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ABORDAJE A LA RECUPERACIÓN DEL PATRIMONIO: LOS PALOMARES DE CHIVILCOY. María Amanda Caggiano, María Luz Lopredo, Gonzalo Roldán CONICET- UNLP- UNLu- CECH - IMACH En: El área pampeana. Su abordaje a partir de estudios interdisciplinarios. 2009: 286 - 310. Centro de Estudios en Ciencias Sociales y Naturales de Chivilcoy (editor). ISBN 978 – 987 – 05 – 6183 – 5 – El patrimonio histórico de un país es parte de la memoria de la nación, legado que conforma el perfil de un territorio y explica su identidad. Por ello, los sitios patrimoniales tienen valor intrínseco por constituir la base de la diversidad cultural y del desarrollo social. Su protección y conservación, dentro del contexto medioambiental a largo plazo, es componente esencial en el desarrollo de políticas culturales y turísticas. Los palomares forman parte de esta herencia social y su investigación adquiere significativa importancia al contemplar, a medida que corren los años, su paulatino deterioro. Este avance de investigación se inscribe en el marco del proyecto 11/N511 "Evolución del paisaje cultural en la cuenca media del Salado. Una reconstrucción desde la antropología", acreditado en la Secretaria de Ciencia y Técnica de la Universidad Nacional de La Plata, dirigido por la Dra. María Amanda Caggiano. La cría de palomas y los palomares a través de la historia. La cría de palomas es una actividad conocida desde la Antigüedad en territorios de la cuenca del Mediterráneo; egipcios y griegos la practicaban. Son varios los aprovechamientos de la colombicultura, compartida a la vez con otros recursos económicos. La cría de palomas permite el empleo de los pichones como complemento cárnico en la alimentación junto con el uso de la palomina, guano o excremento de la paloma que, por sus excelentes propiedades (muy rico en nitrógeno y ácido fosfórico), se utiliza como abono. Como ejemplo de arquitectura popular, los palomares presentan una serie de características constructivas muy interesantes, vinculadas a los

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ABORDAJE A LA RECUPERACIÓN DEL PATRIMONIO: LOS PALOMARES DE CHIVILCOY.

María Amanda Caggiano, María Luz Lopredo, Gonzalo Roldán

CONICET- UNLP- UNLu- CECH - IMACH

En: El área pampeana. Su abordaje a partir de estudios interdisciplinarios. 2009: 286 - 310. Centro de Estudios

en Ciencias Sociales y Naturales de Chivilcoy (editor). ISBN 978 – 987 – 05 – 6183 – 5 –

El patrimonio histórico de un país es parte de la memoria de la nación,

legado que conforma el perfil de un territorio y explica su identidad. Por

ello, los sitios patrimoniales tienen valor intrínseco por constituir la base

de la diversidad cultural y del desarrollo social. Su protección y

conservación, dentro del contexto medioambiental a largo plazo, es

componente esencial en el desarrollo de políticas culturales y turísticas.

Los palomares forman parte de esta herencia social y su investigación

adquiere significativa importancia al contemplar, a medida que corren los

años, su paulatino deterioro. Este avance de investigación se inscribe en

el marco del proyecto 11/N511 "Evolución del paisaje cultural en la

cuenca media del Salado. Una reconstrucción desde la antropología",

acreditado en la Secretaria de Ciencia y Técnica de la Universidad

Nacional de La Plata, dirigido por la Dra. María Amanda Caggiano.

La cría de palomas y los palomares a través de la historia. La cría de palomas es una actividad conocida desde la Antigüedad en

territorios de la cuenca del Mediterráneo; egipcios y griegos la

practicaban. Son varios los aprovechamientos de la colombicultura,

compartida a la vez con otros recursos económicos. La cría de palomas

permite el empleo de los pichones como complemento cárnico en la

alimentación junto con el uso de la palomina, guano o excremento de la

paloma que, por sus excelentes propiedades (muy rico en nitrógeno y

ácido fosfórico), se utiliza como abono.

Como ejemplo de arquitectura popular, los palomares presentan una

serie de características constructivas muy interesantes, vinculadas a los

pueblos con una economía de base agrícola. Se trata de construcciones

en torre de material, de 3 a 10 metros de diámetro de planta circular,

octogonal, cuadrangular u otra figura geométrica. En líneas generales,

pueden ser: exentos o adosados a una vivienda, en cuyo caso pueden

ser un anexo de la casa, parte integrante de la misma u otra habitación,

o superpuestos en los tejados a modo de pequeñas torretas.

