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A P O S T A S Í A
Una exposición del tema de nuestro tiempo y del antídoto para combatirla
Juan Paulo Martínez
Marzo, 2017
INDICE
Diferencias: ἀποστασία / αἱρέσεις 4La gran rebelión contra Dios 5Cepa y elementos de la apostasía 6Las clases de tierra en el corazón, y el discipulado 8¿Cristianos apóstatas? 10Cuándo la apostasía es imperdonable 12El apóstata sigue viviendo de la fe 1310 Pasos para contrarrestar la apostasía en el poder de Cristo 14Bibliografía 18Acerca del autor 19
Juan Paulo Martínez ©2017. Puede reproducir el presente trabajo siempre y
cuando sea sin fines de lucro y sin alteraciones.
El texto bíblico indicado con «NTV» ha sido tomado de la Santa Biblia, Nueva
Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Usado con permiso de
Tyndale House Publishers, Inc., 351 Executive Dr., Carol Stream, IL 60188, Estados
Unidos de América. Todos los derechos reservados.
Las citas bíblicas son tomadas de La Biblia de las Américas® (LBLA),Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation
Usadas con permiso. www.LBLA.com
Arte de portada tomado de http://fenrirbralor.deviantart.com
El puritano John Trapp sostuvo que “es más fácil escribir un libro sobre apóstatas
en esta época que escribir un libro sobre mártires”. La tragedia que atraviesa la
Iglesia moderna a causa de la apostasía ha sido tan grande que actualmente los que
antes hubieran sido rechazados ipso facto como negadores de Cristo hoy poseen
ministerios internacionales gigantescos y gozan de una gran demanda de lectores y
consumidores en las librerías cristianas y empresas discográficas.
Por ello, aquí analizaremos este fenómeno destructor para lograr develar las
estratagemas satánicas e impedir, en la gracia y auxilio del Señor, que más y más
gente esté siendo engañada por la gestión de los apóstatas alrededor del mundo y
en nuestras congregaciones y medios.
Al final, amable lector, estarás mejor equipado para nutrir tu fe y la de tus
hermanos, y para responder a este embate de manera eficaz usando la Palabra de
Dios.
Juan Paulo Martínez
Marzo de 2017
Diferencias: ἀποστασία / αἱρέσεις
La apostasía (ἀποστασία) es, de acuerdo con I.H. Marshall (Ferguson, Wright y
Packer, 1992,p.85), “un abandono general de la religión o una negación de la fe de
parte de aquellos que una vez la profesaban”. La herejía (αἱρέσεις), en cambio, es
una “desviación doctrinal de las verdades fundamentales enseñadas por la
Escritura y la iglesia cristiana ortodoxa, y la propagación activa de la misma” (Ibíd,
B. Demarest, p.450). Por definición, herejía significa “elegir” pero elegir mal, por la
desunión. Así, la apostasía y la herejía son distintas en la forma en que tratan la
verdad: la primera la abandona y la niega, mientras que la segunda la tuerce y
anuncia, ya adulterada, como si fuera genuina.
La gravedad de la apostasía y la herejía es la misma si se considera el fin de ambas
actitudes ante la verdad. La condenación eterna es el resultado para el apóstata y el
hereje. La relación entre ambas es explosiva y causa grave daño a las iglesias
cuando estas no permanecen alertas. Puede ocurrir que el apóstata convenza a
otros cristianos de que su negación de la verdad es una opción coherente mientras
elabora una nueva doctrina y la enseña a los demás. En este proceso, hay una
transición desde la apostasía a la herejía, y es el camino que han seguido conocidas
sectas mundiales como los Testigos de Jehová y los Mormones. De manera similar
han operado los liberales y los creadores de la neo-ortodoxia como
Schleiermachen, Bultmann, Ritschl, Harnack, y para algunos Karl Barth, Brunner,
Niebuhr y más recientemente N.T. Wright.
