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ABORDAJE A LA RECUPERACIÓN DEL PATRIMONIO: LOS PALOMARES DE CHIVILCOY.
María Amanda Caggiano, María Luz Lopredo, Gonzalo Roldán
CONICET- UNLP- UNLu- CECH - IMACH
En: El área pampeana. Su abordaje a partir de estudios interdisciplinarios. 2009: 286 - 310. Centro de Estudios
en Ciencias Sociales y Naturales de Chivilcoy (editor). ISBN 978 – 987 – 05 – 6183 – 5 –
El patrimonio histórico de un país es parte de la memoria de la nación,
legado que conforma el perfil de un territorio y explica su identidad. Por
ello, los sitios patrimoniales tienen valor intrínseco por constituir la base
de la diversidad cultural y del desarrollo social. Su protección y
conservación, dentro del contexto medioambiental a largo plazo, es
componente esencial en el desarrollo de políticas culturales y turísticas.
Los palomares forman parte de esta herencia social y su investigación
adquiere significativa importancia al contemplar, a medida que corren los
años, su paulatino deterioro. Este avance de investigación se inscribe en
el marco del proyecto 11/N511 "Evolución del paisaje cultural en la
cuenca media del Salado. Una reconstrucción desde la antropología",
acreditado en la Secretaria de Ciencia y Técnica de la Universidad
Nacional de La Plata, dirigido por la Dra. María Amanda Caggiano.
La cría de palomas y los palomares a través de la historia. La cría de palomas es una actividad conocida desde la Antigüedad en
territorios de la cuenca del Mediterráneo; egipcios y griegos la
practicaban. Son varios los aprovechamientos de la colombicultura,
compartida a la vez con otros recursos económicos. La cría de palomas
permite el empleo de los pichones como complemento cárnico en la
alimentación junto con el uso de la palomina, guano o excremento de la
paloma que, por sus excelentes propiedades (muy rico en nitrógeno y
ácido fosfórico), se utiliza como abono.
Como ejemplo de arquitectura popular, los palomares presentan una
serie de características constructivas muy interesantes, vinculadas a los
pueblos con una economía de base agrícola. Se trata de construcciones
en torre de material, de 3 a 10 metros de diámetro de planta circular,
octogonal, cuadrangular u otra figura geométrica. En líneas generales,
pueden ser: exentos o adosados a una vivienda, en cuyo caso pueden
ser un anexo de la casa, parte integrante de la misma u otra habitación,
o superpuestos en los tejados a modo de pequeñas torretas.
Palomares en Italia: Via Portuense y Villa Pamphili
Sus paredes fueron construidas de ladrillo y algunos techados con el
mismo material para la protección del frío, lluvia o bien para asegurar el
encierro de las palomas. También eran cubiertos de alambre tejido, así
las aberturas del extremo superior o ventanas de la pared, servían para
la entrada y salida de las palomas.
Palomares en Gran Bretaña
El propietario retiraba el producto accediendo a través de una abertura
inferior por medio de una puerta de madera. Hacia el lado interno del
edificio se construían, con los mismos ladrillos, a partir de
aproximadamente 1 m. del piso, nidos o mechinales paralelos, de 10 a
30 cms. de ancho por unos 20 a 40 cms. de profundidad, que se
utilizaban para encubar los huevos, guarecer a los pichones facilitando
su cría, permitiendo que sólo con la utilización de una escalera se los
atrape. El piso era recubierto de ladrillo, para facilitar su aseo y en un
sector cercano a la pared se practicaba “un agujero en pendiente que
atraviesa la muralla, destinado a la extracción del guano”. (Viollet-Le-
Duc)
Astudillo Galicia
Teruel Palomares en España Luego de la limpieza de los mechinares, de donde se extraían el estiércol y los restos del nido, la estructura era blanqueada con cal una
o dos veces al año.
Estos elementos arquitectónicos sucintamente descriptos resaltan en
los paisajes humanizados, especialmente cuando se trata de "torres
palomares" emplazados en los alrededores de los pueblos, aislados en
medio de los campos o ubicados en laderas orientadas al sur,
resguardadas de los vientos y expuestas a la insolación invernal.