Palomares en Italia: Via Portuense y Villa Pamphili

Sus paredes fueron construidas de ladrillo y algunos techados con el

mismo material para la protección del frío, lluvia o bien para asegurar el

encierro de las palomas. También eran cubiertos de alambre tejido, así

las aberturas del extremo superior o ventanas de la pared, servían para

la entrada y salida de las palomas.

Palomares en Gran Bretaña

El propietario retiraba el producto accediendo a través de una abertura

inferior por medio de una puerta de madera. Hacia el lado interno del

edificio se construían, con los mismos ladrillos, a partir de

aproximadamente 1 m. del piso, nidos o mechinales paralelos, de 10 a

30 cms. de ancho por unos 20 a 40 cms. de profundidad, que se

utilizaban para encubar los huevos, guarecer a los pichones facilitando

su cría, permitiendo que sólo con la utilización de una escalera se los

atrape. El piso era recubierto de ladrillo, para facilitar su aseo y en un

sector cercano a la pared se practicaba “un agujero en pendiente que

atraviesa la muralla, destinado a la extracción del guano”. (Viollet-Le-

Duc)

Astudillo Galicia

Teruel Palomares en España Luego de la limpieza de los mechinares, de donde se extraían el estiércol y los restos del nido, la estructura era blanqueada con cal una

o dos veces al año.

Estos elementos arquitectónicos sucintamente descriptos resaltan en

los paisajes humanizados, especialmente cuando se trata de "torres

palomares" emplazados en los alrededores de los pueblos, aislados en

medio de los campos o ubicados en laderas orientadas al sur,

resguardadas de los vientos y expuestas a la insolación invernal.

Por su importancia en la economía familiar, el propio derecho romano

estableció ciertas normas de caza y cría de palomas. Son relativamente

abundantes la citas acerca de las palomas en los autores romanos y uno

de ellos, Lucio Junio Moderato Columela, que puede ser considerado

entre de los mejores tratadistas agrónomos de la Antigüedad, además

de poeta, astrónomo y filósofo, en su obra “De Re Rustica“ deja

testimonio de las actividades agrícolas y ganaderas que practicaban los

romanos. Así, en el libro VIII capítulo VIII, titulado

"Del modo de engordar las palomas torcaces y de otras castas, y del

establecimiento del palomar”, establece las condiciones para la cría de

palomas. (1)

El columbario romano (columbarium es literalmente palomar) es un

hipogeo o cámara sepulcral (locus loculu), en cuya pared se abren

nichos o " loculi" (circulares, cuadrados o rectangulares) para albergar

las vasijas, ollas o urnas cinerarias (olla ossuaria) y su semejanza con

los nidales de los palomares es lo que determinó su nombre.

Pero es recién en la Edad Media, período en que estas construcciones

adquieren todo su apogeo. Su posesión era símbolo de nobleza, un

privilegio que sólo se otorgaba a los señoríos, comunidades religiosas,

señores y elodiales. Los señores solían explotar los productos de las

palomas en sus torres palomares, siendo propietarios de todo el

conjunto o encargando a los súbditos enfiteutas que los trabajasen a

cambio de un canon en especie o tributo de palomar. Son variados los

documentos medievales que hacen alusión, de una manera u otra, a la

reglamentación de la cría de palomas, la caza, la concesión de

palomares y los tributos.

Palomar francés del siglo XIV.

Torre de dos pisos y planta circular, la baja destinada ganado menor y la superior

reservada a palomas. Como indican los cortes publicado por Viollet-Le-Duc, una viga

de hierro se apoya sobre la columna central y dos consolas de piedras incrustadas

en la pares. Dos vigas mayores reposan sobre esta viga y reciben el piso. Un eje

vertical provisto de dos ejes o bases de hierro en cada uno de sus extremos y

formando el eje de la rotonda, recibe tres columnas a las cuales están enganchada

una escalera giratoria que facilita visitar los nidales y sacar los pichones.

En Francia la expansión territorial de los palomares es considerable y

muchas veces forman parte del conjunto de los castillos medievales,

como un elemento auxiliar más vinculado al poder feudal. Fueron

destruidos precisamente por este motivo, como símbolo del poder

señorial durante la Revolución Francesa. El derecho feudal "de palomar"

quedó abolido en Europa al anularse también las prerrogativas feudales

de la nobleza y en lo sucesivo fueron adquiridos algunos de ellos por

grandes terratenientes.

