto queimposibilidad de sntesis, desde un punto de vista cronolgico. En otras palabras, debemosbuscar las paradojas temporales que una ontologa cronolgica del tiempo provoca cuandointenta llegar a una imposible sntesis. Para ello, si bien es cierto que en el caso de Tafuritodas estas paradojas son minuciosamente examinadas dentro del mbito de la historia dela arquitectura moderna, la brevedad exigida a un artculo de estas caractersticas nos llevaa preferir eludir tan magna empresa y exponer el acercamiento exclusivamente terico rea-lizado en el citado libro de Cacciari.

    En l, la relacin entre el Aion y las paradojas crnicas se estudia siguiendo los textosclsicos, mediante el rodeo de la Memoria. As, cuando esta intenta llegar al origen temporalde las cosas remontndose continuamente hacia atrs mediante la sucesin cronolgica, laparadoja aparece cuando, para poder afirmar un origen nico que incluya todo (que no tengalmite)29 se concluye que la Memoria debe incluir todo dentro de s, (en anteriores termino-

    29 Afirma Cacciari: LInizio veramente peiron. La Memoria rivela tutta la potenza della sua timallorch Memoria dellInizio che non ha limite, n, dunque, ha forma, n, dunque, -cosa. La Memoria si rivolge allil-

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    logas empleadas por Cacciari, todas las contradicciones o todo el momento negativo), ypor lo tanto, tambin el olvido: Si Memoria se opusiera a Olvido, no podra ser Memoria,y por lo tanto, en verdad no sera ms tal. Sin embargo, si la Memoria niega cualquier cosa,es precisamente a s misma. La Memoria no puede afirmar el Inmemoriable sin negarse.Esta precede a la propia Verdad, se desvela perfecta, ente, en el acto mismo en el cual seniega. Su Verdad consiste en el negarse a s misma.30

    Partiendo de esta paradoja, Cacciari analiza brevemente la reflexin sobre el Aion enPlatn, Aristteles31 y Plotino. Respecto al primero parte de la necesidad de distinguirentre el siempre del ciclo de la gnesis (nacimiento-destruccin) y el siempre de aquelloque simplemente es (t n ae).32 De esta forma, mediante un recurso al Parmnides paraexplicar la discusin del Timeo,33 comenta Cacciari cmo Cronos es llamado imagen eternaprocedente segn el nmero (y por tanto mvil) del Aion que permanece en el Uno. 34 Unavez aqu es importante no reducir la discusin Aion-Cronos a una modalidad temporal deltopos filosfico de lo Uno y lo Mltiple. La nueva paradoja entonces consiste en que siAion y Cronos no mantienen una relacin de simple oposicin,35 y Cronos es imagen delAion, entonces, el Aion, el uno-que-es, el uno que participa del ser, infinitamente desdo-blndose, aparece infinito en cuanto al nmero (peiron en cuanto alplthos). Si el uno es,

    latenza dellInizio, unillatenza che nessuna proposizione mai potr definire. Ma proprio perch Inizio e noninizio-di, inizio, cio, che gi appartiene alla serie cui d inizio, questa archnon esclude nulla da s, neppure

    il suo opposto:psedea, ci che la dxa ritiene il semplice, immediato nella sua stessa perfetta illatenza,e tale idea quella dellImmemorabile. Il massimamente aperto, la pi sorgiva apertura, ci che d nascita, appunto il massimamente nascosto. M. Cacciari, Chronos e Ain, enDellinizio, Milano, Adelphi Edizioni,1990, pp. 253-254.

    30 Idem, pp. 254-255. (La traduccin es nuestra).31 En el caso de Aristteles, la paradoja, como no poda ser de otra manera se refiere al anlisis del tiempo en

    tanto que movimiento y la imposibilidad de la existencia de una temporalidad cronolgica para la generaciny la corrupcin, movimientos ambos, propiamente hablando, no cronolgicos. Afirma Cacciari: Nel libro IVdella Fisica si erano viste, insieme, distinzione e indisgiungibilit tra tempo, da un lato, movimento e muta-mento, dallaltro [] (quello da non-sostrato a non-sostrato non essendo in realt un mutamento, poich nonc in esso alcuna opposizione). evidente, allora, che, se anche ogni movimento mutamento, non tutte etre le forme del mutamento implicano movimento. Come potrebbe darsi, infatti, movimento da non-sostrato asostrato? Idem, p. 271. Y un poco ms adelante: Laporia di grande portata: in nessun modo sar possibile

    sostenere che il tempo causa, o anche soltanto misura, di generazione e corruzione, se queste non sono movi-menti [] Corruzione e generazione non possono spiegarsi crono-logicamente, ma il tempo. Idem, p. 272.

    32 Idem, p. 261. (la traduccin es nuestra).33 Il discorso del Parmenide sul numero illumina, pertanto, quello sul tempo del Timeo: i numeri del tempo non

    sono affatto una naturalistica descrizione dei ritmi eterni degli astri (una astro-logia), ma la successione infinitadei numeri deve essere dedotta dallipotesi delluno-che-, speculando, sio, la dimensione aionica delluno.Idem, p. 265

    34 Idem, p. 265. (la traduccin es nuestra). Y contina: Limmagine eterna come il Modello; imitando Ain,le forme del tempo ne partecipano proprio col farlo apparire, e possono farlo apparire, rappresentarlo, priprioperch se ne distinguono. Certo, di Chronos si predica lera e il sar, cosa impossibile per lAin, ma cinon implica alcuna reciproca esclusione, poich sempre, proprio in quanto eikn dellAin, que procedere diChronos che avviene secondo il numero. Idem, p. 265.