Por su importancia en la economía familiar, el propio derecho romano
estableció ciertas normas de caza y cría de palomas. Son relativamente
abundantes la citas acerca de las palomas en los autores romanos y uno
de ellos, Lucio Junio Moderato Columela, que puede ser considerado
entre de los mejores tratadistas agrónomos de la Antigüedad, además
de poeta, astrónomo y filósofo, en su obra “De Re Rustica“ deja
testimonio de las actividades agrícolas y ganaderas que practicaban los
romanos. Así, en el libro VIII capítulo VIII, titulado
"Del modo de engordar las palomas torcaces y de otras castas, y del
establecimiento del palomar”, establece las condiciones para la cría de
palomas. (1)
El columbario romano (columbarium es literalmente palomar) es un
hipogeo o cámara sepulcral (locus loculu), en cuya pared se abren
nichos o " loculi" (circulares, cuadrados o rectangulares) para albergar
las vasijas, ollas o urnas cinerarias (olla ossuaria) y su semejanza con
los nidales de los palomares es lo que determinó su nombre.
Pero es recién en la Edad Media, período en que estas construcciones
adquieren todo su apogeo. Su posesión era símbolo de nobleza, un
privilegio que sólo se otorgaba a los señoríos, comunidades religiosas,
señores y elodiales. Los señores solían explotar los productos de las
palomas en sus torres palomares, siendo propietarios de todo el
conjunto o encargando a los súbditos enfiteutas que los trabajasen a
cambio de un canon en especie o tributo de palomar. Son variados los
documentos medievales que hacen alusión, de una manera u otra, a la
reglamentación de la cría de palomas, la caza, la concesión de
palomares y los tributos.
Palomar francés del siglo XIV.
Torre de dos pisos y planta circular, la baja destinada ganado menor y la superior
reservada a palomas. Como indican los cortes publicado por Viollet-Le-Duc, una viga
de hierro se apoya sobre la columna central y dos consolas de piedras incrustadas
en la pares. Dos vigas mayores reposan sobre esta viga y reciben el piso. Un eje
vertical provisto de dos ejes o bases de hierro en cada uno de sus extremos y
formando el eje de la rotonda, recibe tres columnas a las cuales están enganchada
una escalera giratoria que facilita visitar los nidales y sacar los pichones.
En Francia la expansión territorial de los palomares es considerable y
muchas veces forman parte del conjunto de los castillos medievales,
como un elemento auxiliar más vinculado al poder feudal. Fueron
destruidos precisamente por este motivo, como símbolo del poder
señorial durante la Revolución Francesa. El derecho feudal "de palomar"
quedó abolido en Europa al anularse también las prerrogativas feudales
de la nobleza y en lo sucesivo fueron adquiridos algunos de ellos por
grandes terratenientes.
En las provincias meridionales francesas, hasta el siglo XVI los palomares
presentan la planta circular y poseen ventanas con reparo. Son más pequeños que
los edificados en las provincias septentrionales, pero más numerosos. (Viollet-Le-
Duc)
La importancia de los palomares se pone en relieve a través del Tomo II
de las Leyes de Recopilación de Indias. En su libro Séptimo, Título
Octavo, la Ley VII, que data de Carlos I y Enrique IV, se sugiere “que en
los palomares no aya trampas ni otras cosas, ni armadijos para tomar
las palomas” (2).
La Ley de protección del palomar, en 1465 de Enrique IV, demuestra la
importancia de los mismos en época medieval. Obedece a las quejas de
los propietarios de los palomares por los cazadores furtivos que los
despueblan, estableciendo por tanto normas de protección de las
palomas y los palomares (3).
El Diccionario de Arquitectura Medieval de Viollet-Le-Duc (op.cit.)
menciona estas construcciones como símbolo de señorío y los clasifica
en dos categorías: de pies o pilares y de torre o de fuga. Los primeros
se construían adosados a la vivienda y las palomas ocupaban un sector
del extremo superior de la edificación, mientras que el sector inferior era
utilizado como establo para el ganado mayor o menor, o bien como
gallinero. En cambio los segundos, se construían lejos de la vivienda y
consistían en una torre con puerta de entrada y, en la parte superior,
ventanales o tragaluces destinados a la circulación de las palomas. En
ambos las paredes estaban cubiertas de nidales; los primitivos
palomares eran de planta circular y al menos a partir del siglo VI en
Languedoc, Francia, la disposición habitual era una edificación de planta
cuadrada coronada con un techo de una sóla caída acompañada de
pináculos en los ángulos.
