aguas vivas 6 · 29 cómo vencer la timidez la timidez no es necesariamente un mal (muchos siervos...

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M ucho dolor, sin duda, hay en el mundo. El dolor hiere de diversas maneras la vida de los hombres, sumiØndoles en la desdicha. Muchos piensan que sufren a solas, sin que nadie sepa de la magnitud de sus dolores, que a nadie le in- teresa que ellos padezcan. Y eso, por supues- to, aumenta el sufrimiento. El dolor es inevitable, pero todo dolor tie- ne una razn de ser. Aun mÆs, cada dolor nos ofrece la posibilidad de obtener algœn provecho. El escritor inglØs C.S. Lewis dijo: Dios nos susurra en nuestros placeres, nos habla en nuestra conciencia, pero nos grita en nuestros dolores. Hay algo que, tal vez, Dios busca decirnos desde hace tiempo, pero no le hemos prestado odo. Muchos dolores he- mos sufrido, pero rara vez nos hemos pre- guntado quØ quiere decirnos Dios con ellos. Dios nos ha susurrado y nos ha hablado de muchas maneras. Y aœn pareciera que a ve- ces nos gritase; y es que, a travØs de los su- frimientos, nos estÆ alertando acerca del pe- ligro que corremos si no atendemos a sus pa- labras. Mucho tiempo hemos invertido en las co- sas de esta vida, sin atender las que real- mente necesita nuestra alma. El alma se en- tretiene en lo que no sacia, y se afana en lo que perece. Dios nos invita a mirar las co- sas que no se ven pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas. (2“ Cor. 4:18). Es preciso que afi- nemos nuestro odo para escuchar las voces de Dios por medio del dolor. En este nœmero hemos abordado el dif- cil problema del dolor. CuÆles son las cau- sas, y cuÆles son los fines que Dios persigue con sus hijos; quØ hacer cuando estamos su- friendo los embates del dolor, y cmo resis- tir al diablo cuando quiere infiltrarse para herirnos. Que el Seæor conceda a sus amados co- nocer su voluntad y comprender su camino para agradar plenamente Su corazn. 2 Proyecto Genoma Humano: una intervención en el libro de Dios Un nuevo y gran descubrimiento -que trae consigo complejos problemas éticos y espirituales- sacude a la humanidad. 4 Excusas que suelen darse para no seguir a Cristo ¿Es la suya alguna de éstas? 5 La dispensación en que vivimos ¿Cuál es el tiempo en que nos ha correspondido vivir? ¿Es como otros anteriores, o tiene alguna particularidad? 7 ¿Por qué (y para qué) sufren los creyentes? El problema del dolor sume al hombre en un gran desconcierto. ¿Es así también con los hijos de Dios? 10 10 10 10 10 Job, o la limpieza de la justicia propia Las desdichas del anciano patriarca suelen ser analizadas con un sesgo de lástima. He aquí una interpretación un tanto diferente. 13 13 13 13 13 Quebrantamiento y construcción Algunos secretos de la disciplina del Espíritu Santo en los creyentes. 15 15 15 15 15 Jacob, o el ocaso de la energía natural Sus comienzos fueron desastrosos, pero su fin alcanza mayores alturas que las de Abraham e Isaac. 17 17 17 17 17 La firme mano de gobierno de Dios Pese a perdonar los pecados de sus hijos, Dios se reserva el derecho de disciplinarlos. 19 19 19 19 19 ¡Pecado en el santuario! Toda vez que se violan los principios del santuario, se introduce la muerte en él. 21 21 21 21 21 Dolor sin propósito ¿Hemos de aceptar todos los sufrimientos como de parte de Dios, o hay algunos que debemos rechazar? 23 23 23 23 23 El arnés del Señor Una hermosa alegoría ecuestre acerca de los tratos de Dios con sus escogidos. 26 26 26 26 26 Durmiendo sobre el cabezal ¿Hay en las Escrituras algún modelo de paz perfecta, que asegure nuestro corazón en la hora de la adversidad? 28 28 28 28 28 El orden de Dios para el matrimonio Los modelos de matrimonio en boga desafían la Palabra de Dios. ¿Cuál es el orden divino? 29 29 29 29 29 Cómo vencer la timidez La timidez no es necesariamente un mal (muchos siervos de Dios han sido tímidos), sino una ocasión de valorar el denuedo que viene de Dios. Además: 6 Poema 12 Cuatro razones del sufrimiento 22 Citas Escogidas 30 Escudriñad las Escrituras 31 Bocadillos de la mesa del Rey 31 Para Meditar 32 Car tas de nuestros lectores PUBLIC PUBLIC PUBLIC PUBLIC PUBLICACIN BIMESTRAL - EDICIN DE 32 P CIN BIMESTRAL - EDICIN DE 32 P CIN BIMESTRAL - EDICIN DE 32 P CIN BIMESTRAL - EDICIN DE 32 P CIN BIMESTRAL - EDICIN DE 32 P`GIN GIN GIN GIN GINAS AS AS AS AS VISITE NUESTR VISITE NUESTR VISITE NUESTR VISITE NUESTR VISITE NUESTRO SITIO WEB O SITIO WEB O SITIO WEB O SITIO WEB O SITIO WEB http://geocities.com/aguasvivas2000 dol dol dol dol dolor or or or or El El El El El sentido sentido sentido sentido sentido del del del del del Una revista para la proclamacin del evangelio y la edificacin del Cuerpo de Cristo AGUAS VIVAS Noviembr e - Diciembr e 2000 Año 1 Nº 6

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Page 1: Aguas Vivas 6 · 29 Cómo vencer la timidez La timidez no es necesariamente un mal (muchos siervos de Dios han sido tímidos), sino una ocasión de valorar el denuedo que viene de

M ucho dolor, sin duda, hay en elmundo. El dolor hiere de diversasmaneras la vida de los hombres,

sumiéndoles en la desdicha. Muchos piensanque sufren a solas, sin que nadie sepa de lamagnitud de sus dolores, que a nadie le in-teresa que ellos padezcan. Y eso, por supues-to, aumenta el sufrimiento.

El dolor es inevitable, pero todo dolor tie-ne una razón de ser. Aun más, cada dolornos ofrece la posibilidad de obtener algúnprovecho.

El escritor inglés C.S. Lewis dijo: �Diosnos susurra en nuestros placeres, nos hablaen nuestra conciencia, pero nos grita ennuestros dolores.� Hay algo que, tal vez, Diosbusca decirnos desde hace tiempo, pero nole hemos prestado oído. Muchos dolores he-mos sufrido, pero rara vez nos hemos pre-guntado qué quiere decirnos Dios con ellos.Dios nos ha susurrado y nos ha hablado demuchas maneras. Y aún pareciera que a ve-ces nos gritase; y es que, a través de los su-

frimientos, nos está alertando acerca del pe-ligro que corremos si no atendemos a sus pa-labras.

Mucho tiempo hemos invertido en las co-sas de esta vida, sin atender las que real-mente necesita nuestra alma. El alma se en-tretiene en lo que no sacia, y se afana en loque perece. Dios nos invita a mirar las co-sas que no se ven �pues las cosas que se venson temporales, pero las que no se ven soneternas.� (2ª Cor. 4:18). Es preciso que afi-nemos nuestro oído para escuchar las vocesde Dios por medio del dolor.

En este número hemos abordado el difí-cil problema del dolor. Cuáles son las cau-sas, y cuáles son los fines que Dios persiguecon sus hijos; qué hacer cuando estamos su-friendo los embates del dolor, y cómo resis-tir al diablo cuando quiere infiltrarse paraherirnos.

Que el Señor conceda a sus amados co-nocer su voluntad y comprender su caminopara agradar plenamente Su corazón.

22222 Proyecto Genoma Humano: una intervención en el libro de Dios

Un nuevo y gran descubrimiento -que trae consigocomplejos problemas éticos y espirituales- sacude ala humanidad.

44444 Excusas que suelen darse para no seguira Cristo¿Es la suya alguna de éstas?

55555 La dispensación en que vivimos¿Cuál es el tiempo en que nos ha correspondidovivir? ¿Es como otros anteriores, o tiene algunaparticularidad?

77777 ¿Por qué (y para qué) sufren los creyentes?El problema del dolor sume al hombre en un grandesconcierto. ¿Es así también con los hijos de Dios?

1010101010 Job, o la limpieza de la justicia propiaLas desdichas del anciano patriarca suelen seranalizadas con un sesgo de lástima. He aquí unainterpretación un tanto diferente.

1313131313 Quebrantamiento y construcciónAlgunos secretos de la disciplina del Espíritu Santoen los creyentes.

1515151515 Jacob, o el ocaso de la energía naturalSus comienzos fueron desastrosos, pero su finalcanza mayores alturas que las de Abraham e Isaac.

1717171717 La firme mano de gobierno de DiosPese a perdonar los pecados de sus hijos, Dios sereserva el derecho de disciplinarlos.

1919191919 ¡Pecado en el santuario!Toda vez que se violan los principios del santuario, seintroduce la muerte en él.

2121212121 Dolor sin propósito¿Hemos de aceptar todos los sufrimientos como departe de Dios, o hay algunos que debemos rechazar?

2323232323 El arnés del SeñorUna hermosa alegoría ecuestre acerca de los tratosde Dios con sus escogidos.

2626262626 Durmiendo sobre el cabezal¿Hay en las Escrituras algún modelo de paz perfecta,que asegure nuestro corazón en la hora de laadversidad?

2828282828 El orden de Dios para el matrimonioLos modelos de matrimonio en boga desafían laPalabra de Dios. ¿Cuál es el orden divino?

2929292929 Cómo vencer la timidezLa timidez no es necesariamente un mal (muchossiervos de Dios han sido tímidos), sino una ocasiónde valorar el denuedo que viene de Dios.

Además:6 Poema 12 Cuatro razones del sufrimiento 22 Citas Escogidas

30 Escudriñad las Escrituras 31 Bocadillos de la mesa del Rey31 Para Meditar 32 Cartas de nuestros lectores

PUBLICPUBLICPUBLICPUBLICPUBLICAAAAACIÓN BIMESTRAL - EDICIÓN DE 32 PCIÓN BIMESTRAL - EDICIÓN DE 32 PCIÓN BIMESTRAL - EDICIÓN DE 32 PCIÓN BIMESTRAL - EDICIÓN DE 32 PCIÓN BIMESTRAL - EDICIÓN DE 32 PÁÁÁÁÁGINGINGINGINGINASASASASAS

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Una revista para la proclamación del evangelio y la edificación del Cuerpo de Cristo

AGUAS VIVAS

Noviembre - Diciembre 2000Año 1 Nº 6

Page 2: Aguas Vivas 6 · 29 Cómo vencer la timidez La timidez no es necesariamente un mal (muchos siervos de Dios han sido tímidos), sino una ocasión de valorar el denuedo que viene de

PrPrPrPrProooooyectyectyectyectyectooooo

GenGenGenGenGenoma Humanoma Humanoma Humanoma Humanoma HumanoooooUna intervención en el libro de Dios

AGUAS VIVAS 2

�Estamos aprendiendo el lenguaje conque Dios creó la vida humana.� � dijo muyufano Bill Clinton, el Presidente de los Es-tados Unidos de América ese día. �Este esel primer gran triunfo tecnológico del sigloXXI.� � afirmó poco después Tony Blair,Primer Ministro de Gran Bretaña. Era el26 de junio del año 2000. Con estas rim-bombantes palabras y en medio de un grandespliegue periodístico, el Presidente nor-teamericano y su par inglés anunciaron almundo lo que es considerado el hito cientí-fico más importante del siglo XXI, compa-rado con la llegada del hombre a la luna, oel descubrimiento de la penicilina.

¿De qué se trata este importante hito?Se trata de la obtención del primer borra-dor del genoma humano. Para muchos, estees un lenguaje incomprensible. Sin embar-go, aunque es un intrincado asunto, se pue-de explicar en palabras más simples.

El Proyecto Genoma Humano

El proyecto genoma humano (HGP, porsus iniciales en inglés) se inició oficialmen-

maría unos 100.000. Estos genes son losresponsables de las características hereda-das de cada persona, y del comportamien-to que las distintas células tendrán durantetoda la vida.

Si el hombre llegara a comprender ca-balmente su genoma podría fácilmente in-tervenir el código genético y manipularlo asu antojo.

La manipulación genética

En 1982, dos grupos de investigadoresnorteamericanos obtuvieron unos ratonesgigantes por inyección del gen de la hormo-na del crecimiento de rata en óvulos reciénfecundados. En 1999, Joe Tsien de la Uni-versidad de Princeton (USA) obtuvo un ra-tón más inteligente que el resto tras mani-pular uno de sus genes implicados en la ac-tividad neuronal relacionada con la memo-ria.

Estos experimentos dan una pauta: sepuede identificar el gen responsable, ya seadel crecimiento o de la memoria, y al mani-pularlos, se puede obtener una especiemejorada, superior a la natural.

Cabe preguntarse si los resultados se-rán siempre para bien.

Consecuencias buenas ... y otras notanto

¿Qué consecuencias podría traer estamanipulación aplicada a seres humanos?Hasta el momento, esta manipulación pa-rece haber arrojado algunos efectos positi-vos para la medicina, en el tratamiento dealgunas enfermedades difíciles. Ya se hanidentificado los genes responsables de másde 20 enfermedades hereditarias, como lahemofilia, la fibrosis quística, algunas en-fermedades renales, el mal de Alzheimer, yalgunos tipos de cáncer, entre las más co-nocidas.

No obstante, cabe preguntarse: Estos lo-gros ¿son capaces de justificar los eviden-tes riesgos que presenta la manipulacióngenética? Es innegable que la gran mayo-ría de los avances de la ciencia y la tecnolo-

te en el año 1990, con la participación demás de un millar de científicos y técnicosde 16 laboratorios de Estados Unidos, GranBretaña, Francia, Canadá, Alemania, Chi-na y Japón. El HGP se considera la empre-sa pública más costosa y ambiciosa jamásemprendida por la Biología.

El objetivo del Proyecto es tratar de des-cifrar el mapa genético de la humanidad.

La Genética es aquella parte de la Bio-logía dedicada al estudio de los mecanismosde la herencia en seres humanos, animalesy plantas. Ya en el año 1866, el monjemoravo George Mendel hizo los primerosimportantes avances en la genética al pu-blicar sus experimentos de fecundación cru-zada entre distintas variedades de arvejas.Este fue el primer paso para llegar a des-embocar actualmente en lo que está hacien-do la Ingeniería Genética con vegetales yanimales: el diseño de alimentos�transgénicos�, es decir, aquellos cuya se-milla ha sido intervenida (o manipulada)para obtener especies más resistentes o pro-ductivas, y de animales con ventajas com-parativas en la producción de carnes, leche,etc.

La intención de los científicos con elHGP es llegar a conocer los detalles de lainformación contenida en el material here-ditario de los animales, y, principalmente,del hombre.

Cada célula animal contiene cromoso-mas (el hombre posee 23 pares de cromo-somas) y cada cromosoma contiene milesde genes y la base de los genes es el famosoADN (ácido desoxirribonucleico); la formacomo están ordenadas las bases del ADNdetermina el tipo de caracteres que serántransmitidos cuando la célula se reproduz-ca1 . Aquí estamos ante el código genético,es decir, ante la �fórmula� de cómo estáconstituida una persona. En definitiva, esuna especie de libro con las instruccionesde la vida. A esto se le llama el genomahumano.

El conjunto de genes en un hombre su-

AGUAS VIVASEQUIPO REDACTOREliseo Apablaza F.Roberto Sáez F.Gonzalo Sepúlveda H.Renato Vera R.

COLABORADOR INVITADOJosé Scheuermann

DISEÑO Y DIAGRAMACIÓNEmecé

CONTACTOSLlanquín Lucio 01972 Temuco (Chile).Fonos (45) 261791 – 258214E-Mail: [email protected]

Nuestra meta es servir a Dios y a todos loshombres; nuestro único mensaje es Jesu-cristo, el don todosuficiente de Dios.

Escríbanos o llámenos; háganos llegar sussugerencias, colaboraciones y consultas.

Un nuevo y gran des-cubrimiento sacude a la hu-

manidad. A diferencia de otros deesta era, no tiene que ver con el

mundo físico, sino con el hombre, consu configuración esencial. En estedelicado terreno, ¿cuáles son los

límites de lo permitido y lo ve-dado?

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gía han traído mucho beneficio a la huma-nidad. Seguramente también el estudio delgenoma humano puede traer grandes be-neficios al hombre, sobre todo en el ámbitode la medicina. Es posible que la terapiagénica sea la medicina del futuro, y que, almodificar los genes que nos predisponen auna determinada enfermedad se pueda lo-grar hombres más sanos y fuertes. Los exá-menes de ADN son muy útiles también paraidentificar víctimas y victimarios en la Me-dicina legal.

Pero junto con los beneficios son inevi-tables los riesgos. Como bien lo plantea unperiodista: �¿Hasta qué punto será desea-ble que nuestra especie conozca su estruc-tura biológica en profundidad y que se leentregue a la ciencia el poder de alterar-la?�2 .

Uno de los riesgos sobre los que se estálegislando es que el conocimiento de la es-tructura genética de un individuo podríadiscriminarlo de un trabajo o del acceso aun sistema de seguros, si se descubre poresta vía que es propenso a tal o cual enfer-medad. Esto ya está ocurriendo en EstadosUnidos de América.

Por otra parte, ¿qué pasaría si esta in-formación es usada en un futuro cercanopor manos inescrupulosas para retirar oagregar características según al hombremejor le parezca, con el fin de obtener unaraza de superhombres? ¿Y si resultan su-per monstruos?

Un problema ético

Un periodista chileno escribió: �Asícomo en la Biblia, la serpiente tentó a Eva,señalándole que �el día en que comáis delárbol de la ciencia se abrirán vuestros ojosy os haréis como dioses� así justamente seestán sintiendo hoy muchos científicos.� 3

En efecto, con estos estudios, el hom-bre se acerca a su antiguo anhelo de sercomo Dios, conociendo el bien y el mal. Perola historia del hombre ha demostrado másque suficientemente, que éste conoce elbien, pero que no tiene el poder para reali-zarlo; que conoce también el mal, pero esincapaz de evitarlo. ¿Cuántos milenios debarbarie tuvieron que pasar para que (haceapenas poco más de 50 años atrás) se llega-ra a redactar la Declaración Universal delos derechos Humanos?

Tras el proceso de Nuremberg (despuésde la Segunda Guerra Mundial) recién vi-nieron a conocerse los horribles ensayos lle-vados a cabo por médicos nazis en los pri-sioneros de los campos de concentración.Desde entonces, ha surgido la preocupaciónpor establecer códigos que regulen el tra-

mente hay un material genético escrito enel libro de Dios, donde están registradas lasclaves de la personalidad de cada hombre!¡Dios determinó la configuración genética,caracterológica de cada ser humano! Pero,

¿es válido y lícito que el hombrelas altere, y aun las determine?¡Dios, en su sabiduría infinita, di-señó nuestra conformaciónsicológica y física! ¿Lo haremosmejor nosotros?

Las Sagradas Escrituras nosenseñan, además, que cuando

Dios creó al hombre tuvo en mente a su HijoJesucristo. En efecto, cuando Dios creó aAdán lo hizo conforme a un modelo, y esemodelo es Cristo (Gén.1:26; Col. 1:15). ¡Elhombre fue creado a imagen y semejanza deDios! Por decirlo así, Dios tomó a su Hijocomo el molde o estampa, y sobre esa estam-pa, Él imprimió en nosotros su imagen, paraque el Hijo de Dios pudiera llegar a ser el pri-mogénito entre muchos hijos. Luego, en eltiempo establecido por Dios, el Hijo de Diosvino al mundo, se vistió de carne, y , luego decumplida su obra en la tierra, ascendió a loscielos y se sentó a la derecha de Dios. ¡Eneste momento hay un Hombre a la diestrade la Majestad en las alturas!

De manera que el hombre, tal como Dioslo creó, por poseer las características de supropio Hijo, tiene una alta dignidad, y ocu-pa un lugar central en el corazón de Dios.

Ahora bien, si el hombre se aventura enla empresa de alterar el genoma humano,¿cuál va a ser el modelo de hombre hacia elcual se proyectará? ¿Será un híbrido dehombre y bestia, o de hombre y máquina,con superpoderes, como esos héroes de laciencia-ficción, poseedores de una extrañaconfiguración sicológica, las más de las ve-ces aterradora y sicopática?

Las preguntas se multiplican, y las con-secuencias son imprevisibles. El tema dapara una segunda parte, que esperamoscontinuar en nuestro próximo número.¡Que Dios extienda su misericordia sobreeste convulsionado planeta! &&&

Referencias:Revista Crónicas del Domingo, Nº 616, Diario La Tercera(Santiago de Chile, 8-7-2000). Revista Muy InteresanteNº 104, marzo1996, y Nº 158, septiembre 2000. RevistaConozca Más, octubre 2000.

1 Recordemos que en la fecundación humana, al

unirse el óvulo con el espermatozoide, cada uno aporta23 cromosomas; entonces, el material genético se en-tremezcla y los hijos resultantes de tal unión manifesta-rán caracteres de ambos padres.

2 «Crónicas del Domingo», Diario La Tercera, 8/07/2000.

3 «Crónicas...», íd.

AGUAS VIVAS 3

bajo de las ciencias cuando caen en el te-rreno de la dignidad humana.

Así surgió una disciplina que unió la bio-logía con la filosofía �la Bioética�, que haprocurado establecer las basesmorales sobre experimentación enel hombre. La gran pregunta que sehace esta nueva disciplina es: �¿Esético que se deba hacer todo lo quetécnicamente se puede hacer ?�

Se supone que este Código deética es respetado hoy en día portoda la comunidad científica. Peroaquí es donde surgen legítimas aprensiones,por cuanto los científicos son hombres su-jetos a grandes presiones, y aun a pasiones,como todos. Además, ¿cuánta experimen-tación científica que se realiza en el mundoresulta inaccesible para los entes regulado-res, sean de los gobiernos, sean de los mis-mos Centros de Investigación?

Estos descubrimientos están poniendoen manos de la ciencia �en realidad, de loscientíficos� herramientas poderosísimas,cuyo uso y consecuencias es imposible pre-decir.

El hombre ha demostrado fehaciente-mente durante su breve historia sobre elplaneta, que no es un buen administradorde los recursos que Dios ha puesto en sumano, y que, a la hora de administrar el co-nocimiento que ha logrado, tampoco lo hahecho bien. ¿No hay algunos claros signosque demuestran esto ante nuestros propiosojos? ¿Cómo es que el hombre no logra fre-nar el avance de la ruptura de la capa deozono? ¿Cómo es que no logra producir losnecesarios equilibrios ecológicos �por usarsu propio lenguaje� que le aseguren la pre-servación de la vida sobre la tierra? Antecada imperativo moral surgen un sinfín deintereses comerciales y políticos que hacendifícil el imperio de la razón, de la ética ode los principios divinos ampliamente co-nocidos.

Un problema espiritual

Por otro lado, es en extremo riesgosoque el hombre se entrometa en los secretosde Dios.

En el Salmo 139:16 leemos: �Mi embriónvieron tus ojos, y en tu libro estaban escri-tas todas aquellas cosas que fueron luegoformadas, sin faltar una de ellas.� Esta sen-cilla declaración, escrita aproximadamen-te 3000 años atrás, calza perfectamente conla científica descripción del genoma huma-no. (�Oh profundidad de las riquezas de lasabiduría y de la ciencia de Dios, cuán in-sondables son sus juicios e inescrutablessus caminos�. Romanos 11:33). ¡Evidente-

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�Dios es amor, no me puede condenar ...�

Usted conoce una de las piedras angulares de la fe cristiana:que Dios es amor.

¡Es precioso conocerlo y comprobarlo!Dios envió a su amado Hijo a la tierra, para que tomara nuestro lugar en la cruz, y expiara nuestros pecados.¡Es la mayor prueba de amor jamás vista!¡Sobre todo,si tomamos en cuenta que murió

¡el Justo por los injustos!¡y el Santo murió por los que eran enemigos de Dios!Es tan alto el amor de Dios, que lo llevó a hacer un

sacrificio inmenso.Entregar a su Hijo amado a la muerte.

Pero ¿sabe usted algo?El que ha amado así, y se ha entregado así,

¡tiene todo el derecho a exigir algo!Dios exige que su Hijo sea creído.Que el sacrificio de su Hijo sea tomado en cuenta.Dios exige que el hombre se rinda ante este amor

tan grande.Aún más,¡Dios manda a todo hombre que crea en el Hijo de Dios!Así que, creer que Dios es amor no es toda la verdad.Saber que Dios es amor no es todo lo que debemos saber

respecto de Dios.Dios no sólo es amor. ¿Sabía usted?Dios es también �fuego consumidor�.Aquí está la verdad completa:

El que cree en el Hijo tiene vida eterna;pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida,sino que la ira de Dios está sobre él.

(Juan 3:36)La ira de Dios.Si usted revisa la Biblia encontrará muchas veces

la expresión: �la ira de Dios�.El lago de fuego nos habla de la ira de Dios.La condenación eterna de los impíos nos habla de la ira

de Dios.Oh, pero no quisiera seguir hablando de la ira de Dios.

¡Usted me ha obligado a ello!

Hoy es real, muy real, el amor de Dios.Mañana será real, muy real, la ira de Dios.

Aproveche el amor de Dios hoy.Recíbale y obedezca su gran demanda: Creer en el Hijo.Entonces mañana, usted no temerá su ira.

¡La ira de Dios no le alcanzará!Sólo conocerá eternamente su amor,el mismo que puede comenzar a disfrutar hoy.

�Estoy conforme con la religión de mis padres�

Dios nos manda a ser muy agradecidos con nuestros padres.De verdad es preciso serlo, ¡de verdad!Los padres nos dieron la vida,Nos legaron su historia,Para siempre llevaremos sus marcas en nuestro cuerpo

y en nuestra alma.(Cuanto más viejos nos volvemos, más nos parecemos a ellos, ¿no?)

Pero la religión es algo diferente.Diremos �mejor� la fe.La fe no es heredable, ni transmisible genéticamente.La fe es una cuestión personal.

¡La salvación es un asunto personal!

Desconozco cuál sea la religión de sus padres.Puede que sea la mejor.Incluso, tal vez, bajo esa frase puede que se esconda

la fe verdadera de Jesucristo.No importa.Si usted dice que sigue esa religión porque es de sus padres,entonces ahí hay un problema.Para que la fe sea válida, tiene que ser suya, propia,

personal.