    35 La peculiare distinzione, e in nessun modo contrapposizione, tra Ain e Chronos, poich immanente allideadellAin sta la forma del numero. Idem, p. 266.

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    necesariamente ser tambin el nmero, la sucesin innumerable de los nmeros.36Comoconsecuencia para la historiografa,

    la genealoga no es, en fin, narracin de mltiples momentos sin sucesin cronol-gica, sino el desvelarse (aletheein) de la unidad de un gnos, manifestacin ver-dadera del carcter ainico de un gnos en sus momentos nombrados, exactamentecomo el uno-que-es se manifiesta en el plthos de los nmeros [] El gnos noocupa un segmento indiferente del tiempo, no es gestado en el tiempo-sucesin,sino que es el propio tiempo.37

    En otras palabras, la genealoga del Movimiento Moderno en arquitectura, por ponerun ejemplo material, no puede ser para Tafuri ni la cadena causal de relaciones linealescronolgicas que llevan a l, ni tampoco, y esto es lo importante, la narracin sincrnicade mltiples microcausas superpuestas que den el mismo resultado. Pues cada vez quehablamos de Aion, o de relaciones ainicas, nos referimos a ese ncleo de problematicidadque va ms all, no solo de la lgica causal de sucesin, sino tambin de la lgica causalde la identidad. Adentrarse en la temporalidad ainica como ese doble oculto de las rela-ciones crnicas supone intentar enmarcar del modo ms preciso posible los momentos deindeterminabilidad causal donde la cadena crnica se rompe, de manera que, en palabrasde Tafuri, donde

    ninguna decisin est fijada, todo puede cambiar y por consiguiente cambia tam-bin en el proceso de la formacin de los grupos polticos que tienen poder sobre laplatea magna de la Serensima, lo cual implica una concepcin flexible del espacioy del tiempo. Nada est fijado, porque mientras el tiempo transcurre, debo aferrarla oportunidad, debo aferrar el caso concreto, lo debo hacer entrar de nuevo dentrode lo que estoy proyectando y construyendo, debo ser elstico porque debo seguir eltiempo de la vida.38

    36 Idem, p. 264. (la traduccin es nuestra). Sintomticamente, esta paradoja del Uno que se divide permaneciendouno, ser repetida de nuevo por Deleuze y su comentario en Lgica del Sentido a la obra de Artaud. Si bien la

    forma en que Deleuze entiende el Aion ser comentada algo ms adelante, citamos ahora las palabras delHelio-gbalo de Artaud: Poseer el sentido de la unidad profunda de las cosas es poseer el sentido de la anarqua, ydel esfuerzo necesario para reducir las cosas llevndolas a la unidad. Quien posee el sentido de la unidad poseeel sentido de la multiplicidad de las cosas, de ese polvo de aspectos por los que se debe pasar para reducirlasy destruirlas. En Heliogbalo existe el doble combate de uno que se divide permaneciendo uno. A. Artaud,

    Heliogbalo el anarquista, Versin digital no numerada.37 Idem, p. 267. (la traduccin es nuestra).38 M. Tafuri,La dignit..., pp. 25-26. (la traduccin es nuestra). Y como conclusin necesaria, Tafuri trae de nuevo

    a colacin como es caracterstico en su obra la negatividad de Nietzsche y de su genealoga: Non esisteprogresso o sviluppo, meglio ancora, nel campo della modernit, persino dagli inizi dell800, senza la mollacostante di chi ha negato il moderno. E potranno essere le figure di un Nietzsche, di uno Schopenhauer chenegano la sintesi hegeliana che povera metafora, povera conseguenza della circolarit dei tempi rappresentatada Tiziano. E che questa negazione non altro, non contro il moderno, il suo motore portante. Idem, p.31-32.

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    Es decir, una historiografa ainica busca determinar con la mxima precisin losmomentos de extrema apertura en cada acontecimiento analizado, o lo que es lo mismo,olvidar todo lo que ha ocurrido cronolgicamente despus y, expulsada toda estructurasupra-histrica, entender el futuro de cualquier acontecimiento analizado en tanto aquelloimposible de prever. La historiografa ainica, por lo tanto, se propone a s misma comoidentificacin de los momentos de mxima apertura, de mxima indeterminacin del aconte-cimiento. Y para ello, Tafuri ha de trabajar sin una metodologa formal a priori. En su lugar,esta deber ser elegida para cada caso concreto una vez comenzada la investigacin material,construyendo los hechos histricos en cada caso segn distintas formas de representacinmediante el empleo de todas las metodologas historiogrficas disponibles y adecuadas acada uno (iconologa, arqueologa, yuxtaposicin de imgenes, crtica de la ideologa, an-lisis econmico, poltico, esttico, etc.). De esta forma, una vez que dichos objetos han sidoconstruidos de forma crtica y revisada, se intenta hacerlos chocar para descubrir medianteeste collage a posteriori dnde se encuentran las contradicciones principales. All, en esascontradicciones, habitar pues, el Aion, la indeterminabilidad causal, la no-lgica que lahistoria, si no quiere convertirse en mera reificacin de lo existente o en guardin del botnde los vencedores, debe exponer a la luz mediante contraste.