Palomar que dependía de la abadía de Saint-Théodard. Construido en ladrillo y
terminado en una bóveda hemisférica atravesada por una ventana con claraboya. Se
observa la pared reforzada con tres torrecillas que constituyen un reparo. (Viollet-Le-
Duc)
Si nos trasladamos a la Edad Moderna, abundan los testimonios acerca
de los palomares y la cría de palomas. Como el del arquitecto humanista
italiano León Battista Alberti, en “De re Aedificatoria”, Libro Quinto (4).
Del mismo modo que en 1784 en “Pragmática Sanción”, Carlos III
ordena cerrar palomares y la colocación de redes cerrando los mismos
en los meses de julio a noviembre, impidiendo con ello la salida de las
palomas al campo y evitar así que mermase el grano.
El aquerenciamiento. Al montar un palomar o utilizar uno en desuso, se introducen palomas
de disímil procedencia y se colocan, macho y hembra en igual número.
Se los encierra taponando las ventanas o techándolo, provocando de
esta manera que las parejas se ubiquen dentro de cada nidal. Se
suministra alimentos y agua, evitando su salida al exterior. Cuando se
han formado las parejas y puesto los primeros huevos, luego de un par
de semanas, se abren de a poco las ventanas (o se retira el techo) y se
les deja en libertad. Los pichones nacen a los 17 días y permanecen en
el nido hasta adquirir fuerza. La pareja suministra alimentos y a las tres
semanas aproximadamente, los pichones pueden ingerir alimentos por
propios medios, abandonan su habitad nidícola y están aptos para el
consumo (la primera cría no es retirada del lugar). Este ciclo,
medianamente descrito, provoca el denominado acostumbramiento o
aquerenciamiento de las palomas a un determinado palomar.
Los Palomares en el Río de la Plata y el Partido de Chivilcoy. La paloma doméstica (Columba livia livia) fue introducida en el Río de la
Plata en los tiempos de la colonización española y como prueba de ello
podemos detectar en el espacio bonaerense variados palomares.
En el partido de Tres de Febrero se destaca el “Palomar de Casero”,
formando parte del casco de la estancia de Don Diego Casero,
construido hacia 1788. Edificación de aproximadamente 25 metros de
diámetro, consistente en dos torres circulares concéntricas, la central
más elevada y ambas vinculadas a la cría de palomas, rodeada de otra
construcción destinada a caballeriza y depósito. De las dos paredes
centrales, una de ellas en ambas caras contiene un total de unos 10.000
mechinales destinados a la producción de pichones que eran
comercializados en Buenos Aires. Entre las paredes se ubican patios
que vinculan al sector interno del palomar con el exterior por medio de
cuatro aberturas situadas hacia los cuatro puntos cardinales. Estos
patios hacían de pasillos o corredores que, como anillos, servían para la
libre circulación, de aproximadamente 10 metros de diámetro. El Arq.
Carlos Moreno (1991) también registra estas construcciones en
estancias del ámbito bonaerense; menciona la obra de Enrique Hudson
quién describe al palomar “como un edificio redondo en forma de torre,
blanqueada por fuera y con una pequeña puerta que siempre estaba
cerrada con llave y ocupado por cuatrocientas o quinientas palomas”.
Reconstrucción ideal de palomares a cargo del Arq. Carlos Moreno. Fila
superior: Palomar de Casero, recolección y embolsado de palomas. Fila media: Ea.
San Martín y Ea. La Unión. Fila inferior: Ea. Panelo y Ruta nº 3
En municipios cercanos a Chivilcoy, tales como Mercedes y
Chacabuco, también su estructura corta el horizonte rural.
Palomar ubicado en el partido de Chacabuco, a la vera de la ruta prov. Nº 30
Juan Manuel de Rosas en sus “Instrucciones a los mayordomos de
estancias”, hacia 1828, especifica que en sus predios no debe existir “ni
rastros de gallinas ni de palomas”, por el tiempo que demanda su cría,
restando al dedicado a la hacienda y agricultura.