Tal vez sea la correcta, pero si sólo es de sus padresy no suya ... ¡no le sirve a usted!

Si la fe de sus padres es una fe genuina, profunday salvadora en Jesucristo,

es digna de que usted también la tenga.Desde entonces ya no será la fe de sus padres, sino suya.Ahora bien, si la religión de sus padres no ha sido

suficientemente poderosa para transformar sus vidas, para llenar de gozo sus corazones, para sostenerlos en los días malos;si la fe de sus padres no les provee una esperanza de vida

eterna junto a Jesucristo,entonces, esa religión no es de fiar.¡No le sirve a ellos, y tampoco le servirá a usted!Escape ya de esa red.Esa religión seguramente es

una creencia más o menos ambigua en Dios,un conjunto de ritos para guardar algunas veces al año;se compone de ciertas tradiciones comúnmente aceptadas,consiste en la observancia exterior de ciertas ordenanzas.

¡Si es tal, entonces no es una fe verdadera!La fe verdadera descansa en Jesucristo como Salvador, Señor y Rey,

actúa desde adentro hacia fuera,transforma las vidas,y llena el corazón de fe, amor y esperanza.

La fe verdadera no le dejará en la indiferencia,¡le llenará de vida!

¿Es la suya alguna de éstas?

Excusasque suelen darse para no seguir a

CRISTO

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AGUAS VIVAS 5

Dios no está sujeto a cambios de últimahora. Todo lo que ha planeado desde el prin-cipio, desde los siglos pasados, se cumplirárigurosamente.

Cuando Dios creó el mundo, lo hizo todoen tiempos definidos. En el primer día, Dioscreó la tierra y la luz; en el segundo, separólas aguas; en el tercero, creó la vida vegetal;en el cuarto, el sol, la luna y las estrellas; enel quinto, los peces y las aves; y en el sexto,los animales de la tierra y el hombre. Luego,en el séptimo día, Dios descansó.

Dios creó todas estas cosas en seis días,y en el séptimo descansó. Lo cual abarca unasemana completa. No importa que esa se-mana haya sido de días largos o cortos, díasde horas, de años o de miles de años. Loque importa es que Dios hizo todas las co-sas en seis días, y que en el séptimo, des-cansó.

Muchos siervos de Dios que han estu-diado profundamente la Biblia sostienenque hay una estrecha relación entre la se-mana de la creación y la duración de la tie-rra. Por cada día de la creación correspon-derían mil años de la tierra, según lo queafirma el apóstol Pedro, que �para con elSeñor un día es como mil años, y mil añoscomo un día� (2 Pedro 3:8). A los seis díasde la creación corresponderían seismilenios de la tierra, uno por cada día.

La Biblia ofrece la posibilidad de haceruna precisa cronología desde Adán hastaCristo. Y dentro de este gran período, po-demos saber con certeza cuánto duraronotros períodos menores. ¿Sabe Ud., porejemplo, que entre Adán y el diluvio trans-currieron 1656 años? ¿Que entre la recons-trucción de Jerusalén y la venida del SeñorJesús transcurrieron 483 años? Un estudio-so de la Biblia ha dicho: �Las palabras de laBiblia son como una cadena, no falta nin-gún eslabón; todo lo que tenemos que ha-cer es buscarlos, pues Dios los ha puesto allí.Comenzando con el libro de Génesis, pare-ce como si Dios estuviera ofreciendo unatabla cronológica sin interrupción.�

En efecto, si sumamos los años desdeAdán hasta la venida del Señor Jesucristo,tenemos unos 4000 años. Luego, desde elSeñor hasta hoy, han transcurrido aproxi-

madamente otros 2000 años, con lo cual yatenemos los 6000 años correspondientes alos seis días de la creación.

Así como el Señor, luego de trabajar seisdías, descansó uno, también la tierra, lue-go de seis días de existencia, tendrá uno dedescanso, es decir, mil años. La existenciade estos mil años de paz no es una inter-pretación de la Biblia, sino que es una claraafirmación (Apocalipsis 20:4-6).

Por vivir nosotros en las inmediacionesdel año 2000, (hay algunas imprecisionesen nuestro calendario) estamos terminan-do el sexto día, y se aproxima muy raudo elséptimo, el descanso de mil años.

¿Significa que esta era se acabará exac-tamente el año 2000? No podemos afirmar-lo. El calendario de Dios sólo lo maneja Dios.El mismo Señor Jesucristo dijo que él no sa-bía cuáles eran los tiempos y las sazones queel Padre había puesto en su sola potestad(Hechos 1:7). Dijo, además, que del día y lahora de la venida del Hijo del Dios nadie sabe,ni aún los ángeles de los cielos, sino sólo elPadre (Mateo 24:36). Así que, sin transgre-dir sus propios plazos, Dios tiene, en su so-beranía, la fecha y la hora exactas en que secumplirán estos seis días, para luego dar pasoal milenio de Jesucristo.

La semana dispensacionalAlgunos estudiosos de la Biblia han vis-

to que esta gran semana de siete mil añospuede dividirse en cuatro dispensaciones(es decir, épocas), según se ha ido desarro-llando el plan de Dios.

Estas cuatro dispensaciones son: la pri-mera, la de los padres, va de Adán hasta Moi-sés (Romanos 5:14); la segunda, la de la Ley,se extiende desde Moisés hasta Cristo (Mateo11:13 y Lucas 16:16); la tercera, la de la gra-cia, dura desde la primera venida del SeñorJesucristo hasta su segunda venida; y la cuar-ta, es la dispensación del reino.

La primera dispensación, la de los pa-dres, cubre unos 2500 años. La segunda, lade la ley, abarca otros 1500, hasta Cristo.La tercera, la de la gracia, debería cubriraproximadamente unos 2000 años (con loque se completarían unos 6000); y la cuar-ta, la del reino, que durará otros 1000 años.

La actual dispensación: de la graciaAhora bien, nos hace bien saber en qué

tiempo estamos. Con la centuria del 1900se acabó el milenio. Con este milenio se estáacabando también una dispensación, y seva a introducir un cambio fundamental enlos tratos de Dios con el hombre.

Dios tiene tratos distintos con el hom-bre en cada dispensación. Así, por ejem-plo, en la dispensación de los padres exis-tía relativamente poca luz acerca del carác-ter de Dios. Luego, bajo la siguientedispensación, Dios trató al hombre segúnla revelación que había dado de Sí mismomediante la Ley, de modo que Dios pudoser conocido un poco más.

Luego, con la venida del Señor Jesucris-to se inicia la dispensación de la gracia, enque la luz fue manifestada enteramente,dándonos a conocer más plenamente el ca-rácter de Dios. Por eso, las enseñanzas delSeñor Jesús son más altas que las de Moi-sés, y, consecuentemente, las demandas deDios para el hombre también.

¡Nosotros estamos en la dispensaciónde la gracia! Y la gracia de Dios consiste,fundamentalmente, en dos cosas:

a) En que, estando el hombre perdido,Dios le salva, no por sus obras, sino por lasola fe en el Señor Jesucristo.

b) Una vez salvo, el hombre puedeagradar a Dios, (es decir, cumplir sus man-damientos), no por sus esfuerzos, sino porel poder que Dios le ha provisto, al venir Élmismo a habitar en su corazón.

Esto, que es sumamente hermoso, re-quiere, sin embargo, de la colaboración elhombre. ¿En qué sentido? En el sentido deque el hombre debe recibir a Jesucristo, yen Él, recibir la gracia de Dios.

Por ser la gracia de Dios el máximo re-galo de Dios al hombre (es su propia vida),es el máximo pecado el rechazarla. Por eso,si bien en esta dispensación el hombre querecibe a Jesús puede descansar de sus es-fuerzos para acogerse a la obra de Cristo enla cruz, deberá comparecer ante Dios paradar cuenta de su propia actitud frente a estagracia.

Durante el período de la ley, el que pe-

¿Cuál es el tiempo en que nos hacorrespondido vivir? ¿Es la nuestrauna época como otras anterioresen la historia o tiene una caracte-rística especial? Los cielos ya anun-cian que algo portentoso está porsuceder...

La

dispensaciónen que vivimos

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caba conscientemente, según la gravedad dela falta, debía pagar, incluso �en algunoscasos� con la muerte. En nuestradispensación la desobediencia es mayor,porque toda falta que se comete no es con-tra la ley, sino contra el mismísimo Hijo deDios, el Señor Jesucristo.

En una familia, no es lo mismo desobe-decer al hermano mayor, que desobedecera los padres. En el trabajo, no es lo mismodesobedecer al jefe de sección que al dueñode la empresa. Así, tampoco puede ser lomismo desobedecer a Moisés (que fue sóloun siervo), que desobedecer al Señor (elHijo sobre su casa) (Hebreos 3:5-6). Demodo que bajo la dispensación de la graciatenemos perdón y salvación, pero también�nos conviene saberlo� tendremos que darcuenta de lo que hemos hecho con respectoa la invitación de la gracia.

Un paréntesis dispensacional terri-ble

El día de la gracia se acaba, y otradispensación está a las puertas. El día delgran perdón por la preciosa sangre de Je-sús está llegando a su fin. Se acaba ladispensación de la gracia, y se avecina la delreino milenial de Jesucristo. Pero antes, en-tre una dispensación y otra, habrá un pa-réntesis. Un paréntesis que traerá muy dis-tinta suerte a los hombres según en quéposición se hallen respecto de Cristo.

Los que son de Cristo y aman su venidaserán arrebatados de esta tierra antes quelos grandes y espantosos juicios de Dios sederramen sobre ella. Pero la humanidadimpía no escapará.

Por eso, otros aires ya se respiran, el cie-lo tiene arreboles oscuros que anuncian undía malo para la humanidad. Pero tambiéntiene arreboles rojizos que anuncian un díaexcelente para los que aman al Señor Je-sús.

Viene un día tristísimo cual nunca ha

der.Usted, quiéralo o no, ya está ubicado en

este vértice de la historia. Es esta una épo-ca de grandes hechos, pero también degrandes responsabilidades, que exigengrandes decisiones. ¿Cuál será su actitudfrente a todo esto? ¿Y cuál será el papel queusted jugará en estos hechos portentosos?¿Será como desdichado testigo o como pro-tagonista bienaventurado? De usted depen-de.

Aún estamos en la dispensación de lagracia. La sangre de Jesucristo está vigentepara usted. Todos los pecados pueden serquitados de su conciencia con sólo creer enJesucristo, y su corazón puede alcanzar lamaravillosa paz con Dios. Si usted toma hoyuna decisión radical a favor de Jesucristo,realmente no temerá el mañana, porqueestará seguro en los brazos del Señor. Mas,si desprecia hoy este llamado, deberá saberlo que le espera.

La dispensación de la gracia es la másalta de las tres que ha vivido la humanidadhasta ahora. Usted es un bienaventurado.Pero los días que vienen pueden ser parausted una verdadera maldición si hoy no seacoge a la gracia de Dios. Y si usted no esarrebatado por Cristo, no sólo no escaparáde los juicios que vendrán sobre la huma-nidad, sino que tampoco participará en laluminosa era que viene: el reino de Jesu-cristo.

El tiempo del perdón se acaba. Es pre-ciso que hoy acepte el regalo de Dios en Cris-to Jesús. Recibirlo es una dicha; rechazarloes la desgracia mayor.

¡Sea usted también un bienaventurado!

habido para los hombres incrédulos, los queno se han acogido a la gracia que es en Cris-to; pero también viene un día luminoso paralos que esperan al Señor Jesús venir desdeel cielo.

El Señor Jesús dijo a los judíos que ellossabían distinguir muy bien el tiempo. Quecuando iba a llover, o a hacer buen tiempo,ellos lo podían leer en el cielo el día ante-rior. Pero luego les reprende por no saberreconocer el tiempo que estaban viviendo.(Mateo 16:2-4). Ellos tenían ante sí al Cris-to, y no se daban cuenta. Ellos podían leerlas señales naturales, pero no las señalesespirituales.

Es de extrema importancia que Ud. pue-da reconocer las señales espirituales, y queconsidere seriamente el tiempo que esta-mos viviendo, porque no es una época cual-quiera.

Estamos terminando una era, y la hu-manidad se apronta para vivir este parén-tesis terrible. Termina el perdón y comien-za un breve pero espantoso período de grantribulación para el mundo entero, antes delestablecimiento del reino de Jesucristo.

Un tiempo crucialUsted ha nacido en un tiempo crucial,

porque en él se presenciarán hechos tras-cendentes. Millones de cristianos que mu-rieron en épocas pasadas en la esperanzade ver venir al Señor no pudieron cumplirsu deseo, pero tal vez los cristianos de estageneración le verán.

Sin duda, muchos hechos portentososha presenciado la humanidad durante sularga historia. Si un hombre hubiese podi-do vivir tantos años como para ser testigode todos ellos, quizás escogería entre elloscomo los más grandes hechos el paso deIsrael por el Mar Rojo, el descubrimientode América, o la llegada del hombre a laluna. Sin embargo, esos hechos palidecenen comparación a los que están por suce-

Respuestas atinadas“Una dama que estaba pasando por

severas pruebas se lamentó:—Ojalá no hubiera sido creada.Un amigo la rectificó suavemente:—Tú no has sido creada aún. Todavía

estás en proceso de serlo.”Citado por Frank Barker, en Filipenses

“Cierta vez que Juan Wesley era obje-to de gruesas calumnias, su hermano Car-los le aconsejaba contestarlas enérgica-mente. A lo cual, Wesley le contestó:

— Hermano, hermano, cuando consa-

Benditos sufrimientosBendigo cada sufrimiento,efecto de la cruz de Cristo,que en los eriales de la tierranos hieren míseras dolencias.

La daga de la muerte apunta,hostil y aguda por el diablo;sus filos lacerantes matan,mas Cristo resucita y vence!

Bendigo cada sufrimiento:peligros y contradicciones;si así no fuere no sabríaque en el dolor, por Cristo, venzo!

Claudio Ramírez L.

gré a Dios todas mis comodidades, todomi tiempo y mi vida, ¿hice excepción al-guna de mi reputación?”

Mateo Lelièvre: Juan Wesley, su vida yobra

“Se cuenta que, cuando estaba en elpináculo de la fama, Guillermo Carey oyóa cierto oficial inglés preguntar cínicamen-te: “¿El gran doctor Carey no era zapate-ro?”. Carey, al oír casualmente la pregun-ta, respondió: “No, mi amigo, era apenasun remendón.”

Citado por Orlando Boyer, en Biografíasde grandes cristianos.

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Las aflicciones y sufrimientos confor-man un alto porcentaje de la vida del hom-bre. Con razón se ha dicho que la vida hu-mana es un �valle de lágrimas�. Esto es asíno sólo para los que viven lejos de Dios;también lo es para los hijos de Dios. Paraellos también existen, como dice David enel Salmo 23, los valles de sombra y de muer-te.

La primera y mayor causa de dolor hasido y es la desobediencia. La desobedien-cia fue el primer pecado, y ella introdujo lamuerte.

A su vez, la muerte tiene dos grandesmanifestaciones en el hombre: la muerte es-piritual que separó al hombre de Dios, apar-tándole de su comunión íntima y de su glo-ria, y la muerte física, que, siendo menorque aquélla, sume al hombre en una granincertidumbre.

Ambas muertes son una gran e insosla-yable desgracia, y ambas traen de la manoel dolor.

Desde Adán en adelante, el hombre hatenido que comprobar la veracidad de laspalabras del Señor, dichas a nuestros pri-meros padres: �Con dolor darás a luz loshijos� � (a Eva, Gén.3:16); �Con dolor co-merás de ella (de la tierra)� � (a Adán,Gén.3:17). Este dolor, obviamente, no sólose circunscribe al parto en la mujer y a lasobrevivencia biológica en el hombre, sinoque abarca todas las esferas de la existen-cia humana.

¿Qué ocurre con los cristianos?Hace algunos años, un conocido escri-

tor cristiano escribió un voluminoso librotratando de desentrañar las causas del su-frimiento en los hijos de Dios. Aunque ellibro logra explicar algunas cosas, su extra-ño título mueve a confusión: �Cuando lo queDios hace no tiene sentido�. ¿Significa efec-tivamente eso? ¿Que hay veces en que lo queDios hace no tiene sentido? ¿Que el sufri-miento (o al menos, algunos) no tiene sen-tido?

Muchas veces nosotros, debido a nues-tra ceguera, no le hallamos sentido a nues-tro sufrimiento. Pero decir que el sufrimien-to de los hijos de Dios no tiene sentido esatribuir a Dios un despropósito. Si nosotros,siendo malos padres, procuramos el bien denuestros hijos, y dirigimos nuestras accio-nes para con ellos según un fin noble, ¿cuán-to más nuestro Padre, que es santo, justo ybueno perseguirá un fin noble con nosotros,sus amados hijos?

Todo nuestro sufrimiento persigue unbuen fin, porque Dios lo utiliza para nues-tro bien, aunque en el momento que lo es-temos viviendo no lo entendamos así.

Causas del sufrimiento

¿Cuáles son las causas del sufrimientodel cristiano? No pretendemos cubrir todaslas posibles causas que existen. Eso estámucho más allá de la posibilidad de nues-tros alcances. Pero, al menos, quisiéramosapuntar a lo que entendemos son las prin-cipales, a la luz de la Palabra de Dios.

Es preciso que le pidamos al Señor quenos aclare este importante asunto, porquede él se derivará mucha bendición paranuestra vida como creyentes. Es tan prove-choso conocerlo, como dañino es ignorar-lo. Hay mucho sufrimiento inútil; hay mu-cha lágrima infructuosamente derramada;hay mucho dolor sufrido en la oscuridad deun entendimiento vacío de la luz de Dios.

Si aceptamos que todo sufrimiento tie-ne una razón de ser, y si, en su gracia, Diosnos ayuda a entender ese propósito, esta-

remos sentando las bases para que Él ob-tenga en nosotros el provecho que le ha asig-nado, y, de paso, lo haremos más llevadero.

No hay nada que pueda dañar más alcristiano �y hacer el sufrimiento más in-fructuoso� que el pensar que no tiene pro-pósito, o que sólo persigue un fin punitivo.Si esto ocurre así, juzgaremos a nuestrobendito Dios como desentendiéndose denosotros, o como si fuera innecesariamen-te severo. Los hijos de Dios sabemos que Élnos ama como nadie nos ha amado, y queÉl �no puede ser tentado por el mal� (San-tiago 1:13).

Así que, el sufrimiento no es un mal paralos hijos de Dios. Aun para el bendito Hijode Dios, en cuanto hombre, el sufrimientofue necesario, ya que �por lo que padecióaprendió la obediencia� (Hebreos 5:8);¿cuánto más para nosotros?. Si Dios no pri-vó del dolor a su amado Hijo, ¿por qué ha-bría de privarnos a nosotros?

Todo sufrimiento es derivación del pri-mer y gran pecado del Huerto1 . Sin embar-go, lo que Satanás planeó como un mal parael hombre, Dios lo trocó en un bien, utili-zando cada sufrimiento como una ocasiónde crecimiento. De manera que, siendo unaexperiencia amarga, le es de gran provecho,porque �a los que aman a Dios todas lascosas les ayudan a bien.� (Romanos 8:28).

Los altos propósitos de Dios para elhombre se alcanzan mediante el sufrimien-to. No el sufrimiento a discreción, sino sa-biamente controlado y dosificado por nues-tro Padre amoroso.

Si no podemos visualizar la causa y elfin de cada sufrimiento, perderemos la oca-sión de crecimiento que trae consigo, y nos

El problema del dolor sume al hom-bre, en general, en un gran descon-cierto. Al ignorar los propósitos tras-

cendentes que tiene Dios para elhombre, juzga el sufrimiento desde

una perspectiva muy parcial. Paraellos, el hombre es un ser irreme-

diablemente desdichado, cuyo sufri-miento es inútil...

¿Qué ocurre con los cristianos? ¿Esasí también con ellos, o tienen algu-

na ventaja sobre el resto? Muchosde ellos están también confundi-dos... Tal vez el mayor problema

radique en el desconocimiento delas causas y los fines del dolor.

¿Por qué (y para qué)

SUFRENlos creyentes?

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rebelaremos neciamente contra Dios.

La desobediencia

Como decíamos, la primera gran causade dolor para toda la raza humana y tam-bién para los cristianos es la desobedien-cia. Cada infracción a la Palabra de Dios,cada ofensa al Espíritu de gracia, trae unasecuela de muerte en nuestro corazón, quese traduce en dolor en sus más variadas for-mas.

Todo pecado tiene su raíz en la desobe-diencia. Ella fue la primera manifestaciónde nuestra precariedad allá en el Huerto, yla sigue siendo hoy. ¿Cómo vencerla? Notenemos solvencia en nosotros mismos paraobedecer. Formamos parte de una raza caí-da, con una enfermedad endémica. Sólo lavida de Cristo en nosotros es nuestra espe-ranza.

La gran batalla que libra el Espíritu con-tra nuestra carne, dentro de nosotros, bus-ca establecer la primacía de la preciosa vidade Cristo, la única respuesta efectiva con-tra toda forma de desobediencia.

La desobediencia significa seguir la vo-luntad propia, los dictados de nuestro pro-pio corazón; en tanto la obediencia signifi-ca seguir la voluntad de Dios. La salvacióncompleta del creyente (y que es la señal demadurez cristiana) consiste en negar su vo-luntad para unirla a Dios. Cuando esto ocu-rre, el cristiano interrumpe toda actividadque proceda de sí mismo. Si en el pasado,su vida y voluntad estaban centradas en elyo, ahora están centradas en la voluntad deDios.

El gran objetivo de la obra del EspírituSanto en el creyente, es que éste pueda lle-gar a decir, en todas las cosas, en todos losámbitos de su vida: �Padre, no sea comoyo quiero, sino como Tú.� (Mateo 26:39 b).

Cuando la voluntad del cristiano aún noha cedido ante la vo-luntad de Dios, Élutiliza muchos me-dios para reducirlo ala obediencia. Prime-ramente, Él usa delamor y de la persua-sión por medio de laPalabra, pero al noser oído, tiene quemover su mano paraguiarlo hacia dondeÉl quiere que esté. Entonces es cuando tie-ne su explicación el sufrimiento. Por me-dio de ellos Él sí consigue que nuestra vo-luntad se le rinda, y que aceptemos ser des-pojados de lo nuestro.

La disciplina

La disciplina nos alcanza, sea porquehemos pecado delante de Dios, o sea, sim-plemente, porque el Alfarero está rompien-do el vaso para hacer un vaso nuevo(Jer.18:1-6). Es esta la disciplina que esefectuada por medio del Espíritu Santo, lacual tiene dos facetas: una destructiva y otraconstituyente (Ver página 13). Esta disci-plina puede implicar pérdidas materiales(para que aprendamos que nuestros recur-sos vienen del cielo), angustias emociona-les (para que veamos que tiene más valorllorar delante del Señor que reír delante delos hombres) o dolores físicos (para com-probar que Dios se ocupa de nosotros, quela Palabra nos sana, y para que aprenda-mos � como dice un hermano� a orar porla noche, a velar como el pajarillo sobre eltejado, a resolver los pecados, a esperar encalma, a tocar el borde de las vestiduras delSeñor, a discernir cómo Dios puede hacer-nos vasos útiles, que la santidad es sanidad,y a experimentar el poder la resurrecciónde Cristo) . También puede venir medianteuna agonía de las virtudes naturales, lascuales son inútiles para alcanzar los objeti-vos de Dios. De esto es una figura el patriar-ca Jacob (Ver página 15).

La mano de gobierno de Dios

Hay una forma de disciplina que es es-pecialmente delicada, porque establece unnuevo principio en la forma de obrar del Se-ñor con sus hijos, y normalmente trae con-sigo una secuela de dolor y de vergüenza unpoco más profunda que otras formas de dis-ciplina. Es causada por pecar contra la san-tidad y el testimonio de Dios. Es lo que al-gunos denominan �la mano de gobierno (oadministrativa) de Dios�. Es esto lo que su-cedió con Moisés luego de golpear la peña(Números 20); y con David luego del peca-do contra Urías (2 Samuel 11-12).

El pecado contra el santuario

Esta disciplina viene por profanar elsantuario con elementos ajenos, es decir,con aquello que es de la carne y la sangre:Nadab y Abiú, (Números 18:1; Levítico 10);Uza, (2 Samuel 6:6-9); Uzías, (2 Crónicas26:18-21). Y alcanza principalmente (aun-que no exclusivamente) a los que prestanun servicio cerca del Señor (Ver página 19).

Los padres espirituales

Uno de los sufrimientos más nobles quele es dado al hijo de Dios padecer es el quepodemos denominar �de los padres espiri-tuales�. Estos sufrimientos no tienen rela-ción alguna con el pecado o las faltas dequienes los padecen. Ellos sufren verdade-

El deseo de nuestro Dios no es solamen-te salvarnos, sino que unamos nuestra vo-luntad a la suya, hasta que lleguemos a ha-cer su voluntad, y más aun, a amarla.

La prueba de la fe

La fe del cristiano suele ser probada. Enla prueba, somos entregados a Satanás paraque nos hiera, como a Job, o nos zarandeecomo a Pedro (Lucas 22:31).

Con ello, Dios busca limpiarnos de nues-tra justicia propia, como asimismo mostrar-nos nuestra fragilidad. (Ver artículo sobreJob, página 10).

El desconocimiento de la Palabra deDios

Satanás no tiene poder de herir a loscristianos, a menos que el Señor se lo per-mita. No obstante, si los hijos de Dios, pordesconocer su herencia en Cristo o no te-ner en cuenta las advertencias del EspírituSanto en el caminar diario, dan lugar al dia-blo y se prestan conscientes o inconscien-temente para seguirle su juego, serán heri-dos por él.

En esto, nuestra responsabilidad es co-nocer la Palabra, y a la luz de ella, conocerlas maquinaciones de Satanás, para poderactuar contra él con autoridad y discerni-miento espiritual. (Ver Ef.4:27 y 2 Co. 2:11).

Para la gloria de Dios

Hay otra forma de sufrimiento que vie-ne para que la gloria de Dios sea vista, alirrumpir su poder y hacer notoria su mise-ricordia en la liberación de ese sufrimiento(Juan 9:3; Exodo 6:6-7; 7:5). Aquí no hayresponsabilidad específica en el que sufre,al contrario, le es concedida la gracia de so-brellevarla para la gloria de Dios.

