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Nº 12 Marzo 2009 Espíritu Agua y Órgano de difusión del Catecumenado de Getafe La belleza de la liturgia de la Iglesia me ha sorprendido una vez más y ¡de qué manera! Nunca hubiera podido imaginar tanta riqueza de signos, gestos y acciones cuidadas hasta el ultimísimo detalle, como he visto en los dos últimos Ritos de Admisión y Elección celebrados en nuestra diócesis. Y es que, realmente nuestros catecúmenos han sido acogidos "como en la casa de la Madre" con todo el cariño de sus pastores. El 22 de febrero, nueve “simpatizantes” alcanzaron el grado de catecúmenos con el rito de Ingreso en el Catecumenado. Fue en Cubas de la Sagra, en el Santuario de Santa María de la Cruz, presidido por nuestro Obispo Don Joaquín. Ilusionados tras encontrar lo que tanto esperaban, han dado un paso radical. Se han dejado seducir por la mirada de Jesús. Y como Andrés en el Evangelio, le han preguntado con valentía ¿Maestro dónde vives? Él les ha invitado con su "Venid y lo veréis" a entrar en su casa: la Iglesia. Nuestro obispo les ha dado la clave para andar este camino: gozo y perseverancia, constancia y confianza en el Señor. Y de la mano de Marí, que siempre les bendice y acompaña. Yel primer domingo de Cuaresma, 1 de marzo, se celebró en nuestra Catedral de Getafe el Rito de Elección, de los que recibirán en la próxima Vigilia Pascual los Sacramentos de Bautismo, Confirmación y Eucaristía. Han sido inscritos en el libro de los Elegidos: Jusileida, Karina, Isaac y su esposa Grace, Ibe, Joao, Paulino, Gissel, Alba, nuestra alevina con 14 años, Alejandra, Pablo y Ezequiel. Don Rafael ha instado a todos a revivir como los primeros cristianos la Historia de la Salvación; a considerar nuestra propia vida y reconocer que necesitamos renovarnos. La Cuaresma es el camino de alegría y del combate en el amor. Hemos de caer en la cuenta de que nuestra vida es sagrada y de que ser elegido es ser amado por Dios ¡Elijamos también cada uno de nosotros a Dios, el Dios de la vida y de la libertad! ¡Enhorabuena a todos! Vuestro testimonio, en palabras de Don Rafael, nos alentará a acompañaros con nuestra oración y buenas obras, para ser testigos de la fuerza y del valor de la vida de Cristo. Nuria Ramos (ACIM) Actualidad del Catecumenado

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Page 1: Actualidad del Catecumenado...Los sacramentos significan y nos comunican la vida de Cristo. Este es el gran misterio, la gran acción que el Espíritu Santo verifica en nosotros: comunicarnos

Nº 12 Marzo 2009

Espíritu

Agua y

Órgano de difusión del Catecumenado de Getafe

La belleza de la liturgia de la Iglesia me ha sorprendido una vez más y¡de qué manera!

Nunca hubiera podido imaginar tanta riqueza de signos, gestos yacciones cuidadas hasta el ultimísimo detalle, como he visto en los dosúltimos Ritos de Admisión y Elección celebrados en nuestra diócesis. Yes que, realmente nuestros catecúmenos han sido acogidos "como enla casa de la Madre" con todo el cariño de sus pastores.

El 22 de febrero, nueve “simpatizantes” alcanzaron el grado decatecúmenos con el rito de Ingreso en el Catecumenado. Fue en Cubasde la Sagra, en el Santuario de Santa María de la Cruz, presidido pornuestro Obispo Don Joaquín. Ilusionados tras encontrar lo que tantoesperaban, han dado un paso radical. Se han dejado seducir por lamirada de Jesús. Y como Andrés en el Evangelio, le han preguntado convalentía ¿Maestro dónde vives? Él les ha invitado con su "Venid y loveréis" a entrar en su casa: la Iglesia. Nuestro obispo les ha dado la clavepara andar este camino: gozo y perseverancia, constancia y confianzaen el Señor. Y de la mano de Marí, que siempre les bendice y acompaña.

Yel primer domingo de Cuaresma, 1 de marzo, se celebró en nuestraCatedral de Getafe el Rito de Elección, de los que recibirán en la próxima Vigilia Pascual los Sacramentos deBautismo, Confirmación y Eucaristía. Han sido inscritos en el libro de los Elegidos: Jusileida, Karina, Isaac y suesposa Grace, Ibe, Joao, Paulino, Gissel, Alba, nuestra alevina con 14 años, Alejandra, Pablo y Ezequiel.

Don Rafael ha instado a todos a revivircomo los primeros cristianos la Historia de laSalvación; a considerar nuestra propia vida yreconocer que necesitamos renovarnos. LaCuaresma es el camino de alegría y delcombate en el amor. Hemos de caer en lacuenta de que nuestra vida es sagrada y de queser elegido es ser amado por Dios ¡Elijamostambién cada uno de nosotros a Dios, el Diosde la vida y de la libertad!