En los demás casos, el apóstata simplemente se separa de la comunidad cristiana,
renuncia a sus dogmas y entra en la esfera del ateísmo o agnosticismo. El ateo está
seguro de que Dios no existe; el agnóstico no está seguro pero prefiere oscilar entre
la duda y el cinismo. El agnosticismo es en realidad un derivado del ateísmo que se
disfraza de pasión por la razón, y cuyas dudas más que acercar al hombre a la
investigación de la verdad le permiten estarla negando sobre la base de una
supuesta búsqueda de argumentos contundentes que jamás alcanzan su
satisfacción.
La gran rebelión contra Dios
El apóstol Pablo tratando el tema del archienemigo mundial de Dios sostiene en 2
Tes. 2.3 lo siguiente:
Que nadie os engañe de ninguna manera, porque no vendrá sin que primero
venga la apostasía y sea revelado el hombre de pecado, el hijo de perdición
(LBLA).
La palabra apostasía en el griego es ἀποστασία. También aparece en Hch.21.21
como ἀποστασίαν διδάσκεις, es decir, “que enseñas que se aparten…”. El contexto
es la charla que sostiene el apóstol Pablo con los ancianos de Tiro quienes
preocupados le hacen saber que se dice de él que está promoviendo la apostasía
contra Moisés y la ley. Como observa McDonald (2004):
Él, desde luego, había enseñado que Cristo era el fin de la ley para justicia de
todo el que cree. Él enseñaba que cuando la fe cristiana había venido, los
creyentes judíos ya no estaban bajo la ley. Enseñaba que si alguien recibía la
circuncisión como medio para obtener la justificación, entonces este hombre
se cortaba de la salvación en Cristo Jesús. Enseñaba que volver a los tipos y
sombras de la ley, después que Cristo había vuelto, era deshonrar a Cristo. A
la vista de esto no es difícil darse cuenta de porqué los judíos pensaban de él
como pensaban (p.743).
Pablo no estaba apostatando. Lo que hacía era explicar cómo la revelación de Dios
en Cristo había colmado las profecías. No era un abandono de la Escritura ni de la
fe, sino la confirmación de la llegada del cumplimiento de la Palabra de Dios. Sin
embargo, la idea de “apartarse” es correcta en lo que toca al término porque
apostatar es alejarse, es “una gran rebelión contra Dios” (2 tes.2.3, NTV), mismo
uso que se le da en Jos.22.22 y 2 Cró.29.19. El apóstata abandona, deserta, es infiel,
da la espalda al Señor. Con esta actitud, como anota Winston Ross (Harrison, 1985,
p.49), el apóstata participa de la bienvenida al anticristo u hombre de pecado
referido en 2 Tesalonicenses.
Cepa y elementos de la apostasía
A.S. Wood (Nuevo Diccionario Bíblico, 1991, p.94) destaca cinco aspectos de la
apostasía que arman un cuadro claro de este acontecer voraz:
1. Es un abandono de la fe.
2. Es una terrible lejanía de Dios.
3. Es algo que aumenta en épocas de grandes pruebas.
4. Es algo que alienta a los falsos maestros que aprovechan la ocasión para
seducir a los creyentes.
5. Es algo que es imposible de resolver cuando la apostasía ha sido deliberada.
En 1 Ti.4:1-2 se lee:
Ahora bien, el Espíritu Santo nos dice claramente que en los últimos tiempos
algunos se apartarán de la fe verdadera; seguirán espíritus engañosos y
enseñanzas que provienen de demonios. Estas personas son hipócritas y
mentirosas, y tienen muerta la conciencia (NTV).
Esta cepa hipócrita se debe trazar hasta el Edén cuando la serpiente engañó a Eva
por medio de mentiras. En Gn.3:1-5 se relata cómo Satanás interrogó a la mujer y le
hizo saber que los planes de Dios, la Palabra del Señor, era falsa:
-¡No morirán!- respondió la serpiente a la mujer-. Dios sabe que, en cuanto
coman del fruto, se les abrirán los ojos y serán como Dios, con el
conocimiento del bien y del mal (vv. 4-5, NTV).
El apóstata regularmente inicia negando la autoridad de la Biblia en alguna de sus
partes y puede llegar a asegurar que tiene buenas intenciones a favor de la
honestidad y la verdad. Los ateos, agnósticos y neo-ortodoxos y liberales tienen en
común el ataque contra la autoridad de las Escrituras de una forma parcial o total.