Las aflicciones del reino

Están también las aflicciones del reinoa que están expues-tos todos quienesaman al Señor yquieren servirle.(Mateo 10:34-38;16:24-27; Filipenses1:29). De ellas, Pabloy Juan fueron he-chos participantesde manera muy evi-dente (Hechos 9:16 yApoc.1:9). Y también

todos cuantos han sufrido persecución porcausa del Nombre. Ganar el reino no escomo alcanzar salvación. La salvación esgratuita en Cristo, pero ganar el reino im-plica pagar un precio en moneda de sufri-miento.

El deseo de nuestro Dios noes solamente salvarnos, sinoque unamos nuestra volun-tad a la suya, hasta que lle-guemos a hacer su voluntad,y más aun, a amarla.

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¿Qué lección más solemne y preciosa! No es sólo al pecado que lalimpieza o poda del Labrador se refiere aquí. Es a nuestra actividad religio-sa, tal como se desarrolla en el mismo acto de llevar fruto. Es esto quedebe ser cortado y limpiado. Hemos de usar, al trabajar para Dios, nues-tros dones naturales, sabiduría, elocuencia, influencia o celo. Y, con todo,se corre siempre el peligro de que sean desarrollados indebidamente y seponga confianza en ellos. Y así, después de cada temporada de trabajo,

Dios pone fin a nuestro “yo”, nos tiene que volver a refrescar laidea de nuestra invalidez y el peligro de todo lo que es humano;tiene que volver a hacer sentirnos como nada. Todo lo que quedade nosotros es lo bastante para recibir el poder de la savia de vidadel Espíritu Santo. Lo que es del hombre debe ser reducido a sumínima expresión. Todo lo que es incompatible con la devociónmás completa al servicio de Cristo debe ser quitado. Cuanto másperfecta sea la poda de todo lo que es el “yo”, menos superficie

habrá en la cual tenga que extenderse el Espíritu Santo, y más intensaserá la concentración de nuestro andar enteramente a disposición del Es-píritu. Esto es la verdadera circuncisión del corazón, la circuncisión de Cristo.Esta es la verdadera crucifixión con Cristo, el llevar la muerte del SeñorJesús en el cuerpo.

¡Bendita poda, obra de Dios mismo! Después podremos regocijarnoscon la seguridad de que traeremos más fruto.

* * *Oh, nuestro Labrador santo, poda y corta todo lo que hay en nosotros

que es expresión del yo, que pueda dar lugar a autoconfianza yautoglorificación. Señor, mantennos humildes, que ninguna carne puedagloriarse en tu presencia. Confiamos en Ti para hacer tu obra.

(Andrés Murray: La vid verdadera, capítulo 6)

Hay dos cosas notables en una vid. No hay ninguna otra planta quecontenga tanto espíritu, espíritu que puede ser destilado en forma devino. Y no hay otra planta que crezca de un modo más lozano y exube-rante, de modo que este crecimiento perjudica el fruto, y por tanto debeser podada sin compasión. Desde mi ventana veo viñas extensas: elcuidado principal del viticultor es la poda. Es posible tener una vida o unaparra en un suelo tan excelente que no sea necesario cavarla, ni abonar-la, ni regarla; pero el podarla es algo que no se puede descuidarsi ha de traer fruto. Algunos árboles necesitan ser podados aquíy allí; otros traen fruto perfecto sin necesidad de poda: la vid lanecesita. Y por ello nuestro Señor nos dice, ya al mismo principiode la parábola, que la operación del Padre hace en la rama paraque traiga fruto es: limpiarla, o sea, podarla, para que dé másfruto.

Consideremos por un momento esta poda o limpieza. No setrata de quitar las malas hierbas, o espinos, o cualquier otra cosa quevaya a impedir el crecimiento. No; es el cortar los largos sarmientos oramas del año anterior, y quitar los brotes excesivos que aparecen cadaaño, producidos por la vida interior de la vid. Es el quitar algo que es unaprueba de vigor y de vida; cuanto más vigoroso es el crecimiento, másdiligente debe ser la poda. Es la madera sana y vigorosa de la vid quedebe ser cortada. ¿Por qué? Porque consumiría demasiada savia si tu-viera que llenar todos los brotes remanentes del año anterior; la saviadebe ser guardada y usada sólo para el fruto. Los sarmientos o ramas, aveces de tres y más metros de longitud, son cortados cerca de la ramaprincipal, y no se deja nada de ellos excepto unos tres o cuatro centíme-tros, bastante para que salga un nuevo brote y pueda traer fruto. Cuandotodo lo que es superfluo ha sido cortado y queda muy poco de la rama,entonces se podrá esperar fruto sazonado.

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ros �dolores de parto� por sus hijos, desdesu nacimiento (o antes) hasta que Cristo esformado (Gál.4:19). Ellos participan de lossufrimientos de Cristo por su iglesia. Es eldolor del corazón de quienes siguen con an-helo y sobresaltada expectación las vicisi-tudes de los pequeños, su tambaleante pri-mer caminar en la fe. (2ª Cor.11:28-29).

Este es también el sufrimiento que ob-servamos en los profetas del Antiguo Tes-tamento ante la apostasía del pueblo deDios. Ellos agonizaban con los dolores queDios por su pueblo. Es el dolor de Jeremías,cuyas entrañas casi se rompían de angustia(Jer.4:19), o el de Daniel, que pasa largosdías en ayuno y oración de intercesión porsu pueblo (Daniel 9:3,20). Es el sufrimien-to de Ezequiel, a quien su mujer le fue qui-tada (siendo �el deleite de sus ojos�) paraenseñarles a los israelitas que la gloria delsantuario sería quitada de ellos (24:16-26).Es el sufrimiento de Oseas, a quien se leordena casarse con una mujer fornicariapara testificar al pueblo que ellos habíanfornicado (1:2-3), y luego, cuando ella se vade su lado, la compra, pese a ser una mujeradúltera, y la ama, porque así amaba al Se-ñor a su pueblo adúltero (3:1-3).

***

Rogamos al Señor que esta serie de es-tudios arroje la necesaria luz a los amadoshijos de Dios para entender su camino yaquilatar cada sufrimiento.

El propósito final de todo dolor es pro-ducir en el cristiano verdadera contrición yhumillación de espíritu, apartar de él todainjusticia y toda confianza en sí mismo. Per-sigue lo que algunos han denominado �eldespojamiento o vaciamiento del yo�, paraque Cristo tenga la preeminencia en la viday la conducta del cristiano. Este es un pro-ceso necesariamente doloroso, porque elhombre se ama demasiado a sí mismo, yporque su corazón es engañoso y muy des-conocido para él. (Jeremías 17:9-10;Deuteronomio 8:2-5). Sólo a través de estelargo proceso, el corazón va quedando aldescubierto en toda su precariedad, a la parque el carácter de Cristo va develándose alos ojos del creyente con su mayor atracti-vo y esplendor. ¡Finalmente, el yo es des-pojado de su trono y Cristo es entronizado!Entonces, su grato olor se hace sentir a tra-vés de ese pobre vaso roto, de ese frascoquebrado. (Marcos 14:3). ¡Entonces Cristoes plenamente glorificado en sus siervos!

***

El análisis que hemos hecho de las cau-sas no significa que se den puras y aisladasen la práctica. Este análisis es necesario por-que hay causas que evidentemente pode-mos aislar en muchos casos, pero tambiénlo es por razones didácticas. Es posible quealgunas de ellas sean entre sí la misma cosa,con sólo un leve matiz diferente; y bien pue-de suceder también que en la experienciapráctica del cristiano estén involucradasmás de una de ellas, o que haya otras cau-sas que no hemos cubierto. (Recordemosque el mundo es, también, una fuente con-tinua de aflicciones (Juan 16:33).

Cada hijo de Dios vive -en su peregrinarde fe- muchas, o tal vez, todas estas formasde sufrimiento. El Dios de misericordia, elAlfarero diestro, sabe cómo y cuándo conce-dernos unas u otras para nuestro bien.

Rogamos al Señor que nos conceda suinfinita gracia para entenderlo. &&&

1 Evidentemente, el Señor Jesús no sufrió comoconsecuencia de este pecado, ni de ningún otro,porque Él no cometió pecado. Los sufrimientos deÉl son los sufrimientos de Dios por la humanidadcaída, y también porque quería dejarnos ejemplo,para que siguiésemos sus pisadas.

La poda�Todo aquel que lleva fruto lo limpia, para que lleve más fruto.� (Juan 15:2)

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JOBJOBJOBJOBJOBo la limpiezade la justicia propia

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¿Le ha sucedido a usted haber conocidoa personas moralmente intachables, siemprebien intencionadas, equilibradas y genero-sas? Ellos suelen ser abnegados filántropos,colaboradores �ad honorem� de institucionesbenéficas, socios de diversas organizacionessolidarias. Son personas que gozan de ungran prestigio, de mucha honra, pero enquienes usted percibe �si las mira más decerca� algo de vanidad, un poco de suficien-cia, y más de algún atisbo de justicia propia.Ante ellas usted no querría jamás compare-cer para implorar misericordia. Usted evita-ría exponer sus debilidades antes jueces tanperfectos. Su sola mirada tal vez le ruborice.

Ellos difícilmente podrían comprender-le, porque nunca han fracasado. Ellos no co-nocen mucho acerca de su �humana condi-ción�. Son casi dioses, demasiado perfectos.¿Ha conocido algunos así? Usted puede en-contrarlos en cualquier lugar. Si son cristia-nos, ellos parecen personificar a la perfec-ción las altas demandas de la ley de Dios. Sino lo son, pueden lucir su figura igualmenteimpecable, aunque sea con un trasfondo ateo,o agnóstico. ¡Ellos son personas muy espe-ciales!

Pues bien. Esta rara especie humana tie-ne en la Biblia, en uno de sus libros más an-tiguos, un fiel exponente. Su nombre es Job.¡Pero no nos engañemos!

Job no es un caso aislado, ni mucho me-nos. Todos los hombres somos Job. Y todoslos cristianos también lo somos.

El libro de Job �y la figura de su prota-gonista� han sido objeto de múltiples estu-dios e interpretaciones. El gran tema que enél se muestra es el problema del sufrimien-to de los justos. La vida y desdichas del an-ciano patriarca suelen ser analizadas desdevariadas perspectivas, pero siempre con unsesgo de lástima o conmiseración por unhombre justo, tan injustamente tratado.¿Fue severo Dios con él?

tud. Yo era ojos al ciego y pies al cojo. Alos menesterosos era padre ... Mi honrase renovaba en mí ... Tras mi palabrano replicaban, y mi razón destilaba so-bre ellos ... calificaba yo el camino deellos, y me sentaba entre ellos como eljefe ...� (29:14-25). En el pasado, él habíadisfrutado sus días de gloria, y ahora elrecuerdo de ellos aumenta su dolor. Elsigue, pese a su severa prueba, convenci-do de su justicia.

Aquí no hay rastros de aborrecimien-to propio ni de desconfianza en sí mis-mo. En este capítulo, Job se menciona así mismo más de cuarenta veces, en tan-to que sus pensamientos apenas se diri-gen a Dios cinco veces. (En el fragmentoque va de los capítulos 29 al 31 Job semenciona a sí mismo alrededor de cienveces). Si añadimos el capítulo 30, en quelamenta la pérdida de su honra y de losprivilegios pasados, veremos que el pun-to central de todo su razonamiento es el�yo�.

De aquí fluye una justicia, una recti-tud que no glorifica a Dios, porque todolo refiere al hombre; es el fruto exclusivodel hombre, es manufactura humana.Este relato es una versión anticipada deaquél del fariseo de Lucas 18:11-12: �Dios,te doy gracias porque no soy como losotros hombres, ladrones, injustos,adúlteros ... ayuno dos veces por sema-na, doy diezmos de todo lo que gano.�

En el capítulo 30, los labios de Jobrezuman una amargura que no corres-ponde a la actitud de un hombre que-brantado, en el día de su angustia: �Hi-jos de viles, y hombres sin nombre, másbajos que la misma tierra. Y ahora soyobjeto de su burla, y les sirvo de refrán.�(vs.8-9). Sus invectivas son terribles,como las que había dirigido ya contra eldía de su nacimiento (3:1-3). ¡Qué con-

Un hombre justo

En el primer capítulo del libro de Job senos presenta al personaje, rodeado de todolo que pudiera hacer feliz a una persona. Tan-to lo que era (1:1), lo que tenía (1:2-4), comolo que hacía (1:5) dan cuenta de un hombre,a todas luces, piadoso. Era Job un hombrede Dios, un hombre justo, en quien la medi-da de la felicidad estaba colmada.

Sin embargo, ¿cómo hemos de entenderlos tristes hechos que se sucedieron en suvida? En el v. 5 se nos muestra a Job desem-peñando muy bien su oficio de sacerdote afavor de su familia. Todos los días ofrecía aDios holocaustos por cada uno de sus hijos.En esto parece ser ejemplar. No obstante,¿por qué lo hacía? ¿cuál era la motivación?Dice Job: �Quizá habrán pecado mis hijos�.Esto nos muestra que no cabía en Job la po-sibilidad de que él mismo hubiese pecado, yde que por ello necesitase ofrecer sacrificiosa Dios. Sus hijos podían pecar, pero él nocontemplaba esa posibilidad para sí mismo.Un alma quebrantada, y conocedora de sufragilidad ante Dios habría velado también�y tal vez primeramente� por su propia con-dición frente a Dios.

Job escondía en los fueros más íntimosde su corazón una justicia propia que teníaque aflorar y ser juzgada. Job necesitaba serprobado.

Necesidad de quebrantamiento

Si leemos el capítulo 29 comprobaremosque el corazón de Job no había arribado aun conocimiento espiritual y verdadero desu ruina, de su corrupción natural irreme-diable. Job no había exclamado jamás comoPablo: �¡Miserable de mí!� (Romanos 7:24),(aunque al final lo hará); no había sido exa-minado profundamente por la luz de Dios.

Al contrario, él dice, añorando sus díasfelices: �Me vestía de justicia, y ella me cu-bría; como manto y diadema era mi recti-

El libro de Job �y la figura de su pro-tagonista� ha sido objeto de múltiplesestudios e interpretaciones. El grantema que en él se muestra es el proble-ma del sufrimiento de los justos.

Las desdichas del anciano patriarcasuelen ser analizadas con un sesgo delástima hacia un hombre justo, tan injus-tamente tratado. ¿Por qué sufrió de talmanera? ¿Fue severo Dios con él?...Permítasenos proponer una interpreta-ción un tanto diferente de las que ustedtal vez conoce.

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traste con la actitud de nuestro amado Se-ñor, humilde siempre, y manso en la másdura prueba de su vida! Job, el hombre ex-celente, el hombre recto y piadoso no pue-de producir un ápice de verdadera piedad,de verdadera mansedumbre.

Es que la verdadera justicia sólo puedeasentarse en un corazón que ha sido vacia-do de su propia justicia, que ha sido tocadoprofundamente por la luz de Dios, o por laprueba de fuego. Nuestro Dios sólo se com-place en el quebrantado y humilde de espí-ritu, y que tiembla a su palabra (Isaías 57:15;66:1-2).

Así pues, era preciso que el justo Jobfuera probado, que su voluntad fuera que-brantada, que su confianza en sí mismo ysu orgullo fueran arrancados de cuajo. Jobnecesitaba ser zarandeado. Dios no hubie-ra permitido el sufrimiento de Job, si nohubiera considerado que era absolutamen-te necesario. Entonces, a la hora adecuada,Dios se valió de la acción aun del mismoSatanás para lograr su propósito con su sier-vo. Satanás hizo con él aquello que Dios lepermitió realizar (nada más), según sus al-tos propósitos.

Así es también con todo hijo de Dios.Las pruebas no exceden la permisión deDios, y se reducen siempre a lo que el cris-tiano necesita para su bien (no más), y quepuede soportar. Hay razones más que sufi-cientes para confiar en que la mano del Se-ñor no será más pe-sada de lo necesa-rio, aunque sinduda puede ser todolo pesada que noso-tros necesitemos.

La acometida deSatanás

Un día se suce-dieron rápidamenteuna serie de desgra-cias en la vida de Job: murieron sus cria-dos, los animales y también sus diez hijos.Luego, él mismo fue herido gravemente poruna sarna maligna en todo su cuerpo. Entodo este tiempo (hasta el capítulo 2:10),Job mostró una perfecta justicia, retuvo su�integridad�. Esto se demuestra en el he-cho de que soportó las aflicciones que Sa-tanás le infligió, y rechazó el necio consejode su mujer. El justo Job soportó sin tachala difícil prueba, y en todo eso no pecó consus labios.

Sin embargo, en su corazón había unflamígero volcán a punto de estallar. El granhombre, aunque había sido herido, conser-vaba todavía entera su justicia, que �tenía

asida�; había sido golpeado, pero su espíri-tu aún permanecía indómito.

Sus amigos

Con la llegada de sus amigos, la situa-ción adquiere ribetes diferentes, porquedespierta en Job sentimientos y pensamien-tos sorprendentes. Ellos vinieron para con-dolerse con él y consolarlo. (2:11-12). Perosu compañía silenciosa de siete días, com-partiendo tácitamente el dolor, provoca enJob una extraña reacción: abre su boca ymaldice el día de su nacimiento. (3:1). Lue-go, de ahí en adelante, su exposición se ex-tiende como un río encabritado y amarga-do por las desgracias. Su pretendida �inte-gridad� queda al descubierto. En verdad,era bastante menos que eso. No había allímansedumbre, ni conformidad con la vo-luntad de Dios.

¿Qué puede decirse de sus amigos? Ellosvinieron para consolarle, pero ¿de quémodo cumplieron su propósito, si es que locumplieron? ¿Ayudaron a Job con sus lar-gos discursos? Nada de eso. Ellos no fue-ron capaces de tocar al corazón de Job, por-que ninguno de ellos conocía de verdad aDios ni sabía cuál era el verdadero propósi-to de sus designios para con Job.

Elifaz, el primero que hace uso de lapalabra, argumenta basándose en su pro-pia experiencia (�Yo he visto�, 4:1-8; 5:3;15:17). Bildad apela a la tradición para in-culparle (8:8-10), y Sofar muestra un fuer-

te legalismo, exi-giéndole justicia aun afligido (11:5-6;13-15). Ninguno delos tres sabía cómorepresentar a Diosante Job, ni tampo-co cómo llevar laconciencia de Job ala presencia mismade Dios.

En vez de persuadirlo, ellos le llevaronal campo de una discusión interminable einútil. Lo único que lograron con sus argu-mentos fue despertar contraargumentos.(12:2-3; 13:4-5; 16:2-4; 19:2-3,21). Todas lasexpresiones usadas por Job en esta partedemuestran que estaba lejos de tener eseespíritu quebrantado y esa actitud humildeque surgen como resultado de estar en lapresencia de Dios.

Job se justificaba a sí mismo, pero susamigos le inculpaban. Job no podía vernada malo en sí mismo, en tanto que susamigos no podían ver nada bueno en él. Enesos términos, había discusión para largo.

El ministerio de Eliú

Entonces, cuando no se avizoraba nin-guna salida, interviene Eliú. Y con élirrumpe un haz de luz que pone claridad enla tenebrosa escena. Eliú atribuye la sabi-duría a Dios (32:8), sabe que sólo Dios pue-de vencer al hombre, por obstinado que sea(32:13), y declara hablar a impulsos del Es-píritu que está en él (32:18). Eliú se dispo-ne a hablar verdad (32:21-22).

Con la entrada de Eliú, tanto la expe-riencia, la tradición, como el legalismo, sonsacados de escena para dejar lugar al �so-plo del Omnipotente�. Eliú se pone del ladode Dios, y ante sus palabras, tanto Job,como sus otros amigos, guardan respetuo-so silencio. (Eliú significa �Dios es él�, y aquíes claramente un tipo de Cristo). Sólo cuan-do se introduce a Cristo en un ambientedonde se cruzan los argumentos de la car-ne, se acaban las controversias y la guerrade palabras.

En las palabras de Eliú se pueden ad-vertir dos grandes elementos: la gracia y laverdad. La verdad pone a cada uno en sujusto lugar, llevando al alma al conocimien-to de sí misma que le permita luego poderjuzgarse a sí misma. Esto es precisamentelo que necesitaba Job. (33:8-23). Pero jun-to con la verdad actuando en la concienciade Job, está la gracia, como un bálsamo parasanar su herido corazón. (33:7; 24-28). Lostres amigos anteriores habían sido severoscensores de Job, jueces implacables. En suspalabras no hubo gracia ni verdad. Pero Eliúsí las conocía, como representación fiel deAquel a quien prefiguraba (Juan 1:17).

Eliú enseña a Job que Dios prueba alhombre con propósitos definidos: �Paraquitar al hombre de su obra, y apartar delvarón la soberbia� (3:17); para �iluminar-lo con la luz de los vivientes� (33:30). Estocon el fin, también, de �detener su alma delsepulcro� (33:18 a, 30 a).

Un hombre purificado de esta manera�por el fuego de la prueba� no se gloriaráen sus obras, ni exhibirá (como tampoco lohizo David) sus trofeos de guerra.

El hombre de Dios es separado de suobra; es quitado de en medio para que lagloria sea sólo de Dios. Luego, la soberbiaes apartada de su alma (aunque no quitadadefinitivamente), y puede caminar inclina-do bajo la conciencia de la soberanía omni-potente de Dios. Entonces, la luz de Diosinunda el corazón, y las cosas se alinean enel perfecto orden de Dios. Su alma es libra-da del Seol, de las sombras de la muerte.

Job no había podido ver hasta ese mo-mento que Dios lo estaba probando (por-

Era preciso que el justo Jobfuera probado, que su voluntadfuera quebrantada, que su con-fianza en sí mismo y su orgullofueran arrancados de cuajo.Job necesitaba ser zarandeado.

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La primera epístola de Pedro está dirigida a los expatriados, alos dispersos o “sembrados” (la palabra “dispersar” proviene de laraíz que significa “sembrar”) en el mundo. Aunque originalmentese trataba de los hermanos entre los judíos, la condición de pere-grino identifica a todos los cristianos, sin diferencias.

Como linaje escogido, como creyentes escogidos (5:13; 1:10),como su elección y posesión, los peregrinos y “sembrados” comosu testimonio entre los gentiles, necesitan ver que están bajo el jui-cio gubernamental de Dios con un propósito positivo.

Sin importar la situación y el ambiente en que estén, todo loque suceda, sea persecución o cualquier otro tipo de prueba osufrimiento (1:6; 5:9), simplemente forma parte de la preciosa ad-ministración gubernamental de Dios. Tal visión los perfeccionará,afirmará, fortalecerá y establecerá (5:10), para que crezcan en lagracia.

Los elegidos por Dios el Padre, redimidos por la sangre deJesucristo y santificados por el Espíritu Santo, somos peregrinosen el mundo. Nuestra ciudadanía está en los cielos, de dondetambién esperamos a nuestro Salvador, al Señor Jesucristo.

El Dios de toda gracia

Estas palabras introducen aliento en medio de las pruebas ysufrimientos. “Toda gracia” se refiere al suministro de las abun-dantes riquezas de su vida divina en sus muchos aspectos, ope-rando sobre nosotros y dentro de nosotros.

El comienzo y el finEl paso inicial es llamarnos (“nos llamó”) y el paso final es

glorificarnos (“a su gloria eterna”). Entre estos dos pasos se en-cuentra el amoroso cuidado de Dios, mientras nos disciplina (“ha-

yáis padecido un poco de tiempo”), y obra en nosotros (“él mis-mo”).

Las cuatro razones

1. Perfeccionarnos: Hacer pleno, completo, perfecto. Llegara la medida de la estatura de la plenitud de Cristo (Efesios 4:13;Santiago 1:4).

2. Afirmarnos: Poner firmes. Afianzar. La voluntad de Dioses que, luego de la prueba y de la batalla, estemos firmes (Efesios6:13 b).

3. Fortalecernos: Hacernos valientes (sin caer en la impru-dencia). (2ª Timoteo 1:7).

4. Establecernos: Cimentar sólidamente.

Sobre las pruebas

1. Dios nunca nos hará pasar por algo que no podamos re-sistir (1ª Corintios 10:13).

2. El padecimiento durará un poco de tiempo (1ª Pedro 5:10b).

3. La prueba no nos debe sorprender como cosa extraña oajena al creyente. (1ª Pedro 4:12-14).

4. La confianza en nuestro Dios cambia la disposición (Sal-mo 25:1-2).

5. El fruto de la prueba produce paciencia (Santiago.1:3).6. La tribulación nos permite evaluar cada situación y mirar

hacia adelante.7. Dios nos consuela en todas nuestras tribulaciones (2ª

Corintios 1:3-5).* * *

(José Scheuermann)

AGUAS VIVAS 12

que, efectivamente, �Dios prueba al justo�,Salmo 11:5). No sabía que Dios estaba de-trás de la escena y que se servía de diversosagentes para el cumplimiento de sus noblespropósitos.

Si Job hubiese discernido que Dios es-taba en ello, se habría evitado todos los al-tercados y contiendas, y habría obtenidomás rápidamente una solución divina a susdificultades.

En vez de enfrascarse en inútiles discu-siones con los hombres se habría juzgado así mismo, y se habría inclinado delante delSeñor en humildad y en una verdadera con-trición de corazón. ¡Permítanos el Señorconocer el día de nuestra prueba, y qué eslo que Él espera de nosotros!

Pidámosle al Señor que nos conceda lagracia de ver que Él está entre nosotros ynuestras circunstancias, y no permitir queellas se interpongan entre Él y nosotros,ocultándolo de nuestros ojos.

La retractación de Job

Luego de las palabras de Eliú, Dios mis-mo trata directamente con Job. (caps.38-

puede ocurrir luego de haber tenido unavisión de la gloria de Dios: �Mas ahora misojos te ven� � exclama Job.

Eso es, para nosotros también, la salva-guarda contra la soberbia, contra la vani-dad, y será el móvil que nos lleve a menos-preciar toda ofensa.

El fin del SeñorAhora tenemos �el fin del Señor� (San-

tiago 5:11). Hay lágrimas de arrepentimien-to, hay el grato olor de los holocaustos, estáel abrazo, y la restauración. ¡Qué magnífi-ca escena! Dios le restituyó a Job el doblede lo que había perdido. Pero lo más im-portante no era tanto eso, sino el que Jobse hallase espiritualmente en un nuevo te-rreno. Ahora conoce a Dios y se conoce a símismo. Todo ha sido hecho nuevo para él.