¡Enhorabuena a todos! Vuestro testimonio,en palabras de Don Rafael, nos alentará aacompañaros con nuestra oración y buenasobras, para ser testigos de la fuerza y del valorde la vida de Cristo.

Nuria Ramos (ACIM)

Actualidad del Catecumenado

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Principios Generales y Criterios Pastorales

l momento culmen del proceso catecumenal es la celebración de los sacramentos de la iniciación: bautismo, confirmación y eucaristía. Todo está ordenado a este momento, y en ese sentido es un punto Eque marca el final de una etapa, pero a su vez es inicio, fuente, de la verdadera etapa que hay que recorrer

en nuestra vida; eso sí, en común con la Trinidad Santa.

En los sacramentos de la iniciación se ha recibido la gracia santificante, ¿qué entraña esto en quien lo recibe, qué clase de novedad ha ocurrido en su vida, en su ser personal?

Los sacramentos significan y nos comunican la vida de Cristo. Este es el gran misterio, la gran acción que el Espíritu Santo verifica en nosotros: comunicarnos la vida divina que riega íntimamente la conciencia filial y enamorada de Cristo, el “secreto” más patente, poderoso y único de su personalidad.

Los sacramentos de iniciación nos comunican una relación: la relación de amor trinitaria que circula por el corazón de Cristo. En su corazón no hay soledad, hay Vida del Padre en el Espíritu. Comunicarnos esta Vida es introducirnos en ella, introducirnos en el seno de una relación con tres Personas que son el Amor mismo, aquel que nuestro propio ser sediento busca siempre, pase lo que pase y haga lo que haga.

No es una simple relación moral, es algo más, lo que está pasando con la recepción de la gracia santificante, es una acción divina en nosotros sumamente real y transformante, no sin nuestro dejarnos obrar y acompasar por ese Amor; esa es la acción humana de nuestra libertad, consiste en dejarse amar, actuar, por esa acción divina, que se nos entrega y nos excede. Dicho de otro modo, se nos da un poder, una mejora en nuestro ser, en nuestras capacidades para entender, desear y amar de un modo nuevo, más que humano, sobrehumano. De ahí la fuerza o virtud para sobreponernos a nuestras inclinaciones y tendencias, a nuestros sentimientos y pasiones, a nuestras valoraciones ramplonas, a condición de que actualizamos en cada momento la conciencia de la vida en común con la Familia divina con que han sido potenciadas las entrañas de nuestro ser. Porque nuestra vida ya no es solitaria, ninguna decisión, pensar o sentir debe ser individual, sino comunitario. Nuestra comunidad interior es con la Trinidad Santa, de ahí que el hombre viejo, individualista, muere, es sepultado, rechazado por inservible, desde la conciencia de una gracia de vida en común que desea desterrar más y más todo egoísmo en un proceso imparable y santificador.

Por el agua del bautismo somos sumergidos en la comunión trinitaria que Cristo vive, somos incorporados a Él, a la hondura de su propio misterio. Podemos decir de alguna manera que somos sumergidos en la Trinidad, en la comunión de vida con las Personas divinas. Esta es la comunión con la naturaleza divina expresada en 1 Pe 1,4 que se nos regala con la gracia santificante conseguida por Cristo

La virtud espiritual divina — la fuerza del Espíritu— llega hasta el hombre desde el misterio de la humanidad de Cristo, entrañado en el profundo significado de su vida, de su obediencia, de su donación completa al Padre por nosotros, de su redención en cruz, de su resurrección y exaltación.

“Por los sacramentos de la iniciación cristiana los hombres “libres del poder de las tinieblas, muertos, sepultados y resucitados con Cristo, reciben el Espíritu de los hijos de adopción y celebran con todo el pueblo de Dios el memorial de la Muerte y Resurrección del Señor” (AG 14)

Mª Fernanda Lacilla Ramas, M.Id.

LA CELEBRACIÓN DE LOS SACRAMENTOS DE INICIACIÓN CRISTIANA (I)

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Diálogos sobre la FeEl testimonio cristiano

n los dos últimos números, Don Enrique Santayana Justamente por aquí es por donde quiero dar continuidad a los nos ha ayudado a reconocer cómo la adoración es el “Diálogos sobre la fe”. Mi afirmación es que el verdadero Eprimer acto evangelizador, entendida la adoración, testimonio tiene su fundamento en una sincera actitud de

eso sí, no como una acción concreta, sino como la acción global adoración por parte del cristiano. Es decir, si solo a Dios se le de la Iglesia en la que cada uno de sus miembros hacen de su puede adorar y si solo participando de la relación filial de Jesús es persona y su existencia un acto de reconocimiento de Dios en la fe como el creyente le puede adorar en espíritu y verdad, cuando el y en el amor. A partir de la etimología que ofrecen los términos cristiano vive toda su vida en autentica actitud de adoración está griego (proskynesis, reconocimiento, sometimiento) y latino (ad- haciendo una invitación a aquellos con los que comparte la vida a oratio, boca a boca, beso, abrazo), D. Enrique ha puesto de que recorran el proceso del testimonio (del testigo a Jesús, el Hijo, manifiesto el verdadero tenor de la adoración cristiana. y del Hijo al Padre) y reconozcan en él el reflejo de la gloria de