Siguen el ejemplo de la serpiente invitando a otros a cuestionar la Palabra Santa,
sembrando dudas y elevando juicios contra su pureza.
Hendriksen (1979) refiere que en 1 Ti.4:1-2 hay que recordar el sincretismo de los
gnósticos que insistían en que, a diferencia de la doctrina bíblica de la creación,
Dios no podría haber creado al mundo “porque el mundo es materia, y la materia es
el asiento del mal” (p.167). Como ocurre con todas las apostasías es la autoridad
de las Sagradas Escrituras la que constituye el primer estorbo a derribar. La
negación de doctrinas fundamentales es una señal inequívoca de rebelión contra el
Santo Concejo Trinitario. El apóstol Pablo es explícito al decir que es “el Espíritu
Santo” quien revela la apostasía venidera. A esto Juan Calvino (1972) indica que
“Mas lejos de nosotros pensar que el Espíritu de Dios nos dé alarmas innecesarias”
(p.113) lo que significa que cuando Dios advierte algo es porque es real; las iglesias
en todo el mundo deben estar apercibidas. Heb. 3.12 indica:
Por lo tanto, amados hermanos, ¡cuidado! Asegúrense de que ninguno de
ustedes tenga un corazón maligno e incrédulo que los aleje del Dios vivo
(NTV).
Inmediatamente, el versículo siguiente destaca la solución contra esta perversión:
“Adviértanse unos a otros todos los días mientras dure ese “hoy”, para que ninguno
sea engañado por el pecado y se endurezca contra Dios” (v.13, NTV). Es imposible
resistir la apostasía sin estar injertado en el Cuerpo de Cristo por su sola gracia,
para recibir de la Iglesia las asistencias celestiales de los medios que el Señor ha
establecido para la recta comunión entre hermanos: la oración, la fe, los
sacramentos, la Palabra Santa y la disciplina eclesiástica.
Las clases de tierra en el corazón, y el discipulado
Todos en la Iglesia saben que la vida está llena de dificultades. Esto no es privativo
de la fe cristiana porque acontece a cada ser humano sobre la tierra. Empero, la
dificultad para el que se acerca al Señor posee una especial característica que es la
de estar azuzada por Satanás y sus huestes. Los que pertenecen al reino del diablo
pueden incluso llegar a disfrutar de muchos bienes en este mundo. Carecen de las
presiones espirituales que implica la guerra contra el pecado y el anhelo de
santidad. Además, solo responden a sí mismos y procuran hacer en todo lo que sus
deseos les exigen. En cambio, los hijos de Dios deben resistir su naturaleza
pecaminosa, deben limpiar las heridas que causan los dardos satánicos, han de
renunciar a sus propios planes cuando estos se hallan lejos de la voluntad de su
Señor y hasta es posible que además de la humillación y la burla deban padecer la
muerte a causa de la fe.
Jesús enseñó acerca de esta lucha que finalmente revela la autenticidad del llamado
de Dios. En Mt. 13, dentro de la sección de parábolas del Reino, se lee:
Vosotros, pues, escuchad la parábola del sembrador. A todo el que oye la
palabra del reino y no la entiende, el maligno viene y arrebata lo que fue
sembrado en su corazón. Este es aquel en quien se sembró la semilla junto al
camino. Y aquel en quien se sembró la semilla en pedregales, éste es el que
oye la palabra y en seguida la recibe con gozo; pero no tiene raíz profunda en
sí mismo, sino que sólo es temporal, y cuando por causa de la palabra viene
la aflicción o la persecución, enseguida tropieza y cae. Y aquel en quien se
sembró la semilla entre espinos, este es el que oye la palabra, mas las
preocupaciones del mundo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y
se queda sin fruto. Pero aquel en quien se sembró la semilla en tierra buena,
éste es el que oye la palabra y la entiende, éste sí da fruto y produce, uno a
ciento, otro a sesenta y otro a treinta (vv.18-23, LBLA).