La prueba ha concluido, y el dulce frutoapacible de justicia ya se saborea. ¡Dios esbueno, y fiel, y sabio en extremo! ¡Todo loque Él hace, o permite que ocurra a susamados siervos, está bien! ¡Perfectamentebien!

&&&

41). ¡Maravillosos capítulos en que se nosabre la cortina celeste para ver una escenaanterior a Adán, y superior a todo lo que laimaginación humana puede concebir!

Entonces, Job manifiesta los suspiros deun corazón verdaderamente arrepentido.�Yo hablaba lo que no entendía; cosas de-masiado maravillosas para mí, que yo nocomprendía. Oye, te ruego, y hablaré; tepreguntaré, y tú me enseñarás. De oídaste había oído; mas ahora mis ojos te ven.�(42:3b-5). ¡Qué vuelco se ha producido ensu corazón! Antes se quejaba contra Dios ycontra todos; ahora, en cambio, reconocesu ignorancia y desatino.

Es que cuando uno empieza a tener pen-samientos correctos acerca de Dios, enton-ces empieza a juzgar correctamente todaslas cosas. Ahora puede juzgarse a sí mismoy verse tal como Dios lo ve. Ahora puededecir algo muy similar a lo que Pablo dijoen Romanos 7:25: �Yo soy vil� (Job 40:4 a).Y puede ubicarse en el lugar correcto de-lante de la santidad de Dios (42:6).

Reconocer que se es vil, y sentir un pro-fundo aborrecimiento de sí mismo, sólo

CUATRO RAZONES DEL SUFRIMIENTOCUATRO RAZONES DEL SUFRIMIENTOCUATRO RAZONES DEL SUFRIMIENTOCUATRO RAZONES DEL SUFRIMIENTOCUATRO RAZONES DEL SUFRIMIENTO(1ª Pedro 5:10)

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AGUAS VIVAS 13

Cuando creímos en el Señor recibimosuna vida nueva; sin embargo, antes de creeren el Señor habíamos adquirido muchoshábitos. Los rasgos característicos de nues-tro carácter ya eran parte de nosotros. Esoshábitos, esos rasgos y ese carácter han ve-nido a ser un estorbo para que se exprese lavida nueva. Esta es la razón por la cual mu-chas personas no son afectadas por la vidanueva que recibimos, ni experimentan alSeñor cuando se relacionan con nosotros.Tal vez seamos muy inteligentes, o tal vezmuy cariñosos, pero estas características noson regeneradas.

Desde que fuimos salvos, el Señor haestado haciendo dos cosas en nosotros. Poruna parte, está desarraigando nuestros vie-jos hábitos y nuestro carácter. Esta es laúnica manera en que Cristo puede expre-sar libremente su vida en nosotros. Si elSeñor no hiciera esto, su vida sería deteni-da por nuestra vida natural. Por otra parte,el Espíritu Santo forja en nosotros poco apoco una nueva naturaleza y un nuevo ca-rácter, con una nueva vida y nuevas cos-tumbres. El Señor no solamente derriba loantiguo, sino que también establece lo nue-vo. Estos son los dos aspectos de la obra queel Señor hace en nosotros ahora.

Dios lleva a cabo la obraMuchos creyentes descubren que su

persona necesita ser demolida. No obstan-te, son demasiado inteligentes y tratan deusar medios artificiales para derribar sunaturaleza vieja, su carácter y sus antiguoshábitos. Pero lo primero que Dios derriba-rá serán nuestros medios artificiales. Esinútil y contraproducente valerse de la ener-gía humana para tratar de derribar todoaquello que somos por naturaleza. Debemoscomprender desde el principio que todo loviejo se debe demoler. Sin embargo, no lopodemos hacer por nosotros mismos. Losesfuerzos del hombre por derribarse a símismo solamente producirán un adornoexterior y se convertirán en un estorbo parael crecimiento de la vida espiritual.

Dios mismo desea hacer esto y lo hará.No tenemos que inventar nada paraquebrantarnos a nosotros mismos. Diosdesea que dejemos este trabajo en sus ma-nos. Este concepto fundamental debe que-dar profundamente impreso en nosotros.Dios trabajará en nosotros si Él tiene mise-ricordia de nosotros. Dios dispondrá unambiente que demuela nuestro hombre ex-terior. Dios sabe cuánto necesita éste serdemolido, y conoce nuestros puntos fuer-

tes y nuestra obstinación. Puede ser que enmuchas áreas reaccionemos con demasia-da rapidez o con demasiada lentitud; posi-blemente seamos demasiado flexibles o de-masiado estrictos. Sólo Dios conoce nues-tra necesidad y nadie más, ni siquiera no-sotros mismos. Debemos permitir que Élhaga la obra.

Para poder entender la obra de que-brantamiento y de constitución en nosotros,nos referiremos a ella con la expresión ladisciplina del Espíritu Santo. Aunque lascircunstancias en su totalidad son dispues-tas por Dios, es el Espíritu Santo quien lasaplica a nuestro ser. Dios dispone el am-biente que nos rodea, pero el Espíritu San-to nos lo aplica. A esta conversión de even-tos externos en experiencias internas, es alo que llamamos la disciplina del EspírituSanto.

La dispensación que se extiende desdela ascensión del Señor hasta su venida, esla dispensación del Espíritu Santo. En ellala obra de Dios se lleva a cabo por obra delEspíritu Santo. Hay algunos pasajes enHechos que dicen que el Espíritu Santo in-dicó, impidió y prohibió. A esta disposiciónde las circunstancias por el Espíritu Santoy al impulso interior de detenernos y pro-hibirnos ciertas cosas, la llamamos �la dis-ciplina del Espíritu Santo�.

Esta disciplina no solamente nos guía,sino que también cambia nuestro carácter,lo cual no solamente incluye nuestra ma-

nera de actuar, sino también nuestra per-sonalidad. El Espíritu de Dios, que mora ennosotros, sabe lo que necesitamos y conocela clase de experiencia que más nos convie-ne. La disciplina del Espíritu Santo se en-tiende como la obra que Dios lleva a caboen la debida circunstancia por medio delEspíritu Santo, a fin de suplir nuestra ne-cesidad, quebrantarnos y constituirnos.Así que, la disciplina del Espíritu Santo que-branta nuestro carácter, elimina nuestroshábitos naturales y nos constituye del Es-píritu Santo en madurez y en dulzura.

Dios ha preparado todas nuestras cir-cunstancias, pues aun nuestros cabellos es-tán contados. Si un gorrión no cae a tierrasin el consentimiento del Padre, ¿cuántomás no estará nuestro ambiente bajo sucontrol? Dios prepara todo lo que nos ro-dea con el propósito de quebrantar nuestrocarácter viejo y reconstruirnos con uno nue-vo, a fin de que adquiramos un caráctercompatible con el de Dios. Este carácter di-vino se expresará día tras día en nosotros.

Tan pronto como creemos en el Señor,debemos estar seguros acerca de ciertosasuntos. Primero, necesitamos ser derriba-dos, y luego reconstruidos. Segundo, noso-tros no hacemos el trabajo de demoliciónni de construcción: Dios lo prepara todopara demolernos y edificarnos.

Cómo Dios dispone todas las cosas.¿Cómo toma Dios las medidas necesa-

rias para nuestro bien? Todos tenemos di-ferentes naturalezas, caracteres, estilos devida y costumbres. Por esta razón, todosnecesitamos una clase diferente de que-brantamiento. Hay tantas clases de disci-plina como individuos. Cada persona espuesta en situaciones muy específicas. Doscónyuges pueden tener una relación muyestrecha; aún así, Dios dispondrá ambien-tes diferentes para cada uno de ellos. Lomismo sucede entre padre e hijo, y entremadre e hija. Al valerse de nuestras circuns-tancias, Dios nos asigna la disciplina a cadauno según nuestra propia necesidad.

Todo lo que Dios nos asigna nos sirvede adiestramiento. Romanos 8:28 dice: �Ysabemos que a los que aman a Dios, todaslas cosas cooperan para bien, esto es, a losque conforme a su propósito son llama-

He aquí algunos secretos de la disciplina del Espíritu Santo en los creyentes... Su preciosa obra tiene dos etapascomplementarias y progresivas. Ellas son...

CONSTRUCCIÓNQuebrantamientoy

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AGUAS VIVAS 14

dos�. �Todo� no se limita a cien mil cosas nia un millón. No podemos determinar cuángrande es el número.

Por consiguiente, nada nos viene porcasualidad. Las coincidencias no existenpara nosotros. Desde nuestro punto de vis-ta, nuestras experiencias parecen confusasy desconcertantes y no vemos el propósitoque yace detrás de todas ellas. Tal vez nientendamos lo que significan; pero la Pala-bra de Dios dice que todas las cosas coope-ran para nuestro bien. No sabemos qué be-neficio nos traerá cada situación. Lo que sísabemos es que todo lo que nos suceda nostraerá beneficio. Lo que Dios ha dispuestotiene como fin producir santidad en nues-tro carácter. Nosotros no forjamos esta san-tidad en nosotros mismos; es Dios quienproduce un carácter santo en nosotros va-liéndose de nuestro entorno.

Si miramos un tejido por el revés, pare-ce un caos, pero al voltearlo, se verán en ellalos hermosos motivos que se han diseñado.No se ve nada definido cuando se está ar-mando el tejido; sólo se ven hilos de diver-sos colores que van y vienen. De igual modo,nuestra experiencia va de un lugar a otroaparentemente sin rumbo. No sabemos quédiseño tiene Dios en mente. Pero todo �hilo�que Dios usa, toda disciplina de sus manos,tiene una función. Cada color tiene su pro-pósito, pues el diseño es preparado de an-temano. Algunas situaciones no se ven muybien en el presente, pero más adelante,cuando miremos hacia atrás, entenderemospor qué el Señor hizo esto y qué se propo-nía cuando lo hizo.

Nuestra actitud.¿Cuál debe ser nuestra actitud cuando

afrontamos estas cosas? Romanos 8:28dice: �A los que aman a Dios todas las co-sas cooperan para bien�. En otras palabras,cuando Dios trabaja, es posible que reciba-mos el bien, pero también es posible queno.

Esto se relaciona estrechamente connuestra actitud. Nuestra actitud determinaincluso cuán pronto recibiremos el bien. Sinuestra actitud es correcta, lo recibiremosinmediatamente. Si amamos a Dios, todolo que procede de la voluntad de Dios co-operará para nuestro bien. Si un hombreno pide nada para sí mismo y solamentedesea lo que Dios le dé, si sólo tiene un de-seo en su corazón: amar a Dios; si ama alSeñor con toda sinceridad, todas las cosasque lo rodean cooperarán para su bien, noimporta cuán confusas parezcan.

Cuando algo nos sucede, y no tenemosel amor de Dios en nosotros; cuando anhe-lamos y buscamos cosas para nosotros, o

que aceptemos todo lo que Dios permite quellegue a nosotros. No obstante, debemosresistir los ataques de Satanás.

Quebrantamiento y construcciónEl Señor hace que nos enfrentemos con

muchas cosas, la mayoría de las cuales nonos agradan. ¿Por qué Dios permite que lle-guen a nosotros las adversidades? ¿Qué sepropone al permitirnos pasar por estas co-sas? Su meta es derribar nuestra vida natu-ral.

En Jeremías 48:11 se nos dice que Moabestuvo quieto desde su juventud y que nun-ca había pasado por tribulación, ni prue-bas, ni azotes, ni penas ni dolor. A los ojosde los hombres, esto era una gran bendi-ción. No obstante, Moab fue como el vinoasentado sobre su sedimento, que conser-vó su antiguo olor.

Dios desea cambiarnos el olor. Dios de-sea quitarnos nuestros viejos hábitos, y li-brarnos de nuestra naturaleza y carácter;quiere eliminar todo elemento indeseablede nosotros. Quizás nuestra vida no hayasido fácil. Tal vez no hayamos estado quie-tos desde la juventud y hayamos pasado por�muchas tribulaciones� como Pablo(Hech.14: 22). Si éste es el caso, tengamospresente que el Señor está eliminando nues-tro sedimento y nuestro sabor original.Cada vez que Él disponga nuestras circuns-tancias y nos quebrante, dejaremos atrásalgo de nuestro viejo sabor y olor. Cada díaseremos un poco diferentes.

Pero Dios no solamente nos está que-brantando, sino que también nos está cons-tituyendo (de sí mismo).

Tengamos presente que todo lo que en-frentamos, de una manera u otra, nos pue-de edificar. Dios nos derriba valiéndose detoda clase de sufrimientos. Esta demoliciónpuede ser bastante dolorosa. Pero despuésde pasar por esas pruebas, algo es forjadoen nosotros. En otras palabras, cuando pa-samos por sufrimientos, parece que estu-viéramos cayendo, pero la gracia de Diossiempre nos lleva adelante. En el procesode vencer en medio de nuestros sufrimien-tos, algo es forjado en nosotros. A medidaque vencemos en las pruebas, algo nos vaconstituyendo día tras día. Por una parte,Dios nos hace pasar por adversidades y nosdemuele por medio de las dificultades; porotra, algo es depositado en nosotros cuan-do nos levantamos de nuestras pruebas.

Damos gracias a Dios, porque tenemosla disciplina del Espíritu Santo. ¡Que Diostenga misericordia de nosotros, nos que-brante y nos constituya por medio de la dis-ciplina del Espíritu Santo para que llegue-mos a la madurez!

cuando procuramos intereses privadosaparte de Dios, el bien que Dios ha reserva-do para nosotros no llega. Somos muy bue-nos para quejarnos, contender, murmurary protestar. Tengan presente que aunquetodas las cosas cooperen para bien, no reci-biremos el bien inmediatamente si no ama-mos sinceramente a Dios. Muchos hijos deDios han afrontado muchos problemas,pero no se han beneficiado de ello. Experi-mentan mucha disciplina, pero ellos no co-sechan ninguna riqueza. Esto se debe a quetienen otras metas aparte de Dios. Sus co-razones no son dóciles ante Dios. No sien-ten el amor de Dios ni tampoco lo aman.Tienen una actitud equivocada. En conse-cuencia, tal vez sufran mucho, pero nadapermanece en sus espíritus.

Que Dios tenga misericordia de noso-tros para que aprendamos a amarlo contodo el corazón. No es problema tener pococonocimiento, porque el conocimiento deDios reside en el amor, no en el conocimien-to mismo. Si un hombre ama a Dios, lo co-nocerá aunque carezca de la teoría. Pero sisabe mucho acerca de Dios, mas no le amacon el corazón, el conocimiento no le servi-rá. Si un hombre ama a Dios, todo lo queenfrente redundará en su propio bien.

Nuestro corazón debe amar a Dios; de-bemos conocer su mano y humillarnos anteella. Si no vemos su mano, el hombre nosdistraerá, y pensaremos que los demás es-tán mal y que nos traicionaron. Creeremosque todos nuestros parientes, cercanos ylejanos, están equivocados. Cuando conde-namos a todo el mundo, nos desanimare-mos y desilusionaremos, y nada redundaráen nuestro bien. Cuando decimos que to-dos los hermanos y hermanas de la iglesiaestán mal, y que nada está bien, no saca-mos ninguna ganancia; sólo nos enojamosy criticamos. Si recordamos lo que el SeñorJesús dijo, que �ninguno de ellos (lospajarillos) cae a tierra sin vuestro Padre�(Mt.10:29); si nos damos cuenta de que todoproviene de Dios, nos humillaremos bajo sumano y recibiremos el bien.

En Salmos 39:9 dice: �Enmudecí, noabrí mi boca, porque tú lo hiciste�. Esta esla actitud de una persona que obedece aDios. Puesto que Dios ha hecho algo y hapermitido que llegue a nosotros, nos humi-llamos y no decimos nada. No diremos:�¿Por qué a otros le sucede aquello y a míesto?� Cuando amamos a Dios y reconoce-mos su mano, no nos quejamos. Así vere-mos que Dios nos quebranta y nos edifica.

Algunos podrían preguntarse: �¿Hemosde aceptar también lo que venga de la manode Satanás?� El principio fundamental es

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Si nosotros hubiésemos estado en el lu-gar de Dios, seguramente no hubiéramoselegido nunca a un hombre como Jacobpara depositar en él una gran honra. Hu-biéramos, tal vez, considerado que la inver-sión era demasiado alta para un caso tanpoco promisorio. Y si lo hubiésemos esco-gido, habría sido, tal vez, para ejemplificaren él, no el prototipo de un hombre de Dios,sino la figura de un carácter maleado y laconducta de un réprobo.

O bien hubiéramos elegido a su herma-no Esaú, que, en muchos aspectos, presen-ta rasgos más atractivos que Jacob desde elpunto de vista moral.

Sin embargo, Dios no pensó así cuandoescogió a Jacob.

La elección de Jacob debía dejar en cla-ro, en primer lugar, la soberanía de Dios enla elección de los hombres. Y, al menos,también debería establecer claramente al-gunos principios sobre los cuales habría detrabajar en las futuras edades con sus sier-vos.

Es que la figura y la vida de Jacob estáíntimamente ligada a todos nosotros, los hi-jos de Dios, porque en él Dios ha queridorepresentar, hasta en sus mínimos detalles,cuál es el trato que Dios da al hombre natu-ral, ese �yo� que todos llevamos dentro, quesuele ser muy piadoso, y que se esmera poragradar a Dios con sus propias fuerzas.

La fuerza del hombre natural ha de serquebrantada y debilitada en toda su ampliaexpresión, si hemos de colaborar con Él ensu propósito eterno. Siendo verdad que fui-mos escogidos para colaborar con Dios enese propósito, las herramientas con que loharemos no han de ser los recursos natura-les, ni nuestras buenas intenciones, ni los

celos carnales �no conforme a ciencia�, sinola vida de Cristo en nosotros, forjada pa-cientemente por la disciplina del EspírituSanto. Cristo ha de ser formado en noso-tros (Gál. 4:19), pero esto jamás será posi-ble sin que nuestras fuerzas seandrásticamente debilitadas.

Jacob es representativo, pues, de todosnosotros. Como escogido de Dios, Jacob te-nía su fin asegurado, la obra de Dios en éltenía, de antemano, un sello enteramenteconfiable, pero ¿qué diremos del largo pro-ceso que habría de seguir hasta llegar a esefin?

¿Qué diremos de nosotros? ¿Será dife-rente? Nos conviene conocer los caminosde Dios con sus siervos para que no nos sor-prenda el fuego de prueba, ni nos desalien-ten las dificultades que se nos presenten.

Jacob, tal cual era (Génesis caps. 25-27)

Jacob fue un luchador desde antes denacer (25:22). Sin duda, Jacob quería na-cer primero (25:26), pero fracasó. Su vanointento le valió, sin embargo, su nombre(Jacob significa �usurpador�). Más tarde,se las habría de ingeniar para recuperar esaventaja concedida, muy a su pesar, a su her-mano Esaú.

¿Cómo podía ser de utilidad para Diosun hombre que tan tempranamente mos-traba tales signos? La elección de Dios es laúnica explicación. (Mal.1:2-3). Dios queríamanifestar en este vaso las abundantes ri-quezas de su gracia. ¡Después de haber ele-gido Dios a Jacob, hay esperanza para todohombre, por astuto y engañador que fuere!Si Dios pudo hacer de Jacob un vaso dehonra, podrá hacerlo con cualquiera. Inclu-so con usted, estimado lector, y conmigo.

En su juventud, Jacob usó de una dobleastucia: primero con su hermano Esaú �para quitarle su primogenitura� y con supadre Isaac �para obtener su bendición�.Él sabía que la elección de Dios recaía so-bre él, pero no esperó que Dios se la confir-mara, sino que se la procuró por su propiamano. Y por causa de ello, se granjeó la ene-mistad de su hermano, y el enojo de su pa-dre. Y además, decretó él mismo su salidade la casa paterna con deshonra, como unfugitivo. ¡No pudo disfrutar del logro obte-nido por medio del engaño, excepto la dis-ciplina de Dios!

Así también es nuestro hombre natural.Utiliza fuerza y capacidad humana para in-tentar cumplir la voluntad de Dios y hacersu obra. Como Dios no le allana el camino,él va haciendo violencia con quienes en-cuentra a su paso. Nada es suficientementegrande ni santo como para no caer bajo sured insidiosa y maquiavélica.

Este es Jacob, de cuerpo entero. Este es,también, el caso de muchos escogidos deDios.

La disciplina por medio de las cir-cunstancias (caps. 28-31)

En Bet-el ya tenemos a Jacob bajo la dis-ciplina de Dios. (28:10-22). Está solo, lejosde su casa y de su madre, con un futuro in-cierto. Entonces, ya entonces, la gracia deDios interviene para socorrerlo. Recibe lapromesa que Dios había hecho a sus padres,pero Jacob, en vez de postrarse y adorar,siendo astuto e interesado como era, le pide�casi le exige� que Él le provea de todo lonecesario para su sustento, si quiere que lereconozca como su Dios. (vv. 20-21).

Más tarde, al llegar a Harán, él llora so-

o el ocasode la energía natural

Sus comienzos fueron desastrosos: suplantó a su hermano y engañó a su padre. Su vida estuvo plagada de engañosy astucias; pero su fin alcanza mayores alturas que las de Abraham e Isaac. ¿Cuál fue el medio utilizado por Dios paraconseguir tales resultados en tal hombre? He aquí el peregrinar de un hombre aparentemente irremediable, bajo lamano disciplinaria de Dios.

JACOB

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bre el cuello de Raquel, su parienta� se sien-te desvalido (29:11). Entra en contacto conLabán, un hombre tan engañador y astutocomo él, a quien Dios ha preparado paratemplar su carácter. Es así como, luego deestar un mes allí, la hospitalidad termina yse le conmina a trabajar. (29:15). De hijoamado pasó a ser, de la noche a la mañana,un pobre pastor al servicio de un patrónexigente.

Tras servir siete años a Labán porRaquel, es engañado, y no se le concede suprometida. Después de otros siete años deservicio pudo, por fin, tener a la mujer queamaba. Pero sus angustias no terminaronallí. Labán le cambia su salario diez veces.De engañador pasa a ser engañado. Su as-tucia cayó en manos de una astucia mayorque la suya. Si no hubiese sido que Dioshabía decidido bendecirle, su fin hubierasido muy triste.

Tras veinte años de tratos de Dios conél en casa de Labán, la obra en Jacob no haavanzado mucho. Todavía Jacob está llenode planes, y sus planes están llenos de astu-cia. Todavía es Jacob. Jacob cosechando loque sembró en casa de sus padres. Aún noes Israel.

Pese a todo, la gracia de Dios se hacepresente de nuevo, porque se le aparece yle ordena que vuelva a la casa de su padre(31:3). Pero Jacob teme dejar a Labán, asíque lo hace encubiertamente. Se escabulleotra vez como un fugitivo, igual que cuan-do salió de su casa para venir a Harán.(31:20).

Cuando Labánle alcanza, Dios, ensu gracia, defiendea Jacob en el cora-zón de Labán. En-tonces Jacob hacepacto con él, y lue-go ofrece sacrifi-cios a Dios (31:54).Es éste un pequeñosigno alentador.

El golpe de gra-cia (caps. 32-36)

La gracia de Dios continúa cuidando deJacob. Ángeles de Dios vienen a su encuen-tro.(32:1-2). ¡Todo estaba a su favor!

Sin embargo, al saber que Esaú se acer-ca con cuatrocientos hombres, su corazóndesmaya, y desconfía. Rápidamente, inven-ta una estratagema para defenderse en casode ser atacado. Jacob no estaba en condi-ciones de ver que si Dios le había enviado asu tierra, Él se haría cargo de su salvaguar-da. Por un lado, obedece a Dios al salir de

menzó. Bet-el significa �Casa de Dios�. Allíse santifica él y su familia, y levanta un al-tar a Dios. Allí Dios le confirma su prome-sa. Bet-el es la iglesia, el �Cuerpo de Cris-to�, el lugar donde Dios habita, y donde lasantidad de Dios despliega todo su esplen-dor.

Allí desaparece el individualismo y semanifiesta la vida de Dios por medio de lamutualidad de todos los hijos de Dios. Allíno puede ser introducido nada que no pro-ceda de Dios.

Por eso, Peniel es la antesala de Bet-el.La fuerza natural debe ser quebrantadapara que la vida del Cuerpo tenga expresión.Aquí el �yo� ha de renunciar a sí mismo, asu recurrente afán de figuración, para quesólo Cristo sea exaltado. Aquí Jacob deja deser �usurpador�, y se convierte en Israel, unpríncipe de Dios.

El fin más excelente (caps. 37-50).

Desde Génesis 37 tenemos el mejor pe-ríodo de Jacob, en que (¡oh, qué extraño!)su figura pasa a un segundo plano. Jacobhabita en Hebrón (�Confederación�), que re-presenta comunión, mutualidad. Tras sulargo peregrinar, Jacob arriba a ese lugar,donde transcurren sus últimos días en Pa-lestina. Ha llegado a la esfera del Cuerpo,donde se hace posible la madurez y pleni-tud de todo cristiano.

Pareciera que Jacob está allí inactivo(sus hijos ocupan ahora el primer plano)pero en la semisombra de su aquietada vida,su carácter hermoso refulge con singularesdestellos. En el ámbito de la iglesia no hayel activismo desordenado de la carne; an-tes bien, ella ha de permanecer quieta, ensujeción al Espíritu.

A esta altura, Jacob ya es un hombrequebrantado por la disciplina de Dios. Des-de que murió Débora (35:8), sobrevinieronsobre su familia una serie de problemas ytristezas. En Hebrón quedó sin nada.Raquel, su amada, había muerto; Rubén, suhijo mayor, le había herido. Aun José se-guiría el paso de los que se fueron de su lado.Cuando José desapareció, él no quiso reci-bir consuelo (37:35). Sin embargo, en sudolor, su corazón no destila odio ni vengan-za; no hay reproches ni recriminaciones.

Sufre por sus hijos, agoniza por la suer-te que le pueda tocar a Benjamín en Egip-to. Pero no tiene la fuerza ni el interés porcambiar su destino. Está totalmente entre-gado a la voluntad de Dios: �Si he de serprivado de mis hijos, séalo� (Gén.43:14 b).Ya no planea, no se defiende, no alterca. Es

Harán, y por otro, urde planes mientras oraa Dios (32:9-12). ¡Qué mezcla! ¿Nos vemosreflejados aquí, otra vez?