En las provincias meridionales francesas, hasta el siglo XVI los palomares

presentan la planta circular y poseen ventanas con reparo. Son más pequeños que

los edificados en las provincias septentrionales, pero más numerosos. (Viollet-Le-

Duc)

La importancia de los palomares se pone en relieve a través del Tomo II

de las Leyes de Recopilación de Indias. En su libro Séptimo, Título

Octavo, la Ley VII, que data de Carlos I y Enrique IV, se sugiere “que en

los palomares no aya trampas ni otras cosas, ni armadijos para tomar

las palomas” (2).

La Ley de protección del palomar, en 1465 de Enrique IV, demuestra la

importancia de los mismos en época medieval. Obedece a las quejas de

los propietarios de los palomares por los cazadores furtivos que los

despueblan, estableciendo por tanto normas de protección de las

palomas y los palomares (3).

El Diccionario de Arquitectura Medieval de Viollet-Le-Duc (op.cit.)

menciona estas construcciones como símbolo de señorío y los clasifica

en dos categorías: de pies o pilares y de torre o de fuga. Los primeros

se construían adosados a la vivienda y las palomas ocupaban un sector

del extremo superior de la edificación, mientras que el sector inferior era

utilizado como establo para el ganado mayor o menor, o bien como

gallinero. En cambio los segundos, se construían lejos de la vivienda y

consistían en una torre con puerta de entrada y, en la parte superior,

ventanales o tragaluces destinados a la circulación de las palomas. En

ambos las paredes estaban cubiertas de nidales; los primitivos

palomares eran de planta circular y al menos a partir del siglo VI en

Languedoc, Francia, la disposición habitual era una edificación de planta

cuadrada coronada con un techo de una sóla caída acompañada de

pináculos en los ángulos.

Palomar que dependía de la abadía de Saint-Théodard. Construido en ladrillo y

terminado en una bóveda hemisférica atravesada por una ventana con claraboya. Se

observa la pared reforzada con tres torrecillas que constituyen un reparo. (Viollet-Le-

Duc)

Si nos trasladamos a la Edad Moderna, abundan los testimonios acerca

de los palomares y la cría de palomas. Como el del arquitecto humanista

italiano León Battista Alberti, en “De re Aedificatoria”, Libro Quinto (4).

Del mismo modo que en 1784 en “Pragmática Sanción”, Carlos III

ordena cerrar palomares y la colocación de redes cerrando los mismos

en los meses de julio a noviembre, impidiendo con ello la salida de las

palomas al campo y evitar así que mermase el grano.

El aquerenciamiento. Al montar un palomar o utilizar uno en desuso, se introducen palomas

de disímil procedencia y se colocan, macho y hembra en igual número.

Se los encierra taponando las ventanas o techándolo, provocando de

esta manera que las parejas se ubiquen dentro de cada nidal. Se

suministra alimentos y agua, evitando su salida al exterior. Cuando se

han formado las parejas y puesto los primeros huevos, luego de un par

de semanas, se abren de a poco las ventanas (o se retira el techo) y se

les deja en libertad. Los pichones nacen a los 17 días y permanecen en

el nido hasta adquirir fuerza. La pareja suministra alimentos y a las tres

semanas aproximadamente, los pichones pueden ingerir alimentos por

propios medios, abandonan su habitad nidícola y están aptos para el

consumo (la primera cría no es retirada del lugar). Este ciclo,

medianamente descrito, provoca el denominado acostumbramiento o

aquerenciamiento de las palomas a un determinado palomar.

Los Palomares en el Río de la Plata y el Partido de Chivilcoy. La paloma doméstica (Columba livia livia) fue introducida en el Río de la

Plata en los tiempos de la colonización española y como prueba de ello

podemos detectar en el espacio bonaerense variados palomares.

En el partido de Tres de Febrero se destaca el “Palomar de Casero”,

formando parte del casco de la estancia de Don Diego Casero,

construido hacia 1788. Edificación de aproximadamente 25 metros de

diámetro, consistente en dos torres circulares concéntricas, la central

más elevada y ambas vinculadas a la cría de palomas, rodeada de otra

construcción destinada a caballeriza y depósito. De las dos paredes

centrales, una de ellas en ambas caras contiene un total de unos 10.000

mechinales destinados a la producción de pichones que eran

comercializados en Buenos Aires. Entre las paredes se ubican patios

que vinculan al sector interno del palomar con el exterior por medio de

cuatro aberturas situadas hacia los cuatro puntos cardinales. Estos

patios hacían de pasillos o corredores que, como anillos, servían para la

libre circulación, de aproximadamente 10 metros de diámetro. El Arq.