Dios. Paso a desarrollar esta afirmación.Desde la raíz griega, adorar significa reconocer que todo cuanto existe, incluido el ser humano, en su Por la fe y el bautismo, el cristiano se une a origen y actualidad, depende de Dios como de su Jesucristo, su Señor. Desde ese instante toda su centro y fundamento. En este sentido, la verdadera existencia queda ordenada por esa relación adoración supone que el hombre reconoce a Dios personal hasta el punto de poder decir con como el único necesario, renuncia a su Pablo: “ya no vivo yo, es Cristo quien vive en autoafirmación y somete la propia voluntad a la de mí” (Gal 2,20). El Espíritu santo es el que Aquel que le ha creado por amor. Sin duda, la informa la vida del cristiano y le hace máxima expresión de la adoración del hombre es la participar de la vida nueva de Cristo como entrega que Jesucristo, el Hijo de Dios, hace de sí obediencia al Padre y entrega servicial del mismo al Padre en la cruz, por la que queda Reino de Dios (cf. Rm 6,1-11). De este modo, y restablecido el proyecto salvador que Dios había no como un añadido, el creyente se convierte instaurado en la creación. en testigo de Jesucristo, y esto más por su

relación permanente con Dios que por su El término latino: ad-oratio, da otra acepción coherencia moral. Su bondad procede de la

y mayor profundidad al término adorar. Aquí la bondad del Padre, su justicia es la justicia que le adoración supone apertura y respuesta al amor. otorga su fe en la Pascua de Cristo y su Amor con mayúsculas, Amor que es Dios (1Jn 4,8). capacidad de amar es fruto de la acción del La adoración cristiana conduce el hombre hasta Espíritu del amor que le proyecta como Dios y le hace participar de su comunión trinitaria. Así es, Dios hermano de todos los hombres.no sólo es fundamento de toda cuanto existe; en su Hijo Jesús se ha comunicado al hombre y le ha hecho entrega amorosa de su Es verdad que la vida moral debe caminar al unísono con esta misterio de comunión. La adoración por parte del cristiano es transformación interior que ocurre en el creyente, pero aún la acoger a Jesucristo, reconocerle como Palabra de Dios y participar debilidad y el pecado pueden ser ocasión de dar testimonio de de la entrega filial que como Hijo hace al Padre. En definitiva, Dios, si el cristiano se remite a la misericordia divina y busca en la adorar a Dios es reconocerle como Dios y, unidos a su Hijo Jesús, gracia el perdón y la fortaleza para alcanzar la talla de Cristo. Al someterse a su voluntad no como esclavos, sino como hijos que final, el verdadero testimonio del cristiano se funda en consentir todo lo reciben de Él. el testimonio salvífico que Cristo da de sí en él, y esto en la medida

en que se asocia y secunda el testimonio que el Espíritu, de modo Ahora comprendemos cómo la verdadera adoración se convierte determinante, da del Señor ante los interlocutores (cf. Jn 15,26-en el primer acto o, yo diría más bien, en el fundamento de la 27). Insisto, lo que llamamos testimonio cristiano es, en realidad, evangelización. Por la adoración la Iglesia reconoce y expresa que el testimonio que el propio Cristo da de sí en su elegido.Dios Trinidad es su centro y el centro de toda su actividad. Por ese Imaginemos una comunidad cristiana pagada por su perfección y sometimiento amoroso, el conjunto de la vida cristiana se unos creyentes rebosantes de bondad propia, a parte de ser algo convierte en un verdadero culto a Dios: “Dios es espíritu, y los que imposible, si fuera así, se correría el riesgo de que los creyentes se adoran a Dios deben hacerlo en espíritu y verdad” (Jn 4, 24). Y por convirtieran en el destino de la admiración y, lejos de ser testigos la incorporación a Jesucristo, el verdadero adorador, es cómo todo de Cristo, se convertirán en pantalla que le ocultarían. En el cristiano se convierte en testigo del amor a Dios en medio de una dinamismo del testimonio, para que Cristo y el amor del Padre generación que permanece indiferente a la llamada divina. sean verdaderamente manifestados, entra un necesario desfase

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Nos gustaría continuar dialogando sobre todo lo que atañe a la acción evangelizadora de la Iglesia y al ejercicio de su maternidad espiritual. Es una acción en la que Dios y el hombre entran en juego. Una acción en la que se aúnan la Palabra y el Sacramento. Una acción que concierne a todo lo que es propio del hombre y de la Iglesia.Para posibilitar este diálogo recordamos el siguiente correo electrónico: [email protected]

Decidnos con libertad lo que pensáis de lo que escribimos o de lo que hacemos; o bien, de lo que olvidamos en nuestra reflexión o en nuestra acción.