    Pero volviendo por un momento a Cacciari, este encuentra la respuesta a la paradojaplatnica en Plotino.39 En l, el Aion es caracterizado como complexio oppositorum,esto es, como sntesis dialctica de los opuestos, pero como una unidad que emana de unpunto indiferente a su oponerse.40 Tenemos con esto la caracterizacin explcita, tambinpor parte de Cacciari, del Aion como la negatividad temporal de lo real que no admitesntesis. Adems, esta realidad del Aion implica su inmanencia en el mundo (Ain no esabsoluta trascendencia)41 en tanto que, al igual que en Tafuri, se concluye como continuaapertura del acontecimiento (Ain es lo abierto, el puro abierto, en el cual nekos yphiltesduran eternamente en su recproco definirse).42 Aion es pues ese elemento temporal origi-nario que, en cada acontecimiento, supone la ruptura de la causalidad de la sucesin, (contodo el carcter anti-teleolgico que ello conlleva),43 abriendo al mximo en cada instante

    39 Plotino rimedita poderosamente le aporie platoniche e aristoteliche sulla natura dellistante come origine e

    misura del tempo, e coglie in esse la difficile via del superamento della volgare, astratta contrapposizione traChronos e Ain [] Ain substrato in quanto irragia, balena, non astratto cominciamento, n astratta con-clusione, n, appunto, passaggio crono-logicamente misurabile. M. Cacciari, Cronos, p. 279.

    40 Idem, p. 280. (la traduccin es nuestra).41 Idem, p. 282. (la traduccin es nuestra).42 Idem, p. 284. (la traduccin es nuestra).43 Este antiteleologismo, ya lo hemos visto, es una constante referencia en Althusser y en Tafuri. En el caso de

    Cacciari, este lo explica como una lgica opuesta a la poiesis aristotlica, es decir, frente a la produccin(pues el Aion es mxima produccin) segn fines prederterminados: Cos irraggia lAin plotiniano: nonsi d lAin e poi il suo irraggiare [] Egli non aita, causa-di, intenzione-di. Il suo fare perfettamenteinnocente, e dunque assolutamente distinto dalla forma dellapoesis (che causa, e causa di ci che procedenel tempo dalla non-presenza alla presenza), ma non perch voglia distinguersene (ch tornerebbe, cos, adessere intenzione e causa). Il su gioco puramente indifferente ad ogni forma del fare e tutte perci stanno, neiconfronti di tale In-differenza, come puramente possibili. Idem, p. 285.

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    la radical indeterminabilidad de la historia.44 En palabras de Cacciari, el Aion es iniciodesde siempre.45

    Es pues este inicio desde siempre, el que tiene para Tafuri una figuracin clave en latemporalidad vneta del siglo XVI en general, y del Palazzo Vendramin a Santa Fosca enparticular. En l, el que en 1985 era caracterizado como emblema de la prudencia en tantoque tiempo circular re-orientado mediante la escatologa cristiana,46 en 1993, se caracterizacomo aquel tener siempre presente, el origen.47 O lo que es lo mismo, inicio desde siem-pre. Con esto, establece explcitamente Tafuri la existencia de un tiempo complejo porquees circular pero vectorial, esto es, una flecha del tiempo, puesto que propiamente all dondeel futuro debera destruir, como el ngel de Benjamin, cualquier fragmento del pasado, elsmbolo de este futuro es en cambio el perro, es decir, la fidelidad. Y la fidelidad al origenes aquello que el viejo mira constantemente, visto que los tres momentos del tiempo nopueden ser escindidos entre ellos.48

    44 Esta continua indeterminabilidad de los acontecimientos histricos tiene para Tafuri, como no poda ser de otramanera, un fuerte nexo de unin con la indeterminabilidad del momento de decisin poltica que ha sido unaconstante en sus escritos desde su libro sobre Quaroni (1964). A tal propsito, comentaba Tafuri en 1993 quee ci che la storia pu dare proprio mostrare come lunitariet del risultato dipenda esattamente da questaconflittualit continua che non ha permesso lattuazione di un progetto. Quale progetto? Quello del 36? Oquello del 39 per la Zecca? O ancora quello del 55, quando la Zecca viene sopraelevata? O quello dell80? O kedecisioni del82? O lo stop del 1596? 18. Insomma intendo dire che lepisodio che abbiamo raccontato, su cuinon voglio dilungarmi pi a lungo perch solo un exemplum, ci mostra che cos uno spazio veneziano perfet-tamente congruente alle metafore del tempo racchiuse nel Tricipitium di Tiziano o ne Le tre et di Giorgione.M. Tafuri,La dignit..., p. 18.

    45 M. Cacciari, Cronos , p. 300. (la traduccin es nuestra).46 Afirmaba Tafuri a este respecto en 1985 que The emblem of this prudence is well known: the tricipitum,or three ages of man, which offers a simultaneous consideration of the past, present and future, analyzed byErwin Panofsky in his interpretation of the famous painting ascribed to Titian [...] The meditation on the cyclicnature of time is resolved in the rebirth or renaissance assured by the sacrifice of Christ: circular, classical timeis composed of the linear and teleological time of Christianity. This transfer of public symbols into a privateemblem is undoubtedly significant, however: the coesxistence of epochs, which guarantees human justice,connects the loyalty to tradition, represented by the head of the old man toward the origin, with the future, thenovus, implicitly alluding to an eternal return. But within this age, the new root is Christ [...] The prudentiacontained in the tricipitum partakes of a cosmic and ineffable time. M. Tafuri, Venice and the Renaissance,Massachusetts Institute of Technology, 1989, p. 12. Publicado originalmente como Venezia e il Rinsacimento,Giulio Einaudi editore, Turn, 1985. Y un poco ms adelante conclua la reflexin sobre la armona de lostiempos estableciendo la relacin del significado renacentista de las representaciones de la prudencia con el

    cuadro de Giorgione, Three Philosophers: The Three Philosophers do not stand in opposition: in a silentand serious dialogue, they clearly form an indissoluble whole in which the youth reads the book of nature,showing that he is paying close attention to the lesson of the first word, confirmed and universalized by theold man, the sage who is custodian of tradition. All antitheses have been removed, exactly as they are in theemblem of prudence. Idem, p. 12.