Esa noche previa al encuentro con suhermano, mientras estaba solo al otro ladodel vado de Jaboc, se le aparece el Señor.Es Peniel, �el rostro de Dios�.

Esa noche Dios luchó con él, y como nopudo vencerle, le dislocó el sitio del encajede su muslo. ¡La fuerza de Jacob era desco-munal! Tal fuerza se había mostrado sufi-cientemente en los hechos de su vida hastaeste momento. Pero esa energía natural re-cibió aquí un toque definitivo.

Jacob, que conocía la misericordia y laelección de Dios, no dejó a Dios hasta queÉl le bendijo. Como resultado, recibió labendición, pero desde ese día cojeaba alcaminar.

Jacob venció gracias a la pertinacia conque se aferró del Señor, aunque había sidoherido. Cuando somos más débiles es cuan-do somos más fuertes. Uno débil, quebran-tado y herido como Jacob podía retener aDios de manera como no lo habría conse-guido uno fuerte, y aun más, lograr lo quequería.

La experiencia de Peniel es el golpe de-bilitador de Dios para todos los que Él ama.Ese día Dios descubre nuestra real condi-ción, nuestra extrema inutilidad, y nos aver-güenza. Desde ese día no nos atreveremosa hacer demasiados planes (cada vez iránsiendo menos), y se incrementará nuestradependencia de Dios.

La reconcilia-ción con Esaú le de-muestra a Jacobque sus temoreseran infundados, yque aquel a quienhabía herido teníauna mayor integri-dad moral que élm i s m o . E s odescolocó a Jacob yle humilló. ¿No eraél el amado, el esco-gido de Dios? Sin

embargo, es Esaú quien le perdona. Losdones enviados tan insistentemente a suhermano tampoco sirvieron, porque Esaúera rico, y no los necesitaba. La adulación,que tan bien sabía usar, no le sirvió de nada.

Jacob ha fracasado, pero en su fracaso,Dios le va transformando en otro hombre.Peniel no es la perfección, pero marca el co-mienzo del camino hacia ella.

Su largo aprendizaje le lleva ahora has-ta Bet-el, el mismo lugar desde donde co- (Continúa en la página 25)

La experiencia de Peniel es elgolpe debilitador de Dios para to-dos los que Él ama. Ese día Diosdescubre nuestra real condición,nuestra extrema inutilidad, y nosavergüenza. Desde ese día no nosatreveremos a hacer demasiadosplanes, y se incrementará nuestradependencia de Dios.

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Cuando un hombre se acerca a Dios conun corazón contrito, y pone fe en la preciosasangre de Jesús, Dios perdona sus pecadospara siempre. Sus pecados no son más recor-dados (Romanos 4:7). Él alcanza la bienaven-turanza del perdón eterno.

Luego, una vez que ese hombre ya es sal-vo, seguramente va a seguir, aunque le pese,cometiendo pecados. No será en él un hábi-to, como antes, pero, sin duda, pecará. En talcaso, necesitará cada vez confesar su pecadoy recibir el perdón de Dios. Este es el perdónque está tipificado en la figura de la vacaalazana (Números 19)1 . Como allí puede ver-se, el sacrificio de esa vaca no satisfacía lanecesidad del momento, sino las necesida-des futuras del pecador. Los pecados que sehabrían de cometer tenían también provisiónde perdón por la acción de las cenizas de lavaca alazana.

Así, cada vez que un cristiano peca, nonecesita que se efectúe un nuevo sacrificiode Cristo por los pecados, sino que basta conechar mano al único y perfecto sacrificio queÉl ya realizó de una vez y para siempre portodos nuestros pecados. (Hebreos 10:11-14;18). Si él confiesa su pecado, puede aco-gerse al perdón por la preciosa sangre y a laintercesión del Abogado celestial (1ª Juan2:1). Entonces, su pecado es perdonado, de-finitivamente.

La mano disciplinaria de Dios

Todos los pecados le pueden ser perdo-nados a los hijos de Dios, porque hay abun-dante provisión en la preciosa sangre de Cris-to para ellos. Dios nos perdona si confesa-mos nuestros pecados, pero no podemos evi-tar que nos discipline como consecuencia deesos pecados. Aunque al confesar, nuestracomunión con Él se restaure, muchas vecessu firme mano de gobierno se posa sobrenosotros.

Independientemente del perdón que esconcedido en gracia por la virtud de la san-gre de Jesús, Dios tiene un trato particularcon cada uno de sus siervos, según el cual Élmismo se reserva el derecho de disciplinarlos.

Se cosecha lo que se siembra

Hay un principio establecido por Dios queestá vigente para toda criatura, no sólo paralos hijos de Dios. En un cristiano, sin embar-go, reviste aun mayor importancia, porqueun error en esta materia puede manchar per-manentemente su testimonio delante de loshombres.

�Todo lo que el hombre sembrare, esotambién segará.� (Gál.6:7). Un pecado o undescuido en cierta área de nuestra vida, pue-de traer como consecuencia una tragedia enesa misma área. Por ejemplo, un pecado derebelión contra Dios, provocará rebelión en-tre los que están bajo nuestra jurisdicción. Obien, un pecado moral, puede provocar unacosecha de la misma índole en alguno dequienes están bajo nuestra área de respon-sabilidad.

Es imposible evitar las consecuencias delo que hacemos.

Moisés

Moisés era un hombre admirable. Por elquebrantamiento de su alma, por los abun-dantes y efectivos tratos de Dios, había lle-gado a ser el varón más manso que pisaba latierra. (Núm.12:3). Sin embargo, en Núme-ros 20 le hallamos pecando gravemente con-tra la santidad de Dios.

Cuando el pueblo pidió agua, Dios le or-denó a Moisés que tomara la vara en sumano, que reuniera a la congregación y ha-blara a la peña a vista de ellos, y les diera asía beber de su agua. La congregación se re-unió delante de la peña. Todos estaban ex-pectantes. Entonces Moisés dijo: �¡Oíd aho-ra, rebeldes! ¿Os hemos de hacer salir aguasde esta peña?� Y alzó Moisés su mano y gol-peó la peña con su vara dos veces. De la peñasalieron muchas aguas ...

Entonces el Señor dijo a Moisés y Aarón:�Por cuanto no creísteis en mí, parasantificarme delante de los hijos de Israel, portanto, no meteréis esta congregación en latierra que les he dado� (Números 20:10-12).

Para entender el enojo de Dios y su juicio

sobre Moisés y Aarón, debemos considerardos cosas: la peña y la vara.

En 1ª Corintios 10:4 dice: �Y todos bebie-ron la misma bebida espiritual; porque be-bían de la roca espiritual que los seguía, yla roca era Cristo�. La peña era Cristo, heri-do por nosotros.

En lo concerniente a la vara, recordemosque ésta no era la vara de autoridad y delpoder de Moisés, sino que era la de Aarón,que había florecido y dado fruto delante deltabernáculo. La vara de Moisés ya había gol-peado la roca una sola vez, y era suficiente.En Exodo 17 se hace expresa referencia a lavara con que Moisés había herido el río (Moi-sés 17:5-6; 7:20). Aquella vez, cuando Moi-sés golpeó el río con la vara, las aguas se con-virtieron en sangre. Esa misma vara debióherir la peña que era Cristo, para que el aguade vida llegase hasta nosotros. Aquí hay untipo de Cristo herido por nuestra causa, porla mano de Dios en juicio.

Esta acción de golpear a Cristo debía ha-cerse una sola vez, y Moisés ya lo había he-cho en Exodo 17. Cristo fue herido una solavez, y fue suficiente para expiar los pecadosde los hombres (ver Romanos 6:9,10;Heb.9:26-28; 1 Pedro 3:18). No podía serherido dos veces, como no puede haber unarepetición de Su muerte. En esto se equivocógravemente Moisés. Esta segunda vez se ledijo que le hablara a la peña, simplemente.Estando ya cumplida la obra expiatoria deCristo, bastaba que se derramara el agua devida (representación del Espíritu Santo) pormedio de la palabra de fe.

Moisés usó su vara (v.11); si hubiese usa-do la vara florecida del santuario, no habríapodido golpear la peña. La gracia se hubiesederramado con sólo hablar. Moisés no obe-deció la orden de Dios, y no santificó al Se-ñor. El pueblo había aprendido a asociar ín-timamente a Moisés con Dios. Lo que Moi-sés decía era lo que Dios decía. Lo que Moi-sés hacía era lo que Dios hacía. Ahora, sugesto violento, sus palabras duras, mostra-ban al pueblo una forma de ser y de actuarque no correspondía con la de Dios. Dios

La firme mano de gobiernode Dios

¿Por qué a veces se agrava la mano de Dios sobre nosotros? ¿Por qué nos suceden tantas contrariedades, descalabrosy reveses? ¿por qué tantos dolores y angustias? ¿Es que Dios no nos perdona nuestros pecados, luego de haberlosnosotros confesado? Sí, nuestros pecados son perdonados, pero lo que sucede es que se ha movido hacia nosotros...

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debió santificarse en sus siervos: ellos noentrarían a la Tierra Prometida. El castigopor el pecado de Moisés y Aarón debía santi-ficar al Señor delante de la conciencia de losisraelitas presentes frente a la peña. ¿No ha-bían sido violentas sus palabras? ¿No habíaMoisés mostrado a Dios, que es santo y pa-ciente, como si fuese un Dios irascible?

La mano de gobierno de Dios cayó sobresus siervos. Y cuando ella cae, nadie puedeescapar. Ellos pudieron seguir ministrandohasta su muerte, pero no vieron cumplido sudeseo de entrar a Canaán.

El caso de David

El caso del rey David es también muyaclarador a este respecto. En 2 Samuel capí-tulo 11 hallamos que David cometió dospeañade algunas cosas. Le dice que no se ha-bría de apartar nunca la espada de su casapor cuanto había menospreciado al Señortomando a la esposa de Urías (2 Sam.12:10),que, por haber hecho blasfemar a los enemi-gos de Jehová, el hijo que venía en caminomoriría (v.14), y que haría levantar el mal desu misma casa y que sus mujeres seríanvejadas públicamen-te (vs.11-12).

¿No había Diosperdonado el pecadode David? Sí, lo ha-bía perdonado, perola disciplina de Dioscomenzó su efectoen él, la firme manode gobierno de Diosle alcanzó. Esta mano de gobierno no se ha-bría de apartar de David aun hasta despuésde su muerte, porque las guerras ydisensiones habrían de alcanzar a toda sudescendencia.

En cumplimiento de las palabras del Se-ñor dichas por medio de Natán, el niño naci-do de la relación ilícita enfermó y murió. Mástarde su hijo Amnón fue asesinado, y Absalónse rebeló, humillando a las mujeres de supadre en el propio palacio real ¡a plena luzdel día!

Debemos humillarnos bajo su manopoderosa

Puede ser que después de algunos peca-dos aparentemente no haya disciplina. Larestauración de la comunión llegará, feliz,luego del perdón de esos pecados. Pero depronto algo ocurrirá. Algo en las circunstan-cias, en la vida personal o en la familia delcristiano, un dolor agudo, una desgracia fa-tal le alcanzará: la firme mano de gobiernode Dios se ha movido hacia él.

Si la firme mano de gobierno de Dios nosalcanza, ¿qué hacer? ¿nos rebelaremos? ¿nos

quejaremos de que hay injusticia en Dios?No. Dios es justo, y sus caminos son limpios.Lo único que conviene hacer es humillarsebajo la poderosa mano de Dios, y esperar pa-cientemente a que ella se retire.

Algunas de estas desgracias que nos al-canzan por causa de la mano disciplinaria deDios puede que se retiren prontamente, perohabrá de pronto otras que no se retirarán ja-más. Serán una marca, una huella indelebleque nos recordará cuán rebeldes y obstina-dos hemos sido, cuán injustamente nos he-mos conducido, y cuán poco hemos agrada-do a Dios. Tales señales, diseminadas ennuestra carrera de vida, serán ante nuestraconciencia testimonios de nuestros grandesfracasos, de los mayores dolores, pero tam-bién serán un vívido testimonio de las mayo-res ocasiones de aprendizaje que hemos te-nido delante de Dios.

Si nosotros, en nuestra presunción, re-chazamos la firme mano de gobierno de Dios,más problemas encontraremos. En vez de le-vantarse su mano prontamente, se detendrápor muchos días, hasta que nuestro corazón

experimente unquebrantamiento,hasta que la durezaque provocó su mo-vimiento quede aldescubierto, y lle-guemos a abominarde nosotros mis-mos. Más vale reco-nocer que si esta-

mos en tal desmedrada y lastimosa situaciónno es porque Dios haya sido severo con no-sotros, sino que es porque nosotros creamoslas condiciones para ello. Fuimos nosotros yno Dios quienes sembramos una semilla ma-leada, cuyo fruto de muerte hemos cosecha-do.

Otro caso

El pecado de Israel luego del informe delos espías (Números 13-14) hizo moversetambién la firme mano de gobierno de Dioshacia ellos. Luego de recibir el informe de losespías de manera tan desastrosa, ellos fue-ron perdonados; no fueron destruidos en elacto por ese pecado de incredulidad; todavíael maná siguió cayendo sobre ellos días trasdía, y la nube les seguía protegiéndolos dedía y guiándolos de noche. La misericordiade Dios no se apartó de ellos. ¡Habían sidoperdonados! Pero �salvo Josué y Caleb� suscuerpos quedaron tendidos en el desierto, yno fueron ellos quienes entraron en la tierra,sino sus hijos.

No sabemos cuándo caerá

Nuestra mayor preocupación debe ser

obedecer al Señor. Nuestra consigna debe serel temor a la mano disciplinaria de Dios. Ellonos guardará de pecar desaprensivamente,nos librará de un andar liviano y de un ha-blar frívolo, y de provocar, como consecuen-cia, el movimiento de su mano fuerte hacianosotros.

No sabemos cuándo ella puede caer so-bre nosotros. Puede ser que Dios nos deje sindisciplina aun cuando nos rebelemos una yotra vez, pero de pronto su mano quizá semueva. O puede ser que, en otra ocasión, semueva a la primera vez que pecamos de unadeterminada manera. No hay manera de sa-berlo. Dios tiene sus formas de obrar con cadauno de sus siervos, y Él sabe cuándo y cómoproceder con cada uno.

No obstante, hemos de aceptar, cualquie-ra fuere el caso, que nuestro Dios es sabio yque Él nos ama. Y que su mano no nos des-truirá.

Debemos obedecer al Señor y rogar quenos guarde de caer en su mano disciplinaria.Si aun no hemos caído bajo su mano, debe-mos esforzarnos por evitarla; si estamos de-bajo de ella, no procuremos zafarnos. En cadacaso, es nuestra mejor (en realidad, única)opción.

Seamos benignos

Mateo 18:23-35 nos muestra cómo Diospuede castigar a un cristiano si éste no tieneun corazón perdonador y benigno para consu hermano. Dios desea que, tal como Él nosperdonó, nosotros perdonemos a nuestrohermano. Si no lo hacemos así, podemos caertambién bajo la firme mano de gobierno deDios.

El amo de la parábola, al ver que el siervohabía procedido con estrechez de corazónpara con su consiervo, lo entregó a los ver-dugos hasta que pagara toda la deuda quetenía con él. Así, Dios disciplina a los hijosque no quieren perdonar de la manera comoellos fueron perdonados.

Aun más. No sólo debemos ser genero-sos en perdonar; debemos también de abs-tenernos de criticar o hablar mal de otros.Esto, no sólo porque es malo de por sí, sinoporque, además, puede traer sobre nosotrosel mismo mal que pronunciamos sobre otros.Lo que decimos de otros puede volverse encontra de nosotros mismos. Hemos de evitarlas palabras duras contra los demás. Muchaspalabras salen de nuestra boca ligeramente,y traen después una cosecha de muerte. De-bemos apartarnos de frivolidades y de con-versaciones vanas. Debemos ser piadosos.Seamos comprensivos, indulgentes y magná-

(Continúa en la pág. 31)

Algunas de las desgracias quenos alcanzan por causa de lamano disciplinaria de Dios puedeque se retiren prontamente, perohabrá otras que no se retiraránjamás.

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Dios es santo. Todos los hijos de Diossaben que uno de los principales atributosde Dios es la santidad. Sin embargo, la ima-gen de un Dios santo suele ser muy difusaen el corazón de muchos hijos de Dios. ¿Quésignifica que Dios sea santo?

Obviamente, significa que Él no tolerael pecado, que no tiene comunión con lastinieblas. La santidad de Dios explica el he-cho de que haya tenido que ofrecerse el Hijode Dios como ofrenda para expiar el peca-do de los hombres, y posibilitar así el retor-no del hombre al seno del Padre. Sólo por-que Cristo derramó su sangre ha sido posi-ble que un hombre pecador pueda llegar aser hijo del Dios santo.

Esto es así, sin duda, y es la primera granverdad tocante a la santidad de Dios que hade quedar clara en nuestro corazón.

Sin embargo, quisiéramos aquí referir-nos a cómo la santidad de Dios exige unaforma de caminar y de servicio en los hijosde Dios, y de cómo la santidad de Dios esresguardada por Dios mismo. Cómo Diosse santifica en sus siervos.

Para revisar tan importante asunto, ire-mos primeramente al Antiguo Testamen-to, y tomaremos de allí algunos casos ejem-plares y ejemplarizadores.

Nadab y Abiú (Levítico cap. 10)Nadab y Abiú pertenecían a una clase

especial de israelitas: ellos eran hijos deAarón, hermano de Moisés y sumo sacer-dote. El mismo día que Aarón fue ungido,con toda la solemnidad que el casoameritaba, también lo fueron sus cuatrohijos: Eleazar, Itamar, Nadab y Abiú.

El oficio de ellos era escogido. Aarón erael único que podía entrar al Lugar Santísimouna vez al año, en el día de la expiación; entanto, sus hijos, eran los únicos que podíanministrar en el Lugar Santo. Ellosministraban al Señor en las santas tareas quese realizaban en el lugar más santo de la tie-rra. Sin embargo, ellos no podían ministrarindividualmente. No podían tomar la inicia-

tiva por sí mismos. Ellos habían sido llama-dos a ayudar a su padre en el servicio de Dios.

Así, pues, este servicio era la gloria dela familia de Aarón, hermano de Moisés.Ellos poseían privilegios que muchos hubie-sen querido tener. Ellos llevaban vestidu-ras especiales. Ellos tenían un estilo de vidadiferente. Su dignidad era muchísimo ma-yor. Pero también lo eran sus responsabili-dades.

En Levítico 21 se registran las exigen-cias especiales que Dios había impuesto alos sacerdotes para santificarse a sí mis-mos.

Primero, no debían contaminarse porlos muertos.

Segundo, debían ser santos en su cuer-po y en su vestimenta. No debían hacersetonsuras en su cabeza, ni cortar la punta desu barba (los egipcios hacían esto cuandoadoraban al sol), ni hacerse rasguños en sucuerpo (esto lo hacían los africanos).

Tercero, debían ser santos en su matri-monio.

Cuarto, para el sumo sacerdote, las exi-gencias eran mayores. Ni siquiera podíacontaminarse por sus padres.

Un día aciago, sin embargo, Nadab yAbiú hicieron algo que rompió el orden enel santuario: ellos tomaron cada uno su in-censario, pusieron en ellos fuego, sobre elfuego pusieron incienso y ofrecieron delantedel Señor fuego extraño, que Dios nunca lesmandó.

Entonces ocurrió algo trágico para ellos:fueron consumidos por el fuego del Señor.Acto seguido, el Señor dijo: �En los que a míse acercan me santificaré, y en presencia detodo el pueblo seré glorificado.� (10:3).

El Señor ordenó a Aarón que no hicieraduelo por sus hijos. Aunque Aarón les ama-ba, y como padre legítimamente hubieraquerido guardar luto, no podía hacerlo. ¿Larazón? El aceite de la unción estaba sobreél y debía abstenerse de expresar afectoshumanos. El no era una persona común, él

había sido separado para Dios. La santidadde Dios implica separación.

¿Por qué ofrecieron fuego extraño?

Después del juicio que efectuó en ellos,Dios dijo a Aarón: �Tú, y tus hijos contigo,no beberéis vino ni sidra cuando entréis enel tabernáculo de reunión, para que nomuráis ..., para poder discernir entre losanto y lo profano, entre lo inmundo y lolimpio.� (10:9-10).

Los estudiosos de la Biblia coinciden enafirmar que Nadab y Abiú ofrecieron fuegoextraño porque estaban borrachos. Mien-tras el pueblo podía beber vino y sidra, lossacerdotes de Dios no podían hacerlo. Sufunción era delicada y debían estar perfec-tamente sobrios. Las instrucciones que Dioshabía dado acerca del servicio en el taber-náculo no admitían equivocación. Todo te-nía un significado espiritual. ¿Cómo podíala carne y la sangre ser introducida allí?Donde Dios habita no hay lugar para ellas.

El vino y la sidra nos hablan del placer.La presencia de ellas en el santuario intro-ducían un elemento extraño a la santidadde ese lugar. Otros podían beber vino y si-dra, pero ellos no. Otros pueden regocijar-se en sus placeres (el vino habla de regoci-jo), pero los que ministran delante de Diosno.

La gente que sirve a Dios está bajo unrégimen especial, para poder distinguir en-tre lo santo y lo profano, entre lo inmundoy lo limpio. Aunque esto no significa quelos que sirven a Dios deban separarse delresto de los hermanos y adoptar un encie-rro ascético; no obstante, hay períodos deservicio especial en que no pueden caer enla liviandad o el desenfreno.

Ninguno puede representar bien a Diossi no se santifica a sí mismo. Nadie puedeexpresar la voluntad de Dios si mantiene unacomunicación muy relajada con la gente.Cuanto mayor es el privilegio en el servicio,mayor es la separación. Debemos aprendera separarnos de lo inmundo y profano.

Tal como ocurrió en los tiempos del Antiguo Testamento, toda vez que se violan los principios bajo los cuales Diosespera ser servido, se introduce muerte en la Casa de Dios.

¡PECADOEN EL SANTUARIO!

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¿Cómo Dios se santifica en sus sier-vos?

Dios se santifica por medio de la disci-plina y el juicio. Nadab y Abiú fueron obje-to del juicio inmediato de Dios, que se ex-presó en la muerte de ellos. Otras veces,Dios se santifica mediante la disciplina desus siervos. Sea mediante el juicio y la muer-te, sea mediante la disciplina, el nombre deDios queda limpio del pecado de sus sier-vos, y es así santificado.

El nombre de Dios no sólo ha de ser san-tificado por causa de la conciencia de loshombres y por el testimonio hacia los hom-bres, sino también debido a otras concien-cias espirituales. El �acusador de los her-manos�, el diablo, que los acusa de noche yde día es un fiscal implacable, y suele pre-sentarse ante Dios para argumentar en con-tra de los hombres. Entonces, el nombre delSeñor debe ser santificado.

¿Cómo podría cometerse un pecado se-creto, sin que venga la disciplina? ¿PodíaDios consentir en cubrir un pecado sóloporque ocurrió en lo íntimo? Dios ama laverdad y la santidad también allí. (Salmo51:6).

El castigo por el pecado secreto deNadab y Abiú debía santificar al Señor de-lante de toda conciencia espiritual. Dios sesantifica en los que a Él se acercan. ¿Cuáles el privilegio de los que se acercan?Ministrar al Señor. ¿Cuál es su gran respon-sabilidad? Representarlo bien. Conducirsecon temor y temblor, porque Dios es santo,y de ninguna manera tolerará el pecado, laliviandad, o la indolencia, menos aún en losque le sirven. (Jer.48:10 a).

Uza (2 Samuel 6:6-9).

Cuando David decidió llevar el arca a Je-rusalén creía estar obrando de acuerdo a lavoluntad de Dios. Su intención era la me-jor, su espíritu rebosaba de gozo. Sin em-bargo, ni él ni los sacerdotes tomaron encuenta las instrucciones de Dios para ha-cerlo. Habiendo visto que los filisteos ha-bían puesto el arca sobre un �carro nuevo�para volverlo a Jerusalén, ellos tambiéndeciden hacerlo así (2 Sam.6:3). Pero esosignificaba violar la orden expresa de Dios,quien había establecido que los levitas de-bían llevar el arca (Números 4:15). Al lle-varla los levitas (y no un carro tirado porbueyes), se debía ofrecer sacrificios en cadadescanso de ellos. ¿Cómo podría hacerse silos bueyes no necesitaban descanso? Diospodía excusar la ignorancia de los filisteos,pero no la de su pueblo.

Ellos condujeron el arca con regocijo,con sonido de toda clase de instrumentos

Uzías fue leproso hasta su muerte. ¿Se-vero Dios? ¿Implacable? El pecado contrael santuario ofende la santidad de Dios enlos que a él se acercan.

Ningún hombre puede acercarse a Diospara servirle infringiendo sus normas, pormuy grande que sea. Si lo hace, no lo dudeque recibirá la sanción que corresponde alpecado del santuario.

El pecado del santuario

El Señor había dicho a Aarón: �Tú y tushijos ... llevaréis el pecado del santuario ...�(Núm.18:1). ¿Qué es el pecado del santua-rio? Es llevar al servicio de Dios algo queexcede a la vida de resurrección. Es servir aDios con los recursos naturales, que no hanpasado por la muerte y la resurrección.

Hay mucho servicio realizado delante deDios con la fuerza de una mente muy des-pierta, de una voluntad muy férrea o deunos afectos muy vehementes, pero queDios nunca ha demandado. No sirven de-lante de Él los recursos de la carne y de lasangre, tampoco los muchos dones natura-les. Hacerlo con tales herramientas es in-currir en el pecado del santuario.

A menos que nuestro ministerio seaaceptable a Dios, se enfrenta con la muer-te. No la muerte física, como en el caso deNadab, Abiú, o Uza, pero sí la muerte espi-ritual, en un servicio incapaz de impartir lavida de Dios.

Uza tuvo una reacción perfectamentenatural, pero que no estaba en conformi-dad con la orden de Dios. Fue un servicio aDios, pero en contra de la manera o méto-do de Dios, puesto que fue hecho de la ma-nera que lo quiso el hombre, y salió de lamente y fuerza del hombre.