Carlos Moreno (1991) también registra estas construcciones en

estancias del ámbito bonaerense; menciona la obra de Enrique Hudson

quién describe al palomar “como un edificio redondo en forma de torre,

blanqueada por fuera y con una pequeña puerta que siempre estaba

cerrada con llave y ocupado por cuatrocientas o quinientas palomas”.

Reconstrucción ideal de palomares a cargo del Arq. Carlos Moreno. Fila

superior: Palomar de Casero, recolección y embolsado de palomas. Fila media: Ea.

San Martín y Ea. La Unión. Fila inferior: Ea. Panelo y Ruta nº 3

En municipios cercanos a Chivilcoy, tales como Mercedes y

Chacabuco, también su estructura corta el horizonte rural.

Palomar ubicado en el partido de Chacabuco, a la vera de la ruta prov. Nº 30

Juan Manuel de Rosas en sus “Instrucciones a los mayordomos de

estancias”, hacia 1828, especifica que en sus predios no debe existir “ni

rastros de gallinas ni de palomas”, por el tiempo que demanda su cría,

restando al dedicado a la hacienda y agricultura.

El partido de Chivilcoy aun conserva en pie un representativo número

de palomares distribuidos en el área rural. De acuerdo a la prospección

realizada y por la información recogida de sus propietarios, los

palomares están desde hace décadas en desuso, pero no por ello

deshabitado por algunas palomas. Muchos muestran signos claros del

paso del tiempo: paredes agrietadas, hileras superiores de nidales con

visibles signos de erosión y, sin excepción, recubiertos de estiércol en

grandes cantidades.

Por ello la importancia de documentar los que aún se conservan, como

parte del patrimonio cultural chivilcoyano. Con este objetivo fueron

varios los que tuvimos oportunidad de registrar. Se procedió a mapear el

sitio, constatar el modo de construcción, dimensiones, la distancia a la

vivienda más cercana y demás elementos de interés.

Como frecuente denominador, todos presentan la construcción en torre

de pared de ladrillos, una puerta de madera como acceso y algunas

ventanas. Su ubicación está aislada del casco, dista entre 50 y 200

metros aproximadamente de la residencia principal y galpones del

propietario.

Comencemos así por brindar una descripción general de algunos de los

palomares prospectados en el partido de Chivilcoy.

En la localidad de Gorostiaga se ubica un palomar de planta circular,

con un perímetro de 12,90 m., los ladrillos con el que está construido

son de aproximadamente 15 cm. Presenta una puerta de acceso de 83

cm. de alto por 74 cm. de ancho, sin ventana.

Palomar ubicado sobre avenida de la Tradición

Sobre avenida de la Tradición, se construyó un palomar de planta

también circular con un perímetro de 15 m. y pared de 60 cm. de ancho.

Presenta una puerta de acceso de 70 cm. de ancho por 1.40 m. de alto y

cuatro ventanas o tragaluces orientadas hacia los cuatro puntos

cardinales que incluyen ¾ hileras de mechinales. Dentro del palomar

observamos simétricos mechinales distribuidos desde la parte inferior, a

unos 80 cm. del piso: 37 filas de 28 mechinares; 8 filas de 26; 8 filas de

25; 19 filas de mechinares hasta cada una de las ventanas, más 14 filas

por encima de las ventanas hacia la techumbre. Estos tienen una

profundidad de 40 cm. por 16 cm. ancho y largo, detectándose restos de

pintura a la cal. Observamos un grabado en la pared, por encima de la

abertura que conduce al exterior con la fecha de 1871.

Palomares en “La Trinidad”, cuartel VIº

En la estancia La Trinidad, ubicada en el cuartel VIº, pudimos observar

desde el camino, (el propietario no autorizó el acceso al predio,

imposibilitando su prospección) dos palomares; uno de planta

octogonal y el restante, ubicado en el casco principal, de estructura

circular.

Estancia La Rica. El portugués Manuel López y García compra al estado, entre1838 y

1856, acciones enfitéuticas radicadas en el partido reconocido como

Cañada Rica y que formará parte del partido de Chivilcoy. Centrada en

la producción agrícola ganadera, su hijo Manuel Eustaquio López y

Figueroa, hacia mayo de 1871, era dueño del predio que alcanzó unas

17.000 hectáreas. Actualmente sólo queda como testigo el casco

rodeado de casi 200 hectáreas, propiedad de Emma Teresa Aguirre

Coelho, tataranieta de Manuel López y García, declarado por la

Municipalidad de Chivilcoy en el año 2002 de “Interés Municipal,

Patrimonio Cultural, Paisajístico y Turístico” e iniciado un expediente en

organismos de la Nación para ser declarado Monumento Histórico

Nacional (Expte. Nº 1607056/05 Secretaría de Cultura de la Nación).