    47 M. Tafuri,La dignit, p. 12. (la traduccin es nuestra).48 Idem, p. 12. Y algo ms adelante, Tafuri, vuelve a insistir sobre cmo este tiempo-complejo-uno caracters-

    tico de Venecia supone una diferenciacin radical del tiempo escatolgico-teleolgico. Ahora bien, Tafuri escauto. Este tiempo, esta conciencia del Aion por parte de la Venecia del s. XVI, est situado en un apartadomuy concreto de la sociedad. Pues, segn Tafuri, esta conciencia del Aion es exclusiva del discurso publicosobre los edificios privados: Quindi il tempo di Venezia batte il tempo escatologico perlomeno in un primotipo di mentalit. Ci si pu chiedere: ma questa la mentalit del mercante? Il tempo che batte sulla nave cheva a Corf o a rodi lo stesso tempo? Indubbiamente no [] significato pubblico degli edifici privati patrizi.Ci che importa che il simbolo, quello delleternit divina, del ritmo escatologico e del tempo veneziano, pu

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    4. El Aion en Deleuze

    Ahora bien, una vez expuesto esto, cmo conciliar dicha toma de posicin respecto alAion con la crtica y rechazo explcito por parte de Tafuri al filsofo que ha terminado siendosinnimo del Aion?49 Si bien es cierto que las crticas, al menos las de Tafuri, tenan quever principalmente con el empleo de rizomas como parte de la metodologa histrica, no esmenos cierto que el mismo concepto de rizoma se produce como respuesta deleuziana al pro-blema del Aion. Pero si esto es as, debemos plantear entonces dos preguntas fundamentales,a saber 1) Cmo concibe Deleuze el Aion? Es el mismo concepto de Aion explicitado porCacciari y Tafuri?, y 2) Cmo se relaciona el rizoma con el Aion? Cul es el estatuto deaccin del rizoma? Y antes incluso que eso, qu es lo que entiende exactamente Deleuzepor un rizoma? Empecemos por la primera pregunta. Al comienzo de Lgica del sentido(1969), Deleuze ya establece como la metodologa a seguir, al igual que en el caso de Tafuri,la determinacin de paradojas, no solo temporales pues el mbito de relaciones de Deleuzees mucho ms amplio que la ontologa del tiempo.50 Con dicho planteamiento, una vezllegados a la vigsimo-tercera serie, establece un cuadro comparativo entre Cronos y Aion.Afirma Deleuze:

    (Cronos es) el movimiento reglado de los presentes vastos y profundos [] Eldevenir-loco de la profundidad es pues un mal Cronos, que se opone al presente vivodel buen Cronos. [] potencia de esquivar el presente (porque ser presente sera ser,y no ya devenir). Y sin embargo, Platn aade que esquivar el presente es lo queno puede hacer el devenir (porque deviene ahora, y no puede saltar por encima deeste ahora) [] La revancha del futuro y del pasado sobre el presente, Cronos debe

    essere ormai reso mondano. Idem, 15. Adems, en Tafuri, al igual que en Mumford, existe tambin una ntimarelacin entre el funcionamiento del tiempo y la fenomenizacin de este en la forma espacial de las ciudades.As, a propsito del tiempo vneto, Tafuri argumenta: Pu questa grande metafora e concezione del tempo nontradursi in uno spazio specificamente veneziano? S, certo Tenenti aveva dato una risposta positiva ma non la-veva dimostrata; io cercher di dimostrarvela e, badate, non perleremo di forme, non parleremo di architettura,parleremo solo di procedimenti. Idem, p. 19.

    49 Recordamos aqu que las dos nicas referencias explcitas a Deleuze por parte de Tafuri fueron hechas enLaesfera y el laberinto. All, afirmaba Tafuri que no queremos en absoluto cantar himnos de alabanza a lo irra-

    cional o interpretar los conjuntos ideolgicos en una actuacin compleja como rizomas al modo de Deleuzey Guattari. Precisamente consideramos necesario no hacer rizomas con aquellos conjuntos. M. Tafuri, La

    Esfera y el Laberinto. Vanguardia y arquitectura de Piranesi a los aos 70, Barcelona, Editorial Gustavo Gili,1984, edicin original M. Tafuri,La sfera e il laberinto. Avanguardie e architettura da Piranesi agli anni 70,Torino, Giulio Eiunadi Editore, 1980, p. 16. Y un poco ms adelante, insista: El rizoma, escriben Deleuze yGuattari, es una antigenealoga. El rizoma procede por variacin, expansin, conquista, captura, inyeccin. Enoposicin a la grafa, al dibujo o a la fotografa, en oposicin a los calcos, el rizoma se reduce a un papel queha de ser producido, construido, siempre desmontable, con entradas y salidas mltiples, con sus lneas de fuga[] el rizoma es un sistema acntrico, no jerrquico y no significante, sin general, sin memoria organizadora oautnoma central, nicamente definido por una circulacin de estados. Idem, p. 16, Nota a pie 23.