El texto dice que τὸν λόγον τῆς βασιλείας, “la palabra del reino” (v.19), es oída
(ἀκούοντος) en todos los casos pero el resultado es distinto. Existen cuatro tipos
de suelos que representan al corazón humano (καρδίᾳ αὐτοῦ) inmerso en distintas
respuestas. La palabra se siembra (ἐσπαρμένον) y el hombre, según el caso,
responde de la siguiente manera:
a) No la entiende y Satanás arrebata lo poco que había recibido.
b) La recibe con gozo pero cuando es afligido y perseguido a causa del
Evangelio tropieza y cae.
c) La oye pero no da fruto debido a las preocupaciones del mundo y el engaño
de las riquezas.
d) La oye, la entiende y da frutos de salvación.
En los tres primeros escenarios uno cae por arrebatos del maligno, por poca
profundidad y ausencia de raíces y por ahogo ante las presiones de la vida. La
apostasía suele surgir de terrenos como estos e indican que el discipulado es
fundamental para vencer sobre las tribulaciones y las dudas que quieren aplastar a
las personas que buscan a Jesús.
Discipular es un mandato bíblico en Mt.28:19-20: “Por lo tanto, vayan y hagan
discípulos de todas las naciones…Enseñen a los nuevos discípulos a obedecer todos
los mandatos que les he dado” (NTV, énfasis añadido). La carencia de discipulado
puede propiciar la ignorancia bíblica y la final apostasía en la persona que “de
labios” ha profesado la fe. Sin embargo, aunque el discipulado cristiano es básico y
esencial, no puede sustituir el llamado original de Dios con su gracia redentora.
Ningún discipulado por dedicado que sea puede operar salvación en la gente. Por
eso se habla de “llamado eficaz” y no “discipulado eficaz”. En este orden de ideas, el
discipulado es una herramienta para el perfeccionamiento de una fe verdadera. No
es su artífice. Pero es válida la advertencia contra el hecho de dejar que los
hermanos dejen de echar raíces profundas en la Palabra. Hay que buscar que estén
proveídos para distinguir la voluntad de Dios de los propios pecados y maldades.
¿Cristianos apóstatas?
Surge con frecuencia la incógnita acerca de si una persona redimida puede
apostatar de la fe. La respuesta llana es que ningún verdadero creyente puede
convertirse en un apóstata y morir como tal. La doctrina bíblica de La
Perseverancia De Los Santos nos enseña que no es el hombre el que persevera sino
Dios, pues aquella es la “continua operación del Espíritu Santo en el creyente,
mediante la cual la obra de la gracia divina que ha empezado en el corazón se
continua hasta llegar a ser completa” (Berkhof, 2009, p. 654). En Romanos 11.29 se
lee:
Pues los dones de Dios y su llamado son irrevocables (NTV, énfasis añadido).
En esta misma tesitura Jesús dijo:
Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco, y ellas me siguen. Les doy vida
eterna, y nunca perecerán. Nadie puede quitármelas, porque mi Padre me las
ha dado, y él es más poderoso que todos. Nadie puede quitarlas de la mano
del Padre (Jn. 10:27-29, NTV, énfasis añadido).
Algunos apóstatas acusan su rebelión, hasta en forma de sarcasmo, al hecho de que
“Dios no quiso salvarlos” y por eso se marcharon de la Iglesia. Su apostasía es
“voluntad de Dios” –si es que existe Dios, en su opinión. En el infierno, como dice
una frase del puritanismo, no habrá nadie excusándose en que ellos quisieron al
Señor pero él los rechazó. Mientras haya vida, la Escritura dice: “Sin embargo, los
que el Padre me ha dado vendrán a mí, y jamás los rechazaré” (Jn. 6.37, NTV, énfasis
añadido). Así también, el pecado de apostasía gusta de esconderse detrás de graves
dificultades que se enfrentaron y a las cuales, aparentemente, Dios no dio
importancia. Esto es no comprender el sufrimiento humano como tal ni en sus
explicaciones bíblicas, así como tampoco entender el carácter de Dios. Todos
sufrimos con independencia de nuestra fe. Es el curso de la vida. Pretender que
nuestra fe cristiana dependa de un estado de ausencia de dolor, pruebas y
sufrimientos es caer en la trampa de los falsos maestros de la prosperidad y cerrar
los oídos al consejo de Cristo quien dijo:
Aquí en el mundo tendréis muchas pruebas y tristezas; pero anímense,
porque yo he vencido al mundo (Jn. 16.33b, NTV).