El partido de Chivilcoy aun conserva en pie un representativo número
de palomares distribuidos en el área rural. De acuerdo a la prospección
realizada y por la información recogida de sus propietarios, los
palomares están desde hace décadas en desuso, pero no por ello
deshabitado por algunas palomas. Muchos muestran signos claros del
paso del tiempo: paredes agrietadas, hileras superiores de nidales con
visibles signos de erosión y, sin excepción, recubiertos de estiércol en
grandes cantidades.
Por ello la importancia de documentar los que aún se conservan, como
parte del patrimonio cultural chivilcoyano. Con este objetivo fueron
varios los que tuvimos oportunidad de registrar. Se procedió a mapear el
sitio, constatar el modo de construcción, dimensiones, la distancia a la
vivienda más cercana y demás elementos de interés.
Como frecuente denominador, todos presentan la construcción en torre
de pared de ladrillos, una puerta de madera como acceso y algunas
ventanas. Su ubicación está aislada del casco, dista entre 50 y 200
metros aproximadamente de la residencia principal y galpones del
propietario.
Comencemos así por brindar una descripción general de algunos de los
palomares prospectados en el partido de Chivilcoy.
En la localidad de Gorostiaga se ubica un palomar de planta circular,
con un perímetro de 12,90 m., los ladrillos con el que está construido
son de aproximadamente 15 cm. Presenta una puerta de acceso de 83
cm. de alto por 74 cm. de ancho, sin ventana.
Palomar ubicado sobre avenida de la Tradición
Sobre avenida de la Tradición, se construyó un palomar de planta
también circular con un perímetro de 15 m. y pared de 60 cm. de ancho.
Presenta una puerta de acceso de 70 cm. de ancho por 1.40 m. de alto y
cuatro ventanas o tragaluces orientadas hacia los cuatro puntos
cardinales que incluyen ¾ hileras de mechinales. Dentro del palomar
observamos simétricos mechinales distribuidos desde la parte inferior, a
unos 80 cm. del piso: 37 filas de 28 mechinares; 8 filas de 26; 8 filas de
25; 19 filas de mechinares hasta cada una de las ventanas, más 14 filas
por encima de las ventanas hacia la techumbre. Estos tienen una
profundidad de 40 cm. por 16 cm. ancho y largo, detectándose restos de
pintura a la cal. Observamos un grabado en la pared, por encima de la
abertura que conduce al exterior con la fecha de 1871.
Palomares en “La Trinidad”, cuartel VIº
En la estancia La Trinidad, ubicada en el cuartel VIº, pudimos observar
desde el camino, (el propietario no autorizó el acceso al predio,
imposibilitando su prospección) dos palomares; uno de planta
octogonal y el restante, ubicado en el casco principal, de estructura
circular.
Estancia La Rica. El portugués Manuel López y García compra al estado, entre1838 y
1856, acciones enfitéuticas radicadas en el partido reconocido como
Cañada Rica y que formará parte del partido de Chivilcoy. Centrada en
la producción agrícola ganadera, su hijo Manuel Eustaquio López y
Figueroa, hacia mayo de 1871, era dueño del predio que alcanzó unas
17.000 hectáreas. Actualmente sólo queda como testigo el casco
rodeado de casi 200 hectáreas, propiedad de Emma Teresa Aguirre
Coelho, tataranieta de Manuel López y García, declarado por la
Municipalidad de Chivilcoy en el año 2002 de “Interés Municipal,
Patrimonio Cultural, Paisajístico y Turístico” e iniciado un expediente en
organismos de la Nación para ser declarado Monumento Histórico
Nacional (Expte. Nº 1607056/05 Secretaría de Cultura de la Nación).
Imagen satelital y croquis del casco de la estancia La Rica; delimitación del área de
la estancia; palomar a la vera de la ruta nº 44.
El casco consta de edificios que constituyen la vivienda principal,
dependencias administrativas, galpones, caballeriza, jardines y parque;
actualmente como actividad productiva se anexó “turismo de estancia”.
Distante unos 150 m., con estructura muy deteriorada, aún se conserva
un palomar de planta octogonal de 8 m. de altura y diámetro interior de
6,85 m. Estructura de ladrillo con terminación de revoque exterior
encalado, donde se observan sucesivas capas de pintura a la cal y
cornisa superior de protección rematada con artísticas rejas. Un soporte
de hierro ubicado en el extremo superior es indicativo, al menos, de
techumbre.