    50 Afirma Deleuze: Porque la incertidumbre personal no es una duda exterior a lo que ocurre, sino una estructuraobjetiva del acontecimiento mismo [] La paradoja es primeramente lo que destruye al buen sentido como sen-tido nico, pero luego es lo que destruye al sentido comn como asignacin de identidades fijas. G. Deleuze,

    Lgica del Sentido, Barcelona, Editorial Paids, 2005, p. 29.

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    tambin expresarla en trminos de presente, los nicos trminos que comprende yque le afectan. Es su modo propio de querer morir.51

    Por otra parte,

    Segn Aion, nicamente el pasado y el futuro insisten o subsisten en el tiempo []O mejor, es el instante sin espesor y sin extensin quien subdivide cada presente enpasado y futuro [] con el Aion, el devenir loco de las profundidades suba a lasuperficie, los simulacros se convertan, a su vez, en fantasmas [] la del ahora y ladel instante. Ya no son el futuro y el pasado quienes subvierten el presente existente:es el instante quien pervierte el presente en futuro y pasado insistentes [] Porquesi la profundidad esquiva el presente, es con toda la fuerza de un ahora que oponesu presente enloquecido al sensato presente de la medida; y si la superficie esquivael presente, es con toda la potencia de un instante, que distingue su momento detodo presente asignable sobre el que lleva una y otra vez la divisin. Nada sube a lasuperficie sin cambiar de Naturaleza. Cronos expresaba la accin de los cuerpos y lacreacin de cualidades corporales. Aion es el lugar de los Acontecimientos [] puraforma vaca del tiempo. [] Sin duda, podra parecer que el Aion no tiene presente enabsoluto porque, en l, el instante no cesa de dividirse en futuro y pasado. Pero sloes una apariencia [] Entre los dos presentes de Cronos, el de la subversin por elfondo y el de la efectuacin en las formas, hay un tercero, debe haber un tercero quepertenezca al Aion. Y, en efecto, el instante como elemento paradjico o casi-causaque recorre toda la lnea recta tambin debe ser representado [] Este presente delAion, que representa el instante, no es en absoluto como el presente vasto y profundode Cronos: es el presente sin espesor, el presente del actor, del bailarn o del mismo,puro momento perverso.52

    Resumiendo, tenemos que, al igual que en Tafuri, el Aion, en tanto que tiempo delacontecimiento, de lo que acontece, de lo no previsible, es aquel propiamente no-presente

    51 Idem, pp. 197-199.52 Idem, pp. 199-203. (El subrayado es nuestro). Adems, dado que el libro en s est concebido como una revisin

    y crtica a las teoras lacanianas del origen del sentido lingstico, afirma Deleuze que este mundo nuevo, de

    los efectos incorporales o de los efectos de superficie, es quien hace posible el lenguaje [] Los acontecimien-tos puros fundan el lenguaje porque lo esperan igual como nos esperan, y no tienen existencia pura, impersonaly preindividual sino en el lenguaje que los expresa. [] el sentido es lo mismo que el acontecimiento, pero estavez remitido a las proposiciones. Y se remite a las proposiciones como su expresable o su expresado, comple-tamente diferente de lo que significan, de lo que manifiestan y de lo que designan. Idem. p. 202. Y 11 aosms tarde, insiste: Aion, que es el tiempo indefinido del acontecimiento, la lnea flotante que slo conoce lasvelocidades, y que no cesa a la vez de dividir lo que ocurre en un dj-l y unpas-encore-l, un demasiadotarde y un demasiado pronto simultneos, un algo que suceder y que a la vez acaba de suceder. Y Cronos, que,por el contrario, es el tiempo de la medida, que fija las cosas y las personas, desarrolla una forma y determina unsujeto [] En resumen, la diferencia no se establece en modo alguno entre lo efmero y lo duradero, ni siquieraentre lo regular y lo irregular, sino entre dos modos de individuacin, dos modos de temporalidad. G. Deleuze,y F. Guattari,Mil Mesetas: Capitalismo y Esquizofrenia, Valencia, Editorial Pre-Textos, 2004, p. 265. Edicinoriginal G. Deleuze y F. Guattari,Mil plateaux (capitalisme et schizophrnie), Paris, Les ditions de Minuit,1980.

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    dado su falta de espesor que continuamente se divide en pasado y futuro, permaneciendouno en su mismo dividirse,53 o abrirse, no nicamente al futuro, esto es lo interesante, sinotambin al pasado, pues, como todo historiador debera saber, el acontecimiento presentecambia tambin el pasado. Tenemos pues de nuevo el Aion como la constante discontinuairrupcin del acontecimiento en el mundo con el que, en cada momento se cambian las reglasdel juego. Metfora esta del juego, por cierto, empleada tanto por Deleuze como por Tafuri.As, en el primer caso, afirma Deleuze cmo, a diferencia de un juego reglado, 54 el juegode dados del Aion se caracteriza porque