Un tanto peor, finalmente, es la coartada del que justifica su apostasía sosteniendo
que no halló “iglesia sana” y que entre tanta hipocresía prefirió marcharse antes
que echarse a perder entre las congregaciones cristianas. Este es un pecado directo
contra las palabras de Jesús quien dijo respecto de su Iglesia que “el poder de la
muerte no la conquistará” (Mt. 16.18, NTV), es decir, como bien expone la
Confesión de Fe De Westminster, “siempre habrá una iglesia en la tierra para adorar
a Dios conforme a su voluntad” (XXV. V). En realidad la expresión “apostasía total”
es una expresión hiperbólica, pero solo eso. Porque no existe ni habrá jamás algo
parecido. Este es el argumento de los Mormones y otras sectas: que ante una
apostasía total tuvieron que empezar de nuevo con nuevas revelaciones y nuevos
profetas y apóstoles. Pero el Señor es contundente al decir que su iglesia
prevalecerá eternamente. Es engreimiento espiritual creer que las iglesias todas
están corruptas y pueden a uno contaminarlo. Aunque es cierto de algunas hay
muchas en las que Cristo es honrado como ordena la Biblia.
Cuándo la apostasía es imperdonable
Juan Bunyan (2009, p.29) retrata el caso de un hombre que se perdió en la
apostasía. La imagen es la de una persona acabada encerrada en una jaula de
hierro. Dice este decadente:
Soy lo que no era en otro tiempo. Era un profesante próspero y floreciente
ante mis ojos y aun ante los de los demás…[Llegué a este estado] Dejando de
ser vigilante y sobrio, dando rienda suelta a mis pasiones, pecando contra lo
expresamente prescrito por la palabra y bondad del Señor. He contristado al
Espíritu, y él se ha ausentado de mí; he tentado al Demonio, y no se ha
detenido en venir; y dejado endurecer mi corazón hasta el punto de no
poder arrepentirme.
En la Biblia se habla del pecado imperdonable (Mt.12:31-32). Es una blasfemia
contra el Espíritu Santo que consiste en rechazar a Jesús y su mensaje a pesar de las
obras fehacientes y milagrosas de su ministerio, mismas que gente del tiempo de
Cristo atribuyó al demonio. Así, un apóstata comete este pecado cuando decide
jamás regresar al camino de la fe que abandonó, pues su rechazo es una negación
de la verdad tal como aquella en que incurrieron los fariseos que no creyeron en
Jesús. El apóstata entra en la descripción de Hebreos 6:4-6:
Pues es imposible lograr que vuelvan a arrepentirse los que una vez fueron
iluminados- aquellos que experimentaron las cosas buenas del cielo y
fueron partícipes del Espíritu Santo, que saborearon la bondad de la palabra
de Dios y el poder del mundo venidero- y que luego se alejan de Dios. Es
imposible lograr que esas personas vuelvan a arrepentirse; al rechazar al
Hijo de Dios, ellos mismos lo clavan otra vez en la cruz y lo exponen a la
vergüenza pública (NTV).
Esta “iluminación” y “participación” del Espíritu fue para el que jamás regresa a la
Iglesia tan solo una influencia pía exterior: una experiencia puramente emocional
sin efectos salvíficos (Cfr. Mt.7:21-23). La exposición a los medios de gracia en la
iglesia – un enorme beneficio del cristiano- fue para el falso profeso tan solo una
etapa más de su errático peregrinar a la condenación eterna. Por ello, lo único que
nos queda es pedir a Dios para que de haber sido genuina la conversión de una
persona involucrada en presunta apostasía recapacite de inmediato y reciba el
perdón por su pecado (1 Jn. 1.9).