El rey Uzías se arrogó a sí mismo lo queDios había otorgado sólo a los sacerdotes.Así que Dios respondió inmediatamentecon la lepra, que simboliza la muerte.

¡Que Dios nos abra los ojos para vercuán abominable es servirle con la fuerzadel hombre, con aquello que procede de laantigua creación, por muy buen aspecto queluzca! Porque sólo lo que procede de Diospuede ser utilizado en el servicio de Dios.

¡Líbrenos el Señor de ministrar al Se-ñor cuando Dios no nos ha llamado a ha-cerlo; y líbrenos el Señor, si es que somosllamados, de hacerlo con la energía natu-ral!

El Señor nos permita andar y servir enel poder de la resurrección, para no incu-rrir en el pecado del santuario.

¡Que Dios tenga misericordia de noso-tros, y se agrade de nuestro pobre servicio!

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y con danzas, pero habían olvidado lastrompetas (Números 10:1-10). Un detalle,pensará alguno, sólo un detalle. Pero no estal. Nada en la Palabra de Dios es acciden-tal.

Los bueyes tropezaron, y Uza extendióla mano para evitar que el arca cayera. En-tonces, se desencadena el juicio de Dios, yUza cae muerto. El juicio de Dios se mani-fiesta inmediatamente, pues cuando se tra-ta de los siervos que se acercan a Él paraservirle, Dios no les permite introducir nin-gún elemento humano en el culto que se leofrece.

David se molestó con esto, y juzgó a Diosdemasiado severo. David pensaba que bas-taba con que la intención hubiese sido co-rrecta. Así que, pospone la conducción delarca a Jerusalén, y la desvía a la casa dObed-edom. Posteriormente, el Señor haceentender a David cuál ha sido su pecado,de manera que la próxima vez, toma lasprecauciones, se ajusta a la Palabra, e ins-truye a los sacerdotes y levitas (1 Crónicas15:12-13). Esta vez Dios aprueba la accióny el pueblo se goza en su Dios. (2 Samuel6:12-19).

¿Qué nos enseña este triste episodio enla vida de David? Que Dios se santifica enlos que a él se acercan. Que en el servicio deDios no cabe la opinión humana, ni siquie-ra las buenas intenciones. Dios se encarga-rá de hacer prevalecer su santidad, a riesgode que sus siervos sean heridos. Porque Éles Dios, y nosotros somos sólo sus siervos.

Uzías

Uzías fue uno de los grandes reyes deIsrael y uno de los más prósperos. Es, enmuchos aspectos un rey ejemplar. (2 Cró-nicas 26:1-15). Pero en los últimos días desu largo reinado de 52 años contrajo unaenfermedad que sufrió hasta su muerte: lalepra. ¿Por qué contrajo la lepra? Porque élpecó contra el testimonio del Señor en elsantuario.

Uzías llegó a hacerse muy famoso y, ha-biendo sido ayudado maravillosamente porDios, llegó a hacerse poderoso. �Mas cuan-do ya era fuerte, su corazón se enalteciópara su ruina; porque se rebeló contraJehová su Dios, entrando en el templo deJehová para quemar incienso en el altardel incienso.� (2 Crón. 26:15-16).

En vano trataron los sacerdotes dedisuadirlo. En vez de aceptar el sabio con-sejo, se encendió en ira. Entonces, la manodel Señor vino sobre él en juicio y brotóinmediatamente la lepra en su frente, porlo que tuvieron que sacarlo apresuradamen-te del santuario.

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Necesidad de conocimiento espiri-tual

En el mundo físico, como en el mundoespiritual, existen leyes que lo rigen. Estasleyes han sido establecidas por Dios. Asícomo el fuego quema, el hielo congela, ycomo un objeto lanzado al aire cae por laatracción de la fuerza de gravedad, así tam-bién en el mundo espiritual hay leyes querigen la acción de los seres espirituales.

Así como un hijo de Dios se quemaráinevitablemente si burla la ley del fuego yjuega con brasas, así también puede serherido por espíritus malignos si es que seles da lugar para ello, llenando los requisi-tos bajo los cuales actúan.

Por eso, es preciso que los cristianos co-nozcan las maquinaciones del diablo (2ªCorintios 2:11). No basta que un cristianosea sincero para escapar de ellas: debe co-nocerlas, para no darles lugar. Es necesa-rio que el cristiano sepa cómo opera y cuá-les son los requisitos que el diablo esperaque los cristianos cumplan para poder ata-carlos.

Oseas 4:6 dice: �Mi pueblo fue destrui-do, porque le faltó conocimiento.� Pablo lesdecía a los corintios: �No quiero, herma-nos que ignoréis ...� (1ª Cor.12:1). El pue-blo de Dios puede ser grandemente afecta-do, y pasar por profundas aflicciones inne-cesariamente, si no sabe discernir qué su-frimiento procede de la bondadosa manode Dios, y cuál de la malévola acción de Sa-tanás.

Efesios 4:27 dice: �Ni deis lugar al dia-blo�. (Otras versiones traducen, en vez de�lugar�, �ocasión) (B. Jerusalén); �entrada�(Nácar-Colunga) �oportunidad� (VersiónPopular de Estudio, 1990); también puedetraducirse como �terreno�. Todo lo que pro-porcione la oportunidad a los espíritus ma-lignos de asentar un pie, ellos lo van a apro-vechar.

Descubriendo las maquinaciones deSatanás

En la mente

De acuerdo a 2ª Corintios 10:4-5 pode-mos afirmar que Satanás establece fortale-

zas a nivel de la mente, las cuales es precisoderribar con armas espirituales. Estas for-talezas son los argumentos. Los argumen-tos son �imaginaciones� o �pensamientos�.Muchas veces Satanás asedia al cristianocon imaginaciones que el cristiano piensaque son suyas propias. Son pensamientosabsurdos, sin motivo alguno, y que si no sedescubre cuál es su verdadera procedenciapueden sembrar dudas, temores o conflic-tos con otras personas, y provocar inconta-bles sufrimientos. Muchas veces, al ver a unhermano pensamos que él tiene algo con-tra nosotros, y se levanta una barrera ennuestro corazón, cuando en verdad no haynada. Siempre los pensamientos que poneSatanás son mentirosos, porque él es padrede mentira (Juan 8:44). Si descubrimos queson pensamientos alentados por él y los re-sistimos, ellos se irán.

Satanás también muchas veces trae a lamente la idea de la muerte. Toda noción demuerte como escape de cualquier situaciónes idea de Satanás. Toda noción de suici-dio, o deseo de morirse prematuramenteson tentaciones de Satanás. Inclusive el te-mor del peligro cuando uno está viajando,es un ataque de Satanás. Debemos recha-zar también tales pensamientos.

¿Cómo rechazar estos pensamientos?Muy fácil. Dios nos dio nuestra mente, ysólo nosotros tenemos derecho de usarla.Satanás no tiene potestad sobre nuestramente, así que no debemos permitirle quepiense él por nosotros. Cuando descubri-mos que un pensamiento no es nuestro, sinosuyo, vencemos.

Por otro lado, necesitamos ejercitarnuestra mente. Una mente perezosa o in-activa, es presa fácil de los engaños del dia-blo. Filipenses 4:8 nos alienta a estar aten-tos, vigilantes; a pensar en lo verdadero, lohonesto, lo justo, lo puro, lo amable, etc. Siponemos permanentemente nuestra men-te en estas cosas, Satanás no podrá sembraren ella sus pensamientos fácilmente; y ten-dremos paz.

En el cuerpo

Muchas enfermedades se producencuando se descuidan las leyes naturales. Si

comemos exageradamente, y a deshoras, lomás probable es que tengamos problemasestomacales. No obstante, la Biblia tambiénnos enseña que muchas enfermedades físi-cas son el resultado del ataque de Satanás(Lucas 4:39; Marcos 9:25). Es importantenotar que el Señor no sanó algunas enfer-medades, sino que las reprendió, lo cualindica claramente la existencia de entes conpersonalidad que las provocaban. Nosotrostenemos que pedirle al Señor que reprendala enfermedad, y ésta se irá. Podemos co-nocer este tipo de enfermedad porque vie-ne de repente, y se va de la misma manera.

Por supuesto, Satanás no desea que sedescubra que él ha causado cierta enferme-dad. Él se esconde detrás de síntomas co-nocidos, y nos hace creer que toda enfer-medad es el resultado de causas naturales.Si le permitimos esconderse detrás de sín-tomas que consideramos naturales, la en-fermedad no se irá, y nos afligirá sobrema-nera.

Cuando un cristiano se enferma, debedeterminar primero la causa de su enfer-medad, si existe alguna causa natural váli-da para tenerla. Si no hay una razón justifi-cable, lo más probable es que sea un ataquede Satanás, y debe ser rechazado.

En la conciencia

Apocalipsis 12:10 dice que Satanás nosacusa delante de Dios día y noche. Estasacusaciones del diablo también se realizanen la esfera de nuestra conciencia. Tanpronto una persona es salva, su concienciaes avivada y empieza a reconocer el peca-do, por obra del Espíritu Santo. Satanássabe esto, e imita la obra del Espíritu Santogenerando acusaciones en su conciencia.Este tipo de ataques causa muchos sufri-mientos en los hijos de Dios y les impideservir a Dios con limpia conciencia. Comono saben diferenciar entre la desaprobacióndel Espíritu Santo y la acusación de Sata-nás, vacilan antes de resistir, lo cual le con-cede a Satanás más ocasión para acusarles.

¿Cuál es la diferencia entre la acusaciónde Satanás y la reprensión del Espíritu San-to?

Primero, toda desaprobación que el Es-

DOLOR¿Hemos de aceptar todo sufrimientocomo de parte de Dios, e inclinarnosbajo sus efectos? ¿O hay doloresque pueden tener otra fuente, y es-tar destinados a nuestro suplicio ydestrucción? Necesitamos conocer lasestrategias que Satanás utiliza paraherir a los hijos de Dios, y resistirlas.

sin propósito

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“Cristo nunca permitió que sus más pobres fuesen tan po-bres como Él mismo”. (S. Pearce Carey)

“En la tierra no hay pesares que el cielo no pueda sanar.”(Verso de un himno)

“El alma y el cuerpo constituyen al hombre; el espíritu y ladisciplina hacen al cristiano.” (Juan Wesley)

“Acudimos a Dios por ayuda cuando nuestros cimientos sesacuden, sólo para descubrir que es Él quien los está sacu-diendo. (Charles C. West)

“¡Ay del hombre que debe aprender principios y verdades entiempos de crisis!” (Luis Palau)

“Sufrir, sufrir: la cruz, la cruz y nada más: éste es el destinodel cristiano.” (Martín Lutero)

AGUAS VIVAS 22

píritu Santo pone en nosotros, comienzacon una leve percepción, que se va intensi-ficando y nos muestra nuestros errores. Encambio, la acusación de Satanás es una sen-sación interior continua y agobiante (unconstante e invariable remordimiento). Se-gundo, la amonestación del Espíritu Santonos conduce al Señor, mientras que la acu-sación de Satanás hace que nos centremosen nosotros mismos y nos desanimemos.Tercero, si el Espíritu Santo nos corrige,confesamos el pecado al Señor, lo cual nostraerá paz, y a veces gozo. Pero la acusa-ción de Satanás no trae ni gozo ni paz, nisiquiera después de la confesión. Cuarto,la desaprobación del Espíritu Santo nos traea la memoria la sangre del Señor; pero laacusación de Satanás siempre trae consigoel pensamiento que la sangre no nos servi-rá, que el Señor no nos perdonará. Quinto,la corrección el Espíritu Santo lo levanta auno y lo hace avanzar más rápidamente, conmás fe en Dios. La acusación de Satanás,en cambio, debilita la conciencia, que que-da herida ante Dios, y hace que perdamosla fe en el Señor.

¿Cómo vencer las acusaciones de Sa-tanás? (Ap.12:11).

Primero, vencemos por la sangre delCordero. Para vencer a Satanás, debemosproclamar ante él que fuimos perdonadospor la sangre del Cordero (1 Jn.1:7). La san-gre del Cordero es la base tanto de nuestroperdón ante Dios como de nuestra acepta-ción en Él; ella satisfizo todo lo que Dios

¿Cómo debemos reaccionar ante esto?Primero, debemos humillarnos bajo lamano poderosa de Dios. (Stgo.4 y 1ª Pedro5:6). Segundo, debemos resistir al diablo.Una vez que resistamos los ataques, éstosquedarán atrás. Tercero, debemos recha-zar toda forma de temor. Satanás no puedetrabajar donde no tiene terreno. Cuando Sa-tanás trata de hacernos pasar por sufri-mientos, lo primero que hace es llenarnosde temor. Una vez que uno acepta el temor,Satanás se infiltra; si rechazamos el temor,el diablo no podrá entrar. Todo temor es unataque de Satanás. Aquello que uno teme,eso mismo le vendrá (Job 3:25). Una vezque la persona es librada del temor, estáfuera del alcance de Satanás. ¿Por qué nodebemos temer? Porque mayor es el queestá en nosotros, que el que está en el mun-do (1 Jn.4:4).

Concédanos el Señor la gracia paradiscernir, a la luz de la Palabra, aquelloque viene de Él y lo que viene de Sata-nás. Resistiendo las maquinaciones ytoda obra del maligno, nos veremos libresde muchos dolores que, tal vez, en nues-tra ceguera, atribuíamos a la mano deDios.

Hemos de inclinarnos bajo la podero-sa mano de Dios y aceptar los dolores que,en su bondad, Él permite para nuestrobien, pero también debemos resistir firme-mente las maniobras de Satanás, quien,como león rugiente anda alrededor bus-cando a quien devorar (1ª Pedro 5:8).

exigía y venció todas las acusaciones de Sa-tanás. Segundo, vencemos por la palabrade nuestro testimonio, la cual declara loshechos espirituales y la victoria del Señor.Debemos ejercer nuestra fe y declarar queJesús es el Señor, y que Él ganó la victoria;debemos expresar la palabra de nuestro tes-timonio y hacer que Satanás oiga esta pala-bra. Tercero, debemos menospreciar lavida de nuestra alma hasta la muerte. Noimporta lo que Satanás haga, debemos se-guir confiando en la sangre del Cordero ydeclarar su victoria. Si perseveramos en esaactitud, la acusación de Satanás cesará, y élno nos podrá vencer. Por el contrario, ¡no-sotros lo venceremos a él!

En las circunstancias

Todas las circunstancias son dispuestaspor Dios. Sin embargo, muchas de las co-sas que nos rodean, aunque son permitidaspor Dios, son parte de la obra directa y ac-tiva de Satanás. Así sucedió en el caso deJob; en el de Pedro (Lc.22:31); así sucediócon el aguijón de Pablo (2 Cor.12:7). Vemosun ejemplo aún más claro en Mateo 8, cuan-do el Señor les dijo a los discípulos que fue-ran al otro lado del mar, pues sabía que allítenía que echar fuera poderosos demonios.El Señor reprendió a los vientos y al marembravecidos, porque el diablo estaba ac-tuando detrás de ellos.

En conclusión, Satanás no sólo atacanuestro cuerpo, nuestra conciencia y nues-tra mente, sino que también se vale de lascircunstancias para atacarnos.

“La humillación del Hijo de Dios al hacersehombre fue mayor que la que sufriría un ángelal hacerse gusano.” (T. Watson)

“Cuando Dios llama a un hombre para que venga y le siga, lellama también para que venga y muera.” (Frank Barker)

“Dios ha creado un universo moral, y el hombre tiene que lle-gar a los resultados inevitables de las cosas que escoge. Diosestá gobernando.” (G. Campbell Morgan)

“Por cada mirada que pongamos sobre nosotros o sobre nues-tra situación, debemos poner nueve miradas en Dios.”

(F.B. Meyer)

“Dios no tiene temor de pedir a los suyos que soporten penali-dades, si ésta es la mejor manera de que sus propósitos seancumplidos.” (Larry Christenson)

CITAS ESCOGIDAS

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En un camino polvoriento, en medio deun extenso campo, se halla, detenida, unahermosa carroza, algo parecida a una dili-gencia, con acabados de oro y hermosa-mente labrada. Uncidos a ella hay seis gran-des caballos castaños, dos al frente, dos enmedio, y dos atrás. Ellos no tiran de la ca-rroza: el cochero está debajo de ella, de es-paldas, justamente detrás de los talones delos dos últimos caballos, arreglando algoque está entre las ruedas delanteras.

Ciertamente, la posición del cochero esmuy peligrosa, pues si alguno de los caba-llos coceara o se moviera, podría provocarque la carroza le pasara por encima.

Pero él no parece tener miedo, pues sabeque los caballos están disciplinados y no semoverán hasta que él les dé la orden parahacerlo. Las campanitas amarradas en suspatas no dan ningún sonido. Los adornoscolocados sobre los arneses de sus cabezasno se mueven. Ellos están simplemente depie, en silencio y quietud, esperando la vozdel cochero.

Dos potrillos en el campo

De pronto llegan dos potrillos del cam-po, y se acercan al carruaje, como dicién-doles a los caballos: �Vengan a jugar connosotros; jugaremos a las carreras, ven-gan a atraparnos.� Los potrillos relinchan,mueven sus colas, y corren por el campo.Pero al ver que los caballos no los siguen,se sienten intrigados. Ellos no saben nadade la sujeción, y no pueden entender porqué los caballos no quieren jugar.

Entonces vuelven y les preguntan: �Porqué no corren con nosotros? ¿Están can-sados? ¿Se sienten muy débiles? ¿Acaso notienen fuerzas para correr? Están muy se-rios, necesitan más alegría en sus vidas.�

Los caballos no contestan ni una sola pa-labra, ni siquiera mueven sus patas. Tam-poco sacuden sus cabezas. Permanecenquietos y silenciosos, esperando la voz delcochero.

De nuevo los potrillos les dicen: �¿Porqué están parados allí bajo el calor del sol?Vengan acá bajo la sombra de este hermo-so árbol. ¿Ven qué verde está el pasto? De-

ben de tener hambre, vengan y coman connosotros, está muy verde y rico. Se ven se-dientos, vengan y beban de uno de nues-tros tantos arroyos de agua fresca y cla-ra.� Pero los caballos no contestan ni siquie-ra con una mirada.

Los potrillos en el corral del Maestro

Después, la escena cambia. Alguienpone el lazo al cuello de los potrillos, y sonllevados al corral del Maestro para ser en-trenados y disciplinados. Qué tristes se sien-ten al ver desaparecer los hermosos cam-pos verdes. Ellos han sido encerrados en uncorral polvoriento y con alta cerca. Corrende un lado a otro buscando libertad, perose dan cuenta de que han sido encerradosallí para entrenamiento.

Luego, el Entrenador comienza a traba-jar con ellos con su látigo y su brida. ¡Era lamuerte para estos potrillos que se habíanacostumbrado a la libertad! No puedencomprender la razón de esta tortura, de estaterrible disciplina. ¿Qué crimen cometieronpara merecer esto? Poco saben de la res-ponsabilidad que se pondrá sobre elloscuando se sometan a la disciplina, y apren-dan a obedecer perfectamente al Maestro.Lo único que saben es que este proceso esla cosa más horrible que jamás habían co-nocido.

Sujeción y rebelión

Uno de los potrillos se rebela durante elentrenamiento, y exclama: �Esto no es paramí. Me gusta mi libertad, mis montañasverdes, mis arroyos de agua fresca. Nosoportaré más este encierro.� Así que en-cuentra una salida, brinca la cerca y correfelizmente a sus pastos verdes.

Sorprendentemente, el Maestro no leretiene. Desde entonces, concentra toda suatención en el potrillo que se ha quedado.Este también tuvo la oportunidad de esca-par, pero decide someter su voluntad, yaprender los caminos del Maestro. El en-trenamiento es cada vez más duro, pero élaprende rápidamente a obedecer el másmínimo deseo del Maestro, y a responderincluso a la quietud de su voz.

(Si no hubiera habido ningún entre-

namiento, ni prueba, tampoco hubierahabido sujeción ni rebelión por parte deninguno de los potrillos. En el campo nose les daba alternativa de sujetarse o derebelarse. Pero cuando fueron llevados allugar de entrenamiento, entonces se hizomanifiesta la obediencia de uno y la re-belión del otro. Pese a que parece másseguro no entrar al lugar de la disciplinapor el riesgo de ser encontrado rebelde,sin esto, no podría haber comunión conSu gloria, ni con su Hijo.)

Finalmente, este período de entrena-miento termina. ¿Acaso se le recompensacon su libertad, y se le envía a los campos?Oh, no.

Ahora se lleva a cabo un encierro ma-yor, pues es colocado un arnés sobre sushombros. Ahora se da cuenta de que ni si-quiera tiene libertad para correr en el pe-queño corral, pues con el arnés se puedemover solamente en el momento y al lugardonde el Maestro le indica.

A menos que el Maestro dé una orden,él debe permanecer quieto.

El encuentro de los dos hermanos

La escena cambia. El otro potrillo estáparado a un lado de la montaña, comiendopasto. Entonces, al otro lado de los campos,por el camino viene la carroza del Rey, tira-da por seis caballos. Al frente, en el ladoderecho, viene el hermano del potrillo, aho-ra fuerte y maduro, alimentado con buentrigo del establo del Maestro. Se mueven enel aire sus hermosos adornos. El potrillo dela montaña observa el arnés de su herma-no, con sus bordes de oro brillante, y escu-cha las campanas en su pies ... entoncessiente envidia en su corazón.

Y reniega, diciendo para sí: �¿Por quéhan honrado tanto a mi hermano, y a míme han despreciado? No han puesto cam-panillas en mis pies, ni adornos en mi ca-beza. El Maestro no me ha dado esa ma-ravillosa responsabilidad de tirar de sucarroza, ni colocó sobre mí el arnés de oro.¿Por qué han escogido a mi hermano y noa mí?� .

Entonces la respuesta del Espíritu se

Una hermosa alegoría de los tratos de Dios con sus escogidos. La disciplina de Dios ysus valiosos efectos para este tiempo final, son metaforizados en esta lúcida parábola

del SeñorEl arnés

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oye: �Porque uno se sujetó a la voluntad ya la disciplina del Maestro, y el otro se re-beló, de allí que uno fue escogido, y el otrofue echado a un lado.�

Hambre en la tierra

Después, una gran sequía acabó con elcampo. Los pastos verdes se secaron. Lospequeños arroyos dejaron de fluir, y sólohabía unos cuantos charcos lodosos aquí yallá.

El pequeño potrillo de la montaña(sorprendentemente, nunca creció ni ma-duró) corre de un lado a otro buscando co-rrientes frescas y pastos verdes, pero noencuentra nada. Aun así, corre en círculosbuscando algo para alimentar su espírituhambriento. Pero hay hambre en la tierra.Ya no hay más de aquellos ricos pastos ver-des y de los arroyos que fluían anteriormen-te.

Más tarde, el potrillo se encuentra pa-rado en una montaña sobre sus piernas dé-biles y tambaleantes, preguntándose a dón-de irá ahora para encontrar comida, y dedónde tomará fuerzas para llegar. Todo pa-rece inútil, pues la buena comida y las co-rrientes que fluían eran cosa del pasado, ytodos los esfuerzos que hace para encontraralgo sólo lo debilitan más.

De pronto, ve la carroza del Rey que vie-ne por el camino, tirada por seis fuertes ca-ballos. Y ve a su hermano, gordo y fuerte,con los músculos marcados, peinado y her-moso ... ¡resplandeciente!

Su corazón está sorprendido y perple-jo. Entonces grita: �Hermano mío, ¿dóndeencontraste el alimento que te ha mante-nido tan fuerte y gordo en estos días dehambre? Yo he ido a todas partes en mi li-bertad, buscando comida, y no encuentronada. ¿A dónde vas tú en tu terrible encie-rro y encuentras comida en estos días desequía? ¡Dímelo, por favor, tengo que sa-berlo!�

Y entonces le contesta una voz llena devictoria y alabanza: �En la Casa de mi

tes, aunque muchas tentaciones provengande los potrillos juguetones. Los potrillos nopueden entender por qué aquellos que pa-recen tener grandes habilidades y fuerzasno le están dando buen uso. �Lleven el ca-rruaje por el camino�, dicen ellos, pero losdisciplinados, aquellos sujetos a Dios, sa-ben que no deben moverse antes de que es-cuchen la voz del Maestro. Se moverán ensu tiempo, con un propósito, y con un gransentido de responsabilidad.

Muchos ha habido a quienes Él llevó alentrenamiento, pero que se rebelaron con-tra la disciplina y la corrección del Padre.No se les pudo confiar la gran responsabili-dad de hijo maduro, así que Él los dejó re-gresar a su libertad, a sus actividades reli-giosas, revelaciones y dones. Aún son partede su pueblo, alimentándose en sus pastos,pero los ha hecho a un lado de los grandespropósitos para el fin de la era. De ahí que

se gozan en su li-bertad, sintiendoque son los escogi-dos con las muchascorrientes, sin sa-ber que han sidoechados a un lado,pues son inservi-bles para su granobra en este fin dela era.

A pesar de quela corrección pare-ce gravosa en el

momento, y la disciplina difícil de sopor-tar, los resultados valen la pena, y la gloriaque continuará excede todo sufrimiento quehayamos soportado. Y aunque algunos, in-cluso, pierdan sus vidas en este entrena-miento, no obstante, compartirán la mis-ma gloria de su eterno propósito.

No desmayen, santos de Dios, pues esel Señor el que los lleva a este encierro, y nosu enemigo. ¡Es por su bien y para la gloriade Dios que han de soportar todas las cosascon alabanza y acciones de gracias, pues Éllos ha tenido por dignos de compartir sugloria!

No teman el látigo en su mano, pues noes para castigo, sino para corrección y en-trenamiento, para que ustedes puedan ca-minar en sujeción a su voluntad, y ser ha-llados semejantes a Él en esa hora.Regocíjense en sus pruebas, en todas sustribulaciones, y gloríense en su cruz y en laslimitaciones del encierro de su sujeción,pues a ustedes los ha escogido, y Él ha to-mado la responsabilidad de mantenerlosfuertes y bien alimentados. Por tanto, apó-yense en Él, y no confíen en su propia habi-

Maestro hay un lugar secreto, en sus esta-blos, en donde Él me alimenta de su pro-pia mano; sus graneros nunca se acaban,y su pozo jamás se seca.�

¡Oh sí! Cuando las personas están débi-les, y sus espíritus hambrientos en tiemposde hambre espiritual, aquellos que han ne-gado su voluntad, y han entrado al lugarsecreto del Altísimo, en una total entrega asu perfecta voluntad, tendrán abundanciade trigo del cielo, y un fluir de corrientes deagua fresca de revelación por su Espíritu,que nunca se acabará.