    El juego se vuelve puro. 1) no hay reglas preexistentes; cada tirada inventa susreglas, lleva en s su propia regla. 2) En lugar de dividir el azar en un nmero detiradas realmente distintas, el conjunto de tiradas afirma todo el azar y no cesa deramificarlo en cada tirada. 3) Las tiradas son distintas, pero todas son las formascualitativas de un solo y mismo tirar, ontolgicamente uno [] Cada tirada emitepuntos singulares, los puntos de los dados. Pero el conjunto de tiradas est compren-dido en el punto aleatorio, nico tirar que no cesa de desplazarse a travs de todaslas series, en un tiempo ms grande que el mximo de tiempo continuo pensable []4) slo puede ser pensado, y adems pensado como sin sentido. Pero precisamentees la realidad del pensamiento mismo. Es el inconsciente del pensamiento puro.55

    Un mismo tirar ontolgicamente uno, el uno del Aion que tira los dados y que, en sin-tomtica analoga con el tiempo circular vectorial de Tafuri, Deleuze comenta como uneterno retorno que ya no tiene que ver con el ciclo.56 Por otra parte, respecto a la referenciahecha al juego de dados por parte de Tafuri, este, a propsito de una comparacin entre Aaltoy Le Corbusier durante una entrevista realizada en 1983, lo caracteriza de nuevo como aqueljuego que, en cada tirada, redefine por completo todas las reglas del juego. As, a propsitode la capilla deRonchamps, afirma Tafuri que esta, es

    el juego de dados de los dioses griegos, el juego en que se apuesta sobre el destinode los hombres determinando la total aleatoridad de su existencia [] cuando Witt-genstein habla de juego, habla de un coup de ds que no puede seguir jugndosehasta el infinito, como Alvar Aalto, sino que lo que debe buscar lograr es, por susola movida, cambiar el juego. Cambiar las reglas del juego con una sola movida:

    53 Es con este Uno sin espesor que se divide permaneciendo Uno que Deleuze mantiene desde posiciones msmetafsicas, la inmanencia del Aion en el mundo de la que hablaban Tafuri y Cacciari. En palabras de Deleuze:Pues Heliogbalo es Spinoza, y Spinoza, Heliogbalo resucitado. Idem, p. 163.

    54 Estos son descritos por Deleuze mediante cuatro caractersticas bsicas: 1) Un conjunto de reglas debenpreexistir al ejercicio del juego; en cualquier caso, y cuando se juega, tienen un valor categrico; 2) estas reglasdeterminan hiptesis que dividen el azar, hiptesis de prdida o ganancia (lo que ocurre si) 3) estas hiptesisorganizan el ejercicio del juego en una pluralidad de tiradas, real y numricamente distintas [] 4) Las conse-cuencias de las tiradas se ordenan segn la alternativa victoria o derrota [] solamente retienen el azar enciertos puntos. G. Deleuze,Lgica, p. 89.

    55 Idem, pp. 90-91.56 Idem, p. 95. Y once aos ms tarde, de nuevo: El tiempo como forma a priori no existe, el ritornelo es la forma

    a priori del tiempo, que cada vez fabrica tiempos diferentes. G. Deleuze,Mil Mesetas, p. 352.

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    esta es una operacin de grandes estrategas, una operacin que, como pueden ver, nopuede suceder de hoy para maana en el estudio de un arquitecto. Y ms adelante,insiste: La referencia a lo arcaico total, algo que expresa una no linearidad deltiempo mediante la posibilidad de regresar al ms remoto pasado. La oreja no escuchaentonces slo a la naturaleza; escucha ese pasado, y hacindolo proyecta su fragmentoen el futuro. Esto es un formidable coup de ds jugando con la civilizacin entera.Esto es el Gran Juego. El de Aalto, en cambio, es un juguete. 57

    Podemos concluir ya que no existen diferencias fundamentales entre Tafuri y Deleuzeen lo que a la concepcin del Aion se refiere. Con respecto a la segunda pregunta, debemosaclarar primero qu es exactamente un rizoma. Segn Deleuze, un rizoma es en principio unmodelo organizativo no adscrito a priori a ningn discurso especfico (historia, filosofa,arquitectura, economa, etc.) con 6 principios bsicos:

    1) y 2) Principios de conexin y de heterogeneidad: cualquier punto del rizomapuede ser conectado con cualquier otro, y debe serlo. Eso no sucede en el rbol nien la raz, que siempre fijan un punto, un orden.583) Principio de multiplicidad: slo cuando lo mltiple es tratado efectivamente comosustantivo, multiplicidad, deja de tener relacin con lo Uno como sujeto o comoobjeto, como realidad natural o espiritual, como imagen y mundo [] en un rizomano hay puntos o posiciones como ocurre en una estructura, un rbol, una raz. En unrizoma slo hay lneas.594) Principio de ruptura significante: frente a los cortes excesivamente significantesque separan las estructuras o atraviesan una.60

    5) y 6) Principio de cartografa y de calcomana: un rizoma no responde a ningnmodelo estructural o generativo. Es ajeno a toda idea de eje gentico, como tambinde estructura profunda [] As no se sale del modelo representativo.61

    Ahora bien, pese a que, a priori, un rizoma no tiene una disciplina prefijada, Deleuze losita en dos campos preponderantes. El primero en la psiquiatra en tanto que modelo dela formacin de la psique, que obliga, para poder dar cuentas de las relaciones de conforma-cin del inconsciente, a cambiar el psicoanlisis freudiano o lacaniano por el esquizoanlisisdeleuziano. El segundo, 7 aos despus, como modelo ontolgico del mundo en tanto quemecanosfera dadasta62 compuesta, no nicamente por mquinas deseantes como la crtica

    57 M. Tafuri, Entrevista a Manfredo Tafuri, Buenos Aires,Materiales, Marzo 1983. La entrevista tuvo lugar enBuenos Aires, entre Julio y Agosto de 1981. Tambin disponible en www.bazaramericano.com/arquitectura/materiales/entrevista_tafuri.htm, pp. 10 y 11 respectivamente de la versin digital.