Imagen satelital y croquis del casco de la estancia La Rica; delimitación del área de

la estancia; palomar a la vera de la ruta nº 44.

El casco consta de edificios que constituyen la vivienda principal,

dependencias administrativas, galpones, caballeriza, jardines y parque;

actualmente como actividad productiva se anexó “turismo de estancia”.

Distante unos 150 m., con estructura muy deteriorada, aún se conserva

un palomar de planta octogonal de 8 m. de altura y diámetro interior de

6,85 m. Estructura de ladrillo con terminación de revoque exterior

encalado, donde se observan sucesivas capas de pintura a la cal y

cornisa superior de protección rematada con artísticas rejas. Un soporte

de hierro ubicado en el extremo superior es indicativo, al menos, de

techumbre.

Posee un acceso orientado al S. de 1, 63 m. de alto por 1, 04 m de

ancho y cuatro aberturas poligonales equidistantes distribuidas entre los

mechinales y orientadas hacia los cuatro puntos cardinales. Los nidales

presentan 33 cm. de profundidad, por 23 cm. de largo y ancho; en

algunos sectores con rastros de cal. Del piso a la primera hilera de

mechinales hay una distancia de 1, 25 m (al menos observado hasta la

fecha) y se destacan tres aberturas enrejadas de 1, 25 m. de alto por 0,

90 m. de ancho.

Relativo a esta centenaria estructura, se dio comienzo a una

prospección general del área procediéndose a realizar sondeos

estratigráficos en el interior del recinto que, hasta este momento,

alcanzaron los 1,25 m de profundidad. A través del reconocimiento

realizado se pudo determinar una estructura muraria interna

cuadrangular de 2,90 m. equidistante 1 m. de la pared, conformando un

pasillo interno, con un acceso desde la puerta de 1,55 m de largo.

Consideraciones. El rescate bio – cultural propuesto tiene como objetivo la reafirmación

de la identidad de Chivilcoy, su integración a la vida provincial y nacional

a través de la revalorización de su patrimonio. La línea a desarrollar

tiende a formar los recursos humanos necesarios atendiendo a su

entrenamiento y especialización, a fin de ser útiles tanto en el campo de

las investigaciones científicas como en la transferencia de

conocimientos.

En tal sentido se está implementando una metodología que converge

en metodología y técnica inherente a la Arqueología histórica. Se

procedió a prospectar intensamente el contexto espacial afectado y

recolectar material de superficie; registrar in situ - a través de

fotografías, croquis, etc. - los sectores y materiales descubiertos durante

las tareas de campo. Se realizaron sondeos diagnósticos y desarrollaron

excavaciones micro estratigráficas intensivas en sectores seleccionados;

elaboración de fichas de registro de los diversos materiales.

Actualmente se procede al acondicionamiento en gabinete de los

materiales obtenidos durante las tareas de campo y análisis por medio

de diversas técnicas aplicadas inherentes a la profesión arqueológica,

de tal manera que nos permita contrastar la información reunida, evaluar

resultados y prever futuros trabajos.

En síntesis este abordaje permitirá:

a) Redimir el conocimiento sobre aspectos culturales propios que

pueden ser utilizados como herramientas de desarrollo e integración,

generando un circuito de interés turístico.

b) Desarrollar a través de la acción – investigación participativa,

medidas e instrumentos que permitan la conservación de bienes y

objetos.

c) Vigorizar las condiciones que refuerzan una relación identificatoria

positiva con el lugar donde se habita, al tiempo que la promoción de

bienes culturales vinculados a grupos diferentes protege la pluralidad de

expresiones y fomenta la atenuación de diferencias culturales.

d) Instrumentar talleres con la comunidad involucrada generando, de

esta manera, una extensión de los conocimientos logrados.

e) Difundir los conocimientos como una medida de reafirmación de la

identidad, dentro de los ámbitos culturales y académicos de diversa

índole.

f) Contrastar la información recabada en el partido de Chivilcoy con

otros distritos.

g) Crear un museo y archivo de sitio en la estancia La Rica.

Agradecimientos. Al grupo de trabajo de campo integrado por Manuel Negrete, Joaquín

Tosodoni, Jesica Medina, Rita Cha, Sebastián Largote; Municipalidad de

Chivilcoy; familia de Emma Teresa Aguirre y Carlos “Pampa” Cura. A la

Lic. Gabriela R. Poncio, Profesional Principal de la CICPBA y Prof.