***

El sentido del entrenamiento

Una vez que hemos nacido en la fami-lia de Dios, nos alimentamos de los pastosverdes y tomamos de las muchas corrien-tes de revelación de su propósito, lo cual esbueno y maravilloso. Pero eso no es sufi-ciente. Mientras queéramos niños, jóve-nes e indisciplinados,limitados sólo por elvallado exterior de laley que establecía loslímites de los pastos(que nos detenía deentrar en los pastososcuros donde esta-ban las hierbas vene-nosas), Él estaba con-tento de vernos cre-cer y desarrollarnoshasta ser hombres jóvenes, espiritualmen-te hablando. Pero llegó el momento paraaquellos que se alimentaban en sus pastosy que tomaban de sus corrientes, de que fue-ran llevados a la �disciplina� o �entrena-miento�, con el propósito de hacerlos hijosmaduros.

Muchos de los hijos de hoy en día nopueden entender por qué algunos que sehan puesto los arneses de Dios no sientenninguna emoción con los muchos juegosreligiosos y travesuras juguetonas de losinmaduros. Se preguntan por qué los disci-plinados no van tras toda nueva revelacióno se alimentan de toda oportunidad paracomprometerse en todas las supuestas ac-tividades religiosas �buenas y provecho-sas�. Se preguntan por qué algunos no com-piten con ellos en sus frenéticos esfuerzospara construir grandes obras y notables mi-nisterios.

No pueden entender el simple hecho deque este grupo de santos está esperando lavoz del Maestro, y no podrían escuchar aDios entre tanta actividad; que se moveráncuando su Maestro lo ordene, pero no an-

Muchos ha habido a quienesDios llevó al entrenamiento, peroque se rebelaron contra su disci-plina y corrección. No se les pudoconfiar la gran responsabilidadde hijo maduro, así que Él losdejó regresar a su libertad, a susactividades religiosas, revelacio-nes y dones.

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AGUAS VIVAS 25

lidad, ni en su propio entendimiento. Se-rán alimentados, y su mano será sobre us-tedes, y su gloria los protegerá, y fluirá en-tre ustedes así como cubre toda la tierra.¡Gloria a Dios! ¡Bendito el Señor, Él es ma-ravilloso! Permítanle ser el Señor de sus vi-das, y no renieguen de aquello que Él trae-rá a sus vidas.

Abundancia en tiempo de hambre

En la hora cuando el hambre azote latierra, Él alimentará de su propia mano aaquellos que estén sujetos a su perfecta vo-luntad, y que moren en el lugar secreto delAltísimo. Cuando el terror azote la tierra,aquellos que estén sometidos a Él no teme-rán, pues ellos sentirán su brida y recono-cerán la guianza de su Espíritu. Cuandootros estén débiles, frágiles y temerosos,éstos serán fuertes en el poder de Su fuer-za, y no tendrán falta de ningún bien. Cuan-do venga la hora en que las tradiciones delos sistemas religiosos hayan probado ser

falsas, y sus arroyos se hayan secado, en-tonces sus escogidos hablarán con la ver-dadera Palabra de Dios. Así que, rego-cíjense, hijos de Dios, por haber sido esco-gidos por su gracia para esta gran obra enesta última hora.

El vallado que mantiene a los potrillosen sus propias praderas y sus propios pas-tos no significa nada para el grupo que seha sometido, pues las puertas de estos va-llados están abiertas para ellos. Ellos salenpor allí tirando la carroza del Rey a muchoslugares extraños y maravillosos. No se de-tienen a comer las hierbas envenenadas depecado, pues ellos se alimentan sólo del es-tablo del Maestro. Sólo pisotean estos cam-pos al pasar por ellos mientras que conti-núan en los asuntos del Rey. No hay ley al-guna para aquellos que son traídos en ab-soluta sujeción a su voluntad. Pues ellos semueven en la gracia de Dios, guiados sola-mente por el Espíritu Santo, en donde to-

das las cosas son lícitas, pero no todas con-vienen.

Este es un reino peligroso para losindisciplinados, y muchos han perecido enpecado por haberse saltado el vallado sin elarnés y la brida del Señor. Muchos creenestar completamente sujetos a Él, pero des-pués encuentran alguna área en sus vidasen donde moraba la rebelión y el egoísmo.

Esperemos en Él para que ponga su lazoalrededor de nosotros y nos lleve a su lugarde entrenamiento. Y aprendamos los tra-tos de Dios y el mover de su Espíritu hastaque sintamos que Él nos coloca el arnés, yescuchemos su voz guiándonos. ¡Entonceshabrá seguridad en contra de las trampas ydel peligro del pecado, para habitar siem-pre en su Casa! &&&

Bill Briton (Adaptación), Revista �Aviva-miento� Nº 26, México.

un hombre manso, que teme y espera enDios.

Cuando sus hijos traen la noticia de queJosé aún vive, él no les echa en cara su en-gaño de tantos años. Simplemente, callada-mente, lo acepta. Y cuando llega la invita-ción para subir a Egipto, no se entusiasma:teme desagradar a Dios. En su corazón es-tán presentes los errores de Abraham eIsaac al respecto, y no quiere repetirlos.Pero Dios le autoriza (�No temas de descen-der a Egipto�), y entonces va (46:3).

En Egipto, su sencilla dignidad ante Fa-raón lo alinea con los ciudadanos de otromundo, conaquellos que tie-nen su miradamás allá de lasestrellas. Faraónera el rey máspoderoso de latierra; no obs-tante, Jacob lebendice. �Y sindiscusión algu-na, el menor esbendecido por elm a y o r . �(Heb.7:7). ¿Qué pueden significar para éllas grandezas humanas? ¿El esplendor dela corte egipcia? Su mirada ya está fija en elgalardón.

Finalmente, está esa escena poco antesde morir, en que llama a José, y le encargaacerca de sus huesos. La reciedumbre deotrora ha desaparecido; ahora fluye espon-tánea, delicada, la mansedumbre al hablara su hijo José, como un siervo cuando ha-bla a su señor.

Luego, la lucidez que muestra al bende-cir, contra el orden natural, a Efraín por so-bre Manasés, y sus precisas profecías res-pecto de cada uno de sus hijos; su adora-ción apoyado en su bordón, a la mejor usan-za de un peregrino; todo ello da por demáscuenta de un carácter formado a la imagende Dios. Es la noble factura de Dios la que

se trasunta enaquel vaso enotro tiempotan contrahe-cho.

¿Qué que-da de aquelJacob de lossucios tratoscon Labán?¿Qué hay deaquel que usade todas sus

astucias zalameras con Esaú? Nada quedatampoco del otrora tosco usurpador.

La figura de Jacob brilla mucho más, ensus postrimerías, que la de Abraham y la

Isaac juntos. Hay aquí un suave ungüento:es el grato olor de Cristo, exhalado anticipa-damente en aquella sencilla morada. Es elolor suave y perfumado de quien ha sido que-brantado por Dios. ¡Oh maravilla de Dios!¡Oh, preciosidad de la obra del bendito Es-píritu Santo en el corazón del hombre!

La batalla ha terminado. Jacob es aho-ra plenamente Israel. La obra de Dios lucemaravillosa en ese hombre común. Diospuede sentirse complacido. Contra todopronóstico humano, Dios ha completado suobra. ¡Y es perfecta!

Con ello, se ha sembrado también unaesperanza cierta para aquellos que aún lu-chamos con Dios; para todos los que vana-mente utilizamos todavía nuestra fuerza na-tural en el intento de asirnos de las prome-sas de Dios. ¡Gracias a Dios, hay oportuni-dad para nosotros!

Nada hará variar el propósito de Dios,ni nada le hará desistir de obtener de noso-tros lo que se ha propuesto. ¿No es alenta-dor? ¡Que Dios en su gracia nos concedacaer postrados sin dilación ante su manopoderosa, para que Él, cual alfarero, puedacompletar pronto su preciosa obra en no-sotros! ¡Para que el preciosísimo Hijo deDios pueda ser replicado en los muchos hi-jos que llevará a la gloria de su Padre!

***

(Viene de la página 16)

La batalla ha terminado. Jacob esahora plenamente Israel. La obra deDios luce maravillosa en ese hombrecomún. Dios puede sentirse complaci-do. Contra todo pronóstico humano,Dios ha completado su obra. ¡Y es per-fecta!

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Tal vez mañana esté esperándonos unnuevo dolor, una nueva espina quetaladrará nuestras carnes y nuestra

alma. Entre tanto, ¿qué haremos?¿Qué asegurará hoy nuestro corazón?Muchas formas de consuelo el hombreha imaginado para dar aliento y segu-ridad al alma zozobrante. Pero, ¿acasono hay en las Escrituras un modelo de

paz perfecta, un firme refugio contra elturbión, que asegure nuestro corazón

para enfrentar confiados las pruebas ydolores del mañana?

AGUAS VIVAS 26

Se cuenta la historia de un rey que quisoque le pintaran un cuadro que reflejara de lamejor manera posible lo que es la paz. Todoslos pintores de su reino se presentaron consus obras, pero ninguna de ellas convencíaal rey. Hasta que, de pronto, vio una que leagradó. En ella se había pintado un pajarillo,que, echado sobre su nido, se asomaba plá-cidamente por la grieta de un alto peñasco,en un día de lluvia y viento. El viento rugíaafuera, pero la avecilla tenía un seguro refu-gio, y podía estar en paz.

Este rey escogió, sin duda, una feliz re-presentación de lo que es la paz. Sin embar-go, esa representación no es perfecta. Difí-cilmente un pajarillo va a poder reflejar ple-namente lo que es la paz en medio de las tor-mentas de la vida. Falto de inteligencia y delos temores que ésta conlleva, para él tal paz,era, simplemente, la satisfacción del instintode supervivencia.

Hay otra figura inmensamente mejor queesa. Es la figura del Señor Jesús durmiendoesa noche de tempestad sobre el cabezal dela barca. ¿Hay representación mejor de lo quees la verdadera paz?

No es la ingenua quietud de una avecillainconsciente de los peligros que se ciernensobre ella, sino la de quien, viéndolos, y so-pesándolos en su real dimensión, se sabeamado y guardado por su Padre amoroso.

El peligro le rodeaba allí en torno a la bar-ca, y también le esperaba al otro lado de esemar embravecido. Pero Él podía descansarde su agotamiento físico y también del ago-bio de su alma. Podía reclinarse con la leve-dad de una criatura (como si Él no hubiesesido Dios) en el regazo de su amado Padre.

¡Cuánta angustia le esperaba cada día, ala vuelta de cada esquina! Si no era el dolorfísico, era el desprecio vociferado por labiosinmundos o apuntado por dedos pecadores.Pero Él tenía su propio remanso de paz entodo tiempo y circunstancia.

Por eso, Él ahora duerme sobre el cabe-zal.

***Muchos de nosotros, en su lugar, al sa-

DurmiendoDurmiendoDurmiendoDurmiendoDurmiendosobre el csobre el csobre el csobre el csobre el cabezalabezalabezalabezalabezal

ber lo que nos esperaba en el mar, y más alláde él, no hubiéramos subido a la barca, o silo hubiésemos hecho, habríamos puesto so-bre aviso a los discípulos y tomado todas lasprecauciones para enfrentar la emergencia.

Sin embargo, Él descansó en su amorosoPadre, y en los cuidados que día tras día lebrindaba. Descansó en sus altos designios,aunque muchos de ellos solían herir su alma.Pero nunca rehusó la angustia, ni el verseexpuesto en la incomodidad de la prueba.

¡Cuán diferente es en nosotros! A la vistadel peligro o del sufrimiento, nos replegamoscual caracoles en su caparazón, o bien bus-camos denodadamente el atajo que nos per-mita rehuirlo a tiempo.

El temor envuelve el corazón de muchoscristianos, como si no hubiera ofrecido Diospara ellos su mano poderosa en el día de laangustia. Como si Él no se nos hubiera ofre-cido como �escondedero contra el viento, ycomo refugio contra el turbión, o como som-bra de gran peñasco en tierra calurosa.�(Isaías 33:2).

Cuando leemos acerca de los mártires ysus penosos sufrimientos, de la pérdida desus seres queridos, y del despojo de sus bie-nes, pensamos que ellos sufrieron con la dé-bil impotencia que padecemos nosotrosmientras leemos sobre ellos, y no con el arrojoy con la fuerza de quienes ofrecían sus vidasen el colmo del gozo, en la plenitud de una fevictoriosa, en la llenura del Espíritu Santo.Potencia tal era aquella que hacía menguarel calor de las llamas y aligerar la herida pro-ducida por el hierro candente.

Ellos padecieron y murieron, no con el te-mor y la cobardía de la carne y de la sangre,sino con el supremo denuedo del Espíritu.Por eso, su mirada no se turbó, ni su sem-blante decayó. Por eso, su mano pudo alzar-se, serena, ante la amenaza inminente, paraglorificar al Dios que les miraba desde los cie-los.

¡No hubo debilidad en ellos, porque nohay debilidad en Dios! Pasado el fugaz tor-mento, se abrió para ellos una amplia y ge-nerosa entrada hacia el trono de Aquél a

Aquel día el Señor Jesús fue a la casa dePedro, en Capernaúm. Allí se encontró conla suegra de Pedro enferma de fiebre, y lasanó. Luego, al llegar la noche le trajeronmuchos endemoniados, y con la palabra echófuera a los demonios y sanó a los enfermos.

La multitud se agolpaba. Como ya era tar-de, el Señor decidió retirarse al otro lado delmar. Despidió la multitud y subió a la barca.

Sus discípulos le siguieron.Ahora, el Señor está cansado. Ha sido un

día agotador ¡Tantos vinieron a Él en buscade socorro! La muerte, en sus más variadasformas, se abalanzó sobre Él, y mucho de suvida y de su poder salió de Él para contra-rrestarla y vencerla. ¡La muerte fue una y otravez, sistemáticamente, repelida!

El Señor está cansado, y se recuesta so-bre un cabezal. Muy pronto, casi en seguida,se queda dormido.

El Señor sabe que al otro lado del mar leespera una dura batalla. Allí hay dos hom-bres endemoniados que nadie ha podido su-jetar. Son verdaderos energúmenos, que vi-ven en los sepulcros y aterrorizan la región.

Sin embargo, el Señor duerme sobre uncabezal.

La navegación transcurre plácida, hastaque, de pronto, se levanta una furiosa tem-pestad de viento que embravece el mar, detal manera, que las olas caen sobre la barca yamenazan con hundirla.

Es el enemigo que da coletazos anticipa-dos por su siguiente gran derrota. Son losestertores agónicos de quien ya se sabe ven-cido.

Y el Hijo del Hombre, que estuvo reciénechando demonios en Capernaúm, que se di-rige ahora a Gadara para echar otros cientosmás, el mismo que ahora está siendo ame-nazado de muerte por una descomunal fuer-za enemiga, duerme. ¡Duerme sobre un ca-bezal!

***

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En una iglesia de campo, hacía poco que habían reci-bido a un nuevo predicador. Este estaba tratando que laiglesia fuera un poquito más formal y sosegada. Poco máso menos a la mitad de todas las reuniones, un cierto gran-jero prorrumpía inevitablemente en «amenes» y «alelu-yas». Al fin se nombró un comité para que le hablara acercade esto. Al llegar al hogar del hombre, éste estaba arandoen el campo. Al ser interpelado, detuvo su mula y recono-ció: «Yo sé que nuestro nuevo predicador está tratando

de hacer las cosas más formales y sosegadas –dijo– y yotrato de no gritar, ¡de veras que trato! Me digo que no lo voya hacer este domingo. Entonces comienzo a pensar en loque el Señor ha hecho por mí. Que yo era un ruin pecador,camino del infierno, y que Dios me amó de tal manera queenvió a su Hijo a que pagara por mis pecados. Que por fe enÉl he sido justificado y ahora voy camino al cielo... Tengan,sujétenme esta mula, ¡voy a tener que gritar otra vez!»

(Citado por Frank Barker, en Filipenses)

¡Para cada dolor hay unaporción de gracia en Dios!¡Para cada lágrima nuestrahay un pañuelo divino que laenjuga, y una gota de bálsamoque sana nuestro corazón!

quien contempló Esteban el glorioso día desu partida. Sus ojos, cerrados ya a este mun-do hostil, se abrieron de inmediato a una di-mensión más bella que ésta.

Ellos no murieron. Ellos simplementefranquearon una puerta para acceder al ám-bito de lo verdadero y eterno.

***La promesa del Señor es fiel, y Él no es

hombre para que mienta: �No te desampa-raré ni te dejaré; de manera que podemosdecir confiadamente: El Señor es miayudador; no temeré lo que me pueda hacerel hombre.� (Hebreos 13:5-6).

Cuántos de nosotros navegamosreposadamente sobre aguas muy quietas;para nosotros el mar no se embravece ni losvientos se levantan con ímpetu. Muchos denosotros somos diestros para evitar la cruz yrehuir el dolor. Sin embargo, al hacer así, ig-noramos cuáles son los abundantes recursosde Dios para el día de la angustia; no experi-mentamos la paz que se disfruta cuando seestá recostado sobre Su seno, o durmiendosobre el cabezal, aunque afuera azote el ven-daval.

Muchos de nosotros nos espantamos pen-sando que pudiera venir sobre nosotros undía infausto, en que tal o cual desgracia acae-ciera, como alguna vez supimos que sucedióa algún piadoso creyente. Entonces, escon-demos la cabeza, y somos capaces de rene-gar aun de nuestra fe. ¡Necedad!

Cuando hacemos así, olvidamos que cadasufrimiento no hace más que robustecer lafe, asentar el corazón en la gracia, y compro-bar las inagotables misericordias de nuestrobendito Dios.

¡Cuántos de nosotros, si hubiésemos sidoalertados anticipadamente de algún grandolor que nos sobrevendría, hubiéramos juz-gado imposible soportarlo! Sin embargo, ve-nido sorpresivamente el gran dolor, al ser so-corridos por el amor del Señor, lo hemos so-portado admirablemente, de una maneracomo nunca pudimos haberlo imaginado.

Un siervo de Dios dijo: �A veces se me ha

preguntado si yo tengo suficiente gracia parair hasta la hoguera y morir como un mártir.No, no la tengo. ¿para qué preciso yo tener lagracia de un mártir? No me agrada el sufri-miento; pero si Dios dispusiera que yo tuvie-se que morir como mártir, sé que él me daríala gracia necesaria. Si tengo que pasar poralguna gran aflicción, sé que Dios me ha dedar la gracia que me haga falta en el momen-to oportuno.�

¡Para cada dolor hay una porción de gra-cia en Dios! ¡Para cada lágrima nuestra hayun pañuelo divino que la enjuga, y una gotade bálsamo que sana nuestro corazón!

La pérdida de los bienes, o tal vez la pre-matura partida de un amado hijo, o la infelizamputación de un miembro de nuestro cuer-po, no hacen más que mostrar de mil sor-prendentes maneras el amor y el consuelo delSeñor. Ahí se comprueba que es mejor llorardelante del Señor y recibir su consuelo, quereír delante de los hombres y recibir su vanoaplauso.

Quien no ha experimentado el supremotemblor que remecehasta los cimientossu vana estabilidad,no podrá tampocoexperimentar lo fir-me y amorosa que esla mano del Señorpara detener el fatí-dico movimiento yreparar el daño.

Al comprobarlo, ¡entonces sí besamoscon unción la Mano que nos sostuvo! ¡En-tonces nos postramos ante el Dios benditoque frena las iras del Averno y hace soplar subrisa reparadora sobre nuestra agitada alma!

***El sueño del Señor sobre el cabezal es el

sueño de la fe y de la confianza perfectas.Aunque Él dormía, el Padre velaba sobre elHijo de su amor, quien fue obediente hastalo sumo. No era el sueño irresponsable quedeja su vida al azar, o abandona a los suyosa la fuerza de las olas enemigas. Era la pazque descansaba en la Mano poderosa que le

sustentaba y en el poder escondido, momen-táneamente silenciado, que emergería, opor-tuno, para conjurar el peligro.

El Señor Jesús durmiendo sobre el ca-bezal es el creyente que duerme sobre uncorazón vigilante.

Jesús durmiendo sobre el cabezal es elmodelo perfecto de paz perfecta para el almacreyente. Viéndolo a Él dormir así, puedodescansar confiado. No importa lo que ma-ñana me espere, Lo que esté allí, que estécuanto quiera, y hasta cuando quiera. Diosvela mi sueño, y guarda mi salida y mi en-trada. Porque nadie está tan seguro comoaquel a quien Dios guarda, y nadie está tanexpuesto como aquel que se guarda a sí mis-mo.

No miraré el mañana como temiendo losmales que me pueda deparar, sino creyendoque todo lo que me depare vendrá de mi Pa-dre amoroso, sustento de mi alma y cobijoseguro.

El mañana no es el día para padecer unafría prueba en manos deun severo Dios. No. Ma-ñana será la ocasiónpara que Dios añada unpoco más a mi fe, unpoco más de gloria a esteagrietado vaso, al ampa-ro de su dulce amor.

¡Cuán dulce y repa-rador es el sueño dequien tiene todas sus

fuerzas y esperanzas en Dios! Nada teme,porque sabe que Dios le guarda; y si Él, ensu sabia soberanía, ve que es necesario ex-ponerle a algún pequeño dolor (porque aun-que nos parezca grande, en Él será siemprepequeño), puede descansar confiado.

Nada excederá el límite de su amor.Nada sobrepasará la medida que decidió conprecisión en la balanza de su santuario. Paraque no muramos, ni seamos consumidos dedemasiada tristeza. Porque nuestro Dios esbueno y su misericordia es para siempre.

&&&

Alabanza inevitable

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AGUAS VIVAS 28

En el mundo, el orden matrimonial asu-me diversas formas. Existe la forma delpatriarcado, en que el marido, como padrede familia, es un señor que domina y go-bierna sin contrapeso, donde la esposa y loshijos le temen y son como sus siervos. Tam-bién existe el matriarcado, en que la mujeres la que maneja las cosas de la casa, a loshijos y aun a su marido, sea de manera ex-plícita o simulada. Una forma más grotes-ca aún suele darse en el mundo y es lo quese podría llamar filiarcado (en latín, �filius�significa �hijo�), en que los hijos gobiernana sus padres, los manejan a su antojo, cons-tituyéndose a sí mismos en el centro delhogar y haciendo de sus padres meros ser-vidores que atienden sus caprichos.

Obviamente, ninguna de ellas es confor-me al modelo de Dios. Aparentemente, laforma del patriarcado es lo que más se leparece, pero el modelo de Dios para el ma-trimonio no es el del patriarcado. CuandoCristo reina y ocupa el centro en una fami-lia, ninguno sobresale por sí y en sí mismo.No hay gritos ni lucha por el poder. Todosatienden a la dirección del Único que tienela autoridad, y todos se rinden a Él, en laposición y el ámbito de responsabilidadesque Él ha asignado a cada uno. CuandoCristo tiene el centro, el matrimonio y la fa-milia funcionan bien, sin discordias ni es-tallidos de violencia, espontánea y silencio-samente, según el perfecto orden de Dios.

¿Cuál es este orden? Dice la Escritura:�Porque quiero que sepáis que Cristo es lacabeza de todo varón, y el varón es la ca-beza de la mujer, y Dios la cabeza de Cris-to� (1ª Cor.11:3). Aquí está el orden de Dios,no sólo en el matrimonio, sino también enel universo: Dios, Cristo, el hombre, la mu-jer. Cristo es la gloria de Dios, el hombre esla gloria de Cristo, y la mujer es la gloria delhombre. El hombre fue creado para queexpresara la gloria de Cristo y la mujer fuecreada como expresión de la gloria del hom-bre.

La posición de autoridad que el hom-

quebrantamiento y humildad. Primero,por su carácter naturalmente áspero, y,segundo, por la autoridad que detenta.Junto con ponerle en autoridad, el man-damiento le limita en el uso de esa autori-dad.

De modo que si su autoridad es cues-tionada, no debe procurar recuperarla porsí mismo, sino remitirse a Aquél a quienpertenece. Si Dios ha permitido que su au-toridad sea resistida, entonces debe de ha-ber alguna causa (que bien pudiera ser al-guna secreta rebelión frente a Cristo), y quees preciso aclarar a la luz del Señor.

Por su parte, siendo la mujer de un ca-rácter más vivaz, el estar sujeta es una res-tricción a su natural forma de ser, por locual dice la Escritura: �La mujer respete asu marido� (Ef. 5:33b), y �La mujer apren-da en silencio, con toda sujeción� (1ªTim.2:11). No obstante, ella recibe el amorde su esposo, que la regala y la abriga.

Esto es así para que no haya desave-nencia en el matrimonio. Ambos son res-tringidos y a la vez son honrados por elotro. Cada uno según su natural forma deser. Porque Dios sabe mejor que nosotrosmismos cómo somos, y por eso diseñó asíel matrimonio. El marido representa laautoridad, pero, siendo de un carácter ás-pero, debe amar con dulzura; la mujer esamada y regalada, pero, siendo de natura-leza más inquieta, debe sujetarse. Así to-dos perdemos algo, pero gana el matrimo-nio y la familia, y por sobre, todo, gana elSeñor.

Si el esposo ama, facilita la sujeción dela esposa. Si la esposa se sujeta, facilita elque su esposo la ame. Con todo, si ambasconductas (el amar y el sujetarse), siendotan deseables, no se producen, ello no exi-me ni al esposo ni a la esposa de obedecersu propio mandamiento.

¡No hay cosa más noble para un maridocristiano amar a su mujer como Cristo amó

bre ocupa se señala externamente en quelleva su cabeza descubierta; en cambio, laposición de sujeción que la mujer ocupa seseñala externamente con el velo. Cuandola mujer no ora ni profetiza su cabello lesirve de velo; pero cuando la mujer ora oprofetiza ha de ponerse el velo, como se-ñal de autoridad sobre su cabeza (1ªCorintios 11:3-6).

De manera que por causa de que hay im-plicados hechos espirituales trascendentes,tanto el hombre como la mujer han de cui-dar respetar este orden. No es un asunto decaracteres: es el orden de Dios.