Posee un acceso orientado al S. de 1, 63 m. de alto por 1, 04 m de
ancho y cuatro aberturas poligonales equidistantes distribuidas entre los
mechinales y orientadas hacia los cuatro puntos cardinales. Los nidales
presentan 33 cm. de profundidad, por 23 cm. de largo y ancho; en
algunos sectores con rastros de cal. Del piso a la primera hilera de
mechinales hay una distancia de 1, 25 m (al menos observado hasta la
fecha) y se destacan tres aberturas enrejadas de 1, 25 m. de alto por 0,
90 m. de ancho.
Relativo a esta centenaria estructura, se dio comienzo a una
prospección general del área procediéndose a realizar sondeos
estratigráficos en el interior del recinto que, hasta este momento,
alcanzaron los 1,25 m de profundidad. A través del reconocimiento
realizado se pudo determinar una estructura muraria interna
cuadrangular de 2,90 m. equidistante 1 m. de la pared, conformando un
pasillo interno, con un acceso desde la puerta de 1,55 m de largo.
Consideraciones. El rescate bio – cultural propuesto tiene como objetivo la reafirmación
de la identidad de Chivilcoy, su integración a la vida provincial y nacional
a través de la revalorización de su patrimonio. La línea a desarrollar
tiende a formar los recursos humanos necesarios atendiendo a su
entrenamiento y especialización, a fin de ser útiles tanto en el campo de
las investigaciones científicas como en la transferencia de
conocimientos.
En tal sentido se está implementando una metodología que converge
en metodología y técnica inherente a la Arqueología histórica. Se
procedió a prospectar intensamente el contexto espacial afectado y
recolectar material de superficie; registrar in situ - a través de
fotografías, croquis, etc. - los sectores y materiales descubiertos durante
las tareas de campo. Se realizaron sondeos diagnósticos y desarrollaron
excavaciones micro estratigráficas intensivas en sectores seleccionados;
elaboración de fichas de registro de los diversos materiales.
Actualmente se procede al acondicionamiento en gabinete de los
materiales obtenidos durante las tareas de campo y análisis por medio
de diversas técnicas aplicadas inherentes a la profesión arqueológica,
de tal manera que nos permita contrastar la información reunida, evaluar
resultados y prever futuros trabajos.
En síntesis este abordaje permitirá:
a) Redimir el conocimiento sobre aspectos culturales propios que
pueden ser utilizados como herramientas de desarrollo e integración,
generando un circuito de interés turístico.
b) Desarrollar a través de la acción – investigación participativa,
medidas e instrumentos que permitan la conservación de bienes y
objetos.
c) Vigorizar las condiciones que refuerzan una relación identificatoria
positiva con el lugar donde se habita, al tiempo que la promoción de
bienes culturales vinculados a grupos diferentes protege la pluralidad de
expresiones y fomenta la atenuación de diferencias culturales.
d) Instrumentar talleres con la comunidad involucrada generando, de
esta manera, una extensión de los conocimientos logrados.
e) Difundir los conocimientos como una medida de reafirmación de la
identidad, dentro de los ámbitos culturales y académicos de diversa
índole.
f) Contrastar la información recabada en el partido de Chivilcoy con
otros distritos.
g) Crear un museo y archivo de sitio en la estancia La Rica.
Agradecimientos. Al grupo de trabajo de campo integrado por Manuel Negrete, Joaquín
Tosodoni, Jesica Medina, Rita Cha, Sebastián Largote; Municipalidad de
Chivilcoy; familia de Emma Teresa Aguirre y Carlos “Pampa” Cura. A la
Lic. Gabriela R. Poncio, Profesional Principal de la CICPBA y Prof.
Claudia Salomón de la Sociedad Francesa de Chivilcoy.