Claudia Salomón de la Sociedad Francesa de Chivilcoy.

Notas. (1) “Por este mismo método se consigue poner muy gordos a los

palomos, tanto torcaces como caseros; sin embargo, no hay tanta

utilidad en cebarlos como en criarlos. El tener estas aves no desdice del

cuidado de un buen labrador. Se mantienen con menos comida en los

parajes que están lejos del poblado, en los cuales se les permite salir

libremente, porque después vuelven a los sitios que se les señalan en

las torres más altas o en los edificios más elevados, donde entran por

las ventanas que se les dejan abiertas, y por las cuales salen volando a

buscar su alimento. Sin embargo, durante dos o tres meses se les da

comida que se ha tenido el cuidado de reunir para ellos; después ellas

se mantienen con las semillas que encuentran en el campo. Pero esto

no lo pueden hacer en los sitios inmediatos a algún poblado, porque

caen en las varias especies de lazos que les ponen los cazadores. Se

les debe echar de comer debajo de techado, en un sitio de la casería

que no sea bajo ni frío, sino sobre un piso que se hará en un sitio

elevado que mire al mediodía del invierno. Sus paredes, para no repetir

lo que ya hemos dicho, se excavarán con órdenes de hornillas, como

hemos prevenido para el gallinero, o si no acomodare de este modo se

meterán en la pared unos palos, y sobre ellos se pondrán tablas que

recibirán casilleros, en los cuales las aves harán sus nidos, u hornillas

de barro con sus vestíbulos por delante para que puedan llegar a los

nidos. Todo el palomar y las mismas hornillas de las palomas deben

cubrirse con un enlucido blanco, porque es el color con que se deleita

principalmente esta especie de aves, y también se han de enlucir por

fuera las paredes, principalmente en la inmediación de la ventana, la

cual estará colocada de manera que dé entrada al sol la mayor parte del

día de invierno. Asimismo habrá una jaula bien espaciosa, rodeada de

redes que no dejen entrar a los gavilanes, que dé acogida a las palomas

que salgan a tomar el sol, y proporcionen a las que están en huevos o

sobre los pichones la facilidad de salir del palomar, no sea que las

fatigue demasiado la pesada esclavitud de una cárcel perpetua; ya que

así que hayan volado un poco alrededor de los edificios, con la alegría

que esto les da, vuelven con más ardor a sus pichones, que son los que

las impiden alejarse mucho ni huir. Los bebederos deben ser

semejantes a los de las gallinas, que den entrada a los cuellos de los

palomos que hayan de beber en ellos, pero no a los cuerpos de los que

quieran bañarse, pues la humedad no es conveniente para los huevos ni

para los pichones que se han de cubrir. La comida convendrá echársela

a lo largo de la pared, porque casi siempre son éstas las partes del

palomar que están sin palomina. La comida que les es más conveniente

se cree es la veza o el yero, también la lenteja, el mijo, el vallico, y no

menos la ahechaduras de trigo, y si hay algunas otras legumbres con

que se mantengan igualmente las gallinas. El palomar debe barrerse y

limpiarse de tiempo en tiempo, porque cuanto más aseado esté, más

alegre se muestra el ave, la cual es tan difícil de contentar, que muchas

veces toma tanta aversión al palomar, que lo deja cuando se le presenta

la ocasión de salir volando de él, cosa que sucede frecuentemente en

los parajes donde tienen libertad de salir. Para que esto no ocurra hay

un antiguo precepto de Demócrito que es el siguiente: Hay un especie

de gavilán que la gente del campo llama "tinúnculo" (cernícalo), que

acostumbra hacer su nido en los edificios; los pollos de esta ave se

meten en ollas de barro, y estando todavía vivos, se cubren con

tapaderas que se cogen con yeso, hecho lo cual se cuelgan estas

vasijas en los rincones del palomar: esto les granjea tal amor a aquel

sitio que nunca lo abandonan. Para criar han de escogerse palomas que

no sean viejas ni demasiado nuevas; aunque han de ser un cuerpo muy

grande y ha de procurarse, si es posible, que los pichones que se han

sacado juntos nunca se separen; porque si se han casado de esta

manera hacen más crías. Si se separan, no se casarán con los de

diferentes especies, como los de Alejandría y los de Campania, pues

quieren menos a las palomas que les son desiguales; por lo tanto, no las

pisan mucho, ni ellas ponen muchas veces. No siempre, ni por todos, se

ha aprobado en el plumaje el mismo color, por esto no es fácil decir cual

es el mejor. El blanco que se ve comúnmente en todas partes, no se

aprecia demasiado por algunos; sin embargo, no se debe desechar en