A veces los maridos renuncian a tomarsu lugar, por comodidad o por una supues-ta incompetencia, como si esto fuese unasunto de caracteres o de capacidades na-turales. Pero aquí vemos que esto es unasunto establecido por Dios, y anterior anosotros, en lo cual está implicado el ordenuniversal, y al cual nosotros somos invita-dos a participar.

Las demandas en la relación matri-monial

Consecuentemente con todo lo anterior,hay demandas para los miembros de la fa-milia cristiana, que se pueden resumir enuna sola expresión: la demanda para el es-poso, es amar a la esposa* ; para la esposa,es estar sujeta a su esposo; para los padreses disciplinar y amonestar a sus hijos; paralos hijos es obedecer a sus padres.

Siendo el varón la cabeza de la mujer,resulta para el esposo una demanda muyfuerte que ame a su esposa, porque elloimplica, además, una restricción a su ru-deza natural. Por eso dice la Escritura: �Noseáis ásperos con ellas� (Col.3:19), y �Dan-do honor a la mujer como a vaso más frá-gil� (1ª Ped.3:7). El ser cabeza pone al hom-bre en una posición de autoridad, pero elmandamiento de amar a su mujer le res-tringe hasta la delicadeza.

Hay al menos dos razones por las cua-les el esposo debe ser ejemplo amoroso de

El orden de Dios para el matrimonioEl orden de Dios para el matrimonioEl orden de Dios para el matrimonioEl orden de Dios para el matrimonioEl orden de Dios para el matrimonioVivimos en días muy contrarios a la institución fa-

miliar. Los modelos de matrimonio y de familia que vemos hoy através de la televisión y el cine son sólo una caricatura de lo que el Señordiseñó desde el principio, pero son los modelos que imperan en nuestra

sociedad. ¿Concuerda eso con el modelo de Dios? ¿Es el antiguo or-den de Dios válido para este tiempo? Busquemos la res-

puesta en la Palabra inspirada.

(Continúa en la página 30)

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El siquiatra español Enrique Rojas, en sulibro El hombre light, traza un certero perfildel nuevo héroe de la época �posmoderna�:Es el hombre triunfador, que aspira al po-der, a la fama, por encima de todo, a cual-quier precio. Este héroe �plantea Rojas� viveinstalado en �la atalaya del cinismo�. Su mo-ral �si es que se la puede llamar así� es la delpragmático: frío, sarcástico, desvergonzado.

Según los parámetros en boga en el mun-do de hoy, el hombre exitoso es aquel quereúne, en su conformación sicológica, entreotros, los siguientes rasgos: audacia, desfa-chatez e irreverencia. Los ejecutivos más co-diciados por las grandes multinacionales sue-len ser profesionales jóvenes, desinhibidos yposeedores de una alta autoestima.

La educación actual coadyuva a este mis-mo fin: los más cotizados colegios pretendenformar al joven para �los desafíos del futu-ro�, un futuro marcado, claro está, por lacompetitividad y el éxito a toda costa.

En esta perspectiva, la timidez es un pro-blema. Un gran problema.

¿Qué pueden hacer los jóvenes creyentespara enfrentar el competitivo mundo en queles ha tocado vivir? ¿Han de asimilarse a esosmodelos para sobrevivir y no ser atropella-dos en el intento?

La timidez puede ser un problema paratriunfar en el mundo, pero para un joven cre-yente no lo es. Muchos de los más fieles sier-vos de Dios en tiempos bíblicos, y en la his-toria posterior, fueron personas extraordina-riamente tímidas, con unos caracteres quehoy la sicología puede etiquetar lindamente,y que, en lenguaje común pueden denomi-narse, simplemente, acomplejados.

Moisés

Moisés tuvo el privilegio de criarse comohijo de la hija de Faraón, en toda la sabidu-ría de los egipcios (Hechos 7:21-22), perocuarenta años más tarde, cuando Dios le ha-bló desde la zarza ardiente, él dijo: �¿Quiénsoy yo para que vaya a Faraón ...?� y tam-

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Cómo vencer

La timidez no es necesariamente un mal, sino una ocasión de valorar el denuedo que viene de Dios.

bién: �¡Ay, Señor ... soy tardo en el habla ytorpe de lengua.� (Exodo 3:33; 4:10).

¿Qué es esto? ¿No es timidez, �apoca-miento�? Fue necesario que Dios derribaraa Moisés del alto concepto de sí mismo quehabía llegado a tener en la corte de Faraón(Hechos 7:25), para poderlo utilizar.

Un Moisés osado habría sido un obstá-culo para Dios a la hora de seguir las com-plejas instrucciones que le entregó respectodel tabernáculo y de la santidad que debíanobservar en todas las cosas. En el servicio aDios no cabe la iniciativa personal.

EliseoEliseo fue un gran profeta de Dios. En

muchos aspectos fue más grande que Elías,su antecesor, y es también un hermoso tipode Cristo. Tenía un gran llamamiento, y elpoder de Dios estaba con él de manera asom-brosa. Sin embargo, a juzgar por 2 Reyes 2:17,Eliseo era un hombre muy tímido.

Jeremías

Cuando Jeremías fue llamado al minis-terio era muy joven. Lo primero que él dicecuando Dios le llama es: �¡Ah! ¡ah, SeñorJehová! He aquí, no sé hablar, porque soyniño.� (Jer.1:6). Por naturaleza parecía de-masiado delicado para enfrentar los peligrosy dolores que habría de sufrir. Ante eso, elSeñor le dice: �No temas ... porque contigoestoy para librarte.� Y agrega: �Yo te he pues-to como ciudad fortificada, como columnade hierro, y como muro de bronce ...� (1:8,18). Jóvenes así �dice un autor� �tienen lasensibilidad de una niña, y el organismo ner-vioso de una gacela. Les gustan los bajíos, consu alfombra de arena plateada, más que lasolas fuertes que prueban la fortaleza de unhombre ... No obstante, personas como Je-remías pueden desempeñar un papel heroi-co en el teatro del mundo, si tan sólo permi-ten que Dios ponga el hierro de su fortalezasobre las líneas de su debilidad natural. Sufuerza sólo se hace perfecta en la flaqueza.�1

TimoteoA juzgar por las epístolas de Pablo a

Timoteo, éste era un joven tímido, por esolas epístolas están llenas de exhortaciones,órdenes y palabras de aliento. El apóstol ledice: �Ninguno tenga en poco tu juventud.�(1ª, 4:12). Seguramente él tenía la propen-sión a menospreciarse a sí mismo, así que elapóstol lo alienta a comportarse como unsiervo de Dios, y a que haga uso de la autori-dad que Dios le ha dado (1ª, 1:3). Pero, con-secuentemente con el servicio que él debeprestar, le aconseja también que no sea con-tencioso, sino amable para con todos, sufri-do y manso (2ª, 2:24-25). Para un hombreextravertido y audaz es sumamente difícilatender a estos consejos. Además, un siervode Dios debe tener la ternura de un pastor,quien lleva en sus brazos al cordero peque-ño, y atiende a la oveja perniquebrada.

La timidez no es un problema

Así, pues, no creemos que la timidez seaun gran problema. Al contrario, una buenacuota de timidez es necesaria en un joven queteme a Dios. Ella pone al hombre más cercade los demás, en la empatía, en la aceptaciónde sus debilidades, en el respeto por el otro.

La timidez te llevará a buscar tu fortalezaen Dios; te permitirá conocer el denuedo y elvalor del Espíritu Santo en ti. Sabrás que,cuando es preciso ser fuerte, tú serás fuerte,porque Dios lo será en ti. Tu timidez te lleva-rá a buscar tu seguridad en Dios. Si bien escierto, ocasionalmente te puede dificultar eltrato con las personas, pero también te evi-tará ser liviano en el trato con los demás.

Luego, con la edad, esa timidez juvenilque tanto te incomoda irá desapareciendo.El peligro mayor no está en que ella no sevaya, sino en que tú te vayas al otro extremo.

El ser osado de esta manera es algo queal mundo tal vez le pueda venir bien, pero aun cristiano le viene definitivamente mal.

1 F. B. Meyer: Jeremías: Sacerdote y profeta, pp. 5-6.

la timidez

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a la iglesia! No hay cosa más noble, confor-me van pasando los años, encontrarla másbella, sentir que su corazón está más unidoa ella, y que ha aprendido a amarla aun ensus debilidades y defectos. Porque ya noanda como un hombre, sino que camina enla tierra como un siervo de Dios.

¡Qué dignidad más alta para una mu-

sumisa y dócil, cuánta paz tendría en sucorazón. Cuánta bondad de Dios podríacomprobar en su vida.

* Bien que la primera demanda para el esposo – y que nodeja de ser importante – es “dejar padre y madre” para luego unirsea su mujer. Es decir, procurar la autonomía e independencia res-pecto de los padres. Si esto se obedece desde el principio, el ma-trimonio se evitará muchos contratiempos.

jer la de sujetarse a su marido, no por loque él es, sino por lo que él representa!¡Cuánto agrada a Dios un hombre y unamujer así! Todos los reclamos, todas lasquejas desaparecerían. Si el marido se pre-ocupara más de amar no tendría ojos paraver tantos defectos e imperfecciones. Si lamujer se viera a sí misma como la iglesiadelante de Cristo, si se inclinara, si fuera

�Escudriñad las Escrituras,�Escudriñad las Escrituras,�Escudriñad las Escrituras,�Escudriñad las Escrituras,�Escudriñad las Escrituras,porque ellas dan testimonio de mí�

Apuntes a la lectura del Nuevo Testamento“Templo” y “Santuario”

En el Nuevo Testamento se utilizan dos palabras griegas para refe-rirse a “templo”: hierón y naós. La primera se refiere al recinto exterior(como en Mateo 21:14) y la segunda al santuario interior (como en 1ªCorintios 3:16-17). Esto tiene una aplicación a nuestro ser (y a la igle-sia) como habitación de Dios. Nuestro cuerpo es el ‘hierón’ o atrio exte-rior; pero nuestro espíritu es el ‘naós’. Dios habita en nuestro cuerpo,pero más específicamente en nuestro espíritu (1ª Cor.6:17).

Un pacto más excelenteLos griegos usaban la palabra “suntheke” para referirse a los pactos

bilaterales que solían hacer en la vida cotidiana. Sin embargo, en elNuevo Testamento, nunca se usa esa palabra para referirse al NuevoPacto. Lo que hay es “diatheke”, que es un convenio no hecho con otro,sino hecho mediante algo, en este caso, mediante una sangre (Mateo26:28). En este Pacto, Dios es el Pactante, y el hombre no es la contra-parte, ¡sino el beneficiario! La firmeza y excelencia de esta pacto radicaen que no depende de la contraparte, ¡porque ella no existe!

La fe perfectaEn el pasaje de Marcos 11:20-24, el Señor instruye acerca de la fe.

En el vers. 22 dice, literalmente “fe de Dios”. Esta fe es un don, porqueella puede dar por hecho un asunto aun antes de que suceda. Una me-jor traducción para el vers. 24 es: “Todo cuanto pidiereis en la oración,creed que lo recibisteis ya; y lo obtendréis.” (Versión Moderna; de modosimilar traduce la B. de Jerusalén). Esta es la fe que traslada los montesal corazón del mar. La fe produce una certeza interior respecto de que loque se pidió, ya se ha recibido. Después, en el tiempo, la oración escontestada de hecho.

¿Comer más o comer menos?“Pues ni porque comamos, seremos más, ni porque no comamos,

seremos menos” (1ª Cor.8:8). Comiendo más, no seremos más; comien-do menos no seremos menos. Pero ¿qué pasa si invertimos el orden?Comiendo menos, ¿podemos ser más? Comiendo más, ¿podemos sermenos?

¿Dónde está la mira?Mateo 16:23 y Colosenses 3:1-2 tienen una cosa en común: “... No

pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.” “Ponedla mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra”. El Señor reprende aSatanás por no poner la mira en las cosas de arriba, sino en las de loshombres; Pablo exhorta a los colosenses a poner la mira en las cosas dearriba, no en las de la tierra.

Los cristianos que ponen la mira abajo están haciéndole el juego aSatanás, nada menos.

DIECIOCHO PREGUNTAS SOBRE LA VIDA DE

ISAAC1. ¿Por qué Dios hizo esperar tanto a sus padres paradarles un hijo?2. ¿A qué edad de ellos nació Isaac?3. ¿Qué significaba la palabra “Isaac”? ¿Por qué se lepuso ese nombre?4. Ismael, perseguía y hostigaba a Isaac su hermano pe-queño, ¿qué significado espiritual tiene ese hecho?(Gál.4:29-30)5. Isaac, como hijo, fue un modelo de sumisión. Men-cione dos hechos que lo demuestren, ubicados en los ca-pítulos 22 y 24 de Génesis, respectivamente.6. ¿Qué significado espiritual tiene el episodio de Gé-nesis 22? ¿A quién representa Isaac?7. Isaac recibió una esposa que no era cananea, porquelas cananeas eran idólatras. ¿De dónde la recibió? ¿Porqué de allí?8. El episodio de la búsqueda de la esposa para Isaacestá lleno de significado simbólico. Mencione unos 4 ó 5aspectos de esta simbología.9. Como esposo, Isaac fue también un modelo. ¿Cómopuede demostrarse?10. ¿Cuánto años tuvo que esperar Isaac antes que suesposa tuviera hijos?11. ¿Qué resultado tuvo la oración de Isaac a favor de suesposa estéril?12. Isaac y los creyentes en Jesucristo tienen algo muyimportante en común, ¿qué es? (Gál.4:28)13. Isaac recibió una gracia especial que no disfrutaronsus otros hermanos, ¿cuál es? (Gén.25:5-6)14. Isaac, cómo único heredero de su padre, ¿a quién (ya quiénes) representa?15. ¿Qué error cometió Isaac siguiendo los pasos de supadre?16. ¿Qué error estuvo a punto de cometer Isaac con res-pecto a su hijo Esaú?17. ¿A qué edad murió Isaac?18. ¿Qué hecho de la vida de Isaac destaca el EspírituSanto en Hebreos capítulo 11?

(Viene de la página 28)

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“Uno de los mejores efectos de la prueba es que os mues-tra lo que hay en vuestro propio corazón. Os revela a vosotrosmismos. Antes de la prueba uno se siente fuerte y lleno deconfianza en sí mismo, pero cuando el agudo filo del armaenemiga ha herido el alma, uno aprende a simpatizar más conotros.”

A.B. Simpson, en La epístola de Santiago

“En las tribulaciones que todos padecemos en el vivir dia-rio, hay que poner la mirada arriba en Cristo y no en los fenó-menos y sucesos de este mundo, que son todos pasajeros.Son enemigos o azotes que Dios dispone y no son nada sin elsabio designio de Dios. El que aborrece a su enemigo, conclu-ye en su corazón que tiene guerra por su cuenta y poder, sien-do así que aborreciendo al instrumento, aborrece a Dios quelo dispone.”

(Colaboración de R.A.&Isabel, España)

“Siempre que estás llamado a pasar por una experienciaque es inusitadamente dura y difícil, consuélate con el pensa-miento de que estás siendo preparado para algún propósitoque no te ha sido revelado todavía, pero que hará su demandasobre aquella misma experiencia que ha sido permitida con esefin. Al ver retrospectivamente tu vida, verás como todo ha sidoordenado para capacitarte a cumplir el ministerio para otros,que no habría sido tan dignamente cumplido si hubieras sidoperdonado de las lágrimas, los trabajos y las privaciones de unsolo día. El propósito de Dios comprende toda la vida. El propó-sito de Dios da significado a muchas de sus experiencias extra-ñas.”

F.B. Meyer: Jeremías: Sacerdote y profeta

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“Cuando Dios quiere hacer un roble, se toma años. Cuandoquiere hacer una hierba, se toma sólo seis semanas. El meteoroque relampaguea a través del cielo dejando una brillante estelade luz atrae mucha atención y se quema en el proceso. La estre-lla que brilla refulgente año tras año atrae poca atención, pero losnavegantes establecen su curso por ella. Si hay algo en lo quepareciera que Dios nunca tiene apuro, es en el desarrollo d cris-tianos maduros.”

José Luis Martínez, en 503 ilustraciones escogidas

“Dime por qué el jardinero corta y poda sus rosales, eliminan-do a veces ramas productivas, y te diré por qué el pueblo de Diosa veces es afligido. La mano de Dios jamás resbala. Nunca seequivoca. Cada uno de sus actos es para nuestro bien. Con fre-cuencia tiene que deformar y mutilar nuestra imagen propia. Ladeformidad a veces precede a la conformidad.”

Billy Graham

“La aflicción nos sirve como creyentes en que nos fortalece yforma el carácter necesario que nos prepara para la gloria eternaque se avecina.”

Derek Prince, en Fe por la cual vivir

“Desde que estoy en el occidente he visitado muchos semi-narios teológicos. Allí escuché conferencias sobre la historia delas campanas y la historia de los himnos litúrgicos .. He vistoenseñar a los estudiantes de teología la poca veracidad de laBiblia en su historia de la Creación ... sostener que las profecíasfueron escritas después de su cumplimiento; que el nacimientovirginal es un mito, como también lo es la resurrección de Jesús... que el Apocalipsis fue escrito por un loco. Esto es lo que losdirigentes actuales de algunas de las iglesias aprendieron en losseminarios. Este es el ambiente en que viven. ¿Por qué han deser fieles a un Maestro, de quien se dicen tantas barbaridades?¿Cómo van a respetar una Iglesia en la que se puede enseñarlibremente que Dios está muerto?

Son guías de la iglesia oficial, no de la Novia de Cristo. Sondirigentes de una iglesia, en la cual muchos han traicionado a suMaestro.”

Richard Wurmbrand, en Torturado por Cristo

“El contentamiento cristiano es ese marco espiritual dulce, in-terior, tranquilo y lleno de gracia que se sujeta libremente a Diosy se deleita en su sabiduría y desprendimiento paternal, en cual-quier condición en que esté.”

Jeremías Burroughs, en The rare jewel of christian contentment.

nimos con los demás. Si procedemos así, talvez podamos evitar que la firme mano de go-bierno de Dios se pose sobre nosotros.

A su debido tiempo

1 Pedro 5:6 dice: �Humillaos, pues, bajola poderosa mano de Dios, para que él osexalte cuando fuere tiempo.� La mano de laque se habla aquí es la de la disciplina. Cuan-do estamos bajo ella, debemos, simplemen-te, humillarnos. Cualquier otra actitud agra-vará su mano.

(Viene de la pág. 18)

MEDITMEDITMEDITMEDITMEDITARARARARAR

PPPPPARAARAARAARAARA

Humillarnos significa obedecer y esperar.Significa aceptar sin quejarnos el oprobio, ladeshonra y el dolor que puedan sobrevenir-nos. Esto, por supuesto, no es una demandaa nuestra capacidad, como si nosotros pudié-semos cumplirla. En esto, como en todas lascosas, hemos de orar al Señor por socorro,para que la gracia del Señor nos capacite ynos sostenga.

Luego, �a su debido tiempo� la firmemano de gobierno de Dios será levantada.

Volveremos a ser libres, pero esta vez,

habrá en nosotros un valor agregado: habre-mos aprendido un poco más de nosotros, denuestra defección e insuficiencia, y un pocomás de la forma como Dios nos trata. Esta-remos un poco más maduros y más mansos;seremos más benignos y más santos.

La disciplina de Dios habrá cumplido supropósito: participaremos de su santidad, yllevaremos su fruto apacible de justicia. (He-breos 12:10-11).

1 Ver �Aguas Vivas� Nº 5, p. 29.

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Diálogo escueto. La fe del padre no alcanza a cubrir el desconciertodel hijo.

El altar es levantado por cuatro manos anhelantes. Unas tembloro-sas, las otras intrigadas. La leña es puesta sobre las piedras.

El joven es atado. Su desconcierto se convierte en estupor. El cu-chillo brilla, el filo ha sido aguzado. La mano se alza, el niño se agacha.La mano tiembla, la mirada es un desesperado clamor.

El padre vuelve sus ojos hacia otro lado...Una voz imperiosa se oye. La mano de detiene justo a tiempo.

***Dos mil años después, muy cerca de allí, la escena se repite con

pasmosa similitud. El Hijo es puesto en el altar, la mano se alza, el jo-ven se agacha. La mano tiembla, la mirada se torna un desesperadoclamor.

El Padre vuelve sus ojos hacia otro lado ...¿La voz imperiosa? No se oye... ¡Ay!, no se oye...

Bocadillos de la mesa del Rey

NO HUBNO HUBNO HUBNO HUBNO HUBO PO PO PO PO PARA ÉL UNA VOZARA ÉL UNA VOZARA ÉL UNA VOZARA ÉL UNA VOZARA ÉL UNA VOZ

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CARTASDE NUESTROS LECTORES

De edificaciónLa revista realmente ha sido de edificación para mi vida. Me

gustaron mucho los artículos y temas que tocaron. Me encanta-ría seguirla recibiendo.

Ana MássimoMontevideo, Uruguay

Gusto a mielEstoy muy contenta porque me llegó la revista Nº 2. La ver-

dad, me ha sorprendido la cantidad de material que trae, que edi-fica y que enseña sobremanera. Saben, me demoré tan poco enleerla que me quedó gusto a miel!!! Me gustaría tener más y más.

Muchas gracias por esta bendición.Cristina Cristia

N.S.W., Australia

Un poema para mi SeñorAgradezco al Señor por la gracia que ha dado a sus siervos

para proclamar las buenas nuevas a través de nuestra hermosarevista.

Les comparto un pequeño poema escrito con el corazón parami Señor. Que el Señor les bendiga con toda bendición espiritualpara que llegue a dar luz, consolar y exhortar a todo aquel que lareciba.

Ivon PaillalefNueva Toltén, Chile

Conteúdo muito edificanteRecebi no dia de ontem a revista AGUAS VIVAS. O conteúdo

está sendo muito edificante para minha vida e ministério. Já li«¿Qué Significa Ser Cristiano?» e «Cuando El Río De Dios Se Seca».Maravilhosos!

A observação: Procurei a autoria das mensagens, artigo, eobservei que não há esta informação na maioria deles. Não sei seé um princípio adotado pelos amados. Quanto a mim, julgo im-

Sin más por el momento, me despido.William Cruz LópezGuayaquil, Ecuador.

Compartiendo en la comunión de la iglesiaSaludos fraternales. El domingo pasado, en la reunión para

celebrar la comunión (cena del Señor), leímos el artículo «Cuan-do el río de Dios se seca». Fuimos edificados y pudimos realizar loque ocurre al creyente cuando ha perdido la presencia de Dios.También leí el tema «El síndrome de Laodicea I». Estamos orandopor ustedes para que sean guardados por el Señor. Desearía te-ner contacto con otros hermanos.

Suyo en el amor sincero de Jesucristo.Carlos Cruz Porras

[email protected] Mendoza, México

Sujeta a la Palabra de DiosDeseo indicarles que ya he recibido el número que me en-

viaron y que lo estoy leyendo con detenimiento. Casi he acabadode leerlo y quiero decirle que me está siendo de mucha bendi-ción. ¡Cuan difícil es encontrar literatura sujeta a la Palabra deDios y tan edificante!

Reciban un fraternal saludo de su hermano en Cristo,Pedro Jiménez Elissalt

Irún, España

Prolongada vidaA través del presente, hago llegar mis felicitaciones a su tra-

bajo editorial realizado en Chile. He leído cada artículo de su re-vista «Aguas Vivas», cuyo contenido es excelente. Muy buena ca-lidad de papel y redacción.

Adelante con su trabajo, y deseo una prolongada vida a tanexcelente revista.

SinceramenteIng. Carlos de León Cárdenas

Director Revista “Maranatha”Poza Rica, Veracruz, México

portante conhecer pelo nome quem escreve artigos, mensagens,etc.

Agora que conheci sua revista AGUAS VIVAS, não quero,amados irmãos, ficar um bimestre sem beber delas. Ok!

Seu irmão na Graça.Pr. Walter Pacheco da Silveira

Ribeirão Preto-SP - Brasil

Para los verdaderos adoradoresDoy gracias a Dios por tener una revista de la índole y cohe-

rencia de verdadera iglesia de Cristo. Estoy encantado. Con foto-copias estoy haciendo una labor que creo que aun empezandoya está dando grandes frutos. El primero, para mí, que a pesar dellevar mas de 30 años en el evangelio, instruyendo y siendo res-ponsable de pequeñas Iglesias, siempre necesito el estímulo dehermanos fieles que me empujen y muevan. Sin orgullo, pero consatisfacción de la obra bien hecha, sigan en la línea emprendida,que a los verdaderos adoradores les llena de instrucción sana yeficaz.

Reciban un ósculo santo de sus hermanos de España.Rafael Marañón e Isabel Pérez

Granada, España

Eco de ‘aggiornada’Le felicito por vuestra labor de compartir las Buenas Nue-

vas por medio de la prensa escrita.El contenido de la misma es variado y muy oportunos los

temas. Pero haciéndome eco de una carta que salió publicadacon el título ´Aggiornada´, me atrevo a sugerir lo siguiente:

1. Portada en papel couché a tres colores. La portada debeser mucho más atractiva. Se puede usar una foto de fondo y lostitulares de algunos artículos. 2. Páginas interiores en papel bonda colores. 3. Usar aparte de dibujos, fotografías. 4. Aunque todo espara honrar al Señor, sí es necesario que en cada artículo salga lafuente o el autor (si es con una foto mejor). 5.Por último, realizaruna diagramación más dinámica.

Disculpen por estas sugerencias, pero es mi sentir en el Se-ñor, y también como periodista profesional.

Claramente, Isaac es un tipo de Cristo. Su lugar privilegiado en el co-razón del padre, su condición de heredero de todo ... Todo Isaac es Cristoprefigurado, anticipado.

Pero hay una excepción notable.***

Isaac era entonces un joven imberbe.Camina al lado de su padre; dos siervos le acompañan. El anciano ha

estado articularmente enigmático esta vez. Nada ha comunicado a su hijo acer-ca del móvil del viaje. Caminan uno, dos, tres días. Por fin llegan al lugar.

Los criados son dejados atrás. Siguen su viaje Abraham y su hijo. Elrostro del anciano patriarca denota una velada preocupación.

�Padre mío.�Heme aquí, mi hijo.�He aquí el fuego y la leña; mas ¿dónde está el cordero para el holo-

causto?�Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío.

Por razones de espacio, las cartas han sido resumidas. Su publicación ha sido autorizada por sus autores.