El apóstata sigue viviendo de la fe
Apóstatas pueden hallarse en al menos dos tipos: el apóstata activista y el apóstata
indiferente. Debido a que existe en el ser humano la semilla de la religión,
implantada en nuestro ser desde la concepción, lo normal es que el apóstata en
general sea del primer grupo. Mientras el segundo se aleja de la Iglesia y nada
quiere saber ya de la fe cristiana, el primero actúa diariamente elaborando razones
contra el cristianismo y la revelación bíblica. Se torna en un propagandista. Busca
ridiculizar al cristiano, lo caza e investiga de qué forma puede desacreditar su
mensaje o hacerlo quedar como un ignorante.
Existe una causa psicológica que explica lo anterior: el apóstata sabe cuál es el
veredicto que le espera delante del Gran Trono Blanco (Ap.20:11-15). Por ello
intenta ahogar esas voces con información que falsee las Sagradas Escrituras. Si
uno se fija bien, el motor que sigue alimentando la vida del apóstata es la misma fe
que ha rechazado. La sigue necesitando aunque sea para desacreditarla. Es común
saber de apóstatas muy activos contra la fe que confiesan tener lapsos esporádicos
en que les espanta un enorme terror al presentir que pueda ser real, como lo es, lo
que dice la Biblia y que ellos niegan con tanta vehemencia (v. gr. el apóstata Bart
Erhman).
En 2 P. 3.17 se lee:
Queridos amigos, los estoy previniendo con tiempo. Manténgase en guardia
para no ser arrastrados por los errores de esa gente perversa y perder la
base firme que tienen. En cambio, crezcan en la gracia y el conocimiento de
nuestro Señor y Salvador Jesucristo (NTV, énfasis añadido).
Somos soldados en medio de la guerra por la verdad. Venceremos con total
seguridad si nos aferramos al Señor día y noche siendo asistidos por sus celestiales
consuelos. William Gurnall (Thomas, 1975) escribió que “nadie se hunde más
profundamente en el infierno que aquellos que más se acercaron al cielo, porque
ellos caen desde la más enorme altura” (p.20). De acuerdo con el texto bíblico “Les
hubiera sido mejor nunca haber conocido el camino de la justicia, en lugar de
conocerlo y luego rechazar el mandato que se les dio de vivir una vida santa” (2 P.
2.21, NTV); “Están condenados a la más negra oscuridad” (v. 17b). ¿Cómo no estar
despiertos en esta era perversa? No es hora de dormir.
10 Pasos para contrarrestar la apostasía en el poder de Cristo
Te animo, amable lector, a leer de nuevo los versículos que aquí he compartido. Te
invito a subrayarlos, a compartirlos con tus hermanos en la fe. Tenemos que
reflexionar en la apostasía para no ser seducidos por ella.
Contra la influencia de este terrible mal los cristianos podemos tomar acciones que
eviten su propagación. Como muestra aquí están 10 pasos que todo cristiano puede
poner en práctica:
1. La lectura diaria de la Palabra de Dios (Sal.119.105)
2. La oración diaria en el poder del Espíritu Santo (1 Tes.5.17).
3. La asistencia sistemática a la congregación local de creyentes (Heb.10.25).
4. El servicio cristiano en la Iglesia (1 Co. 12: 1 ss; Ef.4:11-13).
5. La rendición de cuentas a pastores, maestros, discipuladores o hermanos
experimentados de la Iglesia (Mt.16.19;Cfr.1 Co.4.15).
6. La participación ordenada en los sacramentos (Mt. 26:26-28;28.19).
7. El apartarse de las prácticas y opiniones mundanales (Col.3.1 y ss; 1 Jn.2.16).
8. Evitar a toda costa las novedades teológicas a no ser con propósitos de
investigación, siempre y cuando se esté firmemente anclado en las verdades
eternas (2 Jn.9-10).
9. La exposición de las dudas ante ministros y maestros santos y entendidos
para alcanzar la comprensión correcta de la verdad ante el error (cfr.
Hch.8:26-39).
10. La constante negación de sí mismo ante la presunción de que la mayoría en
la Iglesia está en un error y uno ha encontrado por fin la verdad. Hay que
recordar que la novedad es seductora pero no por ello fiel (2 Ti.3:2-5;8-9).