    58 G. Deleuze y F. Guattari,Mil Mesetas, p. 13.59 Idem, p. 14.60 Idem, p. 15.61 Idem, p. 17.62 Respecto a la relacin con el dadasmo de Deleuze o Derrida en particular, y del postestructuralismo francs en

    particular, Steiner ya se encarg hace tiempo de reafirmar las profundas conexiones que unen dichas filosofasde la diferencia a ciertos sectores del pensamiento de vanguardia: Todo el postestructuralismo y la decons-truccin provienen del dadasmo, de Hugo Ball y sus poemas absurdos. Es un juego dadastico. G. Steiner,

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    italiana de Deleuze se encarg de hacernos creer, sino tambin por mquinas abstractas.Llegamos entonces al verdadero punto de conflicto entre Deleuze y Tafuri, que no es otroque el de dnde situar el rizoma.

    5. Conclusiones

    Es obvio que el rizoma no es sino el modelo organizativo que se producira si la con-juncin temporal Aion-Cronos fuese exclusivamente ainica. La posicin de Deleuze portanto mantiene que es exclusivamente a nivel molecular donde esta asntota hacia el Aiondeviene cada vez ms pura, mientras que las estructuras molares aparecen a medida que eltiempo se va cronologizando. Del mismo modo, Tafuri descubre bajo las relaciones cronol-gicas del espacio y del tiempo, el doble perverso de las relaciones ainicas en la perspectivade Brunelleschi, en el Momus de Alberti, en las Carceri de Piranesi, o en las economascapitalstico-metropolitanas que dieron vida al dadasmo. Tenemos pues, que a nivel onto-lgico, tanto Deleuze como Tafuri mantienen una concepcin rizomtica de la realidad. Asu vez, tanto Deleuze a travs del concepto de esquizoanlisis como Tafuri a travs del con-cepto de representacin de Nietzsche esgrimido en contra de la ideologa como falsaconciencia de Lukcs, mantienen una relacin que no establece una neta separacin entreestructuras organizativas de la realidad ntica y estructuras del pensamiento, pese a queeste, en su produccin de conocimiento, produce propiamente algo distinto de la realidad ycon un modelo de funcionamiento distinto. Ahora bien, eso no quita para que el modelo querige la produccin del conocimiento est constituido tambin por un tipo de organizacinque no pueda tener otra denominacin que la de rizoma.

    La diferencia se establece pues dentro del mbito decisional. Es decir, tanto para Deleuzecomo para Tafuri la realidad ainica es un rizoma; ahora bien, Deleuze aboga, especialmenteenEl Antiedipo, por la salida subjetiva que tom el dadasmo como nica accin que permitaa la psique liberarse de las estructuras psicoanalistas impuestas por la sociedad.63 Tafuri,en cambio, frente al problema de la negatividad ainica de la realidad, elige el mbitopoltico-institucional, no olvidemos que milit durante aos dentro del Partido ComunistaItaliano, como forma de mediar con esa misma negatividad de una manera eficiente. Tene-mos as, que la principal diferencia entre Deleuze y Tafuri remite a la ya clsica disputa(dentro del marxismo) entre tica y poltica. Pero aparte de qu estrategia tomar respectoa las acciones con las que mediar dentro de una realidad ainica, ya sea el baile dionisiaco

    Entrevista del peridico Sddeutsche Zeitung, 18 de Mayo de 2003. Traduccin de Peter Krieger. Citado en P.Krieger, La deconstruccin de Jacques Derrida (1930-2004),Anales del Instituto de Investigaciones Estti-cas, n. 84, 2004, pp. 179-188. Pero no hace falta recurrir a fuentes externas para sostener el apoyo de Deleuzeal dadasmo. As, al final de El AntiEdipo opona al antimaquinismo humanista del surrealismo y la mquinamolar futurista, la mquina molecular dadasta que por su propia cuenta efecta una inversin como revolu-cin de deseo, ya que somete las relaciones de produccin a la prueba de las piezas de la mquina deseante ylibera de sta un gozoso movimiento de desterritorializacin ms all de todas las territorialidades de nacin yde partido. G. Deleuze, y F. Guattari,El AntiEdipo: Capitalismo y Esquizofrenia, Barcelona, Editorial Paids,1985, p. 413.

    63 Por otra parte no deja de ser sintomtico que para el esquizoanlisis, al igual que para las metodologas historio-grficas tafurianas, afirme Deleuze que no hay mtodo posible, ni reproduccin concebible, sino nicamenteetapas, intermezzi, reactivaciones. G. Deleuze y F. Guattari,Mil Mesetas, p. 382.

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    rizomtico o la creacin de instituciones polticas de decisin, las diferencias entre Deleuzey Tafuri reaparecen dentro de un mbito historiogrfico.