Notas. (1) “Por este mismo método se consigue poner muy gordos a los
palomos, tanto torcaces como caseros; sin embargo, no hay tanta
utilidad en cebarlos como en criarlos. El tener estas aves no desdice del
cuidado de un buen labrador. Se mantienen con menos comida en los
parajes que están lejos del poblado, en los cuales se les permite salir
libremente, porque después vuelven a los sitios que se les señalan en
las torres más altas o en los edificios más elevados, donde entran por
las ventanas que se les dejan abiertas, y por las cuales salen volando a
buscar su alimento. Sin embargo, durante dos o tres meses se les da
comida que se ha tenido el cuidado de reunir para ellos; después ellas
se mantienen con las semillas que encuentran en el campo. Pero esto
no lo pueden hacer en los sitios inmediatos a algún poblado, porque
caen en las varias especies de lazos que les ponen los cazadores. Se
les debe echar de comer debajo de techado, en un sitio de la casería
que no sea bajo ni frío, sino sobre un piso que se hará en un sitio
elevado que mire al mediodía del invierno. Sus paredes, para no repetir
lo que ya hemos dicho, se excavarán con órdenes de hornillas, como
hemos prevenido para el gallinero, o si no acomodare de este modo se
meterán en la pared unos palos, y sobre ellos se pondrán tablas que
recibirán casilleros, en los cuales las aves harán sus nidos, u hornillas
de barro con sus vestíbulos por delante para que puedan llegar a los
nidos. Todo el palomar y las mismas hornillas de las palomas deben
cubrirse con un enlucido blanco, porque es el color con que se deleita
principalmente esta especie de aves, y también se han de enlucir por
fuera las paredes, principalmente en la inmediación de la ventana, la
cual estará colocada de manera que dé entrada al sol la mayor parte del
día de invierno. Asimismo habrá una jaula bien espaciosa, rodeada de
redes que no dejen entrar a los gavilanes, que dé acogida a las palomas
que salgan a tomar el sol, y proporcionen a las que están en huevos o
sobre los pichones la facilidad de salir del palomar, no sea que las
fatigue demasiado la pesada esclavitud de una cárcel perpetua; ya que
así que hayan volado un poco alrededor de los edificios, con la alegría
que esto les da, vuelven con más ardor a sus pichones, que son los que
las impiden alejarse mucho ni huir. Los bebederos deben ser
semejantes a los de las gallinas, que den entrada a los cuellos de los
palomos que hayan de beber en ellos, pero no a los cuerpos de los que
quieran bañarse, pues la humedad no es conveniente para los huevos ni
para los pichones que se han de cubrir. La comida convendrá echársela
a lo largo de la pared, porque casi siempre son éstas las partes del
palomar que están sin palomina. La comida que les es más conveniente
se cree es la veza o el yero, también la lenteja, el mijo, el vallico, y no
menos la ahechaduras de trigo, y si hay algunas otras legumbres con
que se mantengan igualmente las gallinas. El palomar debe barrerse y
limpiarse de tiempo en tiempo, porque cuanto más aseado esté, más
alegre se muestra el ave, la cual es tan difícil de contentar, que muchas
veces toma tanta aversión al palomar, que lo deja cuando se le presenta
la ocasión de salir volando de él, cosa que sucede frecuentemente en
los parajes donde tienen libertad de salir. Para que esto no ocurra hay
un antiguo precepto de Demócrito que es el siguiente: Hay un especie
de gavilán que la gente del campo llama "tinúnculo" (cernícalo), que
acostumbra hacer su nido en los edificios; los pollos de esta ave se
meten en ollas de barro, y estando todavía vivos, se cubren con
tapaderas que se cogen con yeso, hecho lo cual se cuelgan estas
vasijas en los rincones del palomar: esto les granjea tal amor a aquel
sitio que nunca lo abandonan. Para criar han de escogerse palomas que
no sean viejas ni demasiado nuevas; aunque han de ser un cuerpo muy
grande y ha de procurarse, si es posible, que los pichones que se han
sacado juntos nunca se separen; porque si se han casado de esta
manera hacen más crías. Si se separan, no se casarán con los de
diferentes especies, como los de Alejandría y los de Campania, pues
quieren menos a las palomas que les son desiguales; por lo tanto, no las
pisan mucho, ni ellas ponen muchas veces. No siempre, ni por todos, se
ha aprobado en el plumaje el mismo color, por esto no es fácil decir cual
es el mejor. El blanco que se ve comúnmente en todas partes, no se
aprecia demasiado por algunos; sin embargo, no se debe desechar en