los que se tienen encerrados, pero se ha de desaprobar en gran manera

en los que están en libertad, porque son fácil presa del gavilán. Aunque

su fecundidad sea mucho menor que la de las gallinas, sin embargo

producen mayor ganancia; pues no sólo hace al año ocho crías la

paloma, si es buena madre, sino que llena las gavetas del amo si es de

calidad. Así nos lo asegura el excelente autor Marco Varrón, el cual

escribió que en su tiempo, más austero que el nuestro, solía venderse

cada par en mil sestercios. En nuestro siglo nos avergonzamos de lo

que sucede, ya que no se encuentra quién dé cuatro mil numos por un

par de pichones. Aunque, a mi parecer, son más disculpables los que

gastan una cantidad grande dinero por gozar de diversión, que los que

apuran el río Faso de la Cólquida, que desagua en el Mar Negro, y los

estanques escíticos de la Laguna Meotis. Ya en el tiempo presente

eructan embriagados aves del Ganges y de Egipto. Sin embargo,

pueden cebarse aves en el palomar como se ha dicho, pues si hay

algunos palomos estériles o de color feo, se engordan del mismo modo

que las gallinas. Pero los pichones engordan más fácilmente debajo de

las madres, y si cuando ya están robustos y todavía no vuelan les quitas

algunas plumas y les quiebras las patas, y al mismo tiempo dando

comida en abundancia a los padres para que éstos alimenten mejor a

sus hijos. Algunas personas les atan ligeramente las patas, porque si se

las quiebran creen que les causarán un dolor que pude hacerles

enflaquecer, pero éste método en nada contribuye a que engorden, pues

mientras se esfuerzan por desatarse las ligaduras no tienen sosiego, y

con esta especie de ejercicio nada aumenta su cuerpo. La rotura de las

patas sólo les causa dolor dos días, cuando más tres, y les priva de

andar de aquí para allí".

(2) En su nota aclaratoria expresa: “Otro si mandamos que no aya

trampas en los palomares, ni en casas particulares ni de otra manera, ni

añagazas, ni otros armadijos, i que las que estuvieran hechas que se

derriben, so pena que el que lo tuviere, caya en pena de diez mil

maravedis, y le derruenquen las trampas, i pierden los armadijos; i que

ninguna persona sea osado de vender palomas, ni no fuere el dueño del

palomar o por su mandamos que se guarde la lei del Señor Rei D.

Enrique que habla en los palomares que es la siguiente: Mando que

persona, ni persona alguna de cualquier estado, i condicion que sean,

no ayan osadía de tomar paloma, o palomas algunas, ni les tiren con

ballesta, ni con arco ni con piedra, ni en otra manera, ni sean osados de

les armar con redes, ni lazos, ni con otra armaza alguna, i una legua

alrrededos donde oviere palomar, o palomares; i ordeno, i mando contra

aquel, que lo contrario hiciese que por el mismo hecho pierda la ballesta,

i redes, i armanzas, i sea de la persona, o personas, que se la tomaren, i

que por cada paloma pague sesenta maravedíes, la mitad para el dueño

de dichas palomas, i la otra mitad para el Juez, que lo sentenciare: i

mando a cualesquier mis Justicias, Corregidores, i Alcaldes, i Merino

que ejecuten, i fagan, i manden ejecutar en las tales personas las dichas

penas, i cada una de ellas: i porque las personas, que hacen las dichas

armanzas, i maten las dichas palomas, lo hacen encubierto, i

secretamente, por manera que los que asi recibieren el dicho daño, no lo

pueden averiguar, ni probar, para remedio de lo cual mando a las dichas

Justicias, i aqualquier dellas, que si el dueño de tal palomar, i palomas

hiciere juramento en forma de vida de derecho que halló a la tal persona

haciendo el tal daño que el tal juramento se rescriba por entera

probanza, i que en los tales se ejecuten las dichas pena o penas”

Citado por Caggiano, María Amanda (1997: 292). (3) "Otrosy muy esclarecido rrey e sennor, vuestra alteza sepa que en

muchos logares deste rreyno avian e han por cosa de gran utilidad fazer

e tener casas de palomares para criar e tener palomas, de que allende

de sus duennos se proueyan otras gentes asaz, pero segund el danno

que han rrecebido e rresciben de cada dia en queles han matado e

matan las dichas palomas algunas personas con ballestas e otras con

rredes e lazos e otras armacas, asy en los mismos palomares e cerca

dellos como fuera, e lo que se estima por mayor querella e danno es que

si los duennos de los dichos palomares e palomas o otros en su nombre

lo quieren rresistir e rreclamar, han seydo e son ynjuriados de dicho e de

fecho de las personas que asy gelas matan, por manera que han

tomado ser el mejor rremedio derribar e despoblar los dichos palomares.