    En l, debemos aclarar que las crticas que Tafuri ejerci al concepto de rizoma fueronsiempre hechas desde el punto de vista de la metodologa historiogrfica y no desde la filo-sofa de la historia. Dentro de la primera pues, el rizoma no es til ya que el primer momentode una historiografa ainica crtica es para Tafuri la construccin del documento histrico, ydespus el evidenciar las contradicciones entre documentos en aras de detectar los puntos deindeterminabilidad histrica (el Aion) mediante un contraste conscientemente orientado. Esdecir, para Tafuri, construir rizomas con los materiales histricos no ayuda en nada a poderidentificar los principales momentos ainicos de la historia. Si la historia en tanto que onto-loga del tiempo es una conjuncin ainico-crnica indisoluble, la historiografa en cambiodebe permanecer con unos procedimientos estrictos, si bien variables dependiendo de loscasos, que permitan reconocer claramente la aionicidad misma de la historia. Para Tafuri lonico que supondra una metodologa completamente ainica en tanto que aplicacin directade los rizomas o el esquizoanlisis a la historiografa no sera ms que la disolucin de esadistincin principal entre historia escrita y realidad (entre conocimiento y realidad) quetanto Althusser como Tafuri reconocan elemento indispensable de una concepcin ainicade la historia en tanto que ontologa del tiempo. Por ello deberemos mantener la concepcinrizomtica de la historia en Manfredo Tafuri siempre y cuando no se mezclen historia ymetodologa historiogrfica.

    Es decir, que el Aion se encuentra nicamente al nivel de la ontologa temporal. Que delmismo modo que para Tafuri es imposible la existencia misma de una arquitectura puramenteainica dado que la arquitectura en tanto que heredera de la geometra y de la agrimensura noes sino el intento de medida, razn, del mundo existente, la historiografa, para poder tratarcon el Aion, debe tener fuertes condicionamientos cronolgicos, y que, finalmente, cualquierideologa arquitectnica o histrica, que quiera defender la posibilidad de una arquitectura ode una historiografa de la arquitectura en tanto que ainica, no son sino utopas negativas,es decir utopas ticas que creen an en que es posible vivir de forma humana dentro de unaeconoma exponencialmente ainica como es el hipercapitalismo ya comentado por SimmelenLa filosofa del dinero. Dentro de este contexto, Tafuri, como ya propusieron Wagner oHilberseimer, vuelve a proponer el mbito de la poltica. En l, el rol del arquitecto en tantoque constructor del proceso de produccin de la ciudad no es sino el de burcrata, mientrasque el del historiador, como ya hemos dicho, lejos de ser el del profeta de una escatologadialctica al modo del menchevismo de la Segunda Internacional, debe referirse a la identi-ficacin de la indeterminabilidad de los acontecimientos en el mundo, dando siempre testi-monio de la crisis del reale, de su dialctica negativa en tanto que imposibilidad de sntesis,y de la consecuente imposibilidad de planeamiento del futuro. Aqu la crtica a los planesquinquenales de desarrollo, no nicamente urbanstico-arquitectnico, tan cronolgicamenteaplicados durante el siglo XX en el bloque bolchevique.

    An as se nos podra an objetar que existe un mbito de indeterminacin dentro de lano-metodologa historiogrfica hasta que el material histrico es conocido suficientementepor el historiador como para poder elegir una metodologa concreta y adecuada. Es cierto.Ahora bien, es precisamente porque existe este primer momento de indeterminacin meto-

    dolgica que posibilita las metodologas rizomticas, que Tafuri se opone a las mismas. Lo

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    que debemos tener claro es que la indeterminacin metodolgica inicial, lo que la crticatafuriana ha denominado finalmente el proyecto de crisis o la crisis historiogrfica, nodebe ser confundida con la crisis del reale en tanto que indeterminacin ntico-temporalde caractersticas ainico-temporales. Es decir, que la crisis del reale en tanto que estruc-tura ntica de la realidad tiene su fenomenizacin, fundamentalmente, en las condicionesmetropolitanas. En cambio la crisis historiogrfica es una crisis inducida y reorientada cons-ciente e intencionadamente que, como ya hemos visto, consista en construir los discursoscrticamente, para luego poder identificar las contradicciones de los mismos mediante laconfrontacin de unos contra otros. En otras palabras, existe un fuerte carcter decisional eintencional al nivel historiogrfico, precisamente porque no existe este carcter intencional,o teleolgico, al nivel ontolgico-temporal.

    Por ltimo, dado que Tafuri en tanto que estudioso del marxismo, la historia como cons-truccin cultural es directamente dependiente del funcionamiento estructural determinadopor las condiciones metropolitanas que, a su vez dependen del mbito ntico-temporal entanto que su fenmeno, hemos de reconocer que existe una dbil dependencia indirecta dela historiografa respecto al Aion ontolgico. Ahora bien, lo que desde luego no se puedeafirmar es, al modo de Joan Ockman o Carla Keyvanian, un isomorfismo interdisciplinarentre las condiciones metropolitanas patticamente reducidas al collage, y el mbitometodolgico-historiogrfico del historiador italiano sin ni siquiera realizar un mnimoanlisis de las condiciones ntico-temporales de la realidad histrica64.

    64 A tal respecto ver C. Keyvanian,Manfredo Tafuris notion of history and its methodological sources: From Wal-ter Benjamin to Roland Bathes, Massachusetts Institute of Technology, 1992. (Istituto Universitario ArchitetturaVenezia, 1986) y J. Ockman, Postscript: Critical History and the Labors of Sisyphus, en Ockman, Joan (ed),

    Architecture, Ideology, Criticism, New Jersey, Princeton Architectural Press, , 1985. Como afirma al respectoM. Biraghi: Il problema sta tutto nel modo dintendere il reale. M. Biraghi, Progetto di Crisi. ManfredoTafuri e larchitettura contemporanea, Milano, Christian Marinotti Edizioni, 2005, p. 125

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