los que se tienen encerrados, pero se ha de desaprobar en gran manera
en los que están en libertad, porque son fácil presa del gavilán. Aunque
su fecundidad sea mucho menor que la de las gallinas, sin embargo
producen mayor ganancia; pues no sólo hace al año ocho crías la
paloma, si es buena madre, sino que llena las gavetas del amo si es de
calidad. Así nos lo asegura el excelente autor Marco Varrón, el cual
escribió que en su tiempo, más austero que el nuestro, solía venderse
cada par en mil sestercios. En nuestro siglo nos avergonzamos de lo
que sucede, ya que no se encuentra quién dé cuatro mil numos por un
par de pichones. Aunque, a mi parecer, son más disculpables los que
gastan una cantidad grande dinero por gozar de diversión, que los que
apuran el río Faso de la Cólquida, que desagua en el Mar Negro, y los
estanques escíticos de la Laguna Meotis. Ya en el tiempo presente
eructan embriagados aves del Ganges y de Egipto. Sin embargo,
pueden cebarse aves en el palomar como se ha dicho, pues si hay
algunos palomos estériles o de color feo, se engordan del mismo modo
que las gallinas. Pero los pichones engordan más fácilmente debajo de
las madres, y si cuando ya están robustos y todavía no vuelan les quitas
algunas plumas y les quiebras las patas, y al mismo tiempo dando
comida en abundancia a los padres para que éstos alimenten mejor a
sus hijos. Algunas personas les atan ligeramente las patas, porque si se
las quiebran creen que les causarán un dolor que pude hacerles
enflaquecer, pero éste método en nada contribuye a que engorden, pues
mientras se esfuerzan por desatarse las ligaduras no tienen sosiego, y
con esta especie de ejercicio nada aumenta su cuerpo. La rotura de las
patas sólo les causa dolor dos días, cuando más tres, y les priva de
andar de aquí para allí".
(2) En su nota aclaratoria expresa: “Otro si mandamos que no aya
trampas en los palomares, ni en casas particulares ni de otra manera, ni
añagazas, ni otros armadijos, i que las que estuvieran hechas que se
derriben, so pena que el que lo tuviere, caya en pena de diez mil
maravedis, y le derruenquen las trampas, i pierden los armadijos; i que
ninguna persona sea osado de vender palomas, ni no fuere el dueño del
palomar o por su mandamos que se guarde la lei del Señor Rei D.
Enrique que habla en los palomares que es la siguiente: Mando que
persona, ni persona alguna de cualquier estado, i condicion que sean,
no ayan osadía de tomar paloma, o palomas algunas, ni les tiren con
ballesta, ni con arco ni con piedra, ni en otra manera, ni sean osados de
les armar con redes, ni lazos, ni con otra armaza alguna, i una legua
alrrededos donde oviere palomar, o palomares; i ordeno, i mando contra
aquel, que lo contrario hiciese que por el mismo hecho pierda la ballesta,
i redes, i armanzas, i sea de la persona, o personas, que se la tomaren, i
que por cada paloma pague sesenta maravedíes, la mitad para el dueño
de dichas palomas, i la otra mitad para el Juez, que lo sentenciare: i
mando a cualesquier mis Justicias, Corregidores, i Alcaldes, i Merino
que ejecuten, i fagan, i manden ejecutar en las tales personas las dichas
penas, i cada una de ellas: i porque las personas, que hacen las dichas
armanzas, i maten las dichas palomas, lo hacen encubierto, i
secretamente, por manera que los que asi recibieren el dicho daño, no lo
pueden averiguar, ni probar, para remedio de lo cual mando a las dichas
Justicias, i aqualquier dellas, que si el dueño de tal palomar, i palomas
hiciere juramento en forma de vida de derecho que halló a la tal persona
haciendo el tal daño que el tal juramento se rescriba por entera
probanza, i que en los tales se ejecuten las dichas pena o penas”
Citado por Caggiano, María Amanda (1997: 292). (3) "Otrosy muy esclarecido rrey e sennor, vuestra alteza sepa que en
muchos logares deste rreyno avian e han por cosa de gran utilidad fazer
e tener casas de palomares para criar e tener palomas, de que allende
de sus duennos se proueyan otras gentes asaz, pero segund el danno
que han rrecebido e rresciben de cada dia en queles han matado e
matan las dichas palomas algunas personas con ballestas e otras con
rredes e lazos e otras armacas, asy en los mismos palomares e cerca
dellos como fuera, e lo que se estima por mayor querella e danno es que
si los duennos de los dichos palomares e palomas o otros en su nombre
lo quieren rresistir e rreclamar, han seydo e son ynjuriados de dicho e de
fecho de las personas que asy gelas matan, por manera que han
tomado ser el mejor rremedio derribar e despoblar los dichos palomares.