También podéis escribirnos a la dirección de correo ya dada si queréis recibir puntualmente una edición digital de “Agua y Espíritu” en vuestro correo electrónico.

entre la persona del testigo y la presencia a la que sirve con su testimonio. Esto mismo es lo que pone de manifiesto el apóstol Pablo a la hora de señalar la valía de un testimonio marcado por el

¿En qué condiciones el destinatario puede recibir el testimonio del creyente y reconocer en él la presencia que

signo de la Cruz: representa? Sin duda existen unas condiciones objetivas y unas “¡Mirad, hermanos, quiénes habéis sido disposiciones subjetivas. Ya hemos descrito las condiciones

llamados! No hay muchos sabios según los objetivas, por ellas la presencia divina se hace accesible, pero son las criterios del mundo, ni muchos condiciones subjetivas poderosos, ni muchos nobles […] del receptor las que, De este modo, nadie puede más allá de cualquier presumir delante de Dios. A él a m b i v a l e n c i a d e l debéis que estéis en Cristo Jesús, testimonio, le permiten ya que Cristo se ha hecho para reconocer y acoger la nosotros sabiduría divina, justicia, santificación y acción divina. No obstante, ambos extremos están en estrecha redención, a fin de que, como dice la Escritura: El relación. Al compartir en la cotidianidad de la vida los mismos que se gloríe, que lo haga en el Señor. (1Cor 1, 26- gozos y esperanzas, al sufrir juntos las mismas tristezas y angustias, 31) al buscar solidarios la verdad que atraviesa los acontecimientos y el

sentido que abre el futuro…, se establece un ámbito humano común Dios es el que injerta el creyente en su Hijo Jesús, y es en el que se manifiesta de modo real las diversas opciones de vida y esta adhesión a Él, como su Salvador y Señor, lo que le

se puede cotejar la convierte en su testigo. Con su novedad que deriva del actitud de fe, el cristiano ha Evangelio. Es esta puesto su libertad al servicio c o t i d i a n i d a d de esa representación. Su compart ida y las humanidad es el signo de la cuestiones comunes humanidad de Cristo. Esta que de ella derivan lo empresa supera la mera que permite a los capacidad humana, ya que d e s t i n a t a r i o s nadie puede reproducir en su c o n f r o n t a r s u persona la imagen completa existencia con la de los del Hijo. Pero al haber hecho creyentes y, en la de Cristo el patrón de su relación personal, existencia y al haber entregado cotejar el sentido y su libertad a Dios, el creyente validez de lo que remite tanto el éxito como el testimonian. fracaso de su justicia al Señor y

busca en la gracia divina la Claro está, para redención y fortaleza de su que esto ocurra los libertad. “Te basta mi gracia, ya que la fuerza se pone de destinatarios han de estar en una disposición abierta. No que manifiesto en la debilidad” (2Cor 12,9), estas palabras que tengan una actitud positiva hacia la fe, sino solamente una apertura Pablo escuchó por tres veces, ponen de manifiesto que es la que les permita ser receptores de la acción del Espíritu que actúa en propia gracia de Dios la que da testimonio de sí ellos y en el testimonio de los creyentes. Por tanto, han de estar reproduciendo en el creyente la imagen de Cristo. Y esto dispuestos a salir de la superficialidad y a tomarse la vida en serio, ocurre no a pesar de su debilidad, sino teniendo a ésta como han de poner en relación sus intereses particulares con la cuestión condición para que aparezca con una cierta evidencia que la global de la existencia y han de estar dispuestos a reconocer que la obra es de Dios, la fuerza que mueve al creyente es la del última respuesta no está en sus manos. Sólo desde estas actitudes, Espíritu y que es el propio Cristo el que se hace presente en su logradas o en trance de consecución, el no creyente puede estar discípulo. Dios realiza su obra y es, a un tiempo, testigo y el abierto a la presencia divina que media el creyente y en disposición contenido del testimonio, de modo que “el que se gloríe se de reconocerla por el testimonio que Dios da de sí en su corazón.gloríe en el Señor” y aquellos que vean las buena obras de los creyentes “den gloria al Padre que está en los cielos” (Mt 5,16). Juan Carlos Carvajal Blanco

La fuerza que mueve al creyente es la del Espíritu y que es el propio Cristo el que se

hace presente en su discípulo