Sobre lo qual suplicamos a vuestra rreal sennoria quele plega de

ordenar a mandar que ningunas personas non sean osadas de matar las

dichas palomas ni las tomar, mandando castigar e penar alos quelo

contrario fizieren delo qual se seguira que enlos logares son dyspuestos

para criar las dichas palomas, ayan voluntad de hazer e tener

palomares. Aesto vos rrespondo que dezides bien e me plazes delo

prouer e mando que persona ni personas algunas de qual quier estado e

condición que sean, no ayan osadia de tomar palomar ni palomas

algunas ni les tiren con vallesta ny arco ni piedra ni en otra manera, ni

sean osados delas armar con rredes ni lazos no con otra armaca alguna

en derredor de donde quiere palomares o palomas, e hordeno e mando

quel quelo contrario fiziere que el mismo fecho pierda la ballesta o

rredes e armancas e sa de la persona o personas que gelo tomaren, e

que por cada paloma pague sesenta mrs. La mitad para el duenno de

las dichas palomas e la otra mitad para el juez quelo executare, e

mando a quales quier mis justicias corregidores e alcaldes e merions

que executen e fagan e manden executar enlas tales personas que

hazen las dichas armancas e maten las dichas palomas lo hazen

encubierta e secretamente, por manera que los que asi rresciben el

dicho danno no lo pueden aueriguar e prouar, para rremedio delo qual a

las dichas justicias qualquier dellas, que sy el duenno de tal palomar o

palomares hizieren juramento en forma deuida de dercho que halló ala

tal persona haziendo el dicho danno, que tal juramento se rreciba por

entera prouanca para que enlos tales se execute la dicha pena o penas".

Citado por Souto, Mercedes en “Los palomares en el sur de Aragón”.

(4) "El palomar pon que vea el agua, y no lo pongas muy alto, sino

moderadamente para que cansada la ave volando y jugando como en

esgrima, y con aplauso de las alas se huelgue de llegar con las alas

cayendo. Hay quien dice que la Paloma tomando el cebo del campo,

mientras más trabajo y camino hubiere pasado volviendo a sus hijos,

tanto cria mejor y engorda más sus palominos, y esto porque con la

tardanza ha cocido las semillas en el papo, con las cuales alimenta a los

palominos, y por ello aprueban el palomar puesto en lugar alto, y

también piensan que por ventura aprovecha tener el palomar lejos de las

aguas, porque no enfríen los huevos con los pies mojados. Si en las

esquinas de la torre encerrares la ave cernícalo, será menos dañada e

injuriada de los azores. Una cabeza de lobo esparcida con cominos

cerrada en un vaso agujereado, de suerte que respire el olor si la

encerrares dentro de la entrada será causa que se llegarán muchas

palomas dejados los asientos de sus padres, y si hicieres el suelo de

grada, y le rociares con orina de hombre una vez y otra aumentará el

número. En las ventanas pongase coronas de piedras o tablas de oliva

salidas a fuera por un codo, donde se recoja la ave dentro de la entrada

y torne otra vez a volar. Las avecillas menores encerradas se marchitan

con el ver los arboles y el cielo. Los nidos y estancias de las aves

conviene hacerlas en lugares tibios, y las que andan más que no vuelan

se les pondrán algo más altos, y todos los nidos tendrán levantados los

lados por causa de retener los huevos y los pollos, y para las obras de

los nidos es más acomodado el barro que no la cal, y la cal es más que

no el yeso. Toda piedra viva es dañosa, la teja es más útil que no la

piedra arenisca, si fuera poco conocida la materia es utilísima de alamo

o de abeto. A todas las aves conviene que tengan las estancias caras,

puras, limpias, principalmente las de las palomas, y aún la cuatropea si

se acostare suciamente se hará exabrosa. Haganse pues con bóvedas

cubiertas todas las paredes y aisladas con cubierta de yeso, y con

diligencia se cierren en deredor porque no sean molestos los gatos, el

ratón, la comadreja y las semejantes bestiecillas, a los huevos, pollos".

León Battista Alberti, en “De re Aedificatoria”, (Libro Quinto:150 - 151)

citado en Souto, Mercedes (ob. cit.)

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