Sobre lo qual suplicamos a vuestra rreal sennoria quele plega de
ordenar a mandar que ningunas personas non sean osadas de matar las
dichas palomas ni las tomar, mandando castigar e penar alos quelo
contrario fizieren delo qual se seguira que enlos logares son dyspuestos
para criar las dichas palomas, ayan voluntad de hazer e tener
palomares. Aesto vos rrespondo que dezides bien e me plazes delo
prouer e mando que persona ni personas algunas de qual quier estado e
condición que sean, no ayan osadia de tomar palomar ni palomas
algunas ni les tiren con vallesta ny arco ni piedra ni en otra manera, ni
sean osados delas armar con rredes ni lazos no con otra armaca alguna
en derredor de donde quiere palomares o palomas, e hordeno e mando
quel quelo contrario fiziere que el mismo fecho pierda la ballesta o
rredes e armancas e sa de la persona o personas que gelo tomaren, e
que por cada paloma pague sesenta mrs. La mitad para el duenno de
las dichas palomas e la otra mitad para el juez quelo executare, e
mando a quales quier mis justicias corregidores e alcaldes e merions
que executen e fagan e manden executar enlas tales personas que
hazen las dichas armancas e maten las dichas palomas lo hazen
encubierta e secretamente, por manera que los que asi rresciben el
dicho danno no lo pueden aueriguar e prouar, para rremedio delo qual a
las dichas justicias qualquier dellas, que sy el duenno de tal palomar o
palomares hizieren juramento en forma deuida de dercho que halló ala
tal persona haziendo el dicho danno, que tal juramento se rreciba por
entera prouanca para que enlos tales se execute la dicha pena o penas".
Citado por Souto, Mercedes en “Los palomares en el sur de Aragón”.
(4) "El palomar pon que vea el agua, y no lo pongas muy alto, sino
moderadamente para que cansada la ave volando y jugando como en
esgrima, y con aplauso de las alas se huelgue de llegar con las alas
cayendo. Hay quien dice que la Paloma tomando el cebo del campo,
mientras más trabajo y camino hubiere pasado volviendo a sus hijos,
tanto cria mejor y engorda más sus palominos, y esto porque con la
tardanza ha cocido las semillas en el papo, con las cuales alimenta a los
palominos, y por ello aprueban el palomar puesto en lugar alto, y
también piensan que por ventura aprovecha tener el palomar lejos de las
aguas, porque no enfríen los huevos con los pies mojados. Si en las
esquinas de la torre encerrares la ave cernícalo, será menos dañada e
injuriada de los azores. Una cabeza de lobo esparcida con cominos
cerrada en un vaso agujereado, de suerte que respire el olor si la
encerrares dentro de la entrada será causa que se llegarán muchas
palomas dejados los asientos de sus padres, y si hicieres el suelo de
grada, y le rociares con orina de hombre una vez y otra aumentará el
número. En las ventanas pongase coronas de piedras o tablas de oliva
salidas a fuera por un codo, donde se recoja la ave dentro de la entrada
y torne otra vez a volar. Las avecillas menores encerradas se marchitan
con el ver los arboles y el cielo. Los nidos y estancias de las aves
conviene hacerlas en lugares tibios, y las que andan más que no vuelan
se les pondrán algo más altos, y todos los nidos tendrán levantados los
lados por causa de retener los huevos y los pollos, y para las obras de
los nidos es más acomodado el barro que no la cal, y la cal es más que
no el yeso. Toda piedra viva es dañosa, la teja es más útil que no la
piedra arenisca, si fuera poco conocida la materia es utilísima de alamo
o de abeto. A todas las aves conviene que tengan las estancias caras,
puras, limpias, principalmente las de las palomas, y aún la cuatropea si
se acostare suciamente se hará exabrosa. Haganse pues con bóvedas
cubiertas todas las paredes y aisladas con cubierta de yeso, y con
diligencia se cierren en deredor porque no sean molestos los gatos, el
ratón, la comadreja y las semejantes bestiecillas, a los huevos, pollos".
León Battista Alberti, en “De re Aedificatoria”, (Libro Quinto:150 - 151)
citado en Souto, Mercedes (ob. cit.)
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