Seguir estos pasos nos ayudará a permanecer centrados en las Escrituras y eludir la
vanagloria del conocimiento hueco y antibíblico de la apostasía. Esta se alimenta no
de razones válidas sino del pecado del orgullo y vanidad en nosotros. Comprender
esto es clave para ser fortalecidos en la fe.
Para concluir quiero colocar una oración puritana que habla acerca de nuestra
debilidad y del perdón de Dios. La apostasía, como estudiamos, acostumbra
infiltrarse en épocas de intenso ataque satánico y de luchas y pruebas en nuestra
vida diaria. Por eso, esta plegaria la comparto con alegría esperando que bendiga tu
vida, querido lector, así como ha bendecido la mía:
OH ESPÍRITU DE DIOS
Ayúdame en mis debilidades;
Cuando estoy bajo la enorme presión de las cargas de la tristeza,
perplejo y sin saber qué hacer,
azotado y perseguido,
hecho para sentir el peso de la cruz,
ayúdame, te lo ruego.
Si tú ves en mí
cualquier cosa errada obrando,
cualquier deseo perverso alabado,
cualquier deleite que no sea tu deleite,
cualquier hábito que te contriste,
cualquier nido de pecado en mi corazón,
entonces dame el beso de tu perdón,
y enseña a mis pies a andar por el camino de
tus mandamientos.
Líbrame de estar agobiado,
y hazme una persona feliz, santa;
Ayúdame a caminar la vida apartada [del pecado] con
paso firme y valiente,
y que pueda luchar exitosamente contra mis debilidades;
Ayúdame a alabar, adorar y magnificarte,
con la música del cielo,
Y hazme un perfume grato de alabanza y gratitud para ti.
Yo no me inclino sobre mis pies como esclavo de un tirano,
sino que exalto delante de ti como un hijo con su padre.
Dame el poder para vivir como tu hijo en cada una de mis acciones,
y de ejercer mi calidad de hijo conquistando mi propio ser.
Presérvame de la intoxicación
que viene de la prosperidad;
Aplácame cuando estoy contento con un gozo que no proviene de ti.
Guíame seguro al reino eternal,
sin que pregunte yo si el camino será áspero o suave.
Lo único que pido es ver el rostro de aquel a quien amo,
estar contento con el pan que como,
con la ropa que visto,
si al final puedo llegar a tu casa [Señor] en paz.
The Valley Of Vision, 1975, pp.188-189. Traducción propia del ingles.
Bibliografía
Bennet, A. Editor (1975) The Valley Of Vision. A Collection Of Puritan Prayers And Devotions. Edit. The Banner Of Truth Trust. Edinburgh. 405 pp.Berkhof, L. (2009) Teología Sistemática. 1era Ed. Edit. Libros Desafío. Grand Rapids. 935 pp.
Bunyan, J. (2009) El Progreso Del Peregrino. Edit. Mundo Hispano. El Paso. 125 pp.
Calvino, J. (1972) Comentario A Las Epístolas Pastorales De San Pablo. Edit. TELL. Jenison. 415 pp.
Confesión De Fe De Westminster Y Catecismo Menor (1999) 2da Ed. Edit. CLIE. Barcelona. 308 pp.
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Hendricksen, G. (1979) 1 y 2 Timoteo/Tito. Comentario Del Nuevo Testamento. Edit. Subcomisión Literatura Cristiana de la Iglesia Cristiana Reformada. Grand Rapids. 460 pp.
Holmes, M. Editor. Greek New Testament. SBL Edition. Edición Kindle.
Nuevo Diccionario Bíblico (1991). 1era Ed. Edit. Certeza. Barcelona. 1479 pp.
Thomas, I.D.E. (1975) The Golden Treasury Of Puritan Quotations. Edit. Moody Press. Chicago. 321 pp.
Acerca del autor
Juan Paulo Martínez es candidato a Maestría en Teología por el SeminarioInternacional de Miami. Es Licenciado en Derecho por la UABC (México) y Posgradoen Derechos Humanos por la UOC (España). Escribe en su sitiowww.medium.com/@jpaulomartinez. Además es locutor en su podcastwww.jpmmenchaca.podbean.com. Se congrega junto a su esposa e hijos en laIglesia Amistad Familiar en Mexicali, B